Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Badiou Alain Teatro y Filosofia PDF
Badiou Alain Teatro y Filosofia PDF
í
fí
pueblo com o voluntad general. El teatro corrom pe la presenta tam ente, el filósofo norteam ericano Stanley Cavell conduce su
ción por la representación. C apta al público po r el sesgo de la crítica de las filosofías del conocim iento hasta los parajes de la
oscuridad intransm isible, hasta inconfesable, de sus deseos. Se le tragedia de Shakespeare y m uestra que el tem a verdadero de
opondrá la fiesta cívica, que es presentación inocente del pueblo Otelo es el escepticismo. Pero se trata del texto, del poem a trági
a sí mismo, concentración que se basta a sí m ism a y no m uestra co, y se elude la representación. Lo cierto es que el teatro como
más que la inm anencia del querer. teatro es irreductible al texto, incluso si lo supone.
Tal vez el ejemplo más singular sea el de Nietzsche. Se espera ¿Qué son, por lo demás, los textos m odernos sobre el teatro?
ría de este feroz antiplatónico una revisión del veredicto en lo to Son textos de hom bres de teatro, textos de circunstancia, notas,
cante al teatro. Pero es todo lo contrario: el odio a la teatralidad artículos, expresiones aleatorias. Textos cautivos de la urgencia,
está en el corazón de la estética de Nietzsche. Desde El origen de de la repetición, de la didáctica. Textos que acompañan inm edia
la tragedia, después de haber m ostrado que la m úsica (y no el tam ente al teatro. Lo mismo sucede con los escritos, que a m enu
teatro) constituye la esencia dionisíaca del arte griego, Nietzsche do no son ni siquiera escritos, sino más bien retranscriptos, de
denuncia en Eurípides la corrupción socrática y teatral del gran Stanislavski, de M eyerhold, de Jouvet, de Brecht, de Vitez, de
arte. En las diatribas term inales contra W agner, la acusación ca Strehler... H asta Frangois Regnault, a quien no sabríam os darle
pital es que este últim o prostituyó la m úsica en favor del efecto lecciones en m ateria de filosofía, escribe sobre el teatro en los
teatral. El teatro es falso pensam iento, sim ulacro plebeyo. Susti bastidores de los teatros.
tuye la voluntad pensante por una prom esa vaga que sólo sostie E incluso allí... Strehler no vacila en declarar que el actor no
ne un sentido histérico de la escena. El teatro , pensam iento de es un artista, que él mismo, director, no es un artista, que el úni
antes del pensam iento, es una demagogia espiritual que se opone co artista es el autor, el poeta, y que de lo que se trata es de ser
a la potencia de la vida. Es el arte nihilista po r excelencia. El arte virlo. Pero si el teatro no está más que al servicio del poem a no
directo, el arte que afirm a la vida y “ da un nuevo nom bre a la es un arte de pleno ejercicio.
tie rra ” es la danza. Z a ratu stra tiene “pies de danzarín em peder T odo parece así abogar por una desunión esencial entre la fi
n id o ” pero odia el teatro. Digamos que el teatro es lo opuesto a losofía y el teatro, e incluso po r una suerte de inconsistencia ar
la danza, es la danza arruinada. tística del teatro.
N otem os po r otra parte que, si la filosofía propone num ero Y sin em bargo, los cruces entre teatro y filosofía son m ani
sas clasificaciones de las bellas artes, es bastante raro que el tea fiestos, y tan originarios como la patente desunión entre ellos. La
tro sea expresam ente en ella objeto de m editación, m ucho más teatralidad dialógica de Platón es indiscutible, y no es por nada
raro que su posición en la jerarquía sea súperem inente. T anto que, periódicam ente, se m onta en espectáculo El Banquete o Al-
para Hegel com o para Deleuze, la arquitectura es dom inante. La cibíades. Por más que vocifere contra el teatro, Nietzsche enrai
música lo es para Schopenhauer, el poem a, para Heidegger, la zó precisamente su pensam iento en la m editación del pensam ien
pintura, para M erleau-Ponty. El teatro com o tal (quiero decir: la to de Esquilo. Karl M oor, el héroe de la obra de Schiller Los
representación teatral) es el pariente pobre, cuando no el exclui bandidos es para Hegel nada menos que una de las grandes figu
do, el desterrado, el grosero personaje de esta asam blea de las ras del devenir absoluto de la conciencia de sí. Rousseau no
M usas.
quiere teatro en Ginebra pero escribe una opereta, El adivino del
H ay im portantes em presas de filósofos contem poráneos en lo pueblo, y trabaja para que tenga éxito. A la filosofía clásica le
que concierne a la poesía (P. Lacou-Labarthe, J.-L. N ancy), a la gusta presentarse en form a de diálogos, com o el padre Male-
pintura (Lyotard), al cine (Deleuze)... N ad a sobre el teatro. Cier branche, que se hace replicar él mismo -b a jo los hábitos de “fi-
11 § Alain Badiou T eatro y Filosofía 119
tosofo cristiano - po r un im probable “filósofo ch in o ” . Los ro- temible eficacia subjetiva perm anezca al servicio de las verdades.
anticos siguen a los clasicos: Schelling escribe tam bién algunas Tratándose en particular del teatro, se le pedirá que sea la fábula
escenas filosofantes, lo cual le perm ite hacer hablar a una mujer heroica de la Idea. Se perseguirá su am bigüedad. Ese requisito es
muy sensible en los análisis concretos, ya se trate del de los poe
( no, ¿donde esta, en la filosofía, la sexuación del discurso?)
tas trágicos o cóm icos p o r Platón, del de M oliere o de Racine
a ?En ?las laentrevistas
form a “ otérica por R ousseau, o del de W agner por Nietzsche. En todos los ca
SU te o ría d e la libertad. didácticas de Brecht el
sos, se activa una censura de la am bigüedad. El héroe de las fá
anim ador se llama el “filósofo” . Por lo dem ás, el objet vo má
constante de Brecht era el de fundar una “sociedad de os a m L bulas es com prendido en su exposición espectacular, litigiosa. Se
de la dialéctica”. H ov en día Pc «. , los amigos exige que Alcestes, posible héroe de la verdad intransigente, no
viten a filó s o fa Y • ’ recuente Que algunos teatros in- sea burlado com o lo es virtualm ente por la escena, que no se le
ten filósofos. Yo mismo voy, y escribo obras de teatro y me
esfuerzo por pensar la extraña sorpresa del juego tom e el pelo a Sócrates, que no se hagan pasar po r héroes a los
benditos cristianos del tipo de Parsifal, etcétera. La filosofía ins
Hay que creer entonces que el vínculo entre teatro y filosofía
truye una didáctica teatral por crítica y rectificación de los equí
« tenso, p ^ d é jic o , probablemente tan decisivo c o m o C r o
vocos y de las im posturas.
•i través í " T I - r T 1137 q “ e Part¡r de las “ Kgorías
, “ , f,losof,a aPrehende el arte en general y el Clásica: su tesis es que la verdad es exterior al arte, cierta
teatro en particular. “Filosofía” será tom ado aquí como aquello
m ente, pero que esa exterioridad es inocente. En efecto, para el
d T „ ,“ a?aP" rd 'a d " 31’ S“ " 0m bre SÍnSU‘a r' es “ clásico - y en este sentido el clasicismo com ienza con A ristóte
les-, el arte teatral no aspira en m odo alguno a la verdad, y no es
Creo que se pueden entonces discernir tres figuras canónicas
por lo tanto sim ulacro o im postura. Su función no es cognitiva,
la t m S r 51011 fíl0S° fante ^ arte:1 13 I» ^ es práctica: el teatro capta al sujeto en una operación de identifi
cación y de transferencia por la cual él proyecta y depone sus p a
siones. El arte teatral es una terapéutica, no una propedéutica.
te m Í e t f 1"3 ' SU “ qU£ k V6rdad es SiemPre e x * rio r al a r En la m edida en que hay im itación, es solam ente con el fin de
te, que el registro del arte es el de la apariencia. Se sospecha en-
poner en conexión la transferencia. Esta im itación no tiene la es
simiüacrcT tru ctura de una verdad sim ulada: está bajo la regla de una cate
sim ulacro. Y
Y T
es ttanto
T mas
^ sospechoso
^ u ™ VCrdad
cuanto ¡°que
qUCsuCSpotencia
SÓ1° un
goría totalm ente diferente, propiam ente im aginaria, que es la de
se“ l b l ealejan
\l I1' 3?largos
011 m ymedÍata lo verosímil. N o hay entonces nada que tem er del teatro , dado
sensible de los penososd desvíos
d 6SpírÍtU P° r Su recurso
requeridos para la
que no rivaliza de ningún m odo con la filosofía (que es búsque
da de la verdad), sino que la acom paña por efectos benéficos de
pZa r tir
‘Sde
de aall,
lH la 7de dadf
v ig ilara T d a d ’’'con
el arte, U elf"fin
" dÓ” * laal« menos su
de que «
apaciguam iento de las oscuridades y tensiones interiores.
Así, el teatro com o verdad es un nudo especial de ia eterni tirpados desde el origen. Precisamente, en ese “te a tro ” no se da
dad, de la singularidad y de lo universal, del tripe sesgo de las fi jamás esa noche preciosa en la que encuentro una verdad-teatro
guras poéticas que él encarna, de la unicidad fugitiva de la actua eterna, singular y universal. H ay una noche anónim a y de char
ción y de la universalidad del público. latanería, en la que no advino para nadie nada más que el hundi
Pero precisam ente, se dirá que el teatro hace verdad de las di miento en sus opiniones más bajas. El segundo rasgo es.la extre
ferentes form as posibles de la relación colectiva con las verdades. ma dificultad de la crítica del teatro. ¿Por qué? Porque la crítica
O que dispone las figuras del sujeto contem poráneo que es presa nos da los ingredientes del teatro, hace la suma de sus m aterias
de las verdades de su tiem po. (el decorado, el texto, los actores, las ideas de puesta en esce
De las verdades, y no de las opiniones. Esa es toda la fuerza na...), pero no llega en general a transm itirnos lo que ocurrió. Y
del verdadero teatro. El falso teatro, al que yo llam o el “te a tro ”, es eso solo lo que im porta. Ya que una representación, cuya
no encuentra en m odo alguno la eternidad, puesto que recurre a esencia es la com posición de un tiem po de encuentro, no es re-
las opiniones vulgares; no tiene ninguna universalidad, puesto ductible a sus ingredientes canónicos. De hecho, la crítica (¿pero
que ap u n ta a un público preform ado por sus opiniones, m uy a podría hacer otra cosa?) funciona como m ediadora entre la ver-
m enudo de un carácter reaccionario repulsivo. El verdadero tea dad-teatro (del orden del acontecim iento, experim ental, cuasipo-
tro, el T eatro, aquel del que M allarm é declara que es un “ arte lítica, am plificante) y la opinión supuesta del lector. Se trata de
su p erio r” , es encuentro m aquinado en un tiem po inédito y sin seducir (o de reducir) esa opinión por interm edio de categorías
gular, encuentro universal por derecho, con las figuras eternas de bien localizables (obra válida, bien actuada, buenos trajes, em o
la subjetivación de lo verdadero. cionante...). D esgraciadam ente, entre verdad y opinión no hay,
Así el teatro es un arte verdadero, porque no es jam ás (salvo no puede haber, una m ediación aceptable, ya que toda verdad es
en sus form as degeneradas, o sea m ayoritarias) un fenóm eno de un agujero en la opinión, una catástrofe del opinar. Sería necesa
opinión. Eso se ve en dos rasgos característicos. El prim ero es la rio que el crítico supusiera en el lector, no la opinión, sino el
irreductibilidad del teatro a toda form a de teleingeniería.* El ver pensam iento, y se hiciera testigo de un acontecim iento artístico
dadero teatro es televisualmente invisible. Una obra televisada es que convocara una emoción singular de ese pensam iento. T raba
un reportaje aproxim ativo sobre una representación, y nunca la jo casi imposible, convengo en ello. Casi tan difícil, en todo caso,
transm isión de la representación m isma. El teatro se ausenta, no como convencer a un lector de la im portancia intrínseca de la
tenem os m ás que vagas y oscuras inform aciones sobre lo que demostración de un problem a de m atemática.
ocurrió. Solamente franquea la pantalla (“A u théátre ce soir”**) Todo eso significa negativam ente que el teatro, en la singula
el teatro de opinión, al que toda verdad y todo arte le fueron ex- ridad de una noche, opera en verdad. La filosofía puede entonces
instruirse con él de lo que es una ruptura precaria, experimental,
efímera, con el régim en de la opinión. De lo que es un instante
‘ “Teleingeniería” en el sentido de “dispositivo televisivo” [n. de t.]. _ escénico de eternidad.
“En el teatro esta noche”, emisión de la televisión francesa. Los adjetivos Digamos que, filosóficamente aprehendido, el teatro es la vi
demostrativos “este” y “ese” adoptan en francés la misma forma (“ce”, como en da que desaparece de una contem poraneidad colectiva de las ver
“ce soir”, dado que “soir” es un sustantivo masculino), así como sus correspon
dades. Lo plural de la actuación, su composición compleja, figu
dientes femeninos, “esta” y “esa”, adoptan la forma “cette", por lo cual deben tra
ducirse al español en una u otra forma, según el contexto. Eso permite comprender, ran ese contem poráneo heteróclito.
en la frase siguiente, el subrayado de “esa noche” (“ce soir"), que en el original ¿Cuáles son entonces, para todos nosotros, las dificultades
francés juega con “Au théátre ce soir” (“En el teatro esta noche”) [n. de t.]. del teatro y del vínculo renovado entre teatro y filosofía?
126 A lain B adiou
a prim era dificultad es que nuestro tiem po exalta la opi Teatro y Filosofía 127
nión, la sondea, la acaricia: tiene ese culto. N uestro tiem po tie
ne com o valor suprem o, no las verdades, sino la “liberfad de hum anidad al exceso sobre sí m ism a, un teatro que contradiga la
opinión , lo que la m ayoría de las veces quiere decir: la “liber- avaricia existencial, un teatro de la inseguridad.
de ° P m ar en s« ie . A hora bien, el teatro debe crear sitúa La cuarta dificultad es que nuestro tiem po es poco propicio
para la escritura de textos de teatro . Un texto de teatro , com o
tr a c Z l d e T " T ^ " " f " 0 tÍCmp° se evalúe haciendo sus dije, es abierto, virtual. Debe soportar una infinidad de interpre
tracción de las opiniones. Situaciones en las que se m uestren
taciones, exponer la eternidad de sus figuras a innum erables ins
teatro ¡ó¡0 ^ rf aC1° neS COn - a l m en o s- algunas verdades. El’
teatro s o l o p u e d e s e r e s e lugar rebelde al culto de la opinión del tantes, a com posiciones tem porales m uy diversas. Por eso los
que se diga en t o d a s p a r t e s q u e n o es “dem ocrático” Deseamos grandes textos de teatro son tan excepcionales y, al mismo tiem
entonces u n t e a t r o p a r a e l pensam iento de todos, contra laT p i po, tan universales. Se puede representar M oliere en Bagdad, en
Bombay, en O uagadougou. Un tex to que soporta su exposición
dT m oÍM co05 * 60 CSte Sentld° ’ COm° * * ^ e lite ^ I o a encuentros tan m ultiform es debe estar dotado de una potente
La segunda dificultad es que a nuestro tiempo le im porta muv simplicidad. H ay en el texto de teatro, com binados con una poé
POCO la e t e r n i d a d . Está d e l lado del cálculo y d d i n s t a n t e La se tica original e intensa, algo de típico, una fuerza de estilización
m ana p r o x i m a e s t a p a r a é l fuera del alcance del sentido Pero el que es el colmo de la virtuosidad, una proxim idad genial a la h u
t e a t r o m u e s t r a q u e t o d a medida real del tiempo com prom ete una m anidad genérica. El teatro , y splo él, enriquece a la hum anidad
con ejemplares intem porales de su destino general: el D on Juan,
d e s te n te 1 mre” P0raL Exhlbe la ^ j u n c i ó n m áxim a, la el Avaro, Fausto, el T artufo, Edipo, N erón, T riboulet, Calibán.
y a e te r n id a d . Construye su tiem po, m ientras que
n o s o t r o s s o p o r t a m o s e l tiem po banal. El teatro nos indica que Y asimismo con situaciones sin data: lo indecidible (H am let), el
p a r a s a b e r q u i e n e s s o m o s , dónde nos situam os y qué vale nues- asesinato del padre (Orestes), la declaración de am or (M ari-
vaux), el clivaje del sujeto (Pirandello), la decisión (Brecht), la
yy le T e Xee,
üerem ° Vy Galil 3 HamlCt’ Antíg° na’ S° lneSS d const™ctor,
C a l d e o , q u e no existen intem poralm ente sino en el partida de una m ujer (Casa de M uñecas), los nudos del odio
(Racine), la fecundidad de lo prohibido (Claudel), las razones del
í 3 i 3 r 7 “ í y s,n8ukr del ~ un Estado (Schiller), el m ilagro (Polyeucte)... Sí, el genio teatral está
teatro de r T ” 6 & Üempo co rn en te, un teatro inoportuno, un
t e a t r o d e c o n t r a t i e m p o y de contracorriente. en el despeje de todo rasgo dem asiado particular, en el recurso
genérico de lo simple, que es tam bién lo m ás difícil que se puede
es u n ^ t r o o d lflCUl? d 65,qUefnuestro tiemP ° tiene poco coraje, inventar. Pero nuestro tiem po no deja de pavonearse de su
es un tiem po de miedo y de refugio. ¿Por qué? Porque el coraje
es siempre el de una posibilidad que se inventa y que se defiende “com plejidad” . Está apresado ciegamente en su m aquinaria, que
él considera sutil, m ientras que sólo es m ecánica. La “com pleji
l r r „ r r ° tiene pocas posM,dad“ “ d ad ” del m undo contem poráneo es más bien la exterioridad del
. a siendo QUC es’ se contenta con perseverar en el creci-
o .°.con P r o t e g e r s e en e l no crecimiento. El teatro es por su
autom atism o del capital. A testigua la incapacidad para lo sim
ple, el pensam iento cautivo de las opiniones cuya aparente diver
poe'ta u T M ' f H° * 10 H Ó M erlm lla m a b a d “ « i ' sidad es sólo la m áscara de la im potencia. D ado que nuestro
S x t r e m a r ^ H 2 SUS P o s ib ilid a d e s m undo tiene en los hechos la sim plicidad desapercibida de un
as extremas. Decide en el escenario su destino, en la gama más
falso m últiple, está en el pensam iento siem pre atestado por lo
un tenate o Usin e c ta ? ° SlbleS S° rprendentes- Deseamos entonces inútil. De allí una pendiente antiteatral, pseudocom pleja, atípica,
e c o n o m ía m re s e rv a , un teatro que convoque a la
vagamente barroquizante para nada. Deseamos entonces un tea
tro extrem o y simple, que tipifique y resum a nuestro fárrago su
128 A lain B adio u Teatro y Filosofía 12.9
perficial. Deseam os la experiencia de textos radicales y eternos, Alain Badiou: Creo que en el teatro hay siempre, de una ma-
como los de Beckett, los de Genet, los de G uyotat. Deseamos de nera u otra, una relación entre lo intem poral, el instante y el
cirles a los que sueñan con poem as dram áticos: “ ¡Osen escribir! tiempo. Por supuesto la relación de los tres puede cam biar m u
¡Osen sim plificar y arriesgar el m undo! ¡Osen m ostrar los tipos cho. N o es lo mismo si se está representando un gran texto clási
eternam ente expuestos al encuentro de una noche que nuestro co o si se está, en el otro extrem o, haciendo im provisación, o
tiem po, com o todos los que lo precedieron, detenta en su pobre teatro sin texto. Va a haber diferencias muy grandes, pero se
za visible!” . mantienen los tres elementos aunque más no sea porque para el
N uestras dificultades son tam bién, com o lo es todo real, la espectador hay, al mismo tiem po, lo que pasa sobre el escenario
clave de nuestros deseos posibles. Bajo la condición de un acti y el hecho de que sabe que eso es un espectáculo en el que se in
vismo artístico de esos deseos, de esas voluntades, el teatro pue dica o se sugiere o se poetiza algo que no es inm ediatam ente lo
de instruir a la filosofía, que po r su parte debe hoy en día osar mismo que lo que está viendo, no es forzosam ente H am let o Edi-
-c o n tra la idea “com pleja” de un fin - su propia y simple refun po. Pero de todas m aneras es algo. Esa es una parte de la pre
dación. El teatro debe repetir lo m ás precioso que hay: m ostrar gunta. Pero usted tam bién tiene m ucha razón en invocar el espa-
la Idea en la prueba de lo efímero -eso que Antoine Vitez llam a cio, el lugar, como un dato igualmente im portante del teatro. En
ba un “teatro de las ideas”- , lograr cada día un triunfo de su particular el teatro es una relación entre la idea y el lugar, siem
aparente y m aterial derrota. Ser digno de las palabras de M allar- pre. Y se puede decir (la expresión existe) que el teatro es puesta
mé: “El dram a se resuelve de inm ediato, en el tiem po de m ostrar en espacio, incluido el esfuerzo de poner en el espacio algo que
su derrota, que se desarrolla fulgurantem ente ” . no es espacial, porque es algo muy im portante en el teatro que
hasta una abstracción, o una pura subjetividad apasionada, o un
elemento intem poral, puedan, sin em bargo, ser puestos en el es
FILOSOFÍA, ARTE Y POLÍTICA: EL TEATRO. pacio. Ese tam bién es uno de los aspectos radicales de la verdad-
PREGUNTAS DEL PÚBLICO* teatro, que es —para retom ar lo que usted decía—algo así como
una topología pensante, y que logra hacer con el espacio efectos
-U sted hizo m ención al instante de la actuación en tanto dis no espaciales. Es otro aspecto que com pleta la dialéctica tem po
p a ra d o r de la eternidad de la idea. Yo le quería preguntar, en ral. Evidentemente, tam bién de eso estaba celoso Platón, porque
relación con la poesía específicam ente -q u iz á s en su caso más ustedes saben que él hablaba del lugar de las ideas. Topos y no
extrem o, la poesía m a ld ita - donde no hay una escena, es decir, eíhos, es el lugar inteligible. Y en teatro evidentem ente tenemos
se está fuera de escena, si se m antiene ese criterio de atem pora- algo así como un lugar inteligible, que es justam ente un lugar
lidad. O bien, com o yo lo entendí en su interpretación en torno sensible. El teatro es como si se pudiera hacer el lugar inteligible
al teatro , es una atem poralidad m ás ligada a la topología, al de Platón con un lugar sensible y esto, evidentem ente, es mejor
lugar. que la separación de los lugares.
e s to T m rr ” H T h a b r í a qUC VO lV 6r a d i s c u t i r s o b r e t o d o
e s to a p a r ti r d e u n a h is to r ia d e lo s v ín c u lo s e n tr e v a n g u a r d ia y
A la in B a d io u : U s te d e s tá d ic ie n d o a lg o d e lo q u e y o e s to y a b
s o lu ta m e n te c o n v e n c id o . A c tu a lm e n te , el t e a t r o es e n p a r te u n a
a c tiv id a d d e re s is te n c ia y h a y q u e c o n fia r a b s o lu ta m e n te e n q u e
te n e m o s m u c h a m a s n e c e s id a d to d a v ía a h o r a d el te a tr o q u e a n
te s , j u s t a m e n te p o r q u e e s tá la te le v is ió n , e s tá I n t e r n e t, e tc . L a