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I. Antecedentes
La mentada acusación fue conocida en audiencia de juicio oral, la que se siguió ante
el Tribunal Oral en lo Penal de Iquique, que recibió y ponderó la prueba de cargo
presentada por la Fiscalía. Entre ella, con el objeto de acreditar la participación de
los imputados, se encontraba el testimonio de un testigo presencial, prueba que
tratándose del presente comentario será de capital importancia al momento de
desechar la causal principal de uno de los recurrentes de nulidad, esto es, la del
artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal, es decir, cuando, en cualquier etapa
del procedimiento o en el pronunciamiento de la sentencia, se hubieren infringido
sustancialmente derechos o garantías asegurados por la Constitución o por los
tratados internacionales ratificados por Chile que se encuentren vigentes.
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Una vez concluido el juicio y dictada la sentencia por el aludido Tribunal Oral, éste
tuvo como hechos acreditados que:“(…) el día 7 de agosto de 2011, aproximadamente a las
02:00 de la madrugada, los imputados C.B.S. y F.D.V., junto a un tercer individuo no
identificado, ingresaron al bar D.R., ubicado en XXX de esta ciudad, y una vez en su interior,
estando los 3 dentro del baño con J.S.C., quien cumplía funciones como guardia, procedieron a
agredirlo, logrando reducirlo en el suelo. En este contexto, mientras el citado F.D.V. y el sujeto
no identificado lo sujetaban de pies y manos, C.B.S. le disparó a J.S.C. con un revólver marca
Taurus calibre .38 en la zona abdominal, producto de lo cual falleció momentos después por
una hipovolemia aguda severa traumática causada por la herida de proyectil de arma de
fuego sin salida”[2].
Para desestimar la subsunción de los hechos que se tuvieron por acreditados por el
tribunal en el tipo calificado del artículo 391 Nº 1 del Código Penal, el tribunal
esgrimió como fundamentos para recalificar a la figura de homicidio del tipo básico
los siguientes: “Los hechos establecidos en el párrafo anterior, constituyen un delito de
homicidio simple en la persona de J.S.C., previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del Código
Penal, recalificando el ilícito de la forma antes descrita, al estimar que no concurre la
circunstancia de alevosía, contemplada en el artículo 391 N° 1 del Código Penal. En este sentido,
se entiende, en primer término que la intervención de 3 sujetos, incluyendo 2 que sostenían al
afectado y uno que disparó, constituyó precisamente la forma en que se llevó a efecto el ilícito,
por lo que no puede ser considerada nuevamente para los efectos de agravar la pena. Además,
los actos realizados por los hechores no implicaron en modo alguno una actuación sobre
seguro, teniendo en cuenta las características físicas del occiso, específicamente su gran
tamaño, el hecho de que incluso pudo forcejear por el arma con su agresor y la circunstancia
de haberse cometido el ilícito en el lugar de trabajo de aquél, donde había un gran número de
personas, incluyendo algunos amigos y compañeros de labores”[3].
Frente a la sentencia del Tribunal Oral de lo Penal de Iquique, las defensas de ambos
imputados interpusieron recursos de nulidad fundados en diversas causales,
previniendo desde ya que la que nos ocupará en esta oportunidad es la interpuesta
como causal principal por la defensa del condenado C.B.S., la cual se asienta en la ya
mencionada causal del artículo 373, letra a) del Código Procesal Penal.
Ahora bien, sin perjuicio de las demás causales que se hicieron valer, como ya se dijo,
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nos ocuparemos en este texto de aquella que nos ofrece mayor significación en este
caso, a saber, la del artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal que apunta a la
aparente infracción sustancial de derechos o garantías fundamentales.
En efecto, dicho motivo de nulidad fue esgrimido por la defensa del condenado
C.B.S., fundándose para ello en una infracción al debido proceso. En este orden de
ideas, según el parecer de la defensa, la forma en que se habría producido la
infracción denunciada se describe o contiene en el considerando 9º de la sentencia,
que habría tenido por establecida la participación del, ahora condenado, C.B.S.,
fundamentalmente en consideración a lo señalado por el único testigo presencial
(en adelante T.P. o testigo presencial) que declaró en el juicio: “(…) haber observado
cuando, al interior del baño del local, 3 personas tenían reducido en el suelo al guardia de
nombre J.S.C., procediendo uno de ellos a dispararle, para luego darse a la fuga 2 de los
varones, logrando las trabajadoras y clientes retener al tercero, F.D.V., quien sería uno de los
que tenía al afectado afirmado en el piso. Asimismo, luego del disparo, J.S.C. forcejeó el arma
con su atacante, quedando ésta en sus manos, la que levantó junto a la cajera y puso a
disposición del Carabinero que concurrió al lugar. Si bien, no pudo reconocerlos durante la
audiencia de Juicio Oral, no queda duda que según el testigo el sujeto detenido esa noche
participó en la acción consistente en sostener al occiso, y que reconoció a C.B.S. en unas
fotografías que le exhibieron los policías esa tarde, aunque esta vez sin total seguridad”[4].
Agrega el recurso que cuando el artículo 334 de nuestro Código Procesal Penal
establece como prohibida la incorporación o invocación de éstos registros o
documentos, deja sin embargo a salvo dos excepciones que nuestro legislador
contempló en los artículos 331 y 332 del mismo cuerpo legal.
policiales.
Concluye la defensa alegando acerca del perjuicio que le ocasionó la infracción que
denuncia en su recurso. En este sentido, discurre sobre la idea de que la
participación de C.B.S. fue fundamentalmente establecida en base a lo que aportó el
testigo presencial, sin embargo éste no pudo reconocer durante el juicio oral al ya
condenado C.B.S., de forma tal que su participación en el hecho está fundada en un
reconocimiento fotográfico que se hizo de éste último durante la investigación y que
se introdujo en el juicio con infracción a lo establecido en el artículo 334 del Código
Procesal Penal. Lo anterior importó una vulneración al debido proceso, por la
incorporación de un elemento prohibido, que sin embargo fue sustancial en la
decisión condenatoria que adoptó el Tribunal Oral en lo Penal de Iquique respecto
de C.B.S.
III. Acerca del rechazo del recurso de nulidad por parte de la Excma. Corte
Suprema y sus fundamentos
Pues bien, dicha sentencia por una parte rechazó el recurso de nulidad interpuesto
por la defensa del condenado F.D.V., el que se sustentaba únicamente en la causal
absoluta de nulidad establecida en el artículo 374 letra e) del Código Procesal Penal,
en relación a la letra c) del artículo 342 del mismo texto legal. A su turno, tratándose
del recurso de nulidad interpuesto por la defensa de C.B.S., éste también fue
rechazado tanto en su causal principal fundada en el artículo 373 letra a) del Código
Procesal Penal, como en su causal subsidiaria basada en el motivo absoluto de
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nulidad del artículo 374 letra e), en relación con la omisión de los requisitos que debe
contener la sentencia exigidos por las letras c) y d) del artículo 342 del Código citado.
el considerando noveno –en lo que a este imputado cabe– que el testigo presencial“Si bien no
pudo reconocerlos durante la audiencia de Juicio Oral… reconoció a C.B.S. en unas fotografías
que le exhibieron los policías esa tarde, aunque esta vez sin total seguridad”. Ello se corrobora
más adelante en el mismo considerando donde se afirma que “…se exhibieron los álbumes
fotográficos a T.P., quien también reconoció a C.B.S. como el sujeto que le disparó a J.S.C. y a
quien le arrebató el arma de fuego”. A ello se sumó la imputación precisa que hizo el joven
Y.O.V.[7] que sacó sin autorización el arma de fuego de su abuelo desde el lugar donde aquél la
tenía guardada y la entregó a unos sujetos que conoció como el Negro y el Zarpao (F.D.V. y
C.B.S, respectivamente)[8], lo que hizo por temor, y a quienes reconoció en la audiencia, siendo
uno de ellos, C.B.S.”[9].
Por otra parte, el considerando sexto del fallo de la Corte Suprema comienza por
delimitar con precisión el vicio denunciado por la parte recurrente, sosteniendo que
éste consiste en que se haya permitido la exhibición de un reconocimiento
fotográfico policial como apoyo de memoria al testigo presencial, lo que a juicio de
la defensa se encuentra prohibido por el mandato establecido en el artículo 334 del
Código Procesal Penal.
que suprimida tal actuación, el resultado consignado en el fallo es el mismo, puesto que hubo
al menos dos funcionarios policiales que se refirieron al mismo reconocimiento fotográfico y
que dijeron que en aquél, T.P. identificó a C.B.S., elementos de cargo que si bien carecen del
mismo mérito que la declaración directa del testigo, no han sido impugnados por la defensa por
tal motivo.
Pues bien de la lectura del considerando sexto del fallo se pueden extraer algunas
consideraciones de fundamental relevancia que se tuvieron en cuenta para la
resolución del reclamo planteado por la recurrente y que en definitiva, nos llevaran
finalmente a relevar el requisito de la sustancialidad y el principio de trascendencia,
según diremos enseguida.
De otra parte, también se extrae del fallo que si realizamos un ejercicio de supresión
mental respecto de la diligencia impugnada por la recurrente, se llegaría
exactamente a la misma conclusión condenatoria a la que los juzgadores arribaron,
lo anterior debido a que respecto de la diligencia de reconocimiento fotográfico que
se efectuó durante la investigación ante funcionarios policiales, no sólo fue el
testigo presencial quien se refirió a ella, y por lo tanto, no es preciso lo que sostiene
la parte que recurre de nulidad cuando señala en su recurso que la participación de
C.B.S. fue establecida fundamentalmente con la declaración del testigo presencial y
en particular con la diligencia que se impugna. Por el contrario, tal como lo expresa
el considerando que comentamos, ocurre que efectivamente al menos dos
funcionarios policiales, en particular de la Brigada de Homicidios, se refirieron de
manera independiente al mismo reconocimiento fotográfico y señalaron que en
dicha diligencia el testigo presencial identificó a C.B.S., reconociendo sí que dichos
elementos de cargo no poseen el mismo mérito que la declaración directa del testigo
presencial, pero que sin embargo, los testimonios de los dos funcionarios policiales
no han sido impugnados por la defensa ni en aquella parte que se refiere a la
diligencia de reconocimiento ni en otra.
En este sentido, se ha dicho que una infracción sea sustancial significa: “Que sea
trascendente, de mucha importancia o gravedad, de tal modo que el efecto sea, en
definitiva, insalvablemente ineficaz frente al derecho constitucional del debido
proceso. De ahí que se haya desestimado un recurso si se funda en la vulneración del
debido proceso por haberse desconocido el derecho a no ser obligado a declarar
contra sí mismo y por no haberse respetado la presunción de inocencia, basado en
que el Presidente del Tribunal Oral en lo Penal dirigió preguntas al imputado, si la
autoincriminación del imputado no tuvo influencia en la decisión definitiva”[12].
En este mismo orden de ideas, y sobre la base de la discusión acerca de los diferentes
estándares para verificar la procedencia de las diversas causales de nulidad que
establece el artículo 373 del Código Procesal Penal, es decir, al confrontar la
infracción sustancial y la influencia en lo dispositivo del fallo, otro autor concluye
que el principio de trascendencia está recogido en el artículo 373 letra a) ya citado,
con la utilización que hace la norma del concepto sustancialidad. De esta forma
concluye que: “En definitiva, y según se ha podido observar en la jurisprudencia, el
perjuicio que se genera con ocasión de la vulneración de garantías debe
manifestarse de manera efectiva y concreta en la sentencia de juicio, de manera tal
que sea perfectamente constatable, que la reclamada vulneración de derechos
fundamentales haya incidido en lo que en definitiva resolvió el tribunal, significando
ello no sólo una sentencia condenatoria, sino que también, en la mayoría de las
situaciones, una agravación infundada de la pena aplicada”[13].
principio de trascendencia cuando el artículo 375 del código del ramo se refiere a los
defectos no esenciales, al señalar que no causan nulidad los errores de la sentencia
recurrida que no influyeren en su parte dispositiva. En este mismo sentido, la
presencia del principio de trascendencia en la norma citada ha sido recogido por la
jurisprudencia de nuestro máximo tribunal[14].
Con todo, resulta necesario mencionar que el rechazo del recurso de nulidad
interpuesto por la defensa por parte de la Excma. Corte Suprema lo fue con el voto
en contra del Ministro Sr. Haroldo Brito, quien estuvo por acoger la causal de
nulidad de la letra a) del Artículo 373 del Código Procesal Penal que hiciera valer la
defensa del acusado C.B.S., “(…) por estimar que en la especie se infringió el derecho al
debido proceso, al haberse autorizado el ingreso de un antecedente policial al debate del juicio
que luego de ser valorado incidió sustancialmente en la resolución del asunto, constituyendo la
causal de nulidad que señala el artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal”.[15]
En síntesis el voto de minoría expone que sobre la base del artículo 334 del código
citado, no se puede incorporar o invocar como medios de prueba ni dar lectura
durante el juicio oral, a los registros y demás documentos que dieren cuenta de
diligencias o actuaciones realizadas por la policía o el ministerio público. Sin
embargo, en el juicio el testigo dijo que no reconoció con seguridad a una persona,
requiriéndose por la Fiscal la exhibición de un reconocimiento fotográfico
practicado ante la policia, el que correspondería justamente a aquellos prohibidos
en la norma señalada.
Añade que el reconocimiento es fruto de una diligencia ilegítima, pues sigue siendo
una diligencia ante la policía que fue valorada por el tribunal en el considerando
noveno de la sentencia del tribunal al referir que el testigo “(…) reconoció a C.B.S. en
unas fotografías que le exhibieron los policias esa tarde, aunque esta vez sin total
seguridad”.[17] En consecuencia, con ello se habría materializado la trascendencia de
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Finaliza señalando, a su juicio, que la única imputación válida contra C.B.S. es la del
testigo Y.O.V., quien señaló que C.B.S. es uno de los que le exigío el arma de su
avuelo, pero que ello sólo prueba la posesión del arma, pero no que C.B.S. la haya
utilzado y tampoco la autoría del disparo, con ello quedaría en evidencia la
trascendencia de la infracción cometida.
En este orden de ideas, es menester añadir al menos dos consideraciones que nos
llevan a sostener que efectivamente la supuesta infracción denunciada no tiene la
trascendencia necesaria para tener que derivar en la nulidad del juicio y la sentencia.
En este sentido, conviene tener presente que respecto a la conexión del arma que el
propio testigo presencial levantó y entregó a personal de Carabineros, se construye
en la sentencia el razonamiento necesario para explicar cómo en definitiva dicha
arma fue la utilizada para dar muerte a la víctima y cómo tanto el testimonio del
propio testigo presencial como de la persona que entregó el arma a los acusados y
que reconoció a C.B.S., permiten concluir, sin infringir las máximas de las
experiencia ni los principios de la lógica, que fue C.B.S. el autor de los disparos, a
diferencia de lo que se postula en el voto de minoría.
IV. Conclusiones
fundamentales del artículo 373 letra a) invocado por la recurrente, se ajusta a las
disposiciones legales vigentes y a los principios que informan la misma. De lo
contrario, no podría comprenderse que debido a una discutible infracción de
garantías fundada en la vulneración del artículo 334 del Código Procesal Penal,
basada en una diligencia o ejercicio de confrontación conforme a lo dispuesto en el
artículo 332 del mismo Código con el ya mencionado reconocimiento, que siquiera
fue tomado en consideración por los juzgadores al momento de ponderar la prueba,
llegue a provocar la nulidad del juicio y la sentencia, máxime si como señala el
propio fallo, las mismas conclusiones que se podían extraer de dicho ejercicio
pueden obtenerse de una fuente totalmente independiente, como lo son los dos
testimonios de los funcionarios policiales de la Brigada de Homicidios, quienes
refirieron idénticas circunstancias respecto del reconocimiento fotográfico que tan
impugnado resultó en el caso del testigo presencial civil y que en caso alguno fue
cuestionado tratándose de los funcionarios policiales. Lo anterior nos lleva a
concluir sobre la base del requisito de sustancialidad y del principio de
trascendencia, que en nuestra opinión subyace tras el requisito mencionado, que el
recurso intentado por la defensa no podía prosperar, ya que prescindiendo
totalmente del ejercicio de confrontación denunciado por la defensa, de todos
modos los juzgadores llegaban a idéntica convicción condenatoria. Es por estas
mismas razones, y sobre todo considerando lo dicho anteriormente sobre el
principio de trascendencia, que adherimos al voto de mayoría y no así al voto en
contra al rechazo del recurso del Ministro Sr. Haroldo Brito C. quien estuvo por
acoger la causal principal de nulidad ya mencionada del recurso de nulidad
interpuesto por la defensa del ahora condenado C.B.S.
Para concluir no queremos dejar de mencionar lo que acerca del recurso de nulidad y
los principios que lo informan, entre ellos el de trascendencia, expresó Eduardo J.
Couture y que mantiene permanente actualidad, al señalar que el principio de
trascendencia: “(…) es el de que no hay nulidad de forma, si la desviación no tiene
trascendencia sobre las garantías esenciales de defensa en juicio.”
Texto de la sentencia
Vistos:
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que por el recurso deducido por la defensa de C.B., se invocó como causal
principal, la del artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal, denunciándose la
infracción al debido proceso, lo que se produjo al tener por establecida la
participación del acusado, considerándose para tal efecto la declaración del único
testigo presencial, J.Á.T., quien dijo haber visto cuando, al interior del baño del
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Las excepciones a la norma están en los artículos 331 y 332 del mismo código, que
consagran la declaración del testigo en forma directa en el juicio con excepciones
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Tales faltas se produjeron por diferentes motivos que resume de la siguiente manera:
1) Dice que los jueces omitieron describir la forma en que se hace el reconocimiento
del imputado por el testigo presencial, ya que en el considerando 9º de la sentencia
sólo afirman que aunque Á. no reconoció a B. en la audiencia, lo hizo por la
exhibición de fotografías que le hicieron los policías esa tarde, pero no precisan
cómo se incorporó tal información al proceso. Incluso el testigo, en esa ocasión, dijo
que sólo reconocía vestimentas y en el motivo del tribunal hay una relación con el
propietario del arma y su nieto que fue la persona que se la sacó de donde la
guardaba y la entregó, pero este tema sólo permite concluir la posesión del arma,
pero no el hecho del disparo. 2) Los jueces omiten hacerse cargo de las peticiones de
la defensa en relación a su teoría del caso sobre la denuncia de infracción de
garantías fundamentales en el procedimiento policial y que se hicieron presentes en
el alegato de clausura. Al respecto, adujo que del testigo Á., los jueces sintetizaron su
denuncia en que no había podido proporcionar antecedentes sobre las vestimentas o
características físicas de los sujetos que habría visto en el baño atacar a Jimmy, pero
allí debía precisarse que lo alegado era que se hizo a ese testigo “reconocer un
reconocimiento fotográfico que era una diligencia policial”. Agrega que no se hicieron
cargo de la alegación relativa al “ingreso del registro policial”, lo que explica en
cuanto a que se descarta la falta de registro en la carpeta de investigación de modo
ambiguo, sin que aparezca claro si lo hacen porque comparten la idea de que existe
la omisión o si la justifican en pos de la investigación. Aquí ni siquiera aparece la
principal alegación de infracción de garantías y que fue la de incorporación de un
documento prohibido para contrastar al testigo Á., lo que se denunció en el alegato
de cierre. 3) Reclama que los juzgadores tampoco se hicieron cargo de las
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TERCERO: Que por el recurso de nulidad deducido por la defensa del condenado
F.G.D.V., se invocó sólo la causal del artículo 374 letra e) del Código Procesal Penal,
denunciándose omisión del requisito señalado en el artículo 342 letra c) de ese
mismo código.
En segundo lugar, alega que el tribunal no se hizo cargo de la versión de F.D. sobre
su participación. Los jueces dijeron que D. fue uno de los que sostenían a la víctima
en el suelo y descarta su versión de que habría entrado al baño a orinar porque no es
verosímil que así fuera si adentro habían tres sujetos golpeando a un guardia y uno
de ellos portaba un arma de fuego. La defensa aduce que, sin embargo, la versión de
D. (que fue incorporada por un policía) era otra: que estaba bebiendo solo y entró al
baño y vio a unos sujetos golpeando a un guardia colombiano que vende droga. Se
puso a orinar y escuchó un disparo. Se volteó y uno de los sujetos le sacó su Iphone
del bolsillo y él se acercó a auxiliar al herido cuando entró gente al baño y lo
golpearon pensando que él tenía algo que ver en el hecho.
fundamentación que las sustente: ello se verifica en la sección del fallo donde se
afirma por los jueces que “no queda duda que según el testigo el sujeto detenido esa noche
participó en la acción consistente en sostener al occiso”. Tal es, a juicio de la defensa, sólo
una afirmación, desprovista de la fundamentación que exige el artículo 297 del
Código Procesal Penal en cuanto se establece la participación que señala el artículo
15 N° 1 del Código Penal.
Á.: La verdad es que hice lo posible pero no quiero entorpecer, más no puedo
apuntar directamente… a una persona porque yo vi solamente características de las
personas no podría decir cuáles son las personas que se fueron.
Siguiente segmento:
Fiscal: “Don J., ¿podría referir, Eh, el lugar, la fecha y la hora de este documento?
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Á.: Agosto 2011, en Iquique 07, en Iquique, a 07 días del mes de agosto del año 2011,
siendo las 14:01 horas.
Á.: Es mía
Á.: El día en la madrugada en el baño de hombres del local que administro de nombre
D.R. y en compañía de otros dos sujetos, le disparó a Jimmy de nacionalidad
colombiana, cuando éste estaba de espaldas sobre el suelo. La persona de la
fotografía N° 4 corresponde a C.E.B.S.
Fiscal: Entonces Sr. Á., Ud. refiere que la policía le tomó a Ud. declaración el 7 de
agosto en hora de la mañana, pero con posterioridad volvió a contactarlo a Ud.?
Á.: Así es
Á.: Sí, pero sí, pero voy a dejar claro una cosa Fiscal, que si bien es cierto yo juré y
prometí decir verdad, Eh… yo dije se parece la persona y que con nombre y
apellido…, yo no puedo identificar a la persona
Fiscal: Exacto
Á.: Sí, pero no podía decir, esa persona fue, eso quiero dejarlo claro.
Más tarde cuando el tribunal analiza las pruebas de cargo para tener por establecida
la participación de los imputados en los hechos investigados, se sostiene en el
considerando noveno –en lo que a este imputado cabe– que el testigo J.Á.T.“Si bien no
pudo reconocerlos durante la audiencia de Juicio Oral… reconoció a C.B. en unas fotografías
que le exhibieron los policías esa tarde, aunque esta vez sin total seguridad”. Ello se
corrobora más adelante en el mismo considerando donde se afirma que “…se
exhibieron los álbumes fotográficos a J.Á.T., quien también reconoció a C.B. como el sujeto que
le disparó a Jimmy y a quien le arrebató el arma de fuego”. A ello se sumó la imputación
precisa que hizo el joven Y.O. que sacó sin autorización el arma de fuego de su
abuelo desde el lugar donde aquél la tenía guardada y la entregó a unos sujetos que
conoció como el Negro y el Zarpao, lo que hizo por temor, y a quienes reconoció en
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En su conclusión, los jueces del tribunal oral dijeron que “De esta manera logró ser
probado que F.D., detenido por civiles esa noche al interior del D.R. corresponde al individuo
que fue visto por el administrador del local sosteniendo a la fuerza a la víctima y que logró ser
aprehendido al intentar huir, vinculándose a éste y a C.B., también identificado por el citado
testigo ante los policías, con el revólver marca Taurus empleado para dar muerte a J.S., arma
que les había sido entregada días antes por Y.O.”.
Sin embargo y sin perjuicio de lo que pueda decirse sobre la diligencia de exhibición
en sí misma, del contexto que fluye de los antecedentes referidos en el motivo
precedente surge, por una parte, que los jueces no ponderaron aquella gestión
policial, sino que los dichos del testigo quien, según se lee de la sentencia, había
declarado que efectuó una diligencia de reconocimiento ante funcionarios policiales
y habría dicho que entonces identificó a una persona pero no con total seguridad,
momento en el que se introdujo el contraste que impugna la defensa. Y, por otra
parte, ocurre que suprimida tal actuación, el resultado consignado en el fallo es el
mismo, puesto que hubo al menos dos funcionarios policiales que se refirieron al
mismo reconocimiento fotográfico y que dijeron que en aquél, J.Á. identificó a C.B.,
elementos de cargo que si bien carecen del mismo mérito que la declaración directa
del testigo, no han sido impugnados por la defensa por tal motivo.
SÉPTIMO: Que por la causal invocada en forma subsidiaria, del artículo 374 letra e)
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del Código Procesal Penal, se ha reclamado infracción al artículo 342 letra c) de ese
mismo código, por cuanto el testigo J.Á. declaró que no estaba en condiciones de
reconocer a ninguna de las personas presentes en la audiencia, como aquél que
había disparado el día de los hechos contra la víctima y, sin embargo, en el fallo se
consignó que reconoció en fotografías que le fueron exhibidas esa tarde, a C.B. El
vicio está en el hecho que el tribunal omite señalar cómo ingresa esa información al
proceso y cómo valora la declaración del único testigo presencial, sin que logre
entenderse el razonamiento del tribunal. Ese testigo incluso dijo que sólo vio
vestimentas. Además, el fallo en esta parte vincula ese hecho con la sindicación de
Y.O. en relación a la entrega del arma de fuego, pero ello sólo conduce a la
acreditación de la posesión de aquella.
Sobre este punto, de la sola lectura del motivo noveno de la sentencia impugnada,
aparece claro el cumplimiento de las exigencias del artículo 342 letra c) del Código
Procesal Penal, en relación a los tópicos que refiere el defensor, desde que los jueces
reconocen que Á. dijo en un primer momento que sólo vio las vestimentas, pero
luego declaró también que había reconocido a D. y a B., aunque no fuera con total
seguridad, explicando en qué circunstancias vio a cada uno, hecho del cual los jueces
también se hicieron cargo, admitiéndolo, pero ocurre que ello –al igual que la
discusión ventilada por la causal principal– fueron relacionadas con las
declaraciones de los funcionarios policiales que también declararon la existencia del
reconocimiento fotográfico, por lo que no era preciso hacer más caudal del punto,
máxime si se trató de un incidente verificado en la audiencia.
Luego se menciona una referencia del testigo Juan Carrasco Ortiz, jefe de la Brigada
de Homicidios, quien dijo que al arma homicida no se le practicó pericia
huellográfica porque había sido manipulada por varias personas. Se destaca que fue
objeto de pregunta aclaratoria y se destaca que el tribunal nada dice en sus
conclusiones sobre este punto, lo que le parece paradojal. Sin embargo, nuevamente,
no se advierte que haya aquí la denuncia de una omisión del fallo, como tampoco de
la violación de alguna máxima de experiencia, conocimiento científicamente
afianzado o regla de la lógica, lo que reduce la protesta a una simple impugnación de
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la asignación de mérito que hicieron los jueces a tales antecedentes de cargo, lo que
no es susceptible de objeción por esta vía.
En primer término, se reclamó que Y.O., si bien reconoció a los imputados como el
Negro y el Zarpao, dijo no estar seguro respecto del Zarpao y –preguntado por la
defensa– dio una descripción física de aquél que no se condice con sus
características reales. Sin embargo, en el motivo noveno, los jueces afirman que los
identificó en la audiencia de juicio oral, a pesar de no haber sido categórico en su
reconocimiento.
Sobre esta primera denuncia, es preciso dejar establecido que no se rindió prueba
para contrariar lo que afirma la sentencia y la síntesis que en ella se hace de la
declaración de O. que consta a fs. 6, se lee que aquél dijo haber reconocido a ambos,
“aunque del primero (D.) no está tan seguro, pues con dicho sujeto tuvo menos contacto, ya
que el otro era el que más hablaba y era más agresivo”. También se sintetizó en ese
motivo, que O. describió al Zarpao como un hombre blanco, de pelo claro, delgado y
más bajo que el otro “características que identifica en el acusado” agregando que le fue
más difícil reconocerlo, ya que lo vio sólo en tres oportunidades.
Sin embargo, la defensa pretende que los jueces se hagan cargo de una supuesta
excusa o coartada que habría tenido F.D., que ni siquiera fue invocada por él mismo,
sino que fue introducida al juicio por un funcionario policial y respecto de la cual se
levantan dos reclamos diferentes, sin que quede claro cuál es el relevante: de un lado,
que no se analiza tal excusa y de otro, que nada se habría dicho sobre la falta en rigor
de la investigación. Sobre lo primero, basta afirmar que el tribunal se hizo cargo de
lo dicho por el funcionario y que restó mérito a la defensa opuesta ante él por el
acusado F.D. porque le pareció inverosímil, explicando los motivos que le llevaron a
pensar así, sin que la recurrente haya impugnado por ser contrarias a la sana crítica
tales motivaciones. Y, en lo que atañe a la supuesta falta de rigor en la investigación,
amén que no consta en parte alguna de la sentencia que fuera materia del alegato de
apertura o clausura de la defensa, no se advierte qué pudieran haber agregado los
jueces sobre la materia, si D. dijo haber estado solo en el baño con los autores del
hecho y el occiso.
Y visto además, lo dispuesto en los artículos 373, 374 y 384 del Código Procesal Penal,
se rechazan los recursos de nulidad deducidos a fs. 17 y 49 de este legajo, por las
defensas de C.E.B. y F.G.D.V. contra la sentencia de treinta y uno de octubre de dos
mil doce, escrita a fs. 1 y siguientes y el juicio oral que le precedió en la causa RUC
1110024141-4 y RIT 143-2012, los que, en consecuencia, no son nulos.
Acordado el rechazo del recurso deducido a favor de C.B., con el voto en contra del
Ministro Sr. Brito quien estuvo por acoger la causal principal de ese recurso por
estimar que en la especie se infringió el derecho al debido proceso, al haberse
autorizado el ingreso de un antecedente policial al debate del juicio que luego de ser
valorado incidió sustancialmente en la resolución del asunto, constituyendo la
causal de nulidad que señala el artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal.
En efecto, el artículo 334 del código citado, señala que “Salvo en los casos previstos en los
artículos 331 y 332 (que no comprenden las actuaciones de la policía), no se podrá
incorporar o invocar como medios de prueba ni dar lectura durante el juicio oral, a los registros
y demás documentos que dieren cuenta de diligencias o actuaciones realizadas por la policía o
el ministerio público.”
En el juicio el testigo Á. dijo no haber reconocido con seguridad a una persona, por
lo que se requirió por la Fiscal a cargo la exhibición de un reconocimiento
fotográfico practicado en sede policial, antecedente que responde íntegramente a
aquellos prohibidos en la norma citada y a cuya lectura se procedió durante la
audiencia, tal como quedó en evidencia de la prueba de audio reproducida en la vista
del recurso, hecho que por lo demás no fue desconocido por el representante del
Ministerio Público que compareció a estrados.
Regístrese y devuélvase.
Rol N° 8585-12.
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A.,
Hugo Dolmestch U., Carlos Künsemüller L., Haroldo Brito C. y el abogado Sr. Ricardo
Lagos G. No firma el Ministro Sr. Juica, no obstante haber estado en la vista de la
causa y acuerdo del fallo, por estar en comisión de servicios.
En Santiago, a treinta de enero de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.