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Posponer la iniciación sexual y expresar la sexualidad en forma

responsable es una alternativa respetable para aquellos que no


comparten la creencia en la castidad como virtud central o se sienten al
margen de estas enseñanzas. Es bien conocido que, en la actualidad, un
considerable número de adolescentes inician sus relaciones sexuales en
la etapa de enamoramiento, en los noviazgos que se dan hacia el final
de la adolescencia. Sin duda que en ello influye el que la sociedad sea
más permisiva, los medios de comunicación alienten de varias maneras
la expresión sexual y las familias no tengan la rigidez de lazos de hace
unos años.

Para entender esta situación actual hay que tener en cuenta los
siguientes cambios sociológicos acontecidos en el mundo occidental.
Hace un siglo la edad promedio de la menarquia (inicio de la
menstruación) era alrededor de los 17 años; en la actualidad se halla en
torno a los 12 años y medio, mientras que la edad promedio de
casamiento se ha retrasado en unos diez años aproximadamente. Así,
mientras a principios de siglo la maduración biológica y la edad
de matrimoniar coincidía, hacia finales de este siglo vemos que hay
una docena de años separando los primeros impulsos románticos y
eróticos de la posibilidad real de ganarse el sustento y de concretarlo
formando un hogar. En esta situación paradójica en que se encuentran
muchos jóvenes existen, obviamente, diversas alternativas. La castidad
por un período de 10 a 15 años, durante la etapa de mayor intensidad
de las pulsiones sexuales de la juventud, es una conducta
perfectamente posible; sin embargo, no es algo que se pueda imponer,
especialmente a los adolescentes tardíos o adultos jóvenes. Ellos
decidirán cómo actuar, según sus convicciones personales, morales o
religiosas. Aquellos que elijan expresar sus sentimientos eróticos,
también necesitarán de guía y comprensión. Y La mayoría de los
jóvenes pueden entender que la honestidad no termina en uno mismo,
sino que debe volcarse en los demás, siendo importante que las
relaciones se den en un plano de igualdad y de mutuo consentimiento,
sabiendo ponerse en el lugar de la pareja y colocando el respeto por el
prójimo por encima del placer del momento. Asimismo, hay que
rechazar las actuaciones de "doble rasero" que promueven algunos
padres, no importándoles que su hijo varón tenga relaciones sexuales
con prostitutas (incluso animándole a ello) u otras chicas "de segunda
mano", mientras no intente ninguna relación sexual con la novia
"oficial".

Hace años se describían las características fundamentales del coito


normal en el que debe haber primero madurez genital en ambos
personajes; luego se hace necesario el mutuo consentimiento de los dos
actores; sin esta condición el coito es violación; además del
consentimiento debe haber libertad en la elección y total conocimiento
de las consecuencias posibles; sin ello, la cópula es engaño; de la
madurez, el consentimiento, la libertad y el conocimiento nace la
responsabilidad.nadie tiene que marginarlos.

También se debe saber que la promiscuidad sexual no es la tónica


general durante la adolescencia. En un estudio psicológico, en el que
se trató a un grupo de jóvenes promiscuas, se demostró que sufrían
de un cuadro depresivo y de un trastorno severo en la relación
madre-hija. Con el tratamiento psiquiátrico oportuno se observó que
el comportamiento promiscuo desaparecía. También en estudios
efectuados en los Estados Unidos se demuestra que los adolescentes,
hijos de padres muy permisivos, son los más precoces en sus
relaciones sexuales. Les siguen los educados con normas rígidas o
autoritarias, y finalmente son los más tardíos en tener relaciones
sexuales los hijos de padres que fueron moderados con sus pautas
educativas o que dosificaron la libertad de acuerdo con la edad de los
hijos. Los adolescentes promiscuos sexualmente o que comienzan sus
relaciones sexuales muy temprano en la pubertad, suelen tener detrás
una historia de carencia afectiva o de abandono, con pobre
autoestima. Buscan por varios medios evadirse de la realidad. No
sólo con el sexo o la fantasía del embarazo salvador, sino con los
escapes de la droga, el alcohol o la velocidad.

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