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3: El desafío keynesiano
Recapitulando: en el modelo clásico la eco está en el PBI potencial porque los salarios se encuentran en el
nivel de equilibrio que garantiza el pleno empleo. Ese producto tiene que alcanzar, pero no sobrar, para
abastecer a consumidores e inversores porque el PBI tiene que ser igual a la DA. Lo que asegura que DA =
PBI es la tasa de interés, que se ubica en un nivel tal que la DA iguale a la producción potencial. La tasa de
interés se ubica ahí porque es el nivel en el que la O de préstamos es igual a la D. La política monetaria no
juega un rol importante porque las variaciones en la cant de dinero sólo repercuten en el nivel general de
precios.
Entonces, hay dos precios que para el modelo clásico deben siempre estar en su lugar: la tasa de
interés y los salarios. Pero para los keynesianos ambos no siempre están en el nivel correcto.
Si la tasa de interés está por encima del nivel de equilibrio las empresas no venden todo lo que
venían produciendo, de modo que irán recortando su producción hasta que la producción sea
igual a la demanda planeada o, lo que es lo mismo, hasta que el ahorro sea igual a la inversión
planeada El nivel de actividad de la economía entonces cae por debajo del PBI potencial.
Adicionalmente tendrá un papel importante el multiplicador: la reducción en los ingresos hará
caer el consumo, lo que impactará sobre la producción, que significa menores ingresos, y así
sucesivamente.
La caída en la tasa de interés y la reducción del nivel de actividad son dos maneras alternativas de
igualar el ahorro a la inversión planeada cuando se abre entre ellos una brecha: con la caída de la
tasa de interés, sube la inversión planeada y se reduce el ahorro; con la reducción del nivel de
actividad, el ahorro cae porque cae el ingreso. Keynes incluso llegó a plantear una tesis extrema: la
tasa de interés puede incluso no ajustar en absoluto, y toda la diferencia entre ahorro e inversión
planeada desaparecerá con la contracción del nivel de actividad, que reducirá el ahorro hasta
igualarlo con la inversión. Esa situación descripta por Keynes en los años 30 cobró actualidad en
2008-2009 cuando la economía siguió cayendo a pesar de la que la tasa de interés estaba cerca del
0% y, por lo tanto, no podía seguir bajando, condición que se llama trampa de liquidez.
Por otra parte, si se produce menos (sin que haya cambios en el stock de capital o la tecnología)
tiene que haber cambios en el mercado de trabajo porque habrá menos gente trabajando.