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VIVIR EN

FRONTERA
LA EXPERIENCIA DE LOS
INDIOS DE CHIAPAS
Jan De Vos

017 24
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Portada: Detalle de una litografía de Juan Pedro Martínez, poco tiempo después 1
de la rebelión de 1869. Archivo Histórico de la Ciudad de San Cristóbal,
Fondo Fotográfico.

Coordinación editorial: Guillermo Palma Silva


Fotografía: Archivo Histórico de la Ciudad de San Cristóbal, Fondo Fotográfico;
Rafael Doniz; Fototeca del INAH, Fondo Casasola; Iberoamerikanisches
Institut, Bildarchiv Seler; Musée de l'Homme, Fondo Désiré Charnay;
Pedro Rojas y Antonio Turok. ·
Portada: Luis Andrade
Maqueta: Miguel Ángel Sagone
Mapas: Arturo Reséndiz
Tipografía y formación: Agustín Prieto Huesca,
José Luis Chicua, Ma. del Carmen García y Ana Lucinda Torres
Corrección: Ma. Esther Linares

Primera edición: 1994


Producción: Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social

D.R. © 1994 para la presente edición


Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en AntropPlogía Social
Juárez 87, Tlalpan, 14000, D.F.·

Instituto Nacional Indigenista


Av. Revolución 1279, Col. Alpes, 01010, D.F.

ISBN 968-496-261-4 (volumen)


968-496-259-2 (obra completa)

Impreso y hecho en México


PRESENTACIÓN

Cuando México se inventó a sí mismo, buscando dotarse de un rostro propio


como nación, optó por rescatar su pasado indígena librándolo del oprobio en que,
a juicio de historiadores criollos y liberales, lo sumergieron los tres siglos de
dominación hispana. Paradójicamente, al mismo tiempo que se exhumaba "lo
indio", se luchaba por hacer desaparecer a los indios, pretendido escollo para
acceder al progreso.
Así, en una conjunción por demás extraña, tanto el pasado español como el presen-
te indio, las dos vertientes en que se fundaba lajoven nación, pasaron a ser zonas
negadas. U na historia mutilada, magro principio para sustentar la nacionalidad.
Pero las palabras no reflejaban los hechos. A pesar de que la población originaria
fue drásticamente diezmada a partir de la conquista española (y en ciertas
regiones incluso desde antes, pues las epidemias precedieron a los invasores), y
de que no fue sino hasta hace una década poco más o menos que México volvió a
poseer una población de ese origen cuantitativamente semejante a la que se
calcula para Mesoamérica en el momento del contacto, la presencia indígena ha
tenido un enorme peso en la historia del país y en la conformación de ese rostro
que hoy consideramos como propio.
Pese a ello, a casi cinco siglos del complejo proceso biológico y cultural desencade-
nado por la invasión europea, carecemos de una obra de conjunto que recoja y
evalúe de manera crítica y sistemática la historia de los pueblos indios que lo
habitaron y habitan.
Sin duda uno de los muchos motivos que influyen en tal carencia es el académico. Si
bien desde la época colonial, conquistados y conquistadores se preocuparon por
dejar registros de corte histórico o factibles de ser empleados con tal fin, el des ba-
lance informativo dificultaba la escritura de una obra global. Hoy, gracias al es-
fuerzo de investigadores, tanto nacionales como extranjeros, contamos con una
base monográfica suficiente para intentar reducir la brecha que existía hasta los
años cincuenta entre los estudios de corte arqueológico y aquéllos de textura etno-
lógica, haciendo factible el emprender esta tarea por tanto tiempo pospuesta.
Tender un puente histórico entre el pasado arqueológico y el presente etnográfi-
co permite recuperar esa parte soslayada de la historia de los pueblos indios que
es también la nuestra. Implica intentar una relectura de nuestra identidad
cultural, siempre cambiante pero fuertemente vinculada a sus múltiples raíces.
Proponer una lectura distinta del pasado no es sólo necesidad académica; conlle-
va fundamentos políticos y culturales, puesto que la historia oficial, que se ha
pretendido única, y la visión que los medios electrónicos e impresos difunden
sobre la historia de los pueblos indios en la construcción del devenir nacional, se
oculta o minimiza como si hubiesen dejado de existir en el momento mismo en
que los europeos arribaron al continente o se les considera, en el mejor de los
casos, sólo en función de las acciones que éstos desplegaron; meros receptores de
influencias, de "cultura" y de "civilización"; telón de fondo de los afanes de los
recién llegados y sus descendientes.
Se señala así que, a la llegada de los europeos, los pueblos indígenas carecían de
rueda, de arado, de animales de tiro, de trigo y pan y de un sinfín de otros
conocimientos técnicos y botánicos propios del Viejo Mundo. Después, al abordar
la época colonial, la insistencia parece centrarse en la reiterada renuencia de "los
indios" por incorporarse a las nuevas modalidades económicas, en su pretendida
indolencia, en su supuesta tosudez por aferrarse al pasado, en su continua acti-
tud "pasiva"; lastre que -según los historiadores oficialistas- arrastrarían
hasta épocas próximas, viniendo a convertirse ellos mismos en un lastre para el
"progreso" nacional.
En efecto, en tanto que para muchos de los escritores novohispanos los indios
seguían siendo un reducto del pasado prehispánico, durante el siglo XIX los libe-
rales los concibieron como baluarte de las inercias más características de la época
coloniaL Hoy, no falta quien los califique de supervivencias decimonónicas. Siempre
a rezago en las corrientes de una escritura de la historia que deja de lado su
peculiar manera de vivir la historia. ·
Esta visión parcial, sesgada y maniquea, carente de fundamentos teóricos y que
se desmorona frente a un análisis crítico de la documentación existente, debe
ser sustituida por un enfoque científico, objetivo -y no por ello desapasiona-
do- que nos permita examinar el papel real jugado por los pueblos indios en la
conformación de nuestro presente, y devolverles el sitio primario y primordial
que en él les corresponde.
Tal es el interés que guía la realización de esta Historia de los Pueblos Indígenas
de México; obra de síntesis que busca alentar la revisión crítica y señalar proble-
mas aún no resueltos a fin de contribuir a la recuperación plena de la raíz
indígena de Méxiccr; raíz que todavía fructifica en nuestro suelo.
Dos instituciones públicas se propusieron hacer posible esta obra colectiva, y
durante los últimos años encargaron a un grupo de especialistas su redacción.
El resultado es a la vez un balance del estado que guarda el conocimiento
sobre la historia de los pueblos indígenas de México, donde se advierte que, a
excepción de algunos grupos y regiones, tal historia permanece aún por escri-
birse y no siempre por falta de fuentes sino muy a menudo por el desinterés de
los propios investigadores.
La tarea implicó un esfuerzo tan grande como multifacético. La desigual riqueza
de las fuentes disponibles y el conocimiento previo acumulado, aunados a la extin-
ción de numerosas naciones indias, los movimientos de otras hacia diversas zonas
del hoy territorio mexicano -por causas económicas o políticas-, y la presencia
dispersa de otras más en amplias regiones de un "país" cuyas fronteras han sido
variadas, provocaron que los resultados no fueran homogéneos en cuanto a grado
de elaboración e hicieron prácticamente imposible el emplear una sola unidad de
análisis que tomara en cuenta, con idéntico peso, factores ecológicos, culturales,
económicos y políticos. La respuesta múltiple y variada de los pueblos originarios
de México ante presiones diversas en el tiempo, la forma y el espacio, obliga al
investigador a esbozar un acercamiento igualmente plástico y creativo.
Por lo anterior, tocó a cada autor elegir la forma de presentar los resultados
obtenidos; de allí que, en el marco de cierta unidad básica que guió el conjunto,
cada volumen deba considerarse como una unidad en sí misma. El autor pudo
optar por hacer mayor o menor hincapié en la historia o la etnografía, recurrir o
no a notas detalladas o remitir al lector a una nota bibliográfica general. Sin
embargo, puesto que el destinatario era el público en general, se buscó acompa-
ñar los trabajos con un conjunto de documentos que ilustraran y complementa-
ran el texto mismo: recuadros, mapas, gráficos, fotografías, apéndices y grabados,
allí donde pudieron obtenerse.
La obra, que se pretendió global, no puede siquiera considerarse exhaustiva,
faltan en ella incluso algunos pueblos, periodos y regiones como los autores
señalan explícita o implícitamente, pero confiamos en que tales señalamientos
sirvan para llamar la atención de investigadores, en particular indígenas, inte-
resados en subsanar tales carencias o aportar nuevas lecturas de viejos temas.
Pero si bien, vista en conjunto, la colección podría considerarse diversa y desi-
gual, creemos que cumple con el objétivo inicial de brindar elementos para com-
prender los múltiples y a menudo disímiles procesos históricos que configuraron
la realidad de los pueblos indios contemporáneos y, sin pretender necesariamen-
te resolver todas las interrogantes, mostrar el porqué de su diversidad.
En contra de la visión que muchos tienen de los pueblos indios, que corresponde a
la imagen distorsionada que los concibe como una entidad homogénea, los distin-
tos trabajos dan cuenta de su enorme y rica pluralidad, modelada tanto por los
agentes que históricamente han incidido o buscado incidir en la estructuración de
la vida individual y comunal, como por la propia y diversa capacicbd de tales pue-
blos e individuos para seleccionar, adaptar, incorporar, apropiarse o rechazar ta-
les influencias, sean materiales o culturales.
Conjugando las ofertas de "occidentalización" con sus deseos de permanencia, los
pueblos indios de México han dado y siguen dando muestras continuas de su pecu-
liar capacidad inventiva; muestras que ilustran los diversos caminos tomados
para lograr una nueva configuración de identidades. Se rompen lazos y lealtades
al tiempo que otros se recrean; antiguas naciones pasan a privilegiar aspectos 1
comunitarios; algunos grupos desaparecen como entidades culturales o biológi-
cas específicas; otros se diluyen en el mestizaje; algunos de entre ellos cambian 1
sus formas de organización social o alteran sus patrones de subsistencia; otros
más enfrentan con las armas los embates de las políticas transculturadoras. Sen- 1

deros y opciones plurales, e incluso divergentes, que nos muestran que, al no exis-
1
tir "lo indio" como categoría que cancele especificidades, no hay una historia india.
Historias que tienden sus raíces desde lo comunitario, sin dejar por ello de ser
1
historia nacional, las de los pueblos indios son un ejemplo del conglomerado de
experiencias que conforman y forman a México; con sus heridas, fracturas, cica- 1

trices y consolidaciones. Repensar y revalorar tal gama de historias nos invita a


esbozar una nueva geografía social y cultural que dé cuenta cabal de la plurali-
dad en que reside la riqueza de nuestra nación: pueblo de pueblos.
Es por ello que, en esta obra colectiva, el lector encontrará diferentes unidades de
análisis y enfoques no siempre coincidentes. Sin duda convendrá intentar más
adelante nuevas convergencias que faciliten el análisis comparativo en los nive-
les sincrónico y diacrónico, pero creemos que el inicio de la tarea no debe pospo-
nerse más, entre otras múltiples razones porque los pueblos indios de México no
son sólo raíz; su presencia física y su legado cultural recorren aún hoy las entra-
ñas del país. Colaborar en el rescate de su memoria histórica, que es también la
nuestra, es coadyuvar en la escritura de una nueva historia que nos ataña y
comprometa a todos.

Teresa Rojas Rabiela


Mario Humberto Ruz
Este libro no hubiera sido posible sin la acuciosa mirada
de la doctora Teresa Rojas Rabiela y del doctor Mario
Humberto Ruz. Asimismo quiero dejar constancia del
valioso trabajo realizado por Socorro Pimentel; de la ge-
nerosidad de Justus Fenner, quien me proporcionó una
gran parte de las ilustraciones que incluyo, finalmente
agradezco el profesionalismo con que acometió la obra
Guillermo Palma, el editor.
"
INDICE

Introducción: la frontera india 19

l. Un pueblo conquistado 35

2. El trauma inicial 77

3. El yugo colonial 105

4. La agresión ladina 157

Conclusión: el lento despertar 191

Apéndice documental 197


Toribio de Camargo, comerciante, se queja por haber perdido dos
esclavas, naturales de Chiapa. Tenochtitlan, 30 de marzo de 1527 197
Juan Gallego informa sobre las cacerías de esclavos que hizo el alcalde
de Coatzacoalcos en los pueblos de Tapalapa y Zinacantan. Villa Real
de Chiapa, 9 de mayo de 1528 198
Carlos V otorga a la villa de San Cristóbal de los Llanos de Chiapa un
blasón de armas por haber pacificado a los chiapanecas rebeldes.
Madrid, 1 de marzo de 1535 199
Luis de Luna, vecino de Ciudad Real, vende a Luis de Mazariegos,
vecino de la misma ciudad, una cuadrilla de ochenta esclavos indios.
Santiago de Guatemala, 24 de julio de 1539 201
Los indios de los barrios de Mexicanos y Tlaxcala piden se les ampare
contra los vecinos españoles de Ciudad Real. México, 30 de marzo de
1544 202
Fray Antonio de Remesa! opina sobre la idolatría que praticaban los
indios del pueblo de Chiapa en 1548 203
Fray Antonio de Remesal opina sobre la reducción a poblado, realizada
por los dominicos en Chiapa a partir de 1549 204
El presidente de la Audiencia da un permiso para que en Ciudad Real
haya cada jueves un mercado indígena. Guatemala, 21 de junio de 1555 206
Los principales del pueblo de Santa María Magdalena Tanjoveltic dejan
constancia de su conquista por los españoles y su reducción a poblado
por los frailes. Tanjoveltic, 21 de diciembre de 1560 207
Los indios de la provincia de Soconusco denuncian ante la Corona la
opresión que sufren de las autoridades civiles y eclesiásticas
Soconusco, 1561 209
El pueblo de Santo Domingo del Cerrillo de Chiapa pide preservar su
autonomía frente a los alcaldes ordinarios de Ciudad Real, 1576 212
La Audiencia de Guatemala ordena que los mandamientos a los pueblos
de indios de Chiapa vayan en lengua castellana y al pie de ellos tengan
un sumario en lengua mexicana. Guatemala, 30 de mayo de 1579 212
Los principales de Chamula son obligados a dar servicio personal para
los vecinos españoles de Ciudad Real, 1580 213
Don Pedro de Fonseca, indio principal del pueblo de Chiapa, es
nombrado cacique perpetuo de Candí, uno de los ocho calpules que
componen la comunidad. Ixtapa, 16 de enero de 1587 y Chiapa de los
Indios, 18 de enero de 1587 214
El padre provincial de la Compañía de Jesús en México informa de la
muerte ejemplar de un niño indio, hijo del gobernador de Chiapa,
ocurrida en el colegio de San Martín en Tepozotlán. México, 16 de
marzo de 1596 216
Fructos Gómez Casillas de Velasco, deán de la catedral de Ciudad Real
de Chiapa, informa sobre la población, el clima y la producción
agropecuaria en las cinco provincias de indios del obispado. Ciudad
Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611 217
Los indios del pueblo de Ocosingo piden al alcalde mayor de la provincia
de Chiapa los ampare contra el hacendado Juan del Saz y Ortez.
Guatemala, 24 de septiembre de 1632 225
Las autoridades de Guatemala prohíben a los indios usar de los bailes
del Tum y Ostum. Guatemala, 2 de diciembre de 1658 225
Los curas doctrineros de Xiquipilas y Ocozocuautla informan sobre los
abusos que padecen sus indios en los repartimientos de servicios para el
camino real. 1662 226

14
Fray Francisco Núñez de la Vega, obispo de Chiapa y Soconusco,
lamenta que los indios de su diócesis sigan creyendo en lo que él llama
"nagualismo". Ciudad Real, 24 de mayo de 1698 227
Las autoridades del pueblo de Teopisca piden al alcalde mayor de
Chiapa los ampare contra los atropellos que sufrieron del hacendado
don Diego Coutiño. Teopisca, 20 de junio de 1707 231
Los indios de San Felipe Ecatepec piden se les ampare contra los
tequios en Ciudad Real. Ciudad Real, julio de 1712 235
Los indios rebelados de Cancuc incitan a los pueblos vecinos de los
Zendales para que participen en la sublevación. Cancuc, 1712 236
Agustín López, indio de Cancuc y padre de María Candelaria, confiesa
haberse rebelado porque el Diablo le engañó. Ciudad Real, 23 de marzo
de 1716 240
Fray Francisco Ximénez, descubridor y primer estudioso del Popal Vuh,
reconoce que, a pesar de toda una vida dedicada al trabajo pastoral
entre los indios, no los conoce. Chichicastenango, ca. 1720 241
Fray Juan Piñera, cura doctrinero del pueblo de Yajalón, informa sobre la
población india y ladina de su parroquia. Yajalón, 18 de agosto de 17 48 242
Don Pedro Cortés, alcalde de Ocosingo, pide exención de tributos por
ser cacique del pueblo. Guatemala, 25 de marzo de 1756 244
Un ladino ilustrado defiende a los indios contra los que opinan que ellos
son ociosos y borrachos por naturaleza. Guatemala, 15 y 22 de octubre
~1001 U5
El bachiller Mariano Robles Domínguez dé Mazariegos informa ante las
Cortes de Cádiz sobre el maltrato que los cargadores indios sufrieron
antiguamente en la provincia de Chiapa. Cádiz, 25 de mayo de 1813 24 7
El Congreso del Estado de Chiapas decide poner en venta las tierras
(supuestamente) ociosas. Ciudad Real, 1 de septiembre de 1826 250
El Congreso del Estado de Chiapas decide sobre el tamaño que pueden
tener los ejidos de los pueblos indios. San Cristóbal, 1 de septiembre de
1827 253
José María Aguilera, apoderado de los padres del convento de Santo
Domingo de Chiapa, enumera las tierras que les pertenecen. Tuxtla, 19
de abril de 1830 254
La Asamblea Departamental de Chiapas decreta sobre las condiciones
de la venta de las tierras (supuestamente) ociosas. San Cristóbal, 19 de
enero de 1844 255

15
Los vecinos del barrio de Mexicanos acusan a don Ramón Larráinzar de
haberles despojado de sus tierras comunales. San Cristóbal, 13 de
noviembre de 184 7 257
Mariano Ramírez de Páramo, cura doctrinero del pueblo de Ocosingo,
informa sobre un conato de rebelión en la región por sentirse los indios
en su propio pueblo cada vez más desplazados por los ladinos. Ocosingo,
30 de junio de 1848 258
El Congreso del Estado de Chiapas prohíbe que en las fincas se siga
utilizando a los trabajadores indios como "baldíos". San Cristóbal Las
Casas, 9 de junio de 1849 260
Los principales y naturales del pueblo de Mi ton tic piden al gobernador
del estado de Chiapas que los proteja contra la invasión de sus tierras
por el finquero Ramón Larráinzar. San Cristóbal Las Casas, 29 de
noviembre de 1855 262
Un indio de Chamula da su versión sobre el levantamiento de Pedro
Cuscat ocurrido en 1867. Chamula, 1972 264
El tuxtleco José María Montesinos da su punto de vista sobre la
llamada "guerra de castas". Tuxtla Gutiérrez, 25 de septiembre de 1870 271
El ayuntamiento del pueblo de San Diego La Reforma pide al
gobernador del estado de Chiapas, que los proteja de la invasión de sus
tierras por el finquero Vicente Coello. La Reforma, 30 de abril de 1882 27 4
Francisco León, gobernador de Chiapas, informa al presidente Porfirio
Díaz sobre las condiciones infrahumanas en las que trabajan los
jornaleros indígenas. Tuxtla Gutiérrez, 20 de diciembre de 1898 278
Rosario Castellanos opina sobre la centenaria agresión de los ladinos
chiapanecos hacia los indios de aquel estado. México, D.F., 1960 281
Los lacandones del sur cuentan el porqué los hombres se quedaron en la
tierra. Lacanjá Chan Sayab, 1975 285
Los tzeltales cuentan como Juan López de Bachajón venció a los
españoles en Cancuc. Guaquitepec, 1976 286
Los campesinos choles cuentan cómo piden permiso al señor Yum Pañimil
para desmontar donde quieren sembrar su milpa. Sabanilla, 1978 290
Los choles de Tumbalá cuentan cómo Juan Sol les enseñó a levantarse
de su centenaria postración. Tumbalá, 1986 293
Glosario 295

Bibliografía 299

16
Soñé que el río me hablaba
con voz de nieve cumbreña
y dulce me recordaba
las cosas de mi querencia.

"Tu que puedes, vuélvete",


me dijo el río llorando,
"los cerros que tanto quieres
-me dijo-
allá te están esperando".

Es cosa triste ser río


quien pudiera ser laguna,
oír el silbo en el junco
cuando le besa la luna.

Que cosa más parecida


son tu destino y el mío:
vivir cantando y penando
por esos largos caminos.

Atahualpa Yupanqui
INTRODUCCIÓN: LA FRONTERA INDIA

E l mes de noviembre de 1989, la revista México Desconocido pu-


blicó un artículo sobre la espadaña, una de las mil maravillas
vegetales que florecen en el estado de Chiapas. Se trata de una
palma que con pocos cambios ha sobrevivido en el planeta por más
de diez millones de años. Esta planta del desierto ha desarrollado
un elaborado mecanismo de resistencia, el cual le permite no sólo
absorber mejor el agua sino también conservarla. Almacena el líqui-
do por medio de una compleja interacción con algas y hongos, que
cohabitan con ella como parásitos. Conserva esta humedad gracias
a una ingeniosa modificación de su sistema fotosintético: abre sus
estomas durante la noche para tomar bióxido de carbono. Así evita
la pérdida de agua que ocurriría si efectuara ese proceso durante el
día, cuando la transpiración y la evaporación son más elevadas.
Desarrolló ese recurso para sobrevivir en el ambiente inhóspito que
la naturaleza le asignó como hábitat: la serranía del Estoraque, un
macizo rocoso que se levanta al este del valle de Jiquipilas y cuyo
aspecto desértico contrasta violentamente con las vecinas tierras
bañadas por el río Soyatenco.
La espadaña del Estoraque bien puede servir como símbolo para
representar la centenaria lucha por la sobrevivencia que caracteri-
za la historia de la población autóctona de Chiapas. Ésta posee,
igual que la planta aludida, unos orígenes que se pierden en la
noche de los tiempos prehistóricos. Muy parecida es, asimismo, la
suerte que le tocó en cuanto al reducido espacio y al ambiente
adverso en donde fue obligada a desarrollarse después de ser con-
quistada por los españoles. Las condiciones de vida impuestas a los
nativos por el régimen colonial y neocolonial, han sido en Chiapas

19
igual de diffciles que en muchas otras regiones de México. Sin em-
bargo, en Chiapas sobresalen la tenacidad y el ingenio que los indios
han demostrado para salvaguardar su identidad.
En las páginas que siguen quiero dejar constancia de esa resistencia
poco común, no obstante las múltiples limitaciones que la tarea
implica. La primera y más apremiante de todas es de orden perso-
nal. Puedo acercarme al tema sólo desde afuera, ya que no soy indio
y ni siquiera mestizo nacido en estas tierras. Éste es un impedimen-
to serio que soy incapaz de eliminar y que, por desgracia, refleja la
situación del dominio sociocultural que aún impera en muchas par-
tes de México. Son contados los indios del país que lograron obtener
una formación académica y aún más escasos los que han narrado la
historia de su pueblo a la usanza occidental. Si yo me atrevo a
hacerlo, para el caso de Chiapas, es fundamentalmente porque he
vivido más de 20 años cerca de los campesinos nativos de este estado
y he dedicado, durante este katún, el mejor de mis esfuerzos a la
indagación sobre su pasado.
La recuperación de ese pasado debe considerar un serio obstáculo
que es inherente a las fuentes disponibles. La mayoría de ellas,
sobre todo las escritas, pertenecen a la memoria "ladina", es decir, al
acervo de documentos que españoles, criollos y mestizos acumula-
ron a lo largo de cinco siglos. Los indios que hablan en ellos, lo hacen
generalmente con una voz traducida al castellano y filtrada a través
de los prejuicios etnocentristas de los escribanos. N o nos hagamos
ilusiones. Estos documentos, aun cuando tratan directa y exclusiva-
mente de los indios, nunca los presentan de manera cabal. Los
describen sin entenderlos, ya que siempre los miran desde afuera y,
además, desde arriba. Mi miopía se encuentra, así, multiplicada ad
infinitum en los documentos que están a mi alcance. El tono que
prevalece en ellos es una extraña mezcla de indiferencia, fascina-
ción, desprecio, ternura, confusión, horror, sorpresa, indignación,
compasión, irritación, temor y preocupación. Indica el grado hasta
el cual el indio chiapaneco y su problemática siguieron siendo un
mund.o desconocido para aquellos que los dominaban y observaban.
Aquí vale citar, como caso excepcionalmente revelador, lo dicho por
el dominico Francisco Ximénez, quien fue durante la mayor parte de
su vida párroco de indios en Guatemala y autor de una de las

20
fuentes narrativas más importantes para la historia colonial de
Chiapas. En un breve ensayo sobre los orígenes de la población
quiché, escrito alrededor de 1720, el fraile confiesa que, a pesar de
los largos años vividos entre los campesinos indios, no los conoce:

... Muchos ha habido que han querido dar a entender el conocimiento del
indio en sus escritos de historias y sumas y otros escritos. Pero pienso
que les ha sucedido lo que a mí sucederá en todos mis escritos: que,
aunque he procurado dar a entender lo que ellos son, al cabo pienso que
no habré dicho nada. [.. ,]
A mí me parece que el más acertado modo para dar a conocer quiénes
son los indios [... ] y para definir los indios con definición adecuada, es,
definiéndolos por contradictorias, porque es gente que en todo es extre-
mos, y todos contrarios y opuestos. [... ] Digo que es gente en el trabajo
fortísimos, en no trabajar perezosísimos; en comer voracísimos, en no
comer parsimoniosísimos; en sus bienes riquísimos y sumamente pobrí-
simos; y así de todas las demás cosas suyas ... 1

Si así se expresa el hombre que rescató del olvido el manuscrito quiché


del Popol Vuh y, a su manera, admiraba profundamente la cultura
maya, ya no debe sorprendernos la cerrazón manifestada por el obispo
Francisco Núñez de la Vega en sus Cartas pastorales frente a la
tradición "nahualista" aún vigente hacia finales del siglo XVII en las
comunidades de su diócesis,2 o la falta de interés mostrada por Antonio
de Remesal en su Historia general... con respecto a las costumbres y
creencias de los nativos de la provincia.3 Y si así actuaron dos frailes
dominicos, ya podemos imaginarnos la ceguera etnocentrista que afec-
taba a los españoles y criollos menos conscientes, quienes eran la
abrumadora mayoría. Y son precisamente estos últimos, los autores de
los documentos de archivo que constituyen nuestra fuente más impor-
tante para la reconstrucción del pasado de los indios chiapanecos.
Podríamos pensar que por lo menos se salvan de ese limitado enfo-
que los textos en donde los indios mismos tomaron la iniciativa. En
tal condición se encontrarían, por ejemplo, las probanzas de méritos
y servicios mandadas redactar por caciques y principales, los pleitos
jurídicos abiertos ante la Audiencia de Guatemala por comunidades
rivales, los testimonios de cargo y descargo presentados por ancia-
nos nativos ante los tribunales locales, así como los censos levanta-

21
dos por jueces visitadores con la ayuda de la población investigada.
Pero estos documentos también padecen muchos arreglos que defor-
man la realidad. Por lo general, la versión del indio sólo se escucha
a través de las palabras de un intérprete hablante de castellano; y
éste a menudo no dominaba lo suficiente la lengua indígena como
para trasmitir correctamente el mensaje al escribano encargado d¡;l
anotarlo; éste a su vez, corría siempre el riesgo que significa adecuar
el texto escrito a los velados intereses de alguna autoridad preocu-
pada por omitir o añadir detalles según le convenía.
De acuerdo con la variedad de sesgos probables, los recuerdos de la
memoria "ladina" sólo pueden ser abordados en un clima de perma-
nente suspicacia. De antemano hay que reconocer que no encontra-
remos en ellos al indio como realmente fue o como él se interpretaba
a sí mismo. Vemos su rostro reflejado por un espejo, mejor dicho, por
miles de espejos, y éstos, además, a menudo borrosos o rotos. Por
esta razón, cualquier acercamiento por medio de las fuentes escritas
será siempre muy relativo. Nuestra situación se parece a la del
arqueólogo que está obligado a remover una enorme cantidad de
tierra estéril para así recuperar unos cuantos fragmentos de cerá-
mica y, a partir de ellos, reconstruir la vida de los que dejaron
aquellas efímeras señales de su existencia. Con la misma paciencia
hemos de buscar, en los papeles escritos por los copistas, las huellas
dejadas por los moradores del Chiapas profundo.
Por desgracia esta documentación escrita es muy escasa. Original-
mente los acervos locales eran tan ricos y diversificados como los de
cualquier otro estado del sureste mexicano. Pero el incendio que
destruyó en 1863 el palacio de gobierno en San Cristóbal de Las
Casas, eliminó para siempre el archivo que albergaba. Toda clase de
documentos civiles, desde el acta de fundación de Ciudad Real de
Chiapa en marzo de 1528, hasta el oficio más cercano a la fecha
fatídica de la destrucción, fueron presa de las llamas. Como si esta
irreparable pérdida no fuera, de suyo, suficiente, en 1913 otro incen-
dio, ahora en el palacio de gobierno de Tuxtla Gutiérrez, acabó con
la documentación del último medio siglo. Y para colmo de desgra-
cias, las mismas tropas carrancistas que habían prendido fuego al
acervo tuxtleco, pocas semanas después también destruyeron bue-
na parte del archivo de la catedral de San Cristóbal de Las Casas.

22
Este triple desastre obliga al historiador a indagar en los documen-
tos que desde Chiapas fueron enviados por autoridades y personas
particulares a las sedes gubernamentales de las cuales dependía la
región en lo administrativo. Éstas eran, durante la época colonial, el
Consejo de Indias y la Audiencia de Guatemala, después, el gobierno
mexicano. Por esta razón, buena parte de la información disponible
se conserva en los archivos acumulados por estas tres entidades.
Siguen siendo textos de acceso difícil, no sólo por su lejanía sino
también por los problemas que representa su localización. A menudo
se esconden en legajos que contienen documentación de muy diversas
procedencias y los expedientes no se encuentran inventariados ade-
cuadamente. Además, su interpretación exige particular cuidado ya
que son informes que pasaron, con frecuencia, por un "tratamiento de
belleza". Es decir, fueron objeto de los arreglos acostumbrados en las
colonias cuando se trataba de correspondencia con destino a la me-
trópoli. Son estos tres archivos los que constituyen nuestra principal
fuente de información. 4 Los depósitos mutilados y saqueados del
Archivo Histórico del Estado en Tuxtla Gutiérrez, del Archivo Histó-
rico Diocesano en San Cristóbal de Las Casas y de los contados
archivos municipales y parroquiales que no fueron destruidos, figu-
ran como un indispensable recurso adiciona1.5 Pero su importancia'
no puede compararse, ni con la de la documentación oficial resguar-
dada en el Archivo General de Indias (AGI), en Sevilla; en el Archivo
General de Centroamérica, en la ciudad de Guatemala, y en el Archi-
vo General de La Nación (AGN), que se localiza en la Ciudad de
México, así como tampoco con la memoria india local. Esta última es
particularmente rica en cuanto a recuerdos orales y tradiciones ri-
tuales. En fechas recientes, los indios mismos han empezado a resca-
tar ese precioso patrimonio. Lo hacen inspirados por los esfuerzos
pioneros de varias generaciones de antropólogos venidos de fuera y
lo realizan gracias al apoyo decidido de instituciones académicas que
operan en el estado.6 Es una tarea gigantesca, ya que se trata, ade-
más de la recuperación por medio de técnicas modernas como la
videograbación y la filmación, de la interpretación adecuada de ese
material con base en reglas aún poco establecidas.
En comparación con el acervo ritual y oral, las demás fuentes de
la memoria india son casi inexistentes, por lo menos en lo que a la

23
época colonial y los tiempos más recientes se refiere. Los restos
monumentales se reducen a una serie de sitios en donde descansan
los vestigios de poblados cuyos habitantes desaparecieron debido a
epidemias, hambrunas y traslados obligados. Algunos de ellos han
sido excavados parcialmente, pero aún queda mucho por hacer,
sobre todo en cuanto a la interpretación de los hallazgos. Lo mismo
cabe decir de otra fuente monumental, ésta sí mucho más a la vista
y apreciada: el traje típico de los indios. Las prendas han sido
rescatadas, hasta donde ha sido posible, pero falta profundizar en el
estudio de su evolución y el significado de los adornos simbólicos que
contienen.7 Todavía no se sabe con certeza en qué medida la indu-
mentaria india actual pueda tener raíces prehispánicas o si es más
bien el producto de imposiciones coloniales, influencias decimonóni-
cas o arreglos más recientes.
Llama la atención la total ausencia de códices prehispánicos o ma-
nuscritos coloniales que reproduzcan textos antiguos relacionados
con la historia o la religiosidad de los indios; su inexistencia contras-
ta, particularmente, frente a la abundancia de las inscripciones
glíficas que documentan la época clásica maya en muchos sitios
arqueológicos de Chiapas. Aún más trágica se vuelve la situación al
constatar que en los estados vecinos de Campeche y Yucatán, así
como en Guatemala, varios textos lograron sobrevivir a la destruc-
ción. A todos nos consta su importancia como fuentes para el conoci-
miento de la cultura maya, en especial libros tan extraordinarios
como las profecías de Chilám Balám o el Popal Vuh. En Chiapas, la
represión colonial parece haber arrasado con todo códice existente.
Los responsables de ese atentado cultural fueron, en buena parte,
los primeros misioneros que pisaron tierra chiapaneca. Los manus-
critos que entonces escaparon a la hoguera fueron destruidos 150
años después. En 1693, el obispo Francisco Núñez de la Vega orga-
nizó una nueva búsqueda de códices que tuvo como resultado la
quema de "más de treinta libros", según su propio testimonio. a
La mSlmoria india en Chiapas, además de ser trunca, resulta tam-
bién hermética para el fuereño. Tiene esta característica en común
con otras culturas indígenas de América. A raíz del trauma de la
Conquista, los indios se dedicaron a esconder sus auténticos senti-
mientos, sus verdaderos pensamientos, sus motivos reales, es decir,

24

j
se produjo un proceso de introversión colectiva. Si los españoles,
criollos y ladinos nunca lograron conocerlos, no fue sólo por incapa-
cidad o indiferencia suya; sus adversarios hicieron también todo lo
posible para no dejarse penetrar. El espejismo, propio del enfoque
colonizador, dio así la mano al disfraz aplicado por los colonizados.
El resultado fue una compleja cadena de malentendidos que empezó
al producirse el primer contacto entre europeos y americanos y que,
por cierto, aún no concluye.
Uno de los últimos ocurrió en 1982, en París, entre la antropóloga
venezolana Elizabeth Burgos y la joven mujer quiché Rigoberta
Menchú. Ésta contó la historia de su vida durante una larga entre-
vista que se extendió ocho días y llenó 25 casetes. Al terminar, la
antropóloga tuvo la ilusión de "haber vivido dentro del universo de
la mujer indígena", según sus propias palabras. ¡Bella y conmovedo-
ra ilusión! Rigoberta Menchú conservó del encuentro una impresión
muy distinta. Concluyó la grabación con el siguiente juicio:
Pero yo necesito mucho tiempo para contar sobre mi pueblo porque no se
entiende así. Claro, aquí, en toda mi narración yo creo que doy una
imagen de eso. Pero sin embargo, todavía sigo ocultando mi identidad
como indígena. Sigo ocultando lo que yo considero que nadie sabe. Ni
siquiera un antropólogo, ni un intelectual, por más que tenga muchos
libros, no saben distinguir todos nuestros secretos". 9

Decidí tomar en serio la advertencia de Rigoberta Menchú al acep-


tar el encargo de escribir esta breve historia de los indios de Chia-
pas. De antemano reconozco que no llegaré a presentarlos como
ellos mismos se vieron o quisieran verse descritos e interpretados.
Los obstáculos están en mí, en ellos y en los pocos instrumentos de
conocimiento a mi disposición. Pero aún así, pienso que la tarea es
posible, no en el sentido de querer arrebatarles su secreto, sino
dando vueltas alrededor de él. Por este motivo, mi historia será
semblanza más que crónica. Quiero dar un esbozo del largo. cami-
nar de los indios de Chiapas a través del tiempo colonial y neocolo-
nial, sin llenar las páginas con fechas, nombres y sucesos. En la
medida de lo posible, he tratado de ponerme en el lugar de los
conquistados e imaginarme cuáles fueron los acontecimientos que
más marcaron su destino.

25
Para definir esa experiencia no encuentro concepto más adecuado
que el de "frontera". En Chiapas, igual que en otras regiones de
América, la llegada de los europeos provocó una alteración de la
vida humana en todos los niveles. Una población, hasta entonces
dueña de su territorio y de todo lo que había construido en él, fue
obligada a compartir su espacio con un pequeño pero agresivo grupo
conquistador. Por encima de las diferencias lingüísticas, políticas,
sociales y culturales existentes, los nativos fueron reducidos, sin
excepción, a la condición global de "indio". Esta palabra no sólo
expresaba su pertenencia a una raza distinta de la hispana; indica-
ba también su condicionamiento obligado de sector mayoritario de
la sociedad cuyo destino, a partir de ese momento, sería el de servir
al pequeño pero todopoderoso grupo de los nuevos amos. Se abrió así
una profunda fisura en un mundo que hasta entonces había sido
relativamente homogéneo, por lo menos en lo que se refiere a su
cultura material y espiritual. Por un lado, se ubicaron los conquista-
dores extranjeros, decididos a ensanchar cada vez más el terreno
ocupado; por el otro, estaban colocados los vencidos, condenados a
vivir en espacios cada vez más reducidos.
La barrera que dividía a los dos grupos humanos era concebida por
sus creadores como nítida e inmóvil, que a la vez separaría y uniría a
las dos "repúblicas", la española y la india. En realidad, la línea
divisoria pronto se convirtió en una frontera dinámica que avanzaba
o retrocedía según las circunstancias. Los indios, sobre todo, apren-
dieron a vivir con esta frontera, buscando siempre la manera más
adecuada de suavizarla, neutralizarla o eliminarla. Una buena par-
te de ellos desapareció diluida en el mestizaje étnico y sociocultural
con los contados europeos y africanos dispuestos a tal mezcla. Otro
porcentaje importante de la población sucumbió diezmado por las
enfermedades, hambrunas, malos tratos y guerras que siempre acom-
pañaban la dominación. El resto logró sobrevivir gracias a una com-
pleja estrategia de resistencia, refugio y negociación. Sus descendientes
son los campesinos que el día de hoy son calificados como "indígenas"
en los informes gubernamentales y estudios académicos, pero no por
eso dejan de sufrir el centenario estigma social de "indios".
La historia que aquí presento quiere dejar constancia de esa condi-
ción fronteriza que fue impuesta a la población autóctona de Chia-

26
pas y de la manera en que ésta trató de vivir con aquélla. El punto
de partida no puede ser otro que el momento en que llegaron los
españoles. Ellos fueron los que introdujeron la calificación socioétni-
ca de indio y crearon la realidad territorial de Chiapas. Antes de ese
doble invento, la gente, sin duda, acostumbraba usar nombres más
diversificEj-dos y apropiados para designar tanto a sus terruños como
a sí mismos. El vocablo Chiapas, nacido a principios del siglo pasa-
do, ha de entenderse como un plural que refiere a las dos provincias
que durante la época colonial constituyeron el territorio del actual
estado: Chiapa y Soconusco. La experiencia de los indios de Chiapas no
se limita, pues, a la de la antigua alcaldía mayor de Chiapa; sino que
incluye, además, la de los nativos que vivían en la franja costera que
se extiende entre la Sierra Madre de Chiapas y el Océano Pacífico.
En un esfuerzo por narrar esa historia compartida desde el punto de
vista de los indios, es imposible no presentarla como un "memorial
de agravios", según la atinada definición de un autor contemporá-
neo.lO Se trata, más que de una serie identificable de atropellos
consecutivos, de una corriente ininterrumpida de situaciones de
opresión y las respuestas a ellas dadas. Ese río de aguas turbulen-
tas, a veces subterráneo pero visible en la mayor parte del trayecto,
invita a ser sobrevolado primero en su totalidad. Corresponde al
capítulo inicial, ofrecer al lector la deseada mirada global que abar-
ca los cuatro siglos contados, desde la Conquista hasta la Revolución
de 1910. Los capítulos que siguen describen las tres secciónes de la
corriente que exploré con mayor detenimiento: el nacimiento, el
curso superior y el curso intermedio de la misma, es decir: el terrible
katún de la conquista (1524-1544), la larga época de la dominación
colonial (1545-1821) y el agitado siglo que se extiende entre la Inde-
pendencia y la Revolución (1821-1911).
Llegando a este último punto, lamento tener que abandonar la tarea
y no continuar el curso fluvial hasta su desembocadura en el tercer
milenio. La historia de los indios de Chiapas obviamente continúa
más allá de la Revolución mexicana. Dejo para otra ocasión la nave-
gación de ese tramo, no menos turbulento que los anteriores. Sin
embargo, no puedo considerar el viaje como terminado sin dejar
entrever el rumbo que en el siglo XX tomó la corriente. A partir de los
años treinta, los indios de Chiapas finalmente se han abocado a la

27
recuperación, poco a poco, del espacio perdido. Dejaré constancia de
ese tardío pero creciente despertar en una breve conclusión que no
pretende fijar nada. Al contrario, quiero que sea una palabra abier-
ta al futuro, el cual espero pertenecerá cada día más a los indios.
Termino esta introducción señalando las obras generales sobre la
historia de Chiapas que considero son las más importantes en cuan-
to a la atención que prestan a la experiencia india: la extensa y
polémica síntesis de Antonio García de León, Resistencia y utopía; 11
el estudio sociológico de Henri Favre, Cambio y continuidad entre
los mayas de México; 12 y el ensayo etnohistórico de Robert Wassers-
trom, Clase y sociedad en el centro de Chiapas . 13 Los otros libros que
ofrecen un panorama global son más bien historias del proceso
político en donde la problemática india está relegada a un segundo
plano. Es el caso de los dos textos clásicos de la historiografía chia-
paneca: Historia de Chiapas, de Manuel Trens, 14 así como Chiapas
y sus epopeyas libertarias, de Gustavo López Gutiérrez, 15 además de
dos trabajos de Thomas Benjamín sobre los siglos XIX y XX: A Rich
Land, a Poor People 16 y El camino a Leviatán.l7
N o son, sin embargo, las historias generales la única vía de acceso a
nuestro tema. Cada día son más abundantes los estudios sobre
alguna región determinada, alguna comunidad específica o área
particular. Muchos de ellos son resultado de investigaciones de alto
nivel, realizadas en la zona intermedia en donde la. historia se
confunde continuamente con la antropología. Es imposible enume-
rar aquí a todos. Invito al lector a que busque las referencias en la
bibliografía que cierra este volumen, pero no puedo dejar de mencio-
nar a los autores que estimo especialmente por sus aportaciones al
conocimiento de uno u otro grupo étnico de Chiapas: Carlos Nava-
rrete, para los antiguos chiapanecas; Gary Gossen y Jan Rus, para
los tzotziles de Chamula; Mario Humberto Ruz, para los tzeltales de
Copanaguastla y los tojolabales de Margaritas; Alain Breton, para
los tzeltales de Bachajón; Janine Gaseo, para los nativos de Soco-
nusco; Alfonso Villa Rojas y Didier Boremanse, para los lacandones
de la selva; Jacinto Arias para los tzotziles de Chenalhó y Dolores
Aramoni, para los zoques de Tuxtla.lS
Entre los arriba mencionados no figura ningún historiador propia-
mente dicho: el primero es arqueólogo, los demás son antropólogos.

28
Es decir, que la experiencia histórica de la población india de Chia-
pas ha sido abordada sobre todo desde el presente y con una óptica
básicamente etnográfica. Existe una considerable cantidad de mo-
nografías dedicadas cada una a una comunidad particular o, en el
mejor de los casos, a una etnia, identificada ésta casi siempre con
base en criterios lingüísticos. Sus autores son, en buena parte, do-
blemente extranjeros al mundo que estudian, ya que provienen de
otros países, de otras regiones de México o de sectores sociocultura-
les que no son indios. Este fenómeno refleja una situación de colo-
nialismo académico que en Chiapas se inició con las observaciones
escritas por los exploradores europeos del siglo XIX y culminó con los
proyectos de investigación realizados desde 1960 hasta la fecha por
las universidades de Chicago, Harvard y Provo, antropológicos los
dos primeros, arqueológico el último.
Por fortuna, varios de aquellos estudiosos se esforzaron en corregir,
desde dentro, los enfoques en exceso culturalistas y descriptivos que
padecían los programas en los cuales se vieron involucrados. Ejem-
plares en este sentido fueron las iniciativas tomadas por gente como
Alfonso Villa Rojas, Carlos Navarrete y Robert Laughlin, para citar
sólo los más destacados. Su espíritu crítico y la propia problemática
los llevaron a buscar, cada vez más, la explicación de la situación
actual de las comunidades en su pasado, tanto en el lejano como en
el más reciente. Ellos figuran ahora como los pioneros del trabajo
etnohistórico en la zona. Su buen ejemplo ha sido seguido por una
segunda generación de investigadores, también provenientes del
ámbito de la antropología; entre ellos destacan Jan Rus, Robert
Wasserstrom, Alain Breton, Mario H. Ruz, Dolores Aramoni y otros
más. Es de esperar que esta tendencia siga evolucionando, ya que
ha producido varios artículos, ensayos y libros de excelente calidad.
El alto nivel de esas monografías no puede, sin embargo, ocultar la
escasez de trabajos analíticos y, más aún, sintéticos, de corte neta-
mente histórico. Tampoco puede disimular el trato preferencial que
se ha dado a las comunidades tzotziles y tzeltales de los Altos de
Chiapas, en detrimento de las de otras zonas como el Soconusco, los
Llanos y los Zoques. Todavía menos atención ha: recibido la pobla-
ción mestiza, tanto la urbana como la del campo. Hace falta llenar
esas lagunas para alcanzar un conocimiento homogéneo y balancea-

29
do de la sociedad chiapaneca. Respetando la enorme diversidad que
la caracteriza, hay que buscar la indispensable visión de conjunto.
Están a la mano dos ejemplos que nos muestran el camino a tomar:
las obras de Charles Gibson y Nancy Fari'iss escritas, respectiva-
mente, sobre los aztecas del altiplano mexicano y los mayas de la
península yuca teca.
Menciono estos dos libros, no para que los imitemos, sino para
dejarnos estimular por ellos con el fin de elaborar algo similar pero
muy propio -la diversidad geográfica y lingüística de Chiapas lo
exigen- y, si es posible, superarlos en cuanto a enfoque y acerca-
miento. La experiencia india de dominación y explotación no se
limita al régimen colonial sino se extiende hasta nuestros días.
Reconstruir esa larga y heterogénea trayectoria ya rto puede ser
tarea de una sola persona sino que exige el esfuerzo compartido de
todos. Antes de llegar a esa deseable meta, se antoja ver multiplica-
dos los estudios sobre varios temas aún inexplorados o apenas abor-
dados, como son, por ejemplo, la vida social y económica de los
pueblos, las especializaciones agrícolas y comerciales según cada
región, las estrategias de adaptación e inserción frente a los cam-
biantes modelos económicos y culturales impuestos desde arriba y
procedentes de afuera, los procesos de transculturación, la circula-
ción de bienes y servicios a lo largo y ancho de la provincia-estado, la
elaboración de la memoria propia a través de una tradición oral y
ritual a la vez firme y flexible.
En cada renglón mencionado se perciben inicios y a veces ya
notables adelantos gracias a la laboriosidad de uno o varios inves-
tigadores particularmente dedicados. Pero trabajamos en un cli-
ma aun poco propicio a la confianza mutua y a la colaboración. No
me considero inmune ante el contagio de esa doble enfermedad
académica, explicable por las malas costumbres del pasado pero
cada vez menos justificable hoy en día. Son bienvenidos todos los
esfuerzos que hagamos para escuchar voces y opiniones ajenas,
sin que por eso dejemos de trabajar, cada quien con esmero y a su
manera, en lo suyo.
En los últimos tiempos he aprendido mucho de los estudios que los
indios mismos han empezado a hacer sobre su propia historia y
cultura, entre ellos Enrique Pérez López, autor de un libro sobre

30
Chamula. Estoy de acuerdo con él cuando opina en la conclusión de
su trabajo bilingüe:
Lo importante es que nosotros los indios nos preocupemos por nosotros
mismos, que los recursos de valorización vengan de nosotros mismos,
que nos conozcamos mejor, y no esperemos que venga un extraño a
escribir lo que nuestros antepasados legaron a nuestros padres y que
diga en sus estudios, en sus escritos, que los indios son así, viven de esta
manera; a nosotros corresponde darnos a conocer, decir lo que somos, lo
que sentimos. 19

A pesar de esta advertencia, me atreví a dar mi punto de vista de


kaxlán. Mi osadía sólo se justifica por los muchos años que llevo
contemplando a los indios de Chiapas, desde afuera, lo reconozco,
pero con amorosa atención. Espero que el retrato, pintado a lo euro-
peo, sirva para enriquecer el memorial que ellos merecen.
Invito al lector a acercarse al tema de dos maneras sucesivas: prime-
ro leyendo el texto redactado por mí, incluidos los mapas y cuadros
cuya función es la de complementar la palabra escrita en donde ésta
necesita un apoyo adicional; después, recorriendo la serie de docu-
mentos que provienen de otras manos y mentes, aunque la recopila-
ción y selección de los mismos fueron responsabilidad mía. En esta
condición se encuentran también las ilustraciones que acompañan
el texto. Éstas no apoyan en forma directa el contenido, sino mues-
tran al lector, cronológicamente, el rostro humano del indio chiapa-
neco visto desde afuera. Igual que la mayoría de las fuentes
documentales citadas, casi todas ellas son imágenes hechas por
gente no india, por kaxlanes. Comparten, pues, con aquéllas la
misma deficiencia de ser "visiones de los vencedores" y piden ser
interpretadas como tales. Las fotografias no podrán ser excluidas de
ese trato cauteloso, invocando su condición de imágenes supuestamen-
te "más fidedignas". También ellas no dejan de ser miradas ajenas.
Ambas lecturas servirán, así lo espero, para llegar a una mejor
comprensión de los múltiples y muy diversos esfuerzos que los in-
dios de Chiapas están haciendo, en la actualidad, para sacudirse el
centenario yugo de la opresión y ocupar en la sociedad chiapaneca,
y en la mexicana, el lugar que merecen.

31
NOTAS
1 Francisco Ximénez, Escolios a las historias del origen de los indios de la
provincia de Guatemala, 1720 (edición de la Sociedad de Geografía e Historia de
Guatemala, Guatemala, 1967, p. 3). Véase el documento 25 en el apéndice docu-
mental.
2 Francisco Núñez de la Vega, Constituciones diocesanas del obispado de Chia-
pa, 1702 (edición crítica de María del Carmen León Cazares y Mario Humberto
Ruz, México, Centro de Estudios Mayas, UNAM, 1988). Véase documento 20 en el
apéndice documental,.
3 Antonio de Remes al, Historia general de las Indias Occidentales y particular
de la gobernación de Chiapa y Guatemala, 1619, libro VI, capítulo 7, párrafo 1
(edición en Biblioteca de Autores Españoles, tomo 175, Madrid, 1964, p. 420): "De los
ídolos de la provincia de Comitlan y Chiapa y algo de los tzoques tuve bastante noticia,
y todo lo ordené y compuse [... ] , y no se puso aquí, así por que esta materia está tan
llena de cosas sin concierto, y que tan lejos están de dar gusto al entendimiento ... "
4 Los acervos del Archivo General de Indias y del Archivo General de Centroa-
mérica, ambos coloniales, han sido parcialmente inventariados por mí en:' Catálogo
de los documentos relativos a la historia colonial de Chiapas que se conservan en el
Archivo General de Indias, Sevilla, 1978 (texto mecanoescrito inédito de 253 cuar-
tillas, accesible en varios centros de investigación de la ciudad de México y San
Cristóbal de Las Casas), y Catálogo de los documentos históricos que se conservan
en el fondo llamado "Provincia de Chiapas" del Archivo General de Centroamérica,
Guatemala, San Cristóbal de Las Casas, Centro de Estudios Indígenas, UNACH, y
Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste, 1985, 3 tomos. La documenta-
ción allí catalogada ha sido microfilmada y es accesible de esta manera en las
bibliotecas de las instituciones mencionadas, entre ellas, el Centro de Estudios
Mayas, UNAM; el Centro de Estudios Universitarios de la UNACH y el Centro de
Investigaciones Ecológicas del Sureste en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
5 El acervo del Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de Las Casas, aún
no ha sido catalogado. Fue parcialmente microfilmado por el Instituto Nacional de
Antropología e Historia, que conserva los rollos en la Biblioteca del Museo Nacio-
nal de Antropología. De los documentos microfilmados de dicho archivo así como
los del parroquial de Comitán y Tenejapa y de algunas colecciones privadas de San
Cristóbal de Las Casas existe un inventario mecanoescrito, sin fecha, de 94 pági-
nas, que cubre 108 rollos. Finalmente, existe una guía detallada sobre los docu-
mentos que se conservan en la Biblioteca Orozco y Berra de la Dirección de
Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en el anexo
del Castillo de Chapultepec, redactada por Julio Herrera con el título: Archivo de
Chiapas: documentos históricos. En cuanto a los archivos municipales, véase el
reciente proyecto a cargo del antropólogo Justus Fenner: Rescate y ordenación de
los archivos municipales de los Altos de Chiapas, patrocinado por el Instituto
Chiapaneco de Cultura, Tuxtla Gutiérrez, 1991.

32
6 Entre los antropólogos destacan Robert Laughlin, Robert Bruce, Victoria
Reifler Bricker, Didier Boremanse y Gary Gossen (véase la bibliografía). En cuanto
a los indios mismos, vale mencionar el proyecto de rescate dirigido por el antropó-
logo tzotzil de Chenalhó, Jacinto Arias, patrocinado por el Instituto Chiapaneco de
Cultura. Hasta la fecha han sido publicadas no menos de diez monografías sobre
varias comunidades de habla tzotzil, tzeltal, chol y tojolabal (véase la bibliografía).
7 Véase el estudio preliminar de Walter Morris, A Catalogo{ Textiles and Folkart of
Chiapas, México, 2 vols., Science Museum ofMinnessota, 1977, y el folleto escrito por
el mismo autor: Mil años del tejido en Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Instituto de la
Artesanía Chiapaneca, 1984. Véase también Los textiles de Chiapas, edición especial
de Artes de México para el Gobierno del Estado de Chiapas, MéxÍco, 1993.
8 Francisco Núñez de la Vega, "Carta al marqués de los Veles, 1688-1689", en
Constituciones diocesanas ... , op. cit., p. 209.
9 Elizabeth Burgos, Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia,
México, Siglo Veintiuno Editores, 1994, p. 271.
10 Véase el subtítulo del libro Resistencia y utopía de Antonio García de León:
Memorial de agravios y crónica de revueltas y profecías acaecidas en las provincias
de Chiapas durante los últimos quinientos años de su historia, México, Ediciones
Era, 1985 (2a. ed. en 1990).
11 Véase la nota anterior.
12 Se trata de una segunda edición, corregida y aumentada por el autor, publica-
da por el INI. La primera fue publicada en 1973 por Siglo Veintiuno Editores.
13 Edición del FCE, traducida de la versión en inglés: Class and Society in
Central Chiapas, Berkeley-Los Angeles, University ofCalifornia, 1983.
14 El título completo es Historia de Chiapas. Desde los tiempos más remotos
hasta la caída del segundo imperio, México, Talleres Gráficos de la Nación, la
primera edición es de 1949 y la 2a. ed. de 1957.
15 Accesible en dos ediciones: la de 1932-1939 (3 tomos) y la de 1942 (3 tomos),
editada por Talleres Gráficos del Gobierno del Estado, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
16 El título completo es A Rich Land, a Poor People. Politics and Society in
Modern Chiapas, University of New Mexico Press, 1989. Abarca el periodo 1820-
1980.
17 El título completo es El camino a Leviatán. Chiapas y el Estado mexicano,
1891-1947, México, CNCA (Regiones), 1990. Es la traducción al español de una tesis
de doctorado presentada por el autor en 1981 en la Universidad Estatal de Michigan,
bajo el título: Passages to Leviathan. Chiapas and the Mexican State, 1891-1947.
18 Véase las referencias en la bibliografía.
19 Enrique Pérez López, Chamula, un pueblo indígena tzotzil, Tuxtla Gutiérrez,
Gobierno del Estado, 1990, p. 185.

33
l. UN PUEBLO CONQUISTADO

En reuniones recientes, convocadas estratos sociales más bajos en una re-


por organizaciones indias para tomar gión que ya en la época colonial desta-
posición frente a la conmemoración caba por su atraso. En la actualidad
del Quinto Centenario, se oyeron con forman el sector más pobre de un es-
frecuencia voces que afirmaban que tado que de acuerdo con el último
los pobladores autóctonos de México Censo General de Población y Vivien-
habían sido invadidos y ocupados, pe- da, realizado en 1990, cuenta con el
ro jamás conquistados. Lamento no porcentaje más alto de analfabetismo
coincidir con este punto de vista. La (30 por ciento), de falta de drenaje
dominación ejercida primero por los (55.6 por ciento) y de población sin ener-
españoles y después por los criollos y gía eléctrica (66.9 por ciento) de entre
ladinos, a lo largo de casi 500 años y a todas las entidades federativas. 'lbman-
lo ancho del territorio de la república, do el dominio de alguna lengua autóc-
habla de un sometimiento que va mu- tona como criterio de identificación,
cho más allá de la invasión militar de existen hoy día en Chiapas 716 012
unas cuantas regiones y del sojuzga- "indígenas", frente a 1 946 961 perso-
miento posterior de sus habitantes. En nas que no hablan ninguna y 47 310
el proceso, los grupos nativos perdie- que no especifican. Siempre, según es-
ron su autonomía y fueron obligados a ta fuente, los indios de Chiapas son
vivir, hasta el día de hoy, en la margi- ahora algo menos que la cuarta parte
nación. Un pueblo cuya suerte ha con- de la población total del estado.l
sistido en sufrir, durante siglos, el Esta importante minoría desciende,
yugo de la explotación en su propia en línea directa, de las naciones au-
tierra, es un pueblo conquistado. tóctonas que habitaban la región an-
Los indios de Chiapas no son la ex- tes de la llegada de los españoles. Son
cepción que confirmaría la regla. Al los herederos legítimos y celosos cus-
contrario, siempre han ocupado los todios de una tradición cuyos orígenes

35
se pierden en la noche de los tiempos. Chiapas incluye, necesariamente, el
Este patrimonio nativo, que la domi- caminar de aquellos individuos y gru-
nación colonial no logró destruir, está pos que el destino llevó a integrarse a
constituido por tres elementos básicos la creciente población mestiza. Ellos
que aún hoy distinguen a sus porta- también participaron en la peregrina-
dores del resto de la población: una ción iniciada hace casi 500 años. Ha-
manera muy genuina de relacionarse brá que explicar de alguna manera
con la naturaleza, un particular códi- cuándo, dónde y por qué abandonaron
go para normar la convivencia social la marcha y cuáles fueron las circuns-
así como un sistema propio de comu- tancias y razones que indujeron a los
nicación y de expresión cultural. Has- restantes a seguir la ruta.
ta la fecha, los 700 mil "indígenas"
de Chiapas siguen conformando un
sector apartado del resto de la socie- LA HERENCIA PREHISPÁNICA
dad chiapaneca por su convicción de
ser hijos de la madre tierra, por su Antes de hacer la relación de ese aza-
orgullo de pertenecer a una comuni- roso recorrido, conviene dejar constan-
dad étnica, única en el mundo, y por cia del panorama natural y humano
la perseverancia en hablar sus anti- que presentaba Chiapas en el umbral
guos idiomas y cultivar sus costum- del siglo XVI. Para reconstruirlo, tene-
bres ancestrales. mos a nuestra disposición sólo una
Lo hacen al lado de una mayoría de 1'..:-queña muestra de indicadores, re-
mestizos, identificados por ellos como copilados de los vestigios arqueológi-
kaxlanes -préstamo maya del genti- cos del posclásico y de los apuntes de
licio castellanos- debido a su afán de los primeros conquistadores españo-
adoptar el estilo de vida introducido les. N o se ha conservado ninguna fuen-
por la "gente de razón" española y que te autóctona, escrita o monumental,
ahora es asumido por la mayoría de que fijara los recuerdos del pasado
los mexicanos. Estos kaxlanes, por lo prehispánico. Tampoco ha llegado a
general, desprecian a los indios y rehu- nuestras manos algún tratado etno-
yen la idea de ser catalogados como sus gráfico o histórico, redactado por algu-
primos hermanos. Sin embargo, la his- no de los primeros misioneros, como
toria colonial y la más reciente nos ocurrió felizmente en varias regiones
demuestra que ellos son él producto de México. En otras palabras, nos ha-
de una mezcla racial y cultural, en la ce falta un Popal Vuh chiapaneco o
cual el aporte indio ha sido preponde- una Relación de las cosas de Chiapa.'!,
rante. La trayectoria de los indios de al estilo de fray Diego de Landa. Sólo

36
P li:S NATURALES DEL ESTADO DE CHIAPAS

94° 93' 92° 91°

l. Llanura costera del Pacífico 5. Montañas de Lacandonia


2. Sierra Madre de Chiapas 6. Montañas del Norte
3. Depresión del alto Grijalva 7. Llanuras del Golfo
4. Altos de Chiapas

37
para el Soconusco disponemos de in- hoy pero cuya geografía difiere sensi-
formación más precisa, gracias a la blemente de la actual. Entre los ras-
inclusión de esa provincia en la fa- gos entonces predominantes figuraban
mosa Matrícula de tributos del im- una flora y fauna mucho más rica y
perio azteca. 2 diversificada; una red fluvial cauda-
¿Cómo reconstruir el paisaje de en- losa y libre de la contaminación pro-
tonces a partir de la cara mutilada vocada por el ganado introducido
que éste ostenta hoy? Sólo es factible por los españoles; un sistema de comu-
hacerlo mediante el recurso de la ima- nicación terrestre adaptado exclu-
ginación. Hay que borrar de nuestra sivamente al tránsito de peatones;
mente los centenares de miles de hec- un suelo usado sólo para fines agríco-
táreas hoy cubiertas de zacate y el las y mucho más reducido en superficie
millón de cabezas de ganado que pas- labrada; unos asentamientos huma-
ta sobre ellas, restituyendo a esas tie- nos menos compactos y cuyo centro,
rras alteradas la densa capa forestal tanto visible como espiritual, lo cons-
prístina, desde los bosques de pinos y tituían las ceibas sagradas y no los
robles de las sierras altas hasta las templos católicos que ahora dominan
selvas tropicales en las zonas bajas. el paisaje pueblerino.
Hay que eliminar también las planta- Esta geografía prehispánica se apre-
ciones de caña, plátano y café que hoy cia mejor al sobrevolarla de sur a norte,
ocupan buena parte del Soconusco, desde la costa que emerge del Océano
del valle central y del norte del esta- Pacífico hasta la planicie que se pierde
do, y repoblarlas de su vegetación ori- en el Golfo de México. Se pasa prime-
ginal. Hay que suprimir, además, los ro por encima de una llanura angosta
rebaños de borregos que llevan casi inundada por esteros marítimos y rega-
cinco siglos devorando los arbustos de da por los ríos que bajan de la abrupta
los Altos de Chiapas y devolver a esta Sierra Madre de Chiapas. Esta len-
zona la flora y fauna de antaño. Final- gua de tierra, extremadamente hú-
mente, hay que reducir, de manera meda y feraz en su parte sudorienta!,
considerable, el tamaño de los centros mucho más seca e inhóspita hacia el
de población, disminuyendo al mismo noroeste, constituye un corredor na-
tiempo el número de los habitantes y el tural por el cual pasaron, sin duda,
ritmo de vida que hoy agita a sus des- innumerables migraciones de anima-
cendientes, tanto indios como mestizos. les y de seres humanos a lo largo de
Como resultado de nuestro esfuerzo los siglos. Del otro lado de la cadena
surge un paisaje que presenta el mis- montañosa se extiende la calurosa y
mo relieve accidentado que prevalece fértil depresión creada por el majes-

38
tuoso río Chiapa que tiene su lejano nial fue conocida como el Soconusco
nacimiento en los Altos Cuchumata- pero cuya parte noroccidental en tiem-
nes de Guatemala y que cambia su pos prehispánicos estaba excluida del
curso hacia el norte al perforar la pa- Xoconochco propiamente dicho. La
red del macizo central chiapaneco y comarca que llevaba este nombre az-
baja en estruendosas cataratas por el teca abarcaba ocho pueblos que aún
cañón El Sumidero. Más adelante, hoy sobreviven en su mayoría: Ma-
el río busca su salida hacia el Golfo de pachtepec, Xoconochco, Acapetlatlan,
México, dando vuelta, por el noroeste, Huitztlan, Htiehuetlan, Mazatlan, Co-
a los Altos de Chiapas, que ocupan yoacan, Ayotlan. 3 Era una zona rica
buena parte de la región, ya que se en cacao, debido a la combinación de
extienden desde el valle del río Chia- suelos fértiles, abundantes lluvias, cli-
pa hasta las llanuras de Tabasco y ma tropical adecuado y mano de obra
desde los límites con Oaxaca y Vera- calificada. Las ocho unidades socioe-
cruz hasta las serranías que dominan conómicas, cuyas representaciones
la selva lacandona. En todas estas glíficas aparecen en la mencionada
montañas cubiertas por densos bos- Matrícula de tributos, tenían sus res-
ques, innumerables ríos y arroyos han pectivos centros administrativos asen-
excavado profundas cañadas. En esas tados al pie de la cadena montañosa
y otras hondonadas, como también en que separa la llanura costera del resto
los altiplanos y llanos más accesibles, del territorio chiapaneco, y en la orilla
el hacha de pedernal y la coa de ma- de uno de los numerosos ríos que
dera endurecida han abierto los espa- bajan de esa sierra hacia el Océano
cios más aptos para la agricultura. Pacífico. El terreno ocupado por ca-
Las milpas de maíz, así como el frijol, da cabecera se extendía desde la mon-
la calabaza y el chile abundan por taña hasta la costa y contaba con
todas partes; mientras que los plan- varios pueblos subordinados, en su
tíos de cacao, tabaco y algodón sólo mayoría situados a lo largo del siste-
aparecen en donde el clima y el suelo ma de canales interiores producido
son más generosos. por los esteros.
Ya con nuestra atención puesta en el La lámina que en el códice refiere a los
paisaje humano, vale la pena repetir tributos pagados por la provincia de
el vuelo con el fin de observar de más Xoconochco revela la variedad de pro-
cerca a los grupos étnicos que habita- ductos cosechados en la región. Dos ve-
ban entonces las tierras chiapanecas. ces al año, sus habitantes entregaban a
Empecemos, de nueva cuenta, desde los recaudadores aztecas una sarta de
la franja costera que en la época colo- cuentas de jade, dos bezotes de ámbar y

39
UBICACIÓN PROBABLE DE LOS OCHO DISTRITOS TRIBUTARIOS QUE COMPONíAN
LA PROVINCIA PREHISPÁNICA DE XOCONOCHCO

93° 92'

18° 18°

J
rt'
,/
,(
"' •r8~cpatlan
17° 17°

,r
.J •
Zlnacantan

( ~-~~
•camltlon
-$o

o
C'
~-

"' + o
15° 15°

. E5CALA
25 50 75 !00 Km

94° 93° 9o

Límite del actual - Límite probable • Cabeceras


estado de Chiapas de Xoconochco de distrito

40
Lista de tributos de los ocho pueblos de Xoconochco (pintura hecha
sobre papel amate, poco tiempo antes de la Conquista. Matrícula de
tributos, lámina 25, Biblioteca Nacional de Antropología)

41
oro, 400 plumas de papagayo amarillas, sión al mismo régimen político y mi-
400 plumas de ave azules, 400 plumas litar. A dos de ellas conocemos por
de ave rojas, 400 plumas de ave ver- sus nombres originales: Chiapan y La-
des, 400 plU:tnas de quetzal, lOO pája- cantún, pronto castellanizados como
ros, 400 tecomates o jícaras, lOO fardos Chiapa y Lacandón. Las demás sólo
de cacao, 40 pieles de ocelote, dos piezas se dejan identificar a través de unas
de ámbar. La mayoría de estos produc- denominaciones que tienen como ca-
tos, sin duda, se conseguían en la mis- racterística la de expresar un plural:
ma región, excepto los minerales que ' los Zoques, los Zendales, los Quelenes
probablemente eran importados. Des- y los Llanos.5
tacaba el cacao por la importancia que De estas seis provincias, cuatro esta-
tenía en el mercado mesoamericano: ban habitadas por grupos que habla-
representaba el 70 por ciento del valor · ban lenguas mayances, en mayor o
total del tributo anual, contra un 25 menor grado emparentadas. En el La-
por ciento aportado por la cacería y un caudón, región cubierta en su mayor
cinco por ciento relativo a la: artesanía.4 parte por una espesa vegetación tro-
Al norte de Xoconochco, separadas de pical y por esta razón escasamente
él por la imponente Sierra Madre de poblada, el idioma preponderante era
Chiapas, se extendían las demás re- el chol. En cambio, los Zendales, co-
giones que, al ser conquistadas por marca situada entre las tierras bajas
los españoles, formarían la provincia de la .selva oriental y el macizo mon-
colonial de Chiapa. Es posible resca- tañoso central, derivaban su nombre
tar su identidad gracias a las conta- precisamente de la lengua que más se
das alusiones referidas en los primeros hablaba en su territorio, el tzeltal. En
informes enviados a España, entre los Quelenes, después llamados tam-
ellos las cartas de relación escritas bién las Coronas por ser la zona más
por Hernán Cortés, las memorias de alta de la montaña, la gente se comu-
Bernal Díaz del Castillo y varias pro- nicaba principalmente en tzotzil. Por
banzas de méritos y servicios que los último, en los Llanos, región que abar-
primeros conquistadores mandaron caba la vasta depresión formada por el
redactar. Est~s fuentes sugieren la río Grijalva en su curso superior y sus
existencia de seis grandes territorios, múltiples afluentes, coexistían el tzel-
constituidos ya· sea en torno al ma- tal y el tzotzil con varios idiomas más,
nejo de una misma lengua, o bien al- entre ellos el mochó, el coxoh, el cabil y
rededor de la integración al mismo probablemente también el tojolabal.6
sistema de producción e intercam- El resto del territorio, formado por las
bio de bienes, o con base en la sumi- serranías del noroeste, las llanuras

42
occidentales y el valle del Grijalva la de Xicalanco y la de Ayotlan. Tam-
medio, estaba habitado por hablan- bién por- el sureste, los zoques habían
tes de dos lenguas que no pertene- sufrido, desde hacía siglos, la presión
cían a la gran familia mayance: los de sus vecinos inmediatos, los indios de
zoques y los chiapanecas. Los prime- Chiapan.7
ros ocupaban antiguamente toda el Estos últimos se habían convertido,
área, incluida la franja costera del hacia finales del siglo XV, en la nación
Soconusco. Al parecer, fueron obliga- dominante de la región. Tal era su
dos a replegarse hacia la parte mon- preponderancia que Hernán Cortés
tañosa, dejando el norte y el sur de su creía que, conquistándolos, se apode-
inmenso hábitat en manos de grupos raría automáticamente de toda el área.
de filiación nahua. Éstos llegaron en Desde el punto de vista del Adelanta-
el curso del siglo XV para asegurar, do, la "provincia de Chiapa", en vez de
por medio de asentamientos durade- reducirse a la comarca chiapaneca
ros, el control de las dos grandes ru- propiamente dicha, se extendía hasta
tas comerciales hacia Centroamérica, los confines de Tabasco, Guatemala y

Cuadro 1
Productos tributados a los aztecas por los ocho pueblos del Soconusco, 1486-1519
Momento
de Ochtaniztli: llo. mes azteca Tlacaxipehualiztli: 2o. mes azteca
entrega
Productos 1 pieza de ámbar 1 pieza de ámbar
20 pieles de ocelote 20 pieles de ocelote
lOO fardos de cacao 100 fardos de cacao
200 tecomates o jícaras 200 tecomates o jícaras
180 pieles de pájaro azul 180 pieles de pájaro azul
1 bezote de ámbar y oro 1 bezote de ámbar y oro
400 plumas de quetzal 400 plumas de quetzal
400 plumas de ave amarilla 400 plumas de ave amarilla
400 plumas de ave verde 400 plumas de ave verde
400 plumas de ave roja 400 plumas de ave roja
400 plumas de ave azul 400 plumas de ave azul
1 cadena de cuentas de jade 1 cadena de cuentas de jade

Pueblos Xoconochco Ayotlan Coyoacan Mapachtepec


Huehuetlan Acapetlatlan Huiztlan Mazatlan

FUENTE: Matrtcula de tributos, lámina 25, Biblioteca Nacional de Antropología; Barbara Voorhies,
Ancient Trade and Tribute, 1989, pp. 56 y 77.

43
UBICACIÓN APROXIMADA DE LAS SEIS REGIONES PREHISPÁNICAS QUE
POSTERIORMENTE INTEGRARON LA PROVINCIA COLONIAL DE CHIAPA

94° 93' 92° 91°

lB'
lB'
.._
·-·~

o
" ~-
4
o
15' 15'

ESCALA
25 50 75

94° 93' g¡o

Límite del actual - Límite natural entre


estado de Chiapas Chiapa y Soconusco

44
Indios conquistadores
venidos del altiplano
central (pintura hecha poco
tiempo después de la
Conquista.
Lienzo de Tlaxcala)

Soconusco. En realidad, los chiapane- lo sociocultural, de manera tajante de


cas ocupaban un territorio más bien las demás etnias.
pequeño, situado sobre ambas riberas La diferencia tenía que ver, entre otras
del río Grijalva en su curso interme- cosas, con la procedencia foránea de
dio y los fértiles valles formados por la nación y con la fecha relativamente
algunos afluentes que bajaban desde reciente de su aparición en el área. En
la Sierra Madre de Chiapas. A dife- torno a estos dos asuntos existía ya
rencia de los zoques, cuya lengua y entonces mucha polémica. Los chiapa-
costumbres no dejaban de poseer una necas mismos pretendían ser "natura-
notable cercanía con las mayanses, los les de la provincia de Chiapa desde
indios de Chiapan se distinguían, en tiempos inmemoriales". En cambio, los

45
tzotziles de Zinacantan, sus vecinos tas comunidades estaban obligadas a
inmediatos y adversarios declarados, pagarles altos tributos y trabajarles
insistían en que "eran gentes advene- las sementeras como verdadera servi-
dizas y naturales de la provincia de dumbre. El poder militar de los chiapa-
Nicoya, que era trecientas leguas de necas era tal, que existen serias dudas
la provincia de Chiapa". La discusión de que alguna vez fueran conquista-
siguió durante la época colonial y se dos por los aztecas. Según Bernal Díaz
ha prolongado hasta nuestros días. De del Castillo eran "los mayores gue-
ella hizo una síntesis el arqueólogo rreros en toda la Nueva España, aun-
Carlos Navarrete, quien llegó a la con- que entren en ellos tlaxcaltecas y
clusión, provisional, de que los chia- mexicanos". 9
panecas vinieron originalmente del No fue sólo la belicosidad de los chiapa-
altiplano central mexicano y emigra- necas la que impresionó a los conquis-
ron hacia Centroamérica por el corre- tadores españoles. Quedaron también
dor costero del Soconusco. Penetraron admirados ante el aspecto señorial de
en el valle del río Grijalva alrededor su asentamiento principal. Era éste
del siglo VI de nuestra era, desde el la única cabecera india de la región
Soconusco según unos, desde Nica- que a los ojos de Bernal Díaz merecía
ragua, al cabo de un largo rodeo, se- el nombre de ciudad. Estaba situada
gún otros.s en la orilla derecha del río Grijalva y
Al decir de los cronistas coloniales, los su nombre era el mismo que tenía
chiapanecas eran un pueblo particu- entonces la majestuosa vía fluvial que
larmente agresivo. A su llegada, ex- bañaba sus murallas: Chiapan. Con
pulsaron a los pobladores autóctonos ese nombre nahua era conocida entre
tzotziles y zoques de las vegas del río los aztecas y así la llamaban los mer-
Grijalva; también se apoderaron de los caderes y soldados mexicas que la vi-
valles colindantes de Macatapana, Cu- sitaban de paso hacia Guatemala.
tilinoco y Nejundilo, la actual Frailes- Los chiapanecas mismos, sin duda,
ca. Extendieron su dominio hasta los utilizaban otro nombre, tomado de su
pasos montañosos que conducían a la propia lengua, probablemente Napi-
costa soconusquense y al istmo de Te- nioka o Pueblo Grande (de napijuá,
huantepec. Sobre los pueblos zoques pueblo y yaka, grande). Bien merecía la
y tzotziles de los alrededores inme- capital chiapaneca ese adjetivo, pues-
diatos ejercían un régimen de terror. to que en ella vivían, a la llegada de
Solían atacarlos de manera continua los españoles, más de cuatro mil fami-
para aprovisionarse de esclavos y lias, en casas bien construidas y orde-
víctimas de sacrificio. Algunas de es- nadas a lo largo de "calles muy en

46
Indio guardando la casa
poblada por un hidalgo de
Ciudad Real (escultura en
piedra de fecha desconocida.
Esquina de la casa de la
familia Tovilla, San
Cristóbal de Las Casas)

47
concierto", según nos informa Bernal nes, tanto la zaque como las mayan-
Díaz del Castillo. ces. La mayoría de las comunidades
Esta gran ciudad no fue, sin embargo, prehispánicas, formadas en el territo-
la primera cabecera que los chiapane- rio que actualmente ocupa el estado
cas fundaron. En un documento de de Chiapas, se identificaban, más que
1571 ellos mismos recuerdan que lle- por su nombre autóctono, por su equi~
garon desde el oriente, bajando poco a valen te en lengua náhuatl. Es dificil de
poco el río Grijalva. En el trayecto esta- aceptar que esta costumbre derivara,
blecieron varios asientos sucesivos, únicamente, de la tardía y muy par-
antes de poblar definitivamente el cial aparición de mercaderes y solda-
lugar en donde los españoles los en- dos mexicas en la región. Aún menos
contraron. Otros centros de población, probable es la idea de que estos nom-
mucho más modestos que Chiapan, bres pudieran haber sido impuestos
fueron en tiempos de la Colonia, los por los indios mexicas y tlaxcaltecas
pueblos de Chiapilla, Acala y Ostuta, que acompañaron a los conquistado-
hacia el noreste; el pueblo de Suchia- res españoles. Es posible que su pre-
pa, hacia el sur, y el pueblo de Po- sencia se deba a la influencia tolteca,
chutla, en el límite sudorienta! del que durante varios siglos afectó, no
territorio chiapaneco. De estos cinco sólo a Chiapas sino a todo el istmo
pueblos, es probable que sólo Suchia- centroamericano.
pa y Acala fueron asentamientos de Los toltecas llegaron, probablemente,
origen prehispánico; los demás fueron en el curso del siglo XI, ocupando mili-
fundados por los frailes dominicos po- tarmente el territorio, sin embargo,
co tiempo después de la Conquista. adoptaron poco a poco el idioma y
Pero no cabe duda de que las tierras buena parte de las costumbres de sus
alrededor de esas nuevas poblaciones súbditos, que en realidad eran los res-
pertenecían a los chiapanecas con an- tos que invasiones de afuera y convul-
terioridad. Así lo indican, hasta la fe- siones internas habían dejado de la
cha, los nombres en lengua chiapaneca refinada civilización que floreció en
de los ríos, cerros y valles de la región. la selva del Lacandón y las áreas limí-
La persistencia de topónimos propios trofes de los Zendales y los Llanos. Se
con los que nombraban a la naturale- originó, así, una cultura mixta, en la
za contrasta con la presencia de nom- cual las aportaciones procedentes de
bres nahuas que recibían los centros la lejana Tula se mezclaron con las
de población. Este fenómeno no es tradiciones locales. Sin duda, la in-
particular de Chiapan y su comarca; fluencia tolteca en Chiapas fue menos
también se daba en las demás regio- decisiva que, por ejemplo, en Yucatán

48
o en el Quiché, pero sí fue lo suficien- venidas del altiplano central. Entre
temente fuerte como para dejar su los elementos de cultura material,
impronta eri la toponimia de la casi identificados por la arqueología, des-
totalidad de los pueblos chiapanecos.lO taca un tipo de cerámica conocida con
La presencia del náhuatl no se limita- el nombre de plomiza tohil, que tiene
ba a los topónimos, este idioma se con- la particularidad de parecer vidriada.
virtió en la lengua culta, hablada N o obstante ser una alfarería local,
por nobles y principales, así como en presenta, sin embargo, efigies de dei-
el vehículo preferido por los merca- dades típicas del centro de México.
deres para el intercambio comercial También dentro del estilo tolteca cae ··
dentro y fuera de Chiapas. Es de su- un tipo de escultura antropomorfa
poner que existiera entre las diversas que generalmente lleva los brazos cru-
regiones chiapanecas un intenso inter- zados sobre el pecho y que ha sido
cambio de productos, transportados por encontrado en las tierras bajas del La-
tamemes, o cargadores, a través de una caudón. Y desde el punto de vista de
amplia red de caminos y senderos. Las la arquitectura, un rasgo extraño a lo
vías de comunicación terrestre y fluvial maya sería, en primer lugar, el carác-
descritas por varios viajeros en la época ter defensivo de los centros ceremo-
colonial, sin duda remontaban al sis- niales, ya sea empleando murallas y
tema desde entonces establecido. La fosos o bien, estableciendo el sitio en
ruta más importante era la que corría lugares que por su naturaleza eran
a lo largo de la costa de El Soconusco, inexpugnables, como es el caso de una
con sus respectivas entradas hacia el cima rodeada por barrancas o una isla
interior, siguiendo los pasos naturales lacustre. 12 .
entre las montañas. Otra vía muy fre- Estos centros fortificados fungían co-
cuentada era la que pasaba por el va- mo cabeceras de pequeños señoríos
lle del río Grijalva, con una desviación que se disputaban entre sí el control,
que cruzaba los Altos, y desde donde tanto de la producción agrícola y arte-
salían varias ramificaciones hacia Ta- sanal, como del comercio de la misma
basco a través de las sierras de los en la región en donde estaban asenta-
Zoques, los Quelenes y los Zendales. dos. A pesar de una intrincada red de
Igualmente importantes eran los ríos interdependencias económicas, COJ1-
Grijalva y Usumacinta con sus muchos tactos culturales y alianzas dinásti-
afluentes, ya que conducían de manera cas, nunca faltaban las rivalidades
natural hacia el Golfo de México. u políticas y los enfrentamientos béli-
Por todos estos caminos, la gente asi- cos. Algunos de esos señoríos lograron
miló y divulgó las ideas y costumbres ejercer cierta hegemonía sobre sus ve-

49
Cuadro 2
Pueblos de indios fundados en Chiapa y Soconusco a partir de 1550
y existentes en 1678

Provincia de Los Llanos Provincia de Los Zaques


1. Santo Domingo Comitán l. Santo Domingo Tecpatán
2. San Agustín Teopisca 2. Na. Sa. Asunción Chicoasen
3. San Francisco Amatenango 3. San Miguel Copainalá
4. Na. Sa. Natividad Aguacatenango 4. San Lucas Osumacinta
5. Santísima Trinidad Zapaluta 5. Santiago Quechula
6. Sa. Ma. Magdalena Coneta 6. Na. Sa. Presentación Coapilla
7. San Cristóbal Aquespala 7. San Agustín Tapalapa
8. Santiago Esquintenango 8. San Marcos Ocotepeque
9. Santa Catalina Comalapa 9. Na. Sa. Asunción Pantepeque
10. San Andrés Yayaguita 10. San Bernardo Tapilula
11. San Pedro Chicomuselo 11. Santa Cruz Ixguatán
12. Na. Sa. Asunción Soya titán 12. San Bartolomé Comistaguacán
13. Santa Cruz Socoltenango 13. San Antonio Pichucalco
14. San Vicente Copanaguastla 14. San Juan Bautista Jitotol
15. Na. Sa. Encarnación Coapa 15. San Gerónimo Comeapa
16. San Juan Bautista Guitatán 16. San Lorenzo Amatán
17. San Sebastián Chalchitán 17. Na. Sa. Asunción Chapultenango
18. San Miguel Pinola 18. Santísima Trinidad Ixtacomitán
19. Sacualpa 19. Santa Catalina Solosuchiapa
20. San Martín lxtapilla 20. San Andrés Micapa
21. San Bartolomé de los Llanos 21. San Pedro Sunuapa
22. San Dionisio Totolapa 22. San Pablo Ostuacán
23. San Juan Bautista Sayula
Provincia de Los Zendales 24. Santa M. Magdalena Cuscaguatán
l. Santo Domingo Chilón 25. Santa M. Magdalena Coalpitán
2. San Idelfonso Tenejapa 26. Santo Tomás Ixtapangajoya
3. San Miguel Huixtán
4. Santo Tomás Oxchuc Priorato de Chiapa y valle de Jiquipilas
5. San Juan Evangelista Cancuc l. Santo Domingo Chiapa
6. Na. Sa. Natividad Guaquitepeque 2. N a. Sa. Presentación Ostuta
7. San Pedro Sitalá 3. San Pedro Mártir Chiapilla
8. San Nicolás Tenango 4. San Marcos Tuxtla
9. Santiago Yajalón 5. San Juan Bautista Ocosocuautla
10. San Miguel Tumbalá 6. San Pedro Jiquipilas
11. San Mateo Tila 7. Santiago Tacuasintepeque
12. Santo Domingo Palenque 8. Santa M. Magdalena de la Pita
13. San Francisco Los Moyos 9. San Pablo Acala
14. San Gerónimo Bachajón 10. San Clemente Pochuta
15. San Jacinto Ocosingo 11. San Esteban Suchiapa
16. San Marcos Sibacá 12. Santo Domingo Cintalapa

50
Barriof.Y alrededores de Ciudad Real. . Provincia d~ Soconusco
l. Na. Sa. Coronación Tlascala l. San Pedro Huehuetán
2. Na. Sa. Asunción,Mexi¡¡anos 2. San Miguel Tusantán
3. San Sebastián Cuxtitál!,1 · 3. Nejapa
4. Santo Domingo E;l Cerrillo 4. Talibe ..
5.SanDiego 5. Na. Sa. Candelaria Tuxtla
6. San Antonio 6. San Agustín Tapachula
7. San Felipe Tizatepeque 7. Espíritu Santo Mazatán
8. Santo Domingo Zinacantán 8. Santiago Cacaguatán
9. Na. Sa. Asunción Ixtapa 9. Ayutla;
10. San Gabriel 10. Chiltepeque
11. San Juan Bautista Chamula 11. Naguatlán
12. Tonalapa
13. Cuilco
14. Na. Sa. Asunción Tepeguiz
La Coronilla y Guardianta 15. Ilamapa
de Hueitiupdn 16. San Blas Tacoalaya
l. San Migu~l Mitontic 17. San Felipe Tizapa
2. San Andrés 1ztacostoc 18. Tiangui,stlán
3. Santiago Hui$tán 19. San Antonio Zapaluta
4. San Pedro Chenalhó 20. Mazapetahua
5. Santa M. Magdalena Tenezacatlán 21. San Francisco Acapetagua
6. Santa Catalina Zactán '
'·:
22. Gueipetagua
7. San Pablo Chalchihuitán 23. San Bartolomé Guilocingo
8. Santa Marta Jolotepeque 24. Santo Domingo Escuintla
9. San Bartolomé de los Plátanos 25. San Mateo Ocelocalco
10. San Antonio Simojovel 26. San Marcos Acacoyagua
11. Santa Catalina Huitiupán 27. San Marcos
12. Na. Sa. Asunción Huitiupán 28. Zacapulco
13. San Pedro Huitiupán 29. Soconusquillo
14. San Andrés Huitiupán 30. San Pedro Mapastepeque
31. San Francisco Tonalá
32. Pijijiapa
33. San Francisco Huixtla

FUENTE: Para los pueblos: Memoria de los lugares que contienen las provincias que ciñen el
obispado de Chiapa-Guatemala, 25 de julio de 1678 (Archivo Histórico Diocesano, Cedulario, t. 4,
cuaderno 8, núm. 11). Para los santos: Razón del número de pueblos de que se componen los tres
partidos de esta Intendencia de Ciudad Real, 1791 (Archivo General de Centroamérica, Guatemala,
Al.17.12-13455-1976).

51
Indio de la costa de la Mar
del Sur y Guatemala
(Códice·Tudela, f. 3v)

cinos más cercanos. Ya mencionamos cacicazgo más importante de la pro-


la preponderancia militar desplega- vincia de los Quelenes. Era una vieja
da por los habitante§ de Chiapan en enemistad que tenía su origen, y con-
el valle que forma el curso medio del tinua retroalimentación, en la dispu-
río Grijalva y hacia la parte sur de los ta por la posesión de las minas de sal .
Altos. Su adversario principal era la en Ixtapa, único depósito de ese codi-
comunidad tzotzil de Zinacantan, el ciado producto en toda la región.

52
PRINCIPALES víAS DE COMUNICACIÓN EN CHIAPA Y SOCONUSCO DURANTE LA
ÉPOCA PREHISPÁNICA

94° 93° 92° 9o

18° 18°

,. /
(
17° 17°

15° 15°

ESCALA
25 50 75 lOO Km

94° 93° 91°

Límite del actual - Principales rutas terrestres


estado de Chiapas • Principales núcleos
_..e; Principales vías fluviales de población
parcialmente navegables

53
Otro rival de Zinacantan, dentro de la periodo clásico tardío y su aislamien-
misma provincia de los Quelenes, era to natural, habían sido apenas tocadas
Chamula, también de habla tzotzil, por las influencias toltecas y mexicas.
pero considerados por los zinacante- Combinaban esa autonomía cultural
cos como inferior en cuanto a cultura con una actitud muy belicosa hacia
y prosperidad económica. Más hacia sus vecinos más cercanos, a quienes
el occidente, en las tierras bajas y al- atacaban con cierta regularidad. Va-
tas pobladas por los zoques, existían rias de ellas pertenecían a las provin-
no menos de cinco sefioríos: Quechu- cias de los Zendales y los Llanos, en
la, que controlaba el comercio con el donde también sobresalían algunos
Golfo de México debido a su condición cacicazgos, a saber Ocosingo y Tila en
de puerto fluvial situado en la ribera la primera, y Comitán y Copanaguas-
derecha del río Grijalva; Ocozocoau- tla en la segunda.13
tla, sobre cuya identidad estamos me- Es sobre esta última comunidad que
jor informados gracias a un documento tenemos mayor información en cuan-
escrito a finales del siglo XVI y que es to a su vida social y política, la cual,
conocido como la Relación de Ocozo- por extensión, mutatis mutandis exis-
coautla; Colpitán, asentado en la mar- tía en las demás. La fuente para nues-
gen del río Sayula; Zimatán, que debía tro conocimiento es el vocabulario
su importancia a su posición estraté- tzeltal-espafiol que el dominico Do-
gica en los confines de las llanuras mingo de Ara recopiló y redactó alre-
tabasquefias, y Tecpatán, sobre el cual dedor de 1560, después de más de una
no disponemos de mayor información década de observar las costumbres
en cuanto a su importancia prehispá- de aquel pueblo y estudiar la lengua de
nica, pero que aparece en el siglo XVI sus habitantes. Sin embargo, ese do-
como la capital de la provincia de Los cumento poco nos revelaría si no fue-
Zoques, probablemente por haber si- ra por la acuciosa interpretación que de
do desde siempre el centro político y él realizó, recientemente, Mario Hum-
ceremonial de la misma. berto Ruz en su libro Copanaguastla
En el otro extremo del actual territo- en un espejo.14 Su lectura es ardua,
rio chiapaneco, el bosque tropical del pero proporciona una muy original
Lacandón era el hábitat de varias co- manera de adentrarse en el mundo
munidades, entre ellas Pochutla y maya chiapaneco, posiblemente tal
Lacamtún, cuyas cabeceras se encon- como haya sido en el momento de su
traban edificadas enmedio de dos la- conquista por los espafioles. No co-
gos. Por su relación más directa con nozco introducción mejor ni tampoco
las antiguas ciudades selváticas del más exigente.

54
PRINCIPALES CACICAZGOS QUE EXISTÍAN EN CHIAPA Y SOCONUSCO A LA
LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES

94° 93° 91'

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Ocozocuoutlo
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c.:~~Q,o?

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15' 15°

ESCALA
25 50 75

94°

Límite del actual • Principales cacicazgos


estado de Chiapas

55
/

LOS ESPACIOS INVADIDOS por un Dios desconocido y agrupa-


dos en dos distritos administrativos
Durante el periodo de la influencia que en su organización sólo consi-
tolteca, que abarca desde fines del si- deraban los intereses españoles: las
glo X hasta mediados del XV, los pue- provincias coloniales del Soconusco y
blos aborígenes de Chiapas siguieron Chiapa. La primera coincidió territo-
constituyendo una región autónoma, rialmente con la entidad antes con-
generadora y dueña de sus propias trolada por los aztecas. La segunda,
estructuras sociales, producción eco- en cambio, fue una creación nueva, ya
nómica y expresiones culturales, no que incluyó, dentro de sus términos,
obstante las múltiples rivalidades po- no sólo la comarca de Chiapan pro-
líticas y divisiones territoriales. Esta piamente dicha, sino además el La-
autonomía se vio seriamente amena- caudón, los Zoques, los Quelenes, los
zada por los intentos aztecas de ex- Zendales y los Llanos, todas ellas regio-
pansión a finales del siglo XV y fue nes que hasta entonces habían sido re-
definitivamente quebrada por la lle- lativamente independientes las unas
gada de los españoles alrededor del de las otras.
año 1520. El proyecto mexica no llegó Durante la época colonial, los nativos
más allá de una conquista parcial y aprendieron a formar parte de esas
effmera. El español, en cambio, conso- dos nuevas "patrias chicas", junto con
lidó una ocupación total y definitiva. los cada vez más numerosos mestizos
A diferencia de los mercaderes y mili- y criollos. Sin embargo, no renunciaron
tares de Tenochtitlan, quienes a fin al sentimiento regional fundamenta-
de cuentas eran portadores de una do en aquellas configuraciones antiguas
cultura similar, los soldados y frailes que habían prevalecido en los tiempos
españoles impusieron costumbres e prehispánicos. Por cierto, los españo-
ideas extrañas. ·les también optaron por dejarlas existir
La irrupción de un mundo tan dife- bajo el nombre de partidos o provin-
rente produjo un profundo cambio en cias.15 Sería la aplicación de las refor-
la vida de los conquistados. Éstos de- mas borbónicas la que alteraría esa
jaron de ser exclusivamente miembros composición tradicional, cuando en
de una comunidad ancestral e hijos 1790 Chiapa y Soconusco fueron fu-
de una patria propia. Por decisión aje- sionadas en una sola intendencia ge-
na se encontraron, -súbitamente, co- neral, 16 que a su vez, en 1821, logró
mo individuos pertenecientes a una su independencia de España. Al nacer
· raza inferior, súbditos de un rey fan- poco después el estado federado de
tasma, al menos para ellos, redimidos Las Chiapas, las seis viejas regiones

56
desaparecieron paulatinamente ante pacto se registró en los tres niveles
el fraccionamiento decimonónico del básicos que conforman la vida de
territorio en trece departamentos.17 cualquier ser humano: la relación con
Las mencionadas divisiones admi- la naturaleza, la convivencia con los
nistrativas sólo tuvieron relevancia demás y la experiencia de lo divino.
para las autoridades españolas y crio- En estos tres terrenos se produjeron
llas con sede en la capital chiapaneca. profundos cambios y, al mismo tiem-
Fueron otras las fronteras que entre po, esfuerzos notables por parte de los
la población autóctona causaron las indios para preservar lo esencial de su
alteraciones que aun perduran hoy. idiosincrasia original.. Antes de anali-
Me refiero a la congregación forzada zar este complejo sistema defensivo,
de los múltiples poblados prehispá- desarrollado por los ocupados a lo lar-
nicos en un número mucho más redu- go de cuatro siglos, vale la pena identi-
cido de pueblos de tipo español; así ficar las principales brechas por donde
como a la reducción no menos deter- el europeo penetró en la fortaleza na-
minante de los nativos a la condición tiva para tomar posesión de ella.
global de "indios", es decir, de gente La desgracia mayor fue, indudable-
declarada como inferior y, con base en mente, el pavoroso descenso demo-
este subterfugio ideológico, invadida, gráfico registrado depués del primer
marginada, dominada y aprovechada contacto con los españoles. Los indios
por los colonizadores. Son estas dos de Chiapas corrieron la misma suerte
medidas las que lograron resistir al que las demás naciones que pobla-
embate de los siglos, ya que las "co- ban el continente americano. Cálcu-
munidades indígenas" de hoy son las los de Peter Ge_rhard hechos en 1979
descendientes directas de los "pueblos para esta región nos indican que en
indios" fundados en aquel momento, 1521, de una población compuesta
de la misma manera que el racismo por 1 700 000 habitantes que proba-
prevaleciente en la sociedad chiapa- blemente vivían en Yucatán, Tabas-
neca es herencia natural de aquella co, Chiapa y Soconusco, para 1550
subordinación separatista establecida sólo quedaban 400 000. Es decir, que
durante la época colonial. la población aborígen se redujo en
Nos faltan los testimonios de los pro- más de un 75 por ciento durante las
pios indios que nos pudieran indicar primeras tres décadas de la coloniza-
cuáles fueron los espacios vitales que ción. El descenso continuó durante 70
se vieron particularmente afectados años más, aunque de manera menos
por la colonización. Sin embargo po- vertiginosa. La población siguió dis-
demos imaginarnos que el mayor im- minuyendo hasta alcanzar, a media-

57
1"::.A ALCALDÍA MAYOR DE CHIAPA Y LA GOBERNACIÓN DE SOCONUSCO
EN LA ÉPOCA COLONIAL (HASTA 1786). SUBDIVISIÓN APROXIMADA
EN PROVINCIAS O PARTIDOS

94° 93° 92° 91°

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26 50 75 100 Km

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Límite del actual .. .. .. Límites aproximados


estado de Chiapa entre provincias
- Límite natural entre
Chiapa y Soconusco

58
LA INTENDENCIA GENERAL DE CIUDAD REAL, 1786-1821
DIVISIÓN APROXIMADA EN TRES PARTIDOS Y 11 SUBDELEGACIONES

94' 93' 92' 9'

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94' 93° 9'

Límites del actual División entre las


estado de Chiapas 11 subdelegaciones
- Divisiones entre los
partidos

59
EL ESTADO DE CHIAPAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
DIVISIÓN APROXIMADA EN 13 DEPARTAMENTOS

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DEPARTAMENTOS
- Límites del estado de Chiapas l. Las Casas 8. Tonalá
a partir de 1882
2. Simojovel 9. Soconusco
Divisiones entre 3. Pichucalco 10. Mariscal
departamentos 4. Mezcalapa 11. Comitán
• Cabecera de departamento 5. Tuxtla 12. Chilón
6. Chiapa 13. Palenque
FuENTE: E. Santibáñez, 1911, p. 5. 7. La Libertad

60
dos del siglo XVII, la cantidad mínima cla de indios, negros y blancos-:, al-
de 300 000 per.sonas, es decir, más o canzaba ya la impresionante cifre de
menos la sexta parte del número de 117 783 personas. Sin embargo, el
habitantes que existía a la llegada de descenso inicial fue causado, princi-
los españoles. lB palmente, por las enfermedades traí-
En lo que se refiere a Chiapa y Soco- das por los europeos, entre ellas la
nusco no disponemos de datos preci- viruela que llegó a México en 1520
sos para el siglo XVI, pero existe una desde Cuba con las tropas de apoyo
breve anotación, puesta en el margen pedidas por Cortés. Desde Veracruz
de un censo levantado en 1611, que y Tenochtitlan se difundió rápida-
alude a lo sucedido en aquella época: mente hacia el sureste hasta llegar a
"Consta por certificación de los más Centroaméricá, adelantándose a las
ancianos de estas provincias [dice la huestes conquistadoras. Cuando és-
nota] que desde la dicha fundación [de tas. llegaron a Chiapa y Soconusco
Ciudad Real en 1528] hasta hoy día en 1524, encontraron a un adversario
[1611] se han menoscabado y dismi- ya diezmado tanto física como psi-
nuido, de cuatro partes de los natura- cológicamente.
les, más de las dos y media".19 Siendo La viruela, que mató alrededor de la
la población india en 1611, según el tercera parte de la población autócto-
censo mencionado, aproximadamente na de aquel entonces, fue seguida en
de 80 000 personas, podemos afirmar 1530-1531 por el sarampión y, 15 años
que en 1528 el territorio tenía alrede- más tarde, en 1546, por otra terrible
dor de 220 000 habitantes. El impacto epidemia cuya identidad no está iden-
de la pérdida entonces sufrida se evi- tificada con certeza pero que quizás
dencia al comparar esta cifra con la fue el tifo. Junto con estas enferme-
arrojada por el censo de 1892: al finali- dades particularmente letales, fueron
zar el siglo XIX, la población india al- entrando a la región otros padecimien-
canzaba apenas unas 160 000 almas. 20 tos, que en Europa desde hacía tiem-
A lo largo de estos cuatro siglos, la po se habían convertido en aflicciones
población india no sólo había des- endémicas pero que en América ad-
cendido debido a las guerras, ham- quirieron proporciones de epidemias
brunas, deportaciones y epidemias; con consecuencias catastróficas. Así,
sino que también había disminuido difteria, paperas y brotes periódicos
por la desaparición de individuos y de viruela y sarampión, aparecieron
grupos enteros que se diluían en el con regularidad a las puertas de las
mestizaje. Según el mismo padrón chozas indias de Chiapa y Soconusco
de 1892, la población ladina -mez- a lo largo de los siglos XVI y XVII.

61
Cuadro3
Evolución de la población en Chiapa y Soconusco, 1520·1911. Cifras aproximadas
Año Provincias Pueblos Indios Negros Mestizos Españoles Totales
Chiapa ? 175 000 175 000
1520 Soconusco 40 45 000 45000
Total 220 000 220 000

Chiapa ? 78 000 ? ? 1000 79000


1572 Soconusco 30 6288 ? ? 180 6468
Total 84288 1180 85468

Chiapa 98 75 354 971 1242 77 567


1611 Soconusco 30 7 312 150 116 7 578
Total 128 82666 1121 1358 85145

Chiapa 97 55 287 810 150 56247


1683 Soconusco 33 3200 518 600 4 318
Total 130 58487 60565

Chiapa 86 60640 3 441 5161 2426 71668


1778 Soconusco 22 5848 2887 708 520 9963
Total 108 66488 6328 5869 2946 81628

Chiapa 98 321 15 797 2 913 117 031


1814 Soconusco 6 931 5 710 626 13 267
Total 105 252 21507 3539 130 298

Chiapa 93 102 978 68 653 171631


1870 Soconusco 18 13 234 8822 22056
Total 111 116 212 77 475 193 687

Chiapa 151194 94635 245 829


1892 Soconusco 7 872 23 088 30960
Total 119 159 066 117 783 276 789

Chiapa 311910
1911 Soconusco 48889
Total 360 799

FUENTE: 1520: véase el cuadro 6; 1572: Censo de los Pueblos del Reino de Guatemala, 1572
(Universidad de Texas, Colección J.G. Icazbalceta, 20-1); 1611: véase el cuadro 6; 1683: Censo de
los Pueblos de Chiapa y Soconusco (AGI, Contaduría 815-1); 1778: véase el cuadro 12 y 13: 1814:
véase el cuadro 15; 1870: F.A. Paniagua, 1876; 1892: R. Rabasa, 1895; 1911: Censo de 1910.

62
La interminable cadena de enferme- importación de esclavos africanos por
dades europeas no fue la única inva- los hacendados españoles con el fin
sión de infecciones que los indios de remplazar la mano de obra desa-
chiapanecos padecieron. En las zonas parecida. Son, asimismo, las dos zo-
de clima tropical, entre ellas la costa nas en donde el mestizaje avanzó tan
del Soconusco, la depresión central y rápida y globalmente, que en la ac-
las tierras bajas colindantes con Ta- tualidad la población india es casi
basco, los habitantes fueron víctimas inexistente. Centros prehispánicos co-
de dos mortíferos padecimientos, po- mo Xoconochco y Copanaguastla, de
siblemente africanos: la malaria y la tanta importancia cultural y econó-
fiebre amarilla. La primera parece mica durante el siglo XVI, ahora sólo
haber sido responsable del vertigino- sobreviven como nombres en los ma-
so descenso de la población del Soco- nuscritos y ruinas abandonadas en el
nusco en fechas tan tempranas como paisaje.
el año de 1550. En cambio, la fiebre El impacto causado por las epidemias
amarilla anunció su presencia en el fue aún más grave por presentarse
sureste por primera vez en 1648, al acompañadas de severas hambrunas
mismo tiempo que se presentaba en provocadas por malas cosechas;21 las
Cuba y Yucatán. La fecha relativa- que a su vez fueron consecuencias del
mente tardía de su aparición se debe abandono de las milpas a causa de la
a que su trasmisor, el mosquito Aedes gran mortandad. Los indios se encon-
aegipti, necesitó cierto tiempo para traron, así, encerrados en un círculo
instalarse, adaptarse y multiplicarse, vicioso del cual parecía no existir sali-
antes de empezar a hacer daño. da y que dejó profundas heridas en los
Estas dos enfermedades africanas lo- niveles psicológico y cultural. Tanto
graron en las tierras bajas lo que las indígenas como españoles vieron en
europeas no habían podido en los Al- esta tragedia una señal terrible e
tos de Chiapas: diezmar total o par- inequívoca de castigo divino. Además,
cialmente a la población india. En como los europeos eran prácticamen-
consecuencia, muchos pueblos desa- te inmunes a estas enfermedades,
parecieron de la geografía e historia mientras que los nativos morían por
chiapanecas, tanto en el Soconusco millares, ambas partes interpretaron
como en el valle del Grijalva. Son es- ese hecho como una manifestación de
tas dos regiones en las que actualmen- la preponderancia incontestable de la
te se nota una presencia más marcada religión traída por los extranjeros.
de rasgos negroides entre los habitan- Siempre y en todas partes, el dios cris-
tes, evidentemente resultado de la tiano parecía favorecer a los blancos,

63
Cuadro4
Principales epidemias y hambrunas en Chiapa y Soconusco, 1529-1910
Fecha Descripción Extension o efecto
1529-1531 Plaga y hambruna general
1532-1534 Sarampión general
1545-1548 Cocoliztli general
1565 Peste mató a la mitad de Zinacantán
1576-1581 Matlazahuatl general
1600-1601 Peste mató a un tercio de Comitán y Copanaguastla
1607-1608 Peste general
1631 Peste general
1693 Peste general
1733 Peste Jiquipilas, San Felipe, Bachajón
1769 Langostas hambruna en Yajalón
1771-1773 Langostas hambruna generalizada
1786 Peste de la bola desconocida
1788 Desconocida hambruna en Zinacantán
1795 Viruelas toda la meseta central
1798 Lepra desconocida
1800 Garrotillo varios pueblos
1802-1803 Viruelas toda la meseta central
1803 Tabardillo varios pueblos
1806 Viruelas región zoque
1808 Langostas desconocida
1818 Hambruna Huitiupán
1821 Viruela región zoque
1826 Sarampión general
1829 Fiebre Teopisca, San Bartolomé
1833-1835 Cólera región tzeltal y zoque, San Andrés
1837 Cólera general
1838 Viruela San Bartolomé
1849 Cólera Pantelhó
1850 Cólera San Cristóbal
1856-1858 Cólera San Cristóbal
1862 ·Cólera Bochil
1883 Cólera Soconusco
1910 Cólera Soconusco

FUENTE: R. Wasserstrom,Clasey sociedad en el centro de Chiapas, pp. 91 y 146.

64
sin tomar en cuenta su falta de mora- radero. La introducción de un santo
lidad o piedad. patrono para cada uno de los pueblos
Sólo el debilitamiento físico y el des- que se iban formando resultó ser la
concierto psicológico pueden explicar medida más exitosa de todas las adop-
la asombrosa docilidad con la cual los tadas por el incipiente gobierno colo-
vencidos aceptaron abandonar su tra- nial. Alrededor de ese divino protector
dicional estilo de vida y renunciar a impuesto por los españoles, los redu-
su antigua cosmovisión. Los "pueblos cidos volvieron a estructurar su vida
de indios", formados por los primeros comunitaria que había sido desarticu-
misioneros a partir del desplazamien- lada por la conquista. 22
to y la fusión de las comunidades La identificación con el santo como
prehispánicas, fueron el universo en fundador y padre del pueblo es toda-
donde los nativos aprendieron a asi- vía el principal factor de unidad entre
milar el nuevo modus vivendi impues- los miembros de las comunidades chia-
to por los vencedores. Fue un proceso panecas. Ese parentesco místico cons-
de lenta pero inevitable aculturación tituye el núcleo alrededor del cual gira
que para los indios significó la pérdi- el complejo sistema de fiestas y cargos
da gradual de una parte considerable religiosos que caracteriza la conviven-
de su identidad original. Los espacios cia sociocultural de cada entidad. Se
que mayor alteración sufrieron fueron trata de una construcción cuyos mate-
la religiosidad comunitaria, la convi- riales provienen tanto del patrimonio
vencia social, la organización laboral prehispánico como del arsenal cris-
y la relación con la tierra. tiano aportado por los frailes misione-
La llamada "reducción a poblado" en ros. Debido al estrecho control que
el sentido de congregación forzada de éstos ejercieron para mantener la pu-
campesinos acostumbrados a una vida reza de los ritos católicos implanta-
con mayor libertad, no sólo expresaba dos, la tradición nativa desapareció
esa obligada concentración habita- en buena medida del escenario públi-
cional; sino que, además significaba co, para refugiarse en el ámbito redu-
la disminución de la autonomía con la cido de la devoción familiar. El paraje
cual los indios habían administrado, alejado de la cabecera se convirtió en
hasta entonces, su producción agríco- el universo en donde los indios lo-
la, el intercambio de bienes, la distri- graron, a pesar de la continua vigi-
bución del trabajo, las relaciones lancia eclesiástica, preservar muchas
humanas, las fiestas religiosas. Sobre de sus antiguas costumbres.
todo, en este último aspecto el cambio Otro espacio invadido y profundamen-
fue particularmente impositivo y du- te alterado fue la tierra, tanto en su

65
tenencia como en su aprovechamien- cios de la población: la señorial Ciu-
to. La obligada congregación provocó dad Real de Chiapa, llamada después,
el abandono de grandes zonas que an- sucesivamente.; San. Cristóbal Las Ca-
.teriormente fueron ocupadas y culti- sas, Ciudad Las Casas y San Cristó-
vadas. Los 120 pueblos coloniales que bal de Las Casas. Sede episcopal desde
a finales del siglo XVI formaron las 1538 y capital provincial desde 1571,
provincias de Chiapa y Soconusco, es- la villa fundada en 1528 por Diego de
taban concentrados en dos áreas rela- Mazariegos y poblada por españoles
tivamente compactas. Alrededor de venidos de México y Guatemala, al
ellas se extendían los ejidos adscritos correr los años, se mezcló, territorial
legalmente a cada comunidad, pero y étnicamente, con los pueblos de los
más allá de estos límites se encontra-
ban inmensas zonas despobladas espe-
rando ser acaparadas por hacendados
españoles y rancheros mestizos. Tres
de ellas, contiguas a los pueblos de
Chiapa, Ocosingo y Comitán, pronto
fueron codiciadas por los dominicos,
debido a la fertilidad de sus suelos y
la cercanía inmediata a los conventos.
Se inició, así, un proceso de despojo
por parte de eclesiásticos y funciona-
rios civiles que fue en aumento a lo
largo de toda la época colonial, despo-
jo que se incrementó en el siglo XIX a
raíz de la promulgación de una serie
de leyes liberales que pusieron a la
venta las tierras comunales de los in-
dios que la legislación española había
creado y respetado.
Despojado de la mayor parte de sus
tierras ancestrales, el indio chiapaneco
vio drásticamente afectados sus acos- Indio pacificado de los Zendales (taltado
tumbrados modos de producción y con- en madera estofada, poco tiempo
después de la rebelión de 1712. Retablo
diciones de trabajo. Apareció en el que se encuentra en la iglesia de la
horizonte laboral un polo centraliza- Caridad, San Cristóbal de Las Casas.
dor que acaparó los productos y servi- Fotografia de Rafael Doniz)

66
indios conquistadores, originarios del ron cerrar la puerta a las reformas
altiplano central, la sierra de Oaxaca desencadenadas en el resto del país e
y los Altos de Guatemala. Pero este impidieron que la población trabajado-
mestizaje no suavizó el profundo des- ra y campesina, entre ella la indígena,
precio por los habitantes autóctonos sacara provecho de ellas. En Chiapas,
que los vecinos de aquella ciudad al- el régimen neocolonial no fue abolido
tanera han heredado de los primeros por la revolución, sigue vivo hasta la
pobladores hispanos, ni mitigó el sis- fecha. 24
tema de opresión que éstos habían
introducido a su llegada. Al contrario,
ambos fenómenos prevalecieron a lo LAS RESPUESTAS NATIVAS
largo de la época colonial e incluso
crecieron. durante el siglo XIX, para Frente a los muchos e interminables
llegar a constituir, en pleno siglo XX, atropellos, los indios de Chiapas, en
uno de los lastres más vergonzosos de vez de ceder, buscaron y encontraron
la sociedad chiapaneca.23 sus propias maneras de resistir. No
La contrarrevolución, armada por el todas las estrategias tuvieron éxito.
terrateniente sancristobalense Alber- Algunas de ellas llegaron a ser calle-
to Pineda Ogario en los Altos de Chia- jones sin salida que desembocaron en
pas durante los años 1914-1920, no la muerte y la aniquilación. Otras
fue más que el desesperado intento de consistieron en una secuencia de pe-
los finqueros de aquella región para queños pero continuos compromisos
conservar el control que durante si- que al final llevaron a sus autores a la
glos habían ejercido sobre la mano de pérdida de la identidad. En muchos
obra barata producida por las comu- casos, sin embargo, los indios supie-
nidades indias. Fue un movimiento ron aplicar con buenos resultados in-
inspirado por intereses e ideas de tipo geniosos modelos de resistencia que
feudal, reacias a los cambios sociales les posibilitaron sobrevivir como etnia
impuestos por el gobierno carrancista y salvaguardar una considerable par-
desde el centro del país. Aliados en te de su cultura antigua, en primer
esta misma causa reaccionaria fueron lugar las lenguas autóctonas. En una
los hacendados de la tierra caliente, proporción también muy notable, pu-
quienes acostumbraban explotar a los dieron adaptar sus costumbres y con-
trabajadores indios con la misma fal- vicciones a las presiones ejercidas
ta de consideración que sus colegas por el sistema colonial y neocolonial,
alteños, no obstante profesar convic- particularmente en cuanto a ·la es-
ciones liberales. Ambos grupos logra- tructuración sociopolítica de la comu-

67
nidad y a las creencias y celebracio- rritorial efectuados por varios grupos
nes de carácter religioso. o individuos hacia los despoblados
A lo largo de los cuatro siglos aquí que se encontraban fuera del control
considerados, los indios de Chiapas gubernamental. La segunda forma de
desarrollaron una gran variedad de resistir se refiere al conjunto de prác-
respuestas a los intentos de subyuga- ticas cotidianas toleradas por las au-
ción por parte de españoles y ladinos. toridades civiles y eclesiásticas por
Y esta diversificación, obviamente, no ser consideradas inofensivas o impo-
se explica sólo desde las múltiples op- sibles de erradicar o por pasar inad-
ciones tomadas por los individuos y vertidas ya que muchas de ellas se
grupos nativos, según su peculiar ubi- llevaban a cabo a escondidas en la
cación en el tiempo y en el espacio; intimidad del hogar o el aislamiento
sino que tiene que ver con la identi- del monte. La tercera categoría, final-
dad de los agentes de dominación que mente, está constituida por aquel es-
ejercieron poder sobre ellos. Para los pacio intermedio, en donde los indios
indios fue muy distinto el trato que -entre ellos y sobre todo los princi-
recibieron por parte de los frailes do- pales- hicieron concesiones menores
minicos del recibido de los alcaldes o mayores, a sus dominadores, con el
mayores. Los primeros se comporta- peligro de perder parcial o totalmente
ron de manera diferente al actuar, al su autonomía.
principio, como misioneros y después En cuanto a la oposición armada, es-
como curas doctrineros. En una pala- tán, en primer lugar, todos los inten-
bra, la resistencia india en Chiapas es tos hechos por la población india para
un fenómeno multiforme y polifacé- defender sus personas y bienes contra
tico, debido a la variedad de los acto- el invasor en el momento del encuen-
res que participaron en ella y de las tro inicial. En el caso de Chiapas, es-
situaciones creadas según el momen- tos enfrentamientos se sucedieron
to y el lugar. durante dos siglos, dependiendo de la
Esta compleja diversidad la pode- suerte peculiar de cada grupo. De he-
mos reducir a tres grandes líneas de cho, la penetración española de las
comportamiento, que son, respecti- tierras chiapanecas se llevó a cabo en
vamente, la resistencia abierta, la distintas etapas y por diversas rutas:
resistencia velada y la_resistencia ne- el paso de Pedro de Alvarado a través
gociada. La primera consiste, sobre del Soconusco, a principios de 1524; la
todo, en los levantamientos armados entrada militar de Luis Marín contra
contra la opresión, pero in el uye tam- los Zoques, Chiapan y los Quelenes,
bién los movimientos de retirada te- en la primavera del mismo año; la

68
expedición de Juan Enríquez de Guz- menos violenta. Son episodios en donde
mán, hacia finales de 1526 y principios heroísmo y mezquindad están inevita-
de 1527; la ocupación de los Llanos blemente mezclados, ya que los prota-
por Pedro Portocarrero, al final del gonistas indios lucharon valerosamente
año 1527 o principios de 1528; el so- por reconquistar la libertad perdida y
metimiento defmitivo de Chiapan, los al mismo tiempo fueron incapaces de
Quelenes y los Llanos por Diego de vencer las tendencias autodestructi-
Mazariegos, a mediados de 1528; la vas y derrotistas que contagiaron
travesía del Lacandón realizada en desde dentro sus esfuerzos.
1530 por Gonzalo Dávila; la incursión No hay mejor escenario para con-
de Francisco Gil Zapata contra los pue- templar y captar los elementos trá-
blos de los Zendales en el año de 1536; gicamente negativos que afectaron el
las entradas sucesivas contra los la- comportamiento indio frente al espa-
caudones en 1542, 1559 y 1586, hasta ñol o ladino: 1) la fatal propensión,
su conquista definitiva en 1695. En ca- en los rebeldes, a retirarse hacia posi-
da una de estas ocasiones, una región ciones defensivas que a la larga se
entera o una comunidad particular vuelven indefendibles, ya que en un
tomaron las armas contra un enemigo momento determinado, los sublevados,
que vino para quitarles la autonomía en vez de seguir atacando, se replie-
y someterlas a un dominio ajeno. gan hacia terreno conocido y encuen-
Una vez impuesta esta autoridad, la tran en él su tumba; 2) el carácter
resistencia armada se convirtió, a los elitista de los movimientos, en donde
ojos de españoles e indios por igual, el común es manipulado y a veces trai-
en rebelión contra el poder estableci- cionado por sus propios dirigentes, era
do. La historiografía ha registrado tres normal que tarde o temprano surgie-
grandes sublevaciones: la de los chia- ra algún principal dispuesto a vender
panecasy zoques entre los años 1532- la causa al enemigo; 3) la limitación
1534; la de los cancuqueros y demás de la insurrección se limitaba a la
pueblos de la provincia de los Zenda- propia comunidad o al entorno inme-
les en 1712, y la de los chamulas y diato, sin posibilidad de establecer
algunas· comunidades vecinas de ha- alianzas duraderas en un nivel regio-
bla tzotzil. en los años 1869~1870. Es- nal y suprarregional: a la hora de la
tos tres movimientos sólo se entienden verdad, los rebeldes se encuentran so-
si se interpretan como momentos en los, sin el apoyo necesario de las co-
que el régimen opresor llegó a tal gra- munidades o provincias vecinas; 4) la
do de violencia estructural que provo- interiorización de los criterios y mo-
có entre los oprimidos una reacción no delos del adversario ante la falta de

69
capacidad de crear símbolos y estruc- general, la dejan en peores condicio-
turas verdaderamente propios, ya que, nes que antes. Por eso no es de extra-
finalmente, los rebeldes sueñan con ñarse que los indios hayan preferido
invertir el orden, en vez de destruirlo encauzar sus esfuerzos de sobreviven-
y erigi,r sobre sus ruinas algo nuevo. cía en el río subterráneo de la resisten-
Estos cuatro rasgos están, aún más, cia velada, dejándola fluir silenciosa
presentes en los motines, es decir, en pero poderosamente debajo de las evi-
los conflictos de carácter más espon- dencias cotidianas. Los universos en
táneo y local, que con frecuencia esta- donde e.sta estrategia dio mejor resul-
llaban dentro de alguna comunidad. tado fueron el hogar y la milpa, los
Estos enfrentamientos a pequeña es- dos reductos más fáciles de defender
cala, pero en ocasiones muy sangrien- contra la intromisión de los clérigos y
tos, han sido, y lo son todavía, muy
frecuentes en la historia de Chiapas.
Quizás el más famoso de ellos fue el
registrado en 1693 en el pueblo de
Tuxtla, en donde los naturales llega-
ron a matar al alcalde mayor. A dife-
rencia de las rebeliones, lo.s motines
son brotes de violencia de corta dura-
ción que no poseen el alcance territo-
rial ni la fuerza organizativa que
caracterizan a las primeras. Por lo ge-
neral, son expresiones de desconten-
to, dirigido no tanto contra la máxima
autoridad en la remota cabecera pro-
vincial, sino contra algún cacique o
gobernador indio impuesto desde arri-
ba y vendido al poder. El motín, en-
tonces, es el momento en el cual la
disidencia latente brota en la superfi-
cie y hace explosión, destruyendo todo
lo que se encuentra a su alrededor,
incluyendo a sus actores. Mujer del pueblo chol de Palenque
Rebeliones y motines son como erup- (litografía de Claudio Linati. Costumes
ciones volcánicas ya que sacuden civils, militaires et religieux du Mexique,
violentamente a la sociedad y, por lo Bruselas, 1828, lámina 29)

70
jueces. Podemos decir que hasta la los indios no tuvieron otra alternativa
fecha las dos corrientes más ricas de que la de someterse a los usos y ritos
tradición india se trasmiten en el se- introducidos por los misioneros espa-
no de la familia gracias al cuidado de ñ.oles y que después fueron estrecha-
las mujeres y por medio del trabajo mente vigilados por los curas doctrineros
campesino a cargo de los hombres. y su pequeñ.o pero omnipresente ejér-
La casa y el campo fueron, asimismo, cito de fiscales y sacristanes. Por lo
la zona de refugio en donde tanto la menos ésta fue la situación hasta me-
lengua como la religiosidad encontra- diados del siglo XIX, cuando a· raíz· de
ron las condiciones más favorables la promulgación de las leyes de Refor-
para sobrevivir, aunque fuera dentro ma, el clero perdió su preponderancia
de los límites de un lenguaje sin apo- económica y política, y ante este des-
yo de la letra escrita y unas devociones pojo decidió abandonar a los pueblos
furtivas y cada vez más desarticuladas indios y tomar el camino del exilio.
del sistema ritual colectivo que había· Para los indios esa inesperada retira-
dado consistencia a las comunidades da significó la oportunidad para desa-
prehispánicas. En la esfera pública, rrollar libremente su propia religiosi-

Mujeres indias de los


Zendales y los Altos
(acuarelas de Claudio
Linati, Acuarelas y
litograf(as, México,
Inversora Bursátil, 1993,
pp. 111 y 145)

71
dad. Y lo hicieron con tal entusiasmo sus arrebatos "paganos" reprimidos
que muchas costumbres que hoy lla- durante el resto del año. Los misione-
man tanto la atención de estudiosos y ros introdujeron esta sabia costumbre
turistas, fueron creadas en aquel mo- con éxito en su labor evangelizadora
mento, partiendo de elementos colo- entre los indios. Todo lo que no podía
niales y prehispánicos ingeniosamente relacionarse de manera directa con
adaptados a la situación de campesinos el Diablo, pero que por otro lado se
decimonónicos. dejaba con dificultad integrar en las
Antes de 1860 esta religiosidad popu- celebraciones católicas, fue relegado
lar se practicaba de man9era clandes- hábilmente a aquellos cinco días de
tina bajo la dirección de curanderos y desahogo permitido. Para los indios el
sabios, que en la comunidad actuaron carnaval se convirtió en el único espa-
como los depositarios privilegiados de cio público en donde podían, más o
las creencias y prácticas antiguas. menos libres, mirar hacia atrás y ser
Precisamente por actuar de manera ellos mismos, sin sufrir intromisión
oculta, estos maestros espirituales ajena. Eran días en los cuales se atre-
autóctonos no han dejado mayor huella vían a retomar sus bailes y cantos
en los documentos. En la actualidad casi olvidados, acompañándolos con
es muy difícil saber en qué consistió instrumentos autóctonos como la flau-
su papel y cuál fue el conjunto de ritos ta de carrizo, el teponaxtle y el cara-
que celebraban. Estos curanderos apa- col. Aún en la actualidad, en muchas
recen, de vez en cuando, como reos en comunidades chiapanecas el carnaval
juicios eclesiásticos, siempre acusados sigue siendo la celebración india por
de idolatría o como sujetos pernicio- excelencia, en la que leyendas anti-
sos descritos como aliados del Diablo guas vuelven a la vida y los ritos pre-
en las cartas pastorales de los obispos hispánicos se apoderan del escenario.25
y en los sermones de los frailes. Sería, sin embargo, una equivocación
Sin embargo, había un momento du- pensar que el carnaval sólo fue produc-
rante el año en que la Iglesia permitía to de una concesión inicial por parte
a las comunidades indias celebrar pú- de los dominadores. También fue el
blicamente sus fiestas ancestrales: el resultado de una paciente reconquis-
carnaval. Los· cinco días previos a la ta de los indios mismos. En este
Cuaresma ya eran en Europa, desde sentido pertenece, como momento
los años medievales, un-breve periodo privilegiado, a esa tercera forma de
durante el cual las autoridades reli- resistencia que he llamado la resis-
giosas se "hacían de la vista gorda" y tencia negociada. No es, por supuesto,
permitían a los habitantes desahogar el único, ya que también las demás

72
fiestas del calendario litúrgico fueron blados indios. En esos asentamientos
aprovechadas por los indios para afir- y en muchas otras comunidades, esa
mar y recrear, a través de ellas, su transformación étnica, evidentemen-
propia identidad: se multiplicaron en te no se debió sólo a la inmigración de
los pueblos las celebraciones en torno españoles y mestizos, sino también a
al santo protector y toda una corte la decisión, de los propios vecinos in-
celestial de santos menores, introdu- dios, de ladinizarse.
cidos para acompañar y servir al pri- Los que sí lograron mantener su iden-
mero; desarrollándose, en relación tidad pagaron un alto precio por obte-
con ellas, no sólo un conjunto de ritos ner tal resultado. El sociólogo Henri
extremadamente complejo, sino tam- Favre, hace 15 años, hizo un feroz
bién un entretejido de cargos y funcio- diagnóstico de la trágica alienación que
nes no menos elaborado.26 afectaría, en su opinión, a las comuni-
Fue sobre todo la capacidad de nego- dades indias de los Altos de Chiapas.27
ciación la que dio a los indios la opor- Se trataría de una debilidad global, ori-
tunidad de sobrevivir como tales. ginada en la "sobreadaptación" mental
Aprendieron a adaptar sus pocas ne- a las condiciones de vida impuestas
cesidades a toda nueva condición que por el sistema dominante. Consistiría,
el régimen dominador les impusiera y además, en la incapacidad de conce-
trataron de preservar, enmedio de los birse a sí mismos fuera de los paráme-
cambios, su identidad profunda. El tros establecidos y considerados como
camino seguido era muy riesgoso, por- normales y hasta justificados. En con-
que las reglas del juego no fueron es- secuencia, a los indios les faltaría la
tablecidas por ellos mismos. En no posibilidad de imaginar y definir al-
pocos casos la adaptación desembocó ternativas sociales viables, prefiriendo,
en entreguismo y, en consecuencia, en más bien, mantener sus aspiraciones
su desaparición como indios, indivi- en un bajo nivel. En otras palabras,
dual o comunalmente. El ejemplo más pudiera parecer que los indios hubie-
evidente es el de la nación de los chia- ran interiorizado el concepto de "po-
panecas, que dejó de existir como tal bres y miserables" que tuvieron de ellos
en el siglo XIX, debido al mestizaje los españoles, llegando a considerarse
étnico y cultural iniciado poco tiempo y actuar como tales.
después de la Conquista. La misma Continuando con Henri Favre, la cen-
suerte corrieron los pueblos de Tapa- tenaria "sobre-adaptación" se expre-
chula, Comitán y Tuxtla, que ahora se saría en cuatro tendencias, todas ellas
presentan como ciudades ladinas pero poco propicias a la transformación de
que durante la época colonial eran po- las comunidades indias en sociedades

73
1ndios disfrazados y danzantes en el
carnaval del Palenque (acuarelas de
Claudio Linati,Ac;uar.elas y litograftas ... ,
op. cit., pp. 175, 177 y 179)

74
maduras: la tendencia a restringir el Efectivamente, es posible encontrar
campo de la conciencia social al hori- en la historia de Chiapas acontecí-
zonte limitado de la propia comuni- mientos que justificarían el cuadro
dad; la tendencia a racionalizar la que hemos pintado. Pero éste no da
situación de depe.ndencia como al- cuenta sino de una parte de la reali-
g.o inevitable por haberse instituido dad. Los indios de Chiapas, además
desde tiempos remotos; la tendencia a de ser víctimas del sistema coloni.al y
sobrevalorar y magnificar lo no indio, neocolonial, intentaron y lograron,
y en contraposición, despreciar y mini- una y otra vez, ser también protago-
mizar lo suyo; la tendencia, finalmen- nistas, convirtiéndose en forjadores
te, a adoptar un comportamiento de activos de su propio destino. Es tiem-
"enconchamiento" que puede llevar a po de reconstruir esa trayectoria pe-
su portador a la depresión y hasta la culiar, en donde para el observador de
autodestrucción. fuera son más patentes las contradic-
He aqUí, descrito en términos poco alen- ciones que los aciertos y más numero-
tadores, el lado oscuro de la medalla. sas las preguntas que las respuestas.
NOTAS
1 Estos datos los he tomado del Censo General de Población y Vivienda, Chiapas, 1990.
2 La información que la Matrtcula de tributos proporciona sobre el Soconusco, ha sido anali·
zada recientemente por Janine Gaseo y Barbara Voorhies en "El máximo tributo. El papel del
Soconusco como tributario de los aztecas", en La economta del antiguo Soconusco, Chiapas (ed. B.
Voorhies), México, UNAM-UNAQH, 1991, pp. 61-113.
3 Véase el mapa de la p. 40, tomado de B. Voorhies (ed.), La economta ... , op. cit., p. 101.
4 Véase el cuadro l.
5 Véase el m:apa de la p. 44.
6 Sobre la complicada situación lingüística d<:! los Llanos, véase el reciente estudio de Lyle
Campbell, The Linguistics ofSoutheast Chiapas; México, Provo, Brigham Young University, 1988.
7 Propongo el uso de ese nombre nahua para identificar a la ciudad y comarca habitada por
los chiapanecas, ya que el nombre castellanizado Chiapa se presta a confusiones por designar
también a la provincia colonial que, además de la.región chiapaneca propiamente dicha, incluía a
los Zoques, los Quelenes, los Zendales, los Llanos y Lacandón. Véase mi libro: Los enredos de
Remesal. Ensayo sobre la conquista de Chiapas, México, CNCA (Regiones), 1992,passim.
8 Carlos N avarrete, "Historia de los chiapanecas", en Revista del ICACH, núm. 15, pp. 157-172,
retomado y ampliado en: The Chiapanec. History and Culture, Provo, New World Archaeological
Foundation, Brigham Young University, 1966, pp. 5-13. Lo que ahora sabemos sobre los chiapa-
necas prehispánicos y coloniales se debe en buena parte a este autor. Véase también mi ensayo:
La batalla del Sumidero. Historia de la rebelión de los chiapanecas, 1524-1534, a través de
testimonios españoles e indtgenas, México, CNCA-INI (Presencias), 1990, que retoma muchas consi-
deraciones formuladas por Navarrete.

75
9 Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, capítulo
166 (Porrúa, 1966, p. 387).
10 Véase el cuadro 2, que enlista los pueblos de Chiapa y Soconusco que existían en 1678. De
las 134localidades enumeradas, 116 tienen nombre en náhuatl.
11 Véase el mapa de la p. 53.
12 Ejemplos que llaman la atención son Chamula (véase la descripción de Bernal Díaz del
Castillo, op. cit., capítulo 166) y Lacantún (véase la descripción de Gonzalo Fernández de Oviedo,
Historia general y natural de las Indias, libro 32, capítulo 4).
13 Véase el mapa de la p. 55.
14 Mario H. Ruz, Copanaguastla en un espejo. Un pueblo tzeltal en el virreinato, 2a. ed.,
México, CNCA-INI (Presencias), 1992.
15Véase el mapa de la p. 58.
16 Véase el mapa de la p. 59.
17 Véase el mapa de la p. 60.
18 Según cálculos hechos por Peter Gerhard en La frontera suroriental de la Nueva España,
México, UNAM, 1992,
19 "Padrón y matrícula de los vecinos españoles y sus hijos y criados, así de negros y mulatos
como de indios,yde la gente que hay en los pueblos. Ciudad Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611",
en AGI, Audiencia de México, 3102. Véase documento 16 en el apéndice.
20 Véase el cuadro 2.
21 Véase el cuadro 4.
22 Para una lista de nombres de los santos dados a los pueblos de indios en Chiapa y
Soconusco, véase el cuadro 2.
23 Véase, con respecto al racismo prevaleciente en San Cristóbal de Las Casas, la opinión de
Rosario Castellanos en el prólogo del libro de Susana Francis, Habla y literatura popular en la
antigua capital chiapaneca, México, INI, 1960. Véase, además, el documento 42 en el apéndice.
24 La permanencia de la explotación neocolonial decimonónica está ampliamente documenta-
da y analizada por Antonio García de León, Robert Wasserstrom y Thomas Benjamín, véase las
notas 10, 13, 16 y 17 de la introducción.
25 Varios carnavales indios han sido objeto de estudios etnohistóricos y antropológicos, entre
ellos el de Bachajón, por Aurore Becquelin-Monod y Alain Breton, "El Carnaval de Bachajón", en
Estudios de Cultura Maya, México, 1979, vol. XII, pp. 191-230; y Jan De Vos, La paz de Dios y del
rey. La conquista de la selva lacandonapor los españoles, 1525-1821, México, FCE, 1990, cap. XI,
pp. 231-243; y varios carnavales de la región tzotzil, por Victoria Reifler Bricker, Humor ritual en
los Altos de Chiapas, México, FCE, 1988.
26 También las fiestas religiosas han sido ampliamente estudiadas por antropólogos, en su
mayoría culturalistas y de procedencia extranjera. Un buen ejemplo es el ensayo del japonés
Kazuyasu Ochiai, Cuando los santos vienen marchando. Rituales públicos intercomunitarios
tzotziles, Tuxtla Gutiérrez, UNACH, 1985. Recientemente, los indios mismos han empezado a
describir y analizar sus propias celebraciones gracias a la iniciativa de Jacinto Arias, originario de
Chenalhó, y del Instituto Chiapaneco de Cultura. Véase las referencias en la bibliografía.
27 Henri Favre, "A propos du potentiel insurrectionnel de la paysannerie indienne: oppresion,
aliénation, insurrection", en Actes du XLII Congres International des Américanistes, París, 1978,
vol. 3, pp. 70-82.

76
2. EL TRAUMA INICIAL

Para los indios de Chiapas, la histo- este libro. Antes de abordarla, vale la
ria colonial se divide claramente en pena tratar de reconstruir la experien-
dos periodos: el primero cubre apenas cia de la conquista propiamente di-
una veintena de años; el segundo, en cha, a saber el sometimiento militar.
cambio, se extiende durante casi tres Este periodo "soldadesco" se inició ha-
siglos. El acontecimiento que separa cia fines de 1523 y principios de 1524,
de manera nítida esa experiencia en cuando tanto en Chiapa como en So-
"un antes y en un después", fue la lle- conusco los indios tuvieron su primer
gada de los frailes dominicos en 1544. encuentro con los kaxlanes. Las dos
Fueron ellos quienes establecieron las décadas que le siguieron fueron carac-
bases de un sistema de vida que para terizadas por la guerra, las epidemias,
la población india permanecería vigen- la esclavitud y la destrucción violenta
te hasta mediados del siglo XIX. Las de cuanto los nativos poseían de va-
metas principales de ese proyecto de lioso, entre ello sus adoratorios an-
restructuración sociocultural fueron: cestrales y los ritos allí celebrados.
convertir a los nativos al cristianismo, Constituyen, sin duda, el katún más
introducirlos a una convivencia "civi- oscuro de la historia indígena chiapa-
lizada", y hacerlos dignos y producti- neca, aun tomando en cuenta todas las
vos vasallos de la Corona española. barbaridades probablemente cometi-
Fue una obra a largo plazo que nunca das en tiempos prehispánicos y todos
llegó a cristalizar plenamente por la los atropellos sufridos después. Los
paulatina pérdida del entusiasmo ini- acontecimientos de estos 20 años pro-
cial en los frailes y la constante re- vocaron en las víctimas un trauma de
nuencia de los indios para dejarse tal magnitud que aún perdura en sus
manipular por ellos. descendientes contemporáneos, a pe-
La época "frailesca" será objeto de sar de los esfuerzos hechos para libe-
atención en el siguiente capítulo de rarse poco a poco de su sombra.

77
LALLEGADADELOSKAXLANES tzeltales y tzotziles que vivían en la
cercanía inmediata de los chiapanecas.
La conquista de Chiapas ha sido estu- Estos últimos, al contrario, se opusie-
diada y descrita desde el punto de ron, por lo menos en el primer contac-
vista de los españoles, ya que son ellos to registrado en 1524, con gran coraje
los que dejaron constancia de ella. Pa- a las tropas españolas. Cuatro años
ra ponerse en el lugar de los indios después, al llegar el capitán Diego de
conquistados hay que apelar a la ima- Mazariegos para fundar una villa en-
ginación creativa, virtud esencial del medio de las tierras aún por pacificar,
historiador pero difícil de ejercer. El buena parte de aquellos amigos de la
enfoque del presente trabajo obliga, primera hora, con excepción de los
sin embargo, a realizar tal intento. chiapanecas, se levantaron en armas.l
¿Qué sintieron y pensaron los indios En apariencia no existe ninguna lógi-
al ver llegar a los primeros conquista- ca en estos comportamientos contra-
dores y ser sometidos por ellos? ¿De dictorios, sobre todo por registrarse
qué manera se las arreglaron para sucesivamente, en el mismo grupo. Así
suavizar, en la medida de lo posible, el los chiapanecas, que se mostraron co-
impacto de las enfermedades, del tra- mo feroces guerreros en 1524, cuatro
bajo forzado, del tributo de guerra, de años más tarde actuaron al revés, vol-
la derrota moral, del silencio de sus viendo a tomar las armas en 1532.
dioses, de la aparición de nuevos cul- Sin embargo, muchas actuaciones se
tivos y de animales domésticos des- explican cuando se analizan sobre el
conocidos? Son preguntas que piden trasfondo del juego de fuerzas que pre-
respuestas, no obstante la casi inexis- valecía entonces en Chiapas. Igual que
tencia de testimonios. en el altiplano central, los españoles
Si podemos creer a Hernán Cortés, fueron acogidos como aliados por todo
Pe~ro de Alvarado y Bernal Díaz del aquel grupo que esperaba, así, liberar-
Castillo, hubo en Chiapas dos dife- se más fácilmente de algún adversario
rentes reacciones frente a la invasión que ejercía hegemonía. Ése fue el caso
española: el rechazo armado y el reci- de las comunidades del Soconusco que
bimiento benévolo. En el Soconusco, desde 30 años antes de la llegada de los
por ejemplo, los numerosos pero pe- españoles sufrían el dominio de los az-
queños pueblos de cultivadores de ca- tecas o de los pueblos zoques, tzeltales
cao parece que se declararon amigos y tzotziles que vivían aterrorizados por
de los extranjeros, aun antes de su sus vecinos de Chiapan.
llegada. Similar comportamiento si- Es esta rivalidad política, junto con el
guieron varias comunidades zoques, debilitamiento provocado por las en-

78
fermeda,des traídas por los españoles, Los señores nativos que tomaron tal
la que explica, de alguna manera, la decisión se dejaron llevar, no sólo por
derrota de los indios frente al puñado viejos sentimientos de rivalidad, sino
de conquistadores europeos. Éstos también por la esperanza de sacar
nunca hubieran podido ganar tan rá- provecho de dicha alianza. Su objetivo
pidamente la contienda, de no ser por principal parece haber sido el de sal-
la ayuda recibida de las comunidades vaguardar su posición privilegiada y
que desde el principio se pusieron de perpetuarla bajo el nuevo régimen.
su lado. Se repitió así, en una escala Así lo indican, por lo menos, las pro-
regional, el fenómeno que unos años banzas de méritos y servicios que estos
antes había proporcionado a Hernán mismos señores mandaron redactar,
Cortés y su pequeño ejército la victo- una vez terminada la guerra. Gracias
ria sobre los mexicas. De igual mane- a estos documentos es posible resca-
ra en Chiapas la alianza establecida tar algunos nombres de ellos y vislum-
entre capitanes españoles y señores brar el porqué y cómo de su actuación.
indios influyó decisivamente para que Destaca la figura de Cuzcacuatl, se-
la balanza de la guerra se inclinara a ñor supremo de Zinacantan, quien en
favor de los pactantes. diciembre de 1522 se dirigió a la villa

Músicos de Ciudad
Real (acuarelas de
Claudio Linati,
Acuarelas y
litograf(as ... , op. cit.,
pp. 169 y 173)

79
de Espíritu Santo (Coatzacoalcos) pa- participó en la expedición de 1524, de
ra ofrecer a los españoles su sumisión que "el cacique de Cachula con unos
y cooperación en la conquista de los principales suyos" acompañaron a los
cacicazgos vecinos. 2 conquistadores en la expedición con-
La participación de la nación zinacan- tra Chiapan, mientras sus súbditos
teca fue de un peso significativo en la les ayudaron a "abrir caminos y llevar
campaña militar que en la primavera el fardaje". 3 La misma escena debe
de 1524 se inició desde Coatzacoalcos. haberse repetido en diversos puntos
Gracias a este apoyo inesperado, el de la geografía chiapaneca, tanto en
capitán Luis Marín y su pequeño ejér- 1524 como en los años posteriores.
cito de 150 soldados, de a pie y acaba- Otro importante contingente de indios
llo, lograron someter a la mayoría de aliados fue, por supuesto, el que vino
los pueblos zoques, algunas comuni- reclutado por los españoles desde el va-
dades tzotziles y, sobre todo, a la na- lle de México, del altiplano de Tlaxcala,
ción de los chiapanecas. Cuatro años la Sierra Mixteca y los Altos de Gua-
después, en 1528, Cuzcacuatl y su gen- temala. Es imposible saber su núme-
te fueron al encuentro del capitán ro exacto pero se puede suponer que
Diego de Mazariegos para ofrecerle superaba en mucho el de los conquista-
también a él la bienvenida. Lo acom- dores europeos. Los que acompañaron
pañaron desde Cintalapa, en los con- a Luis Marín en 1524 probablemente
fines de Tehuantepec, hasta su propio regresaron con él a Coatzacoalcos, ya
pueblo, de nuevo proporcionando a los que esta primera "entrada" no se con-
españoles los víveres necesarios, la solidó en una población permanente.
información indispensable y la ayuda En cambio, los que llegaron en ese
militar donde hiciera falta. mismo año a Guatemala como tropas
El caso de Cuzcacuatl es conocido por- de apoyo al servicio de Pedro de Alva-
que sus descendientes dejaron cons- rado, se establecieron en calidad de
tancia de sus "méritos y servicios" en colonos en las tierras conquistadas. Sin
varios documentos que por fortuna duda, una pequeña parte de ellos se
se han conservado. N o corrieron con quedó en el Soconusco para aumentar,
la misma suerte otros muchos testi- junto con unos pocos mercaderes espa-
monios que, sin duda, nos habrían pro- ñoles, la población de Huehuetlan, fu-
porcionado información similar sobre tura cabecera de la provincia colonial.
la actuación de otros caciques en otras De estos mexicas, tlaxcaltecas y mix-
regiones de Chiapa y el Soconusco. tecos llegados a Guatemala en el sé-
Existe, por ejemplo, el escueto comen- quito de Alvarado, se desprendió en
tario de Berna! Díaz del Castillo, quien 1527 una cantidad no definida para

80
participar en la conquista de Chiapa por los hidalgos se hablaba, junto al
bajo el mando del capitán Pedro Por- castellano, el chiapaneca, el zoque, el
tocarrero. Sabemos de su presencia tzotzil, el chol y, quizás, el tojolabal.
en la fundación de la villa de San Cris- Alrededor de la villa, en los pueblos
tóbal de los Llanos, cerca del pueblo recién fundados, se oía a la gente con-
de Comitán, a finales de 1527 o prin- versar en náhuatl, mixteco, zapoteco,
cipios de 1528. Llegó también en esta quiché y en algunos idiomas más. 4
expedición un número no determina- Convivían así en el valle de Jobel más
do de indios, probablemente quichés, de diez etnias diferentes, cada una con
hipótesis que se ve confirmada por el sus costumbres y lenguas propias, aun-
hecho de que en la actual ciudad de
San Cristóbal de Las Casas, existe la
tenaz tradición de que el barrio de
Cuxtitali fue formado con gente veni-
da de aquella región. Todos ellos fueron
engrosando contingentes indios que
en marzo de 1528 había llegado con
Diego de Mazariegos al valle de Jobel
y que construyeron sus pueblos alre-
dedor de la nueva villa fundada por
aquel capitán.
En los años siguientes esta población
de indios conquistadores no dejó de
crecer, puesto que cada nuevo grupo
de colonos españoles procedentes del
altiplano central, inevitablemente traía
consigo sirvientes y guerreros reclu-
tados en el valle de México y en el ca-
mino de Oaxaca. Si añadimos a ellos
los nativos, hechos esclavos en las pri-
meras batallas o como tales entrega-
dos por sus propios caciques en plan
de tributo de guerra, la composición
étnica y lingüística de la incipiente
cabecera de la provincia colonial de Indio gentil de la provincia Lacand6n
Chiapa conformaba una verdadera to- (acuarela de Claudio Linati, Acuarelas y
rre de Babel. En las casas habitadas litografías ... , op. cit. p. 171)

81
EL VALLE DE JOBEL HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XVII. UBICACIÓN APROXIMADA
DEL RECINTO ESPAÑOL, DEL BARRIO MESTIZO Y DE LOS PUEBLOS INDIOS

EL CERRILLO


CIUDAD
REAL
~CERRO
~
CUXTITALI

DE
GUADALUPE

[r&l Españoles ~ Indios ~ Mestizos

82
que dominaba el castellano y se im- Esta rivalidad se prolongaría después
pondría cada día más el nahuát como en los descendientes de aquéllos, a tal
medio de comunicación entre todos. grado que durante la época colonial
Era este último una variante sui ge- los vecinos de Ciudad Real en particu-
neris del náhtiatl, ya que tomaría en lar y los criollos de Chiapa en general
adelante préstamos de palabras y en- cobrarían fama de pendencieros, una
tonaciones de las lenguas mayances situación que los indios en varias oca-
nativas, además de usar arcaísmos siones sabrían aprovechar para bene-
que remontaban al periodo de domi- ficio propio.
nación tolteca en el siglo XII. Los re- Los yecinos de Villa Real se acostum-
cién llegados, mexicas y tlaxcaltecas, braron, desde el principio, a depender
despreciaron, al principio, ese ''mexi- · por completo del trabajo de los nati-
cano corrupto" pero a la larga harían vos que los rodeaban. Habían hecho el
suya esa peculiar manera de hablar la largo viaje desde Tenochtitlan y Gua-
lengua materna. Un buen día, ellos temala con la idea de poseer minas de
también empezarían a decir Comitán oro y ser dueños de indios. Pronto se
en vez de Comitlan, Zinacantán en dieron cuenta de que el país carecía del
vez de Zinacantlan, Hueyzacatán en vez primero de los recursos anhelados.
de Hueyzacatlan, trocando así poco a Ante este panorama poco alentador,
poco el náhuatl de su tierra de origen algunos decidieron probar su suerte
por el nahuát local. en Honduras, única provincia cen-
Fue por medio de ese "nahuát chiapa- troamericana que tenía yacimientos
neco" que pronto llegaron a los pueblos del codiciado metal. Otros se trasla-
tzotzUes y tzeltales más cercanos, los darqn a la costa del Soconusco, región
requerimientos que exigían a los caci- que desde tiempos prehispánicos era
ques indios el envío de mano de obra y famos'a por sus huertas cacaoteras.
alimentos para los colonos de Villa Otros decidieron dirigirse a Nicara-
Real. Éstos habían aumentado con- gua y embarcarse en uno de los navíos
siderablemente su número al juntár- que Pedro de Alvarado estaba prepa-
seles, en el mes de mayo de 1528, los rando para la conquista de Perú.
vecinos de la villa de San Cristóbal de Los que optaron por quedarse inicia-
los Llanos, desmantelada por órdenes ron la exploración de la única riqueza
enviadas desde la Nueva España. La q~e a sus ojos ofrecía la región: sus
población india de Chiapas fue enton- habitantes. El primer servicio que exi-
ces por primera vez testigo de la sorda gieron a los indios fue el sustento de
lucha de poder que existía entre los cada día. Hubieran muerto de hambre
diversos grupos de conquistadores. y de frío, si los industriosos naturales

83
Hombres del pueblo tzotzil de Chamula matando a su cura (fragmento de una litografía de Juan Pedro
Martínez, poco tiempo después de la rebelión de 1869. Fondo Prudencio Moscoso, Archivo Histórico de
la Ciudad de San Cristóbal)

'~¡¡,
les de Zinacantán, Chamula, Ecatepec y haya perdido tiempo en sembrar las
Huixtán, no les hubieran llevado las semillas y criar los animales traídos
tortillas y fabricado los ranchos provi- desde Castilla.
sionales de la primera temporada. Es Los esclavos y trabajadores tempora-
decir, que los conquistadores iniciaron les, obligados a cuidar los huertos y
su estancia en la nueva patria, sobrevi- traspatios de los vecinos españoles,
viendo gracias a la dieta y la mano de aprendieron a manejar el Il}achete y
obra indígenas. La introducción de sus el azadón; a cultivar, para bien de sus
propias costumbres alimenticias y ha- amos, trigo, cebada, coliflor, zanaho-
bitacionales tardó años en producir sus ria, cebolla, espinaca, acelga, manzana,
frutos, aunque es probable que no se pera, durazno y muchas otras frutas y

Mujeres de la región zoque (fotografía de Teobert Maler, 1876. Fondo T. Maler,


Museum für Volkerkunde, Berlín; proporcionadas por el Archivo Histórico de la
Ciudad de San Cristóbal)

85
legumbres. Aún más asombro debió según ellos y con base en sus papeles,
haberles causado el llegar a convivir, era suyo.
en los sitios de ganado mayor y me- Lo que no menciona nuestro cronista
nor, con animales tan extraños como es que iban también en plan de herrar
entonces fueron para ellos el caballo, a cuanto indio o india fuera posible
la vaca, la oveja, el cerdo y la gallina de con el propósito de venderlos a precio
Castilla. 'lbdas estas maravillas que- de oro en los mercados de Veracruz.
daron al principio confinadas al valle Uno de los documentos más antiguos
de Jobel y sus alrededores inmedia- que existen sobre la historia de Chia-
tos, ya que más allá de los límites de pas trata, precisamente, de una expe-
la provincia era todavía frente de gue- dición esclavista organizada desde
rra, tanto para los indios como para Coatzacoalcos por el alcalde de la vi-
los colonizadores españoles. lla, un tal Pedro de Guzmán, quien
En estos primeros años, la frontera fue acusado de haberse llevado en fe-
era cruzada sobre todo por los con- brero de 1528 entre 600 y 900 indíge-
quistadores y no sin buena protección nas originarios de los Zoques y los
de armas blancas y arcabuces. El ob- Quelenes.5 Según los testimonios pre-
jetivo de sus continuas salidas y en- sentados en el juicio, una parte de los
tradas era doble: caer sobre los pueblos infelices fueron entregados como es-
indios cercanos y lejanos para exigir- clavos por sus propios caciques, mien-
les el tributo y, si era posible, hacer tras que los demás fueron reclutados
esclavos a los que se resistían. Cada como tamemes para cargar los produc-
conquistador de cierto rango, antes tos tributados pero herrados en el tra-
de salir de Nueva España o Guate- yecto. La ironía del caso es que el delito
mala, había recibido de su capitán la del cual se acusó al alcalde no fue el
cédula que le otorgaba el derecho a de haber esclavizado a tanta gente,
demandar servicios y productos del sino el de haberlo hecho en una región
pueblo a él encomendado. El primer sobre la cual los vecinos de Coatza-
intento de conquista, efectuado en coalcos ya no tenían ningún derecho.
1524, se hizo precisamente por veci- Este y otros documentos similares re-
nos de Coatzacoalcos que poseían al- flejan el clima de terror que prevale-
gún pueblo chiapaneco en encomienda ció durante aquellos primeros 20 años.
pero nunca habían recibido "ni dos Para las víctimas la situación así
castañetas de sus rndios"' según lo creada puede resumirse en una sola y
afirma Bernal Díaz del Castillo, uno desoladora realidad: la pérdida irre-
de los frustrados encomenderos. Con- parable de su autonomía. Vale la pena
quistaban, pues, para exigir lo que, profundizar más en ella, ya que cons-

86
tituye el origen de muchos resabios de la región; 2) los cultos rendidos a las
vigentes todavía. numerosas deidades locales, regiona-
les y suprarregionales; 3) la jerarquía
religiosa-civil que gobernaba a señoríos
LA PÉRDIDA DE LA LIBERTAD y comunidades periféricas, dándoles la
cohesión y la identidad necesarias; 4)
Para la mayoría de los indios de Chia- el modelo ancestral de asentamiento
pas la vida bajo el régimen de sus alrededor de un centro ceremonial co-
señores naturales no debe haber sido mún, costumbre tan arraigada entre
ninguna maravilla. El cobro de los tri- los agricultores mesoamericanos; 5) el
butos, el trabajo forzado y la esclavi- sistema tributario de productos y ser-
tud no fueron inventos españoles, sino vicios de escala local, limitado como
realidades implantadas en la socie- estaba a las exigencias de los caciques
dad indígena ya desde tiempos anti- naturales, ya que no existía un poder
guos. Eran parte de una civilización central mayor encima de ellos, excep-
que, al lado de esos lamentables exce- to, claro está, en el Soconusco.
sos, también había producido bienes y Los conquistadores sustituyeron es-
valores de los que participaban amos tos cinco factores, o mejor dicho, in-
y siervos por igual. A pesar de una tentaron sustituirlos con un programa
marcada diferenciación social en cla- alternativo que también puede resu-
ses y la despiadada opresión que ésta mirse en cinco puntos: a) reducir los
desencadenaba, todos -señores, sacer- múltiples señoríos a dos entidades te-
dotes, guerreros, mercaderes, artesa- rritoriales y administrativas bajo el
nos, milperos y esclavos- compartían gobierno de un capitán: las provincias
un espacio cultural común, en donde de Chiapa y Soconusco; b) destruir
era posible rendir culto a los mismos cualquier vestigio de la religión indí-
dioses, celebrar las mismas fiestas, gena e implantar la católica, traída
hablar una misma lengua y nutrirse desde España y, por cierto, muy con-
de una misma tradición, más allá de dicionada por la cultura propia de ese
las esferas propias de cada grupo. país; e) aplicar a las comunidades in-
Es este universo autónomo el que fue dias el mismo sistema de gobierno que
profundamente trastocado por la Con- era utilizado en España: el cabildo
quista española. Al llegar los nuevos con sus alcaldes eligidos y sus regido-
señores, se condenaron a su desapari- res perpetuos; d) juntar la población
ción: 1) el mosaico de cacicazgos in- de los asentamientos dispersos en nú-
dependientes y semiindependientes cleos de población más grandes, y e)
que conformaba la geografia política erigir en las dos provincias, sendas

87
cabeceras desde las cuales los gober- la devoción que los conquistadores le
nadores ejercerían el control político y tenían. Como estaba representado a
socioeconómico sobre la población que caballo, con la espada ensangrentada
quedara bajo su jurisdicción. en alto y con hombres muertos a su
Es evidente que este programa no se alrededor, lo tenían por invencible y
realizó de la noche a la mañana. Al justiciero. Igual veneración cobraron
contrario, varios de los puntos arriba por Santa María, sin saber a ciencia
mencionados, entre ellos la fundación cierta si era hombre o mujer, pues casi
de los pueblos de indios o la conver- no existían imágenes en esos prime-
sión a la fe cristiana, ni siquiera llega- ros años; pero como la oían mencionar
ron a ejecutarse durante los primeros continuamente en las conversaciones
20 años. Los conquistadores eran sol- de sus amos, llegaron a bautizar to-
dados, no administradores, y mucho das las cosas de religión con el nom-
menos evangelizadores. Además, eran bre de Santa María. La iglesia, la
pocos entre una multitud de nativos misa, el agua bendita y el sermón se
hostiles y mucho mejor organizados convirtieron en casa, cosa, agua y pa-
que ellos mismos. Nada extraño, pues, labra de Santa María. 6
que decidieran dejar por lo pronto, in- El poco o casi nulo 'afán de educar a
tacto el modelo habitacional y el siste- los indios en los principios de la fe
ma de gobierno tradicionales, sobre cristiana contrastaba con el empeño
todo en aquellas comunidades cuyos por aniquilar los vestigios de su anti-
caciques se mostraron colaboradores. gua religión. En este aspecto, los con-
En cuanto a la predicación de la nue- quistadores desplegaron un celo fuera
va religión, se limitaron a derrumbar de lo común, aunque el resultado de
todo templo e ídolo que pudieran en- su furor no llegó más allá de la des-
contrar y enseñar a los neófitos lo po- trucción de los aspectos visibles de la
co que ellos mismos sabían. religiosidad india. Es muy poca la in-
Sobre el efecto que esta última acti- formación que sobre el asunto pode-
vidad provocó entre la población nati- mos encontrar en las probanzas de
va, existe el testimonio de los frailes méritos de los hidalgos, sin embargo,
dominicos que en 1544 llegaron para se puede suponer que cada comuni-
poner remedio a tan grave problema. dad poseía sus edificios, imágenes e
Si podemos creerles, la prédica de los instrumentos dedicados al culto y que
soldados sembró entfe los indios tal éstos hayan sido los primeros en ser
confusión, que éstos creyeron al prin- derrumbados y despedazados. Este
cipio que Santiago Matamoros era el embate iconoclasta nunca antes visto
verdadero y único dios, al contemplar en tierras chiapanecas, debe haber

88
causado entre los indios un impacto El equiparar la religiosidad nativa
descomunal, ya que al caer templos y con la idolatría no fue el único recurso
esculturas cayeron también los dioses ideológico que utilizaron los españo~
que los moraban. les. Otro subterfugio muy en boga fue
La misma suerte corrieron los sacerdo~ el de justificar la esclavitud de los in-
tes indios que hasta entonces habían dios si éstos ofrecían resistencia ar~
oficiado los ritos antiguos y presidido mada o amenazaban con actuar de
sus celebraciones religiosas. Es claro manera violenta, o en su defecto pro-
que la mayoría de ellos se refugiaron en piciaran la sospecha en este sentido.
la clandestinidad, mientras los irreduc- En tales casos, según los conquistado-
tibles fueron ajusticiados bajo la acusa- res, no era aplicable la real ordenanza
ción de ser servidores del Diablo. La emitida en 1526 desde Granada, que
primera en abrir esa secuencia de már- prohibía, a partir de ese momento, he~
tires por la fe indígena fue una mujer rrar algún indio como esclavo y sacar-
que encontró la muerte en la batalla que lo de su tierra natal para venderlo.
en 1524los chiapanecas libraron contra Los vecinos de Ciudad Real, al decir de
los españoles. Bernal Díaz del Casti- fray Tomás de la Torre, compañero
llo, quien estuvo presente en el com- de Bartolomé de las Casas y primer
bate, dejó de ella y su desesperada cronista de la orden dominica en Chia~
actuación una descripción que merece pa, solían pensar que ya habían cum~
ser rescatada del olvido: plido con las ordenanzas al besarlas y
colocarlas sobre sus cabezas en señal
Traían [dice] [los chiapanecas] en me- de obediencia. B
dio de sus escuadrones una india algo Fray Bartolomé y fray Tomás llegaron
vieja y muy gorda, y, según decían, a la región en 1544, y uno de sus obje-
aquella india la tenían por su diosa y tivos principales fue precisamente la
adivina, y les había dicho que así como erradicación de la esclavitud con base
ella llegase donde estábamos peleando,
en las Leyes Nuevas promulgadas en
que luego habíamos de ser vencidos, y
traía en un brasero unos sahumerios Barcelona dos años antes. Encontra-
y unos ídolos de piedra, y venía pinta- ron entonces a la población literal-
da todo el cuerpo y pegado algodón a mente diezmada por ese vergonzoso
las pinturas, y sin miedo ninguno se tráfico humano. Entre 1524 y 1544,
metió entre los indios nuestros ami- millares de hombres, mujeres y niños
gos, que venían hechos un cuerpo con habían sido herrados como bestias y
sus capitanías, y luego fue despedaza- obligados a salir de sus comunidades
da la maldita diosa.7 con rumbo desconocido. Los menos des-
graciados fueron a parar en las casas

89
Joven chol en el
interior de uno de
los edificios de
Palenque
(fotografía de
Teobert Maler,
ca.1877.Fondo
T. Maler,
Museumfür
Volkerkunde,
Berlín;
proporcionada
por el Archivo
Histórico de la
Ciudad de San
Cristóbal)

90
y haciendas de los hidalgos de Ciudad dos que perdieron, de manera violenta,
Real; la mayor parte, sin embargo, to- su libertad personal y además fueron
mó el camino de Veracruz para ser despojados de lo que más valoraban
deportada hacia las Antillas, encon- en el mundo: su pertenencia a una
trando a menudo la muerte liberado- comunidad y el arraigo a un terruño.
ra antes de llegar a su destino final. No sin razón, las ordenanzas sobre el
Otros fueron trasladados a la costa de buen tratamiento que debía dispen-
Nicaragua para ser enviados, de allí, sarse a los indios insistieron en "no
al lejano y desconocido Perú como ser- sacarlos de su naturaleza", entendien-
vidumbre de Pedro de Alvarado y sus do a esta última no sólo el hábitat
compañeros de armas. 9 físico, sino además el ambiente fami-
El documento más antiguo en donde el liar. El destierro obligado, sin duda,
indio de Chiapas aparece, no como nú- desembocó para muchos en la muerte
mero anónimo dentro de un archivo por tristeza, fenómeno bastante co-
sino como individuo de carne y hueso, mún entre la población indígena. Pero
es, irónicamente, un texto que se refie- los documentos disponibles no hablan
re a la esclavitud. Es una demanda del drama interior de ese "ganado"
judicial hecha el 30 de marzo de 1527 humano que durante dos ominosas
en Tenochtitlan por un tal Toribio de décadas fue arreado por los senderos
Camargo, comerciante, contra Mancio de Chiapas y del sureste mexicano.
de Herrera, vecino de Guatemala. El Por lo general son números desnudos
mercader relata cómo en un viaje que los que pueblan los pocos textos que
realizó en 1525 de México a Centroa- se han conservado: los más de 600
mérica, "traía consigo dos esclavas, la hombres y mujeres quelenes y zoques
una que ha nombre Uxto y la otra ha que en 1528 fueron deportados hacia
nombre Chana, naturales de la pro- Veracruz; 11 los incontables indios
vincia de Chiapa, que se le quedaron tzeltales y choles que en 1535 corrie-
huídas en los Llanos". La segunda nun- ron la misma suerte en manos de dos
ca fue recuperada; Uxto, en cambio, capitanes españoles particularmente
fue capturada de nuevo, llevada a crueles;1 2 los más de 200 esclavos
Guatemala y depositada en casa del chiapanecas que el encomendero Bal-
señor Herrera. El nuevo propietario tasar Guerra de la Vega mantenía en
no pensó en indemnizar al dueño ori- las minas de Copanaguastla, a más de
ginal, quien entonces decidió reclamar 30 leguas de su pueblo de origen; las
eljusto pago por el bien perdido. lO cuadrillas de siervos que ese mismo
Chana y Uxto son las primeras vícti- señor obligaba a trabajar en un inge-
mas de una larga cadena de desterra- nio de azúcar, recién instalado en tie-

91
rras enajenadas a la comunidad;13los en 1525 y 1568, afirmaba que la pro-
80 esclavos vendidos en 1539 por Luis vincia que
de Luna, exalcalde de Ciudad Real, a
solía ser poblada de más de quince mil
Luis de Mazariegos, hijo del fundador
vecinos, que tenían las casas y huertas
de la capital provincial, por cinco mil de cacao muy buenas, y toda ella hecha
pesos de oro. 14 un vergel de árboles de cacaguatales,
El tráfico de esclavos no fue, sin em- [40 años después era] tan fatigada y
bargo, la única desgracia que visitó a despoblada que no había en ella mil y
las comunidades en aquel katún de docientos vecinos [...] ya que los unos se
1524 a 1544, aunque es probable que murieron de pestilencia y otros porque
haya sido la mayor. Otro flagelo fue la no los dejaban reposar los alcaldes ma-
secuencia de epidemias, como ya lo yores y corregidores y alguaciles que
mencionamos, que diezmó a la pobla- tenían y de muchos clérigos y curas que
ción de suyo disminuida por las depor- les ponían los prelados.16
taciones; son escasos los documentos La voracidad de los funcionarios civiles
que dejan constancia de aquéllas, y eclesiásticos, mencionada por Ber-
aunque el panorama pintado en ellos nal Díaz, obviamente no era una pla-
es desolador. A finales de 1529, por ga exclusiva del Soconusco. También
ejemplo, una terrible epidemia de vi- los indios de Chiapa la padecieron,
ruela asoló durante 100 días a toda la aunque en menor medida, ya que los
provincia de Chiapa, causando un nú- clérigos que los administraban eran
mero muy elevado de muertos. Muchos frailes dominicos, en esos tiempos aún
indios abandonaron sus comunidades inspirados por los ideales lascasianos
y se refugiaron en el monte o en otros de la defensa del indio. Pero ese tipo
pueblos menos afectados, dejando de abusos se refiere a una época pos-
atrás a sus muertos pero llevando con- terior a la aquí tratada. En las dos
sigo los gérmenes mortíferos y conta- primera décadas, la administración
giando a los demás.15 colonial estuvo casi exclusivamente
El decremento demográfico causado en manos de los capitanes de conquis-
por deportaciones y enfermedades fue ta y sus seguidores. Por lo menos ése
quizás más sentida en el Soconusco fue el caso en Chiapa, ya que el Soco-
que en Chiapa. Sobre todo las epide- nusco, al principio gobernado por Her-
mias hicieron estragos en los pueblos nán Cortés como su feudo personal,
de la costa, pues el clima tropical era en 1527 fue declarado encomienda de
favorable a la gestación y multiplica- la Corona y desde entonces adminis-
ción de virus y bacterias. Bernal Díaz trada por oficiales enviados desde la
del Castillo, quien visitó el Soconusco Nueva España.

92
En Chiapa, al contrario, las comunida- estos conquistadores hacían, al llegar,
des fueron repartidas, una y otra vez, su propio repartimiento, quitando los
entre los. compañeros de armas de los pueblos a sus dueños anteriores y asig-
capitanes que sucesivamente invadie- nándolos a su gente de confianza. De
ron y ocuparon la tierra: Luis Marín en tal modo, muchas comunidades, sobre
el año de 1524, Juan Enríquez de Guz- todo las más ricas, cambiaron en diez
mán en 1526, Pedro Portocarrero en años siete veces de amo, y éste, una vez
1527, Diego de Mazariegos en 1528, de en posesión de la encomienda, dejó caer
nuevo Juan Enríquez de Guzmán en sobre ellas todo el peso de su codicia.
1529, Pedro de Alvarado en 1531 y Por desgracia no disponemos de una
Francisco de Montejo en 1539. 'lbdos lista de los pueblos que entonces exis-

Cuadro 5
Tributos recibidos en 1541 por el encomendero Pedro de Solórzano
Frecuencia Tipo de tributo Pueblos tributarios
Chamula Analco Moste nango
Todo el año 40 indios de servicio 15 15 10
cántaros, ollas,
n1etates,etcétera

Cada año 14 fanegas de n1aíz 5 5 4


2 fanegas de trigo
4 cargas de frijol
19 cargas de chile 8 8 3
220 plun1as de ave 90 90 40
800 tablas 300 300 200
200vigas 75 75 50
800 fanegas de cal

Dos veces al año 32 gallinas:


16 de la tierra 6 6 4
16 de Castilla 6 6 4

Cada don1ingo 8 gallinas:


3 de la tierra 1 1 1
5 de Castilla 2 2 1

Cada viernes 50 huevos 20 20 10

FUENTE: Probanza de méritos y servicios de Tomás Díaz del Castillo, 1635 en AGI, Patronato
75-3-1, ff. 61-62.

93
tieron ni de los encomenderos que dis- ba capaz de construir y mantener con
frutaron con tan poca piedad de ellos. decoro su casa-poblado en la primera
La intensa explotación, por no existir cuadra de Ciudad Real, lB
casi control alguno, se agudizó aún Si comparamos la explotación vigente
más en la medida en que la población en Chiapa, el sistema tributario del
india disminuyó a causa de las epide- Soconusco parece que fue mucho más
mias. Para no perder los ingresos fija- tolerable. La producción de cacao si-
dos con base en la tasación inicial, los guió siendo controlada en buena
hidalgos acostumbraron seguir exi- parte por los nativos que, asimismo,
giendo el mismo tributo a una pobla- salvaguardaron la tenencia de sus
ción cada vez más diezmada. Lograron pequeñas pero bien cuidadas here-
sostener tal procedimiento hasta 1549, dades. Los pocos españoles que se
cuando un juez venido de Guatemala asentaron en la región no acapara-
para aplicar las Leyes Nuevas descu- ron los cacaotales de los indios, pro-
brió los abusos y castigó severamente bablemente por ser un cultivo muy
a los culpables; de ellos 16 perdieron delicado y exigir mucha experiencia.
su encomienda y muchos otros fueron Se limitaron a vivir bien a expensas
condenados a restituir grandes su- de los nativos, sacándoles el tributo
mas de dinero a los indios vejados.17 legal, expropiándoles cacao adicional
Entre los castigados figuraba un tal y, sobre todo, monopolizando la expor-
Pedro de Solórzano, encomendero de tación del producto hacia las ciudades
Chamula y sus dos anexos, Analco y de México y Guatemala, sin exponer-
Mostenango. Se ha conservado un in- se a los riesgos que a menudo corrían
forme sobre el tributo que estos tres los productores.19
poblados tzotziles entregaron en 1541
a su amo: 40 indios de servicio, los cán-
taros, ollas y piedras de moler que era LA DEFENSA ESPONTÁNEA
menester; durante el año, 14 fanegas
de maíz, dos fanegas de trigo, cuatro La historia de la resistencia india en
cargas de frijol, 19 cargas de chile, Chiapas se inicia con la defensa que
220 plumas de ave preciosas, 800 ta- hicieron varias comunidades zoques,
blas, 200 vigas y 800 fanegas de cal; chiapanecas y tzotziles en 1524. Gra-
dos veces al año, 16 guajolotes; ade- cias al testimonio de Bernal Díaz del
más, cada domingo, cinco gallinas de Castillo sabemos que sobre todo Chía-
Castilla y tres guajolotes; y cada vier- pan y Chamula se destacaron en las
nes, 50 huevos. Sólo de esta manera, batallas que entonces se libraron entre
don Pedro de Solórzano se considera- conquistadores y nativos. El cronista

94
no deja de subrayar el extraordinario
valor que mostraron los indios de las
dos naciones mencionadas. Los chia-
panecas, en especial, son calificados
por él como "los mayores guerreros
que había visto en toda la Nueva Es-
paña". No tiene caso repetir aquí lo
que Berna! Díaz dejó escrito con tanto
detalle en el capítulo 166 de su Histo-
ria verdadera ... Lo mejor es leer el
texto en una de las múltiples edicio-
nes que existen de la obra.
Quiero más bien dejar constancia de
los otros intentos defensivos que son
menos conocidos por carecer de un
cronista empeñado en perpetuar su
recuerdo. Sin embargo, de alguna ma-
nera se dejan rescatar y reconstruir a
partir de las escasas referencias en-
contradas en los documentos de archi-
vo. Gracias a varias probanzas de
méritos y servicios sabemos que tam-
bién hubo resistencia armada en 1528
por parte de los indios. Si no ocurrió
en el momento mismo del encuentro
con las tropas de Mazariegos, segura-
mente fue inmediatamente después,
cuando les exigieron, a los nativos, es- Jefe lacandón del rto Usumacinta
(fotografía de Désiré Charnay, 1882.
clavos, víveres, productos y servicios. Fondo Désiré Charnay, Musée de
Vale, como ejemplo, la declaración de l'Homme, París)
un testigo en la probanza de Juan
Guerra de la Vega, en 154 7, según la
cual "estando Diego de Mazariegos po-
blado en la Villa Real, se alzó y levan-
tó toda la tierra, que no quedaron sino
el pueblo de Ostuta y el pueblo de
Copanaguastla". 20

95
Otra probanza, redactada en 1573 por pañoles, ávidos de oro. No hubo enton-
Juan de Morales para ensalzar las ces combate, pero la mala experiencia
proezas de su padre Cristóbal, con- sacudió a los lacandones de tal mane-
quistador con Mazariegos, identifica ra que determinaron resistir al inva-
a dos comunidades que entonces ofre- sor costara lo que costara. Tomaron
cieron notable resistencia: Coapa, en esta decisión también por constatar
los Zoques, y Quetzaltepeque, en los cómo los pueblos ya sometidos empe-
Quelenes. Los de Coapa pelearon zaron a sufrir la explotación de sus
encomenderos. 22
recogidos en un fuerte y peñol, de don- La opresión generalizada fomentó en
de se defendían y ofendían con mucho varias comunidades el deseo de rebe-
valor a los españoles, así por la forta- larse contra el nuevo régimen. Fue-
leza del lugar como por ser muchos y ron los chiapanecas los que dieron el
valientes los dichos indios; y habiendo ejemplo cuando en 1532 se levanta-
desbaratado cierta .::ompañía de sol-
dados que los quisieron asaltar, el dicho ron contra su encomendero Baltasar
Cristóbal de Morales puso industria y Guerra de la Vega. Este hidalgo fun-
esfuerzo, bajó descolgándose de una gía, además, como lugarteniente de
cadena, con cierto artificio de fuego Pedro de Alvarado, quien desde 1530
para desviar los enemigos, hasta era gobernador de Chiapa. Gracias a
que pudo reformarse en tierra, como las probanzas de méritos redactadas
lo hizo, ganándoles a los dichos ene- después de la pacificación de los re-
migos una plaza, adonde peleó solo beldes, es posible reconstruir en gran-
con grandísimo esfuerzo y valor, don- des líneas esa primera sublevación de
de se vio en grandísimo peligro.21 la historia colonial de Chiapas. Esta
Dos años después, en 1530, otro "pe- reconstrucción, sin embargo, sólo pue-
ñol" fue el escenario de parecido en- de realizarse separando cuidadosa-
frentamiento entre españoles e indios, mente los elementos históricos de las
cuando un grupo de conquistadores añadiduras legendarias creadas por
procedentes de Tabasco cruzó la selva la tradición oral. El mismo tratamien-
oriental de. Chiapa con destino a la to merecen los arreglos novelescos he-
provincia campechana de Acalán y chos por los cronistas coloniales y los
llegó casualmente al lago de Lacam- historiadores más recientes.23
tún. Los naturales tuvieron el tiempo Los chiapanecas de 1.532 sólo eran
de retirarse hacia el monte que les una sombra de aquellos que ocho años
servía de fortaleza, pero no pudieron atrás habían ofrecido tan feroz resis-
evitar que sus adoratorios y casas tencia a los primeros conquistadores.
fueran saqueados por los soldados es- Sin duda, las epidemias y el trabajo

96
Trío de músicos alteños en
la cárcel de San Cristóbal
de Las Casas (fotografía de
Cecilia Sachs de Seler, fin
del siglo XIX. Bildarchiv
Seler, Iberoamerikanisches
Institut, Berlín)

forzado habían mermado de tal mane- palabras allí "aun los pájaros no po-
ra su espíritu de lucha que ya no vie- dían llegar". 24
ron factible el enfrentamiento abierto. La historia no les dio la razón. Balta-
Decidieron, en cambio, retirarse a las sar Guerra, con la ayuda de los vecinos
angosturas del cañón formado por el españoles de Ciudad Real y muchos
río Chiapan, situado a dos leguas de indios amigos los cercaron. A los sitia-
distancia de su ciudad. Allá, en una dos no les valió el intento de impedir el
estrecha lengua de tierra, antes de acceso al cañón con la inmolación de
llegar a los primeros raudales, al pie varias víctimas de sacrificio. Los es-
de una pequeña pirámide dedicada pañoles avanzaron sobre ellos, obli-
a N andadá, dios del agua, se cons- gándoles a abandonar la ciudadela y
truyeron un refugio fortificado. El sitio replegarse hacia una fortaleza adicio-
tenía entre ellos fama de ser inex- nal, edificada sobre una peña tajada.
pugnable, ya que en sus propias Finalmente, los rebeldes tuvieron

97
que abandonarla y se refugiaron aún ejército conquistador cruzó los límites
más adentro del cañón, en unas cue- de su territorio. Decidieron, finalmen-
vas que servían de escondite a sus te, regresar a sus pueblos y aceptar
mujeres y niños. las condiciones de los españoles, no
Las cuevas, situadas encima del pri- sin antes pasar muchos días nego-
mer raudal, fueron el escenario del · ciando su futuro.
dramático alcance que los conquista- Una vez de regreso de los Zaques,
dores dieron a los indios. Éstos, para Baltasar Guerra impuso a la ciudad
no caer en las manos de sus enemigos, vencida de Chiapan dos gobernadores,
trataron de escapar de cualquier ma- escogidos entre los principales indíge-
nera. Algunos de ellos -sobre todo nas. Las nuevas autoridades recibieron
mujeres y niños- perdieron pie y el encargo de supervisar la recauda-
se precipitaron al vado, encontrando ción de los tributos y fomentar la con-
una trágica muerte entre las rocas y versión de sus súbditos a la religión
las aguas turbulentas del río. En su católica. Se han conservado sus nom-
informe sobre las hostilidades, Balta- bres: don Diego (Guajaca) Nocayola y
sar Guerra afirmó que prohibió a sus don Juan (Ozuma) Sangayo. Pero Bal-
compañeros de armas que continua- tasar Guerra parece haber sido un en-
ran con la persecución. Sin duda te- comendero particularmente exigente.
mió perder la mayor parte de sus Según el testimonio de un adversario
indios tributarios. suyo, Juan de Mazariegos, pidió por
Una vez pacificados los chiapanecas, medio de sus dos lugartenientes exce-
el victorioso capitán extendió su cam- sivos tributos y servicios, entre los
paña militar hacia el norte de la pro- cuales figuraban los ya mencionados
vincia de los Zaques. En esta región trabajos forzados en las minas y tra-
limítrofe con Tabasco, en continua piches de su propiedad, hacia donde
efervescencia desde 1524, varios pue- los naturales eran trasladados en cua-
blos habían seguido el ejemplo de drillas de 200 personas.
Chiapan. Según los documentos dis- De acuerdo con esta situación no sor-
ponibles, fueron nueve los que se re- prende que, a finales de 1533, parte
belaron: Ixtacomitán, Ixtapangajoya, de la comunidad volviera a rebelarse,
Comeapa, Solosuchiapa, Mincapa, Os- ahora no sólo contra su encomendero
tuacán, Cualpitán, Zozocolapa y Suchi- sino también contra los dos goberna-
tepeque. La pacificación tomó varios dores indios. La sublevación estuvo
meses, a pesar de no librarse ninguna encabezada por un principal de nom-
batalla con los sublevados. Éstos se bre Sanguiemé, junto con otros 120
retiraron al monte tan pronto como el nobles y sus seguidores. Después de

98
matar a Juan Sangayo -su colega nan ningún desbarrancamiento esta
pudo escapar hacia Ciudad Real-, vez. Finalmente, los alzados se rindie-
los rebeldes se retiraron de nuevo a ron y regresaron a su pueblo para
su asentamiento en el cañón El Su- recibir allí el castigo a manos del caci-
midero. Allí fundaron una comuni- que Diego Nocayola. Éste, en su cali-
dad, rompiendo todo contacto con los dad de teniente de justicia mayor,
demás chiapanecas, quienes habían presidió personalmente las ejecucio-
preferido mantener su lealdad al go- nes de los cabecillas de la sublevación.
bierno español. Sanguiemé fue quemado vivo en una
Este segundo alzamiento fue posible, hamaca colgada entre las dos. ceibas
en parte, porque Baltasar Guerra se que se encontraban en la plaza de la
encontraba fuera de su encomienda y ciudad. Entre 80 y 100 de sus colabo-
gobernación. Pedro de Alvarado lo ha- radores más cercanos terminaron sus
bía llamado desde el puerto de Nica- días ahorcados de las ramas de los
ragua, donde estaba preparando una árboles que bordeaban el río Chiapan.
armada para el Perú. Avisado por men- Los vecinos de Ciudad Real conside-
sajeros, Baltasar Guerra regresó pre- raron la doble victoria lo suficiente-
cipitadamente y preparó sin tardanza mente importante como para enviar a
una nueva expedición militar. Esta vez la Corte de Madrid a un representante
lo acompañaron no sólo los soldados que informara a Carlos V de lo sucedi-
que lo habían seguido en su primera do y pedirle las mercedes correspon-
entrada, sino también los chiapanecas dientes. El rey, impresionado por tanta
que habían permanecido sumisos, en- bravura, tuvo a bien otorgar a la heroí-
cabezados por Diego Nocayola. La cam- ca villa un blasón de armas que conme-
paña siguió exactamente el mismo morara a perpetuidad la hazaña. El
esquema que la anterior. Los rebeldes escudo representaría, según la real pro-
se retiraron de nuevo hacia la fortale- visión que creaba el privilegio:
za y las cuevas del cañón y de nueva
cuenta fueron alcanzados por las tro- ... dos sierras, por medio de las cuales
pas pacificadoras que entraron al río pase un río, y encima de una de las
dichas sierras, a la mano derecha, es-
en canoas y bajaron los acantilados
té un castillo de oro y un león rampan-
con cuerdas y cadenas. te y arrimado a él, y por encima de la
Según una fuente indígena, también otra sierra, a la mano izquierda, salga
en esta ocasión algunos de los sitiados una palma verde con su fruta, con otro
se arrojaron al vacío, en un intento león rampante, arrimado asimismo a
desesperado por escapar. Los testimo- ella, en memoria de la advocación del
nios españoles, en cambio, no mencio- glorioso señor San Cristóbal. 25

99
Este blasón, que en 1920 llegó a ser el cesible y extenso del territorio que ha-
escudo oficial del estado de Chiapas, bitaban. La selva tropical, sin duda,
representa la versión que en 1534 los significó para los españoles un uni-
españoles enviaron sobre los hechos a verso natural y humano muy adverso.
la Corona. Y esta versión fue un infor- Esto no quiere decir que no hayan
me, no sólo tergiversado por sus omi- realizado esfuerzos para explorarla e
siones y exageraciones, sino, además, integrarla a la provincia colonial.
ideologizado debido a la advocación del En 1535, el capitán Francisco Gil Za-
santo protector, San Cristóbal. Con- pata, vecino de San Cristóbal de Los
templado desde este ángulo, el escu- Llanos (antes Villa Real), fue encar-
do se convierte en la expresión por gado por Pedro de Alvarado, entonces
excelencia de la llamada visión de los gobernador de Chiapa, de pacificar el
vencedores. Como tal es el digno pen- noreste de la provincia y fundar en ella
dón del arreglo que de los mismos he- una villa de españoles dedicada a San
chos hicieron los indios chiapanecas Pedro. De manera provisional asentó
que participaron del lado español en la nueva población en la cercanía de
las batallas y salieron también victo- Pochutla, pueblo indio que igual que
riosos: la famosa leyenda del Sumide- Lacamtún estaba situado en una isla
ro, que cuenta cómo los rebeldes, en lacustre. De allí recorrió durante seis
vez de rendirse, se arrojaron -en una meses el centro y el norte de la selva,
sublime demostración de orgullo y dig- con el propósito principal de esclavi-
nidad-, con sus mujeres y niños a cues- zar a los naturales que le ofrecieran
tas, a las aguas del río desde lo más resistencia. Caminando después ha-
alto de las peñas tajadas del cañón. cia el noreste, llegó al río Usumacin-
La rebelión de Sanguiemé fue la últi- ta, en cuya ribera derecha fundó la
ma tentativa de resistencia armada villa en forma definitiva, a corta dis-
por parte de los chiapanecas, quienes tancia del pueblo indio de Tenosi-
a partir de ese momento se convirtie- que. Dos meses después, reapareció
ron en los servidores más leales de los en Chiapa, para continuar sus cace-
españoles. Este comportamiento con- rías de esclavos entre las comunida-
trastó vivamente con el de los lacan- des de la provincia de los Zendales. 26
dones, quienes después de su primera Al año siguiente, dos vecinos de Ciu-
experiencia optaron por no dejarse so- dad Real presentaron una demanda
meter y lograron posponer el momen- judicial en contra del capitán Gil Za-
to de su conquista hasta fines del siglo pata, acusándolo de excesiva cruel-
XVII. En ello influyó mucho, además de dad hacia los naturales. En el pueblo
la voluntad de aquellos indios, lo inac- de Tila, por ejemplo,

100
hizo aparecer ante él a doce indios se-
Ciudad Real pero hidalgo de blasones
ñores y principales, y les pidió le truje-
más modestos. El nuevo encomende-
sen cierta cantidad de indios para ro encontró la muerte a manos de sus
tamemes que llevasen sus cargas, los súbditos la primera vez que fue a exi·
cuales lo hicieron así, y el dicho Fran-
gitles el tributo. Después de ese acto
cisco Gil, y otros por su mandado,
ataron a los dichos indios y los herró
de desafío, a los pochutlecos no les
por el hierro de guerra e hizo.escla- quedó otra alternativa que hacer
vos y los dio a los compañeros, to- causa común con los indios de La-
mando él primeramente su parte, y a camtún, famosos ya por su feroz in-
los catorce señores, los quemó, y a transigencia. 28
otro señor del dicho pueblo, mostran· Chiapan, Chamula, Lacamtún, Coa-
do su crueldad y diabólico ánimo, le pa, Quetzaltepeque y Pochutla son
cortó la una mano y las narices y se los pueblos cuya resistencia armada
las echó colgadas al pescuezo y lo envió
quedó registrada en las fuentes escri-
así a dar a los demás naturales pará tas españolas. Es seguro que hubo
que viéndolo se retrujesen de temor y él
muchos otros más que en aquellos te-
pudiese, so falsos colores, hacerlos es-
clavos.27 ·. rribles primeros 20 años se defendie-
ron de la misma manera contra los
Fue tal el impacto de esta atrocidad y invasores. La lucha, sin embargo, fue
otras similares, que toda la comarca desigual ya que mientras los españo-
entró en un estado de extrema altera- les poseían el armamento más sofisti-
ción. Durante cinco años los pueblos cado de aquella época, los indios· sólo
afectados, particularmente Pochutla, .disponían de flechas de carrizo y cu-
se mantuvieron en abierta rebeldía chillos, hachas y macanas de peder-
contra el gobierno de Ciudad Real. A nal. Es cierto que los invasores eran
principios de 1542, Pedro de Solórza- pocos, pero siempre estuvieron acom-
no, encomendero de Pochutla y Cha- pañados por las implacables epide-
mula, encabezó una expedición militar mias, además de contar con el apoyo
con el objeto de pacificar la región. La decisivo de numerosos contigentes de
campaña tuvo éxito, pero don Pedro; indios "amigos"' que habían venido
al experimentar personalmente lo in- con ellos desde el altiplano GentraLo
hóspito del lugar y el mal genio de · que habían sido reclutados en el ca-
sus habitantes, prefirió renunciar a mino de Oaxaca, así como !os reuni-
sus derechos sobre el pueblo. Éste pa- dos de entre la población local. Sólo
só, entonces, a depender de un tal considerando esos dos factores adver-
Lucas Veneciano, también vecino de sos se explica la derrota de los indios.

101
Indio devoto sosteniendo el peso de la evangelización
(tallado en madera estofada y policromada, siglo XVI.
Púlpito de la catedral de San Cristóbal de Las Casas,
fotografía d13 Rafael Doniz)

102
NOTAS
1 Sobre los primeros años después del contacto el análisis más exhaustivo es el trabajo de
Gudrun Lenkersdorf, Génesis histórica de Chiapas, 1522-1532. El conflicto entre Portocarrero y
Mazariegos, tesis de maestría presentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Publi-
cada por la misma en 1993). Como estudio preliminar sirve mi ensayo: Los enredos de Remesal...,
op. cit.
2 Véase al respecto el excelente artículo de Amos Megged, "Accomodation and Resistance of
Elites in Transition: The Case ofChiapa in Early Colonial Mesoamerica", en HispanicAmerican
Historical Review, vol. 71, núm. 3, Duke University Press, 199.1, pp. 4 77-500.
3 Bernal Díaz del Castillo, op. cit., cap. 166, p. 388.
4 A mediados del siglo XVII, el cinturón de pueblos fundados por indios conquistadores estaba
formado por Mexicanos y Tlaxcala (hablantes de náhuatl), El Cerrillo (varios idiomas autóctonos),
Cuxtitali (¿quiché?), San Diego y San Antonio (mixteco y zapoteco), La Merced (nahuát y castella-
no). Véase el mapa de la p. 82.
5 "Información que mandó correr el capitán Diego de Mazariegos contra Pedro de Guzmán,
1528", en AGN, Ramo Civil, vol. 1276. Véase el dococumento 2 en el apéndice.
6 La observación proviene de fray Tomás de la Torre, cuya crónica fue integrada por fray
Francisco Ximénez en su Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, libro II,
cap. 49 (1977, p. 376).
7 Bernal Díaz del Castillo, op. cit., cap. 166 (1966, pp. 389-390).
8 Tomás de la Torre, op. cit., en Francisco Ximénez, op. cit, libro II, cap. 48 (1977, p. 390).
9 .El tráfico de esclavos y el servicio personal en las provincias centroamericanas antes de la
reforma introducida por Cerrato (1549) han sido estudiados en detalle por William L. Sherman,
El trabajo forzoso en América Central. Siglo XVI, Guatemala, Seminario de Integración Social
Guatemalteca, 1987.
10 Véase lndice y extractos de los protocolos del Archivo de Notartas de México, D.F. (edición
de A. Millares Carlo y J.I. Mantecón), t. I (1524-1528), 1945, núm. 467, p. 128, véase el documen-
to 1 en el apéndice.
11 Véase la nota 5.
12 "Información recibida en la Audiencia de México en razón de los malos tratamientos que
hizo Francisco Gil Zapata. México, 1 de junio de 1537", en AGI, Audiencia de Guatemala, leg. 110.
Véase un extracto del texto en Jan De Vos, No queremos ser cristianos. Historia de la resistencia
de los lacandones, 1530-1695, a través de testimonios españoles e indígenas, México, CNCA-INI
(Presencias), 1990, pp. 48-52.
13 "Juan de Mazariegos contra Baltasar y Juan Guerra por la encomienda de Chiapa de los
Indios. Gracias a Dios, 1547-1549", enAGI, Justicia, leg. 281-1. Véase un extracto del texto en Jan
De Vos, La batalla del Sumidero, op. cit., pp. 130-131.
14 Documento del AGI, publicado sin referencia por Hermilo López Sánchez, Apuntes históri-
cos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, t. I, 1960, p. 270. Véase el documento 4 en el
apéndice.
15 Eldato proviene de "Francisco Marmolejo, vecino de San Cristóbal de los Llanos de Chiapa,
contra Pedro de Estrada, sobre el pueblo de Zinacantlan, 1533", en AGI, Justicia, leg. 120, f. 240.
Véase Amos Megged, op. cit., p. 479.

103
l6 Bernal Díaz, op. cit., cap. 214 (1966, p. 564).
17 El memorable episodio es narrado por fray Tomás de la Torre (F. Ximénez, op. cit, libro 11,
cap. 74, 1970, pp. 512-521) y retomado por fray Antonio de Remesal, op. cit., libro VIII, cap. 23
(1966, pp. 172-175). Para un análisis de los antecedentes, el contenido y la aplicación de las
reformas véase William L. Sherman, op. cit., pp. 182-268.
18 Véase el cuadro 5.
19 Véase Janine Gaseo, "Una visión de conjunto de la historia demográfica y económica del
Soconusco colonial", enMesoamérica, núm. 18 (diciembre de 1989), Antigua, Centro de Investiga-
ciones Regionales de Mesoamérica, pp. 371-399.
2 0 "Juan de Mazariegos contra Baltasar y Juan Guerra por la encomienda de Chiapa de los
Indios. Gracias a Dios, 1547-1549", en AGI, Justicia, leg. 281-1. Véase Jan De Vos, Los enredos de
Remesal..., op. cit., p. 205.
21 "Probanza de méritos y servicios de Cristóbal de Morales, vecino de Ciudad Real de Chiapa.
Ciudad Real, 13 de enero de 1573", enAGI, Audiencia de Guatemala, leg. 57. Véase Jan De Vos, La
batalla del Sumidero ... , op. cit., p. 133.
22 Véase Jan De Vos, "La entrada de Alonso Dávila", en No queremos ser cristianos ... , op. cit.,
pp. 43-48.
23 Véase Jan De Vos, La batalla del Sumidero ... ,passim. Lo que sigue sobre la rebelión de los
chiapanecas está basado en lo expuesto en este libro.
24 Según testimonio de Rodrigo Sas en la "Probanza de méritos y servicios de Baltasar
Guerra. Ciudad Real de Chiapa, 1554", en AGI, Patronato, leg. 60-3-1. Véase Jan De Vos, La
batalla del Sumidero ... , op. cit., p. 110.
25 "Real merced de un blasón de armas a favor de la villa de San Cristóbal de los Llanos de
Chiapa. Madrid, 1 de marzo de 1535", en AGI, Audiencia de Guatemala, leg. 393, libro I, ff.
123-124. Véase el texto en Jan De Vos, La batalla del Sumidero ... , op. cit., pp. 118-123. Véase el
documento 3 en el apéndice.
26 Véase Jan De Vos, "La entrada de Francisco Gil Zapata, 1536", en No queremos ser
cristianos ... , op. cit., pp. 48-52.
2 7 Ibídem, p. 50. Véase la referencia documental en la nota 12.
28 Ibídem, "La entrada de Pedro de Solórzano, 1542", pp. 52-56.

104
3. EL YUGO COLONIAL

Para los indios de Chiapas la época nes por las cuales la Corona introdujo
colonial empezó al establecerse entre una serie de reformas respecto al tra-
ellos el régimen administrativo, 20 años tamiento que deberían de recibir los
después de la llegada de los conquista- indios: abolición de la esclavitud, de
dores. Los agentes de cambio fueron, la servidumbre personal, de los traba-
principalmente, los dominicos, quienes jos pesados; pérdida de encomienda
realizaron el programa de restructu- para aquel que hubiera maltratado a
ración que redujo a las comunidades sus indios; confiscación por parte de
prehispánicas a "pueblos de indios". la Corona de las encomiendas que que-
Tuvieron un papel de menor impor- daran vacantes; proclamación de todo
tancia los oficiales encargados de indio como vasallo libre de su majes-
supervisar la recaudación de los tribu- tad el rey; exención de tributo y servicio
tos, el servicio del trabajo personal, el personal para la población diezmada
cultivo de los productos básicos y la de las Antillas, con el propósito de que
aplicación de }ajusticia. Ambos, cléri- se recuperara. Pero, al mismo tiempo,
gos y funcionarios civiles, llegaron en las Leyes Nuevas crearon varias ins-
1544, los primeros formaban parte del tituciones de gobierno, entre ellas la
séquito de fray Bartolomé de las Ca- Audiencia de Los Confines, con sede
sas, recién nombrado obispo de Ciudad en la Villa de Gracias a Dios.
Real, los segundos fueron enviados La nueva legislación estuvo influida
desde Honduras por la también recién por Bartolomé de las Casas, aunque
instalada Audiencia de Los Confines. éste no había logrado hacer triunfar
Esta iniciativa administrativa fue el plenamente sus ideas. La encomien-
resultado directo de la promulgación da, por ejemplo, no se extirpaba, como
en Barcelona, el 20 de noviembre de él lo hubiera deseado, sino sólo se refor-
1542, de las famosas Leyes Nuevas.! maba. Sin embargo, prácticas viciadas,
Éstas eran, en realidad, dos provisio- que habían introducido los conquista-

105
Joven de algún pueblo tzotzil de los Altos (fotograña de Agustín Casasola, ca. 1900. Fondo Casasola,
Fototeca del INAH)

l
dores estaban condenadas a desapa- qms1eron volver a sus comunidades
recer. Fray Bartolomé se consideraba de origen, ya que llevaban años vi-
responsable de la aplicación de las re- viendo separados de ellas y en el pro-
formas en su obispado. Su llegada y la ceso habían olvidado hasta la lengua
de una veintena de dominicos, en di- materna. Decidieron levantar casa
ciembre de 1544, marcó para los indios en una loma. a espaldas del convento
de Chiapa y Soconusco el comienzo de de Santo Domingo, dando nacimiento
una nueva etapa. Por fin, vieron termi- al primer pueblo de paz fundado en
nar el terror de la guerra y entraron a Chiapas con la ayuda de los frailes.2
vivir, pacíficamente, bajo la tutela de A partir de este momento, El Cerrillo
los frailes. En ese momento no pudie- entró a formar parte del cordón de
ron darse cueli ta de que aquel sistema pueblos indios que rodeaba a Ciudad
de vida, introducido por los misioneros, Real. 3 Pero a diferencia de Cuxtitali,
perduraría hasta el siglo XX. Tampoco Mexicanos, Tlaxcala, San Diego y San
supieron entonces que sus protecto- Antonio, El Cerrillo no fue fundación
res, al fin y al cabo, actuaban al servi- de conquistadores venidos de fuera.
cio de la Corona y no sólo para gloria Fue el único pueblo de indios de la
de su congregación religiosa y la sal- tierra, heterogéneo en cuanto a su
vación de las almas de los indígenas. composición étnica -hubo en él chia-
No fue, sin embargo, fray Bartolomé panecas, zoques, tzeltales, tzotziles,
de las Casas el que puso en práctica choles-, pero unido por una dolorosa
los mandamientos de 1542, sino un experiencia común: el katún de la es-
juez de nombre Gonzalo Hidalgo de clavitud. Asimismo, constituyó el expe-
Montemayor, enviado especial del pre- rimento piloto que animó a los frailes
sidente de la Audiencia de Los Confi- a seguir la misma tarea entre los de-
nes. El principal logro de esta visita más indios de la provincia.
de 1549 fue la liberación de todos los Los pueblos concebidos por ellos servi-
esclavos indios mal habidos. La medi- rían para facilitar, no sólo la evangeli-
da vació, súbitamente, las incipientes zación, sino también la recaudación
casas y fincas españolas de su servicio de los tributos y el reclutamiento de la
y sustento acostumbrados, dejando a mano de obra indispensable para los
sus dueños en la más profunda frus- servicios personales.
tración. Los indios, en cambio, llena-
ron las calles y plazas con su regocijo, LA TUTELA ECLESIÁSTICA
acompañados discretamente por los
frailes con sermones y misas de ac- Los indios se encontraron, de la noche
ción de gracias. Muchos libertos ya no a la mañana, reducidos en seis gran-

107
des zonas pastorales: Chiapa, los Zo- tesca que modificó de manera definiti-
ques, los Quelenes, los Zendales, los va el mapa geográfico y sociocultural
Llanos y el Soconusco. 4 Pronto empe- de la entidad. Todos los pueblos indios
zaron a recibir en sus comunidades la que actualmente existen en Chiapas
visita de los misioneros que, de dos en y muchas poblaciones que ahora son
dos, recorrían sierras y valles con un ladinas deben su asiento y su estruc-
solo objetivo: congregar a los habitan- tura original a las reducciones de aque-
tes de los parajes dispersos en pueblos llos años. Además de sus dos nombres
trazados según un código urbanístico tradicionales -uno maya o zoque, y
netamente europeo y además artifi- el otro nahuát- recibieron de sus fun-
cial. Fray Antonio de Remesal, cronis- dadores uno más, el del santo que les
ta de aquella obra, es muy explícito al había tocado de acuerdo con el repar-
respecto: timiento espiritual. 6
Debió haber sido una tarea suma-
... hicieron primero una planta, para
mente ardua convencer a los indios
que todos fuesen uniformes en edifi-
car: lo primero dieron lugar a la igle- para que dejaran su terruño y se jun-
sia, mayor o menor conforme el número taran con otros para formar un pueblo
de los vecinos; junto a ella pusieron nuevo. Una vez más, fray Antonio de
la casa del padre, delante de la iglesia Remesal es el autor que dejó constan-
una plaza muy grande, diferente del ce- cia de la reticencia india al respecto.
menterio, enfrente la casa de regimien- Reconoce que "muchos tenían firmísi-
to o concejo, junto a ella la cárcel, y allí mo propósito de no salir ninguno de su
cerca el mesón o casa de comuni- casa vieja y ahumada, que estimaba
dad, donde posasen los forasteros. To- más que los palacios más ricos y más
do lo demás del pueblo se dividía por cuajados de oro de toda África ni Euro-
cordel, las calles derechas y anchas,
pa''. Pero también nos da la explicación
Norte a Sur, Leste, Oeste, en forma de
cuadras. 5 más plausible del consentimiento final
de los indios en seguir el consejo de los
Esta forma de "vivir en policía" era, frailes: "muchos indios, alzados por
según ellos, la condición material in- los malos tratamientos de los españo-
dispensable para transformar, poste- les, viendo cómo los padres favorecían
riormente, a la población nativa en y defendían los naturales y les compo-
una comunidad cristiana. En esta es- nían repúblicas para vivir en paz, se
trategia pastoral el elemento princi- redujeron a ellas de su voluntad".7
pal fue la introducción de un santo ''Vivir en paz" para los indios signifi-
católico como protector de cada nueva caba "vivir en paz de los españoles" y
congregación. Fue una labor gigan- esto debe haber sido el motivo principal

108
EL OBISPADO DE CIUDAD REAL A FINES DEL SIGLO XVI. UBICACIÓN APROXIMADA
DE LAS ZONAS PASTORALES

94' ,. ,. 91'

18'
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15' 15~

ESCALA
25 50 75 100 Km
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Límites del actual Vicarías dominicas


estado de Chiapas
Guardianías franciscanas
Límites aproximados
de las zonas pastorales • Beneficios seculares
Prioratos dominicos

109
RECEPCIÓN DE LOS FRAILES EN CHIAPA DE LOS INDIOS, 1545

"Gran rato antes que llegasen [los frailes] al lugar de Chiapa salió todo el pueblo a
recibirlos de esta manera: Venían adelante infinitos muchachos todos juntos y mu-
chos mancebos con ellos, e hincáronse todos juntos de rodillas, un tiro de piedra de los
religiosos, y como el padre vicario los santiguó, se levantaron todos tan a una como si
fueran uno, de la manera que se habían arrodillado y luego todos besaron la mano
unos a uno y otros a otro y, sin hablar a los frailes y sin hablarles los frailes, fueron
todos su camino adelante, llorando los frailes en gran abundancia, viendo lo que
buscaban y los tesoros de almas que allí Dios tenía. Venían cuasi todos desnudos,
cubiertas las vergüenzas con unas mantillas que llaman acá mastel, como ya dije de
los de Yucatán. Tras esto vino a caballo el español, a quien sirven en este pueblo[ ... ]
venía con él a caballo el cacique que llaman don Pedro, indio bien grave y al parecer
honrado, hombre de cincuenta años [... ]y también venía a caballo otro indio llamado
don Juan, muy principal de aquel pueblo en linaje y en hacienda. Tras éstos salieron
los viejos del pueblo, que hay muchos y antiquísimos; venían como sus madres los
parieron, excepto aquella mantita que llaman mastel y unas mantas pintadas, como
moriscas, hechas una rosca y puestas sobre la cabeza. Tienen la tela de medio de la
nariz abierta y allí encajaba una vidriera como ámbar que les hace salir la nariz como
trompa grande y esto fue lo que más se holgaron de ver ... "

Fray Tomás de la Torre, Crónica de la llegada de los frailes dominicos a Chiapa, cap.
49 (Francisco Xhrténez, Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatema-
la de la orden de Predicadores, libro II, cap. 44, p. 377).

para aceptar la reducción. La decisión de diminutas naciones que motu pro-


tuvo, sin embargo, graves consecuen- prio desarrollaron fronteras internas
cias, puesto que al aislar a los indios en los niveles religioso, cultural, polí-
de sus explotadores, los frailes los di- tico y étnico.
vidieron también entre ellos mismos. En 1560, después de diez años de ha-
Según las Leyes de Indias a los indios ber comenzado, la reducción era una
reducidos les estaba prohibido "ir de realidad en por lo menos cuatro de las
un pueblo a otro, so pena de veinte seis zonas pastorales encomendadas
azotes". 8 De esta manera, los frailes a los dominicos. Los frailes tuvieron,
fomentaron entre la población nativa sin embargo, el criterio suficiente para
el surgimiento de más de un centenar respetar los núcleos prehispánicos en

110
donde su desaparición hubiera puesto mingo en la misma ciudad. En cuanto
en grave peligro la producción agríco- a los Quelenes, ese nombre cayó poco a
la y el mercado regional. Así, Chiapan poco, en desuso y fue remplazado por
y Copanaguastla fueron dejados intac- el de Las Coronas o Las Chinampas.
tos debido a su importancia como cen- El primero, sin duda, designaba la lo-
tros comerciales y políticos. De igual calización geográfica de esa región, en
manera, en el Soconusco se salvaron la "coronilla'' o en el punto más alto
los múltiples y pequeños asentamien- de la serranía central; en cambio, el
tos porque la concentración obligada segundo sigue siendo un enigma que
de la gente hubiera fracturado el deli- ninguna fuente explica. lO
cado sistema de cultivo en las huertas A fines del siglo XVI, el obispado de
de cacao. Además, pronto se deshicie- Ciudad Real contaba con 128 pueblos,
ron de su responsabilidad sobre la re- de los cuales 30 pertenecían al Soco-
gión para dej aria en manos del clero nusco y 98 a Chiapa. Un censo levan-
secular. Tomaron la misma decisión tado en 1611 por orden del deán de la
con respecto a la parte más alejada de catedral, marca la división en distri-
la provincia de los Zendales, habitada tos pastorales, los nombres de los pue-
por hablantes de chol. La causa puede blos y el número de personas adultas
haber sido esa barrera lingüística o que entonces vivían en cada uno de
tal vez el hecho de que aquella región ellos. Constituye un elocuente testi-
fue evangelizada por fray Pedro Lo- monio del trabajo llevado a cabo por
renzo, un misionero que había traba- los frailes. Asimismo, es un documen-
jado con mucho éxito pero fuera de la to etnohistórico de primer orden, ya
disciplina establecida por la orden. 9 que cita incluso las comunidades del
Los franciscanos, llegados en 1575, valle central y de la costa del Océano
completaron el cuadro, fundando unos Pacífico que pocos años después desa-
cuantos pueblos en el norte de la dió- parecerían a causa de las epidemias.
cesis, donde las provincias de los Zo- El cuadro 6 presenta este padrón ecle-
ques, los Zendales y los Quelenes se siástico en forma resumida, haciendo
tocaban. En adelante, esta pequeña resaltar la división pastoral que en-
zona montañosa se llamaría La Guar- tonces prevalecía: prioratos y vicarías
dianía, por depender del guardián o dominicas, guardianías franciscanas,
superior provincial de San Francisco beneficios del clero secular.ll
en Ciudad Real. De igual manera, la Entre los frailes y los clérigos seculares
comarca de Chiapan solía llamarse El hubo, desde el principio, una notable
Prior'ato, por ser administrado por el diferencia en cuanto al celo apostóli-
superior del convento de Santo Do- co. Los segundos solían tener poco in-

111
EL OBISPADO DE CIUDAD REAL A PARTIR DE MEDIADOS DEL SIGLO XVII.
DIVISIÓN APROXIMADA EN 40 CURATOS

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ESCALA
25 50 lOO Km
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26 Curatos dominicos 12 Curatos del


Límites del actual clero secular
estado de Chiapas l. Los Zendales (7)
2. Los Llanos (8) 8. Los Zendales (2)
3. Chiapa (3) 9. Xiquipilas (3)
División de las 10 zonas 4. Las Coronas (1) 10. El Soconusco (7)
pastorales 5. Los Zoques (7)
2 Curatos franciscanos
• Cabecera de los curatos 6. La Guardianía (1)
7. El Valle de Jobel(1)

112
Cuadro 6
Población adulta de españoles e indios en Chiapa y Soconusco en 1611
Número Indios Españoles
Divisiones eclesiásticas de pueblos
y Casados Solteros Casados Solteros
Barrios y viudos y viudos
Priorato de Ciudad Real 22 5 260 394 396 50
Priorato de Chiapa 7 5148 1076 30
Priorato de los Zoques 23 6884 615 10
Vicaría de Comitán 10 4680 265 10
Vicaría de Copanaguastla 9 3190 294 28
Vicaría de los Zendales 9 5 414 384 22
Guardianía de Ciudad Real 4 520 57
Guardianía de Gueiteupá 6 1736 9 16
Beneficio de Xiquipilas 4 1700 110 34
Beneficio de Tila 4 1468 64
Beneficio de Huehuetlan 9 1420 60 44 8
Beneficio de Tuxtla 5 712 25 10
Beneficio de Ayuta 5 126 8
Beneficio del Condadillo 7 794 50 2
Beneficio de Ocelocalco 8 326 15 8
Beneficio de Mapastepeque 4 194 10 8
TOTAL 136 39572 3 522 618 58

FUENTE: Padrón y matrícula de los vecinos españoles y sus hijos y criados, así de negros y mulatos
como de indios, y de la gente que hay en los pueblos, Ciudad Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611
(AGI, Audiencia de México, leg. 3102)

terés en evangelizar debidamente a cambio, lo que sí entendían era com-


sus feligreses pero sí mucho en sacar- prar y vender cacao y echar derramas
les servicios, derechos y favores. Abun- de reales y ropa de mercadurías [. .. ]y
dan los documentos en los cuales los tomarles sus mujeres e hijas y dar
indios administrados por los señores mal ejemplo de sí". Por todo eso solici-
beneficiados pidieron al Real Patro- taron ser atendidos por los religiosos
nato ser cambiados al clero regular. de Santo Domingo o San Francisco.12
En 1561, por ejemplo, los nativos del En efecto, los frailes, sobre todo los
Soconusco se quejaron amargamente primeros que llegaron, habían desple-
de sus ministros, porque "no eran len- gado una dedicación fuera de lo común.
guas ni lo procuraban saber [... ]; en Evangelizaron a los naturales, estu-

113
diaron sus lenguas y costumbres, de- La convivencia diaria con los indios
fendieron sus derechos contra los dio a los "padrecitos" una influencia
atropellos de encomenderos y autorida- tan poderosa que pronto se convirtie-
des, transformaron los antiguos centros ron en los verdaderos señores de la
ceremoniales en templos católicos, comunidad. Desde esta posición de
introdujeron nuevos cultivos e indus- mando, remplazaron hábilmente la es-
trias artesanales, iniciaron a los indios tructura sociocultural antigua por una
en la crianza de ganado mayor y me- nueva, impregnada también de sím-
nor, vigilaron la tasación y el cobro del bolos, ritos y cargos religiosos, pero
tributo. De esta manera demostraron sujeta a su estrecha supervisión. Poco a
con los hechos lo que uno de ellos, al poco, las fiestas católicas, las cofradías
llegar, había exclamado en su sermón de santos, las procesiones, las misas y
inaugural: "Indios venimos a buscar, los sacramentos fueron dominando
indios queremos, entre indios habemos y alterando la vida de los indios. En
de vivir y no entre españoles".13 contraposición a los tradicionales ca-
Para realizar tan importante obra, fun- ciques y sabios surgieron los dignata-
daron varios conventos que sirvieron rios, como el fiscal y el sacristán, que
como centros de operación pastoral: por el solo hecho de saber leer y escri-
Chiapa, Ciudad Real, Copanaguastla, bir, acumularon un inusitado poder
Tecpatán, Chapultenango, Ocosingo sobre los demás feligreses.
y Comitán. Atendieron a los pueblos, Las múltiples actividades sociocultu-
visitándolos periódicamente pero siem- rales introducidas consumían una bue-
pre regresando a sus centros para re- na parte del tiempo y de los recursos
cuperarse de las largas caminatas y de cada comunidad. A fines del siglo
retomar la vida conventual. Sin embar- XVII, un juez visitador venido de Gua-
go, llegó el momento en que decidieron temala descubrió que en muchos pue-
dejar de ser misioneros y convertirse blos lo que empezó como un servicio
en curas doctrineros. Nombrados co- ordenado se había pervertido en una
mo tales por el real patronato, se insta- flagrante explotación. En Chamula
laron en los pueblos más importantes, los naturales habían pagado al cura,
elevándolos al rango de "doctrinas" y en 1696, la exorbitante suma de 758
dejando a los pueblos más pequeños pesos con cuatro reales, sin contar los
en el nivel de "visitas". Nació, así, derechos por bautismos, casamien-
un sistema administrativo que fun- tos, funerales y misas de cuerpo pre-
cionó hasta bien entrado elsiglo XIX sente. En el pueblo funcionaban cinco
y que incluso, en cierta forma, toda- cofradías y se celebraban, fuera de la
vía está vigente. Semana Santa, más de 25 fiestas re-

114
Vista del pueblo chol de Palenque (fotografía de C.B. Waite, 1909. Fondo C.B. Waite, Museum für
Volkerkunde, Berlín; proporcionada por el Archivo Histórico de la Ciudad de San Cristóbal)
ligiosas. Sólo el sustento del religioso creciente de comerciantes, tenderos y
costaba 513 pesos con seis reales, sin rancheros, todos ellos ladinos. No es
incluir el servicio diario de dos caba- casualidad que ese proceso de "ladini-
llerangos, una molendera, un cocine- zación" se verificara primero en los
ro, un mayordomo y dos muchachos lugares en donde la permanencia de
porteros. 14 los frailes y la cercanía de tierras fér-
La simbiosis entre cura doctrinero y tiles garantizaban a los inmigrantes
comunidad india fue tanto más nota- estabilidad social y excelentes pers-
ble por no estar permitida legalmente pectivas económicas. Los casos que lla-
la permanencia de un español entre man más la atención fueron Chiapa
la población nativa. La Corona, por de los Indios, Comitán y Ocosingo,
medio de las Leyes de Indias, procuró tres pueblos en cuyas cercanías los
separar radicalmente a los conquista- frailes lograron establecer más de 30
dos de los conquistadores. Blancos, haciendas e ingenios de azúcar.
negros, mestizos y mulatos tenían La riqueza acumulada por los domini-
prohibido establecer vivienda en los cos y su casi monopolio pastoral sobre
pueblos de indios.l5 Y si algún viajero la población india, suscitaron, desde
español por alguna razón tuviera que fines del siglo XVI, la codicia del clero
pernoctar en alguno de ellos, le esta- secular. Éste empezó, con el apoyo del
ba permitido permanecer sólo "el día obispo y elvisto bueno de la Corona, a
que llegara y otro, debiendo salir al reclamar a los religiosos la entrega
tercero so pena de cincuenta pesos de de las parroquias frailescas. En esta
oro de minas por cada día".l6 Es decir, contienda consumieron, ambos ban-
que los pueblos de indios no sólo fue- dos, un considerable porcentaje de
ron divididos y aislados entre sí, sino su energía a lo largo de los siglos
que, además, fueron separados del res- XVII y XVIII. Los dominicos lograron
to de la población al organizarlos co- conservar, sin embargo, sus feudos
mo "república de indios". más importantes y, por supuesto, tam-
Siendo los curas doctrineros la excep- bién sus haciendas agrícolas y gana-
ción a esta regla, no es de extrañar deras, que siguieron siendo propiedad
que el establecimiento de sus conven- de la orden hasta mediados del siglo
tos en las cabeceras invitara, cada vez XIX, cuando la Iglesia perdió sus bie-
más, a los colonos españoles para que nes a raíz de la promulgación de las
siguieran su ejemplo, no obstante las leyes de Reforma. Los dominicos, al
prohibiciones legales. Pronto los pue- ser despojados de sus bienes, abando-
blos más importantes de la provincia naron a sus feligreses y se retiraron
estuvieron ocupados por una minoría hacia Guatemala.

116
EL DOMINIO CIVIL era administrado por oficiales reales
1 venidos desde Tenochtitlan. El cam-
Uno de los cambios introducidos por bio consistió en que el gobernador y
las Leyes Nuevas fue la eliminación sus ayudantes ya no serían designa-
de las gubernaturas semiindependien- dos por las autoridades novohispanas
tes creadas por los capitanes de con- sino por las de Guatemala. Este arre-
quista, las que fueron remplazadas por glo, sin embargo, no se hizo realidad
funcionarios nombrados por las au- sino hasta después de un fastidioso
diencias o la misma Corona. Para el vaivén burocrático, durante el cual la
Soconusco esta medida no fue una in- región costera cambió varias veces de
novación, puesto que desde 1527 ya destino, hasta que en 1569 fue inte-

ELOGIO DE CHIAPA DE LOS INDIOS, 1545

"Este pueblo es muy grande y el mayor que hay en esta provincia, está a la ribera del
mayor río que hay en toda la Nueva España y así abunda de pescado, posee tierras
muchas y las mejores que hay en Indias, cogen cacao dentro de su tierra, siembran
dos veces en el año, y si quisieran sembrar siete también pudieran, porque la tierra
siempre está para ello. Con poca agua que llueva dánse en las vegas del río, que son
muy grandes, todos los mantenimientos de los indios sin que la tierra se labre ni se
cave; solamente la barren y limpian con fuego. Las trojes en que encierran el maíz es
la caña donde nace: cuando lo han menester van por ello y lo traen sin temor que
nadie lo hurte. Están juntos dos maíces, unos con mazorcas secas y otros a las veces
con marzorcas verdes cabe él; y cada día lo vemos esto que no es acá oculto. De ningún
precio es acá la comida, porque cuasi sin trabajo la da la tierra. No han de hacer más
de echarle la semilla tan sin trabajo como los indios la echan, ora sea de maíz, ora sea de
todas las cosas. Hay grandísima abundancia de las frutas de la tierra, piñas, pláta-
nos,jícamas, camotes, aguacates, ciruelas y todo lo demás: de aquí se provee toda la
tierra; frutas de Castilla se dan pocas si no son higos, pero aquí es la madre de los
melones, de las cidras y naranjas; albahacas se hacen tan grandes que no sé si las
podría llamar árboles acopados, berenjenas, coles, rábanos y toda hortaliza, no es
menester más de arrojar por ahí la semilla, que sin ningún beneficio se da todo,
especialmente las cebollas; la yerba común de los campos y de los ejidos son bledos y
verdoladas, bien creo que no hay en Indias pueblos de su manera tan ricos de todo lo
necesario al mantenimiento de los hombres ..."

Fray Tomás de la Torre, op. cit., cap. 49, pp. 378-379.

117
grada al distrito de la Audiencia de introducción ilícita de varios agra-
Guatemala.17 vios adicionales que hicieron la vida
La provincia de Chiapa, al contrario, de los indios apenas tolerable. El al-
perteneció desde 1543 a dicho distri- calde mayor y sus lugartenientes lle-
to, pero con la anomalía de no tener garon a engrosar el grupo formado
funcionario superior que la goberna- por el cabildo de Ciudad Real, los en-
ra.lS En 1535, el cabildo de Ciudad comenderos, los hacendados, los co-
Real había conseguido el privilegio de merciantes y los clérigos, todos los
administrar por sí solo la entidad, al cuales habían aprendido a vivir a ex-
suprimirse el puesto de teniente de pensas de las comunidades indígenas.
gobernador, introducido en 1530 por Estos excesos eran posibles por ser
Pedro de Alvarado. Logró mantener Chiapa el traspatio del reino de Gua-
esa situación hasta 1577, año en que temala; es decir, una provincia muy
la Audiencia de Guatemala nombró a aislada y por ello alejada del control
Francisco del Valle Marroquín como del gobierno central.
primer alcalde mayor de Chiapa.19 A Durante toda la época colonial, lapo-
partir de esta fecha se designó, cada blación india de Chiapa, a pesar de su
cinco años, desde Guatemala primero disminución por las continuas enfer-
y desde España después, a un nuevo medades, siguió siendo la mayor de
alcalde mayor. También a partir de las provincias qU:e componían el men-
esta fecha la provincia de Chiapa fue cionado reino. Contenía el número
elevada al rango de alcaldía mayor. más elevado de tributarios y, por ende,
Para los indios, agrupados por los ocupaba el primer lugar en produc-
frailes en seis distritos y más de 100 ción de bienes conseguidos por medio
pueblos, el cambio de cabildo a alcal- de los impuestos.20 Un padrón, levan-
de mayor no significó ningún alivio, tado en 1683 por los oficiales reales de
sino más bien lo contrario. El nuevo Guatemala, arrojó, para la alcaldía
dignitario, por lo general compraba mayor de Chiapa, un total de 18 429
su puesto a la Corona y llegaba a tributarios, repartidos en 97 pueblos
Chiapa con el propósito de saldar sus y seis barrios indios de Ciudad Real.
deudas lo antes posible. El medio pa- En contraste con esta elevada cifra,
ra lograrlo fue, obviamente, la ex- los 30 pueblos del Soconusco conta-
torsión de la población india, única ban apenas con 800 tributarios, que
riqueza que ofrecía la entidad. El sis- junto con los de Chiapa, daban un
tema de explotación colonial, que de total de 19 229 personas; cantidad
suyo constituía una pesada carga pa- considerable, si la comparamos con
ra los nativos, se duplicó así con la la de otras provincias del distrito de la

118
Audiencia de Guatemala, como por cargando los productos pagaderos al
ejemplo la Vera Paz (10 753), Totoni- rey. Éstos eran considerables, ya que
capán (6 516), Quetzaltenango (3 798) desde fines del siglo XVI quedó esta-
y San Salvador (3 557).21 blecida la cantidad de dos pesos anua-
De los 18 429 indios tributarios de les por cada indio varón entre los 18 y
Chiapa, 16 184 eran vecinos de pueblos 50 años de edad. En Chiapa, debido a
administrados por los dominicos. Los la escasez de moneda, sólo se exigía el
restantes 2 245 provenían de comuni- "tostón del rey", el resto se cobraba en
dades atendidas por los franciscanos y especie, por lo general frutos (maíz,
el clero secular. El alcalde mayor su- chile, frijol, gallinas, miel, cacao, gra-
pervisaba, por medio de sus lugarte- na, pita, liquidámbar, orejuela, patas-
nientes, la recaudación de los tributos te y sal) y manufacturas artesanales
así como la tasación de la población. (ollas, petates y mantas).
Para ambas actividades contaba con Era costumbre vender todos estos
el apoyo de los gobernadores y alcal- productos al mejor postor en almone-
des indios de cada comunidad y, por da pública. El comprador se hacía res-
supuesto, el del cura doctrinero. El ponsable de abastecer de lo necesario
informe de este último era, por lo ge- a clérigos, monjas, religiosos y buró-
neral, más fidedigno que las encues- cratas de Ciudad Real. Asimismo, el
tas hechas por los jueces visitadores. comprador se encargaba de dar la par-
Éstos siempre eran considerados por te que les correspondía a los enco-
los indios como intrusos malvenidos menderos que seguían disfrutando de
que, en vez de reunir a la gente para algún pueblo o, por lo menos, una par-
contarlos, causaban su desbandada por te del mismo. La encomienda continuó
los montes. Un padrón, de sus indios funcionando en Chiapa hasta media-
tributarios "enteros", levantado por dos del siglo XVIII, aunque sus benefi-
los dominicos en 1681, nos proporcio- ciarios ya no eran hidalgos radicados
na una idea de la población de cada en Ciudad Real, sino vecinos influyen-
·pueblo desde este punto de vista.22 tes de la ciudad de Guatemala y miem-
El pago de los tributos por los pueblos bros de la alta nobleza española. Una
de la alcaldía mayor de Chiapa era, vez satisfechos todos estos candida-
para los españoles y criollos de Ciu- tos, el resto de los tributos, o su valor
dad Real, el acontecimiento más im- en dinero, era trasladado a la capital
portante del año. El24 de junio, fiesta guatemalteca y de allí a la metrópoli.
de San Juan Bautista, y el 24 de di- Entre los bienes entregados sobresa-
ciembre, víspera de la N a vi dad, llega- lían las mantas de algodón fabricadas
ban los tamemes a la plaza mayor por las mujeres e hijas de los tributa-

119
Cuadro 7
Padrón de los indios tributarios ente~os administrados por los dominicos, 1681
Priorato de Ciudad Real Priorato de Ocosingo

El Cerrillo 66 Ocosingo 507


Mexicanos 44 Si baca 348
Cuxtitali 25 Tenango 310
Zinacantan 294 Guaquitepeque 375
Istapa 292 Ocotenango 306
San Gabriel 15 Chilón 514
Soyalo 12 Yajalón 516
Totolapa 207 Sitalá 322
Teopisca 420 Bachajón 424
Amatenango 167
Aguacatenango 189
Huistán 156 Priorato de Socoltenango
Teultepeque 374
Tenejapa 171 Socoltenango 313
Amatlan 35 Chalchitán 26
Ixtapangajoya 41 Sitalá 16
Chamula 245 Copanaguastla 24
Chenalhó 28 Sacualpilla 38
Santa Catalina 20 Soyatitlán 244
San Pablo 27 Istapilla 63
Santa Marta 61 San Bartolomé 400
Tenasatlan 66 Pino la 150
Santiago 30
San Andrés 37
Mi ton tic 30 Priorato de Comitlán

Comitlán 545
Priorato de Chiapa Zapaluta 195
Coapa 60
Chiapa 1488 Esquintenango 309
Tustla 673 Coneta 188
Suchiapa 164 Aquespala 140
Pochutla 53 Aguitatlán 52
Acala 353 Chiquimuselo 110
Ostuta 131 Ayayaguitlan 52
Chía pilla 88 Comalapa 66

120
Priorato de Tecpatlán Coa pilla 44
Comistaguacán 50
Tecpatlán 682 Xitotol 75
Quechula 300 Pueblo Nuevo 116
Copainalá 393 Mincapa 99
Chicoasen 108 Tapilula 112
Osumacinta 113 lsguatlán 94
Chapultenango 285 Sayula 68
Comeapa 57 Ostuacán 85
Istacomitán 60 Coalpitán 54
Silosuchiapa 22 Sunuapa 63
Tapalapa 230 Manché 20
Pante peque 117 Rancho Ocotepeque 10
Ocotepeque 206
FUENTE: Padrón de los indios tributarios de los pueblos que están bajo la administración de los
religiosos de la provincia de Guatemala, Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de
Guatemala, A3.2, leg. 825, exp. '15207.

rios. Según la calidad del hilo utiliza- afectar a los vecinos en cuanto a la
do, la manta tenía mayor o menor entrega anual de sus impuestos.23
valor, destacando por su fino acabado Para pagar el tributo, sobre todo por
la llamada "del Rey", seguida por la el "tostón del rey" (cuatro reales, la
"de Ostuta" y la "zoque", para termi- mitad de un peso) que el indio estaba
nar con las "zendales y quelenes", las obligado a entregar en moneda, escasa
más corrientes. Parecida diferencia, en una provincia tan rural como Chia-
en calidad y precio, deben haber teni- pa, la única manera de conseguirla era
do los demás artículos, en especial los ir a trabajar en alguna finca de Tabasco
frutos, ya que en su cultivo influían el o Soconusco. Esta situación, de por sí
clima y la fertilidad del suelo. No era difícil de soportar, se volvió extrema
igual el maíz cultivado en lo alto de la cuando, a principios del siglo XVIII, se
serranía central al cosechado en las le ocurrió al alcalde mayor Martín Gon-
vegas del río Grijalva. El esfuerzo exi- zález de Vergara exigir todo el tributo
gido a cada pueblo, con base en el en dinero, doblando el precio de los
censo de su población activa, está re- productos en años de mala cosecha. El
flejado, por ejemplo, en el caso de So- cronista Francisco Ximénez consideró
yaló, por un documento de 1674. El esta odiosa explotación como una de
texto indica, con toda claridad, de qué las causas principales de la rebelión
manera una nueva tasación podía que en 1712 estalló en los Zendales.

121
CuadroS
Tributo pagado por el pueblo de Soyaló en 1670-1672 y 1673-1674 a su encomendero
Antonio Díaz
Según la tasación de 1670-1672

Productos Precio Valor


68 mantas quelenes 2 tostones 136 tostones
68 fanegas de maíz 1 real 17 tostones
50 gallinas de Castilla 1/2 real 6 tostones 1 real
20 gallinas de la tierra 2 reales 10 tostones
4 cántaros de miel 6 reales 6 tostones
3 fanegas de frijol 2 reales 1 tostón 2 reales
3 fanegas de ají 2 reales 1 tostón 2 reales
10 petates 1 real 2 tostones 2 reales
TOTAL 180 tostones 3 reales

Según la tasación de 1673-1674

Productos Precio Valor


112 mantas quelenes 10 reales 180 tostones
112 fanegas de maíz 2 reales 28 tostones
112 gallinas de castilla 1/2 real 14 tostones
25 gallinas de la tierra 2 reales 12 tostones 2 reales
3 arrobas de miel 3 tostones 9 tostones
5 fanegas de frijol 2 reales 2 tostones 2 reales
5 fanegas de ají 2 reales 2 tostones 2 reales
20 petates 1 real 5 tostones
TOTAL 357 tostones 2 reales

FUENTE: El fiscal de la Audiencia contra don Antonio Díaz por una encomienda que goza en
Chiapa, 1678, Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Chiapas, A3.16, leg. 354,
exp. 4511.

122
El cuento de los maíces [afirma] es un
cuento de nunca acabar, porque aun- DESCRIPCIÓN DE LOS INDIOS
que su majestad se ha matado tanto CHIAPANECAS, 1545
sobre aquesta materia, como son tan-
tos los interesados en aquesta rapiña, "La gente es muy crecida a maravilla
nunca se ajusta ni se ajustará, porque así hombres, como mujeres, que pare~
pregonándose el maíz y rematándose cen gigantes, ha sido gente muy beli-
a 4 reales para su majestad, todo se lo cosa en extremo y hacían guerras y
grandes daños a todas estas provincias:
cobran a los indios en dinero cuando
desbarataron a Montezuma y jamás
menos a peso, con que el alcalde ma-
yor y los vecinos todos destruyen a los sirvieron a nadie; no tenían caciques,
l~s sacerdotes regían el pueblo; espe-
pobres indios, que aunque tengan el
fruto y lo quieren dar en maíz, no se cmlmente era obedecido como Dios el
les recibe si no es en dinero. Y si el año más viejo sacerdote que tenía cargo de
su Dios a que llamaban Matone cuyo
es caro y el maíz, frijol y chile sube de
templo derribamos nosotros. Los cris-
precio, al precio que corre, aunque sea
a seis pesos, a eso se lo cobran.24 tianos, cuando los sujetaron les pusieron
por cacique y señor, cuasi a manera de
Al escribir fray Francisco estas lí- elección canónica, a don Pedro que hoy es
neas, la rebelión ya había sido aplas- cacique en este pueblo. Son gente traba-
tada y la recaudación del tributo jadora y así vemos de noche lumbre por
acababa de recibir una restructura- las casas, que están las mujeres hilando y
ción que su promotor, el juez Felipe de tejiendo, hácense aquí las mejores man-
tas de algodón que se hacen en la tierra y
Lugo, esperaba definitiva. En el nue-
aun en las Indias, andan desnudos y por
vo sistema de recaudación habían si- maravilla se ve manta en el pueblo, ni
do eliminados el control ejercido por camisa si no son los principales que la
el alcalde mayor y el acostumbrado traen, como quien trae un arnés, y los que
remate en la plaza mayor de Ciudad traen manta tráenla con dos nudos sobre
Real. En adelante, cada producto ten- el brazo derecho, y algunas mujeres an-
dría un precio fijo y su liquidación dan como las de Yucatán y cuando se
estaría en manos de los oficiales de ponen manta es sobre los hombros y do-
la real hacienda exclusivamente. El blada la ala sobre el brazo, como los hom-
ambicioso proyecto, una vez aplicado, bres hacen sus capas. El cabello traen
aumentó de manera considerable el trenzado con galanas trenzaduras y ro-
deado a la cabeza sin otra ninguna toca.
tesoro de su majestad pero no signifi-
có ningún alivio para los indios. Las Fray Tomás de la Torre, op. cit.,
mantas, que medio siglo antes habían cap.44,p.378.
tenido un valor de ocho a 12 reales
'
ahora costaban de 12 a 23 reales; el

123
maíz, el frijol y el chile, cuyo precio años que ejercían el cargo. Es un do-
oscilaba entre dos y seis reales, ahora cumento poco común, ya que descu-
se compraba a ocho reales la fanega.25 bre, punto por punto, los mecanismos
Otra de las causas de la rebelión de de aquel vergonzoso negocio. Con ver-
1712, mencionada también por fray dadero cinismo el autor defiende el
Francisco Ximénez, era el repartimien- repartimiento como una institución
to hecho por el alcalde mayor y nume- saludable y útil para los agraviados
rosos vecinos de Ciudad Real entre porque, a su modo de ver, así "pagan
los pueblos de los Zendales: puntualmente sus reales tributos y
demás contribuciones". Aprendemos
Andan [dice] por aquellas provincias del señor Pedro Tomás de Murga que
con sus tiendezuelas fiando ropa a los un alcalde mayor moderadamente
indios y, como ellos al fiado no les da aplicado podía sacar, en los cinco años
cuidado empeñarse bien, porque no
de su servicio, una ganancia de 70 725
consideran de que han de pagar, llega
el tiempo de la paga, y, no teniendo de pesos de plata, simplemente utilizan-
qué, unos lo pagan en la cárcel y otros do su autoridad para obligar a los in-
y los más, malbaratan lo que tienen y dios a trabajar en balde y comprar
se quedan pereciendo. 26 cosas superfluas.27
Gracias a ese documento sabemos que
Tal comentario podría dar la impre- los repartimientos se hacían regular-
sión de que se trataba de un negocio mente por Año Nuevo, aprovechando
ambulante más o menos inocente en la presencia de los candidatos a alcal-
el cual los criollos y ladinos de Ciudad de ordinario para los 92 pueblos de
Real sólo cobraban a los indios descui- que constaba entonces la provincia. A
dados lo que les adeudaban. Pero, en los nuevos alcaldes se les entregaba,
realidad era un sistema de explota- junto con las varas de mando, las arro-
ción orquestado desde la cúspide del bas de algodón destinado a ser hilado
poder e impuesto a los infelices na- y tejido por las mujeres de cada pue-
turales con toda la fuerza de la mala blo, así como los sombreros y mache-
costumbre hecha ley. tes que tenían que ser vendidos entre
En 1766, Pedro 'lbmás de Murga, veci- los hombres. A los seis meses tenían
no de Ciudad Real, redactó por encar- que estar de regreso con las mantas
go de uno de los oidores de la Audiencia terminadas y el dinero en la mano.
de Guatemala un. detallado informe Volvían a sus pueblos con nuevos en-
sobre las "justas utilidades" que el re- cargos y con la obligación de hacer
partimiento de mercancías producía a una segunda entrega de productos y
los alcaldes mayores durante los cinco tostones a fines del año. Siempre se-

124
Cuadro9
Tributos cobrables en la alcaldía mayor de Chiapa a partir de 1720
Productos Medidas Llanos Chiapa Coronas Zaques Zendales Jobel Totales Total en
26pueblos 12 pueblos 15 pueblos 25 pueblos 17 pueblos 16 barrios pesos
Tostón tostones-
reales 4222 3 032-1 872 2110-2 3602 160-2 13 999-1 6999-5
Mantas piezas-
piernas 2 833-1 2 738-4 630-114 1450 3046-7 10697 20347-6
Maíz fanegas-
almudes 2 792 2766 561-6 1354-6 2938-10 25-2 10438 8529
Chile-frijol fanegas-
almudes 162-8 214-4 43-7 80-7 193-10 695 695
Gallinas cabezas 2611 2840 583-1!2 1432 2663 133-314 1026 2566
Guajolotes cabezas 55-618 1-315 87 62-318 73 279-112 - 139-6
Miel cuartillos 35 130 62 1517 1774 218
Cacao cargas-
zontes-
granos 1-37-229 2-37-200 4-57 40-29-375 17-8 66-49-204 534-5
Varios 339-5

VarioS= 51 petates a 4 reales la pieza la manta "del Rey" a 23 reales


58 zontes de orejuela a 12 reales la carga la manta "de Ostuta" a 17 reales 8.5 mrv.
13 zontes de pataste a 7 112 pesos la carga la manta "zoque" a 17 reales
25 arrobas de grana a 25 reales la arroba la manta "zendales y quelenes" a 12 reales
25 pollos a 1 real cada uno la fanega de maíz, chile y frijol a 8 reales
6.5 cuartillas de liquidámbar a 1 real la gallina a 2, el guajolote a 4 reales
21.5 onzas de pita a 1 real la miel a 1 real el cuartillo
237 pesos 1 real en dinero el cacao a 8 pesos la carga

FUENTE:Autos hechos y remitidos por Felipe de Lugo, visitador de Chiapa, 1717-1721, AGI, Audiencia de
Guatemala, leg. 312.
gún don Pedro Tomás de Murga, los den del alcalde mayor de aprehender
naturales acostumbraban ocurrir a a Juan de Velázquez, anciano princi-
esa farsa "voluntariamente, sin nin- pal, y darle 12 azotes en la picota. Pero
guna violencia". la causa del furor de los amotinados
Los atropellos cometidos contra la po- fue el haber sufrido durante afios los
blación india se vuelven particular- excesivos repartimientos de mercan-
mente odiosos si tomamos en cuenta cías y la obligación de vender maíz y
que ésta era víctima, con frecuencia, grana a bajo precio, siendo el cacique
de epidemias que la diezmaban sin Pablo Hernández el implacable ejecu-
misericordia. En el Soconusco y en el tor de esas dos medidas.
valle del río Grijalva, ambas regiones La segunda decisión produjo un cam-
de clima tropical, la mortandad llegó bio radical en la tenencia de la tierra
al punto de que muchos pueblos de- y el ordenamiento socioeconómico del
saparecieron del mapa.2B Los en- espacio. En el campo chiapaneco na-
comenderos de Ciudad Real y los cieron, al lado de los pueblos de in-
comerciantes de Huehuetán se volvie- dios, las fincas conformadas con tierras
ron cada afio más pobres, ya que sus y servidumbre indígenas. El proceso
ingresos debidos al tributo o al comer- fue lento y doloroso: lento porque tan-
cio no dejaron de disminuir. Frente a to a los hidalgos de Chiapa com.o a los
esta situación, tomaron dos decisio- mercaderes del Soconusco les costó
nes complementarias: sobreexplotar a tiempo acostumbrarse a ensuciarse las
los sobrevivientes y convertirse ellos manos con la crianza de ganado; dolo-
mismos en productores agrícolas, es roso para los indios, ya que sufrieron
decir, en hacendados y rancheros. la enajenación progresiva de sus me-
La primera decisión originó una opre- jores tierras, que pasaron a ser pose-
sión generalizada de los tributarios sión de los agresivos finqueros. En
que desembocó en varios motines y en 1611 Chiapa contaba ya con 29 estan-
la gran rebelión de los Zendales. El cias y cuatro ingenios de azúcar; el
motín más famoso de la historia colo- Soconusco con igual número de estan-
nial chiapaneca fue el ocurrido en 1693 cias, seis heredades de cacao, cuatro
en el pueblo zoque de Tuxtla: en aque- obrajes de tinta afiil y un trapiche de
lla ocasión los indios mataron a pe- cafia.29 Para 1778 estos números se ha-
dradas al alcalde mayor Manuel de bían duplicado y al final de la época
Maesterra y Atocha, a su alguacil Ni- colonial llegaban a 200. so
colás de Trejo y al gobernador indio En lo social y étnico, la finca reprodu-
Pablo Hernández. La injusticia que jo la estructura de la ciudad que les
hizo desbordar los ánimos fue la or- dio nacimiento. Era un mundo con-

126
Cuadro 10
Ganancias (en pesos) que los alcaldes mayores pueden obtener en cinco años a través
del repartimiento, 1763
Gastos de compra
Productos Cantidad y flete Precio de venta Ganancia
Algodón 4000 a 14 reales a 5 reales
arrobas la arroba 7 000 la libra 12500 5500

Grana 800 a 25 reales a 7 pesos


arrobas la arroba 2 400 la arroba 5 600 3200

Tabaco 12 000 a O. 75 reales a 1.25 reales


manojos el manojo 1125 el mánojo 1875 750

Patas te 12 petacas a20 pesos a 60 pesos


de 120 libras la petaca 320 la petaca 960 640

Petates 180 a 4 pesos a 6 pesos


docenas la docena 780 la docena 1080 360

Cacao 500cargas a 8 reales a 12 reales


de 60 libras la carga 4 000 la carga 6000 2000

Machete 4 cajones de a 70 pesos a 75 pesos


12 docenas la docena 3 360 la docena 3 600 240

Sombreros 4 cajones de a 7 pesos a 12 pesos


12 docenas la docena 336 la docena 576 240

Mulas 40 bestias a 14 pesos a 25 pesos


de 3 años la cabeza 560 la cabeza 1000 440

Medias 50 docenas a 2 reales a 3 reales


el par 150 el par 225 75

Derechos 700 pesos por obligaciones de las por actuación en compras


carnicerías: 200 y negocios 500 700

Total de un año 19 971 14116 14145


Total del quinquenio 99 855 170 580 70 725

FUENTE: Informe del coronel Tomás de Murga sobre lo que un alcalde mayor tiene y puede tener por
repartimientos, 1763, Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Guatemala, A.1.17-
1399-2020.

127

;¡,;"
tradictorio en el cual reinaba, por un ción muy reducida de la superficie del
lado, una rígida jerarquía de funcio- actual estado de Chiapas. Muchos pue-
nes y, por el otro, una estrecha convi- blos no se extendían más allá de la
vencia de todas las fuerzas de trabajo legua cuadrada que les había asignado
involucradas. De esta manera, la fin- la legislación colonial. El resto fue pau-
ca se convirtió en el universo privile- latinamente invadido por las hacien-
giado del mestizaje racial y cultural, das o fue a aumentar los despoblados
acelerando notablemente un proceso que habían nacido al derrumbarse
que se había iniciado desde hacía tiem- las grandes ciudades mayas del clá-
po en Ciudad Real y Huehuetán.a1 Los sico, a fines del siglo X, o que siem-
hidalgos, y los no tan hidalgos, espa- pre habían existido.
ñoles, a pesar de los elevados princi- En este reducido espacio, los indios
pios de su religión no tuvieron mayor aprendieron a sobrevivir lo mejor po-
inconveniente moral para unirse, libre sible. Muchos de ellos siguieron siendo
y obligadamente, con mujeres indias y campesinos o bien, dedicados a la ar-
esclavas negras. De estas uniones na- tesanía, siempre ocupados en trabajar
ció un buen número de hijos bastardos, para juntar el tributo, obedecer el re-
a menudo abandonados y muy pocas partimiento y cumplir con las obligacio-
veces reconocidos por sus padres. nes religiosas. Las faenas en las fincas
El establecimiento de las fincas fue y la participación en las fiestas de pue-
posible en parte por el abandono de blos vecinos produjeron un conside-
grandes extensiones de terreno ante- rable movimiento de la población. Los
riormente habitadas o cultivadas por indios siempre habían sido grandes
los indios. Ese retroceso se debió a la caminantes; continuaron siéndolo du-
reducción a poblado llevada a cabo en rante la época colonial. Hay que ima-
la segunda mitad del siglo XVI y al ginarnos las veredas chiapanecas
descenso de la población que a me- siempre llenas de gente desplazándo-
nudo acompañaba la congregación. se por algún motivo comercial, labo-
Los indios, para nada acostumbra- ral, administrativo o festivo. Entre
dos a una vida concentrada, cayeron ellos dominaba la figura del tameme o
víctimas de las enfermedades conta- cargador, el indio que por un sueldo
giosas. La expansión de la finca coin- miserable transportaba productos y
cidió, así, con la disminución de la personas por los caminos de las ás-
población nativa y con el consecuente peras sierras; también aparecía en
desalojo de una parte de sus tierras. los pocos caminos reales que cruza-
De hecho, la "república de indios" en ban el territorio, compitiendo con las
Chiapa y Soconusco ocupaba una frac- mulas de los ladinos que iban y ve-

128
Cuadro 11
Estancias, ingenios, trapiches y obrajes en Chiapa y Soconusco, 1611
El recinto de Ciudad Real "726 personas de esclavos negros
mulatos e indios"

El priorato de Chiapa
4 estancias de ganado "31 esclavos negros, hombres y mujeres"
1 trapiche de caña
3 estancias de ganado "10 personas indios casados y solteros"

La vicaría de Comitán
12 estancias de ganado "80 personas de indios, negros y mulatos,
casados y solteros"
La vicaría de Copanaguastla
2 ingenios y 1 trapiche "8 esclavos casados"
"30 indios casados y solteros"
10 estancias de ganado "50 indios, negros y mulatos,
casados y solteros"
El beneficio de Jiquipilas
15 estancias de ganado "60 indios naboríos"
1 trapiche de caña "20 personas"

El beneficio de Mapastepec
14 estancias de ganado "150 personas de gente española de servicio,
negros, mulatos e indios"
6 heredades de cacao
4 obrajes de tinta añil

FUENTE: Padrón y matr(cula de los vecinos españoles y sus hijos y criados, as( de negros y mulatos
como de indios, y de la gente que hay en los pueblos, Ciudad Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611,
(AGI, Audiencia de México, leg. 3102).

nían con destino a Tehuantepec, Ta- tarios, tanto eclesiásticos como civiles.
basco y Guatemala. Los indios no dejaban de quejarse de
Desgracia fue para los pueblos que las molestias así causadas, puesto que
estaban situados a la orilla o en las aquellos señores viajaban, por lo ge-
cercanías de esos caminos principales, neral, con un considerable séquito de
ya que sus habitantes tenían que ser- servidores y acompañantes. N o pocas
vir a las personas importantes que veces, la comitiva, después de haber
pasaban y que constituían una proce- recibido un trato expedito y generoso,
sión interminable de exigentes digna- abandonaba el lugar sin pagar por el

129
Cuadro 12
Principales haciendas en Chiapa y Soconusco, según su composición étnica, 1778
Area Haciendas Españoles Castizos y Negros y Indios y Total
mestizos mulatos nabo ríos
Ixtapa Caca té 29 37 66
El Burrero 18 10 28
Copainalá Bombaná 18 92 110
Ixtacomitán Las Riveras 257 204 383 1502 2 319
Jitotol Bochil 19 8 6 117 150
Escuintenango SanLucas 45 45
San Juan 19 19
Castarrica 42 42
Montenegro 12 8 20
San Miguel 6 109 34 121 270
San Bartolomé El Rosario 1 39 50 90
San Antonio 10 60 70
Custepeques Jaltenango 97 97
Santiago 41 41
Santa Ana 26 13 39
San Miguel 28 28
Espíritu Santo 43 43
San Juan 112 112
Nuestra Señora 146 146
San Antonio 39 39
Totolapa La Herradura 8 29 21 99 157
Acala Alfaro 33 55 88
Nandamuyú 8 10 93 111
Ocosingo Santo Domingo 4 18 306 328
Ocozocuautla La Venta 6 25 31
Jiquipilas ElZapote 53 53
San Antonio 95 20 115
Macuilapa 15 113 85 213
Llano Grande 8 64 18 90
Buenavista 8 76 13 97
Santa Lucía 88 37 125
Santiago 9 30 39
Santo Tomás 34 34
San Francisco 16 16
Tonalá El Valle 127 9 449 226 811
TOTAL 493 437 1558 3 621 5082

FUENTE: Informe de los vasallos que tiene su Majestad en este obispado de Ciudad Real de Chiapa,
inclusos los eclesiásticos, seglares y regulares, hombre, mujeres, niños y niñas, sacado de las
certificaciones o padrones dados por los curas, Ciudad Real, 1778 (Archivo Histórico Diocesano).

130
servicio. La excusa era la de ser reli- elementos esenciales, entre ellos sus
giosos pobres por condición o vocación idiomas y un acervo nada desprecia-
o la de venir comisionados por el su- ble de sabiduría popular y de experien-
perior gobierno con todos los gastos cia religiosa acumuladas a través de
incluidos. 32 los siglos. Asimismo, se aferraron con
terquedad a su acostumbrada dieta ali-
menticia basada en la sagrada tríada
LA RESISTENCiA MÚLTIPLE de maíz, frijol y chile. También conser-
varon las ancestrales técnicas agríco-
Apremiados por la Iglesia y el gobier- las y artesanales, enriqueciéndolas con
no, los indios de Chiapas tuvieron que aportes europeos en cuanto a nuevos
apelar a todo su ingenio para preser- productos y herramientas desconoci-
var su dignidad como individuos y co- das. La lana, por ejemplo, y el mache-
mo comunidad. Lograron salvar varios te cambiaron sustancialmente la vida

Cuadro 13
La población de Chiapa y Soconusco en 1778
Provincias Castizos Negros y Indios y
o partidos Españoles mestizos mulatos naborfos Total
Valle de Jobel 560 1882 830 2117 5389
Coronas 45 8525 8570
Zoques 377 469 586 11182 12 614
Guardianía 6 11 2 955 2972
Llanos 780 1578 749 15 728 18 835
Chiapa 476 652 654 4800 6582
Zendales 110 532 79 14 608 15 329
Jiquipilas 56 532 501 1089
Soconusco 331 648 776 5654 6409
Mapastepec 184 60 2111 1194 3549
TOTAL 2880 5 866 6 328 66264 81338

Clérigos 66
Caciques 224
TOTAL 2946 5866 6328 66488 81628

FUENTE: Informe de los vasallos que tiene su Majestad en este obispado de Ciudad Real de Chiapa,
inclusos los eclesiásticos, seglares y regulares, hombres, mujeres, niños y niñas, sacado de las
certificaciones o padrones dados por los curas, Ciudad Real, 1778 (Archivo Histórico Diocesano).
;

131
(2)

(1)

132
(3)

(1) Alcalde indígena de


Zinacantán. (2) Indio de Cancuc.
(3) Indio de Pinola (Chiapas. Reseña
geográfica y estadística, París-México,
Librería de la Vda. de Bouret, 1911,
pp. 26-27)

133
de los campesinos en general y la de venerando a los santos católicos en los
los Altos en particular. templos de los pueblos y asistiendo a
Fue en el ámbito del culto religioso las ceremonias de la liturgia cristia-
donde se vieron obligados a hacer ma- na. Así dieron paso al surgimiento de
yores concesiones. Aprendieron a cum- dos sistemas religiosos paralelos, uno
plir con todos los aspectos formales escondido y otro público, uno dominado
del catolicismo al mismo tiempo que por las antiguas deidades regionales,
continuaron, de manera soterrada con locales y familiares, y otro patrocinado
sus devociones y rituales antiguos. Son por los protectores celestes introduci-
numerosos los casos de "idolatría" de- dos e impuestos por los frailes.
nunciados en informes diocesanos y Sabemos de la persistencia de la reli-
crónicas frailescas. Y éstos constituye- giosidad clandestina por los continuos
ron, sin duda, una mínima parte de las esfuerzos de las autoridades eclesiás-
prácticas que los indios inventaron al ticas para erradicarla, una vez descu-
tratar de reconciliar las exigencias cris- bierta. El clero combatía con particular
tianas con sus propios intereses. Los encono las prácticas adivinatorias rea-
curas, a pesar de su afán por vigilar la lizadas por los "nahualistas" con base
ortodoxia entre los feligreses, eran po- en el calendario sagrado. De allí su
cos y vivían en las cabeceras, dejando a afán por desenmascarar en las comu-
los fiscales indios la tarea de controlar nidades a esos "maestros de la supers-
a los pueblos menos importantes. Si tición" y confiscar sus instrumentos de
éstos a menudo eran territorio vedado trabajo, los "repertorios para hacer di-
para los representantes pastorales, lo vinaciones" y los "cuadernillos histó-
eran aún más los remotos parajes y las ricos escritos". El clérigo más decidido
milpas perdidas en el campo. en acabar con tales costumbres fue el
En muchas comunidades los indios obispo fray Francisco Núñez de la Ve-
continuaron consultando los libros sa- ga, quien gobernó la diócesis de Ciu-
grados, adivinando el futuro, recitando dad Real de 1682 a 1706. En un informe
las plegarias tradicionales, haciendo enviado al Vaticano en 1693 afirmó
ofrendas, tocando el teponaxtle o tum, haber recogido más de 200 escritos indí-
ejecutando los bailes rituales, vistien- genas. Todos ellos pararon en la hogue-
do máscaras y penachos. 33 Pero se de- ra, a no ser que algunos se salvaran y se
dicaron a estas actividades prohibidas encuentren escondidos en algún ar-
en la oscuridad de las cuevas y el ais- chivo desconocido. 34
lamiento de las montañas y selvas. Al Al hablar sobre los calendarios, Francis-
mismo tiempo trataron de contempo- co Núñez proporcionó los nombres de
rizar con las autoridades coloniales, los 20 días del mes indio, nombres que

134
DESCRIPCIÓN DEL PUEBLO DE ZINACANTÁN, 1545

"Este pueblo de Zin~c~ntl~n, que es grande y cabecera de toda aquella nación, está
legua y media de la ciudad. Está asentado en un valle bien abundante de arroyos,
está cerca, de altas sierras, y él en lo hondo, aunque es tierra muy alta como la ciudad,
y para donde se suben infinitos estados de donde quiera que se vaya. Es tierra muy
fría aunque más blanca [sic] que la ciudad y sin nieblas a las mañanas; es tierra
muy pobre de todas cosas, solamente abunda de muchas y frigidísimas aguas y muy
buenas[ ... ] y hay infinitos árboles de pinos y robles y encinas y otros de esta manera:
hay infinitos yesos y cantera de alabastro, aunque ella de poco sirve, aunque por
probar hacemos cosillas para casa, lábrase con una azuela como tabla. Es la gente de
este pueblo de su natural más noble que la demás de su nación, y todos son mercade-
res o los más; y por esto son conocidos de todas estas tierras y otras muchas. Tiene
salinas en su pueblo y en los sujetos de él; de aquí se proveen todas estas tierras que
fuera de aquí no la hay blanca; son las salinas comunes, quien quiere hacer sal para
sí y para vender. Con ser de suyo tan estéril este pueblo abunda de todas las cosas,
porque acuden los comarcanos aquí, no solamente por la sal, pero porque como son
mercaderes acuden aquí las demás a comprar lo que han menester y venden también
lo que traen. Tienen también gran fantasía éstos y no se precian de sembrar, ni de
cosa de oficios, porque dicen que son mercaderes. Los españoles llaman a todos los
de esta nación Quelenes, porque a los mancebos que les daban para su servicio,
los llaman estos indios Quelen; pero ellos no se llaman sino Zinacantecas en lengua
mejicana, y en su lengua se llaman Zotzil Vinic, que es lo mismo que decir hombre
morciélago. La razón es porque sus antepasados, que dicen ellos haberse hallado en
aquella vega de la Ciudad y haber aparecido allí antes que hubiese sol, hallaron un
morciélago de piedra y aquel tomaron por Dios y le adoraron. Andan desnudos y
cuando el frío o la fiesta les fuerza a vestir, pónense una manta sobre los hombros con
dos nudos a la parte derecha; las mujeres andan como las de Yucatán porque estos y
aquellos convienen en muchas cosas así de la lengua como de sus costumbres: son los
de este pueblo en toda esta tierra como los principales de cada pueblo, y solamente
por ser de Zinacantlan se hacen honra, por decir que son mercaderes,[ ... ] No tenían
señor en Zinacantlan, sino de los de mejor linaje nombraban uno que los rigiese y
guiase en las guerras, y cuando no lo hacían bien quitábanlo y ponían otro;[ ... ] los
hijos de los señores eran sacerdotes, si conocían mujer echábanlos luego del oficio
sacerdotal, pero la sodomía de entre ellos los sacerdotes y de entre otros no se hacía
caso, como en todas estas tierras ... "

Fray Tomás de la Torre, op. cit., cap. 48, pp. 388-389.

135
parecen corresponder a la lengua tzel-
DESCRIPCIÓN DEL PUEBLO DE
tal: Imox, Igh, Uotán, Ghanán, Alagh,
COPANAGUASTLA, 1545
Tox, Moxic, Lambat, Molo, Elab, Batz,
Euob, Been, Hix, Tziquín, Chabin, Chic, "La tierra de Copanaguastla y toda la
Chinax, Cahog y Aghual. Sobre las dei- comarca es maravillosa en todo, prime-
dades a las cuales los días se referían, ramente en temple; porque ni hace frío
conocemos poco. Imox, por ejemplo, re- ninguno ni demasiado calor. Hay gran
sidía en la ceiba que coronaba la plaza abundancia de toda la comida de los in-
de cada pueblo y bajo cuya sombra se dios, así maíz como ají y todo lo demás
acostumbraba hacer la elección de las que ellos comen, es la madre del algo-
autoridades, ya que ese árbol era con- dón y de allí se visten todas estas pro-
vincias; es tierra llanísima, de grandes
siderado como el origen y el centro del
pastos para ganados y a las espaldas
universo local. De Votán, ''tercer gen- tienen las sierras de donde se saca el
til" y "señor del palo hueco" (es decir, oro, es del todo semejante a Jericó, hay
del teponaxtle), dice el obispo que era infinitas palmas, palmitos excelentísi-
muy venerado por los indios, al grado mos, aunque pasaron cuatro años que
de que "en alguna provincia le tienen no los comimos, ni los indios nos los die-
por corazón de los pueblos". 35 ron pensando que no sabíamos comerlos,
En una de sus cartas pastorales, 36 fray tienen grandes tierras de regadillos y
Francisco N úñez se refirió con más otras cosas grandes. Tiene una falta
detenimiento al uso que daban los na- grande, que no ha habido hasta ahora en
hualistas a los calendarios para "re- aquella tierra un Elíseo que les sane las
aguas y es que, como es tierra de palmi-
gular los nacimientos de los hombres".
tas, tiene la misma enfermedad que las
Observando el momento en que éstos aguas de Jericó[ ... ]: comúnmente son las
tendrían lugar y pronosticando, así, el aguas malas y salobres."
futuro de los niños, les asignaban des-
pués el nahual o alterego correspon- Fray Tomás de la Torre, op. cit., cap. 48,
diente al día en que habían nacido. p. 390.
Este espíritu protector podía ser un ·
elemento natural, como una estrella, solicitados en la comunidad y tenidos
un rayo, una bola de fuego o cualquier por los "sabios del pueblo", ya que
animal, desde el colibrí inofensivo has- además de bautizar a los niños ayu-
ta el feroz jaguar. El nahual así esco- daban a la gente a resolver problemas
gido se encargaría a partir de ese amorosos, realizar maleficios a los
momento de favorecer, socorrer, acom- enemigos e identificar enfermedades.
pañar y dar fortuna a su protegido. Esta última actividad estaba muy re-
Obviamente, los nahualistas eran muy lacionada con las curaciones realiza-

136
das por gente iniciada por medio de un de estas dos instituciones se oponían
cuidadoso aprendizaje que incluía los unos a los otros.
no sólo prácticas terapéuticas sino Hubo principales que lograron desen-
también rezos y rituales. El candidato cadenar verdaderos movimientos que
empezaba su formación con una cere- llegaron a poner en peligro el orden
monia que se desarrollaba en algún establecido. Preferentemente tomaron
monte, barranca, cueva u otro lugar prestados símbolos y rituales de la re-
oculto. La iniciación se prolongaba a ligión católica para ganar más adeptos,
lo largo de 13 días, número importan- procurar mayor cohesión entre ellos y
te para los indios al estar relacionado engañar a las autoridades. De los mu-
con el total de espacios celestes. La chos intentos que hubo, son de desta-
costumbre de recurrir a las plantas carse dos por la extensión geográfica
medicinales y utilizarlas en un con- que cubrieron y el impacto sociopolíti-
texto mágico-religioso, fue una de las co que alcanzaron: la Cofradía de los
tradiciones que los indios supieron Doce Apóstoles, fundada en Chiapa de
preservar mejor. los Indios alrededor de 1575 por el
Estas y muchas otras costumbres for- principal Juan Atonal;37 y la Iglesia
maron el entretejido de una cultura de la Virgen del Rosario, proclamada
genuina que logró mantenerse viva en 1712 en Cancuc, pueblo de los Zen-
gracias al ocultamiento. Constituyó la dales, por varios indios "ladinos", es
forma de resistencia que la mayoría decir, letrados, que pertenecían a la
de la población india adoptó. Los "prin- nueva élite creada por los frailes do-
cipales", sin embargo, preocupados por minicos para ayudarlos en su activi-
conservar sus privilegios antiguos, dad pastoral. 38
aprovecharon a menudo su posición Juan Atonal era en su pueblo uno de
de poder para acomodar la tradición los principales que pertenecían al sec-
al nuevo contexto. Con tal de salvar la tor privilegiado de la sociedad chia-
estructura sociocultural que respalda- paneca pero no eran miembros del
ba su autoridad, se esforzaron en dar reducido círculo de "caciques" que por
muestras públicas de adhesión al ré- derecho hereditario gobernaban los
gimen colonial, pero en el fondo trata- ocho calpulli de la nación. Desde jo-
ron de defender sus propios intereses. ven había mostrado una clara inclina-
Pronto aprendieron a pactar con el ción hacia los españoles, colaborando
grupo español que más les convenía, con ellos. En 1543 había actuado como
entrando, así, en las contiendas pre- persona de confianza del encomen-
valecientes entre la Iglesia y el Estado, dero Baltasar Guerra de la Vega, en-
así como entre los bandos que dentro cargado de supervisar el trabajo de

137
DESCRIPCIÓN DE LA PROVINCIA
En 1547, estos últimos decidieron or-
DE LOS ZOQUES, 1545 ganizar a los indios para que junto
con ellos se liberaran de la explota-
"... en aquella provincia que llamamos ción de los encomenderos. U no de los
de Zoques, casi todo el año llueve; y dos cabecillas de la rebelión fue precisa-
o tres meses que deja de llover aun llue- mente Pedro Notí, quien un año antes
ve muy bien de quince en quince días. había sido depuesto como gobernador.
Hay árboles tan altos que parecen lle- Acusado de desobediencia a las auto-
gar al cielo, dióles la naturaleza unos ridades españolas, fue obligado al exi-
estribos que salen del mismo tronco que lio; sin embargo, gracias a la iniciativa
parecen hechos de cera o puestos por
de los dominicos había podido regre-
manos de maestros y así tienen los
troncos tan gruesos que diez hombres sar. El plan era separarse de la cabe-
no los abarcaran con los brazos. Hay cera, proclamar a Pedro N otí como
unas hermosas sierras altas, delgadas supremo señor de los chiapanecas,
y derechas, que parecen un ciprés y establecer alianzas con los caciques
ellas y todo lo demás de la tierra tan de los seis pueblos dependientes de
lleno de arboleda que no se puede creer Chiapa de los Indios, dejar de proveer
si no se ve, hay infinitos arroyos amení- a los españoles de productos y servicios
simos y de clarísima agua y muy buena, y, en caso necesario, marchar contra
que cría naturalmente oro". ellos. El proyecto no se llevó a cabo,
puesto que los vecinos de Ciudad Real
Fray Tomás de la Torre, op. cit., cap. 39,
p. 351.
enviaron tropas a Chiapa de los In-
dios para conjurar la insurrección. El
joven Juan Atonal participó en el de-
los esclavos en el ingenio de azúcar senlace como indio amigo de los espa-
que su patrón poseía en tierras de la ñoles, aprendiendo a obtener provecho
comunidad. En años posteriores ha- de la rivalidad que existía entre los
bía seguido prestando sus servicios a frailes y los encomenderos. 40
don Baltasar, a quien proveía de la Cuando hacia 1570 estos dos bandos
mano de obra necesaria para sus fin- volvieron a enfrentarse de manera
cas en tierra caliente y su casa de abierta, Juan Atonal de nueva cuenta
Ciudad Real. Por su lealtad incondi- se puso del lado de la oligarquía en
cional hacia el encomendero y los de- Ciudad Real. Para ese momento los
más vecinos españoles, había entrado dominicos se habían convertido, de ab-
en conflicto con varios caciques, entre negados misioneros, en terratenien-
ellos un tal Pedro Notí, y con los frai- tes ávidos de aumentar sus haciendas
les dominicos que los protegían. 39 a expensas de la comunidad indígena.

138
Parejas de Zinacantán y San Andrés, en la zona fría del estado
(Chiapas ... , op. cit., p. 27)

Para lograr su próposito se valieron de Las cofradías, desde un principio su-


las cofradías, fundadas para eliminar pervisadas por los dominicos, pronto
la idolatría entre los indios y proporcio- se convirtieron en el instrumento uti-
narles al mismo tiempo los medios pa- lizado por la orden religiosa para au-
ra independizarse económicamente de mentar sus bienes raíces. Por medio
los encomenderos. de ellas los frailes aprovecharon las
Bajo la protección de un santo, los donaciones de tierras comunales, he-
cofrades habían adquirido tierras de chas por los caciques, para quedarse
sembradío y sitios de ganado mayor, ellos mismos con la mejor parte. De
cuyas rentas destinaban para finan- igual forma, trataron de conseguir por
ciar fiestas religiosas, cargos colecti- el mismo canal los trabajadores nece-
vos, obras públicas, etcétera.41 sarios para sus prósperas haciendas.

139
En este contexto, la creación, por Juan calidad de sacerdotisas bajo los nom-
Atonal, de la Cofradía de los Doce bres de Santa María y Santa María
Apóstoles, debe ser interpretada co- Magdalena.
mo una respuesta a la creciente domi- Fray Pedro de Feria, entonces obispo
nación por parte de los dominicos. Fue de Ciudad Real, tuvo razón al preocu-
un intento de formar una alianza en- parse cuando descubrió, en 1584, la
tre la élite india en un nivel regional cofradía disfrazada. La herejía había
para defender su autonomía amenaza- proliferado por toda la provincia de
da por la orden de Santo Domingo, ya Chiapa y contaba con muchos adeptos
firmemente instalada en las incipien- entre la élite de indios ladinos, es decir,
tes "frailescas" de Chiapa, Copana-
guastla y Ocosingo.42 RETRATO DE UN GOBERNADOR
No es ninguna casualidad que preci- INDIO, 1626
samente principales de los tres pue-
blos mencionados estuvieran entre los "... a la verdad, no hay villa ni ciudad
miembros fundadores de la cofradía. donde resida mayor número de indios
La sede del cenáculo estuvo localiza- caballeros. Don Felipe de Guzmán, que
da en una casa que Juan Atonal po- era gobernador cuando yo estaba allí,
seía en Suchiapa, probablemente para era tan rico que mantenía en su caba-
lleriza doce palafrenes [caballos man-
evitar así la vigilancia de los domini-
sos] tan hermosos como podía poseerlos
cos residentes en Chiapa de los In-
cualquier gobernador español del país,
dios. Los doce apóstoles, entre ellos y mostraba tanta firmeza y dignidad co-
Juan Atonal y su hijo mayor, oficiaban mo el que más de los señores de España.
como mayordomos en honor de Mavi- Don Felipe sostuvo un pleito en la chan-
ti, el dios supremo chiapaneca, bajo la cillería de Guatemala contra el gober-
cobertura de ritos católicos. La ima- nador de Chiapa la Real, para defender
gen debe haber sido parecida a la en- los privilegios de su villa, en el cual gas-
contrada años antes en la cabecera y tó muchísimo; y cuando lo ganó, hizo
cuyo cuerpo entero estaba cubierto de celebrar su triunfo con fiestas y regocijos
jeroglíficos. El significado de estas ins- por agua y por tierra, y con tanta mag-
cripciones sagradas sólo era conocido nificencia que no habrían podido más
en la corte de Madrid".
por los sacerdotes nativos que trasmi-
tían esa sabiduría "de mano a mano", Thomas Gage, Nueva relación que contie-
al decir de fray Antonio de Remesal en ne los viajes de Gage en la Nueva España,
suHistoriageneral.,,43 Además de los Guatemala, Sociedad de Geografia e His-
doce varones, también participaban toria de Guatemala (Biblioteca "Goathe-
mala"), 1946, 2a. parte, cap. 17, p. 149.
en el extraño ritual dos mujeres en

140
RETRATO DE UN PUEBLO FIESTERO: CHIAPA DE LOS INDIOS, 1686

"La villa está situada a la margen de un río caudaloso, donde bogan muchas barcas,
y en ellas aprenden los indios a pelear a guisa de combates navales, ejercicios en que
son muy duchos y experimentados, sabiendo representar a las mil maravillas las
Ninfas del Parnaso, Neptuno, Eolo, y otras divinidades de los paganos, con admira-
. ción y gran contentamiento de todos los otros indios.
Con sus barcos o canoas forman una armada y sitian y bloquean una plaza según
las reglas del arte de la guerra, y la estrechan hasta obligarla a entregarse, con
tanto denuedo y habilidad que parece que toda su vida se hayan criado en guerra
y batallas marítimas.
Son también muy diestros en las corridas de toros y en el juego de cañas y en las
carreras de caballos, en la castrametación [ordenar los campamentos militares], en
la música, en el baile y todos los ejercicios corporales, en que no se muestran inferio-
res a los españoles.
Construyen ciudades y torres de madera que cubren de lienzo pintado, fin de dar más
apariencia de realidad al artificio, y las bloquean dividiendo sus barcas en dos flotas
enemigas, las cuales se arrojan una a otra cohetes, carretillas y toda especie de
fuegos, con tanta valentía y maña que, si el juego se volviese de veras, harto tendrían
de que arrepentirse los españoles y los frailes, por haberles dado tan buena escuela.
También suelen representar comedias, y éstas son sus diversiones ordinarias; pero
son tan espléndidos y generosos que no perdonan gasto para festejar a los religiosos
y a los moradores de los pueblos vecinos, particularmente los días de fiesta y de
regocijo público, en que por lo común se reúne allí un inmenso concurso."
Thomas Gage, ibidem.

hablantes de castellano. Los miembros tar malifetos a las cosas de nuestra


de la cofradía habían sido considera- religión cristiana". 44
dos por la Iglesia como los mejores cris- Pero Juan Atonal estaba bien relacio-
tianos entre la población nativa y nado con las autoridades civiles de
varios de ellos habían ayudado a los Ciudad Real que, a su vez, no quisie-
frailes como catequistas y sacrista- ron dejar pasar la oportunidad de
nes. El obispo exigió un castigo severo contrariar a los dominicos. Éstos reci-
para los culpables "por ser como son bieron una orden del presidente de la
principales y haber nacido y criado en Audiencia de Guatemala para que no
la Iglesia en los pechos de los religio- procedieran contra el acusado. En su
sos con mucha doctrina, que no pecan propia comunidad, sin embargo, Juan
de ignorancia sino de malicia y de es- Atonal tenía muchos enemigos, entre

141
ellos los caciques tradicionales y los
EL ARTE DE FABRICAR CIGARROS
miembros de los calpulli que encabe-
EN SAC BAHLAN DEL
zaban. Los frailes, teniendo a la ma- LACANDÓN, 1695
yoría de la población en su favor,
forzaron un juicio popular contra los "... había en todas las casas hormas de
integrantes de la cofradía, quienes fabricar cigarros o puquietes, que eran
fueron atados a la picota y obligados a unos palillos de madera fuerte, curiosa-
hacer pública penitencia. La Audien- mente labrados, de poco menos de vara
cia de Guatemala, sin embargo, per- y del grueso de un dedo meñique, en
donó a los reos y los envió de regreso a disminución de la cabeza abajo o de uno
sus comunidades. Más aún, el día 1 de a otro cabo, y en ellos se fabrican dichos
puquietes con hojas de nance, y cubier-
enero de 1585, Juan Atonal fue nom-
tas de ocre o de una tierra que le parece;
brado alcalde de Chiapa de los Indios los pintan con diversos colores, y de di-
e igual suerte tuvieron los demás ex- chas hormas los pasan a otro instrumen-
cofrades en sus respectivos pueblos. Lo to que tienen para secarlos, que es un
que había empezado como un movi- pegujal de barro, como una horma de
miento subversivo terminó en un arre- azúcar, y en él introducidas como cien
glo político, en donde ambos pactantes varillas, en las cuales ponen y meten los
ganaron en detrimiento de la causa cigarros para secarlos ... "
de la autonomía india.45
Esta causa se vio de nuevo puesta a Nicolás de Valenzuela, Relación... de
prueba al estallar, en 1712, la gran la entrada desde Ocosingo..., 1695, cap. 33,
f. 198 AGI, Escribanía de Cámara, 339-B.
rebelión de la provincia de los Zenda-
les.46 Desde un principio, el alzamien-
to tuvo su centro en la comunidad de embargo, fue Sebastián Gómez, natu-
Cancuc y se manifestó en torno a la ral de Chenalhó y considerado como
aparición de la Virgen del Rosario. "hombre de Dios", quien transformó
Una muchacha, de nombre María de el culto a la virgen en una verdadera
la Candelaria, recibió de ella el men- iglesia alternativa.
saje que venía a liberar a los indios La rebelión creció rápidamente, pasan-
del pesado yugo español. Dos de los do sucesivamente por cuatro momen-
instigadores del movimiento, Jeróni- tos. El primero, netamente religioso,
mo Saráos y Agustín López, eran hom- estuvo caracterizado por la evolución
bres muy familiarizados con la religión de la asamblea espontánea en una ins-
católica. El primero había sido fiscal titución jerarquizada con sacerdotes y
del cura de Bachajón, el segundo era ritos propios. En un segundo momen-
sacristán del templo de Cancuc. Sin to, la nueva comunidad religiosa se

142
transformó en un Estado teocrático, finalmente, se atrincheraron en Can-
gobernado por un cenáculo de Doce cuc y fueron derrotados por las tropas
Mayordomos de la Virgen. Estas auto- españolas el21 de noviembre de 1712.
ridades no pudieron, sin embargo, Vino después la represión militar y
evitar que entre los cancuqueros y los judicial que causó centenares de víc-
pueblos vecinos estallara una reñida timas entre los acusados de haber
lucha por el poder. Con el propósito cometido delitos de sacrilegio y lesa
de volver a ganar el control sobre el majestad. Muchos fueron ejecutados
movimiento, mandaron ahorcar a un
tal Juan López, natural de Bachajón,
quien encabezaba a los disidentes. EL ARTE DE FUMAR ENTRE LOS
El alzamiento pasó a una tercera fase LACANDONES, 1695
cuando el centro religioso-político de "... el dicho indio, desde que fue traído y
Cancuc se convirtió, asimismo, en un asegurado en el cuartel del estandarte
polo de atracción comercial por medio real, estuvo ocupado en puquietes, que
del establecimiento de un mercado al- son unos cigarros de más de tres cuar-
ternativo y exclusivamente indio. Sólo tas de largo y como un dedo pulgar de
entonces, en un cuarto y último mo- grueso, fabricados de hojas de nance y
mento, los rebeldes se militarizaron, embarnizados con barro que parece
formando un ejército de Soldados de la ocre, y sobre él pintados o introducidos
Virgen. Decidieron reprimir cualquier otros colores, los cuales rehinchía con
brote de resistencia entre los indios tabaco; y el cabo del que acababa, lo in-
corporaba con el que empezaba, con lo
mismos, eliminar a los hacendados y
cual no necesita encender el uno ni des-
rancheros ladinos de la región y prepa- perdiciar el cabo del otro, ni aun la ceni-
rar el asalto contra el bastión del poder za, porque con buena maña y ligereza
colonial, la Ciudad Real de Chiapa. volvía la punta encendida, abría la boca
Para quebrar la insurgencia india, el y lo introducía en ella, y dándole un gol-
gobierno se vio obligado a acudir a pecillo sobre los dientes, quedaban so-
medidas extraordinarias, entre ellas bre la lengua las cenizas o pavesas, y
la invocación -en contra de la Virgen las gustaba y tragaba, lo cual fue enton-
de Cancuc- de la Virgen de la Cari- ces de admiración de todos; y después
dad, venerada desde hacía tiempo en se reconoció muy acostumbrado y co-
una ermita de Ciudad Real. Movilizó mún en los indios Lacandones ... "
tres ejércitos que avanzaron desde
Nicolás de Valenzuela, Relación ... , op.
Chiapa, Tabasco y Guatemala, sobre cit., cap. 29, f. 174 (AGI, Escribanía de
los pueblos alzados y libraron con los Cámara, 339-B).
indios varias batallas. Los rebeldes,

143
Familia de indios lacandones
en un caribal a la orilla del río Usumacinta
(Chiapas ... , op. cit., p. 22)

144
LA CELEBRACIÓN DEL AÑO NUEVO EN SAC BAHLAN, 1695

"... a escondidas la dedican a los rayos, cuyo ídolo se llama Macom, y aun por eso,
cuando truena, le ofrecen copal, diciendo: Macom, illa ha tzaon anapom; Macom, no
nos aporrees, allí está tu copal. Los principales que celebran esta fiesta son los
caciques y otros cuatro principales; los dichos caciques se embriagan con una agua,
que hacen de piña y cañas dulces; y entran como rayos en el pueblo, y la gente huye
al monte, dejando al lado del fogón, en su casa, un jarro de agua, y no queda en todo
el pueblo más que los caciques embriagados, en la casa de los ídolos; y los cuatro
principales, que no se embriagan, van por todas las casas, apagando el fuego, echan-
do dicho jarro de agua encima; y dichos cuatro cuidan que continuamente arda
mucho fuego delante de los ídolos, quemando continuamente mucho copal, cuidando
de cuando en cuando de cebar la borrachera de los caciques, dándoles de la dicha
agua, para que no dejen de ser rayos o borrachos, por todos los cuatro días que dura
esta solemnidad de los rayos; al otro día de los cuatro, vuelven todos a su casa, mata
cada cual su güegüecho [guajolote], derraman la sangre sobre ocote, llévanlo a que-
mar a los ídolos, y piden a los caciques [que ya pasó su embriaguez] fuego nuevo, y de
allí llevan todos fuego a sus casas y cuecen sus gallinas y comen y beben y celebran su
gran fiesta, con la librea ordinaria del tizne ... "
Fray Antonio Margil de Jesús, Carta al capitán general de Guatemala, Dolores del
Lacandón, 26 de agosto de 1695 (AGI, Audiencia de Guatemala 153).

en la horca y otros desterrados de su rales", a tener su propia "Ciudad Real",


"naturaleza". Sobre los demás cayó el a obedecer a su propio "rey". Hasta lle-
azote de las epidemias y el hambre. garon a formar su propia clase oprimi-
Se ha dicho que los sublevados de Can- da: los ladinos capturados, a los que
cuc hicieron el intento de crear una llamaron luego con el mismo nombre
"república india", como alternativa al despectivo de ''judíos" que los españo-
régimen colonial que los explotaba les acostumbraban con ellos.
tan despiadadamente. En realidad, La rebelión no constituye un "regreso
los indios tenían ese régimen ya tan a las antiguas supersticiones", como
interiorizado, que para la formación la trató de estigmatizar la jerarquía
de su nueva "policía" recurrieron a eclesiástica de la época. Fue, cierto,
los símbolos y estructuras de poder un movimiento auténticamente indí-
producidos por el sistema opresor. Se gena que alcanzó niveles de organi-
apresuraron a crear su "audiencia", a . zación que siguen siendo únicos en
nombrar sus propios "capitanes gene- la historia de los indios de Chiapas.

145
TRES "SACRAMENTOS" LACANDONES, 1695

"Su bautismo es: a los cinco meses de preñada la mujer, el marido ya no duerme con
ella, sino que va a dormir a la casa de los ídolos, y en pariendo vuelve, pero no duerme
con ella hasta los cinco días después del parto; luego que se cumplen los veinte días
después de nacida la criatura, juntan muchas gallinas de la tierra, cacao, etc.; convi-
dan los parientes; y una vieja, señalada para esta ceremonia, metiendo por debajo de
los cabellitos de la cabeza de la criatura un peinecito; las puntas que asoman las
queman con seis pedacitos de ocote encendidos, que van remudando; después los
untan con la sangre de dichas gallinas y van a la casa de los ídolos, donde encienden
mucho ocote, sobre el cual echan aquellos seis ocotes tiznados con sangre y mucho
copal; y sale el sacerdote mayor, que era Camnal y ahora es Tutinol, y pone nombre a
la criatura, y la tiznan de negro y colorado por todo el cuerpo, y le ponen una
guirnaldilla de plumas de guacamaya pequeñas, que llaman ellos quen, luego vuel-
ven a su casa, comen y beb(ln, gran fiesta."

"Los casamientos se hacen así: solo el mozo va a pedir la mujer, y si se la ofrecen, se


queda en casa de los suegros un año; allí come y duerme con ella, ya como casados; y
si en aquel año no se avienen bien, el mozo busca otra y ella queda perdida; pero si se
avienen, al cabo del año, juntan muchas gallinas, etc. y las mujeres convidadas se
tiznan y tiznan la novia, y le componen los cabellos y cuello con cuantos abalorios,
listones y cascabeles pueden haber; y los hombres al novio, lo ponen de tizne, cual
ellos tiznados como demonios; la forma del casamiento es, que la novia le da al novio
un banquillo pintado de colores y le da cinco granos de cacao, y le dice: esto te doy en
señal de que te recibo por mi marido; y él recíprocamente le da a la mujer unas
naguas nuevas, y otros cinco granos de cacao, diciendo lo mismo. Les da las manos el
cacique, que es el sacerdote en todas estas cosas; les ponen un petate en medio de la
casa, y allí se asientan los novios, y toda la casa se llena de convidados con sus
banquitos, comiendo y bebiendo, y de cuando en cuando bailan los novios, y los
caciques les dicen como este casamiento es para siempre, que quiera bien a su mujer
y que no la deje por otra; y a la verdad, desde el año pasado hasta ahora, no hemos
reconocido que ninguno tenga dos mujeres; antes por experiencia hemos visto que,
por más vieja que sea su mujer,jamás la deja, antes es la madre de toda la familia, y
crían los hijos, aunque su marido los haya con otras mujeres por amancebamiento,
por estar ella enferma, etc."

"Los caciques son sus confesores, porque si hay algún enfermo, que sea padre de los
principales o hijo principal o mujer a quien mucho quiera su marido, va a confesar
delante del cacique su hijo, padre o marido, diciendo al dicho cacique, si por su culpa

146
se muere su padre, etc. porque tiene pecados, se asienta a confesarlo el cacique con
mucho secreto, y si acaso a la sazón hay alguna enfermedad común, como peste o
viruelas, etc., y confiesen algún pecado de bestialidad, sodomía o incesto en primer
grado, dice el dicho cacique [muy enojado] que por su culpa se muere la gente; habla
a los demás caciques y gente, los cuales se juntan, y le quitan la vida flechándolo; pero
si son pecados de allí abajo, el cacique se los perdona todos, diciéndole que no los
vuelva a cometer, y ponen un poco de copal a los ídolos."
Fray Antonio Margil de Jesús, ibídem.

Pero, de nuevo, los sublevados pidie- te el peligro de la desobediencia india.


ron prestados, ahora de la Iglesia ca- Sin embargo, los paralelos entre los
tólica, los símbolos y estructuras para dos movimientos no dejan de llamar
dar expresión y cohesión a su resis- la atención, particularmente el hecho
tencia: la aparición milagrosa de la de que los jefes rebeldes, en ambos
Virgen del Rosario, el establecimien- casos, fueron miembros de una élite
to de su Iglesia independiente bajo de segunda categoría pero de influen-
la protección de la Santísima Trini- cia creciente. En el caso de 1712 se
dad y en nombre de Jesús-María-Jo- trata de indios letrados que gracias a
sé,. la celebración de la eucaristía y la formación recibida por parte de los
demás sacramentos como centro de frailes, lograron ocupar una posición
sus fiestas religiosas, la instalación destacada en su comunidad. En el mo-
de una nueva jerarquía clerical de mento considerado por ellos oportuno,
obispos y sacerdotes. decidieron tomar el poder, en detri-
El movimiento de Cancuc se explica mento no sólo de sus antiguos maes-
por una combinación de dos factores: tros, sino también de las autoridades
el recrudecimiento de la explotación tradicionales de los pueblos.
colonial, tanto eclesiástica como civil, El intento por sacudirse el yugo colo-
y el debilitamiento de los explotado- nial no tuvo mañana. Los indios no
res por divisiones internas. Son los dejaron de pagar tributo, cumplir
mismos que incitaron, en 1585, a los con los repartimientos, obedecer a
principales chiapanecas a la resisten- curas y jueces y, sobre todo, sufrir la
cia subversiva. Sólo que en 1712, la creciente invasión a su espacio terri-
opresión había crecido sustancialmen- torial y social por colonos ladinos.
te, mientras los diversos grupos de Un censo levantado en 1814 deja
poder en Ciudad Real, a pesar de sus constancia de ese proceso de "ladini-
rivalidades, tendían a cerrar filas an- zación", especialmente en las zonas

147
Familia del pueblo tzotzil de San Felipe Ecatepec
(Chiapas ... , op. cit., p. 28)

148
RETRATO DE LAS MUJERES DE SAC BAHLAN, 1695

"( ... en las indias de estas partes que se han empezado a reducir ... sumamente asea-
das y limpias, pues para cada cosa que ejecutan se lavan las manos y los brazos,
teniendo el agua a la mano en abundancia) es el uso en alguna manera más honesto,
que el que estilan las del Jicaque, gentiles de la parte de Honduras: por que las del
Lacandón, que pulen su pelo con unos peines sutiles que forman de dientes labrados
de caña-brava y unen y afianzan con torzadillo de hilo con primoroso arte, traen el
pelo afianzado a una cinta de hilo de colores el nacimiento, pero suelto de las puntas
a las espaldas: las orejas taladradas con arillos en ellas, o unos palillos o pedrezuelas
larguitas, la ternilla de las narices horadada, y en el taladro encajada una medalleja
de metal de porte de medio real nuestro, que abriéndoles las ventanas de las narices
las afea en algún modo. Por el cerebro traen una toalla que juntándose el pecho les
cubre los pezones, dando vuelta a las espaldas, donde anudada se afianza. Pero no
vistiendo camisa o huipil, ni más que aquella toalla que les abriga y cubre los pechos:
de la cintura hasta media pierna, acostumbran unas enagüillas cortas y angostas,
tejidas de hilo de colores y, aunque sean nobles o mujeres de los caciques (que no
tienen ni reciben más que una legítima) andan generalmente descalzas ... "
"... son las indias trabajadoras y aplicadas;[. .. ]; hilan y tejen el tiempo que les sobra
después de haber molido sus tortillas, y por los ramos y labores que se vieron en los
paños y jubones, se mostró su habilidad[. .. ]; aunque se solicitó, no pudo saberse[ ... ]
con qué teñían jocoque, verde, amarillo y azul tan perfectamente, que fueron los
colores que admiraron, porque para el colorado tienen con abundancia palos de
brasil, y para el negro muchísimo poi vo en barrilillos colgados en todas las casas ... "
"Sus pueblos son limpísimos y en ellos no se ve excremento alguno, ni de persona
humana ni de los perrillos de los nuestros que han adquirido y crían ..."
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, Recordación florida, Libro III, cap. 5 (Bi-
blioteca de Autores Españoles, 1969, vol. 230, pp. 269-270).

más accesibles y fértiles de las dos reflejan no sólo el fenómeno de la in-


provincias. Sólo pueblos muy cerca- migración, notorio en el número de
nos a Ciudad Real, como Ecatepec, españoles censados, sino que también
Chamula y Zinacantan, o muy poco refieren a los indios que, por decisión
atractivos, como las demás comuni- propia, desaparecieron como tales y
dades de los Altos de Chiapas, habían engrosaron las filas de los ladinos, a
logrado preservar su autonomía en veces por mezcla racial, a menudo
ese sentido. Es evidente que las cifras por aculturación étnica y social. 47

149
RETRATO DE LOS HOMBRES DE SAC BAHLÁN, 1695

"... andan de todos tiempos desnudos y embijados con cierto betún negro, que [... ] se
vieron en todas las casas, de Nuestra Señora de los Dolores del Lacandón [... ]grandes
tinas y ollas de cierto tinte negro en polvo muy sutil, de donde ellacandón por la
mañana tomaba en la mano una pequeña porción, y escupiendo en ello, se iba, con
solo aquel polvo que tomaba una sola vez, untando todo el cuerpo con solo escupir a
la mano; y esto no solo en ellos es gala, pero una particular defensa contra los
mosquitos, o por que aquel betún tenga alguna particular facultad contra ellos, o por
que haciendo costra sobre el cutis no pueda penetrar el aguijoncillo de aquella
molesta plaga; con que no debe en aquellos indios mirarse aquella unción como
desaseo, sino como providente defensa de sus cuerpos.
Pero después de embijados cubren sus partes con una larga toalla de cierta corteza,
que puesta a la corriente de los ríos por algún término de días, y después muy
batanada, queda como una suavísima gamuza de color anteado, que son de las que
usan los macehuales o plebeyos; por que los caciques y demás nobles las traen, de hilo
muy fino y delgado de algodón, blanquísimas sin mezcla de colores ni labores: y esta
toalla entre por la horcajadura a cubrirles las partes vergonzosas, dando vuelta al
muslo y de allí los dos cabos a la cintura, quedando la una punta colgando a la parte
delantera y la otra a la parte de atrás. Ciñen las cabezas con una cinta de hilo de
algodón blanca o de colores en la cual prenden algunas plumas rojas de guacamaya
los capitanes de estas naciones, y los señores las usan de las verdes y estimables de
quetzal. El pelo, lo usan crecido y suelto a las espaldas: taladran las narices y labios
en que cuelgan pinjantes de chalchihuites, y en las orejas unas largas y gruesas
estacas, que llegan en lo largo a igualar con la barba; pero los plebeyos o macehuales
no se taladran el labio inferior, y sólo lo hacen los indios principales. Andan continua-
mente armados en lo general de arco y flechas, pendiente el carcax [carcaj] al hom-
bro, y a veces usan varas tostadas, y otros de estos indios lanzas y rodelas de cuero de
danta [tapir]. Pero los lacandones principales visten también unos jubones blancos,
follones [prenda de vestir] sin botones ni atador, tejidos primorosísimamente de
hilo muy fino de algodón con labores en el telar, de calidad que cada cuarto es entero
con sus faldillas divididas. Usan algunos, los más principales de ellos, unas camise-
tas cortas y calzoncillos de manta muy fina."

Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, op. cit., pp. 268-269.

150
Cuadro 14
Tributo pagado cada año por los 655 pueblos de indios en el reino de Guatemala, 1788
Partidos o provincias Pueblos Tributarios Importe del tributo
Ciudad Real 57 7 763 34301 tost. 1v2rl.
Soconusco 20 1053 4048 1
Tuxtla 32 3 275 17 599 1112
Escuintla y Guazacapán 30 2982 13 529 3V2
Verapaz 14 9 783 20522 1
Tegucigalpa y Choluteca 17 1156 4037 2
Sonso na te 22 4450 21535 1
Suchitepeques 19 3 047 12 888 1
Realejo y Subtiaba 11 1870 6489 0112
Sololá 31 5671 17 967 3
Chimaltenango 21 7 380 23 681 3
León 3 132 402 1112
Costa Rica 7 235 822 2
Nicoya 1 88 220
Segovia 6 689 2474
Matagalpa 12 2499 6874 2
Quetzal te nango 25 3 941 13 360 3
Chiquimula y Zacapa 30 8049 30443 1112
San Salvador 75 10 748 44634 2
Comayagua 84 4392 16195 2
Totonicapán 47 9489 29192 1112
Sacatepeques 50 8 700 26464 1
San Miguel 41 1764 7380 2
Todo el reino 655 99156 355 065 tost. 1112 rls.

FUENTE: Plano general en que están resumidos los 23 particulares [sic] de todo el Reyno [... ],
levantado por el tribunal de cuentas, Guatemala, 31 de mayo de 1788 (Archivo General de
Centroamérica, Guatemala, A3.16-4912-246).

151
Cuadro 15
Presencia española y ladina en los pueblos indios de Chiapa y Soconusco en el
año de 1814
Pueblos-parroquias Indios Españoles Ladinos Total
Ciudad Real más barrios 1818 671 3709 6198
San Felipe 980 2 982
Zinacantan 3 411 2 3 413
Istapa 1176 24 1200
Chiapa 1091 197 1244 2532
Tuxtla 3 745 290 1000 5035
Ocosocuautla 1073 47 35 1155
Cintalapa 269 23 1278 1570
Totolapa 714 714
Acala 715 2 133 850
San Bartolomé 7 480 172 1001 8653
Teopisca 1841 16 177 2034
Soya titán 578 4 125 707
Pinola 1045 1 23 1062
Socoltenango 865 48 618 1531
Los Custepeques 1419 12 445 1876
Chiquimucelo 536 148 684
Comitán 6598 394 2455 9447
Xitotol 899 9 46 954
Tapilula y anexos 790 8 798
Tapalapa y anexos 1591 14 1605
Chapultenango y anexos 2135 17 318 2470
Ixtacomitán 827 145 519 1491
Ixtapangajoya 454 12 394 860
Pichucalco 275 159 454 888
Ribera del Blanquillo 1034 1034
Chamula 4 791 13 9804
San Pedro 2 425 2425
San Pablo 1088 1088
San Miguel 803 803
Santa Catarina 590 590
San Antonio 22 22
San Andrés 2 799 2 799
Santiago 265 265
Santa Marta 409 409
Santa María Magdalena 1095 1095
Gueitiupan y anexos 7114 38 106 7 258
Huistán y anexos 9 261 23 33 9 317
Cancuc 1974 1974
Te nango 403 403

152

~
Guaquitepeque 689 689
Sitalá 975 975
Ocosingo y anexos 1990 13 448 2451
Bachajón 1832 1832
Chilón 459 299 758
Yajalón 1566 3 10 1579
Tila 4293 7 35 4235
Tumbalá 3 765 13 3 778
Salto de Agua 568 6 574
Palenque 1820 139 99 2058
Tonalá 944 222 3349 4505
Escuintla 872 44 4 920
Huehuetán 999 74 1072
Tizapa 360 2 362
Tapachula 1405 211 1095 2711
Tuxtla Chico 1889 149 946 2984
Mazatán 107 250 357
Metapa 221 221
Cacaguatán 45 45
Ayutla 89 89
TOTAL 105 252 3 539 21507 130 298

FUENTE: Informe rendido por la Sociedad Económica de Ciudad Real sobre las ventajas obtenidas
con el implantamiento del sistema de intendencia, año 1819 (Archivo General de Centroamérica,
Provincia de Chiapas, A1.6.6-127-8), publicado en Documentos históricos de Chiapas, boletín 6,
1956-1983,pp. 12-15.

153
NOTAS

1 Véase, entre otras, su publicación en Francisco Morales Padrón, Teoría y leyes de la


Conquista, Madrid, Centro Iberoamericano de Cooperación, 1979, pp. 419-447.
2 Véase, en el capítulo anterior la nota 17.
3 Véase, en el capítulo anterior, la nota 4 y el mapa de la p. 82.
4 Véase el mapa de la p. 109.
5 Antonio de Remesal, op. cit., libro VIII, cap. 25, párrafo 2 (1966, pp. 179-180). Véase el
documento 7 en el apéndice.
6 Véase el cuadro 2.
7 Antonio de Remesal, op. cit.
8 Recopilación de leyes de los reynos de las Indias, libro VI, título 111, ley XVIII (Madrid, 1681),
Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1973, t. 11, p. 200.
9 Sobre esta figura enigmática y su excepcional actuación como evangelizador y fundador de
pueblos, véase mi ensayo Fray Pedro Lorenzo de la Nada, misionero de Chiapas y Tabasco, San
Cristóbal de Las Casas, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, 1980.
10 Véase el mapa de la p. 112.
11 Véase también el cuadro 2.
12 "Presentación de quejas hecha por Hernando de Santaella en nombre del gobernador y
principales de Soconusco, 1561", en AGI, Audiencia de Guatemala, leg. 52. Véase el documento 10
en el apéndice.
13 Tomás de la Torre, op. cit., cap. 57 (F. Ximénez, op. cit., libro 11, cap. 43, p. 375).
14 "Papeles remitidos por José de Scals, visitador de Chiapas, 1691", en AGI, Audiencia de
Guatemala, leg. 215.
15 Recopilación de leyes de los reynos de las Indias, libro VI, t. 111, ley XXI, Madrid, 1973,
t. Il, p. 201.
16 Ibídem.
17 Real cédula, el Pardo, 25 de enero de 1569. Véase Carlos Molina Argüello (comp.), Monu-
menta Centroamericae Historica, Managua, 1965, documento 32, pp. 281-282.
18 Real provisión que señala el distrito de toda la Audiencia de los Confines. Valladolid, 13 de
septiembre de 1543. lbidem, documento 65, pp. 261-263.
19 Real cédula de nombramiento, en Archivo General de Centroamérica, Fondo Chiapas, exp.
A1.40.5-1594-215.
20 Esta situación perduró a lo largo de toda la época colonial. Véase el cuadro 14, en donde se
señalan los tributos pagados en el reino de Guatemala durante el año de 1788.
21 "El capitán de Azcaray, teniente de oficiales reales de Guatemala en la provincia de
Chiapa, informa a vuestra alteza de la Ciudad Real y de los pueblos del distrito de su jurisdicción,
1683", en AGI, Contaduría, leg. 815-1, ff. 11-16.
22 Véase el cuadro 7.
23 "Antonio Díaz, vecino de Ciudad Real, contra el fiscal de la audiencia, por la restitución de
su encomienda, 1674", en Archivo General de Centroamérica, Fondo Chiapas, exp. A3.16-4511-
354. Véase el cuadro 8.
24 Francisco Ximénez, op. cit., libro VI, cap. 57 (1971, p. 251).

154
25 "Testimonio de los autos hechos por Felipe de Lugo, visitador de Chiapa, sobre la averigua-

ción de los fraudes cometidos en la recaudación de los tributos, 1717-1721", AGI, Audiencia de
Guatemala, leg. 312.
2 6 Francisco Ximénez, op. cit., p. 251.
27 "Informe dado por el coronel Tomás de Murga sobre lo que un alcalde mayor tiene y puede
tener por repartimientos en el quinquenio de su servicio, 1763", en Archivo General de Centroa-
mérica, Fondo Guatemala, exp. A1.17.a-1399-2020, ff. 108-111. Véase el cuadro 10.
28 Véase el desolador panorama pintado por fray Francisco Ximénez, op. cit, libro IV, cap. 65
(1929, p. 200), en donde el autor enumera los pueblos desaparecidos, entre ellos el otrora impor-
tante Copanaguastla.
29 Véase el cuadro 11.
30 Véase el cuadro 12.
31 El censo de 1778, ya citado, refleja elocuentemente este ascenso ladino en detrimento de la
población india. Véase el cuadro 13.
32 Un ejemplo de ese tipo de explotación es la situación sufrida por los indios de Xiquipilas y
Ocozocuautla, ambos pueblos situados en el camino real entre Chiapa y Tehuantepec. Véase
la petición de amparo, redactada por los curas doctrineros de las dos poblaciones, 1662, en
Archivo General de Centroamérica, Fondo Chiapas, exp. A3.12-2975-240. Véase el documento 19
en el apéndice.
33 Indicio de esta persistencia es una real orden de 1658, que prohibe a los indios del reino de
Guatemala el uso de los bailes del "Tum y Ostum", en Archivo Histórico Diocesano, Cedulario, t.
IV, ff. 281-282. Véase el documento 18 en el apéndice.
34 Francisco Núñez de la Vega, "Relación de la visita ad limina, Ciudad Real, 14 de febrero de
1693", en Archivo Secreto del Vaticano (Roma), Sanctae Congregationis Concilii Relationes, leg.
218, ff. 13-15. Véase el texto en la edición de las Constituciones diocesanas ... , op. cit., pp. 215-217.
35 Op. cit., preámbulo, párrafos 30 y 31, pp. 275-276.
3 6 "Carta pastoral IX, Ciudad Real, 24 de mayo de 1698", op. cit., libro segundo, pp. 752-760.
Véase el documento 20 en el apéndice.
37 Sobre su actuación existe una fuente de primera mano, escrita por el obispo de entonces,
fray Pedro de Feria: "Relación que hace el obispo de Chiapa sobre la reincidencia en sus idolatrías
de los indios de aquel país, después de treinta años de cristianos, 1585", en Tratado de las
idolatrías, supersticiones, dioses, ritos, hechicerías y otras costumbres gentilicias de las razas
aborígenes de México (ed. Francisco del Paso y Troncoso), México, FCE, 1989, pp. 380-392. Véase al
respecto los comentarios de Amos Megged, op. cit., pp. 493-500; de Mario H. Ruz, Chiapas
colonial: dos esbozos documentales, México, Centro de Estudios Mayas, UNAM, 1989, pp. 43-45; y
de Dolores Aromoni Calderón, Los refugios de lo sagrado. Religiosidad, conflicto y resistencia entre
los zoques de Chiapas, México, CNCA (Regiones), 1992, pp. 142-150.
38 Sobre la rebelión de 1712 existe abundante información de archivo (en el AGI) y de crónica
(en fray Francisco Ximénez, op. cit., libro VI, caps. 57 a 76, edición de 1971, pp. 249-348). Asimismo
existen ya varios estudios recientes sobre el tema, entre ellos: Severo Martínez Peláez, Motines de
indios. La violencia colonial en Centroaméricay Chiapas, Puebla, UAP, 1986, cap. 14, pp. 125-167;
Kevin Gosner, Soldiers ofthe Virgin. The Moral Economy o( a Colonial Maya Rebelion, Tucson,
The University of Arizona Press, 1992; y Juan Pedro Viqueira, María Candelaria, india natural
de Cancuc, México, FCE, 1993.

155
39 Amos Megged, op. cit., p. 483.
40 Ibidem, pp. 484-485.
41 Ibidem, pp. 492-493.
42 Ibidem, p. 494.
43 Antonio de Remesal, op. cit., libro XI, cap. 12 (1966, p. 425).
44 Pedro de Feria, op. cit. Véase Amos Megged, op. cit., p. 496.
45 Ibidem, pp. 498-499.
46 Véase los legajos conservados en AGI, Audiencia de Guatemala, legs. 293 a 296, y Francisco
Ximénez, op. cit., libro VI, pp. 249-348.
47 Véase el cuadro 15.

156
4. LA AGRESIÓN LADINA

En 1813, el sacerdote Mariano Robles por los indios era, sin duda, el ele-
Domínguez de Mazariegos, uno de los mento más vergonzoso. El padre Ro-
dos delegados chiapanecos a las Cor- bles no titubeó en aprovechar el foro
tes de Cádiz, pronunció allí un discur- público de las cortes españolas para
so que constituye un texto clave de la denunciar el trato inhumano que los
historiografía regional,l Se trata, ni nativos recibían, en el Soconusco, de
más ni menos, del primer intento crio- funcionarios y particulares por igual.
llo por interpretar y juzgar el pasado Tanto la producción del cacao -pro-
de la patria. Su autor, descendiente ducto con que los indios soconusquen-
lejano del conquistador Diego de Ma- ses siguieron tributando al rey- como
zariegos, había sido cura doctrinero del su transporte al lejano puerto de Vera-
partido de Tonalá y párroco de la cate- cruz, habían dado lugar a una serie de
dral de Ciudad Real. Pertenecía ade- extorsiones que recordaban los tiem-
más al pequeño y selecto círculo de pos primitivos de la esclavitud. El ora-
clérigos ilustrados que entonces exis- dor afirmó no hablar de "oídas", sino
tía en la provincia y cuyo miembro más desde su experiencia personal, "ha-
destacado era el fraile dominico Ma- biendo presenciado, el corazón lleno
tías de Córdova. A todos ellos los mo- de la mayor amargura, muchas veces
vía una honda preocupación por el aquellas violentas humillaciones".2 En-
innegable atraso en el cual se deba- tre ellas figuraba la continua migra-
tía la sociedad de la provincia. Esta- ción de personas y familias enteras
ban de acuerdo en culpar de ello al debido al trabajo forzado en las cua-
mal gobierno que españoles, ladinos drillas de cargadores y en las fincas
e indios por igual habían padecido de tierra caliente.
durante siglos. Vale la pena escuchar la voz de aquel
En este panorama desalentador, la si- criollo ilustrado, porque no existe me-
tuación de extrema pobreza padecida jor testimonio sobre la condición de

157

~¡.
los indios de Chiapas al finalizar la El sacerdote chiapaneco, digno discí-
época colonial. pulo de fray Bartolomé de las Casas,
fue, al igual que su ilustre predecesor,
La miseria en que vivían y viven es una voz clamando en el desierto. Fueron
extremada, pues apenas moran en sus contadas las personas que en aquella
pueblos. Más bien se les podía y puede época asumieron la defensa del indio.
considerar transeúntes, que no habi- La mayoría de los criollos echaban la
tantes. Sus alojamientos son unos ran-
chos o tristes chozas sin abrigo y culpa a la víctima misma, creyendo y
expuestas a la inclemencia; su cama, divulgando con insistencia la leyenda
el duro suelo o, cuando más, alguna negra de su proverbial indolencia.
tabla o cañas, y sobre ellas una estera Hasta un hombre tan perspicaz como
o petate y un cobertor de lana muy fray Matías de Córdova estuvo conven-
ordinaria, sirviéndolc¡ls de almohada cido de que el indio era un ser ocioso
una piedra o madero, y muchos care- y que su falta de aplicación era una
cen de todo abrigo. La comida, unas lamentable "corrupción de costum-
escasas legumbres cocidas y ciertas bres". Es famoso el discurso que pro-
tortas de maíz y bebida que ellos lla- nunció en 1793 sobre "el problema
man atol o posol, y usan en lugar de té del indio" ante la élite de la sociedad
o chocolate, unas veces cocida y otras
por cocer la extraen de dicho grano. 3 de Guatemala y en el cual pintó al
nativo del Soconusco como un perezo-
Sin embargo, lo que más indignaba a so que "yace todo el año acostado en
don Mariano Robles fue el racismo una hamaca". 5
que constituía el clima sociopsicológi- En realidad, no existía en todo el rei-
co en el que la explotación del indio no de Guatemala gente más laboriosa
prosperaba. y abnegada que la india. En su defen-
sa y en contra de las afirmaciones
Los indios viven toda la vida llenos de divulgadas por fray Matías, otro ilus-
agitación y en continuo terror y sobre- trado escribió una serie de artículos
salto, porque llega a tal grado el des- en la Gazeta de Guatemala que lla-
precio y odio con que se les trata, que man la atención por lo objetivo de sus
no hay cochero, lacayo, ni hombre ruin,
planteamientos. 6 El autor anónimo
hasta el mismo verdugo, que no se crea
autorizado para maltratarles pública- dejó bien establecido que los indios
mente, en vista del mal ejemplo y de la "no sólo trabajaban, sino aventajaban
suma crueldad con que les tratan es- a todos en trab~ar". Por desgracia, no
pecialmente otras personas de carác- tuvo mucho éxito con su punto de vis-
ter y de superior esfera y dándoles de ta indigenista este hombre "adelanta-
bofetadas o palos.4 do a su tiempo". La gran mayoría de los

158
Pareja del pueblo tzotzil de
Chenalhó (fotografía anónima.
Fondo Edmundo Schlie, Archivo
Histórico de la Ciudad
de San Cristóbal)

Joven del pueblo tzotzil de


Chenalhó (fotografía de Mario
Casasola, Fototeca del INAH)

159
criollos, entre ellos obviamente todos rante el siglo XIX fue una prolongación
los hacendados y comerciantes, siguie- e intensificación de la opresión espa-
ron sosteniendo que los indios eran ñola. En varias ocasiones el gobierno
flojos y borrachos por naturaleza. De estatal adaptó la legislación agraria
allí la convicción generalizada de que federal a las condiciones locales, siem-
el indio necesitaba ser tratado con pre en favor de los terratenientes, nunca
mano dura, si es que se quería sacar eri beneficio de los pueblos indios. La
provecho de la única riqueza que pro- historia de estos últimos, aquí some-
ducía el país: la abundante y barata ramente esbozada, puede contarse des-
mano de obra. d.e tres experiencias fundamentales:
Cuando en 1821 Chiapa y Soconusco la pérdida de sus tierras, la proletari-
se independizaron de España, los in- zación de su fúerza de trabajo y el
dios cambiaron de dueño pero no de repliegue sociocultural sobre ellos
condición; vieron abrirse para ellos mismos. De allí los subtítulos de este
un siglo de mayor sufrimiento, ya que último capítulo: la comunidad sitiada,
dejaron de tener vigencia las leyes la comunidad dispersada y la comuni-
de Indias, que de alguna manera los dad recreada.
habían protegido en sus personas y
bienes. Durante los 100 años poste-
riores, los gobiernos liberales y con- LA COMUNIDAD SITIADA
servadores que iban a alternarse en el
poder los despojarían de la mejor parte La ley que estableció las bases para la
de sus tierras, utilizando una legisla- enajenación de las tierras indias fue un
ción hecha de acuerdo con sus intere- decreto emitido por el Congreso Consti-
ses. Los nuevos propietarios, en varios tuyente reunido en la ciudad de México
casos ladinos que apenas habían deja- el 18 de agosto de 1824, un mes antes
do de ser indios ellos mismos, se apro- de que las fuerzas sociales de Chiapas
piaron de la fuerza de trabajo de los proclamaran la anexión de su provin-
despojados. A los indios que decidie- cia a la Federación mexicana. Esa ley
ron sobrevivir en circunstancias tan decía, a la letra, que todos los terrenos
adversas no les quedó otra salida que que no fueran de propiedad particular
la del refugio en el aislamiento socio- ni pertenecieran a corporación alguna
cultural. Éste fue el único espacio en serían declarados susceptibles de ser
donde supieron, con cierta libertad, se- colonizados. Se invitaba a los congresos
guir siendo ellos mismos. de los estados para que promulgaran, a
Podemos afirmar que la agresión ladi- su vez, leyes con el fin de abrir al culti-
na contra las comunidades indias du- vo la mayor cantidad posible de tierras

160
ociosas y, en consecuencia, facilitar la dor presentar las pruebas de que la
compra y explotación de las mismas. extensión denunciada estuviera bal-
Se esperaba de los legisladores de las día. Sin embargo, el 19 de enero de
provincias la suficiente cordura para 1844, el gobernador del estado modifi-
evitar la acumulación, en un solo pro- có esta legislación por medio de un
pietario, de más de una legua cuadrada decreto que simplificaba al máximo
de tierras de regadío, cuatro de tempo- las formalidades de compra y de pre-
ral o seis de abrevadero. sentación de pruebas. Las autorida-
En virtud de ese decreto federal, el des locales interpretaron las facilidades
primer congreso chiapaneco promulgó ofrecidas en su sentido más amplio:
a partir de 1826, una serie de leyes todas las tierras cuyos dueños no su-
agrarias que impulsaron, y condicio- pieran o pudieran comprobar de mane-
naron a la vez, la medición y la denun- ra adecuada su posesión, podrían ser
cia de las tierras ociosas que existían legalmente enajenadas como terre-
en el estado.7 Las primeras propieda- nos baldíos. De esta manera, cualquier
des afectadas fueron las pertenecientes persona que dispusiera del capital ne-
a los fundos de las comunidades, ya cesario y de las conexiones políticas
que fácilmente podían ser declara- adecuadas, era candidato a participar
dos como "ociosos", terrenos que en el en el reparto del "pastel" agrario. 9
momento de la denuncia estuvieran Las tierras comunales indias fueron
descansando dentro del ciclo agrícola las primeras en ser afectadas, porque
acostumbrado por los campesinos. És- muchas de ellas colindaban con algu-
tos vieron, además, los ejidos de sus na hacienda cuyo propietario estaba
pueblos drásticamente mermados por ansioso de lanzarse sobre sus vecinos
una ley, promulgada en 1827, que es- indefensos. Los fmqueros estaban inte-
tableció su tamaño conforme al número resados en extender sus propiedades
de habitantes: media legua cuadrada hacia las tierras indias, porque éstas
para pueblos menores de mil, una le- ya habían pasado por varios ciclos de
gua cuadrada para los que contaran desmonte y, en consecuencia, eran
entre mil y tres mil, una legua y me- aprovechables de inmediato. Cori el
dia para los que llegaran a seis mil y propósito de conservar sus campos, los
dos leguas para los que sobrepasaran indios empezaron a construir sus ca-
esa cantidad de vecinos. s sas en ellos y ocuparlos permanente-
·~ Las primeras leyes protegieron, de mente, creyendo presentar, así, la
alguna manera, los intereses de las prueba de su posesión efectiva. Pero
pequeñas propiedades y comunida- tres años más tarde, en 1847, el Con-
des indias, pues se exigía al compra- greso estatal aprobó una ley que obli-

161
DESCRIPCIÓN DE UN CARIBAL EN LA SELVA LACANDONA, 1826

Las familias viven independientemente en lo absoluto unas de otras, de suerte que


cada una de ellas es una pequeña república, regida por el padre de familia, jefe
general de ella.
La población de cada una consiste en una milpa redonda que hacen rozando una
montaña virgen y regándola después de algodón, tabaco, y algunas matas de sandía
y calabazas, añadiéndole, por sus orillas, caña dulce, chile y algunos frutales como
son plátanos, guayabas, aguacates y mameyes. Sus casas son de guano (cierta clase
de palma) sobre horcones bajos, y sin paredes. Cada familia tiene tres casas, la que
habitan, la cocina y la de sus ídolos, las dos primeras en el centro de la sementera y
la última retirada a una o dos cuadras a lo más. En la que habitan, se hallan colgadas
tantas hamacas cuantas son las personas que dependen de aquella familia. Por la
solera están pendientes muchos picos, quijadas y huesos de pájaros, cuadrúpedos y
peces de que se sustentan y que cazan con flechas que tiran con gran acierto y agilidad,
con asimismo, un repuesto de plumas, palo y pedernal para fabricarlas. La cocina cori
su molendero para hacer tortillas y pozole, y algunas ollas mal hechas en que condi-
mentan su caza con sal y chile. La casa de su adoración tiene un tapesquito colgado
del techo, y puesto en fila en él seis u ocho tasas de barro, cada una con un mascarón
en el borde, llenas de copal al que dan fuego en obsequio del sol a quien tributan esta
ofrenda, unos tambores grandes de barro, varios pitos y chinches adornados con
cintas de majagua pintadas de colores.
Las familias distan unas de otras de dos leguas para arriba. El maíz sobrante de cada
año queda entrojado y allí se pica o se pierde. Tres o cuatro años a lo más, cultivan
aquel terreno, y ya que la tierra cansada no les rinde pingüemente, abandonan
aquella posición, cargando únicamente sus flechas, cera y tabaco, que es muy supe-
rior, y pasan a situarse a otra montaña dos o tres leguas distintas.
Su vestido consiste en un saco largo de algodón grueso, con sus filetes azul o encarna·
do que ellos tiñen, con una abertura en medio que ajustan al cuello, y dos agujeros en
los costados para meter las manos, que vienen a ser unos guipilones. Todos indistin-
tamente llevan este traje, diferenciándose las mujeres en una manta envuelta y corta
que tienen debajo del saco, y en un collar de más de cuarenta sartas de abalorio de
todos colores, adornado con conchas, caracoles, toda clase de moneda, cruces y meda-
llas. El pelo natural, suelto y desgreñado. N o usan cacles [huaraches], ni sombrero ni
ninguna otra clase de cubierta.
Cada lacandón está casado con dos o tres mujeres, conduciéndose con ellas en lo
público con la mayor indiferencia y durmiendo separadas cada una en su respectiva
hamaca, y para usar de ellas, se lleva en su compañía uno o dos días a la montaña en
clase de paseo a la que le corresponde. El gobierno doméstico está repartido entre

162
ellas por periodos de tiempo, y cada una cumple con exactitud el ejercicio a que está
destinada. Cada año se tejen dos vestidos para cada individuo de los que componen
aquella familia y desde que se estrena no se vuelve a quitar hasta que por inútil se
desprecia y tira. La comida es repartida equilibradamente por el jefe, dando a cada
una la porcjón que le corresponde. Ninguno puede reclamar mayor cantidad de
vianda, ni ceder su parte a otro que más lo necesite; sería inferir un agravio. Cada
uno come separadamente y el que no puede consumir la ración que le han dado, la
guarda para cuando tenga más apetencia, o la tira.
Todos los años celebra cada familia una función al sol, unas al tiempo de la siembra,
y otras al cosechar su fruto. Para esto se convidan a lo más cuatro o seis familias de
las inmediatas, que se unen el día prefijado. La función es en la casa de los ídolos que
se adornan con hojas verdes. Con tiempo está ya preparada una canoa en la que tienen
ciertas bebidas fermentadas de caña o miel y de la cáscara de un palo que llaman
Balché, la cual embriaga. Reunidos todos en derredor de la casa, se bajan las tazas,
se ponen en fila y todos se sientan en el suelo. Se enciende aquel sahumerio, y un
anciano por lo regular coje un caracol grande que le llamanfututu, y guardando todos
silencio, toca el caracol en los cuatro ángulos de la casa, en cuyo tiempo ya están
sentados en frente de las tazas otras tantas jícaras de pozol. Concluido el toque, toma
el expresado anciano una jícara, se va con ella al monte, y al gran rato vuelve y la va
presentando en la boca de cada mascarón. Enseguida bebe en él un trago y sucesiva-
mente los demás hasta concluirla, sigue así por este orden la comida y, acabando el
ceremonial, cojen los tambores, pitos y chinches, bailan, saltan y se emborrachan
hasta quedar todos privados por el licor.

José María Esquinca,Noticias adquiridas sobre usos y costumbres de los lacandones,


Ciudad Real, 26 de agosto de 1826 (SRA, Archivo de Terrenos Nacionales, 1.29.5,
Diversos I, Compl. núm. 49, México, D.F.).

gaba a los campesinos a concentrarse de caballerías de terrenos comuna-


en los poblados. Las tierras abando- les por el señor Ramón Larrainzar, rico
nadas fueron entonces fácil presa de e influyente funcionario del gobierno
la oligarquía terrateniente del valle en San Cristóbal de Las Casas. Se han
del Grijalva, del Soconusco oriental, conservado varios documentos en los
de los Llanos de Comitán y de los Al- cuales los pueblos afectados se quejan
tos de Chiapas. lO de los despojos sufridos a manos de
Tal vez el caso más notorio en aquella aquel terrateniente todopoderoso y así
época fue el acaparamiento de cientos como de otros miembros de su familia.

163
Los naturales del barrio de Mexica- pedazo de tierra de las órdenes reli-
nos afirmaron que don Ramón mandó giosas, de excelente calidad, que in-
denunciar y medir una superficie no vadir propiedades indias, de pobre
definida que se extendía "desde las rendimiento. la
orillas del dicho barrio hasta tocar con Para los indios la situación se agravó
los confines de la villa de Ocosingo" .u en 1878, año en el cual el gobierno fede-
Gracias a esta y otras operaciones, los ral decretó la supresión de los ejidos
Larráinzar, Trujillo, Cabrera y Armen- mediante su fraccionamiento y reparto
dáriz, todas ellas familias avecindadas entre los antiguos usufructuarios. La
en la capital chiapaneca, se apropia- ley federal tenía como fin el de hacer
ron de buena parte del fundo legal de más productivas las parcelas de los
Tenejapa y Cancuc, la mitad de Cha- indios, sin despojarlos de ellas. Sin em-
mula, las dos terceras partes de Che- bargo, en Chiapas, los finqueros no
nalhó y la totalidad de Mitontic.12 estaban dispuestos a cederles ni esa
El despojo de las tierras indias conoció mínima ventaja. Lograron que en 1892
un inesperado pero bienvenido receso, una ley local, complementada en el año
cuando el gobierno federal promul- de 1893 por otra similar, estableciera
gó, en 1856, la famosa ley que nacio- que los ejidos no fuesen distribuidos
nalizaba los bienes de la Iglesia. En necesariamente entre los poseedores
Chiapas, los latifundios que poseían de derechos indios, sino vendidos al
las órdenes religiosas y demás corpo- mejor postor en subasta pública. 14
raciones eclesiásticas representaban Es imposible dar cuenta exacta del
más del 30 por ciento de la superficie despojo de tierras comunales y ejida-
entonces cultivada. Eran, además, las les perpetrado a lo largo del siglo XIX,
mejores tierras disponibles en la enti- porque faltan los documentos que nos
dad, sobre todo las tres "frailescas" de proporcionen la información precisa
los dominicos, cerca de Chiapa de los al respecto. Tampoco se ha hecho el
Indios, Comitán y Ocosingo. La venta intento de estudiar a fondo dicho fe-
de estos bienes hizo la fortuna de fa- nómeno.15 El aumento cuantitativo de
milias hasta entonces modestas pero las fincas y ranchos, señalado por las
que pronto se convirtieron en influ- sucesivas Memorias que los goberna-
yentes y poderosas, como los Corzo y dores chiapanecos presentaban sobre
los Ruiz en el valle central, o los Cas- su gestión, es uno de los pocos datos
tellanos y Domínguez en los Llanos indirectos que a la fecha están dispo-
de Comitán. De 1856 a 1875, esos can- nibles. Si en 1837 sólo había 853 de
didatos a terratenientes estuvieron aquellas empresas agropecuarias, pa-
más interesados en apoderarse de un ra 1889 existían 3 159. Más tarde, en

164
Cuadro 16
Fincas rústicas en Chiapas,1896-1909
Haciendas Rancho Otros
Departamento 1896 1903 1909 1896 1903 1909 1909

Comitán 88 133 143 396 317 905 72


Chiapa 48 130 527 115 232 528
Chilón 106 50 82 233 200 167 264
La Libertad 48 77 138 98 133
Las Casas 59 o 105 80 348 3
Mariscal 32 73 116
Mezcalapa lOO 19 50 310 349
Palenque 82 208 73 43 54 318 23
Pichucalco 93 270 208 529 767 572 461
Simojovel 136 67 53 34 110 170 195
Soconusco 123 520 240 530 725 1568 232
Tonalá 25 8 30 368 481 673 50
Tuxtla 60 99 33 240 276 308 1316
Partido
Cintalapa 37 46 115 132
Chamula 17 30 19
La Frailesca 16 31 72 87
Motozintla 11 87
TOTAL 1049 1431 1120 3 497 3 363 5 742 3 742

FUENTE: Thomas Benjamin, A Rich Land, a Poor People ... , Albuquerque, The University ofNew
Mexico Press, 1989, p. 87.
1896, alcanzaron la impresionante ci- des por ladinos de modestos recursos.
fra de 4 546, en 1903 habían aumen- Éstos se establecieron como ranche-
tado a 4 794, para arrojar, en 1909, la ros en las inmediaciones del pueblo o
cifra de 6 862. Sobre la gradual dismi- como tenderos y artesanos en el casco
nución de los fundos legales de los mismo de la población. Se trataba de
pueblos indios, las autoridades no pro- un fenómeno que ya había empezado
porcionaron estadística alguna.16 a manifestarse durante el siglo XVIII,
--- Igualmente escasa es la documenta- como lo indica el ya citado censo de
ción relativa a otro despojo no menos 1814. Pero la inmigración aumentó
importante que el de las tierras indias: de manera considerable en el trans-
la gradual invasión de las comunida- curso del siglo siguiente, debido a las

165

""'~.
facilidades ofrecidas por el gobierno intrusión ladina, el párroco afirmó que
estatal para comprar a bajo precio al- la inconformidad de sus feligreses es-
gún lote declarado como ocioso. Tam- taba directamente relacionada con "el
bién se registraron muchos casos de disgusto y sentimiento de verse ahora
indios que endeudados se vieron obli- reducidos en los lugares más últimos
gados a vender sus predios y casas a de su pueblo y los ladinos posesio-
los colonos que llegaban de San Cris- nados de los mejores lugares en que
tóbal de Las Casas, quienes contaban tienen sus habitaciones". Y en las con-
con el respaldo de las autoridades. versaciones que solían tener entre
Resulta difícil formarse una idea pre- ellos, el tema central giraba siempre
cisa de la evolución del proceso y del en torno a la pregunta de "¿por qué
impacto que produjo en la población causa se habían venido los ladinos a
india invadida y desplazada, sobre to- vivir entre ellos, cuando en la anti-
do en el nivel psicológico. Son escasos güedad aparte vivían los indios y apar-
los documentos y casi inexistentes los te los ladinos?"18
estudios sobre ese fenómeno tan tras- La misma carta también nos introduce
cendental. Una fuente nada despre- a un aspecto particularmente negativo
ciable es el conjunto de cartas escritas de la creciente presencia ladina en los
por los curas doctrineros de los pue- pueblos indios: el establecimiento del
blos en respuesta a una convocatoria fabricante y vendedor de aguardiente.
enviada por su obispo en 1848. Circu- El consumo de licor era una costumbre
laron, en aquel momento, insistentes antigua entre los naturales, ya que su
rumores de que los indios de los Zen- libación acompañaba necesariamente
dales querían nuevamente sublevar- todo rezo de petición o curación. En el
se contra el gobierno, siendo el pueblo pasado los párrocos habían tratado de
de Chilón el foco principal del descon- mantenerlo dentro de límites razona-
tento. Los párrocos recibieron la orden bles, pero las condiciones de vida en las
de someter a sus respectivas parro- comunidades se deterioraron de tal
quias a un minucioso examen y señalar manera, que muchos hombres empeza-
e informar sobre cualquier manifesta- ron a buscar refugio en el alcohol. Lo
ción de intranquilidad.17 que al principio fue una costumbre reli-
Entre los muchos informes que fue- giosa y festiva, se convirtió así en vicio
ron enviados a la curia episcopal en social. En este contexto, el vendedor de
San Cristóbal de Las Casas destaca el aguardiente llegó a ser el agente de
del cura doctrinero de Ocosingo, fe- explotación más funesto que hayan te-
chado el30 de junio de 1848. Aludien- nido que soportar los indios aún hasta
do explícitamente al problema de la tiempos muy recientes.

166
bal de Las Casas. Con esta medida el
LA FRONTERA INDIA EN 1841 movimiento murió antes de haber po-
"Dejamos Ocosingo a las ocho y cuarto. dido levantar cabeza, pero dejó a las
Nuestros ayudantes me produjeron una autoridades lo suficientemente preo-
impresión tan insignificante que he ol- cupadas para que se animaran a bus-
vidado enteramente a cada uno de ellos. car una salida política al problema. El
En verdad, éste fue el caso durante todo gobierno se vio obligado a reconocer
el viaje. En otras regiones un arriero que la peligrosa agitación era el resul-
griego, un barquero árabe o un guía be- tado del desp'ojo de tierras y el trabajo
duino eran un compañero; aquí la gente forzado en las fincas que se habían
no tenía carácter, y nada había que nos incrementado de manera excesiva. El 9
pudiera interesar excepto sus espaldas.
de junio de 1849 el gobierno emitió un
Cada indio llevaba, además de su car-
ga, una bolsa de red que contenía sus decreto que, en el caso de haber sido
provisiones para el camino, es decir, ejecutado, hubiera mejorado sustan-
unas cuantas tortillas y grandes bolas cialmente la suerte de los indios. De-
de maíz amasado envuelto en hojas. safortunadamente fue revocado tres
Una taza para beber, que siendo la mi- años después, bajo la presión de los
tad de una calabaza, llevaba a veces so- terratenientes, quienes querían vol-
bre la cabeza. En cada corriente llenaba ver al sistema de explotación acos-
de agua su taza, dentro de la cual batía tumbrado, una vez desaparecida la
un poco de su maíz, haciendo una espe- amenaza de una rebelión.
cie de potaje frío; y esto, por toda la re- El decreto en cuestión concedía a los
gión, es lo que sostiene la vida de los
pueblos indios "el permiso para ad-
indios durante un viaje."
quirir terrenos por título de compra u
John Lloyd Stephens, Incidentes de viaje otro legítimo" y restituir así, de alguna
en Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Gobier- manera, sus diezmadas propiedades.
no del Estado de Chiapas, 1989, p. 41. Pero, sobre todo, prohibió "los llama-
dos baldiajes que por una corruptela
se habían introducido en las hacien-
LA COMUNIDAD DISPERSADA das y ranchos". En cuatro artículos
sorpresivamente contundentes, los le-
La conspiración de los indios de los gisladores chiapanecos anunciaron a
Zendales fue descubierta apenas en la los finqueros que su tradicional domi-
víspera de su inicio, previsto para el nio sobre los peones había llegado a
domingo de Carnaval en Chilón. Más su fin. A partir de ese momento, éstos
de 50 hombres fueron tomados presos tendrían el derecho de aceptar o re-
y enviados a la cárcel de San Cristó- chazar libremente el servicio, el cual,

167
168
por cierto, estaría limitado a dos días sin embargo, deben haber sido una
de trabajo al mes para los campesinos minoría los que optaron por abando-
reducidos a baldíos por la privatiza- nar el terruño. Los que tuvieron el
ción de sus tierras, y a cuatro, para coraje suficiente para salir fueron a
los que hubieran entrado a trabajar parar, como trabajadores asalariados,
como tales de forma espontánea.19 en las fincas que ya existían fuera de
La distinción que establecía la nueva las zonas indias desde la época colo-
ley en dos clases de trabajadores te- nial, o que estaban formándose en los
nía su explicación en la formación de despoblados del valle central y de la
dos distintos tipos de latifundio. El costa soconusquense, o bien, en las
primero era el constituido por medio zonas despobladas de las montañas
del acaparamiento de tierras que an- selváticas en el norte del estado. A par-
tes habían pertenecido a las comuni- tir de 1856 estas haciendas incluyeron
dades indias y que, en consecuencia, también las que habían sido enajena-
estaban habitadas. Los indios, repen- das a las órdenes religiosas y al clero
tinamente, fueron despojados de la secular. En muchas de ellas, los re-
propiedad de su ranchito y milpa, no cién llegados fueron absorbidos por la
teniendo más remedio que convertirse servidumbre ya establecida, mezcla de
en siervos de su nuevo amo. Queda- negros, mulatos e indios, que se en-
ron autorizados a permanecer en su contraba en un proceso avanzado de
lugar de origen y continuar cultivando ladinización.
su parcela para satisfacer sus necesi- Los indios que fueron a ofrecer su fuer-
dades básicas. A cambio de ese "favor", za de trabajo en otro lugar, común-
estaban obligados a trabajar tres, y mente eran llamados "mozos", pa:ra
en ocasiones hasta cinco días por se- distinguirlos, así, de los ''baldíos", quie-
mana, para el patrón sin recibir re- nes eran los que habían quedado 'en-
muneración alguna. Además, debían cerrados para siempre en la finca que
servir en la casa de éste como "sema- devoró sus tierras. Los mozos eran ''tra-
neros", es decir, durante siete días se- bajadores libres", puesto que de acuer-
guidos, de modo rotatorio y periódico. do con la definición de la ley de 1849,
Si no querían aceptar ese régimen "habían entrado a servir por un con-
de esclavitud, el hacendado les retira- trato espontáneo". En efecto, siguieron
ba la concesión y con ella los obligaba con la costumbre, bastante bien esta-
a tomar el camino del destierro. blecida desde la época colonial, de al-
No existen las cifras que nos podrían quilar su fuerza de trabajo durante las
proporcionar la cantidad de indios que temporadas de mayor actividad agríco-
en esa forma perdieron su libertad, la, por ejemplo, en las cosechas de algo-

169
DESCRIPCIÓN DEL PUEBLO DE TUMBALÁ, 1841

"Cabalgando a través de un estrecho paso entre estas altas rocas salimos al extremo
de una elevada planicie perpendicular, a varios miles de pies de altura, sobre la cual
estaba situado el pueblo de Tumbalá. Enfrente estaban la iglesia y el convento. La
plaza se encontraba llena de indios de aspecto salvaje preparándose para una fiesta,
y en el extremo mismo de la inmensa meseta había una elevada cima cónica, corona-
da por las ruinas de una iglesia. En conjunto era éste el más rústico y extraordinario
lugar que hasta entonces habíamos visto, y aunque no está consagrado por semblan-
zas o memoriales, había sido el asiento de un pueblo indígena desde épocas descono-
cidas.[ ... ]
Con la escasa luz que aún quedaba [eljusticia] nos condujo a lo largo de la misma
senda hollada por los indios siglos antes, hasta la cima del cono que se elevaba en el
extremo de la meseta, desde la cual miramos hacia abajo, a un lado una inmensa
barranca de varios miles de pies de profundidad, y hacia el otro, sobre la cresta de
una gran cadena de montañas, divisamos el pueblo de San Pedro, término de nuestra
próxima jornada, y más allá, sobre la cadena de montañas de Palenque, la laguna de
Términos y el golfo de México. Ésta fue una de las más grandiosas, agrestes y
sublimes escenas que jamás contemplé. En la cima se alzaban las ruinas de una
iglesia y de torre, esta última probablemente usada en otro tiempo como mirador, y
cerca de ella había trece cruces erigidas sobre los cuerpos de los indios que, un siglo
antes, le ataron las manos y los pies al cura, y lo lanzaron al precipicio, por lo que
fueron muertos y enterrados ahí mismo. Cada año se colocan nuevas cruces sobre sus
cuerpos, para mantener viva en la mente de los indios la suerte de los asesinos.
Por todo el derredor, sobre alturas de montañas casi inaccesibles, y en las más
profundas barrancas, los indios tienen sus milpas o pedazos de terreno sembrados
con maíz, viviendo casi tal como cuando los españoles cayeron sobre ellos ... "

John Lloyd Stephens, op. cit., pp. 43-45.

dón o durante las zafras de caña de sidad que conseguían directa y exclu-
azúcar. A cambio recibían una remu- sivamente en la tienda del patrón.
neración mínima que en teoría con- Muchos mozos que habían iniciado
sistía en unos pocos pesos de plata su nueva vida como jornaleros tempo-
pagados en efectivo. En la práctica el rales, terminaron también atados
sueldo se reducía al sustento diario y de por vida a la finca a donde habían
los demás productos de primera nece- ido a buscar trabajo. La táctica utili-

170
zada por el finquero y sus capataces esta manera conseguían completar los
era el endeudamiento gradual del tra- magros ingresos que les daban la mil-
bajador: lo obligaban a comprar en la pa y la venta esporádica de animales
tienda de raya y lo multaban por falta domésticos y artesanías caseras.
de rendimiento. Las deudas, en vez de También hubo comunidades que tu-
extinguirse, aumentaban constante- vieron la suerte de salvaguardar al-
mente y al morir quien las había con- guna que otra finca propia en lo que
traído, caían sobre sus hijos y, a falta pudieran refugiarse. U na de ellas fue
de éstos, sobre los parientes más cer- la de Teopisca, cuyos miembros en
canos. De esta manera la finca se ase- 1868 decidieron abandonar sus casas
guraba la presencia continua de mano y predios "por los prolongados traba-
de obra abundante y barata. Los in- jos y los insoportables sufrimientos y
dios desarraigados de su comunidad y las duras pruebas que pasaban a cau-
amarrados a la cadena infernal de la sa del mal porte de la raza ladina de
deuda, corrieron el riesgo de perder, aquella población". Se instalaron en
junto con su dignidad de hombres li- una hacienda que pertenecía, desde el
bres, su identidad como indios. Mu- siglo XVIII a la cofradía de San Diego y
chos desaparecieron paulatinamente formaron allí un pueblo nuevo. La ilu-
en la creciente masa mestiza de jorna- sión de haberse liberado de la voraci-
leros agrícolas. dad ladina les duró poco tiempo, ya
A diferencia de los baldíos y mozos, que a partir de 1878 varios finqueros
los indios que lograron preservar la vecinos empezaron a invadir sus tie-
tenencia de sus parcelas gozaron de rras con el pretexto de no ser válidos
mayor libertad. Sin embargo, su con- sus títulos de propiedad y exigir el
dición de pequeños productores inde- cumplimiento de la nueva ley sobre
pendientes pronto se vio amenazada fraccionamiento de los ejidos indios.2o
por la competencia de las empresas El cerco al pueblo de San Diego La
agrícolas y ganaderas ladinas en el Reforma a partir de 1878 no fue un
mercado regional. Los humildes ran- caso aislado. Cuando el gobierno por-
chitos indios, situados en terrenos po- firiano decretó la supresión del ejido,
co fértiles y cada vez más reducidos, los terratenientes iniciaron una nue-
por lo general no alcanzaban ni si- va campaña de despojo a expensas de
quiera para sostener a las familias que las comunidades. Y éstas, a su vez,
los habitaban. Los hombres termina- volvieron a expulsar a muchos veci-
ron recurriendo al trabajo temporal nos desposeídos en busca de un lugar
en las haciendas cercanas o bajando a en donde vivir y trabajar. El momento
las plantaciones de tierra caliente; de coincidió con la decisión de muchos

171
hacendados de modernizar el modo de que mejor habían podido conservar la·
producción de sus empresas, introdu- tenencia de sus tierras y el control
ciendo cultivos de alta demanda en el sobre su gente, es decir, los pueblos de
mercado nacional e internacional. Mu- la región de los los Altos.
chas fincas de la cuenca del Grijalva, Los habitantes prominentes de San
que hasta entonces habían subsistido Cristóbal de Las Casas -un reducido
gracias a la cría de ganado combinada grupo de comerciantes, burócratas
con una modesta producción de pane- y terratenientes- estaban cada día
la, empezaron a expandir sus campos más preocupados por la marginación
de caña y sembrar grandes extensio- económica de su región frente al em-
nes de algodón. En el Soconusco y en puje de las fincas recientemente esta-
la región de Pichucalco, el cultivo tra- blecidas en otras zonas del estado. En
dicional de cacao fue relegado a un 1892, al trasladarse la sede del poder
segundo plano ante el auge que ad- público a Tuxtla, perdieron además la
quirieron las plantaciones de café, preponderancia social y política que
fundadas por colonos alemanes veni- habían gozado durante más de tres
dos de Guatemala; mientras que en la siglos y medio. Decidieron defender la
selva lacandona, una decena de com- única fuente de riqueza que les que-
pañías madereras se lanzaron a ex- daba y que siempre había sido suya:
plotar el bosque tropical en busca de el control sobre los pueblos indios que
cedro y caoba. 21 rodeaban a la antigua capital. Para
El desarrollo de esas explotaciones lograr su propósito disponían de un
agroindustriales de tipo capitalista y complejo sistema de explotación que
su extensión hacia los rincones más había sido perfeccionado a través de
apartados del estado, originó una los siglos y que se fundamentaba en la
fuerte demanda de mano de obra. Los colaboración corrupta, dentro de las
finqueros, apoyados por el gobierno comunidades, de caciques indios e in-
estatal, fueron a buscarla de nuevo en termediarios ladinos.
la reserva inagotable de trabajadores A partir de 1880, los sancristobalenses
baratos que constituía la población hicieron una alianza con los finqueros
india. Ésta había entrado, a pesar de de la tierra caliente, prometiendo pro-
la merma sufrida por las migraciones porcionarles cada año la mano de obra
anteriores, en un proceso de notable india que requirieran. Nació así, en la
crecimiento que seguiría su curva as- señorial ciudad un nuevo oficio, el de
cendente durante el resto del siglo XIX "enganchador", persona especializada
y todo el XX. 22 La mayoría se concen- en reclutar indios para trabajar en las
traba, obviamente, en las comunidades plantaciones, con cuyos dueños o ge-

172
Familia alteña de curtidores de pieles al servicio de la casa Kramsky en compañta de
.sus amos y un grupo de marimbistas mestizos (fotograña anónima, 1911. Fondo
Armando Kramsky Coello, Archivo Histórico de la Ciudad de San Cristóbal)

rentes había arreglado previamente Estaba a cargo de intermediarios que


el trato.23 Éste consistía, por lo gene- mantenían contactos regulares con la
ral, en una determinada comisión por población india y por eso sabían muy
peón enlistado y una prima adicional bien dónde y cómo conseguir a los jor-
por cada jornada laboral realizada por naleros. Eran principalmente comer-
la cuadrilla enviada. El trabajo sucio ciantes ambulantes o tenderos locales
_ de reclutamiento, casi siempre con ba- en contubernio con los presidentes mu-
se en engaños y a menudo acompañado nicipales y los maestros de escuela.
de violencia ñsica, no era ejecutado por El momento apropiado era, casi siem-
los notables que dirigían la empresa. pre, alguna fiesta religiosa o civil im-

173
portante, por costumbre celebrada con Cuadro 18
Población de Chiapas en 1895
abundante consumo de aguardiente.
El enganchador y sus cómplices se Departamento Indios Ladinos Total
ded'icaban a adelantar dinero a los Soconusco 7 872 13056 20298
indios para que pudieran divertirse. Tonalá o 10032 10 032
Una vez borrachos, los pobres ni si- Tuxtla 6948 14007 20955
quiera se acordaban cuánto realmente Chiapa 9241 13243 22484
habían pedido prestado. Al anochecer, La Libertad 6920 7109 14029
Las Casas 42213 11555 53 768
iban a parar a alguna casa cerrada, pa- Comitán 33029 16830 49859
ra amanecer al día siguiente engan- Chilón 16 285 4166 20 451
chados como peones de alguna finca Palenque 10449 3376 13 825
en el Soconusco o la cuenca del Grijal- Simojovel 14645 5375 20020
va, o en el peor de los casos, de una Pichucalco 3302 18 089 21391
desconocida montería en la selva la- Mescalapa 8162 885 9047
candona. Los cinco pesos aceptados TOTAL 159 066 117 723 276 789
en la fiesta se convertían en 50 du-
rante la borrachera, según el engan- FUENTE: Chiapas, su estado actual, su riqueza,
sus ventajas para los negocios (Oficina de In-
formaciones de Chiapas), México, Imprenta de la
Cuadro 17 Escuela Correccional, 1895; R. Wasserstrom, op,
Crecimiento de la población de Chiapas. cit., p. 144.
1829-1910
Año Población Porcentaje anual
de crecimiento chador. La deuda sólo podía solven-
tarse trabajando una temporada en la
1829 119 829
1846 147 283 1.22 finca o pudriéndose en la cárcel.
1851 160 301 1.71 Una vez en la finca, el jornalero em-
1871 193 987 0.96 pezaba su trabajo con una fuerte deu-
1877 219 735 2.10 da sobre las espaldas. Ala suma pedida
1884 242 029 1.39 prestada durante la fiesta, se había
1895 318 730 2.53
1910 348 843 2.15 añadido un adelanto para conseguir
lo necesario para el largo y penoso
FUENTE: V. Brachet de Márquez, La población viaje hacia el lugar de destino: un par
de los Estados Unidos Mexicanos en el siglo de huaraches, un pantalón, una cami-
XIX, 1824-1895, México, INAH, 1976, p. 54; Se-
sa, un machete y algunos comestibles.
cretaría de Comercio e Industria, Censo General
de Habitantes, México, 1924; R. Wasserstrom, Todo esto era vendido a precios exor-
Clase y sociedad en el centro de Chiapas, Méxi- bitantes por el enganchador y descon-
co,FCE, 1989,p. 142. tado puntualmente del salario del

174
comprador. La tienda de raya de la las novelas de B. Traven empezaron a
finca operaba con el mismo sistema, introducir a millones de lectores euro-
es decir, se vendían las mercancías a peos en el infierno de las monterías. 24
precios muy altos, sabiendo que al peón Este escritor no fue, sin embargo, el pri-
no le quedaba más remedio que ad- mero en denunciar la vergonzosa prác-
quirirlos y seguir, así, incrementando tica del trabajo acasillado. En 1863,
su deuda. Al terminar la temporada y el explorador francés Désiré Charnay
pedir su sueldo, los indios, por lo regu- informó a sus compatriotas sobre el
lar, tenían que contentarse con una mí- trato inhumano que miles de indios
nima remuneración. N o pocas veces recibían en Chiapas por parte de sus
regresaban a sus casas con la obliga- patrones ladinos.25 Pocos años des-
ción de volver el año siguiente, ya que pués, también la prensa nacional, por
no habían podido saldar su cuenta y lo menos su ala liberal y radical, em-
le seguían debiendo al patrón. pezó a divulgar lo que desde la capi-
Si para los indios el sistema de engan- tal de la república se veía como la más
chamiento se convirtió en un círculo vil esclavitud. 26 En respuesta a estos
vicioso de continuo ir y venir entre ataques, varios chiapanecos prominen-
pueblo y finca, para los ladinos consti- tes, entre ellos el escritor y abogado
tuyó un triángulo de mutuos prove- sancristobalense Flavio Antonio Pa-
chos. Los finqueros de tierra caliente niagua, defendieron el sistema como
se vieron liberados de la angustia de un contrato laboral que, en vez de per-
perder las cosechas de café, caña y judicar al trabajador, era un arreglo
algodón por falta de brazos. Los terra- humano, legal y, sobre todo, eficiente.
tenientes de los Altos se felicitaron Su eliminación provocaría el colapso
por haber encontrado una nueva y muy de la actividad económica del estado,
lucrativa manera de seguir explotan- cuya fuerza productiva se concentraba
do la inagotable reserva de indios. en las fincas, las cuales a su vez habían
Las autoridades en Tuxtla Gutiérrez llegado a depender por completo del
vieron con buenos ojos cómo las con- trabajo de los mozos endeudados.27
tribuciones de ambos grupos llenaban Los chiapanecos sólo comenzaron a du-
las cajas del erario estatal. La alianza dar de la validez del sistema, al des-
establecida entre los tres beneficia- cubrir que los millares de pesos atados
rios lograría sobrevivir a los embates a las deudas y los millares de peones que
de la Revolución y se mantendría has- sin cesar eran movidos a todo lo ancho
ta principios de la década de los años de la geografía del estado, constituían
cuarenta de este siglo. Su desapari- una seria traba para el desarrollo ca-
ción coincidió con el momento en que pitalista impulsado por el gobierno de

175
Porfirio Díaz. En 1896, los finqueros 2) ¿el contrato mencionado contradice
progresistas, reunidos en la entonces algunos de los principios establecidos
recién fundada Sociedad Agrícola Me- en la constitución federal?; 3) ¿es con-
xicana de Chiapas, convocaron a un forme a los principios aceptados de
congreso en Tuxtla para buscar res- economía política o puede calificarse
puesta a las siguientes preguntas: 1) de antieconómico?; 4) ¿es llegada la
¿el contrato de servicio doméstico, tal ocasión de suprimir el servicio conoci-
como se celebra en el estado, merece do en el estado bajo el sistema de mo-
el cargo de esclavitud que alguna vez zos endeudados?; 5) en caso afirmativo,
le ha hecho la prensa de la república?; ¿cuáles son los medios más convenien-

Pareja del pueblo tzotzil de Zinacantán (fotografía de Emilio Flores, ca. 1925.
Fondo Leobardo Cancino Bermúdez,
Archivo Histórico de la Ciudad de San Cristóbal)

176
tes para amortizar la deuda y susti- de hacía 100 años los hombres habían
tuir el servicio, conciliando los intere- sido remplazados por mulas, o bien la
ses del agricultor y del sirviente con práctica había vuelto a introducirse
los de la riqueza pública?, y 6) en caso una vez lograda la independencia. El
negativo, ¿cuáles son los medios que hecho es que, a finales del siglo XIX,
deben adoptarse para mejorar el siste- los tamemes -tamanes según un do-
ma actual de servicio?28 cumento de la época- eran una triste
Durante más de un mes, los 88 dele- realidad en los caminos chiapanecos.
gados discutieron sobre las ventajas y El texto mencionado es una carta confi-
desventajas del asunto, para finalmen- dencial del gobernador Francisco León
te llegar a la conclusión de que había a Porfirio Díaz, en la cual el primero
que eliminar, en el futuro, los contra- plantea al presidente el problema y la
tos gravados con deudas pero no ha- urgencia de ponerle solución. Con cru-
cer ningún cambio en cuanto a los ya do realismo explica las ventajas que,
existentes. Según una fuente oficial, para el comerciante, los cargadores hu-
en ese momento existían en Chiapas manos tenían sobre las bestias y las
alrededor de 34 000 baldíos o mozos razones que, en consecuencia, existían
endeudados, cifra confirmada dos años para no "modernizar" el transporte:
más tarde por otro informe de gobier-
Hace [el comerciante] un contrato que
no. 29 Aceptando que estos peones eran
lleva consigo responsabilidad; tiene
en su gran mayoría indios originarios confianza en que la mercancía será
de los Altos y sus alrededores, se puede conducida con cuidado; no tiene nece-
inferir que casi dos tercios de la pobla- sidad de mayordomo ni de arrieros
ción masculina activa estaba, a finales que cuiden del hato; no se preocupa
del siglo XIX, reducida a la servidumbre por la alimentación del cargador; no
en las fincas ladinas: una situación de necesita capital para proporcionarse
explotación humana que los indios ja- un atajo; paga al cargador un peso por
más habían conocido a lo largo de los flete y él cobra tres o cuatro, ganando
tres siglos de dominación colonial. así dos o tres pesos sobre cada carga-
Otro indicio de que la suerte de los dor; si una mula se muere o inutili-
za, pierde su valor, no sucediendo así
indios había empeorado fue la persis-
cuando el cargador se inutiliza o mue-
tencia de la costumbre de emplearlos re; monopoliza el comercio, impi-
como bestias de carga para transpor- diendo toda competencia; [. .. ] no le
tar productos y personas. Quizás el conviene, ni puede convenir, la aper-
clérigo Mariano Robles no había dicho tura de caminos carreteros, ni menos
toda la verdad, cuando en 1813, afir- el establecimiento de ferrocarriles que
mó ante las Cortes de Cádiz que des- harán desaparecer semejante explo-

177
tación que deja sobre el cuerpo de mu- LA COMUNIDAD RECREADA
chos indígenas las mismas lesiones
que las bestias de carga presentan so- El 22 de diciembre de 1867, Agustina
bre ellomo.30 Gómez Checheb, joven india de Tza-
jalhemel, paraje perteneciente al mu-
nicipio de Chamula, afirmó haber visto
Cuadro 19
caer tres piedras del cielo mientras
Registro de baldíos en fincas cuidaba las ovejas de su padre.al Las
chiapanecas, año de 1897 recogió y las puso en el altar familiar
Departamentos Número Valor de de su casa, en donde los vecinos, con-
de las deudas vencidos por la niña de que se trataba
baldfos (en pesos) de objetos sagrados, empezaron aren-
Mezcalapa 747 72 570 dirles culto. El 10 de enero de 1868,
Simojovel 2626 222 293 Pedro Díaz Cuscat, fiscal de la comu-
La Libertad 1142 105 701 nidad, fue a investigar el asunto. Al
Tonalá 832 76 033 día siguiente, le dio rango de milagro,
Pichucalco 3242 506 675 al declarar que las piedras, recogidas
Chiapa 1463 125 895
Chilón 3 530 188 468
en un cofre de madera, durante la
Las Casas 2238 117 733 noche habían golpeado las paredes co-
Palenque 1131 n.d. mo si quisieran salir o hablar. A partir
Comitán 4783 333 077 de ese momento, Tzajalhemel se con-
Soconusco 3 997 467 840 virtió en 1ugar de peregrinación para
Tuxtla 2339 214 904 todos los pueblos circunvecinos, cuyos
PARTIDOS habitantes llegaron a oír el mensaje de
los nuevos santos, interpretado con au-
Motozintla 714 50971
Chamula 234
toridad por el fiscal de Chamula.
11029
La Frailesca 865 80250 Un mes después de la aparición, el
Cintalapa 1630 195 958 culto en torno a las piedras parlantes
había cobrado tanta notoriedad que el
TOTAL 31152 3 017 012
cura de Chamula, don Miguel Martí-
NOTA: La cifra para el Soconusco es incomple- nez, decidió ir a Tzajalhemel para ex-
ta por la falta de dos libros de cuentas. En tirpar la incipiente idolatría. Después
1898, la Secretaría de Hacienda registró para de haber amonestado severamente a
el departamento un total de 6 500 baldíos. los presentes, les ordenó regresar a sus
FUENTE: Periódico Oficial del Estado, Tuxtla respectivas comunidades. En su ilu-
Gutiérrez, 30 de julio de 1898; Thomas Benja- sión de haber ganado la batalla, volvió
mín, op. cit., p. 65. despreocupado a Chamula. Los indios,

178
sin embargo, continuaron reuniéndo- ñana y por la tarde, así como bautizar
se, ya no para venerar las piedras, a los niños cuando fuera necesario.
sino en torno a unas figurillas de ba- A fmales de 1868, los sancristobalenses
rro que según Pedro Díaz habían sido decidieron tomar nuevamente cartas
concebidas en una noche por Agusti- en el asunto y eliminar de manera
na Gómez, quien desde ese momento definitiva el foco de disidencia. Un
recibió el nombre de "Madre de Dios". destacamento militar de 50 hombres
Durante los meses de marzo y abril, marchó contra Tzajalhemel, saqueó el
Tzajalhemel se transformó, de un in- templo, confiscó a los "santos" y tomó
significante paraje, en el centro socio- presa a Agustina Gómez Checheb. Po-
rreligioso y mercantil de la región. co tiempo después, también Pedro Díaz
Dos nuevas intervenciones, de las au- Cuscat fue aprehendido por los solda-
toridades civiles y eclesiásticas de San dos y encerrado, al igual que sus se-
Cristóbal, tampoco logTaron detener guidores más cercanos, en la cárcel de
el crecimiento del movimiento disiden- San Cristóbal. Antes de rendirse, los
te. Al contrario, el gobierno liberal del indios habían tratado de defenderse
estado, entonces momentáneamente contra las tropas pero éstas abrieron
instalado en Chiapa y por motivos po- fuego, logrando dispersar a la multi-
líticos y económicos en pugna con los tud inerme.
conservadores de los Altos, les ordenó Con esta intervención, la situación pu-
respetar la libertad de creencia reli- do haberse normalizado, pero al go-
giosa, que hacía poco había sido pro- bernador Pantaleón Domínguez se le
mulgada por un decreto federal. Pedro ocurrió tomar algunas medidas admi-
Díaz Cuscat, alentado por ese apoyo nistrativas que reanimaron la rebeldía.
oficial, aprovechó la fiesta tradicional En enero de 1869 decidió introducir
de Santa Rosa para dar al culto de de nuevo el odiado impuesto de "capi-
Tzajalhemel el mismo rango solemne tación" y asegurar su recaudación por
y sofisticado que tenía el de las gran- medio de acciones preventivas particu-
des celebraciones en la cabecera. Man- larmente severas. El tributo per cápita
dó comprar campana y trompetas, hizo se entregaría cada cuatro meses, sien-
ampliar la ermita, nombró sacrista- do el 31 de mayo la fecha del primer
nes y acólitos para el servicio litúrgico pago. La recaudación estaría a cargo
y designó en todas las comunidades de los funcionarios locales, quienes re-
involucradas a un representante suyo cibirían el ocho por ciento del dinero
de entre los que sabían leer y escribir. recolectado como comisión y estarían
Para sí mismo se reservó el derecho de autorizados a encarcelar a las autorida-
predicar todos los domingos por la ma- des que no quisieran cooperar. Cuan-

179
do los presidentes municipales y maes- cupación se convirtió en pánico cuan-
tros de escuela empezaron a presionar do supieron que el cura Martínez, en
a los cabildos indios para que cum- una segunda visita de inspección a la
plieran, muchos se rebelaron y la gen- ermita, había irritado de tal manera a
te junto con ellos. Ante la amenaza de los seguidores de Cuscat que éstos aca-
perder el control sobre la población y baron por matarlo, junto con el presi-
mano de obra india, liberales y conser- dente municipal de Chamula y otros
vadores olvidaron sus diferencias y dos indios allegados al cura. Se sos-
unieron fuerzas para aniquilar cual- pechaba que estos asesinatos, y otros
quier posible brote de violencia. más, que se cometieron contra ranche-
Fue en este clima de profunda insegu- ros y comerciantes ladinos durante los
ridad que los sancristobalenses volvie- días siguientes, se debían a la in-
ron a preocuparse por el movimiento fluencia de Ignacio Fernández de Ga-
disidente de Tzajalhemel. Y esta preo- lindo, un maestro de escuela que pocas

VIAJAR MONTADO EN UN INDIO, 1841

"Habíamos traído la silla con nosotros simplemente como una medida de precaución,
con gran expectación ante la posibilidad de vernos obligados a usarla; mas en una
empinada cuesta, que casi me hace estallar la cabeza con sólo pensar en escalarla,
recurrí a ella por vez primera. Era una grande e incómoda silla de brazos, unida con
tarugos y cuerdas de mecate. El indio que iba a cargarme, como todos los demás, era
pequeño, no mayor de cinco pies y siete pulgadas, muy delgado, pero de forma
simétrica. Una correa de mecate fue atada a los brazos de la silla, y, tras sentarse,
colocó su espalda contra la parte posterior de la silla, ajustó el largo de las cuerdas y
suavizó el mecate que atravesaba su frente con una pequeña almohadilla para ate-
nuar la presión. La levantaron dos indios, uno de cada lado, y el cargador se puso en
pie, se quedó inmóvil un momento, me arrojó hacia arriba una o dos veces para
acomodarme sobre sus hombros, y emprendió la marcha con un hombre a cada lado.
Esto era un gran alivio, pero podía sentir cada uno de sus movimientos, hasta las
elevaciones de su pecho al respirar. El ascenso fue uno de los más escarpados de todo
el camino. A los pocos minutos se detuvo y exhaló un sonido, usual entre los indios
cargadores, a medio camino entre silbido y jadeo, siempre doloroso para mis oídos,
pero al que nunca antes había sentido tan desagradable. Mi rostro iba volteado hacia
atrás; no podía ver hacia dónde se dirigía pero observé que el indio de la izquierda
retrocedió. Para no aumentar el trabajo, me senté tan quieto como pude; pero a los

180
semanas antes había abandonado la nera, los impuestos eclesiásticos pro-
ciudad en compañía de su mujer y un hibidos por el gobierno liberal; de este
discípulo suyo para unirse a los rebel- último, que acababa de imponer nue-
des. Circulaba el rumor de que este vamente la capitación; de los finqueros,
peligroso disidente estaba formando que seguían quitándoles las tierras y
un ejército de indios que masacrarían explotándolos como baldíos y jornale-
a todos los ladinos de San Cristóbal ros; de los comerciantes y rancheros,
de Las Casas. que continuaban desplazándolos hacia
En realidad, las matanzas habían si- la orilla de sus propios pueblos. Pero a
do una reacción violenta de la gente los ojos de los ladinos, la actuación
que se encontraba exasperada por las de los indios fue, ni más ni menos, el
múltiples agresiones que habían su- inicio de una temible "guerra de cas-
frido recientemente: de su señor cura, tas", un "levantamiento de la barbarie
quien intentó reintroducir, a su ma- contra la civilización". Los sancristo-

pocos minutos, al mirar por encima de mi hombro, vi que nos estábamos aproximan-
do al borde de un precipicio de más de diez mil pies de profundidad. Aquí me sentí
muy ansioso por bajar; pero no podía hablar inteligiblemente, y los indios no pudie-
ron o no quisieron entender mis señas. Mi cargador avanzaba cuidadosamente, con
el pie izquierdo primero, probando si la piedra en donde lo ponía estaba firme y
segura antes de poner el otro, y por grados, tras un movimiento particularmente
cuidadoso, adelantó ambos pies a medio paso de la orilla del precipicio, se detuvo y
lanzó un horrendo silbido con un jadeo. Yo subía y bajaba con cada respiración, sentía
su cuerpo temblar bajo el mío, y sus rodillas parecían ya flaquear. El precipicio era
espantoso, y el más leve movimiento irregular de mi parte podría arrojarnos juntos
hasta el fondo. Le habría relevado por lo que faltaba de la jornada, con su paga
completa por el resto del viaje, con tal de bajarme de su espalda; pero otra vez se puso
en marcha y, con el mismo cuidado, ascendió varios pasos, tan cerca de la orilla que
aun sobre el lomo de una mula hubiera sido muy desagradable. Mi temor de que no
aguantara o que tropezara era excesivo. Al fin, para mi alivio, la senda se apartó del
precipicio; mas apenas me congratulaba de mi escape cuando descendió algunos
pasos. Esto era mucho peor que la subida; si él caía, nada podría librarme de ser
lanzado sobre su cabeza. Pero allí permanecí hasta que me bajó por su propia volun-
tad. El pobre muchacho estaba bañado en sudor, y cada uno de sus miembros le
temblaba. Ya otro estaba listo para levantarme, pero yo ya había tenido suficiente ... "
John Lloyd Stephens, op. cit., pp. 50-52.

181
balenses, una vez respaldados polí- da y otros, entraron a la historia como
tica y militarmente por las autoridades salvajes asesinos de gente indefensa y
estatales, primero exaltaron hábil- desalmados enemigos del orden esta-
mente la amenaza que, según ellos, blecido. Es famosa la referencia que el
representaba el movimiento de Cus- escritor sancristobalense hiciera al
cat, para luego poder aplastarlo con delirio colectivo que llevó a los indios
mayor impunidad. a crucificar, el viernes santo de 1869, a
La represión de los rebeldes tomó el un niño de diez años de edad, herma-
resto del año de 1869 y se prolongó no menor de Agustina Gómez Checheb,
hasta fines de julio del año siguiente. con el objetivo de tener a un salvador
Las fuentes escritas por los vencedo- de su propia raza. Pero no deja de
res, entre ellas sobre todo la crónica extrañar el hecho de que Pineda es el
de Vicente Pineda. 32 presentan la cam- único en registrar el suceso enmedio
paña como una serie de enfrentamien- del silencio guardado por la prensa la-
tos en los cuales los indios casi siempre dina de la época y la tradición oral
fueron los atacantes, actuando, además, india. Estos dos medios de comunica-
con desmedida ferocidad. Un análisis ción no hubieran dejado de mencionar-
más detallado de la documentación lo si realmente hubiera sucedido.
periodística generada en ese momen- Reducido a sus verdaderas dimensio-
to, nos indica, más bien, que no hubo nes, el movimiento de Tzajalhemel fue,
por parte de los indios tal agresi vi- antes que nada, un intento de restruc-
dad. Al contrario, a uno le queda la turación sociocultural por parte de una
impresión de que fueron víctimas de comunidad duramente golpeada por
una prolongada y bien orquestada ac- la pérdida de sus tierras y de su auto-
ción de venganza racista por parte de nomía individual y colectiva. Para po-
sus explotadores de siempre. Aun las der salir del círculo infernal de la
cifras oficiales de la gente caída en ba- capitación y del endeudamiento, los
talla, sin duda muy exageradas en chamulas estuvieron dispuestos a ani-
cuanto a los muertos ladinos, refieren mar hasta las piedras y crear en torno
una pérdida de 200 personas de ese a ellas una convivencia alternativa,
grupo étnico contra 800 indios. fuera del control de las autoridades
De esta manera los partidiarios de tradicionales, tanto propias como aje-
Cuscat fueron doblemente castiga- nas. La documentación disponible
dos, primero por la represión en sí, y sugiere que los disidentes nunca pen-
después por la interpretación que sus saron atacar manu militari a sus
adversarios dieron de su movimien- opresores. Cayeron en la trampa del
to. Debido a la pluma de Vicente Pine- enfrentamiento armado, al ver abrir-

182
se un espacio para ello dentro del jue- mente, de funcionar. En su lugar fue-
go de fuerzas que oponía a sus amos ron introducidas una serie de nuevas
divididos, los conservadores alteños y prácticas, fiestas dedicadas a santos
los liberales de la tierra caliente. inusitados, cuya celebración fue encar-
Es decir, que en el caso de Tzajalhe- gada a un par de mayordomos nombra-
mel, la comunidad recreada fue, al mis- dos a propósito. Y para que estos cargos
mo tiempo, manipulada desde fuera y estuvieran bien atendidos, los alcaldes
precisamente por esa intromisión no y regidores acostumbraron designar a
logró sobrevivir. Tuvieron mayor suer- los candidatos con base en un orden
te los pueblos y parajes indios que jerárquico de funciones ascendentes.
evitaron llamar tanto la atención de Nació, así, un elaborado sistema en
las autoridades, haciendo su paciente donde el cura doctrinero participaba
labor de reconstrucción escondidamen- de alguna manera pero ya no figuraba
te y sin llevar la resistencia a sus ex- como la persona central, ni en un ni-
tremos armados. Esta recreación fue vel organizativo ni en uno económico.
la única respuesta viable frente al A raíz del exilio voluntario del clero
desmembramiento que las comunida- chiapaneco, por motivo de la seculari-
des siguieron sufriendo a causa del zación de sus bienes en 1859, muchos
baldiaje en las fincas cercanas y el pueblos indios aprovecharon el vacío
trabajo migratorio en las plantaciones de poder creado para impulsar ini-
lejanas. Y es gracias a este esfuerzo ciativas propias. Los pocos párrocos
continuo que muchas etnias chiapa- que regresaron encontraron que sus
necas pudieron sobrevivir hasta el si- feligreses controlaban la celebración
glo XX; empobrecidas y mutiladas, sí, de las fiestas, que habían sido adap-
pero con su identidad salvaguardada a tadas durante su ausencia a los gustos
pesar de las alteraciones que inevita- y necesidades de sus nuevos amos. Mu-
blemente sufrieron durante el proceso. chos ritos que ahora son la fascinación
Uno de los cambios más notables fue de los antropólogos culturalistas fue-
el que transformó el tradicional siste- ron elaborados entonces, a pesar, o tal
ma de cofradías, heredado de la Colo- vez a causa, de la miseria extrema en
nia, en el de mayordomías o cargos que la población había caído.
sociorreligiosos. 33 Debido a la ausen- Aún está por estudiarse el proceso de
cia crónica y la muerte prematura de recreación de estas innumerables y
muchos hombres adultos, provocadas complejas costumbres a lo largo de los
por el trabajo forzado y malsano en últimos cinco siglos.34 Habría que con-
las fincas, las cofradías perdieron cada siderar los cambios que en el nivel eco-
vez más miembros y dejaron, final- nómico y sociopolítico se produjeron

183
Cargadores del pueblo tzotzil de
Chamula frente a la casa del
enganchador Luis Cordero Bermúdez, en
el barrio de Guadalupe, San Cristóbal de
Las Casas (fotograña anónima, ca. 1940.
Colección Justus Fenner, Archivo
Histórico de la Ciudad de San Cristóbal)

184
fuera y dentro de las comunidades. sencia del control eclesiástico, la
Ellos influyeron, sin duda, de forma protección brindada por la legislación
poderosa en las decisiones que los in- federal en torno a la libertad de cultos.
dios tomaron para reinterpretar ritual- Al lado de la proliferación de costum-
mente sus vidas. En esta evolución de bres rituales, la tradición oral tuvo un
larga duración, los siglos formativos papel mucho más modesto, aunque no
XVI y XIX constituyen las dos épocas menos esencial en larecreación comu-
de mayor creatividad. Ésta se desa- nitaria. Los indios de Chiapas parecen
rrolló siempre dentro de los límites ser más imaginativos para celebrar
impuestos por la opresión colonial y que para contar. Sin embargo, la esca-
neocolonial. Sin embargo, siempre sez puede estar relacionada más con
existió el espacio suficiente para que nuestra falta de conocimiento que con
sus autores pudieran seguir constru- su supuesta parquedad. Muchos mi-
yendo y reconstruyendo, a partir de tos, relatos y leyendas aún circulan
elementos autóctonos y extranjeros, exclusivamente entre ellos, a pesar del
su propio universo. trabajo acucioso de varios antropólo-
Es importante subrayar que se trata gos que han empezado a recopilarlos.
de un mundo netamente campesino, en Las magníficas antologías publicadas
donde la preocupación por la tenencia por Robert Laughlin y Didier Bore-
y el cultivo de la tierra nunca deja de manse sobre cuentos zinacantecos y
ocupar el lugar central. Por esta ra- lacandones, respectivamente, son una
zón persistieron tantas devociones y muestra de la inmensa riqueza cultu-
celebraciones en torno a deidades pre- ral que todavía está por descubrirse. 35
hispánicas, mucho más identificadas La tradición oral nativa, encerrada en
con las fuerzas de la naturaleza que el una lengua determinada y a menudo
Dios cristiano y su corte celestial de restringida a una sola comunidad, a
santos y ángeles. Podemos postular, través de su rescate adecuado y su
para la segunda mitad del siglo XIX, a divulgación impresa o grabada podría
raíz de la retirada del clero, una súbi- así llegar a ser patrimonio de todos.
ta liberación de muchas costumbres Para el historiador la tradición oral es
que habían sido inhibidas. Los ojos de un terreno aún poco explorado, pero
agua, las cuevas, los cerros, las milpas particularmente fascinante. Sobre to-
siempre fueron sitios privilegiados pa- do en sus vertientes legendarias y mí-
ra ofrecer plegarias y realizar ofrendas, ticas recoge experiencias del pasado
pero que en ese momento conocieron y las expresa desde el punto de vista y
un bienvenido renacimiento. En algu- en el lenguaje de los campesinos in-
na medida ayudó, además de la au- dios. Como una muestra fehaciente

185
Mujeres del pueblo tzotzil de Chamula
cargando lajas para la plaza principal de
San Cristóbal de Las Casas (fotografía
de Demetrio Sánchez Ortega, 1942.
Colección Justus Fenner, Archivo
Histórico de la Ciudad de San Cristóbal)

186
de lo anterior, he incluido en la selec- proezas de aquéllos y se convirtió, así,
ción de documentos que constituyen en el único héroe del relato.
el apéndice de este libro, textos que El cuento lacandón, rescatado por Di-
reflejan, cada uno a su manera, la ca- dier Boremanse, se sitúa, en cambio,
pacidad inventiva de los indios para fuera de la historia, ya que habla de
interpretar su situación de frontera an- algo que ocurrió al principio de la crea-
te los ladinos y recuperar creativa- ción, cuando los primeros padres sa-
mente su identidad lesionada por los lieron del Inframundo. Pero el lector
atropellos de sus eternos agresores. 36 atento rápidamente descubrirá, detrás
La leyenda de Juan López, rey de los del relato mítico, los encuentros teni-
indios, contada por los tzeltales de Ba- dos en el siglo XIX por los indios de la
chajón y Guaquitepec, es una de las selva con los misioneros que vinieron
muchas versiones indias que existen de Guatemala, Tabasco y Chiapas pa-
sobre la sublevación de 1712. Obvia- ra convertirlos al catolicismo. Llama
mente nacida poco tiempo después la atención la actitud, resuelta y cor-
de los acontecimientos, fue enrique- tés a la vez, de aquellos lacandones
ciéndose con nuevos elementos se- del siglo XIX frente a los predicadores
gún la comunidad fuera transitando que insistían en que el Cielo era más
por experiencias posteriores que deja- importante y mejor que la Tierra.
ban su huella. Así entraron a formar También impresiona la habilidad que
parte de esa tradición los recuerdos demostraron al elevar su convicción
relativos a tres movimientos rebel- contraria al rango de una decisión to-
des de los siglos XIX y XX que estuvie- mada al nacer el mundo y por eso
ron encabezados por ladinos, en los primordial e inamovible.
cuales los tzeltales participaron de El tercer texto, finalmente, proviene
manera activa: la resistencia de Joa- del pueblo chol de Tumbalá y pre-
quín Miguel Gutiérrez contra los cen- senta la experiencia dolorosa de los
tralistas en 1838; el levantamiento mozos baldíos en las fincas. Ésta se
armado de Juan Ortega contra el go- concentra, igual que en el cuento tzel-
bierno liberal, registrado entre 1855 tal, en la figura de un solo héroe pero
y 1864, así como la insurrección de en el cual todos se reconocen: Juan
Alberto Pineda Ogarrio contra los ca- Sol. Igual que Juan López, su homóni-
rrancistas entre los años de 1916 y mo chol sale vencedor, en esta ocasión
1920. Estos caudillos impresionaron no librado en el campo de batalla con-
a los indios lo suficiente como para tra los españoles de la época colonial,
que llegaran a ser identificados con sino en la lucha por la tierra contra
Juan López, quien se apropió de las los finqueros del siglo XX. Por el tema

187
que aborda, este cuento no pudo haber presente trabajo. No obstante, refleja
nacido antes de 1940, fecha en que la la convicción de sus autores de que
reforma agraria llegó a Chiapas. Más sólo habrá cambio en su situación si
bien, creo que pertenece a un pasado ellos mismos deciden ser sujetos de su
muy reciente que ya no es objeto del propia historia.

NOTAS
1 Mariano Robles Domínguez de Mazariegos, Memoria histórica de la provincia de Chiapa,
una de las de Guatemala, Cádiz, 1813 (ed. Rodrigo Núñez, Tuxtla Gutiérrez, 1992). Véase el
documento 29 en el apéndice.
2 Op. cit., párrafo 27, p. 12.
3 Ibídem, párrafo 32, p. 14.
4 Ibídem, párrafo 34, pp. 14-15.
5 "Utilidades de que todos los indios y ladinos se vistan y calcen a la española, y medios de
conseguirlo sin violencia, coacción ni mandato, Guatemala, 1797", en Eduardo J. Albores, Fray
MaUas de Córdova, poeta y poUtico de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Congreso del Estado, 1988, pp.
79-97. La cita está en la p. 84.
6 "Del trabajo de los indios", en Gazeta de Guatemala, t. V, núms. 232-237, octubre-noviembre
de 1801. Véase el documento 28 en el apéndice.
7 Las primeras leyes han sido publicadas en Colección de las leyes agrarias y demás disposicio-
nes que se han emitido con relación al Ramo de Tierras, San Cristóbal Las Casas, 1878. Para la ley
de 1826, véase las pp. 3-5 y el documento 28 en el apéndice.
8 Op. cit., pp. 5-6. Véase el documento 31 en el apéndice.
9 Ibídem, pp. 11-12. Véase el documento 33 en el apéndice.
10 Ibídem, pp. 13-15.
11 "Petición de amparo de los vecinos del barrio de Mexicanos, San Cristóbal Las Casas, 13 de
noviembre de 1847", Colección Flavio A. Paniagua, Tulane, American Research Institute Library,
Box A, Ms. 5. Véase el documento 34 en el apéndice.
12 Véase, como ejemplo el documento 37: "Amparo pedido por el pueblo de Mitontic contra las
agresiones del señor Ramón Larráinzar", cuyo texto fue publicado en La voz del pueblo, periódico
de San Cristóbal de Las Casas, el12 de enero de 1856.
13 Una idea de la riqueza frailesca nos la proporciona un documento de 1830, que localicé en
el ahora desaparecido Archivo Municipal de Chiapa de Corzo y que era parte de un alegato de los
dominicos del convento de Chiapa en defensa de sus propiedades. Véase el documento 32 en el
apéndice.
14 Ley y reglamento para la división y reparto de ejidos en el Estado de Chiapas, Tuxtla
Gutiérrez, 1893.

188
15 Introducen a la problemática Henri Favre, op. cit., 1984; Antonio García de León, op. cit.,
1985; Thomas Benjamín, op. cit., 1989; Robert Wasserstrom, op. cit., 1989 y Marie-Odile Marion
Singer, El agrarismo en Chiapas (1524-1940), México, INAH, 1988.
16 Véase Thomas Benjamín, op. cit.,passim y en especial el cuadro de la p. 87, que reproduzco
en el cuadro 16.
17 Sobre este conato de rebelión, véase Robert Wasserstrom, "A Caste War that never was:
The Tzeltal Conspiracy of 1848", en Peasant Studies, vol. 7, núm. 2, 1978, pp. 73-85.
18 "Correspondencia parroquial, 1848", en Archivo Histórico Diocesano, San Cristóbal de Las
Casas. Véase el documento 35 en el apéndice.
19 El decreto ha sido publicado por Manuel Trens, Historia de Chiapas, México, 1959, pp.
495-498. Véase el documento 36 en el apéndice.
20 La información proviene de un expediente que se conserva en el Archivo del Juzgado Civil
de San Cristóbal de Las Casas. Véase copia del amparo que pidió el pueblo en 1882, en el apéndice,
documento 40.
21 Sobre ese proceso, véase las obras citadas en la nota 15.
22 Véase los cuadros 17 y 18.
23 Sobre el enganche en Chiapas aún no existe un estudio exhaustivo. De nuevo, las obras

citadas arriba sirven como introducción a ese fenómeno de explotación neocolonial.


24 Se trata del famoso "Ciclo de la caoba", una serie de seis novelas que recrean la experiencia
de un grupo de trabajadores tzotziles en las fincas, carreteras y monterías de Chiapas, a principios
del siglo XX: Gobierno, La carreta, La marcha al reino de la caoba, Trozas, La rebelión de los
colgados y El general, todas escritas y publicadas inicialmente en alemán.
25 Désiré Charnay,Le Mexique. Souvenirs et impressions de voyage, París, 1863.
26 Véase Thomas Benjamín, op. cit., p. 59.
27 Ibídem, p. 60.
28 Ibídem, pp. 60-62.
29 Véase el cuadro 19.
°
3 Carta del 20 de diciembre de 1898 desde Tuxtla Gutiérrez, en Colección General Porfirio
Díaz (Universidad Iberoamericana), leg. L23C35. Véase el documento 41 en el apéndice.
31 Lo que sigue está fundamentado en varios documentos de la época, entre ellos los artículos
publicados al respecto en los periódicos locales y sobre todo en el estudio deJan Rus, "Whose Caste
War? Indians, Ladinos and the Caste War of 1869", en Spaniards and Indians in Southeastern
Mesoamerica, R. Wasserstrom y M. MacLeod (eds.), Lincoln, University of Nebraska, 1983,
pp. 127-168.
32 Vicente Pineda, Historia de las sublevaciones indígenas habidas en el estado de Chiapas,

San Cristóbal Las Casas, 1888, cap. IV.


33 Véase, al respecto, el artículo de Jan Rus y Robert Wasserstrom, "Civil-Religious Hierar-

chies in Central Chiapas: A Critica! Perspective", en American Ethnologist, vol. 7, núm. 3 (agosto
de 1980), pp. 466-478.
34 Un primer paso en la buena dirección es el libro, ya citado, de Dolores Aramoni Calderón
sobre los zoques, ya citado. Las demás etnias del estado aún esperan un tratamiento parecido.
35 Robert Laughlin, OfCabbages and Kings. Tales from_Zinacantan, Washington, Smithso-
nian Institution, 1977; The People ofthe Bat. Mayan Tales and Dreams from Zinacantán, Was-
hington, Smithsonian Institution, 1988, y su traducción al español: Zinacantán, canto y sueño,

189
México, INI/CNCA (Presencias), 1993; Didier Boremanse, Cantes et mythologie des indiens lacan-
dons. Contribution a l'etude de la tradition orale maya, París, L'Harmattan, 1986.
36 Véase los documentos 43, 44 y 46 en el apéndice documental. La leyenda tzeltal, aún
inédita, ha sido objeto de análisis en Jan De Vos, "Leyendo una leyenda maya. Juan López, rey de
los indios", en Investigaciones recientes en el área maya, 1986, t. I, pp. 277-292. Sociedad Mexicana
de Antropología.

190
CONCLUSIÓN:
EL LENTO DESPERTAR

"'A sí fue como la gente empezó a le- país con el fin de mantener intactos
vantarse." Con este mensaje concluye sus privilegios e intereses. Al princi-
la historia chol de Juan Sol, quien en- pio, no se resistieron a la tentación
cabezó a su comunidad en la lucha por de utilizar el caos institucional para
la recuperación de la tierra, a finales disputarse entre ellos mismos la he-
de los años treinta. La afirmación tam- gemonía regional, según el viejo mo-
bién vale para las demás etnias de delo caracterizado por el antagonismo
Chiapas que tardaron, más o menos el entre tierras bajas y tierras altas. Pe-
mismo tiempo, antes de ver cumplidas ro pronto se dieron cuenta de que
de alguna manera las promesas de la esa rivalidad sólo les restaban fuer-
Revolución mexicana. Fue el gobierno zas ante el enemigo común que pron-
del presidente Lázaro Cárdenas el que to apareció a las puertas del estado: el
logró romper, fmalmente, la resistencia ejército carrancista, que enviado desde
de la sociedad terrateniente chiapane- la ciudad de México pretendía impo-
ca e introducir los cambios que en otros ner los lineamientos agrarios emana-
estados se habían efectuado 20 años dos del proceso revolucionario. Entonces
antes. Ese katún perdido, en vez de hicieron frente común y organizaron
pertenecer ya a una nueva época, para una guerrilla que duró siete años y ter-
los indios no fue más que una grotesca minó con la victoria política de sus
prolongación del régimen porfiriano, líderes y el fortalecimiento socioeco-
muerto en 1911 en otras latitudes. nómico de los demás miembros de la
Responsables de ese antimilagro, a "familia chiapaneca".
contrapelo del proceso nacional, fueron Los indios, mientras tanto, siguieron
los finqueros ladinos, quienes aprove- atrapados en el servilismo que sus
charon las divisiones entre las faccio- amos les habían impuesto durante ca-
nes revolucionarias en el centro del si cuatro siglos, hasta convertirlo en

191
algo propio. Ignorantes y aislados, to- caliente y de la costa. Ahora se hacían
maron las armas, no para sublevarse llamar, eufemísticamente, "habilitado-
contra sus eternos explotadores, sino . res" o "contratistas de peones de cam-
para defender la causa de éstos. Es- po", en un esfuerzo por quitarse el
cribieron así una de las páginas más epíteto de negreros propagado por la
penosas de su historia. Los chamulas prensa prerrevolucionaria. Para po-
que en 1911 se alzaron bajo el mando ner de nuevo a las comunidades bajo
de Jacinto Pérez Pajarito contra los su control, lograron que el gobierno
rabasistas de Tux.tla, no fueron más estatal suprimiera el estatus de "mu-
que carne de cañón, utilizada momen- nicipio libre", creado en 1911. Muchas
táneamente por los finqueros alteños comunidades fueron consideradas co-
para debilitar a sus adversarios de mo "agencias municipales" y subordi-
tierra caliente. Más contraproducente nadas así a la administración de algún
fue el servicio militar que los mozos centro de población ladina que estuvie-
indios, de 1914 a 1920, prestaron en ra cerca. De esta manera, los asuntos
las tropas pinedistas y mapachistas internos de los pueblos indios volvie-
contra el ejército que vino del anti- ron a ser manejados por la burocracia
plano central para liberarlos de la ex- urbana, que a su vez estaba a la mer-
plotación. Con este apoyo ciego a la ced de la oligarquía terrateniente, la
política antirreformista de los dueños "familia chiapaneca" de siempre.
de la tierra, colaboraron para mante- Este periodo de recrudecida explota-
ner el rezago agrario y laboral que ción llegó a su fin cuando el general
convirtió a Chiapas, a partir de 1920, Lázaro Cárdenas asumió la presiden-
en el estado más retrógrado de la re- cia de la repúplica e impuso, con la
pública posrrevolucionaria. fuerza del poder federal, las reformas
Durante los siguientes 16 años, los que por tanto tiempo habían sido pos-
indios de Chiapas siguieron viviendo tergadas. Finalmente, los beneficios
en condiciones tan adversas, que este de la Revolución -dotación de tierras
periodo ha sido calificado por varios ejidales, abolición del peonaje por deu-
autores como el neoporfiriato. El en- das, mejores condiciones de trabajo-
ganche, interrumpido durante la dé- llegaron a ser realidad también entre
cada de los enfrentamientos bélicos, los indios chiapanecos. Sin embargo,
volvió a dominar el escenario socioe- en vez de ser conquistas logradas por
conómico de Chiapas. Los finqueros ellos mismos a través de las armas o
de los Altos, con renovado ímpetu, ex- de la organización popular, fueron
plotaron la fuerza de trabajo indio al cambios ideados e introducidos desde
servicio de los hacendados de tierra arriba y desde afuera. En otras pala-

192

--------------------~~---------------------lllllllllllli
bras, las comunidades indias no hicie- cional a los programas gubernamen-
ron más que recibir los favores repar- tales y, al terminar cada sexenio, la
tidos por un Estado benefactor. Nació votación compacta en favor de los can-
así, entre ambas partes, una relación didatos del partido oficial. El gobierno
de interdependencia que se iría pro- federal logró cooptar no sólo a las au-
fundizando y ampliando con el tiempo toridades de las comunidades, y a tra-
y en la cual los indios perderían cada vés de ellas a la población entera, sino
vez más su autonomía política a cam- también a las estructuras que siempre
bio de mejoras sociales y económicas. habían funcionado como estrategias
Para llevar a cabo las reformas, el go- de resistencia contra la explotación,
bierno federal decidió no sólo rempla- sea de fuera, sea de dentro: la solida-
zar a las autoridades tradicionales por ridad comunitaria, la legitimación re-
gente nueva, sino además crear oficios ligiosa de la autoridad, la autonomía
adicionales. Los empleados recién nom- administrativa y judicial.
brados recibieron considerables pri- La doble cooptación, de personas y
vilegios, siempre y cuando estuvieran estructuras, se inició en 1934 y conti-
dispuestos a fomentar la subordina- núa vigente hasta el día de hoy, a pesar
ción de la comunidad al Estado y a su de los cambios que se hayan produci-
partido único, el Partido de la Revolu- do durante el último medio siglo en
ción Mexicana. Apareció entonces un cuanto a estrategias de penetración
nuevo tipo de caciquismo indio, repre- aplicadas por las instancias guber-
sentado por líderes jóvenes, quienes namentales y en las respuestas a ellos
en un primer momento rivalizaron encontradas por las comunidades in-
con los principales tradicionales pero dias. Se trata de un complejo sistema
que paulatinamente fueron acaparan- de alianzas corporativas, cuya perdu-
do el sistema de cargos sociorreligioso. ración sólo se explica por los sólidos
Al final de este proceso, las comunida- mecanismos de control establecidos al
des estaban en manos de una élite au- inicio del proceso. Y éstos se deben
tóctona, que gozaba de un poder nunca casi exclusivamente a la carismática
antes visto, ya que ejercía el control figura de Erasto Urbina, el repre-
sobre todos los demás, en todos los sentante directo de Lázaro Cárdenas
niveles, incluido el religioso. en los Altos de Chiapas. Fue este fun-
Esta oligarquía indígena, creada y fo- cionario excepcional quien durante el
mentada por el Estado, sólo pudo man- sexenio de 1934 a 1940, por medio del
tenerse al hacer, a su vez, continuos Departamento de Protección Indíge-
favores al "padrino supremo". Entre na y del Sindicato de Trabajadores
ellos figuraba la obediencia incondi- Indígenas, se responsabilizó del repar-

193
to de tierras, de la apertura de escue- La clave de esta paradoja está en el
las bilingües y de la regularización papel de intermediarios que desem-
del trabajo migratorio. A menudo, esos peñaron los líderes indios que fueron
tres beneficios tuvieron que ser in- establecidos por los cardenistas y per-
troducidos con la fuerza, a veces la de petuados en el poder por las autorida-
las armas, en contra de la resistencia des consecutivas. Éstas no quisieron,
de los finqueros y políticos ladinos. y no pudieron tampoco, encontrar otra
Pero Erasto Urbina contaba, además manera de seguir controlando a lasco-
del respaldo institucional del presi- munidades, sobre todo en cuanto a ase-
dente mismo, con el apoyo eficaz de gurarse los votos en favor del partido
un pequeño ejército de ayudantes oficial. Todas las instancias guberna-
incondicionales. mentales, incluso el Instituto Nacional
Los indios de Chiapas abrazaron con Indigenista, ayudaron a mantener el
entusiasmo la causa cardenista y viejo sistema corporativo. La conse-
con ella su subordinación al gobierno cuencia más grave de ese juego político
y su afiliación al partido oficial. Estu- fue el fortalecimiento de los caciques
vieron dispuestos a estas concesiones indios. Su presencia, hoy en día, pare-
en vista de las palpables mejoras per- ce ser el mayor impedimento para que
cibidas en sus condiciones de vida y la población indígena de Chiapas logre
trabajo. Reaccionaron ante la irrup- conquistar su verdadera autonomía.
ción de las brigadas de U rbina, muta- Así lo enseñan los reiterados intentos
tis mutandis, como habían actuado sus que individuos o grupos disidentes, a
antepasados en el siglo XVI frente a los partir de los años sesenta, han hecho
frailes dominicos. Entonces, había si- por sacudirse el doble yugo de la opre-
do la liberación de la esclavitud la que sión interna y externa.
indujo a los indios a aceptar la tutela La disidencia creció considerablemente
de los misioneros. Ahora, sus descen- a partir de 1976, añ,o en que la crisis
dientes optaron por pagar el precio de económica nacional invadió también
su sumisión política a cambio de más los hogares de los indios chiapanecos,
tierras y mejores oportunidades labo- para ya no abandonarlos más. La po-
rales. Sin importar que a partir de blación india, en la misma medida en
1944 la situación volviera a empeorar, que vio disminuir sus ingresos, expe-
debido al regreso de tendencias reac- rimentó un inusitado crecimiento de-
cionarias a los círculos de poder, los mográfico. Le fue cada vez más dificil
indios siguieron patéticamente leales a alimentar tantas bocas nuevas. La
los lineamientos políticos y adminis- oferta de trabajo relativamente bien
trativos impuestos por el gobierno. remunerada en las obras públicas ini-

194
ciadas por Petróleos Mexicanos y la Co- ciente ola de inconformidad, los caci-
misión Federal de Electricidad, consti- ques han reaccionado por lo general,
tuyó una válvula de escape bienvenida con una violencia desmedida que con
pero pasajera. En el mismo sentido, la frecuencia desemboca en la expulsión
autorización oficial para colonizar los y hasta la aniquilación de lo.s disiden-
espacios despoblados de la selva la- tes. El argumento para justificar es-
candona ofreció un respiro momentá- tas medidas extremas es "la defensa
neo. Pero, desde hace diez años, estas de la tradición". Sin embargo, para
dos puertas de salida están cerradas, cualquier observador crítico es eviden-
obligando a las comunidades a buscar te que la llamada "tradición", enarbo-
soluciones viables más cercanas pero lada por los expulsores, .en realidad es
menos atractivas. La migración tem- una costumbre adulterada. Es decir,
poral al Soconusco, desde siempre que el sistema tradicional de autori-
una buena aunque arriesgada alter- dad, en un principio positivo, en tanto
nativa, ya no es factible, porque el que se ejercía al servicio de todos, ha
mercado laboral fue acaparado casi sido transformado en una estructura
completamente por jornaleros guate- de poder enajenante, manipulada por
maltecos, dispuestos a trabajar por un unos pocos para mantener sus posi-
salario más bajo al pedido por sus her- ciones privilegiadas dentro y fuera
manos chiapanecos. de la comunidad ..
No es de extrañar, pues, que en las co- La situación límite creada por la vio-
munidades indias las tensiones socia- lencia caciquil bien podría ser el mo..,
les hayan aumentado, sobre todo en mento histórico que lleve a los indios
los Altos de Chiapas, región mayori- de Chiapas a despertar de su centena-
tariamente indígena y en donde el rio letargo y levantarse, por fi.n, pQr sí
caciquismo echó raíces profundas. Úl- solos. Los acontecimientos de los últi-
timamente la disidencia se ha expre- mos años les deben haber enseñado
sado a través de la adhesión a uno u que no han de esperar su salvación, ni
otro de los múltiples credos no cató- del gobierno kaxlán benefactor ni de
licos, introducidos por predicadores una Iglesia católica paternalista. És-
evangélicos de procedencia extranje- tas dos instituciones durante más de
ra, al principio, y nacional después. cuatro siglos los han controlado y abu-
Así, un número cada vez mayor de sado de ellos. La primera parece no
gente común aprende a ventilar y or- estar dispuesta a abandonar su polí-
ganizar su animadversión hacia el sis- tica de cooptación populista. La se-
tema vigente, aunque sea de manera gunda no da señales de ser capaz de
aún poco articulada. Frente a esta ere- liberarse, a fondo, de sus aspiraciones

195
de integración. Es tiempo que los in- portadores de una civilización extra-
dios tomen en sus propias manos el ña y agresiva abrieron a golpes una
destino de sus vidas y cambien las brecha en esa cuenca de aguas res-
fronteras de explotación, impuestas guardadas. Desde aquel momento, las
desde afuera y desde arriba, por líneas sociedades indias empezaron a sangrar
de diferenciación, nacidas espontánea- por la herida infligida y no han dejado
mente de la diversidad sociocultural. de hacerlo hasta el día de hoy. El río ya
La tarea es inmensa y ardua, pero no lleva 500 años b~ando por cauces que
imposible, siempre y cuando el país, no ha elegido y venciendo toda clase de
en el que les tocó sobrevivir, tome en obstáculos puestos en su camino.
serio los retos de la democratización Los indios cometerían un grave error
política y del pluralismo etnocultural. si ahora trataran de remontar la co-
En la introducción de este libro com- rriente. El lago prehispánico es, para
paré la historia de los indios de Chia- siempre, historia pasada y todos los
pas con un río. La imagen está tomada · esfuerzos de recrear su añorada re-
de una canción de Atahualpa Yupan- dondez serían estériles y hasta con-
qui, el trovador argentino. Pocos textos traproducentes. La liberación india
expresan tan acertadamente la expe- no· se encuentra retomando los pasos
riencia vivida por los nativos ameri- perdidos, sino navegando aguas aba-
canos en general y los chiapanecos en jo. Existen buenas posibilidades para
particular. Todos ellos hubieran podido que el río ya no esté obligado a correr
seguir siendo "laguna", es decir, desa- por un terreno tan accidentado. Tal
rrollarse libremente, disponiendo de vez pueda formar otra laguna -tan
manera autónoma de sus recursos y ancha como el mar-, antes de desem-
aspiraciones. Pero, hace cinco siglos, bocar en el tercer milenio.

196
APÉNDICE DOCUMENTAL

DOCUMENTO 1
TORIBIO DE CAMARGO, COMERCIANTE, SE QUEJA POR HABER
PERDIDO DOS ESCLAVAS, NATURALES DE CHIAPA.
TENOCHTITLAN, 30 DE MARZO DE 1527

"Toribio de Camargo, estante en Tenustitan, declaro que por cuanto


yo viniendo de los Llanos en busca del muy magnífico señor don Her-
nando Cortés, a la ciudad de Guatemala, y trayendo conmigo dos
esclavas, la una que ha nombre Uxto y la otra ha nombre Chana,
naturales de la provincia de Chiapa, se me quedaron huidas las di-
chas esclavas en los dichos Llanos, lo cual puede haber dos años poco
más o menos, la una de las cuales dichas esclavas, que ha nombre
Uxto, fue traída a la dicha ciudad de Santiago de Guatemala y allí
fue depositada por la justicia en poder de Mancio de Herrera, compa-
ñero de Hernán Méndez. Y ahora podrá haber quince días poco más
o menos que vino a esta ciudad de Tenustitan Juan Páez, escribano
público de la dicha ciudad de Santiago y le dí poder cumplido para
que cobrase las dichas dos esclavas para sí mismo, por las cuales me
dió cinco pesos, diciendo el dicho Juan Páez no saber de ellas, y así lo
juró ante Dios, y como perdidas se las dí por los dichos cinco pesos de
oro. Y ahora yo soy informado que por ante el dicho Juan Páez la
dicha india Uxto fue depositada en el dicho Mancio de Herrera, de
la cual dicha india el dicho Juan Páez sabía por razón del dicho depó-
sito, en lo cual yo fuí engañado por el dicho Juan Páez en mucha canti-
dad, que es mucho más de la mitad del justo precio. Por ende otorgo

197
todo mi poder a Francisco de Castellón, vecino de la dicha ciudad de
Santiago, para que pueda cobrar del dicho Mancio de Herrera o del
dicho Juan Páez la dicha esclava Uxto ... "

Agustín Millares Cario y J.I. Mantecón, indice y extractos de los pro-


tocolos del Archivo de Notarias de México D.F. México, El Colegio de
México, t. 1 (1524-1528), p. 128, núm. 467.

DOCUMENT02
JUAN GALLEGO INFORMA SOBRE LAS CACERIAS DE E SOLAVOS
QUE HIZO EL ALCALDE DE COATZACOALCOS EN LOS PUEBLOS
DE TAPALAPA Y ZINACANTAN. VILLA REAL DE CHIAPA,
9 DE MAYO DE 1528
''Vió este testigo cómo un Pedro de Guzmán, alcalde que a la sazón
era en la Villa de Guatzacualco, vino por capitán con 27 ó 28 hombres
de los vecinos de la dicha villa a esta tierra hasta la provincia de
Cinacantlan [... ]. Vió este testigo cómo fue el dicho Guzmán y los.
dichos sus compañeros a un pueblo que se dice Tapalapa, y en el
dicho pueblo no les querían dar de comer sino muy poco, que no había
para todos, ni querían dar tributo a su amo más de cuanto les dieron,
cuatro o cinco esclavos y ropa; y que desde que vió el dicho Guzmán
que no querían dar más, pidió a los señores que le diesen tamemes
para irse. Vió como le dieron todos los tamemes que pidió y con ellos
se fueron, y en un pueblo que está dos jornadas de la dicha Tapalapa
el dicho Guzmán herró por esclavos todos los dichos tamemes, que
cree que serían 140 o poco más o menos, y los repartió entre sí y la
dicha gente de su compañía; y que de allí vinieron a Cinacantlan y les
dieron esclavos y ropa, que no sabe qué tanto, y con ello se volvieron
hasta Guatzacualco.
Preguntando qué tantos esclavos serían los que llevaron de esta
tierra el dicho Guzmán y sus compañeros, dijo que no se acuerda,
pero que cree que serían más de 600 con los tamanes que herró y
con los que dieron los caciques. Preguntando si vino el dicho Guz-

198
mán por mando de Luis Marían, dijo que oyó decir que el dicho
Marín le mandó venir."

Información que mandó correr el capitán Diego de Mazariegos con-


tra Pedro de Guzmán, 1528 (AGN, Civil, vol. 1276, ff. 86-87), publica-
do en Documentos históricos de Chiapas, núm. 7, pp. 16-17, Tuxtla
Gutiérrez, 1957/1983.

DOCUMENTOS
CARLOS V OTORGA A LA VILLA DE SAN CRISTOBAL DE LOS
LLANOS DE CHIAPA UN BLASÓN DE ARMAS POR HABER
PACIFICADO A LOS CHIAPANECAS REBELDES.
MADRID, 1 DE MARZO DE 1535

"Don Carlos por la divina clemencia, rey de Castilla, de León, de


Aragón, etcétera. Por cuanto Juan Méndez de Soto mayor en nombre
del consejo, justicia, regidores, caballeros, escuderos, oficiales y
hombres buenos de la villa de San Cristóbal de los Llanos, que es en
la provincia de Chiapa, nos hizo relación que los vecinos y conquista-
dores de la dicha villa en la conquista y pacificación de aquella pro-
vincia pasaron muchos peligros y trabajos, poniendo sus personas en
mucho peligro y riesgo, y que habiendo conquistado la mayor parte
de la dicha provincia, los indios naturales de ella se recogieron a una
sierra que está cerca de la dicha villa, por medio de la cual pasa un
río muy grande y caudaloso que se dice el río de Chiapa, el cual entra
en ciertas cuevas que hay en la dicha sierra donde los dichos indios
se recogían y hacían fuertes para su defensa, a las cuales no se puede
entrar sino es por el dicho río, por ser la dicha sierra peña tajada de
ambas partes y no haber otro camino para entrar en ciertas cuevas
que en ella hay, donde los dichos indios mataron muchos españoles e
indios amigos; y que después de haber los dichos vecinos conquista-
dores pacificado los dichos indios y traídolos de paz, se tornaron a
alzar y rebelar contra nos y nuestra Corona Real y se hicieron fuertes
en la mitad de una de las dichas peñas, y que para los ofender no

199
tenían otra entrada salvo por cima de la dicha peña hasta donde
estaban los dichos indios, ocho o diez estados, con cuerdas y otros
artificios, y que de esta manera los tornaron a pacificar y atraer a
nuestra obediencia como ahora están; y nos suplicó y pidió por mer-
ced mandásemos señalar armas a la dicha villa según y como las
tienen las otras ciudades y villas de las nuestras Indias o como la
nuestra merced fuere.
Y nos, acatando los trabajos y peligros que los dichos vecinos y con-
quistadores y pobladores de la dicha villa pasaron en la conquista y
población de ella, tuvímoslo por bien. Y por la presente hacemos mer-
ced y queremos y mandamos que ahora y de aquí adelante la dicha
villa de San Cristóbal de los Llanos haya y tenga por sus armas cono-
cidas, un escudo dentro de él dos sierras, por medio de las cuales pase
un río y encima de una de las dichas sierras a la mano derecha esté
un castillo de oro y un león rampante, arrimado a él, y por encima de
la otra sierra a la mano izquierda salga una palma verde con su
fruta, con otro león rampante, arrimado asimismo a ella, en memoria
de la advocación del glorioso señor San Cristóbal; todo ello en campo
colorado según que aquí van figuradas y pintadas. Las cuales armas
damos a la dicha villa por sus armas y divisas señaladas, para que
las pueda traer y poner y traiga y ponga en sus pendones, sellos y
escudos y banderas y en las otras partes y lugares que quisiere y por
bien tuviere, según y como y de la forma y manera que las ponen y
traen las otras villas de nuestros reinos a quienes tenemos dadas
armas y divisas[ ... ]. Dada en la Villa de Madrid a primero día del
mes de marzo, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de
mil y quinientos y treinta y cinco años. Yo el Rey ... "

AGI, Libro de Registro de la Audiencia de Guatemala, núm. 393,


libro I, ff. 122-123.

200
DOCUMENT04
LUIS DE LUNA, VECINO DE CIUDAD REAL, VENDE A LUIS DE
MAZARIEGOS, VECINO DE LA MISMA CIUDAD, UNA CUADRILLA
DE OCHENTA ESCLAVOS INDIOS.
SANTIAGO DE GUATEMALA, 24 DE JULIO DE 1539

"Yo Luis de Luna, vecino que soy de la Ciudad de los Llanos de


Chiapa y estante que soy y presente en esta ciudad de Santiago
de la provincia de Guatemala, de mi propia y buena y agradable
voluntad siempre mía, sin fuerza ni inducimiento que me sea
hecho ni dicho por ninguna ni alguna persona, antes siendo
cierto y sabedor de mi derecho, otorgo y conozco por esta presente
carta que vendo a vos, Luis de Mazariegos, vecino de la dicha
Ciudad Real de los Llanos de Chiapa, que sois presente, una
cuadrilla de esclavos que tiene ochenta esclavos, hombres y mu-
jeres con todos sus herramientas y bateas y bastimentas y otros
aderezos y pertrechos de coger oro y mantenerlos esclavos, la
cual dicha cuadrilla tiene a cargo el atraer en las minas Hernan-
do Cortés, minero, y todos los puertos que yo tengo o tenía
depositados y en mis estancias y otras cualesquier partes y luga-
res, y asimismo vos vendo todos los esclavos y esclavas que me
andan huidos y ausentados en cualquiera manera, así de la dicha
cuadrilla como de mi casa hasta el día de la fecha de esta carta,
digo desde el día de la fecha de un cierto contrato que entre nos
hicimos sobre este caso y venta, al cual me refiero, y en este caso
como en él se contenga, todo lo cual vos vendo, vendida buena y
sana y. justa por su justo valor y precio, conviene a saber por
precio contado de cinco mil pesos de oro de minas fundido y
marcado, que de vos recibí, de los cuales me doy y otorgo de vos
bien contento y entregado a toda mi voluntad por cuanto al
tiempo de la fecha de esta carta ya han entrado en mi poder y
pasado de vuestro poder al mío [... ] Si alguno [esclavo] falta,
prometo y me obligo de volver a dar otros tales y tan buenos como
faltaren y por cada uno de ellos quince pesos de oro de minas
fundido y marcado, que valga cada un peso cuatrocientos y cin-
cuenta maravedís, so expresa obligación que sobre ello hago de
mi persona y bienes[ ... ] En la ciudad de Santiago de la Provincia

201
de Guatemala en veinte y cuatro días del mes de julio del año del
nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil y quinientos y
treinta y nueve años."

Documento proveniente del AGI, publicado en Hermilio López Sán-


chez, Apuntes históricos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
México, México, edición del autor, 1960, t. 1, p. 270.

DOCUMENT05
LOS INDIOS DE LOS BARRIOS DE MEXICANOS Y TLAXCALA
PIDEN SE LES AMPARE CONTRA LOS VECINOS ESPAÑOLES DE
CIUDAD REAL.
MÉXICO, 30 DE MARZO DE 1544

"Martín y Diego y Juan, indios naturales de Tlaxcala y México, por sí


y en nombre de los demás indios moradores que están poblados en
esa provincia de Chiapa, naturales de la provincia de Tlaxcala y Me-
xicanos, parecieron ante nos y la nuestra Audiencia y Chancillería
real que reside en la ciudad de México en la Nueva España, y nos
hicieron relación por su petición, diciendo que podía haber quince
años y más tiempo que están poblados en esa dicha provincia, duran-
te el cual tiempo nos habían servido en la conquista y pacificación de
ella con los españoles y vecinos que en ella residen, en la cual estando
poblados en aquel tiempo dizque les quemaron sus casas para que se
fuesen y despoblasen de la tierra, lo cual sabido por don Francisco de
Montejo nuestro Adelantado y gobernador en esa dicha provincia,
les dio ciertos pedazos de tierra que él tenía por título del Cabildo
para que en ellos poblasen e hiciesen sus labranzas, y para que no les
fuesen quitadas les dio su mandamiento de amparo ... "

Documento proveniente del AGN, sin clasificar.

202
DOCUMENTOS
FRAY ANTONIO DE REMESAL OPINA SOBRE LA IDO LATRIA QUE
PRACTICABAN LOS INDIOS DEL PUEBLO DE CHIAPA EN 1548
11
A esto se siguió luego el descubrirse los ídolos que adoraban estos
fingidos cristianos. En Chiapa, como su encomendero residía siempre
entre ellos y presumía de hacer más que otros españoles, no había cosa
pública y todos comúnmente decían y creían haberse quemado los
ídolos; pero muchos los hurtaron de la misma hoguera y los guardaron
y tenían, especialmente el propio suyo de Chiapa, que llamabanNom-
bobi, de quien se dirá abajo. También se halló mucha miseria en los
tzoques, y sobre todos los indios quelenes estaban más llen.os de ídolos
que otros ningunos de la tierra. Determinaron los padres hacer un
auto general, y juntar todos los ídolos para quemarlos, y señalaron
para esto el pueblo de Cinacantlán y el día de nuestro glorioso padre
San Francisco des te año [de 1548 ]. Hizose un montón de ídolos, y como
en su gentilidad los tenían tan guardado que no tenía noticia dellos el
pueblo, aunque los adoraba y sacrificaba, salían a verlos las mujeres y
la gente común que no los había visto y dabanlos de palos y escupían-
los y espantabanse de lo que sin haber visto habían toda su vida reve-
renciado. Quemáronse con muchas fiestas y música, y todos traían
leña, y la más seca que hallaban, para que ardiesen más y no quedase
pedazo de ellos. Después se hicieron otras quemas públicas en la ciu-
dad, y en otras partes, de los ídolos de los Zeldales y de los Quelenes. Y
desde este tiempo, por la misericordia de Dios, comenzó a estar la
tierra limpia de ídolos, y no se ha hallado después cosa que toque a todo
el pueblo ni a muchas personas tampoco, aunque veces se hallaron
particulares que guardaron algún idolillo para no menester.[ ... ] Fi-
nalmente, desde este año se puede decir que comenzaron a ser cristia-
nos los indios de la provincia de Chiapa."

Antonio de Remesal, Historia general de las Indias Occidentales y


particular de la Gobernación de Chiapa y Guatemala, Madrid, Bi-
blioteca de Autores Españoles, 1964-1966, libro VIII, cap. 17, párra-
fo 3, t. 11, p. 152.

203
DOCUMENT07
FRAY ANTONIO DE REMESAL OPINA SOBRE LA REDUCCIÓN A
POBLADO, REALIZADA POR LOS DOMINICOS EN CHIAPA A
PARTIRDE 1549

"... comenzaron los padres a tratar de juntar los pueblos, y disponer-


los en forma de república sociable, para que más presto se juntasen
a misa y a sermón y a todo aquello que fuese menester para su gobier-
no. Para esto hicieron primero una planta para que todos fuesen
uniformes en edificar. Lo primero dieron lugar a la iglesia, mayor o
menor, conforme el número de los vecinos. Junto a ella pusieron la
casa del Padre, delante de la iglesia una plaza muy grande, diferente
del cimenterio, enfrente la casa de regimiento o concejo, junto a ella
la cárcel, y allí cerca el mesón o casa de comunidad donde posasen los
forasteros. Todo lo demás del pueblo se dividía por cordel, las calles
derechas y anchas, Norte a Sur, Leste, Oeste, en forma de cuadras.
Hecho esto faltaba lo [... ] principal, y era, que los indios quisiesen
mudarse, porque esta nación ama mucho sus chozas, sus naturale-
zas, el monte donde nacieron, la barranca donde se criaron; y por
malo, seco, y estéril que sea el sitio que el indio una vez conoce, es
muy dificultoso de arrancar de allí. Comenzaron los padres muy
poco a poco, y con mucho tiento, a tratar con ellos de la mudanza de
los sitios, y unión de los pueblos y de las casas, por mejor decir; por-
que, como esto no se había de hacer a palos y por fuerza, querían los
padres que fuese muy a gusto de los naturales. Algunos pueblos dije-
ron que sí, entendiendo por las razones de los padres que les conve-
nía. Otros, que no acababan de entender si se les estaba bien o no,
[por] el amor que tenían a los padres, y con la grande opinión que
habían concebido, que en todo procuraban su provecho, se dejaron
llevar de su parecer, poniendose en sus manos. Otros con estilo cor-
tesano, con la boca decían que sí, y ninguna cosa les pasaba menos
por pensamiento que mudarse, antes tenían firmísimo propósito de
no salir ninguno de su casa vieja, y ahumada, que estimaba más que
los palacios más ricos, y más cuajados de oro de toda Mrica, ni Euro-
pa. Y por este respecto, otros claramente dijeron que no se querían
mudar, ni dejar las casas en que nacieron. Para con éstos usaron los
padres su rigor acostumbrado, porque para ellos el palo, el cepo, el

204
azote, la garrucha, la horca, la hoguera, y el perro que les despedaza-
se, no era más que mostrarles el rostro sereno, o algo triste, o enoja-
do; no mirarlos, hacer que no atendían a lo que se les decían, y el
quitar [les] la vida era no recebir el presentillo que traían, los granos
de cacao, el huevo o plátano que traía en la jicarilla. Desta suerte
redujeron a los rebeldes declarados, y por no se ver tratar así los
fingidos no osaron mostrar sus corazones, y con este ardid tenían
reducidos muchos lugares.
Porque como las casas de los indios son de poca costa y embarazo,
cuatro horcones hincados en tierra, el tejado de paja, las paredes de
caña cubiertas con lodo, puertas, ni ventanas, no las ocupan, ni
menos escaleras para los altos, que todas están en tierra, en cuatro
horas se hacía una casa, y en dos días todo un pueblo [.. .] Agora ya
hay más pulicia en las casas, hacenlas de tapias y adobes. Enjalbe-
ganlas y pintanlas por dentro y fuera. Hay puertas y ventanas,
corredores y soportes y muy al uso de España edifican ya los
naturales destas tierras, principalmente los de la provincia de
Chiapa, y Zoques [... ]
El orden que los padres tenían en mudar los pueblos era este. Lo
primero: ellos y los caciques y principales miraban y tanteaban el
sitio nuevo; y si alguno de los antiguos los tenía acomodado para
juntar los otros a él, ordenaban éste. Hacían primero sembrar las
milpas junto al sitio, mientras crecían y se sazonaba el maíz,
edificaban las casas y se enjugaban, y en estando las milpas para
cogerse, en algún día señalado, se pasaban todos al nuevo sitio con
muchos bailes y fiestas que duraban algunos días para hacerles
olvidar las moradas antiguas[ ... ]
[... ] ¿quién dirá lo mucho que trabajaron y padecieron los padres
desta sagrada Religión en asentar los pueblos, edificar las casas,
hacer las iglesias, y todo lo demás necesario para una república?
[... ]¿Qué de cansancio, sudor, pesadumbres y enfados padecieron
por fundar estos lugares y muchas veces después que los tenían
asentados, en saliéndose el padre se volvían los moradores al mon-
te, y era menester volverlos ajuntar de nuevo, llamarlos, acariciar-
los, ponerlos en sus casas nuevas, derribarles las antiguas,
deshacer los sitios de su antigua superstición; y para todo esto,
estudiar mucho en el modo de hablarlos y tratarlos, con amor y

205
mansedumbre, con paz, y caridad, para que entendiesen que todo
aquello era por su bien, sin otro respeto alguno".

Antonio de Remesa!, Historia general de las Indias Occidentales y


particular de la Gobernación de Chiapa y Guatemala, Madrid, Bi-
blioteca de Autores Españoles, 1964-1966, libro VIII, caps. 24 y 25, t. II,
pp.177-178,179-180.

DOCUMENTOS
EL PRESIDENTE DE LA AUDIENCIA DA UN PERMISO PARA QUE
EN CIUDAD REAL HAYA CADA JUEVES UN MERCADO INDÍGENA.
GUATEMALA, 21 DE JUNIO DE 1555

"Por cuanto Pedro de Solórzano, en nombre de la ciudad de Ciudad


Real de la Provincia de Chiapa pareció ante nos en la Real Audiencia
y Chancillería Real de los Confines, y por su petición que en ella
presentó nos hizo relación diciendo que a causa de no se hacer por los
naturales de los términos de la dicha ciudad tianguis en ella, muchos
vecinos y forasteros pobres padecían extrema necesidad, lo cual ce-
saría si les mandase a los dichos indios que los viniesen a hacer [... ],
mandamos que para la dicha ciudad de Ciudad Real de la Provincia
de Chiapa, en los pueblos y estancias de indios que alrededor de ella
están a cinco leguas y los que en ellas se incluyen, no se haga en los
jueves de cada semana tianguis en poca ni en mucha cantidad, que
los indios y vecinos de los dichos pueblos y estancias el dicho día lo
vayan a hacer a la dicha ciudad de Chiapa y llevar lo que tuvieren
para vender de bastimentos y otras mercaderías que quisieren para
el proveimiento de la dicha ciudad y vecinos y república de ella[ ... ].
Dado en la ciudad de Santiago de Guatemala a 21 de junio de 1555.
El Doctor Quesada. El Licenciado Pedro Ramírez."

Archivo General de Centroamérica, Guatemala, Fondo Provincia de


Chiapa, Al, leg. 37, exp. 464.

206
DOCUMENT09
LOS PRINCIPALES DEL PUEBLO DE SANTA MARÍA MAGDALENA
TANJOVELTIC DEJAN CONSTANCIA DE SU CONQUISTA POR LOS
ESPAÑOLES Y SU REDUCCIÓN A POBLADO POR LOS FRAILES.
TANJOVELTIC, 21 DE DICIEMBRE DE 1560

"Probanzas de los pueblos Santa María Chupic, en este pueblo de Santa


María Magdalena Tanjoveltic; nos juntamos en este cabildo audiencia,
nos dieron por el rey don Felipe remitieron provisión en los presidente
y oidores de la audiencia de Santiago de Guatemala por eso oí a escribi-
remos y ponemos en el papel las costumbres, que de la tierra de nues-
tras costumbres que se vea, que se oiga, que esté para siempre, para
nuestros hijos yo don Juan Cacique de Vivitosil ha Petacalteepet, Diego
Pérez principal Petacalteepet, también en presencia de don Alonzo en
Teneraclatón, también de donJuan Gómez Tescalthepet que hace unos
afíos hoy de mil quinientos sesenta afíos ponemos, en el papel toda esta
probanza. Ha que están en Ponteuik nuestros abuelos desde la anti-
güedad cinco sontes de habitantes en la cabecera de Ponteuik en la
antigüedad los de Talnilná sujetos nuestros son nueve sujetos nues-
tros, somos distintos en Pontosil lugar Booptic el segundo en Xoc lo
tercero en Idvaihontón, el cuarto en Atzán en Yoló, lo quinto Pujalhó
donde está hoy los de Amatán, el sexto Bacompocol en el Chematzmén,
[... ] el octavo en Ichok, el noveno en Sactanvik, tantos son los sujetos
nuestros duefíos y nuestros hijos. Los más de los lugares somos apartes
en nuestra jurisdicción hasta en nuestras tierras en Pocolchén, en Ho-
zilnab, en Choyo, en Locontulán en Quianich, Cholvaz y en Chimojo-
veltic y Toghtiquilvik, y en Tzobalpuj y en Tovik y en Balavik y en
Tzulghovel, en Toghtevitok, en Yotonchag, en Yolxoval, en Tajhuipek,
en Tzemenalok donde se mira en Chanivalchén en camino de Ichiltón
en el barranco donde se llega a Jolchisnachitik Tzajavaen.
En Chicoacentepet y Bolic; de allí a Tutumisictic de allí a Xequelum
hasta por la mitad del pueblo, y cojea Icalnavil hasta sobre el cerro y
a Chuchtic de allí a Icalnavil hasta Holzachún hasta da la vuelta
hasta alcanzar Verinic y dará por todas las tierras hasta el barranco
en el Sumidero, de todas las tierras de Guetiupan no tiene que ver
nuestras tierras con las suyas, porque somos de Pontevuik y de
Zinacantán cada vez nuestras costumbres, los que están ricos eran

207
los castellanos en un tiempo, y el que estaba rico era el capitán lo que
está en el año de mil quinientos veintidós, que era rico en un tiempo,
Diego de Mazariegos, con el rico padre fray Marcos Anido lo dice que
estaba en el año de mil quinientos cincuenta y dos años, también
estaba rico el padre de Santo Domingo, que a treinta y siete años que
ésto[s] que nos conquistaron en el cerro grande que se llama tres ojos
de agua allí subió nuestros abuelengos, de allí vinieron los principa-
les también los de Zinacantán, también con ellos de Amatán, los de
Amatán en donde mandó nuestro capitán que empezábamos a pagar
tributos a Diego de Mazariegos, el primer encomendero, por despa-
cho del capitán, en donde cada uno reconocimos nuestros amos, o
superiores, con los de Amatán, pero cuanto pareció nuestros dueños
dentro de la jurisdicción de nuestras tierras, las tierras donde esta-
ban cuando nos recojieron por el padre fray Pedro de la Cruz con fray
Tomás de la Torre, vicario general, que tenía cédula de nuestro rey
don Felipe que lo trajo para recoger la gente para hacer el pueblo
grande y se hizo la iglesia grande por mandado del rey, de allí salimos
de lo bueno y nos retiramos y nos recogieron y nos fuimos a poblar
Tanghoveltik que hoy se llama Tenazacatlán y tienen recogidos tam-
bién los de Amatán y fueron a vivir en el llano de Ycalnavil, por razón
de que tenían distintas lenguas, de allí fueron a recogerlos el padre
que sabía la lengua fray Pedro de Billaba; todo esto nos pusieron los
cristianos que nos conquistaron, en un tiempo se hizo este papel en
veintiuno de diciembre del año de mil quinientos sesenta años y si deja
pondremos nuestras firmas- don Juan de Tetacaltepet Cacique, Diego
Pérez, Principal Petacalteepet Don Alonso Teneraclatón, don Juan de
Petacalteepet, por mandado del cabildo Francisco Hernández escribano.
...
[ ]
Concuerda con su original Nicolás Oida Cuenca.
Probanzas de las autoridades, lo copiamos en este mismo volvimos
de nuevo cosa se pierda de su título los nativos de las tierras hoy día
veintitrés de junio de mil ochocientos cuarenta y dos años. Yo el fis-
cal Antonio Sánchez.
Traslado que se encontraba en un cuaderno que poseían los natura-
les de Santa María Magdalena Tanjoveltik y que fue copiado en 1943
por Manuel Castellanos (inédito).

208
DOCUMENTO 10
LOS INDIOS DE LA PROVINCIA DE SOCONUSCO DENUNCIAN
ANTE LA CORONA LA OPRESIÓN QUE SUFREN DE LAS
AUTORIDADES CIVILES Y ECLESIÁSTICAS. SOCONUSCO, 1561

"... primeramente, piden [los indios] que la gobernación sea sujeta a


México, como se estaban, porque, después que están debajo de la
gobernación de Guatemala, están pobres y adeudados y faltos de doc-
trina, y las justicias que se proveen para la gobernación de la. dicha
provincia, son los más criados paniaguados del presidente y oidores,
y así hacen lo que quieren, sin que nadie se aparte para defender ni
amparar los indios de la dicha provincia.
Quéjanse los dichos indios de las dichas justicias que gobiernan y
han gobernado, que les venden muchas mercadurías y se las hacen
tomar por fuerza y derramas de dinero, y que al tiempo de las cose-
chas el fruto del cacao es trato y granjería; si las cosechas no acuden,
también los molestan con prisiones, y a algunos de ellos sobre la paga
los azotan y a otros envían alguaciles a sus heredades, no dejándoles
para su sustento ni para pagar el tributo a Su Majestad, habiéndoles
hecho tomar las dichas mercadurías por fuerza y a más de lo que
valen, y cobrando alguaciles y otras personas con mandamientos pa-
ra las dichas cobranzas, de que ellos reciben grandes molestias.
Quéjanse del obispo de Guatemala y de sus ministros y vicarios, de
que no son lenguas ni lo procuran saber, y que se mueren sin confe-
sión; y si alguno sabe la lengua de las de la dicha provincia, no los
quiere confesar aunque estén articulus mortis, si no es que se le pa-
gue o le mande alguna buena manda, y el que esto no quiere hacer,
no lo quiere confesar, y así se mueren sin confesión. Y asimismo se
quejan de que los días de fiesta ponen alguaciles a las puertas de las
iglesias, y al que no lleva qué ofrecer, lo hacen volver a su casa por
ella, y muchos y muchas pierden la misa, y que no entienden los
dichos clérigos sino es en contrataciones de comprar y vender cacao
y echar derramas de reales y ropa de mercadurías, y que los bautis-
mos y velaciones que se hacen, es por puro interés de dinero.
Quéjanse los indios de que les toman sus mujeres e hijas y dan mal
ejemplo de sí. Piden obispo para la dicha provincia y su comarca, por
cuanto de todas estas quejas que van al dicho obispo cada día, no las

209
quiere remediar, porque la respuesta que les da es que él escribirá al
vicario de quien traen las quejas, que no les hace mal. Y asimismo el
licenciado Juan Núñez de Landecho, gobernador y presidente de la
dicha gobernación de Guatemala, yéndose a quejar a él, les responde
que el alcalde mayor de quien se quejan tiene residencia, y así no
tienen los indios a quien se quejar, si no es el Santo Dios.
Piden asimismo religiosos de Santo Domingo y San Francisco por el
buen ejemplo que dan; y ellos quieren oír su doctrina y sermón y
confesarse como cristianos, porque como hombres deseosos de ser
buenos cristianos, lo piden y así me lo encargaron a mí que lo pidiese.
Quéjanse en ciertos capítulos que el licenciado Ramírez hizo, en el
cual hizo uno que ningún español pudiese entrar a vender mercad u-
rías entre los naturales, de lo cual los dichos naturales reciben notorio
agravio, porque las justicias y clérigos, como dicho es, se las venden a
mayores precios de lo que valen. Piden que libremente entren en cada
pueblo en la plaza pública con sus mercadurías.
Quéjanse que el licenciado Ramírez les vendió el oro,joyas y cosas de
sus comunidades en más de tres mil pesos. Piden que se haga infor-
mación y se les vuelva.
Que porque las justicias, como no son letrados, no entienden los de-
rechos, ahorcan sin estar sustanciados los negocios, se les mande que
los casos de muerte se remitan a las audiencias, y que se mande a don
Felipe exhiba el proceso de la india que ahorcó, para que conste cómo
lo hizo, porque, como el escribano se ausentó, no parece el proceso.
Que se mande salir de la dicha provincia al padre Luis Velázquez y
los demás que consta haberles hecho notables vejaciones y tomado
sus haciendas, y el prelado envíe juez a ello.
Que se alce el destierro a don Marcos, pues fue sólo por dar poder,
para pedir ante Vuestra Majestad su justicia, y que se le paguen los
daños que por ello se le han seguido, y que sea restituido en el oficio
de gobernador que por ello le quitó el licenciado Landecho.
Que por la diversidad de tasaciones los macehuales se alborotan y
hoy pagan el tributo de buena manera y mañana de otra, que Vues-
tra Majestad mande que cada macehual pague un solo tributo a
Vuestra Majestad, conforme a su posibilidad, sin que principales ni
sacerdotes les lleven otra cosa por ninguna vía, como lo había orde-
nado el doctor Antonio Mejía que los visitó.

210
Que vuestra Majestad provea cómo en la dicha provincia se hagan
iglesias, que no las hay sino de caña y paja, y ornamentos, que tam-
poco los tiene; y que en lo que toca a los ornamentos, los sacerdotes
no se los tomen; y en lo que tuvieren de comunidad, las justicias no se
entremetan.
Que Vuestra Majestad mande que tres mil pesos, que Luis Manuel,
alcalde mayor que fue de la dicha provincia, sacó de la caja de ella y fue
condenado en ellos y están depositados en la caja real de México, se
den a los dichos indios mis partes y a quien por ellos los fuere a cobrar.
!ten, que, por cuando el obispo don Francisco Marroquín, obispo de
Guatemala, tomó a la dicha provincia un terno de terciopelo carmesí
bordado de oro, que les había costado casi dos mil pesos, y lo llevó a la
iglesia catedral de Guatemala, donde se han servido de él, hará siete
años, Vuestra Majestad mande la dicha provincia sea pagada de lo
que les costó de los bienes del dicho obispo y de la dicha iglesia mayor
y de la persona que les hubiere de pagar conforme a derecho.
!ten, que, por cuando los jueces nombran escribanos y fulminan pro-
cesos y proceden contra muchas personas, siendo ellos jueces y de-
nunciadores, llevando sus dos partes como tales y la parte que
pertenece a Vuestra Real Cámara, haciéndose cargo de ello y al tiem-
po que han cumplido el dicho oficio y cargo toman en sí los procesos y
los queman para que no parezca ninguna cosa de todo ello, por donde
es defraudado vuestro real haber, conviene que Vuestra Majestad
provea que los escribanos que hubiere sean reales y afianzados. Fer-
nando de Santaella."

AGI, Audiencia de Guatemala, leg. 52, f. 9.

211
DOCUMENTO 11
EL PUEBLO DE SANTO DOMINGO DEL CERRILLO DE CHIAPA
PIDE PRESERVAR SU AUTONOMíA FRENTE A LOS ALCALDES
ORDINARIOS DE CIUDAD REAL, 1576

"Francisco Sánchez, en nombre de los indios de Chiapa del Cerrillo,


en el pleito que trata contra la justicia y regimiento de la Ciudad de
Chiapa sobre, [que] no conozcan los alcaldes de negocios de indios
ni que les entren en su pueblo con vara de justicia y otras cosas
contenidas en su demanda, digo que por haberse notificado la
provisión de emplazamiento fuera del cabildo y haber quedado
circunduta, se mandó volver a notificar de nuevo y para que se les
notifique al dicho cabildo, justicia y regimiento de Chiapa, a Vues-
tra Señoría suplico mande al secretario me vuelva a dar la misma
provisión de emplazamiento ... "

Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Chiapas, Al,


leg. 51, exp. 575.

DOCUMENTO 12
LA AUDIENCIA DE GUATEMALA ORDENA QUE LOS
MANDAMIENTOS A LOS PUEBLOS DE INDIOS DE CHIAPA VAYAN
EN LENGUA CASTELLANA Y AL PIE DE ELLOS TENGAN UN
SUMARIO EN LENGUA MEXICANA.
GUATEMALA, 30 DE MAYO DE 1579

"... El alcalde mayor y sus tenientes y los alcaldes ordinarios y otras


justicias dan de ordinario muchos mandamientos para los pueblos,
así para que se den indios de servicio, como para otras cosas, los cuales
van escritos en nuestra lengua española, por cuya causa los dichos na-
turales no entienden lo que se les manda, lo cual todo cesará con que
los dichos mandamientos vayan escritos en lengua mexicana, que es
la más general entre los dichos naturales ... "

212
"... Nisa atlepetl ynatlepetl ycacatla yxra ohual mobinca señor Juan
Nuñez de la Torre y chinamitl ytlapixq alcaldesme yhua regidores-
me oq taco ynica provision real y tesora audiencia yhua y tesora pre-
sidente oidores nica ohualaq oytaque o qui puviliq y ehuati ni
ynoquitar que provision real de [... ] yxcichi ychinamitl ynicuac pu-
huili lo que nimacach tora q quixtique sobre ella cece ya ca q mote
memiquili q yhua ceceyaca ygoteco ypa qmo tlalilique ynic qmo tla-
tocati q emperador yhua dios rei to yhua motena huatiliz Juan Nu-
ñez Torre y tecopa audiencia real a axta tepuali ypa ... "

Colección de Reales Cédulas, Biblioteca de Brasseur de Bourbourg,


Bancroft Library, Mexican Manuscripts, M-M 437.

DOCUMENTO 13
LOS PRINCIPALES DE CHAMULA SON OBLIGADOS A DAR
SERVICIO PERSONAL PARA LOS VECINOS ESPAÑOLES DE
CIUDAD REAL, 1580

"Juan de la Tovilla, teniente general de alcalde y justicia mayor de la


Ciudad Real y sus provincias, mando a vos, el gobernador y alcaldes
y principales del pueblo de Chamula, que deis a Pedro Ortés de Ve-
lasco, vecino de esta ciudad, ocho indios naboríos para el servicio y
aviamiento y beneficio de sus sementeras, pagando por cada semana
a cada uno de los dichos ocho indios cuatro reales, conforme a lo
proveído por el honorable cabildo de esta ciudad, lo cual cumplid so
pena de diez pesos para la cámara de Su Majestad. Hecho en la Ciu-
dad Real de Chiapa seis días del mes de marzo de 1580."

Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Guatemala,


Al, leg. 2896, exp. 42979.

213
DOCUMENTO 14
DON PEDRO DE FONSECA, INDIO PRINCIPAL DEL PUEBLO DE
CHIAPA, ES NOMBRADO CACIQUE PERPETUO DE CANDÍ, UNO
DE LOS OCHO CALPULES QUE COMPONEN LA COMUNIDAD.
IXTAPA, 16 DE ENERO DE 1587 Y CHIAPA DE LOS INDIOS, 18
DE ENERO DE 1587

"El licenciado Rodrigo de Moscoso, del Consejo de su Majestad y su


oídor en la Real Audiencia y Chancillería de Guatemala y juez visi-
tador general en estas provincias: por cuanto de la visita que he he-
cho en el pueblo de Chiapa de la Real Corona de su Majestad ha
constado como la cosa más conveniente al servicio de su Majestad y
cobro y recaudo de sus tributos y rentas reales y bien de los natura-
les, que los ocho calpuleros de vecinos del dicho pueblo de Chiapa
sean perpetuos y no cadañeros, y de pedimiento de indios, vecinos del
dicho pueblo, por información que dieron lo proveí y los nombre por
tales y de ello proveí autos; y uno de los dichos calpuleros fue y es don
Pedro de Fonseca, indio principal e hijo de cacique del cal pul de Can-
dí, y de ello le mandé dar este título y mandamiento, por el cual
mando al dicho don Pedro de Fonseca tenga especial cuidado y
diligencia de cobrar en su calpullos tributos que los vecinos de él
debieran y fueren obligados a pagar por sus últimas tasaciones, y
los trate bien y mire y vuelva por ellos; y por los calpuleros y per-
sonas principales mando que sea honrado y acatado como cacique
y calpulero e hijo de cacique, el cual dicho cargo tenga y goce el
dicho don Pedro de Fonseca por todos los días de su vida, y después
de él sus hijos y nietos y parientes más propincues, y le sean guar-
dadas las honras y exenciones que por la dicha razón le deben ser
guardadas; y mando a todas y cualesquier jueces y justicias le ha-
yan y tengan por tal calpulero y cacique al dicho don Pedro de
Fonseca y no le perturben ni quiten ni inquieten a él en manera
alguna, so pena de cincuenta pesos para la cámara de su Majes-
tad; y mando a Alonso Sánchez de Figueroa, mi alguacil mayor,
meta al dicho don Pedro de Fonseca en la posesión del dicho cal pul
de Candí y le ampare y defienda en ella, y no consienta que de ella
sea quitado ni despojado sin que sea oído y por fuero y derecho
vencido. Fecho en el pueblo de lxtapa, a diez y seis días del mes de

214
enero de mil y quinientos y ochenta y siete años. El licenciado Rodri-
go de Moscoso."

"Estando en el barrio y cal pul de Candí en Chiapa, a diez y ocho días


del mes de enero de mil y quinientos y ochenta y siete años, el ilustre
señor Alonso Sánchez de Figueroa, alguacil mayor de la visita, en
virtud del mandamiento y título atrás contenido, y de pedimento de
don Pedro de Fonseca, principal, le metió en la posesión de su cacicaz-
go, tomándole por la mano, y le entregó a Juan Nungubutibi, Juan
Mandapa, Felipe N anum y Juan Tuala, tequitatos del dicho pueblo y
calpul de Candí, los cuales tomándolo del brazo, cada uno de ellos le
anduvo paseando de una parte a otra, y dijo que lo susodicho hacía e
hizo en señal de verdadera posesión del dicho cacicazgo y del calpulio
del dicho barrio de Candí; y de que cómo la dicha posesión actual y
corporalmente, sin contradicción alguna, habiéndoles dado a enten-
der a los dichos tequitatos y vecinos del dicho cal pullo contenido en el
dicho mandamiento, me lo pidió por testimonio; y el dicho señor algua-
cil mayor dijo que le amparaba y le amparó en la dicha su posesión,
para que no sea quitado ni despojado, sin que primero sea oído y ven-
cido conforme a derecho, de lo cual yo, Hernando Álvarez, escribano,
doy fe, y pasó ante mí y lo firmó el dicho señor alguacil mayor de su
nombre, estando presente por testigos donJuan Atonal, gobernador,
y don Pedro Atonal y don Diego de Acevedo, alcaldes, y don Luis, y los
escribanos Juan Tilani y Francisco de Morales; declaróseles a los na-
turales lo contenido en este título por lengua de Diego Mau en su len-
gua materna. Alonso de Figueroa Sánchez, ante mí, Hernando
Álvarez, escribano."

Testamento e información testimonial sobre los derechos heredita-


rios de la sucesión remota del indio principal y cacique Pedro de Fon-
seca, mandado abrir el2 de marzo de 1808 a pedimento de Miguel
Antonio Gutiérrez. Localizado en la Biblioteca Na-Bolom, San Cris-
tóbal de Las Casas, libro raro.

215
DOCUMENTO 15
EL PADRE PROVINCIAL DE LA COMPAÑíA DE JESÚS EN
MÉXICO INFORMA DE LA MUERTE EJEMPLAR DE UN NIÑO
INDIO, HIJO DEL GOBERNADOR DE CHIAPA, OCURRIDA EN EL
COLEGIO DE SAN MARTÍN EN TEPOZOTLÁN.
MÉXICO, 16 DE MARZO DE 1596

"... La enfermedad general o ramo de pestilencia que había dado este


año de 1595 a los naturales de esta tierra, fue en este partido de
Tepozotlán muy peligrosa, y así murió de ella tanta gente que acon-
teció enterrar once cuerpos juntos en un hoyo ... "

"... Entre los muchos niños que murieron con esta enfermedad, fue-
ron algunos de los que críamos en un colegio de ellos que aquí tene-
mos. Pero, la muerte de uno, en especial, nos fue de gran consuelo por
las particulares conjeturas que tenemos de que está gozando de Dios.
Era este niño de edad de doce o trece años, hijo del gobernador de
Chiapa y nieto del rey que había sido de aquella provincia. Tenía
tanta composición y modestia que le llamaban comúnmente el indio
santo. De propósito se buscó mucho tiempo ocasión para poderle re-
prehender y castigar, y nunca se pudo hallar. No se advirtió en él
travesura como en los de su edad, antes mostraba en la serenidad y
gravedad del rostro la nobleza de su linaje. Finalmente, era muy
devoto y tan vergonzoso, que hablando con alguno de los nuestros se
paraba el rostro como un ascua, sin atreverse a levantar los ojos del
suelo. Cayó enfermo. En ocho días que duró su enfermedad, se confe-
só cinco veces. Y preguntando si deseaba morirse, decía que sí, por no
ofender más a Dios en esta vida. Antes de expirar, pidió el rosario, y
sin avisarle nada, el de suyo dijo tres veces: Jesús, para ganar las
indulgencias de una cuenta bendita; y tomando un crucifijo, se des-
pidió de él con muy tiernas palabras. Y así dio el alma a su Creador."

"...Afirma una persona a quien por su verdad y sencillez se debía dar


crédito, que aquella misma noche que el niño murió (que fue a la
una), le vio entrar por su cámara vestido de brocado y muy hermoso.
Ella le preguntó con admiración qué traje era aquél y a qué venía y
cómo había sanado tan presto. A lo cual él respondió: verdad es que

216
estuve enfermo, pero ya estoy bueno y sano y me voy al cielo; a mis
padres he lástima y a los demás que acá quedan. Y, con esto, desapa-
reció. Y aunque esto no tenga del todo certidumbre, pero siendo tan
conforme a la buena vida y muerte del difunto, me pareció hacer
memoria de ello."

Annua de la provincia de la Nueva España de la Compañía de Jesús


del año de 1595. México, 16 de marzo de 1596, núms. 108-110 (Archi-
vo Histórico de la Provincia de México, Colecc. Ant. mss. II,30), en
Monumenta Missionum Societatis les u, vol. XXXVI; Missiones Occi-
dentales, Monumenta Mexicana, t. VI (1596-1599), Roma, Institu-
tum Historicum Societatis Iesu, 1976, pp. 40-42.

DOCUMENTO 16
FRUCTOS GóMEZ CASILLAS DE VELASCO, DEÁN DE LA
CATEDRAL DE CIUDAD REAL DE CHIAPA, INFORMA SOBRE LA
POBLACIÓN, EL CLIMA Y LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA EN
LAS CINCO PROVINCIAS DE INDIOS DEL OBISPADO.
CIUDAD REAL DE CHIAPA, 1 DE OCTUBRE DE 1611

"... Está asentada esta ciudad sobre un valle que tiene por lo más largo,
de norte a sur, una legua, y de levante a poniente poco más, y en altura
de dieciséis grados, y de la Mar del Sur dista sesenta leguas y otras
tantas de la del norte, sobre una sierra muy grande que la cerca, que
en partes de ella hay mucha cantidad de plomo. Y cércanla cuatro
provincias de indios, de diferentes lenguas, que aunque son cinco las
de este obispado, de la una se dirá que es la del Soconusco. El temple
de esta ciudad es frío y seco, y en sus valles se crían las más y mejores
hierbas medicinales de todas las Indias, mucha violeta y frutas de
Castilla en general. Cércala un río pequeño que a las faldas de la dicha
sierra se consume. Goza de muchas y muy buenas fuentes de agua."

"... La población de esta ciudad y su conquista fue de la gente más


noble que pasó a las Indias, y la más de ella montañesa. Por la dili-
gencia que se ha hecho, por los cuadernos de la fundación de esta

217
ciudad consta y parece haber sido el año de mil y quinientos y veinte
y siete, por el mes de marzo, con título de Villa viciosa de los Llanos
de San Cristóbal, cuyo patrón es. Y parece asimismo y consta por
certificación de los más ancianos de estas provincias que desde la
dicha fundación hasta hoy día se han menoscabado y disminuido, de
cuatro partes de los naturales, más de los dos y media ... "

"... Tiene esta ciudad ciento y noventa y ocho vecinos, los cincuenta y
ocho de ellos encomenderos de repartimientos de indios, que los seis
tienen a dos mil y quinientos pesos de renta de a ocho reales, y la
tercia parte a mil pesos poco más o menos, y los restantes son tan
tenues las encomiendas que ninguna llega a quinientos pesos de oro
común. Las viudas que en esta ciudad hay son cincuenta y la mayor
parte de ellas gente pobrísima. Los vecinos de esta ciudad tienen de
servicio de esclavos negros, mulatos e indios, setecientas y veinte y
seis personas."

"... El priorato de esta Ciudad Real de Chiapa, de la orden de Santo


Domingo, tiene veinte y dos pueblos de visita y en ellos, de vecinos
indios, 2,630 casados y 394 viudos, viudas y solteros."

"... La guardianía de esta ciudad, de la orden del señor San Francisco,


tiene de visita cuatro pueblos y en ellos, de vecinos indios, 260 casa-
dos y 57 viudos, viudas y solteros."

..."El priorato de Chiapa de los Indios de la Real Corona tiene de


visita siete pueblos y en ellos, de indios vecinos, 2,57 4 casados y
1,076 viudos, solteros y viudas. El pueblo de Chiapa; cabecera donde
está el convento, dista de esta Ciudad Real de Chiapa doce leguas, es
cálido y seco, y uno de los más lucidos y puestos en policía que hay en
las Indias. Pasa junto a él un río caudaloso que va entrar en la Mar
del Norte que en su entrada llaman el río de Dos Bocas por entrar
dividido en dos brazos o canales. Críanse en él mucha cantidad de
pescados y en sus riberas cogen los naturales muchas legumbres y
frutas de la tierra y diversidad de hierbas medicinales, como es la
cañafístola, tecomaha, purgas que llaman en este reino de Xalapa y
Michoacán, cantidad de palo de la vida y de Brasil, y de maíz, que es

218
el matenimiento y semilla de los naturales. Asisten en este pueblo y
en los demás de su priorato ocho religiosos sacerdotes de la orden de
Santo Domingo.[... ] En el dicho priorato de Chiapa de la Real Corona
y pueblos de él viven quince españoles pobres casados. Tiene el con-
vento del dicho pueblo de Chiapa cuatro estancias de ganado mayor
vacuno y caballar y un trapiche ingenio de azúcar, y en ellas hay
treinta y un esclavos negros, hombres y mujeres, y cuarenta y cuatro
indios, que éstos son de los vecinos comprendidos y empadronados
en los pueblos del dicho priorato. En los términos de este priorato
hay otras tres estancias de ganado vacuno y caballar, y en ellas resi-
den diez personas, indios casados y solteros."

"... El priorato de Los Zoques, de la orden de Santo Domingo, tiene


veinte y tres pueblos y en ellos, de vecinos indios, 3,442 casados y 615
indios viudos, solteros y viudas. El pueblo de Tecpatán es cabecera de
la provincia de Los Zoques y él, con las tres partes de la dicha provin-
cia, es de temple cálido y húmedo. Cógese en esta provincia, de quince
años a esta parte, cantidad de cacao, que es la moneda que más corre
en este reino y la semilla más rica. Lo restante de la provincia son
pueblos de tierra fría y húmeda, en que se coge la grana, y en algunos
mucha cantidad de ella. Y en sus montañas y serranías hay suma de
Brasil, pimienta y otras legumbres y semillas que sólo de esta provin-
cia se llevan a las demás de este reino. Los naturales de esta provincia
es gente política y la más descansada de este obispado. Asisten en
este convento y por los demás pueblos de su priorato y provincia, siete
religiosos sacerdotes de la orden de Santo Domingo. Cae hacia la par-
te del norte de esta ciudad. En el dicho priorato viven cinco españoles
pobres casados."

"... La vicaría de Comitán tiene de visita diez pueblos y en ellos, de


vecinos indios, 2,340 casados y 265 viudos, solteros y viudas. El pue-
blo de Comitán, donde está el convento de frailes de la orden de San-
to Domingo, es cabecera de la vicaría y es frío y húmedo, con otro que
tiene cerca de sí por visita. Los demás pueblos de la visita son cálidos
y húmedos. Cércanlo muchos ríos caudalosos en que se coge cantidad
de pescado y en sus vegas se coge mucho maíz y se dan las demás
frutas y legumbres que en los demás pueblos calientes de este obis-

219

'·•.
pado, y en algunos de ellos diversidad de hierbas medicinales y en
cantidad el ojasen [sic] y contrahierba. Parece que de doce años a
esta parte se ha menoscabado la gente de esta vicaría en más de la
tercia parte que solía ser en años atrás. Cae hacia la parte del sur de
esta ciudad. Asisten en el convento de la vicaría y en los demás pue-
blos de ella seis sacerdotes de la orden de Santo Domingo. En el dicho
pueblo de Comitán y los demás de su vicaría viven cinco españoles y
dos mulatos libres casados y solteros. En términos de esta vicaría
hay doce estancias de ganado vacuno y caballar que es de lo principal
para el sustento de esta república. En ellas residen ochenta perso-
nas, de indios, negros y mulatos casados y solteras."

"... La vicaría de Copanavaztla de frailes de la orden de Santo Domin-


go, tiene nueve pueblos y en ellos, de indios vecinos, 1.595 casados y
294 viudos, solteros y viudas. El temple del pueblo de Copanavazt-
la, cabecera de la vicaría, con los demás de su jurisdicción, es cálido
y húmedo. Cércanlos muchos ríos caudalosos en que se cría pescado,
y en sus riberas y vegas cogen los naturales el algodón, que es de lo
que se hacen las mantas y el hilo para los lienzos de su vestuario. Y
de esta provincia se provee la mayor parte de este obispado para el
efecto dicho, y se lleva a las provincias de Guatemala, obispado dis-
tinto. Danse en las vegas de los ríos diversidad de frutas de la tierra.
Por las pestes que han dado en los naturales de esta vicaría, de ocho
a diez años a esta parte, se ha menoscabado y disminuido más de un
tercio de la gente de la que solía tener en tiempos atrás. Cae la vica-
ría hacia la parte sur de esta ciudad. Asisten por los pueblos de ella
cinco sacerdotes de la orden de Santo Domingo. En la dicha vicaría y
pueblos de ella viven catorce españoles pobres casados. En términos
de la dicha vicaría están fundados dos ingenios de azúcar y un trapi-
che, en los cuales hay ocho esclavos casados y treinta indios casados
y solteros. En términos de esta vicaría hay diez estancias de ganado
vacuno y caballar y en ellas residen cincuenta personas de indios,
negros y mulatos casados y solteros."

"... La vicaría de Los Zendales, de la orden de Santo Domingo, tiene


nueve pueblos y en ellos, de indios vecinos, 2,707 casados y 374 viu-
dos, solteros y viudas. La mayor parte de los pueblos de esta vicaría

220
y provincia de Los Zendales es fría y húmeda, y lo restante de ella
toca en cálido y húmedo. Es tierra abundante de mantenimientos,
como es maíz, frutas y legumbres de la tierra, y en general, en toda
ella se cría mucha cantidad de ganado cerdoso [cerdos]. Cae hacia el
levante de esta ciudad. Asisten en el pueblo de Ocosingo, cabecera de
la dicha vicaría, y en los demás pueblos cinco sacerdotes de la orden
del señor Santo Domingo. Cogen los naturales de esta provincia mu-
cha cantidad de zarza y la que se lleva de estas provincias para los
reinos de Castilla."

"... La guardianía de Gueiteupa, de la orden de San Francisco, tiene


seis pueblos y en ellos, de indios vecinos, 868 casados y 95 viudos,
solteros y viudas. Los pueblos de esta visita son cálidos, húmedos,
abundantes de maíz y legumbres de la tierra, y en los ríos que los
cercan se coge mucho pescado y truchas. En las riberas y vegas de
los dichos pueblos se coge suma de algodón de que se hacen los lien-
zos y mantas que llaman en este Reino. Llévase de esta provincia a
la de Los Zoques, de este obispado, y a la de Tabasco, que confina y
parte términos con ésta, de que ahora goza el obispo de Yucatán. En
las montañas de estos pueblos se coge mucha cantidad de zarza para
llevar a los reinos de Castilla por la vía de Tabasco a la Vera Cruz.
Asisten en la visita tres sacerdotes de la orden del señor San Fran-
cisco. En los términos del pueblo de Gueiteupa, de esta visita, en una
serranía que ciñe cerca de sí, sobre la cumbre de ella, hacia el norte,
se cría la piedra ámbar que es preciada en estas provincias. Por los
efectos que en ésa se han experimentado de enfermedades que sana
y por la limpieza que contiene y por particular providencia los natu-
rales de esta visita han hallado que corre en tiempos del año en la
forma de un licor. En los pueblos de la dicha guardianía viven ocho
españoles casados y solteros, gente pobre."

"... El beneficio de las Xiquipilas tiene dos curas y cuatro pueblos de


visita y en ellos, de indios vecinos, 850 casados y 110 viudos, solteros
y viudas. Los pueblos de este beneficio es, con sus valles, de tierra
cálida y seca. La mayor parte del año carecen los naturales de los
bastimentas que en las demás provincias de este obispado se dan
abasto. Hase menoscabado la gente por la peste que en estos pueblos

221
ha dado de doce años a esta parte. En los pueblos de dicho beneficio
viven diez españoles casados, gente pobre. En los valles de los dichos
pueblos están pobladas quince estancias de ganado vacuno y caba-
llar, y en ellas asisten siete españoles. Hay también un trapiche de
azúcar con veinte personas indias y en las dichas estancias de los
dichos valles de Xiquipila hay indios naboríos casados y solteros, sin
los demás que son naturales de los dichos pueblos que van puestos.
En su lugar hay sesenta indios."

"... El beneficio de Tila tiene un cura y de visita cuatro pueblos y en


ellos, de vecinos indios, 734 casados y 64 viudos, viudas y solteros. El
pueblo de Tila toca en cálido y húmedo, y los demás de su beneficio
son del mismo temple. Danse en ellos en grande abundancia el maíz
y otras legumbres y frutas de la tierra; y en sus montañas se coge
zarza en cantidad y se lleva a los reinos de Castilla por el puerto de
Tabasco a la Vera Cruz. Cae a la parte del levante de esta ciudad."

"... La provincia de Soconusco tiene siete beneficios en que asisten


siete beneficiados: Gueguetlan, Tusta, Ayuta, El Condadillo, Ocelo-
calco y Mapastepeque. En el pueblo de Gueguetlan, cabecera de la
dicha provincia, donde asiste el gobernador puesto por su Majestad,
hay dos beneficiados y viven allí como veinte españoles casados ave-
cindados, sin otros muchos mercaderes que acuden de todas partes y
que entran y salen a tratar y vender sus mercaderías a trueque de
cacao, que es la moneda que corre en la dicha provincia. Esta provin-
cia de Soconusco es cálida en cuarto grado y húmeda y la más rica de
este obispado, por cogerse en ella el cacao, que es la moneda que
queda dicha y de su calidad en la provincia de Los Zoques. Es el más
grueso cacao que se coge en las Indias y a su Majestad los naturales
de esta provincia pagan de ello su tributo y toda ella es de su Real
Corona. Hase experimentado que en los años que se suele coger can-
tidad de cacao faltó a los naturales el bastimento de maíz y demás
legumbres que se suelen criar en los demás pueblos de este obispado
y todo se suple con el cacao. Esta provincia cae sobre la costa de la
Mar del Sur. Cércanla muchos ríos caudalosos en que se coge canti-
dad de pescado, trucha y liza. En sus vegas se da la hierba de la mora,
de que se aprovechan los españoles que en estos pueblos residen.

222
Danse muchas hierbas medicinales de que los naturales usan, y en-
tre ellas el ojasen y contrahierba. Hase menoscabado, de veinte años
a esta parte, más de la cuarta parte de la gente que solía tener. Los
españoles que viven en esta provincia en los pueblos referidos son
treinta y seis, entre casados y solteros."

"... El partido de Gueguetlan tiene nueve pueblos y en ellos, de veci-


nos indios, 710 casados y 60 viudos, viudas y solteros. En el pueblo de
Huiztlan viven dos españoles casados pobres."

"... El partido de Tusta tiene cinco pueblos y en ellos, de vecinos in-


dios, 356 casados y 25 viudos, viudas y solteros. En el pueblo de Tus-
ta y en los demás del dicho beneficio viven cinco españoles casados
pobres y habrá veinte viudos y solteros."

"... El partido de Ayuta tiene cinco pueblos y en ellos, de vecinos in-


dios, 63 casados y 8 viudos, viudas y solteros."

"... El partido del Condadillo tiene siete pueblos y en ellos, de vecinos


indios, 397 casados y 50 viudos, viudas y solteros. En el pueblo de
Caguala vive un español."

"... El partido de Ocelocalco tiene ocho pueblos y en ellos, de vecinos


indios, 163 casados y 15 viudos, solteros y viudas. En el pueblo de
Ocelocalco viven cuatro españoles.''

"... El partido de Mapastepeque, que llaman El Despoblado de la di-


cha provincia, tiene cuatro pueblos y en ellos, de vecinos indios, 97
casados y 10 viudos, viudas y solteros. En el pueblo de Mapastepeque
viven cuatro españoles casados pobres."

"... En los valles y vegas de la dicha provincia están poblados catorce


estancias de ganado vacuno y caballar y seis heredades o milpas de
cacao de españoles y cuatro obrajes de tinta añil. Lo que es las here-
dades y obrajes son haciendas de poca consideración, y en ellas y en
todas las dichas estancias de ganado habrá así de gente española de

223
servicio, negros y mulatos e indios que en ellas asisten como 150 per-
sonas."

"... Hay en este obispado, sin esta ciudad, ciento y veinte y ocho pue-
blos, y en todos tienen los naturales sus iglesias. Las iglesias y tem-
plos de los más pueblos que tienen a su cargo en este obispado los
religiosos de Santo Domingo de las provincias referidas, son de las
mejores y más suntuosas, de lo bueno de las Indias, de bóveda, can-
tera y lacería, y muy costosas, y en general las casas de los religiosos
y los tejados son de la misma forma .... "

"... En esta ciudad y en todo el obispado hay trecientos y veinte y siete


vecinos españoles casados y cincuenta viudas. De indios vecinos ca-
sados en todo el obispado son 19,786 y de viudos, solteros, viudas,
negros, mulatos y del servicio de esta ciudad son 4,643."

"... Valen de presente las rentas decimales de este obispado de Ciu-


dad Real poco más o menos de once mil pesos de oro común, que ha
sido el año que más han valido."

"... De cuatro años a esta parte por el tiempo de la cosecha han valido
los trigos a razón de cuatro y ocho reales la fanega y ha subido a valer
a ochenta reales, por las nieblas que los desvanecen, al tiempo del gra-
nar y cuando los años son razonables suelen cogerse de cuatro a cinco
mil fanegas en estos valles y en los demás lugares de este obispado."

Padrón y matrícula de los vecinos españoles y sus hijos y criados, así


de negros y mulatos como de indios, y de la g:mte que hay en los
pueblos. Ciudad Real de Chiapa, 1 de octubre de 1611 (AGI, Audien-
cia de México, leg. 3102).

224
DOCUMENTO 17
LOS INDIOS DEL PUEBLO DE ÜCOSINGO PIDEN AL ALCALDE
MAYOR DE LA PROVINCIA DE CHIAPA LOS AMPARE CONTRA EL
HACENDADO JUAN DEL SAZ Y ÜRTEZ.
GUATEMALA, 24 DE SEPTIEMBRE DE 1632

"... decimos que don Juan del Saz y Ortez, vecino de la Real Ciudad,
sin título ni razón ha fundado una estancia para ganado mayor un
tiro de arcabuz del dicho nuestro pueblo, haciendo casas y corrales
en nuestras milpas y tierras, favorecido de Don Pedro Arnaez de
Solórzano, alcalde ordinario en la dicha ciudad y teniente general
de alcalde mayor y encomendero en el dicho nuestro pueblo, y pre-
tende meter una muy gran suma de ganado, lo cual es en grave daño
y perjuicio de los naturales ... "

Colección de Reales Cédulas, concernientes al gobierno de las religio-


nes en las Américas y especialmente en el reyno de Guatemala (1555-
1769),BancroftLibrary,Berkeley,MexicanManuscripts,M-M437.

DOCUMENTO 18
LAS AUTORIDADES DE GUATEMALA PROHÍBEN A LOS INDIOS
USAR DE LOS BAILES DEL TUM Y ÜSTUM.
GUATEMALA, 2 DE DICIEMBRE DE 1658

Decreto en que se prohíben los bailes, so pena de 200 azotes y


destierro del pueblo para los indios que participan en ellos, y so
pena de 500 ducados para los alcaldes mayores, corregidores,
etcétera, que los permiten

"Estando prohibido por ordenanza el que los indios celebren más que
la fiesta de su pueblo y las vísperas y días de Corpus Christi y Pascua
del año, sin máscaras, plumas ni vestidos más que los ordinarios de
indios, y el que representen historias de su gentilidad con trompetas

225
largas o sin ellas, y que hagan el baile que llaman el Ostum y el Tum
debajo de graves penas a los indios que lo hicieren y justicias españo-
les que lo consintieren, es venido a mi noticia que en algunas de las
partes de estas provincias no sólo les permiten dichos bailes del Os-
tum y del Tum, sino que sin reparar en los deservicios que hacen a
Dios, pues en ellos usan grandes supersticiones e invocaciones al
demonio y gastan en su ensayo más de ocho meses, a que acuden
todas las noches grandes y chicos industriándose en ellos, les dan
licencia para bailarlos, y para que esto tenga el debido remedio."

Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de Las Casas, Cedula-


rio. t. I (cuaderno I, núm. 26), t. IV, ff. 281-282.

DOCUMENTO 19
LOS CURAS DOCTRINEROS DE XIQUIPILAS Y ÜCOZOCUAUTLA
INFORMAN SOBRE LOS ABUSOS QUE PADECEN SUS INDIOS
EN LOS REPARTIMIENTOS DE SERVICIOS
PARA EL CAMINO REAL, 1662

"Nos quejamos de los comisarios generales y visitadores de las órde-


nes de San Francisco y de la Merced, los cuales, cuando vuelven a la
Nueva España después de hacer sus visitas y capítulos provinciales,
llevan sobre treinta cargas y casi otras tantas personas entre religio-
sos, criados y hombres seculares, sin pagar a los pobres indios cosa
alguna. Cuando mucho les dan un tostón o un peso a cada uno, ale-
gándoles que por religiosos no deben dar más, como los conventos de
toda la provincia no tuviesen muy sobradamente para los viáticos.
Además, tratan mal a los indios de palabra y aun de obra los religio-
sos legos y los seculares.
Nos quejamos de los demás religiosos pasajeros o vagos quienes, co-
mo traigan hábitos religiosos, aunque traigan tres o cuatro cargas y
otros tantos criados, alegan, para no pagar, que son religiosos.
Nos quejamos de los comisarios que llevan vuestro real haber a la
Vera Cruz, porque éstos jamás pagan a los indios el sustento, si no es

226
por mitad de lo tasado en el arancel, ni los fletes, ni los alquileres de
sus caballps y personas, si no es de tres partes la una o por mitad.
Con que el servicio que ellos alegan hacer a Vuestra Alteza en llevar
su real haber a la Vera Cruz por cuarenta pesos cada carga, no se le
hacen sino los indios de esta provincia por donde pasan.
Lo mismo pasa con todos los correos, sean de Cruzada, de Inquisición
o de particulares. En trayendo la insignia o escudo que les da el co-
rreo mayor, como trae impresas unas armas reales, les dicen a los
indios que son correos del rey, llevando un mandamiento real. Y con
esto les atemorizan y no les pagan sustento ni fletes, aunque lleven
siete u ocho cargas, sino como quieren por la mitad, cuando sabemos
acá que quien los despacha se lo paga muy por entero.
Aún mucho peor que todos trató a estos miserables indios este año
pasado un oídor que pasó de esa vuestra Real Audiencia proveído
para la de México.
También es muy ordinario que los alcaldes mayores y sus tenientes
generales den mandamientos a algunos religiosos vagos o cualquier
otros seculares de su devoción para que los indios de los pueblos por
donde pasaren les den el sustento y las cabalgaduras de balde."

Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Chiapas,


A3.12-297 5-240.

DOCUMENTO 20
FRAY FRANCISCO NÚÑEZ DE LA VEGA, OBISPO DE CHIAPA Y
SOCONUSCO, LAMENTA QUE LOS INDIOS DE SU DIÓCESIS
SIGAN CREYENDO EN LO QUE ÉL LLAMA "NAGUALISMO".
CIUDAD REAL, 24 DE MAYO DE 1698

'JI "... hay algunos malos cristianos de ambos sexos que, ofuscados
con las tinieblas del error, dejan la luz de la verdad, y olvidados de la
promesa solemne que hicieron a Dios cuando por el sacrosanto baño
del bautismo los llamó al rebaño suyo y gremio de su santa Iglesia,
no se avergüenzan de seguir la escuela del Demonio a quien renun-

227
ciaron, y ocuparse en artes malas, divinaciones, hechicerías, malefi-
cios, encantos y sortilegios y otras supersticiones para saber cosas
venideras y futuras."

'll "Éstos son los que en todas las provincias de la Nueva España se
llaman nagualistas, los cuales en la realidad no se distinguen de los
astrólogos supersticiosos y planetarios judiciarios, que con vana y
falsa ciencia de los planetas y astros atrevidamente solicitan saber
los decretos de la disposición divina que a su tiempo han de mostrar-
se. Regulan los nacimientos de los hombres por el curso y movimien-
to de estrellas y planetas, observando los tiempos y momentos del día
y meses en que los niños nacen para divinarles y pronosticarles el esta-
do, condición y sucesos prósperos o adversos de la vida que ha de tener
cada uno, y el modo con que han de gobernarla en sus acciones ... "

'll "Los nagualistas practican lo mismo por reportorios y supersti-


ciosos calendarios donde tienen asentados por sus propios nombres
todos los naguales de astros, elementos, aves, peces, bestias bru-
tas y mudos animales, con vana observación de días y meses para
señalarles a los niños luego que nacen los que según el calendario
corresponden al día del nacimiento. Precediendo para ello algunas
endemoniadas ceremonias y consentimiento expreso de sus padres
(que es como pacto implícito de los chiquillos con los naguales que
han de darles) y desde entonces les señalan la milpa o sitio donde,
cumplidos los siete años, les ponen a la vista su nagual para que
ratifiquen el pacto los muchachos. Y para este efecto les hacen antes
renegar de Dios y de su bendita madre, previniéndoles juntamente
que no tengan miedo, ni se persignen con la cruz, y después que se
abrazan cariñosamente con su nagual-que por arte diabólica se les
aparece muy doméstico y supersticiosamente cariñoso, aunque sea
una bestia muy feroz como león, tigre, etcétera-les persuaden ma-
ñosamente con infernal astucia que aquel nagual es ángel de Dios,
que se lo da para que tenga fortuna, le favorezca, socorra y acompa-
ñe, y así ha de invocarle en todos los casos, negocios y ocasiones que
necesitare de su ayuda. Mucho debe llorarse la fácil credulidad con
que dejan llevarse los indios tras de engaños tales de aquestos dog-
matizantes nagualistas, cuyos errores perversos en casi todos han

228
echado raíces muy profundas, porque desde sus tiernos años les ha-
cen creer que Dios les dio naguales por ángeles de guardia.

en "A tan infernales maestros llaman los indios sabios de los pue-
blos y así los buscan para que por ,sus repertorios y supersticiosos
calendarios, dictados del Demonio, les pronostiquen las fortunas y
señalen naguales antes que se bauticen desde el día que sus hijos
nacen, y algunos, sin saber leer ni escribir, tienen m uy en la memoria
los animales correspondientes al día del nacimiento de los niños, que
están escritos por meses para todo el año en dichos calendarios. Y por
medio de tales embusteros, que regularmente son grandes brujos y
hechiceros, consultan todos los indios al Demonio cuando con male-
ficios, encantos y hechizos quieren vengarse de los que los agravian,
quitando por medio tan diabólico la vida a muchos y ejecutando en
los pueblos maldades atroces e indecibles."

en "De éstos están en peor categoría aquellos que se introducen por


médicos y curanderos en los pueblos, o sangradores, que en la reali-
dad no lo son, sino grandísimos maléficos, brujos, encantadores y
hechiceros, que con la apariencia de curar hacen enfermar y matan
a todos cuantos quieren, aplicándoles el instrumento que llaman me-
dicina de hierbas, etcétera, con soplos y palabras infernales, con que
invocan e imperan al Demonio, en virtud del pacto que hicieron para
que los ayudase en el ejercicio de sus brujerías. Y cuando aprenden
este oficio (que llaman de médicos) cogen de memoria las tales pala-
bras aquellos que no saben leer ni escribir, y los que saben las reciben
de sus maestros por escrito, para que poco a poco las vayan apren-
diendo. No enseñan estos supersticiosos maestros a uno solo aqueste
oficio de curanderos sino juntamente a tres, para que en el ejercicio
de él dificultosamente se descubra al autor del hechizo ... "

en "Las palabras y ceremonias de que usan en el ejercicio de curar


o hechizar son en substancia casi unas mismas en todas las provin-
cias. Antes de entrar estos indios maléficos (que llaman curanderos)
en la casa del enfermo, a la puerta de ella hacen la intención que
traen de curar o no al enfermo y ante todas las cosas le saludan, y
después que se les ha hecho relación del achaque le preguntan que si

229
quiere de corazón curarse, y respondiendo que sí y que le ayude, le
ponen las manos sobre el achaque que padece y despidiéndose le dicen
que Vl)lverán a verle. A otro día vuelven y saludando al enfermo em-
piezan a curarle con hierbas, mascándolas o majándolas en una pie-
dra o estrujándolas con la mano, y echadas en una poca de agua y sal,
empiezan a botar las yerbas sobre la parte enferma, y porque no se
descubra la malicia de su curación rezan primero el Pater Noster,
Ave María, Credo y Salve, y van soplando sobre dicha parte donde
está el hechizo recitando en silencio las palabras que su maestro les
enseñó con soplo frío o caliente, aspirando o respirando conforme
saben qué es la calidad del hechizo hecho. En el tercer soplo hacen la
tercera cruz diciendo, silenciosamente, las palabras que son impera-
tivas en virtud del pacto del Demonio, conforme tienen la intención
los tales médicos de matar o de hechizar al enfermo, y después que
acaban de decirlas dan fin con las de Dios Padre, Dios Hijo y Dios
Espíritu Santo, Amén, recitándolas de suerte que todos puedan oír-
las y entenderlas."

en "Al médico o supersticioso curandero llaman en los pueblos de


algunas provinciaspoxtauanegs y a la medicinagspoxil, y todo lo que
entre los indios significa curar con este nombre, pox, se entiende
también hechizar, y los nombres todos derivados de pox aluden al
nagual, que llaman Poxlon en algunas provincias, en otras Patzlan,
y en muchas Tzihuizin el cual es entre los indios muy temido. Y por
declaración y confesión de muchos reos reconciliados nos ha consta-
do que es el Demonio que como pelota o bola de fuego anda por el aire
en figura de estrella con cauda a modo de cometa. Y por primitiva y
antigua tradición dicen los indios que este ídolo Poxlon es uno de los
más principales, que antiguamente les hablaba y le veneraban tanto
los de la provincia de Tzendales, que pintado en una tabla con [la]
figura referida le tuvieron innumerables años, y después de haber
recibido la fe le pusieron colgado en un tirante de la iglesia del pueblo
de Oxchuc, acompañado con otro ídolo de Hicalahau [lk'alajaw] en
figura de feroz negro, como una imagen de escultura o bulto tiznado,
con los miembros de hombre, y otros cinco zopilotes y lechuzas, hasta
que por disposición divina en la segunda visita que hicimos por el
año de 1687los descubrimos y costó no poca dificultad el descolgarlos

230
todos, e hicimos que rezando el Credo en altas voces los fuesen todos
los indios escupiendo, como lo ejecutaron, y quemados públicamente
en la plaza de dicho pueblo les tuvimos plática y sermón con el espí-
ritu que Dios Nuestro Señor fue servido de comunicarnos ... "

"Carta N ovena Pastoral", en Constituciones Diocesanas del Obispa-


do de Chiapa (edición de María del Carmen León Cázares y Mario
Humberto Ruz), México, UNAM, 1988, pp. 752-756.

DOCUMENTO 21
LAS AUTORIDADES DEL PUEBLO DE TEOPISCA PIDEN AL
ALCALDE MAYOR DE CHIAPA LOS AMPARE CONTRA LOS
ATROPELLOS QUE SUFRIERON DEL HACENDADO DON DIEGO
COUTIÑO. TEOPISCA, 20 DE JUNIO DE 1707

"Al señor capitán general y mi señor alcalde mayor. Los alcaldes y regi-
dores y todos los hijos del común de dicho nuestro pueblo de San Agus-
tín Teopisca juntos y congregados venimos al amparo de Vuestra
Merced, por cuanto todos los hijos del pueblo nos hallamos con grande
desconsuelo por la quitada de las tierras en tierra caliente que con en-
gaños y cautela hizo medir el capitán don Diego Coutiño. Por tener que
dar a su hijo don Pedro Coutiño nos lo quitó a nosotros, el pueblo. [... ]
Habrá en este año siete años, por junio veinte y siete de dicho mes de
mil setecientos y uno, pidió el pueblo al señor juez medidor don Jo-
seph Gómez de Villalobos, quien salió de la ciudad con comisión de
medidas para esta provincia de los Llanos y a quien le pedimos me-
didas de dos pedazos de sitios, uno éste que pedimos, y el otro el que
los hijos de nuestro pueblo les compraron a los hijos y naturales de
Ostuta. Éste por real provisión estaba mandado que se nos dé pose-
sión, y este otro que decimos, por no tener nosotros recaudo en dicha
posesión, por eso pedimos al juez medidor compostura. Admitido uno
y otro, hubimos de ajustar y componernos con el juez en darle cien
pesos 'para su trabajo y para ir a medir dichos dos pedazos de sitio. Y
después de ajustado todo, salimos de este pueblo con su merced para

231
las tierras calientes. De donde llegamos, de entrada de los linderos y
mojones de dicho sitio (este que se dice ser realengo), fuimos mos-
trándole y señalándole. El juez, mirándolo todo principió de mandar
a escribir y apuntar todo en un cuaderno hecho para dicho efecto.
Todo lo anduvo su merced dicho sitio y todo lo dejó con señales los
mojones. Y pasamos con su merced en el otro sitio, comprado el de
los de Ostuta, de donde estuvimos de asiento y de donde otro día nos
mandó su merced hacer y formar bastantes y muchas cruces para
poner en los mojones señalados del sitio. Y después de hecho y arma-
do las cruces, nos mandó su merced llevar e ir a poner en las piedras
amontonadas y en los árboles y palos señalados que señaló y dejó su
merced por linderos y mojones del sitio, como se puso por orden de
su merced. Y después de medido el otro sitio, el de los de Ostuta, y
como en la ocasión era fiesta de los apóstoles San Pedro y San Pablo,
nos obligó y nos mandó el juez ir a oír misa en la estancia de don
Diego Coutiño, como todos fuimos. Después de la misa nos mandó
llamar a todos. Fuimos todos al llamamiento y hallamos a su merced
con don Diego Coutiño, los dos estaban juntos, sus mercedes. Y el
señor juez nos mandó volver a nuestro pueblo, adonde respondimos
que faltaba que medir y ponerle cuerdas al otro sitio que dejó su
merced con señales. Responde diciéndonos que dicho sitio ya no ne-
cesitaba otra cosa más, que estarnos ya en posesión de dicho sitio,
asegurándonos la posesión del sitio, que lo juntaría y pondría y haría
en un cuerpo con los papeles y escritos del otro sitio medido. Todo
esto sucedió en presencia del capitán don Diego Coutiño, cuya perso-
na nos dio a todos el parabien del sitio, mirando esto todos nosotros.
Hubimos de admitir la despedida que hizo a nosotros el señor juez, y
nos volvimos todos a nuestro pueblo, de donde, a los quince días más
o menos llegados nosotros, tuvimos noticia que el dicho sitio pedido
se lo dieron y se lo midieron, más de la mitad de dicho sitio, a don
Diego Coutiño, de donde tuvimos todos desconsuelo e inquietudes. Y
estando ya el juez en otros pueblos y de donde salió para la ciudad, de
adonde se detuvo muchos días y de adonde salió otra vez para venir
a este pueblo, de donde todos juntos le dimos queja que cómo había
obrado con nosotros con cautela y traición en quitarnos el sitio pedi-
do y dárselo a don Diego Coutiño, pues su merced habiéndonos con-
tentado a todos. A esto responde su merced a nosotros que tal cosa no

232
hay y que no ha habido negado su merced, que no hay tal, siendo así
verdad la razón y queja que dimos. Ypara aquietar a todos nosotros~
responde su merced que puede ser que así hayan hecho y obrado sus
ministros. Nos mandó prevenir ocho hijos de razón para que fuesen
en el sitio con Juan de Garagaza a ver si es así o no lo que decimos y
que si los dichos que van hallan algunas señales o cruces en el sitio
por mojón, mandó quitar y traerlos en este pueblo. Como se halló ser
verdad, trajeron las cruces quitadas y se le entregaron en este pueblo
a vista de todos los del pueblo y de los españoles vecinos de este pue-
blo. Su merced nos dijo que nos aquietemos y nos apacigüemos, que
las cruces se habían ya quitado y que de nuevo ahora todo el pueblo se
presentase en una petición pidiendo medidas y que la hará por noso-
tros y que la petición, la hará de su dictamen escribir y que lo firma-
remos nosotros, como asimismo fue y sucedió lo que su merced dijo.
Mi señor general, para verificación de toda nuestra relación están
vivos quienes fueron y se hallaron en el dicho sitio, uno de ellos don
Francisco de Ochoa, quien escribió y apuntó los parajes y mojones
del sitio que pedimos; en la ocasión era defensor dicho español vecino
de esta ciudad; otro Marcelino de Alfaro, intérprete, vecino del pue-
blo de Comitán, españoles. Asimismo atestiguaron todos los del pueblo
de Amatenango, alcaldes, regidores y escribano, todos éstos se halla-
ron y firmaron en los escritos del sitio que pedimos en aquel año,
ahora presto habrá siete años. Mi señor general, no es del caso todo
lo que relatamos, pues la Real Audiencia manda en su despacho se
hagan las diligencias debidas y que se nos midiese dicho sitio, donde
estamos todos amparados en dicho sitio que pedimos. Señor, verá
vuestra merced como decimos, poseedores antiguos de dicho sitio,
que el capitán don Diego Coutiño ahora nuevamente midió con enga-
' ños y cautela y ganó título de dicho sitio, diciendo que primero se le
midieron las dichas tierras, no siendo así, que primero el dicho medi-
dor se las adjudicó al dicho nuestro pueblo. Se las amojoneó por su-
yas porque dicho sitio nace en los linderos y mojones de la estancia
que dice que cuarenta o sesenta años ha que es poseedor don Diego
Coutiño. Ésta no es la que pretendemos, sino esta que, ahora siete
años, midió. Y porque su merced sabe que no tenemos recaudo ni
títulos para dicha posesión en el dicho sitio, lo midió. Es la que pide y
clama el pueblo.

233
Mi señor general, somos hijos y criaturas de Dios y vasallos leales y
tributarios de su Majestad. No será permitido que seamos quitados
y desposeídos en dicho sitio, quitado con engaños y cautela. Para
defensa de las razones que alegamos, presentamos unos papeles en-
cuadernado, tienen cuatro hojas, son de los nuestros antepasados,
donde constan los mojones y linderos de dicho sitio que pretendemos
y pedimos su restitución, como verá vuestra merced los años que
tiene el escrito y cómo está escrito en lengua nuestra. Juntamente
con ello presentamos unos papeles y testamentos que tienen los he-
rederos hijos de nuestro pueblo, que dejaron testados sus padres a
la hora de su muerte, y dichos escritos y testamentos tienen doce
hojas, como asimismo verá vuestra merced los años en que están
escritos y como dicho sitio que pedimos es de diferentes dueños, mu-
chos pedazos en donde nosotros los del pueblo hacemos nuestras la-
branzas de milpas. Asimismo con ello presentamos el despacho de
amparo que vino de la Audiencia.
Mi señor, el sitio que pedimos nos es de mucho provecho, porque a los
tres meses de sembrado el maíz se logra y se suple el hambre y menos
padecemos de hambres, porque en la tierra fría es sumo el trabajo
por cuanto se dilata diez y once meses el maíz, y esto que las más
veces se pierde. Si se siembra temprano, que es por los principios de
enero, los hielos lo matan, los riegos le faltan y no puede haber para
todos, porque los ojos de agua suelen faltar.
En fin, señor, de haber en otra parte lugar donde poder nosotros
labrar, se le dejábamos al capitán don Diego Coutiño el sitio. Como
no tenemos en otra parte más que éste y el que hubimos de los de
Ostuta, que, para que tengan los hijos de nuestro pueblo donde
mudar su labranza, compraron los hijos de nuestro pueblo el sitio
de Ostuta. Y el sitio este que pretendemos saben muy bien los
vecinos de nuestro pueblo como siempre hemos tenido nuestra
labranza de milpa en ello y algunos de ellos han hecho en ello su
milpa de roza en dicho sitio, como lo dirán, si quieren decir la
verdad, o no lo dirán por atención o por respeto de don Diego
Coutifio. Y así puede vuestra merced llamarlos, que son Pedro de
Villatoro, Andrés de Solís, Francisco de Corteseros, Juan de Villa-
toro, Matías de Salazar y Diego Guillén, hombres españoles y
nacidos de este pueblo; son de los que saben de este sitio que

234
pedimos. No pedimos cosa injusta ni quitar a nadie lo que suyo, sino
pedimos lo que nos viene de derecho[ ... ]
Lo mismo que aquí decimos lo diremos en la Audiencia si fuere nece-
sario. En Teopisca, en veinte días del mes de junio de mil setecientos
y siete años. Gaspar Méndez, alcalde. Bartolomé Moreno, alcalde.
Pedro de Luna. Cristóbal Gómez, Domingo López y Cristóbal Her-
nández, regidores. Por el común, Andrés Velázquez, Cristóbal Ló-
pez, Sebastián Pérez, Mateo Diego Hernández, Sebastián Pérez
Potal. Por mandado de los alcaldes y regidores y por pedimento de
todo el común, Agustín Díaz, escribano."

Archivo Municipal de Nicolás Ruiz, Chiapas, documento sin clasificar.

DOCUMENTO 22
LOS INDIOS DE SAN FELIPE ECATEPEC PIDEN SE LES AMPARE
CONTRA LOS TEQUIOS EN CIUDAD REAL.
CIUDAD REAL, JULIO DE 1712

"Hallándonos tan fatigados de los tequios de Ciudad Real demolen-


deras en casas particulares, siendo el pueblo tan corto que no alcan-
za a cien familias y nos piden en toda la más de dicha ciudad
molenderas y servicios, por cuya causa se han huído y ausentado de
nuestro pueblo muchas mujeres y familias, por donde nuestro rey y
señor ha perdido muchos tributos y se nos ha cargado a nosotros que
quedamos destruidos y rendidos para poder acabalar por la tasación
de los reales haberes de su Majestad, venimos al amparo de Vuestra
Señoría como de nuestro padre para que consiga nuestra defensa ... "

Sobre los repartimientos de indios de San Felipe, Chamula y Zina-


cantán, 1712 (Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia
de Chiapas, A3.12, leg. 351, exp. 4488).

235
DOCUMENTO 23
LOS INDIOS REBELADOS DE CANCUC INCITAN A LOS PUEBLOS
VECINOS DE LOS ZENDALES PARA QUE PARTICIPEN EN LA
SUBLEVACIÓN. CANCUC, 1712

l. Convocatoria al pueblo de Ocosingo

"Jesús, María y J oseph. Yo Santo Padre Confesor San Jacinto. Aquí


estoy con Nuestra Madre para ayudar a los pecadores mis hijos de
Ocosingo. Allá va mi santa palabra y la cruz del alcalde. Porque ya no
hay rey, sino es solo Dios y la Virgen, Nuestra Madre. Aquí estoy yo en el
mundo para ayudaros en vuestras culpas. Vengan dos varas para los
alcaldes. El pecador que no obedeciera esta palabra de Nuestra Ma-
dre, lo maldeciré para siempre. Y no más. Cancuc. Allá va esta santa
palabra para que traigan el ornamento, la cruz de plata, trompetas,
chirimías, tambores. Y vengan alcaldes y regidores con el ornamento
y varas. Y no más. Cancuc. Amén. Jesús, María y Joseph."

Respuesta del pueblo de Ocosingo

"Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, Nuestra


Señora Santísima María, Madre de Dios y Madre de la Gloria y
Madre Nuestra. Nosotros pecadores, luego que vimos esta santa
palabra que nos enviasteis a nosotros alcaldes, regidores, fiscales,
maestro y cantores, nos perdonaréis por tu hijo Jesucristo. Aquí
estamos con todo el ornamento, cruz de plata, trompetas, chirimías,
tambores, banderas, candeleros. Y no más. Aquí en el pueblo de
Nuestro Padre San Jacinto Ocosingo. En 8 de agosto de 1712 años.
Sebastián de la Cruz, alcalde. Jacinto Vázquez, alcalde. Cuatro
regidores. Agustín García, escribano."

2. Convocatoria a los pueblos de Sivacá y Bachajón

"Jesús, María, J oseph. Ésta va en secreto, en el nombre de la Virgen,


este mandamiento. Alcaldes y regidores de San Marcos Sivacá y

236
nuestro padre San Jerónimo Bachajón. Luego, al punto que vean
este santo mandamiento, luego, luego hagan la diligencia que ven-
gan todos los hijos para que nos ayudemos. Que así lo manda Nues-
tra Madre y Señora, porque hay mucho pleito contra nosotros. Así lo
manda la Señora. Vengan aquí, aquí nos juntaremos todos. Que por
nosotros vino la Virgen al mundo, no a ayudar a los padres ni a los
españoles, sino a nosotros los indios. Que vengan todos con sus hijos.
Mira que esto no es sacado de nosotros. N o publiquéis este secreto. Y
no más. Cancuc."

Respuesta del pueblo de Bachajón

"Jesús, María y Joseph. Nosotros alcaldes y regidores obedecemos el


mandamiento de Nuestra Señora del Rosario. Ya lo notificamos en
secreto este santo mandamiento de Nuestra Señora Santa María. Ya
están todos los hijos sabedores y obedientes. Y no más. Nosotros al-
caldes y regidores de este de San Gerónimo Bachajón."

3. Convocatoria al pueblo de Y a}alón

"Jesús, María y Joseph. Ésta va en secreto en el pueblo de[ ... ] San-


tiago Yajalón. Señores míos, verán las palabras de la Santa Señora
Nuestra, palabra de secreto. Ni el padre, ni el español, mestizo ni
mulato lo vea. Sólo los indios no más. Que vengan sus hijos por esta
palabra grande y porque tiene mucho pleito esta Señora Mía en la
ciudad. No es de nuestro corazón esta palabra, es de Nuestra Madre.
Y así hagan caso de ella luego. Y no más. Cancuc. Y así hagan toda
diligencia, que no es palabra de ninguno del mundo."

Respuesta del pueblo de Yajalón

"Jesús, María y Joseph. A la gran señora Santa María del Rosario,


Virgen, y al carísimo Señor San Pedro y Santiago, su carísimo cuerpo

237
del cielo, en la gloria para siempre. Nosotros, vuestros pecadores,
hijos, hemos visto tu carísima palabra con que nos llamas a nosotros,
alcaldes, regidores y oficiales de este pueblo del señor Santiago
Yajalón. Allá vamos todos nosotros, los alcaldes y regidores. Y no
más. Para lo que mandares, allá vamos."

4. Convocatoria al pueblo de Ocosingo

"Jesús, María y Joseph. Sea bendito el nombre de Dios Padre, de


Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. De orden del Gran Señor y Vicario,
Señor San Pedro Apóstol, mandó el señor don Sebastián de la Gloria
para temer y reverenciar el enviado de San Pedro, quien no se hizo
vicario sino por orden de Dios, porque no hay temor ni reverencia en
el mundo, por cuya causa enderezó los corazones. Quédense u olví-
dense los ritos nuestros antiguos. Por eso os declaro la bendita pala-
bra, porque no se teme ni reverencia según lo dice el mundo. Ya no
hay padres a quienes temer, ni reverenciar vicarios de la orden de
Santo Domingo. Muy mucho se enoja Dios y San Pedro que cuando se
dice: Dios te guarde, señor [cuando] os inclinais a la tierra y os do-
blais. Así olvídese esta palabra antigua. Por eso yo, don Nicolás Váz-
quez, os declaro este auto, palabra bendita por todos los pueblos y a
vosotros alcaldes y regidores, que sois las cabezas de los pueblos.
Hágase, créase como lo mandan los padres. Y habrá un tambor y
clarín en cada iglesia, y envuelto entre en cada pueblo este bendito
orden del Señor San Pedro Apóstol. Por eso se ha de declarar el auto
fuerte. Y sabed que ha de ir el enviado de San Pedro, el señor don
Domingo, a ver si lo habeis temido y reverenciado y a ver si lo habeis
creído. Y por eso, no por mi saber sino por la palabra de Dios, hago
este despacho. Vuélvase el corazón del mundo, porque de licencia de
Dios ya no ha de haber temor a los reyes que son los judíos. Acabóse
ya su mando, de orden del Gran Señor San Pedro, Primer Vicario.
Éste es orden del cielo, no de los mundanos judíos, y por eso sea el
auto fuerte a todo el mundo. Por eso ya se quiere acabar el mundo. Ya
no tenemos miedo ni vergüenza. Sólo al Gran Señor San Pedro, que
se dio por nuestro fiador para resguardar el mundo y enderezar
nuestros corazones, [hay que] temer, y al enviado de Dios que os va a

238
dar la misa y sermón. Y sabed que es hijo de Santo Domingo, que es
hijo de San Antonio, que es hijo de San Francisco. Por eso no habléis
palabra cuando vaya. Hay licencia de temer y reverenciar este ben-
dito orden. Si es de descanso o es de trabajo, empiece ya, créase y
hágase este bendito orden. Que no es por su querer o introducción de
los padres, sino de orden de solo, solo Dios. Por eso del mundo que se
acabaron nuestros trabajos, como dicen. Ahora que se haga la comi-
da de un fiscal como se hace [de un] padre. Pero no se diga esto,
porque ahora se hace en cielo y tierra según el orden de Dios. Ya se
acabaron vuestros trabajos que son la paga de los tributos. Que crea-
mos. No más quiere el primer Vicario San Pedro. Esto es lo que Dios
quiere, para que no caigamos en las manos del Malo. De todo nuestro
corazón nos mantengamos delante de Dios. Y todos nuestros hijos
tengan la enseñanza de la doctrina y palabra de Dios. Ésta es la
licencia que sale por mí de orden del Gran Señor San Pedro y del
Gran Señor Dios y de este enviado de San Pedro. Que luego voy a ver
con don Domingo y don Lázaro Ximénez. Éste sólo es el orden que os
declaro a todos vosotros, los vecinos de todos los pueblos. Y venga el
obedecimiento de cada uno, sin que sea necesario dar parte a ningún
padre. Y si llego a entender que no temeis ni reverenciais este despa-
cho, aquí vendreis a recibir docientos azotes y os enviaré delante del
padre vicario don Sebastián y de allí saldréis pára la horca, según el
orden de Dios. Por eso os lo digo claro, de ninguna manera lo hecheis
a burla ni ajuego. Esto no más he escrito en el pueblo del Evangelista
San Juan y a los pies de la Gran Reina María Santísima, su amada
madre de Nuestro Señor Jesucristo. Noviembre tres de mil setecien-
tos y doce. Don Nicolás Vázquez, capitán general. Hícelo de mandato
del señor capitán general yo, Marcos Méndez, vicario."

Respuesta del pueblo de Ocosingo

"Jesús, María y J oseph. A mi señor capitán general Don Nicolás Váz-


quez que está en este santo lugar en el trabajo y servicio de la Reina
Santísima. Nosotros, vuestros hijos Alonso Gómez y Jacinto Her-
nández en este bendito pueblo de Nuestro Padre San Jacinto de
Ocosingo, estamos buenos para serviros, mis señores capitanes ge-

239
nerales. Nuestro Señor Dios te guarde. Amén. Jesús, María y Jo-
seph. Mis señores capitanes generales, perdonadnos mil veces. No-
sotros, vuestros hijos, llevan esa miseria de una medida de frijoles y·
dos piñas. Y no más. Nosotros, vuestros hijos Alonso Gómez, regidor,
y Jacinto Hernández, cabildo. Jacinto Pérez, escribano."

Algunos papeles convocatorios de los indios rebeldes, escritos origi-


nalmente en lengua tzeltal, que se encontraron el21 de noviembre
de 1712 en la ermita y en varias casas particulares de Cancuc (AGI,
Audiencia de Guatemala, leg. 294).

DOCUMENTO 24
AGUSTÍN LÓPEZ, INDIO DE CANCUC Y PADRE DE MARÍA
CANDELARIA, CONFIESA HABERSE REBELADO PORQUE EL
DIABLO LE ENGAÑÓ.
CIUDAD REAL, 23 DE MARZO DE 1716

"Le preguntaron si sabe que por más tiempo de docientos años los
muy católicos y muy poderosos reyes nuestros señores, teniendo no-
ticia de que los indios de estos reinos vivían en la bárbara y diabólica
ley de sus idolatrías, y para que no se condenaran como se condena-
ron, gastaron y continuamente gastan de los erarios de sus reales
haciendas en haberles enviado armadas con predicadores que les
enseñasen la verdadera ley evangélica para que, guardándola, se
salvasen, y soldados para sujetarlos y encaminarlos, con el suave
yugo de la ley santa evangélica, y que Felipe Quinto (que Dios guarde
muchos años), asistido del mucho celo de su real ánimo, no ha repa-
rado ni repara en los continuos y crecidos gastos de su real hacienda
para que sean enseñados y mantenidos en la divina y santa ley, para
que se salven las almas de dichos indios y por el medio natural justo
y derecho título de que se conserven en su real obediencia, que sa-
biendo todo lo referido este confesante pues no podría ignorarlo, por-
que lo había oído a sus padres, abuelos y antepasados, y también en
sermones y conversaciones de los mismos padres curas que admi-
nistraron y predicaron en su pueblo, y por más razón este confesante

240
por haber sido asistente en la iglesia en el oficio de sacristán mayor
poco menos tiempo de cuarenta años, cómo y por qué se atrevió, y sus
cuatro compañeros, con su hija, en la diabólica junta, en pensar, ha-
blar, tratar y ejecutar lo que ejecutaron por los diabólicos medios que
eligieron, siendo mayor la enormidad de sus delitos por carecer del
menor ejemplo con el que el Demonio pudiera haberlos tentado y
engañado, porque otros ningunos indios en todas estas provincias,
en las de los reinos de la Nueva España y Perú, se han atrevido ni
atreverán a pensar y ejecutar lo que ellos pensaron y ejecutaron,
porque todos los demás que viven en dichas provincias y reinos han
estado y vivido gustosos y agradecidos a Dios en la creencia y santas
obras a su santa ley y en la verdadera, dicha y justa ley a nuestros
católicos reyes y señores naturales.
Dijo Agustín López que sabe y es verdad todo lo que la pregunta
contiene (la cual se le ha explicado poco a poco) y que lo sabe por
haberlo oído decir así a sus antepasados como a sus padres curas,
pero que también conoce que el Diablo lo engañó y a sus compañeros
e hija, y que les fue fácil consentir en dicho mal pensamiento por la
pobreza en que estaban ... "

AGI, Audiencia de Guatemala, leg. 296, f. 57.

DOCUMENTO 25
FRAY FRANCISCO XIMÉNEZ, DESCUBRIDOR Y PRIMER
ESTUDIOSO DEL POPOL VUH, RECONOCE QUE, A PESAR DE
TODA UNA VIDA DEDICADA AL TRABAJO PASTORAL ENTRE LOS
INDIOS, NO LOS CONOCE.
CHICHICASTENANGO, ca. 1720

"Cosa es cierta y averiguada entre todos los que conocen indios,


que es la gente más irregular en sus cosas que se ha descubierto en
toda la redondez de la tierra. Y así muchos hombres de buen talento
cada día se ven desatinados con sus cosas, pues, cuando les parece
que ya están al cabo del conocimiento y comprehensión que todo lo que
han adquirido con su estudio y cuidado para mejor poderlos gober-

241
nar, no les sirve ya en las cosas que de nuevo se ofrecen. Muchos ha
habido que han querido dar a entender el conocimiento del indio en
sus escritos de historias y sumas y otros escritos. Pero pienso que les
ha sucedido lo que a mí sucederá en todos mis escritos: que aunque
he procurado dar a entender lo que ellos son, al cabo pienso que no
habré dicho nada [... ]
A mí me parece que el más acertado modo para dar a conocer quiénes
son los indios [... ] y para definir los indios con definición adecuada,
es, definiéndolos por contradictorios, por que es gente en todo es ex-
tremos, y todos contrarios y opuestos [... ]. Es gente en el trabajo for-
tísimos, en no trabajar perezosísimos; en comer voracísimos en no
comer parsimoniosísimos; en sus bienes riquísimos y sumamente po-
brísimos. Y así de todas las demás cosas suyas, y todo esto tan gene-
ral, que lo mismo es uno que otro, el rico y el pobre, el que es cacique
o principal como el macegual. Todos son iguales y tan aniñados unos
como otros que dijo bien el que los llamó niños con barbas, y a la
verdad ellos son como muchachos en todo. Como San Pablo decía de
sí de su edad pueril, así estos. Todo es cosa de muchachos, por lo cual
no son sus malicias de tanto peso como lo son las de otros hombres de
otras naciones ..."

Escolios a las historias del origen de los indios, escoliadas por el


R.P.F. FranciscoXiménez, Guatemala, Sociedad de Geografía e His-
toria de Guatemala, 1867, pp. 3-4.

DOCUMENTO 26
FRAY JUAN PIÑERA, CURA DOCTRINERO DEL PUEBLO DE
YAJALÓN, INFORMA SOBRE LA POBLACIÓN INDIA Y
LADINA DE SU PARROQUIA.
YAJALÓN, 18 DE AGOSTO DE 1748

"Yo, fray Juan Piñera, del Sagrado Orden de Predicadores, y cura


que soy por el Real Patronato de este pueblo de Yajalón, certifico en
forma que haga fe[ ... ] que este curato se compone de solo este pueblo,

242
el que según el padrón que hice con todo cuidado tiene de indios
casados trescientos y cincuenta y cinco; viudos y viudas reservados
setenta y cinco; diez indias que no consta si son viudas o no, por
haberse ido sus maridos años pasados a trabajar a Tabasco, de los
que no hay noticia; muchachos de doctrina de siete años para arriba
hay ciento y veinte y uno; muchachas setenta y cinco.
Las operaciones de éstos son como las de todos los indios, que es no
tratar verdad, inclinados a abusiones y agüeros. Y si hacen alguna cosa
buena, más es por temor que por vergüenza, que ésta no la conocen.
Hay algunos que tienen un pedazo de caña, la que consumen en bebidas
algunos días de fiesta. Azúcares ni otros obrajes no hay, sólo sí sus
sembrados de maíz, chile y frijol. Se dedican también a hacer petates,
jabón, ollas y cazuelas, que llevan a vender a los pueblos inmediatos.
El temperamento es más caliente que frío, sólo sí los vientos son
nocivos, por lo que este pueblo suele padecer algunos contagios como
peste y otras dolanzas, y esto lo experimentamos el año pasado. Son
obedientes en cumplir con el precepto de la misa el día de fiesta y
enviar todos los días sus hijos a la doctrina.
Viven también en este pueblo tres casados mestizos que se llaman
Manuel Cañas, Nicolás Cabrera, tienen de familia dos o tres mucha-
chas doncellas, y Juan Hidalgo, que tiene cuatro o cinco personas de
familia y dos hijos solteros de las primeras nupcias de su mujer. Tie-
ne también un pedazo de hacienda de cacao distante como catorce o
quince leguas, que dicen Xumulá. Tiene en ella un indio con su mu-
jer, cuya hacienda se halla más inmediato al pueblo de Tumbalá que
a éste. El referido Nicolás de Cabrera se ingenia con su oficio que es
carpintero, y el referido Manuel de Cañas lo pasa con sus sembrados
de maíz y también es maestro de platería, por lo que suele remendar
algunas obras quebradas.
Es cuanto puedo exponer, y verdad en que me ratificó y doy la pre-
sente en el pueblo de Yajalón en diez y ocho días del mes de agosto de
mil setecientos cuarenta y ocho años. Fray Juan Piñera."

Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de Las Casas, Corres-


pondencia Parroquial, documento sin clasificar.

243
DOCUMENTO 27
DON PEDRO CORTÉS, ALCALDE DE ÜCOSINGO, PIDE
EXENCIÓN DE TRIBUTOS POR SER CACIQUE DEL PUEBLO.
GUATEMALA, 25 DE MARZO DE 1756

"Muy ilustre señor. Don Pedro Cortés, alcalde de primer voto del
pueblo de San Jacinto Ocosingo, de la provincia de las Chiapas, por
mí y en nombre de todos mis ascendientes y descendientes, por quie-
nes presto [va] y caución, don Jacinto Cortés, don Gregario Cortés,
don Pedro Cortés, doña María Cortés, doña Sebastiana Cortés, doña
Rosa Cortés y doña Michaela Gerónima Cortés mi hija, y demás des-
cendientes que viven en el dicho nuestro pueblo de Ocosingo, donde
somos oriundos, parecemos ante Vuestra Señoría con todo rendimien-
to y decimos que hacemos presentación en debida forma del testimo-
nio de los autos que hizo el doctor don Mathías de Solís y Quiñones, del
Consejo de su Majestad, su oídor que fue de la Real Audiencia Corte
Chancillería de esta Ciudad de Guatemala, visitador general que fue
de la provincia de las Chiapas, en que consta y está declarado que todos
nuestros descendientes están libres y exentos de pagar tributos co-
mo caciques del dicho pueblo por los servicios que nuestros padres y
abuelos y demás descendientes y ascendientes hicieron a su Majes-
tad, que Dios guarde, en la conquista de los lacandones, reduciéndo-
los a nuestra santa fe católica, que suplicamos a Vuestra Señoría con
toda veneración y redimiento tenga presente en este dicho instru-
mento y se sirva atender y mirar esta causa con su innata piedad,
sirviéndose Vuestra Señoría en méritos de justicia de mandar revo-
car y dar por nulo la partida de la tasación de tributos en que estamos
matriculados por tributarios de dicho nuestro pueblo, debiendo go-
zar de los privilegios y gracias que su Majestad nos concede."

Archivo General de Centroamérica, Fondo Provincia de Chiapas,


A1.15-1031-139.

244
DOCUMENTO 28
UN LADINO ILUSTRADO DEFIENDE A LOS INDIOS CONTRA LOS
QUE OPINAN QUE ELLOS SON OCIOSOS Y BORRACHOS POR
NATURALEZA. GUATEMALA, 15 Y 22 DE OCTUBRE DE 1801

"De todos los habitantes de este reino, sin excluir denominación


alguna, no hay otros que más trabajen. Ya en esta proposición se
deja ver que no sólo hago juicio que trabajan sino que se aventajan
a todos en trabajar.
El reino de Guatemala, en toda la extensión de sus provincias, no
produce fruto alguno que no deba al esfuerzo de sus brazos y al riego
de sus sudores. La agricultura, tal cual se halla en día, es un empleo
que se ha hecho peculiar y privativo de ellos. Y aún los hacendados que
siembran comúnmente no hacen otra cosa que señalarles la tierra,
entregarles la semilla y estarse quietos hasta verificar sus cosechas
y recoger en limpio los frutos, [... ] de suerte que en tierras propias y
ajenas son ellos los operarios indispensables. Se encuentra uno u
otro español, mestizo, mulato o negro que trabaje la tierra, pero son
éstos tan raros, que entre todos no componen una milésima parte
respecto de nuestros Indios.
N o conocemos otros hortelanos. Y en las plazas y mercados públicos
no vemos entrar fruto alguno que no sea sembrado, cultivado y con-
ducido y vendido por ellos. Si alguno por mera curiosidad se pusiera
a formar una lista de las producciones de la tierra que diariamente
nos ponen en las manos los Indios, se aburriría primero que concluir-
la. Yo me he puesto con toda meditación a formarla a mis solas por
muchas ocasiones y siempre tengo que añadir.
No empleamos otras manos que las suyas para levantar nuestros
templos, casas, jardines, muros, y todo género de mampostería. No
es dificil contar cuantos albañiles hay en solo un barrio de esta capi-
tal con la instrucción competente para levantar a escuadra una pa-
red, formar un arco, cerrar una bóveda y correr una corolsa [sic]. En
solo esta ciudad trabajan en edificios y reparos diariamente de
seiscientos a ochocientos peones, y todos son Indios. Por ellos se ven
empedreadas nuestras calles, compuestos (del modo que lo están)
nuestros caminos, ordenadas cañerías, esclusas, cajas de reparti-
miento, zanjas y taujías [sic]. No hay otros que nos ayuden en nues-

245
tros viajes, paseos y diversiones, conduciendo de una parte a otra
nuestros muebles y equipajes sobre sus hombros. Menos en nuestros
recreos y comilitonas, en todo lo demás que es de trabajosa molestia
contamos indispensablemente con ellos.
Siempre tienen aparejadas cabalgaduras, y mulas de repuesto, para
la pública correspondencia de correos, postas, tráfico de mercaderes
y de todo caminante sin alguna excepción. Finalmente, el único, se-
guro, y general recurso de este reino se encuentra fundado en el trabajo
infatigable de los Indios. Y así no se oye otra cosa que mandamientos
de Indios para trabajar en haciendas, en trapiches, en obrajes, des-
montes, minas, cacaotales, y en cuantos trabajos recios y molestos se
ofrecen por todas partes.
Pregunto ahora si serájusto llamar ociosos a los hombres más ocupa-
dos. ¿Unos trabajos tan ciertos, diarios y comunes, ó pueden ministrar
materia a la duda? Infelices: Si trabajaran en los páramos, bosques y
peñascos que no sienten ni conversan, yo también sellaría mis labios.
Si los mismos Indios no fuesen tan humildes y modestos, que jamás
hacen mérito de sus servicios, suspendería mis voces. Pero estos
hombres trabajan a nuestra presencia, a todas horas nos asisten en
las urgencias de la vida y aun en los oficios de puro placer y diversión.
¿Es posible que siendo tan observadores de las acciones ajenas, este-
mos en la persuasión de que son las criaturas más ociosas?
En una memoria impresa he visto estas palabras: "Que para excitar
a los Indios del ocio es preciso entrados en el uso del calzado y vesti-
do". Este autor olvidó lo que debía haber tenido más presente; olvidó
que los Indios son entre nosotros los únicos que riegan la tierra con
el sudor de su rostro, para asegurarnos un pan que ellos no comen;
olvidó que si ellos no trabajaran, lo tendríamos nosotros que hacer
para no morirnos de hambre, olvidó finalmente lo que todos olvidan
por una especie de encanto indefinible.
No se da otra salida sino que los Indios son unos borrachos y que por
este vicio pierden mucho tiempo. Pero, si hay Indios borrachos y ocio-
sos, los más trabajan, trabajan con toda su borrachera, porque para
mantenerla tienen que trabajar. Se insiste en que pierden tiempo.
Los más de los hombres, decía un político, pierden lastimosamente
las cuatro quintas partes del precioso tiempo en bagatelas y acciones
inútiles. Añado que si la gente que trabaja en este reino, descontan-

246
do el tiempo necesario para el sueño y el alimento, sumando los tiem-
pos empleados en ocupaciones inútiles, los encontraría mucho más
pequeños que los de nuestros Indios, y resultaría ser ésta la gente
menos ociosa que mantiene la República [. .. ]
Todo el peso de los trabajos recios recae sobre los Indios solamente.
¿Y por qué no se carga todo el celo y atención sobre las otras castas,
en quienes con evidencia se palpa la holgazanería y la desidia? Yo
por mi parte, pienso que si hay algún celo inútil y verdaderamente
ocioso, es el que se emplea para buscar arbitrios de que trabajan los
Indios. Los que estamos lo más del día desocupados (que puntualmente
somos los nueve décimos, cuando menos) tenemos particularísimo
cuidado de que no dejen de trabajar. Para todo los necesitamos: para
comer, para beber, para casa en que vivir, para caminar, comerciar,
pasear. Sin ellos no es posible dar un paso. Si por corta temporada
suspendiesen sus trabajos, sería incalculable la suma de nuestros ma-
les. Todos los que comen pan han de estar sobre ellos o han de ayunar
por fuerza. En conclusión, los brazos de los Indios son los verdaderos
cuernos de la abundancia de Guatemala."

S. C. "¿Los indios son ociosos?", en Gazeta de Guatemala, 15 de


octubre de 1801 (núm. 232, t. V, ff. 599-600); 22 de octubre de 1801
(núm. 234, t. V, ff. 607-608).

DOCUMENTO 29
EL BACHILLER MARIANO ROBLES DOMÍNGUEZ DE
MAzARIEGOS INFORMA ANTE LAS CORTES DE CÁDIZ SOBRE EL
MALTRATO QUE LOS CARGADORES INDIOS SUFRIERON
ANTIGUAMENTE EN LA PROVINCIA DE CHIAPA.
CÁDIZ, 25 DE MAYO DE 1813

"Es constante que el cacao de Soconusco es el más especial de toda la


América, y por esta razón, en virtud de real orden, debía hacerse
todos los años una remesa a esta península de cierto número de car-
gas para los reyes y su real familia.

247
Los tercios o sobornales de cacao eran de dos cargas y media, y el peso
de cada uno de seis arrobas, y con la capa de su acopio se obligaba a
los indios a sembrar más de lo que podían, para que la cosecha fuese
doble, y sacar los mandantes un buen lucro; porque señalándoles el
precio de cada libra, cuyo total importe se pagaba del tributo que
el indio tenía ya satisfecho, por ejemplo a razón de dos reales de
plata, se la cargaban al rey una mitad más, estafando de este modo a
uno y otro. Y sobre este perjuicio les causaban otros muy consider-
ables, embargando dos, tres o más miles de cargas, en que tenía par-
te, no solamente el rey, sino también los alcaldes mayores, sus
tenientes y otros coligados con ellos. Y por lo mismo tenían un gran
cuidado para que viniesen las remesas. Y así es en comprobación de
lo referido, que en tiempo de la última regencia del reino, por aprove-
charse, según es de creer, de esta preciosa mina, solicitó, como resul-
tará en el expediente que obra en la misma regencia, la continuación
de las remesas un D.N. Nuño, hombre bien conocido en el reino de
México por el concepto en que estuvo allí, al cual nombró por subde-
legado de Soconusco el penúltimo presidente de la referida audiencia
de Guatemala.
Para su conducción o la de cada cien tercios (hasta habrá cien años
que por no haber quedado indios con que poder hacerla mediante su
gran mortandad, empezó a verificarse con caballerías) se destinaban
trecientos o cuatrocientos al cuidado de diez o doce españoles, y sin
más alimentos que un poco de maíz cocido y unas tortillas secas, que
ellos llaman totoposte, hacían su expedición a trecientas o cuatro-
cientas leguas, hasta Veracruz, por unos caminos agrios y fragosos,
intransitables para los carros y caballerías, por ser la mayor parte de
la provincia de Chiapa de cerros muy elevados y no haberse tratado,
en el largo discurso de trecientos años, de mejorar dichos caminos ni
de poner una piedra en ellos, por cuya razón se hace también a hom-
bros el principal comercio que tienen dicha provincia y muchos pueblos
de Guatemala con Tabasco y Campeche, de añiles, cera, aceite, vino
y otros géneros, teniendo que cargar con ellos los indios, especial-
mente los de Cendales, Coronas, Soques y Guardianía, desde el de-
sembarcadero hasta Ciudad Real, distante de unos puntos treinta
leguas y de otros cuarenta y aún hasta cincuenta, siendo esto y la
falta de observancia de las leyes y de la orden que para su cumpli-

248
miento, no se hace mucho, dio la Audiencia de Guatemala para que la
carga del indio no exceda de cuatro arrobas, la causa de que mueran
muchos. Don Fernando Dávila, cura interino de Tila, pocos días an-
tes de mi partida para este augusto congreso, me refirió con los ojos
bañados en lágrimas que uno de sus feligreses había reventado bajo
de un tercio de añil de ocho arrobas de peso. Yo mismo, Señor, me he
enternecido muchas veces al verles subir por aquellas penosas cuestas
desnudos y bañados en sudor; y al oír sus lastimosos quejidos en fuerza
de su fatiga, no ha podido menos de conmoverse y afligirse mi espíri-
tu. Quien haya presenciado tan tristes escenas podrá ponderar justa-
mente hasta donde raya la bárbara inhumanidad con que se les trata.
La expedición se hacía en el tiempo más caluroso del año, y con el
cansancio, el hambre, sed, desnudez y paso de un temperamento o
clima frío a otro cálido, o por el contrario, en corto espacio de tiempo,
y de los ríos que tenían que vadear, yendo bañados en sudor, enfer-
maba un gran número de ellos, quedando tirados en los caminos don-
de morían, o en los pueblos del tránsito, donde quiera que les cogía el
mal, sirviendo muchos de pasto a las fieras; de forma que por lo regu-
lar apenas llegaban a Veracruz los muy precisos; y al regreso, que nun-
ca lo hacían sin carga, morían casi los demás, y los pocos que volvían,
llegaban tan enfermos que fallecían a corto tiempo.
Por otra parte, les imponían la obligación del continuo y molesto
trabajo de las labores del campo en parajes o sitios también cálidos,
opuestos al de su naturaleza; y siéndoles intolerable el calor, para
hacerlo más llevadero se bañaban a todas horas y de resultas de ello
enfermaban y perecían muchos."

Memoria histórica de la provincia de Chiapa, una de las de Guate-


mala, presentada al Augusto Congreso por el Br. D. Mariano Robles
Domínguez de Mazariegos, Cádiz, l8l3, Tuxtla Gutiérrez, edición de
Rodrigo Núñez, 1992, pp. 12-14.

249
DOCUMENTO 30
EL CONGRESO DEL ESTADO DE CHIAPAS DECIDE PONER EN
VENTA LAS TIERRAS (SUPUESTAMENTE) OCIOSAS.
CIUDAD REAL, 1 DE SEPTIEMBRE DE 1826

"El Congreso del Estado Libre y Soberano de Chiapas, queriendo


sacar a la agricultura del abandono en que actualmente se halla y
darle aquel impulso que al paso, que ceda en beneficio de sus comi-
tentes, refluya también en el del Estado, decreta lo siguiente:

l. Todos los terrenos baldíos o nacionales y de propios, excepto los


ejidos de los pueblos, se reducirán a propiedad particular.

2. Los baldíos o nacionales serán denunciados ante los Prefectos y


Subprefectos, y vendidos por los mismos en grandes o pequeñas
porciones a dinero contado o a plazo cierto bajo de buenas finan-
zas. Si no se pudieren enajenar así, se darán a censo reservati-
vo, y en este caso el capital podrá ser redimido en parte, y el
censatario pagará, entre tanto no adquiera la propiedad absolu-
ta del terreno, la pensión moderada de dos por ciento de los que
reconociere, y el uno y medio, si hiciese casa y poblare la suerte.

3. Los de propios serán vendidos o dados a censo reservatorio confor-


me al artículo anterior por los respectivos Ayuntamientos, si fue-
ren baldíos o no estuvieren poseídos con título hábil. Si estuvieren
con dicho título, pagarán los poseedores el canon que anterior-
mente se hubieren obligado; podrán redimir el capital en partes y
adquirirán la propiedad exclusivamente según prescribe la ley.

4. En las ventas de los terrenos mencionados serán preferidos los


actuales poseedores, sin admitirse pujas. Se admitirán éstas,
en los no poseídos.

5. De cualquier modo que se enajenen estos terrenos, sea en plena


propiedad, debiéndoles amojonar para que sus dueños puedan
cercarlos (sin prejuicio de las cañadas, travesías, abrevaderos y
servidumbres), disfrutarlos libre y exclusivamente y destinán-

250
dolos al uso y cultivo que más les acomode; pero no podrán ja-
más vincularlos ni pasarlos en ningún tiempo ni por título algu-
no a manos muertas.

6. Las medidas se harán por agrimensores, y a falta de éstos por


peritos; y el valúo por dos personas inteligentes nombradas una
por el Síndico de la municipalidad respectiva y otra por el inte-
resado, las cuales juramentadas ante el juez o corporación a
quien se hiciere la denuncia, graduarán el valor del terreno se-
gún su fertilidad, aproximaciones a las costas, lagos, ríos nave-
gables y poblados.

7. El maximum del valor de cada caballería será doce pesos y el


minimum seis.

8. Enajenados así los terrenos, se remitirá el expediente al Gobier-


no para su aprobación o reforma y expedición del título, previo
el entero en la Tesorería del Estado, si los terrenos fueren nacio-
nales, o en el fondo de propios, si correspondiere a los Ayunta-
mientos.

9. En estas diligencias no se causarán alcabalas, costas, ni gasto


alguno, que el del papel del sello correspondiente, dietas del
agrimensor o peritos valuadores.

10. Luego que esta ley sea publicada, los Prefectos o Subprefectos,
de acuerdo con los Ayuntamientos respectivos, crearán un ex-
pediente sobre los terrenos de comunidad; encabezarán éste con
testimonjo del título respectivo, indicarán en él la posesión de
estos terrenos, su extensión, su calidad, su uso actual o el que
pueda tener en adelante, sus servidumbres y el número de co-
muneros que cada uno tenga, y darán cuenta inmediatamente
con él al Gobernador del Estado para con su informe pasarlo al
Congreso, para su resolución.

11. Los que a pretexto de prescripción poseyeren tierras baldías


desde tiempo inmemorial, deberán concurrir, luego que sea pu-

251
blicada esta ley, ante el Prefecto o Subprefecto respectivo para
su medida y expedición del título, según lo prevenido en el
artículo 8, debiendo, si no lo hicieren, volver las expresadas
tierras al dominio del Estado, en cuyo caso perderán el derecho
de posesión.

12. Los poseedores por cualquier título presentarán el que tuvieren


al Prefecto o Subprefecto respectivo, para con su acuerdo pasar-
lo al agrimensor, a fin de que haga la remedida, y hecha ésta,
elevarlo al Gobernador para su revalidación. Las dietas deven-
gadas por el Agrimensor en estas remedidas serán pagadas del
fondo de tierras.

13. Si alguno de los censatarios dejare de pagar en dos años conse-


cutivos el canon, ya sea la suerte de propios o de tierras nacio-
nales, o de tenerla en aprovechamiento, será concedida a otro
vecino más laborioso que no tenga tierra propia.

14. Todas estas tierras así enajenadas, si fueren habitadas y cultiva-


das por sus legítimos dueños o sucesores, serán exentas por diez
años de toda contribución o impuesto sobre ellas y sus productos.

15. Todos los asuntos de este ramo serán decididos de preferencia


breve y sumariamente por los jueces respectivos, y en el caso de
hacerse contenciosos, seguirán las instancias designadas en la
Constitución.

El gobernador del Estado dispondrá se publique, circule y dé su cum-


plimiento. Capital de Chiapas, septiembre 1 de 1826.

-Pedro Gutiérrez, Presidente.- Bernabé Francisco Coello, D.S.

-Eustaqui[o] Zebadúa, D.S.- Al Gobernador del Estado."

Colección de las leyes agrarias y demás disposiciones que se han


emitido en relación al ramo de tierras, San Cristóbal Las Casas,
1878, pp. 3-5.

252
DOCUMENTO 31
EL CONGRESO DEL ESTADO DE CHIAPAS DECIDE SOBRE EL
TAMAÑO QUE PUEDEN TENER LOS EJIDOS DE LOS PUEBLOS
INDIOS. SAN CRISTÓBAL, 1 DE SEPTIEMBRE DE 1827

"El Congreso del Estado Libre y Soberano de Chiapas decide lo si-


guiente:

l. Entre tanto se establecen los Prefectos y Subprefectos que de-


signa la Constitución del Estado, se somete el cumplimiento de la
ley de 1 de septiembre de 1826 a los Jueces de primera instancia.

2. El maximum del valúo de cada caballería de tierra será el de


diez y ocho pesos y el mínimum de seis.

3. Queda derogada la última cláusula del artículo 12 de dicha ley


que previene se haga el pago del Agrimensor del fondo de tie-
rras; y éste será indemnizado por los mismos interesados; mas
la remedida a los terrenos de los propietarios solamente se hará
en caso que, denunciándose o poseyéndose algunos de los bal-
díos colindantes, sea preciso, para poderse medir y vender és-
tos, saberse los límites y mojones de los de aquéllos.

4. Los ejidos de los pueblos se medirán antes de procederse a la


venta de los baldíos comarcanos; y los parajes, que por su ferti-
lidad u otros motivos elijan los Ayuntamientos, oyendo previa-
mente a sus respectivos pueblos, se demarcarán con preferencia
bajo las reglas siguientes:

5. A los pueblos que tengan hasta mil almas se les designará por
ejidos media legua en cuadro; a los que pasando de mil se apro-
ximen a tres, una legua; a los que lleguen a seis, una y media; y
excediendo de éste, dos leguas.

6. El costo del papel sellado y dietas de Agrimensor en la medida


de los ejidos serán satisfechos por los fondos municipales, y donde
absolutamente no haya serán pagados por el de tierras.

253
7. Los referidos ejidos no podrán comprender propiedad legítima y
legalmente adquirida.

8. Podrán dividirse los ejidos hasta en dos porciones a efecto de


que una de ellas, independiente de la otra, incluya vegas de ríos,
regadillos o abrevaderos, con respicencia a la mayor utilidad de
los pueblos, principalmente conciliando las labores y crianzas.

9. Para tener derecho de posesión en los terrenos se necesita ha-


berlos ocupado un año antes del1 de septiembre de 1826, en que
se dio la ley.

El Gobernador del Estado dispondrá se publique, circule y dé su


cumplimiento. Capital de Chiapas, septiembre 1 de 1827."

Colección de las leyes agrarias y demás disposiciones que se han emi-


tidos con relación al ramo de tierras, San Cristóbal Las Casas, 1878,
pp. 5-6.

DOCUMENTO 32
JOSÉ MARíAAGUILERA, APODERADO DE LOS PADRES DEL
CONVENTO DE SANTO DOMINGO DE CHIAPA, ENUMERA LAS
TIERRAS QUE LES PERTENECEN. TUXTLA, 19 DE ABRIL DE 1830

"En el año de 1599 pasó a los valles de Cutilinoco y Macatapana el


señor don Juan Barba de Coronado, juez por el rey para la composi-
ción, medidas y venta de tierras de este partido, con el objeto de me-
dir las que tenía el convento de Chiapa y otros particulares en los
citados valles; y habiendo invertido en las medidas de dicho convento
cuarenta y cuatro días, pasó a practicar otras de otros sitios que, si
en aquella época no eran del convento de Chiapa, ahora lo son por
compras legítimas que posteriormente hizo.
Justificantes se presentarán a debido tiempo, en quienes consta ser
el convento mi parte, legítimo dueño de veinte y tres sitios de legua
cuadrada y dieciséis caballerías de tierra de mil ciento treinta y ocho

254
y media varas cada una de largo y la mitad de ancho, en el valle de
Macatapana; y diez y medio sitios con once caballerías en el valle
de Cutilinoco; si a estas dos cantidades de sitios, que hacen la de treinta
y tres sitios y medio con veinte y siete caballerías, se agregan cuatro
sitios y cuatro caballerías de tierra contiguos al valle de Macatapana
y extensivos hasta el valle de Nesondelo, que es en donde está ubica-
do San Pedro Buenavista, comprado por el dicho convento en cambio
de mil cuatrocientas vacas de uno, dos y tres años arriba al alférez
mayor Juan de la Tovilla en 3 de marzo de 1637, y otros dos sitios de
legua cuadrada cada uno, que son el ingenio, endonados al citado
convento por motivos que para ello había por Gas par Coutiño, vecino
de la Ciudad Real de Chiapa, en 23 de abril de 1613, se ve de mani-
fiesto que el convento de Santo Domingo de Chiapa es dueño legítimo
de treinta y nueve y medio sitios con treinta y una caballerías de
tierra. Si de esta suma deducimos un sitio y dos caballerías, que fue
cambiado por las tierras de Puch uta y es el de San Pedro Bu e na vista,
quedarán líquidos en los citados valles treinta y ocho y medio sitios
con veinte y nueve caballerías, todo lo cual compone treinta y nueve
sitios de legua cuadrada y algo más de nueve caballerías de tierra."

Archivo Municipal de Chiapa de Corzo, expediente sin clasificar.

DOCUMENTO 33
LA ASAMBLEA DEPARTAMENTkL DE CHIAPAS DECRETA
SOBRE LAS CONDICIONES DE LA VENTA DE LAS TIERRAS
(SUPUESTAMENTE) OCIOSAS.
SAN CRISTÓBAL, 19 DE ENERO DE 1844

"La Asamblea Departamental de Chiapas decreta lo siguiente:

l. En la medida de ejidos de los pueblos se atenderá la posesión de


treinta años, si el poseedor lo solicita, y comprobare haber de-
nunciado el terreno en el año de 1830 por lo menos y se prestare
a hacer un servicio pecuniario a la hacienda pública de un quin-
ce por ciento sobre el valor de los terrenos que mida.

255
2. Cuando a juicio del Gobierno el pueblo resultare en alguna ma-
nera perjudicado por la prevención del artículo anterior, se le
medirá una tercera parte más del terreno que según su pobla-
ción le corresponda.
3. Si al romper la medida de terrenos nacionales o en su discurso
hubiere reclamo, el interesado presentará los documentos en
que apoya su derecho. La persona, a cuya solicitud se estuviere
practicando la medida, los revisará, y si a pesar de ellos insistie-
se en que continúe, se verificará por el rumbo que designe, que-
dando sujeto a las resultas del juicio.
4. El agrimensor en este caso sentará una diligencia haciendo
constar lo ocurrido, con expresión de si el reclamante pretendía
tener derecho de propiedad o de posesión de la área de la parte
del terreno en disputa y su valor, delineándola en el plano que
levante y firmando la diligencia con los interesados.
9. El valor de los terrenos nacionales se ingresará en la oficina desig-
nada por la ley, y no haciéndolo así el interesado, se le denegará el
título. Exceptúase de esta prevención el Distrito del Sudoeste.
10. El Gobernador del Departamento podrá disponer se hagan de
su orden las mensuras que tuviere por conveniente, y en éstas
no tomarán conocimiento los Prefectos o Subprefectos, bajo cau-
sa ni pretexto alguno.
El Gobernador del Departamento dispondrá se imprima, publique,
circule y dé su cumplimiento. -Ramón Larrainzar, Presidente- Ma-
nuel Coutiño, Secretario.
Por tanto mando se imprima, publique, circule y se le dé su debido
cumplimiento. Palacio del Gobierno Departamental de Chiapas. San
Cristóbal, enero 19 de 1844. -Ignacio Barbarena.- Pedro Flores,
Oficial Mayor."
Colección de las leyes agrarias y demás disposiciones que se han emi-
tido con relación al ramo de tierras, San Cristóbal Las Casas, 1878,
pp. 11-12.

256
DOCUMENTO 34
LOS VECINOS DEL BARRIO DE MEXICANOS ACUSAN A DON
RAMÓN LARRÁINZAR DE HABERLES DESPOJADO DE SUS TIERRAS
COMUNALES. SAN CRISTÓBAL, 13 DE NOVIEMBRE DE 1847

"Excelentísimo Señor Gobernador. Los ciudadanos que suscribimos,


vecinos del barrio de Mexicanos de esta ciudad, con el más profundo
respeto, por sí y a nombre de todo el barrio a Vuestra Excelencia
comparecemos y decimos: que es público y notorio que el Licenciado
Don Ramón Larrainzar denunció todos los terrenos que comprenden
desde las orillas del dicho barrio hasta tocar con los confines de la
Villa de Ocosingo en el Río Cotaganá. En cuya mensura se lleva cien-
tos de caballerías de terreno con perjuicio indisputable de todas las
poblaciones y sus moradores.
El Barrio de Mexicanos como los más lugares ha quedado aislado por
no tener ya donde coger con libertad leñas, maderas y otros utensi-
lios de primera necesidad, para sus cultivos y fábricas de casas y
rancherías de que regularmente se sirven los pobres, como ha suce-
dido al barrio que representa por la propiedad que ha adquirido el
Señor Larrainzar en los terrenos de que se habla. Es verdad que
hasta ahora no se nos ha prohibido sacar algunas maderas, piedras
y otros efectos que tenemos necesidad. Pero el Señor Larrainzar no
es capaz de poblar los cuantiosos terrenos que ha tomado por cuenta
de sueldos que devengó de los distintos destinos que ha servido. Y es
muy regular que los vaya enajenando, los mencionados terrenos, y
entonces es claro que los nuevos poseedores impidan al laborioso
barrio de Mexicanos la introducción a los terrenos.
El barrio de Mexicanos estuvo en posesión de sus terrenos trecientos
años y los Señores Reyes del pasado Gobierno mantuvieron en el
goce y posesión al repetido barrio, de suerte que jamás fueron moles-
tados, sino es hasta el presente.
Los terrenos que hoy se dicen de Don Ramón Larrainzar han sido,
como se ha dicho, del barrio, y aun cuando no tuviera título formal no
pueden ser despojados, como lo dice la Real Instrucción de 15 de
octubre de 1754 en el artículo 4 de la misma, en el cual se inserta la
ley 15, título 12, libro IV de la Recopilación de Indias que suplicamos
se traiga a la vista para que obre en este expediente.

257
Los Señores Reyes eran hombres poderosos y las donaciones que hi-
cieron a sus pueblos son justas y legítimas. En esta virtud no hay
motivo para que un pueblo sea privado de la antigua posesión que de
generación en generación han tenido de buena fe en este concepto.
A Vuestra Excelencia suplicamos rendidamente se digne tomar este
negocio en consideración, apiadándose de tantos hombres desgracia-
dos por el bien de un solo individuo, y en consecuencia mandar que se
desmembre del terreno medido por el Señor Larrainzar la parte que
corresponde a Mexicanos; y en el remoto caso que se dé por desierta
la anticuada posesión, que se cierre el ejido por aquel punto, para que
haiga [halla] a donde el vecindario pueda pastar sus yuntas y otros
animales del servicio de labor, sacar leña y otras cosas necesarias,
por que todo nos parece de justicia. Y juramos en forma y lo necesa-
rio. Hecho en San Cristóbal, noviembre 13 de 1847. José Rodrígues,
Melchor Díaz, Juan Zepeda y Julián Santiago."

Tulane University, Middle American Research Institute Library,


Paniagua Collection, caja A., ms. 5f.

DOCUMENTO 35
MARIANO RAMfREZ DE PÁRAMO, CURA DOCTRINERO DEL
PUEBLO DE ÜCOSINGO, INFORMA SOBRE UN CONATO DE
REBELIÓN EN LA REGIÓN POR SENTIRSE LOS INDIOS EN SU
PROPIO PUEBLO CADA VEZ MÁS DESPLAZADOS POR LOS
LADINOS. ÜCOSINGO, 30 DE JUNIO DE 1848

"Impuesto de la superior circular del señor provisor vicario capitular


y gobernador del obispado, de fecha 10 del que fina, en que se pide a
los párrocos informen sobre si en el curato que cada uno tiene a su
cargo se advierte o note en los indígenas conatos, deseos o disposicio-
nes de quererse alzar contra los demás que no son indios, en cumpli-
miento de lo mandado en dicha circular, paso a exponer lo siguiente:

258
Esta villa tiene dos anexos, que son los pueblos de Zivacá y pueblo
Nuevo San Carlos, y tanto los indígenas de esta cabecera, como los de
sus anexos estaban de acuerdo con los sublevados de la villa de Chilón
para cooperar en el alzamiento que intentaban hacer en el mes de mar-
zo del corriente año por la fiesta de Carnestolendas, y éstos sólo es-
peraban concluyesen con los ladinos de aquella villa para verificarlo
aquí también, por lo que en esos se han conocido verdaderos deseos y
disposiciones de quererse alzar contra todos los que no son indios.
La causa de quererse rebelar estos indígenas contra toda clase de
ladinos, no es tanto por las contribuciones cuanto por los terrenos de
que se han posesionado mucho los ladinos, en tanto grado que no
teniendo ya terrenos en donde sembrar ni lugar en donde extender
sus habitaciones con aquella amplitud y comodidad que antes te-
nían, ahora se están huyendo a radicar a un paraje intitulado El
Real, distante doce o catorce leguas de esta villa.
El disgusto y sentimiento de los indígenas de esta cabecera consiste en
verse ahora reducidos en los lugares más últimos de su pueblo y los
ladinos posesionados de los mejores lugares en que tienen sus habita-
ciones,yno han dejado de manifestar sus quejas en las conversaciones
que han tenido entre sí: que ¿por qué causa se han venido los ladinos a
vivir entre ellos, cuando en la antigüedad aparte vivían los indios y
aparte los ladinos? Igual sentimiento se advierte en los indígenas de
San Carlos, por hallarse también reducidos por el mucho terreno que
les ha avanzado la hacienda de Petultón, hoy no les queda más que
tierras estériles e inferiores.
Los de Zivacá por lo consiguiente por las rancherías de varios ladinos
de esta villa que se han posesionado de los mejores terrenos en donde
tienen fincados sus cañaverales.
Lo que ha dado también lugar a la sublevación indígena es que en
esta villa se expende con abundancia el aguardiente, pues es con
tanto exceso que escandaliza, porque hasta por cincos de cacao se
compra aquí este licor, y no han faltado ladinos que lo introduzcan en
los pueblos de la comprehensión de esta villa, aun en tiempo en que
estaba muy reciente dicha sublevación. Tal es don Mariano Zepeda,
vecino de ésta, que en unión de su esposa ha salido para los pueblos
de Guaquitepeque y Zitalá a vender una gran porción de aguardien-
te en los días más críticos como son los del Carnaval, en que intenta-

259
han los de Chilón y demás pueblos verificar el alzamiento. Villa de
Ocosingo,junio 30 de 1848, Mariano Ramírez de Páramo."

Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de Las Casas, Corres-


pondencia Parroquial, documento sin clasificar.

DOCUMENTO 36
EL CONGRESO DEL ESTADO DE CHIAPAS PROHÍBE QUE EN
LAS FINCAS SE SIGA UTILIZANDO A LOS TRABAJADORES
INDIOS COMO "BALDÍOS".
SAN CRISTÓBAL LAS CASAS, 9 DE JUNIO DE 1849

"El Congreso del Estado Libre y Soberano de Chiapas decreta lo


siguiente:

Artículo l. Por una sola vez podrá el Gobierno conceder a los pueblos,
atendidas sus circunstancias, permiso para adquirir terrenos por tí-
tulo de compra u otro legítimo, ya sea para repartírselos en pequeñas
porciones o para que los respectivos ayuntamientos formen en ellos
alguna finca de propios, a que cooperarán los vecinos con tal que
nunca exceda la extensión del terreno de un sitio de ganado mayor por
cada dos mil almas. Cuando el contrato haya de verificarse con algún
particular, será requisito esencial su espontáneo consentimiento.

Artículo 2. Quedarán expresamente prohibidos los llamados baldia-


jes que por una pésima corruptela se han introducido en las hacien-
das y ranchos, y de hoy en adelante sólo será permitido a los dueños
exigir de los baldíos que nuevamente consientan en sus terrenos dos
días de servicio al mes, como por reconocimiento del dominio directo,
entendiéndose esto con aquellos que no están bajo la patria potestad
y cuya edad no pase de 50 años.

Artículo 3. Todo aquel que haya convertido en baldíos a los que en-
contró habitando el terreno que redujo a su propiedad y no estén
comprendidos en las excepciones que establece el artículo anterior,

260
sólo podrá obligarlos a un día de servicio al mes sin tener derecho a
lanzarlos, por considerar haber comprado el terreno con esta serví~
dumbre, a no ser que alguno de ellos le sea pernicioso, calificado esto
por la autoridad del pueblo más inmediato, ante quien será indemni-
zado de todo aquello a que tenga derecho por sus legítimos precios,
concediéndole un término prudente dentro del cual deba desocupar
el lugar, con prevención de no poder fijarse en finca contigua, desde
donde puede perjudicar.

Artículo 4. Los que por un contrato espontáneo hayan entrado a


servir de baldíos a alguna hacienda o rancho, podrán, si les convie-
ne, continuar como hasta aquí, siempre que el servicio a que estén
obligados sea menos de cuatro días al mes o no exceda de este núme-
ro, sin que por esta prevención puedan ser suspendidos por los
amos, si no es en el caso de que en alguna manera les sean perjudi-
ciales, previa calificación de la autoridad e indemnización de que
habla el artículo anterior.

Artículo 5. Los amos sólo podrán castigar con encierro, cadena o cor-
ma aquellas faltas de respeto, desobediencia u otras leves que come-
tan sus sirvientes; mas los delitos deberán ser juzgados y castigados
por la autoridad correspondiente, para lo cual cuidarán los amos
de asegurar en el acto a la persona y presentarlo al juez con la
denuncia del hecho.

Artículo 6. Todas las autoridades y funcionarios del Estado vigilarán


sobre el cumplimiento de cuantas prevenciones contiene la ley: la
menor falta o tolerancia será caso de la más estrecha responsabili-
dad, y cualquier abuso o contravención por parte de los amos, harán
que se castigue con una multa de veinticinco hasta cien pesos que
deberá ingresar al fondo de propios del lugar a que pertenezca el
multado, pudiendo doblarse ésta en caso de reincidencia.

Artículo 7. Queda autorizado el Gobierno para formar nuevos pobla-


dos donde convenga, si así lo pretendiere un número considerable de
habitantes, siempre que no baje de cien familias, para lo cual les
mandará demarcar el terreno nacional que necesiten, arreglándose

261
para ello a lo que previenen las leyes de 1 de septiembre de 1827 y 28
de enero de 1847. En caso de no haber terreno nacional, solicitará la
venta del que fuese más a propósito, y allanada la voluntad del due-
ño, previa indemnización por las cajas o interesados, lo dará para el
objeto indicado.

El Gobernador del Estado dispondrá se imprima, publique, circule y


dé su cumplimiento. Palacio de Gobierno. San Cristóbal Las Casas,
junio 9 de 1849. Ramón Larráinzar."

Manuel Trens, Historia de Chiapas, desde los tiempos más remotos


hasta la caída del segundo imperio, México, s.e., 1949, pp. 495-498.

DOCUMENTO 37
LOS PRINCIPALES Y NATURALES DEL PUEBLO DE MITONTIC
PIDEN AL GOBERNADOR DEL ESTADO DE CHIAPAS QUE LOS
PROTEJA CONTRA LA INVASIÓN DE SUS TIERRAS POR EL
FINQUERO RAMÓN LARRÁINZAR.
SAN CRISTÓBAL LAS CASAS, 29 DE NOVIEMBRE DE 1855

"Excelentísimo Señor Gobernador: Los que suscribimos, principales


del pueblo de San Miguel Mitontic, ante Vuestra Excelencia respe-
tuosamente exponemos que desde tiempo inmemorial los naturales
de mi pueblo nos hallamos en posesión de los terrenos llamados
Tzimtic, y hoy San Isidro, en donde hacíamos nuestras labores de
una manera quieta y pacífica, y sin que persona alguna nos llegase a
inquietar en nuestra posesión que por tantos años, viniendo de padres
a hijos, habíamos disfrutado. Mas, hubo un día, día triste para nosotros
y origen de tantas penalidades, en que fuimos reducidos a arrendata-
rios a causa de nuestra simplicidad, que bien se supo aprovechar la
nunca bien ponderada ambición de la casa de los señores Larrainzar.
Vamos al caso. Cuando por las Legislaturas de los Estados se decretó
que los terrenos baldíos se redujeran a propiedad particular, Don
Ramón Larrainzar, que entonces representaba uno de los principa-

262
les poderes en el teatro de la política de aquella época, se le vino a la
idea de abarcar todos los terrenos que bastasen a llenar su 'noble'
ambición, dejando a muchos pueblos a caso ni con siete palmos de
tierra para abrir un sepulcro y descansar en paz. Nosotros fuimos
unas de tantas víctimas de la realización de aquel vasto proyecto.
Pues, echándose sobre nuestras posesiones, se hizo dueño de aque-
llos campos que por tantos años habían consumido las fuerzas y el
sudor de nuestros padres. Y sin que nosotros pudiesemos levantar la
voz para dictar lo conveniente en pro de nuestros derechos adquiri-
dos de la manera más legítima, trabajo y posesión de buena fe, ya
porque nuestra natural idiotez (permítanos esta frase) no nos sugi-
rió el modo de hacerlo, o ya porque la influencia de la posición social
de los señores Larrainzar hubiera impedido nuestros pasos, lo cierto
es que guardamos silencio, aun en tiempo que pudiéramos alegar
algo en nuestro favor, aunque esto último se debe a otra causa singu-
lar: Cuando nosotros observamos que el señor Agrimensor y su séquito
se ocupaba de hacer las medidas, preguntamos por qué razón se nos
quitaban nuestras tierras. Y en respuesta no tuvimos más que ame-
nazas de prisión para nuestras personas e incendio de nuestras ca-
sas. ¿Y quién con estos antecedentes, que amagaban a su honor y sus
intereses, podía decir palabra? Lo dejamos a la alta consideración
de Vuestra Excelencia. En el ínter, pasamos a exponer lo que tiene de
más raro el proceder de los señores a que me refiero, o sus agentes.
Hace como cuatro o cinco años que compramos a Don Porfirio los
terrenos que ocupamos, que serán poco más o menos una legua, por
el precio de tres mil pesos, que el vendedor puso, de cuya cantidad
hemos entregado mil setecientos pesos. Y por no haber satisfecho el
resto, nos consideran como baldíos, exigiéndonos el trabajo de tales,
sin consideración alguna en nuestras enfermedades u otra clase de
impedimento, penándonos a nosotros o a nuestras esposas por algu-
na falta al cumplimiento del baldiaje.
Según nuestro juicio, Excelentísimo Señor, hemos pagado ya con la
suma, que tenemos exhibido, los terrenos que ocupamos. Dando por
supuesto que sea un sitio cuadrado de ganado mayor, tiene por aria
[área], según las medidas agrarias adoptadas en la República Mexi-
cana, cuarenta caballerías y una fracción insignificante, y según las
adoptadas prácticamente en el Estado de Chiapas, consta de treinta

263
y ocho caballerías, ciento treinta y tres cuerdas y mil cuatrocientas
ochenta y siete y una cuarta varas. Por lo que, ya sea que se considere
con cuarenta y una cuerdas, o ya con treinta y ocho y pico de cuerdas,
siempre venimos a parar que las hemos pagado, o bien con uno o
cuatro pesos más de cuarenta pesos cada caballería. Así es que cree-
mos de buena fe haber satisfecho, si no un poco más de los que justa-
mente vale. Por lo menos, no debemos cosa alguna; y eso en el
supuesto de ser sitio cuadrado; más siendo, como es así, una legua de
largo y como media legua de ancho, resulta que no tiene más que
medio sitio; y en este caso hemos pagado más de ochenta pesos caba-
llería: precio verdaderamente exorbitante.
En virtud de todo lo expuesto, a Vuestra Excelencia suplicamos en-
carecidamente, sea muy servido hacer que el referido Don Porfirio
nos libre el título de propiedad de los enunciados terrenos, y que en
el interno nos moleste con cosa alguna, dictando, si Vuestra Exce-
lencia lo tiene a bien, una orden para que el mayordomo no nos cas-
tigue, como lo hará luego que nosotros lleguemos, teniendo noticia de
nuestra exposición. En los que recibiremos gracia y justicia, jurando
no proceder de malicia.
San Cristóbal, noviembre 29 de 1855. Por nosotros y a nombre del pue-
blo. Diego Díaz. Antonio Velazco. Sebastián Mendez. Gas par Hilarlo."

Alcance al núm. 6 de La Voz del Pueblo, San Cristóbal Las Casas, 12


de enero de 1856.

DOCUMENTO 38
UN INDIO DE CHAMULA DA SU VERSIÓN SOBRE EL
LEVANTAMIENTO DE PEDRO CUSCAT OCURRIDO EN 1867.
CHAMULA, 1972

"Bueno, en cuanto a mi abuelo difunto, él creció hace mucho tiempo.


Por lo tanto, él vio al Cuscat difunto, él vio cómo empezó aquella
guerra hace mucho tiempo. Él creció hace 130 años, mi abuelo. Cuan-
do aquella guerra se desató, hace tanto tiempo, mi abuelo era aún
pequeño. Como su abuelo, él era sacristán, siendo su abuelo también

264
sacristán, mire usted, los dos acompañaron a ese padre a Tzajalhemel.
Mi abuelo difunto también fue al río allá, fue con su abuelo, porque éste
era sacristán. Es cierto eso. En cuanto a mi abuelo difunto, él también
era sacristán, sacristán, él sirvió como sacristán por mucho tiempo.
Pero sólo cuando había llegado a mayoría de edad,sólo entonces se
inició de sacristán. Así pues, por eso mi abuelo acostumbraba conver-
sar. Era su historia, era su plática. Yo la oí de mi abuelo difunto. '¿Va-
mos a esperar el nixtamal? Tiene que estar bien cocido. Mejor nos
sentamos aquí.' Mi abuelo difunto entonces empezaba a contar.

Bueno, ese Cuscat [. .. ]Hubo un hombre que fue a recoger leña. Allí
encontró una piedra, una piedra verde. Bueno, aquel hombre dijo:
-Mejor me llevo ésta, puede ser un tesoro. La voy a cuidar, tal vez le
pongo incienso. Esta piedra es preciosa- dijo aquel hombre.
Bueno, la tomó, aquel hombre. Le dio incienso. La puso en un cajón y le
dio incienso. Bueno, hasta que la piedra empezó a hablar. Entonces ya
no era una piedra. Se había convertido en algo como un juguete de niño,
como una muñeca, como una persona. Así se había transformado.
-Bueno, está bien, gracias por haberme dado ese incienso, y gracias
por darme de comer. Pero, en cuanto a mí, yo soy un santo, no soy
para nada un tesoro, soy un santo-, dijo entonces aquella piedra.
-Bueno, te voy a pedir un favor. Quiero una casita bonita, quiero
que me hagan una ermita, quiero que se reúnan ustedes. Les pido,
por favor, que construyan juntos mi casa. Entonces, yo los cuidaré,
no se preocupen, yo los cuidaré a ustedes, los cuidaré-, dijo aquella
muñeca que él había encontrado como piedra.
Bueno, aquel hombre explicó eso a sus parientes: -Encontré a un
santo, es un santo, no es un tesoro, pues. Pensé que era un tesoro lo
que había recogido, pero no, era un santo. Y él quiere que nos junte-
mos para que yo les informe sobre sus órdenes, las órdenes que dio-,
dijo él a sus vecinos y parientes que vivían cerca.
Bueno, aquella gente le creyeron. Se reunieron. Y la piedra les dijo:
-Bueno, han de construir una casa, no más, porque quiero un~ er-
mita bonita -dijo la piedra-. Quiero quedarme aquí para siem-
pre-, dijo aquella muñeca, aquella piedra que habían encontrado.
Bueno, aquella gente creyó en ella. Ellos simplemente creyeron
en ella. Empezaron a trabajar para ella, comenzaron a hacer

265
todas las demás cosas. Tocaron bonita música, hicieron una bonita
fiesta para el santo, bailaron, tomaron un poco de pox, hicieron una
fiesta alegre para el santo. Y ellos también creyeron que aquella mu-
ñeca era un santo.
Bueno, como la mujer de la persona que había recogido la piedra ya
no trabajaba -es verdad, la mujer de la persona que recogió la pie-
dra ya no trabajaba más-, ella entonces guardó al santo con mucho
cuidado, ella entonces tocó música. Lo cuidó entonces celosamente
para que nada pudiera sucederle. Bueno, esta mujer parece haber
tenido entonces a una sirvienta joven, una persona que le preparaba
la comida. Parece que había alguien allí.
Cada tarde, pues, ellos comenzaban a bailar. Había buena música
allí, y un poco de pox. Y cuando se cansaban de bailar, se iban a
dormir. En cuanto a lajoven sirvienta[ ... ], estaba (el santo) entonces
guardado dentro del cajón, escondido estaba. Ella fue a ver cómo era
exactamente el santo. Fue a examinarlo con cuidado, fue a ver, has-
ta que vio que era como una muñeca. Estaba durmiendo allí. Su boca
estaba llena de sangre. Esa sangre en su boca tenía la forma de
una bola. Su boca estaba llena de sangre. Oh, cuando pensaba que ellos
se habían ido a dormir o iban a hacer algo, aquella muñeca comía san-
gre. Había sólo aquel crujir de dientes, aquel crujir, aquel crujir. Así.
Bueno, aquella sirvienta dijo:
-Lo que mi amo está venerando no es un santo. Mira, sólo ha comido
sangre. Ésa es la madre del pleito, porque el pleito está por comen-
zar-, dijo la joven sirvienta.
Bueno, ella informó a su padre y a su madre, parece:
-Padre, no tengas cuidado, el pleito empezará. No es un santo. ¿A
poco un santo sabe cómo comer sangre? Duerme allí en el cajón, don-
de ellos lo están guardando, según dicen.
-Ah, ¿lo miraste con cuidado?-le dijo su padre.
-Lo miré con mucho cuidado.
-Ah, sin duda una guerra está a punto de estallar. Ésa ciertamente
es la madre de la guerra-, dijo él.
Bueno, muy poco a poco, muy poco a poco comenzó a saberse, comen-
zó a saberse. Parece ser que el padre aquí en nuestro pueblo se ente-
ró. Antes había un padre en nuestro pueblo. El padre se enteró.
Bueno, el padre dijo, dijo a su sacristán:

266
-Está bien, tal vez conviene ir a ver a ese santo en Tzajalhemel.
Como sabes, ese santo estaba allí en Tzajalhemel. Tal vez vamos a
verlo. Algún día iremos juntos, iremos a celebrar misa allí, iremos
a bautizar a la gente-, dijo nuestro señor padre.
-De acuerdo-, dijo [el sacristán].
Todos los sacristanes fueron con él, todos ellos fueron acompañando
a ese padre. !Ah!
Bueno, cuando el padre llegó, fue a ver qué tipo de santo era aquél,
qué era lo que tenían escondido en el cajón. Fue a verlo. Ahora bien,
cuando el padre llegó, ya no era éste una muñeca. Llegó el padre para
encontrar alguna vasija de barro, una pieza de barro como ésta, exac-
tamente igual a un torito, a un candelero en forma de toro. ¿No has
visto estos candeleros aquí en nuestro pueblo?
-Bueno, ¿es esto un santo?-, dijo nuestro señor padre al llegar.
-Lo es-, dijo aquella persona.
-¡Ah! Lo es. Sólo, que él no quería que usted viniera, no lo quería-,
dijo él.
-Ah, bueno-, dijo el padre,
-Bueno, está bien, voy a celebrar la misa-, dijo nuestro señor padre.
Celebró misa allá en Tzajalhemel. Terminó dando el bautismo, terminó
bautizando a aquellos niños pequeños. Sí, terminó celebrando misa.
Bueno, cuando nuestro padre cura estaba por irse, dijo:
-Bueno, me voy, pues. Bueno, pero en cuanto a eso, no es un santo
eso-, dijo nuestro padre cura a sí mismo.
-Eso no es un santo. Fíjate, ¿cómo es posible eso? Mejor lo amarro a
la cola de mi caballo. Voy a amarrarlo a la cola del caballo. A ver cómo
sale-, dijo él.
-Bueno, está bien, voy a sacar al santo de allí, voy a sacarlo-, dijo
nuestro padre cura.
Lo agarró así, abrió el cajón así y lo agarró así y lo amarró a la cola del
caballo, ese pedazo de vasija, ese pedazo de barro, pues.
Bueno, cuando estaba llegando al pie de la gran montaña, toda aque-
lla gente se juntó allí rápidamente. Vinieron a recuperar a aquella
madre de la guerra, a aquel pedazo de barro. Aquella gente vino a
recuperarlo. Entonces, nuestro santo padre vio que había llegado su
dueño, allá al pie de la gran montaña. Entonces, nuestro santo padre
vio que había llegado su dueño.

267
-Ahora, húyanse ustedes, sacristanes, húyanse. Ni modo, para mi
llegó la hora de morir. Húyanse-, parece que les dijo nuestro padre cura.
Nuestro padre cura se había llevado una buena suma de dinero. Dis-
puso de este dinero así, ya que en aquel tiempo solía ser de pura
plata: lo arrojó por ambos lados del camino. Arrojó su dinero allá al mon-
te, terminó arrojándolo. Lo sacó de su bolsillo así y lo aventó al monte.
Parece ser que entonces aquel sacristán encontró el camino, bueno,
digamos, huyó. Eso es, él era mi difunto abuelo. También estaba el
abuelo de mi abuelo. Él encóntró allí algunos cabos podridos de hele-
cho. Se escondió debajo de ellos, se cubrió allí con hojas. Y aquellos
buscaron el lugar en donde esos sacristanes se estaban ocultando
pero éstos nunca fueron descubiertos. En cambio, a nuestro santo
padre, lo mataron allí en el camino. Mataron a nuestro santo padre
en el camino. ¡Ah!
Bueno, al morir nuestro santo padre, entonces, cayó una fuerte llu-
via con un viento, un fuerte viento que vino con la lluvia. Vino una
fuerte tormenta, con viento, sí. Y aquellos sacristanes estaban amonto-
nados allí en una cueva. Había cabos podridos de helecho allí. Ellos
se escondieron allí. En cuanto a los demás, había allí también una
zanja, había muchas hojas allí. Se cubrieron con ella allí, se cubrieron
sólo con estas hojas para poder sobrevivir, para que no los mataran.
Bueno, cuando nuestro santo padre murió -parece que murió en-
tonces-, regresaron entonces aquellos asesinos, se fueron entonces.
Recuperaron aquel pedazo de barro que estaba amarrado a la cola
del caballo de nuestro padre, dicen. Terminaron recobrándolo. Bue-
no, se lo llevaron. Tan pronto como se supo aquí en J obel, ellos fueron
con un juez de paz a recoger a nuestro padre cura, fueron a recogerlo.
Lo enterraron, lo trajeron aquí a Jobel, a nuestro padre cura.
Bueno, aquel pleito empezó entonces en serio, la disputa llegó
hasta Tuxtla:
-¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué lo mataron? Fue por culpa delos
seguidores de Cuscat. Fue por culpa de él que los seguidores de Cus-
cat empezaron a matar gente
Así la disputa llegó hasta Tuxtla. Bueno, empezó. En cuanto a los
seguidores de Cuscat, para atacar, para atacar y matar gente, sólo
lanzas y machetes eran sus armas. Pues, tiempo atrás, no tenían
rifles, sólo lanzas, sólo machetes y picas. Hubo entonces hermosas

268
puntas de metal, empaladas en postes de madera. ¡Ooh!, solían ma-
tar gente para siempre con ellas, sí.
Bueno, la orden llegó hasta Tuxtla: '¡Vienen para asaltarnos! ¡No
podemos defendernos!' decía la orden para Tuxtla. ¡Ah! Esa orden
salió. Bueno, aquellos soldados vinieron, vinieron con sus rifles, vi-
nieron con sus tambores, con sus trompetas, vinieron para hacer la
guerra contra los seguidores de Cuscat, tiempo atrás.
Bueno, a la primera vuelta, los seguidores de Cuscat ganaron. Termina-
ron matando a aquellos soldados. No habían venido muchos soldados,
habían venido tal vez sólo unos pocos. Ni siquiera mil soldados habían
venido. Pero, como los seguidores de Cuscat habían reunido allí a tanta
gente, entonces los seguidores de Cuscat ganaron esa primera vez.
Y hubo mujeres allí, las esposas de los santos, como quien dice. Y
hubo mujeres. Incluso, las mujeres fueron a la guerra. Ellas no tuvie-
ron miedo, hmm. Esas mujeres estaban listas allí. En cuanto a esas
mujeres, ellas descubrieron sus nalgas para que esos rifles no dispa-
raran. Ellas expusieron sus nalgas porque trataron de enfriar esos
rifles, porque trataron de enfriar esos rifles. ¡Ah! Pusieron al descu-
bierto sus nalgas, mostraron sus traseros a los rifles para que los
rifles no pudieran disparar.
Bueno, al principio aguantaron, ganaron. Aquellos pobres soldados
murieron. Les quitaron sus rifles, les quitaron sus tambores, les qui-
taron sus trompetas y cuernos, les quitaron todo. Bueno, como varios
de esos soldados habían escapado, regresaron a Tuxtla.
-Estamos acabados; los seguidores de Cuscat ya atacaron-, dije-
ron ellos.
-Bueno, no importa, muchos soldados irán ahora-, dijeron.
Bueno, vino entonces un cañón. Vino con un calibre de este tamaño.
Y los cañones sólo trabajaron para ellos, sí, para que los seguidores
de Cuscat murieran. Hmm. Bueno, ese cañón vino entonces. Y pare-
ce ser, parece ser que los otros cavaron. Habían cavado una trinchera
para que no fueran muertos por ese rifle, para que no terminara
todo. Cavaron una trinchera. Parece que estuvieron encerrados allí
con sus lanzas. Estuvieron esperando hasta que aquéllos hubieran
usado todas sus balas.
En cuanto a las mujeres, su maña ya había sido descubierta por aqué-
llos. Hicieron todo lo posible para enfriar las balas. Estas mujeres

269
descubrieron sus nalgas para que los rifles no pudieran disparar. En
un momento dado, en la primera línea, donde las mujeres habían
descubierto sus nalgas, se vio que éstas fueron tapadas completa-
mente por las balas. ¡Ooh! Cayeron patas arriba y fueron a parar
muy lejos. Esas mujeres que murieron por las balas cayeron patas
arriba. ¡Ah! Esas mujeres murieron por las balas, allí donde habían
descubierto sus nalgas. ¡Ah!
Bueno, en cuanto a los demás, todavía siguieron ocultándose allí.
Todavía estuvo tronando como un castillo de cohetes, como éste que
viene bajando. Los soldados de Cuscat estaban reunidos a cierta dis-
tancia. Acabaron de tocar fuertemente las puertas de las casas. Bueno,
había mucha, mucha gente. Ellos habían creído que eso realmente era
un santo. y cuando mucha gente había muerto, entonces:
-Arriba y adelante, al ataque, ahora, dijo aquel cabo o sargento,
pues Cuscat tenía excelentes soldados.
-Bueno, atáquenlos ahora, incorpórense. Ya no tienen balas-, dijo.
Se pusieron de pie. Cuando se habían acabado sus balas, todos los
seguidores de Cuscat murieron, pues aquellos pobres soldados tam-
bién estaban bien preparados. Todos los seguidores de Cuscat mu-
rieron. Todos ellos murieron. ¡Ah! [... ]
Bueno, allí terminó todo. Aquel pleito terminó. Mire usted, los segui-
dores de Cuscat entonces fueron liquidados, cuando todo el mundo
murió, cada uno de los soldados de Cuscat murió. '"rodos murieron,
murieron por las balas, murieron por los rifles. ¡Oh! ellos murieron
por las balas. Fue una lástima, pero ellos lo merecieron. Ellos mata-
ron a ese padre santo, mataron a ese padre, mataron al padre aquel,
a aquel padre santo, a aquel sacerdote. Ellos lo mataron, ellos mere-
cían morir también. Es por eso que vinieron los soldados. Ellos no
quisieron ser hechos prisioneros, no quisieron ir a la cárcel por ha-
berlo matado [al padre], por haberlos atacado [a los soldados]. Por
eso vinieron los soldados. ¡Ah! Ésa fue la historia de Cuscat."

Texto en tzotzil recogido por Victoria Reifler Bricker, The Indian


Chist, the Indian King. The Historical Substrate of Maya Myth and
Ritual, Austin, University ofTexas Press, 1981, pp. 260-272. La ver-
sión en español que ofrecemos es deJan De Vos tomada de la traduc-
ción al inglés hecha por la autora.

270
DOCUMENTO 39
EL TUXTLECO JOSÉ MARíA MONTESINOS DA SU PUNTO DE
VISTA SOBRE LA LLAMADA "GUERRA DE CASTAS".
TUXTLA GUTIÉRREZ, 25 DE SEPTIEMBRE DE 1870

".. .lo que no me puedo explicar de ningún modo, es cómo pudo haber
sabido mi señor tío, Pedro José Montesinos, que la guerra de los Cha-
mulas que tenían emprendida, no era guerra de castas, ni cosa que
se pareciera, sino que el deseo de acabar con la ciudad de San Cristó-
bal puramente; era insoportable el mal trato que éstos le daban a los
pobres indios; que éstos cuando llegaban a la ciudad a vender el
producto de sus trabajos, los sancristobalenses ponían precio a sus pro-
ducciones, les daban lo que ellos querían, algunos, y otros se los
cogían a la fuerza. El viejo Montesinos, mi tío, no afirmaba su opi-
nión en ese punto; y sí con palabras bien claras y razonables, me hizo
desistir de la idea de ir a tal guerra. Afirmaba el viejito mi tío, que
había conivencia en esta guerra suplantada con la situación actual
del Gobierno, que necesitaba de este pretexto para conseguir los fi-
nes rastreros como lo veríamos más tarde.
Efectivamente sucedió ni más ni menos tal como lo predijo mi citado
tío Pedro. A los 13 días de haber salido las fuerzas de esta plaza [de
Chiapa de Corzo], regresó mi tío Luis Montesinos de la expedición
de Chamula horrorizadísimo de la tal guerra de castas.
¡Caramba!, a todo el pueblo causó novedad que tío Luis Montesinos
haya regresado tan luego de la expedición, abandonando por comple-
to a sus antiguos y fieles camaradas; pues este viejecito es de un
temple de acero, es hombre que no le arredran los peligros por más
terribles que parezcan; ha asistido a más de cien combates desde
cuando el General Guerrero; el gobernador don Miguel Gutiérrez,
combatiendo al centralismo del general Santa Anna. Después por la
Constitución del 57, peleando contra los mochos conservadores y
siempre sosteniendo las instituciones liberales.
Tío Luis es un hombre que no aspira a ningún destino, siempre vive
y ha vivido de su trabajo personal y sólo aspira a prestar su auxilio
como soldado, cuando la patria lo llama, y hasta cree que es un cri-
men el que comete, cuando no va presto a la voz del clarín. Este viejo
veterano, soldado desde su niñez, nunca ha aspirado a ningún aseen-

271
so militar; para él lo mismo es ceñirse la espada, como abrazar el
fusil; varias veces lo hemos visto de capitán en jefe de una compañía,
como también de alférez en un escuadrón de caballería; tío Luis, po-
cas veces ha necesitado de sueldo en una compañía; pues siempre
lleva de consigo sus tecolines para mantenerse de sus propias bolsas;
tío Luis es querido y apreciado no sólo de sus compatriotas, sino por
la generalidad de los hombres, por el sinnúmero de cualidades que lo
caracterizan.
Tan luego que llegó a su casa, mi querido tío, después de haber aban-
donado la campaña, le preguntamos con demasiada sorpresa, la cau-
sa de su inesperado regreso, cuando siempre se le ha tenido como el
soldado más constante en todas las campañas, a lo que contestó sin
más disimulo, temor ni rodeos que él era soldado y sabía serlo cuando
verdaderamente había enemigo que combatir y atacar, hasta vencer
por la fuerza; pero nunca asesino como lo estaba haciendo el Gobier-
no por medio de sus tropas con el infeliz pueblo de Chamula.
Como sucedió a las 2 de la tarde del memorable día 14 de septiembre del
año ya citado [1870], que cuando las fuerzas del Gobierno se avistaron
con los chamulas, estaban éstos en grupos y en desorden a centenares
sobre los cerros; y no habían llegado a tiro de fusil, cuando todos, hasta
mujeres y niños, hincaron las rodillas desnudas en el suelo en demanda
de perdón; no obstante esta humilde actitud que tomaron para demos-
trar la sumisión al Gobierno, con el fin de obtener el perdón, las fuerzas
del Gobierno siguieron avanzando y los infelices chamulas todavía per-
manecían hincados, esperando sin duda, otorgaran la misericordia que
imploraban con lágrimas de dolor. Tales fuerzas, a un poco menos de
200 metros de distancia de donde estaban hincados los infelices indios,
rompieron el fuego por todas las direcciones sobre aquellas masas com-
pactas, indefensas y que, sin embargo que se desmembraran al golpe de
la bala, clamando misericordia, seguían con más encarnizamiento el
derramamiento de sangre.
Con tales actos de soberbia iniquidad, dice mi tío Luis, que no había
qué hacer; hubo momentos en que quiso abandonar su puesto con toda
su guerrilla y ésta estaba anuente en obedecerle; porque, no obstante
que la indiada permanecía hincada, en demanda de perdón, eran ba-
tidos sin ninguna consideración ni lástima; quiso huir solo, abando-
nando la guerrilla que mandaba, porque no le era posible ver con

272
indiferencia aquella inhumanidad del Gobierno y retrocedió ante tal
idea fatal. En ambos casos hubiera salido muy mal, porque le hubie-
ranjuzgado como desertor de campaña, cuando menos, o como traidor
al Gobierno; y en este último caso, tendrían que formar le un consejo de
guerra por haber abandonado en plena campaña el campo de batalla.
Así es que, de pronto se resolvió contra toda su voluntad, a ser actor en
aquella horrorosa acción sangrienta y dolorosa.
Cuando las fuerzas del Gobierno llegaron a confundirse con los cha-
mulas, sin haber saciado la sed de matanza y exterminio de aquella
desgraciada raza abyecta y poscrita, se dejaron oír unos estridentes
gritos articulados, que no comprendiendo nada de lo que querían
decir, se supo su significación, porque a los tales gritos secundados
por todos los grupos, fue lanzarse contra las fuerzas del Gobierno,
con un valor sobrenatural y aparecieron en esos momentos, diez o
doce mil chamulas, armados de escopetas, hachas, lanzas, puyas,
machetes, hondas y hasta de palos, de esos que les llaman chahuas-
tes; que fue tal el ardor y rabia que les cogió en vista de la matanza
de su raza, que ya no dieron lugar a la fuerza del Gobierno para
cargar de nuevo.
Estos infelices hombres, no pudiendo conseguir la clemencia que im-
ploraban con lágrimas de dolor y postrados de hinojos en el duro
suelo
, de las praderas, arremetieron con un valor bárbaro a las fuer-
zas del Gobierno, que no les dieron tiempo para reponerse de las
perdidas posiciones y no tuvieron más que dar la media vuelta y
coger a la desbandada en una completa desmoralización.
Los chamulas, llenos de rabia y dueños de la situación, emprendie-
ron la persecución de estos enemigos enloquecidos de rabia en busca
de la represalia, partiendo a machetazos a cuantos alcanzaban y
también con bala, porque tiran muy bien con la escopeta.
En esa acción que el Gobierno creyó de ninguna funesta consecuen-
cia, murió mucha gente de San Cristóbal.
Tuxtla tiene que lamentar, además de la muerte de muchísimos sol-
dados rasos, todos de un valor ejemplar, al capitán primero, don Per-
fecto Romero, al sargento primero de infantería, Cecilia García y a
los dos sargentos segundos de infantería, Salvador Hernández y San-
tiago Albores, además de los centenares de chamulas que perecieron
de una manera tan inicua y tan villana.

273
Al siguiente día de esta catástrofe, [fecha 15], llegaron refuerzos de San
Bartolomé y Acalá, y en San Cristóbal se formaban algunas compañías,
porque los sancristobalenses sabían muy bien que los chamulas habían
jurado destruir la ciudad, hasta acabar con el último vestigio.
El16llegó una compañía de infantería de Comitán y la caballería de
Ocozocuautla; y ya con todos estos refuerzos y mejores elementos,
emprendieron la campaña en la mañana del día 17, en el cual comba-
te no salieron tan victoriosos, pues tuvieron que lamentar pérdidas
no menos considerables que las anteriores y lo que más le desagradó
a mi tío Luis, fue que los pobres chamulas pedían perdón con toda
reverencia al Gobierno, y éste no se los concedía; por fuerza quería
que aceptasen la guerra.
Mi tío se molestó tanto con estas ingratitudes que pasaban por su
vista, que buscó un pretexto para venirse para acá, sin que nadie
tuviera derecho de decirle nada.
Llegó aquí el 20 en la tarde.
Al final de esta revolución trágica, cuando ya los infelices chamulas
andaban diseminados por los montes y serranías, huyendo de la in-
grata persecución que sin tregua ni descanso les hacía el Gobierno,
so pretexto de que andaban alzados en armas, sin haberse dado por
rendidos; y desgraciado el grupo que llegaba a ser sorprendido, por-
que inmediatamente eran pasados por las armas, hombres, mujeres
y niños, sin formación de causa alguna ... "

Memorias del sargento José Ma. Montesinos (ed. de F. Castañón),


México, Gobierno del Estado de Chiapas, 1984, pp. 57-60.

DOCUMENTO 40
EL AYUNTAMIENTO DEL PUEBLO DE SAN DIEGO LA REFORMA
PIDE AL GOBERNADOR DEL ESTADO DE CHIAPAS, QUE LOS
PROTEJA DE LA INVASIÓN DE SUS TIERRAS POR EL FINQUERO
VICENTE COELLO. LA REFORMA, 30 DE ABRIL DE 1882

"Al gobernador del estado: Mariano Moreno, presidente, Mariano


Vázquez, regidor primero, José María Pérez, regidor segundo, y José
Hernández, síndico municipal de este ayuntamiento, vecinos y fun-

274
dadores del pueblo de La Reforma, ante usted, previas las protestas
de respeto y atención, exponemos:
Somos naturales de la villa de Teopisca, pero los prolongados traba-
jos, los insoportables sufrimientos y las duras pruebas por las que
continuamente pasábamos, a causa del mal porte de la raza ladina de
aquella población, nos hizo abandonar nuestras humildes chozas, los
templos de nuestra creencia, las cenizas veneradas de nuestros ante-
pasados, aquellos queridos lugares de dulcísimos recuerdos que aún
halagan a nuestra memoria, los recuerdos de la infancia, y condena-
dos por la naturaleza a la ley del trabajo, poblamos en la antigua finca
San Diego, propiedad que fue del común de la misma villa de Teopisca.
Teniendo nuestros correspondientes títulos, que hasta ahora guar-
damos, despertóse en algunos espíritus ambiciosos y mal intenciona-
dos la insana idea de quitarnos lo nuestro y dejarnos sin hogar, sin
patrimonio, sin porvenir[. .. ] Y fatalmente en parte consiguieron su
objeto, porque los terrenos de la expresada finca San Diego han sido
cercenados por algunos de los circunvecinos.
Corriendo el tiempo, el Gobierno del Estado declaró pueblo a esta fin-
ca San Diego dándole el nombre de "La Reforma", y sin duda declaróse
pueblo porque contaba y aún cuenta coh los elementos necesarios. Es
una entidad política que tiene vida, compuesta de nuevas generacio-
nes, que sin cesar anhelan el progreso, el desarrollo, la agricultura.
Más tarde, los señ.ores Coello, constituyéndose en no sabemos qué,
recogieron nuestros ganados y los dividieron ficticiamente entre to-
das nuestras familias. Decimos ficticiamente, porque además de haber
preferido a los de nuestra raza que estaban de baldíos de ellos, dieron
por el precio del ganado que correspondió a cada una, algunas varas
de manta y algunos pañ.uelos de hilo; y nosotros infelices indios, po-
bres, ignorantes, sin luz que nos guíe, toleramos y seguimos toleran-
do con paciencia esos inhumanos procedimientos que han regado la
senda de nuestra existencia con lágrimas y espinas.
Enseguida presentóse un señ.or agrimensor Fernando Coutiñ.o y sin
nuestro consentimiento, sin esperar nuestra aprobación, sin oírnos,
sin sujetarse a las disposiciones legales e inepto en los principios de
las ciencias matemáticas, fraccionó los terrenos de la repetida finca
San Diego, que reputábamos por ejido y aún reputamos, dando por-
ciones considerables y arbitrarias a los baldíos de los señ.ores Coello,

275
so pretexto de vecinos de nuestro pueblo y con la mira de aniquilar-
nos, de extinguirnos, de anonadarnos [... ]
Todas las disposiciones que hablan del fraccionamiento de terrenos
que deban dividirse en favor de la clase infeliz, entre ellas la circular
de 30 de septiembre de 1867, previenen no se adjudique porción al-
guna sino a los que están real y positivamente en posesión actual de
la superficie con que deben ser agraciados. Pero en la medida practi-
cada por el señor Coutiño no sólo se dio terreno a los no poseedores,
sino también a los no vecinos y sí baldíos de los señores Coello, sin
que hayamos conocido, ni hasta ahora conozcamos, orden de autori-
dad alguna para esa operación, y tal vez ni la conoceremos, porque se
nos asegura no haber existido.
El señor Vicente Coello se dice que compró a sus baldíos la superficie
que imaginariamente les fue señalada por el arbitrario procedimien-
to del citado agrimensor Coutiño. Añadiendo a estas porciones algu-
na superficie de la finca El Rosario, formó dicho señor Vicente Coello
la finca San Lazarito y la vendió al señor Manuel Espinoza, hoy ya
difunto y primer marido de Carmen Farrera, hija de lgnacia Solano,
sin que al otorgar la escritura de compraventa se haya presentado
más documento justificativo de buena procedencia del terreno que
se nos ha querido cercenar que unos mal forjados planitos de que se
avergüenzan la geometría y la topografía.
Nosotros continuamos con nuestro título expedido con los sellos del
rey en 1731, y convencidos de que nos ampara !ajusticia hacemos mil
sacrificios por sostener nuestros derechos, a fin de que las generacio-
nes venideras no nos acusen de indolentes. Ciertos como estamos de
que todos los títulos circunvecinos especifican con precisión los lími-
tes de nuestros terrenos y de que estamos bajo la sombra protectora
del Gobierno, pues aunque indígenas somos ciudadanos libres, cum-
plidos, obedientes y sumisos, nada tememos.
La suprema circular de 26 de marzo de 1878 despertó en nosotros
la idea de pedir al Gobierno se nos midiera en calidad de ejido los
terrenos de la antigua finca San Diego que hemos poseído y segui-
mos poseyendo, para así saber qué superficie nos habían dejado
nuestros cercenadores y también avivar nuestros mojones. Para
practicar esa operación fue nombrado el profesor Manuel María
Mijangos, quien no sólo nos consideró muchísimo rebajado el mon-

276

~-~-----~---~ ----~~~~~~~---------------
te de sus honorarios, sino que también le pagamos hasta que pu-
dimos. Este agrimensor vino a nuestro pueblo y al desempeñar la
comisión que se le encomendó, encontró, al tocar con los terrenos
de la finca San Lazarito, no ser suficientes los aludidos planitos
y se sujetó a nuestros títulos conceptuados hasta aquí como muy
buenos y legales. Entonces la señora lgnacia Solano, aunque sin
probar su personería, protestó, y así debe registrarse en el expe-
diente que obra en esa Secretaría.
Proseguimos nosotros, convictos de tener la justicia, emprendiendo
algunos trabajos de agricultura en el terreno disputado, en cuya raya
limítrofe se encuentran las casas de la susodicha finca San Lazarito,
y de aquella época a la presente han habido muchísimas amenazas.
En 1879 el señor licenciado Ausencio M. Cruz y el señor Ramón
Franco, estando en la finca La Lanza, recogieron en beneficio del
señor Vicente A. Coello algunos recibos de los baldíos de esta finca
para comprobar la venta de esas porciones de terreno [de las] que ya
arriba hablábamos, no habiendo conseguido lo mismo con los vecinos
de este pueblo, sin fijarse que la medida del señor Coutiño es nula
por su principio y por su fin, por su causa y por su efecto, porque es
ilegal, no habiendo nosotros pedido ni consentido, como no aparecerá
ninguna firma nuestra[ ... ]
Nuestro pueblo se nombra La Reforma. Y ¿quien es el gobernante
que ha sostenido valerosamente las instituciones democráticas, los
principios republicanos y que ha implantado en Chiapas con tanto
acierto las bienhechoras leyes de Reforma? Todos unánimemente
confiesan que el actual gobernador, el digno y ameritado coronel Mi-
guel Utrilla, que ha seguido las mismas huellas de progreso que
marcó el inmortal Juárez. Así lo sentimos y de ello estamos com-
pletamente convencidos.
Con esta confianza, a usted señor gobernador, en méritos de justicia
pedimos y suplicamos se sirva decretar: se extienda copia de este
ocurso y se remita al juez de primera instancia del departamento de
La Libertad llamándole la atención que el pueblo de La Reforma y su
ejido pertenece al departamento del Centro y recomendándole ejerza
justicia. Pues, aunque suponemos que en todo el estado se cumple
con la ley, habiendo más personas ilustradas en esa capital, no que-
remos renunciar nuestro domicilio.

277
Es gracia que solicitamos, con la promesa de no proceder de malicia,
suplicando se nos admita estampilla de a cinco centavos, por ser noto-
riamente pobres. La Reforma, abril 30 de 1882. A petición y ruego del
presidente, regidores y síndico que no saben firmar: Pascual Moreno."

Archivo del Juzgado Civil, San Cristóbal de Las Casas, documento


sin clasificar;

DOCUMENTO 41
FRANCISCO LEÓN, GOBERNADOR DE CHIAPAS, INFORMA AL
PRESIDENTE PORFIRIO DÍAZ SOBRE LAS CONDICIONES
INFRAHUMANAS EN LAS QUE TRABAJAN LOS JORNALEROS
INDÍGENAS. TUXTLA GUTIÉRREZ, 20 DE DICIEMBRE DE 1898

"Mi respetado general: el autor de la exposición que tengo la honra


de devolver a Ud. asienta dos puntos fundamentales que explican la
condición del jornalero en la generalidad del estado; primero: la re-
sistencia del indígena para trabajar; segundo: la explotación de su
penuria para adeudarlo a fin de que se vea obligado a permanecer en
las fincas de campo.
La resistencia del indígena para trabajar no es fatalismo de raza, ni
obedece a condiciones geográficas; es consecuencia legítima de ante-
cedentes históricos que no es posible cambiar de un golpe, pero que
las instituciones pueden y deben modificar.
Entre los antecedentes referidos debe ocupar el primer lugar la tra-
dicional costumbre de que sólo el indio debe trabajar forzada y gra-
tuitamente, no sólo en faenas de provecho general, como los caminos,
sino en otros servicios locales. Estando los ladinos exceptuados de
todo pecho, se fue estableciendo entre éstos y los aborígenes una lí-
nea de separación tan inconveniente que la ciudad de San Cristóbal
estuvo a punto de ser destruida por una insurrección provocada por
la condición lamentable del aborigen.
Explícase también la resistencia al trabajo a pesar de la diferencia
del jornal, porque los medios de vida tienen diferentes precios en las
poblaciones del estado, siendo el Soconusco el departamento en que

278
ésta es más costosa. Un mozo de trabajo prefiere treinta y un centa-
vos en San Cristóbal, verbigracia, a sesenta y dos en Soconusco, por-
que esta cantidad no le basta para proporcionarse los elementos que
compra con los treinta y un centavos.
Hay un hecho que demuestra palpablemente la situación del indíge-
na y sobre el que me permito llamar respetuosamente la atención de
Ud., mi general, y es el siguiente:
Desde que los conquistadores llegaron a estos rumbos, hallaron el ser-
vicio de transporte por medio de cargadores llamados tamanes [tame-
mes], y ese servicio existe todavía, merced a un tráfico censurable.
El comerciante que tiene contratados quinientos o más tamanes pa-
ra el transporte de mercancías, tiene sobre las mulas de carga las
siguientes ventajas: hace un contrato que lleva consigo responsabili-
dad; tiene confianza en que la mercancía será conducida con cuida-
do; no tiene necesidad de mayordomo ni de arrieros que cuiden el
hato; no se preocupa por la alimentación del cargador; no necesita
capital para proporcionarse un atajo; paga al cargador un peso por
flete y él cobra tres o cuatro, ganando así dos o tres pesos sobre cada
cargador; si una mula se muere o inutiliza, pierde su valor, no suce-
diendo así cuando el cargador se inutiliza o muere; monopoliza el
comercio, impidiendo toda competencia, porque estorba el transpor-
te oportuno de las mercancías.
Sería necesario prohibir este tráfico, pero antes habría que estable-
cer vías expeditas de comunicación que permitieran el paso a trans-
portes de otro género, y entonces esas mismas mejoras por sí solas
harían inútil tal prohibición.
Para los comerciantes que trafican con estos desgraciados no convie-
ne ni puede convenir la apertura de caminos carreteros, ni menos el
establecimiento de ferrocarriles que harán desaparecer semejante
explotación que deja sobre el cuerpo de muchos indígenas las mis-
mas lesiones que las bestias de carga presentan sobre el lomo.
Esto explica por qué ha habido quien ofreciera treinta mil pesos para
que no se abriera el camino carretero para San Cristóbal.
Respecto de la condición de jornaleros, ha venido siendo la misma en
que los encontró la independencia hasta hace poco tiempo en que la
fuerza del progreso del país ha obligado a dar un paso a los elementos
conservadores de esas antiguas costumbres.

279
La segunda base de la exposición es perfectamente antieconómica y
contraria a las nociones más elementales de equidad y tiene que pro-
ducir sus frutos desfavorables al capital y desfavorables al trabajo,
como los ha venido produciendo.
La condición lamentable del jornalero fue uno de los factores de la
Reforma y por eso la constitución de 1857 mandó que nadie fuese
preso por deuda del orden civil y que a nadie se obligara a trabajos
forzados (salvo el caso de la última reforma constitucional).
Ante estos preceptos, la acción de las autoridades tiene que detener-
se en los ordenamientos del derecho civil, pues de otro modo el recur-
so de amparo anualaría toda determinación que tendiera a hacer
forzoso el trabajo.
Teniendo en cuenta la imposibilidad de cohonestar el trabajo forzado
con la libertad individual, me ha ocurrido alguna vez que podría for-
marse un cuerpo de trabajadores al que serían consignados, por cier-
to tiempo y previo el juicio respectivo, todos los vagos, destinándolo
para trabajar en los lugares donde más se hace resentir la falta de
brazos, pero siempre bajo la base de un jornal conveniente, ya porque
la equidad así lo reclama y ya porque, de otro modo, se daría pábulo
a la emigración a Guatemala para cuyo territorio se marchan gene-
ralmente los trabajadores prófugos.
No me ha parecido conveniente formalizar en este sentido, antes de
hablar con Ud., porque no siendo posible tratar el asunto por carta,
es necesario recibir personalmente las órdenes de Ud.
La división territorial entre Soconusco y Comitán fue antes un se-
millero de dificultades políticas, porque cuando dominaban en el Con-
greso los intereses de Comitán, se invadía en muchas leguas la
demarcación de Soconusco, y viceversa cuando los de este departa-
mento preponderaban. Casi siempre las cuestiones políticas iban li-
gadas a otros intereses que las hacían nacer. Esta situación obligó al
señor Lic. Rabas a a crear en diciembre de 1893 el partido de Motozin-
tla, formándolo con toda la zona que era la manzana de la discordia.
Así cesaron los disturbios que algunas veces llegaron a amenazar se-
riamente la conservación de la paz entre aquellos departamentos.
Esto no impide, sin embargo, el ejercicio de los derechos de los
agricultores, porque la existencia del Partido de Motozintla no
aleja la distancia territorial de Comitán y porque esos departa-

280
mentos están sujetos a la misma legislación y a la misma autoridad
administrativa del gobernador.
Preocupado el gobierno por todo cuanto con la agricultura se relacio-
na, porque este ramo será la fuente principal de prosperidad en el
estado, se convocó en 7 de diciembre de 1895 el Congreso Agrícola que
decidió por gran mayoría que era llegada la vez de acabar con la tristí-
sima condición del sirviente adeudado, porque ésa era la traba para el
desarrollo progresivo de la agricultura y para el nacimiento de las indus-
trias a que ella da lugar. El Congreso del Estado considerando las
resoluciones del de Agricultura, expidió la ley de 24 de mayo de 1897.
Una nueva junta, cuando apenas se acaba de hacer el registro de la
deuda, acaso sería de resultados estériles. Si las juntas departamenta-
les que se proponen fuesen creadas legalmente para ejercer determina-
das funciones, habría que reformar el sistema administrativo vigente.
Para excogitar [sic] los medios que los agricultores juzguen oportu-
nos para el desarrollo de sus intereses, pueden establecerse enjunta
de modo libre y solicitar del Gobierno la expedición de las medidas
generales que sean convenientes, seguros de que serán atendidos
con el mismo espíritu con que fue convocado el Congreso Agrícola.
Con la cuestión a que se refiere el autor de la exposición se ligan
además de las antes referidas otras de no menor importancia y sobre
las cuales me propongo recibir las indicaciones verbales de Ud. cuan-
do se sirva permitirlo.
Quedo de Ud., mi estimado general, respetuoso subordinado, adicto
amigo y atento S.S. Francisco León."
Colección General Porfirio Díaz, L23C35, Universidad Iberoamericana.

DOCUMENTO 42
ROSARIO CASTELLANOS OPINA SOBRE LA CENTENARIA
AGRESIÓN DE LOS LADINOS CHIAPANECOS HACIA LOS INDIOS
DE AQUEL ESTADO.
MÉXICO, D.F., 1960
"A pesar de su confinamiento, el indio convive (y su relación mercan-
til y de trabajo es muy estrecha) con una sociedad de mestizos y blan-

281
cos más evolucionada que la suya y que disfruta de la posesión de las
más importantes fuentes de riqueza y de los otros medios de domi-
nio. La convivencia entre personas cuya situación sufre tal desequi-
librio produce fatalmente una serie de conflictos de todo orden,
incluso de orden racial.
A cada grupo corresponde una actitud de acuerdo con sus circunstan-
cias. En el indígena (y empiezo a referirme aquí ya exclusivamente al
que habita en la zona alta de Chiapas), una servidumbre de siglos ha
contrahecho, disminuido o aniquilado el sentimiento de la dignidad
personal. La humillación se les ha vuelto un hábito y la desgracia los
ha herido tan profundamente que han acabado por sentir ese despre-
cio de sí mismos que hace a la víctima cómplice de su verdugo. Por su
parte, el 'ladino' exagera de un modo monstruoso la creencia en su
superioridad. La vive como un hecho natural, biológico, inconmovible,
y lajustifica con razones religiosas, intelectuales e históricas.
Esta relación entre el indio y el ladino, en la que la justicia no cuenta,
se ha petrificado en instituciones escandalosas, pero que no suscitan
ni la más ligera mirada de extrañeza en quienes las detentan ni en
quienes las padecen.
La brutalidad de tales instituciones se hace patente en el intercam-
bio mercantil. Hay oficios, el de atajadora, por ejemplo, que consiste
en arrebatar por la fuerza a los indígenas los productos que van a
vender a la ciudad, arrojándoles después unas monedas que no
representan un precio equitativo pero que dan al despojo cierto as-
pecto de compra. O el de enganchador que trafica con el trabajo del
indio, sirviendo de intermediario ante quienes lo solicitan y cobran-
do su servicio con la parte del león. Hay más, mucho más qué decir:
del ranchero que paga a sus peones un sueldo irrisorio; del comer-
ciante que defrauda, por todos los medios a su alcance, al cliente
indígena; del profesionista, que atiende al indio, que acude a él, con
grosería y sin escrúpulos; de las amas de casa que se confabulan para
robar a las vendedoras indígenas; del simple transeúnte que se di-
vierte dando empellones y desplazando de la acera a los indios.
Las ofensas se acumulan hasta que rebasan los límites de lo tolera-
ble. Sobreviene entonces una reacción violenta por parte de los in-
dios, que varias veces ha alcanzado proporciones de sublevación
armada. Pero a la violencia responde el ladino con una violencia ma-

282
yor. Y como es el más fuerte, triunfa. La victoria no lo hace generoso.
Como escarmiento dicta represalias contra sus adversarios. Tales
métodos no logran más que empeorar la situación.
Es un círculo vicioso que es preciso romper. Y la ruptura se inicia,
puede advertirse ya, desde el campo indígena. En efecto, al elevar su
nivel de ingresos, al preservar su salud y procurar su instrucción, se
produce un aumento del aprecio que los indios se conceden a sí mis-
mos, una mayor confianza en sus propias capacidades y una respues-
ta afirmativa al estímulo de competencia y superación. El ladino ya no
se les aparece con el prestigio inalcanzable de vendedor y dueño natu-
ral, sino con la medida que sus defectos y cualidades dan a un hombre.
Mudanzas semejantes en los puntos de vista del indio son observadas
con recelo y aun con manifiesta hostilidad por los ladinos. El término
'indio alzado', con que los llaman, expresa, a la vez, su condenación y
su alarma. Y significa que hasta el ladino aún no ha llegado, en forma
eficaz, ninguna idea que ponga en crisis sus prejuicios ancestrales.
Siguen comportándose con la misma soberbia del encomendero, sin
entender que sus pretensiones ya resultan anacrónicas y hasta (si se
olvida el lado moral de la cuestión) ridículas.
Es inútil creer que se suprimirá el efecto si subsiste la causa. Los
ladinos no consideran a los indios personas humanas acreedoras de
respeto ni conciudadanos a quienes las leyes otorgan las mismas ga-
rantías y privilegios que al blanco, exigiéndoles idénticas obligacio-
nes. Un indio, para un ladino, es una cosa cuya calificación máxima
se refiere a la utilidad. Y el menosprecio no es azaroso: corresponde
exactamente a los intereses de los ladinos, a su concepción del mun-
do, a su valoración de lo humano.
Hay que hacer un examen de la conciencia del ladino; descomponerla
en sus elementos, mostrar el mecanismo de sus actos, descubrir sus
puntos déb"iles y sus fallas. Es tarea de· antropólogos, de sociólogos,
de sicólogos. También es tarea de lingüistas, porque en el habla se
delatan hábitos mentales, estados de ánimo colectivos, ambiciones,
recuerdos, propósitos. El habla es el instrumento para medir la den-
sidad cultural de un pueblo.
En el habla de San Cristóbal, la metrópoli ladina en la zona indígena
de los Altos de Chiapas, hallamos un retrato de la ciudad en el mo-
mento en que comienza a despertar de su marasmo. A su alrededor,

283
los acontecimientos siguen un ritmo vertiginoso. Si tienen un senti-
do, San Cristóbal no acierta aún a discernido y se enfrenta a ellos
con una ambigua actitud de aceptación y rechazo. La ambigüedad es
paralizante y San Cristóbal ni se deja arrastrar por los hechos exte-
riores ni opone a ellos más resistencia que la de un peso inerte.
La ciudad ha sido demasiado bien defendida por sus montañas; el
aislamiento la hizo perder contacto con el mundo que los demás cons-
truyen y comparten. Tiene las manías de los seres solitarios: cree que
sus opiniones, no sometidas al ácido corrosivo de la crítica ajena, son
dogmas de validez universal; que sus costumbres, por antiguas,
son eternas y por lo mismo forzosas. Que la gloria pretérita cubre su
decadencia actual.
Con dificultad llegaron hasta San Cristóbal los caminos. Y llegó tam-
bién el extranjero, el testigo molesto, el juez insobornable, el ojo que
contempla con ironía.
Los siglos de incomunicación se perciben hasta en los más mínimos
detalles. En el habla, por ejemplo. ¡Cuántos arcaísmos, cuántos giros
desusados ya hasta en el mismo lugar en que tuvieron su origen! Se
abusa del diminutivo, se complica la frase, se escoge la palabra me-
nos corriente. Es el estilo de los patrones -hasta el último de los
ladinos es patrón frente al indio- y están tan seguros de su fuerza,
tan asentados en su poder, tan en posesión de sus derechos, que se
permiten el lujo de parecer finos, de ser corteses, de ponerse un
guante encima de la garra. ¿O este disimulo, este afán de fingirse
inofensivos protege un punto neurálgico, enmascara un sentimiento
de culpa por el ejercicio inmoderado de ese poder y esa fuerza?
Lo que sí hay en la conciencia del ladino es el terror; el terror ha dado
vida a los monstruos que pueblan sus consejas: el Negro Cimarrón,
la Yehualcíhuatl, el Quebrantahuesos. Criaturas de la sombra, de la
ignorancia y quién sabe si del remordimiento, existirán, mientras
San Cristóbal no se abra a los tiempos nuevos. Estos tiempos en que
cada hombre, sea cualquiera su raza, su idioma, su condición, exige
que se haga efectiva, tangible y operante la igualdad de los demás."

Prólogo al libro de Susana Francis, Habla y literatura popular en la


.antigua capital chiapaneca, México, INI, 1960.

284
DOCUMENTO 43
LOSLACANDONESDELSURCUENTANELPORQUÉLOS
HOMBRES SE QUEDARON EN LA TIERRA.
LACANJÁ CHAN SAYAB, 1975

"Después de haber salido del Inframundo, nuestros antepasados y


Nuestro Padre vivieron en la tierra, pero un buen día N u estro Padre
dijo a nuestros antepasados:
-No está bien que ustedes se queden en este mundo; si les parece,
pueden ir allá arriba, al cielo. Aquí cometerán pecados, no está bien.
-No, dijeron los ancianos, ¡aquí abajo está muy bien! Como ven,
nuestros antepasados no querían de ninguna manera abandonar
este mundo.
-Yo me quedo aquí, dijeron ellos a Nuestro Padre.
-¿De veras?
-¡De veras! Yo no me muevo. La tierra, aquí, está estupendamente
bien. '
-La tierra no es buena, les dijo Nuestro Padre. ¿N o hay por lo menos
uno de ustedes que quisiera ir al cielo? Si uno va, entonces llegará el
día en que todos irán al cielo. Si uno de ustedes va, está bien.
-No, Señor, dijeron los ancianos, es que la tierra me gusta mucho.
-No tienen razón, les dijo Nuestro Padre, aquí abajo no está bien.
Ustedes deben trabajar, limpiar la milpa. Sus mujeres deben tejer
sus túnicas. En cambio, en el cielo no trabajarán.
-No, Señor, aquí está muy bien.
-Si eso es lo que quieren, dijo Nuestro Padre, ni modo ...
Pero añadió:
-Si uno de ustedes sube al cielo, no serán exterminados ustedes.
Este mundo un día acabará...
-No, Señor, ¡aquí está muy bien! dijeron los ancianos.
Nadie quiso subir al cielo.
Entonces dijo Nuestro Padre:
-Está bien. Hagan como quieren. Sin embargo, ustedes oyeron lo
que les dije. Este mundo llegará a su fin. Si van al cielo, no serán
aniquilados. Serán eternos.
Nuestros antepasados no creyeron las palabras de Nuestro Padrecito.

285
-¡Oh no! ¡Aquí está realmente muy bien! dijeron ellos.
Por eso los humanos se quedaron en la tierra."

Didier Boremanse, Contes et mythologie des indienslacandons ... ,


París, L'Harmattan, 1986, p. 27 4 (traducción deJan De Vos).

DOCUMENTO 44
LOS TZELTALES CUENTAN COMO JUAN LÓPEZ DE BACHAJÓN
VENCIÓ A LOS ESPAÑOLES EN CANCUC.
GUAQUITEPEC, 1976

"Bueno, antaño también esto cuentan. Así cuentan los de nuestro


pueblo esta otra historia.
Antaño había una mujer en Bachajón. Había, cuentan, una mucha-
cha que aún no se había casado y que fue al campo con su anciano
padre. Vino entonces la lluvia y se fueron a poner a cubierto de esa
fría lluvia dentro de una cueva. La muchacha empezó a cabecear.
Sólo, cuando empezó a cabecear, sintió como que había algo que se
movía en sus entrañas. Pero no dijo nada a su padre, sino que lo
guardó en su corazón.
Cuando pasó el tiempo, como apareció el niño en el vientre de la
mujer, ésta dijo a su padre:
-No sé qué haya quizá en mi vientre-, dijo.
Pues, no tenía marido. Entonces dijo el padre:
-¿Por qué? ¿Qué hay quizá allí en tu vientre?-, dijo.
El padre se enojó un poco y decía que había pecado. Pero no. Enton-
ces llevó a la mujer para que la pulsaran. Entonces se lo dijeron:
-No, no molestes a tu hija, no hay donde esté pecado, no. No se sabe
donde encontró esto-, le dijeron.
Entonces, por ello trató con cariño a su hija el anciano. Y cuando vino
al mundo el niño, en este mero momento tuvo uso de la razón. Y
creció el niño, sin tener padre en este mundo, pues no aparece dónde
lo encontró la mujer.
Y cuando vino al mundo, cuentan que hubo mucho chisme de parte
de los hombres. Decían:

286
-Yo soy tu padre, eso mero-, decían.
·Pero respondía el pequeño niño, cuando aun era chiquito:
-¿De dónde sabes que yo soy tu hijo?-, decía.
Así les contestaba el niñito.
Cuando creció, no comía mucho en su casa. Sólo comía poco en su
casa. Iba allá al farallón para comer y beber allí. Y cuando creció,
entonces pensó y dijo a su madre, cuando se hizo hombre:
-Hoy, pues, tengo mis amigos -dijo- y hoy vamos a ver fiesta-,
dijo después de un tiempo, cuando tuvo uso de razón, cuando había
crecido bien.
-Bueno, y ¿dónde está la fiesta?-, dijeron sus compañeros.
-Nada. Hay fiesta en Cancuc, hay una gran fiesta allí-, dijo.
-Bueno. Vamos, pues-, dijeron los otros.
Entonces dijo a su madre:
-Voy a ver la fiesta-, dijo.
-Bueno, vamos. Yo voy también- dijo la madre.
Entonces llamó a su madre y vinieron con ella sus compañeros.
Llegaron al río Chacté y se pusieron a comer. Terminaron de comer
y siguieron su camino. Allí en Holwitz estaban tronando muchos ti-
ros, porque de ningún modo había fiesta. Pero sus compañeros no lo
sabían, sólo él. Entonces dijeron los hombres:
-Oigan la fiesta. Buena fiesta hay allí a donde vamos-, dijeron.
Y muy contentos iban caminando. Entonces siguieron su camino.
Cuando subieron allí del otro lado del Chacté, hallaron dos piedras
distantes unos cincuenta metros una de otra, que de veras hemos
visto. Entonces dijo a sus compañeros:
-En este momento quiero decirles lo siguiente. Pobres de ustedes si
van. Pues, eso de ninguna manera es una fiesta, lo que vamos a ver-,
dijo a sus compañeros.
Entonces su madre se asustó, cuando lo oyó:
-¿A dónde nos llevas así?- dijo.
-Nada. Allí, pues. Pero no hay fiesta-, dijo el muchacho.
-Está bien si vienen, pero pobres de ustedes si mueren-, dijo.
Entonces dijeron sus compañeros:
-No. Que a fuerza hemos de ir también, para ver la fiesta y ver lo
que está pasando-, dijeron.
-Pero no pueden-, dijo el muchacho.

287
-No -dijeron los hombres- que a fuerza hemos de ir, dijeron los
compañeros.
-Entonces, está bien. Vamos a hacer la prueba. Aquí haremos una
prueba para que veamos que no pueden ustedes-, dijo.
Entonces empezaron a saltar sobre las piedras. Ya que el otro
compañero tenía por espíritu el tigre, entonces fueron saltando
sobre las piedras, pues una de ellas tenía como cincuenta metros de
largo, la piedra. Llegaron allí. Entonces el muchacho miró al que
sólo tenía un espíritu y dijo:
-Éste no te salvará por ello-, dijo el muchacho.
-Bueno, está bien. Que vengas-, dijo el otro.
-En cuanto a mí, quiero enseñarte el mío-, dijo el muchacho.
Entonces el otro hombre vio qué espíritu poderoso tenía el mucha-
cho. Entonces le mostró su poder el muchacho al hombre. Empezó a
saltar desde el suelo hasta el cielo. Con eso se dio cuenta de cuán
poderoso era el espíritu del muchacho el otro hombre. Por eso, el
compañero de allí mismo se regresó de donde hicieron la prueba. Se
llama el sitio, en donde estuvieron jugando, 'El Salto del Tigre'. Le
vino el nombre a la piedra, allí en el camino a Cancuc.
Entonces se fué el hombre solo y en el momento mismo llegó a Can-
cuc. Y cuando ya había llegado, se puso-como-los-pájaros sobre el
techo de la iglesia de Cancuc. Cuando estaba allí posado-como-los-
pájaros sobre el techo de la iglesia, entonces tocó la campana. Y los
que estaban allí, fueron a ver, ya que no había fiesta, sino guerra,
antaño, en el tiempo en que estaban en guerra los de nuestro pueblo.
Había muchos soldados allí en Cancuc, quienes estaban peleando
con los cancuqueros. Por ello, cuando el hombre llegó al techo de la
iglesia para ayudar a los de Cancuc, los soldados, cuando lo vieron,
se asustaron.
-Bueno, ¿de dónde vino éste? Por eso, ¿de dónde vino?-, dijeron los
soldados.
Entonces empezaron a dispararle muchas balas, con el fin de matar
al hombre que estaba sobre el techo de la iglesia.
Bueno, al hombre que estaba sobre el techo de la iglesia, no lo cubría
nada. Sólo tenía un sombrerito que lo cubría de las balas.
Ellas no atravesaban el sombrero, sino se quedaban allí en el som-
brero las balas. El hombre las recogía.

288
Cuando se les acabaron las balas a los soldados, les dijo:
-¿Tienen todavía balas?-, dijo,
Dijéronle los soldados:
-Ya se nos acabaron todas, se nos terminaron.
Él les dijo:
-Sus balas no se perdieron, sino aquí están todas-, dijo.
Entonces, tomó su sombrero,juntólas balas y las arrojó al suelo, y de
este modo murieron todos los soldados. Todos los soldados allí queda-
ron. Y cuando habían muerto los soldados, el hombre llamó a los
cancuqueros, les dijo que salieran.
-Miren, perdieron, se acabaron sus enemigos-, dijo el hombre.
Entonces, cuando había bajado el hombre, llamó a los cancuqueros y
les dijo:
-Quiero decirles esto -dijo-: Ahora estoy muy cansado, pero quie-
ro que me den en este momento mismo una muchacha, una doncella
verdadera-, dijo.
Entonces, he aquí que los cancuqueros no oyeron eso con buenos oí-
dos, cuentan.
-¿Por qué, pues, tiene que ser así como él nos dice? Éste ha de ser
otro diablo-, dijeron.
-Te vamos a dar-, le dijeron.
Entonces dijo el hombre:
-Les voy a decir esto claramente. Yo no puedo ser muerto por uste-
des, ni con machete, ni con arma de fuego. No moriré. Pero si quieren
matarme, paciencia, pues. Yo mismo les diré cómo puedo morir. Va-
yan y traigan un tronco de canté. Entonces, cuando lo hayan traído,
encima me pongan el pescuezo y lo corten con el hacha. Así moriré.
Pero si usan el machete; no me moriré-, dijo el hombre.
Los cancuqueros buscaron entonces luego luego el árbol y lo trajeron.
Pusieron sobre él su cabeza y la cortaron de golpe con el hacha. Así
murió Juan López. Y cuando había muerto, lo cogieron y se lo lleva-
ron. Había, dicen, un pozo muy profundo y allí lo arrojaron. Y fueron
a ver, porque, cuentan, Juan López ya estaba subiendo, faltaba otro
poquito para que saliera aquél a quien habían matado. Arrojaron
piedras sobre él y lo echaron otra vez para abajo.
Así acabó, cuentan, ese hombre. Y después de quedarse allí un tiem-
po, aquél a quien habían matado desapareció. Dicen que se fue por

289
dentro de la tierra hasta el centro de J obel y allá salió. Pero no fue un
hombre el que salió. Fueron puros guajolotes amarillos, cuentan, los
que salieron a bailar en el centro de Jobel. Entonces los habitantes
de Jobel se asustaron, puesto que aparecieron allí, en el centro de
Jobel, los guajolotes amarillos. Dijeron:
-¿De dónde vinieron éstos?-, dijeron.
Entonces, como había sabios en la ciudad, los llamaron y les ensañe-
ron los guajolotes amarillos. Entonces ellos dijeron:
-Estos de ninguna manera son animales, sino es Juan López, el rey
de los indios-, dijeron los sabios.
Cuando dijeron esto los sabios, cuentan, que ése era Juan López, dije-
ron los sabios, en ése mismo momento Juan López se puso de pie y
desapareció de nuevo. Sólo allí en Jobel se dio a ver. Se fue, así lo cuen-
tan nuestros mayores y ahora carga-sobre-sus espaldas el mundo.
Así lo contaron, hace mucho tiempo, nuestros antepasados."

Narración inédita de Melchorio Álvarez, indio tzeltal de Guaquite-


pec, grabada y traducida por Eugenio Maurer en 1976.

DOCUMENTO 45
LOS CAMPESINOS CHOLES CUENTAN CÓMO PIDEN PERMISO AL
SEÑOR YUM PAÑIMIL PARA DESMONTAR DONDE QUIEREN
SEMBRAR SU MILPA.
SABANILLA, 1978

"Ya cuando lo tenemos conocido que es el tiempo para que vamos a


sembrar entonces que hay que vamos a pedir permiso para que vamos
a desmontar y para que vamos a hacer la rozadura. Porque hay que
tenemos que vamos a pedir permiso para que lo vamos a desmontar.
Porque no es que es puro gusto que lo queremos desmontar. No es que
no duele, no es que no cansa, pues. Pero si no ¿ni modos que nos vamos
a morir de hambre si no lo queremos desmontar? ¿Cómo lo desmonta-
mos para sembrar? ¿Cómo lo vamos a destruir y quemar así como es
bonito el campo y el monte y el acagual? ¿Cómo lo vamos a hacer para
sembrar el maíz si vamos que tenemos que desmontar y no lo quere-
mos que se va a enojar el Ajaw, el Yum Pañimil? Porque hay pues el

290
Ajaw, o sea Yum Pañimil. Entonces que lo vamos a pedir permiso de
desmontar. A Lak Ch'ujul Tiat es que vamos a pedir su permiso para
que no lo vaya a estar enojado el Ajaw, o sea Yum Pañimil. Entonces,
pues, el que es el Tatuch lo junta la comunidad y entonces como ya
estamos todos juntos, que nos vamos, para hacer el celebración.
Lo salimos primero para que vamos a buscar cera de monte. Como lo
necesitamos cera del monte, así pues que lo vamos a buscar y lo va-
mos a hacer velas; unas velas largas y gordas los hacemos. Y enton-
ces también lo pedimos colaboraciones de dineros. Cada uno lo
pedimos su colaboración. Es que se va a gastar en el camino pues.
Hay que vamos a comprar sus tortillas y su pozol y el aguardiente.
Como está largo el camino y está bueno que nos vamos y nos venimos
contentos de nuestro corazón. Alegre, pues. Y cuando ya está listo, ya
es tiempo, ya lo vamos agarrando el camino todos juntos. Nos vamos
todos juntos en su lugar donde es que va a ser el celebración.
Lo vamos tocando música de tambores y de flautas o de pitos y nos
llegamos en su lugar del celebración. Y cuando nos regresamos en
nuestra comunidad, cuando ya se acabó de celebrar, igual que nos
regresamos, tocando músicas de pitos y de tambores. Y ya la comuni-
dad está esperando con música de flautas y de tambores y juntos
todos lo quemamos nuestras velas que nos quedaron, que no los que-
mamos esas velas allá donde fue el celebración.
Así es como pasa que pedimos permiso para desmontar y cuando ya lo
llaman para que va a ver junta de la comunidad, entonces que vamos
a dar informe de cómo fue que nos sucedió en tras el camino y en el
lugar donde nos fuimos a rezar. Porque sí pues, nos fuimos porque nos
vamos a rezar. N o es puro gusto de pasear. Así te lo voy a explicar:
Cuando ya es el mero día que nos vainos a salir; así como todavía está
oscuro y es tempranito y todavía falta para que llegue el sol, así es
que es noche todavía, los quemamos unas velas allí en nuestra ermi-
ta nuestro lugar. Y ya cuando lo miramos que ya mero se va salir el
sol, entonces lo tomamos nuestras banderas y nuestras flautas y los
tambores y agarramos camino rumbo all ugar donde vamos a acabar
la procesión. Porque hay sus lugares donde se va a hacer este rezo,
como de Tila o de Tumbalá.
Así como ya llegamos en ese lugar lo quemamos más velas y lo
hacemos nuestra oración. Pero primero, en su ermita ese lugar,

291
lo arreglamos; lo traemos juncias y palmas y alegre y con respeto lo
adornamos el lugar. Lo alineamos nuestras velas, los encendemos y
lo preparamos nuestro corazón para que vamos a rezar. Entonces,
en su puerta la iglesia nos brindamos una copita de aguardiente
para que así nuestra oración nos vaya a salir bien. Y ya que brinda-
mos la copita de aguardiente, entonces ya entramos a la iglesia y nos
hincamos y nos persignamos y lo rezamos el padrenuestro una, dos,
tres veces, según. Y rezamos la oración:
Padre Santo, Señor Santo, Nuestro Padre. Nuestra Madre, Señor del
Universo. Aquí estamos otra vez ante tus plantas, bajo tus pies para
ganarnos tu favor, tu bendición.
Somos tus hijos del ejido, que venimos a pedir permiso Padre Señor
Santo Señor Nuestro.
Necesitamos desmontar, queremos sembrar, somos muy pobres, te-
nemos mucha hambre. Por eso Señor, nuestro Dios, Ángel Custodio,
aquí estamos tus hijos los que trabajamos la tierra en la comunidad.
Padre Santo, Nuestro Padre, Nuestra Madre, Ángel Protector, Se-
ñor del U ni verso no creas que por gusto vamos a desmontar, tenemos
que sembrar, tenemos que conseguir nuestra comida, no queremos
sentir hambre, ni enfermedad. Por eso venimos a pedirte para que se
críen nuestros niños, nuestros puercos, nuestras gallinas. Somos tus
hijos, no nos abandones, pues tú nos pusiste en este mundo para
trabajar la tierra danos tu protección, líbranos de los peligros, de las
cortadas del machete, de la mordedura de serpiente, que no se vaya
a aplastarnos un palo, que no se quiebre nuestro pie, que no se lasti-
me nuestra mano Padre Santo, Señor Santo ... "

Jesús Morales Bermúdez, On O T'ian. Antigua Palabra. Narrativa


indfgena chol, México, UAM, 1984, pp. 124-126 (texto recogido en
español).

292
DOCUMENTO 46
LOS CHOLES DE TUMBALÁ CUENTAN CÓMO JUAN SOL LES
ENSEÑÓ A LEVANTARSE DE SU CENTENARIA POSTRACIÓN.
TUMBALÁ, 1986

"Llegó el día en que la gente reflexionó acerca de la pobreza en que


vivían en las fincas y no quisieron volver a trabajar más para los
finqueros.
Juan Sol fue el primero que lo pensó, el primero que habló a su gente.
Lo hizo sólo él. Como todavía no existía el comisariado ejidallos hom-
bres nombraron a Juan para que se encargara de solicitar tierras al
gobierno. Los jóvenes y los viejos, todos apoyaron a Juan y empeza-
ron a reunirse en la cueva de piedra, a escondidas de los finqueros
para organizarse y juntar dinero.
Con las cooperaciones de un peso por persona se iniciaron los viajes
a Tuxtla a gestionar la dotación de tierras. Se iban los hombres car-
gando su comida para toda la semana que duraba el viaje a pie.
Por fin, luego de un año.de estar yendo a Tuxtla, la gente consiguió el
apoyo del gobierno, y así se inició la medición de las tierras.
Los finqueros se enojaron mucho, pues no querían que se midiera y
se repartiera la tierra, ya que antes toda la tierra era de sus fincas,
todas colindaban entre sí. En todos lados era lo mismo, los finqueros
eran los dueños de las tierras.
Ya después, al enterarse que el gobierno efectivamente estaba midiendo
las tierras y dándolas a la gente, cada comunidad empezó a tramitar su
dotación. Así fue como los hombres empezaron a levantarse."

José Alejos García, Wajalix Bat'an, Narrativa tradicional ch'ol de


Tumbalá, Chiapas, México, UNAM, Centro de Estudios Mayas, 1988,
p. 107 (texto recogido en chol y traducido por José Alejos García).

293
La estatua del
conquistador Diego
de Mazariegos es
derribada por indios
de los Altos el12 de
octubre de 1992
(fotografía de
Antonio Turok)

294
GLOSARIO

. Ají: sinónimo de chile (Capsicum spp.).


Arroba: medida de peso igual a 25libras, equivalente a 11.502 kilogramos.
Ataurjía: adorno con dibujo de colores.
Beneficio: 1) conjunto de derechos y utilidades inherentes al oficio eclesiástico de
cura; 2) distrito en el que el cura beneficiado tiene jurisdicción pastoral.
Bezote: anillo de material precioso que durante la época prehispánica llevaban
hombres y mujeres atravesado en el labio superior como adorno.
Caballería: 1) cantidad de tierra que se repartía a los caballeros que habían
contribuido a la conquista o colonización de un territorio; 2) medida agraria
equivalente a 60 fanegas o 3.863 áreas, en España, y a 45 hectáreas en
Centroamérica.
Carga: unidad de medida para algunos productos forestales (leña, carbón, etcé-
tera) o agrícolas (frutos y granos). Una carga de cacao, por ejemplo, era de 60
libras o 24 000 granos de cacao.
Cacique: 1) señor de vasallos o superior en alguna provincia o pueblo de indios;
2) persona que en un pueblo o comarca ejerce excesiva influencia en asuntos
políticos o administrativos.
Calpul, calpulli: unidad ciánica o territorial de origen prehispánico.
Capitación: repartimiento de contribuciones por cabeza.
Caribal: caserío de indios lacandones.
Corma: especie de prisión compuesta de dos pedazos de madera, que se adaptan
al pie del hombre o animal para impedir que camine libremente.

295
Fanega: 1) medida de capacidad para áridos (granos, legumbres, frutos) que en
Castilla equivalía a 55.5litros; 2) medida agraria que en Castilla equivalía a
64 áreas y 596 miliáreas.
Fardo: bulto grande de ropa u otra cosa que es apretado para transportarlo de una
parte a otra, lo que se hace regularmente con las mercaderías.
Finca: nombre que en Chiapas se da a una propiedad rústica de considerable
extensión, equivalente a la hacienda en otras partes.
Frailesco: perteneciente o relativo a los frailes, en el caso de Chiapas casi exclusi-
vamente a los frailes dominicos, orden religiosa fundada por Santo Domingo.
Gallina de la tierra: nombre que los españoles daban al guajolote o pavo, para
distinguirlo de la gallina de Castilla, traída por ellos.
Guardián: en la orden de San Francisco, superior ordinario de un convento.
Guardianía:territorio o distrito en que tiene jurisdicción pastoral un guardián.
Jícara: mexicanismo para nombrar un recipiente hecho del fruto de las plantas
Crecentia cujete y C. alata.
Katún: periodo de 7 200 días, algo similar a la concepción que tenemos de siglo,
sólo que equivalía a 20 a,ños aproximadamente.
Kaxlán: nombre con el cual los indios de Chiapas suelen identificar a los foras-
teros; viene de la voz "castellano".
Ladino: al principio, se decía de un indio que hablaba español; a fines del siglo
XVII y durante el XVIII, se decía de todo indio que había perdido todo nexo con
su comunidad y por lo tanto ya no era, culturalmente, indio. En Chiapas el
"ladino" es sinónimo de mestizo.
Liquidámbar: bálsamo o resina· de color amarillo, aromático y de sabor ocre,
procedente del árbol llamado ocozol (o xochiocotzoquahuitle en náhuatl)
(Liquidambar macrophylla ).
Majagua: árbol de la familia de las malváceas; la madera se utiliza para elabo-
rar lanzas y del líber de los vástagos se hacen sogas.
Naboría: indio que trabajaba para los españoles en tareas fundamentalmente
domésticas, tanto en la ciudad como en las fincas o haciendas; pagaba un
tributo menor que los demás indios.

296
Nahual: animal protector que según la creencia india cada persona recibe al nacer
y que tendrá como compañero inseparable durante el resto de su vida.
Nahualista: 1) sabio en la comunidad india que asigna el nahual a los demás y
sabe interpretar los signos en torno a la salud y el futuro de ellos; 2) brujo,
hechicero, en la opinión de los españoles.
Orejuela o xochinacaztle: Cymbopetalum pendiflorum, arbusto silvestre de la
familia de las anonáceas cuya flor decuatro pétalos asemeja oreja; seca servía
como remedio contra dolores de estómago y como aromatizan te del chocolate.
Parcialidad: 1) unidad ciánica o territorial dentro de un puéblo de indios, de
origen prehispánico; 2) a menudo, sinónimo de barrio.
Pataste: del náhuatl patachtli, especie de cacao Theobroma bicolor, de menor
calidad que el cacao propiamente dicho (Theobroma cacao).
Peonfa: porción de tierra o heredad que, después de hecha la conquista de un
territorio, se solía asignar a cada soldado de a pie para que se estableciese en él.
Peso: moneda de plata con el peso de una onza y que valía ocho reales.
Petate: esterilla de palma que era usada como tapete tanto para sentarse como
para dormir sobre ella.
Pita: voz quichua que significa hilo fino, genérica para hilo fino hecho de fibras
duras de diversas plantas de Agave y Fourcracea.
Policfa: buen orden que se observaba y guardaba en las ciudades y pueblos al
cumplir las leyes y ordenanzas establecidas para su mejor gobierno.
Principal: nombre con el cual se identificaba en las comunidades indias a los
nobles o los personajes más destacados en el gobierno civil y religioso.
Prior: en la orden de Santo Domingo, superior ordinario de un convento.
Priorato: distrito o territorio en el que tiene jurisdicción pastoral un prior. ·
Real: moneda de cambio, equivalente a 58 maravedíes.
Tameme: voz mexicana para cargador indio que transportaba en su espalda
productos o personas.
Tecomate: mexicanismo para una especie de calabaza de cuello estrecho y corteza
dura, de la cual se hacen recipientes; de la planta Lagenaria ciceraria.

297
Teponaxtle: voz mexicana para nombrar un instrumento musical indio, formado
por un tronco hueco de árbol con dos lengüetas, sobre las cuales se golpea con
bolillos, variando sus dimensiones de un metro a treinta centímetros de
longitud. El nombre equivalente en varias lenguas mayas es tum.
Tequitlato: mexicanismo, mandón o merino, o el que tiene cargo de repartir el
tributo o el trabajo a los macehuales. ·
Tercio: fardo, la mitad de una carga.
Tierra comunal: tierra acumulada de acuerdo con los intereses y posibilidades
económicas de cada pueblo. Podía ser objeto de enajenación y transacciones
comerciales.
Tierra ejidal: tierra que era otorgada ex oficio a cada pueblo de indios. No podía
ser enajenada. Generalmente tenía cinco caballerías "en cuadro", equivalen-
te a cerca de 38 caballerías.
Tostón: moneda de plata equivalente a cuatro reales, es decir, medio peso.
Vicaría: territorio en el que tiene jurisdicción pastoral un vicario.
Vicario: persona que en las órdenes religiosas tiene la autoridad de superior
mayor en caso de ausencia, falta o indisposición del ordinario.
Zonte o zontle: 1) 400, en náhuatl; 2) unidad de medida usada para maíz,
camotes, diversos frutos, leña y aun cacao, compuesta de 400 unidades.

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