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Tipos de Mezcladoras.
Los dos tipos de mezcladoras más comunes son las mezcladoras verticales y las
mezcladoras horizontales, estás últimas pueden ser de listones o de paletas.
Recientemente, se ha incrementado también el uso de las mezcladoras de tambor
rotatorio, especialmente para la producción de alimentos especializados.
Las mezcladoras verticales son usadas principalmente en operaciones de plantas de
alimentos pequeñas o por integradores con menores necesidades de producción. Este tipo
de mezcladoras incluyen uno o dos tornillos helicoidales elevadores, que pueden ser
estacionarios o rotatorios, los cuales mueven hacia arriba los ingredientes realizando el
proceso de mezclado. Las principales ventajas de las mezcladoras verticales son su
relativamente bajo costo y su menor requerimiento de espacio. Las desventajas incluyen
un mayor tiempo de mezclado, capacidad limitada de inclusión de ingredientes líquidos y
mayores requerimientos de limpieza.
Las mezcladoras horizontales pueden ser de listones o de paletas. La mezcladora
horizontal de doble listón es la mezcladora más utilizada actualmente en la industria de
alimentos balanceados y la que ofrece el menor tiempo de mezclado, son especialmente
útiles con ingredientes secos y de fácil movilidad. Su funcionamiento se basa en dos
espirales de listones internos y dos espirales de listones externos en el lado opuesto de los
internos, los cuales permiten transportar los ingredientes de un extremo a otro mientras lo
revuelven.
Por su parte, las mezcladoras horizontales de paletas son útiles cuando se trata de
mezclar ingredientes que requieren añadir una mayor proporción de líquidos o que son
más difíciles de revolver. Este tipo de mezcladoras se pueden encontrar con distintas
configuraciones, la más común incluye dos juegos de paletas, interno y externo, que
mueven los ingredientes en direcciones opuestas realizando el proceso de mezclado. El
uso de las mezcladoras de paletas se ha incrementado derivado de las mejoras realizadas
a su eficiencia de mezclado.
De los puntos anteriores, el tamaño de la partícula, la forma y la densidad son los más
relevantes. Si todas las propiedades físicas son relativamente iguales, la mezcla es
relativamente simple, pero conforme los parámetros físicos empiezan a variar más
ampliamente, los problemas de mezcla y segregación se complican. Cuando se toma en
cuenta el amplio espectro de propiedades físicas encontradas en los ingredientes
comunes, es evidente la complejidad de la operación de la mezcla.