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El contrapunto (del latín punctus contra punctum, «nota contra nota») es una técnica de improvisación

y composición musical que evalúa la relación existente entre dos o más voces independientes
(polifonía) con la finalidad de obtener cierto equilibrio armónico. Casi la totalidad de la música
compuesta en Occidente es resultado de algún proceso contrapuntístico.1 Esta práctica surgió en el
siglo XIV, alcanzó un alto grado de desarrollo en el Renacimiento y el periodo de la práctica común,
especialmente en la música del Barroco, y se ha mantenido hasta nuestros días.2

Índice
• 1 Principios generales
• 1.1 Voces, acentos, movimientos y reglas de marcha
• 1.2 Contrapunto y armonía
• 1.3 Contrapunto y polifonía
• 2 Desarrollo histórico
• 3 Especies de contrapunto
• 3.1 Primera especie
• 3.2 Segunda especie
• 3.3 Tercera especie
• 3.4 Cuarta especie
• 3.5 Quinta especie o contrapunto florido
• 4 Derivaciones contrapuntísticas
• 5 Formas y estructuras
• 6 Véase también
• 7 Referencias
• 7.1 Notas
• 7.2 Bibliografía
• 8 Enlaces externos

Principios generales
En su aspecto más general, el contrapunto implica la creación de líneas musicales que se mueven
independientemente unas de otras pero guardan una relación armoniosa entre ellas. En cada época, la
escritura de música organizada contrapuntísticamente ha estado sujeta a reglas, en ocasiones estrictas.
Por definición, los acordes se producen cuando diversas notas suenan al mismo tiempo. Sin embargo,
los rasgos armónicos verticales se consideran secundarios e incidentales cuando el contrapunto es el
elemento textural predominante. El contrapunto se centra en la interacción melódica y sólo en segundo
lugar en las armonías producidas por esa interacción. En palabras de John Rahn:
Es difícil escribir una canción hermosa. Es más difícil escribir varias canciones hermosas
de forma individual que, cuando se cantan al mismo tiempo, suenan en su conjunto
polifónico aún más bello. Las estructuras internas que crea cada una de las voces por
separado deben contribuir a la estructura emergente de la polifonía, que a su vez debe
reforzar y desarrollar las estructuras de las voces individuales. La forma en que se lleva a
cabo en detalle es... 'el contrapunto'.3

Voces, acentos, movimientos y reglas de marcha


La más habitual en la historia de la música es la composición a cuatro voces: bajo, tenor, contralto y
soprano; tanto para la composición coral como para la música de cámara, especialmente en cuarteto de
cuerda, se utiliza el arte del contrapunto para la composición con distinto número de voces, siguiendo
unas reglas que simulan mantener la independencia de las voces al tiempo que se consigue que la
composición musical resulte armónica.
La técnica básica del contrapunto fija reglas para la consonancia de los intervalos de los tiempos
acentuados, dejando más libertad para la evolución de las líneas entre los acentos. También existen
reglas para el tratamiento de las disonancias.
Por ejemplo, con sólo dos voces, hay tres posibilidades para el movimiento de las voces: movimiento
directo, en el que las voces suben y bajan juntas (paralelas), lo que reduce la independencia de las
voces; movimiento oblicuo, en el que una de las voces no se mueve mientras la otra sube y baja; y, por
último, el movimiento contrario, en el que una voz sube mientras la otra baja y es la que más aumenta
la independencia de las líneas melódicas. El compositor debe cuidar que en los tiempos acentuados se
consiga la deseable consonancia.
Evidentemente, a medida que aumenta el número de voces, se incrementa la tipología de movimientos
posible. Los métodos de contrapunto, normalmente empiezan por la composición a dos voces y
terminan con composiciones más complejas, con mayor número de voces. Las reglas de marcha del
contrapunto, pretenden proporcionar armonía a la composición polifónica resultante de los
movimientos de las voces sin perder su independencia. Las reglas proporcionan marchas favorables y
evitan las marchas desfavorables, que son consideradas errores de composición. Ejemplos de marchas
prohibidas —por malsonantes o porque reducen excesivamente la independencia de las voces
desequilibrando la composición musical— son: marchas paralelas abiertas de primeras, quintas u
octavas o marchas ocultas, en las que se alternan consonancias imperfectas y perfectas

Contrapunto y armonía
La escritura musical contrapuntística y la escritura musical armónica tienen un énfasis distinto. El
contrapunto se centra en el desarrollo horizontal o lineal de la música, mientras que la armonía se
ocupa primordialmente de los intervalos o las relaciones verticales entre las notas musicales.
Contrapunto y armonía son funcionalmente inseparables ya que ambos se complementan mutuamente,
como elementos de un mismo sistema musical. Es imposible escribir líneas simultáneas sin que se
produzca armonía y es imposible escribir armonía sin actividad lineal. Es decir, las voces melódicas
tienen dimensión horizontal, pero al sonar simultáneamente tienen también dimensión armónica
vertical.
El compositor que hace caso omiso de uno de los aspectos en favor del otro, debe enfrentarse al hecho
de que el oyente no puede simplemente desactivar la audición armónica o lineal a su voluntad. Así
pues, el compositor corre el riesgo de crear distracciones molestas de forma no intencionada. El
contrapunto de Johann Sebastian Bach, a menudo considerado como la más profunda síntesis de las dos
dimensiones jamás lograda, es extremadamente rico armónicamente y siempre clara direccionalidad
tonal, mientras que las líneas individuales siguen siendo fascinantes.
Ambas dimensiones se organizan convenientemente según la consonancia.
• Los intervalos consonantes resultan agradables al oído. La consonancia perfecta la proporcionan
los intervalos de más elevado grado de fusión. Estos son el unísono, la cuarta (y su inversión), la
quinta y la octava. No obstante, la cuarta se fue considerando consonancia perfecta con el paso
del tiempo. La consonancia imperfecta, que proporciona una agradable amplitud sonora, la
proporcionan los intervalos de tercera y de sexta tanto mayores como menores (y en algunos
contextos también los de cuarta justa).
• Las disonancias resultan tensionantes, inestables dado que generan fricción al oído por los
armónicos del acorde que se construye. Dichos intervalos son la segunda y la séptima así como
las variaciones armónicas de aumentación y disminución. Por ejemplo, la quinta disminuida o
tritono.

Contrapunto y polifonía
La diferencia entre polifonía y contrapunto radica en que la polifonía es el objeto tratado mediante las
técnicas del contrapunto; esto es, un elemento mismo y no el conjunto de las técnicas que permiten
manipularlo. El contrapunto permite hacer la música más vivaz y variada, modificando la textura de las
voces debido a variabilidades en su tratamiento, como la concordancia o la discordancia entre ellas. La
textura se modifica alterando el ritmo de las notas musicales, así como la direccionalidad en el
movimiento de las frases, las disonancias o los acentos.2 La música concordante se reduce a la
exposición de varios acordes sucesivos, y en sí misma, ya posee cierto factor aunque mínimo de
contrapunto ya que pese a la concordancia de cada una de las voces, se ve sujeta a movimientos
planificados y conscientes de las mismas.
El arte contrapuntístico se gestó como forma de dar mayor libertad compositiva mediante la utilización
de notas extrañas y disonancias, que otorgan la posibilidad de que la tensión y su resolución sean
características musicales presentes en todo el transcurso de una obra musical, que permitiesen cierto
margen de maniobra artística sin que ello pudiera perturbar el normal desarrollo de la música.2
La monofonía, por el contrario, no puede poseer rasgos contrapuntísticos ya que para ello es necesario
un mínimo de dos voces que puedan interactuar de alguna manera entre ellas.

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