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Guía básica para la comprensión e interpretación de textos filosóficos1.

Einar Iván Monroy Gutiérrez.

1. Aprendizaje Autónomo y Hermenéutica.

La Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD, en el Proyecto Académico Pedagógico


Solidario, versión 3.0, p. 54, plantea que:

El aprendizaje autónomo es un proceso de apropiación crítica de la experiencia vital,


intelectual y cultural, a partir del reconocimiento de la realidad personal y social, mediante la
profundización teórica de conceptos básicos, principios explicativos y valores fundamentales,
generados en forma metódica, sistemática y autorregulada, para transferirlos
comprensivamente a diferentes contextos y aplicarlos creativamente en la solución de
problemas de la vida cotidiana, en el desarrollo de procesos formativos y en la promoción del
desarrollo humano.

En razón de lo anterior, es menester reconocer que los momentos que caracterizan el aprendizaje
autónomo, a saber: reconocimiento y apropiación crítica, profundización teórica y sistemática,
transferencia comprensiva y aplicación creativa, son momentos esencialmente hermenéuticos.
Así las cosas, el aprendizaje autónomo es un proceso hermenéutico en sí mismo y, a su vez, la
hermenéutica es un proceso de aprendizaje autónomo tanto de la existencia como de diferentes
textos.

En cualquier carrera profesional, pero de un modo más prominente en “Filosofía”, la lectura es


una acción fundamental. Entrar a un curso en campus, escuchar una conferencia, ver algún
material audiovisual, no es sustituto de fuentes primarias sino ayudas pedagógicas para la
comprensión de éstas. Los textos filosóficos son esencialmente el contenido del curso; si usted no
lee, sencillamente no aprende y, en este caso, aprender no es “retener”, sino comprender e
interpretar.

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El presente texto está en construcción. Los planteamientos que se consignan son producto de su aplicación en mis
lecturas y por tanto son susceptibles de modificación o confrontación con otros aportes sobre el asunto en
cuestión.
2. Lineamientos para potenciar el aprendizaje autónomo y desarrollar competencias
hermenéuticas.

A continuación, encontrarán los pasos, lineamientos y criterios que les permitirán potenciar su
aprendizaje autónomo y desarrollar competencias hermenéuticas.

2.1. Lectura general.

Ésta consiste en un reconocimiento y apropiación crítica y se divide a su vez en dos


momentos:

2.1.1. Identificar lo que dice el texto: no se detenga a subrayar, ni se preocupe por entender
los conceptos. Es suficiente con que lea con atención.

2.1.2. Identificar lo fundamental del texto: para esto, es necesario hacer una lectura atenta y
detenida. Es importante prestar atención al título, a los conceptos, a las ideas, a los
pasajes cruciales y al léxico técnico ya que el significado de un término filosófico
dista mucho del que pueda tener en el mundo cotidiano. Este es el momento para
subrayar, para sacar apuntes, para buscar el significado de un término en un
diccionario filosófico o en el internet.

2.2. Lectura analítica y comprensiva.

2.2.1. Esta es el momento de la profundización teórica. Recuérdese que un texto filosófico


está proyectado a partir del enunciado de una proposición fundamental o tesis a fin de
demostrar su verdad, basándose en unas evidencias argumentativas. Una tesis puede
ser positiva, de aceptación, o negativa, de rechazo de una posición filosófica. Todo
escritor formula su tesis central o principal apoyándose en una serie de argumentos o
ideas centrales, las cuales desarrollan cada una unos temas y/o problemas que
llamaremos ideas secundarias. Una idea central o principal es acompañada, explicada
o soportada con una idea secundaria. Analizar cada una de esas partes nos permitirá
realizar abstracciones, inferencias o reconocer las ideas centrales que defienden o
critican la tesis del autor. Por analogía, podemos decir que una tesis de un autor es al
tronco de un árbol, como las ideas principales son a sus ramas, y las ideas secundarias
son a las ramitas.

2.2.2. Como se trata de una lectura analítica, es necesario descomponer el texto mediante el
reconocimiento específico de otros elementos: los conceptos filosóficos, en la mayoría
de los casos pueden variar de significado, p.ej: “verdad” no significa lo mismo en
Aristóteles, Tomás de Aquino o Heidegger.

2.2.3. También podemos centrar la mirada en el autor y preguntarle ¿qué quiere decir?,
¿cuál es el tema o problema que quiere resolver o evidenciar?, ¿cuáles son sus
argumentos?, ¿qué implicaciones tienen los razonamientos del autor?, ¿qué fuentes de
información usa el autor para sustentar sus argumentos?, ¿cuál es el interés que el
autor tiene sobre el tema?, ¿hacia qué está enfocado el autor?, ¿a quién o contra quién
está dirigido el texto?, ¿hay algún fondo ideológico o religioso que comprometa el
pensamiento del autor?, ¿cuáles son las inferencias y conclusiones fundamentales?

2.2.4. Así mismo, es necesario considerar el contexto, ya que todos los escritos
independientemente del género que sean, surgen en una situación histórica concreta.
El pensamiento del autor se encuentra determinado por unas situaciones económicas,
sociales, políticas, culturales entre muchas otras. Por eso es menester preguntar
¿cuándo fue escrito el texto?, ¿qué estaba sucediendo en ese momento?, ¿para qué
audiencia fue proyectado?, ¿qué propósitos tenía el autor?, ¿qué críticas recibió por
parte de la comunidad filosófica y qué respuestas dio el autor a dichas críticas?
También es importante saber el puesto de un escrito en el conjunto de obras del autor,
a fin de encontrar las continuidades o los virajes en las significaciones de los
conceptos o ideas del autor.

2.2.5. También, debemos reconocer el discurso del autor. Recordemos que el discurso
puede ser moral (qué cosa es buena o mala), ético (algo es bueno porque produce
placer (hedonista), o porque sirve para un fin (utilitarista)), epistemológico (validez
del conocimiento en las ciencias naturales y sociales), gnoseológico (teorías sobre el
conocer en términos generales), metafísico (la pregunta por la esencia y causa primera
de todas las cosas), ontológico (el sentido y modo de ser de algo), estético
(conocimiento y goce de las obras artísticas), ideológico (neoliberalismo, izquierda,
cientificismo o tecnologicismo), entre otros.

2.2.6. Finalmente debemos identificar los pre-supuestos de los que parte el autor. ¿Parte de
enunciados, hechos o pruebas particulares para establecer a posteriori leyes,
enunciados universales, generalizaciones?, ¿parte de hipótesis, conjeturas,
suposiciones y mediante sus argumentos busca conocer su verdad o falsedad?
Siguiendo con nuestra analogía, el autor del texto es al cuello de la planta, como los
conceptos fundamentales son a las raíces primarias, como el contexto es a la tierra en
la que se aferran las raíces, como los discursos son a las raíces secundarias, como los
pre-supuestos son a la cofia.

2.3. Lectura crítico-interpretativa.

Aquí debemos responder, entre otras, las siguientes preguntas: ¿la tesis del autor conserva validez
en la época del lector?, ¿hay alguna correspondencia entre las ideas centrales o secundarias con la
realidad en que vive el lector?, ¿podemos analizar y resolver algunos problemas actuales a partir
de los planteamientos de un autor?, ¿mis construcciones teóricas se apoyan en qué
planteamientos y de qué autor?, ¿cómo puede interpretarse la tesis de un autor a la luz de la
situación actual?, a pesar de las diferencias, por ejemplo de contexto, ¿puede aplicarse la tesis de
un autor a un problema local?

Bogotá, enero de 2014.

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