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SECCION 4 Gran Légica y légica ordinaria 108 a mostrar que la légica en su sentido usual, o sea el céil- formal de las proposiciones y de los predicados, recibe, para un dado, sus valores de verdad y la significacién de sus operado- ‘sélo del trascendental de ese mundo. En tal sentido, la légica no que la transcripcidn al lenguaje de ciertas reglas de coherencia ahi, No hay mas légica que la de los mundos.. Si se considera que “Gran Légica” equivale, en suma, a “légica cendental”, y “logica usual” a “I6gica formal”, el titulo de esta j6n evoca al de un libro famoso de Husserl. La comparacién no surda. Husserl busca fundar las operaciones de la logica, en su ‘en vias de formalizacién matematizante, sobre una red de inten- lidades conscientes cuyo valor constituyente autoriza que se las cule a la tradicién trascendental kantiana. En lo que me concierne, ero establecer que, para un mundo cualquiera, el trascendental Ja en él la intensidad de aparicién de los entes y, por lo tanto, del aparecer, es también la clave de la légica en su sentido istico usual, en la medida en que tal logica llega a establecerse en ‘considerado. Husserl y yo nos proponems, tanto uno como fro, subordinar la logica formal a operaciones trascendentales. finalmente, las palabras se invierten. Yo considero la interpreta- lingiistica usual de la tégica como un subjetivismo antropomor- jente secundario, y que hay que justificar por la constitucién del set-ahi, mientras que Husserl ve la seriedad iltima de la logica sélo una vez que est constituida la base subjetiva (cons- nte) de las operaciones formales. Lo real, para un fenomenslogo, m iltima instancia, la conciencia. Para mi, la conciencia es, en la hipétesis, un lejano efecto de los agenciamientos reales y de su acontecimiental, y el sujeto es, de parte a parte ~el examen de a0 LBRO H sus formas en el Libro Io ha mostrado-, no constituyente, como lo ts para Husserl, sino constituido. Constituido por una verdad. Finale mente, la logica es, por cierto, tanto para Husserl como para mi, de Ceencia trascendental, Pero eso quiere decir que, en cuanto a su capta~ ‘ian cientifica, depende, para Husserl, de una teoria de los actos cons- tituyentes de la conciencia y, para mi, de una teoria ontolégica de las situaciones de ser. Por cierto, esta teoria aisla operaciones fundamen tales de vinculacién en el aparecer: conjunci6n y envoltura. Pero esas operaciones son indiferentes a todo sujeto y no requieren nada més que la llegada, ahi, de entes-miltiples. Se ve claramente, en este punto, la oposicién entre la dialéctica materialista y las dos tradiciones acadmicas que pretenden hoy en dia dominar: la fenomenologia y la filosofia analitica. Estas dos corrien= tes necesitan, una y otra, una asercién constituyente en cuanto a la originariedad del lenguaje. Y, tanto una como Ia otra, acuerdan en ver ya sea en la retorica, ya en Ia Logica, en todo caso en las formas intene tionales de control de los sintagmas, el esquema de esta originarie~ Gad. La dialéctica materialista destituye este esquema snstimyéndolo por las operaciones prelingiisticas que fundan la consistencia del apa- fecer. En consecuencia de lo cual la l6gica, incluida la logica form: por no decir nada de la retérica, aparecen como lo que son: construc ‘iones derivadas, cuyo estudio detallado compete a la antropologia. Para establecer que se puede reencontrar toda la l6gica formal émica, o lingiistica, a partir de las operaciones trascendentales, ‘con mostrar que las conexiones logicas ordinarias (A 0 B, Ay By implica B), la negacién légica (n0-A), los cuantificadores (para tod x. x tiene la propiedad P; existe un x que tiene la propiedad P), que todo eso no es mis que manipulacién trascendental sobre términos operaciones que ya hemos registrado: el minimum, el maximum, conjuncién y la envoltura. Eso nos dara una legitimacién sintéet Hay que mostrar, asimismo, que los valores de verdad (lo verdader Jo falso), y también eventualmente todas las especies de matices po bles de esos valores, lo que usualmente se denominan modalid ‘como lo necesario, lo probable, lo verdadero-en-ciertos-cas0s- nno-siempre, lo posiblemente-verdadero, lo ineluctablemente-incie Jo notoriamente-falso-salvo-que-hay-excepeiones, ete., son igualmes te representables por medio de operadores trascendentales. Eso n dard, esta vez, una legitimacién seméntica, SECCION + 201 En sustancia, mostraremos que, en un mundo determinado donde "se supone que debe ser pensada e interpretada la légica ordinaria, lo ‘verdadero es representado por el grado maximo de aparicién, lo falso por el grado minimo, y los valores modales por otros grados, si exis- en en el trascendentai del mundo considerado. Mostraremos también cel conector “y” es representado por la conjuncién, el cuantificador {stencial por la envoltura (en su sentido completo), la negacién por fl reverso, la implicacién por la dependencia y el conector “0” por la oltura (de dos grados), 0 unién, Estos son ejercicios que competen ‘una exposicin semiformal. La finalizacién del trabajo se referira al cuantificador universal ‘como el reverso, se deduce de las operaciones trascendentales arias |. Semintica: los valores de verdad Procedemos, como lo hemos anunciado, segin un régimen semi- Consideremos un enunciado predicativo elemental, del tipo P(x), se leer: “x tiene la propiedad P”, y supongamos que este enun- do se refiere a un mundo determinado, cuyo trascendental es T. [etra x designa aqui una variable, un ente cualquiera del mundo. se trata de una variable, no se sabe si posee o no la propiedad cuestién. Por eso, una expresién como P(x) se llamard abierta: su jor (verdadera, o falsa, o probable, o poco probable, tc.) depend, thecho, del término determinado por el que se sustituya x. En cuan- ‘la variable, x, se la llamar libre. Sila letra designa, ahora, un ente-ahi determinado; si, en suma, “a” el nombre propio de un apareciente, entonces, se debe poder saber te apareciente posee 0 no la propiedad P. En este caso, se dice P(a) es una expresion cerrada. Y a es llamada (por oposicién a la ble x) una constante, Esa es toda la diferencia entre la frase fuera contexto “esta cosa es roja", cuyo valor de verdad, a falta de saber qué cosa se trata, no puede Conocerse, y la frase eeferida al mundo al "is vi virgen es oa" que es verdad tupongamos, ahora, que disponemos de un lenguaje con variables ), constantes (a, b,c...) y predicados (P, Q, R..). Podemos inter- los enunciados construidos en este lenguaje en un trascendental la manera siguiente LBRO M 202 1) Si P(a) es verdadero, le aribuiremos el valor M (el maximum, ent) 2) Si P(a) es falso, Ie atribuiremos el valor (el minimum, en T) 3) Si, en el trascendental del mundo considerado, existen otros elementos ademas de uy M, supongamos p, entonces P(a) = p sig~ hifica que el enunciado, ni verdadero ni falso, tiene un valor “inter~ medio”, por ejemplo, “una fuerte probabilidad de ser verdadero”, © “verdadero en algunos casos particulares, pero la mayoria de las veces falso”, etcétera. Es lo que sucede con el enunciado “la grava del camino es gris", que no es, hablando en términos absolutos, ni verdadero ni falso, ya que, aun cuando la grava sea blanca, puede ser verdadero si ha Tlovie do, si veo el camino en la bruma, eteétera. 2, Sintaxis: conjuncién (“y”), implicacién (“si... entonees”), negacién, alternativa (“0”) La estructura del trascendental, expuesta en las secciones 1 y 3 del Libro IL, va.a servirnes para interpretar conexiones légicas. 1) {Cual es el valor del enunciado [P(a) y Q(b)), que consiste e afirmar, simultineamente, P(a) y Q(b)? Intuitivamente, se ve bie que {P(a) y Q(b)] es verdadero en la medida en que a posee 1a proph dad P y que b posee la propiedad Q. Si uno solo de ellos no tiene e ramenie la propiedad correspondiente, si, por ejemplo, Q(b) es f entonces [P(a) y Q(b)] es ciertamente falso. Generalizando, se di jque [P(a) y Q(b)] no puede ser mis verdadero que aquel de los cuyo valor de verdad es mas débil, si esos valores son compa 'Asi, si P(a) es verdadero, pero Q(b) es solamente probable, 1a c0r ccién entre ambos no es mis que probable. Es totalmente razonable, entonces, interpretar el valor de [PG Q(b)] como siendo, en el trascendental, la conjuncién entre 108 ¥ res supuestos de P(a) y de Q(b). En efecto, la conjuncién entre p 0 sea p 7.q, es el mas grande de todos aquellos que son infer iguales a p y aq Si, por ejemplo, Pa verdaderos), entonces [P(a) y Q(b)] valdré MO M ¥y Q(b) =n, entonces (PCa) y Q(b)] valdré M7 =H, puesto dl interpreta lo verdadero y lo falso. "Ahora, si P(a) = M (verdadero) y Q(b) = p (probable), ent [Pla)y Qb)) =M op SECCION 4 ap . puesto que p < M en todo trascendental (se aplica PO). 2) La cuestién de la implicacién sigue la misma fi a jigura y conduce aturalmente a su interpretacién por la dependenci aun lependeneia, tal como ya ha Intuitivamente, que P(a) implique Q(b) significa sotam ica solamente Ja verdad de P(a) acarre, de manera constrictiva, la verdad de QQ), geval se eunca,en ogy naturl“S a), etoces ("Este unto ¢s validado por el operador p => q (la depen ui oes 4g (la dependencia) de un tras- " Supongamos que P(A) = My que [P(a) => Q(b)] = M. s y = M. Vamos @ ar que Q(b) = M, y tendremos entonces la interpretacién dela xdencia en términos de implicacién. Sabemos (ver I1.3.11) que si [P(a) = Q(b)] = M, se ti si |, $e tiene necesa- Bem P) < QU), Dato que Pa) = M, se equi ntones gue Los medievales ya habian observado que ex falso sequitur quodlibet lo falso se sigue cualquier cosa), lo cual quiere decir que, si Pla) flo, la implicacin de Q(b) por Pa) es siempre verdadera, sea cual ‘Q(b). Eso también es valido en un trascendental, Se muestra senci- ie que, si p= 1, entonces (p => q) = M, sea cual fuere q: si p= P= de donde se infer gue (p= 4) =M . cubrir el caso general, se planteard sin preambul cu , in Jos ENG os Sores hesnaTomensss igamos que la ia (tr games uel dependent (seed inert Ocupémonos ahora de la negacién, o valor, en el mundo con- de “no-P(a)”. El lector ya habra comprendido que vamos a tarlo por el reverso del vaior de P(a). No hay aqui ningin pro- cular. El valor de “la vifta virgen no es roja” serd el valor e180 del grado de aparicién asignado al rojo de la vifta virgen. 0 ya lo hemos supuesto, la vifia virgen es efectivamente, en do otofl, roja, el grado de aparicién es maximo, o sea M, y gj come ha sido establecdo, el everso de M es y valor vilha no es roja” es minimo, se tendra que, en ese mundo, inciado es falso. Sélo es importante observar que no podemos No siconocemos las partclaridades dl tacendenial, qué la negacidn de emunciados cuyo valor es intermedio. Por 208 Lipo it ejemplo, “Ia grava no es gris” valdra, sin duda, el reverso del valor asignado a “la grava es gris”. Pero si suponemos que ese valor es p, no tenemos ninguna regla general que nos permita saber lo que vale ~p. Lo tinico certero es que la conjuncién entre p y ~p vale el minimum, 1, como lo hemos demostrado en la seccién 3. 4) Hablemos brevemente de Ia alternativa, el conector “o”, cuya interpretacién clisica es que “A o B” es verdadero si A es verdadero, ‘0 si lo es B, 0 incluso si ambos lo son, De hecho, podemos considerar- Jo como un caso particular (finito) de la envoltura. Sean, por ejemplo, dos aparecientes, supongamos, la vifa virgen y el techo de tejas de la casa, Consideremos la propiedad “ser de un color que contiene vi leta”, Ninguno de los dos aparecientes considerados valida verdade~ ramente esta propiedad ni la refuta absolutamente, Digamos que, sia ¢s la vifta, bel techo de tejas, y P la propiedad en cuestién, el valor de verdad de P(a) sera intermedia, supongamos p, y e] valor de P(b) tam= bién, supongamos q. {Qué decir entonces del valor de “P(a) 0 P(b)"? Es totalmente razonable acordarle el valor inmediatamente superior al de P(a) y al de P(b), 0 igual simulténeamente a ambos si son iguales. Este valor es dado por Ia envoltura del conjunto constituido por los grados p y q. En efecto, el conector “o” designa una frase compleja, Yerdadera “en Ia medida” del valor mas alto de sus componentes. Se plantearé entonces que, cuando P(a) vale p y P(b) vale q, el valor de “P(a) 0 P(by” es Ep, 4). Se reconoce sin dificultad el easo clésico de ‘que si p 0g, cualesquiera de ellos, vale M lo cual significa “verda- dero”-, entonces ¥{p, q) vale ciertamente M, puesto que la envoltura debe ser superior o igual a aquello de lo cual es la envoltura. i ara acercarnos a la notacién clisica, ya habiamos decidido escri bir E{p, q} bajo la forma de p U qy llamarlo la unién del grado p el grado q. "A pesar de que hayamos sefialado que no es siempre cierto, en’ trascendental de cualquier mundo m, que la negacién de la negaci sea lo mismo que la afirmacién, es importante observar aqu poco es verdadero en general, en un mundo dado, que la unin de grado con su reverso valga siempre ef méximum M. Dicho en términos, la ecuacién p U ~p = M no es una ley trascendental ccual significa que no es un hecho incontestable que, en todo mune el enunciado “P(a) 0 no-P(a)” sea verdadero, Ese es el caso sélo en mundos clasicos, de los que hablaremos en la seccin 5. SECCION 4 P, 43. El euantificador existencial Enriquezcamos nuestro lenguaje admitiendo expresiones como existe x tal que P(x)” 0 “al menos un x posee Ia propiedad P”, expre~ sjones frecuentemente formalizadas por 3x(Px). {Cémo interpretarlo en un trascendental T? Para todas las cons- tantes de nuestro lenguaje, a, b, c.... y para un predicado P, tenemos en T valores de verdad que corresponden a P(a), P(b), P(e)... Son, jpor ejemplo, los valores acordados a los enunciados “la vifta es roja”, a grava es roja”, “el ruido de la motocicleta es rojo”, eteétera. Esos ‘valores forman un subconjunto, supongamos Ap, de T (con Ap & 7). Dicho de otro modo, en el caso de todos nuestros términos determi- nados llamados por los nombres propios a, b, c... (las constantes), ‘sabemos si tienen la propiedad P, 0 no la tienen, o tal vez la tienen, 0 [probablemente no, etcétera. ¥ esos valores componen un subconjunto de T, que €3 Ap. Consideremos la envoltura de Ap, 0 sea DAp. Ella designa el més ‘pequefio de los elementos de T superior o igual a todos los elementos de Ap, y, por lo tanto, el valor “maximo de todos los enuunciados P(a), ),etcétera. Se puede decir que ZA» designa un valor de verdad “al is tan grande” como todos los asignados a P(a), P(b)... ¥ que, en suencia, existe un x que tiene la propiedad P en la medida ZAp “en el grado fijado” por Xp. | Plantearemos entonces que “existe x tal que P(x)” tiene por valor ‘Valor, naturalmente, en T, lo que quiere decir en el mundo m cuyo dental es T. Este valor se justifica porque, para todo a, se tiene: valor de P(a) S ZAp Lo cual quiere decir: Sp designa “al menos tanta” verdad como jasignada a P(a), sia es la constante a la que P conviene “mas”. ‘Si, en particular, existe un a que posee absolutamente la propiedad ‘0 sia designa una entidad que posee la propiedad designada por P, ‘que tiene por sentido que P(a) es verdadero, como lo es en el mundo I “la vita virgen es roja”; si se tiene entonces P(a) = M, M perte- =a Ay (que es la coleccién de todos los valores de los enunciados tipo P(a)). Pero, entonces, ZA, = M. Eso se interpreta: 3x P(x) =M 206 BRON SECCION 207 Existe, por ende, un x tal que P(x). En este caso, al menos Ia vita virgen, lo cual quiere decir que, en el mundo otofial, ese juicio exis- tencial es verdadero: existe, sin duda, un apareciente que tiene la pro piedad de ser rojo. ‘Vemios entonces como (de manera todavia muy informal) el cuan- tificador existencial, 3, puede interpretarse como envoltura en el tras- cendental: “existe x” tiene por valor la envoltura cuyo territorio es el dominio de interpretacién de los x. Finalmente, disponemos de una proyeccién posible, en un trascen- dental, de los conectores légicos: y (la conjuncién), implica (la impli cacién), no (la negacién), o (la alternativa) y existe (el cuantificador existencial). Estas proyecciones mismas estén correlacionadas con asignaciones de valor de verdad a los enunciados elementales del tipo P(a). Esos valores incluyen necesariamente jt (lo falso) y M (lo verdae dero), pero eventualmente también otros, seatin el trascendental con siderado, Visto segin esta funcién, T puede ser llamado un espacio légico. Jos los elementos de B (los cuales son mas pequefios que todos los rentos y de A). Vamos a mostrar que SB es también mas pequetia todos los elementos de A. Msgea un elemento de A. El axioma de distributividad da: anZB=S(anx/xe B} Pero, por la definicién de B (conjunto de los minorantes de A), dado que a es un elemento de A, a > x para todo x € B. Lo cual jere decir que a e un mayorante de B, y que es, por lo tanto, supe- 0 igual a la envoltura de B (mas pequetio de los mayorantes, por rnicidn). De manera que, para todo a de A, se tiene a 2B xSy} Se observard que B no es nunca vacio, puesto que el minimum j. es seguramente inferior a todos los elementos de A. Dado que esta ‘mos en un trascendental, existe ZB, la envoltura de B. Esa ZB es, por definicién, el elemento mas pequefio de T que es més grande que 208 LipRo um ‘2070-, tenemos P(a) =p. Pero, entonces, HE Ap. Y como T]Ap es infe- rior a todo elemento de Ay, se tiene ITA, <1, y, por lo tanto, [Ap =, Proyeccién, esta vez, de que “para todo x, P(x)” es absolutamente falso, ya que un solo caso (nombrado aqui por la constante a, la vifia virgen) objeta la totalizacién universal, el existente nombrado por a que no tiene: la propiedad P. Puede haber, desde luego, casos intermedios, en los que TTA» = p. ‘Como si, por ejemplo, nada, ni siquiera la vifia virgen, fuera verdadera- ‘mente gozoso ni negara absolutamente el predicado “tristeza”, sin que por ello todo fuera realmente triste, o hubiera una validacién universal de esa morosidad de las cosas. En tal caso, se dir que, “para todo x, P(x)" no es verdadero sino en el grado p (fuertemente, pero no total- mente, etcétera) Finalmente, el operador I (Ia unién global, o contraenvoltura) es tuna interpretacién coherente del cuantificador universal. Es por motivos de simplicidad de exposicién que hemos mencio- nado solo formulas predicativas, del tipo P(x). Se podrian también considerar formulas relacionales, del tipo X(x, y), tales como: “x est situado a la derecha de y". Es posible darle valor a este tipo de enun- ciado, en un trascendental, a partir de constantes. Se preguntard, por ejemplo, lo que vale Ka, b). Luego, se pueden utilizar las operaciones, 1, 5 (por ejemplo) para darle valor a “y" 0 a “existe”. La presentacién absolutamente general, y nada simple, de este ‘género de cosas, utilizando relaciones a n términos, ocupa a muchos. Togicos. Esté lena de sutilezas de escritura extraordinariamente tediosas, sobre todo cuando se trata en detalle de los cuantificad res. Si, en efecto, se busca fijar e! protocolo de evaluacién de formulas del tipo “para todos los x, existe y tal que, para todos los se tiene R(x, y, 2)”, 0 sea (Vx) Gy) (V2) [Cx y z)], thay que te cuidado! Y mucho més todavia si se quiere esclarecer el caso de formula cualquiera, Pero se llega. No teniamos como meta, por él momento, mas que marcar un trascendental es “legible” en tanto espacio I6gico y volver a Ik a la légica formal a su verdadera esencia: un algebra trascent Algebra que es también, lo veremos, y tal vez mas esencialmente, topologia. Lo cual no deberia sorprender, desde el momento en que ‘mundo no es, nunca, sino una maquina de localizar ser. SECCION 5 Los mundos clasicos {Qué es un mundo clisico? Ya hemos indicado que, en un trascendental cualquiera, no es rdad en general que el reverso del reverso de un ente-ahi sea ese 0 ente, Sélo sabemos que el reverso del reverso de un ente-ahi un valor trscendental superior o igual al valor asignado a ese ente. ol Iéxico légico, no es verdad en general (o en todo mundo done Interpretan los conectores légicos) que Ia negacién de la negacién valga a la afirmacién. Un mundo cuyo trascendenta es tal que, en to, se da alli esta equivalencia, es un mundo clisico. La palabra del hecho de que los légicos que admiten, ala vez, el principio. no contradiccién y la “ley de Ia doble negacién”, son Ilamados clé- s, por oposicién a los légicos intuicionistas y alos légicos para- stentes Referimos también ia idea de la légica clisica a una propiedad ene diferent, el famoso principio del tercero excluido: dada proposicin p cerrada, o bien p es verdadero, o bien no-p, y no tercera posibilidad. Una légica clisica valida a la vez el principio 10 excluido y el principio de no contradiccién (no se puede al mismo tiempo la verdad del enunciado p y la del enunciado »). Una légica intuicionista valida el principio de no contradiccién, hho el principio del tercero excluido. Una légica paraconsisten. lida el principio del tereero excluido, pero no la forma general incipio de no contradiceién, Se trata, cada vez, de variaciones fares en cuanto ala detinicién y al sentido del operador de fereero excluido no es, certamente, un principio vilido en cual- ‘mundo, o para cualquier trascendental. La fenomenologia obje- 20 Lupron tiva ilustra maravillosamente este punto. Si considero la vifia virgen. sobre ef muro en el momento en que el sol declina, y si examino el enunciado “el rojo de la vifa sigue estando en todo su esplendor, veo bien que este enunciado no es absolutamente verdadero, 0 no Io es al menos en la duracién que implica. No es tampoco absolutamente falso, ya que, en un tiempo inicial corto, cuando el brillo oblicuo del sol no se debilité ain demasiado, el enunciado tiene cierta validez. Finalmente, el enunciado no es verdadero (no toma el valor maximo fen el trascendental considerado) ni es falso (no toma el valor mi ‘mo). No satisface, en el mundo concernido, al principio del tercero excluido. Ya hemos observado que ese mundo no validaba tampoco la “Jey” de doble negacién: el reverso del reverso de la intensidad tras- cendental de aparicién del ruido de la motocicleta no es forzosamente ese ruido. El mundo de la casa en la tarde de otovio no es cisico, en el sentido en que no valida ni la doble negacién ni el tercero excluido. Consideremos ahora un mundo totalmente artificial (es dudoso que se trate realmente de un mundo), el que estaria compuesto por Barba- zal y por una sola de sus cinco mujeres, supongamos Melisenda, Si “en términus de intensidades de aparicién- cl reverso de uno es el otro, se ve de inmediato que ese pequeiisimo mundo es clisico, ya que el reverso del reverso de Barbazul, por ejemplo, es el reverso de. Melisenda, 0 sea el mismo Barbazul. Y si digo otro ejemplo~ que “todo ente es sexuado”, verificaré que eso sucede en los casos de Bar- bazul y Melisenda y me pronunciaré, sin ambigiiedad, por Ia verdad. de la proposicién en el mundo que ellos constituyen. Igualmente si digo “existe una mujer”. Se nota, de paso, la solidaridad que existe entre la “ley” de doble negacién y el “principio” del tercero excluido. Siempre parecen cova lidados en un mundo clisico. Dicha solidaridad, si se examinan las cosas del lado de los mundos no clasicos, es bastante intuitiva. Porque si una proposicién, supongamos “existe una mujer", no obedece, tun mundo dado, al tercero excluido, eso significa, por ejemplo, que la existencia de una mujer, en ese mundo, es tal que, aun cuando posible dudar de ella, es excesivo declararla absolutamente cierta. U mujer semiexiste, se puede decir. Sea 6 el valor, en el trascendent de tal mundo, acordado a la semiexistencia, y por ende al enunci “una mujer existe”, Por otra parte, e! valor del enunciado “no exis ninguna mujer” es, como hemos visto, el minimum y, puesto que imposible dudar de esa existencia. En virtud de las reglas semantic despejadas en la seccién 4, el valor trascendental de “no existe ni SECCION 5 au mujer” es el reverso del valor asignado a “existe una mujer”. En consecuencia, el reverso de 6 es jt. Resulta de ello que el reverso del ‘everso de @ es el reverso de 4, que es obligatoriamente el maximum ‘My no puede, entonces, ser 9. Finalmente, se ve que, en el mundo considerado, el reverso del reverso del valor asignado a la semiexis- ‘encia de las mujeres no es en modo alguno igual a ese mismo valor: Ja no-validez del tercero exctuido induce el no-valor de la “ley” de ddoble negacién. Mostraremos un poco mas adelante la estricta equivalencia de los {dos enunciados (tercero excluido y doble negacién), de modo tal que ‘todo mundo clisico valida, obligatoriamente, tanto al uno como al Un ejemplo fundamental de mundo clasico es la ontologia, o teoria de lo miltiple puro, 0 matemética histérica. Eso consiste en lo esen- ‘ial en que un conjunto se define de manera extensional: un conjunto ‘@ identifica con la coleccién de sus elementos. Esta definicién s6lo ‘cobra sentido realmente si se admite, de manera rigida, el siguiente principio: dado un elemento, o bien pertenece a un conjunto, o bien tno le pertenece. No hay tercera posibilidad. | De hecho, el trascendental de la ontologia se reduce a dos elemen- tos, capaces de discriminar la pertenencia o la no pertenencia, Esos dos elementos son, por lo tanto, el minimum, que indexa la no perte- nencia, y el maximum, que indexa la pertenencia, . Propiedades trascendentales del mundo de la ontologia Considetemos dos entes cuslesquiera, nombrados | y 0, Si plan- 1 el orden 0 < 1, vamos a ver que el conjunto de dos elementos 1} poses una estructura trascendental. Llamaremos Toa ee tas- ntal. El minimum de Ty es claramente 0 - Laconjuncién, en Tp, entre 0 y 1, es, evidentemente, 0. _ Totiene, en total, cuatro subconjuntos, que son: el singleton {0}, el leton {1}, el mismo To y, en fin, el conjunto vacio. La envoltura €0s subconjuntos es, respectivamente, 0, 1, 1 y 0 (buen ejercicio ‘cuanto a la intuicién de las envolturas). Se ve sin dificultad que el reverso de 0 es 1 (que es, entonces, el imum) y que el reverso de | es 0. lun mundo tiene por trascendental To, es claro que, en ese sip Lipro i mundo, no existen mas que dos valores de aparicién para cualquier ‘elemento x del mundo. Uno es maximo (1), que significa que x apare- ce absolutamente, y el otro minimo (0), que significa, como es siem- pre el caso del grado cero, la no-aparicion de x. Es eso, precisamente, To que hace de Ty un trascendental minimo: decide, sin ningiin matiz, entre aparicién y no-aparicién. Por lo cual no hace sino redoblar la discriminacién fundadora de la ontologia parmenidea, a saber, que el ser es exclusivo del no-ser. El clasicismo de To es particularmente evidente, tanto en lo que concierne a la doble negacién como en lo que concierne al tercero excluido, Por una parte, dado que ~1 = 0, se tiene “1 =—0 Igualmente, dado que 0 = 1, se tiene ~~0 = 0. El trascendental To valida, por lo tanto, la “ley” de doble negacién, ara tratar del tercero excluido, haremos una observacién preli- minar importante, Que la eleccién entre p y ~p sea exclusiva quiere decir que, si se totalizan estas dos elecciones, se tiene la totalidad de las elecciones posibles. Dicho en otros términos, Ia adicién del valor dep y del valor de —p ¢s forzosamente el valor maximo: si no, deberia haber ain, ademas de p y =p, un tercer valor que, justamente (tercero, excluido), suponemos no hay. Pero, .qué significa la adicién, o totalizacion, en una estructura trascendental? Es evidentemente la envoltura, operacién sintética por excelencia. Y la envoltura de sélo dos grados trascendentales no es ott {que su unién, anotada p U q. Si, entonces, un trascendental valida el principio det tercero excluido, es porque, en ese trascendental, y $1 s la notacién del maximum, se tiene siempre la ecuacién p U~p =M. Ahora bien, es cierto que en Ta: 0U~O=0U T= 1. Igualmente: 1U71=1U0 Y como | es el méximum, estamos bien: To valida el tercero exch Queda entonces establecido que el trascendental del mundo de ‘ontologia es clisico, lo cual Ilev6, a lo largo de la historia de 1a fit sofia, a la conviccién general de un clasicismo de todo mundo. tal suerte que cuando, en el orden det aparecer, un mundo era ev dentemente no clisico, no habfa mas eleccién que entre el deseré atribuido a ese mundo (era no-verdadero, o ilusorio) o el deserédl escéptico atribuido a la consistencia ontolégica misma. La verdad es que existen trascendentales no clsicos, heterogé ‘ala regla logica de la ontologia, y que no por ello dejan de asegt al aparecer, en los mundos que estructuran, una consistencia 16gh SECCION § 213 jotalmente experimentable. Del hecho de que el ser-ahi esté reglado por una légica diferente de la de su ser no se sigue en modo ea {gue él introduzea en el ser Ia mis minima inconsistencia, Te ‘Todo mundo consiste. “Légica” y “aparecer” son una sola y misma cost. 43. Propiedades formales de los mundos ckisicos Vamos a mostrar Ia equivalencia formal entre el tercero excluido yy la“ley” de doble negacién. Es asi como vamos a caracterizar a los ‘mundos clisicos, como mundos cuyo trascendental valida uno de estos ‘enunciados 0 el otro, y, en consecuencia, los dos ‘Vamos a agregar incluso un tercero, que nos serviri de mediacién Consideremos la ecuacién formal ~p = p, que plantea la igualdad entre el reverso de x y el minimum. Esta euacin tiene en todo aso, tuna solucién, que es x = M (el maximum), Efectivamente, sabemos que, en todo trascendental, el reverso del mximum es el minimum, Tenemos entonces, sin duda -solucién de algtin modo universal de la eenncién ea cual fuere el trascendental, ~M =u. Pero, ces la tnica solucién? De mocio, Nosotros mismos acabamos de proponer un ejemplo, el Ia semiexistencia de las mujeres en un mundo supuesto, cuyo valor, do 6, era tal que ~@ = n, aunque @ fuera diferente de M. En mun- 19 lseos, stant posible ue~p =p, ung se ifr Observemos que, en el trascendental del mundo (clésico) de la logia, o sea To, tal ecuacién sélo tiene como solucién el maxi En efecto, en ese mundo, si p= Os aac que p= 1 sto que sélo ~1 = 0 (efectivamente, ~0 : Ly 0 en ese trascendental) 0S hy ney naa mis Disponemos entonees de tres propiedades que, en todo cao, son =a “ley” de doble negacién, 0 -~p =p; —el “principio” del tercero excluido, 0 p Up =M; ga scuseién =p = tiene una sola solucion, que es M. fe demuestra que estas tres propiedades son e: s son equivalentes y que, endo, cualquiera de las tes, si est validada por un trascendental Bi conch que todo mundo cuyas intensidades de aparicion ladas por ese trascendental es, como el mundo de la ont ites pro undo de la ontologia, a4 LIBRO UL Dos enunciados son equivalentes si cada uno es la consecuencia del otro, Dicho en otros términos, a y B son equivalentes si c impli ca B(o > B) y B implica 0(B —> a). Por eso la equivalencia se anota, como una doble implicacién (su simbolo mis corriente es ©). Un. instante de reflexién le mostrard al lector que, si se quiere demostrar Ja equivalencia de tres (0 més) enunciados, se puede proceder ast: se ‘demuestra que el primer enunciado implica el segundo, el segundo al tercero, eteétera, Luego, que el tltimo implica al primero. Es exactae ‘mente lo que se hace en el caso de las propiedades precedentes. Dej ‘mos los detalles de estos célculos para el apéndice. Son ellos los qu ‘muestran que las tres propiedades (doble negacién, tercero excluido unicidad de la solucién de Ta ecuacién ~p = 1) son equivalentes. Un trascendental que verifica cualquiera de estas tres propieda en consecuencia, las otras dos- se Hlamaré “booleano”. Un mundo clasico es un mundo cuyo trascendental es booleano, APENDICE Demostracién de la equivalencia de las tres propiedades caracteristicas de un mundo clisico trata de establecer que son equivalentes las tres propiedades tes: ble negacién: ~—p = p. excluido: p U ecuacién ~p = t tiene como tinica solucién M. Primero, mostraremos que, ent un trascendental T, si p Up. es p= p. [pup=M SPA CP YP)=—-PAM=——p aplicacién Cop o-p) Yop np) distributividad hUC™POP)=—>p sopanp=n So7PoP=——p para todo x, U oPsP Po Ps--p seecin 3 antisimetria o7P Luego, mostraremos que, en un trascendental T, si 7p = p, s la ecuacién >p = jt tiene por tnica solucién p = M. APENDICE, 217 216 Lipo i ap= ecuacién supuesta ‘en todo trascendental se tenga ~(p Up) = it se sigue, en este caso particular, que pU “p= M. San consecuencia ap=M definicion de M Notas de traduccion hipoekoop 1. En el original: Le transcendantal (..] est une donnée immanente des P sitworions quelconques. El sustativo femenino donnée e5 de un uso mas tio y tiene mas matices en francés que el sustantivo “dato”, por To cual 3. Finalmente, mostraremos que, en un trascendental T, sila ecua ize raducre tmbiéa seain eee names tee cidn p= 1 tiene como tinica solucion p= M, entonces, para todo p, fhento fundamental”, el “tema” o el “punto de partda”, entre ots opci se tiene PUP nes, No obstante, decidimos verter sisteméticamente donnée por “dato”, ‘Vamos a establecer que ~(p U ~p) es igual al minimum yen todo, incluso en casos en que puede parecer un poco forzado, porque es un térmi- trascendental. Resultaré que si, en un trascendental, toda ecuacion del no sintético que se presenta en mas de una definicién, es de uso corriente ipo p = u tiene por tinica solucién p = M, entonces p U ~p=M. en matemiética en ambas lenguas y conserva una raiz verbal aproximada- mente equivalente, ya que el verbo francés donner recubre tanto las acep- S(purp)=E{t/t 0 PU>p)= 8 i ciones de “dar” como de “donar”. Cabe agregar que en mas de una ocasién, alo largo de Légicas de los mundos, el sustantivo donnée evoca, simple- mente, lo que “se da” (“dato” proviene del latin datum, “lo dado” o “lo que Pero la definicién de la unién U de dos elementos r y s ~el mas se da”), incluso en esta forma espontinca reflexiva ("arse"). Finalment asi como traducimos sisteméticamente donnée por “dato”, traducimos las jpequeiio de los elementos superiores tanto a r como a s~ implica, evi- ; emtemente, que si s =, es porque ry s son iguales a p. Final Ieee oe do rina vas pr an ig eee yes va npstninns ex spat "ytd 9 devon por mente, se obtiene: eo | 2: n la medida en que vertemos el sustantivo compuesto eld (va a(punpeZit/tnp)=ny tn-P)= (PU 7p) = Zt CO P)=HY EO P)= HY cién, a su vez, del Dasein alemin) por “ser-ahi", que es la variante is generalmente aceptada, nos toy mn algunos: lemas cuando Del hecho de que lost de esta férmula deban satisfaver at 9 p= | nt peerage no se sigue que son inferores 0 iguales a ~p, el cual, al ser la envol do el verbo francés die se presenta sus formas conugadas, En de todos lost que verfican esta igualdad es superior o igual a todos Hits. dete vere, seg ten, poe “ae” a pet oat” Se tiene entonces t entre ~p y ~p, se debe obte rien n'est ld que de I'étre sans étre-ta, la forma conjugada del verbo

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