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Rudy: Buffet Freud (Edición actualizadísima), Buenos Aires, Planeta, 1999.

(Selección de texto)
Algunos apuntes acerca de la técnica
Jacob Freudenlerner

Prólogo
La carrera del psicoanalista es ardua y no siempre se llega a alcanzar la meta deseada o a alcanzar al
paciente que huye sin haber pagado los honorarios. Para facilitarla, los analistas tenemos ciertos
recursos técnicos."

Encuadre
Es fundamental tomar las medidas del consultorio antes de ir a comprar el diván, porque puede ocurrir
que después no haya sitio para ubicarlo, o lo que es aun peor, que no entre por la puerta. El retrato de
Freud no debe estar demasiado cerca del de la madre del analista: algún paciente puede confundirse y
pensar que son pareja. Tampoco deben colocarse velas debajo del retrato de Freud, o al menos hay que
sacarlas cuando entran los pacientes, ya que el psicoanálisis se caracteriza por ser una ciencia laica.
Otros retratos que deben evitarse son el del abuelo del analista enojado o durmiendo (por más que sea
la primera a foto que el analista sacó en su vida y esté orgulloso de ella), ni la del tío esa vez que lo
pescaron con la vecina de al lado, ni la del analista en su primera polución nocturna, o en pose
napoleónica. En todo caso, sí se podrá colgar el diploma, en caso de que la madre del analista le permita
sacarlo del living de la casa paterna, y si no, siempre queda el recurso de atender en el living de la casa
paterna. Quizás un cuadro de autor (todos lo son), y nada más.

Los diez mandamientos de la técnica


UNO: El que paga siempre es el paciente. En ningún caso será el analista, ni el supervisor, ni ningún
tercero interesado en los derechos de adaptación teatral o cinematográfica del tratamiento.
DOS: El paciente no sólo paga por las sesiones del tratamiento a las que concurre, sino también por
aquellas a las que no concurre, siempre y cuando las mismas formen parte de su propio tratamiento, y no
del de terceros.
TRES: Si el analista lo cree conveniente (y al inicio de la carrera es obligatorio), supervisará su material
clínico con otro analista más experimentado. No es recomendable, en cambio, que los pacientes
supervisen a sus analistas con otros pacientes más experimentados.
CUATRO: El analista atenderá al paciente en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza
(en tanto el paciente pueda pagar los honorarios) hasta que el alta los separe.
CINCO: El analista fijará el domicilio del tratamiento y allí lo acompañará el paciente, dentro de ciertos
límites, como por ejemplo respetar determinado radio (si se va a otro continente, la cosa se complica y el
paciente tiene derecho a solicitar la interrupción del vínculo por "incompatibilidad domiciliaria") y
determinado número de mudanzas. Si el analista se mudase después de cada sesión, el paciente podría
alegar "demencia".
SEIS: Lo que Freud ha unido, no debe la resistencia separarlo.
SIETE. Todo lo que el paciente diga puede ser utilizado en su contra.
OCHO: Por más que le recen a Freud antes de dormir, comer o salir, eso no les asegura la cura del
insomnio, ni la delgadez, ni la erección, llegado el caso.
NUEVE: El analista no debe autodeclararse inefable, ni concurrir a sesión ataviado en un atuendo papal.
DIEZ: Para un buen tratamiento, es útil que el paciente sepa la dirección del consultorio.

Los "análisis"
Pero si nos referimos a la técnica, no podemos dejar de mencionar ciertos tipos de desviaciones,
variantes inexplicables -pero que las hay, las hay- de la práctica psicoanalítica.
ANÁLISIS PROFANO: Es cuando el terapeuta no está habilitado profesionalmente, ya sea por su título o
por sus conocimientos, para ejercer el análisis.
ANÁLISIS PROAFANO: Es cuando lo único que busca el analista es el dinero del paciente.
ANÁLISIS SILVESTRE: Es cuando se practica el análisis en un ambiente extraño al mismo. Por ejemplo,
en una selva.
ANÁLISIS POSTAL: Es cuando se practica el análisis por correo. Así lo hacía Freud al inicio de su
carrera, con Fliess.
ANÁLISIS DECÓ: El paciente es un excéntrico filántropo y decide que para decorar su mansión no
alcanza con flores y cuadros, que le vendría bien un psicoanalista que le haga juego con el diván.
Entonces contrata a uno y le paga a tal efecto.
ANÁLISIS DE MERCADO: Esta variante surge a partir del concepto lacaniano de "demanda de análisis".
0 sea, el analista debe tener en cuenta la real necesidad de análisis mostrada por el paciente, y decidir si
lo tomará o no en tratamiento. Pero la demanda de análisis tiene su contraparte, la "oferta de análisis".
Aquí es el paciente quien estudia las posibilidades, líneas, escuelas, y luego opta por la que le conviene
(hay analistas que ofrecen "tres sesiones al precio de dos" o "se curan dos, paga uno", etc.). Del libre
juego de la "oferta" y la "demanda" surgirá el "marketing", o "análisis de mercado".
ANÁLISIS CAMPESTRE: Es cuando el analista toma mate y una bombacha y chiripá, las supervisiones
se llevan a cabo en la pulpería, y las sesiones se llevan a cabo mediante payadas, en tiempo de milonga,
como ésta:
PACIENTE:
Dígame usted, licenciado, qué significa este sueño
porque por más que me empeño
no encuentro el significado:
soñé que yo estaba al lado
de una morocha de aquéllas
que era un minón cinco estrellas
que acelera el corazón
y apareció otro chabón
que al final.. se fue con ella.
ANALISTA:
Ya le interpreto ese sueño
de la morocha traidora
de la que usted se enamora
pero ella... tiene otro dueño.
Sabemos desde milenios
que los sueños de ese tipo
nos remiten al Edipo
que a todo el mundo acompleja
la morocha era su vieja
y su viejo... el otro tipo.
PACIENTE:
Me parece, licenciado,
que esta vez falló la bocha
mi vieja no era morocha
creo que se ha equivocado.
Es cierto que estoy atado
a mi mamá con cordón
la quiero de corazón
y ella siempre fue mi guía
la morocha era mí tía
y el tipo era Don Ramóoon!
ANALISTA:
Fíjese entonces, Conrado,
como yo tenía razón.
Hay deseo y represión,
no me había equivocado.
Usted puede haber buscado
mil palabras elocuentes
pero el discurso consciente
no va a engañar a este quía: su mamá es como su tía
si hablamos del inconscieeente...
PACIENTE:
Usted dirá, licenciado,
que anda mal la transferencia
pero por más resistencia
esto ya no es de mi agrado
las sesiones he pagado
puntualmente, hasta en febrero
lo he escuchado con esmero
sin emitir una queja:
!No se meta con mi vieja,
que eso es algo muy fuleroooo!
ANALISTA:
Usted no entiende, Conrado,
y esto es algo de importancia
yo me refiero a su infancia
hablo de un tiempo pasado
usté era un niño educado
que admiraba a los cowboys
y como diría Freud reprimía
sus deseos y si le parece feo
dejamos, aquí por hooooy...
Estos versos, que bien podrían haber sido publicados en Martín Fierro, las aventuras de un gaucho que
deja el tratamiento y huye a analizarse con los indios, nos muestran sólo algunos aspectos de la técnica
campestre. Para más datos, recomendamos leer "La guitarra como objeto fetiche", "Sobre un tipo
especial de elección de chiripá" y "Pampa terminable e interminable".
Conclusiones
Los últimos párrafos de este mismo artículo ilustran lo que puede ocurrir cuando se dejan de lado los
recursos técnicos: se pueden armar verdaderas payadas terminabas o interminables, como en este caso.
0 bien, a que se rompa la armonía del tratamiento, como en este caso. 0, finalmente, a que alguien
intente resumir los recursos técnicos del psicoanálisis y falle, como en este caso.
Agradecemos al Grupo Editorial Planeta la autorización para la publicación de este
material.

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