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AUTORES: María Apesteguía Martínez

Melina Cauqui Pinar


Manuel Luna Martínez
Inmaculada Portero Navarro
Rocío Vilchez Martínez
ÍNDICE

1. INTRODUCCION

2. REGULACION DE LA CONDUCTA MOTIVADA

2.1. El sistema homeostático.


2.2. El sistema hedónico.
2.3. Sistema de estrés o castigo.

3. SISTEMA DE RECOMPENSA Y SISTEMA DE PLACER

3.1. Descubrimiento del centro del placer.


3.2. Bases fisiológicas del centro del placer.

4. LA CONDUCTA ADICTIVA.

4.1. Adicción a la nicotina

5. CONCLUSIÓN.

6. BIBLIOGRAFÍA.
1. INTRODUCCIÓN

¿Qué procesos nos llevan a realizar unas determinadas conductas u


otras?

La motivación nos prepara para adaptarnos y responder al entorno, a


tomar las decisiones en la vida, tiene por tanto una función adaptativa:
la supervivencia. La motivación se refiere a comportamientos que nos
hacen alterar o mantener el curso de nuestra vida alcanzando nuestras
metas como la elección de una comida u otra, la elección de un trabajo
u otro, la preferencia sexual…etc.
Este proceso esta relacionado con la emoción, ya que ambos dependen
de la relación entre la persona y su ambiente, ya que de la evaluación
que el organismo haga de la situación se pueden derivar las prioridades
de elección que se elijan.
La causa o razón para que se presente la motivación es la potencial
recompensa que el sujeto anticipa que va a obtener. La toma de
decisiones que nos lleva a seleccionar una conducta está matizada por
el valor recompensante que la meta o el objetivo establecido ofrece al
individuo y, a su vez, este valor recompensante depende de las
necesidades internas del organismo. La activación de una conducta
para cubrir una necesidad se le llama conducta motivada y podemos
inferir cuánta motivación tiene un individuo a partir de la cantidad de
trabajo que realiza para alcanzar su objetivo.
En este trabajo abordaremos los procesos por los cuales se activan y
dirigen las conductas que realizamos, como los reforzadores positivos y
negativos de la conducta, la homeostasis como proceso de búsqueda de
equilibrio del organismo. A su vez, trataremos sobre los sistemas de
recompensa y placer y su relación con las conductas adictivas en este
caso la adicción a la nicotina.

2. REGULACIÓN DE LA CONDUCTA MOTIVADA

Las conductas motivadas se realizan para la obtención de recompensas.


Para que se active una conducta motivada el organismo debe presentar
un estado inicial de desequilibrio homeostático, por ejemplo hambre;
esta necesidad lleva al organismo a trabajar para conseguir alimento
(reforzador positivo) y saciar su apetito (restituir el balance
homeostático: recompensa). Las conductas motivadas son reguladas por
tres sistemas; el homeostático y el hedónico y el de estrés o castigo.
2.1. El sistema homeostático

El sistema homeostático se refiere a las señales periféricas del


organismo, como cambios en la concentración de hormonas, péptidos u
otras sustancias químicas que llegan al hipotálamo y que señalizan un
desbalance del medio interno. Este sistema es especialmente relevante
en las necesidades primarias: el hambre, la sed, la regulación de
temperatura, el sexo,…etc. Para que la conducta surja se requiere que
los organismos estén dotados de los mecanismos necesarios para
comparar el estado actual y el estado ideal.

2.2. El sistema hedónico

El sistema hedónico regula la sensación subjetiva de placer que genera


la obtención y/ o consumo del reforzador; es decir, la recompensa. Este
sistema esta integrado por varios núcleos cerebrales, entre ellos el
núcleo accumbens que se encuentra en los ganglios basales.

2.3. Sistema de estrés o castigo

Al sistema de estrés o castigo lo modula preferentemente la amígdala,


un conglomerado de núcleos alojados en el interior del lóbulo temporal
que está encargado de modular la sensación subjetiva de miedo. Este
sistema nos permite evitar condiciones que pueden ser dañinas para
nuestro organismo, desde comer un alimento descompuesto hasta
evitar sitios que pongan en riesgo nuestra integridad física o
psicológica.

3. SISTEMA DE RECOMPENSA Y SISTEMA DE PLACER

3.1. Descubrimiento del centro del placer

En 1954 James Olds y Peter Milner colocaron un electrodo de


estimulación eléctrica en el cerebro de una rata. El animal se
encontraba dentro de una caja donde tenía la opción de presionar una
palanca y autoadministrarse pulsos eléctricos. Olds y Milner observaron
que la rata no dejaba de autoestimularse, incluso en condiciones en las
que llegaba a lastimarse las patas por la alta cantidad de veces que
presionaba la palanca. La rata prefería la autoestimulación eléctrica que
comer, beber o aparearse. Incluso, el animal era capaz de soportar
reforzadores negativos, como atravesar una malla electrificada, para
llegar a la palanca y autoestimularse. Con este experimento, los autores
interpretaron que habían localizado el centro del placer.
3.2. Bases fisiológicas del centro del placer

Olds y Milner colocaron los electrodos de estimulación en un grupo de


fibras que se originan en un núcleo del tallo cerebral llamado área
ventral tegmental (VTA), estas fibras llegan a otro núcleo localizado en
la parte basal y anterior del cerebro llamado núcleo accumbens (NAc).

El VTA contiene cuerpos neuronales que producen un neurotransmisor


llamado dopamina y lo envían hacia el NAc, donde hay dos tipos de
receptores de la dopamina, el D1 y el D2. El primero es excitador y el
segundo es inhibidor. Cuando el VTA se activa libera dopamina, la cual
activa los receptores D1 facilitando la actividad del NAc. Tras un
periodo el D2, que es inhibidor, regresa al NAc al estado anterior a la
excitación. La activación del NAc por la liberación de dopamina del VTA
ocurre ante la presencia de reforzadores naturales (comida, agua y sexo)
y artificiales (drogas de abuso), ante la presencia de un estímulo que
anticipa la ocurrencia de un reforzador y, por tanto, está generando o al
menos regulando la expresión de la fase apetitiva y de consumación de
una conducta motivada.

El NAc recibe proyecciones del hipotálamo lateral (HL), la corteza


prefrontal (CPF), el tálamo dorsomedial (TDM), el hipocampo (HC) y por
su puesto del VTA. El núcleo accumbens a su vez envía proyecciones al
VTA y al HL. Mientras que el VTA envía y recibe proyecciones de la CPF
y del HL. Estas estructuras forman el sistema de la recompensa
llamado también circuito límbico-motor. Obviamente un circuito de gran
influencia sobre éste que hemos descrito como el del placer, está
modulado por la amígdala. Si la amígdala señala que ese estímulo es
dañino para el organismo, será entonces categorizado como un
reforzador negativo y se generará una estrategia de evitación del mismo.
Lo que también es altamente recompensante.
Dentro del sistema de la recompensa la información visceral y
endocrina es recibida por el HL, la activación del VTA ocurre ante la
presencia de reforzadores naturales, es decir, lo que están siendo
consumidos para restituir la constancia del medio interno, o artificiales,
los que se consumen para obtener la sensación subjetiva de placer, sin
que necesariamente estén restituyendo la constancia del medio interno
(ejemplo: drogas de abuso).

4. CONDUCTA ADICTIVA.

¿Por qué las personas se vuelven adictas a las drogas?

Una de las primeras explicaciones que surgieron fue la de Hipótesis de


la dependencia. Según esta, los consumidores habituales experimentan
síntomas de abstinencia cuando desaparecen los efectos de la droga.
Aunque esta hipótesis puede explicar parte de la conducta adictiva,
tiene limitaciones como explicación general.
Los estudios neuro-biológicos de las adicciones han demostrado que el
sustrato cerebral de los trastornos adictivos se localiza en una zona del
cerebro donde se encuentra el circuito de Recompensa Cerebral, el cual
funciona con base en dos estructuras: una neuroanatómica
representada por varias áreas cerebrales y otra neuroquímica
representada por cuatro sistemas primarios de neurotransmisores: la
dopamina, la serotonina, los peptidos opioides y el GABA.

Las señales asociadas previamente con el consumo de la droga pueden


hacer que el sistema dopaminérgico se vuelva activo y produzca la
experiencia subjetiva del deseo. El proceso que despierta el deseo por la
droga no sería consciente, sino derivaría de asociaciones adquiridas de
manera inconsciente entre el consumo de la droga y distintas señales
relacionadas con éstas.

La hipótesis dopaminérgica de la adicción propone que el sistema


dopaminérgico mesolimbico (sistema de recompensa) desempeña un
papel en el deseo de la droga. Las células dopaminérgicas del área
tegmental ventral del mesencéfalo se proyectan al núcleo accumbens de
los ganglios basales, hacia el sistema límbico, incluido el hipocampo, y
hacia la corteza frontal, lo cual sugiere que estas regiones cerebrales
pueden desempeñar un papel en la adicción.

4.1. Adicción a la nicotina.

La nicotina es una droga que se encuentra en las hojas de tabaco.


Cuando un fumador inhala la nicotina, ésta va directamente a los
pulmones y a la sangre. En siete segundos una cuarta parte de la
nicotina ha llegado al cerebro, a través de la arteria pulmonar. Es una
droga psicoactiva y un potente reforzador conductual, capaz de producir
severa dependencia química en el consumidor. Actúa según la dosis
pues a dosis bajas es psicoestimulante mejorando la capacidad mental,
sobre todo la concentración, y a dosis altas tiene un efecto sedante al
actuar como depresor.

Se encuentra en un porcentaje de 1 a 2 % en los cigarrillos, de manera


que un cigarrillo normal de 1 gramo contiene 10 a 20 miligramos. El 10
% de esta nicotina pasa al humo del cigarrillo, aproximadamente de un
79 a un 90% se absorbe a través de los pulmones y en menor medida
a través de la mucosa bucal y plexos sublinguales (4 a 40 %) y de la
piel, siendo en este caso la absorción variable y dependiente de varios
factores. Se absorbe rápidamente de la mucosa nasal, oral y
respiratoria llegando al cerebro donde están los receptores al cabo de
unos 7 segundos. Es allí donde ejerce su acción sobre el SNC así como
en el sistema nervioso autónomo. Esta relación casi inmediata entre la
inhalación del humo y s efecto a nivel cerebral es uno de los factores
que contribuye al alto poder adictivo de la nicotina.
La nicotina responsable de la dependencia de los consumidores puede
ser definida como una sustancia psicoactiva cuya acción consiste
principalmente en la activación de dos centros cerebrales:

El Sistema Mesolímbico Dopaminérgico que es considerado


como el centro cerebral del placer y de la gratificación y su estimulación
es responsable de la fármacodependencia, en la cual el sujeto intenta
encontrar el efecto euforizante.

El Locus Ceruleus que es responsable del estado de alerta y


de vigilia. Su estimulación por parte de la nicotina mejora las funciones
cognoscitivas, la capacidad de concentración, las perfomances
intelectuales y al mismo tiempo puede reducir las reacciones de estrés,
proporcionando una impresión de seguridad y de relajación en las
situaciones críticas.

La nicotina se une a los receptores para la nicotina del cerebro y


estimula la liberación de algunos neurotransmisores a nivel cerebral
como la dopamina y la norepinefrina que generan sensaciones de
placer y alerta. El transmisor químico dopamina se forma a partir de
los precursores tirosina y L-dopa y luego se convierte en norepinefrina
y ambas son almacenadas en vesículas de las terminales nerviosas. La
nicotina imita la acción de un mediador natura, la acetilcolina. Ella se
liga a los receptores nicotínicos en el sistema nervioso e incluídos en
diferentes estructuras cerebrales.

La adicción a la nicotina es básicamente un trastorno cerebral mediado


neurobiológicamente y, como hemos dicho anteriormente, se localiza en
el sistema mesocórtico-límbico-dopaminérgico, lugar donde se genera la
recompensa. Y esto se produce de la misma forma que para otras
drogas, originándose el proceso de adicción en las vías dopaminérgicas
del segmento ventral del cerebro medio (AVT) y de allí asciende el núcleo
accumbens en las áreas prefrontales de la corteza del cerebro. Se
estimula el aumento de dopamina en el núcleo accumbens, lo cual es el
sistema de recompensa y gratificación, que establece la necesidad por la
droga y la dependencia.

La abstinencia sigue la vía noradrenérgica, mediada por la


norepinefrina que se concentra en las neuronas del locus ceruleus.
Cuando un fumador trata de no fumar los niveles de nicotina caen y la
frecuencia de los disparos de las neuronas noradrenérgicas en el locus
ceruleus llega a ser anormalmente alta y causa de los síntomas de
abstinencia a la nicotina.
4.2. Adicción al juego: Ludopatía

La ludopatía es la única adicción no mediada por sustancias que los


psiquiatras biológicos reconocen como una enfermedad mental que se
hereda genéticamente
Un estudio de la Universidad de Iowa, publicado en revista Psychiatry
Research, establece que la ludopatía es un trastorno heredado
genéticamente, acompañado en muchos casos de cuadros de
alcoholismo, drogadicción e incluso fobia social. La investigación
refuerza los resultados de estudios anteriores que alertaban de la
existencia de bases fisiológicas en las ludopatías.

De acuerdo con los investigadores, lo que se transmite no es la afición


al juego, sino una impulsividad que en última instancia resulta
autodestructiva. «La comorbilidad más frecuente es el abuso de
sustancias, dando lugar a manifestaciones de conducta diversas y a
veces combinadas», explica Donald W. Black, que ha pasado ocho años
estudiando a 31 jugadores y 31 controles sanos junto a sus parientes
más cercanos.

Black critica ácidamente en su informe a las autoridades del Estado de


Iowa, el más permisivo de la Unión en cuanto a legalización de sistemas
de apuestas, juegos de azar y casinos. «Datos científicos avalan la teoría
de que cuantas más oportunidades de juego se ofrecen a la sociedad,
mayor es la proporción detectada de ludópatas», dice. El especialista
añade que los hombres se inician en la ludopatía antes que las mujeres,
«pero ellas acaban jugando de forma mucho más compulsiva».

Bases biológicas

La impulsividad asociada al juego patológico podría deberse a


factores genéticos, según un nuevo estudio

La adicción al juego provoca, como es sabido, importantes alteraciones


de la conducta que inciden negativamente en el entorno social del
jugador y en su propia salud. Estas alteraciones tienen un reflejo visible
en áreas específicas del cerebro. Son las zonas donde se cree que se
localizan los mecanismos de recompensa, en la región prefrontal. De
acuerdo con los resultados observados en distintos experimentos
basados en el registro de la actividad eléctrica cerebral, a menor
activación del área prefrontal mayor sería la adicción al juego
patológico.

Las claves para entender como los ludópatas van forjando una
dependencia de los mecanismos de recompensa que entrañan muchos
juegos y máquinas de azar fueron proporcionadas por Jan Reuter, de la
Unidad de Terapéutica Conductista del Hospital Universitario de
Hamburgo (Alemania). En un artículo publicado en Nature, los autores
pudieron comprobar a través de una iconografía por resonancia
magnética de gran calidad cómo reacciona el sistema mesolímbico de
recompensa ante el estímulo del juego patológico. La actividad queda
reducida en los ludópatas y genera una dependencia muy similar a la
de los drogadictos.

La relación de la ludopatía con una reducción de la sensibilidad en el


sistema de recompensa se había sospechado con anterioridad. Pero
nunca se habían obtenido imágenes que pudieran objetivarla o, lo que
es lo mismo, establecer una gradación cuantitativa. Los investigadores
citan «una reducción de la activación prefrontal del estriado ventral y
ventromedial» que se relaciona inversamente con la gravedad de la
dependencia.

5. CONCLUSIÓN

El sistema de recompensa llamado también circuito límbico-motor, está


formado principalmente por dos estructuras, en primer lugar, el área
ventral tegmental (VTA), que llega a otro núcleo localizado en la parte
basal y anterior del cerebro: el núcleo accumbens (NAc).
Este circuito de Recompensa Cerebral, que funciona con base en dos
estructuras: una neuroanatómica representada por varias áreas
cerebrales, como mencionamos anteriormente, y otra neuroquímica
representada por cuatro sistemas primarios de neurotransmisores: la
dopamina, la serotonina, los peptidos opioides y el GABA.
Los estudios sobre adicciones han demostrado que las células
dopaminérgicas del área tegmental ventral del mesencéfalo se proyectan
al núcleo accumbens de los ganglios basales, hacia el sistema límbico,
y hacia la corteza frontal, lo cual sugiere que estas regiones cerebrales
pueden desempeñar un papel en la adicción, es decir, en el deseo de
consumo de droga (hipótesis dopaminérgica de la adicción).

6. BIBLIOGRAFÍA.

Alvarado, S.-Tabaquismo: Adicción a la nicotina - ADICCIONES .1991

Carlson, N. Fisiología de la conducta. Pearson: 2005. pp. 635-652.

Kold, B. y Whishav, L. Neuropsicología humana. Panamericana: 2006.


pp. 117-138.
Nizama Valladolid, Martín y Mendoza Angulo, Carlos- Bases Biológicas
de las Adicciones. Revista Diagnóstico. Vol.40. Número 1. Enero-
Febrero 2001.

Schwarting, R. Neurotransmisores y centros del placer. Mente y


cerebro, Nº 3. 2003. pp. 51-57.

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