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#1
Jesús es nuestro amigo. Proverbios 18:24, "Hay un amigo que es más fiel
que un hermano".
Todos tenemos amigos; los amamos y los apreciamos. Nuestro fallecido miembro
de familia y amigo tenía amigos que prueban serlo ante nosotros con su
presencia, sus oraciones y su apoyo a la familia.
El texto nos recuerda de un amigo más grande que lo que usted y yo podemos ser
uno para el otro. El "amigo que es más fiel que un hermano" es Jesús. Pensemos
hoy en este admirable amigo.
Conclusion
Nuestro ser amado conocía a Jesús como un amigo y Jesús nos conoce y conoce
al que partió y que está ahora en su presencia como un amigo. Podemos ser
alentados por esa divina amistad, ¿no es verdad?
.
#2
Venimos a este funeral con pesar y dolor, y la vez con fe y esperanza. Aunque
tenemos la seguridad de que nuestro amado se ha ido a estar con el Señor y que
está vivo y en el cielo hoy, todavía las lágrimas llenan nuestros corazones.
Aunque lloramos en un funeral, también tenemos un sentido de consuelo y
seguridad. Los miembros de la familia se apoyan unos a otros. Esta es una
relación saludable. Caminamos juntos en un tiempo como este. Oramos unos
por otros, expresamos amor y apoyo en toda manera posible. Dios es nuestro
consuelo más grande cuando la muerte viene. El apóstol Pablo afirma en 2
Corintios 1:3 que Dios es "Dios de toda consolación". Él da consuelo a los que
sienten hoy profundamente la pérdida.
1. Dios nos consuela con la promesa de descanso. Sabemos que Pablo sin
duda se cansaba en sus viajes misioneros. Una parte de nuestra vida la
pasamos apresurados y nos agotamos físicamente. La Biblia promete
descanso para los que están cansados. Apocalipsis 14:13 dice:
"¡Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el
Señor! Sí, dice el Espíritu, para que descansen de sus arduos trabajos".
a. La carta a los hebreos nos recuerda de un reposo para el pueblo de
Dios. La declaración en 4:9 es que "Queda todavía un reposo sabático
para el pueblo de Dios. David en el Antiguo Testamento llegó a agotarse
como un muchacho pastor y como rey. En el Salmo 127:2 él escribió: "A
su amado dará Dios el sueño".
b. Una persona que ha padecido enfermedad, vejez y hasta de
luchas en los años de la juventud, muy a menudo anhela reposo.
Dios provee descanso para los que enfrentan las presiones de la vida.
Realmente no querríamos traer a los que partieron, a una vida de
dificultad.
2. Dios nos consuela con la promesa de resurrección. La gente siempre ha
anhelado una vida que no termine. Es decir, el hombre tiene dentro de sí la
creencia de que, de alguna manera, en la providencia de Dios él seguirá
viviendo. A la luz de la muerte física, ¿cuál es la respuesta para una vida que
continúa?
a. Jesús tiene una palabra segura para nosotros acerca de la
resurrección. En Juan 11:25 encontramos palabras que Jesús
pronunció cuando visitó la tumba de Lázaro. El Salvador dijo: "Yo soy la
resurrección y la vida". La Biblia claramente afirma que es "Mejor estar
ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del Señor" (2 Cor. 5:8).
Una promesa mayor se da en 1 Corintios 15:52-55 que declara que
cuando Jesús venga resucitará nuestros cuerpos mortales y débiles.
Romanos 8 y 1 Tesalonicenses 4:16, 17 nos dicen claramente que
tendremos cuerpos glorificados que un día se unirán con nuestras
almas y nuestros espíritus. Simón Pedro dio una gran promesa de
resurrección en 1 Pedro 1:3-5. Tendremos una herencia incorruptible
que nunca se marchitará. Esto es consuelo para nosotros.
3. Dios nos consuela con la promesa de recompensas. El Señor da buenas
recompensas en esta vida presente. Ahora tenemos una "vida abundante"
(Juan 10:10). Aquellos que no han recibido a Jesucristo como salvador
personal deben abrir su mente y su corazón a Jesús creyendo en él y
recibiéndolo para tener la vida abundante de Dios.
a. La recompensa de una vida hermosa nos espera. Cuando leemos las
palabras gloriosas de 1 Juan 3:2, 3 no podemos menos que
impresionarnos con lo que Dios tiene para su pueblo. Cuando la reina
de Saba visitó a Salomón, declaró: "Era verdad lo que había oído... Yo
no creía las palabras hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he aquí
que no se me había contado ni la mitad..." (1 Reyes 10:6, 7). Tendremos
la imagen del Salvador glorificado. Esa será una vida de asombro y
gloria para siempre.
b. Nos espera la recompensa de una hermosa comunión. Podremos
sentarnos con los profetas, con el salmista, con los poetas, con los
apóstoles y, sí, hasta con Jesús. Los redimidos de todas las edades van
a estar allí. Las huestes angelicales, millones de ellas, nos esperan en el
cielo. ¡Qué compañerismo para siempre!
Nos gusta escuchar palabras que nos alientan. En un tiempo de dolor en su propia
vida, David escuchó palabras del Señor que le dieron nueva esperanza. Escuche
este provechoso mensaje en Salmos 55:22.
#4
Malaquías 3:16-18 "...Y fue escrito un libro como memorial delante de él,
para los que temen a Jehovah, y para los que toman en cuenta su
nombre. ..."
Tenemos la Biblia, el libro más grande que el mundo ha conocido. El texto habla
del "libro memorial de Dios". Él nos recuerda. Esto nos alienta, ¿no es verdad?
2. Tiene un historial del amor de uno por la iglesia. De la asistencia fiel. Del
trabajo. Del dar. De la oración. Del amor por la familia de Dios que uno tiene es
conocido por el Señor. Una historia de esto se ve en Hechos 9 acerca de Dorcas y
Hechos 10 acerca de Cornelio.
#5
Herederos de Dios
#6
Job 1:21 "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá.
Jehovah dio, y Jehovah quitó. ¡Sea bendito el nombre de Jehovah!"
1. El Señor nos ha dado. Dios siempre está dándonos. Recordemos esta verdad y
sepamos que los dones de Dios son lo mejor que cualquiera puede tener. Él le dio
a Job y él nos da a nosotros.
Dios nos concede el don de la vida. Salmos 100:3 dice que el Señor nos ha hecho.
Él nos da vida. Nosotros somos ovejas de su prado. Job sabía esta verdad y
nosotros también lo sabemos.
Dios nos da el don de la familia. Miremos la gran familia de Job. Piense en los
padres, en los hijos, en los nietos y en otros miembro de la familia y amigos que
tenemos. Salmos 127:3, 4.
Dios nos da el don de las cosas materiales. Lo que tenemos es por la gracia de
Dios. Podemos usarlo para su gloria. Bernabé hizo como declara Hechos 4:36, 37.
Debemos usar lo que tenemos para Dios.
El pueblo de Dios debe someterse al Señor. En Getsemaní el Señor dijo: "No sea
como yo quiero, sino como tú". El descubrimiento más grande de la vida es la
voluntad de Dios. La accióñ más grande es entrar en la voluntad de Dios.
Alabamos al Señor por una vida interminable que Él da. La Biblia afirma la verdad
de una vida eterna. La vida terrenal es breve. Santiago 4:14 dice que es como un
vapor. La vida de Dios en el cielo sigue.
Alabamos al Señor por los recuerdos. Todos los tenemos. No todos son buenos y
perfectos porque somos gente imperfecta, pero hay recuerdos preciosos que
compartimos.
Alabamos al Señor por una reunión gloriosa. La historia de Job terminó con la
restauración. Dios le devolvió lo que había perdido. Un día Dios hará todo bien
para nosotros.
#7
Creamos en Jesús
Juan 14:1-6 "No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en
mí."
2. Podemos creer en Jesús como el eterno Dios-hombre. Juan 14:1 declara esta
verdad. Miqueas 5:2 nos dice quién es él. Jesús es Dios en carne humana, ahora
glorificado. Por su Espíritu él es con nosotros como Dios.
5. Creemos en Jesús como el gran intercesor. Él ora por nosotros. Hebreos 7:25.
Nosotros oramos unos por otros. El Espíritu Santo ora por nosotros como afirma
Romanos 8:26, 27. Y Jesús ora por nosotros.
#8
#9
# 10
1. Fiel con los talentos, 2. Con la familia, 3. Con la iglesia, 4. Con dolor y
enfermedad, 5. Con la partida al hogar.
# 11
# 12
2 Samuel 12:15-25
INTRODUCCIÓN
1. Los que no han conocido todavía a Jesús, los que no se han entregado a él,
reaccionan con completa incertidumbre y con temor de lo que puede pasar. Si
ocurriera la muerte, no saben cómo enfrentarla. "¿Qué va a pasar?" "Qué voy a
hacer sin ella"
2. David hizo lo debido: buscó la dirección de Dios: oró, ayunó, y esperó. Dios
siempre da dirección cuando la pedimos. Da un curso de acción, da respuestas.
4. Dio consuelo a los demás (v. 24). Pablo dice que somos "afligidos para
consolar".
5. David comprendió que la vida sigue, a pesar de todo, y que la vida es de Dios.
III. Ante la experiencia de la propia muerte (1 Reyes 2:10; Salmo 23:4; Apocalipsis
21:1-4)
1. David estaba preparado para morir (Salmo 23:4), porque él había entregado su
vida a Dios. Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí,
aunque muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre"
(Juan 11:25, 26).
2. Su propia muerte no le dio temor a David, porque la Palabra de Dios nos
enseña que después de la muerte, para el cristiano, todo es bello (Apo. 21:1-4).
CONCLUSIÓN:
2. Oremos para que el Señor llene con su presencia el vacío que nuestra hermana
ha dejado.
– Francisco Almanza G.
# 13
La ganancia de la muerte
INTRODUCCIÓN:
Hermanos, tengo una noticia mala y una noticia buena. La mala es que el Hno.
___________ ha muerto. La buena es que el Hno. __________ ha muerto. La
misma noticia es mala y es buena. Es mala porque se fue un ser muy querido para
nosotros, un hermano en Cristo muy bueno y leal, un siervo y activo, un corazón
dispuesto para toda buena obra. Es buena noticia porque la muerte del Hno.
__________ es una ganancia para él.
I. La muerte es ganancia cuando uno está preparado para enfrentarse con Dios
(Amós 4:12 "¡Prepárate para venir al encuentro de tu Dios...!)
2. Era salvo por su fe en Cristo (Efe. 2:8). ¡Cuán glorioso sería el encuentro con
Jesús! ¿Cómo expresaría el hermano. su gozo? ¿Con su risa tan frecuente? ¿Con
himnos de alabanza que tanto gozaba cantar? ¿Con las bromas que solía hacer?
Ilustración: Un predicador muy dedicado estaba en su lecho de muerte y sus
amigos que lo rodaban le hablaban de lo bueno y dedicado que había sido y lo
mucho que había trabajado para el Señor. Él se irguió en su cama y dijo : "¡No me
hablen de lo bueno que he sido! ¡Háblenme de la gracia del Señor y de la obra de
Cristo!
CONCLUSIÓN
Alabemos al Señor por las bendiciones que está recibiendo nuestro hermano que
partió para estar con él.
– Francisco Almanza G.