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CURSO: 3° A FECHA:_______/______/2019
INSTRUCCIONES:
LA TORTUGA GIGANTE
Horacio Quiroga (Adaptación)
Había una vez un hombre que vivía en la ciudad y estaba muy contento, porque era
sano y trabajador.
Un día se enfermó y los médicos le dijeron que la única manera de curarse era
yéndose a vivir al campo.
El hombre aceptó la idea y se fue al campo. Allí vivía solo y él mismo se cocinaba.
Comía pájaros y bichos del monte que cazaba con su escopeta. Pasó el tiempo y el
hombre otra vez se veía fuerte y saludable.
Un día que tenía mucha hambre, porque hacía dos días que no cazaba nada, vio cerca
de la laguna un tigre muy grande que quería comerse una enorme tortuga que estaba
en el agua.
Al ver al hombre, el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él.
Pero el cazador, que tenía una gran puntería, le disparó y lo mató. Enseguida se
dispuso a cazar a la tortuga, sabiendo que su carne es muy rica para comerla.
Cuando se acercó, vio que estaba muy malherida y, a pesar del hambre que tenía,
tuvo lástima de la pobre tortuga y la llevó arrastrando hasta su choza.
Allí le vendó la cabeza con algunos trapos que encontró. Todos los días le hacía
curaciones, le daba agua, la alimentaba de insectos, renacuajos y caracoles que
buscaba en la laguna y le daba unos golpecitos con la mano sobre su piel.
La tortuga sanó por fin. Pero entonces el hombre se enfermó. La tortuga, agradecida
de que él la hubiera salvado, decidió ayudarlo.
Todos los días le llevaba agua y algunas raíces. Sin embargo, lo que el hombre
necesitaba eran medicinas y estas solo se podían obtener en la ciudad.
Desesperada, la tortuga cargó a sus espaldas al hombre y caminó muchos kilómetros
hasta llegar a la ciudad. Allí un ratón los orientó para encontrar ayuda. Finalmente, el
hombre fue atendido en el hospital y la tortuga se quedó en una hermosa laguna del
zoológico, donde era muy buen cuidada.
Desde que sanó, el hombre la visita todos los días; le lleva lechugas y frutas que
también les gustan mucho y pasan rato junto como dos buenos amigos.
3. ¿Qué pasó DESPUÉS de que la tortuga se sanó de las heridas causadas por
el tigre?
a) El hombre volvió a enfermarse.
b) Apareció un ratón que los ayudó.
c) El hombre fue atendido en el hospital.
d) La tortuga se quedó a vivir en el zoológico.
II. Lee el siguiente texto y responde desde la pregunta 6 hasta la pregunta 10. Marca la
respuesta correcta con una equis (X).
Materiales:
Olla grande.
Agua caliente.
Anilina negra.
Prenda que se desea teñir.
Instrucciones:
1.- Compra una tintura lavable de buena calidad en tu tienda local de mercadería o farmacia.
Estas están diseñadas para usarse con la mayoría de las telas lavables, incluyendo el algodón,
seda artificial, lino, lana y seda, así como telas que se mezclan al menos con fibra 60% teñible.
2.- Lava y seca la prenda que teñirás antes de comenzar con el proceso, para sacar cualquier
suciedad y obtener un color parejo y preciso.
3.- Llena una olla grande (lo suficientemente grande como para que puedas mover la prenda de
ropa) con agua caliente en tu cocina.
4.- Sigue las instrucciones del fabricante de la tinta para determinar la cantidad apropiada de
tintura para tu artículo. Mezcla la tinta en la olla con agua caliente.
5.- Moja bien tu ropa en agua limpia y caliente. Escurre el exceso de agua y aplasta las arrugas.
6.- Agrega la ropa a la olla con la tintura y llévalo a fuego lento en la cocina. Revuelve
constantemente en distintas direcciones para asegurarte de que la prenda absorba bien la tintura.
Sigue así por al menos 30 minutos o según las instrucciones del producto.
7.- Enjuaga la ropa en agua limpia y tibia, pasando gradualmente a agua más fría hasta que el
agua caiga sin color. Lava y seca la ropa en tu lavadora (separada de otra ropa).
6. ¿Cuál es el propósito de este texto?
a) Enseñar a teñir la ropa en casa.
b) Dar instrucciones para lavar la ropa.
c) Enseñar a cambiar ropa en casa.
d) Informar sobre formas de hacer cambios en la ropa.
EL PEQUEÑO DE LA CASA
¡Arturo era el más pequeño de tres hermanos y estaba muy mimado por toda la familia. Casi
nunca le regañaban, ¡era "el pequeño"!, y siempre le estaban haciendo regalos: juguetes,
cuentos, lápices, golosinas...
Sin embargo, todo cambió para Arturo cuando nació su hermanita Adela. Cuando nació Adela,
muchos familiares y amigos fueron a conocer a la niña.
Todos estaban pendientes de ella y parecía que se habían olvidado de Arturo. Lo que más le
molestaba a Arturo era que ya no le traían regalos como antes. Todo se lo regalaban a la
pequeña. La verdad es que a Arturo no le gustaba lo que le llevaban a su hermana: colonia,
talco, ropita, sonajeros..., pero ¿Por qué a él no le traían nada? Una tarde entró en la habitación
de Adela y se inclinó sobre la cuna. Le dijo a su hermana que él era el pequeño y que ella le
había quitado el puesto. Entonces, la pequeña le agarró un dedo con su manita y Arturo lo
entendió todo: ¡Era tan pequeña que todos tenían que cuidarla! Desde este día él también cuidó
a Adela. ¡Era la pequeña de la casa!