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¿Qué es y qué no es arte?

Análisis a través de mi propio trabajo artístico y el


medio en el que se desarrolla: internet

Alumna: Dalila Virgolini


dalilavirgolini@gmail.com

Teoría del arte I y II


Grado Historia del Arte
Centro Asociado Gregorio Marañón - UNED
2016
Índice

Introducción…………………………………………………………………………… 03
¿Por qué hago lo que hago? …………………………………………………………. 04
¿Qué es arte? ......................................................................................................... 14

¿Qué no es? ........................................................................................................ 18

¿Qué es un artista?.................................................................................................. 20

El artista en la era de internet....................................................................................24

El arte y los likes: Likes como unidad de medida y avalistas de likes ………………27

Sobre lo banal, lo sensual y la constante actividad en las redes sociales ………… 30

Conclusiones ........................................................................................................ 34

Bibliografía ……………………………………………………………………………… 36

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Introducción

Estoy feliz de vivir en este momento, y de ese modo ser parte, de una revolución
como la que se está dando ahora, en la que un medio masivo de comunicación por
primera vez nos permite a todos por igual, (o a casi todos) ser emisores de un
mensaje que puede tener ni más ni menos que un alcance mundial.

Está claro que internet ha generado un cambio en nuestras vidas, y me interesa


particularmente la mediatización de la vida privada como una costumbre cada vez
más arraigada.

En la dicotomía público/íntimo encontramos que las dos esferas se solapan,


cambiando incluso totalmente de sentido, confundiéndose entre sí. La introspección
parece haber quedado debilitada, dando lugar a una nueva forma de definirnos. La
intimidad es importante como parte de lo que somos, pero hay que mostrarla para
confirmar que existimos. Parece imperiosa la necesidad de un reconocimiento
externo, la validación de los gustos, las actividades, la persona en su totalidad, a
través del juicio popular. Relaciono este fenómeno con el culto a las celebridades y
a la fama, requisito este último esencial para ser celebridad, aunque la razón de sí
misma es a menudo de menor importancia. Entendemos “celebridad” como
sinónimo de ideal: admirada por su atractivo físico, popularidad, talento, riqueza,
etc...

De este modo, y también en relación con la profética frase “todos tendremos


nuestros 15 minutos de fama”, el esfuerzo por inventar un personaje se hace
patente. Me pregunto hasta qué punto somos auténticos dando a conocer lo mejor y
lo peor de nosotros mismos, y cuánto influye por otra parte, el interés de hacer
pública esa determinada cuestión de nuestra vida privada en su propia modificación
real. Si al final, estamos constantemente trabajando en ello, es ya de por sí lo que
estamos siendo. Esa construcción imaginaria deja de ser ficción.

Con este trabajo pretendo profundizar en nuestro nuevo modo de vida social, y en
particular, la figura del artista en este momento, adentrándome en los parámetros
que he internalizado para determinar que es arte y qué no, y utilizando mi propia
experiencia y mi propio trabajo como hilo conductor de mi pensamiento y análisis.

3
A su vez, al enfocar mi práctica artística en relación a mi persona/personaje, me
parece interesante hacer lo mismo con este ensayo.

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¿Por qué hago lo que hago?

Me he preguntado un montón de veces si mi trabajo es sólo producto de lo que me


ha tocado vivir, o si es que habría tenido de todos modos inquietudes artísticas de
haber nacido en cualquier otro momento histórico. ¿Qué fue primero, el huevo o la
gallina?

Me planteo mi trabajo artístico actual como un proyecto abierto, que crece paralelo a
una actividad creativa cotidiana y se fundamenta en la experiencia vivencial. Trabajo
con mi propia imagen, que la difundo principalmente a través de internet. Soy, es
cierto, para bien o para mal, parte de una sociedad híper-tecnológica obsesionada
con la fama y la satisfacción inmediata. Me doy el permiso en internet de ser tan
banal como quiero. Tan sensual como he aprendido a ser. Y tan activa en las redes
sociales como el momento lo requiere para sentirse parte. Soy consciente de que a
veces mis pensamientos tienen forma de publicación de Facebook. De que vivo
para la anécdota que se reflejará en Instagram. No tengo otro modo de verme a mí
misma más que en 2D, y de este modo construyo quien soy. Pero es una versión de
mí misma en 2D que adquiere una nueva dimensión de todos modos, en el mundo
de internet. Esa nueva distancia/cercanía con respecto a nosotros mismos y al
resto. Y es que al final también es verdad que no vivimos sino para los demás.
Busco entonces, adelantarme a mi propio mito construyendo una autobiografía en
imágenes. Trabajo con todas estas ideas, sin dudas de un modo lúdico y catártico.

Como dijo McLuhan, el mismo que acuñó el término de aldea global: “Los nuevos
medios no son modos de relacionarnos con la realidad, son la realidad misma” 1.
No dudo de esto ni un segundo.

Como usuaria de Facebook desde mayo de 2008 (después de unas primeras


experiencias en Fotolog y Myspace) he coleccionado desde entonces mis fotos de
perfil. Mi inquietud hacia esta red no era en un principio artística. Hasta que fui
consciente de que estas imágenes son absolutamente nuestras nuevas tarjetas de
visita. Hoy, es muy normal apenas conocemos a alguien pedirle su cuenta de

1
La cita exacta es Marshall Mc Luhan es: “The new media are not ways of relating us to the old ‘real’ world;
they are the real world and they reshape what remains of the old world at will.”

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usuario, y así obtener, no sólo un modo de mantener el contacto, sino, sobre todo,
más información sobre la persona. Cómo gestionamos nuestro perfil en las redes,
no es algo que pueda responder a ningún azar. Nuestra imagen de perfil es la
“primera impresión” tal y como la queremos causar. Se trata de lo que uno va a
proyectar de sí mismo, del propio retrato interior, en resumen, una decisión nunca
tan propia sobre cómo nos van a ver los demás. Y hay algo, además, excitante y
curioso respecto a este público virtual: nos exponemos a una mirada impune que va
a diseccionar nuestra tarjeta de visita a sus anchas, en su propio ordenador o
dispositivo, sin tener que dar cuenta ni opinión, pero sin dudas generando algún
juicio.

Son a partir de aquí, muchos los factores a analizar. El cambio constante o la


permanencia de un mismo “avatar”, la cantidad de comentarios que recibe o su
inexistencia y las expectativas/decepciones que acarrea, las pretensiones técnicas
de producción de imágenes o su aparentemente despreocupada publicación, el
entorno en el que fue tomada esa foto, o la compañía con la que nos presentamos
al mundo, etc., etc.

Facebook se ha convertido en la nueva “televisión” para muchos de nosotros. Es el


sitio donde miramos las “noticias” de todos nuestros contactos (“amigos”) que son
las nuevas “celebrities de andar por casa”. Utilizo esta red con esta consciencia y a
la vez ese propósito. Seguir creando una imagen, una marca personal, un personaje
tan ficticio y tan real como cada uno de los espectadores quiera.

Me he animado a preguntar en una publicación qué es lo que ven en todo lo que


posteo:

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2

2
Entrada completa con todos los comentarios en: goo.gl/tdL0wV

7
Obviamente, no todo el mundo hace una lectura artística de lo que sucede en mi
Facebook. Por una parte, esto me parece muy interesante. Es ya esperable que el
arte haya trascendido los lugares establecidos: (galerías, museos, salas) y que se
genere esta ambigüedad en la que no se sabe realmente “si es o no es”, es parte de
los elementos con los que trabajo. Claro que a veces yo misma lo dudo. Cuántas
veces, me pregunto, simplemente estoy reproduciendo la misma necesidad de todo
el mundo por compartir su vida diaria, generando mensajes del montón, que
pasarán totalmente desapercibidos (¿necesitamos realmente y en todo caso, de una
audiencia?). Y, por otra parte, me cuestiono acerca del espacio donde las obras de
arte se exhiben, o el prestigio que un artista ha conseguido, como muchas veces
legitimadores automáticos una pieza, sin necesariamente tener ésta valor por sí
misma. ¿Pero quién establece ese valor?, ¿Qué es lo “artístico” ?, ¿Vale todo?

Podría ser el muro de Facebook comparado al muro de una cueva prehistórica


donde todos intentamos dejar nuestra impronta. Tan sencillo como expresar nuestra
cotidianidad, lo que hacemos, lo que nos preocupa, lo que nos interesa. Nuestra
cultura. Pero, ¿Hasta cuándo perdurará lo digital que nos parece tan intangible?
¿Qué será lo que dentro de 2000 años nuevas culturas estudien de la nuestra?
¿Cómo perdurará nuestro arte de hoy? ¿Tiene que ser materialmente perdurable
para ser considerado una obra maestra? ¿Qué pasa con la cantidad ingente de
artistas vivos?

Todos somos generadores de imágenes hoy en día. Quizás lo único que diferencia
un usuario aficionado de un artista sea la intención. Poner conciencia a ese
contenido que se está generando, y la búsqueda de información, entendida esta
como algo nuevo, aun si fuese producto de lo casual. La experimentación, la
investigación, y la sensibilidad estética, puestas en marcha para crear un mensaje.

Como en la dialéctica entre las nociones hombre entero y hombre enteramente


planteada por Lukacs, todos estamos sumidos en las objetividades del mundo, lo
que nos rodea, las normas, las funciones que cumplimos y las relaciones que
tenemos. Estamos dispersos entre todo eso que nos define. Somos únicamente
personas enteramente cuando nos sumimos en una experiencia estética, y esto a su
vez, nos cambia al momento de ser enteros otra vez. Estas experiencias estéticas,
pueden ser revolucionarias desde el momento en que nos facilita momentos en los

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que podemos ser más potentes, más sensibles para captar más matices de la
realidad. Aquello que podemos ser, nuestras potencialidades.

Parece luego por momentos, que estas experiencias estéticas deberían o podrían
darse únicamente en esos espacios establecidos de los que hablábamos antes. Que
el arte de vanguardias ha causado de algún modo que se busque un concepto en el
arte, una idea detrás de cada obra y un discurso profundo. Y a la vez, cierta
incredulidad del público general que carece de competencias para entender este
nuevo lenguaje. La típica frase “esto lo puedo hacer yo” en relación a cualquier obra
que parece a la vista muy simple. Sin embargo, cualquier imagen es un mensaje a
descifrar, aunque muchas veces, debido a la sobresaturación a la que estamos
constantemente sometidos, no nos tomamos esa molestia. Tanta saturación de
imágenes implica que sólo nos detengamos en unas pocas, y que tratamos como
arte, a lo que se nos presenta como tal de un modo directo.

Por otra parte, como artista, parece que hay que tener exactamente claro el
“statement”, los conceptos con los que se trabajan, y el discurso que hay detrás de
cada pieza. No se nos permite, ni a los artistas ni a los espectadores mucho margen
para el disfrute estético en sí, experimentar sensaciones estéticas sin más ni menos.
¿Tiene que haber un propósito, un mensaje profundo, una idea nueva, radical, una
utilidad como fin último? ¿Tiene más valor ese arte que solo puede ser descifrado
por quien está ilustrado por los correspondientes conceptos y categorías?

A veces, como artista, me frustra no encontrarme en esa posición. Siento que de


algún modo me quedo muchas veces al margen del circuito “oficial del arte” porque
no me muevo en todos los circuitos institucionales con ese dossier tan estudiado
que abalaría mi validez como tal. Siento que, en parte, mi trabajo es una lucha
interna por liberarme de la obligación de responder a los mandatos del artista. La
auto creación del personaje y la auto convicción de ser artista, son entonces parte
del proyecto en sí. El artista como la obra de arte en sí misma. Una especie de
outsider por motu proprio nadando en el mar de las contradicciones.

Creé en 2011 una entrada en Wikipedia con mi nombre y biografía. Fue borrada a
las 24hs por “carecer de valor enciclopédico”. Luego volví a crearla, desde mi web,
conectando todos los links a la Wikipedia real, aunque la entrada fuera falsa:

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http://www.dalilavirgolini.com/html/wiki.html

¿Qué es lo que hace que una persona tenga más importancia que otra y que
merezca o no el derecho a una biografía online?

En la misma línea, durante una performance en un evento paralelo a la inauguración


de la feria Arco, estuve firmando autógrafos dándome todos los aires de
importancia:

Por supuesto que me encontré con la pregunta: ¿Y tú quién eres? A la que


respondía con simpatía: soy artista. Era suficiente para que la gente se quede feliz
de llevarse una foto firmada y dedicada.
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Respuestas breves que satisfacen inquietudes.

Un desconocido me interceptó por mensaje privado en Facebook:

El mismo debate interior y aluvión de contradicciones que se me desata al pensar


acerca del ser artista y la necesidad de su justificación o no según el ámbito, se me
presenta en los momentos en que “temo” ser tomada por superficial, narcisista,
egocéntrica. Y cuando decido que no me importe correr ese “riesgo” es cuando me
explico a mí misma por qué no lo soy. Las imágenes que comparto me sirven para
entender lo que he aprendido a ser, y a la vez, tener una mirada crítica sobre
nuestro comportamiento y sobre mí misma. Cómo entiendo mi momento vital, lo
femenino, las redes sociales, los deseos, las ambiciones. Y me es fácil luego
exportar esta experiencia a la de mi entorno.

Empecé trabajando con mi cuerpo, por comodidad, porque tenía una modelo a
disposición 24hs sin tener necesidad de explicarle lo que quiero, y después de un
tiempo entendí, que cuando fotografiaba otras personas (o incluso objetos), estaba

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hablando de mí misma. Entonces utilizarme fue un recurso aún más justificado para
hablar también del mundo y de los demás, desde mí.

Muchas (otras) it girls y eggobloggers, hacen de su Instagram, YouTube, o Twitter


su medio de vida. Gente que sólo se retrata a sí misma, vende su imagen, y otra
gente compra. ¿Por qué leemos como egocentrismo que la persona aparezca
retratada y no que comparta ninguna otra cosa más que su
persona/personaje/personalidad? ¿No se trata en todo caso siempre de ego? ¿No
hablamos siempre desde nosotros mismos? ¿Por qué tratamos nuestra
representación física, el cuerpo, como sinónimo de ego?

Supongo que el cuerpo tiene aún hoy una carga de valor muy importante. En este
sentido me gusta pensar que, desapegándome de él, puedo utilizarlo más

3
Captura de pantalla de mi cuenta de Instagram: https://www.instagram.com/dalilavirgolini/

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libremente. Es también una herramienta que uso para realizar una performance
constante, eso que se ve de mí, y con lo que se identifica, y lo que me deja jugar
con distintos vestuarios, poses y con mis ideas acerca de lo que creo que es el
cuerpo y la mujer de por sí, entre otras cosas.

A este último propósito, también añado la ayuda de Photoshop y/o cualquier


herramienta más práctica para filtrar, retocar, y mejorar en general mi imagen, e
incluso desplazarme al sitio en el que quisiera encontrarme (o mostrarme) si es
necesario. Hay miles de apps al servicio de convertirnos bellos y/o tele
transportarnos en segundos, que nos acercan a los parámetros actuales de la
perfección y lo ideal. ¿Por qué no íbamos a hacer uso de ellas?

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¿Por qué no íbamos a querer vernos bien? ¿No es esto algo muy humano?
Pero, ¿Es el selfie hoy en día un modo más de conocernos y auto complacernos o
una obsesión que repercute negativamente sobre la concepción propia? Existe al
respecto amplio debate sobre si esto va en detrimento de la propia concepción del
cuerpo. Yo creo, por mi experiencia propia, que siempre que haya una mirada
crítica, así como en cualquier otro aspecto de la vida, los selfies solo pueden
hacernos bien.
Contar con esos recursos que nos dejan ver una versión mejorada de nosotros
mismos, nos acerca a los modelos a los que nos enfrentamos comparativamente a
diario, de una belleza también irreal, ya que por supuesto, o al menos no
deberíamos olvidar, también son cuerpos distorsionados digitalmente.

En el momento en que aceptamos que el parámetro de belleza es ficción, podemos


permitirnos a la vez la “imperfección” en la versión tangible del mundo concreto de
nuestro cuerpo.

Personalmente, al permitirme vivir mundos imaginarios, al hacer realidad algunas de


mis fantasías virtualmente (no solo mediante la construcción de imágenes) las
pongo en la misma categoría mental que los recuerdos y todo se confunde, siendo
parte de la configuración misma de quien soy. Vivo lo que fantaseo a través de los
recuerdos que se quedan en las imágenes que ya he creado y/o en las experiencias
virtuales. Todos lo hacemos en parte todo el tiempo: el recuerdo no es más que una
invención, al igual que el futuro. Me construyo un pasado, un presente y a la vez un
futuro partiendo de la imagen de mi misma.

A la vez, y siendo mujer joven, no puedo obviar que vivimos en una sociedad que
sexualiza y objetiviza el cuerpo de la mujer. Mostrar el cuerpo, simplemente porque
me apetece jugar con él muchas veces de un modo sensual es una libertad que me
permito, y a la vez, claramente fruto de todas las imágenes que consumo que son
parte de las ideas imperantes de la celebración del cuerpo y lo superficial. Me da
curiosidad por supuesto, el modo en que veré mi cuerpo en 20 o 30 años, y como lo
retrataré. Pero hoy por hoy me gusta incluso sentirme a veces un objeto de deseo,
aunque no quede elegante decirlo. O bueno, por qué no.

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¿Qué es arte?

Gombrich nos dijo que “El Arte como tal no existe, lo que existe son los artistas. (..)
el Arte, escrita la palabra con A mayúscula, no existe, pues el Arte con A mayúscula
tiene por esencia que ser un fantasma y un ídolo”

En la actualidad, el arte es cada vez más difícil de definir. Estudiamos las piezas
históricas como arte, aunque probablemente en su momento fueran vistas con otra
perspectiva, incluso funcional. Acudimos a museos de arte contemporáneo
asumiendo que encontraremos cosas raras, pero que han pasado por la mirada de
una autoridad que ha determinado que es arte sin dudas. Un fantasma y un ídolo
me resultan las palabras idóneas, porque no deja de ser algo mágico, algo
deseable, algo que no se comprende del todo pero que encanta de algún modo.

Pero el concepto de arte, de todos modos, cambia al mismo tiempo que los términos
sobre los que se define van cambiando.

En la Historia de seis ideas, Tatarkiewicz nos describe una serie de propiedades


más o menos consensuadas después de 2000 años de historia, que definían el
concepto de arte, desde los antiguos griegos hasta nuestros tiempos recientes: el
arte es parte de la cultura, es producto la destreza de un artista, se delimita en una
región separada del mundo y se valora a través de las obras de arte, siempre en
relación al concepto de belleza. Este modo de definir el arte es como él dice “una
reliquia”, ya que, en nuestro tiempo, los límites sobre los que se define están cada
vez más confusos y resultan incluso contradictorios entre sí en más de una ocasión.

En el pasado, se ha explicado el arte como una reproducción de la realidad, que


producía belleza, que crea nuevas formas, desde la expresión propia e individual,
creando experiencias estéticas para el público, y más recientemente, provocando
también con estas experiencias una reacción en ese espectador.

Cada una de estas explicaciones se ha tomado como una definición en sí misma,


pero evidentemente se restringen a un solo aspecto que no puede ser correcto ni
englobar totalmente el significado del término. Se complica aún más cuando se
pretende separar el arte de otras actividades culturales para describir las que
únicamente ésta posee.

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Pero, ¿qué es entonces y cómo determinar lo artísticamente potente, lo que es
capaz de emocionarnos estéticamente, y aquello que podemos considerar digno de
llamar arte?

Hubo sobre esto dos grandes tipos de respuestas. Por un lado, las que se situaban
en el polo del sujeto, quien recibe, con sus propias disposiciones o competencias
ese objeto artístico (principalmente a partir de Kant y su aporte sobre la estética).
Por otro lado, las que se situaban en el polo del objeto y en sus propias
características: si es armónico, proporcionado, etc.

Podríamos, claro, decir que el arte es lo que cada sociedad en cada momento
histórico. Me interesa la subjetividad para entender el arte, particularmente a
sabiendas de que ahora más que nunca se trata de un término relativo (sino
totalmente amplio y casi abstracto).

Kant estuvo interesado en los juicios del gusto estético, estableciendo que será la
predisposición subjetiva al sentimiento la que nos sirva de vehículo a través del cual
se va a valorar la belleza. Según él, el arte provoca la misma satisfacción
desinteresada que la belleza. La belleza es desinteresada en la medida en que tiene
que perseguirse en sus propias normas tendiendo a cumplir sus propias exigencias.
No es algo absoluto, sino que es un valor que se basa en categorías cognitivas.

Los juicios de gusto son absolutamente puros, puesto que los mismos no involucran
ningún interés. En el momento en que un juicio lleva consigo un interés específico y
responde de alguna manera a una intención, no se trata entonces de un juicio de
gusto, sino de una simple opinión.

El arte puede cumplir un destino que la naturaleza no podría alcanzar: ofrecer


belleza y la vez fealdad. Cuando nos enfrentamos a una experiencia estética
eliminamos de nuestra consciencia todo lo que tiene un interés práctico y una
utilidad. El interés y la necesidad personal va por un lado, y el gusto por otro. Pero
cuando algo nos atrae, lo consideramos bello, es porque lo sepamos o no, algo
apreciamos en ello. Así, los fundamentos de la respuesta del individuo a la belleza,
por lo tanto, existen en la estructura de su propio pensamiento, ya que lo que se
atrapa del objeto no pertenece al objeto, sino al sujeto mismo. Sin embargo, es
evidente que existe algo en el objeto que atrae al sujeto hacía él, una condición

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subjetiva del mismo. Aun así, a final de cuentas para Kant todo pasa en el sujeto, la
sensación queda en el sujeto: nace y muere en él.

¿Es ahora esta experiencia estética que acontece en el sujeto totalmente relativa?

Me he aventurado a construir un mapa mental para diferenciar lo que es arte de lo


que no:

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¿Qué no es arte?

Si más o menos atrevidamente en la página anterior afirmé que todo es arte, nada
queda fuera para catalogar como no arte.

¿Qué ocurre hoy con tantos artistas haciendo cosas tan distintas en tantos formatos
y medios, con tantos recursos, materiales, y conceptos? ¿Dónde han quedado las
llamadas 7 bellas artes? ¿Convivimos felizmente en el mundo de no saber si es o
no es? ¿Nos auto convencemos de que lo propio es arte y lo ajeno a veces? O al
revés, ¿nos auto flagelamos creyendo que nunca llegaremos a los estándares
establecidos en las antiguas definiciones históricas? Quizás esta idea
fantasmagórica del arte nos persigue como un deseo inalcanzable e ideal platónico
que no podemos dejar de buscar.

Todo es arte. Pero entonces de la misma manera también podemos decir que nada
es arte. La definición podría ser tan amplia y abarcativa que nos lleva a pensar que
es más cómodo dejar las puertas abiertas de par en par, y no encasillarnos en un
par de condiciones o mandatos poco acordes a la rapidez de los cambios que se
están dando.

Como dice Michau en su ensayo El arte en estado gaseoso: “Este mundo hoy, es
exageradamente bello. (…) tanta belleza, y junto con ella, tal triunfo de la estética,
se cultivan, se difunden, se consumen, se celebran en todo el mundo cada vez más
carente de obras de arte, si es que por arte entendemos a aquellos objetos
preciosos y raros, antes investigados de un aura, de una aureola, de la cualidad
mágica de ser centros de producción de experiencias estéticas elevadas y
refinadas. Es como si a más belleza, menos obra de arte, lo artístico se expandiera
y lo coloreara todo, pasando de cierta manera al estado de gas, o de vapor y
cubriera todas las cosas como si fuese vaho. El arte se volatilizó (…).

Este autor, plantea una idea similar a la de Bauman con su teoría del “arte liquido”.
Este último explica que, como resultado del capitalismo y el consumismo,
necesitamos disponer de las cosas de un modo rápido e inmediato, a la vez que
deshacernos de ellas. Lo único permanente es el cambio, y todo fluye de un modo
líquido, rápido, y no permanece. Así, en todas las esferas de nuestra vida, y en
particular en el arte, el cambio se ve evidentemente analizando los espacios donde

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el éste se celebra. Bauman dice: “los museos son al arte lo que hoy en día los
cementerios son al hombre, lugares para encontrar objetos inánimes del pasado han
sido lo mismo por años y no se les altera de ninguna forma. Los espacios
cotidianos, son lugares para la estética. Son un escenario para actos efímeros,
performances y happenings””. Entonces, de un modo más descontrolado y
espontáneo, las obras de este arte líquido duraran lo que tengan que durar, en un
sitio que puede ser cualquiera, y provocará respuestas inesperadas en un público
preparado y en otro más espontáneo y desprevenido quizás, ya que hay mucho
juego dentro de este cambio y este fluir.

Volviendo a Michaud, quien hace hincapié además en un modo hedonista de


relacionarnos con las experiencias estéticas (o no) que nos invaden y nos provocan,
(esto también es propio del mismo consumismo del que hablábamos antes)
entendemos también lo que nos cuesta concentrar nuestra atención.

Entre el estar dispersos, la sobre excitación sensorial y la falta de categorías para


entender el lenguaje que cambia constantemente, es más fácil que se confunda
también el mundo del arte con el de la artesanía, la publicidad, la decoración, etc.
Incluso los mismos artistas están un poco perdidos, y esto no es extraño.

Internet por supuesto colabora en el modo en que la información se propaga, de un


modo fácil, rápido y totalmente efímero. El arte puede ser un post de Facebook que
quedará en el olvido en una semana. Lo que hace gracia hoy, mañana es aburrido.
Lo que sorprende, es el ser rápido y estar atento.

Al ser una sociedad regida por lo visual nos es inevitable haber aprendido algo de
todo este lenguaje que se contagia por osmosis, tarde o temprano. El afán por la
belleza también es innegable. Pero no podemos negar que hay mucho de horrible
en el mundo, y esto es así naturalmente me atrevería a decir, (quizás bajo una cierta
mirada negativa propia sobre el ser humano), pero también, tal vez, porque ese
lenguaje esté mal aprendido. Como si habláramos inglés chapuceando todo el rato,
nos comunicamos, claro que sí, pero nadie sabe expresarse con una versión
elegante del propio discurso.

A la vez, el carácter aspiracional en la figura del artista, hace que cada vez más
queramos presentarnos de ese modo, (Hola, soy artista) y que en realidad no haga

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falta mucho más que querer ponerse ese título para serlo, porque en la confusión
del lenguaje chapucero todos nos confundimos.

Muy pocos, contados, viven del arte a nivel económico, y entonces la


profesionalidad no puede certificarse con el dinero que se recibe a cambio, ni con
títulos de estudio que son por otra parte cada vez más y avalan bien poco.

Esto hace que no se sepa definir el artista, y entonces ni siquiera quién hace arte y
quién hace otra cosa. Quizás solo por el gusto de llamarle arte a todo, podemos
quedarnos tranquilos de que cada uno seguirá creando más libremente.

¿Pero qué pasa por otra parte con los artistas outsiders por ejemplo, a los que no
les importa en absoluto si lo que hacen podrá ser llamado arte o no? Será siempre
una mirada externa y con autoridad la que determine: esto sí/esto no: el mercado, el
tiempo y el “espectador”4 son los que deciden.

Al final podríamos pensar en el arte como una religión. El arte es dios. Los
sacerdotes son los críticos y comisarios. Los artistas los fervientes devotos, algún
que otro también es profeta, y hay quién es creyente pero no practicante. Las misas
son las inauguraciones. Los retiros espirituales las residencias. Pero, sobre todo, se
trata de fe, de entrega y de amor.

El arte es todo y/o no es nada. Es un misterio en el que creer e internet lo hace hoy
más omnipresente que nunca.

4
Un espectador preferentemente formado como comisario o crítico, que hace las veces de juez y verdugo.

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¿Qué es un artista?

En yahoo answers5:

Siguiendo con la comparativa del arte con la religión, puede que queramos ser
artistas por la misma necesidad de tener algo a lo que aferrarnos en esta vida,
respondernos a preguntas existenciales y a la vez, de algún modo, trascender.

Más allá de los estereotipos que definen la figura del artista, que coinciden hoy en
muchos puntos con ricos y famosos cuyas vidas aparentemente perfectas
deseamos todos, es en esa necesidad salir de nosotros mismos donde nos
podemos definir ya no sólo como artistas sino como seres humanos. Ese afán en la
búsqueda de la inmortalidad que resulta casi instintivo a su vez, me confirma la
teoría de que todo es arte porque todos somos artistas. Al menos en potencia, sin
dudas.

“¿Por qué todos queremos ser artistas? No hago otra cosa que conocer a gente de
mi edad que escribe, toca un instrumento, canta, rueda una película, pinta,
compone. ¿Buscan la belleza o la verdad? Pura excusa. Sólo quieren ser famosos.
Queremos ser famosos porque queremos ser amados. Queremos ser amados
porque estamos heridos. Queremos tener sentido. Servir para algo. Decir algo.
Dejar huella. No morir. Compensar la falta de significado. Queremos dejar de ser
absurdos. Hacer hijos ya no nos basta. Queremos ser más interesantes que el
vecino. Y él también quiere salir por la tele. Es la gran novedad: nuestro vecino

5
Link a yahoo answers: goo.gl/1Sjck3

21
también quiere ser más interesante que nosotros. Todo el mundo tiene envidia de
todo el mundo desde que el Arte se ha vuelto totalmente narcisista”. 6

Se sigue hablando del narcisismo muchas veces con un tono despectivo y acusante
propio del momento en que el psicoanálisis empezó a usar este término para
referirse al amor propio patológico. Era entonces un momento donde lo racional
primaba, la culpa, las prohibiciones, el deber como opuesto a lo placentero y el
trabajo como organizador de la vida cotidiana. Estas características han mutado de
un modo casi radical, siendo ahora una especie de mandato ser feliz, ser bello, ser
libre, disfrutar, ser original, único, exacerbando así el yo.

El “show del yo” es permanente en casi todas las áreas de la actividad humana
actual, pero es en Internet donde se hace más evidente. La exaltación de la
individualidad y la importancia de la imagen propia en relación con la identidad son
parte de nuestra época. La exhibición, y en contra partida también el voyeurismo,
son la vida misma y del uso que hacemos de los medios.

No siendo ajena a la sociedad, la actividad artística y la figura del artista en si misma


por supuesto que reflejan esto. Hacer del propio nombre una marca es hacia donde
parece que nos conduce esta línea, hoy más que nunca.

Y a la vez, sumado a las facilidades que esta sociedad aporta a quien alcanza un
cierto status de reconocimiento público, es en ese anhelo de inmortalidad inherente
al arte y al ser humano es donde confluye el sentir popular de querer llegar a ser
alguien o algo, artista, porqué no.

Hoy parece aún más fácil y accesible por la misma razón que no hay ningún criterio
demasiado concreto que certifique ese título. Aunque interiormente la pregunta nos
persiga.

Particularmente, y en especial realizando este trabajo, no he escapado de


preguntarme una y mil veces acerca de mi propio quehacer. Me llamo artista aquí en
este ensayo, pero la verdad es que no me suelo presentar de ese modo casi nunca
en mi entorno y prefiero decir que trabajo en una oficina. Ambas cosas ciertas, pero
la segunda más concreta y segura, y menos presuntuosa sin dudarlo.

6
Frédéric Beigbeder, Windows on the World, pág. 224.

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Que si no tengo vergüenza de llamarme artista (¿pudor y culpa que aún que perdura
desde tiempos más anteriores?), que si me lo merezco porque es lo que más me
importa en la vida (¿mi dios?), que si realmente hago algo digno de ese nombre
(¿quién tiene derecho a juzgarme sobre esto más que yo misma?), que si es
solamente una convención más a la que aferrarnos cuando no tenemos otro nombre
para las cosas (¿artista debería sonar del mismo modo que decir zapatero?).

Debería quizás inventarse un término nuevo para referirnos a todas las personas del
mundo que creamos sumidas en una especie de trance egocéntrico, narcisista o
introspectivo (cualquiera de las tres palabras nos guste más).

Deberíamos dejar la palabra artista quizás, para una especie de figura casi
mitológica a la que referirnos. Alguien con aura, boina, misterios.

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El artista en la era de internet

Fue a mediados de los 90 cuando se empezó a hablar de net art. Muchos artistas
comenzaron a hacer de internet su campo de juego creativo y laboratorio de
investigación crítico: el motivo de sus obras y el medio específico donde ésta se
crearía o se vería.

Desde esos años hasta la actualidad, hemos avanzado tanto en el uso de internet,
no sólo dentro de la práctica artística sino en a nivel “usuario de andar por casa”
incorporándolo en nuestra vida diaria a niveles insospechados, que casi no tiene
sentido hacer más hincapié en los caracteres específicos del medio y/o la tecnología
en sí. Sin embargo, sigue siendo muy curioso observar y reflexionar todos los
cambios que se van dando en las dinámicas sociales y creativas generadas por los
usos de este medio.

Si es, como hemos dicho, parte de nuestra vida, por supuesto que condiciona el
acto de la creación. Pero a la vez, hay aún hoy pocos parámetros estéticos a los
que ceñirnos, a diferencia de tiempos anteriores.

¿Es un meme arte? ¿Lo es una frase en twitter? ¿Es arte una galería fotográfica en
Flicker? ¿Un post de Facebook?¿Uno en Instagram? ¿Una entrada en Youtube?
¿Qué pasó con Myspace y qué pasará cuando estas redes actuales desaparezcan?
¿Es necesario tener al menos una web oficial con tu nombre.com para que sea un
espacio artístico online?

Creo que es interesante pensar que el arte puede estar en todos lados, y en todos
estos casos arriba mencionados, del mismo modo que es posible recitar una poesía
de la que no existe versión por escrito, o cantar una canción que no está registrada
en ningún sitio. Si la intención es artística, poco importa que sea intangible, o que se
recite en la casa de la abuela o en un famoso festival.

“La obra es indisociable de su recibimiento, pero en última instancia, si la obra es


honesta que haya una respuesta a la obra es irrelevante. El artista trabaja para
satisfacerse a sí mismo, si no lo hace así, creo que es deshonesto. El artista es el
primer espectador de su obra, más allá del mercado. El mercado de arte siempre ha
sido cosa más de economistas que de artistas. Ahora todo está más mecanizado,

24
hay todo un sistema de aproximación entre el artista y el gran público.” Dice John
Berger en Modos de ver.

Creo que ese sistema, o confío en que poco a poco sea así, se irá diluyendo. Deseo
que podamos estar abiertos a la experiencia estética en muchos más ámbitos que
es los reglamentados para ello.

En esta captura de pantalla de un mensaje privado que me mandan a través de


Instagram descubro, sin embargo, que no estamos tal vez todos preparados para
entender que el arte pueda estar también en nuevos sitios.

La pregunta es clara, (aunque sin signos de interrogación, algo muy propio del
lenguaje rápido de internet, por otra parte): Si voy a hacer una exposición y dónde
terminará mi obra.

La primera parte, me sugiere que, aunque mis fotos son hechas con el móvil, con el
mismo que las subo automáticamente a la aplicación y las comparto con todo el
mundo, en su propio hábitat natural, en mi propia galería, con un orden que yo elijo
y una narrativa que (a veces intencionadamente, a veces menos) construyo, no es
capaz de leerse como una exposición.

La segunda parte de la pregunta me hace pensar en la misma idea de museos


como cementerio que planteaba Bauman. Mi obra terminará allí. Qué triste suena.

25
Una de las características más interesantes de internet también es la posibilidad de
que todo ese arte que compartimos se reconfigure. Siga mutando, creciendo, y
adoptando nuevas significaciones a medida que pasa por diferentes manos y
mentes. Que siga vivo. Lo contrario de esa distancia casi reverencial que se
producía en el museo/galería (y se sigue produciendo). La interacción era dada de
un modo autoritario y vertical: esto se ha establecido como arte, y tú, espectador,
insignificante mortal incapaz de crear algo magistral, admíralo que para eso está allí
colgado.

Ahora se producen muchos más diálogos e interacciones muy rápidamente y eso


nos sirve para alimentar nuestro imaginario y nuestro lenguaje. Y, por otra parte,
quizás sí siendo propio de la práctica artística, todos los que estamos creando cosas
y reaccionando a otras dentro de ese flujo continuo de comunicación que es
internet, de un modo casi instintivo, que sale desde dentro como un impulso, e
importándonos poco cómo se reciba ese mensaje lanzado, ejerciendo el uso la
libertad de expresión, podríamos considerarnos otra vez, por qué no, artistas.

Hito Steyerl nos habla en relación a esto último de la imagen pobre: “Las imágenes
pobres son por lo tanto imágenes populares: imágenes que pueden ser hechas por
muchas personas. Expresan todas las contradicciones de la muchedumbre
contemporánea: su oportunismo, narcisismo, deseo de autonomía y creación, su
incapacidad para concentrarse o decidirse, su permanente capacidad de transgredir
y su simultánea sumisión. En conjunto, las imágenes pobres presentan una
instantánea de la condición afectiva de la muchedumbre, su neurosis, paranoia y
miedo, así como su ansia de intensidad, diversión y distracción. La condición de las
imágenes habla no sólo de las infinitas transferencias y reformateos, sino también
de las incontables personas que se preocupan por las imágenes tanto como para
convertirlas una y otra vez, subtitulándolas, reeditándolas o subiéndolas online.”

Personalmente, de todo lo que hago en internet, ¿qué puedo considerar arte y qué
no? La respuesta es la misma que me daría, si la pregunta excluyera la palabra
internet. Considero que, trabajando sobre mi vida y mi personaje, y teniendo esto
presente en mi mente y mi alma durante todo el tiempo, arte podría ser cualquier
cosa, aunque la mayor parte de las veces, es en ese poner consciencia a lo hecho o
a lo que está por hacerse, que lo encasillo dentro de este concepto.
26
A su vez, creo que internet no solo facilita a los artistas poder acceder a un amplio
público, sino también a posibles mecenas. Gente de todo el mundo puede conocer
lo que haces, apoyarlo, o colaborar.

27
El Arte y los likes
Likes como unidad de medida y avalistas de likes

Alrededor de todo el arte que está dando vueltas por las redes sociales está volando
el ansia de los likes. Se espera en mayor o menor medida que el público al que se
lanza el mensaje responda positivamente, y para eso el likeómetro tiene que marcar
alto. De algún modo es así como funciona internet. Puede ser que el artista trabaje
sólo para sí, del mismo modo que un diario íntimo se escribe para un uso puramente
personal, pero desde el momento en que sale fuera de uno, existe en algún punto
una expectativa de que ese mensaje llegue al otro lado y sea entendido.

El artista puede utilizar las redes sociales de un modo más o menos inocente
dependiendo el uso particular que haga de éstas. Si comparte los resultados de su
trabajo o aún si trabaja desde este sitio, de algún modo siempre se desea un
feedback positivo por parte de los demás. En este sentido, evidentemente sus
futuras producciones pueden verse condicionadas por esa respuesta en línea,
entendiendo qué es lo que gusta y que es lo que no. Publicaciones más o menos
artísticas, y reconocimientos personales, como invitaciones a eventos, se mezclan
todas en una amalgama de información que a veces pasa inevitablemente
desapercibida, aunque se intenta todo el tiempo lo contrario.

Pero si hemos dicho ya que no podemos decir que el mundo virtual no sea mundo
real, entonces en este punto tampoco habrá diferencia respecto a lo que pasaría en
una exposición concreta en el mundo físico, o incluso el modo en que nos
comportamos, llevado a un terreno ajeno al arte. Siempre nos agrada recibir
comentarios halagadores, ánimos, y sentir de este modo que somos parte de algo,
que somos bien recibidos en el grupo, que esperan algo de nosotros que es solo
nuestro. Estos likes son una substitución de la aprobación más básica, del sentido
de pertenencia que forma parte de los primeros eslabones de la pirámide de
Maslow.

Pero es quizás en internet donde esto se hace aún más patente debido a que el
alcance puede ser mucho mayor.

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Los perfiles que mantenemos en las redes sociales, y todo su contenido, son
nuestra carta de presentación, y nuestra tarea, manejar esa reputación en línea.
Una reputación que es una especie de moneda social de nuestros días. Y no sólo.
Muchos me gustas, muchos subscriptores o followers nos permitirían probablemente
ganar dinero, porque lo que podemos decir que gustar ya es negocio.

Se está elaborando a su vez una especie de código de la comunicación digital:


¿Cuál es el meta significado de un like? ¿Qué significa un corazón? ¿Y si el corazón
es lila en vez de rojo? ¿Hasta dónde hay que responder en una conversación
pública? ¿Y en una privada, después de cinco emojis, quién dice el último? ¿Qué
pasa con los mensajes vistos/no vistos?

¿Y qué pasa con los haters? Evidentemente al exponer nuestra imagen y lo que
hacemos en un medio público nos expone también a la crítica, y a alguna incluso
despiadada. Pero, por otra parte, aquellos que se dedican con ahínco a seguir los
pasos de alguien, aunque fuere para criticar, es otro seguidor más, y quizás de los
más importantes que haya que cuidar y alimentar.

La teoría de los avalistas de likes viene de observar cómo dentro de un mismo


circuito, por ejemplo, el artístico en la ciudad de Madrid, donde más o menos,
aunque fuera solo virtualmente, nos conocemos todos. Dar un like es un modo de
apoyar el trabajo de alguien. Y si esa persona que da un like a otra, tiene ya su
reputación en línea ganada, ese click servirá para que otra persona, casi sin
pensarlo dé un like también, porque tiene la garantía de que ya hay alguien más, y
con criterio a quien le ha gustado.

A su vez, intenta no sólo el asegurarse formar parte del grupo de este modo, sino
también potenciar su propia reputación, enseñando públicamente su gusto por lo
que se entiende en ese momento como válido.

Esto es una réplica quizás del modo en que funcionan muchos críticos y comisarios.

Parece que tienes que tener líneas importantes en tu curriculum de artista para que
empiecen a prestarte atención. Si no tienes esos likes ya dados, es más difícil que
ellos mismos te den uno.

29
Del mismo modo también que en la vida concreta, pero a lo grande en internet, se
recurre a dos recursos muy básicos para atraer atención: el escándalo y las
banderas ideológicas. No es raro ver arte o cualquier publicación que se valga de
ellos para generar más visibilidad.

Fotos de desnudos, por ejemplo, con la apropiada y creativa auto censura son
siempre un clásico que garantiza likes. Contenidos de este tipo, son seguidos en
muchas ocasiones por un post nuevo en el que se debate por qué aquel fue
denunciado por otro usuario como inapropiado y allí se desata la cadena de
likes/comentarios apoyando la libertad de expresión, como mínimo.

Ideas feministas, de género, animalistas, por citar algunos temas, funcionan también
a su vez en ocasiones como avalistas de likes. Se establece una especie de
militancia en pos una idea, y quien la apoya, dará like aun si el contenido o el artista
no le interesa particularmente.

Creo que muy interesante el modo en que se articulan todas estas interacciones en
línea. Y como los artistas aprovechamos los resultados de esas interacciones, que
son parte de nuestra vida. Al final y al cabo, también la evolución se da por la
supervivencia del más apto.7

Pero como siempre, hay riesgos, para los que comparten, como para los que likean.

Y así nos relacionamos.

7
(Darwin, 1859)

30
Sobre lo banal, lo sensual y la constante actividad en las redes sociales

Este video de 5 minutos lo preparé, para explicar mi trabajo evitando hablar con el
público cara a cara durante una presentación en un evento cultural. Aunque estaba
ante el público, ellos verían la pantalla y no a mí:

Me parece interesante también el contraste entre la imagen de la toma directa y la


que está retocada digitalmente y el poder verlas al unísono, que sólo era factible en
un video montado.

Me doy cuenta de que la pantalla nos vale de escudo para protegernos de ciertas
inseguridades o situaciones incómodas, y a la vez, nos permite desinhibirnos y
liberarnos más. El arte funciona como un escudo o una excusa también a este
mismo propósito y por eso muchas veces resulta, tanto internet como el arte, algo
catártico.

8
https://www.youtube.com/watch?v=EKTeWc444ME

31
De este modo, incluso en las publicaciones absurdas que se hacen sin pensar
constantemente, es posible a veces leer comunicados más complejos, sentimientos
escondidos, mensajes ocultos, secretos profundos, emociones desatadas, arte. La
banalidad funciona como el inconsciente en nuestra sociedad.

Este contenido no está realmente sopesado, sino que se comparte como un acto
reflejo casi, además de irreflexivo, es en muchos casos una obsesión.

El cúmulo exagerado de información genera mucho ruido y contamina nuestros


sentidos, que consumen todo esto casi involuntariamente. Sumergidos en este río
de fuerte corriente, por otra parte, es fácil que aún quien se propone ser asertivo y
hacer un uso intelectual de estos medios de comunicación termine “cayendo”.
Cierto es que se ve lo banal como algo negativo.

Pero, ¿por qué deberíamos por otra parte no permitirnos momentos de irreflexión,
de puro entretenimiento banal?

El poder de lo banal, es como un imán que lo absorbe todo. La vida del mundo esta
tan cargada de banalización que no comulgar con ella puede considerarse, rareza,
locura e inclusive estupidez. Pensar de un modo banal, asumirlo y compartirlo, es
parte de vivir en sociedad. Todos somos parte de nuestra propia cultura, y nuestra
propia cultura es todo lo que sabemos, lo que aprendimos, nuestros contextos. Toda
esta banalidad podemos utilizarla o no, pero ya es parte de lo que somos y desde
todo esto, claro que sí, se genera arte9.

“La estupidez se contempla: hundimos en ella la mirada, nos dejamos fascinar, ella
nos conduce con dulzura, la mimamos al abandonarnos a ella; sobre su fluidez sin
forma tomamos apoyo; acechamos el primer sobresalto de la imperceptible
diferencia, y, con la mirada vacía, espiamos sin febrilidad el retorno de la luz.
Decimos no al error y lo tachamos; decimos sí a la estupidez, la vemos, la
respetamos y, dulcemente, apelamos a la total inmersión.”10

9
En un intento de contraposición, complicados discursos y justificaciones que se entienden por
necesarios en el mundo del arte, terminan siendo quizás más superficiales por presuntuosos y
reiterativos.

10
Foucault, Michael, (1999) Theatrum Philosophicum, Barcelona, Anagrama, pp. 37-38.

32
En cuanto al uso del cuerpo en internet, podemos entenderlo como un avatar. No es
ya nuestro cuerpo tangible, sino esa especie de ciborg que nos representa. Muchas
veces se ve modificado, retocado, recortado, filtrado, y se juega con él como una
especie de muñeco.

En todo caso, con una pantalla de por medio, como dicho con anterioridad, hay algo
que nos permite actuar más libremente y jugar a interpretar un papel como si fuera
un teatro y nuestro cuerpo, el personaje.

Sin embargo, por otra parte, sí que nos identificamos fuertemente con nuestra
apariencia física. La carga simbólica del cuerpo humano tiene un peso histórico, y
la sensualidad sus propósitos y sus deleites.

El cuerpo no es solamente una entidad individual sino también social, cultural y


política. Para Foucault es el lugar donde se ejerce el poder, todas las relaciones de
poder y, por tanto, donde se pueden observar los efectos de esas relaciones que
ejercita el patriarcado a través de las categorías de sexo y género que establecerán
las leyes, normas, imágenes, comportamientos, actitudes, afectos y pensamientos
de los cuerpos femeninos y masculinos.

Siendo las mujeres sobre quienes más cae la presión de la estética y la apariencia
física, impuestas por el sistema patriarcal, la posibilidad de poder enseñarlo por fin,
bajo nuestra propia voluntad puede generar un cambio.

Al menos, ver cuerpos del tipo que sea, ayuda a la normalización del físico y los
distintos arquetipos, alejados de los modelos irreales que se nos han presentado.

El cuerpo es también una herramienta fundamental en el arte performático, y su


extensión como ya hemos explicado dentro del mundo digital.

33
Conclusiones

Intelectualizar mi trabajo y repensar acerca del arte, como he hecho en estas


páginas, me resulta claramente provechoso, y por momentos, apasionante incluso,
pero no me es imprescindible ni necesario para poder crear. Y es en cambio, una
tarea que no me resulta natural. No me es imprescindible tampoco sentir la certeza
de que es arte lo que hago, aunque a veces me encante presentarlo como tal. Mi
proceso creativo, proviene más bien de un impulso interior, que sí es necesidad, y
que me resulta imperante satisfacer. No significa esto, ni mucho menos, que ese
impulso no venga cargado de una fuerte influencia externa. Pero siento que cada
vez es más complicado acceder a densos textos debido a la rapidez y lo efímero de
los contenidos a los que estamos acostumbrados online. Esto hace que explicarme
con palabras, y buscar hasta encontrar respuestas en autores, me lleven en muchos
momentos por caminos desesperantes.

Ser artista es para mí, trabajar con mis ideas acerca del mundo de un modo
estético, sacarlas fuera de mí del modo en que mejor sé y más disfruto, y
eventualmente, claro, compartirlo con el resto. Bajo esta simplista definición,
considero también que todos son artistas y que todo puede ser arte. En última
instancia, lo decide quien está creando en base a su intención, pero también
quienes los recibimos, en base a nuestras propias intenciones.

El filósofo Zizek cuando, refiriéndose a la película Matrix, dice que las ficciones
estructuran nuestra realidad, y que si eliminamos de la realidad las ficciones
simbólicas que la regulan, perdemos la realidad misma.

Internet es símbolo de realidad y ficción, al igual que lo fue, o lo es quizás más


ahora, la fotografía, aunque ésta revolución, (si no van las dos caminando -¡o
corriendo! -de la mano) es aún más monstruosamente grande.

El arte nos permite jugar con este binomio y reflexionar sobre este momento en el
que vivimos. Y es la estetización general de la existencia lo que hace que incluso lo
banal y cotidiano se vea pintado por este arte liquido/gaseoso bañándolo todo y a
todos de un color particular. Lo banal y lo sensual en internet están creando de
algún modo la nueva configuración de lo kitsch.

34
En este entorno de información constante y creciente, al que aún nos estamos
acostumbrando, no hay tanto tiempo para decodificar, analizar, criticar y no por esto
ponemos un stop en el tráfico de mensajes. Son fugaces, y muchos se pierden en
el inconsciente (o salen de él) se pierden con una rapidez creciente. De este modo,
solo retenemos, aquellos que de verdad nos impactan, nos emocionan, nos
conmueven, y ojalá, sea arte.

35
Bibliografía

Gombrich, E. H. (1997) La Historia del Arte, Madrid, España, Debate.


McLuhan, Marshall (1987) El medio es el mensaje, Barcelona, España, Paidós
Ibérica.

Flusser, Vilem (1990) Hacia una filosofía de la fotografía, D.f., México, Trillas.

Berger, John (2010) Modos de ver, Barcelona, España, Gustavo Gili.

Tatarkiewiwicz, Wladyslaw (2006) Historia de seis ideas, Madrid, España, Tecnos.

Steyerl, Hito, (2014) Los condenados de la pantalla, Buenos Aires, Argentina, Caja
Negra.

Turkle, Sherry (1997) La vida en la Pantalla, la construcción de la identidad en la era


de internet., Barcelona, España, Paidos

Manovich, Lev (2005) El lenguaje de los nuevos medios. La imagen en la era digital.
Barcelona, España, Paidos.

Sontag, Susan (2015) Contra la interpretación y otros ensayos, Barcelona, España,


Penguin Random House

Michaud, Yves (2007) El arte en estado gaseoso, Paris, Francia, Stock.

Bauman, Zygmunt (2007) Arte, ¿líquido?, Madrid, España, Sequitur.

Artículos online:
Todo el mundo es artista:
http://www.revistaenie.clarin.com/arte/malos-artistas_0_581341890.html

Artistas que han salido del mundo del arte:


https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-why-these-7-artists-quit-the-art-world

La primera obra de arte de Instagram:


http://www.telegraph.co.uk/photography/what-to-see/is-this-the-first-instagram-
masterpiece/
Poca ropa o mucha ropa:
http://tribunafeminista.org/2016/05/los-burkas-de-occidente/

36
Demasiado arte demasiado banal
http://elpais.com/diario/2009/03/29/cultura/1238281201_850215.html
Todos somos fotógrafos, pero falta cultura visual:
http://www.magis.iteso.mx/content/hoy-todos-somos-fot%C3%B3grafos-pero-con-
una-cultura-visual-escasa%E2%80%9D-pedro-meyer

Hoy es más difícil ser artista que hace 40 años:


http://www.ffyh.unc.edu.ar/alfilo/anteriores/33/sin-fronteras.html

37

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