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EXÉGESIS, UNA INTRODUCCIÓN

Max Gallardo
ISUM, ASAMBLEAS DE DIOS Fracmento del libro de Hermenéutica Avanzada, reproducido con permiso
1

CONCEPCIÓN DE HERMENÉUTICA

La habilidad de comunicarnos es una de las grandes capacidades que Dios nos


otorgó. Ejercemos tal facultad constantemente en nuestras vidas. A cada momento alguien
está enviando un mensaje y otra persona está captando e interpretando los elementos de tal
mensaje. Esto nos lleva a tomar conciencia de que estamos involucrados en procesos
comunicativos cotidianos que, a través de múltiples códigos y canales, hacen que nuestra
existencia cobre sentido.

Por ejemplo, si vamos conduciendo un vehículo, debemos estar atentos a las señales
del tránsito, a las señales que los otros conductores emiten y a veces aún estar dispuesto a
percibir el “estado psicológico” del que va delante o detrás de nuestro automóvil.

Lo interesante en todo esto es que cada una de estas cosas las hacemos sin la
conciencia que estamos siendo “intérpretes” de la realidad puntual que nos rodea. Esto se
debe a que “cuando una persona está bien familiarizada con los materiales que lee u oye,
el proceso de comprensión se lleva a cabo sin esfuerzo. La interpretación se encuentra
presente pero funciona en forma tan espontánea que no se hace evidente”.1

LA HERMENÉUTICA BÍBLICA

La hermenéutica (del griego hermeneuo, interpretar) es la ciencia que trata de la


interpretación de textos escritos3, especialmente aquellos que necesitan una atención
especial debido a la “distancia” o “vacío” que separa al lector del texto que está leyendo.
Como bien lo afirma Bernard Ramm:

Una cosa necesita interpretación cuando algo obstruye su comprensión espontánea...


En otras palabras, entre el intérprete y el material a interpretar existe un vacío, y se

1
B. Ramm, “Interpretación Bíblica” en Hermenéutica Bíblica por R. G. Turnbull, ed., p. 6. 3 Aunque el
término “hermenéutica” se ha extendido en los últimos años hacia todo el proceso de la percepción y la
comunicación humana, debido a la influencia de los filósofos M. Heidegger, G. Ebeling y H. G. Gadamer
entre otros.
2
hace necesaria la formulación de normas para llenar ese vacío. En tanto el intérprete
se halle separado de su material por el tiempo, el vacío será histórico; en tanto su
cultura sea diferente a la del texto, el vacío será ecológico y biológico. Y dado que
usualmente existe en el texto una actitud diferente hacia la vida y hacia el universo que
la del intérprete, puede decirse que hay un vacío filosófico.2

Al considerar que la Biblia cumple a cabalidad con las características de literatura


antigua, escrita en otra época y cultura, es que se hace necesaria la hermenéutica bíblica.
Esta área especializada de la hermenéutica se aplica al estudio de la Biblia, y proporciona
al lector de las Sagradas Escrituras las herramientas lingüísticas necesarias para lograr
superar los obstáculos que estorban su óptima comprensión de éstas. Sin duda que la mera
comprensión intelectual de las verdades contenidas en ellas no es suficiente ante la
demanda de las mismas Escrituras de ser “hacedores de la palabra”, y esto último también
forma parte de la tarea hermenéutica.

INTÉRPRETE VACÍO TEXTO BÍBLICO


Histórico
Cultural
Ecológico

Concepto de distancia o vacío Fig. 1. 1

La hermenéutica bíblica consiste primeramente en la adopción de principios,


normas y reglas que tienen el objetivo de guiar al intérprete hacia la comprensión del
sentido original del texto bíblico, y así no se extravíe de ser fiel al propósito de su autor.
Al decir adopción se asume que el intérprete se identifica con un método de interpretación
determinado que, a su parecer, le ayuda a encontrar el correcto sentido al texto bíblico.

En la historia de la Iglesia han convivido, principalmente, el método alegórico con


el método gramático histórico. El primero fue popularizado durante el siglo III en la iglesia
de Alejandría por Clemente y Orígenes, bajo la influencia de las obras literarias del filósofo
judío Filón. Comentando el método de Orígenes, Justo L. González afirma: “La alegoría
es el método exegético característico del gran maestro alejandrino, y de ella hace uso a cada
paso. Esta alegoría —tomada en parte de Filón y en parte de Clemente— alcanza vuelos
nunca antes igualados en la exégesis cristiana, y en ella Orígenes encuentra el medio de
justificar y apoyar mediante textos bíblicos más de una doctrina totalmente extraña a las
Escrituras, hasta al punto que ha sido posible interpretar su pensamiento como un sistema
filosófico que poco tiene que ver con el Cristianismo”3. El método alegórico deja de lado
el sentido literal de un pasaje e intenta buscar “sentidos más profundos o espirituales.” Este
método llegó a dominar la lectura de la Biblia durante la Edad Media al punto que era
posible apoyar cualquier doctrina apelando al “sentido espiritual.” La alegoría atribuye
significados al texto bíblico que están en la mente del lector antes que en el sentido natural
de la Escritura.

2
B. Ramm, Idem. , p. 6
3
J. L. González, Historia del pensamiento cristiano, Vol. I, p. 209
3

Una variable de este método es la “interpretación por revelación”. En algunos


grupos (especialmente pentecostales o carismáticos) alguien asume haber recibido una
revelación especial de Dios sobre el significado de cierto pasaje de la Biblia. Tal
interpretación, por lo general, presenta un sentido ajeno al del escritor bíblico y es
presentada con la autoridad que emana de una experiencia subjetiva.4 El método alegórico
nunca ha dejado de estar presente en la Iglesia y no es útil para entender la Biblia, pues en
lugar de hacer exégesis (extraer el sentido original) hace eiségesis (introducir sentidos
ajenos al texto), reflejando como ningún otro método las presuposiciones del intérprete.

El método gramático-histórico también tiene una tradición antigua representada en


los primeros siglos del cristianismo por la Iglesia de Antioquía. Este método asume que la
revelación de Dios nos llega en formulaciones idiomáticas, y que tales formulaciones
cobran sentido en la medida que se conozca el contexto histórico que rodeó los mensajes o
situaciones a través de las cuales Dios habló, y nos habla hoy. Así, este método toma
seriamente la tarea de estudiar los idiomas originales en que se escribieron los libros de la
Biblia, considerando las reglas de comprensión literaria de un escrito, y al mismo tiempo
asume que la reconstrucción del entorno histórico de determinado libro o pasaje arrojará el
sentido que el autor original tuvo en mente al dejar tal registro escrito. De esta manera el
método gramático-histórico es el más confiable porque el intérprete busca discernir el
sentido del autor, que es la forma correcta de entender cualquier escrito, cuanto más si éste
es la revelación del Soberano Dios del universo. 5

Al mismo tiempo, la hermenéutica guarda relación con la aplicación correcta que


el intérprete haga hoy, desde su perspectiva contemporánea, de los pasajes estudiados o
leídos. Esto último hace eco de los estudios más recientes sobre el proceso de
interpretación, donde se toma con igual seriedad tanto el estudio cuidadoso del texto bíblico
como el contexto histórico del intérprete. A.C. Thiselton afirma al respecto:

Tradicionalmente, la Hermenéutica implicó la formulación de reglas para la


comprensión de un texto antiguo, especialmente en términos lingüísticos e históricos.
Se requería del intérprete que comenzara con el idioma del texto, incluyendo su
gramática, vocabulario y estilo. Él examinaba su contexto lingüístico, literario e
histórico. En otras palabras, la hermenéutica tradicional comenzaba con el
reconocimiento de que un texto estaba condicionado por un contexto histórico dado.

4
Un ejemplo de tal práctica fue la revelación que alguien recibió a principios de siglo, en un retiro
espiritual pentecostal en los Estados Unidos, acerca del nombre de Jesús. Esta revelación dio origen al
“bautismo en el nombre de Jesús” como formula bautismal, y a las denominaciones pentecostales unitarias
que rechazan la doctrina de la Trinidad y se les conoce como iglesias “Sólo Jesús.” Tal criterio en
oportunidades va asociado con intolerancia hacia quienes no concuerdan con sus interpretaciones. Rony
Chávez afirma en relación con la aceptación de la “reforma apostólica”: “Si al oír todo esto siente rechazo,
usted debe ser liberado. Debe ser ministrado. Todos hemos sido diseñados para ser ministros Apostólicos
y Proféticos, así que si todo esto choca contra su manera de pensar, tiene que recibir liberación para entrar a
una nueva dimensión Apostólica mayor.” (Roni Chávez, “Moviéndonos en lo apostólico”, http://www.
ccnven. org/ao1. htm, Internet, sin fecha, acceso del 30 de mayo del 2003.
5
Para una reseña cuidadosa de estos métodos y otros más recientes —incluyendo el método históricocrítico
y la “nueva hermenéutica”— y su desarrollo vea Hermenéutica Bíblica por J. M. Martínez, pags. 65-133;
L. Berkhof, Principios de interpretación bíblica, pags. 13-43; y H. Virkler, Hermenéutica, pags. 41-63.
4
Sin embargo, la hermenéutica, en el sentido más reciente del término, comienza con el
reconocimiento de que el condicionamiento histórico se da en ambos lados: el
intérprete moderno no menos que el texto, se encuentra en un contexto y tradición
histórica dada.6

La tarea hermenéutica como se ve tiene entonces dos fases, éstas reciben el nombre
de: exégesis y aplicación. La exégesis consiste en determinar el significado original del
texto. Ella se ocupa en dilucidar el sentido que el autor bíblico tuvo en mente al escribir
tal o cual pasaje. La exégesis no considera la aplicación del texto a la realidad del intérprete
hoy, sino por el contrario procura determinar lo más exactamente posible lo que el autor
quiso decir a sus receptores originales. Esto se lleva a cabo haciendo uso del método
gramático-histórico que toma seriamente las características literarias de las Escrituras y el
entorno histórico en el cual se produjeron.

La aplicación7 del texto bíblico es la tarea que sigue a la exégesis, y consiste en


reconocer las implicaciones contemporáneas de los principios contenidos en el pasaje
estudiado. En esta labor es crucial reconocer el género literario y lenguaje usado por los
escritores, para no caer en aplicaciones literalistas o alegóricas que no hacen justicia al
objetivo del autor. Además es vital reconocer los principios (ya sea éticos o teológicos)
reflejados en las formas culturales de los tiempos bíblicos. Evitando confundirlos y
reconociendo que tales principios pueden tomar formas culturales distintas en el mundo del
intérprete.10

El orden correcto entonces en la interpretación bíblica es: primero la exégesis y


luego la aplicación. Esto es lógico ya que debemos saber primero que significó el texto
para los receptores originales antes de concluir que significa para nosotros hoy. Como bien
lo afirma Gordon Fee:

La razón para no comenzar con la aplicación contemporánea (aquí y ahora) es que el


único control apropiado de la hermenéutica [es decir la aplicación] se encuentra en el
propósito original del texto bíblico... Un texto no puede significar lo que nunca
significó.8

EXÉGESIS APLICACIÓN
Orden correcto en la interpretación bíblica

6
A.C. Thiselton, The Two Horizons, p. 11. Las cursivas son del autor.
7
Algunos autores en las últimas décadas usan el término hermenéutica para referirse a lo que
tradicionalmente se ha denominado aplicación. Gordon Fee aclara: “Aunque la palabra “hermenéutica” de
ordinario cubre todo el campo de la interpretación, incluso la exégesis, también se usa en el sentido más
restringido de la búsqueda de la relevancia contemporánea de los textos antiguos.” (La lectura eficaz de la
Biblia, p. 22). No todos los estudiosos bíblicos están de acuerdo con tal distinción y prefieren seguir usando
la palabra en el sentido tradicional, como la ciencia que abarca todo el proceso interpretativo. 10 Para una
discusión más amplia de la aplicación de la Palabra vea: G. Fee y D. Stuart, La Lectura Eficaz de la Biblia,
pags. 49-54; J. Martínez, Hermenéutica Bíblica, pags. 541-560; y H. Virkler, Hermenéutica, pags. 179-196.
8
G. Fee y D. Stuart, La Lectura Eficaz de la Biblia, pags. 22 y 23. Las cursivas son del autor.
5

La hermenéutica bíblica debe entonces preocuparse de entregar los principios,


normas y reglas necesarias para llevar adelante tanto la tarea exegética como la de
aplicación. En el siguiente capítulo volveremos a considerar más cuidadosamente los
factores que intervienen en el proceso de la interpretación bíblica.

HERMENÉUTICA
BÍBLICA
INTÉRPRETE TEXTOBÍBLICO
VACÍO
Histórico
Cultural
Ecológico

Papel de enlace de la hermenéutica bíblica Fig. 1.2

NECESIDAD DE LA EXÉGESIS BÍBLICA

¿Por qué debemos estudiar principios de interpretación para comprender la Biblia?


Además de lo ya expuesto, la necesidad del lector de las Sagradas Escrituras de estar
familiarizado con la hermenéutica radica, entre otros, en los siguientes factores:

1. La centralidad que la Biblia tiene en la vida de la Iglesia Evangélica y en


la de creyentes individuales es indiscutible. Esto ha sido así desde el comienzo mismo de
la iglesia protestante, debido al principio reformado solo Biblia. Antes de la Reforma
protestante las Escrituras estaban confinadas a un lenguaje exclusivo, el latín, y a una clase
social específica, el clero católico. Los reformadores otorgaron un sitial de privilegio a la
Biblia en la edificación, la ética, la liturgia, y también como la regla última de doctrina y
práctica.

Los evangélicos somos “el pueblo del Libro”. Es típico ver a cada familia o
creyente evangélico asistir a los cultos con su Biblia bajo el brazo, pero ¿leemos los
cristianos las Sagradas Escrituras? Un investigador católico hizo la observación de que los
evangélicos amábamos la Biblia, la distribuíamos, fomentábamos su lectura, pero en
términos reales la leíamos poco. Si tal aseveración tiene algo de razón, una de las causas
principales de esta situación sería la falta de enseñanza sobre principios para interpretar la
Biblia. Más de una vez nos hemos encontrado con creyentes que nos dicen: “Leo la Biblia,
pero no la entiendo por más que trato”, así es fácil desanimarse y abrir el Libro sólo cuando
el predicador va a exponer un pasaje en el culto.

Además los predicadores de la Palabra somos responsables de comunicar


fidedignamente el mensaje de las Escrituras. Un estudio descuidado de la Biblia va ha
producir problemas en creyentes sencillos que por desconocimiento o mala formación se
les ha enseñado a confundir la infalible Palabra escrita con la falible predicación humana.
6
La predicación desde los púlpitos es fidedigna y confiable en la medida que se ajusta a
una Escritura correctamente interpretada.

2. El abuso que las sectas de trasfondo cristiano hacen de la Biblia. Más de


un creyente evangélico ha quedado admirado de la aparentemente experta habilidad de los
Testigos de Jehová en el uso de la Biblia. Las sectas se especializan en la manipulación de
pasajes fuera de su contexto original para construir su estructura doctrinal. Sólo el uso de
la correcta hermenéutica va ha asegurar el librar al creyente de la duda.

3. El liderazgo cristiano necesita la preparación adecuada en la


interpretación bíblica para llevar adelante la tarea de predicación, enseñanza y
asesoramiento pastoral. Creemos que solamente la Biblia es nuestra base de doctrina y
guía para la conducta ética. Tal grado de autoridad necesita de principios y normas que
gobiernen la tarea de reconocer la voluntad de Dios revelada en las Escrituras.

Es triste apreciar que en nuestro medio se han levantado personas que al afirmar:
“la Biblia dice...” han extraviado de la verdad a creyentes sencillos. Esto porque tanto el
líder como quienes le siguen desconocen los fundamentos básicos en el estudio de la
Palabra de Dios y terminan engañados por el error. Recordemos que Satanás también
conoce las Escrituras y las usa para extraviar a los creyentes, basta ver el caso de la
tentación que fue objeto nuestro Señor Jesús, el diablo le dijo: “Escrito está...”, pero el
Señor supo responder con el uso correcto de la Escritura (Ver Mateo 4:6-7).

4. Por último, la Biblia es la revelación de Dios al hombre y es trascendental


que la voluntad revelada de Dios sea conocida por cada persona. Los principios
hermenéuticos han de servir como el puente necesario para acceder a la adecuada
comprensión de lo que Dios nos dice a través de las páginas de las Escrituras.
Considerando que el único camino de salvación es Jesucristo y que todo lo que necesitamos
saber sobre él está en la Biblia, entonces es un deber de la Iglesia conducir a cada creyente
a una óptima comprensión de los principios que guardan relación con la interpretación
bíblica. Bernard Ramm lo expresa correctamente. “No hay beneficio para nosotros si es
que Dios ha hablado y no sabemos lo que él ha dicho. Por lo tanto es nuestra
responsabilidad determinar el significado de lo que Dios nos ha dado en la Sagrada
Escritura.”9

CAPÍTULO 2

ELEMENTOS FUNDAMENTALES DE LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA

9
B. Ramm, Protestant Biblical Interpretation, p. 2.
7

¿Cuál es el punto de partida en la interpretación bíblica? Lo primero que viene a la


mente es que la tarea interpretativa se inicia al comenzar a leer el pasaje que queremos
entender. Sin embargo, al meditar más cuidadosamente esta pregunta nos damos cuenta
que el proceso de interpretación no comienza con el texto sino con el intérprete y luego se
llega al texto.

En el proceso interpretativo intervienen dos elementos básicos: el intérprete y el


texto bíblico. Cada uno de ellos conforma un mundo diferente. El lector trae su “propio
mundo”, lo que en términos generales se ha llamado precomprensión, que básicamente
consiste en lo que el intérprete trae consigo al leer el texto, esto es conocimientos y
experiencias que le predisponen para el encuentro con la Palabra. Por otro lado, el texto
bíblico, debido a la “distancia” que lo separa del lector, posee características propias como
preservación del texto, elementos lingüísticos, particularidades históricas, entornos
culturales, etc. que hacen necesaria una información especializada para introducir al
intérprete en el “mundo bíblico”. Así, podemos apreciar que tanto el lector como el texto
bíblico poseen un “contexto” que necesita dilucidarse para una adecuada interpretación.

LA IMPORTANCIA DE LA PRECOMPRENSIÓN

La precomprensión puede ser definida como el bagaje de conocimientos y


experiencias que una persona posee al momento de interpretar un texto o aún la realidad
que le rodea. Ningún ser humano puede librarse de esta situación al acercarse a la Palabra
de Dios. Por tal razón es que la primera tarea del intérprete es reconocer que la objetividad
absoluta no es posible, debido a que nuestro conocimiento previo nos predispone al
momento de interpretar.

Lo que corresponde entonces es asumir que al leer la Biblia estos presupuestos serán
traídos consigo. Lo que se debe producir entonces es una actitud humilde frente a los
principios bíblicos, para que sean estos los que confirmen, modifiquen o sencillamente
censuren algunos de nuestros prejuicios, presupuestos o predeterminaciones. Esto es
introducirse en el “mundo del intérprete.” El efecto contrario, produce que el intérprete
“utilice” el texto bíblico, a través de una lectura prejuiciada, para que éste se conforme a
sus propias ideas. Así la Palabra es manipulada y no se cumple el objetivo de Dios de
hablar a través de ella al hombre. Gordon Fee lo explica de la siguiente forma:

La primera razón que hay que aprender en cuanto a la interpretación es que, aunque no
se quiera, todo lector es al mismo tiempo intérprete. Esto es, la mayoría de nosotros
suponemos al leer que también entendemos lo que leemos. También tenemos la
tendencia a pensar que lo que nosotros entendemos es lo mismo que se proponía el
Espíritu Santo o el autor humano. Sin embargo, siempre traemos al texto todo lo que
somos, con todas nuestras experiencias, cultura, y comprensión anterior de palabras e
8
ideas. Algunas veces lo que traemos al texto, sin intención, nos descarría, o nos hace
poner en el texto toda clase de ideas extrañas. 10

El campo que abarca el concepto de precomprensión es tan vasto como la totalidad


de las impresiones registradas en la personalidad humana. Así es que cosas tales como, la
educación, trasfondo teológico, experiencias normales y traumáticas, formación familiar,
nacionalismo, racismo, elementos simbólicos, etnocentrismo y socialización, son traídas al
encuentro con la Palabra de Dios. La vasta mayoría de esto se trae, por supuesto,
inconscientemente. Sin embargo, para que la Escritura cumpla su propósito en nosotros
necesitamos reconocer que todo eso está ahí, y debemos permitir que sea la Palabra misma
la que los evalúe y los cambie, al ir renovando nuestra mente (Romanos 12:1-2).

Algo que sin duda forma también parte de la precomprensión del intérprete es la
múltiple demanda de situaciones históricas puntuales contemporáneas que desafían al
lector a encontrar una respuesta en la Palabra de Dios. Estos desafíos no son los mismos
para cada generación de creyentes. Así como el legalismo para Pablo o el gnosticismo para
la iglesia del siglo II demandaron una reflexión y respuesta, es que hoy los cristianos del
siglo XXI nos vemos confrontados a considerar que decir a una sociedad postmoderna, que
se jacta de los logros de las ciencias y rechaza la posibilidad de lo sobrenatural.

La presencia de la precomprensión no debe mirarse sólo como algo negativo. En


realidad, muchas de las impresiones emocionales o cognoscitivas que traemos al texto nos
ayudan, a manera de comparación o contraste, a que la verdad de Dios brille con más fuerza.
Por otro lado sería imposible tomar conciencia de la realidad sin tener un marco de
referencia o perspectiva desde la cual observarla. Acudir al texto con una menta abierta y
procurando la objetividad nos ayudará en la interpretación.

Algunas de las actitudes deseables con las cuales el intérprete debe acercarse a las
Escrituras son: Humildad frente a la grandeza de la revelación, sinceridad consigo mismo
y con el texto bíblico; apertura para dejar que la Palabra nos transforme; determinación de
obedecer a la Escritura en la medida que vamos entendiendo sus principios; perseverancia
y persistencia en conocer más y más de la revelación de Dios; y sentido de dependencia de
la gracia de Dios y su Espíritu Santo. Esdras nos deja un gran modelo de un estudioso de

10
G. Fee y D. Stuart, La lectura eficaz de la Biblia, p. 12. Cursivas del autor.
9
las Escrituras, “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir en la ley de Jehová
y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esd. 7:10).

LAS ESCRITURAS BÍBLICAS.

Al considerar el otro elemento básico en la interpretación, el texto bíblico, entramos


a tomar en cuenta factores tales como la integridad y transmisión del texto, la Biblia como
revelación especial de Dios y las características literarias de la Palabra de Dios.
Dedicaremos el próximo capítulo especialmente a la transmisión del texto bíblico y
consideraremos ahora la Biblia como revelación y sus características literarias. Con esto
nos introducimos en el “mundo bíblico.”

La naturaleza de la revelación bíblica

El autor de la epístola a los Hebreos nos dice que “Dios habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo,...” (Heb.1:1-2a). La Biblia es el testimonio de que Dios ha hablado,
ésta registra el modo y la forma en que la Deidad se ha revelado al hombre. Al considerar
la Biblia como la revelación de Dios es importante entender dos verdades fundamentales
al respecto.

1) La revelación se acomoda al entendimiento de quienes la reciben. Esto significa


que la única forma en que podemos entender a Dios es que él nos hable en idiomas,
conceptos, figuras e imágenes humanas. Que corresponde por lo demás a la realidad
concreta en la cual los humanos percibimos lo que nos rodea. Dios no puede llevarnos a la
esfera de su realidad para hablarnos ya que sólo Dios puede comprenderse cabalmente a sí
mismo, y las limitaciones de la mente humana no pueden comprender la inimaginable
complejidad de la Deidad. Bernard Ramm da una buena explicación al respecto:

Para establecer contacto verdadero con el hombre, la revelación especial ha de venir


en una forma cósmica (usando el término de Kuyper), o en una forma sacramental
(usando el término de Barth), o en una forma antrópica. Lo que Kuyper quiere decir
con cósmica es que la revelación especial ha de entrar verdaderamente en nuestro
mundo y vestirse de sus formas a fin de ser comprendida por nosotros. Sacramental
quiere decir para Barth que los elementos de este mundo son tomados al servicio de la
revelación para servir como sus señales. Antrópica quiere decir para nosotros que la
revelación ha de acomodarse al hombre, su lenguaje, su cultura, y sus capacidades.
Este carácter, cósmico, sacramental y antrópico de la revelación es la forma de la gran
condescendencia de Dios.11

Por esto nos encontramos con el uso de lenguaje analógico en las Escrituras para
describir la naturaleza de Dios y las realidades de la experiencia espiritual del creyente.
Así la Biblia nos habla de Dios en forma antropomórfica al afirmar que él posee miembros
corporales como manos, brazos, rostro, etc. (ver Isaías 40:10). Sabemos que Dios es

11
B. Ramm. La revelación especial y la Palabra de Dios, p. 31. Cursivas del autor. Este libro fue escrito
por uno de los más claros y al mismo tiempo profundo erudito bíblico, su lectura completa será de tremenda
ayuda en la formación del intérprete de las Escrituras.
10
espíritu (Jn. 4:24) y no necesita de un cuerpo para accionar, pero él se acomoda a nuestro
entendimiento y espera que nosotros asociemos estos elementos humanos con la realidad
espiritual que representan.

b) Otra verdad importante es el hecho que la revelación bíblica es progresiva. Esto


significa que por efecto de que la revelación se manifiesta en la historia, Dios se va
mostrando en los eventos y en la interpretación de estos por el escritor inspirado, a lo largo
de una línea histórica. D. A. Carson define revelación progresiva como

...el hecho que Dios se reveló progresivamente en evento y en Escritura, culminando


los eventos con la muerte, resurrección y exaltación de Cristo, y culminando las
Escrituras con el cierre del canon. El resultado es que los caminos y propósitos de
Dios se cumplieron progresivamente no sólo en eventos redentores sino también en
explicación escrita. La revelación más temprana prepara la que le sigue; esta última
progresa y en alguna forma explica la primera.12

En este sentido, encontramos en el Nuevo Testamento la revelación más reciente y


definitiva. Así que, es desde este último que debe leerse e interpretarse el Antiguo. Por lo
cual, cuando se presente una tensión, es decir puntos divergentes, entre las enseñanzas o
principios del Antiguo Testamento y los que el Nuevo muestra, se debe preferir lo que este
último enseña al respecto.

Por ejemplo, el Antiguo Testamento otorga mucha importancia al respeto del día
sábado, pero el Nuevo afirma que el día que se guarda no debe ser objeto de divisiones (Ro.
14:5-6). Así la Iglesia ha entendido que el día de reposo no debe necesariamente ser el que
guardan los judíos, pues el sábado no está confirmado como obligatorio para los cristianos
no-judíos.

Aunque tal progreso se aprecia obviamente entre ambos Testamentos, tal elemento
de progresión se observa aún dentro del Nuevo Testamento. Jesucristo dijo a sus
discípulos: “Aún tengo muchas cosas que deciros... pero cuando venga el Espíritu de
verdad, él os guiará a toda verdad...” (Jn. 16:12-13). La enseñanza de Jesús se completa
con la enseñanza que él mismo entregó a través del Espíritu Santo a los apóstoles. Desde
esa perspectiva los Evangelios son clarificados a través de la enseñanza de los Hechos y
las Epístolas.

Ya que Jesucristo es la culminación del plan redentor, y en su persona y enseñanza


se completa la revelación, no debemos aceptar que revelaciones personales subjetivas se
eleven al mismo nivel de autoridad que las Escrituras. Esto último constituye un serio
peligro en el medio eclesiástico pentecostal y carismático, y la iglesia debe luchar para no
dejarse arrastrar por esta tendencia.

La naturaleza de las Escrituras.

12
D. A. Carson, “Unity and Diversity in the New Testament” en Scripture and Truth, D. A. Carson y J. D.
Woodbridge, eds., p. 83.
11

La Biblia es la forma escrita en que ha quedado preservada la revelación de Dios y


el comprender algunos aspectos de su carácter nos ayuda a interpretarla correctamente.

1) Las Sagradas Escrituras presentan una gran variedad de géneros literarios.


Leyes, narraciones, poesía, sabiduría, profecía, evangelios, parábolas, epístolas, y literatura
apocalíptica, están presentes en la Palabra de Dios reflejando su itinerario histórico,
cultural, y teológico. Cuando se aborda el estudio de un pasaje de la Biblia, lo primero que
se debe discernir es el género al que pertenece, para así ordenar su estudio a través de la
adecuada metodología.

También es importante considerar la función original que el pasaje o libro que se


está estudiando tuvo en la comunidad de creyentes que lo preservó, pues su función en la
vida de la Iglesia hoy puede que sea diferente. El uso litúrgico o festivo de un salmo, la
función del libro de Proverbios en la educación de los jóvenes hebreos, el uso de parábolas
en la enseñanza de Jesús, o de la Epístolas en las primeras congregaciones cristianas ayudan
en la exégesis.

2) La Biblia como canon. También se debe tomar en cuenta la función que


tales libros cumplen hoy como parte de la colección de escritos reconocidos como
inspirados por la iglesia. Es decir su función canónica dentro del espectro revelador de las
Escrituras, considerando el carácter progresivo de la revelación bíblica.

Los libros ya han dejado de circular independientemente y forman parte de un libro


al que conocemos como La Biblia. El ordenamiento que estos tienen en su división más
básica Antiguo y Nuevo Testamento conforman un todo que encierra la revelación
completa. El canon y la revelación progresiva nos recuerdan que la función original de
ciertos libros ya no es la misma hoy. Por ejemplo, el libro de Proverbios tuvo la función
de entregar formación ética a los jóvenes hebreos (Pr. 1:4) y, aunque tiene mucho que decir
hoy a los jóvenes cristianos, la ética de éstos debe estar basada primeramente en las
enseñanzas éticas de Jesucristo y los apóstoles como Pablo o Pedro.

Esto significa que la fuerza teológica o normativa que se va ha otorgar a un pasaje


bíblico estará relacionado con su posición dentro de la progresión de la revelación canónica.
De esta manera como bien afirma Bernard Ramm, “la ubicación de un texto en el total de
la revelación determina el modo que ha de ser exegetizado y el peso teológico que se le
debe atribuir.”13

3) Toda la Biblia es inspirada por Dios. La consideración seria de esta verdad,


afirmada por la misma Escritura (ver 1Tim 3:16), es importante ya que aunque, como se

13
B. Ramm, “Interpretación Bíblica” en Hermenéutica por R. G. Turnball (Ed.), p. 15. 17 Aunque
reconocemos como válida la formula trinitaria de Mateo, no es correcto argumentar su superioridad sobre
las palabras de Pedro al descalificar la capacidad del apóstol de reconocer la correcta fórmula o enseñar
otra falsa. Es preferible asumir que Pedro no estaba pensando en fórmulas doctrinales al enseñar el
bautismo en el nombre de Jesús sino en términos de diferenciar el bautismo cristiano de otros “bautismos”,
como el de los fariseos por ejemplo.
12
afirma más arriba, hay diversos grados de peso teológico o normativo en la Escritura,
variando de su ubicación dentro de la progresión de la revelación, esto no significa que
haya partes de la Biblia más “inspiradas” que otras.

En una oportunidad un predicador argumentaba contra la falsa enseñanza de la secta


“Sólo Jesús” diciendo que él prefería creer a Jesucristo, cuando enseñó la formula bautismal
trinitaria (Mt. 28:19), y no a lo que Pedro dijo en Pentecostés sobre bautizarse en el nombre
de Jesucristo (Hch. 2:38). Tal argumento es incorrecto porque intentaría afirmar que Pedro
enseñó algo incorrecto o que Mateo es más inspirado que Hechos. 17 Cada componente
literario de la revelación debe ser considerado con el mismo respeto, aunque estemos
conscientes que evidentemente hay mayor profundidad reveladora en el libro de Romanos
que en Eclesiastés, por ejemplo.

3) La Biblia es inerrante. Asociados con la inspiración de las Escrituras, se derivan


dos términos inerrancia (libre de error) e infalibilidad (libre de equivocación), los cuales
se usan por lo general como sinónimos. Es preferible asociar la inerrancia más bien con el
hecho que las enseñanzas de la Biblia no son erróneas, debido a que no podríamos afirmar
con certeza que la inerrancia se refiera a la integridad textual total de los manuscritos
bíblicos que hoy tenemos, considerando los problemas intrínsicos de las transmisión textual
(tal aspecto se considerará en el siguiente capítulo). Este hecho ha llevado a atribuir
inerrancia textual sólo a los autógrafos o manuscritos originales de los escritores bíblicos,
antes que al producto final de la ciencia llamada crítica textual. José M. Martínez, tocante
a estos términos, afirma:

La tendencia más generalizada en credos y declaraciones de fe ha sido la de aceptar


la infalibilidad de la Escritura en todo lo concerniente a cuestiones de fe y conducta,
mientras que la inerrancia se ha aplicado especialmente a los hechos históricos en su
relación con la obra redentora.

Más allá de estas posiciones, ha habido quienes han defendido la inerrancia llevándola
a extremos innecesarios, afirmando con vehemencia que en la Biblia no existe
ninguna clase error, ni siquiera los derivados de equivocaciones de los copistas, y
soslayando cualquier problema que el texto pueda plantear o sugiriendo soluciones
poco convincentes

En sentido opuesto, tampoco han faltado quienes sólo han reconocido fidedignidad a
la Escritura en lo tocante a materias doctrinales y éticas, a la par que han negado la
inerrancia en lo tocante a relatos históricos. Huelga decir que ambas posturas adolecen
de inconvenientes. La primera, de una falta de objetividad; la segunda, de un exceso
de subjetividad.14

Una comprensión correcta de la inerrancia de las Escrituras nos ayuda a afirmar la


absoluta confiabilidad de que la Biblia refleja el mensaje de Dios para la humanidad y por
ende a reconocer su suprema autoridad como la única revelación especial de Dios al
hombre.

14
J. M. Martínez, Hermenéutica bíblica, p. 55. Ver también Henry A. Virkler, Hermenéutica, pags. 26-38.
13
En el capítulo que viene consideraremos el proceso de la transmisión y preservación
de los textos bíblicos.
14
CAPÍTULO 3

TRANSMISIÓN Y PRESERVACIÓN DEL TEXTO BÍBLICO

El pastor tomó su Biblia y anunció desde el púlpito: “Busque, hermano, el pasaje que
está en el capítulo cuarenta, versículos uno al once, del libro de Isaías. Está en la página
seiscientos setenta y nueve en la Versión Reina Valera. Allí estará basado el sermón de
esta noche.” Expresiones semejantes se oyen casi en cada reunión en nuestras iglesias. Esto
porque tenemos el día de hoy la tremenda bendición de acudir a nuestros cultos con la
Biblia bajo el brazo y seguir atentamente la lectura de ésta desde nuestro asiento.

La situación en la Iglesia a mediados del siglo I fue muy diferente en este sentido. La
Biblia como la conocemos hoy no existía. Primero, porque el Nuevo Testamento aún no
estaba completo ni reconocidos todos sus libros. Segundo, porque no todos los libros de
las Sagradas Escrituras, que hoy nosotros llamamos Antiguo Testamento, estaban a
disposición de cada creyente, sino conservados en las sinagogas judías. Tercero, los libros
en aquel entonces eran de alto costo15 y pocos podían tener acceso a ellos. Por último la
imprenta aún no había sido inventada, una Biblia encuadernada y en nuestro propio idioma
es un producto de los últimos cinco siglos solamente.

En vista de lo expuesto más arriba, es obvio preguntarse ¿Cómo fue que nos llegó la
Biblia? ¿Qué itinerario cumplió para llegar a su actual presentación? Para ello tenemos
que examinar en primer lugar lo que medió entre el autor original de un libro bíblico
(llamado también autógrafo) y su posterior preservación. También tenemos que
introducirnos un poco en la ciencia de la traducción bíblica.

LA PRESERVACIÓN DE LOS LIBROS BÍBLICOS.

Los materiales usados por los autógrafos bíblicos para escribir sus obras fueron
frágiles y perecederos, por lo que hace ya muchos siglos que fueron destruidos por el uso
y el paso del tiempo. Para llegar a nosotros, generaciones de creyentes anónimos se
dedicaron a copiar manualmente las Escrituras. Esta noble y crucial tarea fue llevada a
cabo primero por los escribas hebreos y posteriormente por generaciones de cristianos. Los
monasterios medievales cumplieron un papel importante en esta obra preservadora.

Aunque los copistas tuvieron gran cuidado en hacer correctamente su labor,


inevitablemente, la tarea de preservación sufrió las consecuencias de la falibilidad humana.
Como bien afirma G. L. Archer:

15
El etíope que volvía de Jerusalén leyendo al profeta Isaías (Hechos 8:26-40) es toda una excepción. Él
podía tener tal posibilidad por su aventajada posición económica (tesorero real). Sólo personas adineradas
podían adquirir libros de tal magnitud. El apóstol Pablo contaba con algunos libros y manuscritos también,
producto tal vez de su educación rabínica (2 Tim. 4:13).
15
Algunos errores de pluma se filtraron en las primeras copias que se hicieron de los
manuscritos originales, a los cuales posteriormente se sumaron los errores de
transmisión, en las copias de las copias. Fue un hecho casi inevitable que ocurriera de
esa manera. No hay ningún ser humano que pueda copiar sin un solo error, el texto
íntegro de un libro. (¡Invitamos a quienes duden de la anterior afirmación a que lo
hagan!) Nada, a no ser un milagro, garantizaría la infalibilidad en la copia de un
manuscrito original.16

De ahí que debemos reconocer que no todos los copistas fueron tan esmerados y
que algunos de ellos modificaron el texto copiado ya sea deliberadamente (añadiendo a
veces glosas marginales que con el correr del tiempo fueron incluidas por otros copistas en
el texto original), por descuido (el cansancio les pudo llevar a confundir letras o palabras),
por problemas visuales (algunos pudieron tener problemas de visión en su ancianidad que
afectó su tarea), o por el simple hecho que como dice Archer más arriba: “No hay ser
humano que pueda copiar sin un solo error el texto integro de un libro”. De tal manera
entonces, que hoy nos encontramos con el hecho que aunque contamos con una gran
cantidad de manuscritos, preservados a través de sucesivas copias, se aprecian diferencias
de lectura en algunos pasajes de un mismo libro.

Gracias a Dios contamos con la bendición de tener acceso a cerca de cuatro mil
quinientos manuscritos bíblicos (libros completos o pasajes) del Nuevo Testamento. Tal
garantía es inigualada en la preservación de libros antiguos. También tenemos la gracia de
acceder a manuscritos de considerable antigüedad (algunos del N. T. van al s. II d.C.).

En cuanto al Antiguo Testamento tenemos el Texto Masorético. Aunque cuya copia


más antigua se remonta al siglo X d.C., el descubrimiento en 1947 de manuscritos
veterotestamentarios mucho más antiguos en las cuevas de Qumrán, cercanas al monasterio
esenio ubicado cerca del Mar Muerto, ha otorgado gran autoridad a la calidad de la
preservación masoreta. Por ejemplo, el texto completo del profeta Isaías encontrado en
Qumrán (que se remonta al s. II a.C.) difiere insignificantemente con el preservado en el
Texto Masorético. Los manuscritos del Mar Muerto han ayudado mucho para la
investigación de la transmisión del texto del Antiguo Testamento.

Otra fuente para los estudios textuales del Antiguo Testamento la constituye la
llamada Versión Septuaginta. Esta es una traducción del texto hebreo al idioma griego,
que tradicionalmente se atribuye a la labor de eruditos judíos en Alejandría en el s. III a.C.,
de la cual se han conservado algunas copias que pueden ser fechadas por el s. II de nuestra
era. Por el carácter misionero de la iglesia primitiva, la Versión Septuaginta se constituyó
en las Sagradas Escrituras que ellos usaron en su predicación al mundo de habla griega, de
ahí a que gran parte de las citas que hacen los autores del Nuevo Testamento proviene de
esta fuente.

Otras ayudas en el estudio del texto bíblico son diferentes traducciones que se
llevaron a cabo, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, al principio de la era
cristiana. También las citas bíblicas que los padres de la Iglesia en los primeros siglos

16
G. L. Archer, Reseña de una Introducción Crítica al Antiguo Testamento, pág. 25.
16
incluyeron en sus escritos constituyen otra fuente de información sobre el texto del Nuevo
Testamento.

Es importante también considerar que el acceso a la cantidad de fuentes de


información del texto bíblico que hemos visto es algo que se ha alcanzado mas bien en el
siglo XX. Las facilidades de impresión, el descubrimiento de nuevos manuscritos y la
tecnología computacional para manejar la vasta información, son ventajas que
progresivamente se fueron produciendo. Por ejemplo, dos de los códices más antiguos que
se poseen no estuvieron al alcance de los eruditos hasta el último cuarto del siglo XIX, me
refiero a los Códices Sinaítico y Vaticano.

Considerando lo antes expuesto es que los eruditos bíblicos han desarrollado toda
una ciencia en torno a la evaluación de los manuscritos. Esta trata de identificar, en
aquellos casos donde existen diferentes lecturas de un mismo pasaje (estas reciben el
nombre técnico de variantes), lo que pudo haber sido la redacción original del autógrafo.
Esta tarea es sumamente importante, pero también compleja y no siempre se produce
consenso en algunos casos. Por esto, es que los eruditos en crítica textual han desarrollado
variadas técnicas para facilitar su labor de depuración del texto bíblico.17

LA CIENCIA DE LA TRADUCCIÓN BÍBLICA.

La traducción de las Escrituras es una de las tareas más importantes en la


evangelización. El acceso a la lectura de la Biblia, por cada persona en el mundo hoy, es
uno de los desafíos inconclusos de la Iglesia.

Los traductores de los textos bíblicos deben asumir su tarea considerando un texto
base desde el cual traducir. Las traducciones completas del Antiguo o Nuevo Testamento
reciben el nombre de versiones. Estas deben establecer de antemano que texto base van a
usar en su tarea. En este momento los dos textos base reconocidos para el Nuevo
Testamento son el llamado Texto Recibido (textus receptus) y el Texto Crítico (textus
criticus). El Texto Recibido fue redactado en el siglo XVI y es en el cual se basan las
traducciones más antiguas como la alemana hecha por Martín Lutero, la versión inglesa
King James, y la española Reina-Valera. En cambio, las versiones más recientes prefieren
el Texto Crítico, ya que este refleja todo el cúmulo de información que ha aparecido en
materia de manuscritos bíblicos en los dos últimos siglos. Está de más decir que el Texto
Crítico no estaba alcance de los traductores del s. XVI. El uso de uno u otro texto a sido
motivo de controversia debido a que algunos eruditos creen que el Texto Recibido fue

17
Para una descripción detallada del método de la crítica textual vea Hermenéutica Bíblica por J. M.
Martínez, págs. 129-133. Ver también http://www. sociedadbiblicainternacional. com/criticatextual. htm,
acceso del 22 de agosto del 2003.
17
18
mejor preservado. Otros piensan que el Texto Crítico es un texto que considera
manuscritos de más antigüedad y por ende más confiables.19

La traducción de la Biblia al español se dio muy tempranamente con la Biblia


Alfonsina (1260), denominada así en honor a Alfonso X, rey de Castilla y León. Esta fue
traducida de la Vulgata latina. Otras de las traducciones antiguas corresponden a la Biblia
del Alba alrededor del 1450, que hizo uso del hebreo y el latín, y la Ferrara (1553), ambas
del Antiguo Testamento.

La versión de las Escrituras más conocida por nosotros es la llamada ReinaValera,


esto porque fue traducida por Casiodoro de Reina en 1569 y revisada posteriormente por
Cipriano de Valera en 1602. Más adelante fue revisada por sucesivos comités de las
Sociedades Bíblicas Unidas en 1862, 1909, 1960 y 1995. Se hicieron también otras
traducciones evangélicas como la Versión Moderna (1893), la Versión Hispanoamericana
(1916) y la de Pablo Besson (1919). La Casa de Publicaciones CLIE hizo una revisión de
la Versión Reina Valera en 1977, pero no recibió una gran aceptación. La revisión de 1960
es la Biblia que usamos generalmente en nuestras iglesias. Hace algunos años apareció una
revisión de la Reina Valera llamada Reina Valera Actualizada (1989), que generó alguna
polémica por su uso del Texto Crítico y no del Texto Recibido.20 La revisión Reina Valera
de 1995 hace uso de los descubrimientos textuales posteriores en sus notas de estudio, pero
no en el texto, que sigue siendo el Recibido.

Los católicos también han publicado numerosas traducciones en español. Entre las
más antiguas se cuentan la de Felipe Scio Sn. Miguel (1793) y la de Félix Torres Amat
(1823), ambas tradujeron el texto de la Vulgata Latina. Entre las más recientes, algunas de
las más prestigiosas son la Versión Nacar-Colunga (1944) Versión BoverCantera (1947) y
la Versión Biblia de Jerusalén (1967).

Últimamente, han aparecido nuevas versiones como Dios Habla Hoy (1979), La
Biblia de las Américas (1986) y la Nueva Versión Internacional (1999). Está en proceso
la llamada Biblia Textual Reina Valera, que consiste en una revisión de la Reina Valera
usando el Texto Crítico. Estas versiones hacen uso del Texto Crítico, de ahí que en algunos
pasajes difieran de la versión Reina-Valera. Esto porque en algunos manuscritos más
antiguos, se encuentra una lectura diferente y se ha preferido a la del Texto Recibido. Por
ejemplo, estas versiones más recientes no incluyen el pasaje de 1 Juan 5:7, ya que no se
encuentra en los manuscritos más confiables por su antigüedad y preservación. Por otro
lado es importante también considerar que estas versiones también han aportado a mejorar
la lectura, reconociendo pasajes que no se encontraban en copias menos antiguas y que
claramente son fiables, por ejemplo la versión Dios Habla Hoy traduce Juan 1:18: “Nadie
ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el

18
Ver http://www. philadelphos. org/versionesmodernas. htm, Internet, acceso de 22 de agosto del 2003,
para una defensa del textus receptus.
19
Ver http://www. sociedadbiblicainternacional. com/textogriego. htm, Internet, acceso del 22 de agosto
del 2003, para una defensa del texto crítico.
20
Vea M. Gallardo, “Y qué de la Reina Valera Actualizada” Conozca (abril-junio) 1992.
18
21
Padre, es quien nos lo ha dado ha conocer” . Esta lectura, de acuerdo a investigaciones
recientes, es la más probable; reforzando así la doctrina de la deidad de Jesucristo.

También es cierto que el Texto Crítico arroja dudas sobre pasajes que han sido
tradicionalmente muy apreciados, y muchos creyentes se sienten preocupados por este
hecho. Por ejemplo, este Texto considera la última parte de Mateo 6:13 (“... porque tuyo
es el reino el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén) como una adición posterior y
no lo incluye en el texto canónico. Antes de reaccionar con rechazo frente a tal proposición,
es importante recordar que nosotros hemos favorecido la lectura de Mateo sobre el Padre
Nuestro y hemos olvidado que el evangelista Lucas no incluye dicha expresión en su
Evangelio (vea Lucas 11:2-3). Bueno es considerar y evaluar las evidencias antes de
manifestar rechazo a tal conclusión.

El uso de la investigación llevada a cabo por la crítica textual es muy importante en


la tarea exegética. El intérprete debe estar seguro que el pasaje, sobre el cual va a predicar
o basar su enseñanza, no tiene problemas de variantes más confiables que la lectura que
aparece en la versión particular que está leyendo. Esto por causa de que somos
responsables de ser fieles al mensaje del autor bíblico.

El intérprete no necesita ser un experto en hebreo o griego para hacer uso de los estudios
en crítica textual, algunas de las versiones en castellano traen numerosas ayudas textuales
al pie de la página. Las más aventajadas en este aspecto son la Biblia de Jerusalén y la
Reina Valera Actualizada. Aquellos que dominan el griego encuentran mucha ayuda en el
Nuevo Testamento Griego publicado por Sociedades Bíblicas Unidas.

Conclusiones

El considerar la realidad histórica de la preservación y traducción de las Sagradas


Escrituras puede provocar dudas y problemas sobre la autoridad de la Biblia en algunos
hermanos. Frente a tal actitud es importante considerar lo siguiente:

• Ninguno de los problemas de variantes afecta las doctrinas fundamentales de

nuestra fe. Debemos aceptar el hecho que aunque creemos en la infalibilidad de los
autógrafos, no aceptamos la infalibilidad de los copistas.

• Debemos tomar con calma y madurez las conclusiones de la critica textual y

21
Negritas añadidas.
19
evaluarlas con respeto, aún cuando no estemos totalmente de acuerdo con las tales.

• La crítica textual o baja crítica no pretende destruir la Biblia sino ayudar a

reconocer lo que pudo alterar el texto original y recuperar la obra del autógrafo.

En este sentido no nos está alejando del texto bíblico sino al contrario nos asiste
para depurarlo.

• No es aconsejable atribuir infalibilidad a una versión determinada de la Biblia,

ya que toda traducción conlleva dificultades idiomáticas propias de tal ciencia.


Algunos fundamentalistas caen en este error al considerar casi inspirada la revisión de
la Versión Reina-Valera realizada en 1909.

• Cual sea nuestro texto base preferido para el Nuevo Testamento (Textus Criticus o

Textus Receptus) debemos mantener una actitud de respeto ante otros criterios, y evitar
la descalificación de aquellos que no comparten nuestra apreciación.

Debemos dar gracias a Dios por la bendición de tener tal acceso a las Escrituras y usarlas
con confianza para la edificación personal y la enseñanza. Al mismo tiempo debemos estar
conscientes de las limitaciones propias de la falibilidad humana en la preservación del texto
bíblico y considerar todas las ayudas que podamos recibir en la recuperación de la lectura
más probable donde existan problemas textuales.
20
CAPÍTULO 4

PRINCIPIOS EXEGÉTICOS GENERALES

Aunque como ya se ha expresado, la metodología exegética detallada de un pasaje


bíblico va a depender fundamentalmente del tipo de género que representa, hay ciertos
principios generales que sirven como guías globales y deben estar siempre presentes como
presupuestos útiles en el intérprete al leer cualquier texto. El lector de las Escrituras debe
desarrollar lo que podríamos denominar una “mente exegética” al estudiar cualquier pasaje
bíblico.

Tal orientación mental es la clave para leer la Biblia con provecho. Esta debe
considerar el género literario del pasaje (es narrativa, profecía evangelio, poesía, etc.), el
contexto histórico (¿Quién habla? ¿A quién? ¿Cuáles eran las circunstancias que rodeaban
al autor y a los receptores? ¿Qué factores de índole histórico, geográfico, social, religioso
o cultural necesitan clarificación?), el contexto literario (considerar si el pasaje forma
parte de una sección más amplia), análisis sintáctico (prestar atención al fluir de ideas,
especialmente a los sujetos, verbos y expresiones conectivas; identificar oraciones
principales y oraciones subordinadas; chequear la confiabilidad textual [ver Cáp. 3] de
cada declaración), la naturaleza del lenguaje (verificar la presencia de lenguaje figurado,
parábolas, tipos o expresiones hebraicas), la consulta de pasajes paralelos (observar otros
pasajes que aporten significado al que se estudia), por último considerar las posibles
aplicaciones prácticas del pasaje.

Estas consideraciones se implementan ya sea en el orden en que aparecen más arriba


o este puede variar debido al género del pasaje o lo exhaustivo de la exégesis. Por ejemplo,
al estudiar una epístola, antes del análisis sintáctico se hace necesario conocer el fluir de
ideas a través de un bosquejo de la carta, luego se va al contexto histórico y luego se llega
al estudio de la sintaxis del pasaje. En cambio en el estudio de un evangelio es mucho más
provechoso partir con el contexto histórico y luego ir a análisis sintáctico. Esto se
clarificará más en la sección sobre metodología exegética.

RECONOCIMIENTO DEL GÉNERO LITERARIO

La forma en que la mente humana se acomoda al momento de una experiencia


literaria es fascinante. Espontáneamente asimilamos el carácter de un escrito y nuestra
mente asume la correcta actitud al considerar las implicancias de éste. Por ejemplo, si
leemos algo que comienza con las palabras, “Había una vez...” ya nos preparamos para
leer un cuento. Si en un escrito encontramos algo como “María salió de su camarote y se
encaminó hacia la sala de navegación. Era su turno para reemplazar a otra tripulante.
Estaba preocupada porque se habían detectado naves rebeldes en una de las lunas de
Júpiter y posiblemente tendrían que enfrentar pronto una batalla intergaláctica”, sabemos
que es literatura de ciencia-ficción. “La luna se posó sobre tu rostro, una estrella te bañó
21
de luz, todo el cosmos se detuvo, y yo guardé silencio en mi absorción medular”, tales
expresiones no tienen otro lugar sino en la poesía, y como tal que se considera.

En forma extraña los creyentes tendemos a asumir que la Biblia es un libro de


género literario uniforme y no consideramos cuanta diversidad literaria nos ha entregado
Dios en su Palabra. Esto produce que tendamos a leer la Escritura sin asimilar el género al
que corresponde y perdemos a veces el rumbo, al intentar leer en un género algo que no
estaba en el propósito original del autor. Por ejemplo, en los Salmos encontramos mucho
lenguaje figurado, semejante al texto poético presentado más arriba. Ninguno de nosotros
asume que la luna realmente se posó en el rostro de la persona citada, así también sucede
con algunas expresiones de los Salmos tales como “Me rodearon ligaduras de muerte, y
torrentes de perversidad” (18:4), es absurdo pensar que existan realmente “ligaduras de
muerte” literales o espirituales, sencillamente es una forma poética de expresar la difícil
situación en que se encontraba el salmista.

Por lo ya expuesto, lo primero que toca hacer en la exégesis es reconocer el género


literario al que pertenece el pasaje, para que así nuestra “mente exegética” parta
funcionando en la correcta dirección. En oportunidades esto está relacionado con el género
del libro en el cual el pasaje se encuentra (textos narrativos por ejemplo, es común
encontrarlos en libros de carácter histórico, y las parábolas son características de los
Evangelios), pero a veces esto varía (pasajes poéticos en libros de género narrativo o
profético, como narraciones en textos predominantemente legales) y se debe tener en
cuenta al momento de interpretar el pasaje.

¿Por qué es importante identificar el género? La revelación de Dios se expresa a


través de variadas formas literarias que reflejan la dinámica de esta. Así, encontramos
Palabra de Dios en un salmo, una epístola o un pasaje profético, pero cada una de estas
formas literarias tienen peculiaridades y sutilezas de expresión que hace necesario
comprender su naturaleza para entenderlas con profundidad. Aun los principios exegéticos
básicos como el contexto literario, por ejemplo, funcionan en forma diferente de acuerdo
al género. Así, el uso del contexto literario en los libros proféticos está condicionado al
reconocimiento del oráculo donde se encuentra el pasaje; en cambio en una epístola el
contexto en el sentido más pleno es la epístola completa y sus partes se iluminan
mutuamente. En cambio en los proverbios el contexto casi no funciona debido a que los
proverbios son dichos breves aislados. En la sección de metodología exegética se observa
este principio con más claridad, por la sugerencia de los pasos a seguir según el género
literario.

EL CONTEXTO HISTÓRICO. 22

Como ya habíamos señalado anteriormente, los libros de la Biblia están


relacionados con situaciones históricas específicas que influyeron en el texto que hemos

22
La mejor exposición sobre el uso del contexto histórico en la interpretación bíblica se encuentra en el
libro Hermenéutica Bíblica por J. M. Martínez, págs. 193-213.
22
recibido, y su conocimiento es decisivo al momento de interpretar las Escrituras. Como
atinadamente afirma D. S. Ferguson:

Sin un conocimiento de la historia y cultura de los tiempos bíblicos, el intérprete


podría inadvertidamente imponer un punto de vista ajeno al texto, distorsionando su
significado... Conocer algo de las condiciones materiales de la gente -sus hogares,
patrones familiares, medios de transporte, estado de la economía, y el rol relativo
de la agricultura- podría revelar matices de significado en un pasaje que de otra
manera podrían no ser evidentes. Los patrones de relaciones sociales, las creencias
religiosas, los valores, y las diferencias entre la vida urbana y la rural podrían
también incluir factores que revelan las dimensiones más sutiles de un texto. En
suma, un dominio cuidadoso de la historia y la cultura de los tiempos bíblicos es de
gran valor para el intérprete de la Biblia y aumenta la probabilidad que se consiga
una interpretación precisa del texto.23

Así una información óptima del mundo político, cultural, social, geográfico y
religioso será de inestimable ayuda para clarificar nuestro estudio de algún pasaje bíblico.
Por ejemplo, si entendemos la naturaleza del culto cananeo a Baal y el hecho que este era
el dios cananeo conectado con la fertilidad de la tierra, es que se comprende mejor la
constante tentación hebrea de dejarse arrastrar por esta religión y dejar a Jehová. Debido a
las presiones que significaba la supervivencia agrícola, los israelitas absurdamente
pensaban asegurar su subsistencia adorando al dios local, sin dejar totalmente de lado a
Jehová. La ciencia de la arqueología ha ayudado mucho para tener una visión más clara de
los eventos narrados en la Biblia.

El contexto histórico funciona en dos niveles. Uno guarda relación con el contexto
histórico del libro en general (¿Quién escribió? ¿A quiénes? ¿Bajo que circunstancias?
¿Cuándo?), el otro se relaciona con protagonistas específicos de ciertos pasajes (¿Quién
habla? ¿A quién? ¿Qué estaba pasando?, especialmente en pasajes narrativos) o también
con la necesidad de cierta información crucial para entender un párrafo (ubicación
geográfica [“un hombre descendía de Jerusalén a Jericó”], elementos culturales o religiosos
[¿Quién era Diana de los efesios], o costumbres sociales [“Este majano es testigo entre
nosotros” Gn. 31:48])

EL CONTEXTO LITERARIO

El prestar atención al argumento o declaraciones de un autor bíblico en la totalidad


de su pensamiento es tremendamente importante, especialmente en el género literario de
las epístolas. Las sectas falsas se caracterizan por usar pasajes bíblicos aislados de su
contexto mediato o inmediato.

En oportunidades se ha interpretado 1 Co. 2:9 como apoyando la manifestación de


revelaciones nuevas y complementarias a la Biblia, pero por el contexto inmediato sabemos
que las cosas “que Dios ha preparado para los que le aman” y que no ha sido imaginadas

23
Duncan S. Ferguson, Biblical Hermeneutics: An Introduction, p. 71.
23
por los hombres, ya han sido reveladas a la Iglesia. Esto lo sabemos porque el mismo
apóstol en el siguiente versículo 2:10 afirma: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu”, es decir se refiere a las doctrinas apostólicas conocidas por los creyentes en la
iglesia. Así es que este principio nos recuerda que no debemos leer aisladamente pasajes
de la Biblia sino considerar su entorno literario.

El uso correcto del contexto va a depender mucho del género literario del pasaje
que se está leyendo. En las epístolas el contexto es en realidad la carta completa (además
del contexto inmediato de cada sección), en el caso de los profetas el contexto se limita al
oráculo o profecía entregada, en los textos narrativos a la narración completa de un evento,
en la literatura apocalíptica el contexto es generalmente la visión recibida o un conjunto de
visiones relacionadas (ver Zac. 1:7-6:8).

El uso del contexto será explicado con mayor detalle más adelante en conexión con
la metodología exegética aplicada a cada género.

Análisis sintáctico

El análisis sintáctico intenta encontrar la relación de las palabras y oraciones entre


sí. Es preferible hacer este análisis después de una buena información sobre la estructura
del libro y el contexto histórico. La meta es identificar claramente la función que cada
palabra o expresión tiene en las frases y oraciones que componen los párrafos. Así, la
identificación de párrafos es importante para entender el fluir de pensamiento del autor. Se
espera que el lector reconozca en los párrafos elementos gramaticales como, verbos,
sustantivos, adjetivos, etc., palabras o expresiones conectivas (“por lo tanto”, “sino”, “para”
“conque” etc.) y luego interprete la connotación que las palabras tienen en el texto en
cuestión. Esto último es crucial ya que una misma palabra puede tener varias acepciones.
Por ejemplo, la palabra carne además de su significado físico puede también expresar
“humanidad” (Jn. 1:14), “naturaleza pecadora” (Gal. 5:8), “ventaja natural” (Fil. 3:3-7) o
“persona” (Hch. 2:17). Idealmente esto debiera hacerse en los idiomas originales hebreo y
griego, pero se puede suplir la falta de dominio de estas lenguas con buenos léxicos,
concordancias y variedad de versiones de la Biblia.

El uso de diagramas para ayudarnos en el análisis sintáctico es de mucha utilidad.


Tales diagramas varían en estilo y forma. Cada intérprete ideará o se acomodará a algún
esquema que le resulte más beneficioso para entender mejor el pasaje bajo estudio. Vea la
Figura 4.1 como modelo de diagrama.24

DIAGRAMA DE ANÁLISIS SINTÁCTICO DE EFESIOS 1:15-17

24
Para otros modelos de diagramas vea Gordon D. Fee, Exégesis del Nuevo Testamento, pags. 55-68.
24
Primera razón de lo que expondrá: La
elección de los santos y el hecho que
los creyentes habían creído y sido
sellados con el Espíritu Ef. 1:14
Por esta causa, yo Segunda razón: El testimonio de los
habiendo oído receptores. Su fe y amor.
de vuestra fe
Ideas en el Señor Jesús
subordinadas Fe en Cristo y amor
y a los creyentes.
de vuestro amor para Dos virtudes
con todos los santos, destacables e
inseparables
no ceso de dar gracias
por vosotros,
haciendo memoria
de vosotros en mis oraciones Motivo de su oración: sabiduría espiritual
para que en el conocimiento del Padre.
el Dios de nuestro Señor Jesucristo, Paralelismo
el Padre de gloria,
os dé
espíritu Dios Padre: Protagonista de la acción
Ideas de sabiduría de poder que se expondrá en 1:19-
subordinadas y 22.
de revelación
en el conocimiento de él, Es decir en el conocimiento del
Padre: Su llamamiento, sus
riquezas y su poder 1:18-22

Figura 4.1

NATURALEZA DEL LENGUAJE

Debe determinarse la naturaleza del lenguaje usado por el autor bíblico. Esto es crucial
para no caer en desviaciones de sentido. Es importante reconocer si se está haciendo uso
de lenguaje figurado o literal. Un conocimiento básico de las figuras literarias como
metáforas, símiles, personificaciones, eufemismos, metonimias, pleonasmos, etc. y
también algunas características culturales típicas del idioma hebreo como los llamados
hebraísmos, solucionaran muchos problemas de interpretación. Nos encargaremos de
repasar las principales figuras literarias en el siguiente capítulo.

CONSULTA DE PASAJES PARALELOS

En oportunidades la consideración del contexto gramatical no nos ayuda tanto para aclarar
algún detalle del texto que estamos leyendo, y el consultar otros pasajes bíblicos que nos
otorguen clarificación es necesario. La mejor forma de utilizar este recurso interpretativo
es comenzar por buscar algún paralelo en el propio libro que se está leyendo. Si queremos
mayor luz sobre “lo sacrificado a los ídolos” en 1 Co. 8:1, junto con el contexto inmediato
(vs. 2-13) debemos leer también 10:16-11:1. Si no se encuentran paralelos en el libro
mismo se debe consultar con escritores contemporáneos, por ejemplo los detalles de las
visiones de Zacarías 1-6 se aclaran a la luz de la consulta de Esdras 1-6.
25
Las enseñanzas claras en la Biblia deben servir de referencia para interpretar las oscuras y
no al revés. El bautismo por los muertos de 1 Co. 15:29 debe interpretarse a la luz de los
pasajes bíblicos que claramente enseñan sobre el bautismo en agua. Lo mismo que debe
aplicarse al texto de 1 Tim 2:15 donde se dice que la mujer “se salvará engendrando hijos”,
es la enseñanza del resto de la Biblia sobre la doctrina de la salvación, la que debe usarse
como referencia para este texto oscuro.

El uso de una concordancia en castellano o griega es de gran utilidad. Una


preocupación permanente al utilizar paralelos es el conocimiento claro de que el término,
expresión o idea paralela está utilizada en la misma línea de pensamiento que el pasaje que
se intenta aclarar. Esto porque una misma palabra se usa con diferentes acepciones o
connotaciones en la Biblia dependiendo generalmente del contexto.

Ejemplo de consulta de pasajes paralelos

Declaración del concepto a aclarar

Este ejemplo muestra como la consulta de paralelos nos ayuda a clarificar el


concepto de “anciano” en Tito 1:5.

“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses
ancianos en cada ciudad, así como te mandé.” (Tito 1:5).

Citas de pasajes paralelos

1. Paralelos en el mismo libro: obispo

a. 1:7, se usa la palabra sinónima .


b. 2:2, no parece referirse a los líderes.

2. Paralelos en autores contemporáneos:

a. 1Timoteo 5:17-20, sobre el trato a los ancianos por parte de Timoteo. pastores
26
b. 1Timoteo 3:1-2 (obispo), se usa el término sinónimo obispo.
c. Santiago 5:14, funciones de los ancianos.
d. 1Pedro 5:1-5, los ancianos son , deben cuidar de la grey.
e. Hechos 14:23, constitución de ancianos.

f. Hechos 15:4-6, 22, los ancianos de la iglesia de Jerusalén.

g. Hechos 20:17, 28, los ancianos son los obispos.


h. Mateo 15:2, los ancianos entre los judíos del tiempo de Jesucristo eran los
preservadores de las tradiciones, seguramente los rabies.

i. Mateo 16:21, 26:57, también los ancianos eran los líderes del Sanedrín.

3. Paralelos en el resto de la Biblia:

a. Jeremías 19:1, se usa el término tanto para líderes civiles como religiosos.
b. Isaías 3:2, ellos también estaban propensos a corromperse.
c. Salmo 107:32, los ancianos debían exaltar al Señor en sus reuniones.
d. Éxodo 4:28-29; 24:1, el oficio de anciano existía antes de salir los hebreos de
Egipto.

Comentario de los pasajes paralelos

Los ancianos aparecen en el Antiguo Testamento como hombres de experiencia y sabiduría


(Ex. 4:28, 29; 24:1), tenían responsabilidades de tipo jurisprudente y de liderazgo (Jer.
19:1: Is. 3:2; Sal. 107:32).

En los Evangelios se usa esta expresión en dos sentidos: para referirse a los maestros
preservadores de la tradición (rabies) y para los miembros del Sanedrín (Mt. 15:2; 16:21;
26:57).

El apóstol Pablo organizaba a las nuevas congregaciones estableciendo ancianos en cada


ciudad como autoridad sobre estas (Hch. 14:2). Esta categoría de dirigentes ya existía en
la iglesia de Jerusalén por la época del Primer Concilio (15: 4-6, 22).
27
Los ancianos reciben también la denominación de obispos (Tit. 1:7; 1 Tim. 5:1719; Hch.
20:17, 28) y pastores (1 P. 5:1-5). Esta última cita contiene orientaciones sobre el ejercicio
del pastoreo.

Debía darse sostenimiento económico a los ancianos, especialmente los que gobernaban
bien y los que trabajaban en predicar y enseñar (1 Tim. 5:17-18). Los ancianos podían ser
disciplinados, y aun exhortados públicamente si no había sujeción a la autoridad apostólica
(1 Tim. 5:19, 20).

Conclusiones

La institución de ancianos era una antigua tradición entre los hebreos, por lo cual no es
raro que se usase el mismo tipo de líderes, considerando que gran parte de los miembros
de las congregaciones primitivas eran judíos.

Parece ser que el hecho que casi siempre se les mencione en plural nos indica que había
más de un anciano por congregación y que lo más posible es que hallan constituido una
especie de consejo administrativo o presbiterio.
28

HACIA UNA METODOLOGÍA EXEGÉTICA

Una de las debilidades más frecuentes de los libros sobre interpretación bíblica es el
problema metodológico. Es decir, se entrega mucha información sobre las herramientas
que la hermenéutica provee, tal como el uso del contexto histórico y el gramatical, el lugar
de la crítica textual, consulta de paralelos, reconocimiento de lenguaje figurado, etc., pero
no se ofrece al lector un orden metodológico para llevar adelante la exégesis.

La gran excepción a esta situación es el libro Exégesis del Nuevo Testamento por Gordon
Fee. En esta obra se explican los diferentes géneros literarios neotestamentarios y la
metodología exegética apropiada para cada uno de ellos. Además entrega excelentes
sugerencias para la tarea exegética en el texto griego. La debilidad de ésta se evidencia,
sin embargo, en su falta de ejemplos de exégesis y por su diagramación que, al tratar de
evitar la redundancia, pierde continuidad y claridad.

El lector familiarizado con las obras de Fee notará inmediatamente la influencia que este
erudito ha ejercido en el autor de este texto. Tal vez su contribución es simplificar un poco
la metodología, para hacerla más accesible al lector que no domina los idiomas bíblicos
originales, y entregar ejemplos de la metodología a seguir con cada género literario bíblico.

PRINCIPIOS METODOLÓGICOS EN LA EXÉGESIS.

Como ya sabemos la tarea exegética es el primer paso en la interpretación bíblica. La


aplicación viene una vez que hemos discernido el sentido original de un pasaje o libro.

Al momento de abordar la exégesis lo primero que corresponde hacer es determinar el


objetivo de la exégesis, es decir cual es el uso que se le dará a las conclusiones. ¿Serán
usadas para un sermón? ¿Llevan el objetivo de escribir un comentario? ¿Se desea clarificar
un aspecto específico del pasaje para escribir un artículo o una monografía? Esto es
importante porque determinará la orientación que se le dará a las conclusiones para encajar
en el objetivo. También podría determinar lo exhaustivo de la exégesis. Por ejemplo, una
exégesis con el fin de servir como base para un sermón será menos exhaustiva que la que
tiene como objeto el escribir un comentario. Por otro lado, una exégesis para su uso en una
monografía contemplará una mayor rigurosidad académica.

En segundo lugar, reconocer el género literario al que el pasaje pertenece. En


oportunidades esto está relacionado con el género predominante del libro en el cual el
pasaje se encuentra (textos narrativos por ejemplo, es común encontrarlos en libros de
carácter histórico, y las parábolas son características de los Evangelios), pero a veces esto
varía (pasajes poéticos en libros de género narrativo o profético, como narraciones en textos
predominantemente legales) y se debe tener en cuenta al momento de interpretar el pasaje.
29
¿Por qué es importante identificar el género? La revelación de Dios nos lleva a través de
la Biblia, y esta se expresa a través de variadas formas literarias que reflejan la dinámica
de la revelación. Así, encontramos Palabra de Dios en un salmo, una epístola o un pasaje
profético, pero cada una de estas formas literarias tienen peculiaridades y sutilezas de
expresión que hace necesario comprender su naturaleza para entenderlas en profundidad.
Aun los principios básicos de interpretación como el contexto, por ejemplo, funcionan en
forma diferente de acuerdo al género. Así, el uso del contexto en los libros proféticos está
condicionado al reconocimiento del oráculo donde se encuentra el pasaje; en cambio en
una epístola el contexto en el sentido más pleno es la epístola completa y sus partes se
iluminan mutuamente. En cambio en los proverbios el contexto casi no funciona debido a
que los proverbios son dichos breves aislados.

En tercer lugar, debemos identificar todos aquellos factores que otorgan ayuda a la
exégesis, considerando el objetivo y el género literario. El contexto histórico está presente
siempre junto con el análisis del contexto y la consulta de paralelos. En algunos géneros
se hace más uso del reconocimiento de lenguaje figurado (poesía, sabiduría, profecía),
mientras que en otros se ocupa bastante tiempo en el análisis de la estructura del libro
(epístolas y evangelios) y por supuesto que en las narraciones históricas dependeremos
mucho más del contexto histórico.

En cuarto lugar, se debe determinar el orden del análisis de dichos factores. Nuevamente,
el género literario dará la pauta. En las epístolas es preferible comenzar por el análisis
estructural e identificación de elementos claves, y luego ir al estudio del contexto histórico.
En cambio en los Evangelios es preferible comenzar familiarizándose con el contexto
histórico y luego proceder al análisis estructural. La profecía hebrea demanda comprender
primero las peculiaridades de la naturaleza de ésta.

Por último, se debe investigar los factores, en el orden apropiado, tomando apuntes de los
diferentes pasos, culminando por poner por escrito las conclusiones exegéticas. Basando
estas en la investigación previa. Toda exégesis debe culminar enriqueciendo las
conclusiones con la consulta de comentarios bíblicos o ayudas similares, y buscando
aplicaciones prácticas de los principios reflejados en la Escritura estudiada.

El uso de los variados factores que ayudan a la exégesis se ha comparado frecuentemente


con el uso que un cocinero hace de los ingredientes de una receta. Aunque la analogía no
es completamente apropiada, sí nos ayuda a entender el proceso. Al momento de preparar
una receta el cocinero tiene sobre su mesa todos los ingredientes que necesita, pero no hará
el mismo uso de cada uno de ellos. Si tiene un kilo de harina a su disposición, puede que
la receta demande sólo una cuarta parte de éste y el resto quedará para otra receta. Es decir,
frecuentemente el cocinero pone ingredientes sobre su mesa pero no usará la misma
cantidad de cada uno de ellos.
30

Ocurre lo mismo al momento de hacer una exégesis, sobre nuestro escritorio tenemos
información sobre el contexto histórico, datos sobre el contexto literario, algunos pasajes
paralelos, características del género literario, etc. Sin embargo, al momento de escribir
nuestras conclusiones seguramente no haremos uso de todo lo que sabemos sobre el
contexto histórico, o el análisis del contexto, pero tal vez ocuparemos casi toda la
información que tenemos de los pasajes paralelos.

Decimos esto porque una de las preguntas frecuentes que el estudiante se hace es, “¿Por
qué tengo que buscar tanta información, si no voy a usarla toda?” Exactamente como el
cocinero, el intérprete queda con “excedentes” sobre su escritorio que será información
valiosa para otra exégesis del mismo libro o pasaje.

También la analogía del cocinero nos ayuda a explicar por qué no todos los intérpretes
manifiestan la misma habilidad al momento de hacer una exégesis. Primero que nada,
debemos asumir la realidad que no todos son buenos cocineros, esto depende de muchos
factores, entre ellos la información previa, experiencia, familiaridad con los ingredientes,
las facilidades de la cocina, etc. En la exégesis es lo mismo, algunos estudiantes parecen
volar mientras que otros apenas caminan. Tenemos que reconocer que el elemento de
información o experiencia previa ayudan enormemente. Es muy difícil que un estudiante
que no está acostumbrado a leer literatura variada y no sabe tomar apuntes, logre hacer
buenas exégesis desde el principio. Si un creyente acostumbra evitar pensar por sí mismo,
y siempre espera que otros le den las respuestas, sin hacer un esfuerzo personal por
buscarlas, seguramente se le dificultará la tarea exegética cuando tenga que decidir sobre
el significado de una palabra o expresión. Por esto el estudio de las Escrituras demanda
paciencia y persistencia para introducirnos en una disciplina a la que muchos no están
acostumbrados. Todos pueden aprender si tienen la determinación de hacerlo.
40

En este libro se abordará la metodología exegética orientada por el género que representa el pasaje,
seguida de un ejemplo práctico como modelo. Se comenzará por el género de Epístolas, el cual
será el modelo maestro del cual todos los otros enfoques metodológicos evolucionarán.
Lamentablemente, algunos investigadores que usan la crítica de formas manifiestan un pesimismo
extremo sobre la posibilidad de que las historias se hallan transmitido en forma fidedigna. Según
ellos la cosmovisión primitiva de los cristianos del siglo I les hizo creer en milagros y relatos
portentosos, relacionados con Jesús, que nunca ocurrieron realmente. De ahí nace entonces el
proyecto de Bultmann de “desmitificar” el evangelio e interpretarlo en categorías existencialistas
al hombre moderno, el cual ya ha superado la “superstición” y no acepta la idea de lo sobrenatural.
Debido a esto es que esta disciplina de estudios fue poco explorada por los eruditos conservadores
que veían en ella una amenaza a la autoridad de los Evangelios. Sin embargo, el cuadro ha
cambiado en las últimas décadas y existen eruditos conservadores que piensan que el problema no
está en la técnica en sí sino en los presupuestos de los que la ocupan.25

Como resultado de la crítica de formas apareció otra disciplina que ya no considera a la obra de
escritores de los Evangelios como meramente recolecciones desordenadas de tradiciones sino
como escritores originales que no solo recogieron información sino la editaron teniendo un
propósito particular en mente. Stephen S. Smalley explica así el estudio llamado crítica de la
redacción:

Desde el momento que los Evangelios como tales nacen, el periodo de la tradición oral
comienza a desaparecer, y los escritores (tal vez en el contexto de una “escuela” o aun iglesia)
cobran prominencia, surgiendo de una, hasta entonces, anónima comunidad. Al observar
cuidadosamente los comentarios de los evangelistas, sus conexiones editoriales y resúmenes, y
en general la selección, modificación y expansión del material que ellos usaron (cuando Mateo
o Lucas, por ejemplo, se comparan con Marcos), es posible descubrir cómo cada escritor
entendió e interpretó (así como editó) la tradición que recibió. Está es el área de interés de la
crítica de la redacción.26

Esta última disciplina crítica es la que ha suscitado mayor interés entre los conservadores, ya que
toma con seriedad la obra de los evangelistas y les otorga el crédito de ser teólogos originales por
la forma en que presentan y organizan sus evangelios.

A lo anterior debe agregarse el hecho que en los evangelios encontramos el género de parábolas,
el que ya es en sí un desafío para la interpretación.

25
Uno de ellos es George E. Ladd, vea sus argumentos en Crítica del Nuevo Testamento, Págs. 113-135.
26
Stephen S. Smalley, “Redaction Criticism” en New Testament Interpretation por I. H. Marshall, Pág. 190.
32

Considerando lo complejo del estudio de este género 27 se presenta la siguiente


metodología:

I. - ESTUDIO DEL CONTEXTO HISTÓRICO GENERAL.

Este estudio debe cubrir los elementos históricos generales de los evangelios.
Asuntos que caen bajo esta categoría son los presentados en forma muy completa por Merrill
Tenney en la primera parte de su obra Nuestro Nuevo Testamento. Algunos de estos son la
situación política, elementos culturales judíos de Palestina, situación religiosa, sectas religiosas y
políticas, economía, y leyes civiles y religiosas.

II. - ANÁLISIS ESTRUCTURAL.

Este análisis como en el caso de la Epístolas se lleva a cabo a través de la elaboración de un


bosquejo del evangelio.

NOTA: Debido a la extensión y complejidad de los Evangelios no es obligatorio hacer el bosquejo


por sí mismo, aunque el esfuerzo realmente vale la pena. En todo caso es importante que se
identifique de que fuente obtuvo el bosquejo que se adoptará como base para el estudio.

II. - RECONOCIMIENTO DE LAS CARACTERÍSTICAS PROPIAS DEL


EVANGELIO.

Como ya fue expresado, el género de los Evangelios es más complicado que el de Epístolas por el
sentido de adaptación del material que cada evangelista usó para componer su obra. Esto es lo que
debe estar presente con más fuerza en la mente del intérprete mientras estudia un particular
evangelio.

Debido a su complejidad y extensión, es difícil llegar, como en el caso de las epístolas, a una
óptima percepción de las características o énfasis particulares que cada evangelista dio al material
que incluyó en su evangelio, a través de sucesivas lecturas solamente. De ahí que se haga necesario
consultar obras de eruditos que han dedicado mucho tiempo al estudio de estas cosas. Información
útil puede ser encontrada en libros tales como introducciones al Nuevo Testamento, comentarios,
o diccionarios bíblicos.

Los elementos a considerar en esta fase de preparación para el análisis exegético del pasaje son:

27
Para una mayor información sobre los Evangelios como género y sus características vea "El evangelio cuadruple"
por F. F. Bruce en Nuevo Comentario Bíblico, D. Guthrie y J. A. Mottyer, eds., Págs. 61-67 y G. Fee y D. Stuart La
lectura eficaz de la Biblia, Págs. 99-118.
33
A. Reconocer énfasis específicos del evangelista. Aquí corresponde notar aquellos
aspectos distintivos del evangelio que se estudiará. Esto es clave en la exégesis en los
Evangelios.28

B. Propósito del autor: A la luz de los específicos intereses del evangelista se puede
esbozar el propósito que éste tuvo en mente al escribir su evangelio.

C. Posibles receptores originales. Aquí se trata de reconocer la posible comunidad


receptora que el evangelista consideró al componer su obra.

D. Autor, lugar y fecha de composición, Esto es importante, pero no tan crucial en la


comprensión del texto de cada evangelio, excepto para lograr determinar cuál de ellos es
el más antiguo y en que medida los otras evangelistas lo usaron como fuente.

III. - ANÁLISIS CONTEXTUAL BÁSICO.

Esta sección es semejante a lo que se hace en las Epístolas, con la diferencia que los Evangelios
reflejan menos dependencia entre sus partes. Se dará comentario extra a lo que necesita mayor
clarificación debido a la diferencia de género. Esta fase de la exégesis debe hacerse sin consultar
comentarios.

Determinar los límites del pasaje. Esto no ofrece problemas por la característica de presentar
eventos, enseñanzas, parábolas o narraciones sin excesiva conexión entre sí.

Evaluar amplitud de contexto. En oportunidades el contexto se da en la sección particular donde


se encuentra el pasaje. Por ejemplo, la entrada en Jerusalén está en la sección de los Evangelios
que comprende la última semana previa a la crucifixión de Jesucristo.

Reconocer párrafos. Igual que en las Epístolas, pero menos denso.


Reconocer la función del pasaje en la estructura total. Esto se refiere a si el pasaje en
cuestión ejerce algún tipo de función literaria tal como servir de transición, iniciar una nueva
sección o secuencia de eventos, ilustra algún evento, etc.

Determinar provisionalmente el tema de pasaje.

IV. - ANÁLISIS CONTEXTUAL DETALLADO.

Análisis del texto en griego. Reconocer detalles gramaticales claves tales como sustantivos,
verbos, preposiciones, etc. Chequée problemas textuales. Si adopta una versión particular como
base, mencione posibles problemas de traducción.

28
J. M. Martínez da un buen comentario sobre las peculiaridades de cada Evangelio en Hermenéutica bíblica, Págs.
381-405.
34

Reconocer cuestiones de género y retórica. Posible uso de lenguaje poético o figurado. Esto
es especialmente importante si se hace una exégesis de una parábola o símil parabólico.

Evaluar posible uso del Antiguo Testamento.

Reconocer el aspecto específico en que el Reino de Dios es recalcado. Es importante considerar


que el Reino de Dios en oportunidades se refiere a una realidad presente y en otras a una realidad
que vendrá con Jesucristo en su segunda venida. El correcto discernimiento ayudará para las
aplicaciones prácticas.

V. USO DEL CONTEXTO HISTÓRICO PARTICULAR AL PASAJE.

Esto consiste en reconocer ayudas de índole histórico, cultural, social, geográfico, etc. que el
pasaje que se está estudiando demanda para clarificar algún aspecto de este. Por ejemplo, conocer
las características del camino de Jerusalén a Jericó, la rivalidad entre samaritanos y judíos y las
costumbres relacionadas con las posadas, ayudará a entender mejor la parábola del Buen
Samaritano

VI. - USO DE PASAJES PARALELOS.

El uso de pasajes paralelos en la exégesis en los Evangelios cobra especial significado, dado que
los Evangelistas a veces usan narraciones o dichos de Jesús en diferentes contextos y aún con
diferentes palabras.

Especialmente útiles en esta fase son las obras de consulta llamadas Armonías de los Evangelios.
En la exégesis en los Evangelios la consulta de paralelos lleva el objetivo de ver el particular
tratamiento que cada Evangelista da al material común entre ellos.

Recuerde que este proceso es para arrojar luz sobre el especial uso que el
Evangelio que estamos analizando da a algún evento o dicho de Jesucristo. El objetivo no es
"armonizar" sino comprender que es lo que ya sea Mateo, Marcos o Lucas querían comunicar a la
específica comunidad que ellos tenían en mente al escribir.

VII. - CONCLUSIONES EXEGÉTICAS.

Ahora llega el momento de escribir las conclusiones asumidas luego del estudio detallado del
pasaje y sus paralelos. Especial cuidado debemos poner aquí al significado del pasaje en el
contexto teológico, eclesiológico y cultural del Evangelista y la comunidad receptora del
Evangelio en particular.
35

VIII. ENRIQUECIMIENTO DE LAS CONCLUSIONES.

Solo en esta última etapa se hace necesario comparar nuestras propias conclusiones con aquellas
encontradas en los comentarios bíblicos Si incluye notas tomadas de libros o comentarios debe
incluir autor, obra y página(s).

IX. APLICACIONES PRÁCTICAS.

Aquí corresponde aplicar los principios extraídos de la exégesis a la situación contemporánea de


la iglesia. Es importante considerar aquí si los principios contenidos en las formas culturales del
pasaje analizado tienen la misma forma para el mundo de hoy.

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