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Docente Investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Javeriana.
1
El grupo de reflexión sobre enseñanza de la lengua PIDO LA PALABRA del departamento del Tolima, que
hace parte de la Red Colombiana para la Transformación Docente en el Campo del Lenguaje. El grupo de
reflexión sobre la articulación entre el preescolar y los primeros grados de la básica, en el campo del lenguaje:
RED 14, de la localidad 14 de Bogotá. El grupo de investigación Pedagogías de la Lectura y Escritura,
Universidad Javeriara – COLCIENCIAS.
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A. Primera tensión. En la discusión actual sobre la didáctica se postula una doble función y
un doble carácter de la misma (Litwin 1997, Camps 2003). De un lado, hay un consenso
sobre el hecho que la didáctica pretende describir y explicar las prácticas o situaciones de
enseñanza y aprendizaje, en tanto prácticas sociales, hecho que le otorga su carácter de
disciplina teórica. De otro lado, sigue quedando claro que la didáctica pretende generar
alternativas consistentes para orientar las prácticas de enseñanza, hecho que le otorga un
carácter propositivo. Este doble carácter, principalmente el segundo, se vincula con los
orígenes mismos de la didáctica desde la formalización desarrollada por Comenio en la
Didáctica Magna, en el siglo XVII. En este sentido, Camilloni (2000) afirma que, aún hoy,
la didáctica es una disciplina de la intervención. Como vemos, el estatus de la didáctica se
ha mantenido en su esencia en cuanto a sus funciones.
B. Segunda tensión. La revisión crítica actual sobre la didáctica, señala que actualmente es
insostenible la idea de la estandarización de los procesos de enseñanza, y la creencia
ingenua en la transferibilidad mecánica de la experiencia. Lo anterior se debe a que un
modelo didáctico toma su forma en atención a las decisiones del sujeto que lo configura, y
está fuertemente determinado por unas condiciones de contexto. Dicho de otro modo, un
modo de organizar la enseñanza está situado en un lugar, un tiempo y es la resultante de la
relación que el docente establece con, y de la posición que toma frente a, diversos campos:
disciplinar, epistemológico, político, institucional... Por tanto, aquella agenda de la
didáctica orientada al diseño de alternativas "puras", a prueba de la diversidad de contextos
y docentes, queda en cuestión.
Nótese que esta perspectiva resalta el carácter situado y político de la didáctica y se inscribe
en un proyecto más amplio de generación de marcos de referencia consistentes a nivel
teórico y práctico, que sirvan de marcos para la transformación de las prácticas de
3
En esta discusión, que por supuesto no está cerrada, Anna Camps define como objeto de la
didáctica de la lengua “ el conjunto complejo de procesos de enseñanza y aprendizaje de la
lengua, con la finalidad de actuar sobre las situaciones de aprendizaje y enseñanza.” 3. El
análisis y fundamentación de ese “conjunto de procesos”, hace referencia al carácter teórico
antes nombrado en este texto, y la orientación hacia el “actuar sobre las situaciones de
enseñanza y aprendizaje” 4 da cuenta del carácter propositivo.
Como ya se señaló, Litwin (1997) define como objeto central de la didáctica las prácticas
de enseñanza, que toman formas diversas en atención a las concepciones, creencias y
decisiones que toma el docente. A estas formas que toma la práctica, la autora las denomina
4
Veamos a continuación algunos conceptos que, desde las ciencias del lenguaje, aportan a la
delimitación del objeto de enseñanza en el campo del lenguaje.
discursivo, el tipo textual o los conceptos de la lingüística, la gramática o del análisis del
discurso no constituyen un fin en sí mismos, son condiciones de posibilidad para que los
sujetos participen en prácticas. Como puede verse, esta orientación antepone un propósito
de orden político y social como eje orientador del trabajo didáctico. Esta dimensión política
y social la consideramos central como criterio para el diseño de configuraciones didácticas.
En la actualidad, por fortuna, los textos y los discursos cuentan con suficientes modelos de
análisis y teorías explicativas. Podríamos decir con Rigolot (1982) que hay una Babel
textual, referida a la cantidad y variedad de perspectivas. No es mi interés hacer este
balance, que además ya ha sido adecuadamente expuesto en diferentes trabajos.
Quiero señalar que para efectos de configurar un escenario didáctico, que es la tarea que
nos ocupa, el criterio de selección de la orientación teórica sobre el lenguaje está dado por
los propósitos pedagógicos que se persiguen. Dicho de otro modo, la elección de una
postura sobre el texto, el discurso, la práctica, no es asunto de gusto teórico, es cuestión de
pertinencia pedagógica y didáctica y, sobre todo, política.
Así pues, la propuesta se inscribe, en buena parte, en la corriente del “análisis textual”, en
lo que concierne al concepto de texto, específicamente se basa en autores como Adam,
Bronckart y Rastier. En esta línea, el análisis textual es tomado como un subdominio del
estudio de las prácticas discursivas, específicamente de la dimensión textual de dichas
prácticas. En esta perspectiva, abordamos la distinción entre práctica social, géneros del
discurso, texto y secuencia como cuatro niveles de trabajo sobre el discurso y sobre el
texto. Adam afirma que si bien las prácticas discursivas y el texto como objeto empírico
complejo justifican la existencia de múltiples teorías que se encarguen de su descripción, es
necesario que la teoría lingüística se ocupe del estudio de la dimensión textual de las
prácticas discursivas. En este marco, se propone un tipo de análisis centrado en los
mecanismos de textualización, que no pretende construir una tipología definitiva, ni
gramática textual alguna.
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Estos planteamientos están desarrollados, fundamentalmente en el libro Los textos, Tipos y Prototipos
(quinta edición - 2001) y en la obra Lingüística Textual (1999): de los géneros del Discurso a los textos,
específicamente en el capítulo 2 (De la frase al Texto) y en el capítulo 3 (¿Tipos de textos o Géneros de
Discurso?
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textos, modelos definibles a la vez por la naturaleza de las macroproposiciones que los
conforman, y por las modalidades de articulación de esas macro-proposiciones, en una
estructura autónoma. En este marco plantea cinco tipos básicos de secuencias: narrativa,
argumentativa, descriptiva, explicativa y dialogal.
Desde este marco diríamos que la unidad de trabajo didáctico es el género discursivo. Este
avance soluciona, al menos en parte, el problema del qué, o del objeto, del aprendizaje,
pero no soluciona la pregunta central de la didáctica: ¿cuáles son los propósitos de la
enseñanza?
Una automática respuesta desde la perspectiva del análisis del discurso, por citar un
enfoque, sería que el fin es el dominio de categorías para analizar los géneros discursivos,
lo que supone que la apropiación de los géneros sea el fin y a la vez el contenido de la
enseñanza. En caso que aceptáramos esa respuesta, la pregunta siguiente sería: ¿y para qué
se dominan los géneros discursivos? Por supuesto, no podrá ser suficiente respuesta decir
7
Bronckart (1996) define texto como toda unidad de producción verbal que vehicula un mensaje
lingüísticamente organizado, y que tiende a producir en su destinatario un efecto de coherencia. Esta noción
es complementada por Adam (1999) afirmando que para que se produzca el “efecto de texto”, son necesarias
ciertas fuerzas centrípetas que aseguren la cohesión; pero además, se requiere de las fuerzas centrífugas de la
polisemia y la intertextualidad. En rigor, todo texto es un intertexto, afirma, en este mismo sentido, por su
parte Roland Barthes.
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El carácter tautológico en este diálogo supuesto, conlleva a diluir las preguntas por el qué y
por el para qué de la enseñanza, en el campo del lenguaje. También impide pensar los fines
de la didáctica más allá de las ciencias del lenguaje.
Hay una tensión clave sobre la que consideramos necesario señalar una posición, y que
tiene que ver con la delimitación del objeto. En el análisis sobre la enseñanza de la lengua
se suele hacer una crítica al “abismo que separa la práctica escolar de la práctica social de
la lectura y la escritura”8. Esta crítica señala una distinción entre prácticas sociales de
lectura y escritura ligadas a situaciones sociales y culturales de referencia y, en este
sentido, “auténticas” o “reales” 9. En tanto las prácticas escolares de lectura y escritura se
suelen mostrar como prácticas no “reales” no “auténticas”, en la medida que no están
inscritas en prácticas sociales. Veamos algunas consideraciones al respecto.
Si consideramos desde esta perspectiva las prácticas discursivas escolares, vemos que
cumplen con esa doble determinación: sociocultural e institucional. La escuela como
institución se puede describir por los géneros discursivos que allí circulan y por los usos
que se hacen de estos, y a la vez, la las prácticas discursivas que allí ocurren están
determinadas por variables de orden social, cultural e histórico.
8
Es el caso de la crítica que hace Delia Lerner en su obra: Leer y Escribir en la Escuela: lo Real, lo Posible y
lo Necesario. México. Fondo de Cultura Económica. 2002.
9
Las comillas quieren señalar los adjetivos que frecuentemente se usan en esta crítica.
9
Dichas prácticas implican el dominio de ciertos géneros discursivos que les son
propios.
Dichas prácticas, así como sus discursos, varían en función de los diferentes grupos
sociales (países, subregiones…).
Este es un nuestro marco para elaborar propuestas didácticas como la que presentaremos a
continuación. También orienta algunas líneas de investigación concretas.
Es necesario decir que la distinción surge, en nuestro caso, de una revisión crítica de esa
idea coloquial de que “a escribir se aprende escribiendo y a leer leyendo”. La
experimentación de situaciones didácticas en aulas de diferentes niveles de escolaridad, nos
indican que, si bien esa afirmación es parcialmente cierta, no tiene grandes efectos en el
dominio de la escritura por lo siguiente.
En primer lugar, porque la idea de “escribir mucho”, como camino para el aprendizaje,
tiene una carga de operatividad, de rutina de asimilación que amerita una discusión.
Pareciera que a fuerza de hacer mucho de lo mismo, se logra el desarrollo de la “habilidad”
de escribir. Desde los estudios sobre cognición, metacognición y reflexión metaverbal
sabemos que la escritura y la lectura no se pueden reducir a un asunto de habilidades y
destrezas.
En este sentido, consideramos que la escritura es un proceso complejo que supone la puesta
en escena de una serie de expectativas, intereses e intencionalidades, así como saberes y
saberes hacer que se entrecruzan, en atención a una situación concreta de enunciación10.
10
Esta es la perspectiva de los actuales Lineamientos Curriculares para el Área de Lengua Castellana y
Literatura en el país.
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actividad verbal.
En este marco, las actividades metaverbales tienen que ver con la reflexión, verbalización y
puesta en común de las representaciones que los sujetos tienen sobre la lengua, los textos,
los discursos y las prácticas, en el marco de una actividad discursiva que los involucra. En
esa dinámica de intercambios verbales se construyen explicaciones parciales, colectivas, de
los fenómenos de la lengua, del texto, del discurso y de la práctica sociocultural. Esas
explicaciones inicialmente se construyen en jergas metalingüísticas negociadas al interior
del grupo, para partir de un lenguaje de base e ir avanzando hacia la jerga técnica estable:
el metalenguaje oficial.
El criterio didáctico aquí consiste en no romper el tejido discursivo que se genera entre los
sujetos que emprenden un proyecto conjunto, y en partir del reconocimiento de los saberes
elaborados por los sujetos involucrados en una práctica de escritura orientada por una
11
Citado por Camps 2000
12
intencionalidad compartida.
Es importante señalar que en el seguimiento que hacemos a este tipo de trabajo, los
docentes señalan que ha resultado difícil para los ellos, abstenerse de intervenir de forma
fuerte ese tejido discursivo, pues la construcción cooperativa del saber es siempre pausada
y compleja., implica un respeto sincero del saber del otro y, ante todo, del saber colectivo.
Los efectos de respetar ese tipo de construcción son sorprendentes, en la medida que los
sujetos descubren que sus ideas y la forma como las verbalizan hacen parte de una
explicación que avanza hacia una teoría estable. Además descubren que los saberes
construidos por ellos son funcionales, en tanto sirven para restaurar sus propios escritos. El
cuidado (tacto) del docente para guiar esas discusiones es la clave.
Nótese que esta función dista bastante de la idea del profesor de lengua como aquel que
enseña conceptos categorías de análisis y normativas que luego se aplicarán en situaciones
diferentes de aquellas en las que se construyen. Esta crítica cabe igual para quienes enseñan
gramática generativa o lingüística textual, que para quienes enseñan categorías de análisis
del discurso, pues si bien la unidad de trabajo es más compleja en el último caso, la
perspectiva didáctica sería la misma.
Los anteriores apartados pretendían señalar algunos de los supuestos y postulados que
soportan la secuencia didáctica que presentamos. Cabe la aclaración que la Secuencia
Didáctica es tomada aquí como un tipo de configuración. Veamos la secuencia.
el Marco de Un concurso12
12
La SD la desarrolló la Profesora Yolanda López, miembro de Pido la Palabra, Red de Reflexión
Permanente sobre la Pedagogía y Didáctica en el Campo del Lenguaje, que hace parte de la Red Colombiana
para la Transformación de la Formación Docente. La SD se llevo a cabo con Estudiantes de grado octavo de
un colegio publico de la ciudad de Ibagué.
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Propósito: conocer, analizar y participar del mundo del periodismo escrito, a través de la
escritura de crónicas para participar en el concurso departamental y construir, formalizar y
registrar, en este marco, los conocimientos lingüísticos y discursivos pertinentes.
Sistema de acciones
a) Lectura y análisis colectivo (grupo clase) de las bases del concurso. (Una sesión).
b) Conversatorio a cargo de la docente, sobre las características del periodismo como
práctica sociocultural. (Dos sesiones).
c) Lectura guiada individual (con una pauta) y elaboración de reseña de un documento
conceptual sobre el periodismo escrito como práctica social. (En casa).
d) Discusión y análisis colectivo de las reseñas. (Una sesión)
e) Análisis, por parte de estudiantes, con base en una pauta, de algunas prácticas
discursivas en el periodismo escrito Colombiano. (En casa). Análisis colectivo de
las elaboraciones de los estudiantes. (dos sesiones).
f) Identificación colectiva (oral - grupo clase) de conocimientos de los estudiantes
sobre la crónica como forma discursiva y como tipo textual. Reconocimiento de
mecanismos de textualización y puesta en discurso. (Dos sesiones).
g) Selección individual y documentación inicial del hecho susceptible de convertirse
en crónica (dos semanas).
h) Análisis de corpus de crónicas tipo: Gabriel García Márquez y Germán Santamaría,
entre otros. Trabajo en grupos de cuatro estudiantes. Identificación de
características, de orden discursivo y textual, en cada texto y elaboración de cuadro
comparativo. (Tres sesiones).
i) Invitación al cronista Germán Santamaría para un conversatorio sobre aspectos del
periodismo escrito como práctica sociocultural y sobre características de la crónica.
Preparación colectiva (grupo clase) de guión para entrevista. Registro colectivo de
síntesis del conversatorio. (dos sesiones).
j) Escritura de primera versión individual de crónica. (En casa).
k) Trabajo en grupos de cuatro estudiantes para analizar las crónicas de cuatro de sus
compañeros. Elaboración de un comentario escrito para cada texto. (Tres sesiones).
l) Análisis colectivo de un texto ejemplo (la primera versión de alguno de los
estudiantes), con la aprobación de su autor. Actividades metaverbales para la
reflexión y análisis de la crónica seleccionada en su nivel textual y discursivo.
Reconstrucción de conceptos en lengua oral y lengua escrita. (tres sesiones – ver
15
video).
m) Reescritura del primer párrafo de la crónica analizada, por parte de diferentes
estudiantes. Análisis de las diferentes propuestas. Síntesis de conceptualizaciones.
(una sesión)
n) Reelaboración individual de cada crónica, con base en los conceptos construidos en
clase. (En casa)
o) Lectura y comentario escrito de la segunda versión de la crónica de cada estudiante
por parte de dos compañeros. (En casa).
p) Reescritura de un ejemplo de segunda versión. (Una sesión en clase con un texto
tipo + trabajo en casa).
q) Escritura de versión pre-final. (En casa – una semana).
r) Entrega de dos copias de la versión pre-final. Una para el comité de redacción,
conformado por estudiantes de otros grados superiores, y otra para el docente con el
fin de que elabore un comentario escrito.
s) Preparación de la versión final del texto, con base en las observaciones puestas por
escrito por parte del comité y del docente. (una semana)
t) Entrega para el concurso.
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