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DESECHEMOS AL ENEMIGO

1Tesalonicences 1
La vida cristiana no es un camino de rosas y algodones, Jesús dijo que era un camino
angosto y difícil de transitar. Imagínalo como un camino muy muy delgado con el filo de
una montaña a un lado y al otro un profundo precipicio.
Sabes que mientras te mantengas pegado a la montaña sobrevivirás, pero hay algo en el
precipicio que te atrae hacia él ¿aterradora verdad? Bueno, la verdad es que a veces se ve
peor que eso.
Si has abrazado la fe, notarás que hay una tensión permanente entre lo que debemos hacer
según Dios y lo que queremos hacer según nosotros. Es una lucha intensa entre los deseos
de la carne y del Espíritu, pero hay un elemento que no debemos ignorar, el diablo, el
enemigo de nuestras almas está continuamente trabajando para pararse en nuestras
debilidades y arrojarnos al precipicio de la perdición. No es que él sea el responsable
directo, al fin y al cabo es nuestro pecado, pero se aprovecha de nuestras debilidades para
torcer nuestro andar.
Si nosotros no corremos al Señor con humildad, reconociendo que no podemos seguir en
este camino por nuestras fuerzas, pronto nos veremos vencidos por esa aterradora realidad.
El diablo es un enemigo más poderoso que nosotros, pero no más poderoso que Dios. Es
cierto que no podemos librar una guerra cuerpo a cuerpo contra todo su arsenal, pero si
podemos soportar y resistir anclados a la Palabra de Verdad y a todas las promesas del
Señor para nosotros.
Seríamos necios si dormimos en medio de una guerra, pero más aún si en nuestra soberbia
no acudimos al único que puede librarnos, en humillación y reconocimiento de que él es
nuestro protector y nuestro guardador.
El tema de la esperanza cristiana esta bien enraizada en el pensamiento de Pablo en las
cartas de Pablo a los Tesalonicenses. A la luz de las persecuciones que estaban sufriendo
los hermanos, el apóstol les recuerda que constantemente oraba y era fortalecido por su …
“constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes 1:3). Sin duda, la esperanza
en el retorno de Jesús fortalecía el caminar de los creyentes, formado en ellos una fidelidad
inquebrantable.
Esa fidelidad, también llenaba de esperanza al apóstol, ya que le permitía darse cuenta de
que no estaba corriendo en vano. Pablo tenía certeza de poder presentar frutos un día ante
su Señor Jesús. El caminar estos creyentes le anima y con gran convicción expresa:
“Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois
vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” 1 Tes 2:19.
A final de la carta, vemos una división creada por el tema, entre la gloria con Cristo y la
perdición eterna sin El. La esperanza en Jesús da seguridad a los creyentes ante la muerte
antes del retorno de su Señor. “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también
traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” (1 Tes 4:14). La fe en Jesús nos da certeza
de vida después de la muerte; para los inconversos la triste verdad de que “no tienen
esperanza” (1 Tes 4:13)
En conclusión, la esperanza cristiana en esta carta es presentada como la certeza, seguridad
y convicción de que las promesas del retorno de Jesús y vida después de la muerte son
seguras. La iglesia fue fortalecida por la esperanza en el retorno de Jesús. Pablo, encontró
animo en su servicio al ver la fidelidad en la iglesia y supo que llevaría frutos ante Cristo en
aquel día. Por último, el creyente hayo la certeza ante la muerte, si esta llegaba antes que su
redentor, estaban seguros, nada podría separarlos de su esperado Salvador.
Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del
trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo
1Tes 1:3
“Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois
vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” 1 Tes 2:19.
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y
resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él” 1 Tes 4:13-14.

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