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EL

 PROCESO  AGRARIO  Y  LOS  


PRINCIPIOS  QUE  LO  RIGEN  
 
 
 
MERIDIÓN ESTRADA DAMIÁN

Profesor de Derecho Agrario y Procesal Agrario en la Facultad de Derecho en la


Universidad Americana de Acapulco; profesor de base mediante concurso de
oposición en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de
Guerrero; Abogado Postulante; Ex Servidor Público del Sector Agrario, Acapulco,
Gro.
EL  PROCESO  AGRARIO  Y  LOS  
PRINCIPIOS  QUE  LO  RIGEN  

D E D I C ATORIA

2
A mis seres Amados: MA. GUADALUPE DAMIÁN PÉREZ; SILVESTRE
ESTRADA BERNACHE (+); EDGAR GABRIEL y CRISTIAN MISHELL, ESTRADA
PALACIOS; OFELIA PALACIOS RAYO; Hermanas y Hermanos.

A tres ilustres agraristas y connotados seres amantes y difusores de la Justicia


Social:
El Maestro JUAN JESÚS DELFINO AGUIRRE UTRILLA, que desde su
quehacer profesional de Notario Público, con pasión y sensibilidad ha dedicado
gran parte de su tiempo a la divulgación de la Legislación Agraria y a la
capacitación en el conocimiento de la misma de los sujetos agrarios, a quienes
con entrega, honradez y paciencia presta sus servicios fedatarios.

El Ingeniero FÉLIX CASTELLANOS HERNÁNDEZ, incansable luchador social


siempre vigilante del cumplimiento exacto de la norma jurídica en beneficio de los
sujetos agrarios, a quienes desde su quehacer profesional de legislador federal,
ha servido incondicionalmente apoyando sus causas justas y gestionando la
oportuna solución a su problemática e impulsando la actualización del Marco
Constitucional y Legal Agrario, promoviendo derogaciones e innovaciones
legislativas que contribuyan al desarrollo del campo y que conlleven a lograrse en
México, una Reforma Agraria Integral.

El Doctor en Derecho LUÍS PONCE DE LEÓN ARMENTA, destacadísimo jurista


del ámbito universal, maestro de muchas generaciones de juristas a nivel
licenciatura y posgrados: eminente aplicador de la norma Jurídica Agraria en su
quehacer de Magistrado Agrario, contribuyendo al desarrollo social del
campesinado desde la academia y la doctrina agraria mediante la realización y
publicación de propuestas de Reformas Constitucionales y Legales al Marco
Agrario y desde la Magistratura resolviendo la problemática Agraria mediante la
emisión de sentencias apegadas a los principio de Autonomía y Plena
Jurisdicción.

Todos ellos, mis maestros en la praxis del Derecho Social Agrario, por tal
motivo mi Reconocimiento y enorme gratitud.

A mis Alumnas y Alumnos.

Mi Agradecimiento a las Abogadas IRIS YANAI CARBAJAL NAVA y ENEIDA


RODRÍGUEZ BIBIANO, excelentes colaboradoras.

MERIDIÓN ESTRADA DAMIÁN.

ACAPULCO DE JUÁREZ, GRO., MARZO 2009.

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CONTENIDO
PÁGINA

PRESENTACIÓN 10

INTRODUCCIÓN 12

CAPITULO 1

PROCESO Y PROCEDIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN 15

1.1. Generalidades. 15
1.2. Desarrollo Del Proceso y Del Procedimiento De La Investigación. 17
1.2.1. Titulo de la Investigación: El Proceso Agrario y Los Principios
Que Lo Rigen. 17
1.2.1.1. Planteamiento Del Problema. 17
1.2.1.2. Interrogantes. 18
1.2.2. Hipótesis. 18
1.2.3. Justificación. 19
1.2.4. Objetivo General. 20
1.2.5. Objetivos Específicos. 20
1.2.6. Metodología. 20
1.2.6.1. Métodos. 20
1.2.6.2. Técnicas. 22
1.2.6.3. Procedimiento Para El Desarrollo De La Investigación. 24
1.2.6.4. Tipo De Investigación. 24
1.2.7. Actividades Para La Comprobación De Las Hipótesis. 24
1.2.8. Aportes A La Ciencia Jurídica. 25

CAPITULO 2

MARCO DE REFERENCIA DE LA JUSTICIA AGRARIA EN MÉXICO 26

2.1. Marco Conceptual y Jurídico. 26


2.1.1. Marco Conceptual. 26
2.1.2. Marco Legal. 32
2.2. Antecedentes Doctrinarios. 33
2.3. Antecedentes Específicos De Los Tribunales Agrarios y
De La Magistratura Agraria. 34
2.3.1. Antecedentes Históricos. 34
2.3.2. Antecedentes Teóricos. 34
2.3.3. Antecedentes Legislativos. 35
2.3.4. Antecedentes De Los Órganos Jurisdiccionales Agrarios. 35
2.4. Autoridades Agrarias. 35
2.4.1. Presidente De La República. 36
2.4.2. Gobernadores De Los Estados y Jefe Del Departamento

4
Del Distrito Federal. 36
2.4.3. Secretario De La Reforma Agraria. 36
2.4.4. Secretario De Agricultura y Recursos Hidráulicos. 37
2.4.5. Jefe Del Instituto Nacional Indigenista. 37
2.5. Órganos Agrarios. 38
2.5.1. La Secretaría De La Reforma Agraria. 38
2.5.2. El Cuerpo Consultivo Agrario. 38
2.5.3. Las Comisiones Agrarias Mixtas. 38
2.5.4. La Procuraduría Agraria. 38
2.5.5. La Secretaría De Agricultura y Recursos Hidráulicos. 39
2.6. Órgano Representativo De Los Campesinos. El Comité
Particular Ejecutivo. 39
2.7. Autoridades Ejidales. 39
2.8. Los Órganos Ejidales. 40
2.8.1. Asamblea General De Ejidatarios o Comuneros. 40
2.8.2. Comisariado Ejidal o De Bienes Comunales. 40
2.8.3. Consejo De Vigilancia. 40
2.9. Suprema Corte De Justicia De La Nación. 41
2.10. Generalidades Sobre Los Tribunales Agrarios Creados En 1992. 41
2.10.1. Génesis De Los Tribunales Agrarios. 41
2.10.2. Antecedentes Legales De Los Tribunales Agrarios. 42
2.10.2.1. Las Autoridades Agrarias y Su Evolución Legislativa
Hasta 1992. 42
2.10.2.2. Ley Agraria Del 6 De Enero De 1915. 43
2.10.2.3. Ley De Ejidos. 44
2.10.2.4. Decreto De 22 De Noviembre De 1921. 45
2.10.2.5. Reglamento De 10 De Abril De 1922. 45
2.10.2.6. Ley Reglamentaria Sobre Repartición De Tierras
Ejidales y Constitución Del Patrimonio Parcelario Ejidal
Del 25 De Agosto De 1927. 46
2.10.2.7. Leyes De Dotaciones y Destituciones De Tierras y
Aguas Del 13 De Abril De 1927, Del 11 De Agosto
De 1927 y Del 21 De Mayo De 1929. 46
2.10.2.8. Código Agrario Del 22 De Marzo De 1934. 47
2.10.2.9. Código Agrario De Los Estados Unidos Mexicanos
Del 23 De Septiembre De 1940. 49
2.10.2.10. Código Agrario Del 31 De Diciembre De 1942. 52
2.10.2.11. Ley Federal De Reforma Agraria Del 16 De Marzo
De 1971. 55
2.10.3. Los Tribunales Agrarios Desde 1992. 57
2.10.3.1. Naturaleza Jurídica De La Justicia Agraria. 62
210.3.1.1. Fundamentos Constitucionales y Legales De
Los Tribunales Agrarios. 63
2.10.3.1.2. Artículo 27 Constitucional, Fracción XIX. 64
2.10.3.1.3. Ley Orgánica De Los Tribunales Agrarios. 64
2.10.3.1.4. Reglamento Interior De Los Tribunales Agrarios. 66
2.10.3.1.5. Características y Objetivos De Los

5
Tribunales Agrarios. 68
2.10.4. Estructura De Los Tribunales Agrarios. Integración. 69
2.10.4.1. Tribunal Superior Agrario. 69
2.10.4.2. Tribunales Unitarios Agrarios. 70
2.10.4.3. Competencia De Los Tribunales Agrarios. 72
CAPITULO 3

LA NUEVA JURISDICCIÓN EN MATERIA AGRARIA 75

3.1. La Reforma Constitucional y La Nueva Jurisdicción Especializada. 75


3.2. Análisis De La Reforma Constitucional Del Artículo 27 En
Materia Agraria De 1992. 82
3.3. La Ley Agraria De 1992 y La Ley Orgánica Que Crea Los
Tribunales Agrarios. 91
3.3.1. Nuevas Facultades a Núcleos Agrarios y a Campesinos. 91
3.3.2. Organización Económica. 93
3.3.3. Justicia Agraria. 96
3.4. Análisis Comparativo De La Jurisdicción Agraria Anterior y Posterior
a Las Modificaciones Constitucionales Del 6 De Enero De 1992. 97
3.5. Comparación Del Proceso Agrario Anterior a La Reforma Con El
Nuevo Proceso Agrario 98
3.5.1. Nuevo Proceso Agrario. 101
3.5.2. Tribunal Superior Agrario. 103
3.5.3. Tribunales Unitarios Agrarios. 103
3.5.4. La Competencia De Los Nuevos Tribunales. 104
3.5.5. Juicio Agrario. 104
3.5.6. La Nueva Acción Procesal Agraria a Partir De 1992. 106
3.5.7. La Acción Agraria En La Nueva Jurisdicción y Proceso Social
Agrario. 106

CAPITULO 4

EL PROCESO AGRARIO 109

4.1. Proceso y Procedimiento. Consideraciones Generales. 109


4.2. Elementos En El Proceso Agrario Comparado. 112
4.3. El Proceso Agrario. 112
4.3.1. Elaboración De La Demanda. 113
4.3.2. Requisitos De La Demanda. 114
4.3.3. Auto Admisorio De La Demanda. 120
4.3.4. Emplazamiento. 120
4.3.5. Procedimiento Del Proceso Agrario. 121
4.3.5.1. Contestación. 121
4.3.5.2. Representación. 123
4.3.5.3. La Reconvención. 124
4.3.6. La Audiencia De Ley. 124
4.3.6.1. Procedimiento En Ausencia Del Actor y Presencia Del

6
Demandado. 124
4.3.6.2. Procedimiento En Ausencia Del Actor y El Demandado. 125
4.3.6.3. Procedimiento En Ausencia Del Demandado. 125
4.3.7. Desarrollo De La Audiencia De Ley. 125
4.3.8. Las Pruebas En El Proceso Agrario. 126
4.3.8.1. Su Ofrecimiento. 127
4.3.8.2. Su Admisión. 128
4.3.8.3. Del Desahogo De Las Pruebas. 128
4.3.9. Alegatos. 131
4.3.10. Sentencia. 131
4.3.11. Caducidad. 131
4.3.12. Ejecución De las Sentencias. 131
4.3.13. Recurso De Revisión. 132
4.3.13.1. Concepto. 132
4.3.13.2. Procedencia. 132
4.3.13.3. Forma De Interponerlo. 133
4.3.13.4. Trámite. 133
4.3.14. Juicio De Amparo En El Procedimiento Agrario. 133

CAPITULO 5

EL PROCESO AGRARIO Y LOS PRINCIPIOS QUE LO RIGEN 134

5.1. El Proceso Agrario. 134


5.2. Principios Del Proceso Agrario. 134
5.2.1. Principio De Legalidad. 138
5.2.2. Principio De Instancia De Parte. 143
5.2.3. Principio De Igualdad Entre Las Partes. 145
5.2.4. Principio De Defensa Material. 152
5.2.5. Principio De Verdad Material. 157
5.2.6. Principio De Oralidad. 163
5.2.7. Principio De Celeridad. 170
5.2.8. Principio De Concentración. 175
5.2.9. Principio De Publicidad. 180
5.2.10. Principio De Inmediación. 183
5.2.11. Principio De Conciliación o Composición Amigable. 189
5.2.12. Principio De Congruencia. 197
5.2.13. Principio De Probidad y Lealtad. 199
5.2.14. Principio De Impulso Procesal. 201
5.2.15. Principio De Independencia. 204
5.2.16. Principio De Imparcialidad. 204
5.2.17. Principio De Objetividad. 205
5.2.18. Principio De Escritura. 206
5.2.19. Principio De Disposición o de Oficiosidad. 207
4.2.20. Principio De Suplencia de los Planteamientos de Derecho. 210
5.2.21. Principio De Defensoría de Oficio. 212
5.2.22. Principio De Facultades del Juez y Poder de Saneamiento. 215

7
5.2.23. Principio De Libre Valoración Probatoria o Verdad Sabida. 216
5.2.24. Principio De Gratuidad. 220
5.2.25. Principio De Itinerancia o Desplazamiento del Tribunal. 221
5.2.26. Principio De Facultades De Fallar Extra y Ultrapetita. 222
5.2.27. Principio De Economía. 223
5.3. Otros Principios Que Se Destacan En La Investigación. 224
5.3.1. Constitución Política De Los Estados Unidos Mexicanos. 224
5.3.1.1. Principio de Expeditez. 224
5.3.1.2. Principio de Honestidad. 224
5.3.1.3. Principio de Seguridad Jurídica. 224
5.3.1.4. Principio de Autonomía. 225
5.3.1.5. Principio de Plenitud de Jurisdicción. 225
5.3.1.6. Principio de Procuración de Justicia Agraria. 225
5.3.1.7. Principio de Especialización. 225
5.3.2. Ley Agraria. 226
5.3.2.1. Principio de la Verdad Histórica. 226
5.3.2.2. Principio de Equilibrio Procesal. 226
5.3.2.3. Principio de Exhaustividad. 226
5.3.2.4. Principio de Fundamentación. 226
5.3.2.5. Principio de Motivación. 227
5.3.2.6. Principio de Objetividad. 227
5.3.2.7. Principio de Eficacia. 227
5.3.2.8. Principio de Inmediatez. 227
5.3.2.9. Principio de Impugnación. 227
5.3.3. Ley Orgánica De Los Tribunales Agrarios. 228
5.3.3.1. Principio de Autonomía y Plena Jurisdicción. 228
5.3.3.2. Principio de Especialización. 228
5.3.3.3. Principio de Atracción. 228
5.3.3.4. Principio de Secrecía. 228
5.3.3.5. Principio de Honradez y Lealtad. 229
5.3.4. Reglamento Interno De Los Tribunales Agrarios. 229
5.3.4.1. Principio de Legalidad. 229
5.3.4.2. Principio de Honradez. 229
5.3.4.3. Principio de Lealtad. 229
5.3.4.4. Principio de Imparcialidad. 229
5.3.4.5. Principio de Eficiencia. 230
5.3.5. Principio de Fijación de la Litis. 230
5.3.6. Principio de No Variación de la Acción. 231
5.4. Los Principios Del Juicio Agrario y Los Principios
Del Juicio Constitucional. 232
5.4.1. Principios Constitucionales Del Juicio De Amparo y Su Relación
Con Los Principios Del Proceso Agrario. (Artículos 103 y
107 Constitucionales). 232
5.4.1.1. Principio De Instancia De Parte Agraviada. 233
5.4.1.2. Principio De Existencia De Agravio Personal y Directo De
Carácter Jurídico. 233
5.4.1.3. Principio De Definitividad. 234

8
5.4.1.4. Principio De Prosecución Judicial. 237
5.4.1.5. Principio De Relatividad De Las Sentencias. 237
5.4.1.6. Principio De Estricto Derecho. 237

5.4.1.7. Principio De La Facultad De Suplir La Queja Deficiente. 238


5.5. La Doctrina en el Proceso Agrario y sus Principios Rectores. 239
5.6. Metodología para la comprobación de Hipótesis. 245

CONCLUSIONES 247

PROPUESTAS 249

FUENTES DE INVESTIGACIÓN 268

1. BIBLIOGRÁFICAS

2. HEMEROGRÁFICAS

3. LEGISLATIVAS

4. JURISPRUDENCIALES

5. DE CAMPO

ANEXOS 275

9
PRESENTACIÓN

Escribir constituye siempre un enorme reto y aventurarse en ello ya es un


desafío a la exposición de la crítica pública; no obstante, aplicamos, “más vale
tarde que nunca” o el que “no arriesga no gana”. Apotegmas que me inspiran para
dar mi primer paso en la investigación científica del Derecho Procesal Agrario y en
particular, escribir el presente texto para estudiantes de la licenciatura en derecho;
y en especial en la enseñanza – aprendizaje de la asignatura de Derecho Agrario
y Derecho Procesal Agrario, en cuyos cursos he encontrado destacados alumnos
que me han sugerido ensayar escribiendo experiencias y vivencias profesionales
que coadyuven modestamente con aportaciones contemporáneas a la doctrina
Procesal Agraria, la cual sino pueden enriquecer, al menos incentivar para que
destacados doctrinarios en la materia nos sigan ilustrando con sus sabias
aportaciones actualizadas. En ese sentido, el presente material tiene como
objetivo principal contribuir a la formación del estudiante de la Licenciatura en
Derecho, propiciando el interés por el aprendizaje de la Ciencia Jurídica Procesal
Agraria, destacándose que, desde mi perspectiva, el proceso enseñanza –
aprendizaje, se vigoriza si otorgamos mayor énfasis al aprendizaje que a la
enseñanza, lo anterior, tomando en consideración que el maestro solo enseña lo
que sabe y el alumno aprende lo que no sabe. Citamos el apotegma que
preconiza: “Nemo docet quod non sciet”, o sea “Nadie enseña lo que no sabe”.
Agregamos nadie aprende lo que no quiere o no le agrada.

El Derecho Procesal Agrario conlleva, sin duda, a la aplicación de sus principios


rectores y éstos en esencia permiten la realización de la Justicia Agraria, que es la
soberanía de las virtudes como dijera Cicerón. El sólo hecho de combatir por ello
ya implica la nobleza de los justiciables, sus administradores. Viene a la memoria
el pensamiento del Maestro JOSÉ VASCONCELOS: “Todo el que acepte la pelea
por una causa justa, sin preguntarse si puede o no vencer, todo el que es capaz
de aceptar de antemano la derrota, si cree que el honor le impone cobrar la
batalla, es un héroe y también es un quijote.” Y agrego todo auténtico estudioso
del Derecho Procesal Agrario debe serlo.

Motiva la incursión en éste campo, el hecho comprobado que ha habido


insignes mentores cuyos valiosos conocimientos jurídicos se expusieron y se
siguen exponiendo en lecciones orales, los cuales se evanescen con el transcurso
del tiempo, ante ésta pérdida cultural no está por demás insistir en que el maestro
de Derecho debe ser, con rigurosa simultaneidad, docente e investigador. Solo así
sus enseñanzas pueden trascender a muchas generaciones de estudiantes y su
pensamiento figurar siempre en la conciencia de los venideros juristas e inclusive
de los contemporáneos del que escribe, como índice de consulta o evocación
crítica.

Citamos al caso, el pensamiento del uruguayo RAÚL CARRANCÁ RIVAS:


“¿Pero cómo enseñarle vida al alumno? No hay otra forma sino vivir con él. ¿Pero
cómo convivir con los que resisten, con los que quieren vivir a solas? ¿Y hay
forma a caso de enseñarle al alumno a vivir el Derecho? No me refiero a ir a los

10
tribunales y hacer pinitos en el arte del litigio. No. Se trata, en cambio, de hacerle o
hacerles ver lo que hay de vital en el Derecho. El magisterjuris cumple la misión
preciosa, debe cumplirla, de extraer la savia del Derecho, o sea, lo que tiene de
vida; porque el Derecho es vida regulada e incluso legislada, si se quiere”. (El Arte
del Derecho, pág. 129.)

“Dad a un hombre todas las cualidades del espíritu; dadle todas las del carácter,
haced que lo haya visto todo, aprendido todo y recordado todo; que haya
trabajado sin descanso o durante treinta años de su vida; que a la vez sea literato,
crítico y moralista; que tenga la experiencia de un anciano y el empuje de un joven
con la infalible memoria de un niño; haced, por fin, que todas las hadas hayan
venido sucesivamente a sentarse al lado de su cuna y le hayan dotado de todas
las facultades y quizás, con todo ello, lograréis formar un abogado completo”.
(Paillet).

No escribir lo que sabemos y enseñamos en el aula universitaria equivale a


soslayar un proverbio latino que expresa: “quien oculta la verdad, le teme, porque
la verdad vence todo.” (qui tegit, veritatem, eam timet, nam veritas vincit omnia”.)
Por equiparación cultus omnia vincit (El estudio todo lo vence.”).

El presente material constituye una invitación para los estudiantes de


Licenciatura en Derecho para que con sus comentarios y sugerencias enriquezcan
su contenido. Concluyo con la trascripción de la cita que realizo en mi libro “La
Enajenación de Derechos Parcelarios” editado por Popocatépetl, Editores, S. A. de
C. V., 37 Poniente 908-1, Col. Chulavista, Puebla, Pue., Segunda Edición abril
2006.; que expresa: “Si la pobreza de mi ingenio, mi escasa experiencia de las
cosas presentes y las incompletas noticias de las antiguas hacen esta tentativa
defectuosa y no de gran utilidad, al menos enseñaré el camino a alguno que con
más talento, instrucción y juicio realice lo que ahora intento, por lo cual si no
consigo elogio, tampoco mereceré censura”. (NICCOLO MACHIAVELLO).

MERIDIÓN ESTRADA DAMIÁN

11
INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo de Investigación denominado “El Proceso Agrario y Los


Principios Que Lo Rigen” se encuentra estructurado conforme al Marco
Constitucional, Legal, Orgánico y Reglamentario Agrario vigente a partir de 1992 y
acorde con la Ley Federal de la Reforma Agraria de 1971 y todas las
disposiciones agrarias anteriores y a partir de la Ley Agraria del 6 de enero de
1915. En dicho trabajo se delinean el Titulo de la Investigación, el Planteamiento
del Problema, las Hipótesis, la Justificación del Trabajo, el Objetivo General y los
Objetivos Específicos que se persiguen y se desarrollan en base al Capitulado
Tentativo elaborado ex profeso y regido por un Cronograma acompañado de una
metodología Sui Generis, comprendiendo además las actividades para efectuar la
comprobación de las hipótesis establecidas inicialmente mediante el agotamiento
de las fuentes de investigación que se consideraron apropiadas, todo ello con el
ánimo de contribuir al desarrollo y conocimiento de la Ciencia Jurídica en materia
Procesal Agraria dentro del correspondiente Marco Conceptual y Jurídico.

Con el fin de comprobar las hipótesis que guiaron el presente trabajo


investigativo, se realizaron diversas actividades tanto de campo como de tipo
documental a grado tal que la investigación se desarrolla en cinco capítulos en
que fue estructurada, cuyos títulos son:

Capítulo I. Proceso y Procedimiento de la Investigación.


Capítulo II. Marco de Referencia de la Justicia Agraria en México.
Capítulo III. La Nueva Jurisdicción En Materia Agraria.
Capítulo IV. El Proceso Agrario.
Capítulo V. El Proceso Agrario y Los Principios Que Lo Rigen.

El Objetivo General de la Investigación realizada se centra en conocer y


analizar los Principios Generales del Proceso Agrario en México y a su vez
determinar si la inobservancia de dichos principios repercuten en la administración
e impartición de la Justicia Agraria y finalmente determinar si es necesaria alguna
reforma a la Ley Agraria y la inclusión de algunos mecanismos legales que
permitan lograr la realización de los objetivos de la Justicia Agraria consistentes en
otorgar Certeza y Seguridad Jurídica en la Tenencia de la Tierra del Campo
Mexicano.

El Capítulo Primero se ocupa fundamentalmente de establecer lo relativo al


proceso y al procedimiento propios de la presente investigación. Lo anterior
obedece al objetivo que persigue éste trabajo, consistente en servir de consulta
para los estudiantes de la Licenciatura en Derecho.

En el Capítulo Segundo se realiza un estudio pormenorizado de la Magistratura


Agraria y las Autoridades y Órganos Agrarios instituidos a partir de 1915 a 1992 y
hasta la actualidad, de manera tal que se consideran al respecto, los
Antecedentes Doctrinarios, Históricos, Teóricos y Legislativos de dichos órganos.

12
Se hace énfasis a los Tribunales Agrarios creados en 1992 acudiendo a su
Génesis, Antecedentes y Evolución Legislativa por lo que fue necesario analizar
todo el marco Legal Agrario desde la Ley Agraria del 6 de Enero de 1915 hasta la
Ley Agraria Vigente, pasando por el análisis de la Ley de Ejidos de 1920, Decreto
del 22 de Noviembre de 1921, Reglamento del 10 de Abril de 1922, Ley
Reglamentaria sobre repartición de Tierras Ejidales y Constitución del Patrimonio
Parcelario Ejidal de 1927, Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas
de 1927 y 1929, los Códigos Agrarios de 1934, 1940 y 1942 y Ley Federal de
Reforma Agraria de 1971.

Se analiza la Naturaleza Jurídica de la Justicia Agraria a partir del texto


Constitucional y Legal así como del Reglamentario correspondiente.

Es motivo de análisis también en éste capítulo, las características, objetivos,


estructura, integración y competencia de los Tribunales Agrarios.

En el Capítulo Tercero se realiza un estudio analítico de la Reforma


Constitucional en materia Agraria de 1992 y la nueva jurisdicción especializada, lo
anterior a partir del artículo 27 fracción XIX de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, la Ley Agraria y Ley Orgánica de los Tribunales
Agrarios.

Se realiza también una comparación entre el Proceso Agrario anterior a la


reforma mencionada y el Proceso Agrario Vigente; en forma enunciativa se citan a
los Tribunales Agrarios, su competencia y su intervención en el Proceso Agrario.

En el Capítulo Cuarto es motivo de análisis y se desarrolla la temática


consistente en el Proceso y el Procedimiento, consideraciones Generales y su
conceptualización. Se analizan los elementos en el Proceso Agrario Comparado;
el Proceso Agrario a través de sus distintas etapas como son la Demanda, sus
Requisitos, la Contestación, la Reconvención, la Audiencia de Ley y la Sentencia;
de la misma forma se analizan el Recurso de Revisión y el Juicio de Amparo en el
Procedimiento Agrario.

En el Capítulo Quinto se realiza un estudio sucinto del Proceso Agrario y sus


Principios Rectores, a partir del marco Constitucional y Legal en la materia y de los
estudios existentes al respecto en la doctrina y jurisprudencia Agraria.

En general los Principios Rectores en el Proceso Agrario que se estudian en el


presente capítulo son:

Principio de Legalidad, de Instancia o Iniciativa de Parte, Igualdad entre las Partes,


de Defensa Material, de Verdad Material o Verdad Real, de Oralidad, de Celeridad
o Expeditez o Prontitud, de Concentración, de Publicidad, de Inmediación, de
Conciliación o Composición Amigable, de Congruencia, de Probidad, de Impulso
Procesal, de Moralidad, de Suplencia de los Planteamientos de Derecho, de
Defensoría de Oficio, de Escritura, de Lealtad, Facultades del Juez y Poder de

13
Saneamiento, de Libre Administración de la Prueba o Libre Valoración Probatoria,
de Gratuidad, de Itinerancia o Desplazamiento del Tribunal, de Facultades de
Fallar Extra y Ultrapetita, de Disposición o de Oficiosidad o de Excelencia, de
Economía Procesal o Unicidad, de Imparcialidad, de Supletoriedad o Tutela, de
Inquisitorio u Oficioso, de Objetividad, de Conocimiento de la Verdad, de
Profesionalismo e Independencia, de Nemo Judex Sine Actore, de Oportunidad,
de Seguridad, de Fortaleza Jurídica al Campo, de Honestidad, de Justicia Agraria,
de Autonomía y Plenitud de jurisdicción, de Especialización, de Verdad Histórica,
de Equilibrio Procesal, de Exhaustividad, de Fundamentación, de Motivación, de
Eficacia, de Inmediatez, de Impugnación, de Atracción, de Secrecía, de
Honradez, de Fijación de la Litis, de No Variación de la Acción.

Al termino de los Capítulos mencionados se realizan las correspondientes


Conclusiones a las que se arribó con la presente investigación y se elaboraron las
Propuestas que a mí criterio deben considerarse en el Marco Legal Agrario cuya
Reforma Final se propone.

14
CAPITULO 1

PROCESO Y PROCEDIMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN

1.1. Generalidades.

Planear y elaborar el proyecto de la presente investigación resultó ser una


actividad compleja y difícil de realizar. Finalmente, elaboré el proyecto
correspondiente, el cual quedó estructurado en la forma que más adelante se
expone.

Para la elaboración del presente material tomé en consideración tanto mis


vivencias profesionales en la materia de Derecho Agrario, como la consulta,
lectura y revisión de textos bibliográficos, hemerográficos y expedientes de los
procesos agrarios.

Surge así la idea de “El Proceso Agrario y los Principios que lo Rigen”.

Realizado lo anterior, se delineó el tema desde el punto de vista cronológico y


geográfico, de manera tal que la investigación se proyectó para analizar el
Proceso Agrario y sus Principios Rectores fundamentalmente a partir del 6 de
enero de 1992 en el territorio Nacional Mexicano y específicamente en lo que
corresponde a la actuación de los Tribunales Agrarios en el mismo.

El Planteamiento del Problema se realiza a partir de un panorama general de


los antecedentes del tema seleccionado y se problematizó el mismo mediante la
elaboración de cinco cuestionamientos a los que la investigación vendría a
responder.

Congruente con las interrogantes formuladas se establecen las respuestas


previas o provisionales a las mismas y sujetadas éstas, siempre a su validez o
invalidez según el resultado que arrojase la propia investigación a través de sus
fases subsecuentes.

Se tuvo la necesidad de justificar el inicio de la investigación mediante


cuestionamientos internos en el sentido de poder conocer previamente a su
desarrollo, ¿Si valdría la pena su ejecución? ¿A quién servirá? ¿Que aportaría y
en qué medida? Etc.

El objetivo general y los específicos se elaboran acordes con las interrogantes y


las hipótesis estructuradas ya con anterioridad. Desde luego que se acudió
también para esto a la consulta de bibliografía adecuada y es así como finalmente
se elaboran objetivos a partir de verbos transitivos con terminación en ar, er, ir.

Cuando ya se obtienen los elementos reseñados me pareció que había


superado la fase más difícil de mi diseño de investigación pero no fue así ya que
me enfrentaba ahora al diseño específico y propio de mi índice provisional,

15
contenido temático o capitulado tentativo como finalmente lo denominé, es decir,
crear la estructura organizacional básica que guiaría mi quehacer investigativo a
partir de dividirlo en cinco capítulos a saber:

PROCESO Y PROCEDIMIENTO DE LA INVESTIGACION.

MARCO DE REFERENCIA DE LA JUSTICIA AGRARIA EN MEXICO.

LA NUEVA JURISDICCIÓN EN MATERIA AGRARIA.

EL PROCESO AGRARIO.

EL PROCESO AGRARIO Y LOS PRINCIPIOS QUE LO RIGEN.

La realización del cronograma respectivo por su naturaleza parecía lo más


sencillo y hasta fantasioso lo que se pudiera asegurar ya que en el mismo se
programa el desarrollo de la presente investigación e inclusive la elaboración del
proyecto en tan sólo seis meses.

La actividad metodológica descansa en la ejecución de los métodos: científico,


histórico, analítico, hermenéutico, dialéctico, inductivo, intuitivo, sistemático,
analógico o comparativo y deductivo y con las técnicas de investigación
bibliográfica, hemerográfica, de archivo, legislativa, jurisprudencial, de observación
científica, entrevista y encuesta, de captura y sistematización y de presentación de
trabajos.

16
1.2. Desarrollo del Proceso y del Procedimiento de la Investigación.

1.2.1. Titulo de la Investigación: El Proceso Agrario y Los Principios Que Lo


Rigen.
1.2.1.1. Planteamiento Del Problema.
Las modificaciones al artículo 27 Constitucional publicado el 6 de enero de 1992
y su antecedente inmediato han iniciado una nueva etapa en la evolución de
nuestro derecho agrario, tales modificaciones han acentuado la polémica sobre la
tenencia de la tierra, su explotación e industrialización de sus productos.
Antes de la reforma Constitucional se desarrollaron varios congresos, foros,
coloquios y otros eventos académicos sobre la materia agraria, en ellos las
personas y las Instituciones nacionales asumieron su papel y participación
activamente ante las gravísimas deficiencias de la legislación anterior.
Es importante destacar que con la modificación Constitucional del 6 de enero de
1992 y su legislación reglamentaria surge un nuevo proceso agrario integrado,
previsto en la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. Antes de la reforma el
proceso agrario se presentaba disperso en más de 27 figuras procésales con
diversa regulación, diversos términos y diferentes órganos administrativos que
realizaban funciones jurisdiccionales lo que complicaba la justicia agraria.
Se tuvo la necesidad en su tiempo de clasificar el proceso agrario por la
diversidad de instituciones procésales en: Proceso Agrario General, Proceso
Agrario Ejidal, Proceso Agrario Comunal, Proceso Agrario de la Pequeña
Propiedad y Proceso Agrario Laboral.
Actualmente contamos con un trascendente avance en la materia al tener un
proceso agrario integrado perfectible.
El espíritu innovador del reformador Constitucional en aras de que la justicia
agraria alcanzara su mayor expresión administrándose en forma pronta y expedita,
dispuso que el proceso agrario se ciñera a los principios de: Legalidad, Instancia
de parte, Igualdad entre las partes, defensa material, verdad material, oralidad,
celeridad, concentración, publicidad, inmediación, conciliación, congruencia,
probidad, impulso procesal, verdad sabida, independencia, imparcialidad,
objetividad, escritura, disposición o de oficiosidad, moralidad, suplencia de los
planteamientos de derecho, defensoría de oficio, composición amigable,
facultades del juez y poder de saneamiento, libre administración de la prueba y
verdad real, libre valoración probatoria, gratuidad, itinerancia o desplazamiento del
tribunal, facultades de fallar extra y ultrapetita, economía, nemo judex sine actore.
No obstante el carácter innovador que la reforma constitucional en materia
agraria de 1992, le imprimió al proceso Agrario, en la actualidad a diez años de
dichas modificaciones Constitucionales, observamos preocupación reiterante de
todos los justiciables que acuden a los Tribunales Agrarios en demanda de
administración e impartición de justicia Agraria, la cual no llega a los campesinos
de México de manera rápida y real.

17
Lo anterior se debe a que el juzgador agrario no da la observancia debida a los
principios procésales que rigen el proceso agrario.
En la medida en que todos los que forman parte de los órganos jurisdiccionales
agrarios contribuyan a dar cumplimiento a las formalidades del procedimiento
agrario contenido en el titulo décimo de la Ley Agraria vigente se estará
satisfaciendo los requisitos que permitan a las partes la posibilidad de ser oídos en
defensa de sus derechos. En consecuencia se estará dando debido cumplimiento
a las garantías de audiencia, de seguridad jurídica y de justicia pronta y expedita
consagradas por los artículos 14, 16 y 17 de nuestra ley fundamental.

1.2.1.2. Interrogantes.

La investigación pretende dar respuesta a las siguientes interrogantes:


1.- ¿Qué principios procésales debe observar el juzgador en el proceso agrario?
2.- ¿Los tribunales agrarios en general observan todos los principios procésales
que rigen en el proceso agrario?
3.- ¿Qué consecuencias jurídicas produce la inobservancia por parte de los
tribunales agrarios de los principios que rigen el proceso agrario?.
4.- ¿Si con la aplicación supletoria del Código Federal de Procedimientos
Civiles se trastocan los principios procésales que se establecen en la Ley Agraria?
5.- ¿Es necesaria la aplicación de algún mecanismo o reforma a la Ley Agraria
para lograr una mejor imparticion y administración de justicia agraria?

1.2.2. Hipótesis.

Las hipótesis que se plantean son las siguientes:

A.- La falta de cumplimiento en la pronta y ágil administración de la justicia


agraria se debe a la inobservancia de los principios procésales contenidos en la
Ley Agraria, por consiguiente, es necesario que las partes y los Magistrados
Agrarios y sus funcionarios den observancia debida a los principios procesales
que rigen el proceso agrario.

B.- Los principios procésales agrarios se ven trastocados por la excesiva


aplicación supletoria del Código Federal de Procedimientos Civiles que hacen los
Tribunales Agrarios, restándole su carácter de social y lo convierten en riguroso y
civilista, por lo que el juzgador debe aplicar la supletoriedad en los supuestos
siguientes:

1.- Cuando no exista en la Ley Agraria una norma jurídica aplicable al


caso concreto.

18
2.- Que la aplicación supletoria sea indispensable para complementar las
disposiciones procésales de la Ley Agraria.

C.- Se afirma que es necesaria una reforma a los artículos del 164 al 200
de la ley agraria en la que se contemple la creación de mecanismos legales que
permitan evitar el abuso por las partes en el proceso de los principios procésales
que lo rigen.

La investigación esta diseñada de tal manera que nos permita someter a


verificación empírica las hipótesis teóricas antes referidas.

En síntesis interesa detectar la importancia de la observación de los principios


que rigen el proceso y determinar si con ello la imparticion y administración de la
justicia agraria llega de manera rápida y real a los campesinos mexicanos.

1.2.3. Justificación.

La presente investigación responde a la inquietud por conocer de qué manera


se aplican los principios procesales en materia agraria, así como conocer si es
necesaria una reforma a los artículos del 164 al 200 de la Ley Agraria, en el
sentido de crear mecanismos que eviten el abuso por las partes del uso indebido
de los principios procésales.

También responde al interés por conocer y determinar si la observancia de los


principios procesales por los Tribunales Agrarios, contribuye a una buena
administración e imparticion de la justicia agraria.

Otra justificación consiste en estudiar el papel e importancia de los principios


procésales en materia agraria a fin de determinar si contribuyen de manera eficaz
a la administración e imparticion de la justicia agraria.

Otra de las razones para incursionar en el tema a investigar, es la producción


de material de consulta o texto para las materias de derecho Agrario y Procesal
Agrario, que se enseñan en las Escuelas y Facultades de Derecho de nuestro
país, contribuyendo de ésta manera para la facilitación del proceso enseñanza –
aprendizaje y para que los catedráticos que las imparten, si así lo juzgan
conveniente produzcan notas y apuntes. Asimismo, que los educandos tengan a la
mano el material mínimo para su formación profesional complementaria con las
distintas materias que integran la currícula de la carrera, lo cual contribuiría a
conformar la doctrina del Derecho Procesal Agrario.

Por otro lado la presente investigación se basa en la experiencia laboral que el


que escribe he tenido como servidor publico de la Procuraduría Agraria, haciendo
votos para que todos aquellos que tienen la altísima y honrosísima
responsabilidad y noble tarea de la procuración y aplicación de la Justicia Agraria,

19
encuentren en sus líneas un mínimo interés que contribuya al bienestar de los
justiciables agrarios.

1.2.4. Objetivo General.

Con el presente trabajo se analizan los Principios Generales del Proceso


Agrario en México y permite aquél determinar si la falta de observancia a los
mismos, incide en los objetivos planteados en la Reforma Agraria Constitucional al
artículo 27 de seis de enero de 1992 en la esfera de administración e impartición
de la Justicia Agraria, consistentes en otorgar certeza y seguridad jurídica en la
tenencia de la tierra del campo Mexicano.

1.2.5. Objetivos Específicos.

Los objetivos específicos que guiaron el presente trabajo de investigación son


los siguientes:

1.- Determinar cuales son los principios procésales que rigen en el Proceso
Agrario.

2.- Establecer si los sujetos en el Proceso Agrario observan todos los principios
que lo rigen, así como analizar la importancia que tienen en el proceso agrario
la debida observancia de dichos principios procésales por parte de los
Tribunales Agrarios.

3.- Examinar las consecuencias jurídicas que se derivan de la no observancia


de los principios procesales que rigen el Proceso Agrario.

4.-Determinar si con la aplicación del Código Federal de Procedimientos Civiles


se trastocan los principios procesales del Proceso Agrario.

5.- Determinar si es necesaria alguna reforma a la Ley Agraria relativa a la


justicia agraria y la inclusión de algunos mecanismos legales para lograr los
objetivos de la justicia agraria.

1.2.6. Metodología.

1.2.6.1. Métodos.

El método fundamental que se utiliza para la presente investigación es el


método científico, toda vez que el punto de partida es la observación de un
fenómeno socio jurídico que en la realidad se presenta, el cual es planteado para
establecer objetivos e interrogantes que conllevan a la formulación de hipótesis
que luego se comprueban a través de determinadas actividades para producir un
conocimiento nuevo sobre el tema investigado.

20
En el desarrollo del método científico se tuvo el auxilio de otros métodos tales
como: el método histórico citándose antecedentes del tema objeto de la
investigación y de sus elementos conceptuales fundamentales. Asimismo, se
utiliza el método analítico en virtud de que se analiza conceptos doctrinarios y
jurisprudenciales; el método de la hermenéutica jurídica, a través del cual se
realiza la interpretación del marco jurídico. Del mismo modo se acude al método
dialéctico, inductivo y deductivo, intuitivo, sistemático, analógico o comparativo,
entre otros.

a) El Método Científico por su importancia y trascendencia en la investigación


contribuye a la planeación del proyecto y al desarrollo del mismo. Su
utilización resalta desde la observación del fenómeno socio-jurídico, la
elección del tema, su delimitación, la elaboración de objetivos, la
formulación de las hipótesis, las actividades para la comprobación de las
mismas hasta la sistematización, redacción y captura de la información y
presentación final de resultados.

b) El Método Histórico permite conocer y analizar la evolución del Proceso


Agrario y sus Principios Rectores, contribuye al estudio evolutivo de las
instituciones y figuras jurídicas que se enmarcan en la investigación.

c) El Método Analítico, a partir de éste se realiza el análisis reflexivo de todo


el material recabado durante el proceso de la investigación como son:
textos bibliográficos, hemerográficos, expedientes de procesos agrarios,
jurisprudenciales y legislativos.

d) El Método Hermenéutico permite interpretar los datos recabados durante


el proceso investigativo concluyendo con la ordenación y redacción final
del trabajo.

e) El Método Dialéctico permite realizar la confrontación de ideas mediante el


análisis de las tesis doctrinarias y jurisprudenciales y facilita la realización
de la síntesis en el quehacer investigativo.

f) El Método Inductivo permite el conocimiento, revisión y análisis de varios


casos particulares de la práctica forense agraria que facilita la elaboración
de conclusiones generales en la investigación.

g) El Método Intuitivo que consiste en la visión directa que se tiene acerca del
objeto de la investigación lo que facilita la obtención de respuestas previas
o adelantadas de manera espontánea y original a la problemática
planteada.

La intuición contribuye a la formulación de las hipótesis de trabajo o


soluciones anticipadas las que a través del método científico se someten a
revisión y comprobación.

21
h) El Método Sistemático contribuye a ordenar los conocimientos
clasificándolos en capítulos de manera coherente.

i) El Método Analógico o comparativo consiste en la comparación de


fenómenos socio-jurídicos objeto de la presente investigación, permite
ampliar el conocimiento ya conocido y conocer lo que se desconocía antes
del desarrollo de la investigación.

j) El Método Deductivo permite la formulación de conclusiones a partir de la


generalidad del contenido temático y de los respectivos marcos conceptual
y jurídico.

Asimismo facilita identificar la aplicación de las normas jurídicas y generales


objeto de la investigación a casos concretos o en particular. Cuyo resultado
obtenido es comprobar y demostrar que las hipótesis son ciertas.

A partir de la función tridimensional del derecho: normativa, social y valorativa,


la presente investigación se cimenta en las vertientes normativa y social toda vez
que se le imprime un enfoque positivista y crítico utilizando la dogmática y el
análisis reflexivo como métodos.

1.2.6.2. Técnicas.

En la presente investigación se aplican técnicas jurídicas de investigación


documental y directa o de campo.

Existe aplicación de Técnicas documentales en virtud de que se realiza consulta


de obras de derecho, de revistas especializadas, jurisprudencia e inclusive la
página de Internet respectiva, mediante visitas a bibliotecas, hemerotecas y a
centros de informática, de carácter publico.

En resumen, las técnicas que se aplican son las de: investigación bibliográfica,
hemerográfica, de archivo, audiográfica, legislativa y jurisprudencial.

De similar forma existe aplicación de técnicas directas o de campo en virtud de


que se observa el fenómeno socio jurídico, se aplica encuestas y entrevistas a los
sujetos agrarios, a los funcionarios y servidores de la procuraduría agraria, de los
tribunales agrarios, a los litigantes en general que postulan en dichos órganos y a
las organizaciones campesinas.

1) Las técnicas jurídicas de investigación indirecta o documental, a saber:

a) Técnica de Investigación Bibliográfica que facilita la revisión, consulta y


análisis de libros de la ciencia jurídica o disciplina del Derecho Positivo
Agrario.

22
b) Técnica de Investigación Hemerográfica que permite la revisión, consulta y
análisis de revistas especializadas en la ciencia jurídica.
c) Técnicas de Investigación de Archivo facilita la revisión, consulta y análisis
de expedientes de procesos agrarios radicados en los Tribunales Agrarios y
Juzgados de Distrito y Tribunales Colegiados de Circuito.
d) Técnicas de Investigación Legislativa que permite la revisión, consulta y
análisis de la legislación Agraria: marco constitucional, legal y
reglamentario.
e) Técnicas de Investigación Jurisprudencial que facilita la consulta, revisión y
análisis de apéndices de jurisprudencia y tesis aisladas.
f) Técnicas de Investigación de Informática que facilita la revisión, consulta y
análisis de lectura de discos.

2) Las técnicas jurídicas de Investigación Directa o de Campo, a saber:

a) Técnicas de Observación Científica mediante la cual se pudo observar el


fenómeno socio jurídico objeto de investigación en forma personalizada y
continua.
b) Técnicas de Entrevista y Encuesta que permite aplicar cuestionarios a los
sujetos agrarios, a las organizaciones campesinas, a los magistrados y
funcionarios de Tribunales Agrarios, de la Secretará de la Reforma Agraria,
del Registro Agrario Nacional, de la Procuraduría Agraria y de la
Procuraduría de la Defensa de los Campesinos del Estado de Guerrero, así
como a postulantes en la materia agraria.
c) Técnicas de Captura y Sistematización que permite retener y ordenar la
información en un documento preliminar y ahora final.
d) Técnica de Presentación de la información que guía en la caracterización
física y material definitiva del trabajo.

El Marco Conceptual y Jurídico se diseña y se constituye a raíz de una serie de


conceptos específicos obtenidos del capitulado tentativo que permiten el desarrollo
de la investigación en forma congruente y lógica con el título de la misma y sus
objetivos cuyas definiciones oportunas marcan la directriz para que el autor pueda
establecer los conceptos operacionales de proceso y principio al final de los
mencionados marcos conceptual y jurídico.

En conclusión, el proceso y procedimiento de la presente investigación se


resume y se estructura conforme a los siguientes elementos metodológicos.

De suerte tal que las técnicas que se aplican son: de observación científica, de
testimonio oral y escrito, de captura y sistematización, de informaciones, de
análisis, presentación y divulgación de informaciones.

23
1.2.6.3. Procedimiento Para El Desarrollo De La Investigación.

Para la presente investigación se sigue el procedimiento diseñado por el Doctor


LUÍS PONCE DE LEÓN ARMENTA, en su libro Metodología del Derecho, en
virtud de que el talentoso metodólogo sugiere un procedimiento más sistematizado
y asimilable que a su vez contempla cinco etapas a citar: la primera: Definición del
objeto de la investigación y precisión de los fines, que comprende la observación
del fenómeno socio-jurídico, su descripción y delimitación, el planteamiento y
delimitación del problema y análisis de sus causas, la formulación de la hipótesis y
la definición del tema y subtemas; la segunda: Programación y determinación de
contenidos y medios, que considera: La elaboración del guión inicial y análisis de
la experiencia acumulada sobre la materia, la selección y organización de los
medios para la investigación; tiempo, fuentes, recursos e instrumentos para la
comprobación de hipótesis; la tercera, referente a la realización y desarrollo de la
tarea indagadora, que comprende: La captura sistemática de la información,
aplicación de los medios conforme al tiempo previsto y por ultimo actividades y
mecanismos de comprobación de hipótesis; la cuarta etapa, que consiste en la
presentación, registro y clasificación de contenidos, misma que considera: la
presentación, el registro y clasificación de contenidos y la conclusión; La quinta
referente a la Revisión final, armonización de los elementos y aplicación de los
resultados, esta comprende: La revisión formal de los resultados, la armonización
de los elementos y la aplicación de los resultados.

1.2.6.4. Tipo De Investigación.

El presente trabajo investigativo es de tipo mixto, tomando en consideración que


por un lado se sustenta desde la perspectiva del positivismo jurídico ( dogmática ),
y por el otro, se aborda desde el análisis critico y reflexivo de la escuela libre.

1.2.7. Actividades Para La Comprobación De Las Hipótesis.

Las tareas específicas y concretas llevadas a cabo para comprobar las


correspondientes hipótesis en la presente investigación fueron las siguientes.

a).- Consulta, estudio y análisis crítico y reflexivo de obras bibliográficas de


Derecho Agrario y Procesal Agrario.

b).- Consulta, Estudio y análisis crítico y reflexivo de revistas especializadas de


Derecho Agrario, revistas de los Tribunales Agrarios y de la Procuraduría
Agraria.

c).- Análisis del marco legal agrario vigente: Constitución política de los
Estados Unidos Mexicanos, artículos 14,16, 17 y 27 fracción XIX; Ley Agraria;
Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, Reglamento Interior de los Tribunales
Agrarios.

24
d).- Recopilación y análisis de criterios y tesis de Tribunales Colegiados, de
Jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Tribunal
Superior Agrario, en materia del proceso agrario y sus principios.

e).- Aplicación de encuesta a sujetos agrarios y entrevistas a servidores


públicos de los Tribunales Agrarios y de la Procuraduría Agraria, así como a
abogados postulantes en materia agraria y a Organizaciones Campesinas.

1.2.8. Aportes A La Ciencia Jurídica.

Con la presente investigación se pretende destacar los grandes avances en


materia de Derecho Procesal Agrario, en particular lo relacionado a la
competencia de los Tribunales Agrarios instituidos por la fracción XIX del artículo
27 Constitucional y por la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, publicados en
el diario oficial de la Federación los días 6 de enero y del día 26 de Febrero de
1992, respectivamente.

Así también, se pretende establecer la necesidad de reformar los artículos 164


al 200 de la Ley Agraria, que conlleven a la creación de mecanismos que impidan
el uso indebido y la inobservación de los principios procésales por las partes en el
proceso a efecto de lograr una mejor administración e imparticion de la Justicia
Agraria.

Encontrar y establecer mecanismos legales que hagan posible el cumplimiento


de los objetivos de la Reforma Agraria Constitucional de 1992, consistentes en dar
certeza y seguridad jurídica en el campo Mexicano.

25
CAPITULO 2

MARCO DE REFERENCIA DE LA JUSTICIA AGRARIA EN MÉXICO

2.1. Marco Conceptual y Jurídico.

2.1.1. Marco Conceptual.


1

Con la presente investigación se analizan los diversos conceptos que existen


sobre el tema investigativo.

El tema objeto del presente libro se ha intentado resolver a partir del basamento
teórico de la escuela positivista, que se sustenta en la aplicación estricta del
derecho vigente, complementada con la teoría moderna del derecho que plantea
una ágil y expedita solución a las controversias agrarias motivadas por la posesión
de la propiedad social o del reconocimiento de un derecho, implementando la
solución consensual de tales litigios.

Así pues, congruente con lo anterior, los conceptos operacionales que sirven de
base a la presente investigación son los que a continuación se enuncian y se
definen:

En primer orden se cita el DERECHO, el cual para los juristas Rafael De Pina y
Rafael De Pina Vara, es entendido como “ Conjunto de normas eficaz para regular
la conducta de los hombres, siendo su clasificación más importante la de derecho
positivo y derecho natural” 1. Ensayando sobre el concepto concluyo que Derecho
es el conjunto de normas religiosas, morales y jurídicas que regulan la conducta
de las personas como individuos y como entes colectivos de tipo particular y
público cuyo fin primordial es la armonía social mediante la implementación
inclusive de mecanismos eficaces de tipo coercitible.

Referente al concepto de AGRARIO “en su acepción restringida agrario debe


ser tomado como sinónimo de reparto de tierras; en su acepción amplia, quiere
decir lo relativo a la tierra, tomando este vocablo a su vez, como sinónimo de
suelo “2. En mi opinión lo agrario va mucho más allá que lo relativo a la
redistribución de la tierra mediante las acciones legales de Restitución R T B C,
Dotación y C N C P E, es decir, es todo lo relativo a la tierra tanto rural como
urbana de propiedad social. A su vez Proceso es el “conjunto de actos regulados
por la ley y realizados con la finalidad de alcanzar la aplicación judicial del derecho
objetivo y la satisfacción consiguiente del interés legalmente tutelado en el caso

1 DE PINA, Rafael, y DE PINA VARA, Rafael. Diccionario de Derecho, Editorial Porrúa, S. A., México,
1986, página. 217.
2 CASO, Ángel. Citado por CHAVEZ PADRON, Martha. El Derecho Agrario en México, Editorial Porrúa,
S. A., México, 1988, página. 59.

26
concreto, mediante una decisión del juez competente”. 3. Sobre el particular
ensayo al final de éste tema con el concepto binomio de Proceso Agrario.
2
Por lo que respecta a la JUSTICIA, ésta es la “ disposición de la voluntad del
hombre dirigida al reconocimiento de lo que a cada cual es debido o le
corresponde según el criterio inspirador del sistema de normas establecido para
asegurar la pacífica convivencia dentro de un grupo social mas o menos amplio”.
4. Desde los tiempos de Ulpiano se quiso definir a la justicia como “dar a cada
quien lo suyo”. El problema es de tipo filosófico y a ese respecto nos preguntamos
¿Qué es lo que a cada quien nos corresponde? Entiendo a la justicia como el
respeto al derecho ajeno, es decir, donde inicia el derecho de un individuo termina
el del otro. Justicia es caminar conforme con la disposición de la norma jurídica y
la natural.

La Jurisprudencia se define como “el criterio de interpretación judicial de las


normas jurídicas de un estado, que prevalece en las resoluciones de un tribunal
supremo o de varios tribunales superiores”.5. Es el proceso jurisprudencial fuente
generadora del derecho y éste se nutre en su observación y cumplimiento por el
destinatario por provenir de peritos y doctos en la interpretación de las normas que
integran el derecho positivo.

El binomio PROCESO AGRARIO, se define como “una institución jurídica


mediante la cual los tribunales aplican la Ley Agraria en sus partes adjetiva y
sustantiva a casos concretos y específicos, ya sea de controversia, o bien de
jurisdicción voluntaria, implica también una relación jurídica que se establece
entre el órgano jurisdiccional, el actor y el demandado “. 6

El concepto PRINCIPIO, es definido como sinónimo de “Razón, fundamento,


origen. Máxima o norma.” 7. Es el principio la esencia fundamental en que debe
descansar y a la que debe ceñirse la actuación de los Magistrados Agrarios y de
sus subalternos en el proceso agrario.

En una de sus modalidades tenemos al PRINCIPIO de LEGALIDAD” el cual en


nuestro derecho está consagrado expresamente en los artículos 16, 41 y 133 de la
constitución, que respectivamente preceptúan:

“articulo 16: nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio,


papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento...”
“articulo 41: el pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la
unión, en los casos de la competencia de estos, y por los de los estados, en lo

3 DE PINA, Rafael, y DE PINA VARA, Rafael. Op. Cit. Página. 398.


4 Ibidem. Página. 323.
5 Ibidem. Página. 320.
6 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. El Proceso Agrario y Garantías Individuales, Editorial PAC, S. A. de C. V.,
México, 2000, página. 34.
7 DE PINA, Rafael, y DE PINA VARA, Rafael. Op. Cit. Página. 395.

27
que toca a sus regímenes interiores en los términos receptivamente
establecidos por la presente constitución federal y las particulares de los
estados, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del
pacto federal. “
3
“articulo 133: esta constitución, las leyes del congreso de la unión que
emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma,
celebrados y que se celebren por el Presidente de la Republica, con
aprobación del Senado, serán la ley suprema de toda la unión. Los jueces de
cada estado se arreglarán a dicha constitución, leyes y tratados, a pesar de las
disposiciones en contrario que pueda haber en las constituciones o leyes de
los estados”. 8. En síntesis, éste principio impone a la autoridad la obligación
de adecuar su conducta a la literalidad de la norma jurídica e implica que
aquella solo puede hacer lo que ésta le permite.

Otra modalidad la constituye el PRINCIPIO de INSTANCIA de PARTE. “hoy


día, rige el principio nemo judex sine actore. Ya no es factible que el órgano
público- un tribunal, actualmente inicie de oficio algún proceso, no solo a dotación
de tierra- posibilidad que ha quedado cerrada-, sino de cualquier otra especie. Es
preciso que exista acción y que quien la esgrime acredite el derecho que le asiste
para invocar el despliegue de la jurisdicción. Debe acreditar su personalidad para
intervenir en juicio, aun cuando bajo el régimen procesal concentrado y acelerado
pueda resolverse sobre este extremo en la audiencia de fondo.” 9. Este principio
adquiere trascendental relevancia en el proceso agrario ya que éste sólo se puede
iniciar a impulso de un sujeto agrario interesado en que el órgano jurisdiccional
aplique la norma agraria al caso en particular que le sea planteado.

En cuanto al PRINCIPIO DE IGUALDAD. El artículo 186 párrafo tercero de la


Ley Agraria otorga al juzgador la facultad de obrar como lo estime pertinente para
obtener el mejor resultado de las pruebas, “sin lesionar el derecho de las partes,
oyéndolas y procurando siempre su igualdad.” 10.

PRINCIPIO DE DEFENSA MATERIAL.” este principio está contenido en el


tercer párrafo del articulo 164 y segundo párrafo del articulo 186 de la Ley Agraria
el primero de dichos preceptos ordena al Tribunal suplir la deficiencia de las partes
en sus planteamientos de derecho cuando se trate de núcleos de población
ejidales o comunales, así como de ejidatarios y comuneros. El segundo de los
numerales dispone que el Tribunal podrá acordar en todo tiempo, cualquiera que
sea la naturaleza del negocio, la práctica, ampliación o perfeccionamiento de
cualquier diligencia, siempre que sea conducente para el conocimiento de la

8 PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil, Editorial Porrúa, S. A., México, 1984,
Décima sexta edición, página. 632.
9 GARCÍA RAMIREZ, Sergio. Justicia Agraria, Tribunal Superior Agrario, México, 1995, páginas. 85-86.
10 GARCIA RAMIREZ, Sergio. Elementos de Derecho Procesal Agrario, Editorial Porrúa, S. A., México,
1993, página. 412.

28
verdad sobre los puntos cuestionados.” 11. En mi opinión éste postulado rompe
con el Principio de Igualdad, ya que el Tribunal Agrario únicamente podrá suplir
deficiencias en los planteamientos de derecho cuando se trate de los sujetos
agrarios a que alude el artículo 164 de la Ley Agraria.

4
PRINCIPIO DE VERDAD MATERIAL.” Tanto el proceso publicista como el
social se orientan hacia la verdad material o histórica, no hacia la formal. Así se
recoge la idea de que los resultados de esos procesos interesan profundamente a
la sociedad, que no puede conformarse con la versión que las partes ofrezcan
sobre los hechos. Queda excluido, por ende, el apotegma de que el Tribunal
resolverá conforme a lo que las partes aleguen y prueben, las partes pierden la
exclusividad en la promoción de pruebas, que es tanto como perder la
exclusividad en el manejo de la versión de los hechos que hallan de llegar al
conocimiento del juzgador. Este puede indagar la realidad. Su función es, a este
respecto, activa. Inquiere y forma racionalmente su certeza no la supedita a los
elementos que los contendientes le alleguen.” 12. Este principio se relaciona
estrechamente con el de Inmediación que obliga al Magistrado Agrario a presidir la
Audiencia de Ley, en la cual aquel indaga la verdad histórica a fin de darle
vigencia al Principio de Verdad Sabida en el dictado de la Sentencia respectiva.

PRINCIPIO DE ORALIDAD.” No obstante que en el juicio oral debe predominar


la forma verbal sobre la escrita en los diversos actos procésales, sin embargo esta
regla general tiene sus limitaciones y entre ellas figuran como muy importantes las
relativas a los escritos fundamentales del juicio y a los llamados de
documentación, o sea las actuaciones judiciales en las que se haga constar en la
fijación del debate, el resultado de las pruebas, las promociones de las partes
durante la audiencia, etc.” 13. La oralidad está presente en la ratificación de la
Demanda y en su caso en la contestación a la misma y siempre en la ratificación
de ésta en los términos que lo dispone el artículo 185 de la Ley Agraria.

PRINCIPIO DE CELERIDAD.” El procedimiento agrario aparece dominado por


la intención de máxima celeridad. La Fracción XIX del articulo 27 constitucional
conserva para esta materia la referencia a la justicia “expedita“, que se ha
considerado indispensable en un ámbito caracterizado, tradicionalmente, por
notables demoras en la resolución de las controversias. Por ello sin duda, se
proscribe la formación de artículos de previo y especial pronunciamiento y se
ordena que todas las cuestiones litigiosas se hagan valer en la audiencia del
juicio” 14. A pesar de ello y por el enorme cúmulo de expedientes ya rezagado en
los Tribunales Agrarios, éste principio tiene escasa y posiblemente en algunos
Tribunales, nula vigencia y eficacia. Contrario a sus postulados, rige en la praxis el

11 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. “El proceso Agrario y Los Principios que lo Rigen”, Revista de los
Tribunales Agrarios, Año VI, sept-dic., número 19, Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 1998,
páginas. 13-14.
12 GARCIA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. Página. 91.
13 PALLARES, Eduardo. Op. Cit. Décima sexta edición. Página. 633.
14 GARCIA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. Página. 264.

29
vicio de la tramitología y lentitud en la integración y substanciación de los asuntos
por parte de los Tribunales Agrarios, aunado a ello, la escasez de personal con
que éstos cuentan para tal fin.
5
Otro de los PRINCIPIOS es el DE CONCENTRACIÓN.” Según este principio,
deben reunirse o concentrase las cuestiones litigiosas para ser resueltas todas
ellas o el mayor número posible de las mismas, en la sentencia definitiva, evitando
que el curso del proceso en lo principal se suspenda. El principio exige que las
cuestiones incidentales que surjan dentro del proceso se reserven para la
sentencia definitiva, a fin de evitar que el proceso se paralice o se dilate, lo que a
su vez exige reducir a menor número posible los artículos de previo y especial
pronunciamiento, las excepciones dilatorias y los recurridos con efectos
suspensivos.” 15. Conforme éste principio los Tribunales Agrarios deben resolver
conjuntamente la suerte principal del negocio judicial con las cuestiones
incidentales que opongan las partes salvo que se trate de las excepciones de
incompetencia.

El PRINCIPIO DE PUBLICIDAD.” Esta limitado a la audiencia en que se reciben


las pruebas y los alegatos, y no se extienden a los demás actos del juicio.”16.
Significa que no tan solo las partes, sus testigos y peritos pueden comparecer a
las actuaciones ante los Tribunales Agrarios sino que existe la posibilidad para
que acuda cualquier persona inclusive sin interés en la causa.

El PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN.” Consiste esencialmente en que el juez esté


en contacto personal con las partes: reciba las pruebas, oiga los alegatos, las
interrogue, etc.” 17. No debe existir intermediario entre el juzgador y los
justiciables. En la práctica forense el funcionario que inmedia no es el Magistrado
sino el Secretario de Acuerdos.

El PRINCIPIO DE CONCILIACIÓN.” Se entiende como el acuerdo al que llegan


las partes en un proceso, cuando existe controversia sobre la aplicación o
interpretación de sus derechos, que permite resulte innecesario dicho proceso.” 18.
Tanta es su relevancia que el solo hecho de omitirse la exhortación por parte del
Tribunal a las partes, acarrea inseguridad jurídica a lo actuado y existe la
posibilidad de reponerse el procedimiento para ese único efecto como en realidad
así ha sucedido en numerosos procesos.

El PRINCIPIO DE CONGRUENCIA.” Consiste en que las sentencias deben ser


congruentes no solo consigo mismas, sino también con la litis tal como quedó
formulada por medio de los escritos de demanda, contestación, réplica y duplica.”
19. Una sentencia incongruente acarrea la inseguridad jurídica del acto en si

15 PALLARES, Eduardo. Op. Cit. Décimo sexta edición, páginas. 627 – 628.
16 Ibidem. Página. 635.
17 Ibidem. Página. 632.
18 Diccionario Jurídico Mexicano, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 1992, página. 568.
19 PALLARES, Eduardo. Op. Cit. Página. 628.

30
misma contenido y atenta contra los principios de seguridad jurídica, legalidad,
celeridad o expeditez de la justicia agraria.
6
Por lo que respecta al PRINCIPIO DE PROBIDAD.” Según este principio, el
proceso es una institución de buena fe que no a de ser utilizada por las partes con
fines de mala fe o fraudulentos. El juez está obligado a dictar las medidas
necesarias para evitar que los litigantes conviertan al proceso en un instrumento al
servicio de intenciones contrarias al funcionamiento expedito de la justicia.” 20. El
artículo 179 de la Ley Agraria que tutela la igualdad de defensa de las partes, en la
mayoría de los casos que se ventilan en los Tribunales Agrarios, ha servido de
pretexto para las partes litigantes para retardar los procesos cuando la parte
demandada sobre todo actúa de mala fe y acude al Tribunal sin defensor las
veces que así lo decide.

PRINCIPIO DE IMPULSO PROCESAL.” Por virtud de el, la tramitación del


proceso hasta alcanzar su fin, está encomendada a la iniciativa de las partes que
son quienes deben hacer las promociones necesarias para lograrlo. Al juez no le
está permitido hacerlo, salvo casos excepcionales. Este sistema, no a temperado
(sic) por la caducidad de la instancia, tiene como resultado que existan en los
tribunales y en el archivo judicial millares de expedientes relativos a procesos sin
concluir.” 21. Es característica del juicio agrario la actividad procesal de las partes
y en particular de la actora, ya que en caso contrario se produce la caducidad de
la instancia.

MAGISTRADO “ Se llama Magistrado en el sentido más amplio de la expresión,


a toda persona que imparte justicia, ejerce las funciones de policía o administra un
territorio, sea que pertenezca al orden judicial o al administrativo, como un
prefecto, un subprefecto, un alcalde, un adjunto. En una segunda acepción mas
restringida, la palabra magistrado designa solamente a los miembros del orden
judicial, es decir, a las personas que imparten justicia como son los jueces o los
miembros del ministerio público. En fin, se entiende mas particularmente por
magistrado, las personas que pronuncian sentencias, es decir, los jueces que
forman la magistratura sentada por oposición al ministerio público que constituye
la magistratura de pie. En esta última acepción, la más importante de las tres, la
palabra magistrado designa las personas investidas de la mas alta función social,
y que están o cuando menos deberán estar, al abrigo de los cambios de las
instituciones políticas “. 22. En materia agraria, el Magistrado es un perito en
derecho, titular de un Tribunal en el caso de los Tribunales Unitarios Agrarios y
cotitular en el caso del Tribunal Superior Agrario, que ha sido designado por la
Cámara de Senadores o por la Comisión Permanente en los recesos de ésta, a

20 Ibidem. Página. 633.


21 Ibidem. Página. 631.
22 PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil, Decimoséptima Edición, Editorial Porrúa,
S. A. México, 1986, página. 557.

31
propuesta del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, cuya función
primordial es la aplicación de la Norma Jurídica Agraria a las controversias y
conflictos que se originen en la materia.

En esa tesitura podemos concluir que el Proceso Agrario es una Institución


Jurídica constituida por una serie de etapas o fases procedimentales establecidas
por la Norma Agraria Adjetiva, las cuales se suceden una tras la otra y se
complementan entre sí, cuya realización la hacen posible las partes y los
Tribunales Agrarios que intervienen en su desarrollo, mediante el ejercicio a
instancia de las primeras, de una acción Agraria específica y la aplicación a cargo
de los segundos de la normatividad Jurídica Sustantiva y Adjetiva que rige al caso
en particular que se les presenta, bien en la vía Contenciosa o en la de
Jurisdicción Voluntaria.

En lo que corresponde a los principios que rigen el Proceso Agrario, podemos


decir que estos, se constituyen por el Conjunto de Disposiciones Legales
establecidas en la Legislación Agraria que tienen como objetivo diseñar las
formalidades del Procedimiento Jurisdiccional a las que debe encuadrarse la
actuación de los Magistrados Agrarios y de sus subalternos durante la
substanciación del Proceso Agrario en que intervengan.

2.1.2. Marco Legal.

La legislación que se consultó en la presente investigación es la siguiente:

1.- Constitución Política De Los Estados Unidos Mexicanos, Artículos 14, 16,
17 Y 27 fracción XIX.

2.- Ley Agraria Vigente, Título Décimo, artículos 164 al 200.

3.- Ley Orgánica De Los Tribunales Agrarios.

4.- Reglamento Interior De Los Tribunales Agrarios.

5.- Ley Federal De La Reforma Agraria.

32
7

A propósito de éste tema la Doctora Martha Chávez Padrón, expone diversos


antecedentes. 23

2.2. Antecedentes Doctrinarios.

“Al revisar el concepto de órganos jurisdiccionales en la teoría procesal


tradicional, para aplicarlo al de Tribunales Agrarios y a la Magistratura Agraria en
México, encontramos que dicho concepto y sus principios procesales nos
presentan modalidades en materia, a consecuencia de la esencia de ésta
relacionada con grupos social y económicamente necesitados”. 24

“El estado moderno considera como esencial función propia la administración


de la justicia; el solo tiene el poder de actuar la voluntad de la ley en el caso
concreto, poder que se llama jurisdicción; a esto provee con la institución de
órganos apropiados (jurisdiccionales)…” 25

“la jurisdicción se divide – por razón de la materia – en civil y penal o criminal


(considerándose las contencioso-administrativa, comercial y laboral, comprendidas
en el amplio concepto de jurisdicción civil)”. 26

“En los Estados Federales la jurisdicción se clasifica en Federal y Local (ésta


también llamada ordinaria o común). La Federal se ejerce sobre todo el territorio
nacional, de acuerdo con las normas constitucionales (artículos 103 a 107 y 133
de la Constitución Mexicana); la Local tiene su actividad limitada al territorio de la
entidad federativa a que corresponden los Juzgados o Tribunales que la ejerzan
en la actualidad son tres las jurisdicciones especiales existentes en México: la
constitucional a la que se confía la resolución de los juicios de amparo; la laboral
que entiende en la aplicación del Derecho del Trabajo; y la fiscal a la que se
encomienda el conocimiento de los asuntos de esta naturaleza en los casos de
aplicación errónea e indebida de la legislación correspondiente”. 27

“Dado también el interés social implícito en la legislación agraria y su principio


fundamental regulador y creador de un moderno derecho de propiedad con
función social, encontramos que la jurisdicción es federal. La competencia interna
de los órganos y autoridades agrarias puede decirse que es local durante la
primera instancia porque corresponde a las Comisiones Agrarias Mixtas y a los
Gobernadores; y de la Secretaría de la Reforma Agraria por lo que respecta a la
segunda instancia o en casos de instancia única.
8

23 CHAVEZ PADRON, Martha. El Proceso Social Agrario. Editorial Porrúa, S. A. México, 1989,
página 19.
24 Idem.
25 GIUSEPPE CHIOVENDA. “Instituciones de Derecho Procesal Civil”, Editorial Rev. De Derecho
Privado, Madrid, 1936, página. 40.
26 CASTILLO LARRAÑAGA y DE PINA, Rafael. Editorial Porrúa, México, 1950, página. 51.
27 Ibidem. Página. 52-53.

33
Lo anterior en virtud de que la autora mencionada realiza un estudio amplio de
los antecedentes objeto del presente capítulo que por sí mismos imponen no
realizar comentario al respecto.

Nota: La mayor parte del presente capítulo alude a transcripciones textuales de la


Dra. Martha Chávez Padrón, contenidas en su obra: El Proceso Social Agrario,
Editorial Porrúa, 1989.

2.3. “Antecedentes Específicos De Los Tribunales Agrarios y De La Magistratura


Agraria.”

2.3.1. Antecedentes Históricos.

“Si nos ponemos con paciencia a pensar en los tribunales agrarios no sólo
como noticia de hoy (en 1976 se habló mucho de ello), sino como acervo del
pasado, lo curioso es que el tema nos resulta tan viejo como la lucha
agrarista, de tal manera que puede decirse que el pionero en esta cuestión
fue el mismo Emiliano Zapata; afortunadamente para comprobarlo basta
consultar el Plan de Ayala del 28 de noviembre de 1911, en su cláusula
sexta… Por una parte éste Plan es un documento histórico de existencia y
contenido irrebatible que nos hace aceptar, querámoslo o no, que el ejército
zapatista fue el que, dentro de todas las fuerzas revolucionarias, y desde
1911 por lo menos, expresó formal y claramente su deseo de luchar por
llegar a obtener tribunales agrarios, con una estructura diferente a los hasta
entonces existentes, que fuera si no especial, sí especializado en el
tratamiento de los problemas campesinos por los cuales luchaban
refiriéndose expresamente a la restitución de tierras, pues siempre usaron
ese término y no el de reivindicación, punto que es muy importante observar
y tener en consideración para formular conclusiones; por otra parte, los
sistemas actuales de derecho escrito no establecen tribunales especiales,
sino los que entendemos como especializados, tal es el sentido de nuestro
artículo 13 constitucional de acuerdo con el cual, “nadie puede ser juzgado
por leyes privativas, ni por tribunales especiales”; sin embargo se permiten
tribunales especializados como los militares, los laborales, fiscales, etc.” 28

2.3.2. Antecedentes Teóricos.

“Para entender con más amplitud el tema de los tribunales agrarios hay que
considerar – además de la reseña histórica – que nuestro país recibió de
Europa, como tantos otros, la Teoría de la División de Poderes, que
entendida en su aspecto extremo resulta una abstracción teorética que no
ha podido realizarse en su forma pura en ningún país del mundo
contemporáneo. En sus principios esta división se apoyó en una lógica que
manejó condiciones tempo-especiales diversas; por eso, al transcurrir los

28 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. Página. 22-23.

34
años los resultados del silogismo han variado de acuerdo a una nueva
realidad que ha ido imponiendo modalidades a la teoría de la división de
poderes y transformándola en una moderna estructura orgánica y funcional
del Estado.” 29
9

Aunado a lo anterior, el Lic. Moya Palencia, expresa: “al juzgar la teoría de la


división de poderes, debemos situarla en el momento en que se produjo y también
analizar, como consecuencia del estudio de esa teoría, la naturaleza de los
principales regímenes políticos que existen en el mundo; deseo recordar que la
teoría de la división de poderes, nació cuando el Ejecutivo no tenía origen
democrático. El liberalismo la creó con acierto tomándola del funcionalismo
aristotélico, primero con Locke y después con Montesquieu, frente a la necesidad
práctica, real, política, de impedir los abusos del poder monárquico. Porque el
monarca, en la época en que nació la teoría de la división de poderes, no era
obviamente, un representante popular, sino un líder dinástico. En consecuencia,
llevar a los extremos pretendidamente originales la teoría de la división de
poderes, cuando el ingrediente de ella en los estados modernos, cuando menos
en los democráticos, es que el Poder Ejecutivo es el primero de los representantes
populares, el que está dotado de la más amplia fuerza democrática del Estado, es
un tanto cuanto peligroso” 30

2.3.3. Antecedentes Legislativos.

“Siguiendo la evolución legislativa agraria encontramos que la primera ley


reglamentaria del artículo 27 constitucional lo fue la de Ejidos del 30 de diciembre
de 1920, que en su artículo 20 continuó señalando como autoridades agrarias a
las mismas mencionadas por el multicitado Decreto del 6 de enero de 1915”. 31

2.3.4. Antecedentes De Los Órganos Jurisdiccionales Agrarios.

“Es comprensible que la autonomía y originalidad de todas nuestras


instituciones agrarias parten del Decreto del 6 de enero de 1915 y se afianzan en
nuestro sistema legal con la Constitución de 1917; y que los tribunales agrarios y
la magistratura agraria no podían ser la excepción. Dicho Decreto creó la
autoridad de los Gobernadores de los Estados, Jefes Militares, Comisión Nacional
Agraria, Comisiones Locales Agrarias y Comités Ejecutivos; a partir del Decreto
del 19 de septiembre de 1916 (D. O. F., 28-IX.1916), que reformó la del 6 de enero
de 1915, el Presidente de la República fue señalado como Autoridad Agraria,
facultándose para otorgar los títulos definitivos de la propiedad restituida o dotada
a los pueblos necesitados.” 32

2.4. Autoridades Agrarias.

29 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 27.


30 MOYA PALENCIA, Mario. Temas Constitucionales, Editorial, UNAM, 1978, página. 83.
31 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 31.
32 Ibidem. página. 34-35.

35
Se consideraron autoridades agrarias anteriores a 1992 a las siguientes:

2.4.1. Presidente de la República.


10

“Ya vimos que el Derecho Procesal Social funda parte de su autonomía en el


hecho de que sus autoridades judiciales no son necesariamente profesionales
especializados en Derecho Agrario; nada más representativo que la autoridad que
nos ocupa, la más versada en cuestiones sociales y económicas del país en un
momento dado, para observar la singularidad, autonomía y la fuerza de las
autoridades agrarias en México. Al C. Presidente de la República se le señaló
como autoridad agraria desde el Decreto del 6 de enero de 1915 (artículo 9) y el
Decreto que reformó este artículo y el 8, del 19 de septiembre de 1916 (D. O. F.,
28-IX-16) en cuyo artículo 8 se señaló que la resolución de los Gobernadores
sería provisional “y deberá ser revisada por el encargado del Poder Ejecutivo de la
Nación”, indicando lo anterior que desde aquellas fechas podemos hablar de
autonomía de las instituciones fundamentales de nuestro derecho procesal
agrario, que como rama del Derecho Procesal Social, precedió en México a todas
sus ramas compañeras.” 33

2.4.2. Gobernadores de los Estados y Jefe del Departamento del Distrito


Federal.

“La fracción II del artículo 1 del Código de 1942 consideraba también como
autoridad agraria a los Gobernadores de los Estados, de los Territorios Federales
y al Jefe del Departamento del Distrito Federal. La L. F. R. A. de 1971, en su
artículo 2, fracción II, los señaló como autoridades agrarias hasta que las reformas
de 1974 suprimió la mención relativa a los Territorios. Sus facultades las señaló el
artículo 9 y fueron: recibir las solicitudes agrarias; proveer lo necesario para la
sustanciación de los expedientes y las ejecuciones provisionales; nombrar y
remover a sus representantes en las Comisiones Agrarias Mixtas y expedir
nombramientos a los Comités Particulares Ejecutivos; emitir su opinión en los
expedientes de creación de un nuevo centro de población ejidal, y de
expropiación; fundamentalmente dictar los mandamientos para resolver en primera
instancia los expedientes relativos a restitución, dotación de tierras o aguas,
dotaciones complementarias y ampliación de ejidos. Cuando se reformó el
artículo 272 de la L. F. R. A de 71 mediante Decreto del 30 de diciembre de 1983
(D. O. F., 17-I-84) se autorizó a los CC. Gobernadores a expedir Comunicados
Agrarios Definitivos para poner fin a una solicitud que no reuniera los requisitos de
procedencia.” 34

2.4.3. Secretario de la Reforma Agraria.


11

33 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 36.


34 Ibidem. páginas. 37-38.

36
“El Secretario de la Reforma Agraria es también autoridad (artículo 2, fracción
III, de la L. F. R. A. de 1971) el cual es nombrado y removido libremente por el
Presidente de la República (artículo 3 de la L. F. R. A. de 1971).
Fundamentalmente las facultades del Secretario se relacionaron con la creación,
transmisión, modificación y extinción de derechos agrarios, o sea con facultades
jurídico-agrarias. La L. F. R. A. de 1971 prevé los casos en que el titular de la
Secretaría de la Reforma Agraria incurre en responsabilidades (artículo 460 de la
L. F. R. A. de 1971, cuyo antecedente es el artículo 343 del C. A. de 1942).” 35

2.4.4. Secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos.

“El Secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos también fue considerado


como autoridad agraria (artículo 2, fracción IV, de la L. F. R. A. de 1971, cuyo
antecedente es el artículo1, fracción IV, C. A., 1942). Muchas de las facultades
que le señaló el artículo 38 del C. A. de 1942 se encuentran modificadas y son,
fueran en realidad, facultades del titular de la Reforma Agraria, desde que por
Decreto del 24 de diciembre de 1948 la Dirección de Organización Agraria Ejidal, y
por Decreto del 31 de diciembre de 1962 las Direcciones de Fomento Ejidal,
Colonias y Terrenos Nacionales, pasaron a formar parte del Departamento
Agrario, hoy Secretaría de la Reforma Agraria. Sus facultades podrían concretarse
a lo económico-agrícola y a la fijación de los coeficientes de agostadero de
acuerdo con el Reglamento de Inafectabilidad Agrícola de 1948 (artículo 45) y el
Acuerdo del 7 de julio de 1965 (D. O. F. 24-VIII-65).” 36

2.4.5. Jefe del Instituto Nacional Indigenista.

“El Código Agrario de 1942 señaló como autoridad agraria al Jefe del
Departamento de Asuntos Indígenas, el artículo 40 (C. A. , 1942) señaló sus
atribuciones para ejecutar las Resoluciones Presidenciales por las que se
reconociera la propiedad de bienes comunales, intervenir en los conflictos por
límites, ejecutar las sentencias de la Suprema Corte de Justicia cuando la
propuesta presidencial sobre conflictos de límites comunales fuera recurrida,
opinar en los expedientes de restitución, titulación y deslinde de bienes
comunales. Pero en la práctica esta intervención no se efectuó, tal vez porque la
Ley de Secretarías de Estado de 1946, en su artículo 10, fracción XXX, suprimió
automáticamente a este Departamento e incorporó sus atribuciones como
Dirección de la Secretaría de Educación Pública y, posteriormente, fue creado el
Instituto Nacional Indigenista por la Ley del 10 de noviembre de 1948 (D. O. F., 4-
XII-48).” 37

35 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 38.


36 Ibidem. páginas. 38-39.
37 Ibidem. página. 39.

37
2.5. Órganos Agrarios.

En la exposición de motivos del código agrario de 1940, se distinguió entre


autoridades y órganos agrarios, porque las primeras ejecutan y los segundos no;
otro criterio distintivo podría ser que las primeras son singulares y los segundos
plurales. Fueron órganos agrarios los siguientes:

2.5.1. La Secretaría de la Reforma Agraria.


12

“Este órgano agrario es prototipo de los nuevos órganos judiciales del Derecho
Procesal Social, por ser órgano de tipo popular integrado por personas a su
servicio que pueden ser o no juristas, no obstante que maneja variados juicios y
conceptos estrictamente jurídicos. Como ya vimos, el Departamento Agrario, hoy
Secretaría de la Reforma Agraria, sustituyó a la antigua Comisión Nacional Agraria
en 1934 y tiene su fundamento en el artículo 27 constitucional, fracción IX,
mediante la cual se creó en la fecha indicada, una dependencia directa del
Ejecutivo Federal encargada de la aplicación de las leyes agrarias y de su
ejecución.” 38

2.5.2. El Cuerpo Consultivo Agrario.

“El Cuerpo Consultivo Agrario, es el único consejo cuya creación se previó en


la Constitución Federal; en efecto, el artículo 27, en su fracción XI, inciso c),
señaló desde 1934 la creación de “un cuerpo consultivo compuesto de cinco
personas que serán designadas por el Presidente de la República y que tendrán
las funciones que las leyes reglamentarias le fijen.” 39

2.5.3. Las Comisiones Agrarias Mixtas.

“Estos órganos agrarios tuvieron como antecedentes a las antiguas Comisiones


Locales Agrarias ubicadas en cada Entidad Federativa. Tienen su fundamento
legal en el artículo 27 constitucional, fracción XI, inciso c), que señala la creación
de “una Comisión Mixta compuesta de representantes iguales de la Federación,
de los Gobiernos Locales, y de un representante de los campesinos, cuya
designación se hará en los términos que prevenga la Ley Reglamentaria
respectiva, que funcionará en cada Estado y en el Distrito Federal, con las
atribuciones que las mismas leyes orgánicas y reglamentarias determinen.” 40

2.5.4. La Procuraduría Agraria.

“La simple denominación de este órgano agrario rebosa sentido social; el


Derecho Procesal Social contemporáneo sustenta como una de sus
características la asistencia jurídica a la parte en el proceso considerada como

38 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 39.


39 Ibidem. página. 40.
40 Ibidem. página. 42.

38
social y económicamente desvalida y nada mejor que este órgano agrario para
encontrar consolidada esta característica desde 1921. En efecto, en el artículo 4
del Decreto del 22 de noviembre de 1921, se sentó como una de las bases
necesarias para el desarrollo del programa político de la Revolución, la “creación
de la Procuraduría de los Pueblos” para patrocinar gratuitamente a los poblados
que así lo desearan.” 41
13

2.5.5. La Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.

“Este órgano encuentra su fundamento legal en el artículo 27 constitucional,


párrafo tercero, donde se señala que “con este objeto, se dictarán las medidas
necesarias para… el fomento de la agricultura.” 42

2.6. Órgano Representativo De Los Campesinos. El Comité Particular


Ejecutivo.

“El artículo 27 constitucional, fracción XI, inciso d), autorizó


constitucionalmente desde 1934 la existencia de los Comités Particulares
Ejecutivos o Comités Ejecutivos Agrarios, que son órganos que representan a los
núcleos de población solicitantes de tierras o aguas, en el o los procedimientos
correspondientes, pero tienen su primer antecedente en los Comités Ejecutivos
creados por la Ley del 6 de enero de 1915. Son estos órganos campesinos de
representación transitoria, similares a apoderados legales, que funcionan a
manera de autoridades.

“Este es otro órgano que encuadra perfectamente en el Derecho Procesal


Social por dar asesoría legal al grupo necesitado, sólo que también hay que
observar que se trata de un órgano constituido por los propios campesinos
solicitantes, sin conocimientos jurídicos, tan sólo con el sentido social de la Ley
Agraria y de sus propias necesidades.” 43

2.7. Autoridades Ejidales.

“Una vez que hay ejecución provisional de un Mandamiento, o ejecución


definitiva de una Resolución Presidencial positiva, puede aplicarse el término
“ejidal” a los órganos representativos de los campesinos, antes solicitantes y ahora
beneficiados. La L. F. R. A. de 1971 denomina a estos órganos como autoridades
y esta observación nos permite distinguir tres casos: I. Hay órganos agrarios que
representan transitoriamente a los núcleos de población; II. Hay autoridades
ejidales permanentes, que se relacionan con la estructura interna del ejido y sus
necesidades de representación legal; III. Hubo casos en que las autoridades
ejidales podían equipararse, transitoria y señaladamente, a las típicas autoridades
que pueden usar de la impositividad, como es el caso de la facultad económico-

41 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 43.


42 Ibidem. página. 43
43 Ibidem. páginas. 43-44.

39
coactiva que señaló el artículo 196, fracción V (C. A. de 1942) mediante la cual los
comisariados podían retener o cobrar los impuestos prediales.” 44
14

2.8. Los Órganos Ejidales.

Se consideraron como tales a los siguientes:

2.8.1. Asamblea general de ejidatarios o comuneros.

“Del artículo 23 de la L. F. R. A. de 1971, cuyo antecedente es el artículo 4,


fracción I, del C. A. de 1942, se deduce que la máxima autoridad interna de
los núcleos de población ejidal y de las comunidades que posean tierras,
son las Asambleas Generales de ejidatarios o comuneros.” 45

2.8.2. Comisariado Ejidal o de Bienes Comunales.

“El artículo 27, fracción XI, inciso e) de la Constitución Federal establece


constitucionalmente desde 1934 la existencia de comisariados ejidales para
cada uno de los núcleos de población que posean ejidos; pero su primer
antecedente se encuentra en la primera Ley Reglamentaria sobre
Repartición de Tierras Ejidales y Constitución del Patrimonio Parcelario
Ejidal del 19 de diciembre de 1925, que en su artículo 4 señaló que la
propiedad ejidal, mientras no se lotificara o parcelara, se ejercitaría “por
medio de los comisariados ejidales que designe la Junta General cada
año”; disposición que repitió el artículo 3 de la Ley del Patrimonio Ejidal del
25 de agosto de 1927. la Ley de Dotaciones y Restituciones del 23 de abril
de 1927 (artículo 143) los denominó “órgano de representación del
poblado”. Bajo la Ley de Dotaciones y Restituciones del 21 de marzo de
1929 (artículo 76) todavía se les llamó Comités Administrativos. El Código
Agrario del 22 de marzo de 1934 (artículo 1) los incluyó entre las
autoridades y los denominó Comisariados. Después el artículo 4, fracción II
(del C. A., 1942), se entendió en el sentido de que el Comisariado Ejidal es
un órgano ejidal por ser plural, o sea, por estar integrado de varias
personas, no tener facultades para ejecutar, excepto los acuerdos de la
Asamblea General de ejidatarios, siendo por tanto no una autoridad agraria,
sino un órgano ejidal, de tal manera que en ese precepto estuvo mal
aplicada la palabra autoridad al Comisariado y al Consejo de Vigilancia; en
ese sentido la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha resuelto
reiteradamente que los Comisariados Ejidales no son autoridades; aunque
queda pendiente el problema de qué fue el Comisariado Ejidal cuando en
cumplimiento de la ley cobró o retuvo impuestos.” 46

2.8.3. Consejo de Vigilancia.

44 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. página. 45.


45 Ídem.
46 Ibidem. página. 46.

40
“El artículo 22, fracción III (L. F. R. A., 1971), señala como órganos agrarios a
los Consejos de Vigilancia. Estos organismos tienen su antecedente en el Código
Agrario del 22 de marzo de 1934 (artículo 123) donde por primera vez se
estableció que “además del comisariado ejidal, en cada núcleo de población habrá
un consejo de vigilancia”; esta disposición se repitió en el Código del 23 de
septiembre de 1940 y en el del 30 de diciembre de 1942. Este órgano se
compone de tres miembros propietarios y tres suplentes, que serán elegidos por la
Asamblea General de ejidatarios o comuneros.” 47 15

2.9. Suprema Corte De Justicia De La Nación.

“Independientemente de la actuación de la Suprema Corte, como parte del


Poder Judicial, en los juicios de garantías, nos interesa observar a esta Corte
cuando actúa como segunda instancia en el juicio de conflicto por límites
comunales. Desde el Decreto del 10 de enero de 1934 que reformó el artículo 27
constitucional, la fracción VII se adicionó con el siguiente párrafo: “son de
jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos comunales,
cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendientes, o se susciten entre
dos o más núcleos de población. El Ejecutivo Federal se avocará al conocimiento
de dichas cuestiones y propondrá a los interesados la resolución definitiva de las
mismas. Si estuvieren conformes, la proposición del Ejecutivo tendrá fuerza de
resolución definitiva y será irrevocable; en caso contrario, la parte o partes
inconformes podrán reclamar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin
perjuicio de la ejecución inmediata de la proposición presidencial. La ley fijará el
procedimiento breve conforme al cual deberán tramitarse las mencionadas
controversias.” 48

2.10. Generalidades Sobre Los Tribunales Agrarios Creados en 1992.

2.10.1. Génesis De Los Tribunales Agrarios.

“La génesis de nuestra justicia agraria la encontramos en la Ley del 6 de enero


de 1915, decreto que fue expedido por Venustiano Carranza, Primer Jefe del
Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo y Jefe de la Revolución;
en su artículo 9º se determina, por primera vez, que la competencia especial
agraria se ejerza por órgano administrativo de carácter federal y en manos del
Poder Ejecutivo correspondiente, al establecer : “La Comisión Nacional Agraria
dictaminará sobre la aprobación, rectificación o modificación de las resoluciones
elevadas a su conocimiento, y en vista del dictamen que rinda, el Encargado del
Poder Ejecutivo de la Nación sancionará las reivindicaciones o dotaciones
efectuadas, expidiendo los títulos respectivos.”” 49

47 CHAVEZ PADRÓN, Martha. Op. Cit. Página. 47.


48 Ibidem. Páginas. 47-48.
49 DIAZ DE LEÓN, Marco Antonio. “Competencia de los Tribunales Agrarios”, Revista de los Tribunales
Agrarios S/N, páginas. 86-87

41
“Mucho antes de 1992 en México ya se hablaba de instituir Tribunales Agrarios
o especializados en materia agraria, para resolver los conflictos planteados por
quienes se consideraran tener derecho a las tierras entregadas a los pueblos o
ciudadanos, por las fuerzas revolucionarias. El Plan de Ayala, proclamado por
Emiliano Zapata, fue el antecedente remoto de nuestra justicia agraria al consignar
que ésta se impartiera por tribunales especiales que se establecieran al triunfo de
la Revolución Mexicana. Sin embargo, en sus inicios la Constitución de 1917, que
materializó en la impartición las aspiraciones de justicia social del pueblo
mexicano, encomendó la impartición de la justicia social agraria, no a tribunales
agrarios, sino al Presidente de la República y a diversos órganos administrativos
integrantes del Poder Ejecutivo Federal, dándole competencia en esta materia
como suprema autoridad. Se trató de una justicia administrativa imperfecta, en
parte retenida y en parte delegada, impartida por los precitados órganos del Poder
Ejecutivo Federal.” 50
16

Fue hasta el 3 de enero de 1992 cuando, por reforma Constitucional al referido


artículo 27 de nuestra Carta Magna, se atribuye a órganos jurisdiccionales,
dotados de plena jurisdicción, independientes y autónomos, la jurisdicción agraria.
Con base en esta reforma constitucional se crea el Tribunal Superior Agrario y los
Tribunales Unitarios Agrarios; el primero, como órgano de segundo grado; y los
segundos como tribunales de única y primera instancia, según el caso.

La creación de los Tribunales Agrarios se contempla en la Ley Agraria y en la


Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, publicadas el 23 de febrero de 1992, en
cumplimiento a lo previsto en la fracción XIX del artículo 27 Constitucional, como
órganos de jurisdicción federal, que tienen a su cargo la impartición “expedita y
honesta de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurídica en la
tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad…”. Se les otorga
prioridad constitucional a todos los litigios por límites de terrenos ejidales y
comunales entre dos o más núcleos de población, y se previene que para estos
efectos y, en general para la administración de la justicia agraria, como antes se
expresa, la ley instituirá tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción,
integrados por Magistrados propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por
la Cámara de Senadores o, en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente.

2.10.2. Antecedentes Legales de los Tribunales Agrarios.

2.10.2.1. Las Autoridades Agrarias y su Evolución Legislativa hasta


1992.

En el presente análisis se tratará el tema de las autoridades agrarias más


importantes, existentes antes de las reformas del 6 de enero de 1992, de acuerdo
a como se fueron creando en la administración pública; lo anterior con el propósito
de destacar las similitudes y diferencias de dichas autoridades con los tribunales

50 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit. Página. 85.

42
agrarios. Se tiene como marco de referencia la legislación agraria que brevemente
se analiza en éste capítulo.
17

2.10.2.2. Ley Agraria del 6 de enero de 1915.

“Históricamente en nuestro país, los asuntos relacionados con el campo fueron


solucionados por una serie de leyes, circulares, decretos y acuerdos de diversas
autoridades. En la época contemporánea la ley agraria de mayor trascendencia
fue la Ley del 6 de enero de 1915, expedida por Venustiano Carranza, en
cumplimiento a la promesa contenida en el Plan de Veracruz, del 12 de diciembre
de 1914, Plan que resulta ser una adición al Plan de Guadalupe e incluyó a los
problemas sociales que no contemplaba el documento anterior, como son los
problemas agrarios.” 51

Este decreto señala en su Artículo 2º que “el primer Jefe de la Revolución y


encargado del poder Ejecutivo, expedirá y pondrá en vigor, durante la lucha, todas
las leyes, disposiciones y medidas encaminadas a dar satisfacción a las
necesidades económicas, sociales y políticas del país, efectuando las reformas
que la opinión exige, como indispensables para restablecer el régimen que
garantice la igualdad de los mexicanos entre sí; las leyes agrarias que favorezcan
la formación de la pequeña propiedad, disolviendo los latifundios y restituyendo a
los pueblos de las tierras que fueron injustamente privados…”, y el artículo 3º
señala “… Para poder continuar la lucha y para poder llevar a cabo la obra de
reformas a que se refiere el artículo anterior, el Jefe de la Revolución queda
expresamente autorizado para convocar y organizar el Ejercicio Constitucionalista
y dirigir las operaciones de la campaña, para nombrar a los Gobernadores y
Comandantes militares de los Estados y removerlos libremente para hacer las
expropiaciones para causa de utilidad pública, que sean necesarias para el reparto
de tierras, fundación de pueblos y demás servicios públicos….” 52

De la trascripción anterior la visión que se tenía en 1914 de los problemas


agrarios era garantizar por una parte la formación y preservación de la pequeña
propiedad, la disolución de los latifundios, la restitución de tierras injustamente
despojadas y el reparto de tierras, previa expropiación.

Por su parte, la ley del 6 de enero de 1915, expedida en el Puerto de Veracruz,


con doce artículos, declara nulas todas aquéllas enajenaciones, composiciones,
concesiones, y otras acciones que afectaron ilegalmente el patrimonio de tierras
comunales, creándose la Comisión Nacional Agraria, las Comisiones Locales
Agrarias y los Comités Particulares Ejecutivos. Señalando como autoridades
agrarias al Presidente de la República, a los Gobernadores de los Estados,
incluyendo a los jefes militares previamente autorizados por el Ejecutivo.

51 LEMUS GARCÍA, Raúl. Derecho Agrario Mexicano. 8ª Edición, México, Porrúa, 1996, página 190.
52 Ibidem. Página 191.

43
“La Comisión Nacional Agraria estaba compuesta por nueve personas,
presidida por el secretario de Fomento. Las Comisiones Locales Agrarias
funcionaban en cada estado o territorio de la República y estaban compuestas por
cinco personas. El Comité particular ejecutivo se integraba con tres personas. Las
funciones de la Comisión Local Agraria y el Comité Particular Ejecutivo eran las de
resolver cuestiones agrarias y sus titulares eran designados por el gobernador.”
18
53

2.10.2.3. Ley de Ejidos.

Sin embargo, la Ley de Ejidos del 28 de diciembre de 1920, consideró que,


subsistiera la Comisión Nacional Agraria como la autoridad agraria para los
asuntos relativos a dotaciones y restituciones. Se crean también una comisión
local agraria en las capitales de los estados y territorios federales, así como en el
Departamento del Distrito Federal y un Comité Particular Ejecutivo en cada
poblado, de acuerdo a la determinación de la comisión local agraria, previo aviso a
la Comisión Nacional Agraria, así lo estableció el artículo 20 de la Ley que se trata.

La Ley de Ejidos conservó a las mismas autoridades agrarias que se habían


establecido en la Ley del 6 de enero de 1915, pero ya no se incluyeron entre ellas
a los jefes militares.

La competencia de la Comisión Nacional Agraria, se estableció en el artículo 21


de esta ley, en el cual se estipuló que “…tiene por función esencial proponer las
resoluciones definitivas al Ejecutivo de la Unión; las Comisiones Locales Agrarias,
reunir los elementos de prueba, informar y dictaminar y; los Comités Particulares
Ejecutivos, ejecutar los fallos definitivos en cada caso”.

Se modificó la estructura de la Comisión Nacional Agraria ya que en los


artículos 21 y 22 se estableció que se integraba con nueve miembros nombrados
por el Ejecutivo de la Unión; en cambio las comisiones locales agrarias, estaban
integradas por cinco miembros, quienes fungían como presidente, secretario y tres
vocales, nombrados por el Gobernador respectivo. El Comité Particular Ejecutivo
por su parte estaba formado por tres ciudadanos, quienes fungían como
presidente, secretario y vocal, los cuales eran nombrados por el Gobernador, ya
que las Comisiones Locales Agrarias dependían de la Comisión Nacional Agraria,
pero no así su nombramiento, y los Comités Particulares dependían de la
Comisión Local Agraria.

En esta ley, además de las autoridades antes mencionadas, se confería


competencia a las autoridades del fuero común para la realización de algunas

53 ARTÍCULO 4 DE LA LEY DEL 6 DE ENERO DE 1915, Visible en FABILA, Manuel, Cinco Siglos de
Legislación Agraria 1493-1440, 2ª Edición, México, Secretaría de la Reforma Agraria y Centro de Estudios
del Agrarismo Mexicano, 1990, páginas 206-207.

44
diligencias y para el desahogo de pruebas, siendo diferentes a aquéllas que
resolvían los conflictos. Esta ley se abrogó el 22 de noviembre de 1921.

2.10.2.4. Decreto de 22 de Noviembre de 1921.

El 22 de noviembre de 1921 se expidió un decreto dada la necesidad de agilizar


los trámites agrarios, ya que éstos se retrasaban bastante, abrogando la Ley de
Ejidos de 1920, dicho decreto autorizó al Ejecutivo a modificar la estructura y la
reglamentación de todas las autoridades existentes, suprimiendo la dependencia
de los gobernadores de los comités particulares ejecutivos, ya que pasaron a
depender de la Comisión Nacional Agraria.

Este Decreto creó la Procuraduría de Pueblos en cada entidad federativa para


apoyar y orientar gratuitamente a los denominados pueblos gestores, siendo
nombrados los procuradores por la Comisión Nacional Agraria, y la Procuraduría
de los Pueblos, una institución importante al ser antecedente de lo que
actualmente es la Procuraduría Agraria.

En este ordenamiento, en su artículo 3º, se estableció que las comisiones


locales agrarias debían sustanciar los expedientes de su competencia en un plazo
de cuatro meses, asimismo previó otros términos a otras autoridades para emitir
resoluciones; plazos improrrogables, con pena de ser consignados ante la
Comisión Nacional Agraria.

2.10.2.5. Reglamento De 10 De Abril De 1922.

El 10 de abril de 1922 se promulgó un reglamento con el cual se reformaron


algunos aspectos de la legislación ya establecida.

De igual forma en este reglamento se determinó cómo se debía integrar la


Comisión Nacional Agraria, la cual se integra por nueve miembros, presidida por el
Secretario de Agricultura y Fomento. Sus integrantes debían ser tres Agrónomos,
dos Ingenieros Civiles y los restantes, personas de honorabilidad probada, y eran
nombrados por el Ejecutivo de la Unión. Las Comisiones Locales Agrarias que
funcionarían en cada uno de los Estados debían estar integradas por un
Agrónomo, un Ingeniero Civil y tres personas que contaran con la debida
honorabilidad para ocupar el cargo.

Se llega a establecer en este ordenamiento, penas de destitución del empleo en


caso de desobediencia de las disposiciones que establecía dicho reglamento, las
cuales eran impuestas por el Gobernador del Estado o territorio correspondiente,
en forma administrativa, sin ulterior recurso. Los Comités Particulares Ejecutivos
dependían de las Comisiones Locales Agrarias y éstas obedecían las órdenes del
Ejecutivo de la Unión, las cuáles eran transmitidas a través de la Comisión
Nacional Agraria.

45
2.10.2.6. Ley Reglamentaria Sobre Repartición De Tierras Ejidales y
Constitución Del Patrimonio Parcelario Ejidal Del 25 De Agosto De 1927.
19

Aprobada el 19 de diciembre de 1925 y publicada el día 31 del mismo mes y


año, fue parcialmente derogada el 25 de agosto de 1927, contiene 25 artículos,
con lo cual se apoyó constitucionalmente la legislación reglamentaria en materia
de repartición de tierras ejidales y constitución del patrimonio ejidal.

En ella se señalaron otras facultades de las autoridades agrarias ya existentes,


como la que se le confiere a la Comisión Nacional Agraria de presentar proyectos
de fraccionamiento a los núcleos de población, así como otras reglamentaciones
relacionadas con el uso y aprovechamiento del agua.

A la Comisión Nacional Agraria le correspondía “… el conocimiento y resolución


de las cuestiones que se susciten sobre el dominio o posesión de bienes
ejidales…”, en su artículo 30, y los Comisariados Ejidales se encargaban de
sustanciar, en una primera instancia, los aspectos de dominio, posesión o disfrute
de las parcelas ejidales que se suscitaran entre los ejidatarios, consignado en el
artículo 25 del mismo ordenamiento.

Como nueva autoridad en los artículos 28 y 29 de esta disposición, se instituye


el Registro Agrario como organismo responsable de los actos regístrales agrarios,
cuya inscripción hacía plena fe durante el juicio, y fuera del mismo.

2.10.2.7. Leyes De Dotaciones y Restituciones De Tierras y Aguas Del 13


De Abril De 1927, Del 11 De Agosto De 1927 y Del 21 De Marzo De 1929.

Las Leyes de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas fueron expedidas


el 13 de abril y 11 de agosto de 1927, y el 21 de marzo de 1929, la última derogó a
la anteriormente expedida, por ello sólo se analiza la última de ellas por ser la más
significativa y la de mayor aplicación. En la ley expedida el 21 de marzo de 1929
existen algunas modificaciones referentes a las autoridades participantes en la
resolución de conflictos agrarios. La tramitación y resolución de los expedientes
ejidales y en la ejecución de las resoluciones intervenían nuevamente el
Presidente de la República, la Comisión Nacional Agraria, los gobernadores de los
Estados, Comisiones Locales Agrarias, las Delegaciones de la Comisión Nacional
en los Estados, y los Comités Particulares Ejecutivos, todos ellos establecidos en
el artículo 1º. *

La Comisión Nacional siguió presidida por el Secretario de Agricultura y


Fomento, y por los nueve vocales, designados por el Presidente de la República,
integrada, por lo menos por tres Agrónomos, tres Ingenieros, y los demás
profesionistas o particulares de reconocida honorabilidad.

* Nota: La Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas puede ser consultada en FABILA, Manuel,
Op. Cit. Páginas 433-455.

46
A su vez, las Comisiones Locales Agrarias se componían por cinco miembros
nombrados por el Gobernador de la Entidad Federativa correspondiente, de entre
los cuales uno de ellos debía fungir como presidente, tres como vocales y uno
como secretario; de ellos uno debía ser Ingeniero Civil o Agrónomo, teniendo
todos voz y voto.

Como garantía de imparcialidad, los integrantes de las Comisiones Locales


Agrarias, no podían tener en su patrimonio, terrenos considerados como
afectables, y los vocales de la Comisión Nacional Agraria y los de la Local no
podían fungir como funcionarios u ocupar cargos de elección popular durante su
función (articulo 2 y 5 de la Ley que se comenta).

En la Ley del 11 de agosto se establecieron las profesiones que debían tener


los integrantes de la Comisión Nacional Agraria y las Locales, previendo que los
miembros del comité particular ejecutivo debían tener capacidad agraria individual.

Contó entonces el Ejecutivo Federal con facultades para ampliar las parcelas, en
los casos que sean dotaciones a favor de tribus, subsistiendo la Procuraduría de
los Pueblos.

2.10.2.8. Código Agrario Del 22 De Marzo De 1934.

El Código Agrario expedido el 22 de marzo de 1934 fue el primero en su tipo.


En las disposiciones preliminares de este Código señala como autoridades
agrarias:

- Presidente de la República.
- Al Titular del Departamento Agrario.
- A los Gobernadores de las Entidades Federativas.
- A las Comisiones Agrarias Mixtas.
- A los Comités Ejecutivos Agrarios y
- A los Comisariados Ejidales.

Las funciones de las autoridades responsables de resolver los conflictos


agrarios, fueron más precisas. En el artículo 2º se consideró al Presidente de la
República como suprema autoridad agraria, cuya Resolución Definitiva, no podía
ser modificada, y ponía fin a cualquier expediente de restitución, dotación o
ampliación de ejidos, de creación de un nuevo centro de población agrícola o de
localización de la pequeña propiedad inafectable.

Como órgano responsable de la administración pública federal, de aplicar los


preceptos del Código Agrario, señaló al Jefe del Departamento Agrario, y cuya
estructura se basaba en un Delegado Agrario en cada entidad federativa, en el
Registro Agrario Nacional, las Oficinas de Tierras y Aguas y Fraccionamientos y
los demás organismos que fuesen necesarios. Así, se sustituye a la Comisión
Nacional Agraria, reduciendo el número de integrantes, pero con las mismas
atribuciones (artículo 3 del Código que se comenta).

47
Los Gobernadores de las Entidades Federativas, continuaban siendo la
autoridad en sus respectivas jurisdicciones, quienes tienen la facultad de nombrar
a los representantes de las Comisiones Agrarias Mixtas y a los Comités
Particulares Ejecutivos. La actividad principal de éstos, consistía dar la posesión
de la tierra, es decir ejecutar las resoluciones emitidas por las Comisiones
Agrarias Mixtas.

En sus artículos 12 y 15 éste cuerpo normativo estableció que las Comisiones


Agrarias Mixtas, tenían cinco miembros en total, dos de ellos que representaban a
la federación; dos ingenieros agrónomos a los gobiernos locales; y un ejidatario, a
los campesinos.

Por su parte, los artículos 16 al 19, establecían que el Comité Ejecutivo Agrario
se componía por tres miembros, que era un Presidente, un Secretario y un Vocal,
entre los solicitantes de las acciones agrarias que al efecto nombraba el
Gobernador. Estos Comités representaban al núcleo solicitante desde el principio
de la acción agraria, hasta culminar con la ejecución de la posesión y la entrega
de predios y aguas al Comisariado Ejidal, la entrega de todos los comprobantes de
los trámites realizados durante su función.

Los Comisariados Ejidales realizaban las funciones de mandatario del ejido, y


se integraban con ejidatarios del núcleo de población al cual pertenecían, debían
ser reconocidos por su honorabilidad y desde luego la residencia en el predio,
electos por la Asamblea de los Ejidatarios. Su integración era con un Presidente,
un Secretario y un Tesorero, propietarios y suplentes respectivamente, quienes
permanecían en el cargo dos años, según lo estipulaban los artículos 119 y 125.

Por primera vez surge como autoridad el Cuerpo Consultivo Agrario, señalado
como autoridad en el artículo 27 constitucional, en sus fracciones XI y XII,
reformado en 1934, más no en el Código, en el artículo 1º en donde se señalan a
las autoridades, sino en el artículo 7º en donde se establece su integración y sus
funciones. Este se integró por miembros designados por el Presidente de la
República, y su responsabilidad era la de dictaminar los expedientes agrarios, con
el fin de apoyar las Resoluciones Presidenciales. También debía de revisar y
autorizar los planos proyectos de las Resoluciones Presidenciales, ser consultor
del Jefe del Departamento Agrario, y perito de las iniciativas de las leyes agrarias
que enviaba el Ejecutivo. Su integración era con cinco miembros.

Las Comisiones Agrarias Mixtas sustituyeron a las Comisiones Locales


Agrarias, pero conservaron las mismas atribuciones, y se crea en el artículo 27
constitucional, en su fracción XI, inciso d), a los Comités Particulares Ejecutivos.
Sin embargo en la fracción V del artículo 1º del Código se denominaron Comités
Ejecutivos Agrarios.

Los Comités Ejecutivos Agrarios, contaban con tres miembros: uno lo presidía,
otro era el secretario y un tercero fungía como vocal, siendo todavía nombrados
por los gobernadores de los Estados entre los solicitantes agrarios. Sus facultades

48
eran representar a los solicitantes agrarios, ejecutar los mandamientos de
posesión y entregar la documentación en su poder al Comisariado Ejidal. Estos
Comités iniciaban sus labores con su designación y terminaban inmediatamente
de concluir con la ejecución del mandamiento del Gobernador, y durante este
periodo podían ser removidos por no cumplir con sus obligaciones, así lo
establecían los artículos 10 al 16 del mencionado Código.

En este Código Agrario, se señalaban las responsabilidades de los funcionarios


por negar solicitudes agrarias contraviniendo sus disposiciones, o que sugirieran u
ordenaran la afectación de la pequeña propiedad agrícola en explotación o que
retardaran la tramitación de los expedientes agrarios. Las sanciones podrían ser
desde seis meses de prisión a dos años o la suspensión temporal o definitiva del
cargo, así lo disponían los artículos 157 al 164 del Código referido.

2.10.2.9. Código Agrario De Los Estados Unidos Mexicanos del 23 De


Septiembre De 1940.

El proyecto de este Código fue presentado por el Presidente Lázaro Cárdenas,


y expedido el 23 de septiembre de 1940, conteniendo 334 artículos, más seis de
los transitorios distribuidos en siete títulos.

En su primer capítulo mencionaba a las autoridades y órganos agrarios, y su


libro primero a la organización y competencia de los mismos, distinguiendo así
entre autoridades y órganos agrarios. Esta división se estableció atendiendo que
las autoridades agrarias ejecutaban los actos y hechos jurídicos agrarios; en tanto
que los órganos sólo coadyuvaban a la ejecución de los mismos.

En su artículo 1º señala a las autoridades agrarias:

I. El Presidente de la República; se mantenía como la Suprema


Autoridad Agraria, y dictaba las Resoluciones Definitivas en los
expedientes agrarios, los cuales eran inmodificables.
II. Los Gobernadores de los Estados y Territorios Federales y el Jefe del
Departamento del Distrito Federal; tenían las atribuciones de resolver
en primer instancia, dictando sus mandamientos en los expedientes
agrarios, y cuando fuere necesario sustanciar los expedientes y la
ejecución de sus mandamientos, nombrar y remover a sus
representantes de las Comisiones Agrarias Mixtas y a los Comités
Ejecutivos Particulares.
III. El Jefe del Departamento Agrario. Este era el órgano superior
encargado de la aplicación del Código Agrario. Era nombrado y
removido por el Presidente de la República y dependía de éste. Entre
sus atribuciones se encontraban las de ejecutar las Resoluciones y
Acuerdos Agrarios que dictaba el Presidente de la República, presidir
las sesiones del Cuerpo Agrario, proponer a los miembros que
integraban éste, y en general acordar con el Presidente de la
República, lo relacionado con la legislación agraria.

49
IV. La Secretaría de Agricultura y Fomento. Tenía las facultades de
reglamentar lo concerniente a corrientes y sistemas de riego cuando
no comprendía a ejidatarios.
V. El jefe del Departamento de Asuntos Indígenas. Al igual que el
Departamento Agrario correspondía el reconocimiento y titulación de
la propiedad comunal a los pueblos y las cuestiones de límites de
terrenos suscitadas entre dos o más núcleos de población.
VI. Los ejecutores de las resoluciones agrarias. Llevaban a cabo la
ejecución tanto del mandamiento del Gobernador como del Presidente
de la República.
VII. Los Comités Ejecutivos Agrarios. Siguieron con las mismas
atribuciones del Código de 1934, solamente se agregaron los
requisitos que debían reunir para ser nombrados como parte de ellos.
VIII. Los Comisariados Ejidales y los de Bienes Comunales. Continuaron
con las funciones estipuladas en el Código anterior, solamente se
amplió la gestión de los Comisariados a tres años; la elección de los
mismos se realizaba por la asamblea general de ejidatarios, y su
remoción debía ser acordada por las dos terceras partes de la misma;
las mujeres podían ser electas para estos cargos. Además de que lo
dispuesto por este Código para el Comisariado y Consejo de
Vigilancia de los Ejidos y Asambleas Generales de Ejidatarios, eran
aplicables a las comunidades y para sus Comisariados de bienes
comunales. Entre sus atribuciones estaban las de representar al
poblado ante autoridades administrativas y judiciales, con las
facultades de un mandatario general; recibir en el momento de la
ejecución de la Resolución Presidencial la documentación de los
bienes ejidales; administrar los bienes ejidales que se mantuvieran en
el régimen comunal; vigilar los parcelamientos ejidales; vigilar las
explotaciones individuales y colectivas; citar cuando menos una vez al
mes a Asamblea General de Ejidatarios o cuando lo solicitaran; dar
cuenta a las Asambleas de las labores efectuadas, del movimiento de
fondos y cumplir y hacer cumplir los acuerdos que dictaran las
autoridades agrarias, entre otras.

En su artículo 2º establece cuáles son los órganos agrarios:

a) El Cuerpo Consultivo Agrario. Aumentó a ocho miembros. Su


titular era el Jefe del Departamento Agrario; dos de sus miembros
eran ejidatarios y los seis restantes eran agrónomos o Ingenieros.
Se les dieron las mismas facultades señaladas en el Código
anterior, incluyendo la determinación sobre los expedientes y
planos de ejecución y parcelamiento ejidal cuando se hubiera
cumplido con la Resolución Presidencial, discutir y aprobar los
planos y expedientes de ejecución cuando existía la imposibilidad
material para ejecutar la Resolución Presidencial en sus términos y
opinar sobre los conflictos ejidales que se presentaban.

50
b) El Secretario General y Oficial Mayor, quienes eran designados
por el Presidente de la República, según los artículos 17 y 18. las
funciones del Secretario General eran las de suplir las ausencias
del titular del Departamento Agrario y desempeñar las comisiones
para coadyuvar a la buena marcha del Departamento Agrario. El
Oficial Mayor tenía entre sus funciones, la de administrar el
Departamento a su cargo.
c) Un Delegado, cuando menos, en cada Entidad Federativa. Según
lo señalaba el artículo 37, fracción VI, inciso a), quien era
nombrado y removido libremente por el Jefe del Departamento
Agrario. Su función era la de representar al Ejecutivo Federal y al
Departamento Agrario dentro de su circunscripción, presidir y
vigilar el funcionamiento de las Comisiones Agrarias Mixtas,
recoger los expedientes a las autoridades agrarias cuando no
cumplían con los términos que establecía la ley, remitir al
Departamento Agrario los expedientes que estaban integrados, e
informar al Departamento Agrario sobre los asuntos en trámite en
la delegación.
d) Las dependencias necesarias que complementaran y
contemplaran el funcionamiento de las anteriores.

I. Las Comisiones Agrarias Mixtas, una por cada Entidad Federativa.


Eran el órgano local consultivo para aplicar los preceptos del Código
Agrario, ya que en sus artículos 20 y 22, se señalaba que estaban
integradas por un presidente, quien fungía como el Delegado del
Departamento Agrario y residía en la capital del Estado, territorio o en
el Distrito Federal, un secretario, quien representaba al gobierno local
y preferentemente con título de Ingeniero Agrónomo, Ingeniero
titulado o técnico en la materia agraria; y un representante de los
ejidatarios. Las Comisiones Agrarias Mixtas tenían las siguientes
atribuciones: sustanciar y dictaminar sobre los expedientes de
restitución, dotación y ampliación de tierras y aguas, y emitir su
opinión acerca de la creación de nuevos centros de población agrícola
y expropiación de tierras y aguas ejidales.
II. Las Asambleas Generales de Ejidatarios y de miembros de núcleo de
población, dueños de bienes ejidales, señaladas en su artículo 25, se
declaraban legalmente constituidas si se reunían por primera vez, la
mitad más uno de sus miembros del núcleo beneficiado con la
Resolución Presidencial, cuando se reunían por segunda
convocatoria, con los miembros que se encontraran presentes. Las
convocatorias a la Asamblea debían expedirse 8 días antes de su
celebración mediante cédulas, mismas que se fijaban en los lugares
más visibles del poblado. Las atribuciones, plasmadas en el artículo
47, mencionaban que eran: elegir, reelegir y remover a los miembros
integrantes del Comisariado Ejidal y Consejo de Vigilancia, autorizar,
modificar o rectificar las determinaciones del Comisariado Ejidal y
ordenar que se publicaran en el poblado los estados de cuentas. Las

51
Asambleas ordinarias debían ser mensuales, y en ellas se trataban los
asuntos ordinarios y extraordinarios que planteaban los ejidatarios.
III. Los Consejos de Vigilancia Ejidales y de Bienes Comunales, estaban
previstos en los artículos 31, 32, 33 y 54; constituidos por tres
miembros propietarios y tres suplentes, para los cargos de presidente,
secretario y tesorero. Eran designados por unanimidad, o en su caso,
por la minoría de la Asamblea que tomara parte en la elección del
Comisariado Ejidal; debían tener los requisitos exigidos para el
Comisariado. Durarían en su cargo tres años y podían ser removidos
cuando no cumplieran con las siguientes obligaciones: vigilar que las
actuaciones del Comisariado Ejidal se ajustaran a las disposiciones de
la ley y de la Asamblea, informar a la Dirección de Organización
Ejidal, sobre la administración y marcha del ejido y solicitar al
Comisariado Ejidal que citara a la Asamblea cuando se lo requería el
25% de los ejidatarios.
IV. El Banco Nacional de Crédito Ejidal y demás instituciones similares
que se funden. En su artículo 57 señalaba que era el banco
preferente, y de acuerdo con sus fondos debía proporcionar a los
núcleos de población ejidal y comunal la atención crediticia suficiente
que requerían sus cultivos.

2.10.2.10. Código Agrario Del 31 De Diciembre De 1942.

Éste fue el tercer Código Agrario, que fue expedido durante el régimen del
Presidente Manuel Ávila Camacho, publicado en el Diario Oficial del 27 de abril de
1943. Este Código derogó al expedido el 23 de septiembre de 1940, y a diferencia
del anterior, amplió y fue más explícito con relación a las atribuciones de las
autoridades y órganos agrarios.

En su capítulo primero diferenciaba a las autoridades agrarias de los órganos


agrarios y a las autoridades del núcleo de población ejidal y comunal, y en el
artículo 1º las enumeraba como siguen: El Presidente de la República, los
gobernadores de los Estados y territorios federales y el Jefe del Departamento del
Distrito Federal, el Jefe del Departamento Agrario, el Secretario de Agricultura y
Fomento, y el Jefe del Departamento de Asuntos Indígenas.

Como órganos agrarios, aparecían en el artículo 2º, el Departamento Agrario,


las Comisiones Agrarias Mixtas, la Secretaría de Agricultura y Fomento y, el
Departamento de Asuntos Indígenas.

- En los núcleos de población ejidal o comunales, las autoridades


estaban representadas por las Asambleas Generales, los
Comisariados Ejidales y de bienes comunales, y los Consejos de
Vigilancia. Dejaron de ser autoridades agrarias los ejecutores, pero
se señalaban a los núcleos de población ejidal y comunal como otra
categoría de autoridades.

52
- El Presidente de la República, seguía siendo la suprema autoridad
agraria, ya que emitía las resoluciones definitivas sobre restitución o
dotación de tierras o aguas, de ampliación, creación de nuevos
centros de población agrícola; reconocimiento de la propiedad de
bienes comunales y de la propiedad inafectable. En su artículo 33 se
consideraba como resolución definitiva aquélla que daba fin a un
expediente y no podía ser modificada.
- Los Gobernadores de los Estados y territorios Federales y el Jefe
del Departamento del Distrito Federal, señalados en el artículo 34,
tenían como una nueva función, la de emitir su opinión sobre los
expedientes relacionados con la creación de nuevos centros de
población agrícola, en los de expropiación de tierras y aguas
ejidales; las de proveer en lo administrativo la sustanciación de los
expedientes y ejecución de los mandamientos y poner en
conocimiento del Departamento Agrario las irregularidades en que
incurrían sus funcionarios y sus empleados.
- El Jefe del Departamento Agrario, continuaba siendo nombrado y
removido por el Presidente de la República. Esta autoridad tenía la
responsabilidad política, técnica y administrativa de la dependencia y
la aplicación de este Código, además de las atribuciones señaladas
en éste, en su artículo 37.
- Como facultades tenía las de resolver los conflictos que se
suscitaban en los ejidos con motivo del deslinde o del señalamiento
de zonas de protección, representar al Presidente de la República
en lo relacionado con lo agrario; nombrar y remover al personal
técnico y administrativo del departamento, e informar al Presidente
de la República de los casos en que podía proceder alguna
consignación de los funcionarios que incurrieran en faltas en su
desempeño.
- El Secretario de Agricultura y Fomento tuvo nuevas facultades
según el artículo 38, entre las que se encontraban las de determinar
los medios para el mejoramiento económico y social de la población
campesina, ocuparse de la organización agraria ejidal, intervenir en
la elección, renovación y destitución de las autoridades de los ejidos,
comunidades y terceras personas respecto al aprovechamiento de
sus bienes, opinar sobre privación temporal o definitiva de derechos
ejidales, depuración censal, fusión y división de ejidos, expropiación
de bienes ejidales y admisión de nuevos campesinos como
ejidatarios.
- El Jefe del Departamento de Asuntos Indígenas tenía sus
atribuciones señaladas en el artículo 40, a saber: ejecutaba las
Resoluciones presidenciales de reconocimiento de bienes
comunales y conflictos de dichos terrenos; intervenir en la ejecución
de sentencias dictadas por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación relativas a conflictos por límites de bienes comunales y emitir
opinión de los expedientes en cita.

53
- El Cuerpo Consultivo Agrario, aumentó a nueve miembros, y se
estipulaban sus requisitos de integración y facultades en los
artículos 7 y 36 respectivamente, siendo éstas últimas iguales a las
del Código de 1940, aumentando sus facultades con la de emitir su
opinión acerca de las iniciativas de ley y sus reglamentos en materia
agraria (fracción IV).
- Las Comisiones Agrarias Mixtas se contemplaban en los artículos 9,
10 y 39, con requisitos para su integración, así como sus facultades,
sin tener mayor diferencia a lo estipulado en el Código anterior.
- La Secretaría de Agricultura y Fomento tenía sus funciones
marcadas en el artículo 38, las cuales consistían en resolver los
asuntos correspondientes a la organización agraria ejidal, a través
de la Dirección General de Organización Agraria Ejidal.
- Las Asambleas Generales de Ejidatarios se integraban solamente
por los ejidatarios que no hubiesen perdido sus derechos ejidales, y
se instalaban legalmente con la asistencia de la mitad más uno de
sus componentes, pudiendo haber el caso de una segunda
convocatoria, señalado en el artículo 17. sus requisitos, tipos de
asambleas, elección del Comisario Ejidal, Consejo de Vigilancia y
sus requisitos, se distribuían en los artículos 18 al 21 y 27 del
Código de 1942, y que fueron retomados por este Código.

Sus atribuciones, descritas en su artículo 42, además de las que ya tenían


con anterioridad, aumentaron al pedir la intervención de autoridades agrarias
para que resolvieran sobre la suspensión o privación de los derechos de los
ejidatarios y resolvieron también la forma en que se podía disfrutar de los
terrenos comunales.

- Los Comisariados Ejidales y de bienes comunales, tenían la


regulación de su elección, requisitos, duración de gestión y
remoción, así como sus facultades en los artículos 22 al 26, 28, 31 y
43, no difiriendo de aquéllos que anteriormente tenían.
- Los Consejos de Vigilancia Ejidales y de Bienes Comunales, su
nombramiento, remoción, integración y requisitos, lo disponían los
artículos 20 y 21, sin ningún cambio con respecto al Código
derogado, ya que solamente se aumentó una función más en su
artículo 45, que consistió en dar cuenta al Departamento Agrario, de
todos aquellos asuntos que implicaran un cambio o modificación de
los derechos ejidales, y a la Secretaría de Agricultura de las
anomalías o de los obstáculos para la correcta explotación de los
bienes del ejido, cuando el comisariado no informara de tales
hechos.
- Los Comités Ejecutivos Locales no estaban comprendidos entre las
autoridades y órganos agrarios, sin embargo, el artículo 3 de este
Código, los señalaba como órganos que representan a los núcleos
solicitantes de tierras o aguas en el procedimiento correspondiente.
Los requisitos para su designación e integración así como causas de

54
remoción, terminación de funciones y las atribuciones se marcaban
en los artículos 12 al 16 y 41, que ya existían en el Código de 1940.

2.10.2.11. Ley Federal De Reforma Agraria Del 16 De Marzo De 1971.

Esta ley inicia su vigencia el 17 de abril de 1971, con ella se reinicia el proceso
social de revisión y de perfeccionamiento de las instituciones agrarias
fundamentales, después de 28 años de vigencia del Código de 1942.

La Ley Federal de la Reforma Agraria (L. F. R. A.) distinguió entre autoridades


agrarias, a las del Cuerpo Consultivo Agrario (libro primero y autoridades internas
de los núcleos agrarios libro segundo). A las autoridades agrarias y al Cuerpo
Consultivo Agrario se les atribuyó la aplicación de la Ley.

En su artículo 2º establecía la aplicación de dicho ordenamiento, que estaba


encomendado a:

I. El Presidente de la República; II. Los Gobernadores de los Estados y


el Jefe del Departamento del Distrito Federal; III. La Secretaría de la
Reforma Agraria, IV. La Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos; V. El Cuerpo Consultivo Agrario y las VI. Comisiones
Agrarias Mixtas.

Todas las autoridades administrativas del país actuaban como auxiliares en los
casos en que esta ley lo determinaba.

Las autoridades internas y de representación de los núcleos agrarios estaban


integradas en un Comité particular Ejecutivo (artículos 17 al 21), Asambleas
Generales, Comisariados Ejidales y de Bienes Comunales y, Consejos de
Vigilancia (artículos 22 al 50).

Con ésta Ley se pretendía consolidar al ejido, la propiedad comunal, y la


auténtica pequeña propiedad, poniendo énfasis en la función social de la tierra y
sus accesiones. Pretendía aumentar la producción en el campo, la organización
económica de los ejidatarios, comuneros, colonos, pequeños propietarios,
estableciendo puentes para crear formas de asociación para la producción,
comercialización e industrialización.

En el primer libro, esta ley eliminó la diferencia que anteriormente se hacia entre
autoridades y órganos agrarios, para ocuparse solamente de las autoridades.
Como único Cuerpo que permaneció con categoría de órgano, fue el Cuerpo
Consultivo Agrario.

La innovación fundamental que se encuentra en las Comisiones Agrarias


Mixtas, fue que se convirtieron en órganos de primera instancia para asuntos
internos ejidales, con el objetivo de iniciar la descentralización de la justicia agraria
y de que los campesinos dirimieran sus controversias en los lugares en que

55
surgieran, sin desplazarse a las oficinas centrales de la Secretaría de la Reforma
Agraria. Entre estos asuntos se encontraban los procedimientos para conflictos
sobre posesión de las unidades de dotación y sobre disfrute de los bienes de uso
común, la suspensión provisional de derechos agrarios, la nulidad de
fraccionamientos ejidales citadas por el artículo 395; la nulidad de
fraccionamientos de bienes comunales y la nulidad de actos y documentos que
contravenían las leyes Agrarias.
20

Las Comisiones Agrarias Mixtas, eran autoridades que anteriormente tenían


una función meramente consultiva de los Gobernadores de las Entidades
Federativas y del Jefe del Departamento del Distrito Federal, se constituyeron en
tribunales jurisdiccionales para dirimir los conflictos sobre posesión y goce de
unidades de dotación; sobre disfrute de los bienes de uso común de los ejidos y
comunidades; y sobre nulidad de actos de asambleas, de documentos y actos que
contravinieran las leyes agrarias. Con posterioridad ampliaron su competencia
para resolver los juicios privativos de derechos agrarios.

Esta ley consideraba como órgano con funciones jurisdiccionales en materia


agraria, al Presidente de la República, al Cuerpo Consultivo Agrario, a la
Secretaría de la Reforma Agraria, a los Gobernadores de los Estados y al Jefe del
Departamento del Distrito Federal y en ciertos casos a las Comisiones Agrarias
Mixtas.

El Poder Judicial contaba con una competencia ordinaria limitada con respecto
a la redistribución de la propiedad agraria. En el caso de conflictos por límites de
bienes comunales intervenía la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la
segunda instancia y en la vía de amparo por violaciones a garantías individuales,
aunque con limitaciones tratándose de propietarios privados.

En cuanto a la necesidad de que se instituyeran en México Tribunales Agrarios,


el Dr. Ponce de León con toda oportunidad justificó.

“La reforma procesal agraria que implica fundamentalmente la reforma del


artículo 27 constitucional, y su correspondiente legislación reglamentaria, tiene
como objeto general adecuar el derecho procesal agrario a los nuevos
requerimientos de nuestra realidad social e integrarlo dentro de la teoría general
del derecho procesal y de la ciencia jurídica en forma sistemática.” 54

Refiriéndose a la Jurisdicción Mixta en materia Agraria, dicho especialista


propuso.

“Instituir tribunales de derecho social agrario en sustitución de los actuales


tribunales administrativos.” 55

54 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Derecho Procesal Agrario. Editorial Trillas, 1ª Edición, México
1988, reimpresión marzo 1991. páginas 140-145.
55 Idem.

56
La reforma procesal y la consecuente creación de tribunales de derecho social
agrario tuvo plena justificación sociológica y jurídica, para el autor citado cuando
expone:
21

“Desde el punto de vista de la teoría general del derecho procesal y del estado
moderno, el Estado como organización política, estructura la administración de
justicia mediante su función jurisdiccional, y para el efecto crea órganos
especializados o tribunales para la aplicación de las normas jurídicas generales al
caso concreto, mediante un instrumento jurídico llamado proceso, el cual tiene
como fin constituir la cosa juzgada.” 56

En su propuesta, éste estudioso citado hizo mención de Tribunales Federales


Centralizados de Justicia Agraria:

“Los Tribunales Federales Centralizados podrán integrarse con un tribunal


central con sede en la Cuidad de México, D. F. y varias salas en cada una de las
entidades federativas. Esta modalidad presenta el inconveniente de retardar la
justicia agraria, y lesionar las nuevas directrices de descentralización y de
concentración de la vida nacional.” 57

Así también de Tribunales Locales de Justicia Agraria:

“De conformidad con esta segunda opción, se requieren reformas sustanciales


a la Constitución, con el fin de otorgar facultades a los estados para integrar
tribunales locales de derecho social agrario que quedarían sujetos al control de la
legalidad y constitucionalidad de la Suprema Corte de Justicia.” 58

2.10.3. Los Tribunales Agrarios Desde 1992.

“Para 1992, a pesar de los numerosos cambios en la legislación, tanto en


autoridades e instituciones en materia agraria, no se logró avanzar en la justicia
agraria, ya que se generó un gran rezago de asuntos por resolver. El artículo 27
Constitucional, marco jurídico de la justicia agraria, en 58 años se ha modificado
en 14 ocasiones, siendo uno de los textos constitucionales más reformados,
debido a que se considera de gran valor e influencia social en el desarrollo general
del país, siendo la más trascendente la de 1992, ya que se establecen los
tribunales agrarios.” 59

El surgimiento de los Tribunales Agrarios como depositarios de la


administración de justicia agraria, es la culminación de una antigua y permanente

56 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Op. Cit. Páginas 140-145.


57 Idem.
58 Idem.
59 HERRERA VALENZUELA, Jorge. “Texto de la Conferencia dictada en el Primer Congreso Nacional de
Ingenieros Agrónomos Egresados de la Universidad de Guadalajara”, Revista de los Tribunales Agrarios,
mayo-agosto, año 1, número 3, Tribunal Superior Agrario, México, 1993. página 16.

57
demanda campesina. En el Plan de Ayala, signado el 28 de noviembre de 1911,
en la ciudad de Ayala, formalmente se había establecido la creación de éstos
como una de las demandas de la Junta Revolucionaria. Dicho Plan, en su cláusula
6ª señala:
22

“Como parte adicional del Plan que invocamos, hacemos constar : que los
terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos y
caciques, a la sombra de la tiranía y de justicia venal, entrarán en posesión de
esos bienes inmuebles desde luego los pueblos o ciudadanos que tengan sus
títulos correspondientes a esas propiedades, y de las cuales han sido despojados,
por mala fe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance, con las armas en
la mano, la mencionada posesión y los usurpadores que se consideren con
derecho a ellos, lo ejercerán ante los Tribunales Especiales que se establezcan al
triunfo de la Revolución”.

En 1992, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación, el Decreto que


reforma al artículo 27 Constitucional, en el que se establecen las importantes
disposiciones que conforman un nuevo derecho agrario en nuestro país.

La reforma a la fracción XIX de éste precepto constitucional tiene particular


importancia, ya que se instituyen Tribunales dotados de autonomía y plena
jurisdicción encargados de la administración de la justicia agraria; estableciendo
también un órgano para la procuración de justicia en esta materia.

Al respecto el agrarista Guillermo Gabino Vázquez Alfaro, expuso:

“En la fracción XIX en la parte final del artículo de que se trata, la que en la
experiencia e inclinaciones propias del autor de estas Lecciones ofrece un singular
interés. En efecto, a los casi cuatro años de operación del sistema jurisdiccional
especializado que con plena jerarquía jurisdiccional y autonomía se integra y
opera a través del Tribunal Superior Agrario y de los Tribunales Unitarios, puede
afirmarse en cifras basadas en la realidad que la nueva experiencia legal agraria
está cumpliendo con la función que le dio origen.” 60

El Magistrado Guillermo Gabino Vázquez Alfaro, en su tiempo y en otra parte de


su texto expone, “ni los más acervos críticos de la transformación nacional de que
se trata se ocuparon negativamente al principio, de esta parte de la reforma; nadie
censuró la introducción de órganos judiciales especializados dotados de plena
autonomía y responsabilidad. En este rubro la reforma respondió a lo que en la
Facultad de Derecho de la UNAM se planteó desde los años 30´s y se reclamó
finalmente aunque sin éxito, en el análisis y comentarios de la ley federal llamada
de reforma agraria.” 61

60 VAZQUEZ ALFARO, Guillermo Gabino. Tribunales con Autonomía y Plena Jurisdicción. Lecciones de
Derecho Agrario, (El Nuevo Derecho Agrario Mexicano 1997). Editorial Pac, S. A. de C. V. página 176.
61 Ídem.

58
Como complemento de la reforma, el Congreso de la Unión expidió el 23 de
febrero de 1992 la Ley Agraria y la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios,
ordenamientos en los cuales se instituyen a los Tribunales Agrarios como órganos
especializados para la impartición de la justicia agraria.
23

“Los Tribunales Agrarios, no son en sí tribunales administrativos, ya que no


dirimen conflictos entre la administración y los administrados, o sea entre la
autoridad y los ciudadanos, ya que solamente una de las materias de su
competencia, en casos específicos, se relaciona con asuntos del Estado y
Particulares.” 62

Los Tribunales Agrarios no dependen formalmente de ninguno de los tres


poderes del Estado, salvo el control de sus actos a través del juicio de garantías.
Son Tribunales Especializados, considerando que en ellos solamente se dirimen
un tipo de litigios que son en este caso los agrarios, los cuales se realizan en un
juicio que no es ordinario, que no está diseñado para sustanciar la generalidad de
los litigios.

La competencia de los Tribunales Agrarios, se señala en la fracción XIX del


artículo 27 Constitucional, y en el artículo 163 de la Ley Agraria, este último
estipula que “son juicios agrarios los que tienen por objeto sustanciar, dirimir y
resolver las controversias que se susciten con motivo de la aplicación de la ley”.

“Los Tribunales Agrarios representan al nuevo sistema de justicia agraria, son


señalados en el artículo 27 Constitucional, fracción XIX como órganos “dotados de
autonomía y plena jurisdicción”, lo que implica completa dependencia de la ley y
absoluta independencia de otras instancias. Son autónomos y los magistrados
tienen la mayor potestad dentro del derecho, y por consecuencia total
responsabilidad por sus resoluciones.” 63

Estas instituciones de reciente creación, son consideradas como las


autoridades sustitutas de las Comisiones Agrarias Mixtas, para efectos de amparo.
Se trata con ello de impugnar los actos ordenados o ejecutados por dichos
órganos colegiados, durante el tiempo de su función, no de los tribunales mismos.

Una de las principales atribuciones, para lo cual fueron creados, fue la


resolución de aquellos expedientes que integraban el denominado rezago agrario,
así como la revisión de sentencias de los tribunales unitarios, en el caso del
Tribunal Superior Agrario.

Por lo que, el rezago agrario, se considera a los expedientes integrados por


solicitudes de tierras, aguas y bosques en las vías de dotación, ampliación y
nuevos centros de población; así como los asuntos de restitución, el

62 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Justicia Agraria. Tribunal Superior Agrario, México, 1995, página 71.
63 TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. Primer año de la Justicia Agraria, informa 1992-1993, Tribunal
Superior Agrario, México, 1993, página 15.

59
reconocimiento y la titulación de bienes comunales, que corresponde a los
Tribunales Unitarios, según lo dispone el artículo 27 Constitucional.
24

“Además del atraso de más de medio siglo en materia de justicia agraria en el


sector rural, existe un rezago social representado por miles de expedientes
relativos a las acciones agrarias de dotación, ampliación, restitución de tierras,
bosques y aguas, nuevos centros de población ejidal, titulación y confirmación de
bienes comunales, los cuales se encontraban en proceso de trámite, algunos con
más de 40 años, denominado por algunos autores el rezago histórico.” 64

El Rezago Histórico abarca aquellos expedientes relativos a la infinidad de


controversias relacionadas con los conflictos de la posesión y tenencia de la tierra,
de carácter individual o de tipo colectivo, ya sea entre ejidos, comunidades,
colonias, pequeños propietarios, colonos, ejidatarios y comuneros.

El Tribunal Superior Agrario con la Secretaría de la Reforma Agraria, de


acuerdo a sus atribuciones conformaron un programa de transferencia de los
expedientes integrantes del rezago, con el cual se remitieron los asuntos que
tenían en conocimiento las Comisiones Agrarias Mixtas. Dichos expedientes
tenían que integrarse debidamente y en estado de Resolución, es decir, concluido
el procedimiento, debería de haber un dictamen del Cuerpo Consultivo Agrario.

“La Secretaría de la Reforma Agraria entregó en 1992, al Tribunal Superior


Agrario aproximadamente 2,452 expedientes. De ellos se radicaron 1,860
expedientes ya integrados sobre asuntos de competencia; cincuenta y ocho de
ellos tenían pendiente algún trámite, y sólo cuatro fueron devueltos por la misma
razón. Los 621 restantes que el Tribunal Superior Agrario recibió fueron
distribuidos entre los Tribunales Unitarios por ser asuntos de su competencia.” 65

“En 1993 se amplió la competencia de los Tribunales Unitarios permitiendo


incluir el conocimiento de litigios suscitados con cualesquiera contratos de
asociación o aprovechamiento celebrados por un núcleo de población ejidal o por
ejidatarios, relacionados con tierras de uso común o parceladas, respectivamente.
A los Tribunales Unitarios se les otorgó la competencia para resolver controversias
derivadas de la revisión de bienes expropiados.” 66

Con la creación de los Tribunales Agrarios, se rompe la estructura del sistema


de nombramiento de las autoridades que resolvían los conflictos agrarios, los
órganos anteriores a 1992 tenían una función administrativa como ya lo
comentamos, se les atribuían facultades jurisdiccionales al Presidente de la
República y a otras autoridades de la administración.

64 LEMUS GARCÍA, Raúl. “La Magistratura y los Tribunales Agrarios”, Revista de los Tribunales Agrarios,
enero-abril, año 1, número 2, Tribunal Superior Agrario, México, 1993, página 22.
65 TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. Op. Cit. página 20.
66 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. página 74.

60
En la actual legislación los titulares de la jurisdicción agraria son Magistrados
Agrarios, cuya propuesta de nombramiento es sometida por el Ejecutivo al Poder
Legislativo – la Cámara de Senadores – o en los recesos de ésta, a la Comisión
Permanente del Congreso de la Unión.
25

El órgano Legislativo se pronuncia al respecto, pero no se limita a aprobar o no


la propuesta del Ejecutivo, sino que la analiza, selecciona y remite una opinión que
deriva en la contratación o no del magistrado.

“La creación de los Tribunales Agrarios propiciaron el cambio de la Jurisdicción


en materia agraria y un avance muy significativo del desarrollo procesal agrario
que debe reorientarse son algunos cambios en proceso agrario y en la propia
estructura de los Tribunales.” 67

En cuanto a la Impartición de Justicia Agraria:

“La misión de los Tribunales Agrarios es impartir justicia agraria para garantizar
la seguridad jurídica de la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña
propiedad, así como los derechos de los campesinos a través de la emisión de
sentencias.” 68

De lo hasta aquí expuesto, podemos realizar las siguientes conclusiones:

Las autoridades agrarias se fueron creando paulatinamente desde 1914 hasta


1992, las cuales presentan grandes e importantes diferencias con los Tribunales
Agrarios, creados a partir de 1992, ya que las autoridades agrarias eran
anteriormente de competencia local y federal, en cambio los Tribunales Unitarios
tienen competencia Federal como lo establece la fracción XIX del artículo 27
Constitucional.

Las autoridades agrarias a que nos hemos referido, aún y cuando tenían
competencia especializada, pues sólo conocían de asuntos agrarios, también
tenían otras funciones no jurisdiccionales sino administrativas como lo era la
aplicación de la política agraria, de desarrollo rural, entre otras; en cambio los
Tribunales Agrarios tienen jurisdicción especializada puesto que su actividad versa
exclusivamente en la impartición de la justicia agraria.

Las autoridades agrarias vigentes hasta antes de 1992, no tenían autonomía ya


que su propio sistema de nombramiento propiciaba que atendieran la Resolución
de los asuntos agrarios con criterios políticos más que jurídicos; en cambio los
Tribunales deben actuar por disposición constitucional apegados a la Ley.

67 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. “Fortalecimiento de los Tribunales Agrarios”, Revista de los
Tribunales Agrarios, S/N, página 118.
68 PRIMER INFORME DE GOBIERNO del C. Presidente de la República, VICENTE FOX QUESADA,
páginas 4-6.

61
En la legislación anterior, las autoridades agrarias no tenían plena jurisdicción y
sus decisiones jurisdiccionales eran revisadas en varias ocasiones por autoridades
superiores, evitando con ello una rápida solución de las controversias, en cambio
los Tribunales Agrarios resuelven en forma autónoma y definitiva, y sus sentencias
solo son modificables mediante el Juicio de Amparo correspondiente, aunque
también y a doce años de su creación se han burocratizado y la solución de los
asuntos bajo su custodia tardan no tan sólo meses sino años.
26

La Plena Jurisdicción se expresa también en la potestad que tienen los


Tribunales Agrarios para impartir justicia exclusivamente en materia agraria, y por
lo tanto obliga a estos órganos jurisdiccionales a observar la Ley Agraria y su
Legislación Supletoria, para cumplir con el mandato de impartir la justicia agraria.

2.10.3.1. Naturaleza Jurídica De La Justicia Agraria.

Desde mi punto de vista, el carácter innovador de la última reforma al artículo


27 constitucional, se expresa a partir de la exposición de motivos de la iniciativa
presidencial leída en el Pleno de la Cámara de Diputados el 7 de noviembre de
1991, misma que respecto ala impartición de justicia dice:

“La Justicia Agraria. Para garantizar la impartición de justicia y definitividad en


materia agraria se propone establecer en el texto constitucional en la fracción VII
Tribunales Federales Agrarios, de plena jurisdicción. Ellos estarán dotados con
autonomía para resolver con apoyo a la ley y de manera expedita, entre otros, los
asuntos relativos a la tenencia en ejidos y comunidades, las controversias entre
ellos y las referentes a sus límites. Con ello, se sustituye el procedimiento mixto
administrativo-jurisdiccional derivado de la necesidad de una inmediata
ejecución.” 69

“La Justicia Agraria abarca una serie de asuntos relacionados con la materia
agraria, estableciendo lo “agrario” a aquéllos que reúnen estas características: a)
Una cierta forma jurídica de la tenencia de la tierra: dominio pleno o propiedad
ejidal o comunal; b) Determinado empleo natural de la tierra: aprovechamiento
agrícola, pecuario o forestal; c) Relaciones Jurídicas que surgen debido a esas
formas de la tenencia en relación con ese aprovechamiento específico.” 70

“La naturaleza jurídica de los Tribunales Agrarios es peculiar, aún por la fuente
del nombramiento de los Magistrados, por su estructura y organización responde a
la demanda de los sectores ligados con el campo para el establecimiento de los
Tribunales Unitarios.” 71

69 VALLE ESPINOZA, Eduardo. El Nuevo Artículo 27, editorial Nuestra, S. A. de C. V., México, 1992,
página 85.
70 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. página 74.
71 LEMUS GARCÍA, Raúl. “Estructura y Funcionamiento de los Tribunales Unitarios”, Revista de los
Tribunales Agrarios, Tribunal Superior Agrario, México, 1994, página 115.

62
Y se reitera, que la fracción XIX del artículo 27 Constitucional es el fundamento
legal de los Tribunales Agrarios, con la Ley Agraria, Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios y Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios.
27

A propósito de la Naturaleza Jurídica de los Tribunales Agrarios, Rodolfo Veloz


Bañuelos nos comenta:

“A cuatro décadas de haberse institucionalizado en el poder la Revolución


Mexicana, sus vicisitudes oscilaban entre levantamientos de caudillos, el agobio
de la deuda externa, el peligro de la invasión de las potencias en expansión
imperialista, la reorganización del nuevo estado, la preocupación por el
reconocimiento y aceptación de los gobiernos poderosos y el cumplimiento de los
programas que le dieron vida y justificación histórica. Los temas más sensibles
eran, sin lugar a dudas, las relaciones con la Iglesia Católica y el reparto agrario.
Los dos siguieron provocando muertes, después que los cañones revolucionarios
habían dejado de vomitar fuego. En los primeros años del reparto, los
demandantes de tierras aparecían colgados fuera de los pueblos, con un costal de
tierra amarrado a sus pies y una leyenda que decía: “Toma tu Tierra”.” 72

“Es frecuente que los Tribunales Agrarios se consideren, aún por abogados,
como integrantes del Poder Ejecutivo; se les cree adscritos a la Secretaría de la
Reforma Agraria. En el esquema de la división de poderes, los Tribunales Agrarios
son autónomos del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial. Pertenecen a lo que el
doctor Sergio García Ramírez llama “Poder Jurisdiccional”. Así las cosas, “quizá
resulte conveniente, - señala el Dr. García Ramírez -, además de históricamente
necesario, reelaborar esa distribución de potestades en tres ámbitos de la
atribución pública: La legislativa o creadora de normas, la ejecutiva o
administrativa y la jurisdiccional o resolutiva de controversias.” 73

2.10.3.1.1 Fundamentos Constitucionales y Legales De Los


Tribunales Agrarios

El artículo 27 Constitucional, en su fracción XIX, establece:

“Con base en esta Constitución, el estado dispondrá las medidas para la


expedita y honesta impartición de la justicia agraria, con el objeto de garantizar la
seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña
propiedad, y apoyará la asesoría legal de los campesinos”.

“Son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos
ejidales y comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendiente o
se susciten entre dos o más núcleos de población, así como las relacionadas con

72 VELOZ BAÑUELOS, Rodolfo. Naturaleza Jurídica de los Tribunales Agrarios, Tribunal Superior
Agrario, Comisión de Divulgación y Editorial, Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, D. F. páginas
1-2.
73 Ibidem. páginas 16-17.

63
la tenencia de la tierra de los ejidos y comunidades. Para estos efectos y, en
general para la administración de justicia agraria, la Ley instituirá tribunales
dotados de autonomía y de plena jurisdicción, integrados por magistrados
propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores, o
en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente”.
28

“Las decisiones políticas, principios, consecuencias y postulados que resultan


de las luchas históricas de una nación, se han reflejado en el texto constitucional,
como una expresión legítima de las aspiraciones de los trabajadores del campo.”
74

“Estas aspiraciones forman el marco normativo de los Tribunales Agrarios y de


la justicia agraria, en grado con las reformas de 1992 al artículo 27 Constitucional,
con la Ley Agraria, la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, y el Reglamento
Interior de los Tribunales Agrarios.” 75

“La fundamentación constitucional del sistema de justicia agraria la


encontramos en la fracción XIX del invocado artículo27 Constitucional, que se
incorpora a su texto por Decreto del 2 de febrero de 1983, publicado en el Diario
Oficial de la Federación y entrando en vigor al siguiente día, en donde se reconoce
que en el campo mexicano había un regazo de más de 50 años en la impartición
de justicia, por lo que se requería que el Estado asumiera la responsabilidad para
impartir una justicia agraria expedita y honesta.” 76

2.10.3.1.2. Artículo 27 Constitucional, fracción XIX.

El artículo 27 Constitucional es la base de la materia agraria, ya que recoge las


decisiones políticas fundamentales de la Nación Mexicana en cuanto a la
propiedad, la tenencia y el aprovechamiento de la tierra.

2.10.3.1.3. Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.

La Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios (L. O. T. A.) es reglamentaria de la


fracción XIX del artículo 27 Constitucional, teniendo el mismo rango que la Ley
Agraria.

“La LOTA fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de


1992, y es exclusivamente para los Tribunales Agrarios. Consta de ocho capítulos,
30 artículos y 5 transitorios, en donde se establecen las reglas generales para su
funcionamiento, su integración, competencia y facultades. Dicha ley se reformó en
1993, en donde se reconocieron la especifidad de los Tribunales Agrarios y del

74 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Elementos de Derecho Procesal Agrario, Editorial Porrúa, México, 1993,
página 5.
75 LEMUS GARCÍA, Raúl. Fundamentación Constitucional y Funcionamiento de la Justicia Agraria,
Instituto Mexicano de Cultura, México, 1994, página 5.
76 Ibidem. página 6.

64
proceso que ante éstos se sigue, y favoreciendo el carácter social del Derecho
Agrario.” 77
29

En la exposición de motivos de la iniciativa de esta ley, del 10 de febrero de


1992, el Ejecutivo manifestó el propósito de que los Tribunales Agrarios en su
“organización y estructura, correspondan con la naturaleza de las funciones que
tendrán a su cargo, de manera que la impartición de justicia en el campo sea ágil,
pronta y expedita. La creación de estos Tribunales vendría a sustituir el
procedimiento mixto administrativo judicial que se había seguido hasta entonces
por uno propiamente jurisdiccional a cargo de tribunales autónomos”.

En la iniciativa de ley se menciona la necesidad de dar seguridad a los


productores rurales, y señala que “una de las formas de lograrlo es a través del
adecuado y eficaz sistema de administración de justicia agraria”.

Añade que tiene como objetivo garantizar la seguridad jurídica en el campo y


establecer mecanismos y reglas claras para la solución de controversias en
materia agraria. Se propone un ordenamiento que sea claro para sus
destinatarios, para “que se convierta en un instrumento efectivo de defensa que
coadyuve a alcanzar la justicia que demandan los hombres del campo”.

De acuerdo con la fracción XIX del artículo 27 Constitucional, en el artículo 1º ,


de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, se establece que los Tribunales
Agrarios son los órganos Federales dotados de plena jurisdicción y autonomía
para dictar sus fallos, y la administración de justicia agraria en todo el territorio
nacional.

“El 1º de abril quedaron designados los integrantes del Tribunal Superior


Agrario, con labores preparatorias, entrando en funciones el 8 de julio de 1992.” 78

En su artículo 2º define la existencia de dos diferentes Tribunales Agrarios, el


Superior y los Unitarios, en el 3º la forma en que se integran uno y otros, así
como la sede en el Distrito Federal del Tribunal Superior.

Además establece la designación de Magistrados supernumerarios para suplir


las ausencias de los titulares.

El artículo 4º señala que el Presidente del Tribunal Superior Agrario será


nombrado por el propio Tribunal, con el fin de que la conducción de éste sea en
forma autónoma e independiente.

La misma disposición establece que el Presidente del Tribunal durará en su


desempeño 3 años y podrá ser reelecto, además que en su último párrafo señala

77 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. página 70.


78 TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. Op. Cit. página 3.

65
que será suplido en sus ausencias por el Magistrado que designe el propio
Tribunal Superior.

El artículo 5º y 6º definen la división de Distritos del territorio Nacional, cuyos


límites determinará el Tribunal Superior Agrario, y la aplicación Supletoria de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación en aquello que sea acorde con
la naturaleza de los Tribunales Agrarios.

Las atribuciones, procedimientos para tomar sus Resoluciones, su competencia


y facultades del Presidente del Tribunal se encuentran en el capítulo Segundo de
la LOTA.

En el artículo 7º se define la forma en que el Tribunal Superior Agrario adoptará


sus Resoluciones, contemplando a sus Magistrados numerarios.

En el artículo 8º, se determinan las atribuciones del Tribunal Superior Agrario,


entre las cuales se encuentra la facultad de autorizar a los Tribunales para que
administren justicia fuera de las instalaciones de su sede y conforme al programa
que se haya estimado.

Este programa de itinerancia de la justicia agraria, debe estar contemplado en


un programa que autorice el Pleno del Tribual Superior, ya que en caso de que los
asuntos por atender no se hayan contemplado, sus resoluciones carecen de
validez.

En caso de que algún magistrado solicite una licencia, se cubre su ausencia con
otro magistrado, con el fin de que no se detengan las funciones inherentes a su
cargo.

La fracción V del artículo 8º citado, encomienda al Tribunal Superior, determinar


las responsabilidades en que incurra su Presidente en el desempeño de sus
funciones.

En las fracciones restantes del mismo 8º se encuentran las facultades que tiene
el Tribunal Superior Agrario para la aprobación del Reglamento Interno de los
Tribunales Agrarios, a la aprobación del anteproyecto de presupuesto anual de
egresos y al conocimiento que le corresponde acerca de las quejas y denuncias
que se presenten en contra de los miembros de los Tribunales Agrarios.

2.10.3.1.4. Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios.

El Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios fue expedido el 8 de mayo de


1992 y publicado el 13 del mismo mes y año, reformado el 2 de agosto de 1993,
publicándose en el Diario Oficial de la Federación y en el Boletín Judicial Agrario.
Consta de 85 artículos, distribuidos en 18 capítulos, y forma parte del fundamento
normativo de los Tribunales Agrarios.

66
Este ordenamiento tiene por objeto definir la estructura orgánica de los
Tribunales Agrarios, mediante el establecimiento de las bases de organización y
funcionamiento de los mismos.

La integración del Tribunal Superior Agrario y de los Unitarios se señala en los


artículos 2 al 7, y su funcionamiento y toma de decisiones desde el 8 al 18.

Comprende también el establecimiento de la jurisprudencia por parte del


Tribunal Superior, señalando que se integra con cinco sentencias, que deberán
ser firmadas por el Presidente y el Secretario de Acuerdos, y a su vez será
obligatoria para los Tribunales Unitarios, a partir de su publicación en el Boletín
Judicial Agrario.

El Reglamento Interno de los Tribunales Agrarios considera a partir de su


artículo 21 las sanciones por no cumplir con las obligaciones procesales por parte
de los Magistrados, así como las funciones de todos los integrantes del Tribunal
Superior.

Algunas de las atribuciones administrativas se confieren a la Oficialía Mayor, de


acuerdo a los lineamientos que dicte el Presidente (artículo 32) y el control y
vigilancia del ejercicio presupuestal, se le otorga a la Contraloría Interna, en el
artículo 33.

Con respecto a las atribuciones comunes de las unidades técnicas y


administrativas, son referidas en los artículos 34 y 35, marcando los lineamientos
que deben seguir los titulares de las unidades técnicas o administrativas,
cumpliendo con los dictados del Tribunal Superior y del Presidente.

El área que preparará los informes previos y justificados, así como el


seguimiento de los juicios de amparo que se interpongan en contra de las
Resoluciones del Tribunal Superior, será la Dirección General de Asuntos
Jurídicos, así como la representación a los Tribunales Agrarios en los asuntos
contenciosos o de jurisdicción voluntaria en que sean parte (artículo 36).

Entre otras de sus atribuciones, esta Dirección debe formular los contratos a
celebrar por el Tribunal Superior, de acuerdo con la normatividad aplicable;
formular las denuncias de los hechos delictuosos cometidos por servidores
públicos de los tribunales agrarios, que se realicen durante su desempeño, o
cometidos en contra de ellos o de los bienes que se encuentran a su cuidado,
debiendo informar a la Contraloría Interna de estos asuntos.

El Centro de Estudios de justicia Agraria, realiza actividades relacionados con la


investigación, actualización y capacitación, entre otras, del personal, incluyendo la
difusión de la impartición de la justicia agraria.

En su artículo 38 se regulan las inspecciones de los Tribunales Agrarios con el


fin de verificar que su funcionamiento y actividades se realicen conforme a la ley,

67
creándose cinco regiones, y cada una de ellas estará a cargo de un magistrado
del Tribunal Superior.
30

En sus artículos 46 y 58 se refieren a la división que se realice para los distritos


de justicia agraria, creando los tribunales unitarios, así como el personal que los
debe integrar y de los programas de itinerancia de impartición de justicia agraria.

Los artículos restantes de este Reglamento se refieren a las ausencias y


suplencias del personal, de sus impedimentos y excusas, así como de las
responsabilidades en que incurren los magistrados y los demás servidores
públicos; así como sus obligaciones de salvaguardar la legalidad, honradez,
lealtad, imparcialidad y eficacia en el desempeño de su cargo.

Además de este Reglamento, existe un acuerdo que determina la competencia


territorial de los distritos para la impartición de justicia agraria, el cual fue aprobado
el 22 de septiembre de 1993, acuerdo que también forma parte del marco jurídico
de los tribunales agrarios.

Con fecha 25 de agosto de 1993 el Tribunal Superior aprobó el Reglamento de


Selección e Incorporación de Personal de los Tribunales Agrarios, con los
lineamientos para la designación de funcionarios judiciales a través de concursos
públicos, eligiendo a los aspirantes que acrediten las mejores aptitudes y la mejor
experiencia en la realización de funciones de naturaleza jurisdiccional.

2.10.3.1.5. Características y Objetivos de los Tribunales Agrarios.

El maestro Aldo Saúl Muñoz López, en relación a éste tema expresa: “gozan de
plena jurisdicción, porque ha sido el propio Estado Federal quien a través de un
proceso legislativo les ha conferido la suprema potestad de sustanciar y resolver
los asuntos que les sean planteados, controvertidos o no, observando las
disposiciones de la Ley Agraria y su legislación supletoria; es decir, el Estado
Federal ha transferido a estos Tribunales el mandato constitucional de impartir
justicia Agraria”. 79

El citado jurisdicente agrario, explica que:

“Son órganos autónomos “porque dictan sus resoluciones con plena libertad, no
dependen ni se encuentran supeditados a otros órganos de la administración
pública, ya sean estos Poder Ejecutivo Federal, Secretarías de Estado,
Gubernaturas de los Estados o Poder Legislativo, entre otros. Porque sus
resoluciones no son motivo de revisión o impugnación por otras autoridades de la
administración activa, (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, ya Federal, ya
Estatal).” 80

79 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. El Proceso Agrario y Garantías Individuales, Editorial, Pac, S. A. de C. V.,
Edición 2ª, México, junio 2000, página 14.
80 Ibidem. página 17.

68
“Al respecto, el Dr. Sergio García Ramírez, al rendir su primer informe como
Magistrado Presidente del Tribunal Superior Agrario, el 12 de julio de 1993,
expresó: los Tribunales Agrarios son órganos – dotados de autonomía y plena
jurisdicción-. Lo dice la Constitución. Esto implica completa dependencia de la Ley
y absoluta independencia de otras instancias. Así ha ocurrido. Los Tribunales son
autónomos y ejercen su autonomía. Me satisface decir que jamás se ha siquiera
sugerido a los Tribunales el rumbo de sus decisiones, que solamente derivan de la
aplicación de la Ley. En este sentido, los Magistrados tienen la mayor potestad
dentro del derecho y, consecuentemente, toda responsabilidad por sus
resoluciones jurisdiccionales.” 8131

Su apego a la Ley e Imparcialidad en virtud de que “el Estado por medio de sus
órganos jurisdiccionales, administrativos o de naturaleza, al llevar a cabo sus
actos, tiene el deber de apegarse a los postulados de nuestra Constitución
Política, a sus Leyes Reglamentarias y demás disposiciones jurídicas, de tal
manera que se respeten los derechos subjetivos públicos (Garantías Individuales)
de los gobernados. Aquí se trata de un deber frente a la ley y frente a los
justiciables, no se trata de una facultad discrecional del Estado.” 82

2.10.4. Estructura De Los Tribunales Agrarios. Integración.

Conforme al artículo 2 de la LOTA los Tribunales Agrarios se integran con un


Tribunal Superior Agrario y los Tribunales Unitarios Agrarios.

2.10.4.1. Tribunal Superior Agrario.

La estructura orgánica de los Tribunales Agrarios está dispuesta en la Ley


Orgánica de los Tribunales Agrarios y en el Reglamento Interno de los Tribunales
Agrarios, en los cuales se establecen los lineamientos para su integración y
funcionamiento.

La misma Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios previno en sus artículos 2º y


3º transitorios, que el Tribunal Superior Agrario quedaría establecido dentro de los
treinta días siguientes al entrar en vigor y una vez constituido, dentro de los tres
meses posteriores se debería expedir el Reglamento interior y determinar el
número y competencia territorial de los Distritos en que se dividiría el territorio de
la República Mexicana, a fin de que el Ejecutivo propusiera a la Cámara de
Senadores o a la Comisión Permanente, una lista de candidatos para Magistrados
de los Tribunales Agrarios.

Con fecha 1º de abril de 1992 quedó constituido el Tribunal Superior Agrario.


Este nuevo órgano Colegiado realizó diversas tareas preparatorias del pleno

81 PRIMER AÑO DE LA JUSTICIA AGRARI, Informe 1992-1993, Tribunal Superior Agrario. México, 1993,
página 11.
82 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. Op. Cit. página 18.

69
ejercicio de la justicia agraria, definidas por los mandamientos que lo sustentan: El
Reglamento Interior, dividió la República en Distritos de Justicia Agraria.
32

El Reglamento Interior se expidió por acuerdo del Tribunal Superior del 8 de


mayo de 1992, se publica el 13 del mismo mes y año, con las bases de
organización y el funcionamiento de los Tribunales Agrarios.

Para el 8 de julio de 1992, el Tribunal Superior entra en funciones con una


infraestructura técnico-administrativa indispensable para agilizar la Resolución de
expedientes. Dicho ordenamiento, el Reglamento Interno de los Tribunales
Agrarios fue reformado por acuerdo también del Tribunal el 12 de julio de 1993, y
el 20 de octubre del 2000, la más reciente, para entrar en vigor éstas el 1º de
noviembre de ese mismo año.

El Tribunal Superior está integrado con 5 Magistrados numerarios y un


supernumerario, los cuales son propuestos por el Ejecutivo, y designados por el
Senado, o en sus recesos como se ha señalado, por la Comisión permanente.
Con estas características, indicadas en la Ley Orgánica de los Tribunales
Agrarios, representa un organismo Colegiado que toma sus Resoluciones por
unanimidad o mayoría de votos.

Además hay 5 Magistrados supernumerarios, quienes suplirán las ausencias


temporales de los numerarios. De acuerdo al Reglamento citado, cada Magistrado
del Tribunal Superior contará con Secretarios de Estudio y Cuenta que fije el
propio Tribunal, de acuerdo a las posibilidades presupuéstales.

El Tribunal Superior Agrario cuenta también con la Secretaría General de


Acuerdos, la Oficialía Mayor, la Contraloría Interna, la Dirección General de
Asuntos Jurídicos, así como Centros y Unidades de Informática, de Justicia
Agraria y Capacitación.

La sede del Tribunal Superior es la capital de la República, y “por acuerdo del 8


de mayo de 1992, se dispuso la formación de 34 distritos de justicia agraria y la
instalación de otros tantos Tribunales Unitarios.” 83

Actualmente existe el Tribunal Superior y 49 Distritos de Justicia Agraria que lo


forman los Tribunales Unitarios por razón de territorio, con 5 subsedes,
distribuidos en todo el país, los cuales están dotados de una estructura orgánica
que les permite atender la demanda de trabajos, para resolver los conflictos
agrarios.

2.10.4.2. Tribunales Unitarios Agrarios.

83 TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO. La Nueva Justicia Agraria, Años de fundación 1992-1994, memoria
2, Tribunal Superior Agrario, México, 1994, página 24.

70
“A través de esta revisión, se pretende dar una visión general de la naturaleza
de los tribunales unitarios agrarios, que permita conocer, con base en experiencias
obtenidas la práctica profesional, la forma en que han venido operando a partir de
su establecimiento en la legislación mexicana y su puesta en funciones, así como
los resultados obtenidos en sus gestiones. Asimismo, se pretende proporcionar
una imagen del funcionamiento cotidiano de estos órganos de justicia, como
reflejo de la entrada en vigor de las nuevas disposiciones agrarias puestas en
marcha a partir de 1992.” 84
33

“Para garantizar la impartición de la justicia y, sobre todo, para dar definitividad


a las soluciones planteadas a los conflictos agrarios, se incorporó al texto
constitucional el establecimiento de los tribunales agrarios, como órganos
federales dotados de autonomía y plena jurisdicción para dictar sus fallos, y para
resolver con apego a la Ley y de manera expedita, los asuntos relativos a la
tenencia de la tierra ejidal y comunal, así como las controversias que se susciten
en torno a ella o relativas a sus límites.” 85

“El Tribunal Unitario Agrario es un órgano de plena jurisdicción y autonomía en


el marco legal de algunas de sus atribuciones, con fundamento en su origen
constitucional. En casos determinados, sus decisiones están sujetas a través del
recurso de revisión al Pleno del Tribunal Superior Agrario, con base en el artículo
198 de la Ley Agraria.” 86

El Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios tiene por objeto definir su


estructura orgánica, mediante el establecimiento de bases de organización y
funcionamiento de los mismos.

Se precisa en el mismo ordenamiento las atribuciones y responsabilidades que


corresponden a los funcionarios de los propios Tribunales.

En su artículo 5º regula la estructura del Tribunal Unitario, señalando que estará


presidido por un Magistrado y contará con las siguientes unidades administrativas
y servidores públicos:

I. Uno o varios Secretarios de Acuerdos, cuando lo estime el Tribunal


Superior, y en caso de que el Tribunal Unitario tenga varias sedes, se
podrá designar a uno o más Secretarios de Acuerdos para cada uno
de ellos, también por determinación del Tribunal Superior.
II. Secretarios de Estudio y Cuenta que acuerde el Tribunal Superior;
III. Peritos;
IV. Unidad Jurídica;

84 GÓMEZ DE SILVA CANO, Jorge J. “Los Tribunales Unitarios Agrarios”, Revista de los Tribunales
Agrarios, número 9, año III, mayo-agosto, Tribunal Superior Agrario, México, 1995, páginas 131-132.
85 Ibidem. páginas 132-133.
86 VAZQUEZ ALFARO, Guillermo Gabino. “Tribunales Unitarios”, Revista de los Tribunales Agrarios,
número 12, tomo II, año IV, mayo-agosto, México, 1996, páginas 151-152.

71
V. Unidad de Control de Procesos;
VI. Unidad de Audiencia Campesina;
VII. Unidad Administrativa;
VIII. Así como el personal técnico y administrativo que disponga el
Tribunal Superior.

Además del Reglamento Interno de los Tribunales Agrarios existe el Manual de


Organización de los Tribunales Agrarios, con disposiciones internas para la
integración y funcionamiento de estos órganos jurisdiccionales.

2.10.4.3. Competencia De Los Tribunales Agrarios.

Al surgir los modernos Tribunales Agrarios, se les dotó de plena jurisdicción


federal, pero también de competencia por materia, grado y territorio:

La Ley Agraria establece en su artículo 1º que la misma es reglamentaria del


artículo 27 constitucional en materia agraria y de observancia general en toda la
República; y en el 163 circunscribe el objeto de conocimiento de esta competencia
especializada, a la substanciación y resolución de las controversias que se
susciten con motivo de la aplicación de las disposiciones contenidas en la propia
ley, ampliándose este ámbito de conocimiento a “los demás asuntos que
determinen las leyes”, como lo establece la fracción XIV del artículo 18 de la Ley
Orgánica de los Tribunales Agrarios que al establecer así la competencia de éstos,
la hace extensiva a los litigios sobre tierras ubicadas dentro del ámbito espacial
relativo. Queda así definida la competencia de estos Tribunales por razón de la
materia, o sea la materia agraria regulada por la precitada Ley Agraria.

Los artículos 198 de la Ley Agraria y 9º de la Ley Orgánica de los Tribunales


Agrarios, en sus fracciones I, II, III, IV, y VII, respectivamente, aluden a la
competencia del Tribunal Superior Agrario, el cual conoce de las excitativas de
justicia, de los conflictos de competencia, de los impedimentos, excusas, quejas, y
en la esfera administrativa ejerce el control de todos los órganos y oficinas que
integran el sistema de justicia agraria en el país, así como, por razón de grado, en
segunda instancia del recurso de revisión interpuesto en contra de sentencias
dictadas por los Tribunales Unitarios en juicios que se refieran a:

a) Conflictos de límites de tierras suscitados entre dos o más núcleos de


población ejidales o comunales, o concernientes a límites de las tierras
de uno o varios núcleos de población con uno o varios pequeños
propietarios, sociedades o asociaciones;
b) Restitución de tierras de núcleos de población ejidal o comunal; y,
c) Nulidad contra resoluciones emitidas por autoridades agrarias.

Respecto de los Tribunales Unitarios Agrarios, el artículo 5º de la Ley Orgánica,


indica su competencia por territorio, señalando que éste, en la República, se
dividirá en Distritos, cuyos límites territoriales establecerá el Tribunal Superior
Agraria, pudiéndolos modificar en cualquier tiempo. También se faculta al Tribunal

72
Superior Agrario, para determinar el número de tribunales unitarios que deberán
impartir la justicia agraria en única y primera instancia en el territorio nacional. Por
resolución del Pleno de fecha 8 de mayo de 1992, se formaron treinta y cuatro
distritos de justicia agraria. Estos, normalmente, comprenden el territorio de una
sola entidad federativa, aunque también existen algunos que abarcan sólo parte
de un Estado, y solo excepcionalmente hay otros que tienen competencia en
varias entidades federativas. En la actualidad existen ya cuarenta y nueve
distritos, dándose respuesta así al compromiso de acercar la competencia
territorial y existencia física de estos tribunales a los lugares donde surjan los
litigios correspondientes; ello, entre otros fines, para facilitar a los campesinos el
acceso a la justicia agraria.
34

Al respecto el Lic. Luis Alberto Jiménez Paredes, comenta:

“Actualmente existe una corriente generada por parte del mismo Tribunal
Superior Agrario que pretende aumentar su competencia para conocer y resolver
de todas las cuestiones que le sean planteadas con motivo de problemas
ecológicos. Al respecto considero que aumentar competencia a los Tribunales
Agrarios significa el aumento de su presupuesto, sin embargo, ¿sería conveniente
aumentar la competencia a los Tribunales Agrarios, cuando aún existe en México
una gran cantidad de asuntos agrarios pendientes de conclusión?, no digamos de
resolución, sino en algunos casos pendientes de ejecución, por virtud de amparos
interpuestos en el mejor de los casos, en otros, en virtud de reposición de
procedimientos derivados de los amparos interpuestos, en algunos casos derivado
de la falta de personal en los Tribunales Agrarios, lo que no permite la ejecución
material de resoluciones o la realización de trabajos técnicos. Lo anterior lleva a la
conclusión de que con el personal existente en los Tribunales Agrarios, no es
posible la resolución de muchos asuntos, luego entonces, menos será posible la
resolución de asuntos ecológicos, dichos asuntos deberán resolverse a través de
peritajes e inspecciones oculares, entre otras pruebas, e insisto en la actualidad
los Tribunales Agrarios no cuentan con infraestructura humana, y menos aún se
hará con los programas de recorte presupuestal implementados durante este
sexenio.” 87

Por su parte, el connotado jurista, Sergio García Ramírez, refiere:

“Lo agrario, esto tiene, en mi concepto tres datos característicos, a saber: a)


cierta forma jurídica de tenencia de la tierra: dominio pleno o propiedad ejidal o
comunal; b) determinado empleo natural de la tierra: aprovechamiento agrícola,
pecuario o forestal; c) relaciones jurídicas que se suscitan a propósito de esas
formas de tenencia en relación con ese aprovechamiento específico. Si esto es “lo
agrario”, los litigios que en ese amplio ámbito se produzcan debieran ser
propuestos ante la justicia agraria, con el propósito de garantizar congruencia en
el tratamiento y las soluciones de este sector de la vida del país. En este sentido,

87 JIMENEZ PAREDES, Luis Alberto. “Estudios Agrarios”, Revista de la Procuraduría Agraria, número 20,
año 8, página 50.

73
la legislación agraria ha aceptado algunos avances que pueden identificar el
camino del porvenir, y que sirven, en rigor, a la traducción de la dilatada norma del
artículo 163 de la Ley Agraria, en los supuestos del artículo 18 de la
correspondiente Ley Orgánica, que en definitiva marcan las hipótesis de
competencia material. Esos avances ocurrieron bajo las reformas de 1993 a los
ordenamientos agrarios, reformas que dieron un buen paso adelante en el
reconocimiento de la especificidad de los tribunales agrarios y del proceso que
ante éstos se sigue, y que por ello militan en favor del carácter social del Derecho
agrario. En 1993 se consiguió ampliar la competencia de dichos órganos para
incluir claramente el conocimiento de litigios suscitados con motivo de
cualesquiera contratos de asociación o aprovechamiento celebrados por un núcleo
de población ejidal o por ejidatarios, con respecto a tierras de uso común o
parceladas, respectivamente. Asimismo, se estipuló la competencia de los
Tribunales Unitarios para resolver controversias derivadas de la reversión de
bienes expropiados.” 88
35

88 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Fundamentos y Características del Proceso Agrario, Ponencia presentada al
XIV Congreso Mexicano de Derecho Procesal, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Ciudad
Universitaria, México, 14 de noviembre de 1994, páginas 47-48.

74
CAPITULO 3

LA NUEVA JURISDICCIÓN EN MATERIA AGRARIA

3.1. La Reforma Constitucional y La Nueva Jurisdicción Especializada.

A partir de esta nueva realidad, el Decreto de reformas constitucionales de


enero de 1992, aprobado por el Poder Revisor de la Constitución política
mexicana, establece un rumbo moderno en la historia agraria de México
adoptando decisiones políticas fundamentales, como son, entre otras:
- la culminación del reparto agrario, como obligación
permanente del Estado, encomendada al Poder
Ejecutivo.
- Reintegra a la justicia ordinaria los poderes
jurisdiccionales, otorgados al Ejecutivo en materia
agraria y crea los Tribunales Agrarios, dotados de
plena autonomía y jurisdicción, y establece un órgano
de apoyo a los sujetos agrarios para la defensa de sus
derechos: la Procuraduría Agraria.
- Otorga la propiedad a los núcleos como sociedades
propietarias de tierras; ordena la protección a los
derechos de los núcleos ejidales y comunales y sus
integrantes, y tutela su libertad interna para decidir su
vida organizativa y de asociarse, así como la
responsabilidad del Estado de impulsar el desarrollo
rural integral.

Esta reforma a la Ley Fundamental deroga y reforma diversas fracciones del


artículo 27 Constitucional, por lo que para efectos del tema que nos interesa, nos
referiremos a la fracción XIX, que quedó en los términos siguientes:

“XIX” Con base en esta Constitución, el Estado dispondrá las medidas para la
expedita y honesta impartición de la justicia agraria con objeto de garantizar la
seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña
propiedad, y apoyará la asesoría legal de los campesinos.

Son de Jurisdicción Federal todas las cuestiones que por límites de terrenos
ejidales y comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se encuentren
pendientes o se susciten entre dos o más núcleos de población; así como las
relacionadas con la tenencia de la tierra de los ejidos y comunidades. Para estos
efectos y, en general, para la administración de justicia agraria, la ley instituirá
tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción, integrados por magistrados
propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o,
en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente.

La Ley establecerá un órgano para la procuración de justicia agraria”.

75
Del texto trascrito se infieren entre otros, como principios rectores del nuevo
sistema de justicia agraria conformada en las tres vertientes del trinomio procesal
(jurisdicción, acción y proceso), los siguientes:

Establece el perfil de la nueva jurisdicción agraria, de que deberá ser “expedita


y honesta”; características que conjuntadas con las señaladas en el artículo 17
constitucional, que consagra como garantía individual el acceso a la jurisdicción de
impartición de justicia del Estado, la cual emitirá resoluciones en forma “pronta,
completa e imparcial”, complementa la identidad de esta jurisdicción
especializada.

Consagra como principio y valor funcional de la justicia agraria, el designio de la


seguridad y certidumbre jurídica en el campo y estatuye el fin del reparto agrario.

Se establece por materia y por fuero, la competencia y carácter federal de la


jurisdicción agraria, enunciando el conflicto por límites, y los de tenencia de la
tierra, pero quedando abierto a todos aquellos que se deriven con motivo de la
aplicación de la Ley. (Artículo 163 Ley Agraria).

“…Se confiere a los tribunales agrarios, los atributos, características y


elementos de la jurisdicción, como función pública emanada de la soberanía del
Estado: los de autonomía, exclusividad en lo agrario, e independencia, dotando a
la magistratura de los poderes inherentes a la jurisdicción: poder de decisión
(fuerza obligatoria de la sentencia y cosa juzgada); poder de coerción; poder de
documentación o investigación; y, poder de ejecución.” 89

Con respecto a los Tribunales Agrarios y la Justicia especializada Agraria, el


Lic. Luis Ángel López Escutia, en otro estudio, nos comenta:

“La Reforma del artículo 27 de la Constitución, en 1992, representa un


parteaguas histórico para la justicia agraria en México, pues en él se prevé la
creación de la jurisdicción especializada en México”. 90

36
En lo concerniente de un Nuevo Concepto de Jurisdicción y Competencia
Agraria, cabe destacar la noción del procesalista italiano Hugo Alsina, quien la
determina como “la potestad conferida por el Estado a determinados órganos para
resolver, mediante sentencia, las cuestiones litigiosas que les sean sometidas y
hacer cumplir sus propias resoluciones”. 91

89 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. “La Reforma Constitucional y La Nueva Jurisdicción”, Revista De
Los Tribunales Agrarios, Número 25, año VIII, sept-dic, México, 2000, páginas 44-46.
90 LOPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. “Los Tribunales Agrarios y la Justicia Especializada Agraria”,
Revista De Los Tribunales Agrarios, Número 29, Año X, enero-abril, Comisión De Divulgación y
Editorial, Centro De Estudios De Justicia Agraria, México, 2002, página 45.
91 Revista De Los Tribunales Agrarios, Número 12, Año IV, Página 13, “Tratado Teórico Práctico De
Derecho Procesal Civil y Comercial”, Tomo I, 1941, Ediar Editores, páginas. 540 y 543.

76
Para el jurisdicente Gonzalo M. Armenta Calderón “La Jurisdicción, concebida
de esta manera, constituye un poder público que conjuntamente con los poderes
legislativo y ejecutivo conforman la trilogía estructural y funcional de un Estado
democrático de derecho. Así lo contempla el Artículo 49 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos. Expuesto lo anterior, cabe referir que el
concepto de poder político se conforma con dos elementos, que son: el mando y la
obediencia. En el orden jurisdiccional ambos se derivan de la coercibilidad de las
normas jurídicas, cuyo cumplimiento e interpretación vinculatoria en casos de
controversia o litigio, ha encomendado el Constituyente, en el orden federal, al
Poder Judicial de la Federación, y en el orden local al Poder Judicial de cada
Entidad Federativa, cuya función (la función jurisdiccional) se concreta en
mandatos de cumplimiento obligatorio. Cabe aquí referir que en el ámbito
nacional, el poder político de los órganos judiciales de la Federación se impone a
los otros dos poderes, pues aquel, por mandato de nuestra norma suprema, tiene
atribuida la defensa jurídica de la preceptiva constitucional y la salvaguarda y la
restauración de los derechos fundamentales del hombre, tanto individuales como
sociales, cuando son vulnerados por los órganos de cualquiera de los tres poderes
del Estado. Es así, el juicio de amparo, - proceso constitucional por excelencia -, el
máximo exponente del poder político del Estado. Este poder político tiene en
México dos vertientes: la que corresponde a la estructura orgánica del
tradicionalmente llamado Poder Judicial de la Federación, contemplada por el
Artículo 94 de nuestra Carta Magna, en cuanto dispone que: “ Se deposita el
ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia, en
Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito, en Juzgados de Distrito y en un
Consejo de la Judicatura Federal; y la otra vertiente, a la que se integran aquellos
otros tribunales que sin estar contemplas por el precepto constitucional precitado,
prevé la propia Carta Fundamental de la República, a saber : los Tribunales
Militares (Artículo 13); el Jurado Popular (Artículo 20, fracción VI); los Tribunales
Agrarios (Artículo 27, fracción XIX); el Tribunal Federal Electoral (Artículo 41,
párrafos décimo a duodécimo); el Tribunal Fiscal de la Federación* (Artículo 73,
fracción XXIX-H); y el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (Artículo 123,
inciso B), fracción XII). Este segundo criterio responde al principio de división de
poderes consagrado por el artículo 49 de nuestra norma primaria, al disponer que
“El Supremo Poder de la Federación se divide, para su ejercicio, en Legislativo,
Ejecutivo y Judicial…” 92
37

Por lo que corresponde a la materia agraria el propio Dr. Gonzalo M. Armenta


Calderón nos dice:

“Nos referiremos ahora, por su orden, a la jurisdicción y a la competencia en


materia agraria”.93

92 ARMENTA CALDERON, Gonzalo M. “Un Nuevo Concepto De Jurisdicción y Competencia


Agraria”, Revista De Los Tribunales Agrarios, Número 12, Año IV, mayo-agosto, Editado Por El
Tribunal Agrario, México, 1996, páginas 14-15.
93 Ibidem. página. 19
* Nota Del Autor: Actualmente Tribunal Federal De Justicia Fiscal y Administrativa.

77
El 38Plan de Ayala, proclamado por Emiliano Zapata, precursor eximio del
agrarismo mexicano consigna que la justicia agraria, para resolver los conflictos
planteados por quienes se consideran tener derecho a las tierras entregadas a los
pueblos o ciudadanos por las fuerzas revolucionarias, se impartiría por tribunales
especiales que se establecieran al triunfo de la Revolución. La Constitución de
1917, que coronó política y jurídicamente los anhelos de justicia social del pueblo
mexicano, incorpora la justicia social agraria al Artículo 27, encomendando su
impartición como suprema autoridad en la materia, a Presidente de la República y
a diversos órganos administrativos integrantes del Poder Ejecutivo Federal. Se
trataba de una justicia en parte retenida y en parte delegada, impartida en
cabalidad por órganos del Estado, formalmente administrativos.

Sobre esta jurisdicción formalmente administrativa el destacado iusagrarista


costarricense Ricardo Zeledón Zeledón, Magistrado de la Suprema Corte de
Justicia, nos comenta con toda pertinencia, en el año de 1990, que “con la Ley del
6 de Enero de 1915 se inicia en México una jurisdicción agraria “especial”, cuya
competencia se refiere al conocimiento de un conjunto de derechos otorgados por
la Ley de reforma agraria, identificando al Derecho agrario como el de la reforma
agraria, reduciendo en esta forma el contenido de la competencia prácticamente a
un proceso político y social consagrado en esa Ley. La orientación misma de la
doctrina mexicana de los años siguientes – concluye – ha continuado con ese
lineamiento, sin encontrar innovaciones interesantes a destacar que merezcan
mencionarse.” 94

El Pensamiento de este autor enaltece al agrarismo mexicano, según podemos


leer en el siguiente texto: “La revolución mexicana constituye un hito mundial en
cuanto a impulsos de medidas políticas en el seno del agro tendientes a sustituir la
titularidad de la propiedad de la tierra de los terratenientes y acaparadores, que
secularmente las detentaron sin producir, para ser pasadas a las masas
campesinas.” 95

Fue hasta el día 7 de Enero de 1992 cuando, por reforma constitucional al


referido Artículo 27 de nuestra Carta Magna, se atribuye a órganos
jurisdiccionales, dotados de plena jurisdicción, independientes y autónomos, la
jurisdicción agraria. Con base en esta reforma constitucional se crea el Tribunal
Superior Agrario y los Tribunales Unitarios Agrarios; el primero, como órgano de
segundo grado; y los segundos como tribunales de única y primera instancia,
según el caso.

La creación de los Tribunales Agrarios se contempla en la Ley Agraria y en la


Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, publicadas el 23 de febrero de 1992, en
cumplimiento a lo previsto en la fracción XIX del Artículo 27 Constitucional, como

94 DERECHO PROCESAL AGRARIO. Instituto Latinoamericano De Naciones Unidas Para La


Prevención Del Delito Del Delincuente, Tomo I, 1990, página 196.
95 Ibidem. página 19.

78
órganos de jurisdicción federal, que tienen a su cargo la impartición “expedita y
honesta de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurídica en la
tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad…”. 96

Se les otorga prioridad constitucional a todos los litigios por límites de


terrenos ejidales y comunales entre dos o más núcleos de población, y se
previene que para estos efectos y, en general para la administración de la
justicia agraria, como antes se expresa, la ley instituirá tribunales dotados de
autonomía y plena jurisdicción, integrados por Magistrados propuestos por el
Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos
de ésta, por la Comisión Permanente.

“La Ley Agraria, por su parte, en el Artículo 163, delimita los alcances de esta
jurisdicción especializada, a la substanciación y resolución de las controversias
que se susciten con motivo de la aplicación de las disposiciones contenidas en
dicho ordenamiento normativo, ampliándose este ámbito material, en la
fracción XIV del Artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios que
al enunciar la competencia de éstos, la extiende a “los demás asuntos que
determinen las leyes”, con relación a tierras ubicadas dentro del ámbito
espacial de su competencia. La potestad jurisdiccional se ejerce así, en un
ámbito competencial definido, en términos generales, por razón de la materia:
la materia agraria, regulada por la preceptiva jurídica ya mencionada.” 97

El destacado procesalista Cipriano Gómez Lara, expone:


“Los tratadistas de la materia procesal señalan como elementos fundamentales
del derecho procesal en general la acción, la jurisdicción y el proceso.” 98

El 39doctor Cipriano Gómez Lara, entiende por acción “el derecho, la potestad,
la facultad o actividad, mediante la cual un sujeto de derecho provoca la función
jurisdiccional.” 99

Con base en este concepto analizaremos seguidamente las diversas acciones


que la Ley Agraria establece.
Por jurisdicción se entiende: […] función soberana del Estado, realizada a
través de una serie de actos que están proyectados o encaminados a la solución
de un litigio o controversia, mediante la aplicación de una ley general a ese caso
concreto controvertido para solucionarlo o dirimirlo […]. A la jurisdicción y a la
acción no se les puede pesar a la una sin la otra, porque la acción aislada no
puede darse y la jurisdicción no se concibe sino en virtud del acto provocado de la
misma, que es precisamente la acción. 100

96 DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN, México, D.F.


97 ARMENTA CALDERON, Gonzalo M. Op. Cit. páginas 19-22.
98 GOMEZ LARA, Cipriano. Teoría General Del Proceso, Editorial HARLA, México, 1990, página
114.
99 GOMEZ LARA, Cipriano. Op. Cit. página 118.
100 GOMEZ LARA, Cipriano. Op. Cit. página 122.

79
El agrarista Isaías Rivera Rodríguez expone:

“40Aplicado este concepto a la materia agraria encontramos que la jurisdicción


se constituye con la creación de los tribunales agrarios.” 101

Por su parte: Rolando Pavo Acosta, considera:

“La función jurisdiccional, en cuanto al conocimiento de todas las acciones


agrarias y la solución de conflictos en esta materia va a residir en los Tribunales
Agrarios. Los Tribunales Agrarios, van a ser nuevos órganos jurisdiccionales
creados para conocer sobre las acciones y conflictos que se susciten con motivo
de la aplicación de la Ley Agraria. Ello quiere decir que a partir de su implantación
los asuntos agrarios no son resueltos ante instancias administrativas como
anteriormente se hacía, sino ante verdaderas instituciones jurisdiccionales que van
a resolver mediante sentencias los diferentes casos.” 102

El mismo autor citado, sostiene:

“La especialización del conocimiento de la materia por la jurisdicción permite en


los procesos agrarios una mayor aproximación del juez al caso y conocimiento a
fondo del asunto, posibilitando una mayor eficacia de las normas sustantivas y
procesales agrarias.” 103

En esa tesitura el precitado López Escutia, expresa:

“Al respecto compartimos la opinión del procesalista Domingo Campos Rivera,


al señalar que “La verdad es que hoy la jurisdicción se haya tan dividida, tan
parcelada, tan especializada, en fin, que hoy no existe una jurisdicción ordinaria,
sino muchas jurisdicciones especializadas”. 104

“Uno de los grandes avances de las reformas al Artículo 27 Constitucional de


1992 fue establecer una vía jurisdiccional para resolver las controversias agrarias
y externó su preocupación por que no sea un medio para que éstas subsistan,
sino para lograr la justicia agraria.” 105

101 RIVERA RODRIGUEZ, Isaías. El Nuevo Derecho Agrario Mexicano, Editorial Mc Graw-Hill.
Segunda Edición, página 213.
102 PAVO ACOSTA, Rolando. El Desarrollo De La Jurisdicción Agraria En El Derecho Comparado,
Con Especial Referencia A Los Países De América Latina, La Jurisdicción Agraria: Sus
Fundamentos En El Derecho De Los Países Latinoamericanos, página 66.
103 PAVO ACOSTA, Rolando. Ventajas Generales Del Establecimiento De Una Jurisdicción
Especializada En Materia Agraria, La Jurisdicción Agraria: Sus Fundamentos En El Derecho De
Los Países Latinoamericanos, página 71.
104 LOPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit. página 60.
105 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. “Durante Su Participación En El Congreso Nacional De Derecho
Agrario Sustentable 2002”, En La Facultad De Derecho De La Universidad Nacional Autónoma De
México, El 15 De Julio Pasado, El Visitador, Número 57. página. 16.

80
Sobre el particular, el destacadísimo jurista, Sergio García Ramírez, expone:

“41Me ocuparé en primer término de las atribuciones típicas, las de carácter


jurisdiccional. Esto conduce a hablar de la jurisdicción y, en especial, de la
competencia, límite de aquélla. Esta es una de las potestades características del
Estado: la facultad de decir el Derecho – jus dicere – en el caso concreto,
solucionando el litigio al través de la sentencia. La jurisdicción es – enseña la
doctrina – uno de los conceptos procesales fundamentales, al lado de la acción, el
proceso y, tal vez, la prueba. La acción es el motor – que diría Alcalá Zamora –
para poner en movimiento el proceso y permitir que la jurisdicción decida la
controversia” 106

Expuso Couture que la jurisdicción es la “función pública, realizada por órganos


competentes del Estado, con las formas requeridas por la ley, en virtud de la cual,
por acto de juicio, se determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir
sus conflictos y controversias de relevancia jurídica, mediante decisiones con
autoridad de cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución”. 107

Por su parte Alcalá –Zamora afirma que “la jurisdicción aparece como la suma
de cuatro elementos: dos subjetivos, a saber: partes y juzgador; y dos objetivos,
esto es, el litigio y el proceso. La actividad jurisdicente – sigue diciendo – se
exterioriza en cuatro direcciones: la esencial, de conocimiento; una
complementaria, de ejecución; otra preliminar, en ocasiones, de preparación; y
una accesoria, también eventual, de aseguramiento. En el ejercicio de la
jurisdicción destacan tres momentos capitales: inicial o constitutivo, determinado
por la litispendencia; fundamental o decisivo, identificado con la sentencia firme; y
terminal, también llamado “satisfaciente”, que se obtiene al través de la
consumación ejecutiva. Con esta base, dice que la jurisdicción es la “función
desenvuelta por el estado para (a) conocer, (b) en su día decidir y (c), en su caso,
ejecutar la sentencia firme emitida con carácter imperativo por un tercero
imparcial, instituido por aquél y situado “supra partes”, acerca de una o más
pretensiones litigiosas deducidas por los contendientes y canalizadas ante el
juzgador a través del correspondiente proceso, en el que podrían haber mediado
también actuaciones preliminares o asegurativas.” 108.

Continuando con la cita del Dr. Sergio García Ramírez, éste expresa:

“Como vimos, en el pasado del Derecho agrario mexicano los litigios quedaron
sujetos a autoridades administrativas – así, el Presidente de la República, el
secretario de la Reforma Agraria, el Cuerpo Consultivo Agrario, los delegados de
la Secretaría de la Reforma Agraria, los gobernadores de los Estados, las
comisiones agrarias mixtas – para que, en ejercicio de facultades

106 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Elementos De Derecho Procesal Agrario, 3ª Edición, Editorial Porrúa,
México, 2000, páginas 167-168.
107 COUTURE, Citado Por Sergio García Ramírez.
108 ALCALÁ-ZAMORA, Citado Por Sergio García Ramírez.

81
cuasijurisdiccionales expresamente atribuidas a ellos por la Constitución,
dirimieran las controversias de esta especialidad. Hoy día, tras la reforma de 1992,
esa función ha sido asumida por órganos jurisdiccionales en sentido estricto,
dotados de “autonomía y plena jurisdicción”, como estipula el segundo párrafo del
artículo 27 constitucional.” 109

La jurisdicción agraria se previene en la fracción XIX del artículo 27


Constitucional que dice: “Con base a ésta Constitución, el Estado dispondrá las
medidas para la expedita y honesta impartición de la justicia agraria, con objeto de
garantizar la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la
pequeña propiedad, y apoyar la asesoría legal de los campesinos”.

La jurisdicción al ser una facultad-deber, de un órgano del Estado para


administrar justicia. Significa y en el caso de los Tribunales Agrarios que son
órganos gubernamentales para dirimir litigios. 110

“42Tales órganos están investidos – según resulta de las normas aplicables a su


desempeño – de los elementos que integran la jurisdicción: notio, que permite al
juzgador conocer del litigio; vocatio, que lo faculta para convocar a las partes,
obligándolas a comparecer ante su autoridad; coertio, que le permite proveer en
forma coactiva al cumplimiento de sus resoluciones; juditium, que le confiere la
potestad de dictar sentencia, el acto crucial de la misión jurisdiccional, y executio,
que le autoriza a imponer, con el auxilio de la fuerza pública, la ejecución de sus
determinaciones, señaladamente de la sentencia. En la posesión de todos estos
atributos radica la “plena jurisdicción” que se confiere a los tribunales agrarios.”111

3.2. Análisis de la Reforma Constitucional Del Artículo 27 En Materia Agraria


De 1992.

El Ciudadano Presidente de la República envió el 7 de noviembre de 1991 al


Congreso de la Unión la propuesta de decreto para reformar el artículo 27
Constitucional, dedicado en nuestra Ley fundamental a establecer las formas de la
propiedad agraria y los derechos de los campesinos.

La reforma al artículo 27 Constitucional fue aprobada por las Cámaras de


Diputados y de Senadores del Congreso de la Unión y por las treinta y un
Honorables Legislaturas de los Estados, y publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 6 de enero de 1992.

Rescatando el espíritu agrario de la Revolución Mexicana y los principios


constituyentes de justicia y libertad para los hombres del campo, la reforma al
artículo 27 Constitucional modifica los elementos legales que habían dejado de

109 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. páginas 167-168.


110 DICCIONARIO JURÍDICO. Instituto De Investigaciones Jurídicas, Tomo II, Op. Cit., página 1885.
111 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. páginas 167-168.

82
tener vigencia en la realidad nacional y que se habían convertido en obstáculos
para la superación de las condiciones de vida de los hombres del campo.

Al realizar el análisis del nuevo texto del artículo 27 de la Carta Fundamental,


nos permite afirma que:

La reforma al párrafo tercero del artículo 27 Constitucional, mantiene inalterable


la propiedad originaria de la nación sobre tierras y aguas, así como el derecho de
la nación para imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés
público. Con esto se ratifica sin duda el principio social de la Revolución Mexicana,
de que los intereses de las mayorías siempre estarán por encima del interés
individual.

En las modificaciones al párrafo tercero, se eliminan las medidas relativas al


fraccionamiento de latifundios y la creación de nuevos centros de población
agrícola (ejidos), así como el planteamiento de que los núcleos de población que
no tengan tierras y aguas, o que no las tengan en cantidad suficiente, tendrían
derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas.

Esto significa la terminación del reparto agrario que estableció el artículo 27


Constitucional en 1917, por lo cual, a partir de la entrada en vigor de la reforma, ya
no son procedentes, las solicitudes de dotación de tierras, ni de ampliación de
ejidos o de creación de nuevos centros de población. Las solicitudes presentadas
con anterioridad, serán resueltas de acuerdo con lo señalado en los artículos
transitorios del propio decreto.

De no haberse terminado con el reparto agrario, se mantendría un clima de


inseguridad para todos aquellos que ya poseen la tierra, una amenaza
permanente de que algún día pudieran perderla y que se le entregaran a otros.
Esto evitaría que se hicieran mejoras productivas en las tierras e inversiones de
largo plazo que pudieran incrementar la productividad y los ingresos de los
campesinos.

La reforma permite otorgar seguridad jurídica a los actuales pequeños


propietarios, ejidatarios y comuneros en cuanto al uso de la tierra que poseen.
Significa seguridad para las inversiones productivas que se realicen, lo que
permitirá incrementar la producción y los ingresos de los hombres del campo. No
sólo de los que posean tierras, sino de todos aquellos que ocuparán los empleos
que se generen.

Antes de la reforma, el artículo 27 Constitucional prohibía a las sociedades


mercantiles por acciones, poseer y explotar tierras en actividades agrícolas,
pecuarias y forestales. Las modificaciones a la fracción IV del artículo 27
Constitucional terminan con esta prohibición y permiten que estas sociedades
puedan poseer tierras y realizar actividades agrícolas, pecuarias y forestales.

83
En esta misma fracción, se señala la cantidad de tierras que pueden poseer las
sociedades, el número de socios y la estructura de su capital. Dejando claramente
especificado que dentro de cada sociedad, ningún socio podrá poseer, en forma
proporcional, una extensión de tierra que exceda los límites de la pequeña
propiedad, así como también, que ninguna persona podrá poseer del capital en
diversas sociedades, que sumadas, excedan estos mismos límites.

En esta misma fracción, se menciona que se fijarán condiciones para la


participación del capital extranjero en estas sociedades, buscando salvaguardar el
interés nacional en las actividades agrícolas, pecuarias y forestales, ya que
constituyen actividades estratégicas prioritarias en los proyectos de desarrollo
nacional.

La prohibición para que las sociedades por acciones pudieran poseer tierras,
contenidas hasta antes de la reforma en el artículo 27 Constitucional, se basaba
en que hasta hace diez años, no se podía saber quiénes eran los dueños del
capital en una sociedad por acciones, ya que existía el anonimato a los
propietarios de las acciones de las sociedades; lo que podía originar que algunos
inversionistas, amparados en este anonimato, acumularan pequeñas propiedades,
que sumadas, hicieran verdaderos latifundios.

Estas condiciones cambiaron. Actualmente el anonimato en la propiedad


accionaria ha dejado de existir, y en cualquier momento se puede conocer quiénes
son los dueños del capital en una sociedad por acciones; lo que permite la
aplicación estricta de la ley para impedir que algún accionista pueda violar los
límites de la pequeña propiedad y acaparar tierras.

Las reformas a la fracción IV recogen esta nueva realidad jurídica, y al no existir


ya las causas que originaban la prohibición, la derogan, permitiendo que las
sociedades mercantiles por acciones posean tierras y participen en las actividades
agrícolas, pecuarias y forestales, colaborando con su participación al desarrollo
del país y al incremento de la producción en el campo, para elevar el nivel de vida
de todos los mexicanos y en particular de los campesinos.

En el texto de las modificaciones a la fracción IV aparecen claramente


especificadas las bases, a partir de las cuales, la ley agraria establece los
mecanismos para evitar la acumulación de tierras y la formación de latifundios
como resultado de la participación de las sociedades mercantiles por acciones en
las actividades agropecuarias y forestales.

Además de lo anterior, otra de las razones que había para prohibir la


participación de las sociedades por acciones en el campo, se basaba en que
todavía a mediados de siglo, el trabajo en el campo se realizaba en forma manual,
sin que fuera indispensable la utilización de maquinaria ni de grandes inversiones,
lo que hacia que el trabajo del campesino fuera el elemento fundamental de la
producción agraria. Por esta razón, el mandato constitucional protegió al

84
campesino, permitiéndole poseer la tierra y excluyó al capital de la posibilidad de
poseer tierras y de explotarlas en actividades agropecuarias y forestales.

Hoy, la explotación moderna en el campo no sólo requiere del trabajo, se


necesitan además inversiones cuantiosas para hacer productiva la tierra. Trabajar
la tierra sin maquinaria y sin tecnología moderna origina rendimientos pobres y
costos elevados, lo que no sólo proporciona bajos ingresos a los productores, sino
que ha sido la causa fundamental de que la producción de alimentos haya sido
escasa en los últimos años, lo que ha obligado al país a recurrir en forma creciente
a las importaciones, y de continuar la implementación de las mismas políticas
agropecuarias seguiremos dependiendo cada vez más del mercado exterior en
éste rubro.

Modernizar la producción agropecuaria y forestal, no sólo es importante para los


campesinos, sino que es una condición indispensable para el desarrollo nacional.
Para lograrlo, se necesita que el capital vaya al campo, y una vía es permitir que
las sociedades por acciones puedan poseer y explotar las tierras. Esto no sólo
beneficia al país a través de incrementar la producción de alimentos, sino a los
campesinos, ya que a través de las sociedades por acciones, pueden tener
acceso al capital que les es indispensable para modernizar la producción e
incrementar sus ingresos.

Por ello la reforma permite que los ejidatarios y comuneros puedan organizarse
como sociedad mercantil por acciones para la explotación de sus tierras,
aportando todo el capital o buscando socios que lo aporten, de acuerdo con las
características que señala la ley reglamentaria.

Mantener la prohibición que estaba contenida en el artículo 27 Constitucional,


una vez que ya no existen las causas que le dieron origen, significaba privar al
país de una de las posibilidades para avanzar en la modernización agropecuaria;
cerrar una vía para incrementar la producción de alimentos para el pueblo, y privar
a los campesinos de una forma de acceso al capital, indispensable en las
condiciones modernas de la producción.

Se mantiene la limitación de que los bancos sólo podrán poseer o administrar


las tierras o edificios necesarios para realizar sus operaciones, sin que puedan
poseer tierras agrícolas ni realizar actividades agropecuarias o forestales.

En las reformas a la fracción VII, se incluyen los elementos más importantes en


la tarea histórica que se ha propuesto realizar el Estado Mexicano: transformar las
relaciones sociales y productivas en el campo, para incorporarlo a las formas y
ritmos del desarrollo nacional. Con el objetivo de avanzar en la búsqueda de la
justicia y la libertad para los campesinos de México.

Las modificaciones se refieren a la propiedad ejidal y comunal, a los derechos


individuales de los ejidatarios y comuneros, y a las formas de organización del
trabajo y de la vida comunitaria en los núcleos campesinos.

85
En el primer párrafo, se incluye el reconocimiento, a nivel constitucional, de la
personalidad jurídica de los ejidos y las comunidades, con lo que se termina una
época de indefinición sobre su capacidad jurídica para realizar los actos lícitos
previstos en las leyes agrarias, civiles y mercantiles. Con este reconocimiento, los
ejidos y comunidades podrán realizar cualquier acto lícito previsto por las leyes,
tales como poseer bienes, contraer obligaciones, ser sujetos de crédito, etc., en
las mismas condiciones jurídicas que cualquier otra persona física o moral.

También se incluye el reconocimiento al derecho que tienen los ejidos y


comunidades a poseer tierras, tanto aquellas que sean destinadas por los núcleos
agrarios a los asentamientos humanos, como las que sean dedicadas a las
actividades productivas.

En ejercicio de lo señalado en el párrafo primero del mismo artículo 27


Constitucional, que señala que las tierras y aguas corresponden originariamente a
la nación, quien tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los
particulares, constituyendo la propiedad privada; la reforma brinda seguridad
jurídica plena a la propiedad ejidal y comunal sobre la tierra, en las mismas
condiciones que la propiedad de cualquier persona física o moral sobre sus
bienes, sin más limitaciones para el ejercicio del derecho de propiedad, que las
señaladas en la ley.

El párrafo segundo, se refiere al derecho que asiste a los grupos indígenas para
mantener su integridad territorial, que significa además, la posibilidad del
mantenimientote de su cultura y de su identidad, las cuales, se han desarrollado y
existen en un cierto territorio. La declaración de que la Ley protegerá la integridad
de sus tierras, significa para los grupos indígenas un elemento fundamental para
el ejercicio de su derecho a la existencia, y significa para la nación, el
reconocimiento a sus orígenes y a su historia.

Los párrafos tercero y cuarto contienen las reformas a las bases constitutivas
del ejido y a los derechos individuales de los ejidatarios. En estos párrafos se
reconoce la existencia histórica del ejido como forma de vida de la mayoría de los
campesinos de México, y se dejan claramente sentadas las bases jurídicas que
garantizan su permanencia. En estos párrafos se expresa la decisión del pueblo
de México acerca de que el ejido permanece, porque forma parte de nuestra
historia y porque así lo quieren los campesinos.

En el párrafo tercero, se abordan los principios legales que regirán las tierras
destinadas al asentamiento humano y las tierras, bosques y aguas de uso común.
En este párrafo se menciona que la Ley protegerá las tierras en las que se asienta
la zona urbana del ejido, y que regulará las formas en las cuales los ejidatarios
podrán aprovechar y utilizar las tierras, bosques y aguas de uso común. También
señala el compromiso de la nación, para llevar a cabo acciones que busquen
elevar el nivel de vida de los núcleos de población ejidales.

86
En el párrafo cuarto se establecen las reglas para el uso de los recursos
productivos de los ejidos y de las comunidades, y se señalan los derechos
individuales de los ejidatarios respecto a sus parcelas.

En las primeras líneas, se reconoce en forma explícita, que será la voluntad de


los ejidatarios y comuneros la que decida las formas y condiciones que más les
convengan para el aprovechamiento de sus recursos productivos, y que las
decisiones que tomen serán respetadas. Esto significa el reconocimiento de la
sociedad a la capacidad que tienen los ejidatarios y comuneros para decidir sobre
sus recursos productivos, sin que nadie pueda hacerlo en su nombre, bajo ningún
argumento.

Este hecho histórico significa el reconocimiento social a la plena personalidad


jurídica de los ejidatarios y comuneros para decidir por ellos mismos su destino.
Significa además, un gran paso en la consecución de la libertad para los hombres
del campo, en la medida que la libertad significa, antes que otra cosa, el respeto
de la sociedad para que cada uno de sus miembros ejercite su voluntad, sobre los
asuntos que le conciernen, sin que se le coarte o se le limite.

Sobre estas bases, en el párrafo cuarto se señala que la Ley se limitará a


regular las decisiones que tomen los comuneros sobre su tierra, así como la de
cada ejidatario sobre su parcela. Enseguida se señalan los casos en que podrán
ejercer su voluntad con pleno derecho. La Ley Agraria establece los
procedimientos que deberán seguirse para ejercer estos derechos.

Ejidatarios y comuneros podrán asociarse entre sí, con el Estado o con


terceros, para el aprovechamiento de sus recursos productivos. Es decir, que cada
ejidatario o comunero tendrá derecho a decidir los casos y las formas en las que
desean o les conviene asociarse con otros ejidatarios, con otros comuneros o con
cualquier otra persona o sociedad, sin que tengan que ser autorizados para
ejercer estos derechos, limitándose a seguir los procedimientos y cumplir los
requisitos que la Ley reglamentaria señala.

Sobre la misma base del ejercicio de la voluntad de ejidatarios y comuneros, se


señala en este cuarto párrafo, que tienen el derecho de otorgar el uso de sus
tierras, es decir, de autorizar a otros para que las exploten, las usen o las trabajen,
mediante contratos de renta o participación en los beneficios de la explotación, sin
que esto sea objeto de sanción o castigo. Los procedimientos para ejercer este
derecho, también están establecidos en la Ley reglamentaria.

En este mismo párrafo, se señala que el ejidatario podrá transmitir sus derechos
parcelarios a otro miembro del núcleo de población, con lo cual se crean las
posibilidades legales de que los ejidatarios puedan incrementar el tamaño de su
parcela, a través de adquirir los derechos parcelarios de otros ejidatarios; así
como también la posibilidad de que el ejidatario que no quiera seguir explotando
su parcela, pueda ceder los derechos sobre ella. Sin que quiénes adquieran o

87
cedan los derechos parcelarios, sean sancionados con la pérdida de sus tierras o
de sus derechos, como sucedía hasta antes de la reforma.

Con esto se termina una época, en que la ley obligaba al ejidatario a que lo
siguiera siendo, aún en contra de su voluntad, ya que si no trabajaba
personalmente la tierra, se exponía a perder la parcela sin obtener nada a cambio.
Y de igual manera, se impedía que el ejidatario pudiera aumentar el tamaño de su
parcela y así incrementar el nivel de vida de su familia, ya que si lo hacía, se
exponía a perder lo adquirido e incluso a ser privado de sus derechos.

Estas limitaciones al ejercicio de los derechos sobre la parcela, influían para


que no se realizaran inversiones productivas importantes en la parcela ejidal, ya
que la única manera de recuperar la inversión, era el trabajo personal sobre las
tierras, y si alguna circunstancia lo dificultaba o lo impedía, no había ninguna
forma legal para recuperar la inversión realizada, ya que la renta y la venta de los
derechos sobre la parcela estaban prohibidos.

Claro está que la renta y venta de parcelas se realizaban al margen de la Ley,


pero esto originaba inseguridad para los que rentaban, vendían o compraban
parcelas, ya que tenía que hacerse en secreto, sin que las autoridades se
enteraran oficialmente de la existencia de estos actos; lo que implicaba que
aquellos que rentaban o vendían su parcela nunca recibían lo justo, además de
tener que entregar diversas cantidades de dinero para mantener en secreto la
operación realizada.

Con la reforma, se termina este rezago histórico y se reivindica el libre y pleno


ejercicio del derecho del ejidatario sobre su parcela, sin más limitaciones que los
procedimientos y requisitos que marque la Ley reglamentaria en cuanto a los
procedimientos, requisitos y límites al tamaño de la parcela ejidal.

En las últimas líneas de este párrafo cuarto, se establece un derecho más para
el ejidatario, el de adquirir el dominio sobre su parcela convirtiéndola en pequeña
propiedad, sujeto a que sea la asamblea ejidal la que otorgue este derecho al
ejidatario.

El ejercicio de este derecho, está condicionado a la voluntad del ejido, porque


es éste el que posee, de inicio, el dominio y por tanto la propiedad sobre todas las
tierras productivas ejidales. De tal manera que cada ejidatario sólo podrá ejercer
este derecho si la asamblea ejidal se lo ha otorgado.

Planteado de otra manera: al poseer los núcleos ejidales el dominio sobre todas
las tierras productivas del ejido, pueden transmitirlo al ejidatario para que lo ejerza
sobre su parcela, separándola de las tierras ejidales y convirtiéndola en pequeña
propiedad.

Como resultado del contenido del cuarto párrafo de esta fracción, en relación a
la transmisión de derechos parcelarios, el quinto párrafo señala que dentro de

88
cada ejido, ningún ejidatario podrá poseer más del 5% del total de las tierras
ejidales, con lo cual, a pesar de que haya transmisión de derechos parcelarios, el
número mínimo de ejidatarios en un ejido no podrá ser inferior a 20.

En este mismo quinto párrafo, se señalan los límites a los que deberá sujetarse
la propiedad territorial de cada uno de los ejidatarios, la cual no podrá exceder los
límites marcados en la fracción XV en relación con la pequeña propiedad, con lo
cual se mantiene el principio jurídico de igualdad de derechos individuales, entre
ejidatarios y pequeños propietarios, en torno a la capacidad jurídica para poseer
tierras.

El sexto párrafo se refiere a los órganos de decisión y de representación en


ejidos y comunidades. Siguiendo el mismo principio de igualdad jurídica, se
menciona que será la asamblea general el órgano supremo del ejido o de la
comunidad, tal como sucede en todas las demás personas morales, es decir en
cualquier sociedad civil o mercantil. Esto significa que la asamblea general del
ejido o de la comunidad será máxima autoridad y tendrá soberanía para decidir
sobre todos los asuntos del ejido o de la comunidad, siempre y cuando se respete
lo señalado por las leyes reglamentarias.

En este mismo párrafo se señala la existencia y las funciones del comisariado


ejidal o de bienes comunales, asignándoles las funciones de representación del
núcleo y de ejecutores de las decisiones o resoluciones de las asambleas.

El último párrafo de esta fracción refuerza el derecho a la existencia de los


núcleos de población ejidales y comunales, ya que prevé que la Ley reglamentaria
fijará los términos en los cuales se hará la restitución de tierras, bosques y aguas
a los núcleos de población que hayan sido privados de ellas, bajo alguna
circunstancia.

No sufre ninguna modificación la fracción VIII, donde se declaran sin efecto


jurídico, diversas enajenaciones, concesiones, apeos y deslindes de tierras,
efectuadas en las distintas fechas y circunstancias que se detallan en la propia
fracción. Con esto se busca proteger los derechos de algunos pueblos y núcleos
de población que fueron privados de sus tierras en las fechas y circunstancias
descritas.

Tampoco se modifica el contenido de la fracción IX, que se refiere a las


circunstancias en las cuales se podrá declarar sin efecto jurídico las divisiones o
repartos que se realicen en algún núcleo de población, y en los cuales haya
habido errores o vicios, se busca proteger el derecho de algunos ejidatarios o
vecinos, contra actos que se hayan realizado aparentemente en forma legal, pero
en los cuales se hayan violado sus derechos.

Al reformarse el párrafo tercero del artículo 27 Constitucional, dando fin al


reparto agrario, se hace necesario derogar las fracciones X, XI, XII, XIII y XIV,

89
donde se detallaban los procedimientos y las instancias para llevar a cabo el
reparto de tierras.

Las modificaciones a esta fracción, y que se contienen en la fracción XIX del


nuevo texto Constitucional, se refieren a la justicia agraria y a los organismos
responsables de administrarla. Destaca en primer lugar la declaración de que
todas las cuestiones relacionadas con los límites o con la tenencia de la tierra en
ejidos y comunidades, será de carácter federal, lo que significa que habrá una
misma legislación para todo el país, que regirá los asuntos relacionados con la
tenencia de la tierra en ejidos y comunidades, independientemente de que estos
se encuentren situados en distintos estados o municipios del territorio nacional.

En éste mismo párrafo se señala la creación de los tribunales agrarios,


encargados de administrar la justicia agraria, los que serían dotados de autonomía
frente al poder ejecutivo, y de plena jurisdicción para resolver sobre los asuntos de
su competencia.

Estas características de autonomía y plena jurisdicción que la reforma otorga a


los tribunales agrarios, significa la garantía de que la justicia agraria será impartida
y administrada con base únicamente en lo que la Ley señale, sin que se
antepongan criterios de carácter político o económico. En otras palabras, significa
crear las condiciones y los instrumentos para la estricta aplicación de la Ley.

Con la creación de los tribunales agrarios, se diferencian claramente las


funciones del poder ejecutivo y las del poder judicial en el terreno de la justicia
agraria, a diferencia de la legislación Agraria anterior, en la cual, en algunos casos
el poder ejecutivo resultaba ser juez y parte en la resolución de los asuntos
agrarios. Con la reforma se restituye el espíritu republicano respecto a la clara
división de poderes en nuestra nación.

También hay que destacar, la creación, a nivel constitucional, de un órgano


especial para la procuración de la justicia agraria, con lo cual queda de manifiesto
la especial preocupación del Estado Mexicano en la búsqueda de justicia para los
hombres del campo.

“La reforma constitucional de 1992 al artículo 27 tiene en mi concepto como


propósito sustancial lograr paz, justicia, armonía y desarrollo a través de seguridad
jurídica y material en la tenencia de la tierra como presupuesto y condición
insoslayable. Por lo tanto y al resultar evidentemente un proyecto tan vasto,
requerirá de numerosas acciones de tipo jurídico, económico, político y social, y
exige necesariamente la participación de todos los actores, de toda la Nación.
Esto no se logrará de manera inmediata, por lo que deberá perseverarse en ello y
evaluar periódicamente acciones, contenidos y resultados, en la inteligencia de
que tales evaluaciones determinarán quizá la necesidad de ajustar, modificar o
reformar algunos aspectos, algunas decisiones que de ninguna manera alteren de
fondo dicho proyecto. Es más, esas modificaciones deben ser, en todo caso, para
reafirmar el propósito fundamental de que los habitantes del campo en verdad

90
superen para siempre carencias y limitaciones, y para que México pueda disfrutar
de autosuficiencia alimentaria así como para que el agro se constituya en
instrumento de desarrollo nacional”. 11243

“Las reformas al Artículo 27 constitucional que aprobó el Constituyente


Permanente en 1992 establecen no sólo las bases y la solidez de los conceptos
jurídicos que conforman al derecho agrario, sino que también conservan los
principios sociales y las pautas sociales para mejorar las condiciones de vida de
las familias campesinas de nuestro país.” 113

3.3. La ley Agraria de 1992 y la Ley Orgánica que crea los Tribunales Agrarios.

3.3.1. Nuevas Facultades a Núcleos Agrarios y a Campesinos.

Bajo el principio de llevar más libertad y justicia al campo mexicano, la reforma


al Artículo 27 de la Constitución y la expedición de la correspondiente Ley Agraria
representan un cambio de gran importancia para superar el bajo desarrollo que el
sector rural ha tenido desde hace 35 años en relación con el resto de la economía.
La recuperación del agro y el aumento del bienestar campesino son una condición
básica para la modernización del país.

Producto de las exigencias campesinas, la reforma de la legislación agraria no


obliga a nadie, a cambiar su situación presente, sino que abre opciones al
desarrollo de las formas constitucionales históricas de propiedad de la tierra: el
ejido, la comunidad y la pequeña propiedad. Da rango constitucional al ejido y a la
comunidad, y seguridad jurídica plena a las tres formas.

La Ley, en vigor desde el 27 de febrero de 1992, pone fin a la intervención de


las dependencias del sector público agropecuario en la vida interna de los ejidos y
comunidades, y la limita a las acciones de fomento participativo, al registro de las
operaciones agrarias y de asociación, a la defensa de los derechos de los núcleos
y sus miembros, y a la administración de justicia.

El órgano supremo del ejido y la comunidad es la asamblea, en la que


participan todos los ejidatarios y comuneros (artículo 22). La asamblea, sin
injerencia de dependencias oficiales sobre sus decisiones, es la que determina
cómo se han de dividir las tierras que les corresponden legalmente, en tierras para
el asentamiento humano y su fundo legal, de uso común y parcelas individuales,
cómo se han de asignar a los miembros del núcleo, y si la explotación de sus
tierras será colectiva o individual, respetando, cuando sea el caso, la voluntad de
los titulares de las parcelas (artículos 23, 56 a 62 y 77).

112 HERNANDEZ GONZÁLEZ, Agustín. “La Reforma al Artículo 27 Constitucional de 1992 y las
Probables razones que la motivaron.”, Revista de los Tribunales Agrarios, número 18, año VI,
México, 1998, página 20.
113 HERRERA TELLO, María Teresa. “Ceremonia Inaugural del Congreso Nacional de Desarrollo
Agrario Sustentable 2002”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y el
Tribunal Superior Agrario. El Visitador, número 57. página. 15.

91
La asamblea decide también cuál es el régimen que más conviene al núcleo, si
el ejido o la comunidad. Es de su exclusiva competencia la autorización para
aportar tierras de uso común a sociedades mercantiles o civiles. (Artículos 23, 75 y
100). Las asociaciones entre sí y con terceros que tengan que ver con las parcelas
individuales, las decidirán libremente sus titulares (artículo 79).

Las atribuciones que la Ley confiere a los núcleos agrarios y a sus miembros
significa que ya no son ilegales una buena cantidad de asociaciones relativas a la
tierra que antes lo eran, como la aparcería y el arrendamiento, por señalar unas de
las más notables. Los derechos parcelarios pueden ser enajenados libremente
dentro del núcleo y a los avecindados, con límites para quien los adquiere
similares a los de la pequeña propiedad (artículo 47 y 80).

En el amplio marco de la Ley, se da el margen necesario para que cada núcleo


agrario defina las reglas de su convivencia interna, a través de un reglamento
establecido por la asamblea de acuerdo con los intereses y costumbres de la
comunidad, y los derechos individuales de sus miembros. El reglamento quedará
inscrito en el Registro Agrario Nacional. Tener reglamento es un requisito para
poder formar un ejido o comunidad (artículo 90).

La Ley tiene frecuentes alusiones al contenido de los reglamentos y estatutos


de los núcleos agrarios y de sus asociaciones, y no es limitativa en cuanto a las
decisiones de las asambleas agrarias y los particulares para producir y vivir mejor
(artículos 10, 14, 15, 23, 32, 33, 35, 36, 55, 62, 70, 74, 99, 108, 109, 126 y 128).

Algunas decisiones deben ser testificadas por un fedatario público y un


representante de la Procuraduría Agraria creada, por mandato constitucional, con
la ley Agraria. Los fedatarios que en este sentido se mencionan en los artículos
28, 31, 58, 84, 85 y 108 son los notarios públicos y jueces del fuero común donde
no existen los primeros.

La Procuraduría Agraria será un organismo descentralizado de la


Administración Pública Federal, sectorizado en la Secretaría de la Reforma
Agraria, cuya principal función será la defensa de los derechos de todos los
actores agrarios del país, tanto colectivos como individuales. La procuraduría
actuará de oficio y cuando se le solicite, y una de sus obligaciones más
importantes será la de prevenir y denunciar violaciones a la leyes agrarias
(artículos 134 a 147).

Algunas decisiones de la asamblea deberán comunicarse e inscribirse en el


Registro Agrario Nacional, órgano desconcentrado de la Secretaría de la Reforma
Agraria. En él estarán registrados con precisión los derechos legalmente
constituidos de comunidades e individuos sobre la propiedad ejidal y comunal, las
operaciones con la misma y sus modificaciones, y tendrá una sección especial
para inscribir la propiedad de sociedades mercantiles o civiles (artículos 148 a
156). El Registro otorgará los certificados o títulos correspondientes, tanto a los

92
núcleos como a sus miembros individuales, por conducto del comisariado u otro
representante, según lo decida la asamblea. (Artículo 56).

Como órganos de gobierno de los ejidos y comunidades, además de la


asamblea, en la nueva Ley se mantienen el comisariado y el consejo de vigilancia,
cuyos miembros serán electos y removidos libremente por la mayoría de la
asamblea. Sus facultades y obligaciones básicas están descritas en la ley y el
reglamento del núcleo señalará las demás (artículos 32 a 40 y 99)

Las nuevas disposiciones dan libertad a los núcleos agrarios para constituir el
comisariado con el número de personas, comisiones y secretarios auxiliares que
señale el reglamento interno, además del presidente, secretario y tesorero,
propietarios y suplentes, que manda la Ley. De este modo, por ejemplo, podrán
establecerse comisiones especiales para la ejecución de proyectos productivos o
la obtención de servicios, como el de electrificación; el comisario que represente
los intereses del núcleo en asociaciones económicas con terceros (artículo 75-V)
podrá ser miembro del comisariado, lo mismo que autoridades tradicionales en el
caso de comunidades indígenas.

La Ley reglamentaria del artículo 27 en materia agraria introduce un nuevo


órgano de participación en los ejidos, que incluye a los avecindados: una junta de
pobladores, con facultades sobre las cuestiones relativas al asentamiento
humano. La junta se regirá en cada caso por lo señalado en la Ley y en el
reglamento que elaboren sus miembros (artículos 41 y 42).

La Ley otorga nuevos derechos a los avecindados, a los que ahora la asamblea
les podrá asignar derechos sobre tierras vacantes (artículo 57); un ejidatario o
comunero puede cederles sus derechos sobre las tierras de uso común (artículo
60); pueden adquirir derechos parcelarios (artículos 80 y 101); pueden ser titulares
de solares urbanos (articulo 68) y participar en la junta de pobladores (artículo 41),
así como en las empresas en que intervenga el núcleo agrario o sus miembros
(artículo 108).

3.3.2. Organización Económica.

En el terreno de la organización económica de los núcleos agrarios, la Ley


considera uniones de ejidos y comunidades, asociaciones rurales de interés
colectivo, sociedades de producción rural, uniones de éstas y empresas de todo
tipo (artículos 108 a 113). Prevé en el mismo título la creación de un Registro
Público de Crédito Rural (artículo 114). Igualmente, se detallan las reglas con las
que habrán de regirse las sociedades propietarias de tierras agrícolas, ganaderas
o forestales, en las que podrán participar los núcleos agrarios y sus miembros. Se
regula la composición de las acciones que representen la propiedad de la tierra,
para evitar la formación de latifundios (artículos 125 a 133).

93
En cuanto a la participación de extranjeros en sociedades mercantiles o civiles,
se fijan un límite de 49 por ciento en la propiedad de acciones T, de aportación de
tierras (artículo 130). La fijación de límites es nueva, pues la participación del
capital extranjero ya estaba prevista en el artículo 27 de la Constitución. La nueva
disposición de la Ley Agraria no contraviene la fracción primera de la
constitucional, que impone desde 1917 límites y condiciones a la propiedad y
explotación por extranjeros de tierras, aguas y minas.

Los contratos para la asociación de los núcleos agrarios, ejidatarios o


comuneros con particulares, tienen un límite máximo de 30 años, prorrogables
(artículo 45). Como todo contrato, éstos son revisables en todo momento por
cualquiera de las partes, conforme a las leyes respectivas, y su duración puede
ser cualquiera dentro del límite señalado. La ley indica que el plazo de la
asociación se fijará conforme al tipo de proyecto productivo de que se trate.

En el título en que se define la pequeña propiedad, se fijan nuevas reglas para


la utilización agrícola de propiedades ganaderas (artículo 122) y se introduce el
concepto de pequeña propiedad forestal (artículos 116, 119 y 123).

Inmediatamente después de las disposiciones preliminares de la Ley Agraria, se


reafirma la obligación que tiene el Estado de fomentar el desarrollo equitativo del
sector rural y el bienestar de la población, con la participación directa de las
organizaciones representativas de los productores y pobladores del campo.

Las obligaciones del Estado se desglosan de la siguiente manera: fomento de


un desarrollo integral a través de la participación social (artículo 4º ); cuidado y
conservación de los recursos naturales y construcción de infraestructura (artículo
5º ); creación de condiciones para la capitalización, la formación de unidades
productivas, la asociación entre ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, y
la organización para elevar la productividad (artículo 6º ); protección de la vida en
comunidad (artículo 7), y planeación participativa (artículo 8).

Para cumplir su propósito de proteger la vida comunitaria, la Ley prevé que las
tierras ejidales para el asentamiento humano y su fundo legal, delimitadas por la
asamblea, sean inalienables, imprescriptibles e inembargables. En ellas se
incluyen la zona de urbanización y los espacios para la parcela escolar, la unidad
agrícola e industrial de la mujer, la unidad productiva de los jóvenes y otras áreas
de asentamiento comunitario. En la zona urbana los solares serán propiedad plena
de sus titulares (artículos 23-VII y 63 a 72).

El fundo legal es la parte rústica necesaria para la vida de la comunidad rural.


Es el área en que pastan los animales de trabajo y de traspatio, donde se recoge
leña y en la que pueden establecerse lugares de esparcimiento; con frecuencia
tiene aguajes de uso común.

94
También las tierras de uso común poseen las mismas características, con la
excepción de “casos de manifiesta utilidad” en los que el dominio de las áreas de
uso común podrá transmitirse a sociedades mercantiles o civiles en las que
participen sólo miembros del ejido o la comunidad, o haya también socios ajenos
al núcleo agrario. Estos casos deberán someterse a la opinión de la Procuraduría
Agraria, la cual deberá pronunciarse sobre la seguridad de la inversión que se
proyecte, vigilar que no se cause daño ecológico y que los términos y condiciones
de la sociedad sean equitativos para los núcleos agrarios (artículos 73 a 75, 99 y
100). En todo caso, se da una clara preferencia al núcleo y a sus miembros para
recuperar las tierras si se liquida la sociedad.

En cuanto a las tierras parceladas, se abre la posibilidad de que los titulares de


derechos parcelarios los enajenen dentro de la comunidad o concedan su uso o
usufructo tanto dentro como a terceros. Ejidatarios y comuneros pueden aportar su
derecho de usufructo a una sociedad mercantil o civil, o utilizarlo como garantía
para la obtención de créditos (artículos 76 a 80).

Cuando los núcleos o sus miembros otorguen en garantía el usufructo de tierras


de uso común o de parcelas, sólo podrán hacerlo “a favor de instituciones de
crédito o de aquéllas personas con las que tengan relaciones de asociación o
comerciales” (artículo 46), es decir, no podrán otorgarlo en favor de personas que
practiquen la usura u otras formas no legales de relación con los campesinos.
Para ser válida, la garantía deberá darse ante fedatario público y quedar inscrita
en el Registro Agrario Nacional.

Siendo igualmente valiosas las tres formas de propiedad vigente en el campo


mexicano, la Ley Agraria prevé la posibilidad de que los ejidos y comunidades,
mediante asamblea, y los pequeños propietarios puedan cambiar su régimen: los
ejidos podrán transformarse en comunidades y viceversa (artículos 23, 103 y 104);
los ejidatarios, a través de una asamblea, podrán obtener el dominio pleno de sus
parcelas, constituyéndose entonces como pequeña propiedad (artículos 81 a 86),
y los pequeños propietarios podrán también constituir ejidos (artículos 90 a 92). La
Ley señala con precisión que condiciones debe reunir la asamblea de cada núcleo
agrario para llevar a cabo estos cambios (artículos 25 a 31).

En el caso del cambio de parcela individual a pequeña propiedad, en su primera


venta tendrán preferencia de compra los familiares del titular, miembros del núcleo
agrario y avecindados, así como el propio núcleo (artículos 84 y 85).

La mujer tendrá igualdad de condiciones que el varón para ser titular de


derechos agrarios (artículo 12) y podrá participar en las empresas ejidales o
comunales (artículo 108).

Para los casos en que los ejidos o comunidades hayan sido despojados
ilegalmente de sus tierras o aguas, la Ley conserva el principio de restitución, a
solicitud directa de los afectados ante el tribunal agrario o a través de la
Procuraduría Agraria (artículo 49).

95
La Ley Agraria incluye una sección en el título sobre ejidos y comunidades que
prevé que los núcleos agrarios puedan beneficiarse de la urbanización de sus
tierras cuando éstas se encuentren en el área de crecimiento de un centro de
población (artículo 87). También se prohíbe la urbanización de las mismas cuando
estén en zonas de reserva ecológica (artículo 88).

3.3.3. Justicia Agraria.

Además de la Procuraduría Agraria, la fracción XIX del artículo 27 mandata la


institución de tribunales para la administración de justicia agraria. La Ley incluye
un importante título sobre justicia, con criterios generales y procedimientos para
emplazamientos, juicios, sentencias y revisiones (artículos 163 a 200).

Al entrar en vigor esta Ley, lo hizo simultáneamente la Orgánica de los


Tribunales Agrarios, que otorga a estos cuerpos plena jurisdicción y autonomía
para la solución de todas las controversias de carácter agrario,
independientemente de que lleguen a juicio o no. Esta ley considera un Tribunal
Superior Agrario, que dividirá en distritos toda la República y establecerá en cada
uno la cantidad necesaria de tribunales unitarios.

El título de la Ley Agraria sobre justicia señala que cuando se trate de juicios
sobre tierras de grupos indígenas, los tribunales considerarán los usos y
costumbres de cada grupo y, cuando sea necesario, verán que los indígenas
cuenten con traductores. En todo caso, cuando los planteamientos legales de
núcleos agrarios o sus miembros no estén debidamente formulados, los tribunales
deberán remediar la falla o suplir la deficiencia (artículo 164).

Las audiencias de los tribunales serán públicas, excepto cuando se considere


que esto pueda perturbar la paz (artículo 194).

Para proteger a los interesados en una controversia, el tribunal podrá suspender


actos de autoridad en materia agraria que puedan afectarlos, en tanto se resuelve
el asunto definitivamente (artículo 166).

Quienes acudan al tribunal podrán presentar su demanda por escrito o por


simple comparecencia, en cuyo caso el tribunal solicitará a la Procuraduría Agraria
que coadyuve al respecto (artículos 170 y 178).

La Ley prevé mecanismos para que las personas que deban acudir ante los
tribunales reciban efectivamente el citatorio y firmen el acuse de recibido
correspondiente (artículos 171 a 173 y 175 a 177).

Las partes en controversia podrán acudir asesoradas ante los tribunales.


Cuando una esté asesorada y la otra no, se suspenderá provisionalmente el
procedimiento y se solicitará de inmediato un defensor de la Procuraduría Agraria

96
(artículo 179). Se dan facilidades para la presentación de argumentos y toda clase
de pruebas, que no sean contrarias a la ley (artículos 185 y 186).

Durante el transcurso de las audiencias, el tribunal buscará que las partes


lleguen a un acuerdo amigable para resolver la controversia de que se trate, en
cuyo caso se dará por terminado el juicio y se suscribirá el convenio resultante
(artículo 185-VI). Cuando se terminen los juicios por haberse dictado sentencia,
igualmente se tratará de que las partes se pongan de acuerdo sobre la forma de
ejecutarla (artículo 191).

En tanto núcleos agrarios, los ejidos y comunidades de grupos indígenas se


regirán por lo dispuesto en la Ley Agraria. En tanto comunidades indígenas, es
decir, como unidades culturales de organización, la Ley Agraria (artículo 106)
remite las reglas para la protección de las tierras indígenas a la Ley Reglamentaria
del párrafo segundo de la fracción séptima del artículo 27 Constitucional y del
primero del artículo 4º Constitucional; no debe confundirse la comunidad indígena
con la comunidad agraria, que puede o no ser de indígenas.

El texto añadido al artículo 4º Constitucional entró en vigor el 29 de enero de


1992, y a la letra dice: “La Nación mexicana tiene un composición pluricultural
sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. La Ley protegerá y promoverá
el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos, costumbres, recursos y formas
específicas de organización social, y garantizará a sus integrantes el efectivo
acceso a la jurisdicción del Estado. En los juicios y procedimientos agrarios en que
aquéllos sean parte, se tomarán en cuenta sus prácticas y costumbres jurídicas en
los términos que establezca la ley”.

3.4. Análisis Comparativo De La Jurisdicción Agraria Anterior y Posterior a Las


Modificaciones Constitucionales Del 6 De Enero De 1992.

Para hablar de avances en materia de Jurisdicción Agraria se hace necesario


realizar el análisis comparativo de la nueva legislación con la anterior; que nos
permite observar objetivamente las virtudes de la normatividad jurídica en vigor.

La anterior legislación integrada por las fracciones XI, XII y XIII del artículo 27
Constitucional y la Ley Federal de Reforma Agraria reglamentaba una jurisdicción
desarticulada compuesta por varias autoridades y órganos agrarios, que motivaba
la irresponsabilidad y la corrupción.

Los expedientes agrarios pasaban de mano en mano, de autoridad a autoridad,


de autoridad a órganos para perjuicio del justiciable, había dictaminadores
agrarios en las Comisiones Agrarias Mixtas, en las Delegaciones Agrarias, en el
Cuerpo Consultivo Agrario; y en diversas oficinas de la Secretaría de la Reforma
Agraria, se empeñaron en entregarles a los campesinos, a las familias más
sencillas de nuestro país la legislación más compleja.

97
Con la reestructuración constitucional del 6 de enero de 1992 y la promulgación
de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios del 26 de febrero de ese mismo año
estos vicios al principio parecieron quedar superados.

En su artículo 3º y 15º prevé esta ley la integración del Tribunal Superior


Agrario, por cinco magistrados numerarios que serán designados por la Cámara
de Senadores y, en los recesos de ésta por la Comisión Permanente del Congreso
de la Unión a propuesta del Presidente de la República.

Junto al Tribunal Superior Agrario se prevé la creación de los Tribunales


Unitarios Agrarios y la división del territorio de la República en distritos,
actualmente 49.

Otra virtud de la reestructuración agraria la constituye el referente a los


conflictos por límites de bienes comunales que ahora es competencia de los
nuevos Tribunales. Antes del 6 de enero para estos conflictos se establecía una
deficiente doble jurisdicción en la fracción VII del párrafo noveno del artículo 27 ya
analizado.

Según las anteriores reformas y adiciones de este precepto constitucional


publicadas el 6 de diciembre de 1937, estos conflictos se sometían a la resolución
del Presidente de la República, pero en caso de inconformidad de alguna de las
partes procedía el juicio de inconformidad ante la Suprema Corte de Justicia de la
Nación sin perjuicio de la ejecución inmediata de la proposición presidencial.

Cuando la Suprema Corte no confirmaba la Resolución Presidencial surgían de


hecho interminables problemas entre las comunidades en conflicto; la
incertidumbre, la impotencia y la llamada justicia por propia mano se dejaron sentir
llenando de luto muchos hogares del campo.

3.5. Comparación Del Proceso Agrario Anterior a La Reforma Con El Nuevo


Proceso Agrario.

Con la modificación constitucional del 6 de enero de 1992 y su legislación


reglamentaria surge un nuevo proceso agrario integrado, previsto en la Ley
Orgánica. Antes de la reforma el proceso agrario se presentaba disperso en más
de 27 figuras procesales con diversa regulación, diversos términos y diversos
órganos jurisdiccionales que complicaba la justicia agraria.

Anteriormente se clasificó el proceso agrario por la diversidad de instituciones


procesales en: Proceso Agrario General, Proceso Agrario Ejidal, Proceso Agrario
Comunal, Proceso Agrario de la Pequeña Propiedad, Proceso Agrario Laboral,
entre otros.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos del 5 de febrero de


1917, en sus artículos 14 y 16, garantizó respeto a las formas procesales, siendo

98
ésta la garantía para una perfecta administración de la justicia; en consecuencia,
encontraremos que el proceso social agrario observa las formas procesales,
fundamentalmente las formas esenciales del procedimiento, en especial la
garantía de audiencia y el principio de que toda persona debe ser oída y vencida
en juicio y que la resolución debe ser motivada y fundada legalmente.

En general, Rafael de Pina considera que “el proceso supone una actividad
generadora de actos jurídicamente reglamentados encaminados todos a obtener
una determinada resolución jurisdiccional” y está constituido “por la serie de actos
del juez y de las partes, aún de terceros, encaminados a la realización del derecho
objetivo, que constituyen el procedimiento”.

La primera consideración genérica que observamos en materia agraria, es que


históricamente el proceso agrario no es mixto, oral o escrito, sino que es
predominantemente escrito; como comprobación de lo anterior encontramos que
el único requisito formal de la demanda era que se formulara por escrito (artículo
272 de la LFRA de 1971); y al no existir pruebas que se desahogaran oralmente,
el proceso social agrario era fundamentalmente escrito.

Respecto del principio de unidad del Derecho Procesal, podemos observar que
de acuerdo con la materia litigiosa el Derecho Procesal presenta diversos tipos de
procesos, como el Civil, el Penal, el Administrativo, etc. Pero como así el Derecho
Social Sustantivo ha ganado su autonomía frente al Derecho Público y Privado,
ese fenómeno también ha aumentado en el Derecho Procesal; de lo que no nos
cabe duda es que el proceso agrario, por su peculiar materia, de 1915 a 1992 se
apartó del administrativo en el que se le había incluido; muchos juristas creyeron
que la materia litigiosa agraria corría a su solución por los caminos
procedimentales reservados a la administración; pero tal opinión resultó una falsa
generalización porque muchos litigios agrarios originaron procesos con una
relación procesal triangular, pues hubo dos partes contendientes y una autoridad
agraria que juzgó sus pretensiones, en forma similar a la de un juez imparcial. Por
eso hablamos de Derecho Procesal Agrario y sus procedimientos, que fueron
diversos, verdaderos procesos, trámites administrativos y auto composiciones, etc.

De 1915 a 1992 las resoluciones se dividieron en provisionales, de primera


instancia, que se denominaron Mandamientos y los dictaban los Gobernadores de
las Entidades Federativas; en Resoluciones Presidenciales definitivas que las
dictaba el Presidente de la República, en segunda instancia o instancia única; y a
partir de las reformas de la Ley Federal de Reforma Agraria de 1971, fechadas en
30 de diciembre de 1983, también encontramos Resoluciones Agrarias dictadas
por el Secretario de la Reforma Agraria (artículo 353); Comunicación Agraria
Definitiva dictada por el Gobernador en el caso del artículo 272; Resolución
Agraria definitiva dictada por la Comisión Agraria Mixta en el caso de los juicios de
privaciones y nuevas adjudicaciones; y Dictamen Negativo Definitivo dictado por el
Cuerpo Consultivo Agrario en el caso del artículo 326, además de la Resolución
Definitiva a que se refirió el artículo 432.

99
Recapitulando tenemos que desde 1915 a 1983 las sentencias definitivas en
materia agraria fueron:

a) Las Resoluciones Presidenciales;


b) Los Acuerdos; y
c) Los Decretos.

Ahora bien y con motivo de las reformas de la Ley Federal de Reforma Agraria
del 30 de diciembre de 1983, publicadas en el Diario oficial de la Federación el 17
de enero de 1984, se agregaron las siguientes sentencias definitivas:

a) Las Resoluciones Secretariales;


b) Las Comunicaciones Definitivas;
c) Las Resoluciones Definitivas de las Comisiones Agrarias
Mixtas;
d) Los Dictámenes Definitivos Agrarios en sentido negativo y
las Resoluciones Definitivas dictadas por el Cuerpo
Consultivo Agrario.

A partir de 1992 el artículo 27 constitucional en su fracción XIX sustituyó los


órganos jurisdiccionales administrativos agrarios anteriores y a los actuales los
denominó como “tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción, integrados
por Magistrados”.

La relación de los órganos anteriores y los actuales se estableció en el artículo


tercero transitorio, párrafo tercero, cuando se dispuso que “los demás asuntos que
corresponda conocer a los tribunales agrarios, se turnarán a éstos por la Comisión
Agraria o el Cuerpo Consultivo Agrario, según corresponda, en el estado en que
se encuentren, una vez que aquéllos entren en funciones”. Y de conformidad al
párrafo primero del citado artículo tercero transitorio, se dispuso que “…la Ley
Federal de Reforma Agraria (de 1971) que se deroga se seguirá aplicando
respecto de los asuntos que actualmente se encuentren en trámite en materia de
ampliación o dotación de tierras, bosques y aguas, creación de nuevos centros de
población y restitución, reconocimiento y titulación de bienes comunales”.

En materia agraria de 1915 a 1992, la interposición de una demanda ante un


órgano o autoridad distinta al Gobernador de una Entidad Federativa, sólo daba
lugar a que la solicitud se remitiera, mediante oficio, a la autoridad competente
respondiendo al principio de la simplicidad y la oficiosidad del juicio social agrario.

Otto Sosapavon Yañez opina que “El constituyente siempre pretendió que en
materia agraria existieran firmas para lograr una dinámica, expedita administración
de justicia en beneficio del ejidatario, del comunero y del pequeño propietario, que
los pusiera a salvo del frío y tardado trámite burocrático, de los gastos onerosos y
de los explotadores disfrazados de los redentores, que de vez en cuando aún
pululan por el campo.”

100
A partir de 1992 las relaciones sociales cambiaron. En primer lugar porque dejó
de haber pluralidad de procedimientos. En segundo lugar porque el procedimiento
único trató de responder al estilo de unidad de la audiencia en la cual debe
desahogarse todo el procedimiento y al final de la misma debe dictarse la
sentencia; esto por regla general. Y en tercer lugar porque se permitió la
existencia y consecuencias de la caducidad (artículo 190 de la Ley Agraria).
44

“Antes de 1992 teníamos cantidad de principios, de disposiciones protectoras


que aplicaban el principio de justicia distributiva para dar un tratamiento
proporcionalmente desigual a los desiguales; gran cantidad de disposiciones
sustantivas avanzadas que se enfrentaban a una legislación procesal limitada e
ineficiente: una especie de embudo en el que realmente el obstáculo era lo
procesal y, tan fue así, que ustedes saben que los procedimientos pasaban de
mano en mano y de dependencia en dependencia. El retraso para resolver un
expediente era muy significativo; ahora es a la inversa, casi siempre la ley del
péndulo o de la campana está presente. Primero estamos en un extremo y luego
nos pasamos hacia el otro. Ese extremo es que ahora logramos una legislación
procesal muy dinámica, una buena legislación procesal, con tribunales
especializados para ello y con una legislación muy sencilla de aplicar en los
Tribunales Agrarios, pero con una legislación sustantiva, desafortunadamente, en
algunos puntos limitada para la justicia agraria.” 114

“El proceso agrario tiene por objeto realizar la justicia agraria, constituyendo
armónicamente la tenencia de la tierra ejidal comunal y de la pequeña propiedad
en explotación con todas sus implicaciones. El proceso agrario es el instrumento
jurídico realizador de la reforma agraria, por lo cual su análisis y renovación debe
ser preocupación permanente de todos, especialmente de legisladores y de
quienes tienen la responsabilidad directa e indirecta en la actividad agraria.” 115

3.5.1. Nuevo Proceso Agrario.

El vigente artículo 27 Constitucional en su fracción XIX, establece textualmente


“… con base en esta Constitución, el Estado dispondrá las medidas para la
expedita y honesta impartición de la justicia agraria, con el objeto de garantizar la
seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña
propiedad, y apoyará la asesoría legal de los campesinos. Son de jurisdicción
federal todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales y comunales,
cualquiera que sea el origen de estos se hallen pendientes o se susciten entre dos
o más núcleos de población; así como las relacionadas con la tenencia de la tierra
con los ejidos y comunidades. Para estos efectos y, en general, para la
administración de justicia agraria, la ley instituirá Tribunales dotados de autonomía
y plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el Ejecutivo

114 PONCE DE LEÓN, Luis. “Estudios Agrarios”, Revista de la Procuraduría Agraria, número 6, 1997,
página 106.
115 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Op. Cit. Página 95.

101
Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos de esta, por
la Comisión Permanente…”.

Es en este precepto constitucional donde se encuentra el sustento jurídico de


los Tribunales Agrarios encargados de la administración de la nueva justicia
agraria, mismos que por mandato constitucional se encuentran dotados de
autonomía y plena jurisdicción para resolver los asuntos que le son
encomendados y a diferencia de los diversos procedimientos agrarios que
contemplaba la Ley Federal de Reforma Agraria, la nueva Ley Agraria promulgada
el 23 de febrero de 1992, publicada en el Diario Oficial de la Federación del 26 del
mismo mes y año, y reformada por decreto de 30 de junio de 1993, publicado en el
mismo órgano informativo del 9 de julio del mismo año, regula un solo proceso
para resolver todas las controversias agrarias.

El artículo 163 de la Ley Agraria define que son juicios agrarios los que tienen
por objeto substanciar, dirimir y resolver las controversias que se susciten con
motivo de la aplicación de las disposiciones contenidas en esta ley.

Como ya quedo precisado anteriormente, el artículo 27 Constitucional, para la


administración de la justicia agraria, instituyó Tribunales dotados de autonomía y
plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el Ejecutivo Federal
y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos de esta, por la
Comisión Permanente. En cumplimiento a dicho precepto Constitucional, el 23 de
febrero de 1992 se promulgó la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, cuyo
decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 26 del mismo mes y año,
reformado por decreto de 30 de junio de 1993, publicado el 9 de julio del mismo
mes y año, el cual establece que los Tribunales Agrarios son los órganos federales
dotados de plena jurisdicción y autonomía para dictar sus fallos a los que
corresponde por mandato constitucional la administración de justicia agraria en
todo el territorio nacional.

Conforme a dicha Ley Orgánica, los Tribunales Agrarios se componen de: el


Tribunal Superior Agrario y los Tribunales Unitarios Agrarios.

La misma ley orgánica previno en sus artículos segundo y tercero transitorios,


que el Tribunal Superior Agrario quedaría constituido dentro de los treinta días
siguientes al entrar en vigor y una vez constituido, dentro de los tres meses
siguientes se debería expedir el reglamento interior y determinar el número y
competencia territorial de los distritos en que se dividiría el territorio de la
República Mexicana, a fin de que el Ejecutivo Federal propusiera a la Cámara de
Senadores o a la Comisión Permanente, una lista de candidatos para Magistrados
de los Tribunales Agrarios.

El 1º de abril de 1992 quedó constituido el Tribunal Superior Agrario. Este


nuevo órgano colegiado llevó adelante diversas tareas preparatorias del pleno
ejercicio de la justicia agraria, definidas por los mandamientos que lo sustentan:

102
Expidiendo el Reglamento Interno y dividiendo la República en Distritos de Justicia
Agraria.

El reglamento interno se expidió originalmente por acuerdo del Tribunal


Superior Agrario de 8 de mayo de 1992, habiendo sido reformado por acuerdo del
propio Tribunal el 12 de julio de 1993.

El Tribunal Superior Agrario inició sus funciones de carácter jurisdiccional el 8


de julio de 1992 y en el curso del mes de agosto quedaron establecidos e iniciaron
sus tareas 34 Tribunales Unitarios, conforme a los respectivos acuerdos
adoptados por el Tribunal Superior. Actualmente existen 49 Tribunales Unitarios,
generalmente uno por cada entidad federativa, pero atendiendo las cargas de
trabajo existentes, hay estados que cuentan con dos y hasta tres Tribunales
Agrarios, como son los casos de Chiapas, Estado de México, Sinaloa, Veracruz,
Michoacán y Guerrero creándose en algunas entidades federativas sedes
alternas.

3.5.2. Tribunal Superior Agrario.

El Tribunal Superior Agrario tiene su sede en el Distrito Federal y se integra por


cinco Magistrados Numerarios y un Supernumerario, el cual suple las ausencias
de los Numerarios. Su Presidente es nombrado por el Pleno del propio Tribunal y
dura en su encargo tres años, pudiendo ser reelecto; los Magistrados tanto del
Tribunal Superior Agrario como de los Unitarios, duran en su cargo seis años, y si
concluido dicho término son ratificados serán inamovibles.

El Tribunal Superior Agrario toma sus resoluciones por unanimidad o mayoría


de votos y para que la sesión sea válida se requiere la presencia de por lo menos
tres Magistrados, entre los cuales debe estar el Presidente, quien tiene voto de
calidad en caso de empate.

Las atribuciones y competencia del Tribunal Superior Agrario se contemplan en


los 8º, 9º y 10º de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.

De acuerdo con el Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios, cada


Magistrado del Tribunal Superior contará con los Secretarios de Estudio y Cuenta
que fije el propio Tribunal, atendiendo a las previsiones presupuéstales.

El Tribunal Superior Agrario cuenta además de la Secretaría General de


Acuerdos, la Oficialía Mayor, la Contraloría Interna, la Dirección General de
Asuntos Jurídicos, así como Centros y Unidades de informática, de Publicaciones,
de Justicia Agraria y Capacitación.

3.5.3. Tribunales Unitarios Agrarios.

103
Conforme al Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios, cada Tribunal
Unitario estará a cargo de un Magistrado Numerario y cuenta con las siguientes
Unidades Administrativas y servidores públicos: uno o varios Secretarios de
Acuerdo, Secretarios de Estudio y Cuenta, Actuarios, Unidad Jurídica, Unidad de
Control de Procesos y Unidad Administrativa; para suplir las faltas temporales de
los Magistrados habrá cuando menos cinco Magistrados Supernumerarios que
realizarán las funciones que les asigne el Tribunal Superior.

3.5.4. La Competencia De Los Nuevos Tribunales.

La competencia de los nuevos Tribunales está prevista en los artículos 9, 10, y


18 de la Ley Orgánica sobre la materia.

En el siguiente capítulo se amplían los temas relativos a los Tribunales Agrarios.

3.5.5. Juicio Agrario.

Como ha quedado señalado anteriormente, el artículo 163 de la Ley Agraria,


define que son juicios agrarios los que tienen por objeto substanciar, dirimir y
resolver las controversias que se susciten con motivo de la aplicación de las
disposiciones contenidas en esta ley.

Conforme a la ley agraria el juicio agrario debiera ser simple, sumario, ágil y
conciso, regido por los principios de legalidad, oralidad, publicidad, igualdad e
inmediatez; instancia de parte, defensa material, verdad material, celeridad,
concentración, inmediación, conciliación, congruencia, probidad, impulso procesal,
independencia, imparcialidad, objetividad, escritura, disposición o de oficiosidad,
moralidad, suplencia de los planteamientos de derecho, defensoría de oficio,
composición amigable, facultades del juez y poder de saneamiento, libre
administración de la prueba y verdad real, libre valoración probatoria, gratuidad,
itinerancia o desplazamiento del Tribunal, facultades de fallar extra y ultrapetita,
economía, nemo judex sine actore. De acuerdo a la ley el juicio se desarrolla para
culminar en un término perentorio, en tres actos que son: demanda, audiencia y
sentencia, sin embargo dada la peculiaridad y característica de los asuntos que se
plantean ante estos Tribunales, son excepcionales los casos que se resuelvan en
estos tres actos, tomando en consideración las pruebas que ofrecen las partes o
documentos que deban ser allegadas al juicio, como es el caso de los asuntos de
restitución de tierras y conflicto por límites, en los que la prueba idónea lo es
desde luego la prueba pericial en topografía que generalmente es ofrecida por las
partes, misma que se desarrolla en los términos del Código Federal de
Procedimientos Civiles de Aplicación Supletoria, trabajos de campo que son en la
mayoría de los casos, vastos, dilatados y engorrosos.

A lo anterior, debe agregarse el carácter burocrático que identifica a los


funcionarios y servidores públicos encargados de administrar la justicia Agraria

104
quienes y en su mayoría se rigen bajo criterios civilistas ya que para todo acto o
diligencia que se realiza aplican la legislación procesal civil federal haciendo que
una simple promoción de trámite (petición de expedición de copias, v. gr.) tarda
semanas para el acuerdo respectivo y cuando se trata de diligenciar alguna
notificación ésta tarda inclusive meses.

Aunado a lo antes señalado y que no deja de ser preocupante es la carga de


trabajo por el cúmulo de asuntos que ingresan a dichos tribunales pero que en
gran medida también se presenta por las circunstancias mencionadas en el
párrafo anterior.

Estas son algunas de las características del Nuevo Juicio Agrario, en la


inteligencia de que como se indicó, este se compone de tres actos esenciales que
son: la demanda, la audiencia y la sentencia. Conforme al artículo 200 de la Ley
Agraria, contra las sentencias definitivas de los Tribunales Unitarios o del Tribunal
Superior Agrario sólo procederá el juicio de amparo ante el Tribunal Colegiado de
Circuito correspondiente. En tratándose de otros actos de los Tribunales Unitarios
en que por su naturaleza proceda el amparo, conocerá el Juez de Distrito que
corresponda.

En el artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios se establecen


los asuntos sobre los cuales tienen competencia los Tribunales Unitarios y que
son: controversia por límites, restitución de tierras, bosques y aguas;
reconocimiento del régimen comunal; nulidad contra resoluciones dictadas por las
autoridades agrarias; conflictos relacionados con la tenencia de las tierras ejidales
y comunales; controversias en materia agraria; controversia relativa a la sucesión
de derechos ejidales y comunales; nulidades resultantes de actos y contratos que
contravengan las leyes agrarias; omisiones en que incurra la Procuraduría Agraria;
jurisdicción voluntaria en materia agraria; controversias relativas a los contratos de
asociación o aprovechamiento de tierras ejidales; ejecución de convenios
celebrados ante el propio Tribunal y de laudos arbitrales y los demás asuntos que
determinen las leyes.

De las controversias que le son planteadas a los Tribunales Agrarios, estos al


emitir sus respectivas sentencias, sólo en tres casos son recurribles vía recursos
de revisión ante el Tribunal Superior Agrario; en los demás casos únicamente son
impugnables por la vía de amparo directo.

Los casos que son recurribles ante el Tribunal Superior Agrario son: en
sentencias que resuelvan cuestiones relacionadas con límites de tierras, la
tramitación de un juicio agrario que reclame la restitución de tierras ejidales o
comunales y en los casos de nulidad de resoluciones emitidas por las autoridades
en materia agraria.

Conforme a la Ley Agraria el recurso de revisión debe presentarse ante el


Tribunal que haya pronunciado la resolución, dentro del término de diez días
posteriores a su notificación y bastará un simple escrito que exprese los agravios;

105
si el recurso se refiere a cualquiera de los tres casos antes señalados y es
presentado en tiempo, el Tribunal lo admitirá en un término de tres días y dará
vista a las partes interesadas para que en un término de cinco días expresen lo
que a su interés convenga; una vez hecho lo anterior, remitirá inmediatamente el
expediente, el original del escrito de agravios y la promoción de los terceros
interesados al Tribunal Superior Agrario, el cual resolverá en definitiva en un
término de diez días contados a partir de la fecha de recepción.

En resumen el Nuevo Progreso Agrario al menos teóricamente sigue las


disposiciones legales que lo rigen, se distingue porque debe ser un enjuiciamiento
con pocos formalismos, libre de trámites y rituales innecesarios, en el cual el
Tribunal debería actuar junto a las partes resolviendo a verdad sabida,
considerando las costumbres y usos de los grupos indígenas, mientras no
contravengan lo dispuesto por la Ley Agraria. El Código Federal de
procedimientos Civiles debería aplicarse sólo para suplir aspectos que no están
regulados en la Legislación Agraria; el proceso corresponde a un sistema de
enjuiciar abierto y ausente de formalismos y aunque las partes tienen la carga de
la prueba, el Tribunal tiene facultades para ordenar la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia probatoria, a efecto de conocer la
verdad real; el Tribunal debe recibir las pruebas a las partes desde la primera
audiencia, sin perjuicio de acordar en todo tiempo la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia para el conocimiento de la verdad sobre
los puntos cuestionados. Todo ello queda en mera teoría, ya que en realidad
sucede todo lo contrario en el actuar de dichos Tribunales.

3.5.6. La Nueva Acción Procesal Agraria a Partir De 1992.

Sin duda, la reforma agraria es uno de los procesos centrales en la


transformación de México en el siglo XX. El reparto de la tierra redistribuyó riqueza
y poder. La estructura agraria superó la concentración y contribuyó a crear las
condiciones que permitieran la industrialización y el desarrollo nacional. Hoy, el
ejido y la comunidad son las instituciones más importantes en la estructura agraria
del país. Son propietarios de más de la mitad de la superficie geográfica del
territorio nacional; en 1910, menos del 1% de las propiedades rurales
concentraban más del 90% de la tierra. Hoy, integrados en aproximadamente 30
mil ejidos y comunidades, la superficie que poseen se eleva al 62%, si sólo se
considera la propiedad rústica. Según datos del Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática.

3.5.7. La Acción Agraria En La Nueva Jurisdicción y Proceso Social


Agrario.

“Coincidimos con el profesor Marco Antonio Díaz de León en que a partir de


1992 las acciones agrarias tuvieron una mutación, pues con el establecimiento de

106
los tribunales agrarios emerge en plenitud el derecho de acción, como prerrogativa
de sus titulares, que corresponde a una de las garantías individuales consagradas
en el artículo 17 constitucional; aunque como derecho público subjetivo tiene en la
materia agraria algunos elementos propios acordes a su naturaleza de derecho
social.” 116
45

En efecto, en la normativa procesal agraria y en los múltiples precedentes tesis


y jurisprudencia-derivados de la interpretación e integración de dichas normas por
el Poder Judicial Federal, se aprecia la tendencia a ratificar y fortalecer el derecho
de acción, de los núcleos agrarios y sus miembros, para lo cual se establecen
obligaciones procesales a cargo de los tribunales agrarios, en relación a la
suplencia de la queja, carga y valoración de las pruebas, asistencia legal debida,
conciliación, etc.

En tanto que en la legislación anterior, los sujetos activos del derecho de acción
se reducía a los núcleos de población solicitantes de tierras, ejidos, comunidades
de hecho o de derecho, y sus integrantes, así como para casos específicos, los
pequeños o grandes propietarios (certificados de inafectabilidad, expropiaciones o
por afectaciones agrarias), en la legislación agraria en vigor se abre para que
cualquier persona física o moral - particular o entidad pública – que tenga un
derecho material o sustantivo o un interés jurídico controvertido, no reconocido o
que deba ser declarado, ex -lege, por el órgano jurisdiccional agrario, podrán
promover, en términos de los artículos 163 y 165 de la Ley Agraria.

En cambio como sujeto pasivo del ejercicio del derecho de acción, desde la
perspectiva de la doctrina procesal, lo son los nuevos órganos jurisdiccionales
agrarios, en representación del Estado, y como encargados de la función pública
de impartición de justicia agraria.

En tanto, son sujetos de la pretensión, el demandante y el demandado que


conjuntamente con el magistrado, conforman los sujetos de la relación jurídica
procesal en el proceso agrario. De la lectura del artículo 18 de la Ley Orgánica de
los Tribunales Agrarios, que fija la competencia de éstos, se infiere y entiende el
porqué hoy es un hecho cotidiano normal el que concurran a los juicios agrarios
que se sustancian ante los tribunales agrarios, además de los núcleos y sus
integrantes, particulares, e instituciones oficiales, v. gr. la Secretaría de la
Reforma Agraria, el Registro Agrario Nacional, Secretaría de Agricultura,
Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación , Fideicomiso Fondo Nacional
de Fomento Ejidal, y otras dependencias y entidades de la Administración Pública
Federal, particularmente en juicios que versan sobre nulidad de resoluciones de
autoridades agrarias y afectaciones a núcleos Ejidales y comunales de sus bienes
inmuebles.

“Después de 1992 ya no es posible iniciar ningún procedimiento de dotación,


ampliación ni creación de nuevos centros de población. Ya no tienen derechos los

116 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit. Página 114.

107
núcleos de población para solicitar tierras, en consecuencia, ya no sucede nada
con esa tierra y podríamos llegar a un extremo de que en México requiriéramos de
muchos alimentos, pero si los titulares de las tierras no quieren explorarlas, bueno,
pues nos quedaríamos con esa necesidad; el carácter social de la tierra se ha
limitado en cuanto a su propia explotación.” 117
46

117 PONCE DE LEÓN, Luis. Op. Cit. Página 106.

108
CAPITULO 4

EL PROCESO AGRARIO

4.1. Proceso y Procedimiento. Consideraciones Generales.


47

El maestro Eduardo Pallares, expone:

“Y ha sido una vez más Carnelutti quien, adelantándose al reparo de que una
distinción semejante pudiera reputarse bizantina, ha hecho ver que entre ambos
conceptos media diferencia cuantitativa y cualitativa que se podía establecer
considerando el proceso como continente y el procedimiento como contenido
(Manuel de la Plaza incurre en un error de memoria, al hacer esta afirmación. La
relación de continente a contenido la hace Carnelutti relacionando al litigio con el
proceso. Dice que el juicio no es sino el litigio dentro del proceso. Véase el primer
tomo de su “Sistema” donde demuestra esto con mucha claridad); explicándose
así que una combinación de procedimiento (los de primera instancia y de segunda
instancia por ejemplo) pudiera concurrir a constituir un solo proceso.” 118

Finalmente el maestro Pallares concluye:

“El proceso es una institución establecida para realizar mediante ella la función
de administrar justicia, mientras que el procedimiento es el conjunto de formas o
maneras como se efectúa esa función. Unas veces, en forma escrita, otras
verbalmente, en la vía amplia dilatada, que se llama ordinaria o en la breve y
expedita que tiene el nombre de sumaria; en ocasiones, el proceso se inicia
mediante un embargo lo que tiene lugar en los juicios ejecutivos, y de esta manera
el procedimiento cambia según las circunstancias y origina al proceso como un
todo orgánico, pues aquél es la manera como se tramita este último.” 119

Se hace necesario, también, por lo que más adelante se expondrá, precisar lo


que es un proceso y un procedimiento administrativo, para lo cual transcribimos lo
que establece el Diccionario Jurídico Mexicano, editado por el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la U. N. A. M. y Editorial Porrúa, S. A., México 1995:

“En la doctrina, en las leyes y en la práctica judicial se habla de proceso, para


significar el procedimiento que se sigue ante los tribunales por quienes desean
obtener justicia en un litigio o controversia, cumpliéndose la función jurisdiccional.
Finalmente, a función administrativa también se realiza a través de un
procedimiento que debe seguir la administración como garantía de legalidad de
sus acciones ante sí y frente a los administrados.” 120

Por su parte el magistrado agrario, Eucario Cruz Reyes, comenta:

118 PALLARES, Eduardo. Derecho Procesal Civil, Editorial Porrúa, S. A., México, 1995, página
119 Ibidem. Página
120 Ibidem. Página.

109
“Clara se ve la diferencia que existe entre el procedimiento administrativo y el
proceso administrativo. El primero es el cauce legal que sigue la administración
para la realización de su actividad o función administrativa, en cambio el segundo
es la vía legalmente prevista para canalizar las acciones de quienes demandan
justicia ante los tribunales a fin de resolver una controversia administrativa, es
decir, un conflicto originado por un acto o una resolución administrativa que se
48
reputa ilegal”.”121

En relación al concepto de Proceso y su Diferencia con el Litigio, Ponce de


León considera: “Concebimos el proceso como el instrumento jurídico que el
Estado ha establecido para conducir la aplicación de las normas jurídicas
generales al caso concreto, por medio de una serie de actos de procedimiento que
tienen como fin común la constitución de la cosa juzgada.” 122

Según Hugo Alsina, la palabra “proceso” es de uso relativamente moderno,


pues antes se usaba “juicio”, que tiene su origen en el derecho romano y viene de
indicare, “declarar el derecho”. El término proceso es más amplio, porque
comprende todos los actos que realizan las partes y el juez, cualquiera que sea la
causa que los origine, en tanto que juicio supone una controversia, es decir, una
especie dentro del género.

“Proceso es un término más moderno que el juicio y comprende al propio


concepto de juicio, por lo tanto es recomendable la extensión de su empleo en
todas las legislaciones, en virtud de que dentro del desarrollo del derecho procesal
está predominando el principio inquisitivo, lo que ha provocado la sustitución de
algunos términos procesales.” 123

“El término proceso es más amplio y adecuado; pueden incluirse dentro del
mismo la llamada jurisdicción voluntaria, que Ignacio Medina Lima denomina el
procedimiento judicial no litigioso.” 124

“Carnelutti ha formulado una breve definición de juicio, afirmando que no es


otra cosa que “el litigio dentro del proceso judicial”, por lo tanto, el juicio implica
siempre controversia, litigio, etcétera.” 125

“Si el Proceso es un medio de alcanzar la verdad, las normas procesales se


orientan en ese sentido y procuran orientar así a los litigantes. No se fían de su
espontánea veracidad. Exigen la verdad y amenazan con sanciones a quien se
aparta deliberadamente de ella.” 126

121 CRUZ REYES, Eucario. “Los Procedimientos Agrarios”, Revista de los Tribunales Agrarios, número 18,
año VI, Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 1996, página 70-72.
122 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Op. Cit. Páginas 33-34.
123 Idem.
124 Idem.
125 Ibidem. Página 34.
126 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Elementos de Derecho Procesal Agrario, Editorial Porrúa, Tercera
Edición, México, 2000, página 338.

110
“El proceso es instrumento para la verificación de la verdad de los hechos y la
identificación de la norma legislativa que regula el caso concreto.” 12749

“El proceso es una relación jurídica entre: juez, actor y reo.” 128

“Proceso conjunto de actos regulados por la ley y realizados con la finalidad de


alcanzar la aplicación judicial del derecho objetivo y la satisfacción consiguiente
del interés legalmente tutelado en el caso concreto, mediante una decisión del
juez competente.” 129

“Procedimiento conjunto de formalidades o trámites a que está sujeta la


realización de los actos jurídicos civiles, procesales, administrativos y legislativos.”
130

“El procedimiento constituye una garantía de la buena administración de la


justicia. Las violaciones a las leyes del procedimiento pueden ser reclamadas en la
vía de amparo.” 131

En la materia Agraria podemos ensayar diciendo que el Proceso se constituye


por el conjunto de actos jurídicos tridimensionales (demanda, audiencia de Ley y
Sentencia) instados por los justiciables con el fin de lograr la aplicación de la
norma legal Agraria al caso en particular que se plantea ante los órganos
jurisdiccionales Agrarios.

Reiteramos en éste espacio la definición operacional que propusimos del


concepto Proceso Agrario en el desarrollo del Marco Conceptual de la presente
investigación. Dicho concepto se definió en los términos siguientes:

El Proceso Agrario es una institución Jurídica constituida por una serie de


etapas o fases procedimentales establecidas por la norma agraria adjetiva, las
cuales se suceden una tras la otra y se complementan entre sí, cuya realización la
hacen posible las partes y los Tribunales Agrarios que intervienen en su
desarrollo, mediante el ejercicio a instancia de las primeras, de una acción agraria
específica y la aplicación a cargo de los segundos de la normatividad jurídica
sustantiva y adjetiva que rige al caso en particular que se les presenta, bien en la
vía contenciosa o en la de jurisdicción voluntaria.

El procedimiento constituye la forma específica de realizar cada acto dentro del


proceso.

127 BECERRA BAUTISTA, José. El Proceso Civil en México, Editorial Porrúa, S. A., 4ª Edición, México,
1974 página 2.
128 Ídem.
129 DE PINA, Rafael. Diccionario de Derecho. Editorial Porrúa, S. A., Décima Edición, México, 1981,
página 392.
130 Ídem.
131 Ídem.

111
4.2. Elementos en el Proceso Agrario Comparado.

El Lic. Luis Ángel López Escutia, sobre el particular explica:

“Nuevos elementos en el proceso agrario comparado Ulate Chacón destaca la


tendencia a incorporar en el proceso agrario latinoamericano, nuevos principios
para reforzar las características publicistas e inquisitivas del sistema procesal
agrario, sobresaliendo:

- El papel de la Jurisprudencia, como fuente formal del derecho


agrario, como norma que interpreta, integra y delimita; en ausencia
de norma tiene el rango de ley. De ahí que se establezca el sistema
de libre valoración probatoria, para que los jueces agrarios sean
también jueces de equidad, valorando en la forma más amplia y
proveyendo en su caso, para descubrir la verdad material real y así
cumplir con la justicia agraria en el campo.
- La oralidad pura, con sus características de inmediatez,
concentración e identidad física del juzgador.
- Expansión de los amplios poderes del juez: el poder cautelar del
juez agrario, para tutelar la propiedad o posesión, la producción y los
recursos naturales; el impulso de oficio al proceso, y las facultades
para mejor proveer.
- La resolución alternativa de conflictos, mediante la conciliación, la
mediación y el arbitraje.
- Unificación del proceso y la especialización de la materia
agroambiental, en el que marca camino para la unificación procesal,
el Código Procesal Modelo para Iberoamérica, redactado por los
destacados procesalistas Gess Bidart, Enrique Vasconi y Luis
Torrello, y es el Código General del Proceso Uruguayo de 1988, en
los que:
- Se reconoce la especialidad de lo agrario y su especial interés
social, al igual que las materias de familia, menores, seguridad
social y laboral.
- Se refiere al juez iniciativa probatoria al igual que a las partes, y
adoptar medidas cautelares.
- El principio de la “Itinerancia del Juez Agrario”.
- El principio de la universalidad del proceso.
- El principio de la trascendentalidad, o sea, no son las formas las que
interesan, sino el fondo del asunto para hacer verdadera justicia.
- El principio de extrapetitium, con la posibilidad de fallar de acuerdo a
lo debatido y probado en el proceso, o la posibilidad de modificar las
50
pretensiones en la audiencia.” 132

4.3. El Proceso Agrario.

132 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit. Páginas 59-60.

112
4.3.1. Elaboración De La Demanda.

Para que una demanda sea procedente, debe hacer referencia a juicios que
tengan por objeto dirimir y resolver las controversias que se susciten con motivo
de la aplicación de las disposiciones contenidas en la Ley Agraria (Artículo 163).

En aplicación supletoria del Código Federal de Procedimientos Civiles (Artículo


167), sólo pueden iniciar un juicio, intervenir en él (o promover la vía de
jurisdicción voluntaria), quien tenga interés en que el Tribunal Agrario, declare o
constituya un derecho o imponga una condena, y quien tenga el interés contrario.

El actor puede presentar su demanda por escrito o por simple comparecencia;


en este caso el tribunal solicitará la intervención de un abogado de la Procuraduría
Agraria para que coadyuve en su formulación por escrito de manera concisa,
apegándose a los principios de objetividad e imparcialidad debidas.

El escrito de demanda deberá expresar: el Tribunal ante el cual se promueve; el


nombre del actor o el nombre de su representante o apoderado, así como su
domicilio, en término de la Ley; el nombre del demandado y su domicilio si lo
supiere.

Se deberá expresar también, lo que se demanda y la causa de la demanda,


narrando los hechos en que funde su petición de manera sucinta, con claridad y
precisión, de tal modo que el demando esté en condiciones de producir su
contestación y oponer sus defensas, o en su caso, interponer alguna acción
reconvencional. En cuanto a los fundamentos de derecho que son exigibles en el
Código Federal de Procedimientos Civiles, estos no son indispensables en un
escrito de demanda o contestación en materia agraria, porque como una
protección social para los sujetos agrarios, la parte final del artículo 164 de la Ley
Agraria, dispone que “Los tribunales suplirán la deficiencia de las partes en sus
planteamientos de derecho cuando se trate de núcleos ejidales o comunales, así
como ejidatarios y comuneros”; sin embargo, la experiencia obtenida en la
intervención de juicios agrarios sugiere que, es recomendable que las
pretensiones exigidas se funden legalmente, para apoyar un proceso legal debido
y que la parte interesada obtenga éxito en el momento de pronunciarse la
resolución definitiva.

El artículo 181 de la Ley Agraria establece que “Presentada la demanda o


realizada la comparecencia, el tribunal del conocimiento la examinará y, si hubiere
irregularidades en la misma o se hubiere omitido en ella alguno de los requisitos
previstos legalmente, prevendrá al promoverte para que los subsane dentro del
término de ocho días”.

Por lo anterior, se hace mención de la siguiente tesis jurisprudencial:

113
DEMANDA AGRARIA. INDEBIDA PREVENCIÓN PRESENTACIÓN DE
DOCUMENTOS.- El artículo 181 de la Ley Agraria señala que al presentar una
demanda el tribunal del conocimiento la examinará y si hubiera irregularidades,
prevendrá para que se subsanen dentro del término de ocho días y si los
quejosos solicitaron en su demanda la nulidad del contrato que se les requirió
exhibieran, así como la restitución de sus tierras invadidas, debe decirse que la
prevención hecha es incorrecta pues tal precepto permite a los Tribunales
ordenar que se subsanen irregularidades que observen en la demanda o
requisitos de ésta no precisados, empero no en relación a la presentación de
documentos que estime la responsable debieron o no presentarse junto con la
demanda, por lo que el Tribunal Unitario Agrario indebidamente previno y
posteriormente desechó la demanda presentada, porque a su juicio debió
acompañarse contrato respecto del cual solicitaron la nulidad.

Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Segundo


Circuito. II. 2º. P. A. 10 A. Amparo directo 164/95.- Miguel Ángel Munguía
Peña.- 18 de mayo de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente: Rogelio Sánchez
Alcáuter.-Secretaria: María del Rocío F. Ortega Gómez.

4.3.2. Requisitos De La Demanda.

Sobre el particular conviene analizar el contenido de los artículos 5º , 276 y 322


del Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria, al no
existir disposición expresa en la Ley Agraria que prevenga los requisitos que se
deban contener en una demanda. El Código Procesal establece una serie de
disposiciones legales, a ese respecto: lo que debe expresar su escrito, los
documentos en que funde su acción la parte actora y que debe anexar a la misma
o la designación del archivo en que se encuentren; y todos los documentos que
tenga en su poder y que hayan de servir como pruebas de su parte.

Previene igualmente que todo litigante, con su primera promoción presentará: I.-
El documento o documentos que acrediten el carácter con que se presente en el
negocio, en caso de tener representación legal de alguna persona o corporación,
II.- El número de copias simples necesarias para correr traslado a las demás
partes; estableciendo también, que no se dará entrada a la promoción si no se
acompañan las copias.

Por su parte, el artículo 5º del Código Procesal precitado, establece que


“siempre que una parte dentro de un juicio, esté compuesta de diversas personas,
deberá tener una sola representación, para lo cual nombrarán los interesados un
representante común. Si se tratare de la actora, el nombramiento de representante
será hecho en la demanda o en la primera promoción, sin lo cual no se le dará
curso”.

114
De todo esto deriva que si el actor, omite en su escrito de demanda alguno de
los requisitos anteriormente mencionados, el tribunal debe prevenirlo para que
subsane la irregularidad en un término de ocho días. La Ley Agraria no contempla
sanción alguna para aquéllos que no cumplan con tal prevención, como lo sería el
desechamiento o no admisión de la demanda y en tal virtud, el tribunal debe
aceptar el escrito aún sin haberse subsanado la irregularidad. Coincido con los
estudiosos de ésta disciplina que en este caso, valdría la pena adicionar con un
párrafo, la parte final del artículo 181 de la Ley Agraria, autorizando a los
Tribunales Agrarios para que si la parte actora no cumple con la prevención que
se le hiciere, le sea rechazado su escrito de demanda, de lo contrario, y como se
observa actualmente, tal prevención carece de sentido, así como también de
explicación, el conjunto de requisitos que se previenen en la Ley para la
presentación de la demanda; acorde con esta propuesta, lo es el artículo 276 del
Código Procesal comentado, cuando refiere que no se dará entrada a la
promoción si el litigante no acompaña las copias necesarias para correr traslado a
las demás partes, tanto de la demanda como de los documentos que debiere
presentar.

Lo anterior para evitar que gran número de demandas de ésta naturaleza


constituyan carga procesal para el órgano jurisdiccional a sabiendas de que serán
improcedentes las acciones deducidas.

La imposibilidad legal que tienen dichos tribunales agrarios para desechar


demandas se reafirma con el criterio sustentado por el Segundo Tribunal
Colegiado del Octavo Circuito en la Tesis VIII, 2º Y 3º , A, visible a fojas
doscientos setenta y cinco, Tomo XVI, octubre 1994, Octava Época del Semanario
Judicial de la Federación, cuyo rubro y texto establecen: “Agrario. El Tribunal
Unitario Agrario carece de facultades para desechar la demanda.- De conformidad
con la nueva legislación agraria que entró en vigor el veintisiete de febrero de mil
novecientos noventa y dos, el Tribunal Agrario no está facultado para desechar
una demanda, pues ninguna norma jurídica le concede tal atribución, sino que, por
el contrario, en los artículos 163 al 190 de la citada ley se consignan disposiciones
sobre las formalidades, actuaciones y el trámite que debe realizar cuando se está
en presencia de una demanda, de suerte que, de acuerdo con lo dispuesto por el
artículo 181 del mismo ordenamiento legal, el Tribunal Unitario sólo está
autorizado para prevenir al promovente a fin de que subsane las irregularidades
que hubiere advertido al examinar la demanda, quedando como cuestión propia de
la sentencia definitiva que llegue a emitirse, lo conducente acerca de la
procedencia de la acción deducida”.

“ACCIÓN AGRARIA. EL TRIBUNAL AGRARIO CARECE DE FACULTADES


PARA CALIFICAR SU PROCEDENCIA O IMPROCEDENCIA EN EL AUTO
INICIAL. De las disposiciones contenidas en la Ley Agraria en vigor, en su título
décimo, que regulan el proceso agrario, no se desprende que los tribunales
agrarios tengan facultades para determinar, en el auto inicial, si la acción agraria

115
intentada es o no procedente, ni menos aún para desechar una demanda. La
ausencia de estas facultades es acorde con la naturaleza del procedimiento
agrario, pues es hasta la audiencia de derecho establecida en el artículo 185 de la
citada Ley Agraria, cuando se hacen valer las acciones, excepciones y defensas,
reservándose la calificación de su procedencia y demostración para la sentencia
respectiva; luego, determinar la procedencia o improcedencia de la acción agraria
en el auto que recae a la presentación de la demanda, daría lugar a que ya no se
celebrara la audiencia de derecho y, por tanto, a que se privara al demandante de
ejercitar materialmente su acción. No se soslaya que los tribunales agrarios se
encuentran autorizados para prevenir al actor a efecto de que regularice y aclare
su demanda dentro del plazo de ocho días, según lo dispuesto en el artículo 181
de la mencionada legislación, lo que tiene por objeto simplemente precisar el
contenido de la pretensión agraria, las partes y demás presupuestos lógicos para
poder entablar la litis y seguir el procedimiento con certidumbre, pero no significa
que aclarada la demanda, el tribunal pueda desecharla por estimar improcedente
la acción. Corrobora lo expuesto, que de acuerdo con lo establecido en el artículo
168 de la Ley en cita, el tribunal agrario ni siquiera puede desechar una demanda
por advertir su legal incompetencia, sino que se encuentra obligado a suspender el
procedimiento y remitir lo actuado al tribunal que estime competente. Finalmente,
la existencia de facultades sobre el particular tampoco puede derivarse de la
aplicación supletoria de las disposiciones del Código Federal de Procedimientos
Civiles a que se refiere el artículo 167 de la Ley Agraria, dado que en el
Procedimiento Civil es en la propia demanda donde se ejercita la acción.

Contradicción de tesis 2/99. entre las sustentadas por el Primer Tribunal


Colegiado del Décimo Cuarto Circuito y Segundo Tribunal Colegiado del mismo
circuito. 4 de junio de 1999. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Guillermo I.
Ortiz Mayagoitia. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Armando Cortés
Galván.

Tesis de jurisprudencia 84/99. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto


Tribunal, en sesión pública del cuatro de junio de mil novecientos noventa y nueve.

Novena Época. Instancia: Segunda Sala. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta. Tomo: X, Julio de 1999. Tesis: 2ª./J. 84/99. Página: 69.”

TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. CARECE DE FACULTADES PARA


DESECHAR O TENER POR NO INTERPUESTA LA DEMANDA (ARTÍCULO 181
DE LA LEY AGRARIA). De la interpretación del artículo 181 de la Ley Agraria, se
desprende que únicamente se faculta al Tribunal Unitario Agrario para prevenir al
promovente, a fin de que subsane las irregularidades que hubiere advertido al
examinar la demanda dentro del término de ocho días, pero no para apercibirlo
con tener por no interpuesta la demanda o desecharla, en caso de incumplimiento.

TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL SEGUNDO


CIRCUITO.

116
Amparo Directo 217/98. Santos Avilés Hernández, Juan Cortés Martínez y
Cosme Espinoza Avilés, en su carácter de presidente, secretario y tesorero,
respectivamente, del Comisariado de Bienes Comunales del Poblado denominado
“Santa Cruz Texcalapa”, Municipio de Sultepec, Estado de México. 14 de mayo de
1998. Unanimidad de votos. Ponente: Lorenzo Palma Hidalgo. Secretario: José
Gerardo Mendoza Gutiérrez.

Amparo Directo 311/98. Victoria Jiménez Jiménez. 21 de mayo de 1998.


Unanimidad de votos. Ponente: Darío Carlos Contreras Reyes. Secretaria: María
Dolores Omaña Ramírez.

Amparo directo 290/98. Hilaria Romero Andrés. 4 de junio de 1998. Unanimidad


de votos. Ponente: Darío Carlos Contreras Reyes. Secretaria: Silvia Ivonne Solís
Hernández.
Amparo directo 361/98. Crescencia Emma Cuevas Barrera. 20 de agosto de
1998. Unanimidad de votos. Ponente: Lorenzo Palma Hidalgo. Secretario: Felipe
Fernando Mata Cano.

Amparo directo 610/98. Juana Pérez Juárez. 8 de octubre de 1998. Unanimidad


de votos. Ponente: Manuel Baraibar Constantino. Secretaria: Sara Olimpia Reyes
García.

Novena Época. Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA


ADMINISTRATIVA DEL SEGUNDO CIRCUITO. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Tomo: IX, Marzo de 1999. Tesis: II.A J/8. Página: 1348.”

AGRARIO. EL TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO CARECE DE FACULTADES


PARA DESECHAR LA DEMANDA. De conformidad con la nueva legislación
agraria que entró en vigor el veintisiete de febrero de mil novecientos noventa y
dos, el Tribunal Agrario no está facultado para desechar una demanda, pues
ninguna norma jurídica le concede tal atribución, sino que, por el contrario, en los
artículos 163 al 190 de la citada Ley se consignan disposiciones sobre las
formalidades, actuaciones y el trámite que debe realizar cuando se está en
presencia de una demanda, de suerte que, de acuerdo con lo dispuesto por el
artículo 181 del mismo ordenamiento legal, el Tribunal Unitario sólo está
autorizado para prevenir al promovente a fin de que subsane las irregularidades
que hubiere advertido al examinar la demanda, quedando como cuestión propia de
la sentencia definitiva que llegue a emitirse, lo conducente acerca de la
procedencia de la acción deducida.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO.

Amparo directo277/94. Jesús Flores Arciniega. 11 de julio de 1994. Ponente:


Enrique Rodríguez Olmedo. Secretario: Antonio López Padilla.

117
Octava Época. Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO
CIRCUITO. Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo: XIV, Octubre de
1994. Tesis: VIII. 2º. 43 A. Página: 274.”

El Código Federal de Procedimientos Civiles, dispone en su artículo 325, que “si


la demanda es oscura o irregular, el tribunal debe, por una sola vez, prevenir al
actor, que la aclare, corrija o complete, para lo cual se le devolverá, señalándole,
en forma concreta, sus defectos. Presentada nuevamente la demanda, el tribunal
le dará curso o la desechará”.

En relación a éste asunto, el Lic. Rubén Gallegos Vizcarro, justifica.

“El desechamiento de la demanda, que se diere por el incumplimiento de la


prevención, no acarrea ningún perjuicio al litigante porque el juicio aún no ha
comenzado, esto es, no hay interés contradictorio y resulta legal y
constitucionalmente procedente el que los Tribunales Agrarios encargados de
velar por el cumplimiento exacto de la ley, obliguen a los interesados a respetar
las formalidades que se exigen en el procedimiento agrario. Es cierto que la parte
demandada puede oponer alguna excepción dilatoria por falta de un presupuesto
procesal, o bien exigir que se aclare, corrija o complete aquélla fuere obscura o
irregular; empero, si el magistrado agrario tiene la ineludible dirección del juicio y
tiende a garantizar un debido proceso legal en bien de los sujetos agrarios, nada
impide entonces que pueda repeler de oficio un escrito de demanda irregular como
de antiguo se ha permitido y así evitar que se admitan demandas improcedentes,
que por sus características entorpecen el accionar de los tribunales, y crean falsas
expectativas a los campesinos, que se sienten agraviados con un juicio que les ha
llevado tiempo, al que le han invertido un dinero que les hace falta y que
finalmente es adverso para ellos. En suma, una irregularidad que en nada
contribuye al logro de una mejor administración de justicia agraria.” 133
51

El nombre del Tribunal ante quien se promueve, es importante para que el


demandado tenga conocimiento del Tribunal Unitario de distrito ante quien deba
de comparecer, sobre todo a sabiendas de que hay estados de la República como
los de Veracruz, Guerrero y Michoacán que cuentan hasta con dos y tres distritos
diferentes y pudiera además presentarse algún problema de competencia
territorial.

El nombre del actor o el de su representante legal es indispensable, porque el


demandado requiere saber quien es el que le demanda y si tiene la capacidad
legal y procesal para comparecer en juicio a reclamarle determinada pretensión.

Sabemos ya de la exigencia legal, de que la parte actora, debe acreditar interés


jurídico para que el tribunal le declare o constituya un derecho o imponga una

133 GALLEGOS VIZCARRO, Rubén. “De los Juicios Agrarios: Propuesta de Reforma”, Revista de los
Tribunales Agrarios, S/N, páginas 136-137.

118
condena; como también, el que esta parte puede intervenir por sí o a través de
representantes o apoderados, en cuyo caso éstos deberán exhibir el poder que los
acredita para comparecer a nombre de su poderdante.

El actor debe expresar su nombre y apellidos completos y todo aquello que


permita conocer su personalidad y su aptitud para comparecer en juicio, pues se
debe estar en pleno ejercicio de los derechos civiles y en caso contrario, lo harían
sus representantes legítimos o los que deban suplir su incapacidad de acuerdo
con la ley.

Los hechos deben narrarse en el escrito de demanda, de manera clara y


sucinta, de modo transparente, con precisión, para que tanto el tribunal como el
demandado, puedan saber sin dificultad alguna, lo que se pide y por qué razón se
pide, de tal suerte que el demandado esté en condiciones de responder y el
tribunal de juzgar en conciencia y a verdad sabida de la cuestión debatida. De ello
resulta que los litigantes deben estudiar y analizar bien los asuntos que les
proponen sus clientes, para promover en forma debida y explicar de manera
razonable lo que van a pedir y que esto sea conforme con los datos y pruebas que
anticipadamente han de reunir, porque de no hacerlo así, se exponen a perder un
litigio en perjuicio de sus representados.

El nombre del demandado se comprende que es un requisito básico, porque ello


hace posible el emplazamiento a su persona. En este sentido, el actor debe poner
atención a la persona que demanda, enterarse que la misma tiene capacidad legal
para comparecer a juicio y si es la persona a quien deba plantearse la
reclamación, pues suele suceder que se ha llamado a comparecer a alguien que
no tiene legitimación pasiva, lo que significa pérdida de tiempo, molestias a
terceros y gastos infructuosos, esto último, que también se presenta, cuando sólo
se formula la demanda en contra de una persona y existen otros codemandados
que debieran ser llamados a juicio.

En materia agraria, puede darse el caso, que el nombre del demandado no se


conoce y se reclama por ejemplo, algún derecho posesorio respecto de una
parcela o solar urbano; si así fuere, basta con identificar debidamente la tierra
parcelada o el solar de que se trate, señalando su ubicación, superficie y cualquier
otro dato que lo permita, para que se tenga por señalado el demandado. Es claro
que tal circunstancia debe observarse con mucho cuidado por el tribunal,
solicitándose oficiosamente, si fuere necesario al Registro Agrario Nacional, datos
e informes sobre el particular, así como a los comisariados ejidales.

En el supuesto de conocerse el nombre del demandado pero no así su domicilio,


este deberá ser llamado a comparecer a través de la publicación de edictos y con
sujeción a lo previsto en la Ley Agraria.

El Tribunal Superior Agrario emitió la circular 3/92, publicada en el Diario Oficial


de la Federación el 8 de enero de 1993, que regula los requisitos que debe cumplir
la demanda, a saber:

119
Requisitos que debe cumplir la demanda.

a) El Tribunal ante el que se promueve.


b) Los nombres y domicilios del actor y del demandado.
c) Lo que se pide o demanda, expresándolo en términos claros y precisos.

Cuando la materia del juicio sea algún terreno, se deberá señalar poblado,
municipio y estado en que se encuentra. También deberá identificarse plena y
adecuadamente, indicando la superficie, los linderos y las colindancias. Cuando
sea posible, es conveniente anexar un croquis.

d) Los hechos en que el actor funde su petición.


e) Los fundamentos de derecho.
f) Las copias para correr traslado, tanto de la demanda como de los
documentos anexos.

Con el propósito de no acudir a la Supletoriedad del Código Federal de


Procedimientos Civiles de manera constante debido a que la Ley Agraria es Omisa
en regular los requisitos que debe reunir el escrito de Demanda, que so pretexto
de esa situación, se aplica excesivamente dicho cuerpo legal procesal por los
jurisdicentes Agrarios, al respecto propongo que se adicione un párrafo al artículo
170 de la Ley Agraria, en el que se establezcan como requisitos que debe reunir la
Demanda, los contenidos en la circular citada.

4.3.3. Auto Admisorio De La Demanda.

Es evidente que una vez satisfechos los requisitos de la demanda con la


presentación del escrito o cumplida la prevención que hiciere el Tribunal, deberá
dictarse un auto admisorio de la misma, lo cual está indicado en el segundo
párrafo del artículo 170 de la Ley Agraria, en cuanto establece que “Recibida la
demanda, se emplazará al demandado para que comparezca a contestarla a más
tardar durante la audiencia”.

4.3.4. Emplazamiento.

Es el acto procedimental por el que se da a conocer al demandado la existencia


de una demanda en su contra, y así enterarle de la petición o reclamación del
actor y la oportunidad de contestarla dentro del plazo que la Ley señala.

La Ley Agraria establece que al recibir la demanda – ya sea por escrito o por
simple comparecencia – el Tribunal competente deberá emplazar al demandado
para que comparezca a contestarla a más tardar durante la audiencia, la cual
deberá tener lugar dentro de un plazo no menor a cinco días ni mayor a 10,
contados a partir de la fecha en que se practique el emplazamiento.

120
El emplazamiento deberá efectuarse por medio del Secretario o Actuario del
Tribunal, en los términos establecidos por los artículos 170 al 177 del citado
ordenamiento legal.

Es importante esta actuación por ser eminentemente formal; de no observarse


produce la nulidad de las actuaciones subsecuentes y, en consecuencia, la
reposición del procedimiento.

4.3.5. Procedimiento Del Proceso Agrario.

4.3.5.1. Contestación.

Una vez emplazado el demandado, éste deberá producir contestación a más


tardar en la audiencia, por escrito o comparecencia. En este último caso, el
Tribunal solicitará a la Procuraduría Agraria que coadyuve en su formulación por
escrito en forma concisa (artículo 178 de la Ley Agraria).

La demanda se contestará negándola, confesándola u oponiendo excepciones.


El demandado deberá referirse a todos y cada uno de los hechos comprendidos
en la demanda, afirmándolos o negándolos, expresando los que ignore, los que no
considere propios o refiriéndolos como crea que tuvieron lugar, según lo dispone
el artículo 329 del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación
supletoria.

CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA, FALTA DE. INOBSERVANCIA DE LAS


DISPOSICIONES CONTENIDAS EN EL ARTÍCULO 332 DEL CÓDIGO FEDERAL
DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DE APLICACIÓN SUPLETORIA A LA LEY
AGRARIA. El numeral 167 de la Ley Agraria, establece la aplicación supletoria del
Código Federal de Procedimientos Civiles cuando no exista disposición expresa
en la Ley.- Asimismo, el artículo 180 de la invocada Ley no establece la manera en
que debe de resolverse la cuestión procesal relativa a la falta de contestación a la
demanda por incomparecencia d e los demandados a la audiencia
correspondiente. Por su parte el dispositivo 332 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, señala que cuando haya transcurrido el término del
emplazamiento, sin que haya sido contestada la demanda, se tendrán por
confesados los hechos siempre que el emplazamiento se haya entendido en forma
personal o directamente con el demandado, su representante o apoderado,
quedando a salvo sus derechos para probar en contra. Tal disposición, encuentra
aplicabilidad, por suplencia a la Ley Agraria, porque al no consignarse en el
capítulo III, denominado “Del Juicio Agrario” de esta Ley, norma a aquél en el caso
de que no se conteste la demanda en la audiencia a que se refiere el artículo 180
del ordenamiento citado, debe de estarse a la regla que se contiene en el artículo
332; esto es, que si no se contesta la demanda deben de tenerse por confesados
los hechos de la misma; empero, si aún cuando el quejoso solicitó que se le
tuviera al demandado por confeso de los hechos de la demanda, el Tribunal
Unitario omitió dictar el acuerdo correspondiente, destacando con ello las

121
disposiciones que se contienen en los preceptos legales antes referidos, violan la
garantía del debido proceso en perjuicio del impetrante.

Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal y Administrativa del Segundo Circuito.


Amparo directo 539/94.- Ignacio Benítez Arce.- 22 de septiembre de 1994.-
Unanimidad de votos.- Ponente: Darío Carlos Contreras Reyes.- Secretaria: Ma.
Dolores Omaña Ramírez. Semanario Judicial de la Federación, octava época,
tomo XV-II, febrero de 1995.

EXCEPCIONES. DEBEN OPONERSE EN LA CONTESTACIÓN DE DEMANDA


PARA QUE SEAN TOMADAS EN COSIDERACIÓN LAS. Conforme a lo dispuesto
por el artículo 273 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de
Chiapas, “El demandado formulará contestación en los términos prevenidos para
la demanda. Las excepciones que se tengan, cualquiera que sea su naturaleza, se
harán valer simultáneamente y nunca después, a no ser que fueran
supervinientes…”. Por tanto, del contenido de la disposición legal en cita, se
determina que el demandado debe exponer en su escrito de contestación a la
demanda, todas aquellas circunstancias o hechos que se relacionen en forma
estrecha con la materia del debate, para que quede debidamente planteada la litis;
de ahí que, no es admisible que las excepciones puedan oponerse o alegarse en
los agravios de apelación, por ello, el Tribunal ad quem actúa correctamente al no
tomarlas en consideración porque no fueron opuestas oportunamente, declarando
inoperante el agravio tendiente a hacer valer una excepción que no se mencionó
en el escrito de contestación de demanda.

Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito. Amparo directo 712/93.- Francisco


Rubín Cruz.- 3 de diciembre de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: Francisco
A. Velasco Santiago.- Secretario: José Gabriel Clemente Rodríguez.- Semanario
Judicial de la Federación, abril de 1994.

DEMANDA, CONTESTACIÓN A LA. NEGATIVA SIMPLE Y PURA DEL


DERECHO. EFECTOS.- Es requisito indispensable que el pasivo refute
detalladamente cada uno de los puntos de la reclamación, y no efectuarlo en
forma legal, pues de lo contrario tal actitud se estimará como silencio o evasiva, y
de conformidad con el artículo 878, fracción IV, de la Ley Federal del Trabajo, al
actuar de esa forma se traduce en una negación simple y pura del derecho,
importando así la aceptación de los hechos.

Quinto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito. I.5º.T.30L.-


Amparo directo 4545/95.- Ultrapura de Azcapotzalco, S. A. de C. V.- 25 de mayo
de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente: Gemma de la Llata Valenzuela.-
Secretaria: María Isabel Haruno Takata Gutiérrez.

122
SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO JUDICIAL, IMPROCEDENTE
CONCEDER LA. Debido a que el procedimiento judicial es de orden público, se
considera de extrema gravedad la suspensión del mismo, porque tiene por objeto
declarar un derecho o constituirlo, a través de la sentencia que se dicte en el juicio
respectivo, en lo que se encuentra primordialmente interesada la sociedad.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO. Incidente de suspensión en


revisión 24/78. Transportes Norte de Sonora, S. A. 15 de mayo de 1978.
Unanimidad de votos. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel.
Séptima Época. Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo: 109-114, Sexta Parte.
Página: 207.

4.3.5.2. Representación.

Será optativo para las partes acudir asesoradas pero, en caso de que una de
ellas esté asesorada y la otra no, el Tribunal – oficiosamente o a petición de parte
– suspenderá el procedimiento y solicitará los servicios de un defensor de la
Procuraduría Agraria, quien para enterarse del asunto, dispondrá de cinco días
contados a partir de la fecha en que se apersone al procedimiento (artículo 179 de
la Ley Agraria).

Asimismo, es importante recordar que la doble representación legal que en su


caso brinde la Procuraduría Agraria, únicamente procederá cuando así lo
determine la autoridad jurisdiccional, quedando como opción para resolver estos
casos la actuación que establece el artículo 41 del Reglamento Interior de dicha
Institución, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 28 de diciembre de
1996.

TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. VIOLA EL ARTÍCULO 179 DE LA LEY


AGRARIA AL NO SUSPENDER LA AUDIENCIA CUANDO SOLO UNA DE LAS
PARTES ACUDE ASESORADA. Si existe disposición expresa que impone a la
autoridad el imperativo leal de suspender la audiencia y solicitar los servicios de
un defensor de la Procuraduría Agraria cuando una de las partes acude asesorada
y la otra no, y si la autoridad responsable adujo que no podía designar algún
profesionista de la Procuraduría Agraria porque la parte actora ya había solicitado
los servicios de tal autoridad y si no existe impedimento legal alguno para que
ambas partes sean asesoradas por servidores de la Procuraduría Agraria, y si por
el contrario el artículo 4º en su fracción IV, del Reglamento Interno de la
Procuraduría Agraria, precisa que son atribuciones de ésta, actuar como árbitro y
dictaminar en los casos en que las partes no lleguen a un avenimiento y designen
a la institución con tal carácter, se colige que se permite no sólo que las partes
contendientes utilicen los servicios de tal institución, sino la obligación de ésta de
actuar como árbitro conciliando los intereses de ambas; por lo que al no
considerarlo así la responsable contravino lo dispuesto por el artículo 179 de la
Ley Agraria, en virtud de que al asistir la parte demandada sin asesoría legal, la
autoridad responsable debió suspender la audiencia y solicitar los servicios de la

123
Procuraduría Agraria, para que ésta asesorara a las partes, e incluso, en uso de
sus atribuciones actuara como árbitro, conciliando los intereses de los litigantes,
dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 135 de la Ley Agraria.

Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Segundo


Circuito.
Semanario Judicial de la Federación y su gaceta. Tribunales Colegiados de
Circuito.
Novena Época. Tomo III, mayo de 1996. página 710.

4.3.5.3. La Reconvención.

Es la facultad que la Ley concede al demandado para presentar a su vez otra


demanda en contra del actor o demandante, exigiéndole contraprestaciones
distintas que pueden formar parte de la controversia.

A la reconvención se le reconoce jurídicamente también con el término común


de contrademanda. El Código Federal de Procedimientos Civiles dispone que si al
contestar la demanda no se opusiere reconvención, no podrá ser ampliada la
contestación en ningún otro momento del juicio, a no ser que se trate de
excepciones y defensas supervinientes, o de que no haya tenido conocimiento el
demandado al producir su contestación (artículos 330 y 333 del Código Federal de
Procedimientos Civiles).

La reconvención en la Ley Agraria (artículo 182)

Si el demandado opusiere reconvención, lo hará precisamente al contestar la


demanda; nunca después. En el mismo escrito o comparecencia deberá ofrecer
las pruebas que estime pertinentes.

En este caso, se dará traslado al actor para que esté en condiciones de


contestar lo que a su derecho convenga y el Tribunal diferirá la audiencia por un
término no mayor de 10 días, excepto cuando el reconvenido esté de acuerdo en
proseguir el desahogo de la audiencia.

4.3.6. La Audiencia De Ley.

Durante esta etapa se observará lo siguiente:

4.3.6.1. Procedimiento En Ausencia Del Actor y Presencia Del


Demandado.

En este supuesto, se impondrá una multa al actor equivalente al monto de uno a


10 días de salario mínimo de la zona que se trate; si no la paga, no se emplazará
de nuevo a juicio (artículo 183 de la Ley Agraria).

124
4.3.6.2. Procedimiento En Ausencia Del Actor y El Demandado.

En este supuesto, se tendrá por no practicado el emplazamiento y podrá


ordenarse de nuevo si el actor lo pidiera. Lo mismo se observará para el caso en
el cual el demandado no haya sido debidamente emplazado (artículo 184 de la
Ley Agraria).

4.3.6.3. Procedimiento En Ausencia Del Demandado.

En este supuesto, se llevará a cabo la audiencia y si al ser llamado a contestar


la demanda el demandado no estuviere presente se hará constar en el expediente
respectivo que fue debidamente emplazado.

4.3.7. Desarrollo De La Audiencia De Ley.

1. Los abogados de las partes acreditarán su personalidad y


solicitarán primeramente que les sea reconocida ésta.
2. Las partes expondrán oralmente sus pretensiones por su
orden.
3. El actor ratificara su escrito inicial de demanda y de
ofrecimiento de pruebas; podrá también aclararlo o
modificarlo. Las pruebas podrán estar relacionadas con
los hechos de la demanda.
4. El demandado dará contestación a la demanda y ofrecerá
sus pruebas relacionándolas con los hechos de su
contestación si así lo considera conveniente. Podrá hacer
suyas algunas de las pruebas que ofreció el actor si
considera que le benefician.
5. el demandado podrá reconvenir al actor, ofreciendo sus
pruebas respectivas, relacionándolas con los hechos de
su reconvención, si lo considera conveniente dado que el
Proceso Agrario no lo exige.

Se dará vista al actor con la reconvención, para que manifieste lo que a su


derecho convenga, y solicitará el diferimiento de la audiencia para estar en
posibilidad de dar contestación a la misma; o bien si lo considera conveniente, la
contestará en ese momento; en ambos casos, ofrecerá sus pruebas y podrá
relacionarlas con los hechos de su contestación y se continuará con el desahogo
de audiencia.

6. El Tribunal Unitario Agrario acordará admitir las pruebas y


deberá realizar el desahogo de las mismas, cuando su
naturaleza lo permita y en caso contrario señalar fecha y
hora para desahogar aquéllas que requieran preparación
especial.

125
7. El Tribunal Unitario Agrario exhortará a las partes, a una
composición amigable, en caso de darse la avenencia
entre estos, se elaborará el convenio respectivo y se
calificará por dicho Tribunal, elevándolo a Sentencia
Ejecutoria.
En el supuesto contrario, continuará el desarrollo del
Proceso hasta dictar Sentencia Definitiva.
8. Previamente a esto último, el Tribunal Unitario Agrario
debe fijar la Litis correspondiente. Después de la práctica
de la última Diligencia, otorgar a las partes el derecho para
formular sus respectivos alegatos.

4.3.8. Las Pruebas en el Proceso Agrario.

La prueba es la obtención del cercioramiento del juzgador acerca de los hechos


discutidos y discutibles, cuyo esclarecimiento resulte necesario para la resolución
del conflicto sometido a proceso. En este sentido, la prueba es la verificación o
confirmación de las afirmaciones expresadas por las partes.

En el procedimiento agrario serán admisibles toda clase de pruebas que no sean


contrarias a la ley (articulo186 de la Ley Agraria).

Las partes asumirán la carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus


pretensiones (articulo 187de la Ley Agraria).

De acuerdo con el artículo 93 del Código Federal de Procedimientos Civiles (C.


F. P. C.), de aplicación supletoria a la Ley Agraria, se reconocen como medios de
prueba los siguientes:

a) La confesional (artículos 95 a 128 del C. F .P. C.).


b) Documentos públicos (artículos 129 a 142 del C. F. P. C.).
c) Documentos privados (artículos 129 a 142 del C. F. P. C.).
d) Dictámenes periciales (artículos 143 a 160 del C. F. P. C.).
e) Reconocimiento o inspección judicial (artículos 161 a 164 del C. F. P. C).
f) Testigos (artículos 165 a 187 del C. F. P. C.).
g) Fotografías, escritos y notas taquigráficas y todos aquellos elementos
aportados por los descubrimientos de la ciencia (artículos 188 y 189 del C. F.
P. C.).
h) Las presunciones (legal y humana) (ver artículos 190 a 196 del C. F. P.C.).
i) Instrumental de actuaciones.

En materia Agraria se permite la de “preguntas directas entre las partes.


(Artículo 185 fracción II de la Ley Agraria).

126
Al ofrecer las pruebas las partes podrán objetarlas, manifestando en qué
consiste tal objeción en cuanto a su alcance y valor probatorio, o en cuanto a su
autenticidad, contenido y firma.

En materia Agraria no es tan importante objetar las pruebas ya que el juzgador


goza de amplias facultades para resolver a Verdad Sabida.

PRUEBAS. EL TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. DEBE RECABAR AÚN DE


OFICIO LAS OFRECIDAS Y DEMÁS ELEMENTALES PARA ANALIZAR Y
DECIDIR A VERDAD SABIDA LA CUESTIÓN PROPUESTA.- Una armónica y
concordante interpretación de los artículos 186, 187 y 189 de la nueva Ley
Agraria, permite concluir, que siendo el problema agrario de naturaleza social, los
Tribunales Unitarios creados ex profeso para solucionarlos, deben realizar cuantas
gestiones legales fueren necesarias para lograr, mediante el análisis de los
medios de convicción, el conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados, único límite que les impone la propia compilación para normar su
actividad, en razón de ello, no deben omitir pronunciarse acerca de determinada
cuestión, so pretexto de que no pudieren fijar un punto de referencia, cuando se
ofrecieron y admitieron pruebas periciales y de otra índole en ese aspecto y si bien
desistió de la primera el oferente, lo cierto es, que en aras de la verdad que
preconizan los artículos precitados, debió oficiosamente el Tribunal ordenar su
perfeccionamiento y, por otra parte, procurar el desahogo correcto de las demás
para no concluir en el desconocimiento que le sirvió de argumento para decidir la
cuestión planteada.

Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito.- Amparo directo 92/95.-
Atanasio Fierro Olea.- 7 de abril de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente: María
Eliza Zúñiga Alcalá.- Secretario: Francisco Javier Teodoro Arcovedo Montero.-
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 9ª. Vol. Tomo. I-mayo 1995, pág. 396. Clave o Núm. Tesis XXI.2º .2 A.

4.3.8.1. Su Ofrecimiento.

Conforme a lo dispuesto en el artículo 185 fracciones I, II, en relación con los


diversos 186 y 187 de la Ley Agraria, los litigantes pueden ofrecer “toda clase de
pruebas que no sean contrarias a la Ley”.

Este ofrecimiento no requiere forma especial determinada ya que podrá hacerse


desde el escrito de demanda del de contestación o en el acto mismo de celebrarse
la audiencia de Ley en forma oral. Inclusive la falta de ofrecer pruebas no
constituye impedimento para la admisión a trámite de la demanda respectiva.

DEMANDA AGRARIA. INDEBIDA PREVENCIÓN, PRESENTACIÓN DE


DOCUMENTOS. El artículo 181 de la Ley Agraria señala que al presentar una
demanda el tribunal del conocimiento la examinará y si hubiera irregularidades,
prevendrá para que se subsanen dentro del término de ocho días y si los quejosos

127
solicitaron en su demanda la nulidad del contrato que se les requirió exhibieran,
así como la restitución de sus tierras invadidas, debe decirse que la prevención
hecha es incorrecta pues tal precepto permite a los tribunales ordenar que se
subsanen irregularidades que observen en la demanda o requisitos de ésta no
precisados, empero no en relación a la presentación de documentos que estime la
responsable debieron o no presentarse junto con la demanda, por lo que el
Tribunal Unitario Agrario indebidamente previno y posteriormente desechó la
demanda presentada, porque a su juicio debió acompañarse contrato respecto del
cual solicitaron la nulidad.

Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Segundo


Circuito.
Semanario Judicial de la Federación y su gaceta. Tribunales Colegiados de
Circuito.
Novena Época. Tomo II, octubre de 1995. página 515.

4.3.8.2. Su Admisión.

Es práctica forense lo que realizan los Tribunales Unitarios Agrarios que una vez
fijada la litis en el Proceso Agrario, procedan a analizar los medios de prueba
ofertadas por las partes para decidir su admisión o desechamiento respectiva.

4.3.8.3. Del Desahogo De Las Pruebas.

Una vez admitidas las pruebas, el Tribunal Unitario Agrario procede a su


desahogo o, bien señala hora y fecha para tal diligencia. Situación ésta última que
es contraria a la norma legal y el principio de “Justicia Expedita”.

a) Prueba confesional.

Podrá prepararse con la debida anticipación, anexando a la demanda o


contestación el correspondiente pliego de posiciones en sobre cerrado, según sea
el caso.

En el Proceso Agrario se puede ofrecer en el acto mismo de la audiencia de Ley


y articular posiciones de manera oral.

PRUEBA CONFESIONAL. REQUISITOS PARA SU RECEPCIÓN.- Para la


preparación, recepción y desahogo de la prueba confesional, es menester que se
cumplan como supuestos esenciales a saber, en primer lugar, su ofrecimiento
pidiendo el proponente que se cite al absolvente para declarar, bajo protesta de
decir verdad, acerca de hechos concernientes a los puntos debatidos en la litis; en
segundo lugar, que dicho ofrecimiento sea oportuno, esto es, que sea realizado
con la debida anticipación que permita la preparación para su recepción en la
audiencia de ley, según lo dispone el artículo 308 del código adjetivo civil; en

128
tercer lugar, se requiere que se exhiba el pliego de posiciones, a efecto de que se
pueda declarar en su caso confeso a quien injustificadamente deje de asistir a la
audiencia en la que se llevará a cabo la formulación de dichas disposiciones; en
cuarto lugar, en defecto de la exhibición de pliego de posiciones, es indispensable
que el oferente formule preguntas orales al absolvente; y en quinto lugar,
complementando lo anterior, se requiere la comparecencia del oferente a la
audiencia, para que en ausencia del pliego de posiciones, se propongan preguntas
a la parte contraria, conforme a lo dispuesto por los artículos 313, 317 y 389 del
citado ordenamiento procesal. Lo anterior presupone que si el oferente de la
confesional no exhibió pliego de posiciones ni se presentó a la audiencia de ley, lo
procedente es que se deje de recibir esa probanza por falta de interés procesal y
porque el procedimiento no debe quedar paralizado, ni interrumpirse de modo
indefinido.

Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Amparo directo
2553/95.- Octavio Hernández Gómez.- 22 de junio de 1995.- Unanimidad de
votos.- Ponente: José Luis García Vasco.- Secretario: Guillermo Campos Osorio,
Semanario Judicial de la Federación, agosto de 1995.

PRUEBA CONFESIONAL, VALOR DE LA.- Tratándose de la prueba confesional,


sólo tiene valor probatorio pleno lo que el confesante admite en su perjuicio, pero
no en lo que le beneficia, pues para que esto tenga valor necesita ser demostrado.

Sexta época. Cuarta parte. Vol. LX, pág. 144 A. D. 1332/60. Francisco Rayas
Sánchez. 5 votos. Tesis relacionada.

AGRARIA, SUPLETORIEDAD DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS


CIVILES, TRATANDOSE DEL OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA CONFESIONAL,
EN MATERIA. Conforme a lo dispuesto en los artículos 167, 178 y 186 de la Ley
Agraria en vigor, el Código Federal de Procedimientos Civiles es de aplicación
supletoria, cuando no exista disposición expresa en la Ley Agraria y fuere
indispensable para completar el título décimo, relativo a la justicia agraria, siempre
y cuando las disposiciones adjetivas civiles no opongan directa o indirectamente
a dicha Ley Agraria; asimismo, que en la tramitación del juicio agrario los
tribunales se ajustarán primordialmente al principio de oralidad; y, en el
procedimiento agrario serán admisibles toda clase de pruebas, mientras no sean
contrarias a la ley, y los tribunales podrán acordar en todo tiempo, la práctica,
ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia, siempre que sea
conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados. De
tal manera que no es válido desechar la prueba confesional con base en el artículo
103 del código adjetivo en cita, so pretexto de que no se exhibió pliego de
posiciones, máxime si al ofrecerse la prueba en cuestión, se señaló que deberá
desahogarse al tenor de las posiciones que en su oportunidad se formularían,
previa su calificación legal; siendo evidente que el precitado dispositivo legal se
opone no sólo al principio de oralidad que rige el procedimiento agrario, sino
también al que establece que no sean contrarias a la ley, de ahí que la

129
supletoriedad del Código Federal de Procedimientos Civiles, no puede
establecerse para desechar la prueba confesional.

Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.


Semanario Judicial de la Federación y su gaceta. Tribunales Colegiados de
Circuito.
Novena Época. Tomo III, marzo de 1996. página 873.

Las posiciones deberán ser claras y precisas, en sentido afirmativo, no deben


contener más de un hecho.

La posición deberá formularse en el sentido de “Que diga el absolvente si es


cierto como lo es”, que sabe que un determinado hecho ocurrió en una fecha
precisa.

Cuando se exhiba con anticipación el pliego respectivo, se podrá reservar el


derecho de formular diversas posiciones en forma directa al momento de la
celebración de la audiencia.

Si no se presenta el absolvente a declarar sin causa justificada, se deberá


solicitar al Tribunal que lo declare confeso, considerándolo como confeso ficto.

b) Prueba testimonial.

Para el caso de que se haya ofrecido la prueba testimonial, deberá proveerse lo


siguiente:
Será optativo acompañar al escrito inicial de demanda o de
contestación de la misma, el interrogatorio sobre el cual declarará el
testigo. Éste último podrá presentarlo en el momento del desahogo de
la audiencia, o dictarlas en forma directa y oral.
Previa la calificación legal del interrogatorio, el testigo declarará y, por
cada pregunta y respuesta, las partes podrán formular nuevamente las
repreguntas que consideren necesarias.
Si no se presentare un testigo a declarar, deberá inmediatamente
ofrecer a otra persona como testigo, ya que en caso contrario se
declarará desierta su prueba. Se podrá pedir al Tribunal Unitario
Agraria que cite a los testigos ofertados cumpliendo con los requisitos
que para el efecto establece el artículo 187 de la Ley Agraria.

c) Prueba pericial.

Para este caso deberá mencionar el nombre de su perito, señalando los


puntos sobre los cuales versará la pericial, o en su caso, complementar los
puntos ofrecidos por la contraparte, señalando el perito la forma en que se
elaboró y los medios que utilizó para la elaboración de su dictamen.

130
d) Prueba de reconocimiento o inspección judicial.
Se ofrecerá señalando el lugar donde debe practicarse, objeto que
debe ser examinado y los extremos que se pretenden acreditar.
Al ofrecer esta probanza, deberá hacerse en sentido afirmativo, fijando
los hechos que se pretenden acreditar con la misma.

e) Prueba documental pública y privada.

Atendiendo a sus características especiales se desahogan desde luego sin


necesidad de diligencia posterior alguna.

4.3.9. Alegatos.

Una vez que el Tribunal Unitario Agrario cierre la etapa de desahogo de


pruebas, concederá a las partes el derecho para que formulen sus alegatos, los
cuales se referirán a las pruebas desahogadas durante el juicio, invocando las
tesis y jurisprudencias que fundamenten y avalen las pretensiones así como las
excepciones y defensas de la parte actora y demandada respectivamente,
solicitando que se dicte resolución favorable a la parte que representamos.

4.3.10. Sentencia.

Es la resolución que pronuncia el juez o tribunal para resolver el fondo del litigio,
conflicto o controversia, lo que significa la terminación normal del proceso.

La sentencia en el juicio agrario.

Las sentencias de los Tribunales Agrarios se dictarán a verdad sabida, sin


necesidad de sujetarse a reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando
los hechos y los documentos según los Tribunales lo estimaren debido en
conciencia, fundando y motivando sus resoluciones (artículo 189 de la Ley
Agraria).

4.3.11. Caducidad.

Es la extinción anticipada del proceso debido a la inactividad procesal o a la falta


de promoción por parte del actor durante un periodo de cuatro meses (artículo 190
de la Ley Agraria).

4.3.12. Ejecución De Las Sentencias.

Se puede conceptuar en el lenguaje jurídico por ejecución, el cumplimiento o


satisfacción de una obligación, cualquiera que sea la fuente de que proceda:
contractual, legal o judicial.

131
Los Tribunales Agrarios están obligados a proveer la eficaz e inmediata
ejecución de sus sentencias y a ese efecto podrán dictar todas las medidas
necesarias – incluidas las de apremio – en la forma y términos que a su juicio
fueren procedentes, sin contravenir las reglas siguientes:

Si al pronunciarse la sentencia estuvieren presentes ambas partes, el


Tribunal las interrogará acerca de la forma que cada uno proponga
para la ejecución y procurará que lleguen a un avenimiento a ese
respecto.
El vencido en juicio podrá proponer fianza de persona arraigada en el
lugar, o de institución autorizada para garantizar la obligación que se
le impone, y el Tribunal – con audiencia de la parte que obtuvo
sentencia a su favor – calificará la fianza o garantía según su arbitrio y
si la acepta podrá conceder un término hasta de 15 días para el
cumplimiento y aún mayor tiempo si el que la obtuvo está conforme
con ella. Si transcurrido el plazo no hubiere cumplido, se hará efectiva
la fianza o garantía correspondiente.
Si existiera alguna imposibilidad material o jurídica para ejecutar una
sentencia relativa a tierras de un núcleo de población agrario, la parte
que obtuvo sentencia favorable podrá efectivamente deslindada, en
cuyo caso la sentencia se tendrá por ejecutada, dejándose constancia
de tal circunstancia en el acta que levante el actuario.
En caso de inconformidad con la ejecución de la parte que obtuvo
sentencia favorable, se presentarán al actuario los alegatos
correspondiente, los que asentará en el acta circunstanciada que
levante, junto con las razones que impidan la ejecución.
Dentro de los 15 días siguientes al levantamiento del acta de
ejecución, el Tribunal del conocimiento dictará resolución definitiva
sobre la ejecución de la sentencia y aprobará el plano definitivo.

4.3.13. Recurso de Revisión.

4.3.13.1. Concepto.

El recurso de revisión es el medio de impugnación que se interpone contra una


resolución judicial pronunciada en un proceso ya iniciado, con el objeto de que
dicha resolución sea confirmada, revocada o modificada.

4.3.13.2. Procedencia.

El recurso de revisión en materia agraria procede contra las sentencias de los


Tribunales Agrarios que resuelvan en primera instancia (artículo 198 de la Ley
Agraria) sobre:

132
a) Cuestiones relacionadas con los límites de tierras suscitadas entre dos o
más núcleos de población agrarios ejidales o comunales, o concernientes a
límites de las tierras de uno o varios núcleos de población agrarios con uno o
varios pequeños propietarios, sociedades o asociaciones.
b) La tramitación de un juicio agrario que reclame la restitución de tierras
ejidales.
c) La nulidad de resoluciones emitidas por las autoridades en materia agraria.

4.3.13.3. Forma de Interponerlo.

La revisión debe presentarse ante el Tribunal que haya pronunciado la


resolución recurrida, dentro del término de 10 días posteriores a la notificación de
la resolución. Para su interposición bastará un simple escrito que exprese los
agravios (artículo 199 de la Ley Agraria).

4.3.13.4. Trámite.

Si el recurso de revisión se refiere a cualquiera de los supuestos del artículo 198


de la Ley Agraria y es presentado en tiempo, el Tribunal lo admitirá en un término
de tres días y dará vista a las partes interesadas para que, en un plazo de cinco
días, expresen lo que a su interés convenga. Una vez hecho lo anterior, se remitirá
el expediente al Tribunal Superior Agrario con el original del escrito de expresión
de agravios y la promoción de los terceros interesados, quien resolverá en
definitiva en un término de 10 días contados a partir de la fecha de recepción
(artículo 200 de la Ley Agraria).

4.3.14. Juicio De Amparo En El Procedimiento Agrario.

Procedencia del juicio de amparo.

Contra las sentencias definitivas de los Tribunales Unitarios o del Tribunal


Superior Agrario sólo procederá el juicio de amparo ante el Tribunal Colegiado de
Circuito correspondiente.

Tratándose de otros actos de los Tribunales Unitarios, que por su naturaleza


proceda el amparo, conocerá el Juez de Distrito que corresponda (artículo 200
párrafo segundo de la Ley Agraria).

133
CAPITULO 5

EL PROCESO AGRARIO Y LOS PRINCIPIOS QUE LO RIGEN

5.1. El Proceso Agrario.

“Hablar del proceso, de la jurisdicción, de la certeza de las sentencias o, en


suma, de lo que representa la justicia, en este caso agraria, es no sólo hablar del
devenir histórico en la lucha libertaria del hombre contra el desorden, la injusticia,
la ignorancia y el atraso cultural. También es aludir a la incesante voluntad política
de la humanidad por progresar, moral y materialmente, dentro de un marco de
justicia y de paz social. Aunque también es hacer mención del fin del Estado, con
gobierno democrático, por mantenerse vigente a través de sus instituciones, pero,
principalmente, a través de la seguridad jurídica que otorga mediante los fallos
definitivos que dictan, legalmente, sus tribunales.” 134
52

5.2. Principios Del Proceso Agrario.

“El tema de los principios generales en el Derecho Agrario ha sido uno de los
más clásicos, interesantes, complejos y reñidos. Todos los iusagraristas, de hoy y
ayer, han tomado posición. Empero consciente o inconscientemente fue siendo
relegado por su complejidad y porque la discusión tan solo sirvió para dividir a sus
doctrinarios. Hoy parece ser oportuno replantearlo. El motivo es doble: podrá
analizarse luego de una compleja historia, cuando la disciplina se ha desarrollado,
pero sobre todo porque también otras ramas del Derecho lo han comenzado a
analizar.” 135

A continuación se Enuncian los Principios que Rigen el Proceso Agrario Según


Distintos Autores y Posteriormente Procedemos a su Estudio.

En relación al Proceso Agrario y los principios que lo rigen, el Lic. Bernardino


López Gómez refiere los siguientes principios:
“Principio de Legalidad, Principio de Instancia de Parte, Principio de Igualdad
entre las Partes, Principio de Defensa Material, Principio de Verdad Material,
Principio de Oralidad, Principio de Celeridad, Principio de Concentración, Principio
de Publicidad, Principio de Inmediación, Principio de Conciliación, Principio de
Congruencia, Principio de Probidad, Principio de Impulso Procesal.” 136

134 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio.” Proceso Agrario”, Revista de los Tribunales Agrarios, S/N página.
85.
135 ZELEDÓN ZELEDÓN, Ricardo. “Los Principios Generales en el Derecho Agrario”, Revista de los
Tribunales Agrarios, año IV, mayo-agosto, número 12, Tomo II, Tribunal Superior Agrario, Centro de
Estudios de Justicia Agraria, México, 1996. página. 16.
136 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. “El Proceso Agrario y Los Principios Que Lo Rigen”, Revista de los
Tribunales Agrarios, número 19, año VI, sept-dic., Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 1998,
páginas. 6-30.

134
Al respecto el Lic. Rafael García Simerman, enuncia los siguientes principios:
“Principio de Iniciativa de Parte, principio de Moralidad (sic), Principio de
Suplencia de los Planteamientos de Derecho, Principio de Inmediación, Principio
de Defensoría de Oficio, Principio de Composición Amigable.” 137
53

El Lic. Luis Ángel López Escutia en relación a nuestro tema, considera como
principios:
“Legalidad, Igualdad entre las Partes, defensa material, verdad material,
oralidad y escritura, publicidad, inmediación, concentración, celeridad, y el de
lealtad y probidad.” 138

El Lic. Luis Ángel López Escutia, en otro ensayo nos comenta sobre el proceso
agrario y sus principios rectores:

“La evolución del derecho agro ambiental en los aspectos doctrinales,


positivos, y jurisprudencias sin duda es ya y será en los próximos años; en cambio
podemos afirmar que en el ámbito del proceso social agrario mexicano contamos
ya con una base institucional – los tribunales agrarios – y un marco procesal
moderno, cuyos principios son perfectibles y habrá que desarrollar, pero que sin
duda están insertos dentro de las tendencias contemporáneas de publicización y
democratizadoras del derecho procesal.” 139

El citado autor, explica:

En efecto, el Principio Inquisitivo y de Amplios Poderes al magistrado o juez


agrario, está incorporado en el proceso agrario mexicano, y que consiste en la
obligación de éste, de impulsar el proceso, dirigirlo en todas sus etapas, interrogar
libremente a las partes, traer prueba al proceso en aras de la verdad real, valorar
libremente el resultado de la prueba, todo lo cual se orienta a superar la facultad
dispositiva de las partes, para entregarle al juzgador agrario el poder de dirección
y control sobre el proceso. En este sistema inquisitivo procesal agrario sobresalen
los principios siguientes:”

“El de Oralidad, Facultades del Juez y Poder de Saneamiento, Libre


Administración de la Prueba y Verdad Real, Libre Valoración Probatoria, Lealtad y
Probidad, Gratuidad, Itinerancia o Desplazamiento del Tribunal, Facultades de
Fallar extra y Ultrapetita” 140

Siguiendo con los principios procesales, la Lic. Esperanza M. Pérez Díaz, al


respecto nos señala los siguientes:54

137 GARCÍA SIMERMAN, Rafael. “Justicia Agraria: Juicio Agrario”, Revista de los Tribunales Agrarios,
número 19, año VI, Sept-Dic, Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 1998. páginas. 92-97.
138 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. “La Acción Agraria en el Marco de la Doctrina Procesal y su Evolución:
Características y Principios del Nuevo Proceso Agrario”, Revista de los Tribunales Agrarios, número 25, año
VIII, Sept-Dic., Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 2000. página. 47.
139 Ídem.
140 Ibidem. Páginas. 67-71.

135
“Principio de Oralidad, Principio de Conciliación, Principio de inmediación,
Principio de Concentración, Principio de Disposición o de Oficiosidad.” 141

El Dr. Isaías Rivera Rodríguez, señala los siguientes principios procesales:


“Principio de Oralidad y Escritura, Principio de Inmediación, Principio de
Celeridad o Expeditez, Principio de Concentración, Economía Procesal o Unicidad,
principio de Publicidad, Principio de Instancia de Parte, Impulso Procesal, Principio
de Legalidad, Principio de Igualdad e Imparcialidad, Principio de Defensa Material,
Supletoriedad o Tutela, Principio de Verdad Material, Inquisitorio u Oficioso,
Principio de Probidad, Principio de Congruencia y Objetividad, Principio de
Conciliación.” 142

El Lic. Eucario Cruz Reyes señala “el nuevo proceso agrario, o, en


inobservancia de las diferencias doctrinales, el nuevo procedimiento agrario o
juicio agrario, tiene las siguientes características que señala la Ley Agraria vigente
consistentes en:

“A iniciativa de Parte, Igualdad Jurídica de las Partes, Suplencia de los


Planteamientos de derecho, Conocimiento de la Verdad, Oralidad y Expeditez,
Inmediación o inmediatez, Publicidad, Conciliación” 143

El Mtro. Aldo Saúl Muñoz López, considera los siguientes principios:


“de Excelencia, Objetividad, Imparcialidad, Profesionalismo e Independencia.”
144
El Lic. José Platón Espino Villalobos, hace referencia a los siguientes principios:
“Por la propia naturaleza y fin que persigue el derecho sustantivo agrario,
materializado en la justicia social, el juicio agrario debe ajustarse a los principios
de Legalidad, Igualdad Real entre las Partes, Defensa Material, Oralidad,
Inmediación, Concentración y Celeridad, y además en cuanto a la sentencia se
refiere, al de la Verdad Real o Histórica, para que se emita a verdad sabida sin
necesidad de sujetarse a reglas sobre estimación de pruebas, sino a la luz de la
sana crítica, apreciando los hechos y los documentos en conciencia.” 145

141 PÉREZ DÍAZ, Esperanza M. “Los Principios del Juicio Agrario: Los Principios de Derecho en el
Procedimiento Especial Agrario”, Revista de los Tribunales Agrarios, número 27, año IX, Mayo-Agosto,
Comisión de Divulgación y Editorial, Centro de Estudios de Justicia Agraria. México, 2001, página. 87-92.
142 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías.”Los Principios Procesales Agrarios: Principios Procesales de Forma”,
Revista de los Tribunales Agrarios, número 28, año IX, Sept-Dic., Comisión de Divulgación y Editorial,
Centro de Estudios de Justicia Agraria, páginas. 198-219.
143 CRUZ REYES, Eucario. “Los Procedimientos Agrarios: El Proceso Agrario”, Revista de los Tribunales
Agrarios, número 18, año VI, Mayo-Agosto, Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 1998, páginas.
73-75.
144 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. “Retos de la Justicia Agraria”, Revista de los Tribunales Agrarios, número
25, año VIII, Sept-Dic., Centro de Estudios de Justicia Agraria. México, 2000, páginas. 71-72.
145 ESPINO VILLALOBOS, José Platón. “La Práctica Forense de la Procuraduría Agraria con Motivo de la
Reforma Procesal Agraria Mexicana: Principios que Rigen el Juicio Agrario”, Revista de los Tribunales
Agrarios, número 9, año III, Mayo-Agosto, Tribunal Superior Agrario, México, 1995, página. 85

136
55

El Dr. Marco Antonio Díaz de León, hace alusión a los siguientes principios:

“Principio de Economía, Principio de Concentración, Principio de Inmediación y


Principio de Oralidad, Principio Nemo Judex Sine Actore.” 146

El Lic. Luis Octavio Porte Petit, cita los siguientes principios:

“Principio de Prontitud, Principio de Expeditez, Principio de Oportunidad,


Principio de Seguridad y Principio de Fortaleza Jurídica al Campo.” 147

Continuando con la enunciación de los principios procesales agrarios, el Lic.


Armando Alfaro Monroy considera como tales:

“Principio de Oralidad e Inmediatez.” 148

El Dr. Luis Ponce de León Armenta, comenta lo siguiente:

“ En algunos Tribunales la intensidad de asuntos propicia la programación de


audiencias a muy largo plazo vulnerándose el Principio Constitucional de Justicia
Pronta y Expedita situación que podría resolverse con dos o tres de los
magistrados instructores que duplicaría o triplicaría la eficiencia del Tribunal.” 149

Dicho especialista, antes de la Reforma Agraria de 1992, consideró que, dentro


del derecho procesal agrario predominaban:

“El Principio Inquisitivo, de Justicia distributiva, tratamiento desigual a las partes;


el Principio de Libertad en el desenvolvimiento del proceso, el Principio Imperativo
y el Principio de la no Perención.” 150

El Lic. Luis Alberto Jiménez Paredes, indica los siguientes principios:

“Principio de Oralidad, Principio de Economía Procesal, Principio Inmediatez,


Principio de Suplencia de la Queja e Igualdad Real de las Partes.” 151

146 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. “El Proceso Ante Los Modernos Tribunales Agrarios: Normas
Procesales Aplicables en el Proceso Agrario”, Revista de los Tribunales Agrarios, número 25, año VIII, Sept-
Dic., Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 2000, página. 158.
147 PORTE PETIT, Luis Octavio. “Seminario de Especialización Sobre el Marco Jurídico Agrario del 2 al 6
de Diciembre de 1996: La Nueva Justicia Agraria”, Estudios Agrarios, Revista de la Procuraduría Agraria,
número 6, enero-marzo, año de 1997, página. 152.
148 ALFARO MONROY, Armando. “Algunas Consideraciones sobre el Juicio Ante los Tribunales
Agrarios”, Revista de los Tribunales Agrarios, S/N. página. 52
149 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Op. Cit. páginas. 118-119.
150 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Op. Cit. Páginas. 95-96.
151 JIMENEZ PAREDES, Luis Alberto. “Necesidad de la Codificación de un Código Agrario Sustantivo y
Adjetivo”, Estudios Agrarios, Revista de la Procuraduría Agraria, número 20, año 8, may-agt. 2002, página.
46.

137
Por su parte y en relación a los principios procesales, el Dr. Sergio García
Ramírez, refiere los siguientes:

“Principio de Legalidad, Principio de Igualdad, Principio de Defensa, Principio


de Verdad Material, Principio de Oralidad, Principio de Celeridad y Concentración,
Principio de Publicidad, Principio Inmediación, Principio de Desplazamiento del
Tribunal, Principio de Conciliación, Principio de Lealtad y Probidad.” 152

5.2.1. Principio De Legalidad.

“De este podemos decir que consiste en que los Tribunales Agrarios no tienen
más facultades que las que les otorgan la Ley Agraria, la Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios, el Reglamento interior de los Tribunales Agrarios y el Código
Federal de Procedimientos Civiles, y que sus actos van a ser válidos cuando se
funden en estas normas legales y se ejecuten de acuerdo con lo que ellas
prescriben. Por otro lado, el principio de legalidad es enemigo radical de la
arbitrariedad. La combate en sus raíces y sin él no es posible la existencia de los
órganos jurisdiccionales agrarios. En el procedimiento agrario debe cumplirse
cabalmente con este principio.” 153

Al respecto el artículo 164 de la Ley Agraria, dispone:

Los Tribunales, en la resolución de las controversias que sean puestas bajo su


conocimiento, se sujetarán siempre al procedimiento previsto por la Ley y quedará
constancia de ello por escrito.
En efecto los Tribunales Agrarios están obligados a llenar los requisitos que
señala la Ley Agraria vigente; a la vez, a cumplir con las formalidades esenciales
del procedimiento que prevén los artículos 164, 170 a 173, 175, 176, 178 a 180 y
183 a 190 de la Legislación citada. Es decir, antes de pronunciar el fallo definitivo
se deberán satisfacer todos aquellos requisitos que permitan a las partes la
posibilidad de ser oídas en defensa de sus derechos; de tal suerte que los
Tribunales Agrarios están obligados a respetar las garantías de audiencia y de
legalidad que consagran los artículos 14 y 16 constitucionales.
56

“A este respecto, cabe señalar que el artículo 16 de nuestra Carta Magna es


uno de los preceptos que brinda mayor protección a cualquier gobernado, a través
de la garantía de legalidad que consagra, la cual, dada su extensión y efectividad
jurídica, pone a la persona a salvo de todo acto de mera afectación a su esfera de
derecho que no sólo sea arbitrario, es decir, que no esté basado en norma legal
alguna, sino contrario a cualquier precepto, independientemente de la jerarquía o
naturaleza del ordenamiento a que aquél pertenezca.” 154

152 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas.66-100.


153 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. “Proceso Agrario y los Principios que lo Rigen”, Revista de los Tribunales
Agrarios, número 19, año VI, Sept-Dic., Centro de Estudios de Justicia Agraria, México, 1998, página 6.
154 Ibidem, página. 8.

138
57

El Dr. Isaías Rivera Rodríguez, explica:

“La Legalidad del proceso agrario también cuenta con el sustento constitucional
de la fracción XIX del artículo 27, cuando señala la obligación del Estado para
disponer las medidas para la impartición de la justicia agraria para garantizar la
seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña
propiedad. en la resolución de las controversias que sean planteadas ante los
Tribunales Agrarios, se respetará el procedimiento previsto por la Ley Agraria
(artículo 164) así como las disposiciones establecidas en la legislación supletoria
de la materia como son la Ley de Amparo y el Código Federal de Procedimientos
Civiles (artículos 166 y 167). Este principio se identifica con el concepto del
“debido proceso”, el cual se centra en nuestra materia precisamente en la
audiencia prevista por el artículo 185 de la Ley.” 155

El citado especialista, sostiene:

“Traduciendo lo anterior, debemos señalar que el principio de legalidad no es


otro que la obligación de los tribunales y las partes de ajustarse en primer lugar, a
las características del proceso señalado en la ley especial, y en segundo lugar, a
falta de disposición expresa en aquella, bajo el principio de supletoriedad, deberá
ajustarse a la normatividad precisada en la legislación federal en materia de
procedimientos civiles, por consecuencia, y sin excepción no resulta aplicable
ningún otro ordenamiento legal, ajeno a los señalados.” 156

En relación al principio en estudio, el Dr. Sergio García Ramírez, explica:

“Es importante destacar la vigencia del principio de legalidad en el proceso


agrario, que abarca tanto la institución y competencia del tribunal, como la marcha
del procedimiento. En el Derecho procesal mexicano campea, ciertamente, el
principio de legalidad. Ahora bien, conviene este hecho en el caso particular de la
justicia agraria para seguir acentuando el carácter de los tribunales como órganos
de estricto Derecho, y la imperiosa, indeclinable necesidad de que las
resoluciones jurisdiccionales se hallen bien cimentadas en la Ley. No hay lugar
para la discreción o el capricho de los tribunales, ni siquiera bajo el argumento –
que sería un pretexto – de aliviar el rigor de la Ley y actuar según lo aconseje la
equidad. Atrás de estas razones, aparentemente persuasivas, se estaría
refugiando una vieja e inadmisible “flexibilidad”, que pudo entenderse en las
primeras fases de la reforma agraria, pero que carece de sentido en este
momento.” 157

En otra parte de su estudio, el mismo autor, comenta:

155 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., página. 212.


156 Ídem.
157 GARCIA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 66 – 68.

139
“Obsérvese bien: no digo, en modo alguno, que la aplicación de la Ley deba
ser siempre letrista, indiferente a los propósitos de justicia – social e individual –
perseguidos por la ordenación agraria. No niego, en lo absoluto, la pertinencia de
interpretar la ley en sentido progresivo, con apoyo en los elementos que suministra
la historia y el los desiderata claramente adoptados por el legislador. Sólo
sostengo que el fundamento de las resoluciones del tribunal agrario – como de
cualquier otra autoridad – es forzosamente la Ley, puntualmente interpretada. Tal
es la garantía de seguridad y de justicia de los participantes en el proceso
agrario.” 158

En relación a la observancia de usos y costumbres de los grupos indígenas que


intervienen en el proceso Agrario, nuestro autor considera:

“Aquí vale recordar, por otra parte, lo que se refirió a propósito de la costumbre
y los usos como fuentes del Derecho agrario, sobre todo en vista de la estipulación
contenida en el primer párrafo del artículo 4 constitucional. La propia ley – en este
caso nada menos que la ley constitucional – permite la consideración de esos
usos y costumbres cuando intervengan en juicio los miembros de grupos étnicos
indígenas. Sin embargo, esa “consideración especial” en ningún caso implica,
hasta ahora, la decadencia del principio de legalidad por opción a favor de la
costumbre, trátese de la institución y atribuciones del tribunal, trátese de la
organización del procedimiento y la entidad y consecuencias de sus actos, trátese,
en fin, del fundamento de las resoluciones jurisdiccionales agrarias.” 159

En otro estudio el Dr. García Ramírez, sostiene:

“La Legalidad procesal agraria se funda – como el mismo principio en otros


órdenes del enjuiciamiento – en diversas estipulaciones constitucionales. El
artículo 13 consagra el principio de generalidad de la ley y de la misión
jurisdiccional de los hombres ante la ley del derecho a la seguridad jurídica: “Nadie
puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales”; esto es, la ley,
norma de general alcance, no manda sobre personas individualmente
consideradas, sino sobre la generalidad de los sujetos de Derecho o categorías de
éstos. Tal será – general, nunca particular – la ley que regule el procedimiento.
Por otra parte, los tribunales son órganos destinados a conocer de todos los
litigios o de ciertas categorías de ellos, cuando devienen casos justiciables,
conforme a las reglas de la división del trabajo jurisdiccional que se resuelven en
el sistema de competencias, pero no de cuestiones que conciernan
particularmente a determinado individuo.” 160
58

158 Ídem.
159 Ídem.
160 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., página. 319.

140
En relación a la Legalidad Procesal nos dice:

“La legalidad procesal se reconoce en los párrafos primero, segundo y cuarto


del artículo 14 Constitucional. El artículo 16 Constitucional también es rector en
materia de legalidad procesal. Integrado por diversas proposiciones normativas,
son aplicables a la materia la primera de ellas y la comprendida en el onceavo
párrafo. Aquélla sostiene, con el más amplio alcance sobre los actos de autoridad,
que “nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente,
que funde y motive la causa legal del procedimiento”.” 161

En alusión al texto del artículo 17 Constitucional, el mismo autor expone:

“El artículo 17 es también fundamental a propósito de la legalidad del


procedimiento. Primero proscribe la autojusticia, proscripción de la que debe
excluirse, sin embargo, la legítima defensa, universalmente legitimada y
mencionada expresamente en el artículo 10 Constitucional. En seguida reitera la
garantía del juzgamiento por tribunales – función del Estado, pues se ha prohibido
la autojusticia – y estipula la subordinación de ese juzgamiento a la ley en una
serie de extremos notables.” 162

En lógica concordancia con lo anterior y con todo acierto, dicho estudioso


apunta:

“Pone a cargo del Ejecutivo “facilitar al Poder Judicial – en el más extenso


sentido de la palabra, que abarca a todos los órganos que ejerzan, por su
naturaleza, una función jurisdiccional – los auxilios que necesite para el ejercicio
expedito de sus funciones” (artículo 89, fracción XII, Constitucional). Proveer a la
ejecución de sus sentencias es rasgo característico de los órganos que poseen
plena jurisdicción, como los tribunales agrarios, al amparo de la nueva fracción
XIX del artículo 27 constitucional, recogida en los artículos 1 Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios y 191 Ley Agraria, que dispone: “Los tribunales agrarios están
obligados (y por ende facultados) a proveer a la eficaz e inmediata ejecución de
sus sentencias”, inclusive de manera coercitiva.” 163

SECRETARIO DE ACUERDOS DEL TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO


“ENCARGADO DEL DESPACHO” DEBE ACREDITAR ESTAR AUTORIZADO
POR EL TRIBUNAL SUPERIOR AGRARIO PARA SUPLIR EN SUS FUNCIONES
A LOS MAGISTRADOS NUMERARIOS.- El artículo 8º fracción IV de la Ley
Orgánica de los Tribunales Agrarios establece: “Son atribuciones del Tribunal
Superior Agrario:…IV. Determinar cuando el supernumerario del Tribunal Superior
deba suplir la ausencia de algún Magistrado y, por lo que toca a los Tribunales

161 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 321-323.


162 Ídem.
163 Ídem.

141
Unitarios, cuál de los supernumerarios suplirá al Magistrado ausente; en los casos
en que la ausencia no exceda de quince días, el Tribunal Superior podrá autorizar
para que lo supla el secretario de Acuerdos adscrito al Tribunal Unitario de que se
trate”; de la transcripción anterior se advierte que quien se ostente como
“encargado del despacho”, debe acreditar en el expediente, contar con la
autorización del Tribunal Superior Agrario; en caso contrario, se actualiza la
violación a las reglas fundamentales que norman el procedimiento agrario,
debiéndose en consecuencia ordenar la reposición del procedimiento, para el
efecto de subsanar tal deficiencia.

TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL SEGUNDO


CIRCUITO.
II.A. J/11

Amparo directo 747/98.- Domingo Sánchez Flores.- 26 de noviembre de 1998.-


Unanimidad de votos.- Ponente: Darío Carlos Contreras Reyes.- Secretaria:
América Elizabeth Trejo de la Luz.

Amparo directo 903/98.- Camilo Chávez García.- 21 de enero de 1999.-


Unanimidad de votos.- Ponente: Darío Carlos Contreras Reyes.- Secretaria:
América Elizabeth Trejo de la Luz.

Amparo directo 904/98.- María de Jesús Orta de Anda, por su propio derecho y
como sucesora legítima de los derechos agrarios de su esposo el ejidatario Camilo
Chávez García.- 21 de enero de 1999.- Unanimidad de votos.- Ponente: Darío
Carlos Contreras Reyes.- Secretaria: América Elizabeth Trejo de la Luz.

Amparo directo 819/98.- Herlinda Evangelina Garrido González.- 11 de marzo de


1999.- Unanimidad de votos.- Ponente: Ricardo Ojeda Bohórquez.- Secretario:
Felipe Fernando Mata Cano.

Amparo directo 923/98.- Edson Flores Duarte.- 18 de marzo de 1999.- Unanimidad


de votos.- Ponente: Ricardo Ojeda Bohórquez.- Secretario: Felipe Fernando Mata
Cano.

FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN. CARECE DE, LA CONSIDERACIÓN DEL


TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO DE NO ANALIZAR LA PUGNA POR EL PAGO
DE DAÑOS Y PERJUICIOS AL ESTIMAR QUE SE TRATA DE UNA FIGURA
CIVIL Y NO AGRARIA.- Constituye una afirmación dogmática y carente de una
debida motivación y fundamentación, la consideración del Tribunal Unitario Agrario
respecto que la pugna por el pago de daños y perjuicios es una figura civil y no
agraria y que por ello no había lugar a entrar a su estudio, porque no explica qué
precepto y en qué ley apoya su aseveración, siendo evidente que no basta para
absolver respecto de dicha prestación, la sola manifestación escueta de que la
prestación reclamada era de naturaleza civil y no agraria, infringiéndose por esto
la garantía de legalidad en perjuicio del ejido quejoso.

142
Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito.- Amparo directo 667/94.- “Ejido
Lucio Blanco”, Municipio de Guaymas. Sonora.- 6 de enero de 1995.- Unanimidad
de votos.- Ponente: Faustino Cervantes León.- Secretario: José A. Araiza
Lizárraga.- Fuente. Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la
Federación. Época 8ª, Vol. Tomo. XV-II-febrero 1995, pág. 345. Núm. Tesis o
Clave V.1º.78 A.

A continuación considero comentar lo correspondiente a éste principio procesal


tomando como punto de partida las vivencias profesionales en la materia.

Principio de Legalidad. Este principio está previsto en el artículo 164 de la Ley


Agraria. Ésta máxima procesal en materia Agraria indica que el Juzgador Agrario
debe ceñir su actuación a las disposiciones legales contenidos en el Marco
Normativo Agrario, Constitucional, Legal, Orgánico y Reglamentario. Debe de
entenderse que la Autoridad Agraria únicamente podrá realizar en el Proceso
Agrario lo que la Ley le permite de manera tal que para el Juzgador Agrario no rige
la máxima de que todo lo no prohibido por el texto legal le está permitido, ya que
esto rige sólo para los justiciables.

5.2.2. Principio De Instancia De Partes.


59

Acorde con este principio, el artículo 170 de la Ley Agraria dispone: “El actor
puede presentar su demanda por escrito o por simple comparecencia; en este
caso, se solicitará a la Procuraduría Agraria coadyuve en su formulación por
escrito de manera concisa. En su actuación, dicho organismo se apegará a los
principios de objetividad e imparcialidad debidas.

Del precepto anunciado se advierte que “el juicio agrario jamás va a operar
oficiosamente y, por lo mismo, para que nazca sea indispensable que lo promueva
alguien que tenga interés en que la autoridad agraria declare o constituya un
derecho o imponga una condena.” 164

El proceso agrario solo se inicia a instancia de un justiciable de naturaleza


agraria, mediante el ejercicio de la acción correspondiente, de tal suerte que debe
estar legitimado para ello; por tal motivo, el juicio agrario no puede iniciarse de
oficio, careciendo los tribunales agrarios de tal facultad por más que aprecien la
existencia de violaciones a la ley o la lesión de los derechos agrarios.

Lo anterior no debe confundirse con la facultad para el planteamiento de la


acción agraria de manera oficiosa, circunstancia que sí esta prevista en la propia
ley a favor de la procuraduría Agraria (artículo 135 y 136, fracción X) y en su
Reglamento Interior (artículo 5º , fracciones IX, X, XI, XII).

El artículo 164 de la Ley Agraria dispone: “En la resolución de las controversias


que sean puestas bajo su conocimiento, los tribunales se sujetarán siempre al

164 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit., páginas. 9-10.

143
procedimiento previsto por esta ley y quedará constancia de ella por escrito (…)”.
A su vez, el numeral 181, dice: “Presentada la Demanda o realizada la
comparecencia, el tribunal del conocimiento la examinará (…)”.

A su vez, el artículo 18 primer párrafo, prevé: “Los tribunales unitarios


conocerán, por razón del territorio, de las controversias que se les planteen con
relación a tierras ubicadas dentro de su jurisdicción (...)”.

A propósito de este principio, el Dr. Rivera Rodríguez, comenta:

“La actividad jurisdiccional en materia agraria solo inicia con la demanda, sea
escrita u oral, y que los Tribunales Agrarios solo resolverán controversias que
sean puestas bajo su conocimiento, con lo que queda claramente excluida la
posibilidad de que los mismos inicien un proceso sin que medie la intervención de
parte interesada.” 165

El Magistrado Agrario, Eucario Cruz Reyes, nos dice:


60

“Conforme a los artículos 170 y 181, lo que es contrario al procedimiento


administrativo que se establecía en la Ley Federal de Reforma Agraria y el que
podía ser iniciado de oficio por la autoridad agraria competente.” 166

Por su parte Rafael García Simerman, expone.

“En el juicio agrario a diferencia de lo que preveía la Ley Federal de Reforma


Agraria, ya no se inician de oficio, es necesario el impulso procesal de las partes,
acreditando el derecho que les asiste para invocar el despliegue de la jurisdicción;
debe acreditar su personalidad para intervenir en juicio.” 167

El Dr. Marco Antonio Díaz de León, lo denomina Nemo Judex Sine Actore:

“El Tribunal actúa a instancia de parte; implica que deben presentar los actores
su demanda como lo establecen los artículos 163, 168 y 170 de la Ley Agraria,
con la cual se deberá emplazar a la demandada para que ésta concurra a
contestarla en la audiencia a que se refiere el artículo 185, en la cual, después de
ofrecer sus pruebas, de desahogarlas, de que produzcan sus alegatos y de que el
Magistrado las exhorte a una composición amigable, se da cuenta de todo ello en
la misma audiencia y si se lograre la avenencia se hará el convenio respectivo,
que aprobará en su caso el Tribunal con carácter de sentencia definitiva.” 168

El principio en estudio se justifica por la creación y existencia de los Tribunales


Agrarios como auténticos administradores de la justicia agraria en México y a la

165 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 210-211.


166 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit, página. 73.
167 GARCÍA SIMERMAN, Rafael. Op. Cit., página. 92.
168 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit., páginas. 158-159.

144
par a la creación de la Procuraduría Agraria como órgano de procuración de
justicia en la materia, cuya encomienda constitucional y legal es la de velar por la
vigencia de los derechos agrarios, ser garante de la legalidad en el campo
mexicano, iniciar a nombre y en representación de sus asistidos inclusive de oficio,
las acciones legales que procedan contra los actos que lesionen la esfera jurídica
de los justiciables agrarios.

CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN EL JUICIO AGRARIO DECRETADA POR LA


FALTA DE LEGITIMACIÓN PROCESAL DE LOS PROMOVENTES. AUN
CUANDO TÉCNICAMENTE INCORRECTA, NO LES IRROGA PERJUICIO, PUES
LA PERTINENTE DECISIÓN DE CONCLUIR EL JUICIO BASADA EN ESA
CIRCUNSTANCIA PRODUCE EFECTOS SIMILARES.- Si el Tribunal Agrario
responsable, para concluir el juicio respectivo, decreto la caducidad de la instancia
porque advirtió que los promoventes carecían de legitimación procesal para
promoverlo, tal proceder, aunque técnicamente incorrecto, en razón de que la falta
de tal presupuesto procesal no acarrea como consecuencia que se decrete la
caducidad de la instancia, en manera alguna les causa perjuicios, pues en uno y
en otro caso (falta de personalidad o inactividad procesal), los efectos de las
sentencias correspondientes son los mismos, esto es, volver las cosas al estado
en que se encontraban antes de la presentación de la demanda. Por ello, si ambas
resoluciones producen efectos similares, el que la responsable haya concluido la
controversia agraria en los términos anotados no conduce a conceder la
protección constitucional solicitada.

Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito.- Amparo


directo 17/94.- Juan José Quijas Sánchez y otro.- 19 de abril de 1994.-
Unanimidad de votos.- Ponente: Jorge Alfonso Álvarez Escoto.- Secretaria: Eunice
Sauri Shibya Soto.- Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial
de la Federación. Época 8ª, Vol. Tomo XIV- septiembre 1994, pág. 279. Núm.
Tesis o Clave I.1º A.141 A.

Principio de Instancia o Iniciativa de Partes. Constituye el fundamento a


contrario sensu de la inexistencia oficiosa para poner en movimiento a los
Órganos de Justicia Agraria; es decir, en el nuevo texto legal y reglamentario en
Materia de Justicia Agraria se establece como requisito Sine Quanon la existencia
de una pretensión encausada por un justiciable para que el órgano jurisdiccional
esté en posibilidad legal de instaurar y substanciar el Proceso correspondiente.

5.2.3. Principio De Igualdad Entre Las Partes.

Según éste principio, las partes deben tener en el proceso un mismo trato, se
les deben dar las mismas oportunidades para hacer valer sus derechos y ejercitar
sus defensas, sin prácticas discriminatorias.

145
61

“La Igualdad entre las partes existe a todo lo largo del procedimiento. Hay, al
respecto, una referencia directa en el artículo 186, tercer párrafo, de la Ley
Agraria. Este precepto otorga al juzgador la facultad de obrar como lo estime
pertinente para obtener el mejor resultado de las pruebas, pero aclara: “sin
lesionar el derecho de la partes, oyéndolas y procurando siempre su igualdad”.”
169

“Es un principio referido específicamente a las partes, pero ministrado por el


Tribunal Agrario. Es su responsabilidad, la aplicación en las relaciones del Tribunal
con las partes, en las de estas entre sí en referencia a la instancia o juicio agrario;
por ello, debe estar presente tanto en el tratamiento directo que los Tribunales
Agrarios otorguen a las partes a lo largo del proceso, como en la conciencia de
éstos para velar por la conservación del plano de igualdad entre dichas partes, así
como en el caso del asesoramiento legal a éstos para efectos de la audiencia de
ley (artículo 179).” 170
62

Es importante destacarse que esta igualdad no es de aplicación llana y


genérica, sino que debe ser un claro reflejo del principio del “trato igual a los
iguales y desigual a los desiguales”, ya que la propia Constitución Política y la ley
de la materia, establecen un tratamiento especial para los grupos indígenas
(artículo 164) y otro general para los propietarios sociales frente a los que no
guarden esa condición, ya que se prevé la obligación del tribunal para suplir los
planteamientos de derecho cuando se trate de los núcleos de población ejidales o
comunales, ejidatarios y comuneros (mismo artículo 164). Lo anterior constituye
una excepción a la disposición general de dicho principio.

“La Ley Agraria alude específicamente al principio en comento cuando indica


que en toda diligencia, el tribunal procurará la igualdad de las partes (artículo 186).
La propia Constitución establece la obligación de prestar la asesoría legal de los
campesinos y el establecimiento de un órgano de procuración de justicia agraria
(artículo 27, fracción XIX) que contribuyan a guardar ese plano de igualdad dentro
de la desigualdad.” 171

Por su parte el Magistrado Cruz Reyes lo denomina Principio de Igualdad


Jurídica de las Partes y, expone:

“Conforme a lo establecido en los artículos 179 y 186 último párrafo;


característica que no es en detrimento de la suplencia de los planteamientos de
derecho a favor de los núcleos de población ejidales o comunales o de los
ejidatarios o comuneros como lo prescribe el artículo 164; sino que se refiere a

169 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit., páginas. 10-11.


170 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., página. 213.
171 Ídem.

146
que se debe procurar la igualdad de las partes en cuanto a la asesoría jurídica y a
la admisión y desahogo de las pruebas y a que si alguna de las partes habla algún
idioma que no sea el español, ésta cuente con traductores.” 172

En relación a éste principio el Dr. García Ramírez, opina:

“El Derecho liberal, que en su momento verdaderamente liberó al hombre de la


sujeción tiránica, se sustenta en el principio de igualdad de todas las personas
ante la ley. He aquí la igualdad formal, campeó en las grandes declaraciones de
derechos que arribaron al final del siglo XVIII. Los críticos de esta fórmula
igualitaria hacen ver que semejante igualdad redunda en una absoluta y
demoledora desigualdad, en cuanto pretende emparejar a quienes son, en
realidad, diferentes. La igualdad ha penetrado profundamente en los asuntos
jurisdiccionales. El principio de contradicción – audita altera pars - , que concibe al
proceso como un encuentro entre partes, con audiencia y defensa de ambas, ante
un tercero superior e imparcial, supone igualdad entre las partes. La bilateralidad
procesal arma lo mismo al actor que al demandado.” 173

El mismo autor, refiere:

“La corriente social del Derecho descubrió el engaño que había en el principio
de estricta igualdad de los hombres ante la ley. No es posible que haya esa
igualdad de trato legal hacia el débil y el poderoso, el explotador y el explotado, el
letrado y el ignorante. No lo es, porque la fuerza de quien más tiene, sabe o puede
acaba por inclinar en su favor, lo merezca o no, la balanza de la justicia. El fuerte
se defenderá mejor, resistirá más, alzará con más potencia y eficacia su voz en los
estrados de la justicia. Por ello es preciso un correctivo que “iguale” a quienes,
iguales ante la ley, son desiguales ante la vida. De eso se trata, pues: de igualar
en el proceso a los contendientes, moderando la fuerza de uno y subsidiando la
debilidad de otro.” 174
63

Con todo acierto, el mismo estudioso expone:

“Así ha ocurrido en el dominio de los procesos sociales: el laboral y el agrario.


Es notoria la inclinación de la ley a favor de los demandantes de tierra frente a los
propietarios del agro. En el régimen jurídico actual ha disminuido esa inclinación
tan acentuada, pero ciertamente no se ha perdido. En este rumbo opera la
defensa material, es decir, la tutela de una de las partes, en su caso, por el propio
órgano jurisdiccional, sin perjuicio de la defensa autónoma que aquélla tenga. De

172 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit., página. 73.


173 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 68 -72.
174 Ídem.

147
tal suerte se muestran las antiguas alianzas y los clásicos compromisos del
Estado social de Derecho, que no mira con indiferencia al desvalido y lo atiende
por un doble conducto: el de la ley que estatuye en su beneficio y el del órgano de
autoridad – inclusive la imparcial autoridad jurisdiccional – que actúa
procesalmente en su favor. Al respecto, tómese en cuenta que si bien el tribunal
procurará obtener el mejor resultado de las diligencias probatorias, “sin lesionar el
derecho de las partes, oyéndolas y procurando siempre su igualdad” (artículo 186,
tercer párrafo), el propio juzgador habrá de suplir las deficiencias de las partes en
sus planteamientos de Derecho, “cuando se trate de núcleos de población ejidales
o comunales así como ejidatarios o comuneros” (artículo 164). Por otros medios
se busca la igualdad, como en los supuestos de asistencia jurídica y formulación
de demandas y contestaciones por comparecencia, con apoyo de la Procuraduría
Agraria.” 175

La igualdad entre las partes existe a todo lo largo del procedimiento. Hay, al
respecto, una referencia directa en el artículo 186, tercer párrafo, de la Ley
Agraria. Este precepto otorga al juzgador la facultad de obrar como lo estime
pertinente para obtener el mejor resultado de las pruebas, pero aclara:”sin lesionar
el derecho de las partes, oyéndolas y procurando siempre su igualdad”. Hay casos
en que el desequilibrio aparece y debe ocurrir el juzgador a corregirlo con medidas
inmediatas; así cuando una de las partes concurre a la audiencia con asistente
jurídico que la apoye para el éxito de su interés jurídico, y la otra carece de
defensor; en este supuesto hay desequilibrio, y por ello el juzgador proveerá la
suspensión del procedimiento – cuya continuación acarrearía perjuicio al desvalido
de asistencia – y verá que se soliciten “de inmediato los servicios de un defensor
de la Procuraduría Agraria, el cual, para enterarse del asunto, gozará de cinco
días, contados a partir de la fecha en que se apersone al procedimiento” (artículo
179 LA).

FACULTAD DE PROVEER SOBRE EL DESAHOGO DE PRUEBA. CUANDO LAS


PARTES NO SE ENCUENTRAN EN IGUALDAD DE CONDICIONES ES
APLICABLE LA. El artículo 186 de la Ley Agraria vigente, establece una facultad
discrecional de la autoridad responsable a proveer el desahogo de pruebas para
llegar al conocimiento de la verdad, pero esta facultad es aplicable, cuando no se
lesiona el acuerdo de las partes; supuesto que cuando ambos se encuentran en
igualdad de condiciones, pues ordenar el perfeccionamiento de sus pruebas para
satisfacer los elementos que pretende acreditar una de las partes, sería violatorio
de garantías.

Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito. Amparo directo 133/94.- María de la


Cruz Castro Rodríguez.- 14 de abril de 1994.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Ángel Suárez Torres.- Secretario: Ronay de Jesús Estrada Solís.- Semanario
Judicial de la Federación junio de 1994.
64

175 Ídem.

148
“También hay correctivo moderador de la igualdad, en beneficio del más débil
en la relación material y, ahora, en la procesal, en tanto el tercer párrafo del
artículo 164 ordena al tribunal suplir la deficiencia de las partes en planteamientos
de derecho “cuando se trate de núcleos de población ejidales o comunales así
como ejidatarios o comuneros”. Esta norma puede ser considerada, asimismo,
dentro del concepto de defensa material del sujeto: en efecto, implica un
reforzamiento de su posición en el juicio, por intervención del juzgador y no de su
abogado, que es el defensor formal de la parte.” 176

En la práctica diaria de los Tribunales Unitarios Agrarios, observamos que dicho


principio pierde su esencia plena ya que generalmente, siempre existe una
tendencia a recabar pruebas con el ánimo de beneficiar a una de las partes en
perjuicio de la otra sobre todo cuando el abogado no es experto en la materia
Agraria, el juzgador le indica qué y cómo hacer determinado acto procesal.

Para lo anterior, se hace referencia a las siguientes jurisprudencias:

“PROCEDIMIENTO AGRARIO. AUDIENCIA. DEBE SUSPENDERSE CUANDO


UNA DE LAS PARTES SE ENCUENTRE ASESORADA Y LA OTRA NO
(ARTÍCULO 179 DE LA LEY AGRARIA).- Una exégesis del artículo 179 de la Ley
Agraria vigente, lleva a colegir que la voluntad del legislador al exigir la suspensión
del procedimiento, cuando en la audiencia de las partes se encuentra asesorada y
la otra no, fue la de evitar ventaja para alguna de ellas; entonces, si al realizarse la
audiencia en el procedimiento agrario, una de las partes ocurrió asesorada y la
otra no, esa circunstancia, obliga al Magistrado responsable, a ordenar la
suspensión del procedimiento y solicitar los servicios de un defensor de la
Procuraduría Agraria, para la parte que no contaba con asesoría, y otorgarles el
plazo que la norma en comento refiere, a efecto de no crear ventaja a la parte que
si tenía asesoría, pues no por el hecho de que esta haya decidido que para
facilitar el desahogo de la diligencia renunciaba a su derecho de asistir asesorada
jurídicamente y solicitar la revocación del nombramiento hecho con anterioridad,
se logra la igualdad de oportunidad de defensa, pues evidentemente, esta persona
ya se encontraba debidamente aleccionada sobre el comportamiento que debía
tener durante el transcurso de la audiencia y de ello es muestra inequívoca que
haya desistido del nombramiento de su representante legal para que la diligencia
se pudiera realizar, pues de tal circunstancia solo tienen conocimiento las
personas conocedoras del derecho.
65

176 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 325-326.

149
Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito.
Amparo Directo 594/93.- Ejido Durango, Municipio de Caborca, Sonora.- 3 de febrero
de 1994.- Unanimidad de Votos.- Ponente: David Guerrero Espriú.- Secretario: Jaime
Ruiz Rubio.
Amparo Directo 56/93.- Fidencio Borbón Zayas.- 15 de abril de 1993.- Unanimidad de
Votos.- Ponente: Héctor Santacruz Fernández.- Secretario: Luis Humberto Morales.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época
8ª, Vol. Tomo XIII-junio de 1994, pág. 630. núm. Tesis o Clave V.1º 57 A.” 177

“PROCEDIMIENTO AGRARIO SUSPENSIÓN DEL, CUANDO UNA DE LAS


PARTES NO CUENTA CON LA ASESORÍA LEGAL. Al advertirse que el
promovente del juicio agrario acudió asesorado legalmente esta circunstancia
motiva de conformidad con lo establecido por el artículo 179 de la suspensión del
procedimiento a efecto de que el Tribunal Agrario designe a la parte que no cuente
con el asesor, un defensor de la Procuraduría Agraria que lo represente y se
mantenga así el equilibrio procesal de las partes.”

Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito.


Amparo Directo 666/94.- Juan Atilano Gutiérrez Treviño.-4 de noviembre de 1994.-
Unanimidad de Votos.- Ponente: Juan Miguel García Salazar.- Secretario: Zarazúa
Galdeano.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época
8ª , Vol. Tomo. XV-II-febrero 1995, pág. 471. núm. Tesis o Clave IV.3º , 49 A.” 178

Luis Ponce de León Armenta. Op. Cit. P. 217.

REPRESENTACIÓN LEGAL. FALTA DE VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE


IGUALDAD ENTRE LAS PARTES. En todo procedimiento judicial debe imperar la
igualdad entre las partes, en los términos del numeral 186, párrafo tercero de la
Ley Agraria, en el que se dispone: “artículo 186.- En el procedimiento agrario
serán admisibles toda clase de pruebas, mientras no sean contrarias a la Ley…en
la práctica de estas diligencias, el Tribunal obrará como lo estime pertinente para
obtener un mejor resultado de ellas, sin lesionar el derecho de las partes,
ayudándolas y procurando siempre su igualdad”, y con base en ello, si en la
audiencia de referencia, el actor estuvo debida y legalmente representado y por
otra parte, el demandado no contó con asesoramiento de abogado defensor;
obviamente entre las partes contendientes no existía la igualdad requerida para la
adecuada defensa de sus derechos y pretensiones, ya que no obstante que se
hizo el ofrecimiento de nombrar a defensor dependiente de la procuraduría
Agraria, y que el demandado rechazó la oferta, manifestando haber tenido
problemas con aquellos; lo cierto es que el Tribunal Agrario debió suspender el
procedimiento, para que el demandado tuviera la oportunidad de nombrar
abogado defensor o representante legal, puesto que, si en el caso de que alguna

177 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis. La Nueva Jurisprudencia Agraria Sistematizada, Suprema Corte
de Justicia de la Nación, Tribunales Colegiados de Circuito, Tribunal Superior Agrario, Segunda Edición,
Editorial Porrúa, México, 1997, página. 215.
178 Ibidem., página. 217.

150
de las partes acepta que se le nombre defensor de la Procuraduría Agraria, el que,
una vez que se apersona al juicio, cuenta con cinco días para informarse del
negocio; en el caso concreto, por equidad, e imparcialidad, al demandado se le
debió brindar esa oportunidad, para no dejarlo en estado de indefensión, atento a
que la suplencia aducida por la responsable, fundada en el precepto 164 de la Ley
Agraria, sólo se refiere a los planteamientos de derecho; pero, si una de las partes
está asesorada legalmente y la otra no, en el caso, el demandado, ahora quejoso,
no es dable suponer que por sí solo, podrá exponer planteamiento alguno de
derechos, sobre todo, si se toma en consideración la clase social a la que
pertenece el peticionario de la Protección de la Justicia de la Unión; y por ello, se
debió proceder en los términos del artículo 179 de la Ley Agraria, dado que el
demandado no renunció a ser asesorado legalmente, sino que sólo rechazó el
consejo jurídico de los defensores de la Procuraduría Agraria.

Segundo Tribunal Colegiado del Segundo Circuito. Amparo directo 461/94.-


Hilario Zárate Estrada.- 14 de julio de 1994.- Mayoría de votos.- Ponente: Juan
Manuel Vega Sánchez.- Disidente: Enrique Pérez González.- Secretario: Eduardo
N. Santoyo Martínez.

AGRARIO. DILIGENCIAS PARA MEJOR PROVEER, FORMALIDADES EN LA


PRACTICA DE LAS. En la práctica de las diligencias decretadas para mejor
proveer, es preciso dar a las partes interesadas la intervención que legalmente les
corresponda, en observancia al principio de igualdad procesal y para respetar la
garantía de audiencia. Por tanto, si la autoridad agraria ordenó el desahogo de
una prueba para mejor proveer, sin hacerlo del conocimiento del quejoso, y en
vista del resultado de la diligencia decidió el asunto desfavorablemente a dicha
parte, deben estimarse violadas las leyes del procedimiento y concederse el
amparo a fin de que la prueba se reciba cumpliéndose las formalidades legales
pertinentes.

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito. Amparo directo 40/94.-
Martha Olivia Gastélum Valenzuela.- 31 de enero de 1995.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Abraham S. Marcos Valdés.- Secretario: José Humberto Robles Erenas.
Semanario Judicial de la Federación, Octava época. Tomo XV-I, febrero de 1995.

ARTÍCULO 179 DE LA LEY AGRARIA. INTERPRETACIÓN DEL.- De la correcta


interpretación del artículo 179 de la Ley Agraria, se desprende que en los juicios
agrarios, cuando una de las partes no cuente con asesoramiento legal y la otra sí,
se decretará la suspensión del procedimiento, solicitándose desde luego a la
Procuraduría Agraria, los servicios de un abogado a quien, a fin de darle
oportunidad de enterarse del asunto, se le concederán cinco días a partir del
momento en que se apersone en el juicio; pero esto no debe entenderse privativo
a los abogados de la Procuraduría Agraria, sino extensivo a cualquier abogado,
particular o de oficio, a quienes las partes que no cuenten con asesor legal
nombren, pues no es posible que tal profesionista pueda realizar una adecuada
defensa, sin contar el tiempo suficiente para imponerse del contenido de los autos,

151
ya que no debe perderse de vista que el espíritu del numeradle que se trata, es el
de no lesionar los derechos de las partes y darles oportunidad de ser oídos,
procurando en todo caso su igualdad procesal.

Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito. Amparo directo 569/95.- Esteban
Jiménez Monterrosas.- 24 de enero de 1996.- Unanimidad de votos.- Ponente:
María Eugenia Estela Martínez Cardiel.- Secretario: Enrique Baigts Muñoz.-
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 9ª , vol. Tomo III – febrero 1996, pág. 387. Num. Tesis o Clave VI.2º.32 A.

PROCEDIMIENTO AGRARIO. LA FALTA DE COMPARECENCIA DEL ASESOR


RECONOCIDO DE ALGUNA DE LAS PARTES, NO CONLLEVA A LA
SUSPENSIÓN. El análisis sistemático del artículo 179 de la Ley Agraria permite
establecer que es optativo para las partes acudir asesoradas al juicio y que en el
caso de que sólo una de ellas lo esté, con suspensión del procedimiento se
solicitará de inmediato a la Procuraduría Agraria le designe a la otra parte un
asesor adscrito a dicha dependencia; sin embargo, es jurídico establecer que no
se actualizará esta hipótesis cuando habiéndosele reconocido asesor de su parte
se advierta que en diligencias posteriores acude sin él, sin que exista prueba de
que hubiera revocado su designación, ello es así, porque aun cuando existe la
obligación que el referido numeral contempla, no puede llegarse al extremo de que
cada audiencia o diligencia en que deje de comparecer el asesor reconocido de
cualquiera de las partes deba suspenderse para acogerse al aludido numeral 179
de la Ley Agraria, pues además de no ser la intención del legislador, contraviene
lo dispuesto por el artículo 17 Constitucional. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO
EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO CIRCUITO. VII.3º.C.21 A. Amparo directo
202/2003.- 5 de junio de 2003.- Unanimidad de votos.- Ponente: Hugo Arturo
Baizábal Maldonado.- Secretario: José Alfredo García Palacios.

Principio de Igualdad entre las Partes. Ésta máxima está prevista en los artículos
179 y 186 último párrafo de la Ley Agraria. Consiste que en el proceso obliga al
Juzgador a salvaguardar el equilibrio que debe existir entre los contendientes de
manera tal que, es obligación de las partes soportar la carga de sus pretensiones,
defensas y excepciones y no le es permitido al Juzgador subrogarse o suplantar a
cualquiera de las partes en materia de ofrecimiento, desahogo y
perfeccionamiento de pruebas ya que hacer lo contrario, precisamente dicha
actuación transgrede y atenta contra la vigencia del Equilibrio Procesal que debe
prevalecer en el Proceso Agrario. La experiencia profesional indica que el
Juzgador so pretexto de llegar a obtener una verdad histórica incumple con la
vigencia de éste principio ya que en muchas de las causas agrarias se convierte el
juzgador en un agente público inquisitorial cuya práctica fáctica que realiza es
suplantando a una de las partes al irle indicando a ésta sus fallas y omisiones e
inclusive el juzgador oficiosamente las subsana.

5.2.4. Principio De Defensa Material.

152
Este principio está contenido en el tercer párrafo del artículo 164 y segundo
párrafo del artículo 186 de la Ley Agraria. El primero de dichos preceptos ordena
al Tribunal suplir la deficiencia de las partes en sus planteamientos de derecho
cuando se trate de núcleos de población ejidales o comunales, así como de
ejidatarios y comuneros. El segundo de los numerales dispone que el Tribunal
podrá acordar en todo tiempo, cualquiera que sea la naturaleza del negocio, la
práctica, ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia, siempre que sea
conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados.

Para el Dr. Isaías Rivera Rodríguez, es un principio de Defensa Material,


Supletoriedad o Tutela, y al respecto comenta:

“Se actualiza este principio cuando la Ley Agraria establece al Tribunal Agrario
la obligación de suplir las deficiencias de los planteamientos de derecho que
formulen los núcleos de población ejidal o comunal, los ejidatarios y los
comuneros (artículo 164, tercer párrafo); y le concede las facultades para proveer
las diligencias precautorias necesarias para proteger a los interesados; para
acordar la suspensión del acto de autoridad que pudiera afectarlos en tanto se
resuelve el fondo en definitiva (artículo 166); para suspender el procedimiento y
requerir los servicios de asesoría de la Procuraduría Agraria cuando una de las
partes acuda sin ella (artículo 179); y para ordenar, practicar, ampliar o
perfeccionar cualquier diligencia que estime necesaria para el conocimiento de la
verdad (artículo 186, segundo párrafo).” 179
66

Dicho autor justifica lo anterior, con la siguiente exposición:

“Principio de suyo especialmente controvertido; por un lado se encuentran


quienes lo critican acremente, señalando que va directamente en contra del
principio de igualdad, puesto que con él se desequilibra a las partes,
específicamente cuando en los conflictos agrarios se involucra a particulares,
debiendo estos combatir a su contraparte y al propio tribunal que debe aplicar
dicha supletoriedad, tornando al proceso parcial; por otro lado, quienes se
declaran a su favor, indicando que su aplicación es la vía más acabada para hacer
efectivo el citado principio de igualdad, al reconocer que la justicia se imparte
cuando se da un trato igual a los iguales y desigual para los desiguales, por lo que
parten de la afirmación de que los particulares y los propietarios sociales no
cuentan de origen con un plano de igualdad, atento a la existencia de ventajas de
los primeros sobre los segundos, sustentadas en razones económicas, culturales y
sociales, por no hablar de otros elementos; en consecuencia, se razona que es la
propia ley y el tribunal en su aplicación, quienes deben compensar esas
diferencias.” 180

El mismo autor en cita, concluye:

179 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 214-216.


180 Ídem.

153
“En nuestro concepto son inapropiados ambos, como siempre que se trata de
extremos; creemos que debe haber un justo medio, que nos lleve precisamente a
esa igualdad; de antemano, hemos comentado que la propia ley de la materia, que
sostiene dicho principio, es injusta al descartar a algunos sujetos de la protección
en la tutoría del derecho, por lo que estimamos que deben recibir el mismo
tratamiento tanto los pequeños propietarios como los propietarios sociales, e
incluso las sociedades rurales, excluyendo únicamente a las empresas civiles o
mercantiles, aunque fueren integradas por aquellos. Lo anterior atento a que,
primero, lo importante es conocer la verdad, independientemente de quien la
sustente; y segundo, a que es una falacia y afirmación maniquea el que los
propietarios particulares tienen mejores condiciones que los propietarios sociales,
cuando en muchas ocasiones es al revés; y a la presunción de que las empresas
sí cuentan con medios suficientes para acreditar su derecho. Terminaríamos
diciendo, que la prioridad para la igualdad y por ende, para la supletoriedad, es el
agro en general, y sus protagonistas en lo particular, sin distinción de condiciones,
sino anteponiendo a todos la verdad.”18167

Al respecto el Dr. García Ramírez quien denomina al principio en estudio


“Defensa”, nos dice:

“El justiciable, que no es por fuerza un perito en Derecho – en la realidad rara


vez lo es – debe asistir al juicio debidamente asesorado. Ningún procedimiento es
hoy día a tal punto sencillo, y ninguna contienda resulta a tal punto intrascendente,
que sea razonable ver con indiferencia la actuación de personas que carecen de
formación jurídica, sin asistencia de esta naturaleza a cargo de verdaderos
profesionales. Dejo fuera, por supuesto, los casos en que la práctica ha dado a
ciertas personas capacidad de defensa de intereses jurídicos en procedimientos
ante la justicia del Estado.” 182

En otro estudio, nuestro autor denomina al principio “Defensa Material” y,


explica:

“El principio de defensa material no implica, por supuesto, parcialidad del


juzgador; éste se halla completamente desvinculado de los contendientes (si no lo
estuviera, quedaría impedido para conocer y debería excusarse); sólo utiliza la
amplia capacidad de indagación y corrección de deficiencias que la ley le concede,
en aras de la equidad, para mejorar objetivamente – no subjetivamente – la
posición procesal de la parte.”183

ASESOR JURIDICO O DEFENSOR EN MATERIA AGRARIA. ES UN


REPRESENTANTE LEGAL. FACULTADO PARA PROMOVER EL JUICIO DE
AMPARO.- Dos de los principios que rigen el procedimiento permanente, no los
transitorios, de la Ley Agraria, son el de igualdad entre las partes moderado hacia

181 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 214-216.


182 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 72-73.
183 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., página. 327.

154
la equidad o “igualdad racional”, y el de la defensa material. El primero de estos
principios se halla en forma patente en lo dispuesto por el artículo 179 de la Ley de
que se trata, en cuanto dispone que si una de las partes se encuentra asesorada y
la otra no, debe suspenderse el procedimiento y solicitarse los servicios de un
“defensor” de la Procuraduría Agraria, quien gozará de cinco días contados a partir
de la fecha en que se apersone al procedimiento, para enterarse del asunto. Esta
disposición se encuentra relacionada con el artículo 135 de la misma Ley Agraria,
que establece que la citada Procuraduría está encargada de la defensa de los
derechos de los ejidatarios, comuneros, de sus sucesores, de los ejidos,
comunidades, pequeños propietarios, avecindados y jornaleros agrícolas, cuando
así se lo soliciten, o de oficio en los términos de la propia Ley. La igualdad de las
partes también se tutela en los artículos 186, tercer párrafo, y 164 de la Ley
Agraria, al disponer el primero de ellos que en la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia que sea conducente para el
conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados, el tribunal obrará como
estime pertinente para obtener el mejor resultado de ellos, “sin lesionar el derecho
de las partes, oyéndolas y procurando siempre su igualdad”; y el segundo que los
tribunales deberán considerar las costumbres y usos de los grupos indígenas
cuando en los juicios se involucren tierras de éstos, mientras no contravengan la
ley ni se afecten derechos de tercero. El principio de la defensa material está
contenido en los artículos 164, tercer párrafo, y 186, segundo párrafo, de la Ley
Agraria. El primero de dichos artículos ordena al tribunal suplir la deficiencia de las
partes en los planteamientos de derecho cuando se trate de núcleos de población
ejidales o comunales, así como de ejidatarios o comuneros. Y el segundo dispone
que el tribunal podrá acordar en todo tiempo, cualquiera que sea la naturaleza del
negocio, la práctica, ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia,
siempre que sea conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados. Las destacadas disposiciones legales conducen a concluir que en el
vigente procedimiento agrario, los contendientes, aparte de la defensa material en
los casos que proceda la suplencia de la deficiencia en los planteamientos de
derecho, deben contar con una defensa formal adecuada, en la que se incluye el
derecho de estar debidamente asesorado inclusive por un miembro de la
Procuraduría Agraria, si su contrario procesal concurre con un asesor a la
audiencia del juicio. De todo esto igualmente se concluye que la figura del asesor
jurídico o defensor prevista por el artículo 179 de la Ley Agraria, es la de un
verdadero representante legal facultado para promover todo lo relacionado con la
defensa de los derechos agrarios de quien asesora en el juicio. De ahí que si un
tribunal agrario le reconoce a una persona el carácter de asesor jurídico de una de
las partes en un procedimiento agrario, ese asesor jurídico tiene facultades para
promover el juicio de amparo en representación de la parte a quien asesoró.

Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito. Amparo


directo 169/95.- Eduardo Rodríguez Jiménez.- 6 de marzo de 1996.- Unanimidad
de votos.- Ponente: José Manuel Mojica Hernández.- Secretaria: Emilia Hortensia
Algaba Jacquez.- Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial
de la Federación. Época 9ª, Vol. Tomo III-abril 1996, pág. 341. núm. Tesis o Clave
III.2º.A.16 A.

155
PRUEBA. ES POTESTATIVO Y NO OBLIGATORIO PARA EL TRIBUNAL
AGRARIO PROVEER RESPECTO DE LA PRÁCTICA, AMPLIACIÓN O
PERFECCIONAMIENTO DE CUALQUIER DILIGENCIA.- El artículo 186 de la Ley
Agraria contiene una facultad potestativa y no una obligación de los Tribunales
Agrarios consistente en proveer en cualquier tiempo la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia, esto es, constituye una facultad
discrecional del Magistrado y no un derecho procesal de las partes, quienes en
términos del artículo 187 de la mencionada ley tienen la carga de la prueba de los
hechos constitutivos de sus pretensiones.

Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito.- Amparo directo 628794.-
María Quiroz Cháirez.- 6 de octubre de 1991.- Unanimidad de votos.- Ponente:
María del Carmen Arroyo Moreno.- Secretaria: Lourdes Minerva Cifuentes Bazán.-
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 8ª, Vol. Tomo. XIV- diciembre 1994. pág. 424. Núm. Tesis o Clave
XXIII.1º.9 A.

Principio de Defensa Material. Este principio previsto en la Ley Agraria garantiza


que el acceso de los justiciables a la Justicia Agraria pueda ser con el patrocinio
de un experto en Derecho. Inclusive y con la finalidad de garantizar lo anterior el
artículo 179 de la Ley Agraria prevé la existencia de un defensor especialista en la
Materia Agraria lo que seguramente redunda en el beneficio de la Defensa
Material que dicho profesional realiza en beneficio de los justiciables. Resulta
oportuno comentar aquí, que no obstante que en un Proceso Agrario cualquiera,
ambas partes se encuentren jurídicamente asesorados desde el punto de vista
formal, no se da la existencia de la debida Defensa Material para aquella parte que
acude a los Servicios de Asesoramiento de profesionales del Derecho que no son
expertos en la Materia Agraria como sí sucede cuando el justiciable se hace
representar con los Abogados tanto de Oficio como particulares que están en
constante práctica de ésta disciplina Social del Derecho lo que permite que estén
actualizado no tan sólo en la normatividad correspondiente sino también en el
conocimiento de los criterios resolutotes, tesis jurisprudenciales y la propia
jurisprudencia de Tribunales Agrarios, Jueces de Distrito y Colegiados de Circuito
del Poder Judicial de la Federación.

Cabe comentar que en la estructura territorial Nacional existen abogados


Agrarios instruidos, capacitados y actualizados en la materia como Servidores
Públicos de la Procuraduría Agraria y en algunos Estados como en el caso de
Guadalajara, Jalisco, Michoacán, Estado de México y Guerrero por citar algunos
existen abogados especialistas en la Materia con grados de Maestrías en Derecho
Agrario, esto último en el caso de los Estados de Guerrero y Puebla; así también
en el caso del Estado de Guerrero existe una Institución Gubernamental con
funciones de Servicio Social similares a los de la Procuraduría Agraria como lo es
la Procuraduría de Defensa de los Campesinos y desde luego existen también

156
Organizaciones Campesinas que cuentan con asesores legales especializados en
la Materia Agraria como lo es la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos
Campesinos filial de la Confederación Nacional Campesina y de la Confederación
Campesina Independiente.
68

5.2.5. Principio De Verdad Material.

“Tanto el proceso publicista como el social se orientan hacia la verdad material


o histórica, no hacia la formal. Así se recoge la idea de que los resultados de esos
procesos interesan profundamente a la sociedad, que no puede conformarse con
la versión que las partes ofrezcan sobre los hechos. Queda excluido, por ende, el
apotegma de que el Tribunal resolverá conforme a lo que las partes aleguen y
prueben.”184

Conforme a este principio, los Tribunales Agrarios tienen la facultad de acordar


en todo tiempo, cualquiera que sea la naturaleza del negocio, la práctica,
ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia “… siempre que sea
conducente pata el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados”
(segundo párrafo del artículo 186 de la Ley Agraria).

El principio en estudio indistintamente recibe la denominación de Verdad


Material, Inquisitorio u Oficioso y es un Principio central del proceso agrario que
involucra la apreciación probatoria a cargo del Tribunal Agrario. Es aplicable en la
búsqueda de la verdad, pero no de una verdad retórica o formal planteada por las
partes sino de la verdad real o material, lo cual es prioridad del Tribunal Agrario,
de tal suerte que la ley concede a los tribunales las más amplias facultades para
alcanzarla. Así, como un ejemplo de ello, es el caso de que la simple confesión de
la demanda es insuficiente para que el tribunal así lo estime sino que será preciso
que dicha confesión este soportada en otros elementos de prueba y por ello pueda
dictar sentencia de inmediato; de lo contrario, el tribunal tiene la facultad de
continuar con la audiencia (artículo 180, segundo párrafo).

Vinculado claramente con el principio de la inmediación, la presidencia del


Magistrado respecto de la audiencia de ley, también tiene aplicación respecto de
la verdad material, ya que dicha inmediación conlleva el apuntamiento hacia el
conocimiento de la verdad material, apreciada con el contacto directo de los
litigantes, más allá de la retórica en los planteamientos escritos (artículo 185,
último párrafo).

184 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit., páginas. 14-15.

157
Adicionalmente, se concede a los tribunales la facultad de ordenar la práctica,
ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia y de la aportación de
pruebas, siempre que sean conducentes o esencial para el conocimiento de la
verdad sobre los puntos cuestionados y la resolución del asunto (artículos 186 y
187). Finalmente, de manera clara y precisa, se establece el imperativo para que
los tribunales pronuncien sus sentencias “(…) a verdad sabida sin necesidad de
sujetarse a reglas sobre valoración de pruebas, sino apreciando los hechos y los
documentos según los tribunales lo estimaren debido en conciencia (…)” (artículo
189), lo cual significa la más amplia libertad para la búsqueda de la verdad
material de los hechos controvertidos.

Lo anterior tiene fundamento en la corriente que sustenta que la actuación del


juzgador no debe limitarse a ser un mero espectador de la controversia y a
conocer la verdad formal, que las partes le plantean, lo que le sujeta a que su
resolución se funde exclusivamente en los elementos que le aportan, aunque
perciba aspectos que clara o veladamente le indiquen una verdad distinta a la
planteada, no desvirtuada por las mismas partes, sea por ineficiencia, por
desconocimiento o con intencionalidad.

El agrarista Isaías Rivera Rodríguez, le denomina Principio de Verdad Material,


Inquisitorio u oficioso, al respecto comenta:
69

“Bajo este principio y corriente del procesalismo, nos encontramos en la


posición de que el juzgador debe ir más allá de su papel de receptor de esa
verdad formal, para encontrar la verdad real o material, histórica; para ello, no solo
deber apreciar los argumentos y pruebas de las partes, sino también aquellos
aspectos que no se hubieren manejado o que fueren solo indicios; nadie mejor
que él podrá apreciarlo, al ver el conjunto de elementos que integran la litis. Sin
embargo, el juzgador agrario tampoco puede tener una libertad absoluta, ya que
no puede introducir aspectos que no estén vinculados directamente con la litis
planteada, especialmente una vez que esta ha sido fijada.”185

El Lic. Eucario Cruz Reyes lo denomina Principio de Conocimiento de la Verdad


y explica:

“Como lo prescriben los artículos 186, 187 y 189, el Tribunal está obligado a
agotar todos los medios para llegar al conocimiento de la verdad real o material de
los hechos controvertidos, estableciéndose la posibilidad de la práctica, ampliación
o perfeccionamiento de cualquier diligencia que sea conducente para el
conocimiento de la verdad o de requerir documentos o pruebas a terceros o a

185 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit. páginas. 216-217.

158
dependencias que los tengan, o requiriendo a terceros para que declaren lo que
les conste al respecto.”186
70

En relación a éste principio el Dr. Sergio García Ramírez, explica:

“Tanto el proceso publicista como el social se orientan hacia la verdad material


o histórica, no hacia la formal. Así se recoge la idea de que los resultados de esos
procesos interesan profundamente a la sociedad, que no puede conformarse con
la versión que las partes ofrezcan sobre los hechos. Queda excluido, por ende, el
apotegma de que el tribunal resolverá conforme a lo que las partes aleguen y
prueben. Las partes pierden la exclusividad en la promoción de pruebas, que es
tanto como perder la exclusividad en el manejo de la versión de los hechos que
hayan de llegar al conocimiento del juzgador. Este puede indagar la realidad. Su
función es, a este respecto, activa. Inquiere y forma racionalmente su certeza: no
la supedita a los elementos que los contendientes le alleguen.” 187

El tema en estudio se halla deficientemente tratado en la legislación agraria. Por


una parte se dice que “las partes asumirán la carga de la prueba de los hechos
constitutivos de sus pretensiones” (artículo 187 de la Ley Agraria). Por otra se
faculta al juzgador para acordar en todo tiempo y en cualquier asunto, “la práctica,
ampliación y perfeccionamiento de cualquier diligencia, siempre que sea
conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados”
(artículo 186, segundo párrafo). Así se acogen las diligencias para mejor proveer,
que son, una de las más nobles instituciones del proceso. El juzgador también
puede apoyar el desahogo de pruebas solicitadas por las partes, si estima que son
relevantes para conocer la verdad (artículo 187, segunda parte).

Claro está que toda esta materia se proyecta hacia el sistema de la prueba:
promoción; admisión, desahogo y valoración. El proceso es, en esencia, un
método probatorio para alcanzar una resolución jurídica. A esto se contrae en
realidad. Tampoco ha sido afortunada la legislación agraria al disponer la
valoración de pruebas para conferir sustento a la sentencia. Se dice que “las
sentencias de los tribunales agrarios se dictarán a verdad sabida sin necesidad de
sujetarse a reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando los hechos y
los documentos según los tribunales lo estimen debido en conciencia, fundando y
motivando sus resoluciones”.aquí hay confusión de criterios: aparece la valoración
en conciencia, propia del régimen de jurados, que no motivan sus veredictos, junto
al sistema de sana critica, que apareja una cuidadosa motivación como cimiento
de una fundamentación adecuada.

El Tribunal Superior Agrario ha comprendido que la diligente búsqueda de la


verdad, agente de la justicia, constituye una facultad inherente al ejercicio de su
jurisdicción. Esta es una admisión del principio de verdad material, con
proyecciones prácticas importantes. Por ello ha estimado procedente ordenar

186 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit. página. 74.


187 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. página. 328.

159
diligencias para mejor proveer inclusive en los casos de dotación de tierras,
ampliación de ejidos o nuevos centros de población, que recibió con expedientes
“integrados y en estado de resolución”.

En la práctica de aquel Tribunal se ha reconocido que la calificación de


expediente “integrado y en estado de resolución” implica un valladar terminante a
la reapertura o repetición del procedimiento – sin perjuicio de la salvedad que hace
la ley a favor de la garantía de audiencia - , pero no una prohibición de desplegar
sus atribuciones para la búsqueda de la verdad, precisamente al través de
actuaciones para mejor proveer, que son aquellas a las que lógicamente se refiere
el segundo párrafo del artículo 186 cuando estipula que el tribunal podrá acordar
diligencias probatorias “en todo tiempo, cualquiera que sea la naturaleza del
negocio”. El principio de verdad material sustenta esta benéfica interpretación.

La misma admisión del principio de verdad material, por encima de las reglas de
preclusión de facultades de las partes y agotamiento de los poderes
jurisdiccionales conforme a la conclusión de las etapas procesales en las que
éstos se ejercen, aparece en el régimen, ya mencionado, de la atracción de
competencia. En estos casos, el Tribunal Superior se limita a recibir un asunto en
estado de resolución, puesto que la instrucción se agotó ante el juez natural, y a
dictar sentencia; pero ello no impide que disponga “la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia, que sea conducente para el
conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados” (artículo 17 del
Reglamento de la Ley Orgánica).
71

En otro estudio y en relación al mismo tema, el investigador citado expone:

“… El procedimiento agrario está influido por el principio de prueba material o


histórica. Se faculta al tribunal acordar diligencias probatorias “siempre que sea
conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados”
(artículo 186, segundo párrafo, Ley Agraria). Asimismo, el tribunal debe apoyar a
las partes para el desahogo de probanzas propuestas, no obstante corresponder a
aquéllas la carga de la prueba, “si considerare que alguna de las pruebas
ofrecidas es esencial para el conocimiento de la verdad y la resolución del
asunto…” (artículo 187 de la Ley Agraria).”188

El Magistrado Agrario, López Escutia lo denomina Principio De Libre


Administración De La Prueba y Verdad Real

“Que la doctrina identifica con el principio de verdad histórica material, y que


faculte al juez para adquirir pruebas pertinentes al caso y ordenar cualquier otra
para mejor resolver, prevenir la presentación o citación de testigos, así como
cualquier otro hecho de importancia para averiguar la verdad real y resolver en

188 Ídem.

160
conciencia y a verdad sabida. En esto, debe actuar con parámetros de legalidad,
garantizando el debido proceso.” 189
72

Al respecto, se mencionan las siguientes Jurisprudencias:

“PRUEBAS, EL TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. DEBE RECABAR AÚN DE


OFICIO LAS OFRECIDAS Y DEMÁS ELEMENTALES PARA ANALIZAR Y
DECIDIR A VERDAD SABIDA LA CUESTIÓN PROPUESTA.- Una armónica y
concordante interpretación de los artículos 186, 187 y 189 de la nueva Ley
Agraria, permite concluir, que siendo el problema agrario de naturaleza social, los
Tribunales Unitarios creados ex profeso para solucionarlos, deben realizar cuantas
gestiones legales fueren necesarias para lograr, mediante el análisis de los
medios de convicción, el conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados, único límite que les impone la propia compilación para normar su
actividad, en razón de ello, no deben omitir pronunciarse acerca de determinada
cuestión, so pretexto de que no pudieren fijar un punto de referencia, cuando se
ofrecieron y admitieron pruebas periciales y de otra índole en este aspecto y si
bien desistió de la primera el oferente, lo cierto es, que en aras de la verdad que
preconizan los artículos precitados, debió oficiosamente el Tribunal ordenar su
perfeccionamiento y, por otra parte, procurar el desahogo correcto de las demás
para no concluir en el desconocimiento que le sirvió de argumento para decidir la
cuestión planteada.

Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito.


Amparo Directo 92/95.- Atanasio Fierro Olea.- 7 de abril de 1995.- Unanimidad de votos.
Ponente: María Elisa Zúñiga Alcalá.- Secretario: Francisco Javier Teodoro
Arcovedo Montero.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 9ª , Vol. Tomo. I. mayo 1995, pág. 396. Clave o Núm. Tesis XXI.2º .2 A.”190

“PRUEBAS, APRECIACIÓN DE LAS. POR LOS TRIBUNALES AGRARIOS.-


Del texto del artículo 189 de la nueva Ley Agraria, se desprende que los
Tribunales Agrarios no están obligados a valorar las pruebas conforme a reglas
abstractamente preestablecidas, toda vez que se les capacita incluso para emitir el
fallo a verdad sabida, apreciando los hechos y los documentos según lo estimaren
debido en consecuencia. Ahora bien, esta atribución no implica que en los juicios
agrarios la verdad histórica penda por entero del íntimo convencimiento de
aquellos Tribunales, al extremo de considerarlos autorizados para dictar una
sentencia sin apoyo objetivo. Apreciar en conciencia los hechos es pesar con justo
criterio lógico el valor de las pruebas rendidas con la finalidad de acreditarlos,
pues la conciencia que debe formarse para decidir el conflicto, ha de ser

189 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit. páginas. 68-69.


190 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis. Op. Cit. página. 221.

161
precisamente el resultado del estudio de esos elementos para justificar la
conclusión obtenida, y nunca puede consistir en la sola creencia o convicción
puramente subjetiva del que juzgue.
73

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Circuito.


Amparo Directo 573/93.- Albertina Camacho García.- 26 de octubre de 1994.-
Unanimidad de Votos.- Ponente: Abraham S. Marcos Valdés.- Secretario: Manuel
González Díaz.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época
8ª, Vol. Tomo. XIV-diciembre 1994, pág. 424. Núm. Tesis o Clave XXIII. 1º.9 A.” 191

“PRUEBAS, APRECIACIÓN DE LAS, POR LOS TRIBUNALES AGRARIOS.- Si


bien el artículo 189 de la Ley Agraria autoriza a los Tribunales Agrarios para dictar
sus sentencias a verdad sabida, sin necesidad de sujetarse a las reglas sobre
estimación de las pruebas, “sino apreciando los hechos y los documentos según
los tribunales lo estimen debido en conciencia, fundando y motivando sus
resoluciones”; tal precepto legal no los faculta para alterar los hechos o el
contenido de las pruebas en que apoyan sus decisiones.

Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito.


Amparo Directo 1/95.- Sabino Vázquez Ibarra.- 5 de abril de 1995.- Unanimidad de
Votos.- Ponente: José Manuel Mojica Hernández.- Secretario: Héctor Salazar Gutiérrez.
Véase: Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, Segunda Parte,
Tesis 1495, página 2384.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Seminario Judicial de la Federación. Época
9ª, Vol. Tomo I – mayo 1995, pág. 395. Clave o Núm. Tesis III.2º A.2 A.” 192

“PRUEBAS, ESTUDIO DE LAS, POR EL TRIBUNAL AGRARIO.- Si bien es


verdad que el articulo 189 de la Ley Agraria establece que las sentencias de los
tribunales agrarios se dictaran a verdad sabida sin necesidad de a sujetarse a las
reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando los hechos y los
documentos en conciencia, fundando y motivando sus resoluciones, no menos
cierto es que ello no los facultad a omitir el análisis de las pruebas que aporten las
partes.

Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito.


Amparo Directo 116/94.- Francisco Arias Rodríguez y coagraviados.- 23 de marzo de
1994.- Unanimidad de votos.- Ponente: Eliel E. Fitta García.- Secretario: Juan Sosa
Jiménez.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época
8ª, Vol. Tomo XIII-Mayo de 1994, pág. 505. núm. Tesis o Clave VII. A. T.46 A.” 193

FUNDAMENTACIÓN. GARANTÍA DE. SE CUMPLE AÚN CUANDO LA


AUTORIDAD OMITA CITAR LOS PRECEPTOS QUE APOYAN SU DECISIÓN. Si

191 Ídem.
192 Ibidem. páginas. 221-222.
193 Ibidem. página. 222.

162
bien el artículo 16 de la Constitución General de la República consagra las
garantías de fundamentación y motivación y, por ende, toda resolución debe
respetarlas; en materia civil, si los razonamientos hechos en la parte considerativa
son jurídicos y resuelven con acierto la controversia, aunque la autoridad omita
citar expresamente los preceptos de la ley en que apoya su decisión, si del estudio
que se haga se advierte que es jurídicamente correcta, porque sus razonamientos
son legales y conducentes para la resolución del caso, debe considerarse
debidamente fundada, aunque sea en forma implícita, pues se resuelve conforme
a la petición en los agravios, por lo que no puede existir duda respecto de los
preceptos supuestamente transgredidos, cuando es el propio promoverte quien
plantea los supuestos a resolver, por lo que aún cuando no hayan sido
explícitamente citados, debe estimarse que si fueron cabalmente respetados y, en
consecuencia, la resolución intrínsecamente fundada.

Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. Amparo directo
332/95.- Javier Sánchez García.- 13 de junio de 1995.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Javier Pons Licéaga.- Secretario: Esteban Álvarez Troncoso.- Semanario
Judicial de la Federación, agosto de 1995.

Principio de Verdad Material. Este principio para cobrar plena vigencia obliga al
Magistrado Agrario a presenciar los actos e intervenciones de las partes durante la
Audiencia de Derecho y está estrechamente vinculado con el Principio de la
Verdad Sabida, inclusive éste último, en mi opinión no tendrá vigencia sino se
observa el primero mencionado. Es importante comentar que la Verdad Material
implica llegar al conocimiento histórico de los acontecimientos relacionados con la
Controversia Agraria de que se trate, es decir hacer prevalecer la Verdad Material
sobre la Verdad Formal en el Proceso, pero ello en modo alguno significa que so
pretexto de ello el Juzgador Agrario incumpla con el Principio de Equilibrio
Procesal que debe observar y hacer prevalecer entre los litigantes en toda
contienda bajo su presidencia ya que cuando las partes acuden debidamente
asesoradas cobra aplicación el Principio de Defensa Material limitando por ende la
actuación inquisitoria del Juzgador Agrario la que desde mi punto de vista y
únicamente por excepción se puede realizar cuando las partes (ambas) carezcan
de la Defensa Legal correspondiente y aún así la actuación inquisitorial del
Magistrado Agrario sólo se justificaría si obra cuidando siempre la Igualdad
Procesal entre las partes.

5.2.6. Principio De Oralidad.

Según este principio la fijación de la litis debe hacerse oralmente ante el


tribunal, pues las partes en conflicto pueden exponer oralmente sus puntos de
vista y razonamientos de manera verbal.

Así, por disposición expresa del párrafo segundo del artículo 178 de la Ley
Agraria: “En la tramitación del juicio agrario los Tribunales se sujetarán al principio
de oralidad, salvo cuando se requiere de constancia escrita o mayor formalidad, o
así lo disponga la ley.”

163
Por otra parte, la fracción I del numeral 185 del propio ordenamiento legal,
confirma la observancia del principio de oralidad que debe regir el desahogo de la
audiencia, al establecer: “Expondrán oralmente sus pretensiones por su orden, el
actor su demanda y el demandado su contestación y ofrecerán las pruebas que
estimen conducentes a su defensa y presentarán a los testigos y peritos que
pretendan sean oídos”.

De lo anterior, resulta que en la audiencia a que se refiere el artículo 185 de la


norma sustantiva agraria deben precisarse todas las acciones y excepciones que
las partes quisieren hacer valer, estableciéndose, precisamente en esta etapa, la
litis a la cual deberá ceñirse la autoridad al dictar la resolución correspondiente.

Es importante destacar que este principio exige que se respete el de


inmediación, según el cual la audiencia debe estar presidida por el magistrado, a
efecto de que éste tenga durante el proceso el mayor contacto posible con las
partes, en observancia a lo contenido en el último párrafo de la fracción VI del
artículo 185 de la Ley Agraria y en artículo 50 del Reglamento Interior de los
Tribunales Agrarios. También ha de respetarse el principio de concentración, que
exige que las cuestiones litigiosas no se formulen separadamente, sino que se
concentren para su examen, prueba y decisión en una sola audiencia y si esto no
es posible en las que sean necesarias, pero que tengan lugar en fechas
aproximadas y en el menor tiempo. Por otra parte en el juicio oral no deben
admitirse artículos de previo y especial pronunciamiento como lo reglamenta la
fracción III del artículo 185 de la Ley Agraria. A la vez, ha de respetarse en el juicio
oral el principio de publicidad y procurar que las pruebas se rindan oralmente, en
cuanto sea posible, así como los alegatos.

Cabe agregar que en materia agraria por cada asunto se forma un expediente
con los documentos relativos a él, y en todo caso, con el acta de audiencia de ley,
con la sentencia respectiva y con las diligencias de ejecución (artículo 195 de la
Ley Agraria).
74

“La Oralidad, en el que si bien puede utilizarse la forma escrita, tiende haber un
predominio del discurso hablado en las gestiones, pretensiones o alegatos ante el
juzgado, lo que permite y se vincula con la inmediatez, la concentración del
juzgador y la publicidad del proceso.”194

El principio de oralidad tiene plena aplicación en el procedimiento agrario por


disposición del artículo 185 fracción I de Ley Agraria y tiene por objeto que los
litigantes expongan de manera verbal sus pretensiones y además obliga al
juzgador a estar presente durante las manifestaciones de las partes y propiciar
que éstas expongan las cuestiones que permitan conocer la controversia
efectivamente planteada.

194 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit. páginas. 67-68.

164
Respecto a éste principio la Lic. Esperanza M. Pérez Díaz, ampliamente
expone:

“El principio de oralidad se traduce en un instrumento en que las partes


exponen de manera directa y sencilla la litis a resolver. La exposición del actor es
seguida por las manifestaciones del demandado este a su vez manifiesta todos los
argumentos o razones que sustenten su defensa y de esa suerte el juzgador podrá
ahondar en todas las cuestiones que estime necesarias para conocer el fondo de
la cuestión planteada. Al finalizar el planteamiento de cada una de las partes, se
dará el uso de la voz a los asesores legales para que aclaren o abunden sobre
cualquier punto de interés respecto a lo expresado por sus defendidos.”195

Para la jurisdicente citada:


“La exposición oral es una herramienta que debe ser usada precisamente por
las partes interesadas en el procedimiento, pues no debe desvirtuarse dicho
principio para que los abogados o defensores de las partes expongan las
pretensiones y defensas de sus asesorados pues en este procedimiento abreviado
ya existe una demanda y una contestación escritas en las que las se han vertido
las consideraciones y argumentos de derechos que corresponde expresar a los
asesores. El juzgador oirá directamente a los interesados no sólo para conocer el
problema que se plantea, sino para proveer los actos procedimentales idóneos
para resolver el caso en particular.”196

En opinión de dicha autora:


75

“Los asesores o abogados de las partes pretenden – en algunos casos -, tomar


el lugar de sus asesorados para exponer ante el juzgador los razonamientos de
sus pretensiones o defensas; sin embargo, la oralidad corresponde a las partes y
no a los asesores legales ya que el principio de oralidad tiene como fin que los
juzgadores oigan y conozcan de viva voz el problema a resolver y de esa manera
puedan conocer todas las circunstancias de hecho que generaron el problema. El
sustento legal se contiene en el artículo 179 de la Ley Agraria ya que el precepto
dispone que la contestación de la demanda será de manera escrita y sencilla,
entonces si ya existe un escrito de demanda y una contestación debe concluirse
que el principio de oralidad tiene como fin que el juzgador escuche de los
interesados el planteamiento a resolver. Este principio, es uno de los principios
fundamentales del juicio agrario y por ello su inobservancia actualiza una violación
procesal que obliga a reponer el procedimiento por disposición de ley.”197

Así las cosas debe estimarse que el principio de oralidad únicamente tiene
como fin que el juzgador conozca directamente de los interesados el

195 PÉREZ DÍAZ, Esperanza. Op. Cit., páginas 87.


196 Ibidem. página. 87 - 88.
197 Ibidem. página. 88.

165
planteamiento de las pretensiones del actor y de las defensas y excepciones del
demandado.

Por su parte el Dr. Isaías Rivera Rodríguez, en relación a la Oralidad explica:


“De carácter especial para el proceso agrario, la oralidad es una de sus
características distintivas y debe señalarse que es aplicable a las partes en el
juicio agrario, en planteamiento de la demanda, en su contestación, en la
reconvención y su respectiva contestación, en el ofrecimiento de pruebas y en el
pronunciamiento de alegatos; por el contrario, no es aplicable a los Tribunales
Agrarios, quienes tienen el compromiso de la escritura del proceso. Tampoco es
aplicable en el caso del Recurso de Revisión, cuyo principio a seguir por los
impugnantes de la sentencia es precisamente el de la escritura.”198

El Magistrado Cruz Reyes, explica conjuntamente la Oralidad y la Expeditez


cuando expresa:

“La oralidad como sistema de desahogo del procedimiento se establece con


preferencia para que a la vez sea más expedito y oportuno, a fin de superar los
vicios en que se había incurrido de que un procedimiento agrario tardara años y
años en ser resuelto, tiempo que podría prolongarse por 20, 30 o más años; por lo
que la Ley Agraria en sus artículos 179 último párrafo, 180 último párrafo, 185
fracciones II y III, 188 último párrafo, 192, 193 y 197 y 50 fracción III del
Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios establecen medidas para hacer
más ágil el desahogo de las pruebas, y la emisión de la Sentencia
correspondiente, estableciendo incluso, en el artículo 192 que las cuestiones
incidentales se resolverán conjuntamente con el principal a menos que por su
naturaleza sea forzosa decirlas antes, o que se refieran a la ejecución de la
sentencia, como podrían ser los incidentes de incompetencia o falta de
personalidad; pero que en ningún caso se formarán artículo de previo y especial
pronunciamiento, sino que se decidirán de plano.”199
76

El Dr. Marco Antonio Díaz de León, nos dice:

A la “Oralidad se le imprime una notable dinámica al proceso al reducirse al


máximo las piezas escritas, que obviamente sí existen puesto que se forma y
documenta el expediente relativo, pero que en la audiencia principal se desahoga
de manera oral, habida cuenta el precitado artículo 185 de la Ley Agraria
establece, en su fracción I, que las partes expongan oralmente sus pretensiones,
ofrezcan pruebas, que se desahoguen las mismas, se formulen los alegatos y,
enseguida, que se pronuncie el fallo en presencia de ellas de manera clara y
sencilla.”200

198 RIVERA RODRIGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 198 – 199.


199 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit. P. 74.
200 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit. P. 158.

166
En “La Oralidad El justiciable tiene el derecho de ser oído directamente y
conocer el funcionamiento que va a decidir sobre sus asuntos, a veces los más
importantes de su vida.” 201

En relación a éste tema, el Dr. García Ramírez, explica:

“La ley procesal agraria auspicia, expresamente, el principio de oralidad: esto


implica que las actuaciones se desarrollen en forma verbal, sin perjuicio de que se
deje constancia en el expediente. Esta constancia apareja, sin embargo, una
atenuación o hasta una derogación de la oralidad estricta. Bajo este principio, en
su alcance más riguroso, basta con practicar diligencias de viva voz. Si además es
preciso que los actos procesales se documenten, la oralidad habrá quedado
excluida o reducida, de iure, no apenas de facto, por la escritura. Habremos
vuelto entonces al principio que sostiene: lo que no consta en las actas no existe
en el mundo; el juzgador sólo tomará en cuenta, a la hora del fallo, lo que existe
en el expediente, no lo que se dijo alguna vez a lo largo del proceso pero quedó
sin “memoria” documental.” 202

“Cabe decir que en todas las ramas del proceso mexicano se ha intentado
expresamente la oralidad. Al respecto hay sendas declaraciones pronto olvidadas.
En los hechos, la oralidad declinó, como consecuencia de la falta de verdadera
inmediación, entre otros factores. En efecto, ¿qué sentido tiene la práctica oral de
los actos procesales si no se halla presente el juzgador para que los perciba
directamente al través de su propio oído, sino habrá de imponerse de ellos
mediante la lectura de las actas? Por otra parte, es evidente que la oralidad exige
sólida formación y capacidad expositiva, que no siempre existen, por parte de los
abogados que representan a los contendientes, y reclama otro género de
habilidades en el juzgador, que no se atrinchera tras el expediente. Pero no sólo la
inmediación se vincula estrechamente con la oralidad también la celeridad del
procedimiento y, por supuesto, la publicidad, garantía política del juicio.” 203
77

El segundo párrafo del artículo 178 de la Ley Agraria manifiesta que “en la
tramitación del juicio agrario los Tribunales se ajustarán al principio de oralidad,
salvo cuando se requiera de constancia escrita o mayor formalidad, o así lo
disponga la ley”. A su vez, el primer párrafo del artículo 164 estipula que para la
resolución de las controversias los tribunales se sujetarán al procedimiento legal “y
quedará constancia de ello por escrito…”. “Vale recordar, no obstante todas las
ventajas que la oralidad representa, que la escritura sirve mejor que aquélla a los
fines de control de las resoluciones jurisdiccionales al través de la impugnación.”
204

201 ALFARO MONROY, Armando. Op. Cit., página. 52.


202 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 78 – 79.
203 Idem.
204 Idem.

167
El mismo autor citado, pero en otra obra, aborda el asunto de la Oralidad y
explica:

“En el sistema que ahora examinamos se ha procurado alentar la oralidad,


siempre comprometida y disminuida en los hechos, a pesar del énfasis que en ella
ponen, con razón, la doctrina y la ley. Esta referencia se manifiesta en diversos
extremos. Es evidente que la oralidad resulta inútil si no existe inmediación, y que
la eficacia de ésta - y su verdadera expresión – depende de que el juzgador
presida realmente las audiencias.”205

“El propósito de la oralidad se compromete, en apariencia, cuando al final del


primer párrafo del artículo 164 se dice que para la resolución de controversias los
tribunales se sujetarán al procedimiento legal “y quedará constancia de ello por
escrito…”. Digo que el menoscabo de la oralidad es sólo aparente por cuanto este
principio jamás ha significado – salvo en procedimientos antiguos, brevísimos o
rudimentarios – una absoluta oralidad sin espacio alguno para la escritura.
Siempre se ha buscado que haya constancia de los puntos salientes de la
controversia y su solución. Además, de esta suerte se permite el control de las
resoluciones jurisdiccionales en la segunda instancia o en el juicio de amparo,
cosa que no ocurriría si se careciera absolutamente de huella escrita sobre el
proceso. Sobre el mismo asunto de la oralidad se pronuncia el artículo 185,
fracción I, Ley Agraria al disponer que en la audiencia las partes “expondrán
oralmente sus pretensiones”.”206

En relación el principio que se comenta, Rafael García Simerman, explica:


78

“La Ley Agraria en su parte procesal auspicia expresamente el principio de


oralidad (artículo 170 primer párrafo, 178, 185 fracción primera de la Ley Agraria),
es decir que no obstante que las partes comparezcan ante el Tribunal por escrito,
requieren de su comparecencia, por si mismas o por conducto de sus
representantes a las audiencias que se celebren durante la tramitación del juicio,
en las que ratifican oralmente sus pretensiones; en consecuencia si uno de los
contendientes no asiste personalmente ni por conducto de apoderado a la
audiencia de ofrecimiento y desahogo de pruebas se le tendrá por perdido el
derecho de contestar la demanda u ofrecer pruebas, aunque esta haya hecho su
ofrecimiento por escrito, pues eso solo es válido en cuento su contenido, cuando
se reproduzca o ratifique en su caso oralmente, en la audiencia respectiva.” 207

Cabe comentar que no obstante la importancia de éste principio procesal, en la


práctica adquiere mínima relevancia ya que es sabido por los litigantes, las partes
y por los propios juzgadores Agrarios, que en la mayoría de los Tribunales
Unitarios Agrarios, las audiencias son presididas por los Secretarios de Acuerdos,
convirtiéndose así el Magistrado Agrario en un “juzgador a distancia” cuya función

205 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., página. 328.


206 Ídem.
207 GARCÍA SIMERMAN, Rafael. Op. Cit. Páginas. 92-93.

168
jurisdiccional la reduce a un “simple firmón” de las actas de audiencia y de las
propias sentencias.

FACULTAD DE PROVEER SOBRE EL DESAHOGO DE PRUEBAS. CUANDO


LAS PARTES NO SE ENCUENTRAN EN IGUALDAD DE CONDICIONES ES
APLICABLE LA.- El artículo 186 de la Ley Agraria vigente, establece una facultad
discrecional de la autoridad responsable a proveer sobre el desahogo de la
pruebas para llegar al conocimiento de la verdad, pero esta facultad es aplicable,
cuando no se lesiona el derecho de las partes; supuesto que cuando ambos se
encuentran en igualdad de condiciones, pues ordenar el perfeccionamiento de sus
pruebas para satisfacer los elementos que pretende acreditar una las partes, seria
violatorio de garantías.

Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito.- Amparo directo 133/94.- María de la


Luz Castro Rodríguez.- 14 de abril de 1994.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Ángel Suárez Torres.- Secretario: Ronay de Jesús Estrada Solís.- Fuente:
Tribunales Colegiados de Circuito. Secretario Judicial de la Federación. Época 8ª,
Vol. Tomo. XIII- junio de 1994. pág. 575. Núm. Tesis o Clave XX.1º.118 A.

SUPLETORIEDAD DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES,


TRATÁNDOSE DEL OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA CONFESIONAL, EN
MATERIA.- Conforme a lo dispuesto en los artículos 167, 178 y 186 de la Ley
Agraria en vigor, el Código Federal de Procedimientos Civiles es de aplicación
supletoria, cuando no exista disposición expresa en la Ley Agraria y fuere
indispensable para completar el título décimo, relativo a la justicia agraria, siempre
y cuando las disposiciones adjetivas civiles no se opongan directa o
indirectamente a dicha Ley Agraria; asimismo, que en la tramitación del juicio
agrario los tribunales se ajustarán primordialmente al principio de oralidad; y, en el
procedimiento agrario serán admisibles toda clase de pruebas, mientras no sean
contrarias a la ley, y los tribunales podrán acordar en todo tiempo, la práctica,
ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia, siempre que sea conducen
para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados. De tal manera
que no es válido desechar la prueba confesional con base en el artículo 103 del
código adjetivo en cita, so pretexto de que no se exhibió pliego de posiciones,
máxime si al ofrecerse la prueba en cuestión, se señaló que deberá desahogarse
al tenor de las posiciones que en su oportunidad se formularían, previa su
calificación legal; siendo evidente que el precitado dispositivo legal se opone no
sólo al principio de oralidad que rige el procedimiento agrario, sino también al que
establece que no sean contrarias a la ley, de ahí que la supletoriedad del Código
Federal de Procedimientos Civiles, no puede establecerse para desechar la
prueba confesional.

Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.- Amparo directo 380/95.- María de
Jesús Rivas Santana y otros.- 23 de noviembre de 1995.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Juan Manuel Martínez Martínez.- Secretario: Enrique Antonio Pedraza
Mayoral.- Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la

169
Federación. Época 9ª, Vol. Tomo III- marzo 1996, pág. 873. Clave o Núm. Tesis
VI.4º. 1 A.

Principio de Oralidad. Este principio implica que en el Proceso Agrario se puede


actuar durante toda la Audiencia de Ley de manera Oral, es decir, desde el
momento en que el Actor ratifica su Demanda y Pretensiones hasta que cada
parte formula sus respectivos Alegatos. Bajo esa tesitura significa que inclusive la
Contestación de la Demanda puede hacerse de manera Oral así como el
ofrecimiento y preparación de las pruebas, por lo que no existe obligación legal
alguna para que en el caso de la Confesional se prepare y exhiba con toda
oportunidad el Pliego de Posiciones objeto de desahogo de dicha prueba así como
tampoco para lo correspondiente al cuestionario en el caso de las pruebas
periciales en las distintas materias y de la inspección ocular cuya práctica a
realizar se pida. Quizá por tendencia civilista de los Secretarios de Acuerdos de
los Tribunales Agrarios que son quienes de facto llevan a cabo el desahogo de las
Audiencias de Ley y no por ignorancia, ya que son expertos en la disciplina
jurídica, que dichos funcionarios mediante su actuación hacen a un lado en la
mayoría de los Procesos Jurisdiccionales la vigencia de la Oralidad que por
disposición legal debe regir todos los actos del Proceso Agrario.

Es oportuno reseñar que desde mi punto de vista, no se justifica la disposición


relativa que se expresa en los artículos 170 y 178 de la Ley Agraria en cuanto
ambos numerales disponen la presentación y contestación de la Demanda en
forma Oral, ya que en uno y otro caso cuando se llegan a presentar los mismos
dispositivos legales comentados establecen que se pedirá la coadyuvancia de la
Procuraduría Agraria para que formule tanto la Demanda como su contestación
por escrito de manera tal que podemos concluir que bajo ese tenor nunca tendrá
vigencia en esos actos específicos la Oralidad ya que existe al respecto antinomia
por lo que se propone una reforma legal que resuelva la doble disposición
contradictoria que se menciona.

5.2.7. Principio De Celeridad.


79

En observancia a este principio, los Tribunales Agrarios, una vez que han
recibido la demanda, la radicarán y ordenarán emplazar al demandado para que
comparezca a contestarla a más tardar durante la audiencia.

“En este sentido, podemos decir que conforme al principio de celeridad el juicio
agrario debe de agotarse en una sola audiencia, siempre y cuando se hayan
desahogado cada una de las probanzas admitidas a las partes, de lo contrario el
juzgador deberá proveer lo necesario para que se desahoguen en un plazo de
quince días.” 208

El procurador Agrario, Isaías Rivera Rodríguez respecto a la “celeridad o


expeditez, comenta:

208 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit. páginas. 18-19.

170
“Estamos ante un principio procesal de origen constitucional, al quedar
plasmado en la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en
su artículo 27, cuando señala: “(…) XIX. Con base en esta Constitución, el Estado
dispondrá las mediadas para la expedita y honesta impartición de la justicia
agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra
ejidal, comunal y de la pequeña propiedad, y apoyará la asesoría legal de los
campesinos”.” 209
80

En consecuencia, los plazos y términos de los procesos jurisdiccionales de la


materia deben ser concebidos de la manera más breve posible, con el único fin de
hacer la justicia más pronta y expedita, buscando que el pronunciamiento en el
fondo sea con la celeridad que las circunstancias de las partes exigen, haciendo
efectivo el principio de que “justicia que no es rápida no es justicia”.

Para ello, la Ley Agraria ha establecido, por una parte, plazos breves cuya
ampliación sólo es posible en ciertos casos y con limitada amplitud, y por otra,
desechando la posibilidad del planteamiento de los artículos de previo y especial
pronunciamiento (artículos 185, fracción III y 192), por lo que las cuestiones
incidentales se resolverán junto con el fondo de la controversia (artículo 185,
fracción III), y solo en el caso de que su contenido sea de resolución forzosa,
serán resueltas de plano (artículo 192). En el mismo sentido, se establece que los
plazos y las actuaciones ante los tribunales agrarios no sean contabilizados en
días y horas inhábiles (artículo 193), así como la exigencia para que éstos cuenten
con formatos impresos para la realización de los emplazamientos, citatorios,
órdenes, actas y demás documentación necesaria (artículo 197).

Un caso en el que se plasma la celeridad en materia procesal agraria es el de la


simple confesión de la demanda, en el que de estar apoyada con otros elementos
de prueba, el tribunal podrá dictar sentencia de inmediato concluyendo la
audiencia (artículo 180, segundo párrafo). Por otro lado, este principio está
presente en la ejecución de las sentencias que dicten los tribunales agrarios, al
establecer la ley que estarán obligados a proveer su eficaz e inmediata ejecución,
dictando las medidas que resulten necesarias, incluyendo las de apremio (artículo
191, primer párrafo).

“Este principio es más bien un Derecho procesal, reflejo para la eficiencia y


seguridad jurídicas. Su incumplimiento produce el abuso procesal y la litigiosidad
procesal innecesaria, entendida la primera como en exceso en el planteamiento
judicial de pretensiones iniciante de juicios, con el único fin de simular o generar
situaciones jurisdiccionales que tengan como objeto entorpecer, limitar o
perjudicar a terceros; y la segunda como el acudimiento al proceso judicial por
obstinación y obsecuencia, con el único fin de desgastar energías y limar el ánimo
de las contrapartes dentro de un proceso. En ambos casos, debería calificarse el
abuso atendiendo a la existencia de dolo y otras agravantes.” 210

209 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit. páginas. 206-208.


210 Ídem.

171
“Como abuso procesal, en la práctica encontramos especial dificultad para el
cumplimiento del principio, por cuanto a que con excesiva facilidad se presentan
causas y argumentos que posibilitan y aún obligan al diferimiento de la audiencia
de ley, con el consecuente retraso del proceso. Como comentario final, podemos
decir que a pesar de estas complicaciones prácticas, el proceso agrario sigue
siendo, comparativamente con otras materias, expedito.” 211
81

“Celeridad. Un antiguo desideratum de la justicia es la celeridad, que a menudo


se traduce como oportunidad y suficiencia. Es oportuna y suficiente la justicia
cuando se produce con rapidez, prontitud, celeridad. Se ha de reconocer, empero,
que esa prontitud debe hallar equilibrio en la debida comprobación de las
pretensiones y la adecuada reflexión sobre los hechos acreditados y el Derecho
aplicable. De lo contrario se convierte en precipitación. Es necesario, pues, que
haya equilibrio entre el despacho expedito y las garantías de los justiciables: la
virtud se halla, nuevamente, en el punto medio, que no desaloje ninguno de estos
requerimientos, imprescindibles según su naturaleza y valor en el proceso. Este es
el patrón de medida para el proceso en general, y particularmente para los
procesos acelerados y sumarios.” 212

El tema en estudio tiene una amplia serie de proyecciones. Entre ellas figuran:
concepto y práctica de la justicia expedita, referencias temporales para la
realización de actos procesales, estructura del juicio agrario, control de la
inactividad del juzgador y sistema de impugnaciones.

Antes de recibir su actual redacción, el artículo 17 constitucional aludía a la


justicia pronta y expedita. Hoy habla de justicia expedita, además de honesta, la
fracción XIX del artículo 27. Ahora bien, expedita no quiere decir, necesariamente,
rápida; más bien equivale a accesible, desprovista de obstáculos, practicable para
los ciudadanos. Es así que el Diccionario de la Real Academia atribuye a la voz
expedita estas acepciones: “desembarazado, libre de todo estorbo; pronto a
obrar”.

El actual artículo 17 se refiere al acceso a la justicia, tema central de este


servicio público, y a la razonable celeridad en el despacho de los tribunales. En
efecto, manifiesta que “toda persona tiene derecho a que se le administre justicia
por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que
fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e
imparcial”. La redistribución de palabras, con precisión de sus respectivos
alcances, ha mejorado el sentido de este precepto constitucional.

“Decir que los tribunales estarán expeditos importa asegurar que habrá
suficientes órganos de este carácter, adecuadamente dotados, para afrontar y
resolver con eficiencia las demandas de justicia que propongan los ciudadanos. Si
hay enrarecimiento de tal servicio público, el Estado vulnera una garantía de los

211 Ídem.
212 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. páginas. 80-83.

172
justiciables. Para que la justicia agraria esté expedita se han creado treinta y
cuatro tribunales unitarios en la República, y otros más se instalarán pronto. Para
esto mismo se dispuso en las reformas de 1993, precavidamente, la posible
existencia de una Sala Auxiliar del Tribunal Superior Agrario, que no ha sido
necesario formar hasta el final de 1994, porque la Sala Superior, con su
composición actual, ha sido suficiente para el despacho de los asuntos que le
competen por la materia y el grado.” 213
82

Ordenar que los tribunales emitan sus resoluciones dentro de los plazos y
términos que fijen las leyes, y que lo harán de manera pronta, tiene una doble
implicación. Por un lado, se obliga al legislador ordinario a estipular plazos
razonables que permitan una justicia pronta: por el otro se obliga al juzgador a
sujetarse a esos plazos y a desahogar con rapidez, hasta culminar en sentencia,
su función resolutoria de litigios. La llamada “economía procesal” se conecta con
este principio de celeridad, aunque celeridad y economía no son conceptos
sinónimos. Obviamente, la economía, bien resulta, abona la prontitud. “De nada
sirve establecer legalmente, como a menudo se hace, plazos brevísimos con el
propósito de imprimir más velocidad a la justicia, si no existen las condiciones para
observarlos verdaderamente, o si la naturaleza de los actos procesales se rebela
contra una extremada rapidez. Se crea la ilusión, pero no se cimenta la realidad,
de prontitud en la justicia. Esto sucede, en algunos extremos, dentro de la
reglamentación del juicio agrario.” 214

El principio de celeridad se vincula al de concentración, pero no se confunde


con éste. También colinda – como el de concentración – con los principios de
economía procesal, por una parte, y de economía en los procesos que versan
sobre intereses económicos de escaso monto.

El antiguo texto del artículo 17 constitucional se refería a la justicia pronta y


expedita”.

Aunado a lo antes comentado, se suman las maniobras y practicas viciadas que


realizan las partes con el ánimo de alargar el proceso, según convenga a sus
intereses.

AGRARIA. SENTENCIA, TÉRMINO PARA DICTAR LA, SI NO SE OBSERVA, SE


VIOLAN LAS LEYES DEL PROCEDIMIENTO. De acuerdo con lo dispuesto por los
artículos 185 fracción VI y 188 de la Ley Agraria, cuando no haya entre las partes
una composición amigable que pueda dar por terminado el juicio, una vez que el
Tribunal oiga los alegatos, en seguida pronunciará el fallo en presencia de
aquéllas y únicamente cuando la estimación de pruebas amerite un estudio más
detenido, el Tribunal citará a las partes para oír sentencia en el término que estime
conveniente, sin que exceda en ningún caso de veinte días contados a partir de la

213 Ídem.
214 Ídem.

173
audiencia de ley, de manera que si la sentencia se dicta sin observar tales
lineamientos, se violan las leyes del procedimiento afectado las defensas del
quejoso, en término del artículo 159 fracción XI de la Ley Amparo, en relación con
la fracción VI de ese mismo artículo, pues se dejan de observar por el Tribunal
Unitario Agrario responsable, los términos en que se debe pronunciar sentencia.

Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito. Amparo directo 287/95.-


Romualda Vivanco Ortega.- 5 de julio de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Gustavo Calvillo Rangel.- Secretario: José Mario Machorro Castillo. Semanario
Judicial de la Federación, agosto de 1995.

G) Principio de Celeridad, Expeditez o Prontitud. Este es uno de los principios


que menos aplicación tiene en el Proceso Agrario e inclusive me atreviera a decir
que su aplicación resulta prácticamente nula si partimos para ello del análisis de
cualquier expediente que se substancia una Acción Agraria en los Tribunales
Agrarios en México. Para entender mejor lo anterior, nos explicamos y a modo de
ejemplo citamos: Generalmente un Proceso Agrario desde la presentación de la
demanda hasta la emisión de la Sentencia correspondiente se substancie en el
plazo de 3 a 4años aproximadamente en total contravención a las disposiciones
de la Ley Agraria la cual establece términos legales para dicha substanciación que
en suma comprende un lapso de tiempo de treinta y cinco a cuarenta días
(artículos 170, 179 y 188 de la Ley Agraria) para tal efecto.

Tenemos claridad en cuanto que la Norma Procesal Agraria dispone como


principio rector del Proceso Agrario el carácter sumario de éste que desde luego y
como ya se apuntó no cobra vigencia alguna, lo cual y desde mi particular
perspectiva ello obedece a múltiples circunstancias ocasionadas tanto directa e
indirectamente por los propios funcionarios jurisdiccionales, las partes y sus
abogados. Los primeros aducen exceso en las cargas laborales; las segundas y
los terceros llevan a cabo la práctica constante de una serie de medidas dilatorias
muchas de las veces plagadas de vicios y de mala fe que tienen como fin retardar
el curso normal del proceso. Prácticas viciadas que van desde presentarse el
demandado en la primera y hasta la segunda o tercera Audiencia de ley
programada sin asesoramiento jurídico; en las posteriores audiencias no
comparece el demandado las veces que éste no quiere y justifica su inasistencia
con una Constancia expedida por un médico que generalmente le certifica
incapacidad para deambular y le ordena reposo absoluto durante tres o más días
siempre incluido el día en que debió comparecer. Otras tácticas dilatorias son la
petición al órgano jurisdiccional de la cita de testigos y peritos o inclusive el
señalamiento de la existencia de tercero con presumible interés jurídico en el
proceso. Una de las actividades procesales que a mi juicio ocasiona retraso en el
curso normal de un Proceso Agrario en la Concesión u otorgamiento de plazos
largos de tiempo a los peritos por parte del Juzgador ya que inclusive en algunas
veces se les otorgan 30 días hábiles a dichos expertos para la emisión de sus
dictámenes. En esa tesitura y en la parte correspondiente de éste trabajo hacemos
las respectivas propuestas de reformas y adiciones al marco legal agrario vigente.

174
5.2.8. Principio De Concentración.

“Deben reunirse o concentrarse las cuestiones litigiosas para ser resueltas


todas ellas o el mayor número posible de las mismas, en la sentencia definitiva,
evitando que el curso del proceso en lo principal se suspenda.”21583

En el proceso agrario se confirma este principio, con lo contenido en el artículo


185 de la Ley sustantiva agraria, que prevé que la audiencia consta de varias
etapas, que necesariamente deben llevar un orden: primero intervendrá el actor
expresando sus pretensiones; luego producirá su contestación el demandado, y
seguidamente ambas partes ofrecerán las pruebas que estimen conducentes y, de
no lograrse la avenencia, se escucharán los alegatos de éstos y se pronunciará la
sentencia. Solamente en caso de que se requiera mayor tiempo para analizar las
probanzas, se citará a las partes para oír sentencia dentro de un término que no
debe exceder de veinte días, contados a partir de la audiencia de ley; ello en
observancia a lo dispuesto por el artículo 188 de la Ley de la materia.

Dispone la Ley Agraria en su artículo 170 que en el emplazamiento para


contestar la demanda se deberá señalar la causa, la fecha y hora de la audiencia y
la advertencia de que en esta se desahogarán las pruebas; con excepción de las
que no puedan ser inmediatamente desahogadas.

De ese precepto queda establecido que el juicio agrario se desarrollará en una


sola audiencia y que busca concentrar todos los actos procesales para ese fin,
buscando la economía procesal; en esas condiciones cualquier incidente u
obstáculo procesal podrá ser resuelto en los términos que dispone el artículo 185
fracción III y la única excepción será el caso de las excepciones dilatorias cuya
procedencia fuera demostrada.

El principio de concentración tiene como propósito el de la economía procesal y


por ello mismo todos los actos procedimentales deben considerar dicho principio y
la práctica indica que el acto en que el tribunal emita para ordenar el
emplazamiento de ley, resulta conveniente que provea las disposiciones o
requerimientos para hacer efectivo dicho principio de concentración. En esa línea
debe advertirse a las partes que el desahogo de las pruebas que ofrezca, se
llevará a cabo en una sola audiencia, se les requerirá para que presenten a sus
testigos si ofrecen prueba testimonial y, se les advertirá para el caso de que no
estén en posibilidad de presentarlos y deban ser citados por conducto del tribunal,
estableciendo las condiciones y términos para poder desahogar en forma y dentro
de los plazos de ley la citación de testigos de las partes; deben conocer que en la
misma audiencia se desahogará la prueba confesional que se ofreciera; se les

215 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit., página. 20.

175
prevendrá para el caso del ofrecimiento de la prueba pericial con el fin de que en
la misma presenten a sus peritos, para que acepten y protesten su cargo e
igualmente se presenten los cuestionarios que deberán resolver los peritos; como
corolario de lo anterior se deberán hacer los apercibimientos legales que se
estimen convenientes con el fin de que las partes conozcan las consecuencias a
que se dará para el caso de incumplimiento de los acuerdos contenidos en el auto
de emplazamiento con el que se correrán los traslados de ley. Se podrá incluso
pedir información a órganos regístrales o a diversas autoridades para asegurarse
de contar con los elementos idóneos para resolver la controversia.

Al aplicarse el principio de concentración hay que considerar que las partes


están protegidas por la ley para el efecto de que exista equidad procesal y si una
de las partes se presenta asesorada y la otra no, se ha previsto legalmente, diferir
la diligencia para que se nombre un abogado de oficio a la parte que carezca de
asesor, pues así lo dispone el artículo 179 de la Ley Agraria, ésta formalidad no
debe de escapar al principio de concentración y el tribunal al recibir la demanda
debe de observar si en el escrito se señalan a los asesores legales de la parte
actora y en ese caso debe de prevenir al demandado en el emplazamiento para
hacer de su conocimiento que su contraparte cuenta con asesoría profesional y
que por ello mismo debe de acudir asesorado por el profesionista de su elección y
que cuenta con los servicios de la asesoría gratuita de los abogados agrarios de
oficio. El tribunal podrá determinar la necesidad de contar con información de
autoridades o entidades administrativas o aún de carácter judicial y podrá ordenar
recabar los informes que se estimen conducentes.

Los elementos mencionados podrán permitir que el día previsto para el


desahogo de las pruebas la audiencia se desarrolle en los términos previstos
haciendo realidad el señalado principio de concentración. La atención que debe
darse a este principio resulta de trascendencia en el caso del juicio agrario ya que
la mayoría de los interesados o de las partes que concurren a esos
procedimientos residen en lugares o poblados distantes de las principales
ciudades en que se ubican los tribunales del conocimiento y no puede pretenderse
que esos justiciables deban trasladarse a las audiencias en múltiples ocasiones
porque la mayoría no cuentan con los recursos económicos para ese fin y si ello
no se considerara se harían nugatorias las disposiciones de la Ley Agraria, ya que
si a un campesino no se le facilitan los medios para acceder a la justicia agraria
porque ese acceso resulta oneroso y ajeno a sus posibilidades económicas, el
campesino preferirá dejar de resolver la problemática agraria, que le aqueja, lo
que conculca el principio de la justicia pronta y expedita que establece nuestra
Constitución; por todo ello el principio de concentración resulta de singular
atención en el procedimiento agrario.

El Maestro Isaías Rivera Rodríguez, comenta:

176
84

“Concentración, Economía Procesal o Unicidad. Principio también de suma


importancia en el proceso agrario; precisamente éste se concibió como una
instancia corta, compacta, sencilla, que abreviara las formalidades procesales,
atento a los justiciables de su competencia, a su naturaleza jurídica, a sus
condiciones sociales y económicas, y a la propia circunstancia que rodea a los
asuntos en controversia, ligados a procesos y ciclos productivos claramente
acotados, en los que el tiempo tiene un valor trascendente, de tal suerte que la
simplificación del proceso para dirimir esas controversias resulta de suma
importancia.” 216

La ley estableció que el proceso se concentrara específicamente en la


audiencia jurisdiccional, dentro de la cual tiene verificativo la exposición de
pretensiones, el planteamiento de las acciones, la contestación de la demanda,
sus excepciones y defensas, la reconvención en su caso (artículo 182), el
ofrecimiento y desahogo de las pruebas y los alegatos (artículo 185). Dicha
concentración simplifica el juicio agrario a un solo acto procesal que, aunque
puede y debe suspenderse para tener una continuidad en fecha distinta atento a la
necesidad de programar diversas diligencias, no distrae a las partes en etapas
derivadas o secundarias, y por ello confusas, sino dándole una continuidad lógica.

“La economía procesal también puede estar identificada con la necesidad de


evitar gastos superfluos en el desahogo de requerimientos formales plantados por
alguna de las partes, dentro del proceso agrario.”217

Por su parte el Dr. Marco Antonio Díaz de León, en relación al principio de


concentración, comenta:

“Se aproximan los actos procesales unos a otros, realizándose éstos en breve
espacio de tiempo, dando ello una continuidad que beneficia al Estado, a la
sociedad, al Tribunal y a las partes.” 218

A su vez, el Dr. Sergio García Ramírez, expone:

“Concentración. Con la celeridad se asocia la Concentración, que a diferencia


del principio de continuidad, pugna por reunir en una sola audiencia o en un
número pequeño de audiencias, celebradas a intervalos muy breves, las
diligencias principales del proceso, inclusive la sentencia. El proceso agrario
mexicano es, en la ley, un proceso concentrado. En buena medida se ha
diseñado, como se advierte por la simple lectura del fundamental artículo 185,
sobre el modelo de la justicia de paz. Conviene decir, con entera franqueza, que la
justicia de paz o de “martillo” se sustenta en la sencillez del asunto que se
controvierte, el acceso fácil a las pruebas, la relativamente escasa entidad de los

216 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit. página. 209.


217 Ídem.
218 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit. página. 158.

177
bienes afectados o por afectar. Todo esto permite un desahogo inmediato. De ahí
que resulta natural en los juicios de mínima cuantía o en los procedimientos por
faltas de policía.” 219

El mismo autor, reitera:


85

“No es tal el caso de la justicia agraria. Aquí hay cuestiones que revisten
máxima complejidad, las pruebas no siempre son accesibles de inmediato, los
bienes en disputa tienen alto valor para los litigantes. La costumbre y hasta el
temperamento de los contendientes se avienen mal con la acentuada
concentración que postula la Ley Agraria. Añádase a esto la malicia de algunos
litigantes que se han empeñado en prolongar los juicios, procurando para ello la
suspensión de audiencias oportunamente convocadas, a sabiendas de que la
nueva audiencia se realizará al cabo de algún tiempo, y no inmediatamente. Las
artimañas que militan contra la brevedad del juicio concentrado y, en general,
contra la celeridad del proceso, se asemejan, en alguna medida, a los tropiezos
que se han opuesto – desde la ley misma – al juicio sumario penal, mal entendido
por reformas apresurados.” 220

No siempre será posible el buen funcionamiento del artículo 194 de la Ley


Agraria, seguramente concebido para asegurar la rapidez en la emisión de
resoluciones. Aquel precepto establece que si al llegar la hora señalada para el
inicio de una audiencia no ha terminado todavía la anterior, los citados para la
audiencia pendiente deberán permanecer en el tribunal hasta que llegue el turno
de atención al asunto que ahí los reúne. En un 99% de casos, se presenta el
“terrible malestar” y enfado para los justiciables que reiteradamente tienen que
esperar más de tres horas después de la fijada para el inicio de la audiencia en
que participarán.

Es evidente que el legislador procesal agrario quiso ganar tiempo, esto es,
abreviar el trámite de los asuntos y acercar la emisión de sentencias, cuando
dispuso que en aquella materia no hay días inhábiles. Esto no siempre mejora las
condiciones de la administración de justicia. Ciertamente presiona a los
funcionarios judiciales, pero también lo hace, a menudo sin ventaja, y hasta con
desventajas patentes, sobre los contendientes y demás participantes en el
proceso.

La oportunidad en el despacho de la justicia agraria, que es un aspecto de la


prontitud deseada, se quiere asegurar también al través de medios de control de la
actuación de los tribunales, o mejor dicho, de la inactividad de éstos. Para ello se
instituye la excitativa de justicia, que tiene antecedentes directos en la justicia
administrativa y en el recurso de queja del procedimiento penal. La excitativa de
justicia no es, en rigor, un recurso: no se propone confirmar, revocar o modificar
un acto jurisdiccional, o anularlo y provocar así la reposición de actuaciones, sino

219 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 83-87.


220 Ídem.

178
sólo vencer la indolencia del juzgador, que no practica la diligencia que debe
desahogar o no emite la resolución que debe dictar dentro de cierto plazo legal. Es
perfectamente posible que una vez intentada la excitativa, el juzgador reticente se
apresure a realizar la diligencia que omitió, y ésta aparezca cumplida cuando el
Tribunal Superior resuelva la excitativa. Para tal caso se deberá ver si la conducta
del inferior amerita – por haber existido una infracción de los deberes del cargo –
corrección disciplinaria.

Cabe notar que la ley no fije plazos o términos para el desahogo de cierta
actuación. En tal virtud se ha recogido una solución en el Reglamento de la Ley
Orgánica de los Tribunales Agrarios. Esta se ajusta a la idea de que el deber del
juzgador constituye una expresión de la obligación que para un funcionario público
apareja el derecho de petición de los ciudadanos: el funcionario debe responder al
solicitante, aunque no necesariamente deba emitir cierta resolución o dictar ésta
en determinado sentido. El segundo párrafo del artículo 21 del Reglamento
dispone que cuando no haya disposición legal sobre el plazo para actuar,
responder o resolver, “el magistrado deberá contestar la promoción del interesado,
dentro de los quince días siguientes a la fecha de su presentación, sin que esto
implique que se deba emitir la resolución correspondiente dentro de dicho plazo”.

El jurisconsulto Sergio García Ramírez sobre el particular, aporta:


86

“El régimen de recursos se asocia también al propósito de acelerar los juicios


agrarios, desde que se plantea el asunto ante la jurisdicción agraria, hasta que
existe resolución definitiva por la justicia del Estado, sea ésta la de especialidad
agraria, sea la que tiene a su cargo el conocimiento del amparo. La regla es que
los actos de tribunales unitarios queden sujetos solamente al control del amparo,
tanto indirecto como directo, en sus respectivos supuestos. Así, se ha invertido la
solución frecuente: recurso ordinario en primer término y recurso extraordinario (o
juicio) de amparo en segundo término. Se suprime aquella etapa y se va
inmediatamente a la segunda, salvo en unas pocas hipótesis de revisión ante el
Tribunal Superior Agrario. Si se ampliara el número de supuestos de revisión, se
habría ampliado también la duración del procedimiento, en sentido lato (pues al
justiciable no le importa el tecnicismo que distingue entre justicia agraria y justicia
de amparo-casación).” 221

Dicho Doctrinario, establece:

“Por lo que respecta al agrupamiento de los actos procesales, se contraponen


los principios de concentración y continuidad. Aquél obedece al propósito –
vinculado con la celeridad del procedimiento – de congregar – concentrar – el
mayor número de actos en una sola audiencia o en un muy reducido número de
audiencias, inmediatas entre sí; el segundo favorece, en cambio, el desahogo
espaciado de los actos procesales, a intervalos más o menos largos.” 222

221 Ídem.
222 Ídem.

179
El autor consultado, enfatiza:
87

“En la legislación procesal agraria hay un manifiesto propósito de


concentración. De hecho, se pretende – a la manera de la justicia de paz, que
presenta el más estricto modelo de concentración – que la absoluta mayoría de los
actos del procedimiento – con la necesaria excepción de la demanda y el
emplazamiento, y la posible salvedad de la contestación de la demanda y la
preparación de pruebas – se realicen de una sola vez, es decir, en una sola
audiencia, que puede comenzar con la concentración de la demanda – si no se
hizo anteriormente – y concluir con la sentencia. Sobre este particular es
interesante advertir que el artículo 185 L. A. (de la Ley Agraria) regula de buena
parte del procedimiento agrario en un solo artículo, dedicado, precisamente, al
audiencia de fondo. La “concentración normativa” refleja el proyecto el proyecto de
“concentración procesal”.” 223

Principio de Concentración. Este principio tiene como objetivo primordial y por


regla general evitar la substanciación dentro del Proceso Agrario de incidentes que
pudieran paralizar en forma total o parcial el curso normal del mismo y establece
que en el supuesto de la existencia de algún incidente éste debe resolverse al
dictarse la definitiva conjuntamente con el fondo del asunto que se haya planteado
al Juzgador Agrario. Constituye excepción a éste principio al incidente de
incompetencia que pueda presentarse en cuyo caso el Tribunal Unitario Agrario
está obligado a substanciarlo desde luego y a resolverlo de plano previo a la
substanciación del Proceso Agrario y desde el momento mismo de su interposición
por la parte demandada o en cualquier momento y de manera oficiosa cuando el
juzgador se percata que no es competente para conocer y resolver determinado
litigio sometido a su conocimiento.

Este principio tiene estrecha vinculación con el principio sumario del proceso
pero como ya lo asentamos éste se reduce a una nula aplicabilidad.

5.2.9. Principio De Publicidad.

Por disposición expresa del primer párrafo del artículo 194 de la Ley Agraria en
vigor, “las audiencias serán públicas, excepto cuando a criterio del Tribunal
pudiera perturbarse el orden o propiciar violencia…

Por ser de interés público, el proceso agrario es público, concentrando en la


audiencia prevista por el artículo 185 de la ley, etapa central de aquel; ello implica
que cualquier persona podrá estar presente en el desahogo de la misma. Sin
embargo, este principio no es irrestricto puesto que su aplicación queda sujeta al

223 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., página. 334.

180
criterio de los tribunales agrarios, atento a la naturaleza, complejidad y
trascendencia social de la controversia que se dirime, por lo que en caso de
estimar que con la publicidad pudiera generarse violencia o perturbarse el orden
podrán decretar que la misma audiencia se celebre de manera privada, esto es, en
exclusiva para las partes involucradas (artículo 194).

A este respecto, Isaías Rivera Rodríguez, expone:

“Si bien el argumento de que los juicios agrarios son de interés público es la
razón de este principio, toda vez que la sociedad en general y la rural en lo
particular tienen interés en que la justicia agraria sea efectiva, en nuestro concepto
este argumento no queda suficientemente sustentado, atento a que no siempre
nos encontramos ante una tutela social de derechos agrarios, como sí sería el
caso de individualidades, ejidatarios y comuneros, y de estos con particulares, los
intereses se acercan más a una naturaleza privada, de tal suerte que estimamos
que solo si los involucrados así lo indicaran tendrían que ser públicas.”224
88

El magistrado Agrario, Eucario Cruz Reyes explica:

“Como lo establece el artículo 194 las audiencias son públicas, excepto cuando
a criterio del Tribunal pudiera perturbarse el orden o propiciar la violencia; lo que
es consecuencia de ser un procedimiento en estricto derecho, pues en los
procedimientos administrativos que desahogaba la Secretaría de la Reforma
Agraria no se celebraban audiencias, y los actos y comparecencias eran
exclusivamente entre las partes, y en la mayoría de las veces ni siquiera en
presencia de ambas partes.”225

A propósito de éste principio procesal agrario, Sergio García Ramírez, expone:

“La publicidad es una garantía del proceso, en cuanto incorpora a la


administración de justicia, a título de inspección informal, pero poderosa, el control
de la opinión pública. El pueblo ingresa a la sala de audiencias. Inicialmente fue
sólo un grupo de ciudadanos, interesados en el juicio mismo o en la administración
de justicia genéricamente. Hoy ese control tiene un alcance infinitamente mayor, al
través de los medios de comunicación social. Obviamente esto crea riesgos: la
presión del público – en la sala o fuera de ella – puede vencer al juzgador y
romper el equilibrio o alterar la imparcialidad con que aquél está llamado a actuar.
El magistrado ha de intervenir sin prejuicio; el observador popular suele concurrir
prejuiciado. Pero las ventajas del principio de publicidad ciertamente exceden a los
peligros: se rompe la soledad, el sigilo, y con ello decaen la arbitrariedad y, por
supuesto, el maltrato. Los dos extremos del control popular de la justicia son,
indudablemente, el jurado y la publicidad, ambos de notable contenido
democrático y liberal.” 226

224 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 209-210.


225 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit., página. 75.
226 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 87-88.

181
El artículo 194 de la Ley Agraria determina que las audiencias serán públicas,
en principio, salvo que proceda otra cosa en función del orden y la paz. Aún habrá
que desarrollar nuevas formas de aplicación de aquel principio en los juicios
agrarios. La costumbre, con motivos perfectamente sabidos, determina que haya
excesiva concurrencia: comunidades enteras se trasladan al tribunal, situación tan
excesiva como la que se plantea – por razones semejantes, en el fondo – cuando
se pretende la declaración de un número elevado de testigos, a todas luces
innecesario para el esclarecimiento del punto controvertido.

De la publicidad trata el primer párrafo del artículo 194 de la Ley Agraria. Indica
que las audiencias serán públicas, salvo cuando a juicio del “tribunal pudiera
perturbarse el orden o propiciar violencia”. Se entiende, pues, que en la
generalidad de los casos será publica la audiencia en términos absolutos: podrá
presenciarla quien lo desee; no se trata de una publicidad reservada a las partes,
sus asistentes y otros participantes procesales.

En cambio, cuando se disponga el carácter cerrado o secreto de la audiencia, el


tribunal dispondrá quiénes pueden concurrir a ella o permanecer en el recinto y
quiénes, por el contrario, no serán admitidos en la audiencia o deberán
abandonarla inmediatamente.
89

“Por supuesto, la regla de publicidad abarca todas las audiencias, pues no hace
salvedad el artículo 194 cuando se inicia diciendo: “Las audiencias serán
públicas…”. Por ende, la obligación de publicidad se refiere tanto a los tribunales
unitarios como al Tribunal Superior. En este caso, la audiencia tiene
características singulares, iguales, en esencia, a las que poseen las
deliberaciones del Pleno o de las Salas de la Suprema Corte de Justicia, esto es,
no son audiencias para escuchar a las partes – como ocurre con las audiencias en
el estricto sentido procesal de esta palabra, que viene de audire: oír -, sino para
que los magistrados deliberen y resuelvan ante el público.”227

Principio de Publicidad. Este principio establece el carácter público que deben


tener las actuaciones del Magistrado Agrario y sus subalternos en el proceso; es
decir, en la audiencia de Ley que inicia en la ratificación de la demanda que realice
el actor y la contestación del demandado, éstos ofrecen pruebas, opone
excepciones y defensas éste último y hasta puede reconvenir, y en general en la
práctica de toda Diligencia Judicial como lo es la notificación y el emplazamiento
que el actuario realiza al demandado, la práctica y desahogo de pruebas tanto en
la sede del Juzgador Agrario como fuera de ésta y hasta en la ejecución de
Sentencia. Toda persona puede asistir y presenciar dicha actividad Procesal
desde luego que sin poder intervenir en las mismas sino más bien como
observadores y guardando siempre debido respeto y orden.

227 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 329-330.

182
Otra connotación de esta publicidad es la de que el Tribunal debe publicitar
ciertos actos procesales como son la Fijación de Cédulas notificatorias a las partes
y a terceros con interés en algún proceso, la fijación de la lista de Audiencias de
Ley programada, lo que se realiza en el tablero de avisos denominados “estrados”
en el Edificio sede del mencionado órgano jurisdiccional y hasta en las oficinas de
las Presidencias Municipales y Comisarías Ejidales o de Bienes Comunales y en
el Diario Oficial de la Federación, Periódico Oficial de la Entidad Federativa de que
se trate y en algún periódico de mayor circulación, esto último en los casos en que
la Ley Agraria así lo disponga.

Es importante reseñar que a partir de la entrada en vigor de la Ley Federal de


Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental que inicio al día
siguiente del 11 de junio de 2002 en que fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación por disposición del artículo 8º de ésta Ley, los Tribunales Agrarios
deben publicitar sus resoluciones con algunas excepciones cuando se trate de
datos personales de las partes salvo que éstas manifiesten su conformidad para
ello. Lo anterior significa que el acceso a los expedientes que contienen las
actuaciones y documentos de los Procesos Agrarios producen efectos Erga
omnes, es decir cualquier persona puede consultarlos sin ser parte en los mismos
siempre y cuando para tal efecto se observan las prevenciones generales que
establecerán tanto la Ley comentada como su Reglamento publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 11 de junio de 2003.

5.2.10. Principio De Inmediación.

Este principio lo encontramos reglamentado expresamente por los artículos 185


de la Ley Agraria y 50 del Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios. El
primero de ellos en sus fracciones que lo integran suponen inmediación del
juzgador con respecto a las pruebas y a las partes. Por otro lado, se confirma este
principio con lo preceptuado por el último párrafo de la fracción VI del primer
artículo que se menciona en este párrafo, que dispone: “En caso de que la
audiencia no estuviere presidida por el magistrado, lo actuado en ella no producirá
efecto jurídico alguno”.

“El principio de inmediación consiste esencialmente en que el magistrado esté


en contacto personal con las partes, reciba las pruebas, oiga sus alegatos, las
interrogue, e inclusive pronuncie el fallo en presencia de aquéllas, salvo cuando la
estimación de pruebas amerite un estudio más detenido.”228

El Lic. Rafael García Simerman, comenta sobre el Principio de Inmediación: “La


Ley Agraria establece en su artículo 185, último párrafo, la obligación que tiene el
Magistrado de presidir las audiencias y cuando esto no sea así, lo actuado en ella
no producirá efecto jurídico alguno.”229
_____________________
228 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit., páginas. 22 – 23.
229 GARCÍA SIMERMAN, Rafael. Op. Cit., página. 93

183
La Magistrado Agraria, Esperanza Pérez Díaz, nos dice:

“El principio de inmediación está relacionado directamente con el principio de


oralidad ya que el juzgador debe de conocer o tener conocimiento de la cuestión
litigiosa planteada a través del intercambio directo con las propias partes en el
desahogo de las pruebas para que se tenga una visión directa del asunto y para
asegurarse del cumplimiento de todos los actos procesales que deben formar
parte de la instrucción que se esté desarrollando.”230

Por su parte, el Dr. Isaías Rivera Rodríguez, asienta:


90

“Inmediación. Vinculado íntimamente al principio de oralidad ya que éste solo


se entiende de manera completa concatenado con el de la inmediación, atento a
que la razón de ambos es permitir que el juzgador agrario, identificado
específicamente en la figura del Magistrado, tenga una relación directa con las
partes involucradas en el juicio, escuchando de ellas los planteamientos de sus
respectivas posiciones y apreciando los aspectos humanos que le lleven a tener
una clara visualización del fondo de la controversia. El indicativo claro de ello es la
exigencia de la ley para que las audiencias sean presididas por el Magistrado, so
pena de nulidad para el caso contrario (artículo 185, último párrafo).” 231

La oralidad, relacionada con la inmediación, se asume como una vía para evitar
la retórica y el manejo idiomático poco claro y aún confuso intencionalmente, que
pretenda disfrazar la verdad, sea la dicha por el actor ó por el demandado,
desviando la atención de los aspectos de verdadera relevancia; con ello, la
percepción directa del Magistrado resulta trascendente para hacer efectivos otros
principios procesales agrarios como son la celeridad, la concentración, la
publicidad, la legalidad, la supletoriedad, la oficiosidad, etc.

Hacen efectivo el principio de la inmediación tanto el Magistrado titular, por


disposición de la ley, como el Secretario de Acuerdos en la práctica, quien tiene la
responsabilidad de conducir el desahogo de la audiencia y por ende, también
percibe las incidencias y aspectos, tanto evidentes como ocultos de la litis; cabe
precisar que dicha inmediación no alcanza a los Secretarios de Estudio y Cuenta,
encargados de elaborar los proyectos de sentencia.

La inmediación es un principio establecido en la Ley Agraria específicamente


para el Magistrado (artículo 185) y en la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios
(artículo 22) y en el Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios (artículo 48)
para los Secretarios de Acuerdos.

En relación al principio en análisis, el Magistrado Eucario Cruz Reyes, lo


denomina “Inmediación o Inmediatez” y explica:

230 PÉREZ DÍAZ, Esperanza M. Op. Cit., página. 89.


231 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 205-206.

184
“En materia agraria, por las características especiales que revisten los
conflictos o controversias se requiere que el juzgador conozca y escuche en forma
directa a las partes, valore su seguridad, su sinceridad, su grado de cultura y su
situación económica y social, para que en verdad pueda como dice el artículo 189
dictar una sentencia a verdad sabida, en conciencia y fundando y motivando las
mismas, por lo que el último párrafo del artículo 185 de la Ley Agraria y 50 fracción
I del Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios, establecen la obligación del
Magistrado de presidir la audiencia con el propósito de dar cumplimiento a lo
anteriormente citado.”232
91

El Dr. Marco Antonio Díaz de León expresa:

“Inmediación. El Magistrado actúa, normalmente, junto a las partes, en contacto


personal con éstas sin intermediarios, existiendo en la Ley Agraria disposición de
que será nulo lo actuado en aquella diligencia donde no esté presidida por el
Magistrado, cono lo establece el último párrafo de su artículo 185.” 233

Con todo acierto, el Dr. García Ramírez, explica:

“En mi concepto, el principio de inmediación reviste especial relieve y


trascendencia, a tal punto que es requisito sine qua non para el buen desempeño
de otros principios que gobiernan o debieran gobernar el proceso. En efecto, como
antes dije, la oralidad no tiene sentido alguno si no existe inmediación: el juez
debe enterarse y observar precisamente con el auxilio de sus propios sentidos; el
secretario, por competente que sea, no sustituye los ojos y los oídos del juzgador.
La publicidad apareja una relación invisible entre el público que observa el proceso
y el magistrado que lo dirige; sin éste, esa útil relación no existe. La celeridad
viene por tierra cuando es otro funcionario quien preside las diligencias, y el
juzgador, que deberá resolver, ocupa un nuevo tiempo en enterarse, generalmente
al través de documentos, de lo que ese otro presidió. La defensa material también
palidece si el juzgador se ausenta de la escena del proceso. Hay pruebas cuya
valoración es imposible o ineficaz si el juzgador no las ha recibido personalmente,
no es el caso del documento, desde luego, pero lo es, obviamente, de la
confesión, el testimonio, el careo, e inclusive el dictamen pericial. Finalmente, no
existe puntual observancia del principio de legalidad cuando la ley ordena que el
juicio se halle dirigido personalmente por el juzgador, y las cosas ocurren de otra
manera.” 234

Verdaderamente interesante resulta las reflexiones que realiza éste científico de la


ciencia del derecho en relación a éste tema, que a continuación y dada su
trascendencia transcribo ampliamente:

232 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit., páginas. 74-75.


233 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit., página. 158.
234 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 88-93.

185
“Durante mucho tiempo se acreditó la figura mítica de la justicia representada
por una mujer con los ojos vendados que sostiene una balanza con una mano, y
blande una espada con la otra. Ese concepto de Themis fue duramente censurado
por Gustavo Radbruch, con absoluta razón, y resulta impensable a la luz de la
corriente social del Derecho, que pretende el imperio de la equidad, la justicia del
caso concreto, el trato desigual de los efectivamente desiguales. La justicia con los
ojos vendados, para que no mire a quién juzga y no ceda ante el poder de alguno,
efectivamente no mira lo que hacen ni para quién lo hace: es decir, desconoce a
quienes tiene ante sí, desatiende su circunstancia, oye voces pero no sabe quien
las emite ni ve sus rostros expresivos, pasa por alto la realidad y sólo la imagina al
través de las palabras, que pueden ser engañosas. ¿Cómo podría una justicia
ciega observar lo que se pone en cada platillo de la balanza y el movimiento que
en ésta se produce? ¿Y cómo acercaría en el empleo juicioso de la espada,
instrumento mortífero, si no sabe sobre quién descarga su golpe o a quién protege
con el arma que esgrime? Themis, así concebida, es precisamente la figura
adversa a la inmediación.” 235
92

“Por mil motivos, y ninguna razón valedera, ha decaído la inmediación en


México. El juzgador es el gran ausente en el juicio. Se refugia en su despacho
privado y desde ahí, a control remoto, gobierna el tribunal. Hasta ese sagrario
acuden los secretarios judiciales y en ocasiones los litigantes y sus asesores. El
pueblo no llega jamás. A través de un cristal, cuando no lo impide un muro,
observa de cuando en cuando lo que sucede en las secretarías de acuerdos, que
de esta suerte vienen a ser los verdaderos tribunales, porque en ellos se
administra justicia, si es que eso se administra. Son los secretarios quienes oyen
las confesiones y reciben los testimonios. Y al final ese juzgador, que se mantuvo
ajeno a las personas y a los actos vivos del juicio, tomará el expediente, leerá sus
constancias y resolverá qué es lo que pertenece a los litigantes que nunca
conoció. Así habrá dado a cada quien lo suyo.” 236

“En suma, el juzgador que se desempeña de este modo desatiende la majestad


de su misión y la declina hasta convertirse en un proyectista calificado por el
conocimiento jurídico que probablemente posee, pero no por el conocimiento de la
realidad sobre la que va a decidir. Se dice que juzgar es una función que tiene
mucho de divino; que el juzgador es una versión humana de Dios. Ojalá que Dios
no sea un ser tan remoto, ajeno e inaccesible como el juzgador que olvida la
inmediación, ignora a los solicitantes de justicia y se niega a recibir o a ordenar
pruebas que hagan luz sobre el asunto que el Estado y la sociedad le confían. Por
este camino la justicia pierde su majestad y su respetabilidad y desemboca en un
trámite burocrático, una rutina sin alma, en agravio de personas para quienes la
solución de sus intereses más apremiantes no es precisamente una rutina
fastidiosa y cotidiana. Es aquí cuando el ser humano se siente verdaderamente
súbdito, gobernado o administrado, pero no ciudadano.” 237

235 Ídem
236 Ídem.
237 Ídem.

186
“También eluden algunos juzgadores la inmediación porque ésta les plantea,
sin duda, más esfuerzo, así como diligencia y preparación mayores. Es más
seguro y confortable eludir las vicisitudes de una verdadera audiencia, poniéndola
en manos de otros funcionarios. Hay quienes aparecen ocasionalmente en la
audiencia, a la que entran y de la que salen a menudo, y encomiendan a sus
secretarios la recepción de pruebas. Dicen que con eso basta, pero olvidan que la
audiencia es una sola, de principio a fin, y que la práctica de pruebas constituye,
precisamente, la entraña de aquélla. Una cosa es la preparación de las pruebas,
que debe hacer el secretario, y otra el desahogo de éstas, que debe ocurrir en
presencia del juzgador. También hay juzgadores que aseguran que les es
imposible asistir a las audiencias por hallarse demasiado ocupados, y esta suerte
ignoran que su principal ocupación es, precisamente, presidir esas diligencias
procesales fundamentales. El colmo ha ocurrido en cierto sector de los juicios
penales: aquí la audiencia de vista ha desaparecido; se dispensa; se tiene por
desahogada; no existe más, a pesar de que constituye el acto central del proceso
y es una de las garantías del inculpado en los términos de la fracción III del
artículo 20 constitucional.” 238
93

Se ha procurado, por todos los medios posibles, que haya inmediación en el


proceso agrario. No hubo ni hay duda acerca de que es esto, y no otra cosa, lo
que manda la ley. El artículo 185 de la Ley Agraria, casi párrafo por párrafo y
palabra por palabra, supone inmediación del juzgador con respecto a las pruebas
y a los justiciables. Para afianzar este principio, en las reformas de 1993 el
Senado de la República incorporó a ese precepto un párrafo final que
manifiesta:”En caso de que la audiencia no estuviere presidida por el magistrado,
lo actuado en ella no producirá efecto jurídico alguno”. Esto, sin considerar las
consecuencias sancionadoras que acarrea tan evidente infracción al deber del
juzgador.

El Reglamento de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios contiene normas


que refuerzan esta prevención. Es así que el artículo 50 de aquel ordenamiento
estipula que “el magistrado tendrá la obligación indelegable de presidir la
audiencia” (fracción I), y que “el secretario de acuerdos, antes del inicio de la
audiencia, podrá preparar el desahogo de las pruebas con el fin de que sean
pronto y expedito” (fracción III).

En otra obra el mismo autor y en relación al tema, asienta:

“La inmediación es característica de enjuiciamientos como el penal, el familiar y


el agrario: en éstos, el tribunal pretende saber la verdad, no apenas enterarse de
la versión que las partes aportan, y para ello se mantiene al tanto, sin
intermediarios, de las personas y medios que sirven a ese propósito.” 239

Finalmente complementa el estudio cuando señala:

238 Ídem.
239 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., página. 331.

187
“La inmediación es otro de los principios frecuentemente proclamados en el
sistema jurídico mexicano. Sin embargo, ha decaído en la práctica. Es común que
los juzgadores, aduciendo una carga de trabajo excesiva, se sustraigan a los
deberes de la inmediación y desahoguen las pruebas por conducto de los
secretarios judiciales. Así, el juez permanece en la sombra y el secretario deviene
la figura dominante en el proceso: el tribunal conoce a las partes y a los
participantes, recibe y valora las pruebas, sólo al través de su secretario. Es éste
quien preside las audiencias, no el juzgador. Así se soslaya una de las funciones
primordiales de la magistratura y disminuye el valor de la audiencia, que debiera
ser el suceso central del juzgamiento.”240
94

Principio de Inmediación. De relevante trascendencia se considera a éste


principio en el Proceso Agrario ya que impone la obligación al Magistrado de
presidir la Audiencia de Ley requisito sine quanon para la validez de lo actuado en
la misma. Por disposición expresa del artículo 185 fracción VI de la Ley Agraria.
Bajo éste principio procesal el papel que le incumbe al Magistrado Agrario en el
proceso, es el de director del mismo, dirigir, y presenciar y equilibrar las
intervenciones de los justiciables. Inclusive el Magistrado puede y debe presidir
diligencias fuera de la sede de su Tribunal por disposición tanto de la Ley Agraria
como de la Orgánica y Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios.

La observancia y cumplimiento de éste principio establece la posibilidad de que


las Sentencia en las controversias agrarias se puedan dictar a Verdad Sabida a
partir del conocimiento de la Verdad Material o Histórica y no sólo formal del litigio
pero sobre todo que el resolutor puede conocer en forma personal y directa las
pretensiones y resistencias de las partes y éstas tienen la oportunidad de ser
oídas sin intermediación alguna para expresar sus respectivos puntos de vista.
Claro que lo anterior se aborda desde la óptica teórica porque la realidad es más
negativa y refleja precisamente la inobservancia de éste principio procesal por
parte de la mayoría de los Tribunales Agrarios en el país ya que los justiciables
casi nunca conocen a su Juzgador y mediador que debiera ser, sino que tal
función de facto la ejecuta el Secretario de Acuerdos o algún Secretario de estudio
y cuenta. Cuando se desahoguen en forma ilegal hasta dos o tres Audiencias a la
misma hora en un solo Unitario Agrario. ¿Dónde está el Magistrado? ¿Qué está
haciendo? Preguntas comunes de los justiciables y sus voceros y defensores
jurídicos. Generalmente el Magistrado cuando no está presente en la Sala de
Audiencias, se encuentra encerrado en su privado y por información que en éstos
casos proporciona siempre el Secretario de Acuerdos en turno, nos enteramos los
justiciables y litigantes que el resolutor no hace acto de presencia en las
Audiencias porque el asunto no es complicado o porque simplemente está muy
ocupado ¿no debiera ser su principal y quizá única ocupación cuando se
realizaran Audiencias de Ley presidir éstas? Que el lector valore el grado de
observancia de éste principio fundamental en nuestro Proceso Agrario.

240 Ídem.

188
5.2.11. Principio De Conciliación o Composición Amigable.

El Diccionario Jurídico Mexicano nos da la siguiente definición de Conciliación:

“Es el acuerdo a que llegan las partes en un proceso, cuando existe


controversia sobre la aplicación o interpretación de sus derechos, que permite
resulte innecesario dicho proceso.”

En efecto, “en cualquier estado de la audiencia y en todo caso antes de


pronunciar el fallo, el Tribunal exhortará a las partes a una composición amigable.
Si se lograra la avenencia, se dará por terminado el juicio y se suscribirá el
convenio respectivo, el que una vez calificado y, en su caso, aprobado por el
tribunal, tendrá el carácter de sentencia. En caso contrario, el Tribunal oirá los
alegatos de las partes, para lo cual concederá el tiempo necesario a cada una y en
seguida pronunciará su fallo en presencia de ellas de una manera clara y sencilla”
(artículo 185 fracción VI de la Ley Agraria).

En este sentido, diremos que la conciliación es de gran valor para el


procedimiento agrario, pues la ley de la materia le da expresamente un lugar de
preferencia como medio para terminar un juicio, de tal manera que en dicho
ordenamiento se faculta al Tribunal para que en cualquier momento de la
audiencia de pruebas y alegatos procure una composición amigable entre las
partes en conflicto, y de lograrse, de inmediato se procederá a redactar un
convenio en que queden establecidos los puntos más importantes del acuerdo.

Este principio encuentra su fundamento legal en la fracción VI del artículo 185


de la Ley Agraria y permite abrir el espacio procesal para que las partes puedan
suscribir un convenio judicial que ponga fin al juicio. El juzgador debe exhortar a
las partes para ese objeto y si éstas han expuesto con antelación sus
pretensiones, la exhortación que enseguida se haga propicia el entendimiento de
los contendientes.

El papel que juega el juzgador es de relevancia si ha oído con atención a las


partes en su exposición oral, pues las circunstancias de hecho que rodean las
controversias tienen que ver con la historia de la lucha agraria nacional, las
costumbres, idiosincrasia y situaciones de carácter social y económicas
específicas de cada núcleo agrario, lo que obliga al juzgador a encontrar una
solución convenida, señalando las ventajas y las consecuencias de seguridad y
equidad que entrañan la suscripción de un convenio judicial.

La actuación en ese sentido resulta trascendente pues aborda el conflicto desde


una perspectiva humana, social e incluso práctica. En esta etapa procesal se
puede oír la opinión de los representantes del núcleo agrario si fueron llamados
para rendir un informe para conocer antecedentes del caso.

189
95

“La conciliación resulta de importancia en todos los juicios agrarios, pero es


trascendente en asuntos en que se pongan de manifiesto enconos graves entre
personas o núcleos agrarios que pudieran dar lugar a conflictos de naturaleza
diversa a la materia agraria y es allí donde el juzgador debe encontrar las razones
que lleven a las partes a suscribir un convenio.”241

Al respecto Isaías Rivera Rodríguez, expresa:

“Esencial en el proceso agrario, este principio es aplicable desde el inicio de la


audiencia de ley y hasta antes de pronunciar el fallo, siendo obligación del mismo
tribunal exhortar a las partes a la avenencia, la que una vez lograda, permitirá
terminar el juicio agrario suscribiendo el convenio correspondiendo, mismo que
deberá ser calificado por el propio tribunal y de ser aprobado, elevado a la
categoría de sentencia (artículo 185, fracción VI). Por otro lado, el principio que
nos ocupa también tiene una clara aplicación en la ejecución de las sentencias
dictadas por el Tribunal Agrario, ya que éste interrogará a las partes respecto de la
forma que propongan para la eficaz ejecución, procurando un avenimiento al
respecto (artículo 191, fracción I).”242

Por su parte el jurisdicente Agrario, asienta:

“La conciliación ha sido siempre un medio de lograr la solución de los conflictos


agrarios, evitando el empleo de tiempo y dinero a los campesinos, que son los que
menos tienen, y sobre todo que dicho procedimiento no deja rencores y
diferencias entre las partes al llegar a una sentencia que en la mayoría de los
casos se ejecuta por voluntad de las mismas, por lo que la Ley Agraria impone
como una obligación del Tribunal intentar la conciliación de las partes hasta antes
de dictar sentencia, como lo prescribe el artículo 185 fracción VI, y 191 fracción I
en cuanto a la ejecución de la sentencia y el 135 y 136 en cuanto a las facultades
de la Procuraduría Agraria para llevar a convenios de conciliación a las partes en
conflicto y solicitar al Tribunal Unitario Agrario las eleve a sentencia.” 243

A su vez, Sergio García Ramírez, enfatiza:

“Hay diversos métodos para componer el litigio, que magistralmente estudió mi


recordado maestro Niceto Alcalá-Zamora y Castillo. El proceso es uno de ellos;
otros son la autojusticia, que tiene limitaciones severas en el texto mismo de la
Constitución, y la autocomposición. Estos medios parciales de solución del litigio,
porque se hallan sólo en manos de las partes, una o ambas, al paso que el
proceso es un medio imparcial; porque la solución se sustrae de los contendientes
y se deposita en un tercero imparcial puesto sobre aquéllos: el juzgador. En
algunos casos la composición sucre en forma natural o inducida, en el curso del

241 PÉREZ DÍAZ, Esperanza M. Op. Cit., páginas. 88-89.


242 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., página. 219.
243 CRUZ REYES, Eucario. Op. Cit., página. 75.

190
proceso mismo. Termina la contienda procesal y el litigio se dirime al través de un
sucedáneo de la sentencia, que adquiere la fuerza de ésta: el convenio.” 244
96

Ciertamente el proceso aporta una vía legítima para la solución del litigio, y es
perfectamente legítimo el acto que resuelve: la sentencia. Pero también es cierto
que la sentencia es, en sustancia, una solución impuesta, no una solución querida
por las partes que la reciben y la soportan, o al menos no querida por una de ellas.
Por lo mismo, parece ampliamente preferible otro género de soluciones del litigio
el que proviene precisamente de los litigantes, que concilian sus intereses,
deliberan, transigen, se avienen, convienen.

Dicho autor, advierte:

“Existe una fuerte tendencia a desjudicializar la solución de los conflictos. Esto


sucedió primero en materia civil, que toma en cuenta bienes o derechos
disponibles, a los que puede llegar, sin problema, la composición. Luego se llevó a
la materia social, procurándose que los sujetos o sectores en conflicto hallaran
soluciones pacíficas y consensuales. Recientemente se ha abierto amplio cauce a
la composición en los procesos publicísticos típicos, como es el penal. Esto último,
por la extensión de los casos de persecución mediante querella y de eficacia del
perdón como factor extintivo de la pretensión. De tal suerte se quiere dejar al
proceso – y a la sentencia, consecuentemente – como último medio de solución
del conflicto. Los tribunales no deben verse saturados, como frecuentemente
ocurre, por asuntos que jamás debieran llegar a ellos si prevalecen la racionalidad
y la buena fe.” 245

En el mismo orden, nuestro autor, expone:

“En materia agraria, la conciliación ha vivido diversas etapas. No pudo


prosperar ampliamente cuando no hubo disponibilidad de ciertos derechos. Sin
embargo, incluso en aquella época se reconoció la necesidad de alcanzar
soluciones convenidas, en aras de una paz verdadera. De ello da ejemplo la
posibilidad de celebrar convenios que pusieran término a conflictos sobre límites
de bienes comunales (artículo 370, primer párrafo, de la Ley Federal de Reforma
Agraria). Evidentemente, estos convenios podían aparejar pérdida de supuestos
derechos sobre porciones de predios comunales.” 246

Ahora existe una clara orientación legal a favor de las soluciones consensuales,
muy ampliamente. En un primer esfuerzo, la conciliación compete a la
Procuraduría Agraria. En uno segundo, corresponde al Tribunal Agrario a todo lo
largo del juicio, y necesariamente antes de que se dicte sentencia. La Ley habla
de composición amigable, instada por el tribunal; si tiene éxito cesará el

244 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 95-98.


245 Ídem.
246 Ídem.

191
enfrentamiento judicial entre las partes, se suscribirá un convenio que pone fin al
litigio, y éste tendrá el carácter de sentencia. Cuando se advierte que no hubo
actos del tribunal conducentes a la conciliación entre las partes, los tribunales de
amparo han optado por conceder la protección de la justicia federal para el efecto
de que se intente el avenimiento y se dicte, en su caso, nueva sentencia.
97

El arbitraje no es precisamente una conciliación que dirima el litigio, por si


misma y en los términos de un convenio que hace concluir el proceso. Empero,
tiene en su base un acto convencional: la admisión del juicio por árbitro, la
designación de éste y la definición del procedimiento respectivo. Nuestra
regulación orgánica y procesal agraria se ha ocupado en alentar las soluciones
arbitrales, y para ello promueve la actuación de la Procuraduría como árbitro. En
las reformas de 1993 se quiso abrir el cauce para la solución arbitral,
encomendando al magistrado la tarea típica del juzgador: homologación y
ejecución del laudo (artículo 18, fracción XIII de la Ley Orgánica).

Finalmente el autor en consulta, explica:

“Empero, es preciso tomar en cuenta, para instar nuevos avances en la ley, que
se carece de una regulación procesal agraria del juicio arbitral y que el
ordenamiento de aplicación supletoria, el Código Federal de Procedimientos
Civiles, no recoge ese juicio. Lo hace el Código para el Distrito Federal, que no
tiene aplicación supletoria en materia agraria, como no la tienen sus equivalentes
en los Estados de la Unión.”247

El Lic. Rafael García Simerman, expresa:

“Composición Amigable. La Ley Agraria en su artículo 185, fracción VI, impone


la obligación al Magistrado para exhortar a las partes a una composición amigable,
pudiendo hacerlo desde que inicia la audiencia y hasta antes de dictar sentencia.
Como es de apreciarse que existe una clara orientación a favor de las soluciones
consensuales, si existe éxito en esta exhortación cesará el enfrentamiento judicial
entre las partes, se suscribirá un convenio que pone fin al litigio y este tendrá el
carácter de sentencia. Cuando se advierte que no hubo acto del Tribunal
conducente a la conciliación entre las partes, los Tribunales de Amparo han
optado por conceder la protección de la Justicia Federal a los quejosos para el
efecto de que se intente el advenimiento y se dicte en su caso nueva
sentencia.”248
98

En relación con el principio en estudio, se transcriben las tesis jurisprudenciales


siguientes:

TRIBUNALES UNITARIOS AGRARIOS. DEBEN AGOTAR LA FASE


CONCILIATORIA. Una correcta interpretación del artículo 185, fracción VI de la

247 Ídem.
248 GARCÍA SIMERMAN, Rafael. Op. Cit., página. 97.

192
nueva Ley Agraria, lleva a considerar que en cualquier estado de la audiencia y,
en todo caso, antes de pronunciar el fallo el Tribunal Unitario Agrario debe
exhortar a las partes a una composición amigable, con lo que se pone de
manifiesto que en el procedimiento contemplado por la nueva Ley Agraria, la fase
conciliatoria se erige como obligatoria al imponer al Tribunal responsable el deber
de exhortar a las partes a una composición amigable y , por la otra, a sujetar el
dictado de la resolución mediante la cual se resuelva la contienda, sólo para el
evento de que exhortadas éstas para esa composición, no se logrará la avenencia.

Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito. Amparo directo 229/93.- Camilo
Valenzuela Rodríguez y Otro.- 13 de julio de 1993.- Unanimidad de votos.-
Ponente: David Guerrero Espriú.- Secretario: Jaime Ruiz Rubio.- Semanario
Judicial de la Federación, febrero de 1994.

CONVENIO PARA DAR POR TERMINADA UNA CONTROVERSIA AGRARIA. SE


PERFECCIONA Y OBLIGA A LAS PARTES QUE LO FORMARON, DESDE EL
MOMENTO MISMO EN QUE LO SUSCRIBEN. Conforme al artículo 185, fracción
VI, de la Ley Agraria, es permitida legalmente la terminación de los juicios agrarios
a virtud de convenio celebrado entre las partes, y se produce ese efecto jurídico,
por el hecho mismo de la suscripción del convenio respectivo, pues a diferencia de
lo que ocurre en otros procedimientos, la Ley Agraria no exige para su
perfeccionamiento y validez que el Tribunal ante quien se celebra pronuncie
resolución revistiéndolo de formalidad, tal como la de elevarlo a la categoría de
cosa juzgada y condenar a las partes a estar y pasar por él. Pero además, porque
por disposición de lo establecido en el artículo 405 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria en los procedimientos agrarios,
según el artículo 167 de la Ley de la materia, las transacciones o convenios
judiciales o extrajudiciales radicados judicialmente, se equiparan a una sentencia;
por consiguiente, si las partes en el juicio agrario, ante el Tribunal que conoce de
la controversia, celebran un convenio de esa naturaleza, y además en el propio
acto manifiestan que lo ratifican en todas y cada una de sus partes, entonces
dicho convenio, por sí mismo, hace las veces de una sentencia. Finalmente,
también es de considerar que, atento a lo dispuesto en los artículos 1792 y 1796
del Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la
República en Materia Federal, convenio es el acuerdo de dos o más personas
para crear, transferir, modificar o extinguir obligaciones, y que el mismo se
perfecciona por el mero consentimiento de quienes lo suscriben, salvo cuando
debe revestir una forma establecida por la ley; en tales condiciones, si las partes
en el juicio agrario, manifiestan su consentimiento para obligarse en el juicio
agrario manifiestan su consentimiento para obligarse en los términos del convenio,
y así lo hace constar en el acta relativa, el personal del Tribunal Agrario ante quien
se celebra, y además las partes autorizan el instrumento en el cual se asentó el
convenio de mérito, estampando su huella digital, por razón de no saber leer ni
escribir e igual lo autoriza con su firma el profesional del derecho designado por
cada una de las partes como su asesor jurídico, precisamente para que las
asistiera en la audiencia donde tuvo verificativo el acuerdo de voluntades,
entonces, desde ese instante quedó perfeccionado el convenio de que se trata, y

193
obliga a los convencionistas al cumplimiento de lo expresamente pactado, así
como también, a las consecuencias que, según su naturaleza, son conforme a la
buena fe, al uso o a la ley.

Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito. Amparo directo


383/94.- Febronio Laureano Abarca.- 24 de noviembre de 1994.- Unanimidad de
votos.- Ponente: Martiniano Bautista Espinosa.- Secretario: Javier Cardoso
Chávez. Semanario Judicial de la Federación, octava época, tomo XV, febrero de
1995.

CONVENIO AGRARIO, SUSCRITO POR LAS PARTES Y APROBADO POR EL


TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. TIENE EL CARÁCTER DE SENTENCIA. Si el
acto reclamado lo constituye la sentencia emitida por el Tribunal Unitario Agrario,
con estricto acatamiento a lo establecido en la fracción VI, del artículo 185, de la
Ley Agraria vigente, la cual precisa, el que en cualquier estado de la audiencia y
en todo caso antes de pronunciar el fallo, el Tribunal exhortará a las partes a una
composición amigable y si ésta se da, deberá considerarse terminado el juicio
suscribiéndose el convenio respectivo, el que una vez calificado y en su caso
aprobado por el Tribunal tendrá el carácter de sentencia.

Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito. Amparo directo 685/94.- Refugio
Martínez Zárate.- 6 de enero de 1995.- Mayoría de votos.- Ponente: Faustino
Cervantes León.- Disidente: Alfonso Cruz Sánchez.- Secretario: Luis Humberto
Morales. Semanario Judicial de la Federación. Octava época, tomo XV-II, febrero
de 1995.

CONVENIOS ELEVADOS A LA CATEGORIA DE SENTENCIA EJECUTORIA,


FIRMEZA DE LOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE COAHUILA). En términos
del artículo 2834, del Código Civil para el Estado de Coahuila “La transacción tiene
respecto de las partes, la misma eficacia y autoridad que la cosa juzgada”; a su
vez, los diversos artículos 500 y 5001 del Código de Procedimientos Civiles de la
propia entidad federativa disponen la procedencia de la vía de apremio respecto
de la ejecución de una sentencia o convenio celebrado en juicio. Con base en lo
anterior, debe concluirse que los convenios judiciales con los que las partes
concluyen una controversia son equiparados por el derecho sustantivo y por el
procesal a las sentencias ejecutorias, siempre y cuando hayan sido judicialmente
aprobados y elevados a esa categoría. Así, no es dable al juzgador pronunciar
resolución cuando exista convenio judicial elevado a la categoría de sentencia
ejecutoria, pues resulta que técnicamente ya existe sentencia en el procedimiento,
de suerte que la segunda resolución que se dicte en el mismo, sin lugar a dudas,
resulta conculcatoria de las garantías de la legalidad jurídica que tutelan los
artículos 14 y 16 de la norma fundamental.

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito. Amparo directo 496/94.- Amparo
Castillo de Llanas.- 23 de noviembre de 1994.- Unanimidad de votos.- Ponente:

194
Enrique Rodríguez Olmedo.- Secretaria: Leticia R. Celis Saucedo.- Semanario
judicial de la Federación de febrero de 1995.- Tomo XV.- Octava Época.

CONVENIO PARA DAR POR TERMINADA UNA CONTROVERSIA AGRARIA. SE


PERFECCIONA Y OBLIGA A LAS PARTES QUE LO FORMARON, DESDE EL
MOMENTO MISMO EN QUE LO SUSCRIBEN. Conforme al artículo 185, fracción
VI, de la Ley Agraria, es permitida legalmente la terminación de los juicios agrarios
a virtud de convenio celebrado entre las partes, y se produce ese efecto jurídico,
por el hecho mismo de la suscripción del convenio respectivo, pues a diferencia de
lo que ocurre en otros procedimientos, la Ley Agraria no exige para su
perfeccionamiento y validez, que el Tribunal ante quien se celebra pronuncie
resolución revistiéndolo de formalidad, tal como la de elevarlo a la categoría de
cosa juzgada y condenar a las partes a estar y pasar por él. Pero además, porque
por disposición de lo establecido en el artículo 405 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria en los procedimientos agrarios,
según el artículo 167 de la Ley en materia, las transacciones o convenios
judiciales o extrajudiciales ratificados judicialmente, se equiparan a una sentencia;
por consiguiente, si las partes en el juicio agrario, ante el Tribunal que conoce de
la controversia, celebran un convenio de esa naturaleza, y además en el propio
acto manifiestan que lo ratifican en todas y cada una de sus partes, entonces
dicho convenio, por sí mismo, hace las veces de una sentencia. Finalmente,
también es de considerarse que, atento a lo dispuesto en los artículos 1792 y 1796
del Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la
República en Materia Federal convenio es el acuerdo de dos o más personas para
crear, transferir, modificar o extinguir obligaciones, y que el mismo se perfecciona
por el mero consentimiento de quienes lo suscriben, salvo cuando debe revestir
una forma establecida por la ley; en tales condiciones, si las partes en el juicio
agrario, manifiestan su consentimiento para obligarse en los términos del
convenio, y así lo hace constar en el acta relativa, el personal del Tribunal Agrario
ante quien se celebra, y además las partes autorizan el instrumento en el cual se
asentó el convenio de mérito, estampando su huella digital, por razón de no saber
leer ni escribir e igual lo autoriza con su firma el profesional del derecho designado
por cada una de las partes como su asesor jurídico, precisamente para que las
asistiera en la audiencia donde tuvo verificativo el acuerdo de voluntades,
entonces, desde ese instante quedó perfeccionado el convenio de que se trata, y
obliga a los convencionistas al cumplimiento de lo expresamente pactado, así
como también, a las consecuencias que, según su naturaleza, son conforme a la
buena fe, al uso o a la ley.

Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito. Amparo directo


383/94.- Febronio Laureano Abarca.- 24 de noviembre de 1994.- Unanimidad de
votos.- Ponente: Martiniano Bautista Espinoza.- Secretario: Javier Cardoso
Chávez.- Semanario Judicial de la Federación.- Febrero de 1995.- Tomo XV.-
Octava Época.

195
AVENIMIENTO, ES UNA FACULTAD ÚNICA Y EXCLUSIVA DE LAS PARTES EN
EL PROCEDIMIENTO AGRARIO.- Aun y cuando la figura del asesor jurídico o
defensor prevista por el artículo 179 de la Ley Agraria es un verdadero
representante de la parte a quien asesora, como la Ley en cita no establece sus
facultades, y éstas se derivan de diversos preceptos de la misma Ley, para
cumplir con el principio de igualdad procesal, matizado hacia la equidad o
“igualdad racional” entre las partes, es lógico que las facultades del asesor jurídico
no pueden llegar al extremo de manifestar que su representado no desea llegar a
un convenio, que de ser calificado de legal tendrá el carácter de sentencia. No se
desatiende que podría argumentarse que la negativa a llegar a un avenimiento por
parte del asesor jurídico implica una defensa, según su juicio, de los derechos
agrarios de su representado. Empero, este último podría llegar a la conclusión de
que sería preferible renunciar a ciertos derechos a fin de evitar la continuación de
un procedimiento, evitando las molestias consiguientes. De ahí que la voluntad de
concluir el juicio por la vía del convenio es una facultad única y exclusiva de la
parte con independencia de la opinión de su representante. Por ello, al no buscar
el tribunal responsable la conciliación personal entre los contendientes, infringe en
perjuicio del quejoso el artículo 185, fracción VI, de la Ley Agraria.

Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito. Amparo


directo 169/95.- Eduardo Rodríguez Jiménez- 6 de marzo de 1996.- Unanimidad
de votos.- Ponente: José Manuel Mojica Hernández.- Secretaria: Emilia Hortensia
Algaba Jacquez.- Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial
de la Federación. Época 9ª, Vol. Tomo III- abril 1996, pág. 349. Núm. Tesis o
Clave III.2º A.17 A.

TRIBUNALES UNITARIOS AGRARIOS. DEBEN AGOTAR LA FASE


CONCILIATORIA.- Una correcta interpretación del artículo 185, fracción VI de la
nueva Ley Agraria, lleva a considerar que en cualquier estado la audiencia y, en
todo caso, antes de pronunciar el fallo, el Tribunal Unitario Agrario debe exhortar a
las partes a una composición amigable, con lo que se pone de manifiesto que en
el procedimiento contemplado por la nueva Ley Agraria, la fase conciliatoria se
erige como obligatoria al imponer al tribunal responsable, el deber de exhortar a
las partes a una composición amigable y, por la otra, a sujetar el dictado de la
resolución mediante la cual se resuelva la contienda, sólo para el evento de que
exhortadas estas para esa composición, no se lograra la avenencia.

Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito.- Amparo directo 229/93.- Camilo
Valenzuela Rodríguez y otro.- 13 de julio de 1993.- Unanimidad de votos.-
Ponente: David Guerrero Espriú.- Secretario: Jaime Ruiz Rubio.- Precedente:
Amparo directo 212/93.- Joel Tolano Osuna.- 13 de mayo de 1993.- Unanimidad
de votos.- Ponente: José Enrique Moya Chávez.- Secretario: Jaime Ruiz Rubio.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 8ª, Vol. Tomo XIII-febrero de 1994, pág. 442. Núm. Tesis o Clave V.1º 61 A.

196
Principio de Conciliación o Composición Amigable. Este principio brinda la
oportunidad a las partes en todo Proceso Agrario de solucionar su litigio o conflicto
de intereses mediante un acuerdo expreso y escrito de voluntades que realizan y
ratifican ante el Tribunal del conocimiento.

Las partes por voluntad propia pueden poner fin a su conflictiva social más que
jurídica y precisamente porque un convenio de esa naturaleza resuelve diferencias
de tipo personal más que de jurídico, la conciliación adquiere relevante
trascendencia. Las partes siempre ganan cada una lo que acepta en el convenio
que suscriban es decir, existe empate técnico jurídico en el proceso, nadie pierde
y ambos contendientes hasta resolver rencillas de otra índole.

El Tribunal Unitario Agrario, únicamente y por disposición de los artículos 185


fracción VI y 191 de la Ley Agraria está obligado a exhortar a las partes para que
resuelvan su litigio mediante un convenio conciliatorio. La práctica profesional
realizada y observada en Tribunales Agrarios, me permite afirmar que cuando el
Juzgador eleva con toda frialdad y sólo por acatar dichos dispositivos sin hacer
énfasis en la importancia de la Conciliación y sus ventajas obtiene también una
fría respuesta de las partes y un contundente “no” a la Conciliación.

En mi opinión, el Juzgador Agrario debe ser enfático y conveniente en su


exhortación inclusive sugerir algunas propuestas al respecto para conciliar ya que
en todo caso la decisión es de las partes. También se debe y se deben invocar a
los abogados en la Conciliación buscada ya que sin éstos profesionales a quienes
los justiciables que aquellos patrocinan les otorgan su plena confianza y
obviamente que atenderán y han atendido su consejo en aquéllos casos en que se
da participación primordial a dichos expertos pero no sucede así cuando
encontramos o estamos ante la presencia de Magistrados que no permitan la
intervención de los abogados en dicha fase conciliatoria argumentando que ésta
es propia y exclusiva de las partes sin asesoramiento legal al respecto, argumento
por demás erróneo que en nada ayuda a obtener una conciliación ya que en
muchos abogados tal actitud excluyente hacia su profesionalismo ocasiona que no
permitan que su asesorado firme documento alguno sino lo autoriza previamente
su defensor.

5.2.12. Principio De Congruencia.


99

“El magistrado responsable, al resolver la controversia puesta a su


consideración, oficiosamente no puede introducir acciones diversas a las
planteadas por las partes en la audiencia referida, de lo contrario su actuación
transgrediría las garantías constitucionales de los demandados.” 249

Sobre el particular se transcribe el siguiente criterio judicial:

249 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit. páginas. 26-27.

197
CONGRUENCIA, PRINCIPIO DE. En base al principio de congruencia que toda
resolución debe de contener; no puede aceptarse que un fallo anulado por virtud
de una ejecutoria de amparo que así lo ordena; se confirme después en todas sus
partes al cumplimentarse esta última; porque de considerarlo así, se llegaría al
extremo de admitir que un acto de autoridad que ha sido privado de sus efectos
jurídicos, pueda ser convalidado por la propia autoridad que tiene a su cargo
invalidarlo.

Segundo Tribunal Colegiado del Segundo Circuito. Amparo directo 412/93.- César
Alquicira López.- 9 de junio de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: Raúl Solís
Solís.- Secretario: Joel Alfonso Sierra Palacios.

SENTENCIA INCONGRUENTE.- Si el Tribunal Unitario Agrario, al pronunciar la


sentencia respectiva, omite resolver sobre todos los puntos de la controversia, con
ello falta al principio de congruencia, que exige el artículo 189 de la Ley Agraria, lo
que se traduce en violación de las garantías individuales contenidas en los
artículos 14 y 16 constitucionales.

Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.- Amparo directo 9/96.- Rogelio
Nolasco de Jesús.- 31 de enero de 1996.- Unanimidad de votos.- Ponente: María
Eugenia Estela Martínez Cardiel.- Secretario: Enrique Baigts Muñoz.- Fuente:
Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época 9ª.
Vol. Tomo III- febrero 1996, pág. 487. Clave o Núm. Tesis VI.2º.35 A.

TRIBUNALES UNITARIOS AGRARIOS. SENTENCIAS DICTADAS POR LOS.


DEBEN CONTENER EL ESTUDIO DE TODAS LAS PRUEBAS QUE OBRAN EN
EL ESTUDIO DE TODAS LAS PRUEBAS QUE OBRAN EN EL JUICIO.- El
artículo 189 en la nueva Ley Agraria establece que las sentencias de los
Tribunales Agrarios se dictarán a verdad sabida sin necesidad de sujetarse a
reglas sobre estimación de las pruebas sino apreciando los hechos; y los
documentos según lo estimaren en conciencia sin embargo, tal facultad de
apreciación no los exime de analizar toda y cada una de las pruebas obrantes en
el juicio, así como tampoco los autoriza para dejar de expresar en su resolución
las razones por las cuales a su juicio, éstas merecen o no valor probatorio, como
lo establece el precepto citado, por lo que al omitir tales Tribunales la valoración
de las pruebas, violan el principio de congruencia establecido por el artículo 189
de la Ley Agraria y como consecuencia las garantías individuales que consagran
los artículos 14 y 16 constitucionales.

Primer Tribunal Colegiado del Décimo Circuito.- Amparo directo 204/95.- Roberto
García Sánchez.- 18 de mayo de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Fernando Hernández Piña.- Secretaria: Adelita Méndez Cruz.- Fuente: Tribunales
Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Época
9ª.Vol. tomo I-julio 1995, pág. 282. Clave o Núm. Tesis. X.1º. 3 A.

198
Principio de Congruencia. Este principio obliga al Juzgador Agrario a resolver el
asunto sometido a su consideración teniendo en cuenta la acción que se ejercita
en forma genérica y sus pretensiones específicas, los hechos controvertidos por
las partes, las excepciones y defensas opuestas, que obligan a dicho Juzgador a
fijar la litis tomando en cuenta las mencionadas circunstancias de manera tal que
en el momento de emitir el fallo que en derecho corresponda, el Resolutor no
puede introducir oficiosamente cuestiones procesales de forma y fondo que no se
consideraron al plantearse la demanda, su contestación e integración de la litis
correspondiente. Así pues en el supuesto contrario se violentaría dicho principio.
En la misma tesitura debe decirse que la congruencia impide que el Resolutor al
pronunciar la Sentencia respectiva omita resolver en relación a todos los puntos
de la controversia dando con ello cumplimiento a lo que dispone el artículo 189 de
la Ley in fine ya que de suceder lo contrario, tal comportamiento procesal del
Juzgador acarrearía de manera directa la violación de las Garantías Individuales
consagradas en el artículo 14 y 16 de la Carta Fundamental. En resumen el
principio de congruencia no es otra cosa más que resolver limitadamente lo pedido
en el proceso.

5.2.13. Principio De Probidad y Lealtad.


100

“Conforme a este principio (probidad), el proceso es una institución de buena fe


que no ha de ser utilizado por las partes con fines de mala fe o fraudulentos. El
juzgador está obligado a dictar las medidas necesarias para evitar que los
litigantes conviertan al proceso en un instrumento al servicio de intenciones
contrarias al funcionamiento expedito de la justicia.” 250

El Magistrado Agrario Luis Ángel López Escutia, expone:

“La lealtad y la buena fe procesal son principios fundamentales que deben


respetar las partes, los abogados litigantes y el mismo juzgador y que deben
observar en: el ofrecimiento oportuno de pruebas, evitar las estrategias dilatorias
en el proceso, la deslealtad, el abandono, la rebeldía y la mala fe, que son
enemigos de una administración de justicia pronta, honesta, completa e
imparcial.” 251

Por su parte e Dr. Isaías Rivera Rodríguez, al respecto comenta:

“El principio de probidad en el proceso agrario se sustenta en la fracción XIX


del artículo 27 que señala la obligación del Estado para disponer las medidas para
la honesta impartición de la justicia agraria. Dado que el proceso agrario es un
medio para impartir justicia a los sujetos del agro mexicano, debe estar inherente
al mismo el respecto de principios morales y éticos que rijan a las partes en su
actuar dentro de juicio, teniendo a los Tribunales Agrarios como los encargados de

250 LÓPEZ GÓMEZ, Bernardino. Op. Cit., página. 28.


251 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit., página. 69.

199
velar por su respecto, ya que su violación no sólo atenta contra la justicia misma
entre las referidas partes involucradas, sino que redunda también en contra de la
sociedad en general, que ha dispuesto la creación de órganos jurisdiccionales con
esa función y responsabilidad; se trata pues, de impedir que el litigio agrario se
convierta en una guerra sin cuartel y sin escrúpulos. Pero también es un principio
aplicable a los mismos Tribunales Agrarios, por cuanto a la obligación que tiene de
actuar imparcialmente, tratando siempre por igual a las partes y actuando de
buena fe, como en el caso de la inhibitoria oficiosa que dicte cuando aprecie su
101
incompetencia (artículo 168).” 252

A su vez, el Dr. García Ramírez, establece:

“En último término mencionaré un principio que no es, por cierto, el de menor
importancia. Su buen despliegue podría impedir, en la realidad, juicios
innecesarios, o en todo caso moderar la presentación en la escena y la
trascendencia personal y social de los juicios inevitables. Me refiero al principio de
lealtad y probidad. Este es consecuencia de la naturaleza del proceso como
sustituto de la violencia, el proceso abre la puerta para que el conflicto se dirima
en forma civilizada, bajo la vigilancia y la autoridad del Estado, garante de esa
civilidad. El proceso excluye, pues, la agresión, o en todo caso la conduce por un
cauce que la convierte en pretensión sujeta a prueba, que se ventila de manera
civilizada. De hecho, el proceso es una muestra del grado de civilización de un
pueblo.” 253

El mismo autor, reitera:

“El principio – constantemente proclamado, pero infrecuentemente realizado –


de lealtad y probidad de las partes en el proceso. No es insólito, por desgracia,
que litigantes deshonestos – perdido el escrúpulo moral y desechado el control
jurídico -, en sociedad con abogados corrompidos y funcionarios interesados o
venales, hagan del proceso un medio para satisfacer codicias o saciar venganzas.
El juzgador perspicaz y honorable debiera impedir estas desviaciones de la
justicia, el mal uso de un medio noble para la solución de los litigios. Sin embargo,
es un hecho que el proceso sigue sirviendo, en no pocos casos, a propósitos
indignos.” 254

Principio de Probidad. Este principio encuentra su naturaleza Constitucional en


el artículo 27 fracción XIX de la Constitución Política vigente.

La observancia de éste principio se reduce a su máxima nulidad en la práctica


forense ya que en el mayor número de procesos agrarios las partes en general
practican conductas deshonestas ante los Órganos Jurisdiccionales en la materia

252 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 217-218.


253 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 98-100.
254 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., páginas. 336-337.

200
como es la constante realización de “chicanadas” en el vocabulario coloquial
común de los litigantes, que consisten realizar cualquier acto que tienda a
paralizar o alargar el curso legal de los procesos y específicamente en los
supuestos previstos en los artículos 179 y 187 de la Ley Agraria. Para evitar lo
anterior en la parte relativa de éste trabajo se propone la reforma legal
correspondiente al texto jurídico que actualmente rige en la materia.

Principio de lealtad y probidad. El proceso civil debe ser considerado por las
partes y sus abogados como un instrumento del Estado para solucionar conflictos
con arreglo al derecho, y no como una hábil maquinación para obtener la
satisfacción de pretensiones injustas o ilegales. El movimiento hacia el acceso a la
justicia procura que el resultado final del proceso no dependa de la mayor o menor
habilidad de las partes o de sus abogados, sino de la razón jurídica de sus
pretensiones.

5.2.14. Principio De Impulso Procesal.

Por disposición expresa del artículo 190 de la Ley Agraria en vigor “en los
juicios agrarios, la inactividad procesal o la falta de promoción del actor durante el
plazo de cuatro meses producirá la caducidad”.

Acerca de éste principio, Isaías Rivera Rodríguez, comenta:

“Impulso Procesal. Vinculado directamente con el principio de instancia de


parte, el cual se refiere específicamente al inicio del juicio agrario, en este otro
caso tiene que ver con el mantenimiento de la actividad procesal, so pena de su
estancamiento y eventualmente de su finalización mediante una vía distinta a la de
la sentencia y atribuible a las partes, lo que se concreta en la figura de la
caducidad de la instancia.” 255102

El artículo 183 de la Ley de la materia considera el caso de que no comparezca


el actor a la audiencia jurisdiccional, con lo que le impondrá una multa y no volverá
a emplazar al demandado sino hasta que aquella sanción hubiese sido cubierta. El
numeral 184 prevé el caso de la inasistencia de ambos, lo que también detiene el
proceso agrario hasta un nuevo impulso del actor, y el artículo 190 establece que
la caducidad aparece a los cuatro meses de que las partes dejen de realizar
actividad en el proceso agrario o a la falta de promoción del actor.

CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN EL JUICIO AGRARIO. SUPUESTOS QUE


LA PRODUCEN. De lo dispuesto por el artículo 190 de la Ley Agraria en vigor,
que establece que “En los juicios agrarios, la inactividad procesal o falta de
promoción del actor durante un plazo de cuatro meses producirá la caducidad”. Se
colige que tal precepto contempla dos situaciones concurrentes que generan la

255 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 211-212.

201
caducidad de la instancia: una, la inactividad procesal atribuible al Tribunal Agrario
responsable que se traduce en la paralización del procedimiento ello con
independencia de que existan actuaciones pendientes de realizar a cargo del
propio Tribunal Agrario; y otra, relativa a la falta de promoción de la parte actora
con el fin de impulsar el procedimiento dentro de ese mismo periodo de tiempo; de
manera que si sobreviene cualquiera de las dos hipótesis en mención, incluso en
forma simultánea, se provoca la caducidad.

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito.


Semanario Judicial de la Federación y su gaceta. Tribunales Colegiados de
Circuito.
Novena Época. Tomo IV, Diciembre de 1996. página 371.

CADUCIDAD DE LOS JUICIOS AGRARIOS PREVISTA EN EL ARTÍCULO 190


DE LA LEY AGRARIA, EL TÉRMINO DE CUATRO MESES SEÑALADA SE
COMPUTA COMO CUATRO MESES DE CALENDARIO Y PUEDE SER
DECRETADA DE OFICIO. SUPLETORIEDAD DEL CÓDIGO FEDERAL DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES. El plazo de cuatro meses previsto para la
caducidad de la instancia por la Ley Agraria en su artículo 190, debe ser
computado de acuerdo con lo previsto por el numeral 292 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria en Materia, esto es, como cuatro
meses de calendario, por el número de días que les corresponda, de fecha a fecha
sin excluir los días inhábiles; además, dicha caducidad puede ser decretada de
oficio por los tribunales agrarios, conforme a lo establecido por el diverso numeral
375 del relatado código adjetivo civil, aplicado de igual manera en forma supletoria
a la materia agraria que nos ocupa; lo anterior en virtud de que como se observa
de la lectura del artículo 167 de la Ley Agraria, el Código Federal de
Procedimientos Civiles de referencia es de aplicación supletoria cuando no exista
disposición expresa en esa Ley Agraria, en lo que fuere indispensables para
complementar las disposiciones del título referente a la justicia agraria. Por
consiguiente, si el citado ordenamiento legal agrario en su artículo 190 únicamente
se concreta a establecer los supuestos que generan la caducidad de la instancia
en los juicios agrarios, sin hacer referencia a ninguna otra cuestión, es
incuestionable que los dispositivos legales citados con antelación del señalado
código adjetivo civil, sí pueden ser aplicados supletoriamente en los supuestos de
que se trata.

CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN EL JUICIO AGRARIO. SE ACTUALIZA


ANTE LA FALTA DE PROMOCIÓN DE LA PARTE ACTORA Y POR
INACTIVIDAD PROCESAL EN EL TÉRMINO DE CUATRO MESES, AUNQUE EN
ESE LAPSO EL TRIBUNAL AGRARIO HUBIERE TENIDO ACTUACIONES
PENDIENTES DE REALIZAR. Si se toma en consideración que el artículo 190 de
la Ley Agraria establece que: “En los juicios agrarios, la inactividad procesal o falta
de promoción del actor durante el plazo de cuatro meses producirá caducidad”,
resulta inconcuso que dicha figura se actualiza si en un juicio agrario, durante el
citado plazo, la parte actora no presenta promoción alguna para activar el
procedimiento y en el mismo lapso no existe actividad procesal sin que obste para

202
ello el hecho de que el Tribunal Agrario hubiere tenido a su cargo actuaciones
pendientes de realizar en ese periodo…”

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito.


Amparo Directo 547/96. Ejido Noria y Jacales, Municipio de Lerdo, Durango. 7 de
Noviembre de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Antonio López Padilla,
Secretario de Tribunal autorizado por el Pleno del Consejo de la Judicatura
Federal para desempeñar las funciones de Magistrado. Secretario. Hugo Arnoldo
Aguilar Espinoza.
Novena Época. Tomo IV, Diciembre de 1996. página 371.

CADUCIDAD. INAPLICABILIDAD DEL ARTÍCULO 190 DE LA LEY AGRARIA A


LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS ANTERIORES A SU VIGENCIA. El
artículo 190 de la Ley Agraria en vigor dispone que: “En los juicios agrarios, la
inactividad procesal o la falta de promoción del actor durante el plazo de cuatro
meses producirá la “caducidad”, de lo que se sigue que tal precepto resulta
inaplicable al procedimiento administrativo que se seguía antes de la creación del
Tribunal Unitario Agrario, ya que no es posible que el tiempo de inactividad
transcurrido en aquel procedimiento configure la caducidad ahora en los juicios
que se siguen ante dicho Tribunal Unitario, pues ello equivale a aplicar
retroactivamente el precepto aludido a situaciones acaecidas antes de su
iniciación de vigencia, en perjuicio de los gobernados, lo que se encuentra
prohibido por el artículo 14 constitucional, toda vez que, al ser la caducidad una
figura jurídica que extingue la instancia judicial por inactividad procesal, es
presupuesto lógico indispensable que ésta deba existir dado que es imposible que
caduque una instancia que aún no ha nacido”.

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito.


Semanario Judicial de la Federación. Tribunales Colegiados de Circuito. Octava
Época. Tomo XIII-junio de 1994. página 533.

Principio de Impulso Procesal. Este principio establecido en el artículo 190 de la


Legislación que se comenta impone la obligación al actor para que una vez que
éste insta la actuación del Órgano Jurisdiccional, impulse el procedimiento ya que
de no hacerlo así se produce la caducidad de la instancia por la falta de actividad
procesal del actor durante el plazo de 4 meses.

Desde mi apreciación jurídica considero que a éste principio de observancia


general para los sujetos agrarios debe establecérsele una excepción y por lo tanto
no debe regir cuando en un proceso intervengan como partes, actora o
demandada los sujetos colectivos es decir, el Ejido y la Comunidad tomando en
consideración que en éste tipo de litigios se debe tutelar el interés colectivo y no el
particular, es decir quienes representan a dichos sujetos Agrarios colectivos
representa un interés jurídico ajeno al propio por lo que el Estado debe velar y
salvaguardar en todo momento la prevalecencia del interés Social por ser una
cuestión de orden público.

203
5.2.15. Principio De Independencia.
103

A ese respecto el magistrado Agrario, Muñoz López, expone:

“Son órganos autónomos porque dictan sus resoluciones con plena libertad, no
dependen ni se encuentran supeditados a otros órganos de la administración
pública, ya sean estos Poder Ejecutivo Federal, Secretarías de Estado,
Gubernaturas de los Estados o Poder Legislativo, entre otros. Por que sus
resoluciones no son motivo de revisión o impugnación por otras autoridades de la
administración activa. (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, ya Federal, ya
Estatal).” 256

“Al respecto, el Dr. Sergio García Ramírez, al rendir su primer informe como
Magistrado Presidente del Tribunal Superior Agrario, el 12 de julio de 1993,
expresó:

“Los Tribunales Agrarios son órganos <<dotados de autonomía y plena


jurisdicción>>. Lo dice la Constitución. Esto implica completa dependencia de la
Ley y absoluta independencia de otras instancias. Así ha ocurrido. Los Tribunales
son autónomos y ejercen su autonomía. Me satisface decir que jamás se ha
siquiera sugerido a los Tribunales el rumbo de sus decisiones, que solamente
derivan de la aplicación de la Ley. En este sentido, los Magistrados tienen la
mayor potestad dentro del derecho y, consecuentemente, toda responsabilidad por
sus resoluciones jurisdiccionales.” (Primer año de la Justicia Agraria. Informe 1992
– 1993. Tribunal Superior Agrario. México, 1993, p. 11.)” 257

Principio de Independencia. Este principio aunque no en forma expresa pero si


tácita está considerado en el artículo 27 fracción XIX de la Constitución Federal
vigente y en el artículo 1º de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. Significa
que los Tribunales Agrarios guardan absoluta independencia de los poderes
públicos de los 3 distintos niveles a grado tal que instruyen las substanciación de
los procesos como directores de los mismos con toda autonomía y plena libertad
tanto para lo primero como para el dictado de sus Resoluciones o Sentencias. No
dependen pues ni del Ejecutivo, del Legislativo ni del Judicial. Con la aclaración de
que las Resoluciones y Sentencias de dicho órganos jurisdiccionales agrarios si
son combatibles y revisables mediante los Juicios Indirectos y Directos de
Garantía ante los Órganos del Poder Judicial Federal, pero ello en modo alguno
significa subordinación o dependencia de los primeros ante los segundos sino más
bien significa una cuestión legal de mera revisión constitucional de su actuación
quedando en todo caso a salvo la jurisdicción Agraria para la Resolución Definitiva
del fondo del asunto puesto a su consideración por el justiciable.

5.2.16. Principio De Imparcialidad.

256 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. Op. Cit., página. 17.


257 Ídem.

204
Sobre el particular, el Dr. Rivera Rodríguez, expone:

Dicho principio queda literalmente plasmado en la ley Agraria al referirse a la


actuación de la Procuraduría Agraria cuando se trata de la formulación escrita de
la demanda, una vez que fuere requerido para ello por el Tribunal Agrario, en el
caso de que los interesados la plantearan por comparecencia (artículos 170 y
178).

“La consecuencia inmediata de la igualdad es la imparcialidad, principio que


debe ser cumplido pulcramente por los juzgadores; diríamos que no puede
entenderse una sin la otra. El equilibrio entre las partes debe quedar reflejado en
la actuación del Tribunal Agrario y en la sentencia misma, al desproveerse éste de
una posible simpatía hacia las partes o a la causa misma en controversia.” 258
104

“Su apego a la Ley e Imparcialidad, el Estado por medio de sus órganos


jurisdiccionales, administrativos o de otra naturaleza, al llevar a cabo sus actos,
tiene el deber de apegarse a los postulados de nuestra Constitución Política, a sus
Leyes Reglamentarias y demás disposiciones jurídicas, de tal manera que se
respeten los derechos subjetivos públicos (Garantías Individuales) de los
gobernados. Aquí se trata de un deber frente a la ley y frente a los justiciables, no
se trata de una facultad discrecional del Estado.” 259

“Hoy se trata de presentar y acreditar una nueva institución, que tiene


estructura, estilo y procedimientos también nuevos. Sus características principales
deben ser el apego a la ley y a la imparcialidad. Son órganos jurídicos, no pueden
ni deben actuar de otra forma. De esto depende su respetabilidad, que apenas se
está construyendo y de esto mismo derivan sus posibilidades y sus limitaciones.
Se está avanzando en la comprensión de una nueva realidad. (García Ramírez
Sergio. Op. cit. P. 26.)” 260

Principio de Imparcialidad. Consistente en que el Magistrado Agrario está


impedido para realizar cualquier actuación cuya intención sea beneficiar a una
sola de las partes en perjuicio de la otra, de tal manera que el Resolutor Agrario
por regla general carece de facultades legales inquisitorios en el Proceso Agrario y
sólo por excepción y bajo el Principio de Disposición Legal podrá ordenar la
práctica y desahogo o ampliación de diligencias cuidando siempre el Equilibrio
Procesal entre los justiciables.

5.2.17. Principio De Objetividad.

Este principio procesal al igual que el de imparcialidad que se establecen en los


artículos 170 y 178 de la Ley Agraria, se imponen más bien como una obligación a

258 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit. página. 214.


259 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. Op. Cit., página. 18.
260 Ibidem. página. 20.

205
la Procuraduría Agraria para que su actuación de coadyuvancia en la formulación
por escrito de la demanda y/o su contestación se apeguen a dichos principios.

Induce a resolver las causas y pleitos sin atenerse a las formalidades del
derecho, sino inspirándose en la equidad y la buena fe.

El Dr. Isaías Rivera Rodríguez, en relación a éste principio expone:

“Existen diversos pronunciamientos jurisprudenciales que indican la prudencia


en la aplicación del mismo. Es claro que la ley otorga a los Tribunales Agrarios
cierta flexibilidad para el dictado de sus sentencias, pero no es menos cierto que
éstas deben emitirse estructuradas mediante un armonioso y concatenado análisis
de las pretensiones de la actora y la respuesta de la demanda, con la fijación de la
litis y la valoración de las pruebas; en consecuencia, la sentencia que se
pronuncie debe ser congruente y objetiva, constituyendo un reflejo claro, lógico e
hilvanado de dichos aspectos, de tal suerte que no quede duda sobre los sujetos,
objetos y fines de la controversia que se resuelve.. Un claro ejemplo de su
aplicación es en la actuación de la Procuraduría Agraria con la formulación escrita
de la demanda y de la contestación de demanda, cuando fuere requerido para ello
por el Tribunal Agrario, en el caso de que los interesados lo hagan por
comparecencia (artículos 170 y 178).” 261

5.2.18. Principio De Escritura.


105

Al respecto Isaías Rivera Rodríguez, expone:

“Este principio destaca en el proceso agrario, identificado por su vinculación a


una clase social, con idiosincrasia particular; es un principio aplicable a la forma
procesal, al medio en que este se materializa, pero no por ello deja de influir y ser
sumamente importante en los efectos que produce respecto del fondo mismo de la
parte sustantiva. Sin embargo, no podemos estimar que el propio de la oralidad
sea absoluto y más aún en nuestra materia. Para su estudio sucinto, hemos
considerado conveniente hacer referencia al texto legal y a partir de él, determinar
brevemente sus alcances, y efectuar un análisis de computo (artículos 169, 170,
178, de la ley Agraria).” 262

Por su parte el Dr. Sergio García Ramírez, afirma.

“Al principio de escritura – y, en rigor, al debido control del procedimiento, para


fines jurisdiccionales y administrativos – se vinculan los registros que han de llevar
los tribunales acerca de los actos que ante ellos se desarrollan o en los que
intervienen. El registro principal es el llamado “libro de gobierno”, verdadera
bitácora sumaria del enjuiciamiento, en el que se asientan los actos principales de

261 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., páginas. 218-219.


262 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Op. Cit., página. 199.

206
éste, a partir de la demanda y el número que corresponda al juicio radicado, y
hasta la culminación del proceso mediante sentencia definitiva. Además de este
libro, en otros se deja noticia de actuaciones o situaciones relevantes; así, acerca
de los amparos contra actos del tribunal (sentencia y otros actos en juicio); de las
notificaciones practicadas y otras diligencias cumplidas por los secretarios
actuarios; y de la colaboración procesal requerida o recibida, mediante exhortos y
requisitorias.” 263

Principio de Escritura. Este principio está previsto en el artículo 164 de la Ley


Agraria que consiste en que las actuaciones ante y de los Tribunales Agrarios
constarán siempre por escrito, es decir que a pesar de la oralidad de que puedan
hacer uso las partes en el Proceso debe redactarse asentarse en actas por parte
del Tribunal Agrario.

5.2.19. Principio De Disposición o De Oficiosidad.

Este principio determina que el impulso procesal recae en la parte actora pues
así lo establece el artículo 190 de la Ley Agraria y en ese sentido la falta de
promoción del actor trae como consecuencia que el Tribunal pueda determinar la
caducidad del procedimiento.

Este principio de oficiosidad rige también como obligación para la Procuraduría


Agraria para impugnar la asignación de tierras realizada por la Asamblea Ejidal
“cuando a juicio del procurador se presume que la asignación se realizó con vicios
o defectos graves o que pueda perturbar seriamente el orden público”. A lo
anterior hace alusión el artículo 61 de la Ley Agraria.

En relación a éste principio, la Magistrado Agraria, Esperanza Pérez Díaz,


explica:
106

“En el caso del principio de oficiosidad, se dispone que al órgano jurisdiccional


le corresponde el impulso, el procedimiento y en el caso del juicio especial agrario
este principio debe aplicarse tomando en cuenta que la Ley Agraria establece en
su artículo 186 la facultad del tribunal para ordenar el desahogo de cualquier
diligencia o su perfeccionamiento, por lo cual debe de actuar oficiosamente si a su
juicio hay necesidad de allegarse otros elementos que permitan conocer la verdad
de los puntos cuestionados. Existen numerosas tesis de los Tribunales Colegiados
en los que se sostiene la necesidad de que los Tribunales Agrarios actúen
apegados a ese principio, ello también esta relacionado con la suplencia de los
planteamientos de derecho que dispone el artículo 164 de la misma
legislación.”264

Este principio de Oficiosidad está previsto también en el artículo 168 de la Ley


Agraria que regula lo relativo a la incompetencia en materia Agraria.

263 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit., página. 329.


264 PÉREZ DÍAZ, Esperanza. Op. Cit., páginas. 92-93.

207
El Dr. Rubén Delgado Moya, afirma que existe una contradicción entre el artículo
168 de la Ley Agraria y el 34 del Código Federal de procedimientos Civiles al
sostener que:

“La Oficiosidad de que aquí se habla contradice lo ordenado en el cuarto


parágrafo del antedicho numeral 34, en donde queda prohibida tal oficiosidad, ya
que en éste se asienta que <<En ningún caso se promoverán de oficio las
contiendas de competencia>>.

En consecuencia, ni el tribunal a que se alude, ni alguno otro de los tribunales


agrarios a que se refiere la ley de la materia, están facultados para promover su
incompetencia en los términos expuestos en el precepto jurídico que se está
comentando, toda vez que la misma no puede hacerse oficiosamente, sino en todo
caso a petición o solicitud de parte interesada.

Lo actuado ante el tribunal agrario que se declare incompetente es nulo, lo cual


es una solución correcta, pero lo que es incorrecto es que se tenga por válido lo
actuado ante un tribunal agrario que se ha declarado incompetente por <<razón de
territorio>>, en virtud de que no hay motivo legal alguno para que se haga tal
distinción, puesto que aquí también se trata de actuaciones realizadas por un
tribunal que a sí mismo (motu propio), se ha declarado incompetente. Refuerza
nuestro argumento al adagio latino: <<Donde existe la misma causa, debe existir
el mismo efecto>>. (Ley Agraria comentada y actualizada, Editorial PAC. S. A. de
C. V., México, 1994, pp. 339 y 340.).” 265

Este principio tuvo relevante aplicación en nuestra materia hasta antes de 1992.
107

En su momento el Dr. Ponce de León, en relación a dicho principio en la


legislación agraria anterior, expone:

“Oficiosidad. Hay casos en los cuales el proceso puede iniciarse de oficio, por
las autoridades agrarias competentes según se desprende de los artículos 274,
276, 367, 325, 326, 327, y 285. Estos casos se presentan en las dotaciones y
restituciones de tierras, bosques y aguas, de conflictos por límites de bienes
comunales (artículo 367), de ampliación de ejidos (artículo 325), el de nuevos
centros de población ejidal (artículo 326), y el de dotación complementaria
(artículo 285).” 266

Al respecto es aplicable, a contrario sensu la tesis III. 2º. A. 45 A, sustentada


por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito,
publicada en la página 483 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tomo IX, Febrero de 1999. Novena Época, que a la letra dice:

265 MUÑOZ LÓPEZ, Aldo Saúl. Op. Cit., páginas. 54-55.


266 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M. Op. Cit., página. 96.

208
…ACCIÓN. ESTUDIO OFICIOSO Y PREFERENTE POR LOS TRIBUNALES
AGRARIOS. Tomando en consideración que la acción es la base de la contienda,
los aludidos tribunales deben analizar, de manera oficiosa y preferente si el actor
acreditó los elementos constitutivos de su acción, pues únicamente en el caso de
que se resolviera que sí se demostró aquélla, resultaría necesario ocuparse de las
excepciones opuestas, atendiendo a que éstas son las defensas empleadas para
destruir o entorpecer la acción. Consiguientemente, si el actor no prueba los
elementos de su acción, es inútil el examen de las excepciones opuestas…

PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN EJERCITADA.- En materia agraria, para la


pronta resolución de los conflictos sobre la tierra y la seguridad de los
involucrados, de los artículo 178 a 190 de la nueva Ley Agraria, se deduce que los
presupuestos de toda reclamación deben ser analizados de oficio por el Tribunal
Agrario, para impedir que nazcan situaciones irregulares al amparo de deficiencias
procesales, por lo que si en un juicio de esa naturaleza se advierte que la acción
es improcedente, así debe resolverse, a pesar de que la demanda se haya
contestado de manera deficiente.

Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito.- Amparo directo 427/94.-
Juan Sánchez Ríos.- 10 de noviembre de 1994.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Mario Roberto Cantú Barajas.- Secretario: Fernando Rodríguez Escárcega.-
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 8ª, Vol. Tomo. XV- febrero 1995, pág. 140. Núm. Tesis o Clave XXI.1º.43 A.

SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO. CUANDO EL TRIBUNAL UNITARIO


AGRARIO CARECE DE COMPETENCIA EN RAZÓN DE LA MATERIA, DEBE
ORDENARLA Y NO DAR POR CONCLUIDO EL JUICIO.- Cuando en Tribunal
Unitario Agrario estima que es incompetente en razón de la materia para conocer
de un asunto litigioso, en términos del artículo 168 de la Ley Agraria, deberá
suspender el procedimiento y remitir los autos al Tribunal que considere deba
continuar conociéndolo; así, mientras no se resuelva en definitiva la cuestión
competencial, no debe el Tribunal del conocimiento dar por concluido el juicio
agrario, ni dejar a salvo los derechos de las partes para hacerlos valer como
consideren pertinente, de realizarlo así, no sólo se incumple con lo establecido en
el artículo antes citado, sino que se deja en total estado de indefensión al quejoso,
por no haberse seguido la tramitación respectiva conforme a las leyes del
procedimiento previamente establecidas.

Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito.- Amparo directo 198/951.- Odilón
Méndez González.- 24 de mayo de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente: María
Eugenia Estela Martínez Cardiel.- Secretario: Enrique Baigts Muñoz.- Vol. Tomo. I-
junio 1995, pág. 547. Clave o Núm. tesis. V.2º.11.A.

209
5.2.20. Principio De Suplencia De Los Planteamientos De Derecho.

La Ley Agraria en su artículo 165 prevé la suplencia en este aspecto cuando se


trata de núcleos de población ejidal o comunal, ejidatarios o comuneros. Este
principio procesal significa que el Magistrado Agrario, goza de facultades para
suplir las deficiencias de las partes en lo que respecta a sus planteamientos de
derecho siempre que se trate de Ejidos, Comunidades, Ejidatarios o Comuneros.
Dicha Suplencia implica única y exclusivamente el encuadramiento técnico de lo
pedido en la Norma Jurídica que resulta aplicable al caso concreto fijando
adecuadamente la acción o excepción que el justiciable invoca pero en modo
alguno comprende introducir en la demanda, su contestación o reconvención,
pretensiones y hechos que no sean alegados por las partes. En la práctica,
observamos que en variadas ocasiones tal suplencia no se limita a sus alcances lo
que ha dado nacimiento a situaciones irregulares en el proceso que finalmente
acarrean la nulidad de todo lo actuado mediante la procedencia del juicio de
garantías que se haga valer al respecto.

Tienen relación las tesis jurisprudenciales que se transcriben a continuación:

QUEJA DEFICIENTE. ALCANCES DE SUPLENCIA CONFORME A LA LEY


AGRARIA. A diferencia de la abrogada Ley Federal de la Reforma Agraria, la que
contempla la suplencia de la deficiencia de la queja en una forma absoluta, en
base a la cual las autoridades agrarias podían incluso cambiar las acciones
intentadas o integrar oficiosamente los expedientes, la Ley Agraria en vigor a partir
del día siguiente de su publicación el veintiséis de febrero de mil novecientos
noventa y dos, en su artículo 164, restringe la suplencia de la deficiencia de la
queja exclusivamente los planteamientos de derecho que hagan los núcleos de
población ejidal o comunal o los ejidatarios o los comuneros, lo que implica que los
Tribunales Agrarios sólo pueden suplir la deficiencia de la queja sin ir más haya de
la litis planteada por las partes en el juicio agrario.

Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito. Amparo directo 111/93.- Domingo
Lira Méndez.- 29 de abril de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: María del
Carmen Arroyo Moreno.- Secretario: Agustín Arroyo Torres.

SUPLENCIA DE LA QUEJA. ARTÍCULO 164 DE LA LEY AGRARIA. NO OPERA


EN EL SUPUESTO DE LOS ARTÍCULOS 186 Y 187 DE ESA MISMA LEY. Una
interpretación armónica de los artículos 164, último párrafo, 186 segundo párrafo y
187 de la Ley Agraria los cuales dicen, el primero que: “Los Tribunales suplirán la
deficiencia de las partes en sus planteamientos de derecho, cuando se trate de
núcleos de población ejidales o comunales, así como ejidatarios y comuneros”, el
segundo, que: “Asimismo, el Tribunal podrá acordar en todo tiempo, cualquiera
que sea la naturaleza del negocio, la práctica, ampliación o perfeccionamiento de
cualquier diligencia, siempre que sea conducente para el conocimiento de la

210
verdad sobre los puntos cuestionados”, y el tercero, que: “Las partes asumirán la
carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus pretensiones. Sin embargo,
el tribunal podrá, si considera que alguna de las pruebas ofrecidas es esencial
para el conocimiento de la verdad y la resolución del asunto, girar oficios a las
autoridades para que expidan documentos, oportuna y previamente solicitados por
las partes; apremiar a las partes o a terceros, para que exhiban los que tengan en
su poder; para que comparezcan como testigos, los terceros señalados por las
partes, si bajo protesta de decir verdad manifiestan no poder presentarlos”, lleva a
concluir que la suplencia a que se refiere el último párrafo del invocado artículo
164 sólo opera en la hipótesis de que exista una “deficiencia de las partes en sus
planteamientos de derecho”, sin que pueda hacerse extensiva a supuestos como
son los de recabar pruebas de oficio o disponer la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia, ya que el referido artículo 187 no alude
a alguna de esas situaciones, y el citado 186, segundo párrafo, expresamente
dispone que “el tribunal podrá acordar en todo tiempo la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia”, lo que necesariamente implica que al
tribunal no se le impone como obligación disponer el desahogo de pruebas de
oficio, sino que se le confiere la potestad o facultad de practicar diligencias, dado
que el término “podrá” ahí empleado gramaticalmente significa facultad, atribución,
o sea, lo que se hace con libre albedrío.

Tribunal Colegiado en Materias Administrativas y de Trabajo del Séptimo Circuito.


Amparo directo 659/93.- Heriberto Arroyo Toral.- 8 de diciembre de 1993.-
Unanimidad de votos.- Ponente: Eliel E. Fitta García.- Secretario: Juan Sosa
Jiménez.

PARTES EN EL JUICIO AGRARIO. EL MAGISTRADO INSTRUCCIÓN EN LA


DEMANDA.- Tomando en consideración que no forme lo dispone el tercer párrafo
del artículo 164 de la Ley Agraria, los Tribunales Agrarios tienen la obligación de
suplir la deficiencia de las partes en sus planteamientos de derecho cuando se
trate de núcleos de población ejidales o comunales, así como a ejidatarios o
comuneros; cabe señalar que si en la demanda no se señala expresamente como
demandado a quien tiene un interés contrario al actor, el Magistrado instructor
debe llamarlo a juicio en ejercicio de la citada obligación de suplir los
planteamientos de derecho de la demanda, pues conforme lo dispone el artículo 1º
del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la materia
agraria en términos del artículo 167 de la Ley Agraria, quien tiene un interés
contrario al actor le corresponde interés en el juicio.

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito.- Amparo directo 259/95.- Hipólito
Villalobos y coagraviados.- 8 de junio de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Sergio Novales Castro.- Secretario: José Elías Gallegos Benítez.- Fuente:
Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época 9ª.
Vol. Tomo. II- julio 1995, pág. 256. Clave o Núm. Tesis VIII2o 10 A.

211
Principio de Suplencia de los Planteamientos de Derecho. Esta máxima que rige
en el Proceso Agrario está prevista en el artículo 165 de la Ley Agraria y que
consiste en la facultad legal otorgada por la norma al Magistrado Agrario para
Suplir las Deficiencias en que incurran las partes únicamente en lo que respecta a
los Planteamientos de Derecho siendo requisito Sine Quanon para poder hacer
uso de dicha facultad por parte del Resolutor que se trate de sujetos agrarios
como son núcleos de Población Ejidal o Comunal, Ejidatarios o Comuneros.
Contrario a lo que pretende regular éste principio, en la práctica forense
observamos que el Juzgador en la materia muchas de las veces suple situaciones
de hechos que las partes ni siquiera han alegado e inclusive el Juzgador sustituye
alguna de las partes en materia de ofrecimiento y desahogo de pruebas lo cual
generalmente realiza de manera oficiosa en total contravención al Principio de
Equilibrio Procesal que debe prevalecer en todo proceso de ésta naturaleza ya
que ya que no olvidemos que tal circunstancia probatoria debe ser primeramente
del interés de las partes para acreditar sus acciones, hechos, excepciones y
defensas y el Resolutor Agrario si bien es cierto que goza de una facultad
discrecional para disponer el desahogo de prueba de oficio ello no conlleva a la
suplantación parcial o total de una de las partes en perjuicio de la otra.

5.2.21. Principio De Defensoría De Oficio.

Encuentra su origen en el artículo 179 de la ley Agraria.

Al respecto el Lic. Rafael García Simerman, explica:

“La Ley Agraria previene una igualdad entre las partes en el juicio, por lo tanto,
en su artículo 179 establece que será optativo para ellas acudir asesoradas y en
caso de que una de las partes se encuentre asesorada y la otra no, con
suspensión del procedimiento se solicitará de inmediato los servicios de un
defensor de oficio a la Procuraduría Agraria. Cuando este organismo asesore a
una de las partes en el juicio y la otra se presente sin ese apoyo, compete a dicha
dependencia resolver esa situación. Corresponde en todo caso a la mencionada
Procuraduría, si así lo considera, coordinarse con otras defensorías jurídicas
gratuitas para los efectos de cubrir ese aspecto en el proceso. Los Magistrados
podrán suspender la audiencia respectiva hasta en tanto se realice la designación
del abogado correspondiente.” 267

Se transcriben las siguientes tesis jurisprudenciales:


108

AGRARIO. FALTA DE COMPARECENCIA DEL ASESOR JURÍDICO DE UNA DE


LAS PARTES EN UNA DETERMINADA DILIGENCIA, NO HA LUGAR A LA
SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO EN EL JUICIO, CONFORME AL
ARTÍCULO 179 DE LA LEY AGRARIA.- El artículo 179 de la Ley Agraria,
establece: “Será optativo para las partes acudir asesoradas. En caso de que una

267 GARCÍA SIMERMAN, Rafael. Op. Cit. páginas. 96-97.

212
de las partes se encuentre asesorada y la otra no, con suspensión del
procedimiento, se solicitarán de inmediato los servicios de un defensor de la
procuraduría Agraria, el cual, para enterarse del asunto, gozará de cinco días,
contados a partir de la fecha en que se apersone al procedimiento.”. La
interpretación sistemática de dicho precepto legal, en relación con el artículo 17
Constitucional, previsivo de los principios generales de derecho, consistentes en la
pronta y expedita impartición de justicia a que están obligados los tribunales
jurisdiccionales, permite concluir válidamente que aquella disposición legal, que
mira hacia la equidad procesal de las partes, en un proceso, no se contraviene
cuando, una vez que ambas partes acudieron asesoradas al juicio agrario por
haber designado asesor jurídico desde la presentación de su demanda o
contestación de la misma o bien, porque se les asignó un defensor de la
Procuraduría Agraria, si el asesor de uno de ellos no comparece al desahogo de
alguna diligencia, ello da lugar a una falta de responsabilidad profesional del
asesor jurídico, más no a la suspensión del procedimiento en el juicio agrario, ya
que de considerarlo así, se contravendrían aquellos principios de derecho
contemplados en la norma constitucional indicada.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL


TERCER CIRCUITO.

III 1º .A.61 A.

Amparo Directo 255/98 – Carlos Rueda Zúñiga.- 19 de octubre de 1998.-


Unanimidad de Votos – Ponente Guillermo David Vázquez Ortiz.- Secretario:
Francisco Olmos Avilez.

PROCEDIMIENTO AGRARIO. AUDIENCIA. DEBE SUSPENDERSE CUANDO


UNA DE LAS PARTES SE ENCUENTRA ASESORADA Y LA OTRA NO
(ARTÍCULO 179 DE LA LEY AGRARIA). Una exégesis del artículo 179 de la Ley
Agraria vigente, lleva a colegir que la voluntad del legislador al exigir la suspensión
del procedimiento, cuando en la audiencia una de las partes se encuentra
asesorada y la otra no, fue la de evitar ventaja para alguna de ellas; entonces, si al
realizarse la audiencia en el procedimiento agrario, una de las partes ocurrió
asesorada y la otra no, esa circunstancia, obliga al Magistrado responsable, a
ordenar la suspensión del procedimiento y solicitar los servicios de un defensor de
la Procuraduría Agraria, para la parte que no contaba con asesoría, y otorgarles el
plazo que la norma en comento refiere, a efecto de no crear ventaja a la parte que
sí tenía asesoría, pues no por el hecho de que ésta haya decidido que para
facilitar el desahogo de la diligencia renunciaba a su derecho de asistir asesorada
jurídicamente y solicitar la revocación del nombramiento hecho con anterioridad,
se logra la igualdad de oportunidad de defensa, pues evidentemente, esta persona
ya se encontraba debidamente aleccionada sobre el comportamiento que debía
tener durante el transcurso de la audiencia y de ello es muestra inequívoca que
haya desistido del nombramiento de su representante legal para que la diligencia

213
se pudiera realizar, pues de tal circunstancia sólo tienen conocimiento las
personas conocedoras del derecho.

Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito. Amparo directo 594/93.- Ejido
Durango, Municipio de Caborca, Sonora.- 3 de febrero de 1994.- Unanimidad de
votos.- Ponente: David Guerrero Espriú.- Secretario: Jaime Ruiz Rubio.-
Semanario Judicial de la Federación junio de 1994.

PROCEDIMIENTO AGRARIO, ASESORAMIENTO EN EL, ARTÍCULO 179 DE LA


LEY AGRARIA EN VIGOR. Si de autos se advierte que las partes contendientes
en un juicio agrario se encontraban asesoradas por sus respectivos
representantes, la circunstancia de que una de ellas hubiese concurrido sola a
determinada diligencia, manifestando ignorar las causas por las cuales no se
presentó su asesor, ello no da lugar a suspender el procedimiento en términos del
artículo 179 de la Ley Agraria en vigor, para solicitar los servicios de un defensor
de la Procuraduría Agraria, quien en términos de dicha norma, para enterarse del
asunto, gozará de cinco días contados a partir de la fecha en que se apersone al
procedimiento, ya que dicho numeral debe ser interpretado para su aplicación,
ante la ausencia total de un asesor durante el procedimiento agrario cuando su
contraparte así lo sostenga, pero no al extremo de que por cada diligencia o
actuación que no comparezca el asesor de una de las partes, deba ordenarse la
suspensión aludida y solicitar los servicios de un defensor de la Procuraduría
Agraria, pues ello equivaldría a alargar injustificadamente el procedimiento de la
materia, a voluntad de las partes o de su asesor, por la sola inexistencia de éste lo
cual redundaría inevitablemente en contra de lo establecido en el artículo 17 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el sentido que la
justicia debe ser pronta y expedita.

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Circuito. Amparo directo 271/93.- Samuel
Hernández de la Cruz.- 29 de junio de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente:
Javier Patiño Pérez.- Secretario: Tito Contreras Pastrana.- Semanario Judicial de
la Federación, abril de 1994.

TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. CUANDO SE PERCATA QUE UNA DE LAS


PARTES NO SE ENCUENTRA DEBIDAMENTE REPRESENTADA EN EL
JUICIO. (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 179 DE LA LEY AGRARIA).De la
interpretación del artículo 179 de la Ley Agraria, se advierte que establece como
una regla del procedimiento agrario, que cuando alguna de las partes en el mismo
comparezca a éste sin asesoramiento a la audiencia a que se refiere el artículo
185 del mismo ordenamiento legal, independientemente que el Tribunal del
conocimiento suspenda dicho procedimiento, deberá solicitar de inmediato los
servicios de un defensor de la Procuraduría Agraria, a fin de asesorar o
representar a aquella parte en el juicio, quien a partir de que se apersone, contará
con cinco días para enterarse del mismo; la omisión de tal solicitud
indudablemente afecta las defensas del quejoso y trasciende al resultado del fallo
pues le impide ser asesorado o representado en el juicio de origen, surtiéndose la

214
hipótesis prevista en la fracción XI en relación con la diversa II del artículo 159 de
la Ley de Amparo.

Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito. Amparo directo 257/95.- Francisco
Hernández Flores.- 7 de junio de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente: María
Eugenia Estela Martínez Cardiel.- Secretario: Enrique Baigts Muñoz, Semanario
Judicial de la Federación, agosto de 1995.

TRIBUNAL AGRARIO. FECHA EN QUE INICIA PARA EL DEFENSOR. EL


PLAZO A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 179 DE LA LEY RESPECTIVA,
PARA IMPONERSE DE LOS AUTOS.- El término de cinco días, que el artículo
179 de la Ley de la materia al asesor propuesto por la Procuraduría Agraria para
imponerse de los autos y preparar la defensa, empieza a contar a partir de la
fecha en que el defensor se apersone al juicio; de ahí, que si comparece con tal
carácter hasta la fecha de la celebración de la audiencia que prevé el artículo 185
de la citada ley, es evidente que a partir de ese momento nace tal derecho y no
aquel en que la Procuraduría Agraria hubiera hecho la designación.

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito. XIX. 2º. 5ª.

Amparo directo 297/95.- Ejido La Crucita, Municipio de Victoria, Tamaulipas.- 30


de agosto de 1995.- Unanimidad de votos.- Ponente: Lucio Antonio Castillo
González.- Secretario: Carlos Alberto Dorantes.

Principio de Defensoría Oficiosa. Este principio está regulado por el artículo 179
de la Ley Agraria en relación con los artículos 135 y 136 de la Ley Agraria. Dicho
principio se traduce en una obligación que la norma legal impone a la Procuraduría
Agraria para contar con un cuerpo especializado de peritos en Derecho que
deben de estar siempre al servicio de los sujetos agrarios cuya defensa y vigencia
de sus derechos debe ser garantizada por dicha Procuraduría Agraria inclusive
con las atribuciones de un Ombusman, papel fundamental que se ha negado llevar
a cabo dicho Organismo Público Descentralizado del Ejecutivo Federal lo que en
cierta forma redunda en la falta de cumplimiento total de los objetivos de la
Reforma Constitucional en materia Agraria de 1992.

5.2.22. Principio De Facultades Del Juez y Poder De Saneamiento.

Indagando acerca de éste principio, se conoce que únicamente el Magistrado


Agrario, López Escutia, lo considera y al respecto expone:

“Facultades del Juez y Poder de Saneamiento. Que otorga un poder-deber de


control y dirección al magistrado sobre el proceso; aparte del impulso procesal de
oficio, están todas aquellas medidas que le permiten sanear el proceso para que
sea válido y eficaz, tales como:

215
- Ordenar la conexión de la demanda defectuosa, de la contestación o
de la reconvención.
- Otorgar plazo para corregir defectuosa representación o falta de
capacidad.
- Evacuar las pruebas necesarias y pronunciarse sobre las defensas
previas en su caso.
- Actuar en días y horas inhábiles.
- Decretar las medidas cautelares necesarias, para garantizar los
resultados del proceso y la eficacia del fallo.
- Citar, antes de la audiencia o posteriormente en su caso, a las
personas físicas o jurídicas vinculadas con el asunto que se discute,
para que se presenten a hacer valer sus derechos.
109

Pero estos poderes no son ilimitados o arbitrarios, deben ser ejercidos con
sabiduría y equilibrio procesal, garantizando en todo momento los derechos de las
partes al debido proceso, y evitando nulidades o indefensión.” 268

5.2.23. Principio De Libre Valoración Probatoria o Verdad Sabida.

El Lic. López Escutia, lo denomina principio de Libre Valoración Probatoria:

“Nuestro legislador estableció el sistema de libre apreciación judicial de la


prueba, otorgándole una amplia iniciativa al juzgador, pero no arbitraria ni en mera
conciencia, sino para asegurar la posibilidad a éste de fundamentar sus
sentencias en principios de derecho y equidad, y entendiendo que esta libre
apreciación debe ir razonada, y debe basarse en la lógica, la experiencia y la sana
crítica. (ultra petita partium).” 269

Las sentencias de los tribunales agrarios se dictarán a verdad sabida sin


necesidad de sujetarse a reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando
los hechos y los documentos según los tribunales lo estimaren debido en
conciencia, y fundando y motivando sus resoluciones. (artículo 189 de la Ley
Agraria).

En relación a éste principio procesal se transcriben las siguientes tesis


jurisprudenciales:

PRUEBAS. EL TRIBUNAL UNITARIO AGRARIO. DEBE RECABAR AUN DE


OFICIO LAS OFRECIDAS Y DEMAS ELEMENTALES PARA ANALIZAR Y
DECIDIR A VERDAD SABIDA LA CUESTION PROPUESTA. Una armónica y
concordante interpretación de los artículos 186, 187 y 189 de la nueva Ley
Agraria, permite concluir, que siendo el problema agrario de naturaleza social, los
Tribunales Agrarios creados ex profeso para solucionarlos, deben realizar cuantas

268 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit., página. 68.


269 Íbidem., página. 69.

216
gestiones legales fueren necesarias para lograr, mediante el análisis de los
medios de convicción, el conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados, único límite que les impone la propia compilación para normar su
actividad, en razón de ello, no deben omitir pronunciarse acerca de determinada
cuestión, so pretexto de que no pudieran fijar un punto de referencia, cuando se
ofrecieron y admitieron pruebas periciales y de otra índole en ese aspecto y si bien
desistió de la primera el oferente, lo cierto es, que en aras de la verdad que
preconizan los artículos precitados, debió oficiosamente el Tribunal ordenar su
perfeccionamiento y, por otra parte, procurar el desahogo correcto de las demás
para no concluir en el desconocimiento que le sirvió de argumento para decir la
cuestión planteada.

Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito. Amparo directo 92/95.-
Atanasio Fierro Olea.- 7 de abril de 1995.- Unanimidad de votos.-Ponente: María
Eliza Zúñiga Alcalá.- Secretario: Francisco Javier Teodoro Arcovedo Montero.-
Semanario Judicial de la Federación, octava época, mayo de 1995.

SENTENCIAS AGRARIAS. DEBEN CONTENER EL ESTUDIO DE TODAS LAS


PRUEBAS RENDIDAS POR LAS PARTES. (ARTÍCULO 189 DE LA LEY
AGRARIA). Si bien es cierto que conforme al artículo 189 de la Ley Agraria
vigente, las sentencias de los Tribunales Agrarios, habrán de pronunciarse a
verdad sabida, sin que sea menester atenerse a las reglas sobre estimación de
pruebas, sino apreciando los hechos y los documentos según los estimen en
conciencia dichos Tribunales, fundando y motivando sus resoluciones, esto no les
irroga la potestad de no examinar todas y cada una de las pruebas que aporten las
partes, dando las razones en que se funden para concederles o no el valor en el
asunto sometido a su decisión, pues no basta que en una sentencia se diga que
se ha hecho el estudio y la estimación de las pruebas que fueron rendidas, sino
que debe consignarse en la misma ese estudio y esa estimación, a efecto de
determinar con el resultado de ese examen si se probaron o no y en qué medida
los hechos fundatorios del derecho exigido o de las excepciones o defensas
opuestas.

Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito. Amparo directo 235/94.-
Marco Antonio Gidan Barrera, Luis y Mayolo Hernández Ramírez.- 7 de julio de
1994.- Unanimidad de votos.- Ponente: Joaquín Dzib Núñez.- Secretario: Ernesto
Jaime Ruiz Pérez.- Semanario Judicial de la Federación, octava época, octubre de
1994.

PRUEBAS. ESTUDIOS DE LAS, POR EL TRIBUNAL AGRARIO. Si bien es


verdad que el artículo 189 de la Ley Agraria establece que las sentencias de los
Tribunales Agrarios se dictarán a verdad sabida sin necesidad de sujetarse a
reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando los hechos y los
documentos en conciencia, fundando y motivando sus resoluciones no menos
cierto es que ello no los faculta a omitir el análisis de las pruebas que aporten las
partes.

217
TRIBUNALES UNITARIOS AGRARIOS. SENTENCIA PRONUNCIADA POR LOS.
DEBE CONTENER EL ANÁLISIS DE LAS PRUEBAS OBRANTES EN EL JUICIO.
El artículo 189, de la Ley Agraria, establece que las sentencias de los Tribunales
Agrarios se dictarán a verdad sabida sin necesidad de sujetarse a reglas sobre
estimación de las pruebas, sino apreciando los hechos y los documentos, según lo
estimaren en conciencia. Sin embargo, tal facultad de apreciación, no los exime de
analizar todas las pruebas obrantes en el juicio, así como tampoco los faculta para
dejar de expresar en su resolución, las razones por las cuales, a su juicio, éstas
merecen o no valor probatorio, como lo establece el precepto citado, por lo que al
omitir la responsable la valoración de las pruebas, violó el derecho de audiencia
establecido por el artículo 189, de la Ley Agraria, elevado a rango de garantía
individual, por el Artículo 14 Constitucional.

Primer Tribunal Colegiado del Quinto Circuito. Amparo directo 91/93.- Eloy Nabor
Arballo Zayas.- 5 de mayo de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: José R.
Cuevas Zavala.- Secretario: Carmen Alicia Bustos.

Amparo directo 42/93.- Comisariado Ejidal del Ejido Mariano F. Escobedo No. 1.-
25 de febrero de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: José Enrique Moya
Chávez.- Secretario: Jaime Ruiz Rubio.

Tribunal Colegiado en Materias Administrativas y de Trabajo del Séptimo Circuito.


Amparo directo 116/94.- Francisco Arias Rodríguez y Coagraviados.- 23 de marzo
de 1994.- Unanimidad de votos.- Ponente: Eliel E. Fitta García.- Secretario: Juan
Sosa Jiménez.

TRIBUNALES AGRARIOS. DEBE ANALIZAR Y RESOLVER TODAS LAS


CUESTIONES SOMETIDAS A SU CONSIDERACIÓN (INTERPRETACIÓN AL
ARTÍCULO 189 DE LA LEY AGRARIA). Si bien el artículo 189 de la Ley Agraria
dispone que las sentencias de los Tribunales Agrarios se dictarán a verdad sabida
sin sujetarse a reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando los hechos
y los documentos según lo estimen debido en conciencia, no por ello pueden dejar
de analizar y resolver sobre los puntos sujetos a su consideración conforme a la
litis planteada, pues el referido precepto legal no los exime de analizar los hechos
y apreciar las pruebas que obran en autos.

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito. Amparo directo


143/93.- Benjamín Salmerón Mendoza y otros.- 9 de julio de 1993.- Unanimidad de
votos.- Ponente: Víctor Manuel Campuzano Medina.- Secretario: David Fernando
Rodríguez Pateen.

SENTENCIA EN MATERIA AGRARIA. DEBEN RESOLVERSE A VERDAD


SABIDA LAS CUESTIONES QUE SE PLANTEAN ANTE LOS TRIBUNALES
AGRARIOS, BASÁNDOSE EN EQUIDAD Y LA BUENA FE. De conformidad con
el artículo 189 de la Ley Agraria en vigor, las sentencias de los Tribunales Agrarios
se dictarán a verdad sabida, entendiéndose por la que conduce a resolver pleitos,

218
acorde con las constancias de los autos sin detenerse a formalidades, ni sujetarse
a reglas sobre estimación de las pruebas, sino inspirándose en la equidad y en la
buena fe, de tal suerte que la fundamentación y la motivación de las mismas
apoyen las razones vertidas en los considerandos del fallo.

Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito. Amparo directo 175/93.- Reyes
Carlín Rancel.- 13 de mayo de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: María del
Carmen Arroyo Moreno.- Secretario: José de Jesús Ortega de la Peña.

PRUEBAS, APRECIACION DE LAS. POR LOS TRIBUNALES AGRARIOS.- Del


texto del artículo 189 de la nueva Ley Agraria, se desprende que los Tribunales
Agrarios no están obligados a valorar las pruebas conforme a reglas
abstractamente preestablecidas, toda vez que se le capacita incluso para emitir el
fallo a verdad sabida, apreciando los hechos y los documentos según lo estimaren
debido en conciencia. Ahora bien, esta atribución no implica que en los juicios
agrarios la verdad histórica penda por entero del íntimo convencimiento de
aquellos Tribunales, al extremo de considerarlos autorizados para dictar una
sentencia sin apoyo objetivo. Apreciar en conciencia los hechos es pesar con justo
criterio lógico el valor de las pruebas rendidas con la finalidad de acreditarlos,
pues la conciencia que debe formarse para decidir el conflicto, ha de ser
precisamente el resultado del estudio de esos elementos para justificar la
conclusión obtenida, y nunca puede consistir en la sola creencia o convicción
puramente subjetiva del que juzgue.

Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito.- Amparo directo


573/93.- Albertina Camacho García.- 26 de octubre de 1994.- Unanimidad de
votos.- Ponente: Abraham S. Marcos Valdés.- Secretario: Manuel González Díaz.-
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 8ª, Vol. Tomo. XIV-diciembre 1994, pág. 424. Núm. Tesis o Clave XXIII.1º.
9 A.

PRUEBAS, APRECIACIÓN DE LAS. POR LOS TRIBUNALES AGRARIOS.- Si


bien el artículo 189 de la Ley Agraria autoriza a los Tribunales Agrarios para dictar
sus sentencias a verdad sabida, sin necesidad de sujetarse a las reglas sobre
estimación de las pruebas, “sino apreciando los hechos y los documentos según
los tribunales lo estimaren debido en conciencia, fundando y motivando sus
resoluciones”; tal precepto legal no los faculta para alterar los hechos o el
contenido de las pruebas en que apoyan sus decisiones.

Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito.-


Amparo directo 1/95.- Sabino Vázquez Ibarra.- 5 de abril de 1995.- Unanimidad de
votos.- Ponente: José Manuel Mojica Hernández.- Secretario: Héctor Salazar
Gutiérrez.
Véase: Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, segunda
parte, Tesis 1495, página 2384.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 9ª. Vol. Tomo. I-mayo 1995, pág. 395. Clave o Núm. Tesis III.2º.A.2 A.

219
PRUEBAS PARA MEJOR PROVEER EN EL JUICIO AGRARIO. LA FACULTAD
DEL TRIBUNAL ORDINARIO NO ES OMNÍMODA.- La facultad que el artículo 186
de la Ley Agraria en vigor otorga a los Tribunales Agrarios, no debe ejercerse de
manera caprichosa ni queda sujeta a su libre parecer, porque la intención del
legislador estriba en que la potestad de ordenar la práctica, ampliación o
perfeccionamiento de cualquier diligencia conduzca al mejor conocimiento de la
verdad; es decir, no es una facultad absoluta e indiscutida, sino discrecional y
ponderada, sujeta siempre a las reglas de la lógica y el raciocinio. De suerte que si
el Tribunal Agrario al resolver la controversia suscitada en torno al reconocimiento
de derechos agrarios, manifiesta tener duda acerca de la autenticidad de los
documentos relacionados con el nombramiento de sucesores preferentes por
parte del titular de los derechos agrarios, y a pesar de ello no ordena la práctica de
la pericial, viola el citado precepto legal y por consiguiente las garantías
individuales contenidas en los artículo 14 y 16 constitucionales, pues para llegar al
conocimiento de la verdad es ineludible mandar el desahogo de la prueba pericial,
por ser la idónea para esos menesteres, aún cuando las partes no la hayan
ofrecido con base en la facultad que le otorga el mencionado artículo del Código
Agrario.

Segundo Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito.- Amparo directo 888/94.- María
de la Luz López viuda de Manríquez.- 25 de enero de 1995.- Unanimidad de
votos.- Ponente: Leandro Fernández Castillo.- Secretario: Omar René Gutiérrez
Arredondo.- Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la
Federación. Época 8ª, Vol. Tomo. XV-II-febrero 1995, pág. 251. Núm. Tesis o
Clave IV.2º69 A.

Principio de Libre Valoración de la Prueba. Este principio rector del Proceso que
nos ocupa se contempla en el artículo 189 de la Ley Agraria y que consiste en la
facultad legal que tiene el Magistrado Agrario para valorar la prueba apreciando
los hechos alegados y probados por las partes en conciencia, con la única
condición de fundamentar y motivar sus Resoluciones y Sentencias.

Principio de la Administración de la Prueba. Está prevista en el artículo 187 de


la Ley Agraria, éste numeral impone la carga procesal a las partes para probar los
hechos constitutivos de sus pretensiones, excepciones y defensas y únicamente
por excepción a dicha regla el Tribunal podrá coadyuvar en la administración de la
prueba siempre que en su consideración alguna de las pruebas ofrecidas resulte
esencial para el conocimiento de la verdad ante él planteada y se reúnan al efecto
las exigencias legales establecidas en el numeral que se comenta.

5.2.24. Principio De Gratuidad.

El jurisdicente López Escutia, explica, al respecto:

“El tratamiento social que rige el proceso agrario para lograr un equilibrio entre
las partes procesales y sobre todo de la parte más débil se sustenta en la filosofía

220
social de que no hay mayor injusticia que la de tratar a los iguales como
desiguales, y a los desiguales como iguales. De ahí que atento al principio
constitucional que garantiza el acceso a la justicia, y siendo el proceso agrario, un
proceso social con sólidos fundamentos económicos y sociales, debe asegurar a
los campesinos de escasos recursos económicos, sus aspiraciones de justicia
social en el campo. Por ello se prevé en nuestra legislación:

- La defensa técnica gratuita, como garantía del justiciable de debida


defensa y debido proceso.
- La proscripción de la obligación del pago de gastos y costas
judiciales.” 270

Principio de Gratuidad. Está previsto en el artículo 179 de la Ley Agraria en el


sentido de que las partes podrán acudir al asesoramiento jurídico de los
defensores de la Procuraduría Agraria para evitar que éstas eroguen gastos por
conceptos de honorarios profesionales en sus planteamientos y defensas ante los
órganos jurisdiccionales de la especialidad.

5.2.25. Principio Itinerancia o Desplazamiento Del Tribunal.


110

El Lic. López Escutia lo denomina principio de Itinerancia o Desplazamiento del


Tribunal y expresa:

“Que propicia que el magistrado no sea juez de escritorio, sino que salgan de
su sede a realizar actuaciones, evacuar pruebas, tener contacto directo con el
medio en el que se origina la controversia y, al propio tiempo es un medio de
favorecer: el acceso a la justicia, la gratuidad de ésta, la rapidez en el despacho la
acentuada inmediación, concentración e identificación del magistrado que conoce
y debe resolver. Este es ya, un elemento importante en la Nueva Cultura de la
justicia agraria que se está forjando en nuestro país.” 271

Por su parte el jurista Sergio García Ramírez, lo denomina desplazamiento del


tribunal y al efecto comenta:

“Posible aludir a la justicia itinerante, - o de la celeridad en la solución de los


conflictos. La vigente legislación agraria ha introducido la posibilidad de que los
tribunales salgan de su sede – en el doble sentido de población de residencia y
local en el que se halla el domicilio oficial y en el que se desahogan, en principio,
los actos procesales – para realizar actuaciones en otros lugares, siempre dentro
del ámbito de competencia material que corresponda al tribunal itinerante.” 272

270 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit. páginas. 69 -70.


271 Ibidem. página. 70.
272 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. página. 93.

221
La itinerancia es un medio de favorecimiento del acceso a la justicia, de rapidez
en el despacho jurisdiccional y acentuada inmediación, pues bajo esta modalidad
de ejecución de actos procesales no son los participantes quienes van al tribunal,
sino es el tribunal quien llega a donde se hallan éstos. Es impropio confundir la
itinerancia con el simple traslado del tribunal fuera de su domicilio para la
realización de algún acto que es imposible practicar en él, como una inspección
judicial o la toma de declaración de quien está impedido para concurrir al tribunal.

La itinerancia implica un programa amplio, bien meditado y oportunamente


autorizado para la realización de numerosas diligencias en lugares previamente
determinados. Comprende recepción de promociones, desahogo de pruebas,
audiencia de alegatos y citación para sentencia. No se autoriza la emisión de
sentencia (artículo 57 del Reglamento de la Ley Orgánica), prohibición que
obedece, evidentemente, a la necesidad de evitar presiones sobre la autoridad en
lo que respecta a ese acto decisorio, que se han producido, con alguna frecuencia,
en el caso de otras funciones públicas.

También corresponde mencionar ahora otra figura propia de la justicia agraria,


que no tiene correspondencia en los demás órdenes jurisdiccionales en México.
Me refiero a la existencia de sedes alternas de los tribunales, además de las
sedes primordiales. Hay casos en que un tribunal unitario extiende su competencia
territorial a dos Estados de la Federación, o a varias regiones de uno solo, que
poseen, cada una, características propias. En tales supuestos se han instituido
sedes alternas, en las que despachan sistemática y periódicamente los
magistrados, para favorecer el acceso de los justiciables de esos otros Estados o
región.

Principio de Itinerancia. Este principio rector del proceso Agrario se encuentra


regulado en los artículos 56 a 58 del Reglamento Interno de los Tribunales
Agrarios y consisten en que el Magistrado Agrario podrá administrar justicia
Itinerante fuera de su sede permanente y en cualquier lugar dentro de su
competencia territorial pero únicamente para la celebración de la Audiencia de Ley
prevista en el artículo 185 de la Ley Agraria a excepción de lo relativo a la emisión
de Resoluciones y Sentencias las que únicamente podrá pronunciar válidamente
el Juzgador con la sede permanente de éste.

5.2.26. Principio De Facultades De Fallar Extra y Ultrapetita.

Respecto a este principio, López Escutia, expone:

222
111

“Que consiste en que el magistrado está facultado para resolver más allá de lo
pedido por las partes, en base a lo debatido y probado en el proceso; con ello se
busca la nivelación social del proceso, por desigualdades culturales y económicas
de las partes. Si los hechos están relacionados con la litis, están controvertidos y
suficientemente probados, el juez, puede reconocer derechos más allá de lo
pedido o por fuera de lo pedido, sin que una demanda mal formulada o interpuesta
sea un obstáculo para un fallo equitativo.” 273

Dicho autor justifica el principio en estudio, cuando señala:

“Si bien es cierto, la suplencia de la deficiencia de la demanda, es limitada en


nuestro proceso agrario actual, sería deseable ampliar este principio aplicado con
toda esa amplitud como facultad-obligación de los jueces de Distrito en el amparo
agrario indirecto, que se hacía extensivo a la recepción o proveer para mejor
probar, y que hoy no es posible su aplicación, en esta vía, en el amparo directo
por la naturaleza y características de éste.” 274

Finalmente concluye en la forma siguiente:

“En suma, consideramos que en la hora actual, el cambio en la concepción


agraria del país no sólo requiere quien finiquite lo viejo, sino también quien
encauce lo nuevo, pues además que quedan diversas cuestiones pendientes de
resolver respecto al pasado, hay también algunas asignaturas que corresponden
al presente y aún no han sido abordadas y otras más, enfocadas al futuro que se
deben prever. Esta coyuntura presenta una oportunidad inmejorable para
instrumentar, por la vía agraria, estrategias concretas de desarrollo sustentable y
de una justicia agro-ambiental especializada que tutele con eficacia, oportunidad y
con justicia-equidad, los valores económicos, sociales y culturales consagrados en
nuestra Ley Fundamental.” 275

5.2.27. Principio De Economía.


112

“En el proceso agrario se busca, y así se está logrando, que el mismo se realice
con el menor dispendio de tiempo, dinero y energías.”276

A pesar del objetivo de dicho principio, la realidad refleja que en la actuación de


los Tribunales Agrarios, acontece precisamente lo contrario.

Principio de Economía Procesal. Este principio descansa en la exposición de


motivos del Decreto de Reformas al artículo 27 Constitucional en Materia Agraria

273 LÓPEZ ESCUTIA, Luis Ángel. Op. Cit. páginas. 70-71.


274 Ídem.
275 Ídem
276 DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Op. Cit. página. 158.

223
de 1992, consiste en que busca que el Proceso Agrario se realice con menos
tiempos con la substanciación del mismo, tratando de evitar menos cargas
onerosas para las partes y en cierta forma de hacer más ágil la substanciación y
resolución de los asuntos Agrarios. En la práctica forense diaria podemos observar
que éste principio no cobra vigencia alguna porque en el Proceso Agrario sucede
precisamente lo contrario a que dicho principio trata de evitar que acontezca.

Principio de Unicidad. Consiste en que el Proceso Agrario es único por lo tanto


tiene uniformidad e identidad y su diversidad únicamente es en cuanto a sus
variados procedimientos, es decir existe un solo proceso con 2 etapas, la
Instrucción y la de Juicio cuya realización en la substanciación de cualquier acción
Agraria que los justiciables hagan valer es idéntica en cuanto a sus prevenciones
previstas en el artículo 185 de la Ley Agraria lo que le otorga a dicho proceso su
característica de unicidad.

5.3. Otros Principios Que Se Destacan En La Investigación:

5.3.1. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Artículo 27


fracción XIX. (6 de enero de 1992).

Del análisis de éste precepto fundamental destacan los siguientes principios:

5.3.1.1. Principio de Expeditez.

El Principio de Expeditez tiene su fundamento en la exposición de motivos de la


iniciativa Presidencial presentada a la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión, el día 7 de noviembre de 1991. Encuentra su naturaleza constitucional en
el vigente texto del artículo 27 Constitucional, fracción XIX, párrafo primero.

Tiene como objetivo hacer más ágil el proceso agrario, destruyendo todo
obstáculo que tienda a paralizarlo, salvo los casos previstos por la Ley.

5.3.1.2. Principio de Honestidad.

Esta prevista la honestidad para la impartición de la justicia agraria en el párrafo


primero de la fracción XIX del artículo 27 constitucional. Esta máxima legal impone
a los Magistrados agrarios y a sus subalternos la obligación de ser honestos en la
atención y solución de la conflictiva social en la materia. Para garantizar de alguna
forma lo anterior, cabe comentar que los funcionarios y servidores públicos de los
Tribunales Agrarios en México, gozan de magníficos sueldos comparados éstos
con los de otros funcionarios de similares jerarquías jurisdiccionales.

5.3.1.3. Principio de Seguridad Jurídica.

Se instituyó en el párrafo primero fracción XIX del artículo 27 constitucional.


Tiene como finalidad “garantizar la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra

224
ejidal, comunal y de la pequeño propiedad”. Este principio sienta las bases para
generar certidumbre en la propiedad social de ejidos y comunidades, alentando la
inversión de capital al prever la regularización de la tenencia de la tierra, así como
la Constitución de sociedades civiles mercantiles en el campo, lo cual antes de
1992 estuvo prohibido lo que llevo al campo a un estancamiento de su desarrollo
el cual se pretende reactivar con los nuevos objetivos de la Reforma Agraria
vigente.

5.3.1.4. Principio de Autonomía.

La autonomía es una característica del Magistrado Agrario que le es otorgada


por el artículo 27, fracción XIX, párrafo segundo de la Constitución y que consiste
en la independencia que desde el punto de vista formal debe tener el órgano
jurisdiccional agrario para resolver los litigios de su conocimiento conforme a
derecho. Este postulado termina con el carácter paternalista que caracterizó a la
justicia agraria en el pasado reciente, donde la Autoridad Agraria tuvo al mismo
tiempo carácter de Juez y Parte y en las Resoluciones que ésta dictó prevaleció
siempre la negociación política y no el estado de derecho.

5.3.1.5. Principio de Plenitud de Jurisdicción.

Principio De Plenitud De Jurisdicción. Dicho principio se localiza en el artículo


27 Constitucional.

AGRARIO AUTORIDADES RESPONSABLES. AL DICTAR SUS


RESOLUCIONES DEBEN TOMAR EN CONSIDERACIÓN LAS EJECUTORIAS
DE AMAPARO RELATIVAS. Si en diverso juicio de garantías se concedió a la
quejosa el amparo y protección de la Justicia Federal para que le oyera en el
procedimiento agrario, al no haber tomado en consideración la responsable la
mencionada ejecutoria en la resolución reclamada, debe concederse la protección
constitucional para el efecto de que se deje insubsistente dicha resolución y,
subsanando esa omisión, resuelva lo que en derecho proceda con plenitud de
jurisdicción.

Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito. Amparo en revisión. 582/87.-


Guadalupe Ramírez T.- 28 de enero de 1988.- Unanimidad de votos.- ponente:
José Galván.- Secretario: Jorge Núñez Rivera.- Semanario Judicial de la
Federación, Julio de 1994.

5.3.1.6. Principio de Procuración de Justicia Agraria.

Se analiza conjuntamente con el principio de especialización.

5.3.1.7. Principio de Especialización.

225
Estos principios en conjunto encuentran su naturaleza jurídica en el artículo 27
fracción XIX de la Constitución Federal vigente. Constituyen la filosofía del
Derecho Social Agrario y cuyo objetivo primordial en forma armónica e integral es
arraigar la agilidad y celeridad de la resolución de los asuntos agrarios por parte
de los órganos jurisdiccionales creados para ello imponiéndolos a éstos la
característica de la honestidad a fin de que su actuación y fallos definitivos
conlleven a la Seguridad Jurídica en la Tenencia de la Tierra del Campo
Mexicano; para garantizar lo anterior la norma Suprema otorga autonomía y Plena
Jurisdicción a dichos Tribunales Agrarios, los que de manera ex profeso fueron
creados para resolver la conflictiva Social Agraria, circunstancia que los coloca
como órganos especializados en la disciplina de nuestro interés, reforzando lo
anterior la norma fundamental con el establecimiento a cargo de la Ley
reglamentaria de una Procuraduría de Justicia Agraria.

5.3.2. Ley Agraria.

Del estudio y análisis de los artículos 186, 188, 189, 191, 195, 198 y 200 de
ésta Ley, además del principio de verdad sabida destacan los siguientes:

5.3.2.1. Principio de la Verdad Histórica.

Significa que en materia agraria se debe buscar el origen del problema y sus
efectos tal y como en realidad hayan acontecido, haciendo a un lado la verdad
formal que las partes pueden probar. Lo anterior siempre y cuando no se atente
contra el principio del Equilibrio Procesal que muchas de las veces ha quedado
reducido a la nada jurídica por la nula defensa que del mismo realizan las partes y
el Magistrado Agrario.

5.3.2.2. Principio de Equilibrio Procesal.

El Principio De Equilibrio Procesal lo encontramos inmerso en el artículo 186


párrafo 3º de la Ley Agraria. Tiene como finalidad equilibrar los intereses de los
contendientes e implica la imparcialidad del Magistrado en el desarrollo del
Proceso y de su Resolución.

5.3.2.3. Principio de Exhaustividad.

Éste principio procesal lo encontramos dentro del artículo 188 de la Ley Agraria.

Este principio consiste en que los Tribunales Agrarios al dictar sus Sentencias o
Resoluciones deben analizar, valorar, motivar y fundamentar de manera
exhaustiva todos y cada una de las Constancias que integra cada Proceso Agrario
respectivo.

5.3.2.4. Principio de Fundamentación.

226
Está previsto en el artículo 189 de la Ley Agraria. Consiste en que el Resolutor
Agrario debe establecer con toda precisión los fundamentos legales en los cuales
apoya su veredicto definitivo.

5.3.2.5. Principio de Motivación.

Previsto en el artículo 189 de la Ley in fine. Consiste en la obligación que tiene


el Resolutor Agrario de motivar es decir razonar con argumentos lógicos y
jurídicos la valoración y desvaloración de pruebas para concluir con el dictado de
una Sentencia o Resolución Definitiva apegada a los principios de la lógica
Jurídica de manera tal que dicha Resolución o Sentencia contenga criterios
Jurídicos sustentados en la Probidad y rectitud del Resolutor.

5.3.2.6. Principio de Objetividad.

Este principio de carácter procesal como el de imparcialidad previstos en los


artículos 170 y 178 de la Ley Agraria. Constituyen propiamente una obligación
para la Procuraduría Agraria en su actuación. Por la relevancia de éste principio el
mismo debe ser considerado como propio de los Tribunales Agrarios, a fin de que
el mismo sujete a éstos a pronunciar una Sentencia o Resolución objetiva y yendo
de la mano a los principios de Inmediación y Verdad Sabida ya comentados.

5.3.2.7. Principio de Eficacia.

Está previsto en el artículo 191 de la Ley Agraria al igual que el de Inmediatez y


su alcance es en cuanto a la Ejecución de las Sentencias Agrarias por parte de los
Magistrados Agrarios. De fundamental importancia resulta éste principio ya que si
una Sentencia no se logra ejecutar por ninguno de los medios y mecanismos
legales que al efecto establece la norma agraria, pierde en todo caso razón de ser
el Proceso Agrario que culmina con el dictado de la Sentencia Definitiva y la
eficacia precisamente adquiere vigencia cuando el Resolutor con toda prudencia,
sagacidad, efectividad e inmediatez hace cumplir su propia determinación.

5.3.2.8. Principio de Inmediatez.

Este principio implica la celeridad o agilidad de la resolución de los procesos por


parte de los Magistrados Agrarios como responsables éstos, de su dirección. No
tiene vigencia en la praxis ya que en ésta, no se observan los términos legales
establecidos para cada actividad procesal, ello por múltiples motivos que ya se
comentaron en otra parte de éste trabajo.

5.3.2.9. Principio de Impugnación.

Está previsto en los artículos 198 y 200 de la Ley Agraria. Consiste en que toda
Resolución o Sentencia Definitiva de los Tribunales Agrarios puede ser impugnada
por el justiciable que se manifieste inconforme con la misma ante el superior

227
jerárquico de un Unitario Agrario en el caso del Recurso de Revisión al que alude
el numeral 198 de la Ley comentada o bien ante los órganos del Poder Judicial
Federal cuando el objeto sea combatir Sentencias Definitivas de los Tribunales
Agrarios en general fuera de los casos a que se refiere el numeral mencionado y
que se ubiquen en el planteamiento hipotético establecido en el párrafo II del
artículo 200 de la multicitada Legislación Agraria.

5.3.3. Ley Orgánica de Los Tribunales Agrarios.

Del análisis del artículo 1º de éste cuerpo normativo orgánico destacan los
siguientes:

5.3.3.1. Principio de Autonomía y Plena Jurisdicción.

El primero de estos principios, se comentó líneas arriba, en cuanto al segundo,


se reitera que la administración de justicia debe ser apegada a derecho sin
atavismos a circunstancias políticas coyunturales como aconteció en el pasado
reciente. La plena jurisdicción lleva aparejada la independencia y libertad del
juzgador para resolver inclusive a verdad sabida.

5.3.3.2. Principio de Especialización.

Este principio fue comentado en el acápite 5.3.1.7. Se reitera que los


Magistrados agrarios y sus subalternos, deben ser expertos en materia de derecho
agrario, a fin de garantizar una administración de justicia más justa y apegada a
las normas del Derecho Social, acudiendo a la supletoriedad de normas
sustantivas y adjetivas de tipo civil, solo en casos excepcionales que la norma
agraria no prevea en cuanto alguna figura o situación jurídica que la misma debe
considerar por lo que solo deben servir dichas normas supletorias para
complementar las disposiciones del derecho agrario pero nunca para sustituirlas
en modo alguno y de manera total como en efecto así a sucedido en muchos
asuntos ventilados en varios de los Tribunales Agrarios. La especialización implica
también la capacitación y actualización constante de dichos funcionarios en el
conocimiento del marco legal agrario, de la doctrina y de la jurisprudencia en la
materia.

5.3.3.3. Principio de Atracción.

Está previsto en el artículo 10 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios,


consiste en la facultad discrecional que dicha norma jurídica otorga al Tribunal
Superior Agrario para poder Conocer “de los Juicios Agrarios que por sus
características especiales así lo amerite”. Dicha facultad de atracción podrá
ejercitarse oficiosamente o a petición fundada del Procurador Agrario.

5.3.3.4. Principio de Secrecía. (actuaciones y documentos, pliegos)

228
Está previsto en el artículo 22 fracción VII de la Ley Orgánica de los Tribunales
Agrarios, consiste en que ciertos documentos y valores relacionados con la
controversia agraria se deben guardar en el secreto del Tribunal y mantenerse
bajo custodia, reserva y confidencialidad hasta el momento procesal oportuno en
que por necesidades de la actividad procesal se requiera terminar con dicha
función de secrecía.

5.3.3.5. Principio de Honradez y Lealtad.

Están previstos en conjunto en el artículo 28 de la Ley Orgánica de los


Tribunales Agrarios y en el artículo 71 del Reglamento Interno de dichos Órganos
Jurisdiccionales. Consisten en la obligación que ésta norma jurídica impone a los
Magistrados, Secretarios de Acuerdos para excusarse del conocimiento de los
asuntos cuando existan algunos de los impedimentos legales que para tal efecto
establece la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. Así también se
establece la prohibición para dichos funcionarios en el sentido de excusarse sin
causa legítima del conocimiento de los asuntos puestos a su consideración.

5.3.4. Reglamento Interno de los Tribunales Agrarios.

Del análisis efectuado al Reglamento Interno de los Tribunales Agrarios,


específicamente de su artículo 71, destacan cinco principios que los Servidores
Públicos de dichos órganos jurisdiccionales tienen la obligación de salvaguardar; a
saber:

5.3.4.1. Principio de Legalidad.

Este principio procesal impone a la Autoridad Agraria, la obligación de ajustar su


actuación al marco legal aplicable.

5.3.4.2. Principio de Honradez.

Este principio procesal se comentó ya en el acápite 5.3.3.5 de éste estudio.

5.3.4.3. Principio de Lealtad.

De la misma forma éste principio procesal ya fue comentado con antelación en


otra parte de éste trabajo.

5.3.4.4. Principio de Imparcialidad.

Impone la obligación al Magistrado agrario de conducirse con toda rectitud y


cuidar el equilibrio de los intereses jurídicos de las partes en los procesos a fin de
ser más confiable el acceso a la justicia para los sujetos agrarios y terminar con
los vicios que en la especie caracterizaron a la justicia agraria de tipo
administrativo hasta antes de 1992.

229
5.3.4.5. Principio de Eficiencia.

Previsto en el artículo 171 del Reglamento Interno de los Tribunales Agrarios.


Consiste en la obligación que tienen los Servidores Públicos de los Tribunales
Agrarios de Actuar Eficientemente “en el desempeño de su empleo, cargo o
comisión”. Bajo éste principio la actuación de los Servidores Públicos debe ser
diligente, transparente, profesional y con mística de servicio por lo que debe
desterrarse la sola idea de la existencia de una tramitología en los Procesos
Agrarios que puedan dar nacimiento a la negligencia Burocrática que ha
caracterizado a los Servidores Públicos en la Administración Pública en General
de nuestro país con algunas excepciones desde luego pero con matices
incipientes y parciales.

5.3.5. Principio De Fijación De La Litis. Encuentra su fundamento en el


artículo 181 de la Ley Agraria. Se citan las siguientes tesis jurisprudenciales:

LITIS, FIJACIÓN DE LA. PROCEDIMIENTO AGRARIO. De lo preceptuado en el


artículo 181 de la Ley Agraria, se obtiene que el Tribunal Agrario prevendrá al
accionante, al momento de la presentación de su demanda, para que subsane las
irregularidades u omisiones de que ésta adolezca, brindándole oportunidad para
corregirlas dentro de ocho días siguientes, de donde resulta que en la audiencia a
que se refiere el artículo 185 de la propia Ley, deben precisarse todas las acciones
y excepciones que las partes quisieran hacer valer, estableciéndose, precisamente
en esta etapa, la litis a la cual deberá ceñirse la autoridad al dictar la resolución
correspondiente, y si el Magistrado responsable, al momento de resolver el
conflicto puesto a su consideración introduce cuestiones que no se puntualizaron
en la litis, haciendo valer en la sentencia oficiosamente acciones diversas a las
planteadas por las partes en la audiencia diferida, resulta evidente que con su
actuación transgredí las garantías constitucionales de los demandados.

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito. Amparo directo 69/94.- Simón
Ramírez Puente y coagraviados.- 13 de abril de 1994.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Enrique Rodríguez Olmedo.- Secretario: Leticia R. Celis Saucedo.

LITIS, FIJACIÓN DE LA. PROCEDIMIENTO AGRARIO.- De lo preceptuado por el


artículo 181, de la nueva Ley Agraria, se obtiene que el Tribunal Agrario prevendrá
al accionante, al momento de la presentación de su demanda, para que subsane
las irregularidades u omisiones de que esta adolezca, brindándole oportunidad
para corregirla dentro de los ocho días siguientes, de donde resulta que en la
audiencia a que se refiere el artículo 185 de la propia Ley, deben precisarse todas
las acciones y excepciones que las partes quisieren hacer valer, estableciéndose,
precisamente en esta etapa, la litis a la cual deberá ceñirse la autoridad al dictar la
resolución correspondiente, y si el magistrado responsable, al momento de
resolver el conflicto puesto a su consideración introduce cuestiones que no se
puntualizaron al fijarse la litis, haciendo valer en la sentencia oficiosamente
acciones diversas a las planteadas por las partes en la audiencia referida, resulta

230
evidente que con su actuación transgrede las garantías constitucionales de los
demandados.

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito.- Amparo directo 69/94.- Simón
Ramírez Puente y coagraviados.- 13 de abril de 1994.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Enrique Rodríguez Olmedo.- Secretaria: Leticia R. Celis Saucedo.-
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación.
Época 8ª, Vol. Tomo XIII-mayo de 1994 pág. 473. Núm. Tesis o Clave VIII.2º.35 A.

5.3.6. Principio De No Variación De La Acción. Con respecto a éste principio


citamos la siguiente tesis jurisprudencial:

AGRARIO. VARIACIÓN IMPROCEDENTE DE LA ACCIÓN, FIJADA LA LITIS. Es


cierto que el órgano jurisdiccional tiene facultades para encuadrar técnicamente en
el precepto de derecho las acciones que se ejerciten atento al principio de que a
las partes corresponde narrar los hechos y al juzgador la aplicación del derecho,
sin embargo, no menos verdad resulta, que tal principio rige en el caso de que
habiéndose denominado una acción no se precisa el numeral que la contempla, o
bien cuando sin nombrar la acción que se hace valer, se exponen claramente la
clase de prestaciones que reclaman, ante lo cual el juzgador deberá precisar tanto
el precepto que contiene la hipótesis que contempla los hechos narrados como el
tipo de acción que se intenta; pero, desde luego, la facultad del órgano
jurisdiccional no llega al extremo de variar la específica acción intentada,
condenando a prestaciones no deducidas en el juicio, puesto que ello implica
desatender la litis propuesta por las partes, en violación franca a las garantías
individuales.

Segundo Tribunal Colegiado del Octavo Circuito. Amparo directo 69/94.- Simón
Ramírez Puente y coagraviado.- 13 de abril de 1994.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Enrique Rodríguez Olmedo.- Secretaria: Leticia R. Celis Saucedo.-
Semanario Judicial de la Federación, mayo de 1994.

De lo expuesto, se concluye que en general los Principios rectores en el


Proceso Agrario son: Principio de Legalidad, de Instancia o iniciativa de Parte,
Igualdad entre las Partes, de Defensa Material, de Verdad Material o Verdad Real,
de Oralidad, de Celeridad o Expeditez o Prontitud, de Concentración, de
Publicidad, de Inmediación, de Conciliación o Composición Amigable, de
Congruencia, de Probidad, de Impulso Procesal, de Moralidad, de Suplencia de
los Planteamientos de Derecho, de Defensoría de Oficio, de Escritura, de Lealtad,
Facultades del Juez y Poder de Saneamiento, de Libre Administración de la
Prueba o Libre Valoración Probatoria, de Gratuidad, de Itinerancia o
Desplazamiento del Tribunal, de Facultades de Fallar Extra y Ultrapetita, de
Disposición o de Oficiosidad o de Excelencia, de Economía Procesal o Unicidad,
de Imparcialidad, de Supletoriedad o Tutela, Inquisitorio u Oficioso, de Objetividad,

231
de Conocimiento de la Verdad, de Profesionalismo e Independencia, de Nemo
Judex Sine Actore, de Oportunidad, de Seguridad, de Fortaleza Jurídica al Campo,
Honestidad, Seguridad Jurídica, Justicia Agraria, Autonomía y Plenitud de
Jurisdicción o Plena Jurisdicción, Especialización, de Atracción, de Secrecía, de
Honradez, de la Verdad Histórica, de Equilibrio Procesal, de Exhaustividad, de
Fundamentación, de Motivación, de Eficacia, de Inmediatez, de Impugnación, de
Eficiencia, Fijación de la Litis, de no variación de la Acción.

5.4. Los Principios Del Juicio Agrario Y Los Principios Del Juicio Constitucional.

5.4.1. Principios Constitucionales Del Juicio de Amparo y Su Relación Con


Los Principios Del Proceso Agrario. (Artículos 103 y 107 Constitucionales).

El artículo 103: establece: los Tribunales de la Federación resolverán toda


controversia que se suscite:

I.- Por leyes o actos de la autoridad que violen las garantías individuales.

II.-Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía


de los estados.

III.-Por leyes o actos de las autoridades de éstos que invadan la esfera de la


autoridad federal.

Por su parte el artículo 107 en esencia:

a) Detalla los principios reguladores del amparo, lo cual facilita su


reglamentación.
b) Regula definitivamente el amparo directo que procede ante la Corte o ante el
Tribunal Colegiado, contra, sentencias definitivas en materia civil y penal, así
como agraria.
c) Delimita la procedencia del amparo indirecto (de él conocen los jueces de
distrito) contra leyes y todo tipo de actos que no sean sentencias definitivas
que resuelvan el asunto en lo principal.
d) Aclara que el amparo indirecto procede contra autoridades judiciales por
actos fuera de juicio, después de concluido este; o bien dentro de juicio,
cuando tuvieren sobre las personas o las cosas, una ejecución de imposible
reparación y cuando el amparo se pida por persona extraña al juicio.

Ahora bien, dentro de estos principios Constitucionales se pueden señalar


esencialmente:

a) Principio de instancia de parte agraviada.


b) Principio de la existencia de agravio personal y directo de carácter jurídico.
c) Principio de definitividad.

232
d) Principio de prosecución judicial.
e) Principio de relatividad de las sentencias.
f) Principio de estricto derecho.
g) Principio de la facultad de suplir la queja deficiente.

“Sin menoscabar todas y cada una de las anteriores características es


importante resaltar que, derivado de la dinámica que ha tenido la substanciación
de los juicios agrarios radicados en los Tribunales Agrarios, se ha hecho necesario
que muchas de las controversias de interpretación de preceptos contenidos en el
titulo décimo de la Ley Agraria y que se refiere concretamente al apartado
denominado de la justicia agraria, tengan que interpretarse por medio de las
autoridades jurisdiccionales competentes, en este caso por los Tribunales
Colegiados de Circuito y la Suprema Corte de justicia de la Nación, ello con motivo
de la interposición de juicios de amparo y con ello obtener, en algunos casos,
resoluciones que sirvan de precedentes para continuar resolviendo – apegado a
derecho y respetando las garantías de igualdad y seguridad jurídica – todas y
cada una de las controversias agrarias planteadas a los Tribunales Agrarios”. 277

5.4.1.1. Principio De Instancia De Parte Agraviada.


113

Se plasma en la fracción 1, del artículo 107 de la Constitución, y se encuentra


reglamentada en el artículo 4º de la Ley de Amparo.

Este principio es esencial, pues el gobernado es el titular de la acción, es decir,


que el particular (personas físicas y morales y por excepción los órganos del
gobierno del estado) tienen a su alcance el instrumento que es el juicio de amparo,
para hacer valer sus garantías individuales.

5.4.1.2. Principio De Existencia De Agravio Personal y Directo de Carácter


Jurídico.

Este “agravio” es el perjuicio que sufre el gobernado en su esfera de derechos


por el acto de autoridad de acto reclamado. Ahora bien, este agravio tiene que ser
personal, es decir, que el perjuicio que se cause, debe ser directo al quejoso para
que proceda la acción de amparo. El criterio legal a seguir por tener estrecha
vinculación es en el sentido de que el juicio de amparo únicamente puede seguirse
por la parte a quien perjudica el acto o la ley que se reclama.

En el caso de no darse este principio, por parte del quejoso, ocasionará que se
de la causal de improcedencia prevista en la fracción V, o bien la prevista en la

277 Ídem.

233
fracción VI, del artículo 73, con el consecuente sobreseimiento previsto en la
fracción III, del artículo 74, ambos de la Ley de Amparo.

5.4.1.3. Principio De Definitividad.

Lo regulan las fracciones III y IV, del artículo 107, de la Constitución.


Consistente en la obligación que tiene el quejoso de todos los recursos o
medios de defensa existentes en la ley que rige el acto reclamando antes de
iniciar la acción de amparo.

Con este principio se intenta dar oportunidad a los gobernados para impugnar
los actos de autoridad utilizando recursos ordinarios y que el amparo sea un medio
que proceda sólo en forma “extraordinaria” estos recursos ordinarios o juicios, que
es necesario agotar, deben tener por efecto modificar o revocar los actos que se
impugnen, pues si no tienen ese fin, su utilización no es obligatoria.

Aunque exista Jurisprudencia en el sentido de que no obstante la existencia de


un posible recurso contra los actos reclamados, se admita la demanda de amparo
sin perjuicio de que, después de esclarecida la duda, se decrete el
sobreseimiento, de esta manera si se analiza la improcedencia inicialmente, no se
admitirá la demanda, y si admitida se observa, se decretará el sobreseimiento.

Ahora bien, si la ley que rige el acto no establece recursos o medios de defensa
ordinario, la vía de amparo se encuentra expedita.

Cuando se impugna la inconstitucionalidad de una ley, procede la acción de


amparo sin respetar el principio de definitividad.

Al respecto se transcriben las siguientes tesis jurisprudenciales:

TRIBUNALES AGRARIOS. DEBE OCURRIRSE ANTE ELLOS PREVIAMENTE A


LA INSTAURACIÓN DEL JUICIO CONSTITUCIONAL.- Los actos emanados de
autoridades de la Secretaría de la Reforma Agraria deben ser combatidos ante los
tribunales agrarios existentes a partir de la fecha en que entro en vigor la nueva
legislación agraria, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 18 de la Ley
Orgánica de los Tribunales Agrarios, previamente a la instauración del juicio
constitucional, en acatamiento al principio de definitividad que prevé la fracción XV
del artículo 73 de la Ley de Amparo.

Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito.-


Recurso de revisión 773/92.- Arturo Gutiérrez Rodríguez.- 27 de enero de 1993.-
Unanimidad de votos.- Ponente: Antonio Uribe García.- Secretario: Pedro Luis
Reyes Marín.

234
Recurso de revisión 14/93.- Vidal Tronco Madruga.- 17 de febrero de 1993.-
Unanimidad de votos.- Ponente: Eliel E. Fitta García.- Secretario: Antonio Zúñiga.
Amparo en revisión 27/93.- Concepción Quinto viuda de Pereyra.- 10 de marzo de
1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: Tomas Enrique Ochoa Moguel.-
Secretaria: Adela Muro Lezama.
Amparo en revisión 165/93.- Ignacio López Uscanga, Pedro Herrera Castro e
Isaura Portugal Trinidad, presidente, secretario y vocal, respectivamente, del
Comité Ejecutivo Agrario del poblado “Mata Cabastro”, Municipio de Tlalixcoyan,
Veracruz.- 3 de junio de 1993.- Unanimidad de votos.- Ponente: Antonio Uribe
García.- Secretaria: Josefina del Carmen Mora Dorantes.
Recurso de revisión 50/94.- Felipa Méndez Hernández y coagraviados.- 20 de abril
de 1994.- Unanimidad de votos.- Ponente: Antonio Uribe García.- Secretario:
Pedro Luis Reyes Marín.
Fuente: Tribunales Colegiados de Circuito. Gaceta del Semanario Judicial de la
federación. Época 8ª, Vol. Tomo junio de 1994, pág. 71. Núm. Tesis o Clave
VII.A.T.J/29.

TRIBUNALES AGRARIOS. DEBE OCURRIRSE ANTE ELLOS, PREVIAMENTE A


LA INSTAURACIÓN DEL JUICIO CONSTITUCIONAL. (CONDICIONES).- Los
actos derivados de autoridades agrarias deben ser atacados ante los Tribunales
Agrarios existentes, a partir del día en que entró en vigor la nueva legislación
agraria, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 18 de Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios, previamente a la instauración del juicio de garantías en
acatamiento al principio de definitividad que prevé el numeral 73, fracción XV de la
Ley de Amparo, siempre y cuando, además de que conforme a la aludida Ley
Agraria se suspendan los efectos de dichos actos reclamados, a través de la
interposición del recurso o medio de defensa legal que hagan valer los agraviados,
sin exigir mayores requisitos que los que la Ley de Amparo establece para
conceder la suspensión definitiva, con independencia de que el acto en sí mismo
considerado, sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con la citada
Ley, concurran las circunstancias siguientes, a saber: a) Que los actos reclamados
actualicen alguna de las hipótesis legales estatuidas en el referido precepto 18 de
la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios; b) Que los agraviados no hayan
agotado, activa o pasivamente, una instancia (procedimiento mixto administrativo
mixto administrativo-judicial) al tenor de la Ley Federal de Reforma Agraria
derogada, pues la nueva Ley Agraria no creó ningún recurso para combatir los
actos dictados en dichos procedimientos, por las autoridades agrarias anteriores, a
las cuales substituyeron los actuales Tribunales Agrarios.

Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito.- Fuente: Tribunales


Colegiados de Circuito. Semanario Judicial de la Federación. Época 9ª. Vol. Tomo
II-septiembre 1995, pág. 620. Clave o Núm. Tesis XXII.4 A.

Tesis jurisprudencial cuyo rubro es del tenor siguiente que puede ser consultable
en el semanario judicial de la Federación y su gaceta, Novena Época, Tomo XI,
Pleno, Salas y Tribunales Colegiados de Circuitos, página 1101, Febrero 2000.

235
PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD. NO ESTA OBLIGADO A AGOTARLO CUANDO
EL QUEJOSO ES UN NÚCLEO DE POBLACIÓN EJIDAL, PUESTO QUE EL
ARTICULO 166 DE LA LEY AGRARIA, PARA EL OTORGAMIENTO DE LA
SUSPENSIÓN, EXIGE MAYORES REQUISITOS QUE LOS ESTABLECIDOS EN
EL LIBRO SEGUNDO DE LA LEY DE AMPARO, RELATIVO AL AMPARO EN
MATERIA AGRARIA.
CONTRADICCIÓN DE TESIS 52/2001-SS. RESULTANTE DE ENTRE LAS
SUSTENTADAS POR EL SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO
OCTAVO CIRCUITO Y EL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO
QUINTO CIRCUITO, DE LA VOZ SIGUIENTE:

NÚCLEOS DE POBLACIÓN EJIDALES O COMUNALES. NO ESTÁN


OBLIGADOS A AGOTAR EL JUICIO DE NULIDAD ANTES DE ACUDIR AL
AMPARO, EN VIRTUD DE QUE LA LEY AGRARIA ESTABLECE MAYORES
REQUISITOS QUE LOS PREVISTOS EN LA LEY DE AMPARO PARA
OTORGAR LA SUSPENSIÓN. Si bien es cierto que los artículos 107, fracción IV,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 73, fracción XV, de
la Ley de Amparo disponen que el juicio de amparo es improcedente cuando la
parte quejosa no agote, previamente, los medios de defensa, recursos o juicios
ordinarios que establezca la Ley del acto, por aplicación del principio de
definitividad, también lo es que admiten como excepción a éste el hecho de que el
recurso, juicio o medio de defensa ordinario, para suspender el acto impugnado,
exija mayores requisitos que los establecidos en la Ley de Amparo para tal efecto,
en cuyo caso la parte agraviada está en aptitud de acudir desde luego al juicio de
garantías. Ahora bien, si toma en consideración, por una lado, que de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 166 de la Ley Agraria los tribunales agrarios están
autorizados para acordar sobre la suspensión de los actos que puedan afectar a
los interesados hasta en tanto se resuelva el negocio en definitiva, al disponer
expresamente que al proveerse sobre dicha medida cautelar debe aplicarse, en lo
conducente, lo dispuesto en el libro primero, título segundo, capítulo III, de la Ley
de Amparo, y que en la aplicación de tales disposiciones de este ordenamiento
deben considerarse las condiciones socioeconómicas de los interesados para el
establecimiento de la garantía inherente a la reparación del daño e indemnización
que pudiere causarse con la suspensión si la sentencia no es favorable al quejoso
y, por el otro, que en la expresión “los interesados” deben entenderse
comprendidos tanto los ejidatarios o comuneros en particular como los núcleos de
población, es inconcuso que cuando un núcleo de población solicita al tribunal
agrario la suspensión del acto de autoridad y ese órgano jurisdiccional, en
términos del citado artículo 166 de la Ley Agraria, exija el otorgamiento de
garantía para reparar el daño e indemnizar los perjuicios que con esa medida
pudieran ocasionarse a tercero, si no se obtiene sentencia favorable, dicho
precepto excede los requisitos que establecen los diversos 233 y 234 de la Ley de
Amparo para decretar la suspensión, pues dichas disposiciones señalan que ésta
no requiere de garantía en ningún caso y en otros procede de oficio y se decreta
de plano, de manera que cuando acuden al amparo opera la excepción al principio

236
de definitividad mencionado, permitiéndoles que lo promuevan sin necesidad de
agotar el juicio de nulidad.

Contradicción de tesis 52/2001-SS. Entre las sustentadas por el Segundo Tribunal


Colegiado del Décimo Octavo Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Décimo
Quinto Circuito. 31 de octubre de 2001. Cinco votos. Ponente: Juan Díaz Romero.
Secretario: César de Jesús Molina Suárez.

Tesis de jurisprudencia 61/2001. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto


Tribunal, en sesión privada del nueve de noviembre de dos mil uno.

Novena Época
Instancia: Segunda Sala.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
Tomo: XIV, Diciembre de 2001.
Tesis: 2ª./J. 61/2001.
Página: 254.

5.4.1.4. Principio De Prosecución Judicial.

El juicio de amparo se tramitaba en todas sus etapas de acuerdo con el


procedimiento legal correspondiente.

5.4.1.5. Principio De Relatividad De Las Sentencias.

Consiste en que las sentencias de amparo sólo protegen al quejoso o quejosos


que litigan en el juicio y obligan únicamente a las autoridades señaladas como
responsables, aunque a este respecto, la Jurisprudencia de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha establecido, además a las autoridades que por razón de
sus funciones tengan que intervenir en la ejecución del fallo.

A este respecto, la fracción II, del artículo 107, de la Constitución vigente la


prevé cuando establece que “la sentencia será siempre tal que solo se ocupe de
individuos particulares, limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial
sobre el que verse la queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o
acto que la motivase” y así se reproduce en el artículo 76, de la Ley Amparo.

5.4.1.6. Principio De Estricto Derecho.

Este principio consiste en la obligación que tiene el Tribunal de Amparo, de


analizar los conceptos de violación hechos valer por el quejoso sin estudiar ni

237
hacer consideraciones de inconstitucionalidad, sobre aspectos que no contenga la
demanda.

5.4.1.7. Principio De La Facultad De Suplir La Queja Deficiente.

Este principio a diferencia del anterior, consiste en el deber que tiene el Juez o
Tribunal de Amparo de no concretarse a estudiar los conceptos de violación
expuestos en la demanda por el quejoso, sino en hacer valer oficiosamente
cualquier aspecto de inconstitucionalidad que encuentre respecto a los actos
reclamados.

Será esencial no confundir la suplencia de la queja deficiente con la corrección


del error que por equivocada citación o invasión de la garantía individual el
quejoso estime violada, sin cambiar los hechos expuestos en la demanda.

En este caso, de la queja deficiente, el Tribunal de Amparo podrá o deberá


perfeccionar la queja o demanda haciendo valer conceptos de violación que el
agraviado no incluyó. Esta facultad es perfectamente aplicable, a la materia
agraria si los quejosos o terceros perjudicados en su caso, son núcleos de
población ejidal o comunal, o bien se trate de ejidatarios o comuneros en
particular, de conformidad con lo que establece el artículo 107 Constitucional, 212
de la Ley de Amparo, y todo el capítulo que a partir de este artículo se refiere a la
materia agraria.

En conclusión y por lo que respecta al Proceso Agrario, obtenemos que en el


Título Décimo de la Ley Agraria se describe el juicio agrario, el cual se
complementa con las disposiciones del Código Federal de Procedimientos Civiles,
de aplicación supletoria en aquellos casos que no están suficientemente
regulados. Ahora bien, la aplicación supletoria del Código Federal no es
indiscriminada. Se limita por dos factores que recoge el artículo 167 de la Ley
Agraria. Por una parte, para que haya supletoriedad es necesario que la institución
o figura de que se trate exista efectivamente en la legislación agraria, y que ésta
se halle insuficientemente desarrollada. Así sucede, por ejemplo, con las pruebas
procesales. No es posible, en cambio, introducir en el proceso agrario figuras
ajenas a la legislación de la materia.

En segundo término, el mismo precepto dispone que la supletoriedad se hará


cuando las normas del Código Federal no se opongan directa o indirectamente a
las de la Ley Agraria. De lo que se trata, en suma, es de permitir que las normas
que rigen el proceso agrario, tomadas del Código Federal, sean congruentes con
la naturaleza de dicho proceso y con los objetivos que éste pretende alcanzar.

Es muy importante destacar que la Procuraduría Agraria tiene a su cargo vigilar,


no sólo el cumplimiento de los principios de servicio social, sino también los del
proceso agrario, específicamente “los principios de oralidad, economía procesal,

238
inmediatez, suplencia de la deficiencia en el planteamiento de derecho e igualdad
real de las partes”.

5.5. La Doctrina en el Proceso Agrario y sus Principios Rectores.


114

Supletoriedad Excesiva.- Es un avance muy significativo la existencia de los


Tribunales Agrarios y toda la legislación procesal que ha surgido, claro que, en
este contexto, es necesario señalar deficiencias. ¿Cuáles deficiencias tenemos en
estos momentos en los Tribunales? Una de las deficiencias que tenemos, y
precisamente lo vamos a señalar entre los grandes problemas de la jurisprudencia
agraria, es precisamente la aplicación supletoria, la aplicación del Código Federal
de Procedimientos Civiles de manera supletoria. ¿Por qué es un problema?
Porque la materia agraria tiene una naturaleza diferente a la naturaleza civil y le
estamos dando un tratamiento igual que a la materia civil; entonces, estamos
forzando a los magistrados, a los juzgadores, a que interpreten y apliquen una
legislación civil que se separa de la propia naturaleza de la legislación agraria.
Esto lo vamos a analizar en el punto que se refiere a problemas y alternativas.”
278

115
El mismo autor, reitera: “Aplicación Supletoria, si se trastoca el principio de
justicia distributiva.- Aplicando una legislación nueva que es la Ley Agraria en
orden de los Tribunales Agrarios y sus correspondientes reglamentos – que tienen
una serie de incongruencias respecto a la propia dinámica del derecho agrario -;
pero, lo más grave, estamos interpretando simultáneamente una legislación civil y
mercantil no adecuada al principio de justicia distributiva, consistente en dar un
trato desigual a los desiguales.”279

Por su parte, Isaías Rivera Rodríguez, bajo el tema Excesiva Supletoriedad,


expone: “Es urgente modificar radicalmente la Ley de la Reforma Agraria, sobre
todo en su parte adjetiva, con el fin de acotar el abuso procesal agrario y evitar
que se convierta en un instrumento de inequidad que ponga en duda la impartición
de la justicia en el campo” 280

Este último académico citado y en otro estudio sostiene: “El exceso de la


supletoriedad de la jurisprudencia en materia procesal con respecto del Código
Federal de Procedimientos Civiles-, “cae en esta circunstancia, además de la poca
claridad de los conceptos en materia adjetiva”.”281

278 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis. “Análisis de las Tesis de Jurisprudencia Agraria de 1992 a 1996”,
Estudios Agrarios, Revista de la Procuraduría Agraria, número 6, enero-marzo 1997. página. 107.
279 Íbidem. página 113.
280 Señaló el Procurador Agrario, RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Durante su participación en el Congreso
Nacional de Derecho Agrario. Sustentable 2002, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
Autónoma de México, el 15 de Julio pasado.
281 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. Revista El Visitador, número 57, Órgano de Información Interna,
Procuraduría Agraria. página 16.

239
“Ante la abundancia de imprecisiones o vacíos legales, se hace posible que las
partes puedan manipularlas en su favor, haciendo uso abusivo del derecho
procesal. También como consecuencia de los legales señalados, la excesiva
supletoriedad de la Ley Agraria es causa y al mismo tiempo efecto directo del
abuso procesal agrario, puesto que el propio legislador permitió la práctica abusiva
en la suplencia de la ley utilizando otros cuerpos legales, en particular el Código
Federal de Procedimientos Civiles.”282

“Se señaló que existe abuso en la supletoriedad del texto legal, puesto que a
pesar de que tenemos plena conciencia de que el derecho agrario es una rama
jurídica con origen, importancia, autonomía, características propias, sentido
sociológico y económico plenos, perfectamente identificados, fue el caso que el
legislador se limitó a remitir al proceso agrario a la aplicación del Código Federal
de Procedimientos Civiles en lo procedente, sin tomar en cuenta que la esencia de
las materias es distinta, y que la regulación procesal agraria ya había ganado un
espacio propio, demostrado claramente con la creación misma de los tribunales
agrarios.” 283

No menos novedosa resulta la acertada opinión del destacadísimo jurista,


Sergio García Ramírez, quién expone lo relativo con el tema Aplicación Supletoria
(CFPC). “Ahora bien, la aplicación supletoria del Código Federal no es
indiscriminada. Se limita por dos factores, que recoge el artículo 167 de la Ley
Agraria. Por una parte, para que haya supletoriedad es necesario que la institución
o figura de que se trate exista efectivamente en la legislación agraria, aunque en
ésta se halle insuficientemente desarrollada. Tal ocurre, por ejemplo, con las
pruebas procesales. No es posible, en cambio, introducir en el proceso agrario
figuras ajenas a la legislación de la materia.”284
116

En lo que atañe a la supletoriedad del Código Federal de Procedimientos


Civiles, y en otro estudio, Sergio García Ramírez nos refiere que: “La Ley Agraria
no es suficiente para resolver, en detalle, todos y cada uno de los puntos que
pueden suscitarse en el doble campo sustantivo y adjetivo. Por ello, y con el fin de
abreviar convenientemente ese ordenamiento y evitar reiteraciones, se ha previsto
tanto la remisión a otras leyes para el régimen de cuestiones específicas que a
éstas corresponde regular, como para complementar las disposiciones de normas
agrarias – procesales agrarias – sobre asuntos que corresponden al
enjuiciamiento de esta especialidad. Tales son las leyes supletorias.”285

Y siguiendo con éste investigador dice:

282 Ídem.
283 RIVERA RODRÍGUEZ, Isaías. “El abuso del derecho procesal agrario”, Revista de la Procuraduría
Agraria, Secretaría de la Reforma Agraria, Estudios Agrarios, año 8, número 21, sept-dic. 2002, página 242.
284 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Op. Cit. página 30.
285 Ídem.

240
“Ahora bien, es indispensable subrayar que las normas supletorias entran en
juego cuando el tema se halla previsto, aunque en forma incompleta, por la ley
agraria misma. No procede la invocación de leyes supletorias para introducir en el
sistema del Derecho agrario – sustantivo o adjetivo – instituciones que éste no
reconoce.”286

Continúa diciendo:

“Por lo que toca a ordenamientos supletorios específicamente invocados por la


legislación agraria, vale señalar que “la legislación civil federal y, en su caso,
mercantil, según la materia de que se trate” es supletoria genéricamente de la Ley
Agraria (artículo 2). Es atendible la conclusión de que esta supletoriedad se
refiere, en forma directa, a las cuestiones de índole sustantiva o de fondo. En
cambio, el Código Federal de Procedimientos Civiles es de aplicación supletoria
para completar las disposiciones del Título Décimo de la Ley Agraria, es decir, de
todo lo relativo a la justicia agraria, que es el tema de ese Título.”287

Con el tema Supletoriedad, Alfaro Monroy, explica:“En el procedimiento agrario,


según lo prescribe el artículo 167 de la Ley Agraria, el Código Federal de
Procedimientos Civiles se aplica supletoriamente, en lo que fuere indispensable
para completar la referida Ley Agraria.”288 “Esta disposición permite que las
instituciones que regula la legislación agraria puedan completarse, en lo que
resulte necesario; no obstante lo anterior, el juicio agrario no debe ser asimilado a
las instituciones del derecho civil, toda vez que, como ya se mencionó
anteriormente, tiene sus propias características y principios rectores que lo hacen
substancialmente distinto. Es decir, la aplicación supletoria del Código Federal de
Procedimientos Civiles se limita a integrar instituciones que ya están reguladas por
la Ley Agraria, como ordenamiento que se suple, más no a trasplantar
íntegramente figuras que le son ajenas.” 289117

A su vez, Abel Tinoco Barajas, nos comenta con el tema Exceso Supletoriedad:
“Moderna legislación agraria ha permitido la introducción de conceptos civilistas,
tanto en el derecho sustantivo, como en el adjetivo o procesal, nociones torales
que bien entendidas y aplicadas, lejos de contraponerse a los criterios meramente
agraristas, deben de afinarlos y orientarlos para una resolución práctica y objetiva
de las controversias. Sin embargo, no obstante que es un logro en sí mismo el
evitar resolver los conflictos agrarios bajo perspectivas de burocracia
administrativa o de influyentismo político o económico, revistiendo a las sentencias
ya emitidas conforme a la nueva Ley Agraria, de fundamentos lógico- jurídico, el
fantasma del dogmatismo legal y el abuso de figuras procesales de estricto
derecho, parecieran obstaculizar en no pocos casos, el sano e inevitable

286 ídem.
287 GARCÍA RAMÍREZ, Sergio. Elementos de Derecho Procesal Agrario, Editorial Porrúa, tercera edición,
México, 2000. páginas 101-102.
288 ALFARO MONROY, Armando. Op. Cit. página. 58
289 Ídem.

241
desenvolvimiento de la Justicia Agraria. No debería perderse de vista que el
Derecho Agrario, junto con el Derecho Laboral, el Civil en Materia Familiar, etc.,
son disciplinas enmarcadas en lo que se ha denominado el Derecho Social,
tendiente a salvaguardar los intereses de las clases más desprotegidas, dadas sus
condiciones económicas, culturales, minoría de edad, o de discapacidad física o
mental, etc. Luego entonces, en tratándose de los Tribunales Agrarios, la
flexibilidad en los procedimientos y la equilibrada tolerancia en sus formas deben
de imperar frente al rigorismo procesalista característico de los juzgados civiles o
administrativos.”290

“De hecho hay muchas de nuestras sentencias, en razón de que tenemos que
aplicar una legislación supletoria de carácter civil. Esto es un problema. ¿Qué
hacer? ¿Qué tenemos que hacer?

En ese sentido es necesario integrar. Fíjense que sencillo: ¿Cómo


integraríamos la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, la parte procesal de la
Ley Agraria y la parte supletoria, que es la civil y mercantil? Muy sencillo, creando
un Código Procesal Agrario. Si tenemos disposiciones procesales tanto en la Ley
Orgánica como en la Ley Agraria, esas disposiciones procesales integrémoslas en
un Código Procesal Agrario, ésa es una solución de integración” 291
118
En otro estudio, el eminente ius agrarista, Ponce de León, propone: “La
creación del Código Procesal Agrario para facilitar el acceso a la justicia de la
familia campesina y lograr además la integración de todas las disposiciones
procesales dispersas en la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, la Ley
Federal de la Reforma Agraria, el Código Federal de Procedimientos Civiles y
demás reglamentaciones.” 292

Sobre el particular, el Lic. Luis Alberto Jiménez Paredes, expone: “ El Código


Agrario adjetivo se debe centrar en regular todas las cuestiones procesales
relativas al procedimiento jurisdiccional agrario, sin desestimar los postulados
básicos y actuales del proceso agrario vigente, que son los principios de oralidad,
economía procesal, inmediatez, suplencia de la queja e igualdad real de las
partes.”293

Este autor, continua diciendo: “Estas aparentes cuestiones procesales se dan y


son el resultado de la falta de una real y verdadera formación normativa referente
a la materia procesal agraria en México; dicha codificación del derecho agrario en
nuestro país debe ser resultado del antecedente existente y vertido en la actual

290 TINOCO BARAJAS, Abel. “Los Tribunales Unitarios Agrarios y su Aportación en Materia de Justicia”,
Revista de los Tribunales Agrarios, año VIII, sept-dic., número 25, Centro de Estudios de Justicia Agraria,
México, 2000, páginas 130-131.
291 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis. Op. Cit. páginas. 113 – 114.
292 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis. “Reforma Constitucional para el Desarrollo Rural ante el Tercer
Milenio, La Actualización del Marco Jurídico”, Revista de los Tribunales Agrarios S/N. página. 116.
293 JIMENEZ PAREDES, Luis Alberto. Op. Cit,. páginas. 46 -47.

242
legislación agraria, así como de las opiniones doctrinarias que han hecho juristas a
la materia, pero teniendo como base la gran cantidad de jurisprudencia o tesis que
se han establecido, derivado de las controversias agrarias.” 294

El citado autor, finaliza diciendo: “Las ventajas de la legislación de un Código


Agrario adjetivo consolidaría al derecho agrario como un derecho ya
independiente, y así como el derecho civil y el derecho penal tiene sus propios
procedimientos con base en sus características propias, así el derecho agrario
tendría un código de procedimientos agrarios con base en cada una de las
características de su proceso, apegado a sus principios de oralidad, economía
procesal, inmediatez, suplencia de la queja e igualdad real de las partes, en sí,
éstas son algunas de las características del porque es necesario un código de
procedimientos en materia agraria.”295

En su momento el entonces Magistrado Unitario Agrario Don Gabino Guillermo


Vázquez Alfaro, expuso: “Propuesta de Reforma al Artículo 27 Constitucional y
Código Procesal Agrario. La legislación reglamentaria, si se puede y debe
transformarse, siempre y cuando los cambios de que se trata sean discutidos y
analizados en términos amplios y democráticos que con fundamento en las
mejores aportaciones científicas, propicien algunos proyectos de cambios en
materias como la relativa a sociedades comerciales por acciones, y la
correspondiente a la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios que debe ser
complementada con un Código Procesal Agrario, para establecer formas adjetivas
adecuadas y específicas, para acudir lo menos posible al apoyo supletorio del
Código Federal de Procedimientos Civiles.”296
119
“El problema aquí radica en qué va a pasar cuando terminemos de resolver
todos los asuntos de rezago agrario; ya es necesario ir analizando nuevas
competencias para el Tribunal Superior Agrario, también realizar una nueva
reforma agraria que padecemos, disculpen ustedes que diga que padecemos,
porque dentro de la dinámica científica a la propia dinámica social, nada es
perfecto, todo es perfectible. La reforma que se publicó el 6 de enero de 1992, si
bien es cierto que tuvo un avance muy significativo, y quiero recalcarlo el día de
hoy, en materia procesal, al crearse los Tribunales Agrarios y al pasar la
jurisdicción del ámbito administrativo al ámbito jurisdiccional, en este contexto,
avanzamos de una manera muy acelerada porque la creación de los Tribunales
Agrarios ha sido una aspiración que se postergó reiteradamente y que aterrizó
hasta 1992. También es cierto que se introdujo una legislación sustantiva
deficiente y con mucho retrasos; entonces, no resolvimos el problema.” 297

294 Ídem.
295 Ibidem. página. 58.
296 VAZQUEZ ALFARO, Guillermo Gabino. Op. Cit., páginas. 187 -188.
297 PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis. Op. Cit., páginas. 105 -106.

243
120
“Lo que nos interesa a nosotros es el artículo 27. Algunos han dicho: no
tienen ustedes sustento jurisprudencial para emitir jurisprudencia porque el 27, en
la fracción XIX del párrafo 9º, no les da facultades. Pero si interpretamos el 27,
dice: tribunales de plena jurisdicción. La palabra [plena] nos da facultades para
emitir jurisprudencia; aunque no sea explícito, que fuera de carácter constitucional,
que de alguna manera explícita nos considerara a los tribunales facultades; pero si
no hay una función explícita, hay una implícita. Interpretamos la Constitución
integralmente de una manera implícita y consideramos que sí tenemos esa
facultad implícita de emitir jurisprudencia.” 298

“En virtud de lo anterior, insisto, se hace necesario e indispensable reformar a


la Ley Agraria y la inminente creación de un Código Procesal Agrario.” 299

298 PONCE DE LEON ARMENTA, Luis. Op. Cit., páginas. 111 – 112.
299 Ídem.

244
5.6. Metodología Para La Comprobación De Hipótesis.

Para robustecer la actividad indagatoria y comprobar las hipótesis planteadas


desde el proyecto de la presente investigación se diseñó una cédula de
cuestionario mediante la cual se realizó la encuesta correspondiente a los sujetos
Agrarios, a los funcionarios de la Procuraduría Agraria, de los Tribunales Agrarios,
a los litigantes y a las Organizaciones Campesinas.

El cuestionario aplicado consta de nueve preguntas, las cuales se diseñaron y


se seleccionaron a partir de los objetivos general y específicos establecidos en el
proyecto de la presente actividad indagatoria académico – científica.

De la revisión practicada a los cuestionarios aplicados obtenemos que se


realizaron entrevistas en general las cuales en forma específica se clasifican de la
siguiente manera:

a) Entrevista a Sujetos Agrarios y Organizaciones Campesinas. 17

b) Entrevista a funcionarios de la Procuraduría Agraria, Registro Agrario


Nacional y otras dependencias. 27

c) Entrevista a funcionarios de los Tribunales Agrarios. 5

d) Entrevista a Litigantes. 21

Total: 70.

El resultado obtenido para cada respuesta del universo encuestado es el


siguiente:

a) ¿Conoce los Principios Procesales que debe observar el Juzgador en


el Proceso Agrario? A ésta interrogante 68 encuestados respondieron
que si conocen los Principios Rectores del Proceso Agrario.

b) ¿Los Tribunales Agrarios en general observan todos los Principios


Procesales que rigen en el Proceso Agrario? A ésta interrogante 6
encuestados respondieron que los Tribunales Agrarios si observan
todos los Principios Procesales Agrarios.

c) Los Tribunales Agrarios aplican el Código Federal de Procedimientos


Civiles de manera: Excesiva y Adecuada. A ésta interrogante 58
encuestados respondieron que los Tribunales Agrarios aplican de
manera Excesiva el Código Federal de Procedimientos Civiles.

245
d) ¿La Ley Agraria requiere alguna Reforma para lograr una mejor
impartición y Administración de Justicia Agraria? A ésta interrogante 66
encuestados respondieron que la Ley Agraria si requiere ser
reformada.

e) ¿Considera necesario la creación de un Código Procesal Agrario? A


ésta interrogante 64 encuestados respondieron que si se requiere la
creación de un Código Procesal Agrario.

f) El Proceso Agrario se desarrolla de manera: Lenta y Burocrática; Ágil y


Expedita. A éste planteamiento 66 encuestados afirmaron que el
Proceso Agrario es Lento y Burocrático.

g) ¿En el Proceso Agrario se cumple con los plazos y términos legales


que establece la Ley Agraria? A ésta interrogante 67 encuestados
contestaron que se incumple con los plazos y términos establecidos en
la Ley Agraria para el desarrollo del Proceso Agrario.

h) ¿La Audiencia de Ley es presidida por el Magistrado? A éste


cuestionamiento 55 encuestados afirmaron que dicha Audiencia de
Derecho no es presidida por el Magistrado Agrario.

i) ¿Las Sentencias se dictan en la Audiencia de Ley? Al respecto 69


encuestados afirman que las Sentencias no se dictan en la Audiencia
de Ley.

246
CONCLUSIONES.

Del análisis sistemático realizado con la presente investigación, se concluye que:

Primera.- Los principios que rigen en el Proceso Agrario son:

Principio de Legalidad, de Instancia o iniciativa de Parte o Nemo Judex Sine


Actore, Igualdad entre las Partes, de Defensa Material, de Verdad Material o
Verdad Real, de Oralidad, de Celeridad o Expeditez o Prontitud, de Concentración,
de Publicidad, de Inmediación, de Conciliación o Composición Amigable, de
Congruencia, de Probidad, de Impulso Procesal, de Moralidad, de Suplencia de
los Planteamientos de Derecho, de Defensoría de Oficio, de Escritura, de Lealtad,
de Facultades del Juez y Poder de Saneamiento, de Libre Administración de la
Prueba o Libre Valoración Probatoria, de Gratuidad, de Itinerancia o
Desplazamiento del Tribunal, de Facultades de Fallar Extra y Ultrapetita, de
Disposición o de Oficiosidad o de Excelencia, de Economía Procesal o Unicidad,
de Imparcialidad, de Supletoriedad o Tutela, Inquisitorio u Oficioso, de Objetividad,
de Conocimiento de la Verdad, de Profesionalismo e Independencia, de
Oportunidad, de Seguridad, de Fortaleza Jurídica al Campo, de Honestidad, de
Justicia Agraria, de Autonomía y Plenitud de Jurisdicción, de Especialización, de
Verdad Histórica, de Equilibrio Procesal, de Exhaustividad, de Fundamentación,
de Motivación, de Eficacia, de Inmediatez, de Impugnación, de Atracción, de
Secrecía, de Honradez, de Eficiencia, de Fijación de la Litis, de No Variación de la
Acción.

Segunda.- No todos los Tribunales Unitarios Agrarios, observan los principios


procesales.

Tercera.- En el proceso se desarrolla un procedimiento lento y burocrático.

Cuarta.- Es común en el proceso el uso de maniobras legalistas por las partes


para retardar el curso de los procesos.

Quinta.- No se cumple con los plazos y términos que establece la Ley Agraria.

Sexta.- En la mayoría de los casos la audiencia de ley no es presidida por el


magistrado.

Séptima.- Las sentencias no se dictan en la audiencia de ley ni a verdad sabida,


por lo que no se cumple con los principios de prontitud y expeditez de la
administración e impartición de la justicia agraria que consagran los artículos 17 y
27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Octava.- La inobservancia de los principios Procesales destacados, acarrean


incertidumbre jurídica. V. gr., producen la nulidad de lo actuado en el Proceso
Agrario cuando el Magistrado no preside la Audiencia de Ley; el uso de maniobras

247
por las partes hace que la justicia se estanque y se burocratice con la actuación de
los Tribunales Agrarios lo que conlleva a que no se cumpla con los objetivos de la
reforma Constitucional Agraria de 1992 en otorgar Certeza y Seguridad Jurídica en
el Campo Mexicano.

Novena.- Los Tribunales Agrarios en México, sí trastocan los principios que rigen
el Proceso Agrario al aplicar en forma supletoria y de manera excesiva la
legislación procesal civil federal, desvirtuando la naturaleza social del Derecho
Agrario.

Décima.- Los Tribunales Agrarios, mediante la aplicación excesiva del Código


Federal de Procedimientos Civiles le restan al Proceso Agrario su carácter de
Social y lo convierten en riguroso, formalista y de tipo civilista.

Undécima.- Si es necesaria una reforma a la legislación Agraria vigente tanto en


la parte sustantiva como en la adjetiva a fin de crear mecanismos legales para
lograr una mejor impartición y administración de justicia Agraria.

Duodécima.- Se requiere la creación de un Código Procesal Agrario,


independiente de la Ley Agraria.

Décima Tercera.- Si se comprobaron todas y cada una de las hipótesis elaboradas


previo al desarrollo de la presente investigación como se constata con la
exposición realizada en cada capítulo del presente material.

248
PROPUESTAS.

En esa tesitura y dado que es la propia Legislación Agraria que dá cabida a la


aplicación supletoria del Código Federal de Procedimientos Civiles y a su abuso
excesivo por los órganos jurisdiccionales Agrarios, urge porque social y
jurídicamente es necesario reformar la Ley Agraria, en tal virtud y al respecto
propongo la derogación del contenido de los artículos 2º y 167 de la Ley Agraria
vigente y la consecuente reforma Agraria que conlleve a la modificación del texto
de dicha Ley, en particular al título décimo de la misma que permita la creación de
un Código Procesal Agrario, en el que además se recopilen las figuras y
disposiciones legales de tipo procesal dispersas en toda la Ley Agraria de manera
tal que se legisle una Ley cuyo contenido comprenda los Derechos Agrarios
sustantivos de los sujetos Agrarios y un Código Adjetivo que establezca la Forma
y Procedimientos por los cuales los justiciables puedan acceder a su ejercicio.

1.- Propuestas De Reformas a La Ley Agraria.

Propongo se adicione un párrafo al artículo 9º para quedar como sigue:… “Los


núcleos de población ejidales o ejidos tienen personalidad jurídica y patrimonio
propio y son propietarios de las tierras que les han sido dotadas o de las que
hubieren adquirido por cualquier otro título”.

Adición: Así como de las superficies excedentes y demasías que resulten de la


Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares, cuando no exista litigio
al respecto y la Posesión de las mismas la detente el Núcleo Agrario regularizado.

Justificación: Lo anterior tomando en consideración que con la ejecución de


dicho Programa cuyo objetivo es otorgar Certeza y Seguridad Jurídica a los
Núcleos Ejidales y Comunales mediante la Certificación y Regularización de sus
tierras, la realidad ha evidenciado que con dicho Programa se pone de manifiesto
que la mayoría de los Ejidos y Comunidades, tienen en Posesión superficies de
tierras mayores a las que hacen referencia sus documentos básicos, circunstancia
que ha imposibilitado al Registro Agrario Nacional para expedirles a aquéllos los
documentos con los que se acredite la posesión sobre las referidas superficies y
con ello se incumpla con el objetivo primordial del citado Programa regularizador y
en general con los de la reforma Constitucional y Legal en materia Agraria de
1992.

Se propone reformar los artículos 18 y 19 de la Ley Agraria en el sentido de


establecer un orden de preferencia para la transmisión de Derechos Sucesorios,
tomándose en consideración que entratándose de herederos con derechos iguales
tendrá preferencia aquél que usufructué la parcela y sus principales ingresos
tengan ese origen agrícola a fin de hacer más productiva la tierra y el campo
mexicano accese a una nueva etapa de Reforma Agraria de verdadero desarrollo
rural productivo, que conlleve a los mexicanos a ser menos dependientes del
capital extranjero. Se propone que se establezca como adición a dichos

249
numerales, que en el caso de una controversia agraria de la naturaleza planteada,
se disponga como requisito para resolver la misma, la opinión previa de la
Asamblea de Ejidatarios tal y como lo consideró el artículo 82 de la Ley Federal de
la Reforma Agraria derogada.

“Artículo 18.- Cuando el ejidatario no haya hecho designación de sucesores, o


cuando ninguno de los señalados en la lista de herederos pueda heredar por
imposibilidad material o legal, los derechos agrarios se transmitirán de acuerdo
con el siguiente orden de preferencia:
I. Al cónyuge;
II. A la concubina o concubinario;
III. A uno de los hijos del ejidatario;
IV. A uno de sus ascendientes, y
V. A cualquier otra persona de las que dependan económicamente
de él.

En los casos a que se refieren las fracciones III, IV y V, si al fallecimiento del


ejidatario resultan dos o más personas con derecho a heredar, los herederos
gozarán de tres meses a partir de la muerte del ejidatario para decidir quién, de
entre ellos, conservará los derechos ejidales. En caso de que no se pusieran de
acuerdo, el Tribunal Agrario proveerá la venta de dichos derechos ejidales en
subasta pública y repartirá el producto por partes iguales, entre las personas con
derecho a heredar. En caso de igualdad de posturas en la subasta tendrá
preferencia cualquiera de los herederos.”

Adición: I.- Al cónyuge.


II.- A uno de los hijos del ejidatario.
III.- A la concubina o concubinario.

En el caso de la fracción I, siempre y cuando el cónyuge supérstite haya hecho


vida marital en común con el de cujus durante los últimos cinco años de vida de
éste.

En el caso de la fracción II, los herederos gozarán de tres meses a partir de la


muerte del ejidatario para decidir quién, de entre ellos, conservará los derechos
agrarios. En caso de que no se pusieran de acuerdo, tendrá preferencia para
adquirir los derechos ejidales por Resolución del Tribunal Unitario Agrario, el
sucesor que esté usufructuando la unidad parcelaria y que su principal ingreso
económico tenga ese origen. Si fueren varios los sucesores que reúnan las
condiciones anteriores se adjudicarán a éstos los derechos ejidales parcelarios y/o
de uso común en copropiedad y la calidad de ejidatario se transmitirá a uno de
ellos previa opinión a su favor de la Asamblea de Ejidatarios.

“Artículo 19.- Cuando no existan sucesores, el tribunal agrario proveerá lo


necesario para que se vendan los derechos correspondientes al mejor postor, de
entre los ejidatarios y avecindados del núcleo de población de que se trate. El
importe de la venta corresponderá al núcleo de población ejidal”.

250
Adición: Cuando no existan sucesores, el Tribunal Unitario Agrario, previa
petición del Comisariado ejidal, proveerá…

Justificación: Lo anterior en virtud de que en el campo mexicano se presenta


una marcada problemática, derivada y motivada por la contienda de los Derechos
Agrarios Sucesorios, generalmente entre los hijos del Titular finado, quienes por el
sólo hecho de tener la calidad de hijo del de Cujus, tienen las mismas expectativas
a heredar tanto aquéllos que han trabajado y se mantienen del usufructo de la
parcela, como aquéllos que se encuentran radicados fuera del poblado o núcleo
ejidal y que sus ingresos no provienen de la actividad agrícola ni del usufructo de
la parcela del Titular fallecido, problemática que se ha agudizado con la actual
disposición de los numerales cuya reforma se propone.

Se propone reformar el artículo 23 fracción II de la Ley Agraria en el sentido de


definir mediante una adición a dicha fracción, los conceptos de aceptación y
separación y se establezca con precisión en qué casos es procedente cada una
de dichas figuras jurídicas, estableciendo requisitos de procedibilidad.

“Artículo 23…
fracción II. Aceptación y separación de ejidatarios así como sus aportaciones”.

Adición: Para efectos de lo que prevé la fracción II, se precisa que la aceptación
únicamente deriva de una resolución jurisdiccional o administrativa en la que se
cumplan los requisitos legales establecidos en los artículos 13, 15, 16, 17, 18, 19,
20 y 48 de la Ley Agraria.

Asimismo, la Asamblea solo podrá separar como ejidatario a aquéllos sujetos


agrarios que hayan sido privados de sus derechos ejidales o cancelados éstos
mediante sentencia del Tribunal Unitario Agrario o Resolución Administrativa del
Registro Agrario Nacional en los casos que se establecen en los artículos 18, 19,
20 y 48 de la Ley Agraria.

Justificación: Lo anterior para no dejar a la interpretación del libre arbitrio del


Juzgador tanto Agrario como Constitucional, a quienes si bien es cierto les está
encomendada la grata tarea de crear y establecer jurisprudencia en la materia
agraria, no menos cierto es que, en casos remotos la cuestión interpretativa de la
norma no ha resuelto el problema de fondo y sí por el contrario ha agudizado
dicha problemática por la falta de definición legal y delimitación de sus alcances de
los conceptos mencionados ya que inclusive los sujetos agrarios han confundido y
por ello abusado de la falta de definición de dichos conceptos legales que en
muchos casos han originado privaciones ilegales de derechos agrarios mediante
acuerdos de Asambleas Ejidales al margen de la Ley que se escudan en la figura
de la “separación”.

Así mismo se hace necesario definir con toda precisión los alcances del
concepto aceptación, que en la práctica se ha confundido y se le ha equiparado al

251
de reconocimiento de la calidad de ejidatario, el cual desde mi particular punto de
vista, sólo puede derivar de un acto jurisdiccional o administrativo en las hipótesis
legales que plantean los artículos 15 y 16 de la Ley Agraria, haciendo hincapié que
sólo puede aceptarse algo que ya se reconoció con anterioridad, por lo que la
Asamblea Ejidal únicamente podrá aceptar a aquéllos ejidatarios que ya han sido
reconocidos con esa calidad agraria por la autoridad correspondiente. Conviene
recordar que la calidad de ejidatario se acredita con el Certificado de Derechos
Agrarios, Certificado Parcelario o de Derechos Comunes expedidos por autoridad
competente o con la Sentencia o Resolución relativa del Tribunal Agrario y no con
un Acta de Asamblea Ejidal, que es el documento que se elabora en los casos en
que la Asamblea “Acepta Ejidatarios”.

Se propone reformar el artículo 30 de la Ley comentada en el sentido de


adicionar al párrafo segundo un texto que disponga que se debe proceder en la
misma forma que ya establece éste en el caso de Asambleas que se reúnan para
tratar el asunto relacionado a la fracción tercera del artículo 23, relativo a la
elección y remoción de los miembros del Comisariado y del Consejo de Vigilancia,
en cuyo caso se establezca que el Ejidatario no podrá designar mandatario. De
igual forma se debe limitar en la disposición legal el número máximo de cartas
poder que pueden otorgarse a un solo mandatario en los casos en que sea
procedente acorde con la naturaleza del asunto a tratar.

“Artículo 30.- Para la asistencia válida de un mandatario a una asamblea


bastará una carta poder debidamente suscrita ante dos testigos que sean
ejidatarios o avecindados. En caso de que el ejidatario mandante no pueda firma,
imprimirá su huella digital en la carta y solicitará a un tercero que firme la misma y
asiente el nombre de ambos.

En el caso de asambleas que se reúnan para tratar los asuntos señalados en


las fracciones VII a XIV del artículo 23 de esta ley, el ejidatario no podrá designar
mandatario”.

Adición: Artículo 30…Así mismo el ejidatario no podrá designar mandatario en


el caso de la fracción III del artículo 23 de ésta Ley, en lo relativo a la elección o
remoción del comisariado y del consejo de vigilancia.

En el caso de los asuntos a que se refieren las fracciones I a VI del artículo 23


de ésta Ley en que se permita el mandato, un mandatario únicamente podrá
representar a un mandante.

Justificación: Lo anterior tomando en consideración las características del


sufragio en nuestro derecho Positivo Mexicano, que debe ser libre, secreto,
universal y directo.

En otro orden de ideas se propone establecer términos para impugnar los


acuerdos de la Asamblea Ejidal o Comunal mediante la acción de nulidad
correspondiente, cuando aquellos sean resultado de los asuntos a que se refiere

252
el artículo 23 fracciones I a VII, IX, XI a XV, lo anterior debido a que no obstante
que el numeral 61 de la Ley Agraria dispone un término para la impugnación de
los acuerdos de Asamblea, de dicho texto legal se observa que el plazo de 90 días
naturales para la impugnación de una Asamblea, solo se refiere a la que trató
asuntos relacionados en las fracciones VIII y X del precepto de la Ley comentada,
siendo omisa la Ley Agraria en señalar un término dentro del cual puede
impugnarse un acuerdo asambleísta cuando no se trate de un asunto de los
provistos en las fracciones últimas citadas, por lo que considero necesario el
establecimiento de un término legal para ejercer acción de nulidad de asambleas
en las que se traten los diversos asuntos a que hacen alusión las fracciones I a
VII, IX, XI a XV del numeral invocado.

“Artículo 31.- De toda asamblea se levantará el acta correspondiente, que será


firmada por los miembros del comisariado ejidal y del consejo de vigilancia que
asistan, así como por los ejidatarios presentes que deseen hacerlo. En caso de
que quien deba firmar no pueda hacerlo, imprimirá su huella digital debajo de
donde esté escrito su nombre.

Cuando exista inconformidad sobre cualesquiera de los acuerdos asentados en


el acta, cualquier ejidatario podrá firmar bajo protesta haciendo constar tal hecho.

Cuando se trate de la asamblea que discuta los asuntos establecidos en las


fracciones VII a XIV del Artículo 23 de esta ley, el acta deberá ser pasada ante la
fe del fedatario público y firmada por el representante de la Procuraduría Agraria
que asistan a la misma e inscrita en el Registro Agrario Nacional.”

Adición: Las resoluciones de la Asamblea ejidal a excepción de los casos que


establece el artículo 61 de esta ley podrán ser impugnadas por quienes se sientan
perjudicados en su esfera jurídica con las mismas, dentro del término de 30 días
naturales posteriores a aquél en que se tomaron o a partir de que el inconforme se
manifieste sabedor de las mismas. Las resoluciones de la Asamblea que no hayan
sido impugnadas dentro del término legal establecido, serán firmes.

Justificación: Lo anterior en aras de que los actos en materia agraria adquieran


certeza y otorguen seguridad jurídica a los sujetos agrarios que hayan sido
beneficiados con los acuerdos asambleístas que se hayan tomado conforme a
derecho, siempre y cuando no se realice la impugnación correspondiente dentro
del término legal que para tal efecto establezca la Ley Agraria en obsequio a la
garantía de audiencia que debe respetarse a favor del sujeto que se considere
lesionado en sus derechos con tales actos. En ese sentido se estará
contribuyendo seguramente al cumplimiento de los objetivos de la reforma
Constitucional Agraria de 1992.

De igual forma y en el mismo sentido debe adicionarse un párrafo al artículo 80


de la Ley Agraria en el sentido de establecer un término legal para ejercer acción
de nulidad de un contrato de enajenación de derechos parcelarios, con la finalidad
de otorgar seguridad jurídica a los enajenatarios que adquieren mediante la

253
enajenación correspondiente, los derechos parcelarios objeto de enajenación y se
dé vigencia a los Principios de Congruencia y de Definitividad que deben regir los
actos de ésta naturaleza, tomando en consideración que los mismos se realizan
entre sujetos agrarios individuales.

“Artículo 80.- Los ejidatarios podrán enajenar sus derechos parcelarios a otros
ejidatarios o avecindados del mismo núcleo de población.

Para la validez de la enajenación a que se refiere este artículo bastará la


conformidad por escrito de las partes ante dos testigos y la notificación que se
haga al Registro Agrario Nacional, el que deberá expedir sin demora los nuevos
certificados parcelarios. Por su parte el comisariado ejidal deberá realizar la
inscripción correspondiente en el libro respectivo.

El cónyuge y los hijos del enajenante, en ese orden, gozarán del derecho del
tanto, el cual deberán ejercer dentro de un término de treinta días naturales
contados a partir de la notificación, a cuyo vencimiento caducará tal derecho. Si no
se hiciere la notificación, la venta podrá ser anulada”.

Adición: … Anulada, siempre que el inconforme presente su demanda


correspondiente dentro del término legal de 15 días naturales contados a partir de
que se haga sabedor del acto de enajenación de que se trate.

Este tipo de nulidad no tiene el efecto de volver las cosas al estado en que se
encontraban antes del nacimiento o celebración del acto de voluntades cuya
declaración de nulidad se produce mediante la resolución del juicio agrario
correspondiente.

La declaración de nulidad de un contrato de enajenación de derechos


parcelarios, hace que la persona legitimada – cónyuge e hijos del enajenante –
que obtuvo sentencia favorable se subrogue en los derechos y obligaciones del
enajenatario, por lo tanto, se establece como requisito de procedibilidad que junto
con la demanda de nulidad se exhiba el pago que el enajenatario realizó al
enajenante, para garantizársele a aquél, la recuperación de la cantidad monetaria
que entregó por la operación realizada.

Justificación: Dado que la norma legal vigente no regula esta situación, debe
reformarse y adecuarse en este sentido, a fin de que se proteja el patrimonio del
adquirente de buena fe, máxime cuando se da el supuesto de que el enajenante
fallece antes de la declaratoria judicial de nulidad del contrato de enajenación
parcelaria, en cuyo caso, ya ni siquiera existirá la posibilidad de que el anterior
adquirente pueda volver a comprar los derechos parcelarios, sino que estaremos
en presencia de la sucesión agraria correspondiente.

Se propone reformar y adicionar a los artículos 94 y 96 de la Ley Agraria, que


regulan la expropiación de los bienes ejidales y comunales, en el sentido de que
se debe establecer que la expropiación sólo procederá a favor de la Federación,

254
las Entidades Federativas y los Municipios, y de las Dependencias o Entidades de
la Administración Pública, las que en todo caso las podrán poner a disposición de
los concesionarios encargados de la prestación de algún servicio público o
enajenarlos a los particulares cuando se acredite alguna causa de utilidad pública
que sea superior al interés social del núcleo Ejidal o Comunal, estableciéndose al
efecto la garantía de audiencia que debe brindarse al sujeto agrario en un
procedimiento administrativo de esa naturaleza, a fin de que éste pueda
inconformarse con el mismo y aportar los elementos de prueba y alegatos que
estime pertinente. Así también se debe establecer que el monto de la
indemnización deberá fijarse atendiendo el valor comercial de los bienes objetos
de expropiación en función del destino final que se invoque para expropiarlos.

“Artículo 94.- La expropiación deberá tramitarse ante la Secretaría de la


Reforma Agraria. Deberá hacerse por decreto presidencial que determine la causa
de utilidad pública y los bienes por expropiar y mediante indemnización. El monto
de la indemnización será determinado por la Comisión de Avalúos de Bienes
Nacionales, atendiendo al valor comercial de los bienes expropiados; en el caso
de la fracción V del artículo anterior, para la fijación del monto se atenderá a la
cantidad que se cobrará por la regularización. El decreto deberá publicarse en el
Diario Oficial de la Federación y se notificará la expropiación al núcleo de
población.

En los casos en que la Administración Pública Federal sea promovente, lo hará


por conducto de la dependencia o entidad paraestatal que corresponda, según las
funciones señaladas por la ley.

Los predios objeto de la expropiación sólo podrán ser ocupados mediante el


pago o depósito del importe de la indemnización, que se hará de preferencia en el
fideicomiso Fondo Nacional de Fomento Ejidal o, en su defecto, mediante garantía
suficiente”.

Adición: Recibida la solicitud y la documentación anexa, la Secretaría de la


Reforma Agraria acordará si es procedente el trámite de la misma, previa
realización de los trabajos técnicos y de la investigación correspondiente en el
Registro Agrario Nacional. El acuerdo que determine la procedencia de una
expropiación, será publicado en el Diario Oficial de la Federación, en el Periódico
Oficial de la Entidad Federativa correspondiente y en un diario de mayor
circulación en la localidad de que se trate, y deberá Notificarse personalmente al
ejido o comunidad, ejidatario o comunero, afectado, si los terrenos materia de la
solicitud de expropiación son de uso común o parcelados formalmente o de hecho,
según sea el caso.

Notificado el acuerdo de procedencia de un trámite expropiatorio, el comisariado


y los ejidatarios o comuneros afectados, dispondrán de un término de treinta días
hábiles contados a partir de la notificación para manifestar ante la Secretaría de la
Reforma Agraria, lo que a su derecho convenga en relación al procedimiento
expropiatorio de que se trate; pudiendo ofrecer pruebas cuando se pretenda

255
justificar la inexistencia de la causa de utilidad pública inferior a la utilidad social
del inmueble objeto de expropiación. La Secretaría de la Reforma Agraria
resolverá de plano lo pertinente dentro del término de 15 días hábiles posteriores
al vencimiento del primer término legal mencionado.

Determinada la procedencia de un trámite expropiatorio la Secretaría de la


Reforma Agraria procederá a solicitar a la Comisión de Avalúos de Bienes
Nacionales, la realización del avalúo de los bienes sujetos al procedimiento
expropiatorio, incluyendo aquéllos que sean distintos a la tierra. El monto de la
indemnización deberán fijarse atendiendo al valor comercial de los bienes
expropiados en función del destino final que se hubiere invocado para
expropiarlos.

Si la expropiación recae sobre la totalidad de la superficie propiedad del núcleo


agrario, traerá aparejada la terminación del régimen ejidal o comunal lo que
deberá ser notificado por la Secretaría de la Reforma Agraria al Registro Agrario
Nacional, para que realice la anotación registral correspondiente en el folio
respectivo del núcleo agrario de que se trate. A partir de dicha inscripción se
tendrá por extinguido el núcleo ejidal o comunal cuyos bienes hayan sido
expropiados.

En caso de inconformidad por el monto de la indemnización el inconforme podrá


impugnarla dentro de 15 días hábiles posteriores a la notificación del Decreto
Expropiatorio, en el Tribunal Unitario Agrario competente, quien resolverá en
definitiva lo procedente dentro de 20 días hábiles previa audiencia de la Secretaría
de la Reforma Agraria y del ente beneficiado con la expropiación de que se trate
tomando como base para resolver, el dictamen valuatorio que emita la
Procuraduría Agraria a través de su dirección de Servicios Periciales, a
requerimiento del propio órgano jurisdiccional.

La expropiación sólo procederá a favor de la Federación, las Entidades


Federativas y los Municipios, y de las Dependencias o Entidades de la
Administración Pública, las que en todo caso las podrán poner a disposición de los
concesionarios encargados de la prestación de algún servicio público o
enajenarlos a los particulares cuando se acredite alguna causa de utilidad pública
que sea superior al interés social del núcleo Ejidal o Comunal, el sujeto agrario
podrá inconformarse en contra de la Expropiación, aportando los elementos de
prueba y alegatos que estime pertinentes. El monto de la indemnización deberá
fijarse atendiendo el valor comercial de los bienes objetos de expropiación en
función del destino final que se invoque para expropiarlos.

Los sujetos agrarios afectados por alguna expropiación de sus tierras, tendrán
derecho a que les reparen e indemnicen los daños y perjuicios que con la
ocupación o limitaciones al dominio impuestas las hayan originado en forma
directa siempre y cuando haya cesado la causa que las motivó.

256
La Secretaría de la Reforma Agraria deberá realizar la integración y
substanciación del expediente respectivo de aquellas superficies afectadas de
facto a los núcleos de población ejidales y comunales, fuera de Decreto
Expropiatorio y con motivo de la construcción de vías carreteras, de obras para la
construcción de energía eléctrica, establecimiento de presas y canales de riego,
cuya indemnización no se pagó a los sujetos agrarios que sufrieron tales
afectaciones, con la consecuente obligación de indemnizar con cargo al
presupuesto de las dependencias y entidades a cuyo cargo estén las obras de que
se trate.

De igual forma se propone reformar y adicionar el artículo 97 de dicha Ley, en el


sentido de reconocerse a favor del Ejido y de la Comunidad legitimación para
demandar a través de su Comisariado la Reversión parcial o total de los bienes
expropiados cuando concurran los siguientes supuestos:

a) Que el Decreto Expropiatorio no haya sido ejecutado.


b) Que el Núcleo Agrario de que se trate, no haya recibido la indemnización
correspondiente;
c) Que el Núcleo de población se encuentre en posesión de las tierras objeto de
expropiación;
d) Que haya transcurrido un término de cinco años contados a partir de la
ejecución del decreto expropiatorio respectivo.

“Artículo 97.- Cuando los bienes expropiados se destinen a un fin distinto del
señalado en el decreto respectivo, o si transcurrido un plazo de cinco años no se
ha cumplido con la causa de utilidad pública, el fideicomiso Fondo Nacional de
Fomento Ejidal ejercitará las acciones necesarias para reclamar la reversión
parcial o total según corresponda, de los bienes expropiados y opere la
incorporación de éstos a su patrimonio”.

Adición: ... Lo anterior a excepción de los siguientes supuestos:

a) Que el Decreto Expropiatorio no haya sido ejecutado.


b) Que el Núcleo Agrario de que se trate, no haya recibido la indemnización
correspondiente;
c) Que el Núcleo de población se encuentre en posesión de las tierras objeto
de expropiación;
d) Que haya transcurrido un término de cinco años contados a partir de la
ejecución del Decreto Expropiatorio respectivo.

En estos casos el ejercicio de la acción legal de que se trata corresponderá al


comisariado ejidal o de bienes comunales. Quienes sólo podrán demandar dentro
del término de 90 días naturales posteriores a la fecha en que hayan transcurrido
cinco años de publicado el Decreto Expropiatorio respectivo.

257
Justificación: Lo anterior se justifica en virtud de que el numeral citado,
únicamente confiere legitimación para el efecto a el Fideicomiso Fondo Nacional
de Fomento Ejidal, omitiendo establecer un término perentorio para el ejercicio de
la acción de reversión, circunstancia que ha afectado los intereses colectivos de
los núcleos de población ejidales o comunales, que han sufrido afectaciones en
sus tierras mediante el Decreto Presidencial correspondiente y que por diversos
motivos, el citado Fideicomiso ha incumplido con la disposición legal vigente al
omitir ejercitar dicha acción de reversión de tierras expropiadas y en aquellos
escasos asuntos en que lo ha hecho por presiones de los sujetos colectivos
mencionados, éstos y después de un largo peregrinar por las salas de dicho
Fideicomiso y de los Tribunales Unitarios Agrarios, han visto y vivido lo infructuoso
de dichos trámites que les ocasiona además menoscabo en su patrimonio social,
dado que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha resuelto mediante
jurisprudencia que el citado Fideicomiso cuenta con el término de dos años
contados a partir de la fecha en que se cumplen los cinco años de la publicación
en el Diario Oficial de la Federación del Decreto Expropiatorio respectivo, para
demandar la Reversión de dichas tierras, habiendo considerado para ello la
disposición que establece el artículo 33 de la Ley General de Bienes Nacionales al
no existir término legal que regule el ejercicio de dicha acción en la comentada Ley
Agraria.

Se debe adicionar un párrafo al artículo 170 en el que se establezca un plazo


para realizar el emplazamiento respectivo a fin de hacer más expedita la
impartición de justicia agraria.

“Artículo 170.- El actor puede presentar su demanda por escrito o por simple
comparecencia; en este caso, se solicitará a la Procuraduría Agraria coadyuve en
su formulación por escrito de manera concisa. En su actuación, dicho organismo
se apegará a los principios de objetividad e imparcialidad debidas.

Recibida la demanda, se emplazará al demandado para que comparezca a


contestarla a más tardar durante la audiencia. En el emplazamiento se expresará,
por lo menos, el nombre del actor, lo que demanda, la causa de la demanda y la
fecha y hora que se señale para la audiencia, la que deberá tener lugar dentro de
un plazo no menor a cinco ni mayor a diez días, contado a partir de la fecha en
que se practique el emplazamiento, y la advertencia de que en dicha audiencia se
desahogarán las pruebas, salvo las que no puedan ser inmediatamente
desahogadas, en cuyo caso se suspenderá la audiencia y el tribunal proveerá lo
necesario para que sean desahogadas, en un plazo de quince días.

Atendiendo a circunstancias especiales de lejanía o apartamiento de las vías de


comunicación y otras que hagan difícil el acceso de los interesados al tribunal, se
podrá ampliar el plazo para la celebración de la audiencia hasta por quince días
más.

Debe llevarse en los tribunales agrarios un registro en que se asentarán por


días y meses, los nombres de actores y demandados y el objeto de la demanda”.

258
Siguiendo con el anterior artículo, se propone suprimir la disposición “o por
simple comparecencia…” para la elaboración y presentación de la demanda la que
debe hacerse siempre por escrito.

Adición: La demanda correspondiente debe presentarse por escrito. Recibida la


demanda en el Tribunal Unitario Agrario, éste procederá a su registro
correspondiente y efectuará el análisis de la misma dentro de los 3 días siguientes
a su presentación, debiéndose decidir sobre su admisión o prevención dentro de
dicho término.

El emplazamiento se debe practicar en el término de 8 días hábiles posteriores


a la fecha de admisión de la demanda correspondiente.

La demanda puede ampliarse mientras no se integre la litis, es decir, hasta


antes que el demandado conteste la misma.

Justificación: Carece de razón legal alguna dicha disposición atendiendo que la


misma establece que en ese supuesto se solicitará a la Procuraduría Agraria que
coadyuve a su elaboración por escrito, luego entonces, no existe la posibilidad de
que la demanda sea presentada en forma distinta a la “por escrito”.

La falta de un plazo para el efecto propuesto atenta contra la expeditez en la


administración de justicia Agraria.

En otro orden de ideas y con la finalidad de que las promociones presentadas


por las partes en los respectivos procesos no se rezaguen y el Tribunal Agrario no
de prioridad discrecional a determinado expediente, se propone adicionar un
párrafo al artículo 170 de la Ley Agraria en el que se establezca el principio de
Prelación.

Adición: Todo acuerdo o resolución del Tribunal Agrario pronunciado en los


procedimientos de su índice registrados en el libro de gobierno que al efecto se
lleve, debe respetar el orden numérico de ingreso de una promoción de las partes
en los procesos.

Se propone reformar el artículo 179 de la Ley Agraria para quedar como sigue:

Artículo 179.- En cada Tribunal Unitario Agrario y en el Superior Agrario, la


Procuraduría Agraria adscribirá un defensor, el cual deberá proporcionar el
asesoramiento jurídico a los sujetos que se lo soliciten y que intervengan en un
proceso jurisdiccional agrario e inclusive de manera oficiosa e inmediata en los
casos de presentación y contestación de la demanda correspondiente a que se
refieren los artículos 170 y 178 de ésta Ley. El Tribunal del conocimiento notificará
por oficio al defensor adscrito, de toda presentación de demanda, dándole la
intervención que le corresponda desde el auto admisorio de la misma y prevendrá
al demandado para que acuda a entrevistarse con dicho defensor a efecto de que

259
este le proporcione los servicios de defensoría requeridos. Si el demandado
hiciere caso omiso a la prevención establecida y en la hora y fecha señalada para
la audiencia de ley comparece sin asesor jurídico, el Tribunal actuante de
inmediato le designará a dicho demandado al abogado adscrito, el cual, para
enterarse del asunto, gozará de quince días hábiles a partir de esa fecha,
debiéndose suspender por única vez la audiencia, la cual deberá continuarse
dentro del término concedido al defensor adscrito.

Cuando el defensor adscrito ya esté asesorando al actor, el Tribunal solicitará a


la Delegación o Residencia de la Procuraduría Agraria en que se localice el litigio,
provea lo necesario para que otro abogado de ésta última esté presente en la
audiencia de ley y pueda así cumplirse con el objetivo previsto en el párrafo
anterior de éste artículo.

Justificación: Cumplir con los principios de expeditez, celeridad, inmediatez,


prontitud y defensoría.

Se propone establecer un término al artículo 180 de la Ley Agraria, para el


demandado a fin de demostrar “el impedimento de caso fortuito o fuerza mayor
que le impidiera presentarse a contestar la demanda”.

“Artículo 180.- Si al ser llamado a contestar la demanda, no estuviere presente


el demandado y constare que fue debidamente emplazado, lo cual comprobará el
tribunal con especial cuidado, se continuará la audiencia. Cuando se presente
durante ella el demandado, continuará ésta con su intervención según el estado
en que se halle y no se le admitirá prueba sobre ninguna excepción si no de
demostrare el impedimento de caso fortuito o fuerza mayor que le impidiera
presentarse a contestar la demanda.

Confesada expresamente la demanda en todas sus partes y explicados sus


efectos jurídicos por el magistrado, y cuando la confesión sea verosímil, se
encuentre apoyada en otros elementos de prueba y esté apegada a derecho, el
tribunal pronunciará sentencia de inmediato; en caso contrario, continuará con el
desahogo de la audiencia”.

Adición: El demandado deberá justificar el impedimento que lo imposibilitó para


presentarse a contestar la demanda, dentro de los 3 días hábiles siguientes a la
fecha establecida para la celebración de la audiencia de ley.

Tratándose de inasistencia por causa de salud, únicamente se podrá justificar


con el Certificado Médico que al efecto expida una Institución de Gobierno,
sujetándose dicha documental a los requisitos legales que establece la Ley
General de Salud.

Justificación: Lo anterior en respeto a la garantía de audiencia y a los principios


de igualdad, equilibrio procesal y de defensa.

260
Se propone reformar y adicionar al artículo 181 de la multicitada Ley,
consistente en el desechamiento de la demanda agraria por irregularidad de la
misma.

Lo prudente será promover una reforma a la Ley Agraria, de tal manera que se
establezcan artículos en donde se faculte a los Tribunales Agrarios a la admisión y
desechamiento de demandas en forma clara y precisa, incluso previendo un
término para ello. Como ejemplo citaría lo que acontece con los artículos 145 a
148 de la Ley de Amparo, ya que si bien es cierto que en la Ley Agraria y en la
Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios no existe disposición que faculte a estos
órganos para desechar demandas, también resulta de mayor verdad que de los
artículos 163 in fine de la Ley Agraria, no se desprende que los Tribunales
Unitarios se encuentren obligados a admitir toda clase de demandas. Y por lo que
respecta al Código Federal de Procedimientos Civiles, en su artículo 325, sólo se
prevé el desechamiento de demandas cuando el promoverte no haya subsanado
dentro del término concedido las irregularidades u omisiones expresadas en la
demanda.

“Artículo 181.- Presentada la demanda o realizada la comparecencia, el tribunal


del conocimiento la examinará y, si hubiere irregularidades en la misma o se
hubiere omitido en ella alguno de los requisitos previos legalmente, prevendrá al
promovente para que los subsane dentro del término de ocho días”.

Adición: No se dará entrada a la demanda si no se cumple con la prevención en


forma y términos que la haya decretado el Tribunal Unitario Agrario del
conocimiento.

Justificación: Tal propuesta se justifica en tanto que el desechamiento de la


demanda que se diere por el incumplimiento de la prevención, no acarrea ningún
perjuicio al litigante porque el juicio aún no ha comenzado, es decir, no hay interés
contradictorio y además resulta legal y constitucionalmente procedente el que los
Tribunales Agrarios encargados de velar por el cumplimiento exacto de la
normatividad Agraria, obliguen a los interesados a respetar las formalidades que
regulan el procedimiento agrario. Es decir que la parte demandada puede oponer
alguna excepción dilatoria por falta de un presupuesto procesal o bien exigir que
se aclare, corrija o complete la demanda, si ésta fuere oscura o irregular; empero,
si el Magistrado Unitario Agrario tiene la ineludible dirección del juicio y con ello
tiende a garantizar un debido proceso legal a favor y bienestar de los sujetos
agrarios, ningún impedimento legal debe existir para que pueda repeler dicho
juzgador y de forma oficiosa un escrito de demanda a todas luces irregular como
en otros ordenamientos legales se permite y de esa manera evitar que se admitan
demandas improcedentes, que por sus características entorpecen el expedito
accionar de los Tribunales Agrarios y crean falsas expectativas a los sujetos
agrarios, quienes a final de cuentas son los únicos que se sienten agraviados con
el resultado de un juicio que les ha llevado mucho tiempo la substanciación del
mismo y que es adverso para ellos, en esa tesitura tenemos que, tal irregularidad
que se observa y se presenta con el texto actual del numeral comentado, en nada

261
contribuye al logro de una mejor administración de justicia agraria, lo que hace que
ésta sea contraria a los postulados de justicia Pronta y Expedita.

Se propone que en el enunciado del artículo 183 de la citada Ley Agraria, se


proceda en la misma forma que para el caso de inasistencia del demandado prevé
el artículo 180; cuando no asista por las mismas circunstancias el Actor.

“Artículo 183.- Si al iniciarse la audiencia no estuviere presente el actor y sí el


demandado, se impondrá a aquél una multa equivalente al monto de uno a diez
días de salario mínimo de la zona de que se trate. Si no se ha pagado la multa no
se emplazará de nuevo para el juicio”.

Adición: Si en la hora y fecha señalada para la audiencia de ley, no estuviere


presente el actor, su abogado o ambos, se les impondrá a cada uno una multa
equivalente a 20 y 50 días de salarios mínimo general vigente en el Distrito
Federal, respectivamente y en el orden establecido. Si únicamente comparece el
actor y no así su abogado, la audiencia se celebrará a excepción de que el actor
no ratifique su demanda correspondiente, la cual no podrá volver a encausar por
ningún motivo.

Justificación: Lo anterior a fin de que se cumplan los objetivos de la Reforma


Agraria Constitucional de 1992 y cobre vigencia plena y efectiva el Principio de
Expeditez y de Celeridad de la Justicia Agraria, evitando con ello la práctica
viciosa y hasta fraudulenta que se ha observado en los procesos agrarios,
auspiciada por actores, demandados y sus respectivos abogados, quienes
retardan y alargan los procedimientos abusando indebidamente de las bondades
del derecho agrario.

Se propone adicionar al artículo 185 fracción V de la Ley Agraria, en el sentido


de establecer término para justificar la causa por la que no se asista a la audiencia
de Ley. (Con el propósito de otorgar certeza al acto y se cumpla con los objetivos
de la Reforma de 1992).

“Artículo 185.- El tribunal abrirá la audiencia y en ella se observarán las


siguientes prevenciones:

I.- Expondrán oralmente sus pretensiones por su orden, el actor su demanda y


el demandado su contestación y ofrecerán las pruebas que estimen conducentes a
su defensa y presentarán a los testigos y peritos que pretendan sean oídos;
II.- Las partes se pueden hacer mutuamente las preguntas que quieran,
interrogar los testigos y peritos y, en general, presentar todas las pruebas que se
puedan rendir desde luego;
III.- Todas las acciones y excepciones o defensas se harán valer en el acto
mismo de la audiencia, sin sustanciar artículos o incidentes de previo y especial
pronunciamiento. Si de lo que expongan las partes resultare demostrada la
procedencia de una excepción dilatoria, el tribunal lo declarará así desde luego y
dará por terminada la audiencia;

262
IV.- El magistrado podrá hacer libremente las preguntas que juzgue oportunas
a cuantas personas estuvieren en la audiencia, carear a las personas entre sí o
con los testigos y a éstos, los unos con los otros, examinar documentos, objetos o
lugares y hacerlos reconocer por peritos;
V.- Si el demandado no compareciere o se rehusara a contestar las preguntas
que se le hagan, el tribunal podrá tener por ciertas las afirmaciones de la otra
parte, salvo cuando se demuestre que no compareció por caso fortuito o fuerza
mayor a juicio del propio tribunal, y
VI.- En cualquier estado de la audiencia y en todo caso antes de pronunciar el
fallo, el tribunal exhortará a las partes a una composición amigable. Si se logrará
la aveniencia, se dará por terminado el juicio y se suscribirá el convenio
respectivo, el que una vez calificado y, en su caso, aprobado por el tribunal, tendrá
el carácter de sentencia. En caso contrario, el tribunal oirá los alegatos de las
partes, para lo cual concederá el tiempo necesario a cada una y enseguida
pronunciará su fallo en presencia de ellas de una manera clara y sencilla.

En caso de que la audiencia no estuviere presidida por el magistrado, lo


actuado en ella no producirá efecto jurídico alguno”.

Adición: En el caso de la fracción V de éste artículo, el demandado deberá


justificar el impedimento que lo imposibilitó para comparecer a la audiencia de ley
y en su caso contestar la demanda, dentro de los 3 días hábiles siguientes a la
fecha establecida para la celebración de la audiencia de ley.

El convenio conciliatorio a que se refiere la fracción VI de éste artículo, deberá


ser calificado por el Magistrado Agrario, en el acto mismo de ser suscrito por las
partes. En el caso de que dicho convenio traiga aparejada ejecución, se procederá
a ello de inmediato y en un término perentorio no mayor a 8 días hábiles
posteriores a su aprobación por parte del resolutor agrario.

Justificación: Lo anterior en respeto a la garantía de audiencia y a los principios


de igualdad, equilibrio procesal y de defensa.

Se propone adicionar un párrafo al artículo 189 de la Ley Agraria para quedar


como sigue:

Adición: Las sentencias deben ser congruentes con la litis tal y como haya
quedado establecida por medio de los escritos de demanda, contestación, réplica
y duplica en su caso.

Justificación.- Lo anterior da lugar al nacimiento del principio procesal de


congruencia de las sentencias emitidas por los Tribunales Agrarios.

Su objetivo será cumplir con los principios de legalidad, certeza jurídica y


objetividad.

263
Se propone reformar y adicionar el artículo 200 de la Ley Agraria en el sentido
de establecer la facultad a favor de los Tribunales Unitarios Agrarios para calificar
los Recursos de Revisión y puedan desechar los mismos cuando a juicio de éstos
sean notoriamente improcedentes, desde luego sin contradecir el Principio de
Legalidad al que deben ajustar su actuación dichos Tribunales pero si
estableciendo criterios claros y precisos en esos casos. Lo anterior con el fin de
evitar alargamientos innecesarios del Proceso Agrario.

“Artículo 200.- Si el recurso se refiere a cualquiera de los supuestos del Artículo


198 y es presentado en tiempo, el tribunal lo admitirá en un término de tres días y
dará vista a las partes interesadas para que en un término de cinco días expresen
lo que a su interés convenga. Una vez hecho lo anterior, remitirá inmediatamente
el expediente, el original del escrito de agravios, y la promoción de los terceros
interesados al Tribunal Superior Agrario, el cual resolverá en definitiva en un
término de diez días contando a partir de la fecha de recepción.

Contra las sentencias definitivas de los Tribunales Unitarios o del Tribunal


Superior Agrario sólo procederá el juicio de amparo ante el Tribunal Colegiado de
Circuito correspondiente. En tratándose de otros actos de los Tribunales Unitarios
en que por su naturaleza proceda el amparo, conocerá el juez de distrito que
corresponda”.

Adición: El Tribunal Unitario Agrario del conocimiento podrá desechar de plano


el Recurso de Revisión cuando éste sea notoriamente improcedente por no
referirse el asunto de que se trate a ninguno de los enunciados que establece el
artículo 198 de ésta Ley.

Justificación: En cumplimiento de los objetivos de la Reforma Agraria


Constitucional de 1992 y en suplencia de los planteamientos de derecho de las
partes.

Se propone la creación del Código Procesal Agrario con el fin de facilitar el


acceso a la justicia distributiva de la familia campesina y lograr además la
integración de todas las disposiciones legales de tipo procesal dispersas en la Ley
Agraria, Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, Ley Federal de la Reforma
Agraria que puedan retomarse, Código Federal de Procedimientos Civiles y demás
disposiciones reglamentarias.

Esta propuesta de integración legislativa la justificamos por los problemas que


se han generado en el seno de los Tribunales Agrarios con motivo de aplicar estos
en la gran mayoría de los asuntos puestos a su conocimiento y de manera
supletoria el Código Federal de Procedimientos Civiles previsto obviamente para
regular asuntos de índole civil y de estricto derecho; situación que sin lugar a
dudas ha propiciado la introducción de criterios civilistas por demás rigurosos y
formalistas, en un área en la que debe predominar el principio de Justicia
Distributiva que permita dar un tratamiento a los desiguales proporcionalmente

264
desigual a su desigualdad en aras de enaltecer el Derecho Social que fue creado
para preservar los derechos individuales y colectivos de los grupos más
vulnerables y desvalidos desde el punto de vista de su realidad económica.

Bajo esta propuesta debe reorientarse el Proceso Agrario con medulares


cambios en su desarrollo y en la propia estructura de los Tribunales Agrarios a
grado tal que derivado de la complejidad de los problemas agrarios y la
implicación sociopolítica de los asuntos de ésta naturaleza, requiere la
transformación de los Tribunales Unitarios en la materia en Tribunales Colegiados
integrados por dos o tres Magistrados acorde a la cantidad y calidad por su
complejidad de los asuntos existentes en un Distrito de Justicia Agraria; lo anterior
en sustitución de las subsedes alternas de dichos Tribunales Unitarios, las cuales
se dejan al cuidado y resguardo de Secretarios de Acuerdos, lo que desequilibra y
rompe con la vigencia del Principio de Inmediación que rige el Proceso Agrario, lo
que implica el contacto directo de los juzgadores agrarios con los justiciables a fin
de que dichos órganos jurisdiccionales puedan emitir una Sentencia o Resolución
a Verdad Sabida. Así mismo dicha propuesta se justifica tomando en
consideración de que en la mayoría de los Tribunales Unitarios Agrarios, la
intensidad de asuntos de que conocen los mismos, propicia la programación de
audiencia a muy largo plazo vulnerándose con ello el Principio Constitucional de
Justicia Pronta y Expedita. Con ésta visión, un Tribunal Colegiado Agrario
integrado por tres Magistrados podrían desahogar tres Audiencias de Ley al
mismo tiempo, presidida cada una por un respectivo magistrado.

De reformarse la Ley Agraria vigente, en el sentido de las realidades sociales


del campo mexicano y exigencias de los sujetos agrarios, sumadas a las de los
académicos, servidores y funcionarios agrarios y organizaciones campesinas, se
tendría la integración de una legislación sustantiva agraria que permitiría a los
productores rurales contar con un solo instrumento legal integrador de todos sus
derechos, sus posibilidades y sus expectativas al enriquecer el nuevo texto legal
agrario con la inserción de todos los derechos agrarios a saber: Derecho a la
Infraestructura Agraria, Derecho al Crédito, Derecho a la Asistencia Técnico
Agropecuaria, Derecho al Agua, Derecho al Seguro Agrícola, Derecho a la
Asistencia Jurídica, Derecho a la Asistencia Comercial, Derecho a la Asistencia
Industrial y en general todo derecho a Insumos para la Producción. Con la
consecuente propuesta para crear en Código Procesal Agrario, se estaría dando
nacimiento al Derecho Procesal Agrario en nuestro País al codificar todas las
disposiciones y figuras de tipo procesal en un solo instrumento legal que sin lugar
a dudas permitiría el cumplimiento más accesible de los objetivos de la Reforma
Constitucional en materia Agraria realizada por Decreto del 6 de Enero de 1992.

Aunado a lo anterior, propongo:

1.- Reorientar la mística de servicio de los Servidores Agrarios que integran los
Tribunales Agrarios; capacitarlos e instruirlos en las bondades del Derecho Social
que debe aplicar en el desahogo de asuntos bajo su atención.

265
2.- Creación de nuevos Tribunales Agrarios en los lugares donde se requiera y
aumento de personal adscrito a éstos; desde luego previa evaluación del
desempeño eficiente de dichos Tribunales Unitarios Agrarios que han acumulado
excesiva carga laboral de asuntos jurisdiccionales a su cargo.

266
PROYECTO DE CÓDIGO PROCESAL AGRARIO.

TITULO I. DISPOSICIONES GENERALES.


Capítulo I. Del objeto y de los Principios Rectores en el Proceso Agrario.
Capítulo II. De las Acciones y Excepciones.

TITULO II. AUTORIDAD JURISDICCIONAL.


Capítulo I. La Magistratura Agraria.
Capítulo II. Los Secretarios de Acuerdos.
Capítulo III. Impedimentos y Excusas.
Capítulo IV. Competencia.
Sección Primera: Competencia por Materia.
Sección Segunda: Competencia por Grado.
Sección Tercera: Competencia por Territorio.
Sección Cuarta: Substanciación de las Competencias.
Capítulo V. Facultades y Obligaciones de los Magistrados y de los Secretarios de
Acuerdos.
TITULO III. EL PROCESO AGRARIO.
Capítulo I. Litigio.
Capítulo II. Proceso.
Sección Primera: La Demanda.
Sección Segunda: Emplazamiento.
Sección Tercera: Contestación.
Sección Cuarta: Reconvención.
Sección Quinta: Pruebas.
Sección Sexta: Alegatos.
Sección Séptima: Resoluciones.
Capítulo III. Ejecución de las Sentencias.

TITULO IV. MEDIOS DE IMPUGNACIÓN EN GENERAL.


Capítulo I. Recurso de Revisión.
Capítulo II. Juicio de Amparo Indirecto.
Capítulo III. Juicio de Amparo Directo.

TITULO V. DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS.


Capítulo I. Notificaciones.
Capítulo II. Medidas Precautorias.
Capítulo III. Caducidad y Suspensión del Proceso.

TITULO VI. PROCEDIMIENTOS ESPECIALES.


Capítulo I. Jurisdicción no Contenciosa.
Sección Primera: Sucesión.
Sección Segunda: Prescripción Adquisitiva.
Sección Tercera: Informaciones Ad Perpetuam.
Sección Cuarta: Apeo o Deslinde.
Capítulo II. Subasta de Bienes Ejidales y Derechos Agrarios.
Capítulo III. Homologación y Ejecución de Convenios y Laudos Arbítrales.

267
FUENTES DE INVESTIGACIÓN.

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LEGISLATIVAS:

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 14, 16, 17 y 27 fracción


XIX.

Ley Agraria vigente, Titulo Décimo, artículos 164 al 190.

Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.

Ley Federal de la Reforma Agraria.

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Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios.

JURISPRUDENCIALES:

Boletín Judicial Agrario.

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Sistematizada, Ed. Porrua S. A., México, 1997.

Semanario Judicial de la Federación.

DE CAMPO:

Encuesta.

Entrevista.

Testimonio.

FUENTES DE CONSULTA METODOLÓGICAS.

Las fuentes de investigación en que se sustenta la metodología del presente


trabajo son las siguientes:

LARA SAENZ, Leoncio. Procesos de Investigación Jurídica. Editorial Porrúa.


Tercera Edición, México 1996.

PONCE DE LEON ARMENTA, Luis. Metodología del Derecho. Editorial Porrúa,


Quinta Edición, México 2000.

SÁNCHEZ VAZQUEZ, Rafael. Metodología de la Ciencia del Derecho. Editorial


Porrúa. Segunda Edición, México 1997.

WITKER, Jorge. Como elaborar una tesis de grado en Derecho. Lineamientos


metodológicos y técnicos para el estudiante o investigador del derecho.
Editorial Pac.

Técnicas de investigación Jurídicas. Editorial MC GRAW HILL, Serie Jurídica,


México 1998.

274
APÉNDICES O ANEXOS.

CUESTIONARIO DE ENCUESTA.

UNIVERSO ENCUESTADO:

MAGISTRADOS AGRARIOS, FUNCIONARIOS DE LOS TRIBUNALES


AGRARIOS Y PROCURADURÍA AGRARIA, ABOGADOS AGRARISTAS,
COMISARIADOS (PARTES) Y ORGANIZACIONES CAMPESINAS.

I.- OBJETIVO: Conocer si los Tribunales Agrarios en general observan todos los
Principios Rectores del Proceso Agrario; si existe excesiva aplicación supletoria
del Código Federal de Procedimientos Civiles y si se requiere reformar la Ley
Agraria o la creación de un Código Procesal Agrario.

II.- INSTRUCCIONES GENERALES.

Marque con una cruz la respuesta que considere a las siguientes preguntas:

1.-¿Conoce los Principios Procesales que debe observar el Juzgador en el


Proceso Agrario?
SI ( ) NO ( )
2.- ¿Los Tribunales Agrarios en general observan todos los Principios Procesales
que rigen en el Proceso Agrario?
SI ( ) NO ( )
3.- Los Tribunales Agrarios aplican el Código Federal de Procedimientos Civiles de
manera:
EXCESIVA ( ) ADECUADA ( )
4.- ¿La Ley Agraria requiere alguna reforma para lograr una mejor impartición y
administración de justicia agraria?
SI ( ) NO ( )
5.- ¿Considera necesario la creación de un Código Procesal Agrario?
SI ( ) NO ( )
6.- El Proceso Agrario se desarrolla de manera:
LENTA Y BUROCRATICA ( ) AGIL Y EXPEDITA ( )

7.- ¿En el Proceso Agrario se cumple con los plazos y términos legales que
establece la Ley Agraria?
SI ( ) NO ( )
8.- ¿La Audiencia de Ley es presidida por el Magistrado?
SI ( ) NO ( )
9.- ¿Las Sentencias se dictan en la Audiencia de Ley?
SI ( ) NO ( )
DATOS DEL ENCUESTADO.
NOMBRE:
CARGO: EXPE. NUM. T. U. A.

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