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BASES FILOSÓFICAS PEDAGÓGICAS DE LA UNES

La propuesta educativa que se gesta en la UNES asume lo mejor de las corrientes


pedagógicas que han marcado el pensamiento emancipador latinoamericano,
desde Bolívar y la perspectiva robinsoniana de Simón Rodríguez, hasta el
pensamiento de Paulo Freire, pasando por Jesús Ribero. La Universidad concibe la
educación como un derecho humano y un deber social de toda persona, sin
discriminación alguna, que el Estado debe garantizar de forma gratuita y obligatoria
para toda la población, en especial para los sectores más vulnerables; de allí su
sentido de equidad. En UNES la educación asume como función primordial la de
fomentar y orientar la formación del nuevo ciudadano y ciudadana, republicanos y
republicanas en un sentido de desarrollo pleno de su personalidad, del disfrute de
una existencia digna, de la valoración de la ética del trabajo y con conciencia de
participación ciudadana.

El modelo educativo UNES asume al socialismo como valor fundamental de su


quehacer educativo, entendiéndolo como la continuación y profundización del
principio constitucional de democracia participativa y protagónica. Se asume como
un derecho, un proceso y un modelo en construcción, que apunta a establecer
interrelaciones justas entre los seres humanos, que favorezcan su desarrollo
integral mediante su protagonismo y la construcción del poder popular. La
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el Proyecto Nacional
Simón Bolívar constituyen el punto de partida para la acción y el fortalecimiento de
las capacidades de los sujetos para participar en los asuntos públicos; conlleva una
praxis deliberativa y crítica para la participación permanente y profunda, amplia y
organizada, en torno a todo lo que, por hecho y derecho, le pertenece al pueblo en
los órdenes social, político, cultural, territorial, ético, económico y productivo. En
este sentido, el socialismo del siglo XXI es democracia social, democracia
económica y democracia cultural; entendido como política es participativa y
permanente.

En y para todos los procesos de construcción del poder popular, el socialismo es


sustantivo y transversal. La idea del socialismo se conecta, desde la UNES y el
desafío de la seguridad ciudadana, con la realización del autogobierno y la
construcción de una nueva forma de Estado –el Estado Comunal–; se materializa
en el impulso de vibrantes procesos de participación protagónica, organización
popular y construcción de poder del pueblo que genere mecanismos de
autoregulación y nuevas formas de relación Estado – sociedad.

En este contexto, la participación protagónica está orientada a ocupar y consolidar


los espacios legítimos y formales de intercambio, comunicación y expresión de la
ciudadanía con los órganos del Poder Público, para gobernar y compartir
responsabilidades en la gestión pública. Para el sujeto popular, la participación
protagónica se constituye en elemento fundamental para el ejercicio del poder en
diferentes instancias, y a través de diversos mecanismos institucionales para la
creación del autogobierno comunal. Por un lado, estos mecanismos institucionales
y sociales deben tensar y superar la democracia procedimental propia de la
sociedad capitalista. Por otro, en términos generales el socialismo como proceso
debe cuestionar y diferenciarse de la esencia autoritaria de las relaciones de poder
del capitalismo en lo económico, lo político, la pareja, lo generacional y el género,
entre otros.

El trabajo que adelanta la UNES en los procesos de formación, de creación


intelectual y vinculación social se inspiran en las siguientes bases y principios
filosóficos y político-pedagógicos:

La UNES asume radicalmente la dimensión política de la educación, la creación


intelectual y la vinculación social y, por ello, reivindica el rol político de los discentes
y trabajadores académicos en general, así como de todo actor social comprometido
en un proceso educativo. Este rol político se concibe como la negación de la
posibilidad de lecturas neutras del mundo y la decisión, elección e intervención
consciente y combatiente en el mundo, para transformar todo aquello que niega la
dignidad humana. Para ello, la práctica y el discurso educativo en UNES debe
“establecer una dialéctica entre la denuncia de la situación deshumanizante y el
anuncio de su superación, que es, en el fondo, nuestro sueño”.

La permanente democratización del poder político, económico, de producción


cultural, de incidencia y definición de las políticas públicas es la apuesta del modelo
venezolano del socialismo. El presidente Chávez ha señalado que “nuestra línea
estratégica es la igualdad… [esa línea] debe servir de referencia a todo lo que
hagamos... ¿Cómo eliminar la pobreza?: dándole poder a los pobres. Esa es una
consigna estratégica que debe dominar todo plan, toda acción de todos nosotros en
cada ente, en cada ámbito, en cada espacio”. Por convicción, la UNES asume esta
línea, considerando que la formación que propone es un proceso de construcción
con los sectores populares, no solamente para contribuir a reducir la violencia y
mejorar la convivencia conjuntamente con los funcionarios encargados de cumplir y
hacer cumplir la ley, sino lograr esto a través del fortalecimiento del protagonismo y
el poder popular.

La filosofía que sustenta el modelo educativo UNES parte de una visión del ser
humano como sujeto político inacabado y, por ende, la educación es a lo largo de
toda la vida. El ser humano jamás deja de educarse, porque nunca deja de
preguntarse, nunca deja de encontrar nuevas respuestas, nunca deja de rastrear ni
de asombrarse frente a la novedad que le interpela. Así, siempre está aprendiendo
y no necesariamente en ambientes escolarizados sino en el barrio, la ciudad, la
nación, los grupos a los que pertenece, las fiestas, los rituales, las prácticas
culturales, los partidos políticos, las relaciones que sostiene, los libros con los que
se tropieza y decide leer o en su práctica social o política.

Sería impensable que un ser así –programado para aprender– inacabado pero
consciente de su inacabamiento y por eso mismo en permanente búsqueda,
indagador, curioso de su entorno y de sí mismo en y con el mundo y los demás; y
por histórico, preocupado siempre por el mañana, no se hallase, como condición
necesaria para estar siendo, inserto, ingenua o críticamente, en un incesante
proceso de formación (Freire, 1996).

Todas las personas, en todas las etapas de su vida, están aprendiendo. Ya Paulo
Freire (1996) lo decía: “no es posible ser humano sin hallarse implicado, de alguna
manera, en alguna práctica educativa”. Entendemos que el ser humano es un
aprendiz permanente, porque es esencialmente un sujeto inconcluso y, desde su
inconclusión, se aproxima a los conocimientos que, habiendo construido, se
reinstituyen o se deconstruyen a partir de su experiencia vital, para asirse de otros
que le permiten resignificar la vida cotidiana, los conceptos, las prácticas y el sí
mismo.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


son prácticas de leer el mundo para cambiarlo. La gente no llega a los procesos
educativos comotabula rasa, con mente vacía. Todo lo contrario, llega con una
historia personal, social e institucional desde la cual resignifica todos los
aprendizajes previos y construye los nuevos conocimientos. Por eso, hemos
entendido que la educación es el proceso mediante el cual los sujetos comienzan a
leer su propio mundo, de modo tal que esa percepción ingenua con la que se suele
entender el mundo como lo dado, y no como lo que está dándose continuamente,
comience a ser sustituida por una mirada crítica, que formula preguntas
develadoras, interpelaciones que movilizan nuevas formas de comprender la vida y
los contextos que parecen pero no son inexorables.

Leer el mundo es un proceso de decodificación de los símbolos, de los discursos


que circulan de forma dominante y de las representaciones sociales que están
históricamente instaladas, de modo que se pueda re-escribir o codificar una nueva
historia desde la certeza que da saber que los cambios, aun siendo difíciles, son
realmente posibles.

Me gusta ser persona porque cambiar el mundo es tan difícil como posible. La
relación entre la dificultad y la posibilidad de cambiar el mundo suscita la cuestión
de la importancia del papel de la conciencia en la historia, la cuestión de la decisión,
de la opción, la cuestión de la ética y de la educación y de sus límites” (Freire 2001).
Leer el mundo es atreverse a examinar eso que nos pasa a diario, por eso no se
trata de un análisis en abstracto, con categorías genéricas, sino que se hace a partir
de la vivencia de todos los días, los pensamientos propios, las relaciones, las
estructuras, las creencias, los mitos, lo que se nos presenta como sentido común
pero que oculta esencias.

Como institución universitaria que nace y acompaña el proceso de cambios


sociales, económicos, políticos y culturales que llamamos Revolución Bolivariana,
la UNES asume responsablemente la intervención social transformadora. Para ser
consecuente con la misión de la UNES, “formar para transformar garantizando el
derecho a la seguridad”, desde una perspectiva filosófica –que se conecta con el
enfoque educativo UNES– se asume la necesidad de construir campos de
conocimientos. Estos se entienden como áreas de estudio de problemas de
abordaje inter y transdisciplinario, asociados con los temas de la seguridad; ámbitos
de problematizaciones –no autoreferenciales– en permanente transformación,
amplios, flexibles, abiertos y relacionales; educar a partir de problemas sociales
concretos mientras se aprehende su complejidad, multidimensionalidad y situación
relacional.

Constituyen terreno fértil para la generación de comunidades de pensamiento y


reflexión los campos de conocimientos que se orientan a trascender las limitaciones
artificiales de las disciplinas y apuntan a una ruptura con el lugar desde donde
tradicionalmente se realizaba la formación, la creación intelectual y la vinculación
social de las instituciones universitarias.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


son activadores del poder protagónico del pueblo. El ejercicio del poder no es
más que la capacidad que tenemos los hombres y las mujeres de actuar para influir
sobre las acciones y decisiones de los otros. Por ello, el poder no es esencialmente
el ejercicio de la prohibición, es un ejercicio de la seducción, la inducción, sugestión,
negociación. Estas relaciones aparecen en todos y cada uno de los ámbitos en los
cuales nos movemos, de modo que se naturalizan, y esas formas cotidianas, en las
que no fijamos nuestra mirada, forman parte de una técnica específica del poder,
son parte constitutiva del instrumental del cual el poder echa mano para llevar a
cabo, con éxito, su ejercicio.

El concepto de poder cambia substancialmente y se transforma en un poder que


despierta poderes. Por ello, el poder circula, tiene carácter provisorio, reclama
constantemente participación activa. La educación popular tiene entre sus
propósitos fundamentales promover experiencias que sirvan para que los sujetos
sociales descubran que el poder no lo ostenta un individuo ni un grupo de individuos,
sino que todos tenemos poder y que, su ejercicio tozudo, concertado, crítico y ético
puede cambiar las condiciones materiales y políticas del contexto que viola los
derechos humanos y nos enajena.

Es intención de la UNES organizar experiencias educativas que estimulen a los


sujetos para que asuman el ejercicio del poder desde la participación crítica en los
asuntos públicos; la deliberación colectiva en torno a los problemas comunes que
más nos aquejan, como la seguridad, la salud, la educación, los servicios públicos,
la tierra, la justicia; la posibilidad de influir en las políticas de Estado y controlar su
ejecución y gestión presupuestaria.

El desarrollo del pensamiento crítico es un elemento fundacional del modelo


educativo, de creación intelectual y vinculación social que propugna la UNES. Nos
remite al cuestionamiento de lo dado, de la realidad impuesta; se propone visualizar
distintas formas de poder y dominación, no sólo de “clase”, sino más allá de ella: el
género, lo etario, la raza, entre otros, como formas de opresión. Una de las tareas
primordiales que promueve la educación en la UNES es el rigor metódico en el
acercamiento al conocimiento, a través de la intervención en el mundo. Para lograrlo
se precisa de un ejercicio constante y sistemático de análisis del mundo, el entorno,
la propia realidad, superando las barreras de la “culpa ideológica” que nos imponen
las clases dominantes para condicionarnos a aceptar la realidad como algo dado
que no podemos transformar sino aceptar. Para ello se fortalece en la práctica
educativa de la UNES la reflexión – acción y la investigación, elementos entendidos
como un todo indisoluble en el desarrollo de la curiosidad epistemológica, a partir
de la cual se crean las opciones que permiten ver esa realidad que queremos
transformar con otra óptica e incidir en ella para cambiarla.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


se hace desde un pensamiento glocalizado. Un mundo globalizado a pasos
acelerados convoca al reconocimiento de la diversidad que nos nutre como género
humano, superando las barreras de la superstición, el prejuicio y los anacronismos
chauvinistas, sin que ello signifique la pérdida de las identidades propias,
construidas como acervo cultural de nuestros pueblos desde las vivencias locales.
La glocalidad, entendida como forma de resistencia social ante la globalización de
corte neoliberal que nos impusieron con fuerza, es una invitación a vernos en la
dialéctica de lo cercano (local) y lo lejano (global), sin que esa tensión degenere en
minusvaloración de uno u otro componente de la relación. En términos educativos,
asumir la glocalidad implica para la UNES entender la lógica de la formación,
tomando en cuenta los grandes debates y procesos que se gestan a nivel regional
o mundial en el campo de la seguridad, las búsquedas de soluciones a los
problemas que en esta área afectan al género humano (las diversas formas de la
violencia, el crecimiento del delito transnacional, las redes informáticas como vía
para la acción criminal, la permeabilidad de las fronteras de los Estados Nación para
el contrabando en sus diversas formas, entre otras problemáticas) y la posibilidad
de enriquecernos en el intercambio de saberes con actores que debaten y
construyen, en sintonía, sobre los mismos problemas y necesidades que, en nuestro
contexto, nos afectan a nivel local.

La UNES asume la integralidad en las prácticas educativas, de creación intelectual


y vinculación social, entendiendo que la persona se constituye desde cinco
dimensiones (corporal, emocional, intelectual, social y trascendental) que
interactúan en un continuo de relaciones y que hacen a la misma persona. Cada
una de ellas afecta y es afectada por las otras dimensiones. La lógica de la práctica
educativa debe atender a esta multiplicidad, desde la cual las y los discentes se
vinculan, construyen relaciones y se insertan en el mundo. Esta perspectiva
formativa se vincula neuralmente con la propuesta integradora de los saberes que
propone la UNESCO, a saber: aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer
y aprender a convivir con los demás (UNESCO 1996). En UNES agregamos
aprender a pensar y problematizar para intervenir las situaciones que atentan contra
la dignidad humana.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


tienen su asidero conceptual en el diálogo, porque partimos de la premisa freiriana
“el conocimiento no se transfiere, se crea mediante la acción sobre la realidad”
(1996-3). El diálogo no lo hemos entendido como una técnica, sino como táctica
eminentemente ética y epistemológica, cognoscitiva y política, como un proceso de
rigor, en el cual existe la posibilidad real de construir el conocimiento, aceptar al
diferente y asumir la radicalidad en el acto de amar. El diálogo es más que un
método, es una postura frente al proceso de aprender-enseñar y frente a los sujetos:
“unos enseñan, y al hacerlo aprenden y otros aprenden, y al hacerlo enseñan”
(Freire, 1993).

Asumimos con Paulo Freire que el diálogo es un proyecto de encuentros en el que


nadie educa a nadie, todos nos educamos entre sí, mediatizados por el mundo
propio y con posibilidad de producir acuerdos argumentados, entablar
negociaciones, formular propuestas y solucionar conflictos (1998). El diálogo no
existe fuera de una relación. Por ello, el proceso que se da en el diálogo de reflexión
común, de pensarse, explicarse, verse, leer el mundo y proyectarse es, sin duda,
relacional. El diálogo como encuentro entre hombres y mujeres para la tarea común
de saber y actuar (Freire, 1998). En UNES entendemos que el ser humano no puede
pensar (se) solo, sin los otros y otras y, en ese sentido, existe un “pensamos” que
antecede al “pienso”, y por ello cualquier acción educativa centrada en el diálogo es
contundentemente relacional (Freire, 1996), cuya implicación, en este caso, está
unida con la acción conjunta y solidaria que apunta a la transformación del orden
establecido que, lejos de dignificar, atropella y atenta contra la humanidad.
Entonces, la premisa es dialogamos para vivir viviendo y transformando el entorno.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


estransdisciplinaria. El concepto de transdisciplinariedad hace referencia a
aquello que se manifiesta en un mismo estadio entre diversas disciplinas, a través
de ellas e incluso más allá de cada disciplina individual. La transdisciplinariedad nos
permite lograr una mejor y mayor comprensión del mundo en que nos
desenvolvemos y generar una concepción global del conocimiento. Psicología,
sociología, policiología, criminología, pedagogía, antropología, entre otras
disciplinas, van tendiendo puentes entre ellas y enlazándose en distintos niveles de
complejidad, para dar respuesta efectiva a las problemáticas de seguridad que
deben abordar.

La transdisciplinariedad tiene por objetivo la comprensión del mundo actual, que no


puede alcanzarse en el entramado de los estudios disciplinares. El enfoque
educativo que asume la UNES apunta a superar la fragmentación de los saberes.
La transdisciplinariedad juega un rol clave para la comprensión de la complejidad
de los temas de seguridad y su relación con la mejor calidad de vida de la población,
así como en la interrelación de los factores sociales, políticos, económicos y
culturales que se relación con esta comprensión supra disciplinar del tema de la
seguridad.

En UNES se asume la educación, la creación intelectual y la vinculación social


desde un enfoque de género. Para el modelo educativo que impulsa la UNES, el
respeto a la diversidad de hombres y mujeres, en su condición de seres humanos
iguales en dignidad y derechos es fundamental. Por esta razón, las prácticas
educativas deben apuntalar ese reconocimiento a la diversidad e igualdad en que
convergen ambos seres, eliminando toda práctica que, sobre la base de postulados
sexistas o discriminatorios, afecten el igual desarrollo de los procesos educativos
por parte de educadores y educadoras, discentes o cualquier otra práctica social
que desde la universidad se genere. Para el código ético UNES, cualquier persona
que asuma una postura sexista, machista, clasista, racista o de cualquier otra
índole, se constituye en un transgresor o transgresora de la naturaleza humana. Tal
como lo plantea Paulo Freire (2009): “cualquier discriminación es inmoral y luchar
contra ella es un deber, por más que se reconozca la fuerza de los
condicionamientos que hay que enfrentar”.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


tiene unenfoque de derechos. Los derechos humanos son considerados como el
resultado de luchas históricas por la protección de la dignidad humana y las luchas
mismas por el modo de entender esta dignidad y modificar las relaciones de poder
que la oprimen o excluyen. En este sentido, para la UNES el enfoque de derechos
humanos se constituye en el pilar axiológico sobre el cual se construye todo el
proyecto de país que estamos creando en Venezuela y es, a la vez, el referente
ético universalmente aceptado para medir los avances o retrocesos hacia una
condición de mayor felicidad, dignidad y justo desarrollo para los pueblos. En la
Venezuela bolivariana los derechos humanos son la base del modelo constitucional
y están plenamente reconocidos como objetivos y fines de la educación. Así lo
reconoce nuestra Ley Orgánica de Educación,13 al sostener que uno de los fines
primordiales de los procesos educativos es “Fomentar el respeto a la dignidad de
las personas y la formación transversalizada por valores éticos de tolerancia,
justicia, solidaridad, paz, respeto a los derechos humanos y la no discriminación.”

Por otra parte, el derecho a la seguridad ciudadana está garantizado en la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, Artc. 55) e implica
"...la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad
ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza,
vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el
disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes". Pero, dado que la
seguridad necesita un conjunto de otros derechos –amén de la protección por los
organismos de seguridad– que reduzcan las vulnerabilidades y empoderen a la
población más afectada por la violencia y la inseguridad, este derecho debe
interpretarse como articulado con el resto de los derechos humanos garantizados
en la CRBV y los tratados internacionales de derechos humanos. Es por ello que lo
entendemos, también, como seguridad de los derechos, desde un enfoque holístico
en función de la protección de la dignidad de las personas y los pueblos, sin
discriminación.

En UNES se asume que la educación, la creación intelectual y la vinculación social


apuntan a la idea de una sociedad ecosocialista. La educación como proceso
transformador y humanizador no puede concebirse sin una profunda comprensión
del ambiente como construcción cultural del ser humano. El ambiente expresa una
unidad que no puede ser reducida a lo “humano” y lo “natural” de manera fracturada.
Desde esta perspectiva es que entendemos la vinculación con la realidad ambiental
en que nos desenvolvemos, esa “inserción en el mundo” que define la acción política
como un hecho educativo. Por ello, las problemáticas ambientales que afectan la
glocalidad, producto de la actividad humana desmedida en la búsqueda de
satisfacer necesidades reales o inducidas, producen una serie de cuestionamientos
éticos que nos convocan a la reflexión sobre qué tipo de seres humanos
pretendemos ser, cuál es la forma de vida que aspiramos para nosotros y nosotras
y para las generaciones futuras, cuál es nuestro lugar en la naturaleza y en qué tipo
de mundo aspiramos desarrollarnos. Todo esto desde una crítica fundada y radical
del modelo de desarrollo imperante en el mundo, producto del capitalismo
expoliador, que impulsa al consumismo inacabado de las riquezas del planeta y
promueve irracionalmente la reproducción del modelo de consumo de los países
ricos en los demás países del mundo, sin atender a la incuestionable limitación
material del planeta para mantener ese ritmo de consumo y degradación de la
naturaleza que producen los seres humanos, lo que afecta su hábitat, con toda la
carga de cuestionamiento ético que ello implica.

Esa perspectiva ecológica y ambiental debe tocar medularmente la propuesta


formativa que brinda la UNES, toda vez que la seguridad de las personas se vincula
directamente con las condiciones adecuadas de vida para la especie humana y para
todas las demás especies que habitan el planeta. Problemáticas tales como la
contaminación de las cuencas (que afecta el acceso al agua potable); la pérdida de
reservorios naturales (que afecta la sostenibilidad ambiental y provoca catástrofes
naturales como deslaves, migraciones de especies peligrosas para la salud
humana, etc.); y la destrucción de los suelos, que afecta la seguridad alimentaria,
son ejemplos concretos de la dimensión que toma este tema frente a la garantía de
la seguridad de la población. Así mismo, la sociedad venezolana –sobre la condición
de ser Venezuela un país diverso, amazónico, andino y caribeño, en permanente
tensión y contradicción por su condición petrolera– tiene en términos simbólicos un
bagaje de códigos y referentes que acompañan el potencial de problematización
ecológica y un sendero para la afirmación de una ética del cuido.

El modelo educativo, de creación intelectual y vinculación social de UNES pone


énfasis en la dimensión ética universal. La ética es una disposición racional
apropiada para la acción y la argumentación en tanto es un saber práctico. La ética
universal es la capacidad responsable de los seres humanos de tomar decisiones
sobre el proyecto moral con los afectados y jamás de espaldas a las identidades y
los intereses de los pueblos, de modo que sea incluyente, en una suerte de
pluralismo moral que facilite el diálogo en sociedades diversas y pluriculturales
como la nuestra, donde caben diferentes concepciones de la vida, sin menoscabar
unos principios mínimos de justicia: la libertad, entendida como la capacidad de
decidir por sí mismos desde un ejercicio reflexivo y de participar de la vida política
de las propias comunidades; la igualdad de condiciones para desarrollar una vida
digna; la solidaridad, entendida como una acción para apoyar a los más vulnerables
de la sociedad; la tolerancia, entendida como la capacidad de aceptar, comprender
y convivir con la diferencia; el diálogo, como la mejor manera de resolver los
problemas que supone la convivencia plural.

La ética universal debe estar presente en todo proceso de formación, tanto en el


discurso como en la práctica – testimonio, tomando distancia de la “ética”
acomodaticia constituida por el sistema explotador para favorecer los intereses del
mercado y justificar la visión utilitarista de las clases acomodadas. En este sentido,
UNES favorece la formación de sujetos de derechos que asuman un marco
axiológico en el cual la honestidad, el respeto, el reconocimiento de la dignidad
humana, el rechazo al burocratismo, la extirpación del clientelismo y el
cuestionamiento permanente y crítico a la ineficiencia e ineficacia son valores
prioritarios que deben internalizarse. De ahí que la lógica tradicional del
“funcionariado público” está llamada a desaparecer para dar lugar, desde esta
nueva perspectiva ética y política, a la figura de los servidores públicos y servidoras
públicas.

El llamado de la propuesta educativa UNES es a lograr la necesaria coherencia de


vida en el discurso y el modelaje que exige el servicio al pueblo al que nos debemos,
superando las prácticas y los vicios, que históricamente han marcado la
institucionalidad pública en nuestras sociedades con democracias de baja
intensidad e instituciones puestas al servicio del poder fáctico y no del poder
popular. En ese sentido, asumimos los lineamientos que emanan del Plan Simón
Bolívar, a propósito de la creación de una nueva ética socialista:

La construcción de un Estado ético, vale decir, de una nueva ética del hecho público.
Un Estado de funcionarios honestos, eficientes que más que un altar de valores
exhiban una conducta moral en sus condiciones de vida, en la relación con su
pueblo y en la vocación de servicio que prestan a los demás. Un Estado del cual se
sienta parte el ciudadano. El Estado está llamado a ser el espacio ético por
excelencia… (Plan Nacional Simón Bolívar 2007).
La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES) es la
institución universitaria especializada que se encarga de la profesionalización y el desarrollo
integral de funcionarias y funcionarios de la seguridad ciudadana en el país.
Con un currículo común básico y con diversificación según las disciplinas y áreas
especializadas del servicio, la UNES asume el reto de consolidar cuerpos de seguridad
ciudadana al servicio del pueblo venezolano que sean transparentes, con sentido ético,
confiables, eficaces, abiertos a la participación popular, a la contraloría social y ajustados al
cumplimiento de los derechos y libertades ciudadanas.
La UNES formará permanentemente a las funcionarias y funcionarios de los siguientes
órganos de seguridad:

 La Policía Nacional Bolivariana


 Cuerpos de Policía Estadales y Municipales
 Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas
 Cuerpos de Bomberos y Bomberas
 Cuerpo de Protección Civil y Administración de Desastres
 Penitenciaristas
 Cuerpo Técnico de Vigilancia y Tránsito Terrestre
 La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad UNES nace como resultado de
incansables luchas de activistas de derechos humanos, investigadores, docentes,
funcionarias y funcionarios policiales, que apoyaron los procesos generados desde la
Comisión Nacional para la Reforma Policial (CONAREPOL).
 La CONAREPOL fue creada por el Gobierno Bolivariano con el objeto de construir un
nuevo modelo policial fundamentado en la voluntad popular que logró expresarse de
manera plural y democrática por medio de una amplia consulta que recolectó y
sistematizó las opiniones y proposiciones de miles de personas a lo largo y ancho de
nuestro territorio nacional. Este ejercicio, abierto e incluyente, involucró a las propias
instituciones policiales, a representaciones sociales diversas y a expertos en el tema
de la seguridad (en el ámbito nacional e internacional).
 La Consulta Popular se sustentó en los principios de participación, transparencia,
imparcialidad y corresponsabilidad y hoy en día se puede afirmar que fue un proceso
que sirve como claro ejemplo de lo que el pueblo venezolano puede conquistar por
medio de su participación activa en la elaboración de políticas públicas, planes y
programas referidos a la seguridad ciudadana.
 Este meritorio esfuerzo colectivo abrió la posibilidad de llamar la atención sobre temas
referentes a la carrera policial, al currículo académico, a la gestión y eficiencia de los
cuerpos policiales y mecanismos de rendición de cuentas, la necesidad de un mayor
acercamiento de los cuerpos policiales a la comunidad, de aumentar la presencia
policial y de mejorar la dotación de estas instituciones para lograr altos niveles de
gestión y eficiencia, entre otros. La Comisión recomendó, entre otras cosas,
incrementar la participación comunitaria en la contraloría y supervisión de sus cuerpos
policiales; además, de proponer la creación de una instancia interministerial que
diseñara los estándares de la formación policial.
 El Nuevo Modelo Policial propuesto como resultado de la voluntad popular fue
refrendado a través de Ley Habilitante por el Presidente de la República Bolivariana de
Venezuela, Hugo Chávez, recogido en el Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley
Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional (2008), establece
(en su artículo 58) que Órgano Rector en conjunto con el Ministerio del Poder Popular
con competencia en materia de Educación Superior determinará el diseño curricular y
las políticas y acciones que garanticen la unidad del proceso de formación y el
desarrollo profesional permanente que deberá aplicar la institución académica nacional
responsable del sistema único de formación de las funcionarias y funcionarios
policiales.
 En el marco de la Misión Alma Mater, se formaliza la creación de la UNES, en el año
2009; como la institución universitaria especializada en la profesionalización y el
desarrollo integral de funcionarias y funcionarios de la seguridad ciudadana en el país.

Los procesos de aprendizaje de la UNES están fundamentados en la creación intelectual, la


sistematización de las prácticas y problemas de seguridad (en los contextos nacional, regional
y local), en el intercambio de saberes y en la participación activa de educadores y estudiantes.
Es por ello que nuestra institución asume la educación y el conocimiento como bienes públicos
al servicio de todas y todos, bajo los principios de justicia social, respeto a los derechos
humanos, igualdad de género, diversidad e interculturalidad, cooperación solidaria,
participación ciudadana, calidad, pertinencia, formación integral, educación a lo largo de toda
la vida, vinculación con los planes de desarrollo nacional y cooperación internacional.
Visión:
La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad garantiza la calidad académica y el
compromiso social, sustentada en los valores de confiabilidad, transparencia, eficacia y
participación, orientados por su sentido ético hacia el respeto de los derechos humanos,
libertades ciudadanas y la resolución de los problemas de seguridad del pueblo venezolano.
Sirve como centro de referencia nacional, regional e internacional con amplio reconocimiento
por los estudios en el campo de la seguridad; la calidad e impacto de su gestión en la
formación integral de las y los discentes; la creación intelectual y la vinculación social.
Es una Universidad que eleva, de manera continua, su capacidad para generar y sistematizar
conocimiento útil, producto de su relación con el contexto y la interacción directa con el pueblo
venezolano, sus necesidades y potencialidades, a fin de dar respuesta eficiente a las
crecientes demandas y transformaciones sociales en torno a los problemas de seguridad, al
desarrollo científico tecnológico e incidir en la reversión de las tendencias delictivas actuales y
las perspectivas a nivel nacional, regional e internacional.
Es una Universidad en la que, donde se anclan sus sedes, se despliegan dispositivos de
trabajo articulado con la comunidad e instituciones locales y nacionales, para contribuir con la
resolución de los graves problemas de seguridad que aquejen a la localidad y garantizar una
vida tranquila, en la que las personas puedan disfrutar del libre ejercicio de sus derechos
fundamentales.

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