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VUELTA DE OBLIGADO LA BATALLA OLVIDADA


La Vuelta de Obligado(Miguel Brascó - por Alfredo Zitarrosa)

(01)Preparativos(02)Encuentro previo a la
batalla(03)Las defensas de Obligado(04) Las fuerzas enemigas(05)Inicio de combate - La
histórica proclama(06) Las cadenas detienen la flota(07) Ruido de rotas
cadenas(08)Combatientes(09)Manifestaciones de San Martín(10) La batalla ignorada de
la historia oficial(11) Fuentes(12) Artículos relacionados

Preparativos

En los primeros días de noviembre de 1845 zarpó de Montevideo la escuadra combinada


anglo-francesa con el fin de remontar el Paraná, estando compuesta por seis barcos con
bandera inglesa y otros cinco con la de Francia, además de las barcas carboneras para
abastecer los navíos a vapor. detrás de este contingente bélico, navegaba un convoy de
noventa barcos mercantes de distintas banderas cargado con mercadería para ser
comercializadas en Corrientes y el Paraguay. Señala el Historiador Alberto Noblia en su
“Reseña Histórica de San Pedro” que “el 14 de Agosto el General Lucio N.
Mansilla solicita por nota al Juez de Paz sampedrino, don Benito Urraco, le informe el
estado de todas las fuerzas del distrito desde la edad de 15 a 70 años, como también del
armamento existente y agrega que se mantenga en Estado de Asamblea a la Milicia
Activa. El 22 el mismo jefe militar pide al Juez el envió de 25 o 30 tirantes de madera
fuerte, posiblemente para la construcción de las baterías. El 12 de Noviembre Mansilla
envía a San Pedro al Sargento Mayor Julián Bendim al mando de “ciento setenta y tantos”
soldados de caballería e infantería, con el fin de rechazar cualquier intento de
desembarco por parte de los anglo franceses”.
Encuentro previo a la batalla
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El 18 de noviembre, la flota invasora pasó frente a San Pedro y desprendió de ella a


varias balleneras que penetraron en la laguna con el fin de efectuar un desembarco
armado. No lograron su objetivo al ser rechazados a tiros de fusil por un grupo de
valientes vecinos comandados por Tomas Obligado. En la tarde de ese mismo día la flota
fondeo a la vista de la vuelta de Obligado, pero fuera del alcance de los cañones.Las
defensas de ObligadoLa construcción de las fortificaciones fue dirigida por el Ingeniero
Hilario López Culle, colaborando activamente el Sampedrino José Rufino Núñez, estando
compuesta por cuatro baterías según podemos observar en el croquis:BATERIAS
ALTURA PIEZAS“RESTAURADOR ROSAS” 20 m. 6 de regular calibre 2/24 y 4 /
16“GENERAL BROWN” 17 m. 5 de regular calibre entre 24 y 12“GERAL MANSILLA”
rasante 3 de pequeño calibre de 12 y a 8“MUNUELITA” 19 m. 7 de a 10.Estas 21 piezas
se hallaban servidas por 220 artilleros, protegidos por débiles parapetos de tierra y
madera, siendo mandadas respectivamente por Álvaro Alzogaray, Eduardo Brown (Hijo
menor del almirante) Felipe Palacio y Juan Bautista Thorne.
Eslabones originales de las cadenas de Obligado. (Peso: 3.100 gr./ Largo: 23 cm./Ancho:
14 cm./ Espesor: 33 mm.)
Junto a la batería Mansilla, ubicada sobre la playa para tiro rasante, se hallaban
amarradas tres gruesas cadenas que atravesaban el rió, sostenidas por 24 pontones a los
que se había quitado los mástiles y que se hallaban ancladas y aseguradas en la margen
opuesta al Bergantín “Republicano”, al mando del capitán de marina Thomas Craig. La
cadena poseía un espesor de 1 1/8 de pulgadas y 360 brazadas de largo, habiendo sido
solicitada por Mansilla a Buenos Aires el 27 de agosto de ese mismo año.Tres lanchones,
el “Místico”, el “Restaurador” y el “Lagos”, dotados de piezas de pequeño calibre se
hallaban detrás del “Republicano” para repeler cualquier intento de la marinería anglo
francesa de cortar las cadenas. El capitán de fragata Teodoro Cailler-Bois en su “Historia
Naval Argentina” señala también la presencia de seis balleneras y ocho embarcaciones
pequeñas destinadas a transportar unos 200 infantes a la orilla opuesta del rió si es que el
enemigo desembarcaba e intentaba construir baterías allí.Por ultimo cinco pequeñas
chalanas se hallaban preparadas con materiales incendiarios para hacerlas actual como
“brulotes”, se las incendia y envía en dirección a la flota enemiga.Alberto Luis Noblía
señala la disposición de las tropas: “Entre la primera y segunda batería, un poco más
atrás, se encontraban 100 hombres al mando del teniente Juan Gainza, detrás de estos y
a su derecha , se hallaban 400 soldados del Regimiento de Patricios de Buenos Aires.
Luego estaban situados cuatro cañones de a 4 al mando del teniente coronel Sereso. Más
atrás aún, y a la altura de la segunda batería, se encontraba el Coronel José María
Cortines que, secundado por el Mayor Julián de Rot y el vecino Sampedrino Facundo
Quiroga, hijo del “Tigre de los llanos”, comandaba a 220 soldados de caballería y 600 de
infantería componentes del Regimiento de Milicias N° 4 con asiento en San Nicolás de los
Arroyos y entre los que se encontraban un centenar de Sampedrinos. Ingeniería“(...) En el
flanco izquierdo de la batería “Mansilla” en el mogote izquierdo, estaban apoyadas las
anclas que sostenían a la línea de 24 buques, desmantelados y fondeados en línea con
tres cadenas corridas por la proa, centro y popa, su espesor la más gruesa de una y
octava de pulgada. Mas con el fin de mantener los buques en línea, que con el fin de
privar el paso a la potencia de los vapores y con el propósito de manifestar que el paso
del río no era libre. Así como el de obligar a los enemigos a batirse si intentase
cortarlas.El costado izquierdo o extremo de las cadenas estaba guardado o sostenido por
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el bergantín “Republicano” con sus piezas de 10 toneladas a su costado de estribor (...)


(”Informe de Mansilla a Rosas)Finalmente y más atrás de los últimos nombrados, se
encontraba el Juez de Paz de San Pedro Benito Urraco acompañado con 170 de sus
vecinos. Allí también estaban los de igual cargo de Baradero y San Antonio de Areco,
Juan de Magallanes y Tiburcio Lima, con 100 y 30 de sus vecinos respectivamente.A
retaguardia de la tercera batería se encontraban 200 milicianos del Batallón Norte al
mando del Teniente Coronel Virto, también entre ellos se hallaban múltiples Sampedrinos.
Detrás de estos se encontraba el General Lucio Mansilla, como comandante el Jefe de
todas las fuerzas, el segundo jefe Juan Crespo y 70 soldados a caballo del grupo
Escolta.Detrás de la cuarta batería se encontraban 200 soldados pertenecientes a la
Compañía de Patricios de San Nicolás bajo las órdenes del Comandante Luis Barrera,
cuerpo éste integrado por muchos Sampedrinos. A las espaldas de éstos, se encontraban
dos piezas volantes de artillería comandados por el Teniente Coronel Laureano
Anzoátegui.Caballería“(...) A pesar de que la excesiva ventaja de los cañones de los
inicuos extranjeros hayan conseguido denostar y despedazar las baterías de Obligado, no
por eso osaran a invadir en tierra. La Caballería cubre los alrededores de aquel punto y no
ocupan nuestros cobardes agresores más terreno que el que alcance su metralla (...)”.
(Estación de Catevra. Noviembre 22 de 1845 . General Lucio Mansilla al Comandante
Militar de Rosario Sargento Mayor Don Agustín Fernández.)A un cuarto de legua de la
costa, entre la tercera y cuarta betería y sobre el “camino de la bajada”, estaban el
“Parque de Artillería” y la Enfermería, esta última encabezada por la Nicoleña Petrona
Simonino, secundada por un grupo de damas de San Pedro y San Nicolás.En total, y al
margen de los artilleros, había 2.290 hombres en condiciones de combatir, incluidos los
vecinos.Artillería“(...) El territorio Argentino ha sido atacado por las fuerzas Anglo
francesas sobre las márgenes del Paraná. La poderosa artillería de las escuadras
combinadas ... ha destruido en ocho horas consecutivas de vivo fuego nuestras baterías
compuestas de 35 piezas de los calibres de a 4 8 10 12 16 18 y 24, servidas por artilleros
y soldados improvisados, cuyo valor heroico no han podido abatir los invasores, a pesar
de la inmensa ventaja de sus fuerzas de artillería y de sus cañones y del valor e intrepidez
que han desplegado en el ataque (...)” (Gaceta Mercantil. Tomado del archivo Americano
1 Serie N 23 pag.65 67)Las fuerzas enemigasEsta “Task Force” estaba formada por las
siguientes naves:INGLESESVapor “Gorgon” , Comandante Ch. Hotham, artilleria 6/64 y
4/32, Tn.1.100Vapor “Firebrand”, Comandante J: Hope, artilleria 6/64 y 4/32,
Tn.1.190Corbeta “Comus” , Comandante Inglefield, artilleria 16/32, Tn. 490Bergantín
“Philomel”, Comandante Sullivan, artilleria 10/32, Tn.428Brergantín “Dolphin”,
Comandante Leringe, artilleria 3/32, Tn.318Bergantín “Fanny” Comandante Key, artilleria
1/24,-------FRANCESESBergatín “San Martín”, Comandante Tréhouart, artilleria 2/24 y
16/16, Tn.200Vapor “Fulton”, Comandante Maziéres, artilleria 2/80, Tn.650Corbeta
“Expéditive”, Comandante De Miniac, artilleria 16 de a 8 pulg. , Tn.-----Bergantín
“Pandour”, Comandante Du Paie, artilleria 10 paixhans de 30 lbsBerg – Gol. “Prócide”,
Comandante De la Rivére, artilleria 3/18
Vapor "Gordon".
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El total general de tripulantes era de 3.000, en tanto que los infantes de marina
embarcados sumaban 800. Esta flota combinada no poseía un comando único. Las
insignias venían en el “Gorgon” y en el “San Martín”, siendo Hotham el comandante más
antiguo.La artillería de los invasores era la más moderna que existía en el mundo. Los
barcos ingleses poseían cañones cuya particularidad era que el interior del caño era
“rayado”, siendo los primeros que se empleaban en la guerra. El “alma rayada”
revolucionaría la armamentística mundial. Por su parte los franceses emplearon el
modernísimo cañón-obús “Paixhands” que disparaba balas explosivas de 40 kilos.Como
se sabe esta flota de guerra custodiaba a unos 90 mercantes que querían llevar
producción al Paraguay. Esas naves aguardaban detrás de las de guerra, en espera que
liberaran el paso defendiendo la banderas del libre cambio y forzando la navegación de lo
que eran ríos interiores del país.Esto era descabellado, como si naves Argentinas
pudieran haber navegado de prepo el Sena o el Támesis.Señala Noblía en su obra citada
que: “según las costumbres de esa época, los ríos interiores pertenecían al territorio que
surcaban, o sea que se los consideraba como verdadera tierra firme, siempre y cuando
ambas orillas pertenecieran al mismo estado. En el caso que las orillas tuvieran distintos
propietarios solamente ellos poseían la exclusividad de navegarlo. Estos conceptos
jurídicos tenían aceptación mundial y no había legislación, ni nacional ni internacional, que
expresara lo contrario, salvo pactos aislados surgidos luego de la finalización de alguna
guerra, donde los vencidos se veían obligados a perder parte de sus derechos otorgando
al vencedor la libre navegación de sus ríos interiores”.Cuando aconteció esta batalla las
dos orillas del Paraná pertenecían a la Confederación Argentina comandada por Rosas, y
recién la Constitución de la Nación Argentina de 1853, dictó el artículo 26: “la navegación
de los ríos interiores de la Confederación es libre para todas las banderas”.

Inicio del combate - La histórica proclama


Lucio N. Mansilla.

En la noche del 18 Mansilla con dos balleneras se acercó a la flota enemiga para
reconocerla personalmente. Disparos de fusilería provenientes de las naves invasoras lo
obligaron a retornar a las baterías. El día 19 transcurrió en paz por dos razones, carencia
de vientos favorables para las velas de las naves invasoras y por una intermitente lluvia.
Por su parte Mansilla, ese día, efectuaba un segundo reconocimiento.El 20 cambian las
condiciones atmosféricas, finaliza la lluvia, se disipa la niebla y comienza a soplar un
viento suave, sostenido y a favor para las naves invasoras. A las 8,30 de la mañana de
ese mismo día, los barcos anglo-franceses comienzan a moverse.Al notarlo Mansilla
arengó a sus hombres diciendo:” ¡Allá la tenéis! Considerad el insulto que hacen a la
soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río
que corre por el territorio de nuestro País. ¡Pero no lo conseguirán impunemente!
¡Trémola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verla
bajar de donde flamea! A continuación la banda del Regimiento Patricios de Buenos Aires
comenzó con los acordes del Himno Nacional que fue coreado por toda la tropa.Al frente
de la escuadra navegaba la fragata “San Martín”, ex nave insignia del Almirante Brown,
vilmente apresada frente a Montevideo, luciendo el pabellón de Francia. Cuando llegó a
las proximidades de la primer batería Mansilla dio la orden de fuego gritando “VIVA LA
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PATRIA”, señal ya tradicional en nuestras guerras. A medida que los invasores se


acercaban se generalizó el cañoneo.Según Teodoro Caillet Bois los barcos avanzaron
formados en dos divisiones de nacionalidad combinada. La primera: “San Martín”,
“Pandour”,”Dolphin” y “Comus”, al mando de Tréhouart. La segunda división comandada
por Sullivan estaba integrada por “Philomel”, “Prócide”, “Expedictive” y “Fanny”, que se
situó sobre la costa entrerriana, a unos 700 metros de la batería “Restaurador Rosas” al
mando de Alzogaray.Las cadenas detienen la flotaPor medio del río continuó navegando
el “San Martín” rumbo a las cadenas con el fin de cortarlas, detrás continuaba la marcha
el resto de la escuadra. A medida que los invasores se acercaban a las baterías, se
generalizó el cañoneo siendo los primeros blancos la corbeta “Expeditive”, la goleta
“Procide” y el bergantín “Philomel”.Ya frente a las baterías y próxima a las cadenas, el
“San Martín” detiene su andar al calmar el viento, razón por la cual debe anclar para no
ser arrastrado por las corrientes río abajo, ya que esto produciría un extraordinario
desorden en la formación.Así la nave insignia de la flotilla Francesa queda inmóvil justo
enfrente de las baterías patriotas, quienes aprovechan el acontecimiento acribillándola
con mas 100 balas de cañón. En la nave quedan fuera de combate 2 oficiales y 44
tripulantes, a lo que se suma la arboladura a punto de caer. En su ayuda acude el “Fulton”
con sus poderosas piezas de a 80 dándole algo de alivio, pero un cañonazo corta la
cadena del ancla y el “San Martín” comienza a ser arrastrado aguas abajo por lo que el
comandante de la escuadra de Francia, Tréhouart, decide trasbordar a la corbeta
“Expedictive”. El “Comus”, otra nave que recibió bastante castigo, registra en su bitácora
que las dos baterías centrales fueron cuatro veces abandonadas por su gente.A las 9,30
horas, y con el primer intento de romper las cadenas rechazado a cañonazos, se combate
en toda la línea. Todos los buques anglo-franceses han entrado en acción y todas las
baterías Argentinas han contestado el fuego disparo por disparo y, a pesar de la
desigualdad de armas, los defensores Argentinos logran hacer retirar detrás de la línea de
fuego a los bergantines “Dolphin” u “Pandour” por las múltiples averías sufridas. Es de
hacer notar que a pesar que los proyectiles patriotas eran macizos, cuando impactaban
en la madera de las naves hacían saltar decenas de astillas de todos los tamaños que
producían gran cantidad de heridas, a veces mortales, entre los marineros europeos.
Granada Tipo Paixhans de 30 lbs. (Peso: 26.700 gr. - Diámetro: 22 cm )

Pero los formidables “Paixhans” franceses con sus balas explosivas, comienzan a cobrar
un alto precio entre los heroicos defensores.Para tener una idea, debemos pensar en una
pelota N° 4 o n° 5, a fin de referencia el tamaño de los proyectiles franceses, que además
estaban rellenos con metralla, pedazos de hierro y explosivo. Cuando esas bombas
explotaban causaban un desastre en las baterías Argentinas.De acuerdo a algunos
cálculos, no muy aproximados, hechos por el Lic. Ramos y la Universidad de Luján, se
habrían intercambiado proyectiles en una cantidad que oscilaría entre los 25 y 30 mil en
esas 8 o 9 horas de batalla, sobre todo del lado de los aliados. Teniendo en cuenta el
cálculo de decenas de miles de proyectiles arrojados y considerando que los núcleos
principales de la batalla eran las cuatro baterías instaladas en la costa, (Manuelita,
Mansilla; Brown y Restaurador Rosas) tres arriba de la barranca y una rasante. Una
estimación hace pensar que los artilleros que servían a esas baterías no vivirían más de
media hora en su puesto, siendo reemplazados por otros artilleros, ya que la flota anglo-
francesa prácticamente haría tiro al blanco con ellos.Casi al medio día, Mansilla envía una
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nota a Rosas comunicándole que el enemigo todavía no ha podido vencer la línea de las
cadenas, “Aunque supone que podrá hacerlo, pues a él le quedan pocas municiones”.
Siendo la una de la tarde continúan sin poder cortar las cadenas, sin embargo el
“Republicano” vuela por los aires por orden de su capitán Thomas Craig, ya que habían
quedado sin municiones y suma sus hombres a las tropas de tierra. Al desaparecer el
obstáculo que presentaba el “Republicano”, el vapor “Fulton” logra llegar hasta las
cadenas, aunque sin poder cortarlas por el intenso cañoneo que recibía, que incluso mata
a su maquinista principal.Ruido de rotas cadenas

Vuelta de Obligado (20 de nov. de 1845) Corte de las cadenas por parte del Firebrand
Imágen de impresión británica de 1897 (Gentileza de "Colorado del Monte")

En este punto los anglo-franceses perciben que, si bien la potencia de la artillería de las
naves inclina la suerte de la batalla a su favor, de nada servirá si no cortan las cadenas
que obstruyen el paso. Estratégicamente la situación es crítica ya que la flota se halla
encajonada recibiendo más y más castigo de las baterías Argentinas, sin poder
moverse.Es ahí cuando Hope, al mando de la “Firebrand”, estima que es el momento de
jugarse el todo por el todo. Ordena posicionar nuevamente la nave respondiendo a las
baterías costeras y dispone bajar una pequeña lancha de desembarco. Un enorme
martillo y un yunque es todo lo que carga sobre la pequeña embarcación. Hope salta
sobre la misma y ordena dirigirse contra la línea de botes que soportaban las cadenas.Los
patriotas observando la acción e intuyendo el objetivo les tiran con todo. Enormes
columnas de agua producidas por los proyectiles se levantan a escasos metros de la
lancha, bañando a los desesperados remeros que redoblan sus esfuerzos. Más peligrosos
son los proyectiles que se disparan desde la batería colocada sobre la playa ya que los
mismos rebotan en el agua y se vuelven a elevar, pasando a metros del bote con un
silbido aterrador. Uno solo que impacte de lleno y la pequeña embarcación se partirá en
pedazos matando a todos.Llegados a las barcazas, Hope salta sobre una de ellas, dos
marineros que le siguen colocan el yunque debajo de una de las cadenas y es el mismo
capitán de la “Firebrand” quién, con indudable sangre fría, la emprende a martillazos
contra los duros eslabones.En esta oportunidad la diosa fortuna decide inclinarse por los
protagonistas del heroico acto quienes, de milagro, logran escapar a todo lo que le tiraban
desde las barrancas: Minutos más tarde los castigados eslabones saltan y las cadenas se
deslizan hacia el fondo del Paraná.La lucha continúa pero ya las naves invasoras van
cruzando la línea mientras cañonean terriblemente a la batería Manuelita, quién puede
contestar solo esporádicamente debido a la escasez de balas.
Juan Bautista Thorne.

En esos momentos un proyectil de artillería enemigo voltea al heroico Juan Bautista


Thorne, jefe de la batería que, al golpear su cabeza en la tierra sufre una afección por la
cual pasará a la historia con el apodo de “El Sordo de Obligado”. Otra versión sostiene
que la sordera de Thorne se produjo a consecuencia de estar tanto tiempo al lado de
cañones que disparaban sin cesar durante casi nueve horas, varios artilleros
sobrevivientes padecieron las mismas consecuencias. Las baterías finalizan su lucha ya
sea por falta de municiones, o porque directamente habían sido arrasadas por el cañoneo.
Es en éste momento cuando comienzan los intentos de desembarco masivo del
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enemigo.A las dos y media de la tarde el General Mansilla recibió un parte que le
informaba que a una 15 cuadras al sur de las baterías, en el lugar llamado “Playa de los
Pescadores”, el enemigo desembarca considerables fuerzas de infantería, para atacar sin
dudas por el flanco. De inmediato imparte la orden de atacar al Coronel Ramón Rodríguez
quien, al mando de 400 hombres del Batallón “Independencia” (Regimiento 1 Patricios),
se hallaba a la espera en el bosque de talas, ubicado entre y detrás de las baterías
“Restaurador Rosas” y “General Brown”. Los soldados avanzan a la carrera para evitar la
maniobra de flanqueo. En el lugar unos lanchones ya habían desembarcado a numerosos
infantes, pero otros todavía navegaban en dirección a la playa, por lo que el enemigo no
había conseguido aún desplegar todo su poderío. Rodríguez no desaprovecho la
oportunidad y ordeno cargar. Los oficiales anglo-franceses pensaron en resistir el ataque,
pero viendo que no sería posible sin tener a todos los hombres en la playa ordenaron el
reembarque, acción que se cumplió bajo una feroz arremetida a la bayoneta que
realizaron los patriotas.Sin embargo la situación no da para mucho más. Con las baterías
mudas por el fuego enemigo o la falta de municiones, la “Gorgon” y la “Firebrand” se
acercan a la costa. Son las 5,45 de la tarde. Dos compañías de infantes comandadas por
Sullivan se descuelgan de los barcos hacia los botes y enfilan hacia la playa en un
segundo intento de desembarco. Este nuevo ataque se compone de 325 hombres que
hacen pié en tierra firme a la altura del morro donde estaban amarrados los extremos de
las cadenas, con el apoyo constante de la artillería de sus barcos. Media hora después lo
hace el comandante francés con 100 hombres más.En ese momento los encargados de la
defensa de la soberanía nacional, en esa zona, son el Batallón Norte y los Patricios
Nicoleños, ambos de San Nicolás, compuesto por múltiples Sampedrinos, quienes cargan
a bayoneta calada a los invasores y los obligan a retornar a sus botes para luego
reembarcarse nuevamente. Mientras se desarrolla la lucha cuerpo a cuerpo, un casco de
metralla hiere a Mansilla, quien debe ser sustituido en el mando por el segundo jefe de las
fuerzas patriotas de Obligado, el Coronel Francisco Crespo.Un tercer desembarco de los
aliados se produce a continuación, pero esta vez no puede ser rechazado por los patriotas
en retroceso debido al intenso cañoneo y los cohetes disparados por la “Expedictive”,
“Procide” y “Philomel”. Las arremetidas de la caballería Federal en su intento de rechazar
el ataque son vanas y las tropas anglo-francesas mandadas por Sullivan y Tréhouart en
persona se hacen dueños del lugar.Ha comenzado a caer la defensa de Obligado, luego
de casi doce horas de intenso combate. Las fuerzas patriotas se retiran rumbo a San
Nicolás con el fin de reorganizarse.Termina el día con casi 300 Argentinos muertos y
cerca de 500 heridos. Los invasores tenían poco más de un centenar de bajas entre
heridos y muertos. Esta disparidad que marcan las cifras se explica únicamente por la
diferencia tecnológica-bélica que existía entre ambos contenedores. La Argentina había
retado a las dos mayores potencias juntas y así le había ido, pero había escrito una
hermosa página en la historia de la Nación la que, lamentablemente, luego se dejo caer
en el olvido.Aún así y pese a lo desigual del armamento, la flota aliada tuvo que detenerse
a curar sus heridas que no eran pocas. Los “Pandour”, “Fulton”, “Dolphin” y “San Martín”
fueron acribillados por los cañones Argentinos, y no fueron destruidos totalmente debido
al pequeño calibre de los mismos.“Siento vivamente (dijo el almirante Inglefield en su
parte de guerra) que este bizarro hecho de armas se haya logrado a costa de tal pérdida
de vidas, pero considerando la fuerte posición del enemigo y la obstinación con que fue
defendida, debemos agradecer a la divina providencia que aquello no haya sido mayor”.
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Tréhouart se expresó en términos análogos. A su juicio la posición había sido fortificada


por una mano maestra. Según la prensa de Montevideo “nunca desde la paz napoleónica,
encontraron franceses e ingleses tan heroica resistencia".CombatientesEntre los
participante de la batalla estuvo el legendario gaucho Antonio Rivero, protagonista de
larebelión en Malvinas contra la dominación inglesa.Antonio Rivero fue dado de alta en el
ejército de Buenos Aires por el gobernador Juan Manuel de Rosas y allí prestó nuevos
servicios hasta que, como lo comprobara el historiador José María Rosa, murió en su ley
de gaucho patriota, al pie de una batería argentina peleando contra los ingleses el 20 de
noviembre de 1845 en la Vuelta de Obligado. Algunos "historiadores" (sic), a pesar de la
heroica y esforzado vida de Antonio Rivero, prefirieron mezquinarle honores diciendo que
fue un gaucho pendenciero porque se basaron en las crónicas británicas sobre la
sublevación de Malvinas.

Hasta la Academia Nacional de Historia en un dictamen dado en Buenos Aires 19 de abril


de 1966 con la firma de los académicos Ricardo R. Caillet-Bois y Humberto F. Burzio
sostuvo que "los antecedentes documentales hasta ahora conocidos, no son nada
favorables para otorgar a Rivero títulos que justifiquen un homenaje".Otro Rivero, Javier
fue un Sampedrino caído en esa batalla y sepultado en el segundo camposanto que tuvo
la Ciudad de San Pedro, en la intersección de las Calles Bartolomé Mitre y Bozzano.En el
sito existe un camino peatonal que conecta calle Mitre con 25 de Mayo, y en él un
pequeño monolito levantado el 20 de Noviembre del 2000, por el Centro de Estudios
Históricos de San Pedro, muestra una placa en la que se recuerdan los nombres de
cuatro combatientes Sampedrinos caídos en el Combate de la Vuelta de Obligado. Ellos
son el citado Rivero, Ceferino Celada, Pedro Pan y Agua y Santiago Moreira. Dos calles
de la Ciudad fueron bautizadas con los nombres de los dos primeros.Fueron muchos los
Sampedrinos caídos en el combate. Lamentablemente sus nombres se han perdido por
falta de rigor en el momento de la leva, de ahí lo valioso del trabajo de investigación, ya
que el mismo nos ha permitido, con estos cuatro nombres, homenajear a todos los hijos
de esta Ciudad caídos ese 20 de Noviembre de 1845.El combate cubrió de gloria el
nombre argentino, desprestigio el bloqueo e hizo comprender la justicia argentina a
muchos adversarios de Rosas.La resistencia se mantuvo admirablemente. Las provincias
suplieron a la importación, y sus producciones artesanales crecieron en forma
complementaria con la economía bonaerense. Al cabo del tiempo el bloqueo resultaba un
fracaso político, militar y económico, por su costo y las continuas subvenciones dadas a
Montevideo.Las grandes potencias enviaron sus mejores diplomáticos, que retornaron
fracasados, sin doblegar a Rosas.En 1846 llego al Plata, enviado por ambos gobiernos, el
ex cónsul Thomas Samuel Hood y sus propósitos de arreglo no tuvieron éxito a pesar de
su buena voluntad. El repetido fracaso de los diplomáticos europeos agudizaba el
problema y tenía visos de nunca acabar.Por ello, a comienzos de 1849, el Premier
Palmerston envió a Buenos Aires a Henry Southern munido de especiales instrucciones,
quien tras arduas negociaciones anuncio que su país aceptaba la posición defendida por
nuestro gobierno.Concluyeron las deliberaciones con los tratados Southern-Arana (24 de
Noviembre de 1849) y Arana-Lepredour (31 de agosto de 1850) cuyos puntos análogos
establecían: suspensión de hostilidades en Uruguay, devolución de Martín García y
barcos apresados, reconocimiento de la exclusiva jurisdicción y control argentino sobre
sus ríos interiores, consideración del general Oribe en su investidura legal.El pabellón
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argentino seria solemnemente desagraviado. La victoria estaba totalmente consumada.


Los cañones de la fragata Southampton, " saludaron con 21 disparos de desagravio y
homenaje a una humilde bandera, desconocida del mundo, pero no ignorada por
ellos”.Manifestaciones de San MartínCuando el Libertador don José de San Martín se
enteró del bloqueo a los puertos de la Confederación, inmediatamente le escribió a Rosas
ofreciendo sus servicios de militar, y cuando tuvo noticias de los acontecimientos de
Obligado, realizó otro tanto con el General Guido inmortalizando la frase: “que los
Argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”.En marzo
de 1849, Rosas contestó una carta al Libertador en los siguientes términos: "Nada he
tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el
honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que
se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar
ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo
que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo. Todos mis esfuerzos siempre serán
dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal
que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden
enteramente salvos e incólumes." (Juan Manuel de Rosas). “No puedo concebir que haya
americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su
patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación
española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer."Posteriormente antes
de fallecer en 1850, determino como una de sus últimas voluntades “El sable, que me ha
acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América de Sur, le será
entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una
prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha
sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que
trataban de humillarnos."(Ver: Rosas y San Martín ) La batalla ignoradaDesde la caída de
Rosas hasta hace algunos años esta fue una batalla ignorada por la historia oficial. En la
Escuela la vimos pasar rápidamente y sin mayores comentarios, a pesar que casi
trescientos Argentinos entregaron sus vidas defendiendo ni más ni menos que la
SOBERANIA NACIONAL.

Algún día deberemos entender que Rosas, San Martín, Belgrano y el resto de los
hombres de nuestra historia fueron justamente eso, hombres que creyeron que estaban
haciendo lo mejor para el País y así debemos tomarlo.
Traer conflictos de esa época a la actualidad para revitalizarlos y no para estudiarlos y
comprenderlos en su contexto, es un error. Cuando superemos esa inmadura actitud nos
encontraremos con toda la magnificencia, con todo el heroísmo y la grandeza que
significó la Batalla de la Vuelta de Obligado.

Ese día comenzaremos a saldar una deuda con más de dos mil hombres y mujeres que
enfrentaron a las dos mayores potencias del mundo en el siglo XIX.

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