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HEBREOS

El hábitat original de los hebreos, pueblos semitas de pastores nómades, fue la península arábiga. Sin embargo, en tiempos
antiguos migraron la Baja Mesopotamia, a las proximidades de la ciudad de Ur.

El término hebreo (“habiru”) significa “gente del otro lado”, es decir, los que venían del otro lado del rió Eufrates.

Hacia el siglo XVIII AC, cuando dominaba la primera Dinastía de Babilonia, este pueblo se trasladó desde Ur hasta Palestina, que
antiguamente se llamaba Canaán. Es probable que el desplazamiento se haya debido a fenómenos naturales que redujeron la
posibilidad de obtener alimentos, combinado con la presión ejercida por los pueblos mesopotámicos.

Los hebreos estaban organizados en tribus de pastores dirigidas por patriarcas. Según la tradición bíblica, los primeros patriarcas
fueron Abraham, Isaac y Jacob. Este último cambió su nombre por el de Israel, y esta nominación pasó a designar a todo el
pueblo.

Tiempo después, algunos grupos hebreos se sumaron a los hicsos cuando estos invadieron Egipto en el siglo XVIII AC. Mientras
los hicsos dominaron el norte de Egipto, los hebreos estuvieron protegidos, pero cuando parte de estos invasores fueron
expulsados por los príncipes de Tebas, los hebreos se vieron reducidos a una situación de sometimiento durante el Imperio
Nuevo. Esta permanencia conocida como el “Cautiverio de Egipto”, finalizó cuando salieron del país guiados por Moisés hacia los
siglos XIV o XIII AC. Moisés guió a su pueblo por el sur del desierto de Sinaí (puesto que el norte de esta península estaba
custodiado por fortalezas egipcias) para llevarlo nuevamente hacia Canaán.

LA SEGUNDA INSTALACIÓN DE LOS HEBREOS EN CANAÁN: LOS JUECES

El ingreso de los hebreos en Canaán fue muy lento, pues se produjo entre los siglos XIII y XI AC. Para poder instalarse en la región,
debieron enfrentar a los pueblos cananeos establecidos en la zona. Durante estas luchas, los hebreos estuvieron organizados en
doce tribus, dirigidos por jefes políticos, militares y religiosos que recibieron el nombre de Jueces.

Para unificarse ante los enemigos y fortificarse militarmente, establecieron finalmente un gobierno monárquico a fines del siglo
XI AC. Esto fue posible porque en esa época no existían grandes imperios enemigos. El poderío heteo se había desplomado,
Egipto estaba en decadencia y Babilonia sufría las invasiones de otros pueblos.

LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LOS HEBREOS

El primer rey de los hebreos fue Saúl. Su sucesor, David conquistó la ciudad de Jerusalén y la convirtió en la capital del reino. Este
monarca también organizó el ejército y comenzó a crear alianzas con las ciudades fenicias. Sin embargo el apogeo del poder
monárquico se produjo con Salomón en el siglo X AC. Bajo su reinado se establecieron las fiestas religiosas y se construyó el Gran
Templo de Jerusalén con ayuda de arquitectos de Tiro. Asimismo el rey Ahiram de Tiro facilitó su flota a Israel para traer
productos de Arabia y de las costas africanas. También fue muy intenso el comercio caravanero.

En política interior, Salomón limitó la autonomía de las tribus y organizó un sistema de impuestos para mantener a la corte a los
funcionarios y al ejército. Esos gastos y la imposición de trabajo obligatorios a los habitantes disgustaron a la mayoría de la
población, y ocasionaron en consecuencia, fuertes tensiones sociales.

LA DIVISIÓN DEL REINO DE ISRAEL

Al morir Salomón, al rededor del 930 AC, se produjo una división entre los hebreos. Diez tribus conformaron el Reino de Israel
constituyendo su capital en Samaria. Este reino mantuvo su independencia hasta el 722 AC, cuando fue derrotado por los asirios.
Al producirse esta conquista, la mayor parte de la población fue deportada y los asirios colocaron un gobernador en la zona. Las
dos tribus restantes formaron el reino de Judá, con capital en Jerusalén. Judá subsistió hasta el 586 AC, año en que cayó en
manos de los neobabilonios.

Durante el cautiverio se difundió la prédica de los profetas, quienes difundieron el mesianismo, es decir, la creencia en la llegada
de un Mesías o salvador del pueblo hebreo.
ECONOMÍA HEBREA

La propiedad de la tierra fue comunal en los primeros tiempos, pero cuando se establecieron por segunda vez en Palestina
empezó a desarrollarse la propiedad privada.

Cultivaron la tierra y también se dedicaron a la industria y al comercio, para los que demostraron excepcionales condiciones.

Cada siete años, año sabático, la tierra se dejaba descansar.

Cada cincuenta años se celebraba el año jubilar: Descansaba la tierra, caducaban las deudas, los presos eran puestos en libertad y
los que se habían visto obligados a vender sus tierras, las recuperaban, con lo que se trataba de evitar la formación de latifundios.

LEGADO HEBREO

La influencia religiosa y moral del pueblo hebreo ha sido muy grande, pues fue el precursor de los pueblos cristianos.

En primer lugar, afianzó el triunfo del monoteísmo y el de una religión espiritual y de un contenido moralizador, que proviene de
la época de los profetas, pues estos predicaron que para honrar a Dios no se necesitan sacrificios ni ritos, ya que la verdadera
piedad está en el corazón de los fieles.

También los profetas enseñaron que entre Yahvé y los creyentes nadie podía interponerse, y ello dá a la religión hebrea un
contenido subjetivo, desconocido hasta entonces, que está expresado en el Deuteronomio: “La Ley está muy cerca de ti, la tienes
en tu boca y en tu corazón”.

De esta concepción religiosa derivó una importante conclusión moral: La responsabilidad individual, a la vez que se condena la
responsabilidad colectiva que castigaba al culpable, a sus descendientes y a su familia: “No se hará morir a los padres por los
hijos, ni a estos por aquellos, se hará morir a cada uno por su pecado”.

La Biblia sirvió como fuente de inspiración a gran parte de la literatura y del arte del Renacimiento, además fue fuente del
derecho.

FENICIOS

EL MEDIO GEOGRÁFICO.

"Fenicia está situada en la parte occidental del Asia Anterior, junto al Mediterráneo, comprendida entre las regiones de Siria, al
norte, y Palestina, al sur. Su territorio corresponde, aproximadamente, al país que hoy se llama república del Líbano, y es
incomparablemente menor que el de Mesopotamia o de Egipto."
Fenicia es una faja de tierra, de un ancho promedio de 40 km., que dispone de 200 km. de costa, desde el monte Carmelo hasta
el golfo de Alejandreta; a sus flancos se hallan el mar Mediterráneo, hacia el poniente, y el desierto de Libia, hacia el oriente.

De norte a sur la atraviesan dos cadenas paralelas de montañas: el Líbano y el Anti Líbano, en cuyas laderas crecían abundantes
bosques de cedros, que proporcionaban a los fenicios la madera necesaria para construir sus barcos y lanzarse a la conquista del
mar.

El macizo del Líbano desprende ramificaciones transversales de menor altura, que dividen al país en pequeños valles fertilizados
por los riachuelos que desde las alturas bajan torrentósamente hacia el Mediterráneo. Si bien la costa es abrupta y poco
hospitalaria, las bocas de los valles y algunos islotes próximos al litoral permitieron el establecimiento de buenos puertos, como
Tiro, Sidón, Biblos y Arad.

Las reducidas tierras fértiles daban con facilidad vid, olivo y cereales, pero la producción resultaba insuficiente para satisfacer las
necesidades de la creciente población. Los fenicios se vieron así en la necesidad de buscar en el mar nuevos medios de
subsistencia, dedicándose primero a la pesca y, más tarde, a la navegación.

Como Fenicia era tan abrupta, la navegación vinculó a las ciudades fenicias, que hallaron en las aguas una ruta más fácil y rápida
para comunicarse entre sí que la de los ásperos senderos de los valles. La navegación costanera fue complementándose con la
navegación en mar abierto, y los fenicios cruzaron el Mediterráneo, en todas direcciones, comerciando en todas sus riberas y
transmitiendo a las poblaciones bárbaras de sus costas las industrias y las ideas de los pueblos orientales.

Los fenicios se convirtieron así en los grandes navegantes de la antigüedad, y propagaron por el Mediterráneo la civilización de
los pueblos del Cercano Oriente.

ORIGEN, CULTURA Y EVOLUCIÓN DE FENICIA.

Diversos contingentes de semitas empezaron a establecerse en aquella pequeña región, en época muy remota (posiblemente el
milenio III a. C.) Pero estas tribus semíticas, cuya unión formó el pueblo fenicio, sufrieron la poderosa influencia de los grandes
estados vecinos, Babilonia y Egipto, quienes sucesivamente asentaron su dominación en Fenicia.

Los babilonios, desde el tiempo de Hamurabi, convirtieron a Fenicia en un ala de su imperio. Luego, los egipcios hicieron lo
mismo, en tiempos de los faraones Thutmoses III y Ramsés II. Pero más tarde, hacia el 1200 a. C., los fenicios lograron
emanciparse de Egipto, y desde entonces vivieron independientes por más de 400 años, hasta que los subyugaron los asirios,
pueblo conquistador y guerrero que dominó todo el Cercano Oriente.

La cultura fenicia, por esto, fue una fusión de la egipcia y babilónica. El interés histórico de los fenicios no radica, pues, en la
originalidad de su cultura, ni en su importancia política o guerrera, dada la pequeñez territorial de Fenicia y su escasa
intervención en las luchas de los grandes imperios. El mérito de los fenicios consiste en el maravilloso impulso que dieron a la
navegación mediterránea, en el desarrollo comercial e industrial que alcanzaron sus ciudades y en el talento que demostraron
para adaptar a sus necesidades algunos elementos de las culturas egipcia y babilónica, tales como la escritura, a la que
simplificaron creando el primer alfabeto.

Mientras vivieron independientes, los fenicios no tuvieron unidad política: se agruparon en pequeñas ciudades, libres y
soberanas, que luchaban, a veces, por la hegemonía.

Biblos tuvo mucha importancia económica en tiempos de la dominación egipcia. Luego la sucedió Sidón, cuyos barcos acapararon
el comercio del Mediterráneo oriental. Finalmente, Tiro, a partir del 1100 a. C., se convirtió en la gran metrópoli económica del
mundo antiguo.

Los fenicios tubieron un importante desarrollo de la estética a través del arte. Desarrollaron importantemente la cerámica
creando vasijas y recipientes con varios colores. Crearon interesantes esculturas en representación, principalmente de
divinidades y figuras femeninas. Destacados también fueron sus mosaicos y su arte de la creación de joyas entre las que se
encuentran collares, pendientes, pectorales y otros objetos de metales preciosos. Participaron en el desarrollo del arte de las
máscaras, y, también, crearon recipientes que cumplieron, a la vez, las funciones estética y utilitaria.

Collares fenicios (izquierda) y máscara fenicia (derecha).


LA COLONIZACIÓN FENICIA.

"La carencia de metales, la estrechez del territorio y la proximidad al mar de la región fenicia fueron los elementos que incitaron
a los fenicios a dedicarse a la navegación y al comercio marítimo."

Los tirios fueron los descubridores y navegantes del Mediterráneo occidental. Alejados del Egeo por la fuerza creciente de los
griegos, dirigieron sus navíos hacia las costas del oeste. Recorrieron todo el litoral del África del norte, España, sur de Italia y las
islas occidentales (Sicilia, Malta, Córcega, Cerdeña y Baleares).

Los tirios no se contentaron con realizar un comercio de tránsito con estas tierras, como los sidonios en el Egeo, sino que se
establecieron en algunos parajes estratégicos, donde fundaron factorías y ciudades.

En el país de Tharsis, actual Andalucía, establecieron la ciudad de Gades (Cádiz) y conquistaron los territorios circundantes, muy
ricos en minerales, especialmente en plata.

En la costa de Africa, frente a la isla de Sicilia, en una posición maravillosamente estratégica, porque desde allí se dominan las
rutas que comunican el Mediterráneo oriental con el occidental, fundaron la ciudad de Cartago (814 a. C.).

Los marinos fenicios atravesaron también el estrecho de Gibraltar y exploraron las costas africanas y europeas del océano
Atlántico. Aunque no se poseen datos ciertos sobre sus viajes oceánicos, parece que por el lado sur llegaron hasta las islas
Canarias, y por el norte alcanzaron las islas Casitérides (Sorlingas), próximas a la costa de Inglaterra, en las que abundaba el
estaño.

Todos estos viajes beneficiaron extraordinariamente a la ciudad de Tiro. De las numerosas factorías mediterráneas afluían a sus
puertos el oro, la plata, el estaño y el plomo, que luego sus obreros transformaban en armas y objetos de lujo.

Pero este formidable desarrollo comercial e industrial de Tiro se paralizó como consecuencia de las guerras que precedieron la
formación del imperio asirio. En el siglo VII a. C., la rica ciudad fenicia debió reconocer el poder de los asirios y pagarles tributos.

La importancia histórica del pequeño pueblo fenicio radica, precisamente, en haber descubierto y colonizado ese mundo
marítimo. Los fenicios no conquistaron ni se anexaron tierras: se contentaron con crear bases y puntos de apoyo en las costas,
respetando la independencia de los nativos.

EL COMERCIO FENICIO.

El comercio marítimo fue la principal actividad de los fenicios, pues durante más de tres siglos ejercieron un absoluto monopolio
mercantil, en el mundo mediterráneo. Su negocio consistía en trocar con los nativos de las regiones de occidente los productos
de la industria fenicia, estatuillas, peines, espejos de metal, telas y baratijas, por las riquezas naturales de cada región. Así los
marinos de Tiro traían de España, plata, hierro, plomo y estaño; del norte de Europa, ámbar; de Sicilia e Italia, cereales y lana; del
África, marfil, oro y plumas de avestruz. De todos esos puntos traían igualmente otra mercancía muy cotizada en Oriente: los
esclavos.

Los gobernadores locales vendían sus prisioneros de guerra como esclavos a los fenicios, pero a veces éstos conseguían la
preciada mercadería humana sin pagarla: atraían a los naturales del país exhibiendo en la playa hermosas armas, tejidos, joyas y
perfumes y, si la ocasión se presentaba, raptaban a los niños y mujeres.

A la par del comercio marítimo, los fenicios realizaron también un activo intercambio por tierra con los países del Asia occidental.
Las caravanas fenicias, valiéndose de los camellos, a los que se llamaba "naves del desierto", cruzaban las arenas como los barcos
el mar, y desde Arabia a Mesopotamia repartían por todo el Cercano Oriente los variados productos de la industria fenicia.

LA INDUSTRIA DESARROLLADA POR LOS FENICIOS.

Además de comerciantes, los fenicios fueron grandes industriales. Explotaron tres principales industrias: la de los metales, la del
vidrio y la del teñido.

Los metales fueron trabajados con maestría, y los talleres de Tiro produjeron abundantemente armas de bronce y de hierro,
joyas de plata y de oro, vasos, adornos y utensilios variados de bronce o de cobre.
En la fabricación del vidrio superaron a los egipcios, obteniendo vidrio transparente. Mientras se hallaba todavía en estado
líquido, lo mezclaban con óxidos metálicos, para lograr combinaciones de distintos colores.

Pero el desarrollo de la industria de los metales y del vidrio no logró engendrar un arte fenicio original. Comerciantes antes que
artistas, sólo se preocuparon de poder ofrecer a sus clientes, a bajo precio, imitaciones de estatuitas, joyas, vasos y adornos de
toda especie usados en, Egipto y en Mesopotamia.

El teñido de los tejidos de lana fue, quizá, la industria más importante de Fenicia. Extraían la materia colorante de un caracol
marino, el múrex. Este animal segrega un líquido amarillento que al contacto con el aire y la luz adquiere un color violáceo. Los
fenicios lo emplearon para teñir sus telas y adquirieron gran habilidad para realizar este trabajo. Mediante procedimientos hoy
desconocidos, consiguieron obtener distintos tonos de color: rosa, lila y violeta sombrío. Éste fue el famoso color púrpura,
empleado en las más ricas telas, que se vendían a nobles y reyes.

EL PRINCIPAL APORTE FENICIO: DESARROLLO DE LA NAVEGACIÓN.

Los barcos fenicios eran de dos especies: de guerra, con la proa recta y terminada por un espolón a ras de agua; y de comercio,
con la proa y popa levantadas en curva. Ambos eran manejados por una doble fila de remeros ubicados en puentes
superpuestos, y ambos tenían, además, un mástil central cruzado por una verga triangular, en la que se desplegaba una vela de
forma cuadrada. Los fenicios practicaban la navegación a vela, pero sólo recurrían a ella cuando

el viento les era enteramente favorable, pues no sabían aprovechar, como se hizo después, la fuerza del viento cualquiera que
fuese la dirección en que éste soplase.

Los fenicios ignoraban el uso de la brújula, y para orientarse observaban la posición de las estrellas. Además, como sus naves
eran de pequeño tonelaje, no se atrevían a navegar mar adentro, y preferían seguir siempre la línea de la costa. Por lo general,
sólo navegaban de día; llegada la noche abrigaban sus naves en alguna bahía protectora. En caso necesario las varaban en tierra,
pero también empleaban pesadas piedras a modo de ancla. La provisión de comestibles y de agua, imposible de transportar en
gran cantidad en el reducido espacio de sus barcos, la iban renovando en las distintas factorías de la costa, estratégicamente
dispuestas a no más de dos jornadas una de otra.

Eran muchas, pues, las dificultades que debían vencer los marinos fenicios. Sin embargo, exploraron con sus barcos todas las
costas del Mediterráneo y se internaron en las aguas del Atlántico. Lo que significaba tal recorrido para aquella época se podrá
apreciar debidamente si se tiene en cuenta que un barco fenicio, con tiempo favorable, recorría 100 km por jornada y debía
emplear, por lo tanto, más de un mes y medio para cruzar el Mediterráneo desde Tiro hasta Gades.

LA INVENCIÓN DEL ALFABETO.

El alfabeto fenicio supone, ante todo, una adaptación del ugarítico al procedimiento egipcio de escritura (tinta sobre soporte
flexible, como papiro o piel). Esta fundamentación del signario en la representación de las consonantes posibilitó la
democratización de la escritura, al reducir a una treintena la cantidad de signos precisa para poder escribir cualquier cosa. La
adición de vocales por los griegos completó tan largo proceso, al que no es ajeno el ojo humano: éste no lee en un "continuum"
perfecto, sino a pequeños saltos, abarcando porciones completas y discontinuas de texto.

El llamado alfabeto fenicio -que tiene su origen en el de Ugarit- invirtió el sentido usual de la escritura, procediendo de derecha a
izquierda. Este modo de escribir pasó a las escrituras árabe y hebrea, que lo mantienen.

La más antigua escritura fenicia fue la cuneiforme, adoptada como consecuencia del predominio que Babilonia ejerció desde
fines del milenio -III sobre toda la región de Siria. Luego, cuando los faraones tebanos extendieron su dominación hasta el
Éufrates, los fenicios sustituyeron las tabletas de arcilla por el papiro, y adoptaron la escritura egipcia. Pero su espíritu práctico
los impulsé a simplificar los caracteres jeroglíficos y a reducir su número.

Los numerosos signos egipcios, de valor silábico, fueron reemplazados por 22 letras que representaron sonidos elementales de la
voz humana, con cuya combinación podía escribirse cualquier palabra. Éste fue el primer alfabeto, cuyo uso se generalizó en
Fenicia durante la época de la supremacía de Tiro (probablemente hacia el 1000 a. C.). Sus ventajas fueron inmensas, pues
gracias a él se popularizó la escritura, que pudo aprenderse con facilidad y utilizarse con rapidez.

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