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Universidad Nacional Autóno�a de Méxt


Instituto de Investigaciones Antropológícas
RUTAS DE INTERCAMBIO
ENMESOAMÉRICA
III CoLOQUIO PEDRO Bosctt-GIMPERA

Evelyn ChildsRattray
(Editora)

Universidad Nacional Autónoma de México


Instituto de Investigaciones Antropológicas
CONTENIDO

Introducción
Evelyn ChildsRattray 7

ENSAYOS SOBRE EL INTERCAMBIO Y EL MERCADO

¿Cómo nos ayuda el estudio sobre el intercambio interregional


a entender el desarrollo de las sociedades complejas?
RobertD. Drennan 23

La identificación de mercados en contextos arqueológicos:


una perspectiva sobre el consumo doméstico
Kenneth Hirth 41

EL CENTRO DE MÉXICO Y SUS REGIONES DE INTERACCIÓN

T eotihuacan. Nuevos datos para el estudio de las rutas


de comunicación
Rubén Cabrera Castro 57

Rutas de intercambio en el periodo Clásico en Mesoamérica


Evelyn ChildsRattray 77

Cholula y Teotihuacan: una consideración del occidente


de Puebla durante el Clásico
Primera edición: 1998 PatriciaPlunket y Gabriela Uruñuela 101

D. R. © 1998, Universidad Nacional Autónoma de México Notes on three decades of obsidian source investigations
Ciud,1d Universitaria, 04510 México,D. F. in central Mexico
RobertH Cobean 115
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOL(JGICAS

MoNTEALBÁN
Impreso y hecho en México
ISBN 968-36-6700-7 Monte Alban and Teotihuacan
Marcus Winter 153
6 CONTENIDO

A continuing connection between Teotihuacan and Monte Alban


SueScott 185
INTRODUCCIÓN
Monte Albán IIIB-IV y su red de interacción con el Altiplano mexicano
BerndFahmelBeyer 201
Evelyn Childs Rattrat�
EL GOLFO Y LA REGIÓN MAYA

Estilos de volutas en el periodo Clásico


El tercer Coloquio Pedro Bosch Gimpera se efectuó, gracias al apoyo de la
Barbara L. Stark 21 5
UNAM, del 4 al 10 de julio de 1995 en el auditorio del Instituto de Investigacio­
Veredas, caminos reales y vías fluviales: nes Antropológicas. En el coloquio participaron tanto investigadores interna­
rutas antiguas de comunicación en Chiapas cionales como académicos nacionales, reunidos para discutir temas específicos
acerca de la interacción y el comercio entre las civilizaciones antiguas de Mesoa-
Thomas A. Lee Whiting 239 , .
menea.
El dominio de las rutas fluviales en la región chontal. En este libro publicamos los trabajos de dicho coloquio, entre los cuales
Acalan: el lugar de las canoas pueden contarse nuevos datos, enfoques y teorías de particular interés, que sin
duda resultarán de utilidad para los investigadores que trabajan con materiales
Ernesto Vargas Pacheco 259
arqueológicos.
Obsidian production and exchange in eastern Mesoamerica Este coloquio puede asumirse como el continuador del simposio presenta­
Fred W. Nelson, Jr. andJohn E. Clark do en el cuadragésimo Congreso Internacional de Americanistas, en 1972,
277
organizado por Thomas Lee y Carlos Navarrete, y el subsecuente excelente
LA FRONTERA SEPTENTRIONAL volumen Mesoamerican Comunication Routes and Cultural Contacts, publi­
cado por la New World Archaeological Foundation. En dicho congreso se
U na ruta de intercambio comercial en la frontera puso énfasis especial en la parte sur de Mesoamérica 0a región maya}. El
septentrional mesoamericana coloquio sigue con el mismo tema, pero centrado en las rutas de intercambio
Ma. Teresa Cabrero G. en la región mesoamericana en el periodo Clásico, desde la perspectiva del
337
centro de México. Y para enriquecer el acervo optamos por incluir ponencias
Acquisition and distribution of obsidian del periodo Posclásico hasta el colonial.
in the N orth-Central frontier of Mesoamerica Han aparecido varios trabajos teóricos sobre los efectos estimulantes de los
J Andrew Darling and Micheal D. Glascock contactos y el intercambio como factores importantes en el desarrollo de las
345
sociedades complejas de Mesoamérica. No fue un propósito fundamental de
Los betlemitas: origen y dispersión de una orden religiosa este coloquio la formulación de nuevas teorías, aunque seguramente saldrán
Elsa Hernández Pons,Juan Venegas Pérez, apoyos en favor de algunas y evidencias para desechar otras. Nuestro enfoque
se encamina más bien a precisar cronologías con respecto a cada región con las
lvonne UrbanÁngelesy Claudia Ballesteros César 365
nuevas fechas de radiocarbono, a aumentar nuestros conocimientos sobre los

*Instituto de Investigaciones Antropol6gicas, UNAM.


¿CóMO NOS AYUDA EL ESTUDIO SOBRE EL INTERCAMBIO
INTERREGIONAL A ENTENDER EL DESARROLLO
DE LAS SOCIEDADES COMPLEJAS?

Robert D. Drennan:�

Ésta no es una reseña completa de modelos del intercambio interregional.


No pretendemos considerar toda la variedad de modelos propuestos, sino
algunos que aportan elementos interesantes al discurso actual. Nos permiti­
mos ciertas observaciones sobre cómo-algunas perspectivas nos ayudan a com­
prender los procesos de cambio en las sociedades de Mesoamérica y de otras
regiones en América. La terminología arqueológica sobre el intercambio in­
terregional es confusa (Kipp y Schortman 1989: 371-373). Las mismas pala­
bras han sido utilizadas en sentidos diferentes, por lo cual podría pensarse
que varios autores hablan del mismo tema cuando no lo hacen. Y, en sentido
contrario, algunos conflictos aparentes entre modelos desaparecen cuando se
comprende que los autores presentan perspectivas semejantes, pero con tér­
minos diferentes. Trataremos de no perdernos en estas confusiones, pues el
objetivo no es evaluar ningún modelo específico, sino considerar algunas orien­
taciones generales.
Por su importancia, el intercambio se ha incluido entre las características
esenciales de la "civilización", y en este sentido no es difícil entender por qué
en el registro arqueológico el intercambio ha sido tan bien acogido entre los
arqueólogos. Es muy fácil reconocer cuáles materias primas fueron importa­
das de otra región. Algunos estilos igualmente se vinculan con regiones foráneas.
Como resultado, el intercambio interregional ha sido bien documentado en
un sinnúmero de casos arqueológicos. Los mecanismos del intercambio y el
carácter específico de las relaciones entre las regiones son temas más difíciles
para el arqueólogo. No tenemos muchos ejemplos de la reconstrucción cuida­
dosa de esto, es decir, de las reconstrucciones que consideran interpretaciones
alternas y que utilizan las evidencias arqueológicas para abogar en favor de la
más indicada [por ejemplo, Sanders y Michels (eds.), 1977, Stark 1990].
*University of Pittsburgh.

[23]
24 ROBERT D. DRENNAN EL INTERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS 25

Mi objetivo no es utilizar el intercambio como criterio para reconocer refleja la tendencia actual. Hoy estamos en mejores condiciones para pregun­
J / arqueológicamente cierta clase de sociedad, sino más bien explorar las diferentes tar cómo influye el intercambio interregional en los procesos sociales, políti­
modalidades en que el intercambio puede influir en los procesos de cambio cos y económicos regionales de las sociedades complejas de Mesoamérica (y
social y político en las sociedades complejas. El desarrollo de est as sociedades también de otras partes del mundo). No sólo buscamos una serie de descrip­
;e ve como un proceso regional.tu producto es una organización política ciones de casos particulares, sino un entendimiento más general de esta in­
integrada, con fuerte carácter jerárquico, que abarca distintos asentamientos en fluencia.
una región_JEl intercambio interregional (en las sociedades complejas) depende Parece útil distinguir desde el principio tres impactos diferentes que el inter­
de las relaciones entre tales unidades políticas regionales (Blanton, Kowalewski G cambio interregional puede tener en los procesos regionales: económico, ideo­
y Feinman 1992: 425). ógico y político (véase también Schortman y Urban 1994). La separación de
Después de su papel central en el difusionismo de la primera parte de este estos impactos se hace para poder analizarlos, no porque la economía no tenga
siglo, el intercambio interregional no ha recibido, al parecer, la atención que que ver con la ideología o la política. Al contrario, es claro que estas esferas
merece en años recientes según, por ejemplo, Schortman y Urban (1992b); están fuertemente interrelacionadas, especialmente en las sociedades prehistó­
]
sin embargo, no me parece que el interés de los arqueólogos en el intercam­ ricas. Se separan para hacer más claro el análisis y entender mejor las implica­
bio interregional haya sido tan interrumpido. Dos hechos en especial conti­ ciones de distintos modelos. Algunos de los modelos más populares del inter­
núan llamando fuertemente la atención de los arqueólogos. En primer lugar, cambio interregional se basan directamente y exclusivamente en los impactos
como ya mencionamos, la evidencia arqueológica del intercambio interre­ económicos (se les ha criticado por eso). Otros modelos resaltan los impactos
gional, en forma de materias primas importadas o estilos foráneos, es t�n políticos o ideológicos de los patrones de producción y distribución de bienes.
obvia que llega a ser hasta espectacular. En segundo lugar,f e pueden obser- Éste es un contraste significativo entre los modelos -contraste que no pode­
var secuencias paralelas del desarrollo en las sociedades de regiones distintas mos ni discutir sin hacer cierta separación analítica entre los impactos econó­
/ r(dentro de Mesoamérica, por ejemplo) que sugieren que sus procesos de de­ mico, político e ideológico del intercambio interregional.
sarrollo están interrelacionados. Si nos preguntamos qué es lo que se intercambia entre las regiones se sugieren
Estas dos observaciones fueron centrales para la perspectiva difusionista de también tres categorías de bienes con cierta correspondencia con los tres
hace medio siglo. Y siguen siendo importantes para estudiar el intercambio ·.mpactos: bienes de uso práctico, artículos de lujo e información.
interregional, aunque muchas veces no son evidentes. A pesar del gran interés, En primer lugar se pueden intercambiar bienes de uso práctico y cotidiano
durante varias décadas, por los procesos regionales, los arqueólogos no se han para buena parte de la población. Esta categoría puede incluir, por ejemplo,
olvidado del intercambio interregional, debido a que estas décadas de estudio comida, enseres de uso casero o la materia prima éon la cual se elaboran tales
intensivo de los procesos regionales han dado buenos resultados, la atención a ,� • (objetos. En general estos bienes de uso práctico son los de mayor impacto
las relaciones interregionales puede tomar una forma más productiva que antes iconómico, pues cubren necesidades básicas de las actividades económicas de
porque ahora existe una posibilidad más amplia para la evaluación del impacto cada familia, o brindan ventajas prácticas para realizar las actividades cotidianas,
que tiene el intercambio en estos procesos regionales. Actualmente, al final del comparados con los instrumentos disponibles dentro de su localidad. Muchas
siglo XX, el estudio del intercambio interregional no tiene que limitarse a reto­ ,, veces medimos el impacto del acceso a tales bienes en términos netamente
mar las ideas difusionistas del principio del siglo, sino que puede aprovechar econom1cos.
los avances que los arqueólogos de los últimos 30 años han logrado en la com- En el otro extremo se puede intercambiar información. Fue este intercambio

I

1rensión de los sociedades regionales. La atención arqueológica reciente a las el que tenía la mayor importancia desde la perspectiva difusionista. Debido a
relaciones interregionales se ha concentrado en las ideas de centro, periferia y la supuesta escasez de invenciones, era muy import ante difundir conocimien­!
�sistemas globales" [Chase-Dunn y Hall (eds.) 1991, Hall y Chase-Dunn 1993]. tos tecnológicos de un grupo a otro (ciertas técnicas agrícolas, por ejemplo).
El hecho de que aparezca más el nombre de Wallerstein en este trabajo {1974) Recientemente el intercambio de información de importancia simbólica, ideo­
que el de Polanyi [por ejemplo 1971; Polanyi, Arensberg y Pearson {eds.) 1957] lógica o ritual, se ha destacado mucho más. Es natural asociar el intercambio
ROBERTO. DRENNAN
26 EL IN TERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS 27

de esta clase de información con un impacto ideológico y considerar una situa­ tunidad de "vender" esta obsidiana en otras partes de Mesoamérica contribuyó
ción en la cual las sociedades de varias regiones comparten creencias religiosas. a la acumulación de recursos en manos de la élite de estos centros; tal acumu-
Obviamente, de los periodos prehistóricos únicamente tenemos evidencias in­ lación fue necesaria para sostener económicamente la jerarquía social y la cen­
directas del intercambio de información; éstas sólo las reconocemos cuando se tralización política (Sanders y Santley, 1983, Santley 1983, 1984). El impact
encuentran símbolos en artefactos. Pero estos símbolos pueden ser de la producción de obsidiana para el intercambio interregional que se propo-
intercambiados entre las distintas regiones aun cuando los artículos en los cua­ o
ne en este modelo es fácil de identificar como económico, porque supuesta-
les aparecen sean de origen local. mente funcionó para aumentar los recursos que controlaban las élites.
Esta observación nos lleva a la tercera categoría de bienes intercambiables: Este modelo podría ser considerado junto a los modelos derivados de la
los artículos de lujo o "preciosidades". A pesar de su relativa escasez (si fueran teoría de la globalización, aunque los autores no han utilizado esta terminología.
abundantes no serían lujos), estas preciosidades pueden tener mucha visibili­ El aspecto importante para nuestros fines es que, según este modelo, el sistema
dad arqueológica, de lo que a veces se concluye que tení an mucha importancia de intercambio ihterregional tiende a concentrar la riqueza de la periferia en
en los intercambios, sin explicar cómo se manifestó esta import ancia. Recien­ manos de la élite del centro. En este ejemplo la obsidiana se considera un material
temente se ha dedicado mucha atención a la import ancia política de objetos de de uso práctico y es, por lo tanto, fácil restringirse a consideraciones netamente
lujo, y al papel que pueden desempeñar para señalar jerarquías (véase, por económicas: su producción tiene ciertos costos; su utilización, ciertos beneficios
·eí:nplo, Schortman y Urban 1992c). Además, el intercambio de lujos se vin­ para el consumidor; se usa en cantidades que pueden ser calculadas, etcétera.
�ula con el intercambio de información mediante procesos como la legitima­ Este modelo se presta a la evaluación empírica, precisamente porque sus
ión. Muchas veces las preciosidades son las que llevan los símbolos comunes implicaciones directas son específicas y concretas. Como resultado, este modelo
a varias regiones; se combina así el prestigio de poseer una preciosidad con el ha sido criticado con datos empíricos por quienes encuentran evidencias
valor ideológico del símbolo para justificar y mantener una posición de alta arqueológicas que no concuerdan con las implicaciones tan específicas del
jerarquía (Helms 1979, 1987, 1992). La posición de miembro subordinado de modelo (Clark 1986, Drennan, Fitzgibbons y Dehn 1990).
una élite política también puede ser creada y mantenida con dotaciones de los Los modelos de relaciones interregionales desi guales de centro y periferia en
lujos que reciben de sus jefes (Kepecs, Feinman y Boucher 1994: 145). Mesoamérica no recalcan el intercambio de bienes de uso práctico. Dadas las
En este impacto político del intercambio de objetos de prestigio se integran limitaciones de la tecnología de transporte (Drennan 1984b), parece que la
1 impacto económico y el ideológico (aunque a veces sería más preciso decir mayoría de los bienes transportados entre regiones no vecinas fueron los objetos
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que es en este aspecto donde se confunden). La utilización política de los de lujo. Y es aquí donde empieza la confusión entre lo económico y lo político.
artículos de lujo importados está bien documentada en Mesoamérica, en las Hasta quienes abogan por la aplicación de la teoría de la globalización a la
entes etnohistóricas por ejemplo (Berdan 1986). Sin embargo, no debemos Mesoamérica prehispánica parecen aceptar que gran parte del intercambio
umir que la simple presencia de objetos de lujo en el regi:Stro arqueológico interregional tiene que haberse dado con objetos de lujo y no con aquellos.que
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unque sean importados de una región muy lejana) indique necesariamente la cubrían necesidades básicas.
xistencia de una jerarquía social. Las llamadas sociedades igualitarias tienen Este hecho complica los modelos económicos, frente a lo cual existen varias
también lujos (Feinman 1995). La distribución de tales preciosidades y sus respuestas. Por un lado, los lujos, dada su posible utilización política, no pue­
contextos en el registro arqueológico son los datos que nos permiten evaluar su den ser despreciados. En las sociedades complejas que dependen de la manipu­
papel social. lación de los lujos para el mantenimiento de su jerarquía, las preciosidades
Algunos modelos aplicados a las sociedades complejas prehistóricas de Meso- tienen una importancia igual que otros bienes de uso práctico y, por lo tanto,
américa y de otras partes de América son fáciles de clasificar como modelos de figuran en los modelos económicos como cualquier otro bien. Ésta es básica­
impacto económico. Tenemos, por ejemplo, la idea de que las fuentes de obsi­ mente la posición de Blanton y Feinman (1984), frente a la posición de
di ana en el centro de México fueron un recurso que fue explotado, en sus Wallerstein (1974), quien sostiene que la dinámica del "sistema global" sólo
periodos respectivos, por Teotihuacan, Tula y Tenochtitlan, y de que la opor- puede ser considerada en términos de bienes utilitarios y no de preciosidades.
28 ROBERT D. ORENNAN EL INTERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS 29

¿> n otro extremo, se puede sostener que, como la función de los lujos es políti­ aprove�ha el �edente" de otra regi<2,!1. (Kepecs, Feinman y Boucher 1994:
Y G ca, los modelos económicos no son adecuados para valorarlos y sus costos de f45). Esta es la clave que permite funcionar a los modelos de relaciones
[económicas desiguales entre centro y periferia. Y, como observan Santley y
reducción o transporte no los determinan (Zeitlin 1991). Estas dos posicio­
:K. nes tal vez no están en conflicto irreducible, como se ha planteado. Santley y Alexander {1992), los distintos modelos que los arqueólogos han considerado
•�
Alexander (1992), por ejemplo, han subrayado la importancia de las preciosi­ como parte de la teoría de la globalización realmente abarcan una gran variedad
dades en el intercambio interregional del Posclásico mesoamericano en un es­ de relaciones centro/periferia; muchas de estas relaciones son diferentes a las
tudio que da mucho más peso al impacto netamente económico de bienes propuestas por Wallerstein (1974). Las categorías propuestas por Santley y
,,., utilitarios. Para desenredar lo económico y lo político, o más bien para aclarar Alexander enlazan distintas formas de relaciones centro/ periferia con distintas
.f [sus relaciones, hay que distinguir dos puntos de vista: el del grupo importador formas de relaciones políticas, lo cual recuerda más el trabajo de Polanyi que el
l\ y el del exportador. de Wallerstein; pero su estudio si gue siendo una consideración de relaciones
En el grupo importador, a los artículos de lujo (o a la materia prima con la cuyo impacto finalmente es económico en el sentido formal.
cual se confeccionan) no es adecuado asignarles un valor basado simplemente La misma lógica (aunque no tan explícita) se ha aplicado no sólo a los estados
en los costos de producción y de transportación, mucho menos se puede medir grandes, sino también a los cacicazgos más pequeños. Se ha sugerido, por ejemplo,
su importancia según su cantidad. Los lujos más escasos pueden ser los más que Laguna Zope, en el istmo de Tehuantepec, debe su centralización política
importantes para el mantenimiento de la jerarquía, pues su valor elevado puede durante el Formativo a la oportunidad de controlar la exportación de concha
_ depender precisamente de su escasez. Este valor ha sido planteado de acuerdo marina a otras regiones de Mesoamérica (Zeitlin 1978); que la costa del sur del

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ean las ventajas que ofrecen las preciosidades en un ambiente de competencia Ecuador explotó de esa misma manera su proximidad a la concha marina deseada
Lentre facciones dentro de la jerarquía regional [Brumfiel y Fox (eds.) 1994]. Su por las sociedades más complejas de la costa del Perú (Zeidler 1991); que
Chalcatzingo aprovechó la oportunidad de controlar no la fuente de un material
,r. valor político, entonces, no es igual a su valor económico según los costos (en
k, términos de energía humana} de su producción e importación (Drennan 1984a: específico, sino las rutas de comunicación a lo largo de las cuales varios materiales
40, 1994: 209, Zeitlin 1991: 380). Sin embargo, este valor político se traduce de se transportaban a regiones foráneas {Hirth 1978).
nuevo en un valor económico cuando los objetos son utilizados con fines En estos ejemplos, es el control de algún recurso deseado en regiones ajenas (o
políticos, porque en la jerarquía política la élite ejerce su control sobre los el control de su transporte) el que permite el establecimiento de una jerarquía
recursos y la producción de bienes. Del proceso político se produce, entonces, social y de cierta centralización política. Sin embargo, estos casos difieren en un
un beneficio económico para la élite. aspecto importante de la situación descrita usualmente en las aplicaciones de la
La dinámica de la situación en el grupo exportador no es igual. Aunque los teoría de la globalización. En el mundo moderno, el centro recibe las materias
artículos de lujo exportados tengan su valor principal en el grupo que los recibe primas de la periferia, así que no llega a su posición dominante controlando las
como objetos políticos, mantienen sus costos económicos de producción para fuentes de materia prima. La mayoría de los objetos utilitarios pueden ser
[ producidos en muchas regiones, mientras que los artículos de lujo usualmente se
quienes los exportan. Su producción y exportación pueden representar una
oportunidad para la élite de cualquier región, como en Teotihuacan y otras confeccionan de materiales únicamente disponibles en ciertos lugares muy
regiones que producen y exportan manufacturas de obsidiana, a pesar de que restringidos. Son precisamente estas limitantes al acceso las qu� dan a dichos
e trata de lujos y no de bienes de uso práctico. Los recursos que se reciben de la materiales su valor. Estos modelos del intercambio, entonces, dependen de ciertos
r� xportación de las preciosidades pueden servir para sostener el trabajo de recursos escasos cuyo control estimula (o por lo menos permite} un grado de
� specialistas y para estimular la movilización de excedentes. En tal caso, no es desarrollo político que en otras circunstancias no existiría.
;'- un beneficio económico de un proceso político, sino un beneficio político • Si esta lógica nos ofrece una comprensión general del proceso de desarrollo
esultado de un proceso económico. de sociedades jerárquicas y centralizadas, las regiones que se distinguen por el
Tarde o temprano el impacto económico de los modelos de intercambio grado de este desarrollo sociopolítico deben distinguirse también por la pre­
interregional depende de la creación de una situación en la cual una regi.ón.. sencia de algún recurso especial cuyo control es clave para la posición de la élite.
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ROBERT D. DRENNAN
30 EL INTERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS
31

D ura nte e l For m ativo mesoamerica no varias zonas e xp erimentaron u na los menos desarrollados d e las tierras más bajas h acia el oriente. Argument a
complejizaci6n social. El istmo de Tehuantepec tenía la con c
ha marina, el valle que el intercambio entre estas regiones vecinas tiene una importancia mayor que
de Oaxaca producía lujos de magnetit a (aunqu e es to s m ateri ales también exis­ el dado entre el área muisca y otras zonas más lejanas. Basánd ose en las fuentes
tÍa n en otras regi ones) y Ch alcatzingo cont rolab a las r utas de transporte de et nohist6r icas , Langebaek rec onstr uye al gunas relaci ones d e in tercambi o que
varios materiales, a pesar de que no era el único lugar que se prestab a para tal lleva ban el oro y el algod6n d e las tierras bajas hasta la cordill era dond e se
control. Una excepci6n grave a estos patrones es la costa del Golfo, donde se ela borab an los orname ntos d e oro y l os texti les d e algod6n; una parte d e éstos
o y Medio. Estos
encuentran los c entros monumentales d el Formativo Te mpran eran d evue ltos a las tierras b ajas también por el interc ambio.
os speciales d e im­
centros aparecieron en una regi6n do nd e no existían recurs La alta productividad ag r íc ola d e la cordill era y la m ovili zaci6n de e xc e­
e

porta ncia en el intercambio interregional; otro ejemplo de una regi6n dond e d entes loc ales fu eron lo s qu e permitieron a los ca ciqu es de l a c ordill era
o d e una sociedad
estas condiciones no pare cen hab er impedido el desar roll est ablecer relacion es tan d esigual es con los caciqu es de l as ti erras b ajas. Co n
, fu la c t d Chiap as (Blake 1991,
jer árquica , en una fecha b astante temprana e os a e
estos exced entes los c aciques de la cordill era sostenían una producci6n artesana l
Clark 1991). d e tan alta calidad que los de las tierras bajas no podían igu alarla; así pues, lo s
Esto no indica que el intercambio interregional no existiera; el registro caciques de la cordillera d ominaban el intercambio a la man era clásica de la
oco indica que el
a rqu eol6gic o lo muestra clara mente en el F or mativo. Tamp teoría d e la glob alizaci6n: recibiend o las materias primas d e la perife r ia en el
p l mp tant en los procesos
intercambio de lujos no d esempeñara un p centro y devolvi end o a la periferia los a rtículos elab orad os. Aunqu e la d es­
a e i or e

políticos de ciertas sociedades; aunque no es ta n fácil demost c on evidencias


r ar
ig ua ld ad d e relacion es d e interc ambi o aumentara el d esa rroll o d e las socied a­
raci6n requiere a lgo
arqueol6gicas la imp ortancia de l intercambio, tal d e most des del centro, no s e origin6 en el intercambio mismo, sin o en l a d esiguald ad
más que la simple presencia en el registro arqueol6gico de ciertos materia les. de la product ividad agríc ola entre lo que iba a ser el c ent ro y lo qu e sería la
Sin embargo, estas observaciones sugieren que el control sob re un recurso que periferia.
ntral
Gpuede ser exportado a otras region es no es nec esariamente el elemento ce Tradicionalmente la relaci6n entre los centros fo rmativos de la costa del
n la complejizaci6n de la organizaci6n social. Golfo y los de otras regi ones de Mesoaméric a también s e ha considerad o como
Es especia lmente curioso que en el Formativo mesoamericano, com o en de centro y perife ria , pero más en términos ideol6gic os que ec on6micos. Los
ad or , los ce ntros más
el m odelo s ugerid o por Zeidler para l a costa sur d el Ec u centros d e la costa del G olfo han sido vistos como una fuente d e id eas y símb ol os
desarrollados (los d e la costa del G olfo y la de Perú, respectivamente) se adoptados en otras r egi on es menos "d esarroll ad as" [ aunque c ab e menciona r la
sitú en e n las region es qu e ca rec en d e los materia l e s imp orta
ntes p ara la jerar­ o bservaci6n de Grave (1974) de que much os d e los supuestos símb ol os "olm ecas"
quía s ocial. En estos d os casos, po r lo menos , si n os centramos en los re stos no aparecen en el mater ial arqueol6gico de la cost a del G olfoJ. A su v ez, los
m onument ales, h ay una marcada d esigualdad en e l des arrollo. Z eidler (1991) centros d e la cost a d e l G o lfo imp or t a b a n var i os m a te r i a l es cuyo v a l or
pla ntea la relaci6n entre lo s centros monument ales d e la costa d e Pe rú y la d ependí a m enos d e su s b en eficios pr ácti co s que d e su esc asez y su p ote nci a l
sur d el Ecuad or c om o de centro y p erife ria. Co nc e pt ua
liza esta relaci6n com o a rtícul os d e luj o. D ich as ec on omía s de bi en es sunt ua ri os (prestige
empleand o la teor ía d e l a gl baliz i6n. En st c p do hab er sido que el
o ac e e aso u
goods economies) a vec es han sid o planteadas c omo d e relaci ones en tre centro
centro e xpropiaba parte d el e xced e nte d e la p e rife ria e n fo r ma de objetos de y periferia , o aún más específica mente como sistemas glob a les (por e jemplo,
fe cto clásico d e la
luj o, pero el asp ecto que reca lca Z eidler es contrario al e
Pere g ri n e 1992); pero otros las consid era n c omo fo r mas d e interacci6n e ntr e
teor ía de la glob alizaci6n. Lo i mpor tante para Z eidle r es el estÍmulo que esta unid ad es p olíti cas ig ua l es [Cl ar k y Bla ke 1994, Re nfr e w y Ch er r y ( eds.)
" expropiaci6n" represe nta para la c entralizaci6n y jerarquizaci6n soci al en la 1986]. Aunque Sch o rtma n y Ur b an (1994) per petú an la terminología de
sup uest a p er iferia. centro y p eriferia para relaci ones inter r e gionales, un eleme nto central d e su
]
La economÍa del área muisca representa otro ejemplo relevante. Langeb aek argumento es qu e tales relaciones no son necesariamente t an d e sigual es como
(1991) ha planteado también relaciones de centro y periferia entre los c� se h a planteado. Las distancias influyen t ambién en el car ácter d e estas relaciones.
más desarrollados de las tierras altas de la Cordillera Oriental de Colombia y K epecs, Feinman y Boucher (1994), y Bl anton, Kowalewski y Feinma n (1992)
32 ROBERT D. DRENNAN EL INTERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS
33
·"
subrayan relaciones de centro y periferia en una escala regional que contrastan { político (para ambos grupos, el exportador o el import�dor), t enemo
s que �v-ve-4
con las de intercambio interregional a larga distancia, que no tien en que ser
tan desiguales. Feinman y Nicholas {1992) encuentran mucha variabilidad en
aceptar que el curso de desarrollo habría sido muy diferente
cambio. Claro qu e nunca sabremos, en caso dado, qué tan dife
sin dicho inter- ¿,..
rente hubiera
i,,
4•
la s ecuencia de las relaciones entre el valle de Oaxaca y las regiones vecinas a sido sin el intercambio interregional, porque no se puede hace O ,, (L
r experimenta- 1 '"� l"Ft.
corta distancia al sur. ción en este terreno. La respuesta está en el estudio comparativ
o. Si, por ejem- �\;'",<,. �vt!1.­
Algunos modelos que recalcan el intercambio interregional de bienes suntuarios plo, el exportar algo representa una oportunidad muy especia
l, esto d ebe l""
1t
unplican que su importación es de mucha importancia para el proceso de desa­ reflejarse con cierta frecuencia en s ecuencias de desarrollo políti
co en las re-
�rollo político y su ausencia representaría una limitante a la jerarquización gion es donde dichas oportunidades se presentan. Y su falta
de be refl ejarse
Steponaitis 1991); su suspensión causaría el colapso de las jerarquías sociales que también con cierta frecuencia como aus encia de desarrollo (o como
un desa-
ependían del intercambio (Kristiansen 1991). Spencer (1993, 1994), reconstru­ rro llo l imitado) en otras regiones. Igualm ente, si el papel políti
co de la im-
yendo el sistema de cacicazgos en los llanos venezolanos, ha sido especialmente portación de artÍculos de lujo es clav e para la intensificación de
la jerarquía
explícito al considerar la importación de lujos no como el único elem ento cen­ social, debemos dedicar atención especial a las sociedades que
parecen tene r
tral en el surgimiento de jerarquía social, sino como uno de los pocos el ementos j erarquías muy desarrolladas, pero sin emplear tales lujos impor
tados, esto
centrales y necesarios. Para Spencer, su papel es ser uno de los aspectos claves del permitiría identificar las circunstancias que perm itieron el desarrollo
sin este
"liderazgo externo", el cual tiene que ser combinado con mecanismos fuertes el emento tan importante en la mayo ría de los casos. En fin,
si es igual el
pa..."'a controlar la producción de excedentes internos. desarrollo político con el intercambio interregional o sin él , esto no
nos ayu-
Por otro lado está el ejemplo de los cacicazgos del Alto Magdalena colom­ daría a ent ender mucho el proceso. Las " e xcepciones" anota
das de los
biano. A pesar de que las tumbas son monumentales para los entierros de los cacicazgos d el Formativo mesoame ricano o de otras regiones ame
r icanas son
personajes de alta je rarquía, sus ofrendas incluyen muy pocos artículos ejemplos que debemos entender en este sentido.
suntuarios de materiales importados, y ni siquiera se encuentran en contextos Otra oportunidad de investigación está en comparar el desarrollo
de los
domésticos (Drennan 1995). Así, las bases de la jerarquización del A lto Magda­ estados del Clásico mesoamericano y los cacica
zgos abundantes de las áreas
lena no parecen habe r incluido un papel significativo para los artículos vecinas al norte y al sur. El intercambio interregional de bienes suntua
rios (o
suntuarios importados. de los materiales para su confección) es algo muy desarrollado en
muchos de
Plantear los lujos importados como base principal del control político de los cacicazgos al norte y al sur de Me soamé
rica. Las "esferas de interacción"
una población mediante una jerarquía mantenida en gran parte por la distribu­ trajeron artículos de lujo de concha, mica y varios minerales desde
regiones
ción de dichos artÍculos puede ser objeto de otra dificultad lógica. La garantía muy distantes hasta los personajes Hopewell o Mississippian del e
ste de los
de la fidelidad de los poseedores puede ser su dependencia de los capitales por Estados Unidos (Braun 1986, Peebles 1987, Steponaitis 1991, Peregrine
1992).
bienes suntuarios importados. Pero, finalmente, los pos eedores van a necesitar Los objetos de oro y de otros materiales fueron intercambiados entre
muchas
otra manera de manten er el grado de control sobre la gente común, que por region es en Colombia, Panamá y países v ecinos (Helms 1979). El inte
rcambio
definición no puede ser la distribución entre ellos de lujos rest ringidos a la de esos artículos entre los grupos muiscas de una área más restringida fue
espe­
élite. En este sentido, como generalización o en casos esp ecíficos, el intercam­ cialmente intensivo (Langebaek 1991). Si la exportación o la importación
fue­
bio interregional de bien es suntuarios tien e que articularse fuertem ente con la se tan fundam ental para el desarrollo de los estados clásicos, debemos
poder
economía local de productos básicos. entender mejor su pap el si nos preguntamos cómo es que el intercambio
con­
La reconstrucción arqueológica de las modalidades que puede adquirir di­ tribuyó al desa rrollo en Mesoamérica de sociedades demográfica y geogr
áfica­
cha articulación y la evaluación de la importancia relativa del intercambio mente tan grandes y con estructuras administrativas tan elaboradas. O, desde
interregional en relación con otras esferas de acción social son clav es para la p erspectiva opuesta, ¿cómo es que el intercambio interregional tan impr

rentender el papel del intercambio. Si que re mos concluir que el inte rcambio sionante de los cacicazgos al norte y al sur de Mesoamérica no estimuló más
el
interregional representa una aportación muy importante para el desarrollo desarrollo político en dichas á reas?
34 ROBER:l" D. DRENNAN EL INTERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS
35

La transición del Clásico mesoamericano al Posclásico Temprano también Recientemente se han hecho al gunas generalizaciones sobre la relación entre
representa una oportunidad de investigación muy rica. La desintegración de el intercambio interregional y los procesos políticos regionales.
los grandes estados del Clásico tiene lugar en un periodo tan corto que es
difícil creer que fueran procesos independientes en todas las zonas desarrolla­ Sistemas sociopolíticos complejos requieren de cantidades grandes de bienes e
das. Se ha sugerido que los nuevos centros del Posclásico Temprano interrum­ información derivados externamente para su funcionamiento. "A medida que vaya
pieron el intercambio interregional al cual debían los estados del Clásico su aumentando la jerarquía sociopolítica de cualquier sociedad, se requiere de más
desarrollo y su existencia continuada [Diehl y Berlo (eds.) 1989, Kepecs, Feinman bienes importados para sostener y extender el control de las élites". "Una v1;2 que
y Boucher 1994: 142, 145, Schortman y Urban 1992a: 243-245]. Desde esta aparece en dada región una sociedad de rango o estratificada... la formación de
perspectiva, el Posclásico Temprano representa la desintegración del sistema relaciones coevolucionarias (con las sociedades vecinas) es inevitable" (Schortman
global del Clásico, sistema que tal vez nunca fue lo que Wallerstein original­ y Urban 1992a: 239-240).
mente clasificaría como sistema global, sino como un sistema de relaciones
interregionales cuya importancia se manifestó en el papel político de los bie­ Sospecho que estas generalizaciones son un poco simplistas, y se me ocu­
nes suntuarios (por ejemplo, Blanton y Feinman 1984; Blanton, Kowalewski y rren casos empíricos en contra. Pero, tomadas no como conclusiones sino como
Feinman 1992; Blanton et al. 1993). hipótesis por verificar, nos ayudan a enfocar la atención de una manera pro­
Esta idea es consistente con la hipótesis de una mayor comercialización del ductiva. En primer lugar, tienden a ampliar nuestra visión a un panorama
intercambio interregional en el Posclásico, y plantea que la acumulación signi­ comparativo y generalizador, esencial si queremos reconstruir cuidadosamen­
ficativa de riqueza en manos de los comerciantes amenazó el control político te algunos parámetros de ejemplos específicos del intercambio inter regional
del Clásico con su base económica más regional. Desde esta perspectiva, los sin perdernos totalmente f en sus particularidades. En segundo lugar, nos d an
cambios entre el Clásico y el Posclásico tenían como elemento principal el al gunos propósitos especí icos que podemos evaluar con estudios comparati­
desarrollo, por primera vez en Mesoamérica, en vísperas de la Conquista, de vos. Sea cual sea la conclusión a dicha evaluación, habremos avanzado cuando
un sistema global cuya dinámica económica era, en efecto, como la planteada la tengamos. Comprenderemos mejor los procesos de complejización social si
inicialmente por Wallerstein (Blanton, Kowalewksi y Feinman 1992, Blanton uno de tales propósitos sobrevive a una evaluación rigurosa con evidencia ar­
et al. 1993: 210-225). queológica. Contribuirá igualmente a nuestra comprensión encontrar los as­
Para evaluar estas sugerencias se requiere una reconstrucción muy cuidado­ pectos del desarrollo de sociedades complejas que el intercambio interregional
sa y completa del intercambio interregional en el Clásico y en el Posclásico. en general no nos ayuda a entender. La comprensión no viene ni del debate
No podemos determinar qué importancia tenía el intercambio en la transición teórico desvinculado de la información empírica ni de la sola recolección de datos,
del Clásico al Posclásico si no sabemos, de ambos periodos, no sólo qué se sino de la utilización de la información empírica en la evaluación de teorías y
intercambiaba, sino también en qué cantidades, o cómo se organizaba la pro­ de emplear la teoría como guía para la investigación empírica. La oportunidad
ducción de los materiales ni cómo se transportaban, o quiénes eran sus propie­ que nos ofrece un coloquio como éste es comparar e integrar resultados de la
tarios cuando llegaron a la región importadora, y cómo se organizaba su distri­ investigación empírica en distintas regiones, para aumentar nuestra compren­
bución al llegar. Sólo si respondemos a tales interrogantes llegaremos a enten­ sión de los fenómenos sociales que nos interesan mediante la evaluación empí­
der, en casos específicos, cómo se articulaba el intercambio interregional con rica de los propósitos teóricos.
los procesos regionales de organización social, política, y económica. Para con­
fiar en nuestras respuestas tendremos que considerar y rechazar las respuestas
alternativas mediante una consideración cuidadosa de la evidencia arqueológi­
ca correspondiente a cada caso, pero sin asumir que una descripción
etnohistórica se aplica a determinado periodo prehispánico sin que la eviden­
cia arqueológica la confirme.
36 ROBERT D. DRENNAN EL INTERCAMBIO INTERREGIONAL Y LAS SOCIEDADES COMPLEJAS 37

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