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1.

Época Colonial
Prevaleció en el Reino de Guatemala entre 1524 a 1821, se puede concebir, en
esencia, como la explotación económica de un territorio y del trabajo de los
habitantes de éste, que anteriormente gozaron de autonomía. En el caso de la
sociedad colonial de Guatemala es decir, durante el periodo comprendido de
1524 a 1821, el aparato económico, estrictamente considerado, descanso
principalmente a las siguientes columnas institucionales: Esclavitud,
Encomienda, Repartimiento, servicios personales, propiedad y utilización de la
tierra, administración de la hacienda pública, tecnología, trabajo artesanal y
comercio. Básicamente, sin embargo, en Guatemala , el régimen colonial gravitó
en el trabajo de los nativos , ya que los móviles generales de la conquista , las
coacciones en que esta se realizó y la propia situación económico social de
España y de la propia colonia

LA ESCLAVITUD DE LOS INDIOS

El dominio casi absoluto de una persona sobremanera , equivalente a un derecho


de propiedad que traduce en la anulación de la libertad , la personalidad y otros
derechos individuales de quien ocupa la posición de esclavo , fue un fenómeno
que, con ligeras variantes , se conoció en todos los continentes , inclusive África ,
y casi de manera ininterrumpida desde la antigüedad . En el siglo XVI se conocía
en las sociedades del viejo mundo, así como en las sociedades
mesoamericanas con la Pre conquista. En estas últimas, el estrato de los
esclavos se integraba, principalmente con prisioneros de guerra o criminales
condenados por la sociedad, pero los hijos de unos y otros no necesariamente
heredaban tal condición. En algunas zonas también se obtenían
esclavos mediante compra, el cobro de tributos por los señores o bien por la
comisión de varios y diversos delitos. Se les reconocía por su posición inferior en
los procesos productivos por supuesto y , en algunos casos, por la
correspondiente “MARCA” en la cara y en los brazos , tal como se hacía en
Nicaragua , por ejemplo donde se usaba, para tales efectos , un polvo negro
hecho de carbón de pino que se frotaba en una cortada hecha la cara o en un
brazo , para que la seña persistiera después de sanada la herida . Esta
práctica de la marcación fue continuada por los españoles después de 1524.
Estos en efecto redujeron a la esclavitud a muchos nativos en los años
cruciales de la conquista y utilizaban una “G” para marcar a los
esclavos obtenidos en guerra , y una especie de “R” compuesta , para los
llamados “ESCLAVOS DE RESCATE” . Estos últimos eran precisamente los que
ya tenían tal condición en las sociedades prehispánicas, y de cuya existencia
anterior persisten pruebas documentales, pictográficas y lingüísticas en la
actualidad. Estas pruebas se refieren a casi todo el territorio de la antigua
Mesoamérica y, en muchos casos, ponen de manifiesto ciertas prácticas de
excesiva crueldad asociadas a la esclavitud de aquella época. Como en otras
partes del viejo mundo, en la Guatemala prehispánica la esclavitud implicaba un
derecho u derecho de propiedad sobre la persona del esclavo, lo que incluía los
frutos del trabajo, así como la privación de la vida de éste si se trataba de uno
propio, o de una obligación de resarcimiento en el caso de uno ajeno. Desde
entonces, se tomaron medidas efectivas para que tal practica no continuara, y se
ordeno la liberación de muchos indígenas que se conservaban bajo dicho régimen.
Es justo reconocer, por otra parte, que también hubo fuertes voces de crítica, de
denuncia, de abierta condena a la política esclavista que España y los colonos
españoles desarrollaron en América central. Entre tales voces , a pesar de que
había también religiosos comprometidos en dichas practicas , destacaron la del
licenciado Cristóbal de Pedraza , protector de los indios y Obispo de Honduras ,
quien envió una cruda” Información “ sobre la situación esclavista en ese país y
por supuesto la voz implacable de celebérrimo Fray Bartolomé de las Casas. Y en
España, precisa decirlo, algún eco tuvieron aquellas voces detonantes, cuando
menos en el ámbito del “debe ser” inherente a las leyes nuevas. Otra
modalidad irregular, entre los muchos procedimientos usados para burlar el
precario control de la práctica esclavista, consistió en la venta, en calidad de
esclavos, de muchos indios sometidos al régimen de la encomienda. Estos por
definición , eran individuos libres , con la única obligación del pago del tributo a su
encomendero, pero este, en componenda con funcionarios, religiosos ,
traficantes y eventualmente con los caciques locales , se las ingeniaba para
participar en el mercado de esclavos , a expensas de la libertad de sus
encomendados y del ingreso regular que constituía el tributo

LA ESCLAVITUD DE LOS NEGROS:

Los primero núcleos de esclavos negros, paradójicamente se localizaron en el


propio continente africano. Desde una época no precisada, y como consecuencia
de guerras intertribiales o de peculiares estructuras socioeconómicas, unos negros
eran sometidos a la esclavitud por otros de sus congéneres, tal como ocurrió en el
propio contexto de las sociedades precolombinas de América. En aquellas
circunstancias primigenias , la esclavitud era fuente de mano de obra y de
prestigio social para los amos, pero en los procesos productivos generales no
alcanzo la importancia y la envergadura que la caracterizaron cuando comenzó
el trafico trasatlántico , derivado este de la expansión colonizadora de las
potencias occidentales . En cuanto a las políticas
esclavistas institucionalizadas por España con relación con el nuevo mundo, es
significativo consignar que en 1518, Carlos I autorizo el envió masivo de 4000
negros a las islas del Caribe. Esta concesión de libero de impuestos por cuatro
años, y se prohibió toda negociación semejante por quienes carecieran de
permiso expreso. En las postrimerías del siglo XV todavía se
manifestó abiertamente la rivalidad, entre España y Portugal, por el control del
comercio esclavista, pero las bulas papales de 1493 favorecían el
derecho esgrimido por el segundo de dichos países, y así se reconoció por
ambas naciones en 1494. Al tenor de este acuerdo, a los portugueses se
adjudico el derecho exclusivo de sacar esclavos del continente Africano. Este
trafico empero, no pudo obviar cierto control ejercido por los banqueros
genoveses, como tampoco se pudo ignorar la oposición de la casa de
contratación de Sevilla, que reclama sus derechos monopolísticos en el comercio
con las Indias. Posteriormente concluido el predominio portugués, se elimino la
institución del asiento, y el tráfico de esclavos negros disminuyo en una medida
que afecto a la creciente demanda de los colonos españoles en América. El rey
por lo tanto, ante el aumento del contrabando y otras presiones colaterales, opto
por restablecer el asiento, y entonces fueron los holandeses los encargados de
proveer de negros a los asentistas. En la primera mitad del siglo XVII, el tráfico
esclavista estaba generalizado en el Caribe, y de él se beneficiaban las potencias
europeas. La demanda comenzó crecer entre los colonos Españoles, en cuyas
filas figuraban miembros de las órdenes religiosas, como los propios dominicos
que, por otra parte, destacaron en la defensas de los indios. Ante la posibilidad de
trasladar esclavos blancos, que también los había disponibles en Europa como
judíos, rusos, egipcios, libaneses, guanches (originarios de las islas canarias), etc.
Los interesados es decir, vendedores y compradores, prefirieron a los Bozales,
que eran los esclavos capturados en África y que no habían tenido contacto
directo con la civilización occidental. Se suponía que estos podían ser mas
fácilmente cristianizados, en lo cual se reflejaba los intereses de la iglesia; que
estaban en capacidad de resistir las enfermedades europeas, puesto que el
contacto indirecto había desarrollado cierta disposición inmunológica; que podía
obtenerse su docilidad y sometimiento, precisamente por su desarraigo; y que
mas, importante aun, estarían en aptitud de desempeñar las tareas pesadas y
peligrosas que, por razones de clima u otras similares, ni españoles, ni indios
podían asumir. En los procedimientos de venta o de subasta los negros eran
sometidos a exámenes para detectar defectos físicos (verbigracia, mataduras en
la piel, falta de dientes, extremidades deformes) o supuestas taras
“morales” (por ejemplo, la rebeldía la inadaptación por nostalgia etc.) ya que
ello determinaba su precio y, sobre todo su aptitud para calificar como una
“pieza”, es decir como un esclavo normal y joven. Por lo general eran marcados,
ya con el fierro del general, del asentista o de sus nuevos amos. En Guatemala
las” piezas” debían reunir ciertos requisitos, como altura, fuerza salud, etc. Y se
les clasificaba, según se tratara de niños, jóvenes o viejos, en las categorías
denominadas “mulequin” (hasta 6 años era media pieza), “muleque” (de 6 a 12
años) y “mulecón” (de 12 a 18 años), respectivamente. Esto determinaba la
demanda y el consiguiente precio. Es interesante anotar que los primeros
esclavos negros llegaron a Guatemala en la propia expedición inicial de Pedro de
Alvarado, aunque son precarias las informaciones precisas al respecto. Arribaron,
como tales, desprendidos de los grupos de sus congéneres que ya existían en
México y en la Antillas, cuando no se había iniciado todavía otras formas de
explotación de mano de obra nativa, como las que se relacionan con la propia
esclavitud, con la encomienda, el repartimiento y los servicios personales. La
iglesia no se opuso categóricamente a la esclavitud y al tráfico de negros y,
precisamente los dominicos, en cuyas filas figuraron algunos de los más
conspicuos defensores de los indios, poseían muchos esclavos africanos en sus
propias haciendas. Una de las más famosas de estas fue la de San Jerónimo, en
baja Verapaz, fundada desde los comienzos de la colonización. En dicha
hacienda, reputada como una de las grandes empresas agroindustriales de la
época, se fabricaba, además de azúcar, un aguardiente cuya fama trascendió las
fronteras del reino, así como otros productos diversos. Fue fundada en una fecha
imprecisa entre 1540 y 1550, por los dominicos que llegaron en pos de las
Casas y los acompañantes de este. Si se analiza la magnitud de empresas
agroindustriales , como la hacienda de san Jerónimo u otros ingenios o
trapiches menores que abundaban en el reino, pero en un contexto mas amplio; y
si se considera el peso que tuvieron productos como el añil, el azúcar, e inclusive
la minería, los servicios personales, etc. Se puede medir el verdadero papel que
jugo la esclavitud de los negros en la vida económica de la colonia. Los esclavos
negros siempre tuvieron una condición diferente a la de los indios, inclusive la
que correspondía a quienes, entre estos últimos, se tenía también por
verdaderos esclavos. Aquellos por ejemplo, siempre fueron “comprados”, como
una cosa mueble, en tanto que los indios desde el principio, eran simplemente
“tomados” por los españoles. La esclavitud de los indios, por otra parte se
prohibió reiteradamente; por ejemplo, de modo taxativo, en las leyes nuevas. Los
negros además no estaban sujetos al pago del tributo, como lo estaban los
indios bajo la encomienda. Solo cuando adquirían la condición de hombres libres,
mediante la manumisión, la compra de su libertad u otros procedimientos, los
negros adquirían la obligación de pagar, en calidad de tributarios de la corona, dos
tostones al año. Finalmente las transacciones referidas a un esclavo negro
pagaban los impuestos de alcabala y almojarifazgo. Las ocupaciones de los
esclavos negros no variaron en la etapa final de la colonia, aunque fueron objeto
de regulaciones especiales; estas se referían también a la educación y, en
general al trato que debía darse a los esclavos sometidos al régimen en cuestión.
El punto ultimo de la esclavitud de los negros se marco en Guatemala en
1823 cuando la asamblea constituyente decreto la abolición de aquel fenómeno
social, que tubo considerables repercusiones económicas en la anterior etapa de
la colonia . LA ENCOMIENDA La encomienda es una institución muy peculiar,
que tuvo un peso específico en el proceso de la conquista y colonización de
Guatemala. Se suele confundirla con el repartimiento de indios e inclusive con la
esclavitud y, al parecer, ello se debe a la forma difusa en la que el termino se
uso desde la época inicial del descubrimiento, a las distintas regulaciones a las
que fue sometida durante muchos años y, sobre todo ala enorme disparidad que
existió entre la concepción teórica de la institución y la utilización practica que
hicieron de ella los conquistadores, colonos e inclusive funcionarios españoles..
En el caso de la encomienda, así como en el de otras instituciones y fenómenos
coloniales de distinto genero, todo tipo de generalizaciones debe estar sujeto a
criterios relativos de tiempo, espacio y circunstancias. Por ejemplo entre las
muchas premisas de las que se pudiera partir para definir la naturaleza de los
principales hechos sociales de la era colonial se pueden citar las siguientes:
v Desde las expediciones de colon, los reyes católicos resolvieron que los nativos
de las tierras descubiertas debían ser considerados y tratados como “vasallos
libres” de la corona. v El carácter mercantil de la empresa de la conquista y de
la colonización, impuso condiciones de interés económico, como las
contenidas expresamente en las “capitulaciones “, que no se pudieron soslayar,
aun cuando ello significara violar los principios de la equidad y de la justicia.
v Como parte de la realidad colonial, existió siempre una contraposición entre los
que postulaban idealmente las leyes y la reacción que estas provocaban entre
los actores de las relaciones sociales que ellas regulaban. v La dinámica
colonial, del mismo modo que ocurre en el ámbito de la dinámica social en
general, obligaba a una permanente adaptación y readaptación de las leyes
frente a la conducta real, lo que ocurría también a la inversa. Respecto de la
primera premisa , existen pruebas documentales que señalan la intención inicial
de los reyes católicos en cuanto a considerar a los indios como “VASALLOS
LIBRES” , lo que implicaba la obligación de pagar un tributo , tal como lo hacían
también lo súbditos españoles . Así lo anuncio claramente el propio Colon desde
sus primeros contactos con los indios, estos empero, se opusieron a tal
disposición, sobre todo porque el tributo se taso en oro, en cantidades y
condiciones que ellos no podían satisfacer con facilidad. Los aborígenes por otra
parte, en todos los rincones de nuevo mundo comprobaron pronto que la
brújula que orientaba a las expediciones españolas era más bien de carácter
económico. Es preciso reconocer que en casi todas las sociedades prehispánicas,
particularmente en aquellas en las que se había alcanzado un cierto grado de
desarrollo , como los principales señoríos “Guatemaltecos” del siglo XVI o la
sociedad maya del periodo clásico, el tributo formaba parte de la organización
social, aunque con las variantes asociadas de cada época y a uno y a otro
contexto . Por lo tanto el pago de un tributo a la clase gobernante, que desde el
principio hasta el final de la existencia institucional de la encomienda puede
definirse como un elemento substancial de esta, no era totalmente desconocido
para los nativos. La disposición reiterada mas de una vez por la reina, por la cual
los indios fueron declarados “súbditos de la corona”, es decir “vasallos libres”,
obligados únicamente al pago del tributo real derivado de dicha calidad,
provoco también la decidida oposición de los primeros colonos de la española, y
una encendida polémica que trascendió a los ámbitos políticos y académicos de
la propia España. Se dispuso entonces que para aceptar aquella calidad en los
indios, era necesario demostrar que estos eran capaces de “vivir solos”, “en
policía” (políticamente organizados), como los españoles. Las opiniones sobre
este tema específico proliferaron en direcciones opuestas. Los argumentos que
negaban la aludida capacidad en los nativos solían remontarse a los
postulados de Aristóteles, en los que se aceptaba como legitimo el gobierno de
los seres superiores. Se aducía desde dichas posiciones, para demostrar
inferioridad de los nativos, el “salvajismo” de estos, su idolatría, su condición de
“vagos”, “borrachos”, rebeldes e inclusive, su falta de ambiciones o del simple
deseo de adquirir riquezas. Se les adjudicaban, en fin, muchos otros
atributos negativos, que con el tiempo llegaron a convertirse en sólidos
estereotipos, en los cuales se apoyaba la tesis de que no podían vivir sin la tutela
o la supervisión de los españoles, es decir sin estar “encomendados “ a estos.
Quienes sostenían la opinión contraria , como algunos frailes dominicos , entre los
que ya comenzaba a descollar Fray Bartolomé de las Casas , se apoyaban en los
principios y valores cristianos, en la avaricia de los españoles, en la inclinación de
estos de amasar fortuna con facilidad y a expensas del trabajo de otros, en la
inconsistencia de la “guerra justa “ y la consiguiente inviabilidad moral del
derecho de conquista. Por encima de que los indios fueran salvajes o racionales,
se preguntaban muchos de quienes se perfilaban ya como defensores de ellos:
¿era justo, y propio de cristianos, despojarlos de sus tierras, ponerlos a trabajar,
obligarlos a pagar tributo, convertirlos en esclavos y marcarlos como tales? Las
posiciones parecían muy consolidadas en uno y otro bando. Un viejo colono de
nombre Antonio de Villasante, que residió en la española desde 1493, por
ejemplo basado en vivencias y hechos concretos, sostenía que los indios no eran
capaces de gobernarse solos y vivir en libertad. Las casas a su vez, consigno en
algún pasaje de sus obras que, cuando predico la primera vez contra la
encomienda, los colonos “manifestaron tanto asombro como si hubiera
declarado que no tenían derecho a la labor de las bestias en el campo”. En el
concejo de las indias se discutió, oportunamente, el asunto de fondo. La
conclusión respectiva se consigno en la clasificación de las leyes de burgos, un
documento legal promulgado el 28 de julio de 1513. Se declaro ahí que los
indios eran capaces de vivir solos, pero se reconocía así mismo, la necesidad que
se beneficiaran suficientemente del contacto con los españoles, hasta demostrar
que podían convertirse en cristianos y auto gobernarse, se establecía también
que en tales condiciones, debía respetarse su libertad, aceptar sus mecanismos
de autoridad y ordenarles que pagaran los impuestos a que estaban obligados
todos los súbditos del rey. La aludida resolución real, si embargo, como tantas
otras emitidas a lo largo del periodo colonial, “se acato pero no se cumplió “. Por
el contrario los primeros colonos, que ya tenían indios repartidos a su servicio y
que se empeñaban en acumular riquezas de manera rápida protestaron
airadamente, e impulsaron un flujo de quejas u argumentaciones ante la corona.
Con el fin de dilucidar la delicada situación en la que los hechos en torno a la
colonización se oponían las leyes, en 1516 la corte resolvió integrar una comisión
de tres frailes jerónimos encargada de resolver el asunto en las propias indias. En
1517, en la española, los religiosos indicados recogieron la opinión de
colonos viejos, de autoridades civiles, de eclesiásticos, etc. Y su dictamen
general fue categórico: los indios no eran capaces de vivir solos en forma
civilizada. Al parecer, los comisionados actuaron de manera un tanto amañada o
bajo la presión de circunstancias, lo que fue denunciado por los dominicos,
encabezados por la Casas. E n síntesis, y como resultado del informe de los
frailes jerónimos, los indios fueron agrupados bajo el control de administradores
y frailes. Por otra parte los indios, no fueron en general, reconocidos como
esclavos, aunque algunos se redujeron a esta condición en las circunstancias en
las que se considero “esclavos de guerra” y de “rescate”. La referida y un tanto
ambigua, situación de los indios “encomendados”, tampoco significa que no
existieran abusos, los malos tratos, y sobre todo, lo servicios personales de los
que fueron victimas los aborígenes. En todo caso sin embargo, los sujetos a la
encomienda conceptualmente eran considerados “vasallos libres” del rey y por lo
tanto tributarios; no eran equiparados en una cosa mueble, objeto de propiedad
privada, vendible exportable, mercable, como fueron los típicos esclavos.
Tampoco eran equiparables del todo, a los que se llamaron “aborias“, ósea una
especie de empleados domésticos.

LA ENCOMIENDA EN EL CONTINENTE

Comenzaron a definir la encomienda en las Antillas, adquirieron mayor


consistencia en Perú y la Nueva España. Antes de 1512 y 1513, por medio de las
leyes de Burgos, se aprobaron nuevas regulaciones a la institución que comenzó a
llamarse con el nombre de Encomienda. Inclusive se comenzó a hacer referencia
del pago de un jornal a los indios repartidos en la encomienda. Con el propósito de
salvaguardar la autonomía de las poblaciones aborígenes, comenzaron los
intentos de reducciones gobernadas por sus propios Caciques pero la mayoría de
los colonizadores echaron por la borda las intensiones proteccionistas impulsadas
por la Corona. Solo adquiere su verdadera naturaleza cuando fue llevada al
continente, los autores han señalado dos etapas en la vida institucional de la
encomienda, la primera suele llamársele Antillana, Primitiva o Esclavista; a la
segunda se le conoce como: La etapa Continental, esta delimitación institucional
se alcanza después del traslado de la encomienda a Tierra Firme. Cuando Hernán
Cortez inició, la conquista de México, en 1519, igual que Colon durante sus
primeros contactos con el Nuevo Mundo, presionado por sus propios intereses y la
de sus acompañantes, Cortés recurrió también al repartimiento de indios. Cortez
recibió algunas instrucciones pertinentes de los reyes en la conquista de México,
los cuales acató pero no cumplió: “no hagáis repartimientos ni deposito de los
indios, sino que les dejéis vivir libremente como nuestros vasallos y que sirvan y
den tributo que como nuestros súbditos y vasallos nos deben”. En la encomienda
establecida por Cortés se introdujeron nuevos elementos: La obligación de los
encomenderos de mantener listas sus armas para defender las tierras; el deber de
pagar curas doctrineros, encargados de la evangelización de los encomendados;
la necesidad de recurrir a las “las justicias”, cuando los indios no prestaran los
servicios adecuadamente; permitir la sucesión hereditaria de la encomienda;
derecho a percibir de los indios el tributo correspondiente; y servicios personales.
Los intereses de la Corona, los de los colonizadores, las presiones de ciertos
sectores de la iglesia y algún grado de protección de lo indios, fueron incorporados
en la concepción teórica de la encomienda, tal institución se implanto después en
Guatemala. “las encomiendas eran una merced real hecha con la doble finalidad
de recompensar a los conquistadores o a sus descendientes con los beneficios de
servicios personales de los indios primero, percepción de tributos después; al
propio tiempo que se incorporaba a los indios a la civilización cristiana, bajo el
amparo de un español encomendero”. LA ENCOMIENDA EN GUATEMALA Con
todas las experiencias adquiridas en las Antillas y después en México, Pedro de
Alvarado emprendió la conquista y colonización de Guatemala, como también lo
hicieron Pedrarias Dávila, Gil González Dávila y otros que iniciaron sus
respectivas campañas desde Panamá, por supuesto recurrieron a la esclavitud de
los indios, a la encomienda, al reparto y a los servicios personales. Para que los
indios Quichés se sometieran en forma pacífica, Alvarado amenazó con reducir a
la esclavitud a quienes no obraren del modo requerido. Después de las acciones
bélicas en Quetzaltenango y Gumarkaaj, y de la ocupación de Iximché y la
rebelión de los Cakchiqueles, Alvarado redujo a una virtual esclavitud a muchos
indios; considerados “de guerra” o bien de “rescate”. Repartió indios al servicio
suyo y la hueste española, también estableció formalmente la encomienda. El
pago de tributo era el rasgo que definía a la última institución pero en ciertas
ocasiones, Alvarado aceptó que los Señores Zutujiles pagaran aquellos tributos
con indios que fueron recibidos como esclavos. Alvarado impuso al pueblo de
Patinamit un irregular tributo que cada día cuatrocientos muchachos y muchachas
le diesen un canutillo de oro lavado del tamaño del dedo meñique. La diferencia
entre la esclavitud y la encomienda es que el segundo se condicionaba la calidad
de esclavo al incumplimiento del pago del tributo, rasgo, este último se
consideraba consustancial a la encomienda. El primer gran reparto de pueblos en
encomienda fue hecho, en 1528, por Jorge de Alvarado, Gobernador y hermano
de del jefe de la expedición de conquista en Guatemala. Se repartieron mas de
cincuenta pueblos en la encomienda ello hizo que en 1529 se suscitara una serie
de protestas departe de los afectados. Provocó el juicio de la Residencia que
ordenó la Audiencia de México contra el Gobernador, tenientes de gobernador y
otros funcionarios de Guatemala. Francisco de Orduña, que actuó como juez no
alteró el reparto hecho por Jorge de Alvarado se limito a asignar a nuevos
titulares de las encomiendas que estaban vacantes. En 1530 Alvarado anuló el
reparto hecho por su hermano Jorge, e hizo uno nuevo; éste también suscitó
aprobaciones e inconformidades. Alvarado se adjudicó la encomienda de Atitlán,
del cual la mitad le pertenecía a Sancho de Barahona y Pedro de Cueto.
Posteriormente tuvo que devolver la encomienda. En consideración a las
injusticias con los primeros repartimientos en 1530, el Ayuntamiento de Guatemala
Pidió al Rey que éstas se concedieran a perpetuidad para evitar despojos o
transferencias arbitrarias. La Corona decidió controlar estos vicios, permitió que
las transferencias pudieran heredarse “por una vida”, es decir, por una sola vez,
en favor de una viuda o del hijo mayor de un encomendero fallecido. En 1536 se
ordenó una revisión y una tasación de las encomiendas en Guatemala, en el cual
intervinieron Alonso de Maldonado, y el Obispo Francisco Marroquín; de estas
actuaciones se derivaron algunas mejoras para los indios encomendados, sobre
todo en cuanto a la rebaja de los tributos. Pedro de Alvarado resultó afectado en el
Juicio de Residencia que realizó Maldonado, ya que se había adjudicado siete de
los mejores pueblos del territorio guatemalteco (Atitlán, Guazacapán, Escuintla,
Petapa, Quetzaltenango, Rabanal, y Totonicapán). Alvarado obtenía ingresos de
cerca de diez mil pesos al año, a lo que se agregaba una cantidad similar
recaudada en las encomiendas en Honduras. Las acusaciones no pudieron ser
desvanecidas por Alvarado, sobre todo las que se referían a obtener los mayores
beneficios del trabajo de los indios. LAS ENCOMIENDAS Y LAS LEYES NUEVAS
El sistema de encomiendas en la América Española fue modificado por las Leyes
Nuevas, modificaron las principales instituciones coloniales, prohibieron
tácticamente la esclavitud de los indios, y servicios personales, de lo cual habían
abusado los colonos españoles. Por de pronto se definió su naturaleza,
exclusivamente en asociación con el cobro de los tributos. Entre las principales
modificaciones se pueden citar las siguientes: se suprimió todo tipo de dominio
directo de los encomenderos sobre los encomendados; se aprobó el usufructo de
la encomienda por una sola vida en beneficio de los herederos inmediatos, se
prohibió la adjudicación de encomiendas a funcionarios reales; se ordenó que las
que fueren vacantes se transfirieran a la jurisdicción de la Corona; se afirmó la
obligación evangelizadora de los encomenderos, a través del pago a los curas
doctrineros. Los colonizadores debían estar dispuestos, mediante la tenencia a
caballo y armas, a defender las tierras, ante cualquier amenaza; se otorgó mayor
poder a la Audiencia en cuanto al control del sistema, se trató de eliminar el
despojo de tierras y el trabajo excesivo; se prohibió que los indios encomendados
se utilizaran en el trabajo en la minas y trapiches azucareros; se ordenó que el
monto de los pagos correspondientes se basara en las tasaciones hechas por la
Audiencia; se estableció el derecho de los indios a formular quejas, o
denuncias de malos tratos y abusos. Y en caso que tales prescripciones
no fueran cumplidas, los encomenderos estaban sujetos a sanciones que podían
incluir la privación de la encomienda. La promulgación de las Leyes Nuevas
sacudió el ambiente social de manera notoria, sobre todo por la importancia
adquirida por la encomienda en el mantenimiento del sistema colonial, como por el
poder adquirido por los encomenderos. Las quejas, las criticas, los ataques
directos de todo tipo contra los funcionarios metropolitanos que habían aprobado
aquella legislación, si como respecto de aquellos a quienes se consideraba
responsables indirectos, tal el caso de Fray Bartolomé de Las Casas; inclusive un
sector de la iglesia, que se beneficiaba con el cobro dl diezmo sobre los tributos
recolectados por los encomenderos, adoptó una actitud beligerante contra las
reformas en cuestión. Para infortunio de los indios suerte de los encomenderos,
el encargado de aplicar las Leyes Nuevas en el Reino de Guatemala fue el primer
Gobernador y Presidente de la Audiencia, Alonso de Maldonado. Quien dirigió el
juicio contra Alvarado, no solo asumió una inicial posición contraria a la nueva
legislación, sino que se confabuló con los encomenderos para conseguir por todos
los medios la frustración del régimen de encomiendas. Maldonado incurrió en
nuevos vicios de corrupción nepotismo y otras arbitrariedades con el fin de impedir
la aplicación de las reformas. En 1548, Maldonado fue sustituido por Alonso López
de Cerrato, y este nuevo Gobernador se empeñó en hacer una correcta aplicación
de las Leyes Nuevas. Uno de sus logros consistió en ordenar una nueva tasación
de los tributos, los que fueron reducidos considerablemente. Se empeñó en
establecer otras medidas dirigidas a evitas los abusos y excesos de los
encomenderos. Exacerbó los ánimos de éstos y provocó la simpatía de los indios
quienes registraron su testimonio en el Memorial de Sololá: “El señor Presidente
Cerrato, dio libertad a los esclavos y vasallos de los castellanos, rebajó los
impuestos a la mitad, suspendió los trabajos forzados, alivió verdaderamente los
sufrimientos del pueblo”. A pesar de los esfuerzos de Cerrato, las condiciones en
que se explotaba el trabajo de los indios recobraron sus viejas características,
aunque con procedimientos un tanto diferentes, como el repartimiento por ejemplo.
Este retroceso contrasta con el hecho de que en 1680, en la recopilación de las
Leyes de Indias se incluyeron las reformas contenidas en las Leyes Nuevas y se
agregaron otras muchas regulaciones con las cuales se pretendía mejorar la
situación de los indios . La institución comenzó a declinar a finales del siglo XVII,
por el auge del cultivo de añil y de ganadería; por la disminución de la población
indígena; por las dificultades que imponía la Corona en la concesión de nuevas
encomiendas; finalmente los ingresos se destinaron a cubrir gastos vinculados a
la defensa e los puestos y las costas de América, asediados ya por piratas y
corsarios europeos. Algunas de Aquellas encomiendas se gravaron con el
impuesto de la “media annata” que consistía en el pago de la mitad de los ingresos
obtenidos, el primer año, por el usufructuario.” Otras se destinaron a las ayudas de
costa” que eran una especie de pensiones a los descendientes de conquistadores.
Estas “ayudas de costa” ya no tuvieron el carácter típico de las encomiendas. La
terminación efectiva de esta institución se puede situar en 1694, fecha en que el
consejo de Indias aprobó una consulta de la Corona en tal sentido.
2. HISTORIA E INDENDENCIA DE GUATEMALA
Guatemala (en náhuatl: Quauhtlemallan, ‘lugar de muchos árboles’)
oficialmente, República de Guatemala— es un Estado soberano situado
en América Central, en su extremo noroccidental, con una amplia cultura
autóctona producto de la herencia maya y la influencia castellana durante la época
colonial.
A pesar de su relativamente pequeña extensión territorial, Guatemala cuenta con
una gran variedad climática, producto de su relieve montañoso que va desde el
nivel del mar hasta los 4220 metros sobre ese nivel. [9]Esto propicia que en el país
existan ecosistemas tan variados que van desde los manglares de los humedales
del Pacífico hasta los bosques nublados de alta montaña. Limita al oeste y al norte
con México, al este con Belice, el golfo de Honduras (mar Caribe) y la República
de Honduras, al sureste con El Salvador, y al sur con el océano Pacífico. El país
posee una superficie de 108 889 km².[2]Su capital es la Ciudad de Guatemala,
llamada oficialmente «Nueva Guatemala de la Asunción». El idioma oficial es
el español, aunque existen veintitrés idiomas mayas, los idiomas xinca y garífuna,
este último hablado por la población afro descendiente en el departamento
caribeño de Izabal.
El territorio donde actualmente se ubica Guatemala forma parte de Mesoamérica y
en él se desarrollaron, junto a los países limítrofes, la cultura Maya y la Olmeca.
Tras la conquista de América, Guatemala pasó a formar parte del Virreinato de
Nueva España en calidad de Capitanía General. Tras su independencia de
España en 1821, lo que hoy es Guatemala pasó a formar parte del Primer Imperio
Mexicano así como también de la República Federal de Centro América; no siendo
hasta el año 1847 cuando fue establecida la actual república y cuando el país
empezó a abrirse con los países vecinos y estableciendo relaciones diplomáticas
con algunas potencias del mundo. Tras el triunfo de una reforma liberal en 1871 se
establecieron una serie de regímenes dictatoriales y pocos democráticos
hasta 1944, año en el que sucedió la Revolución de Guatemala de 1944. Dicha
revolución perduró hasta el año 1954, año en el que un movimiento de liberación
nacional retomó el poder del país y precipitó al país a una guerra civil que
comenzó en 1960 y terminó en 1996.
Ya en el Siglo XXI, Guatemala contó con una política económica relativamente
estable que lo posiciona actualmente como la novena economía en
Latinoamérica [10] . No obstante, los niveles de pobreza y desigualdad de ingresos
aún siguen siendo altos incluso más que cuando se firmaron los acuerdos de paz
en 1996

Guatemala está situada dentro del área geográfica conocida como Mesoamérica.
Dentro de sus límites territoriales se desarrollaron varias culturas. Entre ellas
la Civilización Maya que fue notable por lograr un complejo desarrollo social.
Sobresalió en varias disciplinas científicas tales como la arquitectura, la escritura,
un avanzado cálculo del tiempo por medio de las matemáticas y la astronomía.
El calendario maya que según los historiadores, era más preciso que el calendario
gregoriano que utilizamos hoy en día. Eran cazadores, agricultores, practicaban
la pesca, domesticaban animales como pavos y patos; se trasportaban en canoas
para navegar por los ríos y para viajar a las islas cercanas. También destacaron
en la pintura, la escultura, la orfebrería y la metalurgia del cobre, tejían el algodón
y la fibra de agave, desarrollaron el más completo sistema de escritura en América
prehispánica, entre los deportes que practicaban se destaca el juego de pelota, el
cual más que un juego era una ceremonia.
En 1523 los conquistadores españoles llegaron por el oeste, provenientes
de México, bajo el mando del capitán Pedro de Alvarado, con la intención de
explorar y colonizar los territorios de la actual Guatemala. Se enfrentaron primero
con los k'iches, y luego se aliaron brevemente con los kaqchikeles, fundando su
primer asentamiento el 25 de julio de 1524 en las cercanías de Iximché (Tecpán),
capital de los kaqchikeles, villa que recibió por nombre Santiago de los Caballeros
de Guatemala en honor al apóstol mayor.
El 22 de noviembre de 1527 esta ciudad fue trasladada al Valle de Almolonga —
ubicada en el moderno barrio de San Miguel Escobar en Ciudad
Vieja, Sacatepéquez—, debido al constante asedio que sufría por los ataques de
los nativos.
Las órdenes regulares de sacerdotes dominicos se establecen en 1529, mientras
que los franciscanos lo hacen en 1530 y los mercedarios en 1536. [13] Entre 1530
y 1531 el capitán Alonso de Ávila accidentalmente en su ruta de Ciudad
Real hacia Acalán descubrió la laguna y peñol de Lacam-Tún. Los habitantes de
esta zona que comerciaban con los pueblos previamente conquistados por los
españoles evitaron un enfrentamiento directo utilizando la selva como refugio.
Fueron varios los intentos infructuosos por conquistar a los lacandones: desde
Nueva España lo intentó Juan Enríquez de Guzmán; desde la Península de
Yucatán lo intentó Francisco de Montejo; desde Guatemala Pedro de Alvarado con
el capitán Francisco Gil Zapata y desde Chiapa Pedro Solórzano.[14] Entonces los
dominicos intentaron realizar una conversión pacífica en las «Tierras de Guerra»
de Tezulutlán.
El segundo emplazamiento de la capital en el Valle de Almolonga (hoy el barrio de
San Miguel Escobar en Ciudad Vieja, Sacatepéquez), fue destruida en la
madrugada del 11 de septiembre de 1541 por un alud de lodo y piedras que
provino de la cima del Volcán de Agua o Volcán Hunahpú, como lo conocían los
indígenas guatemaltecos sepultando a la entonces capital de la región y
enterrando a la ciudad con la mayoría de sus habitantes. Entre ellos estuvo la
gobernadora doña Beatriz de la Cueva, viuda de Pedro de Alvarado. Esto obligó a
que la ciudad fuera de nuevo trasladada al cercano Valle de Panchoy, unos 6
kilómetros aguas abajo, en donde actualmente se encuentra la ciudad de Antigua
Guatemala.
En 1543 fue creada la Audiencia y Cancillería Real de Santiago de Guatemala,
conocida simplemente como Real Audiencia de Guatemala, que inicialmente se
estableció en otra ciudad «por orden del Consejo de Indias de 13 de septiembre
de 1543, se manda a la Audiencia residir en la villa de Valladolid de
Comayagua».[15] Luego, el 16 de mayo de 1544, la Real Audiencia se trasladó
a Gracias a Dios en Honduras, y se mantuvo allí hasta 1549. [16] Por Reales
Cédulas de 25 de octubre de 1548 y 1 de junio de 1549 se concedió el traslado de
la Real Audiencia a su sede definitiva, estableciéndose en la ciudad de Santiago
de Guatemala, siendo el más alto tribunal de la Corona española en la Capitanía
General de Guatemala, para el moderno territorio de Guatemala, El Salvador,
Honduras, Nicaragua y Costa Rica y el estado mexicano de Chiapas.
En 1609, a la Capitanía General de Guatemala también se le empieza a
denominar Reino de Guatemala, debido a que el capitán general que ejercía el
mando militar, era el gobernador civil (policía y hacienda) en el conjunto del
territorio, y también era el presidente de la Audiencia y Cancillería Real de
Santiago de Guatemala, y se centralizan todos esos poderes como si fuese un
reino.

Colonia española

El 31 de enero de 1676 por Real Cédula de Carlos II se fundó la Real y Pontificia


Universidad de San Carlos Borromeo,[17] la tercera universidad fundada en
América, donde estudiaron muchas figuras importantes del país, entre ellos Fray
Francisco Ximénez, descubridor del manuscrito Popol Vuh —y quien además lo
tradujo al castellano adaptándolo a la religión católica[18] — y el doctor José
Felipe Flores, eminente protomédico de Guatemala y médico personal del Rey de
España. En el arte del siglo XVII sobresalen el maestro pintor Pedro de Liendo y el
maestro escultor Quirio Cataño.

En Santiago de los Caballeros estaría ubicada la capital del Reino de Guatemala,


hasta su traslado en 1775 al Valle de la Ermita, actual ubicación de la capital. El
rey Felipe II de España y Portugal le otorgó el título de «Muy noble y muy leal
Ciudad de Santiago de los Caballeros de Goathemala». Durante la dominación
española, que duró casi 300 años, Guatemala fue una región de carácter
estratégico (Capitanía General del Reino de Guatemala), formando parte
del Virreinato de la Nueva España. La Capitanía General de Guatemala se
extendía desde la región de Chiapas (en la actualidad perteneciente a México)
hasta la actual Costa Rica. Sus divisiones políticas variarían con frecuencia, lo
mismo que las fronteras entre las diversas provincias. A mediados del siglo XVII, el
reino en su conjunto tenía treinta y dos provincias, de las cuales doce estaban en
el moderno territorio de la República de Guatemala: el valle de Guatemala, donde
se encontraba la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, sede de la
Real Audiencia; las Alcaldías Mayores de Amatique, Suchitepéquez y Verapaz, los
Corregimientos
de Acasaguastlán, Atitlán, Chiquimula, Escuintla, Guazacapán, Quetzaltenango, S
ololá (Tecpán-Atitlán) y Totonicapán.
A finales del siglo XVIII, cuando el reformismo ilustrado de los Borbones implantó el
régimen de Intendencias en algunas regiones del Imperio Español, el número de
provincias de la Capitanía General de Guatemala se redujo a 15, de las cuales 9
estaban en el actual territorio de Guatemala: las Alcaldías Mayores
de Chimaltenango, Escuintla, Sacatepéquez, Sololá, Suchitepéquez, Totonicapán
y Verapaz, y los Corregimientos de Chiquimula y Quetzaltenango. Al promulgarse
en 1812 la Constitución de Cádiz, el reino de Guatemala desapareció como
unidad, y fue sustituido por dos provincias, sin subordinación entre sí: la Provincia
de Guatemala, que comprendía el territorio de Chiapas, El Salvador, Guatemala
y Honduras, y la Provincia de Nicaragua y Costa Rica. En 1821, durante el Trienio
Liberal en España entró de nuevo en vigencia dicha Constitución, segregándose
de la Provincia de Guatemala las Provincias de Comayagua
(Honduras), Chiapas y El Salvador.
En 1810 José de Bustamante y Guerra es nombrado Capitán General de
Guatemala, en una época de gran actividad independentista; desarrolla una
política reformista de corte ilustrado, pero ante la revolución de Miguel Hidalgo y
Costilla y José María Morelos en México preparó tropas en Guatemala y creó el
"cuerpo de voluntarios de Fernando VII" y desde su puesto se enfrentó a los
constitucionalistas locales, reprimiendo duramente a los insurgentes; se opuso a
la constitución liberal de 1812. Desde el 28 de octubre de 1813, y después de la
elección del rector de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, se
habían celebrado en la celda prioral del Convento de Belén varias juntas
organizadas por fray Juan Nepomuceno de la Concepción. Los que allí se reunían
juraban mantener en secreto lo tratado, sin embargo, es probable que leyeran una
proclama de José María Morelos y discutieran la posibilidad de destituir al Capitán
General de Guatemala José de Bustamante y Guerra. En noviembre hubo otra
reunión en casa de Cayetano y Mariano Bedoya, hermanos menores de
doña Dolores Bedoya de Molina, y cuñados de Pedro Molina Mazariegos.

El 21 de diciembre de 1813, Bustamante y Guerra, al estar enterado de que en el


Convento de Belén se reunían sediciosos para intentar una sublevación, dictó un
auto para que el capitán Antonio Villar y su ayudante, Francisco Cáscara,
apresaran a los religiosos de ese monasterio. El Capitán General se percató de la
conjura por medio del teniente Yúdice, a quien se habrían sumado José de la
Llana y Mariano Sánchez. Asimismo, Bustamante comisionó a su sobrino el
carmelita fray Manuel de la Madre de Dios en la casa de correos, para que abriese
toda correspondencia que cayera en sus manos.[21]Bustamante y Guerra después
denunció a su sucesor nombrado Juan Antonio de Tornos, Intendente de
Honduras, por supuestas tendencias liberales y así logró su confirmación en su
puesto por Fernando VII en 1814. Fue destituido en agosto de 1817 y volvió a
España en 1819

4. REFORMA LIBERAL
Con largos antecedentes de lucha entre conservadores y liberales, y con un
gobierno conservador y declarado vitalicio con su antecesor Rafael Carrera, los
liberales exiliados en México y liderados por Miguel García Granados y Justo
Rufino Barrios, hicieron una revolución para deponer a Cerna. El 3 de junio de
1871, García Granados llegó con sus tropas a Patzicía, departamento de
Chimaltenango, donde levantaron el Acta de Patzicia desconociendo al gobierno
de Vicente Cerna y Cerna. El 30 de junio de 1871, el ejército liberal entró en la
Ciudad de Guatemala y García Granados se convirtió en presidente provisional,
gobernando hasta el 4 de junio de 1873. Su gobierno puso en marcha la llamada
Reforma Liberal de 1871 y decretó la libertad de prensa y la libertad de cultos, la
supresión de los diezmos y de las órdenes religiosas y expulsó a los jesuitas,
además de impulsar la educación laica. También se estableció la actual Bandera
de Guatemala, decretando sus colores, y autorizando la creación del actual
Escudo de Armas de Guatemala, donde aparece el quetzal, como símbolo de
libertad, en sustitución del escudo conservador, el cual hacía referencia a la
creación de la República de Guatemala el 21 de marzo de 1847, en franca
oposición a la unión con el resto de naciones del área, que eran liberales.

Con largos antecedentes de lucha entre Conservadores y Liberales, y con un


gobierno conservador y declarado vitalicio con su antecesor Rafael Carrera, los
Liberales exiliados en México y liderados por Miguel García Granados Barrios,
hicieron una Revolución para deponer a Cerna. El 3 de Junio de 1871, Miguel
García Granados llegó con sus tropas a Patzicía, departamento de Chimaltenango,
donde levantaron el "Acta de Patzicia" desconociendo al gobierno de Vicente Cerna.
El 30 de Junio de 1871, el ejército liberal entró en la Ciudad de Guatemala y Miguel
García Granados se convirtió en presidente provisional, gobernando hasta el 4 de
junio de 1873. Su gobierno puso en marcha la llamada "Reforma Liberal de 1871" y
decretó la libertad de prensa y la libertad de cultos, la supresión de los diezmos y
de las órdenes religiosas y expulsó a los jesuitas, además de impulsar la
educación laica. También fundó la escuela politécnica, y durante su gobierno, se
estableció la actual Bandera de Guatemala, decretando sus colores, y autorizando la
creación del actual Escudo de Armas de Guatemala, donde aparece el Quetzal, como
símbolo de libertad.
Mandato de Justo Rufino Barrios e intento de unificación de Centroamérica

En 1873 fue elegido presidente de Guatemala Justo Rufino Barrios, quien seguiría
la línea de Miguel García Granados, y a quien se le conocería en Guatemala por
haber declarado la educación laica, gratuita y obligatoria, y quien llevaría a cabo
reformas sociales, culturales, económicas y legislativas. Durante su gobierno, en
Guatemala, Barrios establecería una política anticlerical, suprimiendo las
hermandades y órdenes religiosas, y expropiando los bienes de la iglesia,
establecería la Constitución de 1879. Dentro de sus obras públicas, se pueden
contar: La introducción del ferrocarril a Guatemala, el tendido de líneas de
telégrafo, así como el establecimiento de la educación pública gratuita, a través de
escuelas en todo el país, también fundó el banco hipotecario, el hospital de oriente
y mando a construir el cementerio general de la ciudad capital. En 1883, dejaría en
la presidencia durante seis meses su cargo en una presidencia interina de José
María Orantes, con motivo de su viaje a Nueva York a firmar el tratado para fijar los
límites con México, regresando el 5 de Enero de 1884 a la presidencia. Su más
grande anhelo, sería la unificación de Centroamérica, inspirado probablemente en
el liberal Francisco Morazán. En 1885, con el apoyo de Honduras, emprendió una
campaña militar para restablecer por la fuerza la unión centroamericana y declaró
que asumía el mando militar de Centroamérica. Barrios obtuvo el respaldo del
Presidente de Honduras Luis Bográn, pero Costa Rica, El Salvador y Nicaragua se
aliaron para oponerse a sus pretensiones, y también las condenaron los Estados
Unidos y México.

Para poner en práctica sus planes, Barrios invadió El Salvador en marzo de 1885,
mientras tropas de Costa Rica y Nicaragua se aprestaban a enfrentarse con las
de Honduras. Sin embargo, los planes de la unificación centroamericana se vieron
frustrados súbitamente, ya que el Presidente guatemalteco murió en la [[Batalla
de Chalchuapa]], poco después de que sus tropas invadieran El Salvador.

Gobiernos Posteriores a Justo Rufino Barrios

Tras la muerte de Justo Rufino Barrios, y tras un gobierno de presidencia


provisional de Alejando M. Sinibaldi, fue elegido presidente Manuel Lisandro
Barillas (1844-1907), quien fue político guatemalteco, y quien gobernaría como
presidente de la República de 1886 a 1892. Nació en Quetzaltenango, estuvo al
frente del Partido Democrático, participó en la Revolución de 1871, derrocando al
presidente Vicente Cerna, e impulso a la presidencia al general Justo Rufino Barrios.
Nombrado gobernador del departamento de Quetzaltenango, logró neutralizar un
golpe de Estado promovido por el general Barrundía contra Justo Rufino Barrios.
Elegido presidente en 1886, hubo de enfrentarse a la hostilidad de la Asamblea, la
cual disolvió en 1887, y a varios intentos de golpe de Estado. Su política de
firmeza se concretó en el saneamiento de la Hacienda, la expulsión del arzobispo
Casanova y el fusilamiento, en 1890, del general Barrundía. Aunque no es
frecuentemente mencionado, probablemente es el último gobierno considerado
revolucionario, tras su muerte en México asesinato por dos sicarios, ascendería a
la presidencia José María Reina Barrios, en su periodo se constituiría el actual himno
de Guatemala, tras su muerte, también en asesinato, llegaría al poder el
presidente Manuel Estrada Cabrera, cuyo gobierno sería considerado relativamente
conservador, pero en un momento en que la lucha Liberal-Conservadora ya no
estaba declarada.

Rivalidades entre García Granados y Justo Rufino Barrios La reforma liberal siguió
los lineamientos del programa de gobierno de Morazán y Gálvez en la década de
1830, con la diferencia que Miguel García Granados era un político moderado, que
creía en la transformación lenta del pueblo y el gobierno y que no deseaba tener
conflictos con los miembros del Clan Aycinena al que pertenecía su familia. 4 Por
su parte, Justo Rufino Barrios quería arrebatar el poder a dicha familia, cuando fue
nombrado gobernador de Quetzaltenango se dio cuenta que para establecer el
liberalismo en aquella provincia debía quebrar la influencia que ejercían allí los
jesuitas, de tal manera que optó por deshacerse de ellos, enviándolos a la ciudad
de Guatemala. Para neutralizar el poder político de la iglesia católica, que había
sido reforzado por el Concordato de Guatemala de 1852 suscrito por Carrera y los
miembros del Clan Aycinena con la Santa Sede, 13 , Barrios inició su ataque
contra la orden regular que consideraba más perniciosa: los jesuitas.

Revolución Liberal de 1871 General José Onofre Barillas con sus hijos Manuel
Lisandro e Isodoro poco después del triunfo de la Revolución Liberal de 1871.
Barrios tenía el respaldo de los liberales radicales, mientras que García Granados
el de los liberales moderados y en menor grado los conservadores del Clan
Aycinena. Pronto se iniciaron ataques mediante publicaciones de ambos bandos, y
la tensión llegó a tal grado que el problema de la expulsión de los jesuitas llegó a
las manos de García Granados. 14 El presidente, deseoso de evitar una
confrontación directa, se dirigió a las provincias del oriente del país para sofocar
una insurrección conservadora y designó a Barros como presidente provisional.
Cuando García Granados volvió, apenas pudo reconocer su programa moderado
de gobierno. Los radicales entonces se propusieron instaurar a Barrios
permanentemente en la presidencia y surgió así un evidente deseo de sustituir al
indeciso anciano presidente por el joven caudillo que poseía un carácter más
fuerte y resuelto. 14 Protestantismo Siendo ya presidente Justo Rufino Barrios,
abrió las puertas de Guatemala a la migración de misioneros evangélicos en este
país, siendo el primero el presbiteriano John C. Hill. La simpatía por el
protestantismo esencialmente era que los liberales ansiaban un sistema de
educación que sustituyera el escolástico de los jesuitas; para ello era necesario
tomar el camino de la educación pragmática, inclinada más a la ciencia y a la
tecnología, para salir del tradicionalismo de las bellas letras. 14 El hecho de Justo
Rufino Barrios fuera activo masón no era antagónico con el protestantismo de ese
tiempo; es más poseían rasgos en común, por ejemplo: la defensa de la libertad
de culto, declararse en contra del monopolio de la iglesia católica, las ideas de los
valores éticos, la democracia y su perspectiva teórica respecto al trabajo. 14
Mandato de Justo Rufino Barrios e intento de reunificación de Centroamérica
Véanse también: Catolicismo en Guatemala y Reunificación centroamericana. En
1873 fue elegido presidente de Guatemala Justo Rufino Barrios, quien seguiría
una línea mucho más radical que la de Miguel García Granados, y a quien se le
conocería en Guatemala por haber declarado la educación laica, gratuita y
obligatoria, y quien llevaría a cabo reformas sociales, culturales, económicas y
legislativas. Durante su gobierno, Barrios establecería una política anticlerical,
suprimiendo las hermandades y órdenes religiosas, y expropiando los bienes de la
iglesia, y también establecería la Constitución de 1879 en la que explícitamente se
prohibía el establecimiento de monasterios en el país. h Dos factores económicos
importantes ocurrieron en este período:

1. Se introdujo la producción a gran escala del café.

2. A fin de recompensar a los militares que colaboraron con la revolución, se


expropiaron las tierras de indios, extensiones de tierra donde los indígenas
guatemaltecos vivían desde la época colonial. 15 Asimismo, se instituyeron las
rotaciones de los indígenas entre las propiedades de los nuevos terratenientes. 9
Durante el gobierno de Barrios se despojó a los indígenas de las tierras de indios,
las cuales se repartió entre los oficiales que lo ayudaron durante la Reforma
Liberal. 15 El Decreto 170 (o Decreto de Redención de Censos) facilitó la
expropiación de las tierras a los indígenas en favor de los oficiales, y de personas
alemanas en las Verapaces, al propiciar la venta en pública subasta de las tierras
comunales. 16 La propiedad comunal, dedicada a cultivos de subsistencia, se
convirtió en Revolución Liberal de 1871 Justo Rufino Barrios Líder la Reforma
Liberal y Presidente de Guatemala de 1873 a 1885. Museo Nacional de Historia de
Guatemala «Temporeras» jornaleras en una finca de café en 1875. Las
temporeras iban del altiplano guatemalteco a trabajar a lugares cálidos para el
corte de café tipo arábigo o sea de árbol alto. El capatáz es el mozo varón.
Fotografía de Eadweard Muybridge. propiedad privada dirigida al cultivo y
comercialización a gran escala de productos agrarios. Por tanto, las características
fundamentales del sistema productivo, fueron desde la época de Barrios la
acumulación de la propiedad en pocas manos 17 y una especie de «servidumbre
de finca», basada en la explotación de los «mozos colonos». 18 Durante su
gestión continuó la política iniciada en la anterior presidencia, emprendiendo un
vasto programa de reformas que abarcaron, entre otros aspectos, a la Iglesia, la
economía y la educación. Fundó el Banco Hipotecario, el llamado hospital de
Oriente, la Escuela Politécnica y mandó construir el Cementerio General de
Guatemala y la Penitenciaría Central de Guatemala. Además, durante su
presidencia, en Guatemala se tendieron las primeras líneas telegráficas y
ferroviarias, firmándose el contrato para la construcción del ferrocarril del Sur. En
el orden administrativo y legal, se promulgaron el Código Penal, el Militar y el
Código Fiscal. Asimismo fueron creados los departamentos de Retalhuleu y Baja
Verapaz y se estableció la educación pública gratuita, a través de escuelas en
todo el país, suprimiéndose paralelamente las hermandades y órdenes religiosas.
Barrios también disolvió la Asamblea Legislativa y convocó a una constituyente
compuesta únicamente por sus allegados para que promulgaran la Constitución de
1879, hecha a la medida de sus necesidades. 19 y, al año siguiente, fue reelegido
presidente para un mandato de seis años. 19 También para darle apariencia de
democracia presentó su renuncia a la Asamblea legislativa en dos ocasiones, la
cual no fue aceptada en ninguna de los casos. 19 Barrios legalizó el despojo de
las tierras comunales de los campesinos: mientras que autoridades rurales
rechazaban sistemáticamente peticiones de compras de las comunidades,
adjuraban las tierras comunales declaradas baldías preferiblemente a extranjeros
pues el general Barrios opinaba que un «alemán valía por doscientos
campesinos». 15 Por otra parte, en San Marcos existían tierras óptimas para el
café, de las cuales cientos de caballerías fueron adquiridas rápidamente por
Barrios y sus allegados y en Huehuetenango, un ladino obtuvo quinientas
caballerías de tierras comunales, cuyos campesinos solo pudieron adquirir lotes
de tres a cinco cuerdas. En Escuintla, en 1877, la familia Herrera que
posteriormente llegó a poseer ingenios azucareros de gran envergadura se hizo
de noventa caballerías de las tierras comunales de [Santa Lucía Cotzumalguapa] y
Siquinalá. 15 Alta Verapaz fue en donde los alemanes se concentraron: a fines del
siglo XIX los finqueros alemanes llegaron a concentrar en sus manos tres cuartas
partes de la extensión total de los 8,686 km2 que tenía el departamento. Además
se constató que los campesinos huían de sus pueblos para no caer en manos de
los finqueros, quienes además de despojarlos de sus tierras los obligaban a
trabajar en las plantaciones y beneficios de café.

Para garantizar el suministro de mozos colonos, decretó el Reglamento de


Jornaleros, legislación laboral que colocó a la población indígena prácticamente a
la disposición de los intereses de los nuevos latifundistas cafetaleros, y los
tradicionales conservadores con la notable excepción del clero regular de la
Iglesia Católica, el cual fue expulsado del país. El decreto establecía lo siguiente
para los indígenas: 1. Quedaron obligados a trabajar en las fincas cuando los
dueños de éstas los necesitaran y sin importar en donde se encontraran. 2.
Quedaron bajo la tutela de las autoridades locales, quienes se encargaban de
velar porque los contingentes de indígenas fueran enviados a las fincas. 3.
Quedaron sujetos a la habilitación: paga forzada anticipada, endeudadora del
trabajador y justificadora de su envío a las fincas y de su retención en ellas. 4.
Creación del libreto de jornaleros: documento probatorio de la solvencia del
trabajador frente a su patrono, y sin la cual el trabajador estaba sujeto a los riegos
de las autoridades y de los dueños de fincas. 20 Como resultado de este
reglamento, hubo un notable aumento de las exportaciones, y se activó el
intercambio con los países capitalistas; tanto los antiguos conservadores
aristócratas como los nuevos terratenientes cafetaleros se vieron beneficiados con
estas medidas. 21 Ahora bien, hubo un terrateniente conservador que fue atacado
y despojado de los privilegios que había gozado durante el gobierno de los 30
años: el clero regular de la Iglesia Católica; los liberales cafetaleros atacaron a la
Iglesia Católica por los fuertes lazos que ésta tenía con los miembros del Clan
Aycinena que gobernó Guatemala junto con el general Rafael Carrera. Lo que
logró la política económica impulsada por Barrios fue la creación del capitalismo
en la agricultura del país; muchos de los nuevos terratenientes alemanes eran
capitalistas o gozaban de créditos en poderosos bancos o casas comerciales de
Hamburgo. Se calcula que para 1898 año en que se inició el gobierno del
licenciado Manuel Estrada Cabrera, los alemanes habían invertido en Guatemala
más de ciento veinte millones de dólares norteamericanos. 22 Por otra lado,
debido al alto nivel de corrupción existente en el gobierno liberal, de entre sus filas
surgieron muchos nuevos ricos, incluyendo a Justo Rufino Barrios, quien como
principal promotor de la reforma agraria liberal muy pronto se convirtió en el
principal exportador de café del país.
5. LOS GOBIERNOS OLIGÁRQUICOS CAFETALEROS HASTA LA
DICTADURA DE JORGE UBICO (dictaduras cafetaleras)

La toma de poder por los grupos liberales cafetaleros


en 1871 es el inicio de lo que se conoce como
“Reforma Liberal de 1871” que significo algunos
cambios en la formación social guatemalteca: Una
reforma agraria liberal consistente en una gran
expropiacion de las tierras comunales indígenas. Una
legislación laboral que obligaba al indio a trabajar
forzosamente en las nuevas unidades cafetaleras, las
fincas.

La destrucción de las tierras comunales del pueblo


de indios fue el cambio más importante provocado
por la Reforma Liberal en la estructura de la
formación social a partir de 1871 tuvo varios efectos
que aun formar parte de la formación social actual.
Creando un grupo de campesinos indígenas expropiados de sus tierras y un gran
contingente de campesinos minifundistas arrinconados en sus pueblos o tierras
obligados a trabajar también forzosamente a las fincas, la reforma agraria liberal
produjo transformaciones sustanciales en la antigua estructura colonial.

En cuanto a la legislación laboral, la Reforma Liberal creo los instrumentos de una


nueva servidumbre para el indio en función de los intereses de los finqueros.
Dicha legislación fue la base del trabajo forzado que se prolongó hasta 1944. Se
creó el “Reglamento de jornaleros” (1877) y luego la “Ley de trabajadores” (1894),
“Leyes de Vagancias” (1878 y 1934), que legalizaban las relaciones de
producción, con el fin de endeudar al indio y retenerlo temporalmente en las
fincas.
Explotación Semipedal de la fuerza de trabajo indígena en las
fincas, gran desarrollo del latifundio cafetalero sobre la
expropiación de las tierras de grandes masas campesinas.
Todo ello provocó malestar social por parte de grupos
reformistas de capas medias; intelectuales, maestros,
profesionales, estudiantes, baja oficialidad del Ejército,
sectores pequeños burgueses y algunos sectores de la
burguesía obstaculizados en su desarrollo por la dictadura
cafetalera ubiquista. Esta alianza pluriclasista desemboco en
el levantamiento militar y civil de octubre de 1994, que
derroco a Jorge Ubico (gran terrateniente cafetalero), iniciándose el periodo
conocido como “Revolución de Octubre” (1944-1954).

1. De Barrios a Ponce Vaides

Hasta la reforma liberal de 1871 el poder político y económico en Guatemala


permaneció en manos de familias descendientes de los conquistadores o los
administradores coloniales españoles. Al triunfar su movimiento, en un manifiesto
del 8 de mayo de 1871, el general Miguel García Granados hizo el compromiso de
reformar jurídicamente el Estado para impedir los excesos del poder personal y
dar una base de legitimidad a la propiedad de la tierra en favor de los pujantes
cafetaleros. Fue el general Justo Rufino Barrios quien impulsó las reformas
liberales, pero asumiendo una dictadura personal.

Esas reformas mezclaban los avances tecnológicos y las nuevas concepciones


militares -como la organización de un Ejército profesional- con la supresión de
derechos comunales y eclesiales sobre la tierra y la instauración del trabajo
forzado. Las más afectadas fueron las comunidades indígenas situadas en las
áreas de expansión cafetalera, especialmente en la boca costa de
Quetzaltenango, San Marcos y Alta Verapaz.

Hasta entonces, la relativa independencia de los pueblos indígenas se había


basado en la posesión de las tierras comunales. Al desconocer el censo
enfitéutico, que los conservadores instauraron en el siglo XIX, dañando aunque no
aboliendo el derecho de propiedad indígena, fueron adquiridas por los finqueros
las tierras que les arrendaban las comunidades.

Además de la tierra, el liberalismo abordó el tema de la mano de obra forzosa. En


1877 se promulgó el Reglamento de Jornaleros y en 1878 la Ley contra la
Vagancia, que obligaba a los indígenas a trabajar de 100 a 150 días al año en las
fincas cafetaleras. Como consecuencia, la mano de obra era muy barata; los
hombres ganaban un real por día y las mujeres medio real. Unos 100,000
indígenas bajaban cada año del altiplano a la boca costa para trabajar en las
cosechas. De esa época datan numerosos levantamientos indígenas contra jefes
políticos, habilitadores y finqueros. Entre estas revueltas destacan la guerra de
guerrillas de los indígenas de Momostenango, el intento de levantamiento de los
quichés en 1877 y la rebelión de San Juan Ixcoy en 1898, sofocadas por las
milicias ladinas que se apropiaron de sus tierras.

Al subir al poder en 1893 el presidente José María Reina Barrios suprimió el


trabajo forzado establecido en 1877, pero obligó a contribuir en el Batallón de
Zapadores trabajando en obras del Estado, a aquellos indígenas que no pagaran
su liberación del servicio o demostraran tres meses de trabajo en una finca de
café, azúcar, cacao o banano.

Militarización en el campo

Los gobiernos liberales se sirvieron de la experiencia colonial en la práctica de


imponer a los campesinos la formación de milicias. Igual que en la Colonia, les
preocupaba la existencia de grupos de población dispersos en regiones alejadas
de la capital. Además, para asegurar la fuerza de trabajo se requería de un poder
descentralizado coercitivo y eficaz.

Por ello, la representación de la autoridad política del gobierno central fue una de
las principales tareas que se asignó a los finqueros, a quienes se les invistió no
sólo de autoridad civil y policial, sino incluso de autoridad militar. Las milicias de
reserva estaban formadas por reclutas de entre 15 y 50 años. En las fincas, los
propietarios o sus representantes debían pasar lista todos los domingos. Los
trabajadores estaban obligados a integrar escuadras subordinadas al patrón como
si éste fuera su jefe militar.

La militarización de las plantaciones incluía la penalización con trabajos forzados


para la creación de la infraestructura cafetalera. Un mes de trabajo en la
temible Compañía de Zapadores significaba soportar malos tratos y muchas veces
implicaba la muerte. Las mujeres y los niños debían hacerse cargo de los campos
de cultivo en ausencia de los hombres movilizados en los trabajos. Muchos,
desesperados por la prolongación de tantas penalidades, huían.

El ascenso de los nuevos grupos económicos no estuvo libre de fricciones. En


1898 se produjo un levantamiento para impedir la reelección de Reina Barrios, que
fue promovido por los caficultores de occidente y acaudillado por los jefes políticos
de San Marcos y El Quiché. Como represalia, al fracasar la conjura, fueron
ejecutados públicamente por orden de Manuel Estrada Cabrera, ministro de
Gobernación, los dos empresarios más destacados de Quetzaltenango, Juan
Aparicio y Sinforoso Aguilar. Al ser asesinado Reina Barrios, Estrada Cabrera
asumió la Presidencia (1898-1920) y transformó al Partido Liberal de una elite de
profesionales y funcionarios, en una organización que descansó en los círculos
liberales de las clases medias.

Durante el período de Estrada Cabrera se consolidaron los agroexportadores de


café, entre ellos los Herrera, los Klee, los Alejos, los Falla y los Cofiño; los
industriales, como los Castillo, los Novella y los Herrera; y los financieros, como
los Aguirre, los Saravia, los Castillo y los Matheu Sinibaldi. En 1901 el gobierno
firmó un convenio con la UFCO para la explotación de banano. La concesión se
extendió en 1904 para la construcción del ferrocarril Puerto Barrios-El Rancho-
ciudad de Guatemala, e incluyó 1,500 caballerías de tierra y la exención de
impuestos de exportación por 35 años. Hacia 1920 los Estados Unidos cubrían el
70% de las importaciones guatemaltecas y controlaban el 80% de las
exportaciones.

En ese período continuaron las rebeliones indígenas. En 1905 se produjo el


levantamiento de Totonicapán. Al mismo tiempo, las asociaciones artesanales y
obreras fueron creciendo. Ya para 1919 existían 36 nuevas asociaciones obreras y
artesanales.

En 1920 se produjo una conspiración de finqueros y comerciantes desplazados

del poder desde 1871. Manuel Cobos Batres emergió como líder de la protesta,
junto con el obispo José Piñol y Batres. Un año antes se habían fundado la Liga
Obrera, dirigida por Silverio Ortiz, y el Partido Unionista, que reclamaba un
régimen parlamentario, la reforma del sistema monetario y la integración
centroamericana. En el movimiento de protesta de 1920 surgieron milicias obreras
y se creó una situación de insurrección que cobró 1,700 vidas. Estrada Cabrera
fue derrocado y llegó al gobierno Carlos Herrera Luna (1920-21), azucarero y
banquero. Herrera reconoció algunos avances en materia de cooperativismo y
derechos individuales, pero restringió las protestas mediante el Reglamento de
Manifestaciones. En esa época destacó por su beligerancia la Unión Ferrocarrilera
de Guatemala.

En 1921 un triunvirato encabezado por el general José María Orellana (1921-26)


derrocó a Herrera. Orellana emprendió la renegociación con la Empresa Eléctrica
Bond & Share; también creó el quetzal como moneda, en paridad con el dólar, lo
que representó una devaluación de hecho en beneficio de los cafetaleros. En 1924
la UFCO firmó un contrato de arrendamiento de todas las tierras incultas en la
cuenca del río Motagua, en una extensión de 100 kilómetros. En 1926 se fundó el
Banco Central de Guatemala, como único emisor del quetzal. El gobierno abrió el
Departamento Nacional de Trabajo y promovió algunas leyes de protección
laboral, aunque en 1922 reprimió un levantamiento de quichés.
En 1931 fue electo presidente Jorge Ubico Castañeda, jefe político de Verapaz y
vinculado a familias muy influyentes como los Castañeda, los Urruela, los Herrera,
los Dorión, los Klee y los Saravia. Ubico, al igual que Estrada Cabrera, ejerció un
largo gobierno autocrático. A principios de los años 30 Guatemala sufrió los
efectos de la depresión económica internacional. Aunque Ubico no podía continuar
devaluando la moneda, se ganó el apoyo de los cafetaleros manteniendo el orden
social en el campo mediante un programa de obras públicas forzadas. En 1934 el
gobernante canceló las deudas por habilitaciones buscando favorecer así a los
empresarios menos competitivos en su lucha por obtener mano de obra, y
enfrentar las presiones producidas por el excesivo endeudamiento de los
trabajadores y la grave crisis fiscal. Eso permitió a una minoría indígena dedicarse
a la actividad comercial desplazándose por todo el país. Estos indígenas
rompieron con el patrón cultural de los zahorinesy entraron a un movimiento de
conversión religiosa que facilitó la penetración de la Iglesia católica y las iglesias
protestantes en el altiplano a partir de las décadas de 1930 y 1940 (Falla, 1980).

Ubico sustituyó a los alcaldes ladinos por intendentes nombrados por él y mantuvo
a los alcaldes auxiliares indígenas. Trasladó a la Dirección General de Policía el
recién creado Departamento de Trabajo, que dependía del Ministerio de
Economía, y se valió del Ejército para llevar a cabo su política. La fuerza armada
coaccionó a los campesinos para construir caminos y tender los hilos del telégrafo
por todo el territorio nacional. Además, el gobernante persiguió brutalmente a sus
opositores. En 1934 descubrió una conspiración en su contra y diezmó a quienes
la promovían. Él hizo famosa la ley fuga. Sin embargo, en junio de 1944, en medio
de protestas populares, tuvo que entregar el poder a un triunvirato militar presidido
por el general Federico Ponce Vaides, quien gobernó 108 días.

Los comisionados militares

El presidente Ubico creó, mediante acuerdo ministerial del 9 de julio de 1938, la


figura de los comisionados militares como representantes locales del Ejército. Los
comisionados llenaron vacíos que seguían dejando la falta de administración civil
en el campo. Sus funciones eran ad honorem y se ejercían sin plazos, incluían los
reclutamientos para el servicio militar, la captura de delincuentes, citaciones y
llamamientos. El poder de negociar en las comunidades quienes debían prestar el
servicio militar y quienes no, les dio desde el principio una gran influencia a los
comisionados. Ese rol daría un giro dramático más adelante, con el inicio del
conflicto armado, sobre todo en el oriente del país.

Por otro lado, los conflictos interétnicos se exacerbaron. Las disputas locales entre
los indígenas y los ladinos de Patzicía, Chimaltenango, alentadas por las
promesas de Ponce de otorgar tierras a los primeros, no tardaron en trasladarse al
escenario político central, y desembocaron en una masacre de cakchiqueles tras
su levantamiento contra los ladinos (quienes registraron entre 16 y 19 muertos).
Las víctimas indígenas provocadas por la intervención del Ejército el 21 de octubre
de 1944 sumaron más de 40, pero en los siguientes días se desató una cacería de
indios en la que participaron grupos paramilitares ladinos de Zaragoza, que cobró
entre 400 y 600 víctimas.

El 20 de octubre de 1944, enfrentado a una conspiración de líderes políticos y


militares y un levantamiento popular en la capital, finalmente cayó el gobierno de
Ponce Vaides como símbolo del ubiquismo y se clausuró otro ciclo en la historia
de Guatemala.

2. La revolución de octubre

Durante el período de la Revolución de Octubre (1944-54) se produjo el ascenso


de la clase media (militares, profesionales, comerciantes, artesanos) a la
administración del Estado y las instituciones políticas. El nuevo régimen se basó
en un sistema participativo para apoyar las reformas del Estado (derecho al voto,
autonomía municipal); se generó una mayor burocracia estatal y el acceso de los
intelectuales a las decisiones de poder. Fueron registrados 30 partidos políticos,
entre ellos el Frente Unido de Partidos Arevalistas, que promovió la Constitución
de 1945.

El presidente Juan José Arévalo (1945-51) defendió un modelo liberal de


intervención estatal, una interpretación del New Deal del presidente
estadounidense Franklin D. Roosevelt, que él definió como socialismo
espiritual para distinguirlo del socialismo materialista de los marxistas. Su
programa económico favoreció a la pequeña industria y permitió la creación del
pequeño propietario agrícola. También promovió el cultivo del algodón y la
ganadería extensiva, que sólo podían desarrollarse de manera rentable en
grandes extensiones de tierra y con el uso de un nuevo tipo de asalariado
agrícola. Además, el sector comercial creció, alentado por los altos precios de los
productos de exportación y la ampliación de la capacidad de compra interna.

Las organizaciones de empresarios y trabajadores crecieron en este período. En


1948 fue reconocida legalmente la Confederación General de Trabajadores de
Guatemala (CGTG), bajo la dirección de Víctor Manuel Gutiérrez, que llegó a
aglutinar a unos 90,000 miembros. A la vez, la Confederación Nacional
Campesina de Guatemala (CNCG), encabezada por Leonardo Castillo Flores, se
fue expandiendo hacia el interior del país. Para 1949 ya se había reconocido la
personería jurídica de 92 sindicatos.

Pronto, sin embargo, el gobierno de Arévalo comenzó a sufrir las conspiraciones


de grupos conservadores. El coronel Francisco Javier Arana, junto con Jacobo
Árbenz, se perfilaban como los líderes para reemplazar a Arévalo en 1951. Pero
Arana planificó acelerar el proceso. En julio de 1949, con el respaldo de algunos
finqueros, le presentó a Arévalo un ultimátum demandando que rindiera el poder al
Ejército y que cumpliera el resto de su período como fachada civil para un régimen
militar. El presidente solicitó tiempo, y con Árbenz y algunos oficiales leales
trataron de arrestar a Arana. Capturado solo, Arana se resistió y fue muerto en un
tiroteo. Cuando las noticias llegaron a la capital, los aranistas se rebelaron, pero
los sindicatos y unidades del Ejército leales al gobierno sofocaron el
levantamiento. De todos modos, al final del período de gobierno, la tensión política
fue creciendo.

El coronel Jacobo Árbenz ganó las elecciones de 1950 postulado por el Frente
Popular Libertador (FPL), representante de las clases medias. Árbenz comenzó a
estudiar el problema agrario. El Censo Agropecuario de 1950 mostraba que el
99.1% de las fincas eran minifundios que sólo ocupaban el 14% de las tierras,
mientras el 0.1% ocupaba el 41% de la superficie censada; el 40% de las fincas
eran propiedad de 23 familias, 54 fincas disponían del 19% de la tierra y cerca de
250,000 campesinos carecían de ella.

Árbenz, igual que Arévalo, intentó incorporar al sector empresarial a la solución de


ese problema. En 1951 creó una comisión de tres empresarios para estudiar la
situación de las fincas nacionales. En 1952 el Congreso aprobó el Decreto 900 o
Ley de Reforma Agraria, que ordenaba la expropiación de fincas no cultivadas y
su entrega a los campesinos a través de los Comités Agrarios Locales. Los
finqueros expropiados recibían una paga en bonos del Estado a 25 años plazo,
con una tasa de interés anual del 3%. Durante los 18 meses de vigencia de la
Reforma Agraria fueron beneficiadas 100,000 familias campesinas; el valor de las
expropiaciones alcanzó los US$8.5 millones. También afectaron 101 fincas
nacionales.

Durante la aplicación de la Ley de Reforma Agraria se produjeron abusos por


parte de los beneficiarios. Innecesariamente fueron invadidas 30 fincas que podían
haberse obtenido sin demoras mediante procesos legales. En algunas regiones de
oriente, la CNCG aplicó la Ley de Arrendamientos sólo en provecho de sus
asociados. Pero también se desató una ola de violencia en el campo provocada
por los finqueros.

La AGA encabezó la oposición a la reforma agraria, destacando en esa lucha los


Aycinena Arrivillaga. La oposición política anticomunista, que estaba organizada
desde el gobierno de Arévalo, comenzó a desarrollarse con más fuerza. El 19 de
marzo de 1952 se produjo la rebelión de Salamá, en la que participaron Juan
Córdoba Cerna y el Comité de Estudiantes Universitarios Anticomunistas, dirigido
por Mario Sandoval Alarcón. Los propietarios, además, organizaron Comités de
Defensa de la Tierra y Uniones Cívicas, los que emprendieron acciones de
asesinatos contra líderes agrarios, a pesar de que la aplicación de la reforma
agraria había beneficiado a los prósperos comerciantes de Retalhuleu, Escuintla y
Coatepeque.

El Decreto 900 en San Martín Jilotepeque

En San Martín Jilotepeque fueron afectas las fincas La Merced, Canajal de


Medina, Rosario Canajal y Los Magueyes; estas dos últimas eran las típicas fincas
de mozos. Los campesinos, a cambio del derecho de cultivar en esas fincas,
debían trabajar en otras de los mismos propietarios en la costa sur. Este sistema
de fincas dormitorios se diseñó a inicios de siglo. Rosario Canajal fue comprada
para servir como finca de mozos en 1911 por Carlos Herrera Luna. En los libros de
Registro de la Propiedad Inmueble no aparecen inscripciones que se refieran a su
afectación por el Decreto 900, y los archivos que contenían la información
concerniente a la aplicación de la reforma agraria fueron destruidos, por tanto, la
reconstrucción de esos hechos sólo puede basarse en las fuentes de la tradición
oral.

Las fincas de mozos propiedad de los Herrera se extendieron en una franja que va
de San Juan Sacatepéquez hasta Joyabaj, El Quiché, y a otros municipios aún
más lejanos como San Juan Cotzal. La reversión de la reforma agraria convirtió a
San Martín en un foco de alta conflictividad social durante las siguientes tres
décadas. A pesar de los esfuerzos de inversión en infraestructura de servicios tras
el terremoto de 1976, el problema central del control de la tierra y el
reconocimiento del poder indígena quedaron sin resolverse, y sólo se comenzaron
a abordar por lo menos hasta después del estallido del conflicto armado en esa
región (1980 y 1981).

La participación del gobierno de los Estados Unidos resultó fundamental a partir


del Decreto 900. La UFCO presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la
Reforma Agraria, y el gobierno al desconfiar de los magistrados destituyó a la
Corte, creando un grave problema de institucionalidad para el propio régimen.

En 1953 Dwight Eisenhower fue electo presidente de los Estados Unidos; John
Foster Dulles fue nombrado Secretario de Estado, y Joseph McCarthy llegó al
Senado. Por otro lado, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ganó mucha
influencia después de una operación exitosa que derrocó al régimen iraní. El
elemento clave para la política hacia Guatemala fue el embajador estadounidense
John Peurifoy, quien llegó al país en ese mismo año, y en su primera entrevista
con el presidente Árbenz le exigió que expulsara del gobierno a todos los
comunistas.

Los representantes del sector empresarial y de los grupos anticomunistas no


tardaron en unirse a la cruzada contra el gobierno. La Cámara de Comercio e
Industria participó en una campaña internacional contra el régimen. En octubre se
inició la Operación Éxito de la CIA. El 24 de diciembre se firmó el Plan de
Tegucigalpa que unificó al Movimiento de Liberación Nacional. En mayo de 1954,
estando avanzado el plan de la conspiración, los Estados Unidos firmaron tratados
de ayuda militar con Honduras y Nicaragua, países desde los que se preparaba la
intervención militar contra Guatemala.

3. El protagonismo de la Iglesia
Con estos cambios en la vida política, la Iglesia entraba a una nueva etapa. Los
embates de los gobiernos liberales habían mermado el tradicional poder
eclesiástico. La escasez de personal religioso (en 1940 había 126 sacerdotes para
tres millones de habitantes) obligaba a los laicos a encargarse de la sobrevivencia
de la fe en sus comunidades.

El arzobispo Mariano Rossell y Arellano (1939-64) buscaba que la Iglesia


recuperara el poder y prestigio en la sociedad, y que sus orientaciones
influenciaran las políticas de gobierno y a los grupos de dirigentes. La restauración
de las condiciones para evangelizar Guatemala suponía una inserción en la parte
más alta de la pirámide social, a fin de cristianizar al resto de la sociedad.

En los años 50 el clima anticomunista era generalizado en la Iglesia. En la teología


práctica de muchos jerarcas figuraba como otro dogma. Rossell veía la lucha
contra el comunismo como una cruzada. El 4 de abril de 1954, el arzobispo
publicó una Carta Pastoral llamando a la población a levantarse. En su Carta
Pastoral sobre avances del comunismo en Guatemala, decía: Obedeciendo los
mandatos de la Iglesia, que nos ordena combatir y desbaratar los esfuerzos del
comunismo, debemos una vez más elevar nuestra voz de alerta... Estas palabras
quieren orientar a los católicos en justa, nacional y digna cruzada contra el
comunismo.

Un año antes Rossell había organizado la Peregrinación Nacional de la Imagen


del Cristo de Esquipulas, en la que una réplica de la imagen, que en la religiosidad
popular ocupa un lugar importante, fue paseada de pueblo en pueblo para
encabezar la cruzada contra el comunismo, o sea, contra el gobierno de
Árbenz. La presencia del Santo Cristo hizo más contra el comunismo que si cien
misioneros, millones de libros y centenares de horas católicas radiadas hubieran
dirigido la campaña anticomunista (Bendaña, 1996).

En compensación, la Constitución de 1956 reconoció a la Iglesia como persona


jurídica con el derecho de poseer bienes. También permitió la enseñanza religiosa
en el sistema educativo oficial y la creación de la universidad católica. Asimismo,
se abrió el camino a la entrada de misioneros y congregaciones religiosas, ante lo
que Rossell tenía reservas. Entre 1950 y 1959 el número de sacerdotes creció de
132 a 346, con mayor peso de los extranjeros.

Posteriormente Rossell retiró su apoyo irrestricto a los liberacionistas,


especialmente después del asesinato de Castillo Armas (1957). En su mensaje
fechado el 15 de octubre de 1954, que ya no recibió la misma publicidad de su
carta anterior, proclamaba: El futuro presidente debe eliminar de su gobierno a
todos los explotadores del proletariado, ora sean los causantes de la elevación
desmedida del costo de vida, ora sean los directos depredadores de los salarios
campesinos, ora los negadores de la asistencia social debida. Más comunistas
que los líderes del Soviet, son los explotadores, porque éstos hacen comunistasde
corazón, y aquellos hacen comunistas de ocasión... Más importante que invertir
fondos en carreteras y obras públicas, es invertirlo en justicia social... lo primordial
es tener un pueblo libre de comunismo, porque está libre de miseria y de
injusticia...

4. El golpe del 54

La madrugada del 17 de junio de 1954 cuatro columnas compuestas por 300


hombres armados penetraron en el territorio guatemalteco por el lado de
Esquipulas, desde distintos puntos de la frontera con Honduras. Su propósito era
derrocar al presidente Jacobo Árbenz.

Si los liberacionistas lograron su objetivo fue porque el mando militar no quiso


combatir; se sumó a la conspiración contra Árbenz y en sus filas cundió la
desmoralización. Los rebeldes tomaron el 24 de junio la ciudad de Chiquimula y
ahí proclamaron el Gobierno Provisional de Guatemala, con el teniente coronel
Carlos Castillo Armas a la cabeza, en su calidad de Comandante en Jefe del
Ejército de Liberación Nacional, que era el brazo armado de un movimiento más
amplio. Tres días después Árbenz pronunció por la radio su discurso de renuncia
de la Presidencia, y el 3 de julio asumió el control del gobierno una junta de cinco
militares encabezada por Castillo Armas.

Con el nuevo gobierno regresó el jefe de la policía secreta de Ubico, José Bernabé
Linares. Se creó el Comité Nacional de Defensa contra el Comunismo y se emitió
la Ley Preventiva Penal contra el Comunismo. El Comité tuvo facultades para
ordenar la detención de cualquier persona. En los primeros meses después de la
caída de Árbenz fueron arrestadas 12,000 personas y se exiliaron unos 2,000
dirigentes sindicales y políticos (Carta de Guatemala, 1954).

El Comité quedó encargado de establecer un registro de todas las personas que


en cualquier forma hubiesen participado en actividades comunistas. Figurar en
dicho registro constituía grave presunción de peligrosidad de la persona. Los
detenidos por orden del Comité no tenían derecho de exhibición personal y el
efecto de estar nombrados en el registro les impedía desempeñar cargos o
empleos públicos. El registro fue creciendo hasta incluir a todos los opositores y
críticos del gobierno. Hacia el 21 de diciembre de 1954, el Comité había elaborado
una lista de 72,000 personas.

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