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Abandono
Abandono
1. CONCEPTOS Y DENOMINACIÓN
El abandono es una institución jurídica que extingue la relación procesal en el estado en que se
encuentre, por inactividad de las partes que no realizan actos de prosecución de la instancia, cuyo
efecto es que pone fin al proceso sin afectar la pretensión.
En el Código Procesal Civil, el abandono es una forma especial de conclusión del proceso que se
produce cuando las partes dejan de hacer --dentro de los plazos y formas requerido por la ley--
un acto procesal imprescindible.
La doctrina a esta institución, lo ha denominado perención y caducidad. Para mayor claridad citaré
algunos conceptos de los principales tratadistas del Derecho Procesal:
Chiovenda, lo denomina caducidad, al referir que "es un modo de extinción de la relación procesal,
y que se produce después de cierto período de tiempo, en virtud de la inactividad de los sujetos
procesales" (2).
Carnelutti, lo designa como perención al indicarnos: "El procedimiento se extingue por perención,
cuando habiendo asignado un plazo perentorio, por la Ley o por el Juez, para el cumplimiento de
un acto necesario a la prosecución, dicho acto no es realizado dentro del plazo" (3).
Alsina, afirma: "El proceso se extingue, entonces, por el solo transcurso del tiempo cuando los
litigantes no instan su prosecución dentro de los plazos establecidos por la ley. Este modo anormal
de extinción se designa con el nombre de perención o caducidad de la instancia" (4).
El abandono es una institución procesal autónoma, razón por la cual nuestro Código Procesal Civil
ha dispuesto en el Artículo 348o, que opera de pleno derecho por el solo transcurso del plazo
desde la última actuación procesal o desde notificada la última resolución.
Esto significa, que iniciado un proceso con la demanda aún expedido el auto admisorio, si
transcurre más de cuatro meses sin que el demandante inste al órgano jurisdiccional para que
disponga la notificación puede el Juez de oficio o a solicitud de parte o de tercero legitimado
declarar el abandono de la instancia.
Sin embargo, la norma procesal ha previsto excepciones a la regla general, al prescribir que no
hay abandono, cuando transcurrido los cuatro meses el beneficiado con esta institución realiza un
acto de impulso procesal, sacando al proceso del estado de paralización, como por ejemplo
cuando el demandado solicita que se le notifique con la demanda, contesta la demanda, etc.
después que ha estado paralizado más de cuatro meses.
Nuestra Ley Procesal, no considera actos de impulso procesal aquellos que no tienen por finalidad
activar el proceso, tales como la designación de nuevo domicilio, pedido de copias,
apersonamiento de nuevo apoderado y otros análogos (5), porque estos actos procesales no son
de prosecución de la instancia ni mucho menos que ponen en movimiento al proceso, por lo que
podemos considerarlos como simples medidas cautelares del proceso.
A fin de que se pueda materializar esta figura, se debe advertir la existencia de varios requisitos,
entre ellos:
Teniendo en cuenta que el impulso del proceso le corresponde a las partes, es decir, a los sujetos
interesados en que se resuelva el conflicto de intereses, el hecho de que ellos dejen de realizar
determinados actos procesales por el tiempo que establece la ley implica un desinterés, el mismo
que es sancionado por la ley.
El impulso de parte es concordante con el principio de iniciativa de parte a la que hace referencia
el artículo IV del título Preliminar del Código Procesal Civil, que no debe ser entendida únicamente
como la facultad de interponer la demanda sino también de actuar durante toda la secuela del
proceso y activarla en su calidad de interesado.
Es por eso que el hecho que la parte demandante deje de realizar actos de impulso o de desarrollo
del proceso judicial, implica un descuido o falta de actividad en el trámite del proceso, lo que conlleva
a que el juez de oficio o a pedido de la parte contraria, disponga la conclusión del proceso por haber
advertido el abandono por parte de quien habría accionado el aparato jurisdiccional en busca de
tutela.
Nuestra norma procesal señala el plazo legal que debe transcurrir para la declaración del abandono,
que puede ser de oficio o a petición de parte, es de cuatro meses. Este empieza a transcurrir desde
el día siguiente en que tiene lugar el último acto de impulso procesal, el que para dicho efecto puede
ser hábil o no y en el cual se incluye los días feriados o no laborales. En ese sentido, el plazo final
se cumple en el mes de vencimiento y en el día de éste correspondiente a la fecha del mes inicial.
Si el mes de vencimiento faltara tal día, el plazo se cumple en el último día de dicho mes.
El abandono opera sólo por el transcurso del tiempo contado desde la última actuación procesal
o desde la notificación de la última resolución. Si no consta en autos el cargo de notificación no
puede el juez declarar el abandono del proceso, toda vez que las resoluciones judiciales sólo
producen efectos en virtud de la notificación hecha con arreglo al Código Procesal Civil.
No se produce el abandono si el proceso hubiera estado paralizado por acuerdo de las partes y
autorizado por el juez. Claro está que no es indefinida y será el juez quien considere otorgar un plazo
prudencial atendiendo a las circunstancias del caso. Por ello se ha manifestado que: “…para que el
cómputo del plazo no se considera el periodo en el que el expediente estuvo paralizado por acuerdo
de las partes aprobado por el juez, lo que implica necesariamente que ese plazo se reanuda, esto
es se vuelve a iniciar el cómputo para el abandono, desde la fecha en que cesan los efectos de dicha
suspensión.” [4]
Del mismo modo, cuando la paralización obedece a causas de fuerza mayor insuperable por las
partes, no opera el abandono.
De la lectura del artículo 346 del Código Procesal Civil se advierte claramente quiénes serían los
sujetos legitimados para solicitar ante el juez la declaración de abandono.
Sin embargo, consideramos que el abandono debe ser a pedido únicamente del demandando ya
que esta falta de seguridad afecta únicamente a quien se ha visto involucrado en un proceso judicial
y este se ha visto afectado por la paralización en su accionar. En tal sentido, la norma debería decir:
“El abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el proceso y hasta antes que
se haya dictado sentencia en primera instancia”. Resulta del todo “lógico que sólo el demandado sea
el titular para solicitar el abandono, ya que al constituirse en una sanción para el demandante esta
debería operar por quien se ve afectado con una pretensión planteada en su contra pero que por la
inacción del demandante genera un estado de zozobra y falta de seguridad por quien se ha visto
involucrado en el proceso. En consecuencia la ley sólo debería establecer el derecho a alegarlo en
beneficio de aquel que tiene el rol de sujeto pasivo de la demanda”. (RAMÍREZ, p. 410.)
De esta forma, se le permite al Juez mayor activismo para declarar el abandono del proceso, lo que
resulta contradictorio con la finalidad propia del proceso, que es resolver un conflicto de intereses, lo
que no se logra mediante el dictado de una resolución que declara el abandono del proceso.
El actuar de los magistrados se realiza a través de las resoluciones judiciales a las que hace
referencia el artículo 121º del Código Procesal Civil. La declaración del juez, a la que hace referencia
la norma correspondiente al abandono debe concordarse con la antes mencionada, y toda vez que
el abandono constituye una forma de conclusión especial del proceso, resulta necesario que el juez
dicte un auto, mediante el cual advierta el trascurso del tiempo y declare que el proceso ha caído
en abandono por falta de impulso de las partes. Así, en el segundo párrafo de la norma indicada se
precisa que “mediante los autos, el juez resuelve (…) las formas de conclusión especial del proceso
(…)” en tal sentido, correspondería dictar un auto de abandono del proceso.
Debe precisarse que al ser un auto que concluye el proceso, hay quienes sostienen que este sería
una sentencia, en atención a que esta resolución que declara el abandono pone fin al proceso y,
estando al acogimiento del pedido de una de las partes o del actuar propio del juez, esta decisión
tendrá el carácter de una sentencia interlocutoria, según lo dispuesto en el artículo 121 del Código
de Procesal Civil, pues en su tercer párrafo señala que “Mediante la sentencia el juez pone fin a la
instancia o al proceso en definitiva, pronunciándose en decisión expresa (…). Toda vez, que al poner
fin al proceso, debería esta ser una sentencia y no un auto por la consecuencia propia de esta
resolución que es la conclusión del proceso.
La interrupción del plazo es el acto procesal por el cual se deja sin efecto el lapso de tiempo
transcurrido que ha precedido, por realizar actos de procedimiento.
Debe entenderse como actividad de procedimiento, a los actos de prosecución que realizan las
partes, el Juez o terceros legitimados con el fin de que el proceso avance y alcance su completo
desarrollo.
Según esto, son actos que interrumpen el abandono: la contestación de la demanda expresa o
tácita, el saneamiento procesal, las audiencias de conciliación, pruebas, etc.
En cambio no serán actos que interrumpen el abandono los realizados por las partes sin que
saquen el proceso de la paralización en que se encuentre, si luego de trascurrido el plazo, el
beneficiado con él, realiza un acto de impulso procesal o aquellos que no tiene el propósito de
activar el proceso, tales como la designación de nuevo domicilio, pedido de copias,
apersonamiento de nuevo apoderado, una medida cautelar y otros análogos que no contribuyen
al impulso del proceso.
Las partes, el Juez y terceros legitimados interrumpen el plazo del abandono mas no aquellos
actos realizados por terceros extraños al proceso, porque no tienen representación para realizar
actos de prosecusión.
Finalmente, un proceso declarado nulo, también interrumpe el abandono, porque basta el hecho
de que lo soliciten las partes, terceros legitimados o que sean declarados de oficio, demuestran el
propósito de quienes tienen la condición de sujetos de la relación procesal de impulsar los actos
de procedimiento para que el proceso llegue a su fin. Es la doctrina que sustenta Hugo Alsina, al
referir: "La perención no alcanza a quien habiendo seguido un juicio nulo mantiene el juicio en
actividad; el plazo de la perención de la Instancia se interrumpe por toda notificación o diligencia
que lo motive aunque estén viciados de nulidad" (8).
La suspensión del abandono, se produce por causas de hecho o de derecho, es decir, por causas
ajenas a la voluntad de las partes o del Juez; en tales circunstancias no pueden realizar ningún
acto de procedimiento. Nuestro ordenamiento procesal en su Artículo 349o del C.P.C. dispone,
que no opera el abandono cuando la paralización se debe a causas de fuerza mayor y que los
litigantes no hubieran podido superar con los medios procesales a su alcance, como por ejemplo
cuando se remite el proceso a otro Juez o al tribunal por haberlo solicitado para mejor resolver
otro proceso; si una ley prohíbe su tramitación durante el curso del proceso, el estado de guerra,
la presentación de una catástrofe, etc.
La suspensión importa la inutilización de un período de tiempo del proceso o de una parte del
plazo concedido para la realización de un acto procesal (9).
Vencido el plazo de cuatro meses de paralización del proceso, el Juez de oficio, a solicitud de
parte o de tercero legitimado declarará el abandono del proceso. La declaración del abandono
pone fin al proceso sin afectar la pretensión procesal. Sin embargo, su declaración impide al
demandante iniciar otro proceso con la misma pretensión durante un año, contado a partir de la
notificación del auto que lo declare.
Nuestro Código Adjetivo ha dispuesto, que: "No opera el abandono cuando la paralización del
proceso se debe a causas de fuerza mayor y que los litigantes no hubieran podido superar con
los medios procesales a su alcance"(10).
Esta norma tiene dos presupuestos, a las causas de fuerza mayor, es decir tanto los actos de
terceros como a los atribuibles a la autoridad --denominados en el Derecho Anglo-Sajón "Act of
Prince" o hechos del príncipe-- y cuando los litigantes no pudieran realizar actos procesales a su
alcance, como ocurre cuando el expediente ha salido del Juzgado a otro para mejor resolver otro
proceso, porque la potestad jurisdiccional no depende de la voluntad de las partes y en el
abandono corresponde a las partes activar el curso del procedimiento. Igualmente, cuando se
paraliza el proceso que se ha extraviado mientras se rehace, si se dicta una ley ordenando la
paralización de un proceso, cuando el demandado ha sido declarado en quiebra, etc.
6.2 RECURSOS
La resolución que declara el abandono en primera instancia es apelable con efecto suspensivo,
por tratarse de una resolución que da por concluido el proceso y sólo puede estar fundamentado
en la existencia de un error de cómputo o en causa de fuerza mayor. En este supuesto, el proceso
se remitirá al superior jerárquico en revisión y si lo confirma, también procede el recurso de
casación por tratarse de una resolución en revisión, que pone fin al proceso. La resolución que
desestima la declaración del abandono es apelable sin efecto suspensivo, en tal caso el Juez
precisará la expedición de copias para la formación del cuaderno respectivo y el auxiliar
jurisdiccional remitirá al superior jerárquico dentro del plazo de cinco días bajo responsabilidad.
En este caso no procede el recurso de casación, por tratarse de la resolución de vista recaída en
un cuaderno (11).
Por regla general, todos los procesos son susceptibles de abandono, con excepción de aquellos
que son improcedentes por mandato expreso del Artículo 350o del C.P.C., como pasamos a
examinar brevemente.
Uno de los requisitos para que exista abandono es la instancia, es decir, una pretensión sometida
a la decisión judicial. Por lo tanto, no puede haber abandono en los procesos no contenciosos que
pertenecen a la jurisdicción voluntaria.
En estos procesos, una vez presentada la demanda y admitida ésta, el Juez fija fecha para la
audiencia de actuación y declaración judicial, la que debe realizarse dentro de los quince días
siguientes, bajo responsabilidad, salvo que se traten de personas indeterminadas o inciertas o con
domicilio o residencia ignorados a las que se les emplazará por quince días si se encuentran en
el territorio nacional y por treinta días si se encuentran en el extranjero. Concluida la audiencia
judicial, ordenará la entrega de la copia certificada de lo actuado al interesado, manteniéndose el
original en el archivo del Juzgado, o expedirá la resolución que corresponda, si es el caso, siendo
ésta resolución inimpugnable (12).
Conforme a la Ley No 26662 del 20 de Setiembre de 1996, se faculta a los interesados en asuntos
no contenciosos recurrir indistintamente al Poder Judicial o al Notario Público.
Cuando recurren al Poder Judicial se tramitan como procesos no contenciosos los siguientes
asuntos: inventarios, autorización para disponer de derechos de incapaces, declaración de
desaparición, ausencia o muerte presunta, patrimonio familiar, ofrecimiento de pago y
consignación, comprobación de testamentos, inscripción y rectificación de partidas, sucesión
intestada, reconocimiento de resoluciones judiciales y laudos expedidos en el extranjero, las
solicitudes que ha pedido del interesado y por decisión del Juez carezcan de contención y los que
señale la ley.
En cambio los que recurren ante el Notario pueden tramitar rectificación de partidas, adopción de
personas capaces, patrimonio familiar, inventarios, comprobación de testamentos y sucesión
intestada. En estos casos son de competencia de los notarios que posean título de Abogado y los
que recurren en este caso a la vía judicial lo harán ante el Juez de Paz Letrado, quienes tramitarán
sujetándose a las normas del C.P.C.
En estos procesos es improcedente la declaración del abandono porque las partes interesadas
son los titulares de las acciones no contenciosas, pues sería ilógico hablar de abandono donde
no hay litis o controversia y porque en esta clase de procesos prima el principio de iniciativa de
parte.
En vía de ilustración la pretensión de filiación (Artículo 373o del C.C.) que es una acción personal
es imprescriptible; en consecuencia, mientras no haya transcurrido el plazo de diez años para el
ejercicio de la acción de filiación no se podrá solicitar el abandono en un proceso iniciado, porque
aún esta acción es imprescriptible a sus herederos. Igual sucede con acción reivindicatoria que es
también imprescriptible (Artículo 927o del C.C.) porque se trata de una acción real y que es
transmisible por herencia.
Tanto en la acción de filiación como en la acción de reivindicación que son imprescriptibles son
susceptibles de suspensión e interrupción de la prescripción.
- Cuando los procesos se encuentran pendientes de una resolución y la demora en dictarla fuera
imputable al Juez; es decir, que la inactividad procesal no depende de las partes sino del Juez
que tiene la potestad de impulsar el proceso por sí mismo, siendo responsable de cualquier
demora ocasionada por su negligencia en aplicación de los principios de dirección e impulso del
proceso (Artículo II del C.P.C.).
- Cuando la continuación del trámite de un proceso dependiera de una actividad que la ley le
impone a los Auxiliares Jurisdiccionales, o al Ministerio Público o a otra autoridad o funcionario
público que deba cumplir un acto procesal requerido por el Juez. Los auxiliares jurisdiccionales
como los secretarios de sala, relatores, secretarios de juzgado, oficiales auxiliares de justicia; y
los órganos de auxilio judicial: perito, depositario, interventor, martillero público, curador procesal,
policía, etc., que no cumplen con sus obligaciones que les impone la Ley Orgánica del Poder
Judicial, para realizar el acto procesal que les ha solicitado el Juez. También su retardo no es
imputable a las partes sino a ellos que no han cumplido con lo solicitado por el Juez para sacar el
proceso del estado de paralización.
Los representantes del Ministerio Público que tienen la obligación de emitir dictamen previo en la
tramitación de algunos procesos, tampoco su inactividad procesal origina el abandono, porque
estos actos no dependen de las partes, sino del Ministerio Público.
El abandono producido solamente extingue la relación procesal del proceso que se ha iniciado sin
afectar la pretensión el que puede iniciarse por segunda vez entre las mismas partes y en ejercicio
de la misma pretensión tal es el espíritu del Artículo 351o del C.P.C. Sin embargo al extinguirse la
jurisdicción en el proceso declarado en abandono impide al demandante iniciar otro proceso con
la misma pretensión durante un año computable a partir de la notificación del auto que lo declare.
En consecuencia al declararse el abandono se extingue la jurisdicción por el hecho de la
inactividad de las partes que no realizaron actos de procedimiento, pudiendo hacerlo durante el
plazo legal de cuatro meses.
Declarado el abandono del proceso se extingue la jurisdicción y si por segunda vez entre las
mismas partes y en ejercicio de la misma pretensión las partes no instan el procedimiento se
declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y se ordena la cancelación de los títulos
del demandante si a ello hubiera lugar (Artículo 351o segunda parte del C.P.C.). Esta es la forma
especial de conclusión del proceso, porque el demandante ya no tendrá la posibilidad de ejercer
el derecho que tenía porque la pretensión que lo hizo valer cayó en abandono en el segundo
proceso.
Producida la conclusión del proceso por haber quedado consentida o ejecutoriada la resolución
que declara el abandono, quedan sin efecto las medidas cautelares que se hubiesen dictado en
la tramitación del proceso abandonado y se archiva el expediente de la medida cautelar, porque
estas se han dictado como un medio para asegurar el cumplimiento de un fallo definitivo, a fin de
que sean cumplidos y ejecutadas (14).
Al producirse el abandono del proceso, las pruebas conservan su mérito probatorio y pueden ser
ofrecidas en otro proceso (15); en consecuencia, las partes tienen el derecho para pedir al Juez
del proceso abandonado para que se les devuelva los medios probatorios que se encuentran en
él para que puedan ofrecerlos en otro proceso. En los procesos que se ha declarado el abandono
extinguiendo la jurisdicción, tienen derecho las partes de valerse de esos medios probatorios para
ofrecerlos en un nuevo proceso haciendo valer la misma pretensión entre las mismas partes,
porque no se ha extinguido su derecho pretendido.
De tal modo que la prescripción opera en los procesos contenciosos que han caído en abandono.
Nuestra ley procesal en el Artículo 416o in fine, el abandono de la instancia determina la condena
en costas y costos del demandante; es decir, que al pretensor se le sanciona por su inactividad
procesal con el pago de todos los gastos que le ha originado al demandado en la prosecución de
un proceso que ha caído en abandono.
Este dispositivo tiene su fundamento en que el demandado no tiene porque soportar un doble
desembolso económico para defender su derecho del proceso extinguido por abandono y para
iniciar un nuevo proceso.
CONCLUSIONES
2. El abandono extingue la jurisdicción cuando pone fin al proceso sin afectar la pretensión,
impidiendo al demandante iniciar un nuevo proceso con la misma pretensión durante un año
computable a partir de la notificación del auto que lo declare.
3. La declaración del abandono que extingue el derecho del demandante es una forma especial
de conclusión del proceso sobre el fondo.
4. El abandono en nuestro Código Procesal opera de pleno derecho y puede ser declarado de
oficio o a solicitud de parte o del tercero legitimado, salvo que el beneficiado con él realiza un acto
de impulso procesal que considera que le favorece.
RECOMENDACIONES
2. Los Abogados debemos colaborar con los Jueces para hacer efectiva la finalidad del proceso y
no ser los simples espectadores de la actividad jurisdiccional, para evitar su paralización
innecesaria propiciando el abandono de la instancia, adecuando nuestra conducta a los deberes
de veracidad, probidad, lealtad y buena fe.