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X.

LA PROYECCIÓN

~IENTitAS que con ayuda de la literatura analítica disponible


pudimos formar un cuadro claro del origen de )a introyecéión,
~ún es~amos en tinieblas acerca de la génesis de la proyección.
.... Existe allí un estadio prediferen te para el cual, que yo sepa,
todavía no se. ha acuñado un nombre. Con frecuencia se ob-
s.e rva que el niño arroja su muñeca del cochecito. La 1nuñeca
ocupa el lugar del niño mismo: "quiero estar donde está la
n1uñeca··. Este estadio emocional (ex-movere) se diferencia
más ·tarde en expresi6n y proyecci6n~ Un metabolismo mental
s~no fequiere el desarrollo en dirección de la expresión y no
de la.· proyección. El carácter sano expresa sus emociones e
ideas,' el carácter paranoide las proyecta.
: Difícilmente .puede sobrestimarse la importancia del tema
d~ la.expresi6n si se tienen en cuenta dos hechos:
' . 1) . Es ·incorrecto hablar de la represión de los instintos. Nun-
ca se pueden reprhnir los instintos -tan sólo sus expresiones.
· . 2) Además de la expresión inhibida de ]os instintos ( prin-
cipalmente en 1a acción) toda neurosis manifiesta dificultades
para expresar el "Ser'' ( principalmente con palabras). Se rem-
plaz.a. la expresión con actuación, difusión, hipocresía, ego-
centrismo y proyección.
No se crea deliberadamente la expresión genuina; brota "del
coraz6n", pero se moldea conscientemente. Todo artista es un
inv~ntor. que encuentra medios y caminos -a veces caminos
nuevos- para expresarse.
: La· proyección esencialmente es un fenómeno inconsciente.
La p~rsona que proyecta no puede distinguir en forma satis-
factoria entre el mundo interior y el exterior. Visualiza en el
mundo exterior aqueJlas partes de su propia personalidad con
las que se niega a identificarse. El organismo las experimenta
como .si estuvieran fuera de )as fronteras del Ego y reacciona
consecuentemente con agresi6n. 1
i Por sim.Plificar dejamos aqu( de lado algunas complicaciones. Dios, por
efemplo, e, una proyección de los deseos d e omnipotencia del hombre, pero
po.r id~ntificaci6n. parcial ( "Mi'" Dios) la agresión entra en juego sólo contra

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LA PHOYECCióN 205

Los sentimient~ de culpa son desagradables de soportar;


por ello los nifios y los adultos con un sentido de responsabili-
dad insuficientemente desarrollado se inclinan a proyectar toda
culpa anticipada sobre alguna otra cosa. Un niño que se ha
golpeado en una silla, culpa a la "perversa'' silla. La persona
que arruina sus negocios puede atribuir la responsabilidad a
"la mala época', o "al .destino" -siempre habrá a mano un
chivo expiatorio.
Estas proyecciones <le culpa tienen la ventaja de proporcio-
nar un alivio temporal, pero privan a la personalidad de )as
funciones del Ego de contacto, identificación y responsabi-
liíhul.
Al analizar pacientes que con anterioridad habían estadQ en
tratamiento con otros analistas me di cuenta de que algunos de
ellos manifestaban un número extraordinario de proyecciones.
Se habían hecho conscientes partes reprimidas de' sus perso-
nalidades, pero los pacientes no habían aceptado los h~chos y
funciones que habían brotado a la superficie. Eran malos "rnas-:
cadores" y nunca se las habían arreglado para asimilar el ma-
terial liberado. Este material había sido arrojado desde el In-
consciente directamente al mundo, sin pasar las fronteras del
· Ego. Un caso, al proyectar sus impulsos sexuales sobre sus
amigos, había desarrollado casi una manía de persecución.
Otro manifestaba un acrecentamiento notable del miedo des-
arro11ado a través de Ja proyección de su agresión sobre 'el
mundo. Al liberar el material reprimido, sin asimilarlo, ambos
. casos habían ido de mal en peor.
Una madre me dijo que su hijo había experimentado una
pesadilla. Se despertó llorando porqu.e un perro quería ,nor-
derlo. Descubrí que en su intento de jugar al "perrito" con su
madre y corner1a se l1abía encontrado con un rechazo severo
y se Je había dicho que no fuera malo. No intenté explicar a]
" .

un dios extraño o en situaciones en las que no se acepta la "voluntn<l de


Dios", como después de c:.lecepcioncs.
Se clice que la gente sólo recuerda a Dios cuando lo necesita. Esto no
es un recuerdo, sino que se trata cmla vez de una nueva proyección. Cuanc_lo
en una situación difícil se sienten impotentes y desean poder y recursos mi-
gicos, proyectan esos deseos de omnipotencia y se recrea al Dios todopo-
deroso. ·
206 METABOLISMO MENTAL

niño el significado del perro con10 animal t6tem y su papel


dentro del complejo de Edipo; simplemente di por entendido
que el niño había proyectado su agresión frustrada sobre el
perro del sueño. Por este . medio su papel de mordedor activo
se · había cambiado en miedo de ser mordido. Aconsejé a la
madre_que alentara Jo mismo el juego del perro que la agre-
sión del niño. La pesadilla no volvi6 a repetirse .
.·. · La_persona que está inclinada a proyectar, se parece al que
está seiitado en una· casa con espejos en todas las paredes.
Dondequiera que mira piensa que ve el mundo a través del
9tistal,. mientras que en reaJidad sólo ve reflejos de las partes
_no aceptadas de · su propia personalidad.
. Excepto eri el caso de los sueños y de una_ psicosis en com-
pleto desarrollo, ~no encuentra siempre ]a tendencia a emplear
.un objeto adecuado como pantalla o receptor para la proyec-
ción.. El .niño· con la pesadilla habría desarrollado una fobia
hacia. los penos en caso de no haber reconquistado su agresi-
vidad. El horror de las naciones agresoras se acrecienta con la
misma cantidad de agresión que la víctima proyecta sobre ellas
· y disminuye a su nivel real cuando ]a víctima se niega a ser
intimidada y hace uso de su propia agresividad.
·Sin embargo, no es siempre el mun~o exterior el que sirve
~mo pantalla para las proyecciones; pueden también darse
dentro de la personalidád. La conciencia severa de algunas per-
sonas no puede explicarse simplemente por medio de la in-
tróyecci6n. Los padres que, según la teoda de la introyecci6n,
reaparecen dentro de la personalidad como conciencia, en rea~
lidad pueden· ser cualquier cosa menos severos. En unos de
mis casos los padres habían sido extraordinariamente simpá-
ti~s, pero habían matado. la agresión del hijo por medio de la
bondad. ·Este · paciente sufría serios sentimientos de culpa y
reproches intensos de su conciencia. 1-labfa proyectado su agre-
si6n ·-su tendencia a reprochar- en su conciencia, a la que
en consecuencia experimentaba como su atacante. En cuanto
logr6 ser abiertamente agresivo su conciencia perdi6 sus fuer-
zas -sobre él y desaparecieron sus sentimientos de culpa. Una
conc_iencia muy r~gida puede curarse tan sólo cuando el auto-
reproche se transforma en acercamiento al objeto.
LA PROYECCIÓN 2CJ1

Los "santos'' rusos de la literatura presoviética, al someter


su agresividad y renunciar al pecado, acrecentaban sus senti-
mientos de culpa. Por otro lado, un niño puede tener padres
muy intolerantes, pero si mantiene su espíriht de lucha y no
proyecta su propia agresión sobre los padres o su conciencia,
permanecerá sano. .
Las proyecciones pueden unirse a )os objetos y situaciones
más inesperados. Uno de mis pacientes gastaba la mayoría de
su tiempo preocupándose por sus genitales y c6mo exp'erimen-
tar sensaciones en ellos. Con frecuencia imaginaba que su pene
había desaparecido dentro de su estómago, que no era sufi-
cientemente viril o que era débil. Cualquiera que fuera el tema ·
que se tratara siempre volvía al tema de su pene. El análisis
de sus dificultades genitales y orales aportaron una mejora pero
no la solución. Me sorprendió entonces que sus funciones del
Ego se limitaran. a quejarse y a raros periodos de llanto y dis-
gusto. ·¿ Dónde estaban los demás rasgos de su personalidad?
. Estaban proyectados sobre su pene. No sentía que estaba hu-
. yendo de ciertas situaciones, pero en esos casos tenía el sen-
timiento de que su pene había desaparecido dentro de su es-
tómago. 1!:l no se sentía débil, sus_genitales eran débiles. En
vez de tratar de superar lo aburrido de su vida, trataba siem.:.
pre de suscitar más sensaciones en su pene: -• · . · .- · · :
Ciertamente es este un caso excepcional. Lo que con mM
!

frecuencia vemos es la proyecci6n hada el pas.aao. En vez de


expresar una emoción dentro de la sih1ación actual, el pacien-
te produce un recuerdo. En vez de decir al analista ..usted dice
tonterías", parece ser indüerente, pero de repente recuerda una
situaci6n en que atacó a un amigo por decir ..tonterías". Ese
pasar por alto la proyección hacia el pasado ayuda. al psicoaná-
lisis, por un lado, a sostener el dogma del pasado omni-impor-
tante, y por otro, interfiere con la clarificación de los conflic-
tos actuales.
De ordinario se proyecta hada e) mundo exterior la mayor
parte del material no deseado. En realidad a veces es muy di-
fícil descubrir ]as proyecciones, por ejemplo, en el caso de la
necesidad neurótica de afecto, un fenómeno que siempre ha
constituido un tropiezo en y
la teoría práctica analíticas. Ka-
208 METABOLl~MO MENTAL

ren llprney se ha dado. cuenta del papel importante que este


rasgo de carácter representa en el neurótico de nuestra époéa
y .ya he explicado que esta necesidad no puede verse satisfecha
· porque el a1nor, en caso de ofrecerse, no es aceptado ni asimi-
lado en .realidad. · .
El psicoanálisis y 1a psicología individual ( Adler) procla-
man el dqgma de que el neurótico ha pennanecido más o me-
no, infantil. Cierta1nente la necesidad de afecto está presente
en cada nifio y la incapacidad de amar es con frecuencia una
caracterfstica del neurótico; pero la capacidad de amar no
está_restringida en absoluto a. Jos adultos. El niño odia y ama
con una intensidad qne los adultos sólo pueden envidiar. La -
tragedia del n~urótico no es que nunca ha desa1'rollado amor,
ni que ha sufrido una regresión al estado de niiio -está en su
Inhibición de an1ar, y más aún, en su incapacidad para expre-
sar su amor. Cuando al amor no aceptado Je sigue una desilu-
si6n, :)a dolorosa experiencia le hace huir de la entrega a sus
emociones. Es como si decidiera "que los demás amen; no
_volveré a correr ese riesgo?>. Pero cada vez que suscita a1nor
la situación vuelve a hacerse precaria; se siente tentado a res-
pohdet al amor con amor, pero siente vergüenza de ser ridícu-
lo· y' romántico. Tiene miedo de q~e se aprovechen de él o de
tener que . sufrir repulsas. Cuando, además de esto, tiene un
carácter oral~· la necesidad de afecto coincide con su voracidad
general. ~ .. ,
El neur6tiéo ·proyecta· el amor (inhibido) · y consecuente-
mente.·( ensus expectativas y fantasías) suscita visiones en que
recibe precisamente los afectos que ha suprimido en sí f!lismo.
Dicho de· otra forma, no . padece una incapacidad para amar,
sino un'a .lnl1ibición --=-el miedo a amar demasiado. ·
<· Del mismo_modo·que "la necesidad de afecto" del neurótico
se ancla en ]a proyección, as( otro síntoma al que el psicoaná-
lisis clásico considera el síntoma neurótico número uno. Me
.refiero a) complejo de castración que se basa en el miedo d~
que los ·genitales puedan ser cornp1eta o parcialmente des,
truidos. Para demostrar la existencia de este complejo, ]os freu-
dianos interpretan -cada parte de) cuerpo como pene. Hasta 1a
exigencia por parte de Ja·madre de que el niño evacúe se ·ex-
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plica como una castración. Sin embargo, el psicoanálisis pasa


por alto el bechu decisivo de que en. todos los llamados subs-
titutos de pene sólo un factor permanece constante -en con-
creto, el de daño: toda educación disciplinaria amenaza y a
veces inflige daño, ya sea al pene, a los ojos, a las nalgas, al
cerebro o al honor. El temor recurrente del neurótico a sufrir
daño no puede curarse metiendo todo posible símbolo de pene
dentro del complejo de castración, sino más bien anulando las
proyecciones de la agresión del neurótico -de. su deseo inex-
presado de amenazar e infligir daño.
Un joven. con una fijación materna fuerte, aunque infeliz,
admitió que huía de las relaciones sexuales por miedo a que
pudiera suceder algo a su pene dentro de la vagina. Sus sue-
ños revelaron que tenía miedo de una vagina dentada. El
genital femenino era para él una especie de tiburón que mor-
dería su pene. En apariencia era este un complejo de castra-
ción no ambiguo. Era artista y manifestaba un horror no usual
a cualquier revisión de sus obras debido a Ja crítica aguda-
mente mordaz que podría expresar. Evitaba las amenazas lo
mismo a su pene que a su narcisismo.
Otros síntomas trajeron la solución de su neurosis: rara vez
empleaba sus dientes anteriores y temía herir hasta a una mos-
ca -dos fenómenos que casi siempre se encuentran juntos. El
morder y el herir eran proyectados, pero no sólo en la vagina,
de tal forma que su 1niedo a ser herido no se limitaba al pene.
Considerar al pene como el único objeto o hasta como el ob-
y
jeto primario es, en mi opinión, una decisión arbitraria con-
funde µn síntoma con una causa. Aunque se convenza a un
neurótico de este tipo de que no hay peligro en la vagina, no
terminarían sus problemas, ya· que su complejo de castración
no es e1 centro de su neurosis. Es sólo un resultado de su agre-
sividad proyectada. Puede IJegar a ser sexualmente potente,
pero el miedo al daño ( por ejemplo, a su prestigio) puede, sin
embargo, permanecer y simplemente buscar otra pantalla ·para
sus proyecciones. La actitud desconfiada de nuestro paciente
cambió una vez que aprendió a empJear su agresión, a clavar
sus dientes en Jas cosas y a tomar su parte de la vida. Durante
el tratamiento Je oí expresar críticas muy duras.
210 METAllOLISMO MENTAL

Las proyecciones, en el sentido más estricto; son alucina-


ciones. La pesadilla del niño pequeño es una alucinación pro-
yectiva de ese tipo, que constituye un síntoma central en la
paranoia genuina. Cuando sigue existiendo suficiente sentido
de la realidad, se racionalizan las alucinaciones; podemos en-
tonces hablar de un carácter paranoide. Es típico de él buscar
"puntosº, realidades que puedan servir corno pruebas al para-
noide de que no sufre alucinación. El rnarido morbosamente ce-
loso, por ejemplo, .estará a la espera y tratará de poner trampas
a su esposa para descubrir si sonríe a alguna otra persona; y
si esto sucede, interpreta su sonrisa de acuerdo con sus ideas
preconcebidas de celos. 2
Una persona era persegüida por el miedo de que algún día
la mataría una teja que cayera de un tejado. Evitaba ir cerca
de las casas y al caminar por la ca11e corda e] peligro niayor de
ser atropellado. No se le pudo convencer, naturalmente, de que
la probabilidad de que Jo matara una teja era de una entre
un mi11ón. Un día me trajo un recorte de periódico y me lo
mostró triunfante: a una persona la había matado una teja.
';Como ve, t~nía razón; esas cosas sí suceden." Buscaba puntos
y al fin había encontrado uno. Se eliminó su miedo anulando
la proyección de su impulso particular a sacar e) cuerpo por
las ventanas y arrojar piedras a las personas que lo liabían
tratado "injustamente,,.
Casos más ligeros de caracteres paranoides manifiestan cier-
ta selectividad que recalca algunas caracterís~icas eri una per-
sona y escotomiza otras. Los rasgos atacados corresponden a
las proyecciones, a las partes alienadas de la personalidad pa~
ranoide. De esta forma, las proyecciones son medios :muy apro-
piados para evitar la solución de la actitud ambivalente. Al
proyectar la actitud hostil propia es fácil ser tolerante. ¿No
merece uno una felicitación por ser tan bueno en medio de
un mundo tan malo?
Como una concepción orgánica no puede estar satisfecha
con 1a investigación de sólo los aspectos psicológicos, intenta-
remos descubrir qué es lo que corresponde, por el lado somá-
tico, al proceso de proyección.
2 Los celos se deben siempre a deseos no expresados, proyectados.

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