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El Suicidio de Dios. La Apologia Del Ext PDF
El Suicidio de Dios. La Apologia Del Ext PDF
de la nada
Ejercicios filosóficos sobre el vacío
ISBN: 978-607-402-764-8
Presentación .............................................................................. 9
7
8. Implicaciones de la Nada en la Teología............................ 173
Manlio Fabio Altamirano
T
ener los pies puestos sobre la tierra nos implica comprobar, si la
visión no ha sido cegada por empalagosas compensaciones, que
“la historia de una vida es siempre la historia de un sufrimiento”.2
Y es a partir de ahí, de un sufrimiento ineludible y certero, desde donde
se construyen las edificaciones personales más íntimas y duraderas. Pre-
cisamente, cuando Cioran, por ejemplo, advertía su propio camino de
vida, escribió la siguiente sentencia: “Lo mejor que yo poseo en mí, y
también lo que he perdido, se lo debo al sufrimiento”.3 Desde ese punto
forjado en el reconocimiento de la tragedia que la vida supone, es de
donde ha partido Philipp Batz para proponer su reflexión filosófica.
1
Volpi, El nihilismo, p. 16.
2
Nietzsche, Ecce Homo, p. 127.
3
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 126.
51
Analogías alternantes de la nada
4
Baquedano, “El pesimismo entrópico en las cosmologías filosóficas de la volun-
tad”, en: Mainländer, Filosofía de la Redención, p. 14.
5
Schopenhauer, El amor, las mujeres y la muerte, p. 123.
6
Cioran, Op. cit., p. 24.
7
Mainländer, Filosofía de la Redención, p. 46.
52
El suicidio de Dios
8
Cfr. Volpi, Op. cit., p. 47.
9
Ibid., p. 52.
10
En el presente capítulo se utilizó la traducción procedente de una antología
realizada por Sandra Baquedano (Chile: FCE, 2007). Asimismo, recomiendo am-
pliamente la traducción de la obra completa, realizada por Manuel Pérez Cornejo,
recientemente publicada en Madrid (Ediciones Xorki, 2014).
11
Scharfstein, Los filósofos y sus vidas, p. 94.
12
Nietzsche, Op. cit., p. 40.
53
Analogías alternantes de la nada
No pretendo pasar por alto que, tal como sucede con la mayoría de
los filósofos propositivos, la obra de Mainländer es una respuesta a las
circunstancias de su vida, pues no olvidemos que “la filosofía es el arte
de disimular los tormentos y los suplicios propios”.13 Tal cuestión, sin
menoscabo de la calidad o lucidez del pensamiento del autor del que se
trate, no hace más que afirmar el valor de una subjetividad apremiada
por las trágicas situaciones ordinarias que le acontecen. Tres de los seis
hermanos de Mainländer eligieron el suicidio, uno de los cuales, inclu-
so, le culpó injustamente por su decisión. La madre y la abuela del filó-
sofo de la redención, fueron recordadas como mujeres con profundas
nostalgias y oscuras visiones, de las cuales Mainländer aceptó haber
heredado ambas características. En 1865 quedó terriblemente afectado
al encontrar muerta a su madre luego de regresar de un paseo a orillas
del Rin.14 En 1866 eligió sacrificarse en el campo de batalla defendiendo
la unificación de Alemania, pero no logró hacerse soldado debido a su
precaria salud; lograría su sacrificio más tarde, sin embargo, en otras
circunstancias y para otro fin.
13
Cioran, Op. cit., p. 52.
14
Cfr. Baquedano, Op. cit., p. 13.
15
Turgueniev, Padres e Hijos, p. 23.
16
Vid. Gil, “La noción de Nihilismo en Padres e Hijos de Iván Turgueniev”, en:
Cartaphilus 9 (2011), pp. 49-60.
54
El suicidio de Dios
17
Nietzsche, Así habló Zaratustra, p. 46.
18
Ibid., p. 146.
19
Hegel, Fenomenología del espíritu, p. 435.
20
Mainländer, Op. cit., p. 121.
55
Analogías alternantes de la nada
A Dios le quedó sólo una acción posible y ciertamente fue libre, dado que él
no estaba bajo ningún tipo de coacción, pues del mismo modo en que bien pudo
prescindir de esta, pudo ejecutarla, es decir, entrar en la absoluta nada, en el nihil
negativum, a saber: exterminarse completamente, dejar de existir.23
21
Nietzsche, Ecce Homo, p. 42.
22
Mainländer, Op. cit., p. 49.
23
Ibid., p. 54.
56
El suicidio de Dios
24
Ibid., p. 55.
25
Ibid., p. 56.
26
Ibid., p. 57.
57
Analogías alternantes de la nada
27
Ibidem.
28
Ibid., p. 135.
29
Scharfstein, Op. cit., p. 90.
30
Camus, El mito de Sísifo, p. 13.
31
Cioran, Op. cit., p. 47.
58
El suicidio de Dios
32
Leopardi, Zibaldone, Vol. I, 971.
33
Schopenhauer, Op. cit., p. 139.
34
Mainländer, Op. cit., p. 66.
35
Cioran, Op. cit., p. 119.
36
Volpi, Op. cit., p. 49.
59
Analogías alternantes de la nada
37
Mainländer, Op. cit., p. 63.
38
Cioran, Breviario de los vencidos, p. 31.
39
Cfr. Mainländer, Op. cit., p. 65.
40
Nietzsche, El anticristo, p. 30.
41
Nietzsche, Ecce Homo, p. 74.
42
Schopenhauer, Op. cit., p. 178.
60
El suicidio de Dios
43
Mainländer, Op. cit., p. 138.
44
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 49.
45
Mainländer, Op. cit., p. 101.
46
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 50.
47
Mainländer, Op. cit., p. 104.
48
Ibidem.
61
Analogías alternantes de la nada
La intención de lo humano
La pregunta fundamental por el motivo que tiene lo humano para ha-
bitar en el mundo está abierta a interpretaciones diversas; sin embargo,
lo captable fácilmente es que aquello que pueda motivar la existencia
de lo humano en el mundo no es algo perpetuo. Tal como afirmó Scho-
penhauer: “Exigir la inmortalidad del individuo es querer perpetuar un
error hasta el infinito”.49 A pesar de ello, el filósofo alemán consideraba
que la voluntad de vivir facultaba al individuo para mantenerse existien-
do. Evidentemente, en Mainländer existe aquí un deslinde con uno de
sus autores predilectos. Es posible coincidir con Volpi cuando reconoce
que “Mainländer extrae la consecuencia opuesta a la de Schopenhauer:
la cosa en sí no es identificada con la `voluntad de vida´ (…) sino más
bien con la voluntad de muerte”.50 Precisamente, la voluntad de muerte
(Wille zum Tode), es extraída, según Mainländer, a manera de heren-
cia derivada del suicidio de Dios. Puesto que Dios ha deseado dejar
de ser, todo lo que su fragmentación favoreció está impregnado de esta
tendencia. La idea de muerte no está adoptada de una situación externa,
desde fuera del individuo, sino que está depositada ineludiblemente en
sí mismo, en lo que es. En ese tenor, Cioran también admite que son las
personas normales las que consideran la muerte como algo exterior y no
como “una fatalidad inherente al ser”.51 Cuando esta fatalidad implícita
aflora, se traduce en conductas acordes que ejecuta quien la padece. La
congruencia con este sentir pensante coadyuva al pensamiento visceral,
el cual, más allá de ser despreciable, permite un tipo de seriedad y pro-
fundidad que no es posible sin la implicación emocional. De tal modo,
el pensador visceral es capaz de una honestidad mayor, en la medida en
que para él “las verdades provienen de un suplicio interior más que de
una especulación gratuita”.52
49
Schopenhauer, Op. cit., p. 108.
50
Volpi, Op. cit., p. 48.
51
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 44.
52
Ibidem.
62
El suicidio de Dios
53
Mainländer, Op. cit., p. 73.
54
Ibid., p. 74.
63
Analogías alternantes de la nada
Redención de la existencia
Sin adentrarme ahora en la posibilidad de una continuación del ser
aún más allá de lo actualmente tangible a nuestra capacidad sensitiva,
lo cual merece un espacio aparte, sí puede reconocerse en Mainländer la
apreciación de un valor Absoluto que deviene en condicionamiento
de todo lo inferior. Es decir, no se observa un rompimiento total con la
lógica de la implicación piramidal. De tal modo, lo que acontece con
Dios, el ser Absoluto, deberá acontecer con todo lo que proviene de
55
Ibidem.
56
Ibid., p. 97.
64
El suicidio de Dios
57
Baquedano, Op. cit., p. 20.
58
Mainländer, Op. cit., p. 73.
59
Schopenhauer, Op. cit., p. 119.
60
Ibid., p. 109.
61
Sevilla, Contemplar la Nada, p. 297.
65
Analogías alternantes de la nada
62
Mainländer, Op. cit., p. 132.
63
Ibidem.
64
Sevilla, Op. cit., p. 298.
65
Mainländer, Op. cit., p. 127.
66
Ibid. p. 123.
66
El suicidio de Dios
67
Ibidem.
68
Ibidem.
67
Analogías alternantes de la nada
69
Ibid., p. 106.
70
Ibidem.
71
Ibid., p. 123.
72
Ibidem.
73
Ibidem.
74
Ibid., p. 137.
75
Ibidem.
68
El suicidio de Dios
76
Ibidem.
77
Camus, Op. cit., p. 75.
69
Analogías alternantes de la nada
78
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 93.
79
Baquedano, Op. cit., p. 10.
80
Mainländer, Op. cit., p. 129.
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El suicidio de Dios
Variantes de la redención
Como es de esperar, se puede coincidir con algunos planteamientos
realizados por Mainländer sin que se esté obligado al suicidio por ello.
Si bien, según Camus, “el hombre se ha limitado a inventar a Dios para
no matarse”81 y podría decirse que “así se resume la historia universal
hasta este momento”,82 también ha de admitirse que es posible inventar,
sin importar si tal invento es honesto, la existencia de un Dios suicida
para matarse. Creer en un Dios que se suicida con tal de que su suicidio
sea el punto de partida (y llegada) de todo lo humano es también un
sostén de la decisión, no es la vivencia de la angustia plena que supone
saberse sin certezas. Esto se comprende al asimilar que “los hombres
usamos la razón, pero los productos de la razón no son la razón sino sólo
suposiciones”.83 Evidentemente, la idea de un Dios suicida es una su-
posición. Podría ser absurdo considerar a un Dios que se suicida, tal
como lo puede resultar un Dios salvífico. ¿De qué tendría que ser salvada
o redimida la humanidad sino precisamente de ambas ideas de Dios?
Aún en lo absurdo existe la posibilidad de aceptar las implicaciones deri-
vadas sin importar el costo. En ese sentido, “lo absurdo es reconocimiento
aceptado, el hombre se resigna a él y a partir de ese instante sabemos
que ya no es lo absurdo. Dentro de los límites de la condición humana,
¿qué mayor esperanza que la que permite escapar a esa condición?”84
Morir, ésa también era la intención de Teresa de Jesús en su poema
Vivo sin vivir en mí cuando reconocía: “venga ya la dulce muerte, el
81
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 140.
82
Ibidem.
83
Sevilla, Op. cit., p. 182.
84
Camus, Op. cit., p. 145.
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Analogías alternantes de la nada
Los sabios suelen confiar al papel sus alegrías y sus tristezas, como amigo fiel en
cuyo pecho se puede descargar toda la inquietud del corazón. Efectivamente, se
pueden encontrar personas cuya sola intención al escribir un libro es esparcir
todas sus emociones y así trasmitirlas a la posteridad.86
85
Recomiendo consultar sobre este pasaje: Sáenz, Hilario, “Notas a la glosa Vivo
sin vivir en mí de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz”, en: Modern Language Quaterly,
13 (1952), pp. 405-408.
86
Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura, p. 96.
87
Cioran, Breviario de los vencidos, p. 32.
88
Ibid., p. 28.
89
Cfr. Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 63.
72
El suicidio de Dios
90
Ibid., p. 95.
91
Ibid., p. 180.
92
Scharfstein, Op. cit., p. 392.
93
Ibid., p. 124.
73
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94
Mainländer, Op. cit., p. 130.
95
Volpi, Op. cit., p. 18.
96
Mainländer, Op. cit., p. 138.
97
Cioran, En las cimas de la desesperación, p. 206.
98
Ibid., p. 107.
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El suicidio de Dios
Referencias
Baquedano, Sandra, “El pesimismo entrópico en las cosmologías filosó-
ficas de la voluntad”, en: Mainländer, Filosofía de la Redención.
Antología. Chile: FCE, 2013.
Camus, Albert, El mito de Sísifo. Buenos Aires: Alianza Editorial, 2006.
Cioran, Emile, En las cimas de la desesperación. Barcelona: Tusquets,
2009.
, Breviario de los vencidos. Barcelona: Tusquets, 2010.
Erasmo de Rotterdam, Elogio de la locura. México: Grupo Editorial
Éxodo, 2007.
Gil, Marta, “La noción de Nihilismo en Padres e Hijos de Iván Turgué-
niev”, en: Cartaphilus 9, 2011, pp. 49-60.
Hegel, Friedrich, Fenomenología del Espíritu. México: FCE, 2012.
Leopardi, Giacomo, Zibaldone. Milán: Mondadori, 1996.
Mainländer, Philipp, Filosofía de la redención. Antología. Chile: FCE,
2013.
99
Sevilla, Op. cit., p. 366.
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Ejercicios filosóficos sobre el vacío
se terminó de imprimir el mes de diciembre de 2014
en los talleres de Pandora, S.A. de C.V.
Caña 3657, La Nogalera.
Guadalajara, Jalisco, México.
El tiraje consta de 1 000 ejemplares.