Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
CAPITULO I: EL HOMICIDIO POR EMOCION VIOLENTA
1. ANTECEDENTES:
En los siglos XVIII y XIX cada individuo tomaba la justicia por mano propia ya que
entonces el poder coercitivo del Estado no tenía ningún valor para obrar en
defensa de los intereses lesionados. Al aplicarse así la justicia penal, se producían
numerosos y graves excesos; llegando a establecerse la Ley del Talión como una
medida moderadora, en virtud de la cual no podía ocasionársele al ofensor un mal
mayor al que éste había inferido al agraviado. Eso equivalía a que entre el daño
sufrido y el causado, producto de la venganza privada, debía existir una
proporcionalidad. Poco después nació la compensación, mediante la cual se
autorizaba que ofendido y ofensor nombraran representantes que moderaran los
reclamos recíprocos y acordaran la modalidad del castigo.
- La excusa absolutoria.
- La aplicación de las penas comunes al homicidio y las lesiones.
2
del derecho de vida y muerte sobre los integrantes de su familia. Posteriormente,
cuando se generalizó el matrimonio libre, esta facultad pasó al marido ofendido. La
Lex Julia de Adulterios, que es una de las leyes más trascendentales del derecho
penal romano, convirtió dicho delito en público: es decir, el delito podía ser
castigado con la relegación de los culpables, con la confiscación de sus bienes y
la infamia.
Las Siete Partidas de Alfonso X, una de las grandes obras del medioevo por lo
que respecta al derecho positivo codificado, definieron el delito de adulterio y le
reconocieron el carácter de privado; toda vez que el derecho de acción para
perseguir dicho acto se concedió al cónyuge inocente, en su defecto al padre de
éste, a los hermanos y a los tíos. El derecho español estuvo fuertemente
influenciado por los principios morales de la Iglesia. En una sociedad patriarcal
como la española, los comportamientos sexuales de las personas, sobretodo de
las mujeres, fueron rigurosamente normados. La idea del honor desempeñó un
papel preponderante. En materia de sexualidad, la virginidad, el recato, la lealtad
constituían fundamentos de la honra del hombre y de la familia. Por esta razón, la
virtud sexual de las mujeres era celosamente controlada. Además, las mujeres
eran consideradas moral y mentalmente inferiores a los hombres, en razón a su
“tendencia al mal y debilidad ante las tentaciones” lo que justificaba que estuvieran
bajo la tutela masculina.
3
1.3. EN EL DERECHO PERUANO:
De tal manera que al marido que mataba a “su” mujer adúltera, se le imponía una
pena menor que en el simple homicidio, la de trabajo forzado hasta por un año. En
la Colonia el sistema penal tenía las mismas características de las leyes
españolas: Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias y Las Ordenanzas de
Ballesteros. Si bien en estas leyes no se contemplaba específicamente el
uxoricidio por adulterio, implícitamente consagraban el derecho de matar.
Se sustenta, incluso entre los tratadistas y jueces, en el justo dolor producido por
el adulterio que perturba la razón y enerva tanto la voluntad que origina el hecho
delictuoso8 . En el Código Penal de 1924, si bien la figura atenuada del
conyugicidio desaparece, subsiste como circunstancia atenuante del homicidio del
cónyuge el hecho de que éste se produzca bajo el imperio de una emoción
violenta que las circunstancias hicieren excusables.
4
2. DERECHO COMPARADO:
2.1.
5
CAPITULO II: PROBLEMÁTICA DEL HOMICIDIO POR EMOCIÓN VIOLENTA
EN EL PERU:
En este caso, el que mata lo hace porque se encuentra bajo el imperio de una
emoción violenta que las circunstancias hacen excusable. Tiene una pena
privativa de libertad, no menor de tres ni mayor de cinco años. Existe una
agravante que se da cuando concurre el parricidio, teniendo entonces pena
privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de 10 años. ·
Nuestro Código también regula que existe una agravante cuando son varias
las víctimas del mismo hecho o cuando el delito es resultado de la
inobservancia de reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria; en
este caso, la pena privativa de libertad será no menor de dos años ni mayor de
seis años e inhabilitación para el ejercicio de la profesión.
6
La “emoción violenta” es una excusa, la cual se argumenta mediante la
ocurrencia temporal de un hecho psíquico y de orden afectivo que trastorna
momentáneamente el equilibrio psicofísico de un individuo.
Fragoso (1987) establece: “ la doctrina penal define la emoción como el
estado efectivo que produce momentánea y violenta perturbación de la
personalidad del individuo”. (p.55)
Según esta noción, la consecuencia principal es el relajamiento de los límites
sociales internalizados por las personas durante su vida; por lo mismo, el
principio y valor ético universal que reconoce la prohibición a matar se ve
ofuscado por el trastorno en la estructura psíquica del individuo. De esta
manera se argumenta y excusa un comportamiento destructivo.
7
de una reaccion inmediata o diferida. En efecto, si toda regla tiene su
excepción, se debe exigir una regla en el sentido de la coincidencia
temporal entre la emoción violenta y la la ejecución del acto de
matar, y una excepción con discrecionalidad, para calificar la
temporalidada en cada caso concreto.(p.259)
Para calificar la temporalidad de cada caso concreto , Levene citado por Villa
Stin (1997) ejemplifica:
Sin duda, un análisis detenido del criterio del tiempo hace que se torne de
vital importancia la discrecionalidad del juez para detrminar la temporalidada
necesaria que comparte la atenuación de la aplicación. En ese sentido es
Bramont citado por Tsayco (2011), afirma:
El conocimiento previo de la situación por parte del autor del homicidio emocional,
tal como lo establece Tasayco (2011):
En ese sentido, la emoción tiene que ser sorpresiva e inesperada para el que
sufre la agresión. El agente debe terne la mente en blanco, siendo que como la
consecuencia del estimulo povocado por la victima va a generarse un estado de
emoción violenta. En definitiva, si la reacción es endógena se mata, si es exógena
mata a la victima, produciendo asi un homicidio emocional.
9
1.2. AUTONOMÍA:
10
importancia del facor sorpresa en la emoción, asumiendo, como es de colegiarse,
que solo las circunstancias conocidas de manera inesperada e imprevista tienen
efectos atenuatorios. Se decartaría, a contrario sensu, aquellos supuestos en que
el elemento sorpresa, o lo espontáneo de la impresión, está ausente.
Tendríamos, así, que negar el privilegio del articulo 109° al marido que sospecha
sobre la infidelidad de su mujer y realiza todas las averiguaciones y seguimientos
hasta encontrarla in fraganti, para luego darle muerte (ut supra). En realidad la
violencia en la impresión o el factor sorpresa no puede tener un valor excesivo en
la fijación de la atenuante. Basta contemplar que la idea de impresión súbita e
inesperada está inmersa en el concepto mismo de la emoción para percatarse que
poco o nada se aporta en la comprensión del privilegio legal bajo examen.
11
A ello debe agregarse que no siempre las impresiones súbitas o inesperadas van
a desencadenar una respuesta agresiva capas de mover al sujeto a la perpetraiín
de un homicidio, pues resulta común que teniendo una emoción súbita el agente
no incurra en alguna respuesta violenta y, por tanto, no cometa delito algún.
El homicidio por emoción violenta posee una existencia controversial en los delitos
contra la vida. Se discute sobre la conveniencia de mantener o no el delito de
parricidio, asi como la de reducir el numero de circunstancias del asesinato, pero
este debate quizás deba ceder a la disertación si es o no adecuado a una correcta
técnica legislativa mantener el delito de homicidio por emoción violenta o si es
conveniente sostener su desaparición de la parte especial, remitiendo la solución a
los principios comunes del Derecho penal contenidos en la parte general. Se
alzan, por un lado, posturas abolicionistas y por el otro, criterios a favor de la
conservación del artículo 109°. Cualquier tesis que se acoja no está libre de
críticas y observaciones, de allí que sea necesario el estudio de una y otra
postura.
12
En apoyo del criterio abolicionista del homicidio por emoción violenta concurren
diversos argumentos. El primero de ellos repara en que las circunstancias
escusantes nos son más que una reminiscencia de ideas éticas y sociales, hoy
superadas, y que se hallan en franco anbandono. Basta echar una ojeada a la
práctica para contemplar que este precepto es utilizado por los maridos
desesperados, por los concubinos iracundos o por los padres afectados de
celotipia enfermiza. Estas cuestiones tornan ilogica desde la perspectiva jurídica la
conservación de una definición legal de este cuño.
El homicidio por emoción violenta aparece como un supuesto legal que brinda
albergue a todo aquel que mata movido por emociones innobles y cuyo pretexto
suelen ser las circunstancia. La definición legal obraría como un escudo de
protección para los temperamentos iracundos y las personalidades impulsivas.
Un segundo criterio, que abona a favor de esta tesis, considera que el homicidio
por emoción violenta es un caso reprobable en el que el Derecho cede el
monopolio del poder estatal a un individuo, beneficiándolo con una causa de
atenuación. Por la fórmula del artículo 109° se daría legitimidad legal a las
hipótesis de venganza privada o se permitiría, con aprobación jurídico- penal, que
un hombre aprovechando las circunstancias del caso dé rienda suelta a sus más
bajas pasiones y sentimientos innobles. Este proceder legislativo reflejaría una
renuncia expresa a las bases garantistas del Derecho penal.
Finalmente, como ultima y mejor crítica a la redacción del homicidio por emoción
violenta, tenemos que su regulación bien puede ser asumida por los principios de
la parte general, evitando así una prática casuística perniciosa, detestable en el
Derecho Penal contemporáneo. Según esta posición la regulación independiente
de la emoción violenta resulta innecesaria en la parte especia, dado que puede
incorporarse en las categorías penales de la parte general.
La fórmula descrita no hace sino repetir una idea presente en la descripción de los
principios comunes. La emoción violenta sería solo una especie de las causas de
inimputabilidad relativa en la modalidad de una alteración de la conciencia.
13
3.1.2. TESIS A FAVOR DE LA CONSERVACIÓN DEL HOMICIDIO POR
EMOCIÓN VIOLENTA:
14
No es suficiencite poseer una buena técnica legislativa, crítica común a la emoción
violenta, si falta el reconocimiento a la realidad vital de la persona.
Existen diferencias entre ambos conceptos, tal como lo establece Zevallos (1997):
Aquí en el Perú, los homicidios por emoción violenta son muy raros, pues los que
se presentan como si lo fueran, resultan .homicidios pasionales. Estos últimos
tienen como característica que son ocasionados por el amor y tenemos como
ejemplo el uxorlcldio que es el más típico de los homicidios pasionales.
15
una mayor peligrosidad criminal de aquellos delincuentes y apsionales, los cuales
poseen un carácter intemperante, turbulento y hondamente irascible.
Para establecer esta relaciones preciso hacernos esta pregunta: ¿Un estado
pasional puede devenir en una situacion violenta? Para dar respuesta a esta
pregunta tenemos a Tasayco (2011) quien establece:
16
Otro sector doctrinal, mucho más numeroso, establece la inexistencia de
impedimentos para aceptar tanto a la emocion como al apasión. Se apunta que
,más importante que la discusión acerca de si la fuerza subjetiva que afectó al
homicidio era tecnicamente una emoción o una pasión, importa detenerse en si
la afección psicológica debilitó la inteligencia y la capacidad motivacional del
agente. Así, los terminos de la discusión deberían modificarse. Ya no decide ni
la denominación, ni la sustancia del estado psíquico, ni su forma o
temporalidad sino la fuerza debilitadora de los frenos inhibitorios.
Y es que Aristóteles (citado por Jimenez, 1959) afirma que: “La pasión pueda
llevar al hombre a cometer un crimen, pues entiende a ésta como una grande
y terrible desgracia, al estar referida a las cualidades malas, que se aplica
sobre todo a las tendencias deplorables y perjudiciales” (pp. 21-22).
17
Por otro lado, Se conoce que son múltiples las pasiones del alma pero de estas
principalmente hemos de abordar la del amor, y del odio por ser su antagónico
o contrario, Así hacemos referencia a las pasiones de conservación (amor), de
defensa (odio, temor, celos) teniendo en cuenta que estas se desatan de
acuerdo a las condiciones de vida, la influencia étnica, atávicas, naturales,
sociales, políticas, religiosas.
Soler (citado por Peña, 2009) , escribe que todo intento por definir pasiones o
emociones como excusables o inexcusables en sí mismas y a priori, debe
necesariamente frustrarse, porque el mismo tipo de pasión o de emoción puede
18
presentarse en circunstancias excusables o inexcusables (p.127). En todo caso,
lo que debe verificar el juzgador, al momento de realizar la acción homicida se
encontraba apoderado por el imperio de la "emoción violenta"; la pasión no ha
de eliminar la emoción, es que acaso un hombre apasionado no puede
emocionarse bajo ciertas circunstancias, y tales efecto, la pasión ser sustituida
por la ira, y así dar muerte a su víctima. Esto significa que la ley no excusa al
simplemente emocionado, sino al que es llevado a ese estado por
circunstancias que lo hagan excusable.
Esta idea es corroborada por Jimeneo (2004) quien sostiene que los crímenes
pasionales han existido a lo largo de la historia de la humanidad, disculpando
su gravedad, bajo la concepción de que el acto violento se comete por “amor.
Ya que concurre entre parejas con vínculos amorosos, donde la presencia del
término pasional desata a raíz de determinadas circunstancias a “la violenta”,
la cual se manifiesta muchas veces con la muerte de uno de ellos. (pp. 23-24).
19
Y es que Aristóteles (citado por Jimenez, 1959) afirma que la pasión pueda
llevar al hombre a cometer un crimen, pues entiende a ésta como una grande y
terrible desgracia, al estar referida a las cualidades malas, que se aplica sobre
todo a las tendencias deplorables y perjudiciales. (p. 21)
Según esta última cita, podemos darnos cuenta que para este reconocido
filósofo la pasión puede ser el detonante de cualidades virtuosas y buenas en
un ser humano pero a la vez también puede desatar actitudes malas y
reprochables tanto moral como jurídicamente. Y es justo en base de este lado
negativo de la pasión, por así nombrarlo, que se ejecutan generalmente los
crímenes pasionales.
20
Se olvida, inexplicablemente, que la identidad o diferencia de dos fenómenos
no deben conducir a las consecuencias de los mismo, que en este caso es la
diosminución de la capacidad de culpabilidad, sino a su esencia. Como los
juristas y el Derecho no pueden confundir las manifestaciones psíquicas que la
psicología esclarece, se debe colegir que el Derecho Penal no puede llamar a
la emoción pasión, ni a la pasión emoción.
21
el empleo de aquel término en una norma jurídcia ha de entenderse en la
acepcion técnica o científica y como tal debe interpretarse.
22
CONCLUSIONES
23
naturaleza de los hechos que pueden constituir la causa del estado
emocional, no circunscribiéndose a causas éticas u honorables.
7. Para que se configure el delito de homicidio por emoción violenta es
necesario que en el estado emocional en que se encuentra el autor, este no
puede emplear medios complicados ni puede realizar hechos que
demuestren una reflexión previa.
8. La diferencia entre emoción y pasión es que la emoción es un estado
afectivo que produce una imprevista y violenta perturbación del ánimo,
como la ira, el pánico, el miedo, la ansiedad, el espanto, la sorpresa, el
placer erótico, el pudor, la vergüenza. Mientras que la pasión es una
emoción permanente y más intensa que se traduce en una crisis
psicológica profunda y duradera, afectando la integridad del espíritu y del
cuerpo, como el amor, la venganza, el odio y los celos.
9. Consideramos que los crímenes pasionales han existido a lo largo de la
historia de la humanidad, que ha venido siendo disculpanda su gravedad,
bajo la concepción de que el acto violento se ha cometido por amor,la cual
se manifiesta muchas veces con la muerte de uno de ellos.
10. La emoción violenta puede presentarse en circunstancias excusables o
inexcusables, por lo que es la labor del juzgador el cual debe de verificarlo
si el sujeto al momento de realizar la acción homicida se encontraba
apoderado por el imperio de la "emoción violenta", la pasión no ha de
eliminar la emoción, es que acaso un hombre apasionado no puede
emocionarse bajo ciertas circunstancias, y tales efecto, la pasión ser
sustituida por la ira, y así dar muerte a su víctima.
24