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El cuerpo humano y su

tratamiento mortuorio
Elsa Malvido, Grégory Pereira y Ve ra Tiesler
coordinadores

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SE RJE A NTRO PO LOG! A SOCIAL

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INSTITUTO NA CIO N AL DE ANTROPO LOGlA E H ISTO RIA

CENTRO FRANCÉS DE ESTUD IO S MEXICANOS Y CENTRO AMERICA NO S

ESC. NAL DE ANTROPOLOGIA EHIST


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Índice
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Presentación......... ... ...... ....... ............ ... ........................ ......... ..... .. ..... .. ...... 9
De la racionalidad, de la vida y de la muerte
Alfredo López Austin .... ... ......... .... .. .. ... .. .... ... ....... ..... ...... ....... .... ... ..... ....... 13
Ideas nahuas y mayas sobre la muerte
Mercedes de la Garza ............ ....... ....... .... .... .......... ..... ..... .. ..................... 17
Civilizados o salvajes . Los ritos al cuerpo humano
en la época colonial mexicana
Elsa Malvido .... ...................... .. ........ ..... ............ .. .... .... ............ .. .. ..... ....... .. 29
Primera edición: 1997 Tul/u pal/ay: ritual de reciprocidad
entre la v ida y la muerte
Coedición: Jnstit11to Nacional de Antropología e 1/istoria/ César Abilio Vergara F ...... ..... ........ .. ... ..... ............ .. ...................... .. ......... 51
Centro de Estudios Mexicanos y Centroameri<-a!WS Cuerpo y mente ante la muerte violenta
Jesús Luy Quijada y Maura Ramírez González .. .................... ..... ... .. ... 67
D.R. ICl Consejo Nacional para la CUltura y las Artes/ Instituto El esquel eto muerto y vivo . Algunas consideraciones
Nacional de Antropología e Historia para la evaluación de restos humanos
com o parte del contexto arqueológico
Vera Tiesler Blos ..... .. ... .. .............. ....... . ................. ..... .............. ..... ....... .... 77
Queda prohibida la reproducciú11 parcial o total por cualquier medio
Antropología biológica "de campo" , tafonomía
del conlenido de la presente obra, sin contar previamente y arqueo logía de la muerte
co 11 la autorización de/titular, en términos de la Lev Federal Henri Ouday .............. .......... .. ........... .. ....... ......... ........... ........ ..... .. .......... . 91
de Derechos de Autor, y en su caso de los tratados znternacionales El concepto de inframundo en Teotihuacan
aplicables. La persona que infrinja esta di..,posició ll se hará acreedora Linda Manzanilla ............... .. ................ ................ .......................... .. .... .. ... 127
a las sanciones legales corresp ondientes. Implicaciones bioculturales del tratamiento mortuorio
en la necrópolis maya de Jaina , Campeche
D.R. o Instituto Nacional de Antropología e Historia Sergio López Alonso; Carlos Serrano Sánchez ... ..... ... ... .. ... ....... ... .. .... 145
Córdoba 15, col. Roma, CP 06700, México, n.F Manipul ació n de restos óseos en la lom a de Guadalupe ,
un sitio funerario del periodo Clásico de la
D.R. © Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos cuenca de Zacapu , Michoacán
Grégory Pereira ... ...... .. .. ....... ... ......... ... ....... ... ................. .... .... .. ........ ..... .. 161
Sierra Leona 330, 11 000, México, D.F
Patrones de enterramiento en la Cuenca de Sayula:
la fase Amacueca en Atoyac
ISBN 970-18-0691-3 Ma. del Rosario Acosta N.; Gabriela Uruñuela y L. de G. .................. 179
Evidencia de sacrificio humano , mod ificacion ósea
Impreso v hecho el/ .Hé::nco y caniba lismo en el México prehispánico
Carme n María Pijoan A. ; Josefina Mansilla L . ..... .... ..... .. .. ... ........... .... 193
Las pato logías dentales en individuos localizados
en ofrendas a los dioses de la lluvia
Presentación
Juan Alberto Román Barrelleza ; . . 213
Martha Carolina Rodríg uez García ....... ....... ..... ..
El canibalismo prehistórico en el suroeste
de Estados Un idos
Christy G. Turner 11 y Jacquelir. A. Turner // ........... .. .... .... .. ... ... ........ 241

En este libro se reúnen algunos de los trabajos presentados en el Primer


Simposio Internacional "El cuerpo humano y su tratamiento mortuorio",
celebrado del 25 al 26 de enero de 1995 en la ciudad de México y organiza-
do por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Centro de
Estudios de México y Centroamérica de la Embajada de Francia (CEMCA),
la Embajada de la República Federal de Alemania y la Empresa Funeraria
Gayosso.
Uno de los objetivos de dicho simposio consistía en reunir espe-
cialistas de diversas disciplinas que estudiaran el tema ; por lo tanto , en él
participaron arqueólogos, etnólogos , antropólogos sociales y físicos, his-
) toriadores y médicos, quienes intercambiaron experiencias y divulgaron
sus avances técnicos y metodológicos. Estos profesionales procedían de
) cinco países : Francia, Alemania, Estados Unidos, Perú y México , y perte-
necían a diez instituciones: CEMCA, Instituto Francés de Investigación
Científica para el Desarrollo de Cooperación (ORSTOM) y Universidad de
) Burdeos (Francia) , Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), Uni-
versidad de San Cristóbal de Ayacucho (Perú) , y Universidad Nacional
Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco ,
Universidad de las Américas-Puebla, Instituto Nacional de Antropología e
Historia y Procuraduría General del Distrito Federal ( México) .
) Igualmente diversos fueron los materiales preparados, pues abar-
caban estudios desde la Prehistoria europea, hasta la América de nues-
tros días.
Los trabajos se organizaron en estas cuatro mesas de debate :· t) La
concepción y representación del cuerpo hu .nano en la ideología de la muer-
)
te , 2) El tratamiento del cuerpo : problemática y metodología , 3) El cuerpo
humano en los ritos funerarios, y 4) El cuerpo en los ritos "extrafunerarios".
) En la primera mesa, la doctora Mercedes de la Garza, investiga-
dora del DA de la UNAM, presentó "Ideas nahuas y mayas sobre la
muerte". Según la autora, para ambas culturas la muerte del hombre im-
)
plicaba una separación definitiva del cuerpo y del espíritu ; este último se
componía de varias partes que desaparecían como aquél, salvo su ener-
J gía vital, que radicaba en la sangre y en el corazón -la autora la llama
"corazón inmortal"- y sobrevivía a la disgregación del cuerpo muerto .
Dicha energía, por decisión divina , tenía un lugar de res idencia después
J
de la muerte , que dependía de la forma en que ésta acontecía. El trata-
miento del cuerpo humano entre las cultura s mencionadas se inscri-
)

) 9

)
bía dentro del ritual religioso , en el cual se expresaban sus princip~les campo de la criminal ística, desarrollada por antropólogos físicos y médicos
ideas sobre la muerte . César A. Vergara, de la Universidad d~ ,;san Cnstobal forenses. El fin del trabajo consiste en encontrar explicación para algu -
cho Perú y de la UAM-X, presento Tul/u pallay nos casos de un fenómeno social incrementado en los últimos años en la
d e H uaman ga , Ayacu • • · 1 ·
ritual de reciproci dad entre la vida y la muerte", donde examma a_ recl - ciudad de México: la violencia . En el documento se analizan dos aspec-
"d d "mbólica que se estab -;¡ce entre los sectores pobres de la c1udad
1 tos de la muerte brutal : el psicológico y el meramente físico relacionado
proc1 a s1 , . .f. h "Reco con los factores de descomposición del cadáver. En el prim ero se intenta
erú y sus mue· .os. Tul/u palla y s1gn1 1ca en quec u a . -
d e Ayacuc ho , P ' .. t. lncu
ida de huesos". Por medio u e este ritual la poblac1~n man 1e~e un v · inferir tanto la psicología de la víctima y la del victimario, como la de las
f0
entre el ciclo agrícola andino y una de las ne_ces1dades basl~~s. de_ su personas más allegadas a ambos. En segunda instancia, se trataron los as-
eo rafía : la presencia de lluvia. La invest1gac1on mtegra el an~ l 1s1s slm- pectos de la cadaverización, el sitio del hallazg o y el est udio del cadáver,
góli;o, ritual y estético , y ubica al Tul/u palla y en el contexto sociocultural en el marco estricto de la criminalística.
an dino , particularmente entre las trad1c1ones de Aya~ucho. . . En la mesa tres se reunieron ponencias sobre ritos funerarios en la
La segunda mesa nos introdujo en aspectos de mdole met~dolog 1ca Mesoamérica prehispánica, ejemplificados en estudios de caso de dife-
en cuanto al estudio de los contextos funerarios y extrafuneranos . V_e ra rentes regiones y momentos de desarrollo cultural, como Teotihuacan,
T ler de la ENAH y el INAH, en su trabajo "El esqueleto muerto Y v1vo . Estado de México ; Jaina, Campeche; Zacapu, Michoacán, y Sayula,
A\~~n~s consideraciones para la evaluac!ón de restos humanos como Jalisco. Linda Manzanilla, arqueóloga del IIA de la UNAM, participó con el
arte del contexto arqueológico" , nos hablo del cuerpo ~~erto desde un_a trabajo " El concepto de inframundo en Teotihuacan", donde refiere los
~erspectiva arqueológica. Estableció algunas base~ teonca~ metodolo- y recientes hallazgos efectuados en cuevas cercanas al centro de esta ciu-
icas para interpretar restos óseos como fuente de mf~~mac1_on s~bre_ l_as dad prehispán ica, consideradas espacios sagrados po r los pueblos me-
~ulturas del pasado , señalando definición, demarca~1on y ]USt1hcac1on , soamericanos, ya que a través de ellos se accedía al inframundo. Los
así como las limitantes de la llamada bioarqueolog1a ~amo campo de resultados obtenidos llevan a la investigadora a reflexionar sobre el
especialización antropológica. Henry Duda y, de la Umvers~dad de ~u~deos , inframundo dentro del marco regional mesoamericano, que se compara
Francia, se refirió al método y las perspectivas del estud1o.tafonom1co de con los conceptos sobre las cuevas en otras partes del mundo. Sergio Ló-
las sepulturas primarias en Europa. El autor parte. de la 1dea de que el pez, del DAF deiiNAH , y Carlos Serrano, deiiiA de la UNAM, antropólogos
cuerp o, después de la muerte , sufre modificaciones ln:'~~rtantes relaciona- físicos ambos, participaron con una investigación sobre im plicaciones
das con el proceso de cadaverización y de descomposlclon. _ L a transfo_rma- bioculturales de las prácticas funerarias mayas durante el Clásico Tardío
ción del cadáver en esqueleto está determinada por el _~1smo ambiente en el caso de Jaina, Campeche. A partir de los restos óseos descubiertos en
de la sepultura , el cual depende a su vez tanto d~ cond1c1ones naturales el sitio de Jaina durante las temporadas de 1973-1974, los autores inter-
como de factores culturales. Los elementos tafono_ m 1cos generan modifi- pretan la información biocultural obtenida e identifican patrones sociales
caciones capaces de influir en el contexto funerano resultant e encontra- mayas vigentes durante el Clásico Tardío. Grégory Pereira, antropólogo
do por el arqueólogo y, de no considerarse , pueden generar errores de físico y arqueólogo del CEMCA, entregó su documento " Manipulación de
interpretación . Por otra parte, de estudiarse como parte del _registro restos óseos en la loma de Guadalupe, un sitio funerano del periodo Clá-
mortuorio , los procesos tafonómicos pueden s~r una fuente de_Informa- sico de la cuenca de Zacapu, Michoacán" . El lugar al que aquí se hace
ción muy valiosa en el examen de los ritos funeranos. Juan A. Roman, mv:s- referenc ia es una loma artificial, realzada con rellenos sucesivos y con-
tigador del Museo de Templo Mayor, deiiNAH , nos presentó "Las patolog_~~~ vertida en una pequeña isla rodeada por la ciénega de Zacapu . Fue des-
dentales en individuos localizados en ofrendas a lo_s d1oses ~e ~a lluv 1a · cubierto y excavado como parte de un amplio proyecto realizado por el
Sus resultados forman parte de un estudio más_amplio cuyo objetivo. gene- CEMCA en aquella entidad. El sitio registra una ocupación humana que
1al es no sólo identificar esas enfermedades, s1no expl1car las cond1c1ones va desde el Clásico Medio hasta el Epiclásico. Todos los vestigios arqueo-
generales de salud en una serie de individuos infant_lles, sacnf1ca~o~ en lóg icos ah í encontrados parecen estar vinculados con el culto a los muer-
ti empos prehispánicos y hallados durante las excavaciones _arqueolog 1cas tos. El propósito del trabajo de Pereira es explicar algunos aspectos de los
realizadas en Tlatelolco, Templo Mayor, Catedral Metropolitana Y P~lac1o ritos funerarios donde la manipulación de los restos óseos parece des-
Nacional, todos ellos sitios localizados en el Distrito Federal Y prop1os de empeñar un papel fundamental. Ma. del Rosario Acosta, arqueóloga del
un mismo marco cultural. Según el autor, todos los e~q~eletos encontra- Instituto Francés de Investigación Científica para el Desarrollo de Coope-
dos en contexto de ofrenda presentan cuadros patolog.1cos severos .. Ro- ración (ORSTOM), y Gabriela Uruñuela, de la Universidad de las Améri-
mán postula que podrían no ser casuales , sino estar relacionados con ntua- cas-Puebla , trataron e l tema "Patrones de enterramiento en la Cuenca de
les específicos dedicados a los dioses de la lluvia y la fertilidad . de la Sayula: la fase Amacueca en Atoyac", Jalisco. Describieron los resultados
tierra . Por su parte , Jesús Luy y Maura Ramirez , de la Procurad na Ge- de las excavaciones llevadas a cabo er. 1991 , co mo parte del Proyecto
l del Distrito Federal hablaron sobre "Cuerpo y mente ante la muerte Arqueológico "La Cuenca de Sayula", auspiciado por el ORSTOM, la UAG
~~:nta" en la ciudad de México . El tema aq uí tratado se enmarca en el y eiiNAH. Las autoras examinaron un total de 114 entie rros tanto conforme

10 L
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.____,j 11
De la racionalidad, de la vida y de la muerte
a los enfoques arqueológicos como a los osteológicos y concluyeron que
78 depósitos funerarios corresponden a la fase Amacueca (1199- '1520
d.C.). Los resultados del análisis se describen en términos de cohesión y Alfredo López Austín
variabilidad cultural.
La cuarta mesa conjuntó estudios sobre las prácticas culturales donde
el cuerpo humano -o partes de él- realiza el papel de mediador, como
por ejemplo en la comunicación con los dioses, más que del objeto. Aquí
cupieron aspectos como el cuerpo reliquia y su culto, la antropofagia ritual o
alimenticia y la ofrenda del cuerpo a los dioses en distintas culturas. Car-
men Pijoan y Josefina Mansilla del DAF y del INAH, participaron con un
documento relativo a la "Evidencia de sacrificio humano, modificación ósea Una pelé_ m1c~
. , vieja
. · cas1· siempre
· presente en los estudios filosóficos
hlst_onco_s , sociológicos o psicológicos de la religión es la relativa a 1~
y canibalismo en el México prehispánico", donde estudiaron los mate-
ri ales esqueléticos procedentes de diversos ritos y tiempos, de los sitios
racionalidad de las creencias religiosas, las prácticas cultuales y las
de Electra, Tetelpan y Tlatelolco , todos ellos del Distrito Federal. Los ma-
repres_entac1on~s m_ íticas. Diversas corrientes de pensamiento remiten
teriales observados se analizaron con técnicas macro y microscópicas me-
lo ~elig1oso a los amb1tos de lo inasible, de lo portentoso 0 de lo inexplicable
0 an_un enorme pe~? a lo onírico y a lo fantástico como fuentes de la mi~
diante las cuales resultó posible determinar algunas modificaciones óseas
en individuos sacrificados; las marcas se interpretaron como resultado de
descarnamiento, desmembramiento, cortes intencionales y golpes post- tolog1a .. La separac1on entre los pensamientos religioso y racional se
p~ofund1za cuando los _teóricos se refieren a las religiones "primitivas" o,
mortem. Las autoras proponen que dichas huellas prueban la práctica
de canibalismo ritual en el México prehispánico. Christy G. y J~cqueline A. a m~~o s , ~las no co~s,?eradas, en términos weberianos, como "religiones
Turnar, de la Universidad Estatal de Arizona, en la misma línea, se refirieron 1
mu~ '-a es ~onfuc1a_m~mo , hinduismo , budismo, cristianismo, islamismo
a un comportamiento mortuorio excepcional en el sudoeste prehistó- ~~lo:'~~~adist:::ácla;.'c~s -pdara dar un solo ejemplo entre las propuestas
s IS mgUI os-los razonamientos de Mary Dou las
rico de los Estados Unidos. Su texto trata el tema del canibalismo identi-
ficado en restos óseos del sitio y señala que ciertas marcas hablan de un cuando,_ al tratar de di~tinguir
entre el pensamiento "primitivo" el ~
ritual no característico de los grupos prehistóricos del sudoeste de Esta- ~:n~a~1en~o moderno , n1~9?- que co~cepciones propias del primero, como
dos Unidos pero, en cambio, común a otros grupos mesoamericanos , por . e estmo,. mana ,_b_rujena o mag1a, tengan un orden sistemático . y les
lo cual aquellas huellas podrían haber sido producidas por un grupo emi- n1ega este caracter d1c1endo que no están sometidas a la reflexión de sus
creyente~ Y_que no ex1ste un empeño por parte de éstos para lo rar una
grante. coherenc1? mtelectua_l. ' Douglas llega a afirmar que "El antropól; 0 ue
s1~tema e~as
Por último Elsa Malvido, de la DIH deiiNAH, habló de un tema contro-
vertido: civilizados o salvajes: ritos de desmembramiento humano en la tra.za. el soc1al total del cosmos que está implicado eng
época colonial mexicana; esta investigación compara el uso del cuerpo pract1cas :jerce gran violencia sobre la cultura primitiva si presenta la
hu mano postmortem en culturas opuestas: fieles y paganos, occidenta- cosmolog1a ?o~~ una filosofía sistemática a la que suscriben conscien-
les y nativos americanos, "gente de razón" y "casi amentes". Basada en temente los individuos' .2 ·
la documentación colonial y en el discurso político religioso católico que Lo~ estudios ~ist?ric_os realizados en las últimas décadas sobre el
organizó a la sociedad de Nueva España en dos repúblicas -de españo- pen~am1ento y las mstltUclones religiosas de los pueblos de Mesoamérica
les y de indios-, la autora confronta el uso mágico -religioso y político arrojan res~ltados dis~antes de las conclusiones de Douglas . Estructura del
del cuerpo muerto entre los grupos "salvajes" del norte y la "avanzada' cosr:'os, m1to~ de ongen, ~oncepciones sobre la divinidad, calendario
civilización europea. ~~~tldo de la Vida humana, ntual, conocimiento del curso de los astros me~
Los trabajos arriba descritos se unieron para formar un volumen que 1c1na Y ~un artes mágicas dan a conocer no sólo un alto grad'o de
esperamos sea de un amplio interés y que permita al lector compartir la Slste~atlcidad en estos complejos, sino una recíproca coherencia entre ellos
pasión de estos investigadores en sus indagaciones sobre la muerte y que ace d~ la cosmo~isión un verdadero macrosistema unificador. '
sus rituales . A part1r d~l 7stud1o del pensamiento mesoamericano se esclarecen
algunas ~eculiand~des de la racionalidad. Ésta no es ajena a los com-
Elsa Malvido, Grégory Pereira y Vera Tiesler plejos religiosos Si por ella se entiende un orden lógico derivado de la

1
r
trad . d2e Ed!son Simons, Madr~p Sig l o XXI de áE:pl~ ~e l~s97c3onceptos de contam inaci ón y tabú,
Mary Douglas, Pureza eli ro Unan
/bid. , t25 . ' na, , p . 123 .

13
reducción secular de la experiencia cotidiana a sistemas que explican el observar_en el maíz --como en muchos otros seres creados por los dioses-
cosmos y orientan la acción de los hombr~s . La ·racio_n alidad es el pro- el m1steno de la perpetuación de la especie a pesar de la destrucción de
ducto de las reflexiones nacidas de las contmuas relac1ones de los seres los 1~d!v1duos. ¿Qué hacía que el grano que sustentaba al hombre se
humanos con su entorno, de la comunicación social _- principalmente la de con~1rt1ese en sem1lla? Un~ de los factores que intervenían en la regene-
carácter verbal- que es vehículo de tales reflexiones y de una prolonga- rac1on era el retorno estacional de las lluvias; otro, la llegada de ciertas
da acumulación de experiencias que se van decantando en principios fuerzas verdes y amargas de crecimiento que el hombre creía que pe-
a los que se otorga valor universal. La construcción de los macrosistemas netraban en e~ wano cu~ndo éste quedaba bajo la tierra; otro más -y
no requiere necesariamente reflexiones formales y sistem~ticas de los cre- éste era espec1f1co del ma1z-, una "semilla" o "corazón" invisible del m ·
yentes o de la conciencia de éstos para alcanzar_un alto n1vel d~ coheren- su verdadera "semilla", su "semilla" esencial, en virtud de la cual e=~~
cia pese -a que el ejercicio consciente y reflex1vo de los sab1os puede planta lle~aba a tene_r las mismas características de sus antecesoras,
depurar sus componentes . Tampoco e.s. necesaria la exist~ncia de una q~e tam~1én ~ere~ana a_ sus desc~ndientes. Aguas, fuerzas de creci-
elite intelectual que intente la comprens1on global del macros1stema, pues miento Y sem1llas esenciales pose1an un ciclo anual. ¿Qué sucedía con
la coherencia holística de la cosmovisión deriva de la prolongada comu- ellas en las épocas de secas? ¿Perecían o simplemente se ocultaban a la
nicación en el nicho social donde se produce el ensamble de sus partes. VIsta de l_o~ hombres? Se retiraban del mundo para ir a depositarse en un
Impregnados por la idea de la causalid~d qu~ deriva de l~s prácticas gran rec1p1ente subterráneo. donde se conservaban inactivas hasta que
cotidianas en los distintos niveles de la ex1stenc1a , tanto los s1stemas par- llegab~ de nuevo_la oportumdad del retorno. Allí estaban, bajo la celosa
ticulares como el macrosistema unificador pueden alcanzar considerable custodia de los d1o~e_s de la lluvia, las "semillas ' de todas las especies
eficacia en su carácter de guías de acción , y su uso implica más el juego creadas. El gran rec1p1ente era el Tlalocan, una de las regiones del mundo
de las razones que el ejercicio de la fe. de lo~ muertos . ~staban inactivas, muertas. En esta forma, cada una de
¿Por qué ha sido la tradición religiosa mesoamericana un hecho his- ~~~ m1tade~ del c1clo gestaba la siguiente: 1§1 muerte era la gran prepara-
tórico adecuado para percatarse de la racionalidad de las re1igiones? En c1on de la VIda de lo~ futuros seres; era la actividad cósmica escondida en
primer lugar, por los abundantes testimonios con que se cuenta p~~a las profundas oscundades de la tierra; en cambio , la vida era el antece-
dente de la ~uerte, la ~cti~i.dad cósmica realizada bajo los rayos del Sol.
el estudio de esta tradición , desde su origen hacia el 2500 a.C., en el1nlc1o
del Preclásico Temprano, hasta la actualidad, prolongada en las religiones La destrucc1on de los md1V1duos no era sino la condición indispensable
indígenas coloniales. En segundo lugar -y esto es m_ucho más im~ortan­ para la perpetuación de las especies.
te-, porque en la religión mesoamericana se perc1be un alto n1vel de
La racionali?ad de la cosmovisión se expresa en las isonomías. Los
racionalidad. Cuando menos hasta principi os del siglo XVI no fue pertur- hombres .se eqUiparaban con la planta de maíz y con las otras innume-
bada por innovaciones demasiado alejadas de su pensamie~to . Si bien rab!es cnatur.as.. de l?s ,dioses. Como todas ellas , cada grupo humano
es cierto que Mesoamérica fue invadida por pueblos septentnonales, és- ten1a su pro~1a sem1lla , un alma compartida por los miembros del mis-
tos tenían tales afinidades culturales con los mesoamericanos que su mo.,La "s~mllla" o "corazón" de los hombres era un fragmento del "cora-
presencia no produjo una profunda transformación religiosa. Además , el pen- zón de! d1os patrono_ del grupo. Cada dios patrono había extraído de las
samiento mesoamericano pudo asimilar los cambios de origen interno o profund1~ades de la t1erra al pueblo que le había sido encomendado Con
externo con la lentitud necesaria para mantener su coherencia, y ésta una porc1ón_de su propio "corazón_", .el patrono había entregado a su. pue-
perduró hasta el tiempo de la Conquista. Muy diferentes son los casos de
blo una etn1a, una lengua, un of1c1o y la obligación de reconocerlo y
todas aquellas religiones que se han formado a partir de una pluralidad adora rlo en una forma es pecial.
de tradiciones heterogéneas, en las cuales los cambios han sido tan abrup-
El "corazón" hacía semejantes a todos los miembros del grupo· pero
tos que no ha existido un tiempo suficiente de asimilación. Su nivel de
no era ésta la única a!ma co~ que contaba cada indiv iduo. Otras ~lmas
racionalidad es considerablemente menor y su discordancia interna hace
-:-~ntre ellas el tonal/¡ o destm? individual- le proporci onaban sus pecu-
necesaria la constante remisión a la fe.
l1andades. El hombre era, !'!SI, un complejo idiosincrásico cuya integri-
dad cesaba con la_mu_e~e. Esta era la desagregación y dispersión de sus
Pueden ofrecerse numerosos ejemplos de la racionalidad en la re-
ligión mesoamericana. Uno de ellos es el de la concepción del ci~lo vi.da-
comp onentes . Elm~1V1duo dejaba de existi r como tal, y la pr incipal de
muerte del ser humano, que aqu í expongo en forma sumamente smtétlca,
sus almas, el "corazon" o "semilla", viajaba a una de las regiones de los
a partir de las creencias de los pueblos nahu&" del Altiplano Central de muertos.
México en el Posclásico Tardío .3 Por ser la religion mesoamericana esen-
cialmente agrícola , no resulta extraño que uno de sus arquetipos prin- . Aún no es claro:'. sentido del destino de quienes iban al Tlalocan y
al c1:1 o del Sol_(Tonat1uh lchan). La primera de estas regiones estaba
cipales fuese el del ciclo agrícola del maíz . El mesoamericano podía
destmada a ~wenes fallecían de "muerte acuática". La segunda, a los
guerreros ca1dos en com~a.te o a las mujeres que perecían en su primer
parto. Los ho~bres adquman en ambas regiones, al menos por algún
3 Las 1deas expuestas en segwda se desarrollan en mi libro Tamosn chan y Tlalocan .
México , FCE , 1994.
t1empo, espec1f1cas encomiendas cósmicas: colaborar con las fuerzas del

15
agua 0 con las del Sol. Es posible que •. como lo afirman al g~ n os pu ebl os
ind ígenas de nuestros días , la vtolenct a de su muerte los ltbrara de las Ideas nahuas y mayas sobre la muerte
penas de quienes fallecían de muerte común.·Estos últimos tban al Mtctlan
(" lugar de la muerte") y sufría n suces ivos tormentos_ en el largo cam1no
descendente que debían recorrer durante cuatro anos para llegar, por Mercedes de la Garza
fin, al noveno y más profundo de los piso~ del tnframundo , ~ la des~;uc.­
ción absoluta de la individualidad. Los ant1guos nahuas dectan que alla
en el noveno lugar de la muerte , allá hay pérd!d~ total ".•
· Qué sentido racional puede tener un VIaJe de tormentos , de pu-
rifica~ión, si el individuo llega tras éste a su pérdida total? Otro no~bre
del Mictlan , Ximoayan , descubre el sentido cósn:ico de ~quel .~' .~Je d.~
tormentos. Ximoayan deriva del verbo x1ma, que stgntf.t ca ?olar , puli r ,
y se refiere al desprendimiento de los elementos de tndtvtdualtdad q~e A diferencia del pen sam iento cristiano , en el cual la verdadera vida del
quedaban en el muerto. El hombre era limp.iado de todo lo que hab ta hombre viene tras la muerte del cuerpo, para los antiguos nahuas y mayas,
adquirido durante su vida. Al perderse eltndtvtduo quedaba puro Y.solo el la ve_rdadera vida estaba aqu í en la tierra, y consistía en cumplir con la
principio de la especie , el "corazón " o "semilla " esencial, que serv1a para m1s1on para la que aquél fue creado por los dioses: venerarlos y ali-
dar origen a un futuro ser humano. La raíz de l verbo x~ma forma parte de mentarlo s. Para pod er re alizar ta l ta rea , los seres humanos deb ían
otras dos palabras muy significativas: semtlla _(x1 ~ac~tll) Y sem~n propiciar la vi? a, combatiendo todo lo que atentara contra ella, y mantener
) (xináchyotf). Con la racionalidad de la gran isonomta c~sm1ca , la espe~1e un orden soctal que perm itiera el cumplimiento del ritual.
humana -como la planta del maíz- perduraba g ~ac 1 as a la paulatt~a As í, para estos pueblos la vida terrenal es lo más valioso ; el buen y
destrucción de sus individuos. La muerte era no solo la oo_n secuenc1a, el mal c_on:portamtento ti enen su prem io y su castigo aquí en este mundo,
sino la causa de la vida en una cosmovisión de naturaleza ctcltca. Era la Y las pnnctpales preocupaciones son tener hijos y alimentos suficientes·
coherencia de un cosmos cuyos princ ipios reg ían a todos los seres de el bien es una existencia natural y sencilla, como lo expresa un anti gu~
la creación . nahua cuando dice : "Nadie piensa en la muerte, solamente se considera
lo presente , que es el ganar de comer y beber y buscar la vida, edificar
) casas y trabajar para vivir, y buscar mujeres para casarse ... "'
O sea que la fina lidad de la existencia humana es la vida misma no
está en un "más allá", en una vida superior después de la muerte, sin~ en
) vivir esta e~istencia de la m~jor forma posible. Por eso , la muerte, por lo ge-
nera l con stderada un cast1go de los dioses o un daño enviado mágica-
) mente por un enemigo , era lo más temido. Dice Landa , refiriéndose a los
mayas de la península de Yucatán :

Que esta gente tenía mucho, excesivo temor a la muerte y lo mostraban


en que todos los servicios que a sus dioses hacían no eran para otro fin ni
para otra cosa sino para que les diesen salud y vi da y mantenimientos.
Pero ya que venían a mori r era cosa de ver las lástimas y llantos que por
sus difuntos hac ían y la tristeza grande que les causaban .2

Si n embargo , los nahuas y los mayas cre ían en la in mortalidad de


l~s ho.m~ res ,en otra existencia después de la muerte , en la cual segui-
rtan strvtendo
3
a los dtoses , aunque de manera distinta que en la vida
te rre nal. Y esa fo rma de in mortal idad obv iamente e ra entendida como

1
) Fray Bernardino de Sahagún, Historia gen eral de las cosas de la Nueva España 4 vol
Mex1co1 Porrúa, 1969; Libro 6 , vol. 11, p . 127. ' .,
• El Códic e Flore n tino dice lit eralmente en el capitulo 1 del apéndtce le su Libro 111 : 1n Fray D1ego de Landa, Relsc1ón de /ss cosas de Yucstán 9a ed México Porrúa 1966
p . 59 . 3 ' . ., ' ' '
uncsn chlcunamictlsn uncsn oc e mpopo!Jhus .
Mercedes de la Garza , El hombre en el pensamiento rsflgtoso nahuatl y maya 2a d
Mextco , UNAM, 1990; cap 111. • · e ··

16
17.
la perv ivencia de algo invisible e intangible que se desprendía del cuerpo La costumbre de apresurar la muerte se ha conservado hasta hoy,
en el momento de su muerte; es decir, los nahuas Y los mayas ?~eran en pues en algunos grupos mayances se asiste al moribundo para que su
una dualidad del ser humaM, constituida por el cuerpo Y el esp1ntu, este alma se separe prontamente del cuerpo. Los mayas de Quintana Roo
último a su vez dividido en dos entidades principales: una, que forma creen que los espíritus se resisten a dejar el cuerpo, ya que por ser peca-
parte de la carga del destino 0 tonalli, habita en un an1mal Silvestre Y se dores corren el riesgo de ser robados por los demonios o ladrones de
extingue al morir el cuerpo (wayjel para los tzotz1les actuales), Y ot_r~ , almas que rondan la casa durante la agonía. Un Maestro Cantor recita
inmortal reside en el cuerpo del hombre y, tras la muerte, va a un s1t1o oraciones para evitar que el alma sea robada y, si la agon ía se prolon -
determi~ado por la forma de monr. El es píritu inmortal se encuentra en el ga, se le dan al moribundo azotes suaves con una soga para facilitar la
corazón del hombre; los nahuas lo llamaron teyo/fa• _Y los m~ y as y~ca­ separación del espíritu. 10
tecos 0 ¡ (chu'le/ para los tzotziles) ; este espíritu esta b1en ?1ferenc1ad? Una vez ocurrido el fallecimiento, se realizaban las ceremonias fu-
del órgano físico , al que denominaban, respectivamente , yo/lo~! Y puczl - nerarias, que fueron múltiples y complejas. Entre los mayas antiguos hubo
kal Los nahuas nicaraos <.fi rmaban que , luego de la muerte , No va el varias técnicas de disposición del cadáver: la innumación (primaria y se-
cor~zón mas va aquello que los hace a ellos estar viviendo [...] e ydo cundaria), la cremación y, tal vez, la exposición aérea y el abandono.
aquello.'se queda el cuerpo muerto [ ... ]No va el corazón , sino aquello Según los textos, antes de ser enterrado el cadáver era amortajado
que acá los tiene vivos, y el aire que les sale por la boca, que se llama y se le colocaba en la boca maíz molido y una cuenta de jade o de otra
piedra semejante; el entierro se hacía dentro de las casas o detrás de
yu/io." 5 • •
ellas. Dice Landa que los asistentes a la ceremonia frecuentemente aban-
Estas ideas se expresan en las diferentes fuentes escnta: coloniales
disponibles sobre los antiguos nahuas y mayas, tanto espanolas ?omo donaban la casa por miedo al muerto, lo cual implica la creencia de que el
indígenas , así como en las formas de colocar los cadáveres descubiertas espíritu no se separaba en seguida del cuerpo. Esta idea se conserva en
varios grupos mayances actuales: los mayas yucatecos creen que el es-
por la arqueología. píritu del muerto se queda en la casa entre sus familiares, sin darse cuenta
de su cambio de estado; lo advierte al tercer día, al oír su nombre en las
... oraciones, y ello le causa tanta pena que quiere ll evarse a algún familiar
co ns igo ; después de llorar sobre su propia tumba toda una noche, parte )
hacia el lugar de los muertos, recorriendo completamente solo un largo y
cuando un hombre se acercaba a la muerte, recibía auxilio de los vivos ,
penoso camino.''
quienes, entre los nahuas , le proporcionaba ~ u_na beb1?a que fortalec iera
En Guatemala, según las fuentes , los cadaveres de los señores eran
el teyo/ía, llamada cuauhnexatolli, para res1st 1r e~ v1a¡e , o ap resuraban
6
purificados y lavados con cocimiento de yerbas y flores aromáticas , ves-
de diversas form as su muerte para evitarle sufnm1ento. De los mayas de tidos ricamente e inhumados con sus joyas, plumas y otros adornos, den-
Guatemala se dice que colocaban al moribundo frer-') a la puerta para tro de una gran olla , que se depositaba en un agujero con las demás
facilitar la salida de su espíritu y a veces le refregaban la cara Y le tapa- ofrendas. Aquel recipiente se tapaba con una laja, y sobre la fosa se )
ban la boca.' se narra, asimismo , el caso de un sacerdote al que 1~ _rom- construía un túmulo con la efigie del desaparecido.
pieron la espalda y lo abandonaron en el camp~ con un~s. pa¡aros En cuanto a la cremac ió n, según Landa estaba reservada a las
expresamente cazados para que le sirvieran de com1da en el v1a¡e _al otro clases altas. Algunas partes del cuerpo , como hues os y cabellos, se con-
mundo lo que nos revela la existencia de c1erta fo rm a de eutanasia apli- servaban como reliqu ias al lado de las cenizas del muerto; éstas ·se co-
cada a' los agonizantes.e En Palenque se halló un esqueleto de adulto locaban en grandes vasijas y se depositaban bajo los templos o las casas. )
~lexionado que mostraba una marcada torsión de la columna vertebral, Hay referencias a la ingestión de las cenizas mezcladas con agua o atole ,
c.omo si estuviera rota , dice Ruz , y los brazos estaban en la es palda. por parte de los deudos, tanto entre los nahuas como entre los mayas Y
Quizá ello se asocie con el dato referido antes.
9 )
Y en Yucatán las cenizas de los señores eran vaciadas en estatuas hue-
cas de barro y de madera, sobre cuya cabeza, para cerrarla, se: ponía
parte del cuero cabelludo del muerto; ta le s estatuas eran guarda das
al lado de las representaciones de dioses Y Se cuenta, asi mismo, que a
4 Véase Alfredo L6pez Austin Cuerpo humano e 1deo/ogla, Méx1co , UNAM, 1980.
5 Migue l Le6n-Port11ia, "R elig1Ón de los mcaraos" , en Esrud1os da Culrura Nahuar1·va· 1
10 , México , UNA M , IIH , 1972, pp . 11 - 112 , y 46 -47 .
8 Fray Juan Bautista, c1tado por L6pez Austm, op. CIT., P 365. . _ 10
Alfonso Villa Rojas. Los elegidos de dios, México, Instituto Nacional lndlger,lsta , 1987, p .
7 Fray Francisco Ximénez , Historia de la provtncia de San V1cenre d~ Chiapa Y G uarema 425.
la 4 vol., Guatemala, José Pmeda !barra , M1msteno de Educac16n, 1965, vol. 1, P 1 15. 11 )
V11ia Rojas, op. cu., pp. 427-42 8 . John Gililn , San Lws J1lorapaqua, Guatemala, Ministeno
8 Relación de /a villa de Valladolid, en Mercedes de la Garza era/. (eds._), Re 1B CIOn ~s
·
históri o-geográficas de /a Gobernación de Yucarsn, 2vol., MéXICO , UNAM, 1980, vol. 11, P· 3 -
de Edu~aci6n Pública, 1958, p. 335.
: L6pez Aust 1n, op. cir. , p. 372.
~ Alberto Ruz , Costumbres funerarias de/os anr1guos mayas, UNAM , FFyL, 196 8 , p . 10 9 · 3
Landa, op. CIT., p. 139.

18 19.
los señores Cocom, ya muertos, los decapitaron Y cocieron, para. luego
li mpiar la carne de sus cabezas, modelar sobre e~las los ra ~gos fac1ales Y los cuerpos en posición fetal, dentro de vasijas que, obviamente, simboli-
conservarlas en templos y casas donde les rend1an culto. 1 z an el vientre materno y se relacionan, sin duda, con la idea de un rena-
cimiento.
Estas referencias de las fuentes escritas concuerdan con a lgun ~s
hallazgos arqueológicos : del cenote sagrado de Chichén ltzá se ext,rdo . Del periodo Posclásico hay varios entierros secundarios de restos
un cráneo con la coronilla cortada, las órbitas tapadas c~n tapones ~ de cremación en vasijas, por lo que tal vez esta práctica se intensificó en
madera y vestigios de estuco pintado sobre la cara. Tamb1én se efectuo esa época por la influencia del Altiplano Central. Casi todos se encuen-
un descubrimiento en el cenote sagrado que parece co.rroborar la C_?S- tran en ollas de barro y en cuevas. 19
tumbre de echar cenizas en estatuas de madera: surg1eron pequenas Una práctica funeraria al parecer no conocida en el área maya -n i
fi guras de este material, cuyos cuerpos están modelados con copa! Y hule , en la nahua- fue la momificación. Tampoco se habían hallado cuerpos
. 15
y tienen un agujero en la parte postenor. . amortajados con lienzos, como en el Altiplano Central , salvo en el caso
Los datos mencionados hablan de un culto a los muertos, pero solo de likal, donde en una cámara funeraria se halló, envuelto en un bulto,
a los que en vida fueron hombres importantes, lo cual se corrob~ra con las un cuerpo al que se quitó la cabeza y los fémures, acompañado de una
estelas de Copán por ejemplo, que representan gobernantes Y baJ.o las cua- 20
rica ofrenda. Pero recientemente (en septiembre de 1994), Ramón
les hay cámaras' con ofrendas . La divinización del ~ombre pnnc1pal se Carrasco descubrió una sepultura del Clásico Tardío en la estructura 15
prolonga hasta hoy en la creencia de que los espmtus de los ch.ama- de Calakmul, donde aparecieron, envueltos en tiras de tela, restos de un
nes suben al cielo por las ramas de los árboles y se convierten en d1oses cuerpo que da la impresión de haber sido momificado; sin embargo , se-
protectores. .
gún las restauradoras encargadas de la tumba, Valeria García y Renata
Una forma de disponer el cadáver de la que no hay refer~nc1as
Schneider, se trata de un fardo mortuorio, es decir, de los restos de un
prehispán icas , pero que fue practicada hasta hace poco en _Y_ucatan, es
el poc-keban o "lavado de pecados": el agua con que se bailo al muerto cuerpo envuelto con franjas de tela preparadas con alguna res ina o líqu i-
se utiliza para preparar caldo de gallina que es beb1do por los concurren- do que con el tiempo se petrificaron; no se trata de una momia, pues no
tes para "repartirse sus pecados". 16 L hay vestigios de tejido humano conservado, y faltan los huesos faciales y
) En cuanto a los datos arqueológicos, en el área may-d se ~an h~llado los de la parte superior del tronco , tal vez a causa de los roedores que,
muchos tipos de enterramientos, de todas las épocas, co~ onentac1ones como es bien sabido, invaden las sepulturas. Los huesos tienen pigmen-
y en posiciones distintas: los cuerpos miran al sur o .al pon1ente; se hallan tos negros y rojos. El cuerpo se halló dentro de una cámara abovedada y
) sin acceso, acostado de este a oeste, sobre dos travesaños de madera
acostados , sentados con las piernas cruzadas, fl e x 1 ~nados dentro de ur-
nas tapadas con vasijas invertidas, y solos o acampanados de otros restos - también algo excepcional en el área maya-. A los lados había dos
) humanos o de animales, entre los que destacan el_perro Y los felln~s. banquetas con cerámica empotrada (tipo infierno negro). Y a un lado se
Asimismo , hay muchas clases de fosas, desde un s1mple h_oyo en la !~e­ encontró una pequeña máscara de mosaico de jade, con ojos de obsidiana
rra hasta grandes cámaras funerarias construida~ con bovedas, e m- y concha. Había también adornos de jade y concha naranja y morada. Sin
clu'so cubiertas con una gran pirámide que constituye un monum~nto
)
duda se trata de un personaje importante, tal vez mujer, aunque aún no
fu nerario, como la de Paca!, en Palenque. 17 Y encontr·.:nos enterramien- se realizan los análisis correspondientes. 21
tos bajo los templos y casas, en cuevas, grietas o aguJeros de ~?cas, en Este entierro excepcional e·n el área maya nos expresa un afán de
chu/tunes (depósitos de agua o granos) abandonados, en vaSIJas o ur- conservar el cadáver semejante al del Altiplano Central, pues ya desde
nas enterradas y en ce notes . . . . _ Teotihuacán los cuerpos inhumados se envolvían en petates y lienzos , y
)
Frecuentemente se halla un cajete mvert1do o laJas que c~bren la cabe se colocaban sobre tarimas de troncos. 22
za, tanto en entierros de adultos como de men_ores, '? cualmd1ca u~a forma Entre los nahuas, la cremación era la costumbre más extendida, de
de proteger al espíritu que, según la creenc1a, salla por la cor~n1lla . _ acuerdo con las fuentes escritas, pero en el Altiplano Central también
En Uaxactún y otros sitios se hallaron esqueletos d.e nmos acom hubo inhumación desde el periodo Preclásico y ya existía el hábito de en-
pañados de falanges de adulto, supuestame~te perteneciente~ a la ma- terrar bajo las casas. En algunos sitios, los cuerpos se hallaron en fosas
dre· tal costumbre expresaría que ella de algun modo acampanaba a su cavadas directamente en el suelo; en otros, en cajas confeccionadas con
hij o'. 1s En los entierros de infantes la mayoría de las veces se colocaban lajas o en tumbas con paredes de piedra y techos de lajas (Tiapacoya y El
) Arb olillo), así como entierros radiales (Cuicuilco). A veces, el fondo de las

" Ibídem , pp . 139-140.


) 15
Ruz, op . Cit., p. 142. . 117 19
20 Ibídem, pp . 156- 157.
16
Ruz, op. cit. , p . 25 . Villa Rojas , op . c1 t., 1961, p . .
17 Ibídem , p. 119 .
Véas e Ruz , op. cit. 21
" Ibídem, p. 115 . Garcfa y Schneider, comunicación personal.
n Piña Chán , Una visión del México preh isptímco, México , UNAM. 1967, p. 203 .

20
r
tumbas fue cubierto con pintura roja. Los cuerpos, acompañados de ce- ~of Para los gobernantes~ s~cerdotes, se inmolaban mujeres, esclavos y
rámica y muchos otros objetos, estaban extendidos o flexionados, y los ~ ones que los_ acompananan. La cremación se realizaba a los cuatro
enterramientos son individuales o múltiples: un hombre principal con d1as _del fallec1_m1ent~ en una hoguera cuidada por los ancianos , mientras
mujeres o una mujer importante acompañada de otras. Asimismo , hay ~~ o1an los mtccacwcat/ o cantos fúnebres. Se dice que en esos cuatro
restos femeninos con niños y perros sacrificados. 23 Ello señala que en 1a~ .los fam1l~ares y am1gos podían conversar con el muerto pues su
esa época ya existían las creencias en un viaje hacia el sitio de destino espmtu t?davta estab~ en el cuerpo . Después de incinerado ei cadáver,
final del espíritu, así como la idea de que un perro transportaría al espíri- se recog1a toda la cen1za y los huesos, así como la cuenta de jade que el )
tu sobre su lomo a través del río del inframundo. difunto llevaba en la boca, y se derramaba agua encima para purificar
También desde entonces se enterraban cuerpos flexionados envuel- los restos, los cuales se disponían en una urna más tarde enterrada Los
tos en p'etates y en mantas o telas de algodón , para formar así el "bulto cuerpos de _los. acompañantes se quemaban en otra pira, en tanto su~ co-
mortuorio" del que nos nablan las fuentes escritas. 24 A veces los cuerpos razones se mcmeraban en la hoguera del señor. Las cenizas de los gober-
amortajados reposaban en un lecho de corteza vegetal o de plantas nantes se guardaban en el templo de Huitzilopochtli. A los 80 días de la )
lacustres, y se rociaban con polvo de cinabrio. 25 mue_rte se f~rmaba ~n bulto mortuorio artificial y se le daba de nuevo
Y ya en Teotihuacán se hizo común la cremación, si bien siguió c om1da, ves!td~s Y objetos. Lo mismo se efectuaba una vez al año durante )
practicándose la inhumación; los cadáveres se amortajaban con telas o pe- 1os cuatro SigUientes.

tates y se colocaban debajo del piso de las habitaciones, "a veces S~ creía que los espíritus de los muertos de "enfermedad" com d'
)
sobre lechos de conchas fragmentadas, sobre capas de mica y aun sobre Sahagun, que eran la mayoría, iban al Mictlan, lugar totalme~te frí~ ~~~
tarimas de troncos o madera" -de manera semejante al entierro de Ca- curo Y cerrado, Situad o en el extremo inferior del mundo subterráne~ en
lakmul del que hemos hablado antes-. En todos los casos, se colocaban la novena ca~a de l_a oscura y peligrosa región extendida debajo d~ la
en las sepulturas alimentos, cerámica y objetos personales/ 6 t1erra. Este SitiO, segun el Huehuetlatolli A, es "... nuestra morada de todos
Y del Posclásico, por ejemplo en Tlatelolco, se ha rescatado un gran en dond~ no hay salida para el humo, donde no hay aposentamiento '
número de enterramientos en diversas posiciones y características y, por donde dtcen q_ue no hay ni una pulga , en donde a ninguna parte se va f·, ;;J
supuesto, acompañados de múltiples objetos. Destac~ grandes ollas de
Cuatro d1as despu~~ de incinerarse el cuerpo, práctica que ap~e­
barro, algunas cerradas con un plato, en cuyo interior se depositaron )
suraba la salida_del e.spt.ntu, éste iniciaba su viaje hacia el Mictlan, que
cuerpos tanto de niños como de adultos. Hay, asimismo, restos humanos
duraba cu~tr~ ano:, st.gutendo un camino lleno de peligros, donde podría
en posición fetal, colocados directamente en la tierra. Muchos estaban en
ser destru1do. ~ab1a s1er~as que se juntaban , páramos, barrancos, fuer-
el recinto ceremonial y corresponden a una época muy cercana a la con-
tes Y helados VIentos , ?n1r:nales destructivos y varios ríos.
quista española, según Matos .U
Las fuentes escritas, por su parte, nos proporcionan valiosos datos Durante ~se tran:1to, el corazón inmortal se alimentaba de los
acerca de las costumbres funerarias de los nahuas, así como las creen- ~lo~es de la com1da y bebtda, que son invisibles, materias suti les espíritus
cias respecto de la muerte. Sahagún describe con detalle la ceremonia e as cosas --como el propio espíritu del muerto. Al final del viaje a
de cremación: 28 se ponía al muerto en posición flexionada, se le introdu- g~vés de las nueve capas subterráneas, el espíritu cruzaba el río
cía una piedra en la boca y se lo envolvía en mantas hasta formar un 1conahuapan, montado sobre el del perro acompañante y se rasen-
bulto fuertemente atado. Se le iban colocando papeles cortados y, al mis- taba ante Mtctlantecuhtli, "Seño'r del Mictlan" , dios de la ~uerte,pal cual
)
mo tiempo, se le indicaban los sitios que recorrería en su camino; se le cu- en~regaba los papeles. En ese momento, el corazón espiritual se extin-
bría la cara con una máscara y, si se trataba de un soberano, se lo ador- gUia totalmente, transformándose en energía de muerte y com
bra pasab .. • o una so m-
naba con las insignias de algún dios, pues al morir se sacralizaba; se le M' • a a .ocupar su S1t1o en el Mictlan, convertido en sustentador de
derramaba agua sobre la cabeza, dirigiéndole unas palabras sobre el tctlantecuhtll. O sea que esta muerte no era pasar a la nada ·
forma de · t · . • Sino a otra
simbolismo del líquido, y se depositaban junto a él comida, bebida y va- . ex1s e~c1a contrana a la vida , por lo que ahí ya no se necesitaban
rios objetos útiles y simbólicos, así como el cuerpo de un perro sacrifica- los Objetos Y alimentos colocados en la tumba. Sólo en las fiestas dedi-
c~d~s a los muertos, ést?s volvían a la tierra y recuperaban sus necesidades
Vtta es , por lo que com1a.n las esencias de los dones que les preparaban
~ us deudos. Esta creenc1a, como es bien sabido , se ha conservado hasta
23
/bid., pp . 178 y 185 . Mari Carmen Serra y Yoko Sugiura , 'Las costumbres funerarias en dos
momentos históricos en Mesoamérica : Formativo medio y Formativo terminal" , en Coloquio V. Gordon
Chi/da~ México , UNAM , 1988, pp . 370· 371 . oy en diversas comunidades nahuas y mayas.
• /bid .. p. 185 .
25
/bid .. p . 190.
26 /b id. , p. 203 .
27
Eduardo Matos , Los aztecas. La aventura humana , México, Barcelona , Milán, Jaca Book , 29 '
1990 . La Casa AdengTeiiMI arla
19G48anbay, 'Huehuetlatolli, Documento A' , en T/alocen vol
28
Sahagún , op. Ci t., Apéndice del Libro Tercero , vol. 1, pp . 294-296. a oc , , pp . 85·86 . . . 1, núm. 2 , Méx1co,

22 23
;
\
1
Entre los mayas existieron las mismas ideas, aunque no tenemos de ab~ndancia de comida y bebida. Ahí iban los que eran buenos, según el
todas las etnias datos tan precisos como los de los nahuas:30 el inframun- fra1le, Interpretando la creencia con base en el pensamiento cristiano·
do se denominó Mitnal en Yucatán y Xibalbá entre los quichés, y el viaje de per'? segurame~te;.co~o entre los nahu_as, era ~1 sitio de los elegidos po~
los espíritus inmortales a través de los nueve estratos es descrito con el d1os de la lluv1a. ~m embargo , tamb1én se d1ce que iban al paraíso de
todo detalle en el Popo/ Vuh. la ce1~.a los que mona~ ahorcados, que eran los elegidos por la diosa
Es de destacarse el hecho de que tanto en los enterramiento's ha- lxtab, La de la cuerda , patrona de la cacería de venados con lazos y
llados como en las referencias de las fuentes escritas, se manifiesta protectora de los venados. La identificación con el venado cazado y con
claramente el status social del muerto. 3' Sin embargo , esta distinción no la diosa se consideraba también una muerte sagrada.3s
correspondía, ni entre los nahuas ni entre los mayas, a una diferencia en Al parecer, en el mismo Tlalocan estaba el Chichihualcuauhco sitio
el destino del espíritu después de la muerte. Dice Sahagún: "Las almas en el cual se levanta un árbol del que penden muchos senos feme~inos·
de los difuntos que iban· al infierno, son los que morían de enfermedad , a _él llegan los niñ~s que mueren sin haber sido destetados, para se~
ahora fuesen señores o principales , o gente baja. "32 alimentados~or el arbol. Estos menores eran enterrados frente a la troje ,
La inhumación entre los nahuas sólo se utilizaba para aquellos que lo cual S1gn1f1caba que seguirían viviendo. 36 Los actuales tzotziles de
vivirían eternamente por haber tenido una muerte sagrada , que podía Ch~mula ~onservan esta creencia hasta hoy y piensan que el niño vol-
ser por parto o por elección divina, y para los niños aún no destetados. vera a la Vlda _ terr~n~l- pasa~o el mismo tiempo que vivió, lo cual sug iere
Se creía que los ahogados, ful.minados por un rayo o que habían que la creenc1a ex1st1o tamb1én entre los mayas prehispánicos.
perecido por alguna enfermedad de "tipo acuático " (gota, lepra, bubas, Algunos hombres Y mujeres eran escogidos por otro dios de la vida
hidropesía), habían sido elegidos por el dios de la lluvia (Tiáloc) para ser- el del Sol, para .rendirle veneración tras la muerte. Ellos eran las mujere~
) virle en su región sagrada. El agua es la principal fuente de vida , pero si ~~ertas del P~l~er parto, los guerreros fallecidos en batalla o en pri-
esa energía vital sagrada se recibe en exceso, causa la muerte; las en- SIO~- Y los sa~n_f1cados, _c uyos e.spíritus iban al cielo, el Tonatiuhilhuícac ,
) fermedades por agua se pueden comparar con lo que prodoce el exceso reg~o~ de ~u.ltZIIopochtli, a serv1r al Sol. Los cadáveres de estos muertos
de agua en las cosechas: hongos, putrefacción y muerte. rec1b1an d1stmtos tratamientos: algunos eran quemados otros enterra-
El espíritu de aquella clase de muertos iba al si¡io especial de la dos y unos más ingeridos o expuestos. '
) deidad , llamado Tlalocan , un paraíso de la fertilidad ~a abundancia de Cua~do _un guer~ero perecía en batalla o un prisionero era sacrifica-
bienes terrenales . Un sitio de vida y luz colocado sobre la tierra. En par- do en te_rntono enem1go, y los cadáveres no pod ían ser recuperados, se
ticular, los cadáveres de los ahogados se consideraban sagrados, sobre confeccionaban ~ultos mortuorios artificiales, con los cuales se llevaba a
todo los que morían en la laguna que rodeaba Tenochtitlán, pues se creía cabo la ceremon1a funeraria de cremación. Lo mismo ocurría cuando un
que habían sido arrastrados al fondo por un animal fantástico llamado mercader moría lejos de su pueblo.
ahuitzotl. El funeral consistía en llevar el cadáver en andas con gran ve- . Las fuentes refieren , asimismo , el uso de partes del cuerpo del com-
neración hasta el templo de Ayauhcalco , tañendo fl autas, y luego en- batiente como trofeos de guerra. Dice Landa que se les quitaba la quijada
) terrarlo pintado de azul , con ramas de bledos sobre la cara, una vestidura y, después d~ separar de ella la carne, se usaba colgada del brazo.
de papeles y una vara en la mano. Esto significaba que, como las se- Las mu¡er:s ':'uertas .de parto , consideradas guerreras, moci-
millas sembradas en la tierra, los difu ntos renacerían en el Tlalocan, y huaquetzque o mu¡eres valientes", no eran cremadas, sino enterradas
ahí, jugando y disfrutando , servirían al dios del agua. Aunque las fuentes en. el pat1o del templo de las Cihuapipiltin. Antes del funeral , se vigilaba
no mencionan cuánto tiempo duraba ese tránsito, estos muertos llevaban cu1da~osa~ente los cuerpos , pues los ladrones pretendían robar er ante-
) alimentos, objetos para protegerse y acompañantes para su viaje hacia brazo 1~qU1erdo para tocar las puertas de las casas con él y provocar en
el Tlalocan , como lo expresan los numerosos enterramientos hallados en
los h~b1tantes . un profundo sueño . Tal vez esta costumbre se practicó
Tlatelolco , algunos de los cuales deben corresponder a los elegidos por
tamb 1 ~n en el are~ maya, pues en -Huehuetenango, Guatemala, se halló
Tláloc. Los acompañantes también eran enterrados , pero vivos, pensan- un ent1erro femenmo con los antebrazos cortados.37
do quizá que al entrar en la tierra llegaban directamente al Tlalocan. 33
Asimismo, el dedo medio de la mano izquierda de una muerta de
Los mayas también concebían un paraíso terrenal, un "lugar muy
deleitable", refiere Landa , con una gran ceiba en medio, donde había parto , o un mechón de su cabello, eran talismanes empleados por los
g~e~reros en sus escudos para protegerse de los enemigos. Quizá el
hab1to maya de enterrar una falange de la madre con el cadáver de un
30
Véase Landa , op. cit. ; Relación de Tab l y Chunhuhub, en Relaciones histórico-geográfi-
cas ... ed . c1t .; Popo/ Vuh . Las antiguas his torias dsl Quich8 , 9a . ed. , trad . Adrián Re c1nos , México ,
FCE, 1968 .
31 Véase Serra y Sug1ura, op. cit. ,;; La nda , op. cit., p . 60 .
32 Sahagún, op. cit., Apéndice del libro Tercero , vol. 1, p. 293 . 36 De la Garza , op. cit. , pp. 101-1 04 .
33 37 Ángel Ma . Gartbay, Vsmre h1m nos sa cros de los nahuas México UNAM 195 8 1 2
L6pez Au stin, op. cit., p. 367 .
1 Ruz, op . Cit .. p. 85 . ' • • . p. 4 .

24
25
Ci.huatlampa, " La región de las muj~r~~.:o edn e~ P?nlente, se hall~ba el
niño tenga alguna relación con la sacralidad del dedo de la muerta de También en la región celeste .
parto entre los nahuas. pnmer parto. Por haber sido v . ' a on e Iban las que manan de
Los cuerp os de los sacrificados recibían un distinto tratamiento. A \ llamaba Cihuateteo· su misiónalientes: se las c~nslderaba diosas y se las
algunos hombres y mujeres, después de arrancado el corazón, se les menaje al Sol recibiéndolo en !tnc~ln~lelo tambié~ ?onsistía en rendir ho-
quitaba la piel, el sacerdote la vestía y el cuerpo se enterraba en el patio se dice que iban delante de él dando t Xt ac~mp~na~dolo hasta el ocaso;
del templo o se distribuía como alimento, "teniéndolo por santo" -dice eros guerreros. cuando el Sol ent bg os e a egna Y haciendo simula-
Lantla-, es decir, se trataba de un hombre que mediante el rito se había el dios de la muerte por lo que ~~ a en elmframundo, se convertía en
convertido en dios, por lo que la ingestión de su cuerpo era una comunión38
para acompañarlo ~n su recorr~~~ano a recibir!~ }os muertos del Mictlan,
con la divinidad que había adquirido prese rci a humana en la víctima. espíritus de los muertos giraban enptor esa, rdeg¡on , o sea que todos los
Los cuerpos de los sacrificados eran también arrojados en pozos . rno a 10s solar
quirían un gran poder por haber p~ d 'dre~ar~adas de energ ía vital, ad-
secos, en cuevas, en cenotes -envueltos en una manta junto con una L as mu¡eres muertas de parto sob .
temidas y se pensaba que a arecía~ 1 o a VIda dando a luz ; así, eran
pesada piedra-; abandon a dos o enterrados en el monte, en el patio o el
para producir terror y enfer~edades. en la tierra en formas monstruosas
39
interior de los templos.
Tal vez algunos cuerpos de sacrificados eran expuestos para ser
De este modo, a diferencia del M' ti ..
muerte, el cielo sí es un lugar de pre~\ a~, q~e e~ el SitiO propio de la
devorados por los zopilotes, como lo vemos dibujado en la página 3 del
1 ' on e VIven_~ternamente los
Códice Oresde, donde un buitre come las entrañas de un sacrificado
que dieron su vida por los dioses
mediante la extracción de su corazón. sacrificio, ya por ser sacrificados e!Ío~aJor procurar pr~sloneros para el
Y se han hallado numerosas sepulturas con enterramientos secun-
das al dar vida al servidor de los dioses.lsmos, y las mu¡eres desaparecí-
darios, es decir, de huesos y otras partes del cuerpo que antes se some-
tieron a distinto tratamiento, como la ingestión o la exposición , e incluso
la inhumación. En esas tumbas se encontraron cuerpos dec~itados, hue-
sos de piernas y brazos separados, o sólo cráneos alineados, formando *• *
círculos o colocados sobre piafes. Son, por lo general , entierros múltiples
y seguramente de sacrificados.
4
° C Las múltiples sepulturas encontradas . . .
herramientas armas cera· m'¡ca ad codntlenen diversos ob¡etos como
La existencia de los corazones espirituales de estos hombres y • • • ornos e concha b 'd'
d~i~ec~osas, ins~
mujeres -muertas de parto , guerreros y sacrificados- consiste, para hueso, jade y otras piedras semi . 'o SI lana, pedernal
trumentos musicales , figurillas de cascabeles de cobre,
de animales , y otros más que simba ,~s,:squeletos completos y partes
los nahuas, en hacer un homenaje al Sol , en su tráns ito por el cielo. Los
fortalecer y proteger al espíritu como e~;za an de~ergía~ sagradas para
guerreros, con sus escudos agujerados por los dardos enemigos, espe-
ran al Sol en el oriente, y llevan a cabo una representación guerrera,
e~e~tos usados en vida por el ~uerto e eras y a os de ¡ade. Se incluyen
codlces y otros de carácter ritual si ' o~o sus Instrumentos de trabajo ,
acompañándolo hasta que llega al cenit. En esta actividad permanecían
s uatro añ os , después de los cuales se convertían en colibríes y otras
su parafernalia, si era chamán . ' aque era sacerdote, así como toda
aves que fueron epifanías solares , las cuales podían bajar a la tierra cuando
_Todo ello testimonia la creencia de
querían. Así, los servidores del Sol llevan una vida eterna de libertad ,
tencla semejante a la terrenal y co q~e e1 ~splr~tu
. . .
llevan a una exis-
hacia el Mictlan o durante su esta:C~:~ana su id:ntldad durante el viaje
disfrute y alegría en las regiones celeste y terrestre . Sin embargo , a estos
mos no llamarles ofrendas ya que n ~ cuttro anos _en el cielo. Fireferi-
muertos se les ponían también diversos objetos y acompañantes para que
los sirvieran durante los cuatro primeros años después de la muerte . muerto, sino un don de los ~ivos o slgm ¡can propiamente un culto al
Parece ser que esta idea de premiar con una vida eterna a los que a la muerte corporal. para ayudarlo durante un lapso posterior
morían dando su vid a para alimentat. al Sol surgió en una época tardía
entre los nahuas y después fue adoptada por los mayas. En la Relación
lo_s minerales y hasta los objetos constr ~dque os animales, las plantas,
Como los mayas y los nahuas creía 1 .
de Tekantó y Tepakán se asienta que sólo iban al cielo los sacrificados a
nlan un espíritu es obvio ue esa Ul os por el hombre también te-
los dioses,41 y en los Cantares de Ozitbalché encontramos un himno 2 al Sol
util izada por el ~spíritu del ~uerto· p~rtellmvlslble de los objetos sería la
rotas intencionalmente , es dec ir, .:~at~~a~. . ~n las sepulturas hay vasijas
que nos corrobora la existencia de estas creencias en Yucatán .•

el jade u otra piedra colocada en la bgon~~c~~',on en las sepulturas fuero n


Los ob¡etos de más importante si 'f ..
38 Landa, o p . c1t., p . 127. los mayas como entre los nahuas· . os mhumados , tant o entre
carapacho3 de tortuga o lajas de pi~~r~~~~o~~lmer~s.,una vasi ja inve rtid a ,
3'3 Sanchez de Agwlar. Citado por Ruz , op. Ci t ., p. 67.
40 Vease Ruz . op . c1 t
41 Relacion es h1stónco-geograf1cas .. . , op. cit., vol.l , p. 216 .
'
2
Cantares de Ozltbalche , 'Baile del Colomche' , en Mercedes de la Garza, Literatura maya . mantarraya sobre el pubis y huesos · diente s g¡en_ o adecab~za;
Y unas felinos .puntas de
El objeto
Ca racas . Biblioteca Ayacucho , 1980 .

26
sobre la cabeza es protección del espíritu inmortal, pues se consideraba Civi lizados o salvajes. Los ritos al cuerpo humano
que éste salía del cuerpo por la coron illa, como dij imos antes ; tal vez se le
cuidaba de ser robado o destruido , mientras iniciaba su camino al más en la época colonial mexicana
allá. De las púas de mantarraya en las sepulturas mayas , cuyo equivale n-
te son púas de maguey en el Altiplano Central, sabemos que se utilizaban
para el autosacrificio , por lo que su colocación sobre el cadáver quizá Elsa Malvido
aluda a la ofrenda que el hombre hace de sí mismo a las deidades tras la Instituto Na cion al de Antropología e Hist oria
muerte, es decir, a que en el más allá seguirá sustentándolas y venerán-
dolas. Pero desconocemos el significado de su relación con los genitales,
a menos que aludan al autosacrificio en esas partes , que se llevaba a Introducción
cabo en los ritos de fert ilidad . Y el jaguar simboliza , entre otras cosas, al
Sol en su viaje por el inframundo, por lo que las partes de su cuerpo Este trabajo es parte de un proyecto de vida -o casi- desarrollado sin
colocadas en las sepulturas pueden aludir a una identificación del hom- darme cuenta desde hace más de 30 años . Ha despertado un enorme
bre que desciende al inframundo , con el astro en su tránsito nocturno. interés en mí el tema de la muerte, al que he reservado una fidelidad su -
Pero también sabemos que el jaguar era el compañero animal de los perior a la que he dispensado a mi propia vida conyugal -que nunca ha
gobernantes y sacerdotes, y que ellos eran chamanes que practica- pasado del 10% de esas décadas. El conocimiento y la riqueza misma de
ban el autosacrificio utilizando púas de mantarraya, por lo que tal vez los las fuentes me han obligado a emprender constantes reflexiones y formular
entierros mayas que contienen restos de ambos animales sean de nuevas preguntas , muchas de ellas sin respuesta, pues , como dicen los
chamanes . Hay otros , como los de Kaminaljuyú , en los que hay también bantúes : "la muerte es como la luna: ¿quién ha visto su cara escondida? "'
escu lturas en forma de hongos , que aluden al empleo cte esos aluci- Después del estudio que realicé sobre "Las ofrendas humanas en el
nógenos, y que también indican, sin duda, la sepu ltura de un chamán . barroco mexicano ", 2 continué la búsqueda de mate riales que se concre-
La pied ra -seg ún dice Ximénez-, se la pon ían al moribundo cuan- tan en la presente ponencia, donde planteo las siguientes hipótesis:
do estdba por expi rar, para que "recibiese su án ima"«>' ya exán ime, "le 1. En casi todas las religiones, sin importar el aparente nivel de "civili-
refregaban el rostro con ella liv ianamente "; conservaban dicha piedra con zación ", el hombre es producto directo o ind irecto de los dioses y su cuer-
mucho cuidado y le ofrecían sacrificios , pues en ella estaba ya el esp íritu po, por tanto, una expresión de lo sagrado. Dependiendo de los valores
del muerto. 43 De los nahuas , Sahag ún, Torquemada y Hernández asegu- establecidos por aquéllas, algunos individuos que los encarnan , al morir,
ran que la piedra repre sentaba el corazón.•• As í, por su fuerza y peren- serán objeto especial de culto y memoria de los antepasados .
nidad , la piedra alude al esp íritu inmortal, teyo/ía y o/, qu e tras ciende la 2. Por ser el hombre la medida de todas las cosas, 3 ¿es posible que
destrucción del cuerpo. su concepción cu ltural de los órganos vitales haya si do distinta en so-
) El polvo rojo de cinabrio también fue de uso común . Se pintaba el ciedad es aparentemente tan lejanas como la occidental y las nativas ame-
cuerpo en los enti erros primarios - al desaparecer la carne , el polvo se ricanas, o acaban siendo más que unive rsales , marcadas por algo tan
adhirió a los huesos, como en la tumba de Pacal-, o bien se rociaba si mple como la auto bservación ?
sob re los huesos en los entierros secundarios. El color rojo significa na- Para lograr expl icar esto , jugaremos con algunos materiales colo-
cimiento, por su asociación con el este , sitio de la salida del Sol, y por niales , aceptando tanto las limitaciones interpretativas y culturales que
) tanto origen de la vida, por lo que su uso sobre los muertos ind ica un rito so bre "los otros " ten ían quien es los escrib ieron , as í como nuestra lectura
de magia simpatédca para prop iciar la vida en el más allá, o sea, la in- determinada y amañada occidentalmente , si bien nos acompañamos de
mortalidad. alg unos hallazgos arqueológ icos , cuando los tenemos , para se ntirnos más
Así preparado para la ex istencia eterna , el hombre emprend ía su objetivos, que no menos interpretativos .
último viaje, proteg ido por sus deudos y por los dioses , con la fe inqu e- Intentaré usar entonces un contrap unto establecido po r los c as-
brantable en la eficiencia de sus acciones y la aceptación plena de su tell anos en la discusión entre Sepúlveda y Vitoria al plantear la "causa
destino. justa" de la guerra de Conquista , con base en la supuesta "superioridad
cultural " y "natural "' de los occidentales respecto a los nativos americanos .

~ V.L. Thom as_v R. Luneau, La terre sfrica ine et sa relig1on . Paris , Laroussa , 19 75.
E. Malv1do , El barroco y las ofrendas humanas en Nueva Españ a' en Revista ds In dias
43 num . 2 02, vol. 54, Madnd , CSIC, sep .-dic . de 1994, pp . 593-6 1_0. ' '
X1mén ez. op. Cit., vol. 1, pp . 114-115. 3
" Sahagun, op. cit., Apé nd ice del Libro 111, vol. 1, p . 296 . Fray Juan de Torquamada , W. Kula, Las ms d1das y los hombres, Méx1co , Espana, Argentina , Colombia, Siglo XXI,
1970.
Monarqula md1an a, 4a . ed ., 3 vol. , Méx1co, Porrua, 1969; vol. 11, p. 521 . Franc1sco Harnández,
" G. J. Sepúlveda , Tratado sobre las ;ustss causas de ls guerra contra Jos mdios. M é x1co,
Ant1giledades de la Nueva Espa~a . México , Pedro Robredo , 1946, p. 52. FC E, 1986, pp . 20, 24, 28 , 35.

?R
29
2. El órgano vital del cuerpo humano , objeto de ofrenda a los dio-
Según Sepúlveda, "Es causa justa" someter con las armas, si por otro ses : el corazón .
c am ino no es pos ible , a aquellos que por condición natural deben obede- 3. El cuerpo humano como imagen del adversario : la decapitación.
cer a otros y renuncian a su imperio, "entendiendo por servidumbre: tor-
peza de entend imiento y costumb re s inhuman as y bárbaras ", y porque lo
"perfecto debe imperar sobre lo imperfecto". Por ello será justo que tales '25 . Y estaban ambos desnudos,
gentes se sometan al dominio de príncipes y naciones más cultos y hu- Adán y su mujer, y no se avergonzaban.' •
manos, para que , merced a sus v irtudes y a la prudencia de sus leyes , Génesis, 1, 2
adopten una vida más humana y dedicada al culto de la virtud " .. .y as í
dado que estos bárbaros sean tan ineptos y romos como se dice, no por Para entender mejor mi planteamiento, debo explicar algunas ventajas
eso deb·e negárseles el tener verdadero dominio, ni tenérseles en el nú- que reportó a los europeos , y en particular a las iglesias cristianas, el des-
cu brimiento y la coloni zación de su "Nuevo Mundo ". Como lo dice Bernard
mero de los siervos civ iles ". 5
Por su parte, el defensor, Vitoria, no se quedaba atrás , pues explicaba: Sh eehan , "an extraordinary opportunity to expand their knolwedge of the
hu man condition ". 9 Amén de otras muchas cosas , po r supuesto .
"Estos bárbaros , aunque como queda dicho no sean del todo amentes ,
Y para la Corona castellana significó la oportunidad de justificar la
distan sin embargo muy poco de los amentes , y por lo tanto, parece que
conquista con todas sus implicaciones , a cambio del compromiso de con-
no son aptos para formar o administrar una república leg ítima , aún den-
vertir a los indios, ofreciéndoles la posibilidad de imaginar y recrear el
tro de los términos humanos y civiles. "6 Paraíso perdido de Adán y Eva. Esta idea ha sido ampl iamente trabajada
Conforme a estas premisas se construyó la sociedad novohispana. por diversos investigadores; yo solamente la evoco para ir al grano de mi
dividida en dos repúblicas antagónicas pero comp lementari as , de espa- cosecha , para recordar el concepto de salvaje proven iente del Génesis. 10
ñoles y de indios , cuyos integrantes se identificaron respectivamente , a lo A quienes se res istían a la cristianización , se los calificaba de sal-
largo de la colonia , como fieles y paganos, civilizados y,,bárbaros, con vaje s , pero no entendidos como inocentes, sino como herejes.
mente y muy próximos a los amentes .7
Si bien tomaré documentos de los tres siglos colon iales, para los
nativos fundamentalmente me referiré a los mal llamados, como gene- La visión de los fieles y su sistema de enterramiento
ralización de salvajes , "chichimecas del norte" (xiximes , acaxees , ch ini-
pas , tobosos , tarahumaras , tehuecos, salineros, tepehuanes , nayaritas y 'De lodos los huesos de los justos
chichimecas de Xolot) , debido a que fueron qu ienes lograron mantener tiene el señor cuidado' o
alg un os de sus ritmos , a pesar de los embates de la "civil ización" , duran- 'muchas son ·las afl icciones del justo,
te este periodo . pero de todas ellas le librará Jehová. 1
Anal izaremos en este contexto tres tipos de rituale s mortuorios que
ll egaban al desmembram iento humano post mortem y depend ían del uso
Él guarda todos sus huesos;
ni uno de ellos será quebrantado '''
1
i
Salmos, 34, 35
particularmente didáctico asignado a ellos en uno o varios ámbitos cultu-
rales : re li gioso , pol ítico o social. ~
Hablaremos de tres puntos :
Habiendo creado Dios a nuest ros padres ancestrales a su imagen y ¡
semej an za, el cue rp o de todos los católicos , sus hijos, tiene origen divino )
1. El cuerpo humano y su empleo mágico-religioso. El desmem-
bramiento mú ltiple y las re liqu ias . ·
y resulta depósito del Esp íritu Santo , es decir, parte misma de Dios .
8
La Santa Biblia .. Antiguo y Nuevo Testamentos. Antigua versión de Casiodoro de Reina
(1 569). Rav1sada por C1pr1ano de Va/era (1602) . Otra_s Revisiones: 1862, 1909 y 1960, México,
1
5 /bid .• p, 24. J .A. Ortega y Medina , lm agologla del buen y del mal salvaj e. México, UNAM , Soc•ed:des B fbhcas de Amér1c a Latma, 1960 , Libro pr~ mero de Moisés, Génesis 1, 2, p . 6 .
198 7, ~a p .11, ¿Bestias u hombres?, y 111 , ¿A nimalidad del indio?
G. J . Sepúlveda, op. cit., p. 4 1.
B. Sheeha n, Savagism & Civility. lndians and Englishmen in Colonial Virginia Cambridge
Londo~b Cam bridge . Univers1ty_Press, 1980, p. 1. • ' '
i
1
J . Le Go lf, Lo maravillos o y lo co ti diano en e/ Occidente m edieval, México , Gedisa, 1986 . La Santa B1blla , op. Ci t., Génesis 3 , 4 , p. 7, 7 Enton ces fueron abiertos los ojos de ambos,
p 96 ' Hay momentos en la historia del Occidente en los qu e las cosas se presentan -mu y y c!'nocleron que estaban desn udos; entonces cosi eron hojas de higuera , y se hicieron delanta·
rel ativam ente- sencillas; por ejemp lo , los hombres que conce ptualizaron los grandes descubri· les . Cobarrub1as, s .. de. op, c1t., p. 924 . 'Salvag e . Tod o lo que es de la montaña ; los p 1ntorss que i.
mientes geog ráficos dividieron a los hombres nuevos en dos clas es fundamentales : la de la animalidad t1enen llcencta poéttca , pmt an unos hombres todos cubiertos de vello de pi es a ca beza , con
susceptible de ser domesticada y la de la animalidad salvaje, los primeros estaban destinados a la cab ellos largos y barv a larga . Estos llamaron los escritores de libros de cavaller fas salvages. Ya
co nversión y los segundos al ex terminio. • S. de Cobarrubias , Tesoro de la lengua castellana o pod ria acontecer hombres averse cnado en a lg unas partes re motas, como en isla s desiert as ,
aspaflola. Prim ar diccion ario da la lengua (1611), Madrid,México , Turnar, 1984 . ' Pagano . A seme- av1 endo aportado allf por fortuna y gastado su ropa , andar desnudos, cubriéndo los l a mesma
janza del aldeano que está como dest errado de su alquería , se llamaron paganos los que no tenían naturaleza con bello , para algún rem edio suyo . Déstos han topado muchos los que han navegado
el derecho de la c1udad; Y deste símil llamamos paganos los que astan fuera de la Yglesia Católica . por m.ares remotos. Llamamos salva9e al VIllano que sabe poco de cortes1 a.' J . Le Golf, op. c1t. p.
que no han rec1bido el agua del bautismo . Paganismo , el modo de vivir desta gente y la comunidad 131. T1 polog1a de l_ a margmahdad . Aunqu e dej a fuera de la tipolog ía a los 1nd1 os , ya en la
dalla.' p . 844.'Bárbaro . Este nombre fingieron los gr~egos de la grossera pronunc1ac1ón de los dascnpc1ón da salva¡e los considera como parte de los marginados .
11
estrangeros , q ue procurando hablar la lengua griega la estragaban, estropeilndola con los labios la Santa B1blia , op. cit., Salmos, Libro 1, 34 , 35 ; 19 , 20 , p. 541 .
con el son1do de barbar' p. 194. '

31 )·
30
-
; Por lo tanto, entre los cinco Sacramentos básicos está el tratamiento la enfermedad y la muerte, etc., castigos que Dios, en su ira, les impon ia
mortÜorio. El católico debe sepultarse en un espacio sagrado .12 El entie- por haber pecado.' 6
rro se hace según la costumbre de Tierra Santa ·en los tiempos de Cristo. De aquí que, durante la Edad Media, poseer los restos de esos indivi-
Simbolizando ni más ni menos que el recuerdo del Misterio Pascual, la duos adquirió un valor de compra-venta incalculable, por lo que las catacum-
base de sus creencias en la resurrección. Es el bautizo para alcanzar en bas e iglesias primitivas fueron saqueadas y los despojos referidos , unos
el cielo la vida eterna. ve rd ad_erosy otros falsos, 17 sufrieron la "Traslation", integrándose al altar
En un principio los cementerios se situaron afuera de los poblados , de las 1gles1as que contenía la reliquia más importante, El Santísimo Sa-
como lo establecían los cánones. Sin embargo , desde la temprana Edad cramento.
Media se empezó a sepultar los cuerpos privilegiados dentro de las mis- Podemos suponer que fueron los azotes prop iciados por los jinetes
mas iglesias, 13 un poco porque los conventos y los reinos estaban aisla- del Apocalipsis quienes orillaron a los hombres a esta insaciable búsque-
dos, y otro poco porque estos sitios de poder ~ardé!~.ArastQ.s~q~-~!Js da defensiva, siendo las Cruzadas para el rescate del Santo Sepulcro su
protectores P,21í.~§~){:.m_Or.Ale::h o-séa,-~~.!!1~s ~¡_ps más vívida expresión, hasta constituir una tradición y una obsesión. 18
!rni~'jlom1ires de distinta n?tura, pero del m1smo terruno que ellos. Según Patrick Gaery, esta costumbre fue un invento del siglo VIII ,
~stá nueva costumbre, que serv1a para destacar a los poderosos y Vlr- pues ya en 813 al Concilio de Cartago le fue preciso destruir todos los
~· tu osos de "los otros", por un lado dio al cuerpo de esos muertos un uso altares que no. tuvieran reliquias y, en el siglo XVI, tal hábito ya formaba
) de ofrenda bienhechora que se pondría de moda y, por otro, haría del parte establecida y reglamentada de la construcción arquitectónica mis-
cementerio un espacio estratificado que se extendería al mundo cristiano ma de la iglesia y del culto popular, según las Instrucciones de la fábrica y
del siglo XVI y perduraría hasta el México independiente. 14 .)) del ajuar eclesiástico dictadas por Carlos Borromeo. ' 9 San Ambrosio afir-
)
!Esta forma de tutoría dada por Dios a ciertos hombres se conjunta maba que "Cristo está sobre el Altar, los Santos debajo del Altar" ...se han
con la veneración a la virgen, a los apóstoles , a los seguidores de Jesús y a asimilado a la pascua de Cristo. 20 Por tanto, todos los católicos, al morir,
los mártires, y más tarde extendida a los nuevos santos, inttividuos con- deseaban permane~..< dentro de la iglesia, cerca de Dios y en comunión
temporáneos cuya vida era ejemplar y cercana a la comunidad, de ahí la c_on los santos , pensando que su proximidad física, ya difuntos, les ofrece-
importancia de su manejo en el ritual local como símbolos de identidad y na ma~ores ~o~ibilidades de negociar para entrar al cielo y una mayor
pertenencia. 151 d1stanc1a del 1nf1erno, o simplemente del purgatorio, idea popular que el
En términos didácticos, su reverencia se remonta a los tiempos en clero capitalizó, imponiéndole un costo a esta vecindad. 21
que clandestinamente se celebraba el oficio de la misa sobre las sepultu- De ahí la importancia que tenían las reliquias para el espacio sa-
ras de los mártires romanos, y a sus restos óseos -o momificados-, con- grado de vivos y muertos.
siderados sagrados, se les había conferido por la dulía la posibilidad de Así, después de la justificación de la Conquista castellana de Amé-
intermediar entre Dios y los hombres, adquiriendo diversos poderes má- rica Y ~us planes de expansi~n territorial y cristianizante, uno de los múltiples
gico-religiosos, como amparar a los cristianos individual y cole~tivam~nte camb1os a los que se sometteron las poblaciones nativas ya católicas fue
frente a sus debilidades, la furia de la naturaleza, las desgractas cottdta- el rito mortuorio de enterrar a todos los difuntos en un nuevo espacio
nas o estacionales, las amenazas políticas, el hambre, la sed, la pobreza ,
) .
16
J . P. Gaery. Furte Sacra. The Effects of Rellcs m rhe Centre/ Middle Ages, Princenton ,
12 J. LLopis, El entierro cristiano, Madrid (Col. Renovación Litúrgica, P.P.C .•núm . 10), 1972 , Pnnceton Un1vers1ty Press , 1978. M . Asten , "Popular Relig ious Movements in the Middle Age" , en G.
p. 37 . •cementerios cristianos , lugar donde los d1funtos esperan la res urrecc16n ... ~arraclough, The .Cnstlen World. A Soc1el end Cultura l H1story, New York, Harry, N. A. PubÍ., 1981 .
) 13 F. H. Vera , Colección de documentos eclesiásticos da México o sea antigua y moderna The power of relics" , pp . 152-153.
1
legislación de /a /gles1a Mex1cana, Amecameca , 1887, pp . 182-200 . "Los crist1anos de lo_s pnmeros .' El dr. Henry Duday, en Información personal , me ex plicó que él había estudiado las reliquias
siglos, jamás adoptaron práctica alguna superst1.c1osa o barbara, enterraba~ a los cadaveres. con de Samt Mane sur la Mara en el sur de Franc1a y que se encontró huesos de venado venerados
decenc 1a y respeto a imitación del Pueblo de D1os en la t1erra, donde segun la sentenc1a d1vma como .huesos de un santo y los de Santa Sahara, en realidad correspondientes a un hombre ; estos
hablan de volver a ser polvo hasta el di a de la Resurrección , y los colocaban en nichos , cavernas , est ud1 ~~ no se pueden publicar por lo delicado que resulta el asu nto para la localidad .
hoyos, o sitios de los cementerios que llamaban Arenarie , o ad Arenas [ ... j lo menos desde el siglo J.P. Gaery, op. cit., p. 6.
19
IV. Estos sepulcros excavados y tapiados, estaban regularmente en los caminos reales o en sus • C. Borromeo, Instrucciones de le fábnce y del eiuar eclesiastico, México, UNAM , 1985, p .
in mediaciones (...J Solamente los cuerpos de los Señores debían enterrar~e en las iglesias y más 30. De la ventamlla de las reliqu1as sacras al consagrar el altar". N. del A . Carlos Borromeo estuvo
tarde que las oraciones de los v1vos , y la 1ntersecc16n de los santos son ut1les y saludables a los como secreta no . pnvado del papa en el Concilio de Trento. H. Jedin , El conctlio de Trento en su
difuntos ¡... J Tenemos aqu l que ya en el siglo XVI se enterraba promisc uamente dentro de la ultima ~rape. Cns1s y conclusión , Barcelona , Herder, 1965 , p . 9 .
Iglesia .. ." Le Santa Biblia , op. cit., p. 968. San Lucas , Ep lstola 22 , 13. Pardo era/., 1bid. , p. 23. "E l
1 14 M . A . Cuenya. y E Malv1do , "El cólera de 1833 en la Ciudad de Puebla", en El cólera de coloca r las reliqUias de los Santos en el altar, cos tumbre muy antigua en la Iglesia tiene esta razón
1833: una nueva pato/ogla en Méx1co Ca usas y efectos , Méx 1co, INAH . 1992, pp 32, 36 d.e s.e.r: la entrega pascual de Cristo, que se celebra sacramen talmente en el aÚar, esta también
. 15 Pardo , et al., El culto a los santos, p. 87 . "Las fiestas Patronales . Constituyen un capitulo S1Qnl flc2~da en la entrega vital de los Santos. Como dec1a San Ambrosio (Eplstola 22, t3) .. ."
prop 1o dentro de la pi a dad popular. Se trata de las fiestas mas 1mpor1antes porque estan relaciona- F. H. Vera , op. c1 t., p . 92. "Aranceles de derechos parroquiales" . "Sepulturas ... Y hacién-
das con el ciclo vital de la población , porq ue son a la vez rellg1osas y cfv1cas , porque cu entan con dose en la parroqUia , por las que se abneren desde las gradas del presb1teno hasta el medio
un fuerte arraigo tradicional tanto familiar como local; porque, en definitva , son las fiestas 'i nte· cu erpo , se d~rán cuatro pesos , y por las que fue ren desde ese lugar hasta la puer1a veinte reales,
grales'." lo que se entiende con los espanol.es ; pero lo• mulatos y demils gente de col or quebrado, enterrán-
dose del med1o cuerpo de la 1gles1n pa ra abajo , sólo daran doce reales, y los indios un peso .. ."

33
A mediados del siglo XVI se registra la primera "traslatio" de reli-
sagrado, localizado en el corazón mismo de los asentamientos, la casa
quias a Nueva España y, entre barco y barco, fueron llegando las partes
de DioS. mutiladas de santos y beatos desconocidos, quienes darían nombres a
Esto no siempre fue entendido por los grupos _n orteños. De e~a m~- los poblados . Muchos de éstos permanecen bajo la advocación de aqué-
nera "Los Tobosos decían a los frailes que no quertan entrar en la 1gles1a
llos hasta nuestros días.27
porque era lacas~ de los muertos."22 Ciertamente.; _las iglesias _eran los
. 'Yuesos múltip~e s , completos o astillados, brazos, manos, uñas, pies,
depósitos de cadáveres de las comuni_dades y cen1~n el espac1_o sacro, p1ern s, cabello, craneos enteros o partes de ellos, momificados o cubier-
inaugurado generalmente por cuerpos Infantiles, debidO a la habitual alta tos de cera, cuerpos enteros y sus ropas formaron los tesoros eclesiásticos
mortalidad infantii P No sabemos si de aquí se desprende su uso real o )
que se e~hi~ían fuera el día de los fieles difuntos, y se ofrecían, a cambio
imaginario, de conseja, en las construcci?nes de pres~s Y puent_ es, o pro- de la_dul1a, tndulgencias , desde plenarias hasta por horas, trocando el
viene de algún olvidado culto a la fecundidad y en part1cular al d1os Tlaloc
perdon de los pecados por dinero, en otro negc.::io lucrativo que propicia- )
de la lluvia entre los mexicas. 2• ron los restos humanos.28
No trataremos la falsificación tanto hagiográfica como de restos o
ropas y objetos , porque el papa la ha descalificado con anterioridad. San- )
"Eiú censura a Job.
tos pulpos , o hidras multicéfalas, más dignos de exhibición de un circo
Si tuviese cerca de él algún mediador
que de una iglesia; las sábanas santas de kilómetros , las cruces del ta-
muy escogido que anuncie al hombre su deber.
maño del mundo que también se santificaron por tocamiento y no por ser
24. Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,
ellas mismas. 29
que·lo libró de descender al sepulcro ,
¿Qué pasó , entonc es, en el México colonial? Al igual que en el mun-
que halló redención .
do católico de esos tiempos , a los cuerpos de los individuos que vivieron
25. Que su carne será más
en la Nu eva. Espa ña_y que no lograron su patente, es decir que no
tierna que le de un niño. "
fueron sant1f1cados , s1no solamente martirizados, beatificados o declara-
Job, 33-34. 25
dos ven erables , se los h1zo dignos de sufrir diversos tratamientos desde
el tocamiento , traslado, entierro y exhumación, hasta desmembra~iento ,
Sin embargo , la iglesia novohispana enfrentó otro problema para construir mon;entos después de morir. En algunos casos aún están en las iglesias .
sus recintos sagrados: la falta de restos de santos. Este problema no era AqUI podemos 1magmar lo que en realidad pasaba a esos pobres hombres.JO
nuevo. Durante sus etapas europeas de expans ión hab ía sucedido lo
mismo, pues , según el interesante estud io de Patrick Gaery, en la épo~a
27 H. Ojea, Libro tercero de la h1stooa religios a de la Provmc1a de Mexico de/a Orden de Santo
Oommgo, Méxtco, Museo Nactonal de Mexico, 1897 , p. 24." ... porque casi todas las otras Yglestas
d e Carlomagno la especulaci ón con despojos humanos fue un neg oc1 o y monastenos de Mex1co, astan ennquez 1das y ad ornadas de muchas y muy pnnc1pales reliqUias, y
muy lucrativo no sólo de especi ali stas saqueadores y del papa, sm o de en ellas tamb1én es!an s e pult~dos los cuerpos de muchos varones sanctas, ecl esiást icos y seglares
p ríncipes y monasterios que en su obsesi ~ n de pose er los restos de tal o que de tod o ha avtdo y ay . N del A En el conven to de Guadalupe , en Zacatecas , están los
restos del márt ir san Ta rctsio, qwen murió ayedrea~ o en Ro ma : su cuerpo está forma do por paja, y
cu al san:o enfrentaron las inevitables falsificaciones y los prec1os exag e- on ello hay costdos dtversos huesos peq ue nos. Esta vesttd o de seda y su cara , pies y monos es tan
)
rados que 'alcanzaron algunos re stos, por su esp~c ia l p restigio protec_tor, hechos de cera . No se sabe en qué fec ha llegó aqul. De A Ciudad Rea l, Tratado curioso y docro
de las grandezas de la Nue va Espa!'l a, 2 t. Méxi co. UNAM , 1976, t . 1, pp . 70 , 108 , t 13. Canillas de
sanador y milagrero que atraía a muchos peregnnos, recuperand o rap l- san Se,Peasttan de Rom a y de las O~ ce Mil V ~rg e ne s, etc. se encontra ban en las tglesias de Méx 1co
damente la inversión por el turi smo creyente . Ello correspon de a una . N . del A. En Nueva Espana, el c1fo de santos dtfuntos se sacaban las reli qwas para dnr
26 oportumdad a los VISita nt es de obte ner las indulgencias, a cambio de dar una bu ena l!mosn8 . Dtanc
c onducta católica hasta hoy en uso. ele !vfextco, "de novt embre , 1805. Viernes 1. Fes tivi dad de Todos Santos. Desde esta tarde hasta
manana pues to el sol, mdulg enc:_1a plenana Vl~lta n do cada uno su parroqum, y en la En:;eñanza
toda la octava, se ganan Siete anos y s1ete cuarentenas de perdón •. Codice Fra nciscano México
Chllve z Hayhoe: 1941, p . 207 En el 01glo XVI, fray Pedro da Gante sohctta a Feltpe 11 "le' conced~
22 E. Malvt do, op. cit., p . 596 . como gal~ rdó n ult1mo a sus serviCIOS, y pa ra b1en umversal de todos los fieles: que V M . alcance
23 L. González , Crónicas de la Sierra Tarah umsra, Ch thuahua. Edtt. Cammo, (Col. Centena·
no). 1992 , p . 47. • ... en apeándome, e nvtasen a buscar por todas partes los enfe rm os que hubte sa,
tndulgen cta plenana a todos los que enterraren en el dtcho patto de Méxtco en San Franctsco• Esta >
prop uesta estaba en co ntradtcctón con los acuerdos del Concilio de Tre nte Veamos lo que dtce H
me trajeron . entre los de más, dos mños que estaban cast asp~rando, y habténdolos bautizado Jedtn , op . Cit., p. 135: "El decreto sobre indulgenctas se contentó co n fortalecer la potestad de la
murieron; de los cuales enterré a uno en una iglesia , y otro en la otra , tomando con estos dos lgl es1a~a r a otorgarlas, pero pronunciándose contra 'perniciosas practic as comerciale s' ... •
cuerpos posesión de aquella tierra y de las iglesi as· . .. . . . P. Gaery, op. Cit.. p. 134. H. Jedm, op . Cit., p. 136. "La mezcla de doctnna y reformo se
24 En Mesoamérica encontramos múltiples ritu al es de sa cn fiCIO m fa n~1 l, desde los grupos hace mas patente que en ningú n otro SitiO en el extens o decre to sobre el culto a los sa ntos a sus
ol mecas , hasta Méxtco Tenochlltlá n; también , según Robert Koss tck, se regtstraron e~ Altavtsta, rellguias e 1mágenes : Pardo e t al. , op c1t., p. 62. · creemos que se ha minusvalorado en. la ac-
zacatecas, en el Ep1clás1CO, pero en gene ral no se consi dera como una ofre~da comun para los tualidad estaverdadera trad tción de la iglesta. Quizá en parte por no haber cu tdado de la autent ictd ad
ru pos de la parte nort e da Nueva Es paña. Véase C. M. Ptjoan , y J . Manstll a , Tendenctas ntuales de las rallqu tas .. :
9
e n restos humanos del norte de Mesoamé nca· , en Mesoameoca y Norte de M éxtco, stglos IX-XII, 30
AGN , Bi enes Nactonsles, leg . 171 , ex p. 6. "Sa n Theófilo donado por "' Cardenal Duque
MéXICO INAH , p. 469 . de York a Méxtco, en 1757, fue expuesto al pubhco." N . del A En el stglo XIX llegaron al convento
'ts La Santa Biblia, op . c1 t , p. 515. Job, 33 , 34 de Guad alupe , en Za catecas, dos reliqUias compuesta s por craneos fememnos cu b1ert os de cera
26 P. Gaery, op . c1 t., A. Pardo, el al, op. c1t., N. del A. En Méxtco tenemos los Importantes
con pel ucas de cabello natural. Segun sus paten tes, se trata de Santa Cnst1 ana, qUien mun6 d aca~
santuanos del Santo Niño de Atocha , en Zacatecas; de Guadalupe y Los Remedtos , en Méxic o D.
F.: de Chalma , en el Estado de México; las vlrg enes de Lo urdes, en Franc ta : la del Ro clo, en
p1tada y en cuya cera se presenta la sang re de dicho proceso , y Sa nta Emerita. Actualmente
rungun a ap arece en el cnlendano católico. ).
España , etcétera .
1
;
J
34
. . n sus histo;ias nos relatan la vida de Entre los venerables de los religiosos, sin distinción de sexo u orden,
Todas las órdenes religiosas ~ tierras y d.e sus muertes gloriosas. aunque no en la misma proporción, 35 sufrieron dos tipos de desmembra-
los personajes que pasaron po~ie~sa~e individuos: los mártires de la con- mient o: uno realizado por los individuos de la orden misma y otro de tipo
Entre ellos encontramos a tre~ pd las órdenes religiosas y las reliquias popular por la chusma, que encendía sus ánimos por los discursos
quista espiritual, los venerab ~sen~eros o partes de ellos.3' . exequiales que, durante las misas de cuerpo presente, elevaban sus com-
enviadas de Europa -cuerpo pañeros frente a la comunidad. Después de ellos, todos querían alguna
cosa del "santo": un pedazo de su ropa, incluso de su cuerpo, astillas de
"A solo Dios se deje el juicio los féretros, flores del ataúd, prendas de la vida cotidiana, silicios, rosarios,
de cuáles alcanzaron la palma medallas, libros de oraciones, astillas de sus camas u objetos de culto
y la corona del martirio." 32 que, por tocamiento, adquirieran poderes protectores. 36
Hubo casos en que las monjas, después del fallecimiento de una
. . . ti os a los mártires de la conquista espiritual los madre superiora, todo el día continuaron dando objetos o rosarios que to-
Se pued~ diVIdir ~~sdo~m~ras luchas de conquista y descubrimiento del caran los muebles de la extinta, hasta quedar exhaustas, pues no paraban
que muneron en f p martirizados por los grupos del norte a lo largo las demandas.37
altiplano, y los qu~ ueron Encontramos a otros individuos a los que se conservaba, aunque aún
del periodo bcoo~~~:~s, cuando sus restos fueron rescatados, se l~s trasla- no tengo claro si su tratamiento especial corresponde a una moda temporal
En am . . h en sus casas centrales de la Ciudad de o a algún motivo en particular. Al morir, sus cuerpos se preparaban con
~óé~i~~-~~~nd~ge~~~e;r~llo ~~~o~ás bien simbólico, pues sólodse cons~r- yerbas aromáticas, "bálsamos, barnices, vinos y polvos, con que se embal-
' . 1 a orla de las veces lo preserva o eran os samaban" ,38 luego se les soterraba, algunas semanas, meses o años des-
) va;on partes ~~b~~~s~i!, ~1caneados, decapitados, escalpados, coci- pués se les exhumaba y se encontraban signos extraordinarios descritos
craneos, .¿u~ y portados como señal de victoria por los indios.33 A pesar así po r la frase bíblica: "su carne era más tierna que un niño"; por tanto,
) ~~~p~~~~~a cultural que plantea la forma de su sacrificio, no var:'~s a despedían olor a rosas -o de santidad-, no presentaban muestras de
hablar aquí de la decapitación, sino cuando tratemos lo que 1os '" lOS descomposición de las carnes y sus cuerpos se comportaban como si

hicie~~ ~~~vsau~~~:~~~~~~~~{~!r~~~:~~r~~s~asi santos fueron los doce


estuvieran vivos, pues conservaban el calor y el color, y eran más hermo-
)
sos que cuando se hallaban vivos. Al mostrar estas señales, sufrían
· e lle aron a convertir a los md1os paganos. Por lo menos desmembramiento por los frailes y luego, en partes o enteros, se los mos-
~~ne~~~~~~o~eq~ay Jartín de Valencia consta en la historia de la orden traba en vitrinas como milagrosos casos de incorruptibilidad. 39
ue falleció en Tlalmanalco, Puebla, que fue enterrado en el c~nvento Y q~e
j 0
años después su cuerpo incorrupto despedía olores fragantes Y haf1a 35
Pardo et a/., op. cit., pp. 18-19. ' ... baste recordar qua de los 1260 Santos canonizados
mila ros. Gracias a estas crónicas, sabemos que el cuerpo ente~o ue entre los siglos X al XX, por cada mujer hay cuatro hombres, y por cada laico cuatro eclesiásticos[ ... ]
roba~o supuestamente por los indios antes de que llegara_n Mend1eta Y el 65% son Latinos europeos•. Es decir: hombres, blancos, europeos y ricos 1 de donde se despren-

) zumárraga a verificar el hecho; y aquí cabe la pregunta: ~s1 el cuerp~ -~e de lo sex1sta, racista, local y misógina que ha sido la ig lesia católica .
36
E . Malvido, op. cit., p. 600. A. Ma. Carreña, Fray Domingo de Betanzos fundador en /a
fray Martín ya presentaba signos de corrupción y lo _hu?1era~ es~on 1_
0
Nueva Espafta de la venerable Orden Dominica, Toluca, Biblioteca Enciclopédica del Estado de Mé·
los frailes más que haber sido secuestrado por los md1os? l. O SI los 1~Ó xico pp . 220-221 . M . E. Báez, (paleógrafo) , F. Agustfn de la Madre de Dios , Tesoro escondido en
el Monte Carme/o Mexicano. México , UNAM , 1986. G. J . Del Castillo, Compendio de/a vida y vtrrudes
) dios en v~rdad lo robaron para obtener sus favores? E! cas~ ~s que de la venerable Cetarina de San Juan, Puebla, Biblioteca Angelopolitana. Gob . Estado de Puebla ,
años después de le.> desa:Jarición del religioso, un md1o d1o not1c1as de sus Srla. de la Cultura, 1987.
37
34 M . E. Báez , op. cit. , p. 363 . 'Todo el d i a estuvieron repartiendo en el torno sus alhajas y
) ropas, silicio y rosario, pero no del cuerpo. tocando rosarios a su cuerpo 1 con tan tenaz asistencia que estaban ya cansadas las r•ligiosas pero
la devoción no satisfecha y hasta las mismas flores de su féretro llevaron por reliq u¡as .. ."
38
Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, R. 1558, LAF. '1642 a Tixtla , (Gro.),' [fueron
· · d. · ante Dios Fr G. Mendieta, a recoger el cuerpo del venerable a llustrfsimo Sr. D. Feliciano Vega y lo encontraron] 'entero e
31 Todos sus restos tenfan 1gual valor, pues eran mterme 1anos d . d · M · d ta tenfan
Historia eclesiástica indiana, México, Porrúa, 1971, p. 767. Márt~res. que, a eclr e en le 'e sino incorrupto el cuerpo[ ... ] y a pesar del clima caliente y transportándolo más de 40 horas, no despidió
como una de las condiciones no pedir la salvación cuando estuv1~1ran enhpehgro ~e m~~: eiapas mal olor [ ... ] es más sobra su sepulcro se hachó bastante cal para qua en breve desnudase de
ofrecerse como corderos a mortr cuando les tocaba . El mart1rolog1o novo 1spano u~o rte c arnes los huesos [ .. .] y aún con ésto después de 21 mases lo encont raron incorrupto, stn ha ·
importantes: la de la primera conquista de Méx 1co y el altiplano , y la de la conqu1sta del no · berle P.revenido con bálsamos, barnices , vinos y polvos con que se embalsaman .. :
39 A . da Ciudad Real , op. cit., t. 1, p . 70. Véase nota 33. M. E. Báez, op. cit., p , 243 . 'Fray
posible¡rente mis numerosa.
3
lb/d., p. 767 · · 1 d" e lueno se Miguel de fa Resurrección , su calavera se puso al pié de una Santa Cruz en la escalera principa l del
33 L. González. Crónlcaa ... op. cit., p. 61 . • ... sacaron de la sacnstla ~ guar . 1an, qu v • convento mexicano, para que muerto predique sermones vivos de abstracción , de retiro, de desen-
· como un cordero, y cortironle la cabeza. A este tiempo su campanero , v1endo que se que gaño que los que bajan y suben y sea espejo a la vista donde miren todos." G.J .I. Dávila, Traslación
ofrecl~a casa saliósa[ .. .} con mucho sosiego aguardó la muerte (que ya vió sele .acercaba) : la cual del cadáver de/limo. Sr. Arzobispo-Obispo Dr. D. Diego Camacho y Á vi/a , de/a ciudad de Zacatecas
maba nas macanas y tamb"n le cortaron la cabeza . y ambas las cocl_eron , limpiaron la a /a de Guadalajara en la Nueva Galicia, p . 16. 'El primero de ellos fue al limo. Sr. Lic . D. Francisco
le d¡eron c~~r~fan consigo en señal de victoria , según todos los ch1chi me~as lo tiene~ por costum-
) car~e;Ca~ cabezas da loa doa padrea fueron enviadas al Colegio. de Jes~1tas en Méx1co , _1907, qn
G6mez de Mend1ola y Solórzano, cuyo cadáver incorrupto se disputaban los vecinos de Guadalaja-
ra a la vez que los de Zacatecas .. .' , p. 21.. Hablando de Diego Camacho : 'fue embalsamado y
bre · hablan estudiado y en donde se conservan con toda est1mac1ón: velado su cadáver[ .. .] se improvisó la capilla ardiente y estuvo el cadáver de su ilustrlsima tras dlas .. ."
donde ,. A . de Ciudad Real, o_p, cit., t. l. p. CLIII . Fr. G. Mendieta , op, ctr., pp . 596-597 .

36
1
)

1
sagrados. Al parecer esta costumbre es también muy antigua como lo
En Texcoco otro cuerpo más fue desenterrado y encontrado inco- demuestra, hacia "el siglo VIII, el Gaul peripatético cuyo carisma creció
rrupto; le separaron la cabeza y se expuso a la dulía en un nicho con rejas cuando daba a sus seguidores uñas y pelos para ser venerados" .'5
para evitar los abusos.<O Los dedos, han curado tradicionalmente a los escrufulosos o a los
Otras técnicas muy antiguas y bien conocidas también por los enf~rme­ enfermos de lamparones."6
ros, sangradores y sepultureros de las órdenes fueron el des_carnan:uento También a las ropas y a otros objetos personales se los asociaba
y.la momificación rápida, por medio de cal y hierbas, par~ e~1tar los hedo- con fines determinados: el cordón franciscano servía para facilitar el par-
res que no correspondían a la santidad. 41 Este proced1m1en_to fue muy to, las ropas interiores, el sombrero y el rosario hacían milagros, las velas
común, lo que explica el hecho curioso de que ~aya tantas mom1as de mon- benditas protegían contra los rayos y ayudaban a tener una buena muer-
jes o de individuos importantes en los monastenos, aunq~e no puede negar- te, etcétera.• 7
se que la acción natural de cierto tipo de suelos o el s1stema de paloma- Lo contradictorio de este ritual es que los representantes de Dios en la
2
res en subterráneos ayudaran también a desmineralizar los cadáveres." tierra nunca encontrarían la paz de los sepulcros tan ansiada por todos los
Ahora bien , ¿cuales eran las partes del cuerpo más frecuentemente católicos, y despedazados trotan por tierras extrañas haciendo milagros.
dislocadas, según los documentos? Por supuesto, tod_os lo~ apénd1ces ex- Hasta aquí el tratamiento que los católicos daban post mortem a los
ternos, pequeños huesos y cartílagos , porque era ma~ _pract1co Y: al1gual cuerpos valiosos por su virginidad, conducta ejemplar y cristiana, con el
que en el caso de la momificación o descarnac10n, se ev1taba el fin de emplearlos como objetos mágico-religiosos entre todos los fieles.
desangramiento. También porque estas partes del cuerpo -<:abellos, ~a~­ Ahora pasaremos a ver lo que hacían los paganos, indios del nor-
bas, uñas, dedos, manos, pies, orejas, narices y cabezas--:- er_an las _u lti- te, y los usos mágico-religiosos asignaban al cuerpo muerto.
mas que perdían flexibilidad y calor a diferencia de las rehqu1as ~~a1das
de Europa, que desde tiempo atrás habían sufrido la .esquelet1zac1on por
constar principalmente de huesos largos de brazos, p1ernas, manos, p1es, "10. Y pusieron sus armas en el templo
dedos, costillas y cráneos o partes de ellos." 3 . de Astaroth y colgaron su cuerpo
En la tradición católica algunas de estas partes del cuerpo t1ene11 en el muro de Bet-San'.
significados particulares, como el cabello, que bíblicame_nte -y. para va- Samuel, 31 48
rias culturas de la antigüedad- es la fuerza natural, 1deolog1zada en
Sansón. La ley del Nazareto lo consagraba a Dios, y la calvicie er~ con- Según los cronistas, entre los tarahumaras,
siderada como signo de desaprobación divina. En Europa se cre1a que
cuando moría uno lo suelen quemar aunque algunas veces lo entierran
los poderes maléficos de las brujas y hechiceras residía ~n .el pel~, por junto a un árbol con todas sus mantas, plumerias y sartales, arco y carcaj
eso se las afeitaba antes del tormento, para que no lo res1st1eran . Los de flechas, y mucha comida y una calabaza grande con agua, pareciéndo-
guardapelo se han empleado como símbolo de posesión y memoria del les que será aquello menester para ir camino largo que tienen que andar.
otro, hasta hoy. Con esta ocasión solemnizan sus borracheras y derraman cantidad de vino
A las uñas de pies y manos, así como al cabello, por ser lo que sobre la sepultura, matan perros y los demás animales del difunto, de suerte
continúa creciendo después del fallecimiento, se les atribuían poderes que cosa suya no quede viva. Y al tiempo que se va muriendo le suelen
embijar y engalanar, como cuando se aderezaba para ir a la guerra.•P

40 A. de Ciudad Real, op. cit., T, 1, p. 70 . "AIII está la cabeza de .fray Juan de Rivas, uno de Los nayaritas, aún en 1723, cuando morían sus Señores, prepara-
los doce primeros frailes que vmieron a estas partes •. varones apostólicos y de mucha sanct1dad,
tiénenla en una ventana guardada con una reja de h1erro , junto al altar colateral a la parte de la
ban sus cuerpos para la conservación; llevaban el cadáver a una cueva,
epfstola en la capilla mayor."
•• A. de Ciudad Real, op. cit.. p. 243. "Sólo mudado el color y las facciones algo desconoci-
das; pero el rostro con bastante carne (aunque endurecida)_ cubierta de su natural cut1s, Y aunque
puede ser natural, a mi no me lo parece." Según este m1smo autor, a otro fra ile muy santo .lo •• J.P. Geary, op. cit., p. 35-36.
enterraron en forma directa y tres dfas después lo desenterraron para ponerlo en una. caja; segun •s J . de Esteyneffer, Florilsg/o m&dicinal de todas /as snfsrmsdade•, 2t., México , Academia
parece se querfa una rápida descomposición del cadáver. F. Sosa, Eleptscopedo mexicano, 2 vol., Nacional de Medicina, 1978. 'San Marculfo 1... 11 de mayo . Escrófulas, Estrumas y Lamparones. La
t'~~i~~2de
Abad fa de Saint Riquier, en Ponthié, pose fa un dedo del Santo que venfan a tocar los escrufulosos
México....., diversos conventos como el de San Sebastián de Aparicio, en San Francisco de o mal de Salnt Marcou." t. 11 , p. 590.
Puebla, el de Santo Domingo, y el exconvento del Carmen, D.F.; o los monjes que adornan el osano 07
Fr. G. Mendieta, op. cit., p. 330. "Mas las indias que se vefan en partos trabajosos, desde
del convento de Capuchinas en Roma . • el principio de su cristiandad comenzaron a pedir por remedio con mucha fá y devoción el cordón de
• 3 L. V. Thomas, Ls csdavre. De /a bio/ogie 11 renrhropo/ogis, Bruselas, Complexe •. 1980.. Les morts S. Francisco .. ."; citado también en S. Gruzinsky, "Los hombres y la muerte", en Introducción a la
en reliques. Les cadavres dont nous ~ enons de parlar sont honorés pendan! la pénode d expos1Uo~ historia de/as mentalidades, México, IN HA, DIH (Cuadernos de trabajo; núm . 24), México, 1979, p.
qui fait partie des funérailles . 11 arnve que cet hommage so1t ren~uvelé sur un subs!ltut du cadavre. 91. A . de Ciudad Real. op. cit., t . l. p. CLIII. "En el sagrario de este convento hay y se guardan
ossements, effigie, catafalque seront áventuellement le po1nt dappLO de secondes obsáques [ ... ) la muchas reliquias de huesos y vestiduras de santos .. ."
a
personne du mort s 'étanl substituée la chose-eadavre, il n ·y a plus lieu de d1stlnguer cadavre-chose et •a La Santa Biblia , op, cit, p. 301 . Samual 30, 31.
cad avre-personne. • . ' L. González, Crónicas ... op, cit., p. 7~
9
•• P. Roystone, Diccionario de religiones, México, Buenos Aires, FCE, p. 83-84.

39
38

)
"sentado en una silla con chafarote en las manos, adornado de manto "Samuel dijo: como tu espada dejó a las mujeres sin hijos,
real, guarnecido de piedras falsas y con penacho de vistosas plumas. En así tu madre será sin hijo entre las mujeres.
la misma cueva había una altar, en que dicen se sacrificaban hombres". Entonces Samuel cortó en pedazos
Hoy por hoy, no sabemos si los embalsamaban o eran las cuevas las que a Agad delante de Jehová en Gilga".
permitían su momificación, por proceso de desmineralización, pero posi- Samuel, 15-16. 54
blemente los nuevos estudios sobre estos grupos puedan aclararnos este
) El otro tratamiento conferido por estos grupos a los enemigos muertos
punto. 50
Los xiximes, por su parte, "reconocían y confesaban la inmortalidad era el corte de sus cuerpos en pedazos para facilitar su traslado a la
del alma diciendo que después de muertos se iban a la otra banda del comunidad donde serían comidos por todos. Cuando la guerra había sido
mar del sur que estaba cerca de su tierra y la ven desde algunos puestos muy lejos, para que la carne no se descompusiera se la asaba, hervía, y
a lo mejor salaba o secaba (de esto último no tengo información exacta).
altos a donde afirman que estaban sus parientes con gran descanso aguar-
Llegando a la comunidad, se cocinaba con maíz y frijoles y todos par-
dándolos con varias comidas y regalos". 5 1 ticipaban del festín. 55
Sin embargo, como su forma de vida era la lucha por la sobrevi-
Después se recogían los huesos que recibían un culto especial: se
vencia cotidiana, determinada en buena parte por la geografía, entre la los exponía junto a su escalpada cabellera y eran guardados individual o
mayor parte de los grupos del norte de la Nueva España el valor más colectivamente en grandes chiquihuites, como memoria del triunfo, con
importante registrado aun por los frailes era la valentía en la guerra. Esta sus objetos de defensa. Así se encontraron restos de castellanos con sus
característica se apreciaba tanto en amigos como en enemigos. espadas al lado, o de frailes con sus hábitos y rosarios y, por supuesto,
Según los documentos localizados -aunque esperamos no caer en otros nativos. 56
generalizaciones-, la muerte valiosa era la que se lograba en la guerra, y Al llegar los castellanos y las órdenes religiosas a las comunidades
los cuerpos de los mal llamados chichimecas -xiximes, varohios, sina- indígenas, las "obligaron a entregar de su voluntad" esas herejías, "mil
loas, acaxees, tobosos, tarahumaras, chinipas, pi mas, tepehuanes y sali- setecientos veinte y cuatro calaveras, sin otros huesos innumerables que
neros- etcétera, cuando éstos fallecían en una batalla, recibían también hallaron de hombres que habían muerto en las guerras, y después de
dos tipos de tratamientos con dos funciones distintas: al enjundioso se lo comida la carne los colgaban en las paredes y puertas de sus casas por
descarnaba, dejándole los nervios y los tendones para poder sostener el insignias de sus trofeos y victorias; y los que habían muerto algún hom-
esqueleto completo; luego se lo colgaba de un árbol , en donde se le ofre- bre con sus propias manos traían en el labio de abajo atravesado un
cía un homenaje con danzas y cantos, como un rito propiciatorio. Su carne, huesito de aquel que había muerto". 57
cocida, era consumida, y el corazón asado. Al parecer no tenían ningún Todas las crónicas del norte nos refieren estos sucesos. Así, el pa-
prejuicio por las partes del cuerpo con excepción de los intestinos.52 Tam- dre Newmann, respecto a los tarahumaras, dice que "entregaron esas in-
poco por el color de la piel, pues tenemos ejemplos de españoles y de in- mundicias, cientos de huesos, cráneos y cabelleras con las que llené
dios de otras naciones a quienes se les rindió culto de esa manera. Sus chalchihuites, que luego quemé para evitar la idolatría y sus nefastas
costumbres". sa
huesos y cabelleras se guardarían como evidencia del hecho y recuerdo
del éxito. 53
~:La Santa_ Biblia . op. cit. , p . 284 . Samuel , 15,16. .
. la ant1_guedad de estos ntuales en la zona norte de MéXICO se remonta al Epjclásico ,
segun los refer!dos estudiOS de antropologla fls ica con r estos humanos de C . M . Pijoán , y J .
Mans1lla , op. c1t. , H . _T. Naylor y Ch ._ W. Polzer, op. ci t. , p . 240 . • ... con algunos arcabuceros
ahuyentaron a los 1nd1os de aquella pnmera rancherfa en m edio de la cual hayaron un espectáculo
50 que nos dió harto horror y pena a todos, y fue unas ollas de carne humana al fuego y un corazón
A. Cavo, Historia da México, México , Patria, 1949, p . 404 .
51
Información proporcionada por la historiadora Susan Deeds, Cartas anuas. H. T. Naylor y de un hombre en un asadorsillo , y los ojos sobre una hoj a de mafz. y la calavera monda con la
Ch . W. Polzer op. c1t., p . 243 . damas osamenta colgada de un palo que para este efecto se había fijado en m~io de la pla za•
52 Ca rtas anuas. "carne y cabezas , exc epto las tripas" .
Umversidad de Texas . Colección Joaqu ln Garcla lcazbalceta . Varias relaciones. 1 - 1. "Re- 56
lación de la entrada que hizo el gobernador de la Nueva Vizcaya, Francisco de Urdiñola , a la H. T. Naylor y Ch . W. Polzer, op.cit., p. 165. • ... treinta cabezas de indios Xiximes que comen
conquista, castigo y pacificación de los yndios llamados Xiximes . 161 o·. •... comen [ ... ) carne y carn_e humana reservan y t1enen guardados los huesos de estos sus enemigos en que idolatran
cabezas excepto tripas• . ba1landoles y adorandoles en ellos sus hazañas· . l. González, Crónicas ... , op. c 1t., p . 275 . A.
53 Nakayama, op. c1t., pp. 64, 65 . • .. .y el postrero fue el capitan Gonzalo Martlnez que según después
/bid., p. 165. • ... en una parte sola se derribaron sesenta de piedra y treinta cabezas de
indio~ Xix imes que como comen carne humana reservan y tienen guardados los huesos de estos sus dijeron algunos indios presos, se defendió grande rato con un machete de ésto~ que llaman frejeral ,
enem1gos en que Idolatraban bailándoles y adorando en ellos sus hazañas•, p. 167. L. González, y c_on él abr1ó cabezas a los que a él se llegaban [ .. .) y por haberle los enemigos hallado tan
Cr6n/ce~ .. . op. cit., p. 282; "la idolatrla más general y singular de estas naciones es la que corre en val iente, le descarnaron todo el cuerpo sin dejarle más que solamente los huesos asidos a las
todas ellas de adorar su _valentla en los huesos de los vencidos." A. Nakayama, Introducción y cuerd";s y nervios _y as f lo colgaron de un árbol _a la entrad a d_el monte .. ." L. V. Thomas , op. c 1t.,
notas , Relac16n de Antomo Ruiz (La conquista del noroeste) (Col. Cient,. núm . 18), Méx1co, INAH p.160 . 11 faut se fatre valo1r en cherchant des vrcllmes drfftclles a obtentr: guerriers va leureu x, mais
) 1974. l. V. Thomas, op. cit., "Exo 81 el'ldo-alnrvballsme. l 'exo-cennibaüsme déaigne la manducation du auss1 vtelllards, fe mm~s ou e n_fa nts, en_levés ou t ~es 8. gra nds ris ques, e n ple1n coeu r d 'un villag e.
L enj e ~ est la destru ct1on de 1 adversatre en se 1 approptant ou en se r incorporant" .
cadavra de l'étranger détinl par rapport au groupa de référence : familia , clan , tribu , ethnie; aussi 7 H. T. Naylor, y Ch. W. Polzer, op. cit. , p. 242 .
rest+ il le plus souvent associé a des pratiques guerrléres· , p . 160. 58
l Go nzalez, Crómcs s .. . , op . cit., p.47 .

40
41
A decir de los cronistas, también los acaxees usaban los huesos de sus
antepasados con el fin de invocar la protección de los dioses : "para sem- as i ~nab~n poderes similares a sus muertos y que h acían lo mismo en
brar frijol o otras legumbres colgando los tales huesos e ídolos y calaberas las 1gles1as, con la diferencia de que ya no se los comían .65
de un árbol de capote (zapote), que es fruta muy ordinaria en las indias Para terminar esta parte :
invocando el favor de ellos para quien dicen siembran los primeros gra-
nos ... "; algunos se colgaban "del Xiote con el fin de que pidieran a los
dioses de la fecundidad una buena cosecha, lluvias necesarias , y evitar "40. Para que yo destruya a los que me aborrecen.
las hambrunas. Y con esto se dan las milpas y sementeras muy próspe- Clamaron , y no hubo quien salvase ;
ras ...", afirmaban los conquistadores. 59 Otros más tenían el poder de curar aun a Jehová, pero no los oyó.
las enfermedades. 60 Al parecer, los acaxees sal ían a hacer guerra a las na- 41. Y los molí como polvo delante de l viento ;
ciones comarcanas , "pero esto era después de haber cog ido las frutas de los eché fuera como lodo de las calles. "
sus sementeras " y, si acept3.mos lo que señalan los documentos , no era Sa lmos, 18-1966
simplemente "por sólo matar", sino porque al comerse al enemigo lo eli-
minaban , se lo apropiaban e integraban, como sostiene Louis Vince nt Ou_e mar, entre los católicos , sign ificaba purificar con el fuego la maldad .
Thomas. 6 ' As1 , ~uem~r a los pecadores era uno de los últimos procesos de castigo y
Aquí quiero proponer que la guerra entre estos grupos significaba el _mas tem1do ; aunque se diga que es una herejía, esta idea era cada vez
mas aceptada en la época. Se esperaba que quienes se quemaban no .(
dedicar, después del tiempo consagrado a la caza, la recolección , la agri-
cultura y más tarde la ganadería, a otra forma de guerra-cacería para el e nc?ntr~r.an sus cuerpos para la resurrección , porque no la merecían ;
abasto de prote ínas humanas. Si n prejuicios cultu ral es , esto ha sido común los JnquJsJd?res, de hecho, se habían constituido en jueces supremos del
a todas las cultu ras del planeta en momentos determinados y no privativo comportamiento de los fieles sustituyendo a Dios.
de los nativos americanos .62 " ... entr~gado~ públicamente los huesos, pellejos y cabelleras , llené
La confirmación arqueológica demuestra que el tzompantli del perio- como 16 chJquJhUJtes y los quemé públicamente " _s1
do clásico se acompañaba de otros huesos largos, caderas, etcétera. Los .En 1723, en la plazuela de San Diego de la ciudad de México el
c ráneos , amén de presentar agujeros para ensartarse en palos , demues- prov1sor de indios hizo un auto de fe, y en una hoguera preparada ~on
tran haber sido escalpados y decapitados previamente. gran concurso ?e
la capital, se quemó el esqueleto de un indio nayarita
Otros huesos que encontramos descritos en las crónicas como sa- del cual se dec1a que era el bisabuelo del cacique que fue a México. "En
grados son mandíbulas , canillas , huesos de manos y dedos , costillas y es- una cueva de aquella provincia, los españoles hallaron este esqueleto
padillas , al igual que pellejos , cráneos y cabell eras .63 sentado en una silla con chafarote en las manos adorn ado de manto real
El guardado de esqueletos de ciertos personajes se encue ntra entre
casi todos los grupos americanos , de norte a sur. Te nemos ejemp los,
gua~~~cido de piedras falsas y con penacho de vistosas plumas .. ."68 y
s ufno traslatio" a la capital del Reino .
algu nos de ellos que llegaron a oídos de la Inquisición y otros simplemente Con base. en los hallazgos arqueológicos registrados por Marie-Areti
relatad os por quienes los v ieron .64 Hers.' ~e conf1rm~ esta trad ición, que persistió hasta el siglo XVIII. Se
El hueso es el resto más pe rdurable y sobre el que se tiene recuerdo, y localizo un santuano prehispánico huichol denominado "La mesa del orácu-
no es casual que en todas las culturas sean los huesos largos y los cráneos
lo", ~n la Sierra de Tenzompa, donde estaban cuatro individuos diseca-
los mejor con servados y adorad os .
d o~ , mstalados en sus equipales , cuya función -dice la arqueóloga- es
El encuentro con numerosos esq ueletos expuestos , colgados en las
ev1dente en las actividades guerreras. A una pitonisa "Se le c ons u lt~ba
paredes, llenó de espanto a los catól icos, quienes no entend ían que ellos
antes de e.m prender acciones bélicas; los guerreros salían armados de
su santua no Y encabezados por el dios principal. A él se le ofre nd aba la
: H. T . Naylor, y Ch. W. Polzer, op . c1 t., p. 166 . sa ng_re de los caut1vos decapitados; la pitonisa se alim entaba en ciertas
lb1d., p. 240 . ' ... en las cuales hallamos colgadas más de mil c alaveras de hombres que se ocas10nes de carne humana obtenida de la guerra. "69
habían comido aquellos inhumanos bárbaros, con otras muchas pre sas prop ias de los españoles
como arcabuces , espadas reáles ' , p. 242 . ·y después de comida la carne los colgaban en las
paredes y puertas de sus casas por 1ns1gmas de sus trofeos y v1ctonas .. .' Véase nota 55 . L. V.
Tho m a~ y M. A. Hers , Los toltecas en ti erras de chich1mecas. México , UNAM , 1989 . 65
/b1d., p. 242. L. V. Thomas , Le ca davre, ' L'incorporat1on can n• balique ' . t M. A . Hers, op. cit., P 68. En Huistle -clasificada dentro de la a Jitura chalch1hui1es- esta
62 Ch. Splel, El mundo de los canlbales. Barcelona-Méxic o, Grijal bo , 1973. M. A. Hers , op. ~~c~a , ~n c ont ró ·dos cráneos humanos con una perfo ración redonda en el vértex. Esos agujeros
c1 t., pp. 89 y 92 . Cap. IV, ' Un tzompantli entre aldeanos .. . Entre éstos se cuen tan por ahora trem!a es
05
mtenc lon ~/m ente Y con e_l mayor cutdado, nos indicaba n que , antes de quedar escondidos e ~
1
~ . lugar, los craneos hablan Si do suspendidos , y SI fueron suspendidos era pa ra exhibirlos y un
y t res crán eos , además de mandibulas, fragmentos de huesos largos y caderas ... Sólo uno es con
segundad fe menino.'
1
1eg 1 1mo tzompantli ' . ·· ·
:! /bid., pp. 282 , 276 , 278 , 283 , 286 . !~ L a San t? Biblia, op . cit., p. 532 . Salmos, 18·19.
L. Gonzalez, Crónicas .. .. op . cit., p . 47.
L. V. Thomas, op. Cit. , C . Navarrere , San Pascua/lto Rey y al culto a la muerte en Ch1apas, 68
Milxoc o, UNAM , 1974, p. 15. A. C uevas , op . c1 t., p. 404 .
69
M . A Hers, op . ctt., p. 8 1. L. Gonza lez . Cromcas .. , p 305 .

42
43
Del documento y la confirmación arqueológica se desprende que se No sabemos cuándo empezó la moda de esta adoración en Nueva
preparaba a los ancestros para momificarlos, es decir para hacerlos per- España, pero se ha identificado como una de las expresiones más claras
manencer en la tierra y garantizar que protegieran al grupo que los so- del barroco católico. Lo que se conoce por los testamentos de algunos
hombres importantes de la vida religiosa y civil, quienes pedían que, al
brevive.
Durante los actos de fe que organizaba la Inquisición, se quemaba morir ellos, sus cuerpos sufrieran cierto tipo de desmembramiento, como
en espectáculo público no sólo a los indios, sino a todos los enemigos la extracción del corazón o alguna otra víscera, órganos ofrendados a un
ideológicos, y se esparcían sus cenizas, pues quemar la herejía era pu- sitio diferente del cuerpo, y que se celebrara un enterramiento especial
rificar por el fuego lo que la boca había dicho y las acciones consumado, con oficios y sermones dedicados a los mismos. Las iglesias y conventos
) imaginando la imposibilidad de recuperar el cuerpo para la resurrección. recibían esta ofrenda -la víscera de sus protectores y benefactores-
por donación y, por imitación, los hombres ricos también dictaban en su
testamento tal disposición. 74 Algunos llegaron a sentirse tan deseados e
)
El órgano vital, ofrenda de los dioses: el corazón importantes que pedían dividir sus corazones hasta en cinco partes des-
tinadas a otros tantos sitios, o que se les extirparan además otras
Los monoteístas vísceras. 75 •
Esta costumbre continuó hasta el México independiente pues, en
"Yo soy el que me llarno Teóforo ¿y por qué? 1834, el arzobispo de Guadalajara, don José Gordoa y Barrios, originario
) _
quiero decir que llevo a Jesucristo de Pinos , Zacatecas, donó su víscera a la parroquia en donde había na-
profundamente grabado en mi corazón ... cido. Gracias a la ayuda de Alicia Bazarte, se consiguió corroborar la
) lo llevaron a los leones y después de muerto existencia del corazón, cubierto de hierbas que lo conservaran en buen
le abrieron el corazón y que lo hallaron esculpido estado, tal como se describe ya respecto de la Edad Media, en un co fre
el nombre de Jesús con letras de oro". 70 de metal, tradición que se siguió manteniendo no sabemos hasta cuándo. 76
Lo que resulta un tanto molesto de estos casos es que se extremen
Para los católicos el corazón de Cristo representa muchas cosas y al al ofrendar no sólo el corazón sino el hígado, los entresijos , los ojos, 77
mismo tiempo una sola cosa: el misterio de la pasión. De ahí las palabras
"Sagrado corazón"; por él derramó Jesús las últimas gotas de sangre " Ssnts Mónica. Gufs oficial, México , INAH , p. 6 . 'El Señor obispo Santa Cruz, tuvo tanto
para el perdón de los pecados, lo que significa el gran amor de Dios por afecto a esta obra suya que legó a las monjas lo mejor que ten fa: su corazón . Aún se conserva la
) los cristianos.
vísc era , momificada , en un relicario' . Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional , A. 1558, LAF ,
1694 . Gómez de la Parra, Psnegfrico funeral de ls vida. Donación ds corazón del obispo Manuel
En el corazón residen los dos sentimientos más importantes de la vida Hernández de Santa Cruz. s Ssnts Mónice.
'29 . Todos pensaban que en su testamento pidiese que su cuerpo fuera sepultado en el
el odio y el amor. 71 Dentro de la religiosidad popular, el corazón de Cristo conv ento de Santa Mónica del que era su fundador, pero en él pide sea sepultado en Catedral,
se identificó con el sacrificio y la ofrenda humilde del corazón de los hom- pe ro en donac1ón hecha en 1694 da su corazón a este convento , donación que fue también
cerrada y conocida hasta su muerte:
bres santos, bondadosos,' pero con el paso del tiempo fue una oportuni- Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional , A. 1146. LAF. Fr. Barbosa Francisco de ls
dad de tener dobles exequias y resolver un problema de ubicuidad, al Concepción. Sermón fúnebre que en lss honrras del ilustre convento de lss ;,.floras religiosas
sustituir el cuerpo del gran hombre, comprometido moral y afectivamente Caciques de Corpus Cristi hizo al corazón del Excelentfsimo Sr. Baltazar de Zúfliga y Guzmán , Imp.
Real del Supremo Gobierno , de los herederos de la Viuda de M .A .C ., 1729. G.J .I. Dávila , op. cit. , p.
) con dos o más sitios de enterramiento. 25 El sr. arzob1spo-ob1spo, doctor, d. D1ego Camacho y Ávila dejó su corazón al convento de Santa
Santa Teresa pidió que su corazón se ofrendara a Dios. Pero no sola- Teresa de Guadala)ara , 1712 .
75
Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, A. 111 , LAF . J . Isidro Montaña , El corazón de
mente los santos ¡:-odian aspirar a estar cerca del altar y a convertirse en las rosas sepultado entre fragancias ... , Puebla , Imp . en el Colegio de San Ignacio , 1765. 'Obispo
) autorreliquia, pues príncipes y hombres poderosos que imitaron su con- de Puebla Dom1ngo Pantaleón Álvarez de Abreu, quien en su testamento pidió que su corazón
fu era dividido en cinco partes, destinadas a sepultarse en distintas Iglesias, pero al fin el convento
ducta también lo hicieron .72 de Santa Rosa se quedó con él. •
La gran devoción barroca inspirada por el Sagrado Corazón de Je- 76
J. Bialostozkí, 'The lmage of Death' , en Arte funerario. Coloquio internsctonsl da arte, vol.
1, p. 25 . 'The most tnumphal and pathetic case of such a symbolism seem to be that at th e famous
sús se debió a la santa Margarita María Alacoque, quien en 1675 promo- monument to the heart of t he young René de Chalons in the church St . Maxe at Bar·le-Duc made
vió la formación de un grupo de adoradores del mismo, el cual recibiría la about 1547 (... 1 On his rigth arm , bent in the elbow, hangs an escutcheon , while the left arm,
73 st reched up, holds an ob)et , unfortunately destroyed , but reconstructed -1t seems in harmony whlt
aceptación papal de Clemente XIII, casi un siglo después, en 1765. the records- as a heart: La historiadora Ali cia Bazarte pidió que se confirmara la leyenda que corría
sobre el corazón del arzobispo de Guadala)ara , don José Gordoa y Barrios, que fa lleció en 1834 .
Enviaron a Pinos , Zacatecas, su corazón , que fue encontrado en una urna, dentro de un estuche
70 J. de Esteyneffer, op. cit., t. 1., p. 94. de plomo , envuelto en hierbas , como constaba en documentos y hoy en las fotograffas en mi poder.
71 M . V11ler, et a/. , Dictionnsíre de spiritusllte sscetique et mis tique. Doctrin e et historie. t . 11 , 1a . ·Acta que se levanta para constatar si hay algún documento en el interior del vaso metálico sellado
y dar fe de su contemdo . Pinos , Zacatecas, 2 de Julio de 1989. Sr. Cura Párroco Mateo Ramfrez R."
parte, París, Beauchesne, ¡> . 1023. Le mol 'Sac ré Coeur' dés1gne non seulement le coeur de c_h mr
) En el cuento europeo de Blancanieves se le extrae el corazón a un venado y es llevado a su
de Jésus; 11 dés1gne aussi 1" amour de Jésus donl le co eur du chalr est le symbole natural : vo1la ce
madrastra en un cofre de metal. Como prueba de su muerte .
Coeur ~u1 a tant a1mé les hommes. • •
71
F. Benitez, Historia de la ciudad de México , t . IV, México , Salvat, 1984, p. 93. El obispo
7 lbld., p. 1023 .
73 Núnez de Haro y Peralta , en su testamento , p1d1ó cas1 un deslazamiento . ·aue su corazón fuera
) lbld.

44 45
)

del cuerpo se lleva al extremo de la muerte y, en el caso de la cultura


etcétera, cuando la propia Iglesia prohibía las élutopsias co~ el arg~mento superio r, occidental y cristiana, la decapitación se utilizó como símbolo
de que el cuerpo era parte del Esp íritu Santo , y sólo se pod1~n. realizar en de civilizaciónY2 Los hombres "superiores:. po.r naturaleza muestran a los
cuerpos de indios o amentes, en herejes y en mu¡eres publ1ca_ s, todos am entes la bondad de su c'tjltura , esperando que con el ejemplo superen
ellos considerados seres sin alma / 8 y que , por otro lado, se perm1t1era esta su salvajismo.
carnicería, para darles gusto a unos cristianos ególatras. Encontramos tres formas de decapitación: una como golpe al ene-
migo en guerra. Otra como un segundo castigo al cuerpo ya muerto. Ge-
neralmente ésta era empleada como escarmiento ejemplar para quienes
Los politeístas, herejes atentaban contra el sistema. Sus cabezas se ponían en picotas o escarpias
en lugares públicos durante varios meses y aun años , para que el hecho
Conocer t!l significado que el corazón tenía entre los grupos del norte no fue no se borrara de la memoria social. La tercera como ejemplo de vida
nunca un tema de interés para los misioneros que. pendientes de so - santa. )
brevivircristianizando , no pidieron mucha información conceptual. Sin embar· Cuando llegan los civilizados a Tenochtitlán, según dicen los cronistas ,
go, tenemos algunos documentos relativos al corazón de los enemigos , al se escandalizaron al encontrar los altares de cráneos, o tzompantlis , pero )
cual no se reservaba el mismo tratamiento que a otras partes del cuerpo, pasarían pocos años antes de que ellos hicieran su propio tzompantli, al
pues se lo asaba, mientras, como ya vimos, a otras secciones del cuerpo se ej ecutar a dos grupos de "enemigos" levantiscos: uno compuesto por los
las cocía : También los ojos , por su composición acuosa y v1sceral , deben españoles que apoyaron a Hernán Cortés contra el rey y otro de negros,
de haberse asado , pues se los separaba para darles un trato es~e_c1al como escarmiento contra posibles levantamientos de esclavos. A decir
que desconocemos. 79 En conclusión , amén de que se cocinaran de d1stmta del cronista Andrés Cavo , ambos fueron inútiles.83
manera, para aquellos grupos el corazón era una parte más del cuerpo , Cuando se trataba del líder de los enemigos de guerra, su cabeza
simples proteínas. Los documentos nunca especifican que lo.~acaran para constituía la id entidad no sólo del personaje , sino del grupo mismo, por lo
ofrendarlo a los dioses en particular. que se ponía precio a la captu ra de tal o cual indio salvaje cacique ; una
Sin embargo, la arqueolog ía sí ha demostrado que los toltecas: en vez consumada ésta, se entregaba la cabeza del prisionero a las autori-
tierras de chichimecas , continuaron sus ritos de ofrendas de corazon a dades, para que la exhibieran en prueba de triunfo .
los dioses. 80 Sin importar que el hecho ocurriera en la plaza central de México
Tenochtitlán, en la Sierra Tarahumara o en Topia, 84 el número de los de-
capitados por la justicia parece tener un simbolismo ritual al coincidir casi
Decapitación s1e mpre con la edad de Cristo al morir: 33 años , según la Biblia.
El castigo se realizaba en acto público ; sobre un cadalso ; se leían )
"14. Cuando se celebraba el cumpleaños las faltas cometidas , luego se ahorcaba o fusilaba a los condenados y
de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, poste riormente se los decapitaba, para luego clavar sus cabezas en altas
y agradó a Herodes, por lo que éste prometió p1cotas situadas en las plazas centrales. El macabro espectáculo cumplía
con juramento darle todo lo que pidiese . con diversas funciones didácticas , al dejar que los restos se los comieran
Ella , instruida por su madre , dijo: las bestias y el olor de la descomposición y podredumbre se expandiera
dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista ... " - contrapuesto al olor de santidad- sin que pudieran ev itarlo los vivos. 85
)
San Mateo, 13, 14.81 En los casos de levantamientos de nativos , cuando los salvajes ma-
taban a los misioneros , los decapitaban; pero la tro pa los perseguía y
La decapitació n ha sido la forma de castigo pública por excelencia del debían huir del lugar; a veces dejaban abandonados los restos de los cuer-
poder civil, ejercida sobre el enemigo en todas las culturas para garant1zar pos de los frailes y sacerdotes, a los cuales daban sepultura los indios
la muerte absoluta de éste , la separación de su cuerpo en dos . El cast1go que ya habían sido adoctrinados. Más tarde, las órdenes religiosas se
preocupaban por recu perar generalmente los cráneos que ya habían

enterrado en el coro de las Capuchinas de Guadalupe, su lengua predicadora y parte de sus entreS1·
jos en el coro de Santa Teresa, sus ojos en el Colegio de Belén , y su cuerpo en el presblleno de la " A. Cavo , 'H1stona de México", Méx 1co, Edil. Patna , 1949, pp . 209 , 272, 404, y "E l Libro
Catedral.' Durante las excavaciones del templo del convento de San Jerónimo, se localiZÓ un Rojo ", en M. Payno y V Riva Palacio , Los 1remta y /res negros. Mthlco, Conaculta, p. 228 .
vitrolero con llqu1do que contenla una v1scera, al parecer un h1gado . Información de Josefin a 83 A Cavo, op. clf.. p . 210.
84 L. González, H1stofl8 de las Rebeliones en la S1erra Tarahumara : 1626-1724 , Chihuah ua ,
Mans1lla.
78 A H. B. Euseb1o Dávalos, INAH , Fondo, Hospital Real de Indios. Autops1as. Ed11. Cammo. 1991, pp . 79 y 99 : • ... Al dfa s1gu1ente , 25 de Junio , se les arrancó la cabeza a treonta
79 H. T. Naylor y Ch . W. Polzer, The pres1d1o and m11i11a on the Northern Fronller of New Spam : y tres cadáveres de los rebeldes, las cuales fueron colocadas en lanzas , ... con el fm de que esto
A Documentary History, vol. 1. 1570- 1700, Tucson, University of Anzona Press , 1986, p . 243 . strviera de escarm1ento y m1edo, dando con ello un ejemplo a los damas· ; A Cavo , op. ctt .. p. 209
80 M . A . Hers , op. c1t. , p 84. 95 R1va Palacio, V., op. cit., p. 238 .
81 La Santa 81blia, op. c1t .. p. 891 .

47
46
mondado y engullido los salvajes, y los llevaban a sus casas centrales en Conclusiones
la ciudad de México, donde los guardaban con devoción y respeto, semi-
destruidos por los golpes, el cocimiento, escalpamiento y devoramiento.
Humanos temerosos frente a lo desconocido e incontrolable de las fuerzas
Constituían especiales reliquias los huesos de estos nuevos mártires del de la natur.aleza. Todos de igual manera entendemos en nuestra cultura
catolicismo. !a ex.1stenc1a del otro , dominador y dominado, a veces superior y a veces
rnferror: Y como parte fundamental de esto , la generalización de Jos tra-
tamientos mortuorro~ plenos de vida , esperanza y renacimient_p,'
Los amentes y la decapitación del enemigo . ~ocas d1ferenc1as Y muchas semejanzas. No en balde Zumárraga
Intento demostrar con sus h1stonas de los indios la enorme capacidad
En todas las crónicas y documentos la decapitación se describe como que se les e~taba negando, desprestigio impuesto que hasta hoy carga-
muestra última del maltrato al enemigo . Al igual que los europeos, la mos los mex1canos.
exhibición de una cabeza arrancada al cuerpo era la demostración fe - Muchas preguntasy ~ocas respuestas. Mientras para una cultura la
haciente de la derrota del enemigo frente a la comunidad , el éxito en la car~e humana fue sust1tu1da hace siglos por la del ganado, los nativos
defensa del territorio y Jos bienes contra acciones de los invasores . Sin em- hac1an la g~erra para obtener proteínas animales una vez al año. Control
bargo, la muerte a macanazos entre ellos era más común por el tipo de de P.~blac1on Y nuevo ciclo de vida, recuerdo de los antepasados y pro-
) armas que tenían, a diferencia de las espadas y frejerales europeos. Entre tecc1on contra los problemas, esto es y ha sido el pobre animal humano ,
ellos, la decapitación constituía una técnica del desmembramiento total del salva¡e o CIVIlizado, hereje o cristiano, amente o con mente.
otro, parte del ritual en sf misma. Contfnuaba con el escalpe, que era
fundamental, mientras las cabezas ya mondadas se cocían y comían , y luego
se rescataba el cráneo para guardarlo junto con la cabellera .
..

Los amentes y la danza de las cabezas

No obstante, la decapitación también se practicaba como símbolo de iden-


tidad o ritualidad. Refieren los documentos que, cuando los xiximes y
tarahumaras salían a la guerra, dejaban encerrada en una cueva a una
doncella, la cual esperaba en ayunas y con recato el regreso triunfante
de Jos guerreros.
Si ellos retornaban triunfantes, entregaban a la doncella la testa del
líder enemigo que simplemente había sido separada del cuerpo; ella la ador-
naba y "componía regalándole que comiera y bebiera y le llenaba la boca
de comida y luego bailaba con los demás indios llevando la cabeza en las
manos hasta que todos se cansaban"; acabado el baile , se cocían las ca-
bezas y se com ían todos los cuerpos traídos de la guerra. Otras versio-
nes de grupos cercanos sostienen que la doncella hablaba a la testa como
si fuera su marido o esposo y danzaba con ella; después de bailar la
entregaba y otros la cocían con frijoles y maíz; así celebraban el triunfo
sobre el enemigo, dador de proteínas. Exocanibalismo que implica, por
un lado, la confirmación de éxito , el haber vencido al enemigo y su con-
sunción, además de su exterminio, la apropiación-integración, al ingerirlo. 86

88
En la zona arqueológica de P aquimé , el arqueólogo D'Pesso enc ontró una estructura que
denominó "de Los cráneos" ; e n ella hab la tres criln e os y muchas vasij as rotas ; él la ident ifico con
La cocina ; para m f puede ser el si t io donde se hacia la danza de las cabezas. L . Gonzále z,
Cró nicas ... , op . cit. , p. 305. H. T. Naylor y Ch. W. Polzer, op . c1t., p. 166 , L. V. Thomas , op . c1 t .. p. 160 .

48
49
.·,

Tul/u pallay ritual de reciprocidad


entre la v1da y la muerte
i
César Abilio Vergara F. '

Esta ponencia presenta , de manera abreviada, una parte de la


investigación que sobre violencia y muerte realizamos en Ayacucho ,
departamento ubicado en la sierra centro-sur del Perú. 2 La estructura del
texto integra la etnografía y las interpretaciones , pues se incluyen las que
nos proporcionaron los protagonistas de este ritual, y se ubica en el
contexto de la interrelación intensa de la cosmovisión andina y cristiana,
que de-viene en una religiosidad popular híbrida. El tul/u pal/ay, en la
actuali dad , se desarrolla aún en la ciudad de Ayacucho, 3 aunque la
participación haya disminuido significativamente.
Dos son las interrelaciones que nos parecen fundamentales : la arti-
culación entre un ritual de contenido indígena, como es la invocación a la ]
presencia de las lluvias, con la incineración-destrucción de los huesos en el
osario -que contrad ice el antiguo culto rendido a los antepasados v ía sus
restos óseos- y, por otro lado, de manera referencial, la presencia ame-
nazante de los gentiles o soq'as (restos óseos prehispánicos) con la vi-
sión utópica del pasado precolonial.
Nos serviremos del material ritual del tullu pallay para ex plorar las
relaciones entre la deidad y los oferentes, cuál es la mediación ejercida por )
el cuerpo en su materialidad ósea y cómo ha ido variando esta función,
así como para examinar la concepción popular de la interrelación entre la
vida y la muerte en un contexto en que la familia extensa y la recip roc idad
andina conservan aún vigencia.

La cosmovisión andina

La cosmovisión andina estructura una repartición relacional , triádica, del mun-


do: Qanaq pacha , Kay pacha y Uku pacha o el mundo de arriba , este
mundo y el mundo de abajo, respectivamente.

1
Profesor investigador de la Escuela Nac1onal de Antropolog1a e H1stona, INAH . Exdocente
de la Umversidad Nac1onal de San Cnstóbal de Huamanga , Ayacucho, Peru. Fue mvest1gador
VISitante en la Unidad lztapalapa de la Umvers1dad Autónoma Metropolitana
2
Dejamos consta ncia de que durante los tres años ( t 988 , 1989 y 1991) en que as1st1mos al
Tul/u palla y, nos han acompañado los estudiantes Integrantes del CEOIFA de la UNSCI-l Agradece-
mos a las señoras Oiga, Josefina y Agripma, mayordomas y entusiastas antmadoras de dtcha
ceremon ta , su apoyo .
3
Hemos buscado mformactón acerca del tullu pallay en otros pueblos de Ayacucho y
Huancavehca y solamente tenemos nottcta de su re ah zactón en Socas . El arqueólogo Mano Benavtdes
nos informa haber visto alli , en 19 64, que muJeres , todas vest1das de luto, reco g1an huesos con
ayatak1 (canto de d1funtos).

ll:('f' &flU nr HITI'tl\ft/ U ""' '" - ... ~ •••. - . . .. 51


En la concepción andina, el qanaq pacha se vincula en el día con el ka y Debemos señalar que, inclusive terminológicamente , en los cánticos
pacha y en la noche con el uku pacha; es el mundo donde mora el dios religiosos cristianos, escritos en quechua o traducidos a él, estos tres
sol, la luna, los luceros, de allí llegan la lluvia, el gran izo y los vientos. En mundos se nominan de manera semejante a la del cuadro. Si observa-
kay pacha se encuentran los seres visibles -animales, seres humanos, mos el canto "Aimakunapaq ", que también se conoce como "San Gregario"
plantas-, aquí se desarrollan la rutinas de las gentes. En el uku pacha (véase anexo), por ejemplo, purgatorio no aparece como un "n o lugar"
viven los seres microscópicos, "invisibles"; se vincula con lo oscuro, lo da- o como el espacio sólo de la liminalidad; no, al contrario, se lo describe
ñino -y en la actualidad se dice que allí vive el saqra o diablo-; sin con características muy próximas al uku pacha y su distinción del infierno
embargo, es, también, el mundo de los muertos y, por ende, de los ante- se dificulta, puesto que, verbi gracia, el fuego está presente en ambos.
pasados. Salvo esta excepción y la de la ubicación terrenal del infierno, e l esquema
Estos tres mundos se comunican , también, mediante actos rituales, tripartito funciona en ambos sistemas , que hoy operan hibridados.
celebrados con medios diferenciados y con finalidades también diferen- Estos tres mundos se asocian, de manera señalada, con diferentes
tes, y ubicados en un sistema de concepción del tiempo y el espacio que poderes, distribuidos en sentido vertical e implicados mutuamente en ac-
se sintetizan en el concepto pacha, donde se integran mundo Y época . tos cuya demarcación se opera por el ritual y que poseen un carácter acumu-
Juan Ansión destaca esta característica al decir que " ... ei tiempo y el lativo y biográfico: los actos individuales y grupales se asumen en las
espacio están estrechamente ligados , tan estrechamente que para el pen- c uentas del capital religioso-simbólico y social y el ritual del tullu pallay
) samiento andino forman un mismo y único concepto" .• recupera la cred ibilidad y el beneficio de la tranquilidad para las almas
Si bien la tripartición no es un rasgo_exclusivo del mundo andino, la y los oferentes, al negociar con la deidad los dones personales y colecti-
consideramos fundamental para entender cómo se estructura la cosmo- vos : bienestar, tranquilidad, lluvias.
) visión de este último y muestra una cierta equivalencia con la concepción
Se observa que en la actualidad se privilegia el capital rel igioso-sim-
judeo-cnstiana, lo cual explica su articulación exitosa v1a la colonización
bólico personal-fami liar en detrimento del interés colectivo , puesto que
hispánica, aun cuando habría que matizar los sentidos de cada "mundo'',
en las interp retaciones de los oferentes ace rca de su participación en el
pues, por ejemplo, el uku pacha, según muchos relatos andinos actuales ,
ritual se debilita la mención de su capacidad propiciatoria de convocar las
no es el equivalente literal de infierno y su ubicación espacial - por ser
lluvias y, también , se subraya la participación en las mayordomías , la pug-
terrenal- no es exactamente equiparable. 5
Sin embargo, tales distinciones espaciales y temporales se implican na por mantenerse en el cargo -traducida en disputas muy intensas-,
en la religiosidad popular contemporánea y permiten, para el tullu pallay, com o una forma de acumular, además, capital social que beneficia más a
estructurar esta relación : las familias protagonistas del ritual:

) 'Para vender el carro ya, yo vine trayendo flor, (donde la mayordoma de ese
año). - Señora Agnpina, voy a prender pues mi velita, y resulta que no quería
dejarme pasar, no quería, absolutamente, y no me ha dejado tampoco ... le
) QANAQ PACHA dije:
(Es la morada de la deidad) - Oy, sabes, tengo un asunto ...
- No, la llave mi hija se había llevado.
KAY PACHA -Aquí está mi vela, aquí está mi flor; y me pidió pues mi vela, mi flor y lo
(,\qui residen los oferentes) metió adentro, ¿habrá puesto? No sé; pero recé yo para el alma Wenses-
) lao Cerro. 'iAyúdame!', esa misma tarde he vendido el carro, me ha ayudado
UKU PACHA pues ... (O.B.)
(Los huesos se ubican aquí.
Aquí purgan, en el infierno) La interrelación entre lo individual y lo colectivo no es definitiva ni
estática. Se inscribe en una dinámica diferenciada según los contextos
)
en los que operan , y se manipulan, los símbolos. El contexto urbano de
Ayacucho expresa las profundas modificaciones que el encuentro de cul -
•w 1:: y "'US procesos de intercambio ha n gene rado. situación que en las
) .an .a.rs•')f' • "'Q- .... l"i
JIS l: l ,¡~r(

) FJn 1

... mvran los 1a wa f'fH~I r


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)
52 53
ritual ". El mallki deviene en qentil o soq '~ , seres ~o~~~i~ii~~~ =n~~ i ~aa~ El acto de recog er los huesos fue considerado fundamental en los
lé ficos s que concurren a con struir una log ~ ca qu . . . ·_ momentos en que el ritual ten ía una fuerza simbólica mayor, pu es se lo
metonimica entre huesos y alma , aunque la dtferencta estnbe en 1a post vinculaba con un concepto muy importante de la actual cultura campesi-
bi li dad de la recuperación re ligiosa de los huesos 9ue ~-n el t~llu pallalius: na e indígena: la voluntad de participar, que en este caso imp lica empatía.
recogen contrastando con la definitividad de la ubtcacton en a no ~u r Una muestra de esto se manifiesta cuando se establece la interrelación
de los soqas y qentiles.7 t comparativa con quienes participan en el ritual sin involucrarse íntegra-
El soq 'a 0 qentil designa a los restos óseos sepultados ~n 1as um- mente, se argumenta la distancia que establecen a partir del concepto
bas reh ispánicas, que en los atardeceres 8 recuperan un~ cterta forma mil/ay (asco) como sígno distintivo de alteridad: "Decente siñurkunapas
d -~ y hacen "daño " a quienes transitan en lugares solttanos. Alcanzan riqmi, niñutukuq, kurbatayuq siñurkuna ya .. . pañuyluchankuwan, kay-
a~:'v~tima sin necesidad de un contacto físico , pueden embarazar a la nachata quqariqku, millakuspaya " (También iban los señores, decentes, los
mujer qu e por descuido se recuesta o duerme en el ca.r:npo Y son .capaces qu e se hacen los decentes también , los que visten de corbata , recog ían
de as umir la imagen del marido si está ausent_e . _El hiJO del soe~fo ~ ~~~e c on sus pañuelitos , asisito , asqueándose (al hacerlo imitan esta actitud)"
MP.)
antes de transcurridas 24 horas desde su nactr:n tento y el pu ei
de esa fo rma, el castigo ; si vive el niñ o y la m_u¡er es ~ t uda es p_orqu? " Por el contrario , se aprecia la relación positiva con el grupo, recono-
h'j no es del soq 'a· entonces el pueblo sufrira calamtdades, ep t d e mt ~-. , ciendo la actitud asumida por los que se considera otros , frente a los
s~~uías.9 De esta m~nera
ubicamos la oposición drástica entre los soq as huesos , que ofician de med iadores ; al respecto dicen : "Llapa runan
wisutaqa quqariq, mudasqa, mana mudasqapas, mana millakuspa,
y los huesos que se recogen en el tullu pallay.
m/1/qayninkuman, pañuyluchankuman, manam niqkuchu:"kay enfermedadml,
wak enfermedadmi, niqchu, hasta kiruchanchikkunata, imachanchikkunata
ta rispapas, lliwtan pa/laqku ... "' 2 (B. H.)
Breve etn ografía del tul/u pallay
En la puerta del cementerio, colocados en una mesa, están dos crá-
neos humanos proteg idos en una urna pequeña, y aliado ramos de flo res
El terce r dom in go qu e si gue al "D ía de los muertos", en novi embre ,
y velas encendidas. Estas dos ca laveras son entregadas , año tras año,
anual mente en el Cemente ri o Gen eral de Ayacucho , se desarrollaEu n
a las mayordomas. Durante la noche, en casa de la mayordoma, se efec-
' ncu rren cia
ritual cuya co · es mayon't ana· mente popu lar y fe mem na. t se . túa el velorio y al amanecer del lunes, aproximadamente a las cinco y
día la mayordo ma y sus familiares se ubican en la pu erta del pan eon
media de la mañana, se celebra la misa en la capilla del cementerio , para
par~ ofrecer chicha de qora,10 de maní y maíz mora do, a _todos los que luego acompañar una procesión singular: en carretillas , que pueden ser
lle an al lu ar, a cambio de un aporte económico vol~ntano .
g Hasta ~ace
dos décadas la gente acudía con la fmal1da d recoge r ?e tres o más, se tras la dan los huesos de muertos anón imos. ' 3
Es impres ionante el cuadro: cuando aún la luz del día no ha entrado
los huesos que emergían del suel o en el camposanto y se tema _ el cutda- plenamente, fé mures, calaveras, costillas , etcétera, todos revueltos, son
do de no dejar ninguno , por muy pequeño qu~ fuera. E ~ 1 ~ a ct u ah d a~ ~~~ llevados en actitud c ontri ta, con rezos y cánticos religiosos lastimeros,
la ro hibició n de las autoridades de la Ben e ftc enct~ Publica , de cuy ...
mi~istración depende el cementerio, esta parte del ntual se ha vueltod st m-
entre los que destaca Almakunapaq, canto quechua que rasga la maña-
na y los cora zon es de los asistentes , muchos de los cuales lloran, derra-
bólica", pues ya son pocos los que la p r actica~ y ~ a r:nayor pa rte .e 1os mando, además , agua bend ita'• en el camposanto y a los huesos que van
huesos que se conducen en la procesión del dta stgut ente ya provtenen siendo tras ladados en las carretillas, en solidaridad con los pobres ent e-
de los qu e el Weqocho" extrae de los nich os tempo rales. rra dos allí , en tumbas precarias , cavadas en el suelo : ";Anana/la w!,
¡akakallaw!/ ¡lmañata q kay rupayqa!/ Bendecis qa yakullawan/ Kay nina ta
tasnuyka muychik". ( ¡Ay, qué dolor!, ¡ay, qué calor, fuego!/ ¡Qué es pues
6 Ocurre un proceso pare cido de estigmattzació n rehg tosa semej ante al que pasó co n las
este fueg o!/ Por favo r con ag ua bend ita/ apaga esta cande la. )
llamas. Sobre "llamas malél tcas" , véas e Cavero , 1 9 9p~'ón que los orilla a la irrecuperabilidad y la
7 Podemos hacer notar que ent re esta con_ ce ' . h r condenado s pertene- Esta cere mon ia se asocia a un rito que invoca la presencia de llu-
mtttficación del peri~do pre~ts p~n icQ hay una tens~c;;:~u~~e~~~i~~~!~~ead~s:abl e vias: "cuando lo recogen ya, señor, estos huesos, queman . Antes no llo-
cen al ,parafso utóptco de l tn kano, que apa re ce e 1 n:Ch: no se instala todav ía totalmente , y no
Se llama psnta pan ts a la hora en qued.~sas· es la hora del equ ivoco , del nesgo , de la
acaba a ún con las formas, au~que las ~ace ya ' . s se ts de la tarde-noche .
, del peligro , y se ubotc a apr~xlt madadme nt~ ~~~~ ~ del Soq 'a Machu ", en Allpsncflts, vol. 5 ,
2
confusión
9 ·Todos recog fan los huesos , tratgan ropa limpta o no , sin temor, sin asco ; recogfa n a sus
Véase Jorge Flores choa , a vtu a Y '
faldas, a sus pañuelos . No decían (como ahora): "esta en fe rme dad , aquella enfermedad" ; hasta los
Cusco, IPA , t 973 , PP · 4~· 5 S. b d d 1 e prevtamente se hace germ ina r por stete dtas , dientecitos,
13 cua lquier hues it o, si lo encontraban , todo lo recogfan .. ."
10 Bebtda prehtspan tca , eta ora a e m a z qu r en randes vasijas de barro .
El nicho temporal s e opone al "perpetuo ", en tanto que el descanso deseado para las
luego se seca, muele , hterve , cu ela y deja fe rmenta al gpersonal que cu ida el c ementeno . Es e l alm as p, areciera ten er la misma precariedad propia de la vida que llevan sus deudos .
11 Wegocho es el térmmo con que se conoce . 1 rte · de allf procede su
nombre de un ave noct urna de mal aguara, cuyo canto anunct a a m ue . ' En acto ritual parecido al chal/ay o tmkay andino , que consistía en aspergear con los
8SOCIQC\Ó n . ded os un poco de licor a la t terra y en direcc tón a los wsmsnis, dioses t utelares.

54
55
vía pues como ahora, más bien ahora la lluvia es~á adela~tando , c~ando mente los sesenta, las provisiones para la comida y bebida se acopiaban
no llovía dijeron: 'a/matam misarunqa, tul/uta kanarunqa , hoy rec1én va en el mercado central "Andrés F. Vivando ". En la actualidad, el ayni, for-
llover, y cierto , cuando la misa pasó , tullu pallay o a los huesos lo que- ma de solidaridad andina, se ha limitado bastante, reduciéndose a la pres-
man , la lluvia recién .. ." (0 .8.) tación de algunos servicios; por ejemplo, las comadres y ah ijadas van a
También se asocia a la búsqueda de bienestar para los muertos pro- ayudar a cocinar y a la entrega de unos pocos productos.
pios en mérito a que recogieron los huesos de muertos desconocidos. y, En la coyuntura en que realizamos el trabajo de campo, por la violen-
también, a la propia expiación de los pecados para encontrar un mejor cia subversiva y represiva, este rito pareciera adquirir mayor significación
destino en la "otra vida". y ampliar su campo de operatividad: los huesos no solamente pueden
Los asistentes participan con la convicción de que las ceremonias encontrarse en el camposanto ni entre los que entregan los weqochos,
efectuadas por ellos repercutirán en su propio bie~es~ar,_ pues el r!tual sino en los llamados botaderos de cadáveres, ubicados en lugares cer-
instaura una comunicación con la deidad que al d1sm1nU1r los cast1gos canos de la ciudad de Ayacucho, como Purakuti, Infiernillo y otros más
impuestos a las almas, considera el factor que lo induce y retribuye dicha alejados como Puka Yaku o Ayawarkuna. La presencia de despojos hu-
participación. "Mas antes, _después d~ las dos ?e
la tard_e , ch1co ~grande manos insepultos, según los campesinos, ha provocado que la Pachamama
entraban, escarbando la t1erra , hues1tos , el mas pedac 1to recog 1an, por- (Madre tierra) esté resentida , 18 pues se la señalaba como causal del im-
que decían que es una indulgencia ... que uno gana , porque_tiene muc~o perio de la violencia en la zona, en ciclo mortal de retroalimentación. De
poder, mucho mérito , y entonces recogiendo eso gana mas bend1C1on , hecho , según testimonios , este ritual , que venía decayendo en los seten-
para uno mismo y para sus muertos ... " (A.H.) "No me ha pasado nada ta , se revitalizó en el último lustro de los ochenta.
nada señor, todo tranquilo. A esa fecha· entraron terrucos 15 a sus casas , Los huesos tirados representan simbólicamente la falta de descanso
militares donde mí no se han atrevido, no se han atrevido. Usted ha visto de sus almas y al recogerlos se les da la posibilidad de reposar. Esta
·no? en' una mesita, en mi cuarto adentro , ahí estaba , ahí yo le dije: ceremonia ha sido antecedida , el1 de noviembre , con el ritua l de la "ofren-
~lmas, almas benditas del purgatorio , ustedes me amparan' ... " (0 .8 .) da" a los muertos , para quienes se han elaborado los platos y bebidas
Por otro lado, las calaveras ofician de guardianes de sus casas , de que más les han gustado en vida y se les ha velado durante la noche . El
sus propias vidas y propiedades . Muchos disput~n , al fina_l de _la p_roce- dos , "Día de los muertos ", los deudos vis itan el cementerio llevando ve-
sión, por adquirir una calavera de las que han s1do recog1das, qUien_la las, flores y rezos . Es fecha también de cambio o mejoramiento de las
obtiene la lleva a su casa y le prende velas periódicamente, pues se d1ce lápidas, y hay un ambiente festivo en la alame~a que conduce al cemen-
que, cuando la casa queda sola , aquélla ~susta a cual~.uie~ ladrón q~e terio, donde se instalan puestos de comidas y cantinas y la población
pretende entrar, arrojando piedras y hac1en~o rUido : Alla _tengo _m1s participa entusiasta y masivamente.
chacritas, acá cerca, por Tambillo , no es fundo ; JUStamente mana~a, c~nco
) y media me voy ir, pues tengo terrenitos, y tengo en la casa, senor, e~te
calaverita, pero en este cruz , esa al mita m~ lo cuida la casa, no hay,nadles Símbolos del ritual
que duerme , que cuide, pero ese alma cu1da ... hay que tener fe ... (O. ~ . )
) En Ayacucho hemos visto que, en numerosas casas, t1enen una o mas El protagonismo de los huesos intensifica, por su simbolismo y sus formas ,
calaveras. la capacidad de representac ión de éstos : la figura metonímica del hueso
Los huesos que se llevan en procesión , se incinerarán en el osario, carga la sensación de proximidad con la muerte y las almas . Lo anterior
asociándose este acto con la presencia de las lluvias, por contigüidad se ejemplifica en el uso dram ático que le dio un cura en su sermón pro-
metonímica: el humo , que se eleva , iconiza a la nube con la que simbó li- nunciado en la puerta del osario en la ceremonia de 1988; él dijo : "Para
camente se imbrica ; es el significante del mensaje. Esta ceremonia Y su qué estar peleando por el dinero, por la casa; por la casa y las alhajas,
sentido, adquieren ·mayor significación por que entre oct~bre y noviem- cuando en realidad el fin es esto, 19 mírenl o, ¡vamos a reduc irn os a esto!
bre se inician los trabajos de "siembra grande" 16 y las lluv1as. Habrá sido hombre o mujer, hombre gigante seguramente, pero ahora es
Luego de la procesión, se invita a los participantes a servirse un nada ante Dios ... piensen herm anos , piensen en amar a Crist o." La gente
plato de mondongo, 17 sopa hecha de maíz pelado , carnes de cerdo y res, que escucha el sermón gime , llora sin ocultar su llanto, y esto ocurre con
panza y vísceras, y a beber un poco de licor. Antes , hasta aproximada- mayor intensidad cuando el sermón se expresa en quechua .
El cura , continuando con su sermón , dice:" ¿Qué quieres? Vivir veinte,
treinta años , gozando de los placeres, de las riquezas, gozando de las pa-
15 Nombre con el que la poblac16n conocla a los integrantes de Sendero Lumi noso; vtene de

la dialectalización de terronsta .
16 La "siembra grande" se diferencia de la michka o stembra te~prana , porque esta se
) efectua con agua de nego, se imc1a en agosto y alcanza menor proporc16n por las cond1ctones
18 Véase Fredy Ferrua, 1990.
19
geográficas de los Andes, mientras la stembra grande depende cas1 exclusivamente de las lluv1as Al decir esto, levantó un fému r y lo blandio el espacio . La gente e m pezó a sollozar
11 Plato que se parece al pozofe mex1cano . treneticamente; al mtsmo cura se le quebró la voz

56 57
siones efímeras, o quieres vivir infinitamente aliado de Cristo tu herma- nen descanso y las almas de los familiares de los oferentes, mediada por
no ... ?" Obsérvese cómo se ha convertido hacia un signo dominantemente la actividad ritual realizada en el tullu pallay por los oferentes.
cristiano, y los elementos vinculados a la reciprocidad holística andina Como puede observarse, la mediación no es única ni definitiva, pues
han pasado a un segundo plano, a la marginalidad en el ritual, a la con- los oferentes que en una relación son mediadores -entre las almas de los
versación, al comentario de algunas señoras, principalmente de origen huesos que recogen y Dios, y entre éste y sus propias almas-, en otra
campesino , pues en este discurso, el individuo y su vida aparecen pfivile- pasan a ser beneficiarios del ritual, mediando, de esta manera, entre la dei-
giados, mientras desaparece toda alusión a las lluvias. dad y sus familias:
En el tullu pallay se asiste a una ruptura drástica: la destrucción de los
huesos quemados en el osario es un acto que convoca el beneficio median- 'mi hijo , nuevecito ha comprado Toyota, nuevecito, chillando; entonces
te la imposición de la ausencia definitiva, 20 mientras el culto prehispánico estaba trabajando bien, pero todavía no se ha dedicado a las almas , nada ,
- a los antepasados se basaba en la conservación de sus restos óseos, en nada, estaba en su trabajo atareado , se iba a la selva , en la selva estaba
)
la exhibición periódica de lvs mismos, como una forma de dotar de refe- trabajando, muy bien, señor, estaba trabajando, ¿y qué pasó? Un día pues ,
salió su chofer, porque para el chofer nomás la entrada era , el chofer por
rentes genealógicos a la identidad. millones ya nos cobraba para la selva , ya no se quedaba pues para el
Sin embargo, la presencia de los huesos en el tullu pallay expresa la )
dueño, como usted sabe pues el carro , la gasolina, los repuestos, el cho·
concepción de que el vínculo entre alma y cuerpo continúa, pues éste, fer. Y mi hijo dijo ya :
representado por aquéllos, posibilita la intervención ritual, oficiando como
una suerte de identificador que utiliza Dios para determinar los benefi- - Mamá yo también pues ya estoy al tanto, cómo pues no puedo manejar.
cios. Los huesos no son una masa amorfa, sino el lazo simbólico que la - Pero no vas a ser como el chofer.
deidad identifica, que media con los participantes en el tullu pallay. Sin - No mamá, ya tengo brevete tambien
embargo, su destrucción ritual impone una ruptura radical y pareciera - Pero tiene que llevar al chofer, yo dije. Bueno , pues él se había llevado,
vincularse con una definitiva ausencia. Debemos se()alar que el señor, y volcó el carro nuevecito, de Tambo más allá . se llama ese sitio
distanciamiento entre los vivos y los muertos se procesa en etapas, inicia- Challwamayu .. . cinco campanadas, otga usted, habta hecho: pero no había
das con el pacha taqsay (lavado de ropas), el quinto día (en que se vela llegado hasta el río, dice ahí , mi hijo había dicho: ¡Dios mio almas del
y despide al alma del difunto) y el wata unras (al año del fallec imiento), purgatorio! , en medio dice había aparecido un palo , ahí había quedado así
el carro, ahí se salvó mi hijo ... (0 .8 .).
j
que aparece como un hito importante, pues inclusive la viuda o el viudo 1
se visten de rojo, se les busca pareja (ritual) y se baila intensamente.
La mayor proximidad con el ritual define la importancia de los bene-
)
En el tullu pallay, la relación puede graficarse de la siguiente manera:
ficios , aunque éstos pueden extenderse a los familiares y amistades, sien-
do los pnvilegiados la mayordoma y su entorno.
DIOS
La chicha ofrecida en la puerta del cementerio simboliza , también , la
reciprocidad y media entre la mayordoma y los participantes en el ritual ,
ALMA QUE PENA ALMA DE FAMILIAR
pues convoca la colaboración y el don.
ANÓNIMA DE OFERENTES
Esquematizando , los actores del ritua l se ubican y caracterizan de la
siguiente manera:
RESTOS ÓSEOS
Lugar de existencia Actor Calidad de existencia
OFERENTES )

Cielo Dios Total : es el dador


Purgatorio Almas Sufrimiento-poder de
Entonces, los huesos ofician de mediadores metonímicos y simbóli- mediación .
cos -pues los contienen y representan, por contigüidad-21 entre las al- Infierno Almas Sufrimiento
mas, los oferentes y Dios; y, al mismo tiempo, establecen una relación de Tierra Huesos Sufrimiento
equivalencia y solidaridad entre las almas que hipotéticamente aún no tie- Tierra Oferentes Sufrimtento 22

20 Marco Curatola cita a Pedro Pizarra para señalar la importancia que se daba a la con ser- 22 Qu izá habria que realizar dos lectura s del canto Alms kunspa q: la fuerza que conmueve no
vaci ón de los cadáveres , cuando d1ce que Atahualpa estaba con venc ido de que "si no le quema- as solamente porque se presen ta como la vo z de las almas que sufren en el inf1erno o "mexisten ·
ban el cuerpo , que aunque le matase , avi a de volver a ello s, que el sol , su padre , le re sucitaría" . en el purgatori o : habr ía que pensar en un espejo que lee, a travas de sus versos y notas , las
C urato1~ · 19 89 , p. 244 . ex 1stenc1 as terrenales de los oferentes , que ven en los m1smos huesos que recoge n sus propias
Debemos agregar que esta representación lo as da una parte (hueso) a otra parta (alma) desg ractas meta fo ri zadas o, mclus1ve , re presentadas en la 1mpos1btl1dad de encont rar tranquilidad ,
y no de la 1ntagralidad de la persona . por eje mplo mad1anta la compra de un n1cho perpetuo .

58 5~
La solidaria caracterización de los tres últimos actores se expresa Bibliografía
en compartir el sufrimiento y "justifica" el acto ritual , aun cuando los des-
tinatarios funcionen como espejos, implicándose tanto en el mismo rito Ansión , Juan , Desde el rincón de los muertos. El pensamiento mítico en
como en sus biografías: es la relación del ego y las almas de sus famil ia- Ayacucho, Lima , Gredes, 1987.
res, a través de huesos anónimos -que representan a otras almas- Arguedas, José Maria, Indios, mestizos y señores, Lima , Horizonte, 1985.
que articula una relación triádica mediada por la deidad . Bustamante , Manuel , Apuntes para el folklore peruano, Ayacucho, 1967.
Las almas del purgatorio, con las que se identifica a los huesos, ejer- Cave ro C. , Ranulfo , Incesto en los Andes. Las "llamas demoníacas" como
cen un poder de mediación importante frente a la deidad, se constituyen castigo sobrenatural, Ayacucho , CONCYTEC, 1990.
en una suerte de defensores , recordando la función de la Virgen María: Cavero, Luis E., Monografía de la provincia de Huanta, t. 11 , Huancayo ,
" Cielomanña yaykuspayqa/ qamkunapaq mañasaqmi ' < 3 (Si ya consigo 1957.
entrar al cielo/ para ustedes voy a pedir) . Co ron ado , Florencia (ed.) , Qanaq pacha ñan, Lima , 1977 .
Es importante señalar la vinculación entre el fuego , el incendio y la c ul- Co rone l, José y Luis Millones ," Tawa ñawi, un caso de sanción ideológica
pa en la religiosidad popular andina. José María Arguedas indica esta aso- del campesinado a los terratenientes (Huanta-Acobamba) , Ayacuch o-
ciación : "Anda a apagar con tus lágrimas el fuego", "Corre a llorar sob re Huancavel ica ", Ponencia presentada al V Congreso de l Hombre y la
el incendio" . El ruego se dirige al warma , al niño de lágrimas inocentes , a Cultura Andina , Huancayo, 1981 .
la criatura de corazón puro . Parece que se hubiera cometido un delito Curatola , Marco , "Suicidio , holocausto y movimientos religiosos de re-
horrendo , y se ruega "a todos los niños que lloren , para expiar la culpa de dención en los Andes (s. XVI-XVII)" , en Anthropológica, núm . 7, Lima ,
los hombres", dice al comentar el simbolismo de una canción quechua .24 Pontificia Universidad Católica del Perú, 1989, pp . 233-262.
En Almakunapaq, la voz que expresa al alma insiste en remarcar su Degregori , Carlos lván , Ayacucho, raíces de una crisis, Ayacucho , IE R
vinculación con un colectivo, al que si bien individual iza. lo hace muy "José Maria Arguedas ".
esporád icamente : es la familia extensa , a la que se incorporan los com- Earls , John , "La organización del poder en la mitología Quechua", en
padres, amistades e incluso conocidos, y que es invocada: ayl/uykuna , Ossio, 1973, pp. 393 -4 14 .
kuyaqnil/ay runakuna, waway, churiy, taytay, mamay, conpadril/ay, Fe rrú a Carrasco , Freddy, "Los muertos y las almas : reelaboración de las
comadril/ay, riqs isqaypas , son términos que nominan un entorno que se creencias y los relatos en el proceso de violencia" (mecanoescrito) ,
amplía, sólo dos veces en el texto, para ubicar una dimensión más cristiana, Ay acucho , UNSCH, 1990.
de pretensión universalista, pero que no anula este entorno caracterís- Gu amán Poma de Ayala, Fe lipe, El primer Nueva Coránica y Buen Go-
tico , que se expresa en el trabajo , la comunidad festiv a y la organización bierno, México , Siglo XXI , 1980.
familiar andina .25 He rtz, Robert , La muerte. La mano derecha, México, CNCA , Alianza Mexi-
Inc lusive la carga del pecado aparece compartida y hay una recla- cana (Colección Los Noventa) , 1990.
mación autorizada (por el c ompartimiento intenso anterior) para una nue- Lévi -Stauss , Claude , El totemismo en la actualidad, México, FCE , 1971 .
) va rec iproci dad : "Qatariya qonqaq runa/ Puñuyraqchum chayasunki?/ Mo rote Best , Efraín , Aldeas sumergidas, Cusco , Instituto Bartolomé de
Qampa quchallaykimantaml Watasqaña rupachkanf' (Levántate pues ol- las Casas , 1988.
vi dadizo/ acaso el sueño te agarra/ por tus pecados/ estoy al fuego enca- No lte Maldonado, Josefa, Qel/qay. Arte y vida de Sarhua , Lima , Terra
denado). Así, los caminos que recorren los vivos se metaforizan en la Nuova, Imag en, 1991 .
ruta que adju dican sus P1 Ue rtos y la precaried ad del "anda" (carretill as) Osvald o Urbano , Henrique, " Hacia una ritoiogía andina" , en Allpanchis
en que son tran sportados los restos óseos dispersos y anónimos es de Phutu rinqa , núm. 9 , Cusco , Instituto de Pastoral Andina 1976
alguna forma un espejo dramático de la vid a dificil de sus pob rezas. pp. 3- 10. ' '
Ossio , Jua n (ed.) , Ideología mesián ica del mundo andino, Lim a, Ign acio
) Pred o Pastor, 1973 .
Roca Wall parim achi, Demétrio , "El 'hacendado conden a do ': las sancio-
nes ideológ icas de un pueblo ", en Crítica Andina, núm . 4 , Cusco ,
1979.
Th omas, Lou1s-Vince nt, Antropología de la muerte, México , FCE , 1993.
) n Alrna kunspaq o "San Gregono " Veas e anex o.
~'" Trans cnbtmos la traducctón "He prend tdo fuego en las cumbres.! he 1nce ndtado el 1schu en
la ct ma de las montaña s/ ¡A nda . pues' / Ap aga el fuego con tus lagnmas .t llora so bre e l Jscfl u
) ardtendo Corre y mt ra la ctma de la montana ' st ves fuego , st a rde ro davta el tschul corre a llora r
sobre el rnce ndro ./ ¡Apaga el fueg o con tus lagrrmas!' , en Arguedas, 1985 , pp . 29-30 .
" Véas e nuestr o trabajo , realr za do con J ua n Argued as y Genaro Zaga , Rec1procr dsd y
actdos productivos en la co muntdsd de Culfuchscs . Ayacuc ho . lE A. "Jase M aria Arguedas ", 1983
)

60 61
8. Aylluy kaqpas, reqsisqaypas ,
Anexo
Utqay mañapullawaychik,
Responsota qollawaychik
Tumpallapas samanaypaq .

~- Cristiano masiy runa ,


Noqallapi espequkuy;
Diosninchikta manchakuspa
Yuyaywanña kausakunki.
Almakunapaq
San Gregorlo 26
... 1O. Purgatorio wasillaqa
Ancha sasam kakullasqa,
1. San Gregario Yayallanchik Muchuykunapaq kasqam wasi,
Purgatorio ukumanta Waqachikuq ancha wasi.
Almakuna qapariqta
Kai simiwan , uyarirqa: 11 . Mundumanraq kutispayqa,
penitenciatach rurayman ,
2. Qatariya qonqaq runa Confesiunman ullpuykuspa
¿ Puñuyraqchum chayasunki? Diospa pampachasqan kayman .
Qampa quchallaykimantam
Watasqaña rupachkani. 12. Diosllawanña, Diosllawanña
Ama qonqallawaychikchu ; '
3. Ninamanta kadinayuq , Cielumanña yaykuspayqa,
Ninamanta grillosn iyoq , Qamkunapaq mañasaqmi.
Yantallachuch kaiman karqa
askamallach uchpayaiman . 13. Josafat pampallapiñam
Tinkuq kaspa tinkusunchik,
4. Mu ndup iraq kawsaq runa Diosman cuenta qonanchikpaq;
Wachka alman qayasunki , Almaykita qespichinki.
Aylluykuna llapallayki ,
Ama qonqallawaychikchu . 14. Qapaq Jesús qespichiqllay,
Amaña piññakuwaychu ;
5. Kuyaqnillay runakuna , Qollanan yawarnikiwan
Waway, churiy, taytay, mamay, Kay ninata tasnuykuway.
Misallata misachiychik ,
Mañakuywan yuyawaych ik . 15. Ah! ñukñu Mamallay Carmen ,
Wawaykita mañapuway,
6. Ananallaw !, akakallaw! Kay manchaypaq carcelmanta
lmayñataq kay rup ayqa! Kunanpuni hurquwayña.
Bendecisqa yakullawan
Kay ninata tasnuykuychik. 16. Chay simita uyarispa
Almakuna samanampaq
7. Compadrellay, comadrellay, San Gregario kimsa chunka
Mikuy, upiay, niwarqmkim Misallata misakurqa.
kunan kaypi kaptiyñaqa
Maytaq yu yawan ki chikchu.

26 Florencto Coronado , 1977 , pp . 420-423 .

62 63
Traducción háganme el responso
para siquiera descansar un poco .

9 . Hermanos cristianos
mírense en mí,
temiendo a nuestro Dios
vivirán con ese recuerdo.

1O. El purgatorio
es un lugar muy difícil ,
es casa de escarmiento ,
~. Nuestro Gran Padre San Gregorio es morada de mucho llanto.
desde la profundidad del purgatorio
escuchaba en estas palabras ~ ~ . Si volviera a la tierra
el lamento de las almas . haría penitencia ,
confesándome
2. Levántate, pues, hombre sin memoria , sería perdonado por Dios.
¿acaso todavía .el sueño te domina?
Solamente por tus pecados ~ 2. Sólo con Dios, sólo en Dios ,
estoy atado al fuego eterno. por favor no me olviden ;
si yo logro entrar al cielo
3. Con cadenas de fuego , por ustedes pediré .
engrillado de candela,
acaso fuera leño ~ 3. En la pampa de Josafat
ya pues debiera volverme ceniza. si hemos de juntarnos, nos juntaremos
para dar cuenta a Dios,
4. Aquellos que aún moráis la tierra allí lograrás salvar tu alma.
los invoca , los llama un alma pobre ,
mis queridos familiares ~ 4. Poderoso Jesús que me creaste ,
por favor no me olvidéis . ya no estés enojado conmigo ,
con tu gran sangre
5. Aquellos que me quisieron aplaca este fuego .
hija, hijo, padre, madre
Por favor háganme hacer una misa ~ 5. ¡Ah!, Gran Madre Virgen del Carmen,
y con sus ruegos recuérdenme . pide por favo r a tu hijo ,
de esta tenebros ·• cárcel
6. ¡Ay, qué dolor! ¡Ay, qué calor! sácame hoy mismo.
¿Qué es pues este fuego?
Por favor con agua bendita ~ 6. Escuchando estas palabras
apaguen esta candela. para que las almas descansen
San Gregorio hi zo
7 . Compadrito, comadrita : treinta misas.
come, bebe, me decían ,
mas ahora que aquí sufro
ya ni me recuerdan.

8 . Mis familiares y conocidos ,


por favor rueguen por mí ,

64 6S
Cuerpo y mente ante la muerte violenta

Jesús Luy Quijada


y Maura Ramírez González
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal

La muerte es un tema que podría considerarse común y cotidiano dentro


del campo de las ciencias forenses, pero se preguntarán qué tiene que
ver la mente dentro de lo fís ico y sobre todo con la muerte y el cadáver,
máxime si consideramos a este último como una fuente insustituible de
información para despejar las incógnitas dentro de las investigaciones en
los casos de muerte violenta.
El cadáver no puede ser tomado como un ente separado ni ún ica-
mente físico , pues en los casos de muerte violenta, y criminalísticamente
hablando, forma parte del "lugar de los hechos" y de los indicios en el
mismo. En virtud de que indudablemente existe un intercambio de infor-
mación entre el cadáver, el sitio, el victimario y la víctima, el cual revela lo
que pudiera existir en la mente de las personas en los precisos momen-
tos en que ocurre el deceso, resulta necesario aprender a leer la sim-
bología que se deja tanto en la atmósfera como en el cadáver mismo.
Asimismo, es importante conocer qué procesos psicológicos y emo-
cionales enfrentan los familiares y seres humanos que de fo rma repenti-
na sufren una vivencia tan fuerte como es la muerte violenta de algu ien
cercano.
Los profesion ales ajenos al ámbito forense, con demasiada frecuencia,
ven a éste como algo denigrante, repugnante y digno de rechazo, debido
a que los homicidios, suicidios y accidentes mortales a veces ocurren en
circunstancias llenas de misterio, de miedo, de hostilidad y sobre todo
repletas de una gama de sentimientos y emociones encontradas, por lo cual
debemos dar a conocer el aspecto human itario dentro del campo forense
y la importancia de valorar la mente y el concepto de muerte que se apli-
ca en estos casos . Es un hecho del conocimiento común identificar a los
profesionales de esta área como personas caracterizadas por una per-
sonalidad con rasgos necrofílicos, aspecto refutable, pues lo que en reali-
dad anima nuestra acción es un interés necrodúlico, entendido éste como la
preocupación científica por cierto objeto de estudio, que es el cadáver.
Algunos autores especial izados en el asunto han clasificado el cadá-
ver como cosa (cos ificación) sin importarles que alguna vez fue una enti-
dad con vitfa, que pensaba y sentía.
La muerte violenta es aquella que se debe ya sea a un mecanismo
suicida u homicida , o a un hecho accidental -es decir exógeno al indivi-
duo-, los cuales ponen en marcha el proceso , así como a una persona
responsable de la misma.

R7
En contraposición, muerte natural es el resultado final de un proceso
Y_la r~~piración, hecho momentáneo si se aplican maniobras de rea-
morboso en el que no hay participación de mecanismos de producción ex-
n1mac1o~: P?r otro l_ado, la muerte real o verdadera se define como una
ternos; el mecanismo del proceso morboso es endógeno y, cuando es exó-
Jnterrupc1o_n 1rreve~s1ble de actividad en los sistemas respiratorio, nervioso
geno (en el caso de las infecciones), no ha sido inducido . Ejemplos de
central Y c1rculatono, la cual no siempre es simultánea en los tres sistemas
muerte de este tipo y su etiología hay un sinnúmero, de interés para la
Para nuestros propósitos nos enfocaremos en la muerte somática:
investigación en el campo biomédico y el anatomopatólogo clínico:
real o verda_dera, ya que al cesar la actividad vital se inicia una serie de
Así pues, la muerte violenta comprende casos cuyo mecanismo de
t~~nsformac1ones denominadas fenómenos cadavéricos, Jos cuales, al ve-
producción es claro y evidente , con origen físico, mecánico, biológico o quí-
nfJcarse, ocas1onan la dicotomía cuerpo-muerto, cuerpo-cadáver. Al res-
mico. Tal es el caso de los accidentes de tráfico (terrestre, marítimo o aéreo) ,
pecto,,nuestra Ley general de salud, en su artículo 314, define cadáver
caídas, precipitaciones, ahorcamientos , y ahogamientos , electrocuciones como el cuerpo humano en el que se haya comprobado la pérdida de
) o fulguraciones, muertes por armas blancas o proyectiles disparados por la Vida".
armas de fuego . Dichos fenómenos cadavéricos se dividen en tempranos 0 abióticos
Además, en muertes viol entas se incluyen otras variantes en donde -cuan~o la morf~logía macroscópica no sufre alteraciones notables- y
ni el mecanismo ni las lesiones ni el tercero responsable resultan evidentes; los tard1os o med¡atos, Jos que a su vez se diferencian en procesos des-
tal es el caso de muertes por intoxicación o bien intraoperatorias. tructores y conservadores del cadáver.
Los mecanismos de muerte violenta se definen como sigue:
Homicidio: es resultado de la acción violenta y voluntaria cometida
contra una persona y jurídicamente se define como "p rivación antijurí- Fenómenos cadavéricos tempranos
dica de la vida de un ser humano, cualquiera que sea su edad, sexo, raza
o condición social". Los fenóme~o_s abióticos son el enfriamiento, la deshidratación , fas
Suicidio: consiste, desde el punto de vista jurídico, en "el acto de li v1d~ces , la ng1dez y el e~pasmo cadavérico, los cuales por Jo general se
darse a sí mismo la muerte o procurársela intencionalmente; constituye susc1tan dentro ?e las pnmeras 24 horas a partir de la muerte y se en-
un esquema valorativo abstracto, un supremo ejercicio de la voluntad cue~tran d~termmados por edad y constitución del individuo , condiciones
sobre el instinto más elemental y primordial : el de la conservación de la vida". medio-ambientales (temperatura, humedad) causa y manera de fa muerte ,
Accidente: muerte por deceso resultante de la impericia, negligen- Y. d~snudez, entre otros factores. A continuación se anotan fas caracte-
cia, imprudencia o inobservancia de reglamentos o deberes por parte de nstJcas g~ne~ales de cada uno de Jos fenómenos abióticos señalados.
la v íctima o de un tercero. Además, aquí se incluyen las muertes en de- Enfnam1ento: también se le denomina algor mortis; obedece al he-
sastres masivos por fenómenos naturales (inundaciones, sismos, hura- cho de que el cadáver trata de igualar la temperatura ambiente y, si ésta
canes, etcétera). es men~r que 1~ corporal (37°C), Jos despojos tienden al enfriamiento.
Desde el punto de vista biomédico , la muerte se manifiesta en dos por térmmo med1o, el descenso de la temperatura es de un grado centí-
niveles: somático y celular. La muerte somática es la interrupción irre- ~rado por hora durante las. primeras _doce horas y de medio grado cen-
)
versible de las funciones vitales del individuo como un todo , mientras la ~lgrado en las doce postenores. Su Importancia radica en su potencial
muerte celular, en cambio , es el cese de la actividad a nivel de cada uno Indicador del mtervalo postmortem.
de los componentes celulares del organismo, hecho este último que no se De~hidra~ación: es consecuencia de pérdida de agua; las principa-
) registra al mismo tie mpo en todos los tejidos, como es en el caso de los les manJfest_acJones se encuentran en los ojos y constituyen Jos signos de
cilios del epitelio respiratorio , los cuales pueden conservar su actividad Stenon-LoUJs y de Som~er. El primero consiste en hundimiento ocular,
hasta por espacio de treinta horas, aspecto importante en la práctica de pérdida de la tran~parenc1a corneal y formación de arrugas en esta estructu-
exti rpación de órganos con fines de implantación. ra. En cu~~to al s1gno de Sommer, éste consiste en una mancha negra en
·Así pues , la vida, desde este punto de vista , depende del ciclo del la superfiCie b~anca de la esclerótica al adelgazarse por pérdida de líqui-
oxígeno, el cual a su vez está determinado por la tríada de funcionamiento: do. Ta~b1én s1rve como indicador del intervalo postmortem.
circulación sanguínea-respiración-sistema nervioso central, cuyo objetivo Liv1deces: son manchas de color púrpura en la piel del cadáver, fas
) co nsiste en procurar ox ígeno para la actividad celular y el consecuente cuales aparece~ en las partes que quedan en declive; también se las deno-
fu ncionamiento de los distintos tipos de tejidos . mina livor_mort1s. Su fijación se debe a la coagulación de fa sangre 0 a la
En el campo de la medicina forense, se identifican dos tipos de muer- compres1on de los vasos sanguíneos producidas por el endurecimiento
) te s: la aparente y la real. La primera consiste en pérdida del conocimien- postmortem del te!ido adiposo; la coloración está determinada por la
to e inmovilidad, con actividad mínima o cese transitorio de la circulación hemoglobma no ox1genada. Es indicador del tiempo de muerte así como
) de camb1os en la posición del cadáver. '

)
68
69
Rigidez. inmediatamente después de la muerte, se produce un estado
de relajación y flaccidez de todos los músculos del cuerpo ; sin embargo, Putrefacción: este fenómeno posee gran importancia en el estudio
al cabo de un cierto tiempo, variable pero en general breve, se inicia un forense, ya que es _la degradación del ecosistema de la materia muerta
proceso lento de contractura muscular denominado también rigor mortis. ~ausad_a por organismos heterotróficos (desintegradores) , como bacte-
Las fibras musculares lisas inician este proceso entre 30 minutos y na~ qUizas procedentes del exterior e introducidas a través de boca
dos horas después de la muerte y las fibras estriadas entre tres y seis nanzspe~o sobre _todo por las colonias bacterianas del tracto intestinal y
horas posteriores al deceso. La rigidez suele ser completa en un periodo rias ae~;~.n estudl~s experimen!ales, la putrefacción se inicia con bact~-
de ocho a doce horas, alcanza su máxima intensidad alrededor de las 24 las q~e a sor~en el OXIgeno con rapidez -como Bacillus subtilis
horas e .inicia su desaparición a las 36 o 48 horas. En cuanto a las áreas :~o~:~~br~~~~~~lra~:~:lus8col~); poster_i~rmente _desarr~llan colonia~
_se
de secuencia en que se va presentando en términos generales, comienza además de ~·b . . aclllus putnflcus, col! y ilquefac/ens magnus
1 no sept1cus- que terminan de · 1 • '
en músculos de pequeña masa, tales como los de la región de la cara, para cual impulsa la proliferación de los anaerobios cqounes~~~rloe odxlge~o.' lo
terminar en masas de amplio volumen como los miembros inferiores. acción desintegra!" . ' s e max1ma
IVa - 8. ac111us putridus gracilis, Clostridium welchii
Bac1.11us magnus anaerobiUs.
El mecanismo que produce este fenómeno es de orden bioquímico : '
. A ~a~sa de la actividad bacteriana, se produce una serie de sustan-
se trata de cambios de reacción del tejido muscular provocados por el pH
ácido , cuyo aumento está correlacionado con la intensidad de la rigidez, Cias qU1m1cas entre las que sobresalen :
pero luego se torna alcalino al desaparecer el rigor mortis. Esta acidificación 1 . Gases : hidrógeno amo ni t · ·
tiene sus orígenes en la destrucción del ATP (ácido adenosintrifosfato) , nitrógeno, ácido sulfhídrico'. aco, me ano, anhldnco, carbónico,
que se convierte en ADP (ácido adenosindifosfato) y libera una molécula oleic;.· Ácidos: fórmico, acético, propionico, butírico, valérico, palmítico,
de ácido fosfórico . Como ya no existe transportación de glucógeno hacia
las células musculares , una vez agotado éste falta la energía para sinte- 3. sa.les de amonio: sulfuro y carbonato amoniaco
tizar el ATP y la molécula de miosina pasa a un estado de supe"rcontracción 4. Ác1dos aminados: glicocola, leucina, tirosina. ·
que persistirá hasta ser destruida por los procesos de auto lisis. La impor- . 5. ~ue_rpos aromáticos sin nitrógeno: fenol ácido
tancia de la rigidez radica en que es un indicador del periodo ~e muerte. femlprop1on 1co e hidroparacumárico. , fenilacético,
Espasmo: es la persistencia en el cadáver de la postura que el ind i- 6. Ptomainas .
viduo tenía en el momento de la muerte. Se trata de un fenómeno poco /adputrefacció~ presenta cuatro periodos o fases bien caracterizados
frecuente , ya que se presenta en traumatismos o enfermedades del sis- exp 1ca os _en segUida en forma secuencial:
tema nervioso central o del aparato circulatorio. Se distingue de la rigidez 1. Penado cro':látic_o: se inicia alrededor de las 24 horas después d
en que no se presenta una fase previa de relajación muscular, como se 1
~mue~ Y dura v~nos d1as. Su primer indicador es la presencia de la man~
anotó, ya que el espasmo es inmediato al fallecimiento. Es de gran valor ~ a ver b~ abddommal en la fosa ilíaca derecha, pero después se inician
en el diagnóstico de suicidio, cuando el occiso aún empuña el arma. os cam 10~ e col?r en toda la superficie corporal.
d d d2. Penado enfisema toso: se caracteriza por la irrupción de gran canti-
a e gases que abandonan o desfiguran todas 1 rt d 1
Fenómenos cadavéricos tardíos destructores infiltrarse en todo el tejido celular subcutáneo Otr~s f~~ó~se e cuerpodal
~:ta ~a~e e_s la ~ed venosa superficial, la cual e~tá determina~~ :~~j~~ig~
Al igual que las manifestaciones tempranas, existen condicionantes como
ambiente, causa y manera de la muerte, edad y constitución del individuo ,
eta~a ~u~~:c~u~a~~~~~~od~t~;~~~~:sión ejercida por los gases. Esta

entre otros , que pueden acelerar o retardar los procesos . d 3. Per_iodo colicuativ~: consiste en ia licuefacción de los tejidos blan-
Autolisis: conjunto de procesos de destrucción molecular de las sus- ?s, en pnmer lugar el teJido neuronal. Generalmente dura entre ocho y
d 1ez meses.
tancias orgánicas de las células por la intervención de fermentos o
enzimas celulares procedentes de los lisomas ; en una primera instancia, . . 4. P:rio?o de ceducción esquelética: ocurre en un tiempo promedio
las alteraciones se limitan al citoplasma ; en un segundo periodo , anárqu i- max1mo . e cmco anos y en él las estructu;·as blandas desa arecen
licuefacción y transformación en putrílago. El tejido fibroso p 1 por
co o de muerte confirmada, se opera hipocromatosis del núcleo celular, y en varse durante mayor tiempo . sue e conser-
una tercera fase, cuya duración es de más de cuatro días, se registra coma-
tolosis o desaparición del núcleo . ~demás de los organismos desintegradores constitu entes de 1
e?os1stema, en la transformación cadavérica también actúa y t
Los procesos de necrosis celular que acontecen en la auto lisis produ-
nlsmos. ~eterotróficos que son los consumidores y que se ha~~ ros o~ga­
cen una serie de modificaciones en tejidos, órganos y diversos fluidos cor- do aux1hares de la putrefacción. enomma-
porales: sangre , líquido cefalorraquídeo , humor acuoso y. vítreo , etcétera.

70
~otivaciones que los animaban en el preciso momento en que ocurrieron
En cadáveres encontrados en superficie actúan mamíferos (roedo" ~s hechos, los estad?s em.ocionales que inducen a una persona a aten-
res, carnívoros) y aves (zopilotes, cuervos) ; en _cadáv~res en sumersión , tar c_ontra otra hasta 1ncurnr en homicidio y, en los casos de suicidio lo
lo hacen los peces; estos depredadores no solo actuan como a_gentes que 1m.p~lsa a tom~r la decisión de quitarse la vida o, inconscienteme~te
destructores, sino que mutilan , dispersan y devoran parte del cadaver; al a prop1c1ar un acc1dente. '
respecto, se han efectuado estudios experimentales para detectar las En un alto porcentaje, la depresión es un factor desencadenante en
marcas producidas por este tipo de fauna. · 1as personas que mueren con violencia; aunque no necesariamente se
Asimismo, sobre los cadáveres actúa una gran cantidad de especies de h~yan observado cuadros depresivos clínicamente significativos previos
insectos; su estudio ha dado nacimiento a una especialidad denominada SI ex1sten de manera latente estos sentimientos· '
entomología forense, que produce investigaciones regionales y locales. 1. Tristeza ·
Los insectos que constituyen la entomofauna cadavérica normal- 2. Irritabilidad
mente son dípteros, coleópteros, microlepidópteros y arácnidos . Éstos se 3. Enojo
han dividido en ocho grupos que se van sustituyendo unos por otros, ya que 4. Miedo
son arácnidos por una fase especial de la fermentación cadavérica; las 5. Deseo consciente o inconsciente de morir
especies que los constituyen pueden variar de región, clima, época del Tales emo~iones pueden encubrirse con un aparente estado de ánimo
año , ecosistema, etcétera . Dichos grupos han sido denominados "cuadri- alegre y tranquilo .
llas de obreros de la muerte". . En la pr~ctica diaria se ha apreciado que puede haber causas psicoló-
g¡~as determmantes desde el punto de vista emocional para que consciente
o mconsc1entement~ se origine una muerte violenta; las más relevantes
) Procesos conservadores tardíos: momificación, saponificación de ellas son las s1gu1entes:
(adipocira) y corificación 1. Miedo
2. Desengaños amorosos
Estos procesos incluyen la momificación , la saponificación -también de- 3. Pérdidas materiales
nominada adipocira- y la corificación . Los tres procesos conservan la 4. Dificultades familiares
morfología externa del cadáver, dependiendo primordialmente del medio 5. Enfermedades
de depósito y de la no intervención de organismos heterótrofos. .. Las muertes violentas suelen causar grandes sufrimientos a los fa-
) La momificación sucede en casos de ambientes secos y con aire miliares Y llegan a afectar incluso las relaciones interpersonales
c irculante ; la adipocira es un proceso de transformación de las grasas en La forma de enfrentar el proceso de duelo ante un fallecimi~nto va a
jabones por reacción en medios con una humedad constante o bien in- depend_e r del estado emocional y la estructura de personalidad de quien
) mersos en agua estancada , como la de lagos poco profundos ; el te rcer ha perdido. a un ser amado y la forma en que éste le fue arrebatado pues si
estado se ha correlacionado con ataúdes confeccionados con materiales cua~.do ex1ste una muerte natural es factible una pronta recuperaciÓn en los
) que contienen plomo. fam11iares , ocurre lo contrario en los casos de muerte violenta
Hasta aquí se han señalado los aspectos de naturaleza biológica . En nuestro concepto, éstos son los factores que defi~en la perso-
que se presentan en los cadáveres, por lo cual a continuación se abordan nalidad:
)
los aspectos psicosociales vinculados con las muertes violentas . 1. Mente
2. Cuerpo
) 3 . Sentimientos
Aspectos psicológicos de la muerte violenta 4. Conducta
) Cu~ndo ocurre un~ muerte violenta, se afecta el estado de ho-
La perspectiva ps icológica nos pe rmite conocer los procesos mentales a meost~~ls de! ~r~po soc~al al que el occiso pertenecía, ya que, ante un
los que se enfrenta un individuo afectado por una muerte violenta ; ade- ho":1~1d1o , SUICidio _ o acc1de~te, las primeras preguntas que se formulan
más del procedimiento físico ya descrito anteriormente, hay aspectos psico- son . ¿por qué? , ¿~omo?, ¿donde? , interrogantes que causan inquietud e
lógico s cuyo examen podría ex plicar los móviles y las circunstancias de mcert1dumbre . As1 en los casos de su icidio , la famil ia del desaparecido
) s1ente ~na tremenda responsabilidad y culpa por lo ocurrido
las muertes .
En nuestro país el notable incre mento de homicidi os , su ic idios yac- . Eliza bet.h Küb ler Ross (1975) es una de las autoras qu.e más estu-
c ide ntes es de sign ificativa importancia , por lo que s e deb e ind agar la dios han real1za?o en relac ión con los procesos psicológicos tanto menta-
) les como emociona les vinculados con una muerte violenta. Ella re fiere
perso nalidad de la víctima y el victimario, es deci r tratar de enten der las

) 72
. A los sentimientos de depres10n se unen el llanto y el desaliento· en
que el individuo pasa por cinco fases al enfrentar la desaparición de un la mente de los familiares sólo existe la imagen de los hechos en' los
se r querido, las cuales se intensifican y prolongan cuando la muerte del c~sos en que. hayan presenciado la muerte violenta; en esas circunsta n-
mismo ocurre en circunstancias violentas. c~as se aprec1a la disminución de las capacidades psicomotnces, desmte- )
Fase 1: Negación res en la VJda y una profunda tristeza.
Al tenerse conocimiento de que un se r querido ha muerto, ya sea Socialmente, ante una muerte violenta la tendencia común consiste
porque él decidió quitarse la vida (suicidio), porque lo asesinaron (homi- en tratar de brindar ayuda emocional mediante palabras de consuelo e in-
cidio) o porque sufrió un accidente, la pri mera reacció n natural consiste tent~r an1mar a las personas; sin embargo, a nivel inconsciente lo que se
en decir "no puede ser verdad". En la mente aparece la idea de que se refleja es nuestra propia dificultad para enfrentar la muerte.
trata de una equivocación. Fase 5: Aceptación
La negación va cargada del sentimiento de angustia, pero funciona _ Ocur:e cuando se admite la inevitable realidad y se traduce en cam-
como un amortiguador después de una noticia inesperada e impresionante. bios dramatJcos de ambiente, la casa, el trabajo, etcétera, los cuales deben
La negación de los aco11tecimientos vinculados con una muerte vio- 1rse superando al correr del tiempo. También es preciso entonces empezar a
lenta es común durante las primeras horas y semanas, tanto de los alle- lijar nuevas metas y honzontes, aprendiendo así a enfrentar la actitud
gados a la víctima como del propio victimario. dado que es un estado tan ante la muerte.
angustiante que puede desequilibrar emocionalmente al individuo. La En el caso de las muertes violentas , es menester que los profesio-
mente utiliza la negación de los sucesos como un equilibrio para no des- nistas de las áreas forenses conozcan cada una de las etapas de un
organizarse; este procedimiento se manifiesta sobre todo en los fami- proce~~ de duelo, para poder proporcionar la mejor orientación e inter-
liares de las v1ctimas al recibir la noticia de la muerte, sobre todo en los pretacJOn de los hechos que se mvestigan, ya que la finalidad esencial
casos de suicidio. ante una muerte. violenta es descubnr la verdad histónca, por lo que las
La forma en que la familia y en ocasiones los victimarios enfrentan la evJdencJas ~on mstru_mentos de lucha en la búsqueda del lenguaje, la )
muerte violenta va a depender de la manera en que se sucedé'l:n los acon- comun1cac1on y ensenanza que dejan los occisos.
tecimientos y la relación que podría ex1stir en los casos de homicidios Las pautas psicológicas ~on de gran apoyo en la investigación, ya
entre el autor del homicidio y el occiso, s1endo diferente la actitud cuando que pe~m1ten una aprox1mac10n s1mbolica e interpretativa de la relación
se trata de personas conocidas por la víctima. ~e- la VJCtJma con el VICtimario y la estructura de pe rsonalidad de esta
Fase 2: Ira ult1ma, por lo que no ha de olvidarse que el individuo es un ente biopsi-
Es el segun do paso dentro de un proceso de duelo en donde los cosocJal Y que no puede ser comprendido SI únicamente se analizan algu-
sentimientos de ira. rabia, env1dia y resentimiento se hacen presentes. nos de sus componentes.
Después de recibida la noticia, surge en la mente de las personas . ~1 estado emoc1onal que prevalece ante las muertes violentas es de
cercanas a la víctima y al vict1mano la pregunta: ¿por qué?, planteada Significativa Importancia; de ahí que, por ejemplo, en los· casos de suici- .:.:i
con una gran carga de malestar. dio, se deba examinar no solo el lugar y las evidencias o los instrumentos r
en 1 :.~ fase de ira se enfrenta con gran hostilidad y agresividad física en:pleados, sino los antecedentes emocionales de la víctima y su rela
al victimario en los casos de homicidio; es decir, en la familia de la víctima c1on con e_l med1o amb1ente; as1m1smo, es necesano Interpretar tanto los
existe el deseo de venganza, de tratar de reparar el dolor mediante el recados postumos como el mensaje que pretendieron dar ante su muerte
castigo físico victimario, en el que se proyecta la ira directamente. Las expresiones fac1ales nos permiten interpretar simbólicamente l.a
Fase 3: Pacto presencia de mensajes a través de una mirada tierna, de miedo de angus-
El pacto puede durar breves periodos. Mentalmente es una búsque- tia, de desesperación, de tristeza, ante el momento de la muerte violenta.
d <~ de aceptación y entrenamiento de la muerte como algo que no puede _Todos los aspectos que reflejan de una u otra forma el momento
posponerse y como algo mevitable. En esta fase psicológicamente se In- ~rev1o a la muerte violenta tienen su apoyo también en los datos crimina-
tenta hacer promesas la víctima. IJstJcos; por lo tant? el _c~dáver es un ser que merece todo el respeto.
En los casos de suicidio, a menudo la familia muestra sentimientos A las fases ps1colog¡cas antes descritas las afecta un hecho que aún
de culpabilidad y en ocasiones se responsabiliza de los hechos; ante esta no hemos menc1onado: la percepción filosófica de la mu erte dentro del
circunstancia, y como medio de reparar el dano, se formula una promesa contexto religioso.
simbólica la víctima en cuanto a evitar en el futuro comportamientos que En nuestro país, este aspecto esta predominantemente inmerso en
en determinado momento la molestaban o le desagradaban . un contexto judeocristiano, pe:ro con características muy prop ias deri-
Fase 4: Depresión vadas de la herencia del Mex1co profundo o mdigena, transculturac 1on
Es el enfrentamiento inminente ante la pérdida física del ind ividuo y que no sólo se debe observar en el "Día de muertos", smo que influye, en
ante los procedimientos de descomposición que presenta el cadáver. tal forma, tanto en las fases PSicológicas indicadas como en 11. manera de

7<;;
74
disponer el cadáver al inhumarlo, al igual que en el ritual funerario de
El esqueleto muerto y vivo. Algunas consideraciones
velación. · · r· más aun cuando
Olvidar lo anterior de nuestra parte sena un erro .' .. para la evaluación de restos humanos como parte
se trata de "cuerpos sin identidad "' en donde . !~ in~~stlgaclon ~orense no del contexto arqueológico
sólo tiene importancia primordial en la identlflcacl.on del cadave~ ~ sus
consecuencias jurídicas, sino al seno familiar rendirle un c~lto reilg;os?.
Antes que terminar el presente documento, con una o vanas conc USIO~ Vera Tiesler Blos
nes, preferimos elaborar y compartir con ustedes una sen e de cuestiona
"El que realmente quiere
mien:o~.ebemos ver el fenómeno de la muerte sólo dentro d~l contexto so- encontrar la verdad de las cosas
ciocuitural o bien en cada uno de los tres niveles que ?ons~ltu~en. al hom- no debe consagrarse a una sola ciencia ,
bre : biológ,ico-psicológico-sociocultural, como una unidad md~~slbled be puesto que todas las partes de las ciencias
11 El proceso de cambio del cuerpo-muerto a cuer~o-ca aver e guardan una relación de mutua dependencia.·
. ·,
considerarse sólo como una "cosa" u " objet~ ~e eB1Ud!q:': e.n donde . se ... René Descartes (1596-1650)
reducen una serie de transformaciones qul':11c~s Brologlcas , oble~
) ~entro de un contexto cuyas alteraci?nes estan lntlmamente relaciona
das en un modelo de interdependencia. . .
El desarrollo sociocultural del hombre siempre ha estado indisolublemente
111 En las muertes violentas, ante una pérdida de Vida ?~rcu~stan­
c ial la ~eacción de los familiares es una actitud ~e d~~esperaclon e lmpo-
) vinculado con sus propiedades biológicas, expresadas en la evolución
humana y en sus características físicas actuales. Siendo así, y aunque la
'.1 bien de afán de esclarecer técnica y Clentlflcamente lo q~e .las
~~~~ ~ 0° ~u o.cu~rieron.
y la forma en e o debemos considerar •a esto ult1mo ciencia distingue entre el concepto biológico "organismo" y el de la "per-
sona social", en la práctica ambos aspectos de la realidad humana forman
como un mero formulismo ¡und1co.
una unidad. En este sentido , el cuerpo humano desempe ña un papel social
fundamental, no sólo como requisito físico, indispensable para cualquier
Lloramos la muerte de un ser ~~ado, pero ~~~ láó~~~:sa~~~~~~=r~ s~~ tipo de interacción cultural, sino también como punto de referencia, medio
de sufrimiento, sino de regociJO, dpue~ aq~e s da uno de nosotros: y objeto de comunicación . Así concebido, figura tanto como sistema natural
) paso a lo que finalmente será el estmo . e ca como producto social.
la muerte que nos conducirá a la inmortalidad.
De manera análoga, el individuo del pasado, enc ontrado sólo o en
) conjunto con otros, esqueletizado o momificado , concretiza una gran gama
de datos que pueden reflejar las costumbres y condiciones de vida, así
Bibliografía
como el desarrollo general de un grupo del pasado. Desde esta perspec-
) tiva, el estudio de los restos mortuorios, parte central del conjunto funera-
... d o, F., y M .Cerei¡'ido , La vida '. el tiempo y la muerte, México
Blanc k - e ere1¡1 rio , adquiere importancia para las ciencias históricas y preh istóricas. Par-
FCE (Colección La ciencia desde Méx1co, 52), 1988: . ticularmente en el campo de la arqueología -definida como disciplina
) Gisbert-Calabuig, J .A. (coordinador), Medicina legal y tox¡colog¡a , 4a . ed ., que estudia las culturas pasadas a partir de registro material-, se justifi-
Barcelona, Salvat, 1991 . . 990 ca evaluar aquéllos como parte íntegra de dicho registro. En otros térmi-
) González-Crussi , f-. , Notas de un anatomi~ta, Méxlc?, FCE, 1 (C .lección nos, los restos mortale3, en conjunto con otros vestigios y estudiados
Hertz, T., La muerte. La mano derecha, Mex1co, Patna , CNCA o dentro de su contexto, son relevantes como fuente de información cultu-
Los noventa , 42), 1990. G .. lb ral directa para la arqueología.
) Kübler-Ross , E., Sobre la muerte y los moribundos, Barcelona , n¡a o, A partir de esta línea de pensamiento , y después de un breve exa-

) Mico;;i~t.s., Postmortem Changes in Human and Animal Remains: A men de la situación académica de la antropología física y la arqueología
en Estados Unidos y México, nos propusimos plantear algunos aspectos
Systematic Approach, Spri?gfield , _IIBnois, Charles C. Thomas , 1991 . te órico-metodológicos que autorizan y demarcan el estudio de los restos hu-
Thomas , Louis-Vincent , El cada ver, Mex1co , FCE, ~ 989: . . . . manos como parte del registro arqueológico. Intentaremos proponer al-
) Vargas Alvarado, E., Medicina forense y deontolog1a med1ca, Mexlco , Tn- gunas perspectivas generales y señalar el potencial del análisis de restos
llas , 1991 . mortuorios , tanto como advertir de ciertos problemas y li mitaciones inhe-
) re ntes a est e último.
En el transcurso de la investigación fue interesante observar que, en
la práctica arqueológica , el estudio de vestigios mortuorios generalmente
)
pasa a segundo término en la medida en que abundan o predominan

) 76
)

)
r 1examen de sociedades comple- Conviene agregar que. a pesar de las precaucion es señaladas, al
otros materiales. Por _lo qu~ ~e re '!~~eaescaso el aprovechamiento de la final de una excavación no siempre se cuenta con una muestra esquelética
jas. hasta. ahora ha sidO re a ¡va~onar los restos humanos, a pesar _d~ lo suficientemente amplia para permitir una evaluación general. Buikstra )
informac¡on que pueden propor duetos directos o indirectos de actiV'- (1981: 123) apunta al respecto:
que algunos de sus rasgos son pro
dad es culturales. .. rt'cularidades del estudio de vesti- Para el osteólogo, la investigación de restos humanos arcaicos representa
Es posible ident~ICa~~:~~~~=~:~ n'mitado las investigaciones y que un reto especial. Los esqueletos antiguos, frecuentemente fragmentados y
gios mortuonos que an 1 . • • adavérica y con cuestiones de orden mal preservados . requieren de enormes cuidados durante la recuperación ar- )
se vinculan con la descomposlclon e queológica, y de grandes esfuerzos durante el proceso de reconstrucción y
técnico y académico. . n los factores de descomposición análisis. La misma escasez que confiere un valor extraordinario a estos
espec1menes, también limita el grado en el que sus atributos puedan reflejar
)
El primer aspecto tiene que ver co o del tiempo los cuales
natural que actúansobre los mater;alen~o~~a~~gn. En este pr~ceso, sólo
un patrón representativo para una poblac1ón extinta .
propician una pérdida desigual d~ a ~sistentes (generalme nte sólidos )
Como quinto y tal vez principal obstáculo para los planteamientos
se preservan los matenales mas rt de desintegración, dependiendo
inorgánicos) . Cada artefacto tiene su n mo ) como de sus pro- bioa rqu eo lógicos señalamos la separación técnica entre la arqueología y
tanto de factores ambien_tales (cu lturales Y. nad~~~~~:rpo humano presen- la antropología física, puesto que las dos disciplinas requie re n de dife-
j
piedades intrínsecas. Asl,la desco~pos~c~~~as puesto que involucra una rentes conocimientos técnicos. Mientras la primera se apoya sobre todo
ta transformaciones~xtrema~amen e f~or ánic~s. De hecho hay una dis- en información de índole geológica y cultural, la segunda parte de una )
gran variedad de_te¡¡dos orgamcos_e con~a rada, entre otros, a estudiar concepción en esencia biológica.
ciplina paleontolog¡ca,_ !a tafonomi:Úzación gcadavérica. En este proceso, Lo señalado en el ultimo rubro nos lleva al último aspecto, que es el )
procesos de putrefacc¡on y esqu~ s y dientes resultan· más resisten- distanciamiento académico que ha persistido entre la osteología , como
algunos tejidos, particularmente ue~~ria inorgán,ica y mineralizada. Por campo de la antropología física, y la arqueología. Pensamos que esta situa-
tes en la medida en que mtegran ma . ven o medio suele preservarse ción es resultado directo del desarrollo de las disciplinas antropológicas.
la misma razón, el es~uelet~ ~el :~~~~~~n alto contenido orgánico) o del Cabe recordar que, hasta los años sesenta, a la antropología mexi-

~de~~~ ~uee~~~d:::~~~~:a(~o~ ~~:calc~~~~i~~g~:t~~~. !~~~~b~~·~~~~~~


cana la influía fuertemente el particularismo histórico, representado en
nut!stro país por la Escuela Mexicana de Antropolog ía y los postulados
tes blandas se mamflesta~ rara vez . s o han estado expuestas a de Franz Boas. Originalmente en reacción a las teorías antropológicas
hallan en condiciones amblental~s e:~~c~~~~os siguientes párrafos , al re- excesivamente especulativas del siglo pasado y de principios del presen-
la intempene en tiempos cortots. or no~ remitiremos directamente a res- te, se comenzó a Sé!Crificar todo determinismo teórico en favor de la re-
ferirnos a restos humanos an ¡guos, colección de datos empíricos. De ese modo, la producción de los datos
tos esqueletizados. . t ncluimos que las características es- solía realizarse de acuerd o con cada tipo de material, seguido por una
Por todo lo amba ex~ues o, co . e condicionan una pérdida clasificación descriptiva. Marvin Harris (1988) sintetizó la situación de la
peciales de descompo~lclon cadavér~cd~~:~~~uóseo como de la muestra antropo1og1a relativista de la siguiente forma : si cada etnólogo estudia su J
desigual de mformaclon tanto delli . . más que la de otros materiales. tribu, cada arqueólogo excava su sitio. En cierto modo, esta observación
osteológica, pueden dificulta~ su e~ a u~clo~ sufre el cuerpo humano al ser ta mbién se aplicaba a la practica osteológica.
Aparte de la destrucc¡on na ura q~ eración cultural del contexto . En Todavía en los años setenta, el diseño de investigación arqueológica
depositado, cuentan los proceso~ d~ a t la excavación el saqueo y el trá- en Estados Unidos y México so lía orientarse al "sitio", primero recorrido,
Mesoamérica influyen, entre otros ac ores, Ell afect~ más a los depo- luego excavado y fina lmente analizado en sus materiales. Todos los pa-
fico clandestinos de artefactos arqueolog¡cost oen razón de los objetos sos se dirigían a reconstruir "íntegramente" el pasado de un grupo o una
sitos funerarios que a mucho~ otros contex os, comunidad o, con el advenimiento de la "nueva arqueología", a corro-
ofrendados que solían depositarse ¡unto al difun~~~sponde al logro de la borar modelos o hipótesis . De las investigaciones solían resultar traba-
Otro aspecto que vale la pena mencionar e t d' de huesos dentro JOS publicados , cuyos capítulos estaban ordenados típicamente según los
información osteológica .. Recordemos que el es ~e lOor la excavación del dife rentes hallazgos analizados: primero los "materiales arqueológicos",
del conjunto funerario esta condl?l~nado mayo~me~ l~boriosa tarea de re- luego los datos "periféricos" sobre la paleoflora y fauna, en seguida in-
mismo. Para la práctica arqueolog¡ca , eso ¡mp ¡ca ade su contexto consi· for mación sobre las co ndiciones paleoclimáticas y, fin almente, la relativa
Cup erar muestras de esqueletos humanos dentro zo's en el a los es queletos excavados.
. 1 s form an -su m an ±
derando el gran numero de huesos qut e d~l de los artefactos inorgánicos Pensamos que la apertura de la arqueología hacia la mutua integra-
adulto- y su mayor detenoro respec o Cla n de los datos. comenzó a perfilarse realmente gracias al auge que llegó
asociados.

78
1 E México el Proyecto Valle de Oaxaca 6. Mientras tanto , hasta 1980, las nuevas posibilidades de análisis

f;t::n~~~.a1r~~~;o~J~~-~~~~~~~~) o~lguna~i~~:;ti{;~~~~;n~~~~ezn~~~~~ óseo han cambiado tanto técnicas como alcances de la osteología antropo-
lógica . Cabe agregar que , hasta hoy, estos avances, ante todo los de la
llevadas a cabo en Teotthuacan (Me ung y M ' ·n' 1993) para sólo osteología molecular, han seguido revolucionando algunos de sus campos
1989; Rodríguez Manzo, 199 ; St:r~i~~~~~;rec~;~t~~s~~erzo ~or obtener
2 de acción . En apariencia , en años recientes , este desarrollo ha renovado ,
nomuberarpr :~: ~~~~~~Ó~:~~~;~cy biológica integrado , encaminado a resol- ante todo, el interés en el análisis osteológico (véase , por ejemplo, Yasar,
un e d , 1989; Schultz, 1986, 1988; Owsley, 1994; fig . 1).
ver los problemas sociales plantlea , o~Ísica una disciplina tradicionalmen- En México , la antropología física de los últimos 50 años se ha distin-
Por otra parte , la antropo ogta .' , · t ente ha guido de la práctica estadounidense a raíz de los retos particulares de la
la ;norfol?gía t~~~~~~~:~;~:;i·:~~~~ee~ocultu­
0
te dedicada al estudio ?e historia y del indigen ismo, a los que se ha tenido que enfrentar (Godines,
mostrado un m:~ ; ;~:r~~s~:~~i~~:listas 0 ecologistas (Winkler, 1982;
0
0
1 1989). Si revisamos, sin embargo , las temáticas de los trabajos de tesis
) rales: fundada_s 1 p 1982) Valdrá la pena revisar los cambtos aca- en antropología física presentados en la Escuela Nacional de Antropolo-
Love¡oy, 1982, Arme agos, · gía e Historia-INAH durante las últimas cinco décadas (Cárdenas, 1992),
démicos que ha~ llevado a e(~~e8~~~~1-336) además de George Arme- sí podemos apreciar algunas semejanzas entre las prácticas de ambos paí-
Owen Love¡oy Y otros · . ' das en la osteología ses, tal como el reciente interés en problemáticas de orden metodológico
lagos (1982), iden~ifican algu~a ;~en1~~g:~ ~s~~os Unidos.2 Entre los
antropológica practtcada entre
, t bl
Y 9 . . .
los autores señalan los stgutentes .
y biosocial.
Sandoval (1985: pp. 11-15) caracteriza a la antropología física mexi-
n 1
cana de los años ochenta como una disciplina "en búsqueda" . Señala
giros 1~~~s~.~~u~~~ analíticos" reemplazan paulatinamente otros de carác- una serie de cuestionamientos en cuanto a técnicas, marco y objeto de
)
ter "descriptivoé" od"cla1s9i5fioca~~~~nta el interés en factores de crecimiento y
estu dio , así como sus bases teóncas. Tal parece que esta situación, en
2. Despu s e , •· otra parte llamada "crisis de la antropología física" (Godines, 1989), ha
) propiciado la apertura temática hacia otras disciplinas . Tal tendencia se l
maduración esquelética._ t mienza a perfilarse el análisis de
3 A partir de los anos sesen a , co , . d ha reforzado además con los importantes avances téc nicos recientes
·. ( . e de individuos) basado en técnicas estadtsttcas ca a en la pal eoantropología, tales como los estudios del ADN y de componentes
) poblactones mas qu
químicos o histológicos, los cuales han contribuido a la reconstrucción
vez más complejas. _ .. la apertura de la osteología antro- arqueológica con novedosa información (véase Burton, 1990; Richards,
4 En los últimos anos, se ven1tea . d ,-
) pológi~a hacia otras di~ciplinas, te~denc~~~e~~~~:c::~~.e=~~~~~m:ot:e 1895; Minagawa, 1995; Wada , 1991 ; Schultz, 1988 y 1994) .
Aquí interesa anotar que en los últimos veinte años llegó a conso-
ficos y de antropologta forense, e or
lidarse una rama de la investigació n antropológica, llamada Osteoar-
) adap~c¿: ~~,!~~~~li.entos teóricos se han orienta?o prin_
c ipalmente hacia queología (o Bioarqueo/og1a). Idealmente podría defi nirse como un área
• 1 . t L 0 s autores cnttcan sm embargo , que de especialización de la arqueología o antropología física que estudia los
ideas funcionalistas Y eco ogts a~. osteología-~ antropología física restos humanos con un enfoque biocultural , en su contexto y como parte
) faltan propuestas capaces de en azar 1a
en general- dentro de una teoría general: íntegra del cuerpo de información arqueológico (Biakely, 1977a; Smith,
1991 ; Klepinger, 1992; Owsley, 1994; Sto rey. 1992) .3 La corriente ha po-
) . minantemente teóricos ostensiblemente faltan entre las pá- dido contribuir a la investigación del pasado con una amplia gama de
Arttcul~sl p;~:: [American Journal of Physical Anthropo/ogy] de los últimos datos sobre aspectos paleobiográficos , paleo demográficos , de nutrición ,
) ~:~~~en~a años . Para utilizar los datos que tenemos y los que destam;s ~~~ patologías y marcas intenci onales , pese a que muchos estudios inscritos
lectando, requerimos de las influencias organtzadoras y motiva oras Tel - en este campo son a primera vista puramente técnicos, pues carecen de
teoría eneral algo que el campo no parece haber podtdo generar... a. pa un marco teórico bien definido . Otros trabajos se orientan hacia modelos
) g ~o disciplina , la biología esquelética ha completado su pnme- adaptativos o funcionalistas , poco aptos para integrar datos sobre los

~:cf:::~:o empresande~:r:t~vs~r~~c\~nú~i:~n~é~=~~~ [::~:~~les(~~:~~~~


restos humanos con la información material asociada. Generalmente puede
adverti rse la falta de consolidación de la bioarqueología como campo
po para comenzar co ... de especialización basado en un planteamiento teórico-metodo lógico
1982: p . 336) coherente.
) • 1 ia' también incluye el estudio de la paleofauna Con estos señalamientos globales en mente , pasaremos a la segun -
1 Para algunos mvestlgadores, la bloarqueo og 1 al referir los restos humanos como da parte del estudio , o sea la presentacton, a manera de propuesta , de al-
y paleoflora , noción d1stinta de la que nosotros emp e amos
) objeto de estudio .
2 Para cumplir su tarea, los mvestlgadores revlsaro~
entre 1930 y 1980 los temas tratados en
o de difusión que ellos consideran
la rev ista Amanean Journal ol Physlcal Anrhropology. d~g~~ ultlmos años 1
Vease nota 1
re presentativo de la antropolog1a f1s1ca norteamencana

80
gunas ideas básicas encaminadas a ubicar la bi.oarqueología dent~o de el individuo difunto dentro de su contexto. Por otra parte , para decirlo así
las disciplinas antropológica~ En esta tarea partimos del concepto. indi- tiende a interesarse más en la reconstrucción de actividades culturale~
viduo óseo ". No es aquí el lugar para discutir las diferentes posiCiones que en proce.so~ _ de índole puramente biológica -aunque en la práctica
paradigmáticas generales o el registro funerario en el cual se encuentran esta diferenclaclon realmente sea artificial, como hemos señalado antes.
los restos humanos . . Por otra parte, la im~_ortancia que la interpretación de rango medio
Partir de la idea de que, como ramas de la antropología, la arqueolo- atnbuye a la reconstrucc1on de conductas del pasado permite su vincu-
gía y la osteología arqueológica son dos disciplinas que estud ian res~?s lación técnica con otras disciplinas como fuentes de información . En la
materiales nos conduce a considerar dos posibilidades de demarcac1on práctica, se ha dado importancia a disciplinas tales como la etnohistoria
teórica. . la etno.arqueología , .la arqueolo~ía exp_erimental y la analogía etnográfi~
La primera opción, la paradigmática , identificaría la bioarqueolog1a e~. Aplicadas en la bioarqueolog1a, podnan ser fuentes de información, por
como parte íntegra de una teoría sustantiva que cuenta con un cuerpo d~ ejemplo, estudios expenmentales en hueso , fuentes históricas sobre prác-
nociones ontológicas , epistemológicas y metodológicas co.her~nte~ , SI- ticas bioculturales y análisis médicos , Jos cuales complementarían la in-
guiendo el modelo lógico Hempeliano . Temáticamen~e 1~pl1cana la vestigación de biología o morfología humana general , propia de la antro-
consideración biológica o la cultural -o ambas-, tal vez mscnta en la po- pología física.
sición materialista o la teoría de sistemas complejos, como se plantea en De 1~ ~isma m~~~ra, la teoría conductual , basada en los conceptos
la propuesta paleontológica de Terrazas (199~). . . de formac 1on, deposlclon y transformación de artefactos dentro de sus con-
Una alternativa , indispensable para . la pnmera , aunque con_d iclona- textos , permite. ~na estr~cha in~egración de la información osteológica
da por ella al mismo tiempo, es la ubicación de la bioarq~eologla,en u_n con la arqueolog1ca asociada (vease fig . 2).
marco conceptual que suele etiquetarse en la arqueolog1a como teona . ~ la l u~ de .la situación actual de la bioarqueología, y después de
de rango mecjio o alcance medio'. Con este carácter figuraríé!: como camp? delimitar el amb1to de evaluación dentro de la corriente conductual val-
temático de estudio dedicado a reconstruir procesos del pasado a partir dría ~a. pena pond~rar, por último, las posibilidades y limitantes q~e la
de registro material. . . condiCionan, especialmente el hecho de que la teoría conductual prov 1e-
El concepto de la teoría de rango med1o ha s1do planteado desde ne de la arqueología , lo cual nos obliga a analizar su aplicabilidad en el
una perspectiva arqueológica por Lewis Binford (1981) Y luego, en !os cam po de la bioarqueología o de la osteolog ía arqueológica. Considera-
años setenta , por Michael Schiffer y los seguidores de la perspe.~tlva remos brevement.e alguno_s conceptos teórico-prácticos cruciales para
conductual , para dar cuenta de los diferentes procesos d~ formac1on Y entender tanto la 1nteracc1on del hombre con su medio ambiente natural
transformación del contexto . En esta calidad define un conjunto de con- Y cultural , como para comprender la relacion de Jos restos humanos con
ceptos y procedimientos prácticos para el manejo y la in~erpretación del su contexto mortuorio.
registro estático, encaminados a traducir los da~os matenales a mf?rma- . En .primer lugar habría que analizar los vínculos entre el hombre y
ció n sobre conductas humanas o, en un sent1do mas amplio, sobre vanables su ~m.b1to cultur~l desde . el punto de vista de la contradicción episte-
sociales. Así , la teoría de rango medio puede considerarse una.~eoría molog•ca entre SUjeto y objeto. Para no penetrar en la discusión dialéctica
heurística, 0 sea un conjunto articulado de procedimientos que facilitan o condicionada por la lógica y las teorías sustantivas, aquí partimos direc~
promueven el conocimiento (Gándara, comunicación p~rsonal) •. en este lamen te . d~l objetiv? de la arqueología u osteolog ía como campos
caso sobre el desarrollo cultural o aspectos del m1smo. As1 concebida, Y ar- antropolog1cos, mscntos en las ciencias sociales. Si consideramos la cul-
ticulada con posiciones teóricas generales, la teoría c?nductual facil_ita tura como objeto de estudio principal, entonces e l individuo con sus ras-
entonces la tarea de vincular la interpretación arqueolog1ca con teonas ~os fisio.l~gicos y p~íquicos, constituye en la bioarqueol.o~ ía fuente de
sustantivas (véase fig. 1). . . . 1nformac1on soc1al , mas que obj eto primordial de análisis. Aunque en esta in-
Este rango de interpretacion , aplicado a la b1oarqueolog1a , ba- terpretación el objeto de estud io se corresponda con las premisas de la ar-
sicamente se enfoca a la producción de datos conductuales , o sea a la queologla ~rri~~ definidas, por lo pronto no nos puede resolver el aspecto
identificación o reconstrucción de procesos culturales y biológicos a partir de de_la const1tuc1on indisoluble entre biología y psique en el in div iduo . ram-
los restos materiales dentro de su contexto. Es claro que la bioarqueolo- bien, en sentido estricto , esta prem isa excluye los planteamientos "ar-
gía, así entendida, en sí no puede interpretar los pro_cesos bioculturales queobiológ icos", o sea las premisas encaminadas a resolv er cuestiones
en función de una interpretación social coherente; solo presenta las ba- propias de la biolog ía humana.
ses para una explicación social a partir del contexto ~rqueológico. .. En segundo lugar, cabe evaluar los procesos -d e transformación
Como campo temático propio de la arqueolog1a , la mvestlgac1on sistémica y arqueo lógica , de índole natural y cultural- que el cuerpo
bioarqueológica se propone restablecer procesos co lecti_vos, más q~e in- humano sufre antes de ser exam inado (véase fig. 2). Este úitimo tiene
dividuales , aunque en la práctica su unidad básica de analis1s s1ga s1endo a lgunas particularidades vinculadas con el ciclo de vida natural , que co-

82
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CONTEXTO
SISTÉMICO HOMBRE CULTURA

Procesos de ~-
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del contexto 't 1, (/)

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) Figura 1. Formación y trans formación del Contexto a rq ueologico (adaptado de (J) :::l
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84 85
mienza con la concepción o, en sentido estricto , con el nacimiento del En resume~ : _visto el des_
a rrollo actual de la bioarqueología como
individuo, y continúa con las fases de crecimiento , maduración, de~~ ­ campo ~~tr~pologrco y advertrda la necesrdad inmediata de crear una
neración y muerte, todas ellas condicionadas por las propiedades genetr- concepcron rnt~gra de alcance , tema y aplicaciones , en esta exposición 1
cas. Así, el ciclo de vida natural "ideal" podr ía conceptualizarse como una hemos proporcronado algunas pautas generales para el estudio del cuer- )
constante , en la vida real modificada por las circunstancias externas , en- po hum_ano en su c?ntexto arqueológico . Hemos justificado el desarrollo
tre las que podemos identificar naturales y culturales , y, en cuanto a es - de 1~ broarqueolo_gra ~omo c_a mpo de investigación temática , de impar-
)
tas últimas , accidentales , no intencionales e intencionales. Cronológi- lanera pa~~ las cr:ncras socrales . Sistematizamos algunos criterios de
camente, cada uno de los agentes o el conjunto de ellos pueden modificar el demarcacron y s~nal~mos limitaciones teóricas y técnicas, así como al- 1)
ciclo de vida del cuerpo. Formalmente , son capaces de afectar sus ca- gunas de sus aplrcacrones.
racterísticas naturales de manera fisiológica, patológica o terapéutica. ~or lo pronto, esperamos con lo expuesto haber proporcionado
Cabe señalar que el cuerpo , en el momento de la defunción de un algunos rncentr_vos P.ara promover la investigación en este fascinante cam-
individuo, suele mantenerse en contexto sistémico , para recibir los trata- po de la rnvestrgacron antropológica.
mientos funerarios , definidos por Schiffer (1987: p. 85) como acto de
simbol ización, aunque también podemos identificar cierta intencionalidad )
práctica en la forma de deposición del cadáver. Es claro que el cuerpo Bibliografía
sufre una transformación tanto biológica como cultural al morir, representa-
da en los ritos fúnebres . Éstos suelen re.flejar, más que el papel social del
difunto cuando vivía , las creencias de un grupo. Al ser depos itado , el in- Armelagos, George J., et al., "The Theoretical Fo undations and De-
dividuo vivo entonces pasa al registro arqueológico como contexto secun- velop~ent of Skeletal Biology' , en F. Spencer (ed .), A History of
dario -ya que ha sido manipulado después de su muerte-, salvo en Amencan Physical Anthropology, Nueva York Academic Press 1982
condiciones especiales, sobre todo accidentales. Por otra parte , el difunto pp. 305-328. ' ' '
- o partes de él- puede ser depositado una sola vez (entierro primario) Binford , Lewis R., ~~busca ~el pasado, _Barcelona, Crítica, 1981 .
o ser redepositado en diferentes fases de su descomposición natural._ Blakely, Robert ~-· . lntroductron: Changrng Strategies for the Biological
Por último referiremos la inte r p retación del contexto matenal Anth~opo~ogrst , ~n Robert L. Blakely (ed .), Biocultural Adaptation in
bioarqueológico , así como el tipo de variables culturales y biológicas que ;:;,h lstonc Amenca, Athens , University of Georgia Press , 1977, pp.
influyen . En el transcurso de nuestra investigación hemos podido separar
algunos campos trad icionales ,de la osteolog ía antropológica , ~~e se vin- Blakely, Robert L. (ed.) , Biocultural Adaptation in Prehistoric America
cul an con la bioarqueolog ía. Estos, aunque conceptual y tematrcamente . Athens , University of Georgia Press , 1977. '
distintos , se encuentran entrelazados. Aquí mencionamos la paleodemo- Burkstra , Jane E ., "Mortuary Practicas , Palaeodemography and
grafía, paleobiografía, paleopatolog ía, paleonutrición , marcas bioculturales Palaeopathology : A Case Study from the Koster Site (lllinois) " en A
intencionales (antemortem , postmortem) y relacione s de parentesco (como Chapman, l. ~innes , K. R_ a ndsborg (eds .), en The Archaeol~gy oi
ej empl os). Todos ellos tienen en común enfocar procesos sociales o so-
Oeath, Cambrrdg~ , C~mbrrdge University Press , 1981 , pp . 123-137.
cio-biológicos , pese a la diversidad de los criterios aplicados para demarcar Burton , J . ~ ., Y T.D . Prrce , Paleodietary Applications of Barium Values in
cada tema bioarqueológico , dependiendo de las necesidades inmedia- . Bone , en Archaeometry, 90 , pp. 787-795 .
Cardenas , Ey; a. (coord.), Catálo~o de tesis de antropolog ía física , 1944-
tas del análi sis y en func ión directa del tipo de marcas en el material
óseo estudiado. Entre los conceptos de demarcación cuentan , para nom -
1991 , Mexrco , Escuela Nacronal de Antropología e Historia INAH
brar algunos , el número de individuos, el desarrollo biológ ico , la re lación 1992 . ' '
Chapman , ~ - · l. Kinnes , y K. Randsborg (eds .) , TheArchaeology ofOea th,
con el medio amb iente y la intencionalidad de la actividad cu ltural.
Si, de acuerdo con los pla nteam ientos de la teoría conductu al, enfo- Cambrrdge , Cambrrdge Univers ity Press , 1981 .
cáramos el tipo de actividad o conducta que concretizan , se cristal izan
Flannery, K~nt (ed .), The Early Mesoamerican Vil/age, Nueva York
algunos conceptos de relativos a la deposición de cadáveres , tal vez út i- Academrc Press , 1976 . '
les para reconocer el tipo de variable social o bio lóg ica que trat an. Según
Godines Vera , M~ría E;, .Y Juan D. Aguirre , Antropología física mexicana:
nu estra prem isa arqueológ ica , habría que eva luar la utilidad de la divisió n
académica convencional , para reestructurar y unificar el análisis biocu ltu- de la reflex1on te_on~~ a la práctica institucional, tesis de licenciatu -
ral conforme a las dicotom ías sigu ientes : ind ividuo-pob lació n , natu ra l- ra ~ n a~tropologra frs rca , Méxrco, Escuela Nacional de Antropología
e Hrstorra, INAH , 1994 .
cu ltural , ciclo de vida biológico modificaciones; además, consid erando
tiempo cronológico y edad, duración y repetitividad , características for-
Gonz~lez Mi ra nda , Lu is Alfonso , La población de Teotihuacán: un análi-
SIS b1ocultural, tesis de licenciatura en antropología fís ica , México
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1
88
Antropología biológica "de campo", tafonomía
y arqueología de la muerte

Henri Ouday
Laboratorio de Antropología
de la Universidad de Burdeos 1, Francia

En las últimas décadas hemos presenciado un incesante progreso en


las técnicas de excavación, en el sentido de que cada vez proporcionan
datos de una mayor precisión. A las observaciones estratigráficas clásicas
ahora se suman las consideraciones relacionadas con la organización de
los vestigios en el interior de cada nivel y las contribuciones de las dis-
ciplinas naturalistas: así, el conocimiento de las secuencias cronológicas
se ve reforzado con el análisis paleoetnológico y paleoecológico_. En
Francia los especialistas en el Paleolítico fueron los que introdujeron
originalmente estos perfeccionamientos, y su aplicación a periodos más
tardíos es relativamente reciente. Per~os datos adquiridos en tal dominio ••
tienen una importancia considerab le para el estudio de estos periodos ,
porque han permitido perc ibir mejor las acciones realizadas por el hombre
en su ambiente_,1 Por mucho tiempo los resultados más convincentes y es-
pectaculares tenían que ver con los sitios hab itacionales. En cambio, eran
ra ros los yacimientos sepulcrales donde se practicaban estos métodos. ' :;;.
Muy~ menudo los trabajos de excavación fueron, y aún son , obra de
arqueólogos más formados en el conocim iento del ajuar funerario (armas , ~
adornos, ofrendas) y de la arquitectura, que en la anatomía del esque-
leto humanoJ_iútmbién con gran frecuencia, el antropólogo -cuando se
lo consultaba-limitaba su intervención sólo al estudio morfológico, hasta
paleopatológico, de un material óseo privado de toda dimensión cultural :
de esta manera desplegaba el discurso de su propia disciplina y no
aportaba a la comprensión general del sitio más que el número, la edad y
el sexo de los difuntOSJ No obstante, los documentos que se le confían
representan los únicos testimonios tangibles del cadáver, que era , sin
ni nguna duda, la razón de ser de la tumba y el elemento central en torno
al cual -y en función del cual- se ordenaban las prácticas mortuorias.
Así, querer descubrirlas -que tal es el propósito de la arqueología
fun eraria- sin considerar los datos relativos a los restos humanos es
muestra de una flagrante aberración epistemológ ica. Pero es preciso
admitir cómo son las cosas : sobre estos fundamentos se ha construido
la disciplina, y con base en ellos , en general , todavía sigue funcionando.

1
La publicación de la necrópolis "mesolitica" de Té viec ( M . y St.-J. Péquar1 , eral., 1937)
s1gue s1endo a la techa un modelo pocas veces igualado .

91
------------.......
Tanto para el antropólogo t:omo par.a el arqueólogo es esencial que
res tafonómicos con respecto a 1 d' .. .
el estudio de las seoulturas comience en el campo: en gran medida el forma de proceder no podría ser : lsp_~slclon inicial _de la ~umba . Esta
geográfica determinados: es idénti~~~~ l~a dtpu7 pe_n odo ni de un área
cuidado con que se excavan las osamentas y s'e registran los datos con-
diciona las potencialidades y la validez de los estudios po steri ores (Duday . derna, aun cuando sea necesario s e e a eolitlco ~ la época mo-
1978, 1981, 1987a y b; Masset, 1987; Duday et al., 1990). Por ello , el an- vención -por ejemplo en el caso d a1aptarla .a las condiCI~nes de ínter-
tropólogo "de campo" debe asegurarse de identificar con precisión cada que se destruirán en el futuro próxi~ os tralba¡os d7 salvamiento en sitios
pieza o fragmento del esqueleto in situ. registrar su posición exacta, su cada excavación . No obstante nuest~;;· a os m_e dlo_s Y a los objetivos de
orientación anatómica y sus relaciones con los demás elementos de la arqueológicos; es lógico que ~xista exposlclon ~al oa l_os datos osteo- '
tumba, ya sea que indiquen la arquitectura, el ajuar o , más generalmen- dedicada a los cadáveres ue fuerouna ant~opologl a biologlca de campo
te el sistema funerario. Tambien debe levantar las medidas y hacer las les o artificiales, pero si susqprincipio~ s~fmlflcados por_ procesos natura-
observaciones necesarias para un conteo provisional del número mínimo poco de los que acabamos de ex
0 0
~e pueden d1ferenc1ar po r muy
de individuos y para una primera determinación del sexo y la edad en el recurrir forzosamente a las técnic~oner, dl_c~a antropología tendrá que
momento del deceso, pues estos datos tendrán que ser controlados des-
mente de las ciencias biológicas y ~é1;~~~~a as , que proceden directa-
pués en el laboratorio, si es que lo permite la conservación de los huesos.
Por lo general , es imposible restituir estas informaciones a posteriori Comenzaremos por los conceptos - . .
los más simples con base en el anális ' dqule a pnmera Vl~ta- parecen
si no se tomó nota de ellas en el campo, independientemente de la cali- duales: así, tendremos que abordar : e as sepulturas pnmarias indivi-
1
dad y la abundancia de los archivos de excavación : en general , los ción de las diversas articulaciones cr~nol_~gla re lativa de la destruc-
)
parámetros que se deben considerar en el análisis interpretativo son deta- cuerpo y de la disposición de los el~~;e~tltudclon de la actitud original del
lles anatómicos que el dibujante o el fotógrafo -quienes no advierten su maciones relacionadas con la arquite tn os de ~rnato , el análisis de infor-
importancia- no se tomarán el cuidado de mostrar en su plano o su foto.
funerario, e incluso algunas consider~ ~ra e da tumba y con el sistema
~ara poder afirmar que un depósito de restos humands tiene un ca-
Después examinaremos problemas m . Clones e orden paleopatológico .
rácter sepulcral es necesario, desde luego, demostrar su intencionalidad
múltiples con depósitos sucesivos o si as l~_omple¡~s , como las sepulturas
(Leclerc, 1990); en ocasiones esto es muy difícil, sobre todo en cuanto a nas , las reducciones de cuerpo y m ':lu lan~os , as sepulturas secunda-
los periodos más antiguos , pero en muchos casos dicha intencionalidad . an1pu ac1ones de osament t .
naremos exammando la posibilidad más 1 . .1 as, y erml-
es perfectamente manifiesta porque los arreglos practicados en torno al comp e¡a. as sepulturas colectivas.
cuerpo son producto indudable de una acción voluntaria . Por eso es im-
portante dar cuenta clara, en cada sepultura, de las observaciones que
puntualicen directamente los gestos funeranos :•prácticas preparatorias o l. Las sepulturas primarias individuales
) tratamiento presepulcral del cadáver (antes del depósito), prácticas
En arqueología puede definirse la s lt · ·
sepulcrales (estructura de la tumba, posición del cuerpo y del material de un cadáver "fresco" -por tanto epo~ ura pnn:ana como la instalación
funerario), prácticas postsepulcrales (reapertura de la tumba, manipula- lugar de depósito definitivo en el u~p o despu_es de la muerte-3 en el
ción de las osamentas, reducción , reinhumación, etcétera) . En efecto , del cuerpo.• El único fundament~ so~e re~llzar~ la descomposición total
hay que diferenciar estos elementos de los indicios de origen tafonómico 2 como tal es la observación de las con re. e cua po?e~os caracterizarla
provocados por las condiciOnes en que ocurrió la descomposición del
preciso demostrar que, cuando el cuerep~l~nes ~nadtor~ucas: en efecto , es
cuerpo y por la intervc r ción fortuita de agentes naturales (erosión, in- ue m ro UCido en la tumba, las
filtración de agua , conc~eciones, alteraciones físico-químicas, acción de
microorganismos , de tanatófagos y de animales excavadores, etcétera).
a vestigios minerales transformados por el hombr . .
Sin embargo , el carácter aleatorio de estos últimos no es tan seguro como queologla funeraria !lende a devolverle un sen t ~ (pedernal, ceram ica , metales, etcétera) . la ar-
podría parecer a primera vista: como en gran medida dependen de la rnallzar el conjunto de los procesos que han ~feoctm~s ~corde con la elimolog fa; se tratara de
un?rano, v.a sea de la conservacrón --o no ca a ~ os restos humanos desde su depósito
estructura de la tumba y de su "funcionamiento", indirectamente aportan reciproca disposición. De hecho la tafonomía d~lservdación- de cada pieza esqueiética o ae su
valiosas informaciones sobre las prácticas sepulcrales. hoy unJa de las vías fundamentales de la antropolo~~a ~~~ró -:má~ que del esqueleto- constituye
Por tanto , vemos que esta problemática deriva de un enfoque esen- No obstante, esta identlflcacrón entre cadáv • gl~a e campo.
srempre- . Para persuadirse de ello basta con canse~ frescf y -muerte reciente no se ventica
cialmente dinámico que funda su discurso en la reconstitución conjunta cuando los invrernos son muy rtgurosos y que eS im~ e~~~ e ~aso de las regrones fnas en que
de los gestos funerarios y de las distorsiones que han inducido los tacto- cuerpo se ha conservado en la meve hasta el mo osr e a nr una fosa. en el suelo helado ei
Inhumación al mrs mo trampa que la restauración dem,ento en que la mejona del clima permJt~ la
rmporta no es el trampa transcurrido entre el deces~sy~~oc~sos die descomposicrón . Así, lo que
enc ont ~aba el cadaver cuando fue deposrtado . s un era es , srno el estado en que se
2
El termino "tafonom1a· (del gnego taphos , sepultura , y nomos, costumbre) es ahora de uso . En realidad, los procesos físico-químicos de t . , .
corn ente en la lrteratura arqueologrca , por lo regular, desrgna las modalidades de conservacrón - ~ues del deceso y, a veces , Inclusa antes (necro sis p~!~eg~C~Ión ~e. IniCian inmediatamente des-
o de alteracron- de los elementos orga mcos luego de su enterramrento, y tambrén se ha aplicado
Inte resa san los fen omenos de descomposición llegad e a, e cetera) Pero la que aqu¡ nos
la dislocaciOn de Ciertos elementos del esqueiSto . os a un grado tan avanzado que provoquen

92
)

t turas orgánicas que conservan unida$ las articu lacion e;; (piel, más fácil identificar sus uniones; desafortunadamente, las conexiones más
~esn~uocnes
y sobre todo aponeurosis y _ligame ntos) aú n eran lo b:stante visibles en la excavación son las menos demostrativas.
sólidas como para impedir la dtsyuncton de dos huesos cont1gu o.... Sin embargo, aun cuando una sepultura primaria no haya sufrido
ninguna perturbación exógena, la disposición de los huesos en el suelo
casi siempre presentará distorsiones notables respecto a su arreglo ori-
1. Articulaciones lábiles y articulaciones persistentes ginal , es decir, en relación con el orden anatómico de los huesos en el
interior del cadáver. Supongamos , por ejemplo, que un cuerpo fue depo-
Desde esta perspectiva , es_ fácil considerar com~ indicios má~ pert~n e_¡:J­ sitado en una cámara cerrada , sobre una plataforma construida con mate-
tes los referentes a las articulaciones que ceden mas pront?_(arttcul~cto~es riales perecederos y por encima del nivel del suelo : al pudrirse el cuerpo el
lábiles) ·pues si se mantienen conectadas ello necesanamente 1mpl1ca esqueleto conservará sus conexiones sobre la plataforma , hasta que ésta
que el p'lazo entre el deceso~ el dep?sito del cadáver fue corto , en contraste se descomponga a su vez ; entonces los huesos dislocados caerán al suelo
con las que resisten un penado mas prolongado a lo_s proces?s de des- y es poco probable que esta perturbación endógena,• si es suficiente-
composición (articulaciones persistentes) . Com? es logtco , el t1e_mpo q~e mente tardía , sea capaz de preservar la menor conexión anatómica. Si )
se toma la destrucción completa de las contenciones de una arttculacton bien realmente es indispensable observar las conexiones lábiles para po-
determinada y el orden en que así se liber~n l~s diversas articulacione~ der afirmar que se trata de un depósito primario, la ausencia de conexiones
varían en función del tratami ento funerano y del med 1o en el cual se en nada prueba que no estemos ante una sepultura primaria. Aun falta )
encuentra el cuerpo: entre la destrucción {;asi inmediata y simultánea (in- demostrar que el "desorden" no es atribuible ni a la evolución intrínseca
ci neraciones en los hornos crematorios actuales , cadáveres expuestos a de l depósito ni a una perturbacíón fortuita de origen extrínseco. Tenemos
la acción de grandes carnív oros co mo las hienas , etcétera) y la conser- aq uí un elemento fundamental del razonamiento en arqueología funera-
vación perfecta durante varios milenios , ~ue se o bs~rva en al gun os casos ria, que sin embargo parecen olvidar numerosos autores: ¡en muchas
)
de momificación (por frío, sequedad, salm1dad o ac1de z de las tu rbe ras o pub licaciones se ha concluido que se habían encontrado depósitos se- '
incl uso, por supuesto, por un tratamiento presep~lcral ap rop iado ... ), hay cu ndarios basándose tan sólo en el argumento de que no se observaron
muchos puntos interme dios; por tanto , no es posible constrUif una tabla conexiones! Ninguna importancia le fue conced ida al agente tafonómico )
de tipos válida para todas las sepul~uras. Sin embargo , en condiciones más universal de todos: la ley de la gravitación terrestre.
"promedio" de inhumación de un cadaver. ~n las zonas templadas , p~rece Este papel esencial de la gravedad, claramente perceptible en el
que el tiempo nece sario para la dislocac10n natural de las articulaciones volumen global del espacio funerario, también se expresa -aunque con
nunca es menor a unas cuantas semanas, lo cual nos perm ite establecer una menor ampl itud- en el volumen original del cuerpo : en efecto, al
el límite de discrimi nación entre una auténtica sepultura primaria y un desaparecer las partes blandas se liberan espacios vacíos hacia los cuales
depósito diferido . . . . . . , pueden desplazarse las piezas esqueléticas en cuanto hayan cedido tam-
Por lo regular, las articulaciOnes labtles -e~ las co ndiCion es pro- bién las contenciones ligamentarias. Estos movimientos varían consi-
medio" antes mencionadas- son huesos pequenos (co lumna cerv1cal , derablemente en función de la posición original del cadáver, pero creo de
manos, parte distal de los pies) o frágiles (u_nion esc~pulo-torácica) , raz?n interés mostrar aquí algunas de sus modalidades más comunes :
por la cual es imprescindib le una excavac10n mmuc1osa. Por el contrano, El hundimiento de la caja torácica . Por naturaleza, las costillas son
las articulaciones persistentes unen p1ezas que deben soportar fuertes oblicuas por debajo y por delante, y dicha oblicuidad tenderá a acentuarse
tensiones biomecánicas, lo que implica que se trata de ligamentos gruesos cuand o se rompan las contenciones intercostales , costo-esternales y costo-
y potentes (articulación atlanto-occtpital , columna lumbar, eje lumbo-sa- vertebrales ; ello provoca una importante disminución del volumen to rácico.
cro, articulaciones sacro-il íacas , rodillas, tobillos Y tarsos): 5 se trata enton- Po r cierto, las articulaciones costo-transversas son las que, al parecer, se
ces de huesos voluminosos o sólidos, o ambas cosas, de manera que es pierden al último , de manera que el descenso d'e l cuerpo de la costilla
c oincidirá con una ascensión de la cabeza , pues esta última se eleva
hasta media altura de la vértebra suprayacente. 7 Asimismo, no es raro
5 La arttculación de la cadera merece un lugar aparte. Pero.de a~ui en adelante, queda bien
tnblecido que se trata de una articulación labil, lo que se expltca factlmente por sus delgados
~~amentos que se pued en concebtr como símples refuerzos de la capsula arttcular. En efecto , la
6
Los conceptos de exógeno y endógeno, de extr lnseco e intrínseco se definen aquf
cohestón está asegurada por potentes masas musculares -que se degradan con gran raptde_z t~as hactendo referenc1a a la tumba constderada como una ent1dad elemental, y no en rela ción con el
la muerte- y, sobre todo , porque la cabeza femoral se en va t':la en la cavtdad acetabular e~ta mdivtduo .
7 En general, una costtlla de rango N se arttcula con la columna verte bral en dos puntos:
congruencia, ligada a la forma de los huesos presentes, perstste de modo _n atural despues de
la desapanctón rte las partes blandas , de manera que la cadera , art1culac16n labtl , a menudo Por su cabeza , que viene a aplicarse a la altura del disco intervertebral y entra en relación
permanece c.onactada . con la parte pastero-lateral del cuerpo de las vértebras torácicas de los rangos N- 1 y N.

94 95
nerarias y, por ello, constituye una característica que ha de analizarse ;
pero también puede deberse a la acción de la gravedad sobre el cráneo, 3. La disposición del ajuar funerario
que quedará en un equilibrio inestable por la ruptura de las contenciones
cráneo-vertebrales -por ejemplo , cuando el occipital descansa sobre una Uno de l~s dominios más prolijos en la literatura consagrada a Ja
superficie plana. arqtueoloJia fu~erana es el análisis tipológico del ajuar funerario. En efecto
En el sujeto vivo, y por tanto en el cadáver fresco, la rotación de la se_ rata e ob¡etos - en ocasiones prestigiosos- que suelen estar bie~
cabeza pone en juego el conjunto de la columna cervical, a pesar de que conservados en compara · ·
0
abando . _clon con 1os residuos acumulados en basureros
entre las dos primeras vértebras exista una amplitud mucho más con- nades en las VIVIendas. Por otra parte , las sepulturas individuales
siderable (Kapandji, 1975: 206-213). Durante la descomposición, la disyunción repr~sentan el_e¡emplo característico de "conjuntos cerrados" y es lógico
parece afectar primero la interlínea atlas-axis o axistercera cervical, y en que os arqueologos los hayan utilizado con regularidad par~ establecer
ocasiones las cervicales tercera y cuarta (véanse figs . 5 y 6). Para poder sus secuencias cronológicas.
evaluar estas dos posibilidac.es, es preciso observar la posición respectiva Mas
' P0 bres son los datos relacionados con el emplazamiento ue
de las vértebras cervicales superiores: la continuidad preservada del ~~~~sa~aa tal _o cual vestigio as?ciado al difunto (fig . 1). Ahora bien , esios
conjunto, con amplitudes de rotación conformes con los datos de la nificado mblen pu_eden ~raduclrse en seriaciones conducentes a un sig-
biomecánica, será prueba de una auténtica rotación original de la cabe- 1 cr~nologlco_ 0 ntual. Este hecho es particularmente evidente en
que concierne a p1ezas d~ indumentaria y elementos de ornato As 1· no
0
za; por el contrario, una dislocación limitada a un solo espacio
) es raro que un ·¡ · •
intervertebral, y cuya amplitud sobrepase las que autoriza la morfología f arqueo ogo descubra un anillo y tenga el cui dado de aislar
1 1
del esqueleto y de los ligamentos, será Indicio de una rotación diferida a . a ang~ en 1~ que estaba insertado ; pero esta precaución encomiable a
) consecutiva a la acción d_!:! IQ~ procesos tafonómicos. Por tanto, es indis- ~non e~ 1 ~usona, pues es difícil determinar de qué dedo se trata a partir
pensable efectuar la determinación detallada de esta región después de et ~na aange aislada , sobre todo con las falanges medias y a tortiori si
es a er~s~onada . ' Por tanto , resulta que el método de regi~tro escogido
0
recoger el cráneo y la mandíbula, cuando éstos oculten la parte superior
de la columna cervical, 8 sin lo cual las tipologías serán confusas y no será no es e a ecuado para el fin que el arqueólogo se propuso alcanzar En tal
posible discernirlas en una misma clase de tumbas en las cuales la extre- caso, a dmenudo es indispensable saber "leer" en el campo la p~sición
prec ¡~a ~ la mano e identificar cada dedo (fig . 2).
midad cefálica haya tenido una posición inicial diferente.
Aparte de estas consideraciones, también debemos apreciar en su fo ~ r ultm~o, _en este caso también es necesario considerar las trans- ....
justa dimensión los límites inherentes a este enfoque: en m~~~.~ ~s~~ v:~.~clones e lndole tafonómica: con frecuencia , las piezas de ornato 0
) 1
el registro minucioso de las observaciones osteológ icas de campo permi- let s d os son arrastra?o_ s en l_
o s desplazamientos que afectan el esque-
0
te precisar la actitud original; también hay que preguntarse si los hechos . . • de mi odo que res_ tltutr su disposición original dependerá de la compren -
Sien e os mecan1sm · ·
) así establecidos son realmente resultado del rito o si sólo indican un suce- _ _ os que ngen la descomposíciM-del cadáver-(fig. 3).
so aleatorio: en efecto, es evidente que no todo en la posición del cuerp_Q. •
tenía ql'e ver forzosamente con un sentido simbólico codificado.¡Así, para
) 4. Los procesos de descomposición del cadáver:
distinguir los elementos significativos de los que no tienen sino un valor 0
"anecdótico", conviene buscar en la literatura si las observaciones efec- la antropología biológica de campo en busca de sus referencias
) / tu adas ·en--tlfla sepultura se pueden encontrar en varios otros sujetos-co-
rrespondientes a un contexto cronológ ico, cultural o cronológico-cultural , Ya hemos visto que el orden en que ceden las diversas articulaciones
n. quivalente.~9 sólo con la repetición de los hechos es posible demostrar su c~ns_tltuye una de las bases primordiales de nuestra reflexión . Po'r des~
) g a~a, existen muy po~~~ estudios detallados sobre este tema y sobre Ja
c.arácter inferrcionat Habl"ar de una actitud "ritual" con base en un caso
único , como se lee muy a menudo, procede indiscutiblemente de un in- ra~.1 ez de descompos1c1on en función del medio , y además, son trabajos
) aceptable abuso. :~~guos (Orf1la ~ Lesueur, 1831 ); es fácil comprender que razones de
d a Y la_ senslbll_l~ad de las poblaciones actuales prohíban cualquier tipo
) 8
fe _expenmentac1on en este dominio. Por ello , debemos atenernos a mul-
En ocastones es postble encontrar ctertos elementos faltantes necesanos para la dtscustón
medtante el examen cutdados o de los archivos de las excavaciones . Pero, en este cas o, con lp¡lcar las observaciones arqueológicas para establecer un corpus de
frecuencta el mtento es infructuoso : en efecto, el levantamiento del plano y la toma de fotografías ref erencla: en cada ocasión favorable , hay que saber registrar las
se rea hzan stste mat icnmente en la fase de "l impieza ópttma" del esqueleto , a fin de establecer la
In ormac10nes que lo enriquezcan.
posición del mayor número posible de huesos. Con este propósito, el crilneo y la mandlbula se
dejan naturalment e en su sttio , de modo que no es postble observar la dtstribuctón recíproca de las
vértebras cervtcales supenores
9 10
Desde luego , esta operactón es mas fácil y más fructtfera cuando se excava en una De hecho, esta tdenttftcactón e · -·
necrópolis , ya que el control de la repet1tiv1dad de las observaciones se puede realizar en el intenor con los tres dedos intermedios · au n u ~ facll para el pulgar y el menique . Es mucho más delicada
del yac1m1ento . rela~ivamente sustentables q~e no~m~lr:~n~~gunos caracteres dtscnminantes, s~ trata de detalles
sufndo alguna alteración. Y~ no pueden se r observados st los huesos han

) 98
. .. 1 orden costal se vea contam inada
que en el campo la dete~r:nmaciOn ~~razo nes de facilidad, cas i si~mpre mayor altura igualmente va a caer dentro de la pelvis; en cambio , si repo-
de error: en esta operacton que , p rden de las vértebras , bastana con sa en decúbito dors'<j.l, el desplazam iento es más limitado, pues ambos
se rea li za haciendo referencia al o ersas· ahora bien , éstas son poco coxales-se'vOícarañ 'iigeramente hacia atrás, en la dirección del espacio
considerar las rel acio.nes costo-~~~~~bito dorsal ; en tal caso se tiende a creado por la destrucción de las masas glúteas.
notorias cuando el sujeto _y ace e 1 cabeza de la costilla y el cuerpo De tal modo, aunque la literatura arqueológica sólo se ocupe de esto
tener en cuenta las relactones entr~aamos de ver- casi siempre son en forma excepcional , casi siempre existen diferencias entre la disposi-
ve rteb ral , la s cu a l es -como aca
ción original del esqueleto y la que se observa durante la excavación .
mal interpretadas. d , bit o lateral las costillas rec.Q.stadas Estas dislocaciones obedecen a reglas relativamente simples , lógicas,
Cuando el indiv iduo yace en.3c~ - elmis~o...driliido_a fenómeno.§ determinadas al mismo tiempo por la cronología relativa de destrucción
en el f ondo de la tumba samanttene.n ~n ·--pra - .v::. centes El aumento de
d de los..huesos su
de frotam iento Y-.por la ayu a
==
. , r~x contrario y entonces se o ser-
b · de las diversas articulaciones y por la acción de la gravedad que se expre-
sa de varias maneras .c!~P-~odienctQ~.c;fg_J_~js:§.~o1taeWcüetpo';"'es más
oblicu idad no afecta más que el h7;;' '~~s anteriores' de las costil las dere- brern a ·á1fsencUCde t oda perturº-a~ión_ )9 q!Je, en-'ciártos"casos ; puede
va un desajuste entre_las extremt a
aportar informacióri'sigriificativ~ s_ob~e el c.onteóéto._!u_n_er~_ió. Pero el he-
cha e izquierda del mtsmo orden. arecer las vísceras, se.caen ta~--- cho -de ·que lérlga'ri · lugar estos desplazamientos es independiente del
A I hundirse las costillas y al desa~-- b dheridos a la cara antenor
, tos que esta an a carácter lábil o persistente de las articulaciones: como acabamos de se- )
bién el esternon y los e eme~
1
de adornos o, por ejemplo , de las ma- ñalar, la columna lumbar y la unión sacro-ilíaca cas i siempre se ven
del tórax o del abdomen , tratese d. el carpo los metacarpos y las perturbadas cuando se cuentan entre las estructuras persistentes del orga-
trar los huesos '
nos : no es raro encon de los cuerpos vertebra 1e~ . nismo; ceden muy tarde, pero siempre terminan por ceder (salvo en los J
falanges dispersas a uno y otro lados CT'IlliLY.Jlit.e.bLa.L En los en_t~e!!'o~·- a casos de momificación) , y como entonces los huesos implicados suelen
; " La d[slocación parc.i.aLde..Ja colutada en subunidade~ com_pu~st_as encontrarse en .situación--de"aéséq-uilibrio, 's-é'~ñ:iueverí por efecto' de 'ia l
me;udo la columna aparece segmen d . a cinco) en conexión estncta, gravedad~-Por tanto: para -poder-afirmar que un-o tiene' ante sí un depósi- u
de varias vértebras (por lo regul~_r d~ncfósn por rotación , por traslación o to pri mario: no es necesario oos~ar' la· preservación estricta de ·todas
entre las cuales se aprecia _ un.a ;~~ ocurren cuando las tensiones _~~e las cóñ ex ione's-anatómicas , lo que és completamente excepcional inclu-
'1,
so sT la-fürñ5a-no·fta~sido"állerada deliberadamente ; basta con observar
' ~
por angulación. Estos movtmten . étricas · cuando la descompostcton
soporta la columna vertebral son a~tm. 1 de .una zona intervertebral , se si se háñ 'm11n'teníáo:Jás 'éonexiones fáb11es. __ ,.. · · ,..... 0)
acaba por afectar los ligament.o s: ntvs~multáneamente los segmentos : i.~ .J1
produce un ligero desp lazamt~~ · ~ny de estar sujetos a las fuerzas . ~e
suprayacentes Y suby~centes . j licadas permanecerán en conexton / 2 . La posición original del cuerpo :5 1
dislocación ; ast , las verte~ras tm;o ducirán una nueva ruptura y un nu e- ~
perfecta, hasta la zona don e se p tras tens iones . - Como es ev idente, restituir el cuerpo a su posición original constituye una
vo desplazamiento asociados con o está encajado co.r:no una cuna etapa esencial de la a-rque-o/ogla fun-eraria·. Desde luego, aunque esté
.., La dislocación de la pelv¡s_.EI sacr.o as · así la destrucción de los
'~fea
poco familiarizado con la osteolog ía, todo arqueólogo es capaz de definir
coñ' base anteri or entre las. dos alas 1 la migración d'ei sacro haci"a sus rasgos generales . Pero no ocurre' lo mismo en lo tocante a las ex-
ligamentos sacro-ilíacos ló~tcamente ~~fa putrefacción de las v ísceras tremidades, en especial/as manos , o a las sepu lturas de niños muertos
adelante , en el espacio l t be;ad?b .~ lateral el coxal que se encuentre a en su más ti erna edad , pues ello ·req uiere un conocimiento anatómico 1,.
pélvicas . Si el sujeto yace en ecu ' o ,
muy avanzado y un levantamiento sumaf"''ente minucioso. Por supuesto ,
este análisis debe te~:~er en cuentq /os movimientos naturales cuya impor-

costlll~,
e se conecta con el proceso transversal ~e la vert ebralatorilclca de tancia acabamos de subrayar, as í c-omo los dlversos_tenóm §.nos previos a
esta etapa de desc~IT1P.9Sición: muchas son las tipologías más o menos com-
-- ue explica oblrcurdad

cab~~~~o ~~~~"costo-transversas
Po r su tuberosidad , qu tá por enci ma del cuerpo de la lo q so de la parte antenor

aplan~ artlc~la~beza
rango N Por ende , la de la caj a toraclca se real iZa por el que
general de ésta El cto de báscula centrado sobre las de la cost illa de rango plejas que se han establecido sot:>re el emplazamiento de las manos res-
de las costillas , con un e e Clón de su segmento postenor a e N - 1 Únicamente las pecto al tronco , sin que los autores se hayan dado cuenta de que una
ocas
N serona na~~::l~n~~~ec~~~ ~!c:~ura
encue . ( eces) delc~erpo v:z~~~:sd!s~~;~~
und ec masdey Idauo es ta regla , pues sus pa rte muy significativa de los parámetros cons i derad os _no .só lo es
dec~~:~ c~e~po mlsm~ r:¡~honzontales
1 8
co nsecu ent;:La de..la. disposició.nini cial.·de.l-euerpo; pues la razon también
~~ so~ mu~e
costillas pnmerasj de' la unlca vé rt ebra del en los niños
cab ezas se artlcu chay que destacar que las costillas op ersonas muert as en el penado pu.e.des .ere Jhundimiento del tóraxJ a hinchazón deLabd.omen -y a v-eces
sobrec~ood~se~,v~!lrobservar ;~~~~u~n~
Por otra pa • 1 eclé n nacidos en las tu m as cabamos de menciO·
ÍI1C/Yso su. explosi ón- y lu ego su hun dimiento; todos estos fenómen{)s
~e ~~on!s pr~CISO
muy pequeños , movimientos mversos de dispos iCIÓn de esta
guardan una relación dire.cta con la putrefacción .
na r, con un ~=c~~snal en mdrvrduos de mayor edad y, por an '
pen natal, por este de la extremidad estern al (Fig 11) Port el tene r en cuenta la
clas b 11ledsade xde ~na pert urbación exógena
posr e Hay otro ejemplo muy significativo que tie ne que ver con la i_O! ación
de la cabeza: en efecto, ésta puede derivarse de ciertas prácticas fu-

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Sepulture 1

Figura 2. Restos de l esqueleto de un adulto en una tumba


Figura 1. Sepultura del Neolítico antiguo (5000 a.C.) descubierta en la protohistórica (siglo IV a.C.) de la necrópolis de Aleria (Córcega,
gruta Gazel en Salléles-Cabardes (Aude, Francia). El cuerpo de un adul- Francra) . Estos vestigios se protegieron con piezas de adobe
to de sexo masculino yace en posición contraída en una fosa parcialmen - que caye ron sobre el piso de la cámara funeraria cuando los sa-
te rodeada de bloques de piedra . Se colocó el cráneo de un puerco JOVen queadores de la sepultura derribaron el muro que la cerraba.
ante el rostro del difunto , cerca de la mano derecha asentada baJO la Junto a dos fragmentos de costilla, se observa una fibula de bronce
axila izquierda (Excavaciones de J. Guilaine y H. Duday.) que parece , así, haber sido llevada a media altura del tórax ,
observación que pudo verificarse en otras sepulturas del mismo
siti o (véase fig . 6); en la mano izquierda, una plaquilla rectangu-
lar taladrada por ambos lados, y tres anillos (dos en la falange
proxrmal del dedo anular, uno en la falange proximal del meñique)
(Excavaciones de H. Duday y J . Jehasse .)

100
l

Como ejemplo de ello, consideremos un esqueleto humano en-


contrado en un nivel del siglo VI a.C., en la antigua ciudad de Lattes
(Hérault, Francia) . Se encontraba a unos 150 cm por debajo del nivel de
la capa freática; manifiestamente, no se trata de una sepultura intencional,
sino de un caso accidental (ahogamiento), de modo que el interés ar-
,, queológico del hallazgo podría parecer limitado. El cuerpo , de una mujer
de edad avanzada , yacía en decúbito ventral , y la mayor parte de sus
articulaciones estaban en conexión estricta, en particular las manos , )
\ conservadas hasta los sesamoideos (figs. 4 y 5) : es evidente que la des-
composición ocurrió in situ. Sin embargo, la excavación mostró varias
disyunciones paradójicas: el cráneo no está en la prolongación de la co-
lumna vertebral, que se interrumpe por encima de la cuarta vértebra cer-
; 1 vical ; el atlas está caído contra la cara inferior del occipital, en cercanía )
inmediata de las vértebras cervicales segunda y tercera que, no obstan-
1
' te, muestran su cara superior, mientras que la primera exhibe su cara
1._, lateral derecha, como el conjunto del esqueleto craneal. El hemitórax iz-
quierdo también fue alterado: algunas costillas están fragmentadas , ya
que la cuarta y la quinta quedaron atrás de la columna torácica . El hom-
bro izqOJierdo está a la altura de la cuarta cervical, pero la clavícula, el omó-
plato y la cabeza humeral permanecieron en estrecha conexión ; el codo
izquierdo está globalmente preservado , pero el olécranon se encuentra }
adelante de la extremidad distal del húmero. Por último , las relaciones
recíprocas de los diferentes huesos de la mano izquierda están perfecta-
mente conservadas, mientras que se observa un hiato de 7 cm entre la
hilera proximal del carpo y la extremidad distal del antebrazo.
'\
Estos desplazamientos, sin duda, @.tle.nestar. relacionaqos con UQ mo-
'\ vi miento de terreno ocurrido en un medio saturado de agua , con un efec-
\
to de atraccion hacia la región latero-cervical izquierda que determinó el
desplazamiento del esqueleto craneal y el ascenso del hombro izquierdo.
En este caso es muy difícil calcular el periodo que pudo haber transcu-
m do entre el deceso y esta transformación, debido al medio tan peculiar
\ .-,
~ .
:. 1
/
.,
de conservación . En cambio, se puede afirmar que en el momento en
que se produ¡eron estas perturbaciones ciertos ligamentos todav ía man- )
tentan la cohesión de piezas óseas : mandíbula-cráneo-atlas , clavícul a-
\
\
om óplato-hú mero, axistercera cervical ; otros estaban a punto de ceder,
~>:>' de modo que los huesos implicados pudieron haber sido arrastrados en
' '· 1
.>·',' el desplazamiento, aunque con algunas anomalías de posición o de ori en-
tació n en su disposición respectiva: atlas-axis , codo ; por último, otros
más estaban totalmente destruidos , lo que explica la muy clara ruptura
entre la tercera y cuarta vért ebras cervicales, y sobre todo la disyunción
Figura 3. Sepultura doble del Neolítico antiguo (4500 a.C.) descubierta :n La de la muñeca izquierda: cuando el miembro superior izquierdo fue atra í- )
Chapelle-Saint-Mesmin (Loiret, Francia). Una mujer joven de unos 2? anos Y do hacia arriba , ya no subsistía nada de las contencio nes entre el ante-
un niño de unos 18 meses fueron depositados en una fosa , acampanados de brazo y la mano , de manera que ésta permaneció en su empl azam iento
un rico ajuar; el niño lleva un collar de dentales y la mujer una. compleJa ori ginal. Como se ve, es grande el interés que despierta tal descubri-
ornamentación compuesta de numerosos dentales y de cuentas dts~otdale s
mi ento en cuanto a la cronología relativa de destrucci ón de las diferentes
de lignito. Estos elementos cayeron en la región axial y paraaxtal _
del torax. en
el espacio liberado por el hundimiento del esternón y de los cartilagos costo- articu laci ones .
esternales; como no se encuentra ningún elemento de ornato en la parte lateral Como se trata de una disciplina biológica que carece de verdaderas bases
del tórax se excluye la hipótesis de un 'pectoral' y se acepta mas bten una experi m enta les. la antro pol og ía biol ógica de ca mp o se ve ob ligad a a es-
disposición de las cuentas y dentales en forma de collares (Excavactones de
H. Duday, G. Richard y C. Verjux.)
103
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Figuras 4 y 5. Levantamiento sintético y levantamien-
tos sucesivos de un esqueleto femenino encontrado en
un nivel del siglo VI a.C . en Lattes (Hérault , Francia).
Leyenda en el texto (Excavaciones de H. Duday y H .
) Prades.)

)
104 105
)

1
~ )
tablecer los fundamentos de su propio discurso, al mismo tiempo que de que intervenciones posteriores hayan podido causar la "apertura" de 1

contribuye a la comprensión de los conjuntos funerarios . Por ello el un espacio vacío en una tumba inicialmente rellenada (como podría ser
laboratorio se debe sustituir por el campo, y la experimentación por: la ax.-- ei..Q(Uce de una madriguera, la excavación de una fosa , etcétera) .
cavacióñ. Es esencial que los arqueólogos que dirigen las obras de •'1En tal caso, cuando~ movimientos se deben a la gravedad, to-
excavación estén conscientes de la responsabilidad que descansa en ellos; davía dependen de la posición original del cuerpo: los únicos huesos sus-
es posible que una observación teng a un interés menor para com~re.nder ceptibles de caer en el volumen exterior al cuerpo son aquellos que la
el sitio estudiado, pero tendrá una importancia capital para el conoc1m1ento descomposición libera y deja en situación de desequilibrio en relación
de los procesos de descomp osición, y por tanto para la interpretación de con éste; pero como algunas actitudes son relativamente estereotipa-
otros yacimientos funerarios. Sin duda, el ejemplo más convincente de esta das, con gran frecuencia encontramos modalidades que vale la pena hacer
arqueología "experimental"'' es el reciente estudio de una fosa funeraria en explícitas :
la cual fueron inhumados 21 soldados y oficiales franceses que murieron \( -Cuan~.9--~J suj_~OJ~P.Ps.aJLrL~-úb.it.o...d.o.tS.aUa apertura de la pe l-
en el frente el 22 de septiembre de 1914 (F. Boura et al., 1992) . . • ~"' vis pcrdrá provocar el aplanamien~ Q..e_Lo_s ~oxales fla a1syunc1on com-
t v 1 '"· . pletaaa-la sínfisis pubiáña~l.a caída de IÓS coxaiesempü]a
láS cabezas
@ Contribuciones de las observaciones osteológicas
.-¡, •
\ ~~
' femorales enclavadas en las cavidaq_e~- a_g~té!Q.U)MfJ.~. lo....que induce la
rotación ratéral de los fémúrés 'y- rá caída de las rótulas fuera de las rodi-
a la restitución de la arquitectura funeraria llas. Este 'último indicio es
fáCi l de ide.n tificar,'y constituye un argumento
pertínente que apoyaría la presencia de una descomposición en un espa-
A menudo los datos osteológicos de campo permi~e~ preci~ar _el _~~~<;' __ _ cio vágJo.' 2 -- • ·

en-el-cuaL se. operó la descomposici.óf.í deLé.u.ér~_o_._ pgr esta razón mter, -En cambio , si el cuerpo yace en decúbito lateral, existe el riesgo
vienen en el esttJdfo arquitectural , en especial cuando no se han con- de que al menos un omóplato y un coxal se encuentren de canto y pue-
servado vestigios directamente observables del continente" dan caer hacia atrás del tronco.
En varias ocasiones he trabajado en tumbas en las que el sacro , el
esternón , algunas vértebras (sobre todo cervicales) y a veces el cráneo
_ 5. 1. La descomposición del cuerpo en un espacio vacío habían sufrido desplazamientos de una considerable amplitud ; como muy
(entierro indirecto) • claramente se trataba de piezas del esqueleto cuya masa en volumen es

En ciertos casos es evidente que_ la descomposición tu~o.-lugar - en- un_ ~


la más reducida, bien podríamos inclinarnos por que ello se debiera a
otras causas , y no a la gravedad : en efecto, fue posible demostrar que
.)
espacio vacío, ya sea por las particularid~des arquitecturales d~ la tumba estas sepulturas pudieron haber sido inundadas por una elevación de la ~·
(por ejemplo , un sarcófago hermético aún desprovisto de sedtmento) o- capa freática , y es probable que los huesos hayan flotado. Pero, cual- :- >
porque el esqueleto reposa en la superficie del suelo en una cavidad quiera que sea la causa, está claro que movimientos de tal amplitud no
natural; entonces basta con refutar la hipótesis de un cuerpo enterrado pueden producirse más que en un espacio vacío. í
que habría sido liberado posteriormente por agentes naturales o por el O.!!o tiRO d.e...@§_plaz.amientqs. se deber¡ _a l~caí~ del ~~as )
hombre. paredes laterales de la~e.p.ultura. D. Mordant (1987) también ha insistido -
La argumentación es más delicada cuando, en el momento de su en la rerevancía de las informacrones que puede aportar la fragmentación )
hallazgo , los esqueletos están recubiertos de sedimento. El razonamien- de huesos cuando está asociada a estas mismas causas ; en tal c::aso ,
to que va a aplicarse es el siguiente:~ de.str!!_ccióJl...<!._e las contenciones también, la restitución de la arquitectura saca provecho de las observa-
articulares provo.có.lª liberación paulatina de las piezall ósM.s~-éstas ·se_ ciones relativas al esqueleto.
tornaron móviles y¿!_ ia descomposición se efectuó en un_e~."fcl~~cí~­
algunos huesos pudieron salirse del volumen inicial del cuerpo,_por efec-
to de la gravedad o de cualquier otro factor. Sin embargo, para que la - 5. 2. Espacio vacío original/ espacio vacío secundario
observación sea realmente significativa, es preciso eliminar la posibilidad
Es importante distinguir estos espacios vacíos originales , que caracterizan
11 Aquf, el empleo del térmmo ' expenmental' es abus1vo , y por ello lo he puesto entre a la tumba en el momento del depósito, de lo que podríamos llamar
com1llas . En efecto, en una auténtica expenmen tac16n el operador debe tener un completo control
de los diversos parámetros 1mpllcados en el fenó meno que estud1a ; haciendo vanar Independiente- 12
Este cnterio es tanto más importante cuanto que es posible encontrarlo en los archivos de
mente cada uno de ellos y observando sus consecuencias en el resultado final es como se puede excavaciones: sm embargo , hay que desconfiar de las mformac10nes fa lsas, pues no es poco
mtentar comprender el conjunto del proces o. Este t1po de expenmentac16n , aplicable en b1olog1a , comun que , antes de tomar las fotografías , el arqueologo haya vuelto a Instalar aen pOSICión " los
es aqui mconceb1ble . Por tal razón , debemos sa ber sacar provecho de las ocas1ones que se r:os huesos que desafortunadamente fueron desplazados en el proceso de limpieza, como lo muestran los
presentan, donde es posible , a la ve z para observar part1culandades o anomallas en la d1spos1e16n nu merosos casos que hemos observac1o, donde se habían cometido errores anatómicos: cara articular
de los huesos y conocer con prectSión las condiCiones del depósitO mortuono (ya sea por la tradiCIÓn oral, (postenor ) volteada hacia adelante, ápex (punta Inferior) dtrig1da hac1a arnba .. . Este t1po de anomal1as
los textos o la conservac1ón e n el suelo de elementos expli ci tas ) obligan , por supuesto, a dudar de toda la documentación relat1va al s1t1o cons1derado.

106 107
espacios _vacíos~ecundarios: estos últimos apar~~en en E¡! Lvolumen
exterior al cuerpo después de un plazo relativamente larg_o ; son provocados
por la desaparición de elementos de la arquitectura o del sistema funerario
construidos con materiales perecederos, cuya descomposición es más
lenta que la del cadáver. Así, IQs huesos ya desarticulados por la. pu-_
!refacción pueden deslizarse hacia una cavidad preexistente pero que
hasta ese momento era inaccesible o que fue completamente 'neoformada",
lo cual a menudo ofrece imágenes paradójicas de difícil interpretación .
De este modo , el ataúd pudo haberse realzado con ayuda de pie-
dras (que permanecerán en su sitio en el momento de la excavación) o
maderos (que habrán desaparecido) ;' 3 su base , impregnada de produc-
tos derivados de la descomposición del cadáver, acabará por hundirse, y
algunos huesos pueden caer al fondo de la fosa , cosa que el levanta-
miento sistemático de los niveles de altitud muestra claramente (Duday,
Lambach y Plouin , 1990). Además , la desaparición secundaria de un so-
porte que levantaba la cabeza ("almohadas" de madera, cojines, etcétera)
dará la imagen característica de una dislocación total del cráneo (que en :¡-
general sigue a la del atlas) , de la mandíbula y de las vértebras cervica- l
les superiores (fig. 6) . Aquí se trata de signos que es fácil identificar e
interpretar; por tanto , hay que esperar que éstos pronto se tomarán en
cuenta en las tipolog ías arqueológicas , pues tienen que vet con un ele-
mento del sistema funerario que, ciertamente , ha desaparecido del todo
) pero cuya existencia o ausencia la antropolog ía biológica de campo está

)
en condiciones de probar.
, ..
~ .

)
5. 3. La descomposición en un espacio rellenado (en tierro directo)
--·--·· --
::'JI
.
El proceso se funda sobre los mismos principi os válidos para un espacio
vacío , pero el razonamiento es diametralmente opuesto: cuando un-hueso
)
liberado por la dgsaparición de. las parte~ blandas se halla en situación de
desequilibrio con respecto al volumen exterior al cadáver, normalment e deb e
) caer en ese volumen ; si no se produce el desplazamiento, entonces ese
volumen no es as imilable a un espacio vac ío (fig . 7). Esta comprobación
negativa viene a ser 1<:. de mostraci ón de la existe ncia de un "efecto de
) pared ", ,. y entonces la discusi ón debe centrarse en la naturaleza de esta ...1
pa r~d : lógi~a m e nte , puede tratarse del límite de la fosa o de la cámara fu-
) neraria, o de una pared construida con materiales pereced eros situada a Figura 6. Levantamiento parcial de 1
cie rta distancia de ésta (po r ejemp lo, la tabla late ral de un ataú d), pe ro prerromana (siglo IV a.C.) de Al eria (C ~ tu mb~ 175 .en la necr?polis
funeraria una fosa central en do d orcega, rancra). En la camara
tamb ién de la tie rra con la cua l se rell enó la tumba inmed iatamente dos banqu etas en las , n e se acumularon ofrendas, sepa ra
) después de la instalación del cuerpo , o al m enos antes de la disyunci ón adultos . Uno de ellos ~~::~~r~~adJ.~srtado_s los c u~ rpos de dos

) 13
En nuestros d1 as , es co mun la practica de utilizar esta clase de dispositivo para ev1tar que
~~~~~~~~~~~:~~~~ e~oc~j~~oe~a~~ :~n~i~i~~=0:o~e ~:1 ~~an~~~ul~oyn d~
se atas~ue n las cuerdas con que se hace desce nder el ataúd en la fosa y fac1htar su retiro .
1 era de un elemento' perecedero de elev~~i~~s~:~2u:zb~~~a(Ee xisten ­
Es de lamentar que muchos autores utilicen Indistintamente el término de efecto de pa red , crones de H. Duday y J. Jehasse.) xcava -
) concepto cláSICO en arque ologta , para re fe rtrse a dos fe nóme nos muy diferentes:
-El pnm e ro , que acabamos de establecer, corresponde, a m1 parecer, al auténtiCO efecto
de ps rect, un element o , cualqu iera que sea su naturaleza (piedra , hueso , cerami ca , objeto metáh·
co), se mantiene e n una Sttua ctón apare ntemen te mestable porque se apoya con tr a una estru ctu ra
que 1mp1de su calda .

108
de la articulación o articulaciones consideradas. Para poder discriminar
entre estas diversas posib ilidades hay que basarse en argumentos
derivados de los métodos generales de la arqueología, y ya no de las
observaciones os~Q]ógicas: definición de las unidad§.§.Sllliatig.rá.fi.cas. .entre_
roca §ncalO.!l®te- y tierra de relleno~Lizaci.ó.n deJos cla11.os. del ataúd_,
de los residuos leñosos, etcétera.
Así, tengamos en mente que la caracterización del medio en el cual
se descompuso el cuerpo se funda en las relaciones que guardan las diver-
sas piezas del esqueleto con el volumen exterior al cadáver. Pero a veces
ocurre que se extraen útiles informaciones de otro proceso , del que aho-
ra nos ocuparemos .

-=-i;. 4. El rellenamiento del volumen interior del cadáver

Es curioso comprobar cómo la literatura arqueológica ignora casi del todo un


suceso tafonómico que , no obstante , es crucial , ya que en muchas
sepulturas muestra la principal diferencia entre lo que era la tumba in-
mediatamente después del depósito y lo que ésta llegó a ser en el mo-
mento en que la descubrimos: los músculos, las vísceras y las masas

f-
-- ~-
adiposas se han visto reemp lazadas por un sedimento intersticial.
La descomposición de las oartes blapda~ Gre~-espé;lcio~. ve..c..íos en
los cuales los h.uesQs,:lll1á.::.lle,b.Jill.g@.doª-J29.r_la destJ:ucci ón de los liga: -
-merrto-s;-sorí_süscepfffifes._dá'"dt;~P12-:t~~J2..Q(_etectq__~~a~dad ~ ya
1.1 e:. Pt ors r Jn antes hablamos de este mecanismo para explicar las diferencias entre la
posición original del esqueleto y la que se observa durante la excavación.
\ (l .· m
Evidentemente, no habrían sido ;osibles estos movimientos de no haber
tenido una ex.is.teJ:Í.§rer:il~staitespacTos vacfu.S: comprendidos en eJ voiU=- ;·
men original del cue.rQ9.;:_lroreii"Cí,"e1gu~··nayan sido rellenados. de. tierra,__
co~u.e...unp.ici.G-walquier despla6amientQ.j1~steriQr...no sucedió inmedia-
tamente- después.de.@g~s.aparición de las carnes: entonces sEr habla de
relleñamiento diferido. Por el contraifo,"si hay huesos eñ-desequilibrio- en
Figura 7. Sepultura del Neolítico medio (3000-4000 rel_9.ción- c-óñ ·el vOTüiñeñ interior del cuerpo que se han mantenido en su
a.C.) en un silo de Berriac (Aude, Francia). El cuerpo posición inicial, tendremos que concluir que se trata de un rEj)JlmJ..a.!Jl~nJo~­
yace en decúbito ventral. La mano derecha se c1erra
progresivo~ lqs elementos perecederos ~Cjid~y_gr_b¡¡.n sido _§Ustituidos
sobre la rodilla derecha, de tal manera que las falan-
ges distales de los dedos se observan por delante de por erSedimento'contigrrq '!_me~!~r·qu-e agué_llos desaparecían (figs. 8 y
la rodilla, en sentido vertical respecto al p1so: una vez 9). Por supuesto , este fenómeno sólo puede producirse si el sedimento
desaparecidas las contenciones articulares interfalan- se encontraba en-contacto inmediato C::::on- el--suerpo: así, este hallazgo
gianas -<le las que sabemos que son particularment~ constituye la prueba indirecta, pero segura, d~LQ,ue...s.eJr.ata de. un entie-
lábiles- , estos elementos se encontraban en deseqUI- rro directo- -
librio en relación con el volumen exterior al cadáver. Por . Son variosJos mecanismos que intervienen en el rellenamiento del
tanto habrían caído en dicho volumen: la permanen- volumen}.nterior d_~ cacj_áver: elñundim1ento delsedimento suprayacente
cia e'n su posición original demuestra la existencia de por efecto de la gravedad, la expansión del volumen de la tierra por
un efecto de pared. Como esta zona se halla muy apar-
tada de los límites de la fosa y como no se aprecia
ninguna delimitación evidente en el costado izquierdo - El s egundo corresponde más b1en a lo que podriamos llamar un efecto de dellmlts cton
del cuerpo, es verosímil que el efecto se relacione con lm ea t, un conj unto de vestiglos está organiZado de taf modo que presenta un lím1te regular, más o
menos conlmuo . Desde luego , esla brusca mlerrupción puede deberse a la presencia de una pared
el rellenamiento inmediato de la sepultura, justo des- hoy desapareCida, pero parece necesario introducir una distmción para ev1tar cualqUier con fusión
pués de que se depositó el cadáver (entierro directo) enlre la 11polog1a de los hechos observados y la de los procesos que los han 1nduc1do.
!Excavaciones de H. Duday y J . Vaquer.)

111
11 o
humedecimiento ("esponjamiento" de la arcilla) y, sobre todo, la acción
de agentes biológicos entre los cuales las._lomo-ncestienen un papel de-
terminante: el enriquecimiento del suelo por tas materias orgánicas en
putrefacción las atrae en gran número y sus heces se acumulan cerca y
dentro del esqueleto. Para la arqueología funeraria es esencial conocer
este tipo de fenómenos : la tierra "negra" u "orgánica" de las sepulturas
no necesariamente corresponde al rellenamiento de la fosa por acción
del hombre ; simplemente puede indicar la zona en donde las lombrices
han actuado con mayor intensidad, cosa que relativiza la validez de algu-
nas deducciones que atañen, por ejemplo, a los límites de excavación de
las fosas funerarias .
)

5. 5. Evidencias de efeclo$.....d.€,COQ§.tricción:
+
la acción del continente sobre la disposición del esqueleto

La forma misma del continente necesariamente incide en la posición. del~


c uerpo~ tambiéñ condiciona la evoluctón' fafonómica-C!eéste-;- y a con- -
tiñü"aéiOn mencionaremos algunos ejemplos clásicos que han dado lugar
a algunas interpretaciones erróneas .
Cuando el difunto recibió un entierro directo y presenta. · U!Jj:lactitu~
t
contraída , la presión periférica del sedimento puede inducir-efcierre progre-
sivo de los ángulos intersegmentarios, pues el grado de flexión de las ar:
ti cu laciones aumenta progresivamente con la destrucción de las masas t
(
musculares. Por tanto, descubrir un esqueleto "hiperflexionado" -con los
grandes huesos largos de sus miembros en contacto entre sí- no implica
. ..
que el cuerpo haya sido objeto de un descarnamiento presepulcral , ni ~-
que haya sido fuertemente atado o introducido en un saco. r •
,.,.
le Devoi s de ¡· Etang
·j ~
1979
) Asimismo , se puede demostrar la existencia da!e.nómenos de com- -~
presión transversal cuando el cuerpo yace en decúbito dorsal..en un co n- !;.
ti nente estrecho (una mortaja apretada , pero también un ataúd angosto - - --==-=-- --=
) o una fosa muy estrecha) :
-Al nivel de los hombros , esta constricción- suele.-inducir yn..a
"verticalización " de las clavículas; en efecto, como el conjunto de los hom- ~igura 1O. Una de las sepulturas calcolíticas (2000 .
Etang en Tresques (Gard, Francia El e a.C .) del, h~pogeo del Devois de
bros, su extremidad lateral se halla realzada y proyectada-t"lacia delante el aspecto contraído del ). uerpo yace en decubtto lateral flexionado ·
a causa de la exigüidad del continente; al mismo tiempo , los húmeros - esque1eto se debe en p rt 1 · d , · ·
segmentarios: por la presión de los s . ' a e,_ ~ _cierre e los angulas inter-
) experimentan una rotación medial que los hace aparecer por su cara la- los miembros entran en cont t edl_mentos penfencos, los huesos largos de
te ral o, incluso , pastero-lateral, ' 5 y los omóplatos, muy oblicuos , se pre- ac o entre SI a med"d 1
descomponen (Excavaciones de A C 1 J 1 a que as masas musculares se
s entan por su cara antera-lateral .' 6 Por otro lado , la extremidad medial de A. Raux.) . o omer, . Coularo u, H. Duda y, X. Gutherz y
las clav ículas es acarreada hacia abaj o por el manub ri o esternal que , por

15
SI el antebrazo es llevado hacta delante del tóra x o del abd ome n, adamas la rotac ión
medial del bra zo sera exagerada por el hund1 m1ento del tronco asoc1ado al aplanamie nto de las
co st1llas y a la desapanc16n de las vlsceras; en efecto . el rad 10 y el cúbito descienden al contacto de
1 las verte bra s y el húmero tomará una orientactón anató mtca pa radój tca , al mostrarse por su cara
posterior, y su cabez a, volt ead a hacta el extenor, parecerá no estar ya en con extó n con la cavtdad
gle n01dea del omóplato .
16
Norma lme nte , se debe objetivar la mcllnación de los omóplat os seña lando los regt stros de
) profundi dad de sus bord es lateral y med tal. Stn embargo, aun cuando estos datos no se hayan
re gtstrado , es po st ble encontra r a veces su dtspostclón mediante el anallsts de las fotografias
cen rtales archtvadas después de la exca vactón· en caso de marcada oblicUidad , el proce so cora cotdeo
) ,,
pa rec era estar dentro. y no ya por delante . de la cavtdad gl en01dea .

114
1 15
cn uuJN _ 1ns:J
)

Figura 9. Sepultura del Neolítico antiguo (5000 a.C .) en el Abrí Pendimoun en el Castellar
(Alpes Marítimos , Francia) . El omóplato derecho, sobre el canto , y los huesos de la
mano izquierda conservaron su disposición original, aunque estaban en desequilibrio con
Le Co l cihJ de M unt 1g n c ....
res pecto al volumen exterior al cadáver (efectos de pared asociados al rellenamiento
inmediato de la fosa). Además , el pie izquierdo casi se endereza hacia la vertical de la
pared de la fosa : hay un desnivel de 15 cm entre la extremidad cistal del hállux y la cara
· - · de un niño de diez
Figura 8. Sepultura protohtstonca (O _ posterior del calcáneo; esta observación muestra que el volumen liberado por la desapa- - }
an-os en un recinto funerario ctrcular en Coulonb eudxl rición de las masas carnosas plantares también ha sido rellenado por sedimentos muy
- ·ezas de la ase e pulverulentos, de manera que las falanges y los sesamoideos pudieron permanecer en
Sevres, Francia) . Dos pequenas ft de una madri-
cráneo fueron desplazadas por e paso su lugar (Excavaciones de H. Duday y D. Binder.)
Si ignoramos estas modificaciones exóge~a~ ,
guera.os decir que el esqueleto conservó su dispostcton
~~~~:,;, . el volumen torácico se conservó cast ~ntegral-
. los huesos coxales - aun cuando esta~ cons-
~~~~/cada uno por tres elementos distintos~ el_tleon, el
íqueon y el pubis separados por zonas cartt agtnosas-:-
han permanecido en su sitio a pesar de la d~~~~=~t·c~~~
de las vísceras pelvianas y ~el la~:a~:~ ~ ~ontr'a el
manos instaladas delante e a .. , Por ello
glúteo izquierdo, también co~servan su ~stct~~ndas no
está claro que la destruccton de las par es demuestra
provocó un espacio vacio transttono , lo que .
la presencia de un proceso de rellena~te~to progr~:~:~
del volumen liberado por la descompostcton del ca
(Excavaciones de H. Duday Y J .P. Pautreau .)

11 2
lo regular, sigue el movim iento de las costillas durante el hundim iento de
la caja torácica. Gracias a la conjugación de estos dos fe nó menos las
clavículas tienden a ubicarse paralelamente al eje de la columna .
-Al nivel de la pe lvis , un efecto similar -que es asim ilable a un
efecto de pared- puede impedir la apertura de los coxales, aun cuando
exista un espacio vacío . ·
Igualmente, el entierro en una fosa muy estrecha puede causar una
elevación de ra cabeza o de los pies. En cualquier caso , para analizar las
piezas óseas en estudio es preciso tomar en cuenta las profundidades
relativas de todas ellas . Por eso , el registro de los datos en la antropolo-
gía biológica de campo implica obligatoriamente la identificación sistemá-
tica de un gran número de niveles de altitud sobre la cara de aparición
del hueso , pero en especial sobre la cara más profunda de los vestigios
exhumados . Con frecuencia , a menudo también hay que contar con va-
rios niveles de un mismo hueso (cráneo , omóplatos , coxales , grandes
huesos largos , etcétera) , para poder restituir la configuración exacta del
"piso" en el cual fue depositado el cuerpo.
Igualmente, el conocimiento general de los procesos tafonómicos
permite identificar anomal ías respecto a la evolución "normal " del cadá-
ver. Es así como puede ocurrir que se trabaje en una sepultura en la que
no se haya producido el fenómeno trivial del hundimiento de''las costillas.
En realidad , todos los casos que he pod ido observar se rel acionan con
estructuras análogas : se trata de sujetos que yacen en decúb ito dorsal
en fosas con fondo plano en cuya parte central se ha excavado un surco :
los miembros superiores separados por abducción descansan en banque-
tas laterales apartadas de la pared torácica , de modo que las costillas
están sostenidas , en casi toda su longitud , por las paredes del surco que
las aprieta como un corsé (fig . 11 ), y as í e l tórax conserv a su vo lumen
orig inal.

X 42
6. Las informaciones de orden p a/eopa tológico


En lo fundamental , pal eop ato log ía es una discipl ina de laborato ri o; se
dedica a diagnosticar las anoma lías identificadas en los restos humanos
procedentes de excavaciones arqu eológicas , y a interpretar los resulta- Fig~ra 11. Levantamiento sin té tico de la sepult ura de un recié
dos sobre el estado sanitario de las poblaciones , la historia de las enferme- ~~Ci~o ~obre_ el opp!dum protohistóri co (siglo V a.C.) de Gailha~
dades y las técn icas méd ico -quirúrgicas. ar : r~ n cia). El c uerpo yace en decúbito do rsal · el miembro
Con todo , este enfoq ue pued e sacar provecho de las obse rvac iones supenor e recho y el brazo izquierdo se apoyan en ' asientos
que se habrán pod ido realizar du rante la excavación . ~~rdean. _un surco. ~entra! profundo y relativamente estrecho· e~~=
sposicion permillo una buena conservaci ón del volum '. .
En ocasiones algunas actitudes viciosas constituyen un elemento pu~s la diferencia de profundidad entre la extre midad e~~~~~~cic~,
ind ispen sable para el diagnóstico. Así, en el esqueleto preneol ítico de ca eza de _las costillas medias puede alcanzar los ci nco ce ry ~
Bo nifacio (Córcega , Francia), la posic ión ta n peculiar de la mano izqu ier- tro;;. Ademas se o bserva la disposición de las costillas 'en ~ ime_
da re prod ucía con gran exactitud la clásica "garra" característica de la ca • con las costillas superiores habiéndose volcado en d. ba~i
parál isis cubitaria (Duday, 1975) . Efectivamente, se ha mostrado que di- craneal; esta observación, fútil para los niños muertos en ~reccion
ch o sujeto presentaba a la vez las marcas de un antiguo trau matis mo penna-tal, es excepcional entre los sujetos de ma or el penado
que pod ría haber lesionado el nervio y las secuelas típicas de esta in- obhcwdades hacia abajo o hacia adelante tiend~n e~ad ,,pues las
exBagerarse durante la descomposición (Excavacione': d~aHmeDntde a
y . Dedet.) . u ay

116
. . ·neralizé'ción) .n Aquí, el primer ele- depósito secundario: aún hay que saber -o poder- eliminar la hipótesis
habilitación motr.iz (a~q~tlosts y dest~l d de la. mano , que sólo se puede de arreglos posteriores a las disyunciones articulares.
mento para el dtagnosttco es la ac tu . . De tal modo, el diagnóstico de depósito secundario se basa princi-
. · · es muy mmuctosa. . . .
encontrar SI la excavacton . t de las calcificaciones btologtcas palmente en argumentos negativos cuya interpretación obliga a refutar
Asímismo , el emplazamten~o exa~u~ores etcétera) respecto al es- toda intervención ulterior que no habría sido "programada" en el ritual
(cálculos, placas pleura\~s, qut~~~i~· para su identificación, pues sugiere funerario. Por ello, las certezas son necesariamente raras, much o menos
queleto puede ser u~ va toso m. da (Baud y Kramar, ~990). comunes que en el caso de las sepulturas primarias, cuyo rec onocimien-
la naturaleza de la vtscer.~ tmpll~a . tica de las zonas de alteración de l to se bas a en una observación positiva: la preservación de las conexio-
Por último, la notacton .sts e~a distinguir las lesiones tafonómicas , nes lábiles.
esqueleto in situcon frecudenfta ay~e ~=constituyeron per vitam (que son Además, pueden subsistir conexiones anatómicas en sepulturas
ocurridas post mo:tem, e al~ ~ ) o al menos antes de los funerales . secundarias auténticas si aún no se había completado la descomposi-
las verdaderas lestones pato ogtcas ' ción cuando los restos del difunto fueron transferi dos a la tumba definiti-
va. Entonces se trata generalmente de articulaciones persistentes que
todavía no habían cedido. También hay casos en que estas conexiones
11. Las sepulturas secundarias y los gestos aparentes implican igualmente articulaciones lábiles, y son tan numerosas que la
interpretación arqueológica, si no puede recurrir a textos históricos o a re-
1. Las sepulturas secundarias ferencias etnográficas, tendría que concluir lógicamente que se trata de un
depósito primario. Un ejemplo particularmente ilustrativo de ello se debe
. ( de preferencia las sepulturas en dos o a D. Ubelaker (1974), a propósito de fosas funerarias de indios del Potomac,
En las ~epulturas secu~d.an~: l~s restos humanos ha sido ~ec~?ic!_o por_ datadas de los siglos XVI y XVII: se trata de depósitos secundarios colecti-
varios ttempos), el depostt( t'vo o pasivo) transcurridª-o~s.anamen~e vos y simultáneos efectuados en intervalos regulares, independientemente
una fase de de~carnado ac 1 . la sepultura definit~~ E1 ejemplo mas del estadio de descomposición que había alcanzado cada individuo en
en un lugar distmto del q~e .sena . e sobre un ustrinum apartado de el momento de ser inhumado. En un caso así, los cuerpos de los sujetos
evidente se refiere a las mcmeracton s
muertos más recientemente podían presentar un grado de dislocación
la tumba. . . mencionan a menudo en la literatura ar- bastante limitado, lo cual daba a la excavación la impresión de que eran
Este tipo de practtcas se t ue merecen ser analizados. sepulturas primarias.
queológica, con base e~ argume; ~se;tacado el inter~en.las n1!ellas de De nuevo, esta observación ilustra los límites interpretativos de nues-
-E~ m~~has o?~stones sede:carnación activa del cadáver; pe~o los tro enfoque: lo que somos capaces de precisar es el estadio de descom-
descuarttzacton, mdtctos de fa ·¡· d para defender las hipotests de posición que había alcanzado el cuerpo cuando fue manipulado. Si no
. as se han ut1 tza o 1
mismos es t tgm . . , . . icas" Por tanto, para tener un rea disponemos de otros datos, nada nos permite conocer qué importancia
canibalismo _?__d~_E.!:~:sb q~~fbien ;ustentada y ser crítica. atribuían las poblaciones antiguas a este estado, ni siquiera si les conce-
significado, la dtscuston el' e d el carácter incompleto de algunos es- dían alguna ... El gesto funerario no es más que la traducción material del
- También se ha_exp tea o . de osamentas que serían las únicas rito, y sólo el gesto nos es accesible.
queletos por la elecciOn v.ol.u.ntana . como or el "olvido" ' la pérdida o la
destinadas a la tumba defmtttv~, ast a sea ~n el emplazamiento en que
destrucción de huesos pe.~uen~s~r~nte el transporte . Desde luego, esta 2. Las manipulaciones de osamentas después
tuvo lugar la descompos.tcton lo . e y cuando se pueda descartar de la reapertura de la tumba
. . t'ene algun va or stempr . . d'f
comprobacton 1 .. ~ ori en tafo nómico (conservacton 1 e-
cualquier tipo de destruccton dd que~as piezas faltantes no fueron deja- Enfrentamos los mismos límites interpretativos en la distinción entre un
rencial) Y se tenga la certez? e . t depósito secundario y una "reducción de cuerpo". Ésta corresponde a l rea-
das en el sitio por un arq~eologo ~~gllgedne~:. aparente en la disposi~ión grupamiento de los huesos de un individuo -o al menos una parte de
-Como ya hemos vts~o;i~~rad~~~~pecto alorden original que cons- ellos- dentro del espacio en que tuvo lugar el depósito primario. Este tipo
de los restos human.as.-co . . no necesariamente corresponde a un de disposic ión es particularmente frecuente en los sarcófagos de la época
tituye el esqueleto en conexton- ' m edieval , pues la instalación de un nuevo difunto requería que se le
"hiciera lugar"' 8 Quizá también se deban comparar los ordenamientos
adeció un triple traumatiSmo en la parte distal
" Esta mujer de edad relativamente avanz~d~ p ria del tercer metacarpo , aplastamiento del 18
1 miembro superior izquierdo : fractu~a . medio- ta tst!rtectamente consolidadas con callos óseos . Asr, en teorfa , la •reducción de cuerpos• se efectúa en el espacio mismo en que se
~~mto metacarpo, fractur~distal ~=~~~~~:~ · f~~~tt~~= ~istaldel cúbito constituye~na de ~a:d~a~:t~~ descompuso el cadáver, lo cual la distmgue de una sepultura secundaria ; en la prácti ca, no s1empre
es tan evi dente la separac&ón: cuando una sepultura vu elve a ser cavada por la preparación de una
Según la patologla act~a '. ·~~~ital · el nervio directamente adhendo al plano seo, p tumba mas re ci ente , es frecu ente que los huesos dislocados del pnmer sujeto hayan s&do de posita-
más frecuentes de parailsls 'rt d d . 1 choque ~carreado por la fractura .
aplastado o secctonado en VI u e

118
practicados con ellos d_~ntro d~ los agoccidental ; en este caso , los huesos
randes sepulcros colectivos, tan
observar los cambios asociados a la instalación de cada nuevo cadáver
comunes a fines del Neohtlco en uro~ n sectores bien determinados en contacto directo con el cuerpo cuyas contenciones artic ul ares ya
de varios sujetos fueron reagruf~ osa~neamiento de cráneos cerca de estaban destruidas. Por el contrario , si los difuntos fueron deposita dos
(haces de huesos largos y de ces 1 as , posible suponer que hubo una simultáneamente, no se presentarán estos despla_?:amie.nro.s._(!ig. 12). Se-
las paredes) , de tal modo que a vec~s =~s diferenciadas (Duday, 1987b). comprenderá con facilidad que, aun en este. caso ,.son rnás pertinentes
división de la sepultura en zona~ fu~~~o~onjuntos son simples reduccione_ s las articulaciones lábiles que las persistentes. Pe ro al mismo tiempo apa-
Pero aún es imposible saber~~ ~s s
se ulturas secundarias , en .la m.edl- recen los límites esenciales de nuestro enfoque: no es pos ible diferenciar
de cuerpo o si se trata de auten~lca p 'b . los hombres prehlstóncos
da en que nada nos inforr:'a como percl Jan los depós itos cuando el intervalo que los separa es menor que el plazo
necesario para la dislocación de las articulaciones más lábiles.
esta subdivisión del espac¡o tunera~~~ del iberadamente osamentas des-
Además , e o los_9~ariqs .9~ul.turas..de..catástrofe~ ~RQQ!:emos_ob­ 2
El hecho de que se hay~n extra! t
servar m_ov1mieotQ§ c!e.bicjg~ a la p~acc_íón sin~r?nica de cadáveres
b fue reabierta y, a menudo ,
Pu és de la dislocación implica que la um paud i' eron inducir perturbacio-
. · y entonces se · t amontonados: en efecto, al descomponerse las parteSblandas de los
que existió un espacio vaclo . n en la sepultura ; lógicament: es as
sujetos inferiores liberan espacios vacíos que , por una parte , determinan
nes entre los huesos que qu7daba 1 omento de la intervenclon . Las
dependen del estado del cadave~re~l eva~or de "reliquias" ' pero también
efectos de aplastamiento y, por la otra, arrastran los huesos dislocados
de los sujetos suprayacentes. 21
piezas recuperadas pueden t~n lguna distancia o transportadas a
pueden haber sido re_e nterra as .a d~ iduo pudo ser, a la vez , objeto de
otro sitio funerano; asl, el mlsmdoól~ IV pleta y de una sepultura secun- 2. Las sepulturas colectivas y la aportación
U . · que que mcom h' ')
na sepultura pnmana
. (VIgneron,
· 1985 ' en torno a 1 Marae Ta'ata' en "Ta 1t1 . de las relaciones osteológicas de segundo orden
daria parcial

En lo anterio r, nuestro discurso se ha referido constantemente al concepto


lll. Las sepulturas mu-11-1p les y colectivas fun damental de conexión anatómica: en forma sistemática, hemos tratado
de comprender las condiciones que permiten la preservación de las
Hasta este momento nos hem?s oc p hac~ más problemática cuando
u ado esencialmente, de sepulturas
individuales. L~ interpretación s~os eo un esQ_acio limitado: pero_aun
relaciones articulares - y así deducir de ellas las informaciones que
proveen , sobre todo en lo que toca a la posición in icial del cuerpo- o , en .. .
encontramos vanos cuerpos agrupa - . difíciles los medios de anallsls cambio, de explicar los mecanismos que han provocado su dislocación .
cuando su excavación y s.u ~ectura so,~:;a~e acaba~os de mencionar. Sin Esta forma de proceder presupone que es posible identi ficar en el campo
siguen siendo , en parte , identlc~~ a a ;ecurrir a métodos específi cos . la totalidad, o al menos una parte, de un mismo esqueleto , sin importar la
embargo, hay casos que nos o lgan complejidad del yacimiento : tal condición se cumple implícitamente desde
el momento en que se afirma la reali dad de la conexión, pues ésta sólo ¡,
lJ
es con cebible entre los huesos de un mismo individuo; trátase de un tipo 11
1 La cronología de los depós~to~ particular de vínculo que he propuesto denominar relación de primer orden,
e~ las sepulturas primarías multiples es decir, una relación perceptible en el momento mismo de la excavación
(D uday, 1987a).22
)
A la problemática de estudio de la~ s . p elativa de los depós itos . Por
. e ulturas primarias individuales se -
agrega
-- un nuevo · dato ·~ · la intervienen
e ron~ ogla Iro s me· todos clasJcos de la ar- 20

Puede suceder que un grupo humano se encuentre en la situacron especial de ten e r que
supuesto
q , en la discuslon .• 1 . etcétera) pero en este caso ' administrar' , en un lapso muy breve , un gran numero de cadaveres. Este tipo de Sltuacrones se
ueolog ía (estratigrafía, datac¡on dde aJuar, yuda 19 si' la constitución del p1ese ntan a rarz de dramatrcos eventos colectrvos (matanzas , eprdemias, desastres naturales ,
1• · son e gran a · · aetcétera) . lode
este 2t~o que justifica funeranos
conjuntos la denomrnación
. de ' sepultura de ca tá stro fe' que se asigna en ocasrones
los parámetros osteo og1cos . d elativamente largo, es prec1so
conjunto funerario abarca un peno 0 r
Estas circunstancras son especia lmente favora bles para estudiar la cronología re lativa de
destrucción de las diferentes articulacrones. Es as r como, en la fosa funerana de Sai nt-Rém y-la
Callon
1992) .ne , ha Sido posrble demostrar el carácter labrl de la articulacrón de la cad.,ra (Boura eral.,
sob~e ~aria
. el ataud o al iado de éste. y esto no es exactam~;~~ 22
dos en la fosa del segundo, por e¡emplo , n arreglado los huesos es d1strnto (aunque
una reducción , ya que el lugar en que se a oco se trat a de un·a sepultura secu • ' De hecho , las conexrones anatomrcas constrtuyen la parte esencral de las relacrones de
regular muy cercano) de la
detumba_ ongrnal, p~~~~~=~~o fue manifiestamente 'preprogramado enn primer orden. Podemos clasi ficar en la mrsma ca regona los vínculos establecrdos entre los diversos

~~ momento
arque el desplazamrento las prezas esque fragmentos de un hueso (o de un conj unto de huesos , por ejemplo un craneo) estrellado m slfu,
de la rnhumacrón. . es el unico método que podria ponerse e pero que se extrae en form a rndependrente a causa de su rntnncac rón con otros restos arqueológr-
19 Incluso la antropologia brológrca de camr:;' t tos depósitos sucesrvos so n rnfeno res al cos (en especral otros vest1g1os óseos, si el Sl!ro contr ene los restos de vanos sujetos¡; desde luego
práctica cuando los Intervalos que separan a l~s ,'s ~~queologla . este trpo de concepto es importante para la ges!lón rnformatrca del material exhumado y su
poder de resolución de los métodos habituales e a recons trtucron
natn lenro· de ,lapero no apo rta , srn nrnguna duda. mas que mformacrones sucrntas sobre el 'func •o-
sepultura

120
No obstante, algunos conjuntos funerar ios parecen enormes
a montonamientos en que se agrupan varias decenas -y hasta cientos--
de individuos. En estas sepulturas colectivas , de las cuales el Neolítico
---.._ fi nal europeo (3000 a.C.) ofrece Sin ninguna duda los ejemplos más sig-
Gr o tte Gaz el nificativos, casi siempre los restos óseos están dislocados y, en ciertos
casos, incluso extremadamente fragmentados; a menudo en las conexio-
'-...<(
nes, cuando queda algo de ellas, sólo se trata de una parte ínfima de las
osamentas, de tal modo que las claves de la interpretación cuyos proce-
/
sos acabamos de describir se tornan inutilizables. Para comprender la
d inámica de constitución de este tipo de conjuntos, sigue siendo ind is-
pe nsable reconocer los huesos de un mismo sujeto, a fin de an alizar su
distribución en el emplazamiento, a la manera en que suele hacerse con
los fragmentos dispe rsos de una m isma vasija o las esquirlas de sílex
resu ltantes del tallado de un mismo núcleo. En ef~to , cada indiv iduo
c onstituye un ejemplo ideal de lo que suele llamarse un "conjunto cerra-
do" , ya que todos los elem entos que lo componen (en especial todas las
piezas de su esqueleto) son , sin ninguna duda, contemporáneos según
e l mayor rigor. Pe ro en el campo ya no es pos ible tener acceso directo a
estos datos , y únicamente el estudio osteo lógico en el laboratorio nos
podrá proporcionar las informaciones necesarias. Por ello conviene pro-
gramar la investigación sistemática de las relaciones de segundo orden:
Relac ión por peg amiento de frag m entos correspondi entes a un mis-
mo hueso: por ejemplo , si se asocian dos fragmentos de fém ur, es porque
pertenecen al mismo hueso y, por est e mismo hecho, al mismo sujeto .
Relación por contigüidad articular: algunas articulaciones tienen efec·
tivamente una morfología tan compleja que nos permiten , en ge neral ,
re conocer los huesos contiguos de un mismo ind ividuo ; ta l es el caso de
las suturas craneanas engranadas ,2 3 pero también , por ejemplo , el de la
unión sacro- ilíaca.
Rel ación por identidad del grado de madu ración: así, cuando el si tio
no c ontiene sino un solo sujeto que murió en el periodo perinatal, es
\ evidente que todos los huesos correspondientes a este grado de osificación
pod rían serie atribuidos en pertenencia ; en tal caso , la eficacia del méto-
do depende de lo efectivo de la serie , pues se tornará inoperante desde
Sépu l ture 2 el preciso momento en que se encuentren los restos de dos sujetos muer-
tos a edades relativamente cercanas .2 4
Relación p:>r pertenencia a un mismo conjunto patológico, ya sea un
daño local (artritis monoarticular, por ejemplo) o uno más extendido (como
las les iones difundidas de la columna vertebral) , o incluso un padecimiento
sistém ico : en la sepultura colectiva neolítica de Corconne (Gard, Francia) ,
Figura 12. Sepultura doble del Neolí~~~a~~t~1u~u=~p:d~r~~ n~~o Sd~~~~~~
Gabardas (Aude, Franela). Una m~¡~r se hallen tan estrech amente abra- 23 A men udo se ti ende a identificar la reconstttución de un cráneo con el re arm ado de una

cinco años . El_que ambos ~sq ue:b~: superior derecho de la mujer cuya vastj a . Esta vis tón no se justiftca sino en el caso da los fragmento s de un mtsmo hueso; en cambio,
cua ndo po r elemplo se adaptan dos parietales utilizando el trazado espec i fico de la sutura s ag1tal,
zados - el mno recubre e mle del e ueño y cuya muñeca iz- se observa (más bien) una relación por contigüidad articular, pues la sutura craneana , por si m isma ,
rodllla izquierda cubre , ~ su ve_~ e~ tr:~~ d:m~estra que los dos fueron debe ser considerada como una sola Articulactón . Esta opera ct ón se pod rra comparar con la

~~~~~~a:sa~~%~~:~~~~~~~~ca~aciones de J . Guilaine Y H. Duday)


rel ac tón que umera un recipiente y su tapadera ...
2 4 Pasa lo m tsmo cuando se intenta identtficar adultos por su estatura o su mayor o menor
gr ado de corpulenc ia : será fác il distinguir la mayorfe de los huesos de los suJetos S I uno de ellos e~
muy g ran de y robusto, y el otro es pequeño y grácil. Pero será cas1 1mpos1ble s1 se descubren los
restos de un numero más grande de adultos.

122
pudimos observar más de sesenta vestigios que muestran los signos de
una hiperostosis porosa exuberante que estaba asociada, sin ninguna te la ":J~Itiplicación de las experiencias realizadas en cada trabajo de ex
duda, a una hemopatía (cráneo , vértebras , fragmentos de costillas, ester- ca vac¡on c~mo logrará refinar su análisis y como ampliará el cam -
nón, coxales , fémures , etcétera) , sin ninguna pie za homólog a repetida. ~~= aportdaciOnes . Por ello es indispensable la formación generaliza~a0 ~=
Por último, y sobre todo, relación por apareamiento de huesos simé- ner~\eoss dee ll~vest¡gadon~s especializados, provistos de los métodos ge-
tricos: aun cuando ningún individuo es rigurosamente simétrico (efecto humana S ' 1 arqueo~ogla y de profundos conocimientos en osteología
0 0
de la lateralidad), es fácil comprender que, por ejemplo , un primer me- · as¡ po remos avanzar en nuestra comprensión de las se-
tacarpo izquierdo se parecerá más al primer metacarpo derecho del mis- ~~lturas antl~tu~s: a la antropología biológica "de campo" todavía le falta
) mo sujeto que al de otro individuo. nar sus me . os~ prec1_s~r los procesos de su funcionamiento No obs-
0

Aquí estamos hablando de relaciones positivas . Por otra parte , sin tante, su apl1cac16n s1stemat1ca a grandes conjuntos funerarios2s d~ja entre
duda con mayores reservas porque hay que considerar la posibilidad de de- ver ~e p~onto apa~ecerán las primeras síntesis fundadas en los parámetro~
)
formaciones patológicas, podremos establecer relaciones negativas que
conduzcan a afirmaciones de exclusión : la diferencia o discordancia en -
¿~~ to~: aau~een~~i~~~n~~~t~~~:~~~~~ii~~~~t~~~~~ces, habrá adqu irido
) tre dos piezas pares o contiguas es tan clara que de ningún modo se
pueden atribuir a un mismo esqueleto; en ocasiones , esta comprobación Bibliografía
) es decisiva al determinar el número de los difuntos .
Es preciso que saquemos partido , de_sde la perspectiva arqueológi- Baud , C. A. , Y_C. Kram_ar, ·: Les calcifications biologiques en archéologie"
ca, de las relaciones de segundo orden , ya que en muchos casos consti - e~ Bullettns et Memotres de la Société d'Anthropologie de Paris t 2 '
tuyen la única clave interpretativa del funcionamiento funerario que rigió nums. 3-4 , 1990, pp . 163-170. ' · •
8
en la constitución del yacimiento . Pero para que sea pertinente el análisis oura , F:, F. ~dam : H . Duday, P. He~vet , y S. Piechaud "Fouille
arqueológico derivado de ello , lógicamente, hay que conocer con una pre- ~rcheolog1que? une sépulture militaire de 1914: la sépult~re collec-
cisión suficiente el emplazamiento que los huesos , reunidos de esa ma- tlve_de ~amt-Remy-la-Calonne (Meuse)", en Les Nouvel/es de I'Ar-
nera específica , ocupaban en la sepultura. Ahora bien , a priori, nada nos cheologte, 48-49 , 1992 , pp. 56-70.
permite predecir cuáles serán los vestigios que podríamos conectar; y en Duday, H. , " ~e suj;t de la sépulture prénéolithique de Bonifacio (Corse)"
el caso de los apareamientos (las relaciones por simetría) , parece ser ~~ Cahte~s d'Anthr_o pologte, 1, Pans , LA 220 del CNAS/Laboratoir~
que las piezas que ofrecen los mejores resultados son las rótulas y los pe- " nat~m1e ~es Samt_s -Péres, 1975, 258 p. 51 figs. 38 pis.
queños huesos de las extremidades (carpo, tarso , metacarpos y meta- _ _ , A~~heolog1~ funéra1re et anthropologie . Application des relevés et
)
arsos) . Así, la comprensión de las grandes sepulturas colectivas depen - de 1etud~ ost_eologique á l'interpretation de quelques sépultures ré-
de en gran medida de informaciones relativas a huesos cuyo interés no etyrotohlsto_nques du midi de la France", en Cahiers d 'Anth 1p ·
es obvio en el dominio de la antropología morfológi ca, y que los num. 1, Pans , 1978, p. 55-101 . ropo ogte,
) arqueólogos ignoran con frecuencia por concentrarse en piezas más "no- _ _ , "Contributi?n des observations ostéologiques á la chronolo ie in-
bles" (cráneos , mandíbulas y huesos largos de los miembros). terne des sepultures collectives" en H Duday y e M t (g d )
A lh 1 · · ' · • asse e s
~ ropo ogte phystque el archéologie. Mélhodes d'élude d~;
s:pulluu~s, ~ans , CNRS , 1987a, pp . 51-59 .
- - · . '?rgan1.sat10n et fonctionnement d'une sépulture collective néo-
11th1que: 1Aven de la Boucle á Corconne (Gard)' en H 0 d e
Así pues , la antropología biológ ica "de campo " tiene un papel determi nante M.~sset (eds .): Anlhropologie physique el Arch~ologi.e . ~é~~:de;
en el análisis arqueológ ico de los conjuntos funerario s, trátese del estudio Dud delude des sepultures, París , CNRS , 1987b , pp . 89-104 .
de las prácticas mortuorias o de la cronología interna de los depósitos. ay H., P. ,courtaud, .~· Crubez~, P. Sellier, y A. M. Tillier, "L'anthro-
En la actualidad constituye una de las vías privilegiadas en la arqueología pol~g ¡ e d.~ terra1n . reconna1ssance et interprétation des estes
tuneraria. Por ser responsable de sus métodos y perspectivas , se encarga funera1res , en Bulleltns el Mémoires de la Sociélé d 'A th g 1 ·
de otorgar precisión a la naturaleza de las observaciones necesarias en de Paris, t. 2, núms . 3-4, 1990, pp . 29 -50 . n ropo ogte
la resolución de los diversos problemas plant eados por la interpretación
de las estructuras traídas a la luz: no sería posible definir las estrategias 25 Gracias a una política InCitativa fundada en e . . .
de intervención en el campo , en especial en las excavaciones de salva- alrededor de un centenar de arqueólogos que han alc~~~~~~~s e~pec¡~f¡zados hoy existe en Franela
desde hace algunos años, se han abierto re rstrad a o a n¡ve de capacidad necesarro; asf ,
miento, sin tomar en consideración estos datos. las modalidades que hemos explicado. Esros ~abajo~ vaarros m~les de entterros anualmente , segun
Por definición, los objetivos y los métodos de esta nueva disciplina CIUdades y de las vfas de comunicación tienen que v, m~nu ~ asociados a la habilitación de las
y mudarnos: aunque ello pueda parec~r paradójtco er an e to o con los cemen terios medievales
son independientes de las divisiones cronológicas y culturales. Y es median- Cierto que la comprenstón de las sepulturas paleoltttca~ ~euc:~; espectaltstas ~n la prehtstona, es
que habra arrojado la tnvesttgactón sobre los penados re~enr:~ en gran medtda , d~ los progresos

124
S Plouin "Contribution de i'anthropologie de El concepto de inframundo en Teotihuacan*
Duday, H:, F: L,ambac~ , y . rchit~cturale d'un ensemble funéralre: la
terram a lmterpr tatl2oAn ~N dhouse (Bas-Rhin)", en Les Nouve/les
tombe 12 du tumulus a or Linda Manzanilla
/'A h - /ogie núm. 40, 1990, pp . 15-18. . " Instituto de Investigaciones Antropológicas
de re ~o 11" .: L'archéologie des gestes funéraires et la taphonomle '
Universidad Nacional Autónoma de México
Duday, HL, y ~o~v~~;~s de I'Archéologie, núm. 40, 1990, PP: 12-14. -. .
Ka a~~ji,~~A., Physiologie articu/aire. ?chém_as comr:nente;7d; mecamque
p . 1i 3 Tronc et rachls, Pans, Malome, 1 . .. -
humaJ~e. o~ e de sépulture"' en Bulletins et Mémoires de la Soc¡ete
Lecler~, J., La no ~~:de París, t. 2, núms. 3-4, 1990, pp.13-18. )
d Anthropolog t ent' d'un ensemble funéraire"' en H. Duday, y C. Introducción
••
,v,asse' t e ., "Lo- 'recruAemh ·
1 gie physique et archeologJe. · M e·rh o de s
Masset (eds.), nt ropo o. 111-134. Muchos pueblos han equiparado los huecos en la corteza terrestre con la
d 'étude des sepu/tures, Pans, CNRS, 198~, P~· 1 de la Petite - matriz femenina donde se gestan los nuevos seres. El mundo subterráneo
"0 . humatlons 'e n pleme terre? L exemp e
Mordant, C., es m C M et (eds ) Anthropologie physique et también fue concebido como escenario de tránsito del sol muerto, oscuro,
S . " n H Duday, y . ass . ' . 987 de occide nte a oriente, con el fin de brillar de nuevo. Así, vida y muerte se
em~ .,e . .Méthodes d'étude des sépultures, Pans , CNRS, 1 . '
archeo og1e . articulan en los espacios del inframundo.
. pp. 155-165. Lesueur, Traité des exhumations juridiques, e~ cons ide - La cueva tuvo para los pueblos prehispánicos una pluralidad de sig-
Qrf¡la, M., Y M. O . h t physiques que /es cadavres eprouvent nificados: refugio, sitio de habitación, boca o vientre de la tierra,
rations sur ~es e adngeml ent s dans l'eau dans les fosses d'aisance inframundo, espacio fantástico, morada de los dioses del agua y los de la
en se poumssant ans a erre, , muerte, lugar de ritos de linaje y de pasaje , observatorio astronómico,
· 2 vols París Béchet Jeune, 1831.,.
et dans le fum1er, •• H -v' VaiiOIS "Tériec, station-nécropole cantera. Particularmente en el horizonte Clásico de Mesoamérica (primer
. rt M y St J M Bou 1e y . . ' . 1 . milenio de nuestra era), el simbolismo de los huecos de la corteza terres-
Pequa ' : . .- ., M. b'h '" en Archives de 1'/nstitut de Paleonto ogJe
mésolithlque du or. 1 an ' . 228 tre dejó su huella en numerosos mitos . A continuación revisaremos las
lnf~~dea nu,~~! ~~=~\~' ~ 0 :~
8 93
. . Humaine , en ~-riode p~rinatale" ,
en diversas funciones que los pueblos del Altiplano Central y del área maya
Tillier, A.M:, y H. . y, d 1 Société d'Anthropologie oe Pans, t . 2, asig naron a las cuevas y túneles.
Bul/etms et MemO/res e a Desde tiempos prehistóricos, las cavernas y subterráneos naturales
núms. 3-4 , 199~~~:r~~c~f;~ ·of Demographic Profiles from Ossuary representaron posibles moradas. En horizontes posteriores, como el Pos-
Ubelaker, D.H., Re A C Study from the Tldewater Potomac, en clásico, grupos nómadas continuaron co n la vieja tradición del uso
Sk letal Samples. ase · De habitacional de la cueva. En el Códice Xólotl, se puede observar a los )
S;:;thsonian Contribution toAnthropo/ogy, núm. 18, Washmgton . . ,
·h · n lnstitution Press , 1974. jefes chichimecas (Xólotl y Nopaltzin) en los alrededores de cavernas;
Smlt sonla r l'histoire des attitudes devant la mort en así se hace alusión al hecho de que estos grupos de origen nómada se )
Vigneron, ~- ·. Recherches tsu . Tolosa École des Hautes Études en alojaron muchos años en ellas. También las Relaciones de Míchoacán
Polynes/e franyalse, es1s, ,
tienen representaciones de gente que vive en cuevas, en la vecindad de
Sciences Sociales, 1985.
otros grupos que habitan cnozas (Weitlaner y Leonard, 1959).
En particular en el valle de Teotihuacan y la región de Texcoco, los
g rupos chichimecas ocuparon cuevas en Oztotícpac, Tepotlaóztoc,
Tzinacanóztoc, Huexotla, Techachalco, Oztotlítec Tlacoyan, Tlallanóztoc y
Tenayuca (Pérez Elías, 1956: 34). Y es que en la lengua náhuatlla pala-
bra óztotl significa cueva, vocablo que frecuentemente formó parte de los
topónimos de Mesoamérica.
En el área maya, la cueva de Loltún ha proporcionado invaluable
información sobre fauna de características pleistocénicas y sobre ocupa-
ción hacia 5000 a.C. Lo mismo sucede con el Abrigo de Santa Marta, en
Chiapas.

• Una versión da esta texto fue publicada en CUICU/Ico , nueva época , vol. 2 , núm . 6, enero/
abnl, 1996.

126
Un uso de las oquedades que cabría destacar sería el de yacimien-
También entre los zuñi existe la creencia de que los gemelos crea-
tos para la extracción de determinadas materias primas . Las Grutas de
do~ por el Padre Cielo y la Madre Tierra descendieron a una gruta para
Loltún se usaron principalmente para explotar los yacimientos de arcilla y
material pétreo con que se elaboraba cerámica y lítica pulida (Millet et gUiar a los ancestros de los zuñi cuando emergían a la luz (Ford, 1990: 2).
al., 1978). De igual forma, numerosas cuevas someras del Valle de Teo- Zapata Y otros autores (op. cit.: 15) señalan que las cuevas mayas
tihuacan fueron canteras de toba y tezontle, materiales que for!Tiaron el también servían como depósito de objetos sagrados desechados
núcleo de estructuras arquitectónicas y muros . ceremonialmente, además de ser sitios de autosacrificio y sacrificios .
Es frecuente también que la cueva sea desembocadura de manan- Por otro lado, los tiros verticales de algunos túneles tuvieron una
tiales o ríos subterráneos . De ahí que las poblaciones preh ispánicas acu- función "astronómica". Un ejemplo destacado de este uso es el observa-
diesen G ellas para proveerse del líquido que , en el caso del área maya, torio de Xochicalco, donde aproximadamente a mediados de mayo se
llegó a considerarse "agua virgen" (zuhuy ha) para rituales (Bonor, 1989: puede ver penetrar el sol cenital en línea recta por el agujero principal.
17; Zapata etal., 1991: 13). . Sin en:b~rgo, tamb~én en Teotihuacan contamos con un ejemplo pare-
En el México prehispánico , las oquedades natural es (túne les , abri- Cido, constitUido por la cueva astronómica" que yace detrás de la Pirámi-
gos rocosos , cuevas) estuvieron íntimamente ligadas a la rel igió n y a la de del Sol (a 250 m al sureste) , sobre el circuito empedrado que rodea la
mitología. Según varios mitos , cuando se creó el sol y la luna, ambos malla. Esta gruta fue excavada y estudiada por Enrique Soruco (1985).
surgieron de una cueva. En otros relatos de la misma naturaleza, la hu- Su forma es semejante a un botellón y tiene 4.20 m de altura. Su acceso
manidad completa o ciertos grupos (por ejemplo las siete tribus de de menos de un metro de diámetro , fue tallado en ra roca. '
Chicomóztoc) emergieron del interior de la tierra. Incluso los alimentos En su interior se halló un altar con una lápida de basalto en la cual
mismos fueron obtenidos del mundo subterráneo cuando Quetzalcóatl se observa la entrada perpendicular del sol a mediados de mayo . A su
robó el maíz a las hormigas (Heyden, 1981 ; Taube, 1986). alreded or se dispusieron numerosas ofrendas de ollas, cajetes, miniatu-
La cueva es la entrada al inframundo (y, por lo tanto , una cámara ras, vasos, una figurilla de Xipe Tótec, tiestos de la Costa del Golfo y 20
funeraria), pero también es el acceso al vientre de la tierra o la boca del navaji!las pris_máticas. Según el informe paleobotánico elaborado por Lauro
monstruo terrestre. Por extensión , es el sitio donde la fertilidad puede G~ nzalez Oumtero, las ofrendas consistían en pigmentos rojos y verdes,
propiciarse. •De ahí que, en ciertos lugares del México antiguo, las cere- humeros de ranas , amaranto , chile , tomate , quelites, nopal y maíz, ade-
monias de petición de agua para las cosechas se hiciesen en grutas , ya más de carbón bañado con resina de copal (ibid.: 80).
que éstas, junto con las cimas de los montes y los manantiales, eran casa
de los espíritus del agua (Weitlaner, 1959).
Tenemos indicios de que las oquedades fueron lugares de culto desde l. La cueva como entrada al inframundo
el Formativo hasta el Posclásico, particularmente en relación con deida-
des del agua. A. El inframundo en el área maya
Mary Pohl (1983: 86) , al citar al obispo Núñez de Vega, señala que
los huesos de los fundado res de linaje que introdujeron el calendario maya
) eran guardados en cavernas. La gente los veneraba ofrendándoles flo- Los mayas del siglo XVI hablan de un sitio subterráneo denominado Mitna/
res y copa l. Pohl ( op. cit. : 99) también consigna que hay varios centros o Xiba/bá. Tanto en Landa, como en Las Casas , y en el Popo/ Vuh, se
mayas que tienen conexión ceremonial con cuevas, entre los cuales cita me nciona esta región a la cual Sotelo Santos (1988) dedicó un apartado
la Tumba del Gran Sacerdote, en Chichén ltzá, templo construido sobre de su libro.
un abrigo rocoso. Los mayas pensaban que la entrada a este plano inferior se en-
Por otro lado, Pohl (ibid.) menciona que el rito cuch lo llevaban a contraba en Carchá, cercano a Cobá, en el departamento de la Alta
cabo los gobernantes mayas al ascender al trono, para renovar la ene r- Verapaz de Guatemala (ibid. : 79). El descenso a Xibalbá estaba sembra-
gía de su linaje. La parte más sagrada de dicho rito se celebraba en una do de dificultades: escaleras muy inclinadas, un río de fuerte corriente
cueva, a la cual el gobernante descendía para recibir las profecías de los entre dos barrancos, un lugar de cruce de cuatro caminos de los cuales
dioses. el negro conduce a Xibalbá. Posteriormente se encuentra una Sala del
Entre otros pueblos de Mesoamérica, pero también del área andina, Consejo de los Señores, un jardín de flores y aves, la casa del juez su-
existía la idea de que sus antepasados habían surgido de cuevas . Los premo, el juego de pelota, un árbol , un encinal, un barranco, una fuente
mixtecos, zapotecos , tzeltales y otomíes compartían esta idea, y por ello de donde brota un río y seis casas de donde surgen tormentos y muerte
algunos enterraban a sus nobles en cavernas (Limón Olvera, 1990: 92). (ibid.).
La idea de Chicomóztoc , como lugar de origen , tiene paralelismo con lo _Según Sotelo (op. cit.: 85), en el pensamiento maya " ... el Xibalbá y
enunciado anteriormente. Aquí el elemento que domina es quizás la idea el Mitnal se encuentran en la parte más baja del inframundo, no forman
de la cueva como vientre de la tierra. todo el mundo subterráneo".

128
Para Anderson (1988 : 153-154), el Tlalocan era concebido de mu -
1 inframundo mixteco descrito en el
Es interesante observar que e • • de 8 Venado hacia la morada chas maneras, todas concordantes, entre los pueblos nahuas:
1
Códice Colombino-B~cker e~ torn~· ~ev:~J~ia en· una cancha de juego de a) Según el Códice Florentino, era un lugar de riqueza, donde no
de 1 Muerte es seme¡ante a ~ay . uas turbulentas un cerro encorva- había sufrimiento , no faltaban el maíz, la calabaza,. el amaranto, el chile y
pelota; para llegar a él se atravdlesa~ ag e pelea contra ' seres de cabezas las flores . En la "Plegaria a Tláloc' del Códice Florentino, traducida por
do, un edificio en llamas, Y a emas s . Sullivan (1965 : 45), se dice que los mantenimientos no han desapareci-
grotescas (Troike , 1988). 8) - 1 que el inframundo maya es acuoso , do, sino que los dioses los han escondido en el Tlalocan.
Hellmuth (1 ~8_7 '. 1: 2- sena a s deben metamorfosearse en b) Era un lugar de belleza donde cantaban aves de bellos plumajes ,
ya que ciertas diVInidades antropomo~a arece también en el arte encima de pirámides de jade (varios ejemplos de poesía náhuatl} .
reptiles en su viaje al inframutdo . Tal ~~¡:ad~ppeces plantas acuáticas, e) Era una construcción de cuatro cuartos alrededor de un patio , con
maya del Clásico Temprano. a p~esen ue la capa ~erpentina es agua cuatro tinas de agua. Una de ellas era buena y las otras traían heladas,
cormoranes, .tortugas y ranas sugl~r~~ Tirios acuáticos . La existencia de esterilidad y sequía. Durán menciona que este Tlalocan fue representa-
clara y de flu¡o lento por la presencia e los mayas estaban concibiendo do en el Monte Tláloc como un recinto amurallado con un patio y una
peces exóticos podría hacer pensa~ qu . -1 02) figura de Tláloc alrededor de la cual se dispusieron otras menores que
el inframundo como agua de mar (tbtd .. 101 . representaban los montes más pequeños .
Sahagún agregaba que la montaña era un dislraz, ya que semejaba
una vasija llena de agua (ibid.).
B. El inframundo de los nahuas Una cuarta idea es la que Durán y Tezozómoc señalan ; según ella,
el Tlalocan se puede equiparar con el Cincalco . Se entraba a él por una
1· f ndo entre los nahuas son tres:
Los conceptos relacionados con e m ram~ . el rimero de ellos, los caverna (Graulich , 1987: 252). Del Códice Florentino, Sullivan (1965 : 55}
el Mictlan, el Tlil/an Y el Tl?lo~an.rtEn r:!~~~oang~:da%o por Mictlantecuhtli traduce una ' Plegaria a Tláloc" en cuyo final se dice: "Y ustedes que habi-
nahuas pensaban que yac la a no ~y la mito lo ía nahua, según Broda tan los cuatro cuadrantes del universo, ustedes Señores del Verdor, uste-
y Mictecacíhuatl (Mendoza, 1962)., Enl 1 entriba al Mictlan durante el des los Proveedores, ustedes los Señores de las Cimas Montañosas,
(1982) , figuraba el c?ncep~o ~~ ¡ue le esso decir Tóxcatl (a mediados de ustedes, Señores de las Profundidades Cavernosas. "
primer mes de pasa¡e cemta ~ so ' . e 'los observatorios como la A este respecto, existen dos estudios etnográficos de grupos de ha-
mayo) , mes que ~~u.ncia ~as ~VI~S·~~áa:l ~uobservatorio de Xochicalco bla náhuat en la Sierra de Puebla que versan sobre el Tlalocan; son obra
chimenea del EdifiCIO p e. ?n ~e Teotlhuacan sirvan para ubicar esos de María Elena Aramoni (1990) y Tim Knab (199 1}. Aramoni (op. cit.)
(ibid.: 94) y la cueva astronom1ca habla de las cuevas como la entrada a este inframundo, y sus informan ·
pasos cenitales . . . S h . ( 1969 t 1 Libro 111 , Cap. 1) como tes señalan que Tamoanchan es la parte más profunda del Ta/okan . Dice
El Mictlan esta descnto po~ a agun tá~ ~~centrándose una con ella: "Más allá de las puertas del inframundo, en las profund idades, hay
un sitio • .. .en medio de dos slerra_s que es " el camino donde está un mundo esplendente. Allí reside el milagro de la fertilidad .. ." (ibid.: 144}.
otra". Al difunto le decían que .de~ la ~:~~~~~~st~ la lagartija verde, los "En el Talokan se encuentran, además, los seres humanos que vendrán
una culebra guardando el ca~mo ' p donde estaba el v~nto de nava- al mundo, así como todas las especies de animales.. .' (ibid.: 145}. "Las
ocho páramos , los ocho colla ~s, y por erro de color bermejo para pasar semillas , plantas y demás sustentos del hombre se piensan que b.rotan
jas. El muerto debía llevar consigo un p en el Ta/okan ... De Talokan surge también todo poder, dinero y riqueza; la
el río de la muerte (deno. minadl~ ~hlcounn~~u~~~~)~na región con pasajes cual se encuentra concentrada en el Corazón del Cerro, el Tepeyólot o
Los popolucas con~lben e In ram. s· el de la derecha es estrecho , 'tesoro del cerro ' " (ibid. : 146).
peligrosos , en la que exlste.n d~s ~a~m~l ~ielo · el de la izquierda es am- Los nahuas de Cuetzalan hablan de tres caminos como destino ulte-
malo , ti en~ es.combro Y. asclen e aclante al infierno (Foster, 1945: 186). rior del hombre: 'uno con Dios (cielo) ; otro por debajo de la tierra ( Talokan)
plio , liso , limpio, y desc.'ende_suavem? bol de cacao y el alma del difunto y otro por las cuevas, que es el camino del diablo, es decir, el Miktan o
Junto a la entrada al Mas ~lla h.ay u~~~ brindado co'n chocolate (ibid.). infierno' (ibid.: 148).
puede pas,ar stótlo cuandobao¡· ~ ~~~~:rra está el reino de los muertos, donde
En su reciente estudio sobre los grupos de habla náhuatl de la Sie-
Para os o anacos, M rt (lchon 1969· 138) rra de Puebla, Ti m Knab (1991) describe la geografía del inframundo o
· d 1F 1 Dios de los ue os • · · . Talocan, tal como la conciber los moradores de San Miguel Tzinacapan.
viven el D1os e uego Y e .f . . d nde la diosa Cihuacóatl presidia
El Tlillan es una cueva art1 1c1a1 o .
sobre pequeños ídolos llamados tecuacuil.tin . S~ sacerdocl~t~os~~ :et:r
b t

bién dedicado al culto a Huitzil?poBchtdh . C(1~~~;:~~~ ~~~v~eja diosa de la


_ Las cuevas son entradas al inframundo; éste tiene todas las característi-
cas de la superficie del mundo: montañas, ríos, lagos, cascadas , pero no
tiene plantas. Hay un gran árbol de tierra en el centro del inframundo,
de la Cuenca de México , y segun ro a . ' sobre el cual apoya la Tierra .
ti erra, esposa de Tláloc .

130
Planteamos que todo el sector noroeste del Valle de Teotihuacan
'dad · no hay luz día ni sol. Tiene está lleno de cuevas , algunas de las cuales tienen continuidad a través
d de oscun · ' b''
El Talocan es un mun o las del oriente y el occidente son t~m ¡en de las plazas de tres templos, comunes en la parte norte de la antigua
cuatro entradas , de las cuales via·e or el ínframundo. Deba¡o de la
ciudad de Teotihuacan. También proponemos, a manera de hipótesis, que el
entradas y sali~as para el sol e:~~ ule ~s la residencia de Táloc m~l.aw,
túnel que pasa por debajo de la Pirámide del Sol originalmente continua-
plaza de San Miguel hay una~~ , deqla iglesia y la presidencia municipal
ba hacia el sureste y tenía una boca por la amplia depresión semilunar
Señor del lnframundo; l.a posl~~n arte central de la plaza existe. un ·pozo
que yace detrás de la gran estructura. Además, hemos hecho retículas mag-
no son azarosas ; tambl.én en p ua que se dirige a la cueva (tbtd.: 27) .
de donde sale una comente .d e ag d 1Talocan" ha sido equiparada con néticas en la explanada al este de la Pirámide del Sol, antes de la gran
Esta última, denominada ·: la ¡gle~ab ~o de la Pir,ámide del Sol (ibid.: 51). depresión, y detectamos anomalías que podrían vincularse con la conti-
la cámara tetralobulada situada e a¡ nuación del túnel prehispán ico de la Pirámide del Sol hacia el este.

11. Estudio del inframundo de Teotihuacan . 111. Resultados preliminares de las excavaciones
de las cuatro cuevas
teriormente y las sugerencias de Dons
Las ideas que hemos pla~teado an tra curiosidad en torno a la proba-
) Heyden (19~5, 1981) estimula~on ;~~~es y cuevas en Teotihuacan, que La Cueva del Cam ino y la Cueva de la Basura tienen ocupaciones mexicas
ble existencia de un sistema e u do o Tlalocan . (de 1340 d.C.) y Coyotlatelco (de 680 d.C.), respectivamente, sobre un
pudiese ser un mode.~o de ¡n~ramun . acan no es un dato nuevo. Heyden relle no de material ritual teotihuacano , como si se hubiesen perturbado
La existencia de cuevas en Teo~~~n del Códice Xólotl; en él se apre- contextos rituales.
(19 81) reproduce el gli.f~ d~ TeotihU . io ba·o las cuales hay una oque.dad La tercera , denominada Cueva de las Varillas, alcanza un mínimo de
cian las dos grandes p¡ramides d_el .sit ' b Jble que esta figuta se rehnese 50 m de largo. La cámara principal , de 18 m de ancho , contuvo siete
con un personaje dentro. No sena ¡mp~o ll~ban dentro de grutas, como la nichos, dos de los cuales conectaban con la Cámara 2 de los entierros.
a los oráculos que frecuentem:nte se a 1985· 1 07; Paso y Troncoso , Además r.ontaba con un túnel que llevaba a cámaras más internas. Excepto
Relación de Teotihuacan lo senala (Soruco, . por la cámara de los entierros, la cueva presentó contextos domésticos mo-
1979) . fectuadas por Unné (1934) en San dernos, mexicas, Mazapa y Coyotlatelco sobre un relleno teotihuacano con
Las exploraciones de cuevas e L d Juan Leonard y Alfonso material ritual -pizarr~ pintada en rojo y blanco, caletas humanas re-
Francisco Mazapa; Carmen Cook de he:~~~ · 'Heyden (1975) en el túnel dondeadas para formar cuencos , cerámica teotihu acana pintada al fres-
Soto Soria (M ilion , 1.9~7 :. 12 )de~ ~~?~asante 'Gutiérrez (198~ ..1986) e~ co. Se hallaron varias áreas de actividad, fechadas entre 770 y 141 O
que pasa ba¡o la Plramide e co ,1 985) en la cueva astronomlca l~cali ­ d.C., entre las cuales destacan los fogones de cocción de alimentos y las
varios sectores del vall~, .Y ~~rud 1~el antecedieron nuestros estudioS. áre as de tejido, representadas por agujas de hueso, fusa yo las, pintaderas
zada al sureste d~ la. p¡raml e e ecto ("Estudio de túneles y cue- y separadores de hilos de telar.
EI objetivo pnncipal de nu~stro pro~.d logía') consistió en localizar También se descubrieron figurillas de tiempos preclásicos hasta co-
vas en Teotihuacan. Arqueol?g¡a y geo 'e~fógico por haber sido escena- loniales, así como caras humanas talladas en basalto, una de las cuales
y definir túneles~ cuevas de mteré~:~6~icas, es decir: . es la mitad del rostro de un viejo . Hay también indicios de culto que incor-
ri o de prácticas ntuales o ~areas e . les relacionadas con los matenales pora elementos marinos , como fragmentos de caparazón de tortuga ma-
a) Actividades extract¡vas ~ngma la construcción de la ciudad. rina, una cauda de mantarraya y concha nácar. Hay cerámica foránea
piroclásticos (tezontle) emplea os e~ particularmente polícroma maya y del Golfo .
b) Almacenamiento a gran esca a. La cámara funeraria, exp lorada en colaboración con la arqueóloga
e) Entierros. . Td d Rocío Arrellín, quien nos auxilió en el estudio de los entierros, contenía
d) O frendas relativas a ntos de sigUientes
fertl.' a . d. .
estu lOS . trece sepulturas, en su mayoría de época Mazapa, bajo pisos mexicas:
Para este fin se plantearo.n 1~s b un reconocimiento geológico y un grupo de tres adultos sedentes que miran al sur y dos entierros infan-
1. En conjunción con LUIS . ~r a, ti os de fenómenos volcánicos tiles cerca de los adultos, pero al nivel de sus crán eos, con vasijas ente-
geofísico para determm~: los ~~s~~~~!s! corresponder a las oqueda- ras o matadas ritualmente, así como puntas de proyectil fuera de los cuer-
observados Y las anoma ¡as q · d los túneles. pos. Los adultos tenían una preparación de piedras en semicírculo a la
des con objeto de trazar la t~ayectona te cuevas al este de la Pirámide altura de la cadera, que sostenían el cuerpo. Además la tierra fue apiso-
' 2 . La excavación extensiva de. ?ua r~ rían encaminados a ubicar los nada conforme se iba metiendo en la fosa , con el fin de sostene r el cuer-
del Sol. Los objetivos de la e~cavacl~~=s ~e almacenamiento en las dis- po y evitar la caída del cráneo. En el caso del entierro 2, el tratamiento
contextos ceremo~iales , hablta~;i~de re~onstruir el rango de activ.i dades mortuorio fue perfecto .
tintas partes del sistema , con e t la secuencia de cerP.momas.
celebradas en el inte rio r de las gru as y

132
inferior de la Pirámide del Sol (M-1283; Millon, Drewitty Bennyhotf, 1965:
. ía una estru~tura bajo el agujero del 33) y el Templo de Quetzalcóatl (Cabrera en Rattray, 1991 : 12). Esto
Más arriba de este mvel yac d . ba caer un fuerte chorro de podría ser evidencia de las grandes empresas constructivas del primer
· e seguramente e¡a · h 11 n
techo en esta camara, q~ . . 1 iso de esta estructura se a aro siglo de la era.
a ua en tiempo de lluviaS. ba_Jo e p s en una banda este-oeste , c~~o
virios entierros d_e neonatos dls:~~:~oagujero. Éstos sól~ tuvieron t_
La consagración de la ciudad comienza, pues, del hecho de haber sido
n an· erigida con material del inframundo, a semejanza de la fábrica de seres
si bordearan la Silueta a ploma d . como algún fogon con candele-
nuevos con huesos de los antepasados, robados al mundo de los muertos.
gulos o rectángulos de mica corta ~~i~' . )
La mayor parte del tezontle que se utilizó fue rojo, es decir, el que presenta
ros teotihuacanos y punta~éde pr~yllaro.n siete fondos de probables silos
oxidación del hierro, por lo cual suponemos que hay una intención de cons-
En esta cámara tambl n se a rofundidades. A 50 m de la entr':lda
truir un cuerpo sagrado y no solamente de elegir un material constructivo )
distribuidos en diferent~s sectoresn~~ámara interior, seis fondos de silos
ligero y fácil de modificar.
de la cueva se descubneron, en u d 1 cuales aún tenía las Improntas
si n asociación con ent¡erroq_, uno e_ os aren su fondo . Brady y Veni (1992) tienen, en los Altos de Guatemala, ejemplos de
de manos y sandalias de quienes aplson en la vecindad de fondos de cuevas mayas excavadas en rocas volcánicas o sus derivados. Algunas
En la Cueva del Pirul , la cuarta cuev~ , ble trepanación y vista hacia de estas grutas están relacionadas con sitios de importancia ritual o con
silos, se encontró un adulto sel1e~~eu~o~e~nato sedente en un cuenco , manantiales intermitentes. En Teotihuacan nuestros túneles también fue- )
el sur, a cuya derecha se ha_a de a roximadamente ocho meses, ron excavados en aglomerados volcánicos no muy consolidados, y, en lugar
viendo hacia el nor~ste, _ y un mfantel cráteo en norma lateral y viendo de albergar manantiales, como Heyden (1975) propuso para la Pirámide )
en decúbito lateral ¡zqu¡erdo , con ~ él . del Sol, pudieron contener pequeños cursos de agua derivados de filtracio-
hacia el noreste, con un ~uenco so rehaÚaron los esqueletos articul ados nes en la parte noreste del valle. Estos cursos han sido mencionados por
A menos de 2m hacia el este, se ue existe la posibilidad de que diversas personas entrevistadas en el valle. Los verdaderos manantiales
de dos perros en decúbito lateral -aulnq tasa cada lado.''Los cráneos emergen en la llanura aluvial, hacia el sector suroeste del valle.
· b't ntral con as pa ·
hayan estado en decu 'o v_ e . 'd' 'duo (adulto) mira hacia el sur, ~~en- En Xochicalco contamos con un sistema de más de 19 túneles exca-
yacen al este; la cara de_lpnmer m ~~ de los perros (el individuo num . 1) vados en la roca caliza en tiempos prehispánicos, con el fin de extraerla
tras la del segundo , hacia el nort~ - t no debido a la osificación de los hue- para revestir los edificios de la ciudad. El llamado Observatorio ("cueva
es de edad más avanzad':l q~e. : ~ ~~Ío faltó el radio izquierdo y la cola. de los Amates") es solamente una parte del sistema.
sos largos. Del segundo mdiVI u tenía una malformación en otra, por En fechas recientes , invitados por el Proyecto Especial Xochicalco
Uno de ellos cojeaba de u~a pat~óy articular al elegir tal ejemplar. En del INAH y en conjunción con el Laboratorio de Prospección Arqueológi-
lo cual se piensa en u~a ~~ten~~ n p presencia es obvio: se trata de los ca deiiiA, hemos llevado a cabo un reconocimiento geofísico y topográfico
mbos casos el contemdo ntua e su sobre la Cueva de los Jabalíes y la Cueva de los Amates -y dentro de
~uías de los ~uertos en el infralmtund~~deándolos , se encontró un apiso- ellas-, y propuesto una interconexión entre ellas, así como una planta en
AI sur y oeste de los esque e os~recer los esqueletos des~ansan en forma de retícula (Manzanilla, 1993b). La porción oriental de ambas conti -
nado de tierra revuelta con ca_ l. Al pd h y huellas de ritos que mvolucran núa bajo la parte occidental de la Acrópolis. Los túneles fueron excavados
una fosa somera, y sobre el apisona o a en diversos niveles de la montaña, probablemente en forma escalonada.
el encendido de fuego. . d 1 Cuevas de las Varillas y del Pir~l no.s En todos estos ejemplos hemos visto reiterada la idea de extraer
Las cámaras funeranas e ~~firmar las tres funciones que hlpo~e: rocas calizas o piroclastos volcánicos de cavidades subterráneas para cons-
dieron, pues , el~mentos para ~ eles· áreas de almacenamiento _qUiza truir ciudades principales, como si se construyeran espacios sagrados.
ticamente hallanamos en los ~~~~ d ~ el vientre de la tierra, entierros En segundo lugar, el asentamiento original del valle parece haber
relacionadas con ritos de _fertl ' a de cuerpos de bebés asociados a la consistido primordialmente en plazas de tres templos rodeadas por sitios
vinculados al concepto delmframun o y
habitacionales, y no un sitio urbano muy denso como originalmente pro-
idea del Tlalocan. puso Milion (1973). Los conjuntos de tres templos están muy cerca de las
bocas de las canteras de tezontle y sugieren en primer lugar que este
material sirvió para elevar las plataformas de las pirámides y construir los
IV. Consideraciones finales
muros de las habitaciones. Pero también dan a entender que los túneles
. . iran alrededor de los objetivos del pasan debajo de las plazas mismas, en una tendencia noroeste-sureste
Resumiremos vanas Ideas qu~ g de túneles y cuevas de la parte
royecto. En primer lugar, el Sl~t~ma n rupo de canteras de a lo largo de la mitad norte del valle .
~orte del Valle de Teotihuacan ongmal~oe:'tef~~~~da; hacia 80 d.C. (Beta Hemos lucubrado que las plazas mismas podrían haber servido para
diversas funciones , entre las que destacarían la congregación ritual , el
tezontle excavadas por los teotlhuac~ . ~bono semejantes para el túnel
69912). Hay ejemplos de fechas de ra ¡oca

134
intercambio y quizá el juego de pel ota abierto con marcadores portátiles
que la referencia en la Relación de ¡¡ .
como la Estela de la Ventilla . Sabemos bien que los teotihuacanos no 222) de que en su cima había un ídolo eof¡h.u acan (Paso y Troncoso, 1979:
construyeron juegos de pelota en forma de doble T o 1, por lo que el no nos sorprende. El Templo M :e t'edra d.enommado Tonacateuctti
juego en sí, como está representado en el "Ti alocan de Tepantitla" , pudo ción de esta tradición (Broda 1~~~} ; ~no~h!itlan sería una continua -
haberse jugado en las plazas de tres templos, en la Calzada de los Muer- "montañas de mantenimiento's" fue . egun ~wnsend (1993: 38) , otras
tos, o bien en la gran explanada detrás de la Pirámide del Sol, donde no res de lluvia como el Tetzcotzin o ro~MconstrUI~as en montes producto-
hay construcciones teotihuacanas, pero sí numerosos túneles. Si esto En resumen d' • g Ye onte Tlaloc.
• mamos que la Pi · ·d d 1
fuese cierto, habría un paralelismo entre el concepto maya de la cancha haber sido la síntesis de tres ram¡ ~ e Sol de Teotihuacan podría
del juego de pelota como portal del inframundo y el juego teotihuacano ~antenimientos), el santuario p~~~~:pt~s ., ~! Tonacatépe_tl (cerro de los
en plazas, sobre entradas al inframundo. Así, toda la porción norte de la na sagrada axis mundi centro d a e los estatal Tlaloc y la monta-
ciudad de Teotihuacan tendría varias decenas de entradas al inframundo. López Austin (1989). ' e la flor de cuatro pétalos, como sugirió
En tercer lugar, diferentes ritos pudieron haber sido practicados en Teotihuacan fue construido como .
los túneles . Brady y Stone (1986: 19) propusieron que la cueva de Naj un eco de las siluetas de los mo t una. copia sagrada del cosmos y
Tunich en Guatemala pudiese haber sido un sitio mortuorio para miem- dividido en los cuatro rumbos del n ~s vecmos. Su plano terrestre está
bros de la realeza maya. Sugerimos que lo mismo sucedió en el Centro Calzada de los Muertos con la A Unl~erso por el entrecruzamiento de la
de México. está representado por las cimas d:~nl~a Es,te-Oeste: Su plano celestial
Por los recientes hallazgos de nuestra cámara funeraria, propone- inferior podría quedar plasmad o~ ~mp os y el cielo mismo. El plano
mos también cultos al inframundo, al Tlalocan y al vientre de la tierra. yace bajo la parte norte de la ci~;a~~ Sistema de túneles y cuevas que
En cuarto lugar, la Pirámide del Sol es la única estructura que no Su calzada principal conectab 1 _
está construida con tezontle -no sabemos cuál es el material predominante (Tenan, madre, según las Relacion: a mont_a.na sagrada del Cerro Gordo
en la Pirámide de la Luna . En su lugar, la gran pirámide•·está elevada 220) con la Pirámide del Sol el . s geograflca~; Paso y Troncoso, 1979:
principalmente con tierra más o menos orgánica y pequeños fragmentos (Townsend 1993· 4') 1
Segu.YA ar~a de manantiales al suroeste del valle
n vem y Broda 1 A ·
•. ~ ven1da Este-Oeste sigue
' • •
de toba (Rattray,1974). el trazo del paso de las Pléy d
En 1989 entrevistamos a hombres y mujeres de edad sobre las cue- Por últ¡'mo f . a es en el solsticio de verano.
. ' nos re enremos al rec'e t d'
vas de Teotihuacan. Diversas personas mencionaron el mito de que, en sobre la geografía del inframundo ' n e estu lo. de nm Knab (1991)
tiempos antiguos, en febrero , se veía a un hombre salir debajo de la habla náhuatl de la Sierra de Pueb~ Talocan concebida por los grupos de
Pirámide del Sol con maíz, amaranto, ajotes y calabazas en las manos. . En el inframundo, la entrada de~· . . .
Muchos añadían que, bajo la construcción , había campos tipos chinampa esta representada por una ' cueva d nlorte ~e lla":a mlctaf/¡ o mlquitalan;
donde se recogían estos productos alimenticios.
El concepto de montaña de mantenimientos -el Tonacatépet/ de la
de los muertos. Los dueños de esta e o~. VIentos y
el Señor de la Muerte que v'¡ve
:1 acceso al mundo
porclon son el Senor de los Vientos y
tradición nahua- es frecuente en Mesoamérica, y también lo es la mon- L n en grandes cuevas
a entrada del sur se llama atot . .
taña sagrada sobre una cueva de donde emerge agua (Freidel, Schele y punto focal es un manantial de a ~m7an y es un lugar de calor. El
Parker, 1993: 430). Nuestras excavaciones en la Pirámide de Akapana bes. Este manantial se encuentra ga~~o~~tednte que produce vapor y nu-

)
(Manzanilla , 1992b), el templo principal de la ciudad preincaica de
Tiwanaku , en el altiplano boliviano , han proporcionado datos de una mon-
taña sagrada de donde fluía agua por medio de un complejo sistema
une con el mar. En medio del t '
EI acceso del oriente es a an o e una cueva.
~n gran lag~ en el inframundo que se
La entrada del occidente :it~ ~~~en lo.s. Senores .del Agua.
hidráulico, pero también una estructura que era la síntesis de la dualidad que hay una montaña donde se un Sitio denommado tonalan, en el
social y ritual de la sociedad andina. De hecho, hay dos escalinatas de in_framundo del oeste está encimap~:al el sol e~ su viaje . El p ortal del
acceso, dos salas de culto y probablemente dos conjuntos habitacionales solo se puede pasar después de d' a montana que captura al sol y
para los sacerdocios del sitio : uno relacionado con el puma y otro con el u me 1anoche •
n hecho que llamó nuestra atención es .
cóndor. Estas construcciones rodeaban en la cima un gran patio hundido dos son topónimos cercanos al Valle de Teotih que de las.cuatro entradas,
que probablemente se llenaba en tiempos de lluvia. De él surgían diver- custre de Apan al este -paralela all d 1. ~acan, que tiene la cuenca la-
sos canales monolíticos que movían el agua al interior de la estructura y también en el mito- y el monte T agl o el In ramundo que se llama apan
1 o na an a oeste -par 1 _'
la hacía emerger en chorros en las siete terrazas. Se trataba así de una tona 1andel oeste en el mito. a e1o a 1a montana
montaña viva con flujos líquidos (Manzanilla y Woodard, 1990; Manzani- Por otra parte , es bien sabido u ~ .
lla, 1992b). 'suroeste, por lo cual también habrí: e eotlhu.acan tiene manantiales al
Retornando a Teotihuacan, proponemos que la Pirámide del Sol fue relación al acceso al norte es de . u~ paralelismo a este respecto . Con
concebida c:omo un tonacatépetl o cerro de los mantenimientos, por lo mente un relato publicado po'r Tobrin~~;(1;~~)evabdel viento, nos vino a la
so re una barranca en la por-

)
136
ción noreste del Cerro Gordo, con una cueva que tenía sonido de agua.
En un mapa de 1580 se marca esta quebrada con el ruido, en la porción Geotechnical, Society lar Ex lo . . .
sureste del cerro. Tobriner propone incluso qué la Calzada de los Muer- In Geophysics núm 5)· 1990p ratron Geophysrcrsts (lnvestigations
tos de Teotihuacan se construyó apuntando al Cerro Gordo, por la aso- Aveni , A., y H. Hartung "The.Obse ' pp. 155-162.
ciación de la montaña con el Dios del Agua (ibid.: 113). Debemos hacer through !he Zenit'h in Mesoa rvat!on,of !he Sun at !he Time of Passage
1981 , pp . 51-70. menea' en Archaeoastronomy, núm. 3,
notar que la distribución geográfica de estos cuatro elementos en Teoti-
huacan sigue el patrón noreste, noroeste, suroeste y este; quizá guarda Barba, l.A., L. Manzanilla R Ch .
24 . Caves and Tun~el~ a/vez, .L. Flores y A.J. Arzate, "Chapter
simetría con el eje teotihuacano de 15.5 grados azimuth.
Es probable que el mito de los grupos de habla náhuatl de la Sierra Phenomenon of Archaeologica;~ottrhua~an, México; a Geological
(eds.), Centennial Special v n eres! ' en N.P. Lasca y J. Donahue
de Puebla haya sido copiado de un esquema proveniente del Valle de
America, Geological Society ~f ~ Ar~haeologtcal Geology of North
Teotihuacan y de su geografía sagrada, pero también es probable que Basante Gutiérrez O R "Al menea , 1190, pp. 431 -438.
tanto el uno como la otra estén sujetos a un arquetipo mesoamericano ra Castro, l. Rodríguezg~~as ~uev,as en Teotihuacan", en R. Cabra-
del inframundo.
Arqueológico Teotihuacan BO-Bo;e o~ ~eds . ) , Memoria del Proyecto
Finalmente, la construcción del espacio sagrado es una tradición ca, Arqueología núm. 132) 1982, Mexrco, INAH (Colección Científi-
que nace en tiempos formativos y culmina con la construcción de ciuda- - - . Ocupación de cuevas en ' . ' pp. 341-~54.
des sagradas como modelos del cosmos. ca , ENAH , 1986. Teotthuacan, tesrs de licenciatura, Méxi-
Bonor Villarejo, Juan L., Las cueva . . .
Agradecimientos: Este proyecto fue posible.gracias al financiamiento del Con- Universidad Complutense de ~ ma.y as. stmboltsmo y ritual, Madrid,
sejo Nacional de Ciencia y Tecnología (proyecto H1906-0060) y del roamericana 1989 adrrd, lnstrtuto de Cooperación lbe-
Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, así como al per- 8 d • .
ra y, James E., Y Andrea Sto "N · ·
miso del Consejo de Arqueología del INAH. Agradecemos de manera Underworld", en Archaeolo n~, aJ tu_nrch: Entrance to !he Maya
especial la co laboración en dicho proyecto del Laboratorio de Prospección of America nov -die 1986gy, al,. 839 , num. 6, Archaeologicallnstitute
Arqueológica , de Paleoetnobotánica, de Paleoetnozoología y de 8 d J • . ., ' pp . -25
ra y, ames E., y George Veni "Ma - .
Antropología Molecular del IIA. Para determinados estudios geofísicos The lmplication of Subsurf~ce F n M ade a~d. Pseudo-Karst Caves :
contamos con la gentil participación de la Facultad de Ingeniería y del Geoarchaeology: An lnternationaleytures wrthrn M~ya Centers" , en
Instituto de Geofísica de la UNAM, así como de la Universidad de Alabama. Brad and Sons , lnc. , 1992, pp . 149-167. ournal, vol. 7, num. 2, John Wiley
Agradecemos a Fernando Botas, César Fernández y Gerardo Gutiérrez, y, James E. , Y Juan Luis Sonar V'll . "L
por sus dibujos. Las fotos son de Linda Manzanilla. En las excavaciones fía sagrada de los mayas" e r ~reJo, as cavernas en la geogra-
conté con la valiosa ayuda de Edith Ortiz, Cynthia Hernández, Miguel Ligorred Perramon (eds p' n -~· lglesras Ponce de León y F.
Ángel Jiménez, Mauricio Garduño , Rocío Arrellín y los estudiantes de maya, Madrid, Socieda/Es ers.?~cttvas antr~pológicas en el mundo
octavo semestre de la ENAH . nes de la SEEM núm . 2) 19~~no a de Estudros Mayas (Publicacio-
Broda Johanna "A t • • pp . 75-95 .
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142
Implicaciones bioculturales del tratamiento mortuorio
en la necrópolis maya de Jaina, Campeche

Sergio López Alonso


Dirección de Antropología Física
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Carlos Serrano Sánchez
Instituto de Investigaciones Antropológicas
Universidad Nacional Autónoma de México

Introducción

Las sepulturas arqueológicas constituyen casos singulares de sitios desti-


nados para el depósito de los despojos mortales de uno o más individuos
(Leclerc, 1990: 13); por tanto , se trata de lugares que guardan eviden-
cias de antiguos actos funerarios. El análisis y la interpretación de tales
vestigios, en la forma de enterramientos humanos, pueden ayudar a com-
prender las concepciones cosmogónicas y religiosas, especialmente aque-
llas ligadas a los ritos funerarios, de los pueblos del pasado . Se trata, en
este caso , de aspectos relativos a la esfera ideológica o supraestructural ,
los cuales se vinculan con diversas esferas de la vida social. Por otra
parte, el examen del conjunto de elementos que constituyen el entierro y
de las características del sitio de hallazgo permiten comprender múltiples
procesos sociales. En este sentido, se han desarrollado varias corrientes
de análisis e interpretación de los enterramientos humanos arqueológi-
cos (O'Shea, 1984; Ucko, 1969).
AI)Y!cuperarse material óseo , las fronteras de análisis se amplían
aun mas; de inicio, se está en posibilidad de interpretar las condiciones
físico-biológicas que tuvo en vida el sujeto enterrado; si se cuenta con
restos de varios individuos, es posible inferir las condiciones de vida del
grupo al que pertenecían , dada la elocuencia con que el material óseo
habla del carácter del cuerpo humano en tanto receptor, mediadoF y ac-
tor en el conjunto del proceso social (Ramírez , 1991 : 37). El trabajo que
ahora se presenta se refiere al tratamiento mortuorio de que fue objeto
un conjunto de sujetos sepultados en la necrópolis prehispánica de la isla
de Jaina, Campeche , con el fin de identificar el trato diferencial que se les dio
según la edad y el sexo.

La isla de Jaina

Jaina debe su r.ombre a los vocablos mayas Ja' que sig nifica agua' y na'
casa (la casa en el agua) , toponimia maya que hace alusión al hecho
notable de la existencia de edificios ceremoniales en esta porción de tie-
rra que apenas emerge unos dos o tres metros sobre el nivel del mar
(foto 1), lo cual la pone en contraste con los pantanos y densos mangla-
res característicos de esta región costera. Se tr¡1ta, en efecto, de una pe-
queña saliente de tierra ubicada en el litoral del Golfo de Campeche a
unos 32 kilómetros al norte de la ciudad del mismo nombre (fig. 1); la sepa-
ra del continente apenas un estrecho brazo de mar de alrededor de diez
a quince metros en su parte más angosta (foto 2). Se localiza a los 20
grados 15 minutos de latitud norte y 90 grados 29 minutos de longitud
oeste (Piña Chán, 1968).
Esta pequeña isla tiene apenas alrededor de un kilómetro de largo
por 750 metros de ancho en su porción más amplia ; todo parece indica r
que , al menos en parte , fue construida por la mano del hombre (Eaton,
1978: 28). Esta idea , sostenida por varios autores , cobra fuerza en virtud
de las características del relleno que forma el suelo del lugar, compuesto
por material calizo , designado en maya como sascab y tierra arenosa ,
así como la presencia de troncos de mangle que suelen hallarse como
elementos de soporte a ciertas profundidades del subsuelo. El nombre
de la isla es ampliamente conocido gracias a las famosas y singulares
figurillas de barro con que a menudo hacían acompañar a los difuntos
aquí enterrados (Foncerrada de Melina y Cardós de Méndez, 1988: 12) ,
aunque en isla de Piedra y en Guaymil, igualmente recoflpc idas como
necrópolis, se sabe de la presencia de similares figurillas mortuorias.
La ocupación del sitio se ubica entre los años 300 a 1000 a .C. (Piña
Chán, 1968: 63), lo que suma un periodo de alrededor de 700 años que
corresponde al Horizonte clásico del área . Por su localización geográfica
forma parte de las poblaciones de la costa del Golfo de México. Ruz (199 1 ,
sección cuadros) , sitúa a la isla como correspondiente a la costa oriental
del área maya septentrional.
La gran cantidad de material arqueológico que se halla en el sitio,
compuesta por restos de estructuras ceremo niales , enorme cantidad de
enterramientos humanos y abundantes restos cerámicos de uso domés -
ti co , entre otros, sugieren un asentamiento permanente durante el lapso
de ocupación de la isla, por una comunidad compuesta en su mayoría
por familias de pescadores y gente encargada de atender los diferentes
aspectos relacionados con las ceremonias y de dar mantenim iento a los
edificios construidos para el efecto . Además , se piensa que el lugar no sólo
alberga enterramientos de la gente que allí vivió, sino también de muertos
traídos de tierra adentro , por lo que la isla ha sido considerada como una
necrópolis (Moedano, 1946; Piña Chán , 1948).
Las referencias sobre el hallazgo de enterramientos humanos en la
isla datan de alrededor de mediados del siglo pasado (Piña Chán , 1968: 7),
en tanto que las exploraciones arqueológicas oficiales en el sitio se ini-
ciaro n hacia los años cuarenta. El desarrollo y resultado de los varios
trabajos arqueo lógicos realizados hasta 1964 permiten al mismo autor
estimar en cerca de mil el número de enterramientos estudiados en las
varias temporadas de trabajos arqueológicos llevados a cabo en la isla,
" ... sin contar los saqueos efectuados antes de que el lugar contara con
vigilancia oficial" (Piña Chán , ibid.: 77).

146
N GOLFO DE MÉXICO

Q)
"C
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:!
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21
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Figura 1. Ubicación de Jaina en la costa occidental de la Península de Yucatán. "'"'


iií
>
c-.i
o
&

148
relaciones anatómicas y los secundarios aquellos que no presentan di-
Material de estudio y métodos de análisis chas relaciones (Romano, 1974: 89).
Sin embargo , conviene reflexionar sobre los posibles orígenes ritua-
Material de estudio les de estas dos grandes categorías analíticas, para no dejarlas reduci-
. d las temporadas de trabajo de das al solo hecho observable en el momento de la exploración, ya que su
Se trata de 90 entierros examtna. os endel río ue cruza la isla (López carácter debe buscarse más bien en la finalidad de la inhumación como
1973 y 1974, localizados en las r!vera~e concen{ración de las estructuras expresión de un comportamiento social. A este respecto, pueden seña-
Alonso y Serrano, 1984),_fu_era del aref . Sayozal y Zacpool), en la cual , larse dos maneras de disponer el cadáver. Una consiste en que, una vez
arquitectónicas prehtspantcas (com~ eJOS 1 cubiertos los actos funerarios con el cuerpo presente , éste se coloca ín-
trado entterro a guno.
a la fecha , no se ha encon 'derados tanto los entierros secunda- tegro en un lugar destinado para su depósito definitivo; los restos ahí
En este estudt~ no ~ueron cor.st ado de remociones antiguas , como colocados no se tocarán más , de no ser en forma accidental. Esta prácti-
rio s, por tratars.e _mas bteln ?~~~~s~~~ón suficiente por su estado de dele- ca, por tanto , da origen a los entierros primarios, de ahí que los restos
los que no summtstraron a '" .. total de 84 entierros primarios . óseos de los cuerpos así dispuestos conserven sus relaciones anatómi-
rioro ; de tal mc.nera, se estudtodun e tom o· en cuenta la revisión de cas. Otra forma de tratar el cadáver consiste en inhumarlo por un tiempo
· .. de ed a y sexos .
Para la astgnac10n. cabo or Lourdes Márquez Morfm Y hasta que , pierda las partes blandas, para luego extraer los restos óseos
los restos en laboratoriO llevad~ a est~di o paleod emográfico que se y trasladarlos al sitio donde han de depositarse de manera definitiva; por
Rebeca Storey, en el context~ e un supuesto, los despojos así tratados pierden sus re laciones anatómicas
halla en proceso de elaboract on . . de los esq uel etos, con la determ i- en esta segunda inhumación (entierros secundarios).
No obstante cont ar, en la mayorla aren te nie ndo en cuenta el En tal sentido , no debieran considerarse entierros secundarios aque-
nació n precisa de la ed.ad , los resto s s~e~gr~~ os ~!arios: los mayo res de llos restos esqueléticos producto de remociones accidentales, ocasionadas
objetivo persegutdo , solo e n dos ~;an con ~a~o r co nfi abilic\P.d la asigna- tal vez por inhumaciones sucesivas en un mismo sitio . Quedarían así de-
qui nce años , o se a los que ~erm t en dad divisió n qu e corresponde , ade- limitadas tres categorías de entierros : primarios , secundarios y removidos.
ció n de sexo, y los menores .e esa e iva~1ente en la vida social que , por Otros elementos de análisis se refieren a las modalidades en que se
más, a etapas proyecta.d.as stgmflcta\ ·ente diferencial en las·prácticas dispone el cadáver. En nuestro estudio, se tomaron en cuenta las siguien-
ello , podrían tener rel acton con un ra amt tes categorías :
funerarias. a) lipo de entierro: primarios directos (en simples horadaciones hechas
en la tierra) y primarios indirectos (enterrados en vasijas) .
b) Tipo de posición : flexionada y extendida.
Da tos de enterramiento e) Variedad : decúbito dorsal, decúbito late~al derecho , decúbito late-
. e un a sistem atización de la ral izquierdo , decúbito ventral y sedente en vasija .
El análisis de lo_s datos d~ se pul\urad::.'~n este sentido , se han hecho Otra variante considerada se refiere a la orientación del enterramiento .
no menclatura y la.s ca~egonas emr e~ di~ del sistema de enterramientos En este caso , tal como se hizo en un trabajo previo, tanto en los entierros
im portantes contr~buctones p~ra. e es ugeneral (Romero 1939 ; Romano , extendidos como en los flexionados , se tomó en cuenta el punto cardinal
hu manos del México prehtspa~tco en 1991 , hacia donde estaba dirigida la parte anterior del cuerpo , incluída la direc-
1974) y del área may~ en parttoular (R~~tos y t~rminos usados, en tanto ción hacia arriba o hacia abajo (López Alonso y Serrano, 1984: 446) ; lo
Nos interesa prectsar algu~os cene uí se formularán . En principio , anterior, en virtud de que ello nos parece más indicativo del ritual funera-
que ello incide en las tnte~retac~on::~~~~=~en orientarse a configurar los rio que la sola orientación cabeza-pies .
las observaciones Y el regtstro e bl .d s por lo que la nomenclatura ha En cuanto a los materiales culturales asociados a las antiguas sepul-
actos funerarios socialmente esta ect o , turas, nos interesa igualmente hacer algunas precisiones para comprender
de tener en cuenta ese propósito .t'd d de enterramientos humanos repor- mejor el sistema funerario de la isla. Nuestra primera consideración se
No obstante la a.bundante can.' .a de sitios mesoamericanos, la lite- refiere a los objetos arqueológicos localizados en el contexto de enterra-
lados en las exploractones arqueologt~as heterogeneidad en la terminología miento . Éstos no siempre constituyen ofrendas hechas al difunto , ya que
ratura sobre el tema ~~estra aún ~~~ic~lta el análisis comparativo de la in- los habrá que formaron parte del atavío o adorno personal del sujeto ,
empleada para descnbtrlos, lo cua . d' t'tngu'tr entre entierros pn- como es el caso de anillos , aretes , pulseras, orejeras y bezotes , entre
.. . 'bl A · resulta necesariO ts
formacton dtspont e. st, t iones de los términos pueden otros. También habrá artefactos o instrumentos que el muerto usó en vida , o
marias y secundarios , ya que las conno ac t de los cuales se parte al que se piensa puede necesitar en el "más allá". En el caso de Jaina , se
ser diferentes , d~pendie~ do ~e lo~e~~~~~~~:ológ ico , los primarios son
1
definirlos . Atendtendo so o a ~on del esqueleto gua rdan entre st sus
t r a~a de agujas , pesas de redes de pescar, cinceles y metates , entre otros
muchos. De igu a l modo pueden enc ontrarse recipie ntes que probable-
aquellos donde los elementos osees

150
mente se emplearon para depositar en ellos los alimentos que habrían
de servir al difunto en su largo viaje. Otros más constituyen elementos d. Las va~iable~ ~ocioculturales relacionadas con la disposición del _
simbólicos propios del ritual funerario, tales como las cuentas de piedra av~r, 1~ one~tac1~n ~ l_os objetos asociados se examinaron en relac~óan
verde depositadas en la boca, determinado pigmento que suele aparecer con as _e or e_n b•_ olog¡co, como la edad y el sexo del sujeto. Se realizó
en los restos óseos o bien el carbón como indicio de fuego en el sitio del un estudio mult•vanado del conjunto y se aplicó el método de an ' l' . d
conglomerados r ¡ t . a 1s1s e
enterramiento, así como los restos de animales que bien pueden ser ves- . ¡C us er ana/ys¡s}, por ligamiento completo (Wilkinson
tigios de alimentos allí depositados. 1990. 18-48). Para llevar a cabo el examen según edad seco 'd '
Con los anteriores criterios, se consideró la presencia o ausencia de d~s grandes grupos de edades: el integrado por sujetos ~enore~~~ ~~~~~~
los siguientes materiales: objetos para proteger el cadáver -vasijas o anos ~ el de_mayores de esta edad. En tanto, el análisis se .
grandes fragmentos de cerámica que salvaguardan, en especial, la cabe- efectuo. cons1dera~do sólo los entierros de adultos respecto d~u~:~~~~!:
za-, adornos personales,_instrumentos de trabajo, figurillas mortuorias , fduelposlbl~ determinar ~1 sexo. La investigación se realizó sólo con los datos
e os ent1erros pnmanos.
vasijas, cuentas bucales, jadeíta en pequeños fragmentos, carbón, pig-
mentos y restos de animales marinos, los cuales se codificaron para los
efectos de cómputo.
Resultados y discusión
Hemos diferenciado cada uno de estos rubros con el objeto de anali-
zar las peculiaridades de los enterramientos humanos de Jaina en función
de la frecuencia con que se verificaron y de su oosible asociación estadística Los e_nsayos previos al análisis de nuestros datos (López Alonso Serrano
con determinado grupo de edad y sexo. 1984, Ochoa et al. , 1984) y las observaciones efectuada y · '
frecuen~i~s p~rcentuales de los atributos ahora consider:d~~=~~~r1:r~as
en pnncrp10 , c1ertas asociaciones estadísticas con las variables bi~ló ic:~
Metodología estadística de _edad Y sexo. En el presente trabajo, nos interesa subra ar l;s si-
gUientes r~sultados porconsiderarlos más ilustrativos del tem~ tratado·
Con los elementos biológicos y socioculturales enunciados, se formó una 1! Ex1ste un tratam1ento diferencial según la edad de los individuo~
base de datos, a partir de la cual se procedió al análisis estadlstico infe- al mor.'r, ya que ~odos los adultos fueron inhumados directamente en ex-
rencia!, tomando en cuenta primero las frecuencias porcentuales de las cavaciones realizadas en el suelo Un 44o'10 de ¡
- • • os menores de quince
variables socioculturales (disposición del cadáver, orientación y naturaleza anos estuvieron depositados en vasijas (véanse cuadro 1 y fotos y )_
3 4
de los objetos asociados), en relación con las de orden biológico (edad y
sexo del sujeto). Cuando el número de casos lo permitió, se aplicó la
prueba x2 para la asociación estadística entre variables . En un segundo
momento, se recurrió a técnicas estadísticas multivariadas, 1 en la medida Cuadro 1. Tratamiento mortuorio según el tipo de inhumación
en que los simples recuentos porcentuales de la presencia o ausencia de (directa o en vasija) y la edad y sexo del difunto
determinados atributos no siempre fueron suficientes para evidenciar los
fenómenos biosociales implicados. Para el caso se tomaron en cuenta Directa En vasija Total
experiencias que se consignan en la literatura (O'Shea, 1984; Quilter,
Mujeres 20
1989) . Se echó mano del método de análisis de conglomerados (cluster 20
Hombres 11
ana/ysis), por ligamiento completo (Wilkinson, 1990: 18-48). 11
Menores de 15 años 28
Se formularon las siguientes hipótesis de trabajo : Total 22 50
H1. Los enterramientos humanos explorados en la isla de Jaina, Cam- 59 22 81
peche, durante las temporadas de trabajo de campo 1973 y 1974, mues-
tran tratamiento funerario diferencial de acuerdo con la edad del sujeto al
morir, tomando en cuenta los elementos culturales asociados a cada uno ~) _se re~ur_rió con frecuencia a objetos para proteger el cadá
de ellos. consJstJan pn_n clpalmente en platos , cajetes o fragmentos de vasi ·~=r, que
des que cubnan total o parcialmente al difunto Tales efectos se ~al! gran-
H2. Estos enterramientos presentan evidencias de tratamiento dife-
en el ~o~le de los casos de infantes, respect~ de los adul aron ,
~sto~ ultlmos m~~!r~~ cquu~n=o
rencial según sexo de los individuos adultos, tomando en cuenta los atri-
butos culturales ya mencionados. los presentaron , fueron más frecuentes en
o m res (X = 4.79) , P < 0.09 (véase cuadro 2).
2
n
1
Se agradece al licenciado Háctor Cisneros, del Departamento de Cómputo del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de l a UNAM su amable colaboración para efectuar los cálcu los
estad fsticos correspondientes.

152
\

e
Q)
Cuadro 2. Presencia de objetos destinados a proteger
o
-e el cadáver en relac ión con edad y sexo
~
-¡¡¡
.e Ausencia Presencia Total
o
le )
·e:
~. e Mujeres 10 10 20
~
Hombres 6 5 11

\ -e
Q)

.~
·¡¡;
Menores de 15 años
Total
16
32
34
49
50
81
«1

) >
e .
Q) ~
ó ~
3) Destaca la preferencia de colocar el cadáver en posición flexionada .
ü o En adultos , 100% de los hombres y 90% de las mujeres fueron inhumados
.~ ·~

/
así. Sólo cuatro sujetos del total general (5 % ) se halló en pos ición exten-
-e;::
e Q) dida (véase cuadro 3) .
·-
~e
~ Q)
Ql-c
:;::; Q)
e "'
LU e Cuadro 3. Posición flexionada o extendida del entierro ,

-
..; :Q
o .~
o (/)o
u. o..
en relación con edad y sexo

Flexionada Ex tendida Total


)

Mujeres 18 2 20
Hombres 11 11 )
Menores de 1 5 años 48 2 50
Total 77 4 81

4) En todas las edades , ya se trate de hombres o mujeres , se prefe-


ría inhumar a los muertos en posición de decúbito lateral. Sólo mujeres
adultas y niños fueron inhumados en posición de decúbito dorsal (véase
cuadro 4).

Cuadro 4. Posición del entierro en relación con edad y sexo

Decúbito Decúbito
Decúbito lateral lateral Decúbito
dorsal derecho izquierdo ventral Total

Mujeres 5 8 6 20
Hombres 6 4 11
Menores de
15 años 9 8 7 1 25
To1al 14 22 17 3 56 )

154
5) Se prefería inhumar a las mujeres adultas mirando al sur; a los
hombres adultos , hacia el norte, y los niños, al oeste o hacia arriba (véa- C~adro 7. Presencia o ausencia de instrumentos
se cuadro 5). de trabaJo en los enterramientos en relación con edad y sexo

Ausencia Presencia Total


Cuadro 5. Tratamiento mortuorio tomando en cuenta la orientación· Mujeres 12 8 20
(punto cardinal hacia donde mira el entierro), en relación con edad y sexo Hombres 4 7 11
Menores de
Hacia Hacia 15 años 40 10
Al sur Al norte Al oeste Al este abajo arriba Total Total 50
56 25 81
Mujeres 8 4 5 20
Hombres 3 6 11
Menores t d 8) ~inalmente, se presenta un cuadro sinóptico con las principales
de 15 en encras obse_rvadas en las prácticas mortuorias, en relación con edad
años 1 4 10 1 9 25 Y sexo de los SUJetos (véase cuadro 8).
Total 12 14 11 2 3 14 56

Cuadro 8. Principales tendencias de comportamiento mortuorio


6) La colocación de cuenta bucal fue más frecuente en hombres
en la isla de Jaina, Campeche
que en mujeres y en adultos que en niños (x. 2 = 7.53), P < 0.02 (véase
cuadro 6). Mujeres Hombres Menores 15 años
Tipo de inhumación :
Cuadro 6. Presencia o ausencia de cuentas bucales Directa X X X
en los enterramientos en relación con edad y sexo En vasija
X
Objetos de protección
X
Posición flexionada X X
Ausencia Presencia Total X
Disposición del cadáver:
Decúbito 'ateral X X
Mujeres 14 6 20 Decúbito dorsal
Hombres 5 6 11 X X
Orientación:
Menores Sur
de 15 X
Norte X
años 43 7 50
Total 81 Oeste y hacia arriba
62 19 X
Cuentas bucales X
Fragmento de jade íta X X
Carbón X X X
7) De 81 entierros, 25 (31 % ) estuvo acompañado de instrumentos Pigmentos X
de trabajo, y ello resultó más frecuente en hombres adultos que en muje- Figurillas X X
res y niños (X. 2 = 7.42), P < 0.02 (véase cuadro 7). Restos de animales
marinos X X
Vasijas X X
Instrumentos de trabajo X
Ornamentos personales X X

156
1<;7
. . do se elaboró el fenograma de la
En lo que toca al análisis multlvan~ t' s de los entierros que guardan Por último , es pertinente señalar, que, no obstante la importante bi-
figura 2. En él se ~uestran los agrup:~~~~a~an . dos grandes conglo~er~­ bliografía generada en relación con enterramientos humanos mesoame-
similitudes entre SI, entre los ;uale onstatar si existía o no asoc ¡aclon ricanos , hay múltiples aspectos insuficientemente tratados. Con mucha
dos . Se utilizó B. prueba de X .para e lo merados y la edad de. los In- frecuencia, el nivel de estudio corresponde a un carácter descriptivo con
estadística significativa entre dichosd cong~upos de edad mencionados. A observaciones de índole cualitativa . En este ensayo se ha incursionado
dividuos considerando los dos grabnt es un valor de v2= 3.69, con p < 0.05 , en el campo de la estad ística inferencia! , valorando los aportes de los
' d 1 uadro 9 se o uvo "-. . .
partir de los datos e e '. tencia de dicha asoc1ac10n. análisis u ni y multivariados . En el primer caso, fueron claras algunas aso-
con lo cual se corrobora 1a ex¡s
ciaciones de atributos que corroboran las características de las prácticas
funerarias condicionadas directamente por los atributos biológicos de la
edad y el sexo de los individuos, como podrá ser el depósito de cadáve-
Cuadro . As~c~~~i~~n~~~~~~~~~:{~~~;~e~~a d :~los individuos
1
9
res infantiles en vasijas, t ratamiento que sólo excepcionalmente se ha
encontrado en sujetos adultos. Existen, sin embargo, múltiples elementos
Mujeres Hombres Filas y total del trato mortuorio que denotan convenciones sociales particulares , cuyo
trasfondo consistiría en c i ertas percepciones cosmogónicas ; tal sería el
Cluster 1 28 29 57 caso de la pos ición y orientación del cadáver.
49 .1 50 .9 67 .9 Otros elementos muestran la pertenencia estrictamente genérica o
58 .3 80.. 6 etaria de los muertos, cuyo significado estaría vinculado al rol social atri-
33 .3 34.5 buido a la edad y el sexo. Sería el caso de la presencia de la cuenta bucal
y de instrumentos de trabaj o que acompañan de manera diferencial a los
Cluster 2 20 7 27 entie rros.
74 .1 25.9 32 .1'
41 .7 19.4 En otros casos parece más bien resaltarse el rango social del indivi -
23 .8 8.3 duo , como lo sugiere la presencia o ausencia de figurillas acompañantes
y la calidad de las mismas. Aún cuando en ciertos entierros se registró su
Columnas 48 36 84 presencia , se trataba de un fragmento de figurilla de pobre manufactura ,
Total 57 .1 42 .9 100 lo que da idea del intento de cumplir de manera formal con una práctica so-
cialmente establec ida y q u e puede interpretarse como indicado r de
esta tus .
.. . . o de analizar los conglomerados
Se advierte la dificultad , aslmlsmd, demasiado el número de su- Estas observaciones señalan la conveniencia de aplicar los análisis
'd · a los adultos (cuadro 1 O) ; d e~ hí
p uesto que se re uce
de acuerdo con sexo, • . el estad ísticos cuantitativos uni y multivariados , sin descuidar los exáme-
jetos incluidos , pues solo se con~l ~~3 carente de significado estadlstlco. nes cualitativos , a veces difíciles de traducir a un plano estadístico , pero
valor muy bajo de d =0 .59 , con < .
valiosos por el potencial de información que poseen . Desde Juego, se
trata de recursos teóricos y metodológicos de investigación que debieran
. . en t res exo de los individuos
Cuadro 10. Asociación estadlstlca considerarse complementari os y necesarios para el estudio de fenóme -
y los clusters 1 Y 2 nos muy comp lejos , como los patrones mortuorios , que expresan un ela-
borado comportamiento soc ial.
Mujeres Hombres Filas y total
Cluster 1 17 8 25 Bibliografía
68 32 78 .1
85 66.7
53.1 25 Eaton , J . D., Studies in the Archaeology Coastal Yucatan and Campeche ,
Mexico ", en Middle American Research lnstitute, Nueva Orleáns ,
Cluster 2 3 4 7 Tulane Un iversity (Pub . 46), 1978 .
42 .9 57 .1 21 .9
15 33 .3 Foncerrada de Malina , M., y A . Cardós de Mendez, Las figurillas de Jain a,
9.4 12 .5 Campeche, en el Museo Nacional de Antropolog ía , México, INAH,
UNA M, IIE, (C orpus antiquitatum Ameri canensium . México IX), 1988 .
Columna 20 12 32 Leclerc , J., "La notion de sépu lture ", en Bulletins et Mé moires de la Societé
Total 62 .5 37 .5 100
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158
Manipulación de restos óseos en la loma
López Alonso, s., y c. Serrano Sánchez, "Prácticas f~ner~rias pre~is­ de Guadalupe, un sitio funerario del periodo
pánicas en la isla de Jaina, Campeche' , en Jnvestig~ciones recien-
tes en el área maya. XVII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana
Clásico de la cuenca de Zacapu, Michoacán
de Antropología, t. 11 , San Cristóbal las Casas , 198_4, pp. 4~ 1 -452 .
Moedano K., H., "Jaina: un cementerio m~ya' , en Revista Mexicana de Grégory Pereira
Estudios Antropológicos, núm . 8, MéXICO, 1946, P~· 217-242.
Centro Francés de Estudios Mexicanos
o h e p y M Salas "Materiales culturales asociados a los ente- y Centroamericanos
e or~am.i'ent~s hu~anos de la isla de Jaina, Campe~he (temporadas 1973
y 1974) ", en Investigaciones recientes en el area_maya. XVII N!e~a
Redonda de fa Sociedad Mexicana de Antropo/ogia, t. 11 , San Cnsto-
El sitio funerario de Guadalupe (Mich. , 215), uescubierto y excavado en
ballas Casas , 1984, pp . 753-759 . . . . el marco del proyecto del CEMCA en Michoacán, fue ocupado desde el
O'Shea , J . M., Mortuary variability. An Archaeo/ogical /nvestigatiOn ,
Clásico medio hasta el Epiclásico . Está ubicado en el límite sur del conjunto
Orlando , Academic Press , 1984. . . de las lomas de Zacapu (fig. 1 ). Se trata de una loma, realzada arti-
Piña Chán , R., Breve estudio sobre la funerana de Jama, Campec_he,
Campeche , Gobierno del Estado de Campeche , Muse~ Arqueologl- ficialmente mediante rellenamientos sucesivos, que funcionaba en aquel
co Etnográfico e Histórico de Campeche (Cuade_rno num . 7), 1948. tiempo como una isla o pequeña península rodeada por la ant igua cié-
- -, J~ina. La casa en el agua, México , l_nstituto Nac1onal de Antropolo- nega de Zacapu. Casi todos los vestigios arqueológicos encontrados en
este sitio parecen estar relacionados con el culto a los muertos .
gía e Historia, 1968. . . En 1986 y 1993 (Arnauld et al. , 1993), se excavaron unas 40 sepul-
Quilter J Life and Oeath at Paloma . Society and Mortuary Practices m a
P~e~~ramic Peruvian Village, lowa, Un iversity of_low_~ ~ress , 1989 . tu~a~. Entre ellas se cuentan tanto inhumaciones primarias individuales y

Ram írez Ve lázquez, J., Los cuerpos olvidados. Jnvestlgaciorl sobre el pr_o- mult1ples como verdaderas tumbas colectivas que contenían los restos
ceso laboral minero y sus repercusiones en _la fuerza de trabal?· de numerosos individuos. Existen varios tipos de sepulturas: fas más comu-
tesis de licenciatura inédita de la Escuela Nac1onal de Antropolog1a nes son fosas tapadas con lajas y cajones de piedra con techos de lajas·
pero también se han encontrado algunas urnas con restos infantiles. La~
e Historia, México , 1991 .
Romano , A. , "Sistema de enterramientos", en J. Romero (e~.), A_nt_ropolo- sepulturas no están repartidas de manera homogénea en la loma. For-
gía física. Época prehispánica , México, SEP. INAH (Sene Mex1co. pa- man concentraciones separadas por áreas vacías o de menor de nsidad .
Los ?onj~ntos sepulcrales se fueron ocupando durante varias etapas, lo
no rama histórico y cultural , 3) , 1974, pp. 83 -112 . .
Romero , J. , "Técnica antropológica de exploración ", en Actas ?e1~ pn- que Implica que fue deliberado el volver a enterrar a los muertos en luga-
mera sesión del XXVII Congreso Internacional de Amencamstas, res donde ya había sepulturas más antiguas. Es probable que las con -
centraciones reflejen el deseo de sepultar a los muertos cerca de ciertas
México , 1939 , pp. 156-177. . . personalidades ya difuntas que en vida gozaron de alguna not oriedad
Ruz , A. , Costumbres funerarias de /os antiguos mayas, Méx1co , UNAM ,
) social. La organización espacial de los conjuntos así parece indicarlo: no
1991 . · fF ry sólo o~servamos superposiciones directas entre las sepulturas, sino que ,
Ucko , P., "Ethnography and Archaeological Interpretat1on o unera
Remains" , en World Archaeo/ogy, núm . 6 (3), Londres , 1969, pp . 262- en vanos grupos , una tumba central se encuentra rodeada de sepultu ras
periféricas contemporáneas (fig . 2).
Wilki~:~~ . L., SYSTAT: The System for Statistics , Evanston , 11. , SYSTAT, En la presente exposición nos hemos propuesto dar a conocer un
as pecto de este culto consagrado a los muertos , en el cual era sumamen-
1990. te importante la manipulación de los restos óseos . Entre las sepulturas
que hemos excavado , la presencia de depósitos con restos óseos desco-
nectados, correspondientes a individuos incompletos, nos hace entende r
que hubo ritos de inh umación secundarios .

Problemas de identificación de los depósitos secundarios

La p resencia de osamentas que no guardan relaciones an atómicas entre


J sí puede deberse a prácticas muy dive rsas (Duday e t al., 1990; Duday, en

1 ''"

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en Q)

-------~-==::::,., ¿ .
- (Mich ., p . 215 ) en la zona de trabajo del proyecto
. , de Guadalupe,
Figura 1. Localizaclon Michelet et al., 1989) .
Michoacán (basado en

162
este volumen) : desplazaml~~to 1 s ligaduras articulares , traslado de
. de restos óseos dentro de una misma
sepultura más reciente (sepultura 37). En cuanto a los otros dos ejem-
tumba una vez d~saparec¡ as . a 1 ar a'eno la sepultura o , incluso,
a plos (sepulturas 12 y 31 ), sufren alteraciones recientes , y es muy proba-
osamentas provenientes de algudn ug delarticulados por intervención ble que se deban a labores de campo superficiales.
depósito de huesos descarna os y

direc~a:
Al examinar el conjunto de las sepulturas que constituyen nuestro
humana rt 1
'r de la observación de las huellas .de- corpus -teniendo en cuenta estos factores de destrucción-, hemos ela-
En este ultimo caso , a pa de cremación) por los ms- borado un catálogo de fichas de conservación de los restos óseos de
jadas en los huesos por el fuego (en ca~~mos inferir que se llevaban a
0
cada individuo. Cada una de estas fichas constituye un informe sobre los
trumentos empleados para t~l ~fe~t,o, ~~ijoan Pastrana 1989). Es más vestigios presentes y las zonas de erosión.
cabo operaci~nes de desartlcu aclon cion~dos pues por lo que mues- Al confrontar cada una de estas fichas con /os datos de campo hemos
difícil diferenciar los dos casosdantes menmilares No obstante hay varios
podido eliminar todas /as perturbaciones de origen no humano. De este
tran podemos llegar a resulta . os ~uy SI r lo ~neral el hecho de que el
modo , sólo hemos conservado catorce casos que muestran una auténti-
indicios que nos permiten dis~mgUirl~:t:i~dic1 que p;oviene del exterior. ca intervención humana deliberada.
esqueleto se encuentre muy md~omp. . , de los restos humanos dentro de
. . · rt caSOS la ISpOSICIOn
Asimismo , en c¡e os ' . . de dilucidación: en general, en las osa-
la sepu ltura nos ofrece un cnte_n? . ario ubicadas dentro de un mismo Las cámaras funerarias colectivas
mentas procedentes d~ un dep~slto pn~an sido desplazados, en tanto que
espacio, los hu:sos mas voluminoso~ pfazamiento del depósito inicial. Durante la fase Lupe (600-850 d.C.) se construyeron dos grandes
los más pequenos pern:'anedce~ . en ~i~~n durante la excavación , lo más estructuras funerarias de orden colectivo (E .F. 1 y E.F. 2) en la cima de la
cuando se halla este t1po e lspo ., d , ,
t d una reduccton e "uerpo. loma. Trátase de unas tumbas orientadas en un eje norte-sur, constituidas
probable es que se Ira e e rt e existen diversos aget'ltes natura- por una cámara de plano subcuadrado (2.75 por 2.90 m) y provistas de
No olvide~os, por .otra pa e, qu o de confusión cuando se buscan una entrada ubicada en medio de/ muro norte. Se construyeron con
les capaces de mtro?uclr un clert~eT::~os desatender en el momento de gruesos bloques de basalto someramente desbastados.
pistas en arqueologla, y que ~ d 1 e hemos tomado en cuenta dos
interpretarlas . En el caso de . _ua a up ' Con base en las excavaciones realizadas en 1986 por M. C. Arnauld
y M. F. Fauvet-Berthe/ot (Arnau/d et al., 1 993) , se ha demostrado que
factores principales de alt~raclon : d res es el más destructivo (nue-
una de estas dos estructuras se vació casi totalmente de su contenido a
La actividad de los .~ni males e~~a~:c~n sus madrigueras, las tu zas raíz de la conquista española (E .F. 2) . En cambio , el contenido de la E.F.
ve casos de perturbaclon) . Cuan conexión (sepulturas 25 y 40) o 1 permaneció intacto (fig. 3) . A partir del estudio detallado de la disposi-
pueden afectar bastante los re~tos nean sepultura a otra (sepulturas 13 y ción de los vestigios y la representación relativa de las osamentas, he-
bi en desplazar las. osamentas e u retación si, por lo menos , el ar- mos podido obtener mucha información acerca del uso asignado a la
14). Es posible evitar errores ~e mt!~ie ti o de influencia. Por otra parte , cámara funeraria. No es nuestro propósito presentar el conjunto de estos
queólogo se toma 1~ p~na de senhalar in ~tu nos permite reconstituir sin resultados que, por lo demás , ya se han expuesto con profundidad
la orientación anatomlca de 1os uesos
(Arnau/d et al., 1 993; Carot et al., 1 ~91 ; Pereira, 1 992) . Pero sí queremos
dificultad la posi~~ón ~el esqu~~etot)én es un factor importante de degra- reconsiderar varios elementos relacionados con las manipulaciones de
La destrucclon diferencia am 1 1 esqueletos se encuentren in- osamentas practicadas cuando se le dio uso a la cámara funeraria .
dación de los huesos: el hec.h~ d~:~o;~omponentes geoquímicos del
completos puede estar aso~la o de Guadalupe el estado de conserva-
Aun cuando no se observó ninguna relación anatómica durante la
excavación , la disposición interior del depósito no es de ningún modo alea-
sedimento : En general.' en e caso h os observ~do que las condiciones toria: el arre¡:¡lo de las osamentas está estructurado a uno y otro lado de
ción es sat1sfactono. Sm embargo , em . rto tipo de degradaciones . La
un eje norte-sur situado en la prolongación de la entrada. Cada una de las
de las sepulturas bien podían favore~er ~~ orla caída de piedras (hundí-
dos áreas laterales se caracteriza por la presencia de un montón prin-
fragmentación y el aplastamiento ocaslo~a 1~) propician la erosión de los
cipal de osamentas, ubicado cerca de una ofrenda . En esta bipartición
miento de las lajas de cobertura, por eJe~p ras aumentan el ángulo de
huesos. En efecto , las fracturas y micro ISU espacial del área funeraria también se aprecia una oposición percepti-
ble en el modo de estructurar las osamentas (fig . 4). En efecto , el montón
ataque de los agentes erosivos. t e casos de perturbación acciden- de huesos /oca/izado en el lado oeste (m 2 M6 , fig . 4 -a) está organizado de
Por último, consideremos otros r s a se ultura fue parcialmente
manera inversa al de l lado este (m 2 L7-6 , fig . 4-b) : el montón oeste se ca-
tal de origen humano. En uno de ellos,ci~~ en ~1 emplazamiento de una
destruida cuando se realizó una excava racteriza por una acumulación de huesos largos dispuestos en cúmulos ,
delimitada por una fila de cráneos , mientras en el lado este los cráneos se
, Esle concepto es expl icado por H. Duday en este mismo volumen. hallan apilados en el centro , rodeados de haces de huesos largos dis-
puestos en forma radiada .

164
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Figura 3. Plano gene ral de la Estr uctura Funeraria 1 (Arnauld et al., 1993) .

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Cuando se abandonó la tumba, se colocó una ofrenda final sobre el
enlosado central y, sobre el eje de la entrada, se instaló una fila de tres
fémures asociados a brazaletes de conchas.
La disposición de los vestigios indica el propósito de imprimir una
osJ e¡e¡aw
estructuración simbólica al espacio funerario que integrara tanto los ob-
jetos como los restos óseos . Al estudiar con más detalle los huesos , en- ·¡stp osm¡
contramos importantes datos sobre el modo en que se formó el depósito.
oau~:>le:J
Al contar las piezas anatómicas hemos podido establecer el número
mínimo de individuos que contiene la sepultura. A partir de los fémures sn¡e¡
(18 adultos y 17 inmaduros), se obtiene un total de 35. A pesar del buen e¡n¡91 ....:.
estado de conservación del material óseo , los restos de estos 35 indivi-
duos son bastante incompletos. Las fuertes disparidades en el modo de e1nqJJ u.:
representar el esqueleto, así como el escaso número de huesos pequeños e!q!l ~
(mano, pie , vértebras, etcétera) , indican que la mayoría de las osamentas
tiene una procedencia ajena a la tumba, luego de haber perdido su envo l-
Jnw;¡¡J "'
~

tura muscular. Como no hay indicios de que hayan sido cortadas o altera- 1exo:> e
~
das por cremación, se establece que las osamentas fueron recuperadas .S
odJe:>e¡aw
después de la descomposición natural de los cadáveres . Así, podemos Q)

concluir que la Estructura Funeraria 1 tuvo las funciones de un auténtico so ue!dJe:> "'
.9
osario . ~,..

eu¡n
'5
"O
Las gráficas elaboradas a partir de la Tasa de Cons6lrvación Máxi-
ma2 indican que hay una cierta coherencia relacionada con la instalación O!peJ "'"'
oQ)
de estos huesos (fig. 5): predominan los huesos grandes del esqueleto y,
en general, los grandes huesos largos de los miembros , el ·coxal y el
OJ8WfJ4
"'
·O

cráneo (ca/varium y mandíbula). Esta selección es aun más marcada si "'Oío


sólo tomamos en cuenta los huesos inmaduros, en cuyo caso se aprecia ~
con claridad que el número de fémures y tibias rebasa el promedio . e .9 .2 "'
La distribución espacial de las osamentas muestra que la disposi- ~ '5 Q)
.E: "O "O
ción final del depósito es el resultado de una o varias reorganizaciones . A
partir de las relaciones osteológicas podemos determinar qué huesos
:; :;
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"' ;.,. "'
f-
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f- ·¡;:
pertenecían a un mismo individuo y estudiar su dispersión en el espacio

1
"&· · · <';!
) funerario. Para establecer estas relaciones podemos basarnos en diver- 1 ~
sas partes del esqueleto, dependiendo de ciertas modalidades variables •1 •O
Ti
e
(Duday, 1987; Duday, en este volumen) : relaciones por contigüidad articu-
lar, por simetría , por pertenencia a una misma fase de maduración ósea "'e:
Q)
o por el simple hecho de tratarse de fragmentos de un mismo hueso. Las
) relaciones entre los huesos largos, el esqueleto cefálico (Gervais, s/f) y
"'
e
o
ü
la pelvis (fig . 6) indican una fuerte dispersión de los restos óseos de un Q)
e1nq! puew "O
mismo sujeto. Con frecuencia, los huesos de un mismo individuo se ha-
llan dispuestos a uno y otro lados del eje central de la tumba.
~
"'"'
Si bien las modalidades de distribución de los huesos grandes son
perfectamente compatibles con un sistema de sepu ltura en dos tiempos , o o o o o o o o o o lri
o en co r--.. <.0 o
Vl '<1' M N
...::1al
2 Cl
La Tasa de Co nservación Máx1ma (TCM) se calcula a partir de los registros de cada región
anatómica, según la fórmula de Toussaint (1986): el número de sujetos por tipos de hueso (nmh) ¡¡:
sobre el Número Mlnimo de Ind ividuos global (NMI) :

TCM = -"'nmc:.:.hc:..xc:...:..:10""
0
NMI

168
la de los huesos pequeños nos remite a la posibilidad de que resulten de
depósitos primarios. Esta hipótesis se funda en tres consideraciones:
La distribución de los huesos pequeños (huesos de las extremida-
des, vértebras, rótulas) difiere totalmente de la de los huesos grandes ;
éstos son raros en los grandes amontonamientos antes mencionados y
se concentran en ias zonas de menor densidad, cerca de las ofrendas
(fig. 7).
Las relaciones osteológicas (simetría) indican desplazamientos mo- )
derados.
Por último, al revisar la documentación fotográfica de la excavación, )
hemos identificado una conexión intermetatarsiana conservada entre la
ofrenda del tramo oeste; esta relación corresponde a una articulación
lábil ; por tanto, hace pensar en la posil(ilidad de un depósito primario. )
!!s posible que los cadáveres hayan sido depositados en la tumba
dependiendo del tipo de ofrenda; una vez descompuestos los tejidos blan-
dos , los huesos grandes fueron colocados entre los montones de osa-
mentas, mientras los huesos correspondientes a las conexiones lábiles se
dejaron en la zona de depósito inicial. A partir de estas informaciones
podemos inferir que hubo varias etapas de uso.
Con base en el conjunto de datos que acabamos de exponer, pode-
mos admitir la existencia de tratamientos funerarios diferenciales en cuanto
a los restos humanos depositados en la cámara funeraria. Se puede dedu-
cif la existencia de tres modalidades de depósito, que probablemente sean
la causa de las diferencias encontradas en la representación relativa de
los huesos del esqueleto :
La instalación de algunos individuos completos (depósitos primarios) .
La instalación de osamentas correspondiente al conjunto de los hue-
sos grandes del esqueleto (depósitos secundarios no selectivos).
La instalación de osamentas limitadas a fémures, tibias y cráneos
(depósitos secundarios selectivos).
Los dos modos de depósitos secundarios fueron los más frecuen -
N tes, y en lo que respecta al depósito primario, se trató, como máximo , de
tres o cuatro individuos adultos . Tal conclusión nos induce a preguntar-
nos sobre el estatuto de estos individuos específicos . ¿Acaso su condi-
ción social justificaba un tratamiento especial y diferenciado?
RELACIONES OSltOLÚGICAS
ELEMENTOS DE LA PELVIS
f---•.,.
-<4
... conltgutdad amcular Las sepulturas individuales o múltiples
() coxal adullo
stmelna
sacro adullo La presencia de restos óseos sin relaciones anatómicas en las sepultu -
\7 contacto de fragrrenlos
ras más simples muestra que las manipulaciones de las osamentas no se
() Ilíaco mlanltl f"l tsmo es·adto de desarrollo óseo reservaban a la Estructura Funeraria 1. En efecto , en las otras sepul-
•.., 1squ 1ón-pubts tnlanltl turas encontramos las tres modalidades de tratamiento antes mencio-
nadas : depósito primario (esqueleto en conexión) , depósito secundario no
sacro mfanl tl se lectivo (amontonamie nto de osamentas) y depósito secundario selecti-
1m
vo (li mitado al cráneo o al fémur) .
• lragmenlo atslado
Aquí, la inh umación primaria es la práctica más común: j unto al ca-
dáver depositado en la sepultura en posición flexi onada se halla una ofren-
Figura 6. Relaciones osteológicas entre los huesos de la pelvis (E. F. 1 ).

170
da. En nueve casos , un depósito secundario se asocia a una sepu ltura
primaria. A menudo estos restos óseos pertenecen a un solo individuo.
Sin embargo , al menos en dos casos , corresponden a dos o tres sujetos
(sepulturas 18 y 31 ). Encontramos los depósitos secundarios ya sea so-
bre las lajas que cubren una sepultura primaria o dentro de la prop ia
a/ 40 sepultura . En varios casos los huesos se encuentran amontonados ; ahí
35 están representados los huesos grandes del esqueleto, a veces acompa-
ñados de unos cuantos huesos pequeños (fig . 8). Pero hay también otros
30
ejemplos que presentan ya sea el cráneo (fig. 9) , el fémur o la tibia . Men-
cionemos , por último, la situación de la sepultura 31 , en donde aparecen
)
los dos casos de las figuras en un mismo conjunto: los restos más o menos
completos de un niño están asociados a dos diáfisis de tibias izquierdas
pertenecientes a otros dos sujetos, cuya edad probablemente haya sido
adulta.
Por otro lado , hemos catalogado tres casos de depósitos secunda-
rios ais lados : el cráneo (ca/varium y mandíbula) o el fémur están alojados
L7-8 en una fosa , junto con una ofrenda .
NG En el cuadro siguiente resum imos los datos correspondientes a los
depósitos secundarios, selectivos o no. En la primera línea figuran los nú-
b/ 35 meros de las sepulturas en las que se descubrieron los depósitos se-
) cundarios ; las tres líneas siguientes precisan las diversas formas en que
30
aparecen los huesos; su localización se indica en las tres líneas que si-
25 guen ; para conclu ir, las dos últimas líneas proporcionan alguna informa-
ción sobre la edad del difunto .
20
N1S
Número de
10 sepultura 13 14 17 18 26 31 15 19 20 29 21 23 28 Total
5 Amontonamiento

de osa mentas + + + + + 5
o Cráneo at.slado + + + + + 5
NG
Femur a•slado + + + + 4
el 60 Sepultura secunda·
na/cobertura + + + + 4
so Seputtura secunda·
na/interior + + + + + + 6
40 Depósito aislado + + + 3
N Adulto + + + +? + + + + + + 10
30
Ntño + + + + + 5
20

10
o El problema de la procedencia de las osamentas
NG
s randes (a), de \os huesos La costumbre de reagrupar inhumaciones primarias y secundarias en el
Figura 7 . Distribución de los ~~se~~negxiones lábiles (b) , y de las interio r de una misma sepultura es una característica importante del ritual
pequeños correspondtentest a s de la Estructura Funerana 1.
ofrendas (e) en disttntos sec o re

172
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0

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'----=c"'m;---
z-
Figura 9. Sepultura 29: aparecen los restos de tres indi viduos dentro
. . . d lto masculino en decúbito dorsal de una caja de piedra : un niño (:: 9 años) en decúbito dorsal flexionado ,
Figura 8. Sepultura 17: lnd!vlduo :cuundario de otro adulto (huesos con un adulto en posición sedente (trama oscura) y el cráneo aislado de
fl exionado j unto con el deposito s b d m acana (1) un diente de otro adulto (trama oscura) . Una pulsera de concha ( 19) y dos
n una ca eza e '
trama); la ofrenda cucn t a C? . . (S 6) y t res te palcates agarraderas de atlatl (3. 4) est án d i rectam ente aso ciadas al ni ño;
ca ballo fósil (2), dos vas iJ aS de ce ramlca ' también apa recen dos vasijas (1 , 2), una punta de proyectil (229.1) y
recortados (3 , 4 , 7) . una navaja rrism ática de obsidiana (34) .

174
funerario en Guadalupe. En tanto que la inhumación primaria ilu stra la compleja: más que una sim le .
instalación de un individuo recién muerto , el depósito secundario impli- monumento funerario en el cu~l s:epult.ura, tratase de un auténtico
ca la instalación de osamentas previamente descarnadas, fuera de la se- individuos que probablemente ha reunieron .los restos de numerosos
pultura . Entre los ejemplos que acabamos de mencionar, la ausencia de ¿Cuál puede ser el valor e yan correspondido a varias generaciones.
rastros de descamación activa observables en los huesos implica más manipulación de restos human u\tur~l de estas cos~umbres en donde la
bien que las osamentas fueron recuperadas después de la dislocación peración de osamentas en cie~s en la un papel tan ~~portante? La rec u-
natural del cadáver. Es probable que , al menos , una parte de las entierros pueden estar relacion :s sepulturas y su remtegración en otros
osamentas provenga de sepulturas pnmanas del m1smo sitio -y, aunque pósito sería el de mantener a~ u~sac~n u~ c~lto a los ancestros, cuyo pro-
muertos, símbolo de cohesión y gest b " l~n~nwdad en la c?munidad de los
sea pos ib le que se hayan instalado osamentas ajenas al sitio , el lo es
difícil de comprobar-. En varios casos (seis) no se ha podido explicar,
Estas manipulaciones de huesos ~¡'¡~·a para la comunidad de los vivos .
por factores naturales, la ausencia de ciertas osamentas de los esqueletos
tuar entre los difuntos las redes de 1 ¡an , tal vez, la ~oluntad de perpe-
en conexión , por lo cual tenemo s que adoptar la hipótesis de que se operó
En este aspecto, el caso de Gua~sa~~laclones ~O~iales del grupo.
una extracción mtencional.
podemos decir que forma parte de un pe n.o .~s Unlc.o . Por el contrario ,
En cuatro ejemplos se observa que falta uno de los fémures (sepul -
funerarias, como /a definió p C t 1a tradiCIOn de ISlas y penínsulas
turas 9, 13 y 31) o una de las tibias -como pod ría ser el caso de la
(Mich ., 66) . Este último sitio t~mb~~o b994), a propósito de Loma Alta
sepultura 8- , mientras su homólogo del costado opuesto se encue ntra
en perfecto estado de conservación. Este tipo de fenómen o es particular- de Zacapu , estuvo ocupado' desd~ n u lca~o. en el c?njunto de las lomas
me nte notorio en el caso de la sepultura 9: en uno de los tres niños gos arqueológicos, los ritos funerar~~:~e~las¡~o tardio. Se~~n los hallaz-
) inhumados en ella, la diáfisis del fémur derecho ha desaparecido , en tan- en las actividades que conocemos s ~nta an ~~a func1on primordial
to que las epífisis del mismo hueso , aún no soldadas en la infancia, están de principios de nuestra era e . t ' acerca e es.te Sitio . Indican que, des-
perfectamente conservadas. Ahora bien , se trata de una ab-erración des- mientes mortuorios relacio~a;~s la un repertono muy complej o de trata-
de el punto de vista tafonómico, puesto que tales elementos esqueléticos primaria y secundaria (Arnauld e~ a~o~ 9~~)r~st~s h u~?nos : inhumación
son infi nitamente más frágiles que la epífisis del fémur. 1989), así como un caso de descarn. , d ' mcmeraclon (Carot y Susini ,
Los huesos largos del miembro inferior no son los únicos que ponen con instrumentos cortantes (Pereir a ura y desmembramiento r~alizado
de manifiesto esta clase de práctica. En la sepultura 16, el cráneo fue Carot (1994), no es fortuita la relac~Ónen prensa). C~~o lo ha mdicado
retirado y depositado junto a un niño que fue inhumado posterio rm ente medio natural en el cual se e entre estos Sitios funerarios Y el
en un nivel superior (sepultura 15). actuales de los purépechas in~_cuentran : l~s tradiciones etnohistóricas y
Ocupémenos ahora , pa ra finalizar, del caso de la sepu ltura 24, en tre el medio acuático y el infra~candque existe una relación simbólica en-
p . un o.
donde se encontraron algunos vestigios óseos fragm entados en el fondo de . ara 1malizar, el ejemplo de Guadalu
la sepultura, cerca de una ofrenda . En este caso es un argumento más importantes fueron los sitios fune . pe demuestra una vez más cuán
bien relacionado con la cerámica que con la osteología el que nos hace des prehispánicas del occidente d~~o:x~~ el ~e.sarrollo de las socieda-
su poner q ue hubo una extracción de osamentas: la cerám ica descubierta raya P. Weighan (1993) sobre el caso de (Will~a.n:s, 1 994). Como sub-
en la sepultura corresponde a la fase Jarácaro o Lupe antigua (550-700 las zonas lacustres del centro de J r la tradiclon de Teuchitlán -en
d.C.), mientras dos rec ipientes puestos boca abajo, que datan de pri nci- sitios hayan desempeñado una f~n~i~sco~, ~s muy probable que estos
pios del Posclásico, se depositaron sobre las lajas con que se cubría la en el culto a los muertos y en 1 r .n religiOsa Y ceremonial centrada
misma sepultura . Es posible que estas osamentas hayan sid o extraídas as re lqwas que constituían sus osamentas .
de ahí cuand o se depositaron las dos vasijas.
Bibliografía

Conclus ió n Arnauld M e p e M
' · ·• · arot, .F. Fauvet-Berth ¡ "A .
mas en la cuenca lacustre de Z e ?t, r~ueolog¡a de las Lo-
Los datos obtenidos al estudiar las sepulturas ind ican que coe xistieron demos de Estudios Michoacan acap~, Michoac~n , México", en Cua-
tres tipos principales de tratamientos mortuorios: el depósito primario, el de- Arnauld , M.C. P. Carot M F F toBs, nhum. 5 , México, CEMCA .
pósito secundario no selectivo y el depósito secu ndano selectivo. Si bien ' ' · . auve - ert elot G p ·
los trabajos arqueológicos realizados en ' 1 ··r e~elra, Informe sobre
aún es necesario investigar más sobre el sig nificado específico de estos 66), Michoacán, 1994 . e SI 10
e Loma Alta (Mich.,
comportamientos , es obvio que todos guardan una estrecha relación e Caro! ' .P., "L oma A Ita: antigua isla funeraria
integració n con un mismo ritual. En este contexto, las tumbas colectivas ¡ ·.
Michoacán" , en E. Williams y A Novel/a en a Clenega de Zacapu ,
edificadas en la cumbre del sitio seguramente desempeñaban una función dente de México Zamora El e · . d (eds .), ~rqueología del Occi-
' , o1eg¡o e Michoacan, 1994, pp . 93-121 .

176
vet-Berthelot , M.C . Arnauld , "Crémations et o~suaires
Patrones de enterramiento en la Cuenca de Sayula:
Carot , P., M.F. Fau . M" h án Mexique : diverses methodes la fase Amacueca en Atoyac
~::fu d~~:. ~~~~~~;te~~en~~ d~a~~ table ronde des 8, 9, 1~r'aad 1991 ,
0

Méthode d'étude des sépu.ltu~es , GDR ., _74~ , 1_919ta1 'e~POccide~te: la Ma . del Rosario Acosta N.,
S · · "U a pract1ca funerana mso 1
Carot, P., y !"';· usml, . n 'ó de osamentas humanas"' en Trace, núm . Departamento de Estudios del Hombre
cremac 1on y pulvenzacl n Universidad de Guadalajara
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a~éolithique. áhCy~;qc~~ne~ ~~::~~~~~~e~~~h~~~~
Departamento de Antropolog ía
u L'Aven de La Bo uc.le Universidad de las Américas
C. Masset (ed~.), Anthropo 1?g¡e p 89-104 .
d'étude des sepultures, Pans , CNRS , 1987A, MPP·T.II "er "L'Anthropolo - La población de Atoyac, Jalisco , se localiza en la zona central de la Cuenca
d E e bézy P Selher, . · 1 1 •
Ouday, H ., P. Court.au ' . ru . ' .ce et interprétation des gestes de Sayula , cerca de la playa este de la laguna (fig. 1). Hacia la parte
gie ' de terram ': rec.onnaiMss_an de la Société d'Anthropo/ogie suroeste de dicha población , en el Fraccionamiento San Juan , se efectua-
funéraires" , en Bul/etms et emoJres ron en 1991 excavaciones de rescate como parte de l Proyecto Arqueo-
• ~:·p~;i;~~~aire du projet Michoacán ,
1 990 lóg ico La Cuenca de Sayula emprendido por el Instituto Francés de
de París, s/1, núms . h3-4 ,
Gervais, v. , Rapport ant ropo 1og1q Investigaci ón Científica para el Desarrollo en Cooperación (ORSTOM} , la
. México, CEMC:·n~~~:·M F Fauvet-Berthelot, "El proyecto del C~~CA Universidad de Guadalajara y el Instituto Nacional de Antropología e His-
M1chelet, ~· · M. C:, r ' .· · b nce" en Trace, núm . 16, Mex1co, toria . Con esas actividades se logró recuperar un total de 1i 4 entierros ;
en M1choacan . Etapa 1· un a 1a ' de acuerdo con la secuencia propuesta por Kelly (1948), dos de ellos corres -
7
CEMCA, 1989 , PP · 70-8 . . t d' ne sépulture pondieron a la Fase Verdía (0-600 d.C.) , 32 a la Fase Sayula (600-1100
Pereira , G., Prob/emes relatifs au fonctJ~;:;::t~e G~adalupe (Mi- d.C. ) y 80 a la Fase Amacueca (11 00-1520 d.C.) -aunque en laboratorio
col/ective: le cas de /~ StructureUF~n 'dad de Burdeos 1, Labora- sólo contamos con restos óseos de 78 de esas sepulturas- . En otras
choacán, Mexique) , tesis de DEA , mversl ocasi ones hemos tenido oportun idad de exponer algunas ideas sobre las
torio de Antropología , 199 2 . z u Michoacán" diferencias, ya sea culturales u osteológicas, que se aprecian entre los en-
- -, " Nuev~~ hallazgpo~un~rari~cso~~d;)m:r:~~~/o~~:~ ~tnohistoria d~ tierros corresp ond ientes a las distintas temporalidad es abarcadas (Acosta ,
en E. W1lhams , Y · elg an d M ·.'. Zamora El Colegio de 1994; Uruñuela, 1994; Uruñuela y Acosta, 1993), de manera que ahora
/as cuencas del Occidente e exJco , ' quisiéramos referirnos específicamente a las sepulturas de la Fase Ama-
.. MicchoMacánA 1~~:t~ana "Evidencias de actividades rituales en res~os
cueca y a lo que su diversidad puede indicarnos.
P1¡oan , . ., Y · ' . F" en M carmona Mac1as La ra zón de seleccionar los entierros de Amacueca -no obstante
óseos humanos en Tlate 1com~ 1a , 0 · · ' · ectivas México , ser los peor preservados debido a la poca profundidad en que se en -
(coor d). , El Preclásico o FormatiVO . Avances y persp , cuentran- es que , a diferencia de los de Sayula , que forman un conjunto
INAH , 1989, PP· 287-30 . 6 h de la sépu/ture col/ective de ho mogéneo en lo que se denominó Área 2 -y descartando los de Verd ía
Toussaint , M ., Anthropo!ogie et approcd~ Liege) Soc . Wallonne de Pa- po r su mínima representaci ón en la muestra- , los entierros de Amacueca
I'Abri Masson (Spremont, provmce , se distribuyen en cuatro espacios físicos distintos: el Área 1 (27 entierros
lethnologie (Mémoire núm . 6 ) ,
198
~/~~:~~,.;,iento en la tradición con 36 individuos representados) , el Área 3 (31 entierros con 45 ind ivi-
Weighan , P., "Arquitectura y patrones . ano" el Evolución de una rra - duos representados) , el Á rea 4 o Zona Habitacional (18 entierros con 21
form_ativa dhel o_c~idenEte/ Cm~:og~om~:cMich~a~án, Zamora , 1993, pp . individuos representados) e inhumaciones aisladas que sólo para cues -
dJcJ on pre 1spamca, tiones de manejo de datos ubicaremos dentro de una ficticia Area 5 (dos
39 -68 · 1· · " en entierros con dos individuos representados) pero que no resulta com -
Williams , .E:, "El oRccN
i dented(ee~séx) i~o;q~~~~~~~:p;~t~~c~~~~~eo ;¡~~;ico, parable c on las otras áreas (figs . 2 y 3) . Otro aspecto que nos interesó
fue que Atoyac hubiese sido interpretado por Kelly con base en materia-
E. W1lhams , . ove 11 a · ' _ 9
El Colegio de Michoacán, Zamora, 1994, pp . 11 5 . les de superficie como una zona cuya mayor actividad se ubica en la fase
Sayula (Kelly, s.f.: 107-1 08) , en tanto que en nuestras excavaciones
Amacueca resultaba predominante . Fin almente , de acuerdo con las fuen -
tes etnoh istóricas , ya Kelly había mencionado la posibili dad de que esta
zona se encontrara bajo el domin io tarasco pa ra el Posclásico Tardío ,
pe ro no c ontaba con ev idencia adecuada para sustentar esta idea (Kelly,

178
ex>
o
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~. ·.
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' ...\.._TO'f.(; ;
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~ CENTRO POLÍTICO 1
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GIÓO< ÉTHICA ,.UCLEM )

ONA DE A.S~CI~

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------ 50 KM
OCEÁJ.tg ,.ACÍ'ICO

Figura 1. Localización de Atoyac respecto a las fronteras tarascas (basado en Pollard, 1994: 210, mapa 7) .

-
-
MANZANA ZO
-~tf%fi~fl MAHZANA 21

=::

MANZANA 19

MANZANA ZZ MANZANA Z3

t= ;~c~c•~
20m

Figura 2. Áreas de distribución de los entierros


- ...... -

s.f. : 16); este mismo punto ha sido tratado por diversos autores (Noyola,
1994; Valdez y Liot, 1994) en otras instancias , de manera que también
influyó en nuestra selección el hecho de que algunas ofrendas de los
entierros fuesen de filiación tarasca .
Considerando que dentro del contexto funerario los patrones de distri-
bución espacial regularmente no son el resultado de factores meramente
circunstanciales, la existencia de diversas concentraciones de una mis-
t- -
... ma fase nos llevó a tratar de identificar si existían también otras dife-
rencias adicionales al espacio físico que permitiesen formular a su vez
. interpretaciones distintas para cada agrupación, ya fuese en términos
socioculturales o temporales.
~-----~-J-------- La primera diferencia evidente entre las áreas compete a los aspec-
1
tos de posición y orientación . En el Área 1 los esqueletos se encuentran
en decúbito dorsal extendido , con los brazos flexionados sobre el pecho
o sobre los genitales , y depositados en fosas rectangulares bien defini-
das con una orientación predominantemente hacia el oeste. Por su parte,
los entierros de las áreas 3 y 4 presentan fosas irregulares o no definibles, los
individuos están flexionados y no existe un patrón de orientación; sin em-
bargo , mientras en el Área 3 la posición sedente es la generalizada, en el
Área 4 encontramos diversas modalidades de flexionados, ya sea
sedentes o en decúbito lateral , variación que no va asociada ni a sexo ni
a edad.

l:,
La distribución por sexo y por tipo de depósito -primario o secun-
dario- entre las distintas áreas se muestra en la figura 4. En cuanto a
:r.t~~ sexo , en esta tabla hemos colocado cuatro categorías: posiblemente fe-
1 o )"}_f - -
meninos y femeninos, posiblemente masculinos y masculinos , no deter-
minados adultos, y no determinados infantiles y juveniles . Al respecto , se
encuentra otro contraste interesante entre las diferentes áreas. El Área 4
muestra una distribución relativamente homogénea entre ambos sexos ,
Q)
y aquellos casos en que el sexo no pudo determinarse corresponden en
!/)
su totalidad a esqueletos infantiles o juveniles. El Área 1 muestra una
.... ~
oa. mayor proporción de esqueletos femeninos y, aunque podría suponerse
que esto no sería muy significativo debido al alto número de casos cuyo

.. !/)

e.
.~
e:
sexo no pudo definirse, en realidad doce de los trece casos no determ i-
nados son de menores o jóvenes y solamente uno es adulto ; tal vez la
mayor proporción de femeninos pudiera deberse a que la mayoría de
Q)
'o
1 Q)
ellos corresponden a sujetos en edad reproductiva , cuando es bi en sabi-
-o do que hay más posibilidades de muerte para las mujeres por complica-
o ,,' o e:
·O ciones del embarazo o del parto. Finalmente , el Área 3 se distingue de
·u manera importante de las otras dos porque aquí el desequilibrio entre am-
't ::l
o a ou
:§ bos sexos es sumamente marcado , pero además esta vez en favor de los
cb o a 0c ¡;; individuos masculinos ; de los ocho no determinados solamente cuatro son
.l1 o o
""" o adultos , por lo cual su posible identif icación no cambiaría significativamen-
1 °o n ...;
111
te la proporción de sexos dentro de este grupo; adicionalmente, es muy
:; bajo el porcentaje de casos infantiles y juveniles, además de que la mayoría
.!? de los presentes son secundarios a diferencia de lo que sucede en las
u.
otras áreas .

182
(/) (/)(/)(/)
..91 <OC')~
·e: 000 En la figura 5 puede notarse quizás con mayor claridad cómo en
(l)
> a: o.: o:r-- cuanto a edad las áreas 1 y 4 presentan una distribución relativamente
-~ <O~
regular, mientras que en el Área 3 la representatividad de no adultos
oo o
C'· (/)
(l) ---·
cf!.(ft(/!.:
MCOO>,
es mínima.
Las proporciones globales entre primarios y secundarios no mues-
'E C"'>COOI
C')cxicxii tran diferencias importantes entre las áreas; en las tres los individuos con
~
.S
(')OC') o
depósito primario abarcan entre 66 y 75%.
C\J:;;t(()!
._oo: En cuanto a ofrendas u objetos asociados, también se advierten par-
(/)(/) ticularidades de cada área. En el Área 1 son muy escasos , pues se en-
ON cuentran sólo en nueve de 27 entierros primarios y, además, las que serían
Q~
a.. a.. propiamente ofrendas --cuatro vasijas miniatura- aparecen asociadas
.Q ~N
00
exclusivamente a mujeres. En cambio, en las áreas 3 y 4, esos compo-
·¡¡;
nentes del ajuar mortuorio son bastante más frecuentes. Nueve de 16
'8..
(l) entierros primarios contienen ofrendas u objetos en el Área 4, indistinta-
"O
>- mente de sexo o edad, pero se localizan siempre a lo largo de la sección
0
X
este-oeste del área en cuestión. En el Área 3 su presencia se registra en
5! 26 de 31 individuos de entierros primarios , tanto hombres como mujeres
(/)(/)(/) -aunque ya se señaló arriba lo escaso de estas últimas-, y el único
o
X
NO> N
ooo
a: a:: a: "'
(l)
.~
infante de sepultura primaria con que se cuenta no está acompañado
de objetos .
(l)
(/)
l!)C')l/)
ONO "'
"O En las ofrendas resalta la presencia de materiales identificados como
"'
(.)
(l)
tarascas , los cuales no aparecen en el Área 1, pero sí en once casos del
"O Área 3, tres casos del Área 4, y un entierro aislado. De hecho, en las
e áreas 3 y 4 el tratamiento funerario en cuanto a ofrendas u objetos asocia-
e:
(l) dos adopta varias modalidades: 1) individuos masculinos, femeninos, e
"O
incluso un infante, que presentan implementos genuinamente tarascas ,
Cii
§ ya sea cerámica -vasijas con asa estribo o con asa vertedera-, objetos
Qi diversos de metal -aretes, cascabeles, pinzas, agujas y cinceles de co-
o e bre-, o bezotes de obsidiana (figs. 6, 7 y 8); 2) esqueletos de adultos
u.
;¡¡ 8 masculinos o femeninos acompañados por objetos de estilo tarasco mez-
"OC
+ e ·o clados con materiales característicos de la zona en la Fase Amacueca ;
C'·
u. ¡p3 3) entierros de hombres, mujeres o niños que presentan exclusivamente
5!~ ofrendas locales y, finalmente, 4) entierros sin ofrendas correspondientes a
11
Ul(l)
e ambos sexos y diversas edades.
Otro asunto de interés relacionado con la parafernalia mortuoria com-
-~~ pete a las puntas de proyectil. Estos artefactos no se encuentran en el
E (l) Área 1, pero sí aparecen en el Área 4 (tres puntas en dos entierros) y
·g_ ~
11 (l)
principalmente en el Área 3 (15 puntas en nueve entierros). Tratando de
a..~ relacionar la información osteológica con la de contexto funerario, en-
contramos que es también el Área 3 donde se registra mayor cantidad de
huesos con fracturas o con periostosis. No parece casual que sea la misma
área en que hay mayor frecuencia de puntas de proyectil la que presente
a la vez la incidencia más alta de problemas resultantes de traumas óseos.
Luego de haber descrito someramente los datos con que contamos
en cuanto a los entierros de la Fase Amacueca , procederemos a eva-
luarlos, así como a p lantear algunas propuestas para interpretarlos.
La primera cuestión por tratar corresponde a las posibles causas de
la división espacial que encontramos en los entierros Amacueca. Las di-

184
00
Ol

Figura 5. Relación entre área , grupo de edad y sexo

Grupo de Edad

Área 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
02 04 05 01 01 13 F8 04 F3 06 F4
1 05% 11 % 13% 02% 02% M1 36% M4 11 % M1 16% M2
?1
01 01 02 01 19 F3 12 F1 09 F1
3 02% 02% 04% 02% M1 42% M14 26% M11 20% M6
?2 ?2
02 02 01 02 01 01 F1 02 04 F3 06 F2
4 09% 09% 04% 09% 04% 04% 09% M2 19% M1 28% M4
02 F2
5 .
100% L _ __ __ L .. .... -
- ·-- --

1 =fetal ; 2 = 0-3 años; 3 = 4-6 años ; 4 = 7-12 años ; 5 = infantil no especificado; 6 = 13-17 años; 7 =
18-20 años; 8 = 21-35 años; 9 = 36-55 años; 1O = adulto no especificado

F = femenino; M = masculino; ? = sexo no determinado

% expresado en relación con el total dentro de cada áreao

o.>¡¡;- -.,
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0.> 0.>
en _o

.__
sio nal de mujeres y niños constituiría una incógnita todavía no resuelta
dentro de este argumento .
. Así, las diferencias mencionadas entre las áreas 3 y 4, no se esta-
nan postulando como producto de factores temporales sino sociocultura-
les. ~mbos_ grupos d7 enterramiento parecen corresponder al reflejo de
un m!~mo t1po de soc1edad que justamente nos gustaría explorar a conti-
nuaclo_n. Entr~ los tarascas " .. .el uso de objetos metálicos era prerrogati-
va ca~1 exclu~l.va ~:la. elite ~?cial y política ... " (Pollard, 1994: 189) pero,
adem_as, la ut1l!zac10n espec1f1ca de be zotes estaba restringida a esa mis-
ma elite (Be_lt~an, 1_9_94: 97-98), con la salvedad de gente común que, por
prestar ~erv1c1os m1l1tares excepcionales, hubiera sido recompensada con
el permiso de portarlos (Pollard, 1994: 190). El hecho de contar dentro
de nuestra mue~tra con individuos acompañados de los objetos mencio-
nados nos perm1te suponer entonces la existencia de nobles tarascas en
Atoyac, identificada en los masculinos principalmente por la presencia de
bezotes y metal , y en los femeninos de metal y materiales cerámicos
tar~scos ; la in~lusión _de implementos locales en algunos de esos mismos
ent1~rr?~ podna explicarse en términos de complemento; están también
los md1v1duos que no aparecen acompañados de metal o bezotes sino
exclusivamente de cerámica de estilo tarasco , ya sea sola o mez~lada
e?~ ofrendas locales, pero estos casos corresponden únicamente a dos in-
Fig. 8. Bezotes de obsidiana proceden- dividuos de sexo femenino , que podrían representar miembros tarascas de
tes de entierros masculinos en el Frac- menor rango. El problema real estriba en determinar la filiación étnica de los
cionamiento San Juan. i~dividuos que cuentan solamente con ofrendas locales o que aparecen
sm ofrendas.
El modelo de Estado tarasco que plantea Pollard (1994) estaría con-
ferencias con el Área 1 parecen explicables en términos de temporalidad. formado por dos zonas distintas : la zona de asimilación que contendría
Si bien algunos de los individuos de esta área muestran alteraciones ta~to el centro político del _Estado como poblaciones periféricas que pro-
osteoculturales como deformación craneal y mutilación dentaria -regis- velan de recursos a esa elite central y que comenzaban a asimilar la iden-
tradas presentan de manera homogénea en todas las áreas- e inclusive tidad tarasca; y una segunda zona , la de segregación étnica, constituida
en algunos casos tienen ofrendas, éstas suelen ser pocas, y ello~ aunado tanto por enclaves extranjeros ubicados dentro de la zona de asimilación
al tipo de posición en que se encuentran los ~squelet_os, sug1e~e que como por grupos ubicados a lo largo de las fronteras militares, a los cua-
probablemente esta agrupación corresponde a mhumac1ones realizadas les los tarascas enviaban administradores encargados de establecer vín-
en la parte temprana de la Colonia, pues así se explicaría que no obstan- culo~ con la población local y proporcionarles seguridad a cambio de sus
te conservarse algunos patrones culturales prehispánicos se imple- serv1cios como intermediarios con otras comunidades no tarascas. De un
mentase ya la posición de enterramiento correspondiente a las costumbres modo muy interesante, Atoyac se ubicaría casi al límite occidental de la
españolas. . zona de s~gregación propuesta por Pollard (1994: 21 O, mapa 7).
En cuanto a las diferencias entre las Areas 3 y 4 , las dos que cuen- Considerando ese modelo y al mismo tiempo el interés de los tarascas
tan con entierros claramente prehispánicos , la distribución demográfica por la Cuenca de Sayula y las incursiones hacia ella que las fuentes men-
de los esqueletos del Área 4 parece propia de situaciones regulares de en- ciona~ (De Alcalá, 1988: 212) , podría plantearse que el sitio de Atoyac
terramiento, con proporciones balanceadas tanto entre sexos como entre estuviese dentro de la zona de control tarasco , casi en la frontera de la
grupos de edad. El Área 3 es un tanto distinta debido al desequilibrio misma (véase fig. 1), en calidad de una comunidad aliada sujeta (Pollard,
entre edades y sexos, pues en ella predominan individuos masculinos 1994: 213) , en la que esperaríamos encontrar evidencia de presencia
adultos, y al hecho de encontrarse claramente segregada de 1~ zona tarasca debido a la necesidad de contar con representantes tarascas en
habitacional ; esto, unido a la mayor cantidad de puntas de proyectil halla- la comunidad que administrasen las relaciones y se encargaran de con-
das ahí, así como a la mayor incidencia de fracturas y de posibles resul- trolar el tributo.
tados de traumas óseos, sugiere que ésta fue un área especial destinada En esa misma lín ea , sería de esperar que esa elite administrativa
a un uso exclusivamente funerario para cierto grupo de la población posi- estuviese apoyada por cierto personal de su misma etnia a su servicio.
blemente involucrado en activi dad es militares , aunque la presencia oca-

1R~
188
Así pues, aun cuando podría suponerse que los entierros con ofrendas Mexicana de Antropolo · M · · S .
Amacueca , o sin ninguna ofrenda , pudieran corresponder a la población logía, 1948, pp. 55-71. gJa, exrco , ocredad Mexicana de Antropo-
local, existe también la alternativa de que su estrecha asociación espa-
cial con los entierros tarascas se deba a que fueran individuos perte ne-
- -, A Surface Survey of the S
1944) .
z .
ayu1a- acoalco Basms of Jalisco (1941 -
, manuscnto en archivo G d 1 .
cientes a esa misma etnia pero cuyo estatus no justificara la inclusión de cidente-INAH. ' ua a a¡ara, Centro Regional de Oc-
los materiales sofisticados que permiten la fácil identificac ión 'como
Noyola, Andrés, "Análisis Preliminar de la cerámica del F . .
tarascas. Esto se vería reforzado por el hecho de que , en adición a los San Juan, Atoyac, Jalisco", en Eduardo Willia raccrona~re~to
artefactos tarascas hallados en los entierros , existe material de esa mis- nes a la arqueología y etnohistoria d 1O . ms (ed .)_, c:;ontnbucJo-
ma filiación en otros elementos de la excavación como son los basureros EI Colegio de Michoacán 1994 e55 c9cJdente de MexJco, Zamora,
de la zor'la habitacional -Área 4-, lo que implicaría que este tipo de P 0 11 ar d ' He 11 en P. "Factores 'd d ' pp. - 1.
objetos no era solamente de uso funerario, sino que formaba parte del tarasco", en Brigitte Boeh: dee~arrol!o en la formación del Estado
modo de vida cotidiano de un grupo establecido en el lugar, grupo que evi- tiguo, México, El Colegio d M'a~erra_s (coor~.) , El Michoacán an-
dentemente tendría que haber estado constituido más que solame nte U - Michoacá~, 1994, pp. 187-2:6. rc oacan, Gobrerno del Estado de
por nobles .
Reforzando lo anterior, es digno de mencionarse que se ha efec - run~:~·J~=~n!~~·y·~~o~~:caori.osesno~e los e~tierrosdel Fraccionamiento
tuado ya el estudio osteológico de los restos humanos de este resc ate ; -
U runuela ' ' • 1race, num 25 1994
en otras instancias se ha hecho hincapi_ é en que dicho estudio muestra , Gabriela y Ma. del Rosario Acost 'L. , , pp. 86 - 95.
de Atoyac", en Ricardo Ávila ed a, _os restos óseos humanos
Occidentalistas, Guada lajara ( u~k~=i~o~~s del Terce: Coloquio de
diferencias, particularmente en aspectos morfométricos, entre las pobla-
ciones de Sayula y Amacueca (Uruñuela, 1994; Uruñuela y Acosta , 1993);
Valdez , Francisco y Catherine Lr·o' t "L C a e Guadala¡ara, 1993.
sin embargo , en lo que concierne exclusivamente a esta última fase y ' ' a uenca de Sayul · · ·
que ha sido objeto de esta presentación , en el análisis osteológ ico no se de sal en la frontera oeste del Estado tara " . ~· yacrmrentos
detectaron diferencias identificables entre los supuestos tarascas y el resto Lameiras (coord .), El Michoa . . seo •. en Bngrtte Boehm de
de los individuos de las áreas 3 y 4. Podría haber otras razones para esta choacán, Gobierno del Estad~~ea~~¿hu:~c~~xr~~g' 4EI Cole2g8io de Mi-
, ' pp . 5-305.
aparente ausencia de contrastes pero más bien pensamos que en este caso
la evidencia negativa sugiere que , independ ientemente de la variación
social reflejada por las ofrendas o por la ausencia de ellas , la serie esque-
lética de las áreas 3 y 4 corresponde a una misma filiación étn ica.
Conforme al planteamiento original del que surg ió esta presenta-
ción, consideramos que los datos de Atoyac constituyen un ejemplo más
que corrobora la idea del tratamiento mortuorio como reflejo de los patro-
nes culturales del grupo que lo pone en práctica y que, como tal , resulta
un valioso indicador para inferir diferencias cronológicas y culturales en-
tre depósitos arqueológicos.

Bibliografía

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Atoyac, Jalisco", en Eduardo Williams (ed .), Contribuciones a la ar-
queología y etnohistoria del Occidente de México, Zamora, El Cole-
gio de Michoacán, 1994, pp . 93-114.
Beltrán , Ulises, "Estado y sociedad tarascas en la época prehispánica ,"
en Brigitte Boehm de Lameiras (coord.), El Michoacán antiguo, Méxi -
co , El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán ,
1994, pp . 31 -163.
De Alcalá, fray Jerónimo, La Relación de Michoacán , México, SEP, 1988 .
Kelly, Isabel, "Ceramic Provinces of Northwest Mexico", en El Occidente
de México. Memorias de la cuarta Mesa Redonda de la Sociedad

190
Evidencia de sacrificio humano, modificación ósea
y canibalismo en el México prehispánico

Carmen María Pijoan A.


Josefina Mansilla L.
Dirección de Antropología Física
Instituto Nacional de Antropología e Historia

Cuando los españoles llegaron a México , el rasgo cultural que más los
asombró fue la práctica extensiva del sacrificio humano. A consecuencia
de ello , contamos con extensas descripciones de ese ritual formuladas
por los cronistas que escribieron sobre historia, cultura y creencias de los
diferentes pueblos del México antiguo. Asimismo , representaciones de
sacrificio humano y en algunos casos aparente evidencia de canibalismo
figuran en códices , cerámica y pintura mural.
Desde hace tiempo los arqueólogos advirtieron que algunas sepul-
turas prehispánicas mostraban una ubicación dentro del sitio y un siste-
ma de enterramiento peculiares, así como marcas de cortes en los huesos
también singulares . Estas características en conjunto, a través del tiempo y
el espacio , han hecho que la interpretación de estas evidencias enriquez-
ca nuestro conocimiento de la cultura de los grupos prehispánicos.
Por ejemplo, Anderson (1967: 94 y 96) reporta que en los entierros
2 y 3 de la Cueva Coxcatlán de Tehuacán, que corresponden a la fase
precerámica de El Riego (6500-5000 a.C .) y que pertenecen a dos infan-
tes (uno de alrededor de cinco años y el otro de menos de seis meses de
edad), las cabezas de los cuerpos sepultados fueron removidas e
intercambiadas .
Respecto al periodo Formativo , Niederberger (1987 : 674-675) men-
ciona la existencia de canibalismo. en las fases Ayotla, Manantial y Tetel-
pan (1250-700 a .C.) en Tlapacoya-Zohapilco , Estado de México, y
Faulhaber (1965: 94-97) señala huellas del mismo en Tlatilco , en la .misma
entidad (11 00-600 a.C .).
Durante el Clásico hay reportes de decapitación, desmembramien-
to y descarnamiento, principalmente de cabezas y extremidades, así como
la costumbre de horadar la parte superior de los cráneos para colgarlos,
junto con ciertos huesos largos, de los techos de los templos. Estas cos-
tumbres han sido reportadas en dos sitios: Altavista, Zacatecas (Kelley,
1978: 102-126; Holien y Pickering, 1978: 146-147; Pickering, 1985: 290-
325), y Cerro del Huistle, Huejuquila el Alto, Jalisco (Hers , 1989 : 89-93) .
En Electra, Villa de Reyes, San Luis Potosí (Braniff, 1992: 149-150; Pijoan y
Mansilla , 1990b: 87-96) , se ha determinado la práctica de desmem-
bramiento, descarnamiento y fracturas intencionales perimortem , mientras
en Teotihuacán , Estado de México, (Serrano y Lagunas , 1974: 105-144; Gon-
zález M., 1989: 143-193; Cabrera et al., 1990: 123-146), se han hallado prue-
. to . Todos estos entierros han sido
bas de decapitación y desmembramren ..
no de todo el depósito. Estos materiales corresponden al Preclásico tar-
localizados en centros .ceremonral~~~ncias so~ más numerosas y tambren dío, entre 500-300 a.C., con base en el análisis cerámico realizado por la
En cuanto al Posclasrco, lasev re resentaciones en códices . As_r , investigadora mencionada (Reyna, inéd ito).
se dispone de referencras es~~~a~ey Tla~elolco , Distrito Federal (Gonza- A pesar del estado fragmentario de los huesos, tratamos de determinar
podemos mencronar los repo 1972· 112· Noguera, 1966: 70), Templo el mínimo de individuos que conforman la muestra . Para ello, usamos los
1 R 1
ez ., 963 ·· 5·· Matos, 1978: 143 Y
· 1986· ·-
Lopez 'L .,
1993 ·
262-270), Cholula,
fragmentos craneales, en especial los maxilares y temporales , y obtuvi-
Mayor Distrito Federa l (Roman , . , t . 1 1976: 61-70), Teotenango ,
Puebl~ (Serrano, 1972: ~69-371 ;. Loiez ~e~~~nzolco, Morelos (Lagunas y
mos un total de 18 individuos: 7 infantes -uno de primera (0-3 años),
dos de segunda (4-6 años) y tres de tercera infancia (7-12 años)-, un
Estado de México (Zacarras, 197~. 3~J ~stos sitios se localizaron grandes subadulto (18-20 años) , posiblemente femenino, y diez adul tos -seis
Serrano , 1972: 430-432) . En vanos e ellos con marcas de cortes , .así con:o mascu l inos, un femenino y tres respecto de los cuales no fue pos ible
hacinamientos de hueso~, muchos d bramiento , y ofrendas de pres o era- determinar el sexo.
evidencia de decapitacron y desmem
La segunda muestra procede de Electra, Villa de Reyes, al sur del
neos sobre platos. . e en determinar los diferentes pa- estado de San Luis Potosí y fue excavada en 1966 por Bran iff y Crespo.
Uno de nuestros intereses consrst tos orlas prácticas del sacrrfrc~o Este sitio es una aldea perteneciente a la región denominada por Braniff
!rones dejados di rectamente en~sq~elepre~spánico. El estudio srstema- (1992: 17 -19) subárea arqueológica del Tunal Grande. El momento de la
hu
mano y el canibalismo en el .exrco 1' ar análisis comparativos entre ocupación principal es durante la fase San Luis que corresponde al pe-
. permrtrra rea rz · a
tico de esas evidencras nos . d d estra labor es diferencrar y e - riodo Clásico entre 350-800 d .C. (Braniff, 1992: 149-151 ).
poblaciones. La principal drfrculta. e nu espectiv amente , al canibalismo
racteriza r las pruebas correspondrentels;:étodo que nos p~rmita supera r
1 Los materiales óseos que atañen a nuestro estudio fueron locali-
'f'
y el sacrr rcr·o humano • y establecer e . zados en un pozo de 2 x 2 metros en el centro de un patio. Durante la
época más temprana se construyó este último en una depresión , rodeado
aquélla. usamos la propuesta de Turner 9 83 · (~ por piedras y con varios cuartos alrededor. Posteriormente, se levantó el
Para resolver este problema 83 White (1992), de que el mrnrmo nivel con un relleno artificial sobre el que se prendió un gran fuego y los
233-234), Turner y Turner (~99_3 . ) ye uede ser re conocido como de- restos de varios individuos se colocaron encima de las cenizas. Este osario
patron de daño o modific~cron ose~b~~is~o incluye , entre otros, roturas fue sellado perfectamente por medio de varios pisos de barro que co-
terminante de la evrdencra de can sición al fuego . abras iones debr- rresponden a un nuevo patio central cuadrado que tenía cuatro puertas y
óseas intencionales , evrdencra de e~po ortes segmentos óseos faltantes una gale r ía. Posteriormente las puertas fueron tapiadas, se quebraron
das a un percutor o sopo~e , marcas 1deoeen la~ puntas de los fragmentos tres vasi¡as y los fragmentos se colocaron sobre el prso antes de rellenar
tales como vértebra~ o rlracos y p~' diada presenta sólo algunos de es- el patio.
de huesos largos. Sr la mu_estrabes _u diferente y asociarse generalmen-
. . . 1 . t pretacron de e ser Los materiales óseos consisten en huesos rotos, principalmente lar-
to s rndrcros , a rn er . es al sacrificio humano. gos, que no guardaban ninguna relación anatómica. Un gran número de
te con prácticas rituales posterror
ellos presenta marcas de cortes , fracturas intencionales y exposición al
calor. Como en el caso anterior, únicamente contamos con los materiales
Materiales . del pozo y no todos los huesos que constitu ían el depósito. Sin embargo ,
se efectuó un recuento de individuos considerando, en esta ocasión, los
. . diadas forman parte de las coleccrones huesos poscraneales, principalmente los omóplatos, ya que tenemos muy
Las muestras osteologrcas es_tu F ' . del Instituto Nacional de Antropo- pocos fragmentos craneales . De esta manera pudimos determinar que
de la Dirección de Antropologra rsrca tes sitios: Tlatelcomila , Tetelpan , ~ el mínimo es de diez individuos : dos infantes -uno de primera (0-3 años)
logia e Historia y provienen de los srguren V'lla de Reyes, San Luis Potosr.
y otro de segunda infancia (4-6 años)-, un adolescente (13-17 años),
Tlatelolco Distrito Federal, y ~e Elect~a, ' O F fue localizada por la ar-
La m~estra de Tlatelcomrla, Tet~pan , .ndo excavó varios pozos
un subadulto femenino (18-20 años) y seis adultos -tres masculinos, un
femenino y dos cuyo sexo no pudo determinarse.
el fin de determrnar la se~uen
h ce 23 anos, cua . _
queóloga
es Rosa Reyna a ado con Durante las excavaciones de 1961-1962 en la ciudad prehispánica
tratigráficos de un metro cuadr de Méx ico Los restos oseos de Tlatelolco , Distrito Federal, González Rul (1 963: 5) localizó , al noreste
1 r de la cuenca · .
cía cronológica cultural en e su os dos de los cuales constrtuyen una de la Gran Pirámide, 170 cráneos con su mandíbula y en algunos casos
se hallaron en cuatro de estos poz .huesos humanos estaban en rntru- las tres primeras vértebras cervicales , enterrados en perfecto orden y
unidad, ya que fueron contrguos . L~suesos de animales. Los pozos no se co n la característica de presentar una gran horadación en la región de
siones mezclados con tepalcates y 1material obtenido de ellos y los temporales y parietales de ambos lados. Los cráneos estaban alinea-
extendieron, por lo que sólo contamos con e
dos en grupos de cinco, uno alfado del otro (Matos , 1978: 143; 1972: 112).

194
Este agrupamiento, así como el agujero en la región de los temporales ,
cidad. El equipo tecnológico mínimo necesario incluye un martillo 0 percutor
indujo a los arqueólogos a concluir que eran los restos de un Tzompantli ,
Y uno o dos apoy~s que forman el yunque o soporte (fig. 1) .
como lo habían descrito los cronistas . ·
Tanto los cráneos como las mand íbulas presentan marcas de cortes f Para det~rm.lnar los patrones de frecuencia y localización de estas
y golpes. Se estudiaron 100 de ellos, 43 femeninos y 57 masculinos de
ractur~s se d1bu¡aron en las mismas cédulas de registro gráfico donde
entre 18 y 40 años de edad. seb ' reg~~tradron las marcas de corte, mostrando, cuando era evidente la
u JcacJon el punto de impacto. '
Encontramos difícil demostrar si los huesos fueron expuestos al ca-
Método lor.dEf~ ge~eral ,
los trabajos experimentales publicados han estudiado las
m o 1 JcacJ?nes de textura, color, forma y tamaño que sufren Jos huesos al
Para llevar a cabo este análisis fue necesario un estudio sistemático de s(~r sometidos a altas temperaturas , generalmente debido a cremación
las marcas de corte visibles en la superficie de algunos huesos humanos , rogman e !sean, 1986: 37-40; Stewart, 1976: 59-66 · Buikstra y Sweg le
1989: 24 7-258) . ' '
así como de fracturas y golpes intencionales, y exposición al calor. Esto
nos permite establecer los patrones de las diferentes prácticas rituales hSin em?argo, en algunas .de las muestras estudiadas Jos huesos pare-
en el México prehispánico : descarnamiento y desmembramiento de los c~n aber s1do asados o herv1dos. La única forma de determinar esta ac-
cuerpos, golpes , roturas intencionales y exposición al calor. cJon la represe.nta un examen histológico de Jos huesos expuestos al calor
Para evaluar y analizar la frecuencia y localización de las marcas de E~ colaborac10n con la ~niversidad Gottingen , en particular con el docto~
cortes, se examinaron todas las superfiCies de cada hueso mediante una M1chael Schultz, se llevo a cabo tal estudio en varios huesos de Tetelpan
lupa y luz tangencial. La informa.;;ión obtenida se transfirió a una cédu- Las pruebas demostra.ron que ~s posible determ inar si un hueso ha sid~
la de registro gráfico donde se dibujaron las marcas , señalando su ubi- ~x?uesto a un fuego directo , as1 como la intensidad de éste Pero el aná-
cación y su ángulo de inclinación. En ocasiones tambiért· se analizaron lisis de huesos posible~ente colocados bajo la acción del c.alor indirecto
estos cortes por medio de microfotografías, lo que nos permite determ i- -esto es , herv1dos- aun no se lleva a cabo .
nar el tipo de instrumento utilizado en ellos. . Por otra parte, es importante examinar la representación de elementos
De esta manera fue posible diferenciar entre corte sobre hueso y oseo~ . e.n la mu~stra •. puesto que la ausencia de algún segmento nos
corte de hueso. El primero es el resultado indirecto del corte de partes blan- permJtJra determinar SI tuvo un fin diferente al del resto de los materiales.
das adyacentes al hueso y se produce cuando éste sirve de soporte. Tales
marcas son generalmente perpendiculares a la dirección de la inserción
de músculos y tendones y pueden presentarse como pequeños cortes pa- Resultados
ralelos e una región de raspado. Algunos de éstos únicamente afectan la
superficie del hueso , mientras otros son más profundos. Los cortes de hue- Los materiales de Tlatelcomila, Tetelpan , Distrito Federal (Pijoan y Pastra-
so aparecen cuando éste es separado en dos por un instrumento filoso n.a, 1989. 287-306), muestran un patrón de marcas de cortes _ rin-
aplicado varias veces sobre un mismo lugar (Pijoan y Pastrana, 1989: 293). clpalm~nte en la bóveda y cráneo facial, así como en la mandíb~a­
La explicación de la distribución de las marcas de corte está dada p~oducJdos ?uando se cortó la piel, la aponeurosis epicraneal los
por su relación anatómica, la cual nos permitirá determinar el tipo de diferentes mu~_cul~s de cráneo, cara y cuello . En Jos fragmentos cran~ales
actividad que puede ser desollamiento, descarnamiento, desmembramien- -uno d~ ~n mno (f1g . 2) Y el otro de un adulto-, el hueso fue cortado en for-
to o deslazamiento. ma semJcJrcular .c on un instrumento afilado. En ambos casos la intención
Una consideración importante al analizar las fracturas postmortem parece haber s1~o la de. obtener una piPza circular de hueso . En un
de los huesos es establecer si fueron hechas por causas naturales o de fragmento d~ craneo fac1al se notó que el borde inferior del malar fue
manera intencional y si el hueso se hallaba en estado fresco o seco . El co.rtado en !mea re.cta , posiblemente en el momento de desprender el
hueso fresco tiene cierta flexibilidad y un comportamiento visco-elástico musculo ~asetero (f1g . 3). A varias mand1bulas se les cortó un cóndilo 0 una
dúctil, así que resulta capaz de resistir gran presión y deformación antes parte de el.
de la falla o fractura. En cuanto a los golpes y fracturas intencionales en el cráneo vemos
En contraste, los huesos en estado seco tienen un comportamiento que en general todos los temporales muestran puntos de impact~ sobre
quebradizo y rígido (Johnson , 1985: 160). La respuesta de falla produ- la escama o. sobre los huesos adyacentes (parieta les 0 esfenoides) mien-
cida por deformación o por impacto de un hueso fresco se manifiesta en tras los panetales presentan fracturas radiales , en ocasiones ca~sa de
espiral, que se propaga en un ángulo de 45° respecto al eje longitudinal que algunos fragmentos se desprendieran . El cráneo facial fue separa-
del hueso (Johnson, 1989: 433-434). Las técnicas para quebrar los hue- do del c~rebral por medio de golpes sobre el malar y fa rama ascendente
sos cons isten en ejercer presión dinám ica o producir impacto de alta velo- del maxilar.

196
SISTEMA DE ESFUERZO DE
CIZALLA EN HUESO FRESCO

· Figura 2. Tlatelcomila, Tetelpan, D .F. Cráneo infantil que muestra un corte en


forma semicircular en parietal derecho (Foto DAF-INAH)

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Figura 1.

198
SISTEMA DE ESFUERZO DE
CIZALLA EN HUESO FRESCO

OtfiiCCO tÓ ... o• \. A •
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........... oo ....... ,ó,. Figura 2. Tlatelcomila, Tetelpan, D.F. Cráneo infantil que muestra un corte en
n forma semicircular en parietal derecho (Foto DAF-INAH)
,.LL

Figura 1.

198 199
Casi todos los fragmentos craneales parecen haber sido expuestos
al calor y algunos están carbon izados.
Las mandíbulas no presentan un patrón constante de fracturas
intenciona les y todas parecen haber sido coloca das sobre el fuego , debi-
do a lo cual el borde inferior está quemado.
Sobre el esqueleto poscraneal, las marcas de corte muestran un
patrón dictado por el lugar de inserción de masas musculares y tendo-
nes. Tales huellas son más profundas y burdas que las impresas en los
cráneos , quizás porque es más difícil cortar los músculos fuertemente
adheridos de las extremidades, que la piel y los músculos de la cabeza y
la cara. Su incidencia difiere según el hueso estudiado. Sólo figuran en
dos fragmentos tanto de cúbitos como de radios y cuatro de húmeros ,
mientras en las extremidades inferiores son visibles en 16 fragmentos de
tibia y 21 de fémur. Tomando en consideración todos los fragmentos óseos
Q)
~
poscraneales que constituyen la muestra, únicamente el 16% muestra
C"
marcas de cortes.
.8 Por otra parte, 98% de los huesos poscraneales muestra fracturas
:;
"O intencionales efectuadas después de los cortes. Esto fue evidente cuan-
"'o do en varios casos se observaron cortes que continuaban del lado opuesto
~
"O de la rotura. Tales fracturas se produjeron cuando los huesos se encon-
·;;
i5 traban en estado fresco -ya que presentan todas las características ex-
e puestas anteriormente-, con el aparente objetivo de exponer la médula
Q)
"O ósea (fig. 4).
(ij White (1992: 120-123) observó que entre los materiales de Mancos ,
·¡:¡ algunas de las astillas de hueso largo tenían pulidos los bordes o puntas.
~
o Después de realizar un estudio experimental pudo determinar que lo
Q)
e i
~
anterior había sido ocasionado por el roce de estos fragmentos al ser hervi-
'"' < dos y meneados repetidamente dentro de una olla de barro , para obtener
ü~
grasa de ellos. Después de haber leído lo anterior, revisamos de nuevo
U:~ los materiales de Tetelpan para ver si éstos también presentaban tal ca-
ciD
- o racterística. Vimos que en algunos sí se registraba, por lo que podemos
~o inferir que pasuron por el mismo proceso.
a. !:S
Las epífisis de los huesos largos, sobre todo de los mayores (fémur,
Qi "'
;§~ tibia y húmero), aparecen aplastadas y presentan huellas de impactos
ni ro inmediatamente por debajo de las cabezas. Los huesos largos restantes
:= Q)
(radios, cúbitos y peronés), así como los huesos largos infantiles, se frac-
"1 ~ :§ turaron en la parte media. Los huesos planos se aplastaron y las costillas
~e
Q) <ll se rompieron por flexión .
(¡jo
¡:::-g Es importante anotar que algunos huesos, como los. de manos y
·1: pies, vértebras, omóplatos e ilíacos, son muy escasos y los pocos presen-
M O
"' u
tes acusan fracturas por aplastamiento que podrían indicar la intención
:; ~ de obtener la mayor cantidad de tejido óseo esponjoso .
Cl(ij
¡¡:E Casi todos los huesos poscraneales parecen haber sido expuestos
al calor, ya sea directa o indirectamente, y algunos están carbonizados .
Los resultados del anál isis histológico determinaron que ninguno estuvo
expuesto a temperaturas superiores a 200° C (Schultz, Schwartz y Pijoan,
1982: 192 ; Schultz y Pijoan , 1993) .

200
~C. NAL DE ANTROPOLOG!A EP.IST. BIBUOTErA
201
En Electra, Villa de Reyes, San Luis Potosí (Pijoan y Mansilla, 1990a:
87-96) , los cráneos se rompieron por impactos generalmente sobre el
parietal y los fragmentos muestran marcas de cortes sobre la superficie
externa. En las mandíbulas hay evidencia de ligeros golpes sobre los
cóndilos , así como cortes en el borde posterior de la rama ascendente y
sobre el cuerpo. Las escasas vértebras presentes son de la región cervi-
cal y muestran, al igual que los tres manubrios, cortes y golpes (fig. 5) .
En las clavículas hay marcas de cortes sobre los lugares de inserción de
los músculos y de rompimiento intencional de las diáfisis. Los omóplatos
constituyen el segmento óseo más frecuente de esta muestra y en ellos
vemos tanto huellas de cortes como de impactos y el aplastamiento del
extremo del acromion y de la apófisis coracoides, y de la cavidad
glenoidea.
El miembro superior está representado únicamente por los huesos
largos que conforman el antebrazo y el brazo, puesto que no hay ningún
hueso de la mano. Todos ellos sufrieron cortes en los lugares de inserción
de músculos y tendones, así como rompimiento intencional, ya sea de las
epífisis o en la parte mP-dia de las diáfisis.
Las pocas costillas presentes se fracturaron por torsión , mientras
los ilíacos fueron golpeados, principalmente sobre el pubis y la cresta
ilíaca, y ambos muestran cortes.
Los huesos largos de la extremidad inferior sufrieron el mayor nú-
mero de fracturas intencionales de los huesos que conforman la muestra.
Debido a esto varios están representados únicamente por astillas que
presentan un patrón helicoidal, mientras a otros les desprendieron la epí-
fisis por medio de golpes (fig. 6). Asimismo , muestran marcas de cortes.
No se localizó ninguna rótula y, en cuanto a los huesos del pie, única-
mente hay un calcáneo (con golpes en su parte posterior) , tres metatarsos
(dos con golpes y uno con cortes) y una falange.
Las marcas de corte parecen haber sido dejadas por diferentes ins-
trumentos: cortes muy finos, lineales y poco profundos probablemente se
produjeron con navajas de obsidiana, y otros burdos y profundos se prac-
ticaron con filos abruptos de instrumentos aserrados o de filos romos ela-
borados con una materia prima de fractura menos aguda como la riolita o
basalto de grano fino.
Una gran parte de los huesos parecen haberse expuesto a calor indi-
recto, pero aún no se lleva a cabo el análisis histológico de. los mismos.
También observamos la presencia en ellos de pequeñas cantidades de
pigmento rojo, así como de pigmento negro en los puntos de impacto.
Finalmente, los cráneos del Tzompantli de Tlatelolco, Distrito Fede-
ral (Pijoan et al., 1989: 561-583), se aprecian numerosas huellas de corte ,
así como la constante de perforaciones practicadas en la región temporal.
De los 100 cráneos estudiados, únicamente uno no mostró marcas
de cortes o perforaciones, 86 tienen ambas perforaciones (una de cada
lado) y trece sólo una (tres del lado izquierdo y 10 en el derecho) . Estos
Figura 4. Tlatelcomila , Tetelpan , D .F. Fragmentos de huesos largos fractu -
últimos posiblemente hayan sido cráneos finales, es decir, los que cerra-
rados intencionalmente para exponer la medula (Foto DAF -INAH)
ban las diferentes hileras del tzompantli. Tales perforaciones son cla-
ramente intencionales, pues se produjeron con mucho cuidado y en general

203
202
Figura 5. Electra , Villa de Reyes , S.L .P. Manubrio de esternón que presenta
marcas de cortes y golpes mtenc1onales (Foto DAF·I NAH)
Figura 6. Electra , Villa de Reyes , S .L.P. Tibia derecha de un i ndividuo
juvenil a la que se le desprendió la epífisis proximal por medio de golpes
intencionales (Foto DAF -INAH)

204
205
en forma casi circular, con un diámetro vertical que varía entre 5 y 7 .5 cm
y el horizontal entre 5.5 y 8.5 cm.
Todos los diámetros fueron mayores de 5 cm, lo cual puede significar
que la pértiga utilizada ha de haber ten ido aproximadamente ese diáme-
tro. En los bordes de las perforaciones se observan ligeros golpes real i-
zados con un cincel o punzón de punta aguda y dura. En varios casos se
encontró en el interior del cráneo algunos fragmentos provenientes de la
parte faltante. Al parecer la perforación se inició por medio de un peque-
ño agujero, el cual se amplió por presión y torsión.
En ·cuanto a las marcas de corte, la más visible y frecuente es un
largo corte que va de glabela, por la línea media del frontal , y continúa
sobre la sutura sagital hasta el occipital, donde pierde continuidad debido
a las irregularidades del hueso, para terminar en las líneas nucales. Está
formada por un corte único o varios paralelos y fue dejada al momento de
cortar la piel y la aponeurosis craneal. Sobre el parietal , en 40% de los
casos se observa una serie de cortes tangenciales de diferente longitud al-
rededor de la perforación. Estos cortes se localizan en la región de
inserción del músculo temporal, el cual probablemente fue bisectado para
practicar las perforaciones. La mitad de los cráneos sufrió pequeños cor-
tes en la apófisis mastoides , que aparecen en el mismo lugar y son más
profundos que los de la bóveda o el cráneo facial ; se produjerón al cortar
el músculo esternocleidomastoideo.
En los extremos laterales de las líneas curvas occipitales del 30% de
los cráneos, aunque sin ubicación precisa, se observó una serie de cortes
¡
paralelos aparentemente ocasionados al cortar los diferentes músculos
que se insertan en esta área. En muy pocos casos hay marcas de corte
en la periferia del foramen magno y están generalmente aisladas. En la
i Figura 7. Tlatelolco O F Tzo
sobr 1 ' • ·
ti' M ·
mpan l. and1bula que presenta marcas de corte
e a rama ascendente (Foto DAF·IN AH)
región supraorbital , así como sobre los malares , se presentan pequeños
cortes semiparalelos inclinados, y en una tercera parte de los cráneos
existen varios cortes sobre los maxilares, por encima del borde alveolar.
) Casi todas las mandíbulas presentan marcas de incisiones, las más
abundantes de las cuales se localizan en el borde de la rama ascenden-
te , tanto sobre la cara externa como la interna, en la región donde se
insertan los músculos masticatorios (fig. 7). Alrededor de 40% tienen ta-
jos oblicuos en el borde inferior de la cara externa del cuerpo y la mitad
también sobre la cara interna. Sin embargo , no los hay sobre los cóndilos
o abajo de ellos, ni tampoco sobre el arco cigomático,lo que nos indica
que no fueron afectados los ligamentos de la articulación temporoman -
dibular y asf la mandíbula se mantuvo en su lugar con respecto al cráneo .
En varios casos los cráneos presentan algunas vértebras cervicales
-generalmente el atlas- que muestran marcas de cortes sobre las facetas
articulares inferiores (fig . 8) . Ninguno de los cráneos examinados refleja
evidencias de exposición al calor.
A partir de las marcas de corte y golpes intencionales sobre estos
cráneos se pudo determinar el tipo de instrumento utilizado en el desa-
rrollo del proceso ritual. Los impactos alrededor de las perforaciones se
efectuaron con un cincel o punzón de punta aguda , como un núcleo
prismático agotado de obsidiana. Estos impactos produjeron un agujero in i- Figura 8. Tlatelolco .. D.F., Tzompantli. Atlas que muestra marcas de corte
sobre las facetas articula res inferiores (Foto OAF·INAH}

206
207
cial que se amplió al fracturar progresivamente su borde por pa~anqu7o . ~a.s dos , destazados y canibalizados parcialmente , como una ofrenda a la
marcas de incisión se produjeron probablemente con navaJas pnsmatt- const rucción de un nuevo ed ific io.
cas de obsidiana, que era el instrumento más cortante del mun_do pr~­ L os cráneos del Tzompantli de Tlatelolco se sepultaron cerca de la
hispánico (Pijoan y Pastrana, 1987: 100) . Sin embargo , algunos taJOS mas Gran_Pirámide , pertenec ían tanto a hombres como mujeres de entre 18 y
burdos como los de los bordes de la rama ascendente o sobre algunos de 40 anos de edad y presentan un patrón bien estab lecido tanto de marcas
los crá~eos se practicaron mediante instrumentos de filos semidentados , de cortes como de golpes , lo que nos indujo a creer que pertenecieron a
confeccion~dos mediante retoque de artefactos bifaciales, como cuchillos individuos sacrificados y posteriormente decapitados, desollados y descar-
o raederas donde los salientes del filo no se encuentran alineados como na??s. Se le~ practicaron perforaciones en la región temporal y los cráneos
en el caso ~nterior. En esta instancia los cortes generalmente dejan una ast tnterventdos se colocaron en un tzompantli . Podemos concluir que
marca doble o triple. diferentes personas prepararon las cabezas , ya que en a lgunos casos
los cortes son muy finos y superficiales y en otras el trabajo es más bur-
~o . Sin ~mbar~o , es obv io que todos los actores del ritual eran especia-
Discusión y conclusiones listas. St los craneos en c~estión se exh ibieron en un tzo mpantli fue por
poco ttempo , ya que los ligamentos no se habían desprendido cuando
Los huesos de Tlatelcomila se depositaron en lo que parece un basurero fueron enterrados, como puede deducirse del hecho de que las mandí-
de una aldea del Formativo , mezclados con huesos de animal y tepalcates , bulas Y vértebras cervicales se encontraban en posición anatómica.
y muestran el patrón mínimo aceptabl.e de modificación o rotura ósea Desde luego estos cráneos muestran un alto contexto ri tual donde el
que nos permite determinar la existencia de-canibalismo . No se detectó canibalismo pudo o no estar presente , pues ignoramos lo que 'pasó con
ningún pigmento asociados con ellos. el rest o del cuerpo .
La modificación ósea está presente en individuos de todas las eda- A . ~a.rtir de estas tres muestras analizadas , podemos proponer que
des y ambos sexos, aunque predomina en los masculinos. En alrededor el sacnftctQ humano y el cantbalismo se complementaban uno al otro des-
del 16% de los huesos poscraneales se advierten cortes en el área de de tiempos muy antiguos. En las comunidades aldeanas como las del
inserción de músculos y tendones. Sobre los cráneos, las incisiones co- período Formativo, podrían constituir costumbres comunita rias con una
rresponden a la acción de desollamiento y descarnamiento. Las fracturas base ritual , donde lo importante era el acto del canibalismo , y posterior-
intencionales muestran el siguiente patrón: los cráneos se rompieron mente los restos óseos perdían su significado ritual y se arrojaban a los
merced a fuertes impactos en la región parietal , quizás para tener acceso basureros domésticos.
a la masa encefálica, aunque también es posible que causaran la muer- A través del tiempo , con una sociedad y creencias re ligiosas más
te. El cráneo fac ial se separó del cerebral por med io de golpes sobre los comp l ejas_. los restos esque léticos en sí parecen ganar importancia como
malares y las ramas ascendentes de los maxilares _ Flinn y otros autores parte del ntual, y se enterraban en lugares especiales o se los exponía en
(1976: 313) propusieron que la mutilación facial es una de las caracterís- templ~s como ofrendas a los dioses (Pijoan y Mansilla, 1990b : 467-478) .
ti cas del canibalismo. En cuanto al resto del esqueleto , los huesos largos Ftnalmente, en las sociedades militaristas, el número de sacrificios
se quebraron mediante un percutor y yunque que causaron fracturas h u ~anos a~mentó debid~ al incremento de la importancia re ligiosa que
helicoidales hasta exponer la médula ósea, mientras las epífisis , al igual podta revesttr la gran canttdad de cautivos obtenidos en las guerras de ex-
que los huesos planos, se aplastaron. Los huesos, probablemente con pansión : _ El_ritual _se tornó aparatoso en todos sus aspectos y los restos
carne, se expusieron al fuego directo, a una temperatura de menos de del sacnftcto ~ufnan un complicado proceso ritual de descarnamlento y
200° C, y las astillas óseas se cocieron por ebullición para obtener grasa desmembramtento antes de que se los enterrara cuidadosamente para
en una vasija de barro , meneándolas con frecuencia. conservar su carácter sagrado .
A pesar de que la muestra de Electra, Villa de Reyes , presenta las En resumen , creemos que med iante el anál isis de estos tres sitios
mismas características que la de Tete lpan , concurren varios factores que que abarcan un lapso de 2000 años, se aprec ia un patrón de violencia '
las diferencian. Los huesos se hallaron sobre un viejo patio de una cons - s ac~i!i cio y canibalismo . Con base en la evidencia arqueológ ica, la distri ~
trucción habitacional, cuyo nivel se había elevado por medio de un relle-
no artificial , sobre el que se encend ió un gran fuego. Después los restos
bucton ?e los_ restos óseos humanos y las huellas de la violencia de que
se los htzo obJeto , no hay duda de que el canibalismo y el sacrificio huma-
humanos se colocaron arriba de las cenizas , mezclados con huesos de no predominaron en las antiguas sociedades de M éxico .
animal y tepalcates y un poco de pigmento rojo. Por encima de ello se
extendieron varios pisos de barro , hasta sellar por completo el depósito
de individuos de todas las edades y de ambos sexos . Suponemos que
tales restos son producto probablemente de sacrificio humano y se los
enterró en este sitio después de haber sido descarnados , d esmembra-

208
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210 211
1
1 Las patologías dentales en individuos localizados
S ·
e "Un sitio de entierros ceremoniales en Che 1u1a, p ue bla" ' en Re-
d en ofrendas a los dioses de la lluvia
erra~~ - ., - . J L'¡tvak y N Castillo (eds.), XII Mesa Redon a,
ilgJon en Mesoamenca , . · . _37 4
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v· 1
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C G J A Turner "Taphonom1c na ys1 . amplia gama de métodos y técnicas provenientes de otras disciplinas y es-
Turn~~m~in·s~ro~ .Largo-Gallina sites in N~rthwestern New Me;~~~~· en pecialidades que le son de utilidad para alcanzar sus propósitos. En este
Journal of Anthropo/ogical Research num . 49 , 1993, PP· 8p . t caso se trata de incursionar en el campo de la osteología apoyados en
White , T.D ., Prehistoric Canibalism at Mancos SMTUMR-2346, nnce on , ciertos planteamientos de la odontología aplicables en ella.
Princeton University Press , 1992. . 1 La utilización de normas y criterios odontológicos en estudios como
Zacarías , P. , "Los Enterrami~nto~'> en Teot~nango. ~! antJg~oll~;::;d~nd: el presente obedecen a tres razones fundamentales . En primer lugar, a
muralla, t. 11, México , Dlrecclon de Tunsmo , Go lerno e que concordamos con Pompa (1990 : 9), en el sentido de que esta espe-
México , 1975, pp. 365-409 . cialidad médica , al menos en México, ha pasado casi inadvertida en la
antropología y se ha desaprovechado así un cúmulo de posibilidades de
análisis. Es decir, se ha desperdiciado el potencial de la odontología vista
desde el ángulo de la antropología.
En segundo lugar, a que en la literatura de nuestra especialidad no
se encuentran criterios suficientemente claros y precisos como para
auxiliamos en la identificación , clasificación y medición de los problemas
orales notados en los individuos objeto de este estudio .
Y, por último, a que se ha pensado que sin esas bases sería im-
posible llegar a conceptos más precisos para comprender y tratar de expli-
car el fenómeno observado, razón por la que se consideró necesario buscar
rutas de investigación que integraran diferentes visiones del estudio del
hombre.
Así, el objetivo general de esta investigación consiste en efectuar
una valoración de los cuadros patológicos dentales y sus efectos en la salud
de una serie de individuos que vivieron en la época prehispánica y que
fueron exhumados durante las excavaciones arqueológicas de Tlatelolco ,
Templo Mayor, Catedral Metropolitana y Palacio Nacional, sitios localiza-
dos en el Distrito Federal. En todos los casos se trató de esqueletos pro-
cedentes de contextos de ofrendas , motivo por el cual el análisis de algu-
nos de sus padecimientos , cuyos cuadros cl ínicos iban desde los leves
hasta los sumamente severos, se ha confrontado con la hipótesis de que
esta situación de salud precaria pudo haber tenido impl icaciones rituales ,

• Deseamos agradecer pro fundamente a la Asoci ación de Am igos del Museo Templo Mayor y
en especi al a su tit ular, señora Georgina Alonso Escudero, qUien nos bri ndó tod o su apoyo para
realiza r esta investigaci ón .

2 13
212
en lo que se refiere a la selección de cierto tipo de individuos para el sacrifi- directamente sobre la tier
teriales similares a los ar~~~y d~~csri~~:.les se les colocaron objetos y ma-
1
cio dedicado a ciertas deidades asociadas con el agua y la fertilidad de la
tierra (Román ; 1991) Tomando como base la 1 r ·.
Por otro lado, para efectuar dicha valoración fue necesario diseñar las ofrendas y los individuos oeca lzaclon yb ebllcontexto en q~e. se hallaron
dos cédulas de registro odontológico (una para sujetos infantiles y otra rres d'd . ' s muy pro a e que su deposrto haya co-
para los adultos), en las que se incluyeron las enfermedades y anomalías au!t~;lc'ó~tla ~~rcl~m~:Jo ce:~,monial y ritual dedicado al culto de Ehécatl-
más frecuentes, como es el caso de caries de diferentes grados, hipoplasias. rendidos en honor a esa ~~f~a~.mente represente un caso de sacrificios
dientes fusionados y dientes supernumerarios , entre otras ; igualmente
se incluyó un apartado para realizar un diagnóstico periodontal, donde se
registra la presencia e intensidad de casos de sarro y la pérdida de hueso Templo Mayor
horizontal y vertical, entre lo más importante.
Finalmente, se considera que la realización de estudios de esta na-
Se t~~ta de un total de 26 cráneos de individuos .
turaleza, al igual que los emprendidos por otros odontólogos y an- requisitos necesarios para ser incluid 1 . que reunreron los
tropólogos físicos , demuestra que el potencial de estas disciplinas debe restos óseos formaban parte de la Ofr:~den ~ estudio . Este conjunto de
explotarse al máximo, en búsqueda de experiencias útiles para explorar El depósito se encontró en el interior de una~~Jamd~~ 48 del Templo Mayor.
caminos más precisos y seguros de investigación , con el propósito de truida con sillares de cantera rosa que med · 1 70 orma rectangular cons-
resolver problemáticas como la aquí abordada. de ancho y 0.69 m de profundidad ' ra : m de largo por 1 .1Om
y sus materiales asociados. ' y que contenla un total de 42 individuos

Los materiales óseos y sus contextos sobr~~~tr~e~~~e~~n~~~~ ~~i~:~~ó~ico d~l edificio, la ofrenda se localizó
dedicado al culto del dios Tl ' l a~la a esqurna noroeste del temp lo
la fachada principal del Temp~o~,a~~/~ ~~fa'~!~f~~~ co,rrehspodndien!e a
Como ya se mencionó, los individuos objeto del presente estudio fueron
exhumados de cuatro sitios. A fin de tener una idea general de sus con- do Etapa Constructiva IVb . se a a enomlna-
textos de procedencia, a continuación se describe brevemente. cada uno hacia 1469, durante el rein'a~ot~~atlva~ente se calcula qu.e se edificó
de ellos. Tenochtitlan (Matos, 1981: 37, SO). Axayacatl, sexto Tlatoam de México-
Entre los elementos de la f d .
Tia te/oleo ~~sh~~~~~~nd~~~~q~~~~t~~~sb:~~ooi:~ ~~~:~~~~~~s,! ~~~~~t:,ri~~ss ~~~o~~
verde pigmento azul a era, n.umerosas cuentas de piedra
Se trata de una muestra de 22 esqueletos, en su mayoría de niños de también materiales d/o~i~~r:1~~-nto de navaJa de obsidiana. Se hallaron
corta edad, que formaron parte de diferentes ofrendas. Este depósito se lo-
caracol, restos de calabaza hu~;~~· dc:mo d~s conchas trabajadas , un
calizó frente a la plataforma de la fachada principal del denominado Templo copal. ' ave, ragmentos de madera y
"R", dedicado al culto del dios Ehécati-Quetzalcóatl, como lo indica la pre-
sencia en el lugar de una escultura de esa deidad y las características
arquitectónicas del edificio. Dicho templo se encuentra ubicado hacia la
la co~~~s:s~:~ ~= ~:~i~':; ~~~:~~d~oe d~nla ofre~da, Ro~á.n
(1990) llegó a
esquina suroeste de la actual zona arqueológica de Tlatelolco y fue honor a Tláloc y a los Tlaloques su cas~ e sacrrflcros de niños en
· s pequenos ayudantes.
explorado durante 1989, 1990 y 1991.
En este sitio se localizaron dos tipos de ofrendas : las constituidas
por ollas de cerámica de forma globular y de tamaño variable, en cuyo Catedral Metropolitana
interior se depositaron los esqueletos de algunos niños. Se les asociaban
diversos materiales, como cascabeles de cobre, conchas, caracoles, na- Se incluyen un total de ocho individuos . . .
vajas de obsidiana, restos de madera, pigmento azul y restos óseos de ser tomados en CL!enta en el estudio Ti d qu~ reunieron los requisitos para
ave, entre otros. Aunque no ocurrió en todos los casos, afuera de las jetos recuperados de contextos d~ ~fr~~d~s ~a:~:~~~rres~ondreron a su-
ollas se colocaron representaciones zoomorfas y antropomorfas de ce- formación arqueológica de cada caso es b~stante inc~na amente ~a In-
rámica, asi como cajetes, platos y vasijas del mismo material y una am- que, por tratarse de un rescate en el subsuelo de la Cat "J''~ta, debido a
plia variedad de objetos.
La otra modalidad de ofrenda la constituyó el enterramiento de ind i- ~=dsousr;~~%:n~~~~~i~~sd::~.~~~~~ir~~=="s(~~es~~~;i~:on: ~~~ 'lí~i~~;~~r~
viduos, tanto infantiles como juveniles y adultos, que fueron depositados que llegaron hasta una profundidad de 21 rf:). 3.80 m de drametro

214
215
Aunque la excavación fue parcial, se _pudo con~tatar. que los in- Caries
dividuos ofrendados se asociaban a edificacrones prehrspanrcas. Puesto
que la investigación arqueológica se encuentra en pro.ceso, hasta ~1 mo-
m ente no se ha determinado de qué templos del Recm_to ~.eremonral se Se define . ~omo una lesión causada por la desmineralización y disolución
tratan. No obstante, los indicios arqueológicos y etnohrstoncos apu~tan d~ l~s te¡rdos de~tales debido a diversos factores . La característica
hacia la posibilidad de que sean templos dedicados al culto de las derda- pnncrpal de _la canes ~s la formación de cavidades en los dientes, que
des relacionadas con el agua y la agricultura, probablemente _Ehécati- puede~ !o~alrzarse en drferentes partes anatómicas de las piezas. La caries
Quetzalcóatl, Chicomecóatl y Xilonen, principalmente, pero ello trene que ataca rnrcralmente la ~uperf_icie del esmalte y, una vez que ha penetrado,
corroborarse todavía. . puede llegar~ la dentma. Sm tratamiento es capaz de afectar la pulpa de
la preza (Darlrng , 1983: 264).
Los restos óseos se recuperaron durante 1991 y 1992. Del con¡unto,
tres infantes pertenecen a la ofrenda 1 de la Lumbrera 3,. un a~ulto a la El curso que sigue una caries determina su clasificación . De acuer-
cuatro, tres adultos a la ofrenda 1 de la Lumbrera 14 y un mfantrl a la 19. do con autores_cor:no Jensen ~ col~borad~re~ (1979) , así como Darling
(op. c1t.), los termmos de canes srmple, rncrpiente 0 de primer grado
engloban las lesiones que únicamente han afectado el esmalte del dien-
Palacio Nacional te. Por !o g~neral este tip? de carie_s es asintomático , de manera que se
cursa srn nrnguna molestra. Exclusrvamente para fines de registro aquí
se las ha denominado caries A (foto 1). '
De este sitio sólo se incluyó un individuo juvenil. El resto de entierros
pertenecía a la época colonial, razón por la que no fueron tomados en con- . Por otro l_a do , los términos de caries agudas o de segundo grado se
sideración para el análisis. . refreren ~ l~s.rones que han afectado el esmalte y la dentina. En tales
El esqueleto procede de un contexto de ofrenda y se le asocraron casos el rndrvrduo af~ctad? pu~de padecer dolor agudo , ya sea espontá-
cuchillos de sílex, una pequeña vasija de cerámica de forma globu_lar Y neo ? provocado al rngenr alimentos y líquidos fríos o calientes. Para
los restos de otro individuo. El entierro fue descubierto en 1992 y, alrgual p ropo~rtos de regrstro , aquí se las ha denominado caries B ( foto 2) .
que en Catedral, todavía no se determina con precisión de qué templo Frnalmente , cuando se habla de caries crónica o de tercer grado se
del Recinto Ceremonial podría tratarse. hace referenci_a a las lesione~ ~ue afectan el esmalte, la dentina y la puÍpa.
En este esta dro, el cu adro cl rnrco sepresenta_más severo debido a que el
curso_de la canes provoca una pulprtrs, es decrr una lesión grave del nervio
Obtención de los registros del drente, cuyo resultado , de seguir su avance, es un proceso in fec-
croso que a su vez provoca un absceso en el alveolo de la pieza con una
consecuente pérdida de hueso. '
Conceptos generales
Además de lo anterior, se registra el mismo cuadro de dolor seña la-
En la actualidad hay pocos informes acerca de las frecuencias de do en el cas? de la caries B, así como inflamación aguda 0 crónica. Otras
padecimientos dentales en poblaciones prehisp~nicas. Quizás los reportes c?n~e?~encras s~n la s~puració~ _de las partes afectadas y una probable
más conocidos sean los efectuados por Fastlrcht (1943, 1947 Y ~ 976), grng_rvrtrs , es decrr una rnflamacron de la encía . Para fines de registro
aqur se la ha denominado caries e (fotos 3 y 4) . '
quien menciona la presencia de caries y proces~s paro~ontal~s, asr como
la pérdida de piezas dentarias y lesiones debrdas a rnfeccron7s , entre
otras anomalías. Trabajos más recientes, donde se hace referencra a este Hipop/asias del esmalte
mismo tipo de casos, son los de Román (1990) y Fastlicht (1991 Y 1992).
Sin embargo , a pesar de la importancia de _est~s. reporte~ para co-
nocer los padecimientos orales en la época prehrspanr~a , ~n nmguno de Se definen como_una serie de anomalías en el desarrollo de fa estructura
los trabajos mencionados se exponen claramente los cntenos empleados del esmalte deldrente. Desde la vida intrauterina, la formación del esmalte
para identificar y clasificar esas enfermedad~s. Este aspecto resulta de dental es sensrble a u~~ variedad de disturbios que pueden traer como
gran relevancia, pues no es suficiente con se~a~ar ~ue se trata, por e¡em- con_secuencra la alteracron de la matriz dental por hipocalcificación por
algun rmpacto ambre~tal durante su desarrollo (Cook y Buikstra, 1979: 649) .
0
plo, de una caries, sino que también es nece~arro rn~rca_r el grado de ava~ce
o de gravedad de la lesión, en tanto esta drferencra trena consecuencras Lo~ factor~s mas frecuentes de las ~ i poplasias del esmalte pueden
de distinta índole en el estado general de salud del individuo afectado. ser tres . herencra, trauma localizado y estres metabólico sistémico como el
Así ante este problema se juzgó pertinente plantear sucintamente causado por la des~utrición . Esta última parece la causa más probable en
los crite~ios y conceptos empleados durante la investigación para obte- poblacrones preh rs~anrcas (Goodman et al., 1984; Skinner y Goodman, 1992).
ner los registros de cada caso. Se conocen drversas formas de hipoplasias del esmalte. Entre las más
comunes se encuentran las que modifican el tamaño , la forma 0 el color

216
217
:oto 3. lnd}viduo que ~resenta una caries crónica o de tercer grado (caries C)
n 1a porc1on oc 1usal distal del primer molar inferior derecho .
Foto 1. Individuo que presenta una caries incipiente o de primer grado (caries A)
en la parte bucal del segundo molar inferior izquierdo .

absce;ogqr~~od~cs~~~ysó ~a)
Foto 4. Individuo que presenta una caries crónica o de terce ·
en edl se gund o premolar inferior izquierdo , así como un
Foto 2. Individuo que presenta una caries aguda o de segundo grado (caries B) pare a1veo 1ar externa .
en la porción oclusal del primer molar superior izquierdo .
219
218
de los dientes, así como las que presentan patrones lineales sobre la
superficie de la pieza afectada por ellas . Sin el"!lbargo , ante la imposibili-
dad de efectuar estudios clínicos, genéticos, radiográficos, histológicos o
químicos, en nuestro caso únicamente nos concretamos a registrar su
presencia o ausencia con base en su apariencia morfoscópica de acuer-
do con su localización en la anatomía del diente. Así, se las clasificó ·s egún
su localización en el borde incisal, en el centro de la corona o en la por-
ción cervical, y por estar ocasionadas por coloración de los dientes (Skinner
y Goodman, op cit.) , (foto 5}.

Cálculo dentario (sarro)

Se lo define como la calcificación de la placa dentobacteriana. De acuerdo


con el lugar donde se deposita en la anatomía del diente, se lo clasifica
en supragingival (por arriba del margen de la encía) y en infrag ingival (por
debajo del margen de la encía). En los casos clínicos actuales el sarro
supragingival es de color blanco cremoso o amarillento, mientras el
segundo es de color café oscuro, como producto del exudado de la bolsa.
En ambos casos la morfología es parecida , es decir, son depósitos
espinosos, nodulares o con aspecto de costra que circundan al diente
(Dobney y Brothwell, 1986; Hillson , 1990: 300-303). En el presente trabajo,
únicamente nos limitamos a registrar su presencia o ausencia en los Fot_o 5. Individuo que presenta hipoplasia del esmalte en forma de manchas
dientes, de acuerdo con la clasificación antes señalada (foto 6) . cale s en los dientes centrales, laterales, incisivos y primeros molares de am-
bas arcadas.

Gingivitis

Esta afección no es observable en los huesos, puesto que afecta prin-


cipalmente en sus etapas iniciales a los tejidos blandos; no obstante, im-
porta mencionarla por las consecuencias que de ella se derivan en otras
estructuras de la cavidad oral. El padecimiento se define como la infla-
mación de la encía provocada por la mala higiene bucal, acumulación de
placa dento-bacteriana, trauma , sarro, caries agudas y crónicas. En sus
manifestaciones clínicas se distingue por tener una coloración rojo
brillante con sangrado espontáneo y dolor agudo. Se la considera el primer
estadio de la enfermedad parodontal (Grant, 1975} y de segu ir su curso,
provoca en las estructuras óseas del maxilar y, la mandíbula severas
lesiones conocidas como pérdida de hueso, tanto en sentido horizontal
como vertical. La primera afecta a la cresta alveolar hasta destruirla, para
formar en su lugar un reborde que deja el diente con escasos puntos de
sostén, lo cual origina la movilidad dentaria, acompañada de dolor agudo.
Clínicamente es posible medir esta pérdida en ambos sentidos; sin
embargo, en nuestro caso tal medición se efectuó mediante la observación
morfoscópica , basada en la alteración de la anatomía de las partes
afectadas. Por lo general, destruyó aproximadamente hasta 2 mm de
hueso en individuos menores y más de 2 mm en adultos (foto 7) .
6b
Foto Individuo que prese_nta una fuerte acum ulación de cálculo dentario (sarro)
en -~m as arcadas. Tamb1en se observa , probablemente derivada de una gin-
(gfiVI lst, una acu s ada pérdida de hu eso en sentido horizontal y vertical
enes rac1ones) .
220
221
Las lesiones en sentido vertical, también conocidas como fenes-
traciones, se definen como la pérdida de la tabla externa del alveolo que
sostiene y contiene al diente. En estos casos se presentan secreciones
purulentas y dolor agudo, al igual que halitosis, es decir un olor fétido. El
registro de esta lesión se realizó mediante la observación morfoscópica
de la alteración provocada en la anatomía de la parte afectada. En am-
bos casos la consecuencia de un estado grave de estas lesiones es la
pérdida de las piezas afectadas (foto 8).
Otras condiciones anómalas detectadas en la dentición de los casos
estudiados fue la presencia de dientes supernumerarios y dientes fu-
sionados. De acuerdo con Hillson (1990: 269-270}, estos cuadros son
extremadamente raros y generalmente se asocian con disturbios sis-
témicos o problemas de tipo congénito, aunque los individuos que los
padecen no sufren mayores problemas. En nuestro caso únicamente se
registró su presencia, así como las piezas afectadas o involucradas (fo-
tos 9 y 10).

Recopilación de los datos

Una vez definidos los criterios y parámetros conceptuales con los que se
. d"d d hueso en sentido horizontal, expresa- identificaron y clasificaron los padecimientos orales, se procedió a registrar
Foto 7. Individuo que presenta per 't a ~ alares de toda la arcada inferior iz- la incidencia de éstos y los grados en que afectaban los dientes de cada uno
da en un reborde óseo en las eres as a ve
de los individuos mediante las cédulas especialmente diseñadas para ello.
Quierda. Previamente se realizaron varias pruebas para unificar los estánda-
res de observación y evitar hasta donde fuera posible, los errores de
apreciación, aunque el llenado de las cédulas corrió a cargo exclusivamente
de uno de los investigadores.
La cédula está integrada por los datos generales de cada entierro ,
así como por dos odontogramas. En uno se registraron las anomalías
encontradas, como caries, dientes fusionados, dientes supernumerarios
e hipoplasias, entre las más importantes. En otro, se efectuó un diagnós-
)
tico periodontal y se registraron padecimientos como sarro , pérdida de
hueso horizontal y vertical (cédulas 1 y 2).
El llenado de la parte correspondiente se llevó a cabo mediante un
código de colores y conforme a este mismo sistema se marcaran en los
odontogramas tanto la pieza o las piezas como las zonas afectadas, de acuer-
do con el tipo de padecimiento y su clasificación. As í, se estableció con pre-
cisión qué dientes estaban afectados, qué partes de su anatomía estaban
dañadas y si la lesión era generalizada, según el tipo de padecimiento.
Luego, recabar la información fue relativamente sencillo, aunque no
por ello menos laborioso, pues fue preciso observar a cada individuo con
sumo cuidado para identificar lo más acertadamente posible el padeci-
miento que lo aquejaba y, de esa manera, asi¡;nar a este último una cla-
sificación determinada.
Concluida esta labor, se procedió a capturar la totalidad de los regis-
. érdida de hueso en sentido vertical tros en una base de datos computarizada y a efectuar los cruces de las
Foto 8. Individuo que presenta una not~na P s de los dientes centrales y canino variables identificadas para obtener los resultados del conjunto de obser-
localizada en las paredes alveolares ex erna
inferiores derechos.
223
222
1
vaciones . En el siguiente apartado se presenta una síntesis de la infor-
! mación recopilada.
4
Resultados

A juzgar por los valores obtenidos en cuanto a cada uno de los pade-
cimientos considerados en la presente investigación, las anomalías más so-
bresalientes son las que afectan el desarrollo de la estructura de las piezas
dentales , es decir, principalmente las hipoplasias del esmalte localiza-
das en el borde de la corona del diente (hipocc) , observadas en 36 de los
individuos, que corresponden al 63% del total de la muestra.
En segundo lugar se encuentran las lesiones observadas en los teji-
dos dentales, encabezadas por las caries incipientes o de primer grado
(caries A) , registradas en 27 individuos, que equivalen al48% del total de
la muestra. En proporciones decrecientes también se verificaron casos
de caries de segundo (caries B) y tercer grado (caries C) . La decreciente
incidencia de estas dos últimas enfermedades se explica por la pérdida
de piezas dentales ocurrida a causa del cambio de la dentici ón decidual
por la dentición permanente , es decir a la "muda' de los dientes de "le-
che" por los del adulto . Así, un individuo que haya padecido una caries
incipiente a los cuatro años de edad puede padecer una caries de segun-
do grado en la misma pieza a los cinco años , en virtud del carácter pro-
gre sivo de la lesión, pero luego perderá el diente afectado a los seis años
a causa del cambio de dentición, con lo cual desaparecerá el rastro del
o o padecimiento .
"'C.!::
"' ü
e: Q) El tercer lugar lo ocupó el cálculo dentario (sarro), observado en 18
.Q ID de los ind ividuos analizados , que representan 31 % del total de la mues-
CI)"'CJ
2o tra. La exposición completa de los padecimient0s estudiados se presenta
"'C
Q) "' en la gráfica número 1.
e:=
Q) Q) Otros datos interesantes obtenidos por esta investigación se deri-
:0~ van de la distribución de las enfermedades por sitio arqueológico , sexo y
e: o
~ · ;:::
Q)
edad de los individuos que integran la totalidad de la muestra. Así, por
~e: ejemplo, en la caries A, se observó en sujetos de los cuatro sitios incluidos
e: ·-
a>ñ] en el análisis. Con respecto al sexo, encontramos que el femenino resul-
(/) ~
Q) Q) tó el más afectado , si bien cabe señalar que abundan los casos de sexo
O.§ in determinable. En lo que se refiere a la edad , los resultados indican que
~Qi los individuos de cuatro, cinco, seis y siete años fueron los más afectados.
cr->-
oñl La distribución completa de los padecimientos se expone en el cuadro 1.
:::>!:: Por último, con el propós ito de contar con una idea más precisa de
"'Ce:
~ 1:l la distribución y los porcentajes de las dolencias y anomalías por sitio ar-
"'C- queológico, de acuerdo con el tamaño de la muestra de cada uno, se
e: Q)
-"'C
elaboró el cuadro 2. En él se observa un perfil más real de los grados en
oi~
que los individuos de cada sitio resultaron afectados .
o
o ~
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~

U.(/)

224 225
1
MUSEO DEL TEMPLO MAYO~

SECCION DE ANTROPOLOGIA FISICA

Dentición infantil SUPERIOR


~CU1Q QE Rt~ISTRO ODOMIQLQGICO

UIDIVIDUO INFANTIL
r.-DATOS GENERALES:
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

PROYECTO

SITIO

TEMPORADA
U~8D~D~dot~6 ~~6o~~~~~G~B~rr
E O e
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9 A A 8 C
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DE

D~QO~~~w ~rr Qrr GfD~m3~Q


E O B A A 8 O E
ENTIERRO

OFRENDA

) CRONOLOGIA

N• DE CATALOGO
)
OBSERVACIONES Y ASOCIACIONES CONTEXTUALES:

)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
DERECHA
INFERIOR IZQUIERDA
1

IHQIChB FJf ty MlAQRO pgr OQONTQGJV.Hh LA AHOMAI ! A qm: PBfSMt

) tQR MfQIQ Dr SU ABB'YIATITM •

.S!MBOI OCIA
)
ROJo: caries :
A) . -Si•ple (1• grado ) [J
) 8) . -o\quda ( 2 • gr.a. do) (]
REGISTRO FOTOGrlAFICO EN CAMPO: ROLLO C) . -cronica ( 3 • qrad o) {l Diente tuaionado (Fu 1

AZUL: Otras pat.olog1as


FOTO(S)
)
TRIAHc;ur.o VERDE: Ausenta (~t:re.ccion-ExtoliaciOn)
REGISTRO FOTOGRAFICO EN LABORATORIO: ROLLO TRIANCULO AMARILLO : Ausenta (Conq8n ito) Hipopla•h (Hp )

A). · borde ínciaa l


FOTO(S) ---~ : InelinaciOn liel Diente (1)

-------:> : Ci rove rs 16n dft l Diente


1) . -c•ntro de l a corona (e}

ANOTO : Si n Erupcionll r
Cl. -cerv i c a l (cel
J
Oien"C• cr&\&llati:rado (Tr}
FECHA Cecc;,. da D:loUac: l 6n (Cex¡

Cédula 1. Continuación
Cédula 1. Registro odontológico para individuo infantil.

226
II.-OCWSION Y ALINEAJoiiENTO.

Desviada a: Dentición infantil


SUPERIOR
1).-Linea Media Normal [ ] Izq. [] Der. [ ]

2).-Espacios Primates Si (l No [ ]

J).-Mordida Cruzada Si (l No [l
4).-Sobremordida Horizontal Si [l No [l
5).-Sobremordida Vertical Si [l No [l
6).-Mordida Abierta Si [l No [l
7 ).-Diastema Si [ ] No [l
8 ).-Malposición Dentaria Si (l No [l
9 ).-Clasificación de Angle I (l
II sub 1 [l Sub 2 [l
III (l

III.-ERUPCION Y DENTICION.
DERECHA
1).-Secuen~ia No INFERIOR IZQUIERDA
Anormal Si [] [J
2).-Pérdida Prematura Si [] No (l
J).-Retención Prolongada Si [l No [l
4).-Erupción retardada Si [l No []

No )
5).-Falta de Contacto Proximal Si [l []

6).-Malposición Dentaria Si (l No (] OlAGNOSTICO PEEIODONXAL:


1).-cálculo (Sarro}
Supragingival ( ] Intragingi val
2}.-Pérdida de Hueso []
N.- EDAD DENTAL: Horizontal [] Vertical
J).-Gingivitis [J
[l
V.- SEXO: A}.-Periodontitis Moderada

Cédula 1. Continuación
¡ B).-Periodontitis Severa
4} . -Fenestraciones
[J
[J
[l

1 Cédula 1. Continuación

228
1
MUSEO DEL TEMPLO MAYOR 1

SECCION DE ANTROPOLOGIA FISICA

VI.-CALCIFICACION. CE DULA DE REGISTRO ODONTOLOGICO


1) .-Buena [) INDIVIDUO ~

2).-Pobre []
l .-DATOS GENERALES:
3) .• -oentinogénesis Imperfecta [l

No [) PROYECTO
si [l
VII.-OTRAS ANOMALIAS.
SITIO

TEMPORADA

ENTIERRO

OFRENDA
VIII.-LESIONES AMBIENTALES CARACTERIZADAS PRINCIPALMENTE POR
CRONOLOGIA
PERDIDA DE TEJIDOS DENTALES CALCIFICADOS.
N' DE CATALOGO
1) . -Atrición [)
OBSERVACIONES y ASOCIACIONES CONTEXTUALES:
2).-Abrasión [)

J).-Erosión [)

.
IX.-DIAGNOSTICO GENERAL:

REGISTRO FOTOGRAFICO EN CAMPO: ROLLO

FOTO(S)

REG ISTRO FOTOGRAFICO EN LABORATORIO: ROLLO

FOTO(S)

ANOTO

FECHA

Cédula 2. Registro odontológico para individuo adulto.


Cédula 1. Conclusión

231

230
..... -"- - -- ...........

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E:G8 0 CD 08
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[J3 II. -OCWSIO N
a Y ALINEAMIENTo .
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Desviada a:
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2 ) .-Espacios Primates
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7).-Diastema
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~ b 8).-Malposición Dentaria
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No [J
9).-Clasificación de
b Angle
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e;:] III.-ERUPCION Y DENTICION.
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2).-Pérdida Prematura [ J
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J).-Reten ción Prolongada
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• <1) Cédula 2. Continuación.
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232
VI. - CALCTriCACION.

Buena [ J

PObi:'e [ J

Dentinogénesis Impei:"fecta [ ]
4

7).-0tras Anomalias Si [1 No [J
.,
Condic1on dental general y local
IZQUIERDA

~1 \V
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, ¡j\\,
DERECH A
\,'fi .-I.ESIONES AMBIENTALES CARACTERIZADAS PRINCIPALMENTE: POR
.
DE TEJIDOS DENTALES CALCIFICADOS .
J-C:. - PEP~IDA

J ) .-Ati:"icion [l
SUPERIOR 2) .-Abi:"a sió n [J
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VIII.-DIAGNOSTICO GENERAL:

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INFEffilnJ~
IZQUIERDA

IJERECH A
Infrnqingival rl
suprag i.nqival í l
1 1 . -C Al. c ulo ( Sdcro)
vert.Lcal {1
Horizon tal (l
2). -p~nl u.ld de Huaso

Jl .-Glnqtvit.lt.: ll
A) . PfH"IOd o ntltis Hodl'!rada ll

B) -PPriodnntttts sev era tl

4 ¡.-t-enest:ra c lo nes tl
1
Cédula 2 . Continuación .

t
Cédula 2. Conclusion

235

23 4
r ARO % SARROINFRA % PERHUEHO % PERHUEVER %

rs 33.3% o 7 700 .0% 6 60 .0%


2 11 .1% o 6 600 .0% 2 20 .0%
7 0 00% 1-~----------------------------------¡ 9 50 .0% o 2 200 .0% 1 10.0%
1 5 .6% o 1 100 .0% 1 10.0%
18 o 16 10
r
60 00%
IRRO % SARROINFRA % PERHUEHO % PERHUEVER %

50 00% 1 5 .6% o 3 18.8% 1 10.0%

¡~ 50 .0% o 3 18.8% 1 10.0%


44.4% o 10 62.5% 8 80.0%
18 o 16 10
40 00% r
L"' .J % SARROINFRA % PERHUEHO % PERHUEVER %

30 00%
,, 0 .0% o o 0 .0% o
o
0.0%
, J 0 .0% o o 0 .0% 0.0%
o 0 .0% o o 0.0% o 0 .0%
20 00% o 0 .0% o o 0 .0% o 0 .0%
o 0 .0% o 2 12 .5% 1 10.0%
3 16.7% o 2 12.5% 1 10.0%
4 22 .2% o 3 18.8% 1 10.0%
10 00% 1 5 .6% o o 0 .0% o 0.0%
3 16.7% o 1 6 .3% o 0 .0%
1 5.6% o 2 12.5% 1 10 .0%
1 5.6% o 1 6 .3% o 0 .0%
u 1 5.6% o o 0 .0% 1 1 0 .0%
ü
o 1 5.6% o 1 6 .3% 1 10.0%
"- 1 5.6% o 1 6 .3% 1 10.0%
I 1 5 .6% o 1 6 .3% 1 10.0%
1 5.6% o 2 12.5% 2 20.0%
8 o 16 10

Gráfica 1. Porce ntaje d e casos por padecimiento detect ad o.

236
Cuadro 2. Porcentaje de enfermedades respecto al número
de individuos por sitio

Catedral % Templo R % T. M. % Pal. Nal. %

Caries A 3 37.5% 11 13.6% 12 46.2% 1 100.0%


Caries 8 3 37.5% o 13.6% 8 30.8% 1 100.0%
Caries C 3 37 .5% 1 13.6% 1 3.8% o 0.0%
Dfusionado o 0.0% 1 0.0% 1 3.8% o 0.0%
Dsuper 1 12.5% o 4.5% o 0.0% o 0.0%
Hipobi o 0.0% o 0.0% 4 15.4% o 0.0%
Hipocc 1 12.5% 11 4.5% 23 88.5% 1 100.0%
Hipocer o 0.0% o 0.0% 3 11 .5% o 0.0%
Sarro 6 75.0% 2 27.3% 9 34.6% 1 100.0%
Perhueho 7 87.5% 6 31 .8% 2 7.7% 1 100.0%
Perhuever 6 75.0% 2 27.3% 1 3.8% 1 100.0%

Discusión y conclusiones

En la época prehispánica el origen de las enfermedades se atribuía a la


interacción de causas divinas , mágicas y naturales. En sentido estricto re-
sulta sumamente difícil hacer una separación de esta naturaleza, dado
que para el hombre prehispánico dicha causalidad no estaba separada
una de la otra. En determinadas circunstancias , por ejemplo en el caso
de un padecimiento específico , podía predominar un factor sobre los otros ,
aunque las causas reales fueran de carácter multifactorial (Ortiz de
Montellano , 1993: 15).
En su obra, López Austin (1984) nos plantea la tremenda compleji-
dad de las concepciones prehispánicas sobre la salud y la enfermedad.
En ellas se involucra la cosmovisión de los grupos y en su interior hay as-
pectos de índole religio~ J. e ideológica cuyos límites y separaciones no
son fácilmente discernibles. Tomando en consideración estas premisas, in-
tentaremos un acercamiento a la problemática inicialmente planteada.
En primer término , se encuentra el hecho de que en tiempos prehispá-
nicos uno de los factores causantes de los padecimientos y enfermeda-
des eran los dioses ; es decir, que una amplia variedad de fuerzas y seres
divinos eran capaces de provocar estados mó rbidos en los individuos
(Ortiz de Montellano , op cit.: 158-195).
Esta causa de pérdida de la salud presenta algunas variantes . Una
de ellas se relaciona con la violación de una regla divina por parte de los
hombres . A consecuencia de ello , el dios, con poderes mucho mayores
que los del hombre , podía influir en el curso de los eventos naturales o de
cualquier otra esfera , y desencadenar ciertas formas de castigo en razón
del comportamiento humano. Dicha sanción puede llegar a convertirse
en algún genero de enfermedad, que se manifiesta como expresión de la
ira del dios o los dioses ofendidos. En razón de lo anterior, la enfermedad
solamente era curada mediante peticiones , rezos , penitencias y sacrifi-

237
Según dichos estudios, en la mayoría de los casos la afección dental
del adecirr.iento , principalmente por-
cios dirigidos al numen causante. t pt la salud como la dolencia , de padecida -principalmente caries y procesos parodontales- puede repre-
que era la deidad la que confen~m~n ~ 1988: 35 -36). . sentar una salud precaria , en tanto estos tipos de cuadros patológicos
acuerdo con su voluntad (Perez T y 't son de particular relevancia, constituyen focos de infección a nivel sistémico; es decir, a partir de una
t t'po de concep os .
En nuestro caso , es e 1 h' . . de que cierto tipo de delda- enfe rmedad dental pueden desencadenarse otro tipo de males en orga-
ya que es conocida la creenci~~~~~:~::~~~pecíficas . Así , una con~ucta nos y sistemas situados en la periferia de la cavidad bucal o incluso ale-
des eran las caus.antes de ~n na divinidad motivaban la acclon de jados de ella (Newman y Goodman, 1989).
reprobable o la simple envidia de u Xi eTótec Xoch iquetzal , Chal- Entre las más importantes consecuencias mencionaremos las infec-
)
divinidades como Tl ál~c y l~s Tl~:?quc~sy Q~etzalcó'atl , entre otros , quie- ciones de las vías respiratorias como rinofaringitis, laringitis , e incluso
chiuhtlicue , Chicomecoatl , ezca di~O formas ya sea enfermándolo algunos tipos de infecciones pulmonares y del oído (otitis). Otros padeci-
- · f actor de 1versas • ·
nes podían danar a 1 In r . , sarna 0 arálisis facial (Sahag un , mientos pueden afectar el aparato digestivo y causar desde gastritis y
de gota, hidropes ía , "tu~~m~.e~¿~-1~e~r(López Au~tin, 1975: 32) . Dur~n , por úlceras hasta diarreas. En casos graves llegan a ocasionar abscesos ce-
1975: 49-51 ); (Seler, 19 a. d 1' ·as al parecer de origen dermlco, rebrales y osteomielitis (Newman y Goodman, op. cit. : 247) o a provocar
su parte (1967a: 66_- 67) , agr~ga ~ :~~ rinofaríngeas y respiratorias, como distintos tipos de dolencias articulares como la artritis reumatoide , por
comolas "bubas", aslcomo.~n erm:s aSahagún (op . cit.: 49-51 ) refiere que mencionar la más frecuente.
los catarros , el "roma?IZO y la t . o los atronos. de estos males . En síntesis , nuestra propuesta no es que padecer una caries o un
dichas deidades funglan a su ~ez co:.én sefmotiv o de señ alamiento por proceso parodontal fuera motivo para ser directamente seleccionado con
Otro tipo de conducta pdod~~-\a~ IChalchiuhtlicu e, quienes escog ~an a . fines de sacrificio, sino sufrir alguna de las enfermedades derivadas de
parte del dios. Tal e_:> e~ caso e ~ ~:dio del rayo . a hogánd olos en _nos Y
sus servid ores sen alandolo s P 0 enfermedad es v enereas .
un padecimiento dental, hecho que hoy se encuentra clínicamente funda-
mentado. Con este panorama clínico , la importancia que la cavidad oral
1 0
lagun as o provocando su muerte i or .~p ra u e se pudiera relacionar con reviste como vía de adquisición de enfermedades de mayor envergadura
Aquí se incluía cualquier tipO de d~ u~cloann impuestos en razón de la Vida a nivel orgánico está fuera de toda duda. Además , si examinamos los
el agua. Estos géneros de enferm~ at e;ue atral a la mirada de los dioses géneros de padecimientos atribuidos a los dioses de la lluvia en la época
virtuosa del afectado , comportamlen o prehispánica, nos percataremos de cuánto coinciden con los que actual-
(López Austin , 1975: 31-32). d d también atribuida a los dioses , la mente se han identificado como derivados de problemas estomatológicos.
Una causa distinta de enfe~me oad~ los individuos. El tiempo regido En conclusión , la probabilidad de que un individuo -en condiciones
determinaba la fecha de naclml~nt . . torio de 260 días determmaba de salud precaria a causa de enfermedades dentales, cuyos dioses pa-
por el Tonalpohualli, ~~. ca.lendar!o adl~~~~stados mórbidos (López Austin , tronos estarían representados por las deidades señaladas- fuera selec-
la posibilidad de adqumr cierto gen ero cionado para el sacrificio cobra mayor fuerza cuando se contrastan estos
op cit.. 32). ecordar ue la totalidad de individuos resultados con los contextos de procedencia y los datos de las fuentes
Por otro lado, vale la pena rd f end~ localizadas en edificios dedl- referidas a las fiestas y ceremonias realizadas en honor de esos dioses.
analizados provienen de contextot ·~ osr tal c¿mo se mdico al inicio de este Resulta claro que los individuos debían cumplir otros requisitos , como
cado~ al culto de las deidades re e~\u~iÓn general es que se trató de even - tener dos remolinos en la cabeza y haber nacido bajo la influencia de un
traba¡o . En todos los ca~os , la con dos en honor a dioses como los antes buen signo (Sahagún , 1975: 98) , además de contar con la edad aprop ia-
tos asociados a sacnflcloS realiz~ . de lluv·las durante las prolong a- da, cuando se trataba de niños, o haber mostrado un comportamiento
. t'vo de pet1c1ones f' ·
mencionados, con mo 1 . t les 0 como pagos por bene ICIOS ejemplar, tal como hemos señalado .
das sequías y otros fenomenos na ura '
recibidos . .. . los resultados del análisis efec-
En estrecha rel aclon con lo antenor, trataba de suj eto s mayonta-
Bibliografía
tuado en estos individ uos indican ~~e S~~ em barg o , al contrastar estos
riamente enferm os en m~t~ n a d ent o. no si nifi ca qu e por el so lo hech.o
Cook , Delia C. , y Jane E. Buikstra, "Health and Differential Survival in
resultados con nu estra hlpote~l~, ell natu~al eza la conclus ión automa-
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Desde la perspectiva o on o o , ara la salud del individuo que
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decimlentos marca una serie d~ ~esg~l~ n~cos recientes sobre los proble-
Anthropology, Oxford , BAR lnternational Series 291 , 1986, pp . 55-81 .
~~=~f:e~~~~~~:~~~~~nd~~aess ~nf~r~edades dentales .
239
238
l

El canibalismo prehistórico en el suroeste


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· · ",
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U niversidad lntercon ¡ "Health Changas a G
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en Paleopatho ogy a cademic Press , 1984, pp . 271 - . ·. o ritual , como pintarles el rostro o lavar su cabello. Casi todos los cadá-
Armelagos (eds .) , Orla.ndo , A. d Orban Teoría y práctica , MeXICO , veres recibían una sepultura individual, ubicada dentro o fuera de las
Grant, Daniel A., et al., Penodoncta e . viviendas , o eran enterrados en simples tumbas excavadas a poca
lnteramericana, 1975. . C bridge University Press, 1990 . profundidad en basureros o en áreas sepulcrales . En raras ocasiones se
Hillson , Simon , Teeth , Cambndge¡'· .a:;: de endodoncia , México , The C .V. enterraban individuos solos en sitios apartados (Voth , 1912; Hagberg ,
t al.• Fundamentos e tntc
J ensen, A ., e 1939; Carie , 1941 ). Sólo se han encontrado unas cuantas sepulturas que
Mosby Co ., 1979 . d ' ·na na' huatl México, UNAM , 1975. podrían considerarse prueba de una elevada cond ición , lo cual se ajusta
. d r, xtos de me tct •
López Austln , Alfre o , e . 1 • t 1 y 11 México, UNAM , 1984. al incipiente desarrollo de clases en el área cultural del suroeste
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Matos Moctezuma, Eduardo, Una vtst . " 1978). En el ajuar funerario , normalmente depositado con el difunto , se
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0
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Pompa y Padilla , Jos_é ~ntonio_, ~ntropo ~g~~90. . y no sabemos de recintos o templos consagrados a cráneos o huesos en
ciones Preh ispantcas, MeXICO , IN~,. '. de niños en el Templo Mayor, general. Son pocos los artefactos fabricados con huesos humanos, y de
) Román Berrelleza , Juan Alberto , Sacn teto ninguno se puede afirmar que haya cumplido propósitos rituales como el
México , INAH , G.V. 1990. . Tlatelolco"' en David Carras ~o autosacrificio . Estas pruebas negativas proceden de excavaciones de
- - "A Study o! Skeletal Matenals from . 1 Landscapes, Unive rslty varios miles de entierros y de muchos miles de áreas de vivienda y deba-
(ed .) , To Change Place : Aztec Ceremo nta sureros. Sin embargo , en al menos 50 sitios se han descubierto restos
Press o! Colorado , 1991 . d Historia general de las cosas de Nue- humanos que fueron víctimas indudables de violenc ia . Cada vez se ha-
Sahagún , fray B~rnardm~ e, llan más pruebas tafonóm icas de combates (Haas y Creamer, 1993; Hurst
va España , MéXICO, Porrua , ~ 97 5 . . t 1 México FCE, 1988. y Turner, 1993 ; Turner, Turner y Green , 1993). Las marcas de cortes ob-
Seler • E duard ' Comentariosdal Codtce Borgtla , .' a.I,Uses o! Developmental
"Anthr opo og1c servadas en cráneos prehistóricos , apoyadas en información etnográfica
Skinner, Mark, y Alan H . ?oo ~~nletal Biology of Past Peoples : Research b ien fund ada, indican que la escalpació n era una práctica común. Por lo
Defects o! Enamel • en . e L' 2 pp 153-174 . menos entre los indios hop i de Arizona y los zuni de Nuevo México se
Methods, Nueva York , Wl 1ey - ISS, 199 ' . utilizaron algunos c ueros ca belludos en ceremonias guerreras. Tambi én
se con ocen algunos ejemp los de arte rupestre , y muy pocos entierros

24 1

2 40
l

y Green (1993), con fundamentos tafonómicos , rechazaron algunos de


incompletos que indican la recuperación ocasional de otr~~ partes corpo- ~!los. ~as les1ones características de canibalismo incluyen cortes , fracturas
rales como trofeos. En términos generales, en .comparac1on con Mesoa- mtenc1onales, abrasiones , cremación , ausencia de muchas vértebras
mérica, las prácticas mortuorias de los indios prehistóri~os del su~oeste pulimiento cerámico y otros daños. En conjunto , estas lesiones no puede~
de los Estados Unidos fueron sencillas y relativamente mas homogeneas . ser efecto de agentes naturales. También difieren del patrón de heridas
encontrado en combates y masacres prehistóricos, dentro y fuera del
suroeste estadunidense. En cambio, el patrón de traumatismos óseos del
El caso de una "epidemia" de canibalismo canibalismo es muy similar al que se registra en animales de caza
preparados , como el antílope y el venado. A la manera de los huesos de
Una pequeña clase de restos humanos de ~sta r_egión constituye una ex- animales cocinados , los huesos humanos que se cree que representan
cepción del tratamiento generalmente no mvas1vo de i?s muerto~. Esta actos de can ibalismo están bien conservados .
clase ha sido identificada con base en al menos 30 depos1tos. Casi todos Los conjuntos de huesos que fueron objeto de actos caníbales se
ellos se encuentran en las cuencas fluviales del Little Colorado Y del ~an ~resentan en dos tipos de contextos . La mayor parte son desperdicios
Juan, que corresponde a la meseta donde se asentaron los anas~z1. El oseas abandonados en el suelo de habitaciones o salas ceremoniales .
estado tafo nómico de tales huesos revela casos de antropofagia. El numero Unos pocos conjunto_ s se hallaron en pequeñas fosas dentro y fuera de
de individuos humanos consumidos por sitio oscila entre uno Y 35. En esas salas . No hay nmguna prueba de que las víctimas o sus restos es-
conjunto , al parecer las víctimas de canibalismo fuero~ .más ~e ~o.o, de queléticos hayan recibido un trato c0nsiderado o humano . Incluso las
ambos sexos y de todas las edades. En cuanto a s1t1os e md1v1duos fosas pudieron excavarse principalmente para ocultar los desechos óseos ,
implicados, esta cifra regional es más elevada qu.e la observada ~n y no para tratar a los muertos con dignidad y respeto . Los conjuntos no
cualquier otra área conocida al norte de Mesoaménca. En su mayona , p a rec~n cor~espon?~r solamente a episodios de hambre porque 1) la
estos sitios datan del periodo comprendido entre 900 y 1300 de_nuestra mayona estan en s1t1os chacoanos o cerca de ellos , donde los inviernos
era. Casi todos se asocian al ascenso, florecimiento y decadencia de las rara vez son muy severos , y 2) porque algunos cúmulos de huesos per-
"Casas Grandes" , del Cañón Chaco -o de sus alrededores-, al noroeste tene_cen a demasi~dos individuos y, en un caso , al menos a 35 personas.
de Nuevo México. El n u ~ero promedio de _seres consumidos es d~ unos diez. Tantas personas
Las opiniones de los árqueólogos dedicados a est_a . ~ona suroeste por s1t1o . representa~ c1entos de kilogramos de músculo, grasa, sangre y
están divididas en cuanto a si la expansión chacoana rec1b1o un fuerte es- otros teJidos comestibles .
tímulo mesoamericano o si fue mayoritariamente un desarrollo local. To- . Se cocinaban ya sea asándolos o cociéndolos , procedimientos reco-
dos concuerdan en que hubo alguna influencia de México, como lo rev~la nocidos por la presencia simultánea de huesos quemados y de extremos
el intercambio de turquesas, guacamayos, conchas y otras mercanc1as de fragmentos pulidos . Los estudios sobre el procesamiento de animales de )
raras realizado por "trocadores"; también concuerdan e.n que hubo una caza publicados por P. Villa y otros (1986) , T. White (1992), M. Dice (1993a)
influencia religiosa, como puede verse en representaciones de la s~r­ Y C. Y _J . Turner (s.f.) demuestran que los cuerpos humanos fueron matados
piente emplumada en rocas, en murales de las kivas Y en ceremonia~ y cocmados exac~amente como la caza . Es más , Turner y Turner (s .f.)
modernas (Haury, 1945; Ferdon, 1955; Dutton , 1964; Kelley y Kelley, ~ 975 , en?ontraron semeJanzas entre la preparación de restos humanos y la de
Lister, 1978; Riley, 1987; Wilcox y Weigan~, 199~)· Puesto qu~ la pract1ca animales de caza grandes y pequeños, como antílopes y ardillas de las )
del canibalismo es más antigua en Méx1co (PIJoan y Ma~s11ia, 1990~, p radera~ . Como hay pocas dudas en cuanto a que esos animales servían
1990b} que en el suroeste estadounidense, debemos considerar la posi-
como ahm~nt~ -lo que se ?~mprueba por sus lesiones óseas perimortem
bilidad de que también se introdujo desde el sur. Y por descn~c~on~s etnograf1cas-, no se cuenta con base suficiente para
r ~fu_tar la h1potes1s de que también los huesos humanos con lesiones
s1m1lares constituyen restos de actividades de alimentación .
Testimonios tafonómicos de canibalismo en el suroeste
de Estados Unidos
Explicaciones del canibalismo en el suroeste estadunidense
Varios investigadores contemporáneos han identificado pruebas de caniba-
lismo con base en lesiones óseas perimortem. Entre ellos, S.A. Baker, N_. F. ~asta h~ce poco , la investigación sobre los entierros masivos en esta
Bellatoni, A. Brew, M. H. Dice, L. Flinn , S. Grant, P. R. Nickens, N. J. Mal~11ie, ~rea pon1a el acento en la tafonomía, es decir, en determinar si las lesiones
P. D. Minturn, N. T. Morris, G. G. Nass, C. G. y J. A. Turner, T. D. Wh1te Y oseas. perimortem se debían a actos de canibalismo o a alguna otra causa
J. C. Winter (cuadro 1). Anteriormente, en este ~iglo, W. ~ou~h, E. H. parec1da . Con ~1 menos _30 sitios donde aparecen indicios de antropofagia
Morris y G. H. Pepper ya habían encontrado md1c1os de canibalismo que Y con las notonas semejanzas entre las lesiones óseas humanas y las de
fueron confirmados después. (Turner y Turner, 1992a, s.f.} Turner, Turner

243
242
y otro . Esencialmente no contamos con ninguna prueba contextua! de
animales de caza , la pregunta principal es : ¿porque se dio este aparente ceremonias en ninguno de los 30 sitios de esta zona que exhiben actos
antropofágicos. Tampoco hay ningún tipo de artefactos asociados que
canib~~~~~=tro hipótesis que intentan explica~ la anttropofag2ia) peant~~ sg~~ pudieran indicar tales ceremonias . En otras palabras, el "alimentarse con
. h' t · · . 1) hambrunas ex remas , los muertos" no tiene ningún lazo identificable con la relig ión anasazi o la
~~~~!~ ;)t~~~~:~=~sde/:~n;~o~~~~~al y 4) costum1bres rictu0amleb~ln. aEc~cl~orpí~~ contemporánea de los indios pueblo. Sin embargo, como describe Sahagún
' · · or sí solas o en a guna ' (1932), las víctimas de los aztecas eran ejecutadas en el centro ceremo-
es~as cua~ro explicac~~~~nfbalismo . Hay otras explicaciones extremas
dnan ser
que no se un
at
c~~~a:n pruebas físicas y contextuales etnográficas entre
de hechiceras (Merbs , 1989 ; Walker,
nial , desmembradas y luego distribuidas a las áreas habitacionales en
donde se comía la carne; es posible que los individuos que eran devora-
ellas se ha propuesto la matanza (B 11 k 1991) u otras dos en el suroeste estadunidense hayan sido sacrificados ritualmente en
1993) , la mutilación perimortem o postmortem u oc ' algún lugar apartado de aquel donde finalmente se descubrieron sus res-
usas tampoco verificables . 'b r tos . En la zona referida hay ejemplos etnográficos análogos en cuanto al
ca De nuevo, los sitios donde aparecen los testimonios de canl a ¡sms~ procedimiento dual por localidades mediante sacrificios de águilas y ve-
corresponden mayoritariamente al periodo entre el 900 y el 1200edrecannui.~S nados (Beaglehole, 1936).
. bl dos chacoanos o en sus e • Hemos identificado una excepción a la falta de indicios de canibalismo
tra era . Casi todos estaban en ~~ct~nicos distintivos tanto en el interior ritual en el área suroccidental considerada. Se trata de un conjunto de
según lo mues,tradn drasgosdealrqcua'n- ón Chaco Esta dist;ibución no aleatoria h uesos de una habitación -entre varias- excavada en 1962 por el di-
como en los a re e ores · . . t d n-
arecería excluir el hambre como la causa pn~cipal .de_los ac os e a - funto Alan P. Olson en Houck, Arizona. Gumerman y Olson (1968) creían

~i~p;~~~i~;:~~at~~~:~~~g1:;~~!asso~r~~~l;n~:se~~~~~~~:~:.';~~~a~~;o que este sitio , llamado Houck K, era un emplazamiento asociado a Chaco ,
pero alejado de él. Olson encontró un montón de huesos humanos en el
eblos modernos son la patologla social y el control s~clal: relleno de una sala, pero no le prestó ninguna atención. El conjunto de
entre ~~patología social se refiere al estado psicoso~ial de indi~iduos que~ restos óseos no fue estudiado hasta 1994, cuando lo examinamos con el
• • 1 modernos asesmos en sene -que fin de descubrir indicios de actos caníbales . Cumple con los seis crite-
son ~ociópatasb~éps¡copatasp, ~~~~ d~s sus víctimas- o personas influidas o rios tafonómicos mínimos para proponer la presencia de antropofagia, y
ocasiones tam 1 n comen . -como los ases inos los huesos se encuentran perfectamente conservados . Además , al me-
~~~~r~~:d;~r ~o~a~7;~~~~~:(oB~o~n,'.a~:~G:~~~~ryf:,~~J~i·aMI~~~~:~~~ f~~~r~~
1 gre de sus v1ct1mas ug 10s1 Y • ' . . .1
nos hay un cráneo incompleto que parece haber sido desollado , como los
de Tlatelolco descritos por Pijoan, Pastrana y Maquívar (1989) . Hay mu-

;a~~l~gía social s: ~:f:e:~~~~v~a ~~~dhuoc~~~~~~:':aa~~:~~~~=s:~~;~i:t~;


chas marcas de cortes en la bóveda craneana , y en una mandíbula se
observan huellas de cortes que evidencian ablación de la lengua, exac-
~~s:~~~j:~~.i~s disparos desd.e autos en marcha Y los ~~i~i~~:~:~~ tamente tal como se hacía en Tlatelolco . Por añadidura , en el conjunto de
Houck K se registra un nuevo tipo de lesiones costales . Los extremos
vos dirigidos - como el ocurrido en Jonestown, Guyana,
proximales de todas las costillas están separados y no aparecen en el
ejem~l~: 0~~appa~~~.g~~ ~~~~~~¡ social es por lo. general positivodo ú1~·:b~~~ conjunto .
Desde nuestro punto de vista , hay muchas semejanzas entre Chaco
puede ocasiona~
acdtos neeng~t~v~~ ~ad~~i~~n~¡~o:de~~~~a~~ae~ Alcohol , el y Mesoamérica, y el canibalismo es una de ellas. Pijoan y Pastrana (1985 ,
madera presencia e ag . de mu- 1987, 1989) han identificado restos de antropofagia en al menos un sitio
Ta~::i~~~~::~ea~a ~~~~~~~g~~~:ddua~\~~;:: :~~~~~. ';e~aa:~~~= azt~cas cercano a la ciudad de México: Tlatelcomila . Pickering y Foster (1994)
~~valían de sus sacrificios rituales de esclavos Y. cautivos com~ med~o e~~ hicieron una revisión de los elementos de antropología ffsica publicados
sobre el norte de México y concluyen , como lo hace C. O'Neill (1993) ,
control sdocial' n:ediantleeJ·alanianstimoid:uc~~~~cup=~~~í~~~~a~~~~a~:~;~~e
que que hubo prácticas caníbales en La Quemada, aunque Nelson , Darling y
ciques e prOVInCiaS • · 1' b Kice (1992) ni siquiera encontraron marcas de cortes en unos once indi-
s ías de ellos fueran testigos de las matanzas masivas que r~a ¡za a~

~~r:n~e 1s~:¡.r~~~i:l~~s ~~~es).o~:~~~eil~~i~~a~~~~~~~~fc~~a~:lg~~;~-~~t~


viduos incompletos de una pequeña parte (Terraza 18) del complejo de la
ci ma de la colina. Hay unos cuantos informes históricos más antiguos de
es~ao;~niden~e pusiere~ el énfasis en el canibalismo ntual, como en M~-
ca nibal ismo en el norte de México (Beals , 1932). Beals señala que ahí
hubo combates entre indios con el propósito de obtener cautivos destina-
. (Sahagu' n 1932· PiJ'oan 1985) , entonces nosotros -arqueo-
soam é nca · ' ' . d d' d a esta zona do s al consumo alimentario. Pero , como en el suroeste estadunidense,
legos , antropólogos f ísicos y b ioarqueologos e ',ca . o;. dores diag- no se encuentra ninguna indicación de carácter religioso que justifique el
roccidental- no hemos sido capaces de encontrar os In . ¡ca . . canibalismo histórico practicado en el norte de México .
~~sticos del ritual , sea éste cultural , biológico o una combmaclon de uno

245
244
-
Ausencia de signos de interés por los muertos ~~tilación y _desmembramiento (Fewkes, 1893; Whitely, 1988) . El
tortura,
en los conjuntos derivados de actos antropofágicos de~cubnm1ento del area donde ocurrieron las muertes y el estudio de las
les1ones expu:stas en las osamentas demuestran que la leyenda es ver-
Con la excepción de los cráneos que fueron a dar a l_o s tzompantli, el pr~­ dadera. Es mas, según ciertos análisis , el canibalismo tuvo lugar pro-
cesamiento de que eran objeto los cuerpos de las v1Ct1mas de los ~acnf l ­ b~blemente después de que se mató violentamente a estos cautivos. Tal
cios aztecas -según lo describe Sahagún (1932)- indica que los indicios e¡emplo ;-_que combina !nformación etnográfica, tafonómica, cronométrica,
decorativos y contextua! es de ceremonias o rituales no conducen al _l~gar a rqueolog1ca y de la historia natural- es hasta la fecha el modelo de
en que fueron finalmente depositados o desechados los restos esquelet1cos explicación ~~s s?lido para las lesiones óseas perimortem. Proporciona
poscraneanos. Pero las descripciones de Sahagún señalan que e_n_ l?s una ~arca h1potes1s sobre el supuesto canibalismo, a saber, el consumo
propios huesos habría que encontrar algunos rasgos q~e perm1t~ran ocurndo e~ un contexto ~sicosocial de patología social y, en cierta medida,
identificar prácticas ceremoniales . Por ejemplo , un porcenta¡e de costillas el nefasto Intento de un ¡efe de los awatovi de ejercer control social.
debería mostrar marcas de cortes causados al abrir los pechos de las E~ suma, contamos con pruebas sólidas de que hubo un pro-
víctimas con armas de piedra ceremoniales para arrancar sus corazones. cesamiento de huesos humanos perimortem, para devorarlos en el su-
En numerosas ocasiones Sahagún relata cómo se efectuaba tal roeste ~e l?s Estados Unidos. Hasta ahora , con una sola excepción , todo
operación. Con frecuencia tanto hombres como mujeres eran decapitados , P?-r~ce 1nd1car que pnmero se desató la violencia y luego se preparó a las
por lo cual sus cuerpos tendrían que acusar evidentes marcas de cortes v1_ct1mas para consu~1rlas , sin ninguna consideración o respeto mortuorio.
en las vértebras cervicales. Por lo común las cabezas se acomodaban en S_m embarg?, es pos1ble que los restos de can ibalismo hayan sido depo-
tzompantlis , por lo cual deberían presentar lesiones temporales en uno o Sitados en areas apartadas de donde se llevaron a cabo los rituales en
ambos lados de la bóveda . Como la decapitació n era tan corriente, fo rma parecida a las situaciones descritas por Sahagún sobre Tlatel~lco
deberíamos esperar que hubiera relativamente pocos huesos craneanos Y el Templo ~-ayor. Debería ser obvio, entonces , que aún es muy limitada
en depósitos de desecho en las áreas habitacionales aztecas. la comprens1on que tenemos de las causas del canibalismo y del proce-
Este patrón ceremonial azteca de lesiones óseas y de intervencio- samiento de h_uesos perimortem en el suroeste de Estados Unidos.
nes físicas perimortem no se encuentra en los depósitos sepulcrales ~el Han surg1do -y todavía surgen- grandes dificultades para explicar
suroeste estadunidense . Muchos fragmentos craneanos no muestran sig- las causas ~e estos depósitos con huellas de antropofagia. Esto es así
nos de daños vinculados con un ceremonial u otro tipo de exhibición . porque 1) disponemos de muy poca información contextua!, debido al
Tampoco se ha identificado ninguna lesión costal indicativa de la apertura hecho de que buena parte de los conjuntos se excavaron hace mucho
del tórax y la extracción del corazón . Faltan casi todas las vértebras , pero t1empo , cuando al descubrir entierros se obten ían datos de una exactitud
las que no se destruyeron corresponden en su mayoría , a cervicales_. Y m~nor que la actual, 2) porque casi no ha habido excavaciones explora-
rara vez exhiben marcas de cortes que nos hagan pensar en la decapita- tonas en la_ mayor parte de los sitios con depósitos óseos, 3) porque no con-
ción . La cremación es mucho más común de lo que Sahagún menciona o tamos c~n 1n!~rmes etnográficos o históricos útiles para modelar el contexto
llega a sugerir en relación con las víctimas de los sacrificios azteca~ •. in- Y la ex~hcac1on ':lrq~eoló~ic~ esperados, 4) porque la resistencia política
cluso en el caso de quienes primero fueron quemados y luego sacnflca- a estud!ar el cambal1s~o 1nh1be la investigación y el debate abierto, inclu-
dos en honor del dios del fuego , Xiutecutli. so en c1rcul?s académicos -en mi propio departamento ni un solo miem-
Para recapitular, los depósitos humanos hallados en el suroeste bro facultativo _se ';le ha acercado para pedir más información sobre el
estadunidense parecen desperdicios de alimento en muchos sentidos, y tema d~l can1bal1smo entre los indios preh i stóricos del suroeste
sólo en un caso podría pensarse en algún género de ritual. Los indicios estadu~1dense-, 5) porque la explicación se complica por el hecho de
físicos y contextua! es -estos últimos limitados- que muestran estos res- que vanos ?e los ~epósitos de huesos incluyen restos craneanos cuyas
tos indican que corresponden al dominio tafonómico de la preparación de caras h~~ ~Ido_ mutiladas, en clara señal de actos de violencia. En el caso
alimento, y no al dominio del tratamiento mortuorio ritual. de l s':lcnfiCI~ nt_ual azteca y del canibalismo subsecuente, Sahagún no
Sólo disponemos de débiles pistas de que los depósitos óseos en el me~c1ona . nm~un patrón de violencia. Este es otro caso en el que son
suroeste estadunidense hayan sido provocados por actividades rituales débiles o 1nex1~tentes las analogías entre los datos tafonómicos de l su-
o de hambre generalizada. Haciendo una comparación tafonómica y roeste estadun1dense y las informaciones etnog ráficas de Mesoamérica.
contextua!, los restos humanos de algunos de estos 30 sitios conc~erdan
mucho mejor con un ejemplo histórico de violencia y patología soc1al. De
acuerdo con una leyenda hopi , en 1700 d.C . algunos indios hopi, urgidos Conclusión
por el jefe de los awatovi , atacaron en secreto la aldea, mataron a la
mayoría de los 800 habitantes, tomaron cautivos a algunos niños y muje- Hasta aho_ra , ha sido mucho más fácil identificar indicios tafonómicos de
res y luego, en un paraje aislado, los asesinaron a casi todos mediante actos can1bales en el suroeste de los Estados Unidos que explicarlos.

246
247
Cuadro 1. Conclusion
Cuadro 1. Sitios del suroeste de los Estados Unidos donde se han hall ado
restos esqueléticos con indicios de_ canibalismo'
RamMesa 1100 Fragmentos en 13 Winter, 1994
(423-124y LA83500, pisos de kivas
MNI Referencia NM)
Sitio Fecha(d.C.) Contexto
Aztec Creek 1100-1140 Fragmentos de 13 Dice y Turnar, s./f.
Winter, 19942 (5MT1 0206, 07, CO) piso en kivas
RamMesa 400-1175 Fragmentos en
y habitaciones
(423-131, NM) pithouses
La Plata Hwy 1100- Fragmentos en 7 Turnar etal., 1993
abandonadas
4 White, 1988y 1991 (LA37592, NM) pisos y relleno
Ccttonwood 880-910 Fragmentos en
de pithouses
Wash fosas de habi-
Ccyote Village 1100-1200 Fragmentos en Turnar eta/., 1993
(425A12209, taciones
(5MV280, CO) montones de
UT) basureros
Cuerpos y frag- 2 Turnar, 1989
Teec Nos Pos 900 Tragedy House 1100-1200 Fragmentos en 4 TurneryTurner, 1990
(NA10674, Al:¡ mentas en suelos
(NA682, Al) fosas de
de habitaciones
6 Turner, 1993 habitaciones
Small Houses 900+ Fragmentos en
La Plata Hwy 1100-1200 Fragmentos en 6 Turneretal. , 1993
(29SJ2385, NM) fosas de habita-
(LA65030, NM) pisos y rellenos
dones
4 Malville, 1989 de pithouses
Yellow Jacket 950-1050 Fosa de al mace-
Marshview Hamlet 1150 Fragmentos en 6 Turnar, 1988
(5MT-1 , CO) namiento
11 Flinn etal., 1976 (5MT2235, CO) pisos de pithouses
Burnt Mesa 950 Fragmentos en
St. Christopher 1200 Fragmentos en 4 Turneretal., 1993
(LA4528, NM) el piso de
Mission (UT) la superficie de
pithouses
11 Mintum, 1994 suelos antiguos
Sambrito Village 950 Fragmentos en
SalmonRuin 1263- Cuerpos y frag- 2' Tumeretal., 1993
(LA4195, NM) el piso de
(LA8845, NM) mentasen
pithouses
5 Turnar etal., 1993 techos de
La Plata Hwy 1000-1100 Fragmentos en
kivas
(LA 37593, NM) el piso de
San Juan River Rnales Fragmentos en 2 Tumeretal., 1993
pithousesy
(NA7166, UT) de 1200 pisos de habita-
relleno
4 Turner y Turnar, 1992 ciones con
Canyon Bulle 1000-1200 Fragmentos en
piedras derrum-
(Al) fosas de cernen-
badas
terios
Malville, 1989 Monument Valley Pueblo? Fragmentos en 7 Nass y Bellantoni,
1025-1050 Fragmentos en el 10
Yellow Jacket (Al oUT) fosas 1982
(5MT-3,CO) piso de kivas
Baker, 1990 Fence Lake Pueblo Fragmentos en 5 Grant1989a, 1~89b
1050-1100 Fragmentos fuera 20
Rattlesnake (NM) fogatas
(42SA18434, UT) de una fosa de
Ash Creek 1350 Fragmentos en 5 Turnar, 1983
almacenamiento
Turnar, 1983; (AZ U: 3: 49, Al:¡ pisos de
1065-1200 Fragmentos en 33
LerouxWash habitaciones
fosa cerca de Dice, 1993
(NA12854, Al:¡ Polaoca Wash 1580-/-95 Fragmentos en ~ Tumer y Morris, 1970
pueblo
Nickens, 1975; (NA8502, Al) depósitos óseos
1100 Fragmentos sobre 29
Manoos Canyon aislados
pisos de pueblo White, 1992
(5MTUMR-2346, CO)
Fragmentos en 7 Luebben y Nickens,
Grinnell 1100
pisos de kivas 1982
(No# , CO)
Fragmentos en Dice yTumer, s./f. Los osteólogos M.O. Ogilvie y C.E. Hilton no llegaron a ninguna resolución en cuanto a la
Aztec Creek 1100
causa ~e las lesiones perimortsm en tos sitios de Aam Mesa .
(5MT7723, CO) habitaciones En sóh> dos adultos muy fragmentados de un cálculo de unos 35 individuos quemados or
separado , cas1 todos Infantes, se pueden 1dent1ficar indicios de canibalismo . p
1 Las ubicaciones de la mayor parte de esto s lugares se pueden encontrar en Turnar y Turnar
(1992)/ en White (1992).
El director del proyecto , Joseph Winter, concluyó que los restos humanos fueron objeto de
actos de cambahsmo.

249
248
Como hemos visto, hubo una especie de conducta cuasimortuoria
extraordinaria en el suroeste prehistórico estadunidense que no manifiesta B l'lb~r~~mericana, 2, University of California Press Berkeley 1932
ug 1~ • d lncent Curt Gentry, He/ter Skelter: The True' Story of the M a~ son
1
ningún paralelo fuerte con cualquier otra área ·cultural , que yo conozca,
fuera de Mesoamérica. Con seguridad se verificó una "epidemia" de ur ers, W. Norton & Co ., lnc. , Nueva York 1974
canibalismo, entre 900 y 1300 de nuestra era, en el área subcultural Bullock , Peter Y., A R eappra¡sal
· of Anasazi Cannibalism
' · Kiva 57(1) 1991
chacoana correspondiente a los indios de la meseta anasazi. Esta· inter- pp. 5-16. ' ' '
pretación se basa en la existencia de al menos 30 sitios arqueológicos con Carie, Pegg_v, Buria/ Customs of the lndians of the Southwest ~ · d
trazas tafonómicas de lesiones óseas perimortem, que concuerdan con una . m~estna , Texas Technological College Lubbock 1941 , esls e
hipótesis probable de canibalismo . No disponemos de informaciones D1ce M1chael ~··A Disarticulated Human. B~ne Asse~blage. from Leroux
etnográficas conocidas de comportamientos mortuorios en el suroeste W~sh, Anzona, Master of Arts Thes1s , Department of Anthro olo
estadunidense que siquiera se acerquen a estas características An~on~ State University, Tempe , Arizona , 1993a. p gy,
tafonómicas . Sin embargo, algunos de los depósitos sepulcrales a que se --'cDisart/cu/ated Human Rem_ains From the Hansen Pueblo, 5MT3976
ha hecho referencia son pequeñas fosas, lo que sugiere una especie de .ortez, Colorado, manuscnto en archivo, Wood canyon Archaeolo~
atención hacia los muertos por parte de individuos desconoc idos o un g1cal Consultants, Yellow Jacket, Colorado , 1993b.
intento de los caníbales de ocultar los restos de su actividad extraordinaria. Dutt~n, B~rtha P. , Mesoamerican Culture Traits Which Appear in the
En suma, presentamos nuestra hipótesis de canibalismo en esta zona menea~ Southwest, Actas y Memorias del XXXV Con reso de
con la expectativa de que alguien más proporcione otros ejemplos de ::~~~~npl~ltoagsl:aMeexHi?ot, _v~l.
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indicios tafonómicas de antropofagia en ·otros lugares del Nuevo Mundo, IS Orla, eXICO 1964.
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en condiciones de que dichos indicios y contextos ofrezcan una ' wm ., r., A Tna/ Survey of Mexican-Southwestern Archi-
información explicativa mejor que la disponible hasta ahora sobre el te~u~a/ Paralle!s, Monographs of the School of American Research
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Fette~7:;~:~~2~~·d! ~one¡1 cu1ttHy Kr!sti~ K~c~elman, 'satvage Excavation
. . . ue o abltat¡on Slte m Cottonwood Can on
Agradecimientos ~anti-LaSa~ NatiOnal Forest, Southeastern Utah, Report to U~DÁ
orest Servlce, Monticello, UT, from Woods Canyon Archaeolo ica
Consultantes, lnc. Yellow Jacket, co 8133 5 , 1988 . g 1
Gran parte de nuestra información tafonómica la obtuvimos mediante el
apoyo financiero de la National Geographic Society. Recibimos auto- Fewkes, Jesse Walter, A-w~'-to bi: An Archaeo/ogica/ Verifica/ion of a
rización y colaboración , para estudiar varias colecciones , de los . Tusayan Lef_lend, Amencan Anthropologist, 6: 363-375 1893
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Estatal de Arizona . Asimismo , agradecemos la invitación de Vera Tiesler pp . - 7. ' '
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:~
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El cuerpo hum-ano y su tratamiento mortuorio
L , .. . .--:;<;:on una tirada de 1 mil ejemplares- se
terminó de imprimir en el mes de diciembre
en los talleres gráficos dellnstituto Nacional
de Antropología e Historia·, ubicados en av.
Tláhuac.-3428~ col. los Reyes Culhuacán , c.p.
· 09800, México, D.F:
En la impresión , a cargo de Antonio Ro-
. ~ ··. salé$ Huidobro, se utilizó papel bond ahuesado
de 36 k parª los. interiores y couché mate de
139.5 k para ·tawrtada.
Portada:· detalle~el Códice Zouche-Nuta/1.
'F,otografía de Gregory Pereira.
Cuidado de edición : Coordinación Nacional
de Di{usión!Dirección de Publicaciones/Eieazar
Zavala Ruiz.

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