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Según la lectura "El BREXIT Colombia NO" que podrá encontrar en la pagina

web: https://www.semana.com/nacion/articulo/plebiscito-por-la-paz-el-brexit-
colombiano/496554 responda las siguientes cuestiones.
¿Qué semejanzas y diferencias tiene el plebiscito de la Unión Europea y el que se realizó
en Colombia? Mencione como mínimo dos.
¿Qué consecuencias económicas tiene para Colombia el Brexit? Mencione como mínimo
dos.
¿Qué oportunidades de mejora tiene para Colombia el Brexit? Mencione como mínimo
dos.

El Brexit colombiaNo
Como ocurrió con la consulta sobre la permanencia de Gran Bretaña
en la Unión Europea, los electores se pronunciaron en contra del
consenso mundial.
El Brexit colombiaNo Foto: Foto: SIG

En tres elecciones convocadas para este año en distintos países, el


mundo ha tomado claramente partido de antemano sobre la que
considera la opción sensata. Así ocurrió con la consulta sobre la
permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea, se está dando en
las presidenciales de Estados Unidos con el pintoresco Donald Trump
de candidato y, en el resultado tal vez más sorprendente, se confirma
en el plebiscito para refrendar el acuerdo final en Colombia. En las
dos que ya están resueltas, poco les importó a los votantes la opinión
de la comunidad internacional, y de hecho algunos la consideraron
una injerencia indebida.

En Gran Bretaña, la otrora inconcebible opción de retirarse de la UE


ganó la partida en junio. En Colombia, el No contra la refrendación de
lo acordado en La Habana se impuso este domingo. En ambos casos,
el resultado arrojó al país a un período de incertidumbre que tardará
en resolverse. De este modo, el Brexit se constituye en un espejo
inevitable para establecer paralelos y diferencias.

Aislamiento internacional

Diversos observadores habían advertido el aislamiento internacional


que le podría provocar a Colombia rechazar los cuatro años de
negociaciones con las FARC. El periodista británico John Carlin incluso
llegó a bautizar esa opción como el “plebiscidio”. Y en efecto, los
colombianos lo cometieron.

En el caso británico, la posición mundial, emanada tanto de


dignatarios como de expertos y de instituciones como el FMI, también
era bastante clara. Aunque las opiniones extranjeras fueron un gran
respaldo de la campaña por el Brimain (como se conocía la opción de
la permanencia), por momentos parecieron contraproducentes,
especialmente después del llamado del presidente de Estados Unidos,
Barack Obama.

“Yo nací en un país, Gran Bretaña, que acaba de hacer un ridículo


mundial, me refiero al referéndum sobre la permanencia de Gran
Bretaña en la Unión Europea, decidieron que No ante la estupefacción
del resto del planeta. Esa estupefacción multiplícala por 50 en caso
de que Colombia diga No a los acuerdos de paz. Colombia tiene la
oportunidad de hacer lo mismo pero más a lo grande porque esto es
cuestión de vida o muerte”, había advertido en los días previos Carlin
en una entrevista a Semana.com. En el mismo sentido se manifestó
el colombianista Daniel Pécaut, entre muchos otros.
De nada sirvieron los abundantes pronunciamientos a favor del
acuerdo de líderes internacionales, muchos desde la propia Asamblea
General de la ONU. Los colombianos hicieron caso omiso de todas las
advertencias, y, a juzgar por los resultados, no les caló la idea de que
iban a hacer un ‘oso’mundial.

Consulta innecesaria y futuro incierto

“David Cameron pasará a la historia como el político irresponsable


que puso en juego el interés general del Reino Unido y de Europa
para resolver un problema personal y de partido”, escribió en su
momento, lapidario, el expresidente del gobierno español Felipe
González. Junto a él, muchas voces consideraron innecesaria la
consulta.

Nada obligaba al gobierno británico a embarcarse en semejante


aventura, que no era vinculante pero Cameron había prometido
respetar. El entonces primer ministro se la sacó de la manga para
resolver problemas internos del Partido Conservador.

La oposición consiguió imponer la idea de que no se podía confiar en


Cameron, y muchos lo consideraron el principal lastre de la campaña
por haber sido euroescéptico. Con esos antecedentes, la primera y
más obvia consecuencia del Brexit fue jubilarlo de la política.

El escenario presenta paralelos con el presidente Juan Manuel Santos,


quien tampoco estaba obligado a aprobar en una consulta popular lo
negociado en Cuba, pero tomó la decisión política de someter a las
urnas el acuerdo final para darle mayor legitimidad. Aunque la
intención de refrendar popularmente los acuerdos era buena, también
constituía un riesgo innecesario. Al igual que ocurrió con Cameron, la
oposición asegura que no se le puede creer y muchos lo consideran
un negativo en campaña por sus bajos niveles de popularidad.

En noviembre del año pasado Santos, en una entrevista con la BBC,


dijo que si perdía el plebiscito estaría en serias dificultades, e incluso
insinuó la posibilidad de renunciar. Algunos voceros del Centro
Democrático ya habían señalado que el triunfo del No debería poner
esa opción sobre la mesa, aunque el propio Santos pareció
descartarla en su discurso al país tras conocer el resultado.

El pasado frente al futuro y los mensajes emocionales

En Gran Bretaña, el tema de la inmigración (y la xenofobia) terminó


por protagonizar la recta final de la campaña; en Colombia, en gran
medida, la supuesta impunidad y la participación política de las FARC.
Entretanto, la campaña por quedarse agitó el temor de las
consecuencias económicas y de quedar aislado, como de alguna
manera se alcanzó a mencionar en el país.

El mensaje del bando que iba por el Brexit (especialmente del Partido
por la Independencia del Reino Unido, el UKIP, por su sigla en inglés)
fue más emocional que racional, con afirmaciones como que las islas
se iban a inundar de inmigrantes, que habría ataques terroristas y
que los ciudadanos perderían sus empleos frente a los inmigrantes.
Quizás el único argumento del No que se puede comparar en este
punto es el de los injustos sueldos que recibirían los guerrilleros
desmovilizados.

Entre los mensajes de último minuto de Cameron estuvo: “Voten por


sus hijos y nietos, ellos no podrán deshacer la decisión que tomemos,
la siguiente generación tendrá que vivir con las consecuencias”. Fue
similar al mensaje sobre el futuro que transmitieron los principales
promotores del Sí, pero en ninguno de los dos casos parece haber
terminado de calar.

La campaña por permanecer en la UE aseguraba que retirarse


pondría en riesgo la economía y la seguridad, traería menos empleos,
menos aliados y mayores precios, como en efecto parece estar
ocurriendo. Votar por salir era un salto al vacío, que en cualquier caso
los británicos decidieron dar.

Por otro lado, en la campaña por el Brexit, en medio de muchas


medias verdades, mentiras abiertas y afirmaciones populistas, imperó
el mensaje de recuperar el control y la autonomía, para poder tomar
decisiones según las prioridades nacionales y no las del bloque. De
algún modo, la idea de imponer la renegociación de los acuerdos que
promovió el uribismo también puede considerarse un llamado por
recuperar el control.

Han pasado 100 días desde cuando los británicos aprobaron


abandonar el bloque continental, pero de la salida sólo se sabe que
no tiene marcha atrás, como sugiere la frase "Brexit es Brexit" de la
primera ministra, Theresa May, el relevo de Cameron después de las
turbulentas jornadas que siguieron a la votación. Colombia, como
ocurrió con el Reino Unido, se encamina a una crisis de liderazgo con
consecuencias difíciles de predecir.

Al final, los promotores del Brexit, como el exalcalde de Londres Boris


Johnson y el dirigente del UKIP Nigel Farage, salieron en desbandada
al no poder confirmar las cifras y argumentos con los que
convencieron a los votantes, principalmente a las personas mayores,
de votar por la salida. Falta ver en el caso colombiano cuál será la
actitud de los promotores del No cuando el país se enfrente al limbo
jurídico que produjo su promesa de renegociar los acuerdos, algo que
está, al menos por el momento, en el campo de la incertidumbre.

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