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COMPOSICIÓN DEL SUELO

1) 50 % Fracción sólida:

- 45% Componentes minerales

- 5% Componentes orgánicos

2) 50 % Fracción no sólida:

- 25% Aire

- 25% Agua

Estos 4 componentes se encuentran subdivididos y entremezclados de tal manera que el aire


y el agua ocupan los poros que existen dentro de la fracción sólida.

A) Componentes mineral: Esta constituido por partículas de diferentes composición química y


de tamaño; este componente deriva de la roca madre a traves de procesos físicos, químicos y
biológicos y se considera la fuente principal de nutrientes para las plantas aportándolas P, K,
Ca, Mg, etc.

B) Componente orgánico: Esta constituido por restos vegetales y animales parcial o totalmente
descompuestos así como los residuos de los animales; su contenido es inestable por la acción
de los microorganismos que las transformaciones y su papel es más importante del que cabría
esperar por el bajo % que se encuentra en el suelo. Su contenido depende del tipo de cultivo,
tipo de mecanización (Cuanto > sea la mecanización! < será el contenido) y de la profundidad
del suelo. Es un componente importante que desempeña las siguientes funciones:

1) Actúa como granulador que desmenuza las partículas minerales favoreciendo la aparición
de una buena estructura característica de suelos productivos

2) Proporciona a la planta N, P, S; siendo la única abastecedora de N.

3) Por su elevada porosidad, ayuda a retener una > cantidad de agua.

4)Proporciona la energía que los microorganismos necesitan para desarrollar su actividad.

C) Agua: Su contenido en el suelo es variable dependiendo de la lluvia y del riego.


Componente importante que desempeña la función de:

1)Suministra a las plantas el agua que ella necesita.

2)Disuelve los nutrientes de manera que la planta pueda asimilarlos.

3)Controla el volumen de poros ocupados por el aire y las fluctuaciones de temperatura.


D) Aire: Es una mezcla de gases que hay en el suelo que hacen posible la respiración de las
plantas y los microorganismos

Componentes minerales

Los minerales que componen el suelo pueden ser tan variados como lo sea la
naturaleza de las rocas sobre las que se implanta. No obstante, hay una tendencia general
de la mineralogía del suelo hacia la formación de fases minerales que sean estables en las
condiciones termodinámicas del mismo, lo cual está condicionado por un lado por el factor
composicional, y por otro por el climático, que condiciona la temperatura, la pluviosidad,
y la composición de las fases líquida y gaseosa en contacto con el suelo.
Los minerales del suelo pueden ser de dos tipos: 1) heredados, es decir,
procedentes de la roca-sustrato que se altera para dar el suelo, que serán minerales
estables en condiciones atmosféricas, resistentes a la alteración físico-química; y 2)
formados durante el proceso edafológico por alteración de los minerales de la roca-
sustrato que no sean estables en estas condiciones. Los más importantes, y los
condicionantes para su presencia en el suelo serían los siguientes:
 Cuarzo. Es un mineral muy común en los suelos, debido a: 1) su abundancia
natural en la mayor parte de las rocas; y 2) su resistencia al ataque químico.
El cuarzo confiere al suelo buena parte de su porosidad, debido a que suele
estar en forma de granos más o menos gruesos, lo que permite el desarrollo de
la porosidad intergranular. Además, es un componente muy inerte, muy poco
reactivo, del suelo. Suele encontrase en suelos poco estructurados de textura
arenosa.

Feldespatos. Suelen ser componentes minoritarios, heredados o residuales de la


roca sobre la que se forma el suelo, pues son metaestables en medio
atmosférico, tendiendo a transformarse en minerales de la arcilla. Al igual que
el cuarzo, conforman la fracción arenosa del suelo, si bien en este caso le
confieren una cierta reactividad.
 Fragmentos de roca. Junto con los dos componentes anteriores, conforman la
fracción comúnmente más gruesa del suelo, si bien es este caso el tamaño de
fragmentos suele ser superior a 2 cm, de forma que el cuarzo y feldespatos
suelen constituir la fracción arenosa del suelo, mientras los fragmentos de
roca constituyen la fracción de tamaño grava. La naturaleza de los fragmentos
está directamente relacionada con la de la roca sobre la que se forma, si bien
ocasionalmente el suelo puede contener fragmentos de origen “externo”,
como consecuencia de procesos de transporte y depósito contemporáneos con
la formación del suelo. En cualquier caso, son siempre heredados, y nos
permiten identificar si el proceso de edafogénesis ha tenido o no aportes
externos.

Minerales de la arcilla. Son minerales también muy abundantes en el suelo, constituyendo la


matriz general del mismo, la componente intergranular entre la fracción arenosa y los fragmentos
de roca. Son minerales que proceden de la alteración de los que componen la roca sobre la que se
producen los procesos de meteorización, y en función de ello pueden ser muy variados: 1) la illita
(equivalente arcilloso de la mica blanca, moscovita), que se forma a partir de feldespatos y micas
de rocas ígneas, sedimentarias o metamórficas; 2) la clorita, que se forma a partir de los minerales
ferromagnesianos que pueda contener la roca: biotita, anfíbol, piroxeno, olivino; 3) la pirofilita,
que puede formarse a partir de minerales ricos en aluminio en la roca original; 4) menos comunes
son los filosilicatos del grupo de las arcillas especiales (esmectita-bentonita, sepiolita,
palygorskita), que se forman bajo condiciones climáticas muy específicas, o a partir de rocas de
composición muy determinada, y que por sus características especiales confieren al suelo
propiedades mecánicas diferentes a las habituales (suelos expansivos, suelos instables). Los
minerales de este grupo juegan un papel muy importante en la textura y en la físico-química del
suelo, pues le confieren plasticidad, impermeabilidad, así como otras propiedades mecánicas y de
relación entre el suelo y el agua que contiene, en especial en cuanto a la capacidad de sorción e
intercambio iónico que pueda presentar. Hablamos en mayor detalle de estas capacidades más
adelante.
 Carbonatos. Los carbonatos son minerales frecuentemente formados por el
proceso de edafogénesis, aunque debido a su alta solubilidad su acumulación
no suele producirse en el horizonte más superficial. De hecho, los carbonatos
pueden formarse en los horizontes A o C, pero su acumulación efectiva se
produce solo en el horizonte B o de acumulación, como consecuencia de los
procesos de intercambio que se producen en el mismo. Una excepción
corresponde a los suelos de regiones de climatología semiárida y con
abundantes rocas carbonatadas. En estas regiones, los procesos de
intercambio con el suelo suelen ser “en ascenso”: las aguas subterráneas
ricas en carbonatos ascienden hasta la superficie del terreno por capilaridad
o por gradiente de humedad, depositando ahí los carbonatos, y originando los
denominados “caliches”, auténticos escudos de color blanco que recubren la
superficie del suelo, como por ejemplo ocurre en buena parte de La Mancha.

Óxidos e hidróxidos de hierro, manganeso y aluminio. Los óxidos e hidróxidos de Fe3+ (y a menudo
los de aluminio y los de manganeso) son minerales que se suelen acumular en el suelo como
consecuencia de procesos de alteración de otros minerales, constituyendo la fase estable del hierro
en superficie o condiciones cercanas a la superficie. Se acumulan en forma de agregados: 1)
limonita (agregado de óxidos e hidróxidos de Fe), 2) bauxita (de óxidos e hidróxidos de aluminio); y
3) wad (óxidos e hidróxidos de manganeso). Desde el punto de vista estrictamente químico son
muy estables, poco o nada reactivos, pero presentan propiedades sorcitivas que hacen que su
presencia en el suelo tenga implicaciones físico-químicas notables. Los suelos ricos en óxidos e
hidróxidos de hierro, formados por un lavado casi total de otros constituyentes, reciben el nombre
de lateritas. Se reconocen por su intenso color rojo y se forman en climas tropicales.

 Sulfatos. La presencia de sulfatos en el suelo suele tener la doble vertiente de


que pueden ser minerales relativamente comunes, pero al ser compuestos de
solubilidad relativamente alta, su acumulación efectiva solo puede producirse
bajo condiciones muy determinadas: abundancia de sulfatos (e.g., yesos) en el
entorno inmediato, y clima árido o semiárido. En estas condiciones, y al igual
que los carbonatos, los sulfatos podrán acumularse en el horizonte B, o en el
A, en este segundo caso en forma de costras o eflorescencias (rosas del
desierto).
 Otros minerales. Aparte de los descritos, el suelo puede contener una
amplia gama de minerales, en unos casos heredados, en otros formados, todo
ello en función de los condicionantes ya mencionados: naturaleza de la roca-
sustrato, y factores climáticos. Su importancia e interés pueden ser muy
variables.

Composición

Los componentes del suelo se pueden dividir en sólidos, líquidos y gaseosos.

Sólidos

Este conjunto de componentes representa lo que podría denominarse el esqueleto mineral


del suelo. Y entre estos, componentes sólidos, del suelo destacan:

 Silicatos, tanto residuales o no completamente meteorizados, (micas, feldespatos, y


fundamentalmente cuarzo).
o Como productos no plenamente formados, singularmente los minerales de
arcilla, (caolinita, illita, etc.).
 Óxidos e hidróxidos de Fe (hematites, limonita, goethita) y de Al (gibbsita,
boehmita), liberados por el mismo procedimiento que las arcillas.
 Clastos y granos poliminerales como materiales residuales de la alteración
mecánica y química incompleta de la roca originaria.
 Otros diversos compuestos minerales cuya presencia o ausencia y abundancia
condicionan el tipo de suelo y su evolución.
o Carbonatos (calcita, dolomita).
o Sulfatos (aljez).
o Cloruros y nitratos.
 Sólidos de naturaleza orgánica o complejos órgano-minerales, la materia orgánica
muerta existente sobre la superficie, el humus o mantillo:
o Humus joven o bruto formado por restos distinguibles de hojas, ramas y
restos de animales.
o Humus elaborado formado por sustancias orgánicas resultantes de la total
descomposición del humus bruto, de un color negro, con mezcla de
derivados nitrogenados (amoníaco, nitratos), hidrocarburos, celulosa, etc.
Según el tipo de reacción ácido-base que predomine en el suelo, éste puede
ser ácido, neutro o alcalino, lo que viene determinado también por la roca
madre y condiciona estrechamente las especies vegetales que pueden vivir
sobre el mismo.

Líquidos

Esta fracción está formada por una disolución a causa de las sales y los iones más
comunes como Na+, K+, Ca2+, Cl-, NO3-,… así como por una amplia serie de sustancias
orgánicas. La importancia de esta fase líquida en el suelo estriba en que éste es el vehículo
de las sustancias químicas en el seno del sistema.

El agua en el suelo puede estar relacionada en tres formas diferentes con el esqueleto
sólido:

 La primera, está constituida por una partícula muy delgada, en la que la fuerza
dominante que une el agua a la partícula sólida es de carácter molecular, y tan
sólida que esta agua solamente puede eliminarse del suelo en hornos de alta
temperatura. Esta parte del agua no es aprovechable por el sistema radicular de
las plantas.
 La segunda es retenida entre las partículas por las fuerzas capilares, las cuales, en
función de la textura pueden ser mayores que la fuerza de la gravedad. Esta
porción del agua no percola, pero puede ser utilizada por las plantas.
 Finalmente, el agua que excede al agua capilar, que en ocasiones puede llenar
todos los espacios intersticiales en las capas superiores del suelo, con el tiempo
percola y va a alimentar los acuíferos más profundos. Cuando todos los espacios
intersticiales están llenos de agua, el suelo se dice saturado.

Gases

La fracción de gases está constituida fundamentalmente por los gases atmosféricos y tiene
gran variabilidad en su composición, por el consumo de O2, y la producción de CO2
dióxido de carbono. El primero siempre menos abundante que en el aire libre y el segundo
más, como consecuencia del metabolismo respiratorio de los seres vivos del suelo,
incluidas las raíces y los hongos. Otros gases comunes en suelos con mal drenaje son el
metano (CH4 ) y el óxido nitroso (N2O).

Componentes básicos
Los cuatro componentes principales del suelo son las rocas (minerales), el agua, el aire y
el material orgánico (hojas y animales en descomposición, por ejemplo). El quinto
componente del suelo, el cual muchas veces no es tenido en cuenta, es el mundo vivo que
existe en la tierra. Todos los suelos poseen una mezcla de los cinco componentes básicos, y
la mayoría de los suelos pueden ser modificados para mejorar esa composición para que
sean más adecuados para el desarrollo de la vida vegetal.

Agua y aire
El aire no es sólido o líquido, sino una combinación de elementos gaseosos que se
encuentran naturalmente en la atmósfera terrestre. En el suelo, los bolsillos de aire
permiten que el agua pase a través del mismo y a través de las plantas que crecen por
encima y por debajo de la línea del suelo. El agua en el suelo generalmente contiene sales
disueltas y otros productos químicos. El agua es una parte esencial del suelo, las plantas
no pueden sobrevivir sin ella. Algunos suelos, como los arcillosos, retienen el agua mucho
mejor que los otros tipos de suelos. Cuando el agua permanece en el suelo en lugar de
pasar a través de él fácilmente, el suelo se vuelve más denso. Algunas plantas no pueden
crecer en suelos pesados, arcillosos y ricos en humedad.

Minerales
Todos los suelos están compuestos por arena, limo y arcilla, aunque algunos tipos de suelo
tienen mayores concentraciones de estos minerales que otros. Las rocas y los minerales
constituyen la mayor porción de la composición de suelo. Las rocas y los minerales que se
encuentran en el suelo provienen de materiales inertes, inorgánicos. La arena está
formada por pequeños fragmentos de cuarzo y otros minerales, y por sí misma no es rica
en los nutrientes que las plantas necesitan. La arena la partícula del suelo más grande y
más gruesa, el agua pasa a través de ella más fácilmente que en otros tipos de suelo. El
limo es una combinación de rocas de cuarzo y otros. Las partículas de limo son más
pequeñas que la arena, pero más grandes que la arcilla. La arcilla es la más rica de los
minerales del suelo, y contiene nutrientes como hierro, potasio y calcio. Las partículas más
pequeñas del suelo provienen de la arcilla, la cual puede llegar a ser muy densa y difícil de
ser trabajada.

Materiales orgánicos y biológicos


Las plantas y los animales en descomposición proporcionan los materiales orgánicos que
se encuentran en el suelo. A través de la descomposición, la materia orgánica se
descompone y se convierte en nutrientes que las plantas pueden usar. La mineralización
también se produce mediante la descomposición y, a través de este proceso, los materiales
orgánicos se tornan en inorgánicos. El quinto elemento del suelo, el componente biológico,
ofrece estos importantes elementos orgánicos que son muy esenciales. Las plantas y los
animales, cuando mueren, se convierten una vez más, en parte del suelo, y así el ciclo
continúa. El suelo da vida, la vida vuelve a la tierra.

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3.3.2.- El agua en los suelos


Con la excepción de las regiones extremadamente áridas, el agua es siempre un
componente del suelo, encontrándose en éstos en forma de humedad intergranular o como
hielo (suelos tipo permafrost), en mayor o menor abundancia en función de factores
diversos. Debido a la propia dinámica del suelo, el agua siempre contiene componentes
diversos en solución, y ocasionalmente también en suspensión, si bien la ausencia de una
dinámica de consideración minimiza este último componente.
En función de la naturaleza y textura del suelo el agua puede encontrarse bien
como fase libre, móvil en el suelo (en suelos con altas porosidades y permeabilidades), o
bien como fase estática (ab/ad sorbida), en los suelos de naturaleza más arcillosa. En el
primer caso el agua podrá tener una cierta dinámica, que mantendrá una cierta
homogeneidad composicional, mientras que en el segundo caso podrán darse variaciones
composicionales más o menos importantes.
El agua en el suelo suele tener una dinámica bidireccional: el agua de lluvia o de
escorrentía, por lo general poco cargada en sales (aunque no siempre), se infiltra desde
superficie, y puede producir fenómenos de disolución, hidrólisis y/o precipitación de las
sales que contiene. Por ejemplo, el CO2 atmosférico induce la formación de ácido
carbónico: CO2 + H2O  H2CO3, que a su vez induce la disolución de carbonatos: CaCO3
+ H2CO3  Ca2+ + 2HCO3-. En épocas secas se produce el fenómeno inverso, y las aguas
contenidas en los acuíferos tienden a subir por capilaridad o por gradiente de humedad
hasta la superficie, donde se produce su desecación, de forma que durante este proceso de
ascenso tienden a perder por precipitación las sales que contienen en disolución. Este
proceso puede tener consecuencias desastrosas cuando interviene la mano del hombre, por
ejemplo con irrigación de suelos en zonas áridas-semiáridas, con consecuencias de
salinización extrema. Ejemplos dramáticos de estos fenómenos se encuentran en algunas
regiones de Australia y se están comenzando a observar en Almería debido a la
descontrolada actividad agrícola.
La composición del agua contenida en el suelo, en cuanto a su contenido en sales solubles
(bicarbonatos, carbonatos, sulfatos, cloruros) estará condicionada, como la mineralogía, por
factores de la litología del suelo y su entorno, y por factores climáticos. La proximidad de
explotaciones mineras de minerales metálicos sulfurados condicionará por lo general un alto
contenido en sulfatos, y a menudo en metales pesados.

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