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Trabajo Final Yamerqui Gil Branding
Trabajo Final Yamerqui Gil Branding
I.- Resumen
Un nivel doctoral, abre luces para pasar de investigar, entender y explicar; lo cual, se había realizado
hasta cierto grado en los niveles académicos anteriores, y pasar a un nivel complementario, al comprender e
interpretar fundamentos subyacentes en la práctica profesional; que, en el caso particular de este trabajo, implica
comprender e interpretar los fundamentos que sustentan la praxis del branding. Es fundamental para las marcas
crear una propuesta de valor atractiva, diferenciada, coherente, tanto para su público interno como externo; es
así que surge como problemática estudiar ¿Cuál es la contribución del branding en la creación de valor interno
y externo en una organización? Para esto, se realizó una investigación de naturaleza cualitativa, con un enfoque
de abordaje interpretativo; obteniendo como resultado, una mirada ontológica, epistemológica, axiológica y
praxeológica del branding. Cabe señalar, que se espera seguir profundizando estas dimensiones, y que este
documento, sea un “abre boca” para nuevos investigadores del tema.
Palabras Claves: Branding, Marketing, Marketing Digital, Valor, Identidad, Imagen, Comunicación,
Reputación y Gestión.
II.- Objetivos
Objetivo general:
Analizar la contribución del branding en la creación de valor interno y externo en la organización.
Objetivos específicos:
• Identificar los principios fundamentales del branding.
• Relatar el desarrollo epistemológico del branding como elemento del marketing.
• Valorar la contribución del branding y del marketing digital en la creación de valor interno y
externo en la organización.
• Examinar la praxis en la gestión del branding para la creación de valor interno y externo en la
organización.
III.- Metodología
Para alcanzar el objetivo general mediante el logro de cada objetivo específico, se realizó una
investigación de naturaleza cualitativa, dado que hubo un enfoque de abordaje interpretativo de la indagación
documental de textos escritos, digitales o multimedia; además, de la exposición del punto de vista y
concepciones que ha desarrollado el investigador en sus años de experiencia profesional como docente,
consultor empresarial e investigador. Con ello, se procedió a identificar la dimensión ontológica del branding,
relatar los criterios, procedimientos y metodología de éste como elemento del marketing; valorar la dimensión
axiológica y examinar la praxis del tema en estudio, que indujo a la comprensión del contexto del branding y
IV.- Resultados
4.1.- La mirada ontológica del branding
Se iniciará definiendo el Branding como un proceso social y de gestión estratégica de los elementos
tangibles e intangibles diferenciadores de la identidad de una marca, para crear y mantener con la mezcla de
estímulos racionales, sensoriales y emocionales, vínculos poderosos o relevantes con sus públicos de interés.
Para Monge S., citado por Jiménez J. (2012:s/n) el Branding “es el arte-ciencia-disciplina de crear y
gestionar marcas… que nace de la necesidad de manejar conceptos estratégicos más perdurables que las propias
campañas de comunicación”; ya que el valor de las marcas es el resultado o saldo mental en los consumidores
de las interacciones sucesivas o experienciales con la marca.
Para identificar los principios fundamentales del Branding, hay que hacerlo desde una mirada ontológica
que le dé significado (explícita o implícitamente) a las acciones de construcción y gestión de la marca. Para
Bédard, R. (2004: p.85) “…la ontología constituye el núcleo duro y provee el hilo conductor, la mayor parte del
tiempo implícito y no formulado, de toda acción… lo que muestra bien el lazo directo entre el hacer y el ser”.
Por tanto, en los valores, métodos, procedimientos, conductas y prácticas de branding, subyace los principios
fundamentales (dimensión ontológica) que le da significado y orienta toda gestión de coherencia y consistencia
que fortalezca una buena reputación.
Analizar esta contribución desde una mirada ontológica en la creación de valor interno y externo en la
organización, implica una comprensión de la naturaleza profunda del ser humano, no sólo del público objetivo
(clientes), sino también, del resto de nuestras partes interesadas o stakeholder: accionistas, empleados,
proveedores, acreedores, gobierno y sociedad (comunidad en la cual está inserta y la comunidad global);
además, del conocimiento profundo de la identidad de la propia organización (propósito, valores, visión del
negocio), su cultura y estrategias corporativas, entre otros elementos que conforman su “ser”.
De hecho, para Villafañe, J. (1999:17) “La identidad corporativa es el «ser» de la empresa, su esencia…
porque el ser de una cosa es su esencia, su modo de existir…”; es lo que va a permitir diferenciarse de la
competencia y ganar presencia en la mente de las personas a las que va dirigido, dado que sí no se loga esto,
sencillamente no existe (la empresa, el bien/servicio, el país, la organización, la persona, dependiendo del nivel
de la marca que se esté creando y/o gestionando).
Scheinsohn (2011, p. 106) citado por García C., (2017:109) plantea que “La identidad es una
representación ideológica que surge de la praxis comunicacional”, por tanto, es un concepto
altamente estratégico que supera la representación visual o la identidad gráfica, en la cual se basa
el diseño de las campañas publicitarias. Un papel protagónico se le asigna a la praxis
comunicacional y se evidencia entonces su impacto en la imagen… que los públicos elaboran de
una organización.
De allí, que autores como Jiménez J., (2012:5) consideren que el “branding es un fenómeno social”, que
logra humanizar las marcas permitiéndole crear una conexión cultural con su target; pero para esto, las empresas
deben descubrir cómo crear valor interna y externamente a la organización porque los consumidores ahora son
más proclives a preferir marcas que sean “responsables” y no sólo que lo quieran parecer con su praxis
comunicacional (coherencia). Canelón A., (2007) señala que la marca “…se enclava en el imaginario social en
tanto dominio donde la competencia habrá de dirimirse: ser percibido y posicionarse en la mente del cliente —
actual o potencial— con una identidad fuerte y diferencial se convierte en la máxima del mercadeo”.
El gerenciar una marca, implica vigilar que la comunicación que se realiza de la misma, se ajuste a la
identidad definida, tomando en cuenta que “todo comunica”; por tanto, hay que tener claro cuándo, cómo, quién,
dónde y por qué se dice o deja de decirse algo, o lo que se hace y/o deja de hacerse.
Según Echeverria, R. (2003:19), … cada vez que actuamos, cada vez que decimos algo, no sólo
se manifiesta el objeto sobre el cual actuamos o aquello a lo que nos referimos al hablar, se
manifiesta también una determinada interpretación de lo que significa ser humano y, por lo tanto,
una ontología, en el sentido que le conferimos al término.
Por tanto, se puede decir que el quid del branding está en la metáfora de contrato entre lo que se dice ser
y hacer y lo que realmente hace y es, no sólo para los clientes con su propuesta de valor, sino también creando
significados para los empleados como una organización que es un “best workplace”; que además de retener al
mejor talento, puede conseguir la identificación y el compromiso de su gente, sus promesas y acciones de
responsabilidad social empresarial (RSE); así como el valor compartido para todos sus stakeholders.
A diferencia de lo que plantea Martínez E., (2011:15) quien dice que es más importante ser que parecer”,
la Revista Ekos (2014) iguala “la importancia de Ser y Parecer” (coherencia y consistencia) y Jiménez J.,
(2012:9) lo refuerza al decir que “gerenciar una marca es gerenciar su identidad… y ese grado de coherencia y
consistencia determina la imagen (reputación) de una marca”. A sí mismo, Pérez y Rodríguez, (2014:97)
identifica la gestión de la identidad, imagen y reputación de la empresa (branding) como elementos esenciales
[en la creación de valor interno y externo en la organización] para la supervivencia y el éxito empresarial”.
Aunado a lo dicho anteriormente, se evidencia que otro elemento relevante a tener en cuenta en el
postmodernismo, es la narrativa organizacional, dado que ontológicamente “el mundo aparece a través del
lenguaje y está situado en el discurso; lo que se habla existe, por lo tanto, todo lo que existe es un texto a ser
Bajo esta perspectiva, las organizaciones son “sitios para el despliegue de relaciones de poder, opresión,
irracionalidad, distorsión comunicativa (o espacios para la diversión y la ironía)”, no sólo por la narrativa
intencional generada por la empresa sino también producto de la participación e interacción de los stakeholders
internos; además, del ejercicio de poder que pueden, y cada vez más, ejercen los clientes y la sociedad en general
en la construcción de la historia organizacional.
Según Martí J. (2010:58) La narrativa se ha utilizado tradicionalmente para la construcción de
marca debido a su capacidad para transmitir mensajes con significados complejos, fáciles de
recordar y de transmitir a otras personas. Ha sido empleada por diversas herramientas de la
comunicación de marketing como la publicidad o las relaciones públicas…. En los últimos años
las comunicaciones de marketing están experimentando con un nuevo tipo de narrativa, las
narrativas transmediáticas… definido como “un proceso en el que los elementos integrales de una
ficción se dispersan sistemáticamente a través de múltiples canales de distribución con el
propósito de crear una experiencia de entretenimiento unificada y coordinada. Frente al modelo
de sinergia, en el que el mensaje se adapta a las características de cada medio para la construcción
de otro que se complementa, las narrativas transmediáticas difunden mensajes independientes que
expanden los significados y contenidos de la narrativa en cada medio.
Es decir, que en un “ecosistema mediático fragmentado y multimedia como el actual”, una marca puede
y debe gestionar su propia narrativa para que sea significativa para múltiples actores o públicos de interés,
valiéndose de lo que se ha denominado “narrativas transmediáticas” para involucrar a los stakeholders en la
construcción del imaginario colectivo de dicho relato, mediante procesos de comunicación, interconexión e
interrelación en diferentes plataformas digitales (marketing digital). En palabras de Echeverría,
la ontología del lenguaje nos ofrece una poderosa herramienta para lidiar con uno de los rasgos
más sobresalientes de nuestro tiempo: la crisis de sentido (de la vida) a la que hoy nos
enfrentamos. Vivimos en un mundo posmoderno, un mundo caracterizado por el agotamiento
progresivo del poder de las metanarrativas, de esos discursos sociales primordiales del pasado, a
partir de los cuales conferimos un sentido a nuestras vidas. Los seres humanos están siempre
intentando darse un sentido a ellos y a su mundo. Esto representa una suerte de «pecado original»,
una condición original que nace del hecho de que somos seres lingüísticos. No podemos vivir sin
darnos un sentido a nosotros y al mundo.
Antes de analizar corrientes ideológicas o concepciones filosóficas o los grandes paradigmas que han
orientado el branding, se inicia este apartado, revisando brevemente sus orígenes históricos.
La acción de marcar data de la antigüedad para distinguir la propiedad, el origen o la procedencia. Se
marcaba el ganado, los esclavos, las ánforas que contenían diversos productos como aceite, vinos, perfumes,
etc. De hecho, hay autores que señalan que el anuncio publicitario más antiguo data de aproximadamente 1000
años a.c. hallado en la ciudad de Tebas en el cual aún se lee “las mejores telas”, el cual, hoy día está expuesto
en el Museo de Londres.
Sin embargo, (Pastor F., 2003:13) señala que fue
en el siglo V a.c. cuando se realizaba una importante actividad comercial por los sirios, fenicios,
árabes, griegos, cretenses y romanos, con toda clase de mercancía, por lo que tuvieron la
necesidad de dar a conocer sus productos, popularizándose, los anuncios comerciales en la pared.
De esta época también procede el primer tipo de publicidad sonora de la história: los proeco. Los
proecos, eran voceadores que se dedicaban a anunciar los productos de los comerciantes que les
pagaban por hacerlo, a veces, estaban acompañados por músicos para amenizar la actividad.
Por tanto, no hay unificación de criterios en el devenir histórico de marcar y comunicar lo que pudiera
entenderse como una marca; y más difícil sería establecer un paradigma que avalara esta acción, más que señalar
que tenían una orientación hacia el producto, hacia resaltar sus bondades o se hacía en función de sus
características, componentes, resistencia, procedencia, entre otros aspectos. Sin embargo, aún no se puede
hablar de acciones de mercadeo propiamente dichas.
Es en la edad media, se puede evidenciar más claramente una identidad visual (combinación de símbolos,
colores y hasta lema pero que aún no se puede considerar marca) en los escudos para distinguir el linaje de las
dinastías reales, rangos militares, una ciudad de procedencia o una persona, más bien con el predominio de un
paradigma teológico, para resaltar que se ostentaba un derecho divino, como el Papa, por ejemplo. Dicha
identidad visual, también era utilizada en banderas, estandartes, vestimenta, entre otros.
Es en esta época medieval, que se empieza a exigir “el marcaje industrial o corporativo” para garantizar
la calidad y procedencia de los productos que se comercializaba; surgiendo lo que se conoce como la marca
corporativa. Según Costa, J., (2004):
En la Edad Media emerge la sociedad mercantil, las agrupaciones de artesanos, los gremios y el
desarrollo de los oficios -donde encontramos el origen del concepto “corporativo“-. Cada gremio
debía reflejar, por norma, cada uno de sus productos con la marca del fabricante, que era el sello
de identidad. Gracias a esta práctica se verificaba si las mercancías eran de buena o mala calidad.
La marca de corporación -o marca colectiva- era un medio de probar que las reglas habían sido
respetadas, para demostrar que cada corporación respetaba los derechos de las demás. A
diferencia, la marca de artesano venía a ser una señal de origen o de autor, un sello de garantía.
La marca se había consolidado.
Tampoco hay unificación de criterios con la fecha exacta de terminación de la edad media, pero se asocia
con la caída del imperio bizantino, el descubrimiento de América, la invención de la imprenta y con el fin de la
guerra de los cien años. Y fue esta invención de la imprenta, la que potenció la difusión de mensajes publicitarios
y la comunicación de las “marcas corporativas”. Cabe señalar que, en esta época, no se puede hablar de Branding
propiamente dicho, como proceso de creación y gestión de marca.
Se dice que en 1612 se estableció en Paris, la primera agencia de publicidad, denominada El Gallo de
Oro; cuya finalidad era recibir los anuncios hechos y colocarlo en los periódicos; siendo el periódico el primer
medio masivo de comunicación; por ende, el primer medio publicitario. Sin embargo, “Según el libro Practice
of Advertising, de Adrian Mackay, la primera agencia de publicidad de la que se tiene registro fue William
Taylor, que comenzó a funcionar en Londres en 1786”. Pero de acuerdo con la fuente Design History, la primera
agencia de publicidad fue abierta en Filadelfia, Estados Unidos en 1841 por Volney Palmer1. Es en julio de
1
https://www.merca20.com/cual-fue-la-primera-agencia-de-publicidad-en-la-historia/
2
https://www.timetoast.com/timelines/historia-de-la-publicidad-d4c4b961-09bf-4181-8f08-e34045e8799e
3
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/docentes/trabajos/27312_92990.pdf
4
Campos, T (2014). Ponencia sobre Múltiples Perspectivas para el Análisis de las Organizaciones, realizada en el
BCV el 5 de octubre, 2017.
5
Ob.cit.
Desde el punto de vista del mercadeo o marketing, el valor según Kotler P., y Armstrong G., (1994:8) se
define como la capacidad de los productos de satisfacer las necesidades. También lo definen más adelante, como
“la diferencia entre el valor real que obtienen al consumir el producto y el valor que esperaban y ello afecta su
satisfacción y el comportamiento para volver a comprar” (ob.cit.:659).
Por su parte Schoell, W.y Guiltinan J., (1991) consideran que el valor está relacionado con la satisfacción
o beneficio de un bien o servicio en relación a los requerimientos del usuario.
Ambas definiciones conciben al valor, desde una posición filosófica idealista, porque la concepción de
valor está sujeta a la percepción del usuario con respecto a sus necesidades, requerimientos o expectativas; a
diferencia, de una percepción realista que concibe que cada cosa tiene un valor determinado per sé,
independiente del sujeto y todos tendrían que coincidir en su valoración.
Cabe señalar que la valoración puede ser realizada por un individuo, grupo o sociedad en general; y en
marketing hay una premisa: “la percepción es lo que cuenta”. Un producto puede ser muy bueno per sé, pero sí
el cliente, un grupo o la sociedad lo considera malo, dañino, perjudicial o que de alguna forma le da una
valoración negativa, a la larga no sobrevivirá en el mercado.
Es así que en el marketing, lo primero es tener claro el segmento objetivo, conocerlo como si fuera una
persona cercana, sus gustos, preferencias, cultura, valores rectores, características socioeconómicas y
demográficas y biopsicosociales, entre otros aspectos, para posteriormente definir una propuesta de valor”
diferenciada y congruente con sus requerimientos, necesidades o expectativas de satisfacción.
Por su parte, Albanese Jim (2016) expone que el branding crea la personalidad de la marca y el marketing
es la voz, son acciones complementarias que bien gestionadas procuran el retorno sobre la inversión (ROI). De
hecho, este experto resalta, que sí se tiene una marca débil, no obtienes los resultados esperados con el marketing
porque al final lo que percibe la gente de la marca; el valor que crea, es lo que se puede potenciar con las
estrategias de marketing.
De lo anterior se extrae también, que es vital el punto de vista ético en la gestión de la marca (desarrollar
un marketing centrado en valores), el cual, se debe fundamentar en los valores reales y no artificialmente
creados; porque como se evidenció en el apartado anterior, los consumidores han evolucionado, así como las
exigencias de los demás interesados o stakeholders.
Dado que los valores son intangibles, su asociación con la marca son parte de ese gran intangible que la
conforma; y en esta época, todo lo nos rodea tiene que ver con la construcción de un valor simbólico. Por tanto,
el branding cobra una gran relevancia.
Para Ghio M, el mercado actual se basa específicamente en esta construcción de valor, cuyo eje
principal es la marca y la marca tiene que ver con la posibilidad de administrar un intangible que
hoy se ha vuelto un elemento fundamental en cualquier organización. ¿Cómo se administra este
intangible? Bueno, a través de algo que hoy es la gran palabra de moda, el branding; que no es
otra cosa, que gestión estratégica de marca. ¿Para qué tenemos esta necesidad de gestionar este
6
https://www.tendencias21.net/Andy-Stalman-Brandketing-es-la-fusion-entre-el-branding-y-el-
marketing_a40458.html
Según Stalman Andy “El Branding en el siglo XXI no será necesario, sino inevitable”8. Además expuso,
que el Internet, ha producido cambios antropológicos, psicológicos y sociológicos en los seres humanos, pero
no es cierto que nos ha hecho mejores o peores, sólo ha ampliado lo que ya se era como sociedad. “En ese
sentido, el tsunami informativo en el que estamos inmersos ha provocado que seamos un poco más insensibles
de lo normal. La cantidad de información que recibimos sobre muertes, desplazamientos, refugiados, catástrofes
naturales, conflictos, hambrunas es tan brutal que uno se hace en parte insensible por supervivencia”9. Y ante
la creciente digitalización, Stalman sostiene que ahora es más necesario que nunca, recuperar la esencia de lo
humano. "Dentro de 50 años, todo estará automatizado menos una cosa: las emociones humanas".
El desafío de las empresas y en este caso, de los gestores de marcas es balancear o armonizar el mundo
online y el offline, en el entendido, que el segundo no necesariamente, va a desaparecer.
7
https://www.youtube.com/watch?v=bsqwsVxM9Ic
8
http://andystalman.com/
9
https://www.bbc.com/mundo/amp/noticias-42664086
De hecho, todas las marcas corren el riesgo de una crisis en las redes sociales, por ejemplo, tanto si tienen
presencia en estos medios como sí no lo tuvieran ya que como señala Jiménez, V., (2016) “el compartimiento
de los consumidores ha cambiado y ellos sí están en Internet”
V.- Conclusiones
• Al analizar el fundamento ontológico del branding, se comprendió la importancia de gestionar una
coherencia entre el ser y el hacer de la marca. Que la marca sea una propuesta atractiva, diferenciada,
generadora de emoción, de identificación porque crea valor a sus diferentes interlocutores, es vital para
mantenerse en el tiempo; en el entendido que, haciendo un símil con los órganos vivientes, debe estar
reinventándose sin perder su esencia. Y es en este punto, donde el branding pasa de ser una herramienta
para convertirse en un proceso social y de gestión estratégico que es un fenómeno social en sí mismo.