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En música, el cantus firmus (en latín, "canto fijo") es una melodía previa que sirve de base de una
composición polifónica, y que en ocasiones se escribe aparte para ser tocada en notas de larga duración.
El plural de este término latino es cantus firmi, si bien en ocasiones se emplea la forma corrupta canti
firmi. En italiano se emplea en ocasiones canto fermo (siendo el plural canti fermi).12
Índice
• 1 Historia
• 2 Como método de enseñanza
• 3 Referencias
• 3.1 Notas
• 3.2 Bibliografía
Historia
Las melodías polifónicas más tempranas presentaban un cantus firmus proveniente de un canto llano,
como el canto gregoriano, si bien el término no se empleó hasta el siglo XIV.1 Las composiciones
polifónicas más antiguas que se conservan, como la Musica enchiriadis (en el siglo IX), contienen la
melodía principal en la voz superior, y la parte arreglada escrita debajo. Alrededor del siglo XI el
cantus firmus comienza a aparecer en la parte inferior. Más tarde el cantus firmus aparecerá dispuesto
para la voz tenor (del latín 'tenere', sostener), en notas de duración larga, voz en torno a la cual se
desarrollan líneas melódicas más floridas, sean vocales o instrumentales.2
La composición usando el cantus firmus continúa siendo la norma a través del siglo XIII: incluso la
música de la escuela de San Marcial y de Notre Dame lo emplea, al igual que la mayoría de los motetes
del siglo XIII. Muchos de esos motetes fueron escritos en varios idiomas, con el cantus firmus en la voz
más baja. Las letras de los poemas de temática amorosa podían ser cantadas en lengua vernácula sobre
el texto sacro en latín, en forma de tropo, o bien el texto sacro podía ser cantado sobre una melodía
secular.
Durante el siglo XIV la técnica del cantus firmus continúa siendo empleada con frecuencia para la
mayor parte de la música sacra vocal, si bien aparecen nuevas elaboraciones: mientras la mayor parte
de los compositores continentales utilizan métodos isorrítmicos, en Inglaterra otros compositores
experimentan con un cantus firmus "migrante", en el cual la melodía pasa de una voz a otra sin
ulteriores modificaciones. Una innovación posterior, conocida como paráfrasis tendrá una especial
importancia en la composición de misas hacia finales del siglo XV.
La misa cíclica, que se convirtió en el estándar de la forma musical a mediados del siglo XV usaba la
técnica del cantus firmus como principio organizativo. En un principio en cantus firmus se perfilaba
como un canto llano, pero el abanico de fuentes fue creciendo gradualmente hasta incluir otras fuentes
sacras, e incluso canciones populares. También al principio se restringió a la voz tenor, pero hacia el
final de esa centuria muchos compositores experimentaron con otras formas de empleo, introduciendo,
por ejemplo, un tema en contrapunto entre cada voz, o usando diferentes ritmos. Durante el siglo XVI
la técnica del cantus firmus comenzó a ser abandonada, reemplazándose por la técnica de la parodia, en
la cual múltiples voces se incorporan a una melodía sacra previa, como en el caso de la misa. Mientras
los compositores de Italia, Francia o los Países Bajos utilizaron la parodia y la paráfrasis, los creadores
de España, Portugal y Alemania continuaron usando el método del cantus firmus según su particular
idiosincrasia nacional.3