Está en la página 1de 23

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN

FACULTAD DE CIENCIAS BIOLÓGICAS Y AGROPECUARIAS

SEGUNDA ESPECIALIDAD

ANÁLISIS CLÍNICOS Y BIOLÓGICOS

CURSO: PARASITOLOGÍA
Trabajo de Seminario

“Sarcoptes scabiei”

DOCENTE:

BLGA. Mary Luz Mamani Barreda

AUTOR

Blgo. Santos Oviedo, Miguel Alejandro

AREQUIPA – PERU

2019
INTRODUCCIÓN

La escabiosis o sarna es una enfermedad de la piel, que ha afectado al hombre


desde tiempos remotos. Esta enfermedad parasitaria de la piel es producida por
Sarcoptes scabiei conocido como “arador de la sarna”.

A lo largo de la historia, se ha descrito brotes epidémicos de sarna de cada 20 a


30 años, coincidiendo con periodos de guerra o cambios socioculturales. La
sarna se ha mantenido de forma endémica en diferentes países, en relación al
nivel económico y sociocultural de las poblaciones, dependiendo también de la
época del año, características geográficas del país y ocurrencia de catástrofes
naturales.

El hombre se considera como el principal reservorio de la sarna humana,


provocada por el Sarcoptes scabiei var. hominis. Se ha descrito también
diferentes ácaros que parasitan de forma específica a sus respectivos animales
provocando patología también específica. Los ácaros de animales pueden
provocar zoonosis en el hombre produciendo cuadros característicos.
1. Objetivos
 Describir la morfología general de los ácaros del orden Astigamata.
 Describir la morfología y ciclo de vida de Sarcoptes scabiei.
 Describir la patogénesis, diagnóstico, tratamiento y prevención de la
escabiosis.

2. Generalidades

Los ácaros Astigmata son animales de movimientos lentos y de muy pequeño


tamaño, de 0,2 a 1,8 mm. Su coloración varía de un color blanco perla al amarillo
café; en algunos casos es el resultado de la transparencia del contenido del tubo
digestivo o de la existencia de pigmentos extraídos de su alimento o elaborados
por ellos mismos. La forma de su cuerpo es variada, puede ser estrecha y
alargada o corta y ancha, discoidal, elíptica, circular, esferoidal o piriforme.

En los ácaros, los dos grandes tagmas que constituyen el cuerpo de los
arácnidos (el prosoma y el opistosoma) se presentan muy modificados, aunque
en las especies más primitivas la segmentación se mantiene, al menos en su
parte ventral, y presentan un surco (disjugal) que separa el prosoma del
opistosoma.

En el cuerpo podemos diferenciar varias regiones:

a. Gnatosoma o capítulo. Región anterior que porta los quelíceros y los


pedipalpos.

b. Podosoma. Región del cuerpo, situada a continuación del gnatosoma,


portadora de los cuatro pares de patas. Esta región puede dividirse en otras dos
porciones: propodosoma, región que porta los dos primeros pares de patas y el
metapodosoma, región que porta los dos últimos pares de patas. Estas dos
regiones pueden estar separadas por una delimitación visible, el surco sejugal.

c. Proterosoma. Región formada por la unión del gnatosoma y del propodosoma.

d. Histerosoma. Región formada por la unión del metapodosoma y el opistosoma.

e. Idiosoma. Región formada por la unión del podosoma y el opistosoma.


La característica más notable de los Astigmata es que están poco esclerotizados
por lo que la cutícula es blanda, aunque ocasionalmente se encuentra una fuerte
esclerotización y la superficie puede ser lisa, rugosa o con estrías finas. En la
parte dorsal del propodosoma y en las regiones coxales, la cutícula pude
presentarse más engrosada y aparecer con puntuaciones. El gnatosoma aunque
muy móvil, sólo se retrae parcialmente dentro del cuerpo. Puede estar encubierto
por la prolongación de la superficie dorsal del propodosoma (rostro, tectum o
epistoma). Típicamente, la superficie dorsal del gnatosoma se reduce a un
pequeño lóbulo entre la base de los quelíceros, por debajo de ella se encuentran
los quelíceros. Por debajo de éstos se sitúa una estructura denominada cono
bucal que puede retraerse en el interior del cuerpo y se halla alojado dentro de
una cavidad: el alveolo. El cono bucal está formado, en su parte dorsal, por una
pieza impar denominada labro y en sus partes ventral y laterales por las
prolongaciones de las coxas de los pedipalpos que se encuentran soldadas entre
sí constituyendo una sola pieza (supcapítulo) de cuya parte anterior surge una
porción impar (hipostoma). El cono bucal delimita en su interior la cavidad
peribucal. El primer par de apéndices son los quelíceros, compuestos por dos o
tres artejos que varían según su función: formando para morder una pinza o
quela robusta, muchas veces dentada, un estilete perforador o se transforman
en un portador de espermatóforos. La inserción de los quelíceros se localiza en
la pared posterior del alvéolo, entre el rostro y el cono bucal mientras que los
pedipalpos se insertan a ambos lados del mismo.

El segundo par de apéndices lo constituyen los pedipalpos (palpos),


generalmente simples, constituidos por un solo segmento, subdividido o no. Por
detrás de este segundo par de apéndices se localizan los cuatro pares de patas
locomotoras, que se denominan con numeración romana del I al IV en sentido
antero-posterior y pueden estar cubiertas por pelos, setas sensoriales, espinas.
etc. Están formadas por seis artejos, denominados desde el más proximal al más
distal: coxa, trocánter, fémur, genu (o patela), tibia y tarso. Las coxas pueden
presentarse como artejos articulados y libres o estar más o menos fusionadas
con el cuerpo, en la cara ventral, en forma de placas (epímeros o apodemas
cuticulares) que delimitan las áreas coxales. A continuación del tarso se sitúa
otra pieza: el pretarso que, a su vez, puede llevar una membrana (pulvilo) y dos
o tres uñas, de las cuales a la central se le denomina uña empodial. Esta uña
puede estar reducida y cubierta por un pulvilo en forma de almohadilla discoidal
y este conjunto recibe el nombre de disco ambulacral. Carecen de uñas
verdaderas. La parte ventral del cuerpo puede no estar esclerotizada o presentar
placas, cuya forma y número varían dentro de cada familia. Una de estas placas,
situada entre los dos últimos pares de patas, es la placa genital o epiginio, que
lleva el orificio genital. Este suele presentarse como una hendidura transversal.
En el macho puede distinguirse un órgano copulador quitinoso (pene o edeago)
que sobresale a través de la abertura genital. En las hembras el orificio genital,
que es de forma triangular, se denomina vulva. Estas estructuras genitales sirven
para la diferenciación de especies. También en la parte ventral del cuerpo, y en
la línea media, se encuentra el ano o uroporo. En algunos machos se localizan
a los lados un par de ventosas adanales con las que se fijan a la hembra durante
la cópula y que pueden estar bordeadas por un arco quitinoso. El cuerpo de los
ácaros está recubierto por unas prolongaciones que se denominan quetas, setas
o pelos y cuya función primordial es la sensorial táctil aunque posteriormente
pasan a ser también quimiorreceptoras. Normalmente suelen desarrollarse más
en la parte dorsal del cuerpo, la zona ventral lleva pocas quetas y son de
estructura simple.

La abertura genital femenina es ventral y pueden ser en forma de U o V


invertidas, y de Y, ocasionalmente puede ser transversal. La mayoría de las
veces tienen dos pares de discos genitales en posición lateral, a los lados de la
abertura. Las hembras presentan una bolsa copulatríz en posición terminal. Los
machos tienen edeago (órgano copulador) y generalmente presentan ventosas
adanales. La inseminación es directa a través de la apertura copulatoria que
puede abrirse al final de un tubo alargado.
FIGURA 1. Aspectos generales de los ácaros del Orden Astigamata
Sarcoptes scabiei

Sarcoptes scabiei es un ácaro del orden Astigmata, suborden Acaridida, familia


Sarcoptidae. Los sarcóptidos son ácaros de pequeño tamaño, cuerpo oval
aplanado dorsoventralmente con cuatro pares de patas muy cortas dotadas de
uñas o carúnculos. La hembra adulta mide 0,3-0,5 mm de longitud por 0.3 mm
de ancho, es redonda y blanco amarillenta con muchas espinas, mientras que el
macho alcanza la longitud de 0,25 mm por 0.2 mm de ancho, es más pequeño y
tiene menos espinas que la hembra. Están cubiertas por una cutícula muy fina
en la cual se dibujan líneas ondulantes paralelas y presentan cerdas o pelos
salientes. No tienen ojos ni tráqueas; las piezas bucales consisten en un par de
quelíceros y un par de pedipalpos triangulares, fijados a gnatosoma situado en
la parte frontal del cuerpo que le da un aspecto de cabeza. Las patas son cortas
y robustas, dispuestas en dos pares anteriores, provistas de órganos a modo de
ventosas situados en los extremos de unos largos pedicelos no articulados en
los dos primeros pares de patas de las hembras y en el primer, segundo y cuarto
par de patas de los machos. Tienen un ano terminal en ambos sexos. En la
hembra la apertura de la bolsa copulatriz está en el lado dorsal, presentando una
abertura genital por donde elimina los huevos, ubicada en la línea media de la
superficie ventral. El aparato genital masculino está en la línea media de la región
ventral, entre el ano y la parte donde emerge el tercer y cuarto par de patas.

Figura 2. Morfología (tridimensional) del ácaro Sarcoptes scabiei, vista dorsal (izquierda) y
ventral (derecha)
3. Ciclo de vida de S. scabiei

En su desarrollo, evoluciona a través de 4 estados en su ciclo de vida: huevo,


larva, ninfa (protoninfa y tritoninfa) y adulto (hembra y macho). La larva tiene 6
patas y, la ninfa y el adulto 8 patas, patas que suelen ser convexas y
pedunculadas en los pares 1 y 2, tanto de la hembra como del macho adulto,
que les permite asir el sustrato epidérmico. Además, los adultos tienen garfios y
6 o 7 pares de espinas sobre su dorso. Se suma a estos rasgos, que el macho
es de color más oscuro que la hembra y el cuarto par de patas son pedunculadas
y convexas, mientras que en la hembra adulta termina en largas espinas.

La hembra adulta labra los túneles en el estrato córneo, por la disposición


especial de las estructuras de sus patas, sólo puede ir hacia adelante.
Previamente es apareada fertilizándose, hecho que ocurre en la zona más
superficial, luego penetra la epidermis en apenas 20 a 30 minutos, excavando
un túnel inclinado hasta el límite de la capa granulosa. Túnel que aumenta en 2
a 3 mm al día, alcanzando una longitud desde unos milímetros hasta algo más
de 1 cm, dando inicio a la oviposición de los huevos, que suele ser de 2 hasta 5
(promedio de 2 a 3) por día junto a pequeñas pelotitas de excremento, oscuras
y ovales, irritantes. En la oviposición que dura entre 5 a 6 semanas, se llegan a
depositar entre 40 a 50 huevos por cada hembra, pero sólo un 10% llegan a ser
ácaros adultos; al mismo tiempo generan pápulas en la superficie de la piel. Al
culminar la oviposición la hembra muere. El ciclo dura entre 18 a 21 días. Los
huevos son ovales de 0.10 a 0.15 mm de longitud, que se abren en 3 a 4 días.
Después, las larvas que emergen de los huevos, migran a la superficie cutánea
y horadan nuevos túneles hacia el estrato córneo intacto, para construir casi
invisibles túneles cortos llamados sacos de muda. Las larvas que salen del huevo
sólo tiene 3 pares de patas y su desarrollo finaliza en 3 a 4 días. Después vuelven
a mudar, resultando ninfas con 4 pares de patas. De esta forma (las ninfas)
cambian hacia ninfas más grandes antes de llegar a ser adultas. Tanto las larvas
y ninfas pueden ser halladas en los sacos de muda o en los folículos pilosos con
un aspecto similar a los ácaros adultos, sólo que son más pequeñas. Estos
suelen ser ciegos, con la apariencia de sacos redondeados. La cópula de la
hembra se produce cuando el macho activo penetra en los sacos de muda,
dejando a la hembra fecundada para el resto de su vida. Preñada deja su saco
de muda y vaga por la superficie de la piel hasta hallar un lugar adecuado para
realizar el túnel permanente y da inicio la construcción, depositando sus huevos
hasta su muerte. Los machos adultos son raramente observados, realizan hoyos
poco profundos en la superficie de la piel para alimentarse, hasta que localizan
a una hembra en su saco de muda y se aparean. Las formas adultas salen a la
superficie después de aproximadamente 2 semanas, con la posibilidad que las
hembras sean fertilizadas y reinfestan la piel del huésped o de otro humano.

Figura 3. Ciclo de vida de Sarcoptes scabiei.


4. Patogénesis

La escabiosis en un principio cursa en forma asintomática; luego al mes o dos


meses, la piel se sensibiliza y aparece una reacción eritematosa alrededor de los
túneles y comienza un prurito intenso nocturno (prurigo acarino) para luego
sentirse a cualquier hora del día. Las lesiones se juntan y aparecen reacciones
papuliformes, erupciones micropapulosas y foliculares, intensa reacción
hiperqueratósica, pruriginosa, rascado, infección secundaria y lesiones
piodermíticas impetiginizadas. La permanencia de S. scabiei en la epidermis
tiene como resultados diversos cambios citológicos, probablemente debido a
secreciones citolíticas de la saliva del ácaro. Las células adyacentes a las áreas
necróticas sufren modificaciones en su proceso de queratinización,
produciéndose paraqueratosis que rodea todo el surco acarino. Además, se
observa un infiltrado a nivel de la dermis, en las regiones perivasculares, de tipo
mixto consistente en linfocitos, histiocitos y eosinófilos, que puede extenderse
hasta el tejido graso subcutáneo y en algunos casos provocar vasculitis,
especialmente en los plexos profundos.

Se describen dos tipos de lesiones, una directas producidas por el mismo ácaro
y otras indirectas como resultado de reacciones de hipersensibilidad. Las
lesiones directas (perla escabiosa y surco acarino) son lesiones vesiculares de
que aparecen en el lugar donde el ácaro se introduce al cavar un túnel,
provocando reacción inflamatoria con engrosamiento de la capa córnea,
aumento en número y profundidad de papilas dérmicas y formación de vesículas
con contenido líquido. Los surcos acarinos constituyen la manifestación externa
de los túneles que realizan las hembras en el estrato córneo de la epidermis y
su respectiva reacción inflamatoria. Las lesiones indirectas son lesiones de
distribución bilateral y simétrica, intensamente pruriginosa, papulares, y no
necesariamente asociadas a los sitios que invade el ácaro. Además de las
pápulas se pueden observar escamas, vesículas-bulas, erupción micropapulosa,
nódulos, costras y escoriaciones.

Existen 3 variantes principales de escabiosis: las formas clásica, costrosa y


nodular. La primera es la más común y se caracteriza por la presencia de
escasos ácaros hembras. Las áreas involucradas varían según el grupo etario.
Los sitios más comprometidos en lactantes son manos (pliegues interdigitales),
pies y piel cabelluda, seguidos por tronco, piernas y brazos. En pacientes
infantes de 2 a 6 años las lesiones suelen involucrar manos –especialmente
pliegues interdigitales, pies, tronco y extremidades, mientras que en niños de
mayor edad se observan en tronco y extremidades. El prurito y el dolor
ocasionado por la impetiginización en los espacios interdigitales impide que el
paciente junte los dedos (signo del cirujano). Es común encontrar más de 5
zonas afectadas con lesiones que abarcan desde pápulas, vesículas y nódulos
hasta costras hemáticas, escoriaciones y, en menor grado, costras melicéricas.
El túnel que horada la hembra (lesión elemental) es poco evidente y se
caracteriza por una línea ondulada blanca o gris de unos pocos milímetros hasta
1 cm de largo, con una pápula o vesícula en un extremo. En general está
presente en los espacios interdigitales de las manos, aréola, pene, escroto,
ombligo o en la línea del cinturón.

La variedad costrosa –también denominada “sarna noruega” debido a que fue


descrita en 1848 en una población de leprosos de ese país escandinavo- suele
afectar pacientes inmunocomprometidos, diabéticos, con neuropatías o
física/mentalmente discapacitados (por ejemplo, síndrome de Down) y en
individuos bajo tratamiento con inmunosupresores (como metrotexato,
tacrolimus, micofenolato de mofetilo o ciclosporina) Se caracteriza por una grave
infestación de ácaros (de miles a millones) y por tanto, es altamente contagiosa.
Su presentación clínica consiste de placas queratósicas de aspecto costroso
agrietado y fisurado, pero con prurito de mediana o escasa intensidad. La
escabiosis costrosa es indicativa de infección por el virus linfotrópico humano de
células T tipo1 (HTLV-1), sobre todo en zonas endémicas como Perú. Dado que
40% de los casos de sarna costrosa carecen de un factor predisponente, se ha
sugerido que existe predisposición genética. Hasta 58% de los pacientes
presentan hipereosinofilia, detectándose hiper IgE en 96% de esa población.

La variedad nodular es la menos común (7% de los casos) y se manifiesta con


nódulos eritematosos o pardos de hasta 2 cm de diámetro, que afectan glúteos,
genitales, escroto, ingles o axilas. Se ha sugerido que esas lesiones son una
reacción de hipersensibilidad a los productos de secreción del ácaro más que a
la presencia del mismo. Se describen otras variedades de escabiosis entre las
cuales se pueden citar:
 Sarna en personas aseadas. Es frecuente su aparición en forma de
pápulas, pero con síntomas subjetivos severos para el número pequeño
de ácaros que poseen. Difícil es descubrir surcos, aunque suelen estar
presentes las pápulas que contienen a las larvas.
 Sarna bulosa. Es una rara presentación que usualmente ocurre mucho
más en pacientes ancianos. El aspecto semeja al de un penfigoide
ampolloso con sus características clínicas e histológicas de esta
enfermedad autoinmune. Se ha propuesto una hipótesis para esta forma
clínica, que las secreciones líticas del ácaro podrían alterar al antígeno
del penfigoide buloso con subsecuente producción de anticuerpos
antimembrana basal. Los que activarían el complemento con acopio de
células inflamatorias que incluyen eosinófilos, y posterior liberación de
enzimas que conducirían a una separación subepidermal.
 Sarna animal. Todos los ácaros de animales pueden infestar al hombre,
siendo el más frecuente la variedad S. scabiei var. canis que afecta a los
perros y también al ser humano que están en contacto con ellos. Las
lesiones se sitúan habitualmente en abdomen, parte inferior del pecho,
muslos, antebrazos, y en los niños afectan la cara. Semeja a la sarna
humana, aunque algo más extensa y sin surcos acarinos, con un corto
período de incubación y curso autolimitado, salvo que la exposición sea
repetida y continuada.
 Sarna incógnita. El uso de corticoides tópicos u orales sin un diagnóstico
correcto de una dermatosis, pueden aliviar el síntoma del prurito y los
signos en un paciente con sarna. El cuadro tiende a empeorar y hacerse
más extenso. Inclusive, simularía otros procesos cutáneos y
sobreinfección de dermatosis preexistentes. La razón es la modificación
de las lesiones las que adquieren morfología diferente, pudiendo adquirir
aspecto de otras dermatosis.
 Sarna como urticaria. Las lesiones son habones urticariformes, y no
semejan lesiones de sarna. También se ha reportado lesiones de aspecto
vasculítico en extremidades inferiores, y que simulan tanto clínica como
histológicamente una vasculitis.
 Sarna localizada. Se trata de pacientes que cursan con localizaciones de
lesiones de acarosis únicas en axilas o glúteos. En estos casos, es
necesario examinar a los familiares y contactos sexuales.
 Sarna sexual. Se denomina así cuando acompaña junto a enfermedades
de trasmisión sexual, sea sífilis, gonorrea, pediculosis pubis entre otras.

Figura 4. Variante clásica (izquierda) y costrosa (derecha) de la Escabiosis

5. Diagnóstico clínico

El diagnóstico de la sarna es habitualmente clínico, basado en el prurito de


predominio nocturno, el antecedente de algún contacto familiar, laboral, social y
el tipo de distribución de las lesiones. Los surcos acarinos se observan como
trayectos irregulares, con mayor frecuencia localizados en la región interdigital
de los dedos o cara anterior de muñecas. La dermatoscopia revela manchas
triangulares de color pardo al final de túnel, las cuales evidencian la presencia
del ácaro.
6. Diagnóstico de laboratorio

Los ácaros deben buscarse en todo paciente que se sospeche su presencia. El


ácaro test es un examen directo que demostrará la presencia de S. scabiei,
restos de ácaros, huevos o deyecciones. Con una lanceta o bisturí debe rasparse
la lesión, recogiendo todo lo que se obtiene, hasta que aparezca ligeramente
sangre. Todo el raspado debe colocarse en una lámina portaobjeto, cubrirlo con
un cubreobjeto y observar al microscopio, repitiendo esta acción tres o cuatro
veces. Paralelo al raspado se aplica una cinta engomada sobre el lugar donde
se realizó el raspado para revisarlo al microscopio. Este procedimiento está
basado en la razón de que el S. scabiei está localizado en la epidermis, en las
capas más superiores y que son desprendidos por el rascado repetido. Bajo
estas circunstancias, los residuos del estrato córneo junto con los ácaros se
adhieren a la cinta adhesiva. También incluye a los ácaros que migran
temporariamente sobre la piel, los que se adherirán. Además, este procedimiento
no requiere equipo sofisticado y es fácil de hacer por personal no entrenado. Otra
ventaja práctica comparado con el examen de rascado de la piel, es que los
ácaros adheridos a la cinta adhesiva no pueden migrar a los bordes del
portaobjeto, y la cantidad de detritus celulares que confunden en la identificación
microscópica de ácaros y huevos, es mucho menor que cuando se observa un
extendido por rascado de la piel. En suma, este método es más útil para hacer
el diagnóstico en las comunidades de bajos recursos económicos. El diagnóstico
se hace principalmente por el hallazgo de adultos y huevos. Por lo tanto, un ácaro
test positivo confirma el diagnóstico, en tanto que uno negativo no lo descarta.

Figura 5. Ejemplares adultos de Sarcoptes scabiei

 Biopsia cutánea:. Es el estudio microscópico o de histopatología de la


lesión que rara vez se precisa, se toma de las pápulas acarinas las que
pueden poner de manifiesto la presencia del túnel subcórneo con el
parásito en su interior, así como una dermatitis espongiótica.
Microscópicamente muestra cambios eccematoides agudos, e infiltrados
de una dermatitis perivascular superficial y profunda, con
polimorfonucleares y eosinófilos, con aumento de mastocitos
intersticiales, edema papilar y espongiosis epidermal. En la capa córnea
se puede identificar un espacio claro subcórneo que representa el surco,
con huevos, excretas, larvas e incluso el ácaro completo. Sólo a nivel de
la eminencia acarina es posible poner de manifiesto el ácaro y/o los
huevos. En las formas clínicas noduloides (escabiasis nodular) la reacción
inflamatoria es más densa, adoptando en ocasiones el aspecto de un
pseudolinfoma, además, se puede apreciar una vasculitis dérmica e
hiperplasia linfoide a las que más tardíamente se añaden histiocitos y
células gigantes. En los casos de sarna costrosa, se observa
hiperqueratosis y múltiples surcos con un gran número de ácaros
intracórneos en diversas fases de desarrollo, lo cual es característico en
esta variedad. A pesar de lo expuesto, la apariencia histológica sigue
considerándose como inespecífica.

Figura 6. Biopsia de piel para estudio de escabiosis


 La prueba de tinta. Otro método antiguo es el uso de la prueba de la tinta
de los túneles, que fue aconsejado hace más de 30 años, para muchos
es poco práctico y no usado de forma rutinaria, pero ayuda a localizar el
surco acarino, procedimiento que consiste en verter un poco de tinta en
las lesiones sospechosas de sarna para cubrirlas, retirando el exceso con
una esponja y alcohol, quedando teñidas intensamente el surco,
dibujándolo. Una vez localizado el surco se puede removerlo por rascado
y colocarlo en un portaobjeto para su observación en un microscopio.
 Videodermatoscopía. Es la inspección de la superficie de la piel hasta la
dermis superficial, muy apropiado para la identificación de los túneles y
los ácaros. Es una herramienta de diagnóstico alternativa no invasiva para
el diagnóstico de escabiasis, ya que no sólo detecta al parásito in vivo,
cuyos resultados son comparables a las pruebas del rascado de las
lesiones y su estudio directo, sino que además permite controlar la
respuesta clínica al tratamiento, y de esta forma manejar mejor los
tiempos óptimos del uso externo de diferentes drogas tópicas, reduciendo
el riesgo de efectos adversos y complicaciones posibles. Está
documentado que la videodermatocospía (VD) es efectiva y sensible, de
manera especial en casos con rasgos clínicos inespecíficos, lográndose
una inspección detallada de la piel, observándose claramente y en forma
rápida los túneles a una magnificación desde 40X a 100X, así como las
larvas, huevos, heces y ácaros a más de 600X. Alcanza una especificidad
virtualmente del 100%, así, las imágenes obtenidas son inequívocas;
viéndose un cuerpo redondeado transluciente del ácaro, que es invisible
al ojo común a baja magnificación. En la mayoría de casos es posible
detectar ácaros en movimiento al interior de los túneles. Sus ventajas con
respecto a la prueba de rascado de la lesión sospechosa, es que no es
invasiva y es aceptado por el paciente, especialmente en la población
pediátrica, y no causa molestias físicas o psicológicas. Es fácil de realizar
y rápida. Es de mucha utilidad en los demás miembros familiares quienes
pueden rechazar el método del raspado, además, minimiza el riesgo de
infección de agentes trasmisibles por sangre como el VIH o el virus de la
hepatitis C. También es particularmente de utilidad para el seguimiento
posterapéutico, con demostración de la posible presencia de ácaros
viables, reduciendo el riesgo de persistencia y diseminación de la
infestación. Por lo que los pacientes están más inclinados en aceptar
exámenes posterapéuticos no invasivos, antes que los de rascado de la
piel.
 Dermoscopía. También llamado dermatoscopía, es una técnica similar a
la videodermatoscopia, pero que se realiza con un dispositivo manual que
tiene una magnificación de 10X y no requiere asistencia de un ordenador.
Generalmente usado para el diagnóstico de lesiones pigmentadas. En la
escabiosis es posible observar sólo la imagen de un ala delta marrón
negro que corresponde a la parte anterior del ácaro o también descrito
como una estructura triangular en forma de chorro con un sendero lineal
posterior (que visualiza al ácaro y su túnel) visible con baja magnificación.
Su utilidad ha sido puesta en evidencia anteriormente en diferentes
reportes publicados, los que han demostrado que la dermatoscopía tiene
una sensibilidad elevada semejante al rascado de la piel (91% versus 90%
respectivamente. Todo lo contario con la especificidad que suele ser
mucho menor (86% mientras que en el rascado tradicional es de 100%) y
en que tiene mucho que ver la experiencia del examinador que hace la
dermoscopía. Pero si se realizan los dos procedimientos juntos, suelen
ser mucho más precisos y rápidos en el diagnóstico de escabiasis. La
dermatocospía tiene sus limitaciones. una de las más importantes es la
experiencia del examinador, ya que ante una baja magnificación no
permite una clara diferenciación entre la imagen en ala delta marrón
oscura y diferenciarlo de costras, excoriaciones, sangrado o pequeñas
partículas de suciedad; tampoco permite visualizar los huevos como las
heces que a menudo son el único rasgo para el diagnóstico de escabiosis.
Además, algunos autores, refieren que el signo del ala delta o del chorro
lineal es difícil de visualizarlo en una piel oscura.
Figura 7. Estudio por dermatoscopía

Procedimientos serológicos

 PCR, otro medio de diagnóstico para acarosis es el uso de la reacción de


la cadena de la polimerasa (PCR) junto a la prueba de ELISA. Autores
ingleses han descrito el uso de la PCR para amplificar el ADN del S.
scabiei var. hominis. Sobre todo, en pacientes con sarna oculta, tomando
para ello las escamas cutáneas. Se extraen fragmentos de ADN
específicos y son amplificados por el PCR, los productos así obtenidos
son detectados por ELISA. Es una aplicación práctica para dermatosis
pruriginosas y eccemas resistentes, en los que se sospecha sarna, pero
no puede ser corroborado por examen clínico, dermatoscopía, prueba de
la tinta, técnica con el aceite mineral y otros. Además, es útil
secundariamente para evaluar el efecto terapéutico a las dos o 4
semanas. Una prueba positiva de PCR realizada más allá de los 28 días
de haber recibido tratamiento, indicaría persistencia o recurrencia de la
sarna, probablemente insuficientemente tratada. Considerado un método
sensible pero complejo, ya que consume tiempo y es de costo elevado.
 Detección de anticuerpo. Se han realizado estudios para pruebas de
detección de anticuerpos para el S. scabieivar. hominis, a partir de
antígenos totales de ácaros de la sarna del zorro y del cerdo. A la fecha,
los reportes mencionan usando marcadores moleculares, los que
sugieren que los organismos causales de la sarna humana y de los
animales son genéticamente diferentes, tanto que las infestaciones
cruzadas parecen ser extremadamente raras Las dificultades para
desarrollar una prueba serológica para escabiosis estriban en la falta de
un sistema de cultivo, un modelo animal y la frecuente mimetización con
antígenos de otros ácaros, incluido los ácaros del polvo doméstico.

7. Tratamiento

En el tratamiento se emplea: El Lindano en loción o crema al 1% (salvo menores


de dos años y en embarazadas), se hará el tratamiento a toda la familia (aunque
no tengan síntomas) y las aplicaciones se harán con la mano desde el mentón
hasta los pies, en toda la piel y sus pliegues, incluyendo genitales externos,
región perianal y ombligo. La aplicación se realizará en la noche al acostarse,
dejando la sustancia sobre la piel hasta la mañana o noche siguiente antes de
bañarse. La ropa debe lavarse y plancharse. Antes de aplicar el acaricida debe
tratarse infección bacteriana si está presente.

El benzoato de bencilo en emulsión y loción al 20% y 35%, aplicándolo por la


noche, donde estén las lesiones, dejar actuar y al día siguiente bañarse y
cambiarse de ropa.

Azufre precipitado, ha sido durante más de un siglo un escabicida eficaz y


barato, en concentración desde 3% al 10%, debe administrarse en una base
lavable (pasta al agua), en vaselina o loción, aplicado durante 3 noches
seguidas, al día siguiente de cada aplicación retirarlo con un baño por la mañana,
otros recomiendan usarlo tres días seguidos, y después de la última aplicación
a las 24 horas retirarlo con un baño, esquemas que se deben repetir una semana
después. Es de elección en embarazadas, lactantes y hasta en recién nacidos.
Tiene un alto poder escabicida, pero mancha la ropa y tiene mal olor (huevo
podrido debido a la liberación del sulfuro de hidrógeno) y puede producir irritación
y edema en la cara (por contacto). A pesar de ello, es seguro, se suma a ello, su
bajo costo que lo hace ser una medicación empleada en países de África y
América Latina. Excepcionalmente puede producir efectos tóxicos e incluso
muertes en lactantes, esto último en reportes muy antiguos los que han sido
puestos en duda, Su eficacia comprobada es de 82%, por su bajo costo puede
ser usado masivamente en áreas rurales.

Crotamitón crema al 10% suele aplicarse durante 24 horas, una o dos


aplicaciones separadas por 24 horas y después retirarlo con un baño, repitiendo
la aplicación 10 a 14 días después. Su eficacia como escabicida es escasa ya
que sólo alcanza el 60% de efectividad, su toxicidad es poco conocida, y su uso
en niños y mujeres embarazadas es cuestionable, por lo que no se recomienda
como monoterapia.

Ivermectina tópica en loción al 1%, se prepara diluyendo 1 gramo de


ivermectina en 100 ml de propilenglicol. Solución que se aplicará a toda la
superficie de la piel, dejando que actúe por 8 horas. Un estudio comparó
permetrina al 5%, ivermectina loción al 1% e ivermectina oral, demostrando que
las dos primeras son más eficaces que la tercera. Con la particularidad que las
dos primeras produjeron resolución clínica y alivio del prurito desde la primera
semana. Se conoce que su principal desventaja es que la ivermectina no es
ovicida, por ende, es necesario una segunda dosis después de 7 a 14 días. Hay
otra publicación del uso de ivermectina tópica en solución al 1%, estudio
realizado en 12 adultos y 20 niños entre 1 a 10 años, a la dosis de 400
μg/kg/dosis, dosis que volvió a ser aplicada una semana después, con posterior
seguimiento a las 2, 4, y 6 semanas después del tratamiento, quienes fueron
curados y no mostraron recidivas posteriores en los controles realizados. Sin
mostrar efectos secundarios locales o sistémicos.

8. Epidemiología

El contagio se hace en la mayoría de los casos por contacto directo y prolongado,


de piel a piel, con personas infectadas, constituyendo así una enfermedad de
grupos humanos que viven en hacinamiento. La hembra fertilizada es la que lleva
la infección. Afecta principalmente a familias que, por razones económicas,
culturales y sociales, viven en promiscuidad, durmiendo varias personas en la
misma cama. La transmisión de la escabiosis se da por dos mecanismos:
Primariamente, es mediado por el contacto personal estrecho, próximo, con una
persona infestada; además es frecuente que otros miembros de la familia estén
afectados, evidencia que se constata a menudo en locales institucionales como
asilos, guarderías, escuelas, orfanatos, hospitales, casas de reposo, entre otras
instituciones cerradas. En estos locales viven población susceptible a ser
infestada, en donde el contacto físico es muy cercano y continuo a través de la
convivencia establecida. Es en este grupo poblacional donde se hace mayor
reporte de brotes epidémicos. En los adultos, algunos sostienen que la forma de
contagio más importante es por relaciones sexuales. La probabilidad de ser
infestado está relacionada con el número de ácaros que porta la persona con
escabiosis y el espacio de tiempo promedio de contacto, el que debe ser como
mínimo de 15 a 20 minutos para que la trasmisión directa sea exitosa. La
transmisión por fómites (ropa de cama o de vestir, mantas, y otros objetos
inanimados) no es considerado a tomar en cuenta y no hay evidencia
concluyente que sugiera que el lavado de la ropa usada por pacientes con
escabiosis, sea necesario para prevenirla.

9. Prevención
 Aislamiento sanitario estricto de la persona hasta 24 horas después de
iniciar el tratamiento.
 Educación sanitaria al paciente y contactos sobre el mecanismo de
transmisión, medidas preventivas, insistiendo en la correcta
administración del tratamiento prescrito.
 Evitar los contactos íntimos, aunque esta medida puede resultar en
algunos casos difícil porque el paciente puede permanecer asintomático.
 Evitar compartir ropa íntima, prendas de vestir, sábanas, toallas, etc.
 Los contactos y convivientes próximos, deberán ser tratados
profilácticamente tengan o no sintomatología o evidencia de infestación.
El no considerar esta medida puede originar reinfestaciones sucesivas,
propagación del ácaro y desarrollo de un brote epidémico, muy probable
sobre todo en los casos de sarna noruega.
 El personal sanitario, evitará el contacto con la piel lesionada del enfermo.
Se utilizarán guantes estériles, bata y calzas desechables. En el caso de
la sarna noruega, la eliminación de escamas de la piel, cargadas de
ácaros incrementa el riesgo de contagio. Por tanto, se extremarán las
condiciones higiénicas del personal sanitario, se empleará material
desechable y se deberá tener máxima precaución en la utilización de
fonendoscopios, termómetros, etc., que puedan actuar como vehículo de
transmisión.
 Se administrará tratamiento profiláctico al personal sanitario.

10. Conclusiones
 La escabiosis o sarna humana es una ectoparasitosis de tipo familiar
causada por Sarcoptes scabiei.
 Esta enfermedad es de tipo cosmopolita pues se mantiene de forma
endémica en diferentes países y afecta principalmente a grupos etarios
que viven en condiciones de hacinamiento o contacto íntimo.
 El ciclo de vida de S. scabiei puede durar de 18 a 21 días, siendo la
hembra del parásito la responsable de la infección.
 La escabiosis presenta como variantes reportadas la forma clásica, forma
costrosa y nodular.
 La escabiosis clásica se observa mayormente en población infantil,
mientras que la variante costrosa (sarna de Noruega) suele observarse
en pacientes inmunocomprometidos.
 El mecanismo de transmisión se da por contacto directo prolongado de
una persona infestada a otra.
 Los métodos de diagnóstico utilizados son el raspado por piel (ácaro test)
con posterior aplicación de cinta engomada, biopsia de piel, prueba de
tinta china, dermoscopía (procedimiento no invasivo).
 Dentro de las recomendaciones preventivas está la educación sanitaria al
paciente y familiares sobre mecanismos de transmisión y se recomienda
al personal de salud el uso de barreras de protección al momento de tomar
contacto con el paciente.
BIBLIOGRAFÍA

1. ATÍAS A. (2010) Parasitología Médica. Publicaciones Técnica


Mediterráneo Ltda. Chile
2. CORDOBA E., NEIRA M. MIU M., VASQUEZ L., MARTINEZ E. AYAQUI
R., RUELAS N. (2009) “Parasitología humana” Segunda edición.
3. DIAZ-MAROTO S. Sarna y sarna noruega: Diagnósticos, prevención y
tratamientos actuales. Farm. Hosp. 1998; 22 (1): 1- 9. España.
4. MORENO A., Orden Astigamata. 2015. Revista IDE@ - SEA, nº 15 (30-
06-2015): 1–19.
5. PLASCENCIA A., PROY H. ELJURE N., ATOCHE C., CALDERON C.,
Escabiosis, una revisión. Dermatología CMQ 2013; 11 (3): 217 – 223.
6. TINCOPA-WONG O. Escabiosis (sarna): Revisión epidemiológica, clínica,
patogénica y terapéutica. DERMATOL PERÚ 2017; Vol. 27 (2).

También podría gustarte