Está en la página 1de 234

Teoría transcultural

de las artes visuales

Adolfo Colombres
arrls—C colección
wird IfflMSI Barravento
Teoría transcultural
de las artes visuales
UNIVERSIDAD NACIONAI
EXPERIMENTAL DE LAS ARTES

ÍNDICE
UN EARTE
BIBLIOTECA
Coordinadores: Pablo Pacheco López y Edmundo Aray Introducción 9
Edición: Tupac Pinilla
Diseño de cubierta y diseño interior: Pilar E Melo (Paralelo)
Primera parte
Composición digital: Lisandra Cuesta Vasallo
I. El mito como zona sagrada
Fotografías cedidas por el autor 1. El pensamiento simbólico 23
Imagen de cubierta: Máscara de Benin, tallada en marfil.
2. El mito como fundamento de la cultura 28
Representa a una reina madre, en el esplendor 3. La zona sagrada 34
del naturalismo africano. 4. El proceso de mitogénesis 38
5. Los mitos de desdramatización y el poder de la risa 41
C Adolfo Colombres, 2011
Sobre la presente edición:
6. Libertad, tragedia y dinámica del mito 45
C Ediciones ICAIC. 2011 7. Mito y razón 48
C Segunda edición, Ediciones ICAIC-CNAC, 2014 8. Mito y poder 53
9. El mito y la historia 55
Hecho el Depósito de Ley (Venezuela)
Depósito Legal: 1(40420147913016
10. Racionalidad propia y crisis
ISBN: 978.980-6803-16-9 de la razón ajena 60
11. Mito y arte 64
ISBN: 978-959-304-178-2 (Cuba) 12. Mito y literatura 66

Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) II. El rito, o la cultura como acto compartido
Ediciones ICAIC 1. Rito y mito 71
Calle 23 no. 1155. entre 10 y 12, El Vedado. 2. El rito como escenificación de la cultura
La Habana, Cuba 74
E-mail: publicaciones@icaic.cu 3. Rito y magia 77
Teléfono: (53 7) 838 2865 4. Los ritos del arte 79
5. Rito y sacrificio 83
Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) 6. Rito, modernidad y cultura de masas
Caracas. República Bolivariana de Venezuela 85
Avenida principal de U» Ruices. Centro Monaca. Ala Norte. Piso 2. 7. Desritualización y rerritualización
Oficina 2-A Los Ruicea. Caracas 1011 de la expresión artística 87
Sitio web: www.cnac.gob.ve 8. El rito como hito 88
9. La fiesta 89
Impreso por Producciones Editoriales C.A.
10. Del rito al drama 93
proedito@gmaiLcom - 0274-417.06.60 / 0416-674.35.57

III. Fetiches, o la dinámica de los símbolos


zzEtzrArstnnr - 1. La energía simbólica 99

FECHA: 1110 PRECIO:


COMPRA CANJE DONACIO
2. Ídolo, fetiche, imagen 105 2. En torno a lo sublime 304
3. Fetiche y arte 113 3. Percepción, sensibilidad y racionalidad 319
4. Fetiche y palabra 120 4. Individuo, individualismo y teoría del genio
5. Fetiche y aura 127 327
5. Subjetividad y comunidad 333
6. Las migraciones del mana 131 6. El espíritu trágico 340
7.Fetiche, publicidad y cultura de masas 139 7. Las formas de la risa 346
8. Fetiche y alienación cultural 145 8. Acerca de lo grotesco 354
IV. El cuerpo VII. La condición del otro en el arte
1.Cuerpo e identidad 149 1. Centro y periferia 367
2. La violencia simbólica 156 2. Arte popular y artesanía 376
3. Las pinturas corporales 166 3. El arte de las minorías étnicas 387
4. El arte plumario 174 4. Universalismo y encerramiento 393
5. La indumentaria como segunda piel 179 5. El congelamiento del arte subalterno 398
6. Las máscaras 187 7. Mestizaje y sincretismo en el arte 412
7. El cuerpo en la historia de Occidente 195 8. Sobre lo híbrido, el kitsch y el folk market
8. El cuerpo en la cultura de masas 201 418
9. Tradición y modernidad 426
9. El cuerpo en la América indígena 207 10.Teoría de los diseños 431
10.El cuerpo en el África negra 212 11.La autodeterminación estética 436
11.La acción como arte 218
Bibliografía recomendada 451
Segunda parte
V. Lo estético y el arte
1.Teoría de la forma excedente 235
2. La función estética 240
3. De la estética filosófica a la teoría del arte 249
4. Arte y verdad 254
5. Lo bello y lo ético 262
6. Lo bello y lo útil 265
7.El arte en el Medioevo europeo 268
8. La concepción renacentista del arte 270
9. El tema en el arte 275
10.La cuestión del estilo 280
VI. Fundamentos de la estética
1. Sobre la belleza 289
Introducción
4
La notable ventaja de haber comenzado a re-
flexionar sobre los distintos temas que abar-
can los campos del arte y la poética ya con los
presocráticos, y definido en el año 1750 un cuer-
po teórico sistemático al que Baumgarten de-
nominó Estética, afirmándolo como una rama
legítima de la filosofía, no fue aprovechada
por Occidente para avanzar hacia una teoría
de validez universal. En vez de someter sus
conceptos y modelos a la prueba de la reali-
dad, confrontándolos con los de otros pueblos
para determinar sus convergencias y diver-
gencias, como marca el espíritu científico, pre-
firió exportarlos de un modo acrítico y hasta
imponerlos como un discurso único. Y lo sigue
haciendo aún en estos tiempos, en los que el
aire promiscuo de la globalización exige abrir
ventanas a la alteridad. Los principales países
que lo integran se erigieron así en centros de
irradiación, y el resto del mundo fue puesto en
una condición periférica (es decir, subalterna),
debiendo adoptar sus cánones sin más libertad
que la de introducirles algunas glosas que los
enriquecieran, reconociendo así su pretendido

9
INTRODUCCIÓN
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

carácter ecuménico. Desarmar dicha teoría por completo pa- esta región del planeta, no invalidar la teoría occidental, sino
ra ir analizando la validez de cada uno de sus postulados en tamizarla, aceptarla con beneficio de inventario, para resigni-
las distintas prácticas artísticas de una cultura o civilización ficar ciertos aspectos y rechazar otros que dejaban afuera, en
hubiera sonado a herejía, como una imperdonable manifesta- la anodina esfera del no-arte, a la mayoría de nuestras prácti-
ción de ignorancia que desprestigiaría por completo a quien lo cas simbólicas, y en especial a las de origen popular e indíge-
intentase. na. La acogida que tuvo esta primera aproximación me llevó a
La teoría occidental sirvió así, no para comprender y ex- seguir explorando dicha senda, y al estudiar las prácticas, tanto
plicar la producción simbólica ajena, sino para relativizarla, actuales como históricas, de varias culturas representativas de
oscurecerla y excluirla de los ámbitos en que se reparten ho- África, Asia y Oceanía. comprendí que lo que habíamos plantea-
nores, espacios y recursos, para borrar o devaluar los sentidos do respecto a América, como una defensa de nuestros sistemas
que los otros habían construido a lo largo de una historia a simbólicos frente a la agresión colonial, tenía mucho de univer-
menudo milenaria, a menos, claro, que por algún azar enca- sal, o era en todo caso más universal que la teoría del arte
jaran perfectamente en ella. Las obras que se apartaban de elaborada por Europa a partir del Renacimiento. Aún más, al
sus cánones fueron asimiladas al sistema medieval de las ar- ahondar en el pensamiento griego y las prácticas medievales,
tesanías. convirtiendo así a este en un odioso cajón de sastre pude comprobar que coincidían bastante con nuestros pun-
donde se juntaban los más bellos objetos, de un gran cuidado tos de vista y las concepciones y prácticas de otros continentes.
formal y cargados de sacralidad, con utensilios domésticos sin Ello autoriza a afirmar que Europa fue más universal en esos
pretensión estética alguna. Es que la enorme mayoría de tales tiempos que en los posteriores, cuando comenzaron sus viajes
objetos, por más bellos que resultaran, no poseían tina función de «descubrimiento», sus conquistas militares y su expansión
estética exclusiva y ni siquiera predominante, sino subordinada, comercial y colonial. Porque abrirse al mundo no aparejó una
pues la misión del arte, desde una mirada más universal, ha revisión crítica de sus postulados. sino más bien un fortale-
sido siempre potenciar las otras funciones sociales y no rego- cimiento de sus convicciones y prejuicios, para imponerlos a
dearse en sí mismo, desplegándose en un primer plano. Incluso rajatabla al resto del mundo en aras de su empresa de domi-
en el Medioevo europeo se hubiera rechazado enérgicamente nación. Su visión del otro no la llevó a incluirlo en un nosotros,
este autismo, toda vez que el concepto de autonomía del arte como lo planteaba de algún modo el pensamiento humanista,
se desarrollaría recién en los tiempos modernos. Ni siquiera sino a una negación empecinada del valor de la diferencia y el
Baumgarten pudo asegurársela; quien defendió y fundamentó uso de esta para justificar la opresión y el despojo. Mientras
este principio fue Kant, en su Crítica del juicio. A partir de en- tildaba al otro de salvaje o bárbaro para situarse en el nivel
tonces, las obras que no mostraran una clara supremacía de superior de un esquema evolutivo unilineal, de hecho se desli-
la función estética serían, sin más, asimiladas a lo decorativo zaba hacia la barbarie, al son de sus grandes peroratas no solo
u ornamental y, en consecuencia, excluidas del ámbito priva- metafísicas, sino también «racionalistas» y pretendidamente
tivo de las grandes creaciones del espíritu humano. Y como si científicas. Porque hoy se sabe que esa Razón imperial fue in-
capaz de dialogar con otras razones, con racionalidades que
esto no fuera suficiente elitismo, la vieja estética además de-
funcionaban sobre distintas jerarquías axiológicas. Es que, en
vino, en su propio ámbito y no solo ya en los países periféricos,
el lugar de denegación de lo social, tal como lo puntualizara verdad, no hay nada que sea racional o irracional de por sí,
Pierre Bourdieu. al margen de toda axiología. Esa Razón abstracta y soberbia
En Hacia una teoría americana del arte—obra publicada sirvió a la postre, más allá de sus mascaradas, para funda-
mentar el genocidio y el etnocidio en la «periferia», y ya en los
en 1991, con Juan Acha y Ticio Escobar— intentamos, desde
10 11
TEORÍA 1RANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES INTRODUCCIÓN

últimos tiempos pactó con el consumo para devenir una razón luz de las enseñanzas del otro, o sea, el recurso del extraña•
consumista y economicista, en la que el hombre —tan exaltado miento o distanciamiento.
en los tiempos modernos por los filósofos occidentales— pierde Como la gran mayoría de las prácticas simbólicas y con-
todo significado: se inauguraba así la era del vacío y la demo- cepciones estéticas no alcanzan hasta la fecha una formulación
lición de la ética. definida, que aún se halla en pleno proceso de elaboración, to-
Frente a este deplorable fracaso —que, más bien, es un do intento de plasmar una teoría transcultural del arte debe
naufragio—, se podría encomendar al «centro» que, mejor, se recurrir, por fuerza, a lo transdisciplinario. Abriendo así el en-
limite a teorizar sobre sí mismo, girando sobre su propio eje foque, esa rama de la filosofía que es la estética se torna apenas
histórico (derecho, por cierto, inalienable), y deje a la «perife- un punto de partida, una mirada que se irá enriqueciendo y
ria» la búsqueda de lo universal. Esta, tras confrontar, en un ampliando con otras provenientes no solo de la historia y la
verdadero diálogo, las reflexiones que las diferentes culturas crítica del arte, sino también de la antropología (en especial
vienen ya haciendo sobre sus propias prácticas, estaría en con- la que estudia el mundo simbólico), la sociología, la psicología, la
dición, sobre la base de las conclusiones a las que arribe, de semiología y la teoría de la comunicación. A menudo estas mi-
realizar una crítica a la estética occidental para señalarle sus radas no se presentan como aisladas y alternativas, sino que
equívocos y abusos, y también lo que comparte con el resto del se funden en una sola, que reúne así ingredientes de distintas
mundo. Se podrá alegar que el pensamiento posmoderno —y, disciplinas a fin de lograr una síntesis reveladora y sistemá-
en especial, la «deconstrucción» impulsada por Derrida— ha tica. Lo que se pretende, en lugar de seguir mirando al otro
puesto bajo la lupa varios conceptos occidentales que hasta en- desde una estética dominante remozada y más permeable a
tonces no habían sido cuestionados. Quizás sí, pero lo hacen, la diferencia, es proporcionar a ese otro no una teoría acabada
como señala Ticio Escobar, con juegos de lenguaje que, más que y coherente que deba tomar o dejar, sino las piezas sueltas de
derogar estos conceptos, buscan introducir en ellos la contin- este gran mosaico, con las opciones que se pueden ejercer den-
gencia, relativizarlos. La dialéctica histórica, tan apuntalada tro de cada cuestión, pues al resolverlas, ya sea en el plano
por el marxismo, es así desarticulada por discursos a menudo de lo estético o de lo artístico, irá dando forma a su propia
brillantes y eruditos, pero que se pierden en la enrevesada di- concepción y alcanzando así un pensamiento visual indepen-
námica de las cosas y florituras que no abren ventana alguna, diente. Si no se propusiera esto, dicho intento se quedaría en el
por lo que, al final de sus vanos despliegues, no hallaremos ya terreno de lo puramente especulativo, por carecer de puentes
ideas claras sobre nada, y menos aún ideas que por su equidad con la acción. En el plano estético no solo cabe registrar las
y operatividad puedan trasladarse a otros contextos sin perder teorías ya sistematizadas con alguna claridad, sino también
validez. Pero sería injusto no valorar los aportes de algunos las concepciones de lo bello, lo sublime, lo trágico, lo cómico, lo
pensadores europeos que no se abandonan a las puras seduc- grotesco, etcétera, que no son aún del todo conscientes en una
ciones intelectuales y buscan, trascendiendo las miserias de la sociedad, pues hacen al nivel del gusto. Lo artístico es, en cam-
filosofía, hacer la disección de la modernidad occidental para bio, siempre consciente, porque implica una intencionalidad
explicar su caída final en el consumo y la desertificación del dirigida a satisfacer las necesidades estéticas de un grupo,
sentido. Citaría particularmente a los antropólogos franceses y constituye un oficio o profesión, es decir, una especialidad
que, al regresar de África, convirtieron a su propia sociedad probada por el dominio de una técnica.
cansada y opulenta en objeto de un análisis descarnado. La an- En la construcción de una teoría universal del arte no
tropología, de este modo, dejaba de ser la ciencia del otro para se incurrirá otra vez en el error de apuntalar las simetrías
volver a casa y convertirse en una mirada sobre sí mismo a la y constantes e ignorar las diferencias, pues son justamente

12 13
TEORÍA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES
INTROrl C` • •

estas últimas las que interpelan a las generalizaciones apre-


suradas y pueden revocarlas si abundan las excepciones. El
camino sería el inverso: partir de las diferencias y avanzar.
con el espectro amplio que ofrecen, hacia los principios que se
perfilan como generales o universales. La diferencia debe ser
asimismo agudizada y sintetizada en categorías de percepción
y de entendimiento, como un sistema organizado que permita
no solo a cada pueblo conocerse a sí mismo, sino también en.
riquecer esa confrontación con el otro que va construyendo la
identidad. Lo que para Kant y otros filósofos vienen a ser las
categorías, para Cassirer son las formas simbólicas. es decir.
el lenguaje, el arte, el mito y la religión. Se dice que todo arte
ea expresión y, por lo tanto, un modo de lenguaje; pero se debe
destacar que se trata de un lenguaje diferente, conformado no
por signos puros sino por formas visuales, cuya interpretación
depende de la historia de cada cultura. la que al describir su
evolución proporciona los códigos. las unidades semánticas de
comprensión.
Más que una continuidad conceptual, las dos partes de
esta obra constituyen dos maneras diferentes de abordar el
complejo problema del arte, lo cual explica que algunas ideas
vuelvan a tratarse desde otros ángulos. En la primera parte.
retomo mis textos de Hacia una teoría americana del arte,pero
revisados, ampliados o reelaborados en términos más universa-
les, en la convicción de que toda verdadera cultura implica un
conjunto coherente de mitos, ritos y fetiches. Parto nuevamente
del mito como estructura del imaginario, como el conjunto de
representaciones mentales que integran una particular visión
del mundo. En la experiencia del mito y la religión hay cierta
racionalidad, aunque esta suele operar sobre jerarquías de va-
lores propias, diferentes de las occidentales. Es por ello que a
Cabeza de barro cocido de la civilización de Nok (Nigerian
menudo varios fenómenos son vistos como irracionales, como Museums).
manifestaciones de una superstición que conduce al mundo de
los brujos y los curanderos. El mito y la religión, que por lo
general oonforman el núcleo de la cultura, son así situados fue- Medioevo europeo, que se había casado con las fuerzas más os-
ra de lo humano. como algo contrario a él, y de todo proyecto curas y el poder despótico. tornando necesario un pensamiento
emancipador, con lo que se hace pagar a los demás pueblos del de ruptura con el orden de lo sagrado, como lo fue la filosofía
mundo la consecuencia de los excesos del cristianismo en el Iluminista que dio forma al espíritu moderno. Pero aun ne-
gándole toda trascendencia —como lo hacen Nietzsche, Hegel
14
15
INTRODUCCIÓN
TEORIA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

y Marx—, la esfera del mito y la religión seguirá actuando de los otros». En su primer capítulo, desde la teoría de la for-
como el principal factor de significación de la realidad, pues ma excedente como origen de lo estético se pasa a caracterizar
lo sagrado, en un sentido antropológico y no ya escatológico, no la función estética y puntualizar las diferencias entre la esté-
es más que esa zona preservada donde la cultura emplaza sus tica filosófica y la teoría del arte. La relación del arte con la
valores esenciales, y que constituyó a lo largo de los siglos, en verdad, lo ético y lo útil precede al estudio del sistema medieval
todas partes, el mayor abrevadero del arte. Por eso, Rubén Dri de las artesanías gremiales y la concepción renacentista que
enfatiza que lo sagrado no pertenece al ámbito de la irraciona- vino a revolucionarlo. Finalmente, se analiza la importancia
lidad, sino al de la más alta racionalidad, aunque aclarando del tema en el arte, y sobre todo la cuestión del estilo, al que
que no se trata de una racionalidad «científica», sino filosófica Occidente relaciona más con las marcas individuales de una
y antropológica. En la teoría axiológica de Max Scheller, los obra, oscureciendo así su base social.
valores religiosos, éticos y estéticos —así, en este orden— es- Lo anterior sirve de propedéutica a lo que puede conside-
tán antes que los lógicos, lo que no implica, por cierto, que los rarse el meollo de la obra: la revisión crítica de los fundamen-
tres primeros carezcan de toda base racional. tos de la estética, donde se analizan, a la luz de los aportes de
Al mito sigue el rito, como puesta en escena de ese imagi- otras culturas, los conceptos sobre los que se monta la teoría
natio, a fin de reducir su polisemia y darle una forma concreta, occidental o que han jugado un papel destacado en su historia.
capaz de intensificar, con su fuerza unificadora, la experiencia La belleza es relativizada, bajada del pedestal idealista. Lo su-
comunitaria. Con el eje del fetiche —al que se diferencia del blime pierde universalidad por estructurarse sobre una verti-
fetichismo con la misma distancia que media entre la idea y calidad ascensional y prescindente, por ese intento individual
la ideología— se quiere explicar la gran movilidad de los sen- de salirse del mundo que es propio de todo éxtasis, mientras
tidos creados socialmente. Apelamos para ello al concepto de que la comunidad se expande horizontalmente, busca la fusión
energía simbólica, o sea, la capacidad, siempre limitada por con el mundo, la reunión con él, fortaleciendo los lazos solida-
el tiempo y la estructura psíquica, de cada individuo de sig- rios y estableciendo anclajes en lo real. Los mitos muestran
nificar los seres y las cosas que lo rodean o a los que accede. la escasa incidencia del cielo, elegido como residencia solo por
Es curioso que hasta ahora la teoría occidental del arte no un escaso número de seres sobrenaturales (en la mitología
haya intentado explicar esto: cómo algo que, por la tarde, se argentina son solo 57 sobre el total de 515 que alcancé a re-
inserta en el corazón de lo sagrado puede, a la noche, convertirse gistrar, y muchos de ellos se la pasan más abajo que arriba),
en basura simbólica, o —lo que es peor— cargarse de una gran por lo que esta dimensión vertical del espacio se subordina a
energía negativa, casi diabólica. la horizontal. Al hablar de la sensibilidad, se mencionan los
En mi propuesta anterior faltaba un eje de gran relevan- factores sociales que la condicionan, desmontando las ideolo-
cia para esta vía de abordaje: el cuerpo, el que para muchas gías que la exaltan. Sin negar la incidencia de lo personal, se
culturas constituye el espacio privilegiado de la expresión, no muestra cómo actúa el colonialismo en los niveles de la percep-
solo por su capacidad de producir sentidos mediante gestos y ción, la sensibilidad y la mentalidad. Se critica luego la teoría
movimientos, sino también —y esto es lo que importa a las idealista del genio, que es un culto fetichista a la personalidad,
artes visuales— como espacio en el que se inscriben signos de y se aclara el lugar que la comunidad da al individuo, mucho más
caráctei social, sexual, político y estético. relevante y transformador de lo que suponía el iluminismo. En re-
La segunda parte, o el segundo abordaje, toma un camino lación con el arte, a la subjetividad no se opone la objetividad,
más conocido, aunque organizado ya según las categorías nece- sino la comunidad, por lo que se habla de una estética del su-
sarias para explicar eso que Ticio Escobar llamara «la belleza jeto y de una estética comunitaria. Finalmente se analiza el

16 17
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES INTRODUCCIÓN

espíritu trágico, que resulta menos universal de lo que se su- decía que es la visión lo que crea los objetos, los que no existen
pone, así como su opuesto, o sea, la risa y las múltiples formas sino en y por la visión. El arte, a nivel universal, no busca su
en que se manifiesta. Vinculada a ella está lo grotesco, como autonomía como un preso su libertad, sino que se deja seducir
otra modalidad de lo estético que no ha servido, al trasladarse por la vida, coquetea con ella o se pone abiertamente a su
a otras culturas, más que para generar caracterizaciones erra- servicio con la disciplina del buen soldado, convencido de que
das de las formas visuales. su destino no es complacerse a sí mismo en las altas esferas
Se cierra esta segunda parte con un capítulo dedicado a del espíritu, sino sostener las aventuras del imaginario social,
la condición del otro en el arte. Tras revisar con sentido crítico atando lo numinoso al esplendor de una forma, en esa alquimia
los conceptos de «centro» y «periferia», se abordan temas tales que lleva del valor, que es solo una cualidad, al ser. Las culturas
como la caracterización del arte popular y étnico, de lo que es no occidentales, y en especial las sometidas claramente a una
arte y lo que es artesanía, las formas de dominación que preten- condición subalterna, no pueden estirarse en la glosa de la esté-
den congelar a ambos y las teorías que apuntan a su desarrollo, tica dominante ni quedarse en una mera crítica a ella, por más
como la única forma de alcanzar su liberación y descolonización radical que sea. Tampoco basta con proclamar los propios valo-
profunda. Esto último implica hacer saltar los cerrojos que le res y el derecho a la diferencia, desplegándose patéticamente
impuso el purismo del folclore e interceptar las manipulaciones en los espacios del «centro» en busca de un reconocimiento que,
del mercado artesanal, en gran medida copado hoy por la cul- de lograrse en esas condiciones, no hará más que prolongar su
tura de masas y el kitsch. Se detiene luego en algunas conside- dependencia. La tarea más urgente y eficaz para interpretarse
raciones sobre la teoría de los diseños, que en la primera mitad a sí mismas y proyectar al mundo sus valores es elaborar su
del siglo xx se introdujo como una cuña en la concepción clásica. propia teoría del arte, a partir de sus prácticas y concepciones
Esta última se ocupa de separar las obras de arte de las que estéticas. Bien decía Wole Soyinka que el tigre no proclama su
no se consideran verdadero arte, pero las cosas llevan siem- tigritud, sino que salta. Y ese salto puede llevarlo a un punto
pre incorporadas un diseño, bueno o malo, que no solo atiende tan lejano como el rechazo del concepto de arte para caracteri-
a su funcionalidad, pues despliega, por lo general, una forma zar las propias prácticas simbólicas. ¿Por qué no?
excedente de carácter puramente estético, cuya intención es
embellecer todo lo que nos rodea. La Bauhaus, el art nouueau
y el modem style revolucionaron así el mundo de los objetos,
mostrando cómo una silla o una jarra pueden convenirse en
obras de arte (hoy expuestas como tales en grandes museos de
Europa) y, a la vez, seguir siendo eso para quienes quieran
usarlas además de observarlas. Lo estándar, elemento propio
de la producción en serie, no fue visto ya como degradación de
lo artístico, sino como el común denominador formal de un es-
tilo y una época.
El apartado final resume, a modo de conclusión, las diferen-
tes opciones que se abren a las culturas que quieran elaborar su
propia teoría del arte, o sea, dar forma a un pensamiento visual
independiente, capaz de orientar o situar la percepción. Esto, por
cierto, es de fundamental importancia; ya en el siglo in, Plotino
18 19
I. El mito como zona
sagrada

1. El pensamiento simbólico
En el comienzo de este camino hacia una teo-
ría universal del arte, surge la necesidad de
preguntarse por la naturaleza de lo que se dio
en llamar «pensamiento simbólico», concepto
que podría tildarse de contradictorio si se con-
fina el acto de pensar a la esfera de la razón.
Pero ante la incapacidad de esta para explicar
las diversas formas de la vida cultural, para
captar todas sus cualidades y su riqueza, por
tratarse justamente de formas simbólicas, se
tornó necesario abrir otra vía que, por asumir
la estructura de un verdadero pensamiento,
legitima el llamarlo así.
Hay quien considera al símbolo un tipo
especial de signo, pero acaso resulte más apro-
piado y conducente tomarlo como elemento de
distinto orden. En efecto: en el signo, la co-
nexión que se establece entre el significado y
su forma es arbitraria pero unívoca. Por ejem-
plo: la luz roja como señal de tránsito indica
que es preciso detenerse, y cualquier duda o
error de interpretación sobre esto sería fatal.
Se podría haber estipulado que cumpliera ese

23
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

mismo objetivo una luz azul, pues entre el color y el hecho de gran cantidad de semas libres que restan en ambas realida-
detenerse no existe un nexo necesario. Igualmente arbitrarios des permitirán nuevas comunicaciones de distinto curio entre
son los signos lingüísticos, que expresan los sonidos de una len- ellas. Es este campo abierto a otras posibilidades expresivas lo
gua. En el símbolo, por lo contrario, la relación entre la forma y que define la polisemia. A la ambigüedad como característica
el significado tiene, sí, algo de necesario. Si se dibuja un círculo del símbolo, Hegel añadía su carácter abstracto, su universali-
para aludir a la eternidad, no se trata de una pura convención, dad y la inadecuación entre forma rsignificado.
puesto que el círculo. al no tener principio ni fin, se parece a En su Filosofía de las formas simbólicas, obra de tres vo-
la eternidad, que tampoco los tiene. Pero el círculo posee tam- lúmenes publicada entre 1925 y 1929, Ernst Cassirer señalaba
bién otros significados. así como el concepto de eternidad contiene ya que más que en un mundo físico, el hombre vive inmerso
otros aspectos semánticos no alcanzados por la idea de círculo. en un universo simbólico, en una red construida por el len-
Y esto ha de ser así. porque si el símbolo se tornara unívoco, se guaje, el arte, el mito y la religión. Tan envuelto está por
convertiría, de hecho, en un signo, pues lo que en definitiva dicha red, que no puede ver ni conocer nada sino a través de
caracteriza a aquel es su ambigüedad, el juego de la polisemia. la interposición de este medio artificial. Basándose en tal
O sea, no puede, por un lado, instaurar una relación arbitraria aseveración, define al hombre no como un animal racional,
con un significado, ni tampoco alcanzar una coincidencia total sino como un animal simbólico Los símbolos con los que se
que lo convierta en unívoco. En otros términos: se puede afir- maneja cambian constantemente, pero la actividad simbólica
mar que el símbolo es por fuerza impreciso, pero lo que pierde permanece. Con la reivindicación de tal actividad como carac-
en precisión lo gana en riqueza. Para Baudrillard, el signo sería terística de la especie, supera a Hegel, para quien ella solo es
meramente denotativo, mientras que el símbolo es siempre conno- determinante en un estadio de la cultura, el preclásico, así co-
tativo, por los contenidos semánticos que alberga. mo el torpe esquema evolucionista de Frazer, según el cual todas
El símbolo busca así unir dos realidades que no son del las sociedades empiezan con la magia, pasan de allí al univer-
todo ajenas, pero que en modo alguno pueden homologarse. so más estructurado de la religión y desembocan finalmente
Ocurre incluso a menudo que el vínculo no es percibido por to- en la ciencia, lo que equivale a afirmar que el desarrollo hu-
dos los individuos, y quienes lo perciben no suelen interpretar- mano acabará con la vía simbólica. Para Cassirer, en cambio,
lo del mismo modo. Mediante el símbolo, se trata de iluminar lo que define al hombre, en todos los estadios de su cultura,
una realidad un tanto oscura —a la que llamaremos realidad es su condición de creador de símbolos. Critica asimismo la
referida— a través de una realidad más nítida —a la que lla- definición aristotélica del hombre como animal social, puesto
maremos realidad referente. Si se hace la disección de ambas que la sociabilidad no es un privilegio de la especie humana.
realidades, enumerando todas las unidades semánticas —o Las hormigas y las abejas, dice, viven en sociedad, pero serían
sernos— que contiene cada una. será factible establecer cuáles sociedades solo de acción, no de pensamiento y sentimiento,
de ellas entran en juego en un caso particular. A estas últi- como la humana. Aristóteles se habría limitado así a estable-
mas las llamaremos semas atados, y a las que quedan fuera, cer un concepto genérico, pero no la diferencia específica. En
semas libres. Por ejemplo: cuando el cristianismo se refiere a Antropología filosófica, otra de sus obras, señala Cassirer que
Jesucristo como Cordero Pascual, está tomando en principio los antropoides dieron pasos importantes hacia el desarrollo
solo dos cualidades del cordero: su mansedumbre y su condi- de ciertos procesos simbólicos, pero sin alcanzar el umbral de
ción de ser el animal por lo común destinado al sacrificio en lo humano. El animal es asimismo un productor de signos (se-
Medio Oriente. Otras cualidades del cordero, como su notoria ñales), los cuales emite y recibe, «interpretándolos» con preci-
estupidez, no entran por cierto en juego en esta relación. La sión, pues son de especial importancia para su supervivencia.

24 25
TEORIA TRANSCULTURAL OE LAS ARIES VISUALES 1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

Reacciona así no solo frente a estímulos directos, sino también /pandeas la condición de dominantes o centrales, y a otras, la de
a los indirectos, como los creados por los hombres que los do- secundarias. Tal densidad de significados es de gran relevan-
mestican. Por ejemplo, relacionar un toque de campana con cia para entender la actividad simbólica de esa sociedad, en la
la hora de la comida. Concluye este autor destacando que el medida en que proporciona las claves de su interpretación, los
animal posee una imaginación y una inteligencia prácticas. códigos que hacen posible una comunicación real.
mientras que el hombre ha desarrollado inteligencia e imagi- Se torna difícil hablar del pensamiento simbólico sin opo-
nación simbólicas. Años después, Jung afirmaría que, además nerlo al pensamiento analítico, pues ambos constituyen las
del inconsciente personal —una especie de desván colmado de dos vías que tiene el hombre para el conocimiento del mundo.
deseos reprimidos y vivencias olvidadas—, está el inconscien- El pensamiento simbólico se relaciona con la intuición y lo
te colectivo, formado principalmente por arquetipos, entre los emocional, y produce imágenes, mientras que el pensamien-
cuales habría que diferenciar los que parecen ser comunes a to analítico, también llamado lógico, produce conceptos. Para
la especie humana (menos de los que se supone) de los propios Schopenhauer, la intuición es la forma misma del saber, la vía
de la cultura a la que se pertenece. Dichos arquetipos son una más valiosa para el conocimiento. Otros filósofos, por el con-
suerte de matrices de sentido a partir de las cuales se forman trario, han desvalorizado la vía simbólica, para privilegiar la
los símbolos, y que Jung utiliza en su interpretación de los sue- racional. Ambos caminos, más que opuestos. deben ser vistos
ños. Más allá de sus logros concretos en este campo, su teoría como complementarios, pues constituyen miradas diferentes,
apunta a devolver al hombre occidental la dimensión simbólica distintas formas de abordar la realidad, que iluminan facetas
y el sentido de lo sagrado. y aristas que, por la otra vía, no se alcanzan a ver. Claro que
Lo que cabe añadir al pensamiento de Cassirer desde una no todos los hombres desarrollan ambas en igual medida. Vico
perspectiva antropológica es la particularidad histórica de las señalaba que cuanto menos domine en un individuo la razón,
redes simbólicas. La universalidad de los símbolos no puede tanto más prevalecerán en él los sentidos, y que quienes tienen
ser interpretada como que todos los hombres participan de una los sentidos más aguzados, poseen una imaginación más viva.
misma simbología, lo que podría ser la aspiración del cosmopo- O sea, a su juicio, el desarrollo de la vía racional empobrece
litismo más extremo. Cada sociedad teje su propia red, la que el imaginario, motivo por el cual el hombre imaginativo sería
viene a ser su cultura, razón por la cual el concepto de matriz menos racional que otros. Claro que tales afirmaciones deben
simbólica se usa casi como sinónimo del de matriz cultural. ser vistas a la luz del Romanticismo, que al racionalismo ex-
Múltiples culturas pueden compartir un mismo elemento, pero tremo opuso el espíritu histórico.
este tendrá en cada una de ellas un sentido específico. Es que Edgardo Cordeu, refiriéndose al mito chamacoco de los
toda cultura no solo significa la realidad de un modo que le Anábsoros, señala la coexistencia de estas formas de pensa-
es propio, sino que sitúa a cada cosa en una escala de valores. miento en dicho pueblo del Chaco Boreal. pero curiosamente
Incluso los seres naturales son valorados de un modo distinto divididas entre ambos sexos. En dicho relato, las mujeres se
por cada matriz. Así, el colibrí, tan importante para los gua- relacionan con las divinidades (Anábsoros) mediante lo emo-
raníes, que lo convirtieron en un mensajero divino, carece de cional, o el en. mientras que los hombres lo hacen median-
importancia en otros pueblos vecinos. Se quiere señalar con es- te el eiwo, la reflexión intelectual, fría y distante. Para Ticio
to que toda cultura adjudica a cada objeto una cantidad deter- Escobar, el cet femenino sería una imitatio dei, un juego de
minada de unidades semánticas, muchas de las cuales pueden identificación con los dioses, un mecanismo retórico por el cual
faltar en otras, y que esos elementos están, por lo común, orde- se adquiere los poderes de otro ser asumiendo sus rasgos ex-
nados de un modo jerárquico, lo que da a ciertas unidades se- teriores, para convertirse a su imagen y semejanza. Pero esta

26 27
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. E MITO COMO ZONA SAGRADA
cultura no subvalora la vía sensual elegida por las mujeres, en se trata, como vulgarmente se cree, de una fantasía deleznable
la que predomina la percepción de la forma impresionante de o una mera ficción, pues traduce al imaginario no solo aspectos
los dioses, de sus colores, plumajes, brillos y demás atributos. ciertos de la realidad, sino también profundos. Por plasmarse
Sabe que la forma constituye un momento esencial del acceso
en las capas más hondas de la conciencia colectiva, se podría
a lo numinoso, y que el destello del verbo es tan importante afirmar que constituye la parte más significativa de la realidad.
como el concepto que apaña.' Bachelard decía que los símbolos Se debe asimismo tomar en cuenta que tampoco para quienes
deben ser juzgados por su fuerza, no por su forma, pero cabría lo vivencian constituye una ficción, sino una historia verídica,
preguntarse, a la luz que arroja este mito, si una fuerza verda- cuya naturaleza está claramente diferenciada de la del cuento,
dera puede prescindir del esplendor de una forma. ¿No será la al que sí se considera una ficción, una fábula.
forma el asidero necesario de la fuerza? Ya en 1725, Vico afirmaba que todo mito era, o había sido
La importancia del mundo simbólico fue puesta nuevamen- en un comienzo, una vera narratio, línea de pensamiento que
te de relieve en los últimos tiempos por autores como Mircea Mircea Eliade y otros autores retomarán en el siglo xx. En
Eliade, Gasten Bachelard, Claude Lévi-Strauss. Paul Ricoer efecto, el mito no solo expresa una verdad, sino que prefigura
y otros, así como por la llamada «Escuela del Imaginario», el fundamento de toda verdad, en la medida en que responde
desarrollada en Francia por Gilbert Durand, Jean-Jacques a las preguntas primordiales que se formula la sociedad hu-
Wunenburger y Michel Maffesoli, entre otros, como una inda- mana, como las de saber de dónde viene y adónde va, o sea, los
gación de sus estructuras antropológicas. Para ella, el Horno cruciales temas del origen y el destino. Es por eso que toda fi-
sapiens es también un Horno symbolicus. Sus trabajos apun- losofía de la cultura, toda antropología filosófica, ha de partir
tan a reducir la gran diversidad del imaginario (esencialmente por fuerza de los relatos fundacionales.
identificado con el mito) a algunos conjuntos isomorfos regu- El mito expresa la dialéctica de lo visible y lo invisible, de
lados por un número finito de esquemas, arquetipos y símbo- lo que exhibe y lo que oculta. Se podría decir también que lo
los. Aclaran que los imaginarios no tienen un solo soporte, sino que en él es ostensible está seguramente escondiendo algo más
fundamentalmente dos: el lenguaje (relatos míticos, imágenes importante, donde radica su sentido profundo. Es que el mito
poéticas) y las expresiones visuales (iconos religiosos, cartas geo- revela ocultando, deja entrever lo real en una zona de penum-
gráficas, pinturas, esculturas, cine, etcétera). Ambos componen bra, la cual, más que a lo fantasmal, nos remite a lo maravillo.
una especie de textura verbo icónica. 2 so, pues es dado allí recuperar lo perdido, lograr que las cosas
vuelvan a ser, e incluso desmontar las prohibiciones.
2. El mito como fundamento de la cultura
El mito proyecta la existencia a lo sagrado. Por él se deja
Se podría decir que el mito es el más privilegiado de los símbo- de vivir en el orden cotidiano y se penetra en un mundo trans-
los. Más aún que los del arte, por ser más antiguo y universal figurado, modulado por la imaginación y el deseo, de los que
que este y prestarle un fundamento, un anclaje en lo concre- conforma su más depurada expresión. Pero esto no implica
to, que ni siquiera la filosofía y la historia han despreciado. No que traicione a la realidad, propiciando la evasión, pues, por el
contrario, enseña al hombre no solo a soportarla, sino también
' Cf. Ticio Escobar: La maldición de Nemur. Acerca del arte, el mito y el a maravillarse de ella, a amarla y comprometerse. Gusdorf ve,
ritual de los indígenas ishir del Gran Chaco paraguayo, Centro de Artes
Visuales Museo del Barro, Asunción. 1999: pp. 32-33. por eso, en el mito una forma espontánea de ser en el mundo, un
modo concreto de situarse en lo real, de ligarse a las cosas.
* Cf. Jean-Jacques Wunenhurger:An tropologia del imaginario. Ediciones Con este fin formula un conjunto de reglas precisas que orien-
del Sol, Buenos Aires. 2008; pp. 21.28. tan el pensamiento y la acción.
28
29
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
I. E miro COMO ZONA SAGRADA
La palabra «mundo» implica una conjunción de espacio y
tiempo, dos categorías totalmente distintas en el pensamiento trajinados con esa naturalidad que rodea a la existencia coti-
occidental, pero que se unen en la concepción de varios pueblos diana. Ejemplo de ello son los tropismos que devuelven al hombre
indígenas de América, como los quechuas, aymaras y hopis. Si maduro a los ámbitos espaciales de su infancia, o al exiliado
para Occidente el tiempo pasa y el espacio permanece, a pesar a la tierra que perdió acaso para siempre. Deja de interesar la
de las transformaciones que experimenta, para los indígenas el actualidad de ese espacio y. aún más, su futuro, pues su valor
espacio se esfuma con y como el tiempo: el nuevo milenio no fundamental quedó fijo en un pasado, y lo actual será valioso
puede desplegarse en el mismo espacio del anterior. Si el tiem- en la medida en que permita evocar ese mundo, con lo que
po mítico arrastra en su distanciamiento al espacio donde el se lo convierte en un mero asidero de una memoria. De ahí
relato acontece, es quizás para salvarlo del desgaste, de la de- que todo cambio que elimine esos hitos es visto por el sujeto
cadencia, de las humillaciones de la conquista. De este modo, como una catastrófica intrusión simbólica, que lo aleja de la
el espacio en el que hoy nos movemos nada tendrá que ver con felicidad pasada y el estimulante sueño del paraíso perdido, al
aquel otro en el que los dioses retozaban a orilla de los ríos que siempre se quiere volver. Wunenburger llama «anamnesia»
transparentes. Aún más: el espacio sagrado, aquel que se esfu- a este fenómeno, explicando que el origen que buscamos —donde
mó de nuestros ojos y se sitúa hoy más allá de lo alcanzable, es situamos nuestra nostalgia de ser— es, en el límite, un no-lugar,
el único real. El espacio actual, la tierra que pisamos, es irreal un punto originario que se mantiene a la orilla misma del es-
por carecer de densidad. Para los guaraníes se trata de una pacio, como un puro territorio del deseo anterior al primer exi-
morada imperfecta que un día será arrasada por un cataclis- lio del mundo que sufrimos, que fue la pérdida de la infancia, y
mo, pues la única verdadera, perfecta, es la Tierra Sin Mal, el los posteriores desarraigos. 3
paraíso que tanto sueñan alcanzar. El tiempo del mito es el tiempo primordial, aquel en el que
Toda cultura significa el espacio que habita, definiendo las cosas comenzaron a ser, fueron por vez primera. Ese illo
zonas de atracción y de repulsión, así como otras escasamente tempore es un tiempo sagrado, pero siempre establece nexos con el
tatuadas de signos. Los espacios de repulsión se cargan de sím- tiempo histórico y profano, pues por su misma estructura el mito
bolos negativos, ya sea por resultar desagradables (un basural, busca repetirse. y tal repetición no ocurre solo en el imaginario.
por ejemplo) o temibles (por los males que pueden sobrevenir a Se dice por eso que el tiempo del mito es un tiempo circular, aun-
quienes los transiten). Los espacios sagrados son los que alber- que esto expresa más el deseo humano de recuperar lo perdido y
gan lo numinoso, o sea, una gran carga de sentido desplegada asegurar los ciclos que una realidad siempre comprobable, pues el
en un espectro que va desde los mayores regocijos hasta el estudio diacrónico de los mitos da cuenta de mutaciones mediante
terror que amenaza a quienes lo profanan, violando la estricta las cuales buscan ajustarse a lo real para no sucumbir. Vemos
normativa que los rige. Son potentes, mágicos, sobrehumanos, también que hay mitos que se pierden, que se van para no volver.
y se erigen en centros o ejes de la actividad simbólica de la so- Aunque para algunos autores los mitos no mueren, sino que so-
ciedad. Además de los espacios míticos demarcados en el terri- lo se eclipsan o camuflan, para resurgir al tiempo con nuevos
torio, están los imaginarios; pero, por lo común, estos siempre elementos semánticos que recuperan y fortalecen su sentido ori-
buscan anclajes visibles en el espacio físico. aunque más no ginal, o incluso lo invierten, feminizando, por ejemplo, lo mascu-
sean pequeños accidentes geográficos, piedras o árboles que se lino o abriendo espacio a la oscuridad en el reino de la luz.
cargan de poder; por ser preferidos por los dioses. En el tiempo del mito entran en conflicto los conceptos de
El imaginario personal es propenso a congelar lugares en causalidad, temporalidad e irreversibilidad de los sucesos que
el tiempo, sacralizando así ámbitos que en su momento fueron
'bid., p. 154.
30
31
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES 1. E miro COMO ZONA SAGRADA

este narra. La indecisa causalidad que se establece suele re- rarlas cuando desaparecen. Sin tal poder sobre ellas que da el
mitir finalmente al comienzo, cerrando el círculo como quien conocimiento de los arquetipos, la literatura y el arte carece-
vuelve al refugio de lo eterno. Por lo común, en el mito los acon- rían de sustento y hasta de sentido.
tecimientos se encadenan sin que quede explícito el orden tem- Quizás más que del deseo, el mito es un producto del
poral en que ocurrieron, lo que impide establecer nexos causales horror al vacío, del sentimiento de intrascendencia y fugacidad
claros. Lo que ocurrió, por otra parte, puede ser revertido con que rodea a todo acto humano. El mito recorta una determi-
facilidad, como que se cuenta a menudo la muerte de un perso- nada zona de la vida y la dota de una alta significación para
naje que no tarda en resucitar y continuar con sus andanzas de proyectarla a la esfera de lo durable. Es decir, ciertos hechos
siempre, pues ningún fracaso o golpe cambia su carácter. Esto son sustraidos de la banalidad, convertidos en imágenes y fija-
ocurre, entre muchos otros ejemplos, con el Cufalh de los niva- dos en el espacio de la intensidad y la luz, como un modelo para
clé del Chaco. De esta manera se diluye la duración, la densidad emular o resolver una contradicción. Es por eso que se dijo que
del tiempo biológico. En la India, se considera a toda cultura toda imagen es un mito que comienza su aventura.
como una «caída en la historia», en el tiempo profano, y lo que Fuera de la zona del resplandor. y opacado por la bruma
se quiere es salir de él, por ser el tiempo de la ilusión y la du- de los días, transcurre el orden cotidiano, el espacio gris de lo
ración. La iluminación permitirá acceder en forma instantánea profano, donde las cosas solo tendrán un verdadero sentido si
al tiempo cósmico, el que no debe confundirse con el tiempo mí- se parecen a los mitos o los remedan. Se subraya por eso que
tico, pues este se caracteriza por una gran densidad de sentido el mito, además de ser una historia sagrada. es una historia
y establece paradigmas culturales, y aquel se asemeja bastante ejemplar. Así, para los guaraníes, los animales verdaderos es-
al vacío, por los niveles de abstracción que maneja, y carece de tán en el paraíso, y los que pululan por esta morada imperfecta
paradigmas. Ello no obstante, el fin último del yoghi, señala valen y se reconocen por su parecido a ellos.
Mircea Eliade, no es vivir en el tiempo cósmico, sino salir al Si el mito es luz, intensidad, brillo, el resto es penumbra,
exterior del Tiempo, para no contaminarse con la ilusión y la debilidad, opacidad. El mito deberá iluminar y fortalecer, col-
duración. Esto comporta tanto una filosofía como una técnica mar las carencias y trazar el camino: no habrá así acto tras-
mística que involucra al cuerpo, especialmente al menguar de cendental en la vida del hombre que no tenga un mito al cual
un modo progresivo el ritmo respiratorio, prolongando cada vez referirse, un paradigma de conducta. Nietzsche, en Así habló
más la inspiración y la expiración.' Se puede decir entonces que Zaralusira. dice que los valores fueron puestos por el hombre
mientras que en el tiempo mítico se condensan, hasta la satu- en las cosas. y que solo por la estimación hay valores: sin ella,
ración, los significados que transitan el tiempo cotidiano, en el estaría vacía la nuez de la existencia. Para Platón, un objeto
tiempo cósmico esa sobrecarga se diluye en un proceso de abs- o acto deviene real solo en la medida en que imita o repite un
tracción que reniega de lo concreto, y cuya aspiración suprema arquetipo. O sea que, en su concepción, la realidad se adquiere
parece ser abolir la idea misma del tiempo. solo por repetición o participación. Lo que carece de un modelo
Conocer el mito es abordar el secreto del origen y adquirir carece de sentido, y no puede. por lo tanto, ser real. Y esto es
de este modo cierto poder, un control sobre las cosas a las que así porque en su teoría las formas sensibles no tienen más des-
se refiere. Es decir, sabremos cómo funcionan, de qué manera se tino que el de remedar a las formas puras o eternas, del mismo
manifiestan, dónde encontrarlas y, sobre todo, cómo recupe- modo en que el tiempo no es más que una imagen móvil de la
eternidad.
' Cf. Mircea Eliade: Imágenes y símbolos. Planeta-Agostini. Barcelo- El mundo del mito es el de los paradigmas de la cultura
na. 1994: pp. 90-92. y no solo el de los relatos que dan cuenta de un origen, por lo

32 33
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
I. EL MITO COMO ZONA SAGRADA
que en las sociedades secularizadas trasciende la esfera re-
ligiosa. En este sentido, se puede hablar de Otelo, Hamlet. sería luego trasladada a la esfera del arte por la concepción
don Quijote, don Juan y Fausto como mitos fundamentales de renacentista, como sustento de la unicidad y originalidad de
Occidente, en la medida en que conforman grandes arqueti- la obra.
pos que ayudan a aprehender la realidad. En las 92 novelas y Esta idea de un núcleo de alta significación, que puede
numerosos relatos que escribió Balzac en sus 51 años de vida leerse como de máxima sacralidad, desde el cual se va descen-
se calcula que existen unos dos mil personajes, en su mayoría diendo en niveles de sentido, permite elaborar una concepción
arquetípicos, lo que permite hablar de una «comedia humana» puramente antropológica, o antropomorfa, de lo sagrado, al-
o mitología literaria. go que se puede aceptar, asumir como válido, por más que no
El mito se refiere a un ser, pero revela un deber ser. Señala se profese en lo particular creencia religiosa alguna, tal como
Gilbert Durand que el mito implica y explica, pero no se explica lo hacen hoy las ciencias humanas. Bajo dicha concepción, la
a sí mismo, por más que trabaje en el imaginario profundo!' esfera de lo sagrado, justamente por concentrar los mayores
Y por más que enseñe a maravillarse del mundo, no siempre valores de la cultura, no será vista como un aspecto más de
es un relato maravilloso. Lo maravilloso puede intervenir so- ella, tal como la consideran los manuales de etnografía, sino
lo en alguna parte del relato, o estar incluso ausente, aseme- como su núcleo, algo sin lo cual se descaracteriza por com-
jándose en este sentido a un cuento realista, con la salvedad pleto. Esto destruiría la idea de ciertos misioneros cristianos
de que ocurre en el tiempo de los orígenes, que es anterior al que consideran que se puede cambiar a un pueblo indígena su
histórico. cosmovisión religiosa, colonizar su zona sagrada, sin incurrir
en un verdadero etnocidio. Cabe aclarar aquí que si bien lo
3. La zona sagrada sagrado suele ser instituido como tal por una religión, pue-
Vemos entonces que el mito representa lo real por excelencia, de existir al margen de esta, ya sea porque el cuerpo mítico
por tratarse de una zona sobrecargada de sentido, algo que no se estructuró aún como una religión, o porque un número
puede llegar a faltar por completo en la esfera de lo profano. considerable de personas desertó de ella pero no de los rela-
Y si nos ubicamos dentro de esta zona sagrada, observaremos tos fundacionales, por la función cultural y social que cumple
que los sentidos no se distribuyen en ella con similar densidad. siempre lo numinoso. A esta concepción debe sumarse el vasto
Se percibirá que dicha zona posee un centro o núcleo, que pue- y complejo territorio de la magia, al que las religiones mono-
de ser un altar, un sagrario u otro elemento, donde se alcanza teístas —y en especial el judaísmo. que se mostró siempre hostil
la máxima significación, y que a partir de ahí, en grado des- a ella— separaron de la religión, ubicándola en un estadio evo-
cendente, se disponen los otros seres o elementos que pueblan lutivo anterior. Marcel Mauss pone a la religión y la magia en
lo sagrado, hasta dar con la frontera de lo profano. A medida un mismo plano de la realidad, pues ambas, como lo muestra
que el hombre se acerque más a ese núcleo, más fuerte latirá la experiencia universal, se fundan en lo sagrado. Habla así de
en él el pulso de lo sagrado, como cuando los musulmanes dan lo «sagrado religioso» y lo «sagrado mágico». Ambas se relacio-
siete vueltas alrededor de la Kaaba en La Meca. Tal sacralidad nan tan intensamente, que la religión está llena de magia, y la
alcanza asimismo a los objetos situados en su radio, los que se magia, de religión. Ello se torna muy visible en el folclore y los
cargan de un aura que los distancia de lo cotidiano. Dicha aura cultos populares creados a partir de la religión y sus dogmas.
La actitud mágica, señala Lionel Obadia, sería de naturaleza
Cf. Gilbert Durand: Int roduct ion b la activa, y la religión, una actitud pasiva, que no altera ni cues-
mithodologie. 31,ythes et soeietés,
Albin Michel, París. 1996: p. 65. tiona en momento alguno el orden del mundo, al que atribuye
un origen divino y eterno. La historia avanza, por eso, desde
34
35
TEORÍA TRANSCULIURAL DE LAS ARIES V'SUALES.
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

es más que un rito de apropiación de lo numinoso, que permi-


te dominarlo, manejarlo y, en cierto punto, dirigirlo. Si. para
la mentalidad mágica. lo semejante llama a lo semejante, para la
científica, una misma causa provoca siempre el mismo efecto.
Lo que llamamos zona sagrada, con sus intensidades de-
crecientes, es histórica. o sea. registra una movilidad tanto
ascendente como descendente. Y esto es así porque existen
procesos de sacralización y de desacralización. En virtud de
los primeros, seres u objetos que carecían de toda sacralidad
comienzan a adquirirla y pueden llegar incluso a situarse en
el núcleo de la cultura. como veremos al abordar el tema de
la mitogénesis. Y por el contrario. seres y objetos que goza-
ron durante siglos de una máxima sacralizad pueden empezar
de pronto a perderla y. por lo tanto, a caer, saliendo primero
del núcleo de lo sagrado y, luego, incluso de la zona sagrada.
Ocurre así que mitos sustanciales terminan convirtiéndose en
cuentos, o sea en ficciones vividas como tales. Por lo común, antes
de trocarse en un cuento, el mito transita una zona intermedia,
donde lo sagrado se manifiesta con una menor intensidad, que
es la de la leyenda y la epopeya.
Cosmograma lince de la culau Por cierto, estos procesos de sacralización y desacraliza-
representa una cruz cuadrada ción obedecen a situaciones que se despliegan en el plano de la
a] espacio de lo sagrado. con un seni d, L, alpzitrucciñn sk ■ I
prendente si se piensa en su antigüedad de más de
vida real. donde los mitos deben confrontar con otros mitos, a
(Fundación Hallo. Quito). .1 000 años veces en relaciones sociales simétricas, igualitarias, en las que
el imaginario más fuerte y seductor imputará al más débil,
la magia. Mientras esta es individual. secreta y oculta. la re- modificándolo o suprimiéndolo, pero lo común es que obedez-
ligión se presenta como colectiva, pública y can a relaciones asimétricas, o sea, a procesos de dominación
oficial. represen- que reprimen una zona sagrada. forzando sincretismos. Si la
tando así el polo legítimo del imaginario de lo sagrado. lo que
deja a la magia el papel de polo ilegitimo. Pero Virgen Maria fue a situarse junto a la Pachamama en muchos
ambos polos, si sitios de los Andes no es como resultado de una libre elección.
bien opuestos, se complementan en las creencias y prácticas
de sino de imposiciones coloniales que implican, de hecho, una
las sociedades tradicionales, formando un cona:mem.
De este colonización de la zona sagrada. Para poder hablar de este tipo
modo, la antropología moderna supera la tesis evolucionista
que considera a la magia una forma arcaica de la religión, La de colonización, la relación entre ambas culturas debe ser mar-
magia, dice Alexis Jardines en su libro El cuerpo y lo otro, cadamente asimétrica. De lo contrario estaremos ante un cam-
no bio cultural motivado no por una imposición en bloque, sino
L ionel Ohadia: tanutropologie des refigions. por préstamos, por la adopción selectiva de elementos ajenos.
rís. 2007; p. 48. Découverre. Pa. Podríamos entonces señalar la existencia, en toda cul-
tura, de unas cinco zonas superpuestas, que pueden tomarse
36
37
TEORLA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES 1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

también, desde una perspectiva horizontal, como círculos con- la multiplicidad. Cuanto más elimine lo superfluo, mayor será
céntricos, y que son: a) el núcleo de lo sagrado —donde se si- su densidad, su intensidad, su sacralidad.
túan los dioses principales, los grandes mitos de origen y los Es que la conciencia colectiva opera por selección y sínte-
paradigmas esenciales de una cultura—; b) lo sagrado de me- sis. Elige unas cuantas acciones del conjunto que compone una
nor densidad —poblado de dioses secundarios y héroes civili- vida y las dota de un sentido especial: procede con ella como
zadores—; e) los bordes de lo sagrado —ámbito de la leyenda el arte con su materia. Y está bien que sea así, pues nadie, ni
y la epopeya, o sea, relatos que participan, tanto de lo divino y siquiera un dios, puede pretender que todos los actos de su exis-
maravilloso, como de lo histórico o profano—; d) el espacio de lo tencia se conviertan en trascendentes. Sin recortes, no puede
profano teñido por lo sagrado —o que, de algún modo, participa haber lo sagrado, como tampoco el arte.
de él—; y e) el espacio profano en sentido estricto —no teñido Hay ocasiones en que un mito, para constituirse, no pre-
por lo sagrado, y que es el privativo de la historia y se liga cisa una vida ejemplar —o algún acto ejemplar en una vida—,
especialmente al orden cotidiano. En el análisis que se haga conformándose solo con una muerte heroica, aunque hasta de
de una cultura, cada elemento ha de ser situado en alguna de esto puede llegar a prescindir. De la vida del gaucho correntino
1 estas cinco zonas. Antonio Mamerto Gil Núñez se sabe en realidad poco, fuera de
Si bien la zona sagrada de la que hablamos se sitúa en la creencia (común a los gauchos milagrosos) de que su banda
el imaginario, al igual que el mito, busca siempre anclajes y de cuatreros robaba a los ricos para dar a los pobres. Tampoco
correlaciones con el espacio físico, el cual, al recibir la sobre- su muerte está rodeada de heroísmo, pues no cayó peleando,
carga de sentido, se convierte en espacio sagrado, en un punto sino que fue prendido por una partida en enero de 1874 y col-
visible, concreto, de manifestación de lo numinoso, que no solo gado por los pies de la rama de un algarrobo, para ser luego
atrae los rituales, sino que tiende también a erigirse en un eje degollado como un cordero y decapitado. Su cabeza fue llevada
estructurante de la organización y el uso del territorio. en una alforja, y el cuerpo se enterró en el lugar, marcándose
el sitio con una cruz de ñandubay. O sea, que prácticamente no
4. El proceso de mitogénesis hizo mucho para merecer las alturas del mito, a diferencia de
Fuera de la zona sagrada del mito no hay posibilidad de per- otros de su estirpe. Diríamos por eso que su sorprendente fa-
manencia ni profundidades abiseles. Solo el mito resiste el ma actual es producto de un azar, o más bien de una necesidad
tiempo, por ser el sedimento calcáreo de este, por acontecer popular que halló en él, un tanto por azar, una forma precisa:
en un tiempo inacabable, ese Gran Tiempo que remeda (o defi- la de ejemplificar la crueldad policial, la represión del orden
ne) a la eternidad. Es por ello que, al final, la historia se somete dominante a todo lo que constituye la esencia del gaucho, des-
a sus determinaciones, despojándose de oropeles, cronologías de el momento en que decidió excluirlo de su proyecto social y
y registros documentales, con tal de entrar en el corazón del cultural. La Iglesia trataría luego de neutralizar y capitalizar
hombre y clavarse en él como una estaca. Se sacrifica el orden este mito contestatario, resignificándolo: si los pobres le hacen
preciso de los hechos y sus particularidades para adecuarlos a promesas a él, y no a la Virgen María y los santos, es por una
los paradigmas del deseo, a la estructura de una idea-fuerza. «desviación» involuntaria de un genuino sentimiento católico y
La coronación del héroe es la leyenda de tradición oral, más no por desconfianza hacia esta religión y los paradigmas que
que el bronce y la letra impresa, los que pueden servir para postula.
alimentar dicha leyenda pero no para sustituirla. En este pro- Un hecho muy revelador sobre la mecánica de la gestación
ceso, la vida del héroe quedará por fuerza reducida a unos pa- de los mitos es lo que ocurrió en Paraguay entre los nivaclé y
cos hechos significativos, pues el mito desecha la abundancia. Juan Belaieff, un general ruso contratado por el ejército para
38 39
TEORÍA TRANSCULIURAL DE LAS ARIES VISUALES
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA
realizar acciones de reconocimiento en el Chaco poco antes de
zado, total o parcialmente. La desacralización parcial ocurre,
la guerra con Bolivia. Belaieff entró de tal modo en el corazón
por ejemplo, cuando un dios principal pasa a ser un dios secun-
de esta etnia, que, cuando murió, fue instalado con el nombre de
dario, subordinado a otro. La desacralización total equivale a
Havatu en la cúspide de su compleja cosmología. La tarea que
una expulsión de la zona sagrada del mito.
se le adjudicó fue nada menos que la de acompañar a las almas
de los muertos hasta su morada definitiva, el Yincóóp o paraí-
so donde vivirán una felicidad eterna, junto al cual se halla la 5. Los mitos de desdra matización y el poder
aldea de Fisir k'üyich, su deidad suprema. Desde allí, decían de la risa
Los mitos, por pertenecer a la esfera de lo sagrado, están car-
antes de que se inventara la telefonía inalámbrica, Belaieff se
gados de fuerza dramática o, al menos, de seriedad, lo que re-
comunicaba frecuentemente con los chamanes y caciques de la
sulta necesario para asegurar su eficacia. El cristianismo y
tribu mediante un aparato telefónico eSpiritual. ¿Puede acaso
otras religiones sellaron todo resquicio que pudiera conducir
un simple mortal aspirar a un destino superior? Hechos como
a una risa institucionalizada, pero al desplazarla del sistema
este rompen con la ficción antropológica de la inmovilidad del
solo lograron que esta se desatara contra el sistema, como un
mito, al mostrar cómo tal tipo de relato se adecua a la dinámi-
exorcismo de todo lo que inspira temor, reverenda, malestar,
ca de la vida y los deseos colectivos. Sí. los mitos cambian. En
sentimiento de opresión. La minuciosa eliminación de la ri-
su punto de partida hay un hecho, o tan solo una imagen. La
sa en el proceso de gestación y desarrollo de estas religiones
duración del proceso de gestación del mito suele ser muy varia-
fue obra de las castas sacerdotales, incapaces de admitir en lo
ble. Hay veces en que se forma en pocos días, mientras que en
sagrado algo que incluso en el ámbito de lo profano les inspi-
otras requiere más de un siglo. Ocurre también con ciertos mi-
ra gran desconfianza, por considerarlo como el umbral de la
tos que nacen poco después del acontecimiento que los inspira.
transgresión de la ley impuesta al pueblo. Porque si bien para
pero permanecen confinados en un ámbito reducido durante
las sociedades tradicionales el mito es, como se dijo, una cosa
un tiempo prolongado, hasta que de repente eclosionan y se
muy seria, tal seriedad no excluye a la risa ni entra en formal
propagan con una vitalidad sorprendente. Es lo que ocurrió en
Argentina con la Difunta Correa. contradicción con ella, sino que la utiliza como elemento regu-
lador y de compensación psíquica, algo así como la trastienda
Lo visto hasta ahora, nos permite comprender que no es de lo sagrado. Y decimos «trastienda» porque la risa no estalla
basándose en su propia naturaleza que las cosas se ordenan
en el núcleo del universo mítico, sino en la periferia, en una
en las esferas de lo sagrado y lo profano. En ninguna cultura
zona colindante con lo profano; no entre los dioses principales,
hallaremos una nítida frontera entre ambas, establecida de
sino entre los secundarios o en simples personajes míticos.
una vez para siempre; todo dependerá del significado que la
Se sabe que el ridículo mata, por lo que desatar el poder
conciencia colectiva atribuya a un objeto en un determinado
de la risa sobre alguien constituye un asesinato simbólico.
momento histórico. Es esta conciencia la que crea primero la
Se puede decir que es el arma más eficaz de la que disponen
zona sagrada del mito, el Gran Tiempo y el Gran Espacio, y
los pueblos y sectores dominados para defenderse de la opre-
selecciona luego los seres y elementos que la poblarán. Tal se-
sión y fortalecer sus propios valores. Los principales destina-
lección, como se dijo, es histórica, no eterna. Así, el avión que
tarios de la risa popular son quienes detentan el poder político
cruzaba diariamente el selvático territorio de los asé. en la re-
y religioso, aunque a veces parezca centrarse en el idiota de la
gión oriental del Paraguay, ingresó en la mitología de este pue-
aldea. Es que el idiota, o supuesto idiota, ha resultado ser en
blo protoguaraní como Jaka-Pora, o sea, la Canasta Hermosa o
muchas culturas el mejor espejo para desdra matizar y criticar
Resplandeciente. Pero lo que se sacraliza puede ser desacrali.
el orden dominante y, lo que resulta más curioso, un espejo un
40
41
TEORrA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

tanto tolerado. Se conoce la predilección de los reyes y señores


medievales por los bufones, a quienes relevaban de la obliga- delo alternativo de conducta, sino para ayudar al hombre a sopor-
ción del respeto jerárquico. Lo que al primer ministro podía tar la vida.
Se ha observado que si bien los animales a menudo llo-
costarle la vida, era tolerado en el bufón. Como teóricamente ran, rara vez se ríen, por lo que la risa, más que una emoción
no hablaba en serio, podía decir la verdad. Y no cualquier ver- primaria, biológica, es algo netamente humano, un produc-
dad, sino la verdad del poder.
to de la cultura cuya legitimidad, como se dijo, fue siempre
Claro que el asesinato simbólico no es la única función combatida o discutida por los sectores dominantes, temerosos
de la risa y los mitos de desdramatización. Hay otras formas de de su enorme poder. Aristóteles la reivindicó en su Poética,
compensación psíquica que resultan asimismo necesarias. Sir- cuando, refiriéndose a la metáfora, vio en los chistes y juegos
ven, además, para corregir en el imaginario social los aconteci- de palabras un valioso instrumento para descubrir la verdad,
mientos no deseados, cuyo orden se puede incluso invertir (por más que para negarla. La Edad Media puede ser vista como el
ejemplo, mitos en los que el pueblo oprimido pasa a oprimir a tiempo de una sacralidad signada por el luto y la pompa, pero
su opresor). En otros casos operan como simples válvulas de junto a esta cultura seria y oficial, de tendencia heráldica, que
escape, por cuanto acontece en el mito un hecho risible que conjuraba a la risa como una antecámara del pecado, se dio,
nunca, se sabe, podría acontecer en la realidad. Es decir, se aunque en condición subalterna, una cultura cómica, popular,
desvaloriza en el plano del lenguaje, y solo por unos momentos. carnavalesca, con sus propios paradigmas, los que en su mayo-
lo que en la vida real se respeta. Hay también mitos de desdra- ría expresaban una respuesta dialéctica a esa cultura oficial.
matización en los que la risa
parece dirigida a estimular la au- Ya en El Libro de Buen Amor hallamos un diálogo versificado
tocrítica y la sana crítica, al poner al desnudo la distancia que entre Carnal y Cuaresma, o sea, los días cumbres de lo profa-
separa a la conducta
real del paradigma cultural, lo que, más no y lo sagrado en Europa. Pero es recién en el Renacimiento
que erosionar a este último, lo refuerza. Se conocen asimismo cuando lo popular irrumpe en el espiritualismo culto. trans-
casos en los que la risa sirve
para liberar las tensiones de un mitiéndole su peculiar sabor. La gran literatura no desdeñará
temor a las fuerzas de la naturaleza y las jerarquías internas, ya las formas consideradas inferiores, sino que abrevará en
sin que por ello el temor desaparezca. Pierre Clastres compro. ellas. Tal acercamiento a lo popular dio lugar a obras maestras
bó cómo los nivaclé, axé y mbyá-guaraní de Paraguay juegan a como el Decamerón de Boccaccio. el Gargantúa y Pantagrael
tener miedo a lo que en realidad temen.
de Rabelais, la inmortal novela de Cervantes y los dramas de
Se podría hablar por último de mitos de violación, rayanos Shakespeare. Se consagra así como aceptable y válido, aun-
en lo grotesco, que no se convierten por eso en contraculturales que más no sea bajo la máscara de los comediantes, un mun-
ni en una mera ficción; es decir,
siguen teniendo la dignidad del do carnavalizado, ambivalente, hostil a todo lo que se presenta
mito. Un buen ejemplo de ellos sería el mito nivaclé de Cufalh, cu- como terminado, inmutable, eterno, cerrado a la dialéctica de
yas hazañas eróticas y de otra índole recogió
Miguel Chase-Sardi. la vida real. A la concepción maniquea de la epopeya, donde
Cuando el narrador inicia estos relatos, la cara seria del auditorio el héroe no puede cometer un acto vil ni permitirse una debi-
va quebrándose primero en sonrisas tímidas, y luego en risitas lidad, la novela de caballería opuso una duplicidad fundada
cada vez más difíciles de contener, hasta que la estridencia de una en la semejanza de los contrarios. Si hay una verdad, esta se-
carcajada hace estallar los sellos del pudor y el acto narrativo cul- rá contradictoria y no monolítica. Don Quijote es un loco, pero
mina en gritos dé alegría que vendrán a compensar al auditorio también un iluminado.
de las penas que lo afligen. Los seres sobrenaturales se permiten Los excesos formalistas de las vanguardias que empiezan
así una transgresión del orden cultural, no para instaurar un mo- a operar en Europa hacia fines del siglo XIX producen un nuevo
42
43
'

TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES


a 1. Et MITO COMO ZONA SAGRADA
alejamiento de lo popular, separándolo de la cultura ilustrada
y abandonándolo, a medida que avanza el siglo xx —y, sobre to- males que sirve para mostrar el lado insensato de la realidad.
do, en su segunda mitad—, a la acción erosiva de la cultura de Deviene así una filosofía implacable, presta a denunciar toda
masas. Quizás el fin de la hegemonía de las vanguardias necesidad hecha sistema y norma, como la más pura y filosa
ticas esté-
que apareja la posmodernidad represente, a pesar de los dialéctica, aquella que es incapaz por su propia naturaleza de
efectos negativos que dicha corriente produce en otros terre- cristalizar en dogmas y falsas religiones, de fosilizarse. Por sus
nos, un signo alentador para la risa y la cultura popular, en la mágicos mecanismos, la fábula se vuelve realidad, y la realidad,
medida en que no resulte fagocitada por la cultura de masas. fábula; la banalidad, sabiduría, y la sabiduría, banalidad. Lo
Las vanguardias estéticas, nutridas en el idealismo filosófico, que para las élites conlleva un propósito de deslumbramiento
expropiaron al pueblo su papel de creador de cultura para de- intelectual, para el pueblo es un acto de solidaridad y justicia.
positaorl en ciertos individuos consagrados como «
capaces de generarlo todo a partir genial es». Las jerarquías se desmoronan en homenaje a la igualdad. En
de la nada, como arbitra el relato popular, los reyes carecen casi siempre de pompa, se
rios demiurgos. La sabiduría no podía estar en lo vulgar, en - codean con los desarrapados, nadie les hace antesala y sus hi-
lo rústico, en ese mundo al que se veía signado por la grosería jas se casan con pastores tan poco ambiciosos que incluso las
y el mal gusto, dominado por la risa y los instintos primarios, llevan con ellos a cuidar sus majadas. El héroe dialoga con el
por todo aquello que el gran arte debía conjurar para elevar rey en un mismo plano, aunque reconozca la superioridad de
al pueblo. Por su parte, las vanguardias políticas expropiaron su poder.
a este
una el derecho a gestar su propia historia, viéndolo como
masa Los dogmas de bronce de ciertas utopías, los dogmas de
indisciplinada y sin conciencia a la que era marfil de las vanguardias y los dogmas de hojalata de la cul-
preciso
elevar, y no solo mediante la inducción y el buen ejemplo, sino tura de masas y la publicidad dejaron poco espacio para el
también por el rigor y la violencia. En lo cultural, estas élites estallido puro de la risa, a la que se confina a la esfera de lo
políticas promovieron un idealismo de signo inverso al bur- privado, como si no fuese el nutriente fundamental del imagi-
gués, y llamaron a tal corriente realismo socialista. En vez nario social, del mito y, también, del buen arte. De igual modo,
de aspirar a un conocimiento profundo las falsas tragedias de las telenovelas, así como los dramas
de la cultura popular
con miras a un connubio posvanguardista que hubiera resul- histéricos de ciertas minorías alienadas que se pertrechan en
tado sin duda fecundo, apeló a un invertebrado conjunto de sus espesas telas como las arañas, en vez de acudir a ese fran-
expresiones populistas y de mero afán didáctico, a una cultura co espacio de encuentros que es toda verdadera cultura, des-
burguesa de otro signo ideológico. La cultura plazan a las reales tragedias de la condición humana, que son
así cubierta por una cultura para del pueblo sería
el pueblo, esencialmente re- las que sustentan toda edad de oro, de florecimiento. La risa
tórica, donde todo era de bronce y otros materiales «nobles», podría acabar con esa parafernalia de dogmas, desdramatizán-
y la risa estaba, por cierto,
ausente, soterrada. Se bloqueó así dolos; pero, como se dijo, está proscrita, y en su lugar reina la
el camino al surgimiento y desarrollo de corrientes estéticas carcajada idiota que pretende sustituirla, valiéndose de una
americanas, restando interés y dimensión a obras verdadera- grosería inocua que no es, por cierto, un patrimonio popular
mente precursoras como Alacunatina,
gran de Mário de Andrade, ni puede alcanzar, como la risa, las grandes alturas del mito
mito literario de desdramatización que sintetiza varias y el proverbio.
mitologías de Brasil y se funda en la risa y el excentricismo.
El excentricismo nace de la exageración de los contrastes, 6. Libertad, tragedia y dinámica del mito
y podría definirse como la unión inverosímil de dos cosas nor- El mito conlleva una esperanza, porque en él todo puede acon-
44 tecer. Aunque también posee cierta «lógica», esta no funciona

45
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES 1. B. MITO COMO ZONA SAGRADA
como una cárcel: casi siempre habrá lugar y tiempo para el formación sustancial que se está operando, y esto constituye
resplandor de la libertad. O sea, el individuo puede a menudo siempre un grave riesgo, porque si bien el mito puede ganar
sustraerse, en todo o en parte, a los dictados del mito, sin su- con el cambio, actualizando y enriqueciendo su sentido, tam-
frir por ello mayores consecuencias. Pero el ejercicio de dicha bién puede perder significación, empobrecerse, disgregarse. El
libertad no lo enriquece, sino que, por el contrario, lo empobre- papel de la conciencia y la tragedia sería entonces, por un lado,
ce, en la medida en que lo aleja de su comunidad y del echos imponer un nuevo paradigma que se considera superior, y por
que la cohesiona. Escapar del orden social tan solo para ejercer el otro, impedir que mitos inferiores fagociten a los superiores.
una libertad ilusoria es un acto carente de sentido verdadero. El conflicto. el desgarramiento, es la p>,ueba patente y patéti-
El hombre de las sociedades tradicionales prefiere remedar las ca de que se ha alcanzado una claridad de visión. En ningún
hazañas de los dioses a romper el orden cósmico por la vanidad siglo de la historia humana se empobrecieron tanto los mitos
de una acción singular. El sentido, en todo caso, no residirá en como en el que acaba de concluir, pero existe escasa conciencia
esa fuga subrepticia por el patio trasero del mito, sino en el re- de ello. Por el contrario, el desarrollo científico-tecnológico ah
chazo intencional y manifiesto de una norma específica, de un mentó un triunfalismo que apaña una acelerada degradación
paradigma reconocido, con el propósito de sustituirlo por otro de los símbolos.
que se considere más justo, o más ajustado al momento históri- Por ser la síntesis de una experiencia social, el cambio en
co que se vive. Mientras que la fuga no es más que una evasión el mito tendrá un ritmo más lento que el que se produce en la
de la dialéctica de la cultura, el rechazo consciente activa a periferia, espacio de los acontecimientos aún no asimilados, no
esta, conformando una antítesis que hace posible la síntesis. traducidos en imágenes estables y en sabiduría. Toda cultura
es decir, el cambio, esa actualización que asegura la perma- necesita estas dos zonas, estos dos ritmos de cambio, pues es el
nencia del mito, pues lo que se revela incapaz de modificarse único modo de emprender búsquedas sin arriesgar en la aven-
sucumbe al tiempo. tura sus fundamentos. Para navegar en lo inestable, hace falta
El rechazo consciente de la verdad del mito o su delibe- una referencia estable, un espacio sólido y de cierta permanen-
rada transgresión marcan el origen de la tragedia. Es el caso cia, que es el espacio de los paradigmas.
de Antígona, de Prometeo. Pero también hay mitos fundados Pero como se dijo antes, la fijeza del mito es más apa-
en la transgresión, como los numerosos seres sobrenaturales rente que real. De ahí que preferimos no oponer la quietud al
que existen en las culturas indígenas y criollas de América, movimiento, sino hablar de dos tipos de movimiento. Si el mito
cuya única función es castigar a quienes se apartan de la nor- se revela incapaz de absorber las nuevas situaciones y contra.
ma, matando más animales que los necesarios, por ejemplo. dicciones, será olvidado; se convertirá, ahora sí, en ficción, en
Pero este castigo no siempre ocurre, ni es importante que se un arcaísmo. Su eficacia y vitalidad dependerán entonces de su
dé sistemáticamente; su valor cultural reside en el tabú que aptitud para reflejar valores actuales y ensamblarlos con los
establece, en el sentido profundo, filosófico si se quiere, de la
antiguos, en una continuidad sin grietas que genere la ilusión
prohibición. de un círculo perfecto, que no permita filtrarse al horror ni a
La tragedia, elemento fundamental de la cultura griega
la desesperanza. Si un pueblo nómada y cazador se sedentari-
clásica. suele faltar en muchas culturas americanas, en las
za y convierte en agrícola, ¿cómo podría mantener los mismos
que los cambios se producen en forma gradual y hasta imper-
paradigmas? El cambio en el universo mítico vendrá entonces
ceptible, sin verdaderas fracturas. Mas este tipo de mudanza
a la zaga del cambio social, pero vendrá, y sin tardar demasia-
indolora no resulta deseable ni ventajosa. La ausencia de dolor
do. La transformación de la realidad social suele así preceder a
está señalando que no hay suficiente conciencia de la trans-
la del mito, pero no siempre ocurre de este modo. Hay veces en
46
47
TEORÍA TRANSCULTURAL CE LAS ARTES VISUALES 1. E MITO COMO ZONA SAGRADA

que surge en una sociedad estable, sin mayores conflictos, un En un principio no hubo Historia, sino historias, relatos
mito revolucionario capaz de forzar su transformación. imaginarios o inspirados en acontecimientos de importancia
La mayoría de los autores se dejó cegar por ese eterno variable, sueños y experiencias cuyos aspectos más significa-
retorno de lo igual que se desprende de la lectura de muchos tivos pasaban a conformar el universo fundacional del mythos.
mitos, y lo que no es más que discurso narrativo, expresión de La conciencia mítica era todo, pues todo lo vivenciaba, incor-
un sueño de los hombres y los pueblos de recuperar el esplendor porándolo a un discurso y un decurso, fundiendo el tiempo de
del tiempo original, fue confundido con la realidad empírica de la memoria con el tiempo sin memoria que lo precedía. Mucho
los mitos, donde todo análisis diacrónico, como ya señalamos, después irrumpió el logos, la razón analítica, que en sus inicios
nos revela un cambio, la certeza de que ese tiempo circular no reivindicó ya como propios los niveles más primarios de la reali-
existe más que en el deseo. dad, y desde ahí fue aventurándose hacia lo profundo, develando
misterios basándose en métodos precisos. Preocupada en esta-
7. Mito y rozón blecer el orden causal, la razón analítica desdeñó el inframundo
Se ha definido al hombre como un animal racional, pero más del símbolo, regido por emociones oscuras, por una ambigüedad
apropiado parece, sobre la base de lo que hemos visto, llamar- que imposibilitaba todo juicio apodíctico: zona marcada por la
lo animal simbólico, tal como lo caracteriza Cassirer. El Horno polisemia, síntesis última donde ya el antes y el después (ele-
sapiens sapiens tiene ya unos 100 mil años de existencia, mien- mentos irrenunciables para la causalidad) pierden importancia,
tras que lo que hoy entendemos por razón no sobrepasaría los porque el mito no computa sus momentos en términos de dura-
veinticinco siglos —nació en Grecia, con la escuela jónica—. y ción y lo medular permanece, bajo una forma u otra, y lo que se
durante este tiempo tampoco reinó en forma indiscutible ni pudo va, regresa, como el día y la noche, el invierno y el verano.
desplazar al pensamiento simbólico. Señala Mircea Eliade que El mito y la razón terminaron separándose como formas
fue Jenófanes (565-470 a.C.) el primero en criticar y rechazar las de conocimiento, y aunque en sus mecanismos resultan teóri-
expresiones «mitológicas» de la divinidad utilizadas por Hornero camente inconciliables, al postularse como alternativos o. en el
y Hesíodo. A partir de ahí, los griegos se empeñaron en vaciar mejor de los casos, como complementarios, no dejan de imbri-
progresivamente el mythos de todo valor religioso y metafísico. carse en la fenomenología de la mente. Todavía hoy millones
así como de todo principio de realidad. Sócrates y Aristóteles se- de personas pueden vivir éticamente al margen de los rigores
rán castigados por su incredulidad ante la religión oficial. del logos, pero nunca nadie logró sustraerse a toda mitología,
Señala María Eugenia Valentié que, en un principio, ya sea social o personal, ni siquiera aquellos que no se confor-
en Grecia mythos y logos eran términos sinónimos: ambos maron con tomar a la razón como un valioso instrumento para
querían decir «palabra verdadera». Pero ya del uso que hace aprehender el mundo, sino que hicieron de ella primero una
Hornero empieza a deducirse cierta diferencia. El prudente diosa y luego una ideología.
Néstor habla relatando historias, recordando acciones, mien- Con lo anterior se quiere decir que más allá de las fronte-
tras que Ulises, «hábil en ardides» según esta autora, discu- ras que puedan trazarse en el plano abstracto, ambas formas
te usando argumentos, dando razones. Se van esbozando así de pensamiento se combinan de distinta manera, según el tipo de
dos formas de utilizar el lenguaje que luego evolucionarían sociedad o de mentalidad. Así, el artista cultivará más el pen-
por caminos separados.; samiento simbólico que el analítico, y con el científico ocurrirá
lo contrario.
Cf. María Eugenia Valentié: De mitos y ritos, Universidad Nacional de Desde ya, el mito posee mecanismos que le son propios,
Tucumán. Tucumán. 1998; p. 9. recursos a los que se podría otorgar la condición de leyes; pero, a
48 49
TEORíA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES I. E MITO COMO ZONA SAGRADA

nuestro criterio, resulta peligroso hablar de una verdadera lógica Solo un marcado logocentrismo puede inspirar tales asal-
de este tipo de pensamiento, y más en los términos planteados tos racionalistas al mito para canonizar su sentido y homolo-
por Lévi-Strauss. Este autor llega a manifestar que la lógica del gar dos modos de conocimiento radicalmente distintos. Más
pensamiento mítico le ha parecido siempre tan exigente co- que prestigiarlo, por esta vía se quiere domesticarlo, privarlo
mo aquella sobre la cual reposa el pensamiento positivo, y en el de su fuerza incontrolable y someterlo al dogma de la objetivi-
fondo, poco diferente, por lo que esperaba que se probase un día dad, que lo considerará finalmente una simple mistificación.
que tanto en el pensamiento mítico como en el científico opera A causa de esto Ticio Escobar recomienda, por cautela, des-
la misma lógica, lo que implicaría que el hombre ha pensado confiar de la inocente soberbia de un discurso que recae sobre
siempre igualmente bien. Y mientras tanto, somete a los mitos otro pretendiendo arrancarle el secreto de su última clave.' Lo
que caen en sus manos a un meticuloso análisis racional basado enriquecedor es apuntalar la autonomía de ambos lenguajes,
en estructuras binarias, que les asignan un contenido unívoco no contaminar uno con el otro, lo que permitirá una doble lec-
y puntual (como decir, por ejemplo, que «árbol» significa media- tura de los hechos que conforman la llamada realidad. Ernst
ción entre el cielo y la tierra), negando de este modo los conteni- Cassirer señala que el mito habla más a la afectividad que a
dos y contextos históricos. Más allá de las buenas intenciones la razón, como lo pone de manifiesto la fuerte presencia en
que sustentan su fe en la lógica del mito —a la que, para dife- ellos de elementos poéticos. Por eso, a su juicio, la poesía es
renciarla de la analítica, considera concreta, sensible o cualita- hoy el único territorio donde la palabra conserva casi intacto
tiva—, no deja de latir en dicha teoría un afán reduccionista. de ese poder mágico de crear el ser de las cosas que caracteriza
justificar al mito por la razón, como una forma de mostrar las al mito. Añade este autor que si bien el mito nace de una emo-
claves sensatas de un discurso en apariencia absurdo o irreal. ción, no es la emoción misma, sino su expresión, es decir, la
Gilbert Durand, con el propósito de abrir un mayor espacio al conversión de ese sentimiento en imágenes. Y así, en cuanto
pensamiento simbólico como forma de conocimiento, en su li- expresión, el mito ingresa en el universo simbólico. Los mitos y
bro Introduction á la rnythodologie... pareciera incurrir en un los rituales, añade Escobar, al igual que la poesía, muestran
error semejante, al instituir una ciencia del mito a la que llama más mediante lo que encubren que a través de lo que declaran,
«mitodología». Afirma que así como hay un orden de la ciencia. porque es desde los propios recursos de la representación que
hay un orden de la no-ciencia. Pero hablar del «orden del mito». mejor se expone la verdad de lo representado. Desmontar los
desde una perspectiva rigurosamente científica como la que es- artificios de la escena no es otra cosa que destruir la eficacia
te autor maneja, puede ser entendido, otra vez, como una lógica de este lenguaje.
del mito, o un orden lógico de él. Para diluir esta sospecha, ten- La reivindicación de la autonomía y necesidad de ambos
dría que aclararse antes con precisión qué se quiere decir con lenguajes no debe entenderse como un desprecio a la razón y
la palabra «orden». ¿Se refiere acaso a un sistema conceptual el pensamiento científico, y menos aún como un deslizamiento
que permita la interpretación «correcta» del mito? Supongo que hacia el irracionalismo. Pero así como la razón suele negar al
no, pues él mismo apunta en otra parte de este libro que no se mito, la otra lectura de la realidad que propone el mito sirve a
puede establecer, en relación con el mito, la verdad única de una menudo para evidenciar esas excrecencias de la razón que son
interpretación, y que lo único capaz de arrojar claridad sobre su las ideologías. O sea, que el mito no niega a la razón, pero
sentido es la redundancia del relato, cuando este se empeña en tiende. sí, a desacralizarla, a bajarla del pedestal de lo in-
ser claro en un sentido mediante la reiteración insistente." falible para ponerla a trabajar humildemente por la verdad.

s Cf. Gilbert Durand: Ob. cit.: pp. 54 y 203. ° Cf. Ticio Escobar: Ob. cit.; p. 6.

50 51
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. E MITO COMO ZONA SAGRADA
Bien advierte Gusdorf que, sin el mito, la razón permanecería
composición será ya fruto de abstracciones puras, incapaces
flotando en un mundo de abstracciones, desconectada de la de devolverle su solidez prístina, y menos aún la magia que lo
existencia, sin puntos de arraigo en la realidad. Por eso lo
animaba. Solo las representaciones del mito podrán restituirle
más atinado es afirmar los puentes entre ambos lenguajes,
la fuerza, regenerar su tejido, salvarlo de la dispersión y la in-
con miras no a una superposición o una fusión, sino a una coherencia, de la angustia del vacío, de modo que toda acción
complementación. El mito no representaría así el fin de la
encuentre de nuevo su sentido. También podría decirse, como .
razón, y tampoco su comienzo, sino otra forma de conciencia
Juan Nuño, que en el fondo de toda filosofía hay siempre es-
más ligada a las pulsiones de la vida, de la que el pensamiento
quemas míticos. por cuanto ella expresa el contenido mítico del
científico no puede prescindir sin traicionada, sin naufragar
en la lógica de la muerte. lenguaje conceptual. traduciendo las alegorías de la cultura a
fórmulas racionales. De esto se desprende que toda auténtica
La misma forma de conciencia que signa al mito signa a
filosofía debe fundarse en una determinada cultura, y no volar
la vida, en la medida en que aquel es expresión de los niveles
por encima de ella. como nos hizo creer el colonialismo peda-
profundos de esta, donde el deseo pulsa los sueños más signi-
gógico, a fin de cortar el vínculo entre ambas. Nuestro pensa-
ficativos. Es en los sueños donde los hombres hablan con los
miento, seducido así por una falsa universalidad, se alejó de la
seres sobrenaturales, y en especial los sacerdotes y chamanes.
vida real, trabajando sobre categorías conceptuales extrañas
que son los especialistas del éxtasis. En las visiones del peyo. que no podían, por cierto. alumbrarla.
te los huicholes comulgan con los dioses, remontándose a un
mundo de colores luminosos que tratan de reproducir en sus
8. Mito y poder
artes. El sueño es un espacio de revelaciones ajeno a la razón
El territorio que se extiende más allá de la razón y el pensa-
pero no contrario u opuesto a ella. Si razón e historia marchan
miento científico es ancho, pero no todo tiene allí la claridad
juntas por el mismo plano del conocimiento, el mito y el sueño
ni la nobleza del mito. Lo imaginario no siempre es poesía
lo hacen por otro, más ambiguo y subterráneo. Mas, a pesar de
y síntesis: también puede ser trampa. falsificación, engaño.
sus vínculos, no se debe confundir mito con sueño, como hace
La ideología apela a lo imaginario. pero no para reforzar la
Otto Rank al definir a los mitos como sueños colectivos. Un
vida, sino para legitimar una opresión. Si recurre también
mito puede nacer de un sueño, pero no siempre el sueño tiene
a elementos racionales, no es para hacer ciencia social, sino
la estructura del mito. El sueño parece un tanto dejado al azar,
para disfrazar con el prestigio de esta y dotar de una aparente
mientras que en el significado del mito reina la necesidad. El
coherencia a un discurso cuya finalidad última es discrimi-
mito es universal y ejemplar, atributos que no corresponden al
nar, eliminar a otros de la competencia y la repartición de los
sueño. Si este reúne dichas cualidades, tendrá la estructura
del mito y podrá convenirse en un mito personal o social, se- recursos sociales, despojarlos de su patrimonio o someterlos a
gún la fuerza que adquiera la imagen. una voluntad ajena. Se vale para ello de la estigmatización del
otro, que puede ser un grupo social, nacional, étnico, religioso,
Si la razón aprehende la realidad por el análisis, el mito
político, etcétera. Puede decirse que es ideología, entendiendo
lo hace por la vía de lo simbólico. Por eso se ha dicho que la
a esta como falsa conciencia, todo pensamiento que intente
conciencia mítica no pertenece a una etapa de la evolución,
justificar la opresión de un grupo por otro, así como la distri-
sino a la misma naturaleza humana. Por nuestra parte aña-
bución desigual de los recursos de tina sociedad. Por el con-
diríamos que a ella se reserva el dominio de la síntesis. Vimos
trario, todo pensamiento que sustente la equidad distributiva
que el análisis racional rompe la unidad del mundo, pues pa.
ra explicarlo debe reducirlo a mil pedazos, y su posterior re- y la igualdad de derechos pertenecerá al orden de las ideas.
signado por la legitimidad.
52
53
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

Pero en la vida real no siempre es fácil la distinción. Lo


racional y lo imaginario se imbrican de tal modo en la ideo- social, el mundo simbólico del colonizado pierde esa coheren-
logía, que quienes la usan suelen creer firmemente en ella, cia que hace posible tanto la resistencia cultural como la polí-
viéndola como una causa muy justa. Nuestra preocupación por tica. Esta guerra de imaginarios —o de sueños, como la llama
la naturaleza de la ideología viene del hecho de que a menudo Marc Augé— es hoy, como lo fue siempre, el capítulo más so-
se vincula con el mito, en la medida en que en su composición bresaliente de la relación entre el mito y el poder. Vimos que
el mito es una imagen fuerte que se puso en movimiento para
ambos amalgaman factores racionales, científicos, o que po-
drían pasar por tales, con otros puramente imaginarios. Pero hablarnos de los orígenes de algo, y la guerra de imaginarios
la ideología sirve siempre al poder, diríamos que por defini- a la que nos referimos es una confrontación entre las imá-
ción. El mito, en cambio, puede servir al poder, y con frecuen- genes propias de un grupo social y las imágenes ajenas que
cia ocurre así, pero no siempre, pues hay mitos contra el poder. buscan imponerse con el poder de los medios para destruir o
y otros que ni lo favorecen ni lo cuestionan, que son la gran desplazar a aquellas. Son los letreros, signos y figuras que nos
mayoría. El mito es un poder sobre las cosas más que sobre rodean cotidianamente, condicionando nuestra percepción e
las personas; un lenguaje, más que un discurso ideológico; una incidiendo en nuestra cosmovisión, o sea, eso que Cohen-Séat
llamó «iconósfera».
forma de conocimiento, más que un instrumento de dominio.
Entre el mito y la ideología existe la misma distancia que va
9. El mito y la historia
de la idea a la ideología. Así, una idea justa no será culpable
del mal uso que se haga de ella. La libertad es buena en sí, Basándonos en lo expuesto resulta fácil comprender que no
pese a los numerosos crímenes que siempre se cometieron en puede haber cultura sin mitos, pues por ellos se realiza la
su nombre. Si hoy las ideologías se debaten en una profunda aprehensión simbólica que humaniza a la naturaleza. Decía
crisis, es justamente por esa libido dominonti que las caracte- Lucien Sebag que no hay apropiación del mundo que no pase
por la mediación de los signos. Ellos no solo nutren el pensa-
riza, y por la forma en que minaron el ethos social. La concien-
cia mítica, por el contrario, salvaguardó siempre este ethos con miento, sino también el ser de las cosas. Por eso el mito, anota
gran eficacia, asegurando la cohesión social, estrechando los Miguel A. Bartolomé, deviene un espejo que refleja y proyecta
lazos de solidaridad de los pueblos. La conciencia analítica, por la imagen que la cultura elabora sobre sí misma y su entor-
definición, distingue, separa, dispersa. quiebra la unidad de la no. Si el mito, como decía Cassirer, oculta los sentidos detrás
representación del mundo, y quizás por eso en las sociedades de imágenes y símbolos, la tarea de la filosofía consistirá en
desenmascararlos.
modernas la solidaridad (bien común) es más un enunciado
que un hecho palpable, un recurso que invoca el poder para Que el mito opera como un mensaje profundo, críptico,
legitimarse, ahora que ya no puede fundarse en la voluntad de estaría probado por la circunstancia de que no se puede histo-
los dioses. rizar el mito sin falsear el método histórico, pero sí mitificar
Todo proceso de colonización cultural implica una fuerte la historia sin violentar los mecanismos del mito, cambiando
confrontación en el plano simbólico, donde vemos cómo los mi- el significado real de los acontecimientos por otro que la ideolo-
tos dominantes intentan desestructurar y banalizar a los gía dominante o los sectores populares consideren útil o conve-
mitos del puebla dominado o que se quiere dominar, a fin de niente en un momento determinado, magnificándolo por la vía
reemplazarlos. Para someter verdaderamente a una sociedad. de la hipérbole o menoscabando su verdadera dimensión.
es preciso colonizar su imaginario, a fin de que asuman como Que el mito marque el grado cero de la cronología no im-
propios los símbolos ajenos. Al debilitarse por esta vía el celtas plica que represente el pasado, y menos aún, la opresión del pa-
sado. Aunque se refiere a hechos ocurridos en una época, por
54
55
I. El MITO COMO ZONA SAGRADA
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS AV"'
En un principio no hubo Historia, sino historias, relatos
imaginarios o inspirados en acontecimientos de importancia
variable, sueños y experiencias cuyos aspectos más significa-
tivos pasaban a conformar el universo fundacional del ntylhos.
La conciencia mítica era todo, pues todo lo vivenciaba, incor-
porándolo a un discurso y un decurso, fundiendo el tiempo de
la memoria con el tiempo sin memoria que lo precedía. Mucho
después irrumpió el logos, la razón analítica, que en sus inicios
reivindicó ya como propios los niveles más primarios de la reali-
dad, y desde ahí fue aventurándose hacia lo profundo, develando
misterios basándose en métodos precisos. Preocupada en esta-
blecer el orden causal, la razón analítica desdeñó el inframundo
del símbolo, regido por emociones oscuras, por una ambigüedad
que imposibilitaba todo juicio apodíctico: zona marcada por la
polisemia, síntesis última donde ya el antes y el después (ele-
mentos irrenunciables para la causalidad) pierden importancia.
porque el mito no computa sus momentos en términos de dura-
ción y lo medular permanece, bajo una forma u otra, y lo que se
va, regresa, como el día y la noche, el invierno y el verano.
El mito y la razón terminaron separándose como formas
de conocimiento, y aunque en sus mecanismos resultan teóri-
camente inconciliables, al postularse como alternativos o, en el
mejor de los casos, como complementarios, no dejan de imbri-
carse en la fenomenología de la mente. Todavía hoy millones
de personas pueden vivir éticamente al margen de los rigores
del logos, pero nunca nadie logró sustraerse a toda mitología,
ya sea social o personal, ni siquiera aquellos que no se confor-
La Virgen de Guadalupe, escultura cerámica popular de Ocu- maron con tomar a la razón como un valioso instrumento para
micho (Michoacán). Si bien los pueblos indígenas de México aprehender el mundo, sino que hicieron de ella primero una
sienten hoy a esta virgen como un elemento fundamental de diosa y luego una ideología.
su identidad. no puede soslayarse que constituye un símbolo Con lo anterior se quiere decir que más allá de las fronte-
inconfundible de la Conquista espiritual, y que los rasgos pro- ras que puedan trazarse en el plano abstracto, ambas formas
pios que a menudo se incorporan a la imagen son totalmente de pensamiento se combinan de distinta manera, según el tipo de
secundarios. sociedad o de mentalidad. Así, el artista cultivará más el pen-
samiento simbólico que el analítico, y con el científico ocurrirá
lo general, remota, inmemorial, posee una estructura perma- lo contrario.
nente que comprende en forma simultánea los tres momentos Desde ya, el mito posee mecanismos que le son propios,
o éxtasis del tiempo: pasado, presente y futuro. La historia, en recursos a los que se podría otorgar la condición de leyes; pero, a
cambio, solo tiene que ver con el pasado.
49
56
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. E. MITO COMO ZONA SAGRADA
nuestro criterio, resulta peligroso hablar de una verdadera lógica
de este tipo de pensamiento, y más en los términos planteados Solo un marcado logocentrismo puede inspirar tales asal-
por Lévi-Strauss. Este autor llega a manifestar que la lógica del tos racionalistas al mito para canonizar su sentido y homolo-
pensamiento mítico le ha parecido siempre tan exigente co- gar dos modos de conocimiento radicalmente distintos. Más
mo aquella sobre la cual reposa el pensamiento positivo, y en el que prestigiarlo, por esta vía se quiere domesticarlo. privarlo
fondo, poco diferente, por lo que esperaba que se probase un día de su fuerza incontrolable y someterlo al dogma de la objetivi-
que tanto en el pensamiento mítico como en el científico opera dad, que lo considerará finalmente una simple mistificación.
la misma lógica, lo que implicaría que el hombre ha pensado A causa de esto Ticio Escobar recomienda, por cautela, des-
siempre igualmente bien. Y mientras tanto, somete a los mitos confiar de la inocente soberbia de un discurso que recae sobre
que caen en sus manos a un meticuloso análisis racional basado otro pretendiendo arrancarle el secreto de su última clave. 9 Lo
en estructuras binarias, que les asignan ufi contenido unívoco enriquecedor es apuntalar la autonomía de ambos lenguajes,
y puntual (como decir, por ejemplo, que «árbol» significa media- no contaminar uno con el otro, lo que permitirá una doble lec-
ción entre el cielo y la tierra), negando de este modo los conteni- tura de los hechos que conforman la llamada realidad. Ernst
dos y contextos históricos. Más allá de las buenas intenciones Cassirer señala que el mito habla más a la afectividad que a
que sustentan su fe en la lógica del mito —a la que, para dife- la razón, como lo pone de manifiesto la fuerte presencia en
renciarla de la analítica, considera concreta, sensible o cualita- ellos de elementos poéticos. Por eso, a su juicio, la poesía es
tiva—, no deja de latir en dicha teoría un afán reduccionista. de hoy el único territorio donde la palabra conserva casi intacto
justificar al mito por la razón, como una forma de mostrar las ese poder mágico de crear el ser de las cosas que caracteriza
claves sensatas de un discurso en apariencia absurdo o irreal. al mito. Añade este autor que si bien el mito nace de una emo-
Gilbert Durand, con el propósito de abrir un mayor espacio al ción, no es la emoción misma, sino su expresión, es decir, la
pensamiento simbólico como forma de conocimiento, en su li- conversión de ese sentimiento en imágenes. Y así, en cuanto
bro Introduction á la mythodologie... pareciera incurrir en un expresión, el mito ingresa en el universo simbólico. Los mitos y
error semejante, al instituir una ciencia del mito a la que llama los rituales, añade Escobar, al igual que la poesía, muestran
«mitodologia». Afirma que así como hay un orden de la ciencia. más mediante lo que encubren que a través de lo que declaran,
hay un orden de la no-ciencia. Pero hablar del «orden del mito». porque es desde los propios recursos de la representación que
mejor se expone la verdad de lo representado. Desmontar los
desde una perspectiva rigurosamente científica como la que es-
artificios de la escena no es otra cosa que destruir la eficacia
te autor maneja, puede ser entendido, otra vez, como una lógica de este lenguaje.
del mito, o un orden lógico de él. Para diluir esta sospecha, ten-
La reivindicación de la autonomía y necesidad de ambos
dría que aclararse antes con precisión qué se quiere decir con
lenguajes no debe entenderse como un desprecio a la razón y
la palabra «orden». ¿Se refiere acaso a un sistema conceptual
el pensamiento científico, y menos aún como un deslizamiento
que permita la interpretación «correcta» del mito? Supongo que
hacia el irracionalismo. Pero así como la razón suele negar al
no, pues él mismo apunta en otra parte de este libro que no se
mito, la otra lectura de la realidad que propone el mito sirve a
puede establecer, en relación con el mito, la verdad única de una
menudo para evidenciar esas excrecencias de la razón que son
interpretación, y que lo único capaz de arrojar claridad sobre su
las ideologías. O sea, que el mito no niega a la razón, pero
sentido es la redundancia del relato, cuando este se empeña en
tiende, sí. a desacralizarla, a bajarla del pedestal de lo in-
ser claro en un sentido mediante la reiteración insistente.a
falible para ponerla a trabajar humildemente por la verdad.
Cf. Gilbert Durand: Oh. cit.: pp. 54 y 203.
Cf. Ticio Escobar: Ob. cit.: p. 6.
50
51
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES
1. E. MITO COMO ZONA SAGRADA

Bien advierte Gusdorf que, sin el mito, la razón permanecería composición será ya fruto de abstracciones puras, incapaces
flotando en un mundo de abstracciones, desconectada de la de devolverle su solidez prístina. y menos aún la magia que lo
existencia, sin puntos de arraigo en la realidad. Por eso lo animaba. Solo las representaciones del mito podrán restituirle
más atinado es afirmar los puentes entre ambos lenguajes, la fuerza, regenerar su tejido, salvarlo de la dispersión y la in-
con miras no a una superposición o una fusión, sino a una coherencia, de la angustia del vacío, de modo que toda acción
complementación. El mito no representaría así el fin de la encuentre de nuevo su sentido. También podría decirse, como
razón, y tampoco su comienzo, sino otra forma de conciencia Juan Nuño, que en el fondo de toda filosofía hay siempre es-
más ligada a las pulsiones de la vida, de la que el pensamiento quemas míticos. por cuanto ella expresa el contenido mítico del
científico no puede prescindir sin traicionarla, sin naufragar lenguaje conceptual, traduciendo las alegorías de la cultura a
en la lógica de la muerte. fórmulas racionales. De esto se desprende que toda auténtica
La misma forma de conciencia que signa al mito signa a filosofía debe fundarse en una determinada cultura, y no volar
la vida, en la medida en que aquel es expresión de los niveles por encima de ella, como nos hizo creer el colonialismo peda-
profundos de esta, donde el deseo pulsa los sueños más signi- gógico, a fin de cortar el vínculo entre ambas. Nuestro pensa-
ficativos. Es en los sueños donde los hombres hablan con los miento, seducido así por una falsa universalidad, se alejó de la
seres sobrenaturales, y en especial los sacerdotes y chamanes, vida real, trabajando sobre categorías conceptuales extrañas
que son los especialistas del éxtasis. En las visiones del peyo- que no podían, por cierto. alumbrarla.
te los huicholes comulgan con los dioses, remontándose a un
mundo de colores luminosos que tratan de reproducir en sus 8. Mito y poder
artes. El sueño es un espacio de revelaciones ajeno a la razón El territorio que se extiende más allá de la razón y el pensa-
pero no contrario u opuesto a ella. Si razón e historia marchan miento científico es ancho, pero no todo tiene allí la claridad
juntas por el mismo plano del conocimiento, el mito y el sueño ni la nobleza del mito. Lo imaginario no siempre es poesía
lo hacen por otro, más ambiguo y subterráneo. Mas, a pesar de y síntesis: también puede ser trampa, falsificación, engaño.
sus vínculos, no se debe confundir mito con sueño, como hace La ideología apela a lo imaginario, pero no para reforzar la
Otto Rank al definir a los mitos como sueños colectivos. Un vida, sino para legitimar una opresión. Si recurre también
mito puede nacer de un sueño, pero no siempre el sueño tiene a elementos racionales, no es para hacer ciencia social, sino
la estructura del mito. El sueño parece un tanto dejado al azar, para disfrazar con el prestigio de esta y dotar de una aparente
mientras que en el significado del mito reina la necesidad. El coherencia a un discurso cuya finalidad última es discrimi-
mito es universal y ejemplar, atributos que no corresponden al nar, eliminar a otros de la competencia y la repartición de los
sueño. Si este reúne dichas cualidades, tendrá la estructura recursos sociales, despojarlos de su patrimonio o someterlos a
del mito y podrá convenirse en un mito personal o social, se- una voluntad ajena. Se vale para ello de la estigmatización del
gún la fuerza que adquiera la imagen. otro, que puede ser un grupo socia l- nacional, étnico, religioso.
Si la razón aprehende la realidad por el análisis, el mito político, etcétera. Puede decirse que es ideología, entendiendo
lo hace por la vía de lo simbólico. Por eso se ha dicho que la a esta como falsa conciencia, todo pensamiento que intente
conciencia mítica no pertenece a una etapa de la evolución, justificar la opresión de un grupo por otro, así como la distri-
sino a la misma. naturaleza humana. Por nuestra parte aña- bución desigual de los recursos de una sociedad. Por el con-
diríamos que a ella se reserva el dominio de la síntesis. Vimos trario. todo pensamiento que sustente la equidad distributiva
que el análisis racional rompe la unidad del mundo, pues pa- y la igualdad de derechos pertenecerá al orden de las ideas,
ra explicarlo debe reducirlo a mil pedazos, y su posterior re- signado por la legitimidad.
52
53
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES 1. El MITO COMO ZONA SAGRADA

Pero en la vida real no siempre es fácil la distinción. Lo social, el mundo simbólico del colonizado pierde esa coheren-
racional y lo imaginario se imbrican de tal modo en la ideo- cia que hace posible tanto la resistencia cultural como la polí-
logía, que quienes la usan suelen creer firmemente en ella, tica. Esta guerra de imaginarios —o de sueños, como la llama
viéndola como una causa muy justa. Nuestra preocupación por Marc Augé— es hoy, como lo fue siempre, el capítulo más so-
la naturaleza de la ideología viene del hecho de que a menudo bresaliente de la relación entre el mito y el poder. Vimos que
se vincula con el mito, en la medida en que en su composición el mito es una imagen fuerte que se puso en movimiento para
ambos amalgaman factores racionales, científicos, o que po- hablarnos de los orígenes de algo, y la guerra de imaginarios
drían pasar por tales, con otros puramente imaginarios. Pero a la que nos referimos es una confrontación entre las imá-
la ideología sirve siempre al poder, diríamos que por defini- genes propias de un grupo social y las imágenes ajenas que
ción. El mito, en cambio, puede servir al poder, y con frecuen- buscan imponerse con el poder de los medios para destruir o
cia ocurre así, pero no siempre, pues hay mitos contra el poder, desplazar a aquellas. Son los letreros, signos y figuras que nos
y otros que ni lo favorecen ni lo cuestionan, que son la gran rodean cotidianamente, condicionando nuestra percepción e
mayoría. El mito es un poder sobre las cosas más que sobre incidiendo en nuestra cosmovisión, o sea, eso que Cohen-Séat
las personas; un lenguaje, más que un discurso ideológico; una llamó «iconósfera».
forma de conocimiento, más que un instrumento de dominio.
Entre el mito y la ideología existe la misma distancia que va 9. El mito y la historia
de la idea a la ideología. Así, una idea justa no será culpable Basándonos en lo expuesto resulta fácil comprender que no
del mal uso que se haga de ella. La libertad es buena en sí, puede haber cultura sin mitos, pues por ellos se realiza la
pese a los numerosos crímenes que siempre se cometieron en aprehensión simbólica que humaniza a la naturaleza. Decía
su nombre. Si hoy las ideologías se debaten en una profunda Lucien Sebag que no hay apropiación del mundo que no pase
crisis, es justamente por esa libido dominanti que las caracte- por la mediación de los signos. Ellos no solo nutren el pensa-
riza, y por la forma en que minaron el ethos social. La concien- miento, sino también el ser de las cosas. Por eso el mito, anota
cia mítica, por el contrario, salvaguardó siempre este ethos con Miguel A. Bartolomé, deviene un espejo que refleja y proyecta
gran eficacia, asegurando la cohesión social, estrechando los la imagen que la cultura elabora sobre sí misma y su entor-
lazos de solidaridad de los pueblos. La conciencia analítica, por no. Si el mito, como decía Cassirer, oculta los sentidos detrás
definición, distingue, separa, dispersa, quiebra la unidad de la de imágenes y símbolos, la tarea de la filosofía consistirá en
representación del mundo, y quizás por eso en las sociedades desenmascararlos.
modernas la solidaridad (bien común) es más un enunciado Que el mito opera como un mensaje profundo, críptico,
que un hecho palpable, un recurso que invoca el poder para estaría probado por la circunstancia de que no se puede histo-
legitimarse, ahora que ya no puede fundarse en la voluntad de rizar el mito sin falsear el método histórico, pero sí mitificar
los dioses. la historia sin violentar los mecanismos del mito, cambiando
Todo proceso de colonización cultural implica una fuerte el significado real de los acontecimientos por otro que la ideolo-
confrontación en el plano simbólico, donde vemos cómo los mi- gía dominante o los sectores populares consideren útil o conve-
tos dominantes intentan desestructurar y banalizar a los niente en un momento determinado, magnificándolo por la vía
mitos del pueblo dominado o que se quiere dominar, a fin de de la hipérbole o menoscabando su verdadera dimensión.
reemplazarlos. Para someter verdaderamente a una sociedad, Que el mito marque el grado cero de la cronología no im-
es preciso colonizar su imaginario, a fin de que asuman como plica que represente el pasado, y menos aún, la opresión del pa-
propios los símbolos ajenos. Al debilitarse por esta vía el ethos sado. Aunque se refiere a hechos ocurridos en una época, por
54
55
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

Hay quien dice que, con el mito, la historia se evapora. Es


probable que en muchos casos sea así, pero lo hace para poder
luego condensarse, ya sin impurezas. Aún más, se acusa al
mito de definir la historia en términos de una ideología domi-
nante. Tampoco esto es exacto, como ya se vio, pues si bien por
lo común los mitos explican o justifican las estructuras exis-
tentes, solo un pequeño porcentaje de estas estructuras pueden
considerarse de opresión. Por otra parte, así como hay mitos
que favorecen la opresión, hay otros que impulsan la libera-
ción. Tal, por ejemplo, el mito peruano de Inkarrí, recogido
por José María Arguedas, evocador de una perfección preté-
rita que regresará cuando la cabeza cortada del último inca.
creciendo hacia los pies, recomponga su integridad corporal.
Todo pueblo sometido a una relación colonial puede ser visto
como un cuerpo mutilado, y el lento proceso de recuperación de
su integridad perdida no es otra cosa que la liberación. O sea,
que el cuestionamiento del orden existente no es ajeno al mito.
Sostener lo contrario sería negar la dimensión contestataria
de la cultura popular, siempre escamoteada por el folclorismo,
impostada por ciertas élites políticas, directamente eliminada
por la cultura de masas o expropiada por la burguesía para
legitimar sus actos. Ocurre esto último, por ejemplo, cuando
el héroe indígena que murió luchando contra el conquista-
dor es reivindicado como propio por quienes hoy continúan la
opresión de ese mismo pueblo, y también cuando los héroes de
la independencia son utilizados para combatir a quienes hoy
La Virgen de Guadalupe. escultura cerámica popular de Oeu- luchan por profundizar esa misma independencia. A menudo
micho (Michoacán). Si bien los pueblos indígenas de México dicha dimensión contestataria no se agota en la pura crítica.
sienten hoy a esta virgen como un elemento fundamental de
sino que insinúa o destaca la necesidad de un cambio que re-
su identidad. no puede soslayarse que constituye un símbolo
inconfundible de la Conquista espiritual, y que los rasgos pro-
volucione las estructuras existentes o regenere de algún modo
pios que a menudo se incorporan a la imagen son totalmente una estructura destruida, a la que se ve ya como una edad do-
secundarios. rada, cierta o imaginaria.
De aquí resulta la inconveniencia de oponer mito e historia.
Lo fecundo es tomar ambos términos como complementarios,
lo general, remota, inmemorial, posee una estructura perma-
al igual que mito y razón. Ello permite hablar de un continuo
nente que comprende en forma simultánea los tres momentos
mito-histórico, idea útil a todo proceso de recuperación históri-
o éxtasis del tiempo: pasado, presente y futuro. La historia, en
cambio, solo tiene que ver con el pasado. ca, y en especial para el de las minorías étnicas y otros sectores
populares. Por otra parte, la historia no es solo una sucesión
56
57
TEORIA TRANSCULTVRAL DE LAS ARTES VIVALES I. B. MITO COMO ZONA SAGRADA

de hechos registrados, sino también un orden preciso que se Imaginatio vera y el Imaginario phantastica. Así, hay mitos
impone a los hechos, una lectura siempre renovada que los va verdaderamente fantásticos, emparentados con los cuentos
resignificando. Y como los ejes en torno a los cuales se construye maravillosos, mientras que otros constituyen un reflejo de lo
el relato son los paradigmas, se puede afirmar que el mito es el real que se parece bastante a lo real, pues lo que acontece en
fundamento mismo de la historia, ya que, sin él, esta se em- ellos podría ocurrir, salvo algunos aspectos o detalles, en el
pobrece, pierde su sentido hasta el extremo de convertirse en plano de la realidad fenoménica, como esos héroes semejantes
un tedioso registro de acontecimientos que, en definitiva, no a los de carne y hueso que combaten, aman y enseñan a los hom-
dicen algo concreto, no enseñan nada. Entra a jugar la referida bres valiosas costumbres.
complementación cuando, por ejemplo, el mismo Momsen, con- Si se deja atrás la piedra fundacional que puso Herodoto.
siderado uno de los padres de la historia moderna, entendida se podría decir que, en cierta forma, la historia es una crea-
como ciencia, empieza a contar la historia de Roma con la fábu- ción del cristianismo Lo que alentó a los teólogos de esta reli-
la de Rómulo y Remo amamantados por la loba. Y si se llega a gión a plasmar el concepto, fue la necesidad de unir, en un solo
plantear ambos términos como contradictorios, ha de ser al so- continuo, la caída del hombre con su redención final, pasando
lo efecto de alimentar una dialéctica cuyo propósito sea arrojar por la encarnación de Cristo, hechos a los que se quería sus-
nuevas luces sobre un fenómeno, enriqueciendo su interpreta- traer del tiempo circular, propio del mito. La concepción lineal
ción. Porque el mito, como se dijo, no atenta contra la historia, del tiempo fue ya esbozada en el siglo ni de nuestra era por
sino que le proporciona un fundamento, al dotar de un sentido Ireneo de Lyon, y tomada y elaborada luego por San Basilio,
preciso a la oscuridad de los orígenes, y también al presente y San Gregorio y San Agustín. Alberto Magno y Santo Tomás
al futuro. Para Malinowski el mito era lo no documentado, lo no concibieron ya a la historia como un progreso lineal, aunque
reducido a la esfera de la razón; es decir, el territorio resplande- hubo que esperar hasta el Siglo de las Luces para que la linea-
ciente de la vida aún no congelado por el análisis. lidad se estableciera con firmeza en el ámbito científico. Y has-
Se podría afirmar, yendo aún más lejos, que el mito es el ta el siglo xix para que se generalizara, bajo el empuje de las
motor de la historia, en especial, cuando asume la forma de una corrientes evolucionistas. Hegel, Engels, Marx y otros autores
utopía y pasa a nutrir un proceso de cambio radical. La utopía tratarán entonces de imprimir a la historia las características
exige el sacrificio del presente en función de un futuro iluso- de una ciencia, describiendo procesos que, a su juicio, se repe-
rio, de sueños que toman la forma de paradigmas. Para dar un tirán fatalmente en casi todos los casos. Lo que había nacido
sentido coherente a la condición humana es preciso construir como una afirmación de lo individual frente a lo colectivo, del
arquetipos perdurables. Es por ello que toda revolución mitifica héroe singular —que es de origen aristocrático o accede a esta
su gesta. inventa fábulas morales y hasta deshumaniza a sus clase por sus hazañas, si es de humilde cuna— y la fuerza que
héroes, para que puedan funcionar como modelos socialmen- lo mueve —a menudo, tan solo una ambición disfrazada de pa-
te útiles, libres de la ambigüedad de la vida, que alimenta la triotismo—, sería convertido por el marxismo en sinónimo de
duda. Cuando vemos así a la historia postrarse ante el mito, lo colectivo, y muchos hombres se entregaron entonces al justo
debemos concluir que este es posterior a aquella y, por lo tanto, sueño de hacer la historia, de moldearla como a una blanda ar-
eterno: sus continuos cambios de máscara le permiten subsistir cilla, lo que en buena medida resulta ilusorio, pues a menudo
como un conjunto estructurado de principios fundamentales de la historia se hace sola, mediante acontecimientos que al pa-
la cultura. recer nadie puede contener ni controlar, como observa Mircea
Es preciso señalar que no todos los mitos tienen la mis- Eliade, y en otros casos es realizada solo por un pequeño grupo
ma relación con lo real. Ya Platón había distinguido entre el de dirigentes que obra en nombre de las mayorías, arrogándose
58 59
TEOR1A TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

su representación o recibiéndola por un mandato electoral. Por te vinculado al ser, en el siglo xix comenzó a trasladarse al
otra parte, este culto a la historia por parte del marxismo tiene quehacer, convirtiéndose en un saber transformador y no ya
un límite, el que viene a ser una confesión de su velado temor a conservador, estático, el que por fuerza debió apelar nueva-
ella más que un simple y noble sueño de ver un día concluir el mente al modelo, al paradigma. Heidegger denomina a este
reinado de la desigualdad y la locura. Porque la abolición de la proceso «la evaporación del ser», el que se va dando como un
historia que se programa para el futuro no significa otra cosa lento vaciamiento alentado por la fe en el progreso humano.
que la supresión (o congelamiento) de su dialéctica, un intento Tal progreso, cifrado inicialmente en la idea de la libertad,
de sustraerse a las leyes del cambio social una vez alcanzado fue esquematizándose y banalizándose, hasta tornarse, al de-
un determinado poder. Pero donde hay poder, hay grupos de cir de Kusch y también de algunos pensadores indígenas de
poder; hay castas, clases, estratos, camarillas; hay ideas e in- América, en una concepción de la historia fundada en la acu-
tereses que se contraponen. Y por otro lado, ¿qué es esa edad mulación cuantitativa de objetos, según la cual el pasado será
feliz que corona dicha utopía de la razón sino una nueva ren- la ausencia, escasez o simplicidad de esos objetos, y el futuro, la
dición de la historia ante los altares del mito, como si después abundancia y complejidad de ellos. La posmodernidad reco-
de volar largamente sobre las miserias de la filosofía aceptara noce ya, como una premisa real, que el mundo se sustenta en
transar con el lenguaje de lo permanente, entregarse también los objetos y no en las relaciones humanas ni en los principios
al sueño de la inmortalidad? Los pueblos parecen preferir los que las rigen. La fragmentación y el aislamiento que producen
seres arquetípicos a los personajes históricos, las categorías a la cultura de masas y la publicidad minaron las relaciones de
los acontecimientos. Su lógica es simbólica, no analítica, y esto reciprocidad y solidaridad que forman el tejido de las comuni-
conforma un estilo, un modo de construir la realidad, no una dades, generando una «racionalidad» consumista que, por su
carencia o una incapacidad. Crean y retienen lo ejemplar por- gradual vaciamiento de contenidos humanos y éticos, se ha
que no aceptan lo individual, y no por impotencia de registrar tornado altamente irracional. Dicho vaciamiento de sentido
este tipo de hechos, como creen algunos autores, viendo cierta alcanzó asimismo al quehacer transformador, y ya los simula-
inferioridad en lo que conforma una racionalidad diferente y cros tomaron el lugar de los acontecimientos, parodia que se
bastante sabia. Una racionalidad que sabe que la memoria de dio en llamar «el fin de la historia».
los pueblos comienza por el mito, que moldea lo contingente Tal irracionalismo social, sostenido por el auge a nivel
sobre el eje de lo necesario y, gracias a ello, permite a los per- mundial de políticas económicas neoliberales, como la faz
sonajes y las gestas recorrer los siglos por la tradición oral. En triunfante del capitalismo, ha desconcertado y desmoralizado
las sociedades sin escritura, sacrificar lo paradigmático en ho- a las izquierdas clásicas, las que ven alzarse, revitalizados,
menaje a lo que realmente aconteció no lleva más que al tedio discursos neoconservadores y políticas que rayan incluso en
y al abismo del olvido. O sea, lo que en ellas no se traslada a la un racismo desvergonzado, junto a una serie de preocupantes
esfera del mito, termina diluyéndose.
prácticas sociales, como el creciente apoliticismo y la apelación
a los astrólogos, adivinos, sectas a menudo criminales y sospe-
10. Racionalidad propia y crisis de la razón chosas iglesias electrónicas. Umberto Eco habla de una sacra-
ajena
lidad atea, de un nuevo Medioevo de místicos laicos, deseosos
El concepto de razón surge en la filosofía griega como un pen- de recuperar —a menudo por vías insólitas— la comunidad
samiento separado de la vida, emancipado de ese saber de perdida. Tal desmovilización no sería al parecer solo una res-
estereotipos que apuntala el mito, al que Rodolfo Kusch lla- puesta dialéctica a los excesos de la razón, a la tiranía de los
mara «pensamiento seminal». Dicho concepto, originariamen- dogmas, sino también expresión de un hondo temor al futuro,
60
• 61
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
1. EL MITO COMO ZONA SAGRADA
como se advierte en el tono apocalíptico de los lamentos de los
falsos profetas. pensamiento liberado de los irnos y de categorías importadas,
Este proceso de Occidente, al universalizarse por los me- o sea, que se nutra en sus propios mitos y ancle en ellos. Ese
canismos de la globalización. afecta en gran medida al resto nuevo pensamiento ha de partir de la realidad y regresar a
del mundo, el que se ve así compulsado a articular su propia ella, yendo de la teoría a la práctica y de la práctica a la teoría.
estrategia, no volviendo la espalda al futuro sino abriendo su Esa razón propia, como vimos, no será opuesta al mito, sino un
propio camino a él. Para ello, las distintas culturas deberán modo diferente de abordar la realidad a la que él se refiere, o
organizar su conocimiento de sí para entrar en las redes mun- sea, de complementarlo. Rescatará y revalorizará la tradición,
diales como sujetos que emiten juicios de valor basados en una y sobre todo lo más humano que ella trae, pero no rechazará la
racionalidad diferente, y no como pasivos objetos de una in- innovación ni abandonará la búsqueda. El fin de la esperanza
formación manipulada hoy por las grandes corporaciones en corresponde a la vejez de un espíritu, no a su madurez. Si en
función de sus intereses y puntos de vista. A esta nueva colo- Occidente las ciencias sociales hicieron crisis, es por su falta de
nización se ha de oponer un modelo diferente, que sea la co- compromiso con el hombre de carne y hueso, con los pueblos
ronación de las más antiguas aspiraciones y proyectos de los que luchan por abrirse un espacio digno bajo el sol. La posmo-
pueblos, y no un nuevo tributo al pensamiento occidental y, en dernidad occidental parece haber redescubierto las emociones
especial, a sus ideologías. El resto del mundo no puede permi- por la vía del kitsch, pero el resto del mundo no desvalorizó
tirse el lujo de plegarse a la desmovilización, pues tal renuncia nunca la esfera simbólica hasta el extremo de tener hoy que re-
a su propia historia lo hallaría parado sobre la dependencia descubrirla, aunque esta sí precisa ser reelaborada para que
y la dominación. Europa y sus corifeos de los países depen- pueda proyectarse con fuerza en el contexto global. Tampoco,
dientes, primero, deificaron al progreso, convirtiéndolo en un para salvarse, necesitan los países no occidentales apelar a la
valor supremo y destruyendo, en su nombre, no solo muchas cursilería y la abolición del estilo, porque su imaginario so-
tradiciones valiosas sino también las economías regionales. cial está colmado de arquetipos maravillosos que solo en una
y ahora, cansados de tal mesianismo, cuestionan la moderni- mínima medida explotó su arte hasta hoy. Tanto las culturas
dad y desconfían de toda vanguardia. En los países depen- populares como los sectores ilustrados pueden tomar y reela-
dientes se ve hoy a muchos intelectuales plegarse de un modo borar estos paradigmas, fortaleciendo así mediante la síntesis
acrítico a la posmodernidad, embarcándose en los sueños de un saber estrechamente ligado al mito y al rito, que los librará
la sociedad posindustrial en vez de preocuparse por terminar de la banalización del arte y la cultura. Las culturas indígenas
de construir su propia modernidad. Desde el llamado Primer nos brindan sabios ejemplos de esta relación entre el saber y el
Mundo se puede llegar a pensar que se ha alcanzado el nivel hacer; es decir, de un saber que no está para ser almacenado,
que se quería, y que seguir avanzando por esa senda puede sino para servir a la vida profunda. El fin de la hegemonía
aparejar más peligros que ventajas, pero los demás países no de las vanguardias y las minorías artísticas puede celebrar-
pueden permitírselo en absoluto, pues se trata de una época se desde esta atalaya como un hecho venturoso, pues las van-
de grandes definiciones y transformaciones, y dichos procesos guardias eran casi siempre productos de Occidente y alejaban
implican una descolonización profunda, no un dejarse llevar al artista de su propia cultura, llevándolo no solo a abrevar en
por los vientos de la globalización. El derrumbe de los dogmas otras fuentes, lo cual puede resultar enriquecedor, sino a esa
y los mesianismos históricos de carácter sangriento no debe entrega fascinada y sistemática al modelo ajeno y al fetichismo
conducir al pesimismo y la apatía, y menos a desdeñar la ra- de la novedad. El arte de los otros seguirá siendo de ruptura.
zón, sino a reelaborar la propia racionalidad, a través de un pero más que romper con su tradición, lo hará con su depen-
dencia de los modelos metropolitanos. Un arte que buscará sus
62
63
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES 1. E MITO COMO ZONA SAGRADA
I
formas en la misma realidad circundante y no en las modas zona sagrada del mito los seres no se reproducen innecesaria-
que se quieren imponer. Esa ruptura será una necesidad y un mente. Al darse una superposición, por lo general ocurre que
hecho, no una pose o un mero recurso para ganar prestigio y el mito más fuerte fagocita al débil.
ser reconocido. Un arte consciente que afirmará la verdadera El arte busca reproducir los mecanismos del mito por-
historia de los pueblos e impugnará la historia escrita por las que sabe que solo de esa manera podrá perdurar, volverse un
clases dominantes desde su europeísmo fascinado. De ruptura patrimonio social, como Martín Fierro y Macunaíma, quienes
pero no rupturista, porque esto en sí no puede ser un objetivo dejaron ya de constituir personajes de libros: José Hernández
serio del arte. El gran arte no reitera mecánicamente una tra- y Mario de Andrade podrían ser olvidados con mayor facilidad
dición ni la niega, sino que la recrea, enriqueciéndola y digni- que los héroes que crearon. De hecho, en la campaña* argenti-
ficándola. El hecho de añadir, quitar y rearmar las formas no na todos oyeron hablar de Martín Fierro, pero pocos saben el
implica negar la tradición que las sustenta, romper con ella. nombre de su autor.
Porque la tradición bien entendida no es lo que nunca debe El mito no aspira a la perfección: es la perfección misma,
cambiar (premisa del fundamentalismo más extremo), sino lo el territorio de las realidades absolutas, pues lo real pasa por
que debe ser cambiado, pero desarrollando y renovando sus lo simbólico y no por el orden fenoménico. Todo lo que ocurre en
propias formas más que imponiéndole otras que le sean del esa zona sagrada, lo que en ella existe, es perfecto, como será
todo ajenas. imperfecto lo que existe y ocurre en esta morada terrenal. Los
Para ello es preciso fortalecer los lazos de solidaridad y guaraníes tienen bien clara tal distinción, que es, en verdad,
revalorizar la base colectiva de las prácticas artísticas, inte- una oposición. Y es perfecto, no por las cualidades que lo signan
resarse más en el imaginario social que en el individual. La (los seres sobrenaturales suelen entregarse a las mismas bajas
sociedad debe afirmarse e identificarse en su cultura y no con- pasiones humanas, y encarnan tanto el horror como la belleza).
tra ella, y la cultura no puede volver la espalda al hombre y la sino por su carácter prístino. Al señalar la primera vez en que
sociedad. Sobre las ruinas de la vieja razón colonial, comienza una cosa fue realizada, marca un hito insuperable, el grado más
una lucha que, como se dijo, demanda ya una nueva raciona- alto de intensidad, la plenitud del vigor, la cima de una pulsión.
lidad, la cual, una vez elaborada por la vía del consenso, no A partir de ahí, la historia no será más que repetición, degrada-
debe quedarse en los círculos académicos que ejercen la crítica. ción lenta, envejecimiento de la imagen hermosa, debilitamiento
Debe salir a la calle, tomar por asalto los medios de comunica- de la imagen fuerte. La única alternativa humana frente a esta
ción para enfrentarse con la cultura de masas y desalojarla de visión fatalista es el rito, que permite recuperar siquiera por un
ellos con la savia que sube de las raíces. momento aquella pureza original, y también —o sobre todo— la
creación de un nuevo mito. Estas posibilidades de recuperar to-
11. Mito y arte tal o parcialmente el pasado glorioso, actualizándolo, es lo que
El mito guarda una estrecha relación con el arte, pues ambos salva al mito de convertirse en un círculo asfixiante, signado
seleccionan cuidadosamente su objeto para erigirlo en sím- por la amargura de lo irremediablemente perdido. Tales puer-
bolo, sorteando el follaje del azar para alcanzar el núcleo de tas nos reafirman que la lucha vale la pena, que todo puede ser
una necesidad espiritual y satisfacerla. Todo mito es creación, reconquistado y recreado, siempre que se esté dispuesto al sa-
inauguración; y el arte, recreación, recuperación, recomposi- crificio, tanto de una parte de la vida para acceder a otra, como
ción. La verdadera obra de arte aspira a convertirse en para- de la vida de uno o más individuos en aras de una meta social,
digma, en un modelo no subsumible en otros ya establecidos
por la cultura. A diferencia de lo que sucede en la vida, en la * Campo llano, sin montes ni aspereza. (N. del e.)

64 65
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES I. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

partiendo de la base de que no puede haber mayor aspiración ra, unificadora del mundo. Se puede afirmar que también las
para el hombre que la de entrar en la zona sagrada del mito. grandes obras literarias se propusieron esto, y lo consiguieron
El arte se impone la perfección para remedar la trans- con mayor eficacia y permanencia que los precarios frutos de la
parencia del mito y ganar así un espacio en esta esfera. Es el razón científica, que por su misma falta de ambigüedad, poco
mejor camino, pero no todo arte alcanzará tal meta, sino solo resisten el paso del tiempo: basta que cambie un elemento para
aquel que devenga fundacional. Y no hay que confundir este que pierda precisión o se desplome todo un edificio conceptual.
atributo con la «originalidad», tan proclamada por el idealismo A fin de cuentas, la herencia clásica se ha salvado gracias a
estético. Más que de una iluminación casi divina, se precisa de los poetas y los artistas, no a los filósofos y sacerdotes, como
cierto tino o azar que permita dar en el núcleo de una necesi- observa Mircea Eliade. En Occidente, los dioses y los mitos se
dad colectiva ya experimentada (pues de lo contrario la obra transmitieron desde el fin de la Antigüedad —cuando ya nin-
caería en el vacío) pero aún no expresada por un paradigma. guna persona cultivada los tomaba al pie de la letra— hasta
Las fantasías puramente personales, por más talentosas que el Renacimiento y el siglo xvn por las creaciones literarias y
resulten, podrán ser elogiadas por las élites pero no entrar artísticas. Claro que a lo largo de este complejo proceso, ta-
en el territorio del mito. Es que estas obras que consagran el les mitos habrían de transformarse y resignificarse, ganan-
subjetivismo extremo, volando lejos del imaginario social, de do, en cuanto paradigmas, lo perdido en poder religioso. Este
los sistemas simbólicos de la sociedad a la que pertenecen, se fenómeno no significa una mera secularización, y menos una
condenan a la esterilidad, a los paraísos efímeros de las mo- reducción del mito a las férreas leyes del logos, sino el triunfo de
das, que no son más que sucedáneos de la zona sagrada a la la literatura escrita, que fue capaz de salvar del derrumbe
cual nos referimos. El gran arte no puede ser subjetivo porque de la tradición oral toda una cosmología, una teodicea y una
eso implicaría renunciar a la totalidad y, por lo tanto, al mito, antropogonía, y mantenerlas vivas hasta hoy. Por lo general,
pues la conciencia mítica aspira siempre a la totalidad, por la la Galaxia Gutenberg ha servido para debilitar y destruir la
vía del símbolo, del paradigma que sacrifica la individualidad. tradición oral y la facultad de la memoria, pero también para
El gran arte ha de ser un hijo legítimo del mito. recuperar y difundir dicha memoria. En los últimos tiempos
Tanto el mito como el arte configuran un metalengua- los medios masivos de comunicación minaron los restos de la
je, una forma expresiva y comunicativa, y se organizan sobre tradición oral con una eficacia no alcanzada por la imprenta,
elementos similares. Cassirer señalaba el estrecho parentesco amenazando con provocar pronto su colapso final. En este di.
del mito con la poesía, pues además de un elemento teórico. fícil trance, la literatura escrita (porque también la oral es
aquel contiene un elemento de creación artística, lo que ya ha- literatura) debe asumir el salvataje de los contenidos de aque-
bía advertido Aristóteles. Para Lévi-Strauss, el mito recorre el lla, si el medio no puede ser ya revitalizado hasta el punto de
mismo camino que el arte, aunque con un sentido inverso: El garantizar de por sí la transmisión cultural.
arte procede a partir de un conjunto (objeto + acontecimiento), Claro que. en este tránsito, la escritura cobrará al relato
y se lanza al descubrimiento de su estructura; mientras que oral un fuerte peaje, decomisándole no solo lo gestual, rítmico,
el mito parte de una estructura para construir un conjunto, o ambiental y muchos otros elementos que generan sentido (in-
sea, de un objeto más un acontecimiento. dumentaria del narrador, música, danza, su forma de poner el
relato en escena y la misma voz, que posee sus propias dimen-
12. Mito y literatura siones semántica y estética), sino también los aspectos rituales
La perfección a la que aspira el mito patentiza el esfuerzo hu- que lo rodean, vinculándolo al mito y a la esfera de lo sagrado.
mano por estructurar la conciencia bajo una visión totalizado- En la mayor parte de los casos, cuando el mito se sostiene en

66 67
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES I. EL MITO COMO ZONA SAGRADA

la escritura y no en la oralidad, deja de ser vivencia, una vera que por las palabras, pasa por los mitemas y su encadenamien-
narratio. No obstante la escritura ha logrado, en muchos ca- to. Es decir, la estructura del mito prescinde casi del estilo a
sos de la Antigüedad clásica, resacralizar los textos mediante fin de asegurar su universalidad.
los recursos propios del estilo escrito, que no son los mismos El mito por sí mismo, debidamente narrado en forma
que los de la oralidad. O sea, mediante una transposición de oral o escrita, puede entonces constituir una valiosa obra lite-
un sistema a otro. raria, que llamaremos de primer grado por definir el paradig-
El teatro griego clásico es ya el triunfo de la obra litera- ma original. También fue el sustrato argumenta' de grandes
ria sobre la creencia religiosa, reconoce Mircea Eliade. Pero obras de la literatura escrita, y de ahí que esta siga aspirando
en esta transposición, lo ritual es mantenido y hasta reforza- al mito, a definir paradigmas que la inmortalicen. Es que el
do por la representación y no suprimido por la abstracción de mito, además de constituir y expresar el fundamento de la
la escritura. A partir de ahí, toda civilización creará su libro, cultura con sentido social, proporciona al relato que se nutre
su obra fundamental o fundacional, llámese Biblia, Corán o en él una tensión unificadora. Su ambigüedad nos sumerge en
Pop Wuj. La literatura comulga con lo sagrado, pero no sumi- el mundo poético de los espejismos y la polisemia y fija el acon-
samente: así como lo fija, lo destruye y lo recrea, lo prolonga tecimiento en su momento más alto, librándolo así de la caída,
en otros planos y con otros fines y, llegado el caso, hasta lo la descomposición y demás desventuras del devenir. Al estruc-
sustituye por otros sentimientos equivalentes, cuando los dio- turar el imaginario en torno a arquetipos, la literatura suele
ses caen en desgracia. La buena literatura, y sobre todo la reinventar el origen de las cosas cuyo origen real o mítico fue
novela, ha ocupado en las sociedades modernas el lugar que olvidado. Es decir, tienta una arqueología conjetural del saber
tenía la recitación de los mitos y los cuentos en las sociedades que la ciencia no puede permitirse sin pecar de ideológica. Al
tradicionales. Acaso por esto afirma Borges, en El Hacedor. refundar de este modo la realidad, llena los espacios vacíos
que en el principio de la literatura está el mito, y asimismo en del conocimiento, remedando al mito, para enriquecer la cul-
el fin. Aún más, a veces las obras se aferran al hilo conductor tura y evitar así su congelamiento.
del mito, como ocurre en el Ulyses de Joyce, en Cien años de
soledad, de García Márquez, y en Hombres de maíz, de Astu-
rias, entre muchos otros ejemplos.
Para el escritor, el mito no será solo un canto de sirena, la
voz dulce del paraíso perdido y. por esa vía, recuperable; una
forma de vencer al tiempo y lograr así, junto con la intensidad,
la permanencia. Es. también, la mejor forma de llegar al fondo
de lo humano y alcanzar una síntesis totalizadora, el hueso
desnudo de esta especie agobiada por la conciencia de la muer-
te, todo eso que constituye la verdadera materia del arte.
El mito es a la vez lo más particular y lo más universal
de una cultura. Sus imágenes caen en el dominio de lo poético,
pero es una poesía de fácil traducción, a diferencia del texto
poético, que suele perder bastante con la traducción. Es que su
sustancia reside en la historia en sí y no en la forma verbal ni
en la sintaxis. La gramática elemental de toda mitología, más

68 69
II. El rito, o la cultura como
acto compartido

1. Rito y mito
Los estudios etológicos se inclinan últimamen-
te a considerar rituales una serie de conduc-
tas que se observan entre los animales, por lo
que el rito tendría una raíz biológica. Según
Gillo Dorfles, es una actividad motriz más o
menos institucionalizada, reglamentada, que
tiende casi siempre al logro de una determina.
da función de carácter sagrado, bélico, políti-
co, sexual, etcétera. Mientras que el mito se
desenvuelve en el espacio de lo imaginario, el
rito se verifica en el espacio físico: es acción, y
por lo tanto, pasible de observación. Aunque el
rito suele realizarse con otros elementos (más-
caras, indumentarias especiales, instrumentos
musicales, alucinógenos, palabras), lo funda-
mental en él está conformado por la expresión
corporal, por el gesto y el movimiento. Es de-
cir, por una exteriorización del pensamiento.
Para Mircea Eliade, el rito no es más
que el mito en acción, y constituye el origen
de la música, la poesía, la danza y el drama.
Coincidiendo con él, Lévi-Strauss ve en el ri-
to una puesta en escena del mito, y lo define

71
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES II. EL RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

como toda emisión de palabras, ejecución de gestos y mani- Aún más, el solo hecho de pisar esos espacios en el momento
pulación de objetos, independientemente de toda exégesis que en que se celebra el rito, o incluso en un momento cualquie-
dependa de la mitología implícita. Se puede decir que es un ra, establece un vínculo con una determinada identidad, o al
it menos un intento de diálogo. Ningún ritual verdadero puede
símbolo realizado en el tiempo, que intenta restablecer la uni-
dad de la vida. Al descomprimir o neutralizar los conflictos ocurrir en lo que Marc Augé caracteriza como no-lugares, o
mediante la apelación al origen común, fortalece el ethos so- sea, esos espacios anodinos donde la historia y la identidad no
cial. La oposición mito-rito representa la oposición entre el pueden ser aprehendidos. Es que en los no-lugares no puede
pensar y el vivir. haber cultura sino, a lo sumo, una subcultura, o más precisa-
Mediante el rito, el hombre se remonta al mito para re- mente, lo que alguien denominó «poscultura». En los espacios
cuperar, por un momento, el resplandor del tiempo original u rituales, por el contrario, el hombre se potencia, y los objetos
obtener un poder mágico que le asegure el éxito en una acción se cargan de una energía hermética que los distancia de lo
o lo preserve de los males que se ciernen sobre él. La conciencia cotidiano, de resplandores que, como advierte Escobar, nada
mítica, al enfatizar el aspecto vivencial, se relaciona estrecha- tienen que ver con los desplantes de la forma autosuficiente,
mente con el rito, que es vivencia de gran intensidad. Al abor- propios de la práctica artística occidental, pues se limitan a
dar la totalidad por el símbolo, por el paradigma, la conciencia inscribir el silencio de la falta.m
mítica postula un fin, una meta. El rito es el camino, el medio El rito posee asimismo un tiempo real, que no debe ser con-
eficaz para alcanzar ese fin. fundido con el tiempo cósmico o abstracto del mito. En el breve
Para Freud, al igual que para los helenistas de Ca mbridge. tiempo físico de la ceremonia se despliegan a menudo miles y
lo primero es el ritual, por lo que el mito sería algo así como su hasta millones de años, como cuando se habla del origen del cos-
descripción. su dogmatización. Franz Boas permite superar mos y los hombres que poblaron la Tierra. Así, el tiempo del rito
esta controversia al decir que el proceso puede darse en am- es asimilable al tiempo escénico del teatro. En la escena puede
bas direcciones. O sea, comenzar con actos que van en busca durar buena parte del tiempo disponible un acontecimiento que
de un argumento, o con un argumento que se traduce en ac- en el mito se presenta como breve, como también cabe reducir a
tos. La experiencia del teatro moderno parece darle la razón, pocas escenas el largo tiempo fundacional.
pues hay obras que se improvisan sobre las tablas, y otras que Toda práctica de un ritual conlleva la creencia en su efica-
son la puesta en escena de un texto ya escrito por un drama- cia. Es decir, se sustenta en una determinada fe, en una ener-
turgo. También suele ocurrir que el texto constituya apenas el gía simbólica que explica la potencia de la energía corporal que
disparador de un proceso que no será ya su puesta en escena. en él se despliega. Dicha fe no precisa ser de carácter religioso.
sino una obra diferente. Si bien en su sentido clásico el rito es una ceremonia relaciona-
La acción del rito se dibuja sobre una trama espacio-tem- da con la esfera de lo sobrenatural, fue luego secularizándose.
poral. Mientras el espacio mítico es imaginario y puede, en Es, como se dijo, acto, pero no cualquier acto, sino acto que se
consecuencia, ser muy diferente del habitado por el grupo so- repite y de apariencia estereotipada.
cial y al de otros pueblos que forman parte de su experiencia La fuerza real del rito depende en gran medida de la fuerza
histórica, el espacio del rito es concreto, real y enclavado a del mito que lo sustenta. La sed de rituales se acrecienta cuando
menudo en átiabitos sagrados de su territorio. Dichos espacios se ahonda el vacío de una cultura y se patentiza sobre el cuerpo
constituyen lugares antropológicos, en el sentido que les da
Marc Augé, o sea, sitios marcados y pautados por la cultu- 1 ° Ticio Escobar: El arte fuera de sí. Museo del Barro / Fondee. Asun-

ra, donde la historia y la identidad se aprehenden fácilmente. ción. 2004; p. 190.

72 73
TEORIA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES II. EL RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

social la amenaza de su disgregación, por el relajamiento o rup-


tura de los lazos que lo cohesionan. Pero una cultura ya pobre
en contenidos simbólicos producirá ritos igualmente pobres, que
solo servirán para institucionalizar la mentira y el simulacro,
reduciéndose a meros juegos sin significado verdadero, a ciega
sumisión a las costumbres ancestrales o torpe remedo de ellas.
Toda desproporción entre mito y rito conduce a la decadencia o
es una expresión inequívoca de esta.
No debe verse al rito como una forma de atavismo o de
supervivencia de lo primitivo, pues no hay cultura sin rituales.
Aún más, es en el despliegue de los rituales donde se puede
percibir la fuerza de una cultura y la calidad o miseria de sus
valores. Al igual que la vida del hombre primitivo, la de la so-
ciedad contemporánea está atravesada por rituales de distin-
ta naturaleza, es decir, orientados hacia diversos fines. Para
mostrar esto en toda su dimensión, Roland Barthes realizó un
análisis irónico y refinado, pero a la vez negativo, de las mito-
logías modernas, las que se traducen asimismo en ritos, como
no podría ser de otra manera.
Así como la cultura de masas destruye los mitos clásicos
de las diferentes matrices simbólicas y carcome los pilares de
la modernidad occidental, puebla el imaginario social de falsos
mitos y despliega a su alrededor una serie de actos estereotipa-
dos y de carácter repetitivo que se presentan como rituales de Ritual musulmán en una mezquita de Oriente.
nuevos tribalismos que aspiran, no a quedarse en un enclave,
como los tribalismos antiguos, sino a imponerse en el espacio realiza ejercicios físicos y actos de culto y meditación llama-
global por la vía mediática. Aunque para los falsos mitos solo dos sadhana, a los que se reconoce en plenitud este carácter.
puede haber falsos ritos, al ocupar el espacio ritual de una so- También las oraciones solitarias dirigidas a un dios pueden
ciedad, la conquista de su imaginario está casi asegurada. acercarse a este concepto, pero coincidimos con Marc Augé en
que la ritualización individual es un mecanismo de sustitución
2. El rito como escenificación de la cultura del rito verdadero. El «rito» individual elude la comunidad y la
El rito es una vivencia de gran intensidad y carácter compar- cultura, mientras que el ritual verdadero, que es el compartido,
tido, por la cual se va de lo abstracto a lo concreto. No puede proporciona un sentido al individuo mediante la relación con
haber, en consecuencia, ritos solitarios, por más que a veces los otros y con la cultura, en cuyos argumentos lo sumerge. A
el hombre, en su vida cotidiana, repita y estereotipe actos que través de él. la comunidad se reconoce a sí misma, reafirmando
se revisten con la apariencia del rito. Claro que existen actos o reelaborando su imaginario y afirmando sus fundamentos.
esencialmente solitarios a los que ciertas culturas legitiman co- Desde una visión amplia, totalizadora, se podría decir que
mo rituales. Sería el caso del ritual yogui, en el que el sadhaka la vida social tiene siempre mucho de ritual, al conformar una

74
TEORIA TRANSCULTURAL OE LAS ARTES VISUALES II. E RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

continua puesta en escena de los principales mitos o paradigmas solo de la producción de la obra y se desinteresa de la dinámica
de la cultura. En una acepción más estricta, el rito es el espacio de los sistemas simbólicos arrastró al arte a los pantanos del
institucionalizado de la conducta, donde la libertad desaparece o subjetivismo extremo, tornándolo solo accesible a un pequeño
se restringe, más por una decisión del sujeto que se somete a él grupo de personas e, incluso, incomprensible. Recuperar la di-
que por una imposición social, aunque esta última no suele faltar. mensión ritual de la cultura implica cuestionar esta estética de
Tal sacrificio de la libertad de acción no es considerado estéril, la producción y tomar en cuenta los contextos sociales, así como
sino más bien fecundo, tanto por las violentas emociones que el los procesos históricos, como elementos para situar y juzgar la
acto depara al partícipe como por el bien que espera obtener con creación simbólica. El aislacionismo de tal estética allanó el
ello. La pareja que se somete al ritual del matrimonio estableci- camino al arte posmoderno del hibridismo.
do por su cultura quiere colmar de significado este acto, acrecen-
tar la fuerza del vinculo, en la certeza de que ello se traducirá en 3. Rifa y magia
una mayor felicidad conyugal. La aventura humana pasa por la El rito siempre fue asociado a la magia, y no sin razón. Al ana-
significación de las personas, las conductas y las cosas, y en esto lizar el ritual, encontramos tres tipos de elementos: a) El fin
el rito tiene mucho que aportar. Cuanto más pobre sea el ritual, práctico, b) la información cultural, y c) la fuerza mágica. El
más frágil resultará el lazo y más probable la desdicha. Al igual rito no se limita a la persecución de un fin, pues también a
que el mito y el arte, el rito enseña al hombre a maravillarse del través de él se conservan y transmiten los fundamentos de la
mundo, a entender su complejidad y profundidad. sociedad, por ser, al igual que el mito, de carácter esencial-
También el arte se empobrece cuando se aleja del rito, lo mente expresivo y simbólico. O sea, constituye asimismo un im-
que se torna muy notorio en la danza y el teatro. Búsquedas portante elemento de endoculturación o socialización. Pero es
como las de Antonin Artaud, Peter Brook y Eugenio Barba en su fuerza mágica donde reside su gran carga emocional, su
tienden de un modo u otro a recuperar el origen sagrado de las posibilidad de transformar la realidad, de alterar el devenir.
artes escénicas. La música, que también en sus orígenes estuvo Al analizar el contenido de la magia, Malinowski distin-
asociada al ritual, ha instituido nuevos espacios rituales multi- gue entre la fórmula, el ritual y la calidad del oficiante, los
tudinarios que se revisten con la densidad del rito, por la activa que serían sus tres principales elementos. En su celebración
participación del público y los códigos que se establecen. entran siempre en juego ciertas palabras habladas o cantadas,
Se podría decir que la teoría de la recepción da un paso de ciertas acciones ceremoniales tienen siempre lugar, y hay un
regreso al rito, reconoce Patrice Pavis, pues pone el énfasis en ministro que oficia la ceremonia. El rito posee fuerza mági-
el papel del espectador como constructor de sentido, como par- ca porque pertenece a la esfera de la magia, al expresar una
ticipante en el hecho simbólico y no como mero observador. La emoción más que una idea. Esto ha llevado a los antropólogos
estética que proclama la autonomía de lo bello y del arte aisló a distinguir entre pensamiento mágico y pensamiento cientí-
a la obra del receptor, al considerarla un trabajo complejo y so- fico como términos radicalmente opuestos, lo que lejos de ser
litario completamente definido antes de la intervención de otra un simple intento de estudiar por separado ambas formas de
persona, al no importarle cómo será recibida por el público y al pensamiento, se ha traducido a menudo en ideologías racio-
no saber siquiera si llegará a este." Esa estética que se ocupa nalistas que desvalorizan la vía simbólica, como ya vimos. El
carácter mágico del rito será indudable en los casos en que el
acto no se limita a expresar una emoción, sino que prefigura
" Cf. Patrice Pavis: El teatro y su recepción. Semiología. cruce de culturas .?
postmodernismo (trad. y prólogo de Desiderio Navarro). Uneac / Casa de las un resultado, o sea, parafraseando a Frazer, cuando el rito
Américas / Embajada de Francia en Cuba. La Habana, 1994; pp. 10-12. imita su finalidad.

76 77
TEORÍA 1RANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
II. EL RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

El componente más importante de la magia es la fórmula,


entonces oscuros o no percibidos, revelando sentidos nuevos.
pues, al parecer, el ritual comúnmente se concentra en la reci-
De algún modo, como vemos, la pretensión que la anima es
tación de ella. Por la fórmula ingresa la palabra en el mundo científica —en la medida en que busca conocer, explicar—,
de la magia. No son palabras cualesquiera, sino sagradas o aunque no lo sea por su método.
sacralizadas, que sirven para invocar, imponer, ordenar o des- Por su naturaleza y función, la magia no difiere dema-
cubrir el fin deseado. Las fórmulas se construyen exactamente siado del arte. Ambos ayudan al hombre a mantener su inte-
sobre los mismos esquemas de los ritos, y a su servicio. Ya gridad psíquica frente a los desbordes del odio y las angustias
Frazer estableció la íntima relación entre la palabra y la obra del amor, y a dar un sentido a la vida a pesar del fracaso, la
en la conciencia de los «primitivos»: mostró que los vocablos del adversidad y la obra destructora del tiempo. Ambos se alimen-
hechizo y del relato y los actos del ritual y de la ceremonia son tan del deseo no satisfecho y constituyen no solo un mecanismo
los dos aspectos de su fe. Pero la antropología de la moderni- de compensación emocional, sino también una forma válida y
dad nos revela un esquema semejante, lo que impide cavar un eficaz de conocimiento. Por lo general, el chamán es el hombre
foso entre ambas mentalidades. En el pensamiento moderno sabio de la comunidad, lo que prueba que por la magia, como
encontramos, en el lugar de la palabra, de la fórmula, núcleos por el arte, se puede cultivar la sabiduría. Decía Malinowski
conceptuales que propician y orientan acciones que tienden a
que la función de la magia es ritualizar el optimismo humano,
repetirse y estereotiparse, como espacios institucionalizados reforzar su fe en la victoria de la esperanza sobre el temor:
del comportamiento social. Sin puentes efectivos entre las pa-
es la primacía de la estabilidad sobre la incertidumbre, de la
labras y la acción, el mundo permanecería estático, y al no confianza sobre la duda, de la euforia sobre el pesimismo. ¿Y
renovarse, reelaborando sus símbolos, la cultura estallaría. Se
no se espera lo mismo del arte? La función de la literatura,
podría decir entonces que la palabra crea el ser de las cosas,
decía Guimaraes Rosa, es enseñar al hombre a maravillarse
pero siempre mediante el rito. del mundo. Y se podría añadir que también a soportar lo irre-
Cuando se habla de magia no hay que pensar en burdas versible y revertir lo reversible.
hechicerías, en prácticas primitivas que preceden a la religión
o rivalizan con ella, sino en una zona de emociones intensas, 4. Los ritos del arte
donde no suelen faltar conocimientos científicos, o que al me-
nos intentan serlo. Eugenio Trías advirtió el afán totalizador La representación dramático-ritual de un relato mítico, adver-
tía Bórmida, se confunde a nivel etnográfico con los aconteci-
de la magia, que lleva a cubrir esos agujeros de sentido con los
que la ciencia suele transigir provisionalmente. De ahí que, mientos que representa. Incluso hoy las religiones suelen ver
a su juicio, más que un discurso especializado sobre objetos, en el símbolo un acontecimiento de orden real. Así, a modo de
la magia constituiría un discurso sin objeto, un conjunto de ejemplo, para el cristiano, Cristo está presente en cuerpo, san-
signos flotantes que vagan entre la profusión de seres que gre y divinidad en la hostia y el vino consagrados, y la misa
habitan el universo, como productos de un genuino deseo de repite su vida y pasión, sin limitarse a evocarla o representar-
desentrañar el sentido de las cosas, de no dejar nada sin expli- la. Tal sincronía entre mito y rito tiene algo en común (aunque
cación." No se rige por una fantasía desaforada, como se cree superándola, por cierto) con la situación del espectador o del
vulgarmente.' u fin es iluminar sectores de la realidad hasta lector que se hace existencialmente contemporáneo del drama
al que asiste o que lee. Pero de ningún modo se puede confundir
el rito o ceremonia con el espectáculo. Para Estela °campo, la
" Eugenio Trías: Metodología del pensamiento mágico. Edhasa, Barce- ceremonia sería la producción de una realidad que se inscribe
lona, 1970; p. 78.
en el orden cotidiano, modificando las condiciones previas a su
78
79
II. EL RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

desarrollo, mientras que el espectáculo sería la reproducción


de una realidad que es previa a él. A esto habría que añadir,
como se verá más adelante al hablar del origen del drama, que
en el rito no hay espectadores, es decir, gente que no participa
de él, mientras que en el espectáculo se daría la división entre
actores o participantes y espectadores no comprometidos con
el acontecimiento. Aunque ello sería rechazado por la teoría
de la recepción, que es un buen acercamiento a la naturaleza de
ambos fenómenos.
La antropología habla de ritos agrarios, adivinatorios,
de protección, de dañación, y de pasaje, entre otros; pero no
se ocupó mayormente de los ritos vinculados a la producción
artística, o a la circulación y el consumo del arte. No obstante,
estos resultan de vital importancia, pues en el mundo moder-
no el arte ocupó en gran medida el espacio abandonado por
la magia y la religión. La palabra poética (la creadora de ser)
reemplaza a la fórmula, como se advierte en la sacralización
del texto realizada por las vanguardias literarias y la nueva
crítica. El idealismo estético, por su parte, se ocupó de hacer Sacrificio gladiatorio azteca (Magliabechi 18). recreado por Mi-
guel Covarrubias.
del creador un mago, o algo más que eso: un demiurgo. Y, fi-
nalmente, el efecto de catarsis y otros estados emocionales de
quienes asisten a un ritual mágico-religioso guardan seme- de eficacia en el manejo del lenguaje. algo que se conseguirá, se
janza con los que pueden experimentar los asistentes a una piensa. si el escritor o el artista se somete a determinadas pautas
representación teatral, a un concierto o recital o a la proyec- sacrificiales, a métodos que, por lo riguroso e instituido, así co-
ción de un filme. Piénsese, bajo la óptica del rito, en las mani- mo por su repetición obsesiva —lo que se llama «constancia»—,
pulaciones psicológicas que realiza el cantante de rock sobre se asemejan al ritual o configuran a menudo un verdadero ritual
su público, así como en la respuesta de este, que exige, aprue- (un ensayo teatral, el rodaje de un filme), cuyo propósito es
ba, rechaza o se polariza en grupos antagónicos que suelen recrear y retener (fijar) una realidad que siempre tiene algo
de personal y mucho de social (aunque el peso de este último
incluso llegar a la violencia.
Para el hombre de las sociedades arcaicas, nos dice Mircea componente tienda a ser menoscabado en la configuración del
estilo). Solo por la reiteración sistemática de un gesto paradig-
Eliade, lo que pasó ab origine es susceptible de repetirse por la mático se espera alcanzar el objetivo. No hay así un artista que
fuerza de los ritos. Su mecánica nos introduce de un modo con-
creto en el misterio de las cosas, nos da un dominio de la reali- no se provea de paradigmas, no solo de obras a las que considera
dad que tranquiliza la angustia frente a lo desconocido, pues se las más representativas de su concepción del arte, sino también
sabe que, cuando algo desaparezca, el poder del rito le devolverá de lo que debe ser la relación de la vida con el arte. Los gestos y
el ser. Me pregunto si la literatura y el arte no aspiran en el frases a menudo irritantes de Borges eran más comentados que
fondo a este poder de resucitar, de repetir o recrear la más alta sus poemas, porque se quería ver en estos el camino a la com-
instancia del deseo. Los logros, claro está, son ya una cuestión prensión de aquellos, una especie de ultima ratio.

81
80
TEORIA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES E. EL RITO, OLA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

Se podría decir que el artista parte de un hecho con la en definitiva es sustentar un narcisismo de grupo mediante la
intención de producir un paradigma, sometiéndose, a tal fin, recurrencia a paradigmas culturales ajenos, que las mayorías
a ciertos ritos de creación, mientras que el oficiante de un ri- no manejan por no formar parte de su proceso histórico. A ve-
tual religioso parte de un paradigma (mito) para producir un ces este afán de distinción, de separación, no es tan notorio,
hecho. Es esta facultad de producir un hecho lo que permite y lo que más se observa es el viejo deseo humano de eludir la
al hombre establecer un control del mundo, la ilusión de que desesperación por la vía de la significación del mundo, pero
puede ceñir a su voluntad las fuerzas de la naturaleza, para no en forma solidaria y compartida con la propia sociedad y
obtener la abundancia u otros fines. como participante de sus valores, sino por una vía solitaria,
En buena medida, los ritos (o gestos ritualizados que fun- siempre colmada de zozobra y amenazada por el suicidio. Bajo
cionan como mecanismos de sustitución) de creación artística una atmósfera sobrecargada de enigmas y de códigos extraños,
fueron exacerbados por el idealismo estético, el cual, frente a los como en la magia, se llena la famosa página en blanco, se dei-
mitos populares y a la fiesta como la gran puesta en escena de fica al texto escrito o se disfruta la lectura de Joyce, Proust
estos, impulsó los mitos y ritos de una élite que reivindicaba y Ezra Pound, o la música de Stravinski y Schómberg. A este
para sí la exclusividad de la producción simbólica, minimizan- elitismo propio de las vanguardias artísticas de la moderni-
do lo social mediante una individuación extrema. Esto llevó dad occidental, que se nutre en contenidos de gran densidad
a exaltar a los poetas y artistas «malditos» como paradigmas simbólica, habría que oponer las prácticas narcisistas de la
superiores —lo que en cierta forma era una exaltación de lo posmodernidad, las que a menudo, en su afán de romper con
asocial—, mecanismo que, ya en el siglo xxi, no ha perdido del toda tradición, no hacen más que enmascarar el vacío.
todo vigencia entre los sectores ilustrados. Los mitos moder- A los ritos de la producción y el consumo habría que aña-
nos que adjudican a una élite la función creativa, reduciendo dir los de la circulación, como la publicidad, el reportaje mediá-
a las inmensas mayorías a un papel de meros consumidores tico, las presentaciones de libros, la inauguración de muestras
de su producción, siguen teniendo vigencia, y a menudo, para plásticas, los estrenos teatrales y cinematográficos, etcétera.
resaltar su condición de elegidos de los dioses, sus miembros
apelan al hermetismo del discurso, a universos cerrados cuyas 5. Rito y sacrificio
claves están en manos de unos cuantos exquisitos, sumergién- El rito conlleva la idea de sacrificio, que lo distancia de lo me-
dose a conciencia en los abismos de la subjetividad. Por cierto, ramente lúdico. Algunos autores consideran que el sacrificio es
estos mitos precisan ponerse en escena, y ello requiere una el rito por excelencia y hasta la esencia misma de lo sagrado.
forma de ritual, en la que siempre estará patente la intención En los despliegues superficiales de la cultura de masas está
nada ambigua de marcar la diferencia, la no-identificación con ausente este elemento, motivo por el cual sus ritos resultan
el cuerpo social. Estos círculos llegan a operar como una secta, falsos, y en vez de poner en escena la cultura y apuntalar sus
exigiendo una serie de condiciones a los que pretenden ingre- fundamentos, la destruyen. Por lo pronto, todo aquel que in-
sar en ese club privativo, quienes tendrán que demostrar que gresa en un espacio ritual sacrifica su libertad de acción para
ya cumplieron la iniciación y comprometerse a seguir avan- someterse a una determinada gestualidad simbólica minucio-
zando por un camino que se presenta a sí mismo como con- samente reglamentada. Pero a menudo el ritual no se queda en
trario a lo instituido socialmente, a las pautas de la cultura, esto, sino que impone mortificaciones corporales y psíquicas
pero que no tarda en institucionalizarse y estereotiparse con con tal de obtener un fin, o lleva incluso a sus participantes a
mayor rigidez que el paradigma cuestionado por ser común o arriesgar la propia vida, como ocurre en el Tinku de los Andes
pertenecer a la comunidad. En muchos casos lo que se persigue Orientales de Bolivia, donde cada celebración deja varios muertos.

82 83
TEORTA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
Ti. EL RITO, OLA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

Los cadáveres son llevados de vuelta a la comunidad sin que a otros a luchar y morir aceptan a menudo la condición de víc-
se enteren las autoridades y paseados por las sementeras, para tima, o sea, no se autoexcluyen. La utopía exige el sacrificio
potenciar por la vía mágica su fertilidad. del presente a favor de un futuro hipotético y, con frecuencia,
Claro que no siempre el participante carga sobre su pro- puramente ilusorio. Suele pedir al hombre la entrega de su
pio cuerpo todo el peso del sacrificio: es común repartirlo con bien más preciado: la vida, en nombre del florecimiento de la
la ofrenda, que yuxtapone lo patrimonial a lo corporal. Entrega Vida, de un paraíso terrenal que no pisará él, sino otros que
así alimentos, bebidas, objetos y animales de su propiedad a vendrán. Necesita, para eso, combatir toda ambigüedad en su
cambio del bien que espera obtener mediante el rito. La varia- discurso, pues su fuerza depende del carácter unívoco que este
da gama de las ofrendas puede llegar hasta el sacrificio huma- logre alcanzar, ya que toda polisemia confunde al soldado y
no: no ya la fiesta en la que alguien puede morir por azar, sino termina por neutralizarlo. La actual crisis de las ideologías
la muerte dada a una víctima que se selecciona cuidadosamen- abrió espacio a un discurso utópico más crítico y humano, que
te, conforme a la predilección de los dioses y espíritus. busca el poder no mediante el oscurecimiento del lenguaje con
El sacrificio humano modifica sustancialmente la natu- recursos maniqueos, sino por la comprensión del mundo en
raleza del sacrificio, pues a la dialéctica del sacerdote y la di- toda su complejidad. Pero los nuevos mitos, así como los ri-
vinidad se añade la del sacerdote y la víctima —porque esta tuales que intentan escenificarlos, los cuales en buena medida
es un ser consciente, con voluntad propia— y, con frecuencia. corresponden al dominio del arte, se ven hoy seriamente ame-
también la de la víctima y la divinidad. Hay quienes se en- nazados por el bombardeo del kitsch, que mina toda conciencia
tregan al sacrificio como a un destino superior, y quienes son y petrifica la cultura, por ser ya expresión de una cultura pe-
sacrificados contra su voluntad, por decisión de un sacerdote o trificada, anquilosada, que para preservar su poder, alimenta
casta sacerdotal. Esto último no es privativo de las religiones, hasta el delirio los fetiches del consumo y la tecnología.
ya que se lo observa también en la esfera política. En ella hay Pero tanto en el autosacrificio como en el sacrificio dispues-
quienes van orgullosos a luchar y morir por una idea de patria. to por otros, lo social es lo determinante: es decir, una serie de
y quienes, pese a oponerse a la guerra y rechazar los mitos de valores establecidos por la cultura, de los cuales un grupo de indi-
la patria, son obligados igualmente a luchar y morir. Por lo viduos puede llegar a apoderarse para concentrar poder. Porque
general, tanto en lo religioso como en lo político, quienes deci- todo sacrificio se traduce en poder, al igual que todo rito. Los
den el sacrificio de un semejante pertenecen a un círculo que ritos de creación, con los gestos sacrificiales que suelen apa-
se exime de la condición de víctima. Al igual que lo que sucede rejar, aumentan la creatividad del artista o la confianza en su
en la religión, la sangre derramada por las víctimas de las lu- propia capacidad. Para Marcel Mauss, el sacrificio es un medio
chas políticas aumenta el poder del sacrificador, del grupo que de comunicación entre el mundo sagrado y el profano por la
planifica y ordena las acciones. Para este serán los frutos de la mediación de una víctima y siempre en función social. En el
gloria, la luz de la Historia: y para las víctimas, la noche del caso del arte, la esfera de lo sagrado está dada por el afán de
olvido y el anonimato, a menos que tengan la suerte —conce- trascendencia, de salvar a una obra del paso del tiempo y el
dida a muy pocos— de pasar a la Historia como mártires de olvido al convertirla en un paradigma.
una causa o credo.
En la utopía (que es en la cultura laica de la modernidad 6. Rito, modernidad y cultura de masas
lo que más se asemeja a las religiones antiguas) opera asimis- Se dijo que la vida del hombre moderno, al igual que la del
mo esta lógica del sacrificio, aunque la distancia entre el sa- «primitivo», es un encadenamiento de ritos, donde solo difiere
crificante y la víctima suele ser menor, pues quienes empujan la naturaleza de los elementos que entran en juego. Tampoco el
84
85
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
EL RITO, OLA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

hombre moderno tiene una clara conciencia de los límites que cultura de masas recurre a los mismos procedimientos para
separan la vida normal de la instancia ritual, pues no todo de- enmascarar el vacío, falsificando un mensaje unívoco, o pa-
pende de una voluntad deliberada de ritualizar una conducta. r a vulgarizar con un sentido unívoco y pobre lo que por natu-
La cultura de masas, tras resignificar y refuncionalizar los raleza es rico y complejo. Es decir, remeda los mitos y ritos de
mitos, tiende a estereotipar toda conducta significativa, como la cultura de la modernidad y la cultura popular, destruyendo
una forma de coserla a una imagen desactivada y desactivan- y fagocitando sus sentidos.
te. Invade así los grandes espacios colectivos (estaciones, aero-
En las sociedades tradicionales, la comunicación es direc-
puertos, estadios, cines, teatros, mercados, calles populosas) ta, escasamente mediatizada, y la cultura, un producto de crea-
y sobre todo los medios de comunicación, multiplicando hasta ción solidaria, destinado a satisfacer necesidades compartidas
el delirio los ritos y fetiches, pero degradando su calidad, su y reforzar el ethos social. Lo que hoy llamamos comunicación
fuerza emocional, sus sentidos profundos, con lo que destruye
es el resultado de un gradual maridaje entre lo audiovisual, el
no solo los pilares de la cultura popular, sino también los de la teléfono y la informática, universo pluridisciplinario e inter-
misma cultura de la modernidad occidental. Su poder cosifica-
nacional que se abate sobre los pilares de la cultura entendida
dor convierte esos vastos espacios de encuentro en celdas ais-
como participación solidaria y ritual. No es lo mismo ir al cine
ladas, en falsos paraísos egoístas donde desaparece la creación o al teatro que ver la obra en la televisión, encerrado en un
compartida para dejar sitio a los mensajes unidireccionales y pequeño apartamento. Los medios incomunican informando,
las emociones solitarias. Frente a una pantalla de televisión se
al suplantar la interacción social por un bombardeo de datos
puede llegar a sentir, pero difícilmente a cosentir, a relacionar
que se presentan como útiles para triunfar en la vida y que
la emoción propia con la ajena, a compartir el placer y el dolor
no persiguen otro fin que adscribir al receptor a determina-
y a contribuir en el proceso colectivo que fijará el valor social
dos patrones de consumo y formas de pensamiento, alejándo-
de una obra. Es decir, el hombre de la cultura de masas no
lo del espacio ritual, de lo compartido. El rito, paradigma de
participa, tan solo consume, por lo que sus ritos están vaciados
la comunicación directa y el diálogo real, resulta la principal
de reales contenidos. alternativa a la cultura de una globalización que no es una
Las conductas ritualizadas, estereotipadas, tienen la vir-
instancia universal de diálogo, sino un sometimiento masivo
tud de reducir la ambigüedad del mensaje, de unificar el senti- al modo de vida norteamericano y los intereses de las cor-
do de la acción. Los ritos de la cultura de masas buscan más
bien enmascarar el mensaje, presentando a lo banal como poraciones. Vista de este modo, la globalización cultural no
trascendente, a los voraces intereses económicos como ges- es otra cosa que la muerte de las culturas y, con ello, de la
tos altruistas y humanitarios, y al acto de consumo como un cultura. Desde el punto de vista antropológico, esto constituye
una mutación. ¿Podremos seguir llamando Horno sapiens a
salto hacia la belleza, la virilidad, la nobleza y el éxito, para
lo cual no vacila en convertir en fetiches a productos fabrica- ese híbrido que renuncia a toda exploración en profundidad,
dos en serie por millones de unidades, lo que constituye una sin deseos de saber, y cuyo lenguaje se revela ya harto insufi-
ciente para conocer el mundo?
violación de las leyes de la magia, que relaciona el fetiche
con la escasez. 7. Desrítualización y rerritualización
Para eliminar la ambigüedad o polisemia que suele alber-
de la expresión artística
gar el mito. el rito apela a una simultaneidad de códigos: canto,
danza, música, palabras, indumentarias especiales, máscaras, Señalaba Walter Benjamin que en las sociedades «primitivas»
comidas, bebidas, incienso, uso de objetos simbólicos, etcétera. La las expresiones que llamamos artísticas están al servicio del ri-
tual y portan un valor de uso social. La sociedad contemporánea
86
87
II. EL RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO
TEORÍA IRANSCuLTURAL DE LAS ARTES VISUALES

desritualiza el objeto, subrayando su valor exhibitivo, sacrifica a la adolescencia y matrimoniales, y en general en todos los
su valor de uso social y promueve la apropiación privada del que representan la adquisición o pérdida de un estatus, ello es
mismo, devenido ya mercancía. Con todo, el arte no se abstiene totalmente explícito: después del rito se es otro, se adquieren
de jugar con el rito, de remedarlo e incluso de convertirse en o pierden derechos, se contraen nuevas obligaciones frente a la
un auténtico ritual, como vimos. Grandes hombres de teatro sociedad, y eso debe quedar en la memoria personal, familiar
no solo comprendieron que el teatro muere cuando se aleja del y comunitaria como un hito que objetiva un acontecimiento y
rito, sino que estudiaron las técnicas corporales del ritual pa- lo proyecta en el tiempo, dilatando la hora del olvido, que final-
ra volcarlas en sus obras y devolver a las representaciones la mente llega para todo lo humano, con muy pocas excepciones.
Este aspecto del rito resulta valioso en el análisis del
fuerza que habían perdido. fenómeno artístico. La obra es también la objetivación de un
La revalorización que se hace de la cultura popular tiende
en definitiva a rerritualizar la cultura ilustrada, como un mo- proceso creativo, donde converge y se articula en un producto
do de contrapesar la desritualización producida por la cultura coherente una variada gama de sentimientos. Su conclusión
de masas. No se estetiza ya a un objeto para sacarlo del espacio marca un hito en el creador, cuyas fuerzas se orientarán en
ritual (es así como nació el arte moderno occidental), sino que el futuro hacia otra obra con leyes y sentimientos diferentes,
los objetos y el propio cuerpo se estetizan para ingresar en ese que llevarán su vida interior —e incluso la exterior— por otro
nivel ritual, como observa Ticio Escobar, reflexionando sobre camino.
la fiesta de los Anábsoros de los chamacoco del Chaco Boreal. Pero más allá de la esfera privada, toda gran obra de arte
Esto produce algo más que devoción y sometimiento a ciertos aspira a permanecer, a imprimir una marca duradera en la
principios religiosos; produce una profunda emoción estética. historia de la comunidad en que se gesta. e incluso en la de
Al ritualizarse en esa dirección, al volverse participa- otras comunidades, por su aspiración a la universalidad, como
tiva, solidaria, no elitista ni ajena a los procesos sociales, la paradigma de una identidad y una época. En el arte, y espe-
producción simbólica de los países «periféricos» se irá distan- cialmente en lo que concierne a su circulación y consumo, la
ciando del camino tomado por el arte occidental a partir del apelación a lo ritual no es nunca ajena al propósito de marcar
Renacimiento, y elaborará su propia estética. De ahí que el un hito trascendente.
rito, al igual que el mito al que sirve, puede ser considerado
piedra angular de una teoría del arte verdaderamente univer- 9. La fiesta
sal, no servil frente a los modelos de los países dominantes y En algunos casos, la fiesta puede asimilarse al rito, al que
ni siquiera tributario de estos. Siempre habrá préstamos, pe- siempre contiene, pero en verdad se trata de algo más com-
ro ellos quedarán legitimados por la apropiación. que altera plejo que las ceremonias que la vertebran. Es que antes que
la forma, el contenido o la función de los elementos adoptados una acción o serie de acciones, la fiesta es un tiempo especial,
para adaptarlos a otra realidad e incorporarlos a otro proyec- que se diferencia claramente del cotidiano, que es aquel en
el que tienen plena vigencia las pautas de la cultura. todo lo
to histórico. que constituye el ethos social. La fiesta refuerza a este, pero
a menudo transgrediéndolo. Ello implica que opera aquí un
8. El rito como hito mecanismo de inversión que lleva no solo a justificar y tolerar
Añadir al binomio mito-rito la palabra «hito» es algo más que
un juego verbal, porque muchos ritos, además de actualizar un el exceso, sino que lo convierte en un poderoso nutriente de
mito, se proponen imprimir una marca, a nivel personal o so- la cohesión social. De este modo, si en el tiempo cotidiano la
cial. En los ritos de nacimiento y funerarios, en los de pasaje regla es la sobriedad, la abstención de bebidas alcohólicas y

89
88
TEC,RIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES II. E RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

alucinógenos, en el tiempo de la fiesta ellos pueden prescribir. restringida, y no se estereotipan lo suficiente como para cons-
se como necesarios para alcanzar lo maravilloso, para generar tituir un rito en el sentido más estricto o clásico del término.
la energía extracotidiana que precisan tanto el cuerpo como la En las fiestas profanas puede faltar el argumento establecido,
percepción. El orden cotidiano queda congelado, al igual que a fin de privilegiar la improvisación, lo inesperado, los golpes
las relaciones sociales, con todos los roles que establece la cul- de sorpresa. A menudo el tiempo de la fiesta se divide en una
tura. En un hombre transfigurado en dios, una mujer no verá parte sagrada, que opera como un centro de alta significación,
ya a su marido, sino a un ser extraño que no la protegerá de y otra parte profana, donde se dan los excesos de todo tipo, las
las amenazas y que puede incluso desatar sobre ella castigos transgresiones de las normas que rigen el orden cotidiano.
terribles si no cumple con su papel. Las jerarquías pueden ser La fiesta es el tiempo del simulacro, de la escenificación,
reforzadas, mas por lo común desaparecen o se invierten. Los de la poesía y, sobre todo, del arte, hasta el extremo de que se
de abajo pueden representar un rol dominante bajo la mirada ha querido ver en ella una forma de arte total, capaz de en-
permisiva de los que mandan, quienes en ciertos casos acep- samblar con cierta coherencia toda la producción simbólica de
tan ser humillados en el plano simbólico para que se liberen una comunidad. Quienes se marcharon del pueblo, regresan
tensiones que de otro modo desembocarían en conflictos san- esos chas para reunirse con los que se quedaron, y a menu-
grientos y en la pérdida real de todo poder. do hasta los muertos se hacen presentes. Como ya vimos, los
En la fiesta, los mitos de la cultura se escenifican con objetos y el cuerpo se estetizan al máximo para ingresar en
especial intensidad. Las ceremonias que tienen lugar en ella ella, y las artes de la representación alcanzan allí su apogeo:
suelen ser más lucidas que las que se realizan fuera de este la música, la danza. la narración oral, los juegos, combates y
contexto. Por otra parte, todos los elementos de la cultura destrezas corporales de todo tipo. Esa gran convergencia per-
convergen, potenciados al máximo, para asegurar el esplen- mite al tiempo especial de la fiesta recuperar el gran tiempo
dor de dicho tiempo. Se verán las mejores indumentarias, la primordial, donde el mito traza sus signos luminosos. La in-
comida será variada, abundante y de mejor calidad. Los obje. tensidad que se alcanza termina por fundir los dos tiempos,
tos serán embellecidos para entrar en ella, y los mismos cuer- aquel de los orígenes, donde todo era perfecto y maravilloso, y
pos se llenan a menudo de pinturas, plumajes y otros tipos de el actual, al que se despoja de los desgastes de la historia, de
adornos, si no recurren a la máscara y los distintos recursos las humillaciones y derrotas, de las marcas de la decadencia.
para borrar la identidad de los participantes y permitirles así Los pueblos sometidos vuelven por unas horas a ser libres y
ser otros, tanto personajes terrenales como seres mitológicos no tan solo a soñar con la libertad. Allí no hay rutina, no hay
y legendarios o directamente dioses. esclavitud, no hay hambre ni miseria alguna. Los desnudos se
En la fiesta, la sociedad sale al asalto de la zona sagrada, visten de oropeles y refundan el orden social.
ya sea para exaltar y reafirmar a los seres y objetos que la Señala Ticio Escobar que el rito —al que podemos con-
pueblan, como para castigarlos o expulsarlos de ella. En fies- siderar el núcleo de la fiesta—, al igual que el arte e incluso
tas profanas como el Carnaval, que en el Medioevo europeo se que el mito, para escenificar los argumentos esenciales de la
oponía dialécticamente a la Cuaresma, se juega durante varios cultura, debe recurrir a los artificios de la belleza, es decir, a
días a no respetar lo que en el tiempo cotidiano se respeta o lo estético. La eficacia que consiga dependerá del esplendor de
se dice respetar, tanto valores como jerarquías sociales. Estas las formas que logre, de la fuerza de las imágenes y el asom-
fiestas profanas constituyen también ritos en la medida en que bro que estas produzcan en los participantes. Tal belleza se
ponen en escena la sombra de la cultura, o su reverso, y son despliega a veces para nombrar, pero también para ocultar y
compartidos, pero la libertad de acción es aquí escasamente enmascarar, pues si se diluye el enigma no habrá ya grandes

90 91
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES II. E RITO, O la CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

fiesta popular— es situar a un gran número de personas fuera


de la efusión colectiva y de la crítica al orden social que esta
conlleva. El distanciamiento implica una falta de compromiso
con la realidad social que produce el hecho cultural, cierta pres-
cindencia unida a un intento de apropiación fría, intelectual
(aunque a menudo solo ilusoria), de lo que se expone a la mira-
da desde lo visceral. En el afán de lucrar con el rito, cientos y a
veces miles de extraños invaden el espacio de la comunidad, la
que se ve así compulsada a actuar ante ellos su diferencia. Por
esta vía, quien antes se sentía un dios o poseído por un dios,
se sentirá de pronto un mero actor: la presencia se convierte
así en representación. Tal pérdida de privacidad de la cultura
para poner en escena su imaginario según sus más profundos
sentimientos y creencias opera como un corrosivo mecanismo
de aculturación, que va despojando al rito, y con él al mito, de
su antigua fuerza simbólica.
Pastor Monzón Titicala. Los promesantes de Punta Cornil (1997).
10. Del rito al drama
emociones ni climas maravillosos. Por eso, cuando se cree apre- En el rito, cuando es verdaderamente tal, todos participan por
sar un sentido. surgen nuevas tinieblas que renuevan el miste- igual, puesto que todos habrán de beneficiarse. también por igual,
rio. ensanchándolo incluso, como ocurre en el verdadero arte. con el cumplimiento del fin mágico que se persigue. La presen-
Pero al nombrar el enigma sin intentar revelarlo, al exponer cia de personas ajenas es siempre molesta y, por lo general,
dramáticamente el lado oscuro de las instituciones y al men- no permitida. Aún más: la idea de que pueda haber personas
tar de sesgo deseos y temores soterrados, puntualiza Escobar, que estén presentes sin participar del mismo tarda mucho en
el rito inquieta los fundamentos de la sociedad, trastorna su abrirse camino en la conciencia colectiva, hasta el punto de
curso regular y pone en discusión la armonía del contrato que que la mayoría de los pueblos nunca institucionalizó formas
la sostiene. En tal sentido, sería un factor desestabilizador de culturales que escindieran la participación plena de la obser-
lo social» También produciría este efecto la mayor percepción vación distante. Se puede decir que la regla universal pasa
que proporciona de los sentidos profundos de la vida comunita- por la necesidad de participar en el hecho comunitario, como
ria en un determinado momento histórico. la única forma de identificarse con los argumentos de la cul-
En la fiesta popular. al igual que en el rito, no hay espec- tura. Tanto en América como en el África negra, las formas de
tadores, sino participantes. por más que la participación admi- representación separadas de la instancia ritual y realizadas
ta en ella diferentes niveles, desde los más centrales a los cir- para ser observadas por no-participantes casi no existieron, o
cunstanciales. Convertirla en espectáculo —que es lo que hace se dieron de modo embrionario. Otra cosa fue en Asia, donde,
o trata de hacer siempre la cultura de masas con toda auténtica mil años antes del nacimiento de la tragedia en la Grecia an-
tigua, los chinos experimentaban con el juego de marionetas
" Cf. Ticio Escobar: La maldición de Nemur. Acerca del arte, el mito y el y de «sombras». Se sabe que las formas principales de teatro
ritual de los indígenas islur del Gran Chaco paraguayo, ob. cit.: pp. 174 176.
- oriental tuvieron su origen en la India, donde se desarrollaron

92 93
TEORÍA TRANSCULIURAL DE LAS ARIES VISUALES II. EL RITO, O LA CULTURA COMO ACTO COMPARTIDO

cuatro escuelas de teatro tradicional que aún subsisten. Dos que el drama resultara posible, el actor debía separarse del
de ellas proceden del sur (Kathakali y Bharata Natyam), y
dos, del norte (Kathak y Manipuri). Desde allí fueron llevadas " r donde se desarrollaban las danzas rituales en
por los monjes budistas, a partir del siglo la a.C., a China, se llamaba orchesta y era circular, pues esto permi-
Corea, el norte de Japón, Birmania, Tailandia, Laos, Camboya tía s.danzr alrededor de un centro, donde se situaba el objeto
y buena parte de Indonesia. Pero desde muy temprano se dio sagrado. Cuando todos tomaban parte de la acción, no se pre-
un proceso de desarrollo separado, que acentuará las particu- cisaba un ámbito especial, eso que, luego, se llamaría «teatro»,
laridades de los géneros. Si bien el objetivo principal de este entendido primero como construcción y luego como un vocablo
teatro era poner en escena los grandes mitos de las culturas, para designar dicho arte.
se había producido ya, sin una teoría que lo explicara o justifi- El drama se origina entonces en Grecia a partir del ri-
cara, cierta separación entre actores y danzantes por un lado. tual, hacia finales del siglo vi a.C. La palabra drama, conviene
y espectadores por el otro. Digo «cierta», pues el gran misticis- recordarlo, designaba en primer término al ritual, y quería
mo de estas civilizaciones impedía ahondar la distancia. Dicho decir también «acto realizado». Según Aristóteles, fue Tespis
teatro era esencialmente ritual, y los no-actores no podían no el verdadero inventor de la tragedia ática, prototipo del drama
participar de algún modo, dado el carácter sagrado de que se griego, por ser el primero en introducir el «actor» en el coro.
revestía la representación, al dar cuenta del drama cósmico. El modelo creado por Tespis consistía en una sola persona que
Así como la escultura griega fue el primer paso que se respondía, manteniéndose separada del coro. La fiesta diri-
puede citar como antecedente de la autonomía del arte, por gida a agradar a un dios empezó así a transformarse en una
tratarse de una belleza esencialmente humana que se aleja de representación cuya finalidad era deleitar a los espectadores,
lo sagrado. el drama griego, al definirse como tal, fue también aunque sin acabar aún con la liturgia de la que provenía. En
desacralizándose. Lo sagrado intervenía en un acontecer que el Africa negra se desarrollaría un modelo en cierto modo in-
se presentaba como ajeno al orden natural, y a menudo para verso, pues hay un solista —al cual no se podría llamar actor,
castigar la osadía del hombre, más que para salvar al justo de pues, más que representar personajes, canta y habla desde sí o
un peligro inminente (el famoso deus ex machina) y premiar repitiendo frases que dan cuenta de un sentir colectivo o de las
las buenas acciones. creencias de un grupo— que dirige el diálogo, siendo la función
Señala Boorstin que, a partir del siglo vu a.C., el hombre del coro la de responder. La respuesta, en este sistema africa-
vio que era posible no participar de una ceremonia, y como no que se dio en llamar call and response, puede limitarse a
quien apela a una nueva forma de inmortalidad, contemplando repetir las palabras del solista, pero por lo común las amplía,
a los actores en el escenario podía sobrevivir a su época, revi- glosa e incluso contradice, con lo que el diálogo se convierte en
vir tiempos anteriores y predecir los que vendrán. Los actores una dialéctica que alcanza ribetes dramáticos.
debían esforzarse en ser (o parecer) otras personas, mediante El nombre que los griegos dieron a este actor que pre-
un extrañamiento similar al que se daba en el ritual, cuan- tendía ser alguien que no era, resaltando así el carácter imi-
do representaban a los dioses sintiéndose dioses. En este paso tativo, simulador, de la representación, fue Hypocrites —de él
que llevó del rito al drama se produjo una separación en la Proviene el término «hipócrita»: persona que muestra una cara
comunidad, 'al añadirse una nueva dimensión a la experien- diferente de la real. Mediante este recurso, la fiesta realizada
cia tradicional de las danzas y los cantos festivos. Ahora no
todos cantaban y bailaban, sino que unos «actuaban» mien- : a. C1f9.9D4 a; pnpie. 1 1J9.5Bo
Boor
-20o7r stin: Los creadores. Grijalbo•Mondadori, Barcelo-
tras que otros (la gran mayoría) observaban. O sea que, para

94 95
fi. EL RITO, O LA CULTURA COMO Acto COMPARTIDO
TEORÍA TRANSCULTURAL OE LAS ARTES VISUALES

originalmente para halagar a un dios y solicitar sus favores


se tomó en una representación que solo perseguía el deleite de
los espectadores, algo profano pero no ajeno a la estructura del
rito (pues seguía siendo un acto compartido) ni menos eficaz
que él en su propósito de mantener el ethos social y reforzar la
cohesión comunitaria.
Fue también Tespis quien introdujo la máscara, dando
un paso de fundamental importancia en el desarrollo del dra-
ma griego. Su función, más que expresiva, era identitaria, en
la medida en que tipificaba a un personaje, atándolo a un solo
gesto. Según Boorstin, con el tiempo llegaron a existir unas
treinta máscaras diferentes, usadas por tres actores que se re-
partían los personajes y los representaban en forma sucesiva.
Esquilo redujo la importancia del coro, permitiendo que el
diálogo pasara a cumplir la función más relevante de la obra.
A él se debe la introducción de un segundo actor para hacerlo
posible, mientras que el tercero, según Aristóteles, fue añadido
por Sófocles. Eurípides marcaría el desarrollo definitivo de la
tragedia griega, entendida lo mismo como forma literaria que
Personajes de la danza Khatakali que representan a Rama y Sita
cual representación. A él se debe el recurso del deus ex nulchinct, (foto de Jean-Marie Steinlen).
por el cual un dios descendía al escenario, mediante una grúa
y una polea, para intervenir en la acción.
Al igual que el mito, la tragedia se refería a los tiempos que formulan los personajes, y que son fundamentales en la
más remotos, habitados por dioses, semidioses y héroes, y al conformación de los paradigmas. El pensamiento de un perso-
poner en escena esos relatos antiguos, representaba el mito, naje debe armonizar con sus caracteres e iluminar la acción.
aunque de un modo distinto al de las prácticas sacerdotales. Así, la historia de Grecia nos muestra cómo la tragedia, tenida
El relato, la fábula o, en otros términos, la acción, era lo prin- hoy como una de la cuatro modalidades que asume lo estético,
cipal en ella, por tratarse, antes que nada, de una imitación se origina en el mito y el rito y se nutre de ellos, para producir
de la acción. En segundo lugar estaban los caracteres, es de- a su vez nuevos paradigmas que habrían de fecundar el ima-
ginario occidental.
cir. la definición de los personajes. aunque se trataba de un
elemento accesorio, pues podía existir tragedia sin ellos, pero La comedia, considerada como la cuarta modalidad de
I' no sin acción. Según Aristóteles, si la tragedia se limitaba a lo estético, vuelve la espalda a los tiempos antiguos para con-
expresar caracteres, no sería verdaderamente tal. Los efectos vertirse en un espejo del presente. No se ocupa de lo sagrado,
emocionales que suscita la acción dependen de la trama o en- sino de lo profano y cotidiano. En ella no hallaremos dioses
tramado de actos, que fue la parte más difícil y de desarrollo ni héroes, sino hombres inferiores o, al menos, comunes. No
más tardío de la tragedia. En el capítulo xix de su Poética, brilla en ella la belleza del espíritu trágico, sino la fealdad, la
Aristóteles añade el pensamiento como elemento de la trage- desproporción, el desatino. lo excéntrico y demás manifesta-
dia, al cual corresponderían los enunciados de relevancia ética ciones de la risa popular. Fue creada por Aristófanes a partir

96
de las representaciones de los comediantes de las aldeas, pero
no podría ser entendida sin la tragedia, por tratarse de su
reverso, una respuesta dialéctica a esta. De tal modo, el mito
y el rito, por contraposición, generaron una nueva forma de lo
estético. Pero cabe destacar que también la risa alcanza las
alturas del mito de un modo directo, al manifestarse en los
llamados «mitos de desdramatización», como son los numero-
sos personajes de este universo que violan sistemáticamente
con sus engañosas «hazañas» las normas establecidas por la III. Fetiches, o la dinámica
cultura, aunque a menudo uniendo a estas torpezas actos civi- de los símbolos
lizatorios y verdaderamente heroicos que permiten perdonar-
les sus malos pasos.

«Hay que perder el paraiso terre-


nal para vivir verdaderamente en
él. para vivirlo en la realidad de
las imágenes».
°ASTON BACHELARD
La poética de! espacio
1. La energía simbólica
Si se quiere profundizar en el mito (y su co-
nexión con el rito) es preciso salirse de la está-
tica del sentido y tratar de seguir la estela de
las fulgurantes y a menudo vertiginosas mu-
taciones que se producen en él. Para abordar
tal fenómeno, nos referiremos a los concep-
tos de fuerza, vigor, energía, libido, así como
al de mana, del que la antropología recogió
otros equivalentes, como los de wakan, entre
los sioux; orenda, entre los iroqueses; megbe,
entre los pigmeos; y nymna, entre los dogon.
Dichos conceptos se superponen en buena me-
dida, pero conservan siempre significados es-
pecíficos que aportan matices.
El mana o maná es una categoría reli-
giosa de la Melanesia introducida en 1878 por
Max Müller, a la que luego utilizó Durkheim

98 99
TEORÍA TRANSCULTURAt DE LAS ARTES VISUALES FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SIMBOLOS

para caracterizar a la religiosidad primitiva. Designa una fuer. Desde el punto de vista antropológico, debemos verla co-
za anónima y difusa, que anima a los objetos —aunque no a mo una fuerza simbólica, o sea, creada por el hombre, por más
todos de igual manera— y se utiliza para llevar a cabo lo que que las sociedades tiendan a asignarle un origen divino. Dicha
está más allá del poder ordinario del hombre. Se encuentra en fuerza establece una relación entre la forma y la identidad,
la atmósfera, y se adhiere a las personas y las cosas. Quien lo proporciona un nombre a cada cosa y un sentido (es decir, un
posee, puede emplearlo y dirigirlo. Si una piedra es poco co- valor), disponiéndola en una jerarquía que, como vimos, no es
mún, se le atribuye mana, lo que significa que algún espíritu universal sino propia de cada cultura, y otorga un fundamento
se asoció a ella. Los huesos de los muertos poseen mana, así a su racionalidad. Hay una fuerza informante, pero su apropia-
como las palabras que producen un hechizo. El hombre que ción solo puede darse por la mediación del símbolo. La fuerza
demuestra poseer mana se convierte en jefe, y todo poder es, que reside en las cosas se traslada sin pérdida de intensidad a
de por sí, mana. este, el que suele incluso potenciarla. Aún más, hay culturas,
El concepto de mana, como algo que la sociedad atribuye como la bantú, en las que nada existe como tal sin el símbo-
o añade a cada objeto, condujo a una errada caracterización de lo. Antes de que el sacerdote asigne un nombre al niño recién
la religiosidad «primitiva». Y decimos errada porque el mana nacido, este pertenecerá al orden de las cosas, es decir, a otra
no es una fuerza puramente limitada al universo mágico o re- categoría existencial, hasta el punto de que si muere sin tal
ligioso: es también una fuerza natural y profana que impreg- bautismo, no se lo llora, como si solo se tratase de la pérdida
na o está en todas las cosas, aunque no con igual intensidad. de un feto. Se considera así que es el semen de la palabra lo
Lo que acaso produjo tal distorsión del concepto fue la idea que confiere la humanidad, y no el mero hecho de provenir del
cristiana de alma, exclusivamente reservada a las personas. vientre de una mujer.
Partiendo de esta base etnocéntrica, se dijo entonces que. para Cuando pensamos en la energía física nos representamos
los «primitivos», también las cosas tenían alma, y se llamó el calor y la electricidad, que serían sus formas sustantivas.
animismo a dicha concepción del mundo que transfería la mís- Sabemos que ella está presente en toda materia, puesto que
tica del idealismo cristiano a un orden que participaba más de reside en el átomo, pero también que hay materias que la con-
lo mecánico e inmanente que de lo espiritual trascendente. Por centran de un modo especial, y pueden liberarla en procesos
cierto, dentro de los esquemas evolucionistas esto fue visto co- tales como la combustión (petróleo, carbón, leña, etcétera), la
mo un rezago cultural y hasta como un escándalo para las bue- fisión atómica (uranio) y otros. Al pasar al ámbito de lo cul-
nas conciencias, pese a que no hacía más que afirmar que en tural, los sentidos pueden seguir centrándose en la materia,
todas las cosas hay una fuerza oculta, una fuerza particular mas por lo general se desplazan hacia la forma, es decir, hacia
y no general como la que maneja la física, la cual. además de los aspectos que definen y diferencian a los seres y objetos.
darle una forma y definir su identidad y su sentido, puede lle- Tanto estos últimos como las conductas humanas poseen un
gar a ser liberada, lo que habrá de producir. según su natura- sentido, pero su distribución no se rige por procesos racionales
leza benigna o maligna, resultados benéficos o maléficos. Hay caracterizados por la equidad, sino por elecciones un tanto
quien señala que las formas no son más que condensaciones caprichosas que los disponen en escalas jerárquicas, las que
de la energía que circula por ellas, y que toda transferencia de no son, por cierto, eternas sino históricas, mutables. Ello de-
energía implica, por lo general, una alteración de la forma. La termina, por ejemplo, que entre dos árboles de similar tamaño
tarea de la conciencia, o de la cultura, sería entonces indagar y apariencia, y que producen frutos igualmente apetecibles,
la naturaleza de la fuerza que mantiene a la energía apegada uno asuma un valor simbólico superior. Lo mismo se puede
a una forma determinada. decir de los animales, los minerales y las cosas que el hombre

100 101
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SiMBOLOS

fabrica, de sus costumbres y rituales y hasta de las distintas En el Perú antiguo. nos cuenta el Inca Garcilaso de la
partes de su cuerpo, por lo común sometidas a variables es- Vega, se llamaban huatas a las cosas que consideraban sa-
calas de valores. Así, en la India se considera a la cabeza lo gradas o con poder, las que por esta razón eran veneradas
más valioso, y en el extremo opuesto de la escala vertical se y temidas. El criterio para definir algo como huaco era que
pone a los pies, por pisar la tierra. En las representaciones se saliese de lo normal, ya sea por su particular belleza o su
de los dioses, se considera que los pies están más al alcan- extrema fealdad, que las convertía en monstruosas. Eran así
ce de los hombres, y por eso es la parte más tocada por los /macas ciertas flores y árboles de particular belleza, y tam-
feligreses. Entre los dogon de Malí adquiere una especial bién lo que causaba horror y asombro, como las serpientes de
importancia la clavícula, por guardar las semillas de las pa- diez metros de largo, los niños que nacen con seis dedos o
labras. y también el hígado. partes desdeñadas o ignoradas encorvados. Si esto prefiguraba una estética. se puede decir
por las demás culturas. que lo feo y terrible no era menos importante que lo bello. por
Tal asimetría nos permite establecer que hay objetos car- más que sus manifestaciones simbólicas, a diferencia de los
gados de energía simbólica, porque la generan o la concentran aztecas, no ponían el énfasis en lo dramático y cruel de la
en un alto nivel: y otros, casi carentes de ella. que más bien existencia humana. Al igual que ciertas personas. animales y
precisan recibirla, es decir, ser potenciados en sus sentidos. plantas, algunos minerales, accidentes geográficos y lugares
El excedente de energía simbólica que reciben ciertos seres y eran considerados humos.
objetos puede deberse a su materia o sustancia. como se dijo. Los chamacoco del Chaco Boreal hablan de /coso. el que
pero comúnmente se basa en su forma. En algunas ocasiones, según Ticio Escobar sería la potencia que tensa y estremece
la fuerza proviene de ambas por igual. las cosas, recortándolas sobre un fondo de oscuros significados
En la India, el prána —que significa, literalmente, «res- esenciales. Este gran poder, que él asimila al concepto de au-
piración»— es la energía que impregna a todos los seres. El ra, se manifiesta en lo relampagueante, lo tronante y median-
pránayama —control de la respiración— busca desarrollar es- te imágenes crispadas de belleza y cargadas de zozobra." Esto
ta energía para rejuvenecer el cuerpo y alcanzar así la inmor- es, en elementos que, por lo común. envuelven lo sagrado
talidad. El poder vibratorio que los Vedas asignan al prána nos Freud llamó libido a esta energía psíquica, y al asignar-
reenvía a la concepción hindú según la cual la vibración de la le un significado fundamentalmente sexual, redujo el senti-
sílaba sagrada «Otro sostiene el universo. El prima se manifies- do que dicho vocablo tenía en latín, que excedía este campo.
ta como movimiento, como gravitación y como magnetismo. Es designando todo anhelo, ansia o valoración selectiva dirigida
un pensamiento-fuerza (de carácter simbólico) y una corriente hacia un objeto. O sea. una tensión dinámica que puede tener
nerviosa que atraviesa el cuerpo en acción. La práctica simbó- o no que ver con un instinto. pero que siempre es un acto vo-
lica de concentrar la energía tanto cósmica como psíquica es de luntario y consciente. Así. la tensión del hambre. que no es un
muy antigua data en la India. y hay varios modos de lograrlo. impulso sexual, dio lugar a numerosas deidades y espíritus a
Uno de ellos es un diagrama circular conocido como ~dala. los que se rinde culto para que generen abundancia, como el
Otro es el nuidro, gesto que concentra energía psíquica y posee caso de la Pachamama de la región andina. Hablamos aquí
un significado preciso. Pero esta energía, a diferencia de otras de las proyecciones de los individuos, las que no deben ser
culturas, no puede ser dirigida hacia el mal, pues la energía confundidas con las jerarquías de valores de la cultura, por
apunta siempre a la verdad. o desemboca en ella. Para esta más que la libido opere dentro de ellas. Gilbert Durand va aún
concepción, el deseo crea su objeto. de la misma manera que el
deseo cósmico creó el mundo. " Cf. Ticio Escobar: El arfe fuera de sí. ob. cit.; p. 186.

102 103
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FEIICHEE, OLA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

más allá, cuestionando incluso la concepción latina de libido, la muerte es el más apropiado para capturarla y encerrarla en
pues, a su juicio, debilita y racionaliza el sentido etimológico un soporte material —suele ser una escultura. una máscara
sánscrito, que significa «experimentar un violento deseo», sin u otro objeto—, el que en virtud de esta transferencia, común-
acotar la naturaleza de lo deseado. La libido tiene así el sen- mente realizada por los hechiceros, se cargará de poder. De tal
tido de desear en general y de remontar (o sufrir) la cuesta de forma se prolonga la existencia de la fuerza vital, aunque el
ese deseo. En su sentido más lato, puede ser asimilada a la fin perseguido en dichos casos suele vincularse con la magia
energía de un modo amplio, como lo hace Jung, o si se prefiere, negra. En África. las máscaras se consideran objetos especial-
definirla de una manera más compleja, verla como una fuerza mente cargados de energía simbólica, y se las realiza a menudo,
intermediaria entre la pulsión ciega y vegetativa que somete nos dice Michel Leiris. con maderas a las que se atribuye una
al ser al devenir y el deseo de eternidad que quiere suspender gran fuerza vital o se tienen por habitáculos o propiedad de
el destino mortal.'s un espíritu. Por eso, cuando las máscaras están en reposo, se
En nuestra concepción, llamamos fetiches a los objetos en las oculta a los profanos. Cuando son realizadas para una sola
los que una cultura determinada concentra energía simbólica ocasión, se estima que, una vez usadas, pierden fuerza vital o
en un alto nivel, y que se muestran capaces de liberar esas se cargan de fuerzas negativas.
fuerzas, por ser justamente tal liberación o transferencia de la A modo de resumen, se podría decir que el cuerpo huma-
energía que concentran lo que altera o puede alterar el trans- no transforma los alimentos que ingiere en energía biológica.
curso normal de las cosas, para beneficiar, dañar o evitar un Buena parte de la energía que corresponde al cerebro se con-
daño a una persona o grupo social. Las prohibiciones o tabúes vierte en energía psíquica. La energía simbólica sería a su vez
que existen en toda cultura apuntan a proteger a los individuos una parte de esta, cuya importancia reside no solo en que sirve
de la acción de las fuerzas consideradas negativas. Mediante la para caracterizar a la especie, sino también en su capacidad de
máscara, el hombre transita las zonas de riesgo, sabiendo que retroalimentar la energía biológica, inyectando, en el cuerpo
con ella engañará a dichas fuerzas sobre su identidad, desvián- que actúa, una potencia inusual, como veremos más adelante.
dolas hacia otros objetivos, o las ahuyentará, neutralizando su al hablar del cuerpo en acción.
agresividad. Pero con la máscara se puede convocar también a
las fuerzas benignas, o convertir en benignas y culturalmente 2. Ídolo, fetiche, imagen
valiosas a las almas de los muertos. La palabra «fetiche» proviene del portugués feitivo, que quiere
La fuerza vital del hombre. así como la del animal, han decir hechizo. En su acepción clásica, es un objeto material, ya
sido siempre elementos de especial importancia en las religio- sea natural, artificial (cultural) o mixto (combinación de ele-
nes, las que procuran convertirla en una fuerza simbólica. Para mentos naturales no transformados con otros fabricados por el
algunas de ellas, el hombre posee varias almas; para otras. solo hombre). Pero un fetiche, se dijo. no es cualquier objeto, sino
una; y para unas últimas, apenas una fuerza vital indefinida. aquel al que una comunidad atribuye la posesión de una fuerza
En ciertos casos el alma es considerada eterna, o sea, sobrevive mágica especial, por lo que se trataría de un sentido socialmen-
al individuo y puede incluso reencarnarse en otro, pero muchos te concertado. Se podría tomar como referencia lo que dijimos
pueblos creen que sobrevive al muerto solo por un tiempo, du- respecto a las huatas andinas. Tal fuerza reconoce en prin-
rante el cual irá perdiendo gradualmente vigor. El momento de cipio dos orígenes: a) objetos a los que se considera ya depo-
sitarios de cierto poder. por estar especialmente significados
al Cf. Gilbert Durand: Les structures anthropologiques de Pimagineire. por la cultura en virtud de su materia, su forma o su función.
Éditions Dunod. París. 1992: pp. 222-223. aunque no faltará aquí el rito para reforzarlo o encauzarlo en

104 105
TEORÍA 1RANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

una dirección determinada; y b) simples objetos que de por sí ara ponerlo en práctica, sino con el propósito de provocar en
carecen de poder, por no haber sido especialmente significados :I un desequilibrio por lo general transitorio. Lo que se busca
por la cultura, y que llegan a tenerlo en virtud de transferen- es manipular una jerarquía de valores para obtener un prove-
cias realizadas posteriormente, ya sea por la misma cultura cho personal, más que imponer un nuevo paradigma que ocu-
(por ejemplo, el sombrero de un escritor famoso) o por un ritual pe un lugar más alto en la valoración social. En este sentido
mágico o religioso. es conservador, no renovador, y esencialmente egoísta, ajeno o
Decía Frobenius que el concepto de fetiche lleva una marca contrario al ethos comunitario. El proceso lleva a parcializar
de fábrica europea, lo que, a nuestro juicio, serviría para expli- una realidad para luego reconstruirla de un modo artificial y
car el racismo y el etnocentrismo latentes de las definiciones precario. El poder que se genera mediante esta manipulación
que suelen proporcionar los diccionarios de la lengua. Se dice en permitirá satisfacer una necesidad o un deseo, protegerse con-
ellos, por ejemplo, que el fetiche es un ídolo, un «objeto de culto tra males temidos o agredir de modo indebido a una persona
supersticioso entre salvajes». Lo que aquí se propone es elimi- o grupo. Para concentrar la energía simbólica que se piensa
nar de él toda carga negativa, para verlo tan solo como un punto liberar luego en una determinada dirección, es preciso sus-
de concentración de la energía simbólica, tan necesario y pres- traer significado a otros objetos de un mismo nivel simbólico,
tigioso como el mito y el rito. La connotación negativa podría o incluso vaciarlos de él, para transferirlo al que se quiere
ser trasladada al fetichismo, fenómeno que tradicionalmente se potenciar indebidamente, el que resultará en consecuencia so-
vinculó a la idolatría y la veneración exagerada, cuando no a ri- bresignificado en la misma medida en que los otros son deva-
tuales estremecedores que podían incluir sacrificios de anima- luados. En el campo del arte estaríamos ante este fenómeno,
les y seres humanos. Los esquemas del evolucionismo unilineal por ejemplo, cuando entre diez obras igualmente valiosas, los
consideran el fetichismo como propio de la etapa previa al surgi- críticos con poder mediático ensalzan a una de ellas y omiten
miento y desarrollo de las religiones, aunque si atendemos a la toda referencia a las otras. Esto se agrava cuando obras, no ya
naturaleza del fenómeno, veremos que no existe religión que se del mismo nivel sino inferiores, son catapultadas hacia lo más
libre de él, pues en todas hallaremos veneraciones exageradas, alto de la escala de valores, mecanismo hoy muy utilizado por
ya sea por las mismas exigencias del culto o por el fanatismo de la sociedad de consumo en su sostenido avance sobre la cultu-
un feligrés, rara vez reprimido por los sacerdotes. ra. Podríamos hablar en estos casos de una migración externa
Para utilizar el concepto de fetichismo en el análisis cul- del mana, al que se retira de un ser u objeto para concentrarlo
tural es preciso eliminar los prejuicios que se nutren de él, en otro. Para entender mejor el alcance de estos mecanismos.
cargándolo de aspectos terribles, y tomarlo tan solo como una hay que partir de la hipótesis de que la energía simbólica, al
anomalía caracterizada por la veneración exagerada de un ser igual que la física, es preexistente, mensurable y limitada,
u objeto. que pasa a rodearse de atributos mágicos o es some- de modo que no se la puede concentrar en un punto sin reti-
tido a cierto proceso de sacralización. Y debe pensarse este rarla de otro. La cultura establece el modo en que la energía
fenómeno como algo que atañe a toda sociedad humana, con se distribuye, y ciertos individuos pujan por redistribuirla en
especial incidencia en la occidental posmoderna, y no como al- función de su deseo y sus ambiciones, perjudicando así a otros
go ligado a lo que Lévi-Strauss llamara «el pensamiento salva- y corrompiendo el ethos social.
je», y, antes que él, Levy-Bruhl describiera como «mentalidad Pero el fetichismo opera también por migraciones inter-
prelógica». nas del sentido, cuando se empobrece o niega el significado que
El fetichismo, en el análisis que proponemos, parte siem- la cultura asigna a cada parte de un ser u objeto para concen-
pre del orden de valores concertado por la sociedad, pero no trar la energía simbólica así obtenida en un punto o aspecto

107
106
TEORIA TRANSCULIIRAL DE LAS ARIES VISUALES In. FETICHES, OLA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

particular del mismo, el que resulta de tal modo sobredimen.


sionado. Entrarían en esta categoría, por ejemplo, tanto el fe.
tichismo erótico como el llamado «fetichismo de la envoltura».
El primero consistiría en reducir el estímulo a una sola parte
del objeto, sumiendo al resto en la insignificancia. Lo que ca.
racteriza a este tipo de fetichismo no es tanto lo que excita al
sujeto, sino lo que no lo excita, pues allí reside la anormalidad
o patología. La libido abandona así otras zonas del cuerpo para
concentrarse en la zona elegida sobrecarga que se traduce en
una sobrevaloración, en un culto exagerado que sirve en este
caso al placer del individuo y no a una función social. Por eso
no pueden leerse bajo esta óptica psicológica del fetichismo eró-
tico prácticas artísticas muy comunes en las antiguas culturas
americanas y el arte africano tradicional, mediante las cuales
se sobredimensionan el pene o la cornamenta de antílope en
alusión al poder fecundante masculino, así como la cadera y
los pechos de la mujer. al aludir a su capacidad de traer hijos
al mundo y amamantarlos. La concentración de sentido está
pautada aquí por la cultura y su fin es social; es decir, no se
trata de un individuo que altera los valores en beneficio propio.
Tal manipulación de las proporciones es usual en todo arte
simbólico centrado en la forma, algo que Occidente rara vez
practicó a lo largo de su historia, por preferir la alegoría, que
le permitía simbolizar sin abandonar el naturalismo. Asi, en
la pintura religiosa cristiana la paloma simboliza al Espíritu
Santo, pero en su caracterización visual se siguen los esque-
mas naturalistas, hasta el extremo de que será imposible. en
lo formal. diferenciar a una paloma cualquiera de color blanco
del Espíritu Santo si se la saca del contexto religioso que le
otorga un sentido sagrado como parte de la Trinidad.
En cuanto al fetichismo de la envoltura, se produce cuando
el objeto no es valorado por su naturaleza intrínseca (algo que, Escultura en madera bambara (Malí). La desproporción de
por lo común, se escamotea). sino por su apariencia u otro ele- los pechos de la mujer —notable si se los relaciona con las
mento secundario. Seduce así el cuerpo de mujer cubierto de piernas— cumple una evidente función simbólica.
pieles y joyas, el hombre que conduce un lujoso automóvil, la
mercancía bien envasada y etiquetada que se presenta como do en serie puede cuadruplicar su precio si se le imprime una
suntuaria o destinada solo a los «elegidos», por más que estos marca prestigiosa. La patología consiste aquí en concentrar la
sean millones. Como es harto sabido, un mismo objeto fabrica- energía simbólica en lo que cubre o rodea al objeto, o en una

108
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SIMBOLPS

marca visible, que es lo superfluo y prescindible de él. en des- el espacio visual con figuras u objetos de fácil manipulación.
medro de lo sustancial, del objeto en sí, que por satisfacer una Hay así numerosas imágenes de la Serpiente Emplumada en el
necesidad, cumple una función social. Más que por su calidad México antiguo, y millones de imágenes del Cristo Crucificado en
intrínseca, el producto será consumido por su envoltura, la el mundo cristiano, sin que ello escandalice a nadie ni vaya en de-
que, para convencer y justificar su alto precio, apela a ribetes trimento de lo representado. Por el contrario, enaltecen al ser
estéticos. al que remiten. El mismo principio rige hoy para la publicidad:
Se dice que las ideas religiosas despuntaron en el Neolíti- ' miento más se multiplique y exhiba la imagen de un producto,
co, como consecuencia de los elementos filosóficos y científicos ás se impondrá este en el mercado.
que todo mito contiene en alguna medida Los antepasados, El fetiche, en cambio, precisa acumular fuerza mágica en
fortalecidos por la veneración, fueron convirtiéndose en dio- ado suficiente, unir la presencia (que es lo temible) con la
ses, a los que se dio una forma por medio de efigies. Efigies representación. Si no contara con esa fuerza, no podría jamás
que en un principio no representan a los dioses, sino que son liberarla, desplazarla con el fin de alterar las leyes de la na-
los dioses. A ellas (lo que equivale a decir a ellos) se dirigirán los turaleza o el orden simbólico de la sociedad. Dicha operación
halagos y ruegos, ante ellas y para ellas se realizarán los sa- puede estar al alcance de cualquiera que lo posea, aunque a
crificios. La gran fuerza que concentran en virtud de su unici- menudo se la reserva solo a los especialistas y se la realiza con
dad impide su manipulación. Con el desarrollo del pensamiento mucho cuidado, por los peligros mortales que suele aparejar.
simbólico el dios se irá separando lentamente de su efigie. la Cuando la liberación de la energía que concentra se da den-
que con el tiempo dejará asf de presentarse como un dios pa- tro de las prescripciones y rituales de la cultura, contribuye al
ra convertirse en una representación de él, permitiendo así sostenimiento y esplendor de esta, pero cuando se manipula
la realización de algunas copias y su relativa manipulación. el orden de los valores y se la desvía hacia objetivos ajenos al
Pero las efigies que se fabricaban de un dios eran escasas y bien social, entramos en el campo del fetichismo, que entra-
cargadas de mana. Pese a representar, mantenían un resto ña una patología que no afecta solo a los sistemas simbólicos
de presencia temible. Cabe señalar que no todos los fetiches considerados «primitivos» por cierta antropología, sino a todos
entraron luego en el proceso de conformación de las religiones; los pueblos por igual. A estas alturas queda muy claro que no
algunos quedaron confinados en el ámbito de la magia, o se hay culturas fetichistas, pues el fetichismo existe en todas las
crearon en función de ella. culturas como práctica de un individuo o de un pequeño grupo
Se puede decir entonces que en la naturaleza del ídolo que recurre a la veneración exagerada. Y una veneración será
(efigie que fue ya tallada como un dios o devino en él) están exagerada cuando manipule el sentido socialmente concerta-
la unicidad y la presencia, mientras que el fetiche no puede do. y no cuando un extraño la considere así, a partir de sus
ser único (pues su naturaleza se acercaría de este modo a la propios valores.
del ídolo) pero tampoco multiplicarse demasiado, ya que toda La publicidad, siendo imagen, remeda con recursos esté-
multiplicación le resta fuerza y corre el riesgo de convertirlo ticos la fuerza del fetiche, para potenciar las mercancías, que
en una mera imagen. En la imagen, que vendrá después, el son múltiples, con la magia de la escasez, queriendo ser más
poder es ya escaso, por referirse más bien a algo (o alguien) una presencia que una representación. A menudo se ha inter-
con poder. En ella, la multiplicidad no solo quedará legitimada pretado la sociedad de consumo como el imperio de las cosas
sin restricciones (siempre, claro está, que las copias respondan sobre las personas, pero en realidad aquellas son más bien sus
a ciertos patrones formales), sino que incluso la fortalecerá, al víctimas, pues su valor venal como mercancía que otorga pres-
imponerla de un modo contundente en la sociedad, colmando tigio se sitúa por encima de su valor de uso e intercambio, de
110 111
TEORÍA IRÁNSCULTURAL DE ..AS ARTES V'SliK III. FETICHES. O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

las, su valor es puramente venal y, en todo caso, estético, pero


recién al ser incorporadas a un universo simbólico, van toman-
ATTRACTION do distancia de la mercancía, hasta el punto de que llega un
momento en que se rechaza de plano pensar en su valor venal.
fragrance tor nc
Un objeto que costó unas monedas puede llegar a erigirse en el
símbolo de un amor perdido, de una persona desaparecida o de
un viaje cuyo recuerdo los años potenciaron a las alturas del mi-
to. Solo se puede tasar lo que no se ha significado lo suficiente,
y por eso, cuando la necesidad extrema obliga a desprenderse
de ciertos bienes, se transfiere a otro la tarea de determinar su
valor, para una transferencia que es como vender un fragmento
de alma. Los mecanismos de la sociedad de consumo se ocu-
pan de ir rompiendo, uno a uno, los lazos que el hombre tuvo
siempre con los objetos. En el consumo suntuario se está dando
hoy lo que se ha denominado «transumo», y que pasa por ab
quilar, por dos días o una semana, carteras, bolsos, collares,
anteojos de sol y otras prendas de uso personal de marcas-feti-
che con un alto valor de mercado, lo cual elimina de plano todo
nexo personal con la indumentaria, a la que más adelante, al
hablar del cuerpo, estudiaremos como la segunda piel. Lo im-
portante no es el valor estético de la cosa y el vínculo que se
crea con ella, sino fingir un nivel social mayor que el que en
verdad se tiene, mediante la exhibición de mercancías lujosas,
engañando así al receptor, quien pensará que ea tan amplio

LANi.COME2
su vestuario y tan alto su poder económico que no usa más
de dos veces una prenda de semejante precio. Los sociólogos
hablan, por eso, de «efecto Cenicienta». En definitiva, no es lo
estético lo que predomina (porque los objetos pueden ser inclu-
merceoasn),císainso el precio que conlleva la marca-fetiche. Al vestir
sof
Fetichismo de la envoltura. La publicidad remeda lot: mecanis- sin vincularlas culturalmente al cuerpo, el hombre
mos del mito, recortando e iluminando la imagen para simular mismo (o la mujer) deviene una mercancía que se ofrece en el
lo :luminoso. mercado, dando así a entender que su precio ea alto y deben
abstenerse quienes no tengan la potencia económica necesaria
los significados con los que siempre las cargó la cultura, co- para hacerla suya.
mo expresión dé afecto hacia un semejante o de intercambio
simbólico (el regalo o don) y también por los vínculos que cada 3. Fetiche y arte
persona establece con ellas al incorporarlas a sus pertenencias. Como se dijo, el ídolo se presenta, no representa. El dios, con todo
Cuando están en una tienda, ofrecidas a quien desee adquirir- su poder, está ahí, contenido en un trozo de materia informada, y

113
TEORíA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES. O LA DINÁMICA OE LOS SÍMBOLOS

no en otra parte. Por lo tanto, se podría decir que la cultura del guardan un resto de presencia. No deja de llamar la atención
ídolo es, en cierto sentido, presimbólica, pues la mente no atina que se valoren económicamente según la cantidad de copias
aún a separar la idea de la forma, lo referido del referente. Con impresas. Lo mismo suelen hacer algunos fotógrafos de pres-
el mito y la religión se ingresa en el espacio simbólico, que es tigio. Desde el punto de vista estético, una obra no puede valer
un espacio abstracto. Para Cassirer, el símbolo es la puerta más o menos según el número de copias, por lo que estamos
de acceso a la cultura, y se podría añadir que también al arte aquí ante una flagrante intervención de las leyes del mercado
y al lenguaje. Vimos que el fetiche concentra energía, pero en (regido por la escasez o abundancia de un producto en relación
menor medida que el ídolo, cuyo poder es terrible, arbitrario y con la demanda), aunque en las motivaciones profundas de
no manipulable. Por juntar la presencia y la representación, el este sistema parece estar la teoría del fetiche que expusimos:
fetiche sería un elemento intermedio entre el ídolo y la imagen. a mayor número, menor energía simbólica, y a menor energía
Por otra parte, como se señaló, la energía del fetiche es más fá- simbólica, menor precio.
cil de canalizar, de manipular. Ello, así como lo que afirmamos La corriente formalista que en el siglo xix proclamó el
a propósito de la imagen, pareciera indicar que cuanto más llamado «arte por el arte», exigió a las obras que aspiraran a
nos alejamos de lo único y concreto, más se diluye el poder de ser ter idas por tales no cumplir más función que la estética,
las formas. distanciamiento de la vida que reforzó su aura, valiéndose del
La tríada ídolo-fetiche-imagen permite arrojar nuevas idealismo filosófico en que se sustentaba. Así, ellas se centra-
miradas sobre el fenómeno del arte. Dentro de la estética re- rían más en lo que presentan (el equilibrio y la belleza de las
nacentista, la obra de arte se abroquela en la unicidad, co- formas) que en lo que representan, es decir, las realidades a
queteando así con la naturaleza del ídolo para cargarse de las que se refieren. Como consecuencia de esto, dicha corrien-
aura y escapar de la suerte de la imagen. Argumenta, para te fue acusada de convertir las obras en verdaderos fetiches,
ello, que la belleza formal que la caracteriza importa más que despojándolas de toda función social, fenómeno que trasciende
el significado al que remite, el que puede incluso faltar. De los límites de ese fetichismo de la mercancía del que hablaba
hecho, en los últimos tiempos abundan las obras que no re- Marx. En efecto, el poder de la obra, su energía o aura, se sitúa
miten a nada. Cuando el mismo artista hace varias réplicas muy por encima en la escala de valores del sitio que pueden
de una obra suya, como ocurre a menudo en el campo de la detentar las mercancías sin valor estético, ya que el arte, al
escultura (piénsese en las numerosas copias de El beso, de igual que otrora lo hiciera la religión, pasa a reivindicar el
Rodin), u otras personas las multiplican para instalarlas en terreno de lo trascendente y eterno, de lo que siempre importa
parques, plazas y jardines, esas reproducciones, siempre limi- y eleva al espíritu, poniéndolo en tensión hacia lo absoluto. Se
tadas, participan ya de la naturaleza del fetiche: son escasas llega a hablar así de «la religión del arte», en la que la obra,
y aún concentran poder, pero en un grado menor- En cambio, por el énfasis puesto en su unicidad y en la forma (presencia
las reproducciones impresas de esas mismas obras de pintura que, tal cual se dijo, puede prescindir incluso de toda idea de
o escultura, es decir, las simples imágenes, carecen de toda representación), rebasa ya, como se apuntó, el terreno del feti-
presencia y solo sirven para remitirnos a los originales. La chismo para acercarse al del ídolo. En concordancia con esto, el
destrucción de tales imágenes no constituirá por eso un delito Poder genuino del arte de transformar la realidad a la que se
ni parecerá siquiera reprobable desde el punto de vista ético o refiere, o producir al menos nuevas lecturas de ella, es dotado
estético. Los grabados y serigrafías que reproducen un dibujo de virtudes mágicas, como si con un pincel o cincel se pudiera
o pintura en series limitadas no pueden considerarse meras derrumbar un universo. Este clima mágico que envuelve a la
imágenes, pues, al igual que las réplicas de las esculturas, obra es reforzado con una serie de rituales, tal como hacía el

114 115
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS slmsoios

cazador primitivo con la pintura rupestre de la presa deseada. consecuencia al servicio del Muntu, es decir, del hombre) apto
Donde hay magia, hay ritos, lo que explica el frenesí puesto en para ser depositario de tal fuerza. Dicha fuerza pertenece a otra
ellos por el idealismo estético. categoría existencial, llamada Kuntu, que expresa todas las mo-
Existen obras que nq fueron producidas dentro de esta dalidades que un ser o una cosa puede alcanzar, entre las cuales
concepción idealista, pero que con las transferencias de energía se destacan la belleza y la risa. El pensamiento bantú tiene
simbólica realizadas por múltiples generaciones que coincidie- claro que, así como la adoración fortalece a una divinidad, la
ron en atribuirles un valor paradigmático, de mito cultural, se valoración que se hace de una obra de arte (cuadro, escultura)
convierten en poderosos fetiches. Esto nos permite diferenciar fortalece su valor, al transferirle nomino."
el fetichismo de la producción del fetichismo del consumo. A menudo el rito no se dirige al objeto, sino al ser sobrena-
Pero curiosamente, el fetichismo del consumo congela el tural que este representa, para que le insufle la fuerza, lo que
poder transformador del arte, neutraliza su mensaje al estereo- exige una adecuación entre la naturaleza de ese ser donante y
tiparlo y serificarlo. La polisemia, principal atributo del men- las cualidades del objeto que la recibe. Un objeto destinado a
saje poético. es anulada por una interpretación oficial, ante la transferir belleza e inteligencia (como las muñecas que llevan
cual toda lectura diferente será vista como una desviación de su las mujeres ashantis embarazadas) debe reflejar tal belleza e
sentido «verdadero» y hasta como un signo de incultura, sobre inteligencia en sus formas (en este caso particular, la frente
todo si tal opinión no viene respaldada por un discurso erudito. ancha y el cuello largo de la figura, que es antropomórfica pero
Vemos entonces que el fetichismo del consumo artístico empo- no naturalista). Por el contrario, los fetiches a ser empleados
brece a la obra a fuerza de querer sacralizarla, lo que no deja en la magia negra para producir daño son tan horribles co-
de resultar extraño, pues se trata de un fetichismo que actúa mo el acto al cual se destinan, y su fuerza proviene de un ser
contra el objeto que pretende potenciar. Los ritos del fetichismo sobrenatural maligno, pues los seres mitológicos de carácter
de la producción, hijos del idealismo estético occidental, más benigno no se prestan a cometer fechorías.
que a la obra, sobrevaloran al artista. A nivel popular, la fuerza Comúnmente, una vez que la fuerza se acumuló en un ob-
mágica que insufla el rito potencia al objeto en función social. jeto por obra del ritual, la deidad que la transfirió deja de ser
La concepción bantú distingue con claridad entre la obra necesaria, y a menudo ni siquiera es preciso invocarla. Así, la
de arte (aunque sin llamarla de este modo) y el fetiche. Hay un bendición de una imagen cristiana (a la que Dios le transfiere
«artista» encargado de tallar una figura, pero esta no será con- fuerza por intermedio del sacerdote que oficia el ritual) permi-
siderada un fetiche ni alcanzará la fuerza del mismo mientras te que un feligrés pueda dirigirse de un modo directo a ella,
no se le realice el debido tratamiento mágico mediante un acto pidiéndole una intervención mágica en el curso del acontecer.
ritual. O sea, no es la calidad formal del objeto, la habilidad Esa imagen acumula, de tal modo, fuerza simbólica, que a me-
del «artista» que lo fabrica, como tampoco la admiración o ve- nudo llega a sorprender por su intensidad, como en los casos
neración del pueblo, lo que le insufla la fuerza original (la que, de la Virgen de Luján, en Argentina, la Virgen de Guadalupe,
por cierto, podrá ser luego acrecentada por sucesivas transfe- en México, y la Virgen de la Caridad de El Cobre, en Cuba.
rencias de energía simbólica), sino el acto mágico, a cargo por O sea, dicho objeto puede liberar por sí mismo, de un modo
lo general de un especialista, quien realiza un ritual que parte mecánico como en la física, o voluntario como en la esfera de
del nombramiento que le asigna un significado y suele reque- lo espiritual, la fuerza acumulada.
rir también la sangre de una gallina u otro animal. La talla,
en cuanto obra de intención simbólica, no es más que un objeto Ver Janbeinz Jahn: Muntu. Las culturas neoafricanas, PCE, Méxi-
(Kuntu, o sea, el ente que carece de voluntad propia, y está en co, 1958; pp. 215-220.

116 117
TEORÍA TRANSCuLTURAL DE LAS ARIES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

Lo dicho a propósito de la concepción bantú indica que pa-


ra este pueblo el arte reside más en la fuerza simbólica, que
confiere entidad a las cosas y regula el proceso creativo de la
forma, que en la obra acabada. Se quiere señalar con ello que
las prácticas sociales que instituyen formas y técnicas para la
creación de objetos y regulan el sentido importan más que esos
mismos objetos, simples productos que un proceso complejo va
dejando en su larga senda. Dichos objetos solo podrán cargar-
se de fuerza, y salir en consecuencia de su humilde condición
de Kiniu, si interviene un ritual que los ate a otra categoría
existencial: el Kuntu. Recién entonces se podrá decir que la
imagen se ha convertido en fetiche. Pero estos casos constitu-
yen un pequeño porcentaje del total, por la ley de la escasez que
signa al fetiche. Se puede afirmar, pues, que es la misma prác-
tica simbólica en sí. y no las obras ni los artistas o artesanos, la
que ocupa el centro de la escena, estableciendo los valores, los
criterios formales y temáticos y las técnicas a las que habrán
de ajustarse quienes la cultivan, lo que no cierra a estos el
camino a la innovación responsable, y menos aún las vías del
prestigio.
En esta mirada a la naturaleza del arte desde el fetiche,
me resulta sumamente ilustrativo el gran artefacto de plumas
encendidas que clausura la fiesta de los Anábsoros entre los
chamaco«). llamado «Kadjuwerta», y que consiste en unir con
una gruesa soga todas las piezas provistas de colores cálidos
usadas por los participantes del ritual para representar a los
diversos dioses, formando con ellas un opulento mazo. Según
Tieio Escobar, dicho término significa «llameante descarga de
poder», por sugerir la manifestación explosiva, con la fuerza
de un rayo, de una presencia insoportable. La concentración
de poder de este fetiche es tan intensa como su belleza, por lo
que el objeto deviene una pletórica matriz de impulsos vita-
les, pero también fatal principio de destrucción. La presencia
de lo numinoso resulta aquí tan perturbadora, que exige una
distancia radical. Las mujeres son alejadas de esa representa-
Representación de la Virgen de la Caridad de El Cobre. patrona ción, y los niños y jóvenes se arrojan al suelo y se cubren los
de Cuba. situada en el altar mayor de la ermita de esa locali- ojos con las manos. Solo pueden mirarlo los iniciados adultos,
dad, en Santiago de Cuba. Pero no tocarlo. Hasta deben cuidarse del más mínimo roce
118
119
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SIMBOLOS

con su cuerpo mientras lo giran en molinete sobre su cabeza, los dioses. Con la palabra se puede ordenar al sol que caiga,
por las consecuencias funestas que ello podría aparejar. Esta y
ello seguramente ocurriría si no hubiera una palabra más
enorme concentración de sentido está reflejando una agobiante fuerte y sensata que lo sostiene en el cielo. Señalaba Janheinz
condensación de lo real, esa saturación de ser por momentos Hahn que en la poesía occidental la imagen precede a la pala-
terrorífica que caracteriza a lo sagrado y constituye la más bra, mientras que en la poesía africana la palabra precede a
cara aspiración del arte. 9 la imagen, por ser aquella, el nommo, lo que la engendra."' El
Este relato de Escobar permite también profundizar en la caso bantú nos muestra claramente cómo la fuerza vital, con-
fuerza de lo efímero, y hasta explicarla. La preparación de los vertida en poder nombrador (nommo), se traduce en energía
atavíos ceremoniales demanda mucho tiempo, pero la duración simbólica.
de su descarga de sentido es muy breve. Pareciera así que la Para los dogon de Malí, el lenguaje es lo que distingue al
energía simbólica siguiera leyes semejantes a las de la física: hombre del animal, por ser su fuerza nombradora y transfor-
cuanto menos dure la liberación de una energía acumulada, madora lo que torna patente su humanidad. La palabra posee
mayor será la fuerza de su descarga, su resplandor o esplendor. un cuerpo, una materia sonora formada por los cuatro elemen-
El rayo, lo llameante, deslumbra, pero la energía que se libera tos que se conjugan en el cuerpo humano: el agua, el aire, la
muy lentamente en un tiempo largo impresiona poco los senti- tierra y el fuego. También posee un sexo, el que se relaciona
dos, hasta el punto de que la recepción corre el riesgo de inte- con la altura del sonido. Los tonos altos y ascendentes son fe-
lectualizarse o distraerse. El Kadjuwerta, en cambio, cuando meninos; y los tonos bajos y descendentes, masculinos. En el
estalla, cierra todas las puertas a la percepción intelectual. lenguaje se mezclan así palabras machos y palabras hembras,
del mismo modo que su música mezcla notas machos y hem-
4. Fetiche y palabra bras. La buena palabra posee además «granos», semillas, y es,
En un principio, se sabe, era el verbo, la palabra que ilumina la por lo tanto, fecunda; mientras que la mala palabra es estéril,
sombra, brotando como un manantial inteligente, y aún más, no despierta eco alguno en el auditorio, no produce frutos. La
como una fuerza que anima a las cosas, dándoles un ser y un fuerza de la palabra depende de la fuerza vital de la persona.
sentido. En la concepción bantú, la semilla por sí sola no puede Si esta es escasa, el sujeto hablará poco y no será escuchado.
tener actividad alguna; sin el poder del hombre no germinaría. Tal fuerza se origina en el agua, elemento que comprende a
Esa fuerza vital que determina el universo de las cosas es el la sangre. 2o
nommo. Él sostiene a la palabra o, más bien, se sostiene en la La palabra da el nombre y el sentido a las cosas, pero en
palabra o por la palabra, la que sale de la boca en medio de un algunas culturas es también una cosa en el espacio. O más
vapor tibio, conjunción de humedad y calor sin la cual no hay exactamente, un fluido mágico que está cargado de mana y
fecundación posible. Esa fuerza humana engendra también al supone sabiduría. Por eso los aztecas la representaban como
hijo en la mujer, pero a este, como se dijo, no le bastará con na- una voluta de humo, con lo que se denotaba el discurso sagrado
cer para ingresar en la humanidad (Muntu): mientras no sea de un personaje. También Huamán Poma de Ayala dibuja con
nombrado por el hechicero, pertenecerá a la categoría de las una voluta el rezo católico de ciertos personajes, lo cual resul-
cosas (Kintu). Por ello resulta apropiado, en el marco de dicha ta extraño a la iconografía occidental, que no ve a la palabra
cultura, hablar del «semen de la palabra». Pero la palabra es
todavía algo más que eso: es poder que asemeja al hombre a I ' Cf. Janheinz Jahn: Ob. cit.; pp. 137-142.
" Cf. Géneviéve Calame-Griaule: Ethnotogie et Langage. La Parole cha
les Dogon, Gallimard, Paris, 1965; pp. 48-71.
" Cf. Ticio Escobar: El arte fuera de sí, ob. cit.; p. 187.

120 121
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES. O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

como una cosa en el espacio. salvo en cuanto escritura. Para


entender o afirmar el sentido sagrado de la palabra. esta civi-
lización precisó escribirla, convertirla en trazos sobre un papel
o pergamino, por lo que fue caracterizada como grafocéntrica.
Pero aun así, ni siquiera el culto fetichista a la escritura pudo
impedir la paulatina degradación que la palabra sufrió en los
tiempos modernos, fenómeno acentuado por la publicidad y la
cultura de masas, que la vaciaron ya de todo contenido de ver-
dad, cayendo así en la era del vacío.
Si para las culturas llamadas «primitivas» la palabra es
un objeto que posee una fuerza mágica, un mana, debemos
incorporarla al territorio de los fetiches e incluso asignarle
en él un lugar privilegiado, pues sin ella difícilmente podrían
realizarse las transferencias de energía simbólica que permi-
ten a los objetos, así como a ciertas personas, acumular una
fuerza especial, y tampoco podría producirse sin ella la libe-
ración de dichas fuerzas, su desplazamiento en una dirección
determinada.
El Tantra apunta a que la repetición incesante de actos
auténticos, tanto físicos como mentales, genere una energía
capaz de cambiar el cuerpo y la conciencia de las personas.
Uno de los elementos más importantes del ritual tántrico es el
mantra, que se trata de un sonido producido por la boca; pero
no cualquier sonido, sino aquel capaz de concentrar una gran
cantidad de energía, como un núcleo o punto de convergencia
de esta. Dicha energía es vista como un poder cósmico, de cla-
ra incidencia en lo físico, pero también aquí la fuerza vital o
espiritual se traduciría en fuerza simbólica. Algunos mantras
son un sonido puro, como el mantra védico «Om», el más radi-
cal y potente de todos, algo anterior a la palabra, pero la gran
mayoría son palabras en sánscrito. Un manera básico consta
de una sola sílaba, que normalmente termina en «m» nasal, ARRIBA: «Orn mani padmé hum» («pm! ¡La joya está en el lo-
y a veces también en «k» o «t». Un mantra complejo se com- to!»). Es el más poderoso de los mantras budistas, caligrafiado
pone de una serie de esas sílabas que pueden llegar a formar, aquí sobre un muro de Katmandú.
unidas, la abstracción de una frase portadora de un concepto ABAJO: Shrí Yantra procedente de Rajasthan (siglo XVIII). Los
conocido. Los mantras que tienen un objetivo ritual pueden seis círculos concéntricos encierran nueve triángulos entrecru-
llegar a ser repetidos cientos de veces. Esto se llama «japa», zados que simbolizan la energía masculina y femenina. Un cua-
y su propósito es acumular un verdadero torrente de energía. drado. llamado «La casa del mundo», protege el conjunto.

122
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

Los mantras se pueden tejer, bordar o estampar muchas veces Es que para este pueblo, la palabra no solo humaniza
seguidas en telas, como un equivalente visual del «japa». Pero al hombre, conformando un instrumento de comunicación de
cuando el mantra se traslada a lo visual, nos acercamos ya fundamental valor para los miembros de una comunidad, sino
al concepto de yantm, un diagrama que concentra energía y que lo hace también partícipe de la divinidad, mostrándole su
se usa en forma conjunta con el mantra. A pesar de su forma parte sagrada, y le franquea las puertas de la naturaleza. En
visual y su gran densidad simbólica, el yantra carece de una el final del largo camino hacia la perfección y la sabiduría que
función estética." em prenden los hombres religiosos está la posibilidad de hablar
Para los guaraníes, todo es palabra. La función funda- con los animales y las plantas, es decir, descubrir los lenguajes
mental, básica, del alma, ea la de conferir al hombre el don secretos de la naturaleza y comprobar así que dichos seres es-
del lenguaje. Ne'e quiere decir palabra, voz, y también alma, tán en la misma categoría existencial que el hombre.
unidad lingüística que conforma asimismo una sola realidad Se podría decir que el concepto de palabra-alma es un
ontológica, la llamada «palabra-alma». A dicha entidad per- puente tendido hacia el alma (o sentido) de las palabras, una
tenece el nombre de las personas, pues como dice Miguel A. forma de recordar el carácter sagrado del lenguaje y exigir
Bartolomé, el nombre no es la forma en que la persona es de- un uso riguroso de él, a fin de no distanciado de la verdad.
signada: el nombre es la persona, puesto que designa su alma, y El guaraní desdeña al «blanco», a «los extranjeros» (así los
los atributos de esta son sus atributos personales, que conser- llaman, aunque compartan un mismo país), porque sabe que
vará hasta la muerte. El nombre solo puede ser modificado en estos han corrompido su lenguaje mediante un uso excesivo e
caso de crisis extremas. Como último recurso para sanar a irresponsable del mismo: que sus palabras carecen ya de fuer-
un enfermo grave y «despistar» a la muerte, el chamán puede za mágica y nombradora, por haberse prestado al simulacro.
cambiárselo." Tal es la importancia de las palabras, que Ña- Es decir, son meros ruidos, voces chillonas y destempladas
mandú, el ser supremo, confió a cuatro dioses menores y sus que degradan lo que tocan, aquello a lo que se refieren. Tanto
respectivas esposas la misión de enviar las palabras-alma a los se alejó la sociedad occidental de la sustancia de la poesía,
hombres. Estas palabras-alma que los dioses envían entran en que debió inventar, para evitar el total envilecimiento de la
los recién nacidos por la coronilla, y corresponde al chamán palabra, el lenguaje poético, territorio hoy amurallado y mi-
averiguar en cada caso qué dios se la envió, como paso previo noritario donde la palabra se empeña en recuperar su antiguo
a la elección del nombre. Si ninguna palabra-alma se encarna fuego. «Al hombre civilizado el lenguaje se le volvió comple-
en el recién nacido, este no tardará en morir. La muerte es la tamente exterior, porque ya no es para él sino un puro medio
pérdida o la ausencia de la palabra. Aún más, las palabras, de comunicación y de información», escribe Pierre Clastres. Y
cuando fluyen abundantes e iluminadoras, pueden abolir la añade: «Las culturas primitivas, al contrario, más preocupa-
muerte, ayudando al individuo a lograr el estado de perfección das por celebrar el lenguaje que por servirse de él, han sabido
(aguyje) necesario para alcanzar la Tierra Sin Mal, es decir, la mantener con él esa relación interior que es en sí misma, ya,
inmortalidad. alianza con lo sagrado»."
El guaraní dedica su vida a enriquecer su palabra-alma,
2t Cf. Philip Rawson: El arte del Tantra, Ediciones Destino, Barcelo- a la vez que procura sustraerla de todo manoseo, en especial,
na. 1992; pp. 59 y 64. Por parte de los extraños. No verá con desagrado que los blancos
" Miguel Alberto Bartolomé: Chao:animo y religión entre los Aua-Kant-Ete,
Centros de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica, Asun- " Pierre Clastres: «El arco y el cesto», en Augusto Roa Bastos (comp.): Las
ción, 1991: p. 85. culturas condenadas, Siglo ni Editores, México, 1980 (2 • ed.); p. 230.

124 125
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SIMBOLOS

le asignen un nombre no verdadero, pues sabe que se trata Pero la palabra sagrada no solo es canto, himno religioso,
de una palabra-máscara que pondrá su alma a resguardo. La sino también relato fundacional. Es decir, mito, leyenda, in-
palabra profunda es inseparable de la verdad, y todo lo que cluso cuento. Relato contado en la noche alrededor del fuego, o
está por encima servirá para protegerla, para engañar a los en ceremonias especiales. Su poder de sugestión descansa en
opresores, a los profanadores de lo sagrado. el ritual, al igual que el del canto sagrado, aunque la mise en
El fuego y la neblina vivificante rodean a las palabras- scéne será aquí mayor, para reforzar la función comunicativa
alma como signando el espacio en que se manifiestan. La pa- del lenguaje, que el canto a veces elude, como en el citado
labra es poder creativo, generador, normativo: por eso se la caso del prera de los axé, y también el de las bagualas del no-
relaciona con la vara-insignia, principal atributo del poder roeste argentino, cuando son cantadas por viajeros solitarios
masculino. Pero la palabra verdadera, profunda, no se da a con estridencia, para que el eco se las devuelva. Las palabras
todos, y menos sin esfuerzo: viene ligada a la búsqueda de la son manipuladas (cambio de tono, de timbre, de altura y de
perfección, de la sabiduría. Están los dueños de la palabra, que registro, repeticiones, circunloquios, alternancias, etcétera)
son los que no repiten fórmulas, los que, para comunicarse con para generar el clima propicio, mensajes rítmicos a los que hay
la divinidad, crean sus propias palabras o las reciben de ella que añadir los gestuales, espacio-temporales y de otro tipo.
en sueño, un himno que expresará las circunstancias persona-
les de quien lo compuso. El camino hacia la perfección, hacia la 5. Fetiche y aura
Tierra Sin Mal, un paraíso aquí y ahora, está empedrado por Entre los sentidos que adjudicamos al concepto de fetiche y
este canto resplandeciente (Ayvu por4). La improvisación sig-
-
lo que, a partir de Walter Benjamin, en el terreno del arte
na también al prera, el canto de los axé del oriente paraguayo, se conoce como «aura» —esa distancia que hace deseable y
cultura protoguaraní. El prera es el canto del cazador solitario radiante el objeto—, hay ciertas similitudes, pero también di-
que suena en la noche, y que no busca seducir a una mujer vergencias que obligan a esclarecer las fronteras entre ambos
ni concitar admiración o conmiseración alguna. Si el lenguaje términos. Aunque se ha relacionado al «aura» con el arte culto.
apunta a la comunicación entre los hombres, habría que con- viendo en ella una actitud elitista que abre un abismo entre
cluir, coincidiendo con Clastres, que el canto del cazador axé este y el arte popular y los productos de las industrias cul-
se sitúa fuera de él, como un territorio libre, ajeno a las leyes turales, más que sumarnos a la crítica de dicho concepto se
del intercambio que rigen toda su vida, hasta el extremo de puede eliminar de él sus adherencias occidentales y clasistas
prohibirle de un modo categórico al cazador consumir la carne para darle una base más universal, más comprensiva de los
de sus propias presas. Las palabras de estos cantos no se diri- fenómenos cambiantes que se observan en el universo simbó-
gen a nadie, son en sí mismas su propio fin, se convierten en lico que aquí tratamos de explorar.
valores para quien las pronuncia. Valores que satisfacen una Acaso la principal característica del «aura» es su preten-
necesidad interior sin comunicación, sin buscar en el otro el sión de universalidad, que estuvo siempre implícita en la es-
punto de equilibrio, el sentido. Tal renuncia podría ser vista tética occidental, al postular sus propios presupuestos como
como una transgresión o traición a la función primordial del universales y cerrarse a la vez a los ajenos, como si los caminos
lenguaje, pero como tributo a la poesía conviene recordar que de acceso a lo universal no fueran tantos como las estéticas,
las palabras dichas por lo que valen son la tierra natal de los teorizadas o tan solo prescritas, que existen en el mundo. El
dioses, afirma Clastres. 24 ingreso irrestricto del otro rompe este concepto elitista de lo
universal, y podríamos decir que lo democratiza. Lo universal
" lbíd.; p. 229. dejará así de estar ligado a lo único y exclusivo para referirse

126 127
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES, OLA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

más bien a toda obra que por su calidad y humanidad alcance social y también de la vida. Al sacar los objetos del ámbito
validez en otros contextos. ritual, para afirmar así su autonomía, los transforma en reli-
La trascendencia, es decir, la capacidad de una obra para qu ias que parecen participar de la naturaleza de lo sagrado,
alcanzar reconocimiento en otros territorios y proyectarse con aunque en verdad sirven más al mercado, como la exaltación
fuerza al futuro, como parte de la memoria humana, es otro del requisito de la unicidad de la obra, elemento fundamen-
elemento que forma parte del concepto de «aura». A tal fin, el ob- tal del valor económico que convierte a esta en una mercancía
jeto, para trascender, debe, en el marco de esta estética, ser uno, cara. Dichas obras, cargadas de fuerza mágica por una con-
pues la reproducción mecánica degrada el «aura», acabando con cepción idealista del arte y los mecanismos del mercado (los
su fuerza mágica. Difícilmente las culturas populares cargarán cuales también promueven rituales de producción, circulación
a un objeto particular con ese sentido de trascendencia, pues el y consumo de ellas), caen más en el concepto de fetichismo que
mana, como toda tensión o fuerza simbólica, es efímero, mutan- en el de fetiche, aunque de hecho, al poner el énfasis en la uni-
te, se traslada de un punto a otro con cierta facilidad o explota cidad, estarían acercándose más bien a la naturaleza del ídolo,
en resplandores que ciegan. Lo que ellas consideran trascenden- como ya se dijo. La fuerza mágica que llegan a detentar estas
tal, porque, de hecho, a menudo cuentan con una sorprendente obras iluminadas por los destellos del «aura» es innegable, pe-
continuidad en el tiempo, es lo que denominamos prácticas sim- ro también variable, sujeta a procesos lentos o acelerados de
bólicas, y que también podríamos llamar artísticas. El «aura» sacralización y desacralización, que la incrementan o reducen.
opera aquí al revés, pues su valor no está puesto por la genia- La fetichización de una obra exige, para sobrecargarla de sen-
lidad de un artista que se jacta de original y auténtico, sino tido, excediendo el canon fijado por la cultura, mistificar el
por la tradición de la que el objeto participa. Los objetos que se proceso de su creación y enajenarla de sus condicionamientos
presentan como altos ejemplos de esa tradición alcanzarán un históricos concretos, lo que es propio del idealismo filosófico.
mayor brillo, eso que Ticio Escobar, autor al que seguimos de Frente a las antes mencionadas características del «aura»,
cerca en este acápite, llama «los destellos del aura»." Benjamin no veía más salida que la de sacrificar dicho concep-
Otra característica del «aura» es la pretensión de auto- to, a fin de limpiar el camino a la pretensión emancipadora del
suficiencia, originada en el concepto de autonomía del arte, arte, propia de la modernidad, aunque abandonada hoy por las
ea decir, en su prescindencia de las funciones no estéticas que corrientes posmodernas. Han pasado desde entonces muchas
lo que llamamos «arte» puede cumplir en la sociedad. Tal au- aguas bajo el puente, y en las últimas décadas el mundo llama-
tonomía, que instaura la dictadura del significante sobre el do «periférico» dejó oír su voz, cuestionando y relativizando las
significado y fue negada ya por varios autores occidentales, bases de la estética occidental, la que fue también criticada des-
no corresponde al ámbito del arte popular, pues si bien en este de adentro. En mérito a ello, se podría estar hoy de acuerdo con
encontramos hoy una parte considerable de la producción que Benjamin en la necesidad de acabar con las mistificaciones del
cumple solo una función estética, la predominante está al ser- «aura», que tanto sirvieron al arte elitista. No obstante, Ticio

F
vicio del ritual y el cumplimiento de otras funciones sociales. Escobar se pronuncia por el rescate de dicho concepto, lo que por
Es que en arte popular, lo bello, con el aura que lo acompaña, fuerza implica su resignificación y, sobre todo, su refuncionali-
se relaciona. con la mayor intensidad y eficacia. zación. No para desacralizar las obras de arte y la producción
La estética occidental, al privilegiar el aspecto formal y simbólica en general en nombre de lo social, sino como un modo
considerar secundarias las demás lecturas, se aparta del ethos de reinstalar en un primer plano la cuestión del sentido en un
mundo que cada vez se preocupa menos de él. Desde una pers-
2 ° Cf. Ticio Escobar: El arte fuera de st. ob. cit.; pp. 118.125. pectiva verdaderamente universal, los procesos de concentración

128 129
li III. FETICHES, OLA DINÁMICA DE LOS SIMBOLOS
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

de sentido, que aquí estudiamos a la luz del fetiche, no deben fetiches de los sectores populares e indígenas sigan siendo ne-
estar al servicio exclusivo de las clases dominantes ni usar- gados por los sectores ilustrados, los abismos de la clase y la
se solo para caracterizar sus prácticas simbólicas. Si el arte etnia continuarán marcando a fuego los universos simbólicos
ilustrado, llamado «culto», abandona sus actitudes elitistas y que, de hecho, comparten un territorio.
logra arrojar miradas desprejuiciadas sobre la cultura popular, Coincidimos plenamente con Escobar en la necesidad ac-
e incluso aliarse con ella para enfrentar juntos a la cultura de tual de reinstalar la cuestión del sentido en el centro de toda
masas en la batalla por los medios, el «aura» no quedará confi- estética, pues a lo largo de la historia humana las prácticas
nada a las altas esferas, sino que podrá ser admitida, como de que podríamos llamar artísticas no fueron más que un asedio
especial importancia, en la cultura popular, donde a menudo la al mismo, para sustraerse así del vacío. Pero sin desestimar el
fuerza mágica está teñida con el color de lo sagrado, algo más camino, elegido por dicho autor, de resemantizar y universali-
intenso que cualquier elogio de la crítica laica a una obra del zar el concepto de «aura» de Benjamin, nos preguntamos si no
viene ya muy cargado de adherencias occidentales, y si se pue-
arte ilustrado.
Señala Escobar que, de hecho, el «aura» permanece, y que de, por ejemplo, hablar del aura del Kadjuwerta de los chamaco-
cada sector la administra a su modo. La cultura de masas, co, en !a fase final de la fiesta de los Anábsoros. Esa «llameante
como no podría ser de otra manera, la usa como un recurso de descarga de poder» podría ser tal vez explicada mejor por es-
ta teoría del fetiche y la movilidad de la energía simbólica, a
marketing, recurriendo a la iluminación artificial y a falsos
nuestro juicio de mayor proyección transcultural.
rituales para hacernos creer en los destellos mágicos de las
mercancías que fetichiza. El arte ilustrado, como sello de le-
6. Las migraciones del mana
gitimidad de lo que alcanzó de algún modo la perfección de la
Una teoría del arte que aspire realmente a la universalidad
forma. El arte popular e indígena, como una fuerza mágica no
debe centrarse, más que en las obras realizadas en materiales
desligada aún del orden ritual.
«nobles», que pretenden dar cuenta de lo efímero de la vida por
En la cultura de masas, a la que no confundimos con las
medio de la «eternidad» del objeto, en la producción simbólica
industrias culturales ni con los intentos mediáticos de demo-
de carácter efímero, pues allí tienen lugar las más sorprenden-
cratizar la ciencia y la cultura, toda deconstrucción no puede
tes mutaciones del sentido, esa dinámica de la cultura que se
sino tener el sentido de desmantelar los mecanismos que utiliza
manifiesta en las migraciones del mana, a las que tildamos ya
para montar sus simulacros y promover la era del vacío. En la
de caprichosas y ligadas con frecuencia a las distintas formas
cultura ilustrada, en cambio, la deconstrucción pasaría por
del fetichismo. Se vio también que cuanto más efímera es una
la autocrítica, a fin de limpiar el «aura» de adherencias elitis-
construcción simbólica, más energía concentra, y más estre-
tas e idealistas y esclarecer los mecanismos de construcción y
mecedora y mágica resulta la liberación de tal energía, acto
fortalecimiento de los sentidos, en la conciencia de que la prin-
que constituye un desplazamiento de esa energía de una cosa
cipal tarea del hombre es significar el mundo en que habita.
a otra (migración externa) o de una parte a otra de una misma
En las culturas popular e indígena, el análisis ha de servirles cosa (migración interna).
más bien para reelaborar su universo simbólico en términos
Por otro lado, el arte efímero, que aquí se reivindica a la
actuales, y también para tender puentes efectivos de comunica-
luz de una teoría del fetiche, suele venir entrañablemente aso-
ción e intercambio con la cultura ilustrada, con miras al esta-
ciado al rito, el que lo carga con toda su fuerza, mientras que
blecimiento de un sistema único de administración del «aura»,
las obras que se pretenden eternas, por lo común, prescinden
de modo que los sentidos producidos en ambas esferas sean de
de él (ponerse a contemplar un cuadro no conforma un ritual),
algún modo reconocidos y respetados por todos. Mientras los
131
130
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES 111. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SiMBOLOS

como si no lo precisaran ya para convalidar o renovar su poder, puede armar una exposición de arte africano sin incluirlas. En
pero es justamente esta falta de rituales lo que las aísla en América tenemos casos como el de las máscaras de los nahuas
museos, las saca de la circulación de la vida y los sentidos al del estado de Guerrero, en México, de los chiriguano-chané del
privilegiar su puro valor exhibitivo, y las va vaciando así de un Gran Chaco y los sectores mestizos de Altos, Tobatí y otros
modo imperceptible, hasta convertirlas en cáscaras de lo que pueblos del Oriente paraguayo, que las utilizan en los kamba
alguna vez fueron. raángá. Su sentido irá creciendo a medida que el futuro par-
Las pinturas y adornos con los que los hombres onas re- ticipante en el ritual (al que no se puede llamar aquí artista o
presentaban a sus distintas deidades en la ceremonia del Hain artesano, pues no es alguien que las fabrica como tarea habi-
o Klóketen configuraban de por sí obras de arte de gran ex- tual, ni hace varias, sino que talla una sola, la que usará per-
presividad, que trascendían lo utilitario (elementos de identi- sonalmente, y lo hace en secreto, para que nadie pueda después
ficación del espíritu representado) para producir emociones de reconocerlo) la va perfeccionando. Antes del ritual, la máscara
una intensidad casi imposible de lograr por una obra plástica estará oculta a toda mirada, incluso de los familiares, como al-
occidental, e incluso por sus artes de la representación. Ello go secreto y cargado de sentido, una fuerza lista para ser libe-
vendría a comprobar algo que ya se dijo: que en este tipo de cul- rada en el escaso tiempo que durará la fiesta. Es durante ella,
turas la función utilitaria no excluye a la función estética, pues al liberar su energía simbólica en función del argumento de la
la primera apela a la segunda para que refuerce y potencie sus cultura, que el objeto alcanza su máximo esplendor. Pero, co-
sentidos, sabiendo que donde falta el esplendor de la forma, falta mo se dijo, este será efímero, pues no bien concluye la fiesta, el
eficacia. Es decir, no habría aquí oposición, sino complemen- participante se la quita en un sitio en el que no es observado, y
tación de funciones. Aún más, afirmaría que dicho criterio es la energía, antes positiva, de alto valor cultural, se convierte
más universal que el esgrimido por la estética occidental. de pronto en energía negativa y anticultural, en algo incontro-
Ello nos remite a un principio ya reconocido por la so- lable que quema las manos, una especie de residuo simbólico
ciología del arte, según el cual este último se halla lejos de que exige ser eliminado por los peligros que encierra. Debe
poseer una esencia inmutable. Ni siquiera es inmutable lo ser entonces echada al río, enterrada o vendida a un precio
artístico de una obra en el marco de una cultura específica, vil a un turista. Resulta imposible explicar, con la concepción
pues sus sentidos varían de una época a otra, e incluso dentro occidental, esta vertiginosa mutación del sentido que hace que
de una misma época suelen diferir radicalmente los criterios. una cosa que alcanza toda la fuerza expresiva del arte en un
La energía simbólica que alcanza a concentrar una obra no momento dado, horas después no solo deje de tener valor, sino
permanecerá igual durante mucho tiempo. Objetos expulsa- que se cargue de valores negativos para la sociedad.
dos del espacio del arte por una generación son recuperados y Los desplazamientos del mana explican asimismo que ob-
exaltados por la siguiente, como ocurrió con el art nouveau. jetos que en un comienzo no fueron artísticos por no haber sido
Vimos que, además de desplazarse de una cosa a otra, la ener- creados con esta intención, lleguen a serlo por una resignifica-
gía simbólica suele cambiar de asidero dentro de una misma ción y refuncionalización. También ocurre que la caída de una
cosa. Hay así aspectos que resultan designificados y otros que función no estética permite visualizar mejor los valores esté.
se significan, porque cada sociedad y cada época buscan en ticos de una obra. Efigies enterradas por los sacerdotes como
las arenas Movedizas del arte lo que precisan encontrar para quien sepulta a un dios, una imagen de él o toda una era, son
significar el mundo y sostenerse en él. desenterradas siglos después por arqueólogos y trasladadas a
Un caso sorprendente es el de las máscaras, una de las las vitrinas de un museo de arte, donde volverán a concentrar
creaciones indígenas y populares de mayor expresividad. No se energía simbólica, pero no ya de carácter religioso, sino estético.

132 133
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
FETICHES, OLA DINÁMICA DE LOS SiMBOLOS

A veces lo que se rescata es solo parte de una escultura. Y


este fragmento, que no hubiera sido admitido en ningún tem-
plo ni venerado por nadie por dar una imagen mutilada de la
deidad, pasará a concentrar en el plano estético una energía
mayor que la que podría proporcionar la figura completa, en
la medida en que excita más la imaginación. Si la Venus de a
Mito estuviese íntegra, no se hubiera llegado probablemente
con ella a un grado tal de fetichismo. Para los griegos, ninguna
figura incompleta podía concentrar energía simbólica, tener
algún valor. Fueron los romanos quienes empezaron a valorar
partes del cuerpo desprendidas del todo, al introducir el arte
del busto. Pero dicha práctica se perdió luego en la escultura
europea, y resulta extraño que el Renacimiento, en su culto
a lo grecolatino, no la recuperara. Quien descubrió (o redes-
cubrió) el potencial artístico de la mutilación en las obras es-
cultóricas fue Rodin, lo que quedó claramente definido en su
célebre Figure volant (1890).
Las ruinas de las ciudades antiguas no constituyeron más
que inútiles restos arquitectónicos a erradicar un día, hasta que.
en el siglo xvi, Europa empezó a verlas como objetos estética. I 1
mente valiosos. En este sentido, se cita como pionera la obra
de De Bellay, Les antiquités de Rome, editada en 1558. Con Detalle del Templo de las Tres Ventanas, de Machu Picchu.
la conquista española, ciudades enteras de América, como el Según la propuesta de César Paternosto, podría vérselo como
Cuzco, fueron despojadas de todo sentido estético y utilitario. un conjunto escultórico, por la perfección del tallado de las
piedras.
Sus obras arquitectónicas tuvieron el triste destino de propor-
cionar cimientos y materiales de construcción a la nueva ciu-
dad que comenzó a levantarse sobre ellas. Incluso el Templo del el siglo xx la sociedad nacional peruana, buscando elementos
Sol (Qori Cancha) sufrió esta desacralización, a la cual siguió de identidad dentro de un proyecto de recuperación histórica,
una resacralización orientada a facilitar el sincretismo: apro- resignificó los restos incas en detrimento de las construcciones
vechando cimientos y muros, se construyó sobre él el templo de españolas. O sea, el mana cambiaba nuevamente de sustrato,
Santo Domingo, conjunto arquitectónico al que se consideraría y la simple cantera retomaba su dimensión estética, aunque no
artísticamente valioso, a pesar de sus partes indias. El mana ya en función de lo sagrado, de una religión vigente, sino de un
fue así abandonando esas piedras pulidas hasta la perfección sentimiento de belleza al que se amalgamaban fuertes signifi-
para posarse en los aspectos cristianos de la obra, los únicos cados políticos de reivindicación nacionalista, y que en cierta
que podían . aspirar a la dignidad del arte. La deslumbrante forma se encuadraba en una estética de lo pintoresco originada
fortaleza de Sacsahuamán no tuvo más valor durante siglos en Italia. Las ruinas de Sacsahuamán pasaron a valer ahora
que el de una buena cantera para abastecer de piedras ya ta- por sus líneas arquitectónicas y no ya por su importancia mi-
lladas y pulidas a quien quisiera servirse de ellas. Recién en litar. El artista argentino César Paternosto llegó a presentar
como conjunto escultórico un fragmento de un muro incaico del
134
135
in. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

Cuzco, donde el arte estaría cifrado en el pulido de los bloques


de piedra y la perfección con que encajan unos con otros.
En las ruinas, la belleza del arte se conjuga a menudo
con la belleza natural. La naturaleza, con sus aportes, no solo
refuerza los sentidos de la creación humana, sino que también "C.
realiza por su cuenta composiciones «estéticas» que pueden lle-
gar a eclipsar la obra original. Un buen ejemplo de esta sim-
biosis podrían ser las ruinas jesuíticas de la región guaraní,
donde encontramos higueras bravas cuyos troncos encierran
columnas enteras: son los «árboles corazón de piedra», que nos
muestran que no solo la cultura transforma la naturaleza, sino
que también la naturaleza transforma la cultura. En verdad,
esos bloques de piedra arenisca no concentrarían tanto mana
sin la lujuria de la vegetación que los oprime. La ciudad maya
de Palenque reviste un valor arquitectónico superior, pero se
coincide en señalar que la vegetación tropical que la rodea real-
za su esplendor, al igual que en Tikal y muchos otros centros
de esta civilización. Para los mayas actuales, dichas piedras,
que habían perdido casi todo su mana al ser abolida su histo- Ruina del pequeño templo de la colina, en Palenque, Chiapas
ria por el conquistador, vuelven a recobrar un fuerte sentido, También la naturaleza resignifica la cultura.
no tanto ya sagrado y ceremonial, y ni siquiera estético, sino
como signo de una continuidad histórica recuperada, como obra de arte mala o mediocre. John Ruskin llegó incluso a atri-
vínculo con una cultura milenaria que dota a su lucha de un buir al tiempo el papel de supremo perfeccionador, y no solo el
contenido más concreto. de juez ecuánime que normalmente se le reconoce. Así. escri-
El mundo de los objetos y el de los sentidos son como esfe- bía en Pintores modernos (vol. 1. 1843) que si el diseño de una
ras independientes que siempre se tocan, pero en puntos muda- obra es malo, el tiempo lo enriquecerá: que de estar sobrecarga-
bles. Estos sentidos pueden ser estéticos o extraestéticos, pero do, lo simplificará; que de ser tosco y duro, lo suavizará; y que
ninguno de ellos permanece inmutable. Se llama permanente si es liso y oscuro, le dará relieve. Las asociaciones utilitarias,
a lo que dura más, o fue realizado con el propósito de durar que Occidente visualiza como un yugo del que es preciso libe-
más. Lo estético puede predominar en una época, ceder luego rarse, podrían ser vistas como el fundamento (en el sentido de
la primacía a otra función e incluso desaparecer, para resurgir sustrato o base) de una concepción verdaderamente universal
con el tiempo y convertirse otra vez en una función predomi- del arte. Si no se quiere contar con ellas y se las elimina con el
nante. También lo que hoy es útil mañana dejará de serlo, y bisturí de la más pura estética idealista, se perderá la posibili-
lo que hoy-es sagrado mañana puede ser estético o filosófico. dad de comprender el fenómeno del arte en toda su complejidad,
En realidad, lo único permanente es el nomadismo del mana y descartando aspectos que siempre tienen que ver con el sentido,
su fecunda relación dialéctica con la naturaleza, la que, como con la significación del mundo. Que el arte cumpla funciones no
vimos, hasta se toma la libertad de remedar a la cultura. El estéticas no debe escandalizar a nadie, pues si, por tal razón,
tiempo, que todo lo destruye, puede ennoblecer también una
137
136
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

un objeto estético es excluido de dicha esfera, no se hará más por la conservación de una obra particular, a menos que esta
que ensanchar el terreno del no-arte (poblado, en su gran ma- a ingresado en la esfera de lo sagrado. Porque son artes que
yoría, por la diferencia) y renunciar así al desafio de elaborar hay
descansan en lo social, no en la singularidad del artista o de
una teoría verdaderamente universal. No es malo que un maya una obra. El mana no es exigente: anida en cualquier parte,
yucateco vea hoy en la Pirámide del Adivino o en la Serpiente incluso en elementos naturales no modificados por el hombre o
Emplumada del frontispicio de la Casa de las Monjas de Uxmal en piezas escasamente trabajadas. Cualquier soporte material
un signo de recuperación histórica y no un bello conjunto de for- puede ser transformado en fetiche, y la fuerza mágica que este
mas, o que minimice esto último en relación con aquello, pues el llega a concentrar puede desplazarse, con el tiempo, de un as-
problema del arte no puede quedar confinado en la dimensión pecto a otro de él, o desaparecer su sentido prístino para dejar
estética, ni desentenderse de la libertad, la búsqueda de iden- sitio a un sentido que no entraba ni remotamente en los cálculos
tidad y la memoria que encierra toda obra, de la variada gama de quien lo realizó, e incluso de quienes a lo largo del tiempo le
de emociones y sentidos que es capaz de suscitar. Y si esta obra transfirieron fuerza mágica mediante los rituales de la cultura.
es efímera, si dura poco, no por eso será un arte menor y por lo Dichas metamorfosis no deben conducir al escepticismo, sino in-
tanto desdeñable. El poder mágico de la ejecución orquestal de centivar los aspectos imaginativos del arte. Esta teoría del feti-
una sinfonía de Beethoven dura menos que el de una máscara che y la dinámica del mana nos permite introducir plenamente
chiriguana, y no por esto se le retacea su valor. Por el contrario, la dialéctica en el reino de unas formas que se suponen estables,
como se dijo, pareciera ser que lo efímero alcanza una mayor y donde lo estético sirve más a la museificación de la cultura, a
concentración de fuerzas mágicas que lo realizado para perma- la cosificación de la corriente vital, que a la necesidad humana
necer en el tiempo, acaso por patentizar (o patetizar) más lo de reflejar su condición y buscar una identidad personal y social
transitorio de la condición humana. a través de la interacción de los signos. Porque museificar un
Y esto que vale para la duración del fenómeno estético fetiche no es solo congelar la dialéctica, al oficializar un sentido
se extiende en cierta forma a los materiales, los que no serán como único e inequívoco, sino también —o sobre todo— despo-
nobles o deleznables según su propia naturaleza, sino por lo jarlo de su fuerza mágica, de su poder de transformar la reali-
que cada pueblo proyecte en ellos, por la fuerza simbólica con que dad o incidir en el curso del acontecer.
los cargue. Para el pintor nahua del estado de Guerrero, el
papel amate en el que pinta escenas de la vida cotidiana es tan 7. Fetiche, publicidad y cultura de masas
noble como lo es la tela para el pintor ilustrado de la ciudad El racionalismo occidental atacó al mito y desvalorizó el pen-
de México. Las máscaras que se usan en una sola ceremonia samiento simbólico como vía de conocimiento, para terminar
suelen ser hechas con maderas blandas, pues esto facilita la casándose con una modernidad que no era el reinado de la ra-
tarea de talladas y se aviene a su finalidad. El escultor yoruba zón pura, sino un conjunto de nuevos mitos y ritos que se opo-
no cambiará el ébano por el mejor mármol, por más que se le nían a los clásicos, pretendiendo no solo superarlos, sino ser
diga que este es el más noble de los materiales, el símbolo de también totalmente ajenos a su esfera. El curso de la historia
la inmortalidad. Las culturas no occidentales ven en lo que lla- no tardaría en mostrar su irracionalidad y pobreza como mo-
mamos obras de arte un pobre fruto del tiempo, y no aspiran a delos éticos. O sea, los avances que la humanidad puede haber
la eternidad,-ese engañoso valor que alimentó tanta soberbia. logrado con ellos fueron, a la postre, superados por los retroce-
Aspiran, sí, a que un determinado arte se perpetúe, pero más sos que se evidenciaron en muchos órdenes.
como una práctica social que viene de una tradición a menudo Al fetichismo de un Progreso deificado que coartó en el
secular, como un oficio o una habilidad, y no se preocupa tanto mundo no occidental el desarrollo evolutivo de las distintas

138 139
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES III. FETICHES. O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

sociedades —es decir, su propia modernidad, sacrificada en para acrecentarles o, al menos, mantenerles la intensidad del
aras de «la» modernidad—, siguió, confundiéndose casi con él. mona, lo que incluye largas series de actitudes estereotipadas
el despliegue de fetiches que podríamos llamar artificiales, pues y hasta indumentarias especiales (en los motociclistas, esto
no se nutren ya de sentidos verdaderos, de mitos profundos y último es harto evidente).
ritos que los escenifiquen con esplendor, sino de un mero afán Si la fuerza mágica del fetiche clásico en buena medida
de lucro. En realidad, la cultura de masas es una no-cultura, y se cifraba en la escasez, la de la cultura de masas se cifra
donde no hay cultura, todo desplazamiento de la energía sim- en la multiplicación infinita de la imagen, dirigida a rodear,
bólica no conduce más que a la alienación. En las culturas tra- con el aura de los fetiches, mercancías que no son escasas sino
dicionales el fetiche responde a un mito y concentra o libera su producidas en grandes series. A menudo la misma imagen se
energía en un ritual que obedece al mismo, mientras que en la presenta como fetiche, potenciando su presencia con recursos
cultura de masas el fetiche es lo primero, en cuanto creación de estéticos hasta el extremo de seducir más que las mercancías
un grupo de especialistas de mercado, quienes improvisan lue- que representa, minimizando su presencia. Cualquiera sea la
go un falso ritual para cargar a un objeto cualquiera de un sen- interpretación que sigamos, todo indica que estamos ante un
tido que nunca puede ser verdadero, por su misma génesis. Tal simulacro, una burda falsificación que pretende hacer de la
falso ritual apela entonces a un discurso que le sirve de funda- mercancía un acontecimiento trascendente. Los iconos publici-
mento, es decir, a un relato en el que ni sus mismos creadores tarios buscan saturar el espacio audiovisual, para imponerse
creen. pero al que consideran capaz de cumplir la función de más por la repetición mecánica que por la comunicación de
promover las ventas, lo que conforma su único interés. Estos una virtud o cualidad. Revelará así más poder el icono que de-
fetiches, se reitera, no son creaciones que pretenden dar cuerpo muestre una presencia mayor, como la lucha vesánica que li-
a un mito, ni meros elementos tomados del panorama objetual, bran, por ejemplo, la Coca-Cola y la Pepsi-Cola.
como los ready mude de Duchamp, sino mercancías, produc- Bajo la presión de la publicidad y la cultura de masas, el
tos industriales que se fabrican en serie para ser vendidos y arte deviene mercancía, y la mercancía, arte. Un paradigma
consumidos sin esplendor alguno. No basta con informar qué de ello sería la exposición realizada en 1964 por Andy Warhol,
ventajas tiene un modelo de automóvil en relación con otros. que consistía en un montaje, tipo instalación, de cajas de jugo
sino que se lo presenta como «la consagración del placer», co- de tomate. Las cajas eran muchas e idénticas, recurso con el
mo un objeto sobrecargado de mana que no solo atesora, como que este abanderado del pop art figurativo traía al mundo del
buen fetiche que es, altas cualidades (perfección, potencia, arte el mecanismo de la reiteración obsesiva, que es propio de
belleza, seducción, prestigio. mayor complejidad tecnológica), la publicidad y se considera la llave de su eficacia. Mediante
sino que también las transfiere automáticamente a sus felices dicha tendencia, el arte se hace cómplice de su propia falsi-
poseedores. Por cierto, tal transferencia de mana ha de venir ficación con fines comerciales y utilitarios. Pero más que a
rodeada de destellos mágicos, y de ahí que el tratamiento de las masas, el pop art quiere conmover a la cultura ilustrada,
la luz resulte de fundamental importancia en la publicidad buscando que esas obras elaboradas dentro de los cánones del
de estos productos, que tiende a fascinar, inhibiendo así la ca- «mal gusto» sean disfrutadas según los cánones del «buen gus-
pacidad crítica del individuo, más que a informar. De tal modo, to» estético, y de ahí su aspiración a ser reconocido como un
por ejemplo, alrededor de los automóviles se forma un amplio auténtico arte. La banalidad propia del fetiche de la cultura
círculo de iniciados, quienes serían los feligreses de estos nue- de masas y la publicidad quiere incorporarse así al arte, con
vos fetiches, siempre atentos a toda innovación y prestos a lo que este devendría una simple moda, dejando de ser una ex-
entregarse a los pequeños y grandes ritos que ellos les exijan presión profunda (cosa que no falta en el arte popular efímero).

140 141
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES III. FETICHES. O LA DINÁMICA DE LOS sitosoios
Curiosamente, la crítica dio al pop art un reconocimiento que dotar de prestigio a un mal cantante o a un político que no
aún niega al arte popular. tenga nada que decir, pues piensa más en servirse del poder
Al buen disfrute de la aberración se suma el disfrute que en servir, con él, a la sociedad. La cultura de masas elige
aberrante del buen arte, lo que nos introduce en una de las los individuos a los que quiere imponer a través de los medios,
vertientes del kitsch. Se quiere atribuir a este último un ca- transfiriéndoles mana con falsos rituales reiterados mecánica-
rácter popular, aunque propiamente hablando, el fenómeno del me nte, los que van tejiendo de a poco un falso mito. La música
«mal gusto fruitivo» nace en la pequeña burguesía y de ahí es de consumo, que elude todo compromiso estético, no precisa de
transferido a los sectores populares por la cultura de masas, la un gran intérprete, sino de un fetiche idóneo, al igual que el
que busca desplazar así a la auténtica cultura popular, siempre partido político que nada tiene que ofrecer a la sociedad. En
ajena o contraria a sus intereses, y masificar la sociedad bajo este último caso, una cara capaz de inspirar confianza o sim-
un patrón único que pasa por el ensamblaje anodino, y por mo- patía sustituye el proyecto serio, coherente y aplicable en esas
mentos atroz, de todo elemento de pretensiones estéticas que circunstancias históricas, el cual está lejos de existir. Tales
cae en su órbita. Objetos que pudieron haber tenido valor en hombres-fetiche serán los sacerdotes de sus propios ritos, los
su propio contexto, lo pierden en este mercado persa dirigido promotores de sus propios mitos, por lo común, comprando a
a halagar a todos. El pueblo ha mostrado siempre más capaci- los medios y estableciendo alianzas secretas o evidentes con la
dad que ese sector reaccionario de la pequeña burguesía para cultura de masas y el poder financiero. Pero se sabe que esos
aceptar y apreciar las buenas obras de arte y las innovaciones estrellatos suelen ser fugaces, pues al ascenso meteórico si-
estéticas, y sobre todo cuando responden a sentimientos uni- gue una caída también meteórica, que devuelve a estos pobres
versales y reflejan de algún modo su realidad, pero rara vez sujetos al anonimato del que salieron. La ideología burgue-
estas se ponen a su alcance, pues para él se ha creado la cultu- sa que impregna tales mecanismos salta tanto a la vista que
ra de masas, que deifica al kitsch, fetichizando sus productos. no se entiende cómo hay teóricos que puedan designar a esos
Es por ello que la cultura de masas aburguesa al pueblo, y solo fenómenos como populares. Tal culto a la personalidad, a un
la cultura popular, enriquecida con los elementos de la cultura supuesto genio providencial que sustituye a las ideas por los
ilustrada de los que logre apropiarse, permitirá el crecimiento gestos, es hijo espurio del idealismo estético que la cultura de
de su conciencia y la evolución de sus formas. masas proyecta hacia el pueblo como si fuera expresión de su
Esta alianza táctica entre la cultura popular y ciertos imaginario más genuino, y así, a fuerza de repeticiones y ante
sectores sensibles a ella de la cultura ilustrada es de funda- la ausencia de modelos alternativos que permitan la compara-
mental importancia en el mundo mal llamado periférico, pues ción, terminan convirtiéndose en «populares».
no solo la cultura popular padece el bombardeo alienante de la También la cultura ilustrada, y sobre todo en su veta eli-
cultura de masas- También la cultura ilustrada, que conjuga tista, fetichiza obras e individuos, atribuyéndoles una fuerza
de hecho los más caros valores de la modernidad occidental mágica altamente desproporcionada. En la segunda mitad del
con los de la modernidad propia, parece estar en continuo re- siglo )(Di prosperó en Europa el mito de los poetas, escritores y
troceso frente a la pujante arremetida de los falsos fetiches. A Pintores «malditos», que arrasaban con todo canon establecido,
la cultura popular, como a toda auténtica forma de cultura, no modelo que se proyectó intensamente sobre la primera mitad
le queda más alternativa que librar la batalla por los medios, del siglo xx y afectó a las élites culturales del resto del mun-
campo privilegiado de la actual guerra de los imaginarios. do. Dicho mito vino asociado, por lo general, a las vanguardias
Tal proceso de fetichización no alcanza solo a las cosas: estéticas (arte de ruptura) y sirvió para alimentar la gnosis ini-
también las personas caen dentro de él. Los medios pueden ciática de las élites, mediante las cuales buscaban diferenciarse
142
143
III. FETICHES, O LA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

lo irracional y oscuro), pues resulta inconcebible una cultura


del conjunto social. El Finnegans Wake, de Joyce, En busca
del tiempo perdido, de Proust, o los poemas de Ezra Pound sin nona ni puntos de concentración del mismo. La liberación
consistiría en el fortalecimiento o reelaboración de los fetiches
y de Elliot, así como la música atonal y la pintura abstracta, clásicos de cada cultura, es decir, de aquellos que vienen en el
serian pilares de tal religión del arte, cuyos ritos acumulaban río de la tradición, y también —lo que no se debe descartar en
mana en personas y obras bien determinadas, para que esa modo alguno— en la creación de nuevos fetiches que expresen
fuerza simbólica refluyera luego sobre sus cultores, en un nar-
una dignidad y humanidad mayores o, al menos, semejantes,
cisismo de grupo que permitía acumular prestigio intelectual. para no hacerse así cómplice de la desertificación del sentido
Tal tipo de fetichismo de las élites es de estructura similar
en la que se embarcó Occidente.
al de la cultura de masas, aunque en esta última el placer de
participar en un círculo de iniciados es reemplazado por una
8. Fetiche y alienación cultural
ilusión o aspiración del individuo: la de resultar elegido por la
Como se vio, los fetiches guardan siempre relación con una cul-
fortuna y pasar a ser, gracias al poder mágico de los medios, tura específica, la que no solo determina su forma y su función,
un personaje excepcional, un héroe. Pero en lo que en la cul-
sino también su significado. Aunque la fuerza mágica o mana
tura de masas no pasa de ser una expresión de deseo rara vez
no se presente en ciertos casos como algo que una persona de-
satisfecha, en las élites es una realidad espiritual de la que los tenta y puede transferir a un fetiche, con miras a una devolu-
individuos participan plenamente, y donde se abreva su senti-
ción amplificada, serán siempre personas concretas quienes la
miento de superioridad. Esto ha llevado a ver a la cultura de
detenten y aten a un fetiche. Esto es fruto de un largo proceso
masas como una respuesta dialéctica al arte por el arte, mas,
selectivo, que se da siempre en el marco de una cultura y no de
en verdad, se trata de una invención de las clases dominantes un modo abstracto o «universal».
para vaciar de contenido y, en especial, de sus aspectos con- Toda verdadera cultura implica un conjunto coherente de
testatarios, a la cultura popular, una antítesis o «alternativa»
mitos, ritos y fetiches, y por eso, lo primero que hace una do-
que ha llevado a unos a anunciar el apocalipsis, y a otros a
minación colonial o neocolonial es destruir y reemplazar todo
caer en la exaltación mecánica de lo que parece ser el signo de
soporte de la fuerza mágica, aquello que resplandezca y brille,
este tiempo, una fuerza poderosa que invade todos los planos
y en especial si tal brillo tiene el respaldo de una tradición
de la sociedad posmoderna y pretende confundirse con las in-
secular, sin reducir el campo de este embate a las imágenes
dustrias culturales, como si estas solo sirvieran para fabricar de los dioses y los héroes, tanto mitológicos y legendarios como
basura simbólica. Más que embarcarse en el fatalismo pro-
históricos. Además de la destrucción directa de las imágenes
pio de toda visión apocalíptica, el arte no occidental debe seguir
que concentran la fuerza simbólica (como hizo, por ejemplo, la
ahondando en la definición de su propia modernidad, la que
conquista española en América al quemar «ídolos» y códices en
precisa hundir sus raíces en la diversidad de sus culturas para
grandes «autos de fe»), se ataca la instancia ritual, prohibiendo
proyectarlas luego a lo universal. Nutrirse de las raíces es no
ceremonias y fiestas tradicionales o desviando la fuerza que
solo abordar el conocimiento de las diferentes culturas popula-
ellas concentran hacia los ritos del dominador, apropiándose,
res e indígenas, así como de la propia tradición ilustrada, sino
para ello, de los santuarios y forzando sincretismos. Por esta
también establecer una alianza táctica con los sectores que las
vía se busca decretar la falsedad o caducidad del universo mí-
crean y sustentan, para librar juntos la guerra contra la nueva
tico del vencido, el que, por residir en el imaginario, resulta
barbarie. A la luz de lo dicho, la liberación no puede consis- difícil de erradicar. Los procedimientos para lograr dichos re-
tir en la supresión de todo tipo de fetiches (como pretendió en
sultados no son hoy tan violentos y groseros como antes, pero
cierta forma el proyecto ilustrado, que veía en ellos la cara de
145
144
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES HL FETICHES, OLA DINÁMICA DE LOS SÍMBOLOS

sí más sofisticados y no menos eficaces. No se ataca ya de for- tablecido antes de la dominación. Pero como la energía —cosa
ma directa esos núcleos de la cultura dominada, tildándolos que nos enseña la física— no se pierde. sino que se transforma
de supersticiones demoníacas, sino que se los debilita y anula zael vaciamiento de la esfera de lo propio es directa-
erigiendo, por múltiples vías, modelos que no se presentan ya monteh pa. orcional a la fuerza que van adquiriendo los nuevos
como diferentes o contrarios, sino como claramente superiores. o ecs l ro;
fetiches.
No es otra la tarea que hoy asumen la cultura de masas y la Pero no solo es el mana, la fuerza mágica. el sentido de
publicidad, plegándose con entusiasmo al fundamentalismo de pertenencia de las cosas a la zona sagrada del mito lo que se
mercado y auspiciando el american way of lije en pueblos cada enajena. Como el rito sigue a la fuerza mágica, los pueblos some-
vez más excluidos del consumo por el saqueo sistemático y la tidos a una dominación cultural irán desritualizando su cultura,
concentración de la riqueza inherentes a dicho modelo econó- para sumarse a los rituales de los nuevos fetiches y trasladar
mico, el que, además de desmantelar su memoria (es decir, su a ellos la fuerza mágica. Y como estos falsos ritos y fetiches
historia), abolió su futuro en nombre de un dios tan prosai- precisan, para fortalecerse y ganar arraigo, de mitos que los
co y falso como lo que se ha dado en llamar «racionalidad» sostengan y les quiten el aura de extraños, se fuerzan sincre-
consumista. tismos o simples hibridaciones, resemantizando para ello frag-
Para disfrazar su naturaleza y servir mejor a los inte- mentos del viejo universo simbólico al que, a la vez que se lo
reses que prohíja, la cultura de masas se apodera de valiosos utiliza para otros fines, se lo desactiva como mecanismo de
elementos de las distintas culturas populares, los trivializa resistencia cultural. Al final, solo unos pocos esclarecidos, por
y desestructura al amalgamarlos en productos híbridos y sin lo común hábilmente excluidos de la esfera de las decisiones
dignidad, que se devuelven luego a los sectores populares co- y la comunicación por el sistema dominante, podrán evaluar
mo una imagen superada, «actualizada», de sus viejas tradi- las pérdidas operadas en los niveles de belleza, sabiduría y
ciones. Pero las resignificaciones y refuncionalizaciones tienen cohesión, pero las mayorías, ya alienadas, no escucharán ni
por principal objetivo desactivar la carga crítica, de oposición entenderán sus lamentos. Los viejos mitos, los mitos propios.
al modelo dominante, que de hecho contiene toda tradición no- seguirán así secándose en el ostracismo, mientras sus ritos y
ble y coherente, y no solo las explícitamente contestatarias. La fetiches caen en el olvido y son sustituidos por los productos, a
trivialización, que permite eludir la dimensión de profundidad menudo híbridos (porque se apropian del imaginario del domi-
mediante el recurso de la velocidad y el despliegue tecnológico, nado y lo manipulan), de la dominación.
apunta a llevar a las mayorías el convencimiento de que su Lo que antes fuera el fundamento de una cultura singular,
cultura es tan superflua como la dominante y, encima, des- con una visión diferente del mundo y con un orden normativo
ventajosa, pues está cerrada como vía al ascenso social. A la propio, dejará de funcionar entonces como la argamasa del uni-
pérdida de la cohesión de la cultura acompaña comúnmente verso simbólico. El arte y los objetos perderán el marco que los
una pérdida de la cohesión social, por relajamiento y dilución contextualizaba, dándoles un sentido claro, y serán envilecidos,
de sus lazos de solidaridad. Por otra parte, la conversión de un convertidos en mercancías devaluadas, en «artesanías» y «cu-
hombre integrado a un ethos comunitario en un hombre-masa, riosidades». Como animales desorientados, sus fetiches serán
solo preocupado de sus pequeños intereses y placeres, termina abatidos, uno a uno, por los nuevos amos del sentido, a fin de
de falsear la conciencia que ese hombre tiene de sí mismo y de hacer sitio a los nuevos fetiches, los que son presentados no co-
la realidad en que se inserta. Tales bombardeos perpetrados mo pertenecientes a una cultura ajena, sino a una modernidad
sobre el imaginario social debilitan a los fetiches propios, es válida para todos por igual, como una actualización histórica o
decir, a todo punto de concentración de la energía simbólica es- una «puesta al día» de la cultura y. con ella, de la sociedad.

146 147

L
Frente a esta violencia simbólica, los pueblos suelen res-
ponder con la resistencia cultural, pero en la mayoría de los
casos esta se ha mostrado insuficiente para revertir el proceso y
descolonizar el imaginario. Se precisa algo más, un proceso
de reculturación capaz de reelaborar en términos actuales el
imaginario herido por la colonización, de modo que opere co-
mo una verdadera alternativa en el contexto histórico que se
vive, tanto en lo teórico como en lo práctico. En ese proceso el
mana irá siendo recapturado y devuelto no ya probablemente

1
a sus antiguos soportes, sino a nuevos asideros creados desde
la propia matriz cultural y al servicio de ella. Los fetiches de
la dominación, otrora brillantes, seductores, irán perdiendo
fuerza y sus luces no tardarán en extinguirse, como ocurre
con toda falacia, y serán finalmente desechados como trastos 1. Cuerpo e identidad
inútiles o incorporados a la cultura como un préstamo, como Se hace necesario un enorme esfuerzo de abs-
objetos de uso práctico destinados a satisfacer una necesidad tracción para concebir el cuerpo humano co-
de este tipo, sin mana o con una carga innocua de él. Tal ima- mo naturaleza pura, e incluso para verlo como
ginario recuperado y reelaborado recreará su propia instancia tal. Por más que se halle completamente des-
ritual, resignificando a los viejos fetiches y plasmando otros nudo, despojado de todo ornamento, ninguna
nuevos. Tal sería, en resumen, el movimiento semántico de mirada o juicio puede estar libre de los códigos
la descolonización. Cabe recalcar, para concluir, que lo que que cada cultura establece para cargarlo de
hace falso a un fetiche no es tanto su carencia de contenido significados, como una materia prima privi-
de verdad, algo no siempre fácil de discernir, sino el hecho de legiada por los procesos simbólicos. Esto lleva
pertenecer a otra cultura, que lo introduce en la guerra de los a Alexis Jardines a afirmar que el hombre no
imaginarios como un elemento de dominación (la belleza aje- está hecho de naturaleza y cultura, sino que
na descalifica aquí a la belleza propia, la excluye o subordina), es un producto cultural." La desnudez, lejos
y sobre todo su pertenencia a la cultura de masas, pues en ella de mostrarnos a un ser humano en estado de
hasta las verdades dejan de ser verdaderas, por el solo hecho inocencia o indecencia, lo asemeja a un animal
de venalizarse y banalizarse. La verdad puede ser simple, pe- y lo despoja de todo poder.
ro solo habita en las aguas profundas. La carne humana es voluble, no tiene la
consistencia y, menos aún, la durabilidad del
mármol o el bronce, pero los dioses prefie-
ren sus efímeros temblores cuando bajan a
la tierra, aburridos de la inmutabilidad de las

¿6Alexis Jardines: El cuerpo y lo otro. Introducción a


una teoría general de la cultura.Editorial de Ciencias
Sociales. La Habana. 2004: p. 8.

148 149
TEORIA TRANSCULIURAt DE LAS ARTES VISUALES IV. EL CUERPO

altas esferas. Las figuras antropomórficas son así, entre ellos, considerarse una de las manifestaciones más elementales de
las más codiciadas, pues quieren verse bellos y no monstruo- lo estético. En Occidente, fue Plotino el primero en reflexionar
sos, y aunque usualmente no precisan reproducirse —pues eso sobre la belleza del cuerpo, en una clara conciencia de su valor
complica las teogonías y los devalúa por la vía de la multipli- estético.
cación innecesaria—, casi siempre optarán por un sexo u otro, El cuerpo siempre pertenece a un individuo, pues la so-
siendo pocos los que se quedan en el limbo de lo andrógino y ciedad es una abstracción. Sin embargo, resulta dificil con-
más que escasos aquellos que se presentan sin sexo alguno. uede más aún, descifrar un cuerpo fuera de lo social: A lo
cebir
Vemos entonces que raramente los dioses se resisten a expe- pbiológico siempre se sobrepone lo cultural, que lo modela, y no
rimentar la humanidad, cubriéndose con su débil piel y su in- haber una identidad individual fuera de toda identidad
dumentaria y adornos. Con frecuencia se llenan también el social, ya que es justamente dentro de las pautas establecidas
cuerpo de pinturas, plumajes y todo aquello que usa el hombre por una determinada cultura donde se define la personalidad
para identificarse socialmente y representar los juegos de la singular, la cual, por estas mismas circunstancias, difícil-
cultura, como si precisaran de esas puestas en escena para mente alcanzará una validez o prestigio transcultural. Lo que
mantener su prestigio y su poder. prestigia y singulariza en una sociedad, puede ser juzgado de
A diferencia de los animales, el hombre ha generado una modo negativo y asocia] en el marco de otra. También, den-
densa red simbólica, en su afán indeclinable de tatuar de tro de una misma sociedad, las clases suelen experimentar y
sentidos el universo, y su propio cuerpo —punto de partida valorar el cuerpo de un modo distinto. Es común así que los
de ese proceso— no puede quedar afuera. La arqueología ha patrones estéticos de los sectores dominantes pierdan validez
demostrado que la decoración del cuerpo es anterior a todas entre los grupos populares, los cuales aprecian más la resis-
las otras formas de representación plástica. Tal decoración no tencia física, la fuerza, el coraje y otras virtudes, que la belle-
suele ser puramente estética, pues comúnmente está al ser- za, la juventud, la esbeltez y demás rasgos del modelo que les
vicio de otras funciones, como la social (identificación de una quieren imponer. En las clases bajas, la gordura es considera-
persona dentro de un grupo), biográfica (dar cuenta de su his- da con benevolencia, e incluso como una cualidad positiva.
toria de vida), terapéutica (curar o prevenir enfermedades), Vemos entonces que el hombre no solo tatúa de signos el
mágica (propiciar un bien y alejar un mal) y sexual (atraer al espacio que habita: los inscribe también en su propio cuerpo.
sexo opuesto y mostrar disponibilidad). La esfera del cuerpo puede tomarse como independiente de la
Claro que hay culturas que, por un equivocado prurito esfera de las cosas, pero es frecuente que aquella refleje las
moral, intentaron reducir el espesor simbólico del cuerpo y sus- formas del mundo en que habita, al apropiarse de ellas con
traerlo en gran medida de la circulación de los signos de mayor una intención simbólica. El hombre se cubre con pieles y plu-
intensidad, subordinándolo para ello a un espíritu rector y aso- majes de los animales que lo rodean, traslada esas formas y
ciándolo no al ser, sino al poseer. Lo prefirieron transparente. colores a su propia piel en el afán de apropiarse de sus cua-
para no contaminar el mundo de los objetos, en la falsa creen- lidades, y también para aventurarse en el terreno de lo bello
cia de que, para significar a estos, el hombre debe prescindir y fundar una estética que fortalezca la eficacia de los signos.
de significarse a sí mismo, de convertir su cuerpo en un gali- comulgando con la magia y lo sagrado. El flujo va también en
matías de 'signos cuyo desciframiento represente un capítulo sentido contrario, pues los signos visuales pasan del cuerpo
fundamental de la interacción social. No obstante —y por más a los objetos creados por el hombre: primero, para tomarlos
que no teoricen al respecto—, todos los grupos sociales tienen funcionales a su anatomía y fisiología; y luego, para transferir
un ideal de belleza para el hombre y la mujer, lo que puede a ellos sus marcas.

150 151
• AS APIFS VISUALES IV. EL CUERPO
TEORÍA TRA.MS0,! , t;ent r

mitad, clan, linaje, casta, etcétera); en segundo término, en-


tra n a jugar las circunstancias personales (edad, sexo, estado
civil, poder político, jerarquía guerrera o religiosa, oficio que
desempeña). Esto se logra con pinturas, maquillajes, tatuajes,
escarificaciones. indumentarias especiales, adornos, deforma-
ciones del cráneo y otras partes del cuerpo, máscaras y otros
recursos. En buena medida, dicho despliegue simbólico puede
ser visto como un arte corporal, pero antes que esto, hay que
tomarlo como un complejo conjunto de códigos de comunica-
ción visual. La dimensión estética interviene, no para excluir
a la social, sino para reforzarla, para intensificar los signos.
Quedarse en una mera lectura estética, de pura búsqueda de
una belleza visual, puede ser una manera fácil de escapar al
universo de los sentidos, ignorando que casi todo quiere decir
algo. Las plumas valen por su belleza y colorido, pero también
por los atributos del ave a la cual pertenecen, así como por los
vínculos culturalmente establecidos entre ella y el personaje
que las porta. Esto obliga a ciertos personajes a usar las de
un ave determinada y prohíbe a otros adornarse con ellas. O
sea, no cualquiera puede adornarse con un determinado tipo
de plumas, pues la total libertad artística produciría un desca-
labro en el mundo de los sentidos. De igual modo, la indumen-
taria debe estar en relación con la edad, el sexo, estado civil,
oficio y demás atributos de la persona, conforme a los códigos
que cada cultura establece.
Chamacoco preparado para participar en la ceremonia de los En esta compleja red simbólica se ejerce la dialéctica de
Análsoros, en Puerto Esperanza, Paraguay (foto de Ticio Es- lo propio y lo ajeno, mediante el doble juego de la semejanza
y la diferencia. O sea, el hombre se identifica asemejándose a
cobar).
ciertas cosas y diferenciándose de otras. Las puras indicacio-
En una primera instancia hay que ver el cuerpo como el nes de pertenencia a un determinado grupo social suelen car-
espacio privilegiado de la identidad social, tomado como mate- garse de juicios de valor (los de mi grupo son más valientes o
ria prima, como una superficie sobre la cual se redibujan las éticos que los del otro) y también de intenciones estéticas para
formas, para reforzarlas, atenuarlas o impostarlas. Lo débil reforzar esos signos, tomándolos más eficaces en el juego de
puede ser presentado como feroz; y lo feroz, como manso, no la interacción social.
agresivo. Los defectos físicos suelen ser aligerados; y los rasgos No solo se carga de signos al cuerpo vivo. A menudo estos
de belleza, realzados. Lo estético casi siempre juega un papel. se despliegan con gran intensidad sobre un cadáver. Los ritos fú-
pero de lo que se trata, en primer término, es de dar cuenta del nebres suelen otorgar así al cuerpo una densidad simbólica simi-
grupo al cual pertenece el individuo (nación, tribu, comunidad. lar o mayor a la que detentó el personaje en los momentos más

153
152
TEORIA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. E CUERPO

culminantes de su existencia, como la iniciación, el matrimo. cam bie de piel, que puede convertir al hombre en un personaje,
nio o su acceso al poder. Así, las artes plumarias del Brasil se dios. alor adleilgm
el calor uaisl mismo,lolaas identidad
:tizaanimal
relacionan en buena medida con los ritos funerarios, siempre cotidianaas suel e o d
quedar
u n
e dr
a i En que
de carácter excepcional, pues se muere una sola vez. Son co- apareja. Si ya la indumentaria es vista como una segunda piel,
nocidos los exquisitos adornos de esta naturaleza que hacen se podría señalar que la indumentaria ritual, con sus adornos,
los kayapós para enterrar a sus muertos. Para dicho pueblo, m áscaras y pinturas, conforma una tercera piel, una piel ex-
tal arte es exclusivamente masculino, así como la pintura cor- cepcional, que más que disfrazar, transforma al individuo en
poral es un arte femenino. Lévi-Strauss narra en Tristes tró- otro ser, pues en ese momento siente como propia la identidad
picos los complejos rituales fúnebres de los bororo, en cuyas asumida. En cierto modo su cuerpo deja así de pertenecerle, se
aldeas las mitades exogámicas rivalizaban en enterrar con mueve y produce signos desde otro punto de articulación con el
mejor pompa no a sus propios muertos, sino a los de la mitad mundo. A estos efectos, cabe distinguir el rito como transfigu-
opuesta. Los miembros de la mitad alterna a la del difunto ración de las ceremonias, religiosas y de otro tipo, que poten-
salían de caza con el propósito de abatir una gran presa, con cian la identidad personal y los roles sociales que el individuo
preferencia un jaguar, cuya piel, uñas y colmillos constituían ha asumido socialmente, lo que define a la segunda piel.
el morí del difunto, algo así como un signo de identidad que lo No se puede asimilar esa tercera piel de los adornos e
acompañará al otro mundo. Enterrar a los muertos con trajes indumentarias rituales a ciertas formas de travestismo cul-
fastuosos, preciosas máscaras de oro, jade y otras nobles ma- tural que se observan en algunas sociedades tradicionales,
terias (para preservar sus rasgos faciales), bellos adornos y que no constituyen un intento genuino de recuperar el valor
pinturas es algo muy recurrente en la sociedad humana, desde creativo y transgresor que se atribuye a menudo al hibridis-
las más grandes civilizaciones, como las de los egipcios, mayas mo, como una posmodernidad de sociedades que están recién
y mixtecos, a las tribus de menor desarrollo cultural. intentando abordar su propia modernidad. Se trata de verda-
Hasta aquí hemos hablado del cuerpo como una superficie deros disfraces, los cuales no se proponen incorporar nuevos
en la que se imprimen sentidos, mensajes de carácter social, símbolos a su cultura, sino tan solo ajustarse a estereotipos
erótico, estético, religioso o bélico. Es decir, como algo pasivo, difundidos y demandas de exotismo, a fin de conseguir dinero
o pasible de ser significado. Pero hay otra dimensión del cuer- u otros beneficios. Ticio Escobar se refiere así al caso de los
po no menos importante para una teoría del arte: la del cuerpo malta de las afueras de Asunción del Paraguay, quienes a su
como actante, en el que los mensajes no están escritos sobre él, ya renovado acervo simbólico añadieron un heterogéneo y ra-
sino que son producidos por sus gestos y movimientos. A ello diante repertorio de imágenes de diferente procedencia: plu-
se podría sumar la voz, que es el sonido emitido por un cuerpo, mas de loro compradas a los ayoreos del Chaco Boreal, ines-
como vehículo fundamental del lenguaje. La danza y el teatro, peradas aplicaciones de pieles y cuernos, productos sintéticos
y también —aunque en menor medida— la narración oral, el anodinos incorporados a los tradicionales tejidos de caraguatá
canto y la música, entran en esta categoría. o lana, plumas de avestruz teñidas de rutilantes colores, mo-
Al hablar del cuerpo, se debe tomar especialmente en tivos decorativos que nos remiten no a otros grupos étnicos
de ese país, sino a los apaches, tal como los muestran el cine
cuenta el rito, pues a la identidad cotidiana de los individuos
hay que añadir las identidades excepcionales —tanto las co- y la televisión, así como a toda suerte de adornos que puedan
nocidas por todos como las secretas— que esos mismos indi- reforzar la imagen del salvaje que tanto excita a la conciencia
viduos asumen en tales instancias, transfigurándose, como ya occidental, adoptados, sí, con desparpajo e imaginación, pero
vimos al hablar de la fiesta popular. El rito exige a menudo un también con la absoluta certeza de que esa no es su cultura,

154 155
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES I V. E CUERPO

sino tan solo una mascarada carnavalesca, una forma de tea- pero también pueden ser ocultas, corno la circuncisión
sibles ,
tro «antropológico». 2' Podríamos llamar a esto, para diferen- y
la ablación del clítoris, todavía usual en África. Aunque ta-
ciarlo de la instancia ritual, la cuarta piel, caracterizada por les mutilaciones no parecen poseer un aspecto estético, en las
la más consciente inautenticidad. ceremonias de iniciación a las que vienen indefectiblemente
Hay un arte del cuerpo que se inscribe en la vida coti- ligadas, los jóvenes despliegan un atuendo especial de vesti-
diana, pero la mayor fascinación se despliega en ese espacio menta, adornos e instrumentos rituales que suelen alcanzar un
excepcional configurado por el rito, en el que al esplendor de indiscutible carácter estético, como lo reconoce Michel Leiris,
las formas se suma una energía de gran intensidad. Es allí citando como ejemplo los bonetes de los circuncisos oualof de
donde se torna harto evidente ese proceso que lleva a cultu- Senegal y los cascos de mimbre con larga punta de madera de los
rizar la naturaleza o naturalizar la cultura. Como en ningún dan de Costa de Marfil.
otro momento de la vida comunitaria, el cuerpo se expone a la En Occidente, la ideología dominante valoró siempre el
mirada del otro, ya sea para afirmar su identidad personal o cuerpo auténtico, «natural», oponiéndose a las manipulaciones
para potenciar el ethos mediante mutaciones que desplazan al definitivas y voluntarias de este y alentando, en sustitución, el
individuo hacia la sombra para que se haga visible el cuerpo maquillaje innocuo. La iglesia católica consideró el arte corporal
social, los mitos de la cultura. de los pueblos «primitivos» como violencias infligidas al cuerpo,
algo así como una injuria a la obra divina de la Creación. «No
2. La violencia simbólica os haréis incisiones en la carne por un muerto ni imprimiréis
La relación del hombre con su cuerpo puede caer dentro de un en ella figura alguna», reza el Levítico (19, 28). Esta prohibi-
simple juego de representaciones que no aparejan violencia ción, convertida en prejuicio, se extendió a otras culturas con
sobre él (ponerse un traje o una máscara, por ejemplo), pero la expansión europea, y toda decoración del cuerpo fue vista
también puede provocarle una violencia simbólica. Llamo vio- como una forma clara de salvajismo, sin advertir que dichos
lencia simbólica a toda acción ejercida sobre el cuerpo por el pueblos se la hacían para poner en evidencia un orden cultural
propio individuo u otro miembro de su grupo social, realizada que trasciende la naturaleza. Tales marcas en el cuerpo, como
con su consentimiento expreso o tácito, que le imprime mar- se dijo, cumplen diversas funciones. Narran acontecimientos
cas indelebles, lo deforma o mutila. Esto nos lleva a distinguir importantes; señalan un estatua social o disposición sexual, la
las modificaciones permanentes del cuerpo de las temporales, y a pertenencia a un determinado grupo; alejan y curan enferme-
reservar el concepto de violencia simbólica a las primeras. Di- dades, defienden de males, etcétera. Desde ya, la adopción del
cha violencia puede tener un sentido social —de afirmación de concepto de violencia simbólica no implica aquí hacerse cargo
pertenencia a un grupo y del lugar que se ocupa en él— o estéti- de la ideología cristiana sobre el cuerpo, sino tan solo destacar
co, aunque a menudo ambos se imbrican. Hay también violen- el carácter irreversible de las marcas.
cias que se realizan con fines mágicos o terapéuticos. Evadir Pasaremos ahora a caracterizar las manifestaciones más
estas prácticas apareja normalmente una fuerte condena, la frecuentes de esta violencia, empezando por las escarificacio-
que puede llegar hasta la exclusión social del individuo rebel- nes, heridas indelebles que se hacen comúnmente en el ros-
de, quitándole el carácter de miembro pleno, o a retacearle de tro (los mossi y bobo de Burkina Faso, por ejemplo), aunque
otro modo sus derechos. Las marcas son casi siempre osten- también en los brazos (las mujeres de Abomey, en el actual
Benín, y los mursi de Etiopía), en el pecho (como las mujeres
" Cf. Ticio Escobar: La belleza de los otros. Arte indígena del Para- bamiliké de Camerún), en el vientre y el pecho (como los galeb
guay, RP Ediciones, Asunción, 1993; pp. 151-152. del lago Turkana, las mujeres kalen de Nigeria y las tubas del

156 157
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

ARRIBA: Hombre galeb del lago Turkana con escarificaciones


Mujer del África negra con escarificaciones pectorales, a prin- faciales.
cipios del siglo xx. ABAJO: Mujer yembe con escarificaciones ventrales.
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

Congo), en la espalda (como las mujeres nuba de Sudán y las


tahwa del Congo) y, en menor medida, en las piernas. Cuando
no constituyen más que marcas de pertenencia a un grupo s o.
cial, son uniformes en su trazado y, por lo tanto, no dicen nada
particular sobre la identidad del sujeto que las lleva. Pero a
menudo tienen un sentido marcada o exclusivamente estético,
cuando el individuo se produce heridas indelebles para emitir
un mensaje sobre su particular concepción de la belleza. Es
lo que Ticio Escobar llamó «la belleza de las heridas». Señala
Michel Leiris que las cicatrices pueden ser en hueco, como en
el caso de los mossi de Burkina Faso, o en relieve, como entre
los sara de la región de Kyabé, Chad. Estas marcas del cuerpo
suelen trasladarse a las esculturas, lo que implica ir del cuer-
po a los objetos.
Tanto los hombres como las mujeres aché del Oriente pa-
raguayo practicaban las escarificaciones en el ritual del jaychá.
Para ello utilizaban una piedra afilada y caliente. Los varones
eran marcados en la espalda con líneas rectas y verticales,
prueba indeleble de su condición adulta y su valentía. Las jó-
venes recibían los dolorosos surcos del jaychá en el vientre.
Estas heridas, horizontales y curvas, aseguraban, al cicatri-
zar, fertilidad y belleza, y también servían para ahuyentar al
jaguar azul de su mitología, que acudía atraído por el olor de
la primera menstruación. Vemos en este caso la multiplicidad
de funciones cumplidas por la escarificación: identitaria (con-
dición de hombre adulto y valiente), estética (más en el caso de
la mujer, pero seguramente no ausente en el hombre) y mágica
(propiciar la fertilidad y ahuyentar al jaguar azul). Las-sea-
rificación con fines mágicos es también frecuente en el Africa
negra- Los dagard de Burkina Faso protegen a los niños de los
distintos males que los amenazan con estas heridas y, en es-
pecial, imprimiéndoles en las mejillas la marca de la serpiente
mítica. En el aspecto médico, los nuba consideraban que la es-
carificación desarrolla el sistema inmunitario.
Por lo común, las marcas no son más que el producto de la El tatuaje de las mujeres maori a menudo quedaba confinado a
incisión, una mera cicatriz, pero cuando en la herida se inocula .us labios y la barbilla, pero los hombres podian tatuarse todo el
una tinta compuesta de elementos vegetales y minerales, lle - ruerPo, incluyendo las nalgas y la parte superior de los muslos,
gamos al tatuaje. El arte del tatuaje estaba muy generalizado orlo se observa en esta fotografía.
IV. EL CUERPO
TEORIA TRANSCULIURAL DE LA$ ARTES VISUALES

en ellos un plato de dimensión


en las islas de la Polinesia, y por lo que se sabe, sus orígenes s e ambos labios para insertar
se remontan allí a tiempos muy antiguos. Era también practi- varia ble, que llega a ser muy grande y, por lo tanto, incómodo
cado en las islas Carolina y Marshall, de la Micronesia, mien- de portar, como el que usan los botocudos en el labio inferior,
tras que en la Melanesia dicha tradición tenía gran vigencia, que alcanza los diez centímetros de diámetro. Para colocarlo, es
desde Papúa hasta las islas Fiji. Tanto los hombres como las preciso extraer los cuatro incisivos inferiores, y a menudo tam-
mujeres los usaban, aunque los tatuajes masculinos cubrían bién los superiores, mutilación que estremece a todo observador
una mayor zona del cuerpo. Se veían así cuerpos saturados de externo, quien jamás la considerará un rasgo de belleza sino
tatuajes, que no dejaban casi espacios libres de estas marcas. todo lo contrario: una despiadada destrucción de la belleza del
Las más sofisticadas tradiciones de tatuaje estaban en las islas rostro. Pero entre los mursi ello se produce con una exclusiva
Marquesas, donde los hombres se tatuaban por completo, y las intención estética, pues se considera que dicho disco labial es
mujeres, las manos, los brazos, el vientre y la parte inferior de le que más acrecienta la belleza del cuerpo, superando a las
la espalda. En las Fiji, el tatuaje era exclusivamente de uso fe- escarificaciones , brazaletes, collares y toda suerte de adornos.
menino, y quienes practicaban este arte eran también mujeres. Entre las mujeres sara kaba, la perforación labial es realizada
En Samoa se realizaba un tatuaje para prevenir y contrarres- por el futuro marido, en el momento de los esponsales, a quien
tar el reumatismo. será su mujer, poniéndole, primero, tacos de madera de medida
Los caduveos de Brasil son probablemente autores de los creciente, y luego platillos, también cada vez mayores. Tam-
mejores tatuajes y pinturas corporales que se conocieron en bién las novias surma, seis meses antes de la boda, se aplican
América. Se trataba de una sociedad con una alta estratifica- en el labio un plato de arcilla pintado de amarillo y verde. Aquí
ción social, y los tatuajes y pinturas no podían situarse por el tamaño del plato indica la cantidad de cabezas de ganado
encima de las clases. Por el contrario, sirvieron para marcar- que el joven debe pagar a la familia por su mano.
las, especialmente entre las mujeres. José Sánchez Labrador Los lóbulos de las orejas son también objeto de la violencia
cuenta cómo las del bajo pueblo se pintaban la frente con ra- simbólica, por las perforaciones que se realizan en ellos a fin de
yas negras, o el labio inferior hasta la barbilla. Las mujeres colocar discos auriculares u objetos más pesados. Se ve así a las
de los capitanes no se pintaban la cara, sino que se tatuaban mujeres massai llevar grandes trozos de piezas de cerámica,
los brazos, desde los hombros hasta las muñecas, con figuras y también cómo quedan los lóbulos cuando se retiran dichos
geométricas, como señales indelebles de su nobleza. Se pro- colgantes: largas tiras de carne que caen sin forma alguna.
ducían las heridas con la espina de un pez, y aplicaban sobre Las mujeres mursi, no conformes con el disco labial, se destro-
ellas ceniza de las hojas de una palma y una tintura vegetal. zan también los lóbulos con intención estética, para insertar
La cicatriz era negra en un principio, pero luego tomaba el en ellos largas ristras de anillos metálicos que suelen superar
color azulado que conservaría siempre." la treintena. El hombre se perfora asimismo los lóbulos para
Acaso lo más sorprendente que puede proporcionarnos la colocarse anillos de metal, pero en ellos la intención no es es-
literatura antropológica son los discos labiales (uno pequeño en tética sino social, pues el número de anillos que lleva indica
el labio superior y otro más grande en el inferior) que se apli- la cantidad de mujeres que posee. Se trata de una sociedad
can los botocudos de Brasil, los mursi y los surma de Etiopía y poligámica, en la que la cantidad de mujeres es un claro ele-
los sara kaba de Chad, entre otros pueblos. Consiste en cortar- mento de prestigio. Los dogon de Malí llevan también anillos
en los lóbulos de las orejas, pero estos tienen la función mágica
de defender al oído de las malas palabras, o sea, de esas pala-
is José Sánchez Labrador: El Paraguay católico (3 vols.). Buenos Ai-
res, 1910-1917; t. L, p. 285.
bras que envenenan la sangre, por ser frutos de la falsedad y
163
162
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
IV. EL CUERPO

raníes en el labio inferior. Los tupinambá del Gran Chaco, así


como los nativos de Nueva Caledonia, aplastaban la nariz a los
recién nacidos. Los guaycurúes, por su parte, se la atravesaban
con palitos que llevaban manojos de plumas en los extremos.
Eran célebres entre los padaung de Indochina las «mujeres jira-
fas», que se estiraban enormemente el cuello. En varios grupos
del África Occidental el cuello largo es un atributo indiscutible
de belleza, por lo que suelen alargárselos con una serie de colla-
res de metal ajustados a él que no se quitan nunca.
Las deformaciones craneanas fueron usadas por numero-
sas culturas como un elemento estético. En el Asia Menor y el
norte de la India se utilizaban cunas que deformaban la cabeza
del niño por la presión que ejercían sobre ella. Hasta promediar
el siglo xix fue frecuente en Europa la deformación tolosana,
que alargaba la cabeza a fuerza de vendajes y cofias ajusta-
dos. En Argentina, los antiguos habitantes de la Quebrada de
Humahuaca usaban tablillas para esto, o aparatos deforman-
tes confeccionados con madera y piezas de cerámica.
Otra forma de violencia sobre el cuerpo a la que recurrie-
ron algunos pueblos de África, América del Sur y el archipié-
lago malayo fue la mutilación o escarificación dentaria, que
consiste en limarse los incisivos, y a veces también los caninos,
IZQUIERDA: Mujer mursi con plato labial. con una intención simbólica o supuestamente práctica como,
DERECHA: Mujer mursi con anillos auriculares. por ejemplo, facilitar el flujo de las palabras. Hay huellas de
(Fotos de Claudio Tomatia.) esto último en el hombre de Asselar, del Paleolítico superior,
hallado a 400 kilómetros al nordeste de Tombuctú (Malí). En
el odio. También los botocudos, además de los discos labiales, la selva ecuatorial africana comúnmente se tallaban los in•
usan discos auriculares de madera Los mak'a del Chaco pa- cisivos superiores, y en las sabanas de la región oriental, los
raguayo se ponían piedras, pezuñas, cortezas, plumas y otros inferiores. Los fang llevan los dientes inferiores biselados y
elementos. Los nivaclé se colocaban asimismo grandes adornos. los superiores limados en punta, doble mutilación de carácter
y, al quitárselos, les quedaban largas tiras colgando. En ciertas simbólico, pues evoca al dios Cocodrilo. En Bali, los dientes
culturas la perforación auricular es un atributo exclusivo de limados hacen atractivas a las personas. A veces no se agu-
las clases altas, como ocurría entre los incas: los nobles eran zan los incisivos, sino que se les talla la parte media, para
llamados «orejones» porque llevaban finas orejeras, que podían dejar puntas o ganchos laterales. Darcy Ribeiro señala que los
ser incluso de oro. caduveo, tanto hombres como mujeres, practicaban la escari-
Hay otras agresiones al rostro, como la aplicación de garras ficación dentaria con un sentido puramente estético, pues la
de felinos y plumas que se hacían los maxuruna de Brasil para consideraban de gran elegancia. También se depilaban las ce-
atemorizar a los enemigos. o el tembeta que se insertan los gua- jas, las pestañas y la barba, lo que se puede tomar asimismo
164
165
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES IV. E CUERPO

como una violencia simbólica, aunque más tenue. Entrarían, taivr aadt rda ee;ean dlaes eureensa e smu péox idteol
marcas personaleres appara parte
n, e
además, en estas prácticas menores, el engorde de niñas vír- de su e , en buena
cortejo,ény las mujeres se pintan, aunque en menor grado, para
genes —no bien llegaban a la pubertad, eran aisladas en una
choza durante un periodo entre seis meses y dos años, tiempo hacerse deseables. En las zonas en que uno mismo no puede
Tarbi pide a otro que lo haga, siguiendo fielmente el
en el cual se les sometía a un régimen nutritivo especial para
que acumularan grasa en los tejidos—, practicado en Senegal, s e le desnudos y completamente pintados se pasean
diseño. Cuerpos
Nigeria meridional y otros sitios, y el estiramiento del pen e, sí por la aldea como esculturas vivientes. Los karo, también
realizado por los sadhus o santones de la India.
También hay casos de reducción del tamaño del pie, corno
alosdeimaginativos
Etiopía y vecinos de los surma, son igualmente conocidos por
diseños de sus pinturas corporales, a los que
entre las mujeres de la nobleza china, práctica que rigió en esa aort
complementan conneandoorso arcillaalza
pa c
civilización por más de cuatro mil años. Si bien en la mayoría nolos busca realzar la
de los casos tan solo les dificultaba la locomoción, ocurría con bien inscribir en la primera y segunda piel su estatua social y
frecuencia que no podían caminar por sus propios medios y grado de coraje. Se destacan asimismo en este continente las
debían ser transportadas. pinturas corporales de los kikuyu, los lobi y los nuba, entre mu-
chos otros pueblos. Los nuba regulan el uso de los colores por la
3. Las pinturas corporales edad: El niño que ya cumplió ocho años solo puede usar el rojo;
Nada aumenta más la expresividad del cuerpo que la pintura cuando crece, puede añadir el amarillo, pero no debe utilizar el
aplicada sobre la piel desnuda, por lo que este arte alcanzó una negro hasta que realice la iniciación con su grupo etario.
difusión universal. Las damas egipcias de los tiempos faraóni- Pero no abundan los casos en que la pintura se presenta
cos se pintaban la cara. En algunas tribus de Laos las mujeres sola sobre la piel; por lo común se complementa con máscaras,
se hacen abigarrados dibujos en las piernas, en los que convi- plumajes, cueros, barro, indumentarias cotidianas o de carác-
ven, sin dejar espacios libres hasta llegar al empeine, ratones, ter ritual, repartiéndose el espacio del cuerpo para intensificar
nubes, palomas, buitres, garzas, murciélagos y hasta animales sus mensajes por diferentes vías. Cuenta Dobrizhoffer que los
fabulosos. En Tahití, los hombres usaban hermosos dibujos que abipones del Chaco llevaban el cuerpo enteramente pintado con
les cubrían la cara y el cuello. Esta forma de arte fue también varios tonos de rojo, y que, además, se teñían el cabello de un
practicada en toda Australia, con un sentido principalmente color púrpura semejante a la sangre, se pegaban a las orejas
social y religioso. Los motivos daban cuenta de identidades to- alas de un gran buitre y se llenaban de globos de vidrio que
témicas y clánicas, aunque igualmente había dibujos particu- colgaban de sus cuellos, brazos, rodillas y piernas.
lares, reservados para los rituales de iniciación, funerarios y En ciertas circunstancias, la pintura corporal alcanza
de otra índole. Allí, con frecuencia estas pinturas complemen- una finalidad práctica innegable, como proteger el cuerpo
taban a las escarificaciones. En África, acaso los mayores lo- de los fríos excesivos. Así, los selk'nam de Tierra del Fuego,
gros en materia de pintura corporal corresponden a los surrna, cuando el frío se tornaba intenso, se recubrían la piel con una
pueblo que vive en el sudoeste de Etiopía, cerca de la frontera gruesa capa de arcilla colorante mezclada con grasa de balle-
con Sudán. Desde muy temprana edad los niños se inician en el na u otro animal. Tal protección les permitía desprenderse de
SUS
arte de pintar su cuerpo con tiza y pigmentos. hasta convertirlo gruesos mantos para realizar ciertas actividades sin su-
en una obra de arte de marcada abstracción, aunque no faltan frir demasi ado el rigor del clima. Pero en el extremo opuesto,
casos en los que se pintan en el pecho figuras humanas. Los se observa un uso principalmente estético de la pintura, has-
diseños tienen un alto sentido estético y están pensados como ta el punto de convertir a la persona en una obra de arte en

166 167
IV. EL CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

Tanu del Cielo del Oeste y Ulen, el payaso, personajes del Hain de
los onas de Tierra del Fuego, retratados por Martin Gusinde.

movimiento. Sería el caso de los cuerpos pintados de muchos


colores y diseños de los surma, de los cuerpos blancos de los
lobi de Burkina Faso, de las manchas blancas que cubren todo
el cuerpo de los tarahumaras y los coras de la Sierra Madre
Occidental (México), de las impresionantes manchas rojas pin-
tadas sobre un fondo blanco de los waurá del Alto Xingú, que
nos remiten a lo mejor del arte occidental contemporáneo. O de
la imagen de los kayapós, con la espalda y las piernas pinta-
Joven mursi con la espalda pintada (foto de Claudio Tomatis).
das con gruesas rayas rojas sobre fondo blanco, o las complejas
169
168
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES IV. El CUERPO

pinturas que se hacen los txukahamae, también del Alto Xingú, Se puede afirmar entonces que los colores tienen un fuerte
acaso las más estilizadas de los indios de Brasil. anclaje en el universo mítico, pues ayudan a reconocer a los dio-
Hablar de pintura corporal es referirse ineludiblemente al s es y sirven también en la instancia ritual, para escenificar las
color, o a una teoría de los colores que no se puede abordar en gestas iniciales. Marcan las diferencias, ordenan el caos con sus
forma universal, sino en el contexto de cada cultura. Así, para clasificaciones, convocan los elementos de la naturaleza y cargan
los antiguos mayas, el color sagrado era el azul, y el altar de los las figuras con un sentido que no solo es social, sino también es-
sacrificios se pintaba con él, no con el rojo, que por ser el de la tético, pues siempre habrá un sitio, por pequeño que sea, para la
sangre fue adoptado por la mayoría de los pueblos. A diferencia creatividad. Sirven también para excitar el deseo, que es un motor
de lo que ocurre en el arte abstracto de Occidente, en las cul- fundamental de los procesos simbólicos. Sin deseo no hay vida, o
turas tradicionales suele estar limitada y hasta suprimida la esta se desdibuja. Y el deseo, como la vida misma, viene asociado
libertad de elegir los colores, por las cargas simbólicas que el a la intensidad de los colores. Los tonos pálidos harán referencia a
orden social asigna a cada uno de ellos, así como a las plantas una vida triste, sin intensidad. Estos parecen converger hacia el
y animales de los que se extraen. Hay colores que pertenecen gris, que se ha convertido en un símbolo bastante generalizado
a un punto cardinal, una deidad determinada o al poder poli- de una existencia anodina, sin mayor sentido. Nadie quiere lle-
tico, y no es posible utilizarlos para ilustrar otras realidades. var una vida gris, sino una vida cargada de colores fuertes. Las
Señala Alfonso Caso, a propósito de los aztecas, que se puede sociedades que exaltan la vida, como las del África negra, eligen
identificar a los dioses por los múltiples detalles de su atavío, los colores estridentes para su indumentaria. Un mito chamacoco
pero que a menudo ellos resultan insuficientes referencias, y lo de los orígenes, recogido por Edgardo Cordeu y comentado por Ti-
que elimina finalmente la duda es el color. Cuando este falta, cio Escobar, habla de unos primitivos habitantes de la tierra, los
un dios puede resultar irreconocible. Es lo que sucede a menu- ishnanio, que vivían en un mundo incoloro. desteñido, en el cual
do en dicha civilización con las figuras de dioses esculpidas en existían la naturaleza y la especie humana, pero ambas se veían
piedra, aunque no, por cierto, en los códices y los frescos. Para empañadas, como si un velo de niebla amortiguara la intensidad y
explicarnos mejor esto, Caso pone como ejemplo el abanico de presencia de las cosas, borrando sus perfiles precisos. Los chaina-
papel plegado que, colocado detrás de la nuca, caracteriza a las coco reconocen que esa prehumanidad no llevaba una existencia
deidades del agua, los montes y la vegetación. Pero tal abanico plena. Los hombres y mujeres cazaban, recolectaban, comían, se
es blanco en la diosa Iztaccihuatl, la montaña nevada; rojo en acoplaban y luego envejecían y morían como sonámbulos o autó-
Chicomec6atl, diosa del maíz; azul en Chalchiuhtlicue, diosa del matas, sin los brillos del sentido, sin la fuerza del color. El mito
agua; y verde en Tepeyolohtli, dios de las montañas. Entonces, de los Anábsoros trae el color y, junto con él, la humanidad plena
¿cómo saber exactamente, ante una escultura, de qué dios se a ese mundo gris, carente de sentidos. No son los dioses creado-
trata?" Claro que hay casos de culturas que no adjudican un res, sino esos héroes divinizados, quienes instauran los símbolos y
significado específico a los colores, como sería el de los pliega del fundan, con ello, la cultura.
Chaco argentino. Así, por ejemplo, no asocian el rojo a la sangre, En el mito chamacoco, la sangre no se identifica con el rojo,
ni el negro a lo lúgubre, ni el verde a la inocencia." sino con la intensidad del color, y esa intensidad se relaciona con
la fuerza con que la sangre brota de la pierna de un héroe, al que-
" Cf. Alfonso Caso: TI pueblo del Sol, res, México. 1953; pp. 34. dar atrapada por el casquete del cielo al cerrarse de improviso. El
loro fue el primero en llegar a bañarse con esa sangre, y por eso
3° Ver Anatilde Idoyaga Molina y Odina Sturzenegger: «La percepción tiene los colores más intensos (rojo. pero también verde, azul y
del color entre los pliega», en Suplemento Antropológico, Universidad Ca-
tólica, Asunción, vol. xvm-2, diciembre 1983; pp. 307-312. amarillo). Las aves de plumajes pálidos fueron las que llegaron al

170 171
TEORíA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. E CUERPO

final, cuando la sangre brotaba ya sin fuerza. El blanco no es pa- diseños sean puramente geométricos, pues no se registran dise-
ra ellos un no-color, sino un color sin energía interna, sin fuerza ños que sugieran plantas. animales, figuras humanas, paisajes y
vital. También el mito chorote de Ahóusa converge en esta direc- objetos. Algunos informantes le aseguraron a Darcy Ribeiro que
ción, al explicar el color de las aves y otros animales por la sangre se daba una propiedad familiar sobre los diseños, especialmente
que brotó de la gigantesca águila celestial cuando dicho héroe le de aquellos aplicados en el rostro y el cuerpo, constituyendo una
dio muerte. Se formó un río de sangre, cuya corriente era intensa ofensa grave su utilización no autorizada. Otros, en cambio, sos-
en el centro y débil en las márgenes. Las aves y demás animales tenían que esto solo ocurría en muy contados casos; que la norma
que se bañaron en el centro de la corriente tomaron los colores general era el libre uso de los diseños. A menudo se fabricaban
intensos, y los otros, los tímidos que permanecieron en la orilla, se con ellos moldes de cuero, los que se estampaban luego en el cuer-
quedaron con los colores pálidos. Esto es también una perfecta me- po. De igual modo, una joven karajá puede pintarse con uno de
táfora sobre las formas posibles de vivir o experimentar un orden los dibujos establecidos por la cultura, pero también recrearlos
cultural y social. Hay quienes lo hacen plenamente, jugándose a según su criterio y hasta inventar dibujos nuevos, los cuales, de
fondo por los valores del grupo, y otros que tratan de desentender- ser aceptados, pasarán a integrar el acervo social.
se de ellos con su indiferencia o falta de entusiasmo. Si bien hay pinturas que se usan en la vida cotidiana, como
A menudo las pinturas son de fundamental importancia pa- en el caso de los caduveo que analizamos, la mayor parte de ellas
ra determinar la pertenencia de un individuo a un grupo social. se utilizan en las fiestas, o sea, en un marco ritual. En la fiesta
Entre los krahó de Brasil, una de las mitades exogámicas se pinta del Hain, los selk'nam de Tierra del Fuego se pintaban todo el
con rayas verticales, y la otra mitad, con rayas horizontales. Cada cuerpo con sugestivos diseños, pinturas que se continuaban ge-
uno de los cinco grupos en que se dividen los xokleng de Santa neralmente en una larga máscara. Cada uno de esos conjuntos
Catarina tiene un dibujo diferente de pintura corporal que los dis- de pinturas y máscara servía para caracterizar a un espíritu di-
tingue. En estos casos se restringe el lugar de lo estético, pero en ferente, de los muchos que se hacían presentes en esa ceremonia
otros se potencia, como en las pinturas faciales de los caduveo. que aterrorizaba a las mujeres. Los hombres, en tales momentos,
en las que los elementos componentes (espirales, volutas, grecas. no se sentían disfrazados, sino que llevaban la piel de los dioses
cruces, llamas) pueden combinarse de varias maneras conforme y eran tales, lo que les permitía a veces ser crueles con sus seres
al sentido estético de la persona, con lo que se alcanza un gran queridos que transgredían las normas del ritual. Pero fuera del
número de diseños que se ajustan a la concepción de arte. Darcy marco del Haiti, en la vida cotidiana, los selk'nam daban a las
Ribeiro menciona la gran competencia que se daba entre las mu-
jeres para ser reconocidas como la mejor artista en la creación de
41 pinturas corporales un sentido muy particular, pues permitían a
cada persona exteriorizar su estado de ánimo en un momento de-
diseños, los que no solo se aplicaban al cuerpo, sino también a los terminado. A través de ellos se podía saber si estaba alegre, triste,
objetos. Pero la mayor parte de su creatividad no se volcaba en la belicosa o equilibrada y en paz consigo misma y con la sociedad. El
elaboración de nuevos diseños, sino en la elección de algunos de rojo aplicado solo en la cabeza era símbolo de luto, pero si cubría
ellos dentro del acervo común y en el modo de combinarlos. De esa el cuerpo, daba cuenta de una actitud guerrera. Los selk'nam del
manera se reconoce tanto la base social del estilo, o sea, el hecho norte preferían el negro, pintado sobre la cara, para expresar el
de que en toda creación hay elementos tomados de una tradición luto. El blanco simbolizaba alegría y se aplicaba preferentemente
formal específica,- como la parte, por lo común menos relevante, en forma de pequeños puntos y rayas en las mejillas."
que pertenece a un individuo singular. La primera, proporciona el
anclaje en una identidad social; y la segunda. incide en los niveles Cf. Mauricio Massone: Cultura selknam (Ona). Ministerio de Educa-
de prestigio. En el caso de los caduveo, la base social exige que los ción, Santiago de Chile, 1982: p. 43.

172 173
IV. EL CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

Las pinturas corporales son también utilizadas en los la estética de las plumas suelen darse en la instancia ritual.
ritos funerarios, aunque en menor medida que los plumajes, Pueden sustituir a las pinturas corporales y las máscaras, o
complementarlas, por tratarse todos de elementos altamente
adornos y máscaras.
La tendencia a pintarse para ir a la guerra es recurren- expresivos.
te en las culturas tradicionales. Algunos pueblos usan colo- En relación con el cuerpo, las plumas pueden insertarse
res fuertes, mientras que otros, como los caduveo, prefieren en alguna de sus partes sin mayor elaboración, o conformar
el negro, pues consideran infaustos los colores encarnados. piezas confeccionadas con mucho cuidado, las cuales se pue-
Dichas pinturas tienen un efecto indudable sobre el enemigo, den separar de él en cualquier momento y sin dificultad, como
collares, bandoleras, diademas, tiaras, penachos, brazaletes,
al aumentar la fiereza del guerrero y hacerlo más temible, pero
también cumplen un efecto de protección mágica. El color ne- muñequeras, tobilleras, cascos, tocados, colas, faldellines, vi-
gro. por otra parte, hace al cuerpo menos visible en la noche. s eras, narigueras, adornos labiales y occipitales, etcétera.
Algunos pueblos, como los sioux, rodeaban la herida en comba- En la primera categoría, si bien el aspecto artístico es
te con un círculo rojo, como una demostración de valor. más pobre, se suele comprometer más al cuerpo, pues a menu-
El escenario social es el espacio del artificio, en el que do es preciso hacer una perforación para insertar la pluma, ya
los hombres y mujeres deben ingresar simbolizando su cuerpo sea en los lóbulos de las orejas, en la nariz, el labio inferior u
para desempeñar los papeles prescritos por la cultura. Las otro sitio. Se puede extender esto a los cabellos, cuando, para
pinturas, por lo común complementadas con otros elementos. sujetar las plumas, se forma un entramado difícil de desha-
darán cuenta de la edad y estado civil de una persona, dirán cer. El daño corporal que significa toda perforación está dando
si se trata de un bravo guerrero o de una mujer sexualmente cuenta de una intencionalidad simbólica. Sujetar plumas al
disponible, de un chamán poderoso o de un recién iniciado, de cuerpo es todavía común entre los timbira. Ya en el siglo xvi,
un gran jefe o de un hombre del común. Los colores enfatizan cuando los tupinambá introdujeron gallinas en sus aldeas, se
o mitigan las formas, separan lo que está unido, unen lo sepa- generó la práctica de teñir de rojo sus plumas y colocárselas
rado, destacan lo confuso mediante recortes y diluyen lo pre- en el cuerpo.
ciso. Sobre todo, imponen brillos inusitados a lo que se quiere En la segunda categoría se han distinguido dos tipos de
cargar de un alto poder simbólico, a fin de suscitar el terror y adornos. El primero selecciona plumas largas y vistosas y las
la fascinación que nutren lo sagrado. Bien dice Escobar que, monta sobre grandes armazones trenzadas, un tanto rígidas
para asombrar, lo numinoso debe inflamar sus formas. Si lo y de carácter suntuoso. Si bien su aspecto es monumental, a
sagrado, como decía Mircea Eliade, es lo real en cuanto satu- menudo carecen de una terminación cuidadosa. En Brasil, han
rado de ser, la pintura corporal cumple eficazmente con esa manifestado predilección por esta forma de arte los aparaí,
función de saturar de ser al simple mortal para transfigurarlo karajá, bororo, galibi y tapirapé, entre otras tribus del norte
en un dios. El verbo solo es conocido, o reconocido, a través de del Amazonas. El otro estilo se define por la esmerada dispo-
sus destellos. sición de pequeñas plumas sobre delicados soportes textiles.
Se caracteriza por su flexibilidad, su acabado, y la búsqueda
de sutiles
u efectos de color en piezas de escasas dimensiones,
4. El ciñe plumario
Se suele relacionar el arte plumario con la vida cotidiana de las que dejan atrás lo imponente y monumental para perseguir
sociedades indígenas, y en especial, de aquellas que habitan los refinamientos de la belleza. Trabajarían en esta línea los
en la selva. Pero si bien hallaremos adornos de uso cotidiano. urubú-kaapor, los mundurukú y otros grupos de la gran fami-
los grandes despliegues en los que se manifiesta con claridad lia Pi-guaraní de Brasil.

175
174
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

Al
igual que las pinturas corporales. los adornos pluma-
rMs no cumplen tan solo una función estética, aunque esta se
halle presente en casi todos los casos. Por lo común, actúan
como verdaderos códigos que transmiten mensajes sobre el
sexo, la edad, el estado civil, la pertenencia clánica, la posi-
ción social, el papel ceremonial, el poder político y los niveles
de prestigio. Lo estético, aquí, sostiene las otras funciones, ha-
ejem-
ciéndolas verosímiles o indudables. El poder político, por ejem-
un gran arte para convencer, y se apela por eso a
plo, plumas más grandes y llamativas. Recuérdese el fastuoso
penacho de Moctezuma, así como los adornos con plumas de
quetzal de los jefes mayas que combatían a los españoles. En
Estados Unidos, los jefes guerreros nez percé, arikara, sioux,
cheyenne, mandan, arapaho y de otros pueblos indígenas se
reconocían por sus imponentes penachos. Los adornos pluma-
nos suelen estar también al servicio de la muerte, como los
que confeccionan los kayapós para los ritos funerarios, y la
diadema que hacen los bororo para el segundo entierro, cuan-
do el cráneo y los huesos mayores del difunto son adornados
con plumas, mientras se escucha un instrumento de viento que
representa a los muertos.
La principal esfera en que se manifiesta el cuerpo emplu-
mado es la mítico-religiosa, donde se usan normalmente las
plumas para representar a los dioses y enfatizar el poder de los
sacerdotes. La segunda esfera sería la chamánica, que en el ca-
so de los chamacoco, según Ticio Escobar, se despliega en cua-
tro modalidades, a saber: 1) terapéuticas, para la prevención
y cura de enfermedades; 2) mágico-propiciatorias, cuando se
manipulan las fuerzas naturales para propiciar la provisión de
alimentos, detener o provocar sequías e inundaciones, expulsar
infortunios, desviar malas artes, etcétera; 3) ceremoniales, re-
lacionadas con los grandes rituales colectivos; y 4) extáticas,
como prácticas para emprender el vuelo del arrebato y el sueño,
acrecentar la sabiduría, recibir revelaciones y luchar en estado
de trance con otros chamanes. 32 La tercera esfera es la social,

El jefe mandan Cuatro Osos. El arte de las plumas se pone aquí " Cf. Ticio Escobar: La maldición de Nemur. Acerca del arte. el mito y el ri-
al servicio del poder. tual de los indígenas ishir del Gran Chaco paraguayo. ob. cit.; pp. 129-130.
IV. E CUERPO
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

donde juega el importante papel de marcar la identidad del in- que se montan. También dependerá el sentido de la persona que
propósito con que lo hace (exhibir poder, identificarse
dividuo. Por ella se conocerá la mitad, el linaje o clan al cual porta
pertenece, su sexo y estado civil, su oficio y otros aspectos de su eipaolrmente,
y el intervenir en un ritual o en un acto chamarileo). La
laans
personalidad. Una cuarta esfera sería la política, relacionada relación de las plumas entre sí no es meramente estética, orna-
con la social, pero centrada en hacer creíble el poder, imponien- mental, pues a menudo la forma en que se asocian o contraponen
establece un sentido. Así, entre los chamacoco, el rojo se opone al
do miedo y respeto como refuerzo de la autoridad. Una quinta
negro. pues el primero simboliza el principio vital, y el segundo,
esfera sería la bélica, donde cumple la función de atemorizar al
la muerte. Señala Ticio Escobar que los colores característicos
enemigo y brindar una protección mágica, con lo que se propi-
de la estética plumaria guaraní son preferentemente el amarillo
cia la victoria. Entre los mocovíes del Chaco, quienes volvían
y el rojo, tonos que hablan del resplandor solar y de la madurez
de la guerra con cueros cabelludos adquirían el derecho de usar
del maíz, y recuerdan también la luz de los relámpagos de Tupá.
adornos plumarios rojos, solo destinados a ellos.
A estos colores contraponen el negro, el azul y el turquesa, cuya
En la literatura etnográfica se observa que el mundo de
las plumas está reservado a los hombres, y que muy poco se principal función parece ser realzar los matices luminosos.
Por lo general, las plumas no se insertan en el cuerpo o
sirve de ellas la tan mentada coquetería femenina. Entre los
en tejidos tal como se las extrae de las aves. Es harto frecuen-
chamacoco, las mujeres no pueden cubrirse con plumas y me-
te el uso de técnicas para modificar su color o su brillo, y se
nos aún trabajarlas, pues esto les permitiría acceder al secreto
realizan cortes que alteran su forma natural, facilitando así
masculino cifrado en el mito de los Anábsoros, que es ocultar
su incorporación a un conjunto que se quiere armónico. Los
el deicidio. No deben saber, por ejemplo, que los rojos que lleva
cortes más comunes suelen ser en las puntas, para reducir su
Ashnuwerta sobre la cabeza son meras plumas de aves terre-
largo, pero se encuentran plumas con bordes aserrados, corta-
nales y no el resplandor del dios, razón por la que ni siquiera
das en forma de cáliz o de espiral, y también rectangulares y
se les permite tocar los plumajes. Los hombres, en cambio, tie-
nen prohibido tejer la fibra del caraguatá, aunque no usar ta- triangulares.
les tejidos en la vida cotidiana y también en la ritual, ya que la
5. La indumentaria como segundo piel
indumentaria de los Anábsoros integra las plumas con ellos.
Se podría decir que la condición humana se cifra en el ves-
El sentido de las plumas depende de muchos factores, que va-
tido, el cual sostiene los roles sociales y la autoestima. Así,
rían de una cultura a otra. En primer término se podría poner la
en los campos de concentración, a los internos les quitaban
importancia que cada grupo social confiere a un ave determinada.
los zapatos durante la noche, no solo para evitar su evasión,
En su valoración, se toman en cuenta su tamaño y colores, su vue-
sino también porque. sin ellos, se sentían desechos humanos,
lo, sus hábitos alimenticios (un ave que come carroña difícilmente
subhombres incapaces de ninguna hazaña. Se dijo también
será llevada a la esfera de lo sagrado, a menos que se trate de
que si a un torturador nazi se le quitaban sus grandes botas
simbolizar lo siniestro), el lugar en que habita (vivir en las cum-
y se le ponían pantuflas, quedaba convertido en un tigre sin
bres, como el cóndor o el águila, concita admiración, por el nexo dientes ni garras, que solo puede acariciar con las manos y dar
que la altura establece con lo sagrado). El quetzal, el papagayo, el
húmedos besos con la boca.
loro, la gana, el tucán y el águila, por ejemplo, adquieren valores En este apartado no nos referiremos a las indumentarias
simbólicos que si bien se sostienen en lo estético, lo trascienden. que se colocan los individuos para transfigurarse en el rito
Los colores y las formas de las plumas son determinantes en la asumiendo la identidad de un personaje mítico. a las cuales
producción del sentido, pero aquí cuenta mucho cómo se relacio- caracterizamos como la tercera piel, que es —como la llama
nan las plumas entre sí y con las estructuras (tejidos. cañas) en
179
178
TEORIA TRANSCUOURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. EL CUERPO

Escobar— la piel de los dioses o para los dioses. Tampoco tra- del sexo (un hombre y una mujer casi nunca visten igual), la
taremos aquí la piel del disfraz y el travestismo cultural, a la edad (un niño no viste como un adulto), el estado civil (en mu-
cual se definió como una cuarta piel. Abordaremos tan solo las chas culturas, las mujeres solteras, casadas o viudas visten de
prendas y adornos que se colocan las personas sobre el cuerpo, un modo diferente), los oficios que desempeñen las personas,
no para huir de su identidad personal, sino para afirmarla en su clase social o casta, las jerarquías políticas y religiosas, o la
las diversas instancias de la vida social, incluyendo la partici- pertenencia familiar, clánica y comunitaria. Ciertas actividades
pación en ceremonias que no impliquen una sustitución de per- exigen también una determinada indumentaria. Quien va a la
sonalidad. La hija de santo que baila en el ritual del candomblé guerra, se viste de un modo especial, al igual que quien prac-
en un terreiro de Bahía lo hace primero con ropa de bahiana, la tica un deporte o sale de caza y pesca.
cual, si bien difiere de la que usa en su vida diaria, no la des- Lo extracotidiano se acerca bastante a lo ritual, pero sin
poja de su identidad, antes bien la afirma, definiéndola como confundirse con ello. El poder político y religioso suele recurrir
la sacerdotisa que es. Una vez producido el trance de posesión, a vestimentas diferentes en los momentos especiales, más lu-
recién entra a jugar esa tercera piel, pues ya no será una hija josas y cuidadas que las que visten diariamente. Todas estas
de santo, con un nombre y una identidad determinada, sino la situaciones especiales están en alguna medida ritualizadas,
deidad que ha entrado en ella. Por eso es retirada por sus com- por los estereotipos de comportamiento que establece la cultu-
pañeras a un vestuario, donde se le colocarán la indumentaria ra, y en algunos casos configuran verdaderos ritos, en los que
y los adornos emblemáticos del orixá correspondiente. el individuo potenciará su identidad, vistiéndose y adornándo-
Casi nunca un hombre o mujer usa la misma indumenta- se de un modo mejor, sin apelar a signo alguno que lleve a la
ria en las distintas instancias de su vida, pues desde el punto dilución de su identidad con miras a asumir temporalmente
de partida se puede hablar de dos ámbitos bien diferenciados, otra. En el espacio extracotidiano, la segunda piel busca mos-
el cotidiano y el extracotidiano. En el campo de lo cotidiano, la trar la verdadera cara del individuo, que los trajines cotidianos
persona que no piensa salir ese día de su casa puede descuidar y la vida doméstica suelen desdibujar. Para ello, el cuerpo se
por completo su indumentaria. Si espera una visita, se vesti- redibuja, enfatiza sus atributos esenciales, por sentir que real-
rá de un modo convencional, cuidando más su aspecto cuanto mente es eso o para representar el rol social que le corresponde
más importante sea la persona que viene. Y cuando debe salir o pretende asumir.
a la calle, dependerá también de lo que deba hacer. Si se trata Antes que nada, la indumentaria debe responder a crite-
tan solo de ir de compras, no vestirá igual que si debe acudir rios de realidad, que tienen que ver fundamentalmente con la
a una entrevista relevante para su futuro. Por lo general, los necesidad de adaptarse al clima y el medio físico, y también
cargos políticos y religiosos imponen indumentarias especia- con la actividad que se quiera desempeñar. Las selvas tropica-
les, tendientes, por un lado, a identificar a las personas con les incitan a la ligereza de ropas, porque el medio las destruye
ellos, y por el otro, en el caso de las indumentarias y adornos o torna incómodas, y, en todo caso, se buscan elementos resis-
lujosos o vistosos, a hacer creíble y respetable el poder. tentes para proteger el sexo u otra parte del cuerpo. Las monta-
Cabe señalar que si bien habrá siempre un margen de li- ñas frías llevan a elegir indumentarias de lana, que abriguen
bertad para el individuo al elegir la tela, el color y el diseño de bien. En las llanuras heladas se suelen usar gruesas pieles
su indumentaria, así como el tipo de adornos, la cultura suele de animales, ya sea con los pelos hacia adentro (tehuelches),
regularla bastante, hasta el punto de que en ciertos casos no se hacia afuera (selk'nam) o curtidas. Otro principio de realidad
puede usar una indumentaria diferente de la establecida. Las está fijado por el tipo de materias que proporciona el medio
pautas sociales sobre la indumentaria se organizan en función para fabricar indumentarias. En el Chaco, el algodón, cuando
180 181
TEORIA 'RAN!CLL - U?At DE LAS ARTES VISUALES IV. a CUERPO

impermeables, sino también, o sobre todo, con la posibilidad


1de acceso a ciertas materias primas, cuando no con la intro-
ducción de prendas realizadas por otras culturas (pantalones
traídos por los comerciantes, que reemplazan a los faldellines,
por ejemplo). Sobre dicha base material, entra a jugar lo esté-
tico. A menudo las pautas de este tipo se abroquelan en la in-
dumentaria tradicional, cerrándose a la belleza de lo nuevo, lo
cual lleva a considerar de mal gusto las prendas introducidas.
A causa de esto, en muchas comunidades veremos que esas
prendas foráneas se usan en la vida diaria, por su carácter
práctico o seductor, pero no en las situaciones extracotidianas,
dominadas no solo por las pautas tradicionales de la cultura,
sino también por su estética clásica. A menudo interfieren asi-
mismo en el plano político, pues las nuevas prendas son vistas
como un signo de sometimiento a una dominación foránea, por
lo que solo tendrán valor estético para el sector de la sociedad
que comulga con la misma ideología, impulsando el proceso
aculturativo.
Sorteadas estas consideraciones de tipo material, el pla-
no principal que se despliega es el social, o sea, el relacionado
con la identidad de las personas, que ya vimos. Las prendas
y adornos, antes que nada, transmiten información sobre un
individuo, a tal extremo que, en ciertos casos, casi todo puede
estar escrito en ellos. O sea, la fórmula primaria lleva a unir
la necesidad de sobrevivir en un medio determinado con la de
identificarse socialmente. Lo estético opera a menudo en los
bordes de esas necesidades, a fin de reforzarlas, pero suele
Segunda piel: Mujer inglesa en Sudáfrica, a principios del siglo xx.
Su indumentaria londinense no solo desentona por completo con
también desplegarse con gran fuerza, hasta el grado de que se
el medio y el clima, sino que afirma su carácter dominante frente puede pensar que solo busca complacerse en sí mismo. Estos
a las mujeres nativas, por lo que adquiere una clara connotación despliegues se realizan, por lo común, en el campo extracoti-
ideológica. diano, aunque no faltan en el cotidiano.
Un plano insoslayable en lo que se refiere a la indumenta-
entró, fue desplazando a las prendas de fibra de caraguatá de ria y los adornos es el sexual, el cual se desvanece o transfiere
la indumentaria tradicional, y modificando con ello los dise- al pasar a lo que denominamos tercera o cuarta piel. La iden-
ños, pues estás no pueden ser ajenos a la materia prima. El tidad sexual puede ser vista como un modo de emitir mensa-
cambio de indumentaria, que en mayor o menor grado afecta
a todas las culturas, no tiene que ver solo con los principios
erráticos de las modas, a los que ciertas sociedades son casi
e. jes sobre el género de un individuo (vestirse y adornarse como
hombre o mujer), pero también como algo que trasciende este
tipo de comunicación social, para abrirse al terreno fascinante

182 183
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

de la seducción. Una mujer, a través de su indumentaria y ador-


nos, puede decir que es soltera o viuda y que, por lo tanto, está
sexualmente disponible, pero también embellecer esos signos
o crear otros, no ya para informar, sino para atraer y cautivar,
acto que si bien cuenta con una gran base biológica (tanto los
animales como las plantas usan los colores y las formas con
este propósito), suele, en el caso humano, apelar de un modo a
menudo desesperado, por las urgencias de las personas, a los
recursos estéticos, empezando por los que establece la cultura
con ese fin y siguiendo con los que se crean a partir de ellos.
Se podría decir, con un criterio funcionalista, que aquí lo bello
se pone al servicio del instinto de reproducción. Pero a veces la
belleza se muestra ocultándose, como en el caso de las mujeres
rashaida de Eritrea, quienes asignan al velo un gran valor
estético, pues el rostro cubierto sugiere, colma de enigmas la
presencia femenina. Esto cobra mayor fuerza al ir sus ojos des.
tapados, lo cual fortalece los mensajes de la mirada.
En ciertos casos, una prenda o adorno puede tener un ex-
clusivo efecto mágico, ya sea de protección contra un enemigo
o los malos espíritus, o como propiciatorio de acciones exitosas.
Así, el cazador selk'nam usaba un tocado llamado kóschel —que
le cubría la frente y las sienes y se sujetaba a la nuca mediante
un trozo de nervadura trenzada— tan solo para tener un mayor
éxito en la caza, pues no cumplía ninguna función de protección
real de la cabeza.
Esta imagen, inspirada en el Kama-Sutra, muestra la gran re-
A menudo, esa segunda piel que es la indumentaria pue- levancia que las joyas cumplían para la casta dominante en la
de ser pintada del mismo modo en que se pinta el cuerpo, y India: hombres y mujeres, que se adornaban por igual, no se las
con iguales propósitos, o sea, social, estético, mágico, religioso, quitaban durante el acto amoroso.
terapéutico, político, etcétera. Los quillangos tehuelches que,
como se dijo, llevaban la lana hacia adentro, por fuera estaban nudo sirve para dar cuenta de la identidad social del individuo,
finamente pintados, con complejos diseños geométricos y poli- o sea, para señalar a qué linaje, clan o comunidad pertenece.
cromos que evidenciaban una intención estética, por más que Suele manifestarse también aquí, tanto o más que en el resto
esta no fuera exclusiva. Las pieles que cubrían a los selk'nam, de la indumentaria, la clase social y todo lo que puede hacer
que llevaban el pelo hacia afuera, solían decorarse con bandas sobresalir a un individuo. Los relatos maravillosos de Oriente
de pinturas, aunque no igualaban la calidad de las tehuelches. abundan en descripciones de los calzados de los personajes fi-
Las pinturas son también comunes en los zapatos, moca- nos y opulentos, y también en la sociedad occidental un buen
sines, zuecos y toda prenda destinada a proteger los pies, lo que zapato es una marca importante de distinción, aspecto que la
está mostrando de por sí una intención estética, aunque a me- sociedad de consumo extendió a la marca de las zapatillas.
IV. EL CUERPO
TEORIA IRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

En el otro extremo del cuerpo, en la cabellera, las culturas plumas, pinzas de cangrejo y otros elementos ornamentales.
acostumbran también tatuar signos y elementos que funcionan También se adornaban la barba, atándose el rabo de un perro
como una segunda piel. A veces, como es frecuente en el África salvaje o una concha blanca.
negra, los cabellos pasan a ser la materia prima de verdade- Si el esplendor de una civilización puede advertirse en la
ras obras de arte, pues se los tiñen o decoloran, les entrelazan indumentaria, más se lo ve en los adornos, y especialmente en
caracoles, plumas, piezas de metal, tejidos de lana o fibras, las joyas. ¿Qué sería de las más altas culturas de Oriente sin
se quiere aludir al lujo
trozos de cuero y otros tipos de adornos. Michel Leiris destaca ellas? Cuando en Las mil y una noches
el gran refinamiento del peinado peale, tanto masculino co- proverbial de los personajes reales o nobles, se describen sus
mo femenino. Los bosquimanes se untan los cabellos con una joyas, signo de riqueza y también de esplendor y refinamiento.
mezcla de ocre rojo y grasa, de modo que el cráneo queda cu- Los adornos más vistosos suelen ser los collares —que común-
bierto por un casco casi rígido. Los hombres estiran a menudo mente lucen en el pecho las mujeres, aunque también suelen
sue ralos mechones para fijar en ellos colas de liebre, plumas, llevarlos los hombres—, y luego las gargantillas, los brazaletes,
botones de metal y otros objetos que consideran preciosos Los las ajorcas de los tobillos, los aros y colgantes de las orejas, las
turkana de Kenia mezclan su cabellera con barro, modelando orejeras y narigueras, las vinchas, coronas, diademas y bandas
un casquete que modifica la forma de su cabeza, convirtiéndo- de plumas, los penachos, los prendedores que se ponen en la
la en una escultura viva que luego pintan con gran delicadeza. ropa, las piedras preciosas o semipreciosas que se fijan a los
Acaso el ejemplo más sorprendente en este sentido que registra trajes lujosos como elementos permanentes, los hilos de oro y
la literatura etnográfica es el de los guerreros schilluk del Nilo de plata. O sea, la mayoría de los adornos van sobre la piel,
Blanco, que no solo levantaban con barro su cabellera, dándole como una extensión de ella, aunque hay otros que se fijan de
la forma de una cresta de gallo, sino que en ciertos casos usa- un modo transitorio o permanente a la indumentaria. De to-
ban peinados monumentales que llegaban a demandar años de das maneras, ambos órdenes caen dentro de lo que llamamos
trabajo y podían alcanzar un metro y medio de diámetro. La segunda piel. Algunos adornos cumplen una función social, al
intención estética resulta aquí innegable, pues se alza sobre emitir mensajes identitarios, pero la mayor parte responde a
las otras funciones que esta «obra» puede llegar a tener. Lo una intención estética y procura deslumbrar, seducir, atraer.
que salta a la vista de un observador externo es más bien la La forma, el color y la calidad intrínseca de los materiales pro-
ducen un efecto mágico. por el cual las virtudes de la joya o
disfuncionalidad de este arte en la vida cotidiana, y también
su carácter insalubre, por las irritaciones y enfermedades que adorno se trasladan a la persona, y es esta en definitiva quien
acarrean a la piel. Las pequeñas figuras de arcilla de Valdivia, brilla por medio de los metales y piedras preciosos, de las for-
mas y los colores, quien se distingue entre la multitud y debe
una de las más antiguas culturas americanas, se destacan por
sus preciosos tocados. Las macrofotografías de ellas muestran ser elegida, aceptada. exaltada.
los detalles de un arte cuyo simbolismo en gran medida se des-
conoce. Son también célebres las hermosas pelucas esculpidas 6. las máscaras
Las máscaras existían antes de que el hombre aprendiese a culti-
que usan las tribus de las zonas altas de Papúa-Nueva Guinea.
var la tierra, como lo muestran las pinturas rupestres de Tassili,
Los australianos fueron igualmente maestros del arte capilar,
en el Sahara argelino, donde ya se ven personajes enmascarados.
empolvándose los cabellos con ocre rojo y grasa. Los habitan-
Por la alta expresividad que puede alcanzar, la máscara constituye
tes de Queensland, reporta Franz Boas, se ponían cera en los
un espacio privilegiado del arte, aunque se talle normalmente en
cabellos, los que brillaban así a la luz solar como si estuvie-
función ritual, para representar a un espíritu o personaje mítico.
ran barnizados, y en los bucles viscosos se colocaban musgos,
187
186
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES IV. EL CUERPO

A través de ella se establece la unión entre el arte y el mito, entre Entre los afikpo del sudeste de Nigeria, la palabra ihu de-
el objeto y el sujeto que lo porta, al que transfigura. Asociada signa cara y máscara a la vez, señala Simon Ottenberg, y las
a su soporte humano, puede ser comparada con una escultura ceremonias con máscaras se separan de otras formas de arte,
en movimiento, aunque abrir un juicio puramente estético sobre como una unidad máscara-danza que integra las artes plásti-
ella implica, de hecho, sacarla del espacio de la representación cas al arte del cuerpo y de la representación. La diferencia en-
y convertirla en presencia pura. Claro que esta lectura no tiene tre rituales enmascarados y sin máscara es allí tajante. Este
por qué impedir otras que permitan apreciar en qué medida su pueblo considera la máscara como la más alta expresión de su
fuerza expresiva potencia el ritual. La indagación en las cultu- arte, y quienes las tallan se organizan en sociedades secretas.
ras nos dice que las máscaras pueden ser ambas cosas, según el El secreto y el misterio que rodean su producción se extienden
momento, la función y la mirada que se les arroje. O sea, detrás a los enmascarados, es decir, a los danzantes. Nadie puede
de una máscara puede haber una persona que, por medio de ella, quitarse la máscara en público, y una vez usada, se guarda
representa un personaje, pero también puede no haber nadie, ser en sitios solo accesibles a los miembros de la sociedad secreta,
solo una abstracción, en cuyo caso jugará el papel de enmascarar quienes la utilizan solo en sus propias actividades. Al colocar-
el vacío, haciéndonos creer que hay algo detrás. Es decir, simula se la máscara, el danzante se transforma en un espíritu, ad-
una disimulación, sugiere una profundidad, y esto le sirve para quiriendo de inmediato cualidades sobrenaturales."
disimularse a sí misma como superficie. tomándose de algún Por su parte. Michel Leiris afirma que las máscaras son
modo invisible. Si desde el punto de vista ritual resulta de fun- casi siempre accesorios de la danza y no adquieren su verdade-
damental importancia saber qué personaje representa la másca- ra figura en cuanto obras aisladas y estáticas, sino como piezas
ra y no quién la porta (esto último puede ser fatal para el rito). de un atuendo ritual integrado a los movimientos del portador.
y desde el ángulo de las artes de la representación cobra relieve De un modo convergente, Ottenberg habla, refiriéndose a los
saber quién la porta, o sea el artista que produce el espectáculo. afikpo, de una estética del movimiento, para diferenciarla de
desde el punto de mira estrictamente plástico no importan la la occidental, signada por la quietud. Las máscaras y trajes
persona ni el personaje, sino esa superficie que tiende a escon- no son percibidos como objetos aislados, sino integrados a algo
derse a sí misma como objeto poseedor de una forma de alto valor vivo, un living art. Sustraerlas del ritual para inmovilizarlas
estético y un sentido que puede escindirse de los que correspon- sería quebrantar el canon de esa estética, que privilegia la ac-
den al personaje representado y al artista que lo representa. ción, concentrando los sentidos en el movimiento, en lo diná-
Eugenio Barba, desde la óptica particular del teatro, ve mico y no en lo estático.
en la máscara una forma extrema de dilatar la cara del actor, La máscara, en el rito, tiene la función deliberada de su-
dramatizándola con la apelación a un rostro provisorio e inmó- primir la identidad de la persona que la lleva, ya que la iden-
vil. Al recurrir a ella, el actor se sentirá utilizando un cuerpo tidad del cuerpo se manifiesta fundamentalmente por la cara.
decapitado, por haber renunciado así a las posibilidades ex- Cubrir el rostro es borrar la identidad, pero no como quien
presivas propias de la musculatura facial. Con ella desaparece juega a no ser nadie durante un tiempo. sino como paso pre-
la enorme riqueza del rostro y se crea una fuerte resistencia vio a la asunción de otra identidad, por lo común vinculada
entre el rostro fingido y la mente del actor, la que difícilmente al orden sagrado. El trance. los alucinógenos, las bebidas o el
logrará aceptar una fijeza que lo relaciona con lo muerto." poder de la sugestión colectiva llevarán a menudo al individuo

"' Cf. Eugenio Barba y Nicola Savarese: El arte secreto del actor. Diccionario s' Ver Simon Ottenberg: Mashed Aireada of Afikpo. The Context of an
de antropología teatral. Ediciones Marcos. La Habana, 2007: p. 237. African Art, University of Washington Press, Seattle. 1975.

188 189
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. EL CUERPO

a olvidarse por completo de sí mismo y ser, durante un tiempo, como en el caso de los dan de Costa de Marfil, simbo-
vital,
el dios o personaje mítico que la máscara indica, aunque él, por lizada en los labios, hacia los que las líneas convergen para
cierto, no ve la máscara, pues siempre la lleva para los otros, • untalar el soplo o aliento, también relacionado con el poder
para convencer a los participantes del acto sobre la presen- generador de la palabra.
aP
cia del ser sobrenatural. Quien porta la máscara se siente ese En las máscaras africanas no hay sitio para la risa, pues
ser, y no precisa mirarse para convencerse. Algunos autores nada tienen que ver con el espíritu festivo que anima a las
señalan, no obstante, que en varios casos la máscara facilita máscaras de Europa y la América mestiza. Tampoco se propo-
el trance de posesión, ayudando al danzante a transfigurarse nen, salvo excepciones, despertar terror. Lo que predomina en
en el personaje que quiere encarnar, aunque en otros casos ellas es una amarga ironía, una expresión de hondo contenido
puede servir para lo contrario, o sea, para evitar el trance no dramático y gran efecto estético, por más que dichos gestos no
deseado con la fuerza vital que concentra, capaz de engañar aludan a estados emocionales precisos. Su abstracción, la sín-
a los espíritus y a todo aquello que amenaza al danzante y tesis de lo humano que parecen perseguir, no se logra por una
al orden social. Refiriéndose a las máscaras dogon, Marcel apelación a la geometría, sino con ojos carentes de mirada, por
Griaule señala que los danzantes son poseídos por el espíritu lo común huecos, que parecen arrastrarnos a los trasfondos
de la máscara, a fin de que puedan así cumplir su rol: asegu- más oscuros del alma.
rar la relación entre los vivos y los muertos. Cuanto más bella En la cultura chiriguano-chané del Chaco, al igual que
e impresionante es la máscara, mejor se cumple esta función. en la dogon, las máscaras principales, llamadas Atft ndéchi,
-

La intensidad que alcanza el rito, por otra parte, aleja de la representan a los antepasados, aunque sin ser mudas. Son an-
mente de los participantes la idea de que detrás de la máscara tropomorfas y tienden a la abstracción por medio de la geome-
hay un simple mortal, una persona conocida. tría y el expresionismo. Se pintan de blanco, que es el color de
Como mismo se dijo a propósito del teatro, al apelar a la los muertos. Las máscaras zoomorfas que se hacen también
máscara, la persona se priva de la posibilidad de expresarse presentes en el conocido ritual del Areté guazú manifiestan
con los recursos de la gestualidad facial y entra en el terreno de una clara intención realista, pero no faltan en ellas elementos
lo que llamamos tercera piel. O sea, borra su propio rostro para fantásticos. Estas últimas representan a los espíritus tute-
asumir otro, por lo común rígido y estereotipado, pues la más- lares de los animales, quienes obstaculizan el regreso de los
cara no puede expresar más que un gesto. Lo estático de esta antepasados, que vienen anualmente a bailar con los vivos,
imagen suele ser contrarrestado con el dinamismo de la danza a compartir por unos pocos días un tiempo y un espacio co-
y los movimientos del cuerpo y las extremidades. También con munes. Aunque también suelen cumplir en esta fiesta otros
le voz, la que se imposta —asordinándola, ampliándola y dán- simbolismos, como la lucha entre el jaguar y el toro, que es el
dole otras resonancias artificiales— para tornar más verosímil combate entre la cultura española y la indígena. Invirtiendo
al personaje que se encarna, o simplemente para no ser reco- los términos de la realidad, triunfa siempre el jaguar, o sea, el
nocido, como en el caso de la máscara carnavalesca. Claro que conquistado. Al final, todas las máscaras deben ser destrui-
hay también máscaras mudas, como las del África Occidental. das, para que los espíritus de los muertos puedan regresar
En los ritos funerarios de los dogon, las máscaras representan a su morada, que es el árbol conocido como palo borracho o
a los muertos, constituyendo el soporte de su fuerza vital, pero yuchán. Cabría añadir aquí un tercer tipo de máscaras, que
quienes habitan en dicho dominio no pueden conversar con los caracterizan a algunos otros personajes del mundo simbólico.
vivos, sino tan solo expresarse con la danza, ciertos gestos pau- Hay veces en que las máscaras no borran la cara de las
tados y gritos especiales. También pueden expresar la fuerza personas para imprimirles un rostro de gesto estereotipado,
190 191
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
F IV. EL CUERPO

sino una no-cara. La identidad abandona entonces todo rasgo a sociados con la muerte y los malos espíritus. En la guerra,
facial para cifrarse en otros elementos, como tejidos, cueros, asustan a los enemigos y elevan la moral de los combatientes,
plumas, etcétera. Sería el caso de la fiesta de los Anábsoros y en las fiestas protegen a los otros bailarines. Las máscaras
de los chamacoco. En ella, los hombres se cubren la cabeza de las mujeres mbwela del este de Angola y noroeste del Congo
con una bolsa de caraguatá, a la que se prenden imponentes (ex-Zaire) son solo pinturas faciales y corporales. Lo que para
adornos plumarios. Plumas cruzadas sobre la boca hacen refe- una mirada occidental serían solo cuerpos pintados, para este
rencia al inviolable secreto masculino, que lleva a las mujeres pueblo constituye el equivalente perfecto de las máscaras tras
a creer que ellos son los Anábsoros, para encubrir así su deici- las cuales se ocultan los hombres en los rituales. Prueba de
dio, ocurrido en el tiempo mítico. Nemur, el dios principal, es ello es que los nombres de las distintas «máscaras» femeninas
reconocido por la gran bolsa que cubre su cabeza y sus tocados. son los mismos que los utilizados para las máscaras masculi-
así como por sus colores negruzcos, mientras que la gran diosa nas, y son también idénticos los movimientos que les corres-
Ashnuwerta, también cubierta con una enorme bolsa y ador. ponden en las danzas.
nos plumarios, prefiere los tonos rojos. La fuerza expresiva no Hay máscaras dobles, triples y hasta cuádruples, todas
está dada aquí por el gesto de la máscara, y ni siquiera por de carácter antropomorfo o que combinan hombres con ani-
el ligero horror que produce una fría abstracción, sino por la males, como las máscaras dobles de los nahuas del estado de
ausencia misma de expresión facial, que en el ritual se torna Guerrero (México). Hay máscaras que sitúan una falsa cabeza
estremecedora. Porque si la máscara, al igual que la cara a por encima de la cabeza del danzante, sostenidas por un largo
la que reemplaza, es un espejo del alma, que da cuenta de los cuello, o complicadas estructuras cargadas de símbolos, como
vendavales que la sacuden, la ausencia de máscara está indi- algunas máscaras dogon, que llegan a medir cuatro metros de
cando que todo puede ocurrir. altura. El danzante enmascarado puede elevarse del suelo con
Lo anterior nos permitiría clasificar las máscaras en: zancos, o extender sus brazos mediante aditamentos. Cons-
a) expresivas, b) inexpresivas (las geométricas, las de gestos trucciones como estas hacen decir a Malraux que la máscara
neutros y pura intención simbólica), y c) esas falsas másca- africana no es la fijación de una expresión humana, sino una
ras que presentan una no-cara. Otra manera de clasificarlas aparición. Existen, por último, las máscaras de grupo, como las
es por lo que representan: a) dioses y espíritus, b) personajes de la cuenca del río Sépik, en Papúa-Nueva Guinea, las cuales
legendarios y míticos, y c) animales. Jean Laude, en Les cris son grandes armaduras de madera, con forma de pescado o
de l'Afrique Noire, las divide en cuatro categorías, a saber: cocodrilo, de hasta siete metros de largo y cuatro de alto, lle-
a) máscaras informales, confeccionadas con fibras, hierbas, vadas por varios hombres (suelen llegar a veinte), a los que solo
hojas, tejidos, etcétera; b) máscaras que se limitan a cubrir la se les ve las piernas. Dichas máscaras son la personificación
cara; c) máscaras que llevan aditamentos que cubren el pecho: de un ancestro totémico.
y d) máscaras que cubren todo el cuerpo, sin dejar nada visi- Numerosas culturas precolombinas utilizaron máscaras
ble, convirtiendo así al danzante en una especie de escultura Para representar a dioses o sacerdotes, o para cubrir el ros-
viviente. tro de los muertos. En México las tuvieron los olmecas, teo-
Hay también máscaras que cubren todo el cuerpo sin ser tihuacanos, mayas, mixtecas y aztecas, entre otros pueblos.
objetos artísticos ni indumentarias especiales, como las más- En las máscaras olmecas, las más antiguas de ese país, no
caras de barro de los bailarines del Valle de Azaro, de Pa- Predomina el realismo, sino la abstracción geométrica y el ex-
púa-Nueva Guinea. Están hechas con una arcilla de color gris presionismo. En el Perú se las encontró en Chavín, Paracas,
pálido que recubre toda la piel. Son los «hombres de lodo». Chancay, Wari, Moche, Vicus y los centros ceremoniales de

192 193
IV. EL CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

los incas. Sus materiales fueron de todo tipo: piedra, metal, raburlar los códigos sociales. Esta máscara relacionada con el
barro, arcilla, hueso, piel, plumas, madera, cortezas, raíces y juego y el disfraz se revela más pobre desde el punto de vista
fibras vegetales. estético, y ocupa un escaso sitio entre las obras de arte.
En Argentina, las máscaras que presentan acaso mayor Tampoco suele alcanzar mayor relevancia artística la
interés son las que utilizaron los selk'nam en el Hain, ceremo- máscara teatral, mero objeto escénico que sirve al actor para
nia a la que ya nos referimos en reiteradas oportunidades. Al representar un rol. Cabe recordar aquí el origen y papel de
igual que las de los chamacoco, eran máscaras que borraban la máscara en Occidente, relacionada justamente con el tea-
la cara sin poner otra en su lugar, y que se integraban al cuer- tro. Cuando el actor quería cambiar de personaje, cambiaba de
po de una manera armoniosa, pues las rayas, puntos y colores máscara, como una convención ante los espectadores que no
que se aplicaban a este pasaban a la máscara como si ella fue- implicaba una verdadera transfiguración en términos ritua-
ra una extensión del pecho. Las preparaban, nos dice Anne les. Esa máscara le permitía, además, ampliar y estereotipar
Chapman, con mucho esmero, de piel de guanaco o corteza de la voz. O sea, el actor representaba un papel, no encarnaba un
árbol, ornándolas con pinturas de dibujos simbólicos y relle- personaje, como ocurre en el rito. Faltaba esa transfiguración
nando algunas de pasto y hojas para darles más volumen. Las por la vía del trance que se da en algunas manifestaciones del
había de dos clases. Una, llamada tolon, era de forma cónica y teatro contemporáneo, que indaga en la base antropológica de
tenía unos setenta centímetros de largo. Se sostenía con am- este arte. No obstante, en ciertos casos, las máscaras teatra-
bas manos a la altura de las orejas, y poseía hendiduras para les pueden ser asimiladas a las del rito y estar cargadas de
los ojos. La otra, llamada asi, era una simple capucha de cuero belleza expresiva en lo plástico, como las máscaras de madera
rellenada con algunas hojas y un poco de pasto, para darle policromada de Bali, las de los wayang de Java y las del teatro
una forma más bien redonda, que estaba muy pegada a la ca- N& de Japón.
ra. Cubría la cabeza enteramente y se la sujetaba por atrás.
Tres pequeños orificios permitían ver y respirar. Los dibujos 7. El cuerpo en la historia de Occidente
y colores de la pintura variaban de acuerdo con el cielo al que Para hablar de la historia del arte europeo habría que re-
pertenecía el espíritu que los hombres encarnaban, pues lejos mitirse al Paleolítico, a las pinturas rupestres de las cuevas
de actuar o representar un drama para engañar a las mujeres, de Altamira, en el norte de España, y Lescaux, en la región
revivían el tiempo mítico. Chapman coincide plenamente con francesa de La Dordogne, las cuales, en colores terrosos, ocres
esto, que al parecer no percibió el sacerdote alemán Martin y negros, muestran bisontes, caballos y otros animales en lo-
ca carrera. En lo que respecta al cuerpo humano, se cita, por
Gusinde en su clásica obra."
Claro que existen también otras máscaras que nada tie- no tener parangón, el desnudo femenino, de tamaño natural,
nen que ver con las profundidades del mito, pues se realizan en grabado en la gruta de La Madelaine, en el departamento de
función de simples juegos carnavalescos y se utilizan en ellos. Tarn, Francia. Pero cuando se hace referencia a la civilización
Son las máscaras que complementan los disfraces, y que no occidental, se parte de los griegos, que no solo desarrollaron
pretenden sugerir profundidad alguna ni persiguen una trans- un arte excepcional, sino que teorizaron también sobre una se-
figuración. El sujeto que las lleva no se siente otro, pero simula rie de problemas filosóficos vinculados a él, constituyendo los
ser otro, esconde su identidad para actuar más libremente, pa- más antiguos antecedentes de lo que, con el tiempo, sería la es-
tética. La concepción griega del arte exalta la belleza natural,
colocándola por encima de la belleza artística. La naturaleza
Cf. Anne Chapman: Los selkham. Lo vida de los ovas. Emecé. Buenos
25
es perfecta. y la tarea del arte es remedar, en la medida de lo
Aires. 1986; p. 132.
195
194
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. EL CUERPO

posible, esa perfección. El cuerpo humano, expresado especial- Los gestos son humanos, sensibles, bellos, y expresan también
mente por la escultura, pasa a ser el principal objeto de esta las más nobles cualidades interiores, como bondad, templanza,
búsqueda que se perfila ab initio como laica, pues aunque in- inteligencia, serenidad y sabiduría. En el Discóbolo de Mirón,
corpore a los dioses y personajes de su mitología a la galería de realizado a tamaño natural hacia el año 450 a.C., se percibe el
sus héroes y atletas iluminados por una gran paz interior, no dominio del movimiento que había alcanzado ya la estatutaria
se subordina a las necesidades del culto ni se deja dirigir por griega, al igual que en el Poseidón, que data de la misma épo-
las castas sacerdotales y el poder político. Por eso hay quien ve ca. En la Venus de Milo, tallada en el siglo u a.C., podemos ver
en estos comienzos el antecedente más remoto de lo que, mile- esta sorprendente armonía; así como en muchas esculturas de
nios después, se llamaría «autonomía del arte». No solo fue un cuerpos masculinos, donde el desarrollo muscular y la fuerza
arte libre, sino que alcanzó en muy poco tiempo una perfección física que trasuntan no van en desmedro de la espiritualidad,
insuperable desde la perspectiva del naturalismo que signó su sino que parecen reforzarla. Alejandro Magno llega al curso
apuesta, en cierta forma influenciado por el antiguo Egipto, ci- superior del río Indo a fines del siglo tv a.C., dejando allí la se-
vilización que en una fecha tan remota como 1360 a.C. produjo milla del modelo escultórico antropomorfo heleno, que se uni-
la escultura de la reina Nefertiti, célebre por su elaborado rea- ría luego con la iconografía local para cristalizar en la fuerte
lismo. Aunque con un grado menor de perfección, el naturalismo imagen de Buda.
egipcio se remonta a la cuarta dinastía, hacia el 2500 a.C., con Algunas esculturas de Roma logran mantener este esplen-
esculturas como las de la princesa Nafrit y el rey Chephren. dor, pero el espíritu pagano, de exaltación de la vida y la belleza
Esta última, exhibida en el Museo de El Cairo, fue tallada en del cuerpo, será a la postre vencido por el cristianismo, cuando
diorita a tamaño natural. En la Dama de Auxerre, una de las esta doctrina igualitaria dejó las cavernas para convertirse en
más prestigiosas esculturas que conserva el Louvre, hallada la religión oficial del Imperio, así como en la ideología de su
en Creta y datada a mediados del siglo vu a.C., aún se percibe expansión y afianzamiento. Si bien una parte de la escultura
claramente la influencia egipcia en la sobriedad general de la romana siguió exaltando a los dioses y héroes mitológicos, otra
figura, los pies juntos, la rectitud y estilización del cuerpo y la se rindió, no a la religión oficial anterior al cristianismo, sino
inequívoca peluca. En la forma cilíndrica de la Hera de Samos, al poder político, introduciendo para ello el arte del busto y de
realizada un siglo después, vemos la influencia mesopotámica. las cabezas, es decir, la fragmentación del cuerpo, cuya finali-
Expresa más vitalidad que la anterior, pero las formas, apenas dad era representar a emperadores y personajes distinguidos.
esbozadas, parecen vacilar todavía en la afirmación plena del En realidad, el busto es una invención del Antiguo Imperio, en
cuerpo. El Apolo de Piombino, del siglo v a.C., aunque sin al- Egipto. La imagen más remota que se registra es la del príncipe
canzar aún una gran sensualidad en sus formas, ya reproduce Ankh-hat, de Gizeh, esculpida en piedra caliza y a tamaño na-
con perfección la figura humana. Su cuerpo, si bien de múscu- tural hacia el año 2520 a.C. Si bien los bustos y cabezas siguen
los firmes, acerados, carece de la robustez que caracterizará patrones naturalistas, parten de la abstracción del resto del
a la escuela doria, al resaltar los músculos de un modo que cuerpo, que debe ser imaginado libremente por el observador,
no busca copiar un modelo de carne y hueso, sino construir ya que no hay elementos ciertos que lo prefiguren. Uno de los
un cuerpo paradigmático. Se dice por eso que los griegos no mayores logros de los griegos, la gran armonía y proporcionali-
eran tan bellos como las esculturas que dejaron. Pero dicha dad entre las distintas partes del cuerpo, se pierde en este tipo
belleza no se limitaba a representar un modelo físico cifrado en de esculturas. Pero las que muestran la totalidad del cuerpo
las proporciones del cuerpo, el movimiento de las líneas y los raramente alcanzan la nobleza y libertad espiritual de las griegas,
detalles, sino que logró un notable equilibrio con lo espiritual. pues la belleza humana parece ceder al aura del poder, como si

196 197
IV. EL CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

la figura, para trascender, precisara de un poder terrenal, y evidarse de él, tomarlo solo como la cárcel temporal del alma,
no ya del poder sobrenatural de los dioses, común en muchas ue es inmortal y aspira a un paraíso donde el cuerpo tampo-
culturas pero rara vez remarcado por los griegos, para no ale- o tendrá un lugar de privilegio, pues su belleza es asociada
g
jar a estos de los hombres, dada su fuerte inclinación a vivir al pecado y declarada superflua.
entre ellos. El Renacimiento puso fin a esta aberración, retornando
O sea, en relación con Grecia, la decadencia que muestra al ideal clásico de belleza, concebido como integridad y armo-
la escultura romana, dada por la menor variedad de actitu- nía. Entre los arios 1300 y 1600 las formas corporales se pa-
des y la falta de profundidad de la expresión, así como por su ganizaron y sensualizaron, según los cánones grecolatinos. La
acercamiento al poder político. conlleva también un empobre- burguesía en ascenso apoyará un nuevo intento de autonomía
cimiento de la concepción del cuerpo, que no navega tanto por del arte, cifrado en un espíritu laico. El cuerpo humano es re-
los arquetipos en su afán de copiar un modelo concreto, que se cuperado en la escultura, los frescos y la pintura de caballete.
debe seguramente a un encargo bien pagado. No estamos ya No obstante, el desnudo no fue visto con buenos ojos, como lo
ante la exaltación de un ideal físico y moral del ser humano, pone de manifiesto el problema que tuvo Miguel Angel al pin-
sino en un campo menos ambicioso, donde empieza a diluirse tar la Capilla Sixtina. Para reimponerse, tendrá que esperar
la sorprendente autonomía de los comienzos. Las esculturas hasta el siglo xvii, cuando Peter Rubens pinta sus mujeres de
de cuerpo completo no abundan, pues desde el siglo ti a.C. al carnes exuberantes. Pero fue una explosión a la postre contro-
siglo u d.C. la escultura se centrará en los relieves de carácter lada, pues a medida que la clase burguesa dejaba el llano para
histórico que decoran los edificios conmemorativos, donde la acceder al poder, fue sometiéndose otra vez al control eclesiás-
búsqueda de la belleza cede al afán ilustrativo de los aconteci- tico y la moral cristiana, tanto por el lado católico como por el
mientos que estos «cuadros esculpidos» persiguen. protestante. Las presiones de la Inquisición tuvieron mucho
Aunque sin llegar al extremo del islamismo, el cristia- que ver con esto, así como la austeridad y el puritanismo de la
nismo, ya convertido en religión oficial del Imperio, descon- Reforma. Pero no solo no se regresó a lo medieval, sino que no
fió de las imágenes y solo alentó las que podían servir a la faltaron pintores y escultores que exaltaran el cuerpo, dentro
tarea de la conversión de los pueblos conquistados. El cuer- de los cánones del naturalismo. En los tiempos de la Revolución
po humano quedó de hecho reducido, en lo escultórico, a las francesa y el Imperio, la escultura tendrá otro gran momento
piadosas y muy vestidas imágenes de los santos y vírgenes, y con el neoclasicismo, como lo muestran las figuras de cuerpo
en lo pictórico, a figuras igualmente cubiertas y entregadas al completo del veneciano Antonio Canova (por ejemplo, su obra
éxtasis místico, cuando no al sacrificio por mantener la fe. El amor de Psique, de 1793, que se conserva en el Louvre) y
Los músculos fueron desapareciendo, tapados por la ropa y otros artistas que, al igual que él, se acercan al nivel de los
eliminados por la intención del artista. Esto abrió el camino griegos, por la perfección naturalista de las formas y la belleza
a la pintura medieval, que muestra cuerpos larvados, casi in- expresiva.
materiales, como hechos solo para sufrir, para atravesar este A partir de 1830, el Romanticismo continuará esta bús-
duro valle de lágrimas con el único afán de encontrar pronto queda, aunque sus buceos en las oscuridades del alma lo lleva-
la vida eterna. Pocas veces en el mundo se llegó, por la de- rán en muchos casos a exaltar a esta en detrimento del cuerpo,
gradación del naturalismo inicial, a una negación semejante rompiendo
rarse , equilibrio
l i o qdueelso griegos en adicho specto.a dDebe
e raitaalid la .
de la belleza del cuerpo humano en un intento de potenciar ea
aclararse, no eg u
obstante, se trata sespiritualidad lai-
una espiritualidad enfermiza. El cuerpo, se sabe, es carne, ca, que no cree en la inmortalidad del alma y se conmueve jus-
ca,
materia vil condenada a desintegrarse pronto, y es preciso 01- tamente por los res p1 andores efímeros de la belleza, que solo

198 199
TEORÍA 1 RANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
IV. EL CUERPO

el arte puede registrar, pues los dioses no les dan importancia


alguna. La oscuridad, en el Romanticismo, suele traducirse en Con la Revolución industrial, el cuerpo, esa carne tan
tristeza y sufrimiento, cuando no en figuras atormentadas. Con despreciada por el cristianismo, dada su predisposición al pe-
todo, también sabe exaltar la alegría de vivir, como lo prueba cado, se convertiría en fuerza de trabajo al servicio del capital.
La danza, conjunto escultórico de Jean-Baptiste Carpeaux, Jornadas de hasta dieciséis horas barrían de él toda libido,
esculpido en 1869. La pintura romántica es menos naturalis- pues el tiempo «libre» solo podía ser usado para comer, dormir
ta que la escultura, y en vez de buscar un equilibrio entre la y trasladarse al sitio de trabajo. En condiciones tan infrahu-
belleza física y la moral, degrada, como se dijo, al cuerpo. El manas, el cuerpo se animaliza, se reduce a las funciones más
cuerpo romántico se alejará así de la opulencia de las formas, esenciales, como carne consumida por el proceso productivo.
por el sustrato idealista que anima a esta corriente. Se lo pinta
lánguido, descolorido, con escasa masa muscular y altamente 8. El cuerpo en la cultura de masas
espiritualizado. Si se lo inviste de robustez, es solo para dar A lo largo de la historia de Occidente, las corrientes de pensa-
cuenta de acontecimientos históricos violentos. Un ejemplo de miento que afirmaban el cuerpo tuvieron que enfrentarse con
esto último sería la mujer de grandes pechos del cuadro La las ideologías espiritualistas, por lo general, puritanas y mora-
libertad guiando a su pueblo (1830), de Delacroix. O sea, en lizantes, que le negaban importancia o directamente lo despre-
el Romanticismo encontramos una doble tendencia al cuerpo: ciaban. Entre la negación del cuerpo y la negación del valor de
una, que ve en su plenitud física algo que impide abordar las la vida humana no hay mayor distancia, y en dicho sentido se
tormentos del alma, y opta por empobrecerlo, dando una ima- podría estudiar también esta dialéctica en las distintas religio-
gen de debilidad y sufrimiento; y otra, que lo exalta, por lo nes de la India y algunos otros países asiáticos. En la Edad Me-
común ligada a las gestas históricas y a algunos coqueteos con dia, la Cuaresma, el tiempo sagrado por excelencia, en el cual
los motivos clásicos. el cuerpo es abolido por el luto y las privaciones, debe enfren-
Pero si bien el arte se complacía a veces con los desnudos tarse a un Carnal que se ríe de sus pompas, o al espíritu del
y la escasez de ropa al representar el cuerpo, tanto en la vida Carnaval, donde reina la alegría de vivir y la afirmación plena
cotidiana como en la esfera de lo ceremonial el cuerpo burgués se de los sentidos. Señala Baudrillard que casi todas las herejías
mostraba muy poco, en especial, el femenino, por razones de «de- medievales tenían algo que ver con las reivindicaciones carna-
cencia», pues los cánones del cristianismo nunca dejaron de regir les de una resurrección anticipada de los cuerpos frente a la
en tal sentido. Esto muestra que no siempre las libertades del rigidez de los dogmas cristianos. Desde el siglo xvnt, afirma es-
arte son correlativas con las libertades de la vida. Y si pasamos al te autor, las filosofías sensualistas, empiristas, materialistas,
cuerpo que realiza acciones de intención artística, expresándose fueron desplazando lentamente a los dogmas del espiritualismo
mediante todos sus recursos, vemos que muy poco contribuyó el tradicional. 36 Se puede decir que, hasta mediados del siglo xx,
Renacimiento a valorizarlo, ya que la mala fama de los actores, esta tendencia apuntaba a devolver al cuerpo un estatus digno,
bailarines, cantantes, acróbatas y otros artistas del cuerpo no va- eliminando las rémoras de la vieja ideología que lo veía como
rió demasiado con respecto a la Edad Media. Los pintores eran carne vil y putrescible y cárcel del alma, y también del materia-
recibidos en los salones burgueses, no así —salvo que fueran a lismo de la Revolución industrial, que lo redujo, como se dijo, a
representar un espectáculo en ellos— los bailarines y actores, fuerza de trabajo al servicio del capital. Pero, ya en la segunda
a quienes se siguió viendo como gente de segunda clase y moral
dudosa. Si un burgués se casaba con una bailarina, se producía Cf. Jean Baudrillard: La société de consommalion, Folio. París, 1997;
un verdadero escándalo social. p. 212. La edición original de esta obra data de 1970, por Éditions Denoél,
también en París.
200
201
IV. EL CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

mitad del pasado siglo, la irrupción de los nuevos medios de en los niveles de la belleza como si se estuviera en la bolsa de
comunicación, en especial, los electrónicos, fue desarrollando comercio. Las mujeres más bellas (juzgada esa belleza según
una cultura de masas que hizo del cuerpo su principal objeto los patrones del momento, que pueden variar de un año a otro)
de consumo. El equilibrio vuelve a romperse, pero ahora en y los hombres más atractivos y atléticos tendrán las mejores
sentido inverso, pues el cuerpo tiende a reemplazar al alma cotizaciones. Pero tal estatus es dificil de mantener, pues exi-
en su función moral e ideológica. El alma fue, a lo largo de la ge someter al cuerpo a una serie de prácticas sacrificiales, co-
historia, el nombre que se daba a la profundidad interior, y mo los ejercicios físicos intensivos que insumen mucho tiempo,
como la cultura de masas se expande en superficie, eludiendo los masajes, las dietas rigurosas y el ajuste escrupuloso a la
toda profundidad, será ya poco el metal que podrá hallarse en tiranía de una moda manejada a su arbitrio por las empresas
ese antiguo venero. interesadas y la publicidad. Quien no se entregue a un culto
Lo anterior viene a recordarnos que el estatus que se da excesivo a su propio cuerpo, cayendo en un fetichismo narci-
al cuerpo es un hecho cultural, mucho más determinante del sista que impide ver al otro y amarlo de verdad, quedará fuera
nivel ideológico que lo que la antropología reconoció hasta el de la competencia.
momento, pues se trata de una dimensión poco tratada por la Pero la belleza no se presenta sola, como en los ideales
literatura etnográfica. clásico y romántico, sino asociada al erotismo. O sea, debe ser
Después de dos milenios de un puritanismo apenas mori- una belleza funcional, regida por el culto al placer, un hedo-
gerado por algunos movimientos estéticos, políticos y religio- nismo que se traduce a la postre en un mito, pues se proyecta
sos (las llamadas «herejías»), en Occidente el cuerpo parece más en el imaginario que en la realidad. El erotismo puede
ser redescubierto de una manera más definitiva, como algo entenderse como la sublimación, hecha desde una determina-
ligado a los derechos esenciales de las personas. Y en efecto, da cultura, del instinto sexual. Lo cultural tiene aquí un papel
se opera una fuerte tendencia que aspira a valorizar y liberar fundamental, pues lo que resulta erótico en una cultura no lo
el cuerpo femenino y el de los jóvenes, una revolución sexual es en otra, y en una misma cultura, lo erótico va cambiando
que hoy permite a las mujeres decidir sobre su propio cuerpo, con el tiempo. El erotismo de principios del siglo xx hoy no ex-
rebelándose contra las normas fijadas por los hombres. Hubo cita a nadie y hasta suscita risa.
en este sentido una evolución real e innegable desde el punto O sea, el erotismo no pertenece en absoluto al reino de la
de vista social, al reconocerse derechos tan largamente pos- naturaleza, sino al de la cultura, y si se vacía de cultura, no
tergados; pero desde el punto de vista cultural se presentan es más que un despliegue banal y falso, un simulacro que em-
situaciones equívocas, cuando el cuerpo es vaciado, convertido pobrece los sentidos del cuerpo y lo degrada a los extremos de
en mercancía y fetichizado por las manipulaciones de la cul- una sexualidad cruda y grotesca, sin huellas de los relumbres
tura de masas y la publicidad. Cabe asimismo la crítica al espirituales que le dan ese misterio que invita a descubrirlo,
cuerpo al margen de la publicidad, al abordar las prácticas de a conocerlo. Cuando no hay nada que conocer, que explorar, el
la sociedad posmoderna. sexo se bestializa por completo. El exacerbamiento del erotismo
El desarrollo capitalista potenció también el sentido de la de la sociedad posmoderna parece estar enmascarando su im-
propiedad privada, y el cuerpo humano no pudo eludir esta pri- potencia para sublimar el sexo, pues para sublimar cualquier
vatización que lo sustrae de la esfera social, convirtiéndolo en cosa hay que apelar a la tercera dimensión de la cultura, que
un objeto de consumo. La belleza y la juventud son mercancías es justamente esa profundidad abolida. A falta de verdaderos
caras, y solo pueden pagarlas quienes tienen mucho dinero. La símbolos, se recurre a estereotipos y esquemas que funcionan
como paradigmas de la nada, de la ausencia de sentido.
competencia económica se traslada al cuerpo, donde se rivaliza
203
202
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. EL CUERPO

La belleza y la salud ya no son solo valores universalmen- O sea, la liberación de la mujer apunta a potenciar su
te estimados, que toda sociedad define en términos culturales humanidad y a evitar que se reduzca a un objeto de placer,
(así como hay una antropología de la enfermedad, hay una pero la sociedad posmoderna, al instaurar elp lacervalor
como
antropología de la salud), sino, como dice Baudrillard, ver- supremo, lleva a la mujer ya liberada a presentarse como un
daderos imperativos biológicos, pues quienes no las poseen,
quedan sumergidos en la desesperanza y no será de ellos el Objeto de placer, y por lo tanto, lo comprenda o no, como un bien
que está en el mercado, para ser consumido como los objetos.
reino de este mundo. Dicho imperativo de belleza no se reduce pareciera que la mujer logró en Occidente el reconocimiento
al cuerpo, sino que se extiende también a la segunda piel, o de su humanidad y riqueza espiritual justo cuando comenzaba
sea, a la indumentaria, donde la dictadura de la moda se ca- la era del vacío, y ese vacío, al posarse en ella, anuló el sen-
sa ya con las empresas transnacionales. Sin una indumenta- tido de su liberación. Si no hay ya una espiritualidad y una
ria bella, el cuerpo no luce, e indumentaria bella quiere decir profundidad que, en la valoración social, estén por encima del
prendas de marcas prestigiosas, las que pueden incluso no ser placer sensual, ¿por qué no ser, ahora a conciencia, por libre
bellas en absoluto, siempre que las marcas sean visibles para decisión, un objeto del deseo, invirtiendo tiempo y dinero en
no dar pie a sospechas de mal gusto. incrementar su valor como mercancía? La instauración de una
La liberación del cuerpo comenzó por el rechazo de las ética indolora le facilita la tarea, pues no estarán las grandes
normas morales que le impedían desplegarse en el escenario religiones para censurar su conducta. Dichas religiones veían
social, afirmando sus valores, pero no tardó en centrarse en siempre como corrupción moral lo que muchas veces era el re-
un culto a este, que vino a ocupar el sitio antes concedido chazo de la moral dominante y una opción, por otra parte, más
al cultivo del alma, o sea, la vida espiritual que alimenta a humana y menos hipócrita. En la sociedad posmoderna no
la cultura y el arte. En este sentido, la obsesión por mante- juega ya esa otra moral alternativa, sino el abandono de toda
ner la línea y el culto extremo al cuerpo pueden verse como preocupación ética, o su desplazamiento a los trasfondos de la
actitudes anticulturales, como lo era también su opuesto, el conciencia, donde no estorbe con sus caducos imperativos. Con
puritanismo cristiano. esto se quiere decir que no puede haber una auténtica libera-
En el universo de la publicidad, la belleza por excelencia ción sexual al margen de toda ética relativa al cuerpo, ya sea
está representada por la mujer, como si resumiera todo el po- propia de la persona o tomada del contexto social.
tencial de la sexualidad. El cuerpo femenino bello y joven, apto Nada vacía tanto de sentido al cuerpo como la publicidad,
para procrear, es visto como expresión de la naturaleza, por las porque su energía simbólica se desplaza hacia una mercancía,
fuerzas biológicas que operan en él. Esta exaltación de la be- y al mismo tiempo que la enriquece con un sentido falso (en
lleza «natural» de la mujer permite escamotear las imposturas términos culturales, ¿de qué puede servirle a un buen vino la
culturales que se tejen a su alrededor, dirigidas no a valorar un belleza de una mujer?), se va vaciando de sentido, de la misma
cuerpo por sus propias cualidades, sino a falsificar cualidades forma en que se vacía un recipiente que transfiere a otro su
sobre un cuerpo considerado bello en ese momento para promo- contenido. El cuerpo femenino que se reproduce hasta el infini-
ver productos comerciales. O sea, otra vez la belleza funcional, to en la pantalla de televisión publicitando un jabón nos hará,
un ser que se falsifica para acomodarlo a la ridícula función que tal vez, interesarnos en él, pero la mujer se irá cosificando,
debe cumplir. Esta apelación a una supuesta cercanía de la na- perdiendo la humanidad, y a la postre dejará incluso de ser un
turaleza involucró también en algunos casos al sexo masculino, objeto del deseo, un ser cargado de erotismo, pues la espuma
como el mito occidental de la hipersexualidad de los negros para del jabón le habrá quitado lo que pudo tener de atractivo. Por
consumo de la mujer blanca, tan utilizado por los medios. eso, al hablar del rito, dijimos que en los verdaderos rituales de
204 205
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. El CUERPO

la cultura el cuerpo se potencia, alcanza su máxima expresión sobrecuerpo soñado que, al mediatizarse, puede hasta prescin-
y hasta comulga con los dioses, mientras que en los ritos de la gías, pues para eso están las avanzadas técnicas de
publicidad y la cultura de masas se degrada, se cosifica. ióendrigital,
diu que lo remodelan sin dolor, para exhibirlo en
Como resumen en lo que respecta al cuerpo en la cultura deladiric
pantalla de televisión, lo que es hoy como decir el paraíso,
de masas, se podría señalar que mientras el propio cuerpo de- el lugar más pleno y cierto del ser.
viene el fetiche de un culto narcisista que lo sustrae de la esfera
social, de la comunicación real, el cuerpo del otro se banaliza, 9. El cuerpo en la América indígena
convirtiéndose en un objeto de consumo que se adquiere en el Ningún otro pueblo del mundo alcanzó la perfección naturalis-
mercado, en una mercancía como cualquier otra. La sensibili- ta de la escultura griega, un equilibrio mayor entre lo físico y
dad narcisista cae en la paradoja de exaltar el cuerpo propio y, lo espiritual regido por la idea de salud, sin concesiones a los
a la vez, divorciarlo de quienes están llamados a admirar sus abismos del alma, la geometría y la abstracción. Lo que debería
cualidades. El cuerpo es así tratado y moldeado como una obra haber sido el final de un largo camino, se presenta, paradójica.
de arte cuyo máximo destinatario es el mismo «artista», como mente, como el gran comienzo de la civilización occidental, un
un mensaje vuelto sobre sí mismo, sin receptor. El cuerpo no grado de perfección naturalista que llega hasta donde es posible
se sublima para encontrarse con y en los otros, mediante los en la representación del cuerpo humano. Este comienzo brillan-
resortes del amor y la solidaridad, sino que se carga de señas te, reconocido siempre como tal por los pueblos de Europa, hace
de identidad para perderse luego en el vacío. Esto último puede difícil de entender que dicha civilización se quedara pegada du-
no afligir mucho al individuo, pues opera un discurso dualista rante más de dos milenios a las representaciones naturalistas
que separa al cuerpo de la persona, convirtiéndolo en un alter y realistas del cuerpo humano. Recién a forales del siglo xix,
ego, en una máquina de la que hay que obtener un rendimien- cuando las vanguardias artísticas vienen a revolucionar las
to óptimo, en términos de una economía monetaria o del pla- formas, se producirá un avance en el camino de la abstracción,
cer, como apunta David Le Breton?' que impone una racionalidad formal al plano emocional. Tal
En la sociedad de consumo, el énfasis puesto en la esteti- ruptura es, por cierto, tardía, tomando en cuenta que Europa
zación del cuerpo femenino ha desarrollado una cirugía plástica llevaba varios siglos de contacto con América, África e incluso
dirigida a remodelarlo, quitándole lo que le sobra y añadiéndo- Oceanía, donde el arte es eminentemente simbólico y con una
le lo que le falta. Al llegar a la edad madura, la mujer (y, a marcada tendencia a la geometría y la abstracción, pasando
menudo, también el hombre) buscará eliminarle las marcas de por un fuerte expresionismo.
los años para rejuvenecerlo. Esta violenta remodelación de la La representación del cuerpo en la América indígena es-
naturaleza termina convirtiendo al cuerpo no en una obra de tá en la escultura y, en un grado menor, en los petroglifos,
arte, sino en un extraño y a veces hasta repulsivo artefacto que la pintura al fresco, la cerámica, los códices y otros soportes.
lo distancia de la imagen que su entorno social se había hecho Las pinturas rupestres muestran una marcada tendencia a la
de él (identidad pasiva) y hasta de sus cualidades morales. Esta abstracción, si se las compara con el arte europeo del Paleolí-
fuerte presión de la sociedad de consumo sobre el cuerpo real. tico. En sus culturas clásicas no se observa una represión del
que apela a las prótesis e incluso a la biotecnología, ensancha cuerpo por parte de ideologías que nieguen la vida y lo vean
lo que la sociología ha caracterizado como cuerpo virtual, un como algo pecaminoso, pues ni siquiera existía la noción de
pecado. La violencia simbólica que a menudo se ejerce sobre él
" Cf. David Le Breton: Antropología del cuerpo y modernidad. Nueva no pretende negarlo, sino, por el contrario, exaltar sus formas
Visión, Buenos Aires, 1995; pp. 157-159. mediante la inscripción de signos identitarios que apelan a la
206 207
IV. El CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL OE LAS ARTES VISUALES

belleza o se presentan como puramente estéticos. Algunas cid. deras son anchas y sus muslos poderosos, sin ajustarse a las
ca didas del resto del cuerpo. Los pies son también diminutos. y
turas cultivan más el cuerpo que otras, y la mayoría de ellas me
valoriza especialmente la sabiduría y la profundidad, sin que los brazos suelen reducirse a muñones, para no distraer la aten-
esta dimensión espiritual actúe contra el cuerpo, ya sea en la ción de su centro de gravedad. Una figura femenina encontrada en
realidad de la vida o en las representaciones del arte. estaciudad es incluso bicéfala, belleza artística que en este caso se
El arte del México antiguo tuvo también un gran comien- orcia por completo de la naturaleza, pues, vista desde allí, sería
div
zo con la cultura olmeca, que se despliega entre los años 800 na representación de lo monstruoso. El vientre abultado de algu-
u
y 350 a.C. Sus cabezas monumentales, de unos tres metros nas figuras nos dice que están por dar a luz, y su deformidad im-
de altura, muestran un gran realismo en los rasgos, aunque plica un sacrificio de la belleza natural en función de un símbolo.
no faltan otras en las cuales el modelo natural es totalmente Hay también figuras de mujeres que amamantan o arrullan a sus
alterado por una abstracción que, en ciertos casos, se acerca a hijos, en las que el erotismo cede a su fin, que es la propagación de
lo geométrico. Ninguna de estas cabezas se parece a otra; to- la vida, y a la honda humanidad y ternura que expresan. O sea, el
das tienen una expresión propia, diferente de las demás. En los arte de Tlatilco nunca se propone ser una copia fiel de las formas
yacimientos de La Venta se encontró una cabeza seria, de mi- naturales, sino que las manipula en función de un simbolismo que
rada profunda; otra, de expresión contemplativa; otra, con una rechaza las frías abstracciones que dominarán después el arte del
sonrisa algo feroz; otra, con rasgos que denuncian un trastorno México Central. En las figuras masculinas de esa cultura, se ob-
mental en el personaje. En el Monumento 1 de San Lorenzo hay serva un mayor alejamiento de las formas naturales. Son hombres
una cabeza de ceño fruncido y una mirada infinita que muestra de barro con la cabeza deformada, los dientes mutilados, el pelo
en los labios una fuerte sensualidad. El Monumento 4, acaso la rapado o peinado de formas extrañas, y el cuerpo bajo y rechoncho
cabeza más prodigiosa de todas, sugiere un abismo de espiritua- como el de las figuras olmecas, lo que habla de la influencia en el
lidad y misticismo interior. Se puede decir que, por lo común, Altiplano de este antiguo pueblo del Golfo de México.
las esculturas olmecas intelectualizadas y abstractas tratan de El aliento humanista de Tlatilco se perdió en el arte pos-
conformar la idea de un dios creador, mientras que las más na• terio•, aunque continuó librándose la lucha entre realismo y
turalistas y sensuales representan a hombres divinizados por abstracción, la cual culminó en Teotihuacán con el triunfo de
el sacerdocio. Son escasas en esta cultura las figuras que mues- la geometría como una forma concreta de abstracción. La abs-
tran al cuerpo completo, pero en ellas se rompe toda proporción tracción geométrica conservará elementos del cuerpo, pero en
1 y no hay humanidad ni belleza en los rasgos. un montaje arbitrario que sacrifica toda idea de simetría, ar-
Las mujeres bonitas de Tlatilco, realizadas en pastillaje, son monía y proporción. Las máscaras teotihuacanas muestran un
consideradas la máxima expresión del arte del Preclásico Medio grado mayor de realismo, pero lo que domina la escena escultó-
del Valle de México. A pesar de su sensualidad, el erotismo y la rica es la abstracción geométrica. Una clara muestra de ello es
profunda humanidad que las caracteriza, no pueden interpre- Chalchiuhtlicue, la diosa del agua viva, que lleva una falda de
tarse como un arte naturalista, pues la intención simbólica es, en jade, encontrada cerca de la Pirámide de la Luna.
ellas, manifiesta; aunque se trata de un simbolismo que no ape- Se podría decir que las características formales de la escul-
la al concepto, sino al sobredimensionamiento de ciertas partes tura azteca se definen por la abstracción del conjunto y el realis-
del cuerpo. Dichas figuras femeninas hablan de un gran amor a mo en el detalle. Mientras los rasgos realistas se presentan como
la vida, mas, para rendirle culto, no es preciso remedar las for- una concesión a la vida, el marco abstracto nos remite a la cosmo-
mas naturales a la perfección, cuidando las proporciones. No hay logía, pues procura siempre captar los atributos de la divinidad.
armonía en ellas. Las mujeres tienen pechos pequeños, pero sus El arte azteca no exalta a la vida humana, sino que expresa el
209
208
IV. EL CUERPO
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

terror que se experimenta por los dioses y lo que el hombre sa- femenina se muestra ya con claridad desde la Fase in de Val-
crifica para mantener el equilibrio cósmico. La vida tiene escaso divia (unos dos mil años antes de Cristo, en la costa ecuato-
valor. «¿Es verdad que se vive sobre la tierra?», pregunta un canto riana), considerada por algunos arqueólogos la cultura madre
náhuatl, para responder que solo un poco. La Coatlicue exhibida de América, que habría incluso influenciado a los olmecas. En
en el Museo Nacional de Antropología de México, considerada la ciertos casos se manifiesta una fuerte tendencia expresionista
obra cumbre de la escultura azteca, es también la más cargada de en el tratamiento del cuerpo y, en especial, de los rasgos facia-
símbolos abstractos, cuya interpretación resulta harto compleja. les; pero mayor es la tendencia a la abstracción geométrica, en
Su estética comulga más con el terror y lo monstruoso que con la que rara vez faltarán detalles realistas bien proporcionados.
la belleza, y a pesar de que representa la deidad de la tierra, las La finalidad principal que surge de las obras es simbólica, por
formas naturales no se muestran en ella. lo que las formas son manipuladas para sobresignificar algu-
Los mayas fueron llamados los griegos de América por el nas partes del cuerpo, lo que se hace subdimensionando otras,
refinamiento de su civilización y la riqueza de su arte, aunque que resultan así designificadas. Luis Guillermo Lumbreras
este, si bien es muy valioso, está lejos de expresar la exaltación destaca el marcado naturalismo de los wacos de la cultura mo-
de las formas naturales realizadas por los griegos. Para empe- che, en la que el artista gozaba de plena libertad de expresión
zar, el arte maya no busca en momento alguno su autonomía en lo formal, dentro de las rígidas pautas del arte cerámico,
de la esfera de lo sagrado, y tampoco se propone como objetivo aunque al llegar a la Fase tv se advierte ya una tendencia a
remedar a la perfección el cuerpo humano, sino, en todo caso, la abstracción. Dichos wacos muestran la deformación cranea-
valerse de él para revelar complejas simbologias. Su abstrac- na como parte del adorno personal. También en la Fase u de la
ción tiende a lo geométrico, y por momentos recurre también al cultura nazca se observa un naturalismo sobrio y refinado en
expresionismo, pero sin acercarse a la estética del terror de los la representación del cuerpo humano, aunque ya en la fase si-
aztecas. Sus formas nada tienen de crueles y, al igual que las guiente se deslizará hacia la abstracción y la mitificación de
griegas, dan una idea de humanidad y profundidad. Algunas los personajes' En el Período de Desarrollo Regional de Ecua-
cabezas de piedra halladas en Palenque y la isla de Jaina que dor (entre 500 a.C. y 500 d.0-) se advierte un dominio de la figu-
se exhiben en el Museo Nacional de Antropología de México ra humana en las culturas de La Tonta, Jama Coaque y Bahía,
muestran un acentuado realismo, aunque nunca están despoja- pero casi siempre están cargadas de elementos simbólicos, por
das de elementos simbólicos. No se trata de un arte que niegue lo que el manejo de las proporciones no las lleva a cultivar el
la vida y el cuerpo, sino de uno que busca su sentido en las naturalismo como un fin en sí, sino a potenciar el poder comu-
honduras de lo sagrado, mediante una estética decididamente nicativo de los símbolos.
humanista pero no naturalista, a pesar de que a partir del Mas, al referirnos al tema del cuerpo en América, no se
año 630, como señala Morley, fueron dejando atrás los últimos puede reducir el análisis a la representación que de él se hace
vestigios de arcaísmo en el modelado de las figuras que se ob- en la escultura, la pintura y la cerámica, pues, como ya vimos,
serva en el Preclásico y perfeccionando las técnicas para tra- el mismo cuerpo humano constituye un espacio privilegiado de
bajar la piedra y los metales. El dominio de las proporciones en la expresión artística, como advierte Escobar a propósito de los
la representación del cuerpo humano no los llevó al sacrificio chamacoco, quienes pintan su cuerpo con la misma o mayor frui-
de la dimensión simbólica. ción que un artista de caballete pinta una tela, y no solo para
En las distintas culturas que conforman la civilización
andina no se advierte una intención naturalista extrema, a CL Luis Guillermo Lumbreras: De los pueblos, las culturas y las artes
pesar de que el tratamiento sensual y armónico de la figura * del Antiguo Perú, Moncloa / Campodónieo, Lima, 1969; p. 162 y ss.

211
210
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES IV. E CUERPO
destacar sus formas, sino también para recrearlas, en función al realismo ni la obsesión de reproducir el cuerpo humano has- has-
sagrada o puramente lúdica. Y no siempre se pintan a sí mis- ta sus más pequeños detalles. El arte prehistórico, representa-
mos: a veces también son pintados por otros, especialmente en afrdeasscoesn las mesetas
do por las 15 mil pinturas rupestres halladas
aquellas partes, como la espalda, donde no pueden hacerlo ellos dentrales del Sahara y, en especial,, de las
solos.39 Pareciera que los pueblos que se vuelcan a la escultura, muestran, tanto en las figuras más toscas como en
la cerámica y la pintura de un modo intenso no dan tanta impor- las más refinadas, una intención simbólica que a menudo apela
tancia al cuerpo como espacio del arte. Además, la realización a una gran estilización de las formas. O sea, seis mil años atrás
de esculturas y abundantes piezas de cerámica está señalando ya se pintaban figuras humanas y animales con un desapego al
una existencia sedentaria, pues los pueblos nómades o situó- realismo que Europa solo logró recién, de un modo claro, en el
mades no pueden permitírselo, por la dificultad de transportar siglo xx. La intención utilitaria de dichas pinturas se expresa,
tal bagaje. Quizás esta realidad antropológica llevó a varios así, mediante una estética que no pretende en ningún momen-
grupos a volcar en el propio cuerpo toda su creatividad, para to copiar la naturaleza, sino recrearla con total libertad. Los
inscribir en él símbolos religiosos, sociales y estéticos. Nos refe- cuerpos humanos alcanzan una gran plasticidad y gracia, pero
rimos ya a los caduveo, los selk'nam y otros pueblos que convir- no buscan ser sensuales ni llamar la atención sobre ellos, sino
tieron a su cuerpo en verdaderas obras de arte. En cuanto a los armar conjuntos a los que, desde una óptica actual, podemos
chamacoco, Escobar observa una significativa diferencia entre considerar sumamente bellos, como muchas escenas de música
las dos parcialidades que integran esta etnia: los ebytoso y los y danza allí encontradas, cuyo significado debió ser religioso.
tomaráho. Los primeros desarrollaron una cultura material. También el manejo de los planos, sin perspectiva alguna, puede
incentivados acaso por los misioneros salesianos, quienes les darnos hoy, en relación con la estética europea, la idea de mo-
extirparon casi por completo la gran fiesta de los Anábsoros; dernidad O sea, no son formas envejecidas o atadas a una épo-
mientras que los segundos, libres de esa aculturación religiosa. ca determinada, como la casi totalidad de la pintura europea
desdeñan las artesanías y vuelcan todo su ingenio creativo en anterior al siglo xx, por más perfecta y valiosa que sea.
el esplendor de sus ceremonias y prácticas chamánicas. Por las El más antiguo testimonio del arte escultórico del África
pinturas, adornos plumarios y de otro tipo que se ponen sobre negra se dio en la actual Nil,eria con la cultura de Nok, que
el cuerpo, así como por la intensidad dramática que alcanzan se desplegó entre lo:- ?dos :500 a.C. y 200 d.C. Las cabezas y
sus rituales, se puede asegurar que el cuerpo es, para los toma- fragmentos de roen). '-n barro cocido que de ella se encon-
ráho, el espacio privilegiado de la forma, y que lo que no pasa traron muestran cierta homogeneidad estilística y cuidado
por él les interesa poco. -") en los detalles, como el tratamiento geométrico de los ojos,
frecuentemente triangulares. Su tradición plástica se abrió
10. El cuerpo en el África negra en dos corrientes: una, apunta hacia la esquematización —la
La historia de las formas visuales en Africa guarda cierta afi- que se presenta como la más vigorosa—, y la otra, hacia el
nidad con la de América y se distancia por completo de la eu- naturalismo.
ropea, pues, salvo excepciones, no existió en ella un gran apego El arte de Ifé, ciudad santa de los yoruba, también en
la actual Nigeria, puede considerarse la más alta expresión
" Cf. Ticio Escobar: La maldición de Nemar. Acerca del arte. el mito del naturalismo en África. Si Nok marca el período antiguo,
y el ritual de los indígenas ishir del Gran Chaco paraguayo, ob. cit.: Ifé representa el período clásico, que tuvo lugar entre los si-
pp. 136 137.
-
glos xii y xv. En efecto, la producción cerámica de Nok y la
4 ° lbíd.; p. 81. de Ifé presentan caracteres comunes, pero Ifé abandona el
212 213
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES IV. E CUERPO

tratamiento geometrizante que predominaba en Nok, en be- Las máscaras del país dan, en Costa de Marfil, constitu-
neficio de una figuración a la vez sensual e idealizada, como yen otro punto culminante del arte africano en lo que respecta
señalan Leiris y Delante." Sus mayores logros son las cabe-
a la r epresentación del cuerpo humano. Claro que se trata solo
zas de bronce, realizadas con la técnica de la cera perdida, y de caras, pero la intención realista de muchas de ellas no se
también las de terracota. En algunas de ellas, la proporción acerca jamás al naturalismo de Ifé y Benín. Por el contrario,
natural de los rasgos puede considerarse perfecta por la alta se deslizan hacia el expresionismo, llegando incluso a la abs-
pureza formal y humanidad que alcanzan los rostros, mien- tracción. Más que exaltar el cuerpo en sí, tratan de mostrar
tras que en otras se advierten leves alteraciones de intención una fuerza espiritual. De ahí que los rasgos no sean sensuales
expresiva, aunque se cuidan de evidenciar dicha manifesta- (aunque en algunas de ellas los labios suelen tener un fuerte
ción para no romper el equilibrio del conjunto. Algunos auto- toque de este tipo), sino que expresen ese ligero gesto irónico
res, en su afán de explicar el enigma de este estilo riguroso. de la verdadera sabiduría. En otras, el vacío de los ojos y los
tras relativizar la herencia de Nok, le atribuyen una posible labios nos remite a algo que está más allá, acaso la misma
influencia griega o nubia, aunque tales hipótesis no pudieron condición humana, signada por la muerte.
ser probadas hasta la fecha por la arqueología ni por ningu- El arte de los baulé de Costa de Marfil prefiere las figuras
na otra fuente histórica. Pero no todo el arte de Ifé responde de cuerpo completo, aunque sin preocuparse por la proporcio-
a patrones naturalistas; hay también esculturas barrocas y nalidad entre las partes. Vemos, así, cuellos largos y gruesos
otras que se acercan al expresionismo, aunque sin sacrificar que sostienen una cabeza pequeña, brazos más largos que las
el realismo. piernas, pequeños pechos en las mujeres, e incluso figuras an-
Situado en la región forestal del delta del Níger, el rei- dróginas, de neto carácter simbólico, que sintetizan los dos
no yoruba de Benín se presenta como el sucesor de Ifé en el sexos: lo masculino suele representarse con una cornamenta
plano artístico. Alcanzó su apogeo en el siglo xvi, y entró en de antílope, y lo femenino, con los pechos y la vulva. A pesar de
decadencia en el xvin. Muchas de sus esculturas mantienen el esto, existen también aquí artistas célebres dedicados a fijar
naturalismo de Ifé, como la célebre figura con peinado en for- en una máscara o figura los rasgos de un hombre o una mujer
ma de cuerno que representaría a Idia, la madre del oba (rey) cuya belleza les ha impresionado. A veces, las mujeres pagan
Esigie. Se cree que casi todo el arte de Benin tenía una in- para ser tomadas como modelos.
tención retratista, como en este caso, o conmemorativa de un Las manipulaciones de la proporcionalidad de las panes
acontecimiento. En estas últimas suele desaparecer el rigor del cuerpo realizadas con intención simbólica son muy recurren-
naturalista, aunque no el realismo que sustenta una estética tes en el arte del África negra. En estas figuras, además de la
que no se pronunció por lo simbólico, quedando en África casi dialéctica entre lo que se muestra y lo que se oculta, propia de
como la única gran excepción. En dicho arte no se advierte todo arte, está la dialéctica de lo mostrado, o sea, entre lo que
una intención de exaltar las formas naturales con rasgos sen- se exagera y lo que se minimiza, que por lo común no obedece
suales, sino tan solo de representar la dignidad y nobleza de a un capricho del artista, sino a las exigencias del mito y el ri-
los personajes elegidos. La opción realista se mantiene en las tual. En ellas, la sexualidad no es usualmente presentada me-
esculturas que realiza hoy el pueblo yoruba, por lo general, en diante cuerpos que incitan a explorarla, sino como una verdad
ébano y otras maderas duras. filosófica, como un principio vital que rige el mundo.
En lo que atañe al uso del cuerpo en los rituales y las dan-
•1 Cf. Michel Leiris y Jacqueline Delange: Africa Negra. La creación zas del África negra, rigen en Occidente prejuicios que ya al-
plástica, Aguilar, Madrid. 1967: p. 309. gunos autores se ocuparon de disipar. El exceso de fuerza vital
214 215
IV. El CUERPO
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

y expresiva no quiere decir descontrol, y menos, lubricidad. El estetización del propio cuerpo, el cual pasa a ser el
lización privilegiado
y del arte. La dicotomía señalada para las
trance no puede ser visto como un delirio colectivo ni como &e. es pacio
nesí orgiástico. Alfred Métraux, refiriéndose al vudú haitiano, dos parcialidades de los chamacoco del Chaco Boreal, se da en
una claridad meridiana. Basta, para comprobarlo,
señala que aun las danzas ejecutadas con sentido rítmico y África con
admirable agilidad carecen de todo rasgo dionisiaco. Más bien comparar las prácticas simbólicas de las tribus nómades del
Oriental, centradas en el cuerpo, con las de los pueblos
son ejercicios difíciles a los que se dedican los bailarines con África
todo su ser, sin dejarse llevar por movimientos desordenados. del África Occidental, cuya larga historia de sedentarismo les
El ritual exige que los dioses estén presentes en momentos permitió crear las mejores expresiones del arte negro aplicado
determinados de la ceremonia, y nunca dejan de aparecer en el a los objetos. Aunque también someten al cuerpo a algunas for-
simbólica, están muy lejos de igualar las prác-
instante previsto, pues se trata de un fenómeno controlado que mas de violencia
obedece a normas precisas.• Claro que el desenfreno también ticas de las tribus que rodean el lago Turkana. Pero aunque la
existe y se manifiesta con frecuencia, aunque generalmente no escultura figurativa es poco frecuente en el África Oriental, se
en el marco del ritual, sino cuando la fiesta prosigue fuera de él. dan casos de culturas que se destacan en la realización de más-
y el norte
Tampoco debe ligárselo a un espíritu dionisiaco, pues este se caras y estatuillas, como los makonde de Tanzania
define a partir de un mito occidental, como un principio filosó- de Mozambique.
fico que se opuso a lo apolíneo, en una dialéctica que conside- Entre los nuba de Kau, remota región montañosa de Su-
ramos inaplicable al pensamiento africano. dán, solo los jóvenes sanos, que se consideran en posesión de un
Es que el cuerpo en África está siempre en función so- bello cuerpo, pueden ir desnudos. Los hombres que se retiran de
cial, no se entrega al individualismo ni al hedonismo narci- la lucha a cuchillo —lo que sucede a los 28 ó 30 años— dejan
sista. Dicha función se revela incluso más exigente que en de adornarse, pintarse e ir desnudos; y también cuando tienen
otras partes del mundo, pues impone al cuerpo una serie de alguna enfermedad o deformidad. Las jóvenes pueden andar
prácticas a las que antes englobamos bajo el rótulo de violen- asimismo desnudas si no tienen una enfermedad o deformidad,
cia simbólica, por el afán desmedido de imprimirle signos. pero en cuanto quedan embarazadas, deben vestirse y no vol-
aun al precio de producirle mutilaciones y marcas irreversi- verán a mostrarse sin ropa por el resto de su vida. O sea, el
bles. Es más la exigencia social que el placer del individuo lo derecho a la desnudez pública está regido por patrones estéti-
que conduce a tal violencia, a la que no pocas personas tratan cos y reconoce una fuerte base biológica, observable en muchas
de sustraerse. O sea, a menudo no se trata de exaltar el cuer- especies animales. El despliegue de la desnudez cumple una
po, sino de escribir en él datos identitarios y de modificar su función esencialmente reproductora, como esos fulgores efíme-
naturaleza en aras de los argumentos de la cultura. Tal tipo de ros, y con frecuencia costosos, que la naturaleza se permite en
escritura requiere también que el cuerpo no se oculte, sino aras de la selección. En los hombres, la desnudez, como vimos,
que se exhiba todo lo posible, para incrementar así el espacio viene asociada a la lucha a cuchillo, la que produce siempre
del signo. sus víctimas. La exaltación del cuerpo es evidente en los nuba,
Se dijo ya que los pueblos nómades o seminómades, que no como lo muestra el hecho de que tienen un nombre para cada
pueden transportar más que los objetos necesarios, no vuelcan uno de sus músculos y para cada postura. Distinguen así, con
su creatividad en la producción de objetos, sino en la simbo- verbos diferentes, entre acuclillarse con todo el pie apoyado en
el suelo o solo con la punta. La desnudez aquí se acentúa con las
pinturas faciales, las que si bien poseen cierta base religiosa e
41 Alfred Métraux: «Histoire du Vodou», en Presence Africaine, vol. xvi.
París, 1957: p. 89.
217
216
TEORIA 1RANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES IV. EL CUERPO

incluyen también códigos sociales, enfatizan la función estéti- y menos aún de tatuajes, pinturas y adornos: los atributos de
ca, vinculada en forma directa a la atracción sexual. la divinidad le son colocados luego de que se opera el cambio
Entre los karo de Etiopía, los participantes wodaabe de cuerpo. La lucha entre los selk'nam de Tierra del Fuego, la
del Baile del Encanto se despliegan en el contexto ritual, con c ual, más que un deporte, constituía para ellos un verdadero
sus bellas pinturas corporales de un intenso color rojo, ocre arte, comenzaba cuando uno de los mejores luchadores del equi-
y amarillo, sus indumentarias especiales y su excesiva carga po desafiante se paraba en el borde de la palestra y arrojaba
de adornos, como deslumbrantes obras de arte en movimiento la capa al suelo, para dejar ver su cuerpo desnudo, pintado de
que, por apelar, además, a todos los recursos gestuales, po- rojo con rayas blancas verticales. Ese conjunto de luchadores
drían definirse como expresionistas. trabados en lucha, con la piel pintada y brillante, se encuadra-
ba plenamente en las artes de la representación. Sin dichas
11. La acción como arte pinturas, se podría pensar que se trataba tan solo de una jus-
El arte escrito en el cuerpo es una carta de identidad de tras- iva. También en la escena denominada Kéwanik, los
ta deportiva.
cendental importancia tanto en los diversos ámbitos de la vida hombres y mujeres de esta etnia bailaban desnudos y con la
cotidiana como en el campo de lo extracotidiano, pero los ma- piel cubierta de pinturas de un alto contenido simbólico, las
yores logros expresivos se dan en la acción. Esta, al poner en cuales imprimían a la danza gran sensualidad e intensidad.
escena el imaginario tanto social como personal, torna más per- Según Gusinde, en esta danza consagrada a Tanu, hermana
ceptibles los significados profundos de la experiencia colectiva. de la temible Xalpen, los selk'nam alcanzaban su más alto gra-
Aunque, con fines metodológicos, optamos por tratar a ambos do de expresión artística. Lo central era esa danza colectiva;
niveles por separado, no se deben descuidar sus conexiones. pero, sin el arte aplicado previamente al cuerpo, no hubiera
pues el arte escrito sobre el cuerpo, al fortalecer los sentidos. producido jamás el mismo efecto. Otro tanto puede decirse de
torna más intensos y creíbles tanto el ritual como la representa- las pinturas corporales que usan los luchadores nubas de Kau,
ción. Los chamacoco, para sentirse dioses al actuar como tales que estetizan con ellas, como se dijo, su pelea a cuchillo.
en la fiesta de los Anábsoros, deben antes vestirse como dioses. Tras esta salvedad para mostrar los fuertes nexos que se
Los teatros de Oriente carecen de escenografía, por lo que esta operan entre estos dos planos del arte del cuerpo, pasamos a
función es atribuida al traje, el cual, con el apoyo de las luces, abordar tan solo el que atañe a la acción, para lo que tomaremos
dilata al cuerpo hasta el punto exijido por la naturaleza del al cuerpo, no ya como una materia en la que inscriben signos
personaje. Más que un simple vestuario, el traje deviene algo de distinta naturaleza y finalidad, sino como un ente actante,
así como una prótesis (la expresión es de Grotowski) y una es- que despliega su energía para producir significados. La mayor
cenografía en movimiento. Cuanto más fastuoso sea un traje, parte de los movimientos que realiza el hombre diariamente
el actor o personaje ritual, además de cargar durante un largo tiene un sentido práctico y no alberga intención comunicati-
tiempo un peso que puede llegar a los 30 kilos, debe trabajar va alguna, o sea, carece de significado. Si camino sólo para
más intensamente con todo el cuerpo para dar vida a cada uno trasladarme de un lugar a otro, ninguno de mis pasos tendrá
de sus elementos, pues la inercia de cualquiera de ellos conver- una intención comunicativa. Incluso en un escenario ritual o
tiría a lo numinoso en ficción. Claro que hay casos en los que teatral hallaremos pasos cuyo único propósito será trasladar
esta regla parece invertirse, como, por ejemplo, el candomblé al actante desde un sitio en el cual produjo significados has-
de Salvador de Bahía, en el que el trance de posesión (el des. ta otro donde seguirá produciéndolos. Dichos pasos suelen ser
censo del mita al cuerpo de la sacerdotisa o filha do santo) no semánticamente neutros, a menos que se quiera aprovechar la
depende del uso de máscaras ni de una indumentaria especial, necesidad de traslado para producir un sentido, que, en tales

218 219
TEORiA IRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES IV. E CUERPO

circunstancias, será por lo común lateral a la acción dramática nos que se realicen ante una cámara de video que los registre
o preparatorio de la próxima escena. No obstante, los despla- para ser luego mostrados en diversos contextos.
zamientos en el ámbito de lo extracotidiano pueden carecer En su célebre Manual de etnografía, Marcel Mauss se re-
de un contenido semántico pero no ignorar el aspecto estético. fiere a las técnicas del cuerpo, y propone estudiarlas con la ayu-
Así, en Japón se considera al teatro No un arte centrado en los da de fotografías o de filmaciones en cámara lenta, y tomando
pies o, más bien, en la técnica de caminar llamada hakobi, me- en cuenta la edad de las personas, pues a las limitaciones físicas
diante la cual el actor se desliza sobre el escenario con giros y suelen sumarse las culturales, que, por ejemplo, impiden a un
sonoras pisadas, moviendo muy levemente los brazos y mante- hombre mayor moverse con la soltura de un joven, por más que
niendo casi inmóvil la parte superior del cuerpo. Claro que en aún pueda hacerlo. Debió agregar el sexo, pues también pauta
este arte los pies no reducen su función al plano estético, pues los movimientos. Las técnicas corporales de la mujer no son si-
se les confía también un papel semántico destacado. milares a las del hombre, salvo tal vez en unos pocos terrenos.
Cabe aclarar, por obvio que resulte, que no toda acción Mauss se refiere aquí muy brevemente a las técnicas cotidianas
dirigida a producir un significado tendrá necesariamente un de uso del cuerpo, aunque contempla también un aspecto que se
efecto estético, y que lo estético se despliega también en la abre a lo extracotidiano: la respiración, a la que tanta relevan-
vida cotidiana, fuera de lo que se ha dado en llamar una situa- cia se da en Oriente (el yoga, por ejemplo). Manda estudiar su
ción estética. Pero pareciera ser que la acción, para alcanzar ritmo en la danza y en los rituales mágicos, fijándose asimismo
los significados más profundos, debe desplegarse en el esce- en los movimientos de brazos y piernas que lo acompañan o
nario de lo extracotidiano e implicar también técnicas extra- marcan. Con esto quiere señalar que, en tales circunstancias,
cotidianas de uso del cuerpo, pues en ellas el actante tiene la respiración no es igual, y que varían también los movimien-
plena conciencia de los significados que va creando con sus tos que la acompañan, pero en momento alguno alude a esa
movimientos y sabe cómo lograrlo. Las técnicas cotidianas fuerza que anima la estética del cuerpo como actante: la ener-
del uso del cuerpo que posee un grupo social determinado, gía que despliega en el acto. Mauss se refiere también, muy al
en cambio, suelen ser inconscientes, incluso hasta cuando se pasar, a los movimientos realizados con el cuerpo entero, dando
aventuran en el terreno de la belleza. Así, hombres y mujeres así a entender que hay otros producidos solo con una parte de
se despliegan en la vida diaria con gestos y movimientos sen- él, desarticulados del conjunto.
suales, a menudo sin percatarse de los mensajes seductores Esta dimensión soslayada nos introduce en el rico terri-
que emiten. torio del gesto. Para la teoría clásica, ellos eran tan solo un
Antes de ahondar en este tema, cabe señalar algo que complemento del habla. Fue Meyerhold quien introdujo una
caracteriza al arte de la acción: la necesaria presencia de un ruptura en la práctica teatral, abriéndola a un campo de gran
otro, que puede ser tanto el participante de un ritual, como complejidad semántica, en el cual la acción plástica del actor
un espectador. Mientras que los signos escritos en el cuerpo no tendrá ya que acompañar, como un complemento armónico,
suelen ser grabados en soledad, como un acto íntimo y a veces las palabras del personaje. La unidad se transformó así en una
secreto, la acción solitaria, sin receptor alguno, cae en el vacío, dialéctica entre los gestos y las palabras, e incluso entre los
no produce un significado, y servirá tan solo como catarsis del gestos mismos. La importancia de esta ruptura radica en que
propio actante, como mera descarga de energía o como ejercicio las palabras expresan las intenciones que el personaje mani-
preparatorio de una acción simbólica que se realizará después fiesta en relación con otros personajes o el pensamiento que
ante otros o con otros. Los significados, en una acción concre- declama socialmente, mientras que los gestos a menudo des-
ta, no pueden ser guardados para una futura instancia, a me- nudan la verdad de esas intenciones, relaciones y proclamas.

220 221
TEORIA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES
IV. E. CUERPO

En lo sucesivo, el lenguaje hablado deberá confrontarse con el


lo que ha llevado a verla como una especie de decapitación del
lenguaje de los gestos, e incluso con otros elementos narrativos
actor. En algunas representaciones rituales o artísticas suele
que generan sentidos en la representación, como la música, la
a compañar al personaje durante toda su actuación, pero lo más
danza, la acrobacia, los ruidos, el silencio, los objetos rituales o
frecuente es que la use en un determinado momento, para re-
escénicos, y otros.
gresar luego a su personaje, o que cambie varias veces de más-
Lo anterior nos obliga a analizar las distintas funciones
cara en el curso de una misma representación, asumiendo así
que el gesto puede cumplir en relación con la palabra. La fun- suces ivos personajes, como en el teatro griego. Claro que esta
ción será afirmativa cuando el gesto se limite a confirmar lo
ductilidad tiene el inconveniente de restar hondura filosófica o,
enunciado por la palabra, concordancia que resultará redun-
al menos, psicológica a los personajes asumidos, convirtiéndo-
dante si no existe una necesidad real de afirmarla, ya sea para
los así en lo que la teoría literaria llama personajes planos.
subrayar la importancia de lo que se dice o por una exigencia
En el espacio del rostro se deben destacar las posibilida-
del ritmo. Si el gesto ilustra y complementa la palabra, aña-
des del ojo, el cual puede verlo todo —aunque no a sí mismo— y
diendo una información que armonice con ella y reduzca o di-
transmitir, desde su escasa movilidad, una multitud de sen-
luya su ambigüedad, la función será de complementación. Si el
tidos. En los países musulmanes, donde las mujeres suelen ir
gesto suple a la palabra, a fin de ahorrarle descripciones tedio-
veladas, se ha estudiado la multitud de signos que estas pueden
sas que la desgastarían y de mantener así su valor expresivo,
emitir con ellos, los que parecen contrarrestar con eficacia la
estaríamos ante la función supletoria. Si un gesto cuestiona
a la palabra, sembrando dudas, pero sin contradecirla fron- limitación impuesta por la cultura. Al actante no le basta ver,
sino que debe mostrar que ve o lo que ve en cada momento. La
talmente, cumplirá una función crítica. Si el gesto contradice
abiertamente a la palabra, como un rechazo total a lo que ella acción de ver rebasa la mera sensación visual, al implicar una
plena conciencia de lo que se está viendo y dar incluso a enten-
dice, su función será contradictoria. Por último, si el gesto pa-
der el placer o rencor que ello produce.
rodia la palabra, señalando su falencia con los recursos de la
risa, estará cumpliendo una función paródica. El segundo plano de la construcción gestual está dado por
Estas seis funciones del gesto pueden repetirse no solo en los brazos, aunque lo más expresivo de ellos reside en las ma-
su dialéctica con los otros elementos narrativos no verbales, nos, las cuales llegan a generar, por sí mismas, un lenguaje
sino también en relación con otros gestos, pues en un mismo culturalmente codificado, como en el caso de los sordomudos y
instante el cuerpo puede emitir distintos mensajes gestuales, muchos otros que brinda la etnografía. En el campo del arte,
al ser varias sus partes semánticamente activas, lo que torna las codificaciones más elaboradas son las del hasta-mudra de las
aún más complejo el sistema de producción de significados, danzas de la India, desde el Bharata Natyam, considerada la
obligándonos a observar detenidamente cada una de sus par- más clásica, hasta las danzas Kathakali y Odissi. A partir de
algunas raíces de mudra (el Bharata Natyam tendría 32 raíces.
tes. Se sabe que el rostro es la zona principal de la expresión
gestual, cuya dinámica puede llevarlo a producir una larga el Kathakali 24 y el Odissi unas 20), se despliega un lenguaje
serie de significados concordantes o contradictorios en un bre- complejo que el neófito puede interpretar como meros movi-
ve tiempo, como hacen los mimos. A veces también se inmo- mientos cinéticos, aunque conforman signos visuales precisos,
viliza en una expresión tensa o intensa, como una forma de de escasa o nula ambigüedad. Los mudras son combinados
apuntalar un sentido hasta lo revulsivo, acercándose así a la por la bailarina en composiciones denominadas samyuta, que
máscara, aunque solo por unos instantes. La máscara impli- sobrepasan con facilidad los 200 signos. Mediante ellos, se ha-
ca, de por sí, una renuncia al juego de la musculatura facial, bla del pájaro, el pez, la culebra, la flauta, el hogar, el río, la
montaña y otros tipos de objetos y aspectos de la naturaleza.
222
223
IV. EL CUERPO
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

individuo o personaje se expresa con el cuerpo, y que se relacio-


Traducen también perplejidad y humillación, muerte, éxtasis,
sueño, revelación, seducción. En el teatro chino hay codificadas ta del ncuseurpidentidad.
poLalo tanto, idoennto solo
incluyen la acción ritual, la
más de 50 posiciones de las manos, usadas para caracterizar a r sartes
representación teatral y la danza, sino también otras ramas
los personajes —subrayando los contrastes entre los distintos que lo involucran en menor medida, como el canto, la música y
papeles— y, sobre todo, para diferenciar a los personajes feme- la narración oral, las cuales suelen darse también en el marco
ninos de los masculinos, pues son hombres quienes interpretan del rito. Ciertos tramos del rito pueden prescindir de elementos
a las mujeres. También en Occidente el lenguaje de las manos estéticos, pero lo común es la presencia de ellos, pues aseguran
posee antecedentes antiguos, ligados a las tradiciones griegas, su eficacia y le imprimen una mayor intensidad. Claro que una
romanas y hebraicas, de las que un autor inglés reunió, a me- danza ritual mostrará distintos niveles de ejecución. Algunos
diados del siglo xvii, más de 200 imágenes. bailarines serán diestros y se moverán con verdadero arte, en-
A continuación viene el torso, cuya expresividad es menor, riqueciendo los sentidos de su danza y del mito que la sustenta,
aunque adquiere un papel destacado en la posición del cuerpo en y otros lo harán tan mal que empobrecerán el rito y los senti-
el espacio y en la regulación del equilibrio general de sus partes. dos que a esa danza otorga el mito. La pobreza del arte, de lo
En él se inscriben asimismo con fuerza sus atributos sexuales. estético, puede conllevar el desastre, pues los dioses —especta-
Finalmente, están las piernas, rematadas por los pies, partes dores muy exigentes—, de sentirse ofendidos, castigarán a la
cuya especial capacidad de producir sentidos ya estudiamos.
Frente a esta complejidad, se puede decir que el gesto que comunidad.
Eugenio Barba toma de Marcel Mauss el concepto de téc-
critica, contradice o parodia se impondrá siempre sobre el otro, nicas del cuerpo, pero no centra su interés en las cotidianas,
sin que cuente para nada la importancia semiológica del cen- sino en las extracotidianas. Esto tendría un correlato en la li-
tro de producción e incluso el apoyo que puedan dar a este la teratura, donde el lenguaje poético se diferencia del cotidiano
palabra y otros elementos narrativos. Así, nada obsta a que los al asumir una función estética. La idea de separar el uso co-
pies, mediante un breve salto o giro, destruyan un sentido ge- tidiano del cuerpo en el marco de una cultura del uso de él en
nerado por el rostro con toda la belleza de la cual es capaz. Por la representación puede parecer extraña, pues, en definitiva,
cierto, los gestos deben interpretarse siempre en el marco de el cuerpo en ambas circunstancias es más o menos el mismo y
cada cultura, pues sus significados son menos universales de lo resulta muy difícil borrar por completo, en la representación,
que se supone, y obligan, para profundizar en dicho terreno, a al cuerpo de todos los días. Pavis señala, además, que se corre
recurrir a una antropología propia. el riesgo de ver al cuerpo cotidiano como parte de la natura-
Patrice Pavis distingue entre gestos psicomotrices y leza, mientras que el de la representación significaría la cul-
gestos simbólicos. Los primeros no aspiran a establecer una tura, aunque una afirmación semejante caería en la torpeza
comunicación con otros, sino a describir una acción. En los antropológica, pues nadie duda ya de que los movimientos no
simbólicos, en cambio, se quiere expresar algo, ya sea un sen- dependen solo de las características personales, la edad y el
timiento o un pensamiento." Cabe distinguir también entre sexo de un individuo, sino también del marco cultural, que
gesto y gestualidad. El primero nos remite a una acción corpo- dicta la normativa que los rige, permitiendo su correcta in-
ral específica, mientras que la segunda conforma un sistema terpretación. Décadas antes que Mauss y Barba. Meyerhold
con cierta coherencia, que da cuenta de la forma en que un habló de un ritmo escénico capaz de liberar al actor de su
temperamento personal, lo que implicaba ya ese intento de
término «gestos
.3 Cf. Patrice Pavis: 06. cit., 1994; p. 161. (Reproduzco el depuración estética que caracteriza a lo extracotidiano. A tal
psicomotrices». tal como lo utiliza el autor referido.)
225
224
IV. EL CUERPO
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

rte con él este universalismo y encuentra lo transcultural


fin, desarrolla la biomecánica, que se puede tomar como ante. pa ese nivel pre-expresivo del arte del actor, en la fuerza que
cedente fundacional de la antropología teatral y su concepto
de pre-expresividad. ?rota de un cuerpo puesto en forma, acrecentando su presencia
énica. Lo pre-expresivo se manifiesta así como un conjunto de
Brecht parece admitir la dialéctica incesante de lo Bagre- esc
técnicas que no respetan los condicionamientos habituales del
do y lo profano, la posibilidad de resacralizar el teatro, pero la
uso del cuerpo dados por la cultura o la misma personalidad
busca en el lenguaje teórico y en la politización. Artaud, Brook
del actor, y que, en esta etapa, no buscan comunicar nada, sino
y Grotowski indagaron más seriamente la naturaleza de lo sa-
grado en la expresión teatral, comparándola con el rito, lo que taolo adquirir el pleno dominio de su lenguaje, u..n virtuosis-
on sque se pondrá en escena al pasar a la expresion, o sea, al
permitió a Barba llegar a la antropología teatral. Barba no se- m
entrar en una situación de representación. Mientras las técni-
para a las artes de la representación de la experiencia que pro-
cas cotidianas del uso del cuerpo apuntan a conseguir un ren-
porciona la antropología, sino que, por el contrario, investiga
dimiento máximo con un mínimo gastos de energía, nos dice
en el rito la esencia misma del uso extracotidiano del cuerpo, por el contrario, se basan
la fuente a la que se debe volver. Y más que comparar las accio- Barba, las técnicas extracotidianas ,
enun derroche de energía, a fin de alcanzar una presencia
nes del ritual con las de la vida cotidiana, tal como lo haría un
actoral en estado puro, que en la etapa pre-expresiva del en-
alumno de Mauss, valiéndose incluso de una cámara para re-
trenamiento no expresa ni representa. Es que el concepto de
gistrar los más nimios detalles, va hacia algo más primordial,
me-expresividad no toma en cuenta las intenciones del actor,
como es la energía corporal que sostiene esos movimientos. La tampoco sus sentimientos, emociones e identificación
fuerza sagrada del ritual, transferida a la escena teatral, hace así como
o no con el personaje que se le asigna, trascendiendo de este
que por el cuerpo del actor fluya una energía especial, y que
modo la psicotécnica. Esta última dirige al actor hacia un que-
lo desborde, animando el espacio que lo rodea. Para que ello
rer expresar algo, pero tal voluntad no decide, de por sí, qué
ocurra, los movimientos del actor no deben ser mecánicos, sino
debe hacer para lograrlo con la mayor eficacia posible." Frente
que tienen que estar acompañados por un movimiento equiva-
a este razonamiento de Barba, Patrice Pavis se pregunta si un
lente en su sensibilidad o espiritualidad. Se observa especial-
cuerpo puesto en forma no es ya expresivo, aunque esa expre-
mente la calidad de la energía, pues, cuanto más alta es esta,
se traduce en una mayor presencia del actor en el escenario. Al sividad sea no intencional y no comunicativa, por cuanto no se
propone transmitir nada a nadie. Pero tal presencia, aunque
igual que en el ritual, el actor puede llegar a ser un dios si lo-
nada se proponga, ¿puede acaso no comunicar?
gra la energía de un dios. La energía, gastada a manos llenas. Lo anterior nos pone ante un tema que, a pesar de ser
produciría un cambio de cuerpo, la transmutación del actor o abstracto, adquiere, como vemos, un gran relieve en la cons-
del participante en un ritual en un personaje teatral o mítico. trucción de significados en el rito y las artes de la representa-
Pero dicha energía no se consigue solo moviendo el alma a la
par del cuerpo: requiere, sobre todo, de un arduo entrenamien- ción. la energía del actante. algo. como se dijo. soslayado por
las investigaciones de Marcel Mauss. En el cuerpo, la energía
to que desarrolle la base pre-expresiva del actor, lo que nada vendría a ser su vigor físico, una fuerza dinámica de nervios
tiene que ver con el concepto clásico de ensayar una obra. y músculos que se manifiesta como voluntad y capacidad de
A partir del hecho de que cada sociedad establece el sus- actuar, lo que se torna evidente en lo que llamamos «presencia
trato sociobiológico que determina las técnicas cotidianas de del actor». Este concepto de energía biológica se da en varias
uso del cuerpo de sus miembros, Grotowski se fijó como objetivo
buscar en la diversidad, no lo específico de ellas, sino lo que el Cf. Eugenio Barba y Nicole Savarese: Ob. cit.: pp. 11-13 y 292.
método comparativo perfilara como transcultural. Barba com- "
227
2 26
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
IV. El CUERPO

culturas, las que, además de asignarle un nombre, definen décimas partes de la acción del actor deben desarrollarse en el
sus cualidades específicas. Así, en la India la llaman prána
e spacio y siete décimas partes en el tiempo. O sea, la energía
o sahkti, kung-fu en China, koshi y yugen en Japón, ehika no es tan usada para proyectar la acción en el espacio, sino
y taxa en Bali. Todas ellas instituyen técnicas para poder ara retenerla dentro de sí, en una tensa inmovilidad que po-
concentrarla, suprimiendo para eso las posturas inertes del tencia la presencia del actor y los significados que produce con
p
cuerpo, empezando por las de los brazos, a los que no se lee esa acción. Ello nos acerca al principio taoísta de quietud en
permite colgar sin vida. A partir de la mitología romana, la movimiento, que sería la quietud verdadera, que da cuenta del
antropología teatral ha caracterizado dos tipos fundamentales ritmo del universo. En la Opera de Pekín hay posturas que los
de energía: la energía-ánimas y la energía-ánima. La primera actores adoptan repentinamente para detener su propia acción
es dura, y la segunda, suave. Aunque se tiende a identificar- en la cumbre de la tensión, alcanzando así una inmovilidad
las con lo masculino y con lo femenino, respectivamente, tal que no es estática o inerte, sino dinámica."
asimilación es engañosa y no permite ahondar en el papel de Aunque la mayor parte de lo analizado hasta aquí involu-
la energía en la construcción de significados. Los actantes (el cra también a la danza, es preciso detenerse en algunos aspec-
participante en un ritual, el actor o el bailarín) que busquen tos específicos de ella. La mirada antropológica ha distinguido
comunicar con el cuerpo sentimientos complejos difícilmente entre unas culturas que utilizan el cuerpo como un bloque
podrán manejarse con una sola energía. Tendrán que usar las único y otras en las que el movimiento parece distribuirse
dos, dosificándolas y alternándolas en el tiempo. Incluso, en entre varias zonas de él, como si fueran independientes unas
un mismo momento, una parte del cuerpo podrá expresar un de otras, tal como ocurre en el África negra y varias partes de
tipo de energía (las manos, por ejemplo), y el resto, la otra, que Asia. Entre estas últimas, se puede diferenciar aquellas en las
sería la dominante en esa instancia. Por cierto, en este caso, cuales las diversas partes del cuerpo dialogan entre sí, produ-
las manos estarán jugando un papel de contradicción, para ciendo significados diferentes o distintos tipos de energía, de
mostrar la dualidad o complejidad de la vida frente a la pre- aquellas otras en las que la independencia de las partes solo
tensión de lo unitario sin fisuras. No se debe pensar que la busca un mayor impacto cinético, manteniendo la unidad del
energía-ánimus es tensa y la energía-ánima se expresa desde sentido que se emite. Esto último se dará aunque un significa-
la lasitud: ambas representan tensiones, que en la primera son do sea emitido solo con una parte del cuerpo y no con las otras,
duras, y en la segunda, delicadas. Esto queda manifiesto en el pues lo determinante es la ausencia de otras funciones capaces
caso de las danzas de Bali, donde keras significa fuerte, duro, de establecer una dialéctica.
vigoroso, y manis, delicado, suave, tierno. Ambas energías son Más relevante nos parece la clasificación propuesta por
usadas allí en momentos sucesivos de una danza por un mis- Ramiro Guerra," quien habla de dos tipos fundamentales de
mo bailarín, e incluso en un mismo momento, repartidas en danza: una que no plasma imagen significativa alguna, en
distintas partes del cuerpo. Cabe añadir, por otro lado, que no la cual predomina la pura acción cinética, sin pretensión de
siempre la vitalidad se manifiesta en un derroche de energía. construir significados, y otra en la que los movimientos del
En el teatro Nó, el verdadero maestro es el que está vivo en bailarín están en función de crear imágenes reconocibles,
la inmovilidad. La energía en el tiempo, comenta Barba, se permitiéndole desarrollar un relato y, por lo tanto, tejer una
manifiesta a través de una inmovilidad recorrida y cargada
por la máxima tensión: ea una calidad especial de energía que 16
lbíd.: pp. 110.111.
no está determinada por un exceso de vitalidad ni por los des-
plazamientos del cuerpo. Así, una regla del Nó dice que tres " Cf. Ramiro Guerra: «Danza y dramaturgia». en Conjunto, nro. 129,
julio-septiembre 2003, Casa de las Américas. La Habana; pp. 41-99.
228 229
IV. EL CUERPO
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

red de significados que se vinculan entre sí. En la primera, a dida unívocos —por lo que la obra no requiere un gran esfuer-
el receptor no debe entregarse zo de interpretación—, habría una tercera categoría: la danza
la que llama danza abstracta,
a proceso alguno de interpretación, sino tan solo abrir sus s imbólica (y no meramente alegórica), la cual tendría toda la
sentidos al impacto de los movimientos de los bailarines, que polisemia del arte profundo y, por lo tanto, demanda un alto
se dan en un plano de alto nivel estético carente de connota- esfuerzo interpretativo por parte del receptor, sabiendo de an-
temano que los significados que logre establecer en este proce-
ciones semánticas. En la segunda, a la que llama danza de
so no serán iguales a los establecidos por otros receptores. Pero
imagen o mimética, el cuerpo despliega en el espacio una se- la diferencia se oscurece ante la constatación de que toda dan-
rie de signos que necesitan ser interpretados, por lo que tras-
ciende la mera acción cinética. Para ello se vale del gesto, la za de gran densidad simbólica apela en algún momento, por un
personificación (asunción y caracterización de personajes), el lado, a acciones miméticas fácilmente entendibles por ser uní-
conflicto, la creación de atmósferas y los estados de tensiones vocas, como un modo de proporcionar al receptor anclajes en
y distensiones. Al desarrollar un plano semántico de gran im- lo concreto, y por el otro, a movimientos puramente cinéticos,
portancia en la recepción de la obra, otorga un papel relevante a fin de reforzar el plano estético mediante un impacto visual
a la interpretación de sus claves y recursos expresivos. Esta que trabaja más con lo sensorial que con la emoción.
no presenta mayores problemas cuando los gestos remedan
una acción (la de navegar o luchar, por ejemplo), y tampoco
cuando se basan en un sistema complejo de signos convencio-
nales, como sería el caso de los mudras, que resultan unívocos
para quien conoce este lenguaje.
Guerra habla también de un tercer tipo de danza, a la
ry4
cual sitúa en un campo intermedio entre la abstracción y
Se ca-
la mimesis, llamándola danza simbólica o alegórica.
racterizaría por un mayor uso de elementos retóricos, lo que,
al acrecentar su polisemia, demanda un mayor esfuerzo de in-
terpretación. Aquí habría que distinguir entre el símbolo y la
alegoría, pues mientras el primero no puede aceptar una sola
interpretación sin traicionar su naturaleza, la alegoría, por su
misma función didáctica, tiene un significado preestablecido,
como relacionar, por ejemplo, a la paloma con el Espíritu San-
to. Tampoco resulta del todo acertado separar demasiado a la
danza mimética de la simbólica, pues la primera es también
simbólica, en la medida en que despliega una realidad corno
metáfora o metonimia de otra. La distinción serviría, en todo
caso, para establecer que, además de la danza abstracta, sin
interpretación alguna —aunque hasta en lo puramente cinéti-
co el receptor activo trata de reconocer signos, por más que se
le advierta que el emisor no quiso crearlos—, y la narrativa,
que cuenta una historia valiéndose de elementos en buena me-

231
230

1 co á .0a> Si .
o 1 2) __,
ca g ,:s
cu 4..,
6 g 011): e> 1 ,,
,b
E .. ..1.a)1c5 .2
(1) 49 a) o -o
1 08 c.)
8 8 45cs ,2 aol< ns
jo .1 -5:
„, . o o ..,crj. , -o
,,, O ›Y
-o .7i 01 01) 1 ,... E 1
cp „i , u) o cl •cs .
-0 cr 1., o ,-, o a> asE a> 1 14 •—,
a a> 1--'
as
o a) 4 aomi
as 44 • •-• S 11) o ca a>
V. Lo es tét ico y e l ar te

0 1 ZZliztuZL., ..,?... a) -ci


a> E "c1 a) Ci) E ko
(1) O
W cy. 1 0 al 1) 0 c,d 71 +:
1
29 CD
(1) C•11 Cfl
4) stv .._, as ci)
X 4.3 .,, W
• . 1:1 ct ° 7i
,.. o 14 ci) ›.., as ca) c...) a> r•-• c.) .. z ,—,
5 2 . 5'0 a9 .41 1 cl
a) zici>
. "«) a) CO 4) "d O "'-' CI. - (1 -c:S o 1 4 a
i■ .
sz -u - ,.5 a] 5 d
o as(0 a> mo 4-u), a>
_ a)a.
a>C,-,.., r..., <I,L 2 . 1:.1 C.)a> C) a) a> o ,—, '11
, . .,, o 0 Id 8
o ,-, o '4.4 • ...,
,.
2 . o E «s ~
4-' 0 ~ cl a en "O ~ c.) a
1-
1
4,:, C12 •-1 cr u) ...
sg "1:1• CLI CD "II 8 1 ci/
›.> lel Cli o ›-L 1 ZDI "ti
O •,-,c.)cli ID 0
7-i > Ct CD vi. 6 ..O • ,-, ''&)
' a> 0
o 1 . ›: bi°
- , ,..,1 a> ca a. O ad "c)
,-, ^ao.2a)cocus-u) 0 Q
p. ., .4_, ..--, .
- 5 1 -12 0 ,... O
. Ct 1.i , , C1/ 01 "C5
,...,
I-- a)-- 9, a) z C., ,.., 45 CZS Sd ,.., cnsui .1) b° 7., ..... • ..-1
5.. O
a> -e • 1 sca
,... — O ,-. z —
1... a) c.) cts-, 4 — as 4 as 91 a í" ci-,o 4-)
« c"? -o N a)
!".. : •-■ o .--1 .-CJ I., ed • ''' O Q) :rfl Cr V
a 4-1 2 o o .74 9, o I., -0 a)
17:1 11:s c). c‘ o '41> (C) -2, ,, u) o ,'-12 N ci) 4-> E 4 .1:1 ° o o
< 131 g 8 cd 2 cc3z, E o-8 od<12.) ,,1111›,g,U1 0


V. Lo ESTÉTICO YEL A RTE

a) •,.. o .,.., 14 id -.-. .1- - en a> o o o o, •-..,-, o o ..e - y $„, la .6 43 .--, _ y o "ei o ci) s. cn
▪ ., .4.> Id ,.rs -o -o en O F-■ ...., tv ad g O o o
O • o o
•a>á c.)frj›-
,..,
"O
o- 7a1 a) cn 1 t;
1 O44>cn¿. o
0
1›,"8 0 ,1
-4-) us ad ....
2 Ti > s z 1
, . _ ,«
.- m4 Pal O o 0 C., .2 $-, o 2 u2
5) be cD 0 ,., -10 O
. •-. ° Ca e. a) .4.) • ,..,•5 al o cn no $.,,
.,.., g, r . o .....° a E ° E o --' '11 a o ' 9 ° - u) a) o
co) al b•O "-' .0'-Cr> c....-O ,"' o en- e •,. ---' s-, tf)o - 1 O c) 11)
-, ) oas,_, cda) 4-> as . c.> sa -1:5 "ci a) "--.
ci) °
7-1 o ,-"i 0 o o o •-U)■ Z
cil to O - .. I) P.
•,-, s• o y
g o -9 --.
.-1 - c.- 9 -;., 1
> .) Ida , — 0 ---,,
,0 ,,,5_, 0u) ,-,do a) to 7_, 0 a) • 10 .1 1 cil co
O E o o 61 1") "O '—' a, E CD '" • '''
>4 -0 0
.3.) a> 0 r! 0 -1 Ti O o. a) O ul ° •^1 a> ›; o
O 1-1 a> ..., a)
woal-4 a) 0 1..4-› 1 O.15, ° e/-1 0.-1•91' 11 >yr; P-■ O ›' 0 y 7) • ""
E ca -0 o
° al /-7 C15 b°
° cf) a) O 1") "O ° a) O "eg ,, c) ,.,,
o' o o -o . 7) cl c's a) N ci) ch Cr ., 4-) a)
e° -1:5 ,..e O o •-e . ,..• e) "O
__•• a, O. Or•- --■ P. - e E P.
° a) ' -•
P.c..)00 a)- - le 0 a)
r- E 9 o 0 "O o.... t.... en
O 6 a> 14_, e °s., ,..., _, cid 2 to >< • .-■ _, E ,:d cd o cill 4,/ -. __, a, o „ c_, ca so E ,S,.> a o _cL) ,-. o
o ."5 0 a), -0 P. %.4 • lyg j> o~ o a) CL) E ,,„, ,- a) u) E u) .,... 4., E. e 11:1' O E- o e 7-3:, o o a, E o o v,
• 11 1 0e O14CD(1)CA . ,-, $-. O ° cu
4.) CL> co w c o O o o ‘0 . ,--1 o CO) 4«.• ne a> 1., -0 O Eo u) Ca %-O« •• P4.-. a>
. cn , o o a) en u, g g. 41 a ,-, 5-, _, U• ::: o 0 p
•500 ,.OW 0 0.1.1.),caErn 0 72'..cD el> "0...i.->.,a) c•>b•0 0 1-1 "412 5.4 ,--. Ti 2 - 1-1 zP.
p., oO• u a) •,-, 0 -•-■ P. $-1
uO, . N o o o 'e -1 a9 O I"' e° Ti c.2 E O 'Z o sg .,, -. roc) 5 01, e-0... as1-1 go s. o .-io0 o0 ,k,a> . c..,› a).„ •-i
I o 12. ',... ^e/
"" -o-
71' a) o en 1-. °°0 0.)cd 0 tyog11.~aI cr)a) 01., o
...., cn• .--. af,_,-.0:1 4' Ct
C.) O 1,; .4 "Z) C") .•.7OO •'-. O O C.> Á . Cr O e 15 O al o 4.'
en 1., cr•z1,0a„Oool s,g0 een'•1-0 , a g CD O °
a) se) °O3.4 0 ••-• .--' „,‹ CL) ct ,..74 0 ri, 0 ca-11-1 O 1.)_ '-'•-,'`'
:3 --. ,-, cD 1., TS O
as .5). ••o .4.> Q. .--. cts g p O E s',:Y, ,..9, w e a> o -o ° '43 0 4-, so a> ° -- y ^o • „ O -E
,--. > m u) O ,..., o L., a> o ,.... •,7, o 1.. O 0 o -.,,,- -,al O •--■ o u)
e.., 1-' 4-1 O' e,1 O « r> "o o el' .4 . 0 0 >
F. ›, N - 1 5 ,a" 1:$ o•• <3.> cd •—■ "CS G . C) -o 2 1 O . -d, o o^ 0 1::: -u 61 pb- ,..,5 tl°
e ...c$ a)
o •• a> O •,-) • 1-1 O 0.1 oed 1~ O '-' ° E ui O ° O' . 7:, • 14 o ^ .' - O
o. as a, -4-> ....) VI .5 1 .7- •
• -.
s.
N o. o a> o E .-. 2 a> 7-.
...., s., so
s-, .2
4_, cl 9
e- %.-, 1:3" cn -o a) 1-' • o o ;- ■ '-' o * -1
0 ea >,
° cl -el 0 ° t-1 al * -1 0 O O -Pi u) ° . 9". C15 TI O IP u) 0 >< o O 0 >, O o 14-i O -1-›
o ct sal 0 el ^ a) (n d o 1-1...., U a> 4.J a .73 <5 as - ,--.o ' ° 4"' a> O. O w ' el ° -"9, 1 O 1-1 ° en ° o -• E
0
"lcg 1:7' 2...soaom2ga°151 "g'8Eo- 2 15 1.' 5... o •
•E P. 1. 0 Oalc.) -0 7 1 r„,, en 0 ›,m 0 ,80<e) 1-1o.c.) a)
o O e o -■
..._ ......,
..--...
-
01 ,, , N, i
a> E ai •O >1 O
g -o ° a) c..-, r...
1 •, o Ti as O w I. m el •,-.2 71 73) .1 CIS c••) 1 • 9- 9
° 1-1 c.) a)
- •,.., - O aIO
- - - - -
ei) 4-> ',4-) 4-) 42 c.) OV
--, u) al >, a) a) O O -O 111 O o eze. o1 a> a)
o
c4-. -O
• ■rd
-1
o i-i
oweacti--, o c) g
O • -• as -0 0(5 1-...etl-ca n 0145'•-•egi)_ocra)ale
o .....,
0 s"-'0> a) /11 bP "C$ O "U5 1 . 2 O C.) 2 z ? ,_-: o cr, ,.., ..... - O a>> •- ■ ,4 «-0 o
s. -,... w O • -.
- p..,..,>.,cn•-al■ "O ,,, y ca CY a ±'4-, bo 1.. eal - o .0,.0 o a)
o
ce a> 1.: O 10 121-i - 1,1.o a>4-> c„ >< 0.) 01,
1-) a>
hz.4. o P.
•ca Oa),-.19 O C/D 0 a> ° sca • sca en ..., .4,-:. 1,, 4, $-, .-., - .--i -,jj 0 in o O. "O
cd bo 1">44 c,j' _- 4-+ 4-) ..•i C1) a> ro o ,..9 oa) e0leo,...
,.., 0 E ^'
0, u a
- o ca o
)
e 4-' -. a) r-.-o , Cd
g o a) o QP
E o4b ccsg .oo o E :Eo a) .2 g ca .h- s'A' •-• 2 ° -o •-• o
u 111 o -crl o .12 as o c> be o0 .5, a) o ;-,
óo a) 0 O o -o al os
? -,-,
7,4/
o ... O P. P. o -. .--, o) 1... •„ O' c.) >, O. a«..o a -o -o e -o o o o -o .--. -o o. a) ,-- > e c.... %....
cl 1 5.5, ,. d' : 6 1 CV
4 .N E • .. 41 O m ID, • 1 C-> a> 4 '2cr....1 1 . c. ,, 1 1 I; 1 1.c 6 g 1 74 ,g, 1 c'd dl 1 15- 1
o 1 ad E o ,,,,
,,)
z 2 o as o .8 0 •,.., -r,, a> a>
4' 1.1 -'' 0 "
F..., b.0 • F: ca O u) O
e, .,
0 O. O g.
o
c„) O
a. '11
y
• ,D `0 o . r, -1; 1:5
c.. i_i. • E>. >, cD scl
Q.) 02 -o a Zc>ci
...? 5, 01 o aS '-'» 0 o
0., o cf) o" 4_, cr o
P. -o
,-. . 1.), , 11 '-' O ,--al
el> Cid •-■ O O ct o
■ 0 „0 ,__, o ••-•
§1g.• co 1 . 2 ,,,, .5 cd -., , a>-r j1 o
1-470-o •"e211>E>a>o
a, ,0 , ,,,, c2 g a) ca ,a, e e -- -,-) •-, .,...1. so ......,.., 9 ..ci . r>, o 2 0 .-CT1'
<„a> o 1., a) -O "O e->-...19>--,0,/oo .2 a)a, .>
e° ^-'
,„ O TI a> o LO ,...,
>' 115, ID, `Z ai s'" ct 59 • ''' a> ‘, s O cid cn :-9 cl) 0 O O
- o_
o ., o cl • „e y ca al > ra..,9 cn aF1-1 -;.1
-■ -0-. Wo 1 4-1 O
e
z., • '-' +1) CL>
1 ts1 ,o'-' w 5' 1-1 1.)
.1) -1 O1 M O' "CCr
a., > -4-> o -< 7:$., co 15 --' E o -10-> › co ,,4 0 O icrj O 1
F. en _o
o c.. d 2• -O•-■,„.,
w c.) „,
,- e.,
,...• •• . a,
(1) ,m O ,,
,_, - 1 (á' E ' a
''' I • . 1 Q) )4 .0 0. o C2 ea iót O ° as 1,., C, '2 O di -1
S be 1.,
v, O 6 ,' c.> so.01>-.Oads..,, o c.) u)
V -, ..,
4 -ci
e a> ,.. .2 a) o" 1-1 có, ..›. ,..7_., ›, „d o g4_, ›, u]a,e) tf,' ,.,1' 1 g a> a) -. a 1 a) ca sg cd
0 Cn b.0
c.> a> o o l-i 14, o
eh „_,
P ,..._ y .--, c.„ o eil o a> co o O cn 1 "t:S a) a (1) ,.1 .1.-2, ..ci 0,
,c•51 55,..,
>¿ -1 a5 e . ) a) c..3 •E
__. a) cr ,a) --
o ou ) O -0 c5.' a> o o E c,..., o. o - 1:1 .-' o o -o 1.. o ell
,c) 0 yo a) -, s-.
o g,111) 1.,
ol <1 o a> '-`,
o - _ --, -. 4-',-, o >, '74 '''' . en 4 O
o ›-+ l
e-1 .e O o „
o -, a)
,_,-.
o
.--■ crs d CL) O n Id m
...> "O ai -,GU
a,
,.._ ..9. ›., O
a> O
> o
- -1 O
TEORÍATRANSCU LTU RAL DE LAS A RTES VISUALES

-o zi bit, o ..„ a) .9., ) ,-.4 o <4 U o•


en 1
a> .-. = 01-,ea-,-› :1,:f. o 1. :, a> d ° u) "O O O ..,

o . ca
,c5 . o •
c., 0 l -6
e., •.. 1 en
~ 1 • u) o al (1)
, cl 5:4 , cn 1 to e r, ,0 o o a> el E o o o so ,, o 'o
cd 4.) 11 CD ....1
.z5 „,s-. -■- ,„, s o o a:::i cr o." sa, a) s. w o o., .1.2 ._ ..o T.., ..,../
co -»., a . a, z 0 .-., a.. a) : bro1
1.-, . c-5 o cn 0,)
3-4 sal ct 0 -4-.>,„ 0 1:1-i-20,

CL) 4" w
cu c...., Ñ ,g U2 ,_,
so.
.--4 ,.., •--, ,,,
0
41 1 C1 .-5 M CI s 15 E .--.
C1) 5 O W 'Z' 4:" 1 1.
CI) 91 ° '7... . 1'"0•«) 1 8 c al ) bn •lw e 1 ' 1 r•fr,,
<1 ) 1 ...,
- . )' mi
C : '•w..• " ,-, 1.4
• ' .~
^
..a. p.., .,-,
- 1 •,..1
0 a) "O '''' P1 . 1 ..° e..) Cfl
u) so1., = :-, 2- d . _, 2
c> 6 -- „,
,i o Cr Cl> p 2 1/ (+52;00.1)
- a) 1-. O o c.. o oc,10'..-i.,,,,c) 4 el 2 sa a )
1,-,1 -o o, c> „• o o o 1 .:.-.• 8
o a)
F.)' 1 -0 al 11 C) > o. 1.. ) -g 0 cl 0-. 1,3 a) 1 c> -° O ^0 *.r> zn CI) "M -1 9), T1') ..8 . a> U) cD bio 41 0 0
•-' "-i -1 (1) ri) as 72, a> 1 •,-, c.. e. o , a -,, -, a>•-.O g' o oso so o
•, _a
•- ■ -.-. o 8 o •-i -s-5' a) "O IP a> 2. ,D
a) -e ‹,, 15 ›, a> o a> o e 5-. o P. P., .,... 17:1 o a) 0 „S
-2, o cn
cr o Eo 0el,--,
I.— ..
ct a) ,•° °' O 10) 11 2 7.-,. 1 -S^O 1
" ., 0 9os 2.), .1 01°
12 11)
ct,•s., , c.> woc7'
0 7.,°■ L'' -o 1 ,13) `1 --0
+-)«5 1S +.,a) .,_, o
--, .-. c„ tu --, ca u, o O 0 0 osoco)
o ....) .„ -- r•-,
> . ,$_-; a) 11),y 5 ,.0 '. ›, c> e o I., 6 -o 1 E -. O co
.-9,
-8 ca I . 1,-, -0 o "10
E co nd , c> m
.. ,-1,
1) E1 o
_o "-, o o E ca
a> O. no TI y ,a, 1 al O
0 ›,., o .,_,•.... ..._ o 1) o a)o _, ,o _
o„ ..-
al "O $- ■ o se›. 4e a) o ,.., c,a)
. 1-1
e .4.> "O s.-a> , 1:). o ,i, - O r 1
o o coN
z5 4_,
e. en O ID ›. el $.., ,415 0 ..0 eOOda)OOolocnO -
14 -1->
cc$ o 1 no o ,n- U) re co enccl O a) ., cD
r..) ,-- ■ 7ts. 4-1 ,r, 0 as z
• ,-. a 1.. o
al g 4 cf. ,-r 4.-1 ;11 U) P.5.›Y. T-I . ,...
e-) I' F-e l) .4-' a> c3
u) - cD .7.:, •,-. ^o E .cc> ° ›.., O a> 0 e o 1 , 0 .-i o o "O P .. ) o tsib o a> as •-• PI, o a) Elt. ,1 -O 5.),
'-i
,,o
° o u) "O re, Cad 'ad 0 0 1 2 o a> :o o 0, 5 4 o u O o 1., ; .... 1-. o -o "O ucli .., E '0 -o e o ce re)
O o cn
.-i O so O
P."0 c.? .4_, e 1
(D : 1 .,..,
„_., q z Acrs-°
"O ir) E.1 ti, e so o- o 4-1 o o g o C.) en cil o .„ . ..0 ca 0 I., , ,.,
CL) cD • ,-." a> •-■ a>
a> . O a> b°
1-1 ° "e) 1" I° ° "g so
"O E "El al 1.st-4•• b.o ccil Si.' "O u) a . E") ° 2 as "O a) O
'J..", lo .-, --' • "o' cr , 0
-u -í CD O a> P a)
E 2 __,
— a) .es z só, 5 at o A-1 _
"O -O er' . 0..) 4"-->' 4 "O -1Z " in a
a)
EST ÉTICO Y EL ARTE

.15 I)V. in1 O cd


a) o
s1 1 1
cd -••'
4.., o
_,,
d>
— -.
.2 1, 2 2 z <_.<5. 2
a> 4 1-4 o - 4 -' g O 2 01• .2 :1 1.1) .,..I, a) .,-cr).4•J O oas oo as
<-. 11-, o
a) i.. ...
I<
cr.
Cr)
;-. 0 tp« ^ 1 O r4
.1 o 1 ›,..,:,..«5 e8 p,
. SZ: -1-> 1 as 1 e
. .d a> 2:) , c>0 <-,
A - O . 'a) 0zo tn> o-- , • oo. .52 O .411 cm
ce 2 a> o 1-.,4 ._
.5.12
4) o . cd Z
,cd ••4-4 e al
c., 1-1 o • , e o ..73 s o
o cr o as o
---• ..re O 4-, u) ...-
cl `5 In a> 2 1.) 14 E 12-4 ti :19 1 -4 e 1-4 a) r...,
' •, ,c) •—'
4-.1 2411-.28 cid cpu.c) XI
6
,.o
O TI) a>
O 0 • ' a) ;,_,
14 0 cn as - _, 4 g -0
"0
cv. oo 1'+«4 ea oo
s... o Q•• _,
..w z cid as
c13 '14), oC.) e...,
c.)
s.; _Ca
,-
›,,,
u
>« ••-`
...., .. --. g -
(1) g e E 0,
:--
, • .-1 .F, 0 a3 .I ,J.1 .. 0 '-,-
,„ .1.1 w
...,. . sw ... 1 rj • .-... 1 2° 1 •. 1 1 .11" csi
nr
a> cl) cD s
N •,-. ,..ict , o 2 ...,, o›.."-,.--'3 4-.)
54) ct
.., -611) en 41 -I-, •:t.
V. Lo

O .--, '&11 1)
1, tí
c. e -- o as e oeCco g 0 v7 )-• cd o • ,-. «...y 6.
° CI Q L CI) °..-' t ,z ..
-id 91 , a, o TD o - , ,) 4. sy4
cd , o, or. 1-„' -d o ,4 8125 ..
C1 "-,
N g.) 0 La ..e ›,
s ,_d
•O 5.. U ._•• c,„ .., c,1
-
• ° F-d.4. 4j
S? >c/ 2 '7,' g 2 ..,o;-1 u)a>-enZ: ,n.°(15' a) "-'<0"c9o •.'"' o 7-1 -cs -1,' o A ) mi o -o
'V O. N 1.4
1-j -o o -i- u El
ed a.) •71. ) F.., o o --á 11 g 17'
o E7.0 _g. , 11)
o tdi
., O o 424
..0 E
o 2
•.., `"›, 1
FiL). 1e, 41 I> l' 1 "E> .6
Ot. N E .a) ' ' 15 a) al tu o 0
-0a) -15
a) .a
, 0,-8. 8 „e E -er-'a) i.)„s, ájo 03
-
›, Q) o -o -,,1 a
-04...
ea e.) o u) -0 .2, 41CD14-:FI 8C/ 'T-1 g e -o O 1 g g
o ,.0 .5 o o „w :2 •
E
-1:1 s.e za;
u
-1151 ‘,95 z 1 o 2 ei)
-94 .-. T: 2 rle'l ccd -1C) 'el
y .
, , . > E =1 0 u o
O C1) c_> -I-1 „t5
Q ci), 1 4•) C • -) 0 o 1.i3 • CL)
... Tu
-ri
m a) 1., ,-• z *-4, '
... 1.. 4.,)
s,-4 .. W
6-. Oo ... a) Ce
s
...Orr 14
-0 o o z w
W ° el. .1) r O 0 14 tu) 11 11.1
.. .12) 8 Oen'—' -1I"'-' '44 4") ''' ' '•1 •'•' 1 ._e., A
- - — — •11, cd O 8 ., o 0 -21 81 ,_-.t), E 1s 'I "471 1 a ao 19
og 4.D W
P-1-1■ 1-31 I. ›'
g g T. j e c o 1-4 O 1 61) 01 521. 08 1 LLW a>
Ñ ... o 611 5 C1) 1., 1 1 13 1 -171
O od . , ° asUe• a
g a)co . 1 .115 a>g 4-o;-4
93 „, o o o u, ,s, g 1 11)
5, e.....ene.1 1 CI 1 '12 -6 cr
•mr ■ ,
C.)
O I./ e.) ... „ cs nCL) o 00a)a)ouí'oecr
z ro) -o 1-1
o ,..9),14 1o 5 N
sea y5'
en cd
0,2 0 2 c:,1:1■ 0/ ,g, o r5 '1 ., <11 ..-•
.0 so c-> •13 e.) - '4_ e ' 1:1 ^- .1:5 ,.., 1.>.1.. o 72,
' 4.) 4e1c..)4> c»
e -,-
- (14> Cea ->
...., .8 bly 01 ›, a) •ci
-111 •--. 2 '-'.....1, .4.)0 N
" w 0 • •- ■ -P 0 u) N 4g
1.) ..., 1.1 1 `CL> ' - et 0 cd -z o o o y ct -e . r., o - . 1:2 a) o o er
..- {1) .- . 0.)o a) ›,
....--. p.,. oo 17. , ha
a) s. . , -, co-, b.
a) s<1 ..z. 0 y
...., 0cd , a eno ts, as ) 4 o E '1-1 ,•Z . en
c., .0- ...
-> a) .4-,
.0 1.-.)' 70. 4) ,-9 .5,d1 cu
a
,, ,,c, .0 0.9 ........ •,,, ci) 11
4.,) ,... cl)11 e o 5.
ga>;"--1
'4_,' e•-■
5 ,,, o o
O ...
o V 'a' 1 -C13 2 gr...d 1 E . 1.1' 41•11 I.,w1-1 O
-14 O ?.., F.-. E e 4-> • ,•4 ,=-1 so •
co <51 4
o
..< o > ....1 a) as -8% -crs' 1 1 a ' .), x 2 ›.,...., ,1> -0 '>-"E> a>> o '.. 2 • Its) '
g -rs 2 cD 41 Il O CD
a 54 0 0 en cf) N ...e
bn a) • •-■ O ad a)
044
,,,,, w "r) en e
2' co .4 T.a>., 1. .) „_.o —, 7.;
._, a) -, ..< a>eo ,el 1.1,5 IL) aS e A '...' -2 8 . -2,
-4, o• •--. 11 _04 a) -, z .< I II e 0 -se a) Z' O .-. ..1; a) 40 as o . 2 ti e O o -e s-,..,, -. ,.
o Tu oo -e — ...4
C13 e a as r9.1 O I?, o O' - ,, sr. et -im .1=2 e 9 e a e ,..0 ..1 en 15 O 'id o ro 11 o < 111
' - -0a)Elo o ...o
1-1 / 'O
O 0.,
cd o e 1,$)4o0 „ 1 1,3 57
,1els1 .9_o .11
4 7 >>,4
.-d „, cn
O.) O O O. !, O Cr
,,-
O > 0 $:). cuw000
O z ›, en lo cr ,3e.15 ,
."0 -0 u) N Y› *4-
u --' o
CA c.) cd O. C >-) • ;-) '-'7• 1 •T•
# ', '-f 1-,. .* 7S •C •• 01- 5 0 .O 6 71 cd" O Ti') tj (1) O 0 O
cl) cs) c.) 1., • _,
,-.
0 1
:91 a
'-'o,?,10
O.
CD .45 1 c-3 •.2 u) e
a> ..-.' ,-, y e a) • tan
cr•
-• 1_,
0 • ,--,
, . '> o g. a) s... sed Cu E
• -. • 1) 14 lo a) en so 2 s., Norlo o
' • 4 '4 bn e -•-,-) a) CL) e c.)n::$
° wa) O F.,
al sce 5
> o ..1 "Zi k
• ••••
e1
$4 tí) Itl W >4 0/ • '''. -J 4>
o O a> O 41
a> ••0 4-D 4 sO •
O 4-',. cd
ed g> 11-, cp e al a)
o
a) • ,-, O CD
ea u 4, o , 11)t,, O cD a)g
C!1 o "el o c-> 4-,O .4 -0 ,.., e 41) o ..,, a • ...1
cil s. .= ttl) CA C.3 O I. CO C el • W E —
S CA kr..1 o O • r., ,0 O q. -, o • • czt 0 c> a)
e • Cus -1-). o a> --. 5 -o , a) rn -el $.... :-.
a)0 -cr> E a> ,..,
a>„, o o
'..- o 9., (1>
... .« ...-r E •-•
c”)odc.)41.•
o -,-/ 15 ._,
--) O C.), O cl)
. -4 W 14 g e ..)
a) ca °es, -4-) e1-4o' o O - te cd •e >9 a C
. „, -..••
. • U) e u) 0) cd e o a) Sa, a) /444 a) a) o . 1-
4 ? 7,d
, --- -4,14 o C. w s-4 0., e o eten et...,oe c> 04 ,« s ?
-
...- - --
- . a) o y o mg
-cs -o -1 ca no ecibl -JIS' as g 4-> ° e E O -4-4--14>o. c>
. , - - ..4 o o 4-> c.) - a) e 4-4
. 0 :1 '-' ed 19, o 0 14 ea ,a)
-• -.Ir •••• -1) to U) •1:1 . o I ...., ,Q ..--
. -•:) 49 CDle!
e
... u) •,-, ey o -as• -, (13 ...O O S
_
...... y -1 2 e til Id to oena) O en en C a> 0 t:I) .y, 14
, , 1 a S od 4,1
:.'.
••• cd a> ,„.,
7-. „,„
,■. 1,0 ...I W Ct ,T:
D ,c1
z. --. ! a
d, ,41 ...1 -csi 1 1 • ai
ll) a
ti ."01 ¡
I
, •••••■
— - -.o
„,,
■• ....
o u ..
, 4---- - - - -
.... "O
, O 4
91:5
e ts..7..
O
i-• C O •>
14
-0 a) y o 2 c.).....6.«, „l
- -- - .-• 14 ers e c111 4, 1 .,-.
• , _ ..-• , — -- _ -I .. • .. C/3 a) t., o .Z,,,
2 U;e 1 -8 8 1
.. Cn 0 C.3 .5.2
a> (:)o a)u) oo, a) 51. 0 00 ,4-1 CL) -1, • •-1 ..-.
••• - -.-
__-.:..-__. ••• ,,.-: - - 111. 0 o., V.
CL) • •-, •1:3 a) O e) C.) 1-i
;7:„..... o •—• e o

....7,4.-.....,---...--.,- ..... O O s. O d e
CILL g.
1 „gr á $15..1 ,IP res,
. . COo a>.5-,u) ,-,
O /•'
, .....,
..... .-__-,-_-_--1,..--- .. ........• . ,CCS ca .4, cd
••••• ....., a) o --> O CrO
E T'u en
oo e o a> ce ri
•.11 -,-, .4 1.;_i ,_,
_ --
----e—.......
7::- ----- ..„
z -...,
--.'......
----7-r. 1
• O .03.) •.. O - 0 E5 112 c-> co
o 4 10
2 7,1
°' nzl
czi
c) cu., 1:1
a.) 4-1c) • 0:5
E ,:$15 .11..
---...---- — — ...... jr- —.• — _ 23 O ci) o E a) a> crs
_
..•

-44.- .. —...... -- _ .. - .,... ..z.-- ..._ - - 747 I.. ZI.), 7
cd 4> 0as g,,, C.> .0
N o e . as o -0a)en "a)
4> CO
cf)
ea O. cr e ›, ,--, e.)o s-, enn e O ^cS N
cp o o .2• o o 4.>
V. Lo ESTÉTICO YEL ARTE

c15' ° cb 19, O a) 6 °I
cu — o e C7' CA" • c.> CO Pr4
0. 0 Od O 8 Q) (1)-' O O o s. c)• o.
...,
O 5-1 C.) w 0 0
a> 5 .,,,
° 0 O t D 4- ..4 O C.) 0 .-, ;- ■ ''' "' O a>
4-,
ca a)7-7 '4-2, a>
en • '''''' -O ,,,, `<I o C.) a)0 g. -0
., CL) 0 E o c)
-o c.) al as .0
g, S~ s.., 4'4 Tin cp O •
Q. 0 a) a) s i -
a) 4-> 0 o O -o Fi o c.) 4-> o o •O o ,17>
. o o ezo - 7. 7, ”4:1 • í--4'
o
res
- a3 0
o Z>" a> -O ›, a> o c5 8 cl 1 ›. C.) 0 '-' a)
e., e, .1-D.
" 113> as -oosp., g O 4-1CA CA
o "-' •F, o 1•4 -O O --, TI O, ,-.4
O sas• -O O 0. O {iD) a) 41 > E cd O Cl)
(/)
'41 et 12) cl> •4-.4› I., 1 O •"()) 0 g(1) do a) 0 "a d O CI) o ' ^' 0 4) s. o,
ceS c.)a> og S4
o a> o <1> a)14 o
a> so --) -4-) oca<4-, e) o -cc
,
4) s. G. O s. • o: O oe T3 4 >.
, co "1 O I-1-1 O 02 eno- V O 41
g
a) cr •. . 7,1
1 ; t>5 o on a> o 0 CP 7-1 C9 0 14 CT) •!.CS '11 .--/ ,a9 n:1 1 ai o e °
a) o CO a) 14 1-)
Z, O w O s a) 1.1 121" •""•=1 u CL) e c.> ea
oa>ot.., S ee o 11) 0 0 ›, 90 0 O a> a> te o o ,-,.. 0 C° «3
0, ›,
- .... w as o
m
O .5 saSos. O O 0 e, 90 c9.-4-C.) en V) 0 C"I ai "1:5 ..g as
a C Ñ "es E ° so o b.0 oo 4,9 4.1 5 ° ° ° ,-, o a>14 e) o >
cr) E <9
o t.,1
• •o
Ó -cs.1 1-1 a> .13 1 .1 11' .4-> O
4.> .., o .•-•, • •-• •-• •-1:f
.., a) o _o ej) 4-D •-■ O a58 en
CL) E cr CP e • 1-11 ■—■ .--4 ,—. a)
o a> e) a>
s.
4_, 4-> o. • a> i.
oF-4 6 c l so a> a) b.0 MI a
$•< a> O -
Ó a> E 6-4 • .14 C.) 4: 1,1, o :512 o
,.0 -4-, á) -› o 2 •.-1
.., 1:14 CD CD • r-i
o 1-1 u)
.4.> CIS Cd O4
5. es co a> O o
1 al • •-• •—
co , , .,_, +a s) 0s) 2 »5
•_cp, 1 o s,O . a> "O o w O o a) be

CI) ct
-4-) o a)
c/ g ..., ,..,F-,,.<
O .• O g {.1::,) , 1-15. •.--, - a> o e > c° CIJ1. 44 c» 14 o Ca
•, . > a> g tx0
"o a)"C/
O o cs' 71i al so - -
g. er
1
6 c,5 4_,e O 78 . Oc.) ...as ^4 •-. _ en aS s o u) O a) a>
Uo 45 915
.7..'mi) ....Z 1Z ..."->•-, 0 0 ^O0 a) CD el 0 CD ,ces O s.
"1:1 a. ) ... o o
ogo
cs a> o en
a> -o sa,
O ‘,4 • '' ea o o > a) O g en .... o d io a) a) a) -0 0 .2c.>
o., o o5 72 2 ‘.,51) 4-1 o •-. CD •14). 8
sil E a>
1 m 2 C1) ■a;
8 . o -1-.) ., •_,— •e=
cri O a>
O 411
E EE i ce o Cid •5.. crs o cd • 512 a> 45 "d(1,) 1 CC1 "' •-, 44 cs o O '1 0- ea o
a) 2> O 2 .2 1) 0 7:7> a) 11 C.) s.
4-, o a) CD C.) o —, 0 • ~ 0 o ,.., o _. o E a) 6 a> • 44
O d Q>
•:74 o .2 ..?..
c..) • s l o --
.4.> •.... c.) ■ eci •-, oCl>
>4O
a> cd C.) aP e a> 12.4
-O • U) en
va •-0, ,--.
(Id 14 -I-) as "O ,
CL> os
"O 5 : L. el) a)
4-> o
"C
c> r4-1
.. soe o ct 14 14
•,-. Z1, (1) e e e 7.1) ° It) 0 ,-2
' 2 cri a)
aS en ig -6 en CCS
°og e >. s•-■ o O e aS o o, O
o0 el 5 3 cl 73
en 1 III .,.. a> t CL)N 4->
^0 o s. o o o o cd P71 1>
4-.1 e oIg o o l>0 cric'l d o E u) ' F.,-''1). a) -e
_, o 4.,en .4e oO`-> 1.< o -.-' se ,-• o a, ~-id oO'71' 11 o. o 2 4->
.c.)
cf) Q.) el' O •,-, a> O o 0 •• •-■ o o o .-. 0 -0 a) o ° a) O o ,za cd o aS
c.) Q> W ,111> •-• 4.> cl.) bi I» +-I
• 0.) a) . 0 e.) rn o. 4) o ,.g +).r .4 A-1 O O ,--1 ..-4 cr) 4.
- Of 00 O 14 o ad,,,, o o
_ o 1.. g .2
2 5o g 5 oTn.' , s... a),., . O...
-4- • ■-■a> >.4
O
s ^ blOas o us s.o>, ,-,.
CD ..-1 (1)' 4 ›,
,.J a
.11 4.>
.7e Ea.meo3 C.) t, c.) r-• n:$ ,,,
14 -) ....1 I.. ./Z "/: O .-1:$ C.) 2 0 1-1 g
C1) '''' 'n, ', , 1 ,-.
"' a.)
ow„Octoocnoo puct.)0,1 •• U
F. $« $•1
•• ■ E'—i e)4 1/ 0) r-■ 2 el 19i 0 a) so a> E el so .2 o -cs ti "2
• 10
co Cd
o ti, Id
Os .4 . 2
st, Te' O -Zis ,a) al
ct , is■ 14
0.. sluo o o w Nal ,.._. tia> '4".."
o
a> s-,c> -0 e..) s.. «s- i ,.. 7.-4y00 O d $., ar-0 co 61 cuco 2Pz . -:19) al ro : sS a: 12.
cd, o e e m••.>0>U o — )(1)0' c.> ...> o ›,
O a>1) CJ cl a) e Q. CD cu
l4 •-. 0 . 2 al
cu cu 2 , á ai
e, s.,
"0 0 GI. ,, 5+4 "O r.'' 0 "C$ • CY$ ''
a.)110 $_, .".rj
4, sO 0 e
Ú
as 4:1 O ces ar o ca "0
Oo o5.1 Oet.,(15 a> cls 5 sCldb-0 -. cl) o g, 1 so ca
0 CD •a"-' -1"' r< s0.•
* , 0 e0 ,-0.17,0d;-. cuo.2 T',
ad O en e 76 11 '-' ''"'
V as a) _so 4.) a) -eS o , al .,. .> ci)- -o o -4. g o et .2 _s. ..> -. o
o o aS
as
erd 4 o
o c 5)
..... o.,
lo
o .,
•cs e a) O
g o ..u')
8 '1:'a) w
Z o a) >
.O, • , O
0 •-.
4
2 . 9,
,—. o (-.
o
so
.., sC1) Cl.) cu
0
o -4 o14, o
"•W
o Ñ .. ,, as s. -0 c.)C.) o .) c-> a> 4 o .
O • be 17 ••-I ed a> 4) -e 4' o o. a) in
TEOR ÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

c 8 u)
a> a) ea a> • ><
a> ch so a) O ><
4-> O ro a) •-. a) a)
_,
za.. •rd
54 11
La O 5 -2 •••••• »—, 0 ..-
---» 19
uri; e.> 01.> a> 0 ° ci) a) ..m ,1-1
•-• o o •-•0 - CD Ú -11 •' Cel ›; Z Cal.) Cei~ 3 00 15
o a> s. mg O "O a> ce .° ca 1 re'6. -0
-r-i•4.:'o e. ea g,

c4. o o aí‘ ad
s. o 8 o eÑ O ,0 ..0
Ñ,0 •EI O l u) .,o c..)
c.> to o c. 6 c.)
ca- O a>
-
8 •1-3 s. 2 E ti, o o 4-) -o •, 4 . . i 1 1 0 111 S . CL
9
i. D : «S I a 5 1 b80 15
C U1 ; (19 , 2 " rC"S1> :r
7°C/2
0 e ' o ".5, .12 Ir:: Q O 'od 41
45 .2, .2 -42 o yd .., .7. a, w. cp
a) .4_, N s. • O el El 4..t • Q
.-‘ .11 TI 11) 0 1-1 os'71)
; 'd . "' @ A r C/
•;_1›, Caci (9 "8
O -o od a>
o
Cu
O
8 .12•-• ....,
-, 0. o „<- I s. 9 e .11 cr 1 o
g tp> 0 o •••1 •
O s. o To. o • w 5 __,
•F)
O ,.., -15 0 á4) °I " Cr 49 . 2 'II "d o
'C.)
gL, o to a> vi' • (1) O 4-) Ct rn 4 rn MI . 4. >
(1) ri) ca O
a> s. o-) ,—.
O '4') a) a) a) a9 sz .1.) id : c..) zs, a> CD .3) C) ,, -I-D MI u)
rn ci te„, 1-1
*o a
o c° o sc/ (1) s... Eo 6 cy. • ,,ez. o w sol
4-> I"' S'i O O O b• 1-1 t' D .-" 1 , a)
C a> o' E
"rd us• zs,
,_ •— o E o
Dgo 0 dot5. 1 o • o F z 7-71 noa) '17) o se> as --,,, o o o ,.00 ct y
0 ,c)
o
us. a.
E s. o o o
g -5 o ..r.• 2
o O 7-, —
›) a),zso a. o o 1 1 ot Ú ,90 cil- .,_,,,,I. at.) .5. •>.••-• o s. CL r°. »,,,,,,e,„
E <7,
E 2 2 ,o _9" 0 ooo O o 5 O •,•).;
oo s.c •¡--i
• s. o X o :70 C.) 4-) O 15 e c.) >1 "o
• ,—.
, N
E X a> Cr4.>0 • al^ (1) s.
O ,•4 fi ., ro 2 Wrp ct a>
c\11,1a) ba 0.) O e.> es el E el5 ce LI.) i ..., o E 15, ce o o ...) o ›..,
O o ti 5. .1> — c.> b7, 5 .c.) o o oo.—
—..
a> $. a)- 1100->ee • cr
oO Eg a) 12/ 1:5 115 O
a) cp c) e O c•1> so o o ad .54 ) 7" -9 ,, 11. 1" •L.
' ,
a > -2 h''' II' ° 1 O
$:1 a> Q. o a> O c.) O O bu..o a) E cd E E 1:11 s9, E o 4) oN..0o..— 7', c.)
s,...._
- so-es o c.). ---.L.,
_.... so c.),-,f:14
o ,--t
"1:1 4-> -
<7'
nt

o o 6 _9 o o ca OO00 crs
EST ÉTICO Y EL ARTE

2 s:4„ , 61) ...9 -,,, Id 13


> o 1 ' (71 o cp c..)
w
4-›14o 0E N n, c.) w 0 g 4., a.
od ›' 9 1:3 ."'
s o0-'0 a>
- ea
o., 0.,,> a.
,., a, •-• 7.4
- a> a)
- ca
.-. e.)
• ,-11 44'
CM
g Cr
g•0 . s7.'o^ a, o 0 c.) a> .. 0 ..,.. g -o 7; 1 .1 l'-' li' a> .,c1 ° 4 e 0 2 0 ....
4 -0
°
o 0 O"ci
,__, p.. o - o aw 0.) e ...0 10 x ' ° ' 94 E : . •:.E10
S-. as
0„/Ecipl . rs 2 ca .o°..„ m'E'
o cl) ro _ „ . „ • e -0 .0 1 ) <i) • ci, a)
o •o 5
'5 a> g 4t)" a> a) ° `" r..., 5.. , ,... o .5 eV). ac-) : o .... "5
i ..; it
tcY 2 711) ._„ oa)--.
V0
2 cri
s
,,
>-• O .-=, 14 a)g.-. cD u j $., o z 1 ...., o A- 1 o ; c .1 sn,
-I 111:1 aii s. 0 a> ne ,....
g . (111
o •., •E:1) o 4-> -. O O 0 s-i , sa) •- ■ -0 0 0 s. c"
CA U) o - E. o o 73 0 o E 5 -cs g a) 4-> U) -11°
aro o 1
S-1,to00 0 0.u) > al ..'
:PI en a s. e - e. > ° ° w 0 4" s. 1-1 ..' ¿ o . (1) o › en
,....,
cl) -- 14, s o .3) 1 I cp c)
en
■ O/
0 I) -0 a) 4) 51 ... 0.)
,_, u) ad 0 a.•e--, ,t) . 0 „, 0 ° g 1.‹ a.) 11) 2 --, a) :s o
V. Lo

cn u) u> 7-4 --1


,-, 0w a) ••-,
> 0 s"" c.) 4 , e ,_, -7 '"4 0 s.., 1--1 co
a) O e • 4,-.c..) ;„4 ., en
. a>, - a) cd o > 1 ca
u) u) -. ---1 en ca
: 1:1
7 .414
, -6 u)as -0 as u) ,cd ,-.
8 ca 0 "rh' o 7,'
, ea o o
al O 5-' C3 04 . F.; s.„' 2 e s- o r;
ci -0
a) •—I
N
_, „ ,..., .., cl) 5
o o -g o o. 1) 1 0al ocoi a)
0 , •°) ó.2e „. 0 '0 -0 en w
•-■ 1 • O • o o o u)
a> o '''' e.) «-' E
••-4 .E", ca 0
.2, 46> 1., -,-› . E o, _
e ,
„1 ... 14 cd ,..: _...
• .) .-io u, s. 0 E 14 1
o o. 0 ,_, ., o •-, O
,
a> e ;- O e..) 0 a) a)
80 00E0
en, o 0 a) Cu so o 4., •- - g o 0 e a> N 7-4 7z-z4 > .--4 4 >4
a) c> (1) . o c° -5 -9 a> "C/ -dcsioa) 0 -O en e0 0
4-> s., -, e -, ,0 O 4) a) c/
_ -0 •cd 0,1 _ a) a) , bn 0
O o O 0.
-, no 0 0 a) 0 O o c> -, -1
0 1.)
eZi‘ „1:3' ed cás „, . -0 ", , 1 .5 E a> 0 a> 15 -a
o 4.4.4 as ...., _, • .-4 ol • •-■ (O .1.-.),
.. E->.-ea> g e -' •,. 0 -4:', 0 0 ..
a> er a) 0 c-, sa) C .2 S' >1 a> a) 0 2 E
(I) C.)
M p., ^I 0 0 o te. a> ' o a> o o -4o 1., O c.-1
ril a) c) C.) 1.4 cl 5cl) - 0 g 0 tn ) U.10 O -0 1.
a) . ,..,
-, e • (1) -, 9 .4-1 I., , ....
1././ so
,n , •,, a> a> s-i ,715 .-, a> 14 o ,-, g 1 as <4.4 0 04 g ,,, 0 -. a) 0 0 -5) e w e •-c-j -0 C1)
o0 °
s c73 .... 0 4 T
( ) 8 1 4 4 Q. a) 7-4 • -° , •
o 5 o4 °S
,0 c
o o •
..ci -, .1
o /-'
o -1 45
. ,,e / In
.
0 i a)
„.› 0 p., ..... e
o o c.
o ,..., 0.)
- ad- -,„,^1
.„.4 tino. 0 g ) cD
Ti'
0 O • 4a)-, u) 0, a} o ,„z• 5 •14 "0 u) - as '-' o 0) Ern .., -el
o
0 g aS 0 , 0 - ". a> w •"' -0 0 "g 0 cd .6) g .0 . '" ° a9 45 's".: as "ra ‘,2 g o ,., _ as •71.) c.) c) 0 0 la
0. 5.
•0 c.) s. ca g .,
e•) •-. --' "."
ea so 0•1 • - o c.) g 1:4 0 .19, <1 15) c.) 4 ,0030.0 o . , .0cp asE
74 .,..; 11
.,
1-1 O
e
ea cd
O. a)
-O O
F . . o, o o"O-, "O > o1 -4 .9.°
e, • , 4> y 1
ea- ›,-, °
° 0 t'13 tu 1) a) ert Ti a) g Ccl 4 •r.i u) O CI)
U) C.-■ C-,› .—i o 0 i-I • •-. ". ... ..2 5-> 1. 0 ) c.) en g
1} • 51 o sli)
co o ezr •= -O u) 0 cn 7-4 4->
u) e 0 0 0 111 a) _I) 0 .-J›
Cli -8 1,4 s g,, Cd ,4"~. saSe, . ,, ,,I w
14 I.' otu sw 14 O
4) ex 173 e o
e 0 _ a) 0 ua c.> co 0 -, ,
as a> 0 a) ces "e
0 49 9:1 ‘.'
w 1 ‘4) .
CL) .... N4-> 4..1 o O o c> O 6
3.) '11
0
e - ° > e 01«1 bLi ° --' u121") 1) eneaOcéu)
en >, 1.-: 5 e te e, e a> u) --. s. a) ct> . 0 O - » s-Z ° 1-1. el '"O 111 w ,?.. °I O s. u) 0
R. -15 0 ..--4
c> •1-, O o a> •,. 0 5 a) O ca O 0 a) .,
tcy,
°) , ^ O O 664 • •-' ° 1:''' I lz
.. o
l §
c.) e,-,
-61) 1 04
1) "1 'fa 19
u) o O O "O . 771,,o n%-,--. 41 °04-1-4
c .4, 8
„:), o ;y ud c4-4 a)> F., 4-) 131) - e 0 ...01 e.5 u, 0 O 0 0 o cri O -02. t 1 0
-1r In - s, til 14 os
°
us- , 8 11 o ..,- 2•,- •3. e0 ;21 •,-, ,_, 0 g s. N ■=, 0 .1:4 O o., a> o...54.), 115, a'
c.> O a) ..,' a> c.) .4
0 •-,
I., s. e..) u) cdc>cul. -4 a) cel 0 .,-. Er co
a) r0
, E . lz st" e 4, cr u) -a) a> 0
'''.. g a) l'", 0 bn "0 e 4., 4.) 41 4-› In ca
4,000200a> a) 0 a) .2 " 0 0 0 a) „›.,-1 cD o
4 -O -4-> .., Cr "O "O O "O 4->
u) w Tti '1-5> g o
a>
4 .4-D u) P. u) a) .0 FI v 4-, c.) 0 bi r4 .9„ .1., o o ›
,ui o o al o .3.;• Vi cD .) ..... as s..-.• o cf) ..„4
I. 0 4.., .-, •,_, .11 O u?01 . 4, $. O ‹.. <1.) O >> as cas e O ea a> - 7) 6 .- ceS
›, 0. „ `4-1 4 ,ca 4o" -0 w
cl) . 1) 0 o o a)
e w e
-2 10- •-4 1-0' o ::
„ -O
„, -, e 0 d •-■ ca '-' -,l --' a>
ba
' - o- o "c_, o s. s. •-, O ud O ó
c i
c .. e e
al ew al- ad s.. c.) ,.., as o 0 s ,.., 0 .4 O -0 •-ci u)
41a> y g .+, ,i a a> 970 o a) O s2 o 0
s. a) • g 0 c.) •11 0 a) 0 se en g
0 a) e 0 -r .,.< e g ,0 Iz a) 0 a) '.7,,.„:10
,O o t„, --, • /-1 C 0 " 44
a) .57 c..) C.> • ,czn) o - or 4-> • •- ■ cd . e.„) O o 1. • ,
) O 0:$ E u) .0" --'
>,
en ., sal 4-' co
7, a) (0= : 2 1) 1 In) czo- ,ri,- ,..9 .1) n..5 ,ID el- 2 u) l', as
I:: 4-, e
$- ■ (i>
•-■ c.)
'10 a) as g
o
0 4,
6 . • so
.„, s.
.,.. a) cy sa, -4-o> --. o , -4.> C1) .....4 o a) g -0 Z
5.-,> O o o a> o -o a> o ca "-• o 0 0 0 ° e° 'ul (9 41 Oa
• 0 a> 0 13 O ,,, T) r '1C '-' , al a) g+ ,,,
0
,-, -5:2. 2, coI.,77:s
s.
a) d ,.„ .0
o o
o g :°) cú
21 •• -4 o
m ° ,,,
- -
en c.o>
`3) "0 0 0 _ o _, o o >,
-o-.4 or s.,o u) ea O
o F. -o "o a) E -
od
>-,..;--, Ps
....
, a as c)a) g ...i
s.., oj
„ c., ∎
, cz o , e:VIe0 1.,-,--'0)
6 O 0, t> a> c.) , ,~ -, a) ct c D -4-> 1.., • ,-4 c.) e . 0 ...,• 0 O a> • Fil -5 ,...,
-a s. , -4-> a) u) «1 a) 4, •-. c.) ne 4.) 1.1 M 4-, O 44 ‘-4 (:) cid 1 cri,..,„z19 ao9
.0 • rf, ay C.) 'ff .._ a v, „
,,,
;-'--. - o _o 2 •-' s. .1.14' 1 0 "0 u) a) sa> 4) cd 0 .44 -a> , 0 1,1 0 a>
— cD 0. o — _
"O 0 -el I O e ° •- ■ .0 " 0 4-> w 4.' 0 -4 /4 sp.. 0. 0al ^ --, a> a/
ad E •— co Ct ,n, cp -.-
C/) o <,,, g •,,
y o g O O 14
.0 0 8 Q) w U) ' °S 1.-. w •g f. w Os, 0 w Il. o s. 0 c„) a) "0 0 .11 E
sO
"e1 O" ' ■
ti O al a., a) 0 u) ... .7:1 , 2
4) .• 5.. o a. g Ig ne
„ ..l
5.4 C1) rn o
- -
c...
•. -4 P.o .a) o w .-P. -11 w g
a> ,-, e fr.., 4, 0 0 0 á g - g• a) 0 a> a> 0 ca
„, tin a> In O ti,
TEOR ÍA TRANSCULTU RAL DE LAS ARTESVISUALES

(2) Cil •-, a> so o 43 sz „0 :2 0 u) -0 0 0 -0 e 5 1.0 z.) I: -gi, „o 8 ,


> O -0
al $. cl `1 --. ° 0 ce9 $-1 1> 4-)
u) o -C1 1-1 4-'
oa)-o o w
o al - a4 ms 11. t-4(0.--,z
0
o , o o _ at ci) 1 150;0oO. 7'zi 0) 5.--, . 2 o°-0(1) u) ,2 ,11 o Z.11, § 1 o 4) a) a s. 2
No
aIa) . a ) e , ,c1 -.<5 cts I. g , 1 1b. 0 -.15 " °0 uj S 2 § - °0 o° 1 g o .0
Oo - p. g e S« o cp -0 - a> Y "d al 1 o — cl
o t'o.. . oII' 0 a) '"
--,
u) a> 0 4-).. .1 0 -. ad -0 .a 0 ."" 0 -2 . ,..9 r, U c.) :70 cs)
O 2 -o ho ,5, cr to o e ,... ad .-e o ca .41 14 a> 4-, °) s ,O set> •-• o „ N 10 1.4 Cil a> «^. 0 ›, 1-.1 O 1 u) g O
0• O o 0 4.14, 0e •.-. <1) a) 14 1.1cdCd o o. a> M "O 44 o 'E") a> ;4 o., 0 en 44 •I' O. O 4 2 5 -0
Crral OC",11 - •,
.1.) "d ,--,O a) -0 :=4. o 7, e sa) en
_, e 41 0
-1:5 me -O e 2 OSr á . 14
O> X-I 0 a. a) 0 01 4-)
ym 14 ..--1 r4 CL) cs. _al. g o
5:2• ,..., Oo 1 O0 1,1 o O "O O • -• O s O
1 (3/ O E — w ., $ .—.. c> E ,...... .4 - , r,., •g0 ..
• ,I ,,..o. co o -..- -o as — cid •- e, al 0.,
l^ ›.
a o O. • - I) 1. O -1>
o tu 0 0. c) '4,.%) e a o ..9os 71i .42 o o
, 0 ~I u 4S. y,
•—
o ,
0oo
•-•

-,
C.>••1><
•-, al 4"' .:1)
-0 --' °3 0 ces
tn • ,-0
1) 11,)
o • F-1 In -o o• -r a> .1., 0 51..—. 0.
O en 0 ^ o •0 a) a as 0 • a) . a) 0 e ›, -1) 42, 6 2 o
4, a> A 0 °3 0 0 0 E 0 "01 e e 0 o o Tj 0 4' a) 01 •.-1
C.) ne O
5.5 41> -o á » ¿-3 5 80.9.),go-i-o o oct40.511,11 .2?1:1,
0 .0 1,go
->
o o o a9 -r
as .4.o-" n," ,c° . *4 0 a)> G. a)
E 1 en "O 4> 4, -•-• --. ■ _.> 0 Z CQ ,9 no • E. o o a> a, o o o .2 o 4>
•-■ 1. no g
o o
ca vas 51' U o
,_: el . ,.. l''' 1113 .1?)
0 0 o e rd CU t.: Z • C.) (1) al ..
-0 c> " O. z et o, o o. o -0 "O
"Z ao O -11
1.' •
O' - 1) ,42 o a> °O ‘C) 1 COI)
o o E go -1Cli
0 , 0 u "LO
'-' U) P..,• 1-, •2g
s° ,-, a ) o a) --,° -I • -o' cl(1) , E0 140—'<°°
71), c... Q) • ,.
o 1_7 g e..) • ~ .-r • r.... . --1 '11 c's ,-4 1 ^9 » ,,q
0 44 g s. •,. g a>
c.)og, o 4_, E -cs "-' o o Fi; . 9 . 4), o' os o., O o
g -0 e
o o 2 a,
2
oo
z .
o ;-4
4,
° 4-> 1-1 ;-4
ca o •.-, , .-1
,o "' C.) W •
a) 4-> 0 sea . 1 a> O o tp.. CV
o`') -61) Ti> -ol» 1-1 oo a> -o ba tp> ?.> ' 11 ; Ti; a, 5 2 2..5 8 Á. ÉL c:11.
«, z Q>.. o (4.2 •1 o cc; ',..1 2 s. 1 O 7 1 4. . a$ <1> p a) 0 ›,
EST ÉTICO Y EL A RTE

-; .--'. 1 5— ,45t 4
,1 ›D,8 _,d) -_ 11 5. g cl 711 e-, - ,..., ms . 2 ..e, 1-1 ..cs
CL) CD a9 "0 o ‘115 as g
0
C.) Co. a , • o 1 . 11 "Cl
'cp l' a) 4-> 1.4 (1) . 1 O <n•<-1
° . -ef) .01-
v) cl
7..4•-•
y C1S •• 1.
c) 0)
,, ° 4 1 . t> (.1 U) o 110
4-'co /s

ad ›' 0
1.4 Cm) ° ° ...-'
0 cl.) cl> •
e
O
o sa) .-, .,_,
.` • '' C t "° e y
0. Tri a) 0 -. 4-) o cid -0 $ su., ›...
a> sz.
s a) e 4 c; -a a., ., •-. 0 ..cs
O E 5, , -':4 ) , ,)c a' ..11
C.4)
ai oí. '-‘ 'Te 0 ° " 74 5. 5 '-' cl
«, co0 0 • •-,.,.„,cid . , T'.... m o ...g t1.) ..-.11/)_,cli),..,..° es. .-,......„ oa) .. c.Q) .e a>, °s...
- ID e to
<:, CP co "0 en <i) ■ .41 c.> ".
1-■ ›..› c,) 2 (L) — a> o, o Cl> U.""
.(1)0, —. ci 94) -41) "0 cid
U 74 N d> . 3. <1.) L., o u o 41), •,1 ce ce a) _ — , -O 2 o ,. ..< ' -' o E 2 -0 4
o <12. ceS 5, c i -1>
e a.> 0 • ,.. o cl, C.> Tr
5 e e a) e i "Cl CL> a> 0 O 41 cO ce 4' 5 0 O • •-, c> V., Cr' "" 45 o' 6 ,.... N "0 113 4:: .e F. O
--,
g 4-
.4--; 14 el ° • • 7; ZIO 33 1 w ...0 a) o so , a
a) o ,_,0 e' O -,,.. O a> 0 '~ _e e, P. '-' - ° s'-' 0
O ,.. 7cs' :5-. ' E .11 (¿ -° E 14 a> a> e° g a o •-1 e ct 8
V. Lo

• -, -0 O 10, ce °
uU> <i) " 1-> u Tv' ›, o .=. 5 L. -0 "O 0 8 g $-1 e
,, ,..cl a> :5-. o . o 7') a. u •O
cl ,__, W 0 0, 15 a9 .0 sc/ ,_, .1, cu • 5 4-> 0 CD en 0, C> c» c> en P. ..,-) " .O
.. oO 0 co ,..., .9 n.-- cd, U,, 0 to .-. O $.4 ,0 ,cri..., ,-. acto0o0,o,o ,, - o 1»
O e 4_, - e o 00 CL) -0 42 E -4-> __, 1.4 (i) a) 0 .a-, 5f --, ,JD ed ,.... 2 ›, ce 74-1 o
-0? a) s. a a) (1 1 ' 1-. • ,..1
+ , .... co
14 7
1: : .0
5.
l o e asas es.e ° ga) 5 4-> o .-- ■ CCS
O e e o s., 0. 9>
w, 4-.1
cO . 7 (1) e 1:1, 14 a> IDa)
bloe 14 me u ce- -0 a) O 4-> 4 .1.11,3 a) en
e a) -4-> e o a) o u) se o ob a
se 0 .4,4 g0<-4Zus ›, ,0 0
.-, c4_, : .,-,>-• E oli 2 : I) ed •; cp co E w sCd O)
oo 01 o S-7 a> E Zi -?->) <5' a> e al -1.e, 73;) <-! —. S-I q o • ~ O cid E O o
to. 1.1 ,.., -° o 0 • -I ,-, O.> o .94 4, o .-- ■ :::: '41 '
"O c.) ") ›.) Is • -, co e 1) c> ..,
a> el.) cn g as 0., . n. --d ad u)...
ct %-i •--. -el
IDO C.) co.-O o •líto '-' °
s.u, cu e e 00 ‘ co•-•0 ., u 6,2,-,,o co o ...,,
,2,_s,, .5/2 0 c.) • ,-, • ,-,
P. co o e -0 u) '-' .-■ 0 sas 1 a) w s.
e) • be cp 6. ›.
0 o o o
..... -o
›, -o1 r4 i.:,z, 0. 0 -cr, o e // D, D,-1 C) $ -I ^5, 1 I/ 2 Z 1 Cr > 5.1,) <O e • ce -9 4-1 Z j :14 11 cs l "d ers-. cp
C3:
ce e . to sO ,.., , F"' e cu a)
• ss ..r, • 1 .20a) .--..
2 co) e u u)
o a
o 1.7 o e Oeesea)-0a)1..Pca g. .11 o ...
.. o e ;, Le 0
1.- ce e 4?) "e ce
..9 u 1s e o o e ,73 cs; es E o c.)
111 o. o 1.> -Es E o o -1,,, o tu, ci> ea Ti .2 c) -, . o 55, .4 4 a> .2 0 ...,-I,c.i) 0., jo -
a) .,,u a> •.• s
ollogc>
-
to u' <0) "O g ,-, o, o et. 2 a., , 0 10 .e ..9.< s-' sgs. "O(.73 ,so bo s O 1 a) e 4, e,
„,ccS o ,i,O -0....,:s
ce 7-1 0
G., •., so a) "1:3 a> ,0 E ,.2 5 -. e _, ,.9 .--. m
b.0 s. leo ,s . '47, a z.. <„ 2 .1 o „, ..... 5 -11 0 s cd Fil cid
O eo $_, a> .1:2 A •Z ck. ,-, Cil .45 a) - •^' "'`''' e 4 al `.-
.7„, s. .49 g -15.c, :5 a, txo0:-.ogo. ,1 o bi o o, c§,...7. I.,
.-. ,-, > 14 "ei E 0 ce E o s.+asO
g.. -1-> , g ce . • 42 o a)
b.0 O h) 4_, o ' y c-) ce
oo
a) o c.. ...) e e E cc t)) "O
4.5 ce 1:1‹ O a)
1 z E zu ces a> 0 cri o —■ .... 14 -1.., 0 .4 CD en Cf) C ,.., U) CeS th' o 8
a> 0 el T.: 4, Tj a> o . «I z 2•
e e) os -0 s. (I) CD
co e • 1•••1 1 .4 (1) li O C ~
Ct ed
L.1 5,
-11 cli . 5 2: 1.1 p., (e sa> "e 4 2 .., ,.., c1), . ,4 1,,, e a) 0 o 0 O as 7.11 a) 1 e '471 sbp .4 " 7171 '11) t..›1 %,,, (1)
a) 4, so . 51 as 2,' . o ›, w . ,o - P. o E ..o -0 o c., E CL7 ‘4"-<> '-' Cl> C.) 5_, ., s 0 '74 Oo v l ° ...".. ..1:1 s O `l ZI,
`O Cil 1. C.) 0
.-, •r; "O cu a> E o %., as E o al a 1 . el ° Ce; 1 :1 ' O ' 0 C I ) -1 <i) It> cc$ C.) 4j ''‘ZIS e-4 ¿ <-) "CS '- 15 cil •- N .... "Ip
o a)
e 0 e p., ..,. .0o "lee '11.) a)
a- $-1 co 2 § ,,,,- -0 cfe , _o—. ar•-.... • o 5) °0 E .......,_, o ,...
ce 1:15 -11:5 s--, 1 a„... ,...„ co e 5 ., cd) ,__, a) 1 o s. e) „o
IlD a) ,-, o od ,-”" -Id '71) .4.9 O la. sa) o o co .49 e.> 4-`;' - .-'1' as -0 -0 , e as ..) 4., 71)
ec)›a>a>
.4-5, o es ce s. •ca e e c., ~ <4-1 ." sz O it o 73, , a< ;4 p s. ,• c..) s.
ci, o ,, 14 0 ho ,5, -O o .
ce -0 e ,-, 1.4 -0 sie e 1) E ° ad __,
P4 li; 2 .1. ./
a ) we) °,3)°o -..-.
c's s.. ,-, .,_,
5-1.9"u ° 1 <" 01 o .; o^" ozi-,.., -, 1.4
..-1 4) en .1•V 0.. cCi o 0 a) o -, o 0 o 0 ° tto
.< o ls 0.-..
c1 I
ms 1-, o u> O s.., ,-. .0 > .....› a> - "0 c..) e -0 c r u saI"'..--.O 0° 1 Z !a) cc5 5 a c's 1!)) -0 a>u 0 0 o o - 0
o a> ,„- a) ce cu el 6 •-■ '1
..1.
c.) .2.1
e soO CP
02 01 ..-: O
o "0 F. o o
cfr
-4-> u) -4,
4i..› u) •-4
•1) s.,
4-, 7:5 .1 as
as .i.. O a) cn ,_,
,-. Ct O aj
si a) co o 4.0 o co y) -4-(1)> 6
a) ID'
q•11-10O0_,{1,}200._ •"9., Cd ., ct, a> 0„ o o ' E 1 a)
1.D,zca2a.
e a> E 2.,
eg ,-. .19, .
ce u) 5
.- Ir; ,,,, ....,
11, 4-,
a) o
a. 4c-d> '4
s. 2 «,- 2..1 1 a 2 :Es' 1 g g
' "d O •••-• • - 0 o O • ^. .- ., • 0 0 -i-D
>.4 bn 7D. a)
ce-008oas 2 a) ,—
:8 • ~ 1..
a) -0b1),..,1) N ul„,EloN0Eeo-,els.E.....a>a)0E^.
.8 1 1 8 ., :,.1 : 1
01
Cd 1:1 0
7.> F-1
.117 (?) o a o 1 ..e a) gt, O "g -. z,_, „e.,s e _ ca o -0 5?). t-.)1 -si 0 >I e- 59, a) e a a) . 1., 4a' ,* ,71) cl)
0 •.. o s. 0 ,a) -0 "O e o.. ;-, °90 115 1:2., '-' lltg ° •"4 1 N a> g E
a) e --, -0 4 e se •„-' 0 e _ u) 5,4 e e a) „, 0%). e o a) o ,
' o -i->
en .CD „La ,. s' C.> ,--, 15
,,
1 ct o .--, a, 4o -, el e
o r... ...v
<o cm z
,- o in.c..>cs o
$-
o a>
o 4- oOo•-.
.5_, . -,- :.,5 a, E .-. e ,-a -o "cli
oO a) O- o _E' 5 .2 Q
„, , .,‹ o o o '-'
o ‘-' 7d o .2 .-so 2 o cd .14-2,cn_ u) a) o cd c_l a›
cd
O a) c.) e R. e CD CO O. O ' o a> 1, . ct as ° „n -<-,
,_.
al c> u) l'i ti o) ° w
.-9, -,-). 7; o -.51 zd, 8 1-,„1
.-
. , 0 s.z--- -Ti ,-,u) o 0
- o to c.,ce 4-'e 4-1 ans' g I., -
,-, a) . o •2 .- -1- —o— ct / c~ 71
..9 ,, -. .13 'ti ,S411 O o 7t, v,0
:
,. g — --
o 92 z a) a> o Oo . o -0 c z 1 en a) • ,-". 4-) '15 • ,--, 14 . U) s. .,, 1 .7),
o o w ,
O Tjo o., (1) o o u •-, L. os
. 1.. w -o ..: -
cn , o 1—
u>.74 ."'-' a> 1:5 1 (1) o o ,..,
-
1 .N 1 5 14 r.) "2) rk, 0 es, a e
11., 15 -0 ,..
U o o . á Ei, •-• 6 0
:,.... u) l e _4 so e a>
E O 4?› 1 -,15) .„, ce 2 g, a) e) ce -0 o • c.) a) -O 4(7,, s s-~-: 1., u e ' .ES' 0..p• ce s. ›...
a)
o -->.- .x.., o ,-. -,- ,.
U so 111 2 e, u] -o cd -cs bu e a) e E ,.,, .... o a> le ',..E'
s o • - , gi) e o • 4-4 o 1:), 2., 'ti __, ,s; o so
TEO R ÍA TRA NSCU LTU RALDE LAS AR TESVISUALES

en 0:5 , ct 1., .•- ■ .--i "d 0 u) •- ■ E ›,


C.> enalS,a)
CL> -, --,
'0 • as; ~ .E••••
en. 4• ..., y <0 1-. ...,
O so)oz< o I., a o o Z ,, eel.) 44, 7:<., s_ e eo-Oe'cu o __, o e cl) o„0_) cu
s. -1 > e 0 e 41) cu u) ce 5:1. ,44, e) o ° 5,W4
0 e al c.11 es ct, ...0 •-■ " o 1.) 1.5 g, .2 ;,:, .y c.) u '-' e .-, e o C.) Cd Go .-0
Cel ~ ce ,-, ,,, 1.1 co
Q. „.1 --. ce c.) •ti.,
-• oo o4-, ..a) g e ai Cf) E i , o o- o ,.,
a) a) 2 „r
. o o oo o ga),,..,
O z' a) ce c.)
1.. c., o o o w a> -ro
a) e !I a s. 5 4-> 1)) z o > e' •cc-. ce u e
) e s. . -. $.., al 0 -cr> co -,-. e
r_, cl 1 g 41> z .1 o
...0 a) e co -1 eo
o
o 0 -o o 3 o 0 1.4 0 a) c.,, c- o u o cu:49 o 0
co '41'z -rj els1. .0 e -0 e 0 . .
cD o ai 0 .-,« --5 o o .1.-2, •.= 1,?, o ., e •a- o ct 4-) .4
o c., o CIS. -cl 2 2 ,-, .
.gl.•,.c>..•5 to
,czi 4 o' ci) O cd ,,,s cp cu c.) •-cs ›,... as . as ....1 5.2 "0 .4,6 '-'ed
ci co ed tkogl ,-. 01 4->'Z'Oc1) 0 'rucncucnerid,eg <1 75
co c, '1:1 a) . ,- : ; $. m I" cj."3 El o c. .2 s« 4:1 P-s s~■ ,.< 6
_go• ›. -'eco 0 = o -0a) ,,_, O be
-. u) .., o co ce ''d
a) o ,-. ,.., e o ce

s.
, 1 1"
) ' e e 07 g ¿r3 'Z'
a) ‘-- ,--; -0 g s. 0 w e O •
e '
,-rg 5 ., a>
o u
o s. a) ce 114) --'
''''• a) 4.›Qe03 -'couo<4. Oed o eee 0 1-ice Q. o 151 ' c j
• Q. U) o O
^:o 1-1
1) , / 91e '-' ce
5 • ... cl- 11) -' .., (13 .2a°
a> :-E5 ° o 'CD
''-'12 15 °I
2 •-
4-> t3 :Z cd 4' 1:1"1 U,.1
■ -c:3 0 , 11
..." 111 S. C15 S'
e o c-',V, cao s..° . E > ':" ti)) /71,' E. o -. ce o o a> a> el. zen o
bn O 1:-)*, O +o o "o ... fa,
. c) O '-' .2 o a) c.) O--oa> 4-, s. O -0 a) :1
,-5, ,--,- a) ,--,
11 1 (11 0 o O a> .2 ;-ccO 0010 1:3
-
o ›. Q) P $4 o e E 4,71 a) e.) > 0 u
cu
..-o o .1_1 zn 2 as •--, 1.., bo oo Ot.,9 zi) 2 •-9., +a o sm O .r5 c.> O L-1 u) RS 1 6.
a - «.z" u) os (3) • $.1 o *1>
Ó -,c rd o g g 'O 4 Cli . pg --
7.4 C.) . .C.) • ,-,
. ,-,. --. -c,1 ;-1, 2 cle 1
.-'0" 00
4 u) 0-ci TI° aco.) °' a) e 1.4 o c°°c'eg-901.ce''°01:1,
a)
ce til e ,.%) 5,,
d 1., ci)
g 5 0 O --i- p.
u) Q. e-)
° U) Cd 1
C.) 'O .__, el cz U., • u r..) u 5.4 E I 1-1) 12 o 8 « r, g 14 0 Tnj cd el) e/) ,. ..A. Ir .. 6
5 4 c a>
> -ed 1 <1> ~ ""' --.
tri l'isi 11) 5 </ st 2 o $-, 1 ao) `-' .4 4, co "5 o .,.:21
. • al -0 14 u) .en - e- Wtei
-oO ebnocs2).,
o 4, <,› 0 0 4>1.,t o 4., a, -.-
0 c...cpeso
á oticeg.. 0>a)a)oceloo Q. o g o .5 ,., o ,_,
...., ,.., co 5 e . — sz o o a, 15, .5,-.) -0 (» .o ,.., 2 , ,--. a> .... , nr
4> 14 C/ • ".. a) e .5 .=.4 ce a) 0 a) 0 a) :5 e e >4 O e 14" e .9 a' e a) a) 4
e -0 ce ..e ce co I-D .-11-0 ce a) E.1 Q. e -0 C.) "Ci r: 1 , "CS -4-> a) a )-1 a> a a) O Q. 04 ›, a) za..... ,-I 4-> "r1 I i ■ CM
,I
,

EST ÉTICO Y EL A RTE

/1
' ''..,.<:',

sando el Sahara. Aquí lo decorativo no es la caligrafía, •sino la

247
Pintura árabe del siglo m que muestra un mercader atrave-
2i ('`'
I/.

/ <-.
• / -
3›
„......::,),...:,„,)1 Lo tcyt j is...;. • . .

'
', 'j
'' 6:1 1 - \I/ ''''' • / o.. .v '••1 t 7

..5 ..

-i".1115,.. 1. • .

„...41:::21Vr j 9 • / / • •:,": -.7- s ' ... o,'. „.1. ,,,1 ......:. 2 /.• , "..
• , •/
. . 1-' • ..„,_!>5`11"..-k>,-,I'L

,--.

(Z)3&..
I
VI — . %1
k, .
,1

, \ ll

h -_

. ,.. ,,, , . . ...


Lo

' ,.,.. ''',■,, • ,


7
V.

V 1
... .1..,. 1. i
,

- « - - „,e, "

4*: '

. . 4-11
,
.

-
. ,

-
,


.

-..:'-'1ht-A-13 '1 (-X


.
,.....w


%,,,9,, :::::"- 45 " -
-

'71t's > - ....


.-0, '
,

'.)-: ‘9

Alf . '!-
....

.
-

.
6 A.

,. la

.
-3--)

" • , (.-5,

-,
,•.. ...
.
d.■.,

o , ,,. .

.,
..,3

--
4/
.

,i • 41: ••
• 1.3

,. ,
1
-

:I> IP-,

,- l -,
. -
.. ?■••9

1
.,•. . . .

', ,
• '.."..-"*"..'
' 15' ''

• .1:
...•

en.
1 I ' .4
...

'
,-,--:
TEOR ÍATRANS CU LTU RA LDELASA RTESVISUA LES

,......5.

imag
'' s
*

>
Caligrafía árabe que reza: «El a mor yla fraternidad

1
/

,
,

li

, 1
.

r n w 'n-Oeu
receptor dispuesto a recibir y a esforzarse en interpretar los
cepto que, sibien encaja bastante en la teoría moderna de la

~c1) 0- n' °' O


juicio estético, estaba de hecho diciendo que este, además de

comunicación, no puede ser universalizado a rajatabla. En sen-


no era considerada aquí una de las Bellas Artes, pues exigía un

considerar a su objeto como un fin en sí y no como u n medio,


tar un bambú, uno debe llevarlo dentro», decía el poeta-pintor

in- .$1.51 •ccl..


Su Shi(1036-1101). La escultura, tan importante en la India,
Para ambas culturas, la ca ligrafía es u n arte superior al de la

o
•M ,-, •-•9 "Cf
, '
,

Po
O •—
de u o
O w a) co -c) s-) c> Cr.
I) ,

..-, la. O o O a> o a>


« O
"el
p • -. O ..4 iva> ^d c )q
cl es 1 de `1 'I iva
' cli
.1;
-
Cei
o 1).<
,
O ra 5:21..-1
s-) •
cd •o od 1
. 12
t 5 E ica,
".r>
5 1.,
) una ..'
o
--1
reza:
a) .
,1. ..

s. al as O • -'
15 Cdia C') la, Ci) t tj
,
,..,
(1) 1.-.o • 2;., C,Pa"."
1-.4 i> O '-'e 11)v)7: 1la,' ,1 ét st> z ,..
ac
mp t , 75 1 t e nc 1 de
"cs
l.«o esa)-cs
ue all • R. a> a> E ... o -1
t
q ta
a) a> a)
te
•-• .1 4) 0) .4.)
dor ,..
0 64 ...,
ión
is x
e1)e °ep cOt.
,.. ,,, o.
ón
esfuerzo físico impropio de los señores eruditos.

cd al >
Ó
Song
O o ., men(1) ,..) ... e)w le5o.4ca conc., p O c.) i •••-. 1.) e
a) w a>
itualac 3" la os c
•,..
-I-U), ,-- e -1-> leza ,-, 4-, .4.> s.. cd U) er
1

ía
t W,
■ to Cl. --4
1 cil 4) ccs oslica•,-, 14ceir,
p
duc 8 «... ces 1 o -8 ‘rA os ..., _,
digcesnas u) -. - ra ,„ Z n
s
a • ,-. ,_, >-4 I., (1) as
(p
ro tua dec ica
u , 1 imp es ét
la 10I1 n "C5 Irj •0de CL) 1 ica,
0
4-Ds
t

unp
de
ela a' ' crl n 4-, •-d ($) Cdla tro ét bra, e
•.-Ie .-00 O a n t
e es o
a da
hin
4 o O
c.) 14 .
». loo! ! 11 li 1; fer ::
0.
:3
ía
all 1 ;0 :::: de 01 . 1iil :1311. . i> un:5 a
c ». ' cid(03' do ir15
az "O •ión0 . m
.::I
fía r o clord
11".. a) 0 re 0:1 O s-) re0. Ej
4, ■-■
Cd "e e
s e e. 1 cd '•én e en
imagen figurativa.

7,ra odoa o1 o ~..,• >


. ,-.,p .-4>■ i4:1 '0
t IS• •,-, iemp
ituac
P...4,-..1 o 1 1
to J. ra) Cl) ,- ''''
er..J_:
to la .1.-.1 O ..)s C
t una
o
. W
_.
lig 4> c.) r. ir> 0 O -o g .11 .9 . 1 O C13 itos
:1. -?,
Ca l emp
C.) 5 o de . p
a) 0) ° al bip convoO 0 ,—i o « ti o a) o ,,,cls) • 11;)
0 ,. ,-, s. Kan
s a) .2
al líc ›.'
y
to 6 m- irse 0 —,la --, a 41 .
•u• o imp
to, E da
DERECHA :

UIiz
ERDA: _,
de lt..fru o g d,
"d"
2, .. do "O '.',1
.. s.8 ducc.) co sO .i , •- ..., u
d0000011°

O .
Pi o u ,. -cs O 0 1,-, cd mi (17 el .52 "d ca ag
ic 1:10
o
denc> 14 e 15
n ^-' lidaa 8 o .-1 cr) 1.4
Cuan o s•- jes
■ r„, „,
"O O O
akwesEo 714
-O
2 ro tr 2 • cd»-A ea
IZQ o
or s) P ..-. (1) cid 1. C,3
1.1 es° O, mensa ia
n uLI O ..-. p O o '5
•-. >
sensu

246
0 14
a) o O -ch bea> 1; § 1
. ca "cl ido (DI) cc/ .1C.)cienc CN1
o 4-› U) O ..-, c.> "O e-) e.> 4-) 14 de t
▪▪• •
, ,... . d A ,u.s1 cid 0 Ti i u S - * ¿ > o a) 11 41 Z- '4 1
„, ,_, 0 . . A. ,ms en O g cl 121 115., 511 .-c-ci •1 N 4-4 .4_, sCe ,, CD ..> d .4.., 2 o
e d en a> e o .4., 6 0 .,,, O • 5-1 rg, 13> e) ea 584 E 13-ZS. .19
ESTÉTICOYEL ARTE

•O
• r-, 0 O '11.)
• r-1 O 0 Cei E pzA
o
r. MI e..)
- 0 'c.) • e as
0' "-' s. O' O s4-, • ■-. O g 92 ° In 0 " 4-> s. O U) p,
CU .4
•~ ° 7i> á) o ., CI)
"d
d0a ce o a) Cf ) •
ce 14 44 • ~ o S. .5 ,cs ce e) ..--, d
O O 0 O ,.o O O CeS O a> CO • •-' Ce g "'" CD 07 4"' 0.) - CA O q O O • ,-1 • ""
1 52' . 15+. 1 cl c» :,9 :A : 41 ....,14 c'' . sg 4) '-g g --:-' g O 4-2 W "F.., • "" o c., 8 "c5 o tasIs ..› en as 0
,,.._
CI)
,--
d O C2, i o 92
• 15 en %.4 e C.) co ala> o 45 en g 0"
a) --.>e.,.., O
o o %-• o 4_,
e....
n e)
a) o, oo e c, al a> ›-. Q 1 O CZ Ce 2
C a. 4.J +a e) en Ce 14 __, C1' O en 13 "9 ti> >. o 4)
° cli
13 •-1 c;" ,-c.-.°::::
es, o o. a) •--, +,
ca o c-> co) o or. ,9,
• o .- g
"IF'd ca <215 N ^ E Di 0 > o • C .. g g .--. o d ó 21 9.> o cu a) ud ,-.
,iO 4->,,,,
.-- ..41 •°•,„t)ca...„.,
w _, a>._..; 7.4 o o as a) ' 1 1 o c.. - 1c/ .1 g 45' 02 2:1 2 0 9
15- 5 E 41 S•1 s.d o.
V. Lo

■ . ,-, 4,
•.- O -. ..z., 9., $.4 c.) al 45 1/' '0) - o g) O el-1 cl O 1"' e.)
as 741' --4 02 :2 en a> od
o c., o 5:).„-•
■ ■
cs g a) . 1 -, ; o ..2 o O a, vi • to ,--4
2 a> o o o •1 °
•-• -0a)...caoccs
0))--' 12 d .1. g .11 t rc3 "O • 0 .2 g 5 d as 5 +1
g --. .-(12 O 7-1 s.
--.
..,,
..> • .-1 <4-1

E en > el Id
4-1 •.-. a) •0 w > O 1-. •-,
sO '-4-. 0 0 cia
a> 0 ›. • •-■ --I ca s..
bis O 0 • so 8 - O 0 ' c.) 1.4 bf-I A ^ "1 • ■-■ • ,--, ' m • ,--,
g. a) o , •.-+ u "Ol as 6 - 1 o o a) o.. 14 o •.=, o o o
O 0 c..) F.
tos zy) c, c.) -, o • 17, ._, -o o -1, n:S
'-' 9 o....-4: ° 2 o E
ci> al as • --. o
• u) 04 .,,
- o u) _ s. E o" 45
o
a) > a) a) U kr: 5-4 44 ---4 us 1., 0 e 4-8
. as ¿
a u o cd .;
°
c.) ° e>
"el N .4.- 1
. bs) )
-6' O ca "O ,0 al 02 C ca bn
O ca 5:1" le cl 15, 1...1 O 'O •-• o 4->e 4 Q.
al ‘S ° Tal 1.-. a) ° " ci 7.3, .1$ '11 C) -8 u) o col N I"' as -w4 c:I.' as
o e O Ti 11> 1 o 11. o es .1z; es '•,-) rx cp o Vi cs)
p„,,,, ••c... -0 •-•- ■ .0 1 0 Ct. d 2 .5 11.) 0., r., ,... 4-, aS .9« o ,i4 ci, ›,
••••• ',4
-' 11 o ,71; 41), . 1 el e 1
O
5-' .-r-
g4 -
9- 3) °.. -
O
-1 0 ... 8..ba O. •,-. ta -0 gs) 0 ") E
'4, , ,_, o-7 1 1 ,-I o e) g -9 ..:, 4
o 2 8 s, , 5 1 CO 1.) 411v -
, o
.8 cso
15 1 o 2
(1)
l. ,, • a 5:). ...,
,2) s. cl, ca T..., 'w 5-1 o s.., s.., •.-.

O al °I 0 en .4-) ca a ,
7.). .1.1 s 1 +s- Id cos o 2.)) -.4 .--
,G) o • CO uaSu
~ CO
u ell C.) Cc8• ,S1).
CD 71:
1 w 14 4. ".4.>
0 .1. ••-..41
<-) 7- '1)
4 th. d 1.,)
ce 0 cr e
O 0 ...
al al mí 0 , ,,> as a> co a, ci.) Z<2..), c..) 1-1 a, ,_, „, cr u 42 g4 O .-cs cd ct) -4-> Ce a) al •• ■ a, „ -
s. a) o Q --. el F-4 4.> Z (i) .' ID -rs ad -. 4-) `0 a, P. P., . 1) ...e .4 • ...
°
O I. • 1 ••-. 14' .--•
0 • a)
r. 0
a) I .1), as Q a) .9, .2 CO 0, o c„ CO CO o' _á
O . e.) ces 4 ..-. 8 , 4. "ra .1.
g. • . u E ri) fa, .,9,, o o t.' o 0 • - no - o so ''':' ›, ys --. o 1 •F.:: :..7. 1-, o. o '' o ca O
aS ,41 g a) s., > g
ca r,•,s4
3 ,es sa) ^d0 rn o" , 5 5 . < -, 11 0 ei) 1
-5 •''''
5 - " U)
el) 4-> CO U 0 0 a> 0 0 73 1-1 CO 0 .0 '0 "0 u O
exi • t.: 0 0 c.) O 0 .-c-/. >> ... ›A 0. g
as , g en >>.' cyj "0 ca 0 O „, °I >, O .0 0I E so o
6 0 ,- od „y, › o -a o a> g .9rd U U) Cd•-cs
...• ,a ... - c,) ell Ce 1 O Ce a) 1) o so sg rls) ... 1 g 51
O
.... o... 6 sz d tkp 0 1.71 O e 0 I., , •••, 0 F.
/11' c->1: > O sO O .--1 5.-5.. O a) A o O ,J0 cd
ci) 0 ... O e..) 0 Cr0.
s. 00.noass:4
0. O" b
-. 01 g 4"-. 54 `-> (1) cl ' r• •
"0 en a) .s-. as CO "O ..2 > -I-a
1) ,-14 5. .5 : a.. .o.E-1 -cs
1 •-• -cs
o 7,2' a) .-.i .•, -71') 10, 6 0 '6' .9 6 2 6 ,_5, 8 .. 1. 1 0) ,es 11., g á st (9) 4, %I 6 -aSC -6
-■ adC
,., u
a>g as-
• -■ 0 .-) a) cr3 o ,„, co al O
•45.-u s,112 0 •ao000 -0 00cd .0
., 0 0 > .-1:' '-' C - o g -o c., 4, ..c o a, g„
0a)cnac0a) , t> cloca cD 4 5 ti o o á •,-, .0 -4d o o en 0..,0 a cu o e .~w _e o 2, O.
s.. > c., .t..,
a> .,, ,... o as á o e.)
O. o _ es _,- ,21) lo a, .-_,J .4_, W. 0 0 , .I. U) ..." o 0) O
o ,,, o 1-') - E) <53) " , as a> g .0 o CO --1>
a> 4-4 g
4, W be 1.1 •crj
o •id O
• C.) s"' $..
1 t11--- :°-. ,-,1 u0--..0‘-'0
•-.1-40- a> ) Y> ° -1- "° 4 1 . ''''' . 1" >
°° 1-01) 1
' 1 E Io
11 a> s. .,?.• g
>
n.< e es 4-> o "C')
+o> 'cl U)
cl ° .....
(1) ,..., 5
, , 0.
CO 1.1 11) . 1 q 13 M
, s•.... 7.4 - _CI)
_ _, 0.) ,-, ......
• 00,3,•-.0..-,(D o0 7,°:1 o E z ° -I a) CO ° 15' 2 .2
CO g (1) ' bp
-0 A> 711 40' (9-
2 ci) 11
c., ..-, ,,.,
o -5 o o a C.) ° 71, 'OCI) rd ..1) 0, rO O .4 en"0
mi F.-1 CO v? 'o a) a) -o a) cu
$-, o•D•3 u) 1),D0a) a> s. .,_,
6 „ s.
al o O ar co o o 0 or o 67. , CO o 1: CO "I')
O I., 0...,... A _I R. ‘F.' o 'O mg A ;a azi o 14 • el O • .4
u5' 7-.- ca ,°1-.5 >" 0 o
O 0 0 ° a) 4' a ó ca O
c.) u .ri •- •,-'
0■ C.) ..■a> d u N o
.-. p‘' ffl
u)
,zz, 0 0 04 A cl • ""
a> 4 > s.94., 1.4 17, a) a) 0 a) --, -
1-, 5 14 , 4, o .3) ,_9 - 0 o o u•I O
- -
-o -.2.,.) .,., o 1 6 „ o CP` 'a ••=.■
....., • ,.~s CO ..., .,_, ° •( a9 Iii rcs *.4; 11 o "O
CO a> en m
-"CO o en o l'• 5.), sn. 4.s .;.--.. o ca (tí^ O cd •E,4
O s'
a) ,--4 <yCL) g ea „.. t4-1 s.
) c> 4-1 ›. . 0 O
s_,
'-l' cd ,.., <1.) _1> Ce d -4-40s.., s. cr
,-. •-• g ea, 4-> a) 4%1
.2 0 "O 2
•- o
1 1 g. $.4 "O es N o
,-. en O O • •- ■ d CO
l5 cl C1 g te4 c-.j • ct cid
•.- w
TEOR ÍA TRANSCULTU RA L D E LAS ARTESVI SU ALES

ÓG.? • r-■ a) - 4 s.. •4-S-I W a)


A. CO g el" c.) 4--4 CO $.
S-4 a) •.1 so On
1 t' l «S CO .4
1■
O cO 1) C0 Ci (1) 02
s,.., 11 bil
41: 71-3 n.g cin C,
o o
.•,-.,
E Ci 9 o 911 "C
0 as 10 ,=, Ti a) Q.). .%) 0.) o ..,
0 rg c., a) o 4 O ›. CO cos c.) ,g, 6, -0 6 ,.,B. 14 --ce o-4-)u)2 -2 .2s. o es a)
o O O • ,-i '0 4-> °I a)
r--■ O > 8 131)
o •545 .4•52° O P. 2 as s4.4
-o E a) as a> á 2 zi, as 0
0
a. E 51) as (1>›, es o oastes5., 14 0Qc>1 1. a) F-1 as a) 0, 42
a) -0 u) * c7)1 g.4 eu
to .-• en> Cr/ c>1 al .-. o -O
o a> ---• ca ca >. 5 5 .,-, o ,... ›., ■ - .7-1 s.. g 4-, cn a) 0Oaso
0
g,
•-oo ..0 gt, o 66 o o • c"? 6 o a, a zi. , a, v .. CO /4 , a) ••-
4-> C'S 14 sg 5.4 o o cn a>
oo o "ri ,-, .-,o"otto o - a) ..a 0 g 5-4 CP cd
4-2 ro 4-) cu o
o o o o o.. a) ,-,o 4.a
o sP. ,.., --, E •.-.. .9 .11 a, ..- 14 g CO T
< , -ti,
. bn ha a.) -o
o 0 a) w . Q.w aS„„
p 0 u en -4-b u
,.. 0 • 4-' CO c° bis
›) U) •--, 11.,) g
19 ecr) 0. --4 o CD • 5.4 a. 11 o ›,
7:1 ,-9, 1) tol nd O 5.4
s.. a) --0 , o> El A lo, 14 5.,, e> g g •o llp
4->
U0 a.> g ›•-, 0. u) 4-, a) o •.-4 o al A tu)0:50 .-
-1" ..-1 ›, g. a) o ()
w 0 d g
CDP4 • ' i 1), Cl") Ce ó 4 s%
CD • mg d 1.) CD as s. cn ,dg .2 4 . 51 g., cel o "T:i c° •- ■ 2 __,..2
as ... a> 4-1 .4 -> ...› O
-1 -1 en O 14 en •-■ a) 0 s. 8 .r)
u u O as rn •-■
á 'Tó «6 -.'-1 S ' A) ‘ Pt 0 14 a) 0 .4 cf) o u, O
O " • , al 4) el 0 sei 11 > °-) a d .4-> O . 1 0 CY en • 95 - :.15 :9. ›.., ":-. 1.., cd
o o ti -1 ..ck 1 a> CO .0 -. «3 o 1).,
4-
13
aS "0 11)
a) ' ›, s.. o .-.
c es .5 ,-•
c ^'
0) ca a) t -O -9 $4 al
g
el o •-, •-. O 0 5^0 1.1),
, "o › . 5 -. c) ' m 2 '''' 8 ' o u) sz' 11.3 .d7
CO CO •
1 ..:-?.D °1 1 1 . 15 al 4:1)
,.. o /0 . .. . U s. •4-4 >,
_. .3.) 7.-. to • 1,, o o , a> o ...65 4->
0)
,-,
03" lo
'0 0 -~
- CO
ow c¿ o: ITi ,§ CO ca
c; <D g 0 5•-■ '""
7.2. <1 51.0 4 43 -,-,il 0 a)•.-4e o cesozi,la r., o-4 4.>
g. ceS TI or. o a)o a)o oa)
--•
e, •-.
s. 4 • o en e.) o 0 •.., .0 . 2 o F-1 O F.I P.I -I'l 0 ° U) <5
0,-,asO 110
....4 CO ,--I CO U 0 • ~ 2 no es o ,.9 ..5. m g el asOo
EO
CO 4-> CO 0 a) --, "s:Sc.sla.O1.173c) ci ~6)0
6) 04 U • S. > <4 h) > CO c.) 0 ,--, 0."0 0
o
-

111--1 .-9 8 2 ,:. '2 cl c; ,S (5 2 2 2 71 2 ¿o 1
-6) 4 2,
- 1 1 57,5 -..¿-. 2 !) 1
_, ti
›. en
O
o ,--. O a) "-
--.
d -1- t o a 5 , ), s. a) o o
s s••■ en o O -a5 g
_,- v O ,
r e s lb 2
..., «5 .-. «5 (,) -0 cid cd ,d,, .4) 0
/: .„ ,z sa, i 0 ..,
- 0 _. .,.., , 11) bl ) O 4.)
o , , ...., . s.. .-
1 0 -
, ct ,
. .g 0
1' .11 "a :-. "-:- '8
° 4 55 -9 II E o 'Id w 2 :8 `.5 1) 1 1 41;
N 8 ,- Z . sa, 5-1 7a' ti g .2 ° e ,-. `1 cl,
o I) ° „ . ..g (° E • -' 11■ °'
0 a) Z., o e O "g ,„ e 12 ls a) e ° 4 -r, -0 E -1 -1 1.7 s''' .2 ° ".°
.› 1, e bel
c.) •,:-.1 ''''' en 0
l." "e:i 4›
0 -73 o
e 7
A s:), /s. ,-,
O 1131) end "e/
s . . . 1- ' e0s Al 2 -4/ ,..0+2
C1) 1 .41,0
'1.7 co
›. 1 1 '11 1.4
'7 cl ......
.L.0 C.) CD en s. 4:2 ,-9
(1) ami ii .t • l 11
:) 4 co
c., O 4-D
--.1-1000,,cjaS CD W b.0 ,--. 51›,
tja, OsD O a) cd
u., -., ,,Gdg 24 003---,-0 c.)a) ^'«F4-2 5 -cs o > a> c.) 15 o o e
a) 0 -e (1) `0
o 1D r1 2.,) {O u) 03 r":1 1, P- ■ . ..„7 -o . c.2
o ' so c/ ''' "
..0 O cdu) sZ.
a) ...r s, c 15 (1) • '' ,i2 - z -' 2 -0 1 E
1' d Go "0 ."-' -1:1 ccd 2 e ° 5 (I .-> «-
-crd (til (5 - o t.' -
er) b.0 u, O res. a) -e a) .0 u os .4- o 1/2 O .2 "cs Ct. w t>,, cd cl a)CcdO en 0 'ID 6' ‘C) cd
ca s,-, 1., so 2 .;:,., (1) ,-,5 o o -117 ,.. izs c4.4 c..., w o 1-.
° sas
,__I c.) .a> a)__, „I „, 2 E 0 cd g cd a) ..D « o ., e -e
a) C C a) 1,, z • ,.., • ,... *2 p.., a) a, co u c, a) *2 o s.., o c.)
-4> • •••■ «,.., a) o o -O .- cd , a) co, o - $-
o■ 2 ,z)
o s..., a) a -0 o 7„, 8 o * , .4.) >
)-. o --, s-, ,,,,, •:::: 4-) o
14 c::u, cd E ,.., .. o as ,.., . a o a -0 0.. • ..., -- o ,__ /4 s..
as a) as o "O
crs O. ''-'
u) ca
b.0
W 0 1 ct o 2) cd o a) á I, aS 2.1 O c.) -4 ca Z 0 a) a) u) 03 c‘/ a) ...,
`-' cs) --- al al) al, N 05 O CD
• ■ b.0 1 > 0 ›, a) o K Go ,.11 1 > "g a
!." te' "O • >-' ~ •,- .99 o .2 1 Ti 1 o o ,r.: 2 . g sz:, ca a>
u9 ••-, o a 15 ti . - c., a cd :0 I). 0 . - q0 • Gofa. Ti 0 al • 1:, -es w 0 , 0 0 •2 0-,s
.„ a) o .-. •- ■ za e .,„ > .,.., o z O .,
03
en 11., >
P-1 F.... - e) 0.> 4 ms o o, -o o ' *.--, o o saS • X.
al 03 -794
s-
ID G11 --..
ctZ t1)/4001;0 --, 0 ‘ 1
03 c5 .-. «S .11 Oc¿e5-4->ETS
c - CU M --'14 / 0
to - e o 1.., ... . 2*^'
s0 1/) 1-, %:2•
a) ca .., 0., as o 14 --.
1-0) g, C 4
cn -> 4-)0. ) u
.,-, a) • -
4-) P. •
o en ~.¿,rf;
5 1 o I..
o a) ,edw O -1cl a)
.4.D °) -.
C , -, O. C.)
-'
1 "CI)O o •-• a> `,, '1 0 a.) C; Ti
Ti o) W cu .. O OO
44 () 1 ''
,-; ,w .--■ 0
cd Ce a wt . cl>
~ a>Z(1) ;1->••Ca „, O ....i O u 01 ,--,
E 0
u, C.) Ca s.... cd • I.
t'a 1.1 ed s,,, ...-. •-, .-•-■ •-•
en g a. b02- 5 ,,..,
ej ct N o ,--, os 4-) a> Jo 1* 4" cd C.) 1., 0 1.4 • '-' ep 1-1 cl.) • ^' /4
5 a) o c, al 4")
1., d.,
u) al *,
0 _, u) so ds ,11) 09 _e r., o4 st5 ed
co 4,--, Ó. Q.
CO a) • .•-■ s ° ›. CIS C/2 a) so 1:1. <2 15 E5 "o -o o . a) C4 en s .?, a> Ar-a, -o a, o cts u) _,.., a, el ;.., u)
o o ,, •,e2 c,''''a) '-' ,...
s
, )
, cd 8
,., o > . o •--. ai Tal cí• o o o e -e -e O. °
-io cuF., 8 .5...›, O aCr O V. o rn e ,--, '-, 1., o -0 0
as s. °°
-cs ea)o.u)
cdodowo Os. c15 0 4 019, . 2 4-,
a)0 s.. -a ;_. l'-, 03 - Cu) 0.) rn
• en o 0) c.,° as o
0 cs ce ?II co o 7_, o ca a> -e o a) . 92 o 42 so 1 14 1 c,3
0 -e
o
t., p.,,, :a)
II.. `N -e de .. aS a) o „, 1.-1
cs as s. cri • cr .41a) -
-..., ...
s.-1
,... ■-•
e s„ o ..„ to o , o o o y 0 c.) o -o o
a) . o o • .-. ki..-;
-0 O -i-> os Ti o 5:5., z) s„‹. › 0 a) "'O
o ---. r-4 os al 1.: 9, 41 N N 4-'
o 4-4 ol O ,1,,) a) ,y (1.) a) O ". w O • I^•I E - OS /., . -ct 0 z ,-,co
a> o oCin so 1.) + .E a) o e) e e -0 ca
o .,. c91 C e 1.,
o
,Ec.)^1 b0a500..7,1u),, a) csC el, .,... E -0 -cs s„, u) .7.„, -4?> .., 4.2 VI $.4 r I: l ) O. aC
""• da '••••
,-, I. 0 U) .0 w o CO2 '- e. Cr 0 a) o ,,„
--a o o 2 td cá" u) <u -, •-« a> u)
U) ,_, „ o o O o -. cd• 4,1 y O (O .1 o 4-> e a>y
-4-) .--. ›, C g
o 1-,
,.., c.,, --. i-,..
_o ,,., O I., O
(.0 ......- -. -ri
_. (1) - "4"› us ocsolo
.-O■ ms o .... c,
u) s.., orn o a)-• ,-1 «,-_,
a)" c.) -cs a)
.,..,› 0«, F...
as „O
„,,o>„•,,g, 91 .O cd CU g a)o
os c., d, o _ s• ■•■ a) o - c.,
o <1 oz1 - ,s.) ,f,. -13 s, el'
-. O o u, c..) cs ..o
o =I O
2 ;._,
so
c., oo
a) ...,
rl' cd
a) 0 , l'i ed
o ›,.> ›,..., 0 ,.., , >, ,suo ,.., os cd
'0 al 03 "cS /:,., s, CD 0 us b.0 g Ct.•-
O • ,-, ..0 o■ o ...ci
0 F.,
itS 0
o ,--.
C 1-1 O O cu s-1 o Á . c-) cd ''''
•c:,' -0 Go 0 In. • -, g sa, fo, ,..., .47) ^C
a aS w -4-› 4-',-, 15). o _., e e 1 ,... so - , Z' c Q.) o c.) • ■-■ ,..C) o Cil a) ..... ...,, . • ...
U a)
-0 os
.-, .1) a) 54 Z O Le-s 4; .4-, ,«
-■ c°
a s... cd o ,-r-,
4-
. O O • ■ ..a' "S . 6' ....1 ...9 03 (1) ca c; o -11
00
..... E c.) Go O. 4 a> so "cl
-, -e •••.., c.) Id Go t) a) ° e --
ad "5:2 :‹ cls p..,
cl)• c° a)-1:1
U) "cl e
"O 4-> N s., >> s. cd u) to "cS .--. -0 )U a) -e e
60- 271010 cz, a)-o00.--,0 000
C4. ,-, 0, o ,..,
0
•• ,-..I • ~,
o „S o, -o 0 cp j) --.
a 2 •-•
1 ,c1
1-.: 1
e ..., c., a) -., o 4-) cr ,-, O • ,-.1 o p., ---. - o ,--, o .i-ii
o ..., -.1,
1-r -o
o cl
0, ct
4^'u)

O 03 os s-« a) Q.) O i •••
cs2 Ez N - •".C.o
4oC er
... O -i->
a) 4° °
g r„t4 tr.idd .4 00
o so 1) A
›,,d),01 ,4 0> s
$81 mgCL■ C -cs c.) o -9
ct c.) a - 1 -0
a) a,
r•il CI) 0 <1) (1> 7) cd <11 E C7' 1/ O lw 15 <1 •-■ 112
t> (1) W or , .2 o _2 o en s c.) .-4 _ 0 e....
1 E Cd '-' L•I co
a) w • .- 1 c.) e >, I- ■
_,
0 10.2.
.... 4 .5
,_,E ,-2 .1., -ulorg- (0)
12 8 g al >a >: U) Cc d 0 .--, -e
-.1 ..0 ,T 4.) (1) ..' i zt>obp-)0.
r 4-1 ..z. x ..,,
a) - a) .4 .--, .74 o oO
E e ...e. 8 2 o , . c.,«5 "O
a) o en Cr 1 • -' C15 o- g „
sl> w ")
o . -2 .> .11 o
_II o 10.) Z a■ 1 -, a) g -5- cd ,,, » ;-I cs cl.) 1,.., a) o ,a) 0 1.4o NI ,9 o
N
C1 •=9 ceS
..d79-.3 ..o° .-cs
...91 .2 1
cd in -1 ." ° o zli>> 415)
.21 o ' 2 ck 2 z 1 as'd
o 0 2 le O .11 E
q... •-...„, O "<1) o a> 4 5.4 o , --. g $- ■ o 0 .2 >
- uí^ ált-'rn' -'13E1;11 CD ' 121)
"d a) ' -4-, a ) a)--,
a> -o o ne
O o o > .. <a) ,.._, +.) a; o .-, ÷›
--, o ''' ...,
-rs "a a- o ,.., , cr .,-) al
.-, o g ca g ‹1 o
•.,.., rn e ° u)
a Q as 11.
. Oa,
C.) sO d Od .--I 1 .2,
so "o <5 o a> 4) o g-12400.2 . ,0 ^0
O e CO2
0 as '5 ' c''' ,-. . - >" cl tu) - e o
en »7-1 , iI C ) 21 .52 T ri -000E.5..,),9.- -lx- a7,s' e:5 A1.‹) o e li 11 -<1 2 45> g
u., --. z ti co .- w e o - -0 0 w ›, o c.) o in. , -0 1 a> E g '‹ -1 a)
,,, a)
so " --. o
;t
w
c,,O0 O a) en
a) s-i ..., u) O 'ron a) s'-' sI c.) ,-, en Lw ,4
(1) o
, CL> -c$
...-. a) ...
,w
o Ul >< o o T
--.ii, g °o - G1 o 1 z14.)'
"cl
• mi
v, - Lt a) 4) w
11) DD 5-1 O 4",-.
il I» •".
0 --, _
01 Go t-I "O s%) ,.c -o
0 .° 14 es :•el•-4
d, 14 cd Go
> C 14 14 c, T..; -4-) t. "c: ca e> o 0., .w a> mi.« '''' > as O O o-Z
(4 o a> ...4 a> o . -4-) .0 ;., c.) C 4 ne
UJ •41) "° ° g -2 tu 1, , 2 1 o-, 1 g 1
e .1-I o .- -0 ..0 8 a)-0 Q.).)- ct a) ca o
›- 14 Go ‹- ■ a)
cz a as s.., d i", en t) s., u) •,Sel -0
o q O a) e O
8 cd . c's a)O.

,... .5
+, C..) sZ -7-) $.4 o o 03 ,-, ° t :12 °- 4 "i' 1 s. ' 0
a bo o ---. c. " ,„(1) o to O CC ea 1.:), r•W J., (1) cid -4.•, '''' ^ Ca -I.)
al 14
va e z o 0 ..T, 0 -- •-■ 0-1 O ' O 1.4 0 E o -a-d -i--, o F-. - 1-,' o - u)
cog'..7.) 4g"' .,,
a, a> -0 cd cg C
' .,4 4.4
oc,..0 0 0cDo-dc., 08 so, ,
o ,.,
.-e.Acoo4 ,13›,.c,
cil cr9 al ‹:» II 9 aj R7:1 CD•4
ca., 0 e...0
11)
- ,o Q ,.., ,0004
u., o .2 -, ,..0
wo es) "C$ In a>0 .4.) 0.) «" o0 - -u
o inz . a) •8•134 c . O ,_
•>. as ,-.-9.`-i
co a) -10)E>' •-, . o b., 0 -.0a>w s...
„ .l> N ,_, cl. %., "cs e' ..,5 .1"12...7d
as 4) ,ci
1 .`' ,C)
4)6-'15
o e..)
'i." cd > O o --.1 .411 -e .,cd4:1 e o $.4 cl, ..z, y
7(1 d - 2 a», 2 „ w o T., . - e o ,, z Q - o -o «5 ›s. -c5 0 11 cd 0 5:0 >,... .1o o a) •--e
cK 5:5,0 «I •s-
° "I cd 51 ci9 c.9 4en› o sr.. x _ .0 , 1:1,--.
o O
4.> cs) Ct, O r,$)
,j „II ,1" cd 1 cd
.7„, >, (7) ni ea .c) 5 ,, >1, 0
1-1 • •-■ C.)
gCeg
0.
9 ,61)
-cS
ors „e
cts sz
o ..0
0 lo .15 -1 ..- 6 2' 74 o' > o
c.> c') :- ....)
8"9 T)
1.1 . `1 a)
1 `-9 1 -9'4 c.) I) 8 1 1 2 -1
0 cd (L) ...0 O .„) -.-
2 -e - 0 .,...
0 • c-, -rs ....
1) 0 `-). -
2..,, V ›, 11 "-a.° 1 ,4 Q.) c.-9 -2 -° „,... -61 u ci) -é a)
el ',5) E.sa tn c,91 -8 .', 4> cu a> 2 2 ...., . . o 0 .,u; „ a) o; c,d 5 ,,.,° o-
1 .--
»..,
e -ow o a. ° . citic.,
cels -a ° a) O •-• •10 "a) 0 -11 "12 C °) al 9 1:3‹ E g a.ga,.,to.c0
< o a T, . ... ---.
4 e g
,.,..,
›.... ..
s_i al O A5 ói)
8 .., C11 ,--t a ,,,,- •-•■ Q.) c.) o e 5 a, :-, CIS .-■ • •-■
Cm (1) cd 0 Z 4) ' rj el) ri) ci) cd a, a) a.) ,-. bo) A a) -0 a) o 44 ,--, o --, P, -o o 4-)
• 4s
1_
0
Ca o
o F.
14-,a)
0 4,
a) na>
e :5-•
o y cp- O
0 E0-000.0--
0
.. - .....
.O o.
0 .2 -,- - scp o o
4.7 CtS 14 a) 1-,2>
u) cd sa) ›, o -o a> g o
>,,,-00
to o ai TI
7:1,
.,,,
- cd c.) TJ o
...5E-,,,
'w u ,.„9 o a)
0
...-1 o ,.,-' 4.1 .> '8' -g 1 Ci., 2 1 1
1 ) -S g)) Cr Le)
,_,
° cm
• ••
o7.1
•,-;.:•
MI .I .1..g
, •l'i l'i O
.. a) "C g s.°
g U) LO g
al 0 O o Ti
'y ,_, en
,r.,' 0 1 41> as el ._;
z
:
U) O ° TS O a) • r-I ,■. o z t> g 1■I
O O a> o <1.) C.> a) O O< 1... ..., a> cd ....1- CS)
2 0;5 e
P. P. E 0
1, o" o
u› .2 c-1 0' ,..
/"' E O
a) O cd "CS
o g• 01 ...., c). ?: ''25 $.4 O.,
,,t co O .1 o ..w e-• F., '•1..• . ,-, 5-, CI) •-• a> c.> .,.., s., a) c> sz; ....., - ._, . ca
EST ÉTICO Y EL

V
c.)
c., o 1., y, -, ...-, se...o c%, o c,-, - ,-« o 1).. 4> di 0:5 .c1 ,.., u) = Y 7:11 ,-" e, c.., ..'.
s. c.> w
s .., Y 53-° 1-' a>
O ,Da)" 4-> o -- .5 $-. )
c.> o o c.> I o ',7,,
0
1 4-> ,...
o o Ocs 1- .
üll• ›, 0) a>) ,.,„ '-'
,..,- o 5 11 o. 6 >cr, sO F4
C., f. O C a) a ed
C.) i. ._, ,.., ci, +,.1) 1 13 O
d
0 ' el
s
CU
.
<1) Cd „O id o •
•-• "C$ 1:1, •-• O .--•
al .41
be O o cn a>
1-. "ri) Q) 5:11. ,,, crs , ,..,
Ir
Cl.) 4S. O o o''''''a) 1 ›, • '-' .2 c-)
-
^ ;-• g > el u2 "01 I) w cd
• al
Ti; Ti 'O> E •.-, w 4, 1) es a> cs cd o .-d .2 •-cs a> •7:1.
o -o o co) so -,r) t>. a, U, a) 9 a> cl a> 111 , s„-, 11:5 1)) 7:s o O_ as o -5 Ti
-0
•-• • •-• O /21'
co o
,. •5 - , 5
.0 ,.., _,
O Y -0 o ti) o 0 o g' O cd o o.. >_-, ,m,, o
4- Cd I o ..5) -. .71., s. -1) - ce a> +-1 _. I.
o •ed ::..1 .2 u -cs .-d o e., 71 2
"15 •- a) --, .c..) s., m r,) •-r ....
2o a a) cs
..4a)) o-b., _ ,C2 y)
s.
V. Lo

O O 0 . ces .- 11-' ,,, - 4-; -4-1), ,_,


-, .14 -o .,., 9":1 ,_. ° a> ›, ud 2, ca r"'"
V L7 -111 c.> as 4- 0 494 2 s. .u2 u) - ,... ..' O - ,-.. -o o 5 o o E 01 ,.,

0 1) 1 .1 ai co -1-o1) __4
% cl g. I) 5ce -21 ,1
$. CD .- >
,...
O e9 0 _ •-,
e) 11)
'. o . 2 44 171
4■
a>
,_, ;->
-, 1-,
....e
•- ° C P
en cc 0 c )
I' 0
,
«) 44
....
c.)
- a) as >< 1-11 g. .<.-19 O
e
l 1 sr.: o 4 1:1"o ,,,„- -oo s. o 2o c., _2 4 o ,,
p) --a1ass. a, o o c>
., ›, ,..., oo, >o
u.).-
zi4
.4,
,... 1, -(5 -
o . 5, a> 1 s.%. e ca 2 o 2.0 r o u, . 15. 1 o 21 (5. 2
as a ,, r, Elb.) „0 -
u
V -, 14 0 4 0 2 ad o -4.5 o 41 ,, -u; O' ee P.. 0 5 4
dg >
a> o g o.,_,0 Le I."., 2), -oO • •,-, U a) o,
o es .3) . o .• 11,
••-•
.5
a) ,:- r) .1 o
F.4 cd ._,
a) o o -o F-4 1:14 ea "O _,
Cd
a) y, ,..., ..r opf .i, a) CL>w ''''')al
~ al w ..z. ,,, 4 , as os .2 o
0 o " U 1:1 ••
..._ O 0 ,-,
O (1) -1-> C.o 9 1:1) CD o ›.•
so 't$ 14 '''.. . 2. E 1.:', a> o -I , 5.., o g r t.) cr •-o .-§ ....t.,' 2 ba ...o.,
0
a) -4-. W re;
a, .u)- 6 c9 7:5 .4.,
....
- w 4, - as ,-:>, s c, e 51. as , :,-,1
• P. •■• (j)
._a_s, o -5 o o oU2 E 14 --d a) v O O. 4->
c› • "1 0
1 , ti o
° o E
11) 112. t.) 0 1": c,)
> E cl, z o a •-.b1) •E"' 11 ' ,--J 1 o zu
.-. qd U) If ... ..V.. g --. <1.-91 o O 2 o 4.5 o "O o g •ca' a, co en •~. '-', d w
en ~cys 1
E, $.1 cd e. ?
cdo 75 0 > co c) '-'0 o 1
ci) e.) t) P4 cp
• •-•.i ) a ~ 0 ." P., 20 a l .>. 1, a' 11 0 4 Y u)
y
• a> o> ri) c.> .. O as c-,
AS a>
_o o ,.0 o o .c "u
ca ..0 .4..-1 -el .4_, 6 CL c..) .-51, 1>
e) Y .-.ct E - •-•
,0 ,1,1 O o -á) >
..11 -o
a> N
oo o
o 11) so C 0.14 sg 1 el : 1 7- 0
11 'TI a> .."' > ° 5 ,l.ti 1 I c) I'd al .1.-: 1 e o () '2 5 II' a> C.> La
0› o o
,i) s_„
cr o4 1. ,__j mi a> ,o (usu . 1 6.4 1.1 :2 o 61> 2 o ,--, 0 o 7.,
O' ' El .... -o
co cts 1 co ,..< oy, 4.1 wo o co o 1, ,-. :9: 1 2 0 I. ,
O a> c.> ci)5 5" Y1 ° Y O 'e O1 o ° C/ ..o .r.12)J I
' C •*g _á d> e 2
UV
A o O , , f:10 u) cy $•• O
• •••• 42 5.4 O ra. -■
1-1 • 1 -1 Ir 04 ti) oU) cel uO7.4a)Q)a; ° "2 ' - ° > _ _ al
a) 4 c.) O u)cu23
g *g Isi 5g ca ;g1 "4:j .13, 1 r» I.. o .7,/, 1-, o O •••• o
U 0 e sea 0 ••oti >4 -c-i • -. ra-l- <1 2 2 o -. cd ,., q 1 as c.) o -o cp Lo ct o .>
• 0 ° O a> 2 14"=, o 5 ce ck ,, - ›..., .i D 1s.).z.
■•• ,4 , 1-1 Cd '. .
• ° o ° > o a>
✓ •,-, - a - scu
N --,,00 Y -1-1 ?-. o a
00 715 11,71E, -oca0 W
cs) 1,) o g ° 7:5
,.og•-■ sooccH,casosz
- ..0 to co) 4 so
E Ú. co <I) -51 -l ° o
, ce," •-, ,.,‹ 7.
, • -z:J a>oolcs)Z e..> ,-,WY1-1
o co ,.e 5 s , al ,9 1 ....., -. - s.) CD I:14 o oE,m a)(n ...a o a) 54 O 04
u) a) O <-> O a) a) •,.. c.> o
a> a> '1) o ca ,--. a) O < o ° 1
a) O . 1 2 '-' ›, es ;.,
a> nzi saS "O 4r1 ,„5
1- N-
›, -2 ,.
1 -1., u o ca) E .1.f -5 4 ..1 c4
Q) 11 ° -g., ° :.° c•)'-) cd $., o c.) o es `Cd 71
- (1.) e ad a), T.:,
,d2
o o
• < al
.5
-2 • 4s)
1 lui cu a)5 1 171 O 0 cd CI) ° 4 , ss • e 1
1,1 es ••c.,. -p 1
, .11
-4 ga)CI) al, e 11)c., w cl j.,,c5 a, E o o. -id ,ss so a> .2 o
• •-• O 9/ 44
1.4 vi, (15, F.: ,JZ o CIZS '
-ir) 21 ›, e 2 *.)
<1› c.> s.o s. cd
Ú .5 2 1 -cd . -9 2 4.9 -S 5 3 coc) ad *01' 1 ")›;El cow a g 14..`" -, 1 og 2" 53 14 219 . 5 1. 5)° O11< 2 " 2 gl 1 1
a) 1 od s ce el 0 a) , cu a> s.-1
Cd o ,- &., 4 F...
a> W "O s° C.> "O Cd
<1 cd t z cc ces ca cd 1-1 d) CIS ›, 0 .1.) gs cl.> 20.> O c 7 'ir 432 ..
C.> CD e 'L,,
'-'
•-• o a> • í:_i• cd 45 c0 ''O iki 'O o Z •-0 •-o . ~ . cd
Cr 4.) O' o 11:1
o ■-."••••a° ,0
/1-1 0 E a' l'i O
''' • ° l'i
1-' CD O mO
O • •-• e "'' en •4" 0 -0 o•• ,-,
oE
`CU
s. ei)
4)
".1
.115 a> > •t-, l•-• a>.,cd
s en C.) CL> (1)
sed 1 4.) C O O 1:: O 0 nO CP /4 Y> 7). .4 o
o t., 71' T.°4' a) o
G.) ..-,
e
s. a> Cd d g '.») . • ~ a) o 03 o e O o a 2,
5.4
,,1
CD T.,
C1 Cd .-g i..., •47 .- 1.) -a › -1 s.
C.' CT> al e-1
ad 0,,) 0 P. o a> .0 4..> .... g O g8 od4. cl > ..... 11 ti) 1 0
14 ... ..0 o >-1 9 „, <
in C o Q. (1) cl P.C..) a) .....,".7-' ;.. 0 a/ • 5 o L., cr> • '4' ›. z
Cd O "° E w - -ci ^
Y-1 ce 5.), <0 O ..r., 0 , ) ,..,
-ts Cd
ot, 4 cd 5:24 ' ' 71' '-"' Cd ' en' o $.4 e ;..)
4 2 co us •t> .., - -
•-■ 1.1 4. o ,,„, -- Ir, .,r, 1'4
o "CS 5 O ..9 ,19, -o •,-, ..„ o o o s.
5 en
d TI W o s' c
,..~ ca i•-• a) .4_, .-141 -0 .•.... 1-1-' o .7. 1 a; o .2 -- CL) 1 o a) •-•
o e O s,- ■ 1:'. ,..
a. 2
‘-- 9/ • •-• ca ~ ••-• c-> '1:$ o"
taiD ad bp < o 14 s --- c)
,... .., o s. a> ~ a> al O ,r., g 0 <„5 Lel 1 1:5
,-. o a
E; 4> I: ° >., 0 ,-9, /4 1 ,.0 ba o e 0 "O "el cd c.> I. o . --1" ,-., cp • •-• 4.5 o. .-.1
a> o (1
•-ad• P. 1.1) C-) •-41
~ 60 2 as, ..... .2 Is -1) ,9 5- o° 1,>"3 ›,*•
• e
• a« Cd O : o t> 0 ECd 4 (0 0 o a.) ri) C° . 5 ‘b.0 Cid . 9, cd
Ij o
c r :9-
9 c
-L.
'
"--1 -1
9 I
c e )10 6,
0' ) ! :i 1- cl I
O) Ce$
c.› . 0
72 14/ 4.) »I '0..,
° ,...„
CD ■-■ o o
._, ....4 _. e-, • E a>
. o o . - ;--.
. _ o ...
1 o o ›, a ccs 0,
I. -45) 1,..), m_. 1 1 13 15 421_51 El. o .,c
TEOR ÍATRANSCULTURAL DE LA S A RTES VISUALES

Crl 12 Cli Ti ›^4


co Cd
1-i 71 . ' --'4 Z C1) á • •-•
, „..,„ ,,, . •1-3 .-0 as O - ,-4 o o Cli w el g
s. o ej s. g 1.,e3
e) '42 •Z1
Z9
O .--i o>
o ca Y' o
ai a) a> .7-1 o .
el
o g
a> cd
..,-, ea
o 1 111) cd
a> 1-1 ° W
-0 e) 01' . o .5- .p.
›.., o a> E'l Q : .-. • -5‹:1.)
ca
(.'' cd-19
0" ., ,
_ a.) 2 ''''' g g
>O" 1:1 "- s5 2 e
1-,-•-.
o Y
.4..)
1-1 °
/y
a,
..1 a
a
4-> `.-' -o 'D o g
°
5 z „ O. .1, ,cd o 72 Oe ..110,5 O .,...0O 9
.2 es
E cu eGo o o.,
a)
4-) ed 41
15; Ési - w g
¿ 2
ce
›, cd
g - .8 1 g. ›
coo 4-i cls ,,, ..o
a)
el
.,-,
o
61
- Sn.
0,) n:s
Y-
O "s1
2 Ci) 114 Cli C.)
•-•->
u) O

c.>
o -1:l
I.,a -c.,
'•
!ti 04,°'?.,"e"' 1'
O Y «,..1 o
O o -- c>
o o ,.,_, cd,.._. --, > o, O si... s
o . F•-• O e Ti C a . 1-
3 4j a) u o a) vi "rs ID

a) 4>osa>4.›cp2o Q>
C/ CD " ''"- 5 C') '-' u) Cr C' :o-1 ig E .- a j4o
•115sa) C° co a> 'II gl .111 "13 61 ° cn o -5 F.4 14 ' u) ad, _o(I) C.) 0
2 stil "g g s„ e á ct . -9 en 'i,
c) O
o la, «I a .
.-, a) i3
0 en 0 'TI 7
8 - o> --, - o e o so o a) a)
•-• )
1 F I '''' 5 C
-0 á. 8 rn 1 c >
c 1 :7-1
E a, 1J E Ti a •
= 1 O
-
40 g
ad /4 0 a> •-, o o o :-. E
O'
a> 2,
'al --' o --0 s 3), ,.8 z .
c.) 1> a) o c.> e -0 TC) z.nces•-"'
o ..,,
.),-0a,N.-.2,e es.., Cn Z al "S>
u
O "O cd > ' -' N O .1' O ° O CD CL• C') '7,4 C> o)
.±›. O I, ri 2C."1 Or. o
o , 2 0) ..) Vd .1 91 4- Cli
•-
Z C.> l• •
.,ad-, ••9, ,.. .2 es .O.. 1.. 1 1 Z/ O
O ca Cid %., ., O
O .9 .g> O 1 ad a>
0 •o
ed .19, .e
_.,
CIS
S s ° O 5 -cs
0 4-> cci g • t) ••■.1
O C.> 5 4, 0 -1, o s• •' ,-.. 'Ti a> ad 14:1 '-' a> • '. o -4 „, , eci
- -
, -1), P. co o U) .-. o a) .-• ,•••• ca . ~ • 7) CD o 41
o 0 ' 5.557 .,1-, O so al'5' Y c.,-, ..0
a) ca -cs 71 o *1 -o , o c.) cs
cls
s., `12 t"
5« cd • (1>-.0
10 "0 -,-. 2 71), u)
-1) u>
W ,_ OC1 -0
W .2.
o O . O- en Cd
8 zi su o 8 '5 Z c.) c5 E '"cp as E o -4->
0 4 Y o ..2 -2,, 5 o .s:C
a 48 7:5 ..Z 2 - 2 (1) 5 a> g O 5 -0 03 a) s.--, . --4 a> •-' 4. O-o, o g sj.
15 o
0 -It ó o O ....
C') <1) 0 "O • E/ á 1,
o r ., o ,,, Cr . r,'.? • . • o O.,„,
•-* •` 91, 9 ••Z g O" a) o O a) 1 ,..,
o 1.1 ...1 cd o ,,1 O ° ,.,.
.-i 0 • a) -. 4_4 ,1>
-
-
».., cd •••••'' l' u) o ,q ~, •••• ••••• O CD 2 .44 F,., 1'D a1
,-Y, d o a> o o ~ ba jr; cn im w 7.1 0 '•'•' .4-.1 g 1 2.-0 • ,I •"'• j: 2 ;11
as .2 e- g• F. 2 as -1 4 ,s el
91 > en a) > 0 4-> 14 z (,)
as -.
0 "cl T.14 0 18 -15c0 C1 9 '15) 0 8gg-{1.58-111 ;-82 E-82 o o ..5. soo . (1.) cu 1 `E .-. °..
c..,
U,
(N


-
LJJ nct ad .2? ,:., O U)
al o a) O ci) 6
o , o uel .1.1 g "c$ 45. , s42,al- 0 a>03 .,:.,
a) F.,
1 o
0 d
4
el)
,11 cu o.)
"O cl) "O
a) w .-.
,.., ro is 741)
m
o .,..., 7
. .4. Lo
Q
< en O .1..; ,_5,
) u) to ..
4 , a i o 70 ) co -zi ' u,
_... 7:1 S «S > a) o a) C/' 1-4 O o 11 ed «) .2 a> 0 as
u., 1-4 wowo-o0,..,,,o,...zl .114 .21 al ›. <L, "o .-4 0:5,.., cl
o " g
o /-, P.
o, o O -1
1
o o 1.) o -o
,4_, .,_, o ,.0, (N
» ›° 07 -5 --, o' -0 a> 0 "° a> $-4 "0 o o 711 4 11 '''' "d ~ 111 Cr 1:11) 0, ° 0 2 -0 .15, ,.. -... C' o al
o ea 1) ..1::.....,,..,
w ...
oo- 1 -o 1.
•._.d . 11,1 19 N4.>
,za) ,..,
a> E-1 a)
cu _ _..., ->->
..,2 ,, as 4,
0 or
h 1., o"
. (7) a> CD 1 o , _° . 0 O ' j ^1
1..1):E,. es es :94)
-
1
a--
4,, a> . 1 ° .2) 3, o (5)) › 5 T> w 7,2..1,1 'a 1 o I 11) .71 ..1) A°' 8 --. di o , z cid -o 2- 4)e- -4-1
,-, •-1 as a)
73,') •92 ca • al o cd c.> o' 0.., 0 a> a> :2 cti ->4 O s.,
..›
w 4->
cd en
° 4 71 "cil'
o O, E ;- ■ as a) 4-> --' .--. a. o "" a) 75 44 e.) od a> ,-. •.,., :5 ..-, . -1
a) ›, cd .0 o as 4) a) O O , cr o a, ... ,.., . _ ›., . o _5 os ., E o o -.• .,.., -,
_1 -• o o ni a> u) _o, as 8 so Y .0., "O cu ..d
a.) ov E 1., E ce cr. ..._ E cz ›.-. Q) Q)
o
o - o u) «1
en 1-4
v .s '7, ; ›... .c0aio0
. , ,_, C.) ›, O:i a, g. O O. •-■ -0 •,-, o ad y 4, Q) rN O . .-. ., 0 Q)
> .1 0 TI UZI ''. al .11 . ...4 ,2:1 Qz5 ..r) Cr o 0 O 1 1) Ce5 ;., O :1 C.) -i-D O en -o m y c) 42 01 ;...
no "0 ..; Cel "11:3 0 O (13 4-i • .-4
-ID e.... ces •-0 2 un.,--o, as..(9,
CO
11) 1:;4 el 1 0 - .--
1 "O ed 7-, .,-; as a> 0 15 -1 ... o , - 7,d O a)
s. os 0 -0 4, 1, F4-. ' '-' a) o 0 ' '-') s .i-: • 0 a) ,-- 173 .,, •F3-. "1d'-' O ,--
(1) c1 a) 1) O C)
1 E 8 . o -z4 o --4 )•••••1
1., o cd 01 14 a) •-, 5.' o E a> •
C.1 1.
1 "l ..0 o 1 e 4
. > o. o •o~ r~
_,•, . u15, cn.. a,s. ti
e) cp
-0
a>
al 1., a, •0
•-■ 11.
, o 4.> 14 . ...
0 E :n O j aen
i.> ..z
c e) 1
c° el144-)W O A-)
,--,
CD 1 ._._,
.. ..1
I.,
14 c•)
l'' w
u)14 14 e22. ,o sa.,
s.., as . 51 od
tg
71) g .13), 5 §,_,
- 7, .--,.51d aS
g -- z Isi
o
g g 1.2 cd el 1,0 rcl 1n) O `as 41 st tal 1 c¿ _.
al
r' O 4-) ,, 1Y1 p.< ns en 0=1 '....., cel 1) 1 la 1 -"ad 8 11
o , Irs. , cn
1.5 ••-• si ,, I-,_,-0 O.) 4.) O., 1-5 a) '''' CU (1) en ' .''.. a> 0o W "'C
.i. $i ,_.., E o o o 1., sz as O >,
c.,
• ,-,
$.4 ° o
en O O S. :
° >4 co .90
> --. >„ o)
,_, 0- o ,.es
s0 1 o ..,,
,-4 o ,s>.e o0I.,
o a .4oz. , a°
1 >4 111 To 1 4. . - c:
° s 7
e: 15
j g
l 1 ) 2 11
a> n (1.> id c:•I
s '
v°) --' 1 , <1 0
: li < 4
fa 1 :5 o
1
..- • i I s lr I I -52
44 ..., a>
co ,L11, $.4
,-, O a> g u)
_. 1:4 p, C.) O o c›. v1 F"4-11e O 96
e o
lsCO
e.) -
I
- •"-9 1 o
. 1 cl) ll --
0. 4:11Qc)i) ..ci
k
ell ."! . 5 1 ~
-
el
am 41 CD "el 1< L "I C-1 ,-e (1) F.< O 4-1 >
o ) 4 1) F-4 -ri.,
cti g l) 1 711 ~
g, 1 1:2. c.)
CICS 's il TI
1 z o „9,
O "ce:: 6 ,c, 1 --I u) a
c .__. 5 8 o a) ce lo)
o g a) R. g. 11) o en c¿j o 01
z a> ..c, >e . as
) . 0 --. •.i a) 4 -> 12. 0 cr 8 a>
1.,.,, > d o 0-0 ,o a)00-.0 0 a)a>,,. 0 . C71 o9 rn ..-1 CDW 0 o 0 -4-'00011' -'
e0 z00
-
el
ta.en
oO~ O a> a)
._ o
... el) O cp
bl) 7aj rn 91:3 «, 1.1 ,55, o ..0 F-4 co ,--, .,-, ca _., Q o -. o ,,, d.
e.> O o O ,.... en •, a) O as CO C.) 5.4
$4 1-. 0 Q) (5. c.., 4-) )-1 ao) a CO W '''
wo o !DA O O ,-. 11 C/)
a> id.o 0 0 o a> ..... a)
. .-1 ° .4 a, - a> 0 -0 0 E CD ID ci> 'O as "-' cd
11 . o ..-, , o - o c O O G
..., C.) u) O a0>.‘
o 0 a ") •--4 ° -0 4,?•• I., si -0 o 1:14 `)
.., Q 9
o 11> 1, id o o 14 o e a> ,0 .0 O, O <44 eoli 0 ad o O O o a) o 0 ° ° o 15 4
a. O < ~ o Icil 0 0 en ID O O E cd .151 h) ..& o 5:), O
C.)54 '' u) ,-, c« 14 g ed 4-, o en g O , -,-,j 'n c« a) .b3
,.. ' la.
e.>
0 ,2
,Q9 o . a> ,, d1:1. O 0 .,..,01 "O • ''' ,") ^"Y,--I ("N>
, •-, 5,
o (:1-I c0 o o 1.1 4 O a> cr d , 0 "o -0 -cs 1 o
•,-. ..as aS ,..0 D'') "1 1) 1 )1 -. 4.:4) g Z>. 1,1 cn 4 &. ■ .5 W ._. s•- ■ ',.1
2 0 14 as 1 cd 4 ■-," ,,/ ‘,51 411 b.0 o ,IS, o _5, en 0E2 o o 4°_, p "cl 113 a '15.,
•ri. 5.).. 0 ci) ,•ej0 no 0 • nj s ;:l .• C.) a) o . o 0 • ,-. d ,-. Q> ,-,
e E 4'' (3) " 1.1 71)1 rt/ -o ,5, +. '4'4 a) a>cn 0 :-:•--. a> E o o_ _0, .-4 .., 0 . a, ,, ^' O Cl) oo
a) as ....7. „r, -4 •-,
1)
en 9, -,.> • efi' O e o O . ,.. rn 1-1 ° co 1 ••;:.1 14 o 0 tu)
° el cl 3 .° o
4., a) Z...., a) "IO a ) "O E 4-> > O o .-›/ a> cl 1 1 a) -5 a> A co -9
°
•915
,-. <D
ril 4.›... C11 O O 71 C il
„. . C1S C0 ,..4 1:i "." "c:5 .7 °
>1 al en 1, "el ,-51 ecli)
° O 1) e' 14 11 8.71e +.1 g. zd E 11 ac) 5 2 o -8 -05 8 1. •-■1 71
f•sw "° ° ^(1) 13
1-4 "O ''
el 8
en
2 0 Ce , 05 a) CC Z ,
^r,, 71> Q> Q) O cb CO oj 0 al d
4 (1) "S 11 Od "II tii 90 )-1
° w
a? ° cIS "5 lf, ° cl, 75 ci 0 2 o 2 rs as.
4) '' 2 ° <1 '11 114 14 Cd fa, CIS U) 41.1 a, a> o )
414
•-• ... a) " ... . c 0 Y>
•-• .-) 0 o ..., o o
›, ,C) . 11 tal • 5 ril, N , • O (/) 110 "O Q) el
o
> m
cs 1) O Qd as a, o to c.) ' O Z -1-1 e '11 2 1 1, r.1 ,g. 8 ' gT.'"4,4
II od .., al en o> ,K -cr) .. .- al en n,
o `1_,
'o ...w. -.2 :4' o o 2 a ›, a> E 0 u, o O. al O
o ca d - '"' a s. 0:5 7.4 .41. ,,,,, 6- 5 ... U $.1 0 0) N .1 ,.. 2 .., o
0., 4-s~„, ,_, -o -o •,,
-, o, di o ,,-.:, a) „,,,,
-,...
4- - , „a
1
a> CO CCO
T' o c« _P, " n, 1 o eu 5-15, Tj 13 -o ..14 1:5 al á'
IC.) 0.■
o ,.1) o 7'D -0 74, 1,, 0
... ,"••• 0 el5 d ,C,

■ -e • ,-. ~
os os ,-, g 0 ,..., 7.., $, ›.
Cd __, o 4 2 O o F4 _a> ,.• a> 7 .4 0 71;
a>>•,•-•
.8 o .12 Y a) e_, Y 14 al o •-, r_i 14 g 1 a> cs, -, - C/D mrs en g 4a'
- o "C$ r.,9 O e« ed Zo c•) et gl ttO V O o a> CQ al- o O
aa c> "S tol , '' (1) O - .-4
N ;e51
' 0) CU Cr o . SI Q> O Cl„ 0 as ':1 6 as 4-4 (A., 14 el a} O 2.1, ,2, 0
--4 -1
,...,7) '-'
1:$ 0 oser.I o g
Ti sO a> a> c.' !-,%' a> ca 1 a) --• > 71.)1 :II ezs ."O
.., o O d a) :;. -:, -o al .,,
O " ,-,
- ct $- ■ "1 4" cl) ^cS -cS 0 .,-• u) o --I" a)
u) ..., el a>
tx0 cp o ed o $.4 -,-› • '-' .1 ..,.■ - o o a>
as o o CD F-■ •-1 O O O 4, ,-0 - C) O 0 "0 e .1) ti SI •.›; o ° d 0 os
14 bz • o 14 a> . •••• -es
<1> CU I)
,. E 0 11 7,, io u>... d Cr J-I 0
0 0 u>. ,...:, ,-) "el -...-
414 ur 1'1 a1 al o3 .)
0 •,-e 7.: ..j ...i
0+ o 1-, su ,-- ■ ..e, _
c.) a) a. ,_,$-. .0
TEOR ÍA TRA NSCULTURAL DE LA S ARTES VISUALES

O o _-. 1:1. -,
a oel..u. 1--- ad a> 0 .0 -• 2 --.. 0 T.,
' ,-4 a) •- ■ u) ..., ,-, o "c' "a 1 al o2O >'nI.'' 411
TI; .E., pz.,
°> 1°
(1) CD ,-C1 O
Q1
..0 Cd a> 1-. o
°
v, 41 0 --' ° 71>
< " ' Cd CD O •• 14 •-• C.) C.> o a>e: v, o.-7C1._.
5 C1) C1 :1:1 17
CD
1S -'"-' 1°°10c1/ 1:1. ocT) Y-CSA54->0-- -■
-i- o o a> 0 azi a),_,0 a> Ea)
..,..,
srl U a) .• --• CO '44 1} :2
O .. $.4 > 0 a) o c.) trz g, o et '-' 0 O
1-, O al
2 0 1 .-Fs., ,.. ,.) c,, cd
•-• gd. N .4
MI - 1:3‹ 1 2
ctgo.,.., 'Cll $., •°
1 5)
/., zi. U) ° • o
,0 O $.4 •
s~ o l.,4-2
F. E -y --
y c's e
>' O
E ,4 .,_, o US O 44 O CasC.) d.) C U 4-' -4-)
c ., 71 al Tzi
a, 9 72 0 .1 <19 :E sg (1 4u , s 7,.
,.., -„,_ s...,
od. __,
. 8 o" ' ' 9 ocr d . a>
,_, • ■
2 111 -4-
a>
1:0 o , o o
,„
.... u,
- c.) sed
0, ,-. o
1., edoOF.,O g ...e,
a) 0 "i"' • '... 0.) •-••■ , „_. .-1 U O " 42
-C1 • -9 a> 115 '-' '5' 1 T'•• 0 -5 0 ° 41 "0 0• -51> I) - O '5 73 14 (1) . 1 -do a5 1-' ° 4-3
C/ Q) O ° (9 11) 1 'a> O as
CIL' Cl< y
CD ''
Ci) (14 CQ 4-) 5:1 ,-, a> : 1 1 1 p as el . 1.7
od ".1 :)., :9» c:
Q> e g ,e
•,-. O °< ,-1) O á ed .. -U o 73 o •9. ..6 . 7) a) al ..... c„, „, ,rs o c,-,
o `,-,,0WOcac.)E0c
o o c.> 1 14 - cd «S • ,e.101:1•2'-',,-(cl>.1-1Z,y,
-0 E 01 a> 1 14 etS
-, a> O 1-/ en t> 1-1 - , cs1 •-■ Y2 0 -."' ai O *-1 (1) .
• "' ---, 9 a) cn .. .co "o 5 u) 2 sus d- ,a) o ° ,.., ...... o $4 •O 14 0:1 ( O ,-i 0., ,--,
-- -0 ,_,a) __,
•.... -o en o cd
to .-+ '-'
a) .,„
0 ,., ,-, a> E w a?
o. d ..

c) ° w 0 0 "g 8 0 11.5 ,o 1 ' o 4" 4! E 0 d 01 .0 T, ooO
ccl
->
O ,--7 a< -7 8 "O -45 0 sal o 0 >4 ill .11 41 2
al cll s.,, o • . - , .,,J --, Q> a> ..«
- , as
-
• r_t
rn ,-1 • 2 4-> inOlo.7:$ 1.,) o„,.., en CI., sed 1 • ., "cl
S~ - 4-> 11) ...,
1" o as 54 o 15 g al w-I al en 04")oodo
s".1:1•• U) 1
sz, as -4-> o ,-,T1
a) sod cf) a) a) "~ o
u) a)
'0 a "a
o ar Z 4.1
. E.1 Y
Y 0 .=1
4- ..., a> o ,... e-e 14, .4.
c-> . 5 115 > 4:Z ol. (i) ^' ,.., a) .-4 9 14 er; el I .2 go 51
a) ad cl)'-o8u)oliocl
cegodo d_, ° a 15 0 o 24 a) a> -O
o O co :s +0., o cr
-, a> 0 115 -1-> )"' 111 ` O Cr eo
... l") "O eq ° Al) 01) Oís 4->
v 9.1 CO .-I CCS 0 "11: 4) n 9:1 11)) . 14 O Pr.1 >N Ci) C1
IO
•••• ".° el) 1-1 • •1-.1. 4 (1) e 10 0 I . 1 a> $-§ cr, a) a> .--.
0 O0" l 0 •,, o o ,.0 -- - si o
el) 4-' -o 0, . ca,, --4
O O so
• c.) • ,-I a)u>0
. gi 'i.5 2 "..0°) F...°) « rol 4
0o°1
0 a> 0 ' 04 o s.., • O 0 5., °4 49 ei:: -0
R, 0,2 a> E o a sa,To' 12 2 ts' 2.5 g 4 1 ?, -S zd •.14> w ooc,s,-, a> o
U y r, al "O a) ir m 2 ~ al
51 0 m
« 14 a) a) g os >
4
u")
.11.
CN
• •
-
▪ • • • ▪
cl) 0)
ESTÉTICOY EL ARTE

6 s ,-e 4-) "O el -, 4 .-1 4..) ....• .4., • •-1 ° :2 'Ars -0 , cs cn •- -si o a 2
12.0.:¿ 19 14 o CD (I) g a> ° °I 6- 5 1 d¡ o O •al
_. o
C1 0.5,a5 C> g á E - › so 14 ° i 4, ,C1:3 •-■ . 0)
s, .4 • ■-e
ct 4) "C) .. en I
E no 0. o a> --, p: as "ci o 0 cl o ...- o
a) ,._, o
,..,a) cu
-- o 9...d>
c1. >1 :o
o oci) E c.o
. ...1 ,0 ri) c„s. ‘5
_, „ ,- ,,., .,
,■
7%) ,csa) tal
Se (1) o
a) ces nI,
M O ...11
. $-; .p2
CI) 2 o 5 o ca 2 a) ' c.) .9 cz:
O N C) 41
14 1 9:5
0 --'
, o 1 a> el (I) c.)
,¿ a,
•-■ -I Cil 1M a> o
.w
ci 4O-> s lh O
° 2 cp
rl 1 . 1. . .1:01 tá g 1 45 gs,.5.- o . 0.- e ,-...
a., >.., u) 1 0 o 15, >2 ;1 * 1 8 o
l al a> 110
"""
., - •11 • O O O 15 ,1-,. ,5), . : 2
O
O o -o --, ,rj • -A ., 1.. • ..., .,„ _ 7,1 1 co
ta-t 14_, ril c.) Cid LI ,.... i,i .2 04 ,:l w a)
1. _, . „ a> a) o --, o
'1', a „,o a> "c, o "d f,.., ,U) >•. 4' 4.1 c.> 0) 0 $.4 <j 171 •1,4
_, .-(r) - ,...., o (J) 1
V. Lo

ri ccS a> 4 _, c.) a) o


CrJa 1., s-i -O "O ..7.5 0 O o Ta O sj s-4 > ess O •-> a) O /., O el --1 -10
Cr O O u) O 4-2 .-, .2 -o A, 7.4 en e, ,w.ai „.0, 0.0 . 0.-7 m cd Iti
i -5:1 o izse 5 E 8 - a•.
,
e o 1.) e ›. oO a -{i •,, ....,
•. •o••-o .....•
- „„ cd e e ..„
•-• o ._ ca O
I'' a) o O o' o O
..., .. n s ~1 g r:r 0 55 cg 1 E o cis 0̀') a a. ' - o -' .05 o..., c° Oa) 1 E c.) o cl o -.-P ' -i
Ti >.. 41 C11 kr: --D O O c-> O a) •-• /-5 en O V els a, no
0 a) a) O cs) ""Z ces ceS• ° -cs
° •o en• ' osid
C•1 ,..,
«) C:/' N
- 0 a> ca
1., O 1-1 .4" o II M cl) O.. , oOs..,
-c:1 clI (O CO O o s. -c-J 7-1 w °a) °' o
ad d)
O o .,, ces O o _ ,'
C1_ c.) sa,"Ici T-1
s.., o O ,. o °) "O -1-s 1 `1) c) ° .4 ° 0 0 cd - `-) ..,
s o o ., O sO O ..e -re e. le 0 L. -. -e _.- o b•0 o • •r-e) -8 ca cTs
‘4.• rn o ›_, o a) .., q. ea S., "O O
:0 a 1 4_, O o thr 0 as 4.4 .... - ...
OO
.., as
• '' (1) ~ cd eD (1.) ..5 a> m , '.r.; o O s. p.
•...1 (J)
...., a) ro-■ ••--7> u) 5. 15, s. cl, .4- ct s., °
' .1) cp ui 4 1.•?•• ". . 1 ,scs •-• A,) ,,,
- ° el • •-i a) o o o E ov• as u
"' 2 2 O 1 .-el >1 Tj P O c)
-- .--1
,„ ° oc.>
.- O 0 O
.4.5 0 O a).' 4-á O er,
s O
a• 0 o • u)
-' o~ e
;1:d O 9 • 19, d9 a) C.) ° ec O u) 1-5 .-.
"0 '-' /-5 E cd' g P. a> ° li-■ O. O -S I O M 7j 1) O ms -1-> en d "d 2 o
O Cr O o 0 1-1 o •-0■ O.) a) ces 5 C.., u) s. O . SI 11i S-1
us S•4 • •-■ A
o la, Q) o...., C) •4.0
VI O c) 71
a> 0
c1. (1) g Cd 14 a ,. o pa) 41
0 Ce/ °- O C1S o ,ccs a5s 0 o c.)
a) c.) a> a)
> 0,, .0 • -, --4 o Cl) O o C3 0 9:1 ..I ...4 0 II' 5 o o °•' 2 ■4> a) •• 94
1, e'S ....1
C-)
O sO
a> -o •,G 8 a C1) 0 mi ...
„ o ,,, C.F1 o sY., Y, ir Oa) o no O -ij‘ e: 1-1 s oo .4->
„ O 1/ Iills •I-> o '«1 1
•-1 C.) u) ....
14-i o 5 "9 11. « SS eY° 91:1
,-1 • .-1
›. 0 .--1
. dr.' "O
ci> • 1 .i.9 .° 15
g 71
, 1 > , c2 c.> o ° ,re a> ,o•,,,, -0 0 o ^O al d' .-E' cto .41 _ oí." >
>4 0 8 o .0 .5 e .1; -e W • A ° 2 „ a) CO O S 1.,
M Y CLI cn en • ,--1s,cese .4
sd, (1)
o
,... •--'
o a 1 o m
<D Cd ~
u) S•4 cu 1-, N " 1-1
l'1
•-• 1) 4• .
•■
' .1:$ O ..p ~,
.-5 Es. r_.... o w s ol o -41 e
, o 0 a) o o .. so g e •••- m • 5•2 a) „o a) _
u) 4., a> o _O 2, ,1, o • z , ,_, - 'l) -o
° -1) ,.., 0
- "Z•1 -0 4 o .7. / 1 -1 sol 4-'
en cd -57. -we lo c.) o a> ,..., g
o ... E
.,_ u) s. 0. a) E-1 -E l'' 1 4-1 -1 "P l "' '.> 14 E m á> .1 ;-0 ti O °I o - ,-. o . •- ■
x O "O 0) 1 - a u) 0. as _,,
a) en a., :1) .-'. 1:14 a>
>< "4 (1) cn 0 s cd c 1 ) <1 E
CD 0 (1> 0 CU ll E 1-1
cn abns r-4
en $.<
r,
. . E o s o d. -- o ° -o „, 2 e o1 o o 41 5 1 .., 7,'d 1/, -a ‘8,' o sc ¿' o, 0 ..o d o
2 e as -- a> o e o .0 o s, ›, o ct b.0 z co a> o ., ce a, Jo n) „o Es ,„0 .1.4 . i .-z, 00 .-15 , cán
O • :1
-4.>
■ 4> ° 41> „4.
Cr CU• ri) • •-■ O od
0 mp, -4->5., cn 51, g •+,1' ct 4n § •54 o
s lo N «S .1-1 s-- s•e O N CO
I., I.- s.„ /. o &. cl) Cl. (1)
sa ,,141 -es e r) °S
O ° Y 111 .,.., -S 4 (1) Ti
Ti 1.1 0 ••-e c.>
,c1 ° .11 1 0 e S S "S 4 :15> dd (1.
2 pl° « O • • 2 S• •CI 5 I ) ‹:I ) •
ces cd O c.) O 21 o
71') 0 7v1 a) o „II o e • 1...), o a) •. •1"...-; o g
- -1)
0 -12°)'
0
c.) Y -Oi Cr ce5 5 .cl 1 o 2 1.1 ?i .1 511
--- ..C1 er "c$ > nd oa.c.-4 4., -I.> P. 0 U "O . 55 c.) cd
C/ 2 d) e cs.) "oca0 o Li ui o o -. 0 $.. o ..0 4 Iso-9a>
>, O «S «S sed 4 8 O' 1
5 1 10)
14 1 o
w
a> Tv'_ -0
4o -es 6 ° ° .44,) "rd , C e e a> 4.) . cl) .. ›-'
..... .. o 0,0 /., o o cp 14 0 0.,./ cr 13 '2-1,) ,-O
O c.) d) . 5:1+ .. n, s' cil
l z 0 1.2 __,0 ,s¿is el (a o
looa) o 14
tl 11 soll 1.„ e_
,c,.¿ •1 so. 41 e , c`s , 12 o 0 <L>e E .ci
a) ol O e)
t 1cie Cli
e V -5I., ,1 ITI> 2 1 -51 51 1 .1 s. • o cu ,.0 cl, us
lo o w ,7,d'aUrri-c1) Oo. ,.., e> : ,.. : .4- ; : 0 a) 0 -0 0
o' 'a' o .2.) 5 › 73 ,... e bs) •E til., a) 1.4 ' 11 Jcil' o ts' o -,/ - 1 -1 , -. <1 o .9. :. o. o „ ":1)
„:5 __,
(1)
- cl
›, ,.....,
as bt .,- o -1, . o .-. o o
o5o.-ootoo 5o - o- e _, ,0,,
05;-.-es o c.)
c) 1.
o _ -0 0- .-
•g a) , osm 'D E_ -p. 0 I-. as C'd ‘,.., o _•
5•.s.,9
sed 0 d U) O e a)
o o
u) .-±-.1 ''''
0 '' •1, O 4' O /.1 o .-> •'-' a) 1E 5 o g• CD - ,
5 . ,95.1
-. "5
es «S -1.-1 o o as -a • -13 o s -1
O C1 5 "ti p4 O 115 CD IDA ~ Cd e -4., w 1:2' ° CÓ ' C' ) ° ~
7) '-'„ a) (1) 71. 1 .11 114 a) • .. 7:-C) (i) Q (D
M CD1-' 6 1)
.2 o s O <32, ioli cl a ) Ts . 1 ' 455 :1-J <9> (S -1)1 1 ZE>I "g .6' g 471 ,,s "i 1 "tel g-i
4D
5.,
a a>
en co
..
o cli
4., O
~ :-‘
o .:8,... "Ci
4 c.> m 1" - 14 cY' .
" O$.
en . a. 0)
,cs $.,
o U) as cl 4ID
CI) Cr °S
, 1.1 1 51' o ,..,
en > en ' (1) o . 1 - •-,) .,... .. -o -. 07 o cl) or o 1 -I s , -0
1)' ›, o -0 . ,_ cl I/ •• r••
8 a> eclo.allsz0 o 0 00 E •,. crS
c.,,,,5:s .1.,
d a> +,,„s o •-ci .., a>
,..,016,c/ ces
u)- ›.
e
i j g. a)
.,>._ tet>
•- o°186 . P> c9do w 2 - o E 4 O o o a) 't;)
-.di ,s' c.> o .2 --, o a> o .... 1., O _ ,i1), a) _ •-g
d 44 ° Id P. 1.") 14 1 45 4-' a 15 1'1 a) Cli C ') 14 c,) a> 1 . , , cles 1). el -4-> 1:$ O . ,-, (SS oa O «S -I,
- ,c1 o
sd $.■ (1)
-
H •-i ct O O 1-4 C> d .4_,
u..5 .-I Cri o Ct •
O a> ,c2'" e oo..< 1,1 0OW
›, „en -S .° o a> 12" 1, '-'
1.1 °I I., o tz e ,2 ,.., , ca 2 no d o .9 .--.
_i 1-1
41) al o
cn §
Q
,r3 0 Es ad o .•-•
..
c.) ., 0,00)0
ces o a a)
o z, ea •-• _rs P. 71
0 .1 .41.1 a>
0) _,
us
›, W 7„. • ,-1 .$- 1 0.
,.,.%)
7 4 o a)) 'O sz •-• ••• 4 P. cd •-•• •••• p as ; o -- u)
2 ... /2 IP 71>1 o c.)
.-- -o - -
1055 cá .. . . 2. 1 .9.), .z. o :92, ..a• ,e) mi 15 5
o o ,..,•....,. 1
5 "O .1) 0 C11 2 ru a -, 1 1) o a, .9.; <c 9. e 2,
v,
U... o. oe-5 .,„s.as o ,,s
_,• s...5 , 74
g
e - o
e>
•-.
.15 ...0 4, .
- ; y o ,s-,.....o .•5
-- p., p, • -cs - „o 0.. cns 6 -4- t - 2 o,
0, a3 .4.› • ,-. 1, -4) j'il5 0 o ''' d• 1-• •- ■-• ,•• ess -o o,-. bi) - o '•,--1
cd E. a) ' e o : "4 py, cl) 1-, a) Tv' o
2 •,- 6-,
el '6 o0 •....
a) o g m a> ,-E - ?-• ...., in, rn o o or
a>
< a) , _:, o cl) cf)
a) •••••
,i 6O ...,-,
,i; 1,0,.> • - o I-, 4-> o o a> 0 o .1 ,a,) -o
12 OVOS 4kZeti) .-' Cr Pi e 2 - s W 14 o E "F.1 o O cr o 1) 1
CL1 $.5 a) cd
V "-'
4-> t.) CL)^ en t) a) O) . en - en cl; O C./ as o 0 5 dcidE01 • ••••••• 00O0 /-; ,2 ad cl $ 1 -o
o e • o .-b1) c,1.1 CO ol P. ad
2- --. a, . ..--. i
O
.--5) 1-1 0 11)
O 4-., cc$ o as s. 0o-0„
..-, ,• c.) O o 4,J O $.4 at O ,. a> `1) ocu 4-'
.i.1 a) Q
Q o ...-4
O C1S
ed o ct-1
la.
ce-'r-i r.." <2.)
'TI ad • •• >
1"
_, as u) 03 Y w •-. 9::) 14 °• O 1:1' 1:5 "O 11
5... 1 ' P., ° o 51 O ....,
''' <-1
m ,-,
•S
cl p el 2 111 .1■ p °
>. '-'o nd
s11 7:1 -4-9 O 1:1 0 cf3 Cd Cr td•O «I ed e --" «S O O
Cr O as „a) O CCS N .7. .'■ en o, O cd 0) •--' O 1 a .21 ...9 1-1 ,_. ei ••ft -, 9 o e c.) °o 0- 0
• '-'. - ‘.,
> 7-1 '-' mi
o o Om a) -. '-'
o0412 as o -
O . ,-. /-5 •-• .-5
0 14 O s ed • 5 E -I2 4.. 127
-c-) .„ a) o
15 -. -I sIIII g o o
c> '-I - 14-I e so 8 w o o o >-. o s7v. '-'' o á oci) a) c..)
.., .4, „, o0_ -o 5E 0 2 e - 2 0
o --d <pu' •rs o ..e> e 8 P.-N 4 -> cl ° u -o 6 5:1 . 0 ' C1 (i) C:7 a) '21
z -5,51,z:5-.1 41 . ,.. ,,g. "LS ci: 41 1.4 el .- o 'CS O s. (1)--'
° Cr. cs) (I) 4-> Tcl u)
o a> o -oa>-o o .O E
"T'S a) Cil
„ -0 `-' -170
81) -1 o F '-'
0 •0•••■ 01 1 TI
o as hi a) 0 P. no o -o -. <0 A.) /-1
< o -o O 4-1
as
I.,
as 0 a> «S V> as 4.>
-o ..: E 5:1.,,,:s •-•
o o -o . :;cp_rO>OE_,o Q /4 E 0 Z-1 -eils-l o ...psogOc.)oE ^O c4-.
7
< o ,_, M Oo oO a>
o •1 /l"), o 61).0
.. a> > 0 tu 's..,
O 11 c54
..4 •,-, ••-■ "9)
o 11, 2.,) II'
M
.o
y O 0. a> r
72ce.-1"1 E
...), Fis §ea 0.
9 9°' á°)
--1 o •-■ l o
2 01) 't
-4-> •'~a> 0 •„y.; o '',1 g o o oi a>
C15 E
O CI) 1 2 ,..k C2 7. 1
- a) --
c'11s O -7.:
-' al ed1:2' C.° en° C.9 CU 1.) CCS 1 Z-,' O'1-1 O ›,
" -' O O a) • •• O a) Cr ,--5
---. lo
5" ca) . to wc.-. o o o o .-> -
1-
2 .- es. 0. 8 1 .TJ .--5 95
12 o , • • ca a) • • o o 1.4 • ,„, 5 OO• O O a> 0 0 ¿ O 0 0 d., en O el 5..r -o
aS ,r) a> 0
--, O <1> 7,z' o o ,IL.,) 0 -, so a> 0 .--, o A-) o o -• •/..) /0 4) ....., 0 en .. cL) u --• o )« 0 LO
‹l a> •-■ g 0
fa 0 0 Cr 1,, •, 0 C., a> O ad ,9:517), as
„rs 110a> 0) ezi. cru> o ..
ss (1) c4_, 9) m
..4 °
e. U- ers
w . 1.1 O O ›.1 N
1-l c.)(// 5 I-.
0 es
071), 4, -es o a.) .. al g .12 ars.. a, Is, o el), 1 s2 tt° 4-1 <1> 0 O a>
w
>-•
O

er a)
,„ )1
--
,..,
•• ■
› -zs
121. .46) o
- ,,_,
a> ,-.
cd c.).., 0„ 5. o
,,, 4_, O O
•-, o0 .4 :0 o 0 cu 41.1 á 1.) o
0 •-•
0 E - .-,. 11:5
o Ir, .
,,‹
..5 .2re -O
. 2 s••• -141 ess 4-; a.)
as ea 0 -1-) .11 -
e n "-
_
ti,' ,.
, a>
1-' 15.,
e» CCS
1 -2-
4> cr ad •• s."
,1).
' i li ..g g I _bi: 11,
.
0
u
1= .._. -5' z2 es es E u) o c.) 2
E ., 8 ,1,0 El 1 ›, .1 - o .1
o o U4 o 1 E u) O. 12. 221. 0 >11.1
a> o >. g o c.al 5 O ,.....I .-. • e« cd 0 •e•
a, la ,.., '. g °t.. 1 c) c• us :2 ti; o 8 E ----' ›... 4-ad oas1 a) 14
"C$ ° O "0 cD •-cs ,__,
• .-' e
u, a)) '-' 5. .--,
Cf/ -1) •70 CIS 0 O O 00 0.• --« e-) ° o:•1 O
'-' u) en I:, d 0
5.:, -- es
O
o 'CS 03 cy ja, • .-1 03 cD 03 , cd C-) : 715 0 o o
-J a) o g a) „,
1 .''n)0I0U1"en°s0 1-, -‘› Z Ni..r 1. 10 0 e tin C1: ‘o : <1
1
,... C'S
0 11203 In r-I
°Ed."/"d0 07zia>0 rs '.10n) 0 0 0:2 e~
«.'
O. Cr I) Ct ZS .: I., E 5
o u 7... ,„-o,
,..„0 o $-• -cl y o or t 15) • a, •-. ••,, •-e' a> a' y «)
•-• 0 ...,
__, -..d --• E
y.) ' 5. o en 1.4 a) "1:5 . Z.--, 1 O o Cá 0 l•- ■ tem l' o ›, Pi .:5 o 1 g o C73
O C/) , . ,.. 0cD a) gO a) y,
0." o
c "O C
o " S4. 14 +0 a) e
(11 •.• O
g ,5
o o :2
0) -O o -o
1 . .w al -•-•
uj . 1.4
11/ .-' a) s ct 5 1
•, O 7:$ .... C.)
4 5 °
.--• g. >-.,
'O 4-a> a) ,C
-
1
01 5-1 el) 0 g -4.) •I, 0 en ° ad en en a) s-4 • •4
a) o5 aso a) al 2 .„) a o -il a> • as > a) • • g a> g "' o 1-;
...) - - -o ad ci 0 o a> 4 › g. er ;t.; -
S-1 • El o "C5 g l'i a) • ,-. ct 11:j • z ct 5" Z .--... el aS „o o cts ›.., c> o o
,..,°0.--,a)›a)mou o-•-•welE6aS o.. 0 $_,0, 0-0 .1
-. , --, o u) o • .-§ • •-• <O) O ••••• o ., ••••• • 17. "O ' ° a CIS • •-• 2 1 «S g g 1 Q) 2 411 .1
a> O.
a) oo al"4f-•^14 e •r.CI d)
-cS 4t) 1..,T> ° lf, -i- CL) ser.. 1S
'. _1
- o 0 el . en . al •-' e 1-1 1 en•.-,r01, u O o• CI)
g a,o c.,g o ....
cr) 14 cs
OO O e Cri
• .p.-cs
„, ..,:,. E 6,, «s ..-s,•. g. ›- c-s a,
0
. as .° oc,.. „, o 31 . ..4-> o 2 g. 5
'-'' ad oO e ''''
.¡-12/, -.e -- es ozr cnel E '-'
C/ "O ° ''
es 0 ".. :59: . 1-4. Ci) CD 12' sQ/ o "&)
o oCD o Cn -
' s2 01' Cd,--.
• c) Cii
"O °. en -mí' -o CD o1) C° 5:1"O o O o a) tu)-1'
2 os s•••
o 0 O a> -cs u) o .,.„ • o •1.1 „o O 0 .5) 12., ts.c..rs ° ea O E 0 u) 1; O 1.1
5-4• o í. c CI
E •g o W O o 0 y o (.9 "1-> -- a> oo a> o 1-) --. - ° ea -o 0 .. a> 5. •- o ... a) o
-g O -0 0 el c.) -1) en , ›., 14 1, E
a> 5 g 2 . § .1 ,15 o -cs E•- ›..7-.. oen or 11) ca •••4
5.4 -- o se) 0 o o c>
50 ..- or . r4-.1 $4" • 17-•_ cil sO C)0 1 w ea CD-11 0°.--' > >c)ed a>0 0 0 aill,-4201j2 T.1
44 e . a> 111 g. o o « 1) Ta' Dd -`4). u •14-' a) a) -1 cl■ ' as o ••• z > -i-> 5> cr'd -1 Zi
O 4T 1,!,1 e'l 5 E j5.1..1
I. 1, S' -E st) ° 1 e% 4 > >, 2 - - g .1_,4 •-.2 cl)
1 `•"1-1
(0 o 5., 2
a>
o > cu-I- ;5 7b"
«Y ng o -11
°a)tu'r u- lbi'lli'l)'''tu> »
g sad 4. -gZ•l es eu)°
4-' pll 0-1
c") 1-' s•-• 0 •-. -1 Z) g O 1-1 2 e 2 › , •-c/ g •„- _ri l O >> g ,.. 9 "' ,-,' - 1-0-' s•-• • 1.'<
:P. ra •,u) '" .2 ass.4 • --4as 5:1« -r-, O e e-) Cr o 5:1. as ga) o ,_,,,,l-a.,
c., „, . a) o 4 -2 •... w o o o g o oo
.(v ) .00
o _ :2,s _ co 7:.c1
,--....rsza>10 ,:s
- E a, o a, o o, -F.! -- reeas-.
a) e ;00 0 ›,, a)>, 5 5-,
es es ... o .15 co 1,' eso sl...v ur; eo (1) 0 el
e «S O ,C> 0 e 1, c.) -ci aS 0. 0 en .-1.1 -1 _,
,,, C1) ••-, s '-' ad Q.) soy
1-,. cY °
g s. s. .,_,
c.) 005 ›,°,:dg' Á. diC w
• ,-, 4.>
IDD • cf
o wl4 )« a>
-
a) 1) 0, 11) us 0 4-›uoa)
o ,-. e e o , > -I- o •• <3.> .0 (I) ., e o .,.., a) ad o o ad o - a) e•-.04)
o, _. s., O
O S. co
e,
1., -0 ..1-1), ,./Z . 15 > 1 1.-. .-. ?' ,.., a) IR Oo c.> •-• (1)
4-) as
O -E1 O O l --•o,.c4-4
11. • '-‘ l ' s. a)
ce ) 181 .- Cr CaS1 ,ij o
as s. ,..
. o ,_ as O o 5..., en 0 i 0 5-4 1) as . 14 04-• a,
a) a, .2 os a) .. O 0 o
,--s O, v 1:11b? 1 e4-1 0 1, .4 -1 c.) a> cr g me ad -0 ;-,cd 0) -U 14 > g, "O o O •,.. gt, O ad o ró a> , . > .
00 - -
1 ás .sg .1,) .,,1 5.1 9, u) ea
es os
N ~ es .2
0 ,.., 04,...
asa .11, 2 7,• gs
;4 -i9p• z W
en • O O a) „,,• o CD 03 ...,
al 0 s'4', O 511 ^5:3 ' el g r% 4.) "ri g Cl) t) O P
F.:4 C3 y.? 9 cIP
0
.. 5 .11, -.. g • ..-• C0 ''' t.-1 0.) c i' > 1-.: cr it..
11 0 of . c.> rn Sl>„,• - ■ ,1, c> s., p., O o "il
t 17.5 .... „_,
da) o a, _e« g o as ca ..„ < a, a, o o ves)•-
•-• •E; •••••5 41
s''''') -s ,,,
.... aE) ,as7-4 ,., o5 '151.. c.>
o ,L1) a) 7.5 en T.:
51). tz..1
ad 1-1 • :9•cu-lca
u a) $... a
."''. (1) . 5•-a .1-) C/2 ..,;:s -4-1 O .e
o us co ca-s) ami 1 IC cl to> (9' 91'11 2 2.1)02 cd Id él
> --e .O
c0
' :,. -o ^^ ad o O CCi .._. co o > 511 e")- Y
m' ~
,•,‹a,O• "10 .1.>
a) coi .
..,., 1 -i 1 -1::1 (1)' en, ,-,
- ..cs a) 1-e T..,
O ''-'e _: .„,
5.,..,
o O o esa ni -. . a) a) e c.> a) "O„ 8 8 es *5 sTa' n 5 $:2.., -2 4z 5 o en
o' _o t uS O Ido «S a> ad úl "cS I8 •-• g s,, .,„,
o •-,
..e
"es
t, o - - 1" °I 400 > "2 octe)a)g-0$-Icr72.-2
c.) es o •715■ g,, 2 cid e).
0 a> o es - Tzi% I; «) u) ci.. b.o a) ($)
1:5 CD
1.,) : ¿ es w
0 4 Ti; w a) • c.)
0 4 t 0 -• ,..,,
wesg-4 O
o)
E If) - -8 >
a es 0 -1?, E 4-> Te' -0 "0 cl) 9.: á' .1 7.> s' - 5, I"' Eai 0 - a) cD
E-• 71>< S-4
o
•_
, !., "O
,..
Cl.> 8 .A
.. o E 4 9,ya)• as
. ..., bi) c.) o2
■ .4.
- o cu CIS a) •151
-0 • c.) °) OCil:,..
• 5 Q "115u)
a) ° CD 41
° 44
1., c.> a> g p eg d en a) -C
cal soltn'Oepo O tt edo0.,..--, /-1 0 u 02 a) 01-10 O....gole ad •-• -O • U ad.
F•4 N ■■■ 0 en I) ..-4 CD 1.4 a •- .-• 1 a, -csO
e
F. .... ,~, (1) 0 -1
O
la
11 7. cl t 1) o 1 cá 2 > tu 1 2 zi - o cd,-, T.) 5:4 •-e I) cli
-, u) _.
,..->
ii, o a) 1:1. o -O ,'-'
-. cr 4 cei o _ el) 0
ca
-- c.> 71' >, a> o .-rds al •-• e, ce .z. •e
1) __, -ca s.1 O Cn a> 2 9, o o en --1 -9 1.,- cr oc.> s. _L-, Oad 1,
T•LI
R. 5.
,.., o o o
-l
2 o cr--'
,_a) „do no o cr, „:0 • c., -ci l :s.c/ -4 _o
e o
•...,
,„
=
en ,.... •-•-■ s.
s.•-0 0.. "" r, od s.,-, s. -0 -rd e aS
•••• o --•s~.., ›,o o aS ... O 0.4.
s~..,, o-O"r$o " r/
li 44d'1-•-4-,■ -cd O o[a g.
, ,y 41)
,„
,3) w 1.1
C.0 ci,)
coi •-I C 1S . " - 90
- '9-' 1-%.1 n. ad
C) 01 d ,,O g m• ‹-9 --' eO CD ct g • )-• -41 cD s, s,>,.., 2 •
4.4
,,, ,-I o ,_, • '-' - .-1
ect
s. 0 a) "ci •al 14 s. e
c15 4)
O a> ..-.. o T., > *^,> c.> CD
a) -I.) s.
,.., g S. ld 'o
O C"
O "d ga.)-csed al 6
,••• ... CD 1C) Cd $..,
C. CV
~»,, .n""- oa>>. o 4-›
UJ Il O .), u-s-) 1,
'4 cli Y« cD IQ cIlluo
/21 . P .111 -10 ,..,. o -11-> •-•• 'O- aa "ci
a) ... g. o Eg o o a) f..› --4 o s, al
TI t) ,--1
-e .._ a) ,__, s. e rá
•••-■ /s,
< s. o . o.- ,..., ea - N o o tz, ..• E ,_, ,„- o -,711 a) g 4.
o no U) 14 cD O
o 1 cp ct o e o
...-
u> o ,..,
■•2 cD 1-1
q•••1 '
a) a) 4-'
aS --• cl)
r. .) Cd
al
.0 o o a) /o ,--. -0
a> ~ 0 a) 0 0 ad " -Os''' , I CU +1
s. «S al
2 , a>
'"' . rn 0

a> -O o -e
0 "0 • ,I
{2 •17.: o
0 4 ' -O -cs •-, - c.) 0
e+. o ••-•
•• ési
O c.>
d an
s. oizs
o e-O "O o o u) a> o 0 C o aS s., d s. w
w
_r g. 1.
,
Cu ..i-
O ad ~ • .. as a> cd -/-) C1)
-d •-•
11.1 a> ,-. o -es -e e _ h> ca .."Z -1 O •^' a) .
' o 'a) O 7; 14 , 44 -0 o -, u)
.1) I? Z.1 til jj- "2 4L. . a>
. ..., o • r; ,,,, ..‘,,,
a> e/ a> e 44 o a> ad Ot• a) 11 d -0 en 1 0 ,.o c'l
.,,, o •._ -ts
. 11 E . - cs
1., ;,
,1 o .
...0 ed
'-izI ci)
. •. .147
,... ,-.
. -ci o o .„- ,.., ›. o -
,, , o „, • _, "cs
,-. 1,4 6 sus ,-,. us• s) E 8 A 5 o .1 o o g „CO y g > c/ g. 1. ed
.-. 0) -cso"eg" •,71 O 1-,1 1'5 o; .1.- y 5 E ,--• ', al o. od O '...1 o a-) e s. al s. o., 13 5 - e) ,. e a> p.,
e)2 o a>
6.) ,..c,
e _1 ,.., • I-1
so o
E , ,- ... 6.i ›.0 ,-,
C.) o,.,,, ,-, rz., • •-•
›.
g zs . c)
o
,. 0 •, a C
• •-•

o 0 o en 0., o , O 7_1
0 o
o o o ,,,,, U, ad
-
O Nt..1 0 oi,
E 0 sa) O ,_, 0 '4_, s0
.,, 4-,„ E o Cr o en o 5 -oa) a) -)
rj ,.. • sd..)
., ) o
••-•en
•••
c
CO s,"
o
c.) 7-,
2 g. ° ° g 1:1 en 10.' ves el 6 5• • - 11) -." ,,
'-' r_,
03 ,--. ...,
..■ ,-, •-cs ,., , co-• t)
„. ,„ ,-, o - 4.) ,.<
- es p.,
< 0 l'4s. C) ° _, C1) ,6 °E 7:1 CL) 0 ° 0 a -1:1 c- c/ ed ° 0 .1; '-'
1 a> - 9 cl s-I -E 0 -Z
ot <1)
o •-o .--. o
,-,•<
- -y• .-r - ... -1- (/) cr L., '-' u3 • o-I ,-. •O •
7..1
0 •O
1..- g a MI
o O ena) CP
te
a)
1 «)
C
1- ° a) 4 . a).1, "(7) 2 P. -2 .1 1 8 .5 b -1. )' 8 41
a., , s., ..,-1 o-I 4.)
«E'` °Cid
'8. ,...1O"Es
0 11)
472 ›, a> 1 1 8 ill o o 1 e...Z o
I,. • u) • r-I 4C13 .0 .,, .,_, en •„ „_, .... r- „cs „ o c.) •....,
o -ci
ó 51 ,2 o 11 le, 8 .5) ad o al d r> ‹, •=2 LO
4 E 17
d 2., 8 1 2 -S 2 .1 o? 7.') Tii ,E E a 12. 2 Q. _a 1 1s) -2 e.) E-1 -o ,t-> d > -o 5... G. . -14 cm
-O , 1 ,1 .6
9 1 ) á ' o o: f. --,c, ) 6,... . -(1). • ,z/
, •d- 7o a
^m o .• . o o . ,..,' aSC000
EST ÉTICO Y EL ARTE

crs 4-> os -O
O -os o..o cf) C g a)en 7,4 4- O
-
1 'S . E
'-' n:3
0 ... C > (1) O Q> -0
"O
I
a)
E -c> ■

•- •-•
c. > .4-> -os•
CL) cli
g u) 1 • Fi mi '-f:1
TI
W • "'
E2 2 .71 "2 1 1: cl', -já 1 *2 w TI o . P 1 ó
o e 3), 4.«, c. . -,:.> 1,5 -id > •-• ,... ...., ,..,
•Al) . r, 15,.
Q) 13_, 7,¿■-°O ci7
ge
4-' 0s cy"CS
7.15
• ,-,
N
o
,.. 74o. `1)/4 O 1 17 OF ,O
›. o O
F. Cr7
4■1 o • 71 Qi
a o, .~ u -..,,..,1 ea .... .i, ,s - CI "CJ
:) : 4: :en: : g a . 1, a, 0
0 - 0 o ,E s a a o o „, E .,1) :E -
c.)o 1:5 1" t
"10 0., ,..5 " o o o 1 O (1)
..,
Co O a) bn '-> u) ) s: o 6.., og 5 l I.
o 1 L5 0 • 'lc 4v- ' 1
~II"I c 9 .'cr
r:s ; :2
cDf 1 al . :: I.) :
o
o .7:: ri :
cl
a) l -.."el2:„4' ."_91irá.> II
le
g. ca O a.) 3-I o E 5 o u cd
to o O o 0 C
'V
•O t> cr, .• c e Scr)1...1 "<i> ca o "" O ci, ot,C ed --I 1
V. Lo

o 2 O al O o O °
o 5-.
o O I-0 I° 1-> 4->
a) s0 .0 73 8 -0 scco) O • .-. o O o ''" 0, ^. - O en.-. . ni,
c° e.. 0. en '-' I - O OO
o l o o 0 ,0 ,--, o o ›,, — 0 O s. -4-> o %s .0, sz > u) •
its O •,. -,1 7 4 „<•• E ,o a) C
o,. _., ,... ,••••., ..i. w • ~ .... • Fi "C.:: ,..) ' ' 4.)
mi c) o -
O a) nes .... • ~ a) - ,0 a) a ) c.) U> tii) 1 M :11 clg
o ... a)
5 ,..cs ti 2 ,c,,43 cj 1,0 2 ..e. E .12 o . ..
-O E ,ri,,s ,_,
Tcs o_
.0 o ca Ti; gs)'... ,rjti) O cel 1:5' -O 2
s„, •-o 440 0'. >
• 11.4 "oTij >da) 1'4en a) 4-2
(1) ° I:: 1.
.,..,
a) • 0.-, t. •-■ o) .~,O I> u>o . 1as
zo 7> ci) ed ./. -s-) ed dc O :-9 en O -O 0 a)
4-> a)
O O -0 ,., ot, O a>
$-1 o ,15, 7es ^c-f> "O
,
a) u) o ■-■
,. O o • • cs5 sn O g s. ca 1,
-o
0
sw, o a) en" I-, " ct z ,-,O ,-,
...o o . a) P-I S 4 -0 .• 4 ,
-
o w' >, al O N ct O $ ■ a) a) a) '
"'' __, oO_o .. .c..)
O ItS CL)
-. ?.(I) elg.,1-1
•u 'tú(1) ,5
I.., .-- Co.O' Ti o ,cllI 1 4, ,g, ...,
a> g
-
g ,,s o
-
71)
-
, g o 5 I, a' 1 1.1
. 0 > 1 `.1
- -
Vo ...., ..,, a> .. to a) ,.-r 0
-
4 s.. .
a)
O 4 4 = -0 O o 0 . o ›.., C7' g g 04 O O cD J. a
-
.., ,1 o . .. . ,, ,y,
0
1) TI asl 2 o °
O
g
a)
cu ›, 5-. w cs) -4-› a) 0 0 0
as -0 a, >
o $., a>,., o .., ;.., > C "-I 0 u3 -.
..., 0 .O
g cd .—
a) al g ' 0 -0 . a> .--. -
a>>, E -4-› 0 O • a' a> 0 . 5.2 0 O cd o o g El o 11 w o g ei Tel .t) O
a> g. ,.., o cf) " , « c? .0 .1.1 0 .z, r» CO • ,. 1.) o O., •— ■ C.) 4 20 C.> 0 •I ) z ,, Cr O Ing
.a>_. c.,as ....-‘., Ou
1. et 14
o , -g ›„, cs. as ,„4- a)s.,...,
o u) ....
w .....-. 0 o o 1-, -^ as ..2 -0
0 .., • ••,-.
ad 4,
a>V.,5 112 so f.,, O
. ,, ,,,, 1 8 oo8 ' as
‘ ' e1) O ° 1'
Oo
ot. T., ,c9 4. 501.-E 0 >" 015 1-12 u)O-ib cxs- o g. O — o o 0. 1, > "J'ss O o
C s..., %o -o .-o
c / ch E -0 ,-) - c) c>.) —
•-■ o
l" O
sla 11 xa> o u) o O
R. 0 0 .,_, cid ._. --,, •-os
O o°- s-4as s..1 u) -,..e
<i) °70:5 ' CeS 7:11
:). ;s.14 s.,)
u) co) E et .0 o E -1s, PL a) ened
a)
u) as .. '4:
..e.-Iczio•00)0
a) caullmeneo).,OadOs-4.1_1N"'- ,-.. y o ..... O3. -O-"C>
4-> (/)- u)Ooo
4.., O ,, ,,, „, .1 e. C) al "5 1.1 a) 1-4 1.. cl) .11 p .°) 1 o -." I' —0 1>~ I TI
CC1 Ci) <1 e% ' Fi) CD 0 5. c° E
, . __, . •.i., a) 7-1 ,..„ O a) a) • e co ,...:: ci) O a 01
ca a ..al C .,... , s ›-d
1-' a9 >us -O «5 • - u)cl> .0 w .,.0
.-. E ›-•
,,, '" 41ocf>o(1)
- 1r, o
...9 o o 1.,-.- oou)7:1
C> o 7,14
- o -. c/ ›- k1) "el -- 124..
oo /4
1 o "ci 5 " ccS .• 0 4-g> ° ° ° II) c) a) (13
" ct u) 4
cu —r • .- e 1 ... cs -21
o s. "0 ca $.o •-0 -, O -4-> co en 0 1 -. 14 nd 4 .-.. o . > N. o;
1 ° CCI .111 1
4 as -os cr
7-1 O sa> e->
e.) 0) Es s ., 01 u) a 0 ..o ilo,1), a)..o o
t.ci)
..,..,cd --, y 4 ■ t $.4 CL> s~
0" CD ,__. ....,
o o a> • c.>
O O s... O .1 o
•-d C .0 4.D 4-, t. O ..,..9 > o
O U) .9, Tu'
a> O E-‹ •- ■ -o 0O a)en-1 TSa) •,-. a0 P-1 .--,
..-4 O
$. c.) in a) O•CO$-1O. Oa)><r., s-4 c.> c.> "C
:=:
O -cs .4.> g .,-. o '41 a) cs) 0' 1.) z:S
O
7: O ° 6 gl 6) .1 .11 F'. -d' 1 O O
"O a> 0 cn ,.. .0 s. cid o ^4o W
o
en . o a) O
-• •O C.) 14 "O O
e
O s '''cjI g.
CCS ~. O O
en 05 O
r. W a> c.> O 'V
A. O "d cb
O .. Cd a I e.,..,
ca o o n) z o -O o, Eo -0 o .I , • ,. O ...c1 9:5 o
N
.. E ,O •5 ct u— o o F. g tn) "i.-.; 44O el 7-4 el
4-> g. 1"
dO ° "1:$ • `-> O * El bi) ° g a; O ,-,5 o-
ol . 1 > o g 1 cu ... e)
0 " 1."
,-.
1. 4-) ser ,-. ..0
• "O Ct■
1 Ce ID T-4' .1 +o'
. > -,
a) <1> Fup e., O -O
> ct 8 cu o ° -o ° o o- eg 4 71) 1.4' E -2 a) 9 IP E O
o- o° ;__,
la o 1 oo -,--ISo-. <1.,,,o0,....o
‹,..
° a) () a) O cd - u) cl) O
.9, 0.."0 csg 24
...,) a> • ■>
••• c.) •-,
-0 cd 1 ci!] O .00 O ,--, .0
O .4- , o o c..) o s.„, or 0
a> O wo s. .,...
1:: O ° O 2 R. (9, ,i3 -,-1 <2) 2 _5 sz c., o o -0 a> nej‘ LI) 31 (I) .-1 •E.1 1:4 2 a a/ O o 2 1 45) -5 o
O5 ... ,‹ . o ad "c/
,..e cl) u)
m ,..1 a) gO 5:4 O a> 12,
›, 0 „ o a> o O • ■-■ ig 6 (.5 ,...
0 a0 aS Zi a 0 0 O ° E el o - a) O
en 4-, 03 • ,-4 144 C17 g "O O
O O .... o 4., ,—.
1 ,cs • •-• 7:5 ed .-0
zz en
w
$4
4.a>
C '0 . 2
N w F.,a). . I 91/
:01 5a)
o1 14 111-)) 1 :g g cl) -0 a) u) a) o 0 s i or o -
cn$-1a)_ o
Ci) o a> .;.5-_, ca d ed • r-4 .Q) et ... -O 41 I :lo 1 a
a> > g. ca2 ;
•,. 4;
aS zg i ;
a
c
> cuco
u)
i-e o > • ,-• (5,' 0.< a) 1
cd
"O
c.>
O z
ez 15 1y73o4:)8ti-i :E:-0: 9:1eta5>R.>. .-
14i 11.
E a) -o ...,
I .7 ) , z
o cl 1
"O OOW e';,' CD F. ... 1•
'5,- iiElod . 51 uo 0. 7,1 o 2 . 1.2 1 ,_, ,z, a >, . se ,..) „, 1 15 o0 _,_,ca
U g
0 o ,e D~: 00-- --1 -.
1
w w o P4 ea al 14 O 1-1 .--.• - ■
sc- hs, Cd 4-' ~ > • ) 4.) ° ›.› C O F''' TI a) > Cl.) U7, O "O y "-' o O C.> o ,-. O 4-> ,,,
1"1 TI CLI
.. C>
TEORÍA T RANSCULTU RALDELAS A RTES VISUALES

o -O "O if.1 z 1 o o •,-1 o --, o a> o ,--. o o,


.:1 :500o jD ou ul od o) -0,9o-ci (4. O {1)) txo P. CU 4- .4,e,
r,
713 7), O 0. 8 -0 2 -11 -0 ,,,en (1) 0O 1.
A-J
- 2 d c., g 1 , ) o 4ed 0 F.
) •-ci a) -, o ms --I 0 O E 0 . 6-. 2
?.. o .-
- -
—a) lo nd • ,-. ,..... ces
`") ° _ ,... .1
ea rc.
•). N
e.)
-
cl ° g) w — " ' c a)
l ó 72' . ' i ° C1)
C.) s-i O. a
. u). ,-.
-0 to 0 -. 1.1
0 „ Osu) .--
no■ ct >C 51'
O -d -i
a ..-1-O -8 1 -en-— .(1) ° Z 1 O' i.-01 e) s- a) Cl.) E O
O - ce
a>1.., " es ni o O O --, O 11, 14 ,111 ' 1r-1 '111 4 . ...., .
al cil ad cl .1 cu E 1- o`> a) cl) -0 o bd) 61) 2 u) 7) .4-). :-' !? -c-zi Z :2 a> ta> "CS a O li) -0
. cellE1 -- • , <24 1.cl) ' In o 0
t., od s., a )O
p ... ad ces ..., al 0 o O o la, as a. 4.) a) 0
04 CD O > ^
a) • ,-) a) • ss. • o o ..•g.O .0
-- O cn
..0 o (i.;• cp •- ■ a) e i.1
z a9
.-cs co I., 1.1 "O ,--1 0 1-1 4- E — — c.) o - o -o ." F. ,. .92 ra,
c) o u) ud a) a) • ,-, - o — O' —
a) —1.'"cr) .-1 C — a) 1- >
s.., 4.>
4, o "O,4.eci
~Ig.4,.., a) c•S'
,...., c> /-1 -0 O A') -1-> fa o E cd u) c., u., u) ° á:O
a> nd .0 0 -
' --,
, , ° ~ ..0 4-'
-I a) a) o O
W so
O
nj
O oi
,.;_i-, as a) a) .-, o ,-• o -1 cel
90 ar 'Ir., ...--, aS 171) •E E - a) O 0 O ' •O
zs, 0 -d - d 0 o ca 10 .-. 0 14 1.-1- •Ci « F.., "O
o ..1cs ..-.
f. , 40). ) ces
w"C>
as 05
'15 a> LI) g
o pmcj -g •-■ ~I -,1,.11)• "Cl ~Io(..)

o ,_, ..4, 0" -0 0 -e.
. ,-i-.4 g .zS ,./ z o F ,, E "0 ,•-•.
•._.
o -cs E 1 cl o en (1) O e> 4->
Q es .?) us .....)" a) O 1. )
, (I) o ' 1-1
- ' O
0, ..g -sa) 1 o o E e) -0
( 1)
1
O 0 O o , ..=. O 0 5:)., f., • o 1 .9 -'
' ° g 4 '''T. - I 5 .5. ' >as .-, 4`"
■ I ( 0 51 7.-1 je,
Tjj a) f. O 71! C.) ' • ' 2 1 ' --'
ed 0 • "CS >, 2 e 1,4 .E_ 51 a o o o -cs c., mi l'd o O -O O
O .... 0 ,-I ._. • ,-1
a> c. 2 o CO O
. o •4
.1.Z caca gl O co w o ti,1 .1. o o a al o ck g o ... s.., o r.., • .-. o 14 0,7 a) a) O 8 1:54 o a2
w E 2 71.) o ..:1 us8 i w —, :4 —ct 1 , 1 (1) 1,5) A "E a). a. cao> . 13• 1 -5 ,9, 11) .2 t g a, a, g. o con
0 .—■ ,"r.4 0) el ...5 0) so ct -,; a> cu .0 r.
:C) 0 4 gy a) -O 7... . ""' ° . "O a> CD 14 ° o < CA? -d .1 ''. TI -1-> "Ci « Vi O <al . -'
...e lell 1 (1) c.9 t
I . 1
1 2 :°8 ,11 F.
op
a0 4->
b.1) cia 0 -O
ad Z éri ..t.-1, -61 -0 g. od 7, .-c, to.1 . al 0 1,) . o — .a ,,z ,1 1:
0 '1:5 14 c.) $., E 1.. o ',g. r. -- 1 '2i as OP u) O el . F.)1 a) a o
"la
F. E
cpao,..,0 cls.zuct),.cocIScp ga>a>,_900a10 0 0ga)c) aso_n
, oga>ga)
g I. g . e..) o a -d > o g. a) s... ›-> o. > -O '....) —, c.) o. (/) a) g. c) -8 O 1-,. Z4.4 ef 4-, C.> J.
1 O O a) 05' cr) d)" (v)
1.1-1 C'd .' 1-1 0 7'd "1:3 8 <8o ,--. u>. cd ,o 0u) .,_as a>N .,1, >1 u)a> C) -o •11 c.) /-4 ° 4a) c1"/ 0 1 :s scolis 26 2 a gooo -o
cm
.-
& 4.8 cd (1)
4, 'u° cl)
1-4 O al .9, 5.4 a) o a> O o
u> 5 c.> -,-) • .. • •-• -0
o do E-.1 s."e) . o4/ ..earscr•
a) u) S. c.) ...., ,i
< CIS ~ CIS ° 11 .4.1 °O -- ••-■ 0 01 ..,-, 1".1 sO O c,) -4J <I) O - • .!
..., c3 -4.) ,L o a> s. o .-• 5 a) ,I' ~ 0› 0 a) - O O •-• • . sa, O bA o cl) -,-> 0 -4-) " ''' e co ,-r 0
'u > 11)
--' P4
.1 E as a) .
R. g --, cd
2
1 .9 u> •-• cts 1.4 cs ..a.,
O O, O "O o o g a) .-• g. g 9,1 ° "al
-,t 1 o cid ,« . o -- 8 2 -•-• o a) as g --'
''..
.5) cs. •-•
1:1°
>- 0 s-, o
a) '4-1 'w' os ,,, co (1› -' Tu 4-> ars g.. o 5... a) o ..._ --
15
151 " 111 1.)
c.) O •' '' -cs •- • ■ "O en g "CS
o cd "ei') --. o ›. - 14 '-' O en 4.) . en c4-1 o - ..., o> ,-o a) g, 1-1 e")
.1) <1
_. E OQ ' '''
I; • '-' O 9, C.) '0
o 0 /., O O ci) O rl 0 0 O g 1:14 a> ..2 a) ,-9, v) .0 o E O, --•
41, QO ;-) • sO
••• ■ ,....-.~m...t
- ‘,.«. u) aS (1) - • '"' "O s. 0 ,.., o o "d •-• c,) s.., o o co O to a) 4-> 0
en 0 .a> G.
'4-4 14 ~ 0
.- al ;:o d g - o
,0_, as 0 "0
°I Ce) '' r") mg 1 11: .91 --1 ,.. 0 711 5 O <-) g.9.~do o gga),..,02. -,,,,00„ o o
'..-
1 ct cl " o o ,- •-. o - ou ,-. -es ,. ac ca as a> o la 14 ... -e •.. -' 75. 11' ... 1) "o u> o
3 ..T -es o s. > Q ''.4 d el •-• 4 9 •( cls as ..e -9 . .r.," 0
:ro' 4-, c.> (,) P. - '1 -7,1.>
olo-sgc>0--900 cd "CS cp°13 0 9) 64., ...a) - -e :O •11,o ••-•r.., 1-J
-4 o -i w o> a> •-• o tan •o
-»-, a) o ,_. e c!" es o
--I p. cd cd O as • •-■
110 J-4 ,o, --, a> 14 4E3 0 o ° c) ,._, o p, a) 5 ,..,
,-. en o '" o o 1.4 -O cs. -11 0 "1-1
... 1 , 1 .0 ., o ,-. -.°1, O C72 ..s0. W o ,.., ,
9 • ~ ›, ,., o 0 O
>: (1) • -, O a) o s-i • O ‘-' ,-,
-•-•od g.a),-.,,, -o •-53. .5. ...,. ,...,a,......., . cd •-, C.) o 4D° C.) 0 .31 74 '
a)-g as cl) s. ed 4-, F-, c.)•-. (.0 a>C..)
•-• c.
g c.> cd o > ,>
u o ‹-g
.., o .4-> o O O 14 - " tu
o ars
U o ,--.
a) N s. 44> o 0 c ct C/2 • yo , c.) coO•-1 a. ci) a> 0 -, 0
a) o .0 c.) ,.., a) ., -2, •
d - ,. u a)
4, o o -ol
E..•,-.,,, bi, o
■-■
O ,0 ^' a) ... o ...-,-o -0 "O 1.1 S. a> ,-, .....
,,,s
o . cs)$-, O
o o UD CL) 54 ›.... CL) • ■ . O . ,... ,.., ct t) "1:5 o O 1-1
~ es a> .E, o o
u ,-I
á .2 ›. .4, -4 g a> ur. 0 14 g
.4-) cp "C O r) cd al o 2 "O 17' 1". o - -s1' 5.,)
I« . 1') O CI) O -4 >
Ó s. • '''' nzi as o g 4 41 0-4 9 d .9. CL 5 g .9 8, ,s- a) ""
-
0 0
zg as '8 T', a) 14 -4 Q> 4•:: o o a) C') 4' O . 11) 1)) a) • e o as - u
2 ti> o O u) ,-. ^o›.. 0 u) a> -O ,_a_; t. -a,) .„0 0 ,-. „„ u) e 1.4 55. __. 0 5
0 a>''w. 0 g as a) a> o u o
.--. 0 ,--1 ., e ...., °
al -0 O "O cs. -I- • .-, 0"ca e c.)aie O .-e .. a>.•0000
e ,--1 „o 4.., >, «i o 0', s.' cd tio 1-■ e-4-' :Ti a> o .1:-.) c..) :.:. '4-1 w )- ■ w .,,
+-> s,.., e 0
u, ) u., • .4 s.r.
s. s. d o -cs 92 w •-. a) g. as E s.
° 0
7.., •-. o-0 4-> ,,, ,.9 eL.. ...o 9 .5) 0 O
cl) o '' -cs m m
1 2> .
1-1a>-o o g ou> __,
(7) $ .• , . 5 • g1 '-'
.-c..) -.
■ ,.,,,
a> g
-1-> lo
o -~
1:soOa> to 1.. 13 a> g oEu> a) 4-> --' o o
s. al c= - . ° 'u
',',.1
..n -• O • c a Crl51‹ ,. cm o • 5-1 -. ces ,,.., 0 co a) crj ,1 ZIS
(I> e/ O CD C11 CIS b/ C92 . 1 e o l-. o .c.) -- _ o 0 o a) -o ca -e$ a s 7, d as -41> - +.> E al -e 'o -1) . o o •-, o C1)
1 E O "O O • o-t
_o . I cp
cu bl l4 as .0 -
., u 5 4 al I., a> In. w o a7 0 .54 g o -es 0 0 '-'
14 14 . ..o so -es o., o ...?, 4-) u> o o c.) o a •.. - 4, s.
•rs 4, 4 4, as g
CIS CI O00 151:1'
c.> ° I) C15^005. 40(02C0 (° "O • clOrd? L.; - a> ... sa> o '-~ ,.., , ... 1:1 ,,,, .
E o O
31 ? ca a> c1 8 „._ o a> o N 0 o SR s. a) o es " 7:
L>« ed 0
s. o tu c.) o • 0 , as -o ..-. .1..., g ..--. o 6 o «1 8 $-1 1.1. ad u 47
T.' "e/-1- -C O' -'.. -' -doe.> 0 (1).=z.co
,., o 3 á 1 1 Ti
0 o a> 1).) 1 u a)
e 0 -e e en e a) -0 •0 se ?-.
g -.' O ,.. 0 • c.) 91•9.• u S.( 0 o ct g 1 P. "O 9 C/2 cl) Crj 4-2 ° •4.4 -• aI.. , , be ° • rn ~
- - ce ....o v..;
....<
... Q.
-I' a) s. e 0 0 011 0 0. "° 02 5.,-)es•-,,,,-„„_,000 0 g -es o a> -° g >-"' 2.0
•,.. „,o-es ° sco-oP. P. N o .-.as 8 u> no o ce s. .
o -o ..-, ..--• .. o -4 a> I., o a> as cid a)
14 o al o a' o 0 ,-", cl) O • li c/ ° .0l -55., 0 O ›, w ° "Cl ceS . o a) co ,-- ■ . co ..
s
O n .-.
e :9,
0 °S 0 0 1 a) 1 " -1-> e O I-, ''-'
•-• • 1-,7,3 5' od z2., Q.
. ,) a> ,.. -- E «s ,_, O
cii' ."1-' °I '-' .0 ° ° 1) D) 0 6 ' Til eE.71 a3 04 , .71, li,..ee ci d 13. o 0 ID,.
-4-1 ..-. vve• , O w >, ., p sy O 1c$ ..,
In
o a) cei s., (II O . 11 )3 `s U cfl
en 4› 1" ' 5 C.) su g Ill a> c.> A) c.) , , -1:s O •,•9,_n
..4 ,.., •-■ ~ --, .15 U 15,0 > 71; c»
$.4 o 0 0 <1) .-0 O
5.4 $-1
g .4g co ,Z O ID 0 1-,
..r, •-■ w o
cf)
-- '-'. o c.1 -mc o $-.
mi o >, 0 • r. a) a>o o" a)
.1:$ - 1"' 4-> O - > 0 .--. ca 1 .5 cii c4.4 "O
(i) b0 e pl,, a> $4 0 c..) o o 1... o • ,--,
,, f.,
, ..e) a> o o •.. o co cs a> o o e (1) o
0,, ,.., 0 -4 ? '' O u o -1-> c.> a) - a> • . o cd
-es a> 1
5 ■-ci as 02 en 7.4 ed ,--4 • .-. ,__, .1:5 <3) CIS O 4>
U) (1)E •-12, ,-■ CI) E 0 O 4 1 "O E O '"' cs) g o, •-■ • •"' CIS 11) Sas 0 .n 4
'-' as ras a>
2 cu, ct,..,
T.) _■3 O
>, 0 ,i, 0 m
c O v0> -O - -O
l-i 0 -- t•• ri, u)
..-:-› o 0c.>
,-.bn
oOQ)"O(1) ci) oa) -8
O s-. en °
O O "el° E E 1.1C ° .79 * C.)
-1 C.....y cp
U/ a' co ›, • r-•
¿ ...9 -0 0 s. o co ¿I á41) ad 8 Idi 14 cn d) . ad 1 ,a1 cp ad ad „.. 0 o'
ct g o 14 O 14 %;,..4d,0 -o
ci) ml.) o -asS -' O
.„_, 1 niO c2.1
o1 ,., Cl . ..„, 5. .<-, r, o 1 ''' al -I"'
1 O '0 ' 1 Ci. O O os o a> ,z,Os ,15 w 0 o) ,i,-; ..0 ...5, >, oo 0 -, o, O c.) 0 - as c). g a) tto ,.1
'
~ ;-1 O 1.4• '2.-cs 8 0,° g), 45 1., .2 E 5 -o 9 5 < 4")'-'
O. od -4 g •-• -0 a) o ad a> - o -es .1:4 9 c,„ o sr.!, -. . 0 • o to my O as
c.>
...
8"0
o .,.., 1-. Ep4 • ,-, -0'4,1)
a> 1).- -.' 1 2 <9„ . ..-I-,4)ou co o as o .., <1 .... _5. --
-, 0, bA et
zt1 75' --,cd a)g -10 o 4_1 a> as ‹..› " 9 "cs o d
s- - ›, ....
c..)
- 0 0 su > -4-› 0 yi crs cu o .-A '6.> •e- 2 o ..- o o. o o o 8 c?) T.> u cl' 5-, °
, c O -,-.3 o - .1, Oo1
.‹, •,.. .....
s.. - a> >. O a
c., so
o'" g c90 os ' --i
ct a> cl , 14) s. -4-1
u, c.> a) ' ...
o os clIS ....
a> -al cd a 0›, ki ›, us,..... . ,,to o 4)
cd,... a> - 4)
as • -•
a> • 5 )
gC o p.4 cD edus.--. c-",cood-..o as Ñ ...,
• „-, .-, c., -1 8 0 c,, ,o
,... cl o , .4o
,. ,., e 61 v>)
s.., ,,o a) e $-1 ° 4 : 1 I) ,.: al ..-› o al iilj o crs 7. 7. I. CO . .. • . Ó 0 .11>E0e d a) .11). T.; 15
L> 0 0 sa. cy 0 .- .2...-, . o "O $-I u --' r - 6 1 1 c... s." C/1. .r0 "O .-4-). T2 O. I) O 0
W
O 14
0 o » .-1
"cl ›. ..os • .-.
u) g. O ° u) o I
n , °
, cd . 51 c/ ,C; / 0 - - , 111 -.› ed• a>
o O _, ci) o •-■ ^ - E ,0 o .7..- - o 5_, Cd
tt, ea -2 2 ' .,, -O as 1-.;
... s. o -. o .... d ‹.,..,a> o -2 .. O 4a) cl) o as 4-> CO .1 • Ulo .11 ; en ° O Cr' 1 2 o
/''' ›-• ° as ,r<
- 7)1 a) o '-' 0 ' '-' 5. - e 1) 47 ..■1 1-1 a) ,.., - o 14 -• "° 0 as .ca 0 5, O Cri as ..=
o (1) '..) a) ' m 4" cd ›,,, C .P-, 0 o "O C O u) -0 g. 4-D w er a> o 1. E E E •-' • c.) a>
11. a) g o -cil cis' a o o :4.- .4->-. 6') O :-, o o o a, 0 -as -es g r... l mi 18 1 .5
„, 2 7,01, 1.„0. 1 ,,,1 1o cd. 1 2, 1 1a8.0000;-10,11,0%-1 20
TEOR ÍA TRA N SCULTU RAL D ELASA RTESVISUA LES

c.> a> a) a q. o, .2 sa) • , . Eu U o g


a>
en; o O
s. (1) w o e
O ou)mi -1:1.. sp., o a ; '7D o 2 ,.., C 1> 'cs " 1 `o cd c,) o -11 a) O a> g., 4-> g g. ccd O. .1).
4, .0 a> g 0 P.)., O .1) C o o -0 E a> . m .-. , 4, o : /11 a) ; -O 0 ; -0 8 : oco ds •. 1 .41 °v cs al -.1 ci 4 c.,
cn o as a- 4_92Co.-1.$1...l.noci -go 1 <41 ..O 0 ra. os, 0 U) g --1 Cid
•o-1 O o
> . -12. 4 +, cri ,-.
15 -Qo 4) 1 «.2. ...› O -1"),.. e> O o, O 2
O 1) o o -8 -° . ,_. 0 :51'
.0.) .-. ■-•
.1-",■-■ o
O O A 0 - -o 0 . 'sE s
oo O g 1.1) 71
o o o ..• .,, ,1 Tss' . 92 o on .1.1 er .4.-,4 ...9 r-• 1:14U O .,k,
.0 o
O 4-' O c/S O I "O .5 .•..,. ,.., so >4 >s, 9) a.) -4-) O - ,o
= o cd cp. ", as o o t.> 1...., o 0 ° . 0 el
.,.., •,-. 0 o
1.) o suzs o, 0 o e 4511 a) o .23 g. a> as c.> ,.,..,
a) 17.,,
<i) l>o ../) 2 o ci. 1 E a>g .--, --' o E 1 ° ° o >-• E o cl a; 14, ,...r --.„, .4 ..-, 0 0 o t c0 ...< .,.., (,) ..„., 0. 0 ,.._, - -»7-7
--,
O a 75 c., o e e 2 oa> oo. 0. g 6 o 6 o o o
a) -, •e. ..z. ,9, -1 E -d . 4„)
as «,-. ,$) 45 a) Is 1) -9 -o ° i>I,' a) o a)
>.„ o -o 0 e o ,_, ,,_,,-
- ,.. -{ 14 ° a) e ,-) .- so 0 as $-, 1:1 a .4)
0oula) o
- -0 g 0 u> .9 o :sr. 4-

o. o 0a) T,;-.0.--0-o0 ,-,,• .5:1 a) c.) nz, ?„.. `: ' esas) - '4-1 cl
o .,-. {2 „5 - 4-> a) al s°
_O,,a,
't') ,:,., 1 .45> -1::5 •...„1, og›.)0
2 cd u'....,,,,, --. cd
CD
a) a) •,-1 4-> ..--- bo cd- -io mp.O el1 u) 0 , 0100.21 ,2 .1 .
z 80 01 11 -s:s ...1, .0 u 0.,) e ..., 1 a) al cTs ° .-k. PTI a) sa) .91 § 8 - 8 rcf) E so .0 . ,
a) c.) o o 'as o cli u cd .-, 1., g 14 r«.) cid
_O .1)., 0
O 1 8 0 r.h
.4
.44
1
,... •-•
. o, --. 4-' 'ti a
o .,-,
1 ,z,s..ow,as,_.o
cr 0 44'
o •7
os 1 - co.
P.1
,t 1 -1 sl a> .4-4
.0 ,CL) - 4 "re s cs<
4-,O O a
.° '-C 1 ;.4
.-. a i NI a)•1 IN -11 :
- 713, 5 1 o 1., o 1., 7:1
cp • ,-, c%) *5 O. ,0 a) o -11 2 4) c-I■cs ,o
ci) i«). O 1 el/ w O gdsoda>,..gc.)
124 '-' .4> O o O 6 o cc t.> E or-gdo0° "e") a) scIS
vi 5 u> o 4-1 ce o a> 14 al TI a> u> '-, -es o o E 1 " .E 1 c9s 1 7.1 . vi 13 4; a> c'd <1 E R ".
-0,....a.goa)O1 -' c.) • 54, (.0 o o --• o d E 1 o
5 1) o ,.., - 1... o 0 N
ct cd e' o cl} g -. - . 1> o .5 ooo
uy ID O 5-1
1-, O 4-> 0 g 7-1 o ~ ..0
14 •....
'71 E -es 14 ci) al a> E 4 Sil
u u) g -4-› a> O no u c.) O a> •,-, ,-. ›, o< 4-, .41) E 2 "(7) 4 g•. al N
o 4. u> . o co) a> ., O • co) ea O o 0 0 O al O Cl> 0,
ESTÉTICOYEL ARTE

. 4, ' g x.1.4 e/5' ., 4 o


rz 11
5 1 t o o a) •,--1 ,.. o so
e -. --«,-•,-, -_■ :71
a>cu ti-. 10O a> ,_t
a) o -
2
• 5-1 s.... 0 c„,
0 0 co 0 ca 'O O ~ 1._;
ca O a> , - ,o ,CD
e-■ r,
Cid -4-,
.--. e a, 0 .< ED" 0 u) e c.) ca O O ,, b1) .--I , o 8 2 u> o'a cs5.a) 0,
(
.,.
21
c.) cu a> 14
...8 _o 1, o ,.., $2, b
co a> o 0 R> e 8 '41 1 o o .g. a> 5 A-1. --' .1) UD 2 -1 •-69 o
IS
o., o ,.., .i.> ne a> .-■ - ca -4-) o -a> a> O zi-
u> u)
re 4 > e•O
> u) -
..0 o ,...•
b.0 a) a) o o o .2 o g. • a> 2_,
,.,
° o ..., ._ 5
,.. • _ 24) .2, --' C2
..rt .E'
O
u) 1--1c,)g 0 aS ,P.-« ., ...o ro, 91 0 ,, ,...... 0 ca u) .0 . a> o a ' •-
»
-, O •-• -0 o •0,-, 14o ce
e ,.., °-
... ea> • COI 0'' ° 1 4-, 02 1) .00O
- • ,e 04
o ,-e
q .--e e-O ee-• ' '-' --
•-. e s.,
15
- e a> "C5 C SS "C3 114 . -
cu __. 11) (1) 7; o c.:5 o ca "Cl
oO
V. Lo

-o : -e 0 g co) E o -,- -9 ›'


Michel Leiris y Jacqueline Delande: ob. cit. ; p. 40.

O gi• .1 a) e 11 1
.0 0 --,
c.,
o e
0 co ..0 Cl>
0 ,-, ,,,‹.. -,n, I? {71.) a)
- .-.. qmp ›,.. t
c i -8 „ci) o lil `' 1 1.. :51
•241)
1
a) c.) . ":
:" 1 ;
:9 141 a):ci)Cr s
s O 02 • - • ffi■I W : 1: f:Li
17° sc)
•1-1 11
c...) .) ,0
• o.
"O O 1, E O • e-e O CD a) -t)> O 18 e 0 0 -<5 e g.
u) • 1. FM fi, 5 ce >4 .0 . Q
'94 ci
^e 71. > 4 z ...
cls
(1) 45 ›, o ;r4
cl .--. "-' , a) > 4-1 o c.•> O - ' 0:5 2 . . . o . . 0 ., $. o (1)
- - -0 zr> to <-)
01 ›., •-, ,.....
.5, a
d -41
0) 0
E •o
."' •-cS ° Cil 0 0 -I •.= C.) 1:5 C.) crS • ,-' CP O ,y 4, l''' O ed á> 1-1
w /2) el g cci ^' 4
0 g.- a>,.. 0 0 8 -0 1 a, o . ,c2, -o TI o > ,-' .--1 4-' • f= c j Ct 1.4
a) O
o , as ,_, ,.,, o•0 8 a>. 0 ‘,..71 CO > Ct O ,ibi •-■ O " e--; 1 O CT. s>° O CD O CO) ,... PI
el
O 02 "-i ne a> 0 0 0 ./51 ,.05 0 ...) as • a, 0 0 a) .
1.-1 0. - o O • e-1 a> o
/ °e•CO e--4 11 I-, cli Cl> O cil 4 "Cl ■9 ,O CD(1) •h>
a)C4 O
•-. • .,
14
1.1
O "r$ 4.) 0 12 a> g O
4O
ed >, O Ot O ° ca ^O c.) e eO re (1)
tt ca 1.' g o se 0 4 > O S 1 .i., o te t 0 Cr < ,7). ›.> o 0O c) '1O 17"el 1 g a> .g a>
ca o> 1 4 . E o .- 0, lis, .„„ ca , . ›>
. . , a) - -
e c., c
-
.> 1.) .0 a) ca "C) `'-' ea 5.1 z
m cd 0
'e "-' .;.-.■ 'e . o0 ts.o CIS a3 ...,
0 .-1= 4-' O
. 3-cr/ a> g o •.-1 O •-•. •.7-'.' 4-1
0 41
,,
O cd
4-› o as
.. , ba
se c.> Q)
55'•'"
2 > cno "O a 1 ,-.11>oz-a 1.1 ed g I a)'M 1 8 -cs
-
O Q• g. ° .15 ..-. E y °O 4•) °
GO l'i s4 Ti E 0-2 a 1 ci)) Z g a) a) 14) (/) C1 o .0 7/1 -0
cIS .‘ VL> -91 o> _d o 0 u) E o a> ta
_.
bi3 15
,_, PI
O g. li C) al 2 o a) A * s. o a> r•-1
,j 1. c; ts1 4
-4/
so o as-.-> ".1 PI 4
CO •. La E CSS
- o o '›• °0 42
- 2 (1) l'iO4-)
ID CI)
Eo 41 « ,1 "Ci . 11 S21 CP Ct 1) T) -8 a> 1.) .1 6 5
C415' O .4 CO
-z o 1_) 4
=- Zj> a> -- 0c.>
s. c.) -i- J 0 U] 1,5 1 a E
o. ,-e
O te a, •,-. co c., o0z$0^O
,....,, - ...., 0
,.., ct 1-1 et o

04 „ c..) 14 -4-1 0 Q CD F., • ."4 . '44 CL> 4-1 «S • e-4 7/ s á>
0O .., ,.,11.,„) °
C4 O •-. '-. ,.., CO ..., o P. >-.
tu o 7 4 10 o0 sts, 5 .,c,
11 o
i ot>
caO>
4515 o r-,o 0 a> w yv ... a) .0 1., ›-. rn ca J -cs ,..,
..-, , .--.
cl ° a) o T.>
,_, c) o 15
a>0051.1 CO • 11 0.„0.9..c,g001,z)¿ ea 2,
to.,1 o-oo-, 0,- o
0 ,.., o o 0 14 0 ,..
N 9, E •-• >.. 5-4 s. S-10O ...
o 0.....-. U) T...,
cu 0 0 a) cp
c.) vo 0 711 18 •. 1 l'-' 2 cr 5:2 CD
(1) > a> . 1,11..0 ....- o , u) cp 1 °02 O
C z O.3> - we Q 7'd ,g - bi) t› g
(1) cL> -i-
o t,
› e o -.-) ri, tr, cdo o ct . o a>
7-'1) e us a> 6 0 o . • - 5.-.), os 5 --d, as, o a) o a) o v1 u) O '-cli e e
</ Z 2 -41 ..5 c.> A-D. al "O
61

"O O c.) e. 4.› cr O c.) -9 u . 7... > e> 47> +1S U Ci ./ 0 0 a) a> .0 +a O"
0 GO 02( >., N 15 o a .or .4.1, 71) 9 3 413 e el zej ....,, 2 1 7.1 ad e 0
a) 0 cd
cd 0 -cS a) .-1 a) .0 4,
a, so •-, o. 4ocs
sl a) 01) ,.._ , ■ 1.): 11 a) A..> o a> • --' •4 .!"-1 -1->
1:e
0 e
Clj
N cn c. e "O .2 7. 0 o
o E s- c)
•-, • cl, .-- a2 -
e-e O >, 9 C15 • ..., , "CS 8 C1 W t° (11 • 91 g at ..i «' 1.' O "O
ee. O , t "O O 711 7., V/ en IJ •••• L'i •
..a ~ •.Cti ,., as ca ..0 -, cl s.. .. o . .9 <.-::)
. ° ° ••1 •" sed -= °
.152 Cd."'/
4:1 a> g -1)) > e g ° a> .---' r3') O aa `~ o "O 00) ,__, o O o 0, 4.> 0 "OTej - 144
Cj) 2 5 o .1 .2 E 1?) s°.,-1.4 ' C.', (1.) 1 A> o .11 . 5
1° 4-)
o 1 .5> 1 4)
9._r 2 ._.' E1•4 gc.> g. '-'
-0 ID 11 1) »"3 .11 d sg o . ,,,- ›•,.,
a) °só0.0. o a> -. O. 10 ,. ...., o u) o R.°
o.. o
TI aa a>-o g 41 a)
;VclCD
-- 4 a. c3 0 o • ,-, .... cp co a) O 0.
u) o
0 ,„ c.,
o a). c., a>
o.,-.45:1o a).2 2 711 . o"1")
et .1. -5 -01 o ° oo
.4 O
C4 C.)
sr.:
rig
‘D CD 1• (I) N CU • I.) ^I'''' a) U: v1o -o o -o o .--■ ca c-) .--, o P. 1 -9.
d -'1 -
,JO t..) 4.> " o
4y 4-1 Cd cn o
o •> 0
r-I NO CL> --' 5 -11 7, aS)
F...
0
O o a, 8 •5 a, 11)
O CD
> O ;It
7.. eg4)
u) o o I> ss cd 1 as 21 o z .0 0 t
s ó
. ••
,.., 4>
E1 6-
0.,
■ o - ve" ed a) o
o as
° .0 1 F-1
•=. .., 1-1 c.) 0 ID Cf.t ,g -.1>0 '45 .92 -.1, o.1 ..cs o E TI)o. g ./..) tic, jo .-,.,45; -o 0
-cr.)
1.-■ 0
.... ••••• cl) ca c.)
CL> ci, 0 ,09 .41 0 c¿' ,__, e 5:1 e O a>
-o +1) ca U e o cgs - 5 a) o t II.) ' '11 ki cf cas) 71 1. -F.„, -,••• a) 4-1co) cn• e 44 4 ..., .4Tnia, g ,..e
..i ■ ,:,)
- - ... "O >1
s7'/ 'el 2; S sg 8 ,g, 11 O ,. q 11' E o c. > cv ,55 <:, cd -c> o --, o 9.), so -a> a> Zci .2 c'lo so <4-. z.$ o . $o4
s.; co
o
1-. •

e ■-
a> bu o c.-.). a) e 710 a> u) t> c.) a) O R. -o O O O g u) 11 4,-1
) ..t o ,a, o .,,, 2,
c.) ..o 0--, c) s.. o u) g 1-, o4, as a> E 2 'Z ao •-, o ›' 0-.
0 1.. '-' 'd.a) a)
>»,4 as . 06-6-0., 1 es w <0 000 ...-..
o
m -IjRc u o .-. .-. ° a>.!... gaso-i)oog,
...›
zar>-F)1., a) "O
3"1 O ..5
. ... TI'
o o o ,cs ,,.,, , c. o 1... 0 oolool.00r..)%..0
TEOR ÍA TRA NSCU LTU RALDELASA RTESVISUA L ES

4-,o a)
1g
(t) •-•, O • .'-> o .1--). o
a> a) o ó 2? E'. , %-,
o O
1 o u) :.., cd u) a> o -1 o ° o " o 0a>á> ,.0 o a) o O o o04 e g, -0 a> as o as
411 c-) s.
r0, 0 .0 c.) e 1.4 sa) e {-' - -' a) -4-> .,••• -0
0 a> •-co■ (1) g 05 c-"10 ed'' O
•,-. u) as ra 7_, G) O , 5,4 a) s-e 0
w -O ,c) 0 0 1 ' '-' ,5.: - • 5./ "0 • 1.1.1›,cdoca
0 «S
o
~d = g
a) CD .-4 ' ^' -, a) "0 E E.") "rs 11. 1.1 O
a> u::CI)
1-1 ,o E C/2 g al O "g g ..0 ca u) o
c») as til O
o N
a> ,-,
0 -0 2 o VI .1:5 , O 2 "O ° o 0 .21 bn
co 0' o as 4:1 .c) ' o es a) • e-4 ci) a,
O 9 -• >
0
O
• 42
Q.) <0 3-4 F-1 ril ct • ..a -44 04, ..1
0 CD Ch •11:1 O . <37 s '' ••••«s ri/
.4, ,.
s0
•2 O 't S e 1
, cti .-. O C.>
‘. $:24 F••I •,-
-7 14 .0
o a> a> •••-+ O
•• to (1) 04 e•ei U)
a> - u) ,‹ e:00 0 "4" E
c"' ■(000o E g e 'o01 o a> -. E 10 '1) 1-1
1 1eC»0 94)
' 0 7.44
cil -0 0.. o-. a>
•,-...9 en
-. o .... , •-• 0 ,, ...,-, 1., a> ca a> a> 5-• 4-> Irs) CS) E {I) o Ti> ° o cr es
..a> o g 0. , •• 1.: co od • 4J ,., .--. 1 c.> :54 a. o P. s..,
o «:( cd o -o ,, .-i as 17> w o .
1 -, 2 ,o.4,
1., u) F'4 -
") 'cil '''' ' 4) o 13 » -, a, .s ") ° ..° O oP.
ar u .... ••.... ,-1- - . to - a, C•) s. T'D o o 0 d co ..
1) 4). ••-• ••-. ,..e
s....-.o ei 8 cr cn ,,, I. a> 1 ,,,, E 2 -0 -I.> CO In ..4 O "O
C.>
• "CS
O , „..,
0 g +5 - ,e ca e e. E c> .4-› o O E g $.,
g Cs" 0 "$ ccl cci •'":. o in-1 4-1, a>X o a)
„ <->
`0
-<-1; a> o a) o O -o c.) '1) »Z . '''e'.. 1 u> „I.) 1> g
1) a> ''o ''''
° '4 al 5 tli ° 9
co 9° cl t ti .--,C1 sEl ..,(1)14 VO Ci‘ O .1 : 1
). 4T » ti 2 os'' 1 0
a CD 1) c7l) 02
5 CD '-'
.1)
cu ."9° s
l 9 aji ° g- 9. 1 cj e gl ."-i
-cra -' 73 • Q)
.-' 7'
72' 1 1-2 ca t 1 ap g - ° eg al as
u) 01
-. 1 .
,uu ,2_:
o 0 41 cm r., .._ .., CD XI "--'
Es ›, 1 5:1, 1o _9 o o o .... _ 1 o 42 ' CIS
o ,..
-c$
0,
P(1)1"01-1° 1 a) --, 0 Ou)cu -'00vu"'.: cr ,...,
N
1F4 O Cl•) r. a> 0 4
5> I
0
. C.,
scrs u) gg < sg C13 0
1:11,.
O
,(1> u) - rn-
"Z/
-
0 '''' Cl
us CI) il e-e
•-s cts 1 mg iz. 12 ,}1 .: 59 5 5 wos 2 O1 "° cuw"O
• ''' ^. • ,I " pO CD
O1
o ,, o or w .2
CL> 4-> F-e o
o `''co
'.4-01
. z..1 a> ca .-i a> o - 1' g.' 0
E a)
a> w
- ,g, g -0
0 -FI ID ., l
4.›
.0 O Cld
a> e -4-) .... , g ;5 O "CS 0 414, u) P. ~
cri cd "CS .0 "°
C.) r•I 0 11' „a> u) 1 5 1-1 -iS 4.1 e., a5_7, -t-
"0 g éci e_) a> 1 O 111 () ja -8 14"1 I
1., •-. 0 Cd
s, a> a> C/2 ..0 CL) O cu• o .0 .-. 0 so
Oo > & -o R. a> .. zo -o u> as 8 el u) -0 .,-, O le c.> e 4-, en 4-› e --. eh s-, s.. E 8 2. 1 'I b.o u> cm
' O O O "0 „ O O „Iu)" „as .a> a)......,o 1. ,..,
o..,.., vi •2• "•Z•11 a>o en h.
ES T ÉTICOY EL A RTE

O0 yl, O ›•• O -E; " O


. o •-cs A o"dci)
,0 ... — o .• ,.., o o ..o -á -. Q>
sO --'O (1) ..0
•-, tI cd 8 C \I
UO ,--, 1 g .115
,6 -4.-9 -5'
0 o,'"' c.9 .1 -"cd -1 ."5-1 O
l) .1 15 I.' f.° 7>'etZ ec.)> °' ›clas
•o.....
ens..,
4-,
s. a> 7-1 .41 P4 N es e "4" ..o °Oó c.) c.) n -4O
-) -o TI ..6-■ ...
° -61) ° °L
5., as 5 '2 "O -° 9 n 6
..`•• o "rd 4-) 2,
,_s -(34 _,
S- • (5' o ,..9 E eY'
_, ^g 4-> g 2 •-z c.) ct) cd s.4e a> c 0 ceo ,,,,s . o.) u> -0 C E a
■ • s
u) • --. «S -- -19 ^O ^' - a> , e ,_,.) -o ea 43 1-1:1 u)
CU sO O cv
.... 1 Szi ° 1 O e) cd Cd `01 ^151. O 01 .) • •-• .... .t.>
,- ■ -4-) O E0 « c.>cZ, 4 CIS■ ' U3 '7"› 01
...
i., '''' S-o C.) CD s.-, 01 co O .--.
1 1) .9 „s .47>, 1c/ ...
,.., ~.els ,o -0css 14
4> 01 c.) O " 1 5.4 C.)
o _a cd g. ›, 6-' .5 -14 .,.
ac} ..b..) e as 71 a> "d O .5 1 .-9. g 41 E . O) <1, CL> sa)
c» a
et o
ces 1., enc.>
ci>,--.
O ea 6 ° o c a ' :'''
P, sui. en
•.--, o c.> > o. -4- 1 ..a> o ,.., a> -c > as el 2 . 7., ,.,.-6
... o .,. >
o -e:s
a.> 15
..._ a.> a) ,-,' 14 L. o.,.2
.-■ .) 0.) c, ..0 oz0
e o o ..0D , •-■ cd C 0 •°.e 1>) o
a> so cl) 0, ^
•-■ ocp O' o a> ùn 0"
V. Lo

te •17 1.,1 c.' • -. .--.


o a>0) 7:11, ,.., 4-1
,.. cl)
4.› °
o sz. ° a.°, •cl en Co.-4 -,-'
al o .0 '-' .>9, .. N a) - . o 4.° -4. 11) 4.1) .
o •...O o so.,., cil s. 1 a>u;(I)
o ..o 4.,
01 O Tu 1
o o o u, -• .--, 5 c) 1, -41 I}
o ..., 04 .--, o •-• o ,-, 0 ,dj'
o a> o O a, no a) c .9
c‘s .4) ~ -5
•(1) az • 01
O o A Cf) 11
2., C) 14-1 cn
-, a> O a) .... cj- • .-. a> (/)
,, tysl., Ci.g. 42 ... cd%) ~.. "
,, t'D 9
0 o
w . c
e-)
2d, 01 O-1-) ad
to o a
..c > cl
A . 5,
as O 4..)
u, • 12 Z
,..., s o Ot. c> 4-› 1., o o • e
.1-.: ¿ u) cd cr s. -0 o -, ,..„ ._ g. A as o'
1-' e e..1 A ra. o 17 o . o - o -,:,,, a, - o cu o o liz al ado 'o a) en s`OO 0 14 el 4-'
-E.' E .11.) 0 o
t >,
(1) 72$ O. O- .D e. CU O II.
..,“/) Cr 11)
0) O cTr 171.• ~gl
U) C.) 14 o o O
--' cd 7.4 75o U)
(1)
5. a> .3)
o 1-1 . 15 o o o -0 g -g Er o o ,,- .4
. -0 .« a>
c a> o so 1,1 1.) .r g oolizl...
:a>ow<na>o
y >c ai o "ci .:2
o oc.> - oa) Zi, O a> en ''-' O ñ, C e, OO e 43.1 114 71 :,2, .C15.
w ,a) a>
C> 1
O1 W 1 • .2 u
In, 1 ..o t,- O .4_,
o -oO :O
st) g o so
a, U)
a> a OO
a> • ~
, 0 4-1 o' /0 O
s.,
a) soen" --....esS .-1- a) 9, ‹., - a ets -, a)C1 O --:.
ct «.-' itz ... -CS
z O O $4 c.> a> "I"' 1")
{1) "c7; 4-1 1 -1 se47' _
4 c ISD ° 1 ° (55) 1-1 et cd o 11 ., 7:3 11.3 C9 -4
71)1 ce l'') en el 1
. cd 14 al §
:11,> • 17), ad 0 4 -O . 41) 5 -, ,.0 O ° • -1 O 1--1 S. en cd --. e.) .... ° °1
c.> c.>.471'
1..., > > ,, • -, 1 oen0-) cd ‘4, c4-,
-O o o ci) „_, d o 95 '44 ' 2 so "el cd 2 T'D o 4-> o -e:1 o s. o 2 :3 e o - c.) e n • CA ■ U)
E O. 5-1 a>
4) CI) • , . ' ' ' s. O ' el O •.;:i _. > o ci) . O 5 O. 1". d) O w o ID. •-■ 1.) Id d s. o "O o
o ai a>•-cola>oz 0 00
-
o 44 ..0
- -
c..)00- 1,1
›, 00
e.0 ,;--c;S
a Q> en .N O - O . ,o o t
C1 C1 4') O .4 . ■ ;15". (// 45 "O a2 'al --, • E 1 ' .," -5 o 4-> cd (0) ..o
Cl>
~ ■-■ O > ,
O "1:3
a>cci -9, o a> 7) a)ca1..,cd 0 1-0
0Orn o 4" .4.>
a)
-o ° .4--
cy o 4) o a>-
E ,.E TI 1:$a>ened•-••
,--‹ f•-cs
., O _o - „- O 1 tt w a) T4H:,'
o a,
1 o a, 52, oc as O-2 cf) aS " aS S-1 Cr • ''" O O el al• 9 — as -0 a>. 94 5 o
01 7,1 •.(9 CI) 1'd CD
en a> E =¿ cs otzt N -1Z‘i - ms '''' C. )
cd ,,., o o 4' •-■ 01
Is, s'- ' o • ,,,
-, 0., E u 1.1 -, 4->
• a> o 01. 12 '
4 2 E
y .-1 O «.._-, ›, ° 1 »ri 1, . 1,
o o 41i •=•-• '711 •• V° t 8„d •-,.90 cd
O "D
4-1-t cl)1. Ti
di 7-7.
vi. .1. a. 1)1 en o ..- cl ,.rd O N ° o ei '1.
,,, O.-.
.... as
4 ca ,-, 8 sO -6 ^ (;) O 1 0 5, o w a> u) CV ,-1
N • .-,
..,..2
.
o , a> ...., cD ID 4- 4>
_ -o..° 1) sed
o .,-, ° °111
O-1-' O ad a> ,Z,' -o $.., ,-e
L... SI 41 1
-,- •.-. ca o
o c.) -O o O ,SIS
4-1 o °
,... cl) -1-> . -as co cn O s9
sg
O ,..p., ces c...)o c..)
o (1) se
.... ,,, ,_, 0.. 1 o
,..‘ .31 o • 11us „,/s-, .,_, el 0 ,_, u, cd .....
S- _ ...... o cp. 1 1
11) c''.
.-... ‹-
-

,-.
-
O E . o
> W "O A.a
cd memos°
..-, `•-•.' -o 1,•- ■
, _ o„4 ,, p. 4-1 0 p. 0 o 0 csi› ,,s, 0•‘ e.,...
,-" — as e
7;CP 1 ed a>Q, .,..,0 ‘-, .1.-,
.___., )-asm. ,o o) 7) ›J. ...c1.) clis. ,.:-. o <
a>CO -r., a) o o o a> O -0 '1') *4.>-, j.., O a. 4.9 o o ca a> -es (3)) _i_, e al ‹. 1 bo
o O- O g o .5.1,)
g. 1 c.> yc •-•
y
• -, o„0 .0 o CD 4-'
•-■ mcf r. CD CIS
,-. a) o 412 o cl, "0
O a .71, E 1 5
• ~4.e Cli
° .--, ,--. • ■-• O a) 0 01 g ,,,,a) s. es , 0 Zl
' 0 41 ' 5 U) 71 O. -■
° 1 Cr 4> ° a) c) :S en c.> cr 14 a) 4-> o. ›, O 4.-1 0, e/ E I> .--. o lo a) ... "U as as c.> c.>
6 6b.-..8t4,26á›112,922E6160 . ,-,
a> o ,:s — ;_,
10 1 4 °, ,./e1) 145 o =4> CO „1 2
•1 -,1._.se,
• ,-I 4
o •sg
.. y<;.,r)
- os6
u) 4=> 10, 1:1
,1
, ) t
r n Cr :0 c.> ¿. %., ,•-• __,
,,,
,,,, -ocl) o— 1:,‹«S
c.)eu a> r..,o. o 4 *cn o 1E1 -," - o (1) -,:$ o - Q O e O ,O CL) a
•so o
o ,c, o , c., o al O ••,-. ■-■ rz< O (ni ., 1:2., ,., cu 5 z
w c.' Q; 5 2 ° 'MI tf3 O o ° sil 12: O o C 0 kl . -,d1 ¿-9 o •-,
o „. o g 1 ..-.w ad
;__,0 co›1r).c) coi"
OO
a> es
Q^ e a> c. o 5 .52 < se o ' en 1-- >,) o• ..• ,..,•.
a' 1 kr .„ 8 cc o 8 1-4 r"' • 1 e 1 criEoo>0---,u
o,
y y --, Q . P., 9 15 1 2 1 ›.1:5 a -- N CJ .2) (1) ..1
9 I"' O 1-0 o scd S7•11 - o8 d..42 c.. '1o . a., 1 7,0 o c.) .1, ccd)
1 •2.
— -8s.= á. O ed O I-'
Z ^ -9 4-s
° "ri as / s 9, cd cu ca o 75
'si,..,,
....: os. 611 (1)' •El
,_„ ._.
■ 1 2
sca 0 2 . s a) . en .1 1 to g _1, o 1-. 1--: O en - --. . o .-. _o E ca ..Z O
..... _e 1:
,-, A o o 0
-
4, a) ,c_e. o' s.< 4 Oo '''
•-c,/<.5,
o o, asus
A" s 15H.)' . 14 o -I-, - O o ..=, A -e a) •-• > -g: -4-) o eo s. o o O so
2o 4. sC e -o o s o o a> .eD C o c1 s ., es P. o 8 o 1- o1 ,.., .te. -oCi ,.., ;t.; 6
c1 8 2 CO1Pc ,)(0.1•ud
, 0 -,5 t5 00 muo00204 ci, o 0 .. O (1) d11,1 O Y. "115
0 .4, o 0 0 o .o zgc.....••9......
,-, 1) °. -,~ -Kg
cu 1 5 °CL>
_ ,.. cd7.1 O 11 el s. • -. « 4"
cel ~ d c.) • ,-. " ci 7114 a> .,51 o s...
.--, -0 O c.) o 11.), a> o 1-1 o u) o •- ■ "go °' O, ° °O s° •"" ^0
•"" O■ so° 5 ne .,.>
'7'. .9: __.o el as .,9,
ra o --. a>‹:,cl) :.c cn -ta)-,1 1
, .1.,, c.) o oO . en,_,5 _.8.,„,,... . a,0‹ .-4,17
_, cd 91‹ 40
,__, "..: 1 I 0 a) o ,,„
•-
-• ■
9 Z' 8. 1 .1 o á .,
(o 0
<I
? d O e .0 "O ° 71,1 15 cd C71 O49 CIS 1)
.11 0,) E ..,o n b = . O O...,.,.,..•.cs) en
a, Oo o .--. ' '? ''' "Cl
-5, ^CS rO
o ,__, I' -,c; 81 1 1 a. E ' 4 EL>.
n •.49 • 4 o 1 , ,_, co o slcil so a ") b o r 1 1.1;32
ornen 5) w,) °I el Ó
,crs=c.>
4' ha el liz't ..2171' 2 - c 111 oc.> Oo $-•
o e cp e7., 7.,
•,..
O o150 O 5-1 o gy• 0 8 ,.2 71; Oa) 1) 1 0 01-, có o
>
A , ed Cr
,1:..1:1,1 •• 5.2. • 0 a1 <9, Is., o a> a> O 5:4 2
I?,
.- o o o 1 c.) e o g. -. -O "O A
11 /)3 1 cc5 • c
- 5 o . r, 3
41. , its 01 C o' 7-1 )
, E g. 5 A -0 en ^' Oo , 0.) 4.1 C o
o as ccf
(2 O. en
< a>A a> O k - a> -
(9, 4, o 2j.,—
O o5 ``)
cd o" °2. 1-3 oI—,1 zs,
a> 13 en -,5) . TI; o E a CO jEl s.5 ,., zr 7:1) 11. {.> o
'2 E,0o
o o 73 ,_,o o „os Q
o .„, , . 0 o
so_o
,..J
,...., ,_, o 1 . «p....0
I. a) 1.i o CP o a) 1. 1.1 .I (a a>
0 0,,3-,g ct o .so o en41, o .-1 o.
u) ...,,, ,F, Cll ta. ..121 .1) 4-, e> .—I en"
O ca F-0 73 `„ CU s.. 0) e„° • Ej o SI :2 0 •..., d g en o o 73 .0 - en o u•I . a) ---' en
-1 •.15,, 1-1 • 94 1, 8 a.,) "c73 o 1 P....o E .112 ..8 o. d ..
LLI
O --' -0 2 -11/ 17) 5 c/S' ' .1 1 ,sd, „s. 5 a g g. 1 1
ca›,0 00 4> O'in',41a> 2 > -o o o .....cs... G. 2 %., cl. .2 ..9 2 75. 2 .. ,_.1 „1,„, .....,..i ow„,. ,n1 ..,_,..-4 z,„- ,..,c, .... ..-,
i.Ze ° A 19 cd o E O
o' o -1. oo ° ,...,
7,d g
ep., o so o co -e O 0O w t.,
0..a> o0 o 14
o cl E 0-ea) a>,., sF,"". , . 11
en
o ce o „„ ..c,
a> o woccs2o14 - Oc_)o
__, a, ,,, ,.., c, o
<. o O' o -.8 "cs aS 4a) o -o o ,__,o '&1 en sp > 4-) 8 o o •,„
C ••-■ 4.) "O O
D
U
c; .0 c,c)
4-) o 2 ,ID, a> e) ,° „.
0 e , ,U O Ci) e ,--, „Os .51.,> e -> , ci>
- a> < 915 C ° Ocr°1)"O w 1c-o) ...9 1,44 oN O ^,a) Jo° °
tn o ..-, O w CD Ti ,...<,-, c.,.., .6. ., -,- a) .. c..) a> - ,.0 O US O 471,1 O s. 'el g es
z • ,. ,o. ,-. 0 •cs— •—.1.), w ,t.>•0 ..0 0. 0,,p,, •1:$ o r. In „11), a>
0,_,..3),_,,,,,,,,110.)
< -o --..- O 1,
cl a> 1., cl) .8 o 5-,o co o aun:_-4 0 o so O n>
es 11, ci, 14 (1) ca cas. O "-13 (1) ej a) cl) lisi 'Fil o — o . lo- ,0 a>
. ea ''-' a)en t:LO
' E ..9), O cn O "O,, 0, O a> , o so ., cn o o el ,--, a} 0 "O...A-oO R. -os c.> -io a> p4 o c.> -•
á o. o - .';'4 T>
,.., -o o 'II 15 O ,.„
Q> O 4" JO -. 7:3 31 1
, 0 O 0 ., "CS , ,1.cls 1 ,45)
..r. C -e
_ >1a)
O . 4")
›, o e CO o -• e-. ot, ••-•, o en ad a) $.4 o w sz . c., E -o o o a) a) ,cct
o o A ee, o icd
... o
w o -e•-.
( 15 g g • •ca a) O c - °
-OUw e O 0 e o .t.'. o en •-
o U1.• .4-> 4•D a> a -.
,-. u>
o sol
d e AZ A 4-> a•
O O e a>
4 $.4 Y e -1->
• -. o as Z o en
-4-,
o s. o O -. u O O

I-- 0 O s. o ›., co o +4 w "O c. > a> coi as 4-› Ó. O fa. ct O tz. c.>
"llar """i• '1911"Ir
O en ....‘ o ,_1, 0 .... O 1 O 4 .. ,:j• . 51 „, ect 6 . 5 0..
1., O 0 en ..1, o a> ed e eli c¿.' s:., cj s lj ° -ji >> c9)
,.„ C.0 -O O 0 a) e ,_, 1 ,-r., O ,c, , ., .•••• '-' e 0.) 4e) 1:13 11, -461 ,ts '4-1 c ) 713 ,--, • ,z.■, 0)
?. •••0
"O -94 O ›) e e e u) .1-' - o c.) ,.., CV
•.. a) 0, ..., , o -' o 0 4-)cdc..) .,.., 4) uí . 0 4) e .-. a) o e O s•-i -° I''
° 1, E w u) a) .2• ....,
-
W s. .0 c„5 0 u) dee° en O•J e ct. 4 .0 cp cl) 7., 0
7. a> u) > -o e
1,-. .,_,.o 0o „.,
›..,„o .c000s-.• 2
c.4 •? ;.0, o., .0-11,..-.° a> E '75 0 21 • 5, > ás> '-' -2i> cl 49, 4, ,,., --, ). e --o"
o en
a , e en e e 0 ,-. l -4-> cp
.-. ne 0
e
O e s. °I- 0 g ° 0 e e • •-• 0 ,..0 as 0 0 0 0 ,-, ›; 0 -e e a> a)
1::$ 1.4 Z en O ° mi, e
,-, O,..)
alc.)O sc-ri, "g
O ° ty) ~ 8 1:). ca a>Eocut u,o-.04) o c.)°0 o . .-. a) '-",)F. 7-4 0, -o 0 0 ,,es..-4-' • -• .. -
.. > U. ,-.c.en
,,, •„
Olt:l'a)
e a O •• Et
N ,,.., -, "0 'A C3' Ct A ,9 a9 4-' O g Q ° w o •-rO e en a> .4.
-j.) ZI 49 e .4. cf, , a) _O
4-) P-. a) u)
e -0 al, 0 _, 7.5 d -e 12., e e a) 0 sg ..t., : 2 .71 8 (i) o l
a LI) le'i a)
.3-1 ..... 0" a) e a) _ -0 E .,,..! -0 e o .5 71.> "O o :.z.- 0, o 4-) 0 a) ad -e • °-. ° 41 ° ,--,
u) u-, el e)
s.. e e O. -
0 ,-. ss. -cr) cea). a> u) 1e 0 cy "0 E .0 e o o
-5. o -O s, c."¿ e . N I:d % O O Crts E.5 O o ° se O -ce _ a -e> •,.9 • .) 0 a) o bi) ..13 1 e ..1% 1 9..)
1-. °
,0 a)•.. .4 u .,-. tu) el) o E O o
N C., -9
V. l

ca ,O 3 6 a> ., s. 4, ,-. O U 0 a) 3-1 "Cl e 4-> 1-4 o


0 ,.., ,J1 --. o 1-1 4:1 12. 0 ci) s. ,ep ,__1 s. e --1 O .. l c1) ,115,
'u
° , g 58 .., CDad
O/-• _e e CCS
V e e w e e be o o 7-, a) 4 o O er. ,-. le ›.. cn cl, 71., en
‘e z.).- e 0 0 0 1 4 -, 4.) u) o o
e 4-, a) e E U> e el (1.) en O a. o. e . c.) e a> u) o .1".. 4_,
u) 4-) •-• a) P. Go - prj 1...) b.1) 0 4_, a> a
4-1 a) e 44, 5.4 ^,-.0›.0 15, a> a) E ct Eme s.., s. 0.) g al
s-, e s•-• e075.0 0 0 Zeog -.
.4 ns,
, 0 O )-■ o .2 ..... ,u) ..„
i) ›.., c.)
u
o ..csa> E iii w a> en d so -8
N ..„ CV c) c71'- 0:1 0 O e ea • 4. a) o bs) ez e .0 cce -0
4-J a> 0. O --, O . 1. 4 ° 2 0 °- ...) /-1 ,8 "d -0 . "" CL) o s.., , °' w ,,
a) 2 c e. . -5 - II . . .°, 6->. - ' °0
,,_ ,
o V..<:,ca MI P- e "cl o e "zi (I) 2 a
‹,..,
(ID ,-, o ,..,o o o - 5 ° Mi e.>
u, ,=4 ›) -.e-.
- e
a> e >, 0 cr u) 51.,) .73. 4 8 ,s9 ct ,,,, _I. --1
y u) e 4 o .-5., .g 0, 13 g:-0 o .92
N ad 4-.'
O 0, -- .4. e (1, . c.> ce u co
,, 1) a) e O 4-) ° u)
a) O c.> ce AS .-.4-
7 r2 -c:i °9 4 l'o 1 1.> 2
PI; :.,cu O"1 !...-1
..d . .-. a) 1.4 Cr 1.4 CO (1) o tm 4-Dro 4, 'y , e ,0 O ct 0 • .-. cd o O
O • -. 0 4-1 s 0 -0 s•-■ g -- o -o o so l-) "' o -Y. > li-) o co 04-. -I-) -4
$-, .0 en e a) g -ci 5 cl ..., c1 "lz o 5-, " s' .-1EL ccg 0 e
cr) e Q. E ›, O ,.,4 ,2-1 en O
N o a) e " a> o :,--, ..-. cz ,n 7,13 d -4-, CP e /4 1., •.-. .,_, -, 4 1. 5 0 ri 73 a + -,:i
cd
5 5 ..0 •..,- cr 0 o 4-' 1- c..) -£:, o o; c, m
c u) > 1 o. zi, .54
•..
O ces --. 4>d
1-i M .4.2 0 ... 0
_o wl.--> c.,,,o
-e - e O e O 1 E
e•
11 z4 ) -8 ¿ e) .s-2 ,... o Ti o o al .--.
Cri C1) . 0 I , ,-.
Ci • I«) -› "CS ° e Q) 4; : e
1. $ 1 CIS "0 ,0 Ir ,-. O 4, >4CL) . ,...
0 •-. 0 0 "E ne o cr u>,0,_,Ou O 0 4-5 u) 4-> ca a9 -`-'' ° u> Ct ° 4-2. ). Mi -) '-« '-'
cfles-,eas„,,....
,o,. 5 .7..0 -(r) a) .. O2>
0 U_ ce,..,8 ,o o E 00 • cis% o° • ,z,c.) E,-,leteC.),
•-es.4.)
.,-.

ZMS
ase..)4-),-,t- ,
cn el 0 cn ›. cn a> ed ° ee> 42
Cid e -,
,.4 E 4-2 ca e... 4-) O c„s —, .... .-1 0 ,—, ecj
-• a> •-' 4-> ccS U' a> O -O 'e a> 4, .i-, 4, 0 • .-1 _, 0 ,,g1.-1 ,o E
c¿I o 5 0 1 -, á) 0 o o 1.... o •,-, o0 14 P., „z
a> 2 • 15. a) ›, 0 u) 0 (9) cl 0. 0
el o "0 s-1 -cs u) o cr .1.5, O so>
• .. 0 (1)
P. N so cu a> 0 I-) al 0 1SE 1 „, o'5-1 o
' 0 '
<l) o
-0 °
O o o 2 -) o 2 0 O' -9, coi $.4 P... 8 en
14 • ,« 11> C15 15
ci p, E o u)
ID
a> o (12
o so «, •-•, • .-.
1 ._,
e ›,-, t..o CD° g 0, c.) -ooba) 4) ›, o .2 1. F-' O 0 o, • ,-. e ne ,--,
1/0
Z e tO ,-, 9, o .0e ti, 0, o cu e o uis o e
. ai
n o
co 0,S o cul.. ef)
a) st • os) -9 0 as a.) as .4., I:: cp o e y -0 4) 8 ».4.1
(1) 179 '-' ca
c.) O
cl ""<
•-
"' • c-1 ° C 9 en C) C1 1:2' ° Ci)
05' 4.., > ,, • mt 4, 5-1 ""' "" > Q 7, 15 CA 9 al a9 E a? a9 cu u'
.é. .„ , ,e,
"0 .—■
0 - t,i, ,. 1::) . o 01 -4 -1- o/ S-1 0 CI 9Q a) .,0 o O O --4 a) c.-■
' 173 •-, c.)
9' 41›, -;-
. bn
° . cg)ca
;G . —■
. •1' a) '
0,) II sgr 5 c°
0 0 CCS O css
ne s., > c.) -.
es
•--, ',-.7.1
(;) ..— ■ os $.4 ,N) ci, CCS .3) 0 7:1
mi en ed ,--, a> 41 4.> 1:>. "O Y <4-1 I. °
I
cr 1>."-1 1 2,"ClE>
.5 C11 . a>1) cn
d ,j. 01 e' 01 d.) 1 73), 2 cll 0 ›, , e cl) u) e
ceco ce.0o .eces .. O .,_,, 00 00 C1) ud - cs 4-) •C.)
Ú o .-. ‘.., 4 Go - CD 0 Pe ad
1 CI) "r1 O C/ C/)

9
e •-
-, .0
• ,- 1
, .4 14 • , , ., a) 0 0
- - g .' (D
I. >1 § . ed 1
n •C0 111
. .0 o
J.N. • 1-1 so ,-,■ ad u)
-.4.2
.1-2, o, . . ,... P. as y ,... OS (1) O "SS u) 'd e a) o a) . ,.., a;
o •"" E t,' 8 4_,
0 ,-, .o O °cd. o
.. 0
4-> 4. o ..,) 0
a)
Cr •-es • - c.> e 4,-,1 MI 0
o .; U) az • ~ 4: as -0 •.
M a> .,... en ,o 0, o o sces TI -O .-- g. -- sO -1
-
c...•-
• a. d .8 -0 1 s.0 ti).
....,e 0 0 0 e e , 2 o '-'
MI 4.D O (1) CU 0. 4-, ..-" e .T cl 14 cl gs, .0 w OS 5-, o. 0 0 7-1 0 0 1::
O M e -e u) u) Ci, C..) U) so "'> e c.) o a> ,., O . 2 y a> O O e" en 02 10 eO
C. • El 0 , r‘,„ a) a) 0 al e ~
c.) .--. •,,:', ,,s u) o -O 1,-, I.. cc; ,
o o
c.) .--. u) oO
o ca co
o
.,... ,--.
y
••-■ ca --. - e 0 a> 0 k.).
7-1 1-,
o o +." o 0. e 0 ‘ 121 -' In t) 03 o O <5 « F-1 e .•5' 4 a> O z a> oi
Ñ -.. ›, O o' a) 2 -5 . >, o ...„, c, a) o ca 1 >> 9 .-. -,) sz -8 A t) o o .2. 8 ,,‹ . .-.
c„ a) ° c.> s-1 a> O -11) t•- ■ 0 e ea ,, -e 14 O- CO
• O,•.,el)
,..,
a> o) U) 0 (1. 0 (1). UT 0 as g 00”-i -4. 4 00 s 1.1 (1) cu •
O Q.) C.> O 0 ....
,.., Ct. u) ›•,* •-■
en e 0 -1:$ g --, c.) 0 .2, 2, '-u, cd Cll 8 o o o c., o- "r5 -0 E 0 no o o"
.2 — o e O ge' ca o y --, a sz1 .1 1 ,2e, {2v)d 1 t' 2 u en O ul ° 1 1,1 g
41 o
C . -,-O p. e c; 40 0 .. -O4s-1 e
.-. cu C.) 41
5443 14 ' C.) 41 O
o
a> F.-. 4.) a) E ° E .':: 0
E -7 1 .2_p,, 8 ó 4-D
1,, ,,,
N
cj z-, a-, e ,, -„ ,__.
O .-1 O
, c''' co `11.71 --
0,-,
1 1 8. 1 .9-us -19 -61 (1) --2 al Gd ■•0
e as ,__, ...., u ._.., ..cu lo 1 vi14• Cd
1 cl0 (1)
"."
.-
•41 c.) 0 y '' 4) al ._e o a) s„„ O 0 „ ad o s.
TEO R ÍA TRA N SCULTU RA L DE L ASA RTESVI SUAL ES

s7. O y a) O) O " e 0, 9. -• s. 0 e ad
lo u, 0 e p,., ,,_, 0 so o .-. .le S. CI) 83) O al e/S' . 111 /:1"
c.) a) 0 4.4 Ecu..,o e Oo a> Eus-'ol,o)p-Z .-rd . 1 4 O 0 17:1 91:5 cn 5:14 5 a)
a) cjI 0 ",' 1° 6
ca E1)ce)
L° E
•-■ en ...4 s. o ,-; e) •• ° O ca ‘•••• ca > pr,.1 as '5 -0 crr -•
,... <1., o en g co 7:1
e • -, "Ci g
p.' O o a) OO -e bn ..., >, t-) (L) I. O s. e ' ..- d C-, cr ••= o. a) - o ..-, ca
a N 51 0 73; r.--1 6-, cz$
e VI as e 1 1 k u° ) e' 4.D °I cr al en O c.> en • -h1 cl -1 s
0 cla>, ' 2 11.92 -- .0 cu 4 .2 e Oa)
.- ° -9,
C1)e4)O C -4->' 0o • -' a)•, ,,, 0 w cas ., 'e 2) e "-El ,..9, a — .1.1
-c, ,., MSQ)(00 P. - ■ ti 2 ,_,
o o-' ., , ..5 .. 2 cu e o >
a) -4■, a> «;$ a> E 8 . o o -- a) op ',,, o c.> ,..,
cd R . o a ) 1 1 I" -;-1 C 1 5 0 lb 1 S -O de. 13, "d -8 41
v, cd „ 1-4 6 o ' -o
. T.: el) en CD as e 0.) OS I-i o) C..) m O el 'e e e e,, I., 4.)
-ci ? O 1D. c9 : , c,9 s° o o o 1. 4 0 -O (9 c-) O ' 0 O 4-)..., o
.... o
.i., e ;.., o W O a
o ,-, ,„,a>42 14 a) u., 0, ... ., z .0 •.-4 to
o o.. 0. a) -,-, ..., 2 ° '-' ' '-' u) bp Z <1,
14 0 c.) 7.1, 0 CL e 0 v) a.) 0 u) 7zi • ,--,
9. . -3 Cil ;' 11 " E 1 E (75 1
c 42 o
8 o l4 7.
ca : i ca 1) 9 '7
92. ...e
a,>. 12.
$-. - -0 '-cl --• >< E o o al o .11,,, cf) cl) . 11 72. e e .- .. o a; ces cr
112 o a) 0 o a> a) a> ,... 0) e
<D u) 4.) W o .-, en e
crs c.)
0 -
..«.4asal,e
e
O 0, .:::
bis tlE .-
.1)■ 0 -gd ,1 11_: 2 0 w
1_1 71) .0
: "0 o 75
.45, -0 9 a)
0 45 ,_, 41
o 0 0
1-. o 0, t. . ,..
1-.as o
e
u) •--.
-4 ,..0
,--, .... "e . N e, o -1 >4
1-1 al -, O W • ._ -7::
.. 0o o 17 z
CD ca e M tia e . 1:: ...
re< 1-i $-1 a -° M .° 14 e
0 0 5s.d en ',,_, E E-. ,4 ° _..,°-,
0 e en • 93
O C•IM O rra .1 ' 4.> , ...,
s. se as }„,
0 rri) s O ca O en
e e I; O 'I:, o 5 "' TI,. ,t5 ro •TD,
.•› Z1) 2 "....
o ...,
s... .4D O CD O O s' 0
.„ ._, .-4 0 o 0 :9, o s. E ua • ••••■ 'ad a.1 )
- a•• cd ca c.) O --1 4-> o co° 0, 9, d cd 2 s.
c) 1,,.., c.) ,-, 9, 1 0 -o -4-> cs
E ,... es o.. u, en 4-) •.
N.: O N en el O ..>5.48
O ,-, . -2 IP, o cn o e o - od s , -0
° -ria)-ooa> r.. . .
0 as . e-)
O w T 0 14 CD 0 a> a> $.7 ,2 ° o tio s--, ›) a) u 14
o o Z.1 a> 2 -1 11 a> 11)) 0 tl .5Yo I
1'1 2 1.-E1-
0 ›, en -14
•1 ° in
tan 0 -1' 2 CA
a) u) o u) c.) -. o as co
P. " O l ' g cu o .... 0 .2
%... c.) ct •-.> c.) s. O. y
a> 0 o
MS t7' a>
- o o o •-. a> ,.. ct
A c.) ■
cr o. . --)1 o. o., > 0 ,-5.) P. 0 -. --, o cts
4-1 O „, YO r. ••—■
.../ „,.,
1-' ,a1
•••• sv •s•- ■
-o
C9
7/1 07 . O . .. CP , oca < cno ctsncl els _ro s.a) 0 < ct ooorno o ' ,--1 0 O " O • 7) <1.7..
ESTÉT ICO YEL A RTE

,ct al O o cers O al á o a l . .4 :-.


, ›. sO en --• i--. o c.> O -o (1) a) si so
1 c., ,.‘,1 E .8 c .,_, cl) ,..0 Q,e 3 tso, • 77.
o ,z
19, •e-e
-o o cri ,.., o O-0o c.> a> r-,Oa> -e ^' O O. o O - O • "'
e 1,..z.
,• ^
.O
0 0
..4 c.) C.) CM
s w ai cs. o • al (,) O o o o a> a> sa) 7s -O .. -0 O "ci •- ■ 3. o -44 -,1 o oo
e-..-, 4..1 o c,/ N ed O
7.77u• •-e
cd ,, a> 1-1 o a.) tan,r,.....1-,2•',O • ri -• a) "cl 4 0., ca -O *1 s. .12 0 o O
~ ,.. 9 al) C17 ' ^' eze. u
..
,....i
O ' ed as . 4 -1-4 cd u 7. 7.7 O
0..-1
.-. 0) e--e g a> O P.P. __, Z: o I) CD -h.>
01 s. cu ces .12 ›, ..,.. ,.ie rcrs o as z O> bn .50 51 .,› o" P. 1-1 ,,, a)
.--0. O o C -e
cu' °1/ O c-' a) ',9 crs r, r,:lo 4 -- •-• N o cu u..) o c.) cu z I-
CI prz
t.1 .„ Fca cd 1>
CII ts. ous . e8 bo0 ,__, C.) o r-i ad 4> a) ad u)- O 4" ~ c° a) ,,, 14 .2 u> E ea E cn "cS `-' " a) .-1 O'v
.z, . ....., , 1 cn as -0 c d .1, ..., .. as so ,.o, -0 y a) a> C) O f-' --, '72 a r'N cl) cid --' 0.,„° e 2 1 -: o . C.) Ou,
o
-cs
7..>.eTu'agagu o ci) 1
o tr, o o cs, ,_, ,r
0 a) 1. ..1)
715, .1 .~ (1"' g 4-'5 1 1: 1) (15-. 1) '-"": 14 • 111O ...I
-" oc-1 4 51'-'-',... 5-7 s (1) 1
r". ul
V. Lo

O 51 cu 'O z o
-' ai o14 . ci-Ioa> O 7-41, o 1-:, O O a> -crs 2, u) cc -0 ,....,
r•.
o ,.› cuco «i›
<no„,,„_,. . -0 o ,,z1
2 Vi g s., 7
o-1 "ol as
a,.0
-0
e •_isi O y s. o .> a ,..,O1O.
,..cs o
.i.., › ed
o o O. ^O -,-D o
Q., p4 o ,j o 0 2 0, ,594 . a, -0 4-'e O e e O "O cll ' '-' O O O
O • tw
El ^~
..1 g C1)
.., 44 9, 4.)
,441" 6
4 ,.., cr
O :0
5 1 O
4> ' ..9
m ° O _ i . > C0 / e . 5 a) Tu' E 1 ce O O -o c: .1:
s..
4, ...,
. 1)
,.., Q o 1. _2, a> 1.1 "Zi
e'S CD • ■=1 --leri ' « 14 ..0 cp
5 o al cl) as ,/
.... • ..4 'O >. E T,,,
R. -r:6s 1 ri) 8. 4.., ,.4 >4, 4. c N MI
W U) (1) (1) 'e O... ,..1 I O O.
• O. c «.4■«..' O "O ..441 •g
e,. (O O
1.1
$.1 e) UT ,-d 1-, 4> ›'" O s-1 +)
5..,
<4-1 ...■. ..._ 141 4-) « O ;•4
. ,-. (7)' C I $. , -rj 45
,
O ce as
ce ~O..-6 1 ad
O ,.0 •• ,--i o 07-■ce +-I E cu 1 -'oce
O
o • - . 4> ed ,-,:j o a, o CI) ceS c) W c) 5) a ce en 51 s-i
( 1 2
el e4 PLI "O O cu F.. ,
1 se§ o E ,11 0 c;^ 2 . 0 a> ..i.) •,.., 4-1 a) •- ■ —
u 7..2
e. a> .o o•-■,.., a>a>hl a> p> _,
•-• •-, o, a) o c E 1 :7).
oo,40
,.. se ,-. ,_, o 0. 1:14 4-) 1 o ,... CQ .--. O .4-, o
to -ro o° •-•, O , . .- 8
° 3 .°_ -1-1
„5 l be --0.>o oe-,-
- a> t_,as o.,..11 O Q
-. o c.)
,19 C
1
c 1) al c°)
ci>
cu .ce
a, 7
1, "
E
2 (1) o
t.., lo (1) ..g .., ad -0
ul ''d_
ccs cid ° 2.. . 5
0
o rn O 1-1 .., so a) 4) od
e.
. . . -5 E z. el og ,-,0.1 -"5,.--.
8 ,,, „s 0 o o 4, a>
o an
›, - -,
be

sa o O
e o ><
-O •IO
1 o O -.
° 14 "1::1 cD g
.cid ..45,-, ,..° d 1. o a) "in' g «s o"
e pi). _414
CP ce 14 ce e › o o -o
0. 2 --
, ., .8 „, ' i) cr) o -4' r4 9)
c)
O
o o
U) C73 >, DD C'd
O o o E as — aa ,... u
O .-4
, - - .4.,
CD
.-1 ..-e O
c.) os o'. .1-
1 8> "O>ocao
_', ca.} 0:5 o o as no cci o 1 ..0
I/ -O ° 6 c) 1 O 5 s- -El 414> ,cd O 7
0 1 11 O 'O
• ,-,Oen u gri en O O en
I/ a> 0 u) E a> tol 1 cr) N 773 ' -- 1- i " °
.; --, C 4› ›, .52 4
-
uí ,..,
ct o 7." e US‘ t . ,.,
CO C1) u
77) el) : c.)
-9 cdc.) • 9- ,--1 O 0:3 ell
o ctOO ..c.)0 « us .--, -•-1 T.: W a> u) u
.. o c) 0) .9.: ,_, w a) .1-1 e •1::: "° "a
a )
> 4 C.) a> 9.1 0 e , "Zi ,o r.. O ca _ -,-› o cd a> P..: : ,c-1 .:
1 4, z:,, o 2e -o4. bj ncul O -O g ‘4, ,cs ce . r...
ce ro
""1
ad ...,
a) • so
.-i
° .1
-4"5
. (0
~
ad . ct 0 •• •-. ;.-.. CC)•"1
• '' • 941 a) -8 s.
U)
. c,, ,z4 a) u
-0 sca $-1 ca g 1, o oo ca .. "O .. s.
o ... os.. 1 ci, ..8 (1), 7.>
N o o., o
U) .... .,... s. o g 4-) ■ ■ <41 1
a) O a) • ,. ■
, c.> Zi. e ;€1 o 2
-
2 .5 8 21
o T.ul
c
, :I,a) oo o. o. ,-.ct o g- a> o „.,(1) <1 he --''''< r2.
ce as .-,-
ou c.>
... 4d ,... o -g.0 e o 7-, e sal.< sl •." ci)
› g -1 -15 el) ° OO
,-. o o eQ., -4-0) 76 O ..-1 . ,_, 0) O I O) as E "O
C.) U) al 0 til . o ,.., ct U) " 4-1 C/ CO)
- DD-e 1"
.-. w0...<
cu ...w O O .4-> 4r:: 01 C-) 0 g
... 14 . SI u 14 . ct ...141 O a)
o -e •-cre) _ , cu
ud , .
"s Id P4 ' Cid N 1S •-ru U) .-ri • ..4 tel .4> > CS ..49 )
O)
° gc.)1 4 1L1 4 5 sal. '-'-e•e .4.)c.)ed"C3O14
(1) U) O ,-4 CQ C15 g •-13 g •,C1 U) CD g C-) (1) (11 • '-' 11 el "-' m21 1 ci, p. o o u o ,—
1 .1 1-,S 1 7:1.-11 g E 8 «i . 1 8 1 15 e o o7:Le
7 e e-1 '-i - 45) Zle c a "-II 'A ^ E cu o O R. > O c .)
' {III á el) CD
O ,..., „cs
a> O d 2 o s. ol
O .-c-d 61$.4 0 60 á a> . o O a>
ar0a) -
0 t.,5' , 7,1 d.
75 g w,,- o , 4 ,., ,.. :1 so 2., b.0 .., 74 1
o 0) ,•0 .1 O. 41 a)a)ocom O. bn - o
• ■ a> a)
.., (n o C.) CC5 5114 ,..
•.. H
,-. • g-, e O .14
47 • ""
al a> /4 a) •41. - o
s. al ..i.)" s. só: .4 14
" ID .17
; -2 l O4 1
(i) -pi a> •14). o 1 T4' cri 0. sca tTr• C>
g g cr Ecs a) o 2 .-
as • .-■ O -¿ a> .., .-. os
d -4-› . p. a"-c$
cr o o ›-, •-, cr -..› O o » c^? 0, 51 -5 E o F./3
F-4 4-0 'C5 en 0' O _o O e o oc -4 C'77 7•4
a> O o O o e - .O . "O
• ,-. 1 4-1
,, . ,-. *-1 o° • e•-•
4-) a> c., en •ced q Si -. ,-49 ■ ■- • ••••
,.,■ ■ -• ■
,a)
› Q 1-1
o (2)CD
JO .7,1
"-i U) CO (/) -I, ° <J) E a
OO M O In 4:1) 1^i '11CIS
..c4,
a) o < , .4 1 .8 0..-0.1;.1 es-9-.)8 z 5".4 I 0 u, c.>
>4
73 g$1 cz .--. o
-es .,..
<-) o '
. 2 •1/
, ,= Q) d al CU O 2 CI)
„1 .11 a> .., Q) O»• › "O 0 e 7:3
c0oO1.Z4a) , E ›, o «o'' -e
.4 cd CC7 71> • '-' > 11) o ,, o 717: 7. 4-> S" a> so Id a
,--1 e F 41 '1 11 o -e ›,..c> 0 ,.., o be „ o
O
>4 ,.4 a) ,-1 b.0 41 O O O O (7) O -4-> o TD .25, .„,

tt • -c,1 14 03 a> C.) 7, re 11
a) s.-.
O a> -<
a) o cf/ á Q O sg
c.) -0 -0O "Oa) ,..i 7_, g . -icas•-a> o 4-1 fts IZI 0 0.) Ct iri
CA (3) a)
o „, --■,_4, • a> m ci) _O1-1 2 - 4, 1 1.) -
cid %., R. ,.., a g; ..-. .2 11■ ,— -O s. OO o5 4 ao 4> ce
á) ° 1.) o E( aS els ,_, 4- E a> O - 0 e ad0 o-, VI o o - OO o ›, Ti .v.-) :2 o o O ,O 'l O . 1 .52
R. sczsi __,
1.4 cf] ct . e cs., o 2 "C3 o• O co
,.,as:s 5 u O O .-- u a) - >< 13.
4o 4 a) 1 o o
al a> "--' 'en o 2 .1.1 0 cu o, ,:a0 a> -0 en en c O C4,
TEOR ÍATRA NSCU LTU RALDEL AS ARTES VISU ALES

-
O "cS se 2, "t ,., as.4,4,• I-1 o 0 c].) ,-.. -cs u> z ro o
>4 oo_op-
e« $.4
a)
co ,„0 ,I, O -.4. crO4-)
m.,
CD 1.9
4>0''co
U) .,r CD >4
'° ,_,ce a>
ca0011,g
w . () a> O en 71) (a o
E 1 .° cd1. >1 N 1 b.1) 5:4 1 I s.j d .-°, CO .15 cc5 ° -0 ó ,.., .O
ea) CD 4
O s. 4-) o 1.., ..1„) , a>
•15, ce O g 'on ..e ca Ale 1 ) c --4.o.' "g o "g- 4-,cl
a) 03- -13 s-9 111) <0 « <7 2 q cd -44 c.>
m2 8o
O oo
cl a9 (o) sto
o O tup
o ? -cs on o... c) ,o
-co Ti _r 78 t -01)
•0 4) c_,' O I., 1-1
,- O as •,- •- cu „, 0..., 8—oo.--- 8, 11, cl) •-°. -c! :51'141 á)
1 -')en c
o
r_
.1.1 o2 _ .....O cr) -8 1
o á „9.
2 -e)
2 ‘1) c ,.,,, E .1,
ce 1 a) o 1 o' 11)o wezi • .«.-4 E's
u O o > 12-3
as
0 > :14'
Ñ „5 1.), ..11 0 c2 tl 8 ,,1 Cr 6-I "CS
C.) cl a> 1:1 O g 1.• R. 9 w ' ›4 1-1 o
-,-; c) ' 9: 0 cg t,' 1.> -11 8
-4-0 ."' "-' 14 TI t CO C ' -421 14 O. • C.7 al1
a o Ti o 4-) r." ce•-' 0 cid
cu ctuloecuo S' '-' 7-4 " l.) I77) Cle.) 1 .-7-1
O O ca <D- 4:3' 1 E d o ci, c.) set 4) as °
o 1 74.4 O
CD l a) .4 cl s-25)
o •emcl '-'
,-cs "o -ci ,_, O a> ■ 1-1 - s. 0) ... g •^' r. o o a> 1,1 u
-rs b0 o a) cd en • 8 o I.,,•-
a)
- ded, -c-3
O cd O ,..0 o eO a) s- E o es -Olg E a) (1.) a> a> 1:5) ca l-' s.
5 el -11 r.-9
O 5 (.) "O 7" 7. ,1% O alP.e
cl CSI u. C7) e-e u o
....i E E o ñ , a) O -. s.. O e O ,., u> E
4 o, - ti-, ce • -0 "crj O
0 a5 G73 - 7.4 4 -C7 en C - a1ai
en
cd ,15 co 44 a) o so o o b0 O >> 1 °
-. al '1 O 5 R. o
.. >O O tg 6d c.)- a> 1-4 v o . .4- N
-csi u)
o a) c"O1.,en ,1:$ ,.o.-. •-a)• ,_, 0 o .5 -O ,O, 1, ,0o 1.) 2 o as
-5 0 11 sl Oc11/51
0 0 e "O -44 , ' ''' CI) ce O Q) QI•1 bn
.... 1... a>
o ocií't...O «s
,J_I E ,,
,-, c.> O
N Tyi.,
o 44
7.1 1 .2
4 , ,441
c.) ° cu 1.,
0
"<r) -.-
a)
-0 -0 o ol ›. ad o g O $-4 c.) Oa,• o-■ .-4 CD O O ce .--• "" O 211 w
ad 1 › o
N sO rg ..0' 9 19
.0 > -O 11 o Cr a) -0 114 -1 O to
e e _ g e-) -41 (» 0. <1> <D
9 . gre E 4->
S" O 4->
es .„ en cil 4.> • e-i
01 o o -t1 so o o 0.-00 0d,Ien es o c-) E -o -4 .. o ,¿..11 14 42
cd en E 1.:, . 1.4
4.) •- 0
■ '173 et tio s
so) O a> O 1;4 •-1 g .--, ,_, -o as .,-
s.., O. 0 as ... -1 o ..o o a> -id O o O <1>
u) -O •-4 .5.1), a) e c.) y.., 'ti c..) ,,,i' I.4 In' Z 0 0 ci) c) ° 8 E c)A-, '-. o E E `-)
4) fi) g <f) II'
E 71 1-1 72) Qi‘o o o O .,.., 0.1.10.-10.--. o mccsocdE -- ed o ad o O ---1 cll O i-i
p , sol i •,C7 .--e • .-1 U) .4 .4 14 .--4 ,.s.e ›. .4 C.7 a>
"O c.) ..-i c.. 4> c.) Q. 11, "O 1-1 ai c.) ce CA $1. ai a> .4 0
o 42
a>0 121 41)
, 1 ;.01 „ria)›, izo t> 0 1.11 i" . g 1 1 " (1
0a> / ,u)01.4,al csa>641)u)a)a)6,19 006o6u)oo po ol-
ESTÉTICO Y EL ARTE

e4 -, so ,•-■ C/I o o _ a> -. ›. .--, ct .., 4-1 -yc.> c,.)


a) OO•-■ O,...."O
;
14 .,... o
,8
1.. _..)
, ,r .11
,1) :1
w 4-> O CI) s•-1 ,O N.
I:
...,
C..) ad O A) 71 • •••I • •=1 C \I
0. O •W
, O
-4
9 ,,.....
(1) .= y c) .0 ,, , °) 1
F., hebp
1) C7
as (1) C9
1) 1
,.,, , a) 14 Sed
.... -
sCD • 1 '111 " 1
•f.o O O 1-4 o cidchu) ..." ,-54-1 bkO o-1 ›.., C.01•-.0 0 P4 1
c150 )-1
Od -14 ... 1 ,14, (1.) T■ I , a) C.) •W
en a
U)
a>5-1 e g. O g
oo o /i s Cd 5.1
noIZt10 0 .5..). ocletct.51).0" -' - +1 ,-4 v)
W • I. Cd 0 ej . efl
."' O 'e e ,,° -Fxs 1 -6»
Ons".14-, o a).I Po a) 4o
>" '-'
"ZiCL) .1 C/3
ce r• 1
,...
ed TI cp O y ,r1 m -' ) OhoCli

O .1 ~ ›) , 02 E 1" O _,CIS ,~ 0.) I.' O CD Cell C1S ~
a, -W 0 -i O O 1 el ''' l'
Id o 4-4 od w N
CD Z
-8 ol cci. 0 0:5
05 4:pc-) .--. 0 ‘.4,.1)0600° E (D. O. .2-," ›->oo
,... o cd loclmeoca c.>
V. Lo

o o e, o 4_, .5...,_,
-; Oo:2 t) 72 o o c° aloy,--. 4-> bp •,-, --I 1. o E 9_ o $.., ,o;
F,. o -, pci o _ ,__, o F., ot. a) o o , L,-R o cil O • 4-> - o os O...s `I 4 45 0 o F.
N • ->55■ 711 a> sl g 9' 2 ,I> -.5 o ,">
°
.,.., -.) s.. "O _, c.) •••.
-..,4-'.. 4-CO1 Ea) ..p...
cd -- os -o cd •-¿-:, oa) 1 __. o cncj 3 1 "is. o lo gEo c° -5,
, el o s« 4-> as°s..O o.)
a) cci ., O g 0 g s. F- ■ o 4:11 1,5 cl) o g -, o 1 o E 1..) P. g
;-,
71 7i) 414, TD1 mj
t, 1 a)
> s.,-,

I w -071) g 1 71).
s-4s-.-4.›
u)es
0 ti -2
o a) er . '-'
.. 4->
f. 1. -4-›
<1 ,..,
-o "O g a) es o et a
1-4 oc)/4 e o
onO-.
•- = a> so 0
•••4
.-5 ed 2 o 8 ° o o ....cs I., o E cd orr 4"
a) ;-4 _ e
-O
n •,-,1 ^t3 s... 1-4 •-. g 4-> o ›, g 42
o Ts . . o o y .0•-• ,
46' O 1) zcz 1 • ri ,a, 1 r., f.,
as
cd
o . 1 8 „0 a) ca o cd „, - - O 1.) tu) o a> co o - g g azi . 4-> 3) 73 "O '"*. - 4) C.D _115,
,,,`".,, ci)
1
S-1
) :4"4
15 1250 •-i a 2 c) , „ - cl e - --1
:. cd 0 ,.-7. 1.'
•.. 4
F. -C a)12.•1
o 4 ceS 1 1 .94 • 1 1 261 C 71') ›.' 1 (1)
u) O $- ■ -4-, o cd o o a) " a) 5:1°1, .0)..
..s ti) •• 5 15 14 r.CB 0,4 g .. cd L. 4"e(01)
$. cp
o A. a> 0.9 -o -o 6-, .:D o, 1 -, c.> o piz cq 6 o 1 E to> CD 1., c° cri
1 al
•,-, . 1 "O mi o 14 •• ■■ ci, --- ‘7..., - . el.
...«0 ...,
-
CL)• 1..,
,-I
et 0 C.) • 1.
4, „ . .
w --, gC.) 0
be
E o o 6 1-1 -94 e« o -crd o
cd ›, u) g 5-1 o c.) 0 g .^, 4-.
14 Z
o 2 -8
c ) a) o 14
° 61 c'id ;-9 . 2 . 2 'a>
o 7... -1-1 CD ,.., -, , -s o o o os ,-1 - a) $, •.-, •.1
a) og. O ,as•.0 r. 4-> co ..cd O 0.) 'es -4-' ;•. N • cp o só o F..,
o 4.D o s.4 0 -- c.) - -0 ,-. cc 4 ce 7.)1 14 a> 0 „ .. ,'" I., o s,55 01.1 014e1/ 1))4 'ca'~›.m
T., a) s., 6 es o .0, 2), e w ocd -r.., o •ri -o a) ' E 71 °
a) .1 Ñ o
C») 1., ‘-' rn c.) cl) - so co
•,-, w4 o .4 4-> 15 U) O 02 -1-D F. O 4 1‹) i•i (1) rl .11 Cr. ' U: a) . 61) 0
O o '
•,-, el o 4 a> 1„ o .0 .-, .,.› O ezI O 4, Ti 11' "114 "C/
CI) 71). :11 'S .1 Cil l-i . a>
: 1 o11
_,:-)
11z
4.-. u o ^ c-
D , -O O o as o O Td cl co 4:1:5 a) •.-4 .-4 1.. 0 O so en ce 41 .--, •-, a> 4 ,-,
,...:,.--1 E 4-,
1> 79 1 <."
a) cd g "O o ° . 47 -o
° ,,
c1,7 es e., o o .4 ,_,
-. ,„ .-. 5., „, '-' 16„ o o >-- o 1.
- s.
z a)
0 g -
- 1 C4 ,4 ›, ;.9 adwoctoto
) wo 11 /15 o ' r., s; . ta.o
a) O
... 41 8- . a>
, . ,0
,2, § sc>
el 1 1 O e O o 1:3‹. er cd/1
6...0 ° a) .4 o as .4 .72, o E Z -6) 73 ,.. <)3 a) noo
•9 O gs.., o 4"o 0, , t u) '.., '"' .-, E '-› E
14• o a> an co "O cD 17 1:1. O cil u) t.) al O F.,
• ■ 02
-
c.) a ,...'" 7:1.'
) w t c' s `--) CEA
Ce$ O • =, t-,› el O . g .-C1 -7)
<
dai, t1.0 VA, el Cr 5.1 N -O O -1:5
e círill Z ° „r I, Tí ›, e 1:2 C.) q O 1/4...) C'd v
° >.
--• (1) . ..0 c O ;27 e c) so. a) ;__, cd o o o o a> o cl o 5..), o o .0" >" o
,0„,o0 d wc,d •HA O 1-1 cd al ,1.1.1 u) aS I) e CI
,I .,.., cd (1) .1:5 e i-i "el - E c.) 1“..) z ..) - ... z :2
o -0 $-I
„, .5-2, o o en „, 4.> :» „o eá ~ o 0 no
0 ..9 -0 . 9. ,„ a)
, .0
0 o -,,I es . 8 g -oes) ce u) o c.)
g 02 .... ~ al s.. '7' 14 Cd e . 5-13 1, o --, O ...› o - s-, ,n) .-i ce -O u) <1) s'. e..)

14 •.. (12 : fl) ›. a _ „ ,ce a> /) ..... p.,
g el 1?)
W > 4.> O . 93
. '-' g
e O g '11) Ci) C 4.> . a)
0,73 a' E -o 42 u en "E.)" -o 'I ,-(.5.5-(ocid
14 ° el) IS o 72 cy o
u ,, s.. .5
ea en
,--. .0
, _ ) i - e° o 1
,--1 -,J .;..-. r..) 'u)
CL) 0
o ,P.
<7'
-
-o a) ^', , . O g g '9, ¿ se O a ) 6 cd O g ‘C) cs) . Cri ' U> u>
cp •0 a) al 7.1 II 1 , (2 1 d 2 1 ch IQ
•,-1 (1) •--, ,.., 41 .-r-, ,-.
CD bi) *c..)
-1 'El -a' '-'
cl 17'
..- e a se, -o 1
o a w•i-) - 0 cD 14 O
o c.., CD
cn c) o esog
, <1)enc)--lesg 4.' 00 0 O O 0:1 •-••• ,..,
cf. • •-i - a> o
b.o w
CD Crj • trl 1 "O 0 1.4 0 Cd .11)••'4 '4' o •,I ,a) u) pimq • ,I ,« . ,.., 4.) ,,, „›.--.05,1I14 ac5'...,
o
•,-. .-, .1 o 1:2" o -0 as O . 113 441
c.) I:, ›..,--, •
-&> > 4-) a> '-' es -2 o o . Z1
o -.. z.> ci) '2 a> -0 .t-. " .1
a> -4-> $-, "4:$ cel 4->
f3, o "Ii o > co o 4-> ct s°15 „.0 .4-4 44:t -11- a) o ' °•^'5:1,co
•- a> 8
_. -°
cd 1-1,.. c•->
u) ,_, '-' en
O ><
.p oS:4
-0 49, 2 ■ cd •'-' 4:«). >s,
- o , o 1 o o sed ° g " F. .2 14" «z; 8 ,„ .1) 10
>
- -,5
1 > z o -c a)(1) 814 O ,-) ' o .,n171 E; -- cu a
9, *-,71 a> o 1 •„
o se1 <2.)
°' o .-., - z0 17a)e' en
41
+D 1 - bo,st.
cd 11-; .1.4 sa. 2 0 ,,, o., ai o
s-,
*1 oa)e,..,, a> o.-. o
•-. -4-> o
(4) g Ti; ' ', 1 -»' ti 0 O c 1 e ,-o e. a) a) •-. •-a.
u z.)- .45. .p. O a.)
,-•-. ' "c5 .3->
cd "O
+s
O al ›.' cc$› ezS
g c° a) F-1 >, PO 71)1 .11.5
1 0 cc9 < ° 15 8
0,4 21 007;o0-i-cpa) ,c) c.? -9 ,-. -:. w-o o tOi OIcl or g • r> o

o a9 T.4 cel '-'
d ...)- E "cs "r:l
e Ol)
O ,. o c. ce
>4 . ,:,i O O c0 ..-. cl- ,_‹ co -o "c5' sol o 1 N 11 4 .,.›.9
a> -o_ a, -0 O o o $«
4, T' . . ,,, c o 1 - ' E o 11 2 15 0., 11 CD . ,..,
1., /-' o
° 011) -1
, _ o c/s4
... -lo •-. A-s
•.-.
..-> p., o 6-4 o a) -,-- 4-'
gel c) o a>. c-)cd b.0
0:5 1-1 F.,ocam 1, c) cid cd ad 4, '-'o o - •-,- 4 O o tka btas•-ca
ct ^cs
O •-■ a) 4,) 4/)o g
o 6 al -o a> o. 7 1 2 1 7:5° al O .--1 Z ° R.
•,_, - T33 l'O . . e9
,,,9 o _
ca o e
TEOR ÍATRA NSCULTURA L DE LA S AR TESVISUAL ES

O o o., a)
o ,.., o o a> 9 .-" o, o o (11 O 94) CI:31/S 0 ^' o o o :2 á> ccs 8 o '-'
9 c..., .. -o -O O ''-' 11) 1-1 „d s-■ E O sc4 O :O a) IV) 1.-1
,-„ 1:J. 5 í. s.,:,. g ,c,) 1
.2 -"TIS' "'
.-.-i ›., e
oz a) O y., CIZS
c.) 0 .0 0 .--4 a> e.> I) ce5 •5 1., CD 0
O -eS 17 e ai en , ,-, e • O 1 ,..-
V O cd 6 a) o. en o ás °U C e.) cl> 'C O' O «s •es 2 o E - 6.1 cd1, -2 .- .1
5)) o I' -1-> cc$
• el .1:1
•, 0$_„_,
c.) • en
.. c» ..b
• ., ei
,, a
,,, cs .9
1 1 17' _ ed co
a a) .1c:5'.... O 0 •-. 0 a> ...■ -1-> o -.4 e) $.4
4-> ..-.
•.-1 o e ,...
g ..., a9 1 ...
,,,, ,,,,
a> .,,, 6« ,...„ cl
en as 7..i
ct ,Ti ,0
cid C4-1 o a) a) -, , ,...
0 , ..e/
ed
<1.) . ,.., O "5::) -0 e.) .-i
17 0 ., 17 1 O - • .-. ID F. • ,4 C/ 71:1 0.5
O en 5t0 Q O C:' 01 cd Q) ' -' 'IS CD C'Si.45j
O 0 .--, <1.) O ai 124 g .2 1 e -44 a 1 0 1), . r! O. 1c-04 .'"" 7i ? -g. E ")
- -8
4-> -.. 4-> •,.
a) 2)1
. cl III 5 4 1 ° .$-■
0.,....v.9,
.1-> _ o 413 la, 1, y a) o • so --. -4-> ,.., --4 el 'al "O
ceS g o-0.)
5 •-9.1
g. -4-, o • c.) -o
■-■ ,,, er o 9"
1-, ct) CI) Ct 42 cd Z nrj
a) o 1..)
....‘
a> o k„.. a) ° • .-I O rs
(13 •• ,-I (1) W C.) a O O
O o e 4.5 l o ."12 ,...,cl 1) 0 1., o O <4>•- CL, •-■ CO) CCS
el a • ■ a) **->
s qg 4s) u) o .-4 p, 5,..- O. en „0 O"' S-4
ce CC e) C..) 5-4
o w it -„. o 1 /4 /2, 4,11 á o - o ca •,-, ca 4-1 -NI a> 4 )
s
.4 .t.-; 4.,
-
g'. .a) 1 O a) e" 4-> .--. 10 ,4-1
so • • cr, o en - ' 77zi
- > a> o co ••C l__, •-• o 1 • 'ti '''' C...) o. ,..,
,_, TI ct cl .4-> >1 ••• ■ CZS
ot
O -O .--. ce; 14 -os
..., .~
'Fi cl w
...r .4 a) CU 7:', e _o a d3 $.4 aS <I)
-1 , 0 • , , O '''' $-1 0 -O 11 'ti -
g .'
,-. a> -0 ca cr
,..i 0 sog 6.4 . 0 cu ,..9 .,
al ° °
-, ka■ .-9, "'" c.) e, a) ,--. o ..4 e :1,2 O 2 o n 4-)
o u) 7:1 . ;.-4 ,..,
)-•
,
a) es ^ cd .,... p, - co c0 ,-., ,...; ,-ji O
Qu'a) o "O 0 O 0 oo o o o -o E-1 o e.+~ U) a) 1.. . •.-. c.) ° g d _ c..)
1., b.c)
"cs
O '''
'" 6. :9' a> en cl
e.) ,,,
C-/ )-1 CIS tr) 1'1
..51caO
w o
o 4 'I
o a) o <-1
z
clil os,-.O.,...go4->g -
2
tin
• - )•••
o
a> s,.os.
c.) so o 'o g o 7. . i Id ° O
a) : 2 _....,
0 2 o ,...-.
L1, ›, a. c2.4) o -4.1 1 .4 .--, a) 4› O "0 a> o 1.oa>
o .--. o ^0 rz■ ,....
• y--.bA
a) •4,)
-. O.
od ^O 14
a) 10
"r5 y 44,k. 1., cid ,--- 'ti O t.---.
• ••
«, o .5; e g, 4
O ,„_,
CL) 41 o
-4-> t4-1 o ,4
• o 6 CV
•-• >" - CI) CL) I-. 5
C.) "O ed (7) TI) O
O y C1) E O s rl ed CIJ 12) :4".
, c11
7.1
.5-4
) ' 5
u) rn u) CD 0 3-4 045:) ., u1 92 52 1 ^, 1 8 o (.1
>- a) >< a) N 0., 0 ca o o 14 cu F-4 o -0 so «) 6 6
O
O E <-) mi <1) 4-> 'V 0 .-- 4 '-• s. *E;
,'" .-. 0 >< u) <1) 5-■ O "O „
•. 4-, o
a> u) '9' .„ •- ■ d a)
o 0 00 0 0+ 0..1:5o 6^. I --. 1-)
° 0 g tú)
o
- a>
tii o 0 a> a> Á 9".
0 1 ' ' cl cl') I O . 4.4)
,01 ,, O .. O
-
sw co O
-
~ á Ce/ 121. -O ca O E a) o o ID sa) '.,1 e (13 ,,9, :1). ,J-_,› -e . n .S-) e. ....
as a> o -0 - o c.>

I, •A4 (1) • ,-, .11 O 6 c.) El


"O "c1 0 ca • a) g 1 4 o ..-4 , ..o ci/ e a) •<-,-,- e.ra. 0 ,,,, el e/ • .-.
o ca a; "S 9 1 17,4 --.. 11) 2 1 a) Ti' 2), .1 8 8 E Id E 1' o .1, pd 2 1-.
) 7). a) 0 "0
4-> • e• ■ a)
12:1 2°1"Eo
o 1 s.
-j l__,
c., .4 li>1 10-1Ñ
u, ¿I ._, o 10' o , ca . cl tu
o 0 _2 s., cr -. --. "9 .15 °721 Ew
o ., 1.; ¿ ..o..^, 5. >o s.
a/ a 0- . c/ . 14 ■-■ 6 "O o 6 ' .--4
,L, g., , "O '
wo 1 o o 0 a> ,0 g -0 o E cr a> o a> ..,1
1_, 4-> • .-■
'o ,a 0.> 1:14 ,-1
0../ cd h.._ 1.' U) E ■•••••• 1 .-. 6 s. 4 i _r sed y O CD 1) 0
14 a ,.,..9 z 6 4-) 11 4,, -• > , ,.., sO m-i ,-. 0 • •- ■ O ,-. - '..« U) O U) .1.) PA "1:1 '-'
6 ,91: u) ••••• -6 O n • . + • .. ti) ,... cm a) -
a) E• • u■ e, ,o a e4.4
- ed •>. (1) •.i.,
, c.>• •- ■
ce .,, , 1 u) et u) O .....,
ct -
PrJ e e s -cs 5:1. C1 g• LO 1.1.), o) 0 •-•4-) 11-i a) a) g, o o ... -O w re, 1. O O S. o so s.
,--4
g O ‘4-,
s.•O O■
O O o •O ,,e () -0 ,-. o O oO) o • 1.
,-.. o Cid "O u (1) -4 > > ,,:5 oCU
s. -e ,ere
--. c O 2,
.-. O •- -
;-.■ 6 6 • .-. - co • '''' ci) cd • ,e S
'., p cd ,_, -0 u) . ,-■ 0., 01 O s. Cl. .-■ 0, el std) 1 ,./5 - -, -
ct -u o 14 $4 , ces 9.1 5 -1-:,
E Pr. 2 - o s... -o a) a) blv-cs Cri 17; ;•cs til "0 < c> y e C 4-> <u ca 7; ,4oa, 9 .--,d LI1 a)s. a)o oo ,-.oloo a„ -1 a,
-r, = t..., ,..O •5 0 -oo.„,as 0.)00 oA.., o c _o , • E
.- w a) A-,c., --,ces (,) efloo.-. •- _ „ 1.--, 4-> Cl > 1.,
_1.1 sz , 2 -.-
,a,cuuctE asm 0 ... 0004
. a) a) co> ,, ct z - p., 9.. o a 17, 8
0 .9 .O
o . ,2, o. o 0 .-. 7" _r 0 > 1 (L) -1 "1:3 c/ _ ,_, 733 O c,..) 0 s o 70 o E E o -z, y0J
4 -E E 0
,..4 .1 01 1 5 -o .), 1 1 .2 o 5 c7)
. "I" "› • '-1
4
...,c,5 7-11,04 6 c9g>""51 5 0c0g10. 0 u) 5 c'rs 1., CD 4-(1)( 1 .- O 04->4-> m
E b.0 5 1 .._, a> cf,-, 1., 2 2, w O c9„ 8 ,<$.-. et 1 ,t0,,
0.) o
cIS (,) r. C jj 0 ^, :•-• >1 el Z C
u) • ,-.
O w .--, b£ d C/ or CI) LO II al o O O ,.
O Oo •I- 1 75 O :2 6 :1 73 ›-' -,-9 •
a) y - -. o ›. cd ...... ,., "d
--m p•-,
' III (1) ° _o o ,r)
to 0 so "0 o 4 o 1), .-.
6 'a --. cf) El u5' ed • '-' a) E :4. a) -- .i_s6•$-,
'I) 0 ,, a) o 0- -d - -a 0 o a) 10. o 1, a> zzi C -o 0 a> c.> o^ o
c..) 4 0 clr) e O ces. (1) "O 6
..! 1.-■ r.., ...-cl, -• PT.1 o) c) '-. .- 1) t) ca ° "O j
e ,
) ) "'-' ~ W u/ E ' < <3) "1"
.-. >< «,1 ctcoo
- -cl 0
,..., c‘r_t •-•.', -2 -9 -tsca
o , as a) •d -I.)
_asd cil' o
_. '-i 1 21' 1 U 2 I 1,1 CI1 4) •' -C
dr I+) 2 as 42 ., Z•• si C-0 L.) E ¿ $-. a> 7o14 _o
II. _2 ..0
-cr>••.ei 1> 1.) -':5
0 -o -to-1,
o g) o E, '),
.. 0
o o o
cys 0- ..),.,, ,t ,-. <,,, ct O
.,.., a-j ,,,<
"O • 6 t.., c.)
,..1 ,„ ...0,.., ' -61) ce) 9.) 0,2 o --.
- •••-.
• el) 8 s.,o o c, - ca .--, -4-1 o O `,-, ,..? a) 14 g•"A
• o. - ,k, -
.-. , s. 0 ow ... el <5 1 73 :
ocr' 6-1 b - 2m . 1 as t•1 Cl
o -1::,,
W d S a)
u> o
O Cd. 0 Ou)
o
a> a)
o -O e ..e,
ces lo ami o O ci U) so ..... o , u) --• - 3-■ 1.1 .--' Y-. 0:5 ., 1 Cl)
,L. s.4 a>
rn .1. o g. 1 2 dio E °0 U es/4.r )
C. '--: o
O .--1 4 --. 4 .)c O 'O „ o ° ' 19c>cl--,c's 1o'' y° < "8 "I

..


'-,

- - ''' .,= = 1 ... > - . .-1st - ■

Tlahuicole (1 851), obra del escu ltor mexicano Ma nuel Vilar. El


'•

estilo neoclásico de la acade mia impone al jefe indígena un cuer-


.‘: '

"'1-3:1--

=4, .
',, •, ' , '''
.."'"1",,

4'‘. :.. -, •'''.. '''' - '


''''`, -• '''',
:••'S''''Z,

, ,"
.. ....
- '-';‘ .

,Z' -'.*"--. 1
‘'''' :
. --•

.,,,


. „....„ ,

k
/Ir '', ■

1
- ,, .-- -- • . 4 . . , lo .

..
/
tik,

I. •..' )
TEO R ÍA TRANSCULTU RA LDE LAS A RTES VISUALES

I 1...•'

',.::1 - -",'. - ',,,,:- - .... •


r1:Ii

.., ......
^ - ' . .4-, ' - '- - -:
.
410,,,, ,


.

.,•
•' ".:rt. er•••441; .. .. rar
~

.

:-
'

-

--
'-■'r
,

ir
*

,• 1,
1

. ., .
' '' ,

1
:„ _•-,.„. -.. ;

V.,r. .„.
"

1
,

'-'1'.- --,

po griego.
.1 Sf

: ,..,
'

, .*
- ,','..--....41

- --N•-----,:-_

.
.z..

;.- ,
:.., ,
,

- ■..
--k
_

274
.... .„
-

Ihrh.
de Uruguay, Figari tuvo que romper con el est ilo académico,
1

e l juicio estético está práctica mente ausente. La teoría de lo s

e l estilo: un naturalismo que no partía de un estudio detenido


- de las formas que el entorno proporcionaba, sino de los mo delos
277
gente de oficio, no de vocación. Y junto con el téma, se impon ía
. caer en el costumbrismo, considerado un arte menor, propio de
que llamamos arte. Salirse de este tema central era entrar en cos grecorromanos, por lo que salir se de ellos era aban donar lo
ar tístico y, en buen grado, también lo estético, pues implic aba
puede pensar en la belleza de una botella de vino o u n frasco de
La estética del neoclasicismo imponía los temas mitológi-
Gracias a esta brecha abierta en la estética kantiana, hoy se
ias que habían venido a sustituir a las artesanías gremia les.
estético. Eso no podía ser bello, pues carecía de una tradición multitudde objetos de uso práctico producidos por las indus-
Pedro F igari: Candom be de carnaval. Pa ra pintar a los neg ros
"';'' ,''ViM

-o
.? • i

,1. .,

.201,cfs
,
EST ÉTI COYEL A RTE

diseños tuvo la virtud de extender la mirada estética sobre un

CV
cuya r igidez le impedía captar la plast icidadde ese mundo.

O • •••., al. 12, (1)


_

,:$ CD • •••I O c
5 «- cl .-4.-.:. o -15. O E tu> E
,....,

E -0 E 1., .., .-rj


""<- ' "1" • - j

O 41 a] a) r S-4
.`,.. O L.-.
5-■ c/) rl. 0 _ cn
tle O 0 CD al
c/ rz, co .... . r rn .1:4 O
__, .--.
/- 4 '

cD as F., u, CA z a) o . .1.) o
O al . ,
<I, o., • —, -.-)
c.,5 ‘4, g o cs .-o
o co o a) as g. a) E m
14 °
perfume, lo cual antes hubiera sonado ridículo.
N.'''' ''s '" .
Lo

a> . c..rj 51--owc,a) g..


.
41

es T, .-
._, — . 1..) ,...>
s z —:,
..., o
_.., .- 0
,.., a) o
V.

,.O''"' ...a>...4, o Q., cd


a> cd 1., .-Es.o cden 'I)4> 0•O,• ••-■
. ,-. .,1 o -1-',0 = Z 4->
en O .-d •-0
O a) a) c..) ct
0 5 oL, o a> o P-, "ci o ° ‘15
-• g
- 1 ' . ,,

-o g
-

, , .. ') •- ''

(1) ca o cd 0 0 g .0 o _1-.0 O r)
''
.. .›. - ... , ,, ,. ;

-4 ..0 -. 14 o 0 O 14
41
a) a) ¿), u;
...,mwo:r
20o •,- p. O
t, 1," o o P.. 74 .. ,5 c,„ ,.
5 "O sof -4 cu .-/ '"i O ••
as O 1-1 -1-, al - • .-.
,L) Oa
.

,. .

1., • t.> a, 1 (12


. :,-Y'1.25;'',

I g
'5' <

o
- (1)
.. a --
1' .0cv .•- o , o0,0
4'19.,'"7 1'

0 ..... o ,..., .... P


.•
r> al 1>) Cia...0
11) •^' ca ID --.
c/ '.' - Q ca c) Cr e
<,/(/

'CU N
''

.--, -0 0.. C...) O O


1 C.

5-■, -0
a> . o cls O E +')
- , N4.1•)

-- o O •4
f 3
-ts co ..—. m
2.» n e ul
8 . 11 1 › cr, g
kt 1:1u) 1
r,

1.
,

111
r ., ,. i

iii . t•41 .,› Ci > a) -1. O 7.1 „í- o ..r.z. `Oo 7r>
cl
,./ 2
Q.), 2
4 '. ,' 1.•, , ,

(1) $.4 o "O O ° eg o ..1" a)


0 ..... 4-›
. 4 ."•?..u: "-.• '-k!.

',
,. 0 a > g - o g • - -, ,., a $ , .0
O O - g
441k, ,

4, '"' •=.
So

>'a 5 om u - O a'
'
,›- ,

-,4;,

.1), cis a> o a) O g ca


. ,,

...

0 •••
»-- -1. to> > O .0 u, 0 .4-, 1 o 4...
O E
-'

ca'-' u
o ) 1.1 P-,
-

t: a) P
-. -g .1)
,, ,!.. Vt: O a.7 8 o ° a) <4::•> o
■1


.

4.-.
1 ,f
-

•, -

41.,O
u aj l:'‹ 113 *„.1 0.)
: l y '-+-
..
•.-4 l o ,■, CA
:,

0 7:;$ ‹.....
yor parte de los receptores les negó tanto valor artístico comoa

-, •4-, w • cl O o $..,
0 P •-. zn ct O a>
A> --.
i ca
.--,
á 491.1:.“.Da.g.
d 0..> CA C.> bl) CD "O
,

ro
, --.
tr

z „C,
l ,., io, <50 0 a>a) ca . ,..,. G) e (I) á
C1) 'ca a> A> N '- cy• .. ° ,_1, O _D ›, o
por fuerza, a obras menores o, incluso, al terreno del no-arte y
mucho menor y donde hasta se corría el riesgo
determinar si una obra es arte o no, pero en las culturas que

también su valor estético, pues este tipo de juicio carec ería de

ciones de Andy Warhol) fueron presentadas como bellas, la ma-

colombina, tallar la imagen de un dios con la forma y los atri-

un terreno poco significativo, en el que la contribución a la cul-

de perder todo significado. O sea, los temas menores conducían,


establecidas por la tradición, era la mejor manera de hacer eso
que obras no sustentadas en una tradición artística (piénsese
no han teorizado sobre sus prácticas, es la tradición de cada
tradición deja de ser arte, es decir, una producción simbólica

lo no-estético, es decir, esas zonas de la producción socialdonde


butos que lo caracterizan, con los materiales y las técnicas
Por lo común, las prácticas artísticas definen un espec-

un sustrato firme. En la misma estética occidental, cada vez

En el arte de la India, así como en el de la América pre-

ZoCACA
fron-O Ñ .,_. o .2 borsera.- .1-2,
ite -cs di-
-,:s ue
P un
g 110 te
-,', 1-4 "O 1.) u> col
- E :o (i)
14. 1',., C.)2 2 1 -% U) 1- -0
14 con ta ig aiar lar15 o u) la
c., -o .~ ,... a> O E 0
í no reOna- ,..., .., unag
.,-(5 o 1 Cr ca at a Cr a, I: Q UP. o •-•4
a)
s1 c->
- u) ca a>
4-, o
0 -,,., ° g) as -0
‘r...
Cn 0 asCC 1,t; (I 4trar5-1 a> -o c$-. tr u)q "r3 de r0 g 0 s;..,"" ca O uf ta
•I • o I
lar, iden er m o 1”) .i..1
los nu O o -g o t .g 2
es ,5 0 145 . •,.. ■, ■ Id
coC->O O •u, •la
C 1 7•1 :1 C
cd c . ) de la a oco 0
7-•-• .11 11)) un CA O el « 01 .-I al . 2 1- 4
a) -0 •CD
ct ,-,(2) '-O
z á 7 01
...

CIS
,t
ica - o o .5 1) a 1-) "CS C1S • ,-4
icu l occO -tu)- • ,-,
• ■
P con (e p O 4 .( oásg,...crí1:4 ( CDa1) Ws.., C-1 ins(1_ ad 4-, S-4
tu

c.) -g 1Ósz so> ›, 4 o g O El


iso-u)O■ ,t,as"JQ --4 - ét
.a> sa)
4 o czi ldo ,s, .... a)
5 . ?, .5,
ue Es as
ui lesa> p . de te
"O.--r cd 1
c . —' 49, cd E as g a) o sO .1 o u' o
reg t a) lo g. •-. ía
a r m O c.) O icas
•.=1 O .,:1 1 -4 -cs 14 5 1 4 1 1 1 ..o U)
recÚ aras ad cri 0es
a> a ,
. . ., , r
a :l u
o ) l
o ,
o
i q bras. rma do sea, men ión CL) 3 i C1)
o 1-. O -
lémo 41
t.., P. s i) _ 9 c 1 s t 1 •
g. g p 402 tesudi unagg as -.
la de _. .10 ,.,
a> vssl resp teo... ..r
ud ,
lo3 ..54 O a .ien
r.,..,
-c
; S 4 cl
t, 4
:1S E.
. . , . 1 • e
2 . .
) 0 1
a) cei
__, u>o 1-i' -l
am o rl.:41 o O O :o
fo it O dicCA ble • C.),-4 7...1cd P.
-.1■1 d Id
p a> „cs 4.,
'-'
.., O TI 42 ' '4 91/ 4" O q O 7:5 y .45-. 4-á ci, W cu $., CD c.,1.1
en ...-1 CA
la fi)
w a> zd -. as 0 O
ues, O
esa) ›, a)1.I °.... Oena
y a> >s-. n
...4, u r o s o ri) Cl.) e
11) 2 Cil
es Q cas
C1 13) e4 laso 1 1 CDC 4,1' 15 (1) O° O s op en
1 tos rm i c os. tra ba
c.) ad cd
> sE.1
-O
o ... 5 a.) O ca '-,4-,
-4 1., c.,, c.) 4-, o
O s-. O
a) ..O
O
N cLá 4-.
di f -
e r e ■
n .(1) ,,,-, aa 1:24 011) 5:1' (1) 14:1 O '—' '-'' 4-,
c) w e ..... C . ) es 0
1. "T:/ ce .0 ás e ((S 0 a> a) 0 <D
1 u) 0 ,--i1.4
a) icas,
0 •-
lidez, c.) "Obién-O t4
■ •-. ....
O
c.)
•.-.
-4-'
w .14 '41 O
p iene(1) O-j' l, "í
a a) ec8 g„ 14 1 2 01 a)
52, P. p
ec 1:24- -,-) tC13 Ola gro 1:).. O c., 'ES'
- -' ..-' m
-0 -4" 14 o c> 4-, 0 0 O
a> a) CIS ' '-' E -0
O ca g,
lir, lida ís J-1 W p, 7.1 ,
u) cl g as
tos cdE ig ta en
•-1 I., O . •4:). 7' 4-1 al Q
'O
ór O 5-1 a t en..
O asp O icos, ° ter
‘ ".'
yW 4-> w o •9, E 1 a> g CD -4-> O- cd
va>aa 4-, las .p
TEO R ÍATRA NSCULTURALDE LAS A RTES VI SUALES

5.4 rn no °-, ,_ ....


,t-, 1 .1.) esp
(4 Cr ,- , y O> (1) •,0
es Q.) 1 ,cd ''-'' cf "Cd o ul a)
t 4 4, 0.)r
c-1 )4 a> 4.4 d CA a>
tam s iden
■ -0 i n
o va ur-r5
,.Z"
ica, en CA a)
5)., -E; 00 .-.
tex te e • t ° O C‘.5 "3 ": i c; ,..,
C C° O ,-- "-1 ....
centista que implicó elformalismo.

a)
u 0u 5.1 •-. o _ cae O g .1:),
ta his
4-á ,.... ca u .... o
o le o ,-, u - icas, o u' 4, a.) ca al O za, s., cu 1-4
lás r,
o jus o .0 g c.) g
ier5•4 to OO tarse ,,Ts. o o no to
as
ib.., a' .0 5 .2 occ icas .21 1. c.) scci carcoac O o ,i2 ,j_:). —; -. o $-• "CS cer .1 1
que permitiera considerarlo tal.
os q 1 o o .,, Tjuos.,,IBEocl. í s ca CA CD o 0) w ›, a)
5 icas con --:
a .- o 5-. 1.
o
,-, t écnO 0) e t "O 0
c ,c1
N
•F4
tc..) Casn un eseoc° 1 'ea u)p >,
.14' lo a, ón O
•-■ ác
.0 sed
e ) ,•% 4
r -go g.;•_-,
" al ° 4-› CO ue ar
lida 4-, te0 caaccIP.E0
so)
CD 1., •r,21ZIOCI)»
hamp
4 0 0 1-i en ,c)o¿O
d)
d 0 > 6 0 14 0co 0 o m
,..0
de ácr ne f•-■reg oors-4,.c.;I-, P. es1:4 asfyij's7-,-4-1 415' i c 14 .-.
t .,tan
•-' o
q o co 0 a) 3.4 T: • -4 a> ¿ :2 CA ' c4-1, cD d 7, o
.--' 1-1
l a
cid 1:4 o o, g„ o llas,
__, o am
P.
i Q) p 1.) gva a,ud
ca les, g temas as E S cl as ..,
4-> ".". ni Duc c., I., a) ca "O as‘.."
-' ,--., O C5) 5-4 O •--
oS o 11 o d Ti O CO
N ....„•"" :-.
,...) cd. .1. ). as ...,
5 14 cu
ro 1 de com
E c.., T3 g el A 7-; 11, co
° .,Q.,
tas,„,p :=,,al a>Puep ida p a) Z -,l no76 1,,concep . -cs . E 5.4 0;$ ...., -- c4-i C,1 .• -
enerO(1) .?::, o
,-0 so „, O e a> 0- •) ."' 74 ' ' 1 1 C.co)
)4 A>
con8 ia 14 -61 bas CD -esde 11) l•tema bra
4-> as -1<z> W 4-',. a) 4 ami • --,(1) o a> .,F Lid o 4 w
.,1 _i 5
a> g lla i...›r a> s.
ter > de
..' n:/ 1.1 C.) 11) ed o
o Cr • "' o g P a) o t ca ue _ c;21 1.1 ••• a 0 0 a) o O ai tu) C.)
.4., g •g.. u) a>
U-. 14 q ñA> Tz s 0 l cua de a) •--1 tli;
4 •-, c.) "O
ar ser ie 9. ), ..0 s'
E o s.. E "-)g o
O a
s. P. O -O ( 0 4:14 cci "O
g it n
4->
de
1.4 CA
s a r o ía te la O cr
q
ra
ma u) . $.4
d. o
-c3
de 14 s. t..., ."ii
Tii X) o °
de4 1ra4 : ser ) C
1 . 0
1 4 CZ °
la dis ccl br or . 9 9, o 1 : p .; I ...,
. ° E a
Cil 11>
0) as
eci ,..,
O -g
g _41" 9
U 2ma r, a 0
1 I 1 ° <
O 7 1 4) ...
C 1 , 0000

ra resultaba
.o
s174' "l'
-1bk ...11 ho, lo la
la
cu En a
a) to ,-os CA 4 c.) fue • 14 cna>oo,,..,,,d> ar 4-›
ta 14'4 o ^O -'
ow oo $-0 1-, -crd O en 5:1' o cn o -0 -os - Ó
reg
" ,-, las „.,,.,,HaX 4,
ct
o .)
hec-c> .-.o •e- icoo■ 1"o0 ' id
c.> ieneP be g (1)
á a CD -1O 0m,..bdy _...., -,0 o 4-> O -1) E
cyj C11121 re 1,1•4 llas /) una 4 ‘1" liber r 0 ''''' 4 . 0 P4 . '' (Ti) C1 Ti 0 ° 4.-11 4"› oU'I-1
N
na O seu) 6 4
f. át
14 sO `'Z ía ,0 "c/ ida. O" O 4-, CI)
•,-1 mp 4
tn ~
lleg >1 ...'
'-' 1 0 .1.1 es rea
ej ‘...' «.4 •
° ° e °derno.PI
de !Io Q.0 a, 5 ca tar .2 1-) E . 1 O a>
4..^, 2 o cj, -, ed "TOcoo ,zi y ,.... -. ..0 g o
e gO n .0 ,cv o 14 L 11, cel s. 8 g d , .- E 1 . 2 9, z 9 wl ..r1 . 42
u con Pu c-,
,
s.
reconoc ies -4-, de de ilo ) la lida no a) A '4; P. 1 u) 0 .-I (1)i
u o Eo P P Olos .9. O14
Ñ 44...
° p
mo ° Cr
P lo q o á,
.2 tem es
o 4..) í

276
C1) Ounag :2 ue t
t
4., 0 ca c.) O r. 'c. . .)
inva 7:1 O -4-"cn tO) 0 1 o o l -I 2
.Itar
-› •las-■ mo es
Octogocu 1., CD F... 0 CA cn Cr -1 6 1)
coc.> a) c..) 4-, ose4-, s.. ^O
tr da -0 O P c.)ción P.pa)es Oaq•,, .) 0 Cr' en<L> C., ›, CP cr. o ..= a> Cr P 4-> 'O a ,-1 CV

I
id
t

1
,,scu l7,3›,,b ,o0owzo
d, c6 Z W CU ,71, o ,z; ,,,I 1) 1) 1)) <4
ESTÉTI COY EL A RTE

1.1 1 • 2 2 . elD ce ? I' 1 1 s. cld s.-. -0 F. cl '1


-o cn ea,. ... e E .,,
so s. o
F., c.)
a) "O s., a> 1 4z., ,__, 8 cy,
c.d._a) "Z o cc3c7E>cnolow. ct o as (1) O C
)..," •-■ w o
4> as sa> (5)) 0 ct a) cll 5:1' A .-E1' .,-,51 ,, II cu a> •-'
. . a) w al ›, CCS • -■
• I-, Z o ° a> ° O 1..- ° o" o
.-,71 .1 „, ›. __,0 .°_.. cs) '-'ca u)- a) o --cr) o 41,1 o o o <,• "cs
a) c°) ÷° 1 ° •1 -0
...o) c.a) .-. 73 -cl `1 w 0;
':'' .i, tg) : .: : ID.,- a)
5 - ':3 :
>'-' -1->E
--, as 5 ai" -4 „, - _r m _O "O ...tt O a) . a) - to
s" 2 1 -45-' O O
u) d
0..)
O
4
o '-'
,,,‹ -e bp a) C...) s`O .-E.; (1)
" ‘V • ,I
s.4 Tu' .-1 CD al 'Id cd ril
,-. a) m 0) CIS U) as CU O 15, ...' 75 o ca ca 4-)ch
en cidaldf-1,-laST.'i m,lo .
,-
V i , E
cno o cna) o- O - .-o -1
s.-1 O a) E ,.,
`4-1 4" c-) as o 0 :7.1 '.45 1 -Si
o o o a) ,,, I) s '-'a) .-
.0 o al "d c..) 01 -e • E
.0 s.o t's
s. u$ a)-t . ....a> : . 7 ., 0- • . .04 > " . . -- . - ' - a ) 7 : ' "_1-. -,1, .. i .92. ,
1 ° ›, MI "" • Z.). c) 4-',. d O 15 o ..... C -i
so ' C•kw 4> 4 Er w ¿ c)
c), o
v. 1., e)
a) I , ,.,,2 a) a)
s.... tp> oE
e -ci •ar .-1 -`4 r->
V. Lo

- -
19,5ocauio;-.
; ■ 1 C.) ›..., 5.4 O 1)
1- al • Cli ...s E ' :15 .,_ - O
e -I.' ~' S. e/ ....9 ,-.
o en ..... ..... .....
r./1 4-) [O US‘ as
In O C
Qj
CI . , 5 ás b" . 1 1)
F.< ...o
. zs cued■ 3 _0 __. .. __Ii .5.2 2 °13)
s.• ••-
b.o `11.
ea s-1 m -O C "CS O rn 5-4 O O a> es o q a) • .-I o (I .... 0 al a
Wel COCTSCIScesOOs/5"1
cd ■ - 9 cp ,61) c...1 7 1) •-' 1), ...c ,_,
ed . 1 ,J.:.;
1_, cn-
a) 11 C.) as> .--. • -, a) 4-, 4-., c.) -4
I'l E 15 ca .5".1 E I., O F-1 a >-, a;‘ k as
a) o 4-, .1.1 o o > O
Ti o E-1 o a>>4 4> 4-> oa> cs>'ou) `I -4..) • _ :15
o g , o o o a> tl o
_: 1 cd M ad , a) 6
1, 4>
cti
"1:1
o •-.
OO
> '-d Z 4-1 1:4 O - o ,5' z:
ct el .--.$-,
-a-> ami C1) C.> O .-O as _ .--. as mcl) o -e (1) C O as 0 -4-> 9.'
Cr '7) c.)
7.) Cd • ,-,
,.., O c0 O 1 >-, "t5 as .-o 4-> O o ca-i • --.
11 o .z, C e, •-.
•,a, as laa-zoc)51)g
E_, ca . 5 .„ .... s UIV O .- a$ >. 2 aa <?-. o -o o o `-' °
8 -e. .9...> o ... 0 m o `I) a) a) . 2- o a$ l'a a) .4
P.TZ qc,31-1a) 1-) a) ' '-'-' isn
• ...) 2 :2
,--, u)cacu a>t 1 -2
c.) a) .4z, -cs
o 1 `1 a>
1:4 a) a> CS ,1:54) 1-' t O s..,
0 1> $-11- 11 c.)
s-1 en e o ... o e ,n1),C C C i /5 ^ O
y
ai bo o 5.1 .42
crs Oa, a)a, a) o. "c7s'a) -'a)
o c4 4 „cs
O .4o .2,
U u)
.1) 1 ° u) Oa) ...." 1 O o ami O o "I's 7.-, N "" •-1
. I o Cr e ..... ,...,
•so a) =I
''' ed g o '4-4 O 1_, c) • L-0
7-1 O Cd
r«.!..11 >< 1 C.) <1;. CIS s - -, -
^' , • ,„
„,., .-■
od 4-, o a> . e C . 2 o 5.:4 ..o :g. .54 o O F. a) o Ial o cd o-
4k,
O. F. O z 5 z o a> -i-
-
Q 2 -o u) - E 0 . (SS
...:
S21-1 /
.., o (.0 1
TI' 1m>
,91 ca y o" . 4 1:), a)
-o) a> so .7., o o 1-1 as st ca C 6 2 '1) '° o .91
o r <
c.> E
•- 1 `1)
■ _ cu 4^
. ., o _.,...
-.- -oc a ca . ,.., e . ) or' o a
s l ,a ) O o 8. I::
as °a) 4-> ›, 2 0 o % -i'z' o Id,-, a) o' 'y•19. A-1
es mi -cl as *4_1 et (I) .X4 4-> 0ou)-0,„ c, O EI
c>>ohlti y (0 c1 1) `2). ><Eci1 5-1 51; a) w c.) "ci o
•-.
-1-› a> y 4.1 ea - sct ...
(1) • .. -I ••••• •Cf w
1 C ca 11) a) MI
Oal scl) ea
-e .2. - -OoO
1C .-51 ci)
C VS -1 % . .4.>
"ci 1S 11 W s. '-'2 •°C15.. o °F. (1).?) cal 1 • 19 s-55 °I
4->
CII
o -os 7:1 .1 •55. .- 1n) o' O á' as us '-' ° '-'
C44 clell3
o eC.>1-1 cd Ca•-I c°
e 1 O 1-3 .4O O .2-zIO °,9, ''' O. E sr.,' ' 'I::
a) C1 ca 1:4 1 O °I ". ' ¿ N Cr. O 4-D - CL) O 0 pr, 1 . 1/1 CCS E E as -
-14 Cd 7.1 j co a> "d o 0 1-1 °U) ari ` Ct
C1
'5 al la C '2.
' n o ,,, ta .„ , a) o., "O ca
o-t.-s-i:Eszlep
so - 1.o0-o, -cil scD,-,criI ° ,-,
›, Ig -°a> -'9 1o .o61:-y.4'Ll'lEz.."-I,z51-z4
o
,3.> -
s.c,5 ,.0 0-o a) 01.-o
0 cl)-`> c_, :2 :-1 0.) a 1-4 o 0 O ti -e
• .3 1) 3
en cl) al O •
2 o o ..,., o
.,

%. C F. cl) 0"CS %I -' 1 , ca .1 "O or n> C (I)
51.1 ba O
`4--, o .-.•.- _,ccs -4-" "ej14 - -aa bl)
sal •-•
O E-.4
1"o Os •-c")■ "O C -0 . 1.1 Z
•,=
a> oci) o o o szt.
` ' Cli a)
g 0.. ca- .-. a) ° :.., - C1 O CY' ..9 e CU «1
. O o -
0,
5 ft t,' as so e czs as O -1 0 ai Cr' 1.. 111 ~ E r. T . 1 o 6 > 2
-,. . •,-, o 1•,,, u, • - o o «S 7,,') T I, '
"° Q. 4T O) C11 C91 1:1:1
•-• C.) o 0.)
.., ..1 .4_1 b.0
a) 1"1 9 a> • ,I a o E
o as o o o o a> ° o ca 1->) o ,-. a> 1., e
o o O cás o.... ,_,o o t FE. o9 ? 1 .....
o s. e '-' 0 C a) u) .o o o .,-. o
cl ti E 1Z 7-1 4 452 0 Tri "O 8 .£1 "r3 "O O 11 W O U ad v.. C. ,. lo .-, C..) a) C7' ,4 a) 7:71) m Cr ›, -0 o
,...
. CO Cid CA CIS ' 0 5-1 ' eld " r' 5.1
4 ) a '7 MX1■ "Cleci "61) 1 '''''' '' .2 0 -C1 l''
a, u) ° el) ca t..e cc/ _9 -e cuP4 c5 u) d C15 a o
C.) ca as 11 e° 2 -al á o ...1-».,,.;
1:1 o
0.•)• -Id,_, •2,-..a)5e c., .0 o .-ts - o - o - 0 z.', o • -d o .- ° . o -
1.4 7.4 ••••'
.r: •sg-, tp a> o ugC o 14t, :ti „.,c1) •*- a> 1
.
c.-,
F. a> so •°
.z, ''' ° -19 '' 7_ o c 4 21 C. -2
so ,,, .-0 e
..0
c/ .) bp ej 12.
055 o o a>
r.-. e ›,, z 5' .1 as- :11), ct e - ,,, La . ami a)
-. ..... a> ,r> o e.,_, O .-4 •- ■ o a)C.) (5) al
-0 "O •e4-4 oc_) ca u) a c) - cil ., o o ad 0
-o
bi) scl 1 -(1)c.) y.4 .o
... es c. C> 1.1
j.4. ,^
' "4 -1-'1.01a>g)‹ E ' "CS %.., S
° o o 7 • 5 -. w
1•,-' 1:i 0 N O 5 c-4 O O
"O (11 CO 1/1-10 Cl‘ &1" :2 o -0 á>
á' ...-' o do wc/•~ 'F'
5-4 1.4 O s(D''. O
O °.> 5, 2 - cd en cal'' u11-1.--,ct-:Ea.)0130
O e • m o a) co - 8 .1.2 c'' c, ,..,
5 ›--
O 2, -o
7: to
sal
al ce
CO c) 41) ..-.
14 E OsZ) a) as 0 1 o 12. 1 . 1 o > en (1) py 2 '2 2 w : 1 ,z> i 2.-0. •4.9,.
O -
1,-). -o C„, ca ca rd ,..,..„ "Cc; .5 ,- o
E ,,od F. a) o w 1 o o 'O E u) o _o -ri ..r., o a> •.. e a' o „S?, -. s a, 2 t. s a) id cr, id u
a) ‘,.
.-
oz >1 o co o "o sl E :o ;-,-,
- -
-21 -,- ci5' 01 1.- ,. >, u)
O I y E ed '' TD 1. I., a> -- - z
so cn o .., -.> "es 11 o 1.) as ;-.N E bl:' - -'-'•=i)
1- .4 Ti
cc! E oa11) 4-
s ,-5 1 ...' '
6.1oO 11) 8 :9 '' o
to -e O • <75. 73:>^'als.a>a)r, G. •W
T rj a NO 4-1
o
U)
no o o 's. al o -o "zi
01. a) ca
41 .-.
a) a>
'Ia' so a, 2 a o to s o ca ,1-_', a) -. 4> e
..,,, a)
o .,_, . s-, o „, -o .,..., ,- e-) O a) O
o s... c.> i•-■ "CS ...., ..... 0 o a)
e, a.) -- up y o 1., .. 4-) o› ‹.so- o <-> - - s. o a) c.)
a) ."" -.- o'"'
w
zc' 0, -1)
o ca "-' "o 4-) >, E a) •-. '$-›
ce -
a)o
z „.,,, 0.) 4.1 CA
> „, a) e •••• •• .-1 „t a)
en . , ..4 ,„,, O ° a 4 O 1.. aS sz
u) sY 7..... a. ., .." 0
F. _a a) cls 2 e N . 1,9, 2 s`O - n z 15 I m ' e-A
D E CD O 5-4 '-' a) -. •- ■ E -. •,2, - as a> •-1
"- 1-1 4-> -c)
-e
.) •.-4 cu o -.-> •••••-O s..Cd e, C -o ca 75 ca • .1:1 so -0 - .o., o u) 4->
- o ct . a> •.... a) o 4 c" - o
bp .'ii _0, O .-0 s-, m „<- 1 C o4 :1-> Fa . ce 1 c1 cr.
o o •,-, r. o o «S , oZ1., O s
. o,. •• t).0
--, C e cl) C • 19 0 N ct
0, 4 c.) • 0.. .... ,2
F.,
a) .,--, o - •-,
ccj o .ti,, , .2' • E, a o5.1 ...o -. o
a> oai,,,0 ,--, ,,, F. or a) .,-, 0 ..-, -i-)
z -,C •r$., --‘.bn a) o o 7,, o E o Tsis ccl) u) ati .,... ccg ..
,_, 1-4 cp ea c.) cd *17,,
1:7
< 4.) . --.w 0.-. w LO en 7. 4 o 4 1 e o _., .-.
ca
-
c c.)
-
a) ..o F. ,-, 0 -
o
e
:_,
,,i, e
a>
,_,
-'-. a' t
-r ~
..1,' 4:'
• e "r$ .- :-.11•-• '-' cd ' '' - -:- .1) 11 Id '''' E ° m
-.ligen
, 0 O al 0 .5 --. C w s.. sz, - T.:, •-■ oa)ca;
o 1 o. g •¿c).59:1 O „_,
..., o .c.) o .T.4 ,,cs-ci-.0Elgoo
...0 ›, A-) o
a) ad .4.1 «..., 4, •.-. ›, e ›, o1.10Q s~ --, E0O 9,) 2 2 0 o>, O
O cri aa C a P. s-, en
•.-I '''
o.
4a2EPT-f-o4->o-os
. .._, ,„. 7-, to ,c,5 o 2 us ci,csz>.,s-. .:.0 ,0 o a,-olol u, •- .,., o -ou)a 2 o o ,o000 a) >. 0. a> 2 a>
o....s.
$.., 1),
0
a>
..2, ..8, a>. 1
-. •.-,
§ "c5 o 4:5 s...clC '-'
° ° O -o cid -o o e° '""^,2, e ••-. 0- Cr' .,i m Z 4-) a) $F.e t e ,4_, O m -,-, e ,12 u)
-0 .... TI ... -cri -- 0 0 6 o u)
0o •--..--.e F. u) u, a> -ela)omo a>
,,, e •--,
lx
71' " '-' CTS a>
1. 0 opE, no a) pi--›<I> a) u) cue,g
.-, y .„, o o „o,- a> >-. s. o 4-, ca o . o ,_, o a, .1.,a) _Clw
- -.a,
Cl
1.. ar 5 ^' d) col _r e O .=1'
' -1-> cp Z ; as C • ••
5..), ne .•-, coi' u) 0.. cp ^. u) CL) a" ca 1 u)
-I a..) ea O c s'd 7:1 d. C C a) .0 E_, o p.z •,s, o -1, e O TI aS o 5.. c.) a) m al 1 t"
O ) C O "C:1 -CS
a)5 o C t> __, a)
(..5 n>0_, 1-,eso cal e0Crtzp wasa) ....lea ss o l o ul l.i sus..., 0 cn o 0...,
'TI c-) a) o) I ad N ^• 4543 • 114)
• O 0 1 (1) E ,-c: $.4 F. Pi O U o., o o '2, o $F.
5> O -. -0 • o -11 o o
-)
Tjj
< a) „) 1.1 •-',
/..1 o ,a> o 1:11
E . 1 A-) ad a '0 $- u
. .11 , o:, ,.. .....
(o -O .1 ca ‹.,_,
o O
,. ., .• _
(ts e ° o4t, ,.. o - O aS o o
11 C 0 '-'
vi .-O 0.' 1.,
O o -o a)
O •-a., O
> „5, „r -0 (I) o 7":13 Z -11 2 2 • 9 2 ..1 ,-, -, , / -N.,,- o -,° 13 .5.1 w o'"' c.' o I as `n 4-2 01
1) • 1 .-a15 5.4'-'"
< c> •-■ c.. cu >, as - o F. 2 -190 a' fta):,:1.1.20,,)-0 , -'
d115::: a, 22 1
- 5 1
F. -° °1:1'
•-, y as u) , a) F. o 1-1 o P1-1 o 45) 0
o u) o Y o
.05 ,-, • .--1 F.-1 0.- ) e -2 t4.0 '-c5 *(7) 1> -- 4 _; -1-,'14 m o .9, =
as
a. 10 o a)
o 4-.) -1-> r-1 ›.., • ,-. a ) o l O
u.,
1.-
,--, 5-1 m as.12, - a) ._0 •,.., a> •,-. O 0 F. c0 p--4 U> 4-4
ad a) F. C. ...,
o CO 01
•-
C1 F . 14 4-> Cl A-,
›« * 0
a) O 7 s~
a) F. ,0 CO
r..) 0 -.O 41 Ct. en ›, 4.) lu•. ao "O a> .--, 1-., no o "u) u) .;.-4
1Z "O -O a> as 'Ti In. I'`,
-cr) Z) E "Id E C "t3 (2 . (7) (N
• • -
u, e e . a) 7D' O e e e cd vi 1,4 -8 1 o -d o . cl>__,,- "O e e e ch" a ) 1"
02 e cd e o ,o a> U Vi ,Id,
. "rci ccd cd E.-. su., 2.. O o no
e, es n, /4 a>000 0 ,--,, ,..., .• • '12 E o E d
CD O h o" <s n... ." 9 $> : : .• 5 - ,„5
-
1., .,-,
< 0 4-) ..».. ed d _, s e as 1. 0.) (1)Cmi O cD .-, a> .4 kr., 1 '
cs. ; . 1„
) ~ O 11) ° "
_.
u., o In. a> e E-, 1.-, ,,, 4.) cD ,,‹ O $-1 c.) co e O ,.. c.2 "ES' 'O
0 e ad 1 15 • - 8 :t.'
»
T., N ed O r1 a) ••cs c5j
tu c., cr o . c-> •_, >C a> 11) w
a) en N o o 4" p.`1).,.., es cd
o O (1) *4; 4% co o eci as .19, a) . cd -es > E-, oo 5 'g a) bn4 5 o a>
O
as u> cd ...o es -1 0 "O C.) U) s.,-.4 11 > 41 , 4 «t - z r.-4 en
,--. (3) co u O a> 0 so o .2), O' O 0 0 0 cd g CD 0 O cd o c.) en 6 --. 4.) a) 4-) 1:1" O.' :12, a>
Ua> "cs . 0.cl.> "Jr1 4 1-1 8.8•5.0.511> 461011- ' 0 al E • cl)
-cs4->o 't.> "ej "c5 o d Tm 8 -`s S' 7-1
o ,..,
-. „, o O a) ,_, ,.5 sa. ,... 0 „el 4,-. a)•,-,o o >
y .,, o o E O o
4 , :151 T.). 23 O>j...1 <5. o T)
,,, cdI Z seo) 0 •-• a> -cs t 1) cd 1 1-1 2 ,.. 1 -2 •. 0- .,.., F., cn
u,
E a) ", o' c.- -i-) ,..'-'
c : ) s0 ,-,
u) (1) <1 2. ,1 - ,s.o -5., a • a,
2 -8 41..<1 ,,,0 as o 75. g ......,4 .0 -.si al (0
,11 TI' d -64 /,' I 4 -1 1 ) -- -- I' & a < Ew .-
- 1 ., 0
o o 4 ..2 .o
1 l e0 o "6o
‘1" g C›/ cd .--4 03 r'1 1.0 : 1l scl
ZczjU >(/)(D' -' ca "al
1 or 2 -.2 01 2 -. c
co z .4I, - 1 021 .1.
> 1274 1
.--. 1
O1 E e.> o o $-, •-. e No e.) Tti .. t;
7' ,e ,,g «.-. o -- a> o
,.7;01-,,kcs'..a c7 „,velo__, 1 4 cd cd a)y 7E;• 7.o■ ,7). . a> a> +'en sa, 0 7,1 -gs) 2 ° 2 ¿,. Óo 5 a>
O -.O c> ,.,.., ,--i o cd •• '''' o O 0 1-4
5:1..
ccs u>e Cr) ,__, e
...i O .2 E cl
-I 5>, -454 cn -0 12 .12, •4"› .-. 6.4 o ..... 0., o >-...L. 1 1.1 cd w
/-, -4o->71 o . d P. , 1 " "?-. « ,..l
a) 1 9 . t: - lo o ° o1 .4 col, 4 ) ae :: e . a o "e-'n ° t 1.) 4o : 1:
r. 0 ad r-, z ' '-' .0 oO ,, -0 o --.
,,,s a) --. el/ 0 o ca
o -o, s. ,0 en '2
„, a>
4, a) e W 4•D csi e E cD
2o
a) en 14
n), ,<en E '0 o u g.1-4. c
40 ad .' ,-, O %O)
24) 2 --. ea
0 !) 1 cj_ ,4~I) r9d * a -i_' • II 1 1c51 ....,5, '5 4., a> 1-8 1., 6 ..01 u) cd oo»1° . a> o
D< o c.)
G> • ,-. d II9 ,„ va `.. ••-•• ,-. 0 I.-. a> u)
-o ,.,
•-. - sa> a) co -a) a>
O >S o no
a> c,1 '' O ,.., e e .. as e .,-• J:1 m ,., cD ••15 cl) t.••■
cn
a. <3.5 e a> o • s•-• O )
4a) ct e ,. sO
•-c:s bD . 1-, • -, • -, F_, cn "Ci C.,> o o
,-. c_,
‘-' - - -o -4 ---, as - si-, (D c.) „ 0.
o sz .0.. . es
01
s... <3.5 .--, __,
(1)
,..,6,_,w
-- sa. 4A cr ‘es o >. ca 1:::b o es
..-.-. O ezi E •-•, .... • 511 {11/
w ba. g 15 ,, - 4, cz$ o
e I.? a> •,, -I-) u> 'Zi t °
,.., 5 y, a " 4•'
• 1.<
,... g ,.,5 713 cd <5' 5 a) o., -,-›
ad ca -13 9) /) O e cuij • ^.
,.._ ra, O
3' CD <«?
• .. /4 1 "o
1 1 • • , O a) O CI) ct ?-4 • ^
■ - ..713 P-. o cevrs E ., u• ''•,-, O o C.) o .--, til • , . ~ ...••• ■ 6 (1)
C.) 04 C1) l o c> C 0.
> a; cdcd
,
- -
c.) 555 .) c:5 CL) ., .1-.,)
. 10 .11:5)
.„ _, • .,5 •-0 1 15 (» '
a, -tf,_.. .,,, • ,-■ t., • .-i d c5) Ch
,,, ¿a -. _
713 .-1
..,:! ,,:i - a) o G.)
o c„ d o o -ái o c> 2 o o 4„ .2 2 --.
w >•-■ g w I," a)
, -o . 1 1 g.,11 cn o .1: ás'
0 > ..... 4-, • "CS ctlu ccs cacp . 2 o u) 1 .1 .2 1 41
O 14 ..51 "rls' . ¿ „' O CeS al 11/"'Fjcncna>e -1-1cDe0
c.) o 4.>
en "cf cu o O cz •"` 1..1
a) 14, W e Ti
o ,.. 4-> U) O
o „.,1-1 o
o. 2 a) "I'' ° al Cf) • '''' a) ."11:11 Id 4.D el) "
o 0 --. „o -4-. 1 -i-, ,.., o •17.: o r
-h- g •.=, -6 o a) en
• -ci ro 0 . ,,o
a) •-, ,_, 1 o u) .12 cn 71.3 os 0,, _,.. c„j 6 ,_, ,_, u) o P. o ,-,'-' ,,,1" CI) ..c1 ti c.)
a> y ' 5 a> cd cd en ,-. ,2_-, 4-) o ,cd o • .-• 01., o
V] 1 e 4) e -``)
,-
• --,>c.>o,....
-,'m mi
1.) Ó° -OO ..,-,
' •,-■ '-'4,w..< "g <1 1 _"o . 2 c12 9<. 45.1 "Cl
.,, to) e ›, (D en <,9 •2
11) 1 ° a 14 °'_, '+a
Id m>I
cn •.,s, $••■ O 4-› O "ze -1 0 0 0 t. ..o W ,-, '" u
0 1,., ,ZS en 1:14 0 o a> 5 •:-. o as __, ..-.' o ••-• o o o la. -• e.) u) 7,.., ea o O cd
O (1) • ,-. e ,,15, 0 y o., s, •,- o o
,04)Eo .•-• - --,
►- ces cd '.9 ". .'
o cid ci. .1:3 o a> e.) o a> O
U)
$... • ml cd e (1) «, 'O 4, N O . ,.., /••4 r4 aS C.) ›,.., (1) t3.0 p. ') hl) O o o -0 '41 c.) r
" •,-, •,-. 51, CL)
o a> s-' Cld
,..s cu 5.2 tto
ti, .o.2
o 0
e ,_, a) t o 8 1-1
u) a) 4)
°'s.1)
4-, 4> C. > e C1 0 eD 0 cl 1
'--' o as .r 7.4 m «,., -,
.--11:1'
. 1),
b.0 ›- a> 14-1 o .-;"
' e ca cr w 4.> ›, ° CD °
o -cs a) ......
" 0 ni ,-1 Wal cr a> o o --, r-, ^o .4 0 4.> ad 4-) 4-D cd
a> e „,, O .„ •,-, O O e .-«
_, ca O ca O a) >, O ,..r . ca ,..,, e O 6 a> . 4, cj ca cir a> a> 6 c.1
o
en XI '« `J.J e O u w ^' *4-'' ••
O +->
o 1-1 O O •
01 0 u) 2 7D' 71
1- "O e cn
o cr o .-" :2 E
a)
›. (12
0 a) _o
4.) 1' O C.) ,s1,
4
7c1
..,
„ , o tu :i
...
.-.
(1) cs$
crO -4->cid 4_, O cd z 0 -O
w c u ,-, .1:1
o

o.
•-. al .-, "O E l's' -O > P. CL) CD .0 Ct ct CO "g • 0
O E ,.-. O e ci) --' ›, >a -O w - 4f. 1 a> ""
c.> :55., "le O e ^' sO
o ° e a> 1 e s'-' • "1:1 4-1 =
C/C134'' 4-)11)a)14 W .." 1:S e '''oew0e Q° N CI)
en (1)
7.1 Z e ,C) ca cr a> 4 4-' ..C.5 C1) 12
e • c"8") o ' en 41 ° C/CSET.1 4 ,C'), ty0 a) O E 1 E

o.
•p.
P., 14,
3-10,-.I7
a> •,, o •i, j...,
Oi-i
ce -4 al
__ 00051.
C)
w OO ›.1 CD ••.__,
~ ..-i ,.5,
O -^
.a ,..) ,... o ,.., CID
O (1) e s
... cz.. oo - -
, e en
o
o ;e 1 (1)Ci)<I) ECIS
111 '...
-11 - C1) ...° al
.52o s:CD14 I 1d C") O 2 CL. 4-> EL 0 • •-■ ,-, o cp :)
y ..., U c1 :
- es ,a, ,..,,,„
4-> o cd4, a) ,o
F. ....,
o g
....,. -, bA -, -a> ...,.%)
.-■ - en a) ^»
...., o (3) .,, c) 15 ..cs ... 0
Q
a)
O -.- --, s a) o -4-) y -.1 1 E Z O r, cdt z
T'u •*9 a> a> o r•ii -m o, ,
,-, --- o •-, sn, -, 4'1 4 E
c ' cQ
o ' 1 is • m 7
0/.< 4>
rn ": . E . _ ¿ /
o 1 lo g
,.,z. .-, ' -1 a) .- .... cp , .
c> <1, o y , a, o.
- 1.,<,:s -0 o —c.,.., o -o 73..) t-Ar:)
-., .1 o ,t1 - ,—
d a) .5 7D1 o -151 ›, E ..o a) -o o ° z 0 0,-s.
o o o 4, o -,:: o E ,,.,a> o .,..4 o d 1-j cd coz5 ›, cid -0 °-) `,...
.-1 -O 0 0 "c5 en a.) a) O <-)
-0 a> -' 7:1 u) o -. ' Oasolpo-.
••-, 4-, 7:1 7i-ijas6 -o a)u)
á 'Tzs z 711 r • .C.', o. a) . 1 11 a) -. y° c) cl "l'o
'
' -1' ca -
u a> 7D' 7:1 15 o o ee) sed u)
0 -0 ›' 2 °
,,, .. ÷> en H el 1 ,.15 ea n
0 cd C1 ) 45) vi 0 ~ 'O 4->
e °) 1_, • C.)
~ al -I°I .-< ca a) e ' a>
..0
1 •-■ z
w
vi
--' a) z el
d) c/ 14E00
-1-) - •-■
..9°4cieS
`cd CL) 715' - -. a)
sca ed o m s. - c.> ›, .4-1 cd al u (1)
7t1 •O
,...
70 5 O O
rl w z c4-1
CO ›, ,t, ~ el
--, a) o
.3)
›. •- ■
CD
o
E As ..21 gs)° 0 E 2 c.) 3, ... „2„' "5,1 .d .,; .1 en á> 0 1:2
1 ,o
on.1o •.,
a) 4.)
a) co
o o ‘-'
..= ,.., -,
o Cd «S • ,-1 "9 • 4' 1.., , O T:I - o ,
• U) o •• cis •-■1 9) > E cd 14 -i-> s cA ••,::
Z 1 rl r--I 0U) In
-15 cd
mi E
- a)
• lei O
_vl
LU ■- c5 a) O O.) CD 14 5) ,-. -•-■ • .--1
V)
cn .-. Z O en 0.) ')
w
< •41:
-ed .4s1.1
..c.1
e a) . ° a> pá> -. .'" a ..., o "0
cl) t>., A., „, o
4) "11) ' d° -C ci)
, ... :5o ecl ct
•,-. 1.4
a) +)
u> cl) -
:0) 8 -da" -o ct 1 "Fi. Q o 111 g
•-' os .›. a>
-. ,.,0- - _,.1
2 ,4 ,e>,.,!- 1:7' 0^ O aso á, •,,,.., .-wioo -' -2, 1:1
á •0
1, o so o •,.NIx, • 2•,
5
-, -,„ ....,
..., uo a>o o c.-.
k., -. (1) ,cdoc.)•ms-, c.1-4
o a> > ,.r>
"O %-i ‘-'
O (1) • e.-.5
1 u) .„
1- 2, -o 7,, -11 ,,, 15 n) rs' ."1-> 1 cd co ›,-c5 z ct a> e el,
á 4a)
_, o (1) ...
---, 1.., ct
c., ccs - cd •$-1
-O '"' m - O ,,,
- o o w ca -$.>
1.,• .-. el) ct -1:5 .--. o o a> -. .7,,' U) • z. (/) É • ,92 2 1
,,<
en c.) ct ° o •,-, --' I.. 5:1. .=: `0
.--, s° cD e a> a.) c> -o '~ 1-, .-
*-
.. •
>1 O $..,-, a) a, •,<.,-,, 7,-■ ,.,
, Z O -.0 1 a> c. . ) E o y o . o u> ...' "•-•-,
e e5,„ -cd-O • 12,
,--, E
.,_ e cll .--, 1 ,. >.4.›
<3 4,... ' ,- dN
`1' -.4' a> . 6" ...
O "
(21ZL
-
o '9 O "le E_, e ci'.1 se c-) O • ,-. e ca ,' .,9 Cr • 1 45 a) te (1) c) a> o o a) cd 94 cu ct .,,144 D -Oc>a, cn -
. ., c,
o __, a>
.., ,.. c.., •
.. IDA
17; tu) ea al s) „.., 0' s. ,•.'s'
.-{:j ... U ,... o A
o ." o ,.. ..... a) D O "O
z t CI)
O
o1 U) . ,-
1 4.)
e CA
> "11:1
Ct ..c 2 o 1 x 49
=
o In o E -11) cd o a> 'al 2E. en s. sa, ..5. els 1J %-e 14 5,
u) ,- cij, - ti) ',
S.' .,..5
...... C1)-Cid
..-, ei) - 5, 1> O c.5 9), •o■ ■ - -
Y r.
0,..,
/'‹
../ a) T) r:1'
.-of o O••
1 .' CP E .-05 C.)
_
Q. ""' • .-1 — so. ._, a) as
0 ,.4 O
_j o
a)
t.....,)
(1) • ...I TI
c..) crd O O , -O ,,., o
o cd .... el
_O
Z 0
< se» z >•-; "O 0 0 0.) 0 a.,%.4 ›. a> a) , = a> ce m ,.,5 ca 7.1 O ›. T.', O o . 5 -a o o as
-' a> srl
-O 5-. 01 ,..,
° 01 -el as O4)U.>
r>••-•< +., 7's "ts "o 1 "G.) O
:1.o-.oo -0 o c5 41-1-■ o -2 .11 u o o U• 1-.., c., o - ›-, -.1
-11 '-'2 c.)
_ _...<....,„ ril (,) a>. 2 _,,,-. w 5,,,,o
-
< E ''''
o 1) -
r-■ - c.) cr o a>
s-, mi en a>) O m +, a> -9 -o
,-. c,d e. co
-- ›. z ..,,,, c, ,__,
•.-col' a) ,_
O o cD 7,'d $., F.o o ed 6 o 0 . ›..-.: a) as
_1/4, ,,,, o
.1.-2 cn -cTs' o a>5)', áo a> -17'da)' á tú
"cs o .1-1 o 421
CL cd 4 c> , r 14
1--
-i-›, w
.94 cu O -c) s.
en 4-) a) c..-. O ^111 O O' o bt) -O fa.o.o-o a> ';,=-.," 4 --. 4-> as .4 a) .--, > ,--, 4 cu "O .-:-1
,-,-' .....
1:2. bi)
00
CM

• • •
ca ea 6 a> -E; o 6 as •,u)cn
,-, , s1). o a) cri u,g rn • e., 6cl, u) 0 6 o o u) o o .z, .2 c;) 71 ,.,5 ii ,i9
EST ÉTICO Y EL ARTE

c>, >1 -o ,.,„5 ra, , 0., a) :1) 1 1., ga T., 2 -, o ,1,..1 o os 6 2), 0 a>E-,e4 co
C•4
"cs
o -6 1) '
o'' g I.; 1 ' "O 51. .44
cD
Ci) 1 T:I i. 1 0 ,,,,, E 8 g
7
C I) el 31 ., lk ,g C l> 1 a -10 0 6) 0
0 8 48ron cl 61) 14 <15 5' --: ; 5I « b
• O O ÷' U) 1•1 ... c¿' cli ea ..., rn 12) a) y 1-11) ck 0 2 • +0.1
coi' .,-
o 0 r•-.; • 2 4,-,1 0 - -•
.„.., 0
(/) ct
C)..
• -,1 • 8^' :-,
o ...
a> -e •-. 0 a> u> 0 •-• cl) g0 -1 ,..-_,- 0 u)73 -1-> C ) •- 551"
0 2
■ O O "-• E
° 11) 013
.,,‹ • c ...> a , e F.., 0) s. s.., ^°1 ,-,1:1 o w g 1-4 c.) -0 2 j,.1 o a - . ,7
3} .1 O
o 1,5 ,i, 3_, ... •,- +., c..) ,, co o .
a> sal t.., 01) s. <1.) O e • 1 a> C cl) '-' '^' LO- cn E o 1/)
e 14 -, 11 m .-4-,0 o .„ e O g. u> „..I O O s.., ~ O <:1)
14 : 01
c/2 12'. S 11
.....
9 -2 1
O 6 14 ca sa ct' $-
- -e154->0 o
cl■ sa>9- 4-> cci o 1:4
a>(1) 00oe c.) ° o ,-- O t.
ca .-4
cr -8 '4-> s.:1 m - e a) o, o -. so „ -O °' - : r---P 4-> a) u> 0 ,-. 5:1. ,t)1)0 1:164 ,--i cy,,E 14 E,....
sO '› "O E
>=,... 11 .. ,-..
• . • .-• •-• ad u) Ti cD
o ,_. 0:$
c-i_ cr e -S >, II> E o a) a c-) o a o 1, O. 4.5) O O .11 a> -o 5-. co
V. Lo

s.e oa>13,) cr
N 'el Od • ,•-• GO O C e °
a> I., c.) ..-J o e a) 4.4 e >-. 1•1 <-> °
cd -I-, ° "1:1 E en F a) E cl> 4-> 4.11 ° 41) _1
> ces ..r/ CU -. g O 45, 1 05 a> a> T) c.) 0Z5 -.O U) -1-1,) oo.14 0 1.1..O•mcloáho
-1 1)
loo
so o 47-1, c7; 54 o c-' .. k o 11) ó
• Ñ .. .0 ,..., .. . ,,, Ta. 1 , 4, >> . z a>, t).4) ci. 75,5
o
-
._,, ,.., s„ 0 co .7.: e sa) a) e ..,
•,., a, .,.., ,, •_, o ,,, szt., -cs ••-'
4> 2 a)
d O •-4o. (/) t.. a) 4 cu o U) CU ,. C'd 4..4
"•-■ .,.. 05 1 0 "g ..1
U/ C15 CP g . 1.-). ed -8 ° .9. 2 1 cr «I T-', e-> a, as a) as ~ a9 „o
O d d • -4 a) ° .1 O O • .= as '-' E • v) .-cf> O a> -; -8 a< c.) s•a, -, ° c._, e• , .-.
occs.aarao~oga),0 0 0 -0 .,-0.,-, •0 (..) a> A-) o „c>
-6.
cd . 0e ..da.)0 1/1 0 'ca e a,-, ce151 0.) j:1 ul 54 t) . 0:5
.... ,„ ..._ 14
a> cri O 05'>.
. w 0 a) ,,,
cs) • '-' en • .-. «S E
-(zs rel Y o g c -401 -, S.
O > O 'O O ° a) O ° d d; 8 - --- -,-, ›, co E o • •-) 4. •cil
•,-, en '.6 iry O .=4" "4.-> >. a..0 o a> rn 4-) 'ocS
•<1), 6- . -, u> ,a) 4., ›, a, I) 00 '-d "C5 co • u) ca ci) cf/ 1., 1., . a)
• cd c c) - e a) .--' ,„
U "O ° C 1)
- oE O CL7
E 0 '" T.; o 4-) 0 U) a> '-' s... 1) c>
. 1.‘ d O 11> 's .
a) . ° ~ ca 111 a, 11
'-' a --' 5 (1) '4 0 IDA ' T
a, - 4.)
0-)
-,1 --
`1) °I O e"..». (1) -
O 0 •
^-4 o u) (1) o 1-4 2 cd
.,.., "CS e ,.0 - -4 es -44:4, -0 ,-.
5 .„ , 9,, as s 2 O I 01 hib
T> 0 Je 0 .- E en 0 ci.,, O-, o c> 4 g' ci 0a.. •0 - .., > g., z w 00 .;-: 1 "1:3 O ceS ;-,z) 0:5 a> -
1-4 O 1') v: 0, (1 9 "d •11 1 F-4 bi 7< Te;
(i> es,v1 0 g1 0 ,,,dw>..,, a> 1.., be ° = mo o es c.) '-' a) 4, ° .52 oo a> -. s
o -1 : E E sl
c1 "ci 1-1 cl) o 1" S1)
o o al -, ten .,.. 0 cl ›, ea
o
c., s. ' E,' O o c- ) 'C C C O -
14 a> ea C 1 u)
01 4.,, 0
'O1 - c0
0)
7 S' c}r 11 1 I I d c 12 , 4 - 1
lo en cD O O g en en C-) 0 co
-c1 eg 5'
d Ó 71>' a>
1 c9 o „.. 2. 1 1 g 1 1 2 E
l"' „.....,
,"' 6 -- ,,...
)-4 . .9 .1 $_, u).....
o cl>•E; O s. d
o 1) e a) -os u) 2 .9 o "eil :"°
e :: 4 :714 as cl) c; .,..11 0 1-1 a) 0 P.4 a> ... a>
0.)- -,
,„ Oca, e
O• (I)
-51 64 1)2...8 .,. , 1 ,,, ,...._.. . (i)
• e - .• >O(0‹..c.-
r-■ • r-I C....,
›.. ,,,I , :.i
0 -ci
4 . .bC010° , . s.
0. c) 1., 1 . 0 o „ a> <9 ,
,,
° cl >
1 es o „, •,-, .-, C1
., o a) O. g ce5" o 0 ami fl.)
a) 4-o -' Pei 0 a) b.0 a> :-;., '11'
4'' E a) e 4-> c-,
CP C O. Z O
-cs 2 7,1 1. 2), 2), 8 E
al a) ci> O c> - ,--, ,..., u) ,.. • a) a) ..10 1:/ ,0 ,SZ <3.) 0
1.4 s. s.c0 `O o>- -4 4-',„ '-'
a>..-4
c.)(1)e w
4-14->
0 ,-; 0 4-> (17o.
1)Ts' 1cr>" o ... E 4-' eo -0 a) o -' • -.4 a> 0 -6 1., :2-1 a) E 1 -6 1)
a> o e >e 0 -id oU) a)•0.. ) - 4 >< .,_, 4-> .---. .14 a> U)o.,
.-cl ...., .,_ -1-> a) c.)
C) -ízs O 7D - e O . o ..., C 4->
o e o 6 a) e
a ',
o ... s)
1:1„ - E' m , ., E (I> t. ), 0.) • 1..1
o
•O "Cds a>14 a) u) sz o o ',) o O CE1-4 01 5-4 a) 0 -e I. •2 e "' .94> ld'' Ti; 4c-n' ° ti)
C.) q cn o g ,-, -4-> u) a) as s. w... : w ed w 4") en R. . 1..
a) 1° 71...,-e"
z stC4
F-' 9:1
a> s0 co 0 o .o Or ,5 -•1 O 1 ál _C,
1"' 47, 0
1. I 4)
... 1" 0- ur.>
• .5 "CS >, Ei I" -1 "C5 o so ,-. .-4 .;- 1, 4.4 c.
•e O. c) • "" a) • o cd 4>
01 0
e
cr LO
,-. o
W _.: O ti ° 0 . ,... 4-1
,-. O U) ... N (i) sw °
cn- :13 s 5 .-1 "CS cel 41 ^' gz , o e o ,Q) ,..i o o o c.., O ,.,..,.,_, •-• o u) cd cl .-S■ Z '-'
a)
,o
CP1.,
tp a p) c 1 S ,--1 4-) .--, 4, o
(:)..-101 -o C a) a) O u)
2 >
a) -O O - 4-4 O O 01 a 0
g
o a) e o 4C 00o " Y o ....
E en -4-1 C 4 4. c.) o c.) ... y 14 14 C.) a> 114 .2. ,-0 'es "O dO s. -o-e> O O O .-4 -0 "C/ q Ct C.) ,--I 1:$ 41 U/
01 .,..., c0 O O O. cd .42), O od 0 ..(5 a) 2 ¿ 2 ch •2
11.5, 0 e g 0 0 1
ro .
cd 4> 6 6 1 41 6 •11 8 Tu' ,2 , '?.., 1 ,) g
o (C.:} > 4F:>i 1. ' - ' ..c1 (1) cs 'c.> %-i CP 01 1)
cl) C >4., -1) se .2 0 a) .,-, e ,•,::, . a)•-6.- 0-07.dia. ciELdo,--0 4-'
. , ""-
ca TI ,,‹ a> .... ,..,
0 :) z.Q1 0 ' u> -, g
1 '714. 4 O > sc, ,,,_, c.) ,-..
o ,_, .. 4-1 ...- - O a. a) `. 4 to cll a> so -ti Cr)1.., .. O -. o o O --° ›. w ... ›-' O /) cd
1 o e O ,--. o u) ir) a> o
e 8 ,•1) :15 so a> E :E ,--, 01 O es -o es o
c 8 2 e E a) ..-. -, cs "Cl a
l 1.1 1 to 1 111) o C
ror "8
1 d 1 9 t o
a> O •so
o -cser l°o 0 04"-, -' Ct I 1 ,2)
u ; Cr 7
o CU 52.
1; ,4cn1 11).) 2,
g a ° o ,_, a 1S 13 a> .4 tea>.....
Y as -4-> o •en ) .-, a) ci> 0 „, ,...,
,-. s.. s... o cr e
el) Cd-.a) 0 . ,_, o. 1. .4_,
17.,, cd O
U/ g g ° a>
.-4 -4 e) o
CD
4, s.
-4-> a, so 4-> u) ,--. o .u. *".
_,
o .4_, a) -o es no .-, .e, eD (0 4.D cn g a) a) c> •9,
s. y o -
o crj •--. o O _.: ...a>oos.a)ee e.> o ccs -ei co m m o e m
e _, a> 1 1 O 1 tTj a 1 s.
-o o e .2 ct ,I" . 1 co '-' O 144 - O.-11
4 .... A w
(,,5., * V "O- ro o a.)
•- ■
•-• li) 1.o o r5eC.) a) ..1■ a
--'
„, o -- •-
t.; c.) °
O. co O. cls
.1).
. ,.... ... $.., o. -0 ul so o c-) o a>
-5 ›. ° -,-asL.o.5 ›. a> a) u) 6 TD1 .,0 e C cf) "--'
^
O s. u 4> C d a5 en o > -. 0 o d e..) o so ' ,... E -1 5 z
ca -sa)
W O
0 a) o 170 ..2, o 2, ,--. , o ,z ,..,a) "e ,-. :, 0 --' al u) 0-.-> a)
%-. 1 ..e zz., "-' " P.
o 1
a) O ›, . 5...), O
c.) es Y
U 0 o ." ° "4-, '-' 9 '--. 1., <U .2 s0 ,„ ••••• a) .-4
c.> 1-.
'" o° ° -9" >> >< --9 a.9 VS Cd 01
U) ° 1 '71) E CC1 1 Q) ° •92 cd - 1:1. 4-, a>
1; • en a) 1o o col e I ) + ,.1 o o
e u o a)
SI'
0o u,O
1
1 1 O -4-> O cc s . - 4-> . in 5-4 m --.
0 ^-4as e> as e
c9 "Zi
1:14. >,ci)O1-1 ee3 E I
u 1..D, E w° 0
o %., ,,_,Y 4..
;,.. e.> -4 a> o e e a>
a> • 14,,.,„ e a) a, '..., 14
TEO R ÍA TRA N SCULTU RAL DELAS A RTESVISUALES

F' F.,„ 7,..,


;.4 1 o. --. o
O. s. o O -e CS. rn o cn
O. . a) . 1) .....
■■
> 0 o ar .4-'„, 4.J1 or e 2 c.0 w e 1 Usr 1 0 ›. .0. ci)0 4-1
c.0 "--1 O f:).
°O . c; .2 1 (19 '. -6 1 ..61 -1 > .- O 1 -
a) co ...., 1.'o °o 2 r/9 '-' 1 14 4■14 1 á) w .a. „o{n coo ^' 2 ,,,'-' 8 -11) 5:5 o
o. o .1) cl) u) c.> 49 - . a)
1
(1) e•.) • O
1. Cr .- co o .;1 - a> o u>
en .54.D, ' u) .9, 0o a> ,..0
-1-> 1.1 5-1 1 .... e
e 0 c.) ..
o o o o °9'-c5 , .-0 GO ..1 s..a) a) eo4->- „.9 ,e-
-4 no
-a) -e o 73 cd
. a> _o 4'1 C
cl) o en o O a) - o a> N d e o or. 0 O 1.) bn 4) - cci
° '-'t..,) ° d "1:5 cl) Z o E 11) eS

a) °
0 C2. $. 14 0. 4'' .9
71') ›. 04 F. a. ''' g u) UD (1) . O
al clil C1S $.4 125 .-- C> 4 ∎
Cli • .-9 ■"'• ".'
en
c1 o o
4") 4"'
Z ° cl 14O •c)., .7
14 C° C"ri Ct
'-':). __,
cl) 17/ sC)
a> 2 :2o cs L.,-° o -5- 6, N .71; „, 71)"4->°ts.
45 1 a) "CS a) . o a) -
-o ,,, .... a> a) P4 ..., E.o 1"/
0 -4. .-=,-- so s. 4.)
o o :-',.4 1.) -8 a) `,9., 8 ,D o e `r.: O c.) -4-', a> > a) s. 01:1o "%I d o
"O c)
.a o -11 -o • zz,_, O o
-d w E . „,7::: . x g
cia- e, ..o o 6- ,j1,) 1 15 ,S1 E Z tu > o el .2 ° to a A o ct '`' I
,..,
.-, ces X-1 ^1:2 • e a. o • 0., I., - -o
o -, a) 0 as la o e 4-> a> o a> o 2 1o o 0 a)
Ó
VI `E.0 0 a) 4a' .-4 a> -. o s-1 o o ot, -1-1 E --
,,., 0 ,,„ 6 a)7-0 toas ,.,,$ o o e '-'
°,..., ,,0 c>
o -aT./ 6 „s oc> " ca
o es
,--. ,1:$ ()) 1.-1 c.) U) O U) cs) „, o 0 '-' 1 7_1 C.
. 2 .' O • ,-1 ci.) • .. 1-1 uci o '3
01 s - gao,..,.-o ,.. (11E-, 0 f....4,_,,gOg4...007,y7j„ M ct 1;".
...,(;),-19:: e cls >
qu),24 cid
01.,_,
,z5 o Q) 0 s. .o
_ 01 Cr . o
,..i 4dm - crj ed "C$ ,rs (1.) 1 a) ..I 1
-
0,-. ",e 0 ••-1 , CP 5 I • •c$ 4 (1) s' . 1.21. „ o ,.., >-, ■
0 e -e o á o 4-1 e a> •_.i.; 0 4-> cd .4, +.) O ~ o Ci) . F a) -6 e ... -o o c•,-, --, -,
(1) -e.--.4,• -, "c514• ,..,' a) ._, - 4_, .4., 0 ~ 0 C•~~4 -4 ud 0) 1.1
o 1.4
•'"' ce, a) -4 - o (1) 01
CU
(i) ›, .1 á .p, • g "" fieC
d r. a cd z
- - U)
o "CS O o 1-4 O o a> o d O ces
u) "O .... O a> o - . 1 , . , U) U) o t" cd
Eg QCD -,› 4 ''" : . 7 - . 5.1 c..) '41 , - . 2 o-< //
-4-> o u5' ' '"' d c ta O
o E
,--, 1-1 .2) a> 4 2 en -e,
ce, (1) 1. ,-,
. > a) • •-, $- ■
4.› ...,
5.0° s72
.., 0' -1:1 11alca„ ° ° .1.) 4., ›. to A :-. ,.5)., 1
›, -1-1 o ‹.... .--. R. o o cv
4-> w '21 r ).
-1) -8 o 7,i 1 1
- - -1:1 o
a;
O
E
' 1
. 51 .1 2. -8 E ° ._
ti
-
e e .2 s. o ,,., 0
as cú
-.94 o..b...c s.we .121
a> ,--z, O bo > .:z. .1.. › .,
o •-• o
e
P. en .Ee ey 00 oo(N
.9,
(;:l
1-i CO 75' ch 4:iD cl 1) 1 a) — . o d• 4a) ., 6 o zcs el), 6 6 lo) ,1 g > s.4->1 11) c0
EST ÉTI COYEL ARTE

O ea "ci .,., 1„- >-4 o "7:3 o o %., -o „. -, a) 17.4 s., 6 E cm


.,. 4)
:71
-
a) e -4
a) -0 -0 o 0.4 g a u, I ces c.,-, ,..... . ct cr. 0 0) y • , nd eu _ - 0 ... a) _ S. 1 cl) 0 ha 1.
- -
en O 0 -,, , ›, a>
-
O al 4" "1 0 .2- —
cu,/ ›,
0.
'al O
11
.1Z5 e
—Ea, 0-0 -O w ..... cl 0
'~d ° •2• C1)Cil (1)ev, 1 o O ‘,.,_r,.,_,
O 11 ->i ,.. O -51 a> 'ni ,424
.--, O -0 ,-, 4-> C4) ne
0 ..,z c.)cd0 al ces
E4 á II cd -”' 1 s., o as E o
. -1 4,oC15.Qd
.- o6, ,_, 0 C/D
-... 4071
1.., 1_, 1...> -0 Ti • .-. w
I) 1-1
1:4
00 >„
cu -. > •--4 1-1 •4-4 o g 1 d 4) us
• . 1 U)
- ., a)
en., 4" • .. C., 14 O ,-1 -1-> 0 ,1, G.) • ,-. ,_< • ,-1 A O O) al
a>o"o cn o o e> sn..5.1 -cs e ,
0galog.,>. CeS ce 1) MI 11) O U) O "d 4-, Sw e ed Z C) go
$.., cl) 0 . ..., c-> ..-, en o -4->
, 74
scL) 0 as •• .--, as
a)
4-, Ca
an
. • •-■
ea
1:1 (1) -0 C2
O . -ri o; c..) .-. cag c1)¿.>>10 2

I., 0 en u) a) O • F.1, ./D
..., 8 o 0 lel
,g &T. g z ncl Pd 9 ,--.4 :9, 1,-.`"
V. Lo

0
... 0 0 O a) $4
.-1.-.1 ..., 0,) ,
s-1 s-, os., 1,5 -oa)..,cd.,.,_,
e 5
0 s.., s0 ›. '1)
/<
O.., N Q> O .9, o 1 •... o o o a) 1o1 a) e.) Px.
. 1--I
- 3 o W c... as
s al > -' 1-, ''''' l) e O a) en O 441 415 a) •—■ Cl/ C.> O 4 C") .11) . "' U CD en o. u) iz ,-.
s, „,,s 14 a) ,o
5 -5.1 o .119 1.,) l '''' . 1-> so (I) -0 ces '-) 1” .4--■ y -. o c) 5, >< ."' "12/ c-) E a> ces oen ::z
ea
. "1 ° 0 cl en a> C sa) • c.) a) "rj ecs ce a9 el 0 4..., 2,
o s., o -cs Cr ,., 4" 6 C.) "CJ ••• a>
cn , 110 5 o o o Is ne__ ,„,clie.)o •-O °,-. o .0alo" = Qc„sg O oo>
-1:11:7'4.>14-1
, o o.• C1) o oo ,,,j
, ,_, 4, — o, .0 ,45
445
> a>.,,1"
o 0 u
al Cl y
o ,s. o --
s. c.) 0
4 ce a) en s. , so 1.5 1 ..- (» z oo
o z o u2 E cD o72.,g5 .4.17¿co o gas oal e 4-) - ti> o g a)
• 5-4 -cl 4 g c.) ,. `cri o 1• 4
o C ce 4 > . g. -0 „ o s., g. 0 $4, cd . .., 14 O __, 0 s. -0 17 0 s. VI
so -,2-_,› ›. o ^z'. 02 o as .- o u) o - -o 4.) —. o
--
a> WO
E o w ces •,-. g o4,oen- 4, .. a> tti „, 5‹ CIS -C7C; (1) 5:1' Z15 Cd - ■ a,
_,_, > CP 1 14 .1 ,,, -.° "d --" O as
>. F-4 —, -0 yl 4.) A., .52 - g .„- . as u› b.0 ---
„‹ at UD >„ ,4-. Odwo
0 o 1.) 1 .-s O O O ¿ O
... U) = ...- ■ ,- oi
• ... 0.) C°
l4 -00 1 o 21 . "a' 2 cf o 4)
'-' F- ■ el ... "v ,-.
co U) U) '—' dj
o co
a) C1) '4-1 "O $.4 o.. -.
7,-i ,-
: - o C./ 5:1"...n 14 11> O 0
a)
15 o O
•-4
14 ,„ C/2 . 4 a) 4> 0 C1" o 0 G.t , Q 0 bn en 0 eD -0 a> 4-7 .. "C:3 .. co cd 0 „ al • cl O ›, O 41,1 1 E cd
- O O no a al • ‹3› a> ' ' 0 --. • ,-1 7.4 ,-1 al '"1:7 g en 0 "0 -0 o C.) >
1.1 I'l a) • ,. -
G) en g 0141),WTSQQ'—'° a) od cs) '2)' 1 cl) E '1 E C.)
-,-> al
C ,„ 6 o e-) ..C) '-u•
s. a) o a) a)o
0 u)
o 6 .,..,
7,,e'
g a)
.4., .4.) ,1>
--4
' o 74 2-.-).0.~1-.›,..,
^-4 ---, ,... bp O 4,.
-
. 1 8 _o
,...›
4-> --4 •-
o‘.vow
■ g -do c> -4-> "o
•r, as 1.. o o o o -o y . - 4.2 en o • ,--, 0 a) o -18) 4,4 . „ a> o . • C 51 , 2 cd3 1 Cl• > Z ' ' ' ' o S o cd
a) 4-á > o E (7' Cr cd 711) g 1 .--. ,... 9 o E en Q>
-1..)
CO ° " 1
y $., - o o a) o y
-o u) • r7 g., .„ y o .so a) CL) 2-. co 7.1 15 CD" CI) cu rj „j o o o ce s ces c-> p., o a) •-cs en o
o o ,.r3
o a> cn a> 0 o :-■ e.) a) °, "el g c.) •,-. 1 cu ... -,-) - ._., >< -11
Ñ o 1.1 ad
a) cd en 45 0 a) ,0.1 ed 1-1 (I) O "' ei 2 •
■ 0 CQ '4.1 0 O' . 1,, en -O A 0 a) o '-' .!--41 :-9-, 40 o
s..4 'v, 0, -o O „. C -1 cC2.C 9, •_, 4-4 o C u) "•-• o u, so CO 4:1 <O cd a) ° en 0 ..." c> 0 a5 -1F-■> • •Q> • Ct>
- 4,
•-c$ ›C-
° ril 54
1-4 0 a) --. a) '71) a) 0,-, as..,..,- a)
- 9'—' g .so o sn. ce elS 14 a) •.-4
/4 1=4 '-' u sol ca ‘-4-1 s. O I-) 5-1 o 1:4 a>
a> -4->
z .4 co4, a g 1, a> cl) es 4")
4-> C O., a) o 4.)
a)
5.1 11
CD P. O /4 O 04/4 4)•'-' • ".
s., >4 o 4.› •Tj ..-1 O 9 CI) 1 .5. f9 .441 :_,1 "P ci). cd : 4Ij 6 11 :E. Z 8 ,9 T.. D a 1 .1-
"Cl ..71.1 cP o -d .J.k). O
as g . 9, F..0 •r. c.)
o>.0e4)¿,_a_sn 4 do-4°0 1°11.'5 -4> cs) '4 el o 14 _ as
St."5 el < 8 :9. ,.., -0 os- s,o ,..,
ccs d) 1-1 Sm al CD c° CQ „rs ed .. Q> ° l?' scl • -al 01 > O 4 c/ -2 1 6 e "O Z) t5 4-r
o
> -cS 4->
o$ s s
o
o •17
-n,
-.)-./.,
.,_, c..) '-17 O . •-• 44
a> ,.,5
4, 4 o 1-)
en o cr, o cc 4 cjso4->
4-' (1> • ? --- u) 4--.
».' 14 Cl5
1) O
"cl•l'u
r, 14 (1) s a o, al -0 y
I., as .5.1 . 5.1a ad .--. t... 1... ;., g el) cp 000 cal, 0 0 ...., a)s 4 clEoC0 4:> - - 0, s.,.
:,-- 6c.).2.1.1 i. .--. ..g 15°)0
-o a)
0
-
. P. O
1.., al 0 '121 -in Cl. -CO' c.) "cl P. cd .. O
szt,"rs y 0 4 a3 0 - - —
- -, I" C., O
u)
ea r. ohl ,~
0 a) ,5 a> o ,,s., ,„; 1 U) V) as ° uv-i s" e O al.C1) >.< 1 a) -6
o %:, - en" s:e e« 2 '-c-s4 .c.4 °
a) a) o as -1 2 . , „; . 2 g o .E a) c' " r4 aS
S cd. .-44
Q) . ~ 4' Q) o E -9 1 c5
O
g— o a) g. en C g. g. o ›, es 7% CD • ,-, 1... o ~ ,... w "cs • ° P.. ° .-° I/ o/ ..- ° -13 .„ O) 4,
d . 14 •1:1 o 2), et. oí. 2 a O 5 4<z c3 -o o0 .‘,C.).-.1, ... ec
e 2 z
a) Ch. •-■ o) . ,.., E
a) I:: 05 1. '-' d
g - g E-- -e:S .en- 40el o
6 , 1 , c) --r s5> - o - 6. > É cd u , , (2
C,
/4 .., Q) .1 ,... •~•o
.--'0 ,-ZO WC/ICI>1 . .. g 4J /I • •-4 O ... CO p., ..1; r-i C4) C.)
4 ''' ›,..,2 :... o o 74 ,o„., g 45 oaS _0 sy Zi? 0. as a),5 C/2 a) a) .4 ., ,,o ea .„, a-4) o . E.1 E ^11 "{:s< cl
• as
. o , o a> ,,, o ca — o a) 4.4 O `, O o ,- o
..... C.) e ) a) O 71
E CL> 4> (12 ,-C 0 4-> so, .„, - i. , ,, ,« • CU • .-■ a> ,'•••
0 ' 0 O - sO en --'› 5 O .1 5' en .9.,
''' CO -0
c.) ,cd -0 c-)"^' 14
eu c.) e:, r-, c.> as
-0 1./
• c..) 0 "0 .4,t uJ E aS e) 1/1 "cl
E cr co o os, oc.)0 ' ca'-i Ea. c.)
c.)
O
,n. as -o ' '
1.4 0 ."' § -10
-
cD .-> 0 en "0
O ,.... ° cd
.1- cd a3 a3ZS O o 0 7,/' e.> , n.s C/2 •- ■ n • 91 e ,= a)
a) ,,, O
cu a) ec es Q O o. ..t.. " o as o
(i2 ,4 1 ■
.43 .41 O Cid «s« ,2 O el w „,
ca g o o u) -8 ^”g ,-, ° a) ,
Cd O ■—■ ,—■ .4.> . y
.-., .so as . Cll .. O '1-
>< In4 .—■ be 0) a O
1.4 ..., 4-, CS CD «S c..) .41 2 4_, .—. 1 ..- -c: o E a) ‘, -». 1 d C/ 111/ °I O .4:" a)
o o o I., a) 4. ,- 4" , T.: E '''''
O a) s.., 1 - -4 •-' as
P. "17 • ,-1 o o ce ,
>4 —0: ° 4
51 0 ell c//01)e°.,01
(0 0 '''-' 0
cti o 0 en 1. 0 -0 en A.> rz,,, 0 o a>
o 1-1 (II '''' o
s, o
I.,....E,e,'-i • 14
-' CD Cl cd
-,-> ....)-
es I. so Z -4%) cr) s., 11)
0 o E o• 5. o $..i o Ci.) Z .1 ,..- ■ cd .4 a.) O a% .... .. o ., 1.1-, o , CO O (f)
0 O a> a) "O 1... ,..,
so . , ,-= • •-, ,.., O y C1) 12,
›. 2 o cz e o › o 4) o 8
4a' • p4 O (1) O ••-■ o c-> s«' o — CO CO
.-O w • .-. C.) -4-4-á O,j_>l>, o o .... U) P.a) 00 11>os.o4-2 E cu a)(1) ° 1) en
O a> O o a> c> O e O a) 4.-.,...,
1, o a) ci) gI;
• .-. as . 5 ,-, ',I 'cd o 5 r... O
o o o o . 4-4 cl) ..-. y C1/ t.) Cl.) C.2
TEOR ÍA TRA N SCULTURAL DE L ASA R TESVISUALES

$.4 0. •„, cl o 1.4 s, O c ?. E


er as ... ,W., d= E3 e-) SO., , a1 as
t'. •a> -°
a> '
cid :IP, 4-1 °
al a) -O.... ° °I ci) • ,-.
4, 1 12
_ O P.R. 2 ,L5 e . c.9, ,, ,Q,) g ..
ce -i
o C'd C/2
0 ce a> u "
g, (i) • y o
a)el) O Eo
a) E " $-1
o
6 cp CD
e., ..= $-1
• n c>
'—'0i_ <1.)
cl a) a) $« E -.-D o so b.1201:5 Sa4 o O o - 4 „C> a /-1 . o O
01-' • f. en cn 'Z' o o o a) L, . )
° 0 o 4-)
oIr .-as o a) -11 "dcia a>
Cil .12 Cil O"
O • ■■
1:11.'"(7
O .. ..1 Ca (O Q>
,., CL> .1 o Q > + / o la,.0 ,,Z .. E
O.1 """
l's. 7:co1 —
as cs>
E
-4 e>
'<>
173
2 cr O a)
,,
o 111 ..a,
ea o 0 " 4-4 CQ >1 r, o 1 -.1:.):
›...1. )
1 , o F. ...o
en '4-> o
- ,—
P. ' 7; "gals-1.wa)
1 ,.t TI 5' •••••
o c., •Ei; o o, s. . , <1.1 t
.,,en•s2,.,,O ••-.a)P
CD a> .4) 1-4 :,9 --' en ›› ce ^' o o „ a) 4- , oOo..0 c.)4-ces> -1 -> M a) o en ent
(D ,... 1 o 6 .„ o c, co C 6 1O o- ...
...>O ale 'TS cd c.)o oo -0 o o cd •-. a) o en
v 4-5 5 o CO • ,-1 o g CD In. o u, P. 11.) ‘11 os< 1 a> t 8 9 cd45
o cd •,..
.p 71, as (1.)
›, o o w P.
U `42 ;`■
.... -o tA cli —oocT),)crE so 1) 2 w cj o w E ° o -8 2
a) 4-, O a3 • •-■ en 0 ti ~
cal. "C./ m á' E 2, 1 § O Cid • .-. eel 411 al °
• p4 C.) 4" 5-1 O Q 1:5 (i) O O Pre • ■••■
F•4 0 ,-.-4 ea tom .--4 . s Cd CI5 O ,,, ° "d sC1 15 4C1
. o 4 O 4->
/4 el) CD 54 .-O as
ct, a) 4-, „o • -. -° a) •-n a) S-1 us 2 O "vt> r:4 al 2 oC ca o'n4-D ,-. `,--T- M P. :-. o 1-■ " O o F.1 . , C..>
cil E c9)
o ,o ct c/.1 o9 ca 0 c.....7) -4-)44 1-. • en 0 ›' -O
ou)—. 5 9'
E a)
.- o cr$ ,.,,'". .—. P. u) • .-. '4> CO $.., .-. u) o .1,1 "O al "4:S
ct sa) o. o „o •,_ •-. o 5
g sa) a) c) o
1., cL;' ,__, 1-1a),—.o■ o .0o 4 •:14 o 5 ..r.., ts "es E o s-4 ce ap >" 1 u) 1 sk.), ,..i o . /.1 .7).
--' e so < 5 1 45 o' 't;
(1) •-,
.4_, ...- ccs Q>
,..-, cd 1 C
C 1 71 A Ce) • I. cip• 5
al''''N• --1-> 0..e"O
. o o o o bia o --
$.4
:D 1, crS
a) . 5 $.H
O
a) Ñ
4-> 0.' U) u› ;_o •.,-2 .1.). -o •
Q> CQ 1:1 co 11 o o rcj W 'Ti ..

o
o .0 C5' CP O " "O 1"1 .4
• -• ..-1 ro -o
Ú o 4-› G›
c/2 CQ O

ell
•4
.

,..<

cn
.•• ■

cp
"

s
co ,„«; o u)
-I-)
C.,
ca -8 ..0 . 1 1
O o ela . e..) 1 . eir ..o --- •.-. -,-, 14. a>
4 C)
, ,...
rO
q e) r-, a) o as a) Q,
,.. 9 -
02 CCS
el) - II u.'
0 0
-4 C o
Li 1
0
. o0 o
o o 6-) a) .... E p.] -11
v co 4-D
,-4., %., c.>"s.o g-,(1)->z
ed
, , u) -.-)
a) a) 6 ,.,E,, .1.)
,—,,., _t93 , a,1 — ,.., -
O 0..
° C'l E el -.) . g 114111
To, -5, .c4i4) • .00
.4:1-0 o o -... ptc ai a) a) al a) 1-1 O - 1, -o >4 ). .6 a> 6
C' 'O Z - ep -0 « ef) as E c.) "U s. ea , c) .n -4-› "r1 s:S " R. ce C). "Id ell a) ›, 4-› -o a) o ;-•=i .1-> "O U
N . ,..1. Z 1., o a) u) co CO cls u5 cEs (1) (1) w c..:r ° ál cil
' ...; O°
° U)
EST ÉTICOYEL ARTE

0 .9 'ci) 5 '') 1:3 0 o j2 • -• cn


o 1),
14 .ed a) .0 -1.) <3., O cO en u) a ° >, c574 c/ cl) • '-' 'cIS • cil -7 ° ° ›^) ti>
pz. i ci) d grC
hi o O 1:11.--. gca -,-a,-0)«.-.. a)(i); el
--.
> 4_, O.. 4->
S..,.,‹
o. R.
P -

5
^ Cr 0
- Ió •0o"CI CS
O
"
e p -4 s .4 12.,' 1 W> S, T.
C, a, Til z co o.) E g o
•'-' -m o
•,.., a) a> ca o o o o 4-) 4-) o a) o -o a sal Tí g °
z ;_i o co . ,.., 0.1)
,4 • ,-. co • ,-,1 tsi cei 54> ._,
° 1:10 2 . 55 ,1
o a)
o '-' E -o ' o o o '
elm al Cd • .~ a) o ° y c) %-1 2)
c° CD 1.< '--1 a)
° cl/ al co ° (1) 6 c(j1
o. u 4,cl •
o„ frl
E .1.CL> ›.4"el
c 2bi) 4-> g c>
V. Lo

y e ed ,v F., in as cf, ers O > 4, d.) sci> >, , a,c) ,1s. o O e d) °


•,-)
19 °
1... a> •4-, 01 a t las sn_ o, •g -0,.. TI
,r, tip
o '5o 1.,
cu (1)o l'a -0-4 0,5
_., 110
ca u) 0 Ir ° 71. 7-i .
--, o c.) o E " . o o • , .'. ," gcil O1uc a' ) en' - 6 1
1.., ,9 g ho
..-.O e ul' -,-)o c»
1. -15° O ' "oo cl a>.°oEo 1>:. o as. o o o O Q) "444 .9, W sa-e s.
S. . M5 en 5-' a) cd
O
1., c") ' ' ' l'-' 4 c) O -4-, o )
.2 p. o ;_ls> z 52), 2) a; O 7,3' tr O 11 OI., os
- cd 1 o po 0 ca -8s..,
1 cD , cd o ,,
o.) o cu - ,..., s.
;- ■ co g o .-, g -4: - co E -4-) c sl g. 11 . 4 cl .) c.,)
0 O> le .-. (1) O> 1 at ed a> • -4, 4•> ''' od
O ed a,.) 15 a> 0 5 o- a) o Ir. , 1) ..14
--, cn -4-) en ,s:> O>, I -c-.› tn '1O w g •..1
o,-,
en ° cp (1) bn d) « a ° N 4- g sl"› a, o 0) .I.,
° «S ° ° 1
0 , :9z 6)
0 g 0 ,-,c a ) 4. ocu•--,
00 y
o 2a ..0 oct ?-e. .... -oo $-.
cu o O le ,a>••• '4;
7 "O
O..., „," sed .0.) ena)u og ed • r. rij <,-'
..i , y ed t., o _,~ z, • O• 1 a› ,.., 1 o _a, la, ti ovo a)
cn
...,
0 -o. o ur au)a)) ..-1
.., ,„.., _,,s 1 L„ `O
•41
.., o -
<5 en .,,
Z 4-) O "O
,-, 1"'
O' S. ,. ,
~5 cei . ,.
s-, 7:5
o
) o
•-.
0) .2 •E., o
cn "O
ui .04 __
O
4--, -0
g
0 -0 D o ca . c., cu 0. 2 cn E a)
Ti' $.4 .C1 e 41 en s-1 ci idn > ed o
°a) 11 .%
g o a ..,..;
o o s., e p., al O "el c> O C•I
°
-0 ozs . .> co ed
u) .4-: , ci)
o .-. SrO
d . en ,..,
E o oo- . - 9
°
cr' 1 e el a)
g. O 7:,
b.0 cs u.,- o O>4-) >, r „ el,, U)
e> cel
o
al
_a
•.-. "->, Q) ”Ti cd/4 O I w o 74 oa)- ,o
° "”' -cs d -• 6
,.. P-■ • as •..a )-.w ed
.1 2 H . ...
9 .2
.... ...9, 73 01 ..0
ca.. s.: 7
11 ct .., E as (1)
1 .4
O u O g en
‘O ° E sCV E P4 cd >, en ;49 o cl) • c.) _ g ‘-'
a)
a> 2
u) C.) Cd t O •--s 1-1 o í.4 . F.'sd)
.4_> O cu g 1 1 5 - , —2,„, d . 41 .. 5a>, .a)__, •;-.
ces sed p
1-, ,:
G.
(1)
, 1 ) ,9
. e e t ea o.
Ti) oO "O T. --' O 1 O
O
1.) O. a) a) a .4, 2,) .15) h 1,
a> — .,, lan«,"PO
P. 0 cn
o ,...,
--- rn >"
-.> 1:4) ell o 4-' / g as 2
en cd en C y a) ° o eta a)
5,) 2 ,ct
-,-, "O 1.4 .1) E as o 1 O --'
al W M4 2 /14 • 1•1/4) O
'O a) 11,)
oh 8 "e ‘...., les., 0)
, e fa, cl o ,-, I., 2 ts 2 1,
, ,..... ed o , ,, a> 0) > ,4„, , 0, ed a) 4> (i) E Q••
es
o 4-)
,.,..,
• ~ aS
as o N
r-). 5.4
c-) 5-1
a)
4> 0., .•,-,
V) 4,
as
_,
Q 1 44-4
0,1 1)
0 a/ 2 51 cli 11 .4 ~
ami ...0 ti) et . o 6 11 t) '
s.1••■ •--1 od s.., O g --, 73 <1 1 o :=1 e. e .?,-e -e !I
e cl 11,' 2 ' 49 15.
c.) 1.4
2 E 2 -71') 2. 1 5 S')
.,.., ci,
ss, ed s., cn >, , en o cu 1,-, al 74
› od
14 2. 15 a>> O4°"eS ° ar 15 O o oloo en alcul
••••• -4-0 ~
cu
c.> en cr cd to cid kl4 d e') 11 Id: 2 '0 °° b.0
y ‹
•"o•' L.,
1 .5i o 4..
C15' C° C.) . 51 .„ w g s.as 524,. 1 ,7 1 g 411 E -12
° o 11 ° 0 ti .... o ch 'al al • ~
U) - -- •--' -
- ,9 o
o .., a) o o S. Izo
C Da) 14 5 4 o 7,4 0 'Ti co so s. - N -1-> -0 DO a)
•... o o —, , 4.3 °'19.0°50'11:z-loa, '''EgO
o.oci>oo° 1-, ga>0--,
s. •-, 'a>
9)a)-,- "O e
c.> c.) cd c> a> °
e /1 g S. Y) Cl.) --.. . V ' "" . r4 t-4 ' "" '40 e 1" c.> e O> O bi) -9■ 2 ,-) o cli g o' a) a) •
u 1.1 " 4-> -4-)
,io 8-41 1-4 . . >
o- o 9 cr ›- 0 E cO " -< al a) in ) O o- a o o . 1 '11 o s-.
as cl
,...
- • z ..g •-■ E c»
-, o a> •--. ca —
-, a. 5o
, cpcho•■-a> o ca.....,g o cs>
o a, M 2 o
w o
s.

ac> 4:-.al> 'c.,
- eso o o(¿' .-, ?--.8 c.,
-7 ct E o
4, o o. a) e a) el ,--. . ' z1>` -cds g 1,0 E :-.o ,t,s u_9. cu..1-ed). EO... 4?cd.. S›, •' e2j
O. •-":
A-) a> to> ,--, ^ (i) ,..,
-
7;:i
g ' (0°->411- e ' ) S-I ' M al"'~ C`ZOza> edOlabi.° clli.l ed
t>, al E as . 2 o
? 9 ct o 11ed Tij ,,,_. 4-> 4->o>71 b .t.,0
2
lo 'as .2 e »,.., s. 4-)
o ,i,.., .2,.., 2 o
• 0, cd "á" „, . o g I-.
E o -1 1 . a> g>.. 11, E E o c.p ,.., oO
as p.,g o ed 11) en ... '
s-, O a) , ces . ,-, "O O --. qd - r.
.4
....
~.1 o I
0.)
,49,, a) 1-1 .-. c.>
ces o a) a)
o o O)
E
^1:1 <4-i ° cn o tsz o

O
c.> T; Id E „_,O cd ...,....-4-4 ,.., ...., o so.,.., o ,-,> U
a, .4.> d, 1 •-cy 2 o., •-' $-.
o .1CD Oc., O > O o a, Tcs al "Id -?,
O 54' 11 Cli O 11 4
cr
4-)Cd °"914 W _. 3171/ CISC352 _;13.1 es
rn
TEO R ÍA TRA NSCULTU RALDE LAS A RTESVISUA L ES

, _ , O . , . . , /• • .1
> Mi 7)
O 0 ed '1) 75 • 1-1 ly ,..ci ,4. bjj 'j I , 1 :-. CO) Z 0 CS
1., .5.) . , ›. .4 VP Sa,
01 14 Cd et
s. 74 W CD
14 o>
-)-> -e r.T.;
-1) _., •-_. s.4 ..,. ..rs es O cci
.-.-1 .5.1 1.., ...
C.'
_72, 1-5
el> ed 711 coaso crw.,..,asN o l c,.,,0 5' 2 0)
o a3 —es< e2d
us•
-cs , o O o co E .... a 2 . -1 - — .4-) › c, ,..,
.. c.).....,.., — go, z •,,, . 5 en
, . 1 .4_, o7 -
_3 • o 4),
.,_, c,o —
O os -o ›.' o ›, cl) U ...,O (1)O5... •.,
. SO (1) • .
o 1 ..-. '''-' 52, .z 4: ‹„ • M
, o as
ID 0
I., 1.> o -.282.)-, gas ,.t1co ,a, 7is o_
O a> E
.- .1>
ch 'al° .t,'CD.9.), .-. 9. c.) ;1-,
4 o
al -0 cn 1. •9. cd 13-1
a, oo ...)
ch 71). as .>._,_)
---, ch g a, .0 o ,-, a> 5-, o g --. g a) o8 us2 .1-4 cid
,- -,- u) ,u
4-4 o o o. Ti a> ° a> a>
a) o o o no co 050 . o „:.9
O . e os a>
ch o o o — ,-, cl )i O o O '4-1 •-, coo- 70' o o. e„, o --,o.,_,o b. a> ci, g ., ca>, cea 9 ..k. o o-a) a (
.2)n •

Z
, ud o >, >,U)(1) U) as • 1-17 ° "O Mi W 0 '
4-4> "O -"..1 Q) 'O 0 O Q.) C1 ...4 CD E /..0 as
14
15
.. 0 ., I..
,r4
-4 s.< s. RS Egi „" 1csI O -"'", E0 ° >•, 02 '-'.4-> • .-4 irs o "O ,c1_), .-8 et
l— ces u.a)
l ,..9. o I., 75, 44_, -0 6 o as fs:
a o a) .1 o
o 1)
g a) ,... o.) ›, -54 • ,-,
.2, ur 2 cp z . 9 --.1) o vi' -> I •O e -PO °I
t1
C.0
iz
Z
csi a S:. -s-D o 41.-
; as o. o .11 ") A -8 "cs l'
-oa) 1 6 as c., so S:14 u) "d 11) 'a> -, a>ozzoga> go°0?choI,,, ° '1
bhom o ,..-zoe • e-,c)
T.: 114 -4
--
_Sr
E t.r
.... cd O 1 O 4 9 > 11) 5 cl s-, u) o -4-> u) $.., UD -

occidentales.
° R. Cr -O a) as 451:1
at •,-, U ,. ... s o 4. . 9.2 z 1
.-, . g g 2 o ' tli3 -1
loa) .1.5), 1> 1 ug ag,) °.1" sed c's
«S ‘od 1°
t) E 1 Tu o
Cd S. U) S,
EU .4) •
_2„
(1) .-1 -•- • ,y
o or oo".--.
o I'd,
■ •w ,
cr' 17,' _ s-■ ct) .,-. cr -0 o 5 8 o 4-) 41)
o o ,. 2 .11_ 1 1
<31> en 01 , _0" g Qcd 1 ,,,cch.i, 4o_ 8 1 a..-) Oser, Ez _ s›. ., , .c.i ce zl0 a., „:9, 2 8 , ., ed s.,
9 as "CS
firIf) O a) 0,, W E a> O W ,w
o. o. a) 4o o.
o .... os o o ed ,_., en..1-1.,, -. cd ,....,
aS as ,..O "O e-2 - . - -9, "0_ a) oes 1.,
Q I., 0 1) y., g
1-1; 4' -. a) • -•1 usos••-o■ -es O o›,--+ (1) uí‘ O uS‘ F'0:1
,..,,-,,.., _.,
,.... E
en -4) .. ,c, edk -4-, Uls U
....i __, 4-) a a, .-d a, az$ ci.) u u) E 5 -' O ›-.
asU)a)4-)oissk
„O4-,o:-":1
° 0,›
...... o. 4.,
-
Oo *-0 -to lo u) ,o E 1 co .o -5 c.) Vi 71') 2 ...o u) al. u) ,-. .,-, •1:1
VI. Fundamentos de la
estética

1. Sobre la belleza
La belleza se presenta como el principal fun-
damento de lo estético y una cualidad de la
que el arte no puede prescindir, a riesgo de de-
jar de serlo. De un modo u otro, todos los pue-
blos definen tipos de belleza en los distintos
campos de su existencia social, desde el cuer-
po del hombre y la mujer —los que parecen ser
sus primeros asideros— hasta los objetos ma•
teriales, incluyendo obras inmateriales como
la música y la danza. En este sentido señala
Cassirer que la belleza parece ser uno de los
fenómenos humanos más claramente recono-
cidos. Al no venir empañada por ningún aura
misteriosa, su carácter y naturaleza no pre-
cisan de una teoría metafísica sutil y comple-
ja que la explique: es parte de la experiencia
social, algo palpable e inconfundible.sa En la
literatura oral, por ejemplo, muchas culturas
distinguen no solo entre poesías y relatos que
se consideran bellos y otros que no, sino tam-
bién entre géneros poéticos o narrativos que

Cf. Ernst Cassirer: Antropología filosófica, Fe%


S"
México. 1968 (5•ed.); p. 325.

289
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

exigen una alta preocupación formal y otros que no, como en grandes categorías que se confrontan: la belleza natural y la
el caso, que se podría considerar paradigmático, del Ayvwporti artística. La primera representa el mayor grado de perfección
de los guaranies, himnos armados con metáforas inusuales en posible, por lo que a la segunda solo le resta la imitación de la
la vida cotidiana, a las que se tiene por especialmente bellas. primera, la mimesis. Ya para Homero la naturaleza representa-
Algo similar ocurre con el sumaj arawi de los quechuas, un ba el manantial de la belleza, paradigma que no cambiará ma-
tipo de poesía amorosa tenida como refinada y bella, que se yormente para los romanos, aunque estos, al introducir el arte
diferencia de otras clases de arawi. del busto, legitimaron como bello lo incompleto o mutilado.
En la filosofía griega, fueron los pitagóricos los primeros En la Edad Nledia. la Naturaleza (así, con mayúscula)
en desarrollar una noción formal de belleza, la cual descansa- adquiere un peso metafísico y teológico, puesto que se con-
ba en la idea de armonía y se relacionaba con la música. art,e vierte en «el Libro de Dios», algo cuyas formas no se puede
que privilegiaron por inspirarse en la matemática. Llegaron modificar. sino tan solo remedar con el mayor respeto posible.
así, llevados por las creencias órficas, a atribuirle un carácter Para Santo Tomás, lo bello, además de no apartarse del mode-
religioso, algo que purifica el alma, induciéndola a la armonía lo natural, que expresa un designio divino, debe ser desintere-
y liberándola de sus lazos con el cuerpo. Sócrates se refirió a sado, con lo que excluye lo útil —cuya cualidad esencial es el
la belleza, pero esta, para él, era instrumental, mediata, pues interés—, coincidiendo en esto con Aristóteles. Para él, toda
residía en la adecuación de una cosa a su finalidad y, por lo belleza es formal. Cabe recordar aquí lo que se dijo antes, so-
tanto, se confundía con lo útil: hasta las cosas feas podían re- bre que en la Edad Media el sistema de las artesanías estaba
sultar bellas si eran útiles. Los sofistas, al introducir, en el regido por la utilidad y sus prácticas nada tenían que ver con
siglo v a.C., el concepto de arte (tékhne). distinguieron entre las digresiones teológicas y filosóficas sobre la belleza.
las artes «bellas», entendiendo por tales a las placenteras, y las El quattrocento florentino muestra una marcada tenden-
artes útiles. Para Platón, la belleza reside en la idea y no en cia al naturalismo, o sea a tomar como modelo del arte las for-
las cosas sensibles. Estas solo pueden ser bellas si participan mas naturales, regresando así a la concepción clásica. Esto lo
de la idea, convirtiéndose en el resplandor sensible de la forma llevó a estudiar la anatomía humana, para recuperar el cuer-
inteligible. Aristóteles señala que lo útil forma parte de todos po en su dimensión real, desplazando al simbolismo religioso y
los bienes y no pasa de ser un medio para algo, mientras que la ," al misticismo gótico, que negaban lo sensual y animal.
belleza no es un medio para conseguir un fin, sino un fin en sí. En el siglo xv in. Buffon, que era un naturalista, afirmó
es decir, una cualidad inmediata. Yendo más lejos, postula que que el espíritu humano no puede crear nada por sí mismo, si-
lo que es bello no puede ser arbitrario, contingente ni irracio- no que debe imitar a la naturaleza, en la cual hallará los ver-
nal, motivo por el cual su estética fue tildada de racionalista. daderos modelos. Diderot, en cambio, considera que el artista
Para él, otro elemento fundamental de la belleza es la sime- no debe limitarse a copiar a la naturaleza, sino seleccionar de
tría, a la que considera el símbolo de lo perfecto. Pero solo hay ella lo que vale la pena reproducir, viendo en esta selección la
belleza en ella cuando los dos objetos simétricos son de gran forma de superarla. Tal recorte de lo real es casi siempre un
tamaño; la simetría en lo pequeño no se considera bella. A ella acto de significación de las formas naturales, por lo que la be-
hay que añadir otros tres elementos que vienen aparejados al lleza empieza a desplazarse desde el modelo natural en estado
concerito clásico de belleza: orden, armonía y proporción, que puro hacia el acto artístico que lo significa.
se relacionan también con una actitud racional. Corresponde a Kant la ruptura del concepto aristotélico
La concepción griega. y, a partir de ella. la que rigió en de imitación, al afirmar que el arte difiere de la naturaleza,
Occidente hasta los tiempos modernos. dividen la belleza en dos Por lo cual esta no puede ser un parámetro para juzgar a aquel.

291
'NORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

Su paradigma crítico define lo bello por una cuádruple para- bello natural queda fuera de su teoría, la cual pasa a centrar-
doja: 1) una satisfacción sin interés. 2) una universalidad sin se en lo bello artístico. Para él no puede haber belleza fuera
concepto, 3) una finalidad sin fin, y 4) una necesidad sin ley. del espíritu absoluto. «Lo bello del arte es la belleza nacida del
Habla de belleza adherente y belleza libre. La primera estable. espíritu», escribe en el capítulo til de la Parte 1 de su Estética,
ce una relación causal entre la materia del objeto y la forma de que habla de lo bello en la naturaleza. Lo bello exige libertad,
su concepto, lo cual quiere decir que la obra debe ser apreciada cualidad que no está en la naturaleza y que solo pertenece al
desde un concepto preexistente. La belleza libre, en cambio, espíritu. Lo bello de la naturaleza no hace más que reflejar lo
no presupone ningún concepto de eso que el objeto debe ser, que se encuentra ya en el espíritu. Somos nosotros quienes pro-
revelándose independiente de todo significado preciso, por no yectamos lo bello en la naturaleza.
hacer referencia a ningún sentido conceptualizable que pudiera Como ya se vio, la Estética de Baumgarten coronó a la
encerrarla y limitarla. El verdadero reino del arte es el de las belleza al ponerla como objeto del arte, aceptando que su en-
formas puras, circunscritas en sí mismas y con un centro indi- carnación suprema es la belleza natural, a la que se debe, en
vidual propio. Así, escribe en su Crítica del juicio, la belleza de consecuencia, remedar. Se podría decir que esta rama de la
un hombre, de un caballo, de un edilicio, presupone un concep• filosofía ha nacido y evolucionado respetando los cánones del
to del fin al cual está destinado, de lo que la cosa debe ser, y naturalismo, al igual que las prácticas artísticas occidenta-
por ende, un concepto de perfección, siendo, por lo tanto, belleza les. Como secuela de esta coronación, en la segunda mitad
adherente. Un juicio de gusto relativo a un objeto solo será puro del siglo xvin nace el concepto de «Bellas Artes», que alguna
cuando quien juzgue no tenga concepto alguno de este o haga vigencia conserva hoy, por más que Juan Acha lo considerara
caso omiso de dicho concepto al juzgar. Pero quien hiciera esto ya en desuso. Este, al ser impuesto a otros países a través de
último, juzgando a tal objeto como si fuera de belleza libre. que- las academias y escuelas de arte, actuó como una poderosa
daría expuesto a una crítica por falsedad por parte de quien sí herramienta de colonización simbólica, pues el artista se con-
relacione el objeto con su concepto al construir el juicio. Es que sustanciaba con formas ajenas y miraba y trabajaba sus pro-
el juicio de gusto sobre la belleza pura se basa en los sentidos, pias formas como elementos exóticos. Ello no obstante, cabe
mientras que quien juzga sobre la belleza adherente se basa en reconocer al concepto de Bellas Artes el haber sacado a las
el pensamiento, por apelar a conceptos. artes plásticas de la gris categoría de las artes mecánicas, al
El Romanticismo avanzó en el proceso de espiritualizar abrirlas a la creatividad y la belleza y apuntalarlas con la idea
la naturaleza, transfiriéndole los estados de ánimo del artista de la originalidad, un producto del Siglo de las Luces.
o poeta (o sea, del Yo) y sus dilemas existenciales, así como lle- Ya Platón relacionaba a la belleza con el placer o, más con-
nándola de fuerzas oscuras, de ecos profundos. El mundo plano, cretamente. con el deseo, según surge de la lectura de Fedra y
vaciado de misterios, que los neoclásicos buscaban organizar El Banquete. Lo bello es. para él, lo que despierta e impulsa el
, deseo, una fuerza que hace que lo que tiene más ser atraiga a lo

i
según cánones intelectuales, fue presentado como una realidad
viva y compleja. Contra esta mistificación actuará luego el na- que tiene menos ser. Así, lo pleno atrae a lo vacío: lo perfecto, a
turalismo, que se impuso en la segunda mitad del siglo xix, re- lo imperfecto; lo completo, a lo incompleto; lo coherente, a lo in-
chazando la retórica de lo típico y lo significativo. La realidad coherente. En consecuencia, el deseo está dando cuenta de una
es así aplanada, y la serenidad del espíritu científico conquista carencia, de una imperfección, de un no-ser. Para él, el deseo
los espacios ocupados por la pasión romántica. es, en esencia, una aspiración a lo bello y al bien.
Hegel torpedea nuevamente esta dialéctica que signa a La satisfacción de este deseo produce placer, el cual, refe-
la cultura occidental, al excluir la belleza de la naturaleza. Lo rido al arte, se llama placer o disfrute estético. Tal placer podía

292 293
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
'TÍ VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

que en Hegel, y aunque no se puede tildar a su pensamiento de


ser intelectual o sensual, según los autores. Santo Tomás, fiel
al espíritu del cristianismo, afirmó que el bien deleitable no idealista en los términos filosóficos occidentales, lo sensible se
podía identificarse con lo bello, pues es interesado, halaga a espiritualiza y lo espiritual se presenta sensibilizado.
los sentidos y lleva al pecado de lujuria. Para él, la verdadera El culto a la belleza natural lleva al concepto de paisaje,
belleza es la del alma, por ser honesta y desinteresada. el cual, como se puede colegir, no es universal, aunque en los
El idealismo, al afirmar la naturaleza subjetiva de lo be- últimos tiempos haya sido universalizado por la fotografía y,
llo, puso el acento en el placer estético que produce su presen- sobre todo, por el turismo, que convirtió en una mercancía lo
cia. O sea, allí donde se da el placer estético está presente, de que para los líricos griegos no era más que un estado del alma.
algún modo, la belleza. La ausencia de placer será, por el con- Este no existió en la América indígena ni en el África negra.
trario, prueba de una ausencia de belleza. Hume no vacila así Tampoco en Oceanía. En China y Japón se dio cierta aproxi-
en identificar a lo bello con el placer. Para Kant, no es posible mación a él, pero no como exaltación de un amplio conjunto de
ningún juicio objetivo del gusto, pues este no es determina. elementos, esa visión panorámica, general y no particular que
ble por argumentos de ningún tipo, por una regla que diga lo lo constituye, sino como una especial percepción de algunos de
que es bello y lo que no lo es. El juicio estético no es, para él, un ellos, que se aíslan del conjunto y se cargan de significados.
juicio de conocimiento. Lo que lo determina es el sentimiento Así, en Japón se mantiene la vieja tradición de celebrar anual-
del sujeto y no un concepto del objeto. El sujeto referido por mente la floración de los cerezos, en rituales teñidos de un tono
Kant es, por cierto, el individuo, al cual exige no imitar el gus- elegíaco, pues toman esto como signo de lo evanescente de la
to de otro ni dejarse arrastrar por influencias ajenas. belleza. No precisan, por lo tanto, pintar una plantación de ce-
Una mirada abierta al mundo nos permite comprender rezos al pie de una montaña; les basta con un árbol separado
que la relación establecida por Occidente entre la belleza na- de todo conjunto, e incluso con un gajo florecido. En China, la
tural y la del arte carece de universalidad. En otros contextos, idea de paisaje se subsume en la expresión montaña-agua, dos
las prácticas artísticas se inspiran en mayor o menor medida polos naturales que cobran aquí un especial significado. No
en elementos de la naturaleza, pero no buscan remedar mayor- se trata de un simple simbolismo naturalista, pues constituye
mente a esta ni invocan su superioridad sobre el arte. Los con- un modo de interiorizar el mundo exterior. Algunas fuentes
sideran fenómenos de distinto orden, que no establecen entre sí autorizan a pensar que, al pintar un paisaje, el artista está re-
una relación dialéctica. Salvo algunas excepciones, el arte no tratando el espíritu del hombre, un estado de ánimo particular,
persigue el naturalismo ni exalta la belleza natural. Para los tal como lo hizo el Romanticismo en Occidente. A causa de esto,
guaraníes, quienes curiosamente coinciden en este sentido con dos grandes paisajistas del siglo xvii, Hong Ren (1610-1664) y
Hegel, la naturaleza no es bella, a pesar de amarla como pocos Gong Xian (1620-1689), fueron tildados de individualistas. La
pueblos en el mundo, hasta el punto de haber creado varios mi- pintura en miniatura de Persia, que pasó luego al arte mongol
les de vocablos para nombrar las distintas especies vegetales y de Rájasthan y otras partes de la India, representa principal-
animales y de rendirles un especial culto en su concepción del mente escenas cortesanas de una marcada sensualidad y be-
paraíso, la Tierra Sin Mal. Lo bello, lo dotado de resplandor, lleza, y también cacerías y batallas, con fondos panorámicos
es solo lo adornado, o sea, el artificio humano, que es, por cier- muy decorados que pueden considerarse paisajes, aunque estos
to, producto del alma o, en su caso, de la palabra-alma. Para no constituyen el objeto en sí de dichas obras, sino un mero
este pueblo, lo adornado no es lo decorado, el mero ornamento, fondo o escenario que «decora» o sitúa la acción humana. Tales
tan despreciado por la estética occidental, sino lo elaborado, paisajes de fondo aparecen también en la pintura rajputa, aun•
lo cargado de sentido, lo que llega a la profundidad. Al igual que en un grado menor, por hallarse aquí lo profano teñido por

294 295
TEORiA TRANSCULTURAt DF t AS ARTES V'SUALES Vi. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

la intención simbólica y el idealismo místico de esta última,


que deriva del fresco monumental. En la literatura árabe hay
descripciones de oasis, jardines, desiertos y montañas, pero sin
/ revelar una intención tan manifiesta como la que tanto abun-
da en la literatura y la pintura occidentales. El narrador suele
detenerse, sí. en la exaltación poética y sensual de ciertas fru-
tas, flores y aves, como seres vivos que se perciben de un modo
maravilloso, pero no como un conjunto que está afuera, frente
a los ojos que lo miran.
El extrañamiento de la mirada que funda la idea de pai-
saje es de origen europeo y burgués, pues nadie se imagina
al siervo de la gleba haciendo un alto en su agobiante faena
para echar una mirada panorámica y exclamar: «¡Qué bello
paisaje!». Ese hombre lleva el paisaje adentro, o es parte de
él, como también lo lleva el recolector, el cazador o el pescador
que viven de esas actividades. El cazador exaltará a la presa,
no al bosque que la oculta, como se ve ya desde los dibujos
de las cuevas de Altamira y Lescaux. Es. en cambio, fácil de
imaginar, en la campiña europea del siglo xviii, a un emperifo-
llado terrateniente radicado en la ciudad, y más aún a un ser
sensible que frecuenta el arte, deteniendo su coche en un punto
especial del camino para solazarse con un paisaje al cual ve
como una pintura o un motivo de una pintura, es decir, como
algo estetizado o estetizable. Vendrá después la fotografía a
alimentar esta estetización y universalizar tal concepto en-
tre los sectores urbanos, pues el campesino sigue hasta hoy
sin exaltarlo, del mismo modo en que no va a un gimnasio a
hacer ejercicios físicos: su vida es un constante ejercicio físico,
una vivencia profunda, no exterior y estetizada, de su medio
ambiente.
En la China, lo bello no es estudiado en sí, como categoría
estética, ni por los textos confucianos que se interesan por el
hombre y su formación, ni por los textos taoístas. La palabra
para designar el arte, yishu, es reciente. El carácter yi signifi-
ca arte, mientras que shu designa el procedimiento o método.
En el siglo in a.C., entre las prácticas que podrían considerarse
Pintura en miniatura de Rajasthan. El paisaje no está tomado artísticas, figuraba la música, junto a la equitación y el tiro al
en sí, sino como un modo de situar y decorar la escena. blanco, lo cual deja en claro que regía el concepto de habilidad

296 297
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES VI FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

y no el de belleza. En el siglo xi d.C., se afianza la pintura te, de existir, no será, en el ámbito de las artes visuales, un fin
junto a la poesía y la caligrafía, las cuales eran realizadas en sí, sino un medio para entrar en lo numinoso, potenciando
por una misma persona: el letrado, por lo común, de origen el ritual. Y lo numinoso no es algo subjetivo, que depende del
noble, quien gozaba de prestigio como practicante de un arte nivel de sensibilidad de cada individuo, sino que reside en los
refinado, al que no tomaba como una profesión. En cambio, la mitos fundamentales de la cultura, en la estructura de su ima-
escultura, que habría surgido entre los siglos a.C. y d.C., ginario; es decir, en lo sagrado, esa dimensión saturada de ser
bajo la dinastía Han, no gozaba de prestigio, por implicar un de la que habla Mircea Eliade. Recuérdese que, para Kant, el
gran esfuerzo manual, algo impropio de la gente noble. gusto estético —concepto que se asocia al de placer, y casi se
En la pintura americana del período colonial no existió le superpone— se basa en la estructura formal y no en k nu-
eso que llamamos paisaje, y ni siquiera a lo largo del siglo xix, minoso. El gusto verdadero reposa en juicios puros y devela la
salvo unas pocas excepciones. José María Velasco, a quien se belleza pura, la cual no viene imbricada con otras funciones ni
considera el iniciador de la modernidad en la pintura mexica- se condiciona a conceptualidad alguna. Pero es justamente al
na, abordó en sus telas los profundos paisajes montañosos del imbricarse con otras funciones y destacar lo numinoso cuando
Valle de México, con sus volcanes, sus árboles y eriales. Hasta la belleza se convierte en un modo de conocimiento. Frente a la
entonces, los pintores desdeñaban los paisajes de su tierra, sien- necesidad simbólica colectiva que el objeto está llamado a satis-
do solo sensibles a los europeos, difundidos como modelos a emu- facer, resulta incluso banal hablar de juicio del gusto en el sen-
lar por las academias, del mismo modo en que preferían a los tido kantiano. Se comparte el significado del objeto y también el
héroes griegos sobre los indígenas y criollos. El colonialismo sentimiento que inspira, en el cual viene implicito el juicio sobre
en el arte llevaba a no mirar lo propio, sea hombre o paisaje, su calidad, pues de su belleza, como se dijo en un principio, de-
y las pocas veces en que los tomaba en cuenta, los represen- pende su eficacia. Señalaba Marcel Griaule, a propósito de las
taba con una óptica europea y siguiendo los cánones que de máscaras dogon, que las cualidades de la forma deben deslum-
allí venían. Las estampas costumbristas, que proliferaban en brar a los muertos, a fin de que acepten alejarse de la aldea,
biombos, retablos, arcones y otros soportes con función uti- pero también deben deslumbrar a los vivos que participan del
litaria, pertenecían a la cultura popular, o sea, subalterna, ritual, pues, de lo contrario:este perdería poder de convicción
por lo que eran consideradas, por su carácter decorativo, como y sobrevendría el caos.
no creativas, carentes de belleza, y, por lo tanto, desdeñadas. Lo bello, entonces, es lo que nos sumerge en lo más hon.
En el siglo xix, Argentina tuvo a un Prilidiano Pueyrredón. do o sagrado de la existencia humana, lo cargado de sentido
quien supo, sí, mirar y pintar los paisajes pampeanos, siendo que se opone al vacío y la banalidad. Lo sagrado atrae, fasci-
en este sentido un precursor del paisajismo que florecería en na, pero también produce rechazo y horror. Se sabe que estas
la primera mitad del siglo xx. son sus dos caras y que tal dualidad constituye la clave de su
Tampoco se puede tomar al placer estético como un canon eficacia, de las emociones intensas que suscita. Lo extraño,
universal, pues, por lo general, las culturas no abandonan sus lo exótico, produce terror, aunque también un sentimiento de
creaciones simbólicas al campo de la pura subjetividad. En la belleza, de deslumbramiento. Este puede preceder o suceder
recepción de las artes visuales no occidentales no se da ese de- al terror, o darse en forma simultánea, circunstancia que nos
leite que se presenta como el camino a lo sublime. Sin duda, el obliga a considerar el terror en este apartado consagrado a lo
despliegue de las bellas formas impresiona los sentidos. pero bello, y a entrar, así, en las oscuras trastiendas de tal con-
lo que cuenta no es esto, sino la percepción de los significados IJ cepto. El terror puede originarse en el enigma, en la visión
profundos que dichas formas sugieren o revelan. O sea. el delei- de lo desconocido, pero también —y es lo más frecuente— en

298 299
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

la fealdad, en lo monstruoso. Surge aquí una pregunta clave: la experiencia estética está, entonces, el despliegue de la forma
Si la belleza es el fundamento principal de la estética, ¿será que produce o revela un significado profundo. No es preciso
la fealdad su opuesto, su negación, o, por el contrario, otra abrir una brecha entre el objeto y su contemplación, como hizo
forma posible de la belleza? Muchas pinturas consagradas por la estética occidental a partir de Kant, para que lo bello pue-
la historia occidental del arte representan el horror, y eso no da manifestarse y actuar en el mundo simbólico. Aunque el
impide que se las considere obras de gran valor, situadas en «resplandor de lo numinoso», al cual se refiere Escobar, no sea
el mismo nivel que las que muestran lo bello de la vida. Vimos explícitamente reconocido como bello por los participantes de
que lo feo, lo horroroso, forma parte de la base misma de la es- una cultura, estaremos ante la belleza, del mismo modo en que
tética de los aztecas, entre quienes no hallaremos esculturas son consideradas arte obras no creadas con esta finalidad.
destinadas a mostrar lo hermoso o maravilloso de la vida. En El marxismo, al incorporar el arte a su proyecto libera-
ellas, el terror a los dioses es lo central, como el sentimiento dor, le asigna la función exclusiva de develar la dominación
que se expresa frente a su crueldad y arbitrariedad. Coatlicue, social mediante un realismo explícito, que no se diluya en la
la más «bella» de las esculturas de este pueblo, es, a la vez, la polisemia. La forma carece, para él, de importancia; lo único
más horrible de las imágenes. que cuenta es el contenido, la contundencia de la imagen y la
Se puede hablar de la belleza de lo feo, pero tal vez esto didáctica de su mensaje. En 1934, en el Primer Encuentro de
sea jugar con las palabras, malversar su verdadero sentido y Escritores de la Unión Soviética, fue adoptada la expresión
confundir planos. Si el arte puede expresar la fealdad y el «realismo socialista», método artístico que se proponía refle-
horror, habría que ir más allá, o más abajo, y decir que lo pri- jar la realidad social, comprometiéndose sin reservas con la
mario, el fundamento universal de lo estético, o de la estética, causa del proletariado y el socialismo. Pronto se convirtió en
es la forma, una forma que normalmente expresa lo bello de la una rígida normativa académica, en la cual poco o ningún
vida en sus distintas manifestaciones, que incluye el dolor y lugar tenía el concepto de belleza. Lukács introduce la idea
la tristeza, pero puede también expresar el horror y lo mons- de reflejo, uniendo la estética de Hegel con la teoría de Marx
truoso. Para Aristóteles, la forma es aquello que hace que una y Lenin sobre arte y literatura, lo que parece abrir una pe-
cosa sea lo que es, lo que reúne los elementos tanto materiales queña ventana al concepto de belleza, sin asignarle un sitio
como inmateriales que la integran en un conjunto, confirién- relevante. De hecho, el trabajo cuidadoso con la forma para
doles unidad y sentido. La fuerza que establece esa forma es lo alcanzar la belleza era visto con sospecha, como un desviacio-
que él llama la causa formal, que se diferencia de la causa fi- nismo burgués al que se llamó «bellomanía», y sigue siéndolo
nal, que alude a su teleología. Tal separación permite eludir el para quienes ponen el compromiso social por encima de toda
funcionalismo, situando el sentido en la misma forma y no en preocupación estética.
la finalidad que ella persigue. La forma intensa, deslumbran- Se puede decir que las teorías formalistas del arte que
te, puede tener su sentido en sí misma, como establece la es- proliferaron en el siglo xx son una reacción a estos excesos del
tética autista del arte por el arte, o servir para potenciar otra positivismo, centrados en los contenidos del arte y la función
función social, pero lo determinante no es esto, sino la relación didáctica que se le asigna. Dichas corrientes, por el contrario,
que establece con el sentido. Si lo bello pasa entonces por el sig- Prestan una especial atención a los aspectos formales, como el
nificado que se revela a través de la inflamación de la forma, la verdadero ámbito de lo bello. Ya para Schopenhauer el elemen-
forma vaciada de sentido no puede ser bella, por más atractiva to principal de la obra de arte es la forma, pues toda forma ter-
que nos resulte. En cambio, una forma horrible, monstruosa, que mina materializándose. Konrad Fiedler (1841-1895), en su teoría
venga cargada de sentido, sí puede serlo. En el fundamento de de la visibilidad, rechaza la distinción entre forma y contenido.

300 1 301
TEOR:A TRANSCULTURAL CE LAS ARIES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉ]. CA

Tiempos después, en su libro La vie des formes (1943), lo ha-


ría Henri Focillon, reemplazando a la díada contenido-forma
po r la de forma y signo. La vida es forma, sostiene. El artista
imagina, recuerda, piensa y siente por medio de las formas. La
belleza es forma, y la obra de arte no existe sino como forma.
Claro que esto no debe llevarnos a olvidar que el signo es uno
y que la forma visual puede jugar con él. pero no hasta el ex-
tremo de hacerlo irreconocible, como señala Xavier Rubert de
Ventós en su obra Teoría de la sensibilidad, para concluir que
la forma, a fuerza de querer asimilarse a lo que significa, acaba
conviniéndose en signo de sí misma.
La belleza suele asociarse a la luz, que al recortar las for-
mas sobre un fondo oscuro. sugiere significados esenciales, atra-
yendo sobre ellas la atención y despertando un culto que suele
desembocar en un deseo sublimado o manifiesto. Pero Gaston
Bachelard nos advierte que la luz juega y ríe sobre la superficie
de los objetos, pero no los penetra. La necesidad de penetrar, de
ir al fondo de los seres, resulta de la intuición de un calor ínti.
mo y es, por lo tanto, un atributo del fuego." El aura es un halo
de luz, que la iconografía cristiana e hindú pinta de amarillo.
dorado o verde, como irradiación de un estado de santidad. sa-
biduría y poder espiritual. Lo sagrado de por sí. al concentrar
sentido e imponer distancia, se presenta como una manifesta-
ción de la belleza, pues ya vimos que siempre lo numinoso apela
al esplendor de la forma para hacerse visible. Es el toque má-
gico de la forma lo que despierta las potencias dormidas de
las cosas, presentándolas como excepcionales y cargándolas
de fuerza. Los centros de poder simbólico irradian significados
que impregnan con su densidad a las personas y las cosas que
se instalan en ellos o se les aproximan lo suficiente, transfirién-
doles así un aura que antes no poseían, una intensidad que, al
teñirlas con la luz del sentido, las embellece: esto vale tanto
Evangelio», pintura de Marcelo Bordese que provoca un espan- Para el altar de un templo como para las principales salas de
to subyugante por su alto grado de hibridación, que no vacila. exhibición de un gran museo. También el tiempo confiere a los
además, en profanar los signos más caros del cristianismo. El objetos una pátina que da cuenta de largos y complejos procesos
horror y el sentimiento de rechazo se imponen sobre lo bello, de de significación, como si su biografía quedara condensada en
modo que solo una estética formalista. vaciada de toda ética.
puede reconocerle la condición de arte. Cf. Gas-ton BaHielard: Lo psichonalrsedu feu. Gallimard. París. 2004: p. 75.

302
303
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

signos y produjera un distanciamiento tanto o más estremece. lo cual viene a ratificar el carácter medular de esta categoría
dor que el espacial, el cual, por cierto, se verá potenciado si son para la concepción occidental. Lo bello, dice Kant, reside en las
exhibidos en un espacio de alto poder simbólico. formas espaciales y temporales de los objetos, mientras que lo
La concepción renacentista ha relacionado asimismo la sublime reside en lo ilimitado, ya sea en dimensión (lo sublime
belleza con la unicidad, pues la reproducción parece minimi- matemático) o en poder (lo sublime dinámico). La belleza, tanto
zar o anular el poder de irradiación de las formas, algo que ya natural como artística, es finita, amable y próxima, algo hecho
cuestionamos al referirnos a los fetiches. Con la secularización a la medida del hombre: mientras que lo sublime se presenta co-
de la obra de arte instituida por dicha teoría, la originalidad, mo infinito, distante y temible, algo que este no puede dominar
producto privativo del genio, toma el lugar de lo sagrado, con. pues trasciende su capacidad de comprensión.
virtiéndose en un elemento que, al igual que el anterior, conno. A pesar de la importancia que reviste el tema, poco es-
pacio le ha destinado hasta ahora la literatura antropológica.
ta a la belleza.
Fueron acaso los excesos de la «bellomanía» y los resortes Para algunos autores, lo sublime sería la primera categoría
de dominación que se articularon sobre ella los que llevaron a estética que aparece en el hombre, imbricada con la belleza,
convertir la belleza en algo sospechoso, una coronación del gus- como actitud de deslumbramiento ante lo que se presenta co.
to de las clases altas que había perdido ya su carácter de fun- mo superlativo, sobrenatural o superior a lo humano: los dio-
damento de la estética. Mas, a nuestro entender, esta categoría ses, la naturaleza creada por ellos, las hazañas de los héroes
sigue siendo imprescindible. Más que negarla, es preciso refor- legendarios. Claro que para el hombre primitivo se trataría
mulada desde una base transcultural, que deje atrás los tris- tan solo del reconocimiento del valor supremo de un ser o fe.
tes avatares de la historia del arte moderno de Occidente. Hay nómeno, la conciencia de que hay seres y cosas comunes que
otras modernidades paralelas que no se sumieron en esos pan- pertenecen al mundo cotidiano, y seres y cosas que, por su
tanos. A nivel universal, lo que llamamos belleza consistiría en mayor densidad simbólica, corresponden a otra esfera, la de
ese despliegue o inflamación de la forma cuya finalidad es poner lo numinoso o sagrado. Hay autores que relacionan la belleza
de manifiesto la densidad de un sentido. Dicho sentido no ha de con la claridad y la luz, mientras que lo sublime abordaría el
referirse, por fuerza, solo a las cosas y seres que una cultura ámbito de las fuerzas oscuras, que inspiran temor por su in-
considera bellas o esplendorosas, pues ya vimos que también el mensidad y su potencia, principalmente representadas por la
horror y lo monstruoso akanza la profundidad e intensidad de naturaleza. Pero en realidad son escasas las culturas que ven
lo sagrado. En dicho contexto teórico todo despliegue formal va- en la naturaleza el ámbito privilegiado de lo tenebroso, pues
cío de significado resultará tan irrelevante como un significado si bien se espiritualiza a menudo en ella sus fuerzas oscuras,
incapaz de alcanzar una forma que lo haga visible. dramáticas y malignas, también se la potencia con los recursos
de la luz, como ocurre en la Tierra Sin Mal de los guaranies.
2. En torno a lo sublime Por otra parte, la mística. que se asociaría pronto al concepto
Acaso se deba a Longino el primer acercamiento detenido al de k sublime, no cede, como el Romanticismo, a la tentación de
concepto de lo sublime, al cual ve como el grado superlativo de lo tenebroso. sino que busca con ansiedad alcanzar la luz, o la
la belleza, algo que eleva al alma y gusta a todos y en todas iluminación.
El vocablo «sublime» viene del latín subleva, que quiere
partes.
decir levantar, alzar del suelo. Lo que tendría que haber sido
En su Crítica al juicio, Kant señala que existen dos gran-
des categorías de juicios estéticos: aquellos relativos a la belleza, un mero acto de poner en valor las cosas que están relegadas
que son los juicios del gusto, y los que se refieren a lo sublime, o no diferenciadas para que puedan participar mejor en la

305
304
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

actividad simbólica, fue convertido por la estética occidental En el ámbito de las religiones, lo sublime suele ser lo sa-
en algo así como el pasaporte a una zona exquisita y exclusiva, grado y lo que viene teñido por él; o sea, dicho concepto perte-
necería a lo que llamamos la zona sagrada de la cultura. En
a un territorio donde el hombre no se encuentra con su como,
nidad, sino que se separa de ella, ya sea solo o con un pequeño 4 el pensamiento laico, lo sublime es visto como un acto de ele-
vación extraordinaria en el plano moral, intelectual o sensible,
grupo narcisista. Quien ingresa en esta vía no solo aspira a
levantar un objeto del suelo, sino a catapultarse él mismo a las dimensiones relacionadas con el concepto de arte. Pero, como
altas esferas, mediante una ideología que hace de la dimen• desacralizar la expresión artística del modo en que lo hizo la
sión vertical una escala jerárquica de tipo espiritual, la cual concepción renacentista impide alcanzar la universalidad en
no deja de tener, por el imaginario y las actitudes que suscita, el estudio de las prácticas simbólicas, por inscribirse la mayor
una proyección social negativa. Elevarse, para esta religión parte de estas en lo sagrado, el análisis debe realizarse en am-
del arte, es acercarse a la morada de los dioses, a compartir la bos campos, o acaso en ese punto de conjunción entre ellos que
gloria de los grandes genios. En los móviles de este ascenso es- es el ritual, tanto religioso como artístico.
tá la idea de la salvación individual, del alejamiento de la base Desde una mirada antropológica, la verticalidad de una
comunitaria, o sea, de la dimensión horizontal, lo que, más que cosmovisión no puede ser considerada, de por sí, ideológica,
tristeza o temor, produce placer. pues ya vimos que lo que caracteriza al hecho cultural es jerar-
Tal ideología artística abreva en la mística religiosa más quizar a los seres y las conductas, no situarlo todo en un mis-
que lo que está dispuesta a admitir. Roger Bastide, en Les mo plano. Lo ideológico puede entrar en lo que Gilbert Durand
problémes de la pie mystique, acuña el concepto de éxtasis laico, llama «verticalidad ascensional», propia de algunos sistemas
que bien podría aplicarse al objetivo que persigue esta manifes- simbólicos que estimulan a los individuos a subir en las esca-
tación del idealismo estético. Para él, el misticismo es un perpe- las ontológicas que establecen en el orden espiritual. Pero si
tuo movimiento de negación de la vida, del cuerpo (a través del este ascenso individual se produce lentamente, por esa acu-
ayuno, la abstinencia sexual y los castigos que se le inflige), mulación de sabiduría y obras que aparejan los años cuando se
de lo sensual, así como la forma más alta del individualismo los ha vivido dentro del echos social, estaríamos en las esferas
religioso, que no escatima ningún medio con tal de alcanzar el . del prestigio y no de lo sublime, por más digna de veneración
éxtasis. En efecto, el místico rechaza toda mediación sacerdotal! , que pueda ser una persona. Es que lo sublime, cuando se aplica
ycasinuelovrájtasofiel,nqu al ámbito de lo humano, se relaciona no tanto con la elevación
rechazando lo comunitario, asume el ascenso a las cumbres de espiritual en general, sino más bien con la elevación o ilumi-
lo sagrado como una empresa personal y solitaria, con lo cual nación instantánea, extraordinaria, algo que se dispara hacia
se está postulando de hecho, lo entienda o no así, como un hé- la altura con la velocidad de una flecha. En las religiones se
roe moral. Para lograr su ambicioso objetivo, tiende a aislarse lo vincula con la iluminación y el éxtasis místico, que permite
en la sola compañía de Dios, y a medida que va cortando lazos comulgar con un dios, comprender las leyes que rigen la vida y
con el mundo, rompe los vínculos con sus semejantes. Y a tal salvarse así individualmente (como en el cristianismo) o fundir-
extremo, que la psicología ha llegado a considerarlo un menti- se, al morir, en el alma universal, perdiendo la individualidad,
poso consciente o un mitómano inconsciente. El filósofo francés como en el brahmanismo y el hinduismo, siempre, claro, que se
André Comte-Sponville coincide en que el éxtasis es salirse del logre poner fin a las reencarnaciones. En la vieja doctrina brah-
mundo, y señala que su experiencia personal pasa más bien inánica, la unión con el alma universal podía darse también a
través del éxtasis, como una aventura mística de negación del
por lo contrario, por algo que llama éntasis y que define como
jl mundo que solo podían permitirse los brahmanes, como casta
la fusión con el mundo, la re-unión con él.
307
306
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

superior. En la visión laica del arte, el individuo, en su vuelo, En el cristianismo, la idea de la ascensión mística deter-
mina su base doctrinaria y su experiencia histórica, la cual se
- e distancia del grupo social al cual pertenece, por tratarse de
una experiencia singular, un sentimiento, en esencia, no com- relaciona dialécticamente con su opuesto: la caída a los abis-
partido, por más que otras personas experimenten algo seme- mos del infierno, donde reina Satanás, el principio del mal ab-
jante en un mismo espacio y tiempo. Si una obra de teatro nos soluto. Salvarse es elevarse; y condenarse, caer, hundirse. El
disgusta, el hecho de que todos la aplaudan a nuestro alrede- hombre debe elevarse porque Dios está en el cielo y allí lo es-
dor no modificará nuestro punto de vista, sino que más bien pera. El paraíso, perdido ya para siempre el Paraíso Terrenal
nos llevará a rechazar a ese público, a verlo como necio y de del Génesis, se perfila como aéreo, alejado de las pulsiones vi-
mal gusto. Y. por el contrario, si una obra nos conmueve pro- tales. Para alcanzar el Reino de Dios hay que seguir un cami-
II
fundamente, en nada modificará nuestro sentimiento sobre no de sacrificio, signado por el renunciamiento a lo carnal y
ella percibir la indiferencia con que es recibida por la enorme terrenal, así como por la práctica del ascetismo y la mística.
mayoría. En este último caso, lo más probable es que se gene- También, es cierto, por las buenas obras, por el amor al próji-
re cierto narcisismo de grupo entre los pocos que valoran la mo y la caridad, pero esto no le quita a su salvación el carácter
obra, que entendieron lo sublime que hay en ella. de solitaria, pues en el Reino de Dios el alma no se reunirá con
Tampoco opera esta ideología ascensional cuando el as- i todo lo que amó en la vida. Creo que tal concepción contaminó
censoraliz pnoesctlógi,auvezI simbólicamente esa idea primitiva y universal de lo sublime
muerta la persona y no en vida. Así, el islam habla de siete a la cual nos referimos al comienzo, al ser convertido este en
cielos superpuestos que deberá recorrer el alma del creyente I una categoría fundamental del arte por una filosofía occiden-
después de muerto para poder llegar al octavo cielo, que es tal marcada a fuego por el espiritualismo cristiano. Ello torna
donde se encuentra Alá. Desde que esos cielos no pueden ser a dicho concepto harto sospechoso y poco conducente a la com-
explorados en vida, ni siquiera en el imaginario, no sirven de prensión de este fenómeno con un sentido universal.
fundamento a una elevación mística que se solace con lo subli- Es que en la mayoría de las culturas, la verticalidad del
me como forma de diferenciación social. Entre los bambara de orden cosmológico no se traduce, como vimos, en una ideología
Malí, los cielos superpuestos son siete. El más bajo está contami- ascensional. En muchos casos, incluso, tal verticalidad está
nado por las acciones del nefasto Mousso-Koroni, mientras que en apenas esbozada, y la altura puede indicar un topos, un lugar
el séptimo se emplaza el trono real de Faro. Es allí donde está el como cualquier otro, más que un punto encumbrado al cual
agua purificadora y donde se refugia el sol por las noches. La se aspire a llegar mediante un ascenso ontológico. Se quiere
mayor altura es asociada así a una mayor pureza, sin que esto decir con ello que, desde el punto de vista antropológico, no
dé lugar a una ideología ascensional ni inspire una fuga de la siempre la verticalidad implica una jerarquía, pues, en defi-
comunidad, una renuncia a la vida terrenal. Por lo común, las nitiva, no es más que una de las tres dimensiones del espacio
estéticas africanas se imbrican profundamente con el rito y
y, en principio, no tiene por qué ser superior a las otras dos,
la participación colectiva. La búsqueda de caminos solitarios no aparejar forzosamente una idea de exclusividad. Hay seres
es bien vista ni deseada, por lo que no genera ese prestigio del sobrenaturales que viven arriba, en el cielo, y suelen ser pode-
que se nutren el elitismo y las ideologías de autoexclusión. Las rosos, pero también hay otros que viven en la tierra y el agua
máscaras, señala Simon Ottenberg a propósito de los afikpo del
Y no carecen de poder, y unos últimos, tampoco carentes de
sudeste de Nigeria, envuelven y comprometen a la comunidad poder, que eligen el inframundo como morada, sin que ningún
por entero. Quien no lleva máscara no es un espectador, pues dios los haya enviado allí en condena por sus actos. El cristia-
seguramente tiene asignado otro papel en el ritual. nismo y la brujería crecida a su sombra poblaron la dimensión

309
308
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

subterránea con verdaderas legiones de diablos que algunos no, sino en esa misma tierra que ellos conocen y aman, con
demonólogos se esforzaron en catalogar con los escrúpulos de ríos, animales y árboles aún mejores que los conocidos, por ser
un zoólogo, lo que muestra una pasión por lo tenebroso que jes verdaderos, los paradigmas perfectos. Es la tierra amada,
supera a cualquier otra religión del mundo, a las cuales tildan pero sin los sufrimientos, miserias e imperfecciones de esta. Y
de supersticiosas cuando ven a sus fieles estremecerse ante su apuesta va más allá: no se invita a morir para alcanzar tal
algún espíritu del mal. Bachelard relaciona el impulso hacia paraíso, sino a conquistarlo sin morir y para no morir. Lograr
lo alto con el Régimen Diurno, el cual se halla regido por la el aguyje es llegar al estado de indestructibilidad, como rezan
conciencia y puede conceder la inmortalidad, mientras que, sus himnos, o sea, la inmortalidad del cuerpo y el alma, y no
en su concepción, la caída hacia lo bajo se vincula al Régimen solo del alma. Entregar gozosos el cuerpo a la pudrición para
Nocturno, valorizado negativamente, como una pesadilla que salvar el alma es algo que el guaraní rechaza. Aunque siempre
a menudo akanza tintes infernales. La verticalidad se liga al le queda el consuelo de saber que también muriendo podrá al-
ascenso espiritual, en tanto que lo plano. lo horizontal, se re- canzar ese paraíso, lo que le pide a Capitá Chikú —así como a
laciona con lo banal, lo carnal y la caída. La contaminación otros héroes míticos que entraron al Yoy Mara Ey sin necesidad
simbólica del cristianismo es más que evidente en este abor- de morir— es, precisamente, la incorruptibilidad del cuerpo.
daje que se pretende universal. Y dicho paraíso no es para seres aislados, no se reserva solo
Entre los 515 seres mitológicos argentinos que catalogué en a los héroes morales que sepan conquistarlo con sus prácticas
otra obra,55 solo 57 viven en el ámbito celestial, aunque siempre virtuosas, pues se supone que allí continuará y se potenciará
inmiscuyéndose en la vida de los hombres, para lo cual des- la vida comunitaria de quienes cultivaron un mismo ethos so-
cienden y comúnmente adoptan una apariencia fija o variable, cial, ya que no puede haber paraíso fuera de la comunidad de
lo cual les permite tomar un protagonismo físico, visible y tangi- pertenencia. Por otra parte, para este pueblo, la búsqueda de la
ble, y no solo espiritual. Y como los que viven en el inframundo Tierra Sin Mal ha sido históricarnente una empresa colectiva,
son apenas 12, tenemos que la enorme mayoría (446) habitan en pues los grandes sacerdotes y héroes morales no la buscaban
la tierra o en ríos, lagos y lagunas, ámbitos dispuestos en un solos y en el retiro espiritual, sino que embarcaban a su comía-
mismo plano. La cultura mapuche contempla claramente la di- nidad en largos viajes hacia el oriente, donde estaba el Gran
mensión celestial como sagrada, pero sin instaurar una escala Mar Originario, o bien hacia el oeste, con la idea de alcanzarlo
ascensional que permita al hombre sustraerse de la comunidad. juntos. Aunque hay algunos símbolos aéreos, estos no se sitúan
En la cultura mbyá-guaraní se da una mística, al igual que la muy. por encima de todo ni persiguen la evasión. No son flechas
cristiana, cimentada en el ascetismo, en el afán de depuración disparadas hacia el infinito, sino seres y sustancias que, al su-
y perfección. Las llamas que brotan de las palmas de las ma- blimarse, ganan el aire tan solo para caer poco después sobre
nos y los pies de quienes alcanzan el estado de aguyje, es decir, la tierra, que es el centro de todo, el destino final del hombre. El
la plenitud acabada, podrían tornarse como claros símbolos de rocío, la «neblina vivificante» de Jakairá Ru Eté y la llovizna, de
lo luminoso, pues esto es asociado a lo bello. Pero la búsqueda los que tanto hablan sus himnos, no son más que mutaciones
de dicho pueblo no pasa por la renuncia a lo terrenal y sensual, del agua, la cual se sublima para poder fecundar mejor la vida,
sino más bien por su afirmación, ya que su perseguida Tierra al
condensarse y caer en forma de lluvia. Así, la fuerte mística
Sin Mal (Yvy Mara Ey) no está en el cielo ni en un lugar anodi- guaraní no se deja, a la postre, seducir por la verticalidad as-
censional, ni funda en ella una ideología de exclusión. La dan-
Ediciones Colihue. za, que aligera el cuerpo y lo prepara para el vuelo espiritual,
66Adolfo Colombres: Seres mitológicos argentinos,
se
Buenos Aires, 2008. da en un contexto ritual, o sea, colectivo, horizontal.

310 311
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES
VISUALES

han llamado tel a este mecanismo retórico por el cual un ser


Acaso para eludir esta ideología contraria a la comu-
adquiere los poderes de otro, asumiendo rasgos suyos. Puntua-
nidad, muchos pueblos han invertido el mecanismo: no son liza Escobar que se pintan y empluman no para disfrazarse,
los hombres quienes se elevan hacia los dioses en la intensi- sino para convertirse en dioses y comulgar con ellos duran-
dad de los ritos, sino los dioses quienes descienden hasta los te el tiempo del rito." A medida que el participante del ritual
hombres. Esto es lo dominante en las religiones africanas y se adueña de las cualidades divinas, va despojándose de las
y se da también bastante entre los pueblos
afroamericanas , en que se celebran los propias, sin que ese proceso apareje un éxtasis místico de tipo
indígenas de América. En los terreiros (fichas do ascensional. Por el contrario, la fuerza desplegada lleva hacia
rituales del candomblé en Brasil, las sacerdotisas abajo, conforme a las leyes de la gravedad, como lo prueba la
o deidades bailan
antidasconsagradas
sto) a los distintos orixds tensión muscular y la actitud de pisar firme la tierra, y casi no
de bahianas, entonando un canto de llamadas y res-
v es hay gestos que se refieran a una elevación. Cuando los dioses
puestas, hasta el momento en que el dios cae sobre su cuerpo que bajaron resuelven abandonar el cuerpo poseído, se retiran
y lo cabalga, se apodera de él hasta poseerlo por completo. discretamente, sin una coreografía ascensional que aluda a su
Su anterior personalidad quedará entonces anulada. En ade- regreso a las alturas de las que pudieran haber venido, pues el
lante, la mujer hablará con otra voz, se vestirá con ropas y final de la fiesta es. para ellos lo mismo que para los hombres,
atributos diferentes, se moverá de un modo distinto, será otro un momento triste que no tolera el gesto innecesario y, menos
ser, porque, por un tiempo, ha cedido su cuerpo a la deidad.
aún, la jactancia. La fuga hacia arriba no es experimentada
En este esquema no media símbolo alguno de elevación, por- en momento alguno por los participantes; ni siquiera es esce-
que el individuo desaparece en función social, para reforzar la nificada. Por otra parte, los orixás viven en el monte y en las
comunidad, la horizontalidad. Puede vérselo tal vez como una
aguas más que en el cielo, al igual que la mayoría de los dioses
forma de éxtasis, pero que no apareja ninguna autoexclusión africanos. Los negros cubanos sienten que la vida empezó en
social, sino todo lo contrario. Si en ello hay un gozo, es el gozo el monte, que allí nacieron sus santos y su religión. Los santos
de la comunión en lo terrenal, de la participación en el ritual y
residen en los árboles y matorrales, principalmente en las cei-
el imaginario que lo sustenta. La tierra es así afirmada, exal- bas y los jagüeyes. Tampoco los dioses de la América indígena,
tada, «sublimada» si se quiere, pero al margen de toda ideolo- como vimos, sienten predilección por el cielo.
gía de fuga ascensional que niegue la base comunitaria. Lo alto, nos dice Mircea Eliade, es una categoría inacce-
Al trance más extremo de las religiones negras, que pro-
sible al hombre como tal, pertenece, por derecho, a los seres
duce una total suspensión de la personalidad del poseído. las sobrenaturales. A los que habitan allí, se podría acotar, pues
gama
religiones indígenas de América suman una variada ya vimos que no son muchos los que se complacen en morar tan
de procesos psíquicos que, sin asemejarse del todo al trance, lejos del calor de los fogones. Religiones como el cristianismo y
tienen mucho de él. En varias oportunidades nos referimos a la el brahmanismo han desarrollado la mística de la ascensión
de los selk'nam de Tierra del Fuego, así como
al Hata celeste, que es, en definitiva, una fuga de la vida, una nega-
ceremonia de los Anábsoros de los chamacoco del Chaco Bo-
lleva a identificarse con los ción del mundo. Otros pueblos —la gran mayoría— han apren-
real. El proceso de imitado dei dido a venerar a los dioses que habitan en lo alto, sin intentar
dioses, a asumir su apariencia con la ayuda de indumentarias acercarse a ellos por la vía de lo sublime, y las intensidades
especiales, adornos, plumajes y pinturas, y a imitar, luego, susen
acciones. Los cuerpos se transfiguran, y es poco lo que resta
ese ser, transfigurado en el ritual, de su personalidad cotidia- Cf. Ticio Escobar. La maldición de Nemur. Acerca del arte, el mito y el
Ve ritual de los indígenas ishir del Gran Chacopanguayo, ob. cit.; pp. 33 y 83.
na. Los chamacoco perciben tan claramente el fenómeno.
313
312
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

se despliega hacia arriba, invisible desde abajo. Se trataba de


que buscan sus productos simbólicos nada tienen que ver con
un espacio en el que abundaba la miel, la cual desprendían
ese ascenso vertiginoso representado como una flecha dispara-
fácilmente de los troncos de los árboles, sin sufrir el ataque de
da hacia arriba, imagen reiterada por los Upanishads. Por el
la s abejas. Se accedía a él trepando por el árbol cósmico, que
contrario, en el Gran Chaco abundan relatos relacionados con era un quebracho blanco. Pero dicho paraíso, a juzgar por los
las mujeres-estrella, de hombres que las siguieron al cielo, no elementos que lo integraban, y aunque se situara en lo alto,
por el gusto de explorar ese espacio etéreo sino para no perder más que celestial era terrenal, y los hombres de aquel illo
su amor. Comúnmente, la mujer-estrella trata de persuadir al
tempore no se quedaban a morar en él, sino que se deleitaban
héroe para que no la siga, advirtiéndole que arriba se morirá un tiempo en sus jardines, se aprovisionaban bien y descendían
de frío y quedará expuesto a otros peligros más terribles. Y a la tierra, de la cual ninguno, que se sepa, renegó.'" Para los
quienes, desoyendo su consejo, ascienden detrás de ellas, su- I!i nivaclé, nos dice Chase-Sardi, el paraíso (Yinkerdp) está ubica-
fren mucho, y no todos pueden regresar a la tierra. El mensaje do en el mundo superior, y se describe como una región donde
que dejan estos mitos es explícito: nada hay en las alturas que siempre es verano y abunda la algarroba. Las almas se divier-
haga feliz a un hombre. Y tan es así, que hasta los dioses se ten y danzan en permanente borrachera, porque no existen allí
aburren del frío de la eternidad y bajan continuamente a la la enfermedad, el dolor ni la muerte. O sea, algo semejante a la
tierra para robarles a los hombres un poco de su fugaz pero Tierra Sin Mal de los guaraníes, que afirma plenamente los
cálida e intensa vida. Y, sobre todo, no quieren perderse las principios vitales, sin sublimarlos. como que hasta reivindica
fiestas, donde los espera no solo la belleza del arte para po- la ebriedad."
nerse a su servicio, sino también cuerpos jóvenes y vibrantes Claro, el ser humano siempre sueña con volar, y existen
de energía que se les ofrecen gozosamente en préstamo por mitos de hombres-pájaro. Pero este arquetipo universal tiene
algunas horas. Muchos mitos dejan traslucir que partir al cielo que ver con el deseo de liberarse por un rato de la fuerza de
para convenirse en astro es una forma de castigo de quienes gravedad, de vivir una experiencia más deportiva que espiri-
actuaron mal, o de autoexilio por desdenes amorosos, o de un tual, pues se trata de un ascenso no teñido por una ideología de
pesado sacrificio que asumen los dioses para posibilitar la vi- superioridad, sino, en todo caso —aunque no siempre—, por el
da. Así, los apapokúva, un grupo guaraní de la región fronte- deseo de evadirse de lo social. El vuelo puede ser también un
riza entre Brasil y Paraguay cuyos mitos fueron recogidos por símbolo de trascendencia, pero ella no se logra con ascensos
Kurt Nimuendaju, cuentan que Yacy quiso subir al cielo para rápidos, sino con la larga y paciente observancia de las pautas
convertirse en sol, pero Kuarahy se opuso, no porque ambicio- de la cultura, con una vida ética. No es una trascendencia
nara serlo él, sino por un sentido del deber. Conocía la flojera hacia fuera de la comunidad, sino en la comunidad, como un
de Yacy y era consciente de que no se levantaría temprano pa- modelo a emular que convalida los paradigmas existentes o,
ra despertar a toda la gente de la tierra ni se detendría en el en algunos casos, funda otros. Están asimismo los vuelos cha-
cenit para que esta pudiera descansar y comer. Él, en cambio, mánicos, ligados normalmente al uso de alucinógenos y estu-
estaba dispuesto a asumir ese sacrificio y cumplirlo puntual- pefacientes, que no se regulan por el principio del placer ni por
mente. Yacy pasó entonces a ser el hombre-luna. un pretendido afán de trascendencia. El chamán vuela con la
Desde ya, no faltan pueblos que sitúan el paraíso en la
altura, pero, a pesar de ello, no se trata de un paraíso celes- " lbíd.: pp. 91-92.
tial, como el cristiano, sino terrenal. Según relatos recogidos
por Ticio Escobar entre los chamacoco, lo que llamamos cielo " Cf. Miguel Chase-Sardi: «La concepción nivaklé del mundo", en Au-
gusto Roa Bastos (comp.): Ob. cit.: p. 198.
sería, para ellos, apenas el suelo del verdadero cielo, el cual
315
314
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES Vi. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

misma intención con que va al bosque, a la montaña o a una y por completo deshabitado; es decir, sin vida de ningún tipo.
fuente, es decir, a buscar elementos para curaciones mágicas ya vimos en el apartado anterior que para Bachelard el signo
o para interceptar algún mal que amenaza a su paciente o a de la profundidad es el calor y no la luz, pues esta no penetra y
su pueblo. Puede también guiar sus vuelos la magia negra, el calor sí. Se podría añadir a ello que, de acuerdo con las leyes
pero los fines oscuros de esta no permiten asociarla a la mís- de la fisica, lo que purifica y sublima no es la luz sino el calor.
tica de la ascensión celeste, la cual es, como se dijo. un asedio Y también pareciera que, en la vida, el calor tiene mucho que
a la luz. El viaje del chamán posee un sentido social. ver con el color.
Y ya que mencionamos la luz, es hora de referirnos a la re. La poética occidental ensalzó el azul pálido en alusión a
lación que esta guarda con la ascensión y lo sublime. Algunas la transparencia del éter, que viene a ser la antesala del blanco,
religiones muestran un marcado isomorfismo entre lo celes- el color de lo aséptico, de los hospitales, de los sitios donde se
te, visto como la dimensión superior, y lo luminoso. La ilu- sufre y muere, donde la vida parece ausente o a punto de extin-
minación, como rápido ascenso de un individuo que rompe guirse, porque lo que busca el blanco es no distraer con nada,
con la horizontalidad comunitaria, es representada cual un no excitar los sentidos primarios, cortar la circulación de los
relámpago, algo breve e intenso a la vez. En el hinduismo significados. Si el arte es la fiesta de los sentidos, ¿qué tiene
se dice que el signo «Om» es el arco. y el alma, la flecha que se que hacer en él lo sublime, entendido como ascenso hacia una
dispara hacia lo eterno, que es el blanco. o lo blanco. Detrás luz que niega el color y el calor, como una flecha disparada
de los símbolos que gravitan alrededor de la ascensión y la hacia el blanco de lo eterno y que cae en el color blanco de la
luz, existe una intención purificadora, y asimismo un esfuer- nada, en una mística que, por momentos, no vacila en situarse
zo de distinción personal, movido a menudo por la búsqueda, fuera de lo ético? Lo sublime recurre también al dorado, por
pero también por cierto elitismo. En la experiencia del arte es considerarlo representativo de la espiritualización. Se trata de
fundamental la luz, pero una luz traducida en colores vivos, un color ambiguo, pues si bien posee, por un lado, un carácter
pues, en los mitos, el blanco suele ser considerado un color sin solar, por el otro se lo considera sinónimo de blancura, acaso
energía interna, o sin savia, como dicen los chamacoco. En su por su estremecedora frialdad. Los psicocosmogramas budis-
momento vimos cómo los Anábsoros en cierto modo fundan tas de forma arquitectónica muestran un camino que asciende
la cultura al traer los colores a un mundo que casi no los te- entre terrazas esculpidas, desde lo que llaman el mundo de la
nía. Colores intensos que en varios mitos tienen que ver con discriminación y el error hasta la cúspide del Nirvana, esta-
la fuerza con que fluye la sangre, símbolo máximo de la vida do definido como un esplendoroso vacío. El Nirvana implica
animal y humana. En cambio, la mística de la ascensión ce- también renunciar al mundo, al destino de la comunidad, y a
leste recurre a una luz incolora o muy poco colorida. Observa tal extremo, que el budismo acepta compungido el sacrificio de
Gilbert Durand que el color desaparece a medida que el sujeto Bodhisattva, quien renunció al derecho de alcanzarlo por com.
se eleva. La pureza es blanca, incolora, insulsa, un salto al pasión con el mundo y deseo de ayudar a los que sufren. Surge
vacío más que a la seductora intensidad de lo fugaz. Entre los claramente en este caso la contradicción entre salvarse indivi-
nivaclé de Paraguay, el séptimo plano o región cósmica, el más dualmente mediante el ascenso místico y adoptar una actitud
alto de todos, es llamado simplemente Ciiiiyaj, lo que en su len- solidaria y terrenal, renunciando para ello al Nirvana.
gua significa amarillo, dorado, áureo. Pero no se trata de un Vemos entonces que lo sagrado, lo saturado de ser, tanto
color que los atraiga, hasta el punto de que ni los chamanes en el ámbito del arte como en el de las religiones, no puede aso-
más poderosos, acostumbrados a volar más allá de la luna, ciarse al cielo ni a la dimensión vertical, sino más bien a la idea
intentaron siquiera penetrar en él. Lo consideran inaccesible de centro, que es la zona en la cual lo sagrado (o la intensidad

316 317
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARPES VISUALES
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

de los sentidos que el arte puede alcanzar) se manifiesta de un miento cultural de las grandes mayorías, y, luego, las tilda de
modo total y contundente. Todo microcosmos, toda región ha- necias y superficiales.
bitada, señala Mircea Eliade, posee un centro, aunque en un Después de todo lo expuesto, cabría preguntarse qué espa-
mismo macrocosmos pueden existir varios centros, que mar- cio le queda a lo sublime en una teoría transcultural del arte.
can una geografía sagrada y mítica, considerada la única real Podría ser acaso el de esas emociones oscuras y limítrofes que
o la real por excelencia. Dicho centro puede estar en la altura, la conciencia aún no ha podido simbolizar, para traerlas a la
como en el caso de las montañas sagradas, pero no se trata esfera de la belleza y el arte. En tal caso, sería algo así como el
aquí de una evasión hacia el cielo, sino de marcar el punto reino de los significados que aún no encontraron un significan.
más alto de la Tierra, que es, a la vez, el ombligo de esta, el te, un fenómeno estético pero no una propiedad del arte, porque
punto donde comenzó la creación." Este centro ha de ser visto este no existe sin un significante. Por rondar la zona sagrada
como un espacio situante donde todo converge, pues desde él de la cultura, ayuda a fortalecer el aura de lo religioso, pero sus
se ordena el mundo; un punto fijo que está fuera del devenir y mecanismos y resplandores, por bellos que sean o parezcan, no
del discurso. Claro que puede haber sido creado o instalado allí pueden irrumpir en la escena del arte sin deshumanizarlo ni
por un ser sobrenatural, lo cual sirve para reforzar su carácter alterar su naturaleza.
sagrado y situante, y no para relativizado.
He dejado para el final, como una lectura complementa- 3. Percepción, sensibilidad y racionalidad
ria, el enfoque clasista desarrollado por Juan Acha, que pre- Tanto lo bello como lo sublime son categorías estéticas que
senta lo sublime como opuesto a lo trivial. Lo sublime, que corresponden al orden de la sensibilidad, pues precisan de un
puede manifestarse tanto en el plano laico como sagrado, es individuo que los sienta en su fuero interno. La sensibilidad,
visto como algo majestuoso, grande, elevado, selecto, de indu- que habría aparecido en Europa recién en el siglo xvin, se rela-
dable carga positiva, por representar un grado superlativo de ciona de este modo con la singularidad de un sujeto, pero ello no
la belleza, el dramatismo o el heroísmo. Lo trivial, por el con- implica que carezca de un componente social. Por el contrario,
trario, se identifica con el pueblo y lo vulgar, y es considerado este existe y resulta altamente condicionante. En su Estética,
bajo, ordinario, instintivo, poco elaborado, casado con un rea- Baumgarten señalaba ya que la mente humana actúa en dos
lismo sin vuelo. Esta visión clasista de lo trivial es, por cier- esferas de comprensión de diferente naturaleza: el campo de la
to, producto de una ideología que mistifica la realidad de las razón y el de la sensibilidad, considerando esta última como un
clases altas y propicia las concepciones idealistas del arte.' modo válido de conocimiento. Por su parte, Schiller afirmaba
Lo popular, claro, puede ser banal y chabacano, pero también, que la poesía, y el arte en general, tienen que elevarse por en-
como vimos en este libro, navegar en aguas profundas. Las cima de lo real, pero permanecer dentro de lo sensible. Quería
clases altas, por otra parte, son las principales responsables decir con ello que, fuera del territorio de lo sensible, no puede
de la banalización de lo popular al imponer, a través de los
existir el arte ni lo estético, mas esto no implica que la razón, la
medios, la cultura de masas, para corromper la conciencia po-
mente o, más bien, lo que llamamos racionalidad, quede exclui-
lítica y la estética genuina de los sectores subalternos. O sea,
da de dicho proceso. En esta dirección, señala Gianni Vattimo
promueve el kitsch, la hibridación irresponsable y el vacia- que cada concepto surge en un ambiente afectivo, y que, al
hacer filosofía, se ejercitan tanto los afectos como los concep-
"' Cf. Miren Eliade: Ob. cit.; pp. 41-45. tos. Ea el afecto o pasión por algo lo que lleva a profundizar
Edicio-
.3 Cf. Juan Acha: Los conceptos esenciales de las artes plásticas. en él en busca de un concepto. Tampoco se puede dejar fuera de
nes Coyoacán, México, 1991: pp. 69-70. él a la percepción, que resulta, al parecer, más condicionada
318
319
VI. FUNDAMENTOS DE LA alinea
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

bres, algo propio de la especie, la cual, en su evolución, privile-


que condicionante. Ello surge de la comprobación de que solo
gió lo visual sobre lo auditivo y olfativo. Pero bien sabemos que
percibimos lo que hemos aprendido a percibir (o sea, tal como la percepción tiene múltiples puertas, y que unas están abier-
lo prescribe la cultura de pertenencia) y, también, lo que desea-
tas, y otras, cerradas. La mayoría de ellas fueron colocadas por
mos percibir, aunque incluso el deseo se alimenta en lo social las culturas, y unas pocas, por los individuos. Se quiere decir
y cultural. Cada cultura elabora sus códigos visuales a partir
con esto último que un individuo puede no percibir lo que casi
de sus propias experiencias perceptivas. Puede así instituir la todos los miembros de su grupo social perciben, y no por tener
perspectiva, o eliminarla; centrarse en el contorno de las figu-
los sentidos disminuidos (sordera, miopía, etcétera), sino porque
ras y sacrificar el volumen, o tomar ambos en cuenta; asentar algo falla en su subjetividad que le impide detenerse en cierto
las figuras en el suelo o dejarlas flotando en un espacio donde
tipo de objetos. interesarse en ellos. Se puede, así, no percibir el
no hay arriba ni abajo por falta de un punto de referencia; o trino melodioso de un pájaro que canta con frecuencia cerca de
incluso sacrificar la figura completa para, en su lugar. poten- nuestra ventana, o sea, no escucharlo de verdad, no identificarlo
ciar uno de sus elementos, dándole un valor metonimia°, como
entre otros sonidos, o pasar todos los días frente a un árbol sin
las manchas o anillos de la piel de un animal; o, también, registrar su existencia. Pero más nos interesan aquí las puertas
representar las formas mediante grecas u otras convenciones cerradas, o no abiertas, por la cultura, pues sin duda esta opta,
abstractas, o a través de un color establecido. en algún momento de su historia, por privilegiar ciertos objetos
Juan Acha habla de una trilogía conformada por los sen-
y descuidar otros, opción que no puede ser casual, espontánea,
tidos (en el aspecto biológico, como fuentes de la percepción), al implicar un juicio de valor que orienta los sentidos en una de-
la sensibilidad y la mentalidad. Tales componentes, dice. se terminada dirección. Si el guaraní, para poner un ejemplo, tiene
encuentran de hecho tan fusionados que los sentidos nunca
una sorprendente percepción de las plantas y los animales, la
perciben por sí solos, ni la sensibilidad siente motu proprio, y cual le permitió identificar miles de especies y conocer aspectos
tampoco la razón piensa por su cuenta. En suma: lo propio de de ellos que incluso escapan a los naturalistas, es porque hace
los sentidos es percibir; lo de la sensibilidad, sentir; y lo de la
mucho tiempo en ese pueblo «optaron» por concentrar la aten-
razón o mente, pensar." Al cogito cartesiano, al «yo pienso», ción en dichos reinos de un modo casi obsesivo. Tal percepción se
habría que añadir el «yo siento», como un elemento también reproduce culturalmente, y se podría decir que todos los miem-
fundamental en la construcción del sujeto. Pero, ¿qué es lo que bros del grupo la tienen. No es arriesgado afirmar entonces que
el sujeto piensa?, o ¿sobre qué ejes y categorías? Del mismo mo-
hay un pensamiento visual previo que condiciona la percepción,
do, cabe preguntarse qué es lo que un sujeto particular percibe que le permite alcanzar semejante nivel en ciertos terrenos.
QII y siente, cuáles son los campos sobre los que dichos actos se
Desde ya, tal percepción especial no puede dejar de imbri-
despliegan y qué ejes conceptuales los condicionan. carse con la faz sensible, y así, lo que acontezca a las plantas
La imbricación a la cual aludimos no obsta a que momen- y animales impresionará más al guaraní que a miembros de
táneamente, mediante un esfuerzo analítico, se pueda aislar otras sociedades que no se interesan a tal extremo por ellos.
a nuestras percepciones, sentimientos o pensamientos, como el
Se podría decir entonces que los niveles de percepción regulan
mismo Acha lo admite. Haremos entonces eso, empezando por de algún modo los sentimientos, al hacer que los individuos se
los cincos sentidos primarios, base biológica de la percepción-
conmuevan por ciertas cosas y no por otras. O sea, las culturas
Aunque no abundan los estudios comparativos, se podría decir, no desparraman su sensibilidad por la totalidad de los objetos
para empezar, que los cinco sentidos son comunes a los how-
en forma equitativa, sino que privilegian algunos y devalúan
Otros. con lo cual establecen una jerarquía. Y esta selección
lbíd.; pp. 24-25.
321
320
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

varía de un tiempo a otro, por lo que se habla de la sensibili- ies mismos problemas que rigen para las cosas. De esta forma,
dad de una época en un determinado ámbito espacial. En un el Estagirita baja las ideas platónicas a la realidad sensible, al
mismo tiempo y lugar puede llegar a haber más de una sensi- wrritorio de las cosas, intentando introducir la inteligibilidad
bilidad, aunque lo más probable en estos casos es que una asu. en el mundo sensible, e, incluso, fundirla con él.
ma el papel dominante y las otras queden relegadas a sectores Surge de este breve viaje por los orígenes de la filosofía
minoritarios o subalternos de la sociedad. occidental la profunda desconfianza que pesa sobre la percep-
En la filosofía griega, fue Parménides el primero en perci- ción sensible en cuanto productora de conocimientos que per-
bir que hay un mundo sensible y otro inteligible, tras declarar mitan acceder al ser de las cosas, es decir, a lo real. Lo que
el carácter ilusorio de la percepción. El mundo sensible es el llamamos pensamiento simbólico no puede ser homologado con
que conocemos por medio de los sentidos, el que se presenta an- el mundo sensible o de las meras sensaciones, aunque opera
te la razón como ininteligible y absurdo. A su juicio, el mundo ' a partir de los datos que perciben los sentidos y no negando a
inteligible, el de los pensamientos, es el único auténtico, ver- estos en nombre de una verdad abstracta. Mas, a pesar de tra-
dadero. Según su teoría. las propiedades esenciales del ser son tarse de dos cosas distintas, sobre el pensamiento simbólico
las mismas que las del pensar, no las que nos muestran los recayó la misma desconfianza que signó al mundo sensible en
sentidos, por lo cual se lo considera el descubridor de la identi- la cultura occidental, al ser considerado un pensamiento enga-
dad entre el ser y el pensar. Platón avanza considerablemente ñoso, de menor calidad.
por este camino. Convencido por los argumentos de Zenón de Con respecto a la sensibilidad, cabe señalar que no son
Elea, elimina el movimiento del mundo inteligible, para confi- las ideas las que producen los sentimientos, pero a menudo
narlo, al igual que los eleáticos, al mundo sensible, que es el suelen reforzarlos, al mostrarnos su raíz universal mediante
de las apariencias, del fenómeno, y también el de las emocio- mecanismos lógicos. Una obra puede conmovernos por el amor
nes, por naturaleza, fugaces. En su concepción, cada cosa en el o la justicia que despliega. pero el amor y la justicia son tam-
mundo sensible tiene su idea en el mundo inteligible, el topos bién ideas y no solo sentimientos. Esas unidades lógicas que
uranos. Esa idea constituye el paradigma, el modelo ejemplar son las ideas conforman puntos de vista o categorías con las
al cual se ajustan, o tratan de ajustarse, las cosas que percibi- cuales un sujeto. al enfrentarse con las cosas, puede organi-
mos. Mientras los paradigmas de la mente son perfectos, los zar sus sensaciones para conferirles objetividad, realidad y,
del mundo sensible son imperfectos. Para Platón, las ideas son también, universalidad. Ellas permiten descomponer el todo
entes reales, que existen en sí y por sí, conformando un mundo de la percepción sensible en unidades semánticas que darán
inteligible separado del mundo sensible. Si bien, según su teo- pie al juego interpretativo, fundamental en el arte. La men-
ría, las ideas son trascendentes a las cosas (están separadas talidad o racionalidad no debe. pues, confundirse con la sen-
de ellas y son más importantes), ambas tienen siempre algo en sibilidad, pero tampoco ha de abismarse la distancia entre
común, pues las cosas participan de la idea, y gracias a esto, ellas, sino construir puentes, nexos que les permitan poten-
podemos predicar algo de ellas, por más que su ser sea apa- ciarse recíprocamente. Juan Acha ya advirtió que la razón se
rente, fenoménico. Así, el individuo es una sombra, un remedo complementa con la sensibilidad, y que ambas se reemplazan
imperfecto de la idea de hombre, pero el mismo hecho de parti- mutuamente cuando las circunstancias lo exigen, por debili-
cipar de esta idea es lo que le confiere un ser, o un leve rastro de dad o ausencia de una de ellas. Ya vimos que el placer estético
él. Aristóteles rechaza esta teoría de los dos mundos, estable- puede ser intelectual o sensual.
Al reconocer la incidencia de la mente en la producción
cida por Parménides dos siglos atrás, por ser una complicación
inútil, que no resuelve nada, pues a las ideas se les plantearán de los sentimientos, habría que añadir que el aspecto racional

323
322
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

no debe entenderse en los términos en que más lo conocemos, La antropología del cuerpo incide también en la esfera
o sea, como la razón occidental, de marcada pretensión ecu- de la sensibilidad. Hay, de este modo, un cuerpo comunitario,
ménica, cuya lógica responde a la jerarquía de valores de esta perteneciente a personas que se sienten parte de un conjunto
civilización. El aspecto racional entra en el proceso estético, o social, al cual quieren servir con todas sus facultades y habi-
debe entrar, como una racionalidad propia, regional, articulada lidades, sin intentar diferenciarse de él ni sentir de un modo
sobre la escala de valores de la cultura a la cual pertenece el distinto a la sensibilidad colectiva, para no alejarse del ám-
sujeto que siente. De no ser así, el pensamiento no se imbricará bito de lo compartido e internarse en las tristes sendas de la
verdaderamente con la sensibilidad, sino que entrará en opo- 4a soledad. En el lado opuesto está el cuerpo de la modernidad
sición con ella. Quedarán así, de un lado, los sentimientos que occidental, que potenció una sensibilidad individual, de suje-
brotan del interior del sujeto en presencia de las cosas, como tos que desarrollan sus facultades y habilidades en un camino
una marca de identidad profunda, y del otro, una lógica fría, propio, o que pretende serlo, como una forma de diferenciarse
desarraigada, que pretende colonizar y coartar la sensibilidad. de su comunidad, de pensar y sentir de una manera distin-
Surge de aquí que el colonialismo puede actuar sobre los nive- ta, y hacer de esta diferencia, por mínima que sea, la base
les de la percepción (percibir lo propio con el lente de lo ajeno, o de su identidad. Cuando estas búsquedas individuales cunden,
no percibirlo en absoluto), de la sensibilidad (no desarrollar los la sensibilidad de un grupo social se fragmenta en distintos
sentimientos en el campo de la cultura de pertenencia, sino de tipos de sensibilidades, a los que se sumarán las sensibilida-
los modelos impuestos) y de la mentalidad (sustituir la raciona- des totalmente atípicas, excéntricas, por moverse en registros
lidad propia por una razón ajena que se asume como la única la solitarios, exclusivos, a menudo colindantes con la locura y los
válida y que funciona sobre una escala de valores diferente). abismos más infernales de la subjetividad.
Como bien señala Juan Acha, los sentidos, la sensibilidad y la Por último, habría que distinguir entre la sensibilidad co-
razón o mentalidad son productos sociales, por más que dichas mo la capacidad o modo de sentir, y lo que podríamos llamar
operaciones se realicen siempre en el interior de un individuo. ideología de la sensibilidad, propia de sectores elitistas, a menu-
Añade este autor que mientras que la razón actúa con mayor li- do embarcados en la teoría del genio, que hacen de su particular
bertad, a pesar de su inevitable sujeción a las estructuras lógi- sensibilidad, a la que consideran profunda y refinada, una mar-
cas del lenguaje, la sensibilidad es más social, más dependiente ca de superioridad humana o social, lo cual los lleva a despre-
de una cultura estética que le imprime valores y hábitos." Hay ciar a quienes no sienten lo que ellos sienten, y a excluirlos de
así culturas marcadamente vitales y sensuales, y otras con una los ámbitos sociales que llegan a controlar. Estas apreciaciones
fuerte inclinación mística, espiritualista y racional. Mientras suelen fundarse en un sistema valorativo propio de una clase o
que algunas culturas de Oriente cifran la felicidad en la au- una cultura dominante, y no contemplan la posibilidad de que
sencia de toda sensación, las de África hallan la felicidad en otras personas puedan llegar a sentir con el mismo nivel de in-
la intensidad de las sensaciones, como base para desarrollar tensidad pero dentro de otro orden de valores, los cuales incluso
sentimientos igualmente intensos. En la misma historia de pueden no ser de carácter estético. Sería el caso, por ejemplo,
Occidente vemos estéticas del sufrimiento, que abrevan pura- de personas o pueblos que observan y aman la naturaleza, de-
mente en él, complaciéndose con la enfermedad y la muerte; y fendiéndola y conmoviéndose profundamente por sus procesos,
estéticas gozosas. armadas en torno a la risa y la celebración de Pero sin intentar estetizarlos. A la sensibilidad, como elemento
la vida como una fiesta de los sentidos. de la teoría estética, se estaría oponiendo aquí una estética de
la sensibilidad, que la sobredimensiona para hacerla más visi-
62 Ibid.; p. 35. ble y convertirla en eje de un complejo de superioridad.

324 325
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

4. Individuo, individualismo y teoría del genio


En la India, el Tantra se interesa especialmente en la sen-
sibilidad, y utiliza el arte para cultivarla. Se reconoce que la Aunque la estética clásica de Occidente no contempla el con-
emoción y las sensaciones son las fuerzas que más motivan al cepto de individuo entre sus fundamentos, su teoría del arte no
hubiera sido posible sin esta «revolución» que empieza a insi-
ser humano, y que, debidamente encauzadas, pueden generar nu arse en el mosaico italiano de los trecento y se hace ya visible
una energía sin precedentes que permitirá alcanzar el éxtasis.
Este ea tanto sensual como místico y se imbrica con lo estético. en el quattrocento, como un emergente del Renacimiento. Se ha
En la cultura de la modernidad occidental, la sensibilidad señalado al comerciante como el primer prototipo del individuo
jugó un papel importante en el proceso de individuación, pe- moderno, hombre emprendedor cuyas ambiciones desmedidas
ro ello fue sustancialmente alterado por la cultura de masas, lo llevan a saltar el cerco establecido por la cultura comunita-
que, como señala Umberto Eco, tiende a imponer símbolos y ria, para salir a la conquista de otros mundos que, para él, son
mitos de fácil universalidad, creando tipos inmediatamente nuevos mercados y factorías. Ya no es el bienestar social lo que
reconocibles, con lo cual reduce la individualidad a su míni. determina sus acciones, sino un interés personal. No obstante,
se ve en la necesidad de presentar sus iniciativas como algo
ma expresión. Produce así un efecto sentimental deliberado, al altamente beneficioso para la sociedad en su conjunto, lo cual
que incluso atribuye un sentido único, como un modo de uni-
formar la sensibilidad y no dejar nada sujeto a la capacidad dará nacimiento al mito del progreso. Al comerciante se une el
de percepción del individuo, y menos aún a la interpretación. banquero, que financiará sus aventuras de expansión. Tardará
La atmósfera lírica que crea se sobrecarga así de aspectos se- en advertirse el costo de esta actitud, que a menudo enriquece
mánticos, con lo cual se asegura alcanzar el efecto deseado, a unos pocos en perjuicio de la mayoría, entre la cual empieza a
sin importarle que tanta obviedad provoque el rechazo de los cundir asimismo una ambición que carcomerá el espíritu comu-
más sensibles. Es que la cultura de masas no busca la calidad nitario y operará en muchos casos como factor de decadencia.
estética, sino el gran número, y para ello, en vez de comuni- Estas personas, para enriquecerse, se ven obligadas a moverse
car sentimientos variables en los cuales sea posible el juego fuera de la tradición, e incluso en flagrante trasgresión de sus
de la individuación, falsifica un sentimiento único." No obs- cánones, aunque, para evitar el rechazo popular, suelen exaltar
tante —y mientras primero aplana y luego fagocita los patro- las tradiciones que no interfieren en sus negocios y contribuir
nes culturales de individuación, suplantándolos por pautas de con el gasto ritual, destinando a él parte de sus ganancias.
consumo manipuladas en función de un puro estatus social—, Ciertos artesanos prósperos empezaron a sumarse a dicho
la cultura de masas exalta al individuo, pero no ya como un estamento creciente, y muchos de ellos saltaron a la condición
ser con responsabilidad social, sino como aquel que vuelve la de artistas, buscando la protección de los señores, con el papel de
espalda a su comunidad para sumarse al hedonismo frívolo y i contribuir al refinamiento y esplendor de las cortes. Se inde-
vacío de sus fiestas. Promueve así una sensibilidad narcisista pendizaron así de la tutela religiosa que regía en el Medioevo,
que tiende a incomunicar al individuo, a separarlo de la socie- lo que les permitió alcanzar un grado de libertad antes impen-
dad y, también, de las percepciones intensas del arte. A causa i sable. Pronto dejaron igualmente atrás la condición anónima
delo,srápciabmsvnuldociye que signara antes toda actividad, desde los constructores de
entretenimiento que a las alturas y profundidades del espíritu catedrales hasta los más humildes trabajadores manuales, y
humano, las cuales ni siquiera merecen llamarse obras. comenzaron a firmar las obras, estampándoles el sello del yo.
La necesidad de afirmación individual que crece en el si-
Tusquets Editores. Bar glo xv convierte el retrato en una de las primeras fuentes de
s' Cf. Umberto Eco: Apocalípticos e integrados.
celona, 1999: pp. 59. 85-86. inspiración de la pintura, con lo cual, como señala David Le

326 327
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

Breton, se modifica la anterior tendencia a no representar a le se entrega al exceso y la farsa, explorando las distintas formas
persona humana individual. Antes, las figuras antropomorfas de la risa. Claro que estos dos cuerpos se manifiestan en mo-
eran seres ficticios y servían para ilustrar estampas religiosas, mentos especiales, los extracotidianos del rito y de la fiesta.
En la Alta Edad Media, dice este autor, solo los altos dígnate. Durante el resto del tiempo opera lo que se podría llamar un
rios de la Iglesia o del reino dejaban retratos de sus personas.« cuerpo popular cotidiano, tolerante con la gordura y los defec-
Al ser el rostro la parte más singular de la persona, el arte tos físicos, a los cuales suele mirar con afecto, sin valerse de
de representarlo akanza un gran refinamiento. Del retrato de ello para discriminar.
una persona identificada socialmente se pasará a bellos ros. En definitiva, el dualismo antes mencionado es producto
tros anónimos de gran humanidad, habitualmente obtenidos de una razón aplicada al cuerpo, y también de un espiritualismo
de un modelo que posa para el artista, sea pintor o escultor. El cristiano que había creado y potenciado un alma inmortal, una
propósito será siempre el mismo: resaltar la singularidad de esencia abstracta a la que eximía de la corrupción que aguar.
un sujeto, a quien se separa, así, de la masa, del cuerpo popu. da a todo ser biológico. Tal actitud racional habría comenzado a
lar. En el siglo xx, la generalización de la fotografía alimentará manifestarse en el siglo xvi. A partir de entonces, ciertos indi-
enormemente dicha tendencia. viduos se preocuparon de marcar las fronteras entre ellos y sus
Para profundizar en este proceso histórico de individua- semejantes, y fueron al encerrándose en sí mismos. El cuerpo
ción que se dio en Europa, es preciso volver al tema del cuerpo. racional. nos dice Le Breton, es liso, moral, sin asperezas ni
En las sociedades tradicionales, no se distingue entre este y la excesos. Pero, en verdad, lo racional no puede ser un atributo
persona. La modernidad occidental, en cambio, separó concep. del cuerpo, pues correspondería a la esfera del alma.
tualmente al hombre de su cuerpo. El hombre ya no es un cuer- Descartes llevó tal dualismo a las alturas de la filosofía,
po, sino que posee un cuerpo, el cual se ve sometido a rigurosas fortaleciendo los argumentos que esgrimió Vesalio para legiti-
prácticas de individuación que a menudo fuerzan los límites de mar la disección de cadáveres. Con él, el cuerpo se convierte en
la cultura a fin de ajustarlo a la imagen que el ego se hace de sí una realidad accidental, indigna de toda preocupación filosófi-
mismo. Este dualismo convierte al cuerpo en un alter ego con ca, y se diría que deviene la parte menos humana del hombre.
el cual el ego dialoga, estableciendo una dialéctica cuya finali- Yendo aún más lejos, el dualismo cartesiano independiza el
dad es la diferenciación, la identificación. El cuerpo deja de ser pensamiento del cuerpo, en lo que podría catalogarse como la
una realidad en sí mismo, para convertirse en una construcción primera gran desterritorialización de los tiempos modernos.
simbólica, la que no debe confundirse con los símbolos que las so- Se dice que el individuo es el último avatar, el Dios de la
ciedades comunitarias inscriben en el cuerpo con diversos pro- modernidad y, más aún, de la posmodernidad, y que su modo
pósitos, punto que ya estudiamos. En el cuerpo popular, señala de expresión es la identidad; pero si ahondamos en ello, vere-
Le Breton, el hombre no se distingue de la trama comunitaria mos las falencias de dicha concepción en un tiempo que tien.
y cósmica en la cual está inserto, se amalgama con la multitud de a borrar lo que las personas tienen de singular más que
de sus semejantes sin que su singularidad (que siempre existe, a resaltado, y en el cual los discursos identitarios más bien
y no es nuestro deseo negarla) lo convierta en un individuo en están manifestando una carencia de señas particulares, una
el sentido moderno del término.« Su cuerpo puede ser divino, agobiante era del vacío. Más que ante verdaderos individuos,
cuando se i.eviste con la piel de los dioses. o grotesco, cuando estamos ante una ideología del individuo, un individualismo
que se ha ido manifestando, en las diferentes épocas, de ma-
" Cf. David Le Breton: Ob. cit.; pp. 41-42. nera distinta. No son, así. lo mismo el individualismo del Re-
nacimiento y la Ilustración, en cierta forma revolucionario por
64 lbíd.; p. 29.
328
329
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

las transformaciones sociales que impulsó, y el individualismo peculiar, añadirle elementos semánticos verbales y no verbales.
narcisista de la posmodernidad; el individualismo de los comer- Pero de algún modo está preso de una estructura, que si bien,
ciantes, banqueros y otros burgueses que solo velan por sus in- por un lado, condiciona su comportamiento, por el otro también
tereses económicos, y el individualismo del artista que se siente da sentido a sus innovaciones, impidiendo que caigan en el va-
un ser único e iluminado por los dioses, conforme a la teoría del cío y la locura.
genio. Hay también un falso individualismo, ese individualismo El idealismo nace con Descartes y se desarrolla con la
sin individuos del que habla Castoriadis, refiriéndose a esa ea. teoría de los empiristas ingleses y el racionalismo de Leibniz.
pecie de marionetas moldeadas por la moda y la publicidad. La cristalización de este pensamiento en el terreno del arte
En cierta forma, el individuo existe, pero, como dice Maffe- es el Romanticismo, que invertirá el concepto de originalidad
soli, se trata de una realidad relativa, en los dos sentidos del tér- como anclaje en un origen, para convertirlo en una innovación
mino: realidad relativizada por los otros y realidad que se pone que rompe o pretende romper con el origen, con la tradición.
en relación con los otros." Nada, o nadie, escapa al ambiente de Se podría decir que, con el Romanticismo, el yo pasa a ser el
una época, y el artista no configura una excepción, como vimos objeto mismo de la obra. El verdadero artista no es ya aquel
al hablar del estilo, aunque es frecuente que este se jacte de que repite hábilmente o actualiza las formas que vienen dadas
adelantarse a su tiempo o de estar por encima de él. El concepto por la cultura, ajustándose a sus reglas, sino un iluminado,
de ambiente alude a dos categorías que en algunas culturas se un genio a quien se considera dotado por los dioses, o por la
presentan unidas: espacio y tiempo, o sea, un ámbito territorial Naturaleza, de una especial capacidad creativa que le permite
(una ciudad, una región, un país) y una época. Aunque el idea- sacar formas bellas y sublimes de la nada, pues se lo eleva
lismo siempre rompió lanzas contra todo pensamiento determi- por encima de todo condicionamiento social. En su Crítica del
nista, viniera de la filosofía o de la sociología, lo cierto es que juicio, Kant define a las Bellas Artes como las artes del genio,
el ambiente engloba, condiciona de un modo muy marcado las y caracteriza a este como «la disposición psíquica ingénita a
conductas de los individuos, las relaciones sociales y hasta la través de la cual la naturaleza dicta sus reglas al arte», y más
forma de pensar el mundo, lo cual llevó a J. M. Guyau a sostener en concreto, como «un talento para producir aquello para lo
que nuestro pensamiento es, en el fondo, impersonal. cual no se pueden dictar reglas definidas: no es una mera ac-
G. Simondon, autor citado por Ivlaffesoli, habla de una rea- titud para lo que puede ser aprendido mediante una regla. Por
lidad preindividual que contendría todas las opciones posibles lo tanto, su primera propiedad ha de ser la originalidad». El
dentro de una cultura, todas las potencialidades, que ningún concepto de genio apareja un culto a la personalidad, el tomar
proceso de individuación agota. Este sustrato preindividual al artista como un centro del mundo alrededor del cual giran,
hace que el individuo no exista realmente como tal ni como o deben girar, las grandes mayorías, convertidas en receptoras
principio de individuación. El individuo sería tan solo un esta- pasivas, sin creatividad alguna, de sus obras. Conforme a esta
do pasajero, incierto, flotante, que toma su ser de una realidad teoría, son los genios quienes crean la cultura, y no la sociedad
preindividual, dentro de la cual actúa y desarrolla sus diver- toda en su constante interacción simbólica. Lévi-Strauss, con
sas potencialidades. 67 En este sentido, se parece a un actor que, una mirada antropológica, advierte que este proceso de indi-
si bien recita textos preexistentes, puede darles una entonación vidualización de la producción artística apareja una pérdida
o debilitamiento de la función significativa de la obra, que se
'31 Cf. Michel Maffesoli: La transfiguration du politique. La Table Ronde, retrotrae, además, a esferas sociales restringidas.
París. 2002 (3 ° ed.); p. 222. Desde el punto de vista clásico, el genio vendría a ser ese
suplemento de alma indispensable que viene a sumarse al respeto
lbíd.; pp. 223-224.

330 331
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES Vi. FUNDAmEniTOS DE LA ESTÉTICA

de las reglas establecidas para la creación de la belleza artís. de oficio, por formar parte de una minoría especializada en el
tica. Señala Marc Sherringham que el reconocimiento de la pero de lo que se vanagloria es de su
existencia del genio artístico existió ya en la filosofia griega, cresattlivean,iedaesün talento «innato» y de ser un hombre
Platón hablaba de la «inspiración divina» del artista, y el clasi. °cdidóen, un predestinado. Lo contradictorio de dicho eli-
ceiida
cdrilseaPvnaoca
cismo admitió la insuficiencia del conocimiento y buen manejo tismo, remarca este autor, es su recurrencia al idealismo y la
de las reglas del arte: era preciso complementar esto con la metafísica, a pesar de que el enciclopedismo cuestionó de raiz
inspiración poética." Pero en la concepción clásica, la tradi.
ción, manifiesta en las reglas, no era menoscabada, y el arte a estaDeúlm tiámse6s9tá señalar que en el arte de la América indígena
no giraba alrededor de los artistas sino los artistas alrededor no existió en los tiempos clásicos ni existe hoy la idea de genia-
del arte, o sea. de una práctica que venía del tiempo y ellos de- lidad individual, como tampoco las de ruptura renovadora y
bían reproducir y, también, enriquecer con sus aportes. El ge. unicidad de la obra. El arte indio, escribe Ticio Escobar, no es
nio implica la capacidad de crear obras de gran valor mediante fruto de una creación individual absoluta, ni se produce a tra-
reglas nuevas que no están determinadas y que ni siquiera se vés de innovaciones transgresoras, ni se manifiesta en obras
apoyan en conceptos claros. como si escaparan a toda razón u irdrkre.p5et.isbluebs.:
obedecieran a una razón singular, la del artista, que el común
de los mortales no puede comprender. La originalidad consiste tividad y comunidad
justamente en tal imprevisibilidad. en esta indefinición de las La estética filosófica, escribe De Ventós, nace en Grecia orien-
reglas (si cabe llamarlas así) que sustentan una obra. La obra tada por lo objetivo, en un tiempo en que este no se oponía a
considerada genial rompe. de hecho, con uno o más paradig- lo subjetivo, ni lo real a lo ideal, ni la representación (mimisis)
mas de la cultura. sin detenerse a pensar en su antigüedad a la creación (poiesis), y que homologaba lo bello con lo bueno,
y valor. A menudo, esas obras «geniales» destruyen un viejo como valor máximo." Es que en la concepción helénica, lo ob-
paradigma sin proponer otro capaz de reemplazarlo con igual jetivo coincidía plenamente con lo comunitario, o sea, con los
o mayor altura y eficacia —Marcel Duchamp y Andy Warhol, valores que un determinado grupo social establecía y jerar-
por ejemplo—, por lo que devienen contraculturales. Otros quizaba. La creación se realizaba dentro de este orden, sin
se postulan. sí, como nuevos modelos alrededor de los cuales procurar subvertirlo. La ruptura de las pautas estéticas tradi-
tendrá que girar la producción artística. pero pronto resultan cionales no constituía un valor en sí, sin que ello implicara la
«superados» y descartados por la vorágine vanguardista que existencia de un orden conservador cerrado a toda innovación.
impulsó el idealismo en el arte, con su desaforada búsqueda de Las innovaciones, al igual que en el arte popular de hoy, se
originalidad. El nuevo modelo puede ser más elaborado. más daban siempre. pero de un modo lento, gradual, y en el artista
desarrollado que el anterior, pero también más débil, en cuyo no existía el propósito de romper con el acervo colectivo, sino
caso devendrá un factor de decadencia cultural. Si el nuevo pa- el de enriquecerlo. A menudo se producía este enriquecimiento
radigma, como suele ocurrir en nuestro tiempo, es falso, banal
y sin contenido, solo servirá para alimentar la era del vacío. Ct Juan Acha: 1ns conceptosesencia/esde /os artes plásticos, ob. cit.; p. 11.
Acha advierte en la idea del genio un oscurecimiento deli- 11 Cf. Ticio Escobar:
La belleza de los otros. Arte indígena del Paraguay,
berado del 'proceso creativo, algo siempre presente en las prác- 4. eit.: p. la.
ticas elitistas. El artista se siente, para empezar, un hombre
11 Cf. Xavier Rubert de Ventós: Teoría de la sensibilidad, Península,
14' Cf. Marc Sherringlunn: Oh. cit.; p. 258. Ilanclona, 1973 (2° ed.): p. 524.

332 333
TEORIA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA
sin que el artista fuese siquiera consciente de su aporte, y, de se podría decir entonces que la estética avanza en dos gran-
darse cuenta, lo disimulaba. Normalmente no faltaba la finten des direcciones: Por un lado, tenemos la estética del sujeto que
ción estética, por tratarse de un arte esencialmente laico, qu e se pretende singular, original, y se afirma en la negación de los
no producía imágenes para los templos, pero no existía lo va lores socialmente establecidos, cuya máxima expresión es el
que hoy llamamos intención expresiva, como propósito delibe. idealismo que cristalizó en la estética autista de Valéry (el poeta
rado, plenamente consciente, de sacar a la luz facetas que so n como centro del mundo) y todo el movimiento llamado del «arte
proiasdeunvqiteposdrunaic. por el arte»; y por el otro, está la estética de la objetividad, o de
lar sensibilidad o espiritualidad. la objetivación del pensar y el sentir de un grupo social en lo que
Se podría decir que esta edad de oro, aunque dominada respecta a la producción simbólica. Son caminos muy distintos,
en el Medioevo por el cristianismo, se prolonga en Europa has. que funcionan sobre presupuestos y mecanismos contrapuestos,
ta el Renacimiento en lo artístico y hasta Descartes en lo fi. por lo cual no cabe juzgar a uno con los valores del otro. La estéti-
losófico, aunque este último tuvo también su antecedente en ca del sujeto, que reduce prácticamente la obra a la psicología del
el humanismo renacentista. Como ya se dijo, Descartes intro- artista que la crea, carece de validez universal, por más que sea
duce la subjetividad en la filosofía del ser, con su «yo pienso», la que rige la producción occidental y, también, la de las minorías
que marca una separación más tajante entre el individuo y lo occidentalizadas de otras regiones del mundo. A medida que el
social. Solo a través de un sujeto, señala, se puede alcanzar un arte se preocupa más por el yo, señala Booratin, se hace menos
objeto. Ello resulta innegable, pero al limitar la idea de sujeto accesible, hasta tocar el límite de la inteligibilidad, como ocurre
al individuo, a su capacidad de percepción, gustos y deseos, con el Finnegans Wake, de Joyce, al cual considera la apoteosis de
fundó lo que hoy llamamos subjetividad. Claro que advirtió el la literatura del yo, donde la reflexión desplaza a la narración? ,
peligro de encerrar el pensamiento en el interior del individuo, Enelxtrmopus,ycejlodastéicmun-
y realizó varios intentos para eludir esta trampa, aunque uti- ria. se podría citar el Cantar de los nibelungos, al parecer escrito
lizando solo los recursos de la subjetividad. poco después del año 1200 por un notable hombre de letras aus-
Heidegger decía que no existe la objetividad, sino la obje- triaco, quien rehusó firmarlo en el entendimiento de que no hacía
tivación. O más aún, veía a toda objetividad como objetivación. más que enriquecer, mediante una «refundición», un patrimonio
En este sentido, la objetividad podría entenderse, en el terreno oral colectivo pasado a la escritura en 1160. En efecto, reunía en
del arte, como la objetivación de los valores de una comunidad, esta obra las hazañas del joven Sigfrido, conocidas por cantos
la que si bien no se presenta como equivalente a los valores de breves, con la historia del fmal de los reyes burgundios, que fue-
todos y cada uno de sus individuos, marca, sí, una tónica domi- ra motivo de la primera versión. Otros ejemplos notables de esta
nante, en el mejor sentido de esta palabra, es decir, como nor- actitud son la Chwason de Roland, buena parte del ciclo del rey
matividad que se acepta de buen grado. En un medio en el cual Arturo y el Canear de nato Cid, o sea, lo medular de las épicas
los individuos no se esfuerzan en expresar algo muy distinto francesa, inglesa y española.
del sentir común, las tensiones entre ellos y la comunidad, aun- Por eso, al hablar de los fundamentos de la estética, consi-
que no desaparecen, son escasas. Porque aun el individuo que dero más conducente oponer a la subjetividad, no la objetividad,
innova no se siente en contradicción con los valores comunita - Cuyo culto se nutre de ese puritanismo racionalista propio de
rios, sitió añadiendo algo al acervo colectivo, enriqueciéndolo. Y las academias, sino la comunidad. La comunidad es también
solo habrá conflicto si esos valores nuevos son rechazados como un sujeto, pero un sujeto colectivo. Si bien puede ser vista como
ilegítimos por el grupo. Pero, incluso en estos casos, el indivi -
duo trabaja para su cultura, no para engrandecer su yo. Cf. Daniel J. Boorstin: Ob. cit.; pp. 638 y 648.

334 335
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

un sujeto abstracto o, al menos, no tan concreto como una p er. un ethos que religa a los individuos de un mismo grupo. Si
sone física, posee un pensamiento y una acción, una sensibih, cabe hablar aquí de un placer estético, este pasaría por el cum-
dad y una producción simbólica, elaborada por individuos qu e plimiento de tal pacto, como ocurre con el amor bien entendi-
seidntfcaouvlres,ynqpaidtfcrse,lo do. Durkheim habla de «lo divino social», como un conjunto
cuestionan o niegan abiertamente. complejo en el cual todos los elementos del medio social y del
La filosofía de la Ilustración vio en la comunidad una en- medio natural entran en interacción permanente. Lo divino,
tidad inerte, esencialmente conservadora, en la cual los indivi. como territorio donde se instala lo medular de la producción
duos no pueden alcanzar su plenitud, pues su pensar y sentir no simbólica del grupo, deviene así la metáfora de lo social, acer-
serían más que reflejos del pensar y sentir de la comunidad. Si cándose este concepto a lo que ya caracterizamos como zona
las comunidades evolucionaron a lo largo de su historia, modifi- sagrada de la cultura. Esta espesa red simbólica convierte a
cando sus costumbres, su imaginario y su producción simbólica cada individuo en un actor que debe representar su papel en el
para no sucumbir ante la violencia colonial, ea porque son capa• drama cósmico.
ces de cambiar, de innovar, por lo que la teoría del hombre que La crisis de las sociedades modernas, debida en gran me-
piensa, siente y actúa por puros reflejos deviene reaccionaria dida a la explosión del individualismo, o de un individualismo
cuando se la coteja con los datos de la realidad. La comunidad, sin individuos, ha motivado cierto repliegue hacia formas que
es cierto, no sobrevaloró el cambio en la medida en que lo hizo algunos sociólogos y antropólogos europeos suelen ver como
la ideología del progreso, pero a menudo se la ve muy empeña. tribales o neotribales, pero que prefiero interpretar como un re-
da en producir cambios en los distintos planos de su realidad, torno (o deseo de retorno) a la esencia de la vida comunitaria,
como ocurre entre los grupos indígenas de América- En ella, la como un modo de reparar el tejido social y no de aislarse de los
dimensión individual se homologa bastante con la social, pero grandes conjuntos y entrar en pugna con ellos. Es decir, volver
sin llegar a confundirse. Es que los mecanismos comunitarios, a los ámbitos donde aún persiste un ethos social fuerte, para
si bien privilegian todo aquello que refuerza su cohesión como imbuirse otra vez de su esencia. La estética, a nivel universal.
grupo social, no dejan de activar los resortes de la individua- siempre ha buscado alimentar el sentimiento de pertenencia a
ción por medio de la competencia institucional, e incluso, del un grupo social, a cuya cultura se contribuye para lograr su
establecimiento de espacios retóricos y estéticos en los cuales los esplendor, y no a perfilar un artista ajeno o contrapuesto a él,
individuos pueden expresar sus circunstancias singulares de vi- empecinado en demostrar que lo bello pertenece a la creación
da. Vimos ya el caso de los himnos sagrados de los mbyá-guaraní, de unos pocos individuos aislados y no al drama colectivo que
el llamado canto resplandeciente (Ayou-porti), y también el del la cultura escenifica. El hombre ético busca, por medio de la
estética, ajustarse a los otros, interpretar su pensar y su sen-
prera de los cazadores axé-guayakí, en el cual se da plena ca-
bida a las penas personales. aunque nunca faltarán en ellos tir, agregarse a ellos y enriquecer los símbolos comunes. Esto
referencias que anclen las composiciones en la cultura, pro- implica el ejercicio de una opción, por más que el individuo no
tegiéndolas así de los abismos enfermizos de la subjetividad , sea en muchos casos consciente de ella.
donecrlaimuónysoledaxitc.S- A menudo, desde la estética del sujeto y echando mano a
jo también que, entre los axé, el canto de las mujeres, llamado discursos supuestamente libertarios, se piensa que lo que aquí
chengaravara, se ocupa de apuntalar la base social, como para llamamos estética comunitaria es una forma de opresión a la
cual Occidente mistifica, como si los elementos más creativos
equilibrar el prera.
La estética comunitaria no se basa en la fatalidad y el de la comunidad estuvieran a disgusto en ella, casi como en
determinismo, sino en una concertación social del sentido, en una cárcel. Tal pensamiento padece de un eurocentrismo raigal,

337
336
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

como es el de pensar que la subjetividad es el paraíso, y que Esplendor que, al activar el sentimiento de identificación y la
solo con violencia se puede impedir a la gente que se sumerja, genera algo que podría llamarse «subjetividad
gozosa, en sus ríos. comunitarias, porr extraña que parezca la expresión.
La faz tardía de la modernidad occidental está mostrando del estilo, se criticó la tendencia idealista que
la debilidad de la estética del sujeto, cada vez más incapaz de llevó An
iéli
a ntar
p hs n
ciebla i » c a l i r l a sus componentes individuales, negando la ba-
potenciar un nosotros. Por el contrario, ha contribuido al aisla- se
se social que siempre está presente y se manifiesta en la tra-
miento, minando los resortes solidarios y diseminando la an- dición de un territorio y en las formas que caracterizan una
gustia y la soledad por medio de obras de alcance efímero, sin determinada época. Sin negar los aspectos personales que sue-
profundidad ni fuerza. Los símbolos, nos dice David Le Breton, len darse en el estilo, e incluso valorándolos debidamente, la
lejos de aliar hoy a los sujetos en una comunidad solidaria con estética comunitaria reside en el legado de su proceso histórico,
un mismo destino, que comparte un sistema de sentidos y de que instituye las prácticas y registra los estilos sociales que se
valores fuertes, los yuxtapone por medio de un consumo común fueron sucediendo en el tiempo. La originalidad, su carácter
de signos y valores, pero en calidad de sujetos privados." El distintivo frente a otras culturas, surge de este mismo legado
paradigma, cabe añadir, no conforma el reino de la esclavitud, y no de las innovaciones individuales, a las cuales se reconoce
sino el anclaje en lo intersubjetivo, ese pacto tácito al cual ami, sin transportar a su autor al Olimpo de los genios. Es que la
ban los distintos yo que buscan construir un nosotros. 4 11 comunidad, como bien lo advirtiera Gurvitch, alcanza el mayor
La idea de la subjetividad como paraíso, y no como abis- grado de cohesión social, al implicar una participación ontoló-
mo, en buena medida se sustenta en el concepto de placer es- gica en algo que trasciende los límites del individuo, por lo que
tético relacionado con lo bello y lo sublime, placer inseparable estos no pueden (y ni siquiera lo desean) ponerse por encima de
del dolor, que se presenta como su reverso, pues los estados ella, negándola en su ascenso ilusorio. Porque los miembros de la
emocionales que el arte suscita poseen elementos de ambos. comunidad saben que es falsa toda afirmación individual rea-
En la estética comunitaria, en cambio, no se daría exactamen- lizada en contra o a expensas de ella, es decir, de lo que cons-
te eso que llamamos placer estético. Lo lúdico y lo dramático tituye su mundo: solo afirmándolo, el hombre puede afirmarse
están, por cierto, presentes en las instancias rituales, pero lo a sí mismo.
que cuenta es el sentimiento intenso que procura la participa- Pero la afirmación de sí mismo no debe entenderse, en la
ción en ellas. Quien entra en el rito no va buscando un placer estética comunitaria, como el acto o la posibilidad de comunicar
estético ni su reverso de dolor, sino contribuir al mantenimien- sentimientos personales, sobre todo aquellos que no expresen un
to de los sentidos, a la continuidad de la vida. Busca también sentir colectivo. En la casi generalidad de los casos, el escultor
experimentar la emoción violenta, de alta intensidad, que im- del África negra no intenta trasmitir sentimientos personales,
plica remontarse al tiempo sagrado de los mitos y fortalecer, sino, a lo sumo, una innovación estilística realizada en el mar-
así, el sentimiento de pertenencia a un lugar y un grupo, y co de la cultura y en ejercicio de la libertad creativa que siem-
afianzar, con ello, el pacto social, las relaciones de solidaridad pre, en mayor o menor medida, conserva. Si la gente aprueba su
y reciprocidad, los estados afectivos y eso que Maffesoli lla- innovación, esta se institucionaliza como comunitaria, y si la
ma «la horizontalidad fraternal». Por cierto, como ya vimos, la rechaza, esa forma nueva queda excluida de la estética comu-
función de la estética comunitaria no es negar las otras fun- nitaria. Así, los chokue, al incorporar a su acervo las célebres
ciones, sino potenciarlas al máximo, asegurar su esplendor. esculturas cuya boca entreabierta muestra dientes puntiagu-
dos, las cuales en su momento fueron resultado de una urti-
cante innovación, instituyeron como signos de belleza formas
" Cf. David Le Breton: Ob. cit.: p. 165.
339
338
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES Vi. FUNDAmErITOS DE LA ESTÉTICA

que para otros pueblos resultan crueles y horribles. Pero poco un pueblo viven como trágico, para otros pueblos o personas
importa el rechazo de estas formas por parte de otros pueblos, carece de importancia y hasta puede ser experimentado co-
su falta de «universalidad», pues lo que cuenta es su capad. mo oigo positivo. Encontramos así grupos indígenas que viven
dad de fortalecer la cohesión social, la identidad del grupo. Se como trágica la pérdida de su religión y su cultura, mientras
puede añadir que las innovaciones que enriquecen la estética que otros, ya aculturados, exaltan como un hecho encomiable
comunitaria aparejan, como ya se dijo, un prestigio duradero la pérdida de su anterior cultura, a la cual, viéndose ya con
que puede resultar envidiable en la posmodernidad occidental, los ojos del colonizador, consideran atrasada o salvaje, hasta el
donde la hiperproducción simbólica ha tornado harto efímeras punto de oponerse a todo movimiento reuivalisia y a que en las
la mayor parte de las glorias que prodiga. Hay regiones en ef escuelas se enseñe la propia lengua a sus hijos.
África Occidental donde todavía se recuerda, fuera de todo so- Toda cultura narra mitos, leyendas y epopeyas de héroes
porte escrito, la vida y obra de ciertos escultores que murieron II quienes les ocurren hechos desafortunados, gestas heroicas
hace más de medio siglo. que pueden terminar en el destierro y la muerte, del mismo
héroe o de sus seres más queridos, como consecuencia de su
6. El espíritu trágico lucha por la buena causa, pero dicho sufrimiento a menudo no
Siempre se ha invocado el carácter universal de la tragedia, tal es exaltado. Algunos de estos héroes pueden llegar incluso al
como la caracterizó el pensamiento, sin buscar las raíces de un sacrificio libremente consentido, sin que se teja alrededor de él
espíritu trágico más comprensivo de las distintas experiencias ninguna ideología sacrificial, ninguna ponderación del marti-
que se registran en el mundo, como otro paso en el propósito de rio como algo valioso, útil y necesario. Simplemente ocurrió así
construir los fundamentos de una estética transcultural. y el asunto no da como para rasgarse las vestiduras. Esto nos
En el lenguaje corriente, se suele llamar «trágico» a todo permite entender que las dimensiones heroica y trágica no solo
hecho que acarrea graves consecuencias a una persona o un no deben ser homologadas, sino que ni siquiera suelen marchar
grupo humano. Habría así tragedias personales y tragedias a la par o por caminos cercanos. Pueden incluso no acercarse
que afectan a todo un pueblo. Una inundación, un ciclón, un nunca, o cruzarse solo en un punto.
terremoto devastador, son considerados trágicos por los daños Porque, para que exista tragedia, antes debe existir un espí-
que ocasionan y las vidas que siegan. Como fenómeno natural, ritu trágico. Si bien este es más amplio que el concepto de trage-
una inundación no es más que un hecho de carácter cíclico, dia, no aparece en todas las culturas y algunas se muestran más
algo que no puede ser considerado, de por si. como trágico, del proclives que otras a cultivarlo. Así, en la América indígena, los
mismo modo en que escapa a todo juicio de valor. Tampoco, en mayas, aztecas, quechuas y guaraníes lo experimentaron en alto
verdad, los hechos desgraciados que tienen una honda reper- grado, aunque sobre bases distintas a las occidentales; mientras
cusión en la vida de uno o más individuos pueden ser tildados que los pueblos de las grandes llanuras y de la selva amazónica
de trágicos, al margen de toda otra consideración. Porque no no parecen habed° cultivado en modo alguno. Tampoco se lo ad-
basta que un hecho sea de graves consecuencias para alguien vierte en la enorme mayoría de los pueblos africanos y asiáticos.
para que devenga trágico. Es preciso que el individuo que lo Además, queda también alguna distancia entre la concep-
sufre y la comunidad que lo presencia lo vivan como tal y no tualización filosófica de lo trágico realizada por una determi-
tan solo como una desgracia o hecho nefasto, lo que implica nada cultura y su estetización, que es lo que lo introduce en el
para este conjunto social, antes que nada, tener cierto sen- terreno del arte como categoría. O sea, la producción de un con-
tido de lo trágico, el cual, de existir, se dará en cada cultura cepto no basta: este debe asimismo convertirse en un símbolo y
con características propias. A menudo, lo que una persona o revestirse de una forma especial.

340 341
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

Pero las dimensiones trágicas que se advierten en algunos o jóvenes. Pero el surgimiento del espíritu trágico occidental
relatos americanos generalmente no tienen que ver con el dra- se desarrolló un tiempo después, con esos tres grandes autores
ma de uno o más individuos concretos, sino con el final de un que fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides. Nació así, como hecho
tiempo, con el acabamiento de una cultura, o lo que se inter- estético y aplicable a situaciones de este tipo, no a la vida real.
preta como tal. En lo que llamamos la estética comunitaria no La teoría vino después, con Platón, aunque en la forma de leves
hay mucho lugar para la tragedia individual. Los infortunios acercamientos, pues, a su juicio, la escenificación de las pasio-
que puedan acaecer a una persona no serán considerados trá- nes de los hombres y los dioses no era algo digno de la especu-
gicos, por más que se llore su muerte y se activen delicados me- lación filosófica. En La República y Las Leyes, Platón condena
canismos de solidaridad, como los ritos fúnebres registrados a la tragedia por razones morales, porque acostumbra al espec-
por Lévi-Strauss entre los bororo de Brasil, tan bien descritos tador a ver cómo en el escenario los ilustres héroes se quejan
en su obra Tristes trópicos. Más que de llorar o de sufrir, se y sufren. Este modelo lo habitúa así a sufrir y lamentarse de
trata aquí de aprovechar este hecho triste para fortalecer la j los padecimientos, lo cual, además, ablanda el alma y la sen-
cohesión social. Tampoco suele ser visto como trágico el cam. sibiliza, llevándola a complacerse con su parte más innoble y
bio de un paradigma, sino el final de un mundo, la quiebra de ii oscura. Fue Aristóteles, en su Poética, el encargado de dignifi-
todo un sistema de valores. car la tragedia, creando la teoría que la definiría en términos
Por el contrario, en Occidente el espíritu trágico se tejió, positivos, pues, para él, esta se relaciona con lo más noble y
desde un principio, más en torno a los dramas individuales que elevado del hombre. Al igual que la epopeya, posee un alto con-
a los colectivos. Fue así en Grecia, y se potenció en esa direc- tenido moral, pero la supera, porque, además de los elementos
ción con el teatro isabelino. El sufrimiento de Hamlet. y más propios de la épica, tiene otros de los cuales esta carece, como
aún el de Otelo, nada tienen que ver con lo social. El espíritu mayor vivacidad, síntesis (lo cual le permite lograr su fin en un
trágico occidental, a medida que el individuo se iba fortalecien- tiempo menor) y unidad de composición. A Platón le preocupaba
do, a partir del Renacimiento, como base de la estética, exaltó, el sometimiento del espíritu a las pasiones que advertía en la
como se dijo, el sufrimiento, al que tomó probablemente de la tragedia, pero Aristóteles revierte esto por medio del concepto
concepción judeocristiana del sacrificio, hasta el punto de que de luitharsis, que permite al hombre liberarse de las pasiones
en ciertos casos se ha hablado de una «estética del sufrimien- o purificar su alma de ellas.
to», como una deformación o afectación exagerada del espíritu Al definir el personaje trágico, Aristóteles acota la tra-
trágico. Solo las culturas y religiones que niegan la vida pue- gedia al ámbito individual, por lo que las situaciones sociales
den alimentar una estética de este tipo, la cual resultaría, por dramáticas escaparían a ella. Estas últimas solo podrían ser
ejemplo, inconcebible en África. lj abordadas a través de un héroe singular capaz de expresar-
El origen de la tragedia como género dramático se remos- la las, lo cual las desplaza indefectiblemente a un segundo pla-
ta al siglo vi a.C., cuando a Tespis, un poeta lírico que am- no, convirtiéndolas en algo así como un decorado, un telón de
bulaba de pueblo en pueblo, se le ocurrió cambiar al corifeo, fondo. Además, no cualquier hombre puede ser un personaje trá-
que era el director del coro, por un verdadero actor que jugaba gico, del mismo modo en que no todo individuo con coraje pue-
ante este un rol diferente, o múltiples roles de distinto signo. Y de ser un héroe. Personaje trágico será solo aquel cuyos actos
establecía la necesidad del diálogo. Se aleja así de las danzas adquieran, por su grandeza y carácter excepcional, un elevado
lascivas y el lenguaje chabacano y escribe textos literarios pan contenido moral. El héroe trágico puede ocasionar un mal, pero
cantar y bailar con acompañamiento de flautas, que él mismo no Porque lo mueva un propósito ruin, sino por desconocer al-
dirigía y protagonizaba, con un conjunto de cincuenta hombres Runas circunstancias que provocan su acción. Este error suele

342 343
TEORIA TRANSCULTURAL DE LA$ ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTETICA

tener consecuencias irreversibles que el héroe expiará con Su el sufrimiento que, a causa de ellos, sobreviene a un individuo.
propio padecimiento. Este padecimiento inmerecido es lo que quien parece elegido por los dioses por sus muchas virtudes
en su caso, produce la suspensión del juicio ético per parte dei y predestinado a este drama. La propia pasión de Cristo ven-
espectador, porque le permite comprender que no se trata de un drá luego a reforzar tal paradigma. Será preciso que sufra y
semidiós, sino de alguien tan vulnerable como él. El paso dei que muera de un modo terrible para que la humanidad pueda
héroe de la dicha a la desdicha es también un tránsito de k salvarse. No bastaba con que viniera a predicar su doctrina y
ignorancia al conocimiento. consagrar su vida a esta tarea. El tiempo en que predicó fue
Para que exista un personaje trágico, en la concepción breve, y casi una mera preparación para lo central del drama
aristotélica, debe haber también un conflicto, el cual no ad. al cual estaba predestinado: la crucifixión, la ofrenda gene-
mite una solución arcdstosa, pues, en ese caso, desaparecería rosa de su sangre. Piénsese que Buda predicó por 35 años, y
la condición trágica. El final desdichado —y, por lo común, la Mahoma, durante 22, y ninguno de ellos precisó dar su sangre
muerte— es el destino que espera al personaje trágico, quien para que se difundiera su mensaje.
en cierta forma acepta ab initio ser sacrificado o se sacrifica en El espíritu trágico, respecto a la esfera del arte y el pen-
defensa del principio que encarna. samiento simbólico, debe ser encarado con criterios restric-
Lo que corona a un personaje como trágico no es la vida tivos, buscando los rasgos específicos de cada fenómeno y no
real, sino su inserción en una obra de arte: un drama, una dan- asociando todo final infortunado de un héroe al concepto de
za, una novela, una pintura, una escultura; incluso mediante tragedia. Aquí la estética de la recepción tiene mucho que de-
una sinfonía y otras formas musicales se puede expresar este cir. Si aplicamos a los distintos hechos estéticos de impronta
espíritu trágico. El personaje trágico inspira una fuerte com. trágica el rigor del canon aristotélico, encontraremos muy po-
pasión, una identificación profunda de los receptores con este cas tragedias fuera del ámbito europeo. En el pensamiento
sentimiento estetizado del mundo. Tal compasión se funda en lo oriental y, sobre todo, en el que descansa en una negación del
inmerecido de la desdicha. Su mayor pecado. si no el único, es mundo, no puede haber sitio alguno para la tragedia. Esta,
tener un principio y mostrarse dispuesto a defenderlo hasta el en vez de expresar la grandeza del espíritu humano, estará
fin. Como la conducta del personaje trágico no puede doblarse, mostrando la necedad, vanidad y escasa sabiduría del indi-
transar en lo ético, su desgracia resulta inevitable. Señalaba viduo que se siente un héroe de este carácter. El paradigma
Roland Barthes que, en las bellas tragedias, el desenlace se de tragedia reinante, y que se pretende universal sin serlo, se
conoce de antemano y no puede ser sino lo que es. Ni el poder asienta en el sufrimiento de un individuo, cuyo destino no pa-
del hombre ni, a veces, el de los dioses (lo que es más trági- rece ser otro que sufrir, experimentar el dolor frente a todo un
co) pueden mejorar o modificar la suerte del héroe. Por eso, pueblo (público) que ve en ese sufrimiento no un simple precio
en la tragedia, el público no sigue, jadeante, las peripecias de indeseable que se paga por algo valioso, sino un valor en sí.
las historias para saber cuál va a ser el final. Lo trágico pare- Se trata, entonces, de una consagración del dolor que corre
ce descansar menos en lo terrible del destino que aguarda al el grave riesgo de cubrir con el melodrama personal —como
personaje que en el carácter inevitable, irrevocable del mismo, a menudo ocurre— las grandes tragedias aún no estetizadas
frente a lo revocable de la comedia. de una sociedad, cuya trascendencia ni siquiera se advierte.
En la tragedia occidental, pareciera que lo determinante Por otra parte, no se puede asignar tal relevancia al efecto de
es que el héroe sufra. Claro que lo hace en defensa de valores catarsis, pues lo que más cuenta no es la depuración de las pa-
socialmente reconocidos, pero el espíritu de la tragedia no re- siones que afligen el alma, sino la plena conciencia de los males
side en el daño que se hizo a esos valores comunitarios, sino en que destruyen a todo un pueblo.

344 345
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

El héroe trágico, en una concepción más universal, tendrí a instrumento para descubrir la verdad, más que para negarla.
elquesrnoidvxtemansigulr,of En la Roma imperial se exaltó la fuerza creadora de la risa,
exponente de una comunidad, con las virtudes reconocidas p or c onsiderándola un don divino, pero el cristianismo invirtió es-
lacutr,yespilmndtaosufrimen ta mirada, adjudicándole un origen diabólico y alertando sobre
individual, sino a poner de manifiesto el drama colectivo. Si es- su carácter destructivo. Este profundo recelo ante la risa mar-
te héroe ve y muestra de un modo descarnado todo lo que está caría a la ideología dominante durante la Edad Media, pero el
sucediendo, no le pediremos que sufra demasiado. Puede aun pueblo la hizo suya para ridiculizar a los sectores «serios» que
Í. no sufrir. Lo trágico no radicaría en su sufrimiento, sino en la lo oprimían.
condena que pesa o parece pesar sobre un pueblo, condena que También en África se le reconoce un gran poder creador y
incluso puede ser la de desaparecer, aplastado por un enemi- se la relaciona con el fluir de la corriente, algo libre, totalizador
go poderoso o por la destrucción de sus sistemas simbólicos. y penetrante como el agua, una palabra especial que rompe
Las situaciones así son difíciles de revertir en el plano de lo las cadenas del alma. En la filosofía bantú es considerada una
real, pero no se debe exigir que el proceso sea verdaderamen- modalidad de la fuerza vital y, al igual que la belleza y otras
te irreversible, pues, en este caso, el espíritu trágico, más que formas asumidas por el ser, integra el Kuntu, una de las cuatro
fortalecer la conciencia del daño social y cultural que se está categorías fundamentales de esta cultura, diferente del Kintu,
produciendo, deviene un mecanismo reaccionario que sume al la categoría que engloba a las cosas y los animales. La risa, co-
hombre en la desesperanza, lo aparta de la lucha y lo entrega, mo fuerza modal, existe al margen del acto de reír. O sea, es una
atado con los lazos de la fatalidad, a los responsables de ese fuerza de la cual se participa en mayor o menor grado, no un
daño, quienes podrán así completar tranquilamente su obra. acto individual y concreto que pertenece a alguien en particu-
En la tragedia clásica europea, los hombres, al igual que los lar, del mismo modo en que el poeta canta al amor, fuerza en
dioses y semidioses, no dejaban de rebelarse contra la fatalidad la que participa amando, y no a su amor. Es un recurso muy
(Anagké) y el destino (Moira). O sea, lo trágico no debe ser vis- utilizado por los griots, hasta el punto de que algunas culturas
to tan solo en el plano de los principios éticos, sino también en instituyeron especialistas de la palabra que cultivaban la risa
su dimensión política. De lo contrario, la exaltación y sublima- de un modo exclusivo, como el tiapourta, uno de los tres tipos de
ción del sufrimiento nos llevará, no a una verdadera catarsis, griots de los peules —pueblo nómada del Sahel—, considerado
sino a las miserias de una estética de la sumisión. el de más bajo nivel, que en sus relatos y cantos introduce obs-
cenidades y toda suerte de groserías.
7. Las formas de la risa La risa representa un triunfo sobre el miedo, y es, en este
Hablar de lo cómico, ese otro pilar de la estética, es referirse sentido, una afirmación de la libertad o, al menos, su comienzo,
a la risa e indagar, tanto sus mecanismos como las distintas el primer paso hacia ella. Mediante la misma, el débil ubica el
formas en que se manifiesta. El hombre es el único ser vivo talón de Aquiles del poderoso y dispara hacia él sus dardos. Se
que ríe, decía Aristóteles, para destacar su carácter esencial- Presenta así como una visión diferente del mundo, una contra-
mente humano. La risa está presente en todas las culturas cultura que toma a la vida como algo siempre abierto, maleable,
de la historia, pero no con igual modalidad e intensidad. Las inacabado, a lo que ningún discurso, ninguna institución, pue-
formas en que se despliega son distintas, y no todos los pueblos de, en verdad, fijar, congelar para siempre. A menudo avanza
asumen ante ella la misma actitud, la valoran de igual modo. incluso sobre la muerte y la desgracia, como un mecanismo de
Aristóteles la reivindica en su Poética, cuando, refiriéndose a compensación emocional dirigido a coagular el llanto. Se ríe
la metáfora, vio en los chistes y juegos de palabras un valioso Para olvidar, dice Bajtín, pues la memoria y la tradición nada

346 347
VI. FUNDAMEeiros DE LA ESTÉTICA
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

tienen que ver con el mundo de lo cómico?' La verdad existe, de l absurdo. Es que, en el fondo, la risa no excluye lo serio, sino
pero no es monolítica, revelada de antemano, sino que hay que que lo purifica de hipocresías y lo completa, mostrando la otra
rastelncdo,iusbajlmácrdeo. cara de lo real.
dientes, en un mundo carnavalizado. La cultura popular acude frecuentemente al tono ceremo-
Señala también Bajtín que es en la risa donde hay que nioso y reflexivo, dando cuenta de las grandes verdades de la vi-
buscar las raíces folclóricas de la novela. A la concepción maní. da, pero su forma más aguda y eficaz es la farsa, la burla, la
quea de la epopeya, donde el héroe no puede cometer un acto la parodia, incluso. Es decir, todo lo que desemboca en
vil o deleznable ni permitirse siquiera una flaqueza, la novela i
:a ro:l ra' risa, en la ridiculización del opresor y los lenguajes engolados
de caballería opuso una duplicidad basada en la semejanza de con los cuales este sostiene su violencia, y también de la propia
los contrarios. Así, don Quijote es un loco, pero también un estampa de quien la esgrime, de su triste condición humana,
iluminado. En este sentido, la novela es una antiepopeya, o la porque el manejo honesto de la risa exige la plena disposición
epopeya de los antihéroes, cuyos deslices pueden ser entendi- a asimismo ser, llegado el momento, objeto de ella. En el fuego
dos como una cómica crítica al heroísmo, expresa o implícita, de ese juego, todos pueden quemarse, y es bueno que así sea.
o como la heroización de lo cómico, para elevarlo a las alturas La verdadera risa no se desliga de los aspectos más dra-
máticos de la existencia, pues no busca negarlos, sino mostrar
del mito.
Por lo general, la risa no estalla en cualquier momento el carácter dual, ambiguo, de la realidad, en la cual no se pue-
de la vida social, sino en lo que se considera una situación den establecer límites claros entre la comedia y la tragedia, lo
cómica, cuyos límites no siempre son del todo definidos y se real y lo fantástico o imaginario. En el fondo de la risa acam-
estructura de manera diferente en las distintas culturas. Hay, pan el dolor, la protesta y el deseo de alcanzar un mundo justo,
así, culturas que abren vastos territorios a la risa, estetizados libre de opresiones.
o ritualizados, y otras que le destinan muy poco espacio. Las fuentes de lo cómico son varias. Henri Bergson señala.
Se tiene a lo cómico como un espíritu opuesto a la serie- como una de las principales, la contradicción entre lo vivo y lo
dad, pero en verdad no lo es, por el carácter contradictorio de mecánico, entre lo formal y establecido y lo espontáneo y vital. A
su naturaleza. Lo cómico implica una crítica, social o perso- veces la contradicción se plantea entre la naturaleza de un fenó-
nal, y toda crítica pertenece a la dimensión de lo serio. Por otra meno y su forma de manifestarse. O en un hecho que produce una
parte, es muy frecuente el recurso de apelar a las situaciones gran expectativa y se resuelve en una banalidad. O entre lo que
cómicas para desnudar una realidad trágica. Con mucha fre- se presenta a sí mismo como muy valioso y serio pero realmente
cuencia, lo cómico y lo trágico se dan en forma simultánea y carece de valor y seriedad, caso en el cual la comicidad se funda
no alternativa, aunque un espíritu se imponga sobre el otro en en una pretensión de valor y no en el valor real. Sánchez Vázquez
las diferentes escenas. Pero siempre el paradigma se integra- puntualiza que en el fondo de lo cómico hay una contradicción, un
rá con ambos elementos, produciendo un llanto alegre y una conflicto, y que en esto se asemeja a lo trágico, aunque se trata de
risa dolorosa, porque la tragedia del personaje contrasta con la una contradicción de otro tipo, porque mientras que en la tragedia
comicidad de las situaciones en que se ve envuelto. Se han se pone de manifiesto una contradicción entre fines y aspiracio-
establecido incluso géneros dramáticos que los integran de un nes nobles, elevadas, consideradas esenciales para el personaje,
modo explícito, como la farsa trágica, el grotesco y el teatro en lo cómico los fines no son vitales ni esenciales para el sujeto ni
su sociedad, y, por lo tanto, no pueden ser tomados en serio?'
7" Mijail Bajtin: Eslhétique el ihéorie du roman, Gallimard, París, 1971
Adolfo Sánchez Vázquez: Oh. cit.: pp. 229-230.
p. 458.

349
348
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI, FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

En mérito a lo dicho, la risa no debe ser vinculada a un alguna vez dijo que un pobre nunca se ríe de los apuros o des-
género particular (como la comedia teatral, por ejemplo), pues gracias de otro pobre, pero que, en cambio, no ocuka su risa
conforma un elemento que recorre los distint,os cauces del río cuando ve a un rico en una situación apurada.
del arte y la literatura popular, y que no está ausente en las El espíritu cómico —o la comicidad— se manifiesta en
artes visuales. numerosos planos de la vida social, siempre regulado por la
La risa suele ensañarse con lo que las clases dominantes cultura, por más que transgreda los límites que esta le asig-
llaman el buen gusto, tant,o en el terreno del arte como en la na o se rebele abiertamente contra sus cánones. El nivel de la
vida cotidiana. El buen gusto, decía Michael Ende, no tiene realidad actuará como sustrato necesario, y si bien operan en
nada que ver con el arte, sino con la confección de sombreros. él elementos de juicio que podríamos llamar estéticos, no debe
Se trata de una idea retrógrada que viene aliada al esnobis- confundirse, sin embargo, con la estetización de la risa, meca-
mo de las clases altas o de las clases medias que buscan mi- nismo semejante a lo que llamamos estetización del espíritu
metizarse con ellas, y que, en los contextos dependientes, se trágico. Sin esta estetización, no hay arte ni literatura. La mis-
relaciona de un modo muy estrecho con los paradigmas metro- ma puede tomar dos caminos: o deforma la realidad, para pro-
politanos, por lo cual, la alabanza del buen gusto se convierte dueir el efecto cómico, o pone en evidencia lo deformado de la
en un verdadero gesto de sumisión hacia patrones estéticos realidad con respecto al paradigma de la cultura. Se establece
ajenos. Lo bello se sale así de la esfera de lo propio y se ar- así una relación entre la forma del arte y la forma en la cual se
ticula como un elemento de discriminación que apuntala las presenta lo real a la luz del paradigma.
jerarquías sociales y legitima la exclusión, no solo de una per- En el caso de las arte-s visuales, las posibilidades de la risa
sona, sino de toda una cultura. Cuando el concepto de belle- existen solo dent.ro de lo figurativo o representativo. Ella no es
za se aliena y torna intolerante, la risa popular, e, incluso. posible en el arte abstracto, el cual difícilmente ejercerá una
la ilustrada, suelen atacar sus cimientos, desmontando toda verdadera crítica contra el poder, porque no hay una forma en
afectación esteticista desde su fuerte vitalidad. el arte capaz de responder a las formas de lo real. No es casual,
Señala David Le Breton que la expansión del individuo por eso, que Estados Unidos incentivara el arte abstracto en
produjo, como respuesta, el crecimiento de la burla popular so- América Latina, logrando imponerse en grandes ciudades como
bre él, desmontando la vanidad de sus pretensiones. Junto a es- Buenos Aires, Sao Paulo y Caracas, fenómeno advertido tem-
ta risa de esencia comunitaria, surgen, como ya se dijo, la ironía pranamente por Marta Traba. El arte abstracto puede llegar
y la burla culta, letrada, que no se basan solo en lo que un sujeto a tener, sí, fuertes anclajes con la identidad, pero esta ea otra
hace o dice, sino en su cuerpo: ser tuerto o tener una nariz gran- cuestión.
de parece denigrar más a un individuo que la corrupción y el Al referirse a las formas de lo cómico, Sánchez Vázquez
delito?' Esta risa culta toma, a su vez, dos direcciones: Una, habla esencialmente de tres: el humor, la sátira y la ironía. El
que se ríe de los de abajo para afirmar el poder de una clase o humor, afirma. ataca a su objeto, lo critica pero no lo niega en su
grupo social y alimentar su complejo de superioridad, la cual totalidad, pues algo de él queda a salvo. Para lograr esto, el obje-
raramente alcanzará las alturas del arte; y otra, que se apo- to es presentado de un modo sutil, que no desvanece del todo la
ya en la risa comunitaria y, de algún modo, la potencia, como atracción o simpatía que despierta. En el humor interviene un
ocurrió con Rabelais, Chaucer, Cervantes, Boccaccio, e incluso mecanismo de desdoblamiento, ya que, a la vez, critica y valora,
con Voltaire y Quevedo. Respecto al primer modelo, Chaplin toma distancia de algo y se compadece de él. Es decir, se trata de
una crítica, pero de una crítica comprensiva y compasiva que
76 Cf. David Le Breton: Ob. cit.: p. 44.
se mueve entre la risa y el llanto, sin llegar a ninguno de estos
350
351
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

extremos, pues si los rebasara, se deslizaría hacia otros dominios. sátira. En la ironía se disimula el pensamiento o se muestra
Más que una risa desatada, feroz, el humor tiende a traducirse solo una parte de él. Es decir, el pensamiento va más allá de
en una sonrisa, una risa soterrada." En algunos casos, la crítica lo manifiesto con la palabra, y lo que esconde nada tiene que
desplegada con el humor en verdad no es tal, pues el sujeto resul. ver con el elogio o la aprobación. Es un juego de cartas ocultas,
ta finalmente realzado, humanizado. David Le Breton añade qu e practicado sobre todo por los sectores ilustrados. La sutileza
elhumorsna cltdesriuaqívocde es uno de sus principales recursos, pero también apela a cier-
abordar, por alusión, temas prohibidos o delicados. Recurriendo ta malignidad inhumana y despiadada que se complace con el
a él, en la conversación corriente se pueden sugerir aspectos de la daño causado. Se puede decir que es una forma fría de la ri-
existencia considerados indiscretos. Mediante un procedimiento sa , la cual no se compromete mayormente en lo cultural, pues
ritualizado, el humor evita la desconfianza y permite abordar los tiende a ensañarse con las personas más que con los paradig-
temas más dificiles." La caracterización de la comedia teatral mas. Claro que, en algunas circunstancias, puede tornarse en
que hace Aristóteles en su Poética correspondería a esta forma un mecanismo necesario y valiente, por el carácter represivo
de la risa. En la comedia, nos dice el Estagirita, no se da muer- y rígido de la realidad en la cual se mueve el sujeto. La ironía
te a nadie, y los peores enemigos terminan confraternizando. será entonces una forma de decir algo que se debe decir, con
El poeta o dramaturgo cumple así con el deseo del espectador, chances probables de eludir las sanciones. De no ser así, esta
que quiere disfrutar y no sufrir. En su teoría, la comedia es la forma de la risa peca de cruel, cobarde, sumamente intelectual
imitación de los hombres inferiores o comunes, no de los héroes, e, incluso, reaccionaria. Habría que distinguir entre el acto de
pues, como ya se dijo al hablar del drama, trata de ser un espejo ironizar sobre una persona u obra y el de introducir la ironía
del presente, volviendo la espalda a los desgarramientos de lo en la argumentación, cuando se abordan problemas filosóficos,
sagrado. Más que en la maldad, la comedia se ceba en lo feo, científicos o políticos. Este último recurso se practica a menudo
desproporción y el desatino, pues en ellos reside lo risible. como una forma de reducción al absurdo que busca defender
En la sátira no hay ya compasión ni comprensión, pues una racionalidad, y no destruir gozosamente a una persona.
se acerca al llanto ni a la ternura. Se alimenta, más bien, en la A estas formas cabe añadir la parodia, menos solapada y
indignación, la ira o el profundo desprecio. La desvalorización más eficaz que la ironía. Se contrapone aquí la intención cómi-
no es parcial sino total, radical, como si se quisiera eliminar a ca de la parodia a la intención seria de lo parodiado. La paro-
la persona, u obra, del universo simbólico, negarle todo sitio en dia se basa en la mimesis, a menudo bastante detallista, de lo
él. En la sátira, dice Sánchez Vázquez, la risa que se produce parodiado, pero introduciendo la risa en uno o varios puntos
en los presentes es un voto por su aniquilación. Mientras que el de su estructura. Puede ser una deformación cómica de lo serio
objeto del humor se revela tan solo como inconsistente, incom- parodiado, pero con mayor frecuencia lo que se quiere poner de
pleto, débil o contradictorio, en el de la sátira desaparece toda manifiesto es su escasa seriedad o las contradicciones que en-
ambigüedad, al tratarse de una condena que no deja resquicio cierra. En la vida cotidiana, la parodia suele tomar como objeto
alguno a la simpatía ni a la duda. a personas concretas de público conocimiento (con quienes la
La ironía es otra forma de crítica, pero no tiene el carácter televisión a menudo se ensaña, dedicándole programas espe-
abierto y generoso del humor ni el frontal y demoledor de la ciales) u obras artísticas de cierta repercusión; pero puede tam-
bién detenerse en personas y obras pertenecientes a la esfera
restringida de los pequeños grupos.
77 Cf. Adolfo Sánchez Vázquez: Ob. cit.: pp. 238-239.
La parodia es un recurso muy utilizado en el ámbito de la
" David Le Breton: Ob. cit.; pp. 130-131. literatura, donde se produce una intertextualidad. A la escritura

352 353
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

parodiada se contrapone una segunda escritura que deconstru- Si bien la intención cómica es muy frecuente en el teatro lla-
ye el modelo, aunque no siempre para negarlo: con frecuencia se mado grotesco, ya Meyerhold advertía que no se debe homo-
termina exaltándolo de un modo elíptico. La parodia está pr e. logar ambos conceptos, señalando que, antes que a la risa, el
sente también en toda carnavalización del mundo, la cual apela grotesco apela a la lucha entre el contenido y la forma. Para
a recursos teatrales para rebajar el objeto de una representación desestructurar los esquemas de la vida cotidiana, amalgama
social o artística seria al nivel pedestre, e incluso grotesco, de en una síntesis la esencia de los contrarios, lo cual compulsa al
una realidad cotidiana fluida e inacabada, sin un perfil definido. espectador a realizar un esfuerzo para indagar, en lo profundo
En ella se importa un lenguaje ajeno, por lo común, cargado de de su conciencia, las claves de lo incomprensible. En la repre-
prestigio, pero imprimiéndole una orientación diametralmen- sentación del grotesco, añade Meyerhold, se utilizan, aunque
te opuesta para alcanzar un fin también opuesto. Su intención ocultándolos, elementos de la danza, pues solo por medio de ella
se presenta, así, como esencialmente crítica, y su método, como puede este expresarse."
dialéctico. En la parodia, la imitación es relativa o parcial, pues El Diccionario de la Real Academia Española define lo gro-
sobreimprime al modelo sentidos nuevos y antitéticos, que lo ahe. tesco como lo ridículo y extravagante; también como lo irregu-
ran sin quedarse en la tentación de la caricatura y la mera burla. lar, grosero y de mal gusto. Su origen es italiano, desde que se
Se trata de un verdadero canto paralelo, con una calidad estética llamó grottesco por vez primera a los adornos caprichosos que
propia, como ya lo dice su etimología (paraeido). Quizás por esto imitaban a los de la gruta de Tito en Roma, hallados a fines del
sostenía Nietzsche que con la parodia comienza la tragedia. siglo xv, los cuales combinaban, de un modo insólito y fantás-
En el arte contemporáneo de Occidente se tornó frecuente tico, formas vegetales, animales y humanas. Lo que signaría
el recurso de la intervención en obras muy conocidas y fetichiza- a lo grotesco es la imposibilidad de establecer los límites entre
das por los medios y la crítica, con lo cual se las resignifica por un orden y otro: lo animal y lo vegetal, lo humano y lo animal,
completo o se les introducen nuevos elementos que tuercen todo lo real y lo fantástico o maravilloso. Estos modelos se expan-
o parte de su sentido en otra dirección, sugiriendo nuevas lectu- dieron rápidamente entre los pintores del Renacimiento, acaso
ras. Es lo que hizo, por ejemplo, Andy Warhol con La Gioconda. como una reacción contra el espíritu clásico, que prescribía el
Tales intervenciones pueden enmarcarse en la parodia, ya sea orden, la armonía de lo racional, la copia fiel de la naturaleza
de la obra en sí o de los significados con los cuales se la fur corno el único camino a lo bello y lo sublime.
cargando. Dichas obras, como era de esperar, fueron pronto condena-
La parodia es utilizada asimismo con notable éxito t.n das por Vasari y otros autores, por monstruosas y disparatadas,
la guerra de imaginarios articulada por los sectores cante -- al aludir a lo que no existió ni existiría jamás. No obstante, pin-
tatarios contra las distintas formas de dominación política y tores de la talla de Rafael (sus ornamentos de este tipo están
cultural. Así, el Movimiento Zapatista de Liberación la ha in incluso en las galerías del Vaticano), el Bosco (cuyo tríptico El
corporado a la defensa que hace de su causa a través de 1.1 ,- jardín de las delicias puede ser tomado como el mejor ejemplo
redes electrónicas y otros medios de comunicación. en el campo de las artes visuales) y Pieter Brueghel el Viejo se
incorporaron a tal corriente que, pasando por la serie de Pintu-
8. Acerca de lo grotesco ras negras de Goya, habría de tener seguidores en la pintura
No se debe reducir lo grotesco a una manifestación más de lo europea hasta los tiempos actuales.
cómico, pues aunque este espíritu suele tener en ello un sitio
destacado, en muchos casos puede faltar, y hasta tiende a di- CE Vsevo1od Meyerhold: «Le grotesque att theátrea, en Nine Gourfinkel (trad.
.*1

Y present.): Le ThiVitre théétral, Gallimard.Paría 1963; pp. 104109.


luirse en buena parte de la pintura y la literatura de este tipo-

354 355
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI, FUNDAMEXOS DE LA ESTÉTICA

A la acerba crítica de Vasari en el siglo xvi, se opondría


Justus Móser en el siglo xvin, con su libro Arlequín o la defen.
IP ' ambiente nada realista. Es que el recurso principal de lo gro-
tesco no es desplegarse fuera de una realidad que se presenta
sa de la «Comedia del Arte» (1761), entusiasmado por la expe. corno coherente, armónica y racional, como un contrapunto, si-
riencia de esta forma teatral abierta a la improvisación, en la no dentro de ella, lo cual, además de una crítica a sus aspectos
cual los cómicos interpretaban sus roles valiéndose de tutuca- insensatos, es también un intento de enseñar a maravillarse
ras grotescas, vestuarios característicos, canciones, danzas y , del inundo, a mostrar sus infinitos misterios.
proezas acrobáticas. Aunque la Comedia del Arte es un buen Se podría decir entonces que lo determinante en lo gro-
antecedente, el grotesco aparece en el teatro con el Romanti- tesco no es conducir a las distintas formas de la risa, por más
cismo, como un modo de combinar lo deforme con lo sublime. Se que a menudo esta estalle en aquel, sino producir un efecto de
funda en la idea de que el hombre, para vivir en sociedad, debe contraste, mostrar cómo dentro de un mundo rigurosamente
cubrirse con una máscara, bajo la cual oculta su verdadera na. estructurado pueden emerger lo oscuro y lo siniestro. Este la-
turaleza. la cual, al final del drama, aflora con patetismo. El do siniestro, híbrido, monstruoso de lo real, no solo afecta el
conflicto se desata cuando el hombre trata de hacer coincidir lo nivel de las conductas humanas en el marco de una sociedad,
real y lo aparente de su ser, fracasando generalmente en dicho sino también la forma misma de los seres, aunque a menudo
intento. En teatro, lo grotesco estaría dado por la presencia estos no coinciden. Una persona sin deformidad alguna pue-
simultánea de lo cómico y lo trágico, que impide al espectador de realizar actos monstruosos, totalmente excéntricos, a la
situarse en los terrenos conocidos de la tragedia y. la comedia, vez que seres híbridos, monstruosos, pueden conducirse de un
y le suscita una risa que se conjuga con el llanto, pasando con modo normal y hasta virtuoso, o no actuar en modo alguno:
rapidez de un estado a otro. Meyerhold rescató en Rusia el gro. ser solo una imagen estática, portadora de un símbolo que no
tesco como algo característico del teatro de feria, y apeló a él tiene por qué resultar siniestro, pues busca ensamblar con un
para renovar el género. En el campo de la literatura occiden- sentido coherente dos o más elementos que no suelen ir juntos
tal, se incluye en el grotesco a escritores como Hoffmann, Poe en la naturaleza o en la cultura. Por ejemplo. en el antiguo
y Gogol, quienes narran hechos fantásticos con los recursos Egipto, Horus era una deidad solar a la cual se representaba
del realismo. con cuerpo y extremidades humanos y cabeza de halcón, y, a
Lo que encontramos siempre en lo grotesco, dice Sánchez veces, también como un sol alado. Thot, el inventor de la es-
Vázquez, es la presencia de algo extraño, fantástico. irreal o an- critura dentro de la misma teodicea, tenía también cuerpo y
tinatural. El efecto monstruoso se produce por la irrealidad, no extremidades humanos, pero cabeza de ibis. Por su misma con-
tanto de los elementos, sino de los conjuntos. Si analizamos El dición de dioses con clara incidencia en lo cultural. no podían
jardín de las delicias, veremos que las formas, fragmentadas, simbolizar lo siniestro, sino tan solo conjunciones de naturale-
son precisas, perfectamente reconocibles y hasta bellas, pero se zas. Tampoco es posible relacionarlos con lo feo, pues se trata
ensamblan de un modo absurdo, fantasioso y antinatural. Esta de figuras estilizadas y proporcionadas, a pesar de su anoma-
obra no nos conduce al terreno de lo cómico, y tampoco al del lía, del mismo modo en que no pueden considerarse feas las
horror, por la liviandad gótica de los cuerpos y la sobrecarga de mujeres con cabeza de pavo que se bañan en un estanque en El
símbolos tomados de la alquimia y el ocultismo. Jardín de las delicias, ni los amantes con cabezas convertidas
Los ambientes del grotesco pueden ser reales o imagina- en frutos. Hay, en cambio, personajes reales cuya sola presen-
rios. Si bien en la literatura y el teatro se prefieren los am- cia puede inspirar terror o repugnancia.
bientes realistas. la pintura escapa un poco de esto. pues los O sea, que además de distinguir lo grotesco de la conducta
seres que se representan visualmente generan, de por sí. un de lo grotesco de la forma, con la advertencia de que pueden o

356 357
TEOKA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES Vi. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

no coincidir, habría que distinguir entre lo grotesco que se pre- comunes en las fiestas populares de la Europa del siglo xv, ins-
senta como bello —o, al menos, estetizado— y lo grotesco que pirando a Rabelais y otros autores, y dando pie, ya en el siglo xx,
busca representar lo horrible y lo terrible. Esta última dimen- a la teoría de Bajtín sobre la cultura popular en la Edad Media
sión puede desplegarse en dos direcciones, según su propósito: y el Renacimiento, tan usada como parámetro universal, aun-
producir rechazo, repugnancia, como algo negativo o contracul. que en realidad tiene poco de ello.
tural, o bien inspirar respeto a ciertas normas fundamentales El recurso del disfraz existe también en otras culturas,
para la cultura, por medio del terror que produce lo monstruo- pero mucho más universal que este es lo que en su momento
so. Muchos fetiches e imágenes religiosas apelaron a este re- llamamos la tercera piel, o sea, la piel del ritual. Los pluma-
curso para imponer la obediencia a sus mandatos, incluso en jes y toda suerte de adornos con que se cubren los personajes
civilizaciones que alcanzaron un gran desarrollo, como el caso que representan a los dioses casi nunca coquetean con lo cha-
de la Coatlicue de los aztecas, a la cual ya nos referimos, y a la bacano, con lo desagradable, con lo que cada cultura recha-
que se pueden sumar las esculturas de Yolotlicue y Cihuateteo, za por injuriar su estética. Esto último solo suele ocurrir en
de esa misma civilización. En el cristianismo, la imagen del la representación de algunos personajes míticos considerados
diablo también busca aterrorizar, pues es el horror que él y su ambiguos y peligrosos. Los seres malignos, al igual que los be-
infierno inspiran lo que ayudará a conducir al creyente por la nignos, son representados con toda seriedad, pues nunca de-
buena senda. Así, en la evangelización de los guaraníes reali- ben inspirar risa, sino una variada gama de sentimientos que
zada por los jesuitas, jugaron un destacado papel los grabados va de la fascinación al tenor. O sea, que si tomamos como pa-
sobre los tormentos del infierno, los cuales aterrorizaron a este trón de lo universal el cuerpo grotesco de las fiestas populares
pueblo que desconocía la imagen figurativa, pues sus formas de la Edad Media, tal como lo caracteriza Bajtín, no podremos
visuales eran decorativas y abstractas. más que alumbrar la realidad de esa época de la historia eu-
Mientras que en las artes visuales lo que llamamos gro- ropea, y poco nos servirá para enfocar realidades como las de
tesco suele cumplir una función simbólica poco reñida con el África, América y Asia, donde lo real y lo maravilloso se conju-
concepto de belleza, en el rito y en el teatro no se trata ya garon siempre de múltiples formas, y donde la imaginación no
de un cuerpo representado arbitrariamente, con total liber- se vio, por lo general, sometida a la tiranía de lo racional. El
tad imaginativa, sino de un cuerpo real que se presenta a sí cuerpo del ritual persigue la expresión, impresionar los senti-
mismo. Lo grotesco puede estar dado por sus acciones o modo dos con la belleza o el terror, que son las caras de lo sagrado,
de hablar, pero es frecuente aquí apelar a la manipulación de no anularse simbólicamente en el ridículo. Las voces, gestos y
las formas para producir lo que antes llamamos el cuerpo gro- movimientos de esos personajes pueden, en algún momento,
tesco, como manifestación carnavalizada del cuerpo popular, provocar risa, pero será una risa nerviosa, insegura, apenas
que entra en oposición con el cuerpo racional y estetizado. No una descarga emocional frente al drama cósmico que se repite
se trata solo de lo extravagante, pues en la extravagancia cabe obsesivamente. Por lo común, los dioses no ríen, ni juegan, ni
la belleza, sino de una fealdad buscada de un modo deliberado y se divierten ridiculizando su propia imagen, y si atacan y deni-
a menudo potenciada con la imaginación, para producir la idea gran a otros personajes es porque el mito prescribe que deben
clara de que nada de noble y espiritual puede tener ese perso- hacerlo y hasta la forma de hacerlo. El ridículo suele caer sobre
naje. Enormes nalgas y panza voluminosa, pechos despropor- los impostores, sobre quienes intentan alterar el orden cósmico
cionados que cuelgan, grandes zapatos que sugieren el tamaño y fracasan de un modo estruendoso.
exagerado de los pies, así como otros tipos de protuberancias y Un recorrido por las culturas de los otros continentes deja
vestimentas confeccionadas con retazos de distintas telas eran la impresión de que lo grotesco, tal como lo definimos hasta
358 359
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

aquí, es una categoría que en nada ayuda a entender la pro.


ducción simbólica, porque esta, como ya vimos, no manifies•
ta un especial apego a las formas naturales. Los significados
complejos se logran, por lo general, integrando en una sola
imagen dos o más realidades diferentes, lo cual sería, de por
grotesco para la concepción europea. ¿De qué sirve llamar gro.
tasca a Chamunda, la diosa guardiana de Mysore, en la India,
con sus poderosos abanicos de brazos que sujetan las armas y
objetos que usa para matar demonios? ¿O a la imagen desnuda
de la diosa Kali, con sus grandes pechos, un cinturón de ma-
nos de hombres muertos (a veces reemplazado por un collar
de cabezas cortadas, también de hombres), un rostro con tres
ojos y una terrible mueca de risa en los labios? ¿O a la diosa
Chinnamastra, que distribuye la energía vital por el universo,
a la cual se representa sentada sobre un loto con una guirnalda
de cabezas, que toma en una mano una serpiente, y en la otra,
su propia cabeza recién cortada, mientras brota de su cuello
un torrente de sangre que se desparrama en varios canales,
uno de los cuales entra por la boca de su propia cabeza, y los
demás, en la boca de figuras femeninas jóvenes y desnudas que
están al lado, con tazas y serpientes en las manos? ¿Y se puede
llamar grotescos a los dragones y las serpientes gigantes de
los rituales chinos? Y en África, ¿llamaremos grotescas a las
máscaras de los gouro y los yaure de Costa de Marfil, con uno
o dos pájaros o grandes insectos encima, que parecen sorber-
les el seso, mientras la boca emite el soplo vital de la palabra
o muestra una expresión de gran paz? ¿O a las máscaras ibos
de Nigeria Oriental, rematadas por una cabeza de expresión
hierática que brota de su nuca? ¿O a las máscaras y estatuillas
deformes de los wum, bamiliké y bamún de Camerún? ¿O a los
fetiches bakongo y bavili del Congo, con el cuerpo cubierto de
clavos, en los que cada uno de ellos representaría una muerte
mágica producida por él? ¿O a las estatuillas de la fertilidad de
los sukuru de Angola, con una cabeza en cada hombro y largos
pechos caídos? ¿O a las estatuillas baulés de Costa de Marfil La Mahavidya Chinnamasta. sentada sobre el loto que surge
y de otras culturas, que unen en un solo cuerpo los órganos de la pareja original. Su complejo simbolismo y su carácter sa•
sexuales femeninos con una cornamenta de antílope, símbolo grado impiden todo juicio estético que apele al concepto de lo
de la masculinidad? ¿O a las cabezas de bronce de las que salía grotesco.

360 361
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
VI. FUNDAMENTOS DE LA ESTÉTICA

un enorme colmillo de elefante, conmemorativas de los obas ción de las formas, mecanismo que parece alcanzar su cima en
gran reino de Benin? En el archipiélago de las Bismarck, en los alebrijes de Oaxaca, fantasiosos animales de madera cuyas
Papúa-Nueva Guinea, el diseño de las máscaras ntalanggan formas no se repiten y sus llamativos colores nada tienen que
combina elementos de distinta procedencia, y dicha combina- ver con los datos de la realidad. Los animales que no resultan
ción no puede ser reproducida por miembros de otras familias, de una hibridación son modificados en sus proporciones y lle-
como un mecanismo para incentivar la creatividad, impidiendo van flores y otros adornos sobre la piel. En la cerámica popular
esa reiteración de formas tan común en el arte africano. Usar, de Itá y Tobatí, en la región oriental del Paraguay, encontra-
en todos estos casos, la palabra «grotesco» no ayuda en absolu- mos cabezas humanas con tres piernas, o sea, sin cuerpo ni
to a profundizar en los significados y ni siquiera a interpretar brazos y una pierna de más (aunque más que piernas huma-
las obras. Se trata, a todas luces, de una categoría estética aje- nas, son patas animales), que muestran, no obstante, facciones
na a tales prácticas simbólicas. dignas, incluso estilizadas. ¿Cabe llamar a esto grotesco? ¿Y
Tampoco en la América indígena esta categoría resulta son grotescos los gordos, a lo Botero, que se modelan en esos
adecuada para navegar en el mundo de las formas. En las cul- mismos pueblos (aunque ninguna de las artesanas que los ha-
turas precolombinas, abundan las representaciones de dieses cen vio nunca la obra del pintor colombiano), los cuales bailan,
que conjugan elementos de dos o más seres distintos. En la toman sol en bikini, o posan, serios y con la dignidad de un dios
Serpiente Emplumada del México Central, adoptada en el pos- o una diosa, alcanzando a veces un metro de altura? ¿Y qué
clásico por los mayas, se une un animal que se arrastra como decir de las máscaras del Carnaval de Oruro, cuyo origen es
los ofidios, con otro emplumado como las aves. Ivlayáuel, la dio- tibetano, aunque sus motivos fueron combinados con elementos
sa azteca del maguey, es representada por el Códice Borbónico locales? El árbol de la vida, armado en México como una pieza
como una gran planta de maguey de la cual brota, como un de cerámica de proporciones a veces gigantescas, parece estar
cogollo, una cabeza con dos brazos y una gran flor que le sale hecho a la medida de lo grotesco, pues de la estructura vegetal
del occipital. Por suerte, la imagen no trata de caracterizar vi- surgen figuras humanas y animales que remedan un exótico
sualmente los 400 pechos que tiene, con los cuales alimenta a paraíso; pero de nada sirve, situándose en el ambiente cul-
otros tantos hijos, los Centzon Totochin. Los dioses y guerreros tural que lo produce, tildarlo de grotesco, palabra que hasta
con rostro, máscara, e incluso cuerpo y extremidades de feli- sonaría ofensiva, por el vínculo que guardan estas obras con
no son recurrentes en la civilización andina. En las máscaras la historia sagrada y por la sombra de la risa que se proyecta
de los actuales nahuas de Guerrero, son comunes los dobles sobre este concepto.
animales, por lo que a la cabeza humana se le sobrepone una Los seres mitológicos y legendarios, que aún abundan en
forma animal. Una máscara de Olinalá (Guerrero) muestra este continente, son caracterizados con harta frecuencia de un
una cabeza de jaguar armada con pelos de jabalí y dientes de modo «grotesco», o sea, combinando elementos de dos o más
burro. En las máscaras de los chiriguanos de Paraguay, se seres biológicos muy distintos, ya sea para causar horror (lo
mezclan caracterizaciones felinas con largas plumas de aves- más frecuente) o con una intención simbólica. En Argentina,
truz que llegan, al caer, hasta las rodillas de su portador. En el Mikilo, ser legendario de origen diaguita, fue descrito como
las actuales pinturas sobre papel amate que hacen los nahuas mitad hombre y mitad perro, con manos de niño y pies de ga-
de Guerrero, vemos caballos con alas, antílopes (que no hay en llo, y una larga cola cubierta de plumas. El Kai Kai Filu de
México) con el cuello pintado con varias franjas de colores, y los mapuches es representado mitad caballo y mitad culebra.
pavos reales que tienen mucho de fantásticos. La cerámica de El Mboi.Yaguá de la región guaraní es una víbora con cabe-
Chupícuaro muestra una sorprendente tendencia a la hibrida- za de perro. Huairapuca, deidad diaguita-calchaquí, ha sido
362 363
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES Vi. FUNDAMEI 'TOS DE LA ESTÉTICA

mo un oso con rasgos humanos. El Ahó-Ahó, animal legendario


del área guaraní, es semejante a una oveja, pero posee grandes
garras de felino, con las que despedaza a sus víctimas para
devorarlas. Y están también las misteriosas sirenas, que en su
parte anterior son bellas mujeres de largos y rubios cabellos,
y en su mitad posterior, peces. Al Chonchón de la Patagonia
Austral se lo representa como una cabeza humana de enormes
orejas que mueve como alas. El Ivunche de los araucanos tiene
la cabeza vuelta hacia atrás y anda con una sola pierna, pues la
otra le sale de la nuca y le cuelga sobre el pecho, como un órga-
no inservible para la locomoción. Y se podría seguir reuniendo
cientos de ejemplos de este tipo a lo largo de América, pero re-
sulta ya innecesario. Si nos estiramos en estas descripciones,
por más que se trate de un imaginario aún poco estetizado por
sus participantes, fue para mostrar lo ya dicho: en las artes
visuales, la categoría de lo grotesco nace y adquiere sentido en
un contexto signado por el racionalismo y el naturalismo de la
forma, lo que es exclusivo de la experiencia europea y, en con-
secuencia, resulta ajeno a otros contextos culturales, signados
por una fuerte intención simbólica o por el vuelo de una imagi-
nación que se despega del naturalismo en las formas.
El problema de lo grotesco en las artes visuales queda así
desplazado por el del mestizaje o la hibridación de dos o más se-
res de distinta naturaleza, bastante usual en las culturas tradi-
cionales del mundo, en la cultura ilustrada de tipo occidental y,
también, en la cultura de masas, como manipulaciones ligadas al
kitsch. En este último caso, más que de nuevas formas de arte,
capaces de legitimarse como tales, se trata de verdaderos engen-
dros orientados hacia el consumo masivo, de productos superficia-
Cerámica popular de Tobatí, Paraguay. en la que vemos una les y carentes de toda dignidad, que no pueden ser considerados
cabeza sostenida por tres patas. La expresión digna de la figura nunca obras de arte, pues a la postre resultan un mecanismo
impide caracterizarla corno grotesca. irresponsable y de uso fácil, que está sirviendo para destruir las
matrices simbólicas. Volveremos sobre ello más adelante.
caracterizado con una monstruosa cabeza de dragón, en un
extremo, y una cabeza de serpiente en lo que vendría a ser la
cola. Algunas descripciones del terrorífico Yaguareté-Abá de
la región guaraní lo presentan con cuerpo de tigre y cabeza hu-
mana. El Ucumar, en el noroeste argentino, es representado co-

364 365
VII. La condición del otro
en el arte

1. Centro y periferia
La revisión crítica de los fundamentos de la
estética occidental nos ha mostrado su carác-
ter harto relativo, por tanto, se podría afirmar
que el concepto de arte que ella impone no ea,
en verdad, universal, sino que fue y sigue sien-
do universalizado a través de procesos de do-
minación cultural. La gran ventaja que da a
Occidente el disponer de una vasta y antigua
teoría estética, unido a su poder económico y
político, hizo posible que esta invadiera nume-
rosos ámbitos donde tal concepción no existía
o se daba con características muy disímiles.
No se trataba, en la mayoría de los casos, de
una simple irradiación cultural adoptada li-
bremente por el resto del mundo, sino de una
acción dirigida a desvertebrar y colonizar los
sistemas simbólicos ajenos, pues esta siempre
fue un arma de fundamental importancia pa-
ra cuanto pueblo se propusiera someter a otro
a su hegemonía, y más aún si se ocupaba su
territorio. Y dentro del conjunto de valores que
conforman la cultura, la religión y el arte jue-
gan un papel de punta de diamante, porque,
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

para ahorrar sangre, no hay nada más efectivo que desactivar sivamente, de naturaleza política y no puede extenderse a lo
toda matriz capaz de reproducir y potenciar una diferencia, toda cultural. En este sentido, señala De Radkowski que todo lo que
identidad que aglutine al oprimido y oponga otra cosmovisión es —y en tanto que es y por la misma razón de que es— habita
al discurso que se pretende superior o verdadero. En la labor en el centro, o sea, en el lugar que lo funda, del cual proviene.
de los misioneros cristianos, que, por lo general, precedía a la Todo hombre habita en el centro del mundo. Cuando sale de él,
ofensiva militar, las imágenes que portaban como elementos se convierte en un pasajero, en alguien que está de tránsito."
de evangelización se consideraban valiosas expresiones de un Se quiere decir con esto que todo sistema simbólico posee su
arte sacro, mientras que las imágenes de los otros pueblos eran propio centro, donde los sentidos se condensan en el más alto
despreciadas y quemadas como fetiches o ídolos al servicio del nivel, al cual podríamos asimilar al núcleo de la zona sagra-
diablo. Este vandalismo, que no ha perdido del todo vigencia, da. Tal centro puede también ser múltiple, pues todo cosmos
considera lo sagrado como una dimensión que le pertenece de habitualmente posee varios microcosmos, tendientes a dispo.
un modo exclusivo, y se muestra incapaz de ver en las imágenes nene en una escala jerárquica. Por lo tanto, asumir un centro
del otro un arte también sacro, como lo eran en la mayoría de ajeno y erigirlo en «el» centro implica una ceguera o un total
los casos, desde una perspectiva antropológica. desprecio de los valores propios, que es lo buscado por todo
Los países con vocación imperial, que despliegan grandes colonialismo cultural.
esfuerzos para someter a otros a sus patrones de vida como De lo anterior se deriva que no es posible clasificar las
el mejor modo de asegurar sus intereses se erigieron así en culturas en centrales y periféricas, y menos aún otorgar un va-
modelos de lo humano que los otros debían imitar por su pro- lor ontológico a dichas categorías. Tal carácter no surge de una
pio bien, para evitar la represión o la exclusión. Se les hacía cualidad intrínseca de las mismas, sino tan solo de una situa-
creer que si seguían el rumbo que ellos les trazaban, irían por ción, la cual, en la mayoría de los casos, comenzó siendo una si-
el mejor de los caminos y, un día no lejano, podrían compartir tuación colonial —tal como la definiera Georges Balandier— y
la mesa de los elegidos. Para ello, claro, tenían que borrarse la se transformó, luego, en otras formas de dependencia que no
cara por completo, travestirse, y tal metamorfosis era exalta- modificaban mayormente la estructura dual básica, pero en-
da como una salida del salvajismo o la barbarie, para entrar mascaraban el poder para hacerlo invisible o digerible para
en «la» civilización, perfilada así como única. Los países que buena parte de la población.
eran víctimas de esa agresión simbólica, a menudo herederos La condición subalterna, entonces, no dice nada sobre una
de grandes civilizaciones, pasaron a conformar «la periferia», cultura en sí, pero da cuenta de una situación que la afecta
un espacio diferente del «centro» y, por lo general, excluido de profundamente, pues busca corromper su sistema simbólico,
este, lo cual no obsta a que ciertos individuos que habitan en más que dialogar con él para estimular un cambio evolutivo
aquella puedan. mediante un denodado esfuerzo de asimilación enriquecedor y potenciar su lenguaje. Se podría decir, en este
espiritual y buenos actos de servicio, convertirse en una exten- sentido, que la cultura dominada padece una enfermedad que,
sión o sucursal del «centro». Por lo tanto, entrar en la dialéctica de a poco, la desplaza de su propio centro, inhibe su desarrollo
centro-periferia es instalarse en una situación de poder, donde y la sume en la decadencia y la desintegración. No se trata.
se instituye un otro y, por lo común, se lo estigmatiza, pero a la por lo tanto, de un juego, sino de algo lo suficientemente serio
vez se le niega o recorta su alteridad o el derecho a ella, porque como para quedar fuera de la teoría del arte. Por otra parte,
un sistema de dominación nunca puede ser pluralista.
Por cierto, desde el punto de vista geográfico, no hay paí- Cf. Georges-Hubert de Radkowski: Anthropologie de l'habiten Vers le
ses centrales ni periféricos, por lo cual el concepto es, exclu- nomodisrrie,
Per. París. 2002: p. 154.

368 369
TEORIA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

tal dialéctica se superpone a otra aún más esencial: la que dife- culturas oprimidas y generar un pensamiento claramente con-
rencia lo propio de lo ajeno, o sea, el campo de pertenencia del traliegemónico, sino tan solo diluir sin superar la dialéctica
campo de referencia. propia de toda situación subalterna, pues su dualismo básico
Lo propio se presenta, en primer término, como un pa. se pierde en los vericuetos de lo minúsculo, en la microfísica
trimonio simbólico, es decir, intangible, pero se vincula de un del poder, dejando a las identidades históricas a la deriva, aco-
modo muy concreto con lo tangible, dimensión configurada por, sadas y desgarradas por el discurso publicitario de los medios,
los objetos insertados en una tradición, los recursos naturales que se presenta como cultura y es aceptado como tal por gran-
y, sobre todo, un territorio, que no es solo físico, por la función des sectores de la población. En este sentido, Jean-Francois
legitimante que cumple. Las identidades más fuertes, las de Mattéi señala que la posmodernidad incorpora todas las for-
mayor arraigo, son las que se forman sobre este eje territo. mas de vida, todas las conductas y todos los objetos, exclu-
rial. Por eso, la modernidad —que tan buen servicio prestó yendo, por principio, toda selección y toda jerarquía, lo cual
a la expansión europea— y, más aún, la posmodernidad pro. genera una nebulosa inasible donde no hay un centro preciso
curan abolir el espacio físico, el territorio, como sustrato del ni una periferia discernible .m Esto no puede interpretarse co-
pensamiento y el arte. Suprimido este, las identidades que se mo una manifestación de la diversidad cultural, sino como la
formaron en él se diluyen, se fragmentan como un espejo ro. negacion misma del concepto de cultura. Resulta deshonesto,
to, y los sujetos colectivos caen en la inercia y el desconcierto, por eso, todo nominalismo que pretenda eliminar un concepto
incapaces de vislumbrar un rumbo. Bajo esta lluvia ácida, los que designa una situación de opresión sin antes eliminar esta.
resortes emancipatorios del arte se debilitan y hasta se oxidan Se puede (y debe) rechazar el concepto de periferia cuando se
por completo. refiere al mundo simbólico propio, y dar incluso otro nombre a
Las lecturas fragmentarias, superpuestas y ramificadas la condición subalterna, siempre que no se soslaye el análisis
con las cuales los críticos ejercitan su estilo, persiguiendo la ma- de las contradicciones que se dan, tanto en la relación con el
gia del detalle, el resplandor de la partícula, oscurecen la rea- «centro» —y, en especial, los nuevos mecanismos que este es-
lidad —es decir, la situación— con su relativismo extremo, y tablece para descentrar al otro, neutralizar sus respuestas y
en el afán de exaltar una obra determinada, a la cual desean apañar los resortes hegemónicos— como en el interior de una
hacer justicia, a menudo se tornan cómplices de las fuerzas misma cultura.
que destruyen la matriz cultural y vacían de sentido la función De lo expuesto se desprende que de ningún modo se puede
crítica, transformadora, que el arte tiene o debe tener. Seña- ver a lo mal llamado «periférico» como un simple reverso del
la Ticio Escobar que los curadores invocan el hibridismo y la centro, como su lado oscuro o siniestro, pues esto lleva a enten-
trashumancia intercultural como argumentos para convalidar der la alteridad como una carencia o ausencia de determinados
la apertura de nuevas escenas desterritorializadas, que, como valores, algo similar a definir una cultura oral por su condición
estamos viendo, solo sirven para trasladar el arte al ámbito de ágrafa. Los discursos que presentan las cosas de este modo,
los no-lugares, donde las obras, divorciadas de toda tradición y están mostrando una de las caras más notorias de la domina-
expresión, dejan de ser no solo arte, sino también obras, al que- ción del arte: la que se arroga el derecho de determinar y ad-
dar convertidas en objetos «curiosos», a lo sumo, ingeniosos, ministrar los sentidos, contando con el silencio del otro, ya sea
que rinden, a conciencia, homenaje al vacío. porque este se halla ausente y no puede defenderse, o porque
Las cartografías alternativas del espacio social que se
despliegan con el fin de desplazar la humillante dicotomía " Cf. Jean.Francois Mattéi: La barbarie interior. Ensayo sobre el inmun-
do moderno. Ediciones del Sol, Buenos Aires, 2005: p. 243.
centro/periferia no procuran, por lo general, potenciar a las
371
370
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

no dispone de espacios propios donde hacerlo ni. a menudo, d e pinta en su taller, no ajustándose a las pautas impuestas por
unateorísficmlabord pesmntar. las metrópolis sino siguiendo los dictados de su creatividad
los con eficacia. y su tradición cultural. Claro que ese artista, situado fuera
A veces, llevados por el entusiasmo de desacreditar estos de la estética dominante, encontrará dificultades a la hora de
discursos hegemónicos, los críticos y teóricos del arte que asu- exponer sus pinturas y probablemente deberá hacerlo en lu-
men la condición subalterna consumen sus energías en ana- gares de menor relevancia, a menos que instituya sus propios
lizar esta situación con un tono elegíaco, como si clamaran espacios, donde los valores que su obra trasunta sean plena-
piedad por esos sistemas simbólicos averiados, en vez de po- mente reconocidos, lo cual constituye esa dimensión estratégi-
nerse a reparar las averías y dotar a sus prácticas artísticas ca de la descolonización que las políticas culturales no deben
de una sólida teoría contrahegemónica que no ponga el énfasis soslayar.
en la degradación, sino en la grandeza que, a pesar de todo, No obstante, se debe admitir que en los últimos tiempos
ese arte pudo o podría lograr. O sea, el eje del discurso debe la situación se tomó más compleja. La mercantilización cultu-
situarse en lo propio más que en lo subalterno, y lo propio, ral del capitalismo tardío —escribe Escobar— exige que este
afirmado en una teoría que lo contextualice, debe hablar de renueve sus productos, alimentándose de alteridades. Va así
por sí, defenderse mediante el despliegue de su espiritualidad en busca de lo auténtico y lo original, de lo étnico y lo popular.
y sus formas. La condición subalterna suele ser combatida con y las obras que responden a esos sistemas caen igualmente en
actos políticos, pero difícilmente estos resultarán eficaces si lo una explotación comercial, siendo consumidas por una cultu-
propio no florece desde su semilla, rompiendo sus condiciona. ra —si se puede llamar a eso cultura— que avanza celebrando
mientos y desplegando sus valores hasta lograr un lugar digno la impureza, el hibridismo y el pastiche.
en la escena universal. Lo propio que trasciende y se universa. La relación centro-periferia puede entonces invocarse,
liza de algún modo, está de hecho negando contundentemente de resultar totalmente necesario, cuando se analiza la con-
la condición subalterna, minándola mediante una afirmación, dición subalterna a la que una determinada producción sim-
de alto nivel, de su particularidad histórica. bólica se ve desplazada, pero ello nunca debe asumirse como
Lo «periférico», entonces, no es lo intruso, aquello que fue un factor de identidad, sino tan solo como la triste conciencia
expulsado o creció al margen, sino algo que fue desplazado de de una dominación, la cual cristalizará en estrategias para po-
su propio centro por los mecanismos de dominación, o que se nerle fin y permitir, así, el florecimiento de la propia creación.
autosituó en un centro ajeno, por fascinación servil, lo cual re- Los movimientos reculturantes, de recuperación de la historia
sulta, por desgracia, harto frecuente. La periferia es un espa- y la identidad, de hecho buscan romper con esta condición, pa-
cio que desvaloriza su propio centro y se subordina sin lucha a ra que la cultura no se avergüence frente a quienes la oprimen
un centro ajeno que ejerce, o intenta imponer. una dominación o intentan oprimirla y les oponga otra visión del mundo y el
simbólica. arte. Al rechazar esta condición y asumir el control de sí mis-
Por otra parte, la condición subalterna no acompaña a las ma, la cultura dejará de sentirse o presentarse como periféri-
culturas en todo momento, sino solo cuando busca ser recono- ca, pues se habrá convertido para sus partícipes en algo valioso,
cida por el «centro» o le disputa espacios de poder. Cuando un que ocupa el centro de la vida social. El negro que defiende su
grupo indígena, por ejemplo, celebra un ritual, no está esceni- negritud como una bella cualidad expresada en obras de gran
ficando una cultura periférica, sino un acto de fundamental Potencia expresiva, al igual que el indígena bien abroquelado
importancia para él. En ese momento será el centro de todo, en su indianidad creativa, empiezan a retirarse de la miseria
lo único que cuenta. Lo mismo puede decirse de un artista que de la condición subalterna y a ocupar su propio centro.
372 373
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

Hay personas y grupos que declaman en los espacios del En aras de tal neutralización, el «centro» instituye meca-
«centro» su pertenencia a un ámbito que reconocen como pe. nismos de domesticación de las diferencias, que desarticulan,
riférico, sin haber indagado en sus propios centros ni traba- neutralizan y, finalmente, estereotipan hasta la caricatura los
jado seriamente para fortalecerlos. Prefieren irrumpir en lea aspectos más urticantes de los discursos producidos desde la
prestigiosos y bien pagados circuitos metropolitanos, donde se alteridad, sacándolos de su propio terreno, como la mejor for-
desviven por ser admitidos en la mesa de quienes administran ma de diluir la guerra de los imaginarios en amistosos cambios
los sentidos, a fin de ganar un modesto sitio en sus altares, de opiniones. Lo importante es que nada obstruya ese proceso
cualquiera sea el precio que deban pagar por él. Procuran así que viene casando al arte contemporáneo de Occidente con el
hacerse visibles en esos espacios, bailar en ellos la diferencia, consumo. sometiéndolo al fetichismo de la mercancía, y que
con muchos perifollos tipicistas y discursos sumisos, sin moles- deserta de los significados profundos para reducirse a un ma-
tarse en combatir a las fuerzas que, en el ámbito de su propia saje hedonista de los sentidos que no interpela a ningún sujeto
cultura, la hacen invisible a amplios sectores de la sociedad, en particular. que nada cuestiona ni critica, o que arremete
con el fin de despejar el camino a un desarrollo evolutivo que contra torreones secundarios, no defendidos por el poder dada
le permita alcanzar su propia modernidad. Tales puestas en su falta de valor estratégico.
escena de la diferencia resultan, por lo general, grotescas. no Nelly Richard prefiere hablar, no de centro. sino de fun-
solo por lo desmesuradas y patéticas, sino también por haberse ción-centro. No se propone. con ello, eludir la dialéctica de lo
dejado llevar al espacio del «centro», reconociéndole así el de- dominante y lo subalterno, sino defender su continuidad en con-
recho a fijar unilateralmente el terreno del debate y establecer textos difusos que, en muchos casos. tornan ubicuo al «centro».
tanto los significados como los significantes. Lo conducente, Quiere decir con su propuesta que, en el ámbito espacial de la
repetimos, no es la cháchara que exalta un tipo de producción. «periferia», hay grupos que cumplen una función-centro, por
sino la fuerza de una obra capaz de hablar por sí misma en un manejarse con los cánones del poder hegemónico, sin intento
marco teórico adecuado. El mismo Baudrillard no vacila en til- alguno de reelaboración, y por responder totalmente a los inte-
dar de obscena esta visibilidad desmesurada que se entrega al reses de este. Sería, en el terreno del arte, algo equivalente a
éxtasis mediático, como el gran regulador de los sentidos. lo que ocurre, en lo político-social, con las burguesías étnicas o
O sea, es provechoso poner en escena la diferencia cuan- nacionales, aliadas del poder colonial o neocolonial.
do consiste en confrontarse con el modelo que se presenta co- Por arrogarse la administración de lo universal. el «cen-
mo único o superior negando o minimizando la alteridad, pero tro» se reserva la sagrada misión de teorizar sobre el arte en
no cuando tan solo se trata de danzar la diferencia en los tabla- el más alto nivel, dejando a la «periferia» la tarea menor de
dos del «centro», pues este, para afianzarse como tal, precisa de ocuparse de los aspectos particulares, siempre que sus digre-
las reverencias de la «periferia». que esta acepte representar siones no minen las bases de esa teoría «universal». O sea.
su rol subakerno en el juego hegemónico, siempre nutrido en a esta le corresponde hablar de los contenidos más que de la
un falso pluralismo. Falso, porque se rige por la ashnetría. Por forma, y reforzar los esquemas teóricos del «centro» con colo-
otra parte, carnavalizar la diferencia inyecta al «centro» algo ridos ejemplos que lo ayuden a poner en escena su pretendido
de sangre nueva, alimenta su viejo prejuicio de superioridad y pluralismo, que nunca modificó sus esquemas teóricos como
proporciona ingresos nada despreciables al mercado, a la vez resultado de su confrontación con otras prácticas. La «perife-
que neutraliza el potencial crítico de lo diferente y la conver- ria», por cierto, debe confrontarse con el «centro» para poner
sión en teoría de prácticas capaces de desmentir su pretendida a prueba y negar, llegado el caso, la supuesta universalidad
universalidad. de varios de los fundamentos de este. pero no debe olvidar el

374 375
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL 01R0 EN EL ARTE

diálogo y la confrontación con las diferentes matrices culturales La importancia que atribuimos al arte popular en este
y los sectores sociales sometidos a una condición subalterna, intento de abordar lo transcultural del arte reside no solo en
pues es esta interacción, más que su agotadora y a menudo va. el hecho de que en él se manifiestan los aspectos más especí-
na esgrima con el «centro», la que le irá despejando el camino ficos de las matrices simbólicas que se enfrentan a la estética
de lo verdaderamente universal. occidental, sino también, o sobre todo, porque constituye común-
mente el ámbito más heroico de la resistencia a la colonización
2. Arte popular y artesanía visual (por las imágenes) y el mejor punto de partida cuando
El problema del arte es el problema de todo lo que se coloca se va en busca de lo universal. Curiosamente, la parte más
fuera de él, en la anodina esfera del no-arte, ese reino de la in- sustancial de la cultura de la resistencia sigue creciendo en
significancia que se ha convertido en un poderoso mecanismo montañas, selvas, desiertos y otros espacios marginales que a
de dominación. El concepto occidental de arte fue introducido menudo se confunden con el desierto, abandonados a su suerte
en América a fines del siglo xvin, y en África. en las prime- tanto en lo material como en lo espiritual, bajo condiciones na-
ras décadas del xx, desplazando casi todas las formas simbó- da propicias, mientras que los grandes centros urbanos, donde
licas de las colonias a dicha esfera del no-arte, por responder se abren múltiples posibilidades a los artistas, muestran una
a principios diferentes, que siempre subordinaban las obras al alarmante tendencia a someterse, incluso con gran entusias-
cumplimiento de otras funciones y no se interesaban en la ver- mo, a los cánones metropolitanos. Ambas razones le confieren
dadera belleza: la belleza pura, aquella que no cumple ningu- una indiscutible relevancia estratégica, en la medida en que so-
na otra función. Todo lo diferente era visto como primitivo, y lo la alianza entre el arte ilustrado o especializado y el arte po-
lo primitivo, al decir de Mirko Lauer, como una prerrealidad, pular permitirá librar con éxito esa guerra de imaginarios que
una no-especificidad. Incluso la estética marxista, con marcado se intensifica hoy en todo el mundo, como resultado del proceso
eurocentrismo, vio en lo «primitivo» (la otredad, lo no-occiden- de globalización y del avance demoledor de la cultura de masas.
tal) algo carente de valor actual, por no ser más que una pura A tal fin, los sectores ilustrados deberán dejar a un lado los
potencia de algo que vendrá (o no) después." prejuicios elitistas, y los sectores populares, tomar el control
Las obras situadas en esa esfera del no-arte son las ar- de su producción simbólica, poniendo fin a las manipulaciones
tesanías, concepto que, por cierto, no responde a categorías folcloristas y profundizando el proceso de su descolonización,
propias de esas culturas, sino que se origina en el Medioevo lo cual les permitirá reelaborar su cultura desde adentro, a
europeo como una práctica centrada en la habilidad manual través del diálogo entre tradición y modernidad, y plasmar así
más que en la creatividad y expresividad, en lo reiterativo y su propia modernidad. De este modo, el río del arte popular
serial más que en lo único. El buen trabajo manual no de- correrá por dos cauces —el tradicional y el moderno— y no por
jaba de ser apreciado. pero se menospreciaba socialmente a uno solo. Desde ya, el moderno no se desvinculará totalmente
quien lo ejecutaba, por considerárselo tan vacío de espirituali- del tradicional, sino que desarrollará sus potencialidades con
dad y expresividad como sus obras, cuya belleza —si se podía innovaciones y préstamos culturales, ya sean formales, técni-
llamar a eso belleza— era puramente ornamental, hasta el cos o, incluso, simbólicos.
punto de que en ellas la innovación estaba restringida, si no El acceso a la modernidad del arte popular pasa por la
prohibida. toma de conciencia del artista sobre los aspectos estéticos de su
Producción, a fin de elaborar una puesta en valor desde aden-
g2 Cf. Mirko Lauer: Crítica de la artesanía. Plástica y sociedad en los tro, que, por fuerza, se confrontará con la visión desde afuera,
Andes peruanos. Desco. Lima. 1982: pp. 48-51. dialéctica que precisará el sitio que le corresponde en el sistema

376 377
TEORIA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

intercultural. Dicha toma de conciencia coadyuvará asimismo a cultura dominante. Así, con creciente frecuencia vemos a los
una plena comprensión de la base social del estilo (o los estilos) artistas populares editar discos compactos y hasta grabar y
de su práctica artística, eso que llamamos estética comunitaria, fotografiar sus rituales con cámaras digitales, sin que a nadie
y también de lo que constituye su aporte personal, que puede se le ocurra pensar que, por eso, pierden su esencia. A causa de
llevar tanto a una vivencia creativa, innovadora, del acervo co- ello, Ticio Escobar sugiere cuidarse de las definiciones nega-
mún al cual se quiere servir, como a lo que hemos denomina. tivas de lo popular —las cuales destacan su carácter margi-
do «los abismos de la subjetividad», que aparejan el riesgo de nal, excluido—, para empezar a verlo en términos positivos,
un corte, a menudo no buscado, con lo colectivo o comunitario. como expresión de una diferencia. Apunta también el carácter
Tal corte expulsará del sistema simbólico de referencia a las a mbiguo de dichas culturas, que asumen posturas tanto con-
obras, y sus autores quedarán como artistas solitarios, quienes testatarias como conciliadoras e, incluso, conservadoras, por lo
pueden buscar un sitio para ellas en la estética dominante, o cual, lo mismo pueden oponerse al orden hegemónico, que ple-
intentar legitimarlas, como una innovación creativa, en la cul- garse, gustosas, a sus consignas.
tura propia. La cultura popular, más que una síntesis, es una suma,
Para entender mejor lo que es arte popular, hay que re- porque en todo país hallaremos varias culturas colocadas en
ferirse a la cultura popular. Lo popular no debe interpretarse una situación subalterna por una o más culturas dominantes.
como una especificidad en sí, pues, como se dijo, alude tan solo En América encontramos distintas culturas campesinas re-
a una condición subalterna que, por fuerza, pertenece a un gionales, culturas populares urbanas —que suelen resultar
proceso de dominación. La particularidad, la identidad alter- de un cruce entre elementos culturales típicamente urbanos
na, no brota entonces de esta condición, sino de la misma ma- y aquellos traídos por las migraciones campesinas e indíge-
triz simbólica dominada. nas—, culturas populares de inmigración (muy destacables
Para Eduardo Galeano, la cultura popular es un comple- en los casos de Argentina, el sur de Brasil, Chile y Uruguay),
jo sistema de símbolos de identidad que el pueblo preserva y y las neoafricanas, de gran importancia en el norte de Brasil,
crea. Para Rodolfo Stavenhagen es, en gran medida, la cultura Haití y Cuba. Todas son igualmente legítimas, en cuanto ca-
de las clases subalternas, o sea, una cultura de clase; aunque ras perfectamente definidas de una sociedad plural. En dicho
no deja de reconocer la amplitud y ambigüedad del concepto. concepto se suele incluir, además, a los grupos indígenas, pero
Mario Margulis la define como la cultura de los de abajo, crea- si bien estos también se hallan sujetos a una situación subal-
da por ellos mismos en respuesta a sus propias necesidades y, terna, presentan particularidades que conviene estudiar por
por lo general, sin medios técnicos. Es, sobre todo, una cultura separado.
solidaria, pues sus productores y consumidores son los mismos En nuestros países, la cultura dominante suele adoptar
individuos, quienes la crean y ejercen. En lo que respecta a la los cánones metropolitanos sin un serio intento de reelabora-
ausencia o escasez de medios técnicos —que Margulis pare- ción, haciéndose así eco de un falso universalismo que la lleva
ce considerar como una de sus características—, cabe señalar a olvidar que la verdadera cultura de un pueblo es esa herencia
que el acceso, ocasional o prolongado, a una alta tecnología histórica de fines, medios y experiencias en relación con los
no basta para quitarle a una cultura el carácter de popular cuales, y no contra los cuales, se ha de proyectar el futuro.
si las obras son producidas por miembros del grupo social y Los prejuicios metropolitanos de superioridad llevan a la cul-
circulan también por él. Negar esto sería obstaculizar a dichas tura dominante a ver lo diferente como inferior, lo cual le cierra
culturas el camino de su liberación, pues, para avanzar por los ojos a la belleza de los otros y, con ella, a lo que la sociedad
él, a menudo apelan a las mismas tecnologías complejas de la tiene de particular. Su cacareado universalismo termina así

378 379
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN me. OTRO EN EL ARTE

convertido en un provincianismo elitista y necio. Bajo esta óp. distinguiendo y promoviendo las obras que se planteen mayo-
tica, lo que se aparta de sus cánones raramente será comide. res exigencias estéticas. En muchos sectores campesinos, y en
rado una auténtica cultura. En consecuencia, el arte popular especial en loa pueblos indígenas, suele darse el caso de que la
no es, para ella, arte sino artesanía, y no puede invadir el abrumadora mayoría dedica algunas horas diarias a realizar
espacio consagrado al verdadero arte. Así, en 1976, se escin- artesanías, como una forma de subsistencia tras haber sufrido
dió la Asociación de Artistas Plásticos de Perú por habers e el despojo de la tierra fértil y sus recursos naturales. Si esas
entrgadolPmiNcneArtsPláiaunbo sociedades tuvieran otros medios de vida, el número de arte-
del artista popular Joaquín López Antay. Es que abundan en sanos disminuiría enormemente, o estos trabajarían solo para
América obras de arte popular que, por su calidad, merecen producir los objetos de uso cotidiano prescritos por la tradi-
figurar en una primera línea de la producción simbólica, como ción, como utensilios domésticos, prendas de vestir y, en espe-
los tapices kuna de Panamá y los salasacas de Ecuador, las cial, los objetos rituales, que suelen carecer de valor de cambio.
pinturas de escenas de la vida cotidiana que hacen los nahuas Y, entre ellos, habría unos pocos individuos que realizarían
de Guerrero sobre papel amate, las tablas de los huicholes de la una verdadera opción por la creación artística, produciendo
Sierra Madre Occidental, las pinturas ingenuas de Haití, y las objetos muy elaborados que les darían un prestigio especial
esculturas cerámicas de Itá y Tobatí, en Paraguay. Esta des. dentro y fuera de su comunidad.
valorización del arte popular armoniza con la actitud «cientí. Cabe preguntarse con qué criterios se habrán de separar,
fica» de llamar supersticiones a sus creencias, fetichismo a su dentro de estos conjuntos heterogéneos, las obras de arte de las
religión, y brujería o fantasía sin sustento a su ciencia. piezas de artesanía, y, en consecuencia, a los artistas de los
Por lo general, como se dijo, la producción simbólica de los artesanos. Hay quien, de antemano, condena el esfuerzo, ale-
sectores subalternos es llamada «artesanía» de un modo global gando que en los juicios siempre existirá una buena cuota de
e indistinto, por lo que tal categoría deviene un verdadero cajón arbitrariedad y subjetividad, y también de etnocentrismo, pues
de sastre, donde los objetos pierden toda individualidad y con- la valoración de un objeto, en relación con —o en detrimento
texto al ser destinados a un folk market sin sentido crítico, que de— otros, se hará basándose en lo que la cultura dominante
desconoce sus significados profundos, por lo que su consumo (a la cual pertenecen los críticos más destacados) define como
se torna puramente decorativo. Es cierto que a veces, desde la auténtico. García Canclini observa, en este sentido, que no exis-
«ciencia» del folclore, se intenta alguna contextualización de ten propiedades constantes en las obras llamadas artísticas,
las obras, pero esta casi nunca sobrepasa el descriptivismo más pues lo artístico varía según las relaciones que los hombres es-
superficial, y sus juicios de valor se reducen a exaltaciones ro- tablecen con los objetos. En buena medida esto es cierto, pero el
mánticas que nos remiten a entidades metafísicas, al espíritu enfoque antropológico permitiría sortear tal escollo, por cuanto
eterno, inmóvil, del pueblo y la nación, ante la incapacidad de ayuda a neutralizar el etnocentrismo, situando al observador
tales exegetas de echar mano a los instrumentos de la teoría en el orden de valores que rige la práctica simbólica analizada.
del arte. Desde el dorado reducto del folclore, la burguesía ejer- La historia de esta, con sus cánones y técnicas, así como el mar-
ce el control de la producción simbólica popular. co general de la cultura, con su concepción de lo sagrado, darán
Por eso, el arte popular, entendido como un proceso diná- las claves de interpretación y criterios de valoración. Dicha lec-
mico y autogestionado, debe vaciar ese cajón de sastre del fol- tura desde adentro, realizada preferentemente por miembros
clorismo, para luego poder situar cada obra en el lugar que le de la misma sociedad, será la determinante, pero no la única
corresponde. Al recuperar el control de su arte, los sectores a tomarse en cuenta, pues eso sería cerrarse a juicios estéticos
subalternos activarán los procesos de conciencia en torno a él, realizados desde otras concepciones del arte, los cuales siempre

381
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES Vii. LA COND:CrON DEL OTRO EN EL ARTE
ayudan a significar las obras, a entenderlas mejor y proyectar-
las a una dimensión más universal. Con ello se quiere decir que
la diferencia entre arte y artesanía debe ser resuelta en el seno
de cada sistema simbólico, aunque en la construcción de su pro.
pia teoría pueda tomar en cuenta criterios aplicados por otros
pueblos. César Paternosto, por ejemplo, pide que se erradiquen
de la teoría del arte no europeo los términos «decoración» y «or.
namento», a menudo usados para caracterizar el arte popular,
por su inevitable connotación de embellecimiento superficial.
que vendría a desnaturalizar otras estéticas, como la andina y
la islámica. Avanzando en este terreno, George Kluber sostiene
que todas las artesanías pueden ser tratadas como parte de la
escultura y la pintura, pues los tejidos son pinturas en soportes
flexibles y la mayoría de las vasijas cerámicas son formas es-
culturales o pinturas en superficies curvas."
En la esfera de las artes visuales. y en relación con lo po.
pular, encontraremos tres tipos de objetos, a saber: 1) Aquellos
de carácter sagrado o utilitario, destinados a cumplir una fun-
ción social. en los que lo estético tiene por finalidad, como se dijo,
reforzar el cumplimiento de dicha función, sin situarse nunca ter
en un primer plano, pues esto los designificaría total o parcial-
mente. 2) Los que no cumplen una función sagrada o utilitaria
de ningún tipo y se presentan como puramente estéticos, en la
medida en que solo procuran comunicarnos un conjunto de for-
mas y significados, propios no de una subjetividad, sino de la
cultura a la cual pertenece quien los hace. La función exclu-
sivamente estética de estos últimos facilita el análisis crítico,
sin que ello implique que las obras más valiosas pertenezcan
a tal categoría. Por el contrario. las del primer acápite suelen
sorprender con una mayor densidad simbólica, al situarse en la
esfera de lo sagrado. 3) Objetos realizados para cumplir una
función utilitaria, dentro o fuera de la zona sagrada, pero que
dejaron ya de cumplirla, lo que, en ciertos casos, puede cargar-
los de valores negativos, como vimos en el caso de las máscaras,
por la energía simbólica que detentan.
Candelero en barro pintado de Metepec, México. que bien puede
" Cf. George Kluber: The Ari and Architecture of Ancient America, verse no como una artesanía, sino como una escultura comple-
Penguin Books, Nueva York, 1975; p. 17. ja, tanto en lo formal como en lo simbólico.

382 383
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

En los tres tipos de objetos, la intención estética puede un acto de servicio a su cultura y una razón de vida. Esta in-
canalizarse por dos vías distintas: 1) la reiteración un tanto tendón , claro, puede jugar en el punto de partida pero no en
mecánica de elementos formales preestablecidos, en espacios los resultados, pues bien se sabe que de poco sirven las buenas
y con técnicas ya conquistados por la cultura; y 2) la creación, intenciones en el terreno del arte. Plantear tal diferenciación
sobre la base del acervo tradicional, de nuevos elementos for- entre los sectores populares implica, por otra parte, insti-
males, técnicas y espacios de expresión. La primera vía lleva a tuir políticas diferentes para uno y otro grupo, que apoyen
la producción artesanal, y la segunda, al arte popular en sen- la creatividad con una adecuada comercialización, capaz de
tido estricto. Esta última suele caracterizarse por un mayor asegurar al artista un ingreso no menor que el que percibiría
sentido expresivo, pero hay que tener cuidado con ello, pues la realizando artesanías en serie. Muchos verdaderos artistas
expresión que cuenta, desde el arte popular, no es la que tra- populares destinan una parte menor de su tiempo a producir
duce un estado de ánimo subjetivo ni la psicología del artista, objetos creativos, fuera de serie, que, en cuanto tales, no tienen
sino la que explora las dimensiones ocultas de la cultura, a la una ubicación clara en el mercado, mientras que consagran
cual se podría llamar expresividad social. la mayor parte de sus energías a producir las obras sin valor
Entonces, no hará arte popular, sino artesanía, quien fa- artístico que le demanda el mercado, pragmatismo en el cual
brique tejas, muebles rústicos y ollas de cerámica pensando so- caen también no pocos artistas del sector ilustrado. El mercado
lo en su valor utilitario, sin darle un diseño especial. En estos puede llegar a pagar un precio mayor por las obras más creati-
casos, su producción se homologa con la industrial en varios vas, pero rara vez dicho precio le permitirá al artista popular
aspectos, pues apunta a producir, con el mínimo de calidad prescindir de la producción en serie de objetos de escaso valor.
requerida por el mercado, la mayor cantidad posible de bie- Cabe interpretar esto como un serio obstáculo a la creatividad,
nes, para incrementar sus ingresos, por lo que entre una obra el cual incide en la reproducción de la condición subalterna, o
y otra no habrá casi diferencias. Harán, también, artesanía sea, de la dominación establecida sobre otras prácticas simbó-
quienes fabriquen objetos en serie, muchas veces valiéndose licas y las sociedades a las cuales pertenecen.
de moldes o de modelos que copian fielmente, por más que esos Los sectores ilustrados que se rebelan contra los cánones
objetos solo estén destinados a cumplir una función estética. de la cultura dominante y se muestran abiertos a las prácticas
Pero si la producción no se basa en moldes, y las obras guardan artísticas populares, como una forma de enriquecer su propio
rasgos especiales que las diferencian de las otras, se podría acervo simbólico y sus técnicas, deben acudir en su apoyo para
admitir la legitimidad de la reiteración, pues numerosos artis- permitir a estos artistas del margen acceder a los espacios de
tas del sector ilustrado también recurren a este mecanismo, exhibición que gozan de prestigio. Para ello, resulta de especial
jugando, a menudo, con la duplicación como signo de lo adoce- importancia la redacción de textos críticos que contextualicen
nado de la condición posmoderna. debidamente dichas obras. subrayando su riqueza estética y an-
Para evitar el odioso papel de determinar, desde la ata- tropológica, lo cual contribuirá asimismo a su valoración econó-
laya ilustrada de quienes no pertenecen a una cultura, qué mica. Deberán crearse también galerías de arte popular que
es artesanía y qué, verdadero arte popular, lo mejor es abrir funcionen a base de exposiciones bien presentadas, con catálogos
un debate interno entre quienes realizan estas prácticas, para y textos críticos, las que podrán vender luego, como obras de tras-
esclarecer y consensuar aspectos teóricos y permitir, así, que tienda, los sobrantes de esas muestras, junto con obras nuevas
cada quien decida lo que quiere ser y hacer. Para unos, no se Provenientes de la misma práctica o del mismo artista. Tales
tratará de desplegar la creatividad, sino de un simple medio galerías se diferenciarán así de las tiendas artesanales, don-
de subsistencia; mientras que otros sí harán de esta actividad de los objetos comúnmente se venden sin contextualización

384 385
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

alguna, solo por su valor utilitario u ornamental. Los progre. visceral enraizado en una experiencia histt5rica común y una
mas de apoyo deberían proporcionar también a estas tiendas imagen compartida del mundo.
algunos elementos teóricos que contextualicen a los objetos
de valor exhibidos, al menos para separarlos del kitsch, como 3. El arte de las minorías étnicos
expresión de un arte de masas que no es arte y ni siquiera Cuando se habla de arte popular, se suele englobar en tal con-
artesanía, sino un burdo remedo, un simulacro que no se Erni- cepto —y en esta obra se hizo a menudo— el arte de las mino-
ta a copiar mal ciertos objetos, sino que también los produce rías étnicas. Ello es válido cuando se lo quiere confrontar con
industrialmente, inventando formas que supone populares o la producción simbólica dominante de los sectores ilustrados
pretende que lo sean. o con la cultura de masas, pero no si se trata de estudiar las
Si se analiza el arte popular como un proceso comuni- características propias de los grupos humanos y las estéticas
cacional, vemos que la obra opera como un mensaje que va de que integran este polo dialéctico. La cultura popular, en sen-
un emisor a un receptor, con la particularidad de que ambos, tido estricto, pertenece a las clases subalternas de una misma
emisor y receptor, pertenecen a culturas o sectores sociales sociedad, que comparte con la clase dominante la lengua y las
diferentes, lo cual obliga a explicar los códigos que rigen la estructuras mentales que ella apareja (por más que difieran en
producción y la recepción. Pero lo que se hace es lo contrario: el habla), cierta visión de la historia, la religión (la cual, por no
borrar las referencias, y lo que fue fabricado para cumplir una ajustarse al culto oficial, a menudo ea considerada supersticio-
función ritual, de alto contenido sagrado, es comprado por su sa) y un gran conjunto de usos y costumbres. Pero, a pesar de
aspecto exótico y hasta por sus reminiscencias «primitivas». que los rasgos distintivos sean muchos, las culturas populares
Para acabar con esta forma de incomunicación, hace falta al. no se sitúan por completo en el terreno de la otredad. El traspa-
go más que una simple tarjeta que indique la procedencia del so de símbolos de una clase a otra es aquí más fluido. Las clases
objeto o el nombre de quien lo hizo. Una teoría que contex- altas coquetean frecuentemente con lo popular, apropiándose
tualice dichas obras es la única forma de propiciar un diálo- de recetas culinarias, costumbres. artes, tradiciones y formas
go real, una interculturación simétrica que beneficie a ambas visuales, a la vez que presionan para transferir a estos sectores
partes del proceso, coadyuvando, a la vez, a la descolonización su ideología y cánones estéticos de carácter ilustrado o produci-
de las artes visuales. El racismo y la discriminación social se dos por la cultura de masas. Frente a dicho cuadro, el universo
simbólico de las minorías étnicas exhibe de un modo tajante su
alimentan no solo de intereses económicos y políticos concre-
tos, sino también de estereotipos, de ideas adquiridas que los diversidad, lo cual hace más clara la dialéctica. Al poseer, por
individuos no revisan hasta que se enfrentan a hechos que lo general, otra lengua, son distintos los mecanismos que inci-
desnudan su inconsistencia. Y el arte popular a menudo es den en la aprehensión y construcción de la realidad. Sus mitos
uno de esos hechos deslumbrantes que llevan a los sectores y ritos serán diferentes, su concepción del cuerpo tampoco será
la misma, y su estética tendrá escasos puntos en común con la
dominados a ganar adeptos para su causa, a la vez que debilita
de la sociedad dominante.
las «razones» del opresor. El reconocimiento del valor estético
Pero así como esta última posee una clase alta, que detenta
de las obras hace, de pronto, visible a un pueblo que no solo
*uta cultura ilustrada, y otra subalterna, que detent,a una cultura
mantiene en la opresión 8U compromiso con la belleza, sino que
~llar, las minorías étnicas pueden mostrar también ciertas for-
busca también el triunfo de la verdad, la libertad y la justicia.
mas de estratificación social, aunque, en ellas, las diferencias eco-
Verdad estética y verdad política parecen coincidir en el arte
nómicas —a veces marcadas— habitualmente no lleguen a cris-
popular, pues ambas se perfilan claramente en una actitud
talizar en una cultura de clases distanciada de los valores de la
vital no intelectualizada ni ideologizada, como un sentimiento
387
386
TEORiA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES
VII. LA CONDICIÓN r/Et OTRO EN EL ARTE

mayoría. Por el contrario, quienes se enriquecen en la actividad cual se añade que cada religión —como decía Juan Acha— es un
comercial o agropecuaria suelen destinar parte de sus excedentes compendio de estéticas, por darse cita, en sus personajes y mitos,
a sostener la esfera ritual, la cual refuerza el sentimiento de uni. las categorías y formas visuales de la cultura." Es oportuno ci-
dad. No obstante, el acceso a centros académicos y otras formas tar aquí a Rex González, para quien la obra de arte no puede ser
de capacitación ha posibilitado, en esos grupos, el desarrollo de estudiada o comprendida por sí misma. Puede, sí, ser gustada o
un sector ilustrado bicultural, el cual no coincide con los ricos de la valorada fuera del contexto que la produjo, pero no explicada. 86
comunidad, a quienes suele incluso enfrentar en su afán de abrir Así,unaformgeéticvsdlaeocint-
camino a una modernidad propia, a la cual conciben como un mo decorativa, puede estar cargada de complejos significados,
proceso de descolonización profunda que les permita recuperar atribuidos no por el artista, sino por la misma cultura.
su historia y potenciar su universo simbólico. El modelo asimi- Durante el siglo XIX, la estética dominante en América era
lacionista que generalmente se impone a las minorías, les exige de cuño europeo, y frente a ella se alzaban las producciones sim-
suprimir su identidad, sustituir sus propios símbolos y pautas es- bólicas de los grupos étnicos y los sectores populares mestizos,
téticas por otros, o, al menos, atemperarla hasta ese punto en que metidas todas en la misma bolsa de los oficios artesanales y, en
no molesta a la cultura dominante, al permitir su folclorización. consecuencia, no tenidas por arte. A partir de la segunda déca-
Las clases bajas de la sociedad dominante (la cual suele da del siglo xx, en los sectores ilustrados de las sociedades na-
actuar como un todo frente a la minoría étnica a la hora del cionales empiezan a surgir manifestaciones claras de un arte
conflicto) pueden aspirar a la liberación, planteada en térmi- visual que busca su independencia de los cánones metropolita-
nos políticos y económicos más que culturales, pero no corres- nos, asumiendo temas y elementos de las tradiciones formales,
ponde aplicar aquí el concepto de descolonización, y tampoco tanto indígenas como populares. Las pautas académicas fueron
hablar de aculturación para referirse a los cambios culturales poco a poco abandonadas por estos artistas, pero al represen.
que experimenta este sector subalterno ante la impronta de la tar al indio y su mundo, no profundizaron en las fuentes. El
cultura ilustrada o el bombardeo de la cultura de masas. En muralismo, por ejemplo, apeló a los temas precolombinos, pero
el ámbito de la cultura étnica, en cambio, se puede hablar per- sin ocuparse mayormente de ahondar en la estética de estos
fectamente de colonización y descolonización, de aculturación pueblos, lo cual implicaba, primero, abordar con seriedad el
y reculturación, de lo propio y lo ajeno, como resultado del alto universo mítico, para, de ahí, pasar al rito, como arte total y
grado de especificidad de su sistema simbólico, el cual confor- despliegue de códigos visuales, y finalmente llegar a los aspec-
ma una matriz marcadamente distinta. Es el modelo aplicado tos formales, o sea, a los colores y sus significados preestable-
en América, especialmente al indígena, pero que funciona de cidos, el juego de lo abstracto y lo figurativo, la descomposición
manera similar en países de otros continentes, donde existe de las formas naturales, los planos, el sentido de la proporción,
una población nacional mayoritaria que no responde a patrones etcétera, no para repetirlos en nuevos contextos plásticos, si-
étnicos, por más que tengan un ascendiente de este origen. y no para recrearlos y darles una dimensión universal. Rufino
también en países que no poseen aún una verdadera sociedad Tamayo y Carlos Mérida fueron rechazados y tildados de an-
nacional, por adscribirse la gran mayoría de sus habitantes a timexicanos, no por cuestionar el tema nacional o indígena en
una determinada identidad étnica, caso en el cual hallaremos el muralismo —cosa que no hicieron—, sino su politización
etnias más poderosas que buscan someter a las otras a sus pro-
pios patrones. Por lo pronto, lo que llamamos zona sagrada al- Cf. Juan Acha: Los conceptos esenciales de las arfes plásticos. ob. cit.: p. 79.
canza, en los grupos étnicos, una especificidad mayor que la de
los sectores populares en relación con la cultura dominante, a lo
M Cf. Alberto Rex González: Arte precolombino de la Argentina. TEA. Bue-
nos Aires. 1977; p. 15.
388
389
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN El ARTE

digenista no puede ser considerado nunca un arte étnico, como


tampoco son arte popular el filme o la obra de teatro realiza-
dos por un miembro del sector ilustrado para ser consumido
principalmente por el pueblo. O sea, para dar un ejemplo: lo
que Brecht entendía por teatro popular, si hablamos con rigor
conceptual, no lo era, como tampoco puede llamarse literatura
indígena a los mitos y leyendas de este origen recreados libre-
mente y con improntas estilísticas ajenas (el Romanticismo,
por ejemplo) por un escritor ajeno al grupo en cuestión. Por lo
común, estas expropiaciones estéticas abundan en estereotipos
folclóricos, intenciones políticas, idealismos que desprecian o
mistifican las formas de lo real, simplificaciones didácticas y
dramatismos impostados que no se arriesgan a explorar la be-
lleza de los otros, esa particularidad profunda que lleva a lo
universal. Lo que no puede considerarse indigenismo, y, me-
nos aún. sustitutivismo estético, es la creación plástica de los
artistas que, sin ninguna intención de crear en nombre de un
otro que no atina aún a expresarse por esta vía, se inspiran en
sus concepciones visuales para producir una obra nueva, aun-
que vinculada a las raíces de una región. Así, Torres García,
al regresar a Uruguay. en 1934, captó la fuerte tendencia a la
geometría del arte indígena de América y la tomó como base
Hugo Irureta: Símbolos andinos (1998). Inspirarse en elemen- de construcciones simbólicas que incluyen lunas, peces, soles,
tos formales y simbólicos de otros pueblos en una construcción instrumentos primitivos y otras formas arcaicas de significado
propia es perfectamente válido, pero resulta cuestionable em- perdido, dispuestas en pequeñas cajas que dan cuenta de pro-
barcarse en lo que llamamos «estética de sustitución». cesos, de secuencias temporales. No se trata aquí de un arte de
remedo, sino de mera inspiración, que no se expresa en nombre
extrema de la obra de arte en función didáctica y su falta de de un otro.
indagación en la estética precolombina. El arte de una minoría étnica está esencialmente vincu-
El indigenismo pictórico, al igual que el literario, son es- lado a su mundo simbólico y sus prácticas visuales. Puede, en
téticas de sustitución, las cuales se arrogaron el derecho de todo caso, romper con estas últimas, pero no con el primero,
pintar y escribir por el indígena hasta que este pudiera hacerlo pues, en tal caso, no hará pie en dicha esfera, quedando como
por sí mismo, y aún después. Cuando los indígenas y otras mi- un arte no legitimado por tradición alguna. O sea, debe mover-
norías étnicas comenzaron a pintar, el panorama se complicó, se en la estructura del imaginario social y, de hecho, confron-
porque la tendencia sobresaliente no fue copiar al indigenismo, tarse —destino de toda minoría— con la estética dominante,
sino cuestionarlo por su sobrecargado dramatismo social, por desplegando, de algún modo, su identidad. Si lo que el artista
cebarse en su miseria y no en su rico imaginario, que es donde hace ea otra cosa, no tiene por qué situarse en este plano espe-
se manifiesta lo más valioso de su identidad. O sea. el arte in- cial de lo intercultural y ni siquiera invocarlo.
390 391
VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

Por pertenecer a una matriz simbólica diferente a la do. 'nación de una neocultura independiente de las matrices que
minante, el arte de las minorías étnicas puede (y debe) aspi- intervinieron. Sería el caso de los chicanos, entre muchos otros
rar a un pensamiento visual independiente, es decir, a una pueblos del mundo, quienes ya han definido pautas estéticas
propias en la literatura, en la música y, también, aunque en
autodeterminación estética que realce y contextualice debida.
mente sus prácticas artísticas. Entrarán en su teoría del arte menor medida en lo visual. Dicha etnogénesis convierte a ese
todos los códigos que hacen al significado de los colores, de grupo en una minoría étnica con una matriz simbólica propia,
las grecas, los puntos y otros elementos abstractos, su modo por lo que deja de ser, así, la imagen culturalmente desvaída
de representar la imagen figurativa, los sentidos de las plu- de una población trasplantada.
mas y demás adornos corporales, de la indumentaria, las es-
carificaciones y todo lo que anotamos al hablar del cuerpo, así 4. Universalismo y encerramiento
como otros asuntos sobre los cuales volveremos. Los más vá. Toda dominación cultural y estética, cualquiera sea el contexto
lidos elementos de juicio deben surgir sobre esta base, lo cual en que opere, de hecho implica una negación de la diversidad o,
no quita, como se dijo, que también pueda existir una mirada al menos, de que esa diversidad pueda generar propuestas tanto
desde afuera, de miembros de otras culturas que juzguen este o más válidas que las del sector dominante. O sea, la domina-
arte desde otros códigos visuales o intenten hacerlo desde sus ción consiste en negar al arte de los otros la condición de tal, o,
propios códigos, una vez estudiados estos. Dicho camino, en el en el mejor de los casos, reconocerle algún valor, pero declarar-
cual abundan los juicios erróneos sobre el arte étnico, es, con lo inferior. Si quien domina es una potencia colonial, impondrá
todo, el único que puede llevarlo a lograr un reconocimiento en sus cánones a la sociedad colonizada. Por el contrario, si tal ac-
contextos cada vez mayores, hasta alcanzar, tal vez, la dim=<• titud viene de los sectores dominantes de sociedades nacionales
sión universal. dependientes, lo común es que estos no generen una estética
La diferencia establecida por la sociología entre minorías ilustrada diferente de la metropolitana, sino que adopten esta
nacionales y étnicas también se refleja en la estética. Las mi- última sin retoques, en la convicción, rara vez sometida a crí-
norías nacionales son desprendimientos de sociedades de este tica, de que la asumen porque es la universal, la única posible.
tipo, ya conformadas y bien caracterizadas, que migran a otro De ahí que el universalismo, en vez de plantearse como el desa-
país, en el que suelen ser discriminadas y donde su identidad fío de situar lo diferente en un contexto universal, se presenta
tiende a desdibujarse ante la presión asimilacionista. Por lo como una ideología de dominación, como una negación de lo
regular, en su país de origen estas minorías forman parte de propio, de su aptitud para formar parte de esa universalidad,
una mayoría demográfica, que puede incluso oprimir a mino- pues considera que, para ello, no hay más que un camino, el
rías étnicas. Por lo tanto, el arte de las minorías nacionales que pasa por la emulación del modelo consagrado.
sería más bien un arte del exilio, así como el hecho de que un Si bien la cultura ilustrada metropolitana funciona en su
escritor peruano escriba en París no lo priva de su condición lugar de origen como una verdadera cultura, deviene una sub-
de escritor peruano. En consecuencia, la matriz simbólica y su cultura entre las burguesías nacionales que la adoptan devo-
propuesta estética deben ser estudiadas, fundamentalmen- tamente y la usan para negar sus propias prácticas artísticas,
te, en el país de origen, para al final señalar, si las hubiera, Por no surgir de un proceso histórico genuino y ser una simple
las características propias que habrían adquirido en el nuevo adopción acrítica de modelos ajenos. El verdadero arte debe
contexto. No obstante, un activo proceso de interculturación, rehusar el panfleto, pero no puede ignorar su propia historia.
ocasionado por migraciones numerosas de un origen común, Verdad estética e historia están profundamente relacionadas,
puede dar lugar a una verdadera etnogénesis, o sea, a la for- afirma Adorno en su Teoría Estética. Si no se sitúa en su propio
393
392
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
VIL LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

cauce, difícilmente alcanzará la dimensión de tal. Y decir his. ciencia de su identidad y. a la vez, estimular el proceso crea-
toria es abrevar en la tradición, no en la fuente de una memoria tivo. Toda matriz simbólica puede permitirse la apropiación
fosilizada, «museificada», sino en la de toda memoria creativa cultural, o sea, la incorporación de formas y técnicas ajenas
y mediadora capaz de crear lazos fuertes entre los hombres. mediante un proceso selectivo. A ella seguirá probablemente
Estaremos en el ancho cauce de ese proceso cuando se mani- una adaptación de ese préstamo a los propios cánones estéticos
fieste en el artista la conciencia de una continuidad en el tiem- y sentido del mundo, lo cual modificará la forma, el contenido y
po, a pesar de los cambios, crisis y rupturas. la función de dichos elementos que, al ser digeridos, quedarán
Estrechar este cauce con la exigencia de apegarse estric- legitimados, tal como proponía ya el modernismo brasileño. Es
tamente a modelos del pasado que —se afirma— deben ser que toda matriz que goza de buena salud, es decir, que no se
mantenidos casi incólumes ha sido siempre el método del na- halla inhibida por procesos de dominación cultural, reinter-
cionalismo y el regionalismo en materia estética. El viejo regio- preta y rearticula los elementos que recibe.
nalismo, más que esforzarse en universalizar lo propio, prefirió Claro que hay casos en los cuales la excesiva confrontación
encerrarse en sus propios cánones, gozar de la paz provinciana puede resultar perjudicial, como ocurre con los grupos subalter-
y renunciar, de hecho, a su proyección universal. No vio a lo nos cuya matriz simbólica se halla bastante descaracterizada
universal como un espacio a conquistar con la excelencia de por un proceso de aculturación. En tales casos, antes de entre-
lo propio, sino como una mera sujeción a patrones importados. garse a una activa interacción simbólica, es preciso devolver
Para legitimarse, se abroquela en ciertos estilos y temas. El re- coherencia a dicha matriz, fortalecerla mediante la recuperación
gionalismo, así planteado, no es una actitud genuina de las cul- de la memoria y el rescate cultural. Una vez que se sabe bien
turas subalternas, sino de las burguesías regionales, las cuales qué es lo propio, y qué, lo ajeno, cuál es el mundo de pertenencia,
suelen trasladar tal concepción, por medio de las prácticas del y cuál, el de referencia. esta rica dialéctica puede comenzar a
folclore, a las culturas subalternas, a las que se quiere incukar operar de un modo que lleve a un fortalecimiento de la identidad
el culto a la pureza. Se niega, de tal modo, el aspecto dinámico y no a su dilución. La identidad positiva, o sea, la signada por
de la identidad, para verla como una sustancia metafísica a la la fe en las posibilidades de la propia cultura, actuará como
cual hay que pre,servar de los procesos de cambio, en la creencia una valla contra el complejo de inferioridad que suelen alentar
de que estos son de naturaleza maligna y solo pueden traer de- las marcadas asimetrías en los niveles de desarrollo. Lo im-
gradación, corrupción de la pureza de los orígenes. Por cierto, portante es liberar eso que Adorno llama «fuerzas productivas
tal abroquelamiento resulta, a la postre, tan negativo y empo- estéticas», las que a veces, afirma, representan la liberación
brecedor como el remedo mimético de los modelos dominantes real. De todas maneras, estas fuerzas, cuando operan sobre
de quienes se embarcaban en una modernidad ajena, traba- el eje de la propia historia, llevan siempre a la recuperación y el
jando así para otra historia de las formas simbólicas y no para fortalecimiento de la identidad, y también a una emancipación
la propia. Por esta vía, la consigna de no copiar lo ajeno lleva a del pensamiento visual, lo cual no puede dejar de traducirse en
copiar lo propio, a renunciar a la creatividad, de la que el arte una nueva conciencia.
nunca debe sustraerse. Este problema, que analizamos aquí en el ámbito de las
El desarrollo del arte subalterno no puede soslayar, en estéticas de origen popular y étnico, opera también, aunque
modo alguno, la confrontación crítica con otras prácticas. Y no con otras características, en el campo de la cultura ilustra-
solo con las dominantes, sino también con las de otros sectores da. Los artistas que sienten la preocupación de anclar en la
populares y grupos étnicos que viven en la región e, incluso, historia de una visualidad, se preocupan igualmente de no
en otros países. Solo tal confrontación puede darle plena con- encerrarse en estereotipos identitarios, en ese adocenamiento

394 395
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES VII. LA CONDICIÓN OEL OTRO EN EL ARTE

del arte que, en el terreno de lo popular. viene a ser el tipicismo ingenuas. En el caso de Ramona, la prostituta sentimental,
y la industrialización de lo típico. Comprenden que la búsque- c rea ambientes kitsch que aluden tiernamente a la cursilería
da de una modernidad propia debe distanciarse de los mode- de ciertos sectores populares.s 7
los de la modernidad dominante, así como antes se apartaro n O sea, entre los artistas ilustrados es común la fluctua-
delacmisoprzalmeincursópoa c ión, a lo largo de su vida, entre una tendencia a lo universal,
formas propias, pero no les resulta fácil resolver de qué modo entendido como aceptación de los modelos metropolitanos, y el
concreto se vinculará su arte con el territorio, e incluso con el intento de dar a su obra un sólido anclaje en un territorio y
tiempo, pues a menudo en una misma época se superponen di. un tiempo o temporalidad. Los más esclarecidos comprenden
ferentes temporalidades y es preciso distinguirlas y relacionar- que pueden apropiarse de elementos ajenos para potenciar la
las. Los caminos que finalmente siguen, a menudo tienen que propia visualidad y buscar lo universal por otro camino, por el
ver, no con principios teóricos claros, sino con circunstancias verdadero camino. No obstante, estos últimos no suelen ocupar
de vida y arrastres emocionales. El arte argentino brinda nu- el primer plano en la consideración de la crítica, por la depen-
merosos ejemplos de esto último. Así, Pettoruti llega a Europa dencia que esta suele tener de la teoría estética metropolitana,
en 1912, en pleno auge del cubismo y el futurismo, y se queda que sospecha de todo intento de trasponer las vallas. A veces, y
allí doce años, impregnándose con el espíritu vanguardista de a pesar del carácter universal alcanzado por estas obras com-
este continente. Cuando regresa a Argentina, su pintura deja prometidas con un territorio, los artistas pierden el mercado
de navegar en esas aguas y establece un vínculo claro con que se ganaron cuando seguían los cánones estéticos dominan-
el entorno, como lo muestra la serie de sus Soles argentinos. tes, y el anclaje en la propia tradición cultural opera como una
En 1952, regresa a Europa por razones políticas. y al ins- reducción de su esfera de proyección. La autenticidad suele ser
talarse en París, abandona la figuración, el intento de terri- así castigada, condenada al ostracismo, o permite potenciar
torializar su arte, para adoptar una abstracción geométrica el mercado interno al precio de perder el mercado internacio-
de ejecución siempre impecable y refinado cromatismo, según nal, como les pasó a Reverón en Venezuela, a Di Cavalcanti en
reconoce Seúl Yurkiévich." Este fenómeno habrá de repetir- Brasil y a Spilimbergo en Argentina.
se, sigue comentando dicho autor, en otros artistas argentinos Por último, en estas encrucijadas del arte no faltaron crí-
que, tras radicarse un largo tiempo en Europa, regresaron al ticos y artistas que relacionaran, por un lado, la búsqueda de la
país, como Spilimbergo, Antonio Berni, Horacio Bullen Héctor identidad, con lo figurativo, y lo figurativo, con el encerramien-
Basaldúa, Raquel Forner y Domingo Candia, entre otros. Al to; y por el otro, la adscripción a la modernidad (occidental),
recuperar la tierra natal, les surgió la necesidad de represen- con lo abstracto, y lo abstracto, con la proyección universal. Si
tar ambientes y personajes del lugar. El caso más sorpren- bien esto fue cierto en muchos casos, no hay que olvidar, como
dente fue, sin duda, el de Berni. quien, en su descenso a lo ya se dijo en otra parte, que tanto las culturas precolombinas
propio, llegó a combinar los materiales pictóricos tradicionales de América como la mayoría de las de África fueron, desde
con los desechos extraídos de los mismos escenarios en que se muy antiguo, más abstractas y simbólicas que figurativas,
movían Juanito Laguna y Ramona. Las imágenes dejan de ser mientras que Europa —si se exceptúan antecedentes remotos
naturalistas para tornarse caricaturescas, primitivas, incluso que no influyeron en su proceso— entró en la abstracción re-
cién en el siglo xx, tras iniciar el viaje a fines del siglo anterior.
- Cf. Seúl Yurkinich: «El arte de una sociedad en transformación• , Y si tomamos los principales pintores de América y África que
América Latina en sus artes. Siglo xxi Edito-enDamiáByó
res / Unesco, México, 1994 (8' ed.); p. 181. bid.; p. 182 .

396 397
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES Vil. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

se preocuparon por la identidad, veremos que muchos de ellos desarrollo evolutivo se traduciría en una lamentable pérdida de
no se entregaron a la figuración, aunque la enorme mayoría sí identidad. La repetición no es vista como fosilización de un espí-
mantuvo elementos figurativos en contextos abstractos y sim- ritu, sino como saludable signo de permanencia, de resistencia
bólicos. Algunos incluso buscaron el anclaje territorial en sig- frente a una modernidad que rinde culto al cambio por el cam-
nos, colores y composiciones abstractas que se nutrían, no en bio mismo. Tan curiosa teoría muestra la vigencia del cultura-
la pura subjetividad, sino en una profunda investigación pa ra lismo norteamericano y toda la antropología colonialista, que
rescatignfdoblecsiamnt. niegan la existencia, en las sociedades colonizadas, de poten-
cias endógenas capaces de conducir a un cambio evolutivo, por
5. El congelamiento del arte subalterno considerar que ellas están fuera del tiempo lineal de la histo-
A pesar de la crisis de las vanguardias, en Occidente se man- ria, encerradas en el tiempo circular del mito, tema al cual ya
tiene firme el consenso de que el arte ilustrado debe cuestionar nos referimos. Respecto a los tarahumaras de México, escribía
de un modo permanente sus propios presupuestos, agotándo- Antonin Artaud: «Las verdaderas tradiciones no progresan, ya
se en la búsqueda incesante de nuevas posibilidades, aun a que representan el punto más avanzado de toda verdad. Y el
riesgo de traicionar sus mejores logros y entrar en una fase único progreso realizable consiste en conservar la forma y la
de decadencia. Ni siquiera los más acérrimos detractores de fuerza de dichas tradiciones»." Una afirmación semejante ha-
la idea del progreso del arte negarán la conveniencia de di- laga a la poesía, pero no a la verdad científica, pues incluso
cha búsqueda, como indicador de la creatividad y salud espi. los mitos más perdurables precisan reestructurarse para no
ritual, de un artista en particular y de toda una cultura, y perder vigencia, como se deriva del análisis diacrónico de la
no dejarán de solicitar mayores partidas presupuestarias para religiosidad indígena y popular.
generar las condiciones que ello demanda. Pero, curiosamente, Lo que torna a este pensamiento especialmente pernicio-
este consenso se pierde cuando pasamos al terreno del arte: so es su marcada tendencia a cristalizar en políticas cultura.
popular, pues aquí no rige la teoría estética, sino la ley férrea les que proclaman la inmovilidad del arte subalterno y salen
del folclore, ciencia sospechosa y hasta negada como tal por al cruce de todo intento renovador, considerándolo una corrup-
varios especialistas, que a pesar de su purismo doctrinario, ción de las formas tradicionales. Tal práctica nos remite a lo
con frecuencia tolera en sus prácticas el tipicismo y la cultura que Toynbee llamara petrificación cultural, lo cual era, para
de masas y hasta pacta con ellos. En un principio, antes de él, un signo inequívoco de la decadencia de las civilizaciones.
caer bajo la égida del positivismo (lo cual ocurrió alrededor La define como un ensayo, condenado al fracaso, de mante-
de 1880), se trataba de un intento romántico de apresar «el ner incólume el estilo ancestral a través del empleo de medios
alma del pueblo», concebida como un ente estático y no diná- mecánicos y hasta de la fuerza, lo que termina de quitar a
mico, conforme a los patrones del sustancialismo filosófico que los restos del estilo la más leve huella de vida. Inducir a los
nutría entonces al nacionalismo burgués. Como secuela de ello, artistas populares a que se limiten a realizar fieles remedos de
hasta el día de hoy existen críticos, intelectuales y hasta antro- las creaciones de sus antepasados es no solo ahondar su depen-
pólogos convencidos de que los artistas, tanto indígenas como dencia, sino también pretender abolir su creatividad, el libre
de otros sectores subalternos (aunque, por lo común, no se los juego de ese rasgo humano por excelencia que es la imagina-
considera artistas, sino meros artesanos), deben no solo ser ción, la cual marcha siempre hacia nuevas formas a partir de
fieles a su tradición, sino también repetirla ciegamente, pues,
de lo contrario, no la estarían preservando sino pervirtiendo, " Antonio Artaud: «Los ritos de los reyes de la Atlántida», en Los To-
cediendo a la aculturación. De acuerdo con este criterio, todo nihumara, Tusquets Editores. Barcelona. 1985.

398 399
VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

las anteriores. Resulta, además, absurdo responder al temor d e v ida —tal como decía Henri Focillon— es forma, y la forma no
quelactriónmdesuyolactrpes es más que el modo en que acontece la vida. Si la forma, por
con el congelamiento histórico de estas, pues difícilmente habrá otra parte, atrae a los significados, una forma «museificada»
progreso social con estancamiento cultural, y esas estructuras n o puede capturar los significados flotantes del momento ac-
fósiles terminarán siendo arrasadas por la dinámica de la so- tual, sino los desechos de la historia.
La violencia colonial, desplegada durante varios siglos,
ciedad dominante.
Todo acto connivente con la inhibición de las posibilidades destruyó la edad de oro de las culturas originarias, las cuales
de desarrollo del arte subalterno sirve, como ya se dijo, pa ra solo nos presentan hoy, aunque sin dejar de sorprendernos a
incremtalds urentlaocidsé- menudo, restos desestructurados de su imagen del mundo y su
ticamente confrontadas —brecha evolutiva en la cual se ceban concepción del arte. Los objetos que circulan en estas prácticas
la discriminación racial y clasista—, así como para ahondar simbólicas son arrojados a ese cajón de sastre llamado arte-
el complejo de inferioridad del oprimido y el de superioridad sanía, cuyo estudio corresponde al folclore y la antropología.
del sector dominante. La pérdida de fe en las posibilidades de no a la teoría del arte. El análisis que allí se hace de las obras
la propia cultura para mejorar la situación personal y asegu- suele limitarse a ese minucioso descriptivismo que caracteriza
rar una vida digna lleva a cristalizar lo que en otros libros al espíritu necrófilo y que, por lo general, resulta no solo un
definí como identidad negativa, pues se la considera incapaz de método de inmovilización cultural, sino también un modo de
emerger del largo estancamiento en que la sumió la situación soslayar el latido de la vida y, sobre todo, el campo de las signi-
colonial. Una vez cristalizada esta forma de identidad, los in- ficaciones profundas, por el cual teme aventurarse, pues nada
dividuos sienten la tentación de volverle la espalda, y. desi-. sabe de poesía y le faltan alas para el vuelo. Ocurre asimismo
dentificándose con ella, renuncian a su historia, buscando la que el folclore precisa de cierta cosificación para apuntalarse
salvación en el proceso aculturativo, o sea, en el camino que como ciencia, pues la movilidad extrema de su objeto lo invali-
lleva a la pérdida de su identidad y la asunción de otra ficticia daría como tal, convirtiéndolo en un pobre registro de un mo-
que, más que un ser, expresa un deseo desesperado de inte- mento fugaz de una cultura. El arte popular, entendido como
grarse a la sociedad o sector dominante, de ser reconocidos un un proceso dinámico y autogestionado, vacía las vitrinas del
día como miembros de ella. folclore, recuperando el control de sus obras, las cuales se in-
La sociedad dominante, acaso preocupada por el fenóme- sertarán plenamente en la cotidianeidad del grupo, con miras
no posmoderno que conduce a la desaparición de las grande a incrementar la calidad de su existencia en todos los órdenes
memorias colectivas que vertebran la vida social y su reempla- y no tan solo en el cultural.
zo por una memoria fragmentada en múltiples mosaicos sin Cabe señalar que, por lo general, el folclore no se preocu-
unidad y puentes firmes entre sí, parece buscar consuelo en pó en devolver a los pueblos relevados, y a menudo ni siquiera
la fosilización de la memoria de los sectores subalternos, corno a sus mismos informantes, los frutos de sus investigaciones,
si sustraerlos al cambio fuera preservarlos (y preservarse) del suponiendo que a estos no les interesaba mayormente, o que
cataclismo. Y para fosilizar la memoria, se fosiliza al arte y sería de todos modos un gesto inútil ante lo irremediable de
los aspectos más dinámicos de la cultura, encerrándolos en su destino. Nunca comprendió que justamente en dicho fata-
vitrinas. Si no es esta la razón de fondo, ocurre también que, al lismo, y no en las oscuras determinaciones de la Historia, con
fosilizar el arte y el conjunto de la cultura por la vía del folclore. su mito del Progreso, está inscrito el decreto condenatorio,
pues de apoyarse esa dinámica que lleva al pueblo a reela-
se fosiliza la memoria. quebrando así sus nexos con la vida.
Congelar las formas es asimismo congelar la vida, porque la borar conscientemente su cultura, retroalimentándola con la

400
401
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES VIL LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

devolución, asistiríamos a un sorprendente florecimiento. Ej se desploman como un castillo de naipes y el arte subalterno
folclore muestra asimismo la tendencia a exaltar los aspectos uede así dejar de serio, al conquistar los espacios de mayor
conservadorea de la cultura, que de hecho han servido a je Pprestigio de una sociedad.
dominación del pueblo, a abolir su dimensión de profundidad y Sin embargo, el camino que con frecuencia ha seguido el
limar hasta a la caricatura y el grotesco sus aristas contesta. arte subalterno para alcanzar este reconocimiento de los sec-
tarias. Así, en las fiestas populares no se exaltan los aspectos tores dominantes ha sido la mimesis, proceso que parte de la
festivos, «paganos» y críticos del orden social, sino los piadosos, adopción de todas —o casi todas, pues a veces se intenta estam-
los que respetan y hasta exaltan el orden existente, toda forma par una leve marca de identidad en un plano secundario, del
de sometimiento a los símbolos e instituciones con los que esos rniSITIO modo en que los artistas indígenas de la Colonia pinta-
pueblos fueron sometidos. ban una planta o fruto americano junto a los pies de una virgen
El arte, para las sociedades subalternas, no puede apar. católica— las reglas del sistema estético dominante, tratando
tarse del proyecto liberador, por lo que fosilizar lo que lleva así de ascender en la esfera del prestigio con su mismo lenguaje
ya siglos de estancamiento constituye un detestable mecanis. y escala de valores. Esto implica un proceso de cambio acultu-
mo de dominación. Descongelar el arte, por el contrario, es la rativo, cuyos avances son ficticios, pues no hacen más que pri-
mejor forma de descongelar la historia y el imaginario social, var al arte subalterno de sus restos de autonomía y desdibujar
abriendo así nuevos rumbos a la cultura. sus rasgos de identidad. Se estará así abandonando la propia
historia del arte para situarse en otra historia y asumir los ejes
6. El desarrollo del arte popular ‘.1:1 simbólicos y patrones estéticos ajenos como si fueran propios.
La conservación, entonces, no puede ser nunca la política a Este hacerse cargo de una historia y hasta de una problemática
seguir en el ámbito de las culturas subalternas, y especial- ajenas como si fueran propias es la más lamentable prueba de
mente en lo que atañe al arte, por el papel destacado que él sumisión, de renuncia al desarrollo de las propias posibilida-
juega en la esfera simbólica. Además, ella constituye hoy un des, tal como lo señalara Marta Traba muchos años atrás.
mal método de resistencia, por ser estático y no dinámico, o O sea, por la vía del desarrollo aculturativo no se logrará
sea, por rehuir esa ofensiva cultural que caracteriza a la des- nunca una descolonización del mundo simbólico, sino que, por el
colonización, a todo intento de romper la condición subalterna. contrario, se profundizará la dependencia. Por acarrear la pér-
La conservación podrá mantener la validez de una forma, pero dida de la identidad y la sumisión en lo concerniente a los con-
a riesgo de estereotiparla, de fosilizarla o de, al menos. res- tenidos simbólicos y los patrones estéticos, a la postre resulta
tarle vitalidad. La asimetría entre dos o más sistemas esté- más perniciosa que la actitud conservadora, pues la resisten-
ticos no ae eliminará nunca deteniendo la marcha del más cia cultural, a fin de cuentas, fue un método practicado duran-
rezagado, sino más bien con la actitud contraria. que pasa por te siglos por los pueblos indígenas y las minorías nacionales,
imprimirle una fuerte dinámica niveladora. Claro que esta no el cual les permitió preservar su cultura de las presiones y
puede consistir en producir el mismo tipo de arte que el sector represiones del orden colonial, aunque al precio, como se dijo,
dominante, adoptando su canon estético, sino obras diferentes de ahondar esa brecha en que se alimenta la discriminación, al
en lo formal y conceptual, pero, a la vez, capaces de situarse en no producir respuestas actuales, oponibles en un mismo nivel,
un nivel semejante de calidad. Aún más, hasta debe intentar que puedan presentarse como verdaderas alternativas.
superar el modelo dominante en cuanto a su profundidad con- El único cambio que se concilia, y hasta se identifica, con
ceptual y grado de elaboración formal, pues, cuando esta suPe- la descolonización es el evolutivo, que pasa por la exploración
rioridad se torna evidente, los mecanismos de discriminación de los recursos de la propia cultura para potenciarlos y producir

402 403
TEORIA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES Vil. LA CONDICIÓN nEL OTRO EN EL ARTE

así, desde la propia matriz simbólica, obras más avanzadas en etnocentrismo y prejuicios elitistas, sino también las concesio-
lo conceptual, más ricas y profundas en su contenido, y tem. nes populistas, ese favoritismo un tanto romántico que suelen
bién más elaboradas en lo formal. Este proceso implica, sobre inspirar quienes se hallan en una situación desfavorable, pues
todo, una innovación, aunque probablemente tendrá que ape- solo el rigor de la verdad ayuda a sortear los escollos y crecer.
lar también a los préstamos culturales (o sea, a la adopción Dicha crítica, además de contextualizar la producción simbó-
selectiva y la adaptación de elementos ajenos), especialmente lica subalterna en su propia historia y ponerla en valor según
en el campo de los medios de producción artística y en lo téc- sus códigos, debe situarla asimismo dentro de la cultura na-
nico. Asimismo se suele incorporar los símbolos ajenos, pero cional, para no dejarla confinada en un reducto privativo.
no sin resignificarlos y hasta invertir su sentido, para poner Otra forma valiosa de apoyo al arte subalterno que suelen
en evidencia su función colonizadora o recuperarlos desde otra realizar los sectores ilustrados es ayudarlo a conquistar un
mirada, lo cual puede ser válido incluso para los elementos mercado digno, lo cual implica, por un lado, lograr precios que
de la cultura de masas. Si no opera una verdadera adopción remuneren el esfuerzo creativo, y por el otro, deslindar esas
selectiva, no estaremos ante un préstamo cultural, sino ante obras de los subproductos de la cultura de masas y los remedos
lo que Bonfil Batalla caracterizó como cultura impuesta, para que los bastardean (como, por ejemplo, el arte «navajo» realiza-
diferenciarla de la cultura apropiada. Si frente a los símbolos do por los blancos que ha prosperado en Estados Unidos y que
fuertes de la cultura dominante no hay una resignificación, suele ser más barato y de menor calidad que el producido por
probablemente se estará ante una aceptación fascinada y pa- tal grupo étnico, compitiendo con él).
siva (es decir, acrítica) de ese orden de valores, la cual ha sido, Cabe señalar que las políticas de desarrollo cultural en-
en el Tercer Mundo, la forma más miserable de colonialismo focan de un modo preferente o exclusivo a la cultura ilustrada,
cultural, que se podría denominar «autocolonialismo» si no fue- llegando, en el mejor de los casos, a promover como represen-
ra porque este camino no se emprende si no existe un sistema tativas de la cultura nacional las obras de algunos artistas
de poder que lo aliente o induzca de algún modo, premiando que se nutren de valores, formas y técnicas populares, pero
la deserción de la propia cultura. se detienen, llenas de dudas, ante las culturas subalternas,
El desarrollo evolutivo del arte no debe entretenerse con a las cuales no pueden entender fuera del prisma deforman-
lo híbrido, como quien juega a entrar y salir de la modernidad te del folclore, cuyos estereotipos ya estudiamos. Y si logran
dominante, pues la descolonización exige, fundamentalmente, sortear este escollo, suelen caer en el simplismo de plantear
cieno esfuerzo de depuración, sin el cual no resultará fácil re- el desarrollo cultural y artístico de estas culturas como una
vitalizar el arte, del mismo modo en que, para revitalizar un «elevación» hacia las alfombras de la cultura ilustrada domi-
cultivo, se elimina la maleza. nante (y aclaro que dominante porque también, con creciente
El desarrollo evolutivo del arte subalterno debe ser tam- frecuencia, se perfila ya una cultura ilustrada en las minorías
bién acompañado por una crítica que describa su proceso étnicas y nacionales, e incluso en los mismos sectores popula-
histórico y destaque su particularidad y su valor, tarea a la res de la sociedad nacional, por haber artistas de esa extrac-
que a menudo se convoca a intelectuales y artistas del sector ción que, pudiendo optar, prefieren abroquelarse en ella y no
ilustrado dispuestos a brindarle un apoyo desinteresado, lo adscribirse al sector dominante). Bajo esta concepción, desarro-
cual, en muchos casos, resultó altamente fructífero, mostrando llo cultural sería que un indígena pudiera asistir a la ópera,
que esa alianza es la vía más eficaz para enfrentar la cultura leer los clásicos de la literatura occidental o sumarse a los
de masas. Por eso, tal crítica del arte realizada desde afuera de- movimientos plásticos metropolitanos, mientras sus propios
be superar, hasta donde le sea posible, no solo toda forma de valores siguen siendo relegados, privados de toda posibilidad
404 405
TEORÍA TRANSCUL1URAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

de expresión y crecimiento; eurocentrismo radical en el cual a ción puede resultar frustrante y hasta culminar en una pér-
menudo han coincidido la izquierda más dogmática y los teóri- dida de identidad. Pues si bien los préstamos culturales son
cos de la burguesía. factores de cambio, solo el arte consciente de su significación
Quien asume la tarea de apoyar el desarrollo de la cul- social y que ha logrado definir su propio estilo puede sacar
tura y el arte popular ha de tener presente que, así como hay, buen partido de una confrontación intensa, creando obras que
en estos, aspectos contestatarios que resultan estimulantes lo fortalezcan. Quien no ha definido aún su propio estilo, o no
y fácilmente transferibles a contextos y prácticas simbólicas ha tomado plena conciencia de sus propios valores en el cam-
ajenos, hay otros, retardatarios, que de hecho han servido pa- po de la producción simbólica, corre el grave riesgo de dejarse
ra perpetuar la opresión y trabar todo intento de actualización llevar por el modelo dominante o el subalterno más elaborado.
histórica, pues la cultura dominante apela a ellos cuando quie- Tenderá a copiarlo, o se entregará al facilismo de las formas
re aplicarse un ligero barniz vernáculo y posar de tradicionalis- híbridas. Esta pérdida de rumbo también suele llevar al lla-
ta. También suele cebarse en tales aspectos cierto nacionalismo mado «arte transaccional», aquel que utiliza una temática pro-
burgués que todo lo congela y estereotipa, con el propósito de pia, pero adhiriéndose, en lo formal, a cánones metropolitanos
soslayar las guerras que se libran cotidianamente en el pla- que incluso pueden haber caducado en su lugar de origen, como
no simbólico para abrir camino y acompañar los procesos de el que indujo a ciertos artistas a caer en un academicismo pro-
emergencia de los sectores subalternos. letario. Estas transacciones nada tienen que ver con el verda-
Como plan de trabajo compartido, o participativo, en dero desarrollo del arte, sino que, por el contrario, oscurecen
una obra anterior propuse las siguientes medidas para des- su camino. Tampoco constituyen una senda conducente las tan
pejar el camino a la descolonización cultural: 1) denunciar los cacareadas modas de los «nuevos lenguajes», búsquedas su-
aspectos de la tradición que, de hecho, han venido sirviendo perficiales de modos de expresión que a menudo no pasan de
a la dependencia cultural, para, luego, intentar desalienar- ser meramente retóricas o anecdóticas, por carecer de vuelo
los; 2) redimensionar creativamente, en el contexto actual, los poético y de propuestas estéticas reales, e implicar, en defi-
aspectos de la tradición que se consideren positivos para la nitiva, una renuncia a la dimensión de profundidad, una ba-
construcción de nuevos modelos; 3) criticar y combatir los ele- nalización del arte, dirigida a sostener esa desertificación del
mentos culturales introducidos por el sistema dominante en mundo promovida por la cultura de masas y el pensamiento
tiempos más recientes que se consideren contrarios al proyecto único. Por cierto, esto afecta también a las culturas subalter-
popular; 4) activar la innovación dentro del propio proceso e nas, las cuales no pueden, dada su situación, permitirse obras
incorporar, por adopción selectiva, elementos nuevos que pue- que no digan nada, que no sean una expresión de las tensiones
dan contribuir al desarrollo de la propia cultura; y 5) asumir y conflictos de su sociedad, como si lo único que definiera hoy
plenamente el control de la propia imagen y de los resortes de al arte es el soporte, el mero despliegue de una técnica, y no
la cultura, para ser los primeros beneficiarios de ella y sus úni- importara el significado, sino el puro significante que, de este
cos administradores. modo, instaura su dictadura.
En el apartado anterior se habló de la conveniencia de El concepto de progreso del arte dio lugar a arduas discu-
una confrontación crítica del arte popular con prácticas seme- siones en el terreno de la estética, y sería farragoso extenderse
jantes de otras culturas, para abrirle nuevas vetas y potenciar, en ellas. Frente a quienes negaron de plano tal concepto, Adorno
así, su desarrollo evolutivo. No obstante, si no convergen otros aclaró que el progreso del arte sería tan solo el proceso de es-
elementos, como capacitación y transferencias tecnológicas, re- piritualización del mismo, advirtiendo que dicho proceso no es
cursos económicos suficientes y mercados dignos, la confronta- lineal O sea, quedarían así descartadas las líneas evolutivas

406 407
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VIL LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

trazadas antes por Wolfflin para las artes plásticas, en contra. ción ni se lo presentara como tal, incluso cuando incorporaban
dicción con sus mismas tesis relativistas, que iban de lo lineal influencias de las culturas vecinas, pues dicha apropiación era
a lo pictórico, de lo superficial a lo profundo, de la forma cerra- fruto de un proceso selectivo y adaptativo en el cual el grupo
da a la forma abierta, de lo múltiple a lo unitario (entendido introducía sus propios cánones estéticos y nuevas funciones.
como unidad de la composición), tesis que, de más está decir, Si, en el África Occidental, se observa el arte, también más
no soportan una confrontación con las prácticas universales. que milenario, de figuras de bronce realizadas con la técnica
Pero al hablar de «espiritualización», Adorno pierde tam- de la cera perdida, veremos que la tradición pasa, en lo sus.
bién la perspectiva universal, pues esta no es más que una de tancial, por esta técnica, con sus connotaciones simbólicas y
las vías que puede tomar el desarrollo del arte, importante el lugar social que la cultura asigna a dicha práctica, y no por
sin duda, pero no la única y ni siquiera la principal. Para una los estilos formales, los cuales fueron modificándose a lo largo
cultura que siempre ha dado un especial relieve a lo espiri- del tiempo, acercándose y alejándose del naturalismo, sin que
tual, impregnando con su sustancia todas sus manifestacio. tales orientaciones estilísticas fueran vistas como evolutivas
nes, ¿qué puede significar el verbo «espiritualizar»? Lo mismo o regresivas. Aún más, los estilos pueden ser varios en un
sucede cuando se quiere tomar como parámetro de este proce- mismo momento histórico, o existir un estilo masculino y otro
so el paso de lo concreto a lo abstracto, pues a menudo el arte femenino, uno de niños y jóvenes y otro de adultos. Se com.
comienza por la abstracción (hablamos ya de las placas de pie- prueba así que los cambios de estilo no suelen implicar, en el
dra con incisiones y relieves geométricos de la cultura Valdivia arte subalterno, una ruptura con la tradición, pues lo normal es
de Ecuador, bautizados como «cosmogramas» por Alexander que el artista siga habitando esa tradición y procure legitimar
Hirtz, las cuales se remontan a unos cinco mil años atrás) y, sus innovaciones formales y temáticas mediante sus mismos
desde ahí, avanza hacia lo concreto, aunque sin dejarse tentar parámetros, pues no hay más criterios de interpretación que
por un realismo extremo, de puro remedo de las formas natu- los proporcionados por ella. La tradición, entonces, no es algo
rales, buscando siempre combinaciones de ambos. que se deba repetir ni congelar, sino un conjunto de represen-
Debemos ceñir aquí el problema al ámbito de las culturas taciones del mundo en las cuales un pueblo se desenvuelve, el
subalternas o, al menos, al de aquellas que escapan a la con- espacio simbólico sobre el que crea.
cepción occidental del arte, es decir, ese arte de las márgenes Claro que, cuando se ingresa en el terreno de lo sagrado,
que Hanna Arendt llamó «la tradición oculta». Dicha tradición la tradición se muestra más cuidadosa y vigilante, pudiendo
se manifiesta en estilos a menudo bien definidos, por lo que llegar incluso a reprimir duramente el cambio introducido en
habría que preguntarse si los cambios de estilo a los cuales la forma (representación) de una deidad, y hasta en el estilo
acostumbra llevar la vía evolutiva estarían implicando un cor- en el cual se expresa esa forma. Las formas, por otra parte,
te con la tradición, un situarse fuera del proceso histórico de vienen atadas a significados densos con los que no se puede ju-
tal arte. La respuesta es no, porque el concepto de tradición gar. Entre los chamacoco, nos dice Ticio Escobar, Aslumwerta
trasciende los aspectos formales del estilo y suele descansar prescribe reglas exhaustivas acerca del atuendo de cada uno
más bien en la práctica artística en sí. La textilería andina, de los Anábsoros, así como el sentido preciso de cada pintura cor-
por ejemplo, es milenaria, y cada cultura utilizó motivos, ma- poral, de los colores, las plumas de cada especie de ave, así como
terias primas y técnicas diferentes, y en el curso del tiempo de la coreografia y el modo en que cada participante debe poner
las fue modificando sin salirse, por eso, de su cauce histórico. en escena al dios que representa. Si el concepto de desarrollo del
Varias veces reelaboraron sus motivos en una dirección o en arte, como estamos viendo, resulta bastante relativo, mucho
otra, sin que este cambio implicara una ruptura con la tradi- más lo es cuando nos instalamos en la zona sagrada.

408 409
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN El. ARTE
Para dotar de un alcance universal al concepto de desarro-
el cuerpo. para ser desplegado en la fiesta de los Anábsoros. El
llo artístico, hay que apartarse de la concepción occidental de
arte centrado en el cuerpo es común entre las tribus nómades
progreso humano e incluso de toda ideología evolucionista, sea
del África Oriental y otras partes del mundo, porque en sus
unilineal o multilineal, para entenderlo tan solo como el paso
continuas migraciones no pueden cargar con objetos pesados e
de una instancia a otra, de un plano o estilo a otro, sin entrar
innecesarios; pero se explica menos, o se explica con otras razo-
a considerar, en abstracto, cuál es superior o inferior. En el
nes, en el caso chamacoco, quienes ya se encuentran sedentari-
terreno del arte subalterno, la idea de desarrollo nos remite
zados, más allá de sus largas excursiones de caza por el interior
a la de descolonización, de desbloqueo de su proceso histórico,
del Chaco. En los últimos tiempos, los ebytoso empezaron a
trabado por las imposiciones coloniales. Ello sin duda llevará
recuperar la fiesta de los Anábsoros, revalorizando el arte del
a formas más elaboradas, más bellas si se quiere, sin que deba
cuerpo, mientras que los tomaráho han comenzado a fabricar
entenderse esa mayor elaboración como un proceso de abstrac-
artesanías, en un intento de paliar una miseria económica que
ción, de sublimación y síntesis de las formas, pues el natura-
los amenazaba con la extinción, aunque aún sin transferirles
lismo de los bronces de Benin, por ejemplo, no es inferior a la
altos contenidos simbólicos.
abstracción y la síntesis apreciables en las hermosas tallas de
El pase del arte corporal a los objetos, o viceversa, es una
los bambara y otros pueblos del África Occidental. El desarrollo de las posibles formas de cambio de orientación en el arte subal-
implica también mayores posibilidades creativas, el acceso a
terno. Otra línea puede llevar al descuido de los objetos rea-
nuevas tecnologías y la disposición de crecientes recursos mate-
lizados con una clara intención estética y su designificación
riales canalizados hacia el arte, así como una capacitación que para ahondar en su espiritualidad o calar en los conceptos que
refuerce los mecanismos tradicionales de transmisión cultural. vertebran la cultura, y que se expresan más en la música, la
O sea, lo que aquí llamamos desarrollo del arte se subsumiría, danza y la literatura, oral o escrita, que en los objetos. Una
en gran parte, en el concepto de desarrollo de los medios de línea de especial valor es la que apareja un cambio de sen-
producción artística. sibilidad, punto en el cual nos remitimos a lo ya dicho sobre
Puede haber un desarrollo sin cambio de estilos ni de orien- ella al abordar los fundamentos de la estética. La sensibilidad
tación. Otro, en el cual se modifiquen, sí, los estilos del arte, condiciona y modela los sentidos, lo cual implica un cambio de
pero no la orientación. Y finalmente, lo que implica ya casi una la percepción visual.
revolución estética, otro que se manifieste en un cambio de Como un criterio práctico, que no implica una adscripción
orientación, que sin duda arrastrará a los estilos tradicionales. a esquemas evolutivos, sería posible señalar tres vías para el
El concepto de orientación del desarrollo artístico elimina de desarrollo del arte subalterno, a saber: 1) dar una mayor elabo-
cuajo los últimos resabios del evolucionismo unilineal, porque ración y belleza formal a los elementos visuales que proporcio-
se monta sobre ejes que no pueden situarse fácilmente en es- na la tradición, sin modificar la técnica ni el soporte; 2) crear
calas jerárquicas. En algún momento no lejano de su historia, o introducir nuevas técnicas o soportes artísticos, en los cuales
las dos parcialidades de los chamacoco tomaron una dirección se volcarán las formas tradicionales tomadas de otros soportes;
distinta, como ya vimos al hablar del cuerpo. Los ebytoso, y 3) crear o introducir temas nuevos, utilizando para ello técni-
presionados por los padres salesianos, dejaron el ritual de los cas y soportes tradicionales.
Anábsoros para volcarse a la realización de objetos artesanales El primer camino es el más común, y se da cada vez que los
destinados al mercado. Los tomaráho, por el contrario, desde- artistas populares imprimen a sus obras una mayor elaboración
ñaron las artesanías, a pesar de que ellas podían constituir una formal, perfeccionándolas de acuerdo con sus propios patrones
importante fuente de ingresos, y orientaron todo su arte hacia estéticos. Como se dijo, el mayor o menor grado de abstracción
410 411
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

no ha de verse como un progreso en sí, pero lo será la mayor me como tal, por temor al estigma que pesa sobre su identidad
calidad del resultado, siempre que esta sea reconocida en el y la discriminación que este conlleva.
propio contexto cultural y no sea considerada una corrupción Refiriéndose al caso del Perú, apuntaba Lumbreras que
de las formas por los sectores más lúcidos del grupo, pues tal se apelaba al término «mestizo» por temor a reconocerse como
rechazo nos obligaría a incorporar al análisis crítico el proceso un indígena que asimiló aportes de Occidente. Lo indígena es
de aculturación que opera en dicho contexto. En efecto, no es visto así como un pasado romántico del cual nadie se hace car-
lícito aceptar como desarrollo del arte experiencias que solo la go de un modo personal. identificándose como tal. Esta tercera
cultura dominante reconoce como tal y exalta, mientras que el posición resulta cómoda, pues permite denostar a los invaso-
entorno social al cual pertenece el artista no se identifica con res europeos de antes y no impide programar la existencia co-
su obra y hasta le niega validez. mo si ahora se fuera parte de ellos, del mismo modo en que la
Un ejemplo de la segunda vía sería iniciar a una comuni- exaltación orgullosa de los logros indígenas de antes tampoco
dad en el arte del tapiz, recogiendo en estas obras diseños tradi- impide segregar a los indios actuales. Ser mestizo, entonces,
cionales que aparecen en otros soportes; e ilustrando la tercera es no tener que cargar con el estigma de los antepasados ge-
alternativa, tenemos las pinturas de escenas de la vida coti- nocidas ni con lo que significa ser indígena en el presente; es
diana que hacen sobre papel amate los nahuas de Guerrero. pensar y actuar como europeo con un anecdótico matiz local de
Este papel, que fabrican los otomíes, antes solo era usado para sabor nacional."
pintar dioses y seres sobrenaturales benignos y malignos que Una cosa es admitir la intensidad del mestizaje operado,
influían en el destino de los hombres, y también los códices. tanto en lo biológico como en lo cultural, a partir de la conquista
Tales vías pueden darse por separado, pero comúnmente se del territorio por una potencia colonial, y otra, muy distinta,
combinan de diversos modos. querer aplanar hoy las identidades específicas que subsisten
Lo que no deja de tener un alcance universal es la dis- con la panacea del mestizaje compulsivo, como hizo el indige-
tinción que hicimos, en el caso de la cultura y el arte, entre nismo en América, al propugnar un mexicano o un peruano
desarrollo aculturativo y desarrollo evolutivo. El adjetivo «evo- únicos. Los pueblos originarios llamaron «mesticismo» a esta
lutivo» se usa aquí para señalar solo la dirección del proceso política etnocida, condenándola de un modo explícito.
de cambio, cuando este potencia lo propio y le abre un cauce En todo caso, la actitud científica no pasa por exaltar, en
mayor, lo cual seguramente se traducirá también en una ma- bloque, el mestizaje cultural, sino por rastrear en cada hecho
yor elaboración de las obras de arte. el origen de sus componentes y la forma en la cual se fueron
imbricando, que pudo ser forzada, inducida o libre. Esto último
7. Mestizaje y sincretismo en el arte tiene su importancia, pues un proceso que se dio libremente
Parece ser común que, en los países por donde pasó o aún sigue siempre resultará más respetable que aquel que se operó con
actuando alguna forma de colonialismo, se acuñen distintos métodos violentos. La imbricación puede darse sin que desapa-
embustes ideológicos para reivindicar, como particularmente rezca la matriz dominada, pero con frecuencia ocurre que la
valiosas, las mezclas que, tanto en lo biológico como en lo cul- nueva forma cultural se obtiene con tina pérdida importan-
tural, generó la invasión del territorio, las cuales a menudo se te. En dicha circunstancia, lo que corresponde es comparar
usan para negar la persistencia de pueblos y tradiciones cultu- lo perdido con lo ganado, ver si el nuevo producto es más rico,
rales diferentes y exaltar el hibridismo. En lo que respecta a
la población, el llamado mestizo frecuentemente no es más que " Cf. Luis Guillermo Lumbreras: «Cultura, tecuología y modelos alternativos
un miembro de las etnias originarias que se niega o no se asu- de desarrollo». en Amerindia hacia el Tercer Milenio, INI, México, 1991: p. 39.

412 413
VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES

muchos, el movimiento de Taki Onqoy, en el Perú del siglo xv1;


complejo y coherente que los elementos destruidos para con-
formarlo. Se podría decir lo mismo del conjunto de valores
la confederación guaraní formada por el cacique Yaguacaporo,
quien, entre los años 1635 y 1637, dirigió una rebelión contra
que constituyen una cultura, lo cual implica preguntarse si
los jesuitas, presentándose como una divinidad reencarnada, y
esa cultura mestiza resulta más digna, profunda y coherente
en tal carácter, eligió a sus apóstoles, nombró obispos, mandó
que las matrices confluyentes en su conformación. Para Darcy
Ribeiro, las sociedades resultantes de un mestizaje suelen ser a construir templos y bautizó a sus neófitos; y el de la Iglesia
Tzotzil de los Altos de Chiapas, fundada en 1868 por un movi-
más pobres, culturalmente hablando, que las de partida.
miento milenarista de los chamulas.
Otro elemento muy usado para negar la autonomía de las
culturas en la esfera de lo sagrado es el sincretismo. En el caso A propósito de esto, señala Martínez Furé que la conjun-
de América, se exalta especialmente el que se habría operado ción de elementos del orden sagrado no es casi nunca una im-
entre las religiones indias y negras, por un lado, y el cristia- bricación profunda, sino una mera yuxtaposición que afecta
nismo, por el otro. Se debe señalar, en primer término, que lo solo algunos aspectos del ritual, y que se desvanece cuando se
que se da en llamar «sincretismo» es el fruto más patético de deja las manifestaciones externas del culto para entrar en las
la violencia colonial, al cual se llegó por dos caminos. En pri- capas profundas del sistema simbólico. Además de la dialéc-
mer lugar, por una manipulación instrumentada por el orden tica entre el catolicismo, como religión dominante, y las reli-
dominante para que los colonizados reconocieran en la religión giones afrocubanas, este autor estudió la interacción de estas
impuesta los atributos de sus propios dioses y no se abroquela- últimas entre sí, donde vio repetirse dicho fenómeno. La regla
ran en ellos, defendiendo así la totalidad de su sistema simbó- de Osha o santería, de mayor prestigio en este ámbito, había
lico; la otra vía consiste en un desesperado enmascaramiento asimilado elementos de las religiones congo y arará, así tam-
que de su religión hace el colonizado para poder seguir prac- bién como del espiritismo, sin que esto desplazara de su centro
ticándola. Claro que, en estos casos, con el paso del tiempo, la los componentes fundamentales de la regla de Osha, de origen
máscara se va pegando al rostro, confundiéndose con él, y se yoruba o lucumí." El aporte de Martínez Furé nos permite
genera una dinámica que lleva a no verla ya como una simu- distinguir dos tipos de sincretismo: uno asimétrico, que opera
lación protectora, sino como una parte de la propia realidad entre una religión dominante (catolicismo) y otra de condición
cultural y religiosa, como una forma de aplacar o, incluso, de subalterna (santería), y otro simétrico, que se da mediante
suprimir las tensiones internas del sistema simbólico. Una una interacción entre grupos de condición subalterna, lo cual
cosa es reconocer y estudiar los productos de esta violencia, nos coloca en el campo de la apropiación cultural realizada por
y otra, muy distinta, entregarse a un elogio acrítico de ellos, el una matriz que actúa con cierto margen de libertad, sin que
cual impide ver que, en la mayoría de los casos, no existe un medie la violencia de la relación colonial.
verdadero sincretismo, una imbricación profunda, sino tan solo La negación de la matriz cultural originaria, que común-
una mera yuxtaposición que empobrece por igual a los mundos mente apareja la exaltación del mestizaje, suele ir acompañada
simbólicos que entraron en su configuración, o incluso —lo que por una recuperación mitificada de ella por parte de la socie-
es más frecuente— un proceso de apropiación selectiva y resig- dad mestiza. Es exaltada en los discursos oficiales como algo
nificación de algunos elementos de la religión impuesta, para del pasado, o sea, sin presencia actual, pues quienes se ven
convertirlos en armas de la resistencia cultural. Así, durante por las calles son «mestizos», miembros de una nueva matriz.
la Guerra de Castas de Yucatán, una cruz parlante instalada
en una iglesia «ordenaba» el saqueo y la quema de templos ca- g° Cf. Rogelio Martínez Furé: Briznas de la memoria. Editorial Letras
tólicos. A este caso paradigmático pueden sumarse, entre otros Cubanas. La Habana, 2004; pp. 90-91.

414 415
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

A modo de responso, se salvan algunos elementos artísticos Claro que puede existir un verdadero arte mestizo, mas,
relacionados con esta identidad, pero no como algo vivo que para obtener tal condición, debe situar en un mismo plano los
desea reelaborarse y proyectarse, sino como restos de su pasa- elementos formales y simbólicos de las matrices que lo confi-
do glorioso. Aún más, en forma recurrente se lo vincula a mu- guran y no negar, en lo ideológico y estético, a la matriz más
seos antropológicos y zonas arqueológicas abiertas al público, débil, es decir. a aquella que fue objeto de la acción colonial.
es decir, a un mundo muerto, o casi. Muy pocos se interesan Para que un arte sea mestizo no basta que tome al mestizo o
en estudiar cómo esos pueblos persisten bajo la máscara del a su realidad como tema. Deberá incorporar. también, sus tra-
supuesto mestizaje y cómo actualizan su mundo simbólico tra. diciones plásticas, su tratamiento de la forma y los colores, así
tanda de plasmar su propia modernidad, como una respuesta a como de la composición y la perspectiva. O sea, ambas estéti.
la agresión cultural que renueva el viejo colonialismo. cas deben ser consideradas por igual. De hecho, era esto lo que
No se debe confundir la pérdida de identidad de los pue. proponía Carlos Mérida en su crítica al muralismo mexicano.
blos, como resultado de un orden de dominación, con el mes- Una obra verdaderamente mestiza no puede tipificar ni folclo-
tizaje cultural, del mismo modo en que no se puede llamar rizar una de las fuentes, ni acogerse a un didactismo escolar, ni
mestizaje biológico a la fuga de la identidad producida por la adoptar ese dramatismo impostado con el cual el indigenismo
discriminación y otras fuerzas etnocidas que traban, y a menu- eludió el abordaje de la belleza de los otros. Tampoco la pintu-
do anulan, la continuidad histórica de un pueblo como unidad ra mestiza puede ser un arte transaccional, que se explaya en
social y culturalmente diferenciada. A causa de estas desercio- una temática propia, pero apelando a las formas dominantes, o
nes masivas. en muchos contextos históricos el mestizo devino privilegiándolas.
un ser ficticio, porque su identidad es, en esencia, negativa, Buena parte de los fenómenos culturales y artísticos lla-
como ocurre en Guatemala con los ladinos: ser ladino no es, allí, mados mestizos bien pueden ser interpretados en términos de
ser algo específico, propio, sino únicamente no ser indio, como una matriz originaria (es decir, colonizada) que asimiló ele-
advierte Germán Bockler. mentos de otras culturas, sin perder, por ello, su identidad.
En la esfera del arte, este manejo ideológico o superficial En tales casos (las etnias americanas, por ejemplo), ese arte
del concepto de mestizaje llevó a presentar, como tales, obras no puede ser llamado mestizo, del mismo modo que no dejará
producidas por miembros de las sociedades dominadas, que no de ser inglés un artista de ese origen que asimiló influencias
solo son totalmente ajenas, en lo formal, a su propia tradición. francesas. Será tan solo eso: un arte encuadrado en una ma-
sino que incluso exaltan los símbolos con los cuales los humi- triz que adoptó elementos culturales ajenos. Descartados estos
llaron y dominaron y pre-sentan a los suyos como vencidos para sectores, el arte mestizo, en sentido estricto, quedaría relegado
siempre, sin futuro. No se puede, en verdad. llamar mestizas a a las nuevas matrices surgidas del choque cultural, y, en espe-
estas obras, pues son solo manifestaciones del arte colonial rea- cial, si las matrices originarias que lo conformaron ya desapa-
lizadas por nativos, del mismo modo en que los constructores de recieron. Pero aun en esos casos. el arte mestizo no puede ser
pirámides y palacios indígenas fueron convocados para cons- solo un arte de mestizos o sobre el mundo que se dice mestizo,
truir catedrales y mansiones para los conquistadores. Tal crite- sino una práctica que se nutra de ambas tradiciones formales
rio no se modifica en los casos en que, comúnmente apelando al Y de los dos universos simbólicos. interpretados por medio de
naturalismo propio de la estética dominante, los artistas incor- sus remanentes o de lo que revelan las crónicas.
poraron elementos de su propia realidad a las telas, frescos o No es correcto llamar arte sincrético al arte mestizo, nu-
esculturas, como meros adornos o travesuras toleradas, y hasta trido de dos o más tradiciones formales y sistemas simbólicos.
autorizadas, por el ojo del amo. Lo sincrético alude a la esfera de lo religioso, y un arte sincrético

416 417
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

sería, en todo caso, no el que tiene una finalidad estética exclu- ciudadanía, aunque hasta el día de hoy sigue siendo un injerto
siva, sino aquel en el cual lo estético se halla subordinado a indeseable, que perturba la estética de lo bello y lo sublime,
lo religioso. Serían sincréticos, en este sentido, tanto un cuadro al plantear, de inmediato, la pregunta sobre si puede caber
exhibido en un templo cristiano, que incorpore elementos de la lo feo dentro de lo estético. Por otra parte, la fealdad, a dife-
religión dominada, como el arte indígena producido con una rencia de la belleza, en determinadas situaciones estéticas se
intención ritual, y que muestre elementos de la religión domi- presenta como particularmente desagradable, mientras que en
nante. Esto nos permite diferenciar las obras en las cuales la otras puede despertar ternura y piedad y hasta ser elevada a
religión dominante impone sus símbolos, de aquellas en las que los altares de la belleza y rivalizar con esta. A veces, la fealdad
dichos símbolos se subordinan a otro orden sagrado, que los también funciona como el cementerio de la belleza. Objetos in-
resemantiza y refuncionaliza. dustriales y obras de arte que alguna vez fueron aclamados
La exaltación del mestizaje en el arte guarda cierta re- como bellos, con el paso del tiempo pasaron a ser paradigmas
ladón con el elogio del hibridismo al que se entregan algunos de lo contrario, o sea, del mal gusto.
críticos, como si, de por sí, fuera una virtud. Volveremos sobre Pero no se trata aquí de volver sobre el tema de la estética
ello al referirnos al kitsch y la cultura de masas, pero se puede de lo feo en el ámbito del arte ilustrado, sino de ver cómo lo feo
señalar aquí que reconocer el carácter mestizo de una determi- se despliega en las culturas subalternas, lo cual obliga a ana-
nada conformación cultural puede ser un postulado científico, lizar cómo la cultura de masas penetra en sus universos sim-
pero no lo será el dar por sentado que lo híbrido es lo mejor o lo bólicos, a fin de arrastrarlos hacia esa categoría que designa
más característico de una identidad. Si no es bueno estirarse lo opuesto del arte y se nombra con la palabra alemana kitsch.
en el elogio de la pureza (algo por lo cual ha corrido mucha san- Tal fenómeno puede darse en el terreno del arte ilustrado y
gre a lo largo de la historia), menos aún puede serlo exaltar, hasta legitimarse en alguna esfera de él, como ocurrió con el
en abstracto, la impureza. A lo sumo, es dado elogiar cierta pop art, pero hoy su ámbito privilegiado es la cultura de ma-
impureza, si se logra comprobar que una obra es superior a los sas, desde la cual se expande sobre las culturas subalternas
elementos que entraron en su composición, o que realiza un con el fin de colonizarlas con sus mensajes mercantiles. Queda
aporte valioso, sin empobrecer a las matrices. excluido aquí el problema, planteado por Gillo Dorfles, del con-
sumo kitsch de grandes obras de arte, así como su opuesto,
8. Sobre lo híbrido, el kitsch y el folk market el ennoblecimiento de elementos originariamente carentes de
La forma visual dirigida a provocar miedo y rechazo por ser todo valor artístico.
fea u horrible fue producida desde tiempos muy antiguos, en el En Nuevos ritos, nuevos mitos, libro editado en Turín
resto del mundo, como una práctica simbólica que, en muchos en 1965, Dorfles considera, como una de las características
casos, llegó a superar, en su afán, la búsqueda de lo bello. En del kitsch, su condición de ser un sustituto de las obras de arte,
Occidente, en cambio, se trata de un fenómeno tardío, ajeno a un pseudoarte o arte sucedáneo. Baudrillard, coincidiendo con
la estética clásica, pues —si exceptuamos las danzas maca- él, escribe que el kitsch produce peeudoobjetos. es decir, obje-
bras de la Edad Media, con sus retratos de viejos decrépitos, tos como simulación, copia, estereotipo, pobreza o ausencia de
de enfermos e inválidos, de cadáveres y esqueletos, de mons- significado real. A la estética de la belleza y la originalidad,
truos que ajustan cuentas a los pecadores— tuvo que esperar el kitsch opone la estética de la simulación. 9' Lo que en el arte
hasta Velázquez (quien en el siglo xvil pintó monstruos, borra- ilustrado suele traducirse en una reproducción infinita de la
chos, bufones, idiotas y mendigos), Goya (en especial, su serie
de Pinturas negras) y el Romanticismo, para sacar carta de gi Cr. Jean Baudrillard: 06. cit.; pp. 165-168.

418 419
TEORIA TRANSCULItJRAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

obra en un formato reducido y transportable (piénsese en las advertía Baudrillard en 1970, por el otro, el kitsch. operando
estatuillas de la Venas de Milo), en el arte subalterno este desde el folk market, corrompe al arte subalterno, por lo que,
sustituto reúne los atributos del disfraz, pues la reproducción para este, no es un problema vinculado a su propia dinámica, y
industrial o artesanal se propone como auténtica y se trata menos, una opción, sino una forma de dominación económica
de vender como original, o sea, como objeto producido en una de- y de colonialismo estético.
terminada esfera simbólica. Este mecanismo de falsificación La industria cultural fue ya duramente criticada por la
confunde, en primer lugar, al receptor-comprador del objeto Escuela de Frankfurt, por reducir el arte a su menor grado de
puesto en venta (no olvidemos que la cultura de masas es esen- comunicación simbólica, y como promotora de la cultura de ma-
cialmente mercantil), y, luego, al mismo productor, cuando es- sas, el kitsch y lo híbrido. Umberto Eco llamó «apocalípticos» a
te imita la imitación, por no tener suficiente conciencia de su quienes detentan esta línea de pensamiento, y también «elitis-
práctica artística o creer que aquello es lo que más se vende. tas», dando así a entender que toda persona con un verdadero
Esta idea del kitsch como falsificación pesa más en el ám- sentido democrático debe defender la cultura de masas, pues
bito de lo subalterno que el tan discutido problema del mal (o esta permitiría a las clases populares el disfrute de bienes cul-
buen) gusto, pues los juicios que en este sentido se expresen turales que antes no estaban a su alcance. Pero, al igual que la
desde otra clase social o grupo étnico, estarán invalidados Escuela de Frankfurt, Eco confunde la cultura de masas con
por realizarse desde otro sistema simbólico, lo cual implica los medios de comunicación y las industrias culturales, como si
la ausencia de un código compartido en el proceso de comu- todo lo que estos tocaran se convirtiese en aquella. De aceptar
nicación. Se quiere decir con ello que, desde la óptica de la dicha tesitura, atacar la cultura de masas sería oponerse a la de-
clase dominante, una obra de arte popular o indígena puede mocratización de la cultura por vía mediática, democratización
ser considerada de buen o mal gusto, pero que tal juicio no la que —como el mismo Eco reconoce— no equivale a igualitaris-
compromete realmente, por hacerse desde otros cánones, des- mo y soberanía popular, pues. en definitiva, el pueblo consume
de una estética distinta. En una entrevista reciente» Dorfles productos de la sociedad burguesa y teñidos con su ideología,
reconoce que el elogio o condena del arte de otras civilizacio- creyéndolos expresiones de su propia cultura.
nes es algo completamente arbitrario. Más que de kitsch, dice, en El temor a la difusión y reproducción excesivas es, sí, de
estos casos se trataría de una cuestión de diversidad cultu- carácter elitista, pero la crítica que se hace desde la cultura
ral, con lo cual niega expresamente la transculturalidad del popular a la cultura de masas no se alimenta en absoluto en
concepto. Lo que más afecta a los sectores subalternos no es este temor, sino en sus propios contenidos, definiéndola solo
tanto la valoración negativa que se haga de sus obras desde por ellos y no por los medios por los cuales circula, pues a me-
afuera de su sistema simbólico, sino la intromisión en este y en nudo estos mismos medios sirven para transmitir otras for-
su estética de elementos de la cultura de masas que degradan mas de cultura. Tampoco se le critica que el pensamiento sea
su sentido y arrastran a un arte, que más allá de sus altos compendiado en fórmulas, y el arte. antologado con estereotipos
o bajos valores estéticos se presenta como noble y original, a y comunicado en pequeñas dosis, sino la visión pasiva, acrítica y
esa ciénaga que ha dado en llamarse kitsch y que es el ámbito conservadora del mundo que alienta, la abolición de la dimensión
de lo carente de valor. O sea, que si bien, por un lado, el arte, de profundidad, que en vez de simplificar un pensamiento (la
llevado por su propia dinámica, degenera en kitsch, como ya lo gran sabiduría suele expresarse de un modo simple en el ámbi-
to de lo subalterno), tan solo se propone allanar el camino a la
" Gillo Dorfles: «Partes del kitsch» (entrev. Finvia Puppo). en: Radarli- «lógica» de la mercancía. Dicha «lógica», impuesta por el discur-
bros. Página/12, Buenos Aires. 16/2/2003. so publicitario, además de uniformar la sensibilidad, introduce

420 421
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OIRO EN EL ARTE

nuevos modelos perceptivos, un lenguaje que en verdad ea una híbrida, ni el nuevo producto puede ser llamado así, pues, bajo
ausencia de lenguaje, un simulacro de comunicación que in- dicho patrón, todas las culturas del mundo serían híbridas. El
vade, principalmente, el ámbito de las culturas subalternas, hibridismo, entonces, estaría dado por una falta de conciencia
penetrando y desorganizando sus sistemas simbólicos, hasta del proceso histórico-cultural al cual se pertenece o en el cual
el punto de que, en ciertos contextos, los términos «cultura se actúa, una deriva que solo puede conducir al kitsch y a la
popular» y «cultura de masas» parecen designar un mismo ob- rendición ante la cultura de masas. Aún más, se podría definir
jeto, lo cual consuma el triunfo del simulacro. Simulacro que lo híbrido como un accionar realizado o inducido por la cultura
actúa, primero, sobre lo real, remedándolo, y mata, luego, la de masas para destruir la base solidaria y compartida de la
dimensión de lo real, paso que le permitirá presentarse como cultura popular, alejarla de su proceso histórico y apropiarse
«realidad», en una copia que no puede ser cuestionada ya des- de sus elementos, previa resignificación. El kitsch, así impuesto
de un original, pues este habrá dejado de existir. Ahora sí el por la cultura de masas, promueve esa caótica mezcla de estilos
kitsch podrá presentarse impunemente como obra de arte, sin que para Nietzsche representaba la barbarie, y coadyuva a lo que
más recaudo que el de remedar los modos expresivos que tra- Castoriadis llamara «el ascenso de la insignificancia».
dicionalmente se utilizaron para crear una obra de arte. Es la La del folk market es una producción en serie orientada, no
publicidad con sus luces y técnicas de manipulación sensorial, hacia los gustos de unos pocos viajeros refinados o, al menos,
y no ya la naturaleza intrínseca y belleza formal de la obra, la capaces de comprender al otro, sino hacia una industria turís-
que le otorgará el aura. tica que, como observa Lombardi Satriani, está inmersa en la
Bajo esta caracterización, la cultura de masas no puede cultura de masas." Pero, como se dijo, desafortunadamente esa
ser nunca expresión de una política igualitaria y un ejercicio masa no es una consumidora pasiva que se limita a comprar
de la soberanía popular, en la medida en que corrompe el echos las genuinas creaciones de una cultura, sino que, por el con-
social de los sectores subalternos y sus sistemas simbólicos, en trario, genera y regula el folk market, al exigir a la producción
su vesánico culto a una promiscuidad que no persigue un ideal subalterna que incluya temas, elementos y valores de su pobre
estético, sino tan solo un interés económico. Por su incapacidad visión del mundo, y preste, además, una utilidad en su sistema,
de respetar y asumir la alteridad, la cultura de masas, desde el que resulte funcional dentro de él. O sea, la cultura subalterna
mercado, impone a esos otros, no ya que remeden las obras de tiene que producir, no lo que la representa de verdad, sino los
arte de la cultura dominante, como en los viejos tiempos, sino objetos que el mercado necesita, añadiéndole algún elemento de
que pacten de un modo vergonzoso con el kitsch, con ese hibri- su propia identidad, el cual, para resultar visible a gente que
dismo irresponsable que destruye matrices culturales y prácti- no sabe captar la diferencia y, menos, dialogar con ella, debe
cas artísticas sin generar nada que merezca perdurar. estereotiparse al máximo. Se pone así una llama para caracte-
Y ya que se vinculó lo híbrido con el kitsch, es preciso dete- rizar lo andino, porque los elementos de las pinturas rupestres
nerse en la caracterización de aquel, pues no es posible definir- o las guardas y formas de su cerámica y tejidos pueden no decir
lo simplemente como un producto cultural mestizo. Se trata, nada a la multitud, pasar desapercibidos como rasgos diferen-
más bien, do una mezcla anodina, estéril, infame, realizada ciales. La no recepción del mensaje no solo frustrará el diálogo
o promovida no por las culturas populares, sino por la cultu- intercultural, algo que a la cultura de masas no le preocupa
ra de masas y los medios puestos a su servicio. Si una cultura en absoluto, sino que se traducirá en un fracaso comercial, lo
popular toma elementos de otras culturas y los legitima como
propios mediante un proceso selectivo y adaptativo, incorpo- " Luigi M. Lombardi Satriani: Apropiación y destrucción de las cultu-
rándolos así a su sistema simbólico, no se convierte, por eso, en ras subalternos, Editorial Nueva Imagen, México. 1978: p. 173.

422 423
TECTRiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VIL LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

cual sí es catastrófico para ella. pues su verbo supremo, al que dernidad dominante, con lo cual, la imagen dirigida a des-
todos los demás deben someterse, es vender. Lo que no vende componer su imaginario es devuelta al emisor para obligarlo
no sirve, no vale, no representa. Por eso, el folk market ni esta- a mirarse en el espejo de su propia necedad. Por cierto, tal
blece ni busca establecer una verdadera relación humana, ese apropiación implica una resignificación y una refuncionaliza-
intercambio de valores, costumbres y creencias diferentes que ción. Quien busca idiotizar, cae así ridiculizado por una devo-
constituye una de las más altas experiencias del hombre, en lución retocada, intervenida, que pone en evidencia la idiotez
tanto le permite tomar conciencia de su propia cultura, relati- de su discurso. Esto es un capítulo innegable de la guerra de
vizar sus presupuestos, neutralizar el etnocentrismo y acceder, los imaginarios. pero no se debe perder de vista que la relación
así, a la universalidad. En sus escaparates y tinglados, todo se de fuerzas sigue siendo altamente desfavorable a la cultura po-
sacrifica al puro valor ornamental, a una utilidad medida por pular. La intensidad del bombardeo mediático produce en esta
el comprador, no por el productor, pues a menudo este debe fa- última un daño mucho mayor de lo que puede ganar tomando
bricar objetos que no son útiles en su marco cultural, además elementos de la cultura de masas para revertir su sentido y ali-
de aceptar que se imprima un sentido o utilidad diferente a mentar, de esta forma, una conciencia de identidad por efecto
sus obras más genuinas, como en el caso de las máscaras ta- de contraste, o sea, por rechazar ese modelo.
lladas para un ritual que luego se venden como productos exóti- El arte popular debe defenderse así, por un lado. del fol-
cos, para adornar una casa donde nadie conocerá su verdadero clorismo, y por el otro, de la cultura de masas. que lo aplasta
sentido. El exotismo se torna un elemento importante de venta, con una producción anodina y de mal gusto, destinada a sa-
no por la fascinación misma de lo extraño. que es legítima y tisfacer esa autocomplacencia estética que es el folk market,
fértil, sino como constancia de un viaje (un consumo que asigna el cual impone sus propios valores y modelos. disfrazándolos
estatus social) o simulación de una universalidad de la cual se con lo diferente o, más bien, con estereotipos banales de lo di-
carece o resulta totalmente superficial. A veces se refuerza o ferente, como un modo de remarcar la sumisión, la dominación
subraya el carácter exótico por medio de la leyenda «Recuerdo paternalista que ejerce, o intenta ejercer, sobre los sistemas
de...», la que, para todo auténtico viajero. resulta inadmisible simbólicos que mantienen la dignidad de la cultura y se resis-
en lo estético y, además, innecesmia, pues donde hay experien- ten a los simulacros.
cias compartidas, diálogo real, la memoria imprime fuertes Claro que, además, hay una producción que escapa total-
marcas. En cambio, aquel que pasa por un sitio sin hablar mente al control de lo popular. pues no busca imponerle nada,
con alguien que represente verdaderamente a su cultura, ni sino que toma elementos de su cultura para producir indus-
ve otra cosa que la que le señala el guía, al final de su gira trialmente esos objetos anodinos que se han resumido como
precisa este recordatorio, que a la vez le servirá para probar «arte de aeropuerto». Los objetos no se fabrican con los ma-
a los incrédulos que efectivamente estuvo allí. Por tal vía, se teriales con que los produce la cultura que se falsifica, sino
llega al absurdo de «recordar» un pueblo por algo que este no en plástico y otras materias livianas. y tampoco se respetan
practica. Por ejemplo, los ceniceros con motivos andinos hechos sus proporciones originales, sino que se los reduce y simplifica
por indígenas que no fuman. para que puedan entrar cómodamente en las valijas y no ge-
Claro que no se puede descartar la vía inversa, o sea, la neren un sobrepeso. Se ha desarrollado así un horrible «arte»
apropiación, por parte de las culturas populares, de elementos en miniatura que, más que un remedo, es una burda carica-
de la cultura de masas para hacer obras que solo una mirada tura de sí mismo. Dichos objetos están hechos para quienes
simplista puede calificar de híbridas, pues a menudo entrañan nada saben no solo del arte popular, sino del arte en general,
una sana crítica, mediante los recursos de le risa, de la mo- pero, aun así, compiten con las artesanías, pues, de no existir

424 425
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES 'VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

tales sucedáneos, el dinero de los turistas quedaría para los estaría representado por una tradición a la cual, a menudo, se
sectores populares que tanto lo necesitan para satisfacer ne- pretende inmovilizar, como un modo desesperado de defenderla
cesidades básicas y poder desarrollar sus formas visuales en de un cambio que es visto solo en términos de descomposición de
mejores condiciones. Una parte del turismo busca artesanías una esencia noble y muy antigua. Sobre esta base, se llega a
dignas y no intervenidas por la cultura de masas, aunque de caracterizar la modernización como un proceso que no obedece
bajo precio, lo cual es un condicionante serio de la creatividad a una evolución interna, a la necesidad genuina de un grupo
subalterna. Pero existe también un verdadero arte popular, social de reelaborar su universo simbólico, sino a una exigen-
que se expresa en objetos muy elaborados y de notable belle- cia externa, a una imposición de tipo colonial o neocolonial.
za, los cuales a menudo llevan la firma de sus creadores y se No obstante, poco se habla de esa otra modernidad que que-
exponen en galerías, dirigidos a un mercado de mayor poder da sugerida por el argumento, la propia, entendida como una
adquisitivo y, sobre todo, de mayores exigencias estéticas. decisión de los grupos subalternos, no de plegarse al discurso
La palabra kitsch, nacida en Alemania a mediados del y la estética dominantes, sino de dar a estos una respuesta
siglo xix, designa la actitud de quien quiere complacer, a cual- dialéctica desde su propio sistema simbólico. El hecho de que
quier precio, al mayor número posible de personas. García el concepto de arte sea de origen occidental y moderno no es
Canclini señala que lo kitsch no reside principalmente en los suficiente para justificar esa oposición entre tradición y moder-
objetos, sino que es el estilo con el cual el mercado capitalista nidad, vista la primera solo como una forma de resistencia a las
se relaciona con lo popular." Mientras la modernidad occi- imposiciones culturales. Se quiere decir, con ello, que la moder-
dental se viste apresuradamente de kitsch, identificándose en nidad de una cultura subalterna puede pertenecer a la esfera de
forma creciente con la «estética» de los medios de comunica- lo propio, y nutrirse incluso de la tradición sin oponerse a ella.
ción, las culturas populares elaboran, como pueden, su propia Aún más, en muchos casos esas formas propias de modernidad
modernidad, y muchas de ellas pasan ya a la ofensiva con el llegan a jugar un papel más destacado que la misma tradición
apoyo de artistas e intelectuales comprometidos con su desti- en la dialéctica de la cultura, pues hay partes de ella sobre
no, como un frente insoslayable de una guerra que busca de- las cuales los pueblos perdieron todo control y se tornaron en
tener esa especie de apocalipsis (que ahora se ve más real que poderosos instrumentos de dominio, mientras que elementos
cuando Umberto Eco escribió su tan célebre como benévolo li- relativamente nuevos de pronto se legitiman como altamente
bro) que amenaza al diálogo real, a la interacción fundada en valiosos y estructurantes de la identidad social.
la solidaridad de lo viviente y no en la cosificación del hombre Hablar de modernidad en el ámbito subalterno no implica
y sus símbolos. asumir el discurso filosófico occidental que dio origen a este mo-
vimiento, como tampoco las propuestas estéticas que se sucedie-
9. Tradición y modernidad ron, cual modas un tanto efímeras, en Occidente y, desde allí,
En el terreno del arte, en la medida en que la modernidad apa- se exportaron a otras culturas o fueron importadas por artistas
rece estrechamente ligada a las incesantes búsquedas de las fascinados por dichos modelos. La modernidad propia no puede,
vanguardias europeas y sus emuladores entre las élites del Por lo pronto, entregarse a ese antitradicionalismo acrítico, ve-
Tercer Mundo, se la tiende a ubicar en la esfera de lo ajeno, de sánico, al cual se entregó la modernidad occidental llevada por
lo dominante, y como contrapuesta al ámbito de lo propio, que la superstición del Progreso. sino que abrevará en la tradición,
para tomar de ella todo lo posible. Tampoco atacará a la comu-
" Cf. Néstor García Canclini: Las culturas populares en el capitalismo, nidad, pues se presentará como un nuevo comunitarismo. No se
Editorial Nueva Imagen, México. 1984 (2b ed.): p. 203. inclinará ante esa Razón imperial, única, de la cual ya hablamos,

426 427
TEORiA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

sino que indagará en su propia racionalidad y la jerarquía de poráneas, conducta a la cual Ticio Escobar no duda en tildar
valores que la sostiene. En consecuencia, no caerá en el dog- de paternalista y retrógrada. El problema, según este autor,
matismo y la intolerancia, ni se tornará cómplice de la «racio- no reside en si se puede o no cambiar ni en qué es lo que deberá
nalidad» consumista. No desterritorializará el pensamiento ni conservarse y qué renovarse, sino en si se tiene o no el control
la creación artística, sino que, por el contrario, obrará desde el sobre el cambio. No se puede pontificar desde afuera, de un
lugar antropológico, desde el espacio recuperado. Ninguna fie- modo paternalista, acerca de qué es lo que se debe o puede
bre rupturista le cerrará los ojos al pasado ni le impedirá pisar cambiar y qué no. La creatividad popular es lo suficientemen-
con fuerza el presente. Tampoco destruirá al individuo con el te capaz como para asimilar los nuevos desafíos y crear res-
pretexto de exaltar su libertad, arrojándolo en los abismos de puestas y soluciones según su propio ritmo y sus necesidades
la insignificancia y la subjetividad. No negará la base social concretas. Ella decidirá aquello que ha de conservar y de qué
del estilo, sino que buscará insertar la creación en el proceso manera, así como cuáles elementos tomará prestados de otros
histórico de la cultura, estableciendo anclajes visibles en él. contextos. La autenticidad no estará fundada en la conserva-
Hablar de modernidad en el ámbito de lo subalterno im- ción de una tradición, sino en el hecho de que las decisiones
plica, entonces, un rechazo a la inmovilidad a menudo propues- respondan a las exigencias internas de la propia cultura y se
ta o impuesta por los sectores dominantes, con lo cual, dicho generen dentro de su propia dinámica. 95
concepto se homologaría con el de descolonización. En defini- El impacto de la cultura dominante será siempre fuerte,
tiva, en esto consiste todo descongelamiento de los universos lo cual se agrava por el hecho de que esta no lleva a los sectores
simbólicos sometidos: en dejar de ser un hecho «natural», una subalternos lo mejor de su producción, las obras más valiosas
referencia inmóvil para medir la modernidad dominante. de su modernidad, sino una cultura de masas montada sobre
Avanzar, reelaborar el propio imaginario, no es perder identi- el kitsch. Su subsistencia dependerá, entonces, de su capacidad
dad, como tampoco la permanencia a cualquier precio es lo que de absorber dicho impacto, de rechazar las imposiciones y res-
más fortalece la identidad. Si esta se fosiliza, expulsa, incita ponder a esos modelos degradantes con creaciones genuinas,
a la fuga, mientras que si se enriquece, convoca, aglutina y se de mayor humanidad y espiritualidad. Los sectores ilustrados,
proyecta con fuerza hacia el futuro. Por lo tanto, la moderni- en vez de incitados a la conservación, pueden acompañarlos en
zación de las tradiciones es el único camino que permitirá a esta aventura tan crucial para su destino, alertándolos sobre
los sectores subalternos, en este mundo tan cambiante, poten- los principales peligros que se avizoran en sus búsquedas y
ciar su identidad. La tradición no puede ser usada para negar enseñándoles a desmontar los mecanismos de la cultura de
el futuro, sino como una forma de buscar el propio futuro, un masas. Pero lo frecuente, por desdicha, no es este apoyo a la
nuevo orden que guarde cierta coherencia con sus raíces y su creatividad popular, sino la articulación de acciones paterna-
proceso histórico. Si se detiene en el tiempo, el arte dominante listas, mediante las cuales los no participantes de la cultura
le tomará ventaja y esgrimirá, luego, la distancia evolutiva se arrogan la facultad de dirigir el proceso, dando por sentado
entre ambos como argumento para legitimar su pretendida que el pueblo es ingenuo y pisará indefectiblemente todas las
superioridad. Por el contrario, cuando el arte subalterno se trampas que se le tiendan. Por tal vía se cae, según señala Es-
revoluciona a partir de sus tradiciones, suele dar en tierra con cobar, en un realismo torpe, que siempre termina traicionando
las legitimaciones simbólicas de la dominación, al potenciar a lo real, al reducirlo a un tipicismo, a estereotipos plasmados
su propio espíritu.
Por lo común, el discurso dominante quiere privar a la "5 Cf. Juan Acha. Adolfo Columbres y Ticio Escobar: Hacia una teoría
cultura popular de todo contacto con técnicas y formas contem- americana del arte. Ediciones del Sol. Buenos Aires. 1991: pp. 158-159.

428 429
TEORÍA IRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

por personas que no vivieron desde adentro la experiencia Se trata de una solución arbitrada por el desarrollismo, que
creativa y ni siquiera la conocen en profundidad. sino que se privilegia la factura técnica del objeto con miras a potenciar el
la imaginan a su modo." No se puede, desde afuera, salvar las aspecto comercial, desconociendo sus implicancias simbólicas
formas sacrificando las funciones, o actuar sin tomar en cuen- y su encuadre histórico. 97
ta la sana dialéctica entre ambas. Salvar unos temas, o unas Para el arte subalterno, el camino emancipador pasa, en-
formas, no es salvar una cultura. Esta se salvará en la medida tonces, por recuperar el control cultural de su producción. Se
en que pueda establecer un control sobre su propio universo lo desfolclorizará así de inmediato, alejándolo de los estereoti-
simbólico y seguir viviendo en él, creyendo en sus valores. pos y del degradante espectáculo del tipicismo. Recuperado el
La determinación de sacrificar las funciones sociales en control, o marchando ya por ese camino de lo propio, tan lleno
una práctica artística corresponde solo a los sectores subalter- de desafíos y vicisitudes, la legitimidad de las obras dependerá de
nos, como resultado de un proceso de autogestión que lleve a que estén avaladas o no por el imaginario del grupo. Si este las
un cambio evolutivo, no aculturativo. Si la decisión obedece a un reconoce como entrañablemente ligadas a su proceso histórico
proceso de aculturación, no será un avance sino un retroceso, y les asigna ciudadanía en el universo de sus símbolos, nadie
una mera descomposición. El sacrificio de las otras funciones desde afuera podrá desconocerlas con argumentos provenien-
implica aceptar el carácter no utilitario de la obra artística, tes de otra estética, como ya vimos al hablar del kitsch.
conforme a la estética occidental. Cabe destacar que casi to- Observando el esplendor alcanzado en las últimas déca-
das las culturas subalternas realizan actividades simbólicas das por la cerámica popular paraguaya. así como lo provocati-
orientadas principal o exclusivamente al intercambio con la vo de sus formas, que parecen desbordar la fabulación serena
sociedad dominante, mientras mantienen esferas en las cuales del arte campesino, se pregunta Escobar hasta qué punto ella
el arte se subordina por completo al cumplimiento de otras responde a una tradición. Pero aunque las figuras y los temas
funciones sociales. Pero son los pueblos, repetimos, quienes nada tengan que ver con el pasado, quienes las hacen se sienten
deben determinar qué parte de su producción se dirigirá al pertenecer a una tradición que ya producía formas en barro
mercado, en cuáles obras se liberará a la función estética de la desde mucho antes de la Colonia. En su distinta manera de ver
«tiranía» de las otras funciones. Hay veces en que los objetos el mundo, concluye, estas inquietantes esculturas vienen a de-
se realizan en función ritual, pero. al dejar atrás dicha instan- mostrar que ni la tradición ni la modernidad ofrecen garantías
cia, se convierten en obras que ya poseen una función estética ni constituyen amenazas, porque lo que, a la postre, legitima
exclusiva, aunque no hayan sido creados con tal propósito. Es los símbolos producidos por una y otra, es la verdad de la cual
lo que a menudo ocurre con las máscaras, cuando, en vez de ser se alimentan."
destruidas o arrojadas al río, se venden.
Ciertas prácticas burocráticas tienden a «salvar» al arte 10. Teoría de los diseños
subalterno, no mediante una estetización realizada a expensas La teoría de los diseños, tal como ha sido planteada, guarda una
de sus funciones, sino a través de aquello definido por Escobar estrecha vinculación con la historia del arte occidental, por lo
como «funcionalismo tecnicista» y que consiste en sacrificar los que se hace aquí difícil separar lo universal de lo universaliza-
aspectos estéticos en aras de una supuesta mejora de la calidad do mediante la imposición de imágenes visuales que colonizan
técnica del producto, la cual aseguraría su supervivencia, al
permitirle acceder a un mercado más exigente o más numeroso. IbId.; p. 166.

Ibid.; p. 165. 9 ' Cf. Ticio Escobar: El arte fuera de sí. ob. cit.: p. 59.

430 431
VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE
TEORIA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES

yendo más
como la Bauhaus, el modera style y el art nouveau,
lo que se ha dado en llamar iconósfera. Juan Acha habla de cua- lejos aún en este designio, crearon objetos de uso doméstico
tro tipos de diseños: el gráfico. relacionado con las informaciones
de gran belleza, hoy exhibidos en los principales museos como
impresas; el industrial, ligado a los objetos industriales de utili-
verdaderas obras de arte. Copas, jarras, sillas. mesas, lámpa-
dad práctica; el urbano, aplicado a la distribución y armoniztición
ras. floreros, cubiertos y otros muebles y utensilios de este tipo
de los espacios; y el arquitectónico. dedicado a las formas concre-
invadieron así la esfera reservada hasta entonces a las altas
tas de las construcciones." Dejaremos fuera de nuestra conside-
creaciones del espíritu. Y eran objetos fabricados en serie, por
ración a los dos últimos, a pesar del rol fundamental que jugaron
más que muchas de esas series fueran de pocas unidades, ajus-
los arquitectos en la definición de este nuevo sistema estético que
tándose al criterio de la escasez que rige el orden del fetiche. El
vino a sumarse a la dualidad clásica del arte y las artesanías. En
ornamento o decoración, elemento poco creativo que la estética
cuanto al diseño gráfico, si bien mantiene su especificidad y re-
occidental relacionó siempre con el sistema de las artesanías.
sulta de vital importancia en las comunicaciones modernas, nue-
de asimilarse, en el plano teórico, a las artes visuales, objeto de es desplazado por la forma misma de los objetos. Esa verdade-
ra revolución estética que representa la Bauhaus fue fundada
esta obra. En cuanto al diseño de imagen y sonido relacionado
por Walter Gropius en Weimar en el año 1919, y trasladada,
con lo audiovisual, correspondería al campo del cine y el video.
luego, a Dessau (1925-1932) y, finalmente, a Berlín (1933). La
centrado no en imágenes fijas, sino en movimiento.
escuela se proyectó con fuerza sobre Europa, hasta ser ahoga-
Acha remonta a 1750, época de la primera Revolución in-
da por el ascenso del nazismo. El belga Henry Van de Velde,
dustrial, el antecedente más lejano de la cuestión del diseño, aun-
arquitecto y pintor, dirigió la Escuela de Artes Aplicadas de
que el real punto de partida sería 1851, año en que se realiza, en
Weimar, desde la cual imprimió un particular impulso a las
el Palacio de Cristal. de Londres. la Primera Exposición Univer-
artes industriales, como parte de un movimiento modernista
sal. En ese tiempo estaba también en pleno auge la exaltación
que produjo grandes transformaciones en todas las artes.
general de la belleza. a cargo de los artistas del «arte por el
Si las fuerzas oscuras de la sociedad alemana se vieron
arte». Ya a comienzos de ese siglo se había visto la necesidad
ofendidas por esta concepción, fue porque desacralizaba al ar-
de introducir el arte en los procesos industriales, a fin de eli-
te, acabando con la exigencia de la unicidad, esa base del aura
minar esa fealdad manifiesta de los objetos producidos en se-
que, en definitiva, no hace sino transferir un criterio económi-
rie, destacada por los románticos, y dotarlos de la atracción
co al plano de lo estético, como ya se señaló. Lo único se con-
y el aliento de las obras de arte; es decir, de su aura. Pa-
virtió en una especie de pasaporte para ingresar al reino de lo
ra incrementar el consumo o suscitar preferencias del públi-
artístico. Detrás de ello, está la estética del sujeto, que procla-
co consumidor por una determinada marca, el ingeniero debía
ma la singularidad de la obra como reflejo de la singularidad
convocar al artista y asignarle un papel nada secundario.
del alma del artista, y desplaza de sus aristocráticos altares
Así como la arquitectura había vinculado siempre la belleza
a los productos que descansan más en la base social del estilo,
con la función, bien podían hacerlo estos productos, generan.
en cánones colectivos que se presentan como un denominador
do una «estética de la mercancía». Pero este término puede
común de una época. Lo estándar, mirado con desprecio por la
sonar descalificador para lo que es un propósito loable: llevar
estética culta, fue reivindicado como algo valioso y definitorio
la belleza a t,odos los objetos que pueblan el entorno humano,
como un modo de estetizar la vida cotidiana. Corrientes tales de una identidad, que no tenía por qué confundirse con la cul-
tura de masas.
La singularidad de la obra de arte no es un criterio univer-
" Cf. Juan Acha: Los conceptos esenciales de las artes plásticas. ob. cit.; sal, sino que corresponde a la concepción occidental impuesta a
pp. 98-99.
433
432
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

partir del Renacimiento. Las culturas subalternas nunca la rei- ciones complejas. polisémicas, que nos llevan al terreno de los
vindicaron, aunque comúnmente tampoco se entregan a la repro- símholos."'° Según a qué tipo de funciones correspondan las
ducción mecánica en largas series. Aun a los objetos que surgen de formas, Morpurgo-Tagliabue habla de tres clases de objetos:
moldes se los pinta de colores distintos y se les añaden elementos los bellos, en los que se dan funciones de un mismo valor; los
que los singularizan. Son numerosas las prácticas artísticas en expresivos, en los cuales hay una función predominante sobre
este campo en las cuales resulta difícil encontrar un objeto igual las otras; y los ornamentales, donde lo estético es secundario,


a otro, sin elementos distintivos propios. pues el estilo social está por subordinarse a la función utilitaria. Cualquiera de ellos
dado por un conjunto de coordenadas que pasan por la materia, puede tener un carácter estético, pero para que se conviertan
las técnicas y los temas más que por la forma, pues en esta última en artísticos, es preciso que se les acople una significación
no solo existe una mayor libertad, sino que, a menudo, el mismo poética. El producto industrial, añade este autor, es a menudo


sistema exige al artista que despliegue su creatividad, sin limi- estético pero difícilmente artístico, y no porque sea funcional,
tarse a la repetición mecánica de lo ya hecho por él o por otros. La sino porque la estandarización industrial tiende a quemar las
mayor calidad que se pide es, de por sí, algo singular. formas, impidiendo ese efecto poético de choque, y suele fijar y
Vemos entonces que el arte subalterno no se confronta con preestablecer las funciones, lecturas unívocas que estorban la
la teoría de los diseños, por no haber rendido culto, nunca, a la generación de nuevos significados.""
unicidad, y por no ser, tampoco. ni un producto industrial ni al- Lo que dificultaría a los valores estéticos de los productos
go asimilable a esta clase de objetos, pues no busca, de manera industriales convertir a estos en obras de arte no es el hecho de
explícita, la repetición en largas series estandarizadas. Aunque que estén destinados a cumplir una función utilitaria, sino, al
aquí el estilo sea, en gran medida, social, por minimizar la inci- parecer, la licuación de lo poético operada por la estandariza-
dencia de la subjetividad, sus cánones no se homologan ni entran ción dentro de los cánones occidentales, lo cual, como se dijo, no
en conflicto con los de la estética industrial. Comparten, eso sí, se da en otros ámbitos.
el problema de la función estética, especialmente en los casos en A propósito de la estética andina, César Paternosto ad-
los cuales el arte subalterno se subordina. de modo deliberado, al vierte la posibilidad de legitimar en dicho contexto el concepto
cumplimiento de otra función social. La estética industrial per- de diseño, a fin de reemplazar, con él. los de decoración y or-
sigue casar la belleza con la función, de modo que la primera namento. ya que estos, al aplicarse a ámbitos estéticos no oc-
potencie a la segunda. o que la mayor adecuación del objeto a su cidentales, resultan altamente deformantes. El diseño, señala,
función se presente a los sentidos como algo bello. Si bien esto involucra tanto el dibujo como el color y la forma, fundiéndolos
atenta contra la concepción kantiana, encuentra antecedentes en dos o tres dimensiones espaciales. Presentando así a las
claros en la filosofía griega clásica, como ya se dijo al hablar de obras como una totalidad, no correspondería hablar de sus «as-
lo útil. Claro que hoy el punto es más complejo, pues, como seña- pectos ornamentales», como los que llevan a ver como tales a
la Escobar, se ha reexaminado el concepto de función, descar- las formas geométricas."
tándose la visión ingenua que lo identificaba con el fin práctico
o técnico, con el destino inmediato del objeto, para instituir un
" Cf. Juan Acha. Adolfo Columbres y Ticio Escobar: Ob. cit.; p. 112.
enfoque que no ve a una forma determinada como tributaria de 1

una única función, sino de una intrincada combinación de fun- Cf. Guido Morpurgo-Tagliabue: La Estética contemporánea, Editorial
ciones, tal como ocurre en el arte subalterno. Dicho conjunto de Losada, Buenos Aires. 1971; pp. 476-480.
funciones no implica diferentes finalidades prácticas o utilita- t" Cf. César Paternosto: Abstracción: El paradigma amerindio, Institut
rias. sino distintos tipos de contenidos socioculturales, connota- Valencia d'Art Modem. Valencia, 2002; p. 24.

434 435
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN El ARTE

11. La autodeterminación estética esta disección a menudo estéril y que implica, además de un
Ya en el final de este viaje por la vida de las formas simbóli- reduccionismo. una intromisión en el aspecto estético. 103
cas, viene, para todos aquellos cuyas prácticas artísticas no Y después del mito, está el rito, cuyo objetivo esencial es
se ajustan a los cánones occidentales o de otra concepción que establecer, reproducir y renovar las identidades individuales y
juegue un rol hegemónico, la necesidad de construir una teoría colectivas. Así como el arte occidental se constituyó mediante
del arte que las interprete, resaltando su valor. Esto nunca se la desritualización de los objetos, su desvinculación del orden
logrará mediante la incorporación mecánica de patrones aje- sagrado y su creciente autonomía de lo político y utilitario, el de
nos, sino rearmando el tablero, para poner cada pieza en su las otras culturas resulta casi ininteligible fuera del orden ri-
lugar. Dichas piezas están conformadas por cada uno de los tual. El puro valor exhibitivo normalmente no interesa: el arte
elementos que se fueron analizando a lo largo de esta obra, debe imbricarse con lo social a través del rito. Para poner en es-
justamente con el propósito de mostrar su relatividad y tornar cena la cultura y asegurar su propia eficacia, el rito —paradig-
así posibles y válidos otros tipos de opciones y ensamblajes. ma de la comunicación directa y el diálogo real— precisa del
Todo pueblo posee el pleno derecho a realizar esta reestructu- arte, hasta el extremo de convertirse él mismo en una espe-
ración, pues adoptar la teoría occidental es una apropiación de cie de living art. Propicia así la estetización del propio cuerpo,
concepciones ajenas. y esta siempre apareja, o debe aparejar, como el soporte primero de la identidad y el espacio privile-
un proceso tanto selectivo como adaptativo. Una vez definida giado donde, al decir de Escobar, se concilian lo individual y
esta teoría propia, su legitimidad residirá en el consenso lo- lo social, lo biológico y lo cultural, lo ético y lo bello. Y como
grado en el mismo grupo social, y contarán poco los juicios que también los mejores objetos suelen moldearse en función del
pretendan invalidarla desde otros sistemas estéticos. rito (piénsese en las máscaras), bien se puede concluir que la
En el punto de partida, se debe prestar especial atención fiesta ritual es, en sí misma, una obra de arte total, la síntesis
a los mitos, tomándolos como fundamentos de la cultura y no suprema de la creación colectiva, pues en ella todo converge y
cual simples ficciones. Y con los mitos, al pensamiento simbó- cobra su mayor sentido.
lico en general, el que fue menoscabado por el despotismo de Una teoría propia del arte tomará también en cuenta la
una Razón imperial, puesta al servicio del proyecto de dominio dinámica de la energía simbólica en el ámbito de sus prácticas
de Occidente. Vimos que el hombre tiene dos vías para acceder específicas. Indagará, primero, cómo se jerarquizan los valores
al conocimiento: la analítica y la simbólica, y que resultan poco que inciden en el plano estético, mediante la evidencia directa
confiables los intentos de reducir esta última al lenguaje de la o el método deductivo. Una vez establecida la escala de valo-
primera. Mito y logos corresponden a ámbitos distintos, que res, se podrá detectar todo intento de manipularla para ocu-
en el pensamiento de las otras culturas se han complementa- par en ella un lugar inmerecido. Esto permitirá diferenciar el
do, sin enfrentarse mayormente. Como señala Escobar, cada fetiche (entendido como elemento que concentra energía de un
uno explica lo que el otro no puede, por lo que no corresponde modo particular dentro de un sistema simbólico) del fetichismo
buscar la esencia del logos detrás de las máscaras del mito, (fenómeno de manipulación de esos valores para obtener un
la verdad racional que subyace en su estructura, como si se beneficio personal —queda fuera de él todo aquello que persiga
tratara de recodificar en claves lógicas un relato absurdo, para fines sociales—, o sea, de aprovecharse de ellos sin intentar
presentar después las conclusiones como un postulado teórico
incuestionable, y no cual una lectura más de la realidad. El Cf. Tieio Escobar: Textos varios sobre cultura, transición y moderni-
etnocentrismo de este enfoque se evidencia en el hecho de que dad. Agencia Española de Cooperación Internacional. Asunción. 1992;
se suele eximir a los grandes textos narrativos de Occidente de Pp. 78 y ss.

436 437
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES
Vil. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

modificarlos). Entra a jugar en este capítulo la oposición entre aplican al cuerpo en la potenciación del acto ritual, como factor
lo durable y lo efimero del arte, así como la observación de indudable de sugestión. Habrá que precisar asimismo qué ele-
las zonas de la cultura en las cuales se concentra una mayor mentos aplicados al cuerpo tienen una función ritual y cuáles
intensidad dramática y simbólica. Tanto lo durable como lo otros pertenecen a la vida cotidiana.
efímero son inseparables de la materia o soporte material del Vendrá, luego, el estudio de las formas visuales, siguiendo
arte, terreno en el cual seguramente hallaremos distintos ni- su evolución a todo lo largo del proceso histórico de la cultura.
veles de prestigio. Pueden existir, así, materiales considerados Se observará, en cada fase de dicho proceso, si estas remedan
nobles (mármol, bronce, ébano, marfil) y otros que se ven como las formas naturales (arte de imitación) o si tan solo se ins-
deleznables, de modo que una obra que se pretende valiosa de- piran en ellas para crear nuevas formas (arte de inspiración).
be prescindir de ellos. En el primer tipo, por lo general, apegado a reglas fijas, rigen
En el final de la primera parte, abordamos una antropo- el naturalismo y el realismo; en el segundo, que muestra una
logía del cuerpo en función del arte, y analizamos los distintos mayor libertad, se hacen presentes la abstracción geométrica,
lenguajes a los cuales apela el hombre para tatuar en él una la integración en una misma obra de lo figurativo y lo abstracto
multitud de signos de distinto carácter, en los que lo estético y el expresionismo que modifica las formas naturales para po-
suele jugar una función subordinada. Los signos políticos. so- tenciar un sentido. Se sitúa aquí el problema de lo decorativo y
ciales y religiosos cumplen una función manifiesta, pero aque- lo ornamental, categorías que serán solo admitidas si la cultura
llos que buscan dar al cuerpo un mayor atractivo sexual, a presenta una cantidad razonable de obras de carácter figurati-
menudo se disimulan, como si no tuvieran más finalidad que vo, tal como propone Paternosto. Admitida la existencia de un
la estética. Hay que definir aquí qué tipo de violencia simbó- verdadero arte decorativo en la cultura, se observará cómo se
lica se ejerce sobre el cuerpo para imprimirle sentidos, cuál manifiestan las distintas formas en las diferentes prácticas ar-
es el lenguaje de los dibujos y pinturas, qué significados se tísticas, si un mismo estilo las cruza a todas o si cada práctica
atribuyen a los colores, los plumajes y los distintos tipos de instituye estilos específicos, como proponía Franz Boas. Toda
adornos. Estudiar los sentidos de la indumentaria cuando se forma es, en cierto modo, simbólica, pero, en un sentido estricto,
presenta como segunda piel, como tercera (la piel del ritual) y se llama forma simbólica a aquella que nos remite a un signifi-
como cuarta (la del disfraz). Comparar también el arte apli- cado establecido por la cultura. Dicho simbolismo puede operar
cado al cuerpo con el volcado en los objetos, para ver dónde dentro del naturalismo (el Espíritu Santo representado como
se concentran más los valores de la cultura. Al cuerpo, como una paloma blanca), o modificando expresivamente las formas
espacio simbólico donde se inscriben múltiples signos, hay que naturales (estatuillas con grandes pechos para aludir a la fe-
sumar la estética de lo producido por el cuerpo cuando se mue- cundidad), apelando a la codificación de las formas geométricas
ve con el afán de crear sentidos, y ya no solo para desplazarse (manchas redondas y grises que representan al jaguar), del color
de un sitio a otro. Esto nos lleva al terreno de lo ritual y las (el azul que caracteriza a Krishna en la India) o a estructuras
artes de la representación, donde habrá que evaluar qué clase complejas como los mandalas. Pueden existir culturas que no
de energía se despliega en las distintas per fonnances, si es coti- atribuyan a las formas un significado preciso, dejando al artista
diana o extracotidiana, si se llega o no al trance de posesión, si la libertad de establecerlo, o, yendo al extremo opuesto, culturas
el actor (o actante) representa a otro ser, metiéndose en su piel, que asignan a una misma forma varios significados a la vez,
o si tan solo se representa y potencia a sí mismo. Quedará por dejando al artista o al receptor la libertad de establecer el más
ver, también, el papel que juegan las indumentarias especia- apropiado. A menudo esto último ocurre porque el artista, como
les, máscaras, pinturas corporales y demás elementos que se partícipe de una religión determinada. es un mensajero que

438 439
1,:.,:SCULTURAt DE LAS ARTES VISUALES Vii. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

traduce intuiciones espirituales universales en términos visua-


les. y precisa de cierta libertad para expresarles. Es que, habi.
tualmente, la forma no se valora por sí misma, sino por servir
a una verdad trascendente u otra función social. A los códigos
para interpretar las formas deben añadirse los que rigen para
los colores. pues. como se dijo, lo más frecuente es que tengan ya
adjudicado un sentido por la cultura.
Vendrá a continuación la difícil tarea de determinar en
qué cifra esa cultura la belleza, cuáles son sus modelos o idea-
les, si la naturaleza puede ser bella o esta categoría vale solo
para lo «adornado», es decir, para los productos del hombre. Se
presentará de inmediato la necesidad de establecer la relación
entre lo útil y lo bello; o sea, si algo, inútil para cumplir otras
funciones. puede ser bello, si se aceptan como válidas las obras
que solo cumplen una función estética. En el Medioevo europeo,
por ejemplo, esto último era inconcebible. La definición kantia-
na del juicio estético servirá solo como punto de referencia. o
como invitación a cierto tipo de lectura de los objetos. capaz de
abstraer las funciones sociales que están llamados a cumplir.
En casi todas las culturas se encontrarán hoy obras realiza-
das con una exclusiva función estética y orientadas hacia el
mercado del arte. pero el problema se presenta cuando dichas
obras están confeccionadas con belleza pero no como belleza
pura, pues se subordinan, a conciencia, a una determinada
función social, rechazando toda idea de autonomía. Como ya
vimos. nada obsta a que sean incluidas en la esfera legítima
del arte obras creadas al servicio del ritual y otros fines, por
lo que el juicio estético deberá armonizarse con otras lecturas,
sin imponerse sobre ellas.
Otro problema de especial importancia es la relación del
arte con la verdad. La cuestión puede ser situada aquí en dos
terrenos: el estético y el artístico. En el primero, se puede des-
conocer la condición de bella a toda obra que se presente como
claramente contraria a la verdad, tal como ocurre en nume-
rosas culturas. Ya vimos que, para Platón, la belleza supre-
ma estaba ligada a la idea de lo verdadero, por lo que difícil-
Placa de bronce que representa al divino oba o rey de Benin. mente podía ser admitido como bello lo falso. También para
quien cabalga en una ceremonia sostenido por dos ayudantes. Aristóteles, al quedar definida la estética occidental clásica: el

441
TEORIA IRANSCULTURAL OE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

arte, para ser tal, debía ser verdadero, o sea, referirse a cosas sociedades llamadas tradicionales, pero no en otras, como las
verdaderas, y no presentar lo falso como verdadero, como ha- divididas en clases o aquellas en las cuales el plano de lo sa-
cían los sofistas. Lo falso no solo no es arte, sino que tampoco grado se enfrenta con una concepción «pagana» y más sensual
puede ser bello, tal como lo enunciará luego Santo Tomás. Este de la vida. Así, Las mil y una noches, aunque de origen persa,
criterio se presenta con gran validez universal, por más que en es tenida como la obra suprema de la literatura árabe, y las in-
el campo del arte occidental de hoy afirmar que una obra que vocaciones a Alá son permanentes en este libro, pero también
dé cuenta de una falsedad no puede ser bella pecaría de dog- abundan en él las libaciones y la infidelidad femenina, hechos
mático, por haberse aceptado a nivel teórico el postulado kan- contrarios a la ley islámica y duramente sancionados por ella.
tiano de la amoralidad del juicio estético. Admitir esto último, Vemos entonces aquí que la civilización árabe no puede ser
cediendo a lo falso el terreno de lo estético, no implica, de por reducida a la estricta normativa del Corán, del mismo modo en
sí, abrirle también las puertas del arte, pues en el segundo pla- que el cristianismo no se homologa con la cultura occidental,
ño, el de lo artístico, cabe establecer que lo carente de verdad pues una parte considerable de su producción simbólica esca-
puede, sí, ser bello, y negársele, a la vez, el carácter de obra pa a él y hasta lo critica abiertamente. Cuando se enfrentan
de arte. Aquí resulta perfectamente válido poner defensas al clases sociales, lo que es verdadero para las clases altas será
sistema simbólico, tal como lo hizo la filosofía clásica europea falso para las clases bajas, y viceversa. Pero de todas mane-
y es ley en la enorme mayoría de las culturas más evoluciona- ras, siempre habrá normas aceptadas por todos, o por la gran
das, que ven la belleza como un reflejo de la verdad, al igual mayoría, y castigadas como actos delictivos. El tema de lo ético
que el Romanticismo. Por otra parte, para muchos pueblos, lo se relaciona asimismo con el concepto de justicia, y cabría en-
bello se relaciona principalmente con lo sagrado, y en esta es- tonces preguntarse si lo bello puede ser injusto o legitimar la
fera, por definición, no puede haber sitio para lo falso. injusticia, y especialmente cuando conspira contra la justicia
Otra dimensión a tomar en cuenta, y que en buena medi- social o no se hace cargo de ella, asumiendo un compromiso
da se vincula con la anterior, es la relación entre lo bello y lo político con los sectores oprimidos.
ético. Según se vio, lo ético no debe ser asimilado a la moral Otro aspecto a tomar en cuenta es el temático, para saber
individual, sino más bien al concepto antropológico de ethos so- en qué medida, en la cultura de pertenencia, el tema deter-
cial, es decir, al conjunto de principios básicos de la cultura, al mina lo estético y lo artístico. Eso tiene que ser observado en
pacto que funda la sociedad. La pregunta que surge entonces cada una de las prácticas artísticas, antes de abrir un juicio
es si puede ser bello lo que se contrapone a ese ethos y resulta, general sobre la cultura, pues puede haber algunas en las cuales
por lo tanto, disolvente de la cohesión social. Al igual que en el el tema no sea determinante y otras en las que sí. La cuestión
caso de la verdad, se puede aceptar el paradigma kantiano de es saber qué sucede cuando una obra, dentro de una prácti-
la amoralidad del juicio estético, y entonces la respuesta sería ca específica, se sale de los temas prescritos por la tradición.
que sí. Cedido dicho plano, una teoría del arte puede prescri- Puede ocurrir también que esto se encuentre ya claramen-
bir que esas obras no tendrán, sin embargo, el carácter de ver- te regulado y, en consecuencia, no se precise un esfuerzo de
dadero arte. O puede admitir también que las obras contrarias interpretación.
al ethos social se tendrán por artísticas si se ajustan a deter- Hay veces en que los temas prescritos por una prácti-
minadas prácticas. Si se las niega como bellas, la cuestión con- ca artística van acompañados por uno o más estilos, o sea,
cluye en el plano estético, y no se precisará entonces dirimirla formas bien definidas de representarlos, pero puede ocurrir
en el terreno del arte. Cabe señalar que el tema de lo ético, al también que se impongan temas, mas no estilos. La cuestión del
igual que el de lo verdadero, puede ser fácil de resolver en las estilo es central en toda estética. A diferencia de la concepción

442 443
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARIES VISUALES
Vii. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

occidental, que lo relaciona fundamentalmente con la persona- de diferente naturaleza: el campo de la razón y el de la sensi-
lidad del artista y su psicología. una mirada más universal nos bilidad. Al profundizar en este último, se verá asimismo cómo
lleva a analizar, primero, los componentes sociales del estilo, se despliega la razón, o la racionalidad. en la cultura; es decir,
generalmente regulados con bastantes detalles por las prácticas sobre qué escala de valores opera, pues ya se dijo que nada ea
artísticas de cada cultura, aunque estas pautas vayan sufriendo racional o irracional en sí, sino en relación con dicha escala.
modificaciones a medida que nos desplazamos en el espacio y el Es que la racionalidad lleva a sacrificar valores que se consi-
tiempo. Solo conociendo la base social del estilo, se podrá eva- deran inferiores para salvaguardar los superiores, los que, por
luar debidamente el aporte individual, que siempre existe y es, cierto, varían de una cultura a otra. Vimos que, si bien la sensi-
por lo común, reconocido como valioso y generador de prestigio. bilidad se relaciona con la singularidad de un sujeto, posee un
Pero lo personal, en la estética comunitaria, no nos remite a alto componente social. O sea, por encima de la sensibilidad
las arrogancias de la subjetividad, sino a las contribuciones que de un individuo, existe la sensibilidad de una cultura, que
los individuos realizan a la cultura, trabajando sobre sus argu- crea el marco en el cual aquella ha de ser interpretada. Es
mentos y sistema simbólico más que sobre el yo. la cultura aquello que lleva a los sentidos a percibir ciertos
Lo sublime es, al igual que la belleza, un pilar funda- fenómenos y no otros, a vivirlos de una manera o de otra y a
mental de la concepción occidental del arte. En esta obra fue pensar el mundo de un modo determinado. Se quiere decir,
seriamente cuestionado a la luz de las prácticas de otras cul- con ello, que la sensibilidad no se distribuye en forma equi-
turas que prefieren la coordenada horizontal de lo comunita- tativa sobre la totalidad de los objetos, sino que privilegia a
rio a la línea vertical del ascenso místico o espiritual. Vimos unos en detrimento de otros, y al jerarquizarlos, logra que la
que los hombres no se elevan en busca de lo sagrado. sino que percepción se vuelque sobre estos con mayor fuerza y produz-
son los dioses quienes bajan para humanizarse. y a menudo ca significados más profundos. Las culturas subalternas debe-
ni siquiera precisan descender, pues moran en los bosques, las rán rastrear aquí el impacto de la dominación cultural, la cual
aguas u otros puntos de la superficie terrestre. La dimensión puede actuar en el plano de la percepción (cuando se percibe
celestial ese a menudo, temible. Por lo común, los mitos de lo propio con el lente de lo ajeno, o no se lo percibe en absoluto,
las mujeres-estrella muestran que nada bueno les espera a pues ya vimos cómo el pensamiento visual condiciona la per-
los hombres que se aventuran por el cielo: se mueren de frío, de cepción), de la sensibilidad (no desarrollar los sentimientos
hambre y de soledad, o son atacados por seres terribles que los en el marco de la cultura de pertenencia, sino en torno a los
despedazan, y cuando logran volver a la tierra, el tiempo ha modelos impuestos) y de la mentalidad (sustituir la raciona-
pasado y encuentran viejos a quienes dejaron jóvenes. Por otra lidad propia por una razón ajena que se asume como la única
parte. el acceso a lo sublime en el arte es una experiencia tan válida). Se dijo también que es preciso distinguir entre la sen-
exclusiva como la elevación de los místicos, que deja al conjun- sibilidad , como elemento de la teoría estética, y la estética de
to de la comunidad en una dimensión inferior. La intensidad la sensibilidad, que la exalta para hacerla más visible y con-
de la vivencia de los rituales no debe forzosamente mirarse vertirla en eje de un complejo de superioridad.
con el prisma de lo sublime, por tratarse de experiencias colec- Todo intento de alcanzar una autodeterminación esté-
tivas, de comunión, horizontales y no verticales. En el análisis tica deberá tomar una distancia crítica del idealismo que en
de este plano es preciso ser riguroso, dada su relevancia. Occidente exaltó al individuo para negar o menoscabar la ha-
Lo que llamamos teoría de la sensibilidad no es un tema se social de la producción simbólica. cuya mayor expresión
menor de la autodeterminación estética. Baumgarten adver- fue la corriente del «arte por el arte» y la teoría del genio,
tía que la mente humana actúa en dos esferas de comprensión que ya analizamos. Poner vallas al individualismo no implica
444
445
TEORiA TRANSCULIURAL DE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

desentenderse de los individuos concretos, desde que son siem- sin mayores sufrimientos, y desarrollaron, no obstante, un es-
pre estos quienes enriquecen con sus aportes el acervo colectivo. pecial sentido de lo trágico. asumiendo incluso como propios
De ahí que casi todas las culturas regulan esferas de prestigio los dramas de la cultura dominante. Una vez corroborada la
para quienes cultivan los valores comunitarios y los enrique- existencia en la cultura del espíritu trágico, hay que observar
cen. Un buen punto de análisis es tomar a los creadores de si este cruza todas las prácticas artísticas o se refugia solo en
mayor prestigio y estudiar qué hay de personal en sus apor- algunas de ellas, que parecen estarle consagradas por comple-
tes, y si estos aspectos personales son también sentidos por to, como ocurría con la tragedia griega. Se dijo que el espíritu
otros (lo cual nos acerca a lo social) o, por el contrario, tienen trágico, en lo que respecta a la esfera del arte y el pensamiento
mucho de subjetivos, por expresar sentimientos escasamente simbólico, debe ser encarado con criterios restrictivos. No se
compartidos. En esta obra hemos planteado que lo opuesto a puede asociar todo final infortunado de un héroe al concepto
la subjetividad, en el terreno del arte, no sería la objetividad, de tragedia, pues ese final debe ser consecuencia de un con-
sino la comunidad. flicto de valores que se presentan como inconciliables. El héroe
Vimos que puede tenerse al espíritu trágico como una de trágico muere, pero su causa, gracias a su sacrificio, se impone
las modalidades de lo estético, lo cual no implica que este se ha- como un paradigma superior. O sea, si no hay mutaciones en el
ga presente en todas las culturas ni que siempre se manifieste orden de los valores, no puede haber una verdadera tragedia.
de similar manera. La tragedia, más que una simple desgracia Lo que corona a un personaje como trágico no es la vida real,
que puede ocurrirle a una persona o grupo social, es algo que sino su inserción en una obra de arte, la cual, como se vio, pue-
afecta, a través de esas personas o grupos, a determinados pa- de ser un drama, una danza, una narración, y también una
radigmas de la cultura, los cuales resultan seriamente cuestio- pintura y una escultura.
nados. Si la crisis del paradigma se traduce en la emergencia La risa es la puerta de entrada a otra importante moda-
de otro más justo o avanzado, será positivo para la sociedad, y lidad de lo estético, aunque se vio que esta suele manifestarse
será negativo en los casos en que un paradigma justo y consi- por múltiples vías. Toda cultura define los territorios para la
derado valioso sea atacado por otro inferior, procedente de la risa, las formas de ritualizarla y estetizarla. En algunas, estos
misma cultura, o por modelos exteriores que se proponen co- territorios son vastos y múltiples; mientras que en otras, de
lonizar el sistema normativo o el imaginario. La imposición de mayor carga dramática, la risa es confinada a pequeñas zo-
un modelo ajeno siempre significará un retroceso, un daño al nas marginales de la vida social, sin considerarla una puerta
ethos social. La pérdida de valores considerados fundamentales de entrada a lo estético. Y al ser excluida de este plano, queda-
suele ser vivida como trágica por los pueblos, pero hay casos en rá también fuera de la esfera del arte. Cuando la risa entra en
los cuales estos parecen no percibir que su cultura está sien- el arte de una cultura, puede quedar confinada en un género
do seriamente afectada por un proceso aculturativo, algo que (la comedia teatral, por ejemplo) o manifestarse en otros gé-
hemos llamado «la tragedia de la falta de tragedia», pues en neros literarios y en las artes visuales. Vimos que el espíritu
dichos casos esta sirve para desarrollar mecanismos defensi- cómico puede manifestarse en el humor, la sátira, la ironía y la
vos. Pero fuera de tales circunstancias, la ausencia de un espí- parodia. En una cultura puede darse una de estas formas y no
ritu trágico no puede ser vista como trágica. Hay pueblos que, las otras, e incluso existir una modalidad de la risa que no se
de hecho, siempre han soportado condiciones muy difíciles de ajuste a ellas.
existencia, por razones ambientales o históricas. y, sin embar- Se estudió también lo grotesco, que suele presentarse
go, no exaltaron en modo alguno el espíritu trágico; así como como una manifestación más de lo cómico —donde, por lo co-
hay otros que llevan una vida apacible en un medio generoso, mún, se le reserva un sitio destacado—, aunque hay casos en

446 447
TEORÍA TRANSCULTURAL OE LAS ARTES VISUALES VII. LA CONDICIÓN DEL OTRO EN EL ARTE

los cuales este puede faltar. Así, por ejemplo, lo cómico aparece conflictos de su comunidad o se sitúe en forma crítica en su
casi siempre en el teatro grotesco, mientras que en la pintura proceso histórico. Acorde con ello, al describir dicho proceso,
y la escultura asume más bien una intensa carga dramática. se centrará en las tradiciones artísticas. en los estilos, temas y
Más que la risa, lo grotesco parece perseguir un efecto de con- conceptos básicos, más que en los artistas y la interpretación
traste, al mostrar cómo, en un mundo rigurosamente estruc- de determinadas obras fuera de contexto, pues la historia del
turado, pueden emerger lo oscuro y lo siniestro. Lo grotesco arte no puede ser vista, desde esta perspectiva, como una su-
se refiere tanto a la conducta como a la forma. En las artes cesión de objetos geniales y exclusivos, en la cual se deifica la
visuales se presenta a través de esta última, pero ella sugerirá subjetividad y se desdeñan los aspectos profundos de la iden-
también la conducta de los personajes, por la función arquetí- tidad social.
pica que cumplen las imágenes. A pesar de todo, relativizamos
bastante esta categoría de lo grotesco en las estéticas no occi-
dentales, reveladas como poco proclives a las formas natura-
les, que son siempre el punto de partida, la referencia obligada
desde la cual se define lo grotesco. En la mayor parte de los
casos, se corre el riesgo de introducir un lente deformador para
observar fenómenos culturales que deben ser abordados desde
otro lugar.
Ya a modo de conclusión, se puede decir que el camino a
la autodeterminación estética pasa por el ejercicio incesante
de la dialéctica de lo propio y lo ajeno, o sea, de la distinción y
confrontación entre el mundo de pertenencia y los modelos de
e
referencia, y en especial, cuando estos últimos se presentan
como hegemónicos. Las culturas dominadas no pueden excluir
de su teoría del arte el tema de la descolonización, tanto de
las categorías conceptuales como del imaginario social en que
se nutren sus prácticas. Puede o no asumirse esto como un
compromiso político, pero de lo que no se puede prescindir es
de la actitud crítica, para no anular la función emancipadora
que el arte debe, en lo posible, cumplir. Dicha actitud llevará
a prestar una atención especial a las formas de penetración
que buscan colonizar el imaginario, vaciándolo de sus senti-
dos originales para imponer el monopolio de sentidos producidos
artificialmente como señas de identidad, así como también a
la resistencia cultural que se opone a dichos intentos, para
elaborar, desde ella, nuevos productos que vayan creando su
propia modernidad. En esta senda espinosa, se dará primacía
a lo colectivo sobre lo individual, prestigiando al individuo en
la medida en que su obra alcance a representar los valores y

448 449
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

ACHA, Juan: Arte y sociedad: Latinoamérica. El sistema


de producción, FCE, México, 1979.
— Las culturas estéticas de América Latina, UNAM, México, 1994.
— Los conceptos esenciales de las artes plásticas, Ediciones
Coyoacán, México, 1997.
ACHA, Juan, COLOMBRES, Adolfo y ESCOBAR, Ticio: Hacia una teoría
americana del arte. Ediciones del Sol, Buenos Aires, 2005.
ADORNO, Theodor W.: Teeoría estética, Ediciones Orbis, Barcelona, 1984.
ARISTÓTELES: Poética, Ediciones Colihue, Buenos Aires. 2006.
Auak, Marc: Le sens des autres, Fayard, París, 1994.
BACHELARD, Gastan: La psychonalyse da feu, Gallimard, París, 1965.
BAnix, Mijail: Esthétique et théorie du roma, Gallimard, Paris, 1978.
BALANDIER, Georges: Le dé:aun Fayard, París, 1985.
BARRA, Eugenio y S.WARESE, Nicole: El arte secreto del actor.
Diccionario de antropología teatral, Ediciones Atareas, La
Habana, 2007.
BASTIDE. Roger: Les problémes de la vie mystique, PUF, París, 1996.
BAUDRILLARD. Jean: La société de consornmation, Éditions Dama
París. 1970.
— El sistema de los objetos, Siglo xxi Editores. México, 1985 (lred.).
BAUMGARTEN, Alexander G.: Esthétique (1750). L'Heme, París. 1988.
BAYER. Raymond: Historia de la Estética. FCE, México, 1965.
RAYÓN, Damián (Relator): América Latina en sus artes, Siglo xxl
Editores / Unesco, México, 1974.
BRAMÉ. George y CLEMENT, Jean-Francois (Directores): La image
dans le monde arabe, CNRS Editions, París. 1995.
BECRWITH, Carol y FISHER, Angela: African Ceremonies, Harry N.
Abransi Inc Publishers, Nueva York. 2002.
BENJAMIN, Walter: <>turres,Gallimard, París, 2000 (volúmenes!. o y III).
BENNETT. Wendell C.: Ancient Arts of the Andes, The Museum of
Modern Art. Nueva York. 1954.
1:1E:entsr, Luc: Signes, symboles et mythes, PUF, París. 1975.
Binc4A, Jean-Godefroy: L'art négro•africain, PUF, París, 1997.
BOAS, Franz: El arte primitivo, roa, México. 1947.
BOORSTIN, Daniel J.: Los creadores. Grijalbo-Mondadori,
Barcelona, 1994.
Backmzu, Marre: Las reglas del arte, Anagrama, Barcelona, 1995.
BRUYERON, Roger: La sensibilité, Armand Colin, París, 2004.
CAILLOIS. Roger: El hombre y lo sagrado, ME, México, 1942.
111 mito y el hombre, FCE, México, 1989.

451
TEORÍA TRANSCULTURAL DE LAS ARTES VISUALES BIBUOGRAFIA RECOMENDADA

CAMPDELL, Joseph: El poder del nulo, Etnecé, Barcelona, 1991. ESCANDE, Yolaine: L'art en Chine, Hermann. París, 2001.
CANDAC, Joél: Memoria e identidad, Ediciones del Sol. Buenos EttumarrrEs-LEveau, Christiane (Director): Arta d'Afrique.
Aires, 2001. Gallimard / Museé Dapper, París. 2000.
CASO, Alfonso: El pueblo del Sol, reE, MéXiCO, 1953. FOCILLON, Henri: La vida de las ¡orinas y elogio de las manos,
CASSIEER, Ernst: Antropología filosófica. Fa México. 1968 (5' ed,). El Ateneo, Buenos Aires, 1947.
COLOMBRES, Adolfo: Celebración del lenguaje. Hacia una teoría GAECIA CANGLINI, Néstor: Arte popular y sociedad en América
intercultural de la literatura, Ediciones del Sol, Buenos Latina. Grijalbo. México. 1977.
Aires, 1997. - Las culturas populares en el capitalismo, Editorial Nueva
_ Sobre la cultura y el arte popular, Ediciones del Sol. Buenos Imagen. México, 1984 (2' ed.).
Aires. 2007. - Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir
DE HEUSCII, Luc: Le roi de Kongo et les monstres sacrés, Gallimard, de la modernidad. Grijalbo. México. 1989.
París, 2000. - Consumidores y ciudadanos. Conflictos mulliculturales
DE RADKOwsEI, Georges-Hubert: Anthropologie de l'habiten Vers le de la globalización. Grijalbo, México. 1995.
nontadisme, PUF. París. 2002. GONZÁLEZ, Alberto Rex: Arte precolombino de la Argentina. reA.
DE VENTOS, Xavier Rttbert: Teoría de la sensibilidad. Península, Buenos Airea, 1977.
Barcelona, 1973 (2" ed.). GossEux, Gabriel (Compilador): Les nouveaux enjeux de
DEMBD, A. y VivANTE, A.: La moda de las deformaciones corporales, Vanthropologie. Autour de Georges Balandier, L'Harmattan,
S'ociedad Editora Las Dos Estrellas, Buenos Aires, 1945. París, 1993.
Duari.r.s. Cilio: El devenir de las artes, ni:, México. 1963. GRADMANN, Erwin: Miniatures indiennes. Payot-Lausanne. Berna, 1950.
_ Nuevos ritos, nuevos mitos, Lumen. Barcelona, 1973. ORIAELF., Marcel: Arts de l'Afrique Holm Editions du Chéne, Paris, 1947.
Dm, Rubén (Editor): Los caminos de la racionalidad. Mito, filoso& GEONING, Karl: l3ody decoration. A World Survey of Body Art.
y religión, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2001. The Vendome Press, Nueva York, 1998.
Du Gilbert: Les siructures anthropologiques de l'imaginaire. GROSINSKY, S.: La colonización de lo imaginario, FCE, México, 1991.
Editions Dunod, París, 1992. - La guerra de las imágenes. reE. México, 1995.
_ Science de nomine et tradition, Albin Michel, París, 1996. Gaosss, Ernesto: Los comienzos del arte. Impulso, Buenos Aires, 1944.
Eco, Umberto: Apocalloticos e integnzdos, Lumen, Madrid, 1981 (6' ed.). Gusoofts. Georges: Mito y innOfísica, Nova, Buenos Aires, 1965.
- Arte y belleza en la estética medieval. Lumen, Zvladrid, 1997. HANNA, Madhu: Yantra: The Tantric Symbol of Cosmic L'nity.
Etinux, Mircea: Mito y realidad. Guadarrama, Barcelona, 1978 (3' ed.). & Hudson. Londres, 1979.
_ El ntito del eterno retorno, Planeta-Agostini, Barcelona. 1985. Hans. Úrsula (Directora): Historia de los estilos artísticos,
- Lo sagrado y lo profano, Ediciones Labor, Barcelona, 1992; Ediciones Istmo, Madrid, 1979 (3' ed.).
Paidós. Buenos Aires, 1998. t'ADN, Janheinz: Muntu. Las culturas neoafricanas. FUE. México. 1958.
- Imágenes y símbolos. Planeta-Agostini. Barcelona. 1994. JANS0N, H. W.: Historia general del arte. Alianza Editorial.
_ El vuelo mágico, Siruela, Madrid, 1995. Madrid, 1990 (volúmenes y
Escoma, Ticio: Una interpretación de las artes visuales en el JmunNes, Alexis: El cuerpo y lo otro. Introducción o una teoría
Paraguay, Centro Cultural Paraguayo Americano. Asunción. general de la cultura, Editorial de Ciencias Sociales, La
1984 (dos volúmenes). Habana, 2004.
- Tertos varios sobre cultura. transición y modernidad. Agencia JOAN, José: El arte prehistórico europeo, Espasa•Calpe, Madrid. 1934.
Española de Cooperación Internacional, Asunción. 1992. KANT. Immanuel: Crítica del juicio. Losada, Bttenos Aires, 1961.
- La belleza de los otros. Arte indígena del Paraguay, El, Ediciones, KAUFFMANN DOIG, Federico: Manual de arqueología peruana,
Asunción. 1993. Ediciones Peisa, Lima, 1973.
- / a maldición de Nemur. Acerca del arte, el mito y el ritual KAvssa. Wolfgang: Lo grotesco. Su configuración en pintura
de lo.9 indígenas ishir del Gran Chaco paraguayo.Centro y literatura, Nova. Buenos Aires, 1964.
de Artes Visuales / Museo del Barro. Asunción, 1999. Ktunts. George: The Art and Architecture of Ancient America,
_ El arte fuera de sí. Museo del Barro / Fondee. Asunción, 2004. Penguin Books, Nueva York, 1975.

452 453
TEORIA IRANSCULTUCAL DE LAS ARIES VISUALES BIBLIDGRAFIA RECOMENDADA

KRAMRISCH, Stella: The art of India through the ages, Phaidon PACES. Patrice: El teatro y su recepción. Semiología, cruce de
Press. Londres. 1954. culturas y postmodernismo (Traducción y prólogo de Desiderio
Busca. Rodolfo: «Anotaciones para una estética de lo americano», Navarro), Uneac / Casa de las Américas / Embajada de
en Khana. año iv. vol. tu, tiros. 19-20, Buenos Aires. 1956. Francia en Cuba. La Habana, 1994.
LANIEL, M. E.. LE-Famccois, José Marre y CAMACHO. Jorge: Kachina Fl análisis de los espectáculos. Paidós. Barcelona, 2002.
des indiens hopi, Editions Amez, Saint-Vit, 1992. RAWSON, Philip: El arte del Tantra, Ediciones Destino, Barcelona. 1992.
L.Aunic, Jean: Les urts de lAfrique Noire. Editions du Chéne, París. 1966. RIEFENSTAHL. Leni: Los nubas de Kau, Blume, Barcelona, 1978.
LAUER, Mirko: Crítica de la artesanía. Plástica y sociedad en los BOA BASTOS. Augusto (Compilador): tas culturas condenadas. Siglo xxi
Andes peruanos. Deseo. Lima, 1982. Editores. México, 1978.
BRETON. David: Antropología del cuerpo y modernidad. Nueva SÁNCHEZ VÁZQUEZ. Adolfo: Invitación a la Estética, Grijalbo, México, 1992.
Visión. Buenos Aires, 1995. SENGHOR. Léopold Sédar: «L'esthétique negro-africaine», en Diogéne,
LEWIS, Michel y DELANGE. Jacqueline: África Negra. La creación nro. 16. París. 1956.
plástica. Aguilar, Madrid. 1967. SHERRINGHAM, Marc: Introduction a la philasophio esthétique. Editions
1A:vt.S .ricsuss, Claude: La vía de las máscaras, Siglo xxi Editores. Pa‘yot, París. 1992.
México. 1985. TAIMN-HUGON, L'Esthétique, PUF. París. 2004.
- Mito y significado, Alianza Editorial. Buenos Aires, 1986. TERRISE, André: L'Afrique de lOuest berrear' de rart negre, Fernand
LIPOVETSKY, Gilles: L'ére du vide. Essais sur l'individualisme Nathan, Paria. 1967.
contemporain, Gallimard, París, 1983. TiMvoz, Michel: Le coro peine. Editions d'Art Albert Skira, Ginebra, 1984.
LOMBARDI SATRIANI. Luigi M.: Apropiación y destrucción de las TRABA. Marta: La pintura nueva en Latino América. Librería Central.
culturas subalternas, Editorial Nueva Imagen. México, 1978. Bogotá. 1961.
LONGINO: Traité du sublime. Librairie Générale Franeaise, París. 1995. VALENTIÉ, María Eugenia: De mitos y ritos, Universidad Nacional
LUKÁCS. G.: Estética, Grijalbo, Barcelona. 1965. de Tucumán. Tucumán. 1998.
LUMBRERAS, Luis Guillermo: De los pueblos, las culturas y las artes WUNENBURGER, Jean-Jacques: Le lacré. Pul., París. 2001 (4' ed.).
del antiguo Perú, Moncloa-Campodónico. Lima. 1969. Antropología del imaginario. Ediciones del Sol, Buenos
MERI.EAO PONTY, M.: Fenomenología de la percepción. Anagrama. Aires, 2008.
Barcelona. 1995. XIRAU, Ramón y SOBREVII.I.A. David (Editores): Estética. Editorial
Mous. Abraham: El kitsch. El arte de la felicidad, Nidos. Trotta / Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Barcelona. 1990. Madrid, 2003.
MORBO, Carlos: La herencia olvidada. Arte indígena de la Argentina. &META. Ana María (Directora): Cultura popular y cultura de
Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2001. masas. Conceptos, recorridos y polémicas, Paidós. Buenos
MORLEY. Sylvanus G.: La civilización maya. ECE. Aires, 2000.
México. 1975 (5' reimpresión).
214ORPERGO•TAGUABUE, Cuido: La Estética contemporánea, Losada,
Buenos Aires. 1971.
ORAOIA. Lionel: L'anthropologie des religions. La Découverte.
París, 2007.
OCAIIIPO, Estela: Apolo y la máscara. La estética occidental frente a las
prácticas artísticas de otras culturas. !caria. Barcelona, 1985.
OCAMPO, Estela y PERAN. Martí: Teorías del arte, 'caria, Barcelona, 1991.
O'rTENDERO. Simon: Masked Rituals of Afikpo. The Context of an
African Art. University of Washington Press, Seattle. 1975.
Pvtimmisro. César: Abstracción: El paradigma amerindio. Institut
Valencia d'Art Modem, Valencia. 2002.
PAtti4F., Denise: Les sculptures de l'Afrique Noire, ME, París, 1956.

454
Teoría transcultural
lit las arte, visuales

ir
1.1 presente cd a‘ion del labro
Teoría traItSCUltUrai de lar artes visuales
perteneciente a la Coleccion Barravenco
Ediciones del CNAC
se terminó de imprimir en Mérida, Venezuela
en el mes de noviembre de 2014
por Producciones Editoriales C. A.
proeditocalmail.com
0274-4170660 / 0416.6743557
4 O 2 4
'In z7)7 1
os a+ o Cu • O O Z OCj
oo •• z
° •• r)., -o `,1 .-.
1 cer
r, •-•
z co 11 O E
e 1.. e. e 1 z,
..... ei06. os.s..
so -.,-• •-••
.4 Ee
II czt 1 1 so E o , =..
2 picks 7: 1 gr 2
C : • 'A' ' -

44
11 18 cct8,41320 E 2.«1
0, o ,T5 _ Eg % cc 2 e e C ag •JO e a .1 to .t co -.t'u0.) Se)
-. •E•-. z
e co
o . CU e cu O t•TI .° ° g "‘. '9 11.°. ..5. rs 8 „1,c e
1 Pa .2E. 4 „'". 1
1 °1' 1,19u soca 01142)
;1
2
' .
' 0
4 l o s.." 4> 0°' . 1 e . . : cl • —0 1
. - , li 1 1 '24
- 1 . .
0 e •••
13 ).....9 ^5
Eid. E.111:21 1.1)::
mx - e e
0.7.2u..-Ilg E = 7)1 <álv. g 1 et. 2 ..53 . 9.
4
• ,2°- n' 1-..a..z Ue •S o
•-• ce oII 117 .- E
'98 5.11)
o 5 o '1
z ...1 e
I) iss e
É.
o te e
--II o
zr ocZe l'a2 ,1 c8t2 e „, nigi 2 4' .1» 2 :":"
. CD ).
° O
a
gz
- e a. its co 49- ..e e o e É« 1 a, X O 9 .2 o tzol .. tp
q+
a 01 ,-; ei.2. •as 04›: q
- — 0- .9 1 Eal c w -, •1 a. -49 o -0
1
.- 11-
o ....
El bra -- O ,
•• '5" o .1:
u ri 0
, c> 0 s. .—
'Ll cd 0 0 11 t
0• 0 72 .... a — 4 „; as o 14 53 o ...
)
1 1 11 o. 41 1.... 4.1 --e ts1 . e
.2 .1, 45» > ote--(2 '.00 0 01 c a48 0gil a... 1,.. 0 1
.2 .1. z
-0
> .,-
E
os 10. e cLi -g, e .... 2 2 ..0
.„,
a
ge'
M. a np 0-e0.- e .1.tli
.

e z e os -{3
o :+a •c:. L = -• .2 .° '-' t
-
2 clsj aS 0 .1
— ,
O
-000
t CIS • ePt E :2 -
8.222,0ouc 2 'le eotE 11 cit *21 .3 45 13 j4 js :9 le E P.. '71 g j/
1: 4 eae - 2:, 2 1 • 2
af It) us io O 2 e , IO •.g >+ %
O •-, al al ng 8 e >, ces - o
e al O r, e 1-. 2
e 0 .0 o. en
os e e
°, o s.
cs 2:1
, .c 6 cr Ira Tts ° 5.. a 2 Z 4 ' a '
e Oal ws' 0 cu
. 1 2 43 is 112 • el 111 m
a "ii SI a 1 eta
z er 81>ll'i04 8 h m :c <c cE,frac
g mel l e7 CD t s z 3 La' ga
=2 e
......._. . .2 41

También podría gustarte