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Instituto Superior de Formación Profesional N° 8155 “La Merced”

Historia y Política de la Educación Argentina

Profesora: Moya, Florencia.

Alumnos: Escobar Noelia, Alurralde Alfonsina, Apaza Ariadna, Balduzzi José

“La educación siempre ha sido un instrumento clave en la política, y el


gobierno cualquiera sea su ideología se ha valido de ella para inculcar en los
futuros ciudadanos los valores que considera positivos, además de buscar apoyo
en su gestión.”

Década Peronista
En el siguiente informe haremos una breve reseña de cómo el peronismo fue un
fenómeno histórico y social. La consideraron como una poderosa máquina de
adoctrinamiento. Abordaron como un modo singular de procesar y articular las
demandas y las necesidades de la sociedad social y la formación para el mundo
trabajador.
Fueron resultado de una construcción política compleja, una alianza que reunía
intereses de los trabajadores de fracciones de la burguesía industrial, de grupos dentro
de la iglesia católica, de algunos sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas, y
produjeron una expansión material del sistema educativo.

Político-cultural
El Peronismo renombrada sectores sociales ya existentes estableciendo sus
propias marcas: los descamisados, los cabecitas, los grasitas; todos ellos fueron sujetos
de sus política y de su pedagogía. Estos nuevos sujetos se constituirán apropiándose
positivamente de los nombres que hasta entonces habían servido para descalificar los.
Los sectores populares fueron interpelados desde un discurso que los engloba como
pueblo, como sujeto privilegiado de las políticas educativas y culturales.
En el Marco de la Constitución, el Esta efectuando do peronista una a asumir la
voluntad Sarmientina de educar a las masas, pero una torsión populista del enfoque
liberal, haciendo explícito el carácter profundamente político de la educación.
Las cifras y los nombres dejan entrever los efectos de la política educativa y la
singularidad de la intervención político-cultural peronista.

La Educación y el Peronismo
El gobierno peronista fue sin duda un claro exponente de utilizar la educación
como propaganda política, pero no debemos dejar de resaltar los méritos que tuvo, y los
esfuerzos para que los menos favorecidos pudieran lograr una educación de calidad.
Reconocer a Perón como un gran luchador contra el analfabetismo es ciertamente solo
observar los resultados de la democratización de la enseñanza y un fuerte
adoctrinamiento en valores positivos.
El Estado peronista amplio y creo el sistema de educación Técnica oficial como
parte del proceso de construcción de un discurso hegemónico que recogía y articulaba
procesos político- culturales, mas abarcativos. El mismo partía del nivel primario y
llegaba hasta el nivel universitario, gozando en su totalidad de un alto grado de
autonomía respecto al sistema tradición.
Este sistema se basó en una serie de decretos y leyes que pueden dividirse en
tres grandes grupos:

1- Los destinados a la creación de los primeros niveles de la Comisión Nacional


de aprendizaje y orientación profesional
2- Los referentes a la Dirección General de Enseñanza Técnica
3- La ley referida a la creación del segundo ciclo de la Comisión Nacional de
aprendizaje y orientación profesional y la Universidad de Obreros Nacional.

Durante su primer gobierno se crearon escuelas, incluyendo técnicas y para


adultos, y se becó a los alumnos pobres. Las escuelas contaban con comedores
escolares. La educación religiosa se impartió en las escuelas tanto primarias como
secundarias hasta 1954. Su derogación por parte de Perón le creó un grave conflicto
con la Iglesia.
La gama de orientación que se ofrecía era muy amplia, Los cursos teóricos-
prácticos duraban 8 horas diarias y divididos en dos turnos de 4 horas cada uno. En el
primer año de estudio, el 50% se destinaba al taller, el 25% a las disciplinas básicas, el
14% a materias de cultura general y el 11% restante a la tecnología de la
especialización.
El segundo y tercer año se incrementaban las horas de las disciplinas básicas y
de tecnología y se reducía lo relativo a cultura general. El certificado que se obtenía era
el de “experto”.
La Universidad se organizaba a través de Facultades Obreras Regionales., el
cual su gobierno era ejercido por el Rector, que debía ser un obrero argentino egresado
de la Escuela Sindical dependiente de la Conformación General del Trabajo.
El peronismo fue procesado muchas veces en la cultura argentina como un
“carnaval” en el sentido que le otorga Bajitim (1992), en el lugar donde las legras
estipuladas se rompen, donde las lógicas de verdad hegemónicas no funcionan, donde
la subversión de los valores se impone.
Las universidades eran los encargados de distribuir la cultura legitima desde el
reformismo y la universidad tradicional, buscando mantener la superioridad y primicia
de cierto capital cultural. Jerarquía enormemente a la condición obrera.
El proyecto de la Universidad Obrera Nacional propone dar un status
universitario y en 1959 paso a llamarse de Universidad Obrera a Universidad
Tecnológica. El orden había vuelto a ser instaurado, las pautas de subordinación de la
matriz cultural previa habían recuperado su hegemonía.
La democratización de la que hablo es referida a la inclusión de todos los niños
en la escuela, pero no con respecto a los contenidos educativos ni a la forma de
desarrollar las clases, pues esto estaba prolijamente pautado. “Cuadernos para el
Maestro Argentino”, publicado por el Ministerio de Educación era un manual de
instrucciones al que los maestros debían estrictamente atenerse.
La articulación entre educación y trabajo puede ser leída como un síntoma en la
historia de la educación argentina; la relación entre educación y trabajo desde sentidos
democráticos y emancipa torios.
La política de expansión de la educación técnico-profesional que llevo adelante
el peronismo, ha sido uno de los temas más debatidos. La formación profesional
descansaba en expandir la política industrialista y disciplinar las clases obreras; así
como contribuir en la formación de la conciencia y de la nacionalidad de los argentinos,
según las necesidades de la formación social.
La educación debía habilitar nuevos horizontes creando inquietudes y
estimulando disposiciones para cada alumno tuviese su oportunidad. La escuela debía
vitalizarse mediante la participación en la vida social, a través del trabajo, y su currículo
debía nacionalizarse, teniendo como organizadores al idioma y a la historia nacional
Estos objetivos se cumplirían a través de dos instancias: la de la preparación y
la de configuración. La preparación la instrucción aprendizaje del analfabeto,
conocimientos de las ciencias y la aplicación de las técnicas, colaborando así en la
conquista y dominio de la vida material. La configuración la que daría el sentido y la
categoría espiritual a una educación que debía ser capaz de trascender la mera
instrucción, mediante el dominio de las normas y de la superación moral, cultivando el
potencial psicofísico de cada niño. Los lineamientos generales que fue utilizado fue el
método de observación, la experimentación y la investigación como medios de
educación autónoma y de estímulo al espíritu de iniciativas
La reforma revalorizaba la educación práctica, la capacitación para el trabajo, se
desarrollaron aptitudes y capacidades que convertirían al saber hacer en algo valioso.
En la capacitación laboral era obligatorio para los dos últimos grados de la
primaria Para las niñas comprendían economía doméstica y nociones de puericultura
Para los varones aerodelismo, carpintería, imprenta y encuadernación electrotécnica,
entre otros. Y en carácter mixto como cultivos regionales, cría de animales e industrias
de granja.
La reforma se propuso para la enseñanza media, se buscó unificar el ciclo básico
del nivel medio incluyendo a las escuelas comerciales, reorganizando en tres secciones:
primaria, secundaria y técnica.

La educación religiosa
La inclusión de la religión en el currículum no era una novedad. Desde la década del ’30
un avance de la iglesia en el terreno de la sociedad civil en general y en el educativo en
particular.

Se organizó una dirección de Instrucción Religiosa dentro del Ministerio, con dos
inspecciones (primaria y secundaria) para controlar la implementación de las medidas.

En 1945 se planteó una línea de orientación para eI voto católico,se prohibía votar
partidos que sostuvieran la separación de la iglesia y el Estado, el laicismo escolar y el
divorcio legal.

Perón encontraba en el catolicismo social de las encíclicas papales un lenguaje cercano


a las políticas que había venido impulsando desde la Secretaria de Trabajo y Prevision.

Lo argumentos a favor de la defensa de la enseñanza religiosa se basaron en la


construcción de una genealogía que justificaba las raíces católicas de la Argentina,
desde la herencia hispánica y la tradición cristiana, hasta la religión profesada por los
próceres y las disposiciones constitucionales que favorecían a la religión católica. En
tanto que era una ley optativa, sostuvieron que se encontraba en las antípodas de las
intolerancia.

También se apoyaron en el altísimo porcentaje de niños que venían recibiendo las


clases de religión desde la implementación del decreto en 1943. Concluyeron que, en
1884, se habían interrumpido más de trescientos años de experiencia escolar católica.

La oposición intentó reencauzar en términos estrictamente políticos. Para los opositores,


la enseñanza religiosa violaba la tolerancia y la libertad de conciencia, y por lo tanto era
anticonstitucional. Su argumentación distinguía a la “buena iglesia", de la “mala".
Sostuvieron que la discusión no debía plantearse en términos de “católicos" y
“anticatólicos", porque la enseñanza laica no era atea. La ley fue finalmente aprobada,
creándose una Dirección General de Instrucción Religiosa compuesta por un director y
cinco vocales designados por el Poder Ejecutivo Nacional, que se encargarían de
regular su implementación.

En esa misma dirección, se fortaleció el rol de la Iglesía al sancionar en 1947 la norma


que subvenciona a la educación privada. Bajo esa ley, el Estado aportaba fondos para
equiparar los salarios de los docentes privados con los de la escuela pública,
implementando una política que fortalecían el principio de subsistencia.

Durante el segundo gobierno de Perón, se tensó la relación con la iglesia y las disputas
entre Gobierno e iglesia recrudecieron.

Si bien la iglesia se había beneficiado con la legalización de la enseñanza religiosa, era


el Estado quien controlaba sus actividades educativas. La iglesia contaba con un
espacio formal de dos horas semanales en el currículo escolar, pero el Estado
monopolizada el nombramiento de los docentes que enseñaban religión. La ley 12978
supuso un duro golpe a la tradición laicista de la educación política.

La reforma de la Constitución en 1949, cuyos cambios no colocaban a la iglesia en el


lugar de privilegio que esta pretendía.

El Peronismo también avanzó propositivamente con acciones educativas masivas por


afuera del sistema escolar. En el año del régimen peronista se constituyó. Una
democracia de masas, es decir, una participación masiva de los trabajadores dentro y
fuera del sistema político tradicional, a través de los sindicatos, en las unidades básicas,
en las unidades barriales y vecinales, en la organización sindical.

El discurso peronista se presenta como la realización política de los valores cristianos


de justicia social e igualdad. Marchas, discursos, imágenes, enunciados, el culto a Eva
y a Peron en los libros de.textos, produjeron una nueva sensibilidad, una estética
herética que escandalizada a la Iglesia y a muchos opositores. La iglesia hizo ostensible
su proselitismo. El enfrentamiento no tardaría en desencadenarse. A fines de 1954, se
suprimió la Dirección General de Enseñanza Religiosa. En 1955, se sancionó la Ley de
Supresion de la Enseñanza Religiosa y la ley de Separación de la iglesia y el Estado.
La reacción fue inmediata. : Cristo Vence" era la consigna de los sectores integristas.
Bajo ese tema, en ese mismo año, los aviones Dr autodenominada “Revolución
Libertadora” despegaron desde Córdoba para derrocar al gobierno peronista.
Sociedad
El peronismo fue resultado de un complejo proceso que implicó cambios en la
relación del país con el imperialismo y entre las clases sociales dentro del país. Como
fenómeno de “nacionalismo burgués”, el peronismo buscó fortalecerse ofreciendo una
cierta resistencia a la penetración del imperialismo norteamericano en el país
(aprovechando para esto la rivalidad entre este imperialismo, que se encontraba en
pleno avance, con el inglés, que venía perdiendo influencia en la región, contradicciones
estas que se agudizaron con la Segunda Guerra Mundial). Perón encontró para esta
política una base de apoyo social clave: la clase obrera.
En la década del "30 se vivieron transformaciones de la clase trabajadora, éstos
se profundizaron en los años 40 e implicaron un importante aumento del peso social de
la clase y un crecimiento de sus organizaciones, los sindicatos industriales. Perón
advirtió el peligro que para las clases dominantes implicaría un ascenso obrero en las
condiciones de explotación y exclusión política que vivían los trabajadores en aquellos
años.
Su política se propondrá consolidar a la clase obrera como base de apoyo, al
tiempo que controlarla y “domesticar” sus organizaciones. Sin embargo, parte de esta
política de ganar el apoyo de la clase obrera, implicó diseñar una política social que
significó importantes conquistas que mejoraron en gran medida la calidad de vida de los
trabajadores.
La oposición de importantes sectores de las clases dominantes a esta política
reforzó el acercamiento de Perón a la clase obrera. Este rol jugado por Perón, que
mientras actuaba en resguardo del sistema capitalista de conjunto, arbitraba entre las
clases sociales, apoyándose fundamentalmente en la clase obrera -mientras controlaba
sus organizaciones, y ofreciendo cierta resistencia al imperialismo dominante, es lo que
Trotsky ha definido como “bonapartismo sui generis”.

Economía
El peronismo no tuvo nunca un modelo económico al cual ajustar sus propuestas
y realizaciones. Su conducción de la economía se vio siempre marcada por el
pragmatismo y por la intención de encontrar puntos de convergencia entre todos los
intereses políticos y sociales que quería satisfacer. Así, durante los primeros nuevos
años que ejerció el Gobierno se propuso conciliar las demandas de los asalariados con
las de un amplio sector de los empresarios urbanos. Luego se inició una fase en la que
se trató de estabilizar y mantener algunos logros de los primeros años, pero no pudo
impedir que la economía entrara en una tendencia de relativo deterioro. Habían
cambiado las condiciones internacionales propicias para el país.
El peronismo buscó entonces hallar una solución abriendo la economía a las
inversiones extranjeras, de las que había desconfiado en su etapa inicial, favoreciendo
la producción agropecuaria, a la que en la primera época había descuidado, y limitando
la acción reivindicativa del movimiento sindical, revirtiendo también en este aspecto sus
políticas de los años de abundancia. El golpe de Estado que derrocó a Perón interrumpió
ese proceso de redefinición de su política económica y lo más interesante de señalar es
que luego de su caída el peronismo prefirió reivindicar como su más genuina propuesta
ideológica sus realizaciones de los primeros cuatro años de gobierno, dejando caer un
cono de sombra sobre los cinco posteriores. Las consecuencias de esa operación
ideológica fueron muy importantes, ya que los peronistas, en la oposición entre 1955 y
1973, se convirtieron en fervientes patrocinadores del nacionalismo económico y en
decididos defensores del fortalecimiento del sindicalismo.

Crisis

En la madrugada del 17 de octubre, mientras la CGT declaraba la huelga general


en defensa de las conquistas obreras, las columnas de trabajadores siguieron
avanzando sobre la capital; atacando los locales de los partidos políticos, portando
retratos del coronel y banderas argentinas.
El primer intento golpista contra Perón se dio el 28 de septiembre de 1951. El
objetivo de los militares sublevados era impedir que Perón accediera a un segundo
mandato presidencial. El golpe fracasó y sus líderes fueron encarcelados.
El último enfrentamiento entre el peronismo y la Iglesia consistió en la
quema y saqueo de las Iglesias de la zona del Gran Buenos Aires. A partir de
ese momento, la crisis interna se agudizó rápidamente; donde Perón pidió una
tregua política; representando un tardío llamado a la pacificación.
En 1955 se firmó un contrato con la Standard Oil Company de California, la cual
desprestigió al gobierno. El contrato establecía que la compañía podía explorar, extraer
y explotar petróleo. El petróleo y otros hidrocarburos que se descubrían debían ser
entregados a YPF hasta que se cubriera la demanda interna.
La oposición señalaba que el contrato faltaba al artículo 40 de la Constitución
Justicialista de 1949, que prohibía enajenar los depósitos de petróleo y contradecía la
defensa de la independencia económica.
En la última semana de agosto de 1955 los acontecimientos se precipitaron y
Perón ofreció su renuncia, como rápida respuesta la CGT organizó una concentración
en apoyo a su líder; frente a ella Perón recobró sus energías políticas e hizo un discurso
de tono violento. Semanas más tardes, el presidente escribía su renuncia, y entregó el
gobierno a una junta de militares leales que negoció con Lonardi las condiciones de la
renuncia.
Su exilio comenzó cuando ingresó en la mañana del 20 de septiembre a la
Cancillería de la Embajada del Paraguay. Sin embargo, desde el exterior seguiría
dirigiendo las futuras jugadas políticas de su movimiento.
Anterior a esto, se producía una Revolución Libertadora, llevada a cabo por una
alianza integrada por civiles y militares nacionalistas y liberales. El golpe fue apoyado
por todos los partidos opuestos al peronismo, la Iglesia, la Sociedad Rural, las cámaras
empresarias, la banca y la embajada de los Estados Unidos.
El General Eduardo Lonardi, asumió la presidencia de la Nación el 23 de
septiembre de 1955. Su plan era rescatar la estructura política peronista y su base social
fundando un “peronismo sin Perón”. Más tardar, el 13 de noviembre del mismo año el
general Lonardi fue desplazado por Pedro Eugenio Aramburu, representando el sector
liberal del Ejército.
La segunda etapa de la Revolución Libertadora se caracterizó en el terreno
político por su acción contra el peronismo depuesto. Aplicó el “plan Prebisch”, atacando
la regulación económica, ésta nueva política perjudicó a la clase obrera.
Si antes de 1955 la sociedad presentaba una división entre peronistas y
antiperonistas, a partir del derrocamiento del régimen justicialista esa división continuó
y, para muchos, se acentuó.
En 1956 se produjo la primera manifestación de oposición peronista a las nuevas
autoridades; se intentó ejecutar un golpe cívico-militar que fue sofocado fácilmente. En
este mismo año se produjeron importantes discusiones en el seno del radicalismo, las
que tenían que ver con el sufragio en blanco de los peronistas, ordenado por Perón
desde su exilio.
A fines de los años 50, en Latinoamérica hacían resonancia las propuestas del
CEPAL (Comisión Económica para América Latina). Se proponía una transformación en
la economía para equilibrar agricultura e industria. Raúl Prebisch consideraba que era
imposible el desarrollo debido a una crisis financiera.
Todas las políticas de desarrollo que surgieron a partir de aquí fueron
“desarrollistas”. En lugar del retorno a la agricultura, la salida estaría en el desarrollo de
las industrias básicas.
La década del 60 fue la primera en la que el peronismo no participó del gobierno
nacional, pero, sin embargo, “en los diez años que el peronismo gobernó, los sindicatos
habían actuado como agentes del Estado para movilizar y canalizar la actividad de los
trabajadores dentro de los límites establecidos por el régimen jurídico, institucional y
económico imperante”.
Perón volvió al país el 17 de noviembre de 1972 luego de diecisiete años de
exilio, tras esto se dieron diversas presidencias intervenidas con diferentes sucesos,
entre ellos el Rosariazo, y el primer y segundo Cordobazo.
A poco llegar, él avaló la fórmula Héctor J. Cámpora- Vicente Solano Lima. En
este periodo, el peronismo ya no era el movimiento monolítico de 1945- 55; en su interior
existían diversos conflictos.
Estos enfrentamientos internos del peronismo se diferenciaban en dos consignas
opuestas (“Patria peronistas” versus “Patria socialista”) las cuales estallaron
violentamente el 20 de junio de 1973 ya que el regreso definitivo de Perón se produjo
ese día.
Para el 23 de septiembre del mismo año se convocó a elecciones presidenciales,
esta vez, Perón contaba con su mujer María Estela Martínez como compañera de
fórmula. El 12 de octubre de 1973, Perón asumía la presidencia de la República por
tercera vez.
Esta etapa estuvo marcada por fuertes actos de violencia y división dentro del
mismo movimiento peronista.
En 1973 la deuda externa era mucho más grande; entre 1974 y 1975, el Mercado
Común Europeo cerró sus puertas a la importación de carnes argentinas y comenzó a
regularse internacionalmente el precio del petróleo por parte de los países productores;
había un desabastecimiento industrial y la producción agropecuaria estaba estancada.
Durante esta presidencia volvía a ocurrir un hecho que se había dado varios
años atrás, se censuraron lo medios masivos de comunicación, se prohibieron películas
y libros, y fueron clausurados periódico y publicaciones opositoras.
El 1° de mayo de 1974, Perón expulsó a la Juventud Peronista de la Plaza de
Mayo con un fuerte discurso que culminó en un duro enfrenamiento. Dos meses más
tarde, él dejaba de existir sin haber podido frenar la violencia entre grupos parapoliciales
y extremistas que se habían adueñado del país durante su gobierno.
El país se conmocionó profundamente, no solo por el dolor de su partida, sino
también por el incierto futuro que se avecinaba.
Conclusión:

Concluimos este informe que el movimiento peronista contó con el apoyo de las
clases trabajadoras y de las mujeres, quienes eran los más favorecidos, el vínculo de
Perón para con ellos era directo e inmediato; sus principales opositores fueron y se
podría decir que es actualmente la UCR (Unión Cívica radical).
Las ideas de Perón se basaban en la justicia y en la ayuda social, en la regulación
de la economía; demostró que la Argentina se podía manejar sola, sin ayuda exterior.
Impulsó la educación construyendo escuelas y universidades, permitiendo que
los hijos de obreros tengan acceso a ellas.
Se logró la recuperación económica y una importante redistribución del ingreso
en favor de los trabajadores. Al tiempo, se expandió la esfera de acción del Estado, el
cual asumió, entre otras cosas, el control del comercio exterior, del mercado cambiario
y de la regulación de los flujos de capital.
Ahora bien, desde el punto de vista fiscal esta estrategia pronto presentó problemas.
El gasto público como porcentaje del producto bruto nacional creció sostenidamente, ya
que el Estado se hizo cargo de los servicios públicos, incursionó en nuevas actividades
económicas y permitió que el empleo público creciera enormemente.
En 1949 ya era evidente la crisis del sector externo, junto con una caída en la
producción industrial. Esto llevó a que, junto con un recambio del equipo económico, se
redefiniera ligeramente la orientación de la política económica. Se intentó lograr una
mejor inserción en la economía internacional, se concedieron incentivos a la producción
agrícola y se orientó el crédito hacia las actividades productivas de bienes no transables
y servicios. No obstante, se mantuvo el objetivo redistribucioncita de la política
económica.
A partir de entonces se intentó contener la crisis y al mismo tiempo ajustar la
estrategia industrializadora. Los indicadores económicos mejoraron, pero ello no era
muestra de la superación de los problemas estructurales que dicha estrategia
planteaba.
Gracias a su muy difundida ideología y su “justicia social”, logro ganarse el apoyo
de la mayoría del pueblo argentino, compuesto por integrantes de las clases “bajas y
obreras". Apoyo que, a pesar de la proscripción del Peronismo y el exilio de Perón,
continuó, con sus relativos altibajos, hasta su vuelta al país en 1973, cuando es reelecto
por tercera vez como presidente de la Nación.

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