Está en la página 1de 82

Wmwfmmm

1
I


Colección RITOS Y SÍMBOLOS Adrien Nocent

14

EL AÑO LITÚRGICO

CELEBRAR A JESUCRISTO

VII
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGOS 22-34

EDITORIAL SAL TERRAE


Guevara, 20 —SANTANDER
Í N D I C E
Págs.

Cuadro de lecturas de los domingos 22 a 34 9


Ciclo A 9
Ciclo B 10
Ciclo C 11
Domingo 22.°
Ciclo A — El sufrimiento necesario del discípulo ... 13
Ciclo B — Guardar las palabras del Señor 17
Ciclo C —r Humillarse para ser ensalzado 19
Domingo 23.°
Ciclo A •— La corrección fraterna 23
Ciclo B — Los tiempos mesiánicos , 26
Ciclo C —, Ser libre para entender al Señor 28
Domingo 24.°
Ciclo A — El perdón 31
Ciclo B — El sufrimiento del Siervo d e Dios 33
Ciclo C — El perdón del Señor , 35
Domingo 25.°
Título del original francés:
Célébrer JésusChrist. Vil Féteset dimanches 22 á 34 Ciclo A — Pensamientos y juicios de valor d e Dios 39
Ciclo B — El Hijo del h o m b r e entregado en manos
Ed. JEAN-PIERRE DELARGE - PARÍS de los h o m b r e s 43
Ciclo C — El problema cristiano del dinero 45
Traducción de Juan J. García Valenceja
Domingo 26."
Portada de Jesús García-Abril
Ciclo A — Arrepentirse para vivir 48
© Editorial SAL TERRAE-SANTANDER Ciclo B — Hablar, curar en n o m b r e del Señor , 50
Ciclo C -^ Falsa seguridad de los ricos 53
Con las debidas licencias
Printed in Spain Domingo 27.°
I.S.B.N.: 84-293-05394 Depósito Legal: SA. 57-1979 Ciclo A — La viña que defrauda 56
Ciclo B - ^ Unidad de la pareja 58
A. G. RESMA - Marqués de la Hermida, s/n. - Santander 1979 Ciclo C — Dinamismo de la fe , 61
ÍNDICE ÍNDICE 7

Págs. Págs.
Domingo 28.°
Domingo 23.°
Ciclo A — El banquete del Señor 64 Ciclo A 23
Ciclo B — Dejar lo que se posee 67 Ciclo B 123
Ciclo C — La gratitud para con Dios ... 69 Ciclo C 124
Domingo 29." Domingo 24.°
Ciclo A — Primacía del servicio de Dios 71 Ciclo A 31
Ciclo B — La vida de Cristo por la m u c h e d u m b r e 73 Ciclo B 125
Ciclo C — La oración en la fe 78 Ciclo C 35
Domingo 30." Domingo 25.°
Ciclo A — El a m o r al prójimo 80 Ciclo A 127
Ciclo B —r Los signos mesiánicos y la fe 82 Ciclo B 128
Ciclo C — La oración del humilde , 84 Ciclo C 129
Domingo 31.* Domingo 26.°

Ciclo A —r La ley y las obras 87 Ciclo A 130


Ciclo B —r El gran m a n d a m i e n t o 90 Ciclo B 131
Ciclo C — La compasión de u n Dios que ama 92 Ciclo C 53

Domingo 32.° Domingo 27.°

Ciclo A — Telar d u r a n t e la espera 95 Ciclo A 133


Ciclo B — Dar lo que u n o tiene p a r a vivir 97 Ciclo B 133
Ciclo C — El Dios d e la vida 98 Ciclo C 134

Domingo 33." Domingo 28.°

Ciclo A — Fidelidad en el deber y e n el trabajo ... 101 Ciclo A 136


Ciclo B — l o s últimos días 103 Ciclo B 136
Ciclo C — II día del Señor 106 Ciclo C 137

Domingo 34.° Domingo 29.°

Ciclo A —r Jesucristo, r e y del u n i v e r s o 110 Ciclo A 138


Ciclo B —F lealeza d e Cristo sobre el universo ... 113 Ciclo B 73
Ciclo C —T Tin r e y crucificado , 116 Ciclo C 139
Domingo 30.*
LECTURA D E L IPOSTOL Y VIDA C R I S T I A N A HOY
Ciclo A 140
Segundas lecturas de los domingos 22 a 34 Ciclo B 141
Ciclo C 141
Domingo 22.°
Domingo 31.°
Ciclo A 13
Ciclo A 87
Ciclo B 17 Ciclo B 142
Ciclo C ... 121 Ciclo C • 142
8
ÍNDICE

CUADRO DE LECTURAS DE LOS DOMINGOS 22 A 34


Págs.

Domingo 32.°
Ciclo A , ... , % 244
Ciclo B ' 145
Este cuadro indica el tema general de la celebración de cada domin-
Ciclo C "* "' '" "' 245 go y el tema particular de cada lectura. Cuando la 2.a lectura correspon-
de al tema general del domingo, se comenta junto con las otras dos lec-
Domingo 33." turas, y se señala con un asterisco su referencia bíblica. Cuando no co-
rresponde al tema general del domingo, se comenta en la parte reserva-
Ciclo A , ... 247 da a las segundas lecturas, al final del libro.
Ciclo B 248
Ciclo C " ' '" "' " 248
CICLO A
Domingo 34.°
22 El sufrimiento necesario del discípulo
Ciclo A Mt 16, 21-27: Renunciar a sí mismo para seguir al Señor.
110 Jer 20, 7-9: Para mí, oprobio y desprecio.
Ciclo B 113
Ciclo C *Rm 12, 1-2: Presentar la persona y la vida en sacrificio.
116
23 La corrección fraterna
C E L E B R A C I O N E S DE F I E S T A S Mt 18. 15-20: Salvar a tu hermano.
Ez 33, 7-9: Poner en guardia al malvado.
C u a d r o de lecturas de algunas fiestas 253 *Rm 13, 8-10: Amar es cumplir la Ley entera.

2 de febrero.—Presentación del Señor e n el templo 153 24 El Perdón


Mt 18, 21-35: Perdonar hasta setenta veces siete.
19 de marzo.—San José, esposo de la Virgen María 156 Eclo 27, 30—28, 7: Perdón del prójimo y remisión de los pecados.
25 de marzo.-^Anunciación del Señor ... 158 *Rm 14, 7-9: Vivimos y morimos para el Señor. ¿Por qué juzgar?
29 de junio.—San Pedro y san Pablo ... ... ...... ..' 159
15 de agosto.—Asunción d e la Virgen María ... .'." 160 25 Pensamientos y juicios de valor de Dios
1 de noviembre.—Todos los Santos ... 162 Mt 20, 1-6: ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
8 de diciembre—Inmaculada Concepción de Santa Is 55, 6-9: Mis planes no son vuestros planes.
María Virgen 163 Flp 1, 20-27: Para mí la vida es Cristo.
26 Arrepentirse para vivir
Mt 21, 28-32: Los pecadores, salvados por la fe y el arrepentimiento.
Ez 18, 25-28: Apartarse de las faltas para ser salvado.
Flp 2, 1-11: Tener en uno mismo los sentimientos del Señor Jesús.
27 La viña que defrauda
Mt 21, 33-43: Arrendará la viña a otros labradores.
Is 5, 1-7: La viña del Señor es la casa de Israel.
Flp 4, 6-9: El Dios de paz <on nosotros.
28 El banquete del Señor
Mt 22, 1-14: Los convidados al banquete de bodas.
Is 25, 6-9: El festín de los salvados.
Flp 4, 12... 20: Soportarlo todo con la fuerza de Cristo.
29 Primacía del servicio de Dios
Mt 22, 15-21: Dar al César lo que es del César.
Is 45, 1.4-6: Yo soy el Seña y no hay otro.
I Tes 1,1-5: Vida de fe, de amor y de esperanza.
10 CUADRO DE LECTURAS-DOMINGOS 22-34
CUADRO DE LECTURAS - DOMINGOS 22-34 11

30 El amor al prójimo
Mt 22, 34-40: Amar al prójimo como a sí mismo. 27 Unidad de la pareja
Ex 22, 20-26: Amar al huérfano, a la viuda, al extranjero, al pobre. Me 10, 2-16: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
1 Tes 1, 5-10: Abandonar los ídolos para servir a Dios. Gn 2, 18-24: Y serán los dos una sola carne.
Heb 2, 9-11: Los hombres santificados, hermanos de Jesús.
31 La ley y las obras
Mt 23, 1-12: Ellos dicen y no hacen. 28 Dejar lo que se posee
Mal 1, 14—2, 10: Acomodar la Ley. Me 10, 17-30: Vender lo que se tiene y seguir a Jesús.
*1 Tes 2, 7-9.13: Entregar el evangelio y también lo que somos. Sab 7, 7-11: Tener en nada la riqueza.
Heb 4, 12-13: La Palabra de Dios viva y eficaz.
32 Velar durante la espera
Mt 25, 1-13: Velar, porque no sabemos el día ni la hora. 29 La vida de Cristo por la muchedumbre
Sab 6, 12-16: Velar para hallar la sabiduría. Me 10, 35-45: El Hijo del hombre da su vida por la muchedumbre.
1 Tes 4, 13-18: A los que han muerto en Jesús, Dios los llevará Is 53, 10-11: El Siervo justificará a muchos.
consigo. *Heb 4, 14-16: El Sumo Sacerdote Jesús ha conocido la prueba.
30 Los signos mesiánicos y la fe
33 Fidelidad en el deber y en el trabajo Me 10, 46-52: Señor, que vea.
Mt 25, 14-30: Fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Sefior. Jer 31, 7-9: El ciego y el cojo son consolados.
Prov 31, 10... 31: La mujer activa, perla preciosa. Heb 5, 1-6: Jesús, sacerdote para siempre.
1 Tes 5, 1-6: Vigilantes y sobrios, no seremos sorprendidos.
31 El gran mandamiento
34 Jesucristo, Rey del universo Me 12, 28-34: No hay mandamiento mayor que el amor a los demás.
Mt 25, 31-46: El Hijo del hombre, pastor que separará las ovejas Dt 6, 2-6: Amarás al Sefior con todo tu corazón.
de las cabras. Heb 7, 23-28: El sacerdocio eterno de Cristo.
Ez 34, 11-17; El Señor Juzgará entre oveja y oveja.
*1 Co 15, 20-26.28: El definitivo reino del Rey de gloria. 32 Dar lo que uno tiene para vivir
Me 12, 38-44: La viuda pobre dio más que nadie.
1 Re 17, 10-16: La viuda da el pan que tiene.
Heb 9, 24-28: El sacrificio único de Cristo.
CICLO B
33 Los últimos días
22 Guardar las palabras del Señor Me 13, 24-32: Los elegidos, reunidos de los cuatro extremos del
Me 7, 1... 23: Mandamientos de Dios y tradición de los hombres. mundo.
Dt 4, 1... 8: Guardar los mandatos del Señor. Dn 12, 1-3: Entonces se salvará tu pueblo.
*Sant 1, 17... 27: Llevar a la práctica la Palabra. Heb 10, 11... 18: Jesús, después de haber ofrecido su sacrificio, con-
duce a su perfección a los que ha santificado.
23 Los tiempos mesiánicos
Me 7, 31-37: Hace oír a los sordos y hablar a los mudos. 34 Realeza de Cristo sobre el univeiso
Is 35, 4-7: Los oídos del sordo se abrirán y la lengua del mundo Jn 18, 33-37: Tú lo dices: Soy Rey.
cantará de alegría. Dn 7, 13-14: A él se le dio poder, honor y reino.
Sant 2, 1-5: Los pobres, herederos del Reino. *Apc 1, 5-8: El Príncipe de los reyes de la tierra.

24 El sufrimiento del Siervo de Dios


Me 8, 27-35: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho. CICLO C
Is 50, 5-9: Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban.
Sant 2, 14-18: La fe sin las obras. 22 Humillarse para ser ensalzado
Le 14, 1-14: El que se enaltece será humillado.
25 El Hijo del hombre entregado en nanos de los hombres. Eclo 3, 17... 29: Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios.
Me 9, 30-37: El hijo del hombre entregado a los hombres. Heb 12, 18... 24: Vosotros os habéis acercado al Mediador de la
Sab 2, 12... 30: Condenado a una muerte ignominiosa. nueva alianza, Jesús.
Sant 3, 16—4, 3: Artesanos de la piz. 23 Ser libre para entender al Señor
Le 14, 25-33: Renunciar a los líenes para ser discípulo.
26 Hablar, curar en nombre del Señor Sab 9, 13-18: La sabiduría da la comprensión de la voluntad de
Me 9, 38-48: Expulsar los malos espíritus en nombre del Señor. Dios.
Núm 11, 25-29: Que el Señor forme un pueblo de profetas.
Sant 5, 1-6: Corrupción de la riqueza. Flm 9... 17: Onésimo ya no es esclavo, debe ser acogido como un
hermano.
12 CUADRO DE LECTURAS-DOMINGOS 22-34

24 El perdón del Señor


Le 15, 1-22: Alegría en el cielo por un pecador que se convierte.
Ex 32, 7-14: El Señor renuncia a castigar a su pueblo pecador. Domingo 2 2.°
*1 Tim 1, 12-17: Cristo vino para salvar a los pecadores.
25 El problema cristiano del dinero
Le 16, 1-13: El servicio a Dios y al dinero son incompatibles.
Am 8, 4-7: Rapacidad de mercaderes.
1 Tim 2, 1-8: Orar por la salvación de los hombres.
26 Falsa seguridad de los ricos
Le 16, 19-31: Suerte final del rico y del pobre.
Am 6, 1... 7: Una civilización podrida.
*1 Tim 6, 11-16: Guardar el mandamiento del Señor hasta su vuelta.
27 Dinamismo de la fe CICLO A. EL SUFRIMIENTO NECESARIO
Le 17, 5-10: Fuerza de la fe. DEL DISCÍPULO
Ha 1, 2-3; 2, 2-4: El justo vivirá por su fidelidad.
2 Tim 1,6... 14: Tomar la parte de sufrimiento que corresponde
para el anuncio del evangelio.
Renunciar a sí mismo para seguir al Señor
28 La gratitud para con Dios
Le 17, 11-19: No se ha visto que volvieran para dar gloria a Dios. (Mt 16, 21-27}
2 Re 5, 14-17: Naamán vuelve para dar gloria a Dios.
2 Tim 2, 8-13: Muertos con él, viviremos con él. El episodio sigue a la confesión de Pedro en Cesárea de
29 La oración en la fe Filipo. Ahora que los discípulos han manifestado por boca de
Le 18, 1-8: Orar sin desanimarse, centrados en la fe. Pedro su fe en Jesús, no teme ya éste anunciar su pasión. San Ma-
Ex 18, 8-13: Poder de intercesión de Moisés.
2 Tim 3, 14—4,2: Fuertes con la sabiduría de la Escritura, proclamar teo nos hace escuchar por tres veces a Cristo anunciando su pasión
la Palabra. (Mt 16, 2 1 ; 17, 22-23; 20, 17-19). Se trata, evidentemente, del
30 La oración del humilde momento más importante del evangelio y hacia el que conduce todo
Le 18, 9-14: El publicano justificado por su oración humilde. el texto. Cristo anuncia ahí su misterio pascual de muerte y de
Eclo 35, 12-18: La oración del pobre alcanza las nubes. resurrección. No es comprendido, a pesar de haber hablado en
2 Tim 4, 6... 18: Recibir la recompensa del vencedor. términos bien claros. No se contentaba con anunciar lo que iba a
31 La compasión ¿e un Dios que ama suceder, sino que anunciaba lo que "debía" suceder; una misión
Le 19, 1-10: El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo
que estaba perdido. a la q u e él no podía sustraerse. En el momento de su bautismo en
Sab 11, 23—12,2: La larga paciencia de Dios que estimula la con- el Jordán, Jesús había sido designado como el Hijo único amado,
versión. el q u e es amado porque cumple la voluntad del P a d r e ; es el
2 Tes 1, 11—2, 2: La gloria del Señor Jesiís en nosotros. Hijo-Siervo-Sacerdote que ofrece su vida para cumplir la voluntad
32 El Dios de la lida del P a d r e y salvar a los hombres. No puede, en consecuencia, eva-
Le 20, 27-38: En el mundo futuro todos tienen la vida por Dios. dir su misión, dolorosa pero presentada a la vez como gloriosa.
2 Mac 7, 1... 14: Resucitados para una YÍda nueva.
2 Tes 2, 16—3, 5: El Señor es fiel, da fuerzas y protege del mal. Pedro, aunque ha reconocido en Jesús al Hijo de Dios y al
33 El Día del Señor Mesías, no llega hasta las últimas consecuencias de su fe; todavía
Le 21, 5-19: Perseverar en el sufrimiento para obtener la vida el no alcanza todo su contenido. Piensa como hombre y no entiende
Día del Señor. el plan de salvación de Dios. Es lo que constituye el misterio de
Mal 3, 19-20: El Día del Señor, horno para los malvados, Sol de
justicia para los buenos. su doble personalidad: por un lado su fe viva, y por otro su
2 Tes 3, 7-12: Ganar el propio pan. debilidad. Cuando Lucas y Juan ponen de relieve esta p a r a d o j a
34 Un Rey crucificado ( L e 2 2 ; Jn 21), subrayan, a la vez, que la cualidad de " p i e d r a " ,
Le 23, 35-45: Jesús crucificado, acuérdate de mí cuando vengas co- fundamento sólido y roca, es un don de Dios, independiente de la
mo Rey. debilidad del apóstol que ha de afianzar a los demás en su fe.
2 Sam 5, 1-3: David, pastor y ungido rey de Israel.
*Col 1, 12-20: En el reino de su Hijo querido. Pasa entonces Jesús a su enseñanza sobre la actitud del ver-
d a d e r o discípulo. Sus palabras son de todos conocidas; ¡se repi-
14 TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO 22.° 15

ten con tanta frecuencia... y con tanta frecuencia se las desdeña


Todo esto, no obstante, conduce a la gloria, y Jesús invita
expresamente! Tal vez las haya reunido aquí san Mateo, aunque
a concentrarse en esta gloria del Padre, que él hará compartir a
históricamente pudieran ser pronunciadas en momentos diferentes.
su Hijo y en la que deberemos participar nosotros, recibiendo
De todos modos, producen un efecto mucho más vivo por su
cada uno conforme a su conducta.
insistencia.
"Renunciarse, tomar su cruz, seguir", tales son las tres acti-
tudes fundamentales. "Renunciarse" no ha de entenderse única-
mente como una actitud moral, cambio de vida en superficie. Para mí, oprobio y desprecio (Jer 20, 7-9)
Implica una conversión total, un vuelco de valores que no se
sitúa sólo a nivel de conceptos, sino que compromete a toda la Este pasaje pertenece a las "confesiones" de Jeremías hechas
persona. "Nuestros pensamientos no son los de Dios". Habrá, al Señor. En ellas se ve al profeta "seducido" por el Señor e inca-
pues, que llegar hasta cambiar nuestra manera de considerar los paz de oponerse a las situaciones en las que Dios mismo le com-
caminos de la salvación, para emprender los que Dios nos destine. promete. "Me forzaste y me pudiste". El profeta se ve ahora presa
Hasta nuestra forma de entender la persona misma de Cristo de dificultades insuperables. Se ve impulsado a adoptar posturas
habrá de modificarse para verla tal cual es y no como nosotros la de violencia y de saqueo que no corresponden a su tempera-
vemos. Y lo mismo ocurre, en nuestros días, con la Iglesia; para mento, pero que le vienen impuestas de arriba. En consecuencia,
comprenderla uno tiene que renunciar a sí mismo y dejar de verla se ha vuelto objeto de oprobio y desprecio. Experimenta por eso
como nosotros quisiéramos que fuera, para verla como es según el desaliento y le pasa por la cabeza la idea de no ajustarse a los
el plan de Dios. "Tomar su cruz" se entiende también a menudo mandatos del Señor y no volver a hablar en su nombre. Ya n o
en un sentido demasiado estrecho de aceptación de las dificultades se pertenece, vive una vida que ya no es la suya y que es alie-
de salud, de vida moral o social. El significado de la palabra pa- nación de su personalidad. Pero no consigue liberarse. Hay en él
rece ser más positivo y más amplio: se trata de pensar en parti- como un fuego devorador que no logra dominar. La persona del
cipar con Cristo en la salvación del mundo. Tenemos que adoptar profeta desaparece, pues, y es el Señor quien habla en él, a costa
una actitud pascual; tenemos, por lo tanto, que "seguir" a Jesús. del martirio de su mensajero. Se trata de la realidad misma del
Seguirle significa, ante todo, tomar sobre nosotros, junto con él, negarse a sí mismo para cumplir la voluntad de lo alto.
la carga de la salvación del mundo. Aunque tal actitud ha de
El projeta, sin embargo, se abandona al amor de Dios: es
realizarse cada día y en las cosas más pequeñas, no por eso
lo que canta el salmo responsorial (Sal 62). Aunque proclama su
disminuye la importancia fundamental de lo que constituye nues-
situación "como tierra reseca, agostada, sin agua", comprende q u e
tra tarea, sino q u e cada vez que en medio de lo cotidiano de la
vida encontramos esta cruz, debemos remitirnos a su grandioso y
pascual significado. "tu amor vale más que la vida,
te alabarán mis labios...
El discípulo debe, asimismo, arriesgar su vida. Arriesgar su Mi alma está unida a ti,
vida por Dios y por la salvación del mundo, esa es la audacia del y tu diestra me sostiene".
verdadero discípulo. Tampoco aquí habría que pensar sólo en el
riesgo de perder la vida del cuerpo o en sacrificar posibles éxitos
de una vida h u m a n a . El sentido de la expresión es más fuerte: se
trata de creer y de seguir hasta el punto de n o volver a encon- Presentar la persona y la vida en sacrificio
trarse ya a u n o mismo; de tal manera los pensamientos de Dios (Rm 12, 1-2)
no son los nuestros. Será preciso, pues, que el discípulo acepte
vivir según el plan que Dios tiene sobre él, de la misma manera Ya Jeremías ha quedado como imagen de la vida sacrificada
que el Señor q u i e r e que trabaje junto con él en la salvación del del cristiano. San Pablo, a su vez, exhorta a sus cristianos a ofre-
mundo. Lo cual significa no realizar la propia donación de uno cer su vida en medio de la renuncia. Pero el modelo para él d e
mismo en la línea que nosotros teníamos prevista, sino según la tal renuncia en orden al cumplimiento de la voluntad de Dios, es
que tiene prevista Dios y que puede n o coincidir con la nuestra. Cristo mismo. El cristiano debe renovar su modo de pensar s i n
16 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 22.° 17

tomar por modelo el mundo presente, sino indagando cuál es la CICLO B. GUARDAR LAS PALABRAS DEL SEÑOR
voluntad de Dios. En eso está la renuncia. Y el culto verdadero, la
auténtica adoración. No hay adoración ni contemplación verda- Mandamientos de Dios y tradición de
dera sin esta renuncia de sí, cuya naturaleza y calidad entendemos los hombres (Me 7, 1 . . . 23)
mejor ahora. Este mismo amor que llevó al Hijo a ofrecerse en
oblación y en sacrificio de suave aroma a Dios (Ef 5, 2), debe
Parece normal que la joven comunidad cristiana se viera en
llevar a la misma actitud de renuncia a los hijos adoptivos. Indu-
dificultades de vida concreta ante unas normativas que debía
dablemente, el Antiguo Testamento conoce ya esta actitud de
abandonar y otras que tenía que adoptar. La tentación de refu-
ofrenda agradable al Señor (Eclo 35, 1-3); en las "confesiones"
giarse tras prácticas tradicionales y observancias para proporcio-
de Jeremías acabamos de leer la misma generosidad de donación
narse una buena conciencia, no es sólo cosa del Antiguo Testa-
incondicional al Señor. Pero a quienes en el bautismo han sido
mento y del judaismo. Ni es sólo de nuestro tiempo el que el cris-
transformados por el Espíritu, corresponde renunciarse de la mis-
ma manera que aquel de quien han sido revestidos. Así como el tianismo experimente semejantes tentaciones; los primeros tiem-
Espíritu les ha otorgado el nacimiento nuevo, así han de renovarse pos de la Iglesia también las experimentaron.
sus personas y su mentalidad. San Pablo nos muestra que las observancias y la pureza legal
provocaban actitudes que era preciso puntualizar. Sucesivamente,
Se sigue de ello que la vida del cristiano no es posesión pro- los Hechos de los Apóstoles, la carta a los Gálatas, la 1.a carta a
pia, sino que renuncia a su propia vida para ser testigo de lo que los Corintios y la carta a los Romanos aluden a este problema.
quiere Dios.
La carta a los Gálatas nos presenta al mismo Pedro titubeante
Si nuestra época redescubre las cualidades proféticas del frente a la importancia de determinadas reacciones. El comía en
cristiano, tal redescubrimiento no debería considerarse sólo como compañía de los paganos, pero, en un determinado momento, la
un derecho de misión y de reivindicación, porque en la base de
llegada de alguno del grupo de Santiago, le afecta; se le ve re-
todo profetismo está la renuncia a sí mismo para anunciar lo que
traído y que tiende a apartarse por miedo a los circuncidados,
quiere Dios. No hay, por lo tanto, verdadero profetismo sin cum-
imitándole en esto los demás judíos. San Pablo se le enfrenta du-
plimiento de la voluntad de Dios en los detalles de la propia
ramente (Ga 2, 11-14).
vida, lo mismo que no hay verdadero culto en una asamblea que
no tuviera la voluntad fundamental de someterse al plan de Dios El capitulo 10 de los Hechos nos presenta a Pedro como cen-
sobre ella. Por eso, es un verdadero profeta cristiano aquel que, tro de tales dificultades, pero una visión le dicta su conducta y
a pesar de las acusaciones de conservadurismo y de clericalismo, entra en casa del centurión, siendo así que a un judío le estaba
no busca lisonjear los deseos de los hombres d e este mundo, sino prohibido entrar en casa de un pagano, como el propio Pedro re-
que se atreve a proclamar la verdad y el mensaje tal cual es. Lo cuerda.
hemos visto y a : Jesús reprocha duramente a Pedro el querer También hay problema a propósito de la circuncisión, que al-
sustraerse a su pasión y al cumplimiento de la voluntad del Padre gunos querían imponer a los paganos que se convertían (Hech 15).
en la renuncia. El cristiano se ve obligado a veces a hablar, porque El mismo Pedro, cabeza de la Iglesia, siente la dificultad de r e -
hay silencios que son connivencias. Sería necesario que, al igual solver estos problemas; lo hace con valentía, pero no sin vaci-
que Jeremías, y a pesar de su temoi por las consecuencias de sus lación.
actitudes, se sintiera incapaz de resistir al impulso del Espíritu re- San Pablo siente la necesidad de subrayar igualmente la se-
cibido en su bautismo. La época en que vivimos exige la cualidad cundaria importancia de tradiciones alimentarias, y escribe: " L a
profética, pero ésta se confunde con la del siervo que da su vida. comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y
Ninguna fanfarronería, ninguna ostentación, sino una vida firme, lo otro destruirá Dios" (1 Co 6, 13). En su carta a los Romanos d a ,
sólida, enteramente dedicada a Dios en la renuncia a sus propios a este respecto, una lección de equilibrio de juicio: "El Reino d e
juicios para el establecimieto del Reino. Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el
Espíritu Santo". Sin embargo, Pablo continúa exhortando a tener
en cuenta la oportunidad, en atención a los "débiles": "No v a y a s
a destruir la obra de Dios por un alimento". Todo es puro, cierta-
mente, per* es malo que produzcamos escándalo ( R m 14, 17-20).
18 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 22° 19

Estos hechos nos permiten entender mejor lo que san Marcos cristianos a los que Santiago se dirige han sido los primeros en
quiere enseñar a sus fieles. Por motivo de las tradiciones, Jesús se beneficiarse de ese don de la palabra que regenera.
ve expuesto a las acusaciones de los fariseos. Los versículos 15 y Pero, a pesar de la eficacia objetiva de esta palabra de ver-
20 refieren dos precisiones de Jesús: "Lo que sale de dentro es dad, todavía es necesario que el hombre la reciba, la acoja; esta
lo que hace impuro al hombre" (Me 7, 15), "todas esas maldades palabra de verdad que es la Ley ha de ser recibida con docilidad.
salen de dentro y hacen al hombre impuro" (7, 20); y Jesús da la Lo cual significa que es preciso llevarla a la práctica. Y aquí define
lista de "esas maldades que salen de dentro": "los malos propó- Santiago claramente en qué consiste practicar la religión"; pone
sitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, in- fin a todas las ilusiones voluntarias o involuntarias de sus cristia-
justicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivo- nos, que podrían refugiarse tras prácticas religiosas y tradicio-
lidad". Jesús no ha podido resistir a un cierto arrebato ante la nes. Practicar la religión es "visitar huérfanos y viudas en sus
hipocresía: "Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para ate- tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo".
rraros a la tradición de los hombres" (7, 21-23). Este mensaje es necesario hoy día y se debe repetir a me-
nudo. No que haya que menospreciar y tener por sospechosas de
hipocresía todas las tradiciones y usos, que sería la reacción pue-
Guardar los mandatos del Señor (Dt 4, 1... 8) ril, pero sí tenemos que purificar constantemente nuestra forma
de vivir y de practicar nuestra religión. Podría ocurrir que nues-
Los mandatos y decretos que Moisés transmite al pueblo de tro culto no fuera el culto en espíritu y en verdad, sino que es-
parte de Dios son signo de amor; manifiestan los dos componen- tuviera manchado de legalismo y que se hubiera convertido en
tes de la alianza que el Señor quiere establecer con su pueblo: un refugio. Puede existir un falso sacramentalismo cristiano que,
Dios escoge su nación, la conduce y la protege en medio de los inconscientemente, utilice los sacramentos... para dispensarse del
muchos obstáculos que ésta encuentra, y d a pruebas incesantes amor. La expresión resulta, indudablemente, demasiado fuerte,
de su fidelidad hacia ella. Pero la fidelidad de Dios exige la fi- pero expresa bien la equivocación que puede introducirse en toda
delidad del hombre: se trata de escuchar los mandatos, de guar- vida cristiana. Algunos podrían imaginarse que la práctica de sa-
darlos, de no suprimir ni añadir nada en ellos, de ponerlos en cramentos y observancias cristianas salvan de una manera má-
práctica. Tal debe ser la respuesta del h o m b r e a la fidelidad de gica y que no se requiere tanto el amor a Dios y a los hombres.
Dios. Escuchar la Ley, recibirla, meditarla, ponerla en práctica, Esto no se dice de una forma tan brutal, pero se experimenta en
significa contribuir a la realización de la historia de la salvación el subconsciente cristiano. Cristo, sin embargo, nos indica el medio
querida por Dios. Cuando esto se realiza, Israel aparece a los ojos de juzgar lo bien fundado de nuestro culto y nuestras observan-
de los paganos como una gran nación q u e verifica la experiencia cias: lo que procede del interior del hombre puede estar po-
de la sabiduría. La Ley no es un peso que aplasta; es una levadura drido...
que debe imprimir entusiasmo al pueblo de Israel que encuentra
en ella su salvaciói y su grandeza.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? CICLO C. HUMILLARSE PARA SER ENSALZADO
El que procede honradamente
y practícala justicia... (Sal 14). El que s e e n a l t e c e será humillado (Le 14, 1-14)

Llevar a la práctica la Palabra (Sant 1, 17... 27) El pasaje del evangelio proclamado hoy propone dos conse-
j o s : uno para los invitados a un banquete, el otro para el que
Siempre nos acecha una ilusión, y Santiago cae en la cuenta: invita. En la celebración d e hoy, es sobre todo el consejo dado
puede uno contentase con escuchar la p a l a b r a , sin llevarla a la a los invitados el que ha de fijar nuestra atención, ya que conecta
práctica. con el punto de vista desarrollado por la lectura del Antiguo Tes-
Ahora bien, «ta palabra viene de a r r i b a . Es un don y un tamento del Eclesiástico.
regalo maravilloso, Porque esta palabra n o s h a regenerado, y los Emp«emos por el consejo dirigido al que invita, para poder
20 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 22.° 21

relacionar mejor el otro consejo con la lectura del Antiguo Tes- milde se reconoce pecador (Is 6, 3); si el hombre hace en sí el
tamento. vacío para recibir la gracia (Prov 3, 34), Dios le glorificará (1 Sam
El que invita debe ser desinteresado; no invita para que le 2, 7). La experiencia hizo de Israel un pueblo que sabía lo que
inviten a su vez. Por eso, no son sus parientes o amigos los con- era la humildad, y los salmos no la ignoran, ellos que engrande-
vidados, sino pobres, cojos y ciegos. Eran categorías de desgracia- cen la oración dei humilde y del pobre. Porque son ellos quienes
dos, excluidos del Templo... Jesús imprime al final de su consejo pueden ante todo alabar al Señor (Sal 22, 25.27; 34, 7 ; 69, 3).
un sabor escatológico al banquete de que habla: "Te pagarán Conocemos, igualmente, en el Antiguo Testamento numerosos
cuando resuciten los justos". ejemplos de personas humildes, como el tipo del Siervo descrito
Pasemos al primer consejo, el dado a los invitados, y en el por Isaías (Is 53, 4-10). Al Mesías se le esperaba como un rey
que insiste la celebración del día. humilde (Zac 9, 9). En nuestro texto leemos que la condición del
Jesús se encuentra invitado en casa de un fariseo. No es la orgulloso no tiene cura porque la raíz del mal está en su interior.
única vez que le sucede, y sus encuentros con ellos en comidas Cuando Jesús habla de abajarse, ya saben sus oyentes lo que
no son raros. Encuentra allí la ocasión para el diálogo, la ense- entiende por ello. "Cuanto más grande seas, más debes humillarte",
ñanza y para una manifestación de su interés por ellos, llamados tal es el consejo del Eclesiástico. La actitud del sabio es la de la
como los demás a la salvación en el Reino. La comida debe persona modesta que escucha.
ser un tanto especial, ya que es sábado y el banquete adquiere una El salmo 67 nos hace meditar la oración del pobre, y se con-
modalidad un poco más rica que de costumbre. Con él estén invi- vierte en ocasión de cantar al Dios de los humildes y de los
tados doctores de la ley y fariseos. El anfitrión, además, es uno pobres:
de sus jefes. Como en toda reunión mundana, los invitados bus-
can hacerse valer y conscientes de su dignidad y reputación, es- Padre de huérfanos, protector de viudas,
cogen hábilmente los primeros puestos. Dios vive en su santa morada.
Toda la importancia del relato recae sobre la sentencia final: Dios prepara casa a los desvalidos,
"El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será libera a los cautivos y los enriquece.
enaltecido". . . . y tu rebaño habitó en la tierra
Antes de reflexionar en el valor de esta sentencia, veamos que tu bondad, oh Dios,
la doctrina propuesta en la primera lectura. preparó para los pobres.

Sin duda que para nosotros, los cristianos, el abajamiento ha


Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios
adquirido un inestimable valor a partir del ejemplo concreto dado
(Eclo 3, 17... 29) por Jesús. Sin embargo, la sentencia pronunciada por Cristo no
parece referirse a su pasión humillante. Ahí se trata de la humil-
Los consejos que aquí se dan son muestra de un sentido rea-
dad en cuanto que es la medida del sabio y del que cae en la cuenta
lista de la vida. l o puede decirse, sin embargo, que su autor se
de la realidad de lo que él es.
quede en los límites de una hábil conducta de vida, ya que lee-
Las lecciones que hay que sacar de esta sentencia son delica-
mos: "y alcanzarás el favor de Dios". La actitud humilde no es,
d a s ; una interpretación extremista podría convertirlas en inacep-
pues, en él una «mducta hábil, sino que forma parte del saber
tables o psicológicamente peligrosas. En efecto, la humildad no
vivir del justo ante el Señor. En el mismo libro se lee: "El que
supone indiferencia en el h o m b r e con respecto a su situación, a
humilla (Dios), también exalta" (Eclo 7, 12), "hay quien es dé-
sus búsquedas, al progreso. H a y un "cierto orgullo" salvador y
bil, necesitado de apoyo, falto de bienes y sobrado de pobreza,
necesario en la promoción h u m a n a querida por Dios. La humildad
mas los ojos del Señor le miran p a r a bien, él le recobra d e su
mal entendida puede provocar desastres psicológicos que nada
humillación" (Eclo 11, 12).
tienen que ver con la virtud. La incapacidad de asumir responsabi-
El tema de la humildad, además, se repite con frecuencia en
lidades, la indecisión, el miedo de sí mismo, el complejo de infe-
el Antiguo Testamento. Algunas veces incluso se la encuentra tra-
rioridad no son humildad. P o r otro lado, el dicho de Jesús con-
tada en forma muy próxima a la del Nuevo Testamento. El hu-
dena la búsqueda del poder p o r sí mismo, el dominio rudo de
22 TIEMPO ORDINARIO

los demás, la satisfacción de sí sin atender a los otros. Dentro de


la situación del mundo actual, no se ha dado cima a la búsqueda Domingo 23. 0
de lo que debe ser la humildad. Si algo hay que decir acerca de
ella es que hemos de indagar siempre sus aplicaciones no según
la prudencia humana, sino en una leal referencia a la propia con-
dición querida por Dios y al respeto hacia los demás.
Cada vez más se recupera hoy en la Iglesia el sentido de la
autoridad como servicio. Es una de las formas necesarias de la
humildad. La autoridad en la Iglesia es siempre un servicio y un
ministerio. Pero en esto una vez más: aunque el servicio no tiene
límites, ello no significa la invasión de un democratismo vulgar CICLO A. LA CORRECCIÓN FRATERNA
que no es humildad. La humildad supone, por el contrario, que
cada uno ocupe su puesto justo. La solicitud por los otros ayudará
a hallar y reajustar posturas siempre difíciles de mantener y que Salvar a tu hermano (Mt 18, 15-20)
deben ser objeto de un continuo y leal examen de conciencia.
San Mateo nos proporciona acceso a la vida íntima de una
2. a lectura, p. 121 comunidad cristiana de los primeros tiempos y nos muestra cómo
se practica en ella la corrección fraterna, tal como intentaron luego
establecerla los legisladores monásticos en las familias por ellos
constituidas.
Para entender mejor el deber de corrección fraterna, parece
más útil empezar por los últimos versículos del texto que se nos
proclama y que ponen ante nuestros ojos lo que es una comunidad,
una Iglesia local.
"Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos". "Reunirse en nombre de Jesús" significa
para san Mateo reunirse en Iglesia, y por lo tanto la Iglesia es
para él, siguiendo las palabras de Jesús, aquellos que se encuen-
tran reunidos en Nombre de Jesús.
Esa asamblea de dos o tres tiene asegurada la presencia del
Señor; para la Iglesia s e trata de la presencia de Cristo glorioso.
San Mateo refiere las palabras de Cristo: "Yo estoy con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).
Ese es el motivo de que Cristo diga en el verso anterior: "Si
dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo,
se lo dará mi Padre del cielo". Porque Cristo está presente —a con-
dición de que se esté reunido en nombre de Jesús—, Dios escucha
y acoge la oración. En el capítulo 21 san Mateo refiere este otro
dicho de Cristo: " T o d o cuanto pidáis con fe en la oración, lo
recibiréis" (Mt 21, 22).
En esta Iglesia local, en la que el Señor vive, rogado por sus
fieles y escuchándolos, viven personas bautizadas que no por ello
dejan de ser hombres; p o r eso existe y se verifica la posibilidad
del pecado. Se impone entonces el deber de corrección fraterna.
24 TIEMPO ORDINARIO 25
DOMINGO 23.°

La comunidad no puede admitir que uno de sus miembros viva en hacer algo por volver a encauzar al pueblo en el camino recto.
contradicción con lo que es. No es la reprobación la reacción pri- Sin embargo, Dios ofrece siempre su perdón, pero hace falta que
mera, sino el amor fraterno. Tampoco se puede evitar un plantea- el pecador reconozca que lo es, y que alguien le advierta de la
miento claro en nombre del cuerpo que es la Iglesia. muerte que le amenaza. Ese será el papel de Ezequiel. Si el pro-
El proceso es delicado. Jesús lo sabe, y propone tres estadios feta no cumple su función, se hará culpable de la muerte del hom-
en el cumplimiento de este deber. b r e : si él no le dice que abandone su mala conducta, el malvado
Hablar a solas con el hermano; intentar que haga caso. ¡Qué morirá por su pecado. Y al contrario, si el pecador no escucha,
alegría si atiende! En tal caso, "has salvado a tu hermano". Es morirá por su pecado, pero el profeta habrá salvado su vida:
la primera iniciativa de la caridad fraterna. Dios le hubiera pedido cuenta de su negligencia para con el pe-
Si el pecador sigue en su convicción y no cae en la cuenta cador.
de lo que hace, o si tiene la impresión de que las advertencias
son subjetivas, es conveniente entonces llevar consigo a otro o a
otros dos hermanos. Quizá esa coincidencia produzca su efecto. Amar es cumplir la Ley entera (Rm 13, 8-10)
Existe la posibilidad de que el hermano quede impresionado y
caiga mejor en la cuenta de la gravedad de su caso. Lo que ha de impulsar al cristiano a la corrección fraterna
Si el pecador sigue sin atender y se obstina, entonces, siempre es el amor, cumplimiento perfecto de la Ley. Esta lectura, ligada
en la caridad y porque se trata del bien mismo de la comunidad, por casualidad a las anteriores, nos permite sacar esta conclu-
habrá que decírselo a ésta. sión. La corrección fraterna satisface una deuda de amor para con
Se llega a una decisión dolorosa pero necesaria: y si no hace el otro. Tal deuda de amor fraterno es permanente; no se llega
caso ni siquiera a la comunidad, habrá que considerarlo como un nunca a satisfacerla; siempre es un deber amar al prójimo. Nos
pagano o un publicano. Porque esa persona no tiene el sentido encontramos aquí en plena mística de la comunidad cristiana. El
de la presencia del Señor en la comunidad; es una ofensa al Señor mandamiento mayor es el del amor. El domingo 30 (ciclo A) nos
que vive en la comunidad. proclamará las palabras de Jesús en san Mateo: "Amar al pró-
La Iglesia tiene el poder de juzgar, de atar y de desatar. Lo jimo como a sí mismo" (Mt 22, 34-40). El cristiano ejerce la
afirma el Señor. Las palabras de Jesús se refieren a un adagio caridad y lleva así la Ley a su plenitud, cosa que hizo Cristo mu-
rabínico que él utiliza, parece, para establecer no el poder doc- riendo por nosotros (Rm 10, 4). Amar al prójimo no es, pues,
trinal de la Iglesia, sino su poder "disciplinar", el de mantener sólo una obligación, es adentrarse en el camino mismo de Cristo,
en el orden y proteger a la comunidad. Al juicio de la Iglesia que imitarle y vivir como él.
ata o desata, corresponde la misma actitud por parte de Dios. El No cabe duda de que las condiciones de la vida actual y de
pecador que no quiere cambiar de vida, se ve, pues, condenado por nuestra civilización moderna no hacen posible la exacta imitación
la Iglesia pero, a la vez, por el Señor m i s m o ; porque la Iglesia del procedimiento recomendado por Jesús. No obstante, el espíritu
actúa en su nombre y ésta debe saber q u e su decisión conlleva la que le animaba sigue siendo imperioso para todos nosotros. La
misma toma de postura por parte de Dios. reacción del cristiano ante un hermano que se encuentre en el
pecado ha de inspirarse siempre en él: se trata de ganar a un
hermano. Divulgar su falta antes de haberlo intentado todo para
Poner en guardia al malvado (Ez 33, 7-9) corregirle con delicadeza, según las posibilidades que se ofrecen
en concreto, es no haber entendido el amor. Por otra parte, dejar
El Antiguo Testamento conoce deberes semejantes. Ezequiel en peligro a toda la comunidad, no aceptar ser un vigía que afian-
percibe que el Señor se le impone: " A ti, hijo de Adán, te he ce la vida de la Iglesia, es negarse al amor fraterno. Y esto no
puesto de atalaya en la casa de Israel". tiene nada que ver con la delación ni con la manía de deshacer en-
Israel ha olvidado sus deleres d e fidelidad con el Señor. tuertos, y menos aún con la nefasta costumbre de juez pronto a
Todo se acabó; es un nuevo destierro; q u e d a Ezequiel como úni- denunciar sin el ardiente deseo de curar ante todo. Nuestras gran-
co recurso, él debe seguir proclamando l a justicia y moviendo a des instituciones, que ya no se mantienen a nivel humano, hacen
la conversión. Dios le constituye en g u a r d i á n , el último que puede difícil y a veces imposible el ejercicio sereno de la corrección fra-
26 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 23.° 27

terna, señal, no obstante, de la vitalidad espiritual de un pueblo Los oídos del sordo s e abrirán y la lengua
guiado por el Señor; siquiera, es preciso que cada uno se pre- del mudo cantará de alegría (Is 35, 4-7)
gunte por sus deberes y se preocupe por sus actitudes con respecto
al hermano débil y culpable. Isaías anuncia esta venida del Mesías, cuya realización en
Jesús queda significada mediante curaciones típicas. San Marcos
conocía esta profecía y, al escribir, debió de pensar en ella, al
igual que también sus cristianos serían sensibles a ella. Entre el
CICLO B. LOS TIEMPOS MESIANICOS anuncio profético y la venida de Cristo ahora significada, se han
sucedido muchas etapas de la historia; y después de esta venida
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos del Mesías y de su pasión gloriosa, nos hallamos situados ante la
(Me 7, 31-37) espera de una nueva venida. Caminamos con la Iglesia y somos
testigos de la presencia del Mesías y del cumplimiento de su misión
Esta escena de la curación nos parece extraña; no debía de de salvación. Sólo Cristo puede darnos la luz para caminar por los
ser así en tiempos de Jesús, y formaba parte de prácticas más o senderos rectos, como sólo él puede curar nuestra lepra y arran-
menos curativas de la época. carnos de la muerte. Constantemente se nos ofrecen estos milagros
espirituales, y el espectáculo del don de la fe despierta la admira-
De nuevo nos encontramos ante la prohibición de hablar del ción en quien es su testigo. Sabemos que los milagros liberadores
milagro. La multitud se encuentra, evidentemente, admirada; tal de Jesús continúan, sin que seamos siempre capaces de verlos ni
vez se da cuenta de que tales curaciones anuncian la presencia del de expresarlos. Nuestra dificultad consiste en la interpretación de
Mesías. Se puede pensar así escuchando sus aclamaciones, que po- los signos que vemos en nuestros días; es el mismo problema
drían ser el eco de poemas populares en el sentido que nos da a —aunque después de veinte siglos de experiencia de la Iglesia—-
conocer Isaías en la 1.a lectura (Is 35, 4-7). Es, sin duda, el motivo que el de los discípulos que vivían con Jesús. Era preciso verle
de que Jesús les prohiba hablar. Se constata, en efecto, que se tal como era, formarse del Mesías una idea distinta de la imagina-
impone silencio —aunque no siempre se observa— a propósito d a ; era preciso intentar comprender el significado de sus mila-
de milagros considerados como obras del Mesías que había de gros, y es sabido cómo la primera proposición que hizo del signo
venir: "Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan de la eucaristía —comer su cuerpo y beber su sangre—, chocó con
limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan" (Mt 11, 5). Por una dura y penosa incomprensión por parte de muchos. Todavía
eso Jesús prohibe contar el milagro en el caso de la curación del en nuestros días, en torno a los signos sacramentales, que afir-
leproso (Mt 11, 1-44), de la resurrección de la hija de Jairo (5, 43), man la presencia del Reino y la marcha hacia su definitiva cons-
del sordomudo (Me 7, 36), del ciego de Betsaida (8, 26). No quiere titución, se realizan muchos milagros: interiores, luz de conver-
desvelar su identidad antes del tiempo previsto; tenía que cumplir sión que ilumina a un hombre o a un grupo de hombres que no
su pasión. Quería hacerse conocer progresivamente en la fe. Las pueden ya vivir si no es centrados en la muerte y resurrección de
reacciones de la gente señaladas por san Marcos a continuación de Cristo, y para quienes la existencia humana adquiere un sentido
este milagro denotan un progreso: un grito de aclamación que nuevo. Lejos de menospreciarla, trabajan en su progreso, pero le
va dirigido a lo que acaba de suceder, pero que no expresa nada asignan un objetivo invisible que sobrepuja las pretensiones de
en cuanto a la persona misma de Jesús, aun dando pie a que se los hombres.
pueda reflexionar sobre su identidad. Podemos, sin embargo, pre-
guntarnos si ese grito de la muchedumbre no es en realidad de los
cristianos, iluminados por la celebración pascual de la muerte y de 2. a lectura, p. 123
la resurrección de Cristo, que han comprendido la importancia
mesiánica del gesto de Jesús, a la luz de los acontecimientos que
celebran.
Es sabido cómo la liturgia del bautismo ha utilizado el rito
seguido por Jesús.
DOMINGO 23." 29
28 TIEMPO ORDINARIO

momento de abrazar la vida cristiana y de separarse del judaismo


CICLO C. SER LIBRE PARA ENTENDER AL SEÑOR o de las prácticas paganas.
Renunciar a los bienes para ser discípulo Dicha exigencia va tan lejos que es necesario estar dispuestos
(Le 14, 25-33) a dar la vida. "Llevar su cruz" se ha convertido para nosotros, en
demasía, en un adagio corriente que significa aceptar y aguantar
Una primera lectura de este texto dejan la impresión de desor- voluntariamente las contrariedades de la existencia y las pruebas
den redaccional y de cierta incoherencia. Por eso, los especialistas pesadas. Pero es legítimo pensar que, ya en tiempos de Cristo,
intentan descubrir en el pasaje cuáles son las palabras mismas de significaba llegar hasta el sacrificio de la propia vida. Para los
Jesús y cuál la redacción que corresponde a san Lucas. Las dos discípulos, acostumbrados a ver el suplicio de la cruz impuesto a
breves parábolas sí se acomodan a la manera de Jesús, por más los condenados que llevaban ellos mismos el instrumento de su
que las refiera sólo Lucas. Por otro lado, los versos 26 y 27, sobre tortura, la expresión debía de adquirir todo su relieve después de
la renuncia a las afecciones y la obligación de llevar la propia cruz, los acontecimientos de la pasión. El cristiano ve que se le impone
,se leen en el evangelio de san Mateo (10, 3 8 ; 16, 24) y en san compartir la suerte de su maestro. Tanto, que "seguir a Jesús"
Marcos (8, 34), mientras que san Lucas ya ha referido las pala- y "tomar su cruz" resultan dos maneras enérgicas de expresar la
bras de Jesús sobre la necesidad de llevar la cruz en el capítulo 9 misma exigencia del don absoluto de sí, incluido el de la vida.
de su evangelio (9, 23). También estos versículos parecen ser las No se trata de no importa qué cruz haya que llevar o a qué
palabras mismas de Jesús. San Lucas, pues, ha redactado todo el persona haya que seguir, sino que se alude a la cruz de Cristo
pasaje con vistas a la instrucción de sus cristianos. Era de primor- y a la persona de Cristo.
dial importancia quitarles toda ilusión y enseñarles las verdaderas Por lo tanto, no hay que decidirse a seguir a Cristo a la
exigencias de la vida propia de un cristiano. ligera. Por eso, propone Jesús dos pequeñas parábolas que quie-
El discípulo es, por de pronto, un hombre que se despega de ren invitar a una profunda reflexión antes de decidirse a la renun-
todo. Es la primera condición exigida para ser discípulo. No se cia para seguirle. El cristiano, lo mismo que el discípulo en tiem-
puede servir a dos señores. Ese despego querido para ser una pos de Jesús, no debe, pues, dejarse seducir por una visión idea-
persona incondicionada y seguir a Jesús, caracteriza o debería lista o "romántica" de la vida cristiana; no es una filosofía, sino
caracterizar a todo cristiano. Por eso, dada su importancia capi- una realidad que vivir. No es posible ningún compromiso: es pre-
tal, su necesidad se expresa en términos duros y un tanto agresi- ciso caminar en lo absoluto, y eso no es cuestión de un momento
vos para nuestra psicología. Sin embargo, no habría que entender o de un día; es la actitud de una vida.
el término "odiar" en su sentido literal. Se trata más bien de un
juicio de valor, de la búsqueda d e un no-condicionamiento que La sabiduría da la comprensión de la
nada tiene que ver con la negación del amor fraterno y el egoísmo. voluntad de Dios (Sab 9, 13-18)
Jesús exige para sí un amor absoluto que haga pasar a primer
plano todo lo que a él se refiere, dejando a las demás personas y Si no leyésemos este pasaje relacionándolo con la lectura del
cosas en segundo plano. Es un a m o r de preferencia en orden al evangelio, correríamos el riesgo de experimentar una sensación de
cual es necesario el abandono de las demás cosas. Las afecciones temor o desaliento. El encuadre litúrgico del texto es lo que le da
humanas legítimas son un amor subordinado al que se profesa a su profundo significado. Al oírlo, nos sentimos, en principio, des-
Jesús. Pero éste propone Tin absoluto, no un poco-más-o-menos. concertados. ¿Quién comprende lo que Dios quiere y cómo? Si
San Lucas quiere manifestar esta radical exigencia, y se complace ya lo que está al alcance de la mano lo conseguimos con esfuerzo,
en enumerar la lista de los objetos d e nuestra afección que deben ¿cómo descubrir lo que corresponde al cielo? Sólo la sabiduría
pasar, en caso de conflicto, a un segundo término. En la lista de y el Espíritu permiten descubrir la voluntad de lo alto. Fuera de
esos objetos a los que hay que renunciar, no olvida la propia vida: tales mediaciones, el hombre permanece en la incertidumbre y
renunciar a sí mismo. En nuestra civilización, un poco cristiana canina en la oscuridad, sin optimismo. En este mismo sentido hay
todavía, la obligación de ll<gar a separarse de la familia se plan- qu« cantar el salmo 89, elegido como respuesta:
tea menos; se presentaba con frecuencia a los cristianos del tiem-
po de Lucas, que experimeitaban l a oposición de los suyos en el Enséñanos a calcular nuestros años,
p a r a que adquiramos un corazón sensato.
30 TIEMPO ORDINARIO

Pero hay una frase que nos hace reencontrar el pensamiento


del evangelio: "El cuerpo mortal es lastre del alma y la tienda Domingo 24.0
terrestre abruma la mente que medita". Volvemos a hallar aquí
la necesidad de un no-condicionamiento en la renuncia y la libe-
ración de nosotros mismos. Para conocer la voluntad de Dios,
para seguirla, hay que abandonar el lastre de arcilla que son nues-
tro cuerpo y nuestra voluntad propia.
La lección de este domingo es de peso. Constituye la carta
de toda vida cristiana y nos sitúa ante lo absoluto cristiano. No se
vive el propio cristianismo a la ligera; la vida de discípulo ha de
tomarse en serio. CICLO A. EL PERDÓN
2. a lectura, p. 124
Perdonar hasta setenta veces siete
(Mt 18, 21-35)
Este pasaje evangélico hay que entenderlo en un contexto de
comunidad, de Iglesia. Se trata del perdón de las ofensas, de las
exigencias de fraternidad y de perdón, directamente relacionado
con el Reino. No es sólo una exhortación moral lo que el relato
quiere ofrecer; nos enseña la cualidad de la comunidad de aquí
abajo, ligada a la realización del Reino definitivo.
Jesús empieza la parábola con estas palabras: "Se parece el
Reino de los cielos a un rey...". Queda fuera de propósito entrar
en los detalles de la parábola para hacer su crítica histórica. Una
parábola n o tiene como finalidad contar una verdad histórica. Lo
inverosímil de las cifras apuntadas importa poco; por el contrario,
tal inverosimilitud es la que confiere a la parábola su impacto.
Sería inútil aclarar una parábola que es clara por sí misma.
Tan clara, q u e cada uno se encuentra reflejado en ella al oírla,
y la conclusión final: "Lo mismo hará con vosotros mi Padre
del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano", lleva
inmediatamente a pensar en la petición del Padrenuestro: "Perdó-
nanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos".
El perdón y la misericordia son actitudes de fondo propias
de toda v i d a cristiana en la Iglesia. Constituyen la característica
del cristiano que quiere seguir a Cristo. La Iglesia es una comu-
nidad de p e r d ó n y de misericordia.

Perdón del prójimo y remisión de los


pecados (Eclo 27, 30—28, 7)

También el Antiguo Testamento conoce el perdón al prójimo.


El texto q u e hoy oímos es claro y podemos fácilmente sintetizar
32 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 24° 33

su contenido. En él se condenan duramente la cólera y el rencor. El salmo 102, respuesta a la 1. a lectura, nos hace cantar el
Cada uno de nosotros debe tener presente su condición carnal y perdón de Dios en lo que a nosotros toca:
sus debilidades; a partir de ahí, se hace difícil condenar a los
demás y no perdonarles. Ellos y nosotros formamos parte de una No está siempre acusando,
comunidad de deficiencias. ¿Y cómo suplicar en favor de las ni guarda rencor perpetuo.
propias faltas, si no perdonamos a los otros? La vida en Alianza No nos trata como merecen nuestros pecados,
supone el respeto a los mandamientos y el perdón sin rencores al ni nos paga según nuestras culpas.
prójimo.

CICLO B. EL SUFRIMIENTO DEL SIERVO


Vivimos y morimos para el Señor DE DIOS
¿Por qué juzgar? {Rm 14, 7-9)
El Hijo del hombre tiene que padecer
Hubiera bastado añadir un solo versículo al pasaje de la mucho (Me 8, 27-35)
carta a los Romanos hoy proclamado, para que tuviera una fortuita
pero real correspondencia con las dos lecturas que lo encuadran. El domingo 21 (ciclo A) proclama el evangelio de san Ma-
En la vida y en la muerte somos del Señor: es el centro del teo, que nos trae el mismo relato de la confesión de Pedro y del
mensaje de esta lectura. Cristo se ha hecho Señor de vivos y anuncio de la pasión (Mt 16, 13-20). El pasaje se leía en aquella
muertos. El empleo de la expresión "Señor", en el presente contex- ocasión con la intención de detenerse sobre todo en la confesión
to más que en otros sitios, subiaya el poder absoluto que Cristo ha de Pedro y de enseñar el fundamento firme sobre el que la Iglesia
conquistado con su muerte y su resurrección en la gloria. "Señor está establecida. Aquí, por el contrario, se quiere más bien fijar
de vivos y muertos" significa el absoluto dominio de Cristo sobre nuestra atención en el anuncio de la Pasión y en los sufrimientos
el universo entero. La fórmula se encuentra también en los He- necesarios de Cristo.
chos (10, 42), en la 2. a carta a Timoteo (4, 1) y en la 1.a de Pe- Jesús ha mantenido el secreto acerca de su identidad; no h a
dro (4, 5). Si aceptamos el evangelio, si abrazamos la fe y recibimos considerado oportuno revelar su mesianidad, y con frecuencia,
el bautismo, significa que aceptamos el Señorío de Cristo, que después de un milagro, ha mandado que no se publique la cura-
pertenecemos a él: "vivimos para el Señor". ción, sobre todo, según hemos visto, cuando ésta puede ser consi-
Puesto que todos pertenecemos al mismo Señorío y somos derada como un claro signo de la presencia del Mesías. En el mo-
todos siervos del mismo Señor, ¿por qué juzgar a los demás? mento de la confesión de Pedro cae el velo, al menos para los
"Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué des- discípulos.
precias a tu hermano?" (Rm 14, 10). San Pablo examina los El anuncio de la Pasión compromete a Cristo a dar a los
motivos por los que este juicio resulta impensable. Y es que todos discípulos las condiciones esenciales para seguirle. Aun cuando
aparecemos ante el tribunal de Dios, donde cada uno de nosotros el evangelio de Marcos sea la fuente del de san Mateo, nos basta
rendirá cuentas a Dios por sí mismo. remitir al comentario ya expuesto de este último (1).
En la comunidad de la Iglesia es preciso, pues, que cada uno
perdone a los otros y que se acabe con el juzgarse mutuamente.
Puede haber equivocaciones; pero también puede ocurrir que sea Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban
legítimo un cierto pluralismo, pensando uno que rinde su servicio (Is 50, 5-9)
de esta manera y el otro de la otra. No tenemos el derecho de
uniformar todo según nuestras personales dimensiones y puntos Una parte de este pasaje del poema del Siervo fue procla-
de vista. No tenemos que juzgar al prójimo, nosotros que debe- mada como 1. a lectura el domingo de Ramos (2). A q u í la profecía
remos, lo mismo que él, comparecer ante el tribunal del Señor, a está tomada en consonancia con la predicción que Cristo hace de
quien todos estamos sometidos en la vida como en la muerte, y a (1) 22.° Domingo, A.
quien hemos profesado nuestro servicio. (2) Véase, vol. 3, pág. 199.
34 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 24.° 35

su Pasión y con la invitación que dirige a sus discípulos para que irreal y simplemente mítico aquello que constituye lo esencial de
le sigan, precisándoles las condiciones que no pueden ser eludidas la vida del cristiano: ser revestido de Cristo. De este modo, renun-
por quien quiera ser discípulo. ciarse, llevar la propia cruz, no son actividades mutiladoras, sino
Ya desde las primeras líneas advertimos la actitud del Sier- que, por el contrario, conducen al hombre a su glorificación, ofre-
vo: no se ha rebelado y ha aceptado, sin echarse atrás, todos los ciéndole la posibilidad de dar a su vida el máximo de eficacia.
sufrimientos que le han sido infligidos. No sólo no se sustrajo
al sufrimiento, sino que ofreció la espalda y las mejillas y no 2. a lectura, p. 125
protegió su rostro.
Tal es el modelo de quienes quieren seguir a Cristo, tomar la
propia cruz, no pretender salvar sus vidas. Situación imposible, CICLO C. EL PERDÓN DEL SEÑOR
si el Señor no acudiera en ayuda de quien da su vida por obe-
decerle. Aquí el texto de la profecía se hace lírico. Porque el Alegría en el cielo por un pecador que s e
Señor viene en ayuda de su siervo. Desde ese momento ya no se convierte (Le 15, 1-22)
siente alcanzado por los ultrajes, su rostro es duro como pedernal.
Pero sobre todo se siente fuerte moralmente: sabe que no quedará La parábola del hijo pródigo es bien conocida; en el 4.° do-
avergonzado porque tiene cerca al que le justifica. Ahí está el mingo de cuaresma (ciclo C) se hizo su proclamación (1). Pero la
Señor que asume su defensa. Porque el siervo entrevé sus sufri- óptica de la actual proclamación es diferente a la de aquel do-
mientos como situados en un breve intervalo que le separa del mingo. Entonces era sobre todo la actitud de conversión del hijo
último día. Está cerca su abogado, y no tiene miedo en compare- pródigo y su voluntad de reconciliación lo que se ponía de relieve.
cer con los que le martirizan ante el tribunal del Señor. La oración La cuaresma nos hace caminar hacia la Pascua y la renovación de
es lo que permite al siervo pasar así indemne en medio de los la conversión bautismal. En la proclamación de hoy es más bien el
ultrajes y soportarlos por el Señor. El salmo 114 recuerda la asis- perdón de Dios lo que se presenta a nuestra meditación.
tencia de Dios a quien se ofrece en sacrificio para cumplir su vo- El relato deja entrever la continua angustia del padre por el
luntad : hijo que se lia separado de él. Percibe a su hijo cuando todavía
está lejos, lo cual permite adivinar la esperanza de que algún día
Me envolvían redes de muerte, el hijo volverá y hace suponer que con esta esperanza el padre
me alcanzaron los lazos del abismo, dirige a menudo y pensativamente su mirada a lo lejos. Puede
caí en tristeza y angustia. pensarse en la actitud de Dios que no olvida al pecador, sino que
Invoqué el nombre del Señor... lo espera coi) una larga paciencia. Al divisar a su hijo de lejos,
estando yo sin fuerzas, me salvó. el padre se conmovió. Es una actitud frecuente de Dios: quedar
sobrecogido de compasión. Porque el Señor es un Dios de Perdón.
El sufrimiento del cristiano aparece en este domingo como El libro del Éxodo, del que nos ofrece un pasaje la 1.a lectura,
transfigurado, y el significado de la renuncia para seguir a Cristo presenta al Señor como un "Dios misericordioso y clemente, tardo
deja de verse como una amputación o una ascesis negativa. Aquí a la cólera y rico en amor y fidelidad...", y Moisés dirá en su
la Temos como participación en la Pasión gloriosa de Cristo que oración al Señor: " . . . a u n q u e sea un pueblo de dura cerviz;
rescata a la humanidad y reconstruye el mundo. El sufrimiento perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y recíbenos como
del Siervo de Dios que es Cristo es una ofrenda sacerdotal. Cada herencia tuya" (Ex 34, 6-9).
cristiano, siguiendo a su modelo, participa así más profunda- El padre no resiste a su compasión por su hijo; es él quien
mente en el sacerdocio de Cristo que se ofrece y ofrece. Por con- toma la iniciativa de ir a su encuentro para recobrarlo: "y, echan-
siguiente, no existe para nosotros más sufrimiento inútil que el do a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo". Iniciativa
que no aceptamos o no ofrecemos; todos los demás son redento- de Dios desde el momento en que ve un inicio de conversión. La
res, Si no fuese esto verdad, no habría motivo para admitir la misma actituJ vemos en Jesús cuando descubre arrepentimiento y
realidad de nuestro bautismo, que es participación de la vida de
Cristo en su muerte y su resurrección, y habría que negar como (1) Véase, vol. 3, pág. 166.
36 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 24° 37
/
deseo de conversión; por ejemplo, en el episodio de Zaqueo que pasado toda su vida al servicio de Dios. Concepción mercenaria de
desea verle, Jesús, al constatar ese comienzo de cambio de vida, la vida cristiana y de la justicia de Dios, que deja poco sitio al
da los primeros pasos y se invita a su casa ese mismo día, y de- amor. Jesús quiere corregirla. Cristo quiere oponerse con firmeza
clara: "El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que a toda actitud religiosa que pudiera ser como una especie de
estaba perdido" (Le 19, 1-10). contrato de "do ut des" (te doy para que me des) entre Dios y
Pero las intenciones del hijo pródigo no son completamente los hombres. Es el amor el que debe ocupar el primer lugar. Para
desinteresadas. Su vuelta a casa no ha sido motivada exclusiva- el padre no hay ninguna depreciación del hijo mayor que permane-
mente por el sentimiento de su ingratitud y de su falta de amor ció siempre fiel, al contrario; lo afirma el padre: "Hijo, tú estás
para con su padre. La parábola deja ver claramente el egoísmo siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo". No hay ninguna injus-
siempre latente en la mentalidad del hijo: "¡Cuántos jornaleros ticia con él; sólo, por parte del padre, voluntad de perdón y de
de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me devolver la vida al hijo que estaba muerto.
muero de h a m b r e ! " . Lo mismo que en el caso de Zaqueo, no
encontramos al principio una intención pura, ni un verdadero
pesar de haber procedido mal. El pecador se deja llevar, en un El Señor renuncia a castigar a su pueblo
principio, por el deseo de escapar al sufrimiento provocado por su pecador (Ex 32, 7-14)
actitud. Para Dios, ese comienzo es ya un signo, y es el padre
quien corre al encuentro de su hijo. El pueblo de Dios se ha dejado llevar a adorar el Toro de
Aunque el hijo pródigo manifiesta su pesar, el padre parece metal. Falta imperdonable, si se piensa que ha sido cometida poco
de tal manera sumido en la alegría, que no parece reparar en ello; tiempo después de la promulgación del Decálogo.
él es todo alegría: "Sacad en seguida el mejor traje, y vestidlo; La plegaria de Moisés que implora el perdón, constituye el
ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el centro de este relato. Es una audaz defensa, estructurada en tres
ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete". El padre lo argumentos bien construidos.
ha olvidado todo, ninguna amargura aparece en su comporta- ¿Por qué quiere Dios destruir "su" pueblo? Porque este pue-
miento, su único sentimiento es la alegría: "Porque este hijo mío blo es el suyo, y es él el que le hizo salir de Egipto con gran poder
estaba muerto, y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos en- y mano robusta. Se daría en el Señor una singular contradicción
contrado". de actitudes: destruir un pueblo al que, por otro lado, ha querido
El perdón de Dios no siempre es entendido por todos. Es salvar con medios tan espectaculares.
posible que san Lucas aprovechara la ocasión de la parábola ense-
Precisamente porque el Señor liberó a su pueblo de forma
ñada p o r Jesús para insistir en la aceptación dentro de la co-
espectacular y le h a engrandecido en medio de las demás nacio-
munidad cristiana de los que han pecado pero viven en la Igle-
nes, sería para él una especie de deshonor la destrucción de un
sia. Jesús mismo se encontró con personas que aceptaban mal al
pueblo al que h a salvado como suyo. El propio honor de Dios
pecador y lo consideraban como reprobado por Dios. La finalidad
está en entredicho. ¿Qué va a quedar del respeto y del temor de
de la parábola es hacerles comprender la actitud de Dios. Por eso,
su gran poder y mano robusta? Verdadero "chantage" que Moisés
se describe minuciosamente la reacción del hijo mayor: es la de
no duda emplear en su oración, en la que la fe permite todas las
algunos contemporáneos de Jesús; fue la de algunos discípulos de
audacias.
Lucas; es la de algunos cristianos de hoy día. El hijo mayor se
considera siervo fiel, y es verdad. Se siente como ofendido por el Pero el argumento más fuerte es el de la fidelidad a la que el
recibimiento hecho a su hermano. A él, siempre fiel, nunca se le Señor está obligado. Aunque el pueblo no sea fiel, el Señor sí debe
ha festejado con un banquete. Y en cambio, al que abandonó el serlo. Se ha comprometido con los patriarcas a darles una descen-
hogar p a r a gastar todos sus bienes, se le recibe con honores y con dencia. Aunque prometida a Moisés, no es menos cierto que ya se
una alegría jamás manifestada con el siervo fiel. Es el escándalo la había prometido a Abraham.
de muchos cristianos de hoy día. Por lo menos en su imaginación, El Señor r e n u n c i a al castigo previsto. Así pues, a pesar de la
lleían m a l que tal persona, que ha llevado u n a vida disoluta, sea falta, siempre es posible obtener el perdón de Dios. El perdón es
acegido por Dios después de su muerte lo mismo que el que ha siempre la última actitud del Señor.
38 TIEMPO ORDINARIO

Domingo 25. 0
Cristo vino para salvar a los pecadores
(1 Tim 1, 12-17)

San Pablo comunica aquí su experiencia personal: él, peca-


dor, ha sido, no obstante, escogido por Dios para ejercer un mi-
nisterio; Dios le ha otorgado su confianza. Esto era un aconteci-
miento para la jovencisima Iglesia. A la vista de los demás após-
toles elegidos por Jesús y que habían compartido su existencia,
Pablo, el que los perseguía, se ve colmado de la gracia del Señor,
y helo ahí ministro del Señor, como ellos. El caso podía resultar
chocante. Pablo recuerda la conversión, siempre posible con la CICLO A. PENSAMIENTOS Y JUICIOS
fe y el amor en Cristo Jesús. Más rotundo todavía: considera que DE VALOR DE DIOS
su estado de pecador y su conversión entran en el plan de la
Providencia divina: él, pecador, fue elegido "para que en mí, el
primero, mostrara Cristo toda su paciencia, y pudiera ser modelo ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy
de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna". bueno? (Mt 20, 1-6}
De esta forma, Pablo se presenta como el primero de los peca-
dores y también como el primer testigo de la longanimidad de Dios. El título que acabamos de dar a la proclamación evangélica
La principal enseñanza que quiere dar es: "Que Jesús vino al de hoy puede inducir a error. También hay que reconocer que la
mundo para salvar a los pecadores". San Lucas ponía en labios 1. a lectura podría orientarnos por una falsa pista de comprensión
del Señor las mismas palabras: "No he venido a llamar a conver- del evangelio del día.
sión a justos, sino a pecadores" (Le 5, 32); y también: "El Hijo Los jornaleros de la undécima hora han hecho correr mucha
del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido" tinta; los exegetas han intentado explicar la conducta de este
(Le 19, 10). patrón que desafía todas nuestras concepciones sociales, y los
Las lecturas de este domingo son preciosas; ponen fin a toda predicadores se ven en dificultades cuando tienen que explicar
actitud rigorista. No por ello estimulan a la bonachonería y a la una parábola enseñada por Jesús, a personas acostumbradas a la
condescendencia con las faltas de los hombres, pero engrandecen el justicia social. Evitando situarse en ese terreno embarazoso, los
perdón de Dios hacia quienes creen, a los cuales, a pesar de su teólogos intentan otro camino: no podemos comprender los pen-
falta, otorga a veces gracias de elección. No tenemos que condenar samientos d e Dios, no son los nuestros.
a los demás (1), toda vez que Dios, desde el momento en que Dos puntos de partida deberían considerarse en la interpreta-
constata el arrepentimiento, perdona y no niega su gracia. Así se ción de este evangelio.
derrumba todo lo que pudiera constituir orgullo del "justo" y Convendría, en primer lugar, tener presente el género litera-
del observante, frente al perdón que viene de Dios. rio de una parábola. Los detalles aquí son secundarios, ya que
se trata de poner de relieve un hecho. En nuestro caso, lo que se
pretende subrayar es que los últimos serán los primeros. Al pre-
cio, incluso, de una inverosimilitud y hasta de una injusticia so-
cial, se trata de afirmar ese principio, ilustrándolo.
Habría, después, que enmarcar la parábola en el conjunto d e
la enseñanza de Cristo y de las circunstancias en que ésta se im-
parte. Creo que deben subrayarse dos circunstancias: Jesús hizo
notar a menudo que el pueblo elegido no había sido fiel y había
rehusado acogerle. Ahora, la elección de Dios recae sobre un nue-
vo pueblo, l a Iglesia que va a nacer. Frente a un pueblo judío al
(1) 24." Domingo, A. lado de Dios desde siglos, la Iglesia, obrero de undécima hora
DOMINGO 25.° 41
AO TIEMPO ORDINARIO

ñámente en el capítulo 20, dejando de lado el último verso del


se ve colmada de los dones de Dios. No parece imposible que a
capítulo 19, que es precisamente el que provoca la enseñanza de
san Mateo le gustase meter por los ojos esta parábola, el único
Jesús mediante la parábola, introducida, además, por un "en
que la cuenta. Podía, de este modo, reforzar a los ojos de los
efecto", que la une a lo anterior. En realidad, nuestra parábola
judeo-cristianos la importancia y situación de la Iglesia. El pueblo
queda encuadrada por el mismo adagio: "Muchos primeros serán
en principio escogido por Dios es sustituido ahora por este nuevo
últimos y muchos últimos, primeros", que aparece tanto al prin-
pueblo de Dios, el pueblo de la hora undécima. Así, "los últimos",
cipio de la parábola, en 19, 30, como inmediatamente después de
los ahora llegados a la fe y que forman el nuevo pueblo, serán
ella, en 20, 16, a modo de explicación de lo que ocurrirá en el
los primeros, mientras que los primeros, el pueblo escogido que no
Reino de los cielos.
recibió a Cristo, pasa a segundo término, serán los últimos.
Tomemos ahora la parábola del hijo pródigo, en san Lucas, y
Pero hay otro punto de vista en el que se coloca Jesús y que
relacionémosla con ésta. Ambas, asimismo, habría que relacionar-
san Mateo considera muy oportuno incluir en su catequesis a la
las con la del fariseo y el publicano (Le 18, 11). De esa manera,
Iglesia. Para entenderlo, hay que recordar la parábola del hijo
llegamos a esclarecer mejor la enseñanza de los jornaleros de la
pródigo, paralela a ésta (1). Se trata de la acogida a los pecadores
hora undécima.
y de su perdón. Lo mismo que Jesús, san Mateo se encuentra en
dificultades para lograr que en su comunidad se reciba a paganos, En la parábola del hijo pródigo, el hijo mayor se queja amar-
que se sientan tratados como si hubieran sido adoradores del ver- gamente de no recibir lo que su infiel hermano recibe, siendo así
dadero Dios de toda la vida. que él ha sido siempre fiel. No entiende que el hijo pródigo pueda
recibir algo; lo que le indigna no es precisamente que él, fiel hijo,
Ambos puntos de vista, el del pueblo nuevo que ahora es el
no haya recibido otro tanto, sino que su hermano, pecador, reciba
primero, y el del pecador tratado como el siervo fiel, me parecen
algo. No acepta el perdón otorgado a su hermano, y se percibe en
íntimamente unidos. En este último sentido nos sentimos invita-
él un cierto desprecio. El mismo desprecio lo adivinamos en las
dos a entender la parábola de hoy.
reivindicaciones de los jornaleros de la hora primera: "Estos úl-
Ante todo, delemos enmarcarla en su contexto. En efecto, vie-
timos..." o, también, en boca del hijo siempre fiel: "Ese hijo
ne situada tras la pregunta del Padre, al final del capítulo anterior:
tuyo" (Le 15, 30), y en frase del fariseo frente al publicano:
"Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido;
" . . . c o m o ese publicano" (Le 18, 11). El desprecio para con el
¿qué recibiremos entonces?" (Mt 19, 27). Jesús responde prome-
pecador o para con el que h a llegado a última hora, ésa es la
tiendo a los suyos sentarse en doce tronos para juzgar a las doce
actitud que Jesús quiere reprobar y corregir. Los obreros no pro-
tribus de Israel; y termina Jesús con esta proclama: "Muchos
testan precisamente por no recibir en proporción a lo que el
primeros serán últimos y muchos últimos, primeros". En este
obrero de última hora recibe, sino porque el obrero de la última
pasaje, por tanto, Jesús afirma la condición de éstos que han lle-
hora recibe lo que recibe. Negativa a aceptar la acogida dispen-
gado los últimos y q u e son los apóstoles; están llamados, no obs-
sada al otro, al de la última h o r a .
tante, a sentarse en los doce tronos y precisamente para juzgar a
las doce tribus de Israel, el primer pueblo, siendo así que son los Indudablemente, la parábola no quiere, de ninguna forma,
últimos. Efectivamente, lo han dejado todo, en la fe, para seguir justificar lo que nos parece u n a especie de injusticia social, sino
a Jesús. que su punto de mira es insistir en la necesidad de no juzgar al
pecador, sino de acogerlo. Esa actitud de desprecio hace imposi-
Sin embargo, esta declaración de Jesús necesitaba todavía una
ble comprender el gesto del patrón y del perdón de Dios: Impo-
explicación. "Muchos primeros serán últimos y muchos últimos,
sible entrar en el pensamiento de Dios, desde el momento en que
primeros" es una visión de las cosas que podía resultar no sufi-
se niega la acogida a un h e r m a n o . La parábola recae, pues, por
cientemente comprensible a los apóstoles. Es algo que no se puede
completo en la bondad de Dios y su perdón, así como en la acogida
entender más que en referencia al Reino de los cielos. Por este
de Dios a aquellos que reciben a quien El ha enviado, entre quie-
motivo, el Señor prosigue proponiendo una parábola sobre el
nes están, los primeros, los discípulos, sentándose sobre los doce
Reino.
tronos para juzgar a las doce t r i b u s de Israel. A quien rehusa ver
La proclamación litúrgica de este domingo empieza inoportu-
a un hermano en el pecador, al judío convertido que siente menos-
precio por el pagano que viene a la Iglesia, les es imposible entrar
(1) 24.° Domingo, C.
42 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 25.° 43

en las maneras de ver Dios. E igualmente, no es posible, mante- CICLO B. EL HIJO DEL HOMBRE ENTREGADO
niéndose encerrado en la propia justicia e imaginándose que ésta EN MANOS DE LOS HOMBRES
da derecho a unos privilegios, entender los pensamientos de Dios.
La parábola no encuentra, pues, justificación alguna en el plano El Hijo del hombre entregado a los hombres
puramente humano, ni tiende a expresar una teología de la jus- (Me 9, 30-37)
ticia de Dios que nos resultaría incomprensible. Su finalidad es
ajena por completo a tal teología. Jesús ha sido enviado para salvar
a los pecadores; quienes le acogen en la fe son salvados, incluso Es el segundo anuncio de la Pasión que nos ofrecen los evan-
vienen a ser los primeros. gelios. El primero, se proclama en los tres ciclos previstos por el
leccionario (1); este segundo anuncio, tomado de san Marcos, se
proclama sólo en el ciclo B, mientras que el tercer anuncio no ha
Mis planes no son vuestros planes (Is 55, 6-9) sido incluido en el leccionario.
Mientras en los textos paralelos se anuncia la Pasión como
No se trata aquí de un Dios cuya conducta es arbitraria y a un futuro: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de
quien tendríamos que someternos sin entender nada. Este texto, los hombres" (Mt 17, 2 2 ; Le 9, 44), aquí es anunciada como un
lo mismo que la parábola de los obreros de la hora undécima, ha presente. Sin embargo, san Marcos expresa como futuro la conde-
dado pie a muchos comentarios destinados a hacer aceptar pruebas na a muerte y la resurrección: " . . . y lo matarán; y después de
o comparaciones difíciles de admitir. Pero basta leer el texto aten- muerto, a los tres días resucitará".
tamente para caer en la cuenta de que no se trata, de ninguna ma- Como es sabido, la palabra "entregar" es típica de la Pasión
nera, de un Dios que se complace en pensar a su modo y de una de Cristo. Se la encuentra en Jeremías (26, 24) y también en san
forma tal que nos sea imposible seguirle en sus decisiones. Pablo (Rm 4, 2 5 ; 8, 3 2 ; Ef 5, 2). El término se empleará también
Por el contrario, esta lectura nos permite entender mejor aún en el momento de la celebración de la eucaristía, en el relato de
el significado del evangelio del día. Se sitúa, en efecto, en un Lucas (22, 19) y en el de Pablo (1 Co 11, 24).
contexto muy particular: el del anuncio de una Jerusalén nueva,
¿Cómo entender la expresión: "El Hijo del hombre es entre-
de una nueva Alianza, eterna esta vez (Is 55, 1-4). Se trata de una
gado en manos de los hombres"? No se trata de un fatalismo, sino
nación nueva, creada por el Señor. Pero para entrar en ella, es
de la realización del plan de Dios. Es el Padre quien entrega a su
necesario convertirse: "Que el malvado abandone su camino, y el
Hijo en manos de los h o m b r e s ; es el Hijo del hombre entregado
criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a
en manos de los hombres. Reencontramos el tema querido a san
nuestro Dios, que es rico en perdón".
Juan: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3,
Si el Señor declara que sus planes no son nuestros planes y 16); y más cercano a nuestro texto, san Pablo escribe: "El que
que sus caminos difieren de los nuestros, ¿qué quiere decir con no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos
estas palabras? ¿Quiere indicar que sus categorías mentales son nosotros..." (Rm 8, 32).
extrañas a las nuestras? ¿Que su justicia no tiene nada que ver
con la nuestra? No parece. En esta afirmación hay que ver la El anuncio de la Pasión no es entendido por los discípulos.
afirmación de la infinita misericordia de Dios. Nuestra justicia ¡Hasta tal punto, que en ese preciso momento, en que hubiera
condena, la de Dios perdona, porque sus pensamientos están por debido revelarse con toda su carga dramática, los discípulos dispu-
encima de los nuestros. tan entre sí sobre quién será el mayor!
El salmo 144 lo expresa muy bien: Es la ocasión para q u e Jesús les enseñe cuál es, en la comu-
nidad que quiere formar, el sentido de "el primer puesto". Es ante
... es incalculable su grandeza. todo un servicio. Tener una responsabilidad significará ser el
El Señor es clemente y misericordioso, último, para servir a los demás. Quizá han surgido ya protestas
lento a la cólera y rico en piedad... entre los discípulos sobre quién tendrá la autoridad, y conocemos
El Señor es justo en todos sus caminos...

2. a lectura, p. 127 (1) 22.° Domingo, A; 24.° Domingo, B; 12.° Domingo, C.


44 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 25.° 45

el episodio en que la madre de Jos Zebedeos pide un puesto de El salmo 53 expresa la voluntad de Cristo-siervo de ofrecerse
preferencia para sus hijos (Mt 20, 20). Es posible también que el al P a d r e :
evangelista se haya encontrado con debates en su comunidad y
haya querido presentar las palabras de Jesús para recordar el sig- Te ofreceré un sacrificio voluntario
nificado de la autoridad y de los primeros puestos en la Iglesia. dando gracias a tu nombre, que es bueno.
Podemos también preguntarnos si, en ese contexto en el que acaba
2. a lectura, p. 128
de anunciar su Pasión, el propio Cristo no se describe como ese
primero que es servidor de todos dando su vida por todos. Así
lo demostrará en el lavatorio de los pies y en el momento de su
Pasión. CICLO C. EL PROBLEMA CRISTIANO DEL DINERO
El texto prosigue: "Y acercando a un niño, lo puso en medio
de ellos". La unión de este episodio con lo que precede no está El servicio a Dios y al dinero son incompatibles
clara. Todas las hipótesis son posibles pero siguen siendo hipó- {Le 16, 1-13)
tesis.
La primera parte de este pasaje evangélico es tan enojosa, que
¿Habría aquí una relación entre el anuncio de la Pasión, el
que se permite... no proclamarla y empezar inmediatamente por
papel del siervo, y la fe en Jesús que insiste en la acogida hecha
la segunda parte... El motivo que favorece esta división es más
al niño como símbolo de la inocencia y también de la debilidad
bien la longitud del texto, pero sería una pena que este choque
indefensa? Quien acoge en su nombre a un niño como éste, es a
no se produjera nunca en la asamblea dominical. El caso del admi-
Cristo a quien acoge, y quien acoge a Cristo, acoge al que le h a
nistrador injusto, alabado por Cristo y propuesto como modelo, es
enviado.
a primera vista indignante, hay que reconocerlo.
De hecho, este último episodio no entra apenas en la temática Sin embargo, todo cristiano sabe que es imposible que Jesús
de este domingo consagrado al anuncio de la Pasión. alabe la injusticia; se admite el malentendido o la incomprensión
de lo que aquí se expresa, pero se hubiera preferido una condena
simple y llana, conforme a lo que nosotros sentimos; nos hubiéra-
Condenado a una muerte ignominiosa mos sentido más cómodos. Quizá hasta un cierto sentimiento de
(Sab 2, 12... 30) superioridad hubiese podido animarnos y permitirnos hacer buen
papel al lado de este administrador injusto a quien despreciamos.
Poco importa para nosotros el total de las estafas cometidas
En este texto está presente el retrato de Jesús anunciando su por este administrador. Lo que nos interesa, ya que es un caso
Pasión. Jesús es el aguafiestas: " N o s resulta incómodo". Se enu- por lo menos inteligente en medio de su villanía, es la habilidad de
meran los agravios hechos al justo. El primero es general: nos este hombre: hace de sus deudores cómplices perdonándoles sus
reprocha nuestra conducta; el segundo es más determinado: nos deudas, con lo que tendrán que recibirle en su casa si algún día
reprocha desobedecer la ley de Dios; el tercero es más ofensivo lo necesita. En una palabra, un curioso hecho distinto, que algunos
aún para ios fariseos: nos acusa d e abandonar nuestras tradi- creen real y utilizado por Jesús no para condenar una falta de
ciones. honestidad, cosa q u e no hubiera tenido trascendencia ya que es
Se ha visto en este texto el anuncio profético de la Pasión de evidente que Jesús debía condenarla, sino para encontrar en esta
Cristo, y con toda razón, según parece. En san Mateo, sin que por mezquina historia un punto de partida para una enseñanza nueva.
ello sea evidente que se refiere al libro de la Sabiduría, encontra- Porque, ciertamente, Jesús, a pesar de ciertos esfuerzos de algunos
mos en boca de los judíos los mismos propósitos sostenidos por los por demostrar lo contrario, asume la defensa del administrador
perseguidores del Justo: "Ha puesto su confianza en Dios; que injusto a quien no se abstiene de alabar. ¿Cómo entenderlo?
le salve ahora, si es que de verdad le quiere" (Mt 27, 43). Sea lo Parece que el propio Jesús se disculpa de toda posible com-
que fuere del sentido profético del texto, constituye una figura de plicidad, al decir: "Los hijos de este mundo son más astutos con
Cristo sufriente, que él hará real en la cima del martirio. su gente que los hijos de la luz". Son personas ingeniosas y rápidas
46 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 25.°
47

en sus decisiones cuando de negocios se trata. En cambio, los hijos Y nos equivocaríamos, igualmente, acerca del significado de
de la luz, que deben buscar el Reino, ¡son con frecuencia tan len- esta 1. a lectura si en ella viésemos una protesta contra todo comer-
tos y tan poco ingeniosos en sus medios para encontrarlo! Si tan cio y contra todo sistema económico productor de bienestar. Aquí
hábil se puede ser para cosas perecederas, ¿a qué se debe que se considera un apego al dinero que no se para a pensar en los
estemos tan faltos de sagacidad para ganar el Reino de Dios? desgraciados y que incluso viene a empobrecerlos más. Es la
Cristo, por lo tanto, de ningún modo alaba la deshonesta plena contradicción con el Señor; la idolatría del dinero, que no
conducta del administrador; alaba sólo su habilidad, y lamenta deja servirle a El y que por eso se siente ofendido y declara: "No
que ésta sea el atributo de quienes viven para el mundo y no el olvidaré jamás vuestras acciones".
de quienes buscan el Reino y parecen a menudo pesados y lentos El salmo 112, por el contrario, canta la atención con que Dios
en su actividad. se preocupa del pobre:
Uno de los medios de entrar en el Reino es dar, hacerse ami-
gos en las moradas eternas con el fin de hallar intercesores en Levanta del polvo al desvalido,
nuestra muerte. Es, pues, un aliento a la generosidad y a la limos- alza de la basura al pobre
na. Tened rasgos de generosidad con vuestro dinero para que po- para sentarlo con los príncipes,
dáis encontrar en el cielo intercesores en vuestra muerte. los príncipes de su pueblo.
Continuando el tema, Jesús aprovecha la ocasión para insistir
en el sentido del dinero. No se puede servir a dos señores, Dios y 2. a lectura, p. 129
Mammón, el dinero. Hay, así, personas que a diario rozan la
idolatría. Si hemos recibido dinero no es para que nos apegue-
mos a él como a un absoluto, sino para compartirlo. Atarse al di-
nero significa no haber entendido lo que es Dios y su absoluto. Se
nos invita, por lo tanto, a mostrarnos despegados en su utili-
zación, y lo realizaremos en la medida en que seamos hábiles en
buscar el Reino.

Rapacidad de mercaderes (Am 8, 4-7)

Nos encontramos ante todo un tráfico de falsificación de pe-


sos y medidas, un nuevo hecho de estafas. Este escrito del profeta
es, evidentemente, un alegato contra la civilización de su época,
como los que algunas veces podríamos escribir en nuestros días.
Pero el profeta protesta en nombre del Señor, que le ordena ha-
blar. Se observan los ritmos de la luna y también el sábado, pero
es para maquinar, para estudiar sagazmente la forma de ganar
más. Por un par de sandalias se podrá comprar o vender al pobre,
que es incapaz de pagar sus deudas.
El nexo entre este texto y el del evangelio es bastante débil.
Aunque en realidad, ambos versan sobre el despego del dinero.
Se podría falsear la importancia del texto evangélico viendo
en él una alabanza a la falta de honradez, siendo así que lo único
alabado y lo único que se desea ver en los hijos de la luz es la
habilidad en la búsqueda del Reino, aconsejándoles que se despe-
guen del dinero con vistas a este Reino.
DOMINGO 26.° 49

Domingo 26.° parábola de los dos hijos: uno, que se niega a ir a trabajar a la
viña, pero que, arrepentido, v a ; el otro, que dice que sí irá, pero
que no va. Ahora se entiende el sentido del párrafo segundo: Vino
Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le
creísteis; los publícanos y las prostitutas, en cambio, sí le creyeron;
ellos, aun después de ver esto, no se arrepintieron para creer en
su palabra. Se ve el paralelismo entre esta diferenciación y la
propuesta en los dos hijos de la parábola. Por lo tanto, para en-
CICLO A. ARREPENTIRSE PARA VIVIR tender la parábola de hoy y su conclusión, debemos tener en
cuenta el relato que antecede. En efecto, los interlocutores de
Jesús no han creído en Juan, son como el primero de los hijos
Los pecadores, salvados por la fe y el que se negó a obedecer. Pero ese primer hijo se arrepintió y obe-
arrepentimiento (Mt 21, 28-32) deció, mientras que los interlocutores de Jesús, aun después de
haber visto a las prostitutas y a los publícanos decir sí y asentir
El pasaje proclamado hoy puede parecer incoherente, ya que a Juan, no se han convertido. Prostitutas y publícanos, pues, les
la primera parte no tiene nada que ver con la segunda. Además, llevarán la delantera en el Reino de los cielos.
podría parecer que la primera parte no presenta sino un simple Por otra parte, la parábola de los dos hijos enviados a la viña
caso moral: lo que cuenta no son las palabras ni las intenciones, hace pensar en la de los viñadores homicidas, que va inmediata-
sino el acto mismo. Es evidente que los sumos sacerdotes y los mente después del pasaje hoy. También ahí encontramos la nega-
ancianos no tenían ninguna dificultad en reconocer que quien había tiva a recibir a Jesús y a creer, llegando hasta el odio y la
cumplido la voluntad del padre era el que la había hecho, aunque condena a muerte de Cristo.
después de haberse negado a ello. Se trata, por lo tanto, de recibir a Jesús en la fe. Recibirle no
Sin embargo, semejante lección sobre la obediencia es un significa únicamente aceptarle conceptualmente, sino actuar. Obe-
poco corta. Y se experimenta además una cierta dificultad en admi- decer y creer en él: tal es la lección que tenemos que sacar del
tir que san Mateo haga seguir a esta parábola una conclusión que evangelio de hoy. Creer, con los propios actos, es decir, convertirse
aparentemente nada tiene que ver con ella. La impresión es real, y adecuar la propia vida a lo que se cree.
y de hecho algunos misales o leccionarios dejan un espacio entre
el primer párrafo sobre la obediencia de los hijos, y el segundo
que es el que refiere la sentencia de Jesús. Para entenderlo mejor, Apartarse de las faltas para ser salvado
pues, leamos el texto encuadrándolo más ampliamente. (Ez 18, 25-28)
Jesús ha entrado en el templo y enseña. Los sumos sacerdo-
tes y los ancianos del pueblo le preguntan con qué autoridad adop- Esta profecía es una llamada a la conversión: "cuando el
ta la actitud de enseñar. Jesús responde con una pregunta: "El malvado se convierte de la maldad que hizo, y practica el dere-
bautismo de J u a n , ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?". cho y la justicia, él mismo salva su vida". Y también: "Si reca-
Los interlocutores se ven en un aprieto. Responder: del cielo, pacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y
sería incurrir en una sinrazón, ya que en ese caso, ¿por qué no no morirá".
le creyeron? Y si respondían: de la tierra, corrían el riesgo de Asistimos a un supuesto diálogo entre el Señor y su pueblo.
que la gente, q u e creía que Juan era un profeta, se encolerizara. Este encuentra extraño el proceder del Señor. ¿Por qué? El pro-
La respuesta de los judíos fue diplomática: "No sabemos". Jesús feta ha explicado de parte de Dios la responsabilidad personal tanto
entonces se negó a responder a su pregunta (Mt 2 1 , 23-27). en el pecado como en la abstención del mal. Dios, sin embargo, no
Aquí se inserta nuestro texto de hoy. Recordémoslo: se trata se complace en la muerte del pecador; su deseo es que viva, pero
de un contexto de fe y de obediencia, en el que los interlocutores él ha de renunciar a su conducta. La conversión, pues, se le ofrece
de Jesús no han querido arriesgarse, ya que se niegan a creer y a al hombre y complace a Dios. Pero también el justo puede faltar
obedecer. P«ro Jesús no abandona el problema, y les presenta la a la fidelidad, en cuyo caso hallará la muerte. Si la conversión es
50 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 26.° 51

pojsible, también lo es la infidelidad. Eso es lo que encuentran Es Juan quien interroga aquí al Maestro. Se le ve sorprendido
extraño los oyentes del profeta. El Señor responde a su crítica. y algo preocupado de que uno exorcizara siendo así que no for-
Si el justo se aparta de su justicia, se pervierte y muere en ese maba parte del grupo. La respuesta de Jesús es importante; amplía
estado, muere por la maldad que cometió. No habrá aprovechado la comprensión que los discípulos podían tener de su grupo. Fuera
los medios que el Señor le dio para vivir. de él puede encontrarse a alguien que crea en Cristo y que eche
El texto nos conduce al evangelio del día: el rechazo de Dios, demonios en su nombre. No hay razón para impedírselo; además,
el rechazo de la conversión. Siempre, no obstante, queda lugar existe un criterio para juzgar: si no habla mal de Cristo. San Ma-
para la conversión. El peligro consiste en la inconsistencia de las teo añade que es preciso que el profeta cumpla la voluntad del
disposiciones que pueden ser cambiantes. El problema de la fi- Padre que está en los cielos, para entrar en el Reino de los cielos
delidad es fundamental; se puede decir sí, y a continuación no ser (Mt 7, 15-22). De suyo, no es, pues, indispensable pertenecer a la
consecuente con la propia decisión; se puede decir no, y conver- comunidad de los cristianos para actuar en nombre de Jesús, a
tirse después. condición de que se tenga fe y se observen los mandamientos.
Nuestra meditación de hoy recaerá, pues, sobre el ofrecimien- Jesús quiere, por lo tanto, ensanchar las concepciones de sus
to que Dios nos hace de la salvación; lo que hizo en tiempos pa- discípulos, que podrían sentirse inclinados a encerrarse en una
sados, lo hace también ahora. Por otra parte, tenemos que velar campana de cristal y decididos a mantener celosamente lo que
por la constancia en el amor y en la fidelidad al Señor, si quere- ellos piensan ser privilegio exclusivo de la comunidad.
mos hallar el Reino. No obstante, la cualidad de discípulo de Cristo tiene un sig-
Como se ve, la vida del justo es delicada; su respuesta debe nificado, hasta el punto de que cuando alguien da un vaso de
ser recta y fiel; continúa sometido a posibles fluctuaciones contra agua a uno de ellos en nombre de Jesús, es al mismo Jesús a quien
las que hay que luchar. El salmo 24 es una plegaria para que el se lo da. Existe, pues, un lazo íntimo entre Jesús y los discípulos,
Señor le conceda luz y perdón: y en la comunidad cristiana debe haber una sólida unión. Los
discípulos "son de Cristo", expresión querida de san Pablo (Rm 8,
Señor, enséñame tus caminos... 9 ; 1 Co 1, 12; 3, 2 3 ; 2 Co 10, 7).
haz que camine con lealtad; El texto nos hace pasar a otro orden de ideas: el escándalo
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. de los pequeños que creen en Jesús. No habría que restringir el
Recuerda, Señor, que tu ternura escándalo de los pequeños a los n i ñ o s ; puede también tratarse de
y tu misericordia son eternas. los más sencillos dentro de la comunidad cristiana; en labios de
Jesús puede referirse a los que han sido menos instruidos, que
El Señor es bueno y es recto, pertenecen a una clase social menos cultivada y son real o cultu-
y enseña el camino a los pecadores; ralmente pobres.
hace caminar a los humildes con rectitud, El texto prosigue con una tercera advertencia. Se trata de la
enseña su camino a los humildes. ocasión de pecado. Entrar ahora en detalles sería falsear el signi-
2. a lectura, p. 130 ficado de lo que Jesús ha querido expresar. Jamás pensó en un
catálogo de tentaciones a las que correspondería un catálogo de
pecados. Su enseñanza va orientada a subrayar el valor absoluto
CICLO B. HABLAR, CURAR EN NOMBRE del Reino de Dios en relación con cualquier otra cosa. Lo que
DEL SEÑOR interesa es vivir ese valor y escapar al fuego que no se apaga.

Expulsar los malos espíritus en nombre del


Señor (Me 9, 38-48) Que el Señor forme un pueblo de profetas
(Num 11, 25-29)
El pasaje del evangelio de hoy contiene temas bastante poco
unidos entre sí. Da la impresión de una libre conversación de La situación del pueblo de Dios requiere que se prevean sus
Jesús con los suyos, a quienes enseña según sus preguntas. instituciones y su porvenir. Se necesita una continuidad entre los
52 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 26.° 53

jefes que se suceden. Así, Moisés constituyó un grupo de 70 an- CICLO C. FALSA SEGURIDAD DE LOS RICOS
cianos. El Señor tomó una parte del espíritu que Moisés poseía
y se la pasó a estos ancianos, y se pusieron a profetizar, pero esto Suerte final del rico y del pobre (Le 16, 19-31)
no duró.
El Espíritu, además, se posó sobre dos hombres que no esta- La parábola de Lázaro y el rico es bien conocida y tiene ante-
ban presentes en la reunión de los 70 y se pusieron a profetizar en cedentes egipcios y judaicos bastante semejantes, con frecuencia
el campamento. Estupor en un joven, que corrió a contárselo a citados en los comentarios.
Moisés. La respuesta de Moisés es admirable por la amplitud de Los actores representan dos tipos opuestos y clásicos en los
miras: "¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera escritos del Antiguo Testamento: el rico y el pobre. La parábola
el espíritu del Señor!". Constatamos, pues, el deseo de apertura tiene como finalidad fundamental presentar un cambio de situa-
de Israel que no quiere aislarse en tradiciones cerradas. ción: en el más-allá, el rico, en medio de los tormentos, ve a Láza-
En la actitud de Moisés podría verse una reacción a lo que ro en el seno de Abraham. Las condiciones generales de vida en
en nuestros días podríamos llamar "triunfalismo" orgulloso. El ese más-allá no interesan a la parábola, salvo en lo que toca de
salmo responsorial 18 canta: cerca a los dos actores principales cuya situación ahora ha dado
la vuelta.
Preserva a tu siervo de la arrogancia, Nos hallamos ante el tema habitual del rico condenado y del
para que no me domine... pobre glorificado; inversión de situaciones presentada frecuente-
mente en el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento hereda esta
No es inútil la enseñanza de hoy. Debe provocar nuestra refle- temática, según constatamos en las Bienaventuranzas.
xión en varios aspectos. El estado de los que se hallan en el más-allá es irrevocable-
mente definitivo, y se abre un abismo inmenso entre los que están
Nos enseñan las lecturas una apertura y una actitud de reac-
en la vida dichosa y los otros, hasta el punto de no ser posible
ción contra todo lo que pudiera ser "clericalismo" y triunfalismo
ninguna comunicación entre ellos. En medio de su desgracia, el
de la Iglesia. Y lo que puede darse en toda la Iglesia, puede darse
rico sólo puede arriesgar una plegaria, implorando que se pre-
también en quienes en ella ostentan el poder. Porque, aunque el
venga a sus amigos en la tierra para que piensen en conver-
sacerdocio de Cristo se halla repartido por el Espíritu según gra-
tirse.
dos esencialmente diferentes, sin embargo todos los bautizados son
Tocamos aquí el verdadero centro útil de toda la parábola.
profetas de una determinada manera. Si no deben cerrarse las
Por eso la petición del rico es artificiosa; no sirve más que para
puertas sobre la propia Iglesia, excluyendo la posibilidad de gran-
introducir la enseñanza central de la parábola: "Tienen a Moisés
des cosas fuera de ella, con mayor razón los que han recibido el
y a los profetas: que los escuchen... Si no escuchan a Moisés y a
sacerdocio en sus grados más elevados no tienen que impedir que
los profetas, no harán caso ni aunque resucite u n muerto".
se ejerza el sacerdocio de los fieles, por más que éstos deban ha-
Dos puntos importantes emergen, por tanto, de esta parábola:
cerlo bajo el control y la autoridad de aquéllos.
escuchar y convertirse.
El problema del escándalo no debe descuidarse tampoco. Este Escuchar. Es, sin duda, privilegio de los humildes, de los
no concierne únicamente a las tentaciones de cada uno de nosotros, pobres, poder escuchar sin verse entorpecidos por las riquezas y
sino a la posibilidad de herir a quienes no tienen una fe bien todas sus consecuencias, como por ejemplo el orgullo. La parábola,
organizada. No es que existan verdades diversas, pero no todo es por otra parte, está toda ella construida teniendo en cuenta a los
para decir y enseñar a todos y en todas las circunstancias y de jefes de los fariseos; se trata, en efecto, de que habría que es-
todas las maneras. La época actual nos invita a revisar a veces cuchar a Moisés y a los profetas. Pero ese es precisamente el d r a m a
nuestras posturas en este punto, lo mismo que en los anteriores. que Jesús vive: los judíos no escuchan, están bloqueados por su
seguridad y su orgullo. Si no escuchan a Moisés y a los profetas,
2." lectura, p. 131 ¿por qué habrían de escuchar a un muerto que viniera del más-allá
para advertirles? Tal es la primera lección, d u r a y sin piedad, d e
la parábola.
54 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 26." 55

Convertirse. Es el otro punto importante de la parábola: la Guardar el mandamiento del Señor hasta
urgencia de la conversión, tantas veces ya predicada en los evan- su vuelta (1 Tim 6, 11-16)
gelios. La conversión se anuncia porque el juicio está próximo.
Son numerosos los pasajes en los que el tema es la necesidad de la Cabe relacionar esta 2. a lectura con las otras dos; esta coin-
conversión (Le 3, 3 ; 10, 1 3 ; 11, 3 2 ; 13, 3.5; 24, 27). Los He- cidencia fortuita puede constituir un enriquecimiento en lo que a
chos de los Apóstoles muestran que es el tema más frecuente de la la enseñanza de este domingo respecta. En efecto, sus elementos
predicación apostólica (Hech 2, 3 8 ; 3, 19; 5, 3 1 ; 11, 1 8 ; 14, 1 5 ; son convergentes con las lecciones que se desprenden de la lectura
17, 3 0 ; 26, 18). Como se ve, san Lucas considera este tema como del evangelio y del profeta: Apostar por la fe y la caridad; en
capital para Israel. concreto, velar por la fe y luchar por ella; tener ante la vista el
fin de los tiempos.
Hay que procurar ser justo y religioso, vivir sinceramente la
Una civilización podrida (Am 6, 1... 7) personal búsqueda de Dios. Para san Pablo, practicar la justicia
y la religión no es una apariencia; significa vivir en la fe, el amor,
El profeta Amos se alza vigoroso contra la vida de su tiempo. la paciencia y la delicadeza: las cualidades opuestas al retrato que
Formula una dura crítica de los ricos y, en general, de la sociedad Amos nos hace de la sociedad de su tiempo, y lo opuesto a la acti-
de su época, una sociedad que se entrega a todos los lujos y a tud del rico de la parábola.
todos los excesos con una increíble sensación de seguridad. La Combatir por la fe. Es la principal actividad de todos en el
descripción corresponde admirablemente a la que nosotros podría- intervalo que nos separa del último día. Hemos sido llamados a la
mos hacer de ciertas sociedades de hoy día. Una vida a espaldas vida eterna y vamos a ella mediante la fe, la que hemos profesado
de la realidad, toda vez que no se ve entre estas personas ninguna delante de muchos testigos.
preocupación por la situación real de Israel, que el profeta consi- Guardar los mandamientos. Porque la fe sola no salva, requie-
dera desastrosa. Porque esos ricos viven a costa de la sociedad y re las obras. Se trata de permanecer "sin mancha ni reproche, has-
ta la venida de nuestro Señor Jesucristo". La vida entera es una
de los pobres sobre todo. Allí ya no se ven la fe de Israel ni su
preparación para el último día.
Ley; ¿dónde queda la Alianza en esta forma de vivir? Sin duda
Ultimo día, porque el Señor de los Señores, el Rey de reyes,
que el profeta no pretende condenar el aumento de bienestar, sino
el que habita en una luz inaccesible, a quien nadie puede ver,
los abusos j la distancia demasiado grande entre diferentes con-
mostrará a Cristo en tiempo oportuno.
diciones de vida, viviendo unos del trabajo de los otros y de su
Termina la lectura con una bellísima doxología, himno litúr-
indigencia. La protesta de Amos apunta sobre todo a los que gico de gloria, que afirma el poder y la gloria de aquel que da su
viven en medio del abuso aun profesando externamente la religión verdadero sentido a toda vida.
de Israel. Aunque nos es difícil situar históricamente la historia Ciertamente, las lecturas de este día conectan con nuestras ne-
social de Israel en ese momento, el texto mismo nos indica bas- cesidades actuales: tener ante los ojos la parusía que llega, saber
tante de ella p a r a entender a quién se dirige la dura crítica del juzgar las cosas en su justo valor y, ante todo, mantenerse firme
profeta. Este se siente rebasado por la vida actual, en la que no ve en la fe, ajustando a ella nuestra conducta, ése es el ideal cristiano.
relación alguna con los principios básicos de la Alianza. Es una La verdad es que, con demasiada frecuencia, buscamos la seguri-
vida pagana vivida por gentes que, sin embargo, están oficialmen- dad y creemos hallarla en un bienestar ilusorio, mientras que po-
te incluidos en la Alianza. Esto constituye para él un escándalo que demos estar acercándonos a la catástrofe. Estamos hechos para el
se resolverá con un castigo ejemplar: irán al destierro a la ca- más-allá; no hay que pensar en ello con una cierta tristeza por
beza de los cautivos. "Se acabó la orgía de los disolutos". abandonar valores que pasan, sino persuadidos de que quedaremos
La lectura no relaciona estos excesos con la vida futura, sino fijos en el bien o en el mal, según el fervor de nuestra búsqueda
que predice castigos ya en este mundo. ¿Harán éstos reflexionar d e Dios en la fe.
y podrán ser u n signo para todos?
DOMINGO 27.° 57

Domingo ij° Israel; se refiere después al Hijo, Jesús, condenado a muerte por
los judíos. San Mateo quiere subrayar, como lo hace a menudo
en su evangelio, la responsabilidad de los sumos sacerdotes y de
los ancianos del pueblo, a quienes se dirige aquí Jesús, lo mismo
que lo hace también a los fariseos.
La conclusión de san Marcos y de san Mateo es idéntica: los
viñadores merecen la muerte, y la viña será arrendada a otros.
Pero hay una conclusión especialmente puesta de relieve por
san Mateo: los nuevos viñadores deberán entregar los frutos a sus
tiempos.
CICLO A. LA VIÑA QUE DEFRAUDA
Esta particularidad de san Mateo caracteriza, por lo demás,
todo su relato. Los viñadores no entregaron el fruto de su viña;
estos nuevos deberán preocuparse de entregar al dueño esos fru-
Arrendará la viña a otros labradores tos de la viña. Entregarlos a sus tiempos; hay, pues, un momento
(Mt 21, 33-43) establecido en el que deberán dar cuenta de su trabajo.
Parece claro que san Mateo ha querido acentuar la forma
Este texto ha planteado y plantea todavía serios problemas a en que Israel recibió a los profetas y las advertencias de Dios.
los exegetas. Algunos ven en él un relato compuesto por la comu- No produjo frutos. Es responsable de la muerte del Hijo enviado
nidad cristiana que querría describir la historia de las preferen- al final de los tiempos por el Padre. San Marcos también pone
cias de Dios por su pueblo hasta el momento en que envía a su esto de relieve. Y los críticos piensan que aquí —como es el caso
propio Hijo. Sería, pues, una manera de presentar la vida de frecuentemente cuando el texto nos dice: " ¿ N o habéis leído nunca
Cristo en relación con la historia de Israel, el fracaso y el paso en la Escritura...?"— la frase: "La piedra que desecharon los ar-
de la elección de Dios a un pueblo nuevo. Esto no quita nada al quitectos es ahora la piedra angular", habría sido introducida por
hecho de que el Espíritu Santo ha guiado la redacción de esta los cristianos. Y añade san Mateo: "Se os quitará a vosotros el
historia de Israel, de Cristo y del nuevo pueblo escogido. Sin em- Reino de Dios (y no "de los cielos", como escribe habitualmente)
bargo, y sin querer entrar en estos problemas de crítica literaria, y se dará a un pueblo que produzca sus frutos". Advirtamos de
diversos especialistas no admiten esta forma de ver y consideran nuevo aquí la insistencia de san Mateo en los frutos que el nuevo
más indicado buscar en el evangelio de san Marcos las líneas más pueblo de Dios debe producir.
exactas y más antiguas del relato, para poder después constatar
que san Mateo, tomando como base la parábola contada por
san Marcos, la utilizó para las necesidades catequéticas de su pro- La viña del Señor es la casa de Israel
pia comunidad. (Is 5, 1-7)
Sin entrar aquí en el detalle comparativo entre el relato de
san Mateo y el de san Marcos, debemos, sin embargo, señalar di- Este notable poema describe toda la historia de la fidelidad
ferencias importantes. de Dios para con su pueblo y la de las múltiples manifestaciones
En san Marcos (12, 1-12), es enviado un siervo una primera de esta fidelidad y, por otra parte, las infidelidades de Israel.
y una segunda vez antes de ser enviado el hijo. Ambos siervos El plan del pasaje es claro: El propietario de la viña prodiga
son maltratados, el segundo peor que el primero; hay como una todos sus cuidados a su plantación. Pero resulta un fracaso. Se
exasperación en contra del dueño; por fin es matado el hijo. En invita a los habitantes de Jerusalén y de Judá a que den su juicio
san Mateo, los enviados son dos grupos, el segundo más nume- sobre estos hechos. ¿Qué más podía hacer el dueño de la viña?
roso que el primero, y, de golpe, son cruelmente maltratados; por En un caso así, tienen que comprender el duro castigo que el dueño
fin, el envío del hijo se salda con su asesinato. Cabe pensar que hará sufrir a su viña. Sólo queda descubrir quiénes son los actores
san Mateo ha querido subrayar el trato infligido a los distintos reales q u e se ocultan bajo el relato. El autor lo hace.
profetas enviados a la viña del propietario, es decir, al pueblo de Tenemos aquí, por lo tanto, la descripción poética del amor
58 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 27.° 59

de Dios por su pueblo y las infidelidades de este último. Se le fe, pero sin preocuparse de una unión lógica entre tales enseñan-
apremia a juzgarse a sí mismo y a reconocerse en esa viña que zas. La 1. a lectura de hoy tendrá conexión únicamente con la pri-
merece ser castigada: "La viña del Señor de los ejércitos es la mera parte del evangelio. Nos vemos, por ello, impulsados a in-
casa de Israel". sistir en ésta, sin por eso olvidar completamente la otra parte. Al
La enseñanza de este domingo tiene su importancia para la comentario de la primera parte del evangelio haremos que siga el
Iglesia de hoy. La falta que se reprocha a los primeros viñadores, de la 1. a lectura, tomando a continuación la segunda parte del
al primer pueblo de Dios, es sobre todo la de no haber producido evangelio.
frutos; no ha escuchado a los profetas y se ha mostrado infiel. El debate se abre a partir de una insidiosa pregunta planteada
Si ahora se ha arrendado la viña a un nuevo pueblo, éste último por un fariseo. Se trata de un grupo que interroga a Jesús, con-
—la Iglesia, la comunidad que san Mateo quiere catequizar— no cretamente acerca del divorcio. Podría uno pensar que se encuen-
debe olvidar tampoco ella el producir ese fruto a su tiempo. En tra en una reunión mundana de hoy día, con ocasión de la cual
este intervalo que le queda entre el momento en que el Señor cons- un sacerdote se encuentra en un aprieto a propósito de un pro-
truyó su nuevo pueblo, y el momento de su vuelta, es preciso que blema lleno de actualidad en la vida de un Estado, cuyo gobierno
la comunidad trabaje por producir frutos, frutos que son, ante se ve a menudo envuelto en dificultades, precisamente por el mis-
todo, el amor. La Iglesia ha de ser, pues, un instrumento dócil en mo tema planteado a Jesús en el evangelio. Está claro que san Mar-
las manos del Señor, y no puede comportarse como dueño del cos se siente en esta ocasión satisfecho de poder ofrecer una ins-
Reino, como si éste no se le hubiera confiado. trucción precisa a sus fieles a propósito del matrimonio.
La respuesta, tomada del salmo 79, expresa el desconsuelo de Se trata de la manera cristiana de concebir el matrimonio,
Israel: concepción que se enfrenta con la manera palestina y pagana de
¿Por qué has derribado su cerca, concebirlo. Conflicto entre cristianismo, judaismo y paganismo a
para que la saqueen los viandantes, propósito de la fidelidad en el matrimonio.
la pisoteen los jabalíes En efecto, según el judaismo, el adulterio se da en la mujer
y se la coman las alimañas? con respecto a su marido; el hombre, en cambio, no es adúltero
respecto a su mujer. San Marcos es claro en la forma de referir
Expresa, asimismo, muy bellamente la plegaria de los nuevos las afirmaciones de Cristo. Hombre y mujer están en el mismo pla-
viñadores, el nuevo pueblo de Dios que tiene por misión hacer que no en lo que a su deber de fidelidad se refiere: un hombre que
la viña dé frutos en la fidelidad: repudie a su mujer y se case con otra, es adúltero. El adulterio
Dios de los ejércitos, vuélvete: existe lo mismo para el hombre que para la mujer. La ley mosaica
mira desde el cielo, fíjate, sobre el repudio está claramente abolida. Jesús propone aquí,
ven a visitar tu viña, pues, la ley de Dios que sobrepasa toda disposición particular y
la cepa que tu diestra plantó, temporal adoptada por Moisés. Cristo no se queda en el enunciado
y que tú hiciste vigorosa. de un rincipio, sino que se apoya en la Escritura, y, así, leemos
aquí la interpretación que Jesús da al texto de Génesis: "Al prin-
2. a lectura, p. 133 cipio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su
mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son
CICLO B. UNIDAD DE LA PAREJA dos, sino una sola carne". Es afirmar la unidad irrompible y per-
manente del matrimonio.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el
hombre (Me 10, 2-16] Y serán los dos una sola carne (Gn 2, 18-24)

El evangelio de hoy contiene dos partes que no están visible- El relato del Génesis nos presenta al hombre y a la mujer
mente unidas entre sí. San Marcos refiere diferentes enseñanzas de como dos seres iguales que tienen un origen común. En efecto, la
Jesús agrupándolas bajo un mismo título, el de la revelación y la mujer no es objeto de una "creación" a la manera que lo fue el
60 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 27.° 61

hombre, sino que la mujer sale del hombre; la persona del hom- El Reino de Dios e s de los que son como ellos
bre se encuentra únicamente diversificada, con el fin de recibir la
ayuda que solicita de Dios, pero no existe otro ser humano profun- El evangelio de hoy tiene una segunda parte que no tiene
damente diferente que sea creado. Por eso exclama Adán: "Esta unión con la primera.
sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne". Adán mismo Ha podido haber confusión sobre las palabras de Jesús a pro-
le da nombre a la mujer: "Su nombre será Mujer". Las traduc- pósito del Reino y de los niños. Cristo no recomienda la actitud
ciones aquí son impotentes para dar el realismo, importante sin general e ingenua, ni tampoco la irresponsabilidad de los niños,
embargo, de esta exclamación de Adán. El término hebreo em- en orden a la entrada en el Reino, sino que quiere llamar la
pleado es ish: hombre; "ish" da a la que ha salido de él el nom- atención sobre un hecho: la acogida del don del Reino que se
bre de "mujer", es decir, ishah, femenino de ish. nos ofrece. Nadie tiene acceso a él si no recibe este don como re-
Pero el libro del Génesis prosigue explicando las consecuen- cibe un don el niño. No se trata, por lo tanto, de una candidez
cias de esta "creación" de la mujer: " P o r eso abandonará el hom- infantil, ni de una pretensión de permanecer en la infancia, sino
bre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos de mantener en uno mismo las posibilidades de acogida que en-
una sola carne". El libro pone así de relieve la unidad de la contramos en el niño. Un niño no está endurecido por el propio
pareja. Sin embargo, no habría que exagerar el alcance del texto egoísmo, ni por su orgullo de saber; por eso acepta fácilmente y
del Génesis; el papel de la mujer como ayuda del hombre fue con generosidad lo que se le da. Así ocurre con el Reino. Los niños
perfectamente comprendido en los tiempos antiguos, sin que por entran en él fácilmente, porque son capaces de acoger un don. Este
ello se admitiera la poligamia en la vida de los patriarcas. En frescor, que nada tiene que ver con la candidez, es lo que desea el
nuestro texto de san Marcos no se trata más que del repudio; la Señor en quienes quieren entrar en el Reino.
poligamia no queda recogida en las reflexiones -de Jesús. Lo que
el autor y autores del Génesis querían, era afirmar la igualdad de 2. a lectura, p. 133
la mujer: en el plano humano no es distinta del hombre, no le es
inferior. En ella encuentra el hombre una compañera igual a sí
mismo, de la misma naturaleza que él y que proviene de él, de CICLO C. DINAMISMO DE LA FE
quien aquélla es "una parte".
De este modo, ya en los primeros tiempos de la Iglesia tiende Fuerza de la fe (Le 17, 5-10)
ésta a dar una doctrina que viene de su experiencia vivida. En el
plan de Dios, la mujer es entregada al hombre como su ayuda, El evangelio de este día parece presentar dos temas que no se
pero como su igual. Hay entre ellos tal unidad, que no se puede relacionan: por un lado la respuesta a una petición, y por otro
pensar en romperla; todos los motivos que puedan aducirse, no una parábola. Y sin embargo, mirándolo más atentamente, ambos
tienen consistencia ante el hecho ontológico que representa su pasajes tienen un fuerte lazo entre sí.
"creación" en la unidad. Y así, la unidad de la pareja y la exigente El primero —respuesta a la petición de los discípulos—, trata
fidelidad de los esposos, uno para con el otro, no es únicamente de la fe y de todo lo que puede ésta producir cuando tiene una cier-
una exigencia moral, que sería obediencia a unos acuerdos, a una ta fuerza; el segundo, presenta esa eficacia como resultado de un
ley externa a ellos mismos, sino que esa exigencia de fidelidad está don de Dios. Los apóstoles reciben la fe como un don, y la eficacia
inscrita en lo que ellos son uno para el otro ontológicamente. Na- de esta fe no es suya, no tienen en ello ningún mérito, sino que
die puede ir en contra de esta ontología; ni nadie, ni la Iglesia, son deudores de Dios como de un don precioso que se les ha
y esto tiene consecuencias hasta el heroísmo. Meditación salvadora hecho.
para todos los esposos, especialmente en nuestra época, en que las La petición de los apóstoles es conmovedora, aunque también
concepciones paganas y eróticas tienden a cobrar empuje. No es un tanto especial: reconocen tener fe, pero piden que aumente.
sólo un hecho de moralidad externa el que exige la moralidad de Para comprender lo que quieren pedir es necesario situar bien el
los esposos, sino la manera en que Dios mismo ha concebido el episodio en su contexto. Esta vez no enseña Jesús a la gente, sino
mundo y ha pensado al hombre dándole una ayuda que sea para que conversa con sus discípulos, y esto demuestra que el tema es
él otro yo-mismo. especialmente g r a v e e importante.
62 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 27.°
63

En san Marcos, las enseñanzas de Jesús sobre la fe vienen El justo vivirá por su fidelidad
introducidas por la higuera que el Señor había maldecido y que (Ha 1, 2-3; 2, 2 -4)
los discípulos encuentran seca al día siguiente. Cristo les habla
entonces de una fe que podría trasladar montañas (Me 11, 23). Nos hallamos en un contexto de violencia y abominaciones
En san Mateo, la enseñanza de Jesús responde a la pregunta saqueos, luchas, contiendas. Un clima abrumador. El profeta Ha-
de los discípulos que no han conseguido expulsar al demonio baquoc se queja de que el Señor parece permanecer sordo a su s
(Mt 17, 19-20). Más tarde, en el mismo san Mateo, a propósito gritos, y se pregunta hasta cuándo va a durar esta prueba. Confor-
de la higuera seca, vuelve otra vez la misma enseñanza sobre la me a las creencias y costumbres de la época, escribir en un mate-
fe y su dinamismo (Mt 21, 21). Podríamos, por lo tanto, pregun- rial duro un texto, significaba ya provocar su cumplimiento d e
tarnos si la petición de los apóstoles a propósito de la fe no se algún m o d o ; es una poderosa materialización de la palabra. La
limita al deseo de hacer milagros. Pero el relato de Lucas no respuesta de Dios es tranquilizadora, aunque apela a la paciencia.
lo demuestra de ninguna manera. Al fin, viene el oráculo de Dios: " . . . el justo vivirá por su fideli-
Es necesario, pues, ver cómo considera la fe san Lucas, tan- dad". El que es paciente y perseverante será justificado.
to en los Hechos como en su evangelio. Hay que reconocer que la elección de este texto con respecto
al evangelio de hoy es muy pobre y que no se ve con claridad que
En los Hechos, pone la fe en relación con la adhesión a la
aporte ninguna riqueza nueva o comprensión en un comentario
palabra. Las expresiones: "abrazaron la fe", "aceptar la fe", "ha-
litúrgico durante la celebración. Aquí tenemos un poco desarrolla-
cer acto de fe", se emplean en relación con la escucha de la pa-
do el tema de la perseverancia, de la fidelidad que da la vida;
labra de los apóstoles (Hech 4, 4 ; 6, 7 ; 13, 12; 14, 1; 17, 12;
en el evangelio, el tema es la fe que es confianza, donación, segui-
17, 3 4 ; 21, 20, etc.). En el evangelio, esta relación se señala
miento del Señor. No hay lugar para unir uno y otro.
con menos frecuencia; sin embargo, la encontramos con ocasión
Pero el evangelio nos ofrece la ocasión de repensar la fe que
del relato de la parábola del sembrador (Le 8, 12-13). Se trata,
nos anima y la que nosotros debemos suscitar en los demás. Desde
igualmente, de creer a la persona misma de Jesús, es decir, de
este momento nos vemos invitados por san Lucas a considerar
arriesgarlo todo por él, de seguirle (Le 9, 59.61). No habría, pues,
nuestra fe como un don, y todo lo que podamos llevar a cabo,
que restringir la fe, que los apóstoles quisieran ver aumentar en
como el efecto de un dinamismo divino. Todo cuanto vemos ope-
sí mismos, al único deseo de poder realizar milagros; piden tam-
rarse mediante la Iglesia misionera es don de Dios, y los que tra-
bién que su fe pueda entender mejor la palabra y cumplirla y que
bajan en ello son siervos que no hacen más que su deber. Seme-
puedan seguir más perfectamente a Jesús.
jante reflexión no debería, sin embargo, sonar demasiado dura. Ya
Por otra parte, el hecho de que los apóstoles pidan la fe, es sabemos que san Lucas piensa también en la recompensa que el
importante para la catequesis de Lucas, porque la fe es un don: Señor dará a quienes hayan trabajado por él: los q u e hayan su-
hay que pedirla. Porque es Dios quien "había abierto a los paga- frido por él (Le 6, 23), los que se hayan negado a sí mismos (Le 14,
nos la puerta de la fe" (Hech 14, 27), y vemos al mismo Jesús 1 4 ; 18, 30), todos cuantos sirven al Señor tendrán su recom-
orando al Padre por la fe de Pedro (Le 22, 32). pensa.
Jesús no responde diciendo que va a acceder a su deseo, sino
que les muestra lo que podrían hacer si tuviesen una fe mayor. Porque él es nuestro Dios,
Sin embargo, la fe sigue siendo siempre un don, y su eficacia y nosotros su pueblo,
es, asimismo, un don que va ligado a ella. La parábola, en conse- el rebaño que él guía.
cuencia, es sencilla: u n esclavo no tiene ningún derecho a esperar
recompensa por lo que hace: está ligado a su dueño. De la misma 2. a lectura, p. 134
manera, los apóstoles en relación a Cristo son siervos, y si realizan
obras importantes es precisamente porque el Señor les da la posi-
bilidad de hacerlo; n o tiene, por lo tanto, que mostrar su recono-
cimiento en nada; si algo hacen lo hacen por don de El.
DOMINGO 28.° 65

preguntarnos si san Mateo no está aquí influenciado por Isaías (5,


Domingo 28.° 1-7) y por la historia de los viñadores que no hicieron que produ-
jera frutos la viña, devastada en represalia por el dueño.
La segunda invitación se dirige, en lugar de a los invitados
escogidos, a todos los que encuentren en las plazas: pobres, lisia-
dos, ciegos, cojos; habrá todavía invitación para los que pasan
por los caminos y para los que están a lo largo de las cunetas.
También aquí, como en la parábola de la viña, la invitación pasa
a personas que no tienen nada que ver con el rey, igual que la
viña pasará a nuevos propietarios. Israel no aceptó la invitación,
CICLO A. EL BANQUETE DEL SEÑOR ni aceptó a los enviados del dueño que venían a percibir los frutos
de la viña a ellos confiada; la viña pasa a otros, la invitación al
banquete pasa a otros.
Los convidados al banquete de bodas Hay, sin embargo, una parte enteramente propia de san Ma-
(Mt 22, 1-14) teo: el rey baja a la sala del banquete y encuentra a un comensal
que no llevaba el traje de fiesta. Es echado afuera. ¡Extraña in-
Encontramos también este relato en san Lucas (14, 16-24). dignación del rey, puesto que ha hecho que se invitara a cualquie-
Una vez más constataremos cómo transforma san Mateo la pará- r a ! Pero esto apenas tiene importancia en una parábola. San Ma-
bola en atención a las necesidades de la catcquesis. Sin duda, el teo quiere llegar a un nuevo punto de catequesis. Una vez más
significado profundo sigue siendo el mismo, pero determinadas parece querer establecer aquí un cierto paralelismo con la ense-
añadiduras la vuelven más acomodada y más eficaz para su ca- ñanza de la parábola de la viña. En esta última, san Mateo insistía
tcquesis, dirigida, como se sabe, a convertidos del judaismo. Sin en la necesidad que tenían los nuevos propietarios de producir fru-
querer entrar en detalles, subrayemos únicamente lo que tiene ma- tos. De este modo, su catequesis advertía a sus cristianos que no
yor interés para nosotros, reflexionando a continuación en los se dejasen llevar del orgullo fácil por haber sido escogidos en lugar
motivos que han llevado a san Mateo a esas transformaciones o a del pueblo judío: tienen que producir frutos. En el caso presente,
esas ampliaciones. encontramos la misma preocupación. Por un lado, el pueblo judío
En san Lucas, el que invita es un hombre rico. En san Mateo, no respondió a las invitaciones, y el rey, después de haberse en-
es un rey el que prepara un banquete de bodas para su hijo. tregado a represalias hasta destruir la ciudad, hizo que se invitara
Retocará la parábola de forma que los invitados que rehusan a personas que no tenían ningún derecho. Sin embargo, entrar en
acudir, a pesar de la invitación, son los judíos. El rey es, por la sala del banquete supone un traje de fiesta. Se trata, pues, de
consiguiente, para san Mateo Dios mismo. cumplir la voluntad de Dios, y la invitación no es título suficiente,
En san Lucas, la invitación se hace a la hora precisa del como tampoco lo era el hecho de convertirse en los nuevos viña-
banquete, y mediante un único servidor. En san Mateo, el rey dores.
vuelve dos veces sobre la invitación y envía cada vez a varios Parece emparentado con el problema el indagar qué significa
criados. San Mateo quiere introducir aquí la imagen de los pro- exactamente la frase: "Muchos son los llamados y pocos los es-
fetas enviados en repetidas ocasiones por el Señor y que no cogidos". Una vez captado el sentido general de la parábola, así
sólo soportan una negativa, sino que —y esto no aparece en san como el procedimiento de san Mateo y su objetivo, esta última
Marcos— son maltratados. Hay que recordar, también de san Ma- conclusión se entiende como la determinación de combatir en sus
teo, la parábola de la viña (Mt 21, 33-43), en la que emplea el cristianos una tendencia demasiado acusada a asentarse en la con-
mismo procedimiento para demostrar la misma cosa: el rechazo fortable seguridad de un pueblo flamantemente elegido. De esta
del pueblo de Israel. También en la parábola de la viña hay dos forma se les exhorta a que tomen conciencia de la dificultad de
envíos sucesivos de mensajeros. entrar en Ja sala del banquete.
Ese es el motivo de que, en san Mateo, el rey monte en có-
lera, tome represalias y acabe destruyendo la ciudad. Podemos
66 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 28.» 67

El festín de los salvados (Is 25, 6-9) CICLO B. DEJAR LO QUE SE POSEE

Pero no habrá que olvidar que el relato de san Mateo es Vender lo que se tiene y seguir a Jesús
alentador, a pesar del final un tanto oprimente, para la salvación (Me 10, 17-30)
de todos los que quieren seguir al Señor. Están invitados al festín,
a pesar de su situación desgraciada, aun teniendo que pensar en El conjunto del pasaje evangélico de san Marcos que hoy
adquirir un traje de fiesta... se proclama, no plantea problema especial y se entiende fácilmen-
La lectura de Isaías nos sitúa en la perspectiva de un banque- te su tesis: la riqueza es difícilmente compatible con la salvación,
te escatológico al que somos invitados. El poema se encuentra en aun cuando el rico la desee y parezca buscarla. Por otro lado, Je-
los capítulos denominados "Apocalipsis de Isaías" (Is 24-27). En sús promete el céntuplo desde ahora a los que dejan todo por
el pasaje de hoy se trata de un festín mesiánico. Ya se sabe que el seguirle.
último día y la retribución en el Reino se representan, también en Observa san Marcos el deseo de este hombre que tiene mu-
el Nuevo Testamento, mediante un banquete. chos bienes y que se precipita a los pies de Jesús para preguntarle
Advirtamos que a este festín suntuoso, de manjares suculen- cómo heredar la vida eterna. Es evidente que el evangelista ha
tos, enjundiosos, y de vinos generosos, de solera, están invitados querido señalar ese ardor en pedirle a Cristo el medio de llegar a
todos los pueblos. Por espléndido que sea el banquete, supone la salvación. Jesús es denominado "bueno", a lo que él hace la
también unos elementos espirituales: allí desaparece toda tristeza observación de: " ¿ P o r qué me llamas bueno?", pero no espera la
y todo velo de duelo; la muerte queda aniquilada para siempre, el contestación y prosigue: "No hay nadie bueno más que Dios".
Señor enjuga todas las lágrimas y aleja toda humillación. Sin duda alguna la introducción del adjetivo "bueno" roporciona
Es la nueva Jerusalén, el festín que responde a una larga a Cristo la oportunidad de subrayar su divinidad o de abrir los
esperanza, el festín de la salvación: "Aquí está nuestro Dios...; ojos al rico que le interroga. Pero también podemos preguntarnos
celebremos y gocemos con su salvación". si el título de "bueno", que no corresponde más que a Dios, no
se introduce aquí motivado de los mandamientos que siguen y que
preparas una mesa ante mí,
son signo de la benevolencia divina para con su pueblo, que
enfrente de mis enemigos;
él guía.
me unges la cabeza con perfume,
Cristo enumera los mandamientos. El rico cree haberlos ob-
y mi copa rebosa (Sal 22, responsorial).
servado desde su niñez. Una cosa le falta: vender todo lo que
tiene, darlo a los pobres para tener un tesoro en el cielo, y luego
Y es que no hay que olvidar que los cristianos se reúnen el
seguir a Jesús.
domingo para la celebración de la eucaristía. Tanto el poema de
En ese momento se produce el desgarro. El rico quedó som-
Isaías, como la parábola de san Lucas sobre el banquete tienen
brío y se marchó triste...
una especial resonancia en esta ocasión. Cada cristiano es un
Jesús puede entonces desarrollar su enseñanza sobre el apego
llamado, un llamado que efectivamente no tenía ningún privile-
y el Reino. El ejemplo es tan exagerado, que ha de producir un
gio para serlo. Lo ha sido, pero es preciso recordárselo: para
cierto desaliento entre los discípulos. Han comprendido que no es
participar en el festín, signo del banquete definitivo del Reino,
suficiente abandonar todos sus bienes. San Mateo piensa en todos
tiene que vestir el traje nupcial. Esto no quiere decir que el cris-
sus cristianos, y evidentemente no todos eran ricos; quiere mos-
tiano se someta a un examen de conciencia acerca de las faltas
trarles los diversos y numerosos obstáculos sembrados a lo largo
graves que haya podido cometer, sino que supone, más bien, que
de su camino y que ellos deben superar. Pero, ¿quién puede ha-
deje de estar demasiado seguro de sí mismo y condescienda a con-
cerlo? Esa es la atemorizada pregunta de los discípulos. Jesús les
siderar cuál es su apertura en relación con los demás y si, por
da una respuesta: Sí, es imposible para los hombres salvarse, pero
sus maneras de vivir y de encerrarse en sí mismo, no rehusa la
Dios lo puede todo.
invitación que le es ofrecida, por más que haya entrado en la
Se ha querido a veces ver en este texto una llamada a la "vida
sala del banquete para participar en él.
religiosa", tal como actualmente la entendemos, camino excepcio-
2. a lectura, p. 136 nal de perfección. Sin embargo, Jesús se dirige aquí a todos los
68 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 28.» 69

cristianos, y es ciertamente lo que ha querido también san Mateo. CICLO C. LA GRATITUD PARA CON DIOS
Todos los cristianos deben renunciar a lo que tienen y seguir el
camino del desprendimiento, porque es cuestión de entrar en el No se ha visto que volvieran para dar
Reino. Ante este problema no hay más que una respuesta: la con- gloria a Dios (Le 17, 11-19)
fianza en Dios que lo puede todo.
Pedro se siente asustado y los demás discípulos también; en El grito de los leprosos es conmovedor por su fe; el doble
nombre de todos, Pedro declara: "Ya ves que nosotros lo hemos título que dan a Cristo subraya esta fe profunda: "Jesús", "Maes-
dejado todo y te hemos seguido". Se adivina su angustia: ¿Ser- tro". Como es sabido, esta ardiente plegaria de los leprosos: "Je-
virá eso de algo? Jesús entonces, enumerando lo que ha de aban- sús, Maestro, ten compasión de nosotros", convertida en: "¡Señor,
donarse, promete ahora, en este tiempo, cien veces más, con perse- Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador!", es la fórmu-
cuciones. Equivale a decir que no son esos bienes en sí mismos los la frecuente de la oración de los monjes y también de los fieles
que son obstáculo para la salvación, ya que desde ahora se multi- bizantinos; la consideran como la oración continua que se des-
plicarán por cien, sino la actitud de apego respecto a ellos. No grana a modo de rosario. Oración bíblica, ya que es frecuente en
sin malicia, san Marcos añade a la lista de bienes restituidos las los salmos, por ejemplo, en el 31 (30) y 51 (50).
persecuciones... Pero por esa renuncia Jesús promete en la edad Jesús no responde de inmediato, al menos aparentemente, a
futura vida eterna. la petición de fe de los leprosos, sino que los envía a los sacerdo-
tes, que han de dar constancia de su enfermedad, según el Le-
vítico. ¿Es que no han ido ya? Es una prueba de fe que Jesús
Tener en nada la riqueza (Sab 7, 7-11) les impone. Pero mientras iban, quedaron limpios. El evangelista
no insiste más en el milagro, del que no hace descripción nin-
La elección de esta lectura viene, evidentemente, fijada por guna. No es su objetivo. Lo que él quiere enseñar es, por un
la del evangelio. Es, pues, legítimo leerla en función de este úl- lado, la importancia de la fe, pero también el agradecimiento. Pero
timo, así como es legítimo aclarar el evangelio en función de esta lo que pretende enseñar más todavía es que fe y reconocimiento
lectura, por más que en estricta exégesis apenas se pueda conceder pueden darse también en un no-judío. Por otra parte, el relato
esto. Hemos dado ya nuestra explicación sobre el tema en repetidas termina con esta amarga observación de Cristo: "Los otros nue-
ocasiones. ve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar
gloria a Dios?". La curación de los otros, ingratos, no significa,
La plegaria del sabio, capaz de tener en nada la riqueza, mues-
por tanto, su salvación, ya que sólo al extranjero que ha vuelto le
tra, sin embargo, que la Sabiduría es un don que hay que pedir.
dice el Señor: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado".
No es posible al hombre el propio despego de sí, si no recibe el don
de la Sabiduría. La pobreza, el desasimiento es don. Una vez
recibido este don del Señor, todo se vuelve barro en comparación
Naamán vuelve para dar gloria a Dios
de sus riquezas.
(2 Re 5, 14-17)
San Marcos pudo de esta manera, utilizando palabras de Je-
sús, ensmar a sus cristianos los peligros de la riqueza, pero tam- En el evangelio, la fe va seguida de la curación; aquí es la
bién los peligros de todo apego a las cosas terrenas. El que desea curación lo que provoca la fe de Naamán. El relato escogido por
seguir al Señor, debe sobrepasar todo lo pasajero y permanecer en la liturgia de este domingo empieza por el momento del milagro.
el no-condicionamiento. Pero esto no se puede llevar a cabo sin un Pero es conocida la inicial irritación de Naamán cuando Elíseo le
don del Señor. ordenó que fuera a bañarse en el Jordán. Naamán se imaginaba
Cor demasiada frecuencia se atribuyen estos textos a la condi- más ceremonias para su curación. Cede, sin embargo, ante la in-
ción de la vida religiosa. Pero apuntan a la existencia de todo sistencia de sus servidores, sin creer de verdad en su curación.
cristiano. Hay que poner cuidado en esto. Pero se cura y vuelve para dar las gracias a Eliseo y ofrecerle un
regalo que el profeta rehusa. Entonces Naamán hace su profesión
2. a lectura, p. 136 de fe. Su curación y su gratitud le han valido ese don.
70 TIEMPO ORDINARIO

Nosotros, los cristianos, somos salvados, pues, por la fe —que


es un don— ya seamos judíos o paganos: es lo que quería enseñar Domingo 29.0
san Lucas, insistiendo a la vez en el noble sentimiento del agra-
decimiento, hallado sólo en el corazón de un extranjero. La litur-
gia de hoy nos muestra, a un tiempo, esa misma delicadeza del
agradecimiento y el don de la fe en un extranjero, Naamán. Fe y
salvación son para todos nosotros dones de Dios que no podemos
merecer y cuyo agradecimiento olvidamos a menudo, no manifes-
tando nuestra acción de gracias.

2. a lectura, p. 137 CICLO A. PRIMACÍA DEL SERVICIO DE DIOS

Dar al César lo que es del César


(Mt 22, 15-21)

He aquí una enseñanza dominical que puede interesar a mu-


chos cristianos de h o y . . . : religión y política... Es importante,
pues, dejar en su punto estas lecturas en unas pocas frases que
quisieran ayudar a reflexionar en el problema que suscitan, dán-
dole una respuesta. Esta no siempre va en el sentido que muchos
cristianos quisieran.
"Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"
es entendido a menudo como una respuesta cómoda para hoy día:
dos dominios separados; cada uno en su casa, el cura en la sa-
cristía y el político en la Cámara de debates.
Pero los dos miembros de la respuesta no son iguales. Cierta-
mente, Jesús afirma que hay que dar al César lo que es del César,
pero también afirma que hay que dar a Dios lo que es de Dios.
El evangelista quiere insistir sobre todo en esta última afir-
mación.
Para los contemporáneos de Jesús, había aquí una invitación
a reconocer a Jesús como el Mesías y la presencia del Reino, del
cual El es el Dueño. Ahora bien, los que plantean la cuestión no
entienden que aquel a quien ellos interrogan es ese Señor que
instaura el Reino y a quien todo le es debido. Pero a la vez que
afirma la presencia del Reino en sí mismo, Jesús quiere precisar
q u e ese Reino no es de este mundo y que no hay ninguna com-
paración que establecer con el del César; se sitúa en un nivel es-
piritual: "Mi Reino no es de este mundo", dirá Jesús en san Juan
( 1 8 , 36). Jesús no es, pues, en modo alguno un Mesías político, y
s u Reino nada tiene de político; no hay, por tanto, competición
alguna con el del César. Éste, además, dado q u e Cristo anuncia un
Reino divino, está evidentemente sometido a tal Reino. Porque
DOMINGO 29.° 73
72 TIEMPO ORDINARIO

dientemente de Dios. Si Ciro debe ser obedecido, no es por sí


todo está sometido al plan de Dios. La afirmación de Jesús: "Dar
mismo, sino por estar investido del poder de Dios, porque es de
a Dios lo que es de Dios" invita a un acto de fe y de sumisión
Dios de quien él tiene el poder, de Dios que no se desentiende de
en ese Jesús Mesías que viene a establecer el Reino de una forma
la vida de los hombres y de su política, debiendo esta última con-
que sus contemporáneos no pueden entender, rehuyendo todo po-
ducir finalmente a los hombres a la justicia, la paz y la sal-
der político y entregándose voluntariamente a sus enemigos para
vación.
morir y ofrecer su vida y resucitar gloriosamente, fundando así
La doctrina del evangelio no es, por lo tanto, ni indiferente ni
en su victoria sobre el pecado y la muerte el Reino al que están
neutra en lo que a la política respecta, pero la política no puede
llamados los hombres que creen.
ser neutra en lo que respecta a Dios. "Dar a Dios lo que es de
"Dar al César lo que es del César" no tiene, evidentemente,
Dios" supone fidelidad a los deberes sociales y políticos, pero en
un alcance del mismo nivel, ni es un adagio equivalente al de
la línea, el espíritu y las exigencias del evangelio, porque todo
"Dar a Dios lo que es de Dios". Al recomendar que se dé al César
depende de Dios. Todo hombre debe, pues, vivir su vida de hom-
lo que es del César, Jesús, reconociendo para todo individuo el
bre en cuanto hombre y en el contexto social en que se encuentre,
interés social y político que debe conceder a su país, le quita al
intentando trabajar por el progreso y el bienestar. Pero debe ha-
poder político todo carácter divino, sin retirarle por ello la res-
cerlo obedeciendo a lo que el evangelio le indica. Por otra parte,
ponsabilidad que tiene respecto a Dios: Dios quiere que el hom-
la proclamación del evangelio por la Iglesia debe recordar a la
bre organice la vida que le ha dejado temporalmente en esta
política la primacía de Dios y la necesidad de ir por la vía de sus
tierra.
mandamientos, precisamente en orden a la felicidad humana de
"Dar a Dios lo que es de Dios", no significa quedarse en
la comunidad, de esa comunidad a la que tiene el encargo de
eso; e igualmente, "dar al César lo que es del César" expresa que
conducirla a la felicidad. Ambos adagios son, en consecuencia,
la fidelidad al Señor, a quien debemos dar todo, incluye también
complementarios, pero el "dad a Dios lo que es de Dios" es prime-
el respeto al sentido social: "dar al César lo que es del César" es
ro y de él dimana la obligación y el fundamento del segundo:
un deber que se inscribe en "dar a Dios lo que es de Dios"; lo
"dad al César lo que es del César".
primero se inscribe en la línea, en la medida y en la manera en
que debe realizarse lo segundo.
2. a lectura, p. 138
Parece evidente q u e la importancia del pasaje reside todo él
en el acto de reconocimiento del verdadero y único verdadero
Reino: el que Cristo h a instaurado.
CICLO B. LA VIDA DE CRISTO POR
LA MUCHEDUMBRE
Yo soy el Señor y no hay otro (Is 45, 1.4-6)
El Hijo del hombre da su vida por la
muchedumbre (Me 10, 35-45]
El interés de esta lectura reside en dos elementos: Ciro es
un pagano; recibe, sin embargo, la investidura de parte de Dios.
En el título escriturístico dado a este párrafo, se ha omitido,
Esto es reconocer, a la vez, que el Señor puede distribuir sus
de intento, una frase: "en rescate". No es que se quiera censurar
dones y confiar un encargo a quien él quiere y no sólo a alguien
el evangelio, sino que la expresión "dar su vida en rescate" nece-
de la nación judía; y es también afirmar que el Señor se interesa
sita se la encuadre en un contexto y se la explique, para que no dé
por la vida humana y política de su pueblo. Pero esa misión y
lugar a interpretaciones inaceptables, como sería la de una especie
encargo confiado por Dios a Ciro, deben llevar al reconocimiento
de cambio, de contrato entre Dios y la víctima que él exige para
de que no existe otro Señor que el Dios de Israel. Ciro ha llegado
perdonar. Esto sería injuriar el poder del amor de Dios: condi-
a ser poderoso, p«ro su poder lo tiene por completo del Señor.
cionar su perdón a la muerte de una víctima. Y sin embargo, ahí
Este texto es significativo y nos ayuda a entender mejor el
están las apariencias, que hay que explicar.
evangelio de hoy. "Fuera de mí no hay dios". Esta afirmación del
La petición de los hijos del Zebedeo es extraña y osada. Sa-
Señor en el momento en que designa y consagra a Ciro como cau-
ben, no obstante, que Cristo ha de sufrir su Pasión; se lo ha anun-
dillo político, subraya que en la historia n a d a acontece indepen-
74 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 29.° 75

ciado por tres veces. Pero su voluntad parece bien determinada: ser primero, será esclavo de todos. Servidor y esclavo son, de
"Queremos que hagas lo que te vamos a pedir". Su deseo es, de hecho, dos expresiones próximas.
hecho, un deseo de compartir la gloria con Cristo, aun a costa de Podemos pensar que toda esta presentación ha sido fuerte-
pasar por momentos difíciles. Pertenecen, sin duda, al grupo pri- mente subrayada por san Marcos en orden a las necesidades de
mero de los cuatro llamados por Jesús; tradicionalmente, aunque su Iglesia. Se buscará en ella más el servicio que la autoridad, y
sin prueba alguna, se ha visto en ellos a parientes de Jesús. Su ese servicio —especie de esclavitud en su absoluta dependencia de
petición es tan extraña, y la forma en que Jesús responde —usan- los demás— se presta a toda la comunidad. Entrar en esta línea
do un vocabulario inusitado— es tan particular, que algunos han de servicio es un don; es Dios quien elige para ello. Y aunque
pensado que el relato habría sido introducido posteriormente, para en la Iglesia existirán diferentes grados en el servicio, al poner
anunciar el martirio de Santiago y de Juan. Los demás discípulos cada uno sus talentos a disposición de todos, todos los grados
se indignan al oír a los dos hermanos dirigirse a Jesús con su de tal servicio serán una especie de esclavitud en beneficio de toda
propuesta. la comunidad. En ello no hay, por lo demás, sino una imitación de
Jesús, sin responder directamente a su petición, se limita a lo que Cristo quiso hacer, tomando la condición de siervo (Flp
hacerles comprender más profundamente la realidad dolorosa de 2, 5-8). Lo dice claramente Jesús: "El Hijo del hombre no ha ve-
su Pasión, que ellos tendrán que soportar lo mismo que él. Da la nido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate
impresión de que no saben bien lo que piden. Tendrán que beber por todos".
el cáliz que él beberá. Esta expresión metafórica es conocida en Pues bien, ya entendemos lo que significa la frase: "dar su
la Biblia. "El cáliz de la cólera", "el cáliz de la salvación", "el vida en rescate", pero nos suena mal. Es cierto que ha habido in-
cáliz de bendición" son expresiones conocidas para expresar una terpretaciones teológicas que han llegado a estudiar esa especie de
fase crucial en la vida de un hombre o de una ciudad. Por el con- intercambio entre nuestras vidas y la de Cristo. ¿Cómo concebir,
trario, la imagen del bautismo en el que Cristo será sumergido y sin un cierto horror y un vago sentimiento de blasfemia, un Dios
del que ellos deberán participar, apenas es conocida. En sí misma, que quiere la muerte de un hombre para redimir del pecado y que,
la expresión puede designar lo mismo que el cáliz: un bautismo de a través de esa muerte y mediante ella, es como libera a los hom-
sufrimiento, inmersión en el dolor, bajo la cólera de Dios. El bres? Así presentado, como hacemos ahora, limpiamente y sin lite-
salmo 108, 18 ve a la maldición penetrar como el agua; en el ratura, esta especie de mercado no sólo nos parece repugnante, sino
salmo 42, 8 (41), el salmista describe las cataratas y el oleaje (de indigno de nuestra manera de entender a Dios. Nos es preciso,
Dios) pasando sobre él. Si este pasaje se introdujo con posterio- pues, desentendernos de la expresión, aunque guardándonos de va-
ridad, sería posible ver la relación entre este bautismo y la ciarla de lo que sería su contenido.
remisión de los pecados por la Pasión del Señor. Para entender el texto, tenemos, pues, que ir derechamente a
Pero los hijos de Zebedeo siguen obstinados en su petición y la historia, a los hechos, y abandonar lo que puede ser sólo una
afirman estar dispuestos a compartir tales sufrimientos. Jesús, sin expresión metafórica, ligada a un momento dado de la historia so-
embargo, les concede sólo el participar de su Pasión; en lo que cial del mundo y de un país. De hecho, constatamos que tanto el
a la gloria toca, no depende de él; el P a d r e ha preparado los si- Antiguo como el Nuevo Testamento conocen el tema de un hom-
tios, no cabe sino someterse a su voluntad. bre que sufre y da su vida a cambio, en rescate por la muche-
La indignación de los discípulos proporciona ocasión a Je- dumbre; un ejemplo es el texto de la 1. a lectura de hoy (Is 53,
sús para una nueva enseñanza acerca de la autoridad y el servicio. 10-11). Los evangelios sinópticos, como por ejemplo nuestro evan-
En realidad, el resto de los discípulos, sin tomar la audaz inicia- gelio de hoy, también lo utilizan. San Pablo desarrollará abun-
tiva de los hijos de Zebedeo, alimentaban, sin duda alguna, en dantemente el tema. Las primeras comunidades cristianas gustarán
sí mismos una ambición semejante. Jesús presenta entonces la de aplicar a Jesús, tal como lo hace la celebración de hoy, el tema
autoridad y el servicio tal como lian de entenderse en el grupo de del Siervo sufriente que da su vida como expiación por muchos.
sus discípulos. Es una absoluta inversión de lo que en el mundo Los temas de redención, rescate, sustitución, se encuentran con
se practica. Aquí, la autoridad es un servicio. Los grandes del frecuencia. El problema está en saber si expresan una teología o
m u n d o hacen sentir su poder; no puede ser así entre los discí- si son imágenes que quieren explicar a su manera unos hechos.
pulos. El que quieía ser grande, será servidor; y el que quiera Formulando limpiamente, como hemos hecho al principio,
76 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 29.° 77

una teología en la que Cristo pagara con su muerte la redención a marcado por una determinada época? Porque, si pensamos en la
Dios por todos nosotros, hacemos una teología bien cercana al Trinidad, ¿cómo no ver al Padre mismo entregado a los hombres,
mito religioso, y tenemos la impresión de situarnos en una religión dado a todos ellos para reencontrarlos? Aunque el Padre no ha
antigua, en la que el dios quiere una víctima expiatoria. muerto y aunque el sufrimiento del Padre es distinto del sufri-
Pero, ¿cuáles son los hechos históricos? ¿Cuál ha sido la miento del Hijo, se puede decir que el Padre sufre la muerte de
vida concreta de Cristo? No es a partir de imágenes como debemos su Hijo. En el acontecimiento de la cruz no se da, por un lado, el
representárnosla, sino a partir de la realidad. ¿Y cuál es esta Padre como justiciero y, por otro, el Hijo como víctima en lugar
realidad? Toda la vida de Jesús es un combate, no ideológico, sino de todos, pagando por todos lo exigido por el Padre. Entre Padre
concretado en actitudes, contra todo lo que reduce al hombre a la e Hijo hay una profunda conformidad de voluntad. Tal vez es
esclavitud, contra el desequilibrio que se le ha convertido en con- san Juan quien mejor expresa este misterio cuando escribe: "Por-
natural. Su predicación, sus ejemplos, todo converge en esa vo- que tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que
luntad de restaurar a la humanidad en su libertad. Más en con- todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna"
creto, vemos a Jesús queriendo liberar de la Ley: no que él haya (Jn 3, 16). El propio Juan ve en el misterio de la cruz el misterio
venido a aboliría —dice defendiéndose—, sino que no es el único del amor que define a Dios mismo: "Dios es amor" (1 Jn 4, 16).
medio por el que haya necesariamente que pasar para llegar a la Dios es, pues, amor aun en el momento de la cruz. Aunque pare-
salvación; en esto debía oponerse a su entorno religioso. Se niega cen en ese momento separados, Padre e Hijo se encuentran profun-
a entrar en el juego político que se desearía de él; no quiere que damente unidos en el mismo amor por la salvación del mundo. La
se confunda su misión con la de un político llegado para restaurar muerte, la sangre, son signos que expresan el amor. No es la
la nación. Aun siendo enviado por Dios, no quiere que esa cua- muerte lo que salva, sino lo que ella expresa. Pero era necesaria
lidad se ponga al servicio de una especie de política milagrosa la muerte para que esa salvación quedara expresada ante el
que actuaría pasando por encima de la responsabilidad de los mundo.
hombres. Jesús combate todo lo que pudiera ser seguridad y magia Volviendo ahora a la expresión: "dar su vida en rescate", ve-
fácil en las relaciones con Dios: quiere el amor al prójimo, el mos con más precisión lo que significa, y podemos tranquilamente
perdón, la humildad de la caridad, la oración oculta, la austeridad dejar caer la idea comercial del "do ut des" que implica hoy para
ignorada por los demás. En todo esto choca: su muerte será con- nosotros Es imagen de una realidad: la del amor del Padre y del
secuencia de sus actitudes. Muere como un profeta que no ha Hijo que quieren salvar el mundo, siendo enviado y muriendo
respetado para n a d a los deseos profundos del pueblo al que enseña. el Hijo como consecuencia querida y ofrecida de la actitud de
Ha defraudado. Peor aún, es nocivo para la praxis de una religión toda su vida terrena, perdonando en su muerte y triunfando en
bien enraizada, para su casta sacerdotal, para sus doctores. Jesús su resurrección, liberación de todos nosotros para la vida eterna.
muere, y su muerte adquiere un significado y una eficacia ente-
ramente particular, porque es una muerte en medio del perdón de El Siervo justificará a muchos (Is 53, 10-11)
las ofensas. Este perdón es para la multitud una liberación, y
desemboca en la resurrección. Para expresar todavía de otra ma- Comprendemos ahora mejor con qué óptica cristiana tenemos
nera la historia de Jesús, podemos decir que desde su Encarnación
que ver este poema. Bástenos remitir al viernes santo para el
empieza su P a s i ó n : en el momento en que entra en la condición
análisis más detallado del texto (1).
humana, se entrega voluntariamente a la muerte. Esa muerte, el
perdón — " P a d r e , perdónales, porque no saben lo que hacen" (Le
El Sumo Sacerdote Jesús ha conocido la
23, 34)— y su resurrección son la salvación querida por Dios
desde siglos. prueba (Heb 4, 14-16)
Pero hay q u e tener cuidado de no hacer teología de las ca-
Esta lectura se utiliza el viernes santo; allí se encontrará un
tegorías ligadas a la historia cultural de un momento dado. ¿Cómo
breve comentario (2).
se puede ver a Dios exigiendo, en medio de su cólera, la muerte
de iin hombre, su Hijo, para el rescate de todos? ¿Es esto una (1) Celebrar a Jesucristo, vol. 4.
visicn teológica, o una teología traducida a un lenguaje cultural (2) Ibid.
DOMINGO 29.° 79
78 TIEMPO ORDINARIO

en alto. Tal fue su perseverancia, que hubo que sostenerle los bra-
Este domingo no es pura contemplación pasiva. Tiene conse-
zos cuando éstos empezaron a pesarle. Y triunfa Josué. Moisés
cuencias para la vida de cada cristiano. Como Cristo, debemos
permanece en esta postura de intercesión hasta la puesta del sol.
sobrellevar las consecuencias de nuestro bautismo. Estamos en
El buen resultado de su muda oración podía comprobarse: "Mien-
evidente oposición a los principios del mundo y somos, en conse-
tras Moisés tenía en alto sus brazos, vencía Israel; cuando les
cuencia, extranjeros en esta tierra de la que, por otra parte, te-
bajaba, vencía Amalee".
nemos el deber de preocuparnos. Como Cristo, somos siervos;
cuanta más autoridad tenemos, más lo somos. Somos siervos que Indudablemente, el ejemplo de perseverancia es importante;
ofrecen su vida y el perdón de las ofensas a todos, a fin de que por otra parte, entendido de forma ruda, podría dar una teología
ellos crean incluso en la práctica de sus vidas. Lo que tenemos mecanicista de la oración.
que entregar a los demás no es otra cosa que el deseo de servir, Conviene añadir a este relato la reflexión final de Jesús en el
a fin de que todos participen en el Reino. Mezquinas y miserables evangelio de hoy a propósito de la fe, de la que también decía
son, pues, las divisiones entre nosotros y la ambición de los pri- que puede mover montañas.
meros puestos en la Iglesia. Cada uno debe estar allí donde le La oración continua centrada en la fe y la sumisión a la vo-
quiere el Espíritu, según el juicio de la Iglesia; en cualquier parte luntad de Dios ha sido el ideal de la Iglesia, y el "orad constan-
en que nos quiere, nos quiere como servidores de la Palabra hasta temente" (1 Tes 5, 17) se ha seguido en todo tiempo, con moda-
el sacrificio de nuestra vida por todos. lidades diversas. Hoy se invita al cristiano a que reflexione en
su intensidad y su técnica de oración.
2. a lectura, p. 139
CICLO C. LA ORACIÓN EN LA FE

Orar sin desanimarse, centrados en la fe


(Le 18, 1-8)

La parábola apenas necesita aclaración. Es sencilla pero en-


cierra importantes consecuencias. Si incluso un juez tan perezoso y
negligente, por conseguir la tranquilidad acaba por hacer justicia
a la pobre mujer que se la pide perseverantemente hace tanto tiem-
po, cuánto más el Padre de los cielos atenderá la oración pa-
ciente y perseverante de sus elegidos. Si leemos la parábola te-
niendo en cuenta las actitudes de Jesús, vemos que éste parece
centrarse más bien en el juez. San Lucas, por el contrario, por la
necesidad de sus fieles, parece insistir más en la viuda y su per-
severancia en la oración, modelo p a r a sus cristianos.
El último versículo se orienta hacia la parusía: Cuando Je-
sús venga, ¿encontrará todavía fe? Quizá san Lucas alude a las
dificultades y persecuciones en medio de las que viven los cris-
tianos. La oración debe mantenerlos en la fidelidad y en la espera
de la venida del Señor, confiados en la eficacia de estas sú-
plicas.

Peder de intercesión de Moisés (Ex 18, 8-13)

Asistimos aquí a un combate entre Amalecitas e Israelitas. El


signo de intercesión consiste p a r a Moisés en mantener los brazos
DOMINGO 30.° 81

se puede vivir con autenticidad sin la observancia de esos dos


Domingo QO.° mandamientos. También san Juan escribirá: se os reconocerá por
esta señal: "si os tenéis amor los unos a los otros" (Jn 13, 35).
La unidad entre el amor fraterno y el amor a Dios se recuerda con
frecuencia en el Nuevo Testamento; es una de sus peculiari-
dades.

Amar al huérfano, a la viuda, al extranjero,


al pobre (Ex 22, 20-26)
CICLO A. EL AMOR AL PRÓJIMO
El Antiguo Testamento se muestra severo en cuanto al amor
al prójimo, y Dios se siente ofendido cuando hay falta de aten-
Amar al prójimo como a sí mismo (Mt 22, 34-40) ción y de caridad para con aquél. Irrita especialmente a Dios la
falta de caridad con los débiles. Y entre éstos, el emigrante, tanto
Parece inútil insistir en esa respuesta de Jesús sobre los dos más cuanto que Israel experimentó la misma situación. La viuda
mandamientos fundamentales: amor a Dios y amor al prójimo, y el huérfano son débiles; si se falta a la caridad con ellos, el Señor
dos mandamientos íntimamente unidos. Se imponen, no obstante, hará morir a espada a los culpables, dejando a sus mujeres viudas
algunas observaciones. Ambos mandamientos, bien conocidos de y a sus hijos huérfanos.
los judíos —Jesús, para responder, no tiene más que citar el Deu- Hay que mostrarse compasivos con el hermano. El texto re-
teronomio (6, 5) y el Levítico (10, 18)— no consituyen para todos fiere cómo hay que actuar con él si hubiere que prestarle dinero.
los judíos oyentes de Jesús el resumen de todos los mandamientos Se le prestará sin cargarle intereses y se le devolverán lo más
de la Ley. A eso se debe también la cuestión planteada a Jesús: rápidamente posible las prendas que se le hubieran pedido.
"¿Cuál es •—según tú— el mandamiento principal de la Ley?". La Lo que llama la atención en este texto es la intervención de
pregunta se plantea como una t r a m p a ; es una nueva tentativa para Dios en el momento en que el prójimo es perjudicado. El texto, sin
poner en dificultades a Jesús. San Mateo nos cuenta en varias afirmarlo, deja sobrentender que, al ocasionar un detrimento al
ocasiones tales tentativas contra Jesús: ¿Con qué autoridad enseña prójimo, es Dios el alcanzado, por eso hace sentir su castigo.
Jesús en el Templo? (Mt 2 1 , 23-37) (1); "¿Es lícito pagar tributo El Nuevo Testamento sobrepuja evidentemente estos puntos
al César o no?" (Mt 22, 15-22) (2). ¿Hay una resurrección de los de vista; para él, el prójimo es el Señor mismo, y una vez cum-
muertos? (Mt 22, 23-33). Y a continuación de su respuesta a plido el Misterio de Pascua, el mismo bautismo, la manducación
esta pregunta, respuesta que maravilló a la gente, se le tiende la de la misma eucaristía, todo lo que provoca, alimenta y hace pro-
nueva trampa. gresar nuestra inserción en el Cuerpo de Cristo, motiva la caridad
Todo lo que hay en la Escritura, en la Ley y en los Profetas, fraterna.
depende de estos dos mandamientos. Para san Mateo, ambos son P o r este motivo, sería incongruente preguntarse si la enseñan-
iguales y no se puede practicar el uno sin el otro. Todos los demás za del evangelio de este día puede todavía hoy tener importancia
dependen de estos dos. No será Jesús el único en afirmar ese lazo para nosotros. Por eso, reconociendo esta enseñanza como el fun-
indestructible y necesario entre los dos mandamientos. San Juan damento necesario de nuestra vida cristiana, se puede ampliar la
escribirá: "Si alguno dice: 'Amo a Dios', y aborrece a su her- presentación de esta realidad.
mano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano a quien El amor a Dios es y debe seguir siendo la preocupación del
ve, no puede amar a Dios a quien no ve" (1 Jn 4, 20). Es la cristiano de hoy como del de siempre. Pero además sería necesa-
afirmación del fundamento esencial de la vida cristiana, que no rio q u e el cristiano de hoy acepte el utilizar los muchos medios
capaces de hacerle entrar más en el misterio de Dios, en su plan
(1) 26.° Domingo, A. de salvación revelado en la Escritura. El cristiano debería entre-
(2) 29.° Domingo, A. garse más a la oración, utilizando preferentemente la oración co-
82 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 30.° 83

mún, en la que Dios mismo se declara presente. ¿No se exige tam- hace llamar al ciego. Su venida hacia Jesús significará su proceso
bién en esto un esfuerzo al cristiano en orden a una más fácil personal. Por sus reflejos se ve su fe: deja el manto, salta y se
participación en la vida litúrgica, la cual, aun no siendo el instru- acerca a Jesús.
mento exclusivo de su unión con Dios, no por ello deja de ser una La pregunta de Jesús puede parecer extraña: ¿Para qué pre-
de sus cimas? guntar a un ciego lo que quiere se haga por él? Parece evidente;
El amor al prójimo se presenta en nuestra civilización con- además, el ciego había gritado: "Ten compasión de mí". Pero
temporánea bajo formas más amplias. Investigación científica para Jesús ha querido un avanzar físico que pruebe la fe del desgra-
el progreso del mundo, vida política, participación en obras so- ciado; quiere, asimismo, que exprese su fe claramente: "Maestro,
ciales, son formas de servicio de amor al prójimo. Trabajar en el que pueda ver".
progreso de los valores culturales, pero también de los valores La respuesta es inmediata: "Tu fe te ha curado". El ciego
materiales para el bien humano de las personas, es una forma de recobra la vista y camina siguiendo a Jesús.
amar; con mayor razón, todo cuanto se relaciona con el pro-
greso espiritual de la humanidad. Por eso, sería inconcebible, en
la cristiandad, una vida religiosa que pretendiera dedicarse al El ciego y el cojo son consolados
amor de Dios sin incluir en ello, bajo una u otra forma, el amor (Jer 31, 7-9)
al prójimo, al menos en las intenciones de su oración y en sus
preocupaciones. Este pasaje ha sido elegido por estas palabras: " . . . entre ellos
Jamás se encarecerá suficientemente que el cristiano debe per- hay ciegos y cojos..., los guiaré entre consuelos". Este consuelo
suadirse de la importancia de estos dos mandamientos que están es uno de los signos que manifiesta que "el Señor ha salvado a su
en la base de su vida. No tener esto presente, o tenerlo distraída- pueblo, al resto de Israel". Porque el ciego y el cojo aquí no tie-
mente, sería correr el riesgo de llevar una vida cultual sin auten- nen sino un puesto muy secundario: se trata de la salvación
ticidad, y ejercer una actividad sacramental fuera, de su verdadero ofrecida a todo Israel, una gran multitud que retorna. Son los
contexto. deportados del exilio de Babilonia. El "resto" de Israel vuelve al
país, y Jeremías enumera las categorías de todos los que vuelven,
2. a lectura, p. 140 y entre ellos el ciego y el cojo. Se marcharon llorando, vuelven
en medio de consuelos. El Señor termina su declaración diciendo:
"Yo soy un padre para Israel".
El salmo 125 era respuesta obligada a esta lectura, ya que
CICLO B. LOS SIGNOS MESIANICOS Y LA FE canta el jubiloso regreso de los deportados:
Señor, que yo vea (Me 10, 46-52) Hasta los gentiles decían:
"El Señor ha estado grande con ellos".
Jesús está en camino, sube a Jerusalén. Le sigue un gentío ¡El Señor ha estado grande con nosotros,
considerable. Sentado al borde del camino, un ciego, Bartimeo. y estamos alegres!
En este marco se va a desarrollar el milagro, un milagro que,
como todos los de Jesús, será un signo de la presencia del Me- ¿Cómo abarcar la amplia temática ofrecida en la celebra-
sías. ción de este domingo?
La acción d e Jesús es desencadenada por los gritos de fe del Sin duda, la curación del ciego nos hace pensar inmediata-
ciego: "Hijo de David, ten compasión de m í " ; gritos del ciego mente en la luz dada por Dios. Pero en la 2. a lectura no se en-
a quien la muchedumbre quiere imponer silencio, gritos molestos y cuentra esa especificación. Si queremos sintetizar los puntos im-
casi sin decoro. La gente no está en condiciones de sopesar lo que portantes para nosotros, propuestos en las dos lecturas de hoy,
en esa conmovedora llamada hay de fe. podríamos contentarnos con las notas siguientes.
Jesús sí se conmueve, se detiene y hace llamar al ciego. Jesús En la salvación, todo depende de la iniciativa de Dios. Emi-
se detiene: es u n signo de su benevolencia; pero no se adelanta: nentemente es él quien salva. Así es para los deportados de Ba-
84 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 30.° 85

bilonia a quienes el Señor libera, y así es para el ciego. Dios es estarían tentados de vivir en la seguridad de su buena conciencia.
quien se detiene para, en su benevolencia, entablar contacto con No cabría mejor comparación del grupo de aquellos a quienes se
el hombre. dirige esta parábola de Jesús a través del evangelio de san Lucas,
Sin embargo, siempre se exige un movimiento del hombre que los parroquianos practicantes, bien seguros de sí mismos y
hacia el Señor: "el resto" de Israel obedece y camina hacia Jeru- a menudo bien instalados en su observancia. A ellos se dirigen las
salén, aun los ciegos, los cojos y las preñadas y paridas; el ciego palabras de Jesús: "Vosotros sois los que os las dais de justos
salta y se acerca al Señor. Ese movimiento es signo de una pro- delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; por-
funda fe: el ciego grita hasta el punto de que la gente quiere ha- que lo que es estimable para los hombres, es abominable ante
cerle callar. Por parte del hombre, pues, la fe es el elemento Dios" (Le 16, 15). Pero no convendría arremeter con demasiada
fundamental de la salvación. violencia contra los fariseos, entre quienes debían de encontrarse
Pero la salvación no se limita a una curación personal e in- justos observantes. Lo que en ellos es grave es su suficiencia y su
mediata. La curación del ciego es signo mesiánico y signo de un orgullo.
tiempo definitivo que llega. "El resto" de Israel camina hacia Je- Es inútil entrar en la descripción de las diversas actitudes de
rusalén, pero la ciudad santa misma es signo de una ciudad de- estos dos extremos: el Fariseo y el Publicano. Sólo nos interesa
finitiva. Para tener acceso a este Reino definitivo hay que con- la conclusión: El publicano vuelve a su casa "justificado". La
vertirse y caminar en la fe. palabra es importante. Justo es la persona que es "justificada" por
Tenemos, por lo tanto, que tener cuidado de no detenernos Dios; recibe la gracia no por ser justo, sino porque, en su hu-
en los acontecimientos inmediatos, como si fueran un fin en sí mildad, cree que Dios puede tener compasión de él y perdonarle
mismos. No conviene pararse en la curación del ciego, como si su condición de pecador. Las obras de los hombres, aunque no
ésta fuera un término, sin darnos cuenta de que es un signo, una sean todas malas, jamás podrían bastar para obtenerles el per-
señal del mundo que llega; e igualmente, no tenemos que dete- dón; sólo el sacrificio del Hijo hecho hombre tiene esa eficacia.
nernos en el signo sacramental en sí mismo, como si acabara en A quienes creen, el Espíritu les da la remisión de sus pecados y
sí mismo, sino en cuanto que nos llera, a nosotros y al mundo, vuelven justificados a su casa.
hacia el último día y la reconstrucción total. P o r eso, en este
domingo se nos invita a alimentar continuamente nuestra fe, orien-
tándola hacia el mundo definitivo que viene. Toda gracia recibida La oración del pobre alcanza las nubes
debe conducirnos liacia ese Día. (Eclo 35, 12-18)

2. a lectura, p . 141 El pasaje más importante de esta lectura es el que insiste en


las condiciones de la oración: "Quien sirve de buena gana, es
aceptado, su plegaria sube hasta las nubes". Dios no hace, pues
CICLO C. LA ORACIÓN DEL HUMILDE diferencias entre los hombres; no son los ricos o los ricos de sí
mismos, ni necesariamente los que tienen como ministerio la ora-
El publicarlo justificado por su oración ción y pertenecen a una casta sacerdotal los que son escuchados.
humilde (Le 18, 9-14) Dios no hace distinciones entre los hombres, y por más que éstos
le ofrezcan los más espléndidos dones, lo que desencadena la be-
Es de buen tono condenar al fariseo y ser benévolo con la nevolencia de Dios ante la oración es ver que no es un acto for-
actitud del publicano. Sin embargo, es de temer que esta fácil malista, sino que corresponde a una actitud de servicio sin reti-
actitud sea también farisaica. Porque es cómodo reconocerse pe- cencias. Ya se trate de una viuda o de un huérfano, ellos que son
cador sin creerlo; hay u n a humildad que es una forma de orgullo tan a menudo objeto de injusticia, el Señor los escucha lo mismo
y que se circunscribe a una actitud intelectual, enteramente con- que a los demás, a condición de que su oración refleje su dispo-
ceptual, sin pasar a la convicción. Se tiene la impresión de que sición de servir a Dios con todo su corazón.
la parábola h a sido escogida adrede por Lucas para provocar Se trata, pues, de la oración en espíritu y en verdad. Si nos
reacciones entre sus cristianos, sobre todo e n t r e aquellos que tomamos la molestia de leer el capítulo 35 desde el principio, esla
86 TIEMPO ORDINARIO

enseñanza se verá todavía reforzada. Se trata del sacrificio que


agrada al Señor. Hay unas actitudes profundas frente a Dios que
Domingo 31.0
manifiestan el sacrificio interior, y sin las cuales este último está
falto de autenticidad y de eficacia. Pasando a concretar, el Sirácida
explica de forma metafórica que nuestras ofrendas, que él detalla,
deben ser ante todo nosotros mismos, nuestras disposiciones, la
rectitud de nuestra vida.
Señalamos una vez más cómo la liturgia, al leer un texto bí-
blico y conociendo su exégesis, no duda, sin embargo, en modificar
su sentido puramente exegético para introducir en él e insistir
en un valor espiritual, a saber —en la liturgia de este domingo—, CICLO A. LA LEY Y LAS OBRAS
que sólo Dios es el verdadero juez y que él sólo hace justos y jus-
tifica, si el hombre se presenta con una actitud de fe despo-
jada. Ellos dicen y no hacen (Mt 23, 1-12)
Quien tiene un elemental conocimiento de los términos exac-
tos de la Biblia se dará cuenta de que las situaciones del pobre, Jesús habla de personas que ocupan un puesto importante. En
de la viuda, del huérfano, son, en la obra del Sirácida, situaciones el judaismo son las autoridades, a quienes Jesús reconoce su po-
reales y concretas, mientras que la actitud del publicano es una sición excepcional: cumplen una función magisterial. En el judais-
actitud espiritual y moral. En sí mismos, los dos textos no presen- mo se estaba de acuerdo en pensar que en el Sinaí Moisés había
tan en absoluto la misma situación. Pero la liturgia, al escoger recibido del Señor una función de enseñar, y se le reconocía gus-
este pasaje del Sirácida, y sabiendo bien que las dos situaciones tosamente la cualidad de maestro. Tanto, que "sentarse en la cá-
propuestas no pueden ser realmente equiparadas, decide, sin em- tedra de Moisés" significaba entrar en la venerable línea de aque-
bargo, dar como lectura el pasaje del Sirácida porque éste puede llos que están encargados de enseñar.
reforzar la idea directriz del evangelio y las lecciones que tenemos Hay, pues, que hacer lo que dicen. Jesús anima a ello, pero
que sacar de él. insiste en el hecho de que no hay que fijarse en sus actos. Una
El "fariseísmo" no está muerto y, sin duda, no lo estará nunca acusación tan grave debía apoyarse en hechos. Jesús no teme en-
antes de la vuelta de Cristo; y —hay que reconocerlo con verda- trar en detalles. Uno tras otro, Jesús desenmascara los graves de-
dera humildad— ninguno de nosotros puede decirse indemne de fectos de estos doctores. Se les hacen dos reproches que debían
toda contaminación a este respecto. Es difícil, incluso orando, no de ser bastante conocidos de los que les veían vivir. En primer
sentirse cómodo y en seguridad; puede ocurrir, incluso, que la lugar, una doble vida: exigen de los demás determinadas pruebas
misma práctica de los sacramentos sirva para acallar de forma in- de observancia que ellos se guardan muy bien de practicar. Aquí
consciente una manera de vivir no conforme a la voluntad de Jesús utiliza la imagen del fardo liado a la espalda del esclavo sin
Dios. La doble vida no es siempre absolutamente consciente. que nadie le ayude a llevarlo. Todo se concentra en sus personas;
Debemos, ante todo, tener presente que la ineficacia de nues- estudian la manera de atraer sobre ellos la atención. Por eso, lle-
tra oración se debe a veces a que se yuxtapone a nuestra vida y van sobre sí largas filacterias que entre los judíos no es, sin em-
no se integra en ella, ya sea porque nos falta, por ejemplo, el bargo, superstición, sino que para ellos representa el recuerdo
sentido del otro, ya p o r motivos que será oportuno buscar. Aun- de la Ley de Dios y el deber de consagrarse a observarla; tam-
que somos hombres débiles, y Dios lo sabe, hace falta, sin embar- bién ensanchan las franjas del manto: en los cuatro ángulos de
go, que, reconociéndolo, intentemos purificarnos. su manto, el judío observante llevaba una especie de cinta que
recordaba los mandamientos de Dios. Les gustan los puestos de
2. a lectura, p . 141 honor y los saludos reverenciales de que son objeto. Pero sobre
todo, q u e les llamen Rabbi, "maestros".
Si Cristo enumera tan duramente y no sin cierta ironía sus
visibles defectos, es para exigir de sus discípulos una actitud dia-
88 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 31.° 89

metralmente opuesta. Se puede pensar que san Mateo quiere refe- Entregar el Evangelio y también lo que
rir este discurso de Jesús como enseñanza para quienes, en su somos (1 Tes 2, 7-9.13)
comunidad, ejercen alguna autoridad. El Señor pone en guardia a
sus discípulos sobre todo respecto al último defecto, el de querer San Pablo centra toda su enseñanza en una sola cosa: el
ser llamados maestros, con todo lo que eso lleva consigo. Ellos, evangelio. El que enseña no tiene que transmitir su propia doc-
en cambio, no se harán llamar maestros ya que todos ellos son trina, sino la de Jesús. Tal enseñanza no puede quedarse a nivel
hermanos y no tienen más que un solo y verdadero maestro que doctrinal, sino que el apóstol debe darse a sus fieles a la vez que
les enseña; y no tienen más que un Padre, lo mismo que no tie- les entrega el evangelio, arriesgando su vida, tanto en la práctica
nen más que un maestro, Cristo. De modo que, "el primero entre de lo que enseña, cuanto mostrándose lleno de solicitud por los
vosotros será vuestro servidor" (1). Y a continuación volvemos a miembros de su comunidad.
encontrar el adagio otras veces repetido: "El que se enaltece será La carta utiliza varias expresiones bastante raras en san Pa-
humillado, y el que se humilla será enaltecido". blo. Se le ve lleno de entusiasmo y de ternura con los Tesalonicen-
ses que, sin duda, han hecho patente de forma especial su cambio
de vida a partir de la visita de Pablo. Les recuerda cómo se dedicó
por entero a ellos en su trabajo de predicación, tratándolos como
Acomodar la Ley (Mal 1, 14—2, 10) una madre al hijo que ha de educar y hacer crecer. Y san Pablo
concreta, de hecho, por qué se siente tan dichoso: los Tcsaloni-
Una vez más la liturgia de este día escoge un texto no por sí censes han recibido la palabra de Dios por lo que ella es realmen-
mismo, como haría un exegeta que tomara en consideración todo te, no una palabra de hombre, sino la Palabra de Dios que per-
el rico texto de este pasaje. Hoy, en esta celebración, no se trata manece operante en ellos.
de presentar toda la riqueza de ese pasaje, sino de poner de relieve De tal actividad, san Pablo no deduce el menor orgullo; ve
lo que el evangelio del día enseña a propósito de quienes tienen en ello la obra de la gracia de Dios mismo.
responsabilidad en la Iglesia. En la comunidad eclesial, todos —en grados esencialmente
diferentes— llevan la responsabilidad de un sacerdocio. Como ta-
Desde la primera frase, leemos la severa advertencia de Dios
les, todos los fieles tienen, por tanto, la responsabilidad de la fra-
a los sacerdotes que no observan la Ley pero que se la imponen a
ternidad en la comunidad, del progreso de todos y de cada uno,
los demás. Si no toman en serio dar gloria a su nombre, éste
y esta responsabilidad les compromete a mostrarse leales, a no
maldecirá las bendiciones que ellos den. Han hecho de la Ley no
un guía que ayude a vivir, sino una ocasión de tropiezo para la llevar una doble vida: una hecha de prácticas cristianas, y otra
gente; han invalidado, pues, la Alianza. Ya el profeta Oseas ha- con frecuentes faltas del sentido de la caridad y del amor mutuo,
bía hecho el mismo reproche a la casta sacerdotal: "Ya que tú con ambición por los primeros puestos incluso en organizaciones
has rechazado el saber, yo te rechazo a ti de mi sacerdocio" de obras cristianas para el bien de la comunidad. Porque también
(Os 4, 4ss.). a este nivel se da la tentación.
Pero la enseñanza de hoy se dirige ante todo a los que
Sólo Dios es Padre, el único Padre de todos porque él nos tienen el encargo de enseñar a los demás y una responsabilidad
ha creado a todos. Esto evoca la unidad de la comunidad que propiamente sacerdotal. Los ataques, muy duros a veces y a me-
forma el pueblo con Dios y en sí mismo. No hay, pues, que trai- nudo injustos, contra la Iglesia por este motivo, no son para ella
cionarse entre sí. Sin duda, el texto hace aquí alusión al divorcio, únicamente una prueba, pueden también ser ocasión de un exa-
o al matrimonio con una mujer que honra a un Dios pagano, etc. men de conciencia profundo. La adecuación entre la forma de
Pero la lectura del día utiliza el texto en relación con el evangelio
vivir y lo que debemos enseñar siempre está en desequilibrio. Esto
y se detiene aquí.
será así hasta el fin de los tiempos, y no se puede exigir de un
sacerdote o de un catequista que sea perfecto. Pero por lo menos el
pueblo de Dios está en su derecho al esperar de él que busque la
santidad y que se consagre a ella, no tanto por él mismo cuanto
(1) 29.° Domingo, B. por los que le han sido confiados.
90 DOMINGO 31.° 91
TIEMPO ORDINARIO

El servicio de la comunidad debe ir por delante de todo lo La respuesta del escriba es, a su vez, una enseñanza; expresa
demás. Aunque los honores son, indudablemente, menos buscados cómo el amor al prójimo vale más que todas las ofrendas y sacri-
en nuestros días que antiguamente, y aunque los títulos son menos ficios.
reivindicados por parte de los que ocupan los más altos rangos, También tenemos que fijarnos en la conclusión del episodio:
un evidente orgullo se infiltra ahora por otras partes y de forma "No estás lejos del Reino de Dios", le dice Cristo. Volvemos a
sutil: sin querer ser llamados maestros, muchos pretenden ense- encontrar aquí la preocupación de san Marcos, el Reino anunciado.
ñar "su" doctrina y no siempre la del Evangelio y la de la Iglesia. Ahora bien, se anuncia cuando el amor de Dios y la caridad frater-
Este procedimiento, que se ampara inconscientemente tras una ac- na son proclamadas y realizadas en la comunidad. Con toda segu-
titud muy democrática, a veces desaliñada humanamente, con una ridad, también esto es algo que san Marcos quiere enseñar a los
cierta permisividad que quiere ser fraternal, oculta una nueva es- suyos.
pecie de orgullo y suficiencia. No siempre es fácil enseñar el
evangelio objetivamente y seguir las líneas de enseñanza impues- Amarás al Señor con todo tu corazón
tas. La lectura de hoy nos pide a todos revisar con lealtad las (Dt 6, 2-6)
propias posturas íntimas y no creer demasiado rápidamente que los
reproches de Jesús afectan sólo a los demás. Este es el texto a que Cristo hace referencia en su respuesta
al escriba.
Es un pasaje tan importante, que fue incluido en lo que en
CICLO B. EL GRAN MANDAMIENTO el judaismo se llama Schema Israel, recitado a diario por el judío
piadoso aun en nuestros días. Recogido por el mismo Señor Je-
No hay mandamiento mayor que el amor a los
sús, este texto merece nuestra meditación y constituye para noso-
demás (Me 12, 28-34) tros un punto selecto de contacto con la religión israelita.
A la observancia de esto que se pide, el Señor promete la
En el evangelio de san Mateo, la pregunta del escriba era: felicidad. Sin duda, se trata aquí de la felicidad de la comunidad
"¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?". La pregunta re- de Israel. Ciertamente, ésta no es despreciable: la felicidad terre-
sultaba insidiosa, porque los judíos discutían entre ellos cuál era n a no es un mal, es incluso un bien, y ninguna verdadera espiri-
el mandamiento que sintetizaba todos los demás (1). Aquí la cues-
tualidad tiene derecho a desinteresarse de ella, en la medida en
tión se plantea de otra forma, aunque en parecidos términos, y se
que la felicidad no se opone o no hace olvidar la definitiva felici-
percibe menos la intención de poner a prueba a Jesús, hasta el
dad. Siempre será verdad que la observancia de los mandamientos
punto de que el escriba que pregunta, da la razón a Jesús, cosa
del amor a Dios y al prójimo dotan a la comunidad de equilibrio
que le vale una preciosa frase de aliento: "No estás lejos del
y de atmósfera alegre y distendida.
Reino de Dios".
Este amor va dirigido a un Dios único, que el texto llama
Jesús, en su respuesta, utiliza el texto del Deuteronomio (6, "nuestro Dios". "Yahvé es nuestro Dios" es una especie de acla-
4 ss.). En el Antiguo Testamento, el Deuteronomio es el que más mación litúrgica que pudo servir en ocasión de ciertas celebra-
emplea la expresión "amar a Dios"; es más r a r a en los otros li- ciones. Hacia el siglo V antes de Jesucristo se atribuye a Yahvé
bros, como por ejemplo, el libro de Josué (22, 5 ; 23, 11), el
el título de Señor, "Adonai". Además, estaba prohibido pronunciar
salmo 30 (v. 24) y el Eclesiástico (2, 10; 7, 32). También el
el nombre de Yahvé, y era el de Adonai el que se pronunciaba
término "amor" se emplea bastante raramente. Sin embargo, el
cuando en el rollo de la lectura aparecía "Yahvé" (1). El Señor
Antiguo Testamento nos habitúa a una terminología paralela, como
la de "temor de Dios", "servicio", "buscar el rostro de Dios", "fi- (1) En la lectura litúrgica está, pues, contraindicado leer Yahvé por
delidad". Aquí la afirmación del amor va unida al monoteísmo: tres motivos: Esa palabra jamás se pronunció; por lo tanto, es preferi-
"El Señor, nuestro Dios, es el único Señor". Pero Jesús añade el ble leer Señor. Estamos en un contexto cristiano; no es conveniente, pues,
leer Yahvé. Esto se refiere sobre todo a los salmos, que se deben poder
amor al prójimo como íntimamente unido al amor de Dios. dirigir ya como Cristo y la Iglesia oran al Padre, ya como la Iglesia se
dirige a Cristo; en este último caso sobre todo, la palabra Yahvé ya no
(1) Mt 22, 34-40; 30.° Domingo, A. se adapta, evidentemente.
92 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 31.° 93

es considerado como una especie de posesión del pueblo de Is- la curiosidad está en primer término en su proceso, pero bajo esta
rael. El Señor es " s u " Dios. curiosidad se adivina un secreto deseo de encuentro y de cambio
La puesta en práctica de estos mandatos da fecundidad a una de vida. De hecho Zaqueo se siente aparte de la vida de sus con-
tierra en la que manan la leche y la miel. Es sabido que en mu- ciudadanos. Trabaja por cuenta del ocupante y esa ocupación no
chos países se daba leche y también miel al recién nacido, uso me- ha dejado de producirle beneficios. Se tiene la impresión de que
dicinal pero también supersticioso. En el ritual del bautismo de Zaqueo experimenta cierto disgusto de sí mismo que no es ex-
adultos de la Tradición Apostólica de Hipólito de Roma, al prin- traño a su curiosidad por ver a Jesús, de quien ha oído hablar.
cipio del siglo III, el neófito recibe, con la Santa Sangre, leche y Pero esto es suficiente, y ahora ya Jesús toma el asunto en
miel, en recuerdo de la promesa hecha a nuestros padres. El uso sus manos. Zaqueo ha sido seguido por la paciencia de Dios;
pudo introducirse fácilmente, dado que ya existía, sin duda, para ha hecho un gesto, y ahora el Señor lo aprovecha. Con escándalo,
los lactantes (1). por otro lado, de todos: "Ha entrado a hospedarse en casa de un
El salmo 17 canta el amor al Señor. Es precisamente uno de pecador".
los salmos en que se utiliza la expresión " a m a r " con referencia La conversión de Zaqueo es espectacular: da a los pobres la
a Dios: mitad de sus bienes, y si de alguno se ha aprovechado, está deci-
dido a restituirle cuatro veces más.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza;
La conclusión de Jesús es clara: Zaqueo también, y a pesar
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
de lo que haya hecho, es un hijo de Abraham. "El Hijo del hom-
Todavía hoy la Iglesia sigue ofreciendo al cristiano el recuer- bre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido". Es una
do del estatuto que constituye su vida. La reflexión de Jesús al conclusión querida de Lucas (15, 6.9.24.32).
escriba, debe animarle a ponerla en práctica: "No estás lejos del Sería inútil desarrollar aquí los demás aspectos del relato,
Reino de Dios". La comunidad que realiza este amor a Dios y el dado que la celebración litúrgica nos sitúa decididamente en otro
amor al prójimo es ya en sí misma comienzo del Reino. camino.
2. a lectura, p. 142
La larga paciencia de Dios que estimula la
conversión (Sab 11, 23—12,2)
CICLO C. LA COMPASIÓN DE UN DIOS QUE AMA
"Porque todo lo puedes"; por eso se compadece de todos los
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar hombres y cierra los ojos a sus pecados para que se arrepientan.
lo que estaba perdido (Le 19, 1-10) Dios ha creado todo lo que existe; partiendo de ahí, ¿cómo
podría sentir odio por el pecador? Por otra parte, nada puede
El relato de hoy es uno de los más conmovedores que pueda subsistir si Dios no quiere. Creador y Dueño de la vida, él
haber. Es rico en diversos aspectos y en lecciones morales. Pero ama la vida.
su proclamación en conexión con la 1. a lectura nos orienta en Esto constituye una admirable teología de la "angustia" de
una dirección determinada. De hecho, no es tanto la ida de Jesús a Dios con respecto a la criatura, la suya, la que le ha negado; es
la casa de Zaqueo lo central de hoy —como sería el caso en el punto de partida de todas las búsquedas de Dios a través de la
ocasión de la celebración de la consagración de una iglesia—, historia para recrear lo destruido por el pecado.
cuanto la salvación que Jesús vino a traer, particularmente la bús- Pero el texto nos coloca sobre todo ante la larga paciencia d e
queda del pecador y la larga paciencia de Dios que le espera y le Dios. El no abandona a los que caen; los corrige poco a poco.
transforma desde que ve sus primeros pasos de conversión. El Señor no actúa brutalmente; respeta a su criatura aun cuando
Zaqueo es de baja estatura; se ve en dificultades en medio ésta le es infiel. Este respeto de Dios por el hombre agrada inmen-
de la gente para poder ver al Señor que pasa. Es indudable que samente a nuestra época. Dios respeta al hombre, aun al infiel.
(1) HIPÓLITO DE ROMA, La Tradition apostolique, Ed. B. BOT- No le castiga ferozmente; además su primera actitud no es cas-
TE, op. cit., pp. 56-57. tiga!, sino convertir. Hace caer en la cuenta, recuerda a los hom-
94 TIEMPO ORDINARIO

bres en qué han pecado. Quiere que se aparten del mal y que
puedan creer en él. Porque en el punto de partida de la con- Domingo 32°
versión está esa inmensa fe en Dios que ha creado a sus criaturas
y que lo puede todo para volver a tomarlas en sus manos.
La Iglesia describe hoy a los suyos toda la admirable pedago-
gía divina, en la que ella misma debe inspirarse constantemente.
Podemos pensar que san Lucas, que sabe que en su comunidad se
da a veces la experiencia del pecado, quiere enseñar a sus fieles
que el pecado no ha de enfocarse en primer término desde el
punto de vista de la justicia de Dios, sino precisamente desde la CICLO A. VELAR DURANTE LA ESPERA
misericordia. El Nuevo Testamento, aunque en el pecado ve una
falta contra Cristo, ve sobre todo en él la misericordia y el
perdón. Velar, porque no sabemos el día ni la hora
El salmo 144 canta: (Mt 25, 1-13)

El Señor es clemente y misericordioso, La parábola se limita a los elementos esenciales. Jesús ha


lento a la cólera y rico en piedad... dejado de lado deliberadamente la descripción de la boda tal como
El Señor sostiene a los que van a caer, se celebraban en su tiempo. Sin duda que, como era usual un
endereza a los que ya se doblan. poco por todas partes, el esposo venía a casa de la joven para to-
marla y llevarla consigo.
Esto no supone, ni para la Iglesia ni para nosotros, un es- ¿Cómo entender lo de la doncella necia y la doncella sensata?
tímulo a una indulgencia sin medida, sino una enseñanza sobre La 1. a lectura nos ayuda a descubrirlo. La doncella "sensata" es
la actitud que debemos tener. La primera reacción ante el peca- la que posee la sabiduría. Sabia no precisamente de sabiduría hu-
dor y ante el pecado no puede ser ni la desesperación ni el castigo, mana, sino de una sabiduría hecha de meditación que permite co-
sino el deseo de conversión. Esperar al pecador, saber encontrar nocer los misterios de Dios, y aquí los misterios del Reino. La
la ocasión para reprenderle con dulzura, hablarle de la miseri- lámpara es símbolo de este sabio conocimiento que hay que
cordia de Dios, comunicarle la confianza en el poder de Dios, mantener con la reflexión, la meditación y la forma de vivir.
que puede enderezar todo lo curvado con la fuerza de su Espíritu Esta sabiduría no debe ser de un día: hay que ser capaz de
Santo. esperar, porque el esposo no viene al momento; hay que hacer
La absolución, tal como la prevé el ritual actual, expresa provisión de sabiduría y conservar la propia lámpara bien encen-
adecuadamente esta misericordia de Dios: Dios, Padre miseri- dida. El simbolismo de la lámpara es transparente.
cordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y resu- El esposo llega de noche. La noche en la Escritura es el mo-
rrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión mento de la parusía. Era una tradición común, mucho más antigua,
de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el per- sin duda, que el Nuevo Testamento mismo. Es de noche cuando
dón y Ja paz. el Señor libera a su pueblo (Ex 11, 4 ; 12, 12.9); una columna de
fuego le iluminaba en su marcha (Ex 13, 21). Para unos la noche
2. a lectura, p . 142 es salvación, para otros, como los Egipcios, la muerte (Ex 10, 21).
Cuando el Nuevo Testamento trata de la parusía, la ve siempre
realizarse durante la noche (Le 12, 39-40; Mt 24, 43-44; Me 13,
35-36; Le 12, 20).
No es cuestión, pues, de dormir, sino de velar, porque el
esposo viene de improviso (Mt 24, 2 7 ; Le 17, 24).
El tema de la "puerta" es también muy sugestivo. Es sabido
cómo el Nuevo Testamento lo utiliza: se trata de "entrar por la
96 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 32.° 97

puerta estrecha" (Mt 7, 1 3 ; Le 13, 24), y por otra parte nos La Iglesia utiliza el evangelio de este día para la celebración
viene a la memoria la señal trazada en las puertas, cuando el de la fiesta de las vírgenes. Y, si en su liturgia ha conservado el
paso del Ángel, para preservar de la muerte a los hijos de los simbolismo del cirio pascual, columna de nube que dirige la mar-
Hebreos. cha de los bautizados, Cristo que guía a su Iglesia hacia la Tierra
La vigilia, la noche, la puerta, son temas de Pascua, temas de definitiva, ha conservado también el simbolismo de la lámpara en-
liberación y de entrada en el Reino. tre sus bautizados, a los que se la confía recomendándoles que la
La puerta se cierra sobre las jóvenes que no habían velado alimenten.
y habían sido negligentes en alimentar su lámpara. Sus gritos no En la institución de las vigilias, principalmente la de Pascua,
pueden nada y a ; es la hora del banquete. la Iglesia piensa incesantemente en la venida del Esposo, su Cristo,
La conclusión es severa: "Velad, porque no sabéis el día que viene para hacerla entrar en el Reino. La primera preocupa-
ni la hora". ción de la Iglesia es, por lo tanto, mantener las lámparas de sus
fieles para que no se encuentren desprevenidos. La de los fieles,
debería ser la búsqueda prudente de la Sabiduría, de la luz de
Velar para hallar la sabiduría (Sab 6, 12-16) Cristo, alimentando constantemente la luz recibida en el bautismo
para entrar en el festín del Reino.
Se debería pasar toda la vida buscando la Sabiduría. Es el
tema de esta lectura que describe la Sabiduría con imágenes 2. a lectura, p. 144
poéticas.
Se deja contemplar fácilmente por quienes la aman y se deja
encontrar por quienes la buscan, porque ella es radiante. Merece
la pena que se la busque porque es inalterable. Tales son las cua- CICLO B. DAR LO QUE UNO TIENE PARA VIVIR
lidades fundamentales de la Sabiduría. No se trata de una filosofía
esotérica, reservada a una élite, sino que está al alcance de todos,
a condición de que quiera buscársela. Es más, ella se anticipa La viuda pobre dio más que nadie (Me 12, 38-44)
a los deseos, siendo la primera en darse a conocer a quienes la
desean: está desde la aurora sentada a la puerta de quienes la
Jesús convoca a sus discípulos para mostrarles el valor oculto
buscan. Pensar en ella debe constituir la actividad principal: no
del gesto de la viuda. La descripción de la gente echando dinero
pensar ya más que en ella y velar en honor suyo.
en el cepillo del Templo, contrasta con la humildad de la viuda,
La Iglesia, sin personificar a la sabiduría, ha visto en ella a
que no pone «stentación alguna en su gesto, sino que se siente
Cristo mismo y su gracia. La transposición es sencilla. La Sabi-
incómoda por dar tan poco, aun dando todo lo que tiene. El evan-
duría, Cristo, la gracia, va y viene buscando a quienes son dignos
gelio del día vuelve a recoger, en contraste, la enseñanza de Je-
de ella. Y he aquí que aparece de pronto, en las revueltas de los
sús a propósito de los fariseos preocupados de los vestidos que
caminos; cada vez que se piensa en ella, viene a nuestro encuen-
les hacen ser notados y de los primeros puestos. Quiere otra vez
t r o : "En los caminos se les nuestra benévola y les sale al encuen-
poner de relieve la religión interior, q u e Dios acepta. Bella e im-
tro en todos sus pensamientos".
portante lección para una comunidad cristiana como la de san
El salmo 62 canta al Señor, sabiduría manifestada en Cristo:
Marcos. San Lucas recoge el mismo episodio que le ha llamado
la atención y que considera útil para sus fieles. En su deseo de
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios,
dar una enseñanza que haga impacto, no describe a la gente ofre-
por ti madrugo...
ciendo su limosna, sino a ricos que él opone a la pobre viuda
(Le 2 1 , 1). San Marcos, por lo demás, no desaprovecha la oca-
En el lecho me acuerdo de t i
sión de escribir que "muchos ricos echaban en cantidad".
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio, Los demás echaron de lo q u e les sobraba, la pobre viuda echó
y a la sombra de tus alas canto con júbilo lo que tenía para vivir.
98 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 32° 99

La viuda da el pan que tiene (1 Re 17, 10-16) épocas. La nuestra, aun sin los insidiosos planteamientos de los
Saduceos, se muestra a menudo preocupada por el más-allá y
Ya hemos visto que las viudas son consideradas en la Escri- como en tiempos de Jesús, hay discusiones sobre este tema. Los
tura blanco de la injusticia social y la imagen misma del infortu- evangelistas debieron de encontrar problemas parecidos en su
nio y de la pobreza en todas sus formas. Dos pobrezas al encuen- tiempo; las cartas de san Pablo se hacen eco de ellos, y los He-
t r o : la de la viuda y la de Elias. chos de los Apóstoles recuerdan que los Saduceos no admiten la
La viuda da lo que tiene, en ambiente de fe en el Señor: resurrección de los muertos, que, sin embargo, había venido a ser
"Por el Señor tu Dios". doctrina común en el judaismo (Hech 23, 8 ; Dn 7, 13.27; 12, 2).
El milagro se produce porque la viuda da pruebas de fe, En nuestro relato, los Saduceos piensan que van a acorralar a Je-
porque ella no da sólo de lo superfluo, sino todo lo que tiene, sús en el ridículo de una situación divertida. ¿De qué marido
hasta la imprudencia. será esposa en el más-allá la mujer casada siete veces?
Pero el Señor Jesús no se detiene apenas en describir la manera en que
hace justicia a los oprimidos, vivirán en el más-allá los resucitados. De hecho, en lo que al modo
de vida de los resucitados se refiere, el misterio es completo; todo
da pan a los hambrientos...
lo que se puede decir es que, aun siendo ellos mismos, son distin-
El Señor sustenta al huérfano y a la viuda... tos, y que la vida sexual, tal como la vemos realizada aquí abajo,
El Señor reina eternamente (Sal 145). ya no tiene sentido en el más-allá, donde los cuerpos serán trans-
formados.
Se invita, así, hoy a la Iglesia y a los fieles a que reflexionen Pero Jesús en lo que quiere insistir es en el hecho de la
en dos actitudes: La de su generosidad en ambiente de fe. Todos resurrección. A decir verdad, su respuesta parece débil; sin duda
son miembros de un mismo cuerpo y todos pertenecen a Cristo. nos parece así a nosotros que no tenemos la misma sensibilidad
Su generosidad debe estar animada por esta fe que va más allá de bíblica que los contemporáneos de Jesús y que los fieles a quienes
todo cálculo. Por otra parte, deben estar desprendidos de sus bie- los evangelistas se dirigen. Jesús, además, hubiera podido escoger
nes hasta el punto de estar prestos a dar incluso lo que les es otras pruebas escriturísticas más convincentes.
necesario, si fuera preciso, para salvar a los demás. Esta actitud Los tres evangelistas cuentan el episodio; a los tres, sin
de apertura se impone a todos los miembros de una comunidad duda, les han interrogado a propósito del más-allá, y someten
que pertenece de verdad al Señor. ahora a sus comunidades la respuesta de Jesús y su enseñanza
En segundo lugar, el evangelio de hoy recuerda también la sobre el tema. San Mateo y san Marcos subrayan que el problema
interioridad de toda vida cristiana. Las apreciaciones de Dios no hay que resolverlo mediante el conocimiento de la Escritura: "Es-
son siempre como las de los hombres: él sondea los ríñones y los táis en un error, por no entender las Escrituras ni el poder de
corazones, y es él quien puede juzgar con exactitud. La intención D i o s " (Mt 22, 2 9 ; Me 12, 24). Si Dios es un Dios que da la
y el calor del don es lo que lo hace precioso a sus ojos, y no su vida, y si Abraham, Isaac y Jacob están muertos para siempre,
materialidad. Una vez más Jesús y los evangelistas hacen un ¿qué significa la Alianza con un Dios de vivos? San Lucas añade
llamamiento a una religión en espíritu y en verad. u n a explicación: "No es Dios de muertos, sino de vivos, porque
2. a lectura, p. 145 p a r a él todos están vivos". Otros traducen: "por él, a causa de él,
gracias a él". Esta última traducción explica más inmediatamente
lo que precede, a saber, que el Señor es Dios de vivos y como
CICLO C. EL DIOS DE LA VIDA tal, conserva y devuelve la vida. Sin embargo, esta interpretación
está lejos de ser evidente; no la sigue, por ejemplo, la Biblia de
En el mundo futuro todos tienen la vida por Jerusalén. Pero indirectamente, la argumentación sí vale, ya que
Dios (Le 20, 27-38) si se constata que los patriarcas vivieron para Dios y ahora están
definitivamente muertos, su vida fue un error y la Alianza pierde
El problema del significado de la vida y de lo que ocurrirá fuerza.
después de la muerte interroga a todos los pueblos y a todas las
100 TIEMPO ORDINARIO

Resucitados para una vida nueva (2 Mac 7, 1... 14)


Domingo 33°
Jesús muy bien hubiera podido utilizar como prueba de la
resurrección y de la fe del judaismo en ella, este texto del libro
de los Macabeos. En el momento de morir el cuarto hermano már-
tir expresa con nitidez su actitud: "Vale la pena morir a manos
de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará.
Tú, en cambio, no resucitarás para la vida". Cada uno de los
cuatro hermanos se había manifestado claramente acerca de esto:
"El rey del universo nos resucitará para una vida eterna"; "De CICLO A. FIDELIDAD EN EL DEBER
Dios las recibí (estas manos) y por sus leyes las desprecio; espero Y EN EL TRABAJO
recobrarlas del mismo Dios".

Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Fiel en lo poco, pasa al banquete de


y al despertar me saciaré de tu semblante. tu Señor (Mt 25, 14-30)

Así se expresa la respuesta, tomada del salmo 16. Las dos lecturas que comentamos crean dificultades. En efec-
En cuanto a la Iglesia, viendo a su Cristo muerto y resuci- to, si nos atenemos al significado fundamental de cada una de
tado, primicias de la resurrección, contempla en el Espíritu Santo ellas, es difícil establecer, incluso en un sentido amplio, su rela-
—que transforma a los hombres en nueva criatura y en hijos de ción, y no se ve claro el motivo de la elección de la lectura de
adopción— la certeza de la resurrección. Si Cristo murió para dar Antiguo Testamento. Si, por el contrario, la 1.a lectura impone a
la vida, no es para dar una vida que pasa, sino una vida de- la 3. a su significado como lo principal en esta celebración, el nexo
finitiva. Las cartas de san Pablo expresan a este propósito la doc- es más claro, aun cuando el estudio exegético del texto nos muestra
trina de la Iglesia desde sus comienzos. El amor de Dios y el amor que lo esencial del pasaje elegido debería ser distinto del que la
de los rescatados hacia él hacen de la resurrección una exigencia, liturgia le asigna.
sin que sea necesario ni resulte posible penetrar en los condicio- Leyendo atentamente el evangelio, deberíamos exegéticamente
namientos de la supervivencia, cuyo misterio se mantiene íntegro. vernos llevados, situándolo en su contexto, a atribuirle como cen-
tro de interés la vigilancia activa y los talentos que hay que hacer
2. a lectura, p. 145 fructificar para la vuelta del dueño. Sin embargo, la 1. a lectura
no nos dice ni una palabra sobre la vigilancia ni sobre la vuelta
del Señor; su centro de interés son los frutos del trabajo de una
mujer hacendosa. Por lo tanto, es en esta fidelidad y en el sen-
tido del deber y del trabajo en lo que hay que insistir; lo cual
no excluye, evidentemente, confrontar la exigencia de estos debe-
res con la vuelta del dueño, con la vigilancia y con el último día.
Si se da el caso de que los evangelistas han utilizado a veces
una parábola de Jesús interpretándola a su modo en otro contexto,
debido a las necesidades de sus fieles, no se ve por qué la Iglesia
no podría proceder de la misma manera en Ja liturgia de la
Palabra por las necesidades de sus fieles actualmente.
Parece inútil entrar en la explicación de detalles de la pará-
bola. Sólo debe interesarnos su conjunto. Es rica en enseñanzas
para la Iglesia y los fieles de hoy, como lo fue para la Iglesia de
los primeros tiempos. Todo estriba en el estado de servidor en que
102 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 33." 103

está constituido todo cristiano. A partir de ahí, se establece el no puede atenerse a lo mínimo de Jo que se le exige, sino que su
deber de hacer fructificar los talentos recibidos para el bien de la preocupación debe ser reclamar de sus dones espirituales el máxi-
comunidad y del Reino. La parábola se muestra en esto de una mo rendimiento, so pena de ver cómo se le retira ese mínimo que
gran claridad: no es suficiente devolver el talento recibido. Es él quiso conservar al precio del menor esfuerzo y del menor amor.
frecuente encontrar cristianos que se imaginan su vida cristiana
como cerrada en una especie de contrato de estricta justicia entre 2. a lectura, p. 147
Dios y ellos: "Yo observo fielmente lo que se me pide en los man-
damientos; no veo que tenga que hacer más". Razonamiento más
frecuente de lo que cabría pensar, rara vez expresado con esa CICLO B. LOS ÚLTIMOS DÍAS
frialdad; pero, implícitamente, así es en lo íntimo del corazón.
Una especie de minimalismo cristiano que se limita a la observan- Los elegidos, reunidos de los cuatro extremos
cia de los mandamientos y usos de la Iglesia. O también, la de- del mundo (Me 13, 24-32)
terminación de hacer fructificar el talento que uno prefiere para sí
y no para el servicio de los demás. La respuesta del dueño aleja No cabe duda de que un pasaje del evangelio como éste des-
toda excusa de malentendido. Nosotros nos encontramos en la concierta a los oyentes de hoy. Se encuentra en efecto, tan alejado
condición de siervos. No basta conservar lo que se nos ha con- de nuestra manera de escribir y de pensar, y sus imágenes son a la
fiado ; debemos hacer fructificar para servicio de Dios y de los vez tan alucinantes y tan ingenuas, que nos resulta difícil no
demás lo que tenemos. La gracia bautismal que hemos recibido escuchar esta proclamación como un poema o una visión anticipa-
y que ha hecho de nosotros hijos de adopción, exige un crecimien- da de un cataclismo mundial propia de un genio del teatro. La ense-
to, no basta con dejarla intacta en nosotros; hay aquí una legítima ñanza de hoy, tanto lo que se refiere a la visión de Daniel como a
ambición, que es un deber, por hacerla crecer. la descripción del evangelio, tienen el peligro de quedar sin con-
Es una actitud de amor y de agradecimiento; es también toma secuencia especial.
de conciencia de nuestra colaboración en la extensión del Reino de A esto podrían añadirse las discusiones de los exegetas es-
Dios y en la venida súbita de Cristo, a la hora en que no le pecializados acerca de la autenticidad de este pasaje, más exac-
esperábamos. tamente acerca de la intervención más o menos importante de los
evangelistas, de san Marcos especialmente, en una enseñanza q u e
Jesús habría dado de forma mucho menos metafórica y quizá m á s
La mujer activa, perla preciosa (Prov 31, 10... 31) breve y mejor argumentada. Pío queremos entrar en la relación d e
las diferentes hipótesis propuestas sobre el tema; ninguna, d e
Este bello retrato del ideal de la mujer no desagradará a hecho, puede dar cuenta con satisfacción de lo que se trata. No
nuestro tiempo. Sin embargo, la liturgia del día no se preocupa obstante, hay que admitir que aquí, lo mismo que en otros casos,
de desarrollar el tema de la promoción de la mujer. Lo que con- los evangelistas habrán utilizado la enseñanza de Jesús ponién-
sidera es la habilidad que despliega en el servicio de la comu- dola al alcance de sus iglesias, sin inventarla, pero colocándola
nidad; es el motivo de que merezca la alabanza de cuantos reco- dentro de un marco más amplio, lo cual no cambia para nada su
nocen los frutos de su trabajo. Su previsión, su habilidad, su sustancia. De todas formas, es bastante difícil —si no ilusorio—
caridad con los demás, hacen de ella un modelo: no descuida sus creer poder llegar a descubrir cuál es la parte exacta de las frases
talentos sino que les utiliza para el bien de todos. y expresiones que corresponden al mismo Jesús. Este problema n o
A pesar de su dificultad de interpretación en el marco de debe en modo alguno inquietarnos. Sabemos que los evangelistas
este domingo, la liturgia de la Palabra de hoy no deja de tener estaban inspirados, y eso no significa que escribieran su evangelio
utilidad. No sólo anima al trabajo y a la perseverancia a aquellos de manera autómata, sino que el Espíritu les inspiró la forma
a quienes el Señor ha confiado talentos para el bien de la comu- en que debían enseñar a las generaciones de parte de Jesús.
nidad humana y de la comunidad eclesial, sino que alienta sobre No tiene, pues, ningún interés, a no ser el literario, entrar en
todo y advierte a todo cristiano de su deber de superar lo que los detalles de la descripción. Lo que sí cabe es detenerse breve-
sería una perspectiva mercantil de la vida cristiana. Un cristiano mente en ciertas expresiones.
104 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 33." 105

"Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con significado del texto no resulta sencillo. ¿Cómo puede ignorar el
gran poder y majestad". Hijo lo que el Padre sabe, siendo así que Jesús mismo dice que
La descripción está tomada del libro de Daniel (7, 13 ss.). nadie conoce plenamente al Padre sino el Hijo? (Mt 11, 27). Los
¿Cómo interpreta y utiliza el texto evangélico la cita tomada de exegetas resuelven esta dificultad viendo en Jesús al Hijo que
Daniel? tomó carne y se humilló como una criatura, y en este sentido, en
En la visión de Daniel aparecen las Bestias que se oponen al cuanto encarnado, no conoce el día ni la hora.
Hijo de hombre, el cual pertenece al mundo trascendente, al mun- Nos encontramos aquí ante una tentativa del evangelista para
do divino, sin que sea posible ir más lejos en la identificación. Se explicar a su comunidad la parusía, y para estimular en ella el
trata de los diferentes imperios del mundo que deben derrumbarse sentido y el comportamiento debido a la espera.
para hacer sitio al Reino de Dios. Después del libro de Daniel se
volvió a tomar el símbolo del Hijo de hombre y se amplió todavía
más su trascendencia. Llegamos poco a poco a la utilización de Entonces se salvará tu pueblo (Dn 12, 1-3)
esta expresión, pero transformada en "Hijo del hombre" en los
evangelios. Sabemos que Jesús se designa a sí mismo como tal El primer versículo describe una situación catastrófica. Sin
(Mt 5, 1 1 ; 16, 13-21; Me 3, 27-31; Le 6, 22). En los Hechos de embargo, es el momento en que vendrá la salvación del pueblo.
los Apóstoles, san Esteban ve a Jesús como el Hijo del hombre Y Daniel lo explica como una resurrección y un juicio. Los muer-
(Hech 7, 55), y también en el Apocalipsis aparece el Hijo del tos despertarán, unos para vida perpetua, otros para ignominia y
hombre (Apoc 1, 12-16; 14, 14 ss.). desgracia perpetuas. Por otra parte, los sabios brillarán como el
Para Jesús, el Hijo del hombre es, evidentemente, una per- fulgor del firmamento junto con los que enseñan la justicia. Ve-
sona, él mismo, que da su vida como rescate por muchos (Me mos, pues, aquí la afirmación de una resurrección individual y d e
10, 45). una retribución. Es una teología nueva para el judaismo; será
" P a r a reunir a sus elegidos de los cuatro vientos". En el ju- acogida y retomada en el Nuevo Testamento.
daismo se trata de la reunión de todos los judíos en su país. En
el evangelio se trata de todos los bautizados que constituyen el No me entregarás & la muerte,
nuevo Reino. La imagen será recogida, por ejemplo, en un escrito ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
judeo-cristiano, la Didajé o Enseñanza de los Apóstoles.
"Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se Tal es la respuesta tomada del salmo 15. Y tal es, en efecto,
cumpla". la lección de este domingo. Más que detenernos en los detalles ca-
Habrá signos precursores. La higuera es un ejemplo en for- tastróficos y espantosos de estas descripciones, es la alegría del
ma de parábola: "Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las último día lo que debe animarnos en la esperanza. Indudable-
yemas, sabéis que la primavera está cerca". Lo mismo es para la mente, nuestra mentalidad cristiana de hoy día no nos centra sufi-
parusía. Desde el momento en que aparezcan los signos anunciados, cientemente en la parusía; estamos más exclusivamente preocupa-
querrá decirse que el Hijo del hombre está cerca. dos con nuestra muerte y nuestra comparecencia ante Dios. Es la
" . . . antes que todo se cumpla". Ese "todo" no es evidente. falta de comprensión de nuestro pertenecer a un Reino que ha de
Se puede pensar en los fenómenos descritos más arriba, como en llegar a su estadio definitivo. No es que hayamos de desinteresar-
la destrucción del Templo. nos de nuestra salvación personal e individual, pero tendríamos
"Esta generación" designa, de suyo, a la generación contem- que incluirla en este paso definitivo del mundo al más-allá, en
poránea del evangelista. Sin embargo, esto queda vago. Para los el momento del juicio, que es tanto una construcción como un
primeros cristianos, esta generación era el judaismo que se hun- juicio, con frecuencia demasiado unido al miedo al castigo, y no
diría junto con el Templo mismo, destrucción que era signo del lo bastante a la certidumbre de una construcción nueva. Ahora
juicio y del castigo de Dios. La parusía total, sin embargo, sigue bien, toda la espera cristiana del éxito de la redención debería
siendo esperada por los cristianos e indeterminada en su fecha. consistir en la viva y gozosa esperanza de esta realización. La ce-
Por otra parte, el propio Jesús lo afirma: nadie conoce el día ni lebración eucarística es, a la vez, prenda de la certeza que espe-
la hora, ni siquiera el Hijo, sino solamente el Padre. Aquí el ramos y eficacia que engendra la madurez del mundo y apresura
106 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 33.° 107

el fin de los tiempos. Cada vez que celebramos la eucaristía, nos Cristo describe entonces las catástrofes cósmicas: luchas en-
hallamos "a la espera de su venida", y contribuimos a que pase tre pueblos, terremotos, espantos y grandes signos en el cielo.
el tiempo de los signos sacramentales para llegar al cara a cara. Poco importa, por otra parte, la descripción de estos aconteci-
Espiritualidad olvidada con demasiada frecuencia, hasta el punto mientos. Pero en el momento de su desencadenamiento, el cristia-
de que con dificultad podemos entender los textos de la Escritura, no podrá darse cuenta de que su redención está cerca.
hasta el punto también de permanecer aislados en medio de una Lo que ante todo es importante son las persecuciones a las
espera a veces perezosa de nuestro destino, sin que pensemos en que estarán expuestos los cristianos. San Lucas quiere instruir a
enlazarla con }a de toda la Iglesia que camina al encuentro de su comunidad, que vive entre el momento de su liberación por el
su Señor. bautismo, y el momento de la vuelta de Cristo. Durante este
2. a lectura, p. 148 tiempo debe anunciarse el evangelio. Y eso provocará la perse-
cución. Los discípulos no deberán temer n a d a ; el propio Jesús
les dará palabras y sabiduría contra las que nada podrán los ad-
CICLO C. EL DÍA DEL SEÑOR versarios. Pero la situación será muy dura, porque habrá traicio-
nes por todas partes, hasta entre los miembros de la propia fami-
Perseverar en el sufrimiento para obtener la vida lia, y los cristianos serán odiados por causa del nombre de Jesús.
el Día del Señor (Le 21, 5-19) Pero hasta los cabellos de la cabeza están contados y ningún mal
podrá acontecer. El que persevere, se salvará.
El capítulo 13 de san Marcos refiere también este relato pero Con esto, Jesús exhorta a sus discípulos y a todos los que le
de una manera bastante diferente. Jesús sale del Templo, y uno escuchan a la perseverancia. Para san Lucas, las persecuciones no
de sus discípulos le llama la atención sobre el esplendor del edi- son signos del fin del mundo; forman parte de la condición del
ficio reconstruido por Herodes. Es entonces cuando Jesús predice cristiano que ofrece testimonio en medio de un mundo perverso.
que de esa construcción que desafía a los siglos no quedará piedra Para él, la paciencia, la perseverancia, son cualidades que debe
sobre piedra. Un grupo de cuatro discípulos sube con él al Monte cultivar cada cristiano en la comunidad. La actitud cristiana con-
de los Olivos y Jesús tiene allí un discurso reservado para ellos. siste en la fe firme en la acogida de la palabra del Señor y s u
En san Lucas, Jesús se encuentra en el templo, y es todo el puesta en práctica a través de todas las persecuciones.
pueblo el que escucha sus reflexiones. En los otros dos evangelis-
tas, la destrucción del templo desemboca en el fin del mundo.
La pregunta sobre el momento y las señales precursoras se centra El Día del Señor, horno para los malvados, Sol
en la ruina del templo solamente. Sin embargo, tanto en Lucas de justicia para los buenos (Mal 3, 19-20)
como en Marcos, el discurso de Jesús no se limitará a la destruc-
ción del templo, sino que se extenderá hasta la catástrofe final Este texto se sitúa en una época de grave desaliento p a r a
del mundo y hasta la venida gloriosa del Hijo del hombre. Quizá Israel. Los exiliados lian vuelto después de 50 años; el templo
san Lucas ha querido disociar claramente la ruina del templo, en se ha reconstruido. Sin embargo, hay desilusión: Los que vuelven
el año 70, y los acontecimientos predichos del fin del mundo y no han sido precisamente bien acogidos; sus bienes habían sido
de la venida del Hijo del hombre, no siendo la destrucción del repartidos y ellos se \en solos, pobres, desatendidos; la ciudad,
templo una señal del fin de los tiempos. mal fortificada, es a menudo objeto de incursiones; todo ello tiene
Jesús anuncia primeramente los acontecimientos venideros; graves repercusiones en la vida religiosa. La gente está decepcio-
después, da consejos sobre la manera de abordarlos. Hay que nada y ya no se cree gran cosa; la fidelidad a la Alianza está
tener cuidado de dos cosas: No confiar en quienes pudieran pre- claramente amenazada. En unos versículos antes del pasaje hoy p r o -
sentarse en nombre de Cristo diciendo: "Yo soy; el momento clamado aparece expresada la desilusión. "Cosa vana es servir a
está cerca". Y tampoco las guerras y las revoluciones serán señal Dios" (Mal 3, 14).
de los tiempos, ni tienen conexión con lo que ocurrirá al fin de Es entonces cuando Malaquías se esfuerza por despertar a l
los tiempos. En san Marcos, estos acontecimientos son considera- pueblo, y le anuncia que llega el día del Señor. En primer lugar, srr
dos como el principio de las tribulaciones que habrán de venir. habla de la irrupción de la cólera de Dios contra los impíos y
108 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 33." 109

perversos. Son como paja que arderá, "y no quedará de ellos ni Pero hay desilusiones que se deben a otros motivos. A algu-
rama ni raíz". Paja, árbol, son comparaciones ya utilizadas por nos lo que les desilusiona es la carencia espiritual en muchas
otros profetas, por ejemplo, Nahúm ( 1 , 10), Amos (2, 9), o esferas de la Iglesia. Ven en ella tibieza, abandonos, debilidades
Isaías (5, 24). El fuego indica la cólera represiva del Señor. En en la fe, incertidumbres por todas partes. Hasta en las Ordenes
el Deuteronomio, el Señor declara que el fuego de su cólera está religiosas, las más dedicadas hasta ahora a la espera del Señor,
encendido (Dt 32, 22). En Job, leemos: "Suelta Dios contra él encuentran traición a su propio objetivo. Es una forma insidiosa
(contra el impío) el fuego de su cólera" (Job 20, 23). El tema de tentación de cara al último día. Aunque los motivos a veces
del fuego como venganza divina, se encuentra varias veces en son objetivos, la clara visión de nuestro destino en Dios no
Jeremías: " . . . no sea que brote como fuego mi saña" (Jer 4, 4); legitima en modo alguno la huraña desilusión; al contrario, con
"porque un fuego ha saltado en mi ira que sobre vosotros estará Malaquias, habría que tomar ánimos y espabilar Jo que parece
encendido" (Jer 15, 1 4 ; 17, 4 ) ; "so pena de que brote como dormido o en peligro.
fuego mi cólera" (Jer 21, 12). Ezequiel emplea la misma imagen: Más grave es el peligro que corren muchos cristianos que no
"Soplaré contra ti el fuego de mi furor" (Ez 2 1 , 36); "en el fuego se interesan en absoluto por problema alguno de su propia vida
de mi furor los he exterminado" (Ez 22, 31). o de la vida de la comunidad cristiana a la que pertenecen. Sin
La imagen del árbol es también conocida de otros autores. saberlo siquiera, viven un conformismo sin problemas y, sin duda,
En Job, la iniquidad es desgarrada como un árbol (Job 24, 20). jamás han sentido cruzar sobre ellos el soplo de la persecución del
En Jeremías, la cólera de Dios se vuelca sobre los árboles (Jer 7, mundo, precisamente porque su vida cristiana no tiene ningún re-
20). En el evangelio de san Mateo, Juan Bautista anuncia que "ya lieve y no puede hacer impacto sobre su entorno. A esos cristianos
está el hacha puesta a la raíz de los árboles" (Mt 3, 10). que no sienten ningún desgarramiento, las lecturas de hoy debe-
La segunda fase será la aparición del Sol de justicia; con su rían inspirarles reflexiones útiles. Nada importante puede desarro-
esplendor trae la curación. Aunque el pueblo de Israel conoció, llarse sin sufrimiento; cuando en una comunidad cristiana y cuan-
sobre todo en el exilio, los cultos al sol, Malaquias no alude aquí do en sus miembros no se dan rasgos de sufrimiento ante la
para nada a ello. Se trata de una imagen de la poderosa interven- propia búsqueda de vida religiosa, hay que temer que ésta sea
ción del Señor para defender a los pobres y a los oprimidos. tibia. Sin duda, ha perdido el mordiente de su misión en el mun-
¿Resultarán vanas estas palabras de este domingo para los d o ; se ha cerrado sobre sí misma, o se contenta con trabajar
cristianos de hoy día, y tomaremos la proclamación de estas lec- por el progreso de los valores humanos, desinteresándose del
turas por poesías de otros tiempos? avance de los valores espirituales. Vive de sus rentas y las agota
Sin embargo, es el Señor mismo quien habla, ¿y podría ha- peligrosamente en una época en la que deben movilizarse todas
blar para no decir nada, para no ser escuchado, para ceder a las fuerzas para reivindicar la primacía del Reino de Dios.
arqueologismos? Sería impensable. Intentemos, pues, en pocas ¡Sana confrontación con el objetivo final; sana confronta-
líneas ver cómo esta enseñanza se aplica, indudablemente, a noso- ción de la Iglesia, de toda comunidad cristiana y d e cada cristiano
tros en la actualidad. con el significado profundo de su existencia!
Algunos de entre nosotros son consuetudinarios de la desilu-
sión y, como tales, propensos a la laxitud. ¿De qué desilusiones 2." lectura, p. 148
se trata? Con frecuencia han esperado de su fe y de su vida reli-
giosa lo que no puede darles: la felicidad humana; el cristianismo
no asegura ninguna felicidad terrena.
La fe y la fidelidad no aseguran la dicha terrena. Por el con-
trario, con frecuencia es la persecución y los malentendidos, in-
cluso familiares, lo que puede seguirse. Algunas formas de desi-
lusión, por lo tanto, han de atribuirse a una falsa comprensión
del cristianismo. En tal caso, la visión del día del Señor puede
ser saludable: La religión cristiana no existe más que con vistas a
ese día y no adquiere sentido más que en función de él.
DOMINGO 34." 111

Domingo 34.0 hermanos que salgan para Galilea; allí me verán" (Mt 28, 10).
Con esta indicación, estamos autorizados a pensar que Jesús
se refiere aquí a sus discípulos.
Queda la expresión "estos humildes (pequeños)" que son mis
hermanos. Se trata, parece, de los discípulos, llamados así fre-
cuentemente, aunque la expresión se aplique también al cristiano.
Podemos dar un vistazo rápido a los textos en los que san Mateo
emplea esta expresión: "El más pequeño en el Reino de los cielos
es mayor que él" (Mt 11, 11). Se trata del testimonio de Jesús
acerca de Juan Bautista: "En verdad os digo que no ha surgido
CICLO A. JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin
embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que
él". Esto no afecta a la grandeza de la persona del Precursor
El Hijo del hombre, pastor que separará las mismo. Se comparan dos situaciones: antes y después del Reino.
ovejas de las cabras (Mt 25, 31-46) El que forma parte del Reino, está en una situación completamen-
te distinta; el tiempo del Reino está por encima de todo lo que
El año litúrgico concluye con una visión de gloria. Evoca le ha precedido. "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
la retribución final, y quizá la perspectiva del juicio oscurece el tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y
esplendor glorioso de esta venida del Hijo del hombre. se las has revelado a pequeños" (Mt 11, 25). Evidentemente, se
Dejando de lado el problema literario de la descripción de trata del pobre y del humilde. Y en otro contexto: "Guardaos de
este triunfo del Hijo del hombre, hay que ir al núcleo de lo que despreciar a uno de estos pequeños... De la misma manera, no es
san Mateo quiere enseñarnos aquí. voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno de estos
Al leer objetivamente su texto, al oírlo proclamar de parte del pequeños" (Mt 18, 10-14). Aquí se trata de los niños.
Señor, mejor aún, al Señor mismo hoy en su Iglesia, constatamos Pero hay un texto que podría ilustrarnos más: "Todo aquel
que el juicio hecho por este Rey de gloria se basa únicamente en que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos
la caridad: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de pequeños" (Mt 10, 42). El significado de la palabra no puede
estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis". Para entrar dejar duda. Nos encontramos en la conclusión del discurso misio-
en el Reino, el Señor enuncia una sola exigencia: el amor al nero de Jesús. Hablando a sus discípulos, les dice: "Quien a
otro. vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe
¿Cómo entender la expresión "uno de estos mis humildes her- a Aquel que me ha enviado". Y también: "Quien recibe a u n
manos"? Porque la significación del amor exigido para la entrada justo por ser justo, recompensa de justo recibirá" (Mt 10, 40-41).
en el Reino depende de su objeto, señalado aquí concretamente por Estamos, pues, en un contexto de retribución, como en el texto
Cristo. Es difícil identificar cuáles son esos pequeños, esos herma- proclamado hoy, y se trata de enviados. Más aún, Jesús precisa:
nos, de los que habla Cristo. En efecto, el término "hermano", en "Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca
san Mateo, lo mismo que en los otros, concierne a los miembros a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que n o
de la comunidad eclesial (Mt 18, 15.21.35; 23, 8). Sin embargo, perderá su recompensa". La correspondencia entre la expresión
la palabra se emplea también en un sentido mucho más amplio y "pequeño" y "discípulo" es evidente. Se trata de la acogida hecha
designa a todos los hombres (Mt 5, 22-24; 7, 3.4). Pero también a los discípulos en nombre de Cristo.
a los discípulos se les llama "hermanos" (Mt 12, 5 0 ; 28, 10). En Podemos, por lo tanto, preguntarnos si en el pasaje que oímos
nuestro texto, la expresión es más precisa: "estos 'mis' humildes proclamar hoy, no se trata délos discípulos que deben ser acogi-
hermanos". En este caso, repetido dos veces, se trata, sin posible dos. Si esto es exacto, tal acogida encuentra su recompensa en el
equívoco, de los discípulos (Mt 12, 4 9 ; 28, 10). He aquí estas cielo.
citas: "Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Estos En seguida se ve cómo una homilía que quisiera insistir exclu-
son mi madre y mis hermanos" (Mt 12, 49); "id, avisad a mis sivamente en la exigencia del amor y el sentido de los demás p a r a
112 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 34.° 113

la entrada en el Reino, dejaría de lado elementos importantes y Esto no significa que la realeza de Cristo sea temporal y que
correría el riesgo de falsear gravemente los puntos de vista. Porque se detenga en el momento en que termina el tiempo de la historia.
se trata de acoger a los enviados de Cristo que son otros "él" y Más bien hay que ver en las afirmaciones de san Pablo una forma
en ese caso, se comprende que es a él a quien se da un vaso de metafórica de mostrar que toda la actividad de Cristo, que su
agua, al darlo a uno de sus enviados. Hay, pues, además de la Misterio pascual no tiene por finalidad sino recapitular todo en
caridad, una actitud de acogida que supone la fe; no se acoge Dios. Nos encontramos ahora en un reinado nuevo.
únicamente al misionero enviado por Cristo, sino también su doc- Ciertamente, las lecturas de hoy pueden encontrarnos poco
trina y su palabra. preparados para comprenderlas con facilidad y su estilo nos re-
sulta también extraño.
Sin embargo, la enseñanza de san Mateo y de san Pablo a su
El Señor juzgará entre oveja y oveja comunidad sigue siendo actual para nosotros, hoy, en nuestro
(Ez 34, 11-17} tiempo. El tiempo de la Iglesia y el propio tiempo histórico de cada
uno se desarrolla en función de ese juicio y del fin de los tiempos,
No convendría desviarnos demasiado de la finalidad de la cuando todo será por fin sometido a la realeza de Dios. Tenemos
proclamación de las lecturas de hoy. Se trata en ellas ante todo que llenar este tiempo histórico amando, acogiendo la Palabra y a
de un Rey que viene a juzgar. Pero es un Rey y un juez que no los que la proclaman, viviendo en la perspectiva de un juicio que
encuentra parecido en la tierra. Porque no se contenta con juzgar el Rey ha de hacer sobre nosotros, pero que es más construcción y
ni con condenar, sino que su preocupación es salvar y dar reposo. justificación que condenación, ya que nos esforzamos por vivir en
Es un juez en busca de la oveja perdida; venda a la que está la caridad y en la fe, escuchando a los que Cristo envía y poniendo
herida; da fuerzas a la que es débil. El Señor que viene el último en práctica su palabra.
día es, pues, ese pastor, el más auténtico pastor de todos los
pastores. El juicio es una justificación; es restablecimiento de la
justicia.
CICLO B. REALEZA DE CRISTO SOBRE
En cuanto a nosotros, los cristianos, sabemos que la vida EL UNIVERSO
sacramental nos conduce hacia ese juicio hecho por el Rey de
los pastores; está preparado nuestro destino, y hacia él caminamos Tú lo dices: Soy Rey (Jn 18, 33-37)
sin angustia.
La escena transcurre en el interior del pretorio, donde Pilato
El Señor es mi pastor, interroga a Jesús. Se percibe allí a Pilato interesado y de hecho
nada me falta; turbado poi la personalidad de Jesús. Se pregunta sinceramente
en verdes praderas me hace recostar (Sal 22). quién es. Lo manifiesta su pregunta, en la que no habría que ver
una ironía: "¿Eres tú el rey de los judíos?". Jesús hace alusión a
esa inquietud de un Pilato que se encubre: "¿Dices eso por t u
El definitivo reino del Rey de gloria cuenta o te lo han dicho otros de mí?".
(1 Co 15, 20-26.28) Pero Jesús no quiere ya ocultar su verdadera cualidad: " T ú
lo dices: Soy Rey". Con todo, Pilato podría confundir las cosas.
Este texto se inscribe en la instrucción de san Pablo sobre La realeza Je Cristo es de orden espiritual, no de orden nacional.
la resurrección de los muertos. Oímos que se proclama una especie En cuanto autoridad espiritual Jesús es rey, y esta autoridad per-
de gran apocalipsis. Contemplamos un gran fresco de la resurrec- tenece a Dios. Su realeza no viene de este mundo; le ha sido con-
ción en el que, en Cristo, todos resucitan, pero cada uno en su fiada por el Padre. Jesús, por lo tanto, no es rey en el sentido
rango. Gran apoteosis, donde Cristo devuelve su poder real a su político de la palabra, tal como Pilato podría entenderlo. Sin em-
Padre, una vez acabada su obra y destruidos todos los poderes bargo, Pilato ha dicho que Cristo era rey, y ha dicho verdad, si
del mal. Habiendo el Hijo sometido todo, incluida la muerte, por ello entiende una realeza que escapa a toda consideración
devuelve su poder al Padre, y Dios será todo en todos. terrena. Poique la realeza de Cristo consiste en dar testimonio d o
114 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 34." 115

la verdad. Verdad no significa aquí una filosofía, sino la realidad un cierto triunfalismo cristiano. Si Jesús dijo a Pilato: "Soy Rey",
eterna en contraposición a lo que pasa, la realidad de Dios. Jesús fue para afirmar que lo era, pero de forma muy distinta a la de
ha sido enviado y ha venido para transmitir a los hombres una los reyes de la tierra. No es un rey que libere a los pueblos, como
realidad que libera, la realidad eterna, objeto esencial de la re- haría un líder político. La confusión no era posible sólo para
velación por la que el Verbo se encarnó. Pilato... o para nosotros; lo era para los apóstoles mismos, y el
Esta escena del proceso de Jesús es paradójica. Pilato es juez día de la Ascensión escuchamos de boca de uno de ellos esta
de Jesús; en realidad, es Jesús quien juzga a Pilato; él es el pregunta humana: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el
Rey, el juez, porque es quien libera o condena, según que se reino de Israel?" (Hech 1, 6). ¿Cuántas veces ha intentado la mu-
reciba el testimonio de la verdad divina o que se rechace este chedumbre hacer rey a Jesús? (Jn 6, 15).
testimonio. Si Jesús es Rey, todos los cristianos pertenecen a un pueblo
de raza real. Resulta, pues, posible construir un silogismo carente
de realidad: todo cristiano es hermano de Cristo, todo cristiano es
A él se le dio poder, honor y reino (Dn 7, 13-14) rey, la Iglesia es el pueblo de Cristo, toda la Iglesia es real. ¿No
supone esto para los cristianos y para la Iglesia un régimen social
En este pasaje se nos presenta al Señor en su función de de privilegios?
juez de los últimos tiempos. Para nosotros, el personaje simbólico, De esta forma, podríamos trasponer miserablemente la realeza
el Hijo del hombre que avanza hacia el Anciano venerable, ese perecedera. Se trata, en cambio, de una realeza de servicio; todo
Hijo del hombre es el Mesías, Jesús, el Cristo. Le vemos en su cristiano y la Iglesia entera, como pertenecientes a un Reino pri-
dominio y poder, en la gloria de su Realeza sobre todas las nacio- vilegiado, no tienen que gozar de privilegios pasajeros, porque
nes y pueblos. Es un reino eterno que no será destruido. no tienen otra función que la de dar testimonio de la verdad,
ellos cuya situación no es real más que por ser mensajeros de una
El Señor reina, realeza que no pasa y que libera a los hombres de la esclavitud
vestido de majestad; en la que viven los reyes de la tierra y todos los poderes pú-
el Señor, vestido y ceñido de poder (Sal 92). blicos.
Y sin embargo, el que esta realeza sea espiritual y el que
Jesús menosprecie el ejercicio de todo poder político, no significa
El Príncipe de los reyes de la tierra (Apoc 1, 5-8) en modo alguno que la Iglesia deba vivir fuera del mundo y en
una actitud espiritualista desinteresada con respecto a la vida de
Pasamos del apocalipsis de Daniel al Apocalipsis cristiano. Si los hombres de nuestro tiempo. La realeza de Cristo obliga a toda
se nos presenta a Cristo como Rey, nosotros somos en su reino los actitud política de este mundo a ser consciente del fin último al
sacerdotes de Dios, su Padre. que debe servir toda política. Esa realeza de Cristo no significa que
Todo este pasaje es una gran doxología, himno al Rey que la Iglesia de este mundo deba ejercer sobre él un poder de dominio
nos ha liberado de nuestros pecados con su sangre. Es el Rey que humano, sino que la realeza de su Cabeza es un constante llama-
nos da la paz, el primogénito de entre los muertos, asegurando así miento a la auténtica concepción de un verdadero Reino. Deter-
nuestra propia resurrección, sobre el soberano de los reyes de la minadas épocas de la Iglesia han confundido, sin duda, realeza y
tierra. En ese momento, todos le reconocen como el Rey soberano, realeza; la Iglesia que ahora vive en esta tierra no tiene que es-
también los que Je atravesaron. tablecer un reino terrestre.
Toda la actividad pascual de Cristo ha tenido éxito: ha reuni- Queda y quedará siempre por hacer una indagación sobre
do un reino de sacerdotes al servicio del Padre, para gloria suya. la forma en que la Iglesia debe utilizar la realeza de Cristo, no
Ha sido constituido un gran Reino que canta al Señor como su dominando ella misma como un rey de la tierra, sino alentando
alfa y omega. con todas sus fuerzas los caminos concretos para la liberación
Toda la liturgia de hoy contiene una visión triunfal. Podría, de los oprimidos y marginados. Al celebrar a Cristo, Rey del uni-
sin embargo, inducirnos a error y hacer que renaciese en nosotros verso, la Iglesia no lo hace reivindicando una supremacía humana
116 TIEMPO ORDINARIO DOMINGO 34.» 117

y terrena, sino animando a los que tienen por encargo conducir en débil; en cuanto tal, es a menudo objeto de oposición, aunque
concreto al mundo en su existir terrestre, a que confronten su ésta jamás llega hasta la contestación del ideal regio. Aun si
política con el Rey único, eterno y cuyo Reino es definitivo para la persona del rey es criticable, la realeza sigue constituyendo
siempre. para Israel una indispensable condición de su vida y de la segu-
ridad que tiene de la presencia de su Dios con él. Esto supuesto,
es normal que la literatura y, por ejemplo, los salmos den del rey
CICLO C. UN REY CRUCIFICADO una imagen idealista. El rey es el símbolo de la esperanza y, en
todo momento, la esperanza de un rey justo que conduzca a Israel.
Jesús crucificado, acuérdate de mí cuando En este sentido hay que entender al profeta Jeremías cuando ve
vengas como Rey (Le 23, 35-43) suscitarse en la familia de David un "germen justo" por el que
será salvado el pueblo. Y ésa es, igualmente, la visión de Ezequiel,
Evangelio significa "Buena Noticia", la de la salvación. Así que ve en el futuro rey a un buen pastor que reunirá a las na-
es como se nos presenta la proclamación del evangelio de hoy: ciones dispersas (Ez 34, 2 3 ; 37, 22).
"Si tú eres el Rey de los judíos, sálvame", "acuérdate de mí cuan- La hora de la salvación va llegando progresivamente, y al-
do vengas como Rey". Y Jesús responde: "Hoy estarás conmigo gunos la reconocerán en la venida de Jesús. Los profetas, sobre
en el paraíso". Es verdaderamente el anuncio de la salvación por todo Isaías, le presentarán como el Siervo, aquel que da su vida
medio de la cruz y de la promesa que hace un Rey crucificado. (Is 53) en medio de la humillación para constituir un reino.
Un rey que es vencedor de la muerte. En efecto, la respuesta
de Jesús no deja ninguna duda. En la cruz da una respuesta que
no es una promesa vaga, sino una afirmación soberana: "Hoy En el reino de su Hijo querido (Col 1, 12-20)
estarás conmigo en el paraíso". El buen ladrón provocó por parte
de Cristo la respuesta que, en adelante, dará esperanza a todas las Describe san Pablo en su carta el desarrollo de la vida cristia-
generaciones hasta la consumación de los siglos: la muerte es na en relación con la Historia de la salvación. En el plan de Dios
puerta del paraíso, y "estar con él" es el objetivo de toda vida aparece en primer lugar el Hijo, imagen de Dios invisible, primo-
cristiana y la realidad última de toda muerte. génito de toda criatura. Con su sangre, restablece la primacía q u e
había ejercido al principio de la creación. En él tienen todas las
cosas su total realización. El cristiano es introducido en este plan
David, pastor y ungido rey de Israel de reconstrucción, y su vida evoluciona según ese mismo plan.
(2 Sam 5, 1-3) Nosotros entramos en el reino que él funda restaurando toda l a
creación y reconciliando todo por él y para él, haciendo la paz
Los orígenes de este Rey crucificado se remontan lejos en el por la sangre de su cruz.
símbolo y en el anuncio. La realeza de Cristo encuentra así su Esta parte de la carta de san Pablo es un himno de gloria.
figura y su tipo. Recibe la unción regia como un rey pastor. Este mismo Cristo Rey está a la cabeza de su Iglesia, en la q u e
Debemos subrayar las peculiaridades del oficio de rey en estamos insertos por nuestro lautismo, convertidos en una nación
Israel. Este no es como un rey entre los paganos. El pueblo es, santa, un pueblo regio.
en efecto, el pueblo de Dios y pertenece a él solo. El rey tiene, La 1. a lectura de hoy nos ha orientado hacia el Rey-Mesías
pues, como función dirigir al pueblo que se le ha confiado, esperado, mientras que el evangelio nos ha mostrado cómo l a
guiarlo; es un pastor elegido de Dios para su pueblo. Es ma- historia de la salvación es regida por Cristo quien, por su cruz,
nifestación del poder de Dios. Si alcanza una victoria, es Dios la conduce a su término. La 3." lectura es un canto de gloria a t o d o
quien la alcanza (2 Sam 5, 17-25; 8, 1-14; 19, 10). Pero su lo que Cristo, Rey del universo, ha realizado para la instauración
función es sagrada; él es el ungido del Señor. Dios manifiesta del Reino en el que estamos insertos. A todos, pues, se nos invita
su presencia a su pueblo mediante la presencia del rey, y a través a hacer la experiencia de una vida vivida bajo un Rey, en un pue-
de él hace el Señor visible su soberanía, su poder, su gloria (Sal blo regio, pero bajo un Rey cuyo reino no es de este mundo.
72, 8 ; 110, 1). Es, pues, signo de Dios pero, a la vez, hombre
LECTURA DEL APÓSTOL Y
VIDA CRISTIANA HOY.
LAS SEGUNDAS LECTURAS DE LOS
DOMINGOS 22 A 34
Domingo 22. 0

CICLO A, p. 13

CICLO B, p. 17

CICLO C

Vosotros os habéis acercado al Mediador de la


nueva alianza, Jesús (Heb 12, 18... 24)

El texto nos presenta una comparación entre la constitución


del antiguo pueblo de Dios y la del nuevo pueblo de los bautizados.
En el Sinaí había realidades y señales materiales que se ofrecían
a los israelitas, fenómenos, por otra parte, terribles, puesto que los
hijos de Israel pidieron no seguir oyendo las palabras pronun-
ciadas por una voz que los amedrentaba. Aquí, se trata de u n
encuentro totalmente diferente. En la nueva historia, la del nuevo
pueblo, no hay fenómenos semejantes.
Los bautizados se han acercado "al monte Sión, ciudad del
Dios vivo, Jerusalén del cielo..., a la congregación de los primo-
génitos inscritos en el cielo". Sin aquellas manifestaciones exter-
nas y temibles de la Divinidad, los creyentes se han encaminado
hacia el Señor, al grupo de bautizados, a la Iglesia, ese grupo d e
hombres que han venido a ser una sola cosa en el único Bautismo
de un solo y único Espíritu, y cuyos nombres están inscritos e n
el cielo. Son primogénitos, porque todos participan íntimamente
en la vida de Jesucristo, primogénito de todas las criaturas. Los
cristianos se han dirigido a Dios mismo, juez de todos los h o m -
bres. Los cristianos, pues, han entrado en contacto con el S e ñ o r
mismo, y aunque el Señor juzga y sondea los ríñones y los cora-
zones, no se han aterrorizado al acercarse a él; han entrado, asi-
mismo, en contacto con las almas de los justos, con sus difuntos
que han llegado a su destino y son justos ante Dios; toda l a
Iglesia, terrestre y celeste, se hilaba presente y hacia ella se h a n
122 TIEMPO ORDINARIO, 2.' LECTURA

dirigido los bautizados, todos los cristianos. Pero ante todo, es


hacia Jesús, mediador de una nueva alianza, hacia donde se han
Domingo 23. 0
dirigido. Precisamente por Jesús, el Mediador, se han atrevido a
franquear esa distancia que separa a la condición humana del
Señor de la gloria. Transformados por el bautismo en el Padre,
el Hijo y el Espíritu, pueden vivir en íntima unión con la Trini-
dad. Tal es la situación del cristiano en el nuevo pueblo de
Dios.

CICLO A, p. 23

CICLO B

Los pobres, herederos del Reino (Sant 2, 1-5)

Pienso que sería difícil disimularlo: si Santiago empieza el


capítulo segundo de su carta de esta forma, no es por moverse
en lo abstracto, sino para responder a situaciones actuales en su
comunidad. En su comunidad judeo-cristiana ha experimentado el
hecho de la acepción más o menos consciente de personas, junto
con la vaga sospecha de una falta al ideal cristiano. Se ha llegado,
ciertamente, a mezclar la consideración de las personas con la fe
en Jesucristo. Y ello ha debido de ocurrir incluso en la celebración
litúrgica; el "por ejemplo" es diplomático y artificial. Se han
dado, por lo tanto, juicios basados en falsos valores. Dios ha ele-
gido a los que son pobres a los ojos del mundo, escribe Santiago,
tal como Pablo lo hacía en la 1. a carta a los Corintios: "Y ha
escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte" (1 Co
1, 27). Todo el Antiguo Testamento habla constantemente del tema
de la pobreza, y los profetas no dejan de vituperar el desprecio
del pobre. La misma preocupación se encuentra ahora en el evan-
gelio, donde el " ¡ a y de vosotros, los r i c o s ! " y el "bienaventurados
los pobres" resuenan como una solemne y ardiente oposición de
todo el evangelio. No obstante, ser pobre o rico no consituye un
criterio de juicio; el único criterio es el amor. Los que hayan ama-
do al Señor serán herederos del Reino prometido, porque a todos
los ha hecho ricos en la fe. La verdadera riqueza es la fe, y la
condición de entrada en el Reino es el amor.
A todos se nos interroga sobre los criterios de nuestros juicios
de valor con respecto a las personas con las que tenemos que
tratar.
124 TIEMPO ORDINARIO, 2.a LECTURA

CICLO C
Domingo 24.0
Onésimo ya no es esclavo, debe ser acogido
como un hermano (Flm 9... 17)

Filemón es, desde luego, el destinatario concreto de esta


carta, pero no el único; de hecho, es la comunidad entera la ver-
dadera destinataria; en cuanto a los autores de la carta, o al
menos los remitentes, son Pablo y Timoteo. Onésimo se ha es-
capado; es merecedor de duras represiones. Pablo se hace su
abogado y en su defensa no desecha el sentimiento: habla el
viejo prisionero por Cristo, que solicita algo en favor de su CICLO A, p. 31
hijo al que dio la vida de Cristo en la prisión. El esclavo había
sido instruido y bautizado por Pablo. Para éste ha venido a ser CICLO B
una parte de sí mismo.
Francamente, nos quedamos un poco decepcionados de lo La fe sin las obras (Sant 2, 14-18)
que Pablo hace: devuelve el esclavo y decide no retenerlo a su
servicio. La razón es que eso hubiera sido presionar a su amo, Con los actos es como hay que demostrar la fe. Este pasaje
y san Pablo no quiere: el dueño ha de adoptar libremente las so- de Santiago nos preserva de toda ilusión en la vida cristiana: ésta
luciones que considere buenas. No hay que olvidar que la Iglesia no consiste en conceptos, sino en realizaciones concretas. Al leer
no se haría escuchar sino muy tarde a propósito de la esclavitud; el pasaje, caemos en la cuenta de que está hecho más bien para
respetó las condiciones sociales de su tiempo. Hemos de reconocer ser proclamado; es incisivo, y su proclamación a nadie puede
que nos resulta difícil admitir ese silencio. Seríamos injustos, sin dejar indiferente. El cristiano que lo oye, se siente inmediatamente
embargo, si lo criticásemos. En efecto, la Iglesia —y aquí pode- invitado a considerar cómo vive. No nos dice Santiago —que lo
mos constatarlo— quiere mejorar la condición de los esclavos, da por sabido— qué es la fe y cuál es su objeto. En cuanto a la
sobre todo si están bautizados; intenta al menos hacer posibles las concreta actividad que ella supone, nos la describen estos versícu-
relaciones entre amo y esclavo. los orientados al cuidado del otro y de la caridad. Es un estilo
El argumento decisivo viene al final: si Filemón piensa que pastoral muy simple y un tema querido de Juan en sus cartas.
está en comunión con Pablo, es decir, si ee da cuenta de que La fe conceptual no salva; tiene que pasar a lo concreto de la
están unidos en la comunidad cristiana, en ese caso Onésimo debe vida. Para expresarlo mejor, Santiago recurre, como buen predi-
ser acogido como si fuera el propio Pablo. cador, a un ejemplo. No le falta humor en la elección de su pa-
rábola ; de hecho, en ella encontramos a nuestros buenos cris-
tianos de siempre, fecundos en principios de vida, pero poco
inclinados a ponerlos en práctica. Decía san Agustín que no se
evangeliza a vientres vacíos. El verdadero testigo de la fe no se
contenta con predicarla, sino que percibe de hecho las necesida-
des y busca solucionarlas. Para Santiago, el cristiano de su pa-
rábola sólo tiene una fe muerta... "Yo, por las obras, te probaré
mi fe". Así pues, la sola posesión del don de la fe no puede
salvar; es preciso obrar. Ninguna oposición en esto a san Pablo:
aunque éste escribe que la fe sola salva (Rm 3, 28), en él se
trata de una manera de expresar teológicamente la iniciativa del
Señor que salva mediante el don de la fe; nuestras actividades
nada pueden por sí mismas. La fe es don de Dios (Rm 3, 2 7 ;
126 TIEMPO ORDINARIO, 2.» LECTURA

4, 2-5), y la salvación está condicionada por la fe (Rm 3, 22-28).


Sin embargo, san Pablo nos dice insistentemente que es la acti- Domingo 25. 0
vidad obediente de Cristo la que nos salva (Rm 5, 18-19); en ese
sentido, no son las obras de los hombres las que pueden salvarlos
(Rm 3, 28); pero la colaboración del hombre que ha recibido la
fe es necesaria para su salvación: " . . . h e c h u r a suya somos: crea-
dos en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano
dispuso Dios que practicáramos" (Ef 2, 10).

CICLO C, p. 35
CICLO A

Para mí la vida e s Cristo (Flp 1, 20-27)

"Cristo será manifestado en mi cuerpo, sea por mi vida o por


mi muerte". Hay aquí una dificultad de traducción en la palabra
Magníficat, conocida sobre todo por el Cántico de la Virgen.
La Biblia de Jerusalén lo entiende como una glorificación:
"Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muer-
te". El leccionario lo entiende como una manifestación: "La gran-
deza de Cristo será manifestada". En la misma línea está la tra-
ducción de A. Chouraqui, en Lucas 1, 4 6 : "Mi ser engrandece a
Adón". La Biblia de Jerusalén traduce el término Magníficat del
Cántico de la Virgen por: "Mi alma exalta al Señor"; no ha
buscado, por tanto, traducir la misma palabra por la misma ex-
presión, "exaltar" en Lucas, "glorificar" en la carta a los Fili-
penses (engrandecer-glorificar, respectivamente, en la Biblia de
Jerusalén en castellano). Evidentemente, se puede entender "exal-
tar", "glorificar", en el sentido de "manifestar", aunque eso
modifica un poco el significado. Exaltar, glorificar, tiene en la
Biblia un sentido particular: Gloria, glorificación tienen connota-
ción con el poder, la irrupción de la majestad de Dios; y así, la
resurrección de Cristo es una glorificación; san Juan señala que
Cristo será "levantado", elevado, queriendo significar con ello su
crucifixión y su glorificación (Jn 8, 2 8 ; 12, 32). En el capítulo
13 es donde el evangelio de san Juan habla más de la glorificación
del Hijo (Jn 13, 31-32). Pero es necesario evitar la relación de
temas dado que las palabras no son idénticas; no se da identidad
de significado entre: Megalúnei = Magníficat (Le 1, 46) o me-
galunthésetai = magnificabitur (Flp 1, 20), y upsósete = exalta-
veritis (Jn 8, 28), y sobre todo edoxásthe = clarificatus est (Jn
13, 31-32). Este último término traduce fielmente el sentido de
128 TIEMPO ORDINARIO, 2." LECTURA DOMINGO 25.°, 2." LECTURA 129

"glorificar", correspondientemente al tema de la gloria en el An- CICLO C


tiguo Testamento. No convendría, pues, lanzarse a comentarios
que podrían ser una paráfrasis, teológica tal vez, pero no fundada Orar por la salvación de los hombres
en el texto. Debemos, pues, atenernos a "manifestar". Cristo será (1 Tim 2, 1-8)
manifestado "en mi cuerpo", dice el texto griego. La traducción
del leccionario, para subrayar la unidad de la persona humana El pasaje de esta carta a Timoteo nos recomienda la oración
—cuerpo y alma—, lo traduce por "mi existencia". En tal caso, hay por todos los hombres para que todos se salven. La eficacia de esta
que entender esta existencia aquí abajo, en cuanto que está toda oración proviene de Jesucristo, que se entregó en rescate por todos.
ella incorporada a Cristo por su bautismo y por la eucaristía, y El Apóstol es el mensajero de ese don. La comunidad cristiana es
en la otra vida, donde comparte la resurrección gloriosa de Cristo. una comunidad de oración, y san Pablo quisiera que en cualquier
La comunión del cristiano con Cristo es tal que tanto su muerte lugar se rezara alzando las manos al cielo con recta intención, san-
como su vida son una manifestación de Cristo en él. tamente, sin ira —escribe—, es decir, no para atraer una maldición,
Sin embargo, cuando el cristiano está incorporado a Cristo, sin malas intenciones, como podrían ser la ruina de sus enemigos
aunque su vida ya es Cristo, la muerte permite una comunión más o el triunfo de las ambiciones personales.
perfecta con él. En la 2. a carta a los Corintios, escribe san Pablo: Tenemos aquí el origen o por lo menos el testimonio, de lo
" . . . sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos que hoy llamamos "Oración universal" o "de los fieles", que se
del Señor, pues caminamos en la fe y no en la visión... Estamos, hace después de la homilía o del Credo, y de cuya existencia te-
pues, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para nemos constancia desde muy pronto en la liturgia cristiana. En
vivir con el Señor" (2 Co 5, 6-8). En cambio, en la carta a los el capítulo 67 de su Apología, san Justino la menciona al final
Filipenses,, dudoso entre la elección de motiv o de vivir aquí abajo, de la celebración de la Palabra, que describe a Antonio el Pia-
san Pablo acaba por preferir su vida con sus fieles, a quienes él doso, el año 150. En este pasaje leemos ya una especie de lista o
es útil. letanía parecida a las que encontramos a través de los siglos y a
El cristiano debe llevar una vida digna del evangelio de Cris- las que hoy están en práctica: "por todos los hombres, por los
t o : está de tal modo incorporado a él, que debe ser "la manifes- jefes de Estado y todos los que tienen responsabilidades". Aparece
tación de Cristo en su existencia". ya aquí la estructura que será clásica en la Iglesia: Oremos...,
por..., a fin de que..., para que podamos conducir nuestra vida
en la calma y la seguridad...
Más allá de la celebración litúrgica, san Pablo nos exhorta,
CICLO B pues, a la oración frecuente y a preocuparnos de la salvación
de todos, cuya responsabilidad llevamos junto con Cristo.
Artesanos de la paz (Sant 3, 16—4,3)

Las reflexiones de Santiago sobre sus cristianos son bastante


pesimistas. Se parece a lo que en nuestro tiempo podría muchas
veces escribir un responsable de parroquia. Existe una verdadera
sabiduría, que viene de Dios y cuyos frutos son evidentes, entre
los que el más importante es la justicia en la paz.
Lo contrario es desastroso para la comunidad cristiana y
para el mundo. En realidad, la vida de los cristianos no llega a
elevarse; la oración misma, si oran, no consigue elevarlos porque
lo que piden son riquezas materiales para satisfacer sus instintos.
DOMINGO 26.°, 2.a LECTURA 131

Domingo 26.° sando por uno de tantos", "como un hombre cualquiera", no sig-
nifican que Cristo fuera hombre aparentemente, sino que, excepto
el pecado, asumió toda la condición humana.
Pero el misterio de la redención no se para aquí, termina en
la gloria; el misterio de Pascua, centro de nuestra vida, es el de
una muerte pero también el de una resurrección en la gloria:
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre",
CICLO A de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
—en el cielo, en la tierra, en el abismo—
Tener en uno mismo los sentimientos del
Señor Jesús (Flp 2, 1-11) y toda lengua proclame:
"¡Jesucristo es Señor!",
San Pablo sigue insistiendo en nuestra íntima comunión con para gloria de Dios Padre.
Cristo, hasta el punto de que debemos tener en nosotros sus sen-
timientos. No podría llevarse a cabo la comunión con Jesús sin la Es la entronización de Cristo en su gloria: recibe un Nombre
unión íntima entre todos los que viven de él y por él. En Cristo y su Soberanía se proclama en todo el universo.
está el aliento. El tema del aliento, del consuelo en Cristo es queri- Es posible que este himno sirviera de aclamación litúrgica. La
do a san Pablo. De una forma que podría considerarse diplomá- liturgia lo ha recogido y lo canta en diversas ocasiones, entre ellas
tica, pero que de hecho es enteramente espiritual y teológica, el el viernes santo.
Apóstol expresa su deseo de ver realizarse entre los cristianos la San Pablo ofrece esta descripción como norma para el cris-
unidad; sería su mayor alegría como apóstol y como pastor. Sin tiano que vive en íntima comunión con Cristo hasta deber repro-
duda, había constatado en la comunidad de Filipos disensiones ducir en sí mismo las fases de la vida de Jesús.
creadas por la ambición de algunos y por propósitos de propio
bienestar o de una posición ventajosa. Por el contrario, el cris-
tiano debe considerar a los demás como superiores a sí mismo. CICLO B
Para comprender esta actitud hay que remitirse a la de Cristo.
La describe san Pablo, y quedará por los siglos como la teología Corrupción de la riqueza [Sant 5, 1-6)
de la kénosis de Cristo en cruz:
Una carta dura; se parece a una homilía destinada a desper-
El, a pesar de su condición divina, tar las conciencias. Sin que deba servir de bandera política, es
no hizo alarde de su categoría de Dios; aplicable hoy a las presentes situaciones, evitando las vulgaridades
al contrario, se despojó de su rango y superficialidad que semejante reproche tiene el riesgo de llevar
y tomó la condición de esclavo, consigo. El retrato de la riqueza está hecho con fuertes brochazos;
pasando por uno de tantos. una cruda pintura. La riqueza, al parecer tan deseable y brillante,
súbitamente se desmorona y no queda de ella más que míseros
Y así, actuando como un hombre cualquiera, jirones. No puede tener consistencia más que si la afrontamos
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, con la vista puesta en el último día; en relación con él, la riqueza
y una muerte de cruz. no tiene sentido ninguno, se convierte en una condenación. Está,
además, manchada de injusticias de toda clase: salarios no paga-
Se trata de toda la realidad del misterio de la redención que dos y que claman venganza, vida de lujo y de placer, mientras se
tiene por comienzo la Encarnación del Verbo. Las expresiones "pa- oprime a la gente. Han condenado al justo y le han matado sin
132 TIEMPO ORDINARIO, 2.a LECTURA

resistencia por sus parte. Quitándoles el pan a los pobres se les


condena a la muerte. Algunos han querido ver en este "justo" al
Domingo 2j.°
propio Cristo. La riqueza y su lujo matan a Cristo; así podría
decirse viendo a Jesús cargar con los sufrimientos y las injusti-
cias que sufren los pobres.
Santiago se contenta con ese retrato y ese reproche cuya tran-
quila violencia será raramente superada. Sin duda, conocería en
su comunidad judeo cristiana situaciones graves de este género;
son las que darían lugar a esta carta de la que nuestra época puede
sacar amplio provecho meditándola humildemente. CICLO A

CICLO C, p. 53
El Dios de paz con nosotros (Flp 4, 6-9)

Se trata de un pasaje destinado a pacificar a los Filipenses


mediante la oración y la práctica de las virtudes cristianas. Para
tener paz, es necesario orar con acción de gracias y suplicar para
dar a conocer nuestras peticiones; haciendo esto, no hay que in-
quietarse por nada. ¿Es que el Apóstol no vive en el mundo o es
que tiene una manera irreal de ver la vida concreta? En su carta
aparece lo contrario; no sólo recuerda su personal situación de
prisionero, condenado a muerte y cuya sentencia es siempre apla-
zada, sino que conoce la difícil situación de sus comunicantes y
advierte rivalidades y disputas. Pero deben mantenerse en la paz
de Dios. No se trata, con todo, de una paz inactiva: la vida cris-
tiana sigue siendo una lucha por la práctica de las virtudes que él
enumera. Hay que poner por obra la enseñanza recibida. De esta
manera, el Dios de la paz estará con nosotros.

CICLO B

Los hombres santificados, hermanos de Jesús


(Heb 2, 9-11)

El santificador Jesús, y los santificados, los hombres, están


íntimamente unidos: "proceden todos del mismo". Por eso llama
Jesús a los hombres sus hermanos. Esta perfección del hombre en
Cristo es el resultado de un largo y doloroso camino de la vida de
Cristo, lo mismo que de la nuestra. Pero Jesús está en la raíz de
toda santificación. El plan de Dios era tener una multitud de
hijos que conducir hasta la gloria. Era preciso, pues, que llevara
hasta su perfección, mediante el sufrimiento, a aquel que está
en el origen de la salvación de todos.
134 TIEMPO ORDINARIO, 2." LECTURA DOMINGO 27.°, 2." LECTURA 135

El pasaje contiene expresiones que pueden ofender a los oídos los cristianos para que entiendan mejor lo que es el ministerio de
y que hay que entender bien. Expresan todas ellas el hecho de la sus obispos y sacerdotes y les ayuden con su actitud, su servicio
Encarnación y apuntan, por lo tanto, a la naturaleza humana de y su oración. Es una perspectiva sacramental de la permanente es-
Cristo sin perjuicio alguno de su divinidad. tructuración de la Iglesia, trabajo que exige abnegación, renun-
Jesús ha sido puesto un poco por debajo de los ángeles, pero cia, fortaleza, sufrimiento y fidelidad al depósito de la fe, la cual,
a causa de su pasión y de su muerte, ha sido coronado de gloria. debiendo ser estudiada, profundizada, explicitada, nunca puede
Es el tema de la carta a los Filipenses (2, 1-11, Domingo 26.°, A). ser traicionada, ni sustituida por ideas personales que no estén
El autor de la carta a los Hebreos cita en el capítulo 2 el salmo 8, claramente contenidas en ella.
6: es el abajamiento de Jesús en su naturaleza humana. Jesús es
perfeccionado por el sufrimiento. No que no fuera perfecto en su
naturaleza divina, sino que tomó una naturaleza humana en todo
igual a la nuestra, excepto el pecado, de la que lleva las conse-
cuencias. Por eso es susceptible de perfección. De este modo, la
naturaleza humana asumida por Cristo será reparada y llevada a
su perfección mediante el sufrimiento. No es que el sufrimiento,
por sí mismo, sea fuente de perfección, sino el sufrimiento acep-
tado y ofrecido según los designios de Dios. En ese caso, el sufri-
miento lleva al perfeccionamiento de la gloria. Y si esto se ha
realizado en Jesús, debe realizarse en nosotros que somos sus
hermanos, por quienes él dio su vida.

CICLO C

Tomar la parte de sufrimiento que corresponde


para el anuncio del evangelio (2 Tim 1,6... 14)

Bellísimo pasaje de la carta de un apóstol a uno a quien


había impuesto las manos. El don de Dios entonces recibido ha de
ser avivado siempre; es un don dinámico que debe servir a todos
en la Iglesia. No hay, pues, que tener ni vergüenza ni miedo de dar
testimonio, sino asumir la propia porción de sufrimiento en el
anuncio del evangelio. Es conmovedor encontrar aquí lo que será
el ritual de Ordenación en su estructura elemental: Imposición de
las manos, intervención del Espíritu Santo, don de Dios. Quizá
esta especie de monición que leemos aquí se empleara litúrgica-
mente. E] ordenado ha recibido un carisma para el bien y al ser-
vicio de la Iglesia. Es un espíritu de fortaleza, de amor y de buen
sentido. Ahora es preciso que ejerza el ministerio sin miedo, anun-
ciando el evangelio. Timoteo ha sido sólidamente preparado para
ello. Es depositario de la enseñanza q u e ha recibido y la debe
guardar y transmitir fielmente.
Este texto no puede dejar indiferentes a quienes han recibido
el don del Espíritu en la Ordenación, pero afecta también a todos
DOMINGO 28.°, 2." LECTURA 137

CICLO C
Domingo 28.°
Muertos con él, viviremos con él (2 Tim 2, 8-13)

Timoteo ha sido invitado a recordar y avivar en sí mismo


la gracia que recibió por la imposición de las manos; es un caris-
ma de fortaleza para anunciar el evangelio y predicar la sana
doctrina. Pablo se encuentra encadenado como un malhechor, pero
a la Palabra de Dios no se la puede encadenar y Pablo ha recibido
la misión de anunciarla. Por eso, lo aguanta todo en favor de los
que Dios ha elegido, para que ellos alcancen también la salvación,
lograda por Jesucristo, con la gloria eterna.
CICLO A La exhortación termina con un himno pascual que quizá fue
un canto litúrgico utilizado en el momento de la iniciación cris-
tiana:
Soportarlo todo con la fuerza de Cristo
(Flp 4, 12...20) Es doctrina segura:
"Si morimos con él,
Aquí está la carta del no-condicionamiento de todo cristiano. viviremos con él.
Pero, aunque cada uno debe poder vivir en este no-condiciona- Si perseveramos,
miento, eso no es un motivo para no ayudar a los demás en su reinaremos con él.
vida. Pablo agradece a sus cristianos el haberlo hecho. Dios re- Si lo negamos,
compensa este desvelo por los demás. El pasaje termina con una también él nos negará.
doxología de las que tenemos bellos ejemplos en las cartas de Si somos infieles,
san Pablo. él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo".

CICLO B Se ha puesto de manifiesto a menudo cómo a san Pablo le


gusta componer verbos con la partícula "suri" ( = con) para in-
dicar nuestra íntima comunión con Cristo. Esta intimidad significa
nuestro sufrimiento con Cristo, pero también nuestra glorificación
La palabra de Dios viva y eficaz (Heb 4, 12-13)
con él. Sufrir con Cristo (Rm 8, 17; 1 Co 12, 26); ser crucificado
con él (Rm 6, 8 ; Ga 2, 20); ser sepultado con él (Rm 6, 4 ;
Siempre existe el peligro de acostumbrarse a la palabra como
Col 2, 12; 3, 1); revivir con Cristo (Ef 2, 5 ; Col 2, 13); ser con-
a un concepto. Ahora bien, la palabra de Dios es esencialmente
forme a él (Flp 3, 10); ser glorificados con él (Rm 8, 17); estar
acto y vida. El autor de la carta lo expresa utilizando una vehe- sentados con él en los cielos (Ef 2, 6).
mente comparación, la de la espada que ejecuta. Los profetas nos
han habituado a esa eficaz actividad de la palabra (Is 55, 11). En ese canto pascual encontramos la misma búsqueda expre-
siva para subrayar nuestra íntima comunión con Cristo: morir con
Ella es una fuerza para la salvación. La intervención de la palabra
él (2 Tim 2, 1 1 ; 2 Co 7, 3), vivir con él (2 Tim 2, 1 1 ; Rm 6, 8),
está siempre cerca de nosotros, no se deja engañar por apariencias,
reinar con él (2 Tim 2, 1 2 ; 1 Co 4, 8).
lo deja todo desnudo. Se invita, pues, al cristiano a situarse en
una actitud de lealtad ante la palabra. Por eso, la celebración De esta manera enfoca san Pablo el sufriente esplendor de
la vida del cristiano destinado a la gloria.
de la Palabra de Dios para nosotros es juicio, pero también gracia
para construir con justicia y fortaleza. Tendremos que rendirle
cuentas.
DOMINGO 29.°, 2.» LECTURA 139

Domingo 29.0 CICLO C

Fuertes con la sabiduría de la Escritura,


proclamar la palabra (2 Tim 3, 14—4, 2)

San Pablo continúa dando juiciosos e importantes consejos


a su discípulo, a quien impuso las manos. Se trata de que respete
la tradición oral recibida de sus maestros. Porque la Escritura
sola no es la guía del cristiano, sino la Escritura leída por la
Iglesia. Por otra parte, él ha frecuentado los textos sagrados, que
están inspirados. La enseñanza de un apóstol se apoya ante todo
en la Escritura.
CICLO A A partir de ahí ha de dedicarse Timoteo a la proclamación
de la Palabra. Es urgente hacerlo; san Pablo insiste, y se adivina
la seriedad de su consejo. Conjura a Timoteo por la parusía mis-
Vida de fe, de amor y de esperanza (1 Tes 1, 1-5) ma, a que intervenga y que lo haga a tiempo y a destiempo, de-
nunciando el mal, reprochando, exhortando, pero con paciencia
y con pedagogía.
San Pablo saluda " a la Iglesia que está en Tesalónica". Mere-
ce la pena subrayar la expresión para los cristianos de hoy. Te-
nemos la tendencia a ver en la Iglesia local una porción de la
gran Iglesia, mientras ésta estaría formada por la adición de las
Iglesias locales. El Apóstol considera esta realidad de forma muy
diferente. Para él, cada Iglesia es presencia de la Iglesia univer-
sal. Y así es como lo entiende el concilio Vaticano II en la cons-
titución Lumen Gentium, n. 26, por ejemplo.
La Iglesia es, pues, la asamblea de los convocados por Dios,
y a ella se dirige san Pablo en Tesalónica. Dentro de esa Iglesia
(asamblea) es donde el Apóstol saluda a los cristianos, que no
tienen real consistencia más que en la Iglesia.
San Pablo da gracias a Dios a propósito de estos cristianos.
Su acción de gracias se dirige a Dios, en primer lugar, a propó-
sito del pasado: los cristianos de Tesalónica acogieron la Palabra;
luego, da gmcias al constatar el dinamismo TÍVO de esa Palabra
que conduce a los cristianos en medio de la esperanza hasta la
vuelta de Cristo; y d a gracias, en fin, por la eficacia de la
Palabra: no ha sido vana entre ellos. Aquel anuncio fue allí
fuerza, acción del Espíritu Santo, certeza absoluta.
Con ocasión de esta acción de gracias, podemos nosotros re-
flexionar en la intensidad de nuestra acogida a la Palabra; y
todos cuantos tienen el encargo de anunciark, están invitados a
agradecer la eficacia de l a Palabra de la que son mensajeros.

CICLO B, p. 73
DOMINGO 30.°, 2.a LECTURA 141

CICLO B
Domingo 30. 0 Jesús, sacerdote para siempre (Heb 5, 1-6)

En nuestros tiempos no resulta indiferente escuchar una lec-


tura que proclama una teología del sacerdocio. Es una ocasión
de poner a punto lo referente a nuestra fe en este aspecto.
El sacerdocio del Nuevo Testamento es radicalmente diferente
del del Antiguo, no sólo por no ser hereditario como el de Aarón,
sino por ser nuevo, gracias al nuevo Mediador, Cristo. El orden
CICLO A de Melquisedec es una analogía, y el sacerdocio de Cristo, pre-
figurado por el de Melquisedec, lo trasciende. Aunque todo lo di-
Abandonar los ídolos para servir a Dios cho del sumo sacerdote puede decirse de Cristo, su sacerdocio, sin
(1 Tes 1, 5-10) embargo, es distinto, y él es, de hecho, el único sacerdote que no
debe repetir varias veces su sacrificio. Dado que es a la vez sacer-
Para entender este pasaje debemos referirnos al domingo dote y víctima, ofrece una sola vez su sacrificio, que es definitivo.
anterior, en el que se nos proclamaron sus cinco primeros versícu- El sacerdocio de la ordenación, lo mismo que el del bautismo, son
los. La gran acción de gracias de san Pablo puede resumirse en participación en grados esencialmente diferentes de este único
su alegría al ver que esta cristiandad es verdaderamente elegida sacerdocio. El sacerdocio de los ordenados se distingue esencial-
por Dios. mente por su poder, dado por el Espíritu, de actualizar los miste-
Continúa y se justifica dicha acción de gracias; se justifica rios pasados.
de una forma que nos asombra. San Pablo parece olvidar toda
humildad cuando escribe: "Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo
y el del Señor, acogiendo la Palabra entre tanta lucha con la CICLO C
alegría del Espíritu Santo". El texto es importante para la teología
de los ministerios. En efecto, parece desarrollar una cierta pa- Recibir la recompensa del vencedor
ternidad de aquel que engendra hijos a la luz de la fe. Dios (2 Tim 4, 6... 18)
da la vida, y el hombre colabora en ella con su vida sexual; Dios
da también la vida comunicando su palabra. Hay un evidente San Pablo llega al final de su existencia. A cada momento
paralelismo entre el ministerio y la iniciativa divina en el don se presenta para él, prisionero condenado a muerte, una muerte
de la salvación, como hay un paralelismo fisiológico en la trans- por ejecución. Contempla, pues, su vida y nos da el balance. En
misión de la vida. estos momentos se encuentra dispuesto a la ofrenda de su vida.
Pero Pablo da gracias porque la P a l a b r a fue acogida, porque Ha combatido bien, ha sido fiel, ha deseado la venida del Señor
la reputación de la fe de los Tesalonicenses se ha difundido, ha- en su gloria; espera, pues, la recompensa.
biendo sido la visita del Apóstol el punto de partida de la con- En los interrogatorios que ha tenido que sufrir, aunque
versión de los Tesalonicenses. Usa conversión, es decir, literal- abaldonado de todos, Pablo ha estado sostenido por el Señor.
mente un abandonar los ídolos para volverse al Dios verdadero, ¿Cómo no lo va a estar en el momento de su partida hacia el
aguardando la vuelta de su Hijo, que nos ha liberado del castigo Reino? Conserva una prenda tranquilizadora. Ha sido fiel. Si el
futuro. Señor le ha ayudado durante su proceso, ¡cuánto más no se verá
Toda comunidad cristiana actual debe meditar este pasaje. ayuiado por el Señor mismo cuando tenga que entrar en su
Aunque se haya apartado de los ídolos, queda siempre el peligro Reino!
de volver a nuevos ídolos que ya no dejan escuchar la palabra de Esta confianza de Pablo es aliento para todos los que desean
Dios de una manera objetiva. Nuestra época conoce esos nuevos permanecer fieles y vivir su fe en la Iglesia. En su fidelidad tienen
ídolos: el lujo bajo todas sus formas, la sexualidad desbordada y la jrenda de la ayuda misma d e Cristo p a r a su entrada en el
los conceptos vagos de libertad y de liberación del hombre. Reí 10.
DOMINGO 31.°, 2.' LECTURA 143

Domingo 31.0 estamos aún habituados. La Iglesia, cualquier comunidad viva, es


signo de la gloria de Dios: la Iglesia es signo de Cristo en el
mundo. Esto constituye una responsabilidad para ella y para cada
uno de sus miembros.
Pero, aunque todo esto apresura la parusía, los Tesalonicen-
ses no deben perder la cabeza ni alarmarse por falsas profecías;
san Pablo rechaza toda revelación, toda palabra y toda carta sobre
este asunto. Será siempre tendencia de algunos ese esperar en su
vida religiosa lo extraordinario, las revelaciones, el miedo. San
Pablo se opone a esta manera de ver las cosas. El cristiano se
caracteriza no por sus hechos extraordinarios, sino por su vida,
CICLO A, p. 87 testigo de la presencia de Cristo.

CICLO B
El sacerdocio eterno de Cristo (Heb 7, 23-28)

La carta a los Hebreos prosigue la enseñanza sobre el sacer-


docio que comenzó el domingo anterior. En ella se nos presenta
el sacerdocio de Cristo como el único sacerdocio. Único, porque
la muerte impide a los demás sacerdotes permanecer en su cargo;
Cristo, permanece para siempre y posee un sacerdocio que no pasa.
El vive siempre y por eso intercede siempre por nosotros.
Pero es sacerdote único también por otros motivos: es santo,
sin mancha; no necesita ofrecer sacrificios por sus propios peca-
dos, y después por los del pueblo. Por los del pueblo, lo hizo de
una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo. En la ley de Moisés,
los sumos sacerdotes están llenos de debilidades. En la Nueva Alian-
za, el Hijo, llevado hasta su perfección, es designado por el Padre
único y verdadero Sumo Sacerdote.

CICLO C
La gloria del Señor Jesús en nosotros
(2 Tes 1, 11—2, 2)

Los deseos expresados por el Apóstol se realizarán en la


parusía. Los Tesaloniceises, ¿serán juzgados dignos de la llamada
que Dios les ha dirigido? San Pablo reza por ello: Han sido lla-
mados a la fe, una fe que debería ser activa; se trata, en conse-
cuencia, de realizar todo el bien posible; eso no puede lograrse
sin la ayuda de Dios. El propio Cristo encontrará su gloria en
ellos. Es un tema al que, a pesar del Concilio Vaticano II, no
DOMINGO 32.°, 2." LECTURA 145

CICLO B
Domingo 32. 0
El sacrificio único de Cristo (Heb 9, 24-28)

Este pasaje de hoy nos proporciona importantes clarificacio-


nes sobre el sacrificio de Cristo y sobre la celebración eucarística.
En primer lugar, se subraya la superioridad del sacrificio de
Cristo: nuestros santuarios están construidos por manos humanas,
son copias del verdadero santuario. En éste es en el que Cristo
entró, en el cielo mismo, para mantenerse ahora ante Dios inter-
cediendo por nosotros. Cristo es, pues, para nosotros un perpetuo
intercesor.
CICLO A Lo que le ha valido la entrada en ese santuario celeste es la
ofrenda de su sacrificio. Este es un sacrificio perfecto y único;
no tiene por qué ser repetido, ya que Cristo no ha ofrecido sangre
A los que han muerto en Jesús, Dios los ajena, sino la propia; por eso no tiene que sufrir más veces su
llevará consigo (1 Tes 4, 13-18) pasión. Ofreció su sacrificio una vez por todas para destruir el
pecado. Se ofreció muriendo una sola vez por nuestros pecados, y
le queda aparecer una segunda vez, no ya para el pecado, sino
San Pablo da a los cristianos de Tesalónica un mensaje de para tomar consigo a todos los que le esperan.
esperanza. Toda la vida del cristiano se encuentra orientada por la Esta ofrenda única y de valor infinito del sacrificio de Cristo
resurrección de Cristo. A los que han muerto, Dios los tomará no significa que la celebración eucarística no sea un verdadero
consigo. Muertos con Cristo en el bautismo, resucitaremos con él. sacrificio. La voluntad del propio Cristo es que lo ofrezcamos "en
Es una ocasión para san Pablo de enseñar el desarrollo de los memoria suya", cosa que no quiere decir "como un recuerdo es-
últimos tiempos del mundo. Su descripción, metafórica, es sin piritual", sino actualizando el único sacrificio que él ofreció.
embargo clara; lo esencial es que todos, los ya muertos y los que Nosotros actualizamos ahora aquel único sacrificio a fin de que
vivieren aún en el momento de la vuelta d« Cristo, todos será la Iglesia y cada uno de los bautizados puedan ofrecerlo con
tomados con él en la gloria. Cristo que intercede siempre por nosotros. Aunque el sacrificio
Evidentemente, este consuelo vale sólo para quienes tienen de la cruz es "renovado", eso no quiere evidentemente decir que
una fe profunda en Jesús y su resurrección. El consuelo alcanza es re-comenzado por Cristo; su sacrificio ha sido ofrecido una
a los que desean realizar una vida de unión con el Señor. Porque sola vez y una vez por todas; pero sí es actualizado, según la
ése es el término final de la vida de un hombre. Ahora bien, muy propia voluntad de Cristo, para que podamos tomar en él nuestra
a menudo se considera la resurrección como supervivencia perso- parte activamente.
nal, como si tuviera en sí misma una suficiente razón de ser y
como si el bautismo no nos hubiera revestido p o r completo de
Cristo para que pudiésemos dar gloria al Padre, volviendo a hallar CICLO C
las condiciones de la primera creación y superándolas.
La resurrección de todos los hombres juntos, su cara a cara El Señor es fiel, da fuerzas y protege del
con el Señor, pone punto final a la historia del mundo. San Pa- mal (2 Tes 2, 16—3, 5)
blo presenta este acontecimiento sin pavor y lo considera el su-
premo consuelo del hombre q u e camina hoy en s u vida terrena y San Pablo da a los Tesalonicenses un mensaje de esperanza.
ve morir a los suyos, planteándose preguntas s o b r e su destino. Aunque la vida del cristiano es una trama de luchas y de dificul-
La respuesta de P a b l o sigue siendo siempre válida, por encima del tades, Dios le ama, le da consuelo y una gozosa esperanza, pero
marco que él da a su respuesta. también fuerzas para el bien y para el anuncio del evangelio.
146 TIEMPO ORDINARIO, 2." LECTURA

Por lo demás, hay que orar para que el evangelio se difunda


y la palabra de Dios se escuche en todas partes. Esta difusión no Domingo 33°
se da sin persecución por parte de los que no creen. Pero Dios
es fiel y da fuerza, protegiendo del mal. Es preciso que perseve-
remos en este camino.
Este breve pero tonificante pasaje de la carta va dirigido tam-
bién a nosotros en medio del claroscuro de nuestra vida y de las
tentaciones de atasco y desaliento. La certidumbre del amor que
Dios nos tiene y de su ayuda nos levantan el ánimo e impide que
nos entorpezcamos en las miserias grandes o pequeñas de nuestra
existencia.

CICLO A

Vigilantes y sobrios, no seremos sorprendidos


(1 Tes 5, 1-6)

El Día del Señor ha venido a ser con demasiada frecuencia


para los cristianos de hoy día una denominación extraña y casi
desconocida. Y sin embargo, representa una realidad típicamente
cristiana que ha dado lugar a manifestaciones cultuales y a actitu-
des específicas del cristiano. Los evangelios nos han acostumbrado
a ese Día del Señor, del que habla ya el profeta Amos (5, 18-20)
como de un día terrible, y al que Jesús describe como súbito, al
modo de la llegada de un ladrón (Mt 24, 4 3 ; Le 12, 39). El mundo
sigue su vida, inconsciente, como si ese día del Señor no fuera a
llegar. San Pablo recuerda lo que expresan los evangelios. El
verdadero cristiano, sin embargo, no puede verse sorprendido. Su
vida es constantemente una vigilia, la espera de esa vuelta. Porque
el bautizado no vive ya en tinieblas, sino que es hijo de la luz e
hijo del día. Tiene, pues, que velar siempre. Esta vigilancia supone
sobriedad, es decir, aquella búsqueda del no-condicionamiento, del
verdadero despego en orden a la venida de Cristo.
Sobrepasando lo que la imaginación pudiera sugerirnos sobre
el último día y la parusía, esta enseñanza de san Pablo nos re-
cuerda el verdadero significado de nuestra existencia de cris-
tianos, toda ella orientada a ese Día. En lugar de pensar así, nos
concentramos egoístamente en nuestra propia muerte, sin refle-
xionar en el gran triunfo final de Cristo con los suyos. Por no
pensar así, nos ocurre también que no tenemos sobre las cosas un
verdadero juicio de valor, sino que les damos una importancia
que no tienen.
148 TIEMPO ORDINARIO, 2." LECTURA DOMINGO 33.°, 2.' LECTURA 149

CICLO B tiano. El que no trabaje, que no coma el pan de los demás. Por su
parte, no es un consejo, sino una orden y una llamada.
J e s ú s , d e s p u é s d e haber ofrecido su sacrificio, Siempre hay el peligro, también hoy, de no guardar equilibrio
conduce a su perfección a los que ha santificado en la propia perspectiva de la vida por Dios. Se han podido dar
(Heb 10, 11... 18) épocas en las que algunas vidas llamadas contemplativas no han
resistido a un cierto desequilibrio, olvidando la vida material, dado
Prosigue la enseñanza de la doctrina del único sacrificio de que los demás se preocupaban en lugar de ellos. La vida actual tie-
Cristo y de su eficacia infinita. Su punto de partida es la com- ne esto de bueno, que hace imposible tal actitud; sin duda, es una
paración con el sacrificio del Antiguo Testamento. Los repetidos gracia de Dios esa vuelta de todos a la necesidad de trabajar para
sacrificios del Antiguo Testamento jamás pudieron borrar los pe- ganar el pan, intentando un justo equilibrio entre oración y
cados ; los sacerdotes lo ofrecían de pie. Jesús, en cambio, ha trabajo.
ofrecido un único sacrificio y está sentado para siempre a la
derecha de Dios. Es la continuación de lo dicho el domingo an-
terior. Sin embargo, hemos de reflexionar sobre la última afirma-
ción de este pasaje: el cristiano queda aquí configurado como
quien ha sido llevado hasta su perfección. ¿Podemos suscribir esta
afirmación, cuando a diario experimentamos la debilidad? Tene-
mos que entender esta frase como la afirmación de lo que Cristo
nos ha merecido, en principio, por su sacrificio: nos ha conducido
objetivamente a la perfección, pero nos queda incorporarnos a
esa situación que se nos ofrece. Una vez más constatamos, así, el
estado de tensión de toda existencia verdadera del cristiano: está
ya santificado y, por otra parte, está obligado siempre a incor-
porarse a la santificación que se le ofrece. Esa es la razón de que,
aunque el sacrificio de Cristo es único, nuestra debilidad exige que
sea actualizado frecuentemente por nosotros. Aunque no hay que
buscar ya ningún sacrificio para la expiación del pecado, el propio
Cristo ha querido que se actualice su única ofrenda y su único
y definitivo perdón.

CICLO C

Ganar el propio pan (2 Tes 3, 7-12)

Este pasaje de la carta a los Tesalonicenses nos lace adivinar


entre éstos determinadas tendencias a actitudes falsas. Una cierta
falsa "contemplación" del Día del Señor conmovió a algunos de
ellos, que abandonaron todo trabajo, hablando, calculando, exami-
nando las condiciones y el momento de la parusía. San Pablo re-
prueba esta actitud. El mismo ha dado ejemplo de trabajar para
ganarse la vida, precisamente cuando su ministerio le hubiera
dado dereclo a ser alimentado. El Apóstol aprovecha esto para
d a r una enseñanza sobre el trabaje como característica del cris-
Domingo %A°

CELEBRACIONES DE FIESTAS
CICLO A, p. 110

CICLO B, p. 113

CICLO C, p. 116
CUADRO DE LECTURAS DE ALGUNAS FIESTAS

2 de febrero: Presentación del Señor


Le 2, 22-40: Mis ojos han visto tu salvación.
Mal 3, 1-4: El Señor viene a su Templo.
Heb 2, 14-18: Un Sumo Sacerdote semejante a sus hermanos.

19 de marzo: San José, esposo de la Virgen María


Mt 1, 16... 24: José hizo lo que el ángel le había mandado.
Le 2, 41-51: Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.
2 Sam 7, 4-16: José, descendiente de David; Jesús, hijo de David.
Rm 4, 13-22: Fe de Abraham, padre de los creyentes.

25 de marzo: Anunciación del Señor


Le 1, 26-38: Será llamado Hijo de Dios.
Is 7, 10-14: He aquí que la virgen concebirá.
Heb 10, 5-10: Heme aquí para hacer tu voluntad.

29 de junio: San Pedro y San Pablo


Mt 16, 13-19: Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi
Iglesia.
Hech 12, 1-11: El Señor me ha arrancado de las manos de
Herodes.
2 Tim 4, 6... 18: Recibir la recompensa del vencedor.

15 de agosto: Asunción de la Virgen María


Le 1, 39-56: El Señor ensalza a los humildes.
Apc 11, 19—12; 10: Una mujer vestida del sol, con la luna bajo
sus pies.
1 Co 15, 20-26: En Cristo todos reviven.

1 de noviembre: Todos los Santos


Mt 5, 1-12: La recompensa de los justos.
Apoc 7, 2... 14: Una muchedumbre inmensa de todas las na-
ciones, razas, pueblos y lenguas.
1 Jn 3, 1-3: Veremos a Dios tal cual es.

8 de diciembre: Inmaculada Concepción de Santa María Virgen


Le 1, 26-38: El Espíritu Santo vendrá sobre ti.
Gn 3, 9... 20: Una hostilidad entre ti y la mujer.
Ef 1, 3... 12: Elegidos antes de la creación del mundo.
2 DE FEBRERO: PRESENTACIÓN DEL SEÑOR 155

2 de febrero: Presentación del Señor segunda fiesta de Epifanía. También nosotros estamos invitados a
reconocer en la Iglesia, en los demás, en los acontecimientos, la
Salvación que nos es ofrecida. Cada sacramento es, ante todo,
una epifanía del Señor, al que encontramos y que nos orienta al
encuentro definitivo.

El Señor viene a su Templo (Mal 3, 1-4)

La relación de esta lectura con él evangelio no se debe en


Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María, primer lugar al templo, sino a la venida y a la manifestación del
para someterse a la ley mosaica, lleva al niño al templo y se pre- Señor. Es una solemne epifanía descrita por Malaquías. De Juan
senta para su purificación legal, ofreciendo, como los pobres ha- Bautista leemos: "Irás delante del Señor para preparar sus cami-
cían, un par de tórtolas o dos pichones. El viejo Simeón y Ana la nos". Esta venida tiene algo de temible: "¿Quién podrá soportar el
profetisa tuvieron entonces la gracia de encontrar a Jesús y le Día de su venida?". Se suceden las vigorosas imágenes que descri-
reconocieron como Mesías. Este encuentro ha dado lugar en Orien- ben su poder y su eficacia. Su función será, ante todo, purificadora
te a la celebración de una fiesta llamada "encuentro", salir al para que pueda ser ofrecido el sacrificio con toda justicia.
encuentro (upopante). La fiesta aparece en Jerusalén hacia fines El salmo 23, salmo de gloria, como antífona de entrada en
del siglo IV, fijada el 14 de febrero. Había una procesión, y la Jerusalén, anuncia esta epifanía del Salvador:
jornada transcurría en medio de la meditación propuesta por las
palabras de Simeón: "Luz para iluminar a las naciones". Fue, ¿Quién es ese rey de gloria?
sin duda, hacia mitad del siglo V cuando se llevaron luminarias Es el Señor, Dios del universo;
en la procesión; con ello se quería representar la luz que es Cristo éj es el rey de gloria.
para iluminar a las naciones. La fiesta termina por ser celebrada
también en Roma (bajo el Papa Sergio I, siríaco, 687-701), pero
el 2 de febrero, que hace exactamente el 40.° día después del na- Un Sumo Sacerdote semejante a sus hermanos
cimiento de Jesús. La celebración, con una procesión desde la (Heb 2, 14-18)
Iglesia de san Adrián hasta la basílica de Santa María la Mayor,
lleva en el Oficio piezas de origen oriental. Desde Roma, la fiesta La táctica de Dios para salvar al mundo era única: enviar a
se extiende bastante tardíamente por Occidente, a partir del si- su Hijo, que compartiera la condición humana; con su muerte
glo IX; tiene las más de las veces un carácter penitencial, fuerte- redujo a la impotencia al que poseía el poder sobre la muerte. La
mente acusado en Roma. Además, los antiguos libros litúrgicos carta prosigue dentro del estilo y de la teología paulina, explicando
habían dado a la fiesta el título de: Purificación de la Virgen esta táctica de Dios en la kénosis de su Hijo. Tenemos un Sumo
María. Afortunadamente, abandonando esta legalista visión de la Sacerdote que ha podido ofrecer el sacrificio perfecto, capaz de
fiesta y viendo, en cambio, una nueva manifestación del Mesías, borrai los pecados del mundo.
el nueTo misal la titula: Presentación d e Jesús en el Templo. Ese Salvador es el presentado hoy en el Templo, el Gran Sa-
crificado entra por primera vez en el lugar del sacrificio; el suyo
será ofrecido en la cruz y sobrepujará en eficacia a todos los
Mis ojos han visto tu salvación (Le 2, 22-40) ofrecidos hasta entonces.

El cántico de Simeón, ya clásico en la Iglesia y que se canta


en el oficio de Completas (oficio romano), anuncia el Mesías que
el viejo descubre en el Niño que le es presentado. También la pro-
fetisa Ana reconoce al que había de l i b e r a r a Jerusalén. Es una
19 DE MARZO: SAN JOSÉ 157

19 de marzo: S. José, esposo de la Virgen María Fe de Abraham, padre de los creyentes


{Rm 4, 13-22)

Cfr. Domingo 10.°, vol. 6.

En esta festividad, la Iglesia quiere enaltecer al siervo fiel


en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Es el tipo de Abraham
realizado, como Jesús será la realización perfecta de la obediencia.
La eterna Alianza ha sido posible en parte, por esta sumisión de
Esta festividad se introdujo tardíamente. De hecho, la procla- José, como Abraham hizo posible la antigua Alianza. Por eso se
mación del evangelio reclamaba a menudo la atención y la vene- ha elegido el salmo 88 como respuesta a la 1.a lectura. La oración
ración de los cristianos hacia san José. Los ritos orientales citaban primera lo subraya: Dios confió a José la custodia de los miste-
frecuentemente al santo en sus cantos. En Occidente, aunque ya rios de la salvación. Y la oración sobre las ofrendas recuerda el
hacia el siglo VII existía un culto espontáneo, según parece, no ejemplo de José que se consagró por entero a servir al Hijo
se encuentra un verdadero culto hasta el siglo XII. Es sabido que de Dios, nacido de la Virgen María. Es lo que recuerda también
el papa Juan XXIII introdujo su nombre en el Canon de la Misa. el prefacio, que ve en este hombre justo, al servidor fiel y pru-
dente a quien fue confiada la sagrada Familia y que veló como un
padre sobre el Hijo único.
José hizo lo que el ángel le había mandado
(Mt 1, 16... 24)

Una breve mención de la genealogía de san José, y se pasa


inmediatamente a la concepción milagrosa de la Virgen María y
al difícil problema que la situación de su prometida plantea a
José. El ángel le explica el misterio en un sueño. Con la Virgen,
es el primero en haber recibido el anuncio oficial de parte de Dios
mismo del próximo nacimiento y venida del Mesías, de un niño
que se llamara Jesús, "el Señor salva". El evangelio no muestra
la menor vacilación en san José; con una sobriedad que nos des-
concierta, el evangelista escribe: "Despertó José del sueño, e hizo
como el ángel del Señor le había mandado".
Otro evangelio:

Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando


(Le 2, 41-51)
Cfr. Fiesta de la Sagrada Familia, vol. 2.

José descendiente de David; Jesús, hijo de David


(2 Sam 7, 4-16)
Cfr. 1.° domingo de Adviento, vol 1.
25 de marzo: Anunciación del Señor 29 de junio: San Pedro y San Pablo

Sólo en el siglo VII aparece la mención de la celebración de Las dos columnas de la Iglesia, que tienen cada una en Roma
la fiesta de la Anunciación en un antiguo evangeliario. Aunque una su basílica respectiva, han sido festejadas siempre juntas en la
inscripción hallada en las ruinas de una antigua basílica de Na- Iglesia de Roma. Tenemos ya un testimonio cierto de esta cele-
zaret lleva las palabras "Ave María", es difícil afirmar que ya en bración en Roma hacia mediados del siglo III en el calendario
el siglo IV se hubiera dedicado a la Anunciación una iglesia o una Filocalio y en el martirologio Jeronimiano el 29 de junio. Estos
celebración. Tanto en Oriente como en Occidente, es en el siglo VII documentos anuncian la fiesta señalando los sitios de celebración:
cuando aparecen trazas de una celebración de esta fiesta. de san Pedro, en la Vía Aurelia y en las Catacumbas (Vía Appia);
de san Pablo, en la Vía Ostiense. Hay, por lo tanto, tres fiestas
en su honor, como lo confirma un documento del siglo V en un
Será llamado Hijo de Dios (Le 1, 26-38) himno.
No podemos relatar aquí las investigaciones históricas y ar-
Cfr. vol. 2. queológicas que tratan del tema, así como del lugar del martirio
y del enterramiento del cuerpo de los dos apóstoles. Remitimos a
las numerosas obras escritas sobre este asunto.
He aquí que la Virgen concebirá (Is 7, 10-14)

Cfr. vol. 1. Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi


Iglesia (Mt 16, 13-19)

Heme aquí para hacer tu voluntad (Heb 10, 5-10) Cfr. Domingo 21.°, A, vol. 6.
Cfr. 4.° domingo de Adviento, vol. 1
El Señor me ha arrancado de las manos de
El prefacio de la fiesta, así como los formularios de oración, Herodes (Hech 12, 1-11)
recuerdan la historia de la Anunciación como cumplimiento de la
promesa (prefacio) e insisten en las dos naturalezas de Cristo.
En realidad, la fiesta es un doblete de lo que se celebra duran-
te el Adviento; pero se entiende que el desarrollo de las cele-
braciones de la Natividad de Jesús haya conducido a celebrar de Recibir la recompensa del vencedor
forma particular este episodio de su venida en la carne. (2 Tim 4, 6... 18)

Cfr. Domingo 30.°, C.


15 DE AGOSTO: ASUNCIÓN DE LA VIRGEN 161

15 de agosto: Asunción de la Virgen María se subraya con fuerza tanto en la 1.a oración, como en la oración
sobre las ofrendas y en el prefacio. Este último, sobre todo, de-
clara: "Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción
del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su
seno al autor de la vida". Él mismo prefacio ve en la Virgen la
perfecta imagen de la Iglesia futura, aurora de la Iglesia triun-
fante. Pero la Iglesia se pone bajo la protección de la Madre de
Dios subida al cielo: "Ella es consuelo y esperanza de tu pueblo,
todavía peregrino en la tierra" (prefacio), nos hace estar atentos
"a las realidades divinas" (oración), nos sostiene en el deseo de
Los griegos llamaban a esta fiesta, destinada a conme- la resurrección y de nuestra subida a la gloria (oración después
morar la muerte de la Virgen, Kóimesis, en latín, Dormitio, Depo- de la comunión).
sitio, A1 átale, Transitus, pero se conmemoraba al mismo tiempo su
asunción. En realidad, nada se sabe del final de la Virgen María.
En el siglo V es cuando aparece la fiesta en libros litúrgicos de la
época. La liturgia de Roma tenía una festividad de la Virgen fe-
chada para el 1 de enero, restaurada actualmente en el nuevo
Misal. Esta fiesta, que data del siglo V, no conoció ninguna otra
antes del siglo VIL Pero hay que observar que la institución ofi-
cial de una fiesta es, la mayoría de las veces, resultado de una
devoción concreta muy extensa y que puede remontarse hasta
muy arriba, como es constatable en la devoción del pueblo cristia-
no a la Asunción de la Virgen, cuya definición dogmática venía
simplemente a confirmar la fe de todo el pueblo cristiano en su
conjunto. Se puede decir que la fiesta empieza a celebrarse en
Jerusalén hacia mitad del siglo V; en el VII ya está extendida de
manera oficial en todo el mundo latino.

El Señor ensalza a los humildes (Le 1, 39-56)


Cfr. 4.° domingo de Adviento, vol. 1.

Una mujer vestida del sol, con la luna bajo


sus pies (Apoc 11, 19—12, 10)

En Cristo todos reviven (1 Ce 15, 20-26)

Cfr. Domingo 34', A, vol. 7.

Las oraciones de la celebración eucarística expresan admira-


blemente la fe de la Iglesia y la espiritualidad de la fiesta. La
afirmación de la subila de la Virgen al cielo en cuerpo y alma
i de noviembre: Todos los Santos 8 de diciembre: Inmaculada Concepción
de María

Primeramente surgió en Oriente la idea de festejar a todos


los mártires juntos; la fiesta se celebraba a fines del siglo IV A principios del siglo VIII se encuentra en Oriente una fiesta
el primer domingo de Pentecostés. Se conoce otra fiesta celebrada de la Bienaventurada Ana, y vuelve a encontrarse esta celebración
en Edesa el 13 de mayo, y otra más en Siria oriental a comienzos en Ñapóles, en el siglo I X ; un siglo más tarde la fiesta se extiende.
del siglo V, en la octava de Pascua. Un antiguo leccionario del Conserva, no obstante, todavía un carácter facultativo, y quiere
siglo VI-VII señala la celebración en Occidente el primer domingo conmemorar la gracia especial de Dios concedida a Ana que, esté-
de Pentecostés. Finalmente, fue Gregorio IV quien, el año 835, ril de varios años, concibió a la Virgen María. Esta celebración,
decretó la celebración de la fiesta el 1 de noviembre en los estados no obstante, no tenía más trascendencia dogmática. La fiesta se
de Luis el Piadoso. i extiende por todo el Occidente, sobre todo hacia el siglo XI.
Pero la celebración había de adquirir una importancia muy
distinta en solemnidad y sobre todo en alcance dogmático. Se
La recompensa de los justos (Mt 5, 1-12) llega progresivamente, al precio de múltiples discusiones de Escue-
las, a examinar el privilegio que la Virgen tuvo de ser preservada
Cfr. Domingo 6.°, C, vol. 5. del pecado original. Sólo en 1854 proclamó Pío IX el dogma de la
Inmaculada Concepción.
Una muchedumbre inmensa de todas las naciones, El Espíritu Santo vendrá sobre ti (Le 1, 26-38)
razas, pueblos y lenguas (Apoc 7, 2 . . . 14)
Cfr. 4. a semana de Adviento, vol 1.
Cfr. 4.° domingo de Pascua, V, vol. 4.
Una hostilidad entre ti y la mujer (Gn 3, 9... 20)
Veremos a Dios tal cual e s (1 Jn 3, 1-3) Cfr. Domingo 10.°, B, vol. 6.

Cfr. 4.° domingo de Pascua, B, vol. 4. Elegidos antes de la creación del mundo
(Ef 1, 3... 12)
La fiesta se centra en la intercesión de los santos del cielo
por nosotros. Aluden a ello la primera oración y l a oración sobre Cfr. 1 de enero, vol. 1.
las ofrendas. Por otra parte, la celebración tiene u n carácter es-
catológico fuertemente marcado. El prefacio contempla al conjun- Las oraciones y el prefacio recuerdan lo esencial del dogma:
to de los santos que cantan eternamente la alabanza del Padre. la Virgen preservada por la gracia preveniente, la Virgen prepa-
Pero esto debe ser para la Iglesia entera un aliento, p u e s ella rada para que alumbrase al Hijo. El prefacio ve además en la
marcha también por el camino de la fe, animada por el ejemplo Virgen inmaculada la prefiguración de la Iglesia, la prometida sin
de los santos. Así se expresa el prefacio. La oración de después mancha ni arruga, resplandeciente de belleza. Recurrimos a su
de la comunión, normalmente escatológiea, pide q u e "pasemos de intercesión porque, escogida entre todas las mujeres, interviene
esta mesa de la Iglesia peregrina al banquete d e l Beino de los en favor del pueblo de Dios, para el que ella es un ideal de
cielos". santidad.

También podría gustarte