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UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS, EMPRESARIALES Y


PEDAGÓGICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

SEGÚN LA DOCTRINA, CUAL ES LA IMPORTANCIA DEL


DERECHO PENAL. PARTE ESPECIAL

INTEGRANTES:

ADOLFO PARANCO CHARRES

LESLY LISSETH DÍAZ MAMANI

CÉSAR DANIEL VILCA MALCOHUACCHA

CLAUDIA LISSA CONDORI CHAMBI

CURSO:

DERECHO PENAL III

DOCENTE:

MAG. LAURA ORTÍZ DÍAZ

CICLO:

ILO – PERÚ

2018
PARA MI PADRE, QUE A PESAR

DE LAS CIRCUNSTANCIAS, NUNCA

ME ENSEÑÓ LO QUE ES RENDIRSE.


Í N D I C E

Pág.

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 1

TÍTULO I
DOCTRINA AL DERECHO PENAL. PARTE ESPECIAL
CAPÍTULO I
DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD
1. GENERALIDADES ................................................................................................ 2
1.1 Antecedentes ................................................................................................... 2
1.2 Concepto .......................................................................................................... 2
2. Derecho a la vida ................................................................................................... 2
2.1 Protección de la vida: realidad físico-biológica o visión valorativa ......... 3
2.2 Límites de la protección de la vida humana ............................................... 6
2.3 Fin de la vida humana .................................................................................... 7
3. La responsabilidad penal: (doctrinas)................................................................. 8

CAPÍTULO II
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD
1. Parte especial ......................................................................................................... 9
2. La parte especial en un mundo de bienes jurídicos preponderantes .......... 10
1. Exclusivismos en el mundo de valores jurídicos ............................................ 11
2. Delitos contra la libertad ..................................................................................... 12
4.1 Origen y evolución de la libertad como derecho ...................................... 12
4.2 Bien Jurídico protegido................................................................................. 13

CAPÍTULO III
DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO
1. Según la doctrina: delitos contra el patrimonio ............................................... 14
2. Concepto y naturaleza de Patrimonio .............................................................. 16

CAPÍTULO IV
CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD
1. Objetivo de la parte especial .............................................................................. 19
2. Crímenes contra la humanidad ......................................................................... 20
2.1 Definiendo el crimen contra la humanidad ................................................ 20
2.2 Las dimensiones del conflicto en Perú ...................................................... 21
2.3 Bienes jurídicos protegidos ......................................................................... 22

CONCLUSIONES ........................................................................................................ 24
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 26
LINKOGRAFÍA ............................................................................................................. 27
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo trataremos sobre la importancia del derecho


penal parte especial, según las diversas doctrinas de distintos autores
penalistas; la dogmática jurídico penal que abarca la importancia para
la sociedad y para nosotros, que la estudiamos y tratamos de analizar
para resolver problemas sociales y para solidarizarnos con el bienestar
de ella. Como a manera de iniciación, el derecho penal como ha
señalado la doctrina, es un instrumento de control social cuya principal
característica es la sanción. La parte especial del Código Penal se
dedica al estudio concreto de los delitos y las penas designadas en el
mencionado código; por ende, en ella se aglutinan los hechos
jerárquicamente de acuerdo con los intereses jurídicos amparados; la
escala va desde los bienes importantes como la vida hasta aquellos de
íntima estimación a que se refieren las contravenciones. Y es por eso
que la Parte Especial de un Código Penal muestra de modo claramente
definido lo que se considera malo en una sociedad.

El presente trabajo monográfico pretende colaborar en una mejor


interpretación y aplicación de las diferentes figuras delictivas que prevé
nuestro Código Penal. Propiciar en la medida de lo posible a una
práctica judicial mucho más previsible y racional en cuanto a sus
argumentos y también en sus resultados.

1
TÍTULO I
DOCTRINA AL DERECHO PENAL. PARTE ESPECIAL

CAPÍTULO I
DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD

1. GENERALIDADES

1.1 Antecedentes
El delito surgió cuando el hombre, en las relaciones con sus semejantes,
trasgredió aquellos principios que, según los juicios de valor de cada época, se
consideraron fundamentales, apareciendo contra esas trasgresiones las
diversas formas de la pena, constitutivas del elemento fundamental y más típico
del Derecho Penal. No ha sido siempre uniforme la consideración de la gravedad
de los delitos, ni las consecuencias que ellos acarreaban a quienes los cometían;
tampoco puede afirmarse que las primeras formas delictivas estuviesen
constituidas por la violación de los intereses nacidos de las exigencias biológicas
indispensables; su apreciación ha dependido de la importancia y significación
que, en cada época y lugar, se atribuyera al bien o interés lesionado.

1.2 Concepto
Abarca la integridad física o mental, salud, libertad. Protección a la vida,
desde cuándo se protege el bien jurídico que es la misma vida de la persona, la
cual está tipificada su protección está determinada por el artículo 2 inciso I de la
Constitución Política del Perú. Ahora si bien el derecho penal protege
ampliamente este bien jurídico, en razón de la natural vulnerabilidad humana
esta aplicara la responsabilidad penal.

2. Derecho a la vida
Declara que “toda persona tiene derecho a la vida”. A nivel global, la
protección se establece en la Declaración Universal de Derechos Humanos
artículo 3, y a nivel regional, en la Convención Americana de Derechos Humanos
“Pacto de San José”, artículo 4, primer párrafo, también el Pacto Internacional
de Derechos Políticos y Civiles artículo 6, y la Convención Europea de Derechos
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Humanos artículo 2º, primer párrafo. El derecho fundamental que tiene toda
persona a la vida es indiscutible e incuestionable, con independencia de su
status, pre- o postnatal, de su capacidad o incapacidad de vida o de la mayor o
menor calidad de vida.

Se trata de un derecho de todo ser humano que, desde su concepción hasta


su muerte, haya adquirido la calidad de persona o se encuentre todavía en el
vientre materno. Sin embargo, la intensidad de la protección de la vida fetal y de
la del ya nacido es diferente en los distintos ordenamientos positivos, según se
halle en el seno maternal o fuera del seno maternal, fuera de él. El bien jurídico
en todos los delitos que integran el Capítulo I del Título I del Libro Segundo del
Código Penal vigente es el derecho a la vida. La problemática actual de la
protección a este derecho debe tener en cuenta tres puntos fundamentales:
alcance, extensión y límites del concepto vida humana. Aspectos que deben ser
redefinidos sobre la base de los avances obtenidos en las ciencias biológica y
médica que han modificado los criterios clásicos sobre la vida humana entendida
en sentido natural y han prolongado su existencia artificialmente o por medio de
la técnica de trasplante de órganos.

En cuanto al límite temporal del inicio o conclusión de la vida humana, estos


deben ser tratados teniendo en cuenta a los modernos procedimientos
especiales como la fecundación, procreación asistida y el embrión humano no
implantado en el seno materno. Sin embargo, estas cuestiones aun serán
tratadas en el futuro, pero deben ser analizadas teniendo en cuenta las
problemáticas de la vida y de la muerte de la persona humana, la que ha
adquirido y adquirirá nuevas dimensiones a través de los progresos de la ciencia.
Esto se extenderá desde la protección de los embriones, pasando por la
tecnología genética y el derecho de trasplante hasta las cuestiones de ayuda a
morir, que se plantea y planteará de distintas maneras debido a la moderna
medicina intensiva.

2.1 Protección de la vida: realidad físico-biológica o visión valorativa


Uno de los temas que mayor discusión ha generado en la dogmática jurídico-
penal viene dado por la cuestión acerca de si la protección de la vida humana
independiente, mediante los tipos del homicidio y sus formas, debe obedecer a

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una consideración naturalísima o físico-biológica de dicho bien jurídico o si, por
el contrario, esa protección puede aceptar valoraciones originadas por la
ponderación de intereses en el caso concreto.

Un sector de la doctrina considera que la vida humana debe respetarse


teniendo en cuenta una visión físico-biológica de la misma, excluyendo de su
protección cualquier restricción basada en criterios de utilidad social, viabilidad,
raza, sexo, condición económica, calidad, desarrollo biológico, etc. La vida, para
este grupo doctrinal, deberá protegerse como tal, como valor absoluto, y, en tal
sentido, se cerraría el paso a la legalización de la eutanasia, a toda participación
en el suicidio, a la inadmisibilidad del aborto antes de la anidación del óvulo y a
la determinación del límite máximo de su protección apoyada en la muerte
cerebral, incluso, a los supuestos de legítima defensa o estado de necesidad
exculpante con resultado muerte. No podemos dejar de mencionar que la
experiencia de los regímenes totalitarios que se presentaron en el siglo pasado,
con sus excesos reflejados en un menosprecio por la vida humana, generaron,
posteriormente, una tendencia por parte de la mayoría de autores a favor de una
concepción físico-biológica de este bien jurídico.

Por otro lado, un sector de la doctrina sostiene que la vida humana ha dejado
de considerarse como un valor inmutable y absoluto y su protección jurídico-
penal da cabida a valoraciones motivadas por razones de interés jurídico o
social. Este sector tiene como punto de partida la consideración de este bien
jurídico como realidad físico-biológica, pero no como una realidad de ilimitada
protección, sino que, al igual que los otros derechos contemplados en el
ordenamiento jurídico, no posee una protección absoluta. Así, se muestran como
consecuencias prácticas de esta concepción valorativa de la vida, la posibilidad
de apreciar una legítima defensa en aquellos supuestos en los que sobreviene
la muerte del agresor, los supuestos de muerte del enemigo en situación de
guerra y la pena de muerte. Asimismo, no podemos dejar de mencionar, como
otras consecuencias de esta concepción valorativa, a la exención de
responsabilidad penal del médico cuando la práctica del aborto es el único medio
para salvar la vida de la gestante o para evitar en su salud un mal grave y
permanente, siempre que medie consentimiento de la mujer o de su
representante legal (aborto terapéutico, art. 119º C.P.); al significado de la

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levísima pena prevista para los supuestos de aborto sentimental y de aborto
eugenésico (art. 120º C.P.); a la diferente penalidad que ha sido prevista para al
aborto con respecto al homicidio; y al comienzo de la vida humana basado en el
criterio de la anidación. Finalmente, la determinación del punto culminante de
protección de la vida desde el Derecho Penal, basada en la muerte cerebral y no
en la muerte biológica, se muestra, también, como manifestación de la opinión
de este sector doctrinal.

Frente al panorama construido, por un lado, por la consideración de la vida


como realidad físico-biológica y, por otro, por la concepción valorativa de este
bien jurídico, es necesario tomar posición sobre el particular. Así, en virtud de
una concepción ontológica no podrían sostenerse algunas categorías jurídico-
penales de gran importancia político-criminal y de ancestral tradición y relevancia
dogmática, como sucede con la legítima defensa, y otras de reciente discusión,
como es el caso de la disponibilidad de la vida por parte de su titular. De la misma
forma, optar por la tesis físico-biológica de dicho objeto de protección implicaría
una total reforma de nuestro ordenamiento jurídico, toda vez que éste se asienta
en una consideración valorativa del mismo al prever, por ejemplo, la pena de
muerte en caso de traición a la patria en tiempo de guerra (art. 140º C.P.E.), la
legítima defensa (art. 20º inc. 3 C.P.) y la muerte cerebral como punto final de la
existencia humana (Ley Nº 24703). Sin embargo, si bien las diferentes
disposiciones normativas en nuestro país demuestran que se opta por la tesis
valorativa de la vida, tampoco es correcto, a mi juicio, una excluyente defensa
de ésta. Una visión de esta naturaleza llevada hasta sus últimas consecuencias
traería como resultado una aberrante disposición de vidas humanas, cuya
experiencia más dramática se vivió en la Alemania nacional socialista.

Con todo, la protección jurídico-penal de la vida debe descansar sobre una


base naturalista, como realidad físico-biológica, que permita, en algunos casos,
la penetración de elementos valorativos en dicha protección, y en la que aquélla
sirva de límite a la valoración jurídica o social de la que pueda ser objeto. Sólo
de esta manera será factible evitar todo tipo de manipulación arbitraria de la
misma y, además, se podrá conjugar este bien jurídico con los lineamientos
establecidos en nuestro ordenamiento jurídico.

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2.2 Límites de la protección de la vida humana
Se entendió que el estado tiene por objetivo la protección de la vida misma
de la persona humana al igual que velar por su desarrollo integro, Sin embargo,
se encontraron los límites de la protección de la vida humana y que en la
actualidad son muy discutidos. Estos límites se basaron determinadamente por
los siguientes criterios:

 Desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide.


 La anidación del óvulo fecundado en el útero.

En la ciencia penal peruana es dominante el segundo criterio (desde la


anidación del óvulo fecundado en el útero), el cual se le considera importante no
solamente por la certeza que conlleva dicha noción, sino que permite mayor
claridad en la diferenciación entre medios anticonceptivos y abortivos. Por otro
lado se diferencia entre interrupción de la vida humana dependiente (aborto) de
la vida humana independiente (homicidio, parricidio, asesinato, homicidio por
emoción violenta, infanticidio, homicidio a petición, instigación y ayuda al
suicidio, homicidio por negligencia). Existen discrepancias sobre el inicio de la
vida humana independiente, así se plantea que: Se inicia desde el parto Se
requiere la total separación del claustro materno. Para definir este aspecto se
toma como referencia lo señalado en el artículo 110° del Código Penal
(infanticidio) que utiliza la expresión "durante el parto".

En la doctrina nacional se considera mayoritariamente que la vida


humana independiente se inicia desde el parto.

Para su configuración este requerirá, la preexistencia de una vida humana


independiente, puesto que éste es el bien jurídico protegido en dicha figura
delictiva. Sin embargo, las opiniones acerca de cuándo empieza (límite mínimo)
y cuándo termina (límite máximo) la vida humana independiente es disímil y la
consecuencia práctica es evidente: la distinción entre el homicidio y el aborto,
con sus consecuencias en la medida de la pena a imponerse en cada uno de
ellos. En este sentido, mientras el homicidio, en nuestro C.P., está sancionado
con una pena privativa de libertad que oscila entre los seis y los veinte años, el
aborto (sin consentimiento) tiene prevista una pena no menor de tres ni mayor
de cinco años.

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Ordenamiento jurídico. El momento de inicio de la protección de la vida
humana independiente está delimitado por la frase “durante el parto” del tipo
penal del infanticidio (art. 110º C.P.). De esta manera, la posibilidad de cometer
un homicidio o cualquiera de sus formas y, por consiguiente, la posibilidad de
atentar contra la vida humana independiente, está determinado por el momento
del parto, en virtud de una interpretación sistemática en la que se tendrá como
ineludible punto de partida el referido art. 110º C.P. Sin embargo, en la doctrina
nacional, las opiniones están compartidas y no existe unanimidad con respecto
a la determinación misma del momento del parto.

2.3 Fin de la vida humana


El Derecho penal mantiene la protección del derecho a la vida de la persona
hasta que deja de existir; por muy precario que sea su estado vital. La protección
de la vida humana concluye con la muerte de la persona. El concepto muerte ha
variado con el transcurso del tiempo. En un determinado momento se admitió de
manera general, salvo para casos de trasplante de órganos el criterio de muerte
bio-fisiológico consistente en el cese irreversible de las funciones vitales
cardiorrespiratoria, que por motivo de la medicina intensiva se han visto
superadas, toda vez, que es posible la recuperación artificial de aquélla, pues la
muerte no se produce de manera instantánea sino progresivamente. Diferente
es el criterio neurofisiológico que considera muerta a una persona cuando se
demuestre el cese irreversible de la actividad cerebral; por ende, la misma que
se presenta en el momento en que se ha producido el cese irreversible de todas
las funciones de los hemisferios cerebrales y del tronco del encéfalo, pero en el
que se mantiene el funcionamiento de sus sistemas cardiovasculares y
respiratorios con la ayuda de procedimientos artificiales.

Concluye con la muerte, y esta ha tenido diversas interpretaciones, pero


actualmente se entiende por muerte la cesación definitiva e irreversible de la
actividad cerebral. De los diversos delitos que afectan el bien jurídico que es la
vida y que están previstos en el Código Penal se abordarán los siguientes:

 Homicidio.
 Homicidio calificado —asesinato-.
 Aborto.

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3. La responsabilidad penal: (doctrinas)
El delincuente debe soportar las consecuencias legales de su infracción; es
decir, obligarse por ellas. Tal es el sentido etimológico de la palabra
responsabilidad.

El problema de la responsabilidad penal puede reducirse a dos extremos: la


libertad y el determinismo en el hacer humano. Entre ellos se sitúan las diversas
doctrinas intermedias. Veamos las líneas esenciales de estas posiciones.

IMPUTABILIDAD MORAL. A partir de BECCARIA nace y se desarrolla una


doctrina jurídica del Derecho Penal (Del delitti e delle pene, 1764). Los autores
posteriores forman una corriente científica, que FERRI denominó Escuela
clásica, que en materia de responsabilidad se ciñe al principio de la libertad
moral. El hombre es un ser inteligente y libre, por lo que es capaz de comprender.

RESPONSABILIDAD SOCIAL. En la segunda mitad del siglo pasado el Derecho


Penal es captado por la corriente positivista que dominó en el campo científico.
Surge de ella la Escuela positivista de Derecho Penal, inspirada en un principio
que es la negación del libre albedrío: el determinismo. El hombre no obra por
propia determinación sino por la acción de causas hasta entonces desconocidas,
que originan sus acciones y reacciones. Nace así la tesis de la responsabilidad
social. Sintetiza FERRI el concepto de la responsabilidad social en estos
términos: "Los actos del hombre pueden serle imputados, y él es, por lo tanto,
responsable de ellos, porque vive en sociedad".

TEORIA INTERMEDIA. La conducta se puede, pues, dirigir mediante amenazas


de mal futuro, para que la voluntad se abstenga de delinquir; de modo que la
voluntad se halla determinada por múltiples factores; uno de ellos es el que
resulta de un sistema penal. La conducta humana y su dirigibilidad varían de
individuo a individuo, habiendo casos en que la misma es imposible, como
sucede con el loco. Aplicando este criterio de la dirigibilidad y de la no
dirigibilidad, ALIMENA hace una clasificación de los individuos: de conducta
dirigible, y de conducta que no podemos dirigir.

DOCTRINA DE LA PELIGROSIDAD. Pronto advirtieron los defensores del


positivismo penal que la doctrina de la responsabilidad social no resultaba
suficiente para resolver el problema: afirmar que el ser humano es criminalmente

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responsable porque vive en sociedad, no es fundamentar la responsabilidad. Del
mismo modo podría decirse que todos los derechos son válidos para quienes
viven en sociedad; porque es la agrupación social, precisamente, la razón de ser
del orden jurídico. GARÓFALO quien aporta la idea de que la penalidad debe
adaptarse a la temibilidad del delincuente. Dice que por tal debe entenderse "la
perversidad constante y activa del delincuente y la cantidad de mal previsto que
debe temerse por parte de él".

CAPÍTULO II
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD

1. Parte especial
El fin de estudiar la parte especial, es el conjunto de propuestas disposiciones
jurídicas, mediante estas disposiciones el legislador podrá describir delitos
particulares y asignarles penas y/o medidas.

Como Rodríguez Devesa dice "La parte especial es la única dimensión del
derecho positivo que revela hasta qué punto el legislador se atiene a este
principio y cuál es el grado de seguridad jurídica que garantiza el ordenamiento
positivo".

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En la Parte Especial, estudiaremos acciones como “matar”, “sustraer”, etc.,
características que se le deben atribuir a una persona para que sea el autor de
un determinado delito, el deber objetivo de cuidado que ha de ser observado
específicamente o cuál es la circunstancia que se le debe encontrar a una
persona para que sea el autor.

Las normas de la que el legislador deducirá los tipos de delito se denominaran


“normas directas”, mediante dichas normas el legislador deberá cobrar vigencia
el principio de legalidad.

Así también es preciso que el legislador realice la elaboración de un catálogo


de conductas delictivas particulares que informe las acciones y omisiones
sancionadas con pena y de la pena concreta con que están sancionadas cada
una de ellas constituye el objeto de la parte especial del derecho penal.

La ley fundamental es, desde luego, el Código Penal. El Libro II de éste


contiene la mayor parte de las acciones y omisiones constitutivas de delito, es
decir, de infracción criminal grave o menos grave, de acuerdo con la clasificación
establecida en el artículo 13 CP.

Si no existiera esta sección destinada a particularizar las infracciones, el


derecho penal se convertiría en una disciplina sin sentido. Los hombres no
sienten una culpabilidad innominada, como en el malestar religioso por el pecado
o la angustia existencial, sino los impulsos dolosos o culposos que produjeron el
resultado de daño o de peligro previsto en los distintos preceptos. Sin discriminar
los hechos susceptibles de enjuiciamiento, no podrían conocerse ni medirse las
aplicaciones doctrinarias. De allí el que sean necesarias todas las labores
analíticas, descendiendo del universo teórico y adentrándose en la "vulgaridad"
de los cumplimientos prácticos.

2. La parte especial en un mundo de bienes jurídicos preponderantes


La parte especial refleja la preocupación de las comunidades, cuando estas
pueden manifestarse cómo tales, o la de sus dirigentes, o la de quienes dicen
hablar a nombre de ellas, por los bienes defendibles mediante el mecanismo
represivo.

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La ley trata de proteger bienes jurídicos considerados como prevalecientes o
fundamentales, y esa tarea se asigna a la parte especial, que, por eso, se ha
destacado como "el mundo de los bienes jurídicos", esto es, la garantía de
estabilidad de ciertos "valores", no entendidos como modelos existentes por sí
mismos sino vinculados a alguna persona.

Bien es, desde esta perspectiva, todo aquello que satisface las necesidades
físicas, intelectuales o morales del hombre. En la medida en que el derecho
protege los bienes, estos se convierten en bienes jurídicos.

Esta parte especial, o mundo de los bienes jurídicos, conforma lo que se ha


venido llamando el "orden social", entendido como una suma de juicios de valor
positivo: "De ahí que la significación de un determinado bien jurídico no se pueda
comprender considerándolo aisladamente, sino tan solo contemplan dolo en su
interdependencia con el total ordenamiento colectivo".

1. Exclusivismos en el mundo de valores jurídicos


En el sistema de la parte especial no se incluye la totalidad de los bienes o
de los valores jurídicos dignos de tutela, cosa imposible dada la multiplicidad de
los mismos, especialmente con la diversificación de las actividades o de las
relaciones humanas y con las urgencias de seguridad consiguientes. Por eso se
afirma que la regulación penal es inevitablemente fragmentaria. "No protege
todos los bienes jurídicos, sino los más fundamentales, y ni siquiera protege a
estos frente a cualquier clase de atentados, sino tan solo frente a los ataques
más intolerables" dice Rodríguez Mourullo.

Forzosamente el derecho penal es exclusivista, ante la selección que ha de


realizar, dejando a otras ramas jurídicas o a las actividades administrativas, o al
cuidado de los particulares, la protección que él no puede ofrecer.

Reitera estos exclusivismos RODRÍGUEZ DEVESA: "El axioma de que no


todo comportamiento antijurídico es punible, sino solo aquel tipificado en la ley
penal, da a la parte especial un carácter fragmentario. La exclusión o inclusión
de determinadas conductas en el repertorio de las infracciones es fruto de una
decisión tomada por el legislador en virtud de una serie de razones (motivos del
legislador). En el fondo se pretende siempre encausar los actos humanos en una

11
dirección que se reputa benéfica para la comunidad, prohibiendo ciertas
acciones u omisiones que se consideran nocivas. La parte especial es por ello el
resultado, consciente o inconsciente, de una política criminal, y únicamente en
segundo término depende de consideraciones sistemáticas".

La política criminal cuyos objetivos se observan en las descripciones de las


conductas sometidas a represión responden, a su vez, a los intereses
prevalecientes, de modo que ha de ser cambiante como estos y estar asistida,
no por cuanto convenga a todos los sectores del pueblo, sino al mantenimiento
de los intereses mismos. El derecho es instrumento impositivo, cualesquiera
fueren el origen y las finalidades del poder que lo instaura y aplica.

2. Delitos contra la libertad


EI tema lo regula el título IV, del libro 11 del Código Penal y su extensión es
el resultado de la importancia que el Legislador le ha dado con acierto al bien
jurídico "libertad". En efecto, la libertad después de la vida, es el bien jurídico
principal que merece la más alta estima.

El título IV contiene los delitos de: violación de la libertad personal, violación


de la intimidad, violación de domicilio, violación del secreto de las
comunicaciones, violación del secreto profesional, violación de la libertad de
reunión, violación de la libertad de trabajo, violación de la libertad de expresión,
violación de la libertad sexual, etc.

Es atributo esencial y moral del humano, su libertad; en uso de ella han


progresado las comunidades y sociedades, y la sola estructura nerviosa y
potencialidad neuropsicológica del hombre la explica y fundamenta. Sólo cuando
el hombre es libre alcanza su máxima realización y ofrece su máximo aporte a
sus congéneres individual o socialmente organizados. Las sociedades, política y
económicamente libres, han alcanzado un más alto grado de prosperidad en
comparación con las sociedades intervenidas en esos campos.

4.1 Origen y evolución de la libertad como derecho


La libertad tiene su origen con la aparición del hombre. Desde el momento en
que decidió buscar su alimento comenzó a ejercer su libertad. Sin embargo,

12
saber desde cuando se reconoce jurídicamente a la libertad como un derecho es
cuestión diferente.

No se pone en duda la libertad como derecho del hombre, por primera vez
fue reconocida en la sección primera de la Declaración de Derecho de Virginia,
del 12 de junio de 1776, en la cual se indica “que todos los hombres son por
naturaleza igualmente libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos,
de los cuales, cuando entran en estado de sociedad, no pueden, por ningún
pacto privar o desposeer a su posteridad: a saber, el goce de la vida y de la
libertad, son los medios para adquirir y poseer la propiedad, y buscar y conseguir
la felicidad y la seguridad.”

El reconocimiento alcanzo su máximo auge, cuando el 10 de diciembre de


1948, en el Palacio de Chaillot de Paris, las Naciones Unidas aprobaron la
Declaración Universal de los Derecho Humanos. En el artículo 3 de aquel
instrumento jurídico de carácter internacional y de cumplimiento imperativo en
los países miembros, se prescribe que: “todo individuo tiene derecho a la vida, a
la libertad y a la seguridad de su persona”.

4.2 Bien Jurídico protegido


El bien jurídico protegido es la libertad de las personas. Se la protege desde
un doble aspecto: como libre actividad de la persona para decidir lo que quiere
hacer y para lo que ha decidido y como la manifestación de la reserva de una
zona de intimidad de la que el individuo tiene derecho a excluir a toda intromisión
de terceros.

No se trata aquí, de proteger la libertad en sentido metafísico, sino en una de


sus concretas manifestaciones, la libertad personal de decidir y de decidir hacer
o no hacer una cosa, y de desplazarse de un lugar a otro.

La libertad viene a ser una categoría entendida como la capacidad que tiene
todo ser humano para decidir, elegir, vivir y pensar como desee, sin coacciones
de ningún tipo. Asimismo, es la capacidad que tiene un grupo de personas para
organizarse y realizar determinadas actividades en común. La libertad es pura
decisión o elección. Por la libertad se escoge ser, decidimos hacer tal o cual
cosa, más la decisión se pone en marcha con la conducta y tiene que luchar
contra las resistencias.

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El hombre por intermedio de sus potencias psicofísicas pone en marcha su
decisión, la realiza o deja de realizar. No obstante, y a fin de conseguir una
relativa paz social y evitar manifestaciones egoístas del ser humano, surge el
derecho como una forma de limitar y orientar la libertad siempre a conseguir el
bien común.

La libertad es un bien jurídico del que sólo puede disponer su titular. Es pues,
un bien altamente disponible de donde sigue que mediando consentimiento del
titular asoma invencible la causa de atipicidad. La libertad se manifiesta de tan
variadas formas que, el sistema de su tutelaje obliga un muy amplio título con
morfología rica y variada.

CAPÍTULO III
DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

1. Según la doctrina: delitos contra el patrimonio


Cuando se aborda el estudio de los delitos contra el patrimonio en específico,
nos encontramos a menudo con conceptos jurídicos provenientes del Derecho
Civil, Derecho Comercial, así por ejemplo cuando hablamos de bien mueble, bien
inmueble, propiedad, posesión, fraude a personas jurídicas, etc.; en tal sentido,
se ha generado gran polémica respecto a cómo deben ser entendidos dichos
conceptos en el ámbito del Derecho Penal; habiéndose esbozado diferentes
posiciones, dependiendo si se asume que el Derecho Penal maneja sus propias
categorías, independientemente de las demás ramas o disciplinas del derecho,
o si también se asume los mismos criterios desarrollados por las demás ramas
del ordenamiento jurídico; en este caso, el Derecho Civil, Comercial. Estas
posiciones son fundamentalmente las siguientes:

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a) Concepción privatista

Esta posición reconoce al Derecho Penal un carácter exclusivamente


sancionatorio sin idoneidad para recrear o redefinir las categorías y
conceptos jurídicos elaborados por el derecho privado; en tal sentido, los
conceptos contenidos en el Derecho Penal provenientes del Derecho Civil,
comercial deben ser entendidos en su sentido originario, limitándose el
Derecho Penal a asumir su contenido para asegurar la protección de los
bienes jurídicos, sancionando las acciones que los lesionen o pongan en
peligro.

b) Concepción autonomista

Considera que los términos, conceptos o categorías usados por el


Derecho Penal deben ser entendidos o elaborados de modo independiente
al de otras áreas del Derecho.

Respecto a esto, MAGGIORE refiere que no siempre es posible trasladar


los conceptos del derecho civil, comercial a la esfera penal, a veces más
restringida y a veces más amplia1; por ello debe ser el propio derecho penal,
conforme a sus funciones y finalidades, el que debe elaborar sus propios
conceptos y categorías, utilizando la terminología pertinente.

c) Posición mixta

Se considera que el punto de partida debe ser la aceptación de los


conceptos tal como vienen elaborados por el Derecho privado; pues, si el
ordenamiento jurídico constituye un sistema, sus diversas ramas o
disciplinas jurídicas no pueden elaborar conceptos o categorías exclusivistas
generando un conglomerado inorgánico de conceptos.

En tal sentido, en el Derecho Penal deberán asimilarse los términos y


conceptos de otras ramas del Derecho, pero cuando sea necesario se las
adaptará a las necesidades preventivas o político criminales propias del
Derecho Penal, buscando su funcionalidad y rendimiento teórico y práctico
en el ámbito penal.

1
MAGGIORE, Giuseppe: “Derecho Penal-Parte Especial”. Temis, Bogotá, 1972, p. 6.

15
2. Concepto y naturaleza de Patrimonio
Por otra parte, los teóricos del derecho penal han esgrimido diversos
conceptos para definir el patrimonio; ello ha generado diversas teorías siendo las
más caracterizadas las siguientes en mención:

a) Concepción jurídica del patrimonio. Sostiene que debe entenderse por


patrimonio de una persona todos aquellos derechos y obligaciones
reconocidos subjetivamente por el derecho privado o público. Pero resulta
poco plácido determinar qué se entiende por derecho patrimonial
subjetivo.
Por ello, a decir de Mantovani los puntos vulnerables de esta concepción
son dos: a) por defecto, porque al considerar componentes patrimoniales
tan solo a las situaciones jurídicas preconfiguradas, en otras palabras, los
derechos subjetivos perfectos, excluye de la tutela patrimonial a las
situaciones no concretizadas o no completamente concretizadas en
verdaderos y propios derechos subjetivos; b) por exceso, porque al
conceder sic et simpliciter 2 la tutela al derecho subjetivo como tal conduce
a una exagerada subjetivización del valor de la cosa y, por consiguiente,
a considerar componentes del patrimonio a derechos sobre cosas
privadas de un real valor patrimonial; y asimismo por la desmaterialización
del daño patrimonial (delitos sin lesión patrimonial).
b) Concepción económica del patrimonio. Los penalistas que sostienen esta
posición afirman que se entiende por patrimonio de una persona al
conjunto de bienes con valor económico sin importar que estén o no
reconocidos jurídicamente. Es decir, el daño patrimonial se entiende como
una efectiva disminución económica del patrimonio de una persona. La
principal objeción que se hace a esta teoría radica en el hecho que por
medio de ella se aceptaría que el patrimonio de determinada persona esté
conformado también por bienes jurídicos poseídos antijurídicamente.
c) Concepción mixta del patrimonio. Los tratadistas para superar las
deficiencias conceptuales de las posiciones anteriores han conjugado los
factores jurídicos y económicos y, de ese modo, se ha construido la
concepción mixta. Para esta teoría vendrían a constituir el patrimonio de

2
Expresión latina que significa literalmente "simplemente así".

16
una persona todos aquellos bienes con valor económico y reconocidos o
protegidos por el derecho. En tal sentido, se incluyen en el patrimonio de
una persona solo los bienes que son valorados económicamente, pero
siempre que estén en su poder con base en una relación jurídica tutelada
por el derecho. Esta es la teoría actualmente dominante.
d) Concepción personal del patrimonio. Esta teoría aun en elaboración,
tomando como base la concepción mixta, sostiene que el patrimonio de
una persona está constituido por todos los bienes susceptibles de
valorización económica, y reconocidos por el derecho, siempre y cuando
posibiliten el desarrollo de su personalidad. El patrimonio de una persona
es una garantía objetiva para el desarrollo de su personalidad.

Como bien lo tratamos, en lo que respecta al delito contra el patrimonio, cabe


recalcar la importancia, según la doctrina en el derecho penal parte especial.
Esto sin duda alguna que la parte especial trata exclusivamente sobre delitos,
entonces, su importancia es muy amplia e indefinida cuando tratamos este tema
en general.

Según vemos diversas concepciones y doctrinas frente a este delito, lo que


sobresale de ello es el bien jurídico protegido, en este caso es el patrimonio, que
se pretende tutelar con esta clase de conductas delictivas.

Es importante recalcar la diferencia entre propiedad y patrimonio, y por


efecto, nuestro sistema jurídico conceptúa propiedad en el artículo 923 del
Código Civil, pues dice que “es el poder jurídico que permite usar, disfrutar,
disponer y reivindicar un bien. Debe ejercerse en armonía con el interés social y
dentro de los límites de la ley”. En suma, como sostienen los civilistas, la
propiedad es definida como el poder jurídico pleno sobre una cosa.

En cambio como señala Peña Cabrera3, “sostenía que por patrimonio,


entendemos, en sentido general, todo bien que suscite estimación pecuniaria.
Los bienes que conforman el patrimonio pueden ser tanto las cosas como los
objetos inmateriales. Se trata de que entre la persona y un objeto apreciable
pecuniariamente medie una relación con el objeto. A contrario sensu, no existe

3
PEÑA CABRERA, 1993, p. 4.

17
patrimonio, si no media la vinculación entre la persona y la cosa o entre la
persona y el derecho”.

Con lo expuesto hasta aquí queda ya muy en claro que los bienes para ser
objetos de tutela penal deben ser susceptibles de valoración económica. Quedan
fuera de tutela punitiva todos aquellos bienes sin relevancia económica, así para
la persona tenga un valor sentimental e incluso sirvan para el desarrollo normal
de su personalidad. En efectos, “las cosas con exclusivo valor afectivo
(fotografías, imágenes, cabellos del ser amado, hojas de un árbol exótico,
recuerdos de un viaje en el Cusco, cenizas del familiar cremado, etc.) y
desprovistos objetivamente de valoración pecuniaria en el tráfico comercial-
industrial-financiero, carecen de interés para el derecho penal en cuanto objetos
físicos de tutela penal, no integrando el concepto de patrimonio y por lo mismo
no son susceptibles de constituir objeto material de los delitos patrimoniales”4.

Los argumentos que podemos resaltar entonces es que:

Primero, por el hecho de que para entender los delitos patrimoniales previstos
en el Código Penal se adopta como base la concepción mixta respecto del
patrimonio, esto es, se entiende por patrimonio, en sentido genérico, todo bien
susceptible de valoración económica y reconocido por el derecho. Todo bien que
no puede ser valorado económicamente ni reconocido por el derecho, queda
fuera del concepto penal de patrimonio.

Y segundo, al revisar la redacción de las figuras punibles que atentan contra


el patrimonio recogidas en nuestro Código Penal, encontramos el artículo 444,
en el cual se exige que el bien dañado o hurtado debe tener un valor superior a
una remuneración mínima vital para constituir delito, caso contrario, constituirá
faltas contra el patrimonio. Igual criterio lo encontramos en el segundo párrafo
del mismo artículo y en el inciso 1 del artículo 445. En este último, el legislador
hace mención a un bien de escaso valor económico. En conclusión,
legislativamente se exige que el bien tenga valor lucrativo.

4
ROJAS VARGAS, 2000b, p. 73.

18
CAPÍTULO IV
CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD

1. Objetivo de la parte especial


La segunda parte del código penal denominada como pare general se ocupa
de estudiar, interpretar, discutir y analizar cada conducta ilícita recogida en el
tipo penal concreto; encontrándose claramente la voluntad del legislador cuales
son las conductas criminales punibles. Entonces podemos decir que, tal como lo
expresa el argentino Jorge Buompadre, la parte especial se determina cuáles
son las características o elementos peculiares de cada una de las conductas
delictivas, en esta sección se pone siempre de relieve la importancia del bien
jurídico protegido, debido a que según su importancia se determinara el grado
de reprochabilidad y se graduaran la pena que se impondrán al agente.

La clara división entre la parte general y la parte especial no implica un


funcionamiento independiente de la una con respecto a la otra, con reglas o

19
principios no vinculados entre sí. Por el contrario, ambas partes del derecho
penal se hallan n estrecha relación entre sí, hasta el punto en que la parte general
del código penal carecería de todo sentido sin la existencia de una parte especial.
En tanto que esta última constituye el ámbito dentro del cual están llamadas a
tener aplicación y adquirir vida los principios de la parte general.

En la parte especial de un código penal, el legislador describe las formas de


conducta que son socialmente dañosas que se conminan con el gravoso
instrumento de la sanción penal, describiendo típicamente la conducta
socialmente dañosa como un ataque a un bien merecedor de protección legal,
denominado en el léxico penal como bien jurídico. El cual se convierte en el punto
de referencia fundamental para fijar si se determinada conducta se subsume al
tipo penal construido por el legislados y recogido en el código penal como para
valorar la importancia o gravedad de cada delito.

2. Crímenes contra la humanidad

2.1 Definiendo el crimen contra la humanidad


La definición de crimen contra la humanidad o crimen de lesa humanidad
recogida en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional comprende las
conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento
forzoso, tortura, violación, prostitución, forzada, esterilización forzada y
encarcelación o persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos,
raciales, étnicos, de orientación sexual u otros definidos expresamente,
desaparición forzada, secuestro o cualquier acto inhumano que cause graves
sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, siempre
que dichas conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o
sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque.

Estos actos también se denominan crímenes de lesa humanidad. Leso


significa agraviado, lastimado, ofendido: de allí que crimen de lesa humanidad
aluda a un crimen que, por su aberrante naturaleza, ofende, agravia, injuria a la
humanidad en su conjunto.

20
2.2 Las dimensiones del conflicto en Perú
Se ha constatado que el conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980
y 2000 constituyó el episodio de violencia más intenso, más extenso y más
prolongado de toda la historia de la República. Asimismo, que fue un conflicto
que reveló brechas y desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad
peruana. Se estima que la cifra más probable de víctimas fatales de la violencia
es de 69,280 personas. Estas cifras superan el número de pérdidas humanas
sufridas por el Perú en todas las guerras externas y guerras civiles ocurridas en
sus 182 años de vida independiente. Una notoria relación entre situación de
pobreza y exclusión social, y probabilidad de ser víctima de la violencia. En el
departamento andino de Ayacucho se concentra más del 40 por ciento de
muertos y desaparecidos reportados a la CVR. Al sumar a ello las víctimas
consignadas por la Comisión de la Verdad -CVR en los departamentos de Junín,
Huánuco, Huancavelica, Apurímac y San Martín se llega al 85 por ciento de las
víctimas registradas en el reporte de la Comisión de La Verdad (CVR). La
población campesina fue la principal víctima de la violencia. De la totalidad de
víctimas reportadas, el 79 por ciento vivía en zonas rurales y el 56 por ciento se
ocupaba en actividades agropecuarias. Las esterilizaciones forzadas es otro
elemento que se ha podido constatar que fue usado para reducir la raza andina,
bajo diversas modalidades.

Estas cifras contrastan con las del censo de 1993 según el cual el 29 por
ciento de personas vivían en zonas rurales y el 28 por ciento de la PEA nacional
estaba ocupada en el sector agropecuario. Resulta que el 75 por ciento de las
víctimas fatales del conflicto armado interno tenían el quechua u otras lenguas
nativas como idioma materno. Este dato contrasta de manera elocuente con el
hecho de que la población que comparte esa característica constituye solamente
el 16 por ciento de la población peruana de acuerdo con el censo nacional de
1993.

La pérdida de la sensibilidad humana por la población andina, ha sido


evidente, y la fractura social con las lenguas indígenas. Ocurrió un exterminio
contra un grupo étnico en el Perú, esto ha sido evidente, por su característica
social, cultural, lengua y estilo de vida, una brecha profunda que aún se mantiene
abierta.

21
2.3 Bienes jurídicos protegidos
Una indicación de los bienes jurídicos protegidos por la represión del crimen
de lesa humanidad ha sido dada por el Tribunal Internacional para la ex
Yugoslavia en su decisión del caso Endemovic:

“…Los crímenes de lesa humanidad son serios actos de violencia que dañan
a los seres humanos al golpear lo más esencial para ellos: su vida, su libertad,
su bienestar físico, su salud y/o su dignidad. Son actos inhumanos que por su
extensión y gravedad van más allá de los límites de lo tolerable para la
comunidad internacional, la que debe necesariamente exigir su castigo. Pero los
crímenes de lesa humanidad también trascienden al individuo, porque cuando el
individuo es agredido, se ataca y se niega a la humanidad toda. Por eso lo que
caracteriza esencialmente al crimen de lesa humanidad es el concepto de la
humanidad como víctima…”5. La noción de humanidad está configurada o
referida a la necesidad y característica del ser humano de vivir civilizada y
organizadamente en términos políticos e institucionales, sobre la base de bienes
e intereses comunes, todo lo cual constituye un elemento diferenciador del
género humano que es compartido por toda la comunidad internacional.

Sin embargo, cabe destacar que no son los actos de ferocidad o de gran
crueldad lo que distingue a los crímenes de lesa humanidad de los otros delitos
“ordinarios” que se cometen a nivel local. Los elementos distintivos pasan por la
cuota de poder que conllevan al ser cometidos desde “…la participación o
tolerancia del poder político de iure o de facto…”, como señalaba Gil Gil, a partir
de un ataque generalizado o sistemático en el que se vulneran derechos de la
población civil.

Pero estos elementos no han sido suficientes para definir unánimemente y en


forma pacífica en la doctrina cuál es el bien jurídico protegido. Para Gil Gil, como
se ha anotado, el bien jurídico protegido presenta una perspectiva individual en
tanto que transgreden “bienes jurídicos individuales fundamentales”.

A partir de esta noción se puede discutir sobre la transgresión de los derechos


humanos que constituye el delito de lesa humanidad en sí mismo, dado que su

5
TPIY. “The Prosecutor v. Drazen Erdemovic”, sentencia del 29 de noviembre de 1996, parágrafo 28. En:
http://www.un.org/icty/erdemovic/trialc/judgement

22
comisión indica la vulneración, en efecto, de derechos sustanciales que se van
a vulnerar, igualmente, en los otros delitos ordinarios (la vida en el homicidio, la
salud e integridad personal en las lesiones, etc.) y si, por tanto, esta es la
verdadera o sustancial noción del bien jurídico protegido en estos casos. En ese
sentido, se afirma que “…hay serios argumentos que abonan a favor de
establecer una diferencia sustancial entre ambos bienes jurídicos (el bien jurídico
derechos humanos o fundamentales y el bien jurídico individual o colectivo
correlativo), que respondería a la distinta naturaleza jurídica de ambos…”6.

Según García Sánchez, “…La consideración exclusiva de la protección de


bienes jurídicos individuales no justificaría el plus de injusto de estos delitos que
avalan la pena impuesta para ellos. La vulneración masiva de estos bienes
jurídicos individuales se castigaría a través de un concurso real con el que
quedaría, a mi juicio, abordado todo el injusto cometido…”. En este sentido,
señala esta autora que “…el bien jurídico protegido en los delitos de lesa
humanidad… el objeto de protección es la población civil o parte de dicha
población, esto es, un grupo humano con independencia que concurran entre
ellos signos de identidad comunes… Este grupo de delitos constituye el vértice
de una pirámide que tiene en su base los bienes jurídicos individuales y en los
niveles siguientes los intereses de la colectividad y los del Estado…”7

También se sostiene por parte de la doctrina, que la gravedad de estos delitos


se pone de manifiesto en que no sólo se violan los derechos fundamentales de
la persona, sino que, además, se presenta el plus de lo injusto cuando se
desconoce el valor jurídico de la garantía constitucional de protección de tales
derechos cuyo respeto irrestricto constituye un límite al poder del Estado. El bien
jurídico protegido sería así la garantía constitucional en sí misma, la
intangibilidad de los derechos humanos frente al Estado que este debe proteger
y que, por el contrario, va a quebrar haciendo abuso de sus atribuciones. Nos

6
ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, Laura. Los delitos contra los derechos humanos en el nuevo Código Penal
Peruano. En: http://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/anuario/93/zuniga93.pdf . Por ello la autora
postula que debe establecerse un título especial, “donde quedaran reunidas todas las figuras
incriminadoras de las conductas que vulneran derechos fundamentales, cuya denominación hubiera
podido ser ‘Delitos contra los Derechos Humanos’, ‘Delitos contra los derechos fundamentales’ o
‘Delitos contra los Derechos Constitucionales’”
7
GARCÍA SÁNCHEZ, María Beatriz. “Los crímenes contra la humanidad: regulación española ante la
adopción del Estatuto de Roma de 1998”. Páginas 11 y 12.

23
encontramos así ante un bien jurídico institucional, “…un bien jurídico que recoge
un sistema orgánico y complejo de valoraciones, en este caso el sistema
garantizador de la Constitución respecto a la libertad y seguridad, en otros
términos, el sistema de control a las actuaciones de los poderes públicos. Se
trata de un bien jurídico que sirve de protección previa a bienes jurídicos
concretos, sin quedar identificados con ellos…”8.

CONCLUSIONES

PRIMERA.- El Derecho Penal contempla la vida como un fenómeno bio-psico-


social inseparablemente unido y de carácter dinámico. En este
sentido, “por ser un proceso dinámico, no es posible afirmar la
existencia de un punto exacto de cuándo comienza la vida humana”.
Además, su valoración es uniforme e igual, independiente de la
valoración social que se haga de su titular o de la distinción de la
capacidad física o mental. La vida “es el conjunto de funciones
biológicas y psicológicas propias de la persona natural”. No obstante,
la vida no se reduce a una realidad naturalista bio-fisiológica, sino
aquella solo conforma su sustrato natural y complementada con
criterios valorativos como la dignidad humana, considerársela como
“una forma especial de vivir”, es decir, vivir adecuadamente en
condiciones dignas, entender a la persona como un ser único e
irrepetible, dotado de capacidad, de sensibilidad y orientarse
conforme a valores.

SEGUNDA.-

8
BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “El delito de práctica ilegal de detención por parte del funcionario público”.
En: Cuadernos de Política Criminal. Nº. 20. Madrid, 1983, p. 347.

24
TERCERA.- El capítulo III data exclusivamente el delito contra el patrimonio, esto
es de suma importancia puesto que es objeto de protección, en fin,
el Derecho Penal. Parte Especial, tiene una gran importancia frente
a la sociedad, puesto que norman y esta expresado los delitos, y
frente a esto el fin único de ello es el dar a conocer que el patrimonio
de una persona está bajo cuidado y es de interés para el Estado y
exclusivamente para la Justicia, esto quiere decir que el patrimonio
que poseemos cada uno de nosotros, es un derecho que no debe de
ser vulnerado.

CUARTA.- Los conflictos sociales en el país han generado un número tan


elevado de víctimas fatales, más allá de lo tolerable, además de
heridos, lesionados y mutilados, a manos de los agentes del Estado.

Es posible sostener que los elementos que configuran los crímenes


contra la humanidad, pueden presentarse en hechos o actos que
transcurran en cualquier contexto y circunstancia ajena a los
conflictos armados, como pueden ser las manifestaciones públicas o
las protestas sociales. El crimen contra la humanidad puede
cometerse en tiempos de guerra o en tiempos de paz.

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BIBLIOGRAFÍA

 REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Manual de Derecho Penal. Parte


Especial. Instituto Pacífico S.A.C. 824 páginas. 7000 ejemplares. Lima.
2015.
 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Derecho Penal. Parte Especial
Tomo I. Juristas Editores E.I.R.L. 1256 Páginas. 1000 ejemplares. Lima.
2012.
 SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial. Editorial
Iustitia S.A.C. 1363 páginas. 1000 ejemplares. Lima. 2015.
 LEGIS. Régimen Penal Peruano. Legis Perú S.A. 878 páginas. 1000
ejemplares. Lima. 2008.

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LINKOGRAFÍA

 https://rodas5.us.es/file/80f8e04c-d7b1-1933-c8f4-
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 https://es.scribd.com/document/310811578/DERECHO-PENAL-PARTE-
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 https://www.monografias.com/trabajos30/delitos-contra-libertad/delitos-
contra-libertad.shtml

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