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José Álvaro Torres le pidió a los organismos de control y al Presidente Santos el mayor
compromiso para esclarecer lo sucedido.
“A las Fuerzas Militares les digo que no habrá perdón ni olvido, que lo que exigimos
es Justicia, porque la masacre de mis tres hijos no la realizó un solo militar, ese
crimen lo cometieron varios”, indicó el hombre.
Desmintió que su interés sea el de atacar a los agentes de la Fuerza Pública y rechazó
los cuestionamientos de quienes afirman que está siendo objeto de manipulaciones por
parte de terceros interesados en desprestigiar a los militares.
“Es falso lo que dice un General del Ejército en un periódico, que organizaciones
extrañas me tienen controlado y manipulado para que denuncie y enlode el nombre
del Ejército ¿Será que con ese asesinato por varios militares ellos mismos no se
enlodaron el nombre?”, sentenció en la comunicación.
Así mismo, cuestionó la veracidad de las afirmaciones del supuesto gestor de
la masacren torno al presunto beneplácito que le habría otorgado su pequeña hija de 14
años para mantener relaciones sexuales con él.
“ (…)Yo les pregunto a los señores de la Fiscalía y a los militares, si sería que ella
entonces estaría de acuerdo que la asesinaran a ella y a sus dos hermanitos, que eran
mis queridos hijitos”, señaló.
El subteniente de la Décima Octava Brigada del Ejército, Raúl Muñoz Linares,
principal sospechoso, también había confesado a sus superiores haber
mantenidorelaciones sexuales con una menor de 13 años de edad; días después
pareció el cadaver de la niña de 14 años, que se encontraba junto a sus hermanos
de seis y nueve años, con signos de haber sido asesinados a machete.
“Pido disculpas, mi Mayor. Ese día, el dos de octubre pasado, sí tuve relaciones con una
niña, pero con consentimiento de ella”, es la afirmación textual del uniformado (r), que fue
presentada por los medios de comunicación.
En entrevista con Yamid Amat, denuncia que la Nación está siendo cooptada por la
corrupción.
En su más enérgica declaración desde que asumió como Procurador General, en enero
del 2009, el conservador Alejandro Ordóñez afirma que "el país va por un despeñadero
moral y ético" y advierte que si no corrige el rumbo, "será inviable". A propósito del
espeluznante caso de violación y asesinato de la niña Yeny Torres, de 14 años, y de sus
hermanitos Yimy, de 9, y Jefferson, de 6, en Arauca, sostiene que el país perdió no sólo el
temor de Dios, sino el respeto por la justicia y por la vida.
Tras dos años de conocimiento estrecho del delito, asegura que "el país está enfermo" y
"La violación y asesinato de la niña en Arauca y de sus dos hermanitos es una prueba de
la grave crisis que hay en nuestra sociedad; una ausencia absoluta de principios y de
valores. Cuando se irrespeta a los más indefensos dentro de los indefensos, estamos
frente a una auténtica monstruosidad moral y jurídica.
¿Qué cree que espera la sociedad?
La sanción pronta de los responsables. Es que no es el primer caso y no es solamente de
militares. En otros escenarios se presentan hechos muy similares. Tenemos una sociedad
que, debemos decirlo con toda claridad, está enferma y esas enfermedades deben tener
reacciones institucionales que generen alguna tranquilidad a la sociedad que está sana.
¿Un crimen como el cometido, cómo podría ser ejemplarmente castigado?
Con la máxima de las sanciones para que logre la expiación social de los delincuentes y
la reparación de la sociedad.
El caso de los niños asesinados en Arauca, la niña violada en otro episodio en la misma
región, la sucesión de asesinatos en Bogotá, en Cali, en Medellín, la ola de asaltos, el
aumento de atracos, ¿muestran que la gente perdió temor por la justicia?
Perdió totalmente el temor a la justicia y el respeto a la vida. Voy a decir una cosa que
puede suscitar algunas reacciones: una sociedad que justifica el aborto puede justificar
cualquier otro delito, porque eso es el desprecio absoluto por la vida del más inocente de
los inocentes.
¿Se sabrá quién o quiénes fueron los autores del asesinato de los niños de Arauca?
Espero que sí. Está la investigación penal, de la Fiscalía, y la disciplinaria, que es la
nuestra. Al margen de la que internamente debe estar haciendo el Ejército. Al Ejército le
he dicho que, como soy máxima autoridad, ejerzo el poder preferente y la investigación
disciplinaria es mía.
¿Hay prueba de ADN en poder de la Procuraduría que permita la identificación plena del
autor o autores materiales?
La estamos recaudando.
¿No la han encontrado?
Está en la Fiscalía, surtiendo el dictamen pericial. Una vez concluido pasará a nuestras
manos para alimentar las investigaciones disciplinarias.
¿En su opinión, por qué el país perdió el temor a la justicia, el temor a la ley?
Porque se perdieron el respeto y el temor de Dios. Cuando ello ocurre no existen el temor
a la autoridad terrenal ni el temor a la ley, y se produce un desbordamiento de las
conductas sociales. La libertad y los derechos que no se ejercen en un contexto ético
terminan siendo instrumentos para agraviar al otro.
¿Qué tan grave es esa situación que Colombia parece estar viviendo desde hace tiempo?
Las causas deben buscarse en la ausencia de una pedagogía social de los valores. Esa
pedagogía tiene que permitir la reconstrucción del tejido social y eso no se logrará sino
con el reconocimiento de la familia como célula vital. Cuando hay disolución de la familia,
se generan violencia intrafamiliar, drogadicción, delincuencia, irrespeto a la vida. Una
cosa que demuestra la disolución de ese tejido es la multiplicidad de suicidios de
adolescentes y de violencia escolar.
¿Cuál es la explicación?
¡Esa! El deterioro del tejido social. Voy a decir algo y asumo las consecuencias de mis
palabras: si no hacemos una pedagogía que permee a los ciudadanos, no habrá
seguridad democrática o prosperidad democrática que sea sostenible.
¿Es decir...?
Es decir que si no construimos una Colombia ética, con principios, con familia y
reconstrucción del tejido social, no habrá estabilidad social ni institucionalidad. No
podremos derrotar la descomposición social simplemente con fortalecer a las 'ías'. Las
contralorías, las fiscalías, las policías, las registradurías.
¿Hasta dónde la impunidad que hay en Colombia es corresponsable?
Totalmente. Un Estado con los niveles de impunidad nuestros se está convirtiendo en "no
viable", porque la impunidad genera desconfianza de los ciudadanos frente a las
instituciones, genera la justicia privada, la no creencia en nuestro ordenamiento jurídico y
político. La gente no vota en elecciones porque tiene desconfianza, porque percibe que
quienes ostentamos la investidura pública somos adversarios del interés común, que la
utilizamos para beneficiarnos a nosotros mismos, a nuestros amigos, nuestras familias.
Esa percepción compromete la viabilidad del Estado.
¿Tan grave ve la situación?
Sí. Si las instituciones no se comprometen para lograr éxitos frente a la impunidad y la
corrupción, vamos para el despeñadero. No me refiero solo al Estado. Me refiero a los
medios de comunicación, la Iglesia, la educación. Eso es más importante que el TLC.
Somos un país suicida, si no emprendemos la reconstrucción del tejido social.
Reconoce el efecto de la impunidad, y la impunidad es responsabilidad de todos los
órganos del Estado, incluyéndolo...
Incluyendo a la Procuraduría. Pero en el caso mío, por el cual puedo responder, estoy
escogiendo casos paradigmáticos, emblemas de corrupción por su importancia jurídica,
económica, social, política. ¿Para qué? Para tomar decisiones cuando los funcionarios
todavía lo son. Con eso de sancionar lo que pasó hace cinco años, cuando la opinión ya
no se acuerda ni del cargo que desempeñaba el funcionario, se pierde la pedagogía que
se tiene que hacer. Vamos a continuar dando resultados para llevar el mensaje a
corruptos y para devolver la credibilidad al ciudadano, en el sentido de que sus quejas no
caen en el vacío.
¿Por qué ha crecido tanto la corrupción?
Por la falta de principios. Parodiando a nuestro filósofo Nicolás Gómez Dávila, diría que
observando la corrupción de hoy, vamos a terminar añorando la corrupción de ayer. Era
pedir un porcentaje por adjudicar un contrato, o dar una licencia. No es que haya
desaparecido, pero la de hoy se ha desbordado. Hay que decirlo: el Estado está siendo
cooptado por la delincuencia organizada.
'Al Estado se lo están robando'
El Procurador explica los mecanismos de la corrupción
¿Cómo se corrompe al Estado?
Con el tú me eliges y yo te elijo. Tú me escoges y yo te pago.
¿Casos concretos?
Los contratistas que financian a alcaldes y gobernadores terminan recibiendo retribución.
Incluso ni siquiera financian las campañas, sino que, una vez elegido, le dan los millones
al funcionario para que la contratación se amañe. Hay otro género de cooptaciones:
cuando se hacen normas a la medida de grupos económicos o sociales. Hay nuevas
conductas financieras que terminan expoliando el patrimonio público, o aprovechándose
de él, como el jaloneo, el adelgazamiento y el jineteo de títulos, adquiridos con recursos
públicos. Se constituyen patrimonios autónomos a través de fiducias que son invertidos
con alto riesgo para el erario y que benefician igualmente los intereses privados.
¿Qué es adelgazamiento de títulos?
Es no reconocer a la entidad pública el valor real del beneficio del título en el mercado. El
jineteo es soportar con títulos públicos la capacidad de crédito de una entidad privada.
Eso no es corrupción menor...
¡Nooo! Al Estado se lo están robando. La institucionalidad quedó desbordada y casi que
indefensa.
En los cuerpos de los tres niños, enterrados en dos fosas entre matorrales cercanos a la
cabaña donde vivían, se hallaron indicios de tortura. Yenny fue violada, y los tres muertos
a puñaladas.
Entonces las miradas apuntaron a una unidad de la brigada quinta del Ejército,
desplegada a unos centenares de metros del lugar del drama.
"A escasos metros del lugar donde se halló la fosa común, fueron encontrados objetos de
uso privativo del Ejército", acusó esa instancia.
Condenan crímenes
Desde entonces, siete militares, entre ellos cuatro oficiales, han sido relevados de sus
cargos.
El subteniente Raúl Muñoz Linares fue imputado por los delitos de "homicidio agravado,
acceso carnal violento y acceso carnal abusivo", por la violación y muerte de Yenny junto
a sus dos hermanos.
Muñoz Linares también fue acusado de haber violado a otra niña de 13 años, el 2 de
octubre, víctima que lo pudo identificar por sus problemas de dicción.
El presidente Juan Manuel Santos y su vice presidente Angelino Garzón, han condenado
con firmeza los crímenes.
Incluso Garzón demandó del Ejército "que pida perdón a la sociedad, a las Fuerzas
Militares, al padre de los menores, y ante todo a los niños y las niñas del país porque es
un hecho cruel e inhumano que uno jamás pensaría que un servidor público pudiera
cometer y que el sólo pensarlo produce horror".
El drama ocurre casualmente dos años después de la revelación por la prensa del
llamado escándalo de los "falsos positivos", que implicó a centenares de militares en
ejecuciones extrajudiciales de civiles, presentados luego como guerrilleros muertos en
combate para obtener recompensas y días libres
Santos, entonces ministro de la Defensa, ordenó una purga sin precedentes del Ejército,
despidiendo a una treintena de oficiales, entre ellos tres generales.
Pero, según un experto en derechos humanos que asesora al Ejército, aún existen en las
Fuerzas Armadas elementos que facilitan estos hechos como "la falta de control y de
directrices claras".
Además, en Colombia "hay una cultura de violencia que lleva cincuenta años", presente
tanto en el Ejército como en la sociedad, señaló este especialista bajo condición de
anonimato.
De hecho, aunque más de 1,200 militares han sido vinculados a casos de ejecuciones
extrajudiciales, sólo se registran desde 2008 unas 60 condenas firmes.
"La sociedad colombiana y el Estado siempre han sido muy permisivos con las Fuerzas
Armadas" en nombre de la lucha contra las guerrillas, dijo León Valencia, director de la
Corporación Nuevo Arco Iris, especialista en el conflicto armado.
Valencia recordó que en Colombia la fuerza pública pasó de unos 270 mil hombres
(policías y militares) en 2002 a 450 mil en la actualidad y señaló que se trata de "personas
de todas las condiciones, sin mayores exigencias".
05/11/2010
"Lo nuevo, es que hay una apertura en las fuerzas militares para que se hagan
investigaciones", consideró Valencia, aunque recalcó que "lo que está tapado es mucho".