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La intertextualidad y la Biblia*

Amanda Guldemond**

Fecha de recepción: 18 de junio de 2011


Fecha de aprobación: 16 de agosto de 2011

Resumen
El presente trabajo pretende analizar la intertextualidad en la Biblia, mostrando
cómo una lectura intertextual de la misma nos permite comprender e interpretar
mejor el texto sagrado. Explora los diferentes tipos de intertextualidad de las
Escrituras, los métodos midráshico y deráshico presentes en el Antiguo y en el
Nuevo Testamento, en relación con la comprensión y práctica de la Ley, y propone
unos ejemplos específicos de Mateo y de los Salmos. Se concluirá que es necesario
tener en cuenta la intertextualidad de la Biblia, específicamente del Antiguo y
Nuevo Testamento, para tener un entendimiento total de la Escritura. El Antiguo
Testamento es esencial para el entendimiento del Nuevo Testamento, y el Nuevo
Tes­tamento es crucial para la comprensión del Antiguo Testamento.

Palabras clave: Intertextualidad bíblica. Midrash, Derash, Antiguo Testamento,


Nuevo Testamento.

*
Este documento es el resultado de un ejercicio investigativo del curso de Investigación Bíblica
de la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá (Colombia) durante el primer semestre de la
Maestría en Teología.
**
Licenciada en Antropología y Estudios Globales, graduada con honores, de la Wilfrid Laurier
University de Waterloo, Ontario (Canadá); trabaja con el Comité Central Menonita de Bogotá
(Colombia), en el Centro Cristiano para Justicia, Paz y Acción No Violenta de la Iglesia Menonita
Colombiana, Justapaz, en la coordinación de su Programa de Iglesias Hermanas de Paz; ac-
tualmente participa del programa de Maestría en Teología de la Universidad Javeriana. Correo
electrónico: aguldemond@hotmail.com

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Introducción
A Julie Kristeva se le da el crédito por acuñar el término “intertextualidad”
en la década de los sesenta; desde entonces éste se ha convertido en una
idea central en los estudios literarios y culturales, y se emplea en cada
movimiento teórico. Este trabajo analizará la intertextualidad de la Biblia
y cómo una lectura intertextual de la misma puede permitirnos com-
prenderla e interpretarla.
Todos los textos literarios tienen un significado, que es extraído
por los lectores, y a este proceso se le llama interpretación. Así mismo,
todos los textos literarios son creados a partir de sistemas, códigos y
tradiciones establecidos por obras literarias previas. Estos sistemas,
códigos y tradiciones de otras formas artísticas y de la cultura en general
son cruciales para el significado de un texto literario. Los teóricos mo-
dernos afirman que ningún texto literario o, incluso no literario tiene
algún significado independiente; todos son intertextuales.
El acto de leer nos lleva a una red de relaciones intertextuales, y
para interpretar un texto debemos seguir estas relaciones, para hacer
po­sible el proceso de moverse entre textos. El significado, entonces, es
algo que está a medio camino de un texto específico y de todos los demás
textos a los cuales hace referencia y con los que se relaciona.1 La lectura
intertextual nos invita a una lectura activa del texto, ya que nunca existe
una manera única o correcta de leer un texto, porque cada lector lleva
consigo su experiencia y manera de ver las cosas.2
De manera similar, un texto no libera un significado teológico
único sino un espacio multidimensional donde una variedad de escritos,
ninguno de ellos original, se enlazan. Un texto, por tanto, se puede de-
finir así:
…es un tejido de citas tomadas de innumerables centros de cultura […] el
escritor solo puede imitar un gesto que es siempre anterior, nunca original. Su
único poder es mezclar escritos, confrontar unos con otros, de tal manera que
nunca llega a basarse completamente en alguno de ellos.3

1
Allen, Intertextuality, 14.
2
Ibid., 7.
3
Ibid., 13.

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Roland Barthes introduce el concepto basado en el reconocimiento


de la naturaleza relacional de la Palabra, la noción tradicional del autor
en términos teológicos. Tradicionalmente, en Occidente, Dios es consi-
derado el autor de la Biblia, y el autor humano es el origen del significado
de la obra. No obstante, podemos cuestionar la comprensión tradicional
de la Palabra tal y como aparece en el primer capítulo de Juan.
Barthes sugiere que las palabras del autor no se originan en su
manera exclusiva de pensar, sino al interior de los sistemas lingüístico-
culturales. El autor es en realidad el compilador u organizador de posi-
bilidades preexistentes al interior del sistema del lenguaje, al tomar él
o ella su texto de su sistema lingüístico.4 Barthes elimina entonces el
significado tradicional de autor y lo reemplaza con el concepto de algo
más parecido a compilador. Sin embargo, este artículo continuará em-
pleando “autor” en el sentido tradicional a falta de un mejor término que
permita que los conceptos sean más claramente explicados.

Modelos de intertextualidad bíblica


El paradigma más obvio de intertextualidad bíblica es la cita, la cual es la
indicación de que se está citando otro texto y de que la cita es fiel a ese
texto. En el Nuevo Testamento, esto puede verse cuando se menciona
que algo “está escrito” o cuando el texto menciona un libro de la Biblia
de donde fue tomada la citación. Al emplear la cita, se explicita en el
texto de donde el autor está tomando la citación. El uso de la cita nos
muestra la toma consciente y voluntaria de otro texto, por parte del autor,
y permite una clara identificación por parte del lector.5
El segundo paradigma de intertextualidad es la alusión, cuando
un autor emplea un texto o imagen deliberada o inconscientemente, sin
enunciar de manera explícita de dónde lo tomó. Aunque una alusión
hace referencia clara a otro texto, el autor puede modificarlo como le
parezca, a diferencia de una cita, que directamente se refiere a otro texto.
La identificación de una alusión es en buena parte dejada en manos del

4
Ibid., 14.
5
Belli, Vetus in Novo: el recurso a la Escritura en el Nuevo Testamento, 29.

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lector. Cuando una alusión es fácilmente identificada por éste, el autor


básicamente asume que el lector reconocerá el texto o imagen al que
está haciendo referencia, sin identificarla explícitamente. Un ejemplo
de esto es el discurso de Esteban, en Hch 7, donde hay claras alusiones
a narrativas bíblicas bien conocidas.6
Un texto también puede referirse a la totalidad de las Escrituras
en general, o a un género específico, sin hacer alguna citación directa.
Un ejemplo bien conocido es cuando los discípulos están caminando
hacia Emaús “y, empezando por Moisés y continuando por todos los
profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras”
(Lc 24,27, Biblia de Jerusalén).
El autor también puede emplear un lenguaje que es característico
de un género, libro o Testamento, sin referirse directamente a éste en
realidad, como ocurre en Lucas, al comienzo del sermón de Juan el
Bautista. Este pasaje no puede ser totalmente entendido sin comprender
su relación con los profetas, en la que la Palabra de Dios fue dirigida a
personas específicas en un momento específico. A menudo encontramos
expresiones en el Nuevo Testamento que hacen referencia a conceptos
específicos en el Antiguo Testamento, como “día del juicio”, “últimos
días” o “el día del Señor”, “Ley”, “justicia”, etc.7
También se da el uso de imágenes o figuras (evocación) que ne-
cesitan ser interpretadas de acuerdo con su uso en el Antiguo Testamento.
Un ejemplo claro está en Jn 10, que necesita ser leído a la luz de los
profetas, especialmente Ezequiel, quien muestra el amor de Dios por su
pueblo en la imagen de un pastor cuidando su rebaño. El Nuevo Tes-
tamento está lleno de referencias a diferentes momentos de la nación
de Israel que dan testimonio de la revelación de Dios en su Hijo, Jesús
de Nazaret.8
Debido a la fuerte intertextualidad entre el Antiguo y Nuevo
Testamento, es importante interpretar pasajes a la luz de todo el Canon, ya
que un libro no es bíblico sin la luz de la totalidad del Canon. El Antiguo

6
Ibid., 32.
7
Ibid., 34.
8
Ibid., 35.

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Testamento se formó en la tradición judía, y el Nuevo Testamento y la


Iglesia primitiva también se vieron enormemente influenciados por el
judaísmo, que fue el que empezó a interpretar primero las Escrituras.9
Por tales razones es importante mirar también la intertextualidad
entre la tradición judía y el Antiguo y Nuevo Testamento.

Método midráshico-deráshico
Este método de exégesis está basado en la concepción judía de la Biblia,
tiene interpretaciones ilimitadas, y considera que la Biblia resulta
relevante en cualquier momento y circunstancia. Derash hace referencia
al estudio de las Escrituras para encontrar principios, mientras que
Midrash es el estudio de las Escrituras para encontrar regulaciones. En
el Antiguo Testamento, los hebreos recurrieron a sus textos sagrados para
encontrar significado a la luz de sus nuevas circunstancias, lo que significa
que muchos pasajes del Antiguo Testamento, en su mayoría, del periodo
poséxodo, están influenciados por textos anteriores.10 Buena parte del
Nuevo Testamento también está basada en otros textos y circunstancias
históricas del Antiguo Testamento, para explicar la llegada y vida de Jesús.
El Nuevo Testamento es un Midrash que interpreta al Antiguo
Testamento basado en los dichos y acciones de Jesús, y confirma una
interpretación del Antiguo Testamento después de su realización. Esta
es la diferencia entre el Midrash judío y el del Nuevo Testamento: el
Midrash judío es la base del Antiguo Testamento, mientras que la base
del Midrash cristiano es el Nuevo Testamento, interpretado por el sig-
nificado del Antiguo Testamento.
A lo largo de la historia, el Nuevo Testamento ha sido interpretado
no solo por medio de textos del Antiguo Testamento, sino también por
la literatura intertestamentaria y escritos rabínicos contemporáneos. El
método del Midrash puede ser empleado para estudiar textos del Antiguo
Testamento y arrojar nueva luz sobre el Nuevo Testamento, al igual que
para estudiar directamente el Nuevo Testamento.

9
Pontificia Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 18.
10
Caba, “Métodos exegéticos en el estudio actual del Nuevo Testamento”, 659.

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El nombre fue cambiado de Midrash a Derash para expresar mejor


el método, que busca e investiga el completo y contemporáneo significado
bíblico. En el Nuevo Testamento, esto significa mostrar cómo éste hace
uso de todas las Escrituras, ya que el conjunto de sus pasajes emplean
textos, alusiones, referencias globales y técnicas del Antiguo Testamento.
Muchos autores del Nuevo Testamento fueron instruidos en la sinagoga
y en los temas rabínicos; sin embargo, una diferencia importante reside
en que para los judíos el texto bíblico es la prioridad y para los autores
cristianos lo es Cristo.
Hay diferentes maneras en las cuales el modelo del Derash emplea
el Antiguo Testamento para interpretar el Nuevo Testamento. El modelo
más frecuentemente empleado es el “modelo de la promesa cumplida”. Al
considerar todo lo que fue realizado y cumplido en Cristo, en el Nuevo
Testamento, todo el Antiguo Testamento es la promesa, el preludio y el
anuncio que tuvo realización en Jesús. Hay muchos textos del Antiguo
Testamento que anuncian una futura realización, la cual es completada
en el Nuevo Testamento.
El segundo modelo es el de la inserción o sustitución, en el cual no
solo está la realización del Antiguo Testamento sino también una nueva
manera de apreciar la alianza entre Dios y su pueblo, como una alianza
con Israel que continúa pero es cambiada con Cristo.
Un tercer modelo es el de oposición-contraposición. El mensaje
del Nuevo Testamento es considerado no solo como el cumplimiento del
Antiguo Testamento, sino también como oposición o contraposición.
Hay continuidad, no ruptura, pero también hay un contraste de acciones
y figuras del Antiguo Testamento que se convierten en preparación,
sombra y figuras de los sucesos del Nuevo Testamento.
El método del Derash no excluye otros métodos, sino los com-
plementa. Permite la investigación de las fuentes de los textos y una nueva
lectura del Antiguo Testamento, al tiempo que aprecia la composición del
Nuevo Testamento. El método del Derash no emplea simplemente textos
del Antiguo Testamento para probar que Jesús cumple con las Escrituras,
sino que interpreta la salvación a través de las Escrituras. El método del
Derash nos permite comprender la mentalidad de los autores del Nuevo

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Testamento, y lo que ellos querían interpretar al hacer referencia a textos


bíblicos previos.

El Antiguo y el Nuevo Testamento


Los escritos del antiguo Israel, aquellos que hablan de su historia y de un
Dios por venir, fueron leídos por Jesús, los discípulos y la Iglesia primitiva
como un libro de profecías relacionadas con Jesús, el bienestar de Israel
y del mundo. El Antiguo Testamento es leído como un libro de espera
continua y creciente. Gerhard Von Rad propone que no deberíamos
mirar al Nuevo Testamento a la luz de las varias referencias del Antiguo
Testamento, como generalmente se hace, sino que observemos el camino
que va desde el Antiguo Testamento al Nuevo Testamento.11
El Antiguo Testamento no tiene una idea uniforme de Dios, sino
una serie continúa de nuevas revelaciones y disposiciones divinas; el
proceso de adaptación de las viejas tradiciones a la “nueva” fue el camino
donde Israel pudo salvaguardar su continua historia con Dios.12 El Nuevo
Testamento, a un nivel bastante básico, es la erupción de los nuevos,
completamente nuevos horizontes, para ver el trabajo de salvación de
Dios: ¡El Reino de Dios está aquí!
Las enseñanzas de Jesús, su muerte y resurrección, vienen de una
comprensión del Antiguo Testamento que está basada en las enseñanzas
judías. En el Antiguo Testamento, podemos apreciar la revelación de
Dios antes de la aparición de Cristo; esta es la referencia a la venida de
Dios, y esto abre una nueva vía para interpretar el Antiguo Testamento.
Muchas veces, en el Nuevo Testamento se evidencia un sentimiento de
hacer parte de un nuevo tiempo de Dios, “el cumplimiento o realización”.
No obstante, todo el Antiguo Testamento está relacionado con el
Nuevo Testamento, pero en este último hay una nueva relación entre
Israel y Dios. Todas las cosas nuevas que Israel experimenta en Dios,
en el Nuevo Testamento, deben venir de la interpretación cristiana del

11
Von Rad, Teología del Antiguo Testamento, 2, 415.
12
Ibid., 422.

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Antiguo Testamento. La vida de Jesús en los evangelios es la realización


de las profecías del Antiguo Testamento. Todo apunta a la continuación
entre Israel y su Dios y a los “últimos días” con la venida de Cristo; todo
lo que Dios hizo por Israel fue hecho pensando en el futuro, la venida
de Jesucristo.13
El Nuevo Testamento, comenzando con este nuevo suceso de la
encarnación de Jesús, es interpretado a través de la historia del Dios del
Antiguo Testamento. El significado de este discurso histórico es desa-
rrollado alrededor de Jesucristo, y a la luz del suceso salvador del Nuevo
Testamento. En éste, se hace referencia a sucesos del Antiguo Testamento
como promesas, la vocación, el juicio, la condenación y tribulaciones, de
una manera particular, para dejar en claro el suceso específico de Cristo.
Para los autores, fue claro que el Dios de Israel cumplió la promesa de
enviar a su Hijo y que la nación de Israel hizo parte del suceso neo-
testamentario de Cristo.14
Es claro que muchos conceptos del Antiguo Testamento reapa-
recen en el Nuevo Testamento, aunque modificados. Lo importante
es ver la conexión entre los dos testamentos como Jesús, con la inter-
dependencia entre la palabra divina y los sucesos históricos. En el Nuevo
Testamento, Jesús cumplió las promesas del Antiguo Testamento. Po-
demos decir que los sucesos de salvación del Antiguo y Nuevo Testamento
pueden ser mutuamente interpretados. Las historias de los patriarcas,
las narraciones del desierto, los juicios del rey, todos en algún aspecto
pueden aplicarse a Cristo.15
Es cierto que el suceso de salvación en el Nuevo Testamento fue el
conector con el Antiguo Testamento que la Iglesia primitiva encontró,
lo que ubicó a éste en un nuevo horizonte. Pero la salvación del Antiguo
Testamento fue también una manera de entender a Cristo y predicar
acerca de él, para que dicha salvación pudiese ser entendida; de aquí que
en la pasión de Cristo hay numerosas referencias al Antiguo Testamento.

13
Ibid., 424.
14
Ibid., 470.
15
Ibid., 497.

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Los dos testamentos se legitiman mutuamente.16 Es cierto que debemos


interpretar el Antiguo Testamento a la luz de Cristo, pero también nece-
sitamos al Antiguo Testamento para entender a Cristo.

La ley del Antiguo Testamento


Von Rad propone que la ley del Antiguo Testamento también necesita
ser interpretada a la luz del suceso de la nueva salvación en el Nuevo
Testamento. Las viejas tradiciones en un nuevo contexto necesitan ser
interpretadas de manera distinta y radical. Esto fue lo que hicieron los
autores del Nuevo Testamento: retrocedieron hasta las leyes del Antiguo
Testamento y les dieron una nueva interpretación. Por eso, a veces las
leyes del Antiguo Testamento son radicalmente distintas en el Nuevo
Testamento, pero ahora son interpretadas en las enseñanzas de Cristo,
su pasión, muerte y resurrección.17
Junto a la reinterpretación de las leyes del Antiguo Testamento en
el Nuevo Testamento también existe un esfuerzo por comprender la ley
como una unidad cohesionada. Por ejemplo, en Mc 12,28-31, donde
la ley es reducida a dos mandamientos: amar a Dios y a tu prójimo.18
Cualquier entendimiento del Antiguo Testamento debe tener en
cuenta las interpretaciones paulinas del Antiguo Testamento. Fue Pablo
quien más claro mostró la continuidad entre los dos testamentos. No
obstante, Mateo, Lucas y los Hechos, entre otros, ofrecen su propia in-
terpretación de la continuidad de los dos testamentos.19

¿La abolición de las leyes del Antiguo Testamento?


A menudo se da el interrogante de que a la luz del Nuevo Testamento se
produce una abolición de las leyes del Antiguo Testamento. Esta duda
se basa especialmente en Mt 5,21-48 y en las seis antítesis. ¿Contradice

16
Ibid., 498.
17
Ibid., 526.
18
Ibid., 527.
19
Ibid., 528.

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la autoridad de Jesús las Escrituras? En Mt 5,17, en el Sermón de la


Montaña, Jesús declara: “No piensen que he venido a abolir la Ley y los
Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.”
Es importante anotar que Jesús no dice “así está escrito, pero yo
les digo otra cosa”, y que Jesús siempre menciona a las Escrituras con
respeto. En Mt 5, Jesús hace referencia a las enseñanzas de lo que está
escrito, no a lo que en realidad ha sido puesto sobre el papel.20 También
es importante recordar que ambos testamentos se interpretan mutua-
mente, así que uno no niega al otro, sino que lo reinterpreta.

Ejemplos específicos: Mateo


El Evangelio de Mateo está repleto de textos del Antiguo Testamento.
Hay aproximadamente 55 referencias que pueden ser catalogadas como
citaciones directas, comparadas con cerca de 65 que aparecen en los tres
evangelios restantes combinados. Doce veces habla Mateo de un pasaje o
de las Escrituras sobre hechos realizados en cumplimiento de las mismas.
Además de las citas, hay numerosas alusiones y ecos de las Escrituras a lo
largo del Evangelio, casi el doble que en los otros evangelios.
Cada temática teológica importante es respaldada por el Antiguo
Testamento. Se cree que esto ocurre porque el autor de este Evangelio,
Mateo, era un recaudador de impuestos y debido a su profesión era
uno de los pocos que sabía leer y escribir. Al ser judío, su asistencia a
la escuela primaria y a la sinagoga le habría enseñado los contenidos e
interpretaciones del Antiguo Testamento.
Se cree que Mateo es el primer libro del Nuevo Testamento, porque
tiene las conexiones más claras y más frecuentes con el Antiguo Testa-
mento, que hacen más fácil la transición entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento.21
Mateo habla acerca de la venida de Jesús desde la perspectiva de
la Torá y de los profetas, porque Jesús entendió su misión como cumpli-

20
Belli, Vetus in Novo, 61.
21
Blomberg, “Matthew”, 16.

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miento de las Escrituras. Jesús no contradice a la Ley o a los profetas,


sino que los cumple de manera nueva.22

Salmos
El libro de los Salmos es el más citado en el Nuevo Testamento, con
58 citas, seguido de Isaías (54 citas), Deuteronomio (39), Éxodo (30)
y Gé-nesis (29). Gourgues ha encontrado 16 citaciones de los Salmos
hechas por Jesús, que se ubican en tres categorías: frente al fracaso y la
oposición, frente a la traición, las pruebas y la condenación, y la cruz.23
El Sal 2 es citado frecuentemente en el Nuevo Testamento con
referencia a Jesús, a su muerte y resurrección, lo que significó el nuevo
nacimiento de Cristo a una nueva vida con Cristo glorificado y Señor
de los vivos y los muertos debido al establecimiento del Reino de Dios
en la Tierra.24

Conclusión
Debido a que ningún texto existe por sí solo, un texto siempre está
construido sobre textos previos, y es de máxima importancia comprender
los textos sobre los que fue construido un texto en particular, los que lo
influenciaron y a los que éste mismo hace referencia.
Los autores del Nuevo Testamento estaban muy familiarizados con
el Antiguo Testamento, y de maneras distintas, directa e indirectamente,
se refieren al Antiguo Testamento. Claramente, el Nuevo Testamento,
como texto escrito muchos años después del Antiguo Testamento, está
fuertemente influenciado por éste. En gran medida, el Nuevo Tes-
tamento está construido sobre el Antiguo Testamento, pero a la luz de
la encarnación de Jesús, su muerte y resurrección.
Con frecuencia se comete el error de considerar al Antiguo Testa-
mento como no tan importante, valioso o teológico como el Nuevo
Testamento, a la luz de la nueva comprensión e interpretación que Jesús

22
Guerra, “Jesús, el hombre dichoso e Hijo de Dios”, 311.
23
Ibid., 118-119.
24
Ibid., 336.

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ofrece. Sin embargo, ocurre exactamente lo opuesto. Para comprender


las enseñanzas de Jesús y a los autores del Nuevo Testamento, es esencial
entender el Antiguo Testamento, porque el Nuevo Testamento está
emplazado en aquél y lo reinterpreta. Hay una fuerte continuidad entre
los dos testamentos, que deben ser leídos como un todo.
La intertextualidad de la Biblia, y específicamente del Antiguo
y Nuevo Testamento, debe ser tenida en cuenta para comprender
completamente las Escrituras. El Antiguo Testamento es esencial para
entender al Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento es esencial para
comprender al Antiguo Testamento.

Bibliografía
Allen, Graham. Intertextuality. New York: Routledge, 2000.
Belli, Filippo. Vetus in Novo: el recurso a la Escritura en el Nuevo Testamento.
Madrid: Encuentro, 2006.
Blomberg, Craig L. “Matthew.” En Commentary on the New Testament
Use of the Old Testament, editado por C.K. Beale y D.A. Carson,
15-98. Grand Rapids: Baker Publishing Group, 2007.
Caba, José. “Métodos exegéticos en el estudio actual del Nuevo Testa-
mento.” Gregorianum 73, No. 4 (1992): 611-669.
Guerra, Pedro Astorga. “Jesús, el hombre dichoso e Hijo de Dios.” Estu-
dios Eclesiásticos, 84, No. 329 (2009): 309-336.
Pontificia Comisión Bíblica. La interpretación de la Biblia en la Iglesia.
Madrid: PPC, 1994.
Von Rad, Gerhard. Teología del Antiguo Testamento. Vol. 2. Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1969.

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