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"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo
por los injustos, para llevarnos a Dos, siendo a la verdad muerto en la carne,
pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus
encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba
la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la
cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua".
La Biblia dice, "que está establecido para los hombres que mueran una
sola vez, y después de esto el juicio" (Heb. 9:27). Dice 2 Cor. 5:10, "Es
necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para
que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea
bueno o sea malo". No seremos juzgados por lo que hagamos después de
morir, sino por lo que hayamos hecho en el cuerpo.
1 Ped. 3:19 usa la misma figura: al morir todos los desobedientes están
encarcelados, están en prisiones de oscuridad, hasta el juicio final, pero Pedro
habla de los espíritus encarcelados de aquellos que eran desobedientes cuando
Noé preparó el arca.
¿Por qué habla de ellos como "espíritus encarcelados"? Porque así eran
cuando Pedro escribió esta carta. Cuando Cristo les predicó, no eran espíritus
encarcelados, pero cuando Pedro escribió acerca de ellos, ya estaban muertos
y sus espíritus estaban encarcelados en el Tártaro, esperando el Juicio Final.
¿Cómo pudo Cristo predicar a la gente de aquel tiempo?
Pedro dice en la misma carta (1:10, 11), "Los profetas que profetizaron
de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron
acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el
Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los
sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos". Dice Pedro
claramente que el Espíritu de Cristo estaba en los profetas; así también el
Espíritu de Cristo estaba en Noé y, por lo tanto, la predicación de Noé era la
predicación de Cristo.
Otro texto que confirma esta conclusión es Efes. 2:17. Dice Pablo que
Cristo "vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos",
o sea, los gentiles. Los judíos "estaban cerca" y los gentiles estaban lejos. Pero
¿cuándo vino Cristo a predicar a los gentiles? El no vino en persona para
predicar a los gentiles, sino que vino en la persona de los apóstoles
(especialmente en la persona del apóstol Pablo) para predicar a los gentiles.
1 Ped. 3:19 dice, pues, que Cristo fue y predicó en el espíritu (el cual
estaba en Noé) a los desobedientes que vivieron antes del diluvio, que ahora
son "espíritus encarcelados".