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Poder Judicial de la Nación

JUZGADO CRIMINAL Y CORRECCIONAL FEDERAL 10


CFP 8284/2016

///nos Aires, 5 de junio de 2019.


AUTOS Y VISTOS:
Para resolver en la presente causa nro. 8284/16,
caratulada “Agosto y otros s/ averiguación de delito” del registro del
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 10, a mi
cargo, Secretaría nro. 19, respecto de la situación procesal de: 1)
CRISTÓBAL MANUEL LOPEZ, titular del DNI nro. 12.041.648,
nacido el 27 de octubre de 1956 en San Martín, provincia de Buenos
Aires, argentino, hijo de Cristóbal (f) y de Josefa López Ruiz (f),
divorciado, empresario, actualmente detenido en el Complejo
Penitenciario Federal nro. I de Ezeiza a disposición del Tribunal Oral
en lo Criminal Federal nro. 3; 2) CARLOS FABIÁN DE SOUSA,
titular del DNI nro. 18.533.636, nacido el día 7 de diciembre de 1967
en Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut, argentino, hijo de
Carlos Clara de Sousa (f) y de María del Carmen Solsona, divorciado,
contador público, detenido en el Complejo Penitenciario Federal nro. I
de Ezeiza a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro.
3; 3) OSVALDO JOSÉ SANFELICE, titular DNI nro. 5.404.611,
nacido el 9 de agosto de 1949 en Puerto Deseado, provincia de Santa
Cruz, argentino, hijo de José Vicente (f) y Iledina Rosaura López (f),
casado, empresario, con domicilio en la calle Hernán Wineberg 2246,
Olivos, provincia de Buenos Aires; 4) RAÚL ESTEBAN ZAMORA,
titular del DNI nro. 18.042.328, nacido el 29 de octubre de 1966 en
Comodoro Rivadavia, argentino, hijo de Raúl Ángel Zamora y Nidia
Mirta Barceló, soltero, desempleado, con domicilio en la av. Cerviño
3900, 3er. piso, dpto. 8, de esta ciudad; 5) CRISTÓBAL
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NAZARENO LÓPEZ, titular del DNI nro. 30.936.871, nacido el 25


de noviembre de 1984 en Comodoro Rivadavia, argentino, hijo de
Cristóbal Manuel y de Muriel Lucía Sosa, soltero, empresario, con
domicilio en Macacha Güemes 330, piso 6°, dpto. “L” de esta ciudad;
6) EMILIANO LÓPEZ, titular del DNI nro. 32.923.204, nacido el 11
de febrero de 1987 en Comodoro Rivadavia, argentino, hijo de
Cristóbal Manuel y de Muriel Lucía Sosa, soltero, comerciante,
domiciliado en la av. Armada Argentina 574 de Rada Tilly, provincia
de Chubut y Macacha Güemes 330, piso 6°, depto. “L” de esta
ciudad; y de 7) MARTA ALCIRA LEIVA, titular del DNI nro.
10.679.577, nacido el 24 de marzo de 1953 en Florida, provincia de
Buenos Aires, argentina, hija de Nicolás Pastor (f) y Alcira Suárez (f),
casada, empleada, con domicilio en la calle Hernán Wineberg 2246,
Olivos, provincia de Buenos Aires.
Y CONSIDERANDO QUE:
A) La presente causa se inició el 21 de junio de 2016 a
raíz de la ampliación del requerimiento de instrucción efectuada por el
titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal
nro. 11 en el marco de la causa nro. 4943/16 -ver fs. 41/5-, respecto de
lo cual se ordenó formar causa por separado a fs. 46; ello luego de
haber recibido el informe de inteligencia nro. 25/16 de la Unidad de
Información Financiera (en adelante, UIF).
Concretamente, en aquel se pusieron en conocimiento
ciertos aspectos vinculados al desarrollo comercial de Agosto SA -
cuyo presidente era Osvaldo Sanfelice-, generados a partir de una
alerta emitida por una entidad financiera debido a que esa firma operó
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por sobre su perfil transaccional y a la detección de diversos


movimientos inusuales; todo ello durante el período comprendido
entre septiembre de 2013 y marzo de 2016.
El organismo en cuestión indicó que el servicio comercial
de esta consistió en alquilar rodados y maquinaria a tres sociedades
del grupo Indalo ni bien iniciada su actividad, las que serían sus
únicas clientes y con las cuales uno de sus accionistas mantendría
vinculación; sumado al notable crecimiento que evidenciaba su activo,
como su patrimonio neto, lo que se explicaba a partir de abultadas
ganancias obtenidas, en parte, mediante maniobras que podrían haber
sido realizadas con el fin de canalizar a través de ella fondos
provenientes de esos clientes, aplicados luego en inversiones que no
se vinculaban a su actividad.
Cabe recordar que el de origen -4943/2016- tuvo por
objeto la defraudación cometida contra el Estado nacional a través del
otorgamiento de planes de pago de manera irregular por parte de la
Administración Federal de Ingresos Públicos (en adelante, AFIP) a
Oil Combustibles SA -de la cual eran sus responsables Cristóbal
Manuel López y Carlos Fabián De Sousa- por el Impuesto a los
Combustibles Líquidos correspondiente a los períodos fiscales de
mayo de 2013 a agosto de 2015; lo que posibilitó que no pagara el
impuesto mencionado en tiempo y forma, y utilizara indebidamente y
en su propio beneficio ese dinero para capitalizar a las demás
sociedades del grupo económico al que pertenecía -Indalo- a través de
diversos mutuos. Ello, en perjuicio de las arcas del erario público que
dejó de percibir la suma de $5.144.538.391,07 en concepto de capital.
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No puede dejar de destacarse que tanto esta pesquisa


como la que lleva el número 4943/16, se vinculan con los sucesos
denunciados en la causa nro. 15.734/08. Allí se señaló la existencia de
una asociación ilícita conformada por los ex mandatarios Néstor
Kirchner y Cristina Elisabet Fernández, otros funcionarios de alto
rango de la administración pública y un reducido número de
empresarios que tenía como objetivo apropiarse indebidamente de
fondos de las arcas del Estado.
Así las cosas, tras haber tramitado los presentes actuados
ante la fiscalía federal nro. 11 -en virtud de la delegación
oportunamente dispuesta en los términos del art. 196 del CPPN- el Dr.
Gerardo Pollicita solicitó que se le recibiera declaración indagatoria a
Cristóbal Manuel López, Cristóbal Nazareno López, Emiliano López,
Carlos Fabián de Sousa, Raúl Esteban Zamora, Osvaldo Sanfelice y
Marta Alcira Leiva.
Luego de analizar las argumentaciones vertidas por el
representante del Ministerio Público Fiscal en su dictamen de fojas
564/608 respecto a las imputaciones formuladas y la documentación
en la que se apoyaban, entendí que existían elementos de convicción
suficientes como para avanzar con la sujeción al proceso, por lo que
se convocó en los términos del art. 294 del CPPN a los aludidos
precedentemente (ver fs. 648/657).
Así, toda vez que se ha cumplido con la totalidad de las
audiencias de rigor, corresponde que me pronuncie respecto del
mérito de los imputados por los hechos que se les endilgaron.
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B) Se encuentra acreditado en los términos del artículo


306 del Código Procesal Penal de la Nación, que Cristóbal Manuel
López y Carlos Fabián de Sousa, en su calidad de responsables de
las firmas Oil M&S SA, CPC SA y Álcalis de la Patagonia SAIC; y
Osvaldo José Sanfelice, en su carácter de accionista y presidente de
Agosto SA; habrían formado parte de un complejo entramado
societario que se desarrolló con el objeto de poner en circulación en el
mercado el dinero defraudado al Estado nacional investigado en la
causa nro. 4943/16 de los registros de este juzgado, elevada
parcialmente a juicio, por montos altamente superiores a $300.000; lo
que se materializaría entre octubre de 2013 y agosto de 2016.
Para ello, se habrían efectuado diversas operaciones
comerciales con las que pretendieron distanciar esos fondos de su
verdadero origen, fundamentalmente mediante el alquiler y la
compraventa de maquinaria y rodados entre las firmas CPC, Oil M&S
y Álcalis de la Patagonia -pertenecientes al grupo Indalo- y Agosto.
En forma simultánea a esto, Oil Combustibles SA
transmitía el dinero recaudado del impuesto sobre el combustible
líquido (ICL) no abonado en tiempo y forma al fisco, a las tres
primeras empresas, entre otras, en concepto de préstamos.
Así, en el año 2013, transfirió $27.526.587 a CPC y
$388.530.009 a Oil M&S, mientras que en el año 2014 esos montos
ascendieron a $58.089.486 y $182.295.451, respectivamente; en 2015
fueron de $49.997.029 y $192.006.360; y, por último, en 2016, Oil
M&S recibió $34.057.561. A su vez, también se registraron
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operaciones dinerarias desde CPC a favor de Oil M&S, al menos por


$1.508.409 en 2014 y por $2.144.279 en 2015.
En lo que respecta a Álcalis de la Patagonia, la recepción
de fondos provenientes de Oil Combustibles habría tenido lugar de
forma indirecta, previo paso a través de un circuito que involucró a
otras firmas del grupo.
En 2013 South Media Investment SA le transferiría
$59.345.000 (de los $45.303.011 recibidos de Oil Combustibles y
$78.285.002 de Inversora M&S SA) e Indalo Inversiones Argentina
SA $547.000 (en parte, que habría girado la petrolera por $154.685,
de “otras partes relacionadas” por $152.000 y de South Media
Investment por $7.143). Otras -como Álcalis Minera SA- le habrían
otorgado fondos por $37.500, que serían una porción de los $66.000
recibidos de la firma de marras.
En el transcurso del año 2014, Inversora M&S le
otorgaría $11.325.457, Indalo Inversiones Argentina SA $479.860 y
Oil M&S $3.967.284. Las dos primeras habrían recibido, a su vez,
$2.360.821.801 y $582.015, respectivamente, de Oil Combustibles;
mientras que la tercera también registró préstamos de Inversora M&S
por $71.056.
Asimismo, en 2015, Inversora M&S le haría llegar
$48.371.430 e Indalo Inversiones Argentina $101.994, de los
$3.321.043.107 y $78.734.537 que recepcionaron de la petrolera
insignia. Finalmente, Álcalis de la Patagonia efectuaba transferencias
a favor de CPC y Oil M&S.
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A partir del ingreso de dichas ganancias ilícitas a las


mencionadas firmas, se habría dado inicio al desarrollo del
mecanismo montado con el objeto de hacerlas llegar, en parte, a
Agosto.
Esa empresa fue creada en el año 2011, adquirida por
Osvaldo José Sanfelice y Marta Alcira Leiva en el mes de mayo de
2012 y se mantuvo inactiva desde su constitución hasta agosto de
2013. Desde ese momento, comenzó a registrar diversas transacciones
que provocaron un crecimiento en su activo, patrimonio neto,
ganancia neta y bienes de uso, cuya compra se habría solventado
mediante el aporte de los accionistas y por la financiación del
proveedor -la firma OPS SACI-, lo cual no resultaría suficiente para
justificarlos.
Dichos incrementos tendrían origen en las operaciones
comerciales celebradas en forma casi exclusiva con las firmas Oil
M&S, CPC y Álcalis de la Patagonia, las cuales contribuyeron a que
facturara en el período comprendido entre los meses de octubre de
2013 a agosto de 2016 la suma total de $38.695.072,96.
Como contraprestación de esos servicios, entre los meses
de diciembre de 2013 y diciembre de 2015, Álcalis de la Patagonia,
libró a Agosto al menos, cuarenta y cinco cheques, por un monto total
de $19.203.081,60; Oil M&S, entre junio de 2014 y octubre de 2015
al menos, emitió a nombre de esa sociedad veintisiete cheques, por un
monto total de $6.022.805,02; y por último, CPC extendió a aquella,
al menos, seis cheques por un monto total de $431.657,96.
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La maniobra habría continuado mediante la aplicación


que le otorgaron las autoridades de la firma Agosto a esos fondos, a
los fines de que se diluyeran en el mercado y se dificultara la
identificación genuina de la actividad ilícita que los generó.
Así, en el período comprendido entre el 31/8/15 y
31/12/15, se realizaron inversiones en el fondo común FIMA del
Banco Galicia por un monto de $ 4.161.467 correspondiente a la
tenencia de 1.907.875,38 cuotas clase “c” del referido fondo,
suscriptas en fecha 2/7/15; se constituyó con fecha 30/4/15 un plazo
fijo por $1.400.000 en la misma entidad bancaria, con fecha de
vencimiento 29/6/15; y el día 30/7/15 se celebró un contrato de
compraventa con la firma Lakaut SA, para la adquisición del
inmueble sito en la calle Wineberg 2246 de Olivos, provincia de
Buenos Aires; en el que se acordó abonar un importe de U$S 510.000,
de los cuales U$S 150.000 se habrían pagado en efectivo en ese acto y
el saldo de U$S360.000 se acordaría en 24 cuotas consecutivas de
U$S 15.000.
En definitiva, todo esto habría permitido que la empresa
Agosto canalizara y legitimara parte de los fondos que provenían de la
defraudación investigada en la causa nro. 4943/16 vinculada con la
asociación ilícita denunciada en el sumario nro. 15.734/08 del registro
de este tribunal.
C) La materialidad de los hechos precedentemente
descriptos y la intervención penalmente reprochable que les cupo a los
acriminados se tienen “prima facie” acreditados con las constancias de
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cargo compiladas en el legajo que a continuación procederé a


enumerar:
1. Informes de inteligencia nros. 00025/2016 y
0059/2016 y nota UIF nros. 511/16 y 744/2016 de fs. 1/11, 58, 60/77,
respectivamente.
Con relación a ello, el 21 de junio de 2016, a pedido del
Sr. Fiscal y en virtud de los argumentos desarrollados en el auto de fs.
47/50, previo a la incorporación de los informes se levantaron los
secretos fiscales y bancarios pertinentes.
2. Actuaciones de AFIP nro. 10023-8399-2016, 10023-
2301-2017, 15957-20-2017/2 y 10023-7426-2017 de fs. 82/89,
420/427, 479/491 y 506/562 respectivamente.
3. Fotocopias certificadas de piezas vinculadas a los
registros y documentación secuestrada en la causa nro. 213/16 -
conexa con el sumario 4943/16- en el marco de un allanamiento
practicado en los domicilios de las firmas “CPC”, “Oil M&S” y
“Álcalis de la Patagonia”; y constancias remitidas por la
Municipalidad de Vicente López respecto del domicilio sito en la
calle Wineberg nro. 2244/46/48 de fs. 309/310 y 352/355.
4. Copia del informe de situación fiscal elaborado por la
Administración Federal de Ingresos Públicos de fs. 317/327.
5. Constancias remitidas por la Dirección Provincial del
Registro de la Propiedad de fs. 331/341.
6. Copias del legajo nro. A-6979/11 del Juzgado de
Primera Instancia NRO.1 de la Provincia de Santa Cruz Civil,
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Comercial, Laboral y de Minería caratulado “Agosto s/constitución”


de fs. 361/392.
7. Constancias remitidas por el Colegio de Escribanos de
la Ciudad de Buenos Aires de fs. 394/400.
8. Copias certificadas del legajo societario de la firma
Lakaut SA de fs. 402/419.
9. Constancias aportadas por la apoderada de la firma
OPS SACI de fs. 433/471.
10. Presentación efectuada por la División Investigación
de la Dirección Regional Comodoro Rivadavia de la AFIP-DGI de fs.
637/639.
11. Nota de la Inspección General de Justicia (fs. 717),
documentación reservada en autos y certificada a fs. 59, 90, 563 y
708.
Respectivamente, copia de los legajos de Oil M&S y
CPC.
Un disco compacto aportado por la UIF que reza “SISA
70924” y contiene copias del informe ROS 0025/2016 confeccionado
por dicha unidad.
Allí, se encuentra incorporado el ROS 69439887 del
Banco Galicia y los informes remitidos por dicha entidad a la UIF,
concretamente: el detalle de montos acreditados y debitados por mes
discriminado por concepto, detalle de transferencias, de cheques
acreditados y debitados y el legajo del cliente. Todo ello de la firma
Agosto dentro del período investigado y basado en los datos que
arrojan los sistemas del banco.
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Dos discos compactos aportados por la AFIP que


contienen, uno de ellos, información proporcionada por la
Subdirección General de Operaciones Impositivas del Interior
respecto de Agosto y, el otro, información relativa a Álcalis de la
Patagonia y Lakaut SA.
Por último, el expediente principal OI nro. 1635374 en
203 fs.; anexo I “Base E- Fisco -Transferencia EECC” en 55 fs.;
anexo II “Antecedentes Base E- Fisco - Facturas Electrónicas” en 222
fs.; anexo III “Consulta DDJJ Socios” en 33 fs.; anexo IV
“Antecedentes PUC Clientes” en 66 fs.; anexo V “Base E - Fisco -
Consultas Varias” en 76 fs.; anexo VI “Circularizaciones - Validación
de Maquinarias” en 99 fs.; anexo VII “Libros IVA Compras e IVA
Ventas” en 77 fs.; anexo VIII “Consultas Sistemáticas” en 64 fs.;
anexo IX “Circularizaciones - Vendedores de Bienes de Uso” en 42
fs.; anexo X “Circularizaciones - Bancos” en 122 fs.; anexo XI “Doc.
Respaldatoria Compra de Bienes de Uso” en 89 fs.; anexo XII “Doc.
Respaldatoria de Serv. Prestados” en 76 fs.; anexo XIII “Doc.
Respaldatoria Compra Inmueble” en 70 fs.; anexo XIV
“Circularizaciones - Inmobiliarias” en 22 fs: anexo XV “Consultas E -
Fisco” en 15 fs. e Informe de Investigación en 6 fs.
12. Fotocopias certificadas de los legajos societarios de
las firmas Oil M&S y CPC.
13. Causas nro. 15.734/08, 4943/2016, 3732/16 y
11.352/14 del registro de este tribunal.
D) En oportunidad de recibirle declaración indagatoria a
los imputados, efectuaron manifestaciones verbales, contestaron
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preguntas y presentaron descargos por escrito, todo lo cual se


encuentra agregado a fs. 790/805 y 970/1009 -Cristóbal Manuel
López-, 911/958 y 962 -Carlos Fabián de Sousa- y 853/864 -José
Osvaldo Sanfelice-. A su vez, solicitaron diversas medidas de prueba.
Debe decirse en este punto que las argumentaciones base
de sus defensas, serán desarrolladas y rebatidas en el punto siguiente.
E) Ahora bien, considero que a raíz de las diversas
constancias probatorias descriptas en el acápite C) y por los
fundamentos que a continuación expondré; debe tenerse por
acreditada, “prima facie”, la intervención de las personas indicadas en
el punto B) en el hecho disvalioso desarrollado al inicio de los
presentes considerandos.
El estudio de los elementos de cargo compilados en el
expediente permiten demostrar que López, De Sousa y Sanfelice
habrían montado un sistema destinado a poner en circulación en el
mercado el dinero obtenido de la defraudación cometida contra el
Estado nacional investigada en la causa nro. 4.943/16; ello
fundamentalmente a través del alquiler y la compraventa de
maquinaria y rodados entre las firmas CPC, Oil M&S y Álcalis de la
Patagonia con Agosto.
Para ello, los imputados habrían puesto a disposición las
empresas que se mencionaron precedentemente, y de las cuales tenían
-directa o indirectamente- el control.
Esto encuentra sustento en las actuaciones remitidas por
la Inspección General de Justicia y demás pruebas que dan cuenta de
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los cargos que ocuparon en aquellas, aspectos sobre los cuales se


profundizará más adelante al tratar las responsabilidades individuales.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta que, de acuerdo a
las resoluciones de mérito adoptadas con fecha 19/12/17 y 17/4/19 en
el mencionado legajo nro. 4943/16, se ha verificado que Oil
Combustibles -del grupo Indalo, del cual resultaron responsables
Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián De Sousa, al que también
pertenecerían las firmas de marras- fue beneficiada deliberada y
sistemáticamente con planes de pago irregularmente concedidos por el
entonces administrador federal, Ricardo Daniel Echegaray -con la
intervención de José Antonio Bianchi, Gustavo Adrián Esperón,
Ángel Rubén Toninelli, Fabián Osvaldo Di Risio, Karina Elisabet
Venier, Walter David D´Angela y Eduardo Julio Nappa (funcionarios
de la AFIP al momento de los hechos)-; ello en relación con el ICL.
Todo lo que le habría provocado un perjuicio patrimonial millonario
al Estado nacional.
Esto permitió que la empresa no pagara en tiempo y
forma el impuesto mencionado -el cual era recibido de sus clientes
con cada operación de compra de combustibles- y utilizara
indebidamente y en su propio beneficio aquel dinero.
En tal sentido, considero que esa maniobra resultaría ser
el ilícito precedente de esta, dado que parte de ese dinero no ingresado
debidamente en las arcas públicas habría sido transferido, a través de
mutuos, a las empresas de autos y luego utilizadas en las actividades
comerciales cuestionadas, ello con el objeto de distanciarlas de su
verdadero origen.
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Al respecto, vale destacar lo sostenido en el informe de


situación fiscal de fecha 31/3/16 obrante a fs. 317/327, en el que se
indicó que desde el comienzo de su operatoria Oil Combustibles
acrecentó sumas de dinero en concepto de deuda de ICL, al tiempo
que daba préstamos a las firmas vinculadas a esta.
Según el ente recaudador, tal operatoria se repitió hasta,
al menos, la culminación del ejercicio correspondiente al año 2015.
Los montos adeudados a la AFIP y prestados a las sociedades serían,
de acuerdo al cuadro de fs. 321vta., los siguientes:
Año 2013 Año 2014 Año 2015
Deudas por ICL impago. $2.233.478.449 $3.085.563.828 $5.953.748.771
Préstamos $2.338.915.192 $3.303.647.930 $4.580.188.839

Nótese al respecto, el correlato que se advierte entre las


sumas debidas y las que luego entregó. Con relación a ello, resulta
oportuno destacar lo dicho por la auditoría contable llevada adelante
por el estudio Deloitte en cuanto a que Oil Combustibles formaba
parte de un grupo económico que incluía diversas líneas de negocios.
Que, como parte de su financiación, ciertas sociedades prestaban
dinero a otras que se encontraban en etapa inicial o de expansión y
que, como consecuencia de ello, la cancelación a futuro de los activos
y pasivos entre empresas de ese conglomerado se encontraba asociada
al cumplimiento o materialización de los planes de negocios de cada
compañía en el corto y mediano plazo.
Además, respecto del año 2015 se dijo que los saldos a
cobrar a otras sociedades del grupo económico eran de
$4.725.000.000 y que no se habían podido obtener elementos de
juicio suficientes y adecuados que permitieran concluir respecto a la
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recuperabilidad de aquellos (ver fs. 522/626 de los autos nro. 4943/16


y glosado a fs. 317/327 del ppal.)
En lo que hace a las empresas aquí investigadas, se ha
logrado establecer que recibieron diversos montos de la petrolera en
concepto de préstamos durante los años comprendidos entre el 2013 y
2015 en el caso de Oil M&S y CPC de manera directa, mientras que
en Álcalis de la Patagonia ello habría ocurrido indirectamente.
Como se desprende del mencionado informe de situación
fiscal y de las constancias de AFIP obrantes a fs. 479/491, CPC
recibió de Oil Combustibles en el año 2013, la suma de $27.526.587;
en 2014, $58.089.486 y en 2015, el monto ascendió a $49.997.029. A
su vez, se registraron operaciones dinerarias desde la primera en favor
de Oil M&S, al menos por $1.508.409 en 2014 y por $2.144.279 en
2015.
Con relación a Oil M&S, se pudo corroborar que recibió
de la petrolera las sumas de $388.530.009, $182.295.451,
$192.006.360 y $34.057.561 durante los años 2013, 2014, 2015 y
2016, respectivamente.
En lo que respecta a Álcalis de la Patagonia, la recepción
de fondos provenientes de Oil Combustibles habría tenido lugar,
como ya se expuso, de forma indirecta, previo paso a través de un
circuito que involucró a otras firmas del grupo, tal como surge de los
cuadros glosados a fs. 426 y 481/483.
Así, se acreditó que durante el año 2013 South Media
Investment SA le transfirió $59.345.000 -de los $45.303.011 recibidos
de Oil Combustibles y $78.285.002 de Inversora M&S- e Indalo
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Inversiones Argentina SA $547.000 (en parte, que habría girado la


petrolera por $154.685, de “otras partes relacionadas” por $152.000 y
de South Media Investment por $7.143).
Además, otras de las firmas -como Álcalis Minera SA- le
dieron fondos por $37.500, que serían una porción de los $66.000
recibidos de Oil Combustibles.
Lo mismo habría ocurrido durante el año 2014, en tanto
Inversora M&S le otorgó $11.325.457, Indalo Inversiones Argentina
$479.860 y Oil M&S $3.967.284; mientras que las dos primeras
habrían recibido, a su vez, $2.360.821.801 y $582.015,
respectivamente, de la petrolera; y la tercera también registró
préstamos de Inversora M&S por $71.056.
Asimismo, en 2015, esta última le haría llegar
$48.371.430 e Indalo Inversiones Argentina $101.994, de los
$3.321.043.107 y $78.734.537 que recepcionaron de Oil
Combustibles.
Por último, también se logró establecer que Álcalis de la
Patagonia efectuaba transferencias a favor de CPC y Oil M&S. En
efecto, surge que le habría enviado, a la primera de aquellas firmas, en
el año 2014, la suma de $12.797 y, en el 2015, la suma de $6.493 y, a
la segunda, en el 2014, $1.967.164 y, en el 2015, $3.791.687.
De lo expuesto puede observarse cómo al tiempo que Oil
Combustibles se descapitalizaba -dado a la constante concesión de
préstamos a empresas vinculadas-, las firmas de autos realizaban las
operaciones investigadas en este legajo.
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En suma, a lo expuesto, corresponde señalar que los


mutuos detallados fueron otorgados sin garantía que los respaldara ni
plazo de vencimiento, lo que refuerza la hipótesis aquí sostenida,
conforme se desprende del referido informe de situación fiscal.
Ahora bien, con la acreditación de los fondos antes
mencionados en CPC, Oil M&S y Álcalis de la Patagonia, se
comenzaron a desarrollar una serie de actos comerciales que tuvieron
por objeto hacerle llegar a Agosto parte de ese dinero obtenido
ilícitamente.
No está de más resaltar que la maniobra de autos
encuentra su génesis en el despliegue de aquellas; sin perjuicio de que
las consideraciones efectuadas precedentemente permiten ilustrar el
panorama en el que se enmarcan y que en definitiva demuestran su
relevancia penal.
Por otro lado, y en relación lo que se viene analizando,
estimo que se encuentra acreditado que Agosto habría operado como
una sociedad pantalla; en tanto serviría de vehículo para canalizar
dinero espurio.
Para una mayor claridad expositiva, corresponde aquí
hacer mención a las constancias probatorias vinculadas a su
constitución y funcionamiento que, en definitiva, permiten arribar a la
conclusión “ut supra” indicada.
Así, debe destacarse que, tal como surge de la escritura
nro. 840 cuya copia fue aportada por la AFIP (ver fs. 13/24 del
expediente principal de dicha dependencia), la firma fue constituida
por César Gustavo Virgilio y Carlos Alberto Sancho con fecha 7/9/11
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y tuvo por objeto social el desarrollo de actividades inmobiliarias,


comerciales, de construcción y de turismo. En esa oportunidad se fijó
un capital social de $120.000.
Tras ello, el día 11/5/12 Virgilio cedió y transfirió en
favor de Osvaldo José Sanfelice 60.000 acciones de la empresa por la
suma de $60.000. Lo propio habría ocurrido con las restantes 60.000
acciones de Sancho, dado que fueron entregadas a Marta Alcira Leiva
por la suma de $15.000. Todo ello, de acuerdo a las copias de los
contratos glosados en el expediente principal aportado por la AFIP.
A partir de ese momento, la firma se habría mantenido
inactiva hasta el año 2013 -es decir dos años desde que fuera
constituida y uno desde que cambió de titularidad- fecha en la cual
declaró ante la AFIP que las actividades que realizaba eran las de
prestar servicios de alquiler de equipos de transporte, de transporte
automotor de cargas y de servicios de apoyo para la extracción de
petróleo y gas natural (ver en ese sentido las nomenclaturas F-883 y
códigos 771290, 492290 y 91000 del sistema registral de la AFIP,
cuya impresión se incorporó a fs. 6/7 del expediente ppal.).
Se observa cómo el primer paso de la maniobra habría
sido la adquisición de una sociedad ya constituida, por un monto
aparentemente bajo, o al menos, impreciso (nótese que por la misma
cantidad de acciones Sanfelice habría pagado cuatro veces más que
Leiva) y que, además, operaba en un rubro distinto al que finalmente
le fue asignado.
A su vez, en ese momento constituyó domicilio en la
avda. Pte. Néstor Kirchner nro. 496 de Río Gallegos, provincia de
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Santa Cruz, dirección que sería la misma que la declarada por las
empresas Hotesur SA, Idea SA, BMC SRL y Negocios Inmobiliarios
(ver constancias de Nosis de fs. 1009, 1031, 1053, 1047 y fs. 1071 del
CD aportado por la UIF).
En este punto resulta pertinente destacar que la primera
firma mencionada -de la que Sanfelice fue presidente- perteneció a
Néstor y Máximo Kirchner, y tras la muerte del primero también a
Cristina Elisabet Fernández y Florencia Kirchner. En aquella ingresó
con aparente licitud dinero proveniente de la obra pública vial
irregularmente asignada en la provincia de Santa Cruz, con motivo de
la supuesta actividad hotelera desplegada por la empresa pantalla
Valle Mitre SA, de Lázaro Antonio Báez, que sirvió como vehículo
para canalizar dichos fondos.
Esos sucesos fueron pesquisados en la causa nro.
11.352/14, en la que con fecha 14/5/18 se decretó el procesamiento de
los nombrados Sanfelice, Fernández y Máximo y Florencia Kirchner,
entre otras personas; lo que fue también confirmado por la sala I de la
excma. cámara del fuero.
En tal sentido, y sin perder de vista que la maniobra
señalada forma parte de otra investigación, lo cierto es que puede
verse que el esquema aquí utilizado es similar; en tanto también se
habrían efectuado diversas contrataciones, valiéndose de sociedades
constituidas a esos fines, con el objetivo de transferir dinero ilegítimo.
Nótese que en ambos casos, los beneficiarios coincidirían, en tanto
como se valorará en el acápite correspondiente a Sanfelice, sería este
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una persona de confianza de la familia Kirchner y socio comercial en


distintos negocios.
Además, resulta llamativo que la sociedad se hubiera
radicado en una provincia en la que no operaba. En efecto, la propia
firma Agosto reconoció ante el organismo recaudador que prestaba
servicios en las provincias de Río Negro, Neuquén y Buenos Aires
(ver fs. 3 del anexo XI, “Documentación respaldatoria para compras
bienes de uso”, aportada por la AFIP y reservado en Secretaría), mas
no en Santa Cruz donde había fijado su domicilio fiscal.
Continuando con el análisis, otro dato a valorar que
sustenta la hipótesis planteada es que durante la mayoría de las
operaciones comerciales investigadas en autos, carecía de empleados.
Con respecto a esto, cobra relevancia lo informado por la
AFIP (ver fs. 24/35 del CD 3 aportado por ese ente), de lo que se
desprende que la mentada sociedad no contó con empleados
declarados, al menos, hasta el mes de octubre de 2015. En ese
momento, presentó en tal carácter a una de sus accionistas, Leiva y a
su hermano Oscar Alberto Leiva.
Cabe ponderar que el último también intervino en la
administración de la firma Hotesur SA y de Los Sauces SA -al cobrar
o depositar cheques dirigidos a nombre de esas firmas-. En efecto,
tanto en el sumario nro. 11.352/14, como en el nro. 3.732/16 donde se
investigaron ambas sociedades, fue procesado por el delito de lavado
de activos (en el segundo en concurso ideal con el de admisión de
dádivas). También fue empleado de la firma CPC -del grupo Indalo-,
de acuerdo a las constancias obrantes en dicha causa.
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Todo lo cual sustenta aún más lo dicho, pues su aparición


en tal carácter tiene fecha posterior al comienzo de la actividad
económica.
Aquí cabe preguntarse quién llevaba adelante la
operatoria comercial diaria, circunstancia no menor si se tiene en
cuenta que Sanfelice formaba parte de otras firmas.
Lo expuesto exhibe la existente vinculación comercial y
personal entre los sujetos que intervienen en la maniobra de autos.
Continuando con el análisis de la constitución de Agosto,
tengo en cuenta la velocidad e irregularidad con la que se estructuró,
lo que permitiría sostener que intervendría junto con las tres empresas
pertenecientes al grupo Indalo en el marco de la maniobra que estaba
desplegando.
En ese sentido, como adelanté, la firma no registró
actividades comerciales durante dos años, período durante el cual
además habría estado avocada a otro tipo de negocios. Fue en su
ejercicio nro. 3 -desde el 31 de agosto de 2013 al 30 de agosto de
2014-, época que coincide con la investigada en la causa 4.943/16,
que cambió su actividad social a la de “prestar servicios de alquiler de
equipos de transporte, de transporte automotor de cargas y de
servicios de apoyo para la extracción de petróleo y gas natural” y
habría comenzado a operar casi únicamente con tres firmas del grupo
que serían algunas de las que recibieron parte del dinero que Oil
Combustibles había obtenido mediante el no pago del Impuesto al
Combustible Líquido.
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La forma en la cual Agosto se equipó para cumplir con el


rol esperado, presenta irregularidades que permiten suponer, con la
convicción que esta etapa exige, que se trató de una empresa
“pantalla” o de “mostrador” creada a los fines y necesidades del grupo
Indalo de forma tal de ofrecer un destino, con apariencia de licitud, a
los fondos que irregularmente se habían obtenido en el marco de la
maniobra investigada en la mencionada causa.
Nótese que hasta el 2/9/13 no había registrado ninguna
operación comercial ni contaba con bienes para hacerlo. Sin embargo,
durante el ejercicio nº 3, incorporó a su patrimonio como bienes de
uso quince rodados y una máquina perforadora, todo lo cual fue
valuado en $4.682.100 (ver fs. 63 del expte. principal de AFIP).
Concretamente, del anexo XI “Doc. Respaldatoria de
compra bs. Uso”, aportado por la AFIP, surge que Agosto:
1. El 2 de septiembre de 2013, adquirió por parte de
OPS S.A.C.I. el rodado marca Catterpillar modelo CAT 773D, chasis
7ER00550, int. 1445, del año 1997 por la suma de $825.020,63, para
lo cual abonó con los cheques 05583467, 05583464, 05583465,
05583466, 05583463, 05583465 y 05583460 y la empresa
enajenadora emitió la factura nro. 0001-00002589 (ver fs. 39/40).
2. El 8 de octubre de 2013, compró a la misma
empresa el rodado marca Catterpillar, chasis 7ER00547, int. 1444, del
año 2005 por la suma de $825.020,63, para lo cual abonó con los
cheques 05583468, 16885521, 16885522, 16885519, 16885520,
16885518 y 16885517 y la empresa enajenadora emitió la factura nro.
0001-00002636 (ver fs. 41/3del indicado anexo).
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3. El 7 de enero de 2014, adquirió por parte de la


nombrada OPS el rodado marca Catterpillar, modelo CAT 773D
chasis 7ER00548, int. 1442, del año 2005 por la suma de
$825.020,63, para lo cual abonó con los cheques 16885523,
05583483, 05583482, 05583481, 16885525, 16885526, 16885527
16885528, 16885529, 16885530, 16885531 y 16885532; luego de lo
que la firma en cuestión emitió la factura nro. 0001-00002727 (ver fs.
44/5). También, el semirremolque regador, marca Randon, año 2007,
interno 1001, dominio GQE-748 por la suma de $165.750,00, para lo
cual abonó con el cheque nro. 28502812, y la empresa enajenadora
emitió la factura nro. 0001-00002740 (ver fs. 46/7).
4. El 10 de enero de 2014 compró a Geoterra, los
camiones marca Iveco, modelo Eurotrakker 380 E37H con volcadora,
interno 32, dominio EWX-113; interno 33, dominio EWX-114;
interno 34, dominio EWX-115; por la suma de $165.750 cada uno,
facturas nro. 001-00000635, 0001-00000636 y 0001-00000637 (ver
fs. 31, 33/34).
5. El 10 de enero de 2014 adquirió por parte de
Geoterra los camiones marca Iveco, modelo Eurotrakker 380 E37H
con volcadora; interno 120, dominio FDK-537 e interno 116, dominio
FDK-531; por la suma de $198.900 cada uno, facturas nro. 0001-
00000640 y 0001-00000639 (ver fs. 32 y 35).
6. El 22 de enero de 2014, compró a OPS dos
semirremolques regadores, marca Randon, año 2007; interno 1003,
dominio GQE-746 e interno 1006, dominio GPJ-990; por la suma de
$165.750 cada uno; y la empresa enajenadora emitió las facturas nro.
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0001-00002740, 0001-00002740 y 0001-00002742, esta última


pagada con los cheques nros. 16885540, 03816613, 28502813,
03816117, 03816620 y 03816622 (ver fs. 46/7 y 49/50).
7. El 12 de marzo de 2014, adquirió de la misma
empresa los camiones marca Iveco modelo Eurotech 450E327; int.
158, dominio FFR-012 e int. 321, dominio GFH-584; por la suma de
$165.750 cada uno y la empresa enajenadora emitió las facturas nros.
0001-00002807 y 0001-00002808, esta última abonada con los
cheques 3816619, 3816615, 1734614, 5583487, 03816623 y
03816621 (ver fs. 51/53).
8. El 17 de marzo de 2014, compró por parte de
Geoterra el camión marca Iveco, interno 119, dominio FDK-539 por
la suma de $258.570 y se emitió la factura NRO. 0001-00000687 (ver
fs. 30).
9. El 30 de marzo de 2014, adquirió por parte de OPS
una perforadora marca Pantera, modelo Tamrock 1500, del año 2005,
chasis: serie 102T4778-1, interno 1441 por la suma de $1.624.350,00
para lo cual abonó con los cheques de pago diferido 01722837,
50142324, 50142322, 50142323, 01722841,50142325, 50142326,
01722845, 03816624, 01722839, 50142321, 01837508, 03860788,
03860789, 50142359 y 03860787, y se emitió la factura NRO. 0004-
0000031 (ver fs. 36/8).
10. El 31 de marzo de 2014, compró a Geoterra el
camión tractor marca Iveco, Eurotech E327, interno 160, dominio
FFR-014 por la suma de $165.750, factura NRO. 0001-00000690 (ver
fs. 29).
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Del anexo IX aportado por la AFIP surgen los cheques


utilizados por Agosto para adquirir los bienes a Geoterra. Estos son: el
nro. 3636570 del Banco Provincia de Santa Cruz con fecha de cobro
8/1/14 por $24.400; el que previamente había sido emitido, el 7 de
enero de 2014, por la firma Negocios Patagónicos SA (fs. 29 del
anexo X de la AFIP); el nro. 88964161 del Banco Galicia con fecha
de cobro 10/1/14 por $35.609,59; los nros. 5583485 y 386614 de la
misma entidad bancaria con fecha de cobro 27/2/14 por la suma de
$42.340,41 y $50.000 respectivamente; el nro. 3816616 del Banco
Santa Cruz con fecha de cobro 27/3/14 por $50.000; el nro. 3816618
de este último con fecha de cobro 27/4/14 por $50.000; el nro.
1619094 de Bisel SA con fecha de cobro 5/5/14 por $419.905; el nro.
1733398, del Banco Finansur con fecha de cobro 25/2/14 por
$326.700; y el nro. 1733397, de dicho ente con fecha de cobro
22/1/14 por $316.000. Conforme surge de fs. 18 y 19 del anexo X de
la AFIP, estos últimos dos caratulares fueron previamente emitidos
por Álcalis de la Patagonia el 18 de diciembre de 2013.
Sobre el origen de los fondos que respaldan dichas
operaciones, conforme puede apreciarse de los estados contables de
Agosto (fs. 62 del expte. principal de AFIP), la adquisición se habría
solventado con aportes de los accionistas por $1.507.652 y con la
financiación de OPS (el proveedor) de $616.021; fondos que no
alcanzaron para justificar la totalidad de las adquisiciones antes
referidas.
Sin perjuicio de que no se ha podido reconstruir -hasta el
momento- la forma en la cual Sanfelice se hizo del dinero necesario
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para afrontar dichas compras, al tener en cuenta que lo declarado no


sería suficiente, no puede obviarse que conforme surge de los
balances del ejercicio nro. 3, el rubro “créditos comerciales” está
conformado en su totalidad por acreencias con las firmas Álcalis de la
Patagonia y Oil M&S (ver fs. 62 del expediente principal de AFIP)
cuya suma asciende a $4.399.299, monto llamativamente similar al
declarado como “bienes de uso” ($4.682.100).
Esto permite arribar a la sospecha de que las firmas del
grupo Indalo pudieron haber financiado a Agosto para la adquisición
de los bienes que luego le alquilaría. En este sentido, es curioso que
los cánones locativos pactados se fijaron en un valor prácticamente
idéntico al necesario para adquirir todos los bienes y que luego, de
manera automática, todos ellos fueran alquilados en el marco de
contratos irregulares.
Si bien advierto que, el total de los montos que surgen de
las facturas emitidas para la adquisición de los bienes de uso, sería de
$5.668.875 y que lo declarado por Agosto en sus estados contables al
respecto era de $4.682.100, destaco lo señalado por la AFIP en su
informe de fs. 184, en cuanto a que dicha diferencia se explica por la
depreciación estimada en $986.775 calculada en base a una vida útil
de 5 años y 10 años para la maquinaria.
Ahora bien, más allá de lo expuesto, cabe ponderar que la
valuación de esos vehículos al año 2012 conforme surge de los
informes de la DNRPA glosados a fs. 51/6 del anexo V aportado por
el organismo recaudador, si bien corresponden a ventas entre OPS y
Geoterra -previo a que esta los transfiriera a Agosto-, distan
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notablemente de los precios fijados en aquellas y del valor pagado por


la empresa imputada. Más aún si se observan los valores de las
valuaciones del año en el que se concretaron las operaciones con la
nombrada, 2014. Nótese:

Valor Transferencia
Transferencia de OPS Valor DNRPA
Dominio DNRPA de Geoterra
SACI a Geoterra SRL Año 2014
Año 2012 SRL a Agosto

FDK-539 $450.000 $147.000 $517.000 $258.570

FDK-537 $450.000 $147.000 $517.000 $198.900

EWX-113 $450.000 $135.203 $517.000 $165.750

EWX-114 $450.000 $135.203 $517.000 $165.750

EWX-115 $450.000 $135.203 $517.000 $165.750

FDK-531 $450.000 $98.000 $517.000 $198.900

Se advierte entonces que en las operaciones que


involucraron rodados que finalmente terminaron en poder de Agosto
se habrían fijado precios por debajo del real. Para llegar a esa
conclusión, tengo en cuenta los montos que surgen de las distintas
facturas, pues, al no haberse registrado las operaciones, tampoco se
conoce el valor declarado.
En efecto, conforme la documentación aportada ninguno
de esos rodados fue inscripto a su nombre (ver lo informado por la
Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor de fs.
719/749).
Nótese que únicamente se han acompañado los
formularios 08 de los vehículos cuyos dominios son GQE-748, GPJ-
990, FFR-012, EWX-114, EWX-113, FDK-531, FDK-537, FDK-539,
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EWX-115, de los cuales se desprende que todos datan del 14 de julio


de 2014, que no se han completado los datos relativos al comprador y,
respecto del vendedor, en todos surge que sería la firma OPS, pese a
que, como se enumeró, los dominios EWX-114, EWX-113, FDK-531,
FDK-537, FDK-539, EWX-115 fueron adquiridos a la firma Geoterra
(ver al respecto fs. 70/88 del anexo XI).
Sobre este último punto, otro dato relevante es que
conforme surge del anexo V (fs. 51/6), los vehículos FDK-531, FDK-
537, FDK-539, EWX-113, EXW-114 y EWX-115 habrían sido
vendidos por OPS a Geoterra aunque la operación se encuentra en
estado “pendiente” desde el año 2012.
Por otro lado, también se advierte que no se ha
acompañado documentación relativa a los rodados cuyo dominio son
GQE-746, FFR-014, y GFH-584.
Ahora bien, además de la irregularidad en la inscripción
registral, se destaca que los camiones marca Catterpillar tampoco
habrían sido autorizados para circular; ello conforme surge del
informe final presentado por la AFIP a fs. 77/98 del anexo VI.
Allí se señaló que se circularizó a las direcciones de
vialidades provinciales y a la nacional que informaran si fueron
solicitados y/u otorgados permisos de transporte de maquinarias y/o
rodados a favor de Agosto, de lo cual solo se recepcionó la respuesta
de la Dirección de Vialidad Rionegrina y a la Administración de
Vialidad Provincial Chubut, las que manifestaron que no registraban
permisos de transporte en el período solicitado (ver fs. 77/98 anexo VI
aportado por la AFIP).
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Hasta aquí lo respectivo a la adquisición de la


maquinaria.
En la misma línea de estudio, resulta de interés
reconstruir qué destino se le asignó a dichos bienes, pues es relevante
para afianzar la hipótesis pesquisada en tanto se advertiría que, de
manera automática, todos ellos fueron alquilados por las empresas de
marras; ello por un valor total que, como se dijo, se aproxima
notablemente al necesario para la adquisición primigenia.
Esto a su vez permitiría explicar los motivos por los
cuales las firmas del grupo Indalo no contrataron de manera directa
con OPS y sí lo hicieron con Agosto, cuando les resultó
evidentemente perjudicial. En efecto, conforme se estudiará, han
abonado cánones locativos desproporcionados en comparación con los
precios que la segunda había afrontado para hacerse de la maquinaria.
Así, del anexo XII “Doc. Respaldatoria de Servicios
Prestados” aportado por la AFIP, surge que Agosto:
1. El 23 de septiembre de 2013, le alquiló el rodado
marca Catterpillar modelo CAT 773D, chasis 7ER00550, int. 1445,
del año 1997, a Álcalis de la Patagonia por el término de 24 meses,
por la suma de $135.000 por mes (fs. 55/9).
2. El 23 de septiembre de 2013, le arrendó el vehículo
marca Catterpillar, chasis 7ER00547, int. 1444, del año 2005 a Álcalis
de la Patagonia por el término de 24 meses, por la suma de $135.000
por mes (fs. 55/9).
3. El 23 de septiembre de 2013, le alquiló el rodado
marca Catterpillar, modelo CAT 773D chasis 7ER00548, int. 1442,
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del año 2005 a Álcalis de la Patagonia por el término de 24 meses, por


la suma de $135.000 por mes (fs. 55/9).
4. El 30 de marzo de 2014, le alquiló a Oil M&S por
12 meses, a partir del 1/4/14 hasta el 31/3/15 por la suma total de
$531.500 por mes, los siguientes rodados: el semirremolque regador,
marca Randon, año 2007, interno 1001, dominio GQE-748; el camión
Iveco, modelo Eurotrakker 380 E37H con volcadora, interno 32,
dominio EWX-113; el camión Iveco, modelo Eurotrakker 380 E37H
con volcadora, interno 32, dominio EWX-114; el camión Iveco,
modelo Eurotrakker 380 E37H con volcadora, interno 32, dominio
EWX-115; el camión Iveco, modelo Eurotrakker 380 E37H con
volcadora, interno 120, dominio FDK-537; el camión Iveco, modelo
Eurotrakker 380 E37H con volcadora, interno 116, dominio FDK-
531; el semirremolque regador, marca Randon, año 2007, interno
1003, dominio GQE-746; el semirremolque regador, marca Randon,
año 2007, interno 1006, dominio GPJ-990; el camión Iveco modelo
Eurotech 450E327, int. 158, dominio FFR-012; el camión Iveco
modelo Eurotech 450E327, int. 321, dominio GFH-584; el camión
Iveco, modelo Eurotrakker 380 E37H con volcadora, interno 119,
dominio FDK-539 y el camión tractor marca Iveco, Eurotech E327,
interno 160, dominio FFR-014.
5. El 30 de abril de 2014, le alquiló a Álcalis de la
Patagonia por el término de 24 meses, a partir del 1/5/14 hasta el
30/6/16, por la suma de $160.000 por mes más IVA, una perforadora
marca Pantera, modelo Tamrock 1500, del año 2005, chasis: serie
102T4778-1, interno 1441 b.
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Así, de la documentación incorporada y mediante el


cotejo entre las compras y sus respectivos alquileres, se observa que
entre el 2 de septiembre de 2013 y el 31 de marzo de 2014, es decir
aproximadamente 6 meses, Agosto adquirió 15 rodados y una
perforadora y que, entre el 23 de septiembre de 2013 y el 30 de abril
de 2014 -7 meses- alquiló toda su maquinaria a dos empresas: Álcalis
de la Patagonia y Oil M&S, ambas pertenecientes al grupo Indalo.
Dicha circunstancia refuerza la hipótesis de que la
primera de esas firmas fue una empresa creada a las necesidades y
fines de las arrendatarias; ello a modo de “pantalla” para canalizar
dinero espurio.
Es que, como se explicó, se estructuró en tan sólo 6
meses para lo cual adquirió maquinaria por la suma de $5.668.875
(dicho monto se corresponde con el total facturado y no con los
$4.682.100 que surgen de los balances; ello en razón de lo explicado
anteriormente) sin que los socios hubieran justificado acabadamente
el origen del dinero, en el mismo período se posicionó como una
empresa competitiva en el rubro -pese a no tener experiencia ni
reconocimiento ya que nunca había tenido actividad comercial de
ningún tipo- y logró entablar relaciones comerciales con sociedades
que ya operaban en el mercado y con vasta experiencia, como son
Álcalis de la Patagonia y Oil M&S, facturando por los servicios
prestados, tan sólo en su primer período activo, $8.495.700 (ver fs. 59
del expte. principal de AFIP). Todo esto, a su vez, habría ocurrido de
manera contemporánea a la maniobra investigada en el marco de la
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causa 4943/16, es decir a que las indicadas firmas recibieran


préstamos millonarios por parte de Oil Combustibles.
A ello se suma que, conforme la prueba recolectada, de
las operaciones reseñadas surgen irregularidades que merecen ser
destacadas.
En primer lugar, se corroboraron ciertas inconsistencias
respecto a las fechas en que los rodados habrían sido adquiridos y
alquilados.
En tal sentido, ha de destacarse que en el cuadro obrante
a fs. 168 del referido expediente, se asentó que la maquinaria marca
Caterpillar modelo 7ER00547, interno 1444, año 2005, fue comprada
con fecha 8/10/13; mientras que su supuesta locación a la firma
Álcalis de la Patagonia habría tenido lugar a partir del 1/10/13 -todo
de acuerdo a las facturas presentadas por Agosto-.
Lo mismo habría ocurrido con el Caterpillar modelo CAT
733D, interno 1442, año 2005, chasis 7ER00548, cuya compra fue
fechada el 7/1/14, y su alquiler a la misma firma habría ocurrido
durante los meses de octubre, noviembre, diciembre y enero de 2013 y
2014, respectivamente.
La explicación brindada por Sanfelice ante la intimación
de la AFIP tampoco resultaría esclarecedora, en tanto mediante una
nota sin firma se consignó: “Como dicha operación se hizo entre
amigos es muy probable que alguna de las facturas se hayan hecho
con fecha posterior a la compra verbal” (ver fs. 129 y 185 del anexo
principal de AFIP).
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Por otro lado, no puedo dejar de ponderar que en los


contratos entre Agosto y Oil M&S se estipuló un valor total de
$531.500 por mes, lo que incluía a los 12 vehículos sin precisar el
monto en concreto por cada uno de ellos.
Conforme surge de fs. 51 del anexo XII de la AFIP -que
a su vez se condice con la documentación aportada por Cristóbal
Manuel López en su declaración indagatoria- el precio por unidad era
de $59.056.
Por su parte, de las facturas que lucen en el anexo II,
véase a modo de ejemplo las fs. 51 y 52, se observa que aquella por el
monto de $531.500 incluía tan solo 9 camiones, lo cual respondería al
hecho que cada uno costaba $59.056,60. Los restantes tres vehículos
que estaban incluidos en el acuerdo inicial, fueron facturados por
separado y por la suma de $405.000.
Es decir, el monto fijado en el contrato de alquiler no se
corresponde con lo finalmente pagado, de hecho es notablemente
inferior, prácticamente la mitad.
De todas formas, destaco que esos valores, en
comparación con aquellos por los cuales Agosto adquirió la
maquinaria, resultan considerablemente altos.
Pero además nótese que los acuerdos entre las firmas
señaladas fueron todos por el término de 1 año y al precio de $59.056
por mes, con lo cual en ese período el total del servicio sería de
$708.672; lo que supera ampliamente el valor fiscal de los
automotores. En otras palabras, con un año de alquiler por unidad
podrían haberse comprado casi dos camiones (al valor del DNRPA) y
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tres al precio de compra de Agosto. Véase, a modo de ejemplo, aquel


cuyo dominio es FDK-539.
Idéntico análisis se puede realizar respecto de las
operaciones con Álcalis de la Patagonia, en tanto el alquiler por mes
fue de $135.000 y se fijó en 24 meses, ascendiendo a $3.240.000 el
valor total del servicio.
Ahora bien, al tener en cuenta que Agosto había
adquirido cada uno de los bienes por $825.020, la primera firma
podría haber comprado casi 4 camiones por cada contrato. Es decir, al
final de los 3 acuerdos tendría, con escasa diferencia, 12 vehículos de
estas características.
Respecto al alquiler de la perforadora, se advierte que la
empresa de Sanfelice la habría adquirido por la suma de $1.624.350 y
fijado el monto total del servicio en $3.840.000 (toda vez que se
habría estipulado por dos años a $160.000 por mes). En esas
condiciones, aproximadamente 10 meses de alquiler equivaldría al
precio de compra del bien y, al finalizar el contrato, hubiera comprado
dos.
Las operaciones analizadas entonces no pueden ser
consideradas razonables desde el punto de vista económico. Si bien
los imputados explicaron que en el rubro era frecuente alquilar
maquinaria para no cargar con los gastos propios de la titularidad, ello
no tiene ningún sentido si resulta notablemente más costoso.
Es decir, nunca pudo haber reputado algún beneficio
comercial para las firmas en trato y esa forma de obrar, sumado a que
los elementos de cargo darían cuenta que habrían financiado a Agosto
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para la adquisición de los camiones; me permiten establecer la


connivencia existente entre los empresarios imputados y que las
maniobras investigadas no fueron una práctica común y legítima.
Por último, más allá de los cánones locativos, otro dato
que debe ponderarse sobre la seriedad de los acuerdos es que, pese a
que todos fueron pactados por largos períodos -al menos un año- en
ninguno se fijó cláusula alguna de ajuste por el paso del tiempo; por el
contrario siempre se estableció un único precio más IVA para toda la
duración de la relación contractual.
Por lo demás, otro dato al menos llamativo es que dentro
de las cláusulas contractuales no se estipuló que el seguro de los
bienes estaría a cargo del locador. En ese sentido, únicamente se fijó
aquel relacionado a los daños a terceros, que debía ser abonado por el
locatario (véanse, a modo de ejemplo, las fs. 26/31 del anexo XII),
pero ninguna mención se hizo a la protección del bien.
Al tener en cuenta que de los balances de Agosto no se
observa ningún gasto por ese rubro y que la propia firma al contestar a
la intimación de la AFIP -formulada por este motivo- hizo mención a
que únicamente a su cargo quedaban los respectivos a las patentes -
que adeudaban- (fs. 129 del expte. principal de AFIP) puede
concluirse que, o bien nunca fueron asegurados, o no fue necesario
hacerlo.
Hasta aquí el análisis del ejercicio nº 3, por lo que ahora
debemos adentrarnos en el siguiente.
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En aquel período -ejercicio 4- conforme la información


que obra en los anexos XI y XII aportados por la AFIP, Agosto
adquirió 7 nuevos rodados. A saber:
El 29 de julio de 2015, por parte de OPS, los camiones
volcadores marca Scania dominio OQA-248, OQA-249, OQA-250,
OQA-251, OQA-252, OQA-254, OQA-261, ocasión en la que abonó,
por cada uno de ellos, la suma de $1.105.000 (ver fs. 8/10, 12, 21/7
del anexo XI).

Rodado Cheque Origen Monto Firma FACTURA


OQA-248 01917178 Álcalis de la $1.258.620 Carlos Fabián 0004-00000780
y 01983259 Patagonia SA De Souza 0004-00000779
OQA-249

OQA-250 34235603 Agosto $742.754 Osvaldo José 0004-00000781


Y 34235604 $500.000 Sanfelice
OQA-252 34235605 $500.000

01977589 Oil M&S $128.623 Cristóbal


01977590 $128.623 Manuel López

OQA-251 34235602 Agosto $2.000.000 Sanfelice 0004-00000778


OQA-254 34235609 Agosto $406.011 Sanfelice 0004-00001474

02077898 CPC $135.291,86 Cristóbal


02077897 $135.363,85 Nazareno
López
02049594 Álcalis de la $698.643,00
Patagonia Se desconoce
OQA-261 Orden de pago Agosto $571.725 0002-00001525
nro. 001
00039942

De la documentación vinculada a la adquisición de la


nueva maquinaria puede observarse cómo gran parte de ella fue
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abonada mediante el endoso de cheques emitidos por las firmas


Álcalis de la Patagonia y Oil M&S, correspondientes a la prestación
del servicio del ejercicio anterior, con lo cual el dinero recibido por
esas firmas fue en parte reinvertido para ampliar su capacidad
operativa.
Se advierte que en esta oportunidad, a diferencia del
período anterior, sí fueron inscriptos los rodados a nombre de la
empresa adquiriente (ver en ese sentido las constancias de la
Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor de fs.
389/415).
En lo que respecta a los servicios prestados, el ente
recaudador en el informe final obrante a fs. 178/199 del cuerpo
principal de la orden de inspección nro. 1635374 -librada en los
términos del art. 35 de la ley 11.683 a los efectos de evaluar su
capacidad operativa para prestar servicios facturados a terceros-
sostuvo que los 7 rodados adquiridos en el período cerrado al 8/15,
desde su compra en julio de 2015 hasta el 31/8/16, solo prestaron
servicio durante un mes (el 1/16) y únicamente a OPS.
En ese sentido, el supervisor Juan Alejandro Ahrtz en el
informe final de inspección obrante a fs. 178/199 de expediente AFIP
1635374, puntualmente en el punto 5.2.2 período fiscal 2015 (fs. 191)
sostuvo que “... se verificó que (de) los 7 rodados adquiridos en este
período -en el mes 07/2015- solo prestaron servicio 1 mes (en
01/2016 a OPS, firma vendedora, según factura A NRO. 00001-
00000078, fs. 116 Cpo. anexo III) desde su compra hasta el
31/08/2016...”.
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Es decir que desde su adquisición hasta el 31 de agosto


de 2016 -más de un año- sólo fueron alquilados por un mes y a la
firma que seis meses antes se los había vendido. En el anexo II
aportado por la AFIP se encuentra glosada la factura respectiva nro.
00000078 por la suma de 420.000 más IVA (ver fs. 116).
A ello se suma que, frente a dicha circunstancia, el ente
recaudador le solicitó a Agosto que informara en qué lugar físico se
encontraron los camiones desde su fecha de adquisición hasta el
período mencionado y los gastos vinculados a los mismos, a lo que
contestó que se encontraron siempre en el obrador del vendedor (ver
fs. 129 y 185 del expte. principal de AFIP); circunstancia que
demuestra el manejo irregular de sus rodados, en tanto por más de un
año no habrían sido alquilados ni tampoco llevado adelante las medias
necesarias para conseguir un locatario.
En efecto, fueron dejados en poder del enajenante, lo que
se alza como otro elemento para sostener que la sociedad de marras
fue constituida al sólo efecto de operar con las firmas involucradas en
este legajo.
Sobre este último punto, cabe ponderar que aquella le
vendió a menos de un año de haberlo adquirido -el 10/2/15-, mientras
estaba vigente un contrato de alquiler con Álcalis de la Patagonia, a
esta misma firma la perforadora marca Pantera 1.500 Tamrock por la
suma de $6.960.000 -neto de IVA- (ver factura nro. 0001-00000047
de fs. 34 del anexo II aportado por la AFIP). Dicha operación puede
apreciarse al considerarse que la firma de marras registra en sus
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balances del período en la categoría “otros ingresos” un monto de


$5.637.000.
Al respecto, el supervisor Ahrtz en el informe ya
mencionado sostuvo que: “No obstante la llamativa diferencia entre el
valor de compra y el de su posterior venta, dadas las escasas
respuestas brindadas por las firmas circularizadas, no surge
información concreta que permita validar dichos valores
correspondientes a la maquinaria Marca Pante/a Modelo Tamrock
1500 año 2005”.
Asimismo, en el punto 6 de conclusiones señaló que “c)
Resulta llamativo el Rdo de Venta determinado por la venta de la
máquina perforadora Marca Pantera Modelo Tamrock 1500 Año
2005, el cual ascendió a $5.637.000.-, dado que la adquiere el
30/04/2014 por un Monto Neto de $1.470.000.- y la enajena a
ALCALIS DE LA PATAGONIA SAIC (única locataria del bien por
el período en el que permaneció en el PN de la fiscalizada, Valor de
Locación $160.600 + IVA mensual, fs. 11/15, Cpo anexo XII) el día
20/02/2015 por un Monto Neto de $6.960.000, lo que significaría que
en 8 meses en los que se mantuvo en su patrimonio, la misma se
revalorizó aprox. un 500%”.
Si bien no ha resultado posible establecer
fehacientemente el precio real de la maquinaria lo cierto es que, del
cotejo entre las distintas operaciones, se advierte que fue vendida por
un monto sumamente mayor a lo que se suma que, ponderando el
valor estimativo fijado por la empresa Sanvick en dólares
estadounidenses, teniendo en cuenta que para el año 2015 su
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cotización en la Argentina era de aproximadamente $15; Agosto


habría vendido la maquinaria a estimativamente a U$S 535.000, es
decir alrededor de U$S 150.000 más de lo que había sido valuada por
la empresa que las producía (U$S 398.475) y U$S 330.000 más de lo
que la había abonado al adquirirla un año antes (se tiene en cuenta a
esos fines que para el año 2014 la cotización del dólar estadounidense
en Argentina era aproximadamente de $8, por lo que el valor abonado
habría sido de U$S203.000).
Llegado a este punto, corresponde destacar que parte de
la maquinaria adquirida en el ejercicio nro. 3, continuó siendo
utilizada para operar con las firmas involucradas durante el ejercicio
4; de hecho, fue en este período, que se incorporó CPC a las
contrataciones. Concretamente, del anexo XII de la AFIP relativo a la
documentación que respalda los servicios prestados, surge que:
1. El vehículo dominio FDK-531, al vencimiento del
contrato con Oil M&S -31/3/15- fue alquilado por CPC por 6 meses,
desde el 9/4/15 hasta el 30/9/15 por la suma mensual de $59.055,56
por mes (ver fs. 47/8 y 54 y la fs. 123 del anexo II).
Posteriormente, por Álcalis de la Patagonia, con fecha 1
de junio de 2016, por el término de 31 meses por la suma de $80.000
(los primeros 7 meses), $96.000 (durante el segundo año) y $115.000
(para el tercer año de vigencia) -ver fs. 42 del indicado anexo-.
2. El rodado dominio FDK-539 fue alquilado, al
vencimiento del contrato con Oil M&S -31/3/15-, a CPC por 12
meses, desde el 9/4/15 hasta el 24/3/16 por la suma mensual de $59.
055,56 por mes (ver fs. 47/8 y 54).
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3. El automotor dominio EWX-113 fue arrendado a


Álcalis de la Patagonia el 1° de junio de 2016, por 31 meses por la
suma de $80.000 (los primeros 7 meses), $96.000 (durante el segundo
año) y $115.000 (para el tercer año de vigencia) -ver fs. 34/6 del
indicado anexo-.
4. El vehículo dominio EWX-114 fue alquilado a
Álcalis de la Patagonia con fecha 1 de junio de 2016, por el término
de 31 meses por la suma de $80.000 (los primeros 7 meses), $96.000
(durante el segundo año) y $115.000(para el tercer año de vigencia) -
ver fs. 38/40 del indicado anexo-.
5. El semirremolque regador, marca Randon, año
2007 interno 1003, dominio GQE-746 fue alquilado a Oil M&S tres
veces, todas ellas por el término de un mes. En enero de 2015 por la
suma de 59.055,56; y febrero y mayo del mismo año por la suma de
$59.000 y 59.055,56, respectivamente (ver fs. 50/4 del anexo XII).
6. El semirremolque regador, marca Randon, año
2007 interno 1003, dominio GQE-748 fue arrendado a Oil M&S en
tres oportunidades, todas ellas por el término de un mes. En enero de
2015 por la suma de 59.055,56; y febrero y mayo del mismo año por
la suma de $59.000 y 59.055,56, respectivamente (ver fs. 50/4 del
anexo XII).
7. El semirremolque regador, marca Randon, año
2007, interno 1006, dominio GPJ-990 fue alquilado a Oil M&S en
tres ocasiones, todas ellas por el término de un mes. En enero de 2015
por la suma de $59.055,56; y febrero y mayo del mismo año por la
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suma de $59.000 y $59.055,56, respectivamente (ver fs. 50/4 del


anexo XII).
8. El camión Iveco modelo Eurotech 450E327, int.
158, dominio FFR-012 fue alquilado a Oil M&S en tres
oportunidades, todas ellas por el término de un mes. En enero de 2015
por la suma de $59.055,56; y febrero y mayo del mismo año por la
suma de $59.000 y $59.055,56, respectivamente (ver fs. 50/4 del
anexo XII).
9. El camión Iveco modelo Eurotech 450E327, int.
158, dominio FFR-014, fue arrendado a Oil M&S en dos
oportunidades, todas ellas por el término de un mes. En febrero y
mayo del año 2015 por la suma de $59.000 y $59.055,56,
respectivamente (ver fs. 50/4 del anexo XII)
10. El camión Iveco modelo Eurotech 450E327, int.
321, dominio GFH-584 fue alquilado a Oil M&S en tres ocasiones,
todas ellas por el término de un mes. En enero de 2015 por la suma de
$59.055,56; y febrero y mayo del mismo año por la suma de $59.000
y $59.055,56, respectivamente (ver fs. 50/4 del anexo XII).
De la documentación aportada, no puedo dejar de
destacar ciertas inconsistencias.
Así, con excepción a los contratos celebrados con Álcalis
de la Patagonia respecto a los rodados FDK-531, EWX-113 y EWX-
114, en los contratos de CPC se fijó cláusula de ajuste, pese a que
eran por tiempo prolongado y que, evidentemente era necesario, en
tanto en otras oportunidades -como la señalada- así se hizo.
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Otro dato no menor, es que de las facturas glosadas en el


anexo II, surge que algunas de ellas, por idéntico servicio (alquiler de
6 camiones volcadores Eurotrakker 380E HP y 3 equipos completos
de tractor con semirremolques regadores y alquiler de 3 camiones
mineros fuera de ruta CAT 733D 600 HP) y misma fecha de alquiler
(mayo 2015), fueron emitidas a nombre de la empresa Oil M&S,
Álcalis de la Patagonia y CPC, cuando por contrato le correspondía su
arrendamiento, de la primera flota, a esta última y, la segunda, a
Álcalis de la Patagonia. Obsérvese en ese sentido, a modo de ejemplo,
aquellas glosadas a fs. 80/5 del indicado legajo.
No me escapa el hecho que a fs. 86 del indicado legajo
surge una nota de débito que reza “Por error de anulación de Fc. 1-56
con NC 1-2, de fecha 8 de junio de 2015 emitida a favor de Álcalis de
la Patagonia”. Sin embargo, la factura a la que hace mención
corresponde a otra firma, Oil M&S, el valor de aquella nota de débito
($643.115) tampoco coincide con lo abonado por Álcalis ($735.075,
ver fs. 84) y en definitiva las irregularidades señaladas serían dos y la
justificación -además de inválida-solo por una.
Respecto de CPC también debo destacar que, pese a que
no había suscripto contrato alguno con Agosto durante el ejercicio
nro. 3, o al menos, no obra documentación al respecto, en la foja 18
del anexo II, luce una factura emitida por la segunda por la suma de
$27.830 que reza “Alquiler de un semirremolque cisterna
correspondiente al mes de Diciembre de 2013”. Toda vez que para ese
entonces la empresa de Sanfelice no había incorporado ningún bien de
esa índole, dicho documento, a la luz de las coincidencias ya
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señaladas, podría dar la pauta de la íntima relación entre las tres


empresas investigadas y del cercano vínculo que mantenían con
Agosto.
Por último, destaco que para este período y por los
mismos rodados se fijaron precios de alquiler idénticos a los
establecidos para años anteriores; es decir no se tuvo en cuenta el paso
del tiempo ni el deterioro que pudo haber sufrido la maquinaria.
Nótese en ese sentido, a modo de ejemplo, que por el rodado FDK-
531, CPC abonó $59.055,56 en el año 2015; es decir lo mismo que en
su momento había pagado Oil M&S. Indudablemente aquel nunca
pudo haber sido el valor real, de hecho, un mes luego, Álcalis de la
Patagonia, por el mismo vehículo, ofreció $80.000.
Ahora bien, llegado a este punto, corresponde dejar
asentado cuáles fueron los documentos que respaldaron las
operaciones mencionadas y el monto final que habría ingresado a
Agosto como consecuencia de aquellas.
Del anexo II del legajo aportado por la AFIP surgen las
facturas que justifican la indicada relación comercial. A saber:
Empresa Año Factura Fecha Monto
0001-00000001 01/10/13 $163,350.00
0001-00000002 01/10/13 $163,350.00
0001-00000003 01/10/13 $163,350.00
Álcalis de la Patagonia 2013 0001-00000004 01/11/13 $163,350.00
0001-00000005 01/11/13 $163,350.00
0001-00000006 01/11/13 $163,350.00
0001-00000007 01/12/13 $163,350.00
0001-00000008 01/12/13 $163,350.00
0001-00000009 01/12/13 $163,350.00
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0001-00000010 02/01/14 $163,350.00


0001-00000011 02/01/14 $163,350.00
2014 0001-00000012 02/01/14 $163,350.00
0001-00000015 04/02/14 $490.050,00
0001-00000017 12/03/14 $490.050,00
0001-00000019 01/04/14 $490.050,00
0001-00000021 09/05/14 $490.050,00
0001-00000023 02/06/14 $490.050,00
0001-00000024 02/06/14 $196.504.00
0001-00000027 02/07/14 $490.050,00
0001-00000028 02/07/14 $196.504.00
0001-00000030 01/08/14 $490.050,00
0001-00000031 01/08/14 $196.504.00
0001-00000033 02/09/14 $490.050,00
0001-00000034 02/09/14 $196.504.00
0001-00000036 01/10/14 $490,050.00
0001-00000037 01/10/14 $196.504.00
0001-00000039 03/11/14 $490.050.00
0001-00000040 03/11/14 $196.504.00
0001-00000042 10/12/14 $490.050.00
0001-00000043 10/12/14 $196.504.00
0001-00000045 06/01/15 $490.050.00
0001-00000046 06/01/15 $196,504.00
0001-00000048 11/02/15 $490.050.00
0001-00000051 04/03/15 $490.050.00
2015 0001-00000053 07/04/15 $490.050.00
0001-00000055 14/05/15 $735.075.00
0001-00000057 04/06/15 $735.075.00
0001-00000002 08/06/15 $643,115.00
0001-00000003 08/06/15 $735,075.00
0001-00000001 10/06/15 $643,115.00
0001-00000060 10/06/15 $735,075.00
0001-00000063 17/07/15 $735,075.00
0001-00000065 11/08/15 $735,075.00
0001-00000066 17/09/15 $735,075.00
0001-00000068 20/10/15 $735,075.00
0001-00000071 09/12/15 $735,075.00
0001-00000073 09/12/15 $735,075.00
0001-00000075 11/02/16 $735,075.00
0001-00000077 01/03/16 $735,075.00
0001-00000079 13/06/16 $490,050.00
2016 0001-00000080 13/06/16 $490,050.00
0001-00000081 13/06/16 $490,050.00
0001-00000082 13/06/16 $490,050.00
0001-00000014 04/02/14 $528,165.00
0001-00000016 12/03/14 $528,165.00
2014 0001-00000018 01/04/14 $643,115.00
0001-00000020 09/05/14 $643,115.00
0001-00000022 02/06/14 $643,115.00
0001-00000026 02/07/14 $643,115.00
0001-00000029 01/08/14 $643,115.00
0001-00000032 02/09/14 $643,115.00
0001-00000035 01/10/14 $643,115.00
0001-00000038 03/11/14 $643,115.00
0001-00000041 10/12/14 $643,115.00

Oil M&S 0001-00000044 06/01/15 $643,115.00


0001-00000049 11/02/15 $643,115.00
2015 0001-00000050 04/03/15 $643,115.00
0001-00000052 07/04/15 $643,115.00
0001-00000054 14/05/15 $643,115.00
0001-00000056 04/06/15 $643,115.00
0001-00000005 10/06/15 $643,115.00
0001-00000006 10/06/15 $643,115.00
2016 0001-00000016 19/08/16 $643,115.00
0001-00000017 19/08/16 $643,115.00
0001-00000018 19/08/16 $643,115.00
0001-00000084 19/08/16 $285,828.62
0001-00000085 19/08/16 $285,828.62
0001-00000086 19/08/16 $285,828.62
CPC 2014 0001-00000013 02/01/14 $27,830.00
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2015 0001-00000058 08/06/15 $643,115.00


0001-00000059 08/06/15 $735,075.00
0001-00000004 08/06/15 $735,075.00
0001-00000061 10/06/15 $643,115.00
0001-00000062 17/07/15 $643,115.00
0001-00000064 11/08/15 $643,115.00
0001-00000067 17/09/15 $643,115.00
0001-00000069 20/10/15 $643,115.00
0001-00000070 09/12/15 $643,115.00
0001-00000072 09/12/15 $643,115.00
2016 0001-00000074 11/02/16 $643,115.00
0001-00000076 01/03/16 $643,115.00
0001-00000007 09/08/16 $643,115.00
0001-00000008 09/08/16 $643,115.00
0001-00000009 09/08/16 $643,115.00
0001-00000010 09/08/16 $643,115.00
0001-00000011 09/08/16 $643,115.00
0001-00000012 09/08/16 $643,115.00
0001-00000013 09/08/16 $643,115.00
0001-00000014 09/08/16 $643,115.00
0001-00000015 09/08/16 $1,286,230.10
0001-00000083 09/08/16 $1,286,230.10

Con base en la documentación antes señalada, la AFIP


estimó que el valor total de la facturación de Agosto, durante el
período comprendido entre los meses de agosto de 2013 y agosto de
2016, fue de $38.695.072,96 (ver en ese sentido el CD reservado en
Secretaría -“Facturación electrónica”).
Por otro lado, de la información brindada por el Banco
Galicia -ver fs. 41/155 del disco compacto remitido por la UIF y fs.
110 del anexo X del organismo recaudador-, pueden observarse los
cheques acreditados en la cuenta de la firma en trato (nro. 3084 3 243)
durante el período investigado que serían, en parte, por la
contraprestación de los servicios. En efecto, en su gran mayoría
pertenecen a las firmas Álcalis de la Patagonia, CPC y Oil M&S. A
saber:
Empresa emitente Nro. de cheque Fecha Monto
1642709 10/12/2013 $20,432.00
1733353 08/01/2014 $20,432.00
1734495 27/02/2014 $20,432.00
1734250 27/03/2014 $160,700.00
1734249 27/03/2014 $160,700.00
1734613 10/04/2014 $120,512.00
Álcalis de la Patagonia 1734612 10/04/2014 $120,512.00
1734615 16/04/2014 $120,514.00
1779594 22/05/2014 $241,025.00
1779595 26/05/2014 $241,025.00
1779742 18/06/2014 $241,025.00
1779743 24/06/2014 $241,025.00
1780331 14/07/2014 $241,025.00
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1780332 23/07/2014 $241,025.00


1782543 20/08/2014 $241,000.00
1782544 21/08/2014 $241,000.00
1782545 16/09/2014 $241,000.00
1782546 22/09/2014 $241,000.00
1837507 17/10/2014 $241,025.00
1888098 19/12/2014 $120,512.50
1888099 06/01/2015 $120,512.50
1888101 06/01/2015 $120,512.50
1888100 06/01/2015 $120,512.50
1887195 14/01/2015 $482,050.00
1929064 09/02/2015 $482,050.00
1917173 17/03/2015 $1,258,616.00
1929389 26/03/2015 $482,050.00
1929665 15/04/2015 $482,050.00
1917174 15/04/2015 $1,258,616.00
1917175 15/05/2015 $1,258,616.00
1961882 02/06/2015 $298,830.40
1960349 16/06/2015 $481,950.00
1917176 16/06/2015 $1,258,616.00
1961883 30/06/2015 $298,830.40
1960723 08/07/2015 $964,000.00
1917177 21/07/2015 $1,258,616.00
1961884 10/08/2015 $298,830.40
1961885 08/09/2015 $298,830.40
2049591 24/11/2015 $698,643.00
2049592 29/12/2015 $698,643.00
1742422 14/01/2014 $23,315.80
1742452 14/01/2014 $25,875.00
CPC
2077906 12/01/2016 $55,905.72
2045989 12/01/2016 $55,905.73
1811321 24/06/2014 $237,964.50
1811322 24/06/2014 $264,082.50
1816428 14/07/2014 $272,981.01
1816429 14/07/2014 $362,879.00
1816430 16/07/2014 $362,879.00
1816432 17/07/2014 $362,879.00
1816431 17/07/2014 $362,879.00
1863058 23/09/2014 $97,070.75
1863061 26/09/2014 $160,778.75
1863060 26/09/2014 $160,778.75
1863059 26/09/2014 $160,778.75
1863062 29/09/2014 $214,371.67
Oil M&S 1863063 30/09/2014 $214,371.67
1863064 01/10/2014 $214,371.67
1814453 17/10/2014 $611,297.00
1884635 13/02/2015 $128,623.00
1884634 13/02/2015 $128,623.00
1884636 18/02/2015 $128,623.00
1884637 18/02/2015 $128,623.00
1884638 18/02/2015 $128,623.00
1872634 18/02/2015 $611,297.00
1884629 30/03/2015 $64,915.00
1977587 02/09/2015 $128,623.00
1977586 02/09/2015 $128,623.00
1977588 22/09/2015 $128,623.00
LAKAUT SA 5033651 20/12/2013 $29,836.00
BRIEFING360 SA 580805 03/02/2014 $98,447.10
DEPOSITOS FISCALES SA 8964165 27/02/2014 $16,357.66

A su vez, del mismo anexo (fs. 18 y 19) obran los


cheques nro. 01733398 y 01733397, librados por Álcalis de la
Patagonia a Agosto el 17 de diciembre de 2013 -a pagar el 25 de
febrero de 2014- por la suma de $326.700 y $316.000
respectivamente.
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De aquellas constancias, sumados a los cheques antes


mencionados con los cuales se abonaron los 7 camiones con dominio
“OQA”, se desprende entonces que la primera libró a la segunda al
menos, cuarenta y cinco cheques, por un monto total de
$19.203.081,60; Oil M&S, entre junio de 2014 y octubre de 2015 al
menos, emitió a nombre de esa sociedad veintisiete cheques, por un
monto total de $6.022.805,02; y por último, CPC extendió a aquella,
al menos, seis cheques por un monto total de $431.657,96.
No me escapa el hecho de que la suma de esos valores no
alcanza lo facturado; sin embargo ello no resulta suficiente como para
descartar su conexión. Es que, aquellos únicamente son los cheques
que fueron depositados en la cuenta de Agosto del Banco Galicia, no
todos los que recibió como pago de sus servicios. A modo de ejemplo,
se advierte que algunos de ellos fueron endosados por Osvaldo José
Sanfelice y utilizados para las compras de los camiones por lo que
resulta lógico suponer que los demás pudieron haber sido destinados a
otro tipo de gastos propios de una empresa en actividad.
Al haber analizado las distintas operaciones que tuvieron
lugar durante el período mencionado, resta estudiar cómo impactaron
en Agosto y cuál fue el destino que se le asignó a esas ganancias.
De los balances de la firma conforme surge de sus
estados patrimoniales incorporados a fs. 54/103 del expediente
principal de la AFIP, puede advertirse que pasó de no tener actividad
a obtener una ganancia neta de $4.496.291,37 en el ejercicio que
inició su actividad y $11.238.346,92 en el siguiente.
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A su vez, que la evolución del activo de la empresa no


fue acompañada por el pasivo, lo que implicó que su patrimonio neto
se incrementara en proporciones similares, pasando de $120.000 antes
de iniciar la relación con las tres empresas cuestionadas -cuyos
responsables eran Cristóbal López y De Sousa- hasta alcanzar a
finalizar el ejercicio 4 la suma de $15.742.637,92.
De aquella ganancia, se logró corroborar que una parte
habría sido destinada a la adquisición de 1.907.875,36 cuotas clase
“C” del Fondo Común de Inversión FIMA, por la suma de
$4.161.467. Ello fue informado por el Banco Galicia a fs. 111 del
anexo X, a raíz de la solicitud efectuada por la AFIP y surge de los
estados contables de la empresa analizada, concretamente de la nota
2.2 obrante a fs. 69 y 74 del expediente principal de la AFIP.
Otro porcentaje del dinero habría sido invertido en un
inmueble.
En ese sentido, fue incorporado en el “Activo No
Corriente” una propiedad para inversión sita en la calle Wineberg
2246, Olivos, pcia. de Buenos Aires, que habría sido adquirida por
$4.651.000, respecto de la cual se aclaró que su destino era de carácter
permanente y su fin era no enajenarlo (ver fs. 70 y 74 del cuerpo
principal de la AFIP).
Al advertir la AFIP que al inicio de ese ejercicio la firma
no contaba con valor alguno en esa partida, consideró que era una
adquisición realizada en ese período y le solicitó a la firma la
documentación de respaldo.
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Así, Sanfelice aportó copia del boleto de compraventa del


inmueble del que surge que la operación tuvo lugar el 30 de julio de
2015, que se trató de una vivienda ubicada en la calle Hernán
Wineberg nro. 2246, localidad de Olivos, partido de Vicente López,
provincia de Buenos Aires, con una superficie total de 736m2, que el
valor de compra fue de U$S 510.000 y que la enajenadora fue la firma
Lakaut SA.
También, que Agosto entregó en ese acto U$S 150.000,
que conforme se desprende del acta de asamblea general
extraordinaria del 13/7/15 fueron aportados por el propio Sanfelice
destinados a “el pago a cuenta por la compra de un inmueble” (fs. 124
del expte. principal de AFIP).
Con relación al monto restante, se pactó que sería
abonado en 24 cuotas consecutivas de U$S 15.000, documentación
que fue aportada por el imputado y luce en el anexo III de la AFIP.
Respecto al valor real del inmueble, la AFIP consultó con
la inmobiliaria DIC Propiedades que lo estimó en U$S 700.000 y con
Ruiz Propiedades, que lo fijó en U$S 850.000. Ambos montos
considerablemente mayores al abonado (ver en este sentido las fs. 8 y
21 del anexo XIV de AFIP).
Párrafo aparte, y continuando con el tópico de ganancias,
merece un lugar el análisis de los honorarios percibidos por Osvaldo
Sanfelice en su calidad de director de Agosto.
En ese sentido, como consecuencia del período
culminado el 31 de agosto de 2014, cobró la suma de $1.280.001, 86
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(ver fs. 65 del cuerpo V y 123 del expte. principal) y, respecto al


finalizado el 31/8/15 la suma de $2.200.00 (ver fs. 125 del ppal.).
Si bien, conforme lo indicó la AFIP a fs. 183 de su
informe de conclusiones, el tope a deducir bajo ese concepto es el
25% de la utilidad contable después de considerar el impuesto a las
ganancias (Art. 87 LIG), lo cierto es que ello únicamente fue posible
en razón de los montos millonarios que ingresaron a la empresa por
parte de las firmas aquí investigadas.
Entonces, a modo de síntesis, puede advertirse que el
dinero que ingresó a Agosto a raíz de las operaciones comerciales que
mantuvo con Álcalis de la Patagonia, Oil M&S y CPC fue destinado a
actividades ajenas a las de la propia empresa, todo lo cual refuerza la
hipótesis aquí sostenida en cuanto a que la finalidad era distanciar el
dinero de su origen ilícito mediante su reintroducción dentro del
sistema financiero dotándolo de aparente licitud y colocándolo bajo la
órbita de distintos titulares.
En síntesis, todo lo expuesto me permite tener por
acreditado que la firma de Sanfelice fue constituida y funcionó como
una sociedad pantalla, es decir sin una operatoria comercial
considerable, más allá de las contrataciones celebradas con las
empresas del grupo Indalo; lo que permitió canalizar dinero ilegítimo,
que finalmente llegó a manos del nombrado, persona de extrema
confianza de la familia Kirchner.
Ahora bien, luego de haber estudiado la maniobra en
general, debo pronunciarme respecto de la particular intervención que
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les cupo a los imputados en los hechos antes valorados y la estimación


de sus descargos.
En primer término, corresponde señalar que los
argumentos vertidos Cristóbal Manuel López, Carlos Fabián De
Sousa y Osvaldo José Sanfelice, analizados a la luz de gran plexo
probatorio colectado en autos, no logran conmover el temperamento
que aquí se adopta y permiten tener por acreditada -con el grado de
provisionalidad que esta etapa procesal requiere- la materialidad de
los hechos que se les endilgaron.
Hasta este momento, conforme el estudio general
efectuado, se ha focalizado la atención en las sociedades que
participaron de la maniobra mas no tanto en las personas físicas que
se encuentran detrás, por lo que ahora corresponde, como se dijo,
dilucidar cuál fue la intervención en concreto que tuvieron aquellas.
En lo que respecta a los tres imputados, las evidencias al
respecto han sido analizadas en gran parte en la valoración general
formulada en los inicios de este apartado y así, toda vez que han sido
los principales artífices de la maniobra investigada, las pruebas que
demuestran sus participaciones son también las que acreditan la
materialidad de las principales aristas que la componen.
Sin perjuicio de ello, han de ponderarse también las
pruebas que demuestran de qué manera se involucraron
personalmente en el sustrato fáctico relatado.
A ese fin adelanto que el análisis abarcará, por un lado, a
López y De Sousa y, por el otro, a Sanfelice; ello en razón de los roles
que ocuparon en el hecho pesquisado.
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Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián De Sousa:


Como primer elemento de juicio, valoro que ellos eran
responsables y poseían el control de las tres firmas que formarían
parte del grupo Indalo al mismo tiempo que las maniobras
denunciadas tenían lugar.
En este sentido, conforme surge de las copias aportadas
por la Inspección General de Justicia que se encuentran reservadas en
secretaría, respecto de la firma Oil M&S, López fue accionista entre
los años 2011 a 2016; presidente entre los años 2011 y 2015 (ver fs.
47 y 51vta.) y director, entre el 24 de enero de 2014 y el 15 de julio de
2015 (ver fs. 79vta. y 81).
A su vez, fue accionista de la empresa en trato la
sociedad Inversora M&S (ver fs. 78), de la que el nombrado ocupó
igual rol (al menos hasta el 2014) y de esta última formaba parte el
Fideicomiso CML II, del que habría sido fiduciario hasta el 2014. De
aquel, fue accionista Inversora M&S SA, de la que Nitzon Holding
(Panamá) lo fue en un 71,79%. Cristóbal Manuel López fue director,
vicepresidente y secretario de esta última hasta el año 2014.
Por otro lado, con relación a la firma CPC, el imputado
fue director suplente desde el 11 de noviembre de 2011 hasta el 5 de
septiembre de 2014 fecha en la cual, renunció a su cargo quedando
conformado el directorio por sus hijos: Cristóbal Nazareno, como
presidente y Emiliano, como vicepresidente (ver fs. 153/55 y 160 de
legajo IGJ).
A su vez, se observa a fs. 180 del indicado legajo que, el
28 de junio de 2012, se decidió aumentar el capital de la firma en
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$150.000.000, alcanzando un total de $327.000.000, y la firma


Inversora M&S, de la que el aludido era accionista mayoritario,
aportó el 99,76% del capital.
Por su parte, respecto de Álcalis de la Patagonia,
conforme surge del CD 1557162 aportado por la AFIP en la causa
nro. 2455/19 del registro de este juzgado, si bien no ocupaba cargos
directivos, donde sí lo hacía De Sousa; él era accionista de dos firmas
que también formaban parte en grandes proporciones de la aquí
mencionada, esto es: South Mineral S.A. que poseía 131.890.344
acciones y Oil Combustibles S.A. que tenía 9.483.453.
Por otro lado, debe valorarse que Carlos Fabián De Sousa
fue director titular de la firma CPC hasta el 6 de marzo de 2013;
vicepresidente, entre el 11 de noviembre de 2011 y el 31 de diciembre
de 2014 y presidente, a partir el 28 de junio de 2016 (ver fs. 158,
153/4 y 192 de legajo IGJ).
De Oil M&S, fue accionista entre los años 2013 a 2016;
vicepresidente, entre los años 2013 y 2015; presidente, en el año 2016
y director, en el año 2014 por tres ejercicios (ver fs. 15/6, 51 y 71 del
legajo de IGJ).
A su vez, de esta empresa, como ya se dijo, fue accionista
Inversora M&S SA, dónde De Sousa revistió el mismo carácter, al
menos hasta el año 2014 y la firma Nitzon Holding (Panamá), en la
cual el nombrado fue director y presidente, al menos hasta el 2014.
Por último, de Álcalis de la Patagonia fue presidente
entre los años 2011 y 2015 (ver fs. 17 del CD 189642 aportado por la
AFIP en la causa nro. 2455/19 del registro de este juzgado).
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Se advierte entonces que López y De Sousa poseían el


control de las tres firmas que comercializaron con Agosto, ya sea por
su participación accionaria o por sus posiciones jerárquicas dentro de
aquellas, circunstancias que además nunca negaron.
En ese sentido, como máximos responsables de las
distintas sociedades contaban con las herramientas que les ofrece la
legislación comercial para abortar las decisiones contrarias a la ley.
En este caso, pese a que tenían pleno conocimiento de ello y potestad
cierta de actuar en consecuencia, nunca lo hicieron; por el contrario
las ratificaron, no sólo al no haberlas cuestionado en las asambleas
que debieron haberse llevado a cabo ni al momento de aprobar los
distintos estados contables, sino que insistieron con su legitimidad al
presentarse a declarar en este juzgado y ofrecer la documentación
respaldatoria de las operaciones cuestionadas.
Así, parecería que sus descargos habrían estado
focalizados en sostener que las operaciones que se cuestionan, fueron
reales y al precio del mercado pero que, al haber sido menores para el
volumen de fondos que se manejaba; de los procesos de contratación
se ocupaban los distintos gerentes o encargados. Que estos debían
volcar toda la documentación en un sistema informático (denominado
Calipso), lo que quedaba supeditado a la revisión externa de una
auditoría, realizada por Deloitte.
López, asimismo, agregó que no llevaba adelante la
administración diaria, ni el manejo operativo de ninguna de las
empresas del grupo Indalo, sino que de aquello se encargaba De
Sousa.
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En efecto, al ser preguntado sobre el tipo de control que


ejercía sobre la labor de este último y la forma en que aquel le rendía
cuentas, adujo que no ejercía ningún contralor al respecto.
Ya esta primera idea debe ser descartada.
Es que no resulta verosímil que el imputado, como
cualquier empresario -y más aún al tener en consideración la
envergadura y la cantidad de negocios en los que se hallaba inmerso-,
no vigilara el destino de los fondos que él mismo reconoció haber
inyectado en las distintas empresas.
Más allá de que cada una de ellas -lógicamente- tuviese
algún directivo que se encargara de sus quehaceres diarios, no es
posible admitir que su fundador, y quien, a su vez, detentaba -aun
indirectamente- la mayoría de las composiciones accionarias, no
participara de la toma de decisiones de los negocios ni se interiorizara
de su marcha.
Parecería que buscó presentarse como un accionista
completamente ajeno a las operaciones comerciales de sus firmas, casi
desinteresado en la cotidianidad, para lo cual recurrió a frases tales
como “el crecimiento de las empresas fue mérito de ellos, mientras
que el suyo fue el de elegir bien a los socios”. Sin embargo dicha
postura además de carecer de asidero lógico, se desvanece al cotejarla
con otros elementos. Puntualmente tanto él como De Sousa han
tomado intervención concreta en procedimientos diarios.
En ese sentido, este último firmó, en su condición de
presidente, dos cartas de indemnidad en nombre de Oil M&S y
Álcalis de la Patagonia -esta conjuntamente con López- dirigidas a
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Zamora -que serán descritas al analizar su responsabilidad- y diversos


cheques; López hasta explicó cómo eran los pasos que solía seguir
para hacerlo, lo que da la pauta de que era algo habitual y no casos
aislados.
También sostuvo que nombró a sus propios hijos en
cargos jerárquicos por necesitar “gente de confianza” que los ocupara,
circunstancia que ellos también reconocieron en sus indagatorias; ello
luego de que hubieran renunciado el nombrado Zamora y Osvaldo De
Sousa y mencionó que las contrataciones con Agosto eran menores y
cotidianas tales que, en su mayoría, ni siquiera llegaban al ámbito de
decisión de los directivos de la firma lo que hace presumir que, de
haber llegado, sí se hubiera enterado y entonces también que, a ese
nivel, sí participaba.
Se observa entonces que, en contraposición con su
versión, López tenía presencia en las decisiones de importancia del
grupo y estaba más involucrado en las cuestiones diarias de sus firmas
de lo que pretendió demostrar, lo que de todas formas resulta lógico
en tanto es su patrimonio el que está en juego y son sus propias
empresas las involucradas.
De aceptar que efectivamente era un accionista ajeno al
giro comercial de las sociedades, nada explica por qué motivo habría
conservado, al menos en parte, el control sobre los pagos en nombre
de aquellas (suscribiendo personalmente distintos cheques) y no lo
delegó en quienes gestionaban cada operación.
Desde esta óptica, la laxitud en los controles a su
consorte de causa a las que hizo mención en sus diferentes descargos -
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si es que existió-, precisamente, se debió a que ambos, como se verá a


continuación, formaban parte de toda esta maniobra delictual, que
tuvo como objetivo la canalización de fondos de origen espurio hacia
la empresa Agosto con el objeto de distanciarla de su verdadero
origen.
Sobre esta cuestión, no puedo soslayar que De Sousa
nada dijo acerca de esta atribución de responsabilidad que efectuara
López a su respecto.
Y si bien en función de las garantías y derechos
constitucionales no es posible valorar esa ausencia negativamente, lo
cierto es que ese silencio no deja de llamar la atención.
Lejos de ser ajeno al manejo de las empresas, parecería
que López y de Sousa eran quienes tenían su pleno control.
De hecho, Zamora al explicar cómo era el
funcionamiento interno de las sociedades precisó que: “López era el
accionista mayoritario y De Sousa era quien detentaba la segunda
mayor participación en el grupo. Que entre los dos tenían el control
absoluto de las sociedades a su cargo”.
Por otro lado, el juez Leopoldo Oscar Bruglia de la
Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, en su
voto de fecha 16 de marzo de 2018 adujo que: “López y De Sousa
eran las personas físicas que, a través de las tenencias accionarias y/o
de las posiciones que ocupaban en otras empresas del grupo,
resultaban ser los beneficiarios finales de Oil Combustibles S.A.; lo
cual se condice además con la posición que detentaban como
referentes del Grupo Indalo” (causa 4.943/16/19).
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Siguiendo una línea similar, en el marco del mismo


legajo, el Dr. Gustavo M. Hornos - juez de la Cámara Federal de
Casación Penal- el 27/4/18 sostuvo que: “Ahora bien, retomando el
análisis relativo a la calificación que corresponde otorgar al hecho
investigado, considero que tanto de Sousa, por el rol específico que
desempeñaba, como López en virtud de lo ya señalado, eran quienes
tenían el manejo de esos millonarios importes que efectivamente Oil
Combustibles S.A. debía ingresar al Fisco en concepto de Impuesto a
los Combustibles Líquidos y que, en cambio, habrían desviado en
provecho del grupo empresario, sirviéndose de ese dinero para
financiar y expandir su conglomerado empresario”.
Debo destacar que la jurisprudencia citada corresponde a
lo resuelto por los tribunales superiores en el expediente principal del
que este es un desprendimiento y que allí justamente se consideró que
López y De Sousa, como beneficiarios finales del grupo Indalo,
poseían su control y en ese carácter ejecutaron, junto a otra persona, la
maniobra a través de la cual se defraudó al Estado nacional.
Este punto resulta de interés, no sólo porque se alza como
otro elemento a valorar sobre su verdadera participación en el manejo
de las firmas sino porque también da la pauta del conocimiento que
poseían acerca del origen del dinero que ingresó en concepto de
préstamos a Oil M&S, Álcalis de la Patagonia y CPC desde Oil
Combustibles y que fue, al menos en parte, utilizado en las
contrataciones realizadas con Agosto.
Aclarado este punto y retomando el análisis inicial, los
descargos entonces se encontrarían orientados a sostener que los
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contratos fueron los propios de la actividad comercial respecto de lo


que no tenían un control diario pues lo habían delegado en una
estructura compleja.
En palabras de imputación objetiva, sus versiones
pretenderían demostrar que las distintas contrataciones constituyeron
una acción neutral que deben quedar fuera del derecho penal, en tanto
no pueden ser consideradas criminales.
Sobre este punto habré de poner el foco de atención y
adelanto que, a mi modo de ver, lo alegado no puede ser cierto.
Una acción neutral deja de serlo desde el momento que se
adapta a una maniobra delictiva.
Al respecto, se ha sostenido que: “Quien realiza una
prestación propia de su actividad profesional, como la que realizaría
de manera estandarizada con cualquier otro cliente en ejercicio de su
rol, no se convierte en cómplice de lavado aunque se hubiese
representado que el cliente utilizaría con esos fines su prestación. La
excepción es que esa regla cede cuando concurre alguna de las
situaciones que han sido apuntadas (adaptación de la prestación al
plan del autor, prestación definida por el propio orden jurídico como
peligrosa y entorno definido ya por quebrantamiento de roles)”
(Córdoba, Fernando J., Delito de Lavado de Dinero, Análisis de los
Tipos Penales, Autoría, Autolavado…, 1era., reimpresión, Ed.
Hammurabi, pág. 125).
En el caso en concreto, puede ser porque los servicios
cuestionados no fueron tales, ya sea porque se trataron de actos
simulados o con valores distintos a los reales, o porque se concretaron
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de forma tal de poder contribuir a un plan criminal. La prueba reunida


en el sumario permite tener por cierta esta última suposición y que
López y De Sousa tenían pleno conocimiento de ello.
Previo a profundizar sobre esta conclusión, debo recordar
que el vínculo entre ambos junto con Sanfelice, más allá de lo
argumentado por López en cuanto a que poseían una relación de hacía
mucho tiempo, ya ha sido analizada en el marco de la causa nro.
3732/2016/49 del registro de este tribunal, elevada parcialmente a
juicio y conexa con el sumario 15734/08, en la que la sala I de la
cámara del fuero, sostuvo que todos ellos formaban parte del pacto
criminal allí investigado.
Concretamente, ha sostenido que: “En definitiva, a partir
de las consideraciones anteriores, cabe concluir -con el grado de
probabilidad requerido-, que en el período comprendido entre
noviembre de 2006 y diciembre de 2016, funcionó una estructura
asociativa permanente, conformada desde su inicio por Néstor
Kirchner, Cristina Fernández,…, Osvaldo Sanfelice,…; y a la que
luego se sumaron …, Cristóbal López, Fabián De Sousa,…. La cual
habría tenido por finalidad disimular el origen del dinero proveniente
de maniobras defraudatorias en la obra pública vial en la Pcia. de
Santa Cruz, cometidas en el marco de una organización criminal
dirigida a apoderarse de los fondos públicos destinados a tal fin, …;
y/o disimular pagos ilícitos provenientes de otros empresarios
beneficiados por decisiones del gobierno durante los mandatos de
Néstor Kirchner y Cristina Fernández, tal como acontecería con las
dádivas entregadas por Cristóbal López y Fabián De Sousa”.
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Es decir, además del trato personal entre los encausados,


se ha probado en otro sumario su participación conjunta en maniobras
delictivas respecto de las cuales no puedo dejar de señalar su
similitud, en tanto en ambas, algunas de las empresas que componen
su grupo, se habrían valido de otras sociedades a modo de pantalla
para poder canalizar dinero de origen espurio.
En esa oportunidad, la firma “Los Sauces” y, en esta,
“Agosto”. A su vez, en sendas, Sanfelice, López y De Sousa tuvieron
un rol preponderante.
Recapitulando. Allí se tuvo por acreditado que durante
los años 2009 a 2016 ciertas empresas del grupo -entre las que se
encontraba Álcalis de la Patagonia- fueron las que más dinero
transfirieron a “Los Sauces”, que Sanfelice se encargó de ello en su
condición de apoderado de la entidad mientras que López y De Sousa
eran los que efectuaban los pagos, de manera personal o a través de
sus empresas.
De hecho, se sostuvo que: “En conclusión, cabe colegir
en esta instancia que ya al momento de constituirse la sociedad, sus
integrantes tuvieron en miras la finalidad de que ésta les sirviera como
“pantalla” de los pagos ilícitos provenientes de Lázaro Báez y/u otros
particulares beneficiados por decisiones de su gobierno, como
ocurriría luego con Cristóbal López y Carlos F. De Sousa, titulares del
Grupo Indalo”.
Lo reseñado exhibe que la maniobra allí investigada se
repite en la presente y en parte, con los mismos participantes.
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Aclarado el panorama dentro del cual se desarrolló este


caso, debo avocarme al conocimiento en concreto que poseían López
y De Sousa en el marco de las irregulares negociaciones con Agosto.
Sobre este punto, el primero se limitó a explicar que lo
único que sabía era que dicha firma le pertenecía a Sanfelice, que sus
empresas le alquilaban camiones y aclaró que no participó de ninguna
de esas contrataciones.
En ese sentido, sostuvo que los pagos eran resueltos por
la estructura de gerenciamiento interna de cada una de las empresas,
que todo ello era cargado informáticamente en el sistema Calipso y
controlado por la auditora externa Deloitte.
De Sousa, por su parte, argumentó que las contrataciones
cuestionadas entre las tres empresas del grupo Indalo y Agosto eran
operaciones comerciales de rutina, justificadas en necesidades
operativas, debidamente documentadas, abonadas con fondos
preexistentes en cuentas bancarias oficiales de las firmas; que no
podían ser confundidas con operaciones de lavado.
A su vez, agregó que las compañías mencionadas
contaban con una estructura administrativa y contable acorde a su
volumen comercial, razón por la cual, para este tipo de negociaciones
de carácter rutinario, intervenían las distintas áreas técnicas,
comerciales y financieras que tomaban las iniciativas en la materia.
En síntesis, López y De Sousa intentaron desvincularse
de las contrataciones argumentando que, por tratarse de operaciones
habituales y de menor volumen, habían sido delegadas en otras
personas.
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Ahora bien, sus participaciones se remontan a la primera


decisión de contratar con la firma de Sanfelice, conducta que luego
ratificaron en cada acuerdo celebrado por sus empresas a lo largo de
los tres años de vínculo contractual (2013-2016), respecto de lo cual
ellos siempre tuvieron conocimiento y participaron, en algunos casos,
de forma personal, al firmar los respectivos documentos y, otros, de
manera formal; esto es convalidando, en su carácter de responsables
de Álcalis de la Patagonia, Oil M&S y CPC , la relación comercial
con esa empresa.
Todo ello se desarrolló sin una “prueba piloto” previa, en
tanto se alquilaron todos los bienes que Agosto tenía a disposición de
forma inmediata, a sabiendas de que aquella firma no tenía
experiencia en el rubro, que su titular era empleado de Álcalis de la
Patagonia y que nunca se había desarrollado en ese mercado, pues se
dedicaba al negocio inmobiliario (ver en este sentido la declaración
indagatoria de López).
Esos elementos a su vez deben ser entrelazados con todo
lo antes expuesto respecto de la maniobra general, pues las
operaciones comerciales cuestionadas se habrían dado luego de un
financiamiento por parte de las tres empresas del grupo Indalo a la
firma de Sanfelice para que este pudiera adquirir la cantidad de
máquinas necesarias y ofrecer servicios a nivel competitivo.
Desde este punto de vista, podría ser cierto que los
servicios de transporte hubieran existido y abonado al precio de
mercado -conforme lo alegan y hasta Cristóbal López aportó
imágenes y videos de las maquinarias operando-, sin embargo; ello no
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transforma sus conductas en atípicas ni los exime de responsabilidad,


en tanto el reproche consiste en haber participado en la construcción
de una empresa a sus fines y necesidades a través de la cual
canalizaron -mediante su contratación durante tres años- dinero que
provenía de un ilícito, ello independientemente de si efectivamente
existió o no la prestación del servicio.
De hecho, en este tipo de maniobras, por lo general, si se
observa cada acto de forma aislada puede ser visto como legítimo; es
sólo con una visión más amplia que se detecta el plan criminal. En
efecto, así lo entendió la sala I de la alzada, en la mencionada causa
nro. 3732/16 al señalar que el núcleo de tipos penales como el lavado
de dinero, es combatir estas maniobras, donde el riesgo se centra
justamente en distanciar y encubrir actos delictivos mediante la
apariencia de licitud.
Así, la estructura compleja montada luego para perpetuar
estas contrataciones debe ser entendida como un “maquillaje” para
ocultar la maniobra primigenia y dotar de legitimidad a los negocios,
mas no como un medio de control externo, lícito y genuino. Ningún
principio de confianza puede ser alegado si la organización sobre la
que se delega fue utilizada -al menos en parte- a las necesidades de un
delito.
Aquí cobran particular importancia las irregularidades
que se fueron indicando a lo largo del análisis global, pues además de
sembrar dudas acerca de la efectiva operatividad de los distintos
contratos; a la luz de todo lo expuesto, permiten observar cómo las
actividades investigadas dejan de ser las propias de una relación
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comercial para ser entendidas como las que inevitablemente surgen de


un negocio montado de manera simulada, entre firmas íntimamente
vinculadas y bajo la presión de hacerlo operativo de forma inmediata.
Es que, como se precisó, fue en esa época que las tres
firmas del grupo Indalo recibían parte de los montos millonarios
defraudados al fisco y entonces resulta lógica la necesidad de
canalizarlo, casi automáticamente, fuera de su órbita personal.
Por último y con relación a lo señalado por López,
respecto de algunas conclusiones a las que arribaron los veedores
designados en el marco de la causa nro. 4943/16, en cuanto a la
imposibilidad de determinar que los montos no abonados al fisco se
correspondiesen con los entregados en concepto de mutuos, debe
recordarse el carácter fungible del dinero y que ello en principio se
encuentra acreditado por la evidente correspondencia entre las sumas
debidas en concepto de ICL y las dadas en préstamo a las empresas
vinculadas. Ello, de conformidad con lo analizado en la valoración
general (ver cuadro).
En razón de todo lo expuesto, la prueba reunida en el
sumario me permite sostener, con el grado de convicción que esta
etapa procesal exige, que Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián De
Sousa intervinieron, de manera activa y con pleno conocimiento, de la
maniobra que les fue atribuida.
Osvaldo José Sanfelice:
Idéntico análisis puede realizarse respecto de su
comportamiento, en cuanto a que al haber sido uno de los pilares
fundamentales del hecho investigado, gran parte de las valoraciones
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efectuadas en los acápites que anteceden son conducibles a lo


personal, por lo que en este habré de definir cuál fue su intervención
en concreto, su conocimiento acerca del hecho y rebatir su descargo.
En primer lugar, toda intervención de Agosto implicó
necesariamente la de Sanfelice.
Es que conforme surge de los balances de su empresa,
fue el único socio real, presidente, director y empleado de la firma,
con lo cual todas las operaciones fueron decidas y ejecutadas por él,
circunstancia reconocida en su descargo y que surge del hecho de que
los documentos en los que participó la firma en cuestión fueron
suscriptos de su puño y letra (ver a modo de ejemplo las fs. 34/48 del
anexo XII de la AFIP -correspondiente a ofertas de los contratos de
locación- y las fs. 15/17, 9/14 y 18/20 de los anexos X y XI
respectivamente –ambos del mismo ente recaudador-, vinculados a los
cheques utilizados para la adquisición de la maquinaria).
La intervención de Sanfelice en la maniobra investigada
es entonces la de la firma Agosto.
Ahora bien, siguiendo la misma línea que De Sousa y
López, él argumentó que todos los contratos fueron lícitos,
debidamente documentados, abonados mediante sistema bancario y
que desconocía que los nombrados, mediante estas operaciones,
pudieran haber estado lavando dinero.
Es decir nuevamente al igual que sus consortes de causa
centró su descargo en una acción neutral que excede al derecho penal.
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Ante ello, debe estudiarse si, como en el caso de López y


De Sousa, dejó de serla desde el momento en que la orientó hacia un
plan criminal.
A la luz de cuál habría sido su participación en los
hechos aquí investigados, debemos centrarnos en si la constitución de
Agosto, y su posterior operación comercial con Álcalis de la
Patagonia, CPC y Oil M&S estuvo orientada a que las indicadas
firmas pudieran canalizar a través de aquella parte del dinero de
origen espurio que habrían obtenido a raíz de defraudación al Estado
nacional investigada en la causa nro. 4943/2016.
Es decir, al ser la participación de Sanfelice la contracara
de la de los nombrados López y De Sousa, como primer paso; debe
estudiarse si sabía de dónde provenía el dinero que respaldaba los
contratos celebrados, circunstancia que él negó y que creo acreditada;
es más, conforme se desarrollará, no solo tuvo conocimiento de ello,
sino que formó parte del plan inicial para montar esa estructura.
Para arribar a esa conclusión, considero que son tres
puntos sobre los que debo profundizar: el conocimiento personal de
Sanfelice con López y De Sousa, el de la actividad y finanzas de las
empresas en trato que formarían parte del grupo Indalo y, por último,
el de Agosto, todo lo cual, entrelazado, va a poder acreditar que
poseía pleno conocimiento del hecho pesquisado.
Con relación al primero, debe decirse que conforme fue
analizado al tratar la situación procesal de López y De Sousa, en el
legajo 3732/16 -elevado parcialmente a juicio- y conexo con la causa
nro. 15734/08, se tuvo por acreditado que los tres formarían parte de
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una asociación estable y permanente, junto con los ex presidentes


Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández, entre otros, la
cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer y
apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre otras
maniobras, el lavado de dinero.
A su vez, se le atribuyó que en el marco de la asociación
ilícita de la que formaba parte en calidad de organizador, diseñó,
ejecutó y mantuvo entre los meses de enero de 2009 y marzo de 2016
un esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito por medio del cual
se logró legitimar a favor de Néstor Kirchner, Cristina Fernández,
Máximo y Florencia Kirchner dinero de procedencia ilegítima que era
canalizado por el grupo Indalo y otro, a través de la actividad
inmobiliaria y hotelera desplegada por la sociedad Los Sauces SA.
Adunado a lo anterior, he de tener en cuenta también que
el aludido fue procesado junto con Fernández, Máximo y Florencia
Kirchner, entre otros, en el marco de la causa nro. 11352/14 -también
elevada parcialmente a juicio- por haber intervenido en una maniobra
de blanqueo de capitales a través de la actividad hotelera desarrollada
por la empresa Valle Mitre SA, administradora y gerenciadora del
hotel Alto Calafate -propiedad de Hotesur SA, integrada por los
nombrados, de la cual él era presidente- y la hostería Las Dunas.
Dicha actividad permitió la canalización de alrededor de $6.909.708
(por el alquiler de la hostería Las Dunas) y $28.597.624 (por la cesión
y explotación del hotel Alto Calafate) que recibió la segunda para ser
utilizado.
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Lo expuesto permite establecer que no solo se encontraba


vinculado a sus consortes de causa sino que también, cobra particular
importancia la relación de extrema afinidad que existía entre aquel y
los ex presidentes y su hijos, pues ello explica por qué en muchas
oportunidades el imputado participó de los distintos negocios de estos.
Tal como en esos resolutorios se ha valorado, el
nombrado sería socio de Máximo Kirchner en la firma Negocios
Inmobiliarios SA desde el 31 de agosto de 2005, a la vez que como
accionista mayoritario de la empresa Negocios Patagónicos SA (de la
que tendría el 90 % de las acciones) vendió a Los Sauces -
representada por el mencionado Kirchner-, a solo 13 meses de haberlo
adquirido, un inmueble por la suma de UDS 250.000, importe que
representó una diferencia del 502 % respecto del precio de compra.
Ello, surge de la documentación reservada en la caja “Q 1” -en el
marco del sumario 11352/2014 actualmente en el TOCF 5- y del
expediente nro. 3732/16.
También, se determinó que participó, en representación
de Néstor Kirchner, en la compra del hotel Alto Calafate, sociedad en
la que luego como se dijo ocupó cargos jerárquicos (director suplente
y luego presidente).
Asimismo, se demostró que habría adquirido las acciones
de la firma Idea SA, sociedad de la que luego fue presidente y que se
encargó de la administración del hotel Alto Calafate y La Aldea, entre
otros -lo cual sería propiedad de la familia Kirchner-.
La confianza depositada en él por la ex mandataria
también se desprende del hecho que, el 11 de diciembre de 2008, se le
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otorgó un poder especial bancario con amplias facultades, entre otras,


para retirar dinero a través de la escritura nro. 742 (ver documentación
digital reservada en la caja nro. 133 de la causa nro. 11.352/14).
Estas son solo algunas valoraciones que se efectuaron en
el marco de las causas que aquí tramitaron y que lo tuvieron por
imputado, entre otros, pero son necesarias para acreditar que dentro de
este esquema de corrupción, Sanfelice tenía un rol preponderante; lo
que también se refleja en este legajo, en tanto coincidirían en parte los
intervinientes y mantendrían un mismo “modus operandi”.
Con relación al segundo punto, Sanfelice era empleado
de Álcalis de la Patagonia durante el período que aquella firma
recibía, por parte de Oil Combustibles, sumas millonarias de dinero en
concepto de mutuos otorgados sin garantía que los respaldara y sin
plazo de vencimiento.
En otras palabras, él conocía acerca de la procedencia del
dinero de manera irregular -por la forma en que ingresaba- a la
empresa para la que trabajaba durante ese período y entonces también
de la necesidad de invertirlo a la mayor brevedad posible.
Sobre el destino que pudiera asignársele, y ya al
adentrarme en el tercer punto, argumentó que sabía del interés de
Álcalis de la Patagonia en alquilar vehículos y no comprarlos, por los
gastos que ello implicaba y que fue por ese motivo que se introdujo en
ese negocio. En relación con esto, aclaró que era una idea que tenía
desde hacía un tiempo lo que se reflejaba en la memoria del ejercicio
1.
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En primer término, si bien es cierto que allí se dejó


asentado que “nos abocaremos a la actividad de servicios de
operaciones con camiones roqueros, por lo que hemos realizado
estudios de factibilidad en ese sentido”, lo que fue firmado el 4 de
agosto de 2013; mal puede argumentarse que fue un proyecto que
estaba siendo analizado desde hacía tiempo cuando desde la fecha de
la propuesta, en aproximadamente 7 meses, ya contaba con quince
vehículos y todos ellos alquilados a clientes altamente reconocidos.
Pero además, no puedo dejar de valorar que el propio
imputado indicó que para firmas como Álcalis de la Patagonia -cuyo
nivel económico es ampliamente mayor al de Agosto- le resultaba
más beneficioso alquilar camiones y no comprarlos por los gastos en
los que incurriría.
Desde ese punto, es llamativo no solo que Sanfelice haya
decidido adquirir los vehículos sino que sea capaz de no registrar ni
un solo gasto durante tres años, más allá de las patentes que reconoció
no haber abonado y que, por el contrario, hubiera podido cargar todos
ellos al locatario, conforme surge de los distintos contratos de
alquiler.
En la misma línea, también es curioso que, conociendo la
preferencia de esas firmas en alquilar y no adquirir, le hubiera
vendido a Álcalis de la Patagonia la máquina perforadora marca
Pantera Tamrock 1500 que había incorporado menos de un año antes -
30/3/14 y 10/2/15 respectivamente- por la suma de $1.624.350,00 al
valor de $6.960.000.
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Es decir, cuanto menos le debería haber llamado la


atención que durante el período de alquiler aquella sociedad hubiera
decido comprar el bien -pese a que no era una práctica habitual- y que
efectúe una oferta tan superior al precio que había pagado
oportunamente.
Pero además, todo esto adquiere mayor relevancia si se
tiene en cuenta que para ese entonces trabajaba en relación de
dependencia en esa misma firma.
Sobre este último punto, es decir que el imputado se
encontraba sobre ambos lados de la operación comercial -esto es
facturando los servicios por un lado, y en relación de dependencia por
el otro- además de contraponerse con las prácticas del mercado
parecería ser una forma de proceder usual de los aquí denunciados.
Ello así en tanto se valdrían de personas de máxima confianza a
quienes se los coloca en lugares necesarios para lograr los objetivos
propuestos.
En efecto, esta misma situación ha sido valorada en igual
sentido por los integrantes de la sala I de la cámara de apelaciones del
fuero en el marco del expediente nro. 3732/16 con relación a Romina
Mercado y; en la causa 11352/14 respecto de Patricio Pereyra
Arandia.
En el primero de los legajos, al mismo tiempo que
conducía la sociedad Los Sauces, la cual recibía pagos por parte de
Inversora M&S, perteneciente al grupo Indalo, de Cristóbal Manuel
López y Carlos Fabián De Sousa, se desempeñaba en relación de
dependencia de esta última compañía.
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Por su parte, en el segundo, mientras era director de la


firma Hotesur tenía a su cargo la fiscalización de Valle Mitre.
Por lo demás, no resulta posible representarse cómo hacía
Sanfelice para cumplir funciones laborales en relación de dependencia
para Álcalis de la Patagonia y simultáneamente conducía una
empresa, casi sin empleados en las que se manejaban contratos
millonarios.
Otro dato relevante es que, pese a que hubiera dicho lo
contrario, el precio de adquisición no sería acorde al valor del
mercado y debía saberlo, pues, además de parecer bajos; los montos
que se fijaron en los contratos de alquileres posteriores fueron
desproporcionadamente superiores con relación a estos.
Más allá de la facilidad con la que adquirió los bienes,
también es sugestivo lo sencillo que habría sido colocarlos en
circulación.
Es que si bien es cierto que trabajaba para Álcalis de la
Patagonia -circunstancia que él mismo reconoció y que surge del
anexo XV de la AFIP reservado en secretaría-, y que entonces pudo
haber vislumbrado que necesitaban servicios como los que ofreció,
ello no alcanza para explicar por qué motivo no solo aquella firma,
sino también otras dos de grandes dimensiones y asentadas en ese
mercado, como son Oil M&S y CPC decidieron comercializar de
manera automática con la suya que, como se estudió, había ingresado
al rubro pocos meses antes sin ningún tipo de experiencia.
Asimismo, su explicación al respecto tampoco resultó
convincente.
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En efecto, más allá que señaló que compró tres camiones


marca Catterpillar y se los alquiló a Álcalis de la Patagonia, por
conocer de antemano su necesidad de este tipo de vehículos, lo cierto
es que para ese momento -7 de enero de 2014-, ya había hecho lo
mismo con otro semirremolque regador; para el 10 de enero de 2014 -
es decir tres días más tarde- había adquirido 5 camiones más; para el
22 del mismo mes y año, 2 más y para finales de marzo había
completado la flota de 15 camiones y una máquina perforadora, todo
lo cual finalmente alquiló a otra firma distinta -Oil M&S- de la que
según sus dichos conocía su interés.
Evidentemente entonces su motivación de ingresar a ese
negocio no estuvo dada por la posibilidad de aprovechar la necesidad
de la primera de esas firmas, lo que además, por sí solo, tampoco
hubiera sido suficiente.
Es que, independientemente del buen o mal negocio que
pudo haber observado, la realidad es que necesitaba -además de esta
intuición- una estructura que lo acompañara y la única explicación
posible sobre cómo lo logró es la aquí sostenida, esto es que sean los
responsables de aquellas firmas López y De Sousa.
En efecto, la forma en la que todo se desarrolló no
hubiera resultado posible sin la colaboración de las grandes empresas,
lo que da la pauta de la connivencia entre los imputados.
En definitiva, el encausado sabía que la firma para la que
trabajaba -Álcalis- recibía préstamos millonarios por parte de otra
empresa de los nombrados, sin ningún tipo de garantía o de interés y
que estaba interesada en alquilar vehículos.
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Además, la cantidad facturada en el poco tiempo de


actividad y el hecho de que las tres sociedades del grupo Indalo
pesquisadas le hubieran alquilado toda su maquinaria de forma
automática y, en algunos casos, de manera irregular, conlleva a que
cuanto menos debiera imaginar que el dinero podría tener un origen
delictivo.
Pero en este caso, además, hay elementos de cargo que
permiten sostener fundadamente que no sólo pudo habérselo
representado sino que lo sabía y que de hecho fue él quien construyó,
con la intervención de López y De Sousa, una sociedad de mostrador
que sirviera para canalizar ese dinero de origen espurio.
En tal sentido, dentro de un rubro altamente competitivo
y sin haber operado nunca en él, en menos de 6 meses, por un precio
irrisorio, sin ningún tipo de socio ni empleado; valiéndose de una
empresa adquirida dos años atrás que estaba avocada a otra actividad
y sin registrar operaciones, no solo logró formar una estructura capaz
de ofrecer servicios por valores millonarios a empresas de grandes
dimensiones, desplazando a otras que pudieran haber competido por
esos contratos; sino que consiguió que aquellas, de las que justamente
eran responsables sus consortes de causa, sin una prueba previa para
corroborar la calidad y confianza del servicio, les alquilaran
absolutamente todas sus máquinas y por largos períodos de tiempo.
Por último, y con respecto a los dichos del encausado en
torno a que pagó en nombre de su esposa y por las acciones de Sancho
$15.000 en vez de $60.000 -que era lo que había abonado por las de
Virgilio- porque aquel no había integrado la totalidad del capital que
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le correspondía; debe decirse que se observa en los estados contables


de Agosto que para el 30 de agosto de 2013 el capital suscripto era
$120.000 pero el integrado continuaba siendo de $30.000.
Por ese motivo, al no estar reflejado en los balances de la
empresa ninguna de las integraciones a las que Sanfelice hizo
mención, no se logra comprender el motivo de ese desfasaje en los
montos pagados, lo que convierte a la operación, al valorarla
conjuntamente con todo lo ya analizado, en irregular.
Por otro lado, si bien sostuvo que pagó los impuestos
correspondientes y que las contrataciones fueron reales, debidamente
documentadas, no puede pasarse por alto que Agosto adeudó las
patentes de los vehículos a su nombre, que de hecho no todos los que
realmente adquirió estaban registrados bajo su titularidad y que hasta
hubieron casos -conforme se explicó en la valoración general- en los
cuales un mismo rodado fue facturado a dos empresas distintas en el
mismo período de alquiler.
Todo ello, que además surge de lectura de la
documentación aportada por la propia firma a la AFIP, permite
sostener, en contraposición con la versión defensista, que Sanfelice
conocía aquellas irregularidades y que fueron la consecuencia
inevitable de la “puesta en escena” montada.
En síntesis, de no acogerse la teoría aquí analizada con
base en las probanzas recolectadas, mal puede argumentarse que todo
ello fue parte de un buen negocio.
Por todo lo expuesto, me encuentro en condiciones de
concluir que las expresiones vertidas en el descargo del incuso no son
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más que meras alegaciones que a esta altura de la pesquisa no guardan


correlato con el plexo probatorio aunado al expediente.
F) Al tenerse en cuenta los hechos descriptos y
acreditados precedentemente, y sin perjuicio del carácter provisional
que tiene en esta instancia el encuadre jurídico dado a aquellos,
entiendo que Cristóbal Manuel López, Carlos Fabián De Sousa y
Osvaldo José Sanfelice; deberán responder en principio como
coautores del delito de lavado de dinero previsto en el art. 303 -inc.
1)- y 45 del CP.
En primer lugar y antes de ingresar en el análisis de la
figura penal en trato, corresponde efectuar una serie de
consideraciones en torno al contexto internacional en el que se
desarrolló el delito de blanqueo de capitales.
Puntualmente, la lucha contra los “delitos complejos”
tales como la delincuencia organizada transnacional, la corrupción, el
lavado de dinero, el contrabando y el resto de los delitos económicos,
dieron lugar a que el Estado argentino asumiera determinados
compromisos internacionales a los efectos de investigar, sancionar y
juzgar la comisión de hechos de esa naturaleza.
Esto se materializó mediante la firma de la Convención
de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Psicotrópicas (aprobada por la ley 24.072, sancionada el
11/3/92 y publicada en el Boletín Oficial el 14/4/92). Así, se
estableció entre otras cosas, que las partes dispondrán lo necesario
para que sus tribunales y demás autoridades jurisdiccionales
competentes puedan tener en cuenta las circunstancias de hecho que
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den particular gravedad a la comisión de los delitos vinculados con el


tráficos de estupefacientes, la participación en el delito de un grupo
delictivo organizado del que el autor forme parte; su participación en
otras actividades delictivas internacionales organizadas y en otras
actividades ilícitas cuya ejecución se vea facilitada por la comisión
del delito; y el hecho de que quien delinque ocupe un cargo público y
de que el delito guarde relación con ese cargo; entre otros (conf. inc.
5to. del art. 3 “Delitos y Sanciones”).
La Convención de las Naciones Unidas contra la
Delincuencia Organizada Transnacional (Convención de Palermo,
aprobada por la Ley 25.632, sancionada el 1/8/02 y publicada en el
Boletín Oficial el 30/8/02) entendió por “grupo delictivo organizado”,
un grupo estructurado de tres o más personas que exista durante cierto
tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno
o más delitos graves, con miras a obtener, directa o indirectamente un
beneficio de orden material (conf. art. 2).
Es decir, para referirnos a crimen organizado deberá
verificarse un proyecto criminal, tendiente a cometer delitos de cierta
gravedad y relevancia nacional e internacional, que requerirá ser
concretado en forma organizada -es decir, incluir cierta cantidad de
personas, con una estructura jerárquica donde exista una división de
trabajo y una permanencia temporal- y que tenga por objetivo obtener
beneficios económicos y/o materiales (Luciani, Diego Sebastián,
Criminalidad Organizada y Trata de Personas, Ed. Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2011, Pág. 30).
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Por su parte, la Convención Interamericana contra la


Corrupción (aprobada por la ley 24.759 y publicada en el Boletín
Oficial el 17/1/97), establece el compromiso de los Estados partes a
combatir la corrupción en todas sus formas. Determinó como
propósitos: “1. Promover y fortalecer el desarrollo, por cada uno de
los Estados Partes, de los mecanismos necesarios para prevenir,
detectar, sancionar y erradicar la corrupción” y “2. Promover, facilitar
y regular la cooperación entre los Estados Partes a fin de asegurar la
eficacia de las medidas y acciones para prevenir, detectar, sancionar y
erradicar los actos de corrupción en el ejercicio de las funciones
públicas y los actos de corrupción específicamente vinculados con tal
ejercicio” (artículo II).
También definió como “actos de corrupción”, no solo el
requerimiento o la aceptación, directa o indirectamente, por un
funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas, de
cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas,
favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra persona o
entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el
ejercicio de sus funciones públicas, sino también la realización por
parte de un funcionario público o una persona que ejerza funciones
públicas de cualquier acto u omisión en el ejercicio de sus funciones,
con el fin de obtener ilícitamente beneficios para sí mismo o para un
tercero, y el aprovechamiento doloso u ocultación de bienes
provenientes de cualesquiera de los actos a los que se refiere el
presente artículo; tanto como autor, co-autor, instigador, cómplice,
encubridor o en cualquier otra forma en la comisión, tentativa de
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comisión, asociación o confabulación para la comisión de cualquiera


de los actos mencionados (artículo VI).
Asimismo, la Convención de Naciones Unidas contra la
Corrupción (aprobada por la ley 26.097, sancionada el 10/5/06 y
publicada en el Boletín Oficial el 9/6/06) estableció el compromiso de
los Estados parte de formular y aplicar “políticas coordinadas y
eficaces contra la corrupción que promuevan la participación de la
sociedad y reflejen los principios del imperio de la ley, la debida
gestión de los asuntos públicos y los bienes públicos, la integridad, la
transparencia y la obligación de rendir cuentas” (artículo 5, “Políticas
y prácticas de prevención de la corrupción”).
Con el objeto de combatirla, la citada convención
también previó que cada Estado parte, de conformidad con los
principios fundamentales de su ordenamiento jurídico, promoverá,
entre otras cosas, la integridad, la honestidad y la responsabilidad
entre sus funcionarios públicos (artículo 8, “Códigos de conducta para
funcionarios públicos”); asimismo señaló la necesidad de la adopción
de medidas legislativas y de otra índole por parte de todos los Estados
parte para tipificar como delitos dolosos el soborno de funcionarios
públicos nacionales (artículo 15), la malversación o peculado,
apropiación indebida y otras formas de desviación de bienes por un
funcionario público -en beneficio propio o de terceros- (artículo 17) y
el tráfico de influencias (artículo 18).
Estas dos últimas, permitieron construir un nuevo
paradigma normativo que, primero, desagregó del inventario el
concepto de delincuencia organizada a un fenómeno más heterogéneo
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como es el de la corrupción administrativa, y segundo, establecieron


medidas particularizadas; “el resultado de ello es que hoy, frente a un
episodio de corrupción, el marco normativo desautoriza análisis
aislados que acoten la reacción estatal a una sola acción o la actuación
de solo uno de sus órganos de incumbencia” (Colombo, Marcelo,
Delitos en las contrataciones públicas, Ad Hoc, Buenos Aires, 2012,
pág. 20).
Similares conceptos fueron plasmados en la Convención
Interamericana contra el Terrorismo (aprobada por la ley 26.023 y
publicada en el Boletín Oficial el 18/4/05) y la Convención de
Naciones Unidas contra la Financiación del Terrorismo (aprobada por
la ley 26.024 y publicada en el Boletín Oficial el 19/4/05).
También se encuentran las pautas interpretativas que
formuló a partir de aquellas el Grupo de Acción Financiera
Internacional (GAFI), organismo intergubernamental formado con el
fin de desarrollar la promoción de políticas mundialmente dirigidas a
combatir el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y evitar
la utilización de los sistemas financieros de los diversos países por las
organizaciones criminales.
Fue instaurado en el año 1989 con el objeto de promulgar
un marco internacional de prevención del blanqueo de capitales y en
el año 1990 puso en conocimiento de la comunidad internacional las
40 recomendaciones que proveen un plan de acción para la lucha del
lavado de dinero, las que años posteriores fueron reformuladas,
complementadas y ampliadas.
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Paralelamente a este organismo, se crearon otros grupos a


nivel regional; en este sentido Argentina resulta ser miembro del
Grupo de Acción Financiera de Sudamérica (GAFISUD). Este se creó
el 8 de diciembre de 2000 en la ciudad de Cartagena de Indias,
República de Colombia, con similares fines.
Ahora bien, como primer antecedente en la legislación
argentina corresponde invocar al art. 25 de la ley 23.737 (aprobada y
publicada en el Boletín Oficial el 11/10/89). Empero, el delito de
lavado de dinero propiamente dicho fue incorporado en nuestro
Código Penal el 13 de abril del año 2000 tras sancionarse la ley
25.246; con el objeto de adecuar la legislación a los estándares
internacionales que regulaban el tema. Estos, están sustancialmente
conformados por las normas contenidas en las mencionadas
Convención de Viena de 1988, en la Convención de Palermo de 2000,
y en las “40 recomendaciones del GAFI” (Córdoba, Fernando J.,
Delito de Lavado de Dinero, Análisis de los Tipos Penales, Autoría,
Autolavado…, 1era., reimpresión, Ed. Hammurabi, pág. 27).
Así, se reemplazó el Capítulo XIII del Título XI
“Encubrimiento” por “Encubrimiento y lavado de activos de origen
delictivo” y se reordenaron los arts. 277 a 279. El blanqueo de
capitales había quedado como una forma agravada del encubrimiento
(art. 277).
En efecto, el art. 278 del CP establecía que: “Será
reprimido con prisión de 2 a 10 años y multa de 2 a 10 veces del
monto de la operación el que convirtiere, transfiriere, administrare,
vendiere, gravare o aplicare de cualquier otro modo u otra clase
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bienes provenientes de un delito en el que no hubiera participado, con


la consecuencia posible de que los bienes originarios o los
subrogantes adquieran la apariencia de un origen lícito y siempre que
su valor supere la suma de cincuenta mil pesos ($50.000), sea en un
solo acto o por la reiteración de hechos diversos vinculados entre sí.
Luego, con la sanción de la ley 26.683 (sancionada el
1/6/11 y publicada en el Boletín Oficial el 21/6/11) se sustituyó la
denominación del Capítulo antes mencionado y fue incorporado en el
Título XIII como “Delitos contra el orden económico y financiero”.
Dicha figura (la del art. 278 del CP que se derogó) fue
trasladada al art. 303 del CP y quedó así redactada: “Será reprimido
con prisión de tres (3) a diez (10) años y multa de dos a diez veces del
monto de la operación, el que convirtiere, transfiriere, administrare,
vendiere, gravare, disimulare o de cualquier otro modo pusiere en
circulación en el mercado, bienes provenientes de un ilícito penal, con
la consecuencia posible de que el origen de los bienes originarios o
los subrogantes adquieran la apariencia de un origen lícito, y siempre
que su valor supere la suma de pesos trescientos mil ($300.000), sea
en un solo acto o por la reiteración de hechos diversos entre sí.
Si bien la primera disposición le dio la categoría delictual
que actualmente presenta, antes consideraba que el delito de blanqueo
de capitales era una forma especial de encubrimiento. “Es decir, una
actividad posterior a un hecho delictivo, realizado por un tercero que
no había participado en su comisión, y que de tal modo se lesionaba
con ello el bien jurídico de la administración pública, específicamente
la administración de justicia, en tanto tal accionar impedía o estorbaba
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el buen y correcto funcionamiento de los órganos judiciales


encargados de perseguir y reprimir los delitos en general.” (Tazza,
Alejandro, Código Penal de la Nación Argentina Comentado, Parte
Especial, Tomo III, Ed. Rubinzal Culzoni; pág. 564 -comentario al art.
II a)-).
En tal sentido, en esta última se modificó la concepción
del bien jurídico tutelado por la norma dado que actualmente afecta al
orden socioeconómico, permite el “auto-lavado” toda vez que en la
redacción anterior el autor solo podía ser quien realizara las acciones
mencionadas en el tipo sobre bienes provenientes de un delito en el
que no hubiera participado, prevé nuevas conductas alternativas y
contiene una escala penal mayor, entre otras cosas.
Efectuadas estas consideraciones, he de adentrarme ahora
sí en el tipo penal en trato.
El delito de lavado de activos es un delito de resultado de
peligro concreto. “El resultado de peligro que reclama el tipo es el
peligro de que los bienes adquieran la apariencia de un origen lícito.
Es decir, no hace falta que los bienes hayan adquirido efectivamente
la apariencia de origen lícito; basta con que el autor haya creado la
posibilidad de que ello suceda. Esta interpretación se desprende del
texto de la ley que reclama que la acción típica tenga como
“consecuencia posible” que los bienes adquieran la apariencia posible
de un origen lícito (Córdoba, Fernando J., obra citada, pág. 33).
Se ha dicho que se trata de un delito pluriofensivo, en
tanto menoscaba simultáneamente a la administración de justicia, al
orden socioeconómico, a la transparencia del sistema financiero o la
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legitimidad de la actividad económica, e incluso a la salud pública,


como en los casos de narcotráfico (cfr. Llerena, Patricia, Lavado de
Dinero, Revista del Ministerio Público Fiscal, pág. 39 y sgtes.).
Al respecto, la jurisprudencia penal económica ha
entendido que el lavado de dinero es un serio problema que afecta al
orden económico y financiero y que juntamente con la corrupción
distorsiona la toma de decisiones económicas, agrava los males
sociales y amenaza la integridad de las instituciones financieras a
nivel global, actuando solapadamente, disimulando los activos de
proveniencia ilícita (TOPE nro. 3, 13/4/15, “Colombo Fleitas, Oscar
C. s/infracción art. 303, inc. 3ero. del CP en tentativa”, causa nro.
2305 (CPE 748/2013/TO1), reg. nro. 83/15).
El sujeto activo de esta figura puede ser cualquier
persona, dado que no se exige ninguna cualidad especial, asimismo; la
nueva redacción incluye a quien haya sido el sujeto activo del delito
precedente; y el sujeto pasivo es la sociedad o el Estado en cuanto se
afecta su orden económico por la introducción en el circuito
financiero de bienes o dinero provenientes de actividades delictivas.
En efecto, “…el blanqueo es un proceso, a lo largo del
cual la masa patrimonial se va distanciando de su origen delictivo. Por
tal motivo, no se resuelve en un único hecho sino que -por el
contrario- involucra una cadena de conductas y una multiplicidad de
ejecutantes enlazados entre sí…” (Blanco, Hernán, Técnicas de
Investigación del Lavado de Activos, Persecución del lavado de
activos desde el Poder Judicial y el Ministerio Público Fiscal, Ed. La
Ley, pág. 11).
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Corresponde distinguir tres etapas o fases que fueron


reconocidas doctrinalmente en este proceso -según el sistema
tripartito difundido por el GAFI-; es decir, una “inicial” o de
“colocación”, en la cual la organización criminal dispone del producto
de su actividad y lo ingresa en el sistema financiero o no financiero;
una segunda de “estratificación” o “diversificación”, en la que se
realizan múltiples transacciones con el objeto de que no pueda
reconocerse su real origen; y una tercera de “integración”, cuando
agotado el procedimiento, puede el propietario disponer de los fondos
libremente porque provienen de “actividades lícitas”. Estos permiten
introducir los productos blanqueados en la economía.
Con respecto a las acciones típicas, debe decirse que el
art. 278 del CP -actualmente derogado- abarcaba los verbos
“convertir”, “transferir”, “administrar”, “vender”, “gravar” y “aplicar”
-todos especies ejemplificativos de este último-; y que la nueva figura
citada además repetir los anteriores, incorporó la acción “disimular” y
modificó la fórmula “o aplicare de cualquier otro modo” por la de “o
de cualquier otro modo pusiere en circulación en el mercado”.
La acción de “convertir” supone la transformación de un
objeto por otro diferente. Como dice el diccionario de la lengua
española “mudar o volver una cosa en otra”. En este caso implica la
transformación de los bienes en activos de cualquier tipo;
“Transferir” significa la cesión de un bien a un tercero
por cualquier forma. Conlleva una suerte de abandono de los bienes o
efectos del área patrimonial de su tenedor para incorporarse a la de un
tercero;
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“Administrar” refiere al manejo o cuidado de los bienes o


dinero, ordenar, disponer, organizar la hacienda o los bienes,
suministrar, proporcionar, o distribuir alguna cosa;
“Vender” se vincula con la obligación de una de las
partes a transferir a la otra la propiedad de una cosa;
“Gravar” significa la realización de un negocio jurídico
por el cual se constituye un derecho real de garantía sobre un bien,
afectándolo;
“Disimular” implica ocultar o encubrir algo. Dicha
disimulación no requiere necesariamente que sea física o material,
quedando comprendido cualquier acto de ocultamiento jurídico o
contable y “poner en circulación” hace referencia a la tercera etapa del
proceso del lavado de activos (Insolvencias punibles y delitos contra
el orden económico y financiero, dirigido por Marcelo A. Riquert, ed.
Hamurabi, pág. 194).
Respecto de este último término, la Sala I de la Excma.
Cámara del fuero entendió que “poner en circulación en el mercado” -
“de cualquier otro modo” engloba, además de los supuestos
anteriores, cualquier actividad u operación dirigida a otorgar
apariencia de legitimidad a los bienes provenientes de un delito
(CCCF, Sala I, CPF 3732/2016/49/CA9, “Fernández, Cristina Elisabet
y otros s/ procesamiento”, Juzgado 11- Sec 21).
En definitiva, todas las conductas prescriptas tienen por
objeto que los bienes que provienen de un ilícito o los subrogantes
adquieran la apariencia de ser de origen legal.
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En el dictamen de mayoría elaborado en la Cámara de


Diputados de la Nación respecto de la ley anterior se consignó que
“para la descripción de la conducta prohibida por la norma, se ha
apelado a un criterio que combina el empleo de algunos verbos
característicos, con una fórmula residual, que intenta dar un concepto
general de en qué consiste el hecho del lavado del dinero o bienes. Se
trata, pues, de un procedimiento similar al de la descripción legal del
delito de estafa, ya que el art. 172 del CP, contiene también una serie
de modalidades de la acción de defraudar (con nombre supuesto,
calidad simulada, falsos títulos, etcétera), para cerrar la descripción
con una definición genérica (…) o valiéndose de cualquier otro ardid
o engaño” (LL, “Antecedentes Parlamentarios”, 2000-B-1677).
Tal como fue valorado en el apartado E) Valoración de la
prueba y de los descargos, con el fin de que los bienes obtenidos de la
defraudación al Estado nacional adquieran la apariencia de legítimos,
los imputados llevaron a cabo varias de las conductas alcanzadas por
el delito en cuestión. Así, y en el entendimiento de que la fórmula
“pusiere en circulación en el mercado” - “de cualquier otro modo” -
abarca todas las acciones antes mencionadas, es que de modo genérico
resulta la más adecuada para atribuirles el ilícito en trato.
Al tratarse de un delito complejo, compuesto de
diferentes etapas, cada uno de los imputados tuvo un rol distinto en el
proceso de blanqueo y se dividieron las tareas a los fines de cumplir
con el esquema de acuerdo a lo planeado.
Al respecto, se tuvo por acreditado que en el marco de
esa estructura, en forma coordinada: se hicieron de la empresa
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pantalla “Agosto” que utilizaron para canalizar el dinero proveniente


de las ganancias generadas a raíz de la defraudación al Estado
nacional por el no pago en tiempo y forma del impuesto ICL (hecho
este último que tuvo por responsables a Cristóbal Manuel López y
Carlos Fabián De Sousa, entre otros), inyectaron fondos, la
administraron, adquirieron los vehículos que fueron puestos a
disposición de la maniobra, firmaron los contratos de alquiler,
emitieron los cheques para el pago de los cánones locativos, con las
ganancias producidas de la actividad comercial realizaron una
inversión en el Fondo Común de Inversión FIMA, adquirieron una
propiedad y colocaron dinero en un plazo fijo en el banco; entre otras
tantas acciones, todas llevadas a cabo con el objeto de legitimar parte
de las ganancias producidas por el ilícito precedente.
Por otro lado, se requiere que los bienes provengan de un
ilícito penal. El concepto de “bienes” debe entenderse con amplitud y
se encuentra contemplado en el art. 2312 del Código Civil y
Comercial de la Nación Argentina y dice: “Los objetos inmateriales
susceptibles de valor, e igualmente las cosas, se llaman bienes. El
conjunto de los bienes de una persona constituye su patrimonio.”
También, la Convención de las Naciones Unidas contra
el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de
1988 los consideró como “los activos de cualquier tipo, los corporales
o incorporales, muebles o raíces, tangibles o intangibles, y los
documentos o instrumentos legales que acrediten la propiedad u otros
derechos sobre activos.” (art. 1 apartado q).
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En el mismo orden de ideas, como ya se adelantó más


arriba, la ley 26.683 reemplazó el objeto de la acción “bienes
provenientes de un delito” por “bienes provenientes de un ilícito
penal”.
Entonces; con anterioridad a la reforma, el hecho
antecedente del lavado solo podía ser un delito. Más allá de ello, la
jurisprudencia sostenía que la procedencia criminal de los acuerdos
que eran objeto de blanqueo solo requería la comprobación genérica
de una actividad delictiva previa que, según las circunstancias del
caso, permitieran la exclusión de otros orígenes posibles, sin que sea
necesaria ni la demostración plena de un acto delictivo específico ni
de los concretos partícipes en el mismo (conf. CNCP, Sala I, causa
Orentrajch, reg. 8622, rta. el 21/3/06).
El art. 9 apartado 5 del Convenio del Consejo de Europa
sobre blanqueo, investigación, embargo y comiso del producto de
delitos y sobre financiación del terrorismo (Convenio de Varsovia,
15/5/2005) establece que la condena previa o simultánea del delito
precedente no presenta un pre-requisito para la condena por blanqueo.
Se refiere a prueba razonable de una actividad ilícita con categoría de
delito con capacidad para poner en riesgo el bien tutelado por el art.
303 del CP a partir de los datos disponibles, cualquiera sean estos
(conf. Tribunal Supremo Español, sentencias nros. 1704/01 y 928/06
en ocasión de tratar una norma con similar estructura, citado por la
CCCF, Sala II, CPF/2013/227/CA 62, rta. el 25/10/17).
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Por lo tanto, la nueva redacción cerró la posibilidad de


discusión sobre el alcance de este elemento objetivo. Así, podría ser
cualquiera que produzca ganancias ilícitas.
Sin embargo, sí se requiere que provengan de un ilícito,
es decir un hecho que sea típico y antijurídico, que haya generado los
bienes, las cosas o las ganancias que mediante el suceso posterior se
pretende legitimar.
“Claro que el ilícito precedente debe hallarse
objetivamente vinculado con delitos susceptibles de generar ganancias
atento el carácter esencialmente económico de lavado de activos.”
(CPE 1502/2011/TO1, caratulada “Córdoba, Pantaleón s/inf. art. 303,
3er. párrafo del CP”, rta. el 3/9/15).
En el caso, este requisito se encuentra cumplido en la
medida en que como hecho ilícito antecedente se consideró la causa
nro. 4943/16 (conexa con el sumario nro. 15734/08), en la que con
fecha 19/12/17 se dictó el procesamiento de Cristóbal Manuel López,
Carlos Fabián De Sousa y Ricardo Echegaray en orden al delito de
administración fraudulenta agravada por haberse cometido en
perjuicio de una administración pública, se embargó por la suma de
$17.042.509.692 y, los dos primeros, fueron detenidos
preventivamente.
Dicho auto fue revocado por la cámara de apelaciones del
fuero y luego casado por la sala I de la instancia siguiente, que el
27/4/18 resolvió estar a lo decidido por este tribunal en cuanto a la
calificación legal atribuida a los imputados, a los embargos decretados
y a las detenciones ordenadas. Actualmente el sumario se encuentra
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en trámite ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 3 y ante


esta secretaría obran testimonios de la misma a los efectos de
continuar la investigación respecto del resto de los funcionarios de
AFIP que presuntamente habrían intervenido en la maniobra en
cuestión.
Asimismo, con fecha 17/4/19 se decretó el procesamiento
respecto de José Antonio Bianchi, Gustavo Adrián Esperón, Ángel
Rubén Toninelli, Fabián Osvaldo Di Risio, Karina Elisabet Venier,
Walter David D´Angela y Eduardo Julio Nappa (todos funcionarios de
la AFIP al momento de los hechos) en orden al delito previsto y
reprimido en el art. 173, inc. 7, en función del art. 174 inc. 5 del CP; y
la falta de mérito para dictar el procesamiento o el sobreseimiento de
12 personas más entre funcionarios y empleados de la misma
administración.
En dicho legajo se tuvo por demostrado, con el alcance
requerido en esta etapa procesal, que desde la Administración Federal
de Ingresos Públicos se orquestó una maniobra fraudulenta que derivó
en que se obtuvieran millonarias sumas dinerarias y se las utilizara
para la expansión del conglomerado societario de López y De Sousa.
En ese sentido, los distintos funcionarios de aquel
organismo por acción u omisión permitieron que, entre los meses de
mayo de 2013 y agosto de 2015, la firma Oil Combustibles -vinculada
a los empresarios mencionados- no pagara en tiempo y forma el
impuesto sobre los combustibles líquidos como lo preveía la
normativa vigente y utilizara indebidamente ese dinero para
capitalizar a las demás firmas del grupo económico al que pertenece
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(Indalo), de manera que se tornara incierto el cobro de lo adeudado al


fisco.
Toda esta matriz de corrupción que en breves líneas aquí
se explicó, pero que in extenso se analizó en el sumario 4943/16,
permitió que se canalizaran parte de los fondos del Estado nacional
hacia Álcalis de la Patagonia, Oil M&S y CPC y, finalmente, a
Agosto.
En definitiva, el requisito exigido se encuentra satisfecho
por las consideraciones antes efectuadas.
Corresponde aclarar que el hecho de que el dinero
canalizado a través de este esquema de blanqueo haya provenido de la
defraudación al fisco no configura óbice alguno a los fines de sostener
la imputación en trato.
De similar manera, lo ha entendido la Alzada al sostener
que “...el dinero deja de ser blanco cuando pasa a la esfera de custodia
de las empresas en cantidades sustancialmente más elevadas que la
ganancia esperada o normal correspondiente a su actividad. Por lo
tanto, el dinero ilícitamente obtenido por el grupo necesitaba ser
blanqueado. En segundo término, las pingües ganancias obtenidas por
Lázaro Báez gracias a los contratos de obra pública vial en el marco
del acuerdo criminal celebrado con Néstor Kirchner y luego con
Cristina Fernández, no podían ser distribuidas sin más con los antes
nombrados. Puesto que tales beneficios -como se dijo- excedían los
márgenes normales de utilidad empresaria y constituían dinero
“negro”, que no podía ser entregado directamente a los ex
mandatarios.” (CCCF, Sala I, CPF 3732/2016/49/CA9, “Fernández,
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Cristina Elisabet y otros s/ procesamiento”, Juzgado 11, Secretaría 21,


rta. el 30/11/17).
Por lo demás, y en abono de lo expuesto, se tiene en
cuenta lo resuelto por la Cámara Federal de Casación Penal en
relación a que “...de admitirse dicho argumento, se imposibilitaría la
persecución del delito de lavado de activos provenientes de pagos
fraudulentos del Estado porque siempre tendrían la presunción de
legitimidad.” (Sala IV, “Álvarez, Guillermo y otros s/recurso de
casación”, rta. el 12/6/15, reg. 1130/15.4).
Ahora bien, este tipo penal analizado demanda la
consecuencia posible de que el origen de los bienes originarios o los
subrogantes adquieran la apariencia de un origen lícito.
Conforme lo describe Fernando J. Córdoba en la obra
citada -págs. 193/194, apartados 13 y 15- los bienes que provienen
directamente del delito (bienes originarios) son los scelere quaesita
(bienes obtenidos por o a través de la comisión de un delito) y los
producta sceleris (bienes generados por el delito). En cambio, aunque
son también pasibles de decomiso, quedan excluidos los instrumenta
sceleris y también los llamados “objetos de referencia” (por ejemplo,
la mercadería contrabandeada).
En la categoría de bienes subrogantes entran a) los
subrogantes strictu sensu, es decir, los que entran en el patrimonio del
autor en reemplazo del bien originario o de un subrogante anterior, b)
los frutos que se obtienen de un bien originario o un subrogante, y c)
los bienes que se obtienen por una operación para la cual ha servido
de garantía un bien originario o uno subrogante.
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En el caso, se trata de bienes originarios, obtenidos a


través de la comisión de un ilícito.
En cuanto a la consecuencia posible de que adquieran la
apariencia de lícitos, debe decirse que lo que tiene que acreditarse es
si con su realización era posible otorgarle a los bienes la apariencia de
legítimos.
En lo que aquí interesa, conforme fue “ut supra”
valorado, se pudo comprobar cómo los imputados Cristóbal Manuel
López, Carlos Fabián De Sousa y Osvaldo José Sanfelice, a través de
la estructura conformada a tal fin, posibilitaron con su accionar
concreto que los fondos que eran obtenidos de la defraudación al
erario público investigada en el mencionado expediente nro.
4943/2016, fueran conducidos a la actividad de alquiler de camiones y
con posterioridad, se integraran, en una primera instancia, al
patrimonio del último de los nombrados.
Todo esto, con el objeto de que aquel pudiera disponer de
ellos libremente ya que se encontraban “blanqueados” y, en
apariencia, distanciados de su origen. De hecho, el nombrado, con ese
dinero, adquirió un inmueble por la suma de U$S 510.000, invirtió en
1.907.875,36 cuotas clase “C” del Fondo Común de Inversión FIMA,
por la suma de $4.161.467 y constituyó un plazo fijo en el Banco
Galicia por $1.400.000.
Por otro lado, la norma determina que el monto de las
operaciones constitutivas de lavado de activos no debe ser inferior a
$300.000 (trescientos mil pesos), sea que se llegue a dicha suma en un
solo acto o por la reiteración de hechos diversos vinculados entre sí.
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Sobre el particular, entiendo que el monto de las


operaciones aquí en trato han superado ampliamente las sumas
mínimas establecidas en ambas normativas, ya que como se consignó,
sobrepasan los 38 millones de pesos.
Por su parte, también se encuentra presente la tipicidad
subjetiva.
El delito de lavado de activos es un delito doloso,
reclama la concreta intención por parte del autor de realizar una
operación con esos bienes provenientes de un ilícito para aparentar
luego con aquella negociación un carácter legítimo del bien obtenido,
conseguido o transformado, permitiéndose así licuar los rastros u
objetos del delito perpetrado (obra citada precedentemente de
Alejandro Tazza, pág. 570).
El autor debe conocer los elementos típicos,
puntualmente que el dinero fue generado a través de un obrar
delictivo; aunque ese conocimiento no debe extenderse a los
pormenores de tiempo, modo y lugar de aquel. Esto indica también
que dicha figura permite el dolo eventual.
Así lo ha sostenido la Sala I de la Excma. Cámara del
fuero, al entender que “…otros de los elementos típicos requeridos
por la norma en cuestión es el conocimiento o bien la sospecha por
parte del autor del delito de blanqueo de dinero, del origen ilícito de
dicho capital. Al respecto sentenció la Cámara Nacional de Casación
Penal en los reseñados “Orentrajch”, citando a Llerena, que “(…)(no
es necesario) que el autor o quienes participan en un proceso de
lavado, tengan la concreta finalidad de darle a los bienes una
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apariencia de licitud; basta con que el autor sepa que con su acción
puede ser que los bienes ilícitos adquieran aquel carácter (…)” y
agrega que “(…) se ha sostenido que el conocimiento de la
procedencia ilícita de los bienes por parte del sujeto activo, no implica
que este debe “…saber a ciencia cierta cuál fue la concreta figura
cometida, ni la circunstancias específicas de orden jurídico
concurrente sobre el caso…”(…)”.
“Igual es el criterio esgrimido por Blanco Cordero, para
quien “(…) no es necesario un conocimiento exacto y pormenorizado
del delito previamente cometido. Circunstancias tales como el tiempo,
el lugar, las formas de comisión, autor, víctimas, etc., no necesitan ser
abarcadas por el conocimiento, aunque si son conocidas forman parte
del dolo (…)” (citado en la mencionada causa “Orentrajch” de la
C.N.C.P. en idéntica tesitura ver Politoff, op. Cit., págs. 73 y ss.;
Durrieu, op. Cit., págs. 174 y ss.; Álvarez Pastor y Eguidazu Palacios,
op. Cit., págs. 284 y ss., Caparrós, op. Cit., págs. 325 y ss., entre
otros).”.
“Se trata, como vemos, de un delito doloso, pero que
admite plenamente la posibilidad de un obrar con dolo eventual. De
tal modo, no es requisito la demostración acabada del conocimiento
por parte del sujeto activo en torno a la ilegal procedencia del dinero
que se está blanqueando, sino que resultará suficiente acreditar, a
partir de las particularidades del caso, que debió sospechar de la
ilicitud de ese capital” (CCCF, Sala I, 28/9/06, “Caserta Mario J. y
otros s/ condena”, causa nro. 35997, reg. nro. 1057/06).
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Por lo demás, el autor de este delito debe actuar con la


voluntad de confundir el producido del ilícito o de realizar las
operaciones con la finalidad de que parezcan legítimos.
En el caso, los imputados conocieron todos y cada uno de
los elementos del tipo objetivo. Sabían del origen espurio de los
fondos que manejaron, y a su vez, actuaron voluntariamente con el
objeto de distanciarlos de aquel y de dotarlos de un manto de
legalidad al introducirlos en el desarrollo de la actividad de alquiler de
maquinaria.
Asimismo, debe ponderarse que los imputados tenían
relaciones entre sí, de amistad o de confianza, lo que permite afirmar
que al involucrarse en un hecho delictuoso de semejante complejidad
y de la manera en que fue llevado adelante, sumado a que no era la
primera vez que lo hacían, conocían la finalidad que se perseguía y
adecuaron su accionar a lograrla.
Ahora bien, el tipo penal bajo análisis prevé una figura
agravada para aquellos casos en los cuales la maniobra de lavado de
dinero es realizada por una persona como miembro de una asociación
o banda formada para la comisión continuada de hechos de esta
naturaleza.
En este caso en particular, más allá de que se encuentran
presentes los requisitos necesarios para encuadrar sus conductas en
dicha figura -participación conjunta de tres personas y habitualidad-,
lo cierto es que por cuestiones jurídicas y no fácticas; y en sintonía
con los lineamientos trazados por la cámara del fuero en el marco de
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las causas nros. 3732/16 y 11.352/14, considero que no procede la


aplicación de la agravante.
Ello, toda vez que las maniobras en trato han tenido lugar
en el marco de la asociación ilícita que conformaron con el objeto de
cometer delitos indeterminados, figura por la cual Cristóbal Manuel
López, Carlos Fabián De Sousa y Osvaldo José Sanfelice ya fueron
procesados en el marco de la causa nro. 3.732/16 conexa con el legajo
nro. 11.352/14 y 15.734/08 -de la cual se formó el expediente
4943/16, conexo también con la presente-.
En consecuencia, el blanqueo de capitales que se ha
tenido por acreditado en este resolutorio constituiría uno de esos
delitos y su integración a aquella asociación impediría que sean parte
de esta organización porque, de lo contrario, se estaría calificando
doblemente una misma conducta.
En este sentido, he de señalar que la sala I de la alzada, al
intervenir en el expte. nro. 3732/16 de estos registros ha dicho que
“por imperativo del ne bis in ídem debe adoptarse especial cuidado de
no incurrir en una doble calificación de una misma circunstancia
fáctica”, que “(…) toda vez que la aludida circunstancia calificante
coincide en lo sustancial con los caracteres típicos de la organización
criminal penada en el art. 210 del C.P. (…), entiendo que en el caso
de autos no es resulta posible aplicar en un mismo supuesto la
mencionada agravante del lavado de activos y el delito de asociación
ilícita” y que “(…) Por tanto la aplicación en la presente de este
último delito implica necesariamente el desplazamiento del agravante
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mencionado previsto para el lavado de activos” (voto del Dr. Bruglia,


resolución del 30/11/17).
A la luz de lo que se ha expuesto hasta ahora, cabe
concluir, que para el particular caso de Cristóbal Manuel López,
Carlos Fabián De Sousa y Osvaldo José Sanfelice, el delito de lavado
de activos concurre en forma material con el de asociación ilícita
antes referido.
En este sentido, se observa que hay un acuerdo casi
unánime en la doctrina (Soler, Sebastián, Derecho Penal Argentino,
Tomo IV, Editorial TEA, Bs.As 1976, pag. 608; Creus, Carlos,
Derecho Penal, Parte Especial, Tomo II, Editorial Astrea, Bs.As,
1983, pag. 121, Fontán Balestra, Carlos, Tratado de Derecho Penal,
Parte Especial, Tomo Vi, Ed. Abeledo- Perrot, Bs. As. 1975, Nuñez,
Ricardo, Derecho Penal Argentino, Parte Especial, Tomo VI, Editorial
Lerner, bs, As 1971, pág. 189; Cornejo, Abel, Asociación ilícita y
delitos contra el Orden Público, Editorial Rubinzal-Culzoni, santa Fe,
2001, pag. 60, citado por Silvia Patricia Gallo en Asociación ilícita y
concurso de delitos pág. 33) y la jurisprudencia, en cuanto a que el o
los delitos cometidos por la asociación ilícita concurren en forma
material con el previsto y reprimido por el art. 210 del Código Penal
(CCrim. Cap. Fed., Fallos Plenarios, t.1, p.70; JA, 1963-v-570; CFed.
Cap. Fed., JA, 1957-II-182; CCrim 9ª. Nom. Córdoba, “Agüero,
Nicolás R. y otros” 1998/09/14, La Ley, 1999-B, 798 (41.323 S)-
LLC, 1999-232; entre otros. Citado por D´ Alessio, Andrés ob. citada
pág.1043).
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Esto es así por cuanto se considera mayoritariamente que


la asociación ilícita es autónoma e independiente de los delitos que a
través de ella se cometan.
En particular se sostuvo que: “el fin de cometer delitos
indeterminados…integra el tipo penal, por lo que los concretos delitos
cometidos por la asociación ilícita no pertenecen al tipo, concurriendo
en forma real con aquel… Y aún cuando resulta innegable que este
último dato puede resultar importante -sumado a la prueba de los
restantes requisitos- como demostrativo de la existencia misma de la
asociación ilícita, en tanto su configuración no requiere de la
existencia de otros delitos consumados y ni siquiera del principio de
ejecución de éstos, no puede sostenerse la existencia de un concurso
aparente entre dichas figuras…no puede confundirse en el análisis del
tipo penal del delito de asociación ilícita, la finalidad de sus miembros
de cometer hechos delictivos indeterminados, con la participación del
grupo imputados en los delitos concretos que se investigaron en la
presente causa, pues, entonces, el tipo penal en estudio perdería su
autonomía.” (CNac. Casación Penal, Sala IV, “Aquino Ricardo M. y
otros “ 30/5/2007).
El delito de asociación ilícita es independiente de aquel o
aquellos que la asociación concrete en el curso de su actividad
delictiva; las que pueden haber sido llevadas a cabo por no todos los
integrantes de la banda, sino por alguno o algunos de sus miembros
(CNacCCorr, Sala VI, 18-11-99, “Cora, José L” LL 2000-D-#04
citado por Donna, Edgardo ob. citada Tomo II-C pág. 324).
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En mérito a lo expuesto, el delito aquí imputado se regirá


respecto de la asociación ilícita por las previsiones del art. 55 del CP.
Por último, en lo que respecta al iter criminis, es preciso
expresar que a juicio del tribunal el delito se encuentra consumado,
toda vez que el supuesto fáctico presenta todos los caracteres del tipo,
lo que ocurrió en la hipótesis que se encontró probada -con el grado
de provisoriedad que caracteriza a la etapa-, el día que tuvo lugar la
primera operación comercial de Alcális de la Patagonia SAIC con
Agosto (cuya factura data del 1 de octubre de 2013). Ello, sin
perjuicio de que al tratarse de un delito continuado, el resultado se
agotó con el último contrato facturado por la última de estas empresas
a Oil M&S el 19 de agosto de 2016.
En cuanto a las figuras penales ut supra señaladas,
corresponde ahora analizar la responsabilidad individual adjudicable a
cada uno de los imputados.
En ese sentido, considero que Cristóbal Manuel López,
Carlos Fabián de Sousa y Osvaldo José Sanfelice, deberán responder
en calidad de coautores (art. 45 del CP).
Ello, dado que es posible advertir la existencia de un plan
global de acción previo (probado en autos a través de las múltiples
relaciones preexistentes y el desarrollo paulatino del esquema con el
que luego operarían), en el que los intervinientes cumplieron una tarea
específica conforme la división de trabajo y asignación de roles
pactada y en cuyo marco tuvieron el dominio del hecho.
Sobre este tipo de participación, la doctrina señala que
puede hablarse de autoría cuando, como en el caso de autos, “por
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efecto de una división de tareas, ninguno de quienes toman parte en el


hecho realiza más que una fracción de la conducta que el tipo
describe, o sea, que ninguno de los intervinientes realiza la totalidad
del pragma, sino que este se produce por la sumatoria de actos
parciales de todos los intervinientes. Se trata de la coautoría
caracterizada por el dominio funcional del hecho” (Zaffaroni, Slokar y
Alagia, Derecho Penal, p. 752).
Esto se comprueba a poco que se observen los
pormenores de la estrategia desarrollada en la maniobra pesquisada,
conforme fuera extensamente detallado anteriormente al explicarse
sus intervenciones.
Así, López y De Sousa, actuaron detrás de las sociedades
de las que resultaron responsables de la canalización de los fondos
ilícitos y, en algunas oportunidades, ejecutaron personalmente algunos
actos.
Sobre este punto, cabe señalar que los nombrados,
conformaron la voluntad delictiva de las sociedades a su cargo, bien
sea a través de su voto o de su presencia para asegurar el quórum
necesario para la celebración de las reuniones en las que se planeó el
ilícito, o no cuestionando las decisiones adoptadas mediante el uso de
las herramientas legales previstas para rechazar acciones que
atentaran contra la ley, el estatuto o los reglamentos de la sociedad
(ver en este sentido Ilharrescondo Jorge Marcelo, Delitos Societarios,
pág. 99).
En consecuencia, la imputación que se les dirige a López
y De Sousa no se circunscribe meramente a haber sido integrantes de
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algún órgano de las sociedades con las que se cometió el delito, sino a
las actividades que realizaron en ejercicio de esa función, puesta al
servicio de la maniobra.
Por otro lado, en el caso de Sanfelice, su conducta se
manifestó en la creación y dirección de una empresa con la que,
mediante contrataciones previamente acordadas con las firmas de los
nombrados, les prestaría servicios de modo tal de justificar -en
concepto de cánones locativos- la obtención de parte de los fondos
provenientes de la defraudación al Estado nacional.
En definitiva, corroborada como se encuentra la
existencia de un acuerdo en el que se pactó una división de tareas, el
co-dominio funcional del hecho por parte de los nombrados y la
acción de haber tomado parte en la ejecución de la conducta ilícita,
considero que se configuran todos los elementos necesarios para
encuadrar su responsabilidad personal en calidad de coautores.
Por su parte, respecto a la responsabilidad de las personas
jurídicas, ley 26.683 incorporó la posibilidad de establecer sanciones
con relación a estas para cuando se haya cometido el delito de lavado
de activos.
Así, el art. 304 del CP establece que: “Cuando los hechos
delictivos previstos en el artículo precedente hubieren sido realizados
en nombre, o con la intervención, o en beneficio de una persona de
existencia ideal, se impondrán a la entidad las siguientes sanciones
conjunta o alternativamente:
1° Multa de dos a diez veces el valor de los bienes objeto
del delito.
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2° Suspensión total o parcial de actividades, que en


ningún caso podrá exceder de diez años.
3° Suspensión para participar en concursos o licitaciones
estatales de obras o servicios públicos o en cualquier otra actividad
vinculada con el Estado, que en ningún caso podrá exceder de diez
años.
4° Cancelación de la personería cuando hubiese sido
creada al solo efecto de la comisión del delito, o esos actos
constituyan la principal actividad de la entidad.
5° Pérdida o suspensión de los beneficios estatales que
tuviere.
6° Publicación de un extracto de la sentencia
condenatoria a costa de la persona jurídica.
Para graduar esas sanciones, los jueces tendrán en cuenta
el incumplimiento de las reglas y procedimientos internos, la omisión
de vigilancia sobre la actividad de los autores y partícipes, la
extensión del daño causado, el monto del dinero involucrado en la
comisión del delito, el tamaño, la naturaleza, y la capacidad
económica de la persona jurídica.
Cuando fuere indispensable mantener la continuidad
operativa de la entidad, o de una obra, o de un servicio particular, no
serán aplicables las sanciones previstas por el inciso 2° y el inciso 4°.
“Aquí la ley sanciona a la persona jurídica cuando el
hecho delictivo ha sido realizado en nombre de una persona jurídica
(por ejemplo mandatario), o con su intervención (la empresa o
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persona jurídica actúa directamente), o se ha cometido en su beneficio


(el hecho favorece los intereses económicos de una persona jurídica).
Las sanciones previstas (multa, suspensión para
intervenir en licitaciones, cancelación de personería, pérdida o
suspensión de beneficios estatales, etc.) tienen naturaleza penal al
estar contenidas expresamente en este artículo del Código Penal…”
(ob. cit. Tazza, Alejandro, pág. 580).
Al respecto, considero que mediante la inserción de este
artículo se introdujo la posibilidad efectiva de sancionar a los entes
colectivos que tomasen parte en hechos de blanqueo de capitales.
Existen distintas interpretaciones acerca de si la ley
26.683 viene a tipificar una actividad delictiva desarrollada por una
persona jurídica, y no una simple extensión de las sanciones a la
sociedad en razón de los delitos cometidos por los integrantes de su
órgano de dirección, como se preveía en el art. 23 inc. 1° de la ley
25.246. Esta es compartida por Abraldes y Trovato. Al respecto, el
último autor explica que el art. 304 del CP no traslada la
responsabilidad de la persona jurídica a la física, ni la responsabilidad
de esta a aquella. Cada uno de los sujetos responderá en virtud de su
propia actuación, sin que su propio hecho sea trasladado, al momento
de aplicar una sanción penal a otro (conf. Trovato, Gustavo F. “La
conducta prohibida en el delito de blanqueo..”, cit., pág. 2119).
Frente a ello, Robiglio señala que la figura instaura una
responsabilidad transferida, por lo que en todos los casos será
necesario para que procedan las sanciones a la persona jurídica que se
haya determinado la existencia del delito y la responsabilidad de
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personas físicas en el mismo (Robiglio Carolina, “El art. 304 del Cód.
Penal: Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas en AAVV
Tratado de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo”, Ed.
La Ley, Buenos Aires, 2012, T1, pág. 507) -citados por Blanco
Hernán, en el artículo “Responsabilidad Penal de las Personas
Jurídicas”, Asociación Pensamiento Penal, pág. 9-. Opinión esta
última con la que concuerdo.
Así las cosas, debe decirse que en el caso analizado se ha
constatado que, en la mayoría de las operaciones relevadas,
intervinieron las siguientes personas de existencia ideal: Álcalis de la
Patagonia, Oil M&S, CPC y Agosto las cuales sirvieron de vehículo
para girar las millonarias sumas de dinero cuestionadas, las que con la
apariencia de legítimas se distanciaron de su verdadero origen.
En ese sentido, estimo que a los fines de asegurar el
cumplimiento de las penas establecidas en dicho articulado para la
próxima etapa, habrá de decretarse el embargo preventivo sobre los
bienes de aquellas, lo cual se profundizará en el acápite G) 2.
G) 1. Expuestos los fundamentos por los que habré de
disponer el procesamiento de los imputados, resta determinar si
corresponde o no dictar su prisión preventiva, al tener en cuenta lo
normado por los artículos 312, 316 y 319 del CPPN.
En relación con este punto, corresponde manifestar que
conforme la doctrina y jurisprudencia solo estará legitimada la cautela
personal cuando exista una real intención por parte de los encausados
de eludir el accionar de la justicia o buscar el entorpecimiento del
proceso.
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En ese sentido, se entiende también que la aplicación de


una medida restrictiva de la libertad ambulatoria encuentra
justificación cuando resulte indispensable para asegurar los fines del
proceso, es decir la averiguación de la verdad y la actuación de la ley
penal (de acuerdo a lo normado en el art. 280 del CPPN).
Al respecto, cabe señalar que conforme la doctrina
sentada por el fallo plenario "Díaz Bessone, Ramón Genaro s/recurso
de inaplicabilidad de ley" -acuerdo 1/08 -plenario nro. 13- CNCP,
30/10/2008- en cuanto a que “...no basta en materia de excarcelación
o eximición de prisión para su denegación la imposibilidad de futura
condena de ejecución condicional, o que pudiere corresponderle al
imputado una pena privativa de la libertad superior a ocho años (arts.
316 y 317 del CPPN), sino que deben valorarse en forma conjunta con
otros parámetros tales como los establecidos en el art. 319 del
ordenamiento ritual a los fines de determinar la existencia de riesgo
procesal”, se puede concluir que las condiciones bajo las cuales puede
procurarse la restricción cautelar de la libertad ambulatoria de un
imputado, según lo previsto en los artículos 312, 316 y 317 del
Código Procesal Penal de la Nación, no deben operar como
presunciones de derecho de que intentará fugarse o entorpecer la
acción de la justicia.
Así, la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal entendió que “...la Constitución
Nacional consagra categóricamente el derecho a la libertad física y
ambulatoria e impone el deber de considerar y tratar a todo individuo
como inocente hasta que en un juicio respetuoso del debido proceso se
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demuestre lo contrario mediante una sentencia firme. Este es el


motivo para descartar toda restricción de la libertad del imputado
durante el proceso que no contemple como fundamento la existencia
de riesgos procesales concretos; esto es, peligro de fuga o
entorpecimiento de las investigaciones. Por esos mismos motivos,
también resulta inapropiada esta medida cautelar cuando no guarda
proporción con la pena en expectativa o cuando existen medios menos
lesivos para alcanzar los objetivos...”.
“...De acuerdo a lo que surge de las normas
internacionales y de la Constitución Nacional, el Estado -en virtud del
principio de inocencia y de la libertad ambulatoria- solo en casos
excepcionales puede limitar la libertad de una persona como así
también mantenerlo cautelado durante la tramitación del proceso.- La
restricción de la libertad durante la instrucción, debe tener como
sustento exclusivo la necesidad de la realización del proceso y la
materialización del derecho penal.- Como punto de partida y apoyo de
lo afirmado, cabe recordar que la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, ha dicho que el derecho de gozar de libertad hasta el
momento en que se dicte la sentencia de condena no constituye una
salvaguardia contra el arresto, detención o prisión preventiva, medidas
cautelares estas, que cuentan con respaldo constitucional (Fallos 305:
1022), pues como lo expresó en fallos 272:188, la idea de justicia
impone que el derecho de la sociedad a defenderse contra el delito sea
conjugado con el del individuo sometido a proceso, de manera que
ninguno de ellos sea sacrificado en aras del otro”. (Fallos 310:1843...”
(voto del Dr. Vigliani) (cfr. Cámara Nacional de Apelaciones en lo
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Criminal y Correccional Federal, Sala I, Juzg. 7; Sec. 13, “Riveros,


Omar s/denegatoria de excarcelación”, del 7 de octubre de 2005).
Con base en lo expuesto, entiendo que si bien la escala
penal del ilícito que prima facie se le reprocha a los encartados no
resulta una circunstancia menor, lo cierto es que lo dispuesto en los
artículos mencionados debe considerarse de manera armónica con las
convenciones de derechos humanos con jerarquía constitucional, ya
que aquellos consagran categóricamente el derecho a la libertad física
y ambulatoria y el principio de inocencia y, establecen que la prisión
preventiva de las personas juzgadas no debe ser la regla general (todo
ello, conf. art. 75 inc. 22 de la CN y PIDCP art. 9.3).
Bajo esta perspectiva, analizada la situación particular de
Osvaldo José Sanfelice, considero que la restricción de la libertad se
condiciona a la comprobación del peligro procesal que se demuestra
con la actitud del encausado y con un pronóstico de su eventual
conducta; y en ese contexto, no puede presumirse que aquel, solo por
enfrentar una expectativa de pena, intentará eludir el accionar de la
justicia o entorpecer el curso de la investigación.
Así, en el presente caso, y a la luz del resguardo de los
mencionados principios, no es posible dejar de ponderarse diversas
circunstancias que vislumbran una sujeción de su parte al proceso, lo
que se sustenta en sus condiciones personales acreditadas en autos.
Por otra parte, debe indicarse que también existe certeza
acerca de su identidad y de su lugar de residencia, lo que vislumbra
una actitud positiva frente al desarrollo del proceso.
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Asimismo, destaco que en el transcurso de la


investigación se encontró a derecho y compareció a los llamados
efectuados por el tribunal.
Todos estos elementos, analizados en conjunto, dan
cuenta del arraigo que tiene, lo cual permite presumir que no intentará
eludir el accionar de la justicia al tiempo que tampoco surgen
elementos objetivos que me lleven a inferir que llegado a esta
instancia de la investigación, en el caso de continuar en libertad,
pudiera entorpecer el trámite de las actuaciones.
Por tales motivos, no concurren en el caso otras
circunstancias indicativas de riesgos procesales que completen la
presunción de fuga que deriva de la amenaza de pena por el hecho que
se le enrostra.
En ese sentido, corresponde destacar que para imponer la
cautela en trato deben observarse circunstancias de excepción reales y
concretas que hagan su aplicación indispensable para la continuidad
del proceso, ello toda vez que lo que se evalúa es una presunción
sobre lo que habrá de ocurrir en el futuro -hipótesis de existencia de
riesgo procesal-.
Ahora bien, la situación particular de Cristóbal Manuel
López y Carlos Fabián De Sousa atañe un análisis por separado.
En tal sentido, considero que si bien ambos se encuentran
detenidos en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza a
disposición del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 3 en el
marco de la causa nro. 4943/16; no resulta necesario el dictado de
dicha medida cautelar para estas actuaciones.
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A su respecto, he de señalar que no se observan los


aludidos riesgos procesales de fuga y entorpecimiento de la
investigación que justificarían el dictado de la prisión preventiva, en
primer lugar, porque de configurarse se verían neutralizados por la
situación de detención que soportan los nombrados.
Las circunstancias que fueron ponderadas en aquel
proceso, no se proyectan a la conducta que han demostrado en estos
autos, razón por la cual entiendo que no se configuran los supuestos
que habilitarían la cautelar de excepción.
Sin perjuicio de lo expuesto, se le requerirá de todos
modos al presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 3 se
sirva informar cualquier modificación que se efectúe respecto de la
situación de los nombrados.
2. En lo que respecta a las medidas cautelares de carácter
patrimonial, ha de señalarse que su dictado no responde únicamente al
cumplimiento de las disposiciones del código de rito, sino que
además, ello se encuentra alineado con los parámetros internacionales
dictados para tratar causas de corrupción.
En este sentido, he de recordar que el art. 35 de la
Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (ratificada
mediante la ley nro. 26.097) establece que los Estados parte deben
adoptar las medidas necesarias para garantizar a los perjudicados por
actos de corrupción su derecho a iniciar una acción legal contra los
responsables de esos daños y perjuicios a fin de obtener una
indemnización.
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En esa tónica, también dispone que cada Estado parte


adoptará las medidas necesarias para autorizar el decomiso del
producto de delitos tipificados en esa convención o de bienes cuyo
valor corresponda al de dicho producto y de los bienes, equipo u otros
instrumentos utilizados o destinados a utilizarse en la comisión de
aquellos, y también establece la posibilidad de proceder al embargo
preventivo o incautación de los bienes antes referidos (cnf. art. 31, 1 y
2).
Por otra parte, la normativa interna regula aún más
específicamente la cuestión. En efecto, y como es sabido, a los efectos
de determinar el monto del embargo, el artículo 518 del CPPN
dispone que debe resultar suficiente para garantizar la pena
pecuniaria, la indemnización civil y las costas, rubro este que
comprende el pago de la tasa de justicia, los honorarios devengados
por los abogados, procuradores, peritos y de los demás gastos que se
hubieran generado a raíz de la tramitación de la causa (art. 533 del
CPPN).
Ahora bien, para determinar cuál será el monto que se
afectará por cada imputado en particular, deben tomarse pautas
objetivas que involucran, por el ejemplo, el grado de compromiso que
hubieren tenido en el hecho (Código Procesal Penal de la Nación,
Nicolás F. D´Albora Edit. Abeledo Perrot pág. 928, Edic. 8va.,
17/7/09).
De conformidad con lo expuesto, y al haberse dispuesto
mediante el presente resolutorio el procesamiento de Cristóbal
Manuel López, Carlos Fabián De Sousa y Osvaldo José Sanfelice, me
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encuentro en condiciones de evaluar la suma del embargo que se


decretará a su respecto.
Más allá de lo reseñado, corresponde otorgarle a esta
cuestión un análisis más amplio; ello en virtud de lo normado en el
art. 23 del Código Penal en cuanto establece que “En todos los casos
en que recayese condena por delitos previstos en este Código… la
misma decidirá el decomiso de las cosas que han servido para cometer
el hecho y de las cosas o ganancias que son el producto o el provecho
del delito, en favor del Estado nacional de las provincias o de los
municipios, salvo los derechos de restitución o indemnización del
damnificado y de terceros… Cuando el autor o los partícipes han
actuado como mandatarios de alguien o como órganos, miembros o
administradores de una persona de existencia ideal, y el producto o el
provecho del delito ha beneficiado al mandante o a la persona de
existencia ideal, el comiso se pronunciará contra éstos… El juez podrá
adoptar desde el inicio de las actuaciones judiciales las medidas
cautelares suficientes para asegurar el decomiso del o de los
inmuebles, fondos de comercio, depósitos, transportes, elementos
informáticos, técnicos y de comunicación, y todo otro bien o derecho
patrimonial sobre los que, por tratarse de instrumentos o efectos
relacionados con el o los delitos que se investigan, el decomiso
presumiblemente puede recaer…”.
El decomiso se presenta entonces como una pena
accesoria que no puede aplicarse de forma autónoma, sino que
depende de una principal que recae sobre los instrumentos del delito y
los efectos provenientes de aquel y que se dirige a impedir que el
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delincuente o terceras personas -físicas o ideales- conserven el


producto mediato o las ganancias obtenidas de su perpetración (cnf.
D´Alessio, Andrés José, “Código Penal - Comentado y Anotado-, Ed.
La Ley, 2013, págs. 221/224).
Así, si bien su aplicación no resulta propia de esta etapa
procesal, la cautela que aquí se dispone también tiene por finalidad
asegurar su eventual imposición y cumplimiento, y así impedir que se
consolide el provecho del delito en cuestión.
Con relación al monto del embargo, como ya se dijo,
corresponde realizar en primer lugar una valoración de las sumas
transferidas por las empresas Álcalis de la Patagonia, Oil M&S y CPC
-de las que Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián De Sousa eran
sus responsables- en el período comprendido entre octubre de 2013 y
agosto de 2016.
Al respecto, vale recordar que se tuvo por acreditado que
en esa etapa, en el marco de un complejo entramado societario, se
realizaron operaciones comerciales mediante las cuales se pretendió
otorgar a parte de las ganancias obtenidas en el marco de la
defraudación al Estado nacional, apariencia de legítimas.
Para ello, esos fondos fueron enviados mediante mutuos,
desde Oil Combustibles hacia las mencionadas empresas -de forma
directa e indirecta- y, desde aquellas, principalmente como
contraprestación de servicios de alquiler de transporte, a Agosto -
sociedad creada a los fines de la maniobra cuyo presidente era
Osvaldo José Sanfelice- que facturó, a raíz de dichas operaciones
comerciales, la suma de $38.695.072,96.
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En ese orden de ideas, debe señalarse que el delito que se


les imputa -lavado de activos- se encuentra penado, además de
prisión, con una multa que debe comprenderse entre dos a diez veces
el monto de la operación realizada.
Al tomar en consideración lo resuelto por el superior en
el marco de la causa nro. 11.352/14/64 del registro de este juzgado, en
cuanto a que el parámetro a tener en cuenta para graduar la cautela
debe ser el mínimo de la escala, es que entiendo que una primera
estimación sobre este punto debería rondar los $77.390.145,92.
A su vez, de acuerdo a las consideraciones efectuadas en
el apartado anterior con respecto a las sanciones que pudieren recaer
sobre las personas jurídicas, habrá de decretarse también el embargo
de los bienes de Agosto, Álcalis de la Patagonia, Oil M&S y CPC,
hasta cubrir la suma antes indicada.
Sin perjuicio de ello, tampoco pueden dejarse de lado las
costas del proceso, que incluyen el pago de la tasa de justicia, los
honorarios devengados por los abogados, procuradores y los demás
gastos que se hubieran originado por la tramitación de la causa, como
se adelantó.
Por ello, se estima suficiente para cumplir con el objetivo
de las previsiones legales aquí citadas la suma de $80.000.000 para las
personas físicas, mientras que para las jurídicas $77.390.145,92.
En efecto, la sala I de la excma. cámara del fuero tiene
dicho que: “La naturaleza cautelar del auto que ordena el embargo
tiene como fin garantizar en medida suficiente la eventual pena
pecuniaria, la efectividad de las responsabilidades civiles emergentes
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y las costas del proceso (de esta Sala causa nro. 30.629 "Giuseppuci"
del 25/01/2000, reg. nro. 62, entre muchas otras), por lo que la
determinación del monto a imponer debe guardar el mayor correlato
posible con esos rubros, aunque debe aclararse que solo debe tratarse
de un estimativo en atención a la imposibilidad de fijarlo de
momento” (42.495 "Dukarevich, Pablo s/embargo", 28/05/09, 508,
CCCFed. Sala I.).
Ahora bien, en la medida en que a esta altura se conocen
en parte los bienes de Agosto, que se ha realizado una valoración del
perjuicio que se habría causado con la maniobra pesquisada en autos y
que la cautela que oportunamente se dispuso tiene por finalidad
asegurar su eventual imposición y cumplimiento, y así impedir que se
consolide el provecho del delito en cuestión es que habré de afectar al
embargo dictado el pasado 23 de agosto de 2018 -ver fs. 648/657- la
maquinaria de aquella firma.
En ese sentido, debo destacar que dicha medida abarca no
solo la que se encuentra registrada a su nombre, esto es los camiones
dominio OQA248, OQA249, OQA251, OQA254, OQA261, OQA250
y OQA252, sino también los que, pese a no haberse concretado
formalmente la transferencia, son, de hecho, de su propiedad, es decir
los: GQE748, GPJ990, FFR012, EWX114, EWX113, FDK531,
FDK537, FDK539, EWX115, GQE746, FFR-014, GFH584, los tres
camiones marca Catterpillar modelo CAT 773D chasis 7ER00548,
chasis 7ER00547 y 7ER00550; y la perforadora marca Pantera
modelo Tamrock 1500 chasis 102T4778-1 que habría adquirido
Álcalis de la Patagonia.
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Es que, conforme fue valorado a lo largo de la presente


resolución, Agosto resulta ser el titular real de esos bienes.
Para ello tengo en cuenta no sólo su utilización como
maquinaria propia para prestar servicios, sino también que se
incorporaron las facturas emitidas a su nombre por dichas
adquisiciones y que las empresas enajenadoras -de las que OPS SACI
aún es la titular registral- así lo reconocieron al presentar
documentación en la causa (ver fs. 429/471 con relación a OPS SACI
y anexo IX de la AFIP respecto a Geoterra SRL). Frente a ese cuadro,
más allá de la falta de registración de algunos bienes, su propiedad no
se encuentra controvertida.
Idéntica medida adoptaré respecto de la perforadora
marca Pantera modelo Tamrock en tanto tal como fue valorado,
inicialmente habría integrado los bienes de Agosto y luego fue
adquirida por Álcalis de la Patagonia.
Por último, al tener en cuenta el carácter de la medida
que aquí se dispone habré de ordenar la inmovilización y el
congelamiento de las cuentas bancarias que registren a su nombre los
aquí procesados, con excepción de las cuentas tipo sueldo, o en las
que se acrediten los salarios, jubilaciones o pensiones (conf. arts. 1 y 2
de la ley 14.443).
H) Por último, de conformidad con las pruebas hasta aquí
colectadas y las explicaciones brindadas por los imputados Raúl
Esteban Zamora, Cristóbal Nazareno López y Emiliano López,
considero que de momento no es posible endilgarles la comisión del
hecho que se les achacó, ni tampoco su participación, motivo por el
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cual decretaré la falta de mérito para dictar sus procesamientos o


sobreseimientos (art. 309 del CPPN). Idéntico temperamento adoptaré
respecto de Marta Alcira Leiva.
Cabe recordar que a todos se les atribuyó la maniobra
descripta en el acápite B) cuya intervención particular se detalla a
continuación.
Puntualmente, a Raúl Esteban Zamora se le imputó su
participación como accionista, vicepresidente, director suplente y
director titular de CPC; apoderado de Oil M&S, y director titular de
Álcalis de la Patagonia SA, al menos entre el mes de octubre de 2013
y el 5 de septiembre de 2014.
A Cristóbal Nazareno López, se le reprochó su
intervención en calidad de accionista, presidente y director titular de
CPC y director titular de Oil M&S (firma de la que fue accionista la
empresa Inversora M&S que, a su vez, tenía entre sus socios a
Fideicomiso CML II, en la que fue fiduciante y en el cual también
poseía acciones Nitzon Holding de la que fue director y tesorero) al
menos entre el año 2013 y el 28 de julio de 2016. En ese carácter y en
el marco de las relaciones comerciales de Agosto con la primera de
las firmas señaladas, habría rubricado los cheques nro. 02077898 y
02077897.
Asimismo, a Emiliano López, como vicepresidente y
director titular de CPC y director titular de Oil M&S, firma en la que
fue accionista la empresa Inversora M&S que, a su vez, tenía entre sus
socios a Fideicomiso CML II, en la que fue fiduciante -al menos entre
el 24 de enero de 2014 y el 28 de enero de 2016-.
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Finalmente, a Marta Alcira Leiva se le achacó su


participación en la maniobra en su calidad de accionista y directora
suplente de Agosto, al menos entre el mes de octubre de 2013 y
agosto de 2016.
En lo que hace a las probanzas colectadas, habré de estar
a los elementos enumerados y valorados en los acápites C) y E) de la
presente resolución. Sin perjuicio de ello, cabe señalar que los cargos
que ocuparon y se imputaron surgen de los legajos aportados por la
IGJ, del CD nro. 189642 remitido en el marco de la causa nro.
2455/19 del registro de este juzgado y del expediente nro. 3635374 -
ambos de AFIP- reservados en secretaría.
Tras ser intimados a prestar declaración en los términos
del art. 294 del C.P.P.N., los encausados Zamora, Cristóbal Nazareno
y Emiliano López aportaron sus descargos por escrito y
documentación (ver fs. 821/852 y 890/901, 813/820 y 782/789), a la
vez que el primero contestó las preguntas de la fiscalía interviniente.
También, a fs. 966/968 el segundo y el tercero solicitaron diversas
medidas de prueba y acompañaron un anexo con copias
documentales. Leiva, en su caso, se negó a declarar (ver fs. 865/868).
Debe decirse en este punto que las argumentaciones base
de sus defensas, serán desarrolladas de seguido.
Para decidir de la manera adelantada al comienzo de este
apartado, he de tener en consideración fundamentalmente que a esta
altura de la investigación, se tuvo por acreditado que quienes tendrían
el control de las empresas Álcalis de la Patagonia, CPC y Oil M&S
eran Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián De Sousa. El primero,
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por ser el accionista mayoritario y el segundo por resultar también


accionista y CEO del grupo al que pertenecerían aquellas.
Por su parte, y respecto de Agosto se ha demostrado que
quien la conducía era Sanfelice.
Además, se tuvo por corroborado que el entramado
societario en trato les permitió a los encausados canalizar
regularmente parte del dinero defraudado al Estado nacional
(investigado en el marco de la causa nro. 4943/16) a favor de la firma
Agosto la cual lo recibiría y aplicaría en distintas inversiones, con el
objeto de distanciarlo de su verdadero origen.
Estas afirmaciones, con base en las probanzas adunadas,
no pueden ser trasladadas, al menos de momento, a los aludidos
Zamora, Cristóbal Nazareno y Emiliano López, y Leiva. Tampoco se
observa “prima facie” que hubieran colaborado con los antes
nombrados en el hecho aquí analizado.
Ello, en tanto más allá de los cargos que formalmente
ostentaban en las sociedades cuestionadas, no surgen del expediente
intervenciones materiales de los nombrados. Obsérvese que, en
principio, solo Cristóbal Nazareno López habría firmado dos cheques
como autoridad de la empresa CPC para el pago de facturas por el
arrendamiento de camiones.
Por otro lado, tengo en cuenta lo expresado en sus
descargos en cuanto a su total ajenidad a los hechos pesquisados.
En ese sentido, Raúl Zamora expresó que se desvinculó
del grupo Indalo en 2014 y que independientemente de la
denominación de los cargos que ocupó, fue un mero empleado
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administrativo, con un mínimo poder de decisión. Que si bien tuvo


tareas ejecutivas, principalmente en la firma Álcalis de la Patagonia,
ello sucedió sólo hasta el 2010 luego de lo cual se limitó a tareas de
índole profesional en Oil Combustibles.
Precisó que en ese carácter, su ámbito de actuación se
vinculaba a cuestiones netamente operativas, como eran la ampliación
o reducción de la estructura de personal, la política de aumentos
salariales, el control de algunos procesos de licitación, o la
contratación de seguros; es decir ajeno a las cuestiones impositivas o
comerciales que son las pesquisadas en este legajo.
Que cuando comenzaron a trascender supuestas
irregularidades, personalmente le manifestó a Carlos Fabián De Sousa
que no deseaba en el futuro percibir los honorarios como director de
CPC y acompañó un correo electrónico dirigido a Diego De Sousa, de
fecha 13 de junio de 2014, que reza: “Diego, no pagues mis
honorarios hasta nuevo aviso. Saludos, Raúl” (ver anexo I de la
documentación aportada por el imputado reservado en Secretaría).
Asimismo, hizo una breve reseña de su historia personal,
laboral y acerca de cómo conoció a Carlos Fabián De Sousa. Adujo
que en el año 2006 se hizo cargo de la administración de Álcalis de la
Patagonia, luego de procesos de gestión administrativa de Oil M&S
hasta haber asumido el cargo de director, aunque aclaró que fue al
solo efecto de completar el número necesario para la conformación
estatutaria en tanto no tuvo ninguna injerencia en tareas ejecutivas o
de estrategias comerciales.
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Indicó que Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián de


Sousa tenían una relevante incidencia en todos los activos del grupo y
una absoluta, exclusiva y excluyente gravitación en cada una de las
decisiones importantes.
Sobre el último de los nombrados expresó que era quien
manejaba, decidía e incidía en la estrategia financiera del grupo. Que,
de hecho, la gerencia financiera le reportaba directamente al
nombrado quien era el CEO del grupo.
Desarrolló cómo era el sistema de estructuración de las
distintas empresas, a quién reportaban y quién controlaba los distintos
ámbitos.
Respecto a CPC indicó que si bien era cierto que
resultaba accionista de la firma, no lo era por poseer un paquete de
control. En ese sentido, y sobre el origen de esos títulos, explicó que
con motivo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, los
controlantes del grupo Indalo debieron desprenderse formalmente de
algunas de las sociedades y así, pese a no tener nexo con esta ni con
su giro comercial, se le solicitó que asumiera el carácter de accionista.
Aportó, en ese sentido, copia de la carta de oferta librada
con fecha 11 de octubre de 2012, en la que De Sousa asumió el
compromiso de pagar las acciones con un porcentaje de futuros
dividendos, lo que nunca se hizo. De aquella surge que, de aceptarse
la propuesta, aquel renunciaría al directorio de CPC (ver anexo III de
la documentación aportada por el imputado reservado en Secretaría).
Concluyó que más allá de su posición de accionista,
nunca tuvo incidencia ni intervención en los negocios de CPC.
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Con relación a los préstamos entre las distintas firmas del


grupo, explicó que era un sistema bastante difundido en otros países,
manejado por la gerencia corporativa de finanzas, de acuerdo a los
excedentes o faltantes en otras áreas. Que para el caso que debiera
tomarse algún tipo de decisión, debía hablarlo el gerente del área con
De Sousa, quien tenía la última palabra por ser el presidente de la
mayor parte de las empresas del grupo.
Finalmente relató los motivos que llevaron a su
desvinculación del grupo Indalo fundados en un distanciamiento en
medio de una situación tensa con De Sousa.
En ese sentido, el 4 de septiembre de 2014 llegó a un
acuerdo con López y De Sousa por el que renunció a toda relación de
trabajo con el grupo Indalo desde el 31 de agosto de 2014 y cedió su
paquete accionario de CPC.
Aportó en sustento de ello tres copias certificadas de
cartas de indemnidad, que habrían sido suscriptas por los presidentes
de las firmas Oil Combustibles -De Sousa-, Álcalis de la Patagonia -
De Sousa y Cristóbal López- y CPC -Cristóbal Nazareno López-. De
las tres surge que “el actual accionista mayoritario de la sociedad
incidió en y determinó decisivamente las políticas, resoluciones y
decisiones concernientes a la administración de los negocios sociales
y el manejo de las finanzas, los impuestos, las cargas sociales, las
cuestiones regulatorias y ambientales, así como en la organización
empresarial de la sociedad habiendo sido ustedes ajenos a la actividad
y responsabilidad real de cualquier injerencia en esas materias” (ver
fs. 894/898).
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Insistió con que el CEO del grupo, tenía la mayoría


decisoria en cualquier asamblea, el control de los libros sociales y de
los fondos de la totalidad de las empresas del grupo. Que no poseyó
ninguna incidencia en el requerimiento de dinero de parte de CPC y
Álcalis de la Patagonia a la Gerencia Financiera Corporativa.
En efecto, señaló que López era el socio mayoritario y
que De Sousa detentaba la segunda mayor participación en el grupo.
Que entre los dos tenían el control absoluto de las sociedades del
grupo Indalo.
En el mismo orden de ideas, los nombrados Cristóbal
Nazareno y Emiliano López, además de negar su intervención,
focalizaron sus explicaciones en dos puntos: por un lado, señalaron
los motivos por los cuales ocuparon el cargo de presidente y
vicepresidente de CPC y fiduciantes en el Fideicomiso CML II y, por
el otro, su falta de participación en cualquier gestión de la compañía.
Sobre el primero de ellos, adujeron que en octubre de
2013 sus padres, Cristóbal Manuel López y Muriel Lucia Sosa se
divorciaron, lo que generó la disolución de todos los bienes de la
sociedad conyugal.
Ese mismo día, su madre, les donó casi la totalidad de los
bienes que había recibido por ese acto y, el 20 de diciembre de 2013,
se constituyó el Fideicomiso CML II al que aportaron la totalidad de
las acciones de las sociedades anónimas recibidas por su madre.
Con relación a CPC, expresaron que a comienzos de
2014, Osvaldo De Sousa y Raúl Esteban Zamora se desvincularon del
grupo Indalo y dejaron de ser los administradores de dicha firma; y
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que como era necesario que ocuparan su lugar personas de confianza


de su padre, asumieron la presidencia -Cristóbal Nazareno- y la
vicepresidencia -Emiliano-, aunque aclararon que lo hicieron para
cumplir con la formalidad pero que nunca se involucraron en el
manejo de la firma, lo que duró hasta el 2016.
Cristóbal Nazareno, explicó que durante esos años se
dedicó a gerenciar dos negocios de ropa en la provincia de Comodoro
Rivadavia, que lo hacía diariamente, salvo cuando venía a Buenos
Aires a cumplir con las indicadas formalidades. También se ocupó,
con menor intensidad, de la sociedad DOM SRL de desarrollos
inmobiliarios, ubicada en la mencionada ciudad.
Por su parte, Emiliano, comentó que se dedicó a la
actividad agropecuaria en los campos que poseía su familia en las
provincias de Chubut y Santa Cruz. Ambos, agregaron que se
dedicaron a la práctica profesional del automovilismo deportivo.
Cristóbal Manuel López se expidió en idéntico sentido
con respecto a la participación de Cristóbal Nazareno y Emiliano
López en las empresas en trato, a la vez que agregó que no cobraban
honorarios, y nada dijo con relación a Zamora, más allá de que
cuando decidió irse del directorio debió reemplazar ese lugar por sus
hijos.
De otro lado, si bien Leiva se negó a declarar, debe
tenerse presente que su esposo Sanfelice asumió la responsabilidad
respecto de la adquisición y posterior conducción de la empresa
Agosto, en la medida que refirió que su intervención en la compra de
las 60.000 acciones ordinarias nominativas no endosables a Carlos
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Alberto Sancho fue nula, que lo hizo en su nombre a través de un


poder que esta le había otorgado, que tomó la decisión sin consultarle
y luego se hizo cargo de la gestión.
A su vez, adujo que ella había cumplido un rol
meramente formal al suscribir documentación que legalmente debía
firmar a su requerimiento, y que luego la incorporó a la nómina
salarial para que tuviese un ingreso a cambio de que realice algunas
tareas administrativas que de modo alguno implicaban que se
involucrase con la actividad de Agosto.
Por lo demás, respecto de las contrataciones con aquella,
Zamora precisó que previo a su desvinculación del grupo Indalo, esa
empresa únicamente había emitido 22 facturas, en su mayoría a
nombre de Álcalis de la Patagonia y solo una a CPC; que se lo vinculó
a este proceso por haber sido accionista pero explicó que, durante ese
período, Agosto solamente recibió un pago de dicha compañía y que
entonces no era razonable que, por el solo hecho de revestir esa
calidad, se lo vinculara con una única operación de las miles que
dicha sociedad llevaba a cabo en la época de los hechos.
Sobre los pagos de las empresas explicó cómo era el
sistema y señaló que él era uno más de decenas de apoderados o
autorizados para operar con las cuentas bancarias de las empresas que
tenían un importante giro comercial y que, por ello, poseía un total
desconocimiento de la relación entre Agosto y el grupo.
A preguntas formuladas por la fiscalía, contestó que no
intervino en la toma de decisión para contratar con esta y tampoco le
constaba quien lo había hecho. Que no podía opinar sobre los precios
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estipulados en esas operaciones comerciales, en tanto no había


intermediado las contrataciones y desconocía los precios del mercado.
Cristóbal Nazareno y Emiliano López expresaron, sobre
el manejo de las firmas, que nada podían aportar en tanto era algo
totalmente ajeno a sus personas, pues nunca habían tenido
intervención en el manejo operativo, comercial ni financiero de CPC,
ni de ninguna de las otras compañías.
En definitiva, todos estos argumentos defensistas, que se
corresponden con los diversos elementos de cargo recopilados a lo
largo de la investigación en tanto solo se ha corroborado una mínima
intervención de los encausados pero no su poder real de acción,
sumado a lo que en este resolutorio se viene analizando, me llevan a
un estado de incertidumbre que debe ser resuelto en favor de los
nombrados (art. 3 del CPPN).
En efecto, las manifestaciones de sus consortes de causa
Cristóbal López y Sanfelice, respecto de Cristóbal Nazareno y
Emiliano López, y Leiva; en principio, darían cuenta que se hallaban
colocados en esos cargos solamente por sus vínculos familiares y para
cumplir con las exigencias establecidas en la normativa aplicable.
Además, respecto de Zamora observo que si bien, podría
tratarse de un empleado con jerarquía dentro del grupo económico, lo
cierto es que más allá de sus dichos, no se conocen acabadamente qué
funciones y poder de decisión tenía dentro de él. A esto, se le suma
que habría renunciado en el año 2014 y que aportó las cartas de
indemnidad de las tres empresas en trato que le atribuyen
responsabilidad al accionista mayoritario en lo concerniente a
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políticas, resoluciones y decisiones vinculadas a la administración de


los negocios sociales y el manejo de las finanzas, los impuestos, las
cargas sociales, las cuestiones regulatorias y ambientales, así como en
la organización empresarial.
Por todo ello, considero necesario profundizar la pesquisa
a los fines de corroborar o descartar su participación en los
acontecimientos imputados.
En efecto, resultaría de utilidad contar con el testimonio
de los distintos gerentes y empleados de las empresas Álcalis de la
Patagonia, CPC y Oil M&S, para conocer si Zamora, Cristóbal
Nazareno y Emiliano López tenían injerencia en la marcha de los
negocios; puntualmente, si intervinieron de algún modo en la
contratación de Agosto para el alquiler de maquinaria, y, en su caso,
la participación de Leiva en las negociaciones. A la vez, que se
acredite si tal como lo expresó Cristóbal López, sus hijos no percibían
honorarios, y si Zamora -quien también lo afirmó- a partir del 13/6/14
dejó de cobrarlos.
También, sería pertinente establecer la asiduidad con la
que los nombrados López concurrían a las sociedades en cuestión y
conocer acerca de las funciones que tenía Leiva en la firma Lakaut y
su participación en la venta de la propiedad de la calle Wineberg nro.
2246 de Olivos.
En definitiva, con los elementos con que se cuenta a esta
altura, se torna necesario igualmente expedirse, no obstante que de las
resultas de la ampliación de la investigación puedan surgir, o no, otros
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elementos de cargo que permitan dictar una resolución sobre el mérito


de sus participaciones en el marco de la imputación inicial.
Entonces, al mediar prueba por producir, por el momento,
resulta acertado declarar la falta de mérito para procesar o sobreseer a
los incusos, sin perjuicio de proseguir con la investigación a su
respecto.
Así, oportunamente devolveré el proceso a conocimiento
del Ministerio Público Fiscal, donde se encuentra delegado en los
términos del art. 196 del CPPN.
Por todo lo expuesto, es que;
RESUELVO:
I.- ORDENAR EL PROCESAMIENTO de
CRISTÓBAL MANUEL LÓPEZ, de las demás condiciones
personales obrantes en autos, por considerarlo prima facie coautor
penalmente responsable del delito de lavado de activos, el que
concurre en forma real con el de asociación ilícita por el que fuera
procesado en calidad de organizador en el marco de la causa nro.
3.732/16 de los registros de este tribunal -elevada parcialmente a
juicio- (arts. 45, 55, 210 y 303 inc. 1 del CP y arts. 306 y 310 del
CPPN).
II.- MANDAR TRABAR EMBARGO en los bienes de
CRISTÓBAL MANUEL LÓPEZ hasta cubrir la suma de ochenta
millones de pesos ($80.000.000). A tal fin, confecciónese el
mandamiento de embargo respectivo (art. 518 del CPPN).
III.- ORDENAR EL PROCESAMIENTO de
CARLOS FABIÁN DE SOUSA, de las demás condiciones
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personales obrantes en autos, por considerarlo prima facie coautor


penalmente responsable del delito de lavado de activos, el que
concurre en forma real con el de asociación ilícita por el que fuera
procesado en calidad de organizador en el marco de la causa nro.
3.732/16 de los registros de este tribunal -elevada parcialmente a
juicio- (arts. 45, 55, 210 y 303 inc. 1 del CP y arts. 306 y 310 del
CPPN).
IV.- MANDAR TRABAR EMBARGO en los bienes de
CARLOS FABIÁN DE SOUSA hasta cubrir la suma de ochenta
millones de pesos ($80.000.000). A tal fin, confecciónese el
mandamiento de embargo respectivo (art. 518 del CPPN).
V.- ORDENAR EL PROCESAMIENTO de
OSVALDO JOSÉ SANFELICE, de las demás condiciones
personales obrantes en autos, por considerarlo prima facie coautor
penalmente responsable del delito de lavado de activos, el que
concurre en forma real con el de asociación ilícita por el que fuera
procesado en calidad de organizador en el marco de la causa nro.
3.732/16 de los registros de este tribunal -elevada parcialmente a
juicio- (arts. 45, 55, 210 y 303 inc. 1 del CP y arts. 306 y 310 del
CPPN).
VI.- MANDAR TRABAR EMBARGO en los bienes de
OSVALDO JOSÉ SANFELICE hasta cubrir la suma de ochenta
millones de pesos ($80.000.000). A tal fin, confecciónese el
mandamiento de embargo respectivo (art. 518 del CPPN).
VII.- DECLARAR LA FALTA DE MÉRITO para
dictar el procesamiento o el sobreseimiento de RAÚL ESTEBAN
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ZAMORA, de las demás condiciones personales obrantes en autos,


en orden a los hechos por los que fuera indagado, sin perjuicio de
continuar la investigación a su respecto (art. 309 del CPPN).
VIII.- DECLARAR LA FALTA DE MÉRITO para
dictar el procesamiento o el sobreseimiento de CRISTÓBAL
NAZARENO LÓPEZ, de las demás condiciones personales obrantes
en autos, en orden a los hechos por los que fuera indagado, sin
perjuicio de continuar la investigación a su respecto (art. 309 del
CPPN).
IX.- DECLARAR LA FALTA DE MÉRITO para
dictar el procesamiento o el sobreseimiento de EMILIANO LÓPEZ,
de las demás condiciones personales obrantes en autos, en orden a los
hechos por los que fuera indagado, sin perjuicio de continuar la
investigación a su respecto (art. 309 del CPPN).
X.- DECLARAR LA FALTA DE MÉRITO para dictar
el procesamiento o el sobreseimiento de MARTA ALCIRA LEIVA,
de las demás condiciones personales obrantes en autos, en orden a los
hechos por los que fuera indagada, sin perjuicio de continuar la
investigación a su respecto (art. 309 del CPPN).
XI.- DECRETAR EL EMBARGO sobre los bienes de
las empresas Álcalis de la Patagonia, Oil M&S, CPC y Agosto hasta
cubrir la suma de $77.390.145,92 (arts. 23, 304 y 305 del CP y 518
del CPPN).
XII. AFECTAR al embargo dispuesto sobre los bienes
de la firma Agosto los siguientes rodados: los camiones dominio
OQA248, OQA249, OQA251, OQA254, OQA261, OQA250 y
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OQA252, GQE748, GPJ990, FFR012, EWX114, EWX113, FDK531,


FDK537, FDK539, EWX115, GQE746, FFR-014, GFH584 y los tres
camiones marca Catterpillar modelo CAT 773D chasis 7ER00548,
7ER00547 y 7ER00550.
XIII. AFECTAR al embargo dispuesto sobre los bienes
de la firma Álcalis de la Patagonia SA la perforadora marca Pantera
modelo Tamrock 1500 chasis 102T4778-1.
XIV. SOLICITAR al titular de la Dirección Nacional de
Registros Nacionales de la Propiedad Automotor y del Registro Único
de Transporte de Automotor que informen todos los datos de
titularidad y radicación de los siguientes rodados: 1) Catterpillar
modelo CAT 773D, chasis 7ER00550, int. 1445, del año 1997; 2)
Catterpillar, chasis 7ER00547, int. 1444, del año 2005; 3) Catterpillar,
modelo CAT 773D chasis 7ER00548, int. 1442; 4) Semirremolque
regador, marca Randon, año 2007, interno 1003, dominio GQE-746,
5) Camión Iveco modelo Cavallino 450E327, int. 321, dominio GFH-
584 y 6) Camión tractor marca Iveco, Eurotech 450E327, interno 160,
dominio FFR-014.
XV. LIBRAR oficios al Tribunal Oral en lo Criminal
Federal nro. 3 y 5, a fin de comunicar lo que aquí se dispone, a los que
se les deberá adjuntar una copia digitalizada del presente resolutorio.
XVI.- FORMAR legajos de identidad personal respecto
de cada uno de los procesados. A tal fin, requiérasele al Tribunal Oral
en lo Criminal Federal nro. 5 copia de aquellos que fueron
oportunamente formados en la causa nro. 3732/16.
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XVII.- AGREGAR una impresión del sistema Lex 100


del presente resolutorio a la causa nro. 15734/08 del registro de este
tribunal.
XVIII.- LIBRAR oficio al Banco Central de la
República Argentina a efectos de hacerle saber que deberá arbitrar los
medios necesarios para que se proceda a la inmovilización y
congelamiento de las cuentas bancarias que registren a su nombre los
aquí procesados, con excepción de las cuentas tipo sueldo, o en las
que se acrediten los salarios, jubilaciones o pensiones (conf. arts. 1 y 2
de la ley 14.443).
Por otro lado, se deberá proceder al franjado de las cajas
de seguridad que tuvieren las personas físicas y jurídicas antes
indicadas, con el objeto de impedirles acceder a ellas en virtud de la
inhibición general de bienes y los embargos dispuestos con
anterioridad.
XIX. En atención a la falta de mérito declarada de Raúl
Esteban Zamora, Cristóbal Nazareno López, Emiliano López, y Marta
Alcira Leiva, DEJAR SIN EFECTO las medidas cautelares que
fueron oportunamente dispuestas respecto de ellos. Comuníquese.
XX.- NOTIFÍQUESE, comuníquese y protocolícese.
XXI.- DEVUÉLVANSE los presentes actuados a la
Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nro. 11, en
virtud de la delegación imperante en los términos del art. 196 del
CPPN.

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