Está en la página 1de 473

3

La lucha por el poder

(;'.: -

Los representantes de la burguesta que se han


infiltrado en el partido, el Gobierno, el ejército y
los diversos sectores culturales son un grupo de
revisionistas contrarrevolucionarios que tomardn el
.".,.-" poder y convertirdn la dictadura del proletariado
él. en dictadura de la burguesía cuando se les presente
la oportunidaq. A algunas de estas personas ya las
hemos descubierto, a otras todavía no. En algunas
todavía confiamos y las preparamos para ser nues-
tros continuadores...

MAO TSE-TUNG
(Citado en la circular del comité central del partido
comunista de China del 16 de mayo de 1966.)

El 6 de octubre de 1976, el maoísmo de Pekín perdió una


batalla que había comenzado en 1958, cuando por medio de la
formación de comunas populares en la ciudad y el campo pre-
tendió dar el golpe de gracia definitivo a la burguesía, los terra-
tenientes y la pequeña burguesía, y cambiar realmente de modo
de producción y las relaciones de producción en todo el país
hacia un modelo adecuado para hacer del proletariado la clase

185
dirigente. El colapso del plan en 1959, más político que econó-
mico dados los parámetros de producción históricos del país,
llevó de tumbo en tumbo al maoísmo hasta la insurgencia de
1966, llamada revolución cultural, un nuevo colapso en 1969-1971,
un manotazo de agonía en 1975-1976, Y la muerte definitiva en
julio de 1977, cuando se celebró la tercera sesión plenaria del
partido, colocando en sus antiguos puestos a Teng Hsiao-ping.
En estos 18 años de combate intenso, en el seno del partido,
y como reflejo de lo que ocurría en todo el cuerpo social de la
nación, la lucha se dio en torno a esta simple cuestión: cómo
hacer de China una nación grande, respetada y poderosa.
La receta de los dirigentes Liu Shao-chi, Teng Hsiao-ping y
Chu En-lai era: acelerar lo más posible la construcción econó-
mica, el desarrollo industrial y la mecanización agrícola, y si
para ello es necesario pactar con dios y con el diablo, no im-
porta; primero está el desarrollo económico de China, y des-
pués los problemas políticos. De ahí la frase ya clásica de Teng
Hsiao-ping, formulada cuando China se enfrentaba, en 1960, con
la necesidad urgente de salir de la postración económica, «no
importa que un gato sea blanco o negro, si caza ratones». Dadas
las condiciones específicas de la economía y la sociedad chinas,
estos dirigentes, junto con el mar humano de los pequeños
propietarios urbanos y rurales, plantearon la estrategia de una
sociedad bien dirigida, estable y ordenada, dedicada a trabajar
bajo la batuta de «1os que saben». Una vez producido el orden,
~.producido el despegue económico y la prosperidad general de
la sociedad, entonces había que preocuparse de la construcción
«del socialismo». ~sa era y es la tesis central, y con esa tesis,
estos dirigentes y sus simpatizantes se declaran y se sienten
comunistas. Y hoy son los vencedores.
La receta de los dirigentes Mao Tse-tung, Chang Chun-chiao,
y Yao Wen-yuan era: no se discute la necesidad de transformar
a China en una nación grande y a su pueblo en próspero, pero
la esencia del asunto está en qué camino se toma para impulsar
ese desarrollo económico, porque si el camino es sólo la bús-
queda de la velocidad, entonces puede ocurrir que estemos cons-
truyendo una sociedad rica, pero de explotación de unos pocos
hombres sobre muchos hombres, una versión remozada del sis-
tema capitalista que llevó a la cumbre de la prosperidad a
Estados Unidos como nación, y al abismo de la miseria a los
pueblos sobre cuyas espaldas se construyó o se sigue constru-
yendo esa prosperidad. Si se toma una variante del camino

186
capitalista, se llegará a tener una sociedad china manejada por
una clase burocrática que engullirá al partido y a toda la na-
ción, y más tarde a otros pueblos. Mao Tse-tung, a fines de 1975,
dijo de Teng Hsiao-ping, respecto a este tema: «Esta persona
no se empeña en la lucha de clases; nunca ha mencionado esta
clave. Sigue todavía con su "gato blanco o gato negro", sin hacer
distinción entre el imperialismo y el marxismo».! Así, para estos
dirigentes, la construcción económica y la construcción política
estaban a un mismo nivel, con esta última haciendo de guardián
ideológico. La lucha debía tener siempre el blanco de proleta-
rizar al partido, ganar su dirección, proletarizar en seguida al
país, y ganar su asentimiento para construir un nuevo tipo de
sociedad en donde la propiedad de los medios de producción
se diluye en la colectividad general. Nunca renunciar a la cons-
trucción política, y sí, en el caso de necesidad temporal, renun-
ciar por un momento a la velocidad de la construcción econó-
mica hasta asentar la estructura política de dirección colectiva
a todos los niveles. :esa era y es la tesis central, y con esa tesis
estos dirigentes y sus simpatizantes se declaran y se sienten
comunistas. Y hoy son los vencidos.
De estos dieciocho años de lucha por el poder trataré en este
capítulo. Los años anteriores, desde 1921 hasta 1949, fueron
tiempos en que la lucha por el poder se dio dentro del partido
en referencia a otra simple cuestión: cómo transformar a China
en una nación libre y sacada del estancamiento semifeudal en
que se postraba. Unos dijeron que había que hacer del partido
comunista la vanguardia del proletariado y vencer a los enemi-
gos externos e internos en las ciudades, para garantizar el ca-
rácter de clase de la revolución. :esos quedaron en el camino.
Otros, encabezados por Mao Tse-tung, dijeron que en un país
como China la rebelión debía ser campesina, y que el partido
proletario, como entidad inmutable, garantizaría el carácter pro-
letario del movimiento. Mao impuso su criterio, a través de suce-
sivas pruebas de fuerza desde 1927 hasta 1947. Treinta años des-
pués, también quedaría en el camino.

Las comunas populares

Cuapdo, en diciembre de 1958, la sexta reunión plenaria del


comité central elegido en el VIII Congreso del partido acordó
respaldar el desarrollo de las comunas populares como nueva

187
organizaCión de tipo socialista, la izquierda maoísta impuso su
criterio para lanzar una gigantesca campaña de masas por la
producción (que se llamaría «Gran Salto Adelante») y por socia-
lizar el país. En síntesis, desatar una ofensiva general contra la
burguesía china y la burocracia del partido, a través de una
batalla por la producción y la revolución.
La izquierda había tenido que ceder terreno en 1956 para
la celebración del VIII Congreso del partido, como ya vimos
en el segundo capítulo, y ahora iniciaba su contraataque, sobre
todo basado en que lo que veía como un tremendo entusiasmo
masivo por desarrollar la economía cuya aparición había seña-
lado Mao, el 6 de diciembre de 1955, después de la lucha de
represión contra los «contrarrevolucionarios», la cual llevó a
unos doce millones de personas a los centros de investigación
«de clase» de los organismos de seguridad. Ese día, en lo que
ahora se llama Charla de oposición al desviacionismo de dere-
cha y al conservadurismo, dijo el líder chino: «Ahora las cosas
han cambiado. De hecho, ha habido enormes cambios. Han
aparecido inmensas fuerzas productivas. Es como descubrir un
nuevo continente. El continente estaba ahí todo el tiempo, pero
no lo habíamos visto. La transformación socialista de la indus-
tria y el comercio llegará al 90 % para 1957. La transformación
de la artesanía también será acelerada. El plan resultó pequeño,
sin embargo. En 1957 se completará la transformación en 70
u 80 %. Originalmente, la nacionalización de las empresas in-
dustriales y comerciales estaba planificada para 1962».
Incluso el pronóstico de Mao fue sobrepasado, porque para
1956 ya se había completado la nacionalización industrial y co-
mercial.
Sólo en la artesanía la realidad probaría ser más porfiada,
y hasta 1977 aún había artesanía ampliamente esparcida para
los patrones socialistas.
y las noticias que comenzaron a acumularse a fines de 1957,
último año del primer plan quinquenal, también eran optimis-
tas: valor de la producción industrial, 15 % más de lo previsto.
Con algunos datos precisos: acero, 5.500.000 toneladas (meta:
4.120.000); energía eléctrica, 18.000 millones de kwh (meta: 15.900
millones); carbón, más de 120 millones de toneladas (meta:
113 millones); máquinas-herramientas de corte de metales: 30.000
unidades (meta: 13.000 unidades); equipos para producir ener-
gía: 340.000 kwh (meta: 164.000 kwh); madera, 24 millones de
metros cúbicos (meta: 20 millones); hilados de algodón: 5.600.000

188
balas (meta: 5 millones); papel mecánico, 800.000 toneladas
(meta: 655.000).
Había, por supuesto, metas no alcanzadas, como en el caso
del petróleo, fertilizantes químicos, aceites comestibles, cigarri-
llos, fósforos y otros artículos de consumo. Pero, en su con-
junto, el crecimiento industrial parecía estar en un punto de
«despegue».
En cuanto a la producción de cereales -la viga maestra de
la economía china-, la curva ascendente parecía afirmarse
después de que en 1953 y 1954 no se alcanzaron las metas. Así,
en 1955 se cosecharon 175 millones de toneladas, en 1956 se
elevaron a 182 millones, y a 185 millones en 1957. Es decir, en
1956 se alcanzó la meta fijada para 1957. Y en este último año
se llegó a una producción de cereales de poco más de 296 kilos
per cápita anuales, bordeando la marca considerada de flotación
económica por los expertos chinos: 300 kilos per cápita.
Tal vez esta bonanza económica impulsó al maoísmo en el
seno del partido a intentar la gran aventura, comenzando por
«revocar los veredictos» del VIII Congreso. El 7 de octubre
de 1957, en sus intervenciones en la tercera sesión plenaria del
VIII comité central, Mao abrió los fuegos: «En las resoluciones
del VIII Congreso del partido [...] se dice que la contradicción
entre la burguesía y el proletariado [en China] ha sido resuelta
en lo fundamental. Esta afirmación no es incorrecta, pero solu-
ción en lo fundamental no es equivalente a solución completa.
Una vez que se resolvió el problema de la autoridad política,
se resolvió en lo fundamental el problema de la propiedad, pero
en las esferas económica y política no hubo una solución com-
pleta [...]. Hay dos segmentos en el pueblo: un segmento que
ha explotado a otras personas, y un segmento que no ha explo-
tado a otras personas. En un segmento pocos han sido influidos
por la ideología burguesa y en el otro muchos han sido in-
fluidos [...]. Cuando decimos que la lucha de clases en gran
escala ha terminado en lo fundamental y las contradicciones han
sido resueltas en lo básico, estamos hablando del sistema polí-
tico y del. problema de la propiedad. Pero en la construcción
de la superestructura, la cuestión de la ideología y del poder
político no ha sido resuelta en gran medida. El individualismo,
el burocratismo, el idealismo son también un asunto relativo
a la 90nstrucción de la superestructura, y debe ser resuelto [...J.
Tres clases se incluyen en el pueblo: el proletariado, la burgue-
sía y' la pequeña burguesía. Existe contradicción entre estos

189
tres segmentos del puebl~. ~sta es una contradicción en el seno
del pueblo, y también una contradicción de clases [...]. La revo-
lución socialista es un problema para la burguesía y la pequeña
burguesía. La burguesía y los intelectuales burgueses, que tota-
lizan 30 millones incluyendo sus familiares, son un' gran pro-
blema. A lo más, la clase obrera totaliza 40 millones de perso-
nas [incluyendo familiares]. Los blancos de la revolución socia-
lista son la burguesía, los intelectuales burgueses, y la parte
superior de la pequeña burguesía [en el campo, los campesinos
medio acomodados]. Ahora es sumamente claro: al avanzar en
la etapa de transición del capitalismo al socialismo, la contra-
dicción principal (o fundamental) es la contradicción entre el
proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo.
Así, en las relaciones sociales y las relaciones entre las personas
ha habido una solución en lo fundamental, pero no ha sido una
solución completa. Los terratenientes, campesinos ricos, con-
trarrevolucionarios y malos elementos apoyan el capitalismo, y
aquellos que explotan a otros apoyan el capitalismo. ~sta es
también una contradicción entre la burguesía y el proletariado.
La lucha entre los dos caminos no será resuelta hasta después
de un largo período. "Principal" y "fundamental" tienen un
mismo significado [...]. Las resoluciones del VIII Congreso del
partido declaran que la principal contradicción es la contradic-
ción entre el avanzado sistema social y las atrasadas fuerzas pro-
ductivas. Si se quiere ser razonable, uno no puede hablar de
esa manera [...]. Marx, Engels y Lenin nunca dijeron esta
frase que está en las resoluciones del VIII Congreso del par-
tido, pero no importa. Lo que se quiso decir con esto es que
debemos desarrollar rápidamente la producción, fortalecer la
base material de la sociedad socialista; sólo que no se dijo
claramente. La esencia de las faltas en el estilo está en que no
hemos hablado seriamente acerca de las contradicciones».2
Desde diciembre de 1957 hasta mayo' de 1958 se sucedieron
cinco conferencias a nivel de gobierno central, hasta terminar
con la segunda sesión plenaria del VIII Congreso del partido.
En cada una de ellas, la izquierda, por boca de Mao Tse-tung,
fue impulsando el contraataque a la derecha en el poder y pre-
parando las condiciones para echar a andar el movimiento de
las comunas populares.
El 11 de enero de 1958, en su intervención en la conferencia
realizada en Nanning sobre la planificación económica, Mao fue
extremadamente crítico contra el pensamiento económico con-

190
servador que dominaba el Consejo de Estado (dirigido ya por
Chu En-lai): «En cuanto al informe (sobre planificación) hecho
a la Asamblea Popular, no lo he leído en dos años... A fin de
mantener la solidaridad, este hecho no ha sido mencionado en
los periódicos, y yo no soy responsable por eso... Los departa-
mentos financieros y económicos no mantienen informado al
buró político... Los camaradas de los comités del partido están
preocupados especialmente por lo que creen el peligro princi-
pal para ellos, "ser rojos pero no calificados", políticos estúpi-
dos divorciados de la realidad. En verdad, ellos no solamente
no son calificados, sino que también están perdiendo gradual-
mente su rojez... Se pretende establecer un Consejo de plani-
ficación burgués. Nuestro Consejo de planificación es el buró
político, que funciona a través del intercambio de informa-
ciones».
Dos días más tarde, en la misma conferencia, su crítica fue
más al interior: <dgual que las Naciones Unidas de Dulles, el
buró político se ha convertido en una máquina de votar. Usted
le presenta un documento bien terminado y tiene que ser apro-
bado. Lo mismo que en la ópera, uno tiene que subir al escena-
rio y hacer su representación puesto que el espectáculo ha sido
anunciado. El documento no refleja ninguna investigación de
los hechos ni la esencia del problema, e incluso tiene palabras
extranjeras. Yo tengo un método [para oponerme], y es la resis-
tencia pasiva. Durante dos años no he leído los documentos de
ustedes [los del Consejo de planificación], y tampoco espero
leerlos este año [...]. Imagino que ustedes deben estar pensan-
do que el comité central [del partido] es un modelo de perfec-
ción. Ustedes creen que aunque no es totalmente perfecto, por
lo menos está cerca de eso. Sin embargo, es como Margarita, la
heroína de la novela La dama de las camelias, que creía necesa-
rio maquillarse cuando veía a su amante, aunque ella estaba
agonizando... Los poderes más grandes que posee el comité
central proceden sólo de la revolución y la agricultura. El resto
está en manos del Consejo de Estado».
No está de más recordar aquí que el Consejo de Estado lo
dirigían Chu En-lai y Teng Hsiao-ping, y que en el seno del
partido el oponente a Mao Tse-tung, por parte de los «conserva-
dores», era Liu Shao-chi.
El 28 de enero del mismo año, en su discurso ante la con-
ferencia suprema del Estado, fue más explícito en lo que se
proponía hacer: «Nuestra nación está despertando igual que

191
cualquiera que despierta después del sueño nocturno. Hemos
derribado el sistema feudal de varios miles de años y ha des-
pertado. Hemos cambiado el sistema de propiedad; ahora hemos
ganado victorias en la campaña de rectificación y en la cam-
paña antiderechista. Nuestro país es pobre y está desnudo. Quie-
nes son pobres no poseen nada. Quienes están desnudos son
como una hoja de papel en blanco. Ser pobre es bueno porque
inclina a uno a ser revolucionario. Muchas cosas se pueden
hacer con papel en blanco. Uno puede escribir o diseñar en él.
El papel en blanco es lo mejor para escribir en él [...]. Estoy
por la teoría de la revolución permanente. No confundan esto
con la teoría de la revolución permanente de Trotski. En la
revolución se debe golpear cuando el hierro está caliente; una
revolución debe seguir a la otra, la revolución debe avanzar
continuamente. Los junaneses dicen que "las sandalias de paja
no tienen forma, la adquieren cuando se hacen". Trotski creía
que la revolución socialista debía lanzarse aun antes que se
completara la revolución democrática. No creemos lo mismo.
Por ejemplo, después de la liberación de 1949 vino la reforma
agraria; tan pronto como ésta fue completada siguieron los
equipos de ayuda mutua, en seguida las cooperativas inferiores,
luego las cooperativas de nivel superior. Después de siete años
se completó la cooperativización y se transformaron las rela-
ciones de producción [hasta 1956]. Entonces vino la rectifica-
ción. Una vez terminada la rectificación, antes de que las cosas
se enfriaran, vino la revolución técnica. En los casos de Polonia
y Yugoslavia, después de siete u ocho años de orden democrá-
tico emergió una capa de campesinado rico. Puede que no siem-
pre sea necesario establecer un Gobierno de nueva democracia,
pero, aun así, uno debe unir todas las fuerzas susceptibles de
ser unidas».3
Estableciendo como punto de apoyo las relativamente buenas
cosechas de 1956 y 1957, Y las buenas perspectivas para 1958, y
el comienzo de una bonanza económica general en el resto de
la economía, el maoísmo desató una nueva guerra civil campe-
sina contra las ciudades, una nueva guerra popular, pero esta
vez en las condiciones de lucha interna dentro del mismo par-
tido gobernante. Mao, líder de la izquierda, volvió a indicar el
camino para insurreccionar a los campesinos a fin de hacer una
«revolución proletaria». Es decir, acelerar el proceso de colec-
tivización en el campo para empujar la socialización en las
ciudades, y a través de esta campaña destronar a la derecha

192
del comité central, o por lo menos ponerla entre la espada y la
pared, entre el movimiento campesino por la socialización de la
tierra y la rebelión de la izquierda comunista contra la planifi-
cación de capitalismo de Estado en. el resto de la economía. En
esta guerra popular dentro de la revolución, «las ciudades» eran
la burocracia civil-militar nacida en el partido ahora gobernante.
De este contenido real del movimiento de las comunas popu-
lares eran muy conscientes los miembros del buró politico. Por
ejemplo, muchos años después, en julio de 1970, en Pekín, du-
rante una conversación que sostuvo con Kang Sheng, quinto
en la jerarquía' comunista por esa fecha, éste, ante una pregunta
mía de si los comités revolucionarios surgidos de la revolución
cultural eran realmente una nueva forma socialista en la super-
estructura, o se reducían a un cambio de apariencia de una
estructura burocratizada de gobierno, respondió:
-Eso está por demostrar... Hace muchos años que el prole-
tariado chino trata de encontrar una forma socialista de la'
superestructura. Desde el movimiento de las comunas popula-
res, el primer intento en gran escala por conseguir esto, estamos
buscando la forma.
En junio de 1958 comenzó la campaña por las comunas
populares. En menos de cien días, 120 millones de familias cam-
pesinas que hasta ese momento estaban organizadas en 740 mil
cooperativas de producción agrícola se fundieron en 26.000 co-
munas populares. Es decir, las organizaciones colectivas que
antes tenían un promedio de 162 familias por unidad pasaron
a convertirse en gigantescas empresas rurales de más de 4.600
familias asociadas en cada una.
En agosto el buró político se reunió en Peitaje, y aprobó el
establecimiento de las comunas populares «rurales». En diciem-
bre se reunió el comité central en sesión plenaria, y aprobó lo
mismo, pero con una ampliación de significado esencial: «un
nuevo tipo de organismo social». Es. decir, rural y urbana.
En el primer párrafo del título de la resolución sobre algunos
problemas concernientes a las comunas populares,4 se sintetiza
el contenido: «La comuna popular es la unidad básica de la
estructura socialista de nuestro país, unidad básica que com-
bina la industria, la agricultura, el comercio, la educación y los
asuntos militares; al mismo tiempo es la organización básica
del poder del Estado socialista. La teoría marxista-leninista y la
experiencia inicial de las comunas populares en nuestro país nos
capacitan para prever hoy que las comunas populares acelera-

193
7.-CHINA
rán el ritmo de nuestra construcción socialista y que constitu-
yen la mejor forma de realizar en nuestro país las dos transi-
ciones siguientes:
»Primero, la transición de la propiedad colectiva a propiedad
de todo el pueblo, en el campo.
»Segundo, la transición de la sociedad socialista a la socie-
dad comunista en nuestro país. También puede preverse que
en la futura sociedad comunista las comunas populares conti-
nuarán siendo la unidad básica de nuestra estructura social.
»De ahora en adelante la tarea que enfrenta el pueblo de
nuestro país consiste en: a través de una forma de organización
social como las comunas populares y basada en la línea gene-
ral para la construcción del partido entregada por el partido
[esta frase es fundamental, porque la línea general era la en-
tregada por el VIII Congreso, es decir, la línea de la burocracia
civil-militar, del partido de '''gerentes'' como Liu, Teng y Chu;
esto demuestra que la "ofensiva campesina" desatada por el
maoísmo para "socializar" China llevaba en su seno el germen
de su fracaso], desarrollar las fuerzas productivas sociales a
alta velocidad, adelantar la industrialización del país, la indus-
trialización de las comunas y la mecanización y electrificación
de la agricultura; efectuar la gradual transición de la propiedad
.
socialista colectiva a la propiedad socialista de todo el pueblo,
para conseguir así completamente la propiedad de todo el pue-
blo en la economía socialista de nuestro país, transformando
gradualmente a nuestro país en una gran tierra socialista con
industria, agricultura, ciencia y cultura de alto desarrollo mo-
derno. Durante este proce'so, los elementos del comunismo cre-
cerán obligatoriamente de modo paulatino, aportando la bas'e
de las condiciones materiales y espirituales para la transición del
socialismo al comunismo.
»~sta es una tarea gigantesca y extremadamente compleja.
A la luz de las experiencias ya conseguidas y de las condiciones
concretas que hoy existen en nuestro país, es posible que la
propiedad socialista de todo el pueblo pueda ser realizada en
una fecha algo cercana, pero no será muy pronto. Aunque el
paso a que avanzamos es bastante rápido, tomará aún un tiem-
po más bien largo realizar a gran escala la industrialización de
nuestro país, la industrialización de las comunas, la mecaniza-
ción y electrificación de la agricultura y la construcción de un
país socialista con industria, agricultura, ciencia y cultura de
elevado desarrollo moderno. El proceso completo tomará quince,

194
veinte o más años, a contar desde ahora [...]. El buró político
del comité central puntualizó claramente en agosto, en su reso-
lución sobre el establecimiento de comunas populares en las
áreas rurales que, en el caso de las comunas populares, "la tran-
sición de la propiedad colectiva a propiedad de todo el pueblo
es un proceso cuya consumación puede tomar poco tiempo
-tres o cuatro años en algunos lugares- o ser más larga -cinco
a seis años, o aun más- en otras partes».
De este texto se infiere claramente que la estructura interior
del modelo funcionaba así:

a) Para asegurar el funcionamiento de la revolución socialista


se debía conseguir primero el cambio completo del sistema de
propiedad, a fin de llegar a 100 % de propiedad de todo el pue-
blo (estatal) en la ciudad y en el campo en un plazo que termi-
naba en 1966, o como máximo en 1967.
b) Teniendo como base ese cambio completo del sistema de
propiedad, poner la economía china en su conjunto en «elevado
desarrollo moderno» en un plazo que terminaba aproximada-
mente en 1978.

¿Qué ocurrió cuando esos plazos se cumplieron?


Para el cambio del sistema de propiedad los resultados
fueron desastrosos. En el momento en que escribo este libro,
año 1977, ni siquiera en las ciudades se ha alcanzado 100 % de
propiedad de todo el pueblo. En ellas, 97 % es propiedad esta-
tal con respecto a las industr~as, y 93 % con respecto al comer-
cio. En el campo, el rudo paisaje del fracaso lo daba en 1975
el vicepresidente del partido, Chang Chun-chiao, en su artículo,
que ya hemos citado antes, Acerca de la dictadura omnímoda
de la burguesía: «En cuanto a los medios de producción agríco-
las, aproximadamente 90 % de las tierras cultivadas y de las
máquinas de irrigación y desagüe, más o menos 80 % de los
tractores y del ganado mayor, eran de propiedad colectiva. Era
muy pequeña la proporción de la propiedad de todo el pueblo.
Por consiguiente, más de 90 % de los cereales y de los diversos
cultivos industriales del país procedían de la economía colec-
tiva. Las granjas estatales representaban una proporción muy
pequeña. Además, para los comuneros se mantenía una pequeña
cantidad de tierras de uso personal y limitadas ocupaciones
secundarias domésticas».
Un mar de propiedad colectiva agraria generando fuerzas

195
para la burocracia civil-militar, y, por eso, creando en la parte
de propiedad de todo el pueblo la ficción de socialismo. El
mismo Chang Chun-chiao, en su Informe sobre la reforma de la
Constitución ante la IV Asamblea Popular Nacional el 13 de
enero de 1975 afirmaba: «Tomemos el caso del sector estatal
de la economía. Algunas entidades son en apariencia de pro-
piedad socialista, pero en realidad su dirección no está en ma-
nos de los marxistas y las grandes masas obreras. Muchas posi-
ciones serán ocupadas por la burguesía si no las ocupa el pro-
letariado. Confució murió hace más de dos mil años; sin em-
bargo, basuras como las suyas no desaparecen solas si no las
alcanza
.
la escoba del proletariado».5
y respecto a la meta para 1978 del elevado «desarrollo mo-
derno», en la misma IV Asamblea Popular Nacional se duplica
el plazo para «fines de este siglo». Chu En-Iai, en su informe a
esa asamblea, dijo: «Dentro del presente siglo, llevar a cabo
en todos los aspectos la modernización de la agricultura, la
industria, la defensa nacional, la ciencia y ra tecnología, colo-
cando así nuestra economía nacional en las primeras filas del
mundo. ».6
Y, además, definía los pasados años de república popular di-
ciendo: «Bajo la dirección del comité central del partido enca-
bezado por el presidente Mao, nuestro pueblo ha trabajado
duro, ha vencido toda clase de dificultades y escollos, y ha lo-
grado, en un corto plazo de veintitantos años, transformar un
país pobre y atrasado en un Estado socialista con una prospe-
ridad inicial».7 .
Todo esto demuestra el fracaso de la ofensiva campesina
como instrumento de socialización del país iniciada con el movi-
miento de las comunas populares, ya que, en vez de construir
el socialismo sobre un sistema de propiedad estatal socialista,
actualmente se construye sobre un sistema de propiedad colec-
tivo que sirve de base a la formación del nuevo sistema de
explotación manejado por la burocracia civil-militar china. En
realidad, la lucha desatada en 1958 no concluyó realmente hasta
octubre de 1976, fecha de la decapitación política del maoísmo.
Pero creo que es útil para el análisis seguir citando el docu-
mento de 1958, a fin de saber exactamente lo que se proponía
la izquierda con las comunas, y también exactamente lo que
no consiguió: «El desarrollo del sistema de comunas populares
rurales tiene un significado aún más profundo y de más largos
alcances. Ha mostrado al pueblo de nuestro país el camino de

196
la gradual industrialización de las áreas rurales; el camino de
la gradual transición de la propiedad colectiva a la propiedad
de todo el pueblo en la agricultura; el camino de la gradual
transición del principio socialista «a cada uno según su trabajo»
al principio comunista «a cada uno según sus necesidades»; el
camino que gradualmente disminurá y finalmente eliminará las
diferencias entre ciudad y campo, entre obrero y campesino, y
entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; y el camino
para disminuir paulatinamente y eliminar al fin las funciones
internas del Estado... En el futuro, las comunas populares urba-
nas, de formas que se acomoden a los rasgos específicos de las
ciudades, llegarán también a ser instrumentos para la transfor-
mación de las viejas ciudades y la construcción de las nuevas
ciudades socialistas; llegarán a ser los organizadores unificados
de la producción, los cambios y la distribución, y de la subsis-
tencia y bienestar del pueblo; llegarán a constituir organismos
sociales que combinen la industria, la agricultura, el comercio,
la educación y los asuntos militares, organismos en los cuales
estarán integrados la administración de gobierno y el manejo
de la comuna. Hay, sin embargo, ciertas diferencias entre la
ciudad y el campo.
»En primer lugar, las condiciones de la ciudad son más com-
plejas que las del campo.
»En segundo lugar, la propiedad socialista de todo el pueblo
es ya la forma primordial de propiedad en las ciudades, donde
las fábricas, organismos estatales y escuelas, bajo la dirección
de la clase obrera, han llegado ya a una alta organización de
acuerdo con los principios socialistas (organización que no abar-
ca, sin embargo, a algunos miembros de las familias de obreros
y empleados). Por consiguiente, el desarrollo de las comunas
populares en las ciudades no puede dejar de plantear exigencias
diferentes de las que caracterizan a las áreas rurales.
»En tercer lugar, la ideología burguesa prevalece todavía
bastante entre muchos capitalistas e intelectuales en las ciuda-
des; ellos aún tienen recelos ante el establecimiento de las co-
munas. Tenemos, pues, que esperarles un poco».
En verdad, la espera fue tan larga que cuando los herederos
de esa burguesía se apoderaron finalmente de la sociedad china
en 1976 ¡todavía no había sido creada ninguna comuna popular
urbana!
y mucho más que eso. Cuando nueve años más tarde, en
1967, otra insurrección de la izquierda llegó al borde del caro-

197
bio de la situación, y en Shanghai, durante la revolución cultu-
ral, Chang Chun-chiao y Yao Wen-yuan estuvieron a la cabeza
de un movimiento de la izquierda del partido encabezando una
alianza de los obreros y empleados y otros sectores de la ciudad
por establecer la comuna popular d<::Shanghai como forma de
romper desde la base la estructura de poder vertical que hacía
la fortaleza de la burocracia civil-militar, encabezada en esos
momentos por Chu En-lai y Lin Piao, es el propio Mao Tse-tung
quien se opone, echa un balde de agua fría al proyecto, y, lo.
peor, justifica su negativa con una argumentación vacía, propia
de libreto de comedia de equívocos.
Es febrero de 1967, y Mao Tse-tung tiene tres reuniones con
Chang Chun-chiao y Yao Wen-yuan, llamados por él a Pekín
del 12 al 18 de febrero. En la versión taquigráfica de parte de
lo que Mao dice está esto: «El presidente [Mao] dijo: "Se
origina una serie de problemas con el establecimiento de una
comuna popular, y me pregunto si ustedes han pensado en ellos.
Si toda China establece comunas populares, ¿tendría la Repú-
blica Popular China que cambiar su nombre por el de Comuna
Popular China? ¿Nos reconocerían otros países? Tal vez no nos
reconocería la Unión Soviética, pero sí Gran Bretaña y Francia.
¿Y qué haría:rp.os con nuestros embajadores en diversos países?
Etcétera. Hay otra serie de problemas que tal vez ustedes no
han tenido en cuenta. Muchos lugares han solicitado ahora al
centro [al comité central] permiso para establecer comunas
populares. El centro ha redactado un documento diciendo que
ningún otro lugar que no sea Shanghai puede establecer comu-
nas populares". El presidente [Mao] es de la opinión que Shan-
ghai debería hacer un cambio y transformarse en un comité
revolucionario o en un comité de ciudad, o en un comité po-
pular de ciudad. "Las comunas son demasiado débiles cuando
se trata de reprimir la contrarrevolución. Hay gente que ha
venido a quejarse a mí de que cuando el buró de Seguridad
Pública arresta a personas, entran por la puerta principal y
salen por la trasera. Los órganos de control en escuelas pueden
transformarse en comités revolucionarios culturales o equipos
de dirección revolucionarios culturales"».8
«Si todo se transformara en comuna, ¿entonces qué pasaría
con el partido? ¿Dónde colocaríamos al partido? En los comités
de comunas hay miembros que son del partido y otros que no
son del partido. ¿Habría lugar para el comité del partido? ¡Tiene
que haber de todos modos un partido! Tiene que haber un

198
núcleo, no importa qué nombre le demos. Que se le llame par-
tido comunista o partido socialdemócrata, o Kuomintang, o
I-kuan-tao, tiene que haber un partido. La comuna tiene que
tener un partido, ¿pero puede la comuna reemplazar al par-
tido?» 9
No parece necesario comentar estas infantiles excusas de
Mao, sobre todo la de este último párrafo, que pasa los límites
del surrealismo considerando que el partido siempre dirigió
el trabajo político, militar y económico en las' comunas popu-
lares rurales. El fondo de la cuestión está en que Mao estaba
obligado a oponerse a la creación de la comuna popular de
Shanghai ¡porque eso daba origen a un cambio de poder en el
EPL! El pueblo armado de la comuna pasaba a estar sobre el
ejército regular, yeso significaba que Un Piao, «íntimo cama-
rada de armas» de Mao, podía tratar de aprovechar la ocasión
de desorden social y económico en China para montar un golpe
militar. Sólo que quedaba por razonar acerca de la cuestión de
si un pueblo movilizado en torno a las comunas populares ur-
banas en ese momento habría dejado pasar un golpe militar
anti Mao. Pero la historia no puede reescribirse, de modo que
no sabemos qué habría pasado en China si Mao no llega a
prohibir la creación de comunas populares urbanas en 1967 a
partir de la de Shanghai, y en medio de la revolución cultural.
En julio de 1970, durante una de mis visitas a China, fui
recibido en el aeropuerto de Pekín por Wu Fa-sien, miembro
del buró político, subjefe del estado mayor general del EPL y
comandante en jefe de la fuerza aérea. En el automóvil (Ban-
dera Roja, con cortinas, naturalmente), camino a la ciudad, me
dijo: «No se necesita una especie de comuna popular estilo
Shanghai en China. El EPL es el pilar de la dictadura del pro-
letariado yeso garantiza que no cambie de color nuestra revo-
lución. El camarada Un Piao es el sucesor del presidente Mao,
existe la garantía».10
Pero, al margen del papel que en el desarrollo histórico
ejercen las decisiones personales de los líderes, la esencia de
su moviminto sigue estando en la base económica en que, se
asienta una sociedad dada, y de ahí el papel principal que el
documento de las comunas populares de 1958 concede a la
etapa previa de cambiar el sistema de propiedad en el país:
«Para promover gradualmente la transición de la propiedad
colectiva a propiedad de todo el pueblo, cada distrito deberá
establecer por lo general su federación de comunas [después

199
del colapso de 1959-1960, no sólo no se establecieron nunca las
federaciones de comunas, sino que se subdividieron las 26.000
existentes hasta alcanzar las 74.000 existentes en la actualidad,
profundizando su carácter cooperativo no socialista]. En los
años venideros, y sobre la base de un enérgico desarrollo de la
producción y de la elevación de la conciencia política c;lela gen-
te, estas federaciones darán los pasos adecuados para incremen-
tar gradualmente la proporción de sus medios de producción
de propiedad de todo el pueblo y la proporción de sus produc-
tos sometidos a la distribución unificada por el Estado; y cuan-
do las condiciones maduren, para pasar de la propiedad colec-
tiva a la propiedad de todo el pueblo. Si no se dan oportuna-
mente los pasos para promover y completar este cambio, y si la
propiedad colectiva existente es conservada intacta indefinida-
mente como resultado de que los miembros de la comuna limi-
tan su atención a los objetivos relativamente estrechos de los
intereses de su colectividad, los continuos desarrollos de las
fuerzas sociales de producción y los continuos aumentos de la
conciencia política serán frenados... Sin embargo, hay que esta-
blecer que la propiedad colectiva desempeña aún un papel posi-
tivo, actualmente, en el desarrollo de la producción en las
comunas populares rurales. El momento oportuno en que debe
efectuarse la transición de la propiedad colectiva a la propiedad
de todo el pueblo estará determinado por factores objetivos -el
nivel de desarrollo de la producción y el nivel de conciencia
política de la gente-, y no llegará en un momento o en otro,
determinado por nuestros deseos subjetivos. Por lo tanto, sola-
mente después de un tiempo considerable, esta transición podrá
realizarse a escala nacional, por etapas y grupos. Aquellos que
no aciertan a comprender esto, y al confundir el estableci-
miento de las comunas populares con la realización de lá pro-
piedad de todo el pueblo realizan impetuosos intentos por abo-
lir la propiedad colectiva prematuramente en el campo y tra-
tan de cambiarla con precipitación a propiedad de todo el pue-
blo, no están haciendo las cosas bien y por tanto fracasarán».
El tiempo demostró que este razonamiento era correcto. Con-
gelada la propiedad colectiva durante veinte años después de
este documento, aparecieron en el campo chino los fenómenos de
polarización entre ricos y pobres a nivel de comunas, de briga-
das y de equipos de producción, y también a nivel de familias.
El artículo 7 de la Constitución política china aprobada en
enero de 1975 define así la situación legal de esta estructura de

200
producción agrícola: «La comuna popular rural es una organi-
zación que fusiona en sí el poder de base y la administración
económica. En la etapa actual, en la economía de propiedad
colectiva de la comuna popular rural se adopta, por lo general,
el sistema de propiedad a tres niveles con el equipo de produc-
ción como base, es decir, propiedad a los niveles de comuna,
brigada de producción y equipo de producción, con este último
como unidad básica de contabilidad. Con la condición de que
se aseguren el desarrollo y el predominio absoluto de la eco-
nomía colectiva de la comuna popular, los comuneros pueden
cultivar una pequeña cantidad de tierra para uso personal y
dedicarse a limitadas ocupaciones secundarias domésticas, y en
las zonas ganaderas pueden poseer a título personal un reducido
número de cabezas de ganado».
En la práctica este esquema funciona, por lo que respecta
a la producción, de modo que el nivel de comuna tiene por tarea
fundamental ayudar a los equipos en el desarrollo de la agri-
cultura, la ganadería, la silvicultura, ocupaciones secundarias
(generalmente privadas) y piscicultura. Los medios de produc-
ción que generalmente posee la comuna son, en general, un
reducido número de empresas y servicios, cuyo manejo queda-
ría fuera del alcance de los equipos o brigadas. Algunas de estas
empresas proporcionan materias primas para industrias esta-
tales, pero la mayoría sirve directamente a la producción agrí-
cola y la vida cotidiana dentro de la comuna. Los campesinos
que trabajaban en estas empresas industriales a nivel de comu-
na siguen teniendo el carácter de tales y no de obreros, porque
se les asignan puntos de trabajo. Las utilidades de estas em-
presas se destinan en más de 90 % de los casos a la reproduc-
ción ampliada, es decir, la acumulación de capital.
Por su parte, a la brigada le incumbe cuidar, bajo la direc-
ción de la comuna, de la producción y el trabajo administrativo
de los equipos que le pertenecen. Los asesora en la elaboración
de planes de producción; guía, examina y supervisa su pro-
ducción, distribución y trabajo financiero; los ayuda a mante-
ner una buena administración; establece y maneja las obras
hidráulicas y otras obras de construcción básica agrícola dentro
de sus jurisdicciones; y organiza la cooperación, cuando es ne-
cesario, entre equipos de producción. Además de la producción,
la brigada se encarga de los asuntos civiles, la organización de
la milicia, de la seguridad pública, los trabajos de cultura, edu-
cación y sanidad pública.

201
En el nivel básico, los equipos de producción están cOR,¡ti-
tuidos sobre la base de las antiguas aldeas, que generalmente
agrupan entre 10 y 25 familias. Al equipo de producción le per-
tenecen los principales medios de producción agrícola: las
tierras y las 'aguas y bosques colectivos (que no son estatales),
dentro de los límites de cada equipo. El ganado mayor, los
aperos, las máquinas agrícolas pequeñas y la fuerza laboral
están a disposición del equipo; ni la comuna ni la brigada
pueden disponer de ellos sin recompensar. Los comuneros tie-
nen en la actualidad pequeñas parcelas de tierra para uso
individual y ocupaciones domésticas secundarias. Sus ingresos,
ahorros en el banco, vivienda y otros bienes para la vida indi-
vidual son de propiedad privada y están bajo la protección del
Estado. En suma, el equipo de producción organiza la produc-
ción y la distribución, lleva a cabo la contabilidad de manera
independiente y responde de sus propias ganancias o pérdidas.
Es decir, estamos ante un caso de pequeñas cooperativas de
producción (los equipos) en un sistema de organización estatal
que garantiza la infraestructura de la vida agrícola a través de
las brigadas y las comunas. En general, y solamente como pro-
medio, son estas cifras: cada comuna popular se compone de
unas 1.600 familias; cada brigada de unas 160 familias y cada
equipo de unas 16 familias. Dicho de otro modo, cada comuna
tiene diez brigadas y cada brigada diez equipos.
Como las comunas populares rurales están administrativa-
mente subordinadas a los distritos (éstos a las prefecturas, y la
prefectura a la provincia), la planificación estatal con respecto
a la producción agrícola funciona así: «En primer lugar, el dis-
trito asigna tareas a las comunas de acuerdo con sus tierras,
población y capacidad productiva. Luego las comunas proponen
planes de siembra a las brigadas. Y las brigadas, a su vez, hacen
sus propuestas a los equipos. Éstos, a la luz de los planes del
Estado y las necesidades de sus miembros, confeccionan los
planes de producción, que son sometidos a la discusión y apro-
bación de las reuniones generales de comuneros... La elabora-
ción del plan implica una enconada lucha ideológica».l1
Con este sistema de pequeñas cooperativas se ha producido
en el campo una polarización bastante notoria entre ricos y
pobres, que principalmente se debe a dos razones fundamen-
tales: 1) las diferencias en la calidad de las tierras de cultivo,
y 2) la diferencia en mano de obra en cada familia.
De este modo, de nivel básico a superior, hay estratos de

202
familias pobres y familias ricas, de equipos pobres y equipos
ricos, y de comunas pobres y comunas ricas. Esto ha provocado
una polarización ideológica: el sector más rico es conservador
y no quiere avanzar hacia la propiedad del Estado; el sector
más pobre empuja hacia el cambio; y un amplio sector inter-
medio vacila entre mantener las cosas para llegar a enrique-
cerse, o plegarse a la corriente renovadora.
Un caso presentado por los propios chinos en su propa-
ganda puede demostrar esta polarización. Se trata de la co-
muna popular Tungting, en el distrito de Wusien, provincia de
Chiangsú. Son 11.000 familias (es decir, un modelo de superpo-
blación), que suman 45.000 personas. Hay 30 brigadas, con 237
equipos de producción. Ocupan una superficie de 35 kilómetros
cuadrados. Catorce kilómetros cuadrados están dedicados a arro-
zales y seis a frutales, moreras, estanques para cría de peces.
Su ingreso anual per cápita es de 146 yuanes, sin considerar el
ingreso por actividades privadas. Las mujeres reciben 20 % me-
nos salario que los hombres, en promedio. Así, la familia pro-
medio de la comuna recibía poco más de 597 yuanes anuales,
para el año 1973.
El equipo de producción número 8, compuesto de 46 fami-
lias, con 161 personas, perteneciente a 1.:. brigada de produc-
ción Aurora (8 equipos, con un total de 1.263 habitantes), tenía
una entrada promedio de 126 yuanes per cápita. Eso hacía para
la familia promedio del equipo una entrada de 441 yuanes, o sea
26 % menos que el promedio familiar de la brigada.
En cambio, el equipo número 2, con 33 familias (181 perso-
nas), de la brigada de producción «Reforestación», tenía una
entrada per cápita de 160 yuanes. Esto hacía casi 873 yuanes
para la familia promedio de la brigada. Es deCir, casi 100 %
más que la familia promedio del ejemplo anterior, y 47 % más
que el promedio de la comuna. Dentro del mismo equipo, 12 fa-
milias habitaban en casas nuevas (construidas con su dinero),
seis familias habían reconstruido sus casas viejas, y el resto
vivía en chozas o cabañas rudimentarias. .
Dentro de este último equipo, la familia de Ku Cheng-siang,
de 8 miembros, con cuatro que trabajaban, en 1972 obtuvo .1.200
yuaneó, de los cuales 700 fueron para pagar alimentos. O sea,
en dinero, 500 yuanes al año. Lo que significó para ellos 62,5
yuanes per cápita.
En cambio, la familia de Ye Kun-fang, con tres miembros,
ganaron 760 yuanes al año, más de 75 yuanes por .7.500 kilos

203
de . estiércol que vendieron al equipo como abono. Gastaron
345 yuanes en alimentos, y tuvieron una entrada neta anual
de 490 yuanes, por el trabajo colectivo, más 110 yuanes por la
venta de dos cerdos en el mercado libre. Total: 600 yuanes.
O sea, 200 yuanes per cápita. Lo que hace más de tres veces
la entrada de la familia anterior.
En 1970, el escritor Edgar Snow encontró que el ingreso
bruto de la brigada más pobre que visitó era de 192 yuanes
por familia al año, mientras que el ingreso neto de la brigada
más rica que encontró fue de 658 yuanes anuales por familia,
en los alrededores de Shanghai.I2
La diferencia de ingreso real se hace más distante si nos
enteramos de que este «ingreso bruto» contabiliza lo gastado en
comida durante el año. De acuerdo con investigaciones de varios
autores, las familias de más bajos ingresos gastan más o me-
nos 75 % de su entrada en comida, mientras las de más altos
ingresos sólo gastan 31 %. Así, haciendo el descuento, la brigada
más pobre de Snow habría tenido un ingreso neto en dinero
de 48 yuanes, y la más rica, de 658 yuanes. O sea, una diferen-
cia de ingresos de casi catorce veces.
En 1965, Charles Bettelheim y otros investigadores franceses
llegaron a algunos resultados semejantes a los encontrados por
mí en 1966,13y dan una idea de cómo se produce la polarización.
En La construcción del socialismo en China,14 Bettelheim se-
ñala: «La relación entre el ingreso en especie y el ingreso mone-
tario difiere considerablemente de una comuna a otra y de un
equipo a otro, según las condiciones naturales que privan en
cada colectividad. Si tomamos como ejemplo a la brigada Quim
Guang, de la comuna de Xiao Qiao (provincia de Chiangsi), el
valor del ingreso en especie representa como promedio 40,57 %
del ingreso total, con un mínimo de 31,4 % en el equipo más
rico, y un máximo de 76,2 % en un equipo que en ese año había
sufrido una inundación extremadamente grave. Es sorprendente
observar que el valor del ingreso en especie por habitante es
casi el mismo de un equipo a otro: 35,57 yuanes como promedio
para el conjunto de la brigada, con un máximo de 37,90 y un
mínimo de 32,12 yuanes en el equipo víctima de inundaciones».
Ingreso en especie quiere decir alimentos y combustible para
cocerlos. Las cifras de Bettelheim significan lo siguiente:

204
EqLfipo más rico:

Ingreso en especie 37,90 yuanes 31,4-%


Ingreso neto en dinero 82,80 yuanes 68,6 %
TOTAL per cápita anual 120,70 yuanes 100,0 %
Equipo más pobre:

Ingreso en especie 32,12 yuanes 76,2 %


Ingreso neto en dinero 10,08 yuanes 23,8 %
TOTAL per cápita anual 42,20 yuanes 100,0 %
Cálculo promedio:

Ingreso en especie 35,57 yuanes 40,57 %


Ingreso neto en dinero 52,23 yuanes 59,43 %
TOTAL per cápita anual 87,80 yuanes 100,00 %
Un análisis de este cuadro nos indica de inmediato que aun
cuando la diferencia de los totales per cápita anuales entre los
extremos de ingreso se acerca a sólo 2,9 veces, si se toma el
ingreso netó en dinero la capa más rica recibe ocho veces más
que la capa más pobre. Eso hace efectivamente una diferencia
enorme de capacidad de consumo. Por otro lado, demuestra
algo que es evidente por sí mismo, que los sectores más ricos
comen mejor que los sectores más pobres, y que los sectores
medios parecen tener un enorme peso específico, dado el resul-
tado del cálculo promedio.
Además, hay que considerar estos cálculos como todavía váli-
dos, pues se acercan estrechamente a la realidad campesina de
1976-1977. Por ejemplo, en la I conferencia sobre aprender de
Tachai en la agricultura, realizada del 15 de septiembre al 19 de
octubre de 1975, el informe sobre el distrito de Siyang, uno de
los más adelantados de China en «aprender de Tachai», es decir,
en la mecanización, electrificación e irrigación, se decía: «Los
ingresos individuales de la distribución colectiva [...] de .los
193.000 habitantes del distrito [...] era de 94 yuanes en 1974».15
Si a esto agregamos que en 1974, según los documentos de
esa misma conferencia,16 la entrada per cápita de los miembros

205
de la brigada de producción Tachai, del mismo distrito, era de
176 yuanes, se puede sospechar que la brecha entre ricos y po-
bres se abrió aún más desde 1966. El cálculo se puede hacer
así: si consideramos que los precios de los alimentos no han
aumentado, y tomamos los mismos gastos en alimentos que para
el cuadro anterior, y concedemos que la brigada de Tachai es la
más rica del distrito de Siyang, lo cual no es efectivo, tenemos
lo siguiente:

Ingreso en especie 37,90 yuanes


Ingreso neto en dinero 138,10 yuanes

TOTAL per cápita anual 176,00 yuanes

cálculo promedio del distrito de Siyang:

Ingreso en especie 35,57 yuanes


Ingreso neto en dinero 58,43 yuanes

TOTAL per cápita anual 94,00 yuanes

. Ahora bien, las investigaciones de Bettelheim para 1966 da-


b$ una diferencia de ingresos netos en dinero, entre el nivel
. proroedio y el más rico, de 1,58. En cambio, los nuevos datos
de 1~74 dan una diferencia de ingresos netos en dinero entre el
prom~io y el supuestamente más rico de 2,39 veces... No cabe
duda qUe esto hace sospechar que los campesinos más ricos se
hicieron. más ricos en los últimos años, y los más pobres, rela-
tivamente más pobresP
Por otrá parte, se puede afirmar que el ingreso medio per
cápita de los campesinos chinos es en la actualidad de casi 100
yuanes, lo que significa una media de ingreso neto de casi
65 yuanes anuales por su trabajo colectivo. Si a esto agregamos
que la venta de sus propios excrementos y estiércol de cerdo
como abono proporciona 5 yuanes per cápita anual, y que el
Estado paga 50 yuanes por cerdos de 60 kilos, y hay un pro-
medio de venta anual de un tercio de cerdo por persona, tene-
mos que por sólo estos dos conceptos de economía privada
hay que contabilizar más de 26 yuanes a la entrada en dinero
de los campesinos. Esto hace 40 % de los ingresos netos por
.trabajo colectivo. O, tomado en conjunto: 28,6 % de los ingresos
en dinero provienen de la economía privada, y 71,4 % de la

206
economía colectiva. Esto refleja el enorme peso económico, y
por lo tanto ideológico -en el sentido de pequeño propietario-
que tiene aún hoy lo privado en el campo de China.
En suma, en 1976, las comunas populares, al revés de lo que
se pretendió cuando en 1958 fueron impulsadas por el maoísmo
dentro del partido (es decir, «la unidad básica de la estructura
social socialista de nuestro país», «la organización básica del
poder del Estado de nuestro país»), eran empresas económicas
que protegían la existencia de cooperativas agrícolas y la pro-
piedad privada de los medios de producción rurales, creando
polarización de capas sociales de ricos y pobres, es decir, de
intereses antagónicos; en una palabra, de clases de nuevo tipo.
En el documento de 1958, en su título VI, el propósito de
impedir la formación de cooperativas de tipo pequeño (aldeas)
estaba claro: «La organización administrativa de la comuna en
general puede ser dividida en tres categorías: el comité admi-
nistrativo de la comuna, el distrito administrativo (o brigada
de producción), y el equipo de producción. El distrito adminis-
trativo es, en general, la unidad que maneja la industria, la
agricultura, el comercio, la educación y los asuntos militares
en un área señalada, y lleva su propio cálculo económico; sus
pérdidas y ganancias corren de manera unificada a cargo de la
comuna. El equipo de producción es la unidad básica de la
organización del trabajo». Es decir, se quería romper con la
estructura de propiedad familiar, dejando como base de pro-
ducción cooperativas diez veces mayores que las actuales. En
1960 esta idea se abandonó, y la base volvió a la estructura de
familias en cooperativa, con el equipo de producción como base.
y en ese mismo título VI del documento, un planteamiento
que fue hecho trizas pocos meses después: «Las distintas cate-
gorías de los organismos de producción en las comunas popu-
lares deben establecer sus organizaciones de milicias correspon-
dientes. Los cuerpos directivos de las milicias y de los organis-
mos de producción deben estar separados, y, en principio, los
oficiales que comandan las distintas categorías de la milicia
-como comandantes de regimientos, batallones o compañías-
no deben ser al mismo tiempo directores de comunas o distri-
tos administrativos (jefes de brigada de producción), ni jefes
de equipos de producción. Estos comandantes deben tomar
parte en los organismos administrativos en las mismas cate-
gorías de la comuna, en su calidad de miembros de ellos... La
milicia debe estar pertrechada con las armas necesarias produ-

207
cidas por arsenales locales. Los núcleos básicos de la milicia
deben sobrellevar un entrenamiento de acuerdo con un horario,
mientras los milicianos regulares deben ser entrenados adecua-
damente en horas libres de trabajo; esto tiene por objeto pre-
parar las condiciones para cambiar a toda la nación en sol-
dados».
Poner al pueblo en armas, impedir la concentración del po-
der en pocas manos, socializar la propiedad de la tierra e indus-
trializar el campo; la ofensiva iniciada por Mao Tse-tung para
tomar «las ciudades rodeándolas desde el campo», para contra-
atacar a la burocracia civil-militar vencedora en el VIII Con-
greso de 1956. Todo se lo llevó el viento... al menos el viento
de defensa levantado por los burócratas del partido.

La catástrofe

La cosecha de cereales de 1958 iba a ser muy buena, según


las informaciones que llegaban desde todos los rincones de las
provincias, y un reflejo de ello es la meta propuesta en el tí-
tulo 111 del documento sobre las comunas populares de ese
año. Meta a corto plazo: «Debemos hacer cuanto podamos para
alcanzar un promedio anual de dos o tres mil yines, o sea, de
una tonelada a una y media de grano per cápita, dentro de un
plazo relativamente breve». Eso significaba producir entre 600
y 900 millones de toneladas de cereales... Y en 1957 la cosecha
había sido de 185 millones. ¿Por qué esta meta tan alta y sor-
presiva? Porque los funcionarios gubernamentales hacían llegar
ininterrumpidamente contabilidades fantásticas del acopio de
grano y de la producción de acero en los hornos familiares,
nacidos del Gran Salto Adelante. La suma final, a fines de 1958,
daba 450 millones de toneladas de grano como cosecha total.
¡Más de 143 % superior a la de 1957!
El Gobierno central pensó que la cifra era exagerada y la
rebajó a 400 millones de toneladas, ¡y sobre esa base calculó
todo el plan de desarrollo para 1959, fijando como meta en los
cereales 525 millones de toneladas! Toda China vivió la euforia
de la gran abundancia. En 1960 iban a conseguir sobrepasar
todos los índices de desarrollo fijados para 1967. En el campo,
en las comunas populares rurales, comenzó la repartición gratis
de comida. El «viento de comunización». Más de 30 millones de
trabajadores agrícolas fueron separados de sus labores, de una

208
sola vez, para ir a las ciudades a reforzar el frente industrial,
o emigrar a las zonas montañosas para levantar más hornos de
fundición de hierro.
y de improviso, a fines de 1959, la terrible realidad. Comenzó
a escasear el grano. Faltaba comida. Pero, ¿por qué? Porque la
cifra de 400 millones de toneladas había sido una locura. Una
cifra falseada por una gigantesca maquinaria compuesta de
quienes sabotearon sistemáticamente el proyecto de «insurrec-
ción campesina» de la izquierda y quienes informaban irrespon-
sablemente a los organismos de gobierno central. Los resultados
reales habían sido mucho más bajos: 250 millones de toneladas.
Claro que 250 millones comparados con los 185 millones del año
anterior significaba un récord de 35 % de aumento y el cum-
plimiento, con cuatro años de adelanto, de la meta para 1962.
¡Pero todos los cálculos de gastos, inversiones, desarrollo, me-
tas y planificaciones se habían hecho sobre la base de 400 millo-
nes: un error de estimación de 60 %1
Y, junto con este descalabro gerencial, otro: en el primer
semestre de 1959, casi 510 millones de mous (cada mou equivale
a un decimoquinto de hectárea»), o sea, cerca de una tercera
parte de la superficie cultivada, fueron afectados por sequías e
inundaciones. De 320 millones de mous golpeados por la sequía,
unos 220 millones fueron regados «a mano», con el trabajo ma-
sivo de los campesinos... y el abandono, inevitable, de los pro-
yectos industriales rurales.
El paisaje de riego en China era así en 1959: mil millones
de mous regados con obras hidráulicas elementales. De ellos,
500 millones totalmente; 300 millones parcialmente; y 200 millo-
nes en los que faltaba nivelar tierras y hacer canales.
En el primer semestre de 1959 bajó el abastecimiento en el
mercado: carne de cerdo, de res, de cordero, huevos, productos
acuáticos, azúcar, algodón en rama, zapatos de cuero, bombillas
eléctricas y relojes de pulsera. En más o menos 5 % de la super-
ficie habitada del país escaseaban o no había cereales para el
consumo.
El grupo dentro del comité centralliderado por Liu Shao-chi
(que tenía la presidencia de la república desde que Mao renun-
ció a ella el 10 de diciembre de 1958), Teng Hsiao-ping y Chu
En-lai, impuso su criterio en el buró político en el sentido de
que el abastecimiento a las ciudades estaba fallando porque el
campo consumía mucho más de lo debido a causa de¡ «desen-
freno» de las comunas populares, y que había que suprimir el

209
«fanatismo pequeñoburgués» (referencia a Mao Tse-tung) de la
organización comunal, transformando esas organizaciones en
estructuras de producción y dando a los equipos de producción
(el nivel menor de las cooperativas en el interior de la comuna)
la responsabilidad total por la producción y la propiedad de la
tierra, y mantener o expandir el cultivo de pequeñas parcelas
privadas; suprimir los comedores comunales, los sistemas de
salarios como participación según las necesidades y volver al
sistema de puntos de trabajo que premia con más remuneración
a quien tiene mayor capacidad física.
El 26 de agosto de 1959, el primer ministro Chu En-lai infor-
mó a la Asamblea Popular Nacional acerca de la «rectificación»
de la planificación. Dijo que el plan económico de 1959 había
tenido los siguientes fallos:

a) índices de producción demasiado altos.


b) Escala de construcción básica demasiado extensa.
e) Crecimiento de la cantidad de obreros y empleados dema-
siado elevado.

Lo cual, señaló, provocaba problemas: 1) en la distribución


de la mano de obra; 2) en el reparto de materiales; 3) en el
empleo de fondos, y 4) en el mejoramiento de la calidad de los
productos.
y agregó: «En el frente de la agricultura se ha desatado un
combate encarnizado contra la sequía, las crecidas, la inunda-
ción y los insectos dañinos. En lo que se refiere a la distribu-
ción de mano de obra, a fines de julio, más de 4 millones de
obreros y -empleados habían vuelto a las regiones rurales para
ayudar en la producción agrícola». Y, en seguida, el cuadro de
la gravísima crisis: el valor global de la producción industrial
para el primer semestre de 1959 era sólo 44 % del objetivo fija-
do, y, además, inferior a cada uno de los años del primer plan
quinquenal, que fue de 47,48 %. El valor de esta producción in-
dustrial llegaba a 72.000 millones de yuanes. De los 33 principa-
les productos, 19 sobrepasaron 40 % de las previsiones del plan
anual. Los otros 14 estaban por debajo «a causa de la limitación
del abastecimiento de las materias primas».
Por... <<falta de experiencia en la evaluación de las cosechas
record en grandes superficies, y por el importante y súbito cre-
cimiento del rendimiento por hectárea, la recolección, la trilla, la
recogida y el almacenamiento se hicieron descuidada y precipi-

210
tadamente [...]. Hubo mala distribución de la mano de obra en
la cosecha de otoño, y hubo descenso de la producción en
400 millones de mous a causa de las calamidades naturales
de 1958».
Industria, acero: el índice, de 18 millones de toneladas, baja
a 12 millones. Carbón: de 380 millones de toneladas baja a
335 millones. «Los índices de los demás productos industriales
son rebajados en igual porcentaje. El valor global de la pro-
dución industrial se rebaja de 165.000 millones de yuanes a
147.000 millones de yuanes».
Agricultura. Producción de cereales: de 525 millones de tone-
ladas baja a 275 millones de toneladas (en realidad sólo se
conseguiría recolectar 180 millones, o sea, menos que en 1957).
Algodón: de 5 millones de toneladas baja a 2.310.000.
«Los índices de los demás productos agrícolas y de origen ani-
mal se rebajan en igual porcentaje. El valor global de 122.000 mi-
llones de yuanes baja a 73.500 millones de yuanes.»
Construcciones básicas: el número de obras principales baja
de 1.092 a 788. Su presupuesto baja de 27.800 millones de yuanes
a 24.800 millones.
La cosecha de 1959 fue menor en un 28 % a la de 1958. Bajó
a 180 millones de toneladas de cereales. Es decir, 29,6 % menos
disponibilidad de grano por habitante.
La curva descendente que mide la catástrofe, según las co-
sechas anuales de grano, es así:

1958: 250 millones de toneladas.


1959: 180 millones de toneladas.
1960: 150 millones de toneladas.
1961: 150 millones de toneladas.
1962: 152 millones de toneladas.
1963: 155 millones de toneladas.

Lo cual, en disponibilidad anual por habitante, se traduce


así: 1958, 392 kilos per cápita; 1959, 276 kilos; 1960, 225 kilos;
1961, 220 kilos; 1963, 219 kilos. ¡Es decir, casi la misma disponi-
bilidad de granos per cápita que en 1949, año de la victoria co-
munista: 214 kilos!
La desarticulación de la producción de cereales se vio ayu-
dada porque en 1960 y 1961 hubo en China y toda la parte suro-
riental de Asia las inundaciones y sequías más grandes del siglo.
Los chinos se refieren a los años 1959-1961 como «1os tres años

211
de calamidades naturales». Para aliviar la situación, los habitan-
tes de las ciudades comenzaron a cultivar tomates y otros pro-
ductos menores, en macetas, en las ventanas de sus departa-
mentos, y a tener una o dos gallinas en la cocina, para obtener
huevos. En los hospitales hubo miles de casos de «enfermedad
del hambre», o, dicho sin rodeos, inanición. Las horas de trabajo
fueron acortadas. Se instauró como ley la obligación de dormir
la siesta (que continuaba como costumbre nacional en 1977).
Su suprimieron las clases de gimnasia en los colegios. Se llegó
a establecer como ejemplo, a través de funcionarios comunistas,
el comer una sola vez al día. No se desperdiciaba nada, y hasta
los cepillos de dientes eran reparados para volver a usarse.
En el nivel industrial, la ruptura ideológica con el Gobierno
de Jruschov marcó un golpe grave, cuyos efectos se puede!!
medir lateralmente por dos testimonios.
Primer testimonio: informe de Li Fu-chun sobre el primer
plan quinquenal, rendido en 1955: «Las 156 grandes construccio-
nes básicas proyeáadas con el concurso de la Unión Soviética
constituyen el armazón de la edificación industrial del Primer
Plan Quinquenal [...]. La Unión Soviética nos presta su ayuda,
desde el comienzo hasta el fin, en todo el proceso de construc-
ción, desde la prospección geológica, el estudio del emplazamien-
to de las obras, la recolección de los datos necesarios para el
proyecto, la elaboración de éste, el suministro de materiales y
equipos, la dirección de los trabajos en las construcciones e ins-
talaciones, la puesta en marcha de la producción, el suministro
de informes técnicos sobre los nuevos tipos de productos, hasta
la organización de producción de nuevos productos».
Todo eso se acabó -de 100 a cero, de un día a otro- en
1960, cuando todos los técnicos soviéticos fueron llamados a
Moscú, y se llevaron incluso los planos de los proyectos a medio
hacer. En la parte noroeste de Pekín sólo quedó un enorme re-
cinto enrejado, con una docena de edificios de apartamentos,
cuatro restaurantes, dos teatros, un gimnasio, una piscina, una
cancha de tenis y parques, donde se alojaban los técnicos so-
viéticos: You Yi Ping Guan (Hotel de la Amistad). Ahora se
utiliza para alojar a los trabajadores extranjeros que laboran
para los organismos de propaganda y enseñanza de lenguas del
Gobierno chino, y para los cuadros chinos de provincias que
deben permanecer algunos días en Pekín. Allí, vivimos mi fami-
lia y yo durante nuestras dos residencias en China: de 1965
a 1966 y 1974 a 1977.

212
El segundo testimonio, que me fue dado en 1966 por un fun-
cionario de la agencia de noticias Sinjua, es éste: «Ayuda sovié-
tica en 190 tipos de empresas industriales. Además, algunos
planes, diseños y equipos. Siete mil expertos soviéticos trabaja-
ron en China desde 1950 a 1960. En esa época nos ayudaron
mucho, pero todo lo pagamos con dinero, y a veces más caro
que el precio internacional de las maC'uinarias. En el mismo
período, China proporcionó a los soviétícos cereales, carne, hue-
vos, frutas, productos de la industria ligera (zapatos de cuero,
camisas de algodón y seda, telas). También les proporcionó ma-
terias primas, como uranio para su industria atómica, y tungs-
teno y otros metales raros para su industria espacial. Por eso
no pudimos desarrollarnos bien, y les debíamos mucho dinero.
Es decir, pagamos altos intereses para la construcción económi-
ca básica de China. Aparte de eso, estaba el costo de las armas
y municiones en la guerra de Corea. Los soviéticos vendieron
todo ese material a los chinos. El acuerdo original con Corea
era que China porporcionaba los soldados y la Unión Soviética
las armas. Pero no fue así al final, porque la Unión Soviética
cobró más tarde a China el valor de este material bélico «gas-
tado» en la guerra de Corea. En 1960, Jruschov retiró de la noche
a la mañana los expertos soviéticos y dijo que China debía pagar
de inmediato toda la deuda por las municiones y armas, y pagar
las deudas por proyectos industriales. Prometimos pagar. El 31
de enero de 1965 terminamos de pagar el último. centavo. China
no tiene deuda externa en este momento. Y les exportamos
ahora a los soviéticos carne de cerdo enlatada y congelada,
granos y productos de labranza. Lo hacemos desde que Jrus-
chov dijo que la agricultura soviética estaba muy mal, pues los
chinos no deseamos que el pueblo ruso pase hambre. Pero
Jruschov se las arregla para que el pueblo ruso no se entere y
hasta hoy ellos borran la marca china de las latas. En 1963,
cuando salimos de los terribles años de calamidades naturales,
Jruschov propuso que aceptáramos de nuevo a sus expertos y su
ayuda, pero el presidente Mao dijo que no, que China se indus-
trializaría sola».
Esta última parte del testimonio parece aclarar más todavía
que el retiro de los soviéticos en 1960 fue más que nada una
maniobra para presionar al Gobierno chino y dar ayuda a una
facción militar en su seno, que pretendía firmar un pacto
militar y económico más cerrado con la Unión Soviética.
El jefe de ese grupo era el mariscal Pen Te-juai, héroe de la

213
guerra civil (había sido vicecomandante en jefe del Octavo Ejér-
cito rojo bajo las órdenes de Chu Te). Dirigió la guerra de gue-
rrillas contra las fuerzas japonesas, de 1937 a 1945; derrotó a las
fuerzas de Chiang Kai-shek en la provincia de Shansi, de 1946
a 1949; en 1950 sucedió a Lin Piao en la campaña de Corea;
yen 1959 era miembro del buró político del partido, ministro de
defensa, jefe de enlace entre el ejército chino y los asesores
militares soviéticos «para la modernización de las fuerzas ar-
madas y construcción básica de la industria militar moderna».
Peng pertenecía al extremo derecho de la facción burócrata-
civil encabezada por Liu, Teng y Chu, ganadora del VIII Congre-
so. En 1958, cuando el maoísmo se las arregló para lanzar el
movimiento de las comunas populares como intento de insu-
rrección campesina para proletarizar el partido, Peng no aceptó
la táctica de Liu, Teng y Chu de retirada y contraataque, y or-
ganizó un grupo dentro del comité central para pedir la desti-
tución de Mao Tse-tung de la presidencia del partido y de la
presidencia de la comisión militar. Para afianzar su posición,
entró en conversaciones con 'Jruschov en Albania, en mayo de
1959. Peng había salido de Pekín en abril de ese año, hacia la
Unión Soviética y otros países socialistas, para una reunión
anual de jefes militares del Pacto de Varsovia. Campeón de la
«modernización» del ejército desde su experiencia en la guerra
de Corea, cuando su infantería debió enfrentar la enorme ma-
quinaria de guerra tecnológica de los Estados Unidos el mariscal
propugnó «tres modernizaciones» y un aliado» para China:
la modernización del ejército, la industria pesada y la agricul-
tura, y la alianza con la Unión Soviética. Por eso, al aparecer
el movimiento de las comunas populares al mismo tiempo que
los primeros pasos de la polémica del maoísmo con el «revisio-
nismo» soviético en las discusiones internas del buró político
en Pekín, Peng vio al parecer en las comunas una parte de
la lucha de Mao contra el «aliado natural», y se opuso fuerte-
mente a ello. Tanto que en su viaje a Moscú llevó consigo un
estudio del fracaso económico de las comunas populares tal
como habían sido concebidas por la izquierda del partido, y su
efecto en toda la economía. Además, también llevó cifras sobre
la debilidad tecnológica del ejército. Todo eso lo mostró a
J ruschov.
No hay ninguna posibilidad de saber qué acordó con el jefe
del partido soviético, pero a su regreso a Pekín, en junio de
1959, traía una proposición de Moscú que se resumía así: China

214
está ya, o estará en el futuro próximo, rodeada completamente
por bases nucleares yanquis; China necesita tener fuerzas de re-
presalia en caso de ataque atómico yanqui; China no está en
condiciones de rápido desarrollo atómico y de cohetes portado-
res. Por lo tanto, se propone un pacto con Moscú, que contem-
ple básicamente: 1) establecer bases nucleares soviéticas en el
territorio chino, para tener al país bajo el paraguas nuclear so-
viético; 2) modequzar la marina de guerra, con material so-
viético y bajo mando conjunto chino-soviét1co; 3) en reciproci-
dad, China dará énfasis a su agricultura y la industria liviana
para la agricultura, a fin de obtener sobreproducción de cereales
para exportar a la Unión Soviética, así como también frutas y
carne de cerdo, y 4) la Unión Soviética aprovisionará a China
de productos ya elaborados de la industria pesada y se hará
cargo en forma intensiva de la explotación de petróleo chino.
En agosto de 1959, en la ciudad de Lushan, península de
Liaoning, se convocó una sesión plenaria del VIII comité central,
a fin de discutir la «rectificación» de las cifras del plan económi-
co para el año, el «reajuste» de las comunas populares, y la dis-
cusión de las tareas para salir de la catástrofe económica que se
avecinaba. Como resultado de esa reunión se «rectificaron» las
cifras, como vimos en este mismo capítulo, y se «reajustó» el
sistema de las comunas populares, relegándose al olvido su pro-
pósito de servir de trampolín para socializar la propiedad de los
medios de producción agrícola.
Pero en la reunión de Lushan se dio una batalla que daría
inicio a la segunda campaña del maoísmo por derrotar a la buro-
cracia civil-militar, y que estallaría en guerra abierta en 1966,
con la llamada revolución cultural proletaria.
La batalla fue dada contra Peng Te-juai. :Éste preparó un
informe, en el cual se pedía el alejamiento de Mao Tse-tung de
las tareas de dirección del partido y del Gobierno. El mariscal
dijo que bajo la dirección de Mao «la economía china había
llegado a un colapso que la ponía por debajo del nivel de
1936», y que «los campesinos chinos, más hambrientos que
nunca desde que ganamos la victoria, terminarán por derribar
no sólo a Mao Tse-tung, sino también al partido, y con él a noso-
tros». En realidad, en este aspecto, Peng Te-juai tenía la razón
en lo estadístico. Por ejemplo, en 1936 la cosecha de cereales
había sido de 139 millones de toneladas, lo que daba una dis-
ponibilidad por habitante de 333 kilos anuales, mientras que
entre 1949 y 1957 el promedio de disponibilidad de grano anual

215
per cápita sólo alcanzaba a 270 kilos, o sea 19 % menos que
en 1936. Pero Peng no tomaba en cuenta el cambio en el sis-
tema de distribución colectivo (o socialista), que impedía que
el déficit de cereales fuera causa de muertes por inanición en los
sectores más afectados. Es claro, había menos, pero la distri-
bución hacía que ninguno se alimentara con la miseria de otro.
Por eso, esta argumentación básica de Peng estaba destinada a
encontrar poco eco en el comité central. El informe continuaba
proponiendo la «profesionalización del ejército», el regreso al
sistema de cooperativas capitalistas en el campo, la aprobación
del pacto militar-industrial-petrolero con la URSS, y la convo-
cación rápida del IX Congreso del partido, para «eliminar el
fanatismo pequeñoburgués y el aventurismo idealista del buró
político del partido». Es decir, destituir a Mao Tse-tung y sus
partidarios.
Peng había ido demasiado lejos. En realidad su gran arma era
el pacto con Moscú. Y ese pacto, claramente, era una especie
de sociedad entre león y ratón. China quedaría sometida al
mando militar e industrial soviético. Ni siquiera la burguesía
china podía aceptar aquello como medicamento para combatir
el colapso económico. Peng fue criticado, destituido de su cargo
de ministro de defensa, de su vicepresidencia en la comisión
militar y de su puesto de trabajo en el buró político... ¡Pero no
fue expulsado del buró, ni del comité central! Lo que demuestra
que la burocracia civil-militar quería preservar sus fuerzas aun-
que para ello tuviera que defender a mariscales técnicamente
culpables de «alta traición». En el comunicado de la reunión de
Lushan, la noticia de la destitución de Peng se dio revelando sola-
mente su posición en lo militar. Se publicó que el mariscal había
pretendido suprimir la dirección absoluta del partido sobre el
ejército, anular el trabajo político, liquidar las tareas del ejér-
cito de participar en la construcción socialista y hacer trabajo
de masas, y abolir las fuerzas armadas locales de milicia «tratan-
do así de negar totalmente el pensamiento del presidente Mao
sobre el ejército popular y la guerra popular»... Y agregaba del
grupo de Peng Te-juai: «Tenían la esperanza inútil de transfor-
mar nuestro ejército conforme a la línea militar burguesa y
revisionista, a fin de convertirlo en un instrumento que les sir-
viera para usurpar la dirección del partido y del Gobierno, y
para hacer realidad sus ambiciones personales».18
Considerando los resultados generales de esta reunión de
Lushan, el maoísmo había perdido la batalla de las comunas po-

216
pulares como herramienta de contraataque a la burocracia civil-
militar, pero había logrado golpear duramente a la extrema de-
recha del partido y, lo más importante, puso en lugar de Peng
a un mariscal que hasta ese momento se suponía una especie
de perro fiel a Mao Tse-tung: LinPiao. Nacido en 1908, a los
19 años ya era comunista y oficial distinguido en la academia
militar de Nanchang. En 1927 fue uno de los dirigentes de la in-
surrección de Nanchang. En 1934 comandaba las tropas de cho-
que que abrían paso a los comunistas en La Gran Marcha y
protegían su retaguardia. Herido gravemente en 1939, después
de ganar la primera victoria de las tropas chinas contra los in-
vasores japoneses, pasó dos años de convalecencia en la Unión
Soviética. De regreso a Yenán, fue nombrado vicepresidente de
la escuela del partido allí, de la cual Mao era presidente. Desde
1942 fue miembro del comité central. Y desde 1945 jefe de las
fuerzas comunistas en la ex Manchuria, donde la brillantez de
su comando militar le hizo derrotar en un año a las fuerzas
de Chiang Kai-shek en el noreste apresando a 36 generales ene-
migos, y tomar Pekín sin disparar un tiro. Miembro del buró
político desde 1950, fue nombrado jefe de los voluntarios chinos
en la guerra de Corea. En noviembre de ese mismo año desató
una contraofensiva que tomó por sorpresa al comando del gene-
ral MacArthur, colocando a las tropas chinas al borde de una
victoria total. :Pero tuvo que retirarse del mando a causa de una
grave enfermedad y nuevamente fue a restablecerse en Moscú.
Le reemplazó Peng Te-juai.
Ahora Lin Piao tomaba los cargos políticos y militares de
Peng, ascendiendo de vicepresidente de la 'comisión militar y
viceprimer ministro a ministro de defensa, vicepresidente eje-
cutivo de la comisión militar y miembro del comité permanente
del buró político. En el orden de poder, los «siete primeros»
eran: Mao Tse-tung, Liu Shao-chi, Chu En-lai, Teng Hsiao-ping,
Lin Piao y Chen y un.

El otro partido

La pequeña victoria de Lushan le costó a Mao una auto-


crítica bastante errática, sobre todo en el sentido de encubrir el
verdadero sentido de las comunas populares, que tan claro había
quedado en el documento de diciembre de 1958, ya citado pro-
fusamente. Por ejemplo, dijo Mao en su autocrítica: «Acerca

217
de las comunas populares, dije que eran un sistema de propie-
dad colectiva. Dije que para completar la transición de propie-
dad colectiva a propiedad comunista de todo el pueblo (sic)
dos planes quinquenales eran un período muy corto. ¡Tal vez
tome veinte planes quinquenales! [oo.] ¿Se desmoronarán las co-
munas populares? Hasta ahora ninguna se ha desmoronado.
Estábamos preparados para el desmoronamiento de la mitad de
ellas, y si se caen setenta por ciento, todavía quedan treinta
por ciento. Si tienen que desmoronarse, déjenlas. Si no se las
administra bien es seguro que se desmoronarán [.oo]. No debería
buscar excusas, pero también debería, porque no soy el jefe de
la comisión de planificación. Antes de agosto del año pasado con-
centré lo principal de mi energía en la revolución. Soy completa-
mente lego en lo que se refiere a construcción económica, y no
entiendo nada de planificación industrial. En la Torre Occi-
dental [se refiere a Chungnanjai, parte occidental de la ex ciudad
prohibida, residencia de los líderes chinos actuales] dije: "No
escriban acerca de mi sabia dirección, no controlo ninguna cosa,
así que, ¿cómo pueden hablar de sabiduría?" Pero, camaradas,
en 1958 y 1959 la principal responsabilidad fue mía, y ustedes
tendrían que reprenderme [...]. Si ustedes quieren hablar de
precipitaciones [los opositores a Mao en Lushan argumentaron
que las comunas populares fueron lanzadas "precipitadamente"
por Mao, y que por eso ocurrieron los fallos, y de ahí la necesi-
dad de "desacelerar" que se acordó], Marx también cometió
muchos errores. El esperaba todos los días que llegara una re-
volución europea, y jamds llegó. Hubo muchos bandazos, y toda-
vía no había llegado cuando murió. Sólo vino en los tiempos de
Lenin. ¿No fue ése un caso de impaciencia? ¿No fue ése fana-
tismo pequeñoburgués? (XX interrumpe: «Lenin dijo que esta-
ban maduras las condiciones para la revolución mundial, pero
no vino».) Marx se opuso primero a la comuna de París, y Zino-
viev se opuso a la revolución de octubre. Zinoviev fue ejecutado
19
mds tarde. ¿Marx también tendría que haber sido fusilado?»
Borrado Mao del mapa económico, a partir de esta sesión
plenaria todo el partido se dedicó al trabajo de dirección de
la produción, se suspendieron las metas del segundo plan quin-
quenal, ya ina1canzables por la magnitud del desastre de haber
sacado de la agricultura a un total de noventa millones de brazos
para dedicarlos a la fundición de hierro con métodos caseros
y levantar fábricas con maquinarias hechas de varillas de bam-
bú, y se comenzó un período de «rectificación económica». En

218
cambio, en el ejército el maoísmo inició una campaña de «rec-
tificación política» y «desrusificación». En suma, la lucha en el
seno del partido contra la influencia de la burocracia civil-mili-
tar quedó en un punto muerto, y, en la práctica, se comenzó a
crear «el otro pilar» de la «dictadura del proletariado», el «otro
partido»: el ejército. Experimento que en 1969 y 1976 se proba-
ría fatal para el proletariado chino.
En 1960, el nuevo ministro de defensa, Lin Piao, hizo publicar
para el interior del EPL la Resolución sobre el fortalecimiento
del trabajo político e ideológico en las fuerzas armadas. Era
comienzo de la preparación del ejército como punto de apoyo
para una nueva embestida del maoísmo, que tomaría cinco años
en ser desencadenada.
En diez párrafos, lo que Lin Piao, bajo instrucciones directas
de Mao -según afirmaban los guardias rojos en 1966 cuando
hablé en centenares de ocasiones con ellos-, instauró en 1960
para el ejército, como fortalecimiento del trabajo político e
ideológico, era esto.

1. Estudiar creativamente y aplicar el pensamiento Mao Tse-


tung, y hacer de esto la tarea fundamental de todo el trabajo
político-ideológico del ejército. (Esto es lo que el propio Mao
confesó a Edgar Snow, en 1965, como «promoción del culto a la
personalidad», porque ya no tenía poder en el buró político.)
Básicamente, se debe estudiar con problemas específicos en
mente. Entonces deben estudiarse creativamente las teorías que
se necesitan con urgencia, y combinar el estudio y la aplicación.
De este modo se pueden alcanzar resultados inmediatos.
2. Hay que comenzar por hacer de la educación de clase pro-
letaria el fundamento de toda la educación política e ideológica.
Con esto como base, llevar a la práctica la educación sobre el
patriotismo, el internacionalismo y el heroísmo revolucionarios,
así como también sobre las tradiciones de nuestro partido y
nuestro ejército.
3. Hay que basarse en la realidad y aprehender los dos
aspectos siguientes: Primero, hacer circular con prontitud las
líneas, políticas y decisiones del comité central del partido y las
instrucciones de las unidades superiores y realizar un estudio
cabal de todas ellas. Segundo, en todo tiempo y con frecuencia
investigar y hacer conocer las condiciones concretas y el estado
mental de todas las unidades de la compañía. Combinar esos
dos aspectos y anudar la dirección de las masas; en síntesis,

219
poner en práctica la política de «desde las masas y hacia las
masas».
4. Enfrentar los problemas cuando están en embrión, y tra-
bajar rápida y correctamente para prevenir su desarrollo. Esto
significa que uno debe anticipar la tendencia del pensamiento en
las mentes de las personas y los problemas que esos pensamien-
tos pueden provocar. Hay que ser, bueno para enfrentar con
prontitud los problemas.
5. Persistir en educar y convencer a los demás por medio
del razonamiento. Hablando en general, los problemas ideológi-
cos que enfrentan cuadros y soldados envuelven las ideas co-
rrectas y equivocadas que se producen en el seno del pueblo.
Por 10 tanto, debe utilizarse el principio de «unidad-crítica-uni-
dad». Hay que dominar los problemas ideológicos sacando la
verdad de los hechos, por medio del uso del análisis concreto,
y a través de la educación por medio de la paciente persua-
sión.
6. Elevar el nivel ideológico del pueblo paso a paso. Es im-
posible que todos tengan el mismo nivel ideológico y la misma
conciencia política. Por 10 tanto, hay una diferencia entre los
avanzados, los medJos y)os retrasados. Debe tomarse en consJ.
deración la mayoría cuando se está poniendo en práctica la
educación ideológica. Y debe utilizarse el método de educación
más aceptable para la mayoría, para que así se eleven gradual-
mente a un nivel más avanzado.
7. Combinar las campañas políticas e ideológicas con educa-
ción diaria. No sólo hay que poner énfasis en movimientos polí-
ticos e ideológicos en un período particular, sino también poner
gran atención a la educación ideológica diaria.
8. Movilizar las masas y hacer que todos y cada uno tomen
parte en el trabajo ideológico. Hay que informar y hacer elogios
a tiempo de las personas y hechos excelentes; hay que exponer y
rectificar a tiempo las tendencias malas; y dominar con pronti-
tud los problemas que se presenten.
9. Combinar la prioridad de la ideología con la solución de
problemas prácticos. No solamente conceder importancia a re-
solver los problemas ideológicos de las masas y a su progreso
político, sino también recordar que hay que dominar sus proble-
mas políticos, y preocuparse de su bienestar.
10. Utilizar material de enseñanza que tenga vida, y méto-
dos que igualmente sean vivos. Esto significa que uno debe rea-
lizar la educación a través de experiencias personales de las

220
masas, utilizando hechos concretos sacados de la vida real, elo-
giando a las personas y los hechos excelentes.

De la lectura de estos puntos se deduce claramente que en


esta «proletarización» del ejército hay un contenido que supera
el concepto del «brazo armado del proletariado», o, más adecua-
do a la realidad que se estudia, del «brazo armado del partido».
Los puntos 6, 8 Y 10 muestran que el objetivo era transformar al
ejército en una organización de activistas políticos que reali-
zaran el trabajo que debían hacer los miembros del partido en el
seno de la sociedad, mientras éstos, dedicados a dirigir el tra-
bajo productivo, perderían gradualmente el carácter de «guías
políticos>} o «líderes políticos» en el sistema. Naturalmente, esto
llevaría inevitablemente a la transformación del EPL, en su con-
junto, en una especie de partido armado paralelo al oficial. Yeso
fue exactamente lo que ocurrió durante la revolución cultural
de 1966 a 1969. Y dentro de ese emergente partido armado para-
lelo, por supuesto, quien tuviera la palanca de mando en la cúpu-
la tenía al ejército y, en las condiciones de 1969, podía tener el
poder de toda China. De ahí nace la rivalidad entre Chu En-lai
y Un Piao, que se resuelve en septiembre de 1971.
La preparación del ejército para el contragolpe maoísta llevó
de 1960 a 1965, cuando el ministerio de defensa aprueba la abo-
lición de los rangos militares. Al mismo tiempo, desde 1962, y
como vimos con detalle en el segundo capítulo, se intenta prepa-
rar el partido para el nuevo terremoto comenzando por el mo-
vimiento de educación socialista en el campo.
Pero esta vez la burocracia civil-militar había ganado tiempo
también, y sobre todo había comenzado a hacer opinión públi-
ca favorable de una magnitud que sólo en los sucesos de 1975
a 1977 se pondría de manifiesto en toda su dimensión.
La burocracia civil-militar contra la cual la izquierda en el
partido comenzaría su ataque en noviembre de 1965, desde
Shanghai, había estado visiblemente a cargo del desarrollo in-
dustrial y agrícola del país, con un trabajo que una vez más
había puesto en pie a la economía nacional, después de la «pre-
cipitación» de Mao Tse-tung. Entre el 21 de diciembre de 1964
y el 4 de enero de 1965 se convocó la 111 Asamblea Popular
Nacional, en la cual Chu En-lai dio un esquemático informe
sobre la curación de las heridas del gigante herido: «En diciem-
bre de 1964 se completó el período de reajuste, consolidación,
completamiento y elevación de la calidad iniciado en 1961 [...J.

221
Después que en el período 1959-1962nuestra economía tropezó
con dificultades temporales [...], en 1964 la producción agrí-
cola sobrepasó el nivel de 1957. El valor global de la producción
industrial en 1964 fue 15 % mayor que el de 1963, superando en
mucho el de 1957 [...]. El abastecimiento de carne de cerdo y de
cordero, hortalizas, etc., fue 30 % mayor que en 1957. Otros ar-
tículos de consumo, como papel, artículos de algodón, bicicle-
tas y otros, en 1964 sumaron 50 % más que en 1957 [...]. La pro-
ducción de algodón sobrepasó la de 1957».
El mensaje envuelto en e.sta manera de dar los datos por
parte de Chu En-lai era claro en dos sentidos: primero, que
con una administración económica «eficiente», es decir, dedicada
a la producción y no a la revolución! se había podido superar
el descalabro económico provocado por la precipitación de Mao
Tse-tung y tres años de grandes sequías e inundaciones, además
del retiro del apoyo soviético; segundo, que el daño producido
principalmente por la precipitación maoísta había sido tan enor-
me, que en 1964 la economía china apenas estaba al nivel de
1957... O sea, con ocho años de retraso.
Dicho de otro modo, el 11 plan quinquenal, que terminaba en
1962, no se había cumplido en 1964. Y más que eso, apenas se
estaban superando las metas del último año del segundo plan
quinquenal. La causa: el continuo bloqueo «revolucionario» de
Mao Tse-tung a la marcha de la nación china.
Desde 1961 se había venido escribiendo oblicuamente contra
Mao Tse-tung, en este sentido, y en el de la necesidad de supri-
mir su poder de «interferir» con sus continuas llamadas a la
revolución. En esta campaña de ablandamiento tenían lugar des-
tacado tres partidarios del derribado Peng Te-juai: Wu Han, vi-
cealcalde de Pekín; Liao Mo-sha, director del aepartamento de
trabajo del Frente único del comité municipal de Pekín, y Deng
Tuo, miembro del secretariado del mismo comité municipal.
«En enero de 1961, La destitución de Jai Rui se publicó en la
revista "Beijing Wenyi" (Literatura y Arte) de Pekín. Hoy se
torna cada vez más evidente la naturaleza reaccionaria de ese
drama. Apuntó lanzas contra la reunión de Lushan y contra el
comité central del partido encabezado por el camarada Mao Tse-
tung, con miras a anular las decisiones adoptadas en dicha
reunión. Armó un griterío quejándose de "la injusticia" de la
"destitución" del "probo funcionario de Jai Rui", es decir, de
los oportunistas de derecha, los que según el mensaje del drama
debían volver a administrar "los asuntos de la Corte", en otras
222
palabras, a llevar adelante su programa revisionista. Por enton-
ces, era deseo ardiente del autor apoyar el regreso de los opor-
tm;1istas de derecha a sus cargos para que se realizara la restau-
ración del capitalismo» (del artículo Sobre «La aldea de tres fa-
mifias», publicado por Yao Wen-yuan el 10 de mayo de 1966
en el «Jiefang Ribao» y el «Wenjui Bao», ambos periódicos de
Shanghai) :1JJ
Desde esa misma fecha hasta julio de 1964, los tres intelec-
tuales mencionados (de los cuales Wu Han no era miembro del
partido) publicaron artículos en los diarios «Qianxian» (El Fren-
te), «Beijin Ribao» (Diario de Pekín) y «Beijing Wanbao» (Ves-
pertino de Pekín), con los títulos genéricos de La aldea de tres
familias y Charlas nocturnas en Y enshan, bajo la protección del
alcalde de Pekín, Peng Chen (miembro del comité permanente
del buró político), de Liu Shao-chi y de Teng Hsiao-ping. Citaré
algunas frases de los artículos, para tener una visión de la viru-
lencia de los ataques a Mao:

«Hay personas que poseen el don de la elocuencia, que pue-


den hablar y hablar a cualquier hora, interminablemente, cual
agua que fluye de un manantial inagotable... Hablar mucho sin
decir nada, enmarañar aún más lo confuso explicándolo, o dar
explicaciones que nada explican. Son éstas las características de
la gran palabrería... Mi deseo sería aconsejar a aquellos amigos
dados a la gran palabrería que lean más, piensen más, hablen
menos y tomen un reposo cuando tengan ganas de hablar, con
el fin de no malgastar el tiempo y la energía propios y ajenos»
(<<El Frente», número 21, 1961).

«La sabiduría de un hombre nunca es ilimitada. Sólo un idio-


ta delira que todo lo sabe y que tiene en sí una inagotable fuen-
te de sabiduría, pues ello es, en realidad, absolutamente impo-
sible... Hay individuos que parecen inteligentes, mas, en un sen-
tido estricto, lo son sólo en apariencia... Ciertas gentes, sin em-
bargo, actúan siempre con jactancia y vanidad; desprecian a las
masas y se empeñan en tomar todas las decisiones por sí solas
en la esperanza de lograr éxitos mediante sus propias ideas origi-
nales, sin aceptar el buen consejo de los de abajo. Si estas
gentes no perciben su defecto y no procuran enmendarlo, tarde
o temprano lo pagarán caro» (<<Vespertino de Pekín», 22 de fe-
brero de 1962).

223
«Muchas personas en el mundo padecen diversas enfermeda-
des... una de las cuales se llama "amnesia". Es muy penosa, y
aquel que la padece difícilmente se cura. El síntoma común
de los enfermos que la padecen es desdecirse de sus propias
palabras y no cumplir lo que dicen, hasta el punto de desper-
tar la sospecha de que se hacen los locos y por lo tanto no
merecen confianza [ésta es una referencia directa y brutal a
la autocrítica de Mao en la reunión de Lushan]. De acuerdo con
antiguos libros chinos de medicina, una de las causas de la am-
nesia es el trastorno del llamado "aliento de la vida". En conse-
cuencia, el enfermo no sólo padece pérdida de memoria, sino
que se vuelve gradualmente caprichoso, encuentra grandes difi-
cultades en hablar, se torna irritable y finalmente llega a la
locura, pierde el juicio. Otra de las causas es el trauma cerebral,
que se manifiesta a través de entumecimientos, agolpamiento de
la sangre en la cabeza y desmayos. A menos que sea tratado
a tiempo, pasará a ser idiota. Quien advierta en su organismo
alguno de estos síntomas, debe tomarse un reposo absoluto cuan-
to antes, no decir ni hacer nada, y si insiste en hablar y actuar,
lo pasará mal» [está de más decir que el mal de Parkinson
afectaba ya a Mao en esa época, que los chinos conocían eso, y
que el líder comunista tenía dificultades para hablar y para es-
cribir, a tal punto que usaba un secretario para que escribiera
sus textos] (<<El Frente», número 14, 1962).

«Los seguidores de Ernesto Mach exageraban el papel de lo


que llamaban "factor psicológico" y hablaban jactanciosamen-
te... ¿No es esto igual al disparate de la alondra que pretendía
poner a hervir el mar? Sin embargo, los seguidores de Mach
creían que apoyándose en el factor psicológico podrían hacer
cuanto se les antojara, pero el resultado fue que se estrellaron
la cabeza contra el muro de la realidad y cayeron en la banca-
rrota final» (<<Vespertino de Pekín», 26 de noviembre de 1961).

«Aun en los tiempos antiguos la gente era ya plenamente


consciente de lo nociva que era la fanfarronada... La gente no
debe jactarse ni fanfarronear jamás... y ha de ser prudente en
el tratamiento de los asuntos. Debe hacer más, hablar poco, y
menos aún pretender la fama. Los hombres de letras no son en
modo alguno los únicos dados a la jactancia; otros los igua-
lan» «<Vespertino de Pekín», 11 de junio de 1961).

224
«Wang An-shi fue un gran estadista de la escuela reformista
durante la dinastía Songo Tenía muchas ideas para la ejecución
de reformas, pero carecía de. conocimientos prácticos y expe-
riencia. En sus Notas misceláneas, Chang Lei, de la dinastía
Song, decía que cuando Wang An-shi era primer ministro habla-
ba mucho de la construcción de obras hidráulicas en el país.
Quería desaguar el lago Taiju para obtener decenas de miles de
hectáreas de tierras fértiles. La gente se burló de la idea. En
cierta ocasión, Wang An-shi expuso el plan a sus invitados. El
académico Liu Gong-fu, que se hallaba presente, exclamó de in-
mediato: "Esto es fácil de realizar". "¿Cómo?", preguntó Wang
An-shi. Liu Gong-fu respondió: "Todo lo que hay que hacer es
construir cerca otro lago que reciba las aguas del lago Taiju".
Hasta el mismo Wang An-shi estalló en carcajadas. Durante el
período en que Wang An-shi estuvo al timón del Estado circu-
laron muchos gracejos similares que mostraban la impracti-
bilidad de numerosas ideas suyas. Wang era particularmente in-
modesto. Y puede decirse que ése era un importante defecto
suyo» (<<Vespertino de Pekín», 2 de abril de 1961).

«Ya hacia los períodos de la Primavera y Otoño y de los Rei-


nos Combatientes hubo muchos grandes estadistas que compren-
dían la importancia de cuidar de la fuerza de trabajo. A través
de la experiencia de su dominación descubrieron el "límite" de
la fuerza del trabajo del pueblo que podía usarse... En el capí-
tulo sobre el sistema real, del Libro de los ritos, se dice: "La
fuerza de trabajo del pueblo debe utilizarse no más de tres
días por año". Esta afirmación fue glosada así por el erudito
Chen Jao de la dinastía Yuan: "Por fuerza de trabajo del pueblo
se entiende la que se aplica a la construcción de murallas de ciu-
dades, caminos, callejuelas, acequias, palacios y templos". Lo que
traducido al lenguaje de hoy, significa en realidad la fuerza de
trabajo que se aplica a toda clase de construcciones básicas.
Teniendo en cuenta el nivel de las fuerzas productivas sociales
de entonces, los antiguos fijaron una cuota al empleo de la fuer-
za de trabajo a utilizar en toda clase de construcciones básicas:
sólo cerca de uno por ciento de toda la fuerza de trabajo
disponible. Vista desde hoy, dicha proporción es adecuada a
un país antiguo basado en la producción agrícola... Si un hom-
bre del siglo VII antes de nuestra era entendía esto, nosotros, los
contemporáneos de la década de los sesenta del siglo xx, debe-
mos, naturalmente, comprenderla aún mejor. Saquemos nuevas

225
8.- CHINA
enseñanzas de la experiencia de los antiguos» (<<Vespertino de
Pekín», 30 de abril de 1961).

Pero, al mismo tiempo que se desarrollaba la lucha contra la


izquierda en los círculos académicos, culturales, educacionales
y periodísticos bajo la batuta del ministro de cultura Liu Ting-yu
(viceprimer ministro, miembro suplente del buró político y se-
cretario de propaganda del comité central) y del vicepresiden-
te de la federación de asociaciones literarias y artísticas de
China, Chu Yang (vicesecretario del departamento de propagan-
da del comité central), la alianza entre Mao Tse-tung y Lin Piao
había permitido al primero no sólo preparar al ejército como
el «otro partido», sino iniciar una experiencia «piloto», en Shan-
ghai, encomendando en 1962 a Chiang Ching, su esposa, la refor-
ma de la Opera de Pekín, técnica dramática de carácter nacio-
nal para los chinos. Esta reforma tenía el propósito declarado
de «expulsar del escenario proletario a los dioses, demonios, em-
peradores y prostitutas de la corte», pero su contenido político
real consistía en «eliminar la ideología burguesa del arte y la
literatura socialistas de China». En 1965 serviría de trampolín
al maoísmo para iniciar una movilización política aparentemen-
te «cultural» y desatar la lucha contra la burocracia civil-militar
en el comité central.
En Shanghai, la esposa de Mao trabajó estrechamente en co-
laboración con el director del «1iefang Ribao», Yao Wen-yuan,
que en 1960 acababa de publicar su último libro: Lu sin, gigante
de la revolución china. Periodista profesional y escritor, nacido
en la provincia de Chiangsú en 1924, Yao Wen-yuan comenzaría
a tener un papel preponderante en la lucha contra la burocracia
comunista a partir de 1965. Ambos prepararon un informe
sobre la «revolución cultural socialista en el arte y la literatura»
en una reunión en Shanghai con activistas culturales, en julio
de 1964. El informe, considerado más tarde por los guardias
rojos como «el toque de clarín de la gran revolución cultural
proletaria», planteaba en esencia la necesidad de «derribar las
autoridades académicas burguesas» apuntando la flecha contra
el ministerio de cultura.
Al parecer, en enero de 1965 la izquierda consideró tener se-
guro el control del ejército, y en una reunión del buró político
Mao Tse-tung presentó ante el organismo máximo del partido
un «proyecto de programa para la ampliación del movimiento
de educación socialista» (este movimiento era una campaña de

226
rectificación socialista en lo político, lo ideológico, lo organizati-
vo y lo económico, y fue experimentado y desarrollado en el ejér-
cito a partir de 1960, y expandido por el campo en 1963, para
«oponerse al capitalismo»; es decir, a la política de desarrollo
económico con las actividades agrícolas privadas como centro,
promovidas por Teng Hsiao-ping de acuerdo con el informe de
Chu En-lai en el VIII Congreso del partido). La proposición
decía que el blanco principal del movimiento no debía ser «la
corrupción de los cuadros», sino la fuente de esa corrupción; es
decir, «los dirigentes del partido seguidores del camino capi-
talista».
La reunión terminó sin tomar acuerdo, porque Liu Shao-chi
encabezó una mayoría opuesta a «complicar la situación» con
un «blanco» que «no estaba exactamente definido».
Se inició entonces, teniendo como fuente el «Diario del Ejér-
cito de Liberación», la más gigantesca campaña de promoción de
la figura de Mao, que culminaría con un culto a la personalidad
que sembró el territorio chino con estatuas del líder y terminó
por colocar el cadáver en la plaza Tienanmen para convertido
en objeto de un culto político-religioso vacío, tan vacío que en la
actualidad es incluso antimaoísta.
El escritor Edgar Snow, la mayor autoridad periodística so-
bre la revolución china hasta su muerte, dice en su libro The
Long Revolution: «En ese tiempo, el poder del partido, el poder
sobre el trabajo de propaganda, el poder de los comités del par-
tido provinciales y locales, incluso el poder sobre' el comité
del partido en Pekín, estaban fuera del control de Mao. Por eso
él había dicho (a mí, en enero de 1965) que todavía no existía
«adoración del individuo» -culto a la personalidad- de que
hablar, pero que había necesidad de ella. Mao comenzó a in-
vocar abiertamente su enorme prestigio y popularidad perso-
nales, utilizándolos como arma principal en su lucha por recu-
perar total autoridad sobre la orientación del poder revolucio-
nario».
El trabajo de preparación lo había hecho Lin Piao, haciendo
imprimir diariamente, a partir de 1962, en un recuadro de la pri-
mera página del <,Diario del Ejército de Liberación», una cita de
los escritos de Mao. La tarea la completó en 1964, cuando reunió
todos estos textos para formar un libro, Citas del presidente
Mao, que fue incorporado como libro de «bolsillo» de todos los
efectivos del ejército. El mundo lo conocería en 1966 como
«El libro rojo».

227
En la .segunda mitad del año 1965, el jefe del estado mayor
del EPL, Luo Rui-ching (secretario general de la comisión mili-
tar del comité central, secretario del secretariado del comité
central y ex ministro de seguridad pública y comandante de las
fuerzas de seguridad pública desde 1949 a 1959), presentó un in-
forme ante la comisión m,ilitar del partido, en una sesión presi-
dida por Lin Piao. El informe fue apoyado por el mariscal Jo
Lung, miembro del buró político, viceprimer ministro y minis-
tro de cultura física. El general Luo manifestó su inquietud por-
que el EPL se estaba transformando en una «escuela de acti-
vistas políticos», perdiendo su papel de defensores de «la sobera-
nía nacional», amenazada gravemente por el continuo incremen-
to del cerco de Washington en la guerra vietnamita y por el
«cerco atómico en torno a China». El esquema de este cerco
atómico, según un estudio del departamento de inteligencia del
EPL subordinado al estado mayor, era así, en síntesis:

Japón: 197 bases militares; 41.000 soldados estadounidenses;


proyectiles teledirigidos con posibilidad de agregarles cabezas
atómicas. Alcance de fuego atómico de estas bases: provincias de
Jeilungchiang, Chilin y Liaoning. Pekín bajo ese poder de fuego.
Corea del Sur: 32 bases militares; 57.000 soldados estadouni-
denses; proyectiles teledirigidos. Fuerzas destinadas a ocupar
las tres provincias del noreste en caso de guerra.
Okinawa: 32 bases militares; 40.000 soldados estadouniden-
ses; cañones atómicos, bombas atómicas y de hidrógeno trans-
portables en cazabombarderos F-105 que vuelan al doble de la
velocidad del sonido; proyectil de alcance intermedio MACE-B,
desde 1.800 a 2.250 kilómetros. Capacidad de destrucción en la
parte continental de China hasta el meridiano 106. Ciudades bajo
amenaza directa: Pekín, Anshan, Tangshan, Tientsin, Shanghai,
Kuangchou, Hanchou.
Formosa: 50 bases militares; 6.000 asesores militares esta-
dounidenses; un millón de. «bandidos de Chiang Kai-shek»; ar-
mamento nuclear.
Bases de apoyo a la primera línea: Filipinas, 20 bases,
17.000 soldados estadounidenses, marina y fuerza aérea. Guam:
7 bases aéreas y navales, 10.000 soldados estadounidenses, una
base de submarinos Polaris con proyectiles con cabeza termo-
nuclear. Tailandia: una base aérea en construcción, 25.000 sol-
dados norteamericanos ya en el país.

228
Ante esta realidad, Luo Rui-ching pidió a la comisión militar
que considerara la rápida aplicación de un plan de «rectifica-
ción urgente» de seis puntos:

a) Dejar las materias políticas para los civiles, y que las fuerzas
armadas se dediquen solamente a asuntos militares, técnicos y
de trabajo.
b) Que el partido comunista deje de tener dirección absoluta
en las fuerzas armadas, y sus comités se transformen sólo en
asesores políticos para los profesionales militares y dar clases
de política a los reclutas.
e) Que los soldados dejen de tener derecho a voz y voto en las
decisiones de los mandos superiores, para estar en situación de
transformar el EPL en un instrumento bélico moderno, de alta
técnica y con estructura capaz de decisiones rápidas.
d) Que la tarea única del EPL sea adiestrarse en las técnicas
de combate modernas en tiempos de paz y a combatir en tiem-
pos de guerra.
e) Que el Gobierno de China establezca las negociaciones nece-
sarias con la Unión Soviética para que se restablezca el tratado
de ayuda técnica y militar, a fin de dotar al EPL de todo el ar-
mamento necesario para su defensa y de la instrucción técnica
en la ciencia bélica más adelantada.
f) Que para dar tiempo a China de armarse y aprender a ma-
nejar los nuevos aparatos complejísimos de la guerra moderna,
el Gobierno de China llegue a una especie de transacción con
el Gobierno de Estados Unidos para establecer, en lo posible,
un pacto de no agresión.

No se puede pensar que el general Luo estuviese solo al


hacer estas proposiciones totalmente opuestas a la línea maoísta
en la construcción del ejército. Lo más prudente es suponer
que se trataba de un «globo sonda» levantado por las fuerzas
de Liu Sha~chi, Teng Hsiao-ping y Chu En-lai, a través del ala
de extrema derecha en el partido. La respuesta del maoísmo fue
fulminante: en septiembre de 1965 se publicó un largo artículo
firmado por Lin Piao, titulado ¡Viva el triunfo de la guerra po-
pular!, que planteaba la imposición del {'pensamiento Mao Tse-
tung» como guía del ejército, la estrategia de la guerra de
guerrillas como defensa contra la amenaza de Estados Unidos y
la Unión Soviética y, lo más notable por lo dogmático, la «guerra
popular» como {{método único» a utilizar por el resto de los

229
pueblos del mundo para hacer la revolución en cada país y
para rodear a las grandes potencias «desde el campo», desde
les países explotados de Asia, Africa y América Latina. Declaraba
a China, además, «base liberada de la revolución mundial».
La lucha interna se puso tensa. El Gobierno de la burocracia
civil-militar dirigido por Liu Shao-chi decidió comenzar la apli-
cación de algunos puntos del plan del general Luo, y a fines de
1965 cortó súbitamente la provisión de arroz a Cuba, buscando
un gesto amistoso hacia Estados Unidos. La medida era clara-
mente un esfuerzo drástico por tener un puente hacia Washing-
ton, ya que la no venta de arroz a Cuba en ese momento signifi-
caba un grave golpe a la economía cubana.
Pero al mismo tiempo que el ministro de relaciones exterio-
res chino, Chen Yi, me decía a mí en el Gran Palacio del Pueblo
que Fidel Castro era «un sapo hinchado, como el de la fábula,
que terminará por reventar», y que Fidel Castro llamaba a los
gobernantes de Pekín «hato de viejos chochos que llevan un
puñal bajo el poncho», las corrientes subterráneas en la lucha
por el poder ya dejaban oír su sonido ronco. EllO de noviembre
de 1965, en el «Wenjui Pao» de Shanghai, Yao Wen-yuan pu-
blicaba un artículo de crítica a La destitución de Jai Rui, de
Wu Han, acusando a éste de contrarrevolucionario y señalando
la necesidad de «barrer» a todos los burgueses infiltrados en
los departamentos culturales y de propaganda. Snow, en The
Long Revolution, señalaba: «Fue Yao Wen-yuan quien escribió el
borrador de la crítica a J ai Rui y Wu Han. Revisado once veces
-nos cuenta- y leído por Chiang Ching y Mao, fue publicado
finalmente en noviembre en Shanghai, porque, como hemos
visto, Mao no podía usar la prensa del partido en Pekín».
Un mes antes, en octubre de 1965, se había nombrado un
grupo de cinco a cargo de la revolución cultural, cuyo jefe era
Peng Chen, el alcalde de Pekín. La publicación del artículo de
Yao Wen-yuan, en una treta típica de Mao para hacer la zanca-
dilla a sus enemigos políticos, era una trampa para Peng Chen.
y funcionó.
En febrero de 1966, Peng Chen escribió un Informe esquemá-
tico sobre las actuales discusiones académicas del grupo de los
cinco a cargo de la revolución cultural, y lo hizo distribuir al
partido el día 12. En él afirmaba que la discusión sobre la críti-
ca a Wu Han era una «cuestión académica» que se debía hacer
«bajo dirección», con «prudencia y cautela» y «con la aprobación
de los organismos directivos pertinentes». Es decir, Peng Chen

230
había escrito de su propio puño su punto de vista de frenar el
movimiento de masas y «poner todo género de obstáculos a la
revolución cultural proletaria». Esta arma no la utilizó Mao
hasta el 16 de mayo de 1966, cuando necesitó derribar a Peng
Chen, apoderarse del Gobierno en Pekín, e iniciar el ataque a
Liu Shao-chi y Teng Hsiao-ping, en ese orden. Una vez supe-
rados estos obstáculos, trataría de derribar a Chu En-lai, pero
ese intento fracasaría.
Al mismo tiempo que Peng Chen trataba de apagar el incen-
dio desde Pekín, en Shanghai la mujer de Mao Tse-tung echa-
ba gasolina. Del 2 al 20 de febrero se hizo un foro sobre el tra-
bajo artístico y literario en las fuerzas armadas «convocado por
la camarada Chiang Ching por encargo del camarada Lin Piao».
En el sumario del informe final se lee: «Por encargo del
camarada Lin Piao, la camarada Chiang Ching invitó a algunos
camaradas de las fuerzas armadas a celebrar un foro en Shan-
ghai, desde el 2 al 20 de febrero de 1966, para discutir ciertos
problemas concernientes al trabajo artístico y literario en las
fuerzas armadas. Antes de 'partir para Shanghai, el camarada
Lin Piao les dio a estos camaradas las siguientes instrucciones:
"La camarada Chiang Ching conversó conmigo ayer. Ella es de
gran penetración política en materias relacionadas con el arte
y la literatura y realmente sabe de arte. Tiene muchas valiosas
opiniones. Ustedes deben prestar gran atención a ellas y tomar
serias medidas para asegurar que se apliquen en los terrenos
ideológico y organizativo. De ahora en adelante hay que enviarle
los documentos de las fuerzas armadas concernientes al arte y
la literatura. Pónganse inmediatamente en contacto con ella
cuando tengan alguna información, para mantenerla así al co-
rriente del trabajo artístico y literario de las fuerzas armadas.
Deben pedirle su opinión a fin de mejorar este trabajo. No debe-
mos darnos por satisfechos con el actual nivel ideológico o con
el nivel artístico de éste, ambos requieren una mayor elevación".
Tanto al comenzar el foro como en el curso del intercambio de
puntos de vista, la camarada Chiang Ching dijo reiteradamente
que no había estudiado lo suficiente las obras del presidente
Mao, que su comprensión del pensamiento del presidente Mao
no era profunda, que lo único que había hecho era poner resuel-
tamente en práctica los puntos que había asimilado. Agregó que
durante los últimos cuatro años había concentrado su atención
en leer cierto número de obras literarias y se había formado
algunas ideas, pero que no todas eran necesariamente. correctas.

231
Dijo que todos nosotros somos militantes comunistas, y que
en bien de la causa del partido deberíamos discutir las cosas
juntos, en pie de igualdad. Esta discusión debía haberse realiza-
do el año pasado, pero fue postergada porque ella no se encon-
traba bien de salud. Dijo además que como recientemente se
sentía mejor, podía ahora invitar a los camaradas a reunirse
para celebrar discusiones de acuerdo con las instrucciones del
camarada Lin Piao. La camarada Chiang Ching propuso que an-
tes de intercambiar impresiones leyéramos y examináramos pri-
mero algunas obras y luego estudiáramos documentos y materia-
les al respecto. Nos aconsejó que leyéramos algunas obras del
presidente Mao sobre el tema, sostuvo conversaciones priva-
das con unos camaradas de las fuerzas armadas en ocho ocasio-
nes, asistió a cuatro discusiones colectivas y vio junto con
nosotros trece películas y tres funciones teatrales. También
intercambió opiniones con nosotros durante la proyección de
películas y las representaciones teatrales. Además, nos acon-
sejó ver otras 21 películas. Durante este período, la camarada
Chiang Ching vio la copia de muestra de la película Una gran
muralla a lo largo de la costa sur, recibió a sus directores, ea.-
marógrafos y parte de sus actores, y conversó con ellos en tres
oportunidades, lo cual contribuyó a educarlos y estimularlos en
gran medida. De nuestros contactos con la camarada Chiang
Ching tenemos la impresión de que su comprensión del pensa-
miento del presidente Mao es bastante profunda y que, durante
largo tiempo, ha realizado investigaciones y estudios bastante
completos sobre los problemas existentes en los terrenos artís-
ticos y literarios, y ha obtenido una rica experiencia práctica
mediante sus esfuerzos personales en cultivar ''parcelas experi-
mentales". Emprendió el trabLjo cuando todavía no estaba muy
bien de salud, sostuvo discusiones y vio películas y represen-
taciones teatrales junto con nosotros, mostrándose siempre
modesta, cálida y sincera. Todo esto nos ha instruido y ayudado
grandemente».
He citado totalmente esta larga introducción porque muestra
cómo en febrero de 1966 (ya que este documento se distribuyó
en el partido apenas cuarenta días después) la esposa de Mao
fue declarada líder de China en el aspecto cultural, con la ex-
plícita bendición de Lin Piao y, por lo tanto, en ese momento,
con la bendición implícita de Mao Tse-tung. Lo que quiero de-
mostrar es que la izquierda en el partido estaba tan acorralada
que debía recurrir a este tipo de métodos papales o imperia-

232
les para tener personas con. las cuales luchar en el nivel supe-
rior de la estructura. Se acumulan los métodos no marxistas:
proclamación del ejército como partido paralelo, ataques obli-
cuos a través de referencias al pasado imperial, promoción de
líderes con bendiciones divinas, etc.
y respecto del ejército como «nuevo partido proletario», el
mismo informe que estoy citando dice: «El Ejército Popular de
Liberación de China es el instrumento principal de la dictadura
del proletariado en China, es el respaldo y la esperanza del
pueblo chino y de los pueblos revolucionarios del mundo. Sin
un ejército popular, nuestra revolución no habría podido triun-
far, ni existiría la dictadura del proletariado, ni el socialismo, ni
nada para el pueblo. Por eso es inevitable que el enemigo
trate de sabotearlo desde todos lados y utilice al arte y la litera-
tura como armas para corromperlo ideológicamente». Y, claro,
la inevitable concesión del aliado temporal: «Desde que el ca-
marada Un Piao se hizo cargo de los asuntos de la comisión
militar del comité central del partido, ha tomado con mano
firme el trabajo artístico y literario y nos ha dado muchas y
correctas instrucciones».
¡Qué lejos quedaban las palabras de Mao del 25 de mayo de
1957, en la recepción a los delegados al III Congreso nacional
de la liga de la juventud de la nueva democracia china: «El
partido comunista de China es el núcleo dirigente del pueblo
chino. Sin este núcleo, la causa del socialismo no puede triun-
far!»
El 22 de marzo de 1966 Un Piao completó el trabajo de
bendecir como nueva líder a la esposa de Mao. Dirigió una breve
carta al comité permanente de la comisión militar del comité
central, que comenzaba así:

«Camaradas del Comité Permanente:


»Adjunto a la presente les envío, para su estudio, el Sumario
del foro sobre el trabajo artístico y literario en las fuerzas arma-
das convocado por la camarada Chiang Ching. Repasado repe-
tidas veces por los camaradas asistentes al foro, y examinado y
revisado personalmente en tres oportunidades por el presidente
[se refiere a Mao Tse-tung], este Sumario es un magnífico docu-
mento. Aplicando el pensamiento Mao Tse-tung, responde a mu-
chos problemas importantes concernientes a la revolución cultu-
ral en el período socialista. No sólo tiene una enorme signi-

233
ficación práctica, sino también un significado histórico profundo
y de largo alcance.»

La insurrección

Esta comunicación de Lin Piao al comité permanente de la


comisión militar tenía, sin embargo, un propósito más inmedia-
to en el envenenado juego político que se estaba dando dentro
del ala oeste del ex Palacio Prohibido. En la primera semana
de marzo, el comandante en jefe del EPL, Luo Rui-ching, había
presentado al ministerio de defensa una especie de petición-ulti-
mátum (lo cual más tarde sería denunciado como «intento de
golpe de Estado contra el presidente Mao») en el cual anun-
ciaba que si se continuaba descuidando la preparación militar
del EPL, era atentar contra la seguridad interior del «Estado
proletario», y que eso sería considerado «por la mayoría de
los comandantes en jefe de las regiones y distritos militares
como alta traición». Por eso pedía a Lin Piao, ministro de de-
fensa, una aclaración interna de la situación o -se informó más
tarde en medios de propaganda de la guardia roja- podría
haber una «insurrección en palacio». La respuesta de Lin Piao
fue arrestar a Luo Rui-ching quince días más tarde, y acusado
de conspirar. Nunca hubo un juicio formal para esclarecer las
raíces de esta conspiración, pero se afirmó que estaba manejada
por Peng Chen, Liu Ting-yi (el ministro de cultura), Peng Te-juai
(el mariscal purgado), Liu Shao-chi y Teng Hsiao-ping (estos dos
últimos actuando como «directores entre bambalinas», según
los dazibaos de la universidad de Pekín). Aunque el suceso llegó
a su punto más alto durante la primera semana de marzo en la
entrevista con Lin Piao, se afirmó que los conspiradores se reu-
nieron durante la última semana de febrero para hacer funcio-
nar su plan que apuntaba a «separar» a Mao Tse-tung de toda
responsabilidad administrativa, militar y política, y adoptar los
puntos de vista expresados por Peng Te-juai en 1959. Por esta
causa, a este suceso se le dio el nombre de «el incidente de febre-
ro de 1966». Se agregó que hubo discusiones «para matar al
camarada Mao Tse-tung».
Quizás el peor pecado del general Luo Rui-ching fue oponer-
se en su petición-ultimátum a la práctica de «1os cuatro prime-
ros» en el EPL, conjunto de directivas políticas aprobadas en
una reunión del comité permanente de la comisión militar del

234
comité central en septiembre de 1960, presentadas por Lin Piao.
En realictad, esas directivas habían sido escritas por Mao y pasa-
das a Lin para que las hiciera aprobar en el comité permanente.
La lectura de su texto ahorra todo análisis comparativo con los
puntos de vista de la burocracia civil-militar: «Los hombres
tienen prioridad sobre las armas, el trabajo político sobre todo
otro trabajo, el trabajo ideológico sobre el trabajo político ru-
tinario, y las ideas vivas sobre las ideas extraídas de los libros».
Desde febrero de 1966, el EPL en Pekín fue puesto en estado
de alerta y bajo el control directo de Lin Piao. Técnicamente,
como Mao Tse-tung era el aliado temporal de Lin, el maoísmo
estaba dando un golpe de Estado contra la burocracia civil-
militar.
El 18 de abril, el «Jiefangjun Bao» publicó un editorial que
presentaba públicamente el papel del ejército en la lucha interna
por el poder y hacía una llamada a la participación de todo el
pueblo en la batalla. El editorial se titulaba Enarbolar la gran
bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung; participar acti-
vamente en la gran revolución cultural socialista, y su esencia se
resumía así: «La lucha por promover lo proletario y erradicar lo
burgués en el frente cultural es un aspecto importante de la
lucha de clases entre el proletariado y la burguesía... Es ésta
una aguda lucha de clases. Ya que en nuestro país las fuerzas
remanentes de la burguesía son todavía bastante considerables,
ya que tenemos todavía un número bastante grande de intelec-
tuales burgueses, ya que la influencia de la ideología burguesa
es aún bastante fuerte y que sus métodos para combatirnos se
han hecho cada vez más insidiosos, indirectos y solapados, nos
será difícil percibir la lucha que se está desarrollando y podre-
mos ser víctimas de los proyectiles almibarados de la burgue-
sía, o incluso perder nuestras posiciones si atenuamos nuestra
vigilancia o nos relajamos en lo más mínimo. A este respecto,
aún no se ha resuelto la cuestión de "quién vencerá a quién":
el socialismo o el capitalismo. La lucha es inevitable. No con-
ducirla en forma adecuada puede dar origen al revisionismo...
Nuestro Ejército Popular de Liberación, fuerzas armadas del
pueblo creadas y dirigidas por el partido comunista de China y
el presidente Mao, es el más leal instrumento del partido y del
pueblo, y un importante sostén de nuestra dictadura del prole-
tariado. Siempre ha desempeñado un importante papel en la
causa revolucionaria del proletariado y debe continuar desempe..
ñándolo en la gran revolución cultural socialista...»

235
A partir de .esta toma de posición del ejército, las cosas se
precipitaron y el maoísmo en el buró político desmanteló de un
manotazo a los opositores a nivel de la municipalidad de Pekín.
El 8 de mayo, víspera de la explosión de la. tercera bomba atómi-
ca china, el diefangjun Bao» hizo la primera denuncia, por me-
dio del artículo Fuego a la línea negra antipartido y antisocia-
lista. Acusó de ser jefes de un grupo conspirador dentro del
partido a Wu Han, Teng Tuo y Liao Mo-sha. Es decir, atacó a la
extrema derecha de la derecha.
EllO de mayo se publicó simultáneamente en Pekín y Shan-
ghai el artículo de Yao Wen-yuan titulado Sobre «La aldea de
tres familias», que era un detallado análisis de la conspiración
«intelectual» de los tres acusados, con la inclusión de este texto
clave: «Hay que desenmascarar, criticar y echar abajo a todos
los que se opongan al pensamiento de Mao Tse-tung, obstaculi-
.
cen el avance de la revolución socialista o se muestren hostiles
a los intereses de los pueblos revolucionarios de China y del
mundo entero, sean ellos "maestros" o "autoridades", trátese de
una "aldea de tres familias" o de otra de "cuatro familias", y
sin importar cuán famosos sean, ni qué importante posición so-
cial ocupen, ni quiénes lo dirijan y respalden, ni a cuántos al-
cancen sus aduladores».
El párrafo, además de llamar a la insurrección popular con-
tra los «con poden>, aludía directamente a lo que estaba ocu-
rriendo en esos momentos: los grupos de trabajo enviados a los
establecimientos educacionales estaban trabajando «en nombre
del presidente Liu Shao-chi», y ocurría frecuentemente en esas
semanas que cuando las masas criticaban a algún funcionario de
alta jerarquía, había una defensa que nunca fallaba: «Este ca-
marada cuenta con la confianza del presidente Liu».
El 11 de mayo, después de meses de ausencia de la publici-
dad, reaparece en fotografías Mao Tse-tung. Está sonriente, en
el Palacio del Pueblo, del brazo de Mehmet Shehu, presidente del
consejo de ministros de Albania. En la recepción de que se daba
noticia, habían acompañado a Mao el primer ministro Chu En-
lai, el ministro de defensa Lin Piao, y el viceprimer ministro
Teng Hsiao-ping. La posición del ejército quedaba clara.
El 14 de mayo, destituido ya el director del «Renmin Ribao»,
Wu Leng-si, el maoísmo se expresaba en este periódico, en el
artículo La política debe tener el mando en el trabajo, que se
oponía nítidamente a la línea seguida desde 1956 en acelerar a
cualquier costo el desarrollo de la producción: «La opinión de

236
que enfatizar la colocación de la política en un primer plano sig-
nifica que podemos relajar nuestra atención con respecto al
trabajo y a la producción es, obviamente, un malentendido...
El principal peligro que existe actualmente en los distintos cam-
pos del trabajo es la tendencia a desatender la política, la ten-
dencia a poner el trabajo por encima de la política. Ciertos
defectos en nuestro trabajo, así como en nuestra labor política
e ideológica, han sido utilizados como pretexto por aquellos que
se oponen a que se ponga la política en el primer lugar. Debe-
mos estrechar nuestra vigilancia ante esta situación... Los reac-
cionarios y los elementos burgueses siempre nos acusan a los
comunistas de '''vivir de la política" y de "lograr la prosperidad
a través de la política". Estos señores y caballeros tienen razón.
Nosotros los comunistas jamás escondemos nuestros puntos de
vista. Desde el día en que se fundó el partido comunista hemos
declarado abiertamente que nos dedicamos a la política, que nos
dedicamos a la lucha de clases. En la etapa de la revolución
democrática, nuestro partido dirigió a las amplias masas del
país en la lucha contra los tres grandes enemigos: el imperia-
lismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático; esto era dedi-
carse a la política, a la lucha de clases. Incluso en esa época
pusimos en el primer lugar la política f:,::>letaria y colocamos
la política al mando en nuestro trabajo al desarrollar la produc-
ción, las finanzas, el comercio, la cultura, la educación y las
demás ramas del trabajo en las bases de apoyo y regiones libe-
radas... En los años recientes, en particular, hemos subrayado
en mayor grado la necesidad de colocar la política en el primer
lugar, hemos llevado a cabo un profundo movimiento de educa-
ción socialista a través de todo el país y hemos fortalecido el
trabajo político e ideológico... Debemos poner en primer lugar
la política y colocarla al mando en el trabajo. Lo hemos hecho
así en el pasado, lo estamos haciendo actualmente, y debemos
hacerlo en el futuro».
El 16 de mayo, la alianza Mao-Lin obligaba al buró político
a expulsar de su seno a Peng Chen, alcalde de Pekín y sostén
principal de Liu Shao-chi y Teng Hsiao-ping en la ciudad y el
aparato administrativo del partido. Mao y Lin acusaron a Peng
de «reprimir el entusiasmo de las masas» y de «engañarlas con
el informe esquemático» de febrero. Al final de la sesión, se
acordó dar publicidad en el seno del partido a una circular que
anunciaba: «El comité central ha decidido revocar el "Informe
esquemático sobre las actuales discusiones académicas del grupo

237
de los cinco a cargo de la revolución cultura!", que fue apro-
bado y distribuido el 12 de febrero de 1966, suprimir el grupo
de los cinco a cargo de la revolución cultural y sus oficinas e
instituir un nuevo grupo encargado de la revolución cultural,
subordinado directamente al comité permanente del buró polí-
tico. El llamado "Informe esquemático del grupo de los cinco"
es totalmente erróneo, se opone a la línea trazada por el comité
central y el camarada Mao Tse-tung para la revolución cultural
socialista y a los principios guía formulados en 1962, por la
X sesión plenaria del VIII comité central del partido, sobre
la cuestión de las clases y la lucha de clases en la sociedad
socialista. El "Informe esquemático", aunque finge conformidad,
en realidad opone terca resistencia a la gran revolución cultural
iniciada y dirigida personalmente por el camarada Mao Tse-tung
y a sus instrucciones acerca de la crítica a Wu Jan, impartidas
en la conferencia de trabajo del comité central realizada en
septiembre y octubre de 1965 (esto es, en la sesión del comité
permanente del buró político del comité central, en la cual par-
ticiparon también los camaradas responsables de todos los
burós regionales del comité central). El llamado "Informe es-
quemático del grupo de los cinco" es en realidad obra exclusiva
de Peng Chen, quien lo tejió de acuerdo con sus propios pun-
tos de vista y a espaldas del camarada Kang Sheng, miembro
del mismo grupo, y de otros camaradas. Al confeccionar un
documento de este tipo que trata sobre problemas importantes
relativos a la situación de la revolución socialista en su con-
junto, Peng Chen no discutió ni intercambió opiniones en ab-
soluto dentro del grupo de los cinco. No consultó con ningún
comité local del partido ni dejó en claro que el "Informe esque-
mático" debía ser enviado al comité central para su examen,
como un documento oficial de éste, y menos aún obtuvo apro-
bación del camarada Mao Tse-tung, presidente del comité cen-
tral. Empleó métodos extremadamente deshonestos, actuó en
forma arbitraria, abusó de sus atribuciones y, con gran rapidez,
distribuyó el "Informe esquemático" en todo el partido, usur-
pando el nombre del comité central».
Todo esto significaba la muerte política de Peng, pero lo más
importante para entender el porqué de la tragedia que Uevó a
la revolución china al colapso desde el punto de vista marxista
en 1976 es que el texto revela una de dos cosas posibles: a) que
en el partido chino una persona era capaz de pasar por sobre
todas las autoridades, engañar a miembros del comité perma-

238
nente, y hacer pasar documentos no oficiales por oficiales, lo
cual indicaba un grado de corrupción organizativa gravísimo;
o b), los cargos eran falsos, lo cual revelaba un grado de corrup-
ción política también gravísimo. Dicho de otro modo, ambas
alternativas, tomadas por separado o juntas, mostraban un par-
tido sumamente corrompido.
Lo importante del documento, sin embargo, para la lucha
contingente era que señalaba los enemigos contra los cuales
debía luchar el pueblo bajo las banderas del maoísmo: «Nume-
rosos representantes de la burguesía antipartido y antisocialis-
tas». Existe un número de tales representantes en el comité
central del partido y en los organismos partidarios, guberna-
mentales y otros a los niveles central, provincial, municipal y
de región autónoma.
El 25 de mayo, en la Facultad de Filosofía de la universidad
de Pekín, siete alumnos y profesores fijaron un dazibao que
atacaba directamente al rector de la universidad, Lu Ping, y al
comisario político de la institución, Peng Pei-yun, acusándoles
de oponerse a la revolución cultural y de formar parte de la
pandilla «contrarrevolucionaria» que trata de «resistir a la revo-
lución cultural para desviar esta seria lucha política a discusio-
nes puramente académicas».
El dazibao, que sería puesto en la historia de la revolución
cultural como «el primer disparo de las masas» para derribar a
Liu Shao-chi y Teng Hsiao-ping, finalizaba con este párrafo:
«¿Por qué temen tanto a los dazibaos y' a la celebración de
grandes reuniones de denuncia? Contraatacar a la siniestra pan-
dilla que ataca frenéticamente al partido, al socialismo y al
pensamiento de Mao Tse-tung es una lucha de clases a vida o
muerte. El pueblo revolucionario debe movilizarse del todo para
condenar vigorosa y airadamente, y celebrar grandes reuniones
y fijar dazibaos es una de las mejores formas en que las masas
combaten. Al "guiar'~ a las masas a no celebrar grandes reunio-
nes, no fijar dazibaos y crear todo tipo de prohibiciones, ¿no
reprimen ustedes la revolución de las masas, no les impiden
hacer la revolución y se oponen a su revolución? ¡Jamás les per-
mitiremos proceder así!»
La noche del 25 de mayo fue una noche larga para los alum-
nos de la universidad de Pekín. Batir de tambores y gongs
anunció que todos debían leer el dazibao de los siete alumnos
y profesores. Se llamó a una «gran reunión». Se formó una es-
pecie de «comité revolucionario», con representantes de los

239
mucha'chos' de todas las facultades. Esta 'reunión duró 52 horas.
Horas que fueron agobiantes para Lu Ping, rector de la univer-
sidad, que estaba junto con la comisario político, Peng Pei-yun,
de pie, con la cabeza gacha, escuchando los cargos. Al cabo de
las 52 horas, las masas pronunciaron su veredicto: el rector y la
comisario político eran culpables de pertenecer a la línea «negra
antipartido». Para ellos hubo cucurucho s de papel, insultos,
golpes, escupitajos y su degradación a jardineros de la univer-
sidad, con carteles en pecho y espalda con una descripción de
sus crímenes. Pero hubo lucha física, con garrotes y cuchillos,
entre los rebeldes y los partidarios «del partido», de que el
«partido no ha ordenado la destitución todavía». Decenas de
heridos, un muerto. Un equipo de trabajo enviado por Liu Shao-
chi y Teng Hsiao-ping puso orden relativo en el campo univer-
sitario, pero la bola de nieve de la insurrección ya había comen-
zado a rodar.
El 30 de mayo, Mao Tse-tung abandonó Pekín... ¡y dejó a
cargo de la organización de la revolución cultural a Liu Shao-chi
y Teng Hsiao-ping! Era la trampa montada por el líder chino
contra esos dos dirigentes. Más tarde se la llamaría «los cin-
cuenta días», que corresponden a la ausencia de Mao de la
capital, hasta el 20 de julio. El esquema de la trampa era muy
simple: dejar que Liu y Teng, en su intento de preservar la es-
tructura del partido frente a la marea insurreccional contra la
burocracia civil-militar, impidieran esta insurrección a través
de los «equipos de trabajo del partido», y, después que esta
situación fuera notoria, Mao pondría todo el peso de su popu-
laridad y los efectos del culto a su persona, cultivado hasta lo
grotesco por el ejército, para declarar que la insurrección se
justificaba y quienes la reprimían eran «dirigentes seguidores
del camino capitalista».
Ausente Mao, el grupo «legalizador» inició el 3 de junio sus
esfuerzos por mantener en un cauce ordenado la revolución
cultural, publicando el siguiente decreto administrativo: «El co-
mité central del partido comunista de China [en realidad fue
una reunión del comité permanente del buró político, sin Mao,
la que acordó los cambios] ha decidido que el camarada Li Sue-
feng, primer secretario del buró del norte de China del CC del
partido [hombre de confianza de Lin Piao], sea nombrado ade-
más primer secretario del comité municipal del partido de Pekín,
y que el camarada Wu Te, primer secretario del comité provin-
cial del partido de Chilin [cuadro del equipo de trabajo del pri-

240
mer ministro Chu En-lai], sea transferido al puesto de segundo
secretario de dicho comité municipal, a fin de reorganizado.
Los camaradas Li Sue-feng y Wu Te ya se encuentran trabajando
en sus nuevos cargos. El nuevo comité municipal del partido de
Pekín dirigirá directamente la gran revolución cultural socialista
en Pekín».
El decreto anunciaba el nombramiento de un equipo de tra-
bajo en la universidad de Pekín, la destitución de Lu Ping y Peng
Pei-yun, y la reorganización de los equipos de redacción de los
tres periódicos de Pekín que dominaban los partidarios del arres-
tado ex alcalde Peng Chen.
El día 13 de junio se decretan vacaciones para los estudian-
tes universitarios y secundarios en Pekín por un período de seis
meses, «para llevar hasta el fin la revolución cultural socialista».
La situación, en realidad, era casi caótica no sólo en las escuelas
de Pekín, sino en las de casi toda China. Había batallas campa-
les, y en algunos casos los equipos de trabajo del partido hi-
cieron intervenir a la policía de seguridad para disolver a los
«rebeldes» y arrestarlos.
Nadie sabía dónde estaba Mao Tse-tung. La batalla se estaba
dando entre grupos de estudiantes sublevados y la organización
administrativa del partido. La represión se hacía por momentos
brutal.
El 24 de junio, alumnos «rebeldes» de la escuela secundaria
anexa a la universidad Chingjua echan bencina a la hoguera con
un breve dazibao que después sería considerado como el docu-
mento de creación de los guardias rojos. Su texto completo era
éste:

<<¡VIVA EL ESPtRITU DE REBELDtA DEL PROLETARIA-


DO! La revolución es rebelión, y el alma del pensamiento de
Mao Tse-tung es la rebelión. Decimos que se debe prestar gran
atención a la palabra "aplicación", lo que quiere decir: princi-
palmente a la palabra "rebelión". Atreverse a pensar, hablar,
actuar, abrirse camino y hacer la revolución, en una palabra,
atreverse a rebelarse, es la cualidad más fundamental y más pre-
ciosa de los revolucionarios proletarios. i~ste es el principio
fundamental del espíritu del partido proletario! ¡No rebelarse
es revisionismo, ciento por ciento!
»El revisionismo ha tenido bajo su control la escuela du-
rante 17 años. Si no nos levantamos en rebelión hoy, ¿cuándo
lo vamos a hacer?

241
»Algunas personas osadas que estaban contra la rebelión
ahora se han vuelto repentinamente tímidas y cautelosas, mur-
murando y balbuceando incesantemente que somos demasiado
unilaterales, demasiado arrogantes, demasiado bruscos y de que
vamos demasiado lejos. ¡Todo esto es absurdo! Si están contra
nosotros, díganlo. ¿Para qué ser tan tímidos?
»Puesto que nosotros queremos la rebelión ¡las cosas ya no
están en manos de ustedes! Queremos precisamente hacer muy
pesado el aire con el acre olor de la pólvora. Lanzarles granadas
y bombas, empezar una gran pelea y una gran batalla. ¡"Simpa-
tía", "amplitud", fuera de nuestro camino! Ustedes dicen que
somos demasiado unilaterales, ¿cuál es, pues, su amplitud? La
amplitud de ustedes se parece a "dos se combinan en uno" y al
eclecticismo. [Referencia directa a las tesis de Liu y Teng acerca
de que cualquier método de elevar la producción es bueno, con
tal que se acelere el desarrollo económico de China.]
»Ustedes dicen que somos demasiado arrogantes. Lo somos.
El presidente Mao ha dicho: "Los poderosos no eran más que
ceniza". Derribaremos no sólo a los reaccionarios de nuestra
escuela, sino también a los reaccionarios de todo el mundo. Los
revolucionarios consideran la transformación del mundo como
su tarea, ¿cómo podemos no ser "arrogantes"?
»Ustedes dicen que somos demasiado bruscos. Debemos ser-
Io. ¿Cómo podemos ser suaves y adherirnos al revisionismo o
favorecer en gran escala la moderación? ¡Ser moderado hacia
el enemigo es ser cruel con la revolución!
»Dicen que vamos demasiado lejos. Para decirlo francamente,
su afirmación de "no ir demasiado lejos" es reformismo, es
"transición pacífica". ¡Ustedes están soñando despiertos! ¡Les
echaremos por tierra y les pondremos el pie encima!
»Y hay algunos que temen a la revolución como a la muerte,
que temen del mismo modo a la rebelión. Adheridos a las prác-
ticas convencionales, serviles, se esconden en sus caparazones
revisionistas; tan pronto como hay olor a rebelión en el aire, se
ponen nerviosos y se atemorizan. Recientemente han sido ver-
tidas en sus oídos crueles censuras cada día, y diariamente sus
corazones han temblado de miedo. ¿No sienten que esto es inso-
portable? ¿Cómo pueden seguir viviendo?
»Los revolucionarios son Reyes Monos [héroes todopode-
rosos de la mitología china], sus barras doradas son poderosas,
sus poderes sobrenaturales tienen un largo alcance y su magia
es todopoderosa, porque poseen el grande e invencible pensa-

242
miento de Mao Tse-tung. ¡Esgrimimos nuestras barras doradas,
desplegamos nuestros poderes sobrenaturales y utilizamos nues-
tra magia para dar vuelta al viejo mundo, aplastarlo, pulverizar-
lo, crear el caos y provocar una tremenda confusión, cuanto
más grande mejor! ¡Debemos hacer esto con la actual escuela
secundaria revisionista anexa a la universidad Chingjua, rebe-
larnos hasta el fin! ¡Deseamos crear 'en tremendo alboroto
proletario, y forjar un mundo nuevo proletario! ¡Viva el espí-
ritu de rebeldía revolucionaria del proletariado! Guardias rojos
de la escuela secundaria anexa a la universidad Chingjua.»

La prensa clandestina rebelde, en contra de las órdenes de


los equipos de trabajo del partido, hizo circular este dazibao
por toda China en no más de tres semanas, y las organizaciones
de guardias rojos brotaron en multitud..., siempre teniendo
como blanco la burocracia del partido a nivel educacional. Los
encuentros armados entre facciones rivales pasaron a ser casi
un suceso normal. Sólo que nada de esto informaban los perió-
dicos o las radioemisoras. En el centro, en Pekín, al parecer la
idea generalizada era mantener en secreto la situación hasta
sofocarla.
Entre tanto, en provincias, Mao Tse-tung escribía sus cuitas
a su esposa, Chiang Ching. En una carta dirigida a ella el 8 de
julio de 1966 (cuyo texto leí en noviembre de 1974, entre los
documentos del comité central sobre el «caso Lin Piao») le
decía: «He recibido tu carta del 29 de junio... Te daré la conti-
nuación de mi programa de viaje. Después de dejar Wulin el
15 de junio pasado, he pasado más de diez días en una caverna,
aquí, en el oeste; en verdad, ya no estoy tan al corriente de la
actualidad. Ya hace diez días que estoy en Paiyunjuangjo, desde
el 28 de junio. Todos los días leo mis documentos, es realmente
muy interesante. En siete u ocho años "un gran caos en el reino"
traerá de nuevo "un gran orden en el reino", y entonces, repen-
tinamente y por propia voluntad, saldrán "los diablos cornudos
y los espíritus de las serpientes" [se refiere a los contrarrevo-
lucionarios, frase que en castellano la propaganda china traduce
como "saldrán los monstruos y demonios"]. Su carácter de clase
determina su conducta, y no pueden actuar de otro modo. El
poder central me presiona porque quiere publicar el discurso de
mi amigo [se refiere a Lin Piao], y yo voy a dar mi aprobación
para que sea puesto en circulación en la base. Él habla especial-
mente del problema de un golpe de Estado; nunca había leído

243
una exposición como la suya. Tengo dudas respecto a ciertos
comentarios suyos. Jamás he creído que esos libritos escritos
por mí contengan semejante potencia espiritual. Cuando él los
haya puesto en las nubes, todo el país no tardará en hacer lo
mismo... Verse obligado, en una cuestión de extrema importan-
cia, a dar su asentimiento en contra de su propia convicción, es
una cosa que nunca me había pasado en toda mi vida... ¡Esto
es verse obligado a maniobrar en contra de su propia voluntad!
En abril de este año, declaré en la conferencia de Hangchou
que no aprobaba las fórmulas utilizadas por mi amigo, pero
¿qué hacer? No ha servido de nada. En mayo, en la conferencia
de Pekín, él no cambió de estilo. Los periódicos y las revistas
han utilizado expresiones peores, incluso más rimbombantes;
literalmente, me ponen por las nubes, como la maravilla de
todas las maravillas; no me queda otra solución que "refugiar-
me en la montaña Liang" [como un rebelde contra el gobierno].
Supongo que su verdadera intención es ésta: para combatir a
los demonios quieren asegurarse la ayuda de Chung Kui [un
exorcista]. Me he convertido en el exorcista del partido comu-
nista del siglo veinte».
Estas palabras de Mao revelan toda su angustia política al
prever cómo el culto a la personalidad sobre su persona podía
llevar a convertir el marxismo en China en una caricatura, cosa
que realmente ocurrió. También revelan cómo se veía impotente
ante la necesidad de combatir la burocracia civil-militar del par-
tido y estar obligado a aliarse con el jefe del ejército que, a su
vez, lo utilizaba para sus propios fines. Sin embargo, estas vaci-
laciones de julio de 1966 no impidieron que Mao siguiera en el
peligroso juego de reemplazar al partido por el ejército, lo cual
finalmente llevaría al colapso.
Es muy conveniente conocer algunas frases del discurso de
Lin Piao, al que se refiere Mao en esta carta que cito. El dis-
curso fue pronunciado el 18 de mayo de 1966, en la sesión del
buró político que había aprobado la circular del 16 de mayo,
cuyo contenido el lector ya conoce. El mariscal Lin había dicho:
«El presidente Mao es el fundador de nuestro partido y nuestra
nación, y el más grande marxista-leninista contemporáneo. El
presidente Mao ha heredado, guardado y glorificado de una ma-
nera completa el marxismo-leninismo en forma genial y crea-
dora, promoviéndolo a un nivel totalmente nuevo... El presi-
dente Mao tiene el más alto prestigio en la nación y el mundo
entero, y es la figura más sobresaliente y grande. Los dichos,

244
las obras y la práctica revolucionaria del presidente Mao mues-
tran que él es un gran genio proletario... El presidente Mao
posee mucha más experiencia que Marx, Engels y Lenin... El
presidente Mao es un genio. ¿Cuál es la diferencia entre él y
nosotros? Hemos luchado juntos, algunos tienen más edad que
él. Somos de menos edad que él, pero tenemos la misma expe-
riencia. También leemos libros, pero o no entendemos nada o no
entendemos completamente; pero el presidente Mao entiende
todo. He visto a mucha gente hacer círculos y rayas en los libros
que leen, a veces el libro queda lleno de esos círculos y rayas;
eso revela que el lector no entendió esos libros, al no conocer
el centro ni los puntos principal y secundarios. Hace décadas,
el presidente Mao comprendió el núcleo de la dialéctica, pero
aun ahora nosotros no lo conocemos. ~l no sólo lo entiende,
sino que además puede utilizado con destreza... No fue una
cosa meritoria, sino una obligación, que el EPL tomara las obras
del presidente Mao como libro de texto para mandos y comba-
tientes. La utilización de los pensamientos de Mao Tse-tung para
unir las fuerzas armadas y a todo el partido puede resolver cual-
quier problema. Cada frase de las obras del presidente Mao es
una verdad, una sola frase de él sobrepasa diez mil de nuestras
frases. No he leído suficientemente las obras del presidente Mao
y estudiaré con mayor ahínco desde ahora».
Pronto todo esto se traduciría en un griterío ensordecedor
en China, en alabanzas más que religiosas a Mao, y en que los
antimarxistas llegarían al poder total gritando más fuerte que
los demás ¡Viva el invencible pensamiento Mao Tse-tung!
El 16 de julio, Mao dio otro empujón al culto a la persona-
lidad como trampolín para la lucha contra la burocracia en el
partido: nadó en el río Yangtze, durante 65 minutos, cubriendo
una distancia de 15 kilómetros. El día 25, todas las radioemiso-
ras de China informapon del suceso, enfatizando que el hecho
demostraba «un excelente estado de salud». El día 26 todos los
periódicos aparecieron con fotos del líder nadando en el Yangtze,
y se desencadenó una especie de conmoción nacional con miles
de muchachos y muchachas, obreros y obreras llenando las
calles de las grandes ciudades chinas para festejar la «buena
salud del presidente Mao». Era su punto de apoyo «popular»
para lanzar a la calle el verdadero contenido de la revolución
cultural en la reunión plenaria del comité central que comenza-
ría el 1 de agosto.
Mao había regresado a Pekín el 20 de julio, y al día siguiente,

245
en una conferencia con el buró político, lanzó su primer dis-
paro contra los equipos de trabajo de Liu y Teng, según la ver-
sión taquigráfica que quedó de esa conversación, editada más
tarde por los guardias rojos: «El presidente Mao dijo que el
dazibao "25 de mayo" de Nie Yuan-si [se refiere al de la univer-
sidad de Pekín; el nombre citado es el de una profesora firmante
del documento, miembro del partido comunista] es un mani-
fiesto de la comuna de París china de los años sesenta del siglo
veinte, cuyo significado sobrepasa a la comuna de París. Nos-
otros somos incapaces de escribir esta clase de dazibaos. Varios
pioneros [organización infantil del partido] escribieron dazibaos
diciendo que sus padres habían olvidado el pasado, no hablaban
con ellos acerca del pensamiento de Mao Tse-tung, y en cambio
les preguntaban sobre las notas que obtenían en la escuela y los
premiaban cuando eran buenas. El presidente Mao pidió al ca-
marada Chen Po-ta enviarles un mensaje a esos amiguitos: "Los
dazibaos de ustedes están bien escritos". Y continuó diciendo:
"Les digo a todos ustedes: ¡la juventud es el gran ejército de la
gran revolución cultural! Debe ser totalmente movilizada. Des-
pués de mi regreso a Pekín me siento triste y desolado. Algunos
institutos educacionales todavía tienen sus puertas cerradas.
Hay algunos donde se ha reprimido al movimiento estudiantil.
¿Quién es el que está reprimiendo al movimiento estudiantil?
Es antimarxista que los comunistas teman al movimiento estu-
diantil... El comité central de la liga de la juventud comunista
debería estar al lado del movimiento estudiantil. Y sin embargo
está de lado de la represión del movimiento estudiantiL.. Cree-
mos en las masas. Para convertirnos en maestros de las masas
debemos primero ser alumnos de ellas. La actual gran revolu-
ción cultural es un acontecimiento que estremece el cielo y la
tierra. ¿Podremos, osaremos, pasar el camino hacia el socialis-
mo? Este camino lleva a la destrucción final de las clases, y la
reducción de las tres grandes diferencias [se refiere a la dife-
rencia entre obreros y campesinos, entre la ciudad y el campo,
y entre el trabajo manual y el intelectual]. Debemos estar pre-
parados para que la revolución se vuelva contra nosotros. La
dirección del partido y del Gobierno, y los camaradas responsa-
bles del partido, deben estar preparados para eso"».
Al día siguiente, 22 de julio, en un discurso ante una reunión
de secretarios regionales del partido y miembros del grupo de
la revolución cultural del comité central (nombrado en mayo y
cuyos líderes eran Kang Sheng, ChenPo-ta y Chiang Ching).

246
avanzó otro paso: «Los equipos de trabajo han tenido el efecto
de obstruir el movimiento [...]. No es bueno apoyarse en los
equipos de trabajo [...]. Los equipos de trabajo obstruyen la
revolución».
El 1 de agosto, día de inicio de la XI sesión plenaria del VIII
comité central, con las tropas bajo el mando de Lin Piao ocu-
pando Pekín, Mao envió una carta a la escuela secundaria
anexa a la universidad Chingjua, dando su bendición a la guar-
dia roja. El primer párrafo de la carta decía: «Camaradas guar-
dias rojos de la escuela secundaria anexa a la universidad
Chingjua: He recibido los dos dazibaos que ustedes me en-
vieron el 28 de julio y también la carta que me dirigieron pi-
diendo una respuesta. Los dos dazibaos que ustedes escribieron
el 24 de junio y el 4 de julio expresan su cólera y su denuncia
contra todos los terratenientes, burgueses, imperialistas, revi-
sionistas y sus lacayos que explotan y oprimen a los obreros,
campesinos, intelectuales revolucionarios y organizaciones y par-
tidos revolucionarios. Ustedes dicen que se justifica rebelarse
contra los reaccionarios: los apoyo con entusiasmo... No im-
porta en qué lugar, si en Pekín o cualquier otro sitio de China,
daré entusiasta apoyo a todos los que tomen una actitud similar
a la de ustedes en el movimiento de la revolución cultural».
Los dados estaban echados: el maoísmo tenía como aliado
al ejército, y como fuerza de choque a los jóvenes estudiantes
rebelados en toda China contra la burocracia del partido. Pero
los obreros estaban ausentes.
Los primeros cuatro días de la XI sesión plenaria fueron
tensos. Liu Shao-chi se mantuvo en su punto de vista de que
los equipos de trabajo debían «guiar» el movimiento para im-
pedir «el caos». El día 5 de agosto, frente al hecho de que la
mayoría del comité central había apoyado la tesis de Liu, Mao
Tse-tung escribió un dazibao y lo presentó a la asamblea. El
dazibao se llamó Bombardear el cuartel general (burgués). Mi
dazibao. Su contenido era claro y conciso: «En los últimos cin-
cuenta días, más o menos, camaradas dirigentes, desde el nivel
central hasta los niveles locales, han... contragolpeado el emer-
gente movimiento de la gran revolución cultural del proleta-
riado. Se han resistido obstinadamente ante los hechos y han
llamado blanco a lo negro, cercando y reprimido a los revolu-
cionarios, estrangulado las opiniones que difieren de las suyas,
impuesto un terror blanco y se han complacido mucho con todo
esto».

247
Al mismo tiempo, Mao y Lin proponen a la sesión plenaria
un «ajuste» en el buró político y su comité permanente antes
de seguir adelante en las discusiones. El «ajuste» se hace bajo
la presión de la personalidad política de Mao y las bayonetas
del EPL bajo el mando de Lin. Los maoístas, en una jugada
típica, arremeten contra la derecha de la derecha y no tocan el
centro. Así, como número uno después del «ajuste» permanece
Mao Tse-tung. Pero como número dos salta del sexto lugar Lin
Piao, que desplaza a Liu Shao-chi, el cual es rebajado a número
ocho; o sea, sólo miembro del buró político pero no de su
comité permanente. El buró político «ajustado» el día 5 de agos-
to de 1966, queda así:

Comité permanente del buró político

Número uno: Mao Tse-tung.


Número dos: Lin Piao, antes sexto en la jerarquía. Reempla-
za a Liu Shao-chi.
Número tres: Chu En-lai, que conserva su puesto, siendo con-
siderado como el representante del centro de la derecha en el
comité central.
Número cuatro: Tao Chu, jefe del buró centro-sur del par-
tido, junanés nacido en 1906, impulsador de las comunas popu-
lares, y promovido desde el número 95 de la jerarquía en el CC.
Reemplaza a Teng Hsiao-ping. Más tarde Tao Chu sería purgado
por impulsar los incentivos materiales en contra de los incen-
tivos políticos, en la rebelión de Shanghai de 1967.
Número cinco: Chen Po-ta, jefe de redacción de la revista
«Bandera Roja», escritor político tan prolífico como Mao, na-
cido en la provincia de Fukien en 1904, considerado como «asis-
tente de Mao» en lo teórico. Promovido desde el número 23 en
el buró político. Reemplaza a Chu Te. En 1970 sería purgado
en la lucha entre Lin Piao y Chu.
Número seis: Teng Hsiao-ping, rebajado desde el número
cuatro en el mismo comité permanente, y dejado ahí, al pare-
cer, para no forzar en demasía la lucha dentro de la jerarquía
superior y ganar tiempo por parte de los maoístas. Reemplaza
a Lin Piao. Desde 1967 sería colocado como cómplice de Liu y
derribado como «teórico contrarrevolucionario».
Número siete: Kang Sheng, nacido en 1903 en la provincia
de Shantung, jefe de la comisión de control del partido, espe-

248
cializado en seguridad, amigo íntimo de Mao y Un Piao (trabajó
con ellos estrechamente en la escuela del partido y la academia
militar en los tiempos de Yenán). Promovido desde el número
12 en el buró político. Reemplaza a Chen Yun.

Miembros del buró político:

Uu Shao-chi, rebajado; Chu Te, mariscal, rebajado; U Fu-


chun, junanés nacido en 1900, jefe de la comisión de planifica-
ción estatal, economista, mantiene su posición con respecto a
1956; Chen Yun, de familia obrera de Shanghai, nacido en 1900,
ex linotipista, especialista en economía y finanzas, rebajado;
Tung Pi-wu, uno de los fundadores del PC, siete años mayor que
Mao (nacido en 1886 en Jupei), rebajado desde el octavo lugar;
Chen Yi, ministro de relaciones exteriores, mariscal, nacido en
Sechuan en 1901, mantiene su posición; Uu Po-cheng, mariscal,
nacido en Sechuan en 1892, perdió un ojo durante la guerra y se
le conoció como «el dragón de un solo ojo», mantiene su posi-
ción; Jo Lung, mariscal, junanés nacido en 1896, mantiene su
posición; U Sien-nien, nacido en 1905 en la provincia de Jupei,
hijo de obrero, mantiene su posición; U Ching-chian, de la
provincia de Kuangsi, nacido en 1906, de fuerte influencia en
la provincia de Sechuan, se le consideraba partidario fiel de
Teng Hsiao-ping, mantiene su rango; Tan Chen-lin, nacido en
1912 en Kiangsi, ministro de agricultura, mantiene su posición;
Su Siang-chien, mariscal, es elevado del puesto 96 en el CC
al 19 en la jerarquía; Yeh Chien-ying, mariscal, nacido en Kuan-
tung en 1897, de una familia de comerciantes, estrechamente
ligado a Chu En-lai, mantiene su posición; Nieh Jung-chen,
mariscal, nacido en Sechuan en 1899 de familia de campesinos
ricos, promovido al buró político; Po I-po, nacido en Shansi
en 1907, economista, promovido; U Sue-feng, nacido en Shansi en
1907, promovido a miembro suplente del buró político desde el
lugar 71 en el comité central; Sie Fu-chi, junanés nacido en 1899,
nuevo ministro de seguridad pública, especialista en seguridad
y organización del partido, promovido a miembro suplente del
buró político; Uu Ning-yi, promovido a suplente; Siao Jua, na-
cido en Kiangsi en 1914, presidente del departamento político
general del EPL.
El carácter «no representativo» de este buró político que
aprobaría el programa general de la revolución cultural lo prue-

249
ba que de sus 26 miembros sólo 12 sobrevivieron políticamente
a los turbulentos años 1966, 1967 Y 1968. De ellos, sólo cuatro
eran partidarios del maoísmo. Y de los cuatro, si se descarta
a Mao mismo, los restantes tres (Kang Sheng, Chu Te y Tung
Pi-wu) le apoyaban por lealtad al viejo luchador y no precisa-
mente por convicción marxista. El resto de los sobrevivientes
se agrupaba así: Un Piao, Chen Po-ta y U Sue-feng, por la línea
linpiaoísta; y Chu En-lai, Yeh Chien-ying, Sie Fu-chi, Uu Po-
cherig y U Sien-nien, por la línea chuenlaísta.
Dicho de otro modo, el 5 de agosto de 1966 el maoísmo en el
comité central dio un golpe de mano apoyándose en una inesta-
ble alianza con la mayoría de los generales liderados por Un
Piao y logró pasar el documento programático de la revolución
cultural el día 8 de agosto. Este documento, conocido popular-
mente como «los 16 puntos», se titulaba Decisión del comité
central del partido comunista de China sobre la gran revolución
cultural proletaria, y ponía en claro que era «una nueva etapa
en la revolución socialista» china.
Decía que «el desenlace de esta gran revolución cultural de-
pende de si la dirección del partido se atreve o no a movilizar
audazmente a las masas» para obtener «un nuevo orden revo-
lucionario» mediante «el método de dejar que las masas se li-
beren a sí mismas» en una lucha en que «el blanco principal»
«son aquellos dirigentes seguidores del camino capitalista den-
tro del partido», y que <<nose debe temer que se den casos de
desorden» porque «el presidente Mao nos ha dicho frecuente-
mente que la revolución no puede ser tan elegante, tan delicada,
tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima», que «hay
que dejar que las masas se eduquen a sí mismas en este gran
movimiento revolucionario, y aprendan a distinguir entre lo
justo y lo erróneo, entre la forma correcta de proceder y la
incorrecta».
Esto parecía estar en concordancia con la insistencia que
hasta ese momento había mostrado Mao en sus declaraciones
a los miembros del partido respecto a la semejanza entre la
insurrección de los estudiantes (impulsada por la izquierda
como punta de lanza para la batalla más grande que comen-
zaría ahora) con la creación de la comuna de Pekín, o tal vez la
comuna de China, en relación directa con la insurrección pari-
sina que desembocó en la comuna de París.
En el punto 9 del documento que cito, esto está casi explí-
cito cuando se afirma que «los grupos, comités y congresos de

250
la revolución cultural son las mejores formas nuevas de orga-
nización, mediante las cuales se educan a sí mismas bajo la di-
rección del partido comunista. Constituyen el mejor puente por
medio del cual nuestro partido se mantiene en estrecho con-
tacto con las masas. Son órganos del poder de la revolución
cultural proletaria [...]. Es necesario practicar un sistema de
elecciones generales, semejante al de la Comuna de París, para
elegir a los miembros de los grupos y comités de la revolución
cultural y a los delegados a los congresos de la revolución cul-
tural. Las listas deben ser presentadas por las masas revolucio-
narias luego de plenas discusiones, y las elecciones celebrarse
después de que las masas hayan discutido las listas una y otra
vez. Las masas pueden criticar en cualquier momento a los
miembros de los grupos y comités de la revolución cultural y a
los delegados electos a los congresos de la revolución cultural.
Si estos miembros o delegados demuestran ser incompetentes,
pueden ser sustituidos mediante elecciones o destituidos por
las masas después de discutido».
Naturalmente, este esquema constituía la presentación de
una democracia revolucionaria absolutamente opuesta al con-
trol partido burocracia civil-militar que había hasta ese mo-
mento en el aparato estatal chino. Con razón, Mao y sus segui-
dores veían en ese instante sólo la revolución, la insurrección
de las masas, como único camino para implantada, teniendo en
su centro un partido limpio de la lacra burocrática. El llama-
miento, por sí mismo, hubiera tenido el efecto de una reacción
insurreccional en cadena en muchos sectores sociales del país
de no llevar el pie de imprenta del partido gobernante, y tal vez
eso hizo que el grupo militarista de Un Piao aceptara la alianza
con el maoísmo para tratar de frenar el movimiento por dentro
(y no con la represión masiva de tipo militar) vía sacrificio de
la facción más derechista de la burocracia civil-militar. Esto
porque la historia política de Mao daba por probado que si éste
no lograba lanzar su movimiento, sería capaz de utilizar sólo su
prestigio personal para encabezar una insurrección contra su
propio gobierno y su propio partido, a fin de «rectificados». Los
hechos posteriores permiten sospechar que tal vez este último
método podría haber sido mejor para la izquierda, ya .que se
habría desencadenado una guerra civil generalizada y la izquier-
da no se habría visto envuelta, como se vio, en juegos y ma-
niobras conspirativas de palacio entre las líneas de Un Piao
y de Chu En-laL

251
El 12 de agosto de 1966 se cerró la XI sesión plenaria del
VII comité central, realizada en Pekín, y se publicó un comu-
nicado en el que se decía, entre otras cosas: «La sesión plenaria
sostiene que la clave para el éxito de esta gran revolución cultu-
ral reside en confiar en las masas, apoyarse en ellas, movilizar-
las con audacia y respetar su iniciativa [...]. Hay que atreverse
a hacer la revolución y saber hacerla. No hay que temer a los
desórdenes. Hay que oponerse a quienes tomen la posición de
la burguesía, amparen a los derechistas, golpeen a la izquierda
y repriman la gran revolución cultural proletaria. Hay que opo-
nerse al establecimiento de muchas restricciones que aten de
pies y manos a las masas. Hay que oponerse a quienes actúen
como señores burocráticos y cabalguen sobre las masas dictán-
doles órdenes a ciegas [.oo]. Llama a vencer la resistencia de
los revisionistas contrarrevolucionarios, los oportunistas de "iz-
quierda" y de derecha y otros, a superar las dificultades, a
corregir defectos y errores, a limpiar de manchas al partido y
a la sociedad, a llevar hasta el fin la gran revolución cultural
proletaria y la revolución socialista».
En la mañana de ese mismo día, Mao había pronunciado el
discurso de cierre de la sesión plenaria, diciendo: «Los hechos
futuros demostrarán si las decisiones aprobadas por esta con-
ferencia son correctas o incorrectas. Pero parece que nuestras
decisiones son bien recibidas por las masas. [oo.] ¿Tenemos un
partido fuera de nuestro partido? Pienso que sí, y que tenemos
facciones dentro del partido... Ustedes pueden decir que no hay
facciones dentro de nuestro partido, pero las hay. Por ejemplo,
hay dos facciones con respecto a la actitud hacia los movimien-
tos de masas. ~sta es una cuestión de cuál facción es la mayoría
y cuál facción es la minoría. Si hubiéramos demorado esta se-
sión unos pocos meses, las cosas habrían estado en un lío mu-
cho más grande».
Durante todo este proceso, desde octubre de 1965, estuve en
China. A partir de julio de 1966 y hasta octubre de ese mismo
año pude viajar por más de veinte provincias chinas, incluyendo
la región autónoma mongola. Tuve la suerte de ver, fuera de
Pekín, el estallido que produjo en las ciudades y el campo la
posición de Mao de apoyar la insurrección, felicitar la formación
de guardias rojos y hacer aprobar los «16 puntos» en la XI se-
sión plenaria del VIII comité central.
El jueves 18 de agosto, en Tienanmen, Mao Tse-tung pasó
revista a un millón de guardias rojos. Por primera vez en 17

252
años, el líder chino apareció vestido de oficial del EPL. Un
representante de la guardia roja de la universidad de Pekín sube
a la tribuna presidencial y pone en el brazo izquierdo de Mao
un brazalete rojo con letras amarillas, los caracteres Hund Wei
Ping (guardia rojo). Lin Piao pronuncia el discurso, que co-
mienza así: «¡Apoyamos con firmeza su espíritu revoluciona-
rio proletario de osar abrirse camino, actuar, hacer la revolu-
ción y rebelarse!»
La multitud ruge y los ecos barren la geografía del inmenso
país.
«iDebemos derribar a los dirigentes seguidores del camino
capitalista, derribar a las "autoridades" reaccionarias burgue-
sas, derribar a todos los defensores burgueses de "su majestad",
oponernos a toda clase de proceder que reprima la revolución,
y derrocar a todos los monstruos!»
Ese día yo estaba en la provincia de Liaoning. En su capital,
Shenyang, se preparaba para el día siguiente una manifestación,
eco de la de Pekín... Se esperaba la concurrencia de 300 mil
personas. Se preparó la tarima, las instalaciones de sonido...
¡y por primera vez guardias del EPL con subametralladoras o
fusiles con bayoneta calada! Pregunté al jefe de la compañía de
guardia. Su respuesta: «Para proteger al pueblo de las provoca-
ciones». Pasaban grupos de guardias rojos con ánimo de guerra.
Me vieron y preguntaron por la presencia indeseable de extran-
jeros en su revolución. Los guardias rojos de Pekín que me
acompañaban les informaron. Vino el saludo y el interrogatorio:
los guardias rojos habían estado ocupados en Shenyang el 19 de
agosto: detectando contrarrevolucionarios en los barrios, asal-
tando sus casas, buscando documentos, incendiando libros y
muebles «que son lujos corrompidos». Derribando profesores
«burgueses» y paseándolos por la ciudad con cucuruchos de pa-
pel, cordel con nudo corredizo al cuello, escupiéndoles, golpeán-
doles, sometiéndolos a la vejación de que se arrodillen y pidan
perdón en voz alta de vez en cuando, para «desacreditados ante
la sociedad».
Son las primeras nubes de polvo de batallas que vendrán
más tarde. El 7 de septiembre estoy en Cantón. En mi libreta
de apuntes, este pasaje: Esta noche, Lao Lo (uno de mis dos
intérpretes) me cuenta que en Pekín algunos guardias rojos
estaban realizando actividades contrarrevolucionarias. «Me pa-
rece -me dijo- que los revisionistas en el partido están tra-
tando de sabotear nuestra revolución cultural y tratan de pro-

253
vocar lucha armada entre el pueblo.» Esa misma noche me
enteré que el «Renmin Ribao» había publicado una serie de re-
comendaciones que eran así:

a) Cada unidad económica, industrial o agrícola puede ha-


cer perfectamente la revolución cultural por separado. No ne-
cesitan de interferencias extrañas.
b) Los grupos dirigentes en cada unidad deben dividirse
en dos partes: una, cuya tarea principal es la producción, y otra,
cuya tarea principal es la revolución cultural.
e) Los guardias rojos de las ciudades no deben interferir la
producción realizando sus actividades en industrias y el campo;
y si van al campo, deben ir a ayudar en la cosecha de otoño,
«que promete ser buena». Pueden, es claro, seguir como hasta
ahora sus actividades en las calles, contra el comercio de gentes
antipartido y en sus escuelas principalmente.
d) En las comunas populares, el movimiento de educación
socialista debe continuar con sus propios cuadros dirigentes, si
las masas están de acuerdo; no debe haber interferencia de los
cuadros de más alto nivel de la ciudad. Si las masas lo desean
explícitamente, los cuadros extraños al movimiento de educación
socialista pueden reorganizar el movimiento.
e) Para el tiempo que dure esta cosecha de otoño, debe
pararse el movimiento de educación socialista, y dedicar toda
la fuerza de trabajo, incluidos los cuadros, a la cosecha de otoño,
y después lo mismo durante la época de labranza.

Esa noche salí a las calles de Cantón (Kuangchou) porque


me interesaba discutir con los muchachos guardias rojos el ver-
dadero contenido de las instrucciones del «Renmin Ribao». Una
síntesis de las opiniones recogidas puede ser ésta:
Los campesinos no aceptan la vigilancia de los guardias
rojos de la ciudad, y su presencia los irrita. Los campesinos han
entendido la revolución cultural como la orden de eliminar a los
ex terratenientes y campesinos ricos, y los están apartando del
trabajo productivo (lo cual les obliga a mendigar o morir de
hambre», o tal vez eliminando físicamente. El entusiasmo parece
ser tan grande que algunos campesinos están abandonando el
trabajo agrícola colectivo, y la cosecha enfrenta el mismo peligro
que en 1959, cuando el entusiasmo por fundir hierro provocó la
gran catástrofe de la falta de brazos (casi cuarenta millones de
personas restadas al trabajo rural) que, unida a las calamidades

254
naturales que siguieron en 1960 y 1961, casi puso de rodillas a
toda la nación. Algunos guardias rojos de las ciudades, inexper-
tos y manejados (por elementos de Liu Shao-chi, están liquidan-
do indiscriminadamente a todos los cuadros del partido, a ex
terratenientes y campesinos ricos, amenazando con el caos orga-
nizativo y laboral en las comunas populares.
Una semana antes, el 31 de agosto, de nuevo por boca de Lin
Piao, en un discurso para recibir a más guardias rojos y profe-
sores «revolucionarios», el grupo dirigente de la revolución cul-
tural había tratado de suavizar la violencia recomendando:
«Tenemos que seguir las enseñanzas del presidente Mao de librar
luchas recurriendo al razonamiento y no a la coacción o la
fuerza. No se debe golpear a la gente. De ese mismo modo lucha-
mos contra aquellos dirigentes seguidores del camino capitalis-
ta, y contra los terratenientes, campesinos ricos, contrarrevo-
lucionarios, elementos nocivos y derechistas. Recurriendo a la
coacción o la fuerza sólo se puede tocar a su físico, pero me-
diante el razonamiento se puede llegar a su misma alma».
Al mismo tiempo, el culto a la personalidad en torno a Mao
recibía otro empujón de Lin Piao, que lo calificaba en el mismo
discurso de «gran maestro, gran líder, gran mando supremo y
gran timonel», para en seguida calificar a las organizaciones de
guardias rojos como «poderosas fuerzas de reserva del Ejército
Popular de Liberación», alejándolas de su papel político real
de fuerzas de choque de la insurrección de las masas contra
la burocracia del partido. Evidentemente, a estas alturas de la
lucha ya el maoísmo se veía trabado en el dilema de no perder
el apoyo del ejército, por una parte, y, por otra, de no acelerar
demasiado la insurrección popular a fin de evitar la unión de la
burocracia civil (Chu) con la militar (Lin), perdiendo la partida.
El 15 de septiembre, de nuevo la advertencia en otro discur-
so de Lin Piao a una tercera reunión pública con guardias rojos
de todo el país: «En la actualidad, algunas personas... valién-
dose del profundo sentimiento de clase que las masas de obreros
y campesinos tienen respecto al partido y al presidente Mao,
crean antagonismo entre las masas de obreros y campesinos por
un lado y los estudiantes revolucionarios por el otro, e incitan
a los primeros a luchar contra los segundos. ¡Jamás debemos
dejarnos engañar por ellos!».
y de inmediato, una definición que llamaba a los obreros
y campesinos a sumarse a la insurrección: «Las masas de obre-
ros, campesinos y soldados [son] la fuerza principal en la gran

255
revolución cultural proletaria de nuestro país [y deben] man.-
tenerse firmes en los puestos de producción y en los de combate,
permanecer sólidamente al lado de los estudiantes revolucio-
narios, apoyar sus acciones revolucionarias y ser su poderoso
respaldo».
El 3 de noviembre, en el sexto mitin público en Pekín con
guardias rojos, de pie alIado de Mao, el mariscal Un Piao seña-
la lo que parecía hasta ese momento lo esencial de la meta
buscada por el líder chino: «Las grandes masas han traducido
verdaderamente en acción el llamamiento del presidente Mao a
preocuparse por los asuntos del Estado... Las grandes masas re-
volucionarias de nuestro país han creado la nueva experiencia
de desarrollar una democracia amplia bajo la dictadura del pro-
letariado. Mediante esta amplia democracia, el partido permite
sin temor que las masas utilicen los medios para exponer franca
y plenamente sus puntos de vista, fijar dazibaos, sostener gran-
des debates y el intercambio extensivo de experiencia revolucio-
naria a fin de criticar y supervisar a los organismos de direc-
ción y a los dirigentes del partido y el Gobierno a todos los
niveles. Al mismo tiempo, proporciona al pueblo plenos derechos
democráticos populares conforme a los principios de la Comuna
de París. Sin tal democracia amplia sería imposible iniciar una
verdadera gran revolución cultural proletaria».
Al mismo tiempo, advertía que <<lalínea burguesa [...] ha
recurrido a todas las formas para incitar a una parte de las
masas a que luchen contra otra parte de ellas, y a una sección
de los estudiantes a que luchen contra otra sección de los
mismos».
En realidad, ya en muchas provincias, y en Pekín mismo,
había sectores donde los grupos en pugna estaban utilizando
armas de fuego. El desarrollo de una guerra civil estaba a la
vista y. a juzgar por la meta de llegar a un nuevo tipo de «de-
mocracia revolucionaria» teniendo como ejemplo la comuna de
París, ésta era una guerra civil que el maoísmo tenía interés en
desencadenar.
De acuerdo con esta lógica, el 9 de diciembre de 1966 el
maoísmo, en alianza con el aparato militar dominado por Un
Piao, lanza un llamamIento en nombre del comité central a los
obreros para que se lancen a la revolución cultural en sus enti-
dades. El 26 de diciembre, «Renmin Ribao» señala que la revo-
lución cultural debe hacerse en las industrias. En enero de
1967 estalla una verdadera guerra civil en miniatura en la ciudad

256
de Shanghai, y en el curso de la lucha armada entre insurrectos
y conservadores toma forma el deseo de las masas de formar
«la comuna de Shanghai».
Es en este momento crucial cuando algo obliga a la izquierda
a dejar de lado la idea de ganar una rápida victoria y de trans-
formar la organización estatal en una inmensa agrupación de
comunas. Al parecer, el aparato militar dominado por Lin Piao
estima que el caos puede poner en peligro la seguridad de
su propio dominio, y entra en una alianza momentánea con el
grupo de Chu, para señalar a Mao que se está saliendo del
camino acordado en los conciliábulos de palacio. El 23 de enero,
el comité central «autoriza» al ejército para que intervenga «en
favor de los rebeldes rojos». ¡Y el 12 de febrero Mao Tse-tung
se opone terminantemente a la formación de la comuna de Shan-
ghai, instruyendo a Chang Chun-chiao y Yao Wen-yuan para que
detengan la insurrección de las masas shanghainesas y formen
un «comité revolucionario»! El 24 de febrero se señala como «la
victoria» de la revolución cultural en Shanghai, con la forma-
ción de un «comité revolucionario» compuesto de «tres partes»:
un grupo de viejos cuadros del partido, un grupo de oficiales del
EPL, y un grupo de dirigentes «surgidos de las masas revolu-
cionarias».
Naturalmente, esta nueva estructura de poder se parecía
demasiado a la antigua; dos tercios copados por la antigua buro-
cracia civil-militar.
Cuando se anunció la «victoria rebelde» en Shanghai, el
ejército bajo las órdenes de Lin Piao había ocupado todos los
centros neurálgicos del país, incluyendo la aviación civil, los
transportes terrestres y los centros de comunicación.
Durante la corta vida de la «comuna de Shanghai», desde el
5 de febrero de 1967 hasta el 12 del mismo mes, los medios de
propaganda de la ciudad habían desenmascarado a Liu Shao-chi
como el «Jruschov chino», y a Teng Hsiao-ping como «su fiel
compañero de traición al proletariado». En este sentido, la
victoria de febrero había logrado sepultar políticamente al grupo
de Liu Shao-chi, pero, por otro lado, había dejado intacto el
poder de la burocracia militar liderada por Lin Piao, y además
ocupando militarmente los centros neurálgicos del paJs. La bu-
rocracia civil, en una retirada táctica, había tenido que sacri-
ficar a Liu y Teng. La izquierda, por su parte, no había logrado
su propósito principal, que era hacer surgir de la insurrección
una nueva forma de poder «democrático revolucionario» que

257
9.- CHINA
impidiera el manejo de la burocracia civil-militar. En este as-
pecto, se puede afirmar que la izquierda también había hecho
una retirada táctica en los primeros meses de 1967. Retirada
que le sería fatal.
El 1 de mayo de 1967 fue el propio Mao Tse-tung quien se
encargó de hacer una especie de «informe resumen» de lo ocu-
rrido hasta ese momento, en su discurso a una delegación mili-
tar albanesa que visitaba Pekín (el texto fue editado por los
guardias rojos, más tarde, y recogido por los organismos de
inteligencia de Estados Unidos en Miscellany of Mao Tse-tung
Thought, 1949-1968).21 Vale la pena conocer un resumen de ese
discurso de Mao: «La gran revolución cultural proletaria de
China comenzó en el invierno de 1965 con la crítica de La desti-
tución de Jai Rui hecha por el camarada Yao Wen-yuan. En ese
momento, ciertos departamentos y ciertas localidades en este
país nuestro estaban dominados por el revisionismo... Entonces
sugerí a la camarada Chiang Ching que organizara [la publica-
ción de] ciertos artículos para criticar La destitución de Jai
Rui. Pero ésa era una tarea imposible de cumplir en esta metró-
poli roja, y no hubo otra alternativa que ir a Shanghai para
organizarla. Finalmente fue escrito un artículo. Lo leí tres veces
y lo consideré básicamente correcto, por eso dejé que la cama-
rada Chiang Ching lo llevara de vuelta para su publicación.
Sugerí que algunos de los camaradas dirigentes del comité cen-
tral lo leyeran, pero la camarada Chiang Ching sugirió [a su
vez]: "El artículo puede ser publicado tal como está, y no creo
que haya ninguna necesidad de pedir que lo lean el camarada
[Chu] En-Lai y el camarada Kang Sheng".
»El camarada Lin Piao interrumpió diciendo: "Algunas perso-
nas dicen que el camarada Mao Tse-tung utilizó una facción
para combatir a otra facción. Pero ahora todos los camaradas
de la dirección central tienen prestigio entre las masas revolu-
cionarias, y todos ellos fueron instruidos de antemano por el
presidente Mao sobre la gran revolución cultural, y por eso no
cometieron errores. Yo pienso que la gran revolución cultural
proletaria es un examen sin examen, y quienquiera que siga
estrechamente el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse-tung
es un revolucionario proletario. Por eso siempre he sostenido
que el pensamiento Mao Tse-tung debe ser puesto en práctica
tanto cuando lo comprendemos como cuando temporalmente no
lo comprendemos"».
Esta parte del discurso de Mao y la interrupción de Lin Piao

258
son de extraordinario interés porque señalan: primero, que
Chiang Ching no colocaba a Chu en el grupo «rebelde prole-
tario» del comité central, ni tampoco a Kang Sheng; segundo,
que Mao había estado de acuerdo con la «sugerencia» de su
esposa; y tercero; que Un Piao seguía luchando por imponer su
papel de «supremo sacerdote» del pensamiento Mao Tse-tung,
para llegar a hacerse de todo el poder.
«Después que se publicó el artículo de Yao Wen-yuan, la
mayoría de los periódicos del país lo editaron, pero no fue pu-
blicado ni en Pekín ni en Junan. [No está de más recordar que
en Junan, el actual presidente del partido, Hua Kuo-feng, estaba
a cargo de la dirección provincial en la época.] Más tarde insi-
nué que debía ser publicado un panfleto, pero recibí cerrada
oposición. El artículo de Yao Wen-yuan era solamente la señal
para la gran revolución cultural proletaria. Por eso, en el comité
central, estaba especialmente ocupado en hacer el esquema de
la circular del 16 de mayo. A causa de que el enemigo estaba
especialmente sensitivo, nosotros sabíamos que tomaría algu-
nas medidas una vez que la señal fuera dada aquí. Por supuesto,
nosotros también teníamos que tomar nuestras propias medidas.
Esta circular había sido muy precisa en mostrar la cuestión de
la línea y la cuestión de las dos líneas. En ese momento, la ma-
yoría no estaba de acuerdo con mi punto de vista, y me dejaron
solo por un tiempo. Dijeron que mis puntos de vista estaban
pasados de moda, así que me vi obligado a presentarlos para la
discusión en la XI sesión plenaria del VIII comité central del
partido. Después de algún debate gané el apoyo de poco más
de la mitad de los camaradas. Todavía había muchas personas
que no estaban de acuerdo conmigo... El énfasis fue en la críti-
ca a la línea burguesa reaccionaria que había estado siendo
aplicada... y esto resultó en la aparición en público de contradic-
ciones dentro del partido. Aquí me gustaría mencionar otro
problema, el de que las amplias masas de obreros y campesi-
nos, y el núcleo de los cuadros del partido y de la liga fueron
engañados durante el proceso de criticar la línea reaccionaria...
Puesto que las masas de obreros y campesinos están dedica-
das al trabajo productivo real, naturalmente saben muy poco
acerca de las condiciones que hay en los escalones superiores.
Más todavía, la gran mayoría de los núcleos de cuadros del
partido y la liga tienen sincera devoción por el partido y amor
ilimitado por los cuadros del partido, y en cambio los "dirigen-
tes seguidores del camino capitalista" enarbolaron la bandera

259
roja para oponerse a la bandera roja. Por esta razón, fueron tan
engañados que durante un largo tiempo no pudieron zafarse de
sus errores, pero hubo factores históricos detrás de todo esto...
Aunque fueron los intelectuales y las amplias masas de jóvenes
estudiantes quienes lanzaron la crítica a la línea reaccionaria
burguesa, fue responsabilidad de los amos de esta época, las
amplias masas de obreros, campesinos y soldados, el servir
como fuerza principal para completar la revolución una vez que
«la tormenta de enero» [se refiere a la insurrección en Shan-
ghai] tomó el poder. Los intelectuales han sido siempre veloces
en alterar su percepción de las cosas, pero, a causa de las limi-
taciones de su instinto, y porque carecen de un carácter verda-
deramente revolucionario, son a veces oportunistas.»
En seguida Mao divide, «desde el punto de vista de la
política y la estrategia», toda la revolución cultural en «cuatro
etapas». Explica que la primera, de noviembre de 1965 a agosto
de 1966, fue «primordialmente una etapa de movilización», que
la segunda fue desde agosto de 1966 hasta la «tormenta de ene-
ro» (de 1967), pero no le da calificación; que la tercera etapa
fue de enero a marzo, y la cuarta desde marzo en adelante.
«Durante la tercera y la cuarta etapas, la cuestión de tomar el
poder fue 10 principal.» Después se extiende de modo bastante
«patriarcal» sobre el problema de los «sucesores».
«Intenté originalmente adiestrar algunos sucesores de entre
los intelectuales, pero esto ahora se demuestra como impracti-
cable. Me parece que la concepción del mundo de los intelec-
tuales, incluyendo aquellos jóvenes intelectuales que están toda-
vía recibiendo educación en las escuelas, y los de dentro y
fuera del partido, es básicamente burguesa. Esto €)s así porque
en más de diez años desde la liberación, los círculos culturales
y educacionales han estado dominados por el revisionismo, y
de este modo la ideología burguesa ha ingresado en su sangre.»
No necesita mucha aclaración el silogismo de que el buró
político ,controla al país, los intelectuales controlan el buró
pulítico, como los intelectuales son burgueses en su concepción
del mundo, la revolución china está controlada por una con-
cepción burguesa del mundo. Lo grave de la afirmación de Mao
es su, fecha: mayo de 1967, en el mismo momento en que la pro-
paganda ~Iel partido proclamaba la «victoria de la revolución
cultural». El discurso se desliza después hacia un nuevo aspecto.
«Ahora me gustaría preguntarles algo: ¿Cuál dirían ustedes
que es la meta de la gran revolución cultural? (Algunos asisten-

260
tes responden: "Luchar contra los dirigentes seguidores del
camino capitalista".) La lucha contra los dirigentes seguidores
del camino capitalista es la tarea principal, pero de ninguna
manera la meta. La meta es resolver el problema de la concep-
ción del mundo; es la cuestión de extirpar las raíces del revisio-
nismo. ¿Cómo podría llamarse una victoria la gran revolución
cultural proletaria si no se transforma la concepción del mundo?
Si no se transforma la concepción del mundo, aunque haya
2.000 dirigentes seguidores del camino capitalista en esta gran
revolución cultural, habrá 4.000 la próxima vez. El costo de esta
gran revolución cultural ha sido muy grande, y aun cuando la
cuestión de la lucha entre las dos clases y los dos caminos no
se puede resolver con una, dos, tres o cuatro grandes revolu-
ciones culturales, esta gran revolución cultural deberá conso-
lidar las cosas por una década a lo menos.»
Estas últimas frases parecen confirmar la idea de que en
ese momento el maoísmo había llegado a la conclusión de que
la «revolución» lanzada por ellos a partir de noviembre de 1965
había terminado, y estaban dispuesto a esperar una nueva coyun-
tura para lanzar un nuevo ataque contra el resto de la burocra-
cia civil-militar. Eso también tiende a hacer más clara la sor-
presa y la falta de preparación con que la izquierda recibió la
nueva erupción rebelde de mediados de 1967 y que no supo apro-
vechar, perdiendo después de ella toda posibilidad de volver a
intentar una insurrección de masas. Más que eso, el siguiente
párrafo del discurso de Mao revela también que había perdido
la confianza en el movimiento de la guardia roja, a cuyos com-
ponentes define como «pequeños generales».
«Afirmo que el espíritu revolucionario de los pequeños gene-
rales revohfcionarios es muy grande, y que eso es excelente. Pero
ellos no pueden saltar al escenario hoy día, porque si lo hacen
serán expulsados del escenario mañana. Pero estas palabras mías
fueron filtradas fuera por la propia boca de un viceprimer
ministro, y esto es altamente inapropiado. En lo que concierne
a los pequeños generales, es un problema de nutrirlos y adies-
trarlos. En un momento en que han cometido ciertos errores,
utilizar tales palabras sólo servirá para aplastar su espíritu.
Algunos dicen que las elecciones son muy buenas y muy demo-
cráticas. Yo creo que las elecciones son sólo fantasía, y no
creo que haya eleciones genuinas. Yo he sido elegido por el
distrito de Pekín como su representante en la Asamblea Popular
Nacional, pero, ¿cuántos en Pekín realmente me entienden? Creo

261
que Chu En-lai fue nombrado primer ministro por el comité
central. Otros dicen que China es profundamente pacífica, pero
no estoy seguro del tamaño de esa profundidad. Yo creo que
los chinos son combatientes.»
Finalmente, el último párrafo del discurso, que reafirma la
tesis de que en mayo de 1967 la izquierda había dado por ter-
minada la insurrección de las masas desatada 19 meses antes.
«La cuarta etapa de esta gran revolución cultural es la etapa
crucial de la lucha entre las dos clases, los dos caminos y las
dos líneas. De este modo se necesitará un período relativa-
mente más largo para. arreglar la crítica de masas. Esto se
está discutiendo todavía por el grupo de la revolución cultural
subordinado al comité central. Algunos estiman que a fines de
este año será un tiempo apropiado para esto, y otros que mayo
del próximo año. En todo caso, el tiempo deberá conformarse
a las leyes de la lucha de clase.»
Pero las cosas iban a tomar un camino muy diferente. La
situación en mayo de 1967 se podría definir esquemáticamente
así: una izquierda frustrada en sus intentos de ganar todo el
poder por medio de una guerra civil que fue detenida por el
ejército cuando estaba naciendo; una derecha dividida en dos
bandos (Un y Chu), vislumbrando la posibilidad de aprovechar
el tiempo de «insurrección» para ganar el liderato total. En
suma, una inestable situación política.

El derrumbe

El 18 de mayo de 1967, «Renmin Ribao» publicó la Circular


ael 16 de mayo de 1966, en lo que parece una maniobra de
algún sector de la izquierda por reactivar la insurrección ago-
nizante. El efecto fue fulminante; decenas de miles de guardias
rojos salieron a las calles a exigir «juicio al archirrenegado»
Uu Shao-chi y a pedir explicaciones a la «dirección central por
el viraje a la derecha desde la tormenta de enero». En las calles
de Pekín comenzaron a aparecer dazibaos exigiendo de nuevo
la comuna de Pekín, la comuna de China, y la purga de «todos
los dirigentes seguidores del camino capitalista», incluyendo «al
más altamente colocado» (referencia directa a Chu En-lai).
Al mismo tiempo, la lucha en provincias se hizo más vio-
lenta, y en algunos casos, como el de la provincia de Jupei (ca-
pital Wujan), estalló un motín armado en los primeros días de

262
junio, el cual fue aplastado con la acción combinada de la fuer-
za aérea (paracaidistas) y la infantería transportada por el río
Yangtze por la marina. En general, las insurrecciones militares
de provincia tenían como objetivo «poner orden en el reino»
contra los guardias rojos (ahora no sólo estudiantes, sino obre-
ros y campesinos en muchos casos). Los guardias rojos asalta-
ban cuarteles militares para ocupar las armas, y en estas luchas
murieron miles de soldados y decenas de miles de civiles.
El motín de Wujan dio pretexto para que algunas organiza-
ciones de guardias rojos lanzaran la consigna de «buscar a
dirigentes seguidores del camino capitalista en el ejército». La
campaña, en junio y julio, tomó la estructura de una ópera tra-
gicómica: fue apoyada por la izquierda, en un esfuerzo tal vez
desesperado por desmontar la oficialidad linpiaoísta y chuen-
laísta y reemplazarla por mandos medios.. Una especie de revolu-
ción de los sargentos. Fue apoyada también por Un Piao, para
aprovecharla como pretexto para purgar a los oficiales chuen-
laístas; y también fue apoyada por Chu En-lai con el propósito
contrario. Pero el movimiento insurreccional de las masas so-
brepasó el dominio de los tres grupos en pugna y se desató
en un verdadero motín popular sin dirección política. En agosto
de 1967 los tres grupos se unieron para impedir la «revolución
cultural en el ejército», y de ello salió fortalecido el grupo de
Un Piao, que logró colocar fuera de circulación al jefe del esta-
do mayor, el general de división Yang Chen-wu, y al director del
departamento político general del ejército, el general de divi-
sión Siao Jua, ambos chuenlaístas (no fue sorpresa para nadie
que, en agosto de 1977, ambos generales fueran rehabilitados
por el XI Congreso, y nombrados como titulares del comité
central, ya que la burocracia civil-militar heredera del liderato de
Chu En-lai había ganado la partida diez años más tarde).
Para liquidar políticamente a los generales Yang y Siao, el
bando linpiaoísta se valió de uno de los episodios más oscuros
de esta etapa de la revolución cultural: la formación de un gru-
po «rebelde» llamado 16 de Mayo, al cual se acusó de ser res-
ponsable de todos los desastres ocurridos en ese período, in-
cluyendo el incendio de la embajada británica en Pekín el 22 de
agosto de 1967. Este grupo sería calificado de «ultraizquierdista
y contrarrevolucionario», y de ser protegido por miembros del
buró político (en 1971, después del asesinato de Un Piao, se ex-
plicó oficialmente que éste y Chen Po-ta habían sido sus pro-
tectores). ¡Pero los generales Yang y Siao fueron destituidos a

263
principios de 1968 por ser miembros de este grupo! Y su reha-
bilitación en el XI Congreso del partido señala la poca seriedad
de los documentos oficiales del partido chino.
Una dimensión de lo que estaba ocurriendo lo dan los extrac-
tos de las conversaciones de Mao Tse-tung durante sus giras de
inspección por las zonas norte, centro-sur y este, en julio, agos-
to y septiembre de 1967. Su texto se puede encontrar en Mis-
cellany al Mao Tse-tung Thought, en las páginas 463 y si-
guientes.
En la provincia de Kiangsi: Mao pregunta al jefe militar
quién proporcionó una inmensa cantidad de armas, ya decomi-
sadas, a los insurrectos de derecha en la provincia. Respuesta:
«Estos rifles fueron dados a los conservadores por el sub distrito
militar y el comando de la milicia popular». Después, refirién-
dose a una fracción derechista de Fuchov que tenía bajo su
control armado a nueve distritos, dice Mao: «Juzgando por eso,
creo que están tratando de expandir su influencia por medio de
un ataque [militar] a Nanchang. ¿Cuál es la naturaleza de este
problema?» Responde el encargado: «Rebelión militar...». Co-
menta Mao: «Su naturaleza es rebelión, y un ataque por sor-
presa, sin duda. Se dice que no hay una guerra civil en China,
pero yo pienso que esto es una guerra civil, no una guerra ex-
terna. J:!sta es una lucha armada, no una lucha cultural. En
Kanchou, Chinan y en Ichun y otros lugares, ha sido puesto en
práctica el control [militar] rural. De cada equipo de producción
ha sido puesta en las filas del ejército una persona. De cada
brigada de producción, diez o más personas están bajo mando
militar. Se están usando métodos compulsorios. A los militari-
zados se les está dando puntos de trabajo, y cada uno recibe
60 centavos diarios [más del doble del ingreso campesino per
cápita]. Ahora las zonas rurales están rodeando a las ciudades;
pienso que esta situación no puede seguir permitiéndose».
En Shanghai: habla Chang Chun-chiao y dice que «hay perso-
nas que se oponen a nosotros porque también nos estamos incli-
nando a la derecha, diciendo que somos derechistas». Mao co-
menta que ha leído en un diario de la guardia roja «lo que se
describe como emergencia en Nanchang, caída de Nankang y
Lushan, terror blanco, control [militar] rural en Ichun, y lo que
se conoce como las áreas rurales rodeando las ciudades. La ten-
sión estuvo en su punto más alto en junio, julio y agosto».
y agrega Mao: «Ahora hay personas instigando a los soldados
a oponerse a sus superiores, y diciendo que mientras usted estd

264
recibiendo solamente seis yuanes al mes, los oficiales reciben
mucho más y gozan del lujo de andar en automóviles».
En la provincia de ¡unan: Mao comenta que «ambas faccio-
nes están compuestas de obreros. Una facción es rebelde, y la
otra conservadora. Los que son conservadores son engañados
por sus superiores. No se puede reprimir a las masas que están
siendo engañadas. Mientras más uno reprime, mayor es la re-
sistencia. Nosotros mismos somos producto de la represión de
Chiang Kai-shek. Después de la gran revolución [se refiere a
1927, presumiblemente] teníamos solamente varias decenas de
miles de hombres. La represión de Chang Kai-shek nos dio espe-
ranzas. Su represión produjo' de una vez 300.000 soldados del
ejército rojo y 300.000 miembros del partido».
A medida que la situación insurreccional se hacía más frag-
mentada; que las bandas armadas de campesinos dirigidos por
ex terratenientes exigían la «verdadera democracia» desde sus
aldeas fortificadas para enfrentar a los «demonios rojos»; que
las masas de obreros y estudiantes de la izquierda eran repri-
midas por dos lados: el aparato del partido, el ejército y la
milicia por una parte, y los anticomunistas levantados en armas
por la otra; en la cúpula del partido, la doble alianza Mao-Lin
se transformaba en la triple alianza Mao-Lin-Chu, en un esfuer-
zo conjunto por mantener en pie la estructura básica del edi-
ficio administrativo y productivo, empujando la formación de
organismos de poder provincial y todos los niveles restantes
-hasta el básico- basados en la «triple alianza».
El primero de octubre de 1967, para celebrar los 18 años de
la república, fue de nuevo Lin Piao quien pronunció el discur-
so oficial en la plaza central de Pekín. Un texto destinado a con-
vencer a los no convencidos de que la insurrección había ter-
minado.
«Centenares de millones de componentes de las masas popu-
lares se han movilizado... Desde los niños de corta edad hasta
los ancianos canosos, todo el mundo se preocupa por los asuntos
del Estado... Bajo la dirección del comité central del partido,
con el presidente Mao a la cabeza, han hecho morder el polvo
al puñado de dirigentes seguidores del camino capitalista dentro
del partido, encabezados por el Jruschov chino, derribándolos
en todos los frentes... Nuestra gran revolución cultural prole-
taria ha obtenido la victoria decisiva... En la historia del movi-
miento comunista internacional, ésta es la primera gran revolu-
ción iniciada por el propio proletariado en un país bajo la dic-

265
tadura del proletariado. Nuestra tarea más importante es [oo.]
consolidar y fomentar la gran alianza revolucionaria y la "inte-
gración triple" revolucionaria... Debemos desplegar una campa-
ña para apoyar al ejército y preocuparse del pueblo.»
Desde el 27 de agosto, Lin Piao, de acuerdo con Chu y Mao,
había ordenado al ejército no entregar armas a quienes trata-
ran de quitárselas... ¡Y disparar sobre los amotinados! China
estaba bajo ocupación militar desde hacía un mes. Y en las calles
de Pekín se podían leer dazibaos, rápidamente arrancados por
soldados del EPL, que anunciaban que «la izquierda revoluciona-
ria debe irse al campo a organizar la guerra de guerrillas con-
tra los contrarrevolucionarios que están en el poder»... O, muy
oblicuamente, «hay líderes que traicionan al pueblo, pero el
pueblo no se traiciona a sí mismo», en referencia a Mao Tse-tung.
Un año más tarde, el 1 de octubre de 1968, nueva contradic-
ción en las palabras, hecho tan habitual en la dirigencia buro-
crática china. El mismo Lin Piao, en su discurso del XIX aniver-
sario de la república, dice que «actualmente, la gran revolu-
ción cultural proletaria de nuestro país ha conquistado grandes
victorias. Han sido establecidos los comités revolucionarios
en 29 provincias, municipios y regiones autónomas de todo el
país, excepto la provincia de Formosa. Ha caído completamen-
te en bancarrota la conspiración contrarrevolucionaria del Jrus-
chov chino y el puñado de sus agentes en los diversos lugares,
encaminada a restaurar el capitalismo». Es decir, hasta ese
momento la revolución cultural ya había terminado dos veces,
por lo menos: en mayo de 1967 y en octubre del mismo año,
pero en octubre de 1968 seguía sin terminar.
Trece días más tarde se inaugura la XII sesión plenaria del
VIII comité central, que terminaría el 31 de octubre, poniendo
fin a la vida política de Liu Shao-chi, expulsándole del partido,
y, lo más importante, derrumbando el contenido político origi-
nal de la revolución cultural; es decir, ser una insurrección de
las masas revolucionarias contra una nueva clase opresora, con-
tra la burocracia civil-militar, definida como los dirigentes se-
guidores del camino capitalista dentro del partido. En vez de
eso, el documento aprobado en la sesión habla de que el
informe de la comisión investigadora de los crímenes de Liu
Shao-chi «demuestra con plenas pruebas que el número uno de
los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del par-
tido, Liu Shao-chi, es un renegado, agente enemigo y vende-
obreros que se había escondido en el partido, y un lacayo del

266
imperialismo, el revisionismo contemporáneo y los reaccionarios
del Kuomintang».
Es decir, un paso atrás en el desarrollo de la experiencia re-
volucionaria del partido. Se esconde la realidad de que los nue-
vos opresores se forman entre los miembros del partido con
pasado limpio, a causa de las nuevas relaciones de producción,
y se plantea el problema a nivel policial de búsqueda de <<infil-
trados». Y claro, en el mismo documento se llama a poner en
práctica esa tarea policial como tarea política: «Limpiar el
partido de los fehacientemente comprobados renegados, agen-
tes secretos, dirigentes seguidores del camino capitalista im-
penitentes, individuos degenerados y otros elementos ajenos
a la clase, todos ellos infiltrados en el partido».
¡Ni una palabra sobre el conocimiento de que una nueva
burocracia existía en el país, formada y consolidada a partir
del triunfo de 1949! Y, en cambio, la jibarización política del
gigantesco movimiento de masas que había puesto en jaque toda
la estructura de la sociedad, con esta definición sumaria: «La
sesión plenaria sostiene que el desenmascaramiento por el par-
tido y las masas revolucionarias de la catadura contrarrevolu-
cionaria de Liu Shao-chi durante la gran revolución cultural
proletaria es una grandiosa victoria del ;:::nsamiento Mao Tse-
tung y de la gran revolución cultural proletaria». Sólo habría
que agregar que para conseguir tamaña victoria teórica basta-
ba con ser jefe de la policía política china... ¡y participar del
poder de la camarilla de burócratas en el Gobierno!
Pero, al mismo tiempo, el comunicado mostraba que la es-
trella de Lin Piao estaba en el cenit, al definir como heredero
del emperador-dios a su profeta: «Guiados por la línea revo-
lucionaria proletaria del presidente Mao y bajo la dirección del
cuartel general proletario encabezado por el presidente Mao, y
con el vicepresidente Lin Piao como subjefe, los centenares de
millones», etc...
Los resultados de la aventura eran flacos: a nivel de lucha
por el poder en el comité central, la izquierda había emergido
como lo que había sido antes, una minoría de menos de un
tercio; a nivel de educación política de las masas, la inflación
del culto a la personalidad fomentada por Lin Piao y sus segui-
dores había alcanzado la etapa de la caricatura, y quien en China
no llevara un escapulario con citas del líder era tildado de con-
trarrevolucionario, quien no recitara de memoria a lo menos
media docena de ellas era sospechoso de actividades contra el

267
pensamiento Mao Tse-tung; a nivel de lucha de masas, los obre-
ros, campesinos y estudiantes que se rebelaron contra la buro-
cracia, que habían sufrido el abandono de sus líderes y la brutál
paliza del ejército, la policía y los contrarrevolucionarios...,
enterraban a sus muertos . en silencio y tal vez recordando
con ira.
Desde esa fecha, hasta la realización del IX Congreso del par-
tido, o sea, una etapa de cinco meses, el centro de la disputa
política se trasladó a la formaciÓn de equipos administrativos en
provincias y la capital, en el gobierno central y el aparato del
partido, los cuales reflejaban, en su composición, la sorda lucha
por el poder entre los nuevos bandos aliados, Chu y Lin, y el
repliegue de la izquierda.

El trauma soviético

El argumento principal con que la derecha del partido, inclu-


yendo sus fracciones chuenlaísta y linpiaoísta, había logrado uni-
ficar el criterio contrarrevolucionario en el seno del comité cen-
tral y en el cuerpo de generales, se estructuraba en tomo a la
«seguridad nacional» amenazada por la insurrección del pueblo
contra la burocracia civil-militar. A mayor caos político-adminis-
trativo-social provocado por la revolución cultural, mayor peligro
de un ataque contra China de Estados Unidos y de la Unión
Soviética. Y, además, su criterio visualizaba una «alianza» Esta-
dos Unidos-Unión Soviética para atacar a China. En la XII se-
sión plenaria del VIII Congreso, celebrada el 31 de octubre de
1968, el comunicado oficial ponía el tema con el clásico estilo
oblicuo del partido de «desprecio estratégico» al definir a los
enemigos que más teme en un momento dado: «Los' imperia-
listas encabezados por EEUU y los revisionistas contemporá-
. neos acaudillados por la camarilla renegada revisionista sovié-
tica se debaten en múltiples contradicciones, están desintegrán-
dose, son acosados por dificultades internas y externas, se en-
cuentran en un callejón sin salida y quedan sometidos cada vez
más a un aislamiento sin precedentes... El imperialismo yanqui
y el revisionismo soviético se confabulan y pelean al mismo tiem-
po, en su vano intento de hacer un nuevo reparto del mundo.
En su guerra de agresi6n contra Vietnam, el imperialismo yan-
qui ha contado con el consentimiento tácito y el apoyo del revi-
sionismo soviético. A su vez, la camarilla renegada revisionista

268
soviética ha obtenido el consentimiento tácito y el apoyo del im-
perialismo yanqui al enviar sus tropas a ocupar flagrantemente
Checoslovaquia... a pesar de las basuras que los imperialistas
yanquis y los revisionistas soviéticos colecten para organizar
una "Santa Alianza" antichina y contrarrevolucionaria, lo que
hagan sólo les significará levantar una piedra para dejada
caer sobre los propios pies. No estamos aislados de ningún
modo».
En suma, el razonamiento era a dos niveles: nivel uno, la
alianza Washington-Moscú pone un peligro de ataque militar
real contra Pekín, y por lo tanto hay que posponer la revolución;
nivel dos, hay que romper la alianza antichina trayendo al campo
chino ya sea a Moscú (tesis sustentada más tarde por el grupo
de Lin Piao), ya sea a Washington (tesis del grupo de Chu En-lai).
La izquierda maoísta, por su parte, mostrando una falta de
audacia revolucionaria que no mostró la izquierda leninista en
Rusia en 1917 -cuando lanzó la revolución a pesar de la amena-
za contra Rusia como nación motivada por la invasión alemana
en una guerra europea generalizada- se hizo cómplice de estos
criterios de la burocracia civil-militar, sumándose a la tesis de
Chu En-lai con respecto al nivel dos.
El 2 de marzo de 1969, treinta días antes de la inauguración
del IX Congreso; estalló un grave incidente bélico en la frontera
chino-soviética del noreste de China, el cual, sospechosamente,
sirvió de adecuado material de propaganda para la derecha china
en su embestida final para derrotar a la izquierda insurrecta
en la revolución cultural. A todo lo largo de la frontera chino-
soviética, que cubre varios miles de kilómetros, los incidentes
habían sido algo cotidiano a partir de la ruptura ideológica en
.
1960.
Según estadísticas chinas, por ejemplo, entre 1963 y 1968
hubo más de cuatro mil problemas fronterizos con los soviéticos
(un promedio de casi dos por día), algunos incluyendo graves
hechos como la ayuda militar soviética con sus unidades blin-
dadas a casi 100.000 habitantes de la zona de Sinkiang, que se
fugaron hacia el lado soviético en 1961 y 1962. Sin embargo,
ninguno de esos incidentes había dado origen a una batalla
campal como ocurrió el 2 de marzo en la isla china de Chenpao,
en medio del río Usuli (Amur, para los soviéticos), al norte de
Vladivostok por el lado soviético, y al este de Jarbin por el
lado chino. El incidente de la isla Chenpao ocurrió en el mo.-
mento y con la magnitud necesarios para apoyar a la derecha

269
china en su criterio de que antes que la revolución está la obli-
gación de enfrentar la amenaza militar soviética.
La isla Chenpao es una de las docenas de islas del río Usuli
que están en disputa fronteriza, y por lo tanto son patrulladas
por guardias fronterizos de ambos países. A las once de la ma-
ñana del 2 de marzo de 1969, un bote pesquero chino atracó
en las playas de la isla y los guardias fronterizos soviéticos hicie-
ron disparos de advertencia para que se alejara. Los guardias
fronterizos chinos también dispararon... y, de improviso, estalló
el infierno: disparos de granadas, ametralladoras, cañones, ca-
rros blindados y tanques. Más de mil obuses estallaron en el lado
chino entre las doce y las quince horas. Hubo docenas de muer-
tos. La batalla se reanudó el 14 y el 15 de marzo, con un duelo
de artillería que prácticamente barrió las posiciones chinas. El
16 de marzo, el sistema de radioemisión soviético para China
anunció que «si los belicistas de Pekín continúan atacando nues-
tras fronteras, el pueblo soviético se verá obligado a utilizar el
equipo de cohetes nuclares estratégicos para detener a los de-
mentes racistas maoístas».
El estado de «preguerra» entre ambos países se hizo más in-
tenso en mayo, junio, julio y agosto de 1969, cuando los encuen-
tros fronterizos armados se extendieron a toda la frontera chino-
soviética, y la población china era informada de que «un millón
de soldados, incluyendo 6 divisiones blindadas» se disponían a
invadir el país por Sinkiang, teniendo como meta la ocupación
de las instalaciones atómicas de Lop Nor. En octubre de 1969,
cuando comenzaron las conversaciones en Pekín entre el vice-
ministro de relaciones exteriores chino Chiao Kuan-jua, y su
equivalente soviético Kuznetsov, la tensión bélica se relajó, hasta
volver a los niveles «normales» a comienzos de 1970.
Sin embargo, el período marzo-agosto de 1969 marca el naci-
miento del «trauma soviético» en la dirección china, una especie
de pánico a un ataque atómico de la Unión Soviética... Y, por lo
mismo, entre los que pensaban como Chu En-lai había crecien-
tes «simpatías» por la amistad militar protectora con Estados
Unidos, y entre los que razonaban como Un Piao y la mayoría
del estado mayor del EPL, las había por la necesidad de estable-
cer negociaciones «estabilizadoras» con los soviéticos.
Bajo el impacto psicológico del incidente de la isla Chenpao
se realizó el IX Congreso del partido, y tal vez por eso no hubo
señales visibles de sorpresa ante la brutal militarización orga-
nizativa e ideológica del nuevo comité central.

270
El congreso comenzó el 1 de abril, con la lectura del informe
político por el mariscal Un Piao. El 14 de abril fueron apro-
bados ese informe y la reforma de los estatutos del partido, y el
24 de abril se eligió el nuevo comité central. Todo esto lo hicie-
ron 1.512 delegados, que habían sido elegidos «a dedo» por la
dirección del partido. En el lenguaje en clave de los comuni-
cados chinos, esto se expresa así: «Los delegados fueron esco-
gidos por acuerdo unánime a través de plenas consultas demo-
cráticas efectuadas por las organizaciones del partido a diversos
niveles y después de haberse escuchado ampliamente las opi-
niones de las grandes masas...».
La prueba de que los delegados estaban manejados por la
cúpula gobernante la da el hecho estadístico de que la compo-
sición del nuevo comité central no refleja la composición de la
militancia del partido en estos momentos. Los delegados salie-
ron de más o menos 25 millones de militantes, que se descom-
ponían así:

Miembros del EPL: casi 0,4 %.


Obreros y campesinos: casi 70 %.
Burócratas civiles: alrededor de 30 %.

Sin embargo, los 279 miembros del nuevo comité central


(170 titulares y 109 suplentes), tenían esta otra composición:

Miembros del EPL: 50 %.


Obreros y campesinos: 23 %.
Burócratas civiles: 27 %.

Es decir, que la burocracia civil-militar, que en la militancia


del partido representaba poco más de 30 %, había logrado una
presencia de 77 % en el comité central, organismo de gobierno
de toda la sociedad china. Y, al revés, los obreros y campesi-
nos, supuestos dueños del país, que representaban en el partido
casi 70 % de la militancia, habían logrado una exigua minoría de
23 % en el organismo de dirección superior.
El propio comunicado de prensa del 1 de abril agrega otro
matiz de surrealismo político para este hecho, cuando expresa:
«Entre los delegados, es tan grande el número de obreros indus-
triales provenientes de las fábricas, minas y empresas, de cam-
pesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior proce-
dentes de las comunas populares, y de mujeres venidas de los

271
diversos frentes, que no tiene precedentes en los anteriores
congresos de nuestro partido».
De los 140 miembros del anterior comité central, el del
VIII Congreso realizado en 1956, sólo 57 -o sea, 40 % más o
menos- fueron reelegidos para este nuevo organismo superior,
y su número se aumentó a 279; es decir, se dobló. De éstos,
40 eran generales a cargo de organismos militares nacionales,
44 generales a cargo de regiones y distritos militares, 56 altos
oficiales de distintos rangos, 75 burócratas civiles, y 64 obreros
y campesinos. De estos últimos, 30 eran obreros, lo que signi-
fica menos de 11 %.
Cuando el día 28 de abril se eligió el buró político de este
IX comité central, en la I sesión plenaria del recién elegido CC,
su composición se distinguió aún más como reflejo anormal de
la composición del partido: 48 % miembros del EPL, y 52 %
miembros de la burocracia civil.
De los 26 miembros del buró político que había aprobado el
inicio de la revolución cultural en agosto de 1966 (XI sesión ple-
naria del VIII comité central) sólo fueron reelegidos 12. De ellos,
tres seguidores de Lin Piao, cinco seguidores de Chu En-lai y
cuatro de Mao Tse-tung. Pero esta relación de fuerzas se modi-
ficó en favor de Lin y Chu, en el nuevo buró político, ahora
de 25 miembros. Sus miembros eran los siguientes:

Comité permanente

Mao Tse-tung: presidente del comité central; reelegido.


Lin Piao: vicepresidente del comité central, ministro de defensa
y comandante en jefe del EPL; reelegido.
Chen Po-ta: intelectual miembro del grupo de la revolución
cultural, partidario de Lin Piao; reelegido.
Chu En-lai: primer ministro del Consejo de Estado; reelegido.
Kang Sheng: encargado del grupo de la revolución cultural,
vicepresidente de la Asamblea Popular Nacional, responsable
de los organismos de Seguridad Pública, maoísta; reelegido.

Titulares

Ye Chün: esposa de Lin Piao, jefe del despacho de su marido.


Ye Chien-ying: mariscal, vicepresidente de la comisión militar
del CC, chuenlaísta; reelegido.

272
Lu Po-cheng: mariscal, vicepresidente de la comisión militar,
chuenlaísta; reelegido.
Chiang Ching: esposa de Mao, asesora del grupo de la revolución
cultural, encargada de arte y literatura en el EPL.
Chu Te: mariscal, presidente de la Asamblea Popular Nacional,
vicepresidente de la comisión militar, maoísta; reelegido.
Sü Shi-you: comandante de la región militar de Nankin, jefe
del gobierno provincial de Kiangsu, chuenlaísta.
Chen Si-lien: comandante de la región militar de Shenyang, jefe
del gobierno provincial de Liaoning, chuenlaísta.
Li Sien-nien: viceprimer ministro, chuenlaísta; reelegido.
Li Tsuo-peng: subjefe del estado mayor general del EPL, comi-
sario político de la marina, linpiaoísta.
Wu Fa-sien: subjefe del EMG del EPL, comandante en jefe de
la fuerza aérea, linpiaoísta.
Chang Chun-chiao: miembro del grupo de la revolución cultural,
comisario político de la región militar de Nankin, primer
secretario del partido de Shanghai, jefe del gobierno munici-
pal de Shanghai, maoísta.
Chiu Jui-tsuo: subjefe del EMG del EPL, linpiaoísta.
Yao Wen-yuan; secretario del partido en Shanghai, vicejefe del
gobierno municipal de Shanghai, miembro del grupo de la
revolución cultural, maoísta.
Juang Yung-sheng; jefe del EMG del EPL, linpiaoísta.
Tung Pi-wu: vicepresidente de la República Popular China,
maoísta; reelegido.
Sie Fu-chi; viceprimer ministro, presidente del comité munici-
pal de Pekín, ministro interino de seguridad pública, chuen-
laísta; reelegido.

Suplentes

Chi Teng-kui: primer comisario político de la región militar de


.
Pekín, chuenlaísta.
Li Süe-feng: vicepresidente de la Asamblea Popular Nacional,
.
linpiaoísta; reelegido.
Li Te-sheng: presidente del gobierno de la provincia de Anjui,
responsable del departamento político general del EPL,
chuenlaísta.
Wang Tung-sing: comandante de la unidad militar 8341 (15 mil
hombres en Pekín, guardia del CC y del gobierno central),
director (le la oficina general del comité central (encargada

273
del control de los cuadros y la documentación del partido),
y jefe del Servicio de Inteligencia Militar, chuenlaísta.

En suma, en el buró político las fuerzas quedaron repartidas


así: maoístas siete personas; linpiaoístas, ocho; y chuenlaístas,
diez.
Al comparar esta división de fuerzas con la existente en los
170 miembros titulares y los 109 suplentes del IX comité central,
se puede comprobar que en el buró político las fuerzas de Lin
Piao estaban infladas respecto a su representación en el comi-
té central; las de Mao correspondían a la realidad, y las de Chu
estaban subrepresentadas. El cuadro que sigue da las compara-
ciones:

IX comité central (Estimaciones) Buró político

Miembros titulares: 170 21


Mao Tse-tung: 51 o sea, 30% 7 o sea, 33 %
Lin Piao 44 26% 7 33 %
Chu En-lai 75 44% 7 33 %
Miembros suplentes: 109 4
Mao Tse-tung: 28 o sea, 26 % O
Lin Piao 34 31 % 1 o sea, 25 %
Chu En-lai 47 43 % 3 75 %

Totales del comité central Del buró político

Mao Tse-tung: 79 o sea, 28 % 7 o sea, 28 %


Lin Piao 78 28 % 8 32 %
Chu En-lai 122 44 % 10 40%

En el informe político al Congreso, leído por Lin Piao el


1 de abril de 1969, y «aprobado» el 14 del mismo mes, el ejér-
cito adquirió una posición que le hacía por lo menos equiva-
lente al partido, y en algunos aspectos superior. En la pági-
na 51 de la versión oficial en idioma español del informe, se lee:
«El Ejército Popular de Liberación es el firme pilar de la dicta-
dura del proletarido. El presidente Mao ha señalado en muchas
ocasiones que, según el punto de vista marxista, el principal

274
componente del Estado es el ejército. El Ejército Popular de
Liberación de China, fundado y dirigido personalmente por
el presidente Mao, es un ejército de los obreros y campesinos,
un ejército del proletariado. Ha hecho grandiosos e históricos
méritos en la lucha por derribar las tres grandes montañas: el
imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, en la
defensa de la patria, en la guerra de resistencia a la agresión
norteamericana y de ayuda a Carea, así como en la lucha por
frustrar la agresión del imperialismo, el revisionismo y la reac-
ción. En la gran revolución cultural proletaria, gran número
de mandos y combatientes han tomado parte en el trabajo de
ayudar a la industria y la agricultura, apoyar a las grandes masas
de la izquierda, ejercer control militar y dar instrucción política
y militar, y representantes del ejército han participado en la
triple integración. Como resultado de esto, el ejército se ha tem-
plado en la lucha de clases, ha forjado estrechos vínculos con
las masas, promovido su revolución ideológica y prestado nue-
vos servicios meritorios al pueblo».
Pero la «cuenta» que debieron pagar los seguidores de Mao
Tse-tung en su alianza con el mariscal Lin Piao para tratar de
limpiar el partido de la costra social formada por la burocracia
civil-militar alcanzó límites mucho más extensos que la simple
formulación teórica de que el «Ejército Popular de Liberación
es el firme pilar de la dictadura del proletariado». El jefe de las
fuerzas armadas fue nombrado «sucesor» de Mao Tse-tung, al
más puro y clásico estilo de las casas reales e imperiales. En el
capítulo I de los estatutos del partido comunista de China «apro-
bados por el IX Congreso nacional... el 14 de abril de 1969», se
lee: «El camarada Lin Piao es el íntimo compañero de armas
y el sucesor del camarada Mao Tse-tung».
y en el comunicado final del Congreso, publicado el 24 de
abril de 1969, queda bien establecido cómo el ejército había pasa-
do a ser la instancia máxima, incluso sobre la clase obrera, en
este peculiar estado de dictadura del proletariado edificado en
China. Al finalizar el documento, se señala: «El IX Congreso
nacional del partido comunista de China dirige sus calurosos
saludos revolucionarios proletarios a la clase obrera, a los cam-
pesinos pobres y campesinos medios de la capa inferior, a los
guardias rojos, a los cuadros revolucionarios y a los intelectua-
les revolucionarios de todo el país, que han hecho destacadas
contribuciones a la gran revolución cultural proletaria, y a los
mandos y combatientes del Ejército Popular de Liberación,

275
que han hecho grandes méritos en la defensa del sagrado terri-
torio de la patria y en el trabajo de ayudar a la industria y la
agricultura, apoyar a las grandes masas de la izquierda, ejercer
control militar y dar instrucción política y militar».
Cuatro días más tarde, en la primera sesión plenaria del
nuevo comité central, el propio Mao Tse-tung hizo una especie
de discurso informal de resumen, el cual fue grabado en cinta
magnetofónica, y más tarde copiado sin el permiso de Mao y fil-
trado al exterior para los periódicos de guardias rojos, ya per-
seguidos como hojas «contrarrevolucionarias» por la policía de
seguridad. Yo quiero citar algunos párrafos para hacer notar la
forma errática, anticientífica y voluntaristacon que el jefe del
partido abordaba algunos problemas en esos momentos.
«Los revisionistas soviéticos nos atacan ahora. Algunas radio-
emisiones de la Tass y otras como el material [artículo]de Wang
Ming y la larga arenga de '''Kommunist'', dicen que ya no somos
un partido del proletariado, y nos llaman "partido pequeñobur-
gués". Dicen que hemos impuesto un orden monolítico y hemos
vuelto al tiempo de las bases [de apoyo revolucionarias], lo que
quiere decir que hemos retrocedido. ¿Qué es eso de haberse con-
ve:¡;tido en monolítico? Dicen que es un sistema militar-burocrá-
tico. Según la terminología usada por los japoneses es un "sis-
tema~'. En el vocabulario soviético es una "dictadura militar-
burocrática". Como ven que hay muchos militares en nuestras
listas de personal [responsable] nos llaman "militar". En lo que
concierne a la parte "burocrática", supongo que quieren apun-
tar a la partida de '''burócratas'' entre los que me cuento yo,
. [Chú1 En-lai, .Kang Sheng y Chen Po-ta. En una palabra, a todos
aquellos que no son militares se les supone pertenencia a la red
burocrática, y nos llaman colectivamente "dictadura militar-
burocrática". Yo creo que hay que dejarles hablar. Pueden
decir lo que quieran. Pero sus palabras tienen una característi-
ca: evitan ponernos la etiqueta de partido burgués, en vez de
eso nos catalogan de "partido de la pequeña burguesía". Noso-
tros, por otro lado, decimos que ellos son una dictadura bur-
guesa, y están restaurando la dictadura de la burguesía.»
Después de esto, Mao no hace ningún esfuerzo por rebatir la
afirmación soviética. Peor todavía, se queda en el argumento
de «ellos son burguesía», nosotros somos pequeña burguesía:
por lo tanto, ellos están p~or que 'nosotros. E inmediatamente
después, dos posiciones contradictorias sobre si la revoluci6n .
cultural había terminado o no.

276
«Todavía hay cosas en esta revolución que no han sido com-
pletadas y hay que continuar con ellas. Por ejemplo: la lucha-
crítica-transformación. Tal vez tengamos que hacer otra revolu-
ción después de unos pocos años [...]. Parece esenCial que toda-
vía haya que continuar desarrollando la gran revolución cultu-
ral proletaria. Nuestros cimientos no han sido consolidados. De
acuerdo con mis observaciones, diría qu" no en todas las fábri-
cas, no en una abrumadora mayoría de fábricas; pero en una
gran mayoría de los casos la dirección no está en manos de los
verdaderos marxistas, ni siquiera en manos de las masas de
obreros... »
Tal vez estas palabras de Mao en abril de 1969 daban vigencia
a la tesis soviética de «dictadura de la pequeña burguesía», a lo
menos como problema válido para estudiar.
«Ahora hemos entrado en las ciudades. Esto es una buena
cosa. Si no hubiéramos entrado en las ciudades, Chiang Kai-shek
estaría ocupándolas. Pero también es una mala cosa porque
provoca el deterioro de nuestro partido. Por eso hay algunos
extranjeros y periodistas que dicen que nuestro partido está
siendo reconstruido. Nosotros también levantamos ese lema,
pero lo llamamos rectificación y construcción del partido. De
hecho, el partido necesita ser reconstruido. Cada comité nece-
sita ser rectificado por las masas.»
Nada de esto ocurrió. Apenas un año y medio más tarde, en
noviembre de 1970, el primer ministro Chu En-lai decía al escri-
tor Edgar Snow que 95 % de los miembros del partido antes de
estallar la revolución cultural habían sido reintegrados.
El proceso de «desrevolucionarización» duró hasta 1977,
cuando, barrido el maoísmo del comité central, fueron reinte-
grados incluso quienes habían sido calificados de «traidores»
por Mao Tse-tung, como es el caso del actual vicejefe del estado
mayor general del EPL, Yang Cheng-wu, expulsado en 1968 y
llevado al comité central en 1977. Mao Tse-tung, en el discurso
de 1969 que estamos citando, dijo: «Tal vez nos hemos librado
de la mayoría de los traidores y espías que se habían infiltrado
entre nosotros. Antes, cuando teníamos una reunión, se filtraba
de inmediato y los carteles de los guardias rojos lo publicaban
sin demora. Desde que cayeron Wang Li, Kuan Feng, Chi Pen-yu,
Yang Cheng-wu, Yu Li-chin y Chuang Tsung-pi, ya no tienen
noticias sobre las sesiones del comité central».

277
El asesinato

Inmediatamente después de cerrado el IX Congreso del par-


tido, con las fuerzas maoístas reducidas a elementos sospecho-
sos de ultraizquierdismo, sobre todo porque cualquier esfuerzo
por volver a poner en marcha la revolución se tomaba como
sabotaje a los preparativos para enfrentar la guerra con los so-
viéticos, comenzó una carrera sin descanso por conseguir todo
el poder entre Lin Piao y Chu En-lai. El primero tratando de
hacer del ejército -flamante «pilar de la dictadura del prole-
tariado»- su base de apoyo, y el segundo, el aparato del parti-
do, ganándoselo para su causa al proteger y rehabilitar a la in-
mensa mayoría de los criticados y derribados durante los años
1966, 1967, 1968.
Pero, al mismo tiempo, Lin y Chu debían apoyarse entre sí
para evitar cualquier resurgimiento de la revolución, y por eso
los juicios sumarios, los fusilamientos, las torturas y los asesi-
na tos comenzaron a ensanchar su presencia en la vida subterrá-
nea china, manejados por los aparatos de seguridad del ejército
y del gobierno central. Tratando de debilitarse mutuamente y
aplastar al enemigo común: los seguidores del maoísmo.
De allí surgió el tema único de producir más y prepararse
para la guerra, bajo la forma de un lema cuyo carácter contra-
rrevolucionario era evidente: «Aprender de Taching en la in-
dustria, de Tachai en la agricultura, y el pueblo de todo el país
aprender del Ejército Popular de Liberación».
El partido había sido definitivamente sustituido por los mili-
tares, al menos en la propaganda. Lin Piao trató entonces de
hacer orgánico este lema, trabajando por ser nombrado presi-
dente de la república, cargo vacante desde la caída de Liu Shao-
chi. Poco antes de la II sesión plenaria del IX comité central
(del 23 de agosto al 6 de septiembre de 1970, en Lushan), cuan-
do Lin Piao planteó oficialmente la necesidad de nombrar presi-
dente de la república, yo estaba pasando una temporada en
Pekín y en una unidad militar cerca de Paotin.
En el aeropuerto de Pekín, a mi llegada desde Dacca, Ban-
gla Desh, fui recibido por el general de aviación Wu Fa-sien,
miembro del buró político y jefe de la fuerza aérea. Tuvimos
una conversación de casi dos horas, en el interior del automóvil
Bandeja Roja mientras viajábamos hasta la casa de huéspedes
en la parte occidental de la ciudad, residencia temporal para
mí. Era el mes de junio de 1970. Cuando le pregunté acerca de

278
la lucha por consolidar el poder proletario, su respuesta fue
más o menos ésta:
-No tenemos ningún problema ahora. Tenemos al presiden-
te Mao que goza de buena salud, tenemos al sucesor del presi-
dente Mao que es nuestro querido vicepresidente Lin Piao, y te-
nemos al ejército que difunde por todo el país el pensamiento
del presidente Mao. La victoria está asegurada. El comandante
en jefe Lin Piao es el mejor alumno del presidente Mao. La si-
tuación es excelente.
Agregó que China ahora podía caminar sin sobresaltos por
el camino socialista, porque el ejército podía continuar haciendo
los «tres apoyos» y los «dos militares», bajo la dirección «per-
sonal del vicepresidente Lin Piao». Los «tres apoyos» se refiere
al lema «apoyar a las amplias masas de la izquierda, apoyar a la
industria y apoyar a la agricultura», y los «dos militares» se refie-
re al complemento de este lema: «ejercer control militar y dar
adiestramiento político y militar». Este lema, lanzado por Lin
Piao en enero de 1967 para legitimar la intervención militar acti-
va en la revolución cultural, había sido aceptado por Mao en
ese momento. Pero, seguir manteniéndolo válido a mediados
de 1970, más bien parecía el comienzo de una dictadura militar.
Un mes más tarde fui recibido por Kang Sheng, miembro del
comité permanente del buró político, cuya lealtad personal a
Mao Tse-tung estaba fuera de toda duda. En nuestra entrevista,
sus palabras sonaron a debilidad ideológica cuando dijo que
«mientras el presidente Mao goce de buena salud, no hay peligro
para la revolución china». Le pregunté por las organizaciones
de guardias rojos, y contestó que «hubo muchos errores de los
guardias rojos; ahora están estudiando y trabajando como obre-
ros o campesinos». Me reveló que a comienzos de 1970 había
habido un intento de asesinato contra Chu En-lai, en la carretera
que va al aeropuerto de Pekín, y que, «al parecer, los bandidos
estaban en contacto con los revisionistas soviéticos y sus cóm-
plices en nuestro país».
Kang Sheng, quien más tarde me invitó a un banquete «de
bienvenida» al Gran Palacio del Pueblo, parecía estar más
preocupado por su salud (<<los médicos me han prohibido fu-
mar», «no puedo hablar mucho tiempo porque mi garganta se
niega a emitir sonidos») que por cualquier otro tema, excepto
la estructura y confección de los guisos que nos fueron ser-
vidos.
En realidad, más allá de las largas escalinatas del Gran Pala-

279
cio del Pueblo la situación política era muy tensa. La izquierda
maoísta derrotada en la revolución cultural trataba de recupe-
rar terreno en la forma más desorganizada posible después de
un colapso de su alto mando, incluso formando bandas armadas
terroristas que asaltaban bancos, puestos militares y almacenes
estatales, en busca de dinero, armas y comida para <<financiar la
revolución». Acusaban al Gobierno dirigido por Chu En-lai de ser
«revisionista, proimperialista y restauracionista», apuntando
~
la reconstrucción del aparato burocrático del partido y del go-
bierno central con los mismos elementos derribados en el perío-
do de la insurrección 1966-1968. En el ejército, un grupo de altos
mandos responsables de las regiones y de los distritos militares
se negaban a obedecer las instrucciones del partido porque,
decían, «sólo los militares podemos gobernar este país, ya lo
probamos cuando el partido se desmoronó en 1967 y 1968, fue el
ejército el que salvó la república». Y en momentos en que la
propaganda oficial hablaba de «guerra inminente» o de «ataque
de los socialimperialistas» (Unión Soviética), para esos oficiales
China no podía quedar en manos de los civiles. Un Piao y su
grupo alentaban estas ideas para buscar una base sólida de
lucha contra el liderato de Chu. Irónicamente, esta realidad
ponía a Chu sustentando la tesis de Mao de que «el partido
debe mandar al fusil», con la sola diferencia que «el partido»
de Chu nada tenía que ver con la vanguardia del proletariado
de la tesis marxista, y sí con el dominio de la burocracia comu-
nista y tecnócrata sobre todo el aparato del Estado.
Para las dos mayores fuerzas en pugna (siendo la tercera el
maoísmo, debilitado y puesto, en los hechos, «fuera de la ley» a
su nivel de masas), el futuro de China como gran potencia a
salvo de caer de nuevo bajo algún yugo extranjero tenía sólo
uno de estos dos caminos: para Un Piao, la mayor dedica-
ción posible al trabajo productivo, los mejores preparativos
militares, la conducción del ejército dominando el aparato buro-
crático (el partido y el Gobierno), concertando una alianza tác-
tica de no agresión con la Unión Soviética; para Chu En-lai, la
mayor dedicación posible al trabajo productivo, los mejores
preparativos militares, la conducción del partido en alianza
con el ejército, impulsando la administración eficiente a cargo
de tecnócratas, concertando una alianza con Estados Unidos en
contra de la Unión Soviética.
El maoísmo eligió la alianza con Chu, peligro menor desde
el punto de vista militar, y grupo mayoritario de opinión en el

280
coniité central y las masas, ya desde hacía mucho tiempo hartas
de vivir en una economía de ~upervivencia.
Con ese telón de fondo se dio durante 1970, hasta septiembre
de 1971, la pugna por el poder entre Chu y Lin. En agosto-
septiembre de 1970, en la segunda sesión plenaria del IX comité
central, realizada en la localidad de Lushan, el grupo de Lin Piao,
a través de Chen Po-ta, pretendió ganar puntos proponiendo el
nombramiento de presidente de la república en reemplazo de
Liu Shao-chi. La moción de Chen Po-ta recibió el apoyo de 200
de los miembros del comité central, en el sentido de que se
debía nombrar presidente de la república, y que este cargo
debía ser ofrecido a Mao Tse-tung.
Mao intervino en la discusión para decir que, primero, se
oponía al nombramiento de un presidente de la república,
porque eso significaba volver a los tiempos anteriores a la revo-
lución cultural, y segundo, que lo que Chen Po-ta estaba hacien-
do era una «maniobra sucia», porque sabía que él no aceptaría
la presidencia, y entonces ésta debería ser ofrecida a Lin Piao,
a favor del cual había un grupo de «generales que quieren go-
bernar el partido». La mayoría de 200 se transformó de inme-
diato en «minoría» de 200 contra la «mayoría» de 1, la de Mao.
Chu intervino también de inmediato para decir que, según sus
informaciones, «el pasado político» del camarada Chen Po-ta
tenía algunos puntos oscuros que era necesario aclarar, y que
a cargo de esa investigación estaba la oficina general del comité
central, dirigida por el general Wang Tung-sing.
En un alarde de doble juego político, Mao y Chu dejaron en-
tender que Lin Piao era sólo un instrumento de los conspirado-
res tipo Chen Po-ta, y que los generales habían cometido un
error de apreciación. De inmediato se inició una campaña de
«rectificación del estilo de trabajo» (en su aspecto público) y de
crítica a Chen Po-ta (en su aspecto interno). El centro de la
campaña estaba en oponerse a la «teoría del genio» apoyada
por Chen: que <<1osgenios marxistas» son históricamente necesa-
rios para el avance de las revoluciones, y que Mao era uno de
ellos. Naturalmente, para cualquier chino adulto, esta crítica a
esta idea era más bien contra Lin Piao, principal arquitecto del
culto a Mao, que contra Chen. En suma, el objetivo limitado del
primer golpe lanzado por la nueva alianza Mao-Chu era el des-
prestigio político de Lin.
Sin embargo, aun cuando Chen Po-ta fue destituido de sus
cargos políticos y de su dirección de la propaganda política,

281
principalmente desde la dirección de la revista teórica «Hongqi»,
las alabanzas a Lin no bajaron de tono. Por ejemplo, en enero
de 1971, la librería Sinjua de la provincia de Fukien editó un
folleto titulado Lin Piao en el nordeste durante la guerra de
liberación, anunciando en agosto del mismo año que se habían
vendido tres millones de ejemplares y que el texto había sido
incorporado como manual en las escuelas secundarias. El autor
del folleto llamaba a Lin Piao «comandante supremo», «genio
único» y «dirigente clarividente y muy justo». En realidad, el
folleto era una reedición del mismo artículo aparecido en 1960.
El 1 de julio de 1971, apenas dos meses antes de la muerte
del mariscal, el editorial conjunto de «Renmin Ribao», «Hongqi»
y «Jiefangjun Bao» titulado En conmemoración del 50 aniver-
sario del partido comunista de China, señalaba que «el camarada
Lin Piao dirigió el trabajo de compilación y publicación de
Citas del presidente Mao Tse-tung, promoviendo así el amplio
desarrollo del movimiento de masas por el estudio vivo y la
aplicación viva del pensamiento Mao Tse-tung», y agregaba que
el IX Congreso nacional del partido celebrado en 1969 «aprobó el
informe político del vicepresidente Lin y eligió el nuevo comité
central encabezado por el presidente Mao, con el vicepresidente
Lin como subjefe. En su informe político, el vicepresidente Lin
expuso de manera sistemática la teoría del presidente Mao sobre
la continuación de la revolución bajo la dictadura del proleta-
riado y sintetizó la experiencia básica de la gran revolución
cultural proletaria».
Además, señalaba explícitamente la nueva teoría del ejército
como nuevo partido: «El Ejército Popular de Liberación de
China es un ejército proletario creado y dirigido por el gran
líder el presidente Mao y comandado por el vicepresidente
Lin [...], que se ha desarrollado y robustecido convirtiéndose
en el pilar de nuestra dictadura del proletariado».
La diferencia de opiniones en el fundamental problema de la
política exterior quedaba dramáticamente en público algunos
días más tarde cuando, el 9 de julio de 1971, el mariscal Lin,
como ministro de defensa nacional, firmaba una carta al vice-
presidente del consejo de ministros y ministro de defensa na-
cional de la República Popular de Albania, Beqir Balluku, con
motivo del 28 aniversario de la fundación del ejército popular
de Albania, la cual finalizaba con estas palabras: «El imperia-
lismo estadounidense y el socialimperialismo se encuentran en
un dilema sin precedentes, y ya no está lejos su ruina final.

282
¡Que los pueblos de China y Albania nos unamos con todos los
pueblos del mundo y nos esforcemos juntos por derrotar cabal-
mente a los agresores yanquis y a todos sus lacayos!»
Una semana exacta más tarde, la agencia oficial china de no-
ticias Sinjua publicaba el siguiente «anuncio»: «El primer mi-
nistro Chu En-lai y el Dr. Henry Kissinger, asistente del presi-
dente Nixon para los asuntos de seguridad nacional, sostuvieron
conversaciones en Pekín del 9 al 11 de julio de 1971. Sabiendo el
deseo expresado por el presidente Nixon de visitar la República
Popular China, el primer ministro Chu En-lai, en nombre del
Gobierno de la República Popular China, ha extendido una in-
vitación al presidente Nixon para visitar China en una fecha
apropiada antes de mayo de 1972. El presidente Nixon ha acep-
tado esta invitación con placer. La entrevista entre los dirigentes
de China y de Estados Unidos es para buscar la normaliza-
ción de las relaciones entre los dos países y también para inter-
cambiar puntos de vista sobre los problemas que interesen a
ambas partes».
Las dificultades de la sorda lucha por el poder quedaron de
manifiesto de nuevo en el editorial conjunto de «RenminRibao»,
«Hongqi» y «1iefangjun Bao» del primero de agosto de 1971, en
conmemoración del día del ejército, que, aun cuando comenzaba
con el párrafo «El Ejército Popular de Liberación de China,
fundado y dirigido por nuestro gran líder el presidente Mao y
comandado por el vicepresidente Lin, ha recorrido hasta ahora
una brillante trayectoria de 44 años», iniciaba en el segundo pá-
rrafo un ataque frontal a la tesis del ejército corno pilar de la
dictadura del proletariado, afirmando que, por el contrario, «es
una poderosa arma del partido comunista de China y el pueblo
chino para la torna y la consolidación del poder [..o], se coloca
bajo la dirección absoluta del partido, yendo a donde le in-
dica éste y actuando de acuerdo con lo que dice el presidente
Mao [...], realiza un vigoroso trabajo político revolucionario
para garantizar la dirección del partido sobre el ejército en lo
político, ideológico y organizativo».
Al mismo tiempo, el artículo transcribía las tesis maoístas
sobre las relaciones exteriores ¡que en ese mismo momento Chu
En-lai estaba destruyendo a través de sus conversaciones con
Kissinger! El artículo decía: «Actuando de acuerdo con las ense-
ñanzas del gran líder el presidente Mao, el pueblo chino se man-
tendrá siempre fiel al internacionalismo proletario y permane-
cerá siempre unido con el proletariado y los pueblos revolucio-

283
narios de todo el mundo, combatirá y triunfará junto con ellos.
La política exterior de nuestro partido y Gobierno es firme e
invariable. Consiste en: desarrollar las relaciones de amistad,
ayuda mutua y cooperación con los demás países socialistas con-
forme al principio del internacionalismo proletario; apoyar y
ayudar a todos los pueblos y naciones oprimidos en sus luchas
revolucionarias y, sobre la base de los cinco principios -respeto
mutuo a la integridad territorial y la soberanía, no agresión re-
cíproca, no intervención en los asuntos internos de un país por
parte de otro, igualdad y beneficio recíproco y coexistencia pací-
fica-, esforzarse por coexistir pacíficamente con los países de
sistemas sociales diferentes, y oponerse a la política de agresión
y guerra del imperialismo».
Para Chu En-lai, como quedaría demostrado más tarde con la
teoría de los tres mundos, no existía ya el campo socialista, y
por lo tanto el primer punto del internacionalismo proletario
no tenía vigencia; se desintegraba el campo imperialista, y por
lo tanto no era enemigo válido para China, y las revoluciones
más que un apoyo eran un estorbo para la política internacional
de Pekín, ya que ponían puntos de fricción con los Gobiernos
de los países que estaban contra la Unión Soviética, comenzan-
do por Washington y terminando por las brutales dictaduras
como las del Sha de Irán o, a partir de 1973, la de Pinochet
en Chile.
Tal vez la dimensión de camino sin regreso que estaba toman-
do el descenso de la estrella política de su padre y el ascenso de
la de Chu En-lai, después de que en enero de 1971 el general
Cheng Wei-shan -miembro del comité central, vicepresidente
del comité municipal revolucionario de Pekín y comandante
de la región militar de Pekín, linpiaoísta- fuera reemplazado
junto con sus ayudantes por el triunvirato de generales chuen-
laístas U Te-sheng, Sie Fu-chi y Chi Teng Kui, llevó al hijo de
Un Piao, Un U-kuo (nacido en 1939, comandante suplente del
grupo aéreo a cargo de la frontera con la República Popular de
Mongolia y vicedirector del comando de ataque de la fuerza
aérea) a tratar de estructurar una base conspirativa en la fuerza
aérea. Según los documentos del servicio de inteligencia militar,
que fueron hechos públicos a nivel de partido en diciembre de
1972, y que yo leí a fines de 1974 en Pekín, Un U-kuo inició en
marzo de 1971 la preparación militar de un golpe de Estado,
el cual fue titulado «Esquema de la Obra 571» (hay dos versio-
nes para este número de fantasía: que se trata de mayo de

284
1971, como fecha propuesta inicialmente para dar el golpe; que
el sonido de los tres números, en pekinés, semeja las palabras
«levantamiento armado»). Básicamente, se trataba de organi-
zar grupos de combate «<flotas,), según la versión que yo leí) en
las unidades militares de toda China para, en un momento
dado, apresar a Chu En-lai y sus seguidores en el comité central,
aislar a Mao Tse-tung, Chiang Ching, Chang Chun-chao y Yao
Wen-yuan y presentarles el hecho consumado del golpe para que
se sumaran a la posición de Un Piao... o ser eliminados. En
ninguna parte de los documentos que leí, oficiales del partido, se
establece evidencia alguna de que Un Piao conociera este plan de
su hijo. En cambio, se afirma que Ye Chun (nacida en 1930 y
casada con Un a partir de 1960, madrastra de Un Li-kuo), jefe de
la oficina del ministerio de defensa, sí conocía el plan y lo apro-
baba. En estos documentos tampoco se da evidencia de que los
altos jefes del estado mayor general, más tarde apresados, tuvie-
ran conocimiento de la Obra 571. Lo que sí queda claro es que
en el momento de la precipitación de los acontecimientos (de la
medianoche del 9 de septiembre a la 1.55 antemeridiano del
13 de septiembre) que culminaron con la muerte del mariscal
Lin, su hijo Un U-kuo y su esposa Ye Chun, la preparación dé
las llamadas «flotas» era tan insuficiente que los conspiradores
no pudieron mover ni un solo soldado a su favor en el momento
de ser desmembrado el ejército, mutilado el buró político del
partido y asesinado el ministro de defensa.
Sin embargo, en contradicción con el texto de la Obra 571,
otro grupo de documentos oficiales, del mismo sumario leído
por mí, que trata de las <,confesiones» de algunos conspiradores,
señala que las «flotas» debían asesinar al presidente Mao Tse-
tung antes que todo, para llevar el caos al país, y en medio del
desconcierto apresar a Chu y culparlo del asesinato. Efectiva-
mente, el día 8 de septiembre hubo un atentado contra la casa
de Mao en Shanghai, realizado por dos aviones Mig 17, que
ametrallaron la residencia. Extrañamente, en los documentos
no se dice quiénes eran los pilotos de esos aviones ni qué inves-
tigación se hizo sobre ellos. El día 9 de septiembre hubo otro
ataque aéreo, esta vez a un tren, en el cual se presumía viajaba
Mao Tse-tung, cuando dejaba el gran puente sobre el Yangtze.
Tampoco se señala el nombre de los pilotos de los aviones (tres)
que participaron en el ataque. Estos dos sucesos pueden fácil-
mente ser considerados desde tres puntos de vista: ,uno, como
parte del complot de Un hijo; dos, como parte «demostrativa»

285
de que Un había desatado un golpe de Estado y después huyó
y su avión se estrelló, matándose; o, tres, cortina de humo
de Chu.
Los documentos oficiales que leí señalan, finalmente, que
en la noche del 12 de septiembre, el mariscal, su esposa y su hijo
corrieron apresuradamente al aeropuerto dePeitaje (tan apresu-
radamente, dice con exquisitez uno de los oficios, que Ye Chun
perdió uno de sus zapatos «de tacón alto» al subir al avión; la
referencia es válida en el sentido de que en las obras teatrales
chinas las mujeres burguesas se representan siempre usando
zapatos de tacones altos, por lo tanto es cierto el silogismo: Ye
Chun usaba tacones altos, luego era burguesa; sólo que hay que
poner atención a la realidad de que ninguna dirigente del parti-
do comunista usaba ese tipo de zapatos en aquella época, por
razones obvias) y subieron al avión personal del mariscal, un
Trident británico civil, engañaron al piloto y a la guardia del
aeropuerto... y se estrellaron en el interior de Mongolia un
par de horas más tarde.
Pero, hay otra versión de los sucesos de septiembre de 1971.
Una versión que ha corrido de boca en boca en algunos círculos
chinos desde comienzos de 1972, y que después de algunos
años, a fines de 1975, se utilizaba como elemento de ataque
político a Chu En-lai, ya no por los ex linpiaoístas, sino por los
maoístas en su lucha de agonía contra los chuenlaístas. Puede
ser aceptada o no con el mismo grado de verosimilitud que la
versión oficial, sólo que aquélla llena algunos huecos que ésta
deja vacíos.
El principal de esos vacíos está entre la madrugada del 10 de
septiembre y la noche del 12 de septiembre. Ocurre que el alto
mando militar fue desmembrado en la madrugada del 10 de sep-
tiembre, y las oficinas del ministerio de defensa ocupadas al
mismo tiempo. Sin embargo, transcurre todo el día 10, todo
el día 11 y más de veinte horas del 12, y sólo entonces Un Piao,
su esposa y su hijo deciden «huir». Naturalmente, los motivos
que tenía Un Piao para huir el 12 eran válidos el día 10 por
la noche, pero dos días más tarde, cuando hacía más de 60 horas
que todo el alto mando militar supuestamente conspirador es-
taba en manos de la seguridad, incluyendo las oficinas donde
el mariscal trabajaba todos los días... ¡toda posibilidad razona-
ble de escapar era descartable! Entonces, el vacío se define en la
pregunta: ¿qué detuvo a Un, su esposa y su hijo más de sesen-
ta horas después de haber sido desmembrado, ante sus propias

286
narices, todo el aparato militar y político que le apoyaba? La
respuesta de esta nueva versión de los hechos es: la inteligen-
cia militar, cuyo jefe, el general Wang Tung-sing, comandaba al
mismo tiempo la guardia de palacio, la famosa unidad 8341. Un
Piao, Ye Chun y Un U-kuo fueron apresados también en la ma-
drugada del 10 de septiembre, como los demás, y eliminados
físicamente más tarde.
Después del anuncio del 15 de julio de la entrevista entre
Chu y Kissinger para preparar la visita de Nixon a Pekín, la reac-
ción de varios generales comandantes de regiones, distritos y
guarniciones militares llevó un fresco caudal de simpatías por
la posición de Un Piao, que veía este acercamiento como un
error táctico gravísimo, que aislaría a China de sus vecinos
indochinos y coreanos, y que dejaría al Gobierno de Pekín en-
frentado a la Unión Soviética y apoyándose en un socio descon-
fiable, vacilante e incluso capaz de atacar por la espalda. En
suma, la «apertura hacia Washington» fortaleció la posición
de Lin Piao, y fue entonces que el grupo dirigido por Chu En-
lai, teniendo al general Wang Tung-sing como jefe de operacio-
nes, decidió montar un golpe de Estado que eliminara definiti-
vamente al mariscal Un como figura política.
Tanto se fortaleció la posición de Un, que el propio Mao
Tse-tung, en su gira de agosto y septiembre por diversas capita-
les de provincias y cuarteles generales de regiones militares, fue
debilitando sus ataques al mariscal. En el resumen de las con-
versaciones del presidente Mao con camaradas responsables de
diversos lugares durante su gira por provincias, desde mediados
de agosto hasta el 12 de septiembre de 1971, documento incluido
en el voluminoso sumario del affaire Un Piao, que se me per-
mitió leer, se puede seguir fácilmente el proceso de «debilita-
miento» de las críticas a Un por parte de Mao. Cito textual.
mente.
«En la conferencia de Lushan de 1970 ellos hicieron un ata-
que por sorpresa y desarrollaron actividades clandestinas. ¿Por
qué no se atrevieron a actuar abiertamente? Era evidente que
tenían algo que esconder. Escondieron cosas de tres de los cinco
miembros del comité permanente del buró político. También
escondieron cosas de la gran mayoría de los camaradas del buró
político excepto de sus propios grandes generales. Estos gran-
des generales incluían a Juang Yung-shen, Wu Fa-sien, Ye Chun,
U Tsuo-peng y Chiu Jui-tsuo, así como también U Sue-feng y
Cheng Wei-shan... Según mi punto de vista, detrás de su ataque

287
por sorpresa y sus actividades clandestinas había un propósito,
una organización y un programa. Su programa era nombrar un
presidente de la república y exaltar los "genios": en otras pala-
bras, oponerse a la línea del IX Congreso... Cierta persona
estaba ansiosa de convertirse en presidente de la república,
quebrar el partido y apropiarse del poder. [Una acusación como
ésta era suficiente mérito negativo para expulsar del partido
incluso al mariscal, y al parecer eso era lo que se buscaba a
largo plazo. Sin embargo, días más tarde, Mao comienza a bajar
el tono.] El camarada Lin Piao no discutió conmigo el discurso
que pronunció, ni siquiera me lo mostró antes. Cuando esa
gente tiene algo que decir no lo revela por adelantado. Proba-
blemente pensaron que tenían la situación dominada y segura
la victoria. Pero tan pronto como se les dijo que no eran acep-
tables sus ideas, se desmoronaron. Al principio eran tan osados
como desvergonzados, y daban la impresión de que arrasarían
Lushan hasta sus cimientos y pararían el movimiento de la
Tierra. Pero después de unos pocos días retiraron precipitada-
mente el proyecto. ¿Si era correcto, por qué lo retiraron? Esto
demostró que ya estaban sin ideas y con pánico [...]. La lucha
en esta conferencia de Lushan es también otra lucha entre dos
cuarteles generales. La lucha en Lushan esta vez fue diferente
de las nueve anteriores. En las nueve ocasiones anteriores saca-
mos algunas conclusiones, mientras que esta vez hemos defen-
dido al vicepresidente Lin y no hemos sacado conclusiones con-
cernientes a personas. ~l tiene que asumir, por supuesto, alguna
responsabilidad. ¿Qué vamos a hacer con estas personas? To-
davía utilizamos la política de educarlos, es decir "aprender de
los errores pasados para no repetirlos en el futuro y curar la
enfermedad para salvar al paciente». Todavía queremos proteger
a Lin. [A estas alturas de sus charlas en provincias, Mao Tse-
tung da la impresión de que siente la necesidad de dejar muy
claro a su auditorio que Lin Piao no corre peligro de ser
purgado. Es altamente probable que en ese momento, fines de
agosto de 1971, incluso algunos generales hayan dicho a Mao
Tse-tung que se sienten "traicionados''', como chinos, por el
acercamiento de Chu a Washington, y que el presidente del
partido se sintiera en la obligación de aclarar que Lin Piao no
corría peligro. Incluso más, que todavía era "camarada", y más
que eso "vicepresidente Lin". A continuación extiende el radio
de la "blandura" hacia los demás generales.] Sea quien fuere
el que haya cometido errores, no es buena cosa olvidar la unidad

288
y la línea. Después que vuelva a Pekín, debo verles de nuevo
para tener una conversación. Si ellos no vienen, yo iré donde
ellos. Algunos pueden ser salvados, puede que no sea posible
para otros. Esto depende de sus hechos. Hay dos posibles futu-
ros: se reforman o no se reforman [...]. Hablé con el camarada
Lin Piao, y algunos de las cosas que él dijo no eran muy correc-
tas. Por ejemplo, dijo que en el mundo aparece un genio cada
algunos siglos, y en China cada algunos milenios. Esto no está
de acuerdo con los hechos. Marx y Engels eran contemporáneos,
y todavía no pasaba un siglo cuando ya teníamos a Lenin y
Stalin. De modo que ¿cómo podríamos afirmar que aparece un
genio cada algunos siglos? En China hubo Chen Sheng y Wu
Kuang, Hun Siu-chu~n y Sun Yat-sen, de modo que ¿cómo
podría decirse que un genio aparece sólo cada algunos mile-
nios? [Los dos primeros identifican a insurrectos contra la
dinastía Chin en el siglo 111antes de nuestra era, el tercero, que
nació en 1814 y murió en 1864, fue el líder del levantamiento de
los Taiping, y el cuarto, nacido en 1866 y muerto en 1925, fue
el líder de la revolución de 1911 y fundador de la república.]
No debemos nombrar presidente de la república. Yo no quiero
ser presidente de la república. He dicho esto ya seis veces, hasta
ahora [...], pero ellos nunca escuchan, de manera que cada una
de mis frases ni siquiera vale media frase. De hecho, no vale
nada. Son solamente las frases de Chen Po-ta las que valen por
diez mil cada una. EJ habló de "establecer en grande", a lo cual
le dio la apariencia de querer decir establecer mi prestigio.
Pero cuando uno va al fondo del sunto, lo que quería decir era
él mismo. También dicen que el Ejército Popular de Liberación
fue fundado y dirigido por mí, y que lo comanda Lin en per-
sona. ¡Parece que la persona que lo funda no puede comandarlo!
y tampoco lo fundé yo solo. [El párrafo que viene en seguida,
por su posición en el texto, parece corresponder a una conver-
sación de Mao muy cerca del 12 de septiembre, tal vez el día 9,
después del ataque aéreo a la residencia del presidente del par-
tido en Shanghai. Probablemente después del ataque Mao reunió
al estado mayor y a algunos jefes de regiones militares para
examinar el asunto, y a ese encuentro podría haber asistido el
jefe del estado mayor, Juang Yung-sheng, el cual sería arres-
tado por el grupo de Chu algunas horas más tarde.] Deben ser
prudentes. Primero que todo, el ejército debe ser prudente, y
segundo, las regiones [militares] deben ser prudentes. No deben
ser arrogantes; si lo son, cometerán errores. Es necesario uni-

289
10.- CHINA
ficar el ejército.; hay que rectificada. Simplemente, no. crea que
nuestro ejército. pueda rebelarse. Simplemente, ¡no. crea que tú,
Juang Yung-sheng, puedas dar la arden de rebelarse al Ejército.
de Liberación! Después del ejército. hay divisianes y hay regi-
mientas y las unidades de apaya, jurídicas y palíticas. Si alguien
trata de mavilizar el ejército. para hacer una mala casa, ¿ustedes
creen que ellas abedecerían? Ustedes tienen que prestar aten-
ción a las asuntas militares. Ustedes no. deben ser salamente
funcianarias civiles, sino. también funcianarias militares...
Aprueba el tradicianal estila del ejército. en su acción rápida y
decisiva, pera este estila no. puede ser aplicada a cuestianes de
idealagía, para las cuales es precisa dar a canacer las hechas y
razanar can la gente.»
Éste es una de las párrafas más dramáticas de las textas
canacidas de Maa Tse-tung, en que éste pide a las generales
que no. se dediquen a hacer palítica, sino. a preparar militar-
mente a las trapas. Y anteriarmente parece tratar de demastrar
cómo. no. sería pasible una insurrección militar, ¡al prapia jefe
del estada mayar general, Juang! El grada de dramatismo.
aumenta si una piensa que Maa estaba hablando. sólo. unas
haras antes de que se desencadenaran las sucesas en Pekín.
El 9 de septiembre par la nache, el embajadar de la Repú-
blica Demacrática Papular de Carea en China, Hyun Jun Keuk,
afreció un banquete para celebrar el XXIII aniversario. de la
fundación de la república careana. Asistieran al banquete, Chu
En-Iai, Juang Yung-sheng, Yaa Wen-yuan, Li Sien-nien, Li Tsuo-
peng, Li Te-sheng y el paeta Kua Mo-ja. En nambre del Gabierna
china habló en el banquete el jefe del estado mayar Juang
Yung-sheng, ¡la cual demuestra la fartaleza de la pasición palí-
tica aparente de Lin Piaa en esas mamentas!
En su discurso., el general Juang dijo. que «el Asia de hay
ya no. es la de la década de las treinta. Si las reaccianarias japo-
neses se niegan abstinadamente a escuchar la razón y osan seguir
al imperialismo. yanqui, tomando. el vieja camina de la agresión
militar, sufrirán sin duda alguna derratas tadavía más desas-
trasas baja las galpes de las paderasas fuerzas de las pueblas
china y careana y las de atras pueblas asiáticas... El puebla
china se unirá siempre can el hermana puebla careana. Apayán-
dase y ayudándase el una al atra, y cambatienda hambra can
hambra, ellas llevarán hasta el fin la lucha cantra el imperia-
lismo. yanqui y el militarismo. japanés».
A la misma hara que el general Juang decía estas palabras

290
en la embajada coreana, unidades de comandos de la unidad
8341, bajo el mando del general Wang Tung-sing, en coordina-
ción con unidades de la guarnición de Pekín bajo las órdenes
de los generales Li Te-sheng (presente en el banquete) y Chi
Teng-kui, ocupaban todos los edificios relacionados con el minis-
terio de defensa, cortaban las comunicaciones telefónicas entre
el estado mayor general del EPL y las once regiones militares,
apresaban a Lin Li-kuo en Pekín y lo enviaban al balneario de
Peitaje, donde quedaba bajo custodia militar a la vista el maris-
cal Lin Piao en compañía de su esposa Ye Chun. En menos de
dos horas, en la noche del 9 de septiembre, fueron desmem-
brados el estado mayor general del EPL, el estado mayor de la
fuerza aérea, el de la marina y el del ejército, y purgados el
departamento político general del EPL, la dirección general de
logística y el departamento de ferrocarriles militares. En total,
cerca de 35 generales fueron apresados esa noche. Al mismo
tiempo, todos los aeropuertos de China, militares y civiles,
fueron puestos bajo «condiciones de ataque enemigo», es decir,
cerrados a cualquier despegue o aterrizaje no autorizado por
el primer ministro y el ministro de defensa, conjuntamente.
Los generales Juang Yung-sheng y Li Tsuo-peng fueron arres-
tados en sus automóviles cuando se dirigían desde la embajada
de Corea al ministerio de defensa en el centro de Pekín. Así,
a la medianoche del 9 de septiembre, cinco de los ocho miem-
bros del estado mayor general estaban presos: los generales
Juang, jefe del EMG y miembro del buró político del partido;
Wu Fa-sien, subjefe del EMG, miembro del buró político y jefe
de la fuerza aérea; Chiu Jui-tsuo, subjefe, y miembro del buró
político; Li Tsuo-peng, subjefe, miembro del buró político y co-
misario político de la marina; Yen Chung-chuan, miembro su-
plente del comité central, subjefe. El sub director del departa-
mento político general, miembro suplente del comité central,
Juang Chi-yung, también estaba preso.
Dicho en lenguaje político, ocho de los 25 miembros del
buró político del partido, la más alta instancia de poder en
China, estaban bajo las bayonetas de la guardia de palacio al
terminar el banquete en la embajada de Corea. Junto a esos
ocho, casi treinta generales con mando superior. El golpe de
mano de las fuerzas de Chu fue dado en el más estricto secreto,
mientras Mao permanecía en las afueras de Shanghai. En la
madrugada del 10 de septiembre, el propio general Wang Tung-
sing viajó en avión a Shanghai para comunicar a Mao que el

291
buró político (por indicación del primer ministro) había con-
vocado una reunión urgente para el 11 de septiembre en Pekín,
y que él estaba encargado de escoltar a Mao hasta la capital.
Mao llegó a Pekín en la mañana del 11 de septiembre.
En la tarde de ese día, en el Gran Palacio del Pueblo, se
reunieron 14 miembros del buró político (los tres que no asis-
tieron eran Wei Kuo-ching, que estaba en la región militar de
Kuangchou; el general Sü Shi-you, que estaba en la región
militar de Nanking; y el general Chen Silien, a cargo de la
región militar de Shenyang, los tres «bajo instrucciones del
primer ministro», según aseguran los que hicieron circular esta
versión de los sucesos, en los años posteriores). Los ocho ausen-
tes, de los cuales Chen Po-ta ya estaba bajo vigilancia desde un
año antes, fueron calificados de miembros de una facción que
pretendía asesinar al presidente Mao y usurpar el poder. Al
parecer, Mao pidió hablar con Lin Piao, pero se le dijo que
estaba fuera de Pekín escribiendo su confesión. Se cuenta que
Mao habría comentado que eso era positivo, porque «si confiesa
-habría dicho-- es porque tiene salvación».
El día 12 de septiembre, un observador acucioso del proto-
colo chino habría observado una anomalía: despidiendo en el
aeropuerto de Pekín para una visita al noroeste de China a
una delegación camboyana dirigida por Ieng Sary, estaban el
primer ministro Chu En-lai, el viceprimer ministro Li Sien-
nien, y el subjefe del estado mayor general Wang Sin-ting. La
anomalía residía en este último nombre, porque en agosto, a
su llegada a China, esa delegación había sido recibida por Chu
En-lai y Juang Yung-sheng, y el 27 de agosto Chu ofreció un
banquete a la delegación, en el Gran Palacio del Pueblo, y el
que recibió a los huéspedes fue Juang Yung-sheng. En cambio,
el 12 de septiembre, la delegación era despedida por el sexto
responsable en el EMG.
El 12 de septiembre por la mañana, el mariscal Lin, su es-
posa y su hijo fueron trasladados en avión militar desde Peitaje
al aeropuerto militar situado al noroeste de Pekín, cerca del
Palacio de Verano (poco más de treinta minutos de vuelo). En
la noche del mismo día, el avión Trident del mariscal fue pre-
parado para un vuelo que, según los informantes de esta ver-
sión, tenía en su itinerario un «aterrizaje de emergencia» al
norte de la región autónoma de Mongolia Interior.
En Pekín, el mariscal Lin, su esposa y su hijo fueron subi-
dos al avión por soldados de la unidad 8341 en calidad de bul-

292
tos, porque los tres, o estaban inconscientes o muertos. El des-
tino del avión era bajar en las planicies mongolas y ser dina-
mitado más tarde para simular un accidente, y culpar de la
muerte de los tres a la falta de preparativos del vuelo por la
precipitación en la «huida». Según esta versión, el mariscal Lin
y los miembros de su familia fueron asesinados por orden del
primer ministro Chu, en una operación a cargo del general
Wang Tung-sin, debido a que los tres se negaron a firmar con-
fesiones de sus supuestas conspiraciones, y a que el prestigio
de Lin Piao entre los militares y amplios sectores de masas
hacía imposible mantenerlo en prisión sin una confesión per-
sonal, de viva voz y ante muchos testigos. Los informantes no
estaban seguros de si el asesinato del mariscal (a golpes, según
muchos) se realizó en alguna prisión militar en Pekín o en el
mismo aeropuerto. En todo caso, el aterrizaje de emergencia
no ocurrió donde estaba planeado, y el avión apareció estre-
llado en territorio de la República Popular de Mongolia. Junto
a los cadáveres de Lin, su esposa y su hijo, los conspiradores
anti Lin embarcaron en el Trident documentación personal de
los tres y documentación falsificada, en parte, que los hacía
aparecer como culpables de un golpe de Estado el 8 de sep-
tiembre con el bombardeo de la casa de Mao en Shanghai, y
como cómplices del Gobierno de la Unión Soviética en este
intento. Como la idea del plan era que estos documentos se
«salvaran» del estrellamiento del avión, estaban en una caja
de fuertes paredes de metal. Esta versión también difiere de la
oficial: el vuelo final del mariscal se habría originado en Pekín
y no en Peitaje.
En todo caso, entre el 13 de septiembre y el 30 del mismo
mes, la alta jerarquía china comandada por Chu En-lai pareció
vivir días sumamente tensos porque algo, que tal vez nunca
podramos conocer -pues los nueve ocupantes están muertos-,
ocurrió mientras el avión de Lin volaba hacia el aterrizaje de
emergencia programado. Para las autoridades pekinesas, el apa-
rato se había desvanecido en el espacio aéreo de China, y exis-
tían dos posibilidades: si había caído o aterrizado en territorio
nacional, podría descubrirse toda la trama del asesinato del
mariscal, con imprevisibles consecuencias políticas para el grupo
conspirador vencedor; si había caído o aterrizado en territorio
mongol o soviético, se podía esperar alguna maniobra para
acusar también al Gobierno chino de enviar a la muerte a su
vicepresidente político y jefe militar máximo. Durante diecisiete

293
días todos los vuelos en China fueron interrumpidos o sujetos
a estricto control militar, todos los soldados de las tres ramas
fueron acuartelados, y el 20 de septiembre se anunció la sus-
pensión del tradicional festejo del primero de octubre (día
nacional) en Pekín y otras ciudades importantes, cuyo número
principal era siempre el desfile de millones de personas. Sola-
mente los restos del estado mayor general del EPL y los miem-
bros del buró político estaban enterados de parte de los su-
cesos: es decir, la versión del grupo de Chu, de que Un había
intentado un golpe de Estado, había fracasado y huido en avión,
con rumbo desconocido. oo, desde el aeropuerto militar de Pei-
taje.
El 30 de septiembre, el Gobierno de la República Popular
de Mongolia anunció, simultáneamente con la agencia Tass de
Moscú, que un avión chino se había estrellado cerca de una
base de cohetes en el interior del país, y que las causas del
accidente eran desconocidas; se habían encontrado los cadá-
veres semiquemados de nueve personas, algunas armas livianas,
documentos chinos y equipo militar, lo que hacía suponer a las
autoridades mongolas que el avión chino era militar.
La reacción china fue cauta, y se limitó a desmentir, el día
3 de octubre, que el avión fuera militar, y agregó que se trataba
de un avión civil que había perdido su rumbo. Las autoridades
mongolas permitieron, sólo en marzo de 1972, que el embajador
chino en Ulan Bator, Su Wen-yi, tuviera acceso al lugar del
accidente y examinara los restos del desastre. El grupo de Chu
esperó hasta últimos de octubre de 1971 la reacción de Moscú,
y como los soviéticos mantuvieran silencio sobre el contenido
de los documentos encontrados, se decidieron a informar a la
militancia del partido chino. El 30 de octubre fue distribuido
el documento «estrictamente confidencial» número 00068 del
comité central del partido, que bajo el título Arrasar la cama-
rilla antipartido Lin-Chen daba parte de la confesión del vice-
director del secretariado del comité político del cuarto ejército
de la fuerza aérea, U Wei-sin, a una comisión especial de inves-
tigación adjunta al comité central del partido comunista de
China. La confesión señalaba que Un Piao había intentado un
golpe de Estado y huido ante el fracaso, «recibiendo su mere-
cido». En diciembre del mismo año, otro documento «estricta-
mente confidencial», el 00077, informaba a los militantes que
Un Piao había escrito una especie de Diario, en cuyas anota-
ciones se demostraba que el mariscal había «traicionado a la

294
patria» porque buscó en su conspiración «el apoyo de la Unión
Soviética». Tal vez este documento buscaba apaciguar un poco
el descontento entre algunos miembros del comité central y de
las fuerzas armadas chinas demostrado después que el 5 de
octubre de 1971 el Gobierno de Pekín había dado a la publicidad
el siguiente comunicado: «El Gobierno de la República Popu-
lar China y el Gobierno de los Estados Unidos de América han
acordado que el doctor Kissinger visite Pekín en la última parte
de octubre con el propósito de celebrar conversaciones con el
Gobierno chino a fin de hacer los arreglos concretos para la
visita del presidente Nixon a China».
En el editorial de año nuevo (de 1972), que por su impor-
tancia política siempre es editado conjuntamente por «Renmin
Ribao», «Hongqi» y «Jiefangjun Bao», se señalaba que «el cam-
po imperialista se encuentra desintegrado» y que, por el con-
trario, «el socialimperialismo revisionista soviético extiende sus
tentáculos hacia todos los lados», planteando una justifica-
ción teórica para el acercamiento a Washington. Las referencias
oblicuas a lo que sucedía en el interior de la jerarquía se limi-
taban a párrafos como éstos: «Los cuadros y militantes del
partido [...] han desenmascarado y criticadQ más a fondo las
conspiraciones de Liu Shao-chi y otros estafadores que mante-
nían relaciones ilícitas con países extranjeros e intentaban alte-
rar la línea y la política del partido y el sistema socialista [...].
Las actividades contrarrevolucionarias de Liu Shao-chi y otros
estafadores destinadas a restaurar el capitalismo no encuen-
tran ningún apoyo en todo el partido, el ejército y el pueblo, y
no pueden resistir la luz del día. Ellos sólo pueden vivir de las
intrigas y conspiraciones, difundir rumores y lanzar calumnias».
y pedía «apoyar al ejército y amar al pueblo, apoyar al Gobier-
no y amar al pueblo, y fortificar la unidad entre el ejército y el
Gobierno, y la unidad entre el ejército y el pueblo».
Por último, llamaba a continuar la campaña de «crítica al
revisionismo y rectificación del estilo de trabajo» que se había
lanzado después de la reunión de Lushan en septiembre de
1970.
Pero en el interior del partido seguía la edición de docu-
mentos confidenciales. En enero, el 00003/1972, con un informe
de la comisión investigadora sobre las actividades del hijo de
Lin Piao en la fuerza aérea y más citas del Diario del mariscal,
y el 00004/1972, con un informe general del comité central titu-
lado La lucha por demoler el golpe contrarrevolucionario de la

295
camarilla antipartido de Lin-Chen, una versión amputada del
Esquema de la Obra 571, cuatro partes de las confesiones de
Li Wei-hsin, el texto del artículo Mis opiniones escrito por Mao
en la reunión de Lushan de 1970 contra Chen Po-ta, la carta de
Mao a Chiang Ching del 8 de julio de 1966, y un par de docenas
de fotografías y copias fotostáticas de documentos que mos-
traban a Lin Piao con sus generales y partes de su Diario. El
mes de febrero pareció ser un mes «en blanco» para este
torrente de documentos, quizá por la visita de Nixon.
En marzo, el 00012/1972, con las conversaciones de Mao en
provincias durante su gira agosto-septiembre 1971, con una
introducción del comité central que es excelente material para
comprender cómo el culto a Mao Tse-tung servía tanto para
la lucha de Chu En-lai en favor de la derecha como de Lin
Piao en favor del dominio militar. Cito la parte principal:
«Advertencia del comité central del partido comunista de China.
Los discursos del presidente Mao son documentos que tienen
el carácter de programa sobre educar conforme a la línea en el
dominio de la ideología y de la política, sobre fortalecer la
construcción del partido y la construcción del ejército; son un
arma eficaz para el aniquilamiento de la camarilla antipartido
de Lin y Chen. Todo el partido, todo el ejército y el pueblo de
todo el país deben estudiar seriamente los discursos del presi-
dente Mao, llevar adelante la gran crítica revolucionaria de la
camarilla antipartido de Lin y Chen, y llevar hasta el fin la
lucha por aniquilar la camarilla antipartido de Lin y Chen.
Comité central del partido comunista de China. 17 de marzo
de 1972».
De casi todos estos documentos internos del partido se
hicieron traducciones al inglés, francés, árabe y español por la
oficina de lenguas extranjeras del comité central, y se reunieron
en un volumen único, que fue dado a leer a los trabajadores
extranjeros en Pekín y Shanghai desde fines de 1973 hasta todo
el año 1974, con la advertencia: no se puede copiar nada, foto-
grafiar nada, ni preguntar nada, y debe ser leído en presencia
de «los camaradas chinos». Cuando yo leí esos documentos, a
fines de 1974, la lucha entre la izquierda y la derecha estaba en
un punto muy agudo, y tuve la suerte de ser dejado solo, en
un cuarto, durante más de siete horas, para la lectura del
volumen. De éste y otras fuentes alternativas, son las citas so-
bre este suceso en este capítulo.

296
El X Congreso

El affaire Lin Piao fue hecho público solamente en agosto


de 1973, cuando se publicó el informe político de Chu En-lai
al X Congreso del partido (24 a 28 de agosto de 1973). La histo-
ria que contó Chu En-lai es muy interesante, sobre todo porque
es oficial. Cito del volumen Documentos del X Congreso nar
cional del partido comunista de China, Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Pekín 1973, páginas 5, 6 Y 7: «Todos sabemos que
el informe político ante el IX Congreso fue redactado bajo la
dirección personal del presidente Mao. [Esto equivale a decir
que ese texto es sagrado. Por lo tanto, aunque lo leyó Lin Piao,
su texto es correcto. Por ejemplo, que el ejército ~s el pilar
de la dictadura del proletariado. Dicho de otro modo, Chu En-lai
estaba comprando la alianza con los militares, una vez desmem-
brado el equipo linpiaoísta en el EPL, dándoles el statu de co-
gobernadores de China.] Antes del IX Congreso, Lin Piao, en
colusión con Chen Po-ta, había elaborado un borrador de in-
forme político. Ellos se oponían a la continuación de la revo-
lución bajo la dictadura del proletariado y sostenían que la
tarea principal a partir del IX Congreso residía en desarrollar
la producción. Se trataba de otra versión, hecha en la nueva
situación, de aquel disparate revisionista introducido de con-
trabando por Liu Shao-chi y Chen Po-ta en la resolución del
VIII Congreso, en el sentido de que la contradicción principal
en nuestro país no era la contradicción entre el proletariado
y la burguesía, sino la que existía "'entre el avanzado sistema
socialista y las atrasadas fuerzas productivas de la sociedad".
[Este párrafo es un modelo para tipificar el cinismo político
tan particular desarrollado por la burocracia civil-militar. Ocu-
rre que toda China sabía que, en 1956, habían sido Liu Shao-
chi, Teng Hsiao-ping y Chu En-lai los informantes al VIII Con-
greso, y que Liu y Teng habían sido los directores ideológicos
del mismo. En cambio, en 1973, el mismo hombre de 1956
decía algo que no había ocurrido, y ponía a Chen Po-ta -¡que
había luchado contra Liu Shao-chi en el Congreso!- como su
cómplice, en lugar, claro, de Teng Hsiao-ping, que de "'enemigo
de la revolución" en la revolución cultural estaba ahora ha-
ciendo su camino de regreso al poder, en uno de los asientos
destinados a los nuevos miembros del comité central en el
X Congreso. Y respecto a la verdad de lo ocurrido en el VIII
Congreso, no hay más que citar esas líneas del documento Con-

297
versación en la reunión de información del 24 de octubre de
1966, editado por los guardias rojos: El camarada Kang Sheng
interrumpió: "El informe político del VIII Congreso contiene la
teoria de la desaparición de las clases". El presidente Mao con-
testó: "Yo lei el informe antes, y fue aprobado por el Congreso;
no podemos responsabilizar exclusivamente a esos dos, Liu
(Shao-chi) y Teng (Hsiao-ping)".] Ese borrador de informe
político de Un Piao y Chen Po-ta, como es natural, fue recha-
zado por el comité central. Un Piao apoyó secretamente a Chen
Po-ta para que se opusiera abiertamente al informe político
elaborado bajo la dirección del presidente. Sólo después de ver
frustrado su intento, aceptó de mala gana la línea política del
comité central y leyó ante el Congreso el informe político del
comité central. [Creo que está de más advertir al lector que
nunca hubo otro "borrador de informe político" que el del que
finalmente se leyó en el IX Congreso, práctica habitual en algu-
nos partidos políticos verticalizados al máximo. Lo notable es
que decenas de personas en el recinto, mientras Chu leía esto,
habían sido miembros del IX comité central y sabían que lo
que escuchaban era falso.] Sin embargo, durante y después
del IX Congreso, Un Piao continuó su complot y su labor de
zapa a despecho de los esfuerzos del presidente Mao y del
comité central para educarlo, contrarrestarlo y salvarlo. [Es
curioso que a un "conspirador" conocido ya por todos, según
Chu, lo nombren "sucesor" de Mao en los propios estatutos del
partido.] Fue tan lejos que en agosto de 1970 montó un abor-
tado golpe de Estado contrarrevolucionario en la 11 sesión ple-
naria del IX comité central. [¡Claro, y el comunicado final ofi-
cial de ella, el 6 de septiembre de 1970, señalaba: "El presidente
Mao y su íntimo compañero de armas, el vicepresidente Un
Piao, hicieron uso de la palabra en la sesión. Bajo la dirección
del comité central del partido, encabezado por el presidente
Mao, y con el vicepresidente Un como subjefe, unámonos para
conquistar mayores victorias"!] En marzo de 1971 elaboró el
plan para un golpe de Estado armado contrarrevolucionario
-"Esquema de la Obra 571"- y el 8 de septiembre desató tal
golpe con la intención de asesinar a nuestro gran líder el
presidente Mao y crear otro comité central. Frustrado el com-
plot, el 13 de septiembre tomó secretamente un avión para
entregarse a los revisionistas soviéticos, traicionando al partido
y a la patria, y pereció estrellándose en Undur Khan, República
Popular de Mongolia. El aplastamiento de la camarilla antipar-

298
tido de Lin Piao es la mayor victoria lograda por nuestro par-
tido después del IX Congreso, y un duro golpe para el enemigo
dentro y fuera del país. Después del incidente del 13 de septiem-
bre, todo el partido, todo el ejército y los centenares de millo-
nes de seres del pueblo de las diversas nacionalidades de nues-
tro país han discutido seriamente el asunto y han expresado su
justa y viva indignación proletaria contra Lin Piao -arribista
burgués, intrigante, elemento de doble faz, renegado y traidor-
y sus cómplices jurados, y han hecho patente su firme adhe-
sión al gran líder el presidente Mao y al comité central del par-
tido que él encabeza. Han desatado a escala nacional una cam-
paña de crítica a Lin Piao y de rectificación del estilo de tra-
bajo [...]. No fue durante algo más de diez años, sino por
espacio de varios decenios, que ese arribista burgués, intrigante
y elemento de doble faz, Lin Piao, se dedicó a su empresa en el
seno de nuestro partido».
Setenta y ocho miembros del comité central fueron purgados
en el X Congreso (44 titulares y 34 suplentes). En los gobiernos
provinciales, la purga se tragó a 7 primeros secretarios provin-
ciales (autoridad máxima a ese nivel) en las provincias de
Chiangsi, Chechiang, Sechuan y Kuichou, regiones autónomas
de Sinkiang y Mongolia Interior y municipio de Pekín; a siete
segundos secretarios provinciales en Jupei, Chechiang, Kuangsi,
Jonan, Fuchien, Shantung y Sechuan; y dos subsecretarios en
Kuichou y Chingjai. El ejército, como ya vimos, fue desmem-
brado.
En el buró político, la purga se llevó a 8 de sus miembros
(7 titulares y uno suplente), y en la nueva composición, siempre
de 21 titulares y 4 suplentes, las fuerzas de Chu En-lai subieron
de 10 a 17, y las de Mao, de 7 a 8, con la incorporación de
Wang Jung-wen, el joven obrero textil secretario del comité
municipal del partido en Shanghai y comisario político del
EPL en la guarnición de la misma ciudad. La composición del
buró fue cambiada, aumentándose de 5 a 9 los miembros del
comité permanente, y de 1 a 5 los vicepresidentes del partido,
en lo que pareció un esfuerzo por parte de Mao de debilitar el
centralismo personal, frente a su evidente inferioridad numé-
rica en la jerarquía.
El nuevo buró político quedó así:

299
Comité permanente

Mao Tse-tung: presidente.


Chu En-Iai: vicepresidente.
Wang Jung-wen: vicepresidente, maoísta, nuevo miembro.
Kang Sheng: vicepresidente, maoísta.
Yeh Chien-ying: vicepresidente, chuenlaísta.
Li Te-sheng: vicepresidente, chuenlaísta.
Chu Te: maoísta.
Chang Chun-chiao: maoísta.
Tung Pi-wu: maoísta.

A primera vista la situación del maoísmo es muy buena, con


seis personas contra tres de Chu En-Iai. Pero a las fuerzas
maoístas hay que diferenciarlas en tres grupos: a) Mao Tse-
tung, con su errática conducta política a partir de 1967; b) Wang
Jung-wen y Chang Chun-chiao, a la izquierda, pero recién llega-
dos y sin influencia fuerte en las fuerzas armadas; e) Kang
Sheng, Chu Te y Tung Pi-wu, leales a la persona de Mao, pero
en ningún caso marxistas, por lo cual incluso podían tomar posi-
ciones favorables a la política de Chu sin dejar de sentirse
aliados de Mao. En cambio, las fuerzas de Chu, compuestas
por él y el mariscal Yeh y el general Li, tenían la homogeneidad
del mando real en sus respectivos sectores administrativos: el
aparato civil y el aparato militar. Sin embargo, así y todo, se
mantuvo un equilibrio inestable de fuerzas hasta que la muerte
fue diezmando las filas del maoísmo y el golpe de Estado las
aplastó.

Miembros titulares

Wei Kuo-ching:. presidente del comité revolucionario chuang de


Kuangsi, miembro del IX comité central, primer comisario
político del EPL en la región; chuenlaísta.
Liu Po-cheng: chuenlaísta.
Chiang Ching: esposa de Mao; maoísta.
Sü Shi-you: chuenlaísta.
Hua Kuo-feng: presidente interino del comité revolucionario
provincial de Junan, miembro del IX comité central, llamado a
Pekín desde 1972 por Chu para asesorarle en seguridad pública.
Se encargó de la purga en el sur de China; chuenlaísta.
Chi Teng-kui: chuenlaísta.

300
Wu Te: vicepresidente del comité revolucionario municipal de
Pekín, primer secretario del comité del partido en Pekín, comi-
sario político del EPL en la región militar de Pekín, miembro
del IX comité central; chuenlaísta.
Wang Tung-sing: chuenlaísta.
Chen Yung-kui: vicepresidente del comité revolucionario pro-
vincial de Shansi, «el hombre de Tachai», miembro del IX co-
mité central; chuenlaísta.
Chen Si-lien: chuenlaísta.
Li Sien-nien: chuenlaísta.
Yao Wen-yuan: maoísta.

Las fuerzas en los miembros titulares del buró, de 10 a 2


contra la izquierda, ahorra toda posibilidad de comentario.

Miembros suplentes

Wu Kui-sien: obrera de la provincia de Shensi, miembro del


IX comité central, de opaca actuación política, tuvo siempre
una actitud vacilante y en el XI Congreso en 1977 sería reba-
jada a miembro titular del comité central. Sin embargo, por
omisión, se la puede calificar como chue!:laísta.
Su Chen-jua: jefe de la marina de guerra, purgado en 1967 por
contrarrevolucionario, rehabilitado en 1972 por Chu En-lai. El
único miembro del buró que no estaba en el anterior comité
central; chuenlaísta.
Ni Chi-fu: obrero modelo, inventor de una perforadora múltiple,
vicepresidente del comité revolucionario municipal de Pekín,
miembro del IX comité central; chuenlaísta.
Saifudin: general del EPL, segundo comandante de la región
militar de Sinchiang, vicepresidente del comité permanente de
la APN, vicepresidente del comité revolucionario de Sinchiang,
miembro del IX comité central. Situación política semejante a
la de la señora Wu.

Los nuevos miembros del buró son 9, porque además de


los 8 purgados hubo que reemplazar a Sie Fu-chi, viceprimer
ministro, presidente del comité revolucionario de Pekín y mi-
nistro de seguridad pública, muerto el 26 de marzo de 1972.
En términos porcentuales, la representación de chuenlaístas
en el buró político (68 %) aparecía abultada con respecto al
total en el comité central: alrededor de 124 de los 195 miem-

301
bros titulares y unos 72 de los 124 suplentes; o sea, unos 196
del total de 319 (casi 61,5 %). El maoísmo contaba con alre-
dedor de 71 titulares y 52 suplentes; o sea, unos 123 de los
319 (38,5 %).
La elección de delegados a este Congreso se hizo del mismo
modo que en el IX Congreso, con listas propuestas desde arriba,
y su representatividad bajó en un enorme porcentaje: para
el IX Congreso había un delegado por cada 15.900 militantes,
en cambio, ahora había un delegado por cada 22.700 militantes
(1.249 delegados). Hubo algunos otros indicadores que señalan
que este nuevo congreso, ahora bajo la batuta de Chu, fue más
bien una mascarada apresurada para cubrir de legalidad el
golpe de Estado de septiembre de 1971 dado por el grupo del
primer ministro. Esos indicadores estadísticos surgen de la
comparación con el IX Congreso de 1969:
Duró sólo cinco días (del 24 al 28 de agosto de 1973), y el
IX había durado veinticuatro (del 1 al 24 de abril de 1969).
El informe político leído por Chu tenía sólo 9.500 palabras
(en su versión en español), y el de Lin Piao, de 1969, tenía
20.500.
Su texto contenía sólo tres apartados (sobre la línea del
IX Congreso nacional, sobre la victoria en el aplastamiento de
la camarilla antil'artido de Lin Piao, sobre la situación y nues-
tras tareas), en cambio, el de Lin Piao tenía ocho (preparación
para la gran revolución cultural proletaria, proceso de la gran
revolución cultural proletaria, hacer concienzudos esfuerzos por
cumplir bien la tarea de lucha-critica-transformación, la polí-
tica de la gran revolución cultural proletaria, victoria final de
la revolución en nuestro país, consolidación y construcción del
partido, las relaciones de China con los países extranjeros, que
se una todo el partido y se una todo el pueblo para conquistar
.
mayores victorias).
En política exterior, el informe de Lin Piao había afirmado
que «el imperialismo yanqui y el revisionismo soviético inten-
tan siempre "aislar" a China yeso constituye un honor para
nuestro país. Su furiosa oposición a ChIna no puede afectarnos
en lo mínimo, sino que, al contrario, mueve a nuestro pueblo a
desarrollar aún más su espíritu de independencia y autodeci-
sión, de autosostenimiento y de lucha tenaz por la prosperidad
de la patria, y muestra además al mundo entero que China ha
deslindado los campos con el imperialismo yanqui y el revisio-
nismo soviético», mientras el informe de Chu En-lai decía que

302
«la política de aislar a China ha caído en bancarrota; las rela-
ciones chino-norteamericanas han experimentado cierta mejora.
Se han normalizado las relaciones entre China y el Japón».
y en su ataque al «socialimperialismo soviético», Chu, entre
otros ejemplos, acusaba a los gobernantes de Moscú de haber
«apoyado a la camarilla traidora de Lon No!» (general cambo-
yano que por cuenta de Washington derribó a Sihanouk a prin-
cipios de 1970). ¡Exactamente 18 días más tarde, el Gobierno de
Chu En-lai daría todo su apoyo a la camarilla traidora de Pino-
chet, general chileno que por cuenta de Washington derribó al
Gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973!
y su apoyo fue tan notorio, que mientras decenas de miles de
trabajadores chilenos estaban siendo masacrados por las tro-
pas insurrectas, ¡la única embajada en Santiago que no tenía
guardia militar para impedir el asilo político era la embajada
de Pekín! No la necesitaba, los propios funcionarios chinos se
encargaban de impedir que patriotas chilenos entraran en la
embajada para salvar su vida. Y yo mismo puedo dar absoluta
fe de la veracidad de esta afirmación.
El de Santiago de Chile, y otros innumerables ejemplos,
vaciaban de todo contenido la afirmación de Chu en su informe
de que «en el terreno internacional, nuestro partido debe per-
severar en el internacionalismo proletario y la consecuente po-
lítica del partido, fortalecer la unidad con el proletariado y los
pueblos y naciones oprimidos del mundo entero».
Del mismo modo, en el plano interno, mientras el grupo de
Chu había vuelto a instalar en sus puestos a casi la totalidad
de los burócratas civiles y militares que habían sido derribados
por la insurrección obrera de 1966-1968, su vocero declaraba
en el informe político que había que reforzar la dirección de
las masas sobre las organizaciones de base, «de modo que allí
la dirección esté realmente en manos de los marxistas y de los
obreros, campesinos pobres y campesinos medios de la capa
inferior y las demás masas trabajadoras, y que la tarea de
consolidar la dictadura del proletariado se cumpla en cada orga-
nización de base».
Por último señalaba que la gran tarea era «esforzarnos por
convertir a nuestro país en un poderoso Estado socialista [...]
y estar plenamente preparados contra las posibles guerras de
agresión del imperialismo, y particularmente contra ataques sor-
presa por parte del socialimperialismo revisionista soviético con-
tra nuestro país».

303
En el presidium de 148 miembros del X Congreso escuchaba
complacido, en el lugar 25 de la jerarquía, Teng Hsiao-ping,
purgado en la revolución cultural como «el Jruschov número dos
de China».

El nuevo Confucio

Inmediatamente después de terminado el X Congreso, los


jefes del maoísmo en el buró político comenzaron a montar lo
que más tarde se definiría como el comienzo de un contra-
ataque para derribar a Chu En-laL Copiando el esquema se-
guido para la primera revolución cultural que encendió sus
llamas con la discusión sobre temas históricos de la China
feudal representados en el teatro o el cine, el grupo Chang
Chun-chiao, Yao Wen-yuan y Chiang Ching, eligió la fábrica de
Artes Aplicadas de Pekín para un «ensayo» de crítica contra
el filósofo clásico del sistema feudal chino, Confucio, que vivió
en el siglo VI antes de nuestra era. Esta crítica, naturalmente,
debía estar conectada a la lucha política contingente, y por
eso se hizo un paralelo entre las ideas de Lin Piao y las de
Confucio. El blanco era, sin embargo, Chu En-laL
En enero de 1974, «Renmin Ribao» publicó un artículo que
comenzaba así: «Con la profundización de la crítica a Lin Piao
mediante la crítica a Confucio los obreros y empleados de la
fábrica de Artes Aplicadas de Pekín han elevado su conciencia
política y han desarrollado la excelente situación de la revolu-
ción y la producción en su fábrica [...]. Los obreros y em-
pleados, bajo la dirección del comité del partido de la fábrica,
critican los reaccionarios puntos de vista de Confucio al tiempo
que denuncian y critican las intenciones criminales de Liu Shao-
chi, Lin Piao y otros estafadores políticos que profesaban culto
y ensalzaban a Confucio».
Esta última frase resultaba muy ominosa no sólo para Chu
En-lai, sino para todos los intelectuales chinos, que siempre
habían considerado a Confucio como «el maestro», un genio
clásico. El artículo agregaba, aclarando cada vez más las verda-
deras intenciones de la nueva campaña política: «Los obreros
comprendieron que criticar la ideología de Confucio significa
romper radicalmente con las viejas ideas tradicionales. Se trata
de una lucha de clases en el terreno ideológico y un aspecto
importante en la aplicación del espíritu del X Congreso del par-

304
tido celebrado en agosto pasado y en la feliz realización de la
revolución en la superestructura... Ellos criticaron falacia s de
Confucio como "hacer revivir los reinos extintos, restaurar las
familias cuyo linaje se ha interrumpido y designar otra vez a
los funcionarios caídos en desgracia" en relación con las inten-
ciones de Lin Piao de "liberar políticamente" a todos los terra-
tenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos
nocivos y derechistas que han sido derrocados».
Naturalmente, este texto se aplicaba mucho mejor a la res-
tauración en sus puestos de decenas de miles de purgados por
la revolución cultural, cosa que estaba ocurriendo en esos mo-
mentos, que a las «intenciones» frustradas del asesinado maris-
cal. Y de todos los «funcionarios caídos en desgracia» que ha-
bían sido designados otra vez por Chu En-lai, el más notorio
era Teng Hsiao-ping, nombre 'que el pueblo chino conocía muy
bien, condenado al ostracismo político por contrarrevoluciona-
rio y dirigente seguidor del camino capitalista en 1968.
En la noche del 12 de abril de 1973, en el Gran Palacio del
Pueblo, el primer ministro Chu En-lai dio un banquete de bien-
venida al príncipe Sihanouk y a su hermosa esposa Monique,
que venían de visitar las zonas liberadas de Camboya. Se dio la
lista de 19 dirigentes chinos asistentes al banquete. En el nú-
mero 15 apareció el «viceprimer ministro del Consejo de Estado,
Teng Hsiao-ping».
Había comenzado la rehabilitación política del «Jruschov
número dos de China».
El 1 de mayo del mismo año aparece citado en el lugar 22
de los 24 puestos superiores de la jerarquía en Pekín. El 8 de
mayo, al despedir en el aeropuerto de Pekín a Sihanouk, que
parte de visita a 9 países de Africa y Europa, están «los diri-
gentes Chu En-lai, Ye Chien-ying, Li Sien-nien, Teng Hsiao-ping,
Li Te-sheng y otros». El 18 de julio de 1973, exequias del señor
Chang Si-yuo, delegado a la APN, miembro del comité perma-
nente del IV comité nacional del consejo consultivo político del
pueblo chino, y presidente del instituto del pueblo chino para
los relaciones exteriores. Asisten Chu En-lai, Ye Chien-ying, Li
Sien-nien, Teng Hsiao-ping y seis más, y «el viceprimer ministro
Teng Hsiao-ping presidió la ceremonia». En agosto, Teng era
incluido de nuevo en el comité central del partido. Todo este
proceso señalaba la presencia de la política de volver a cons-
truir lo que la insurrección de 1966-1968 había destruido.
El 2 de febrero de 1974, el editorial de «Renmin Ribao»

305
anunciaba «llevar hasta el fin la lucha de crítica a Un Piao y
Confucio», y explicaba su carácter de intocable al ser aprobada
por el emperador-dios: «Una lucha política de masas para
criticar a Un Piao y a Confucio, iniciada y dirigida personal-
mente por nuestro gran líder el presidente Mao, está desple-
gándose profundamente en todos los frentes».
y apuntando directamente a la tesis de Chu y Teng de que
la lucha política se había extralimitado y había que dejar tiem-
po para trabajar, estudiar y producir, afirmaba: «Adoptar una
actitud activa o pasiva en la crítica a Un Piao y a Confucio, im-
portante problema de principios, representa una prueba para
cada uno de los dirigentes. La filosofía del partido comunista es
la filosofía de la lucha. Para continuar la revolución bajo la
dictadura del proletariado, debemos llevar hasta el fin la lucha
de crítica a Un Piao y a Confucio. Luchar es avanzar. Abando-
nar la lucha es retroceder, derrumbarse y caer en el revisionis-
mo. Quienes trabajan en asuntos militares deben ampliar su
cultura general, mientras quienes trabajan en la base econó-
mica deben aprender a comprender la superestructura. La cues-
tión vital es criticar o no. Quienes se decidan a criticar podrán
emancipar su mente, erradicar los mitos y supersticiones y avan-
zar desafiantes frente a las dificultades [...]. Debemos fomen-
tar el espíritu revolucionario de ir contra la corriente».
De inmediato hubo oposición en algunos miembros del co-
mité central a este viento «insurreccional» que comenzaba a
soplar tímidamente, y en el número 2 de «Hongqi» de 1974, en
un artículo sin firma, Ampliar y profundizar la lucha de crítica
a Lin PiaQ y Confucio, se contraatacaba: «Hay quienes dicen
que "los obreros, campesinos y soldados tienen poca instrucción
y no comprenden el chino clásico, son incapaces de elevar el
nivel de la crítica". ~sta es una calumnia difundida por los se-
ñores burgueses contra los obreros, campesinos y soldados [...].
Esta crítica no es una "cuestión académica" ni es meramente
''un asunto para los círculos culturales y educacionales que a
los demás no les importa", como consideran algunas personas...
Es un asunto de gran importancia para prevenir el revisionismo,
que merece la atención de todos los sectores: la industria, la
agricultura, el comercio, la cultura y la educación, el ejército, el
Gobierno y el partido. ¿Cómo puede alguien decir que esto no
le importa? No creemos en la "doctrina del justo medio". La
nuestra es la filosofía de la lucha... Un Piao pretendió que los
elementos nocivos y derechistas recuperaran el poder».

306
y agregaba que al mismo tiempo había que combatir «ten-
dencias malsanas como permitir que se realicen gestiones por
lo bajo». Es decir, como en el caso de Teng, su rehabilitación
política aprobada en las sombras del ex Palacio Imperial, o,
como en el caso de decenas de miles de hijos y parientes de
burócratas civiles y militares, su ingreso a cargos estatales o
univecsidades por medio de una simple recomendación telefó-
nica.
El 15 de marzo, de nuevo «Renmin Ribao»: «Con Designando
otra vez a los funcionarios caídos en desgracia procuraba revo-
car los veredictos sobre los cabecillas de las líneas oportunistas
anteriores y hacer subir otra vez al poder a esos monstruos y
demonios». Y el 27 de marzo, en «Pekín Informa» número 12,
un artículo firmado por Chiang Yu-ping, que se acercaba mucho
más a la definición casi explícita del verdadero blanco de la
campaña: «Lin Piao y su gavilla traicionaron completamente el
materialismo dialéctico al describir la doctrina del justo medio
(chung yung)... como '''racional'' y un "concepto dialéctico", lle-
gando incluso a decir que era ''una de las grandes virtudes de
nuestra nación"... Disparató que hubo '''exceso'' y que "se había
destruido la iniciativa individual" [en la revolución cultural].
No se cansaba de repetir disparates tales como "nada debe
llevarse a extremos" e "ir a los extremos es erróneo". Sermo-
neaba sobre "cuidar que el antagonismo no exceda el límite,
pues, de otro modo, la unidad será destruida", y que sólo la
doctrina del justo medio es la más '''racional [...]. Si dos lu-
chan entre sí, nace la hostilidad; si dos están en paz, llega la
amistad"».
Para cualquiera, Chu En-lai era conocido como el «político
equilibrado», el hombre de Estado que «no se pasa». El 17 de
abril de 1973, en «Pekín Informa» número 15 se leía: «La doc-
trina del justo medio fue expuesta inicialmente por Confucio.
E.l dijo que «el justo medio (chung yung) era la virtud su-
prema, que extralimitarse era igual a quedarse corto, y que era
necesario aferrarse a chung (o sea, no caer en exceso ni en
defecto)... La doctrina del justo medio estaba estrechamente
integrada a todo el sistema ideológico de Confucio. Sostenía el
conservadurismo, rechazaba los cambios revolucionarios. Como
se ve, esta doctrina es una filosofía coherente de conservadores
y reaccionarios... El propósito era oponerse al salto cualitativo,
al cambio revolucionario y al movimiento de progreso social...
Durante el período del socialismo, la doctrina del justo medio,

307
continúa siendo un arma ideológica usada para la clase terrate-
niente y la burguesía para oponerse a la revolución».
En el verano de 1974, los maoístas se dedicaron a montar en
las provincias de Chekiang, Fuchien y Chiangsi y en el muni-
cipio de Shanghai, que en conjunto abarcan poco más de 10 %
de la población china, lo que ellos llamaban «las bases del
nuevo poder revolucionario». Wang Hung-wen, uno de los vice-
presidentes del partido, dejó en claro de qué se trataba cuando
en una gira por esas provincias declaró a sus partidarios:

a) La campaña de crítica a Lin Piao y Confucio: «tiene el


propósito de resolver quién tomará las riendas en las autorida-
des centrales. Es el inicio de una segunda revolución cultural».
b) Como ha demostrado la historia, «la única forma de que nos-
otros los rebeldes tomemos el poder, es por medio de la fuerza
armada».
c) Para conseguir eso tenemos que limpiar de contrarrevolu-
cionarios los mandos del ejército popular y montar «nuestra
propia fuerza armada, la milicia popular. Para ello hay que
establecer comandos de milicia popular en cada provincia».
d) «En los hechos, la actual campaña de crítica a Lin Piao y
Confucio es como azotar tigres muertos, y sólo es un primer
paso. Pronto llegará el momento de golpear al tigre vivo, al
Confucio en el centro.» 22

Para preparar las condiciones de «golpear al tigre vivo», el


grupo de Mao montó en el verano de 1974 un ataque frontal a
los mandos del EPL, agregando a la campaña de crítica a Lin
Piao y Confucio la componente de «campaña de crítica a la línea
militar burguesa de Lin Piao».
Para ese momento yo ya estaba en Pekín, y asistí "especial-
mente invitado» a varias sesiones de crítica realizadas en la
academia militar de Pekín en el mes de septiembre de 1974. Me
tomé el trabajo de anotar todos los calificativos con que se men-
cionaba al mariscal asesinado. ~sta es la lista: payaso, arribista,
burgués, conspirador, elemento de doble faz, renegado, nacido
en una familia burguesa-terrateniente, terrateniente, estafador
político, intrigante, vendepatria, embaucador político que no
leía libros, periódicos, ni documentos; déspota, caudillo militar
que no leía libros, periódicos, ni documentos y que carecía de
todo conocimiento, perro faldero de la burguesía, parásito, es-

308
caria, elemento nocivo, lujurioso, disipado, superespía, imbécil
y cobarde, payaso militar.
En suma, la campaña afirmaba que Un Piao siempre había
sido un mal militar, un mal político, un cobarde en los com-
bates, un tonto en estrategia y «un mando a quien ni los perros
hacían caso». Naturalmente, el efecto de tamaña tergiversación
de los hechos históricos causó un efecto contrario en los man-
dos del EPL, todos crecidos profesionalmente durante los años
en que Un Piao era el comandante en jefe de las fuerzas arma-
das chinas, desde 1960 a 1971. Y, además, Un Piao era consi-
derado militarmente un «héroe nacional» a la altura de Chu Te.
Su última hazaña bélica había sido cumplida en la guerra de
Carea, en noviembre de 1950, cuando como comandante en jefe
de los «voluntarios chinos», un millón de hombres, dirigió una
ofensiva contra las fuerzas del general MacArthur que tomó a
éste por sorpresa y llevó a sus fuerzas al borde del desastre.
Antes, a los 19 años, había participado en el levantamiento
de la guarnición de Nanchang, 1927, considerada como la fecha
de fundación del ejército popular. Durante la gran marcha, en
1934-1935, Un estaba al mando del primer cuerpo de ejército,
encargado de abrir camino al resto de las columnas y de cerrar
camino cuando éstas habían pasado. Su papel fue tan impor-
tante en esta gran marcha, que junto con Peng Te-juai estaba
encargado de la guardia de Mao Tse-tung y el comité central, y
en octubre de 1935, cuando finaliza este increíble camino de
12.500 kilómetros a través de tropas enemigas inmensamente
superiores, Chu Te, el comandante en jefe del ejército rojo,
cuenta a la periodista norteamericana Agnes Smedley que «en
septiembre 25 y 26 (de 1937), la 115 División, bajo el mando de
Un Piao, había logrado la primera victoria militar china contra
los japoneses en el paso de la gran muralla llamado Pinghsin-
kuan».
En 1949, el ya «gran» general Un Piao comandaba el IV ejér-
cito de campaña, que en menos de un año se abre paso comba-
tiendo desde el nordeste de China, la ex Man<;huria, hasta el río
Yangtze, y desde allí hasta la ciudad de Kuangchou (Cantón)
en el extremo sur del país. ¡La gran marcha al revés, es decir,
victoriosa!
Así, cuando la crítica a Un Piao sobrepasó los límites de sus
ideas políticas y se internó en sus capacidades militares, el des-
contento entre los altos mandos fue tan grande, que algunos
comandantes se negaron terminantemente a realizar esa crítica

309
y, en algunos casos, amenazaron con amotinar sus unidades si
se les seguía dejando en ridículo como «ex subordinados de un
imbécil y un cobarde».
El maoísmo tuvo una desastrosa derrota política, a la cual
ayudó en mucho el hecho de que la abrumadora mayoría de los
mandos eran chuenlaístas. Por ejemplo, en el caso de las regio-
nes militares, ocho de las 11 estaban en manos de generales
chuenlaístas, y sólo Nanking, Fuchou y Chengtu bajo mando de
generales simpatizantes con el grupo minoritario en el comité
central (los generales Ting Sheng, Pi Ting-chun y Chin Chi-wen).
La situación se hizo tan delicada, que a fines de 1974 el
propio Mao Tse-tung volvió a dejar sin apoyo a sus seguidores
y se unió momentáneamente al grupo de Chu para detener la
campaña de crítica a Un y comenzar a predicar el lema de
«promover la unidad y la estabilidad y el ascenso de la econo-
mía nacional». Esta coyuntura fue aprovechada por el grupo de
Chu, el cual presionó para convocar la cuarta legislatura de la
Asamblea Popular Nacional y articular así «legalmente» todo
el aparato de gobierno del país. Desde 1970 había habido una
aguda lucha por convocar la cuarta legislatura, pero sin resul-
tados, porque la izquierda se las había arreglado para impe-
dido. El 6 de septiembre de 1970, en el comunicado final de
la 11 sesión plenaria del IX comité central, se había escrito:
«La sesión plenaria sostiene que es un vehemente deseo del pue-
blo de todo el país convocar la Asamblea Popular Nacional
(cuarta legislatura) bajo la óptima situación actual tanto en el
país como en el extranjero. La sesión plenaria propone al co-
mité permanente de la Asamblea Popular Nacional hacer los
preparativos necesarios para convocar en tiempo oportuno la
Asamblea Popular Nacional (cuarta legislatura)>>.
Sólo cuatro años y cuatro meses después de este anuncio
se lograría reunir la Asamblea Popular. La lucha, a fines de
1974, por impedir la convocatoria, fue dada con todas sus fuer-
zas por el grupo de izquierda, al extremo de que en diciembre
de 1974 se envió al lugar de reposo invernal de Mao (un sitio
secreto que probablemente esté en las cercanías de Jangchou,
al sur del Yangtze, donde Mao acostumbraba a pasar los meses
más fríos del invierno pekinés) al vicepresidente del partido,
Wang Hung-wen, para acusar formalmente al grupo de Chu
En-lai de estar promoviendo <<larestauración capitalista», y que
si era necesario convocar la Asamblea Popular debía haber pri-
mero una reunión del buró político para impedir que Teng

310
Hsiao-ping continuara ejerciendo, «debido a gestiones por lo
bajo», cargos de gobierno, y en seguida nombrar a alguien «de
la izquierda» (probablemente el propio Wang) como presidente
de la nueva Asamblea Popular.
Los hechos posteriores muestran que Mao rechazó estas
ideas, y algunas informaciones señalan que habría dicho: «De-
tener el camino de [Chu] En-lai en estos momentos sería la
guerra civil y el desmembramiento del país. Hay que esperar.
Dejemos que [Teng] Hsiao-ping haga su representación en el
escenario. Así el público podrá ver qué clase de personaje es y
en seguida deseará sacarlo de la escena».
En realidad, el grupo de Chu presionaba tan fuerte, que la
convocatoria se hizo con el mismo apresuramiento con que se
realizó el X Congreso en 1973. La demostración de esto está en
el texto del comunicado de la II sesión plenaria del X comité
central: «El X comité central del partido comunista de China
celebró su II sesión plenaria del 8 al 10 de enero de 1975. La
sesión discutió los preparativos para la IV Asamblea Popular
Nacional. Decidió presentar a la Asamblea Popular Nacional
para su discusión el proyecto de reforma de la constitución de
la República Popular China, el informe sobre la reforma de la
constitución, el informe sobre la labor del Gobierno, y las
listas de los candidatos al comité permanente de la Asamblea
Popular Nacional y al Consejo de Estado. La sesión eligió al
camarada Teng Hsiao-ping, vicepresidente del comité central
del partido comunista de China y miembro del comité perma-
nente del buró político del comité central».
¡Tres días más tarde comenzaba la IV Asamblea Popular, y
cuatro días después aprobaba todo lo mencionado en el comu-
nicado! Naturalmente, en el lenguaje en código de la política
china, la rehabilitación de Teng Hsiao-ping significaba que la
ideología del grupo de poder que lo mantenía antes del año
1966, es decir, Liu Shao-chi, Teng Hsiao-ping y Chu En-lai, había
logrado retornar a casa.
El 10 de enero, la jefe de la sección de español en «Pekín
Informa» entró en mi oficina para decirme: «Camarada Rojas,
los responsables políticos de Ediciones en Lenguas Extranjeras
me encargan comunicarle que le ha sido asignado un trabajo
de mucha responsabilidad, a partir de mañana. No debe comu-
nicar a nadie el contenido de ese trabajo mientras lo realice;
ni siquiera a su esposa. El trabajo se hará en un lugar secreto
de Pekín, donde usted dormirá y comerá. Mañana debe venir

311
con la ropa y los utensilios de aseo personal indispensables».
El día 11 fui llevado en un automóvil especial a uno de los
varios recintos bajo guardia militar que existen en Pekín. Allí
fui recibido por el equipo de traducciones al español del co-
mité central (todos viejos conocidos míos) y comencé de in-
mediato mi trabajo; ¡revisar la traducción al español del in-
forme a la IV Asamblea que leería Chu el día 13 y sería «apro-
bado» el día 17; el informe sobre la reforma de la constitución,
leído por Chang Chun-chiao; el texto de la constitución política
que debería «discutir» la Asamblea, y «aprobar» entre el 13 y
el 17; el comunicado final de la Asamblea que supuestamente
sería producto de los cinco días de sesión, y las listas de nuevos
miembros del Gobierno y del comité permanente de la Asamblea
que deberían ser «elegidos» el día 17! Naturalmente, no podía
comunicar «ni a mi esposa» lo que estaba ocurriendo, porque
del 11 al 17 de enero yo (junto con los traductores y revisores
extranjeros a otros idiomas) permanecí en el recinto sin derecho
a salir de él y con guardia militar en todas las puertas ex-
ternas.
Por supuesto, resultaba gracioso corregir el 15 de enero textos
como éste: «Comunicado de prensa de la I sesión de la IV Asam-
blea Popular Nacional de la República Popular China (17 de
enero de 1975).
»La I sesión de la IV Asamblea Popular Nacional de la Re-
pública Popular China se celebró solemnemente en Pekín, del
13 al 17 de enero de 1975... A partir del 14 de enero, los dipu-
tados discutieron concienzudamente el proyecto de reforma de
la constitución de la República Popular China y los dos infor-
mes antecitados [el de Chu y el de Chang], presentados a la
Asamblea para su discusión por la II sesión plenaria del X co-
mité central del partido comunista de China [...]. El 17 de
enero, los diputados aprobaron por unanimidad [...]. La sesión
eligió mediante concienzudas discusiones y por votación secreta
al presidente, vicepresidentes [...]. Al anunciarse los resultados
de la elección y las listas de los nombramientos, nuevamente
resonaron por todo el salón prolongados y calurosos aplausos».
y yo tenía que corregir el castellano de este texto dos días
antes, con un profundo sentido de frustración periodística por
no poder utilizar para nada mi exacto conocimiento de lo que
ocurriría en el futuro.
Aunque Chu Te fue nombrado presidente de la Asamblea, su
avanzada edad y su posición maoísta por amistad personal y no

312
por convicción política, no podía llamarse una victoria para la
izquierda. Además, de los 22 vicepresidentes del comité perma-
nente, sólo cuatro eran maoístas, y de ellos, dos en la misma
categoría que Chu Te: Tung Pi-wu y Kang Sheng.
En el Consejo de Estado, la situación empeoraba para el
maoísmo. Primer ministro: Chu En-lai. Primer viceprimer mi-
nistro: Teng Hsiao-ping. Y de los 11 restantes viceprimeros mi-
nistros, sólo dos en el grupo maoísta: Chang Chun-chiao y Sun
Chien, y una vacilante, la obrera Wu Kui-sien.
De los 29 ministros, sólo la ministro de salud pública, Liu
Siang-ping, y los ministros de cultura, Yu Jui-yung, y de cultura
física y deportes, Chuang Tse-tung, eran del grupo de izquierda.
y al parecer no contaban con toda la confianza de «la banda
de los cuatro», porque Chang Chun-chiao habría dicho desilusio-
nado, en la noche del 18 de enero: «En los ministerios sólo con-
tamos con uno y medio».
Chu En-lai, en su informe sobre la labor del Gobierno, ci-
tando a Mao, había señalado la preocupación del momento: «La
unificación de nuestro país, la unidad de nuestro pueblo, y la
unidad de todas nuestras nacionalidades, constituyen la garan-
tía fundamental para la victoria segura de nuestra causa». Y en
seguida, el esquema transformador: «Debemos esforzarnos por
incrementar la producción y acelerar la construcción socialista,
con el objetivo de hacer más sólida la base material del sistema
socialista de nuestro país. Por instrucción del presidente Mao,
se planteó en el informe sobre la labor del Gobierno hecho ante
la III Asamblea Popular Nacional, que se podrían concebir dos
etapas para el desarrollo de la economía. nacional de nuestro
país a partir del tercer plan quinquenal: primera, en un espacio
de 15 años, es decir, antes de 1980, terminar la construcción de
un sistema industrial y un sistema de economía nacional inde-
pendientes y relativamente completos; y segunda, dentro del
presente siglo, llevar a cabo en todos los aspectos la moderni-
zación de la agricultura, la industria, la defensa nacional y la
ciencia y tecnología, colocando así nuestra economía nacional
en las primeras filas del mundo».
y para hacer todo esto, la consolidación del poder de la
burocracia civil-militar: «Debemos desarrollar la gloriosa tradi-
ción de observancia de la disciplina, practicar concienzudamente
el centralismo democrático y, sobre la base de la línea revolu-
cionaria del presidente Mao, unificar la comprensión, la polí-
tica, el plan, el comando y la acción».

313
El otro lado del muro, en el informe de Chang Chun-chiao,
se exponía en cambio: «Hay que señalar que en nuestro país
aún se dan simultáneamente consonancia y contradicción entre
las relaciones de producción y las fuerzas productivas y entre
la superestructura y la base económica. Nuestro sistema socia-
lista, cual el sol naciente, es aún muy joven. Nació en la lucha,
y sólo puede crecer en medio de ella. Tomemos el caso del
sector estatal de la economía. Algunas entidades son, en apa-
riencia, de propiedad socialista, pero en realidad su dirección
no está en manos de los marxistas y las grandes masas obreras.
Muchas posiciones serán ocupadas por la burguesía si no las
ocupa el proletariado. Confucio murió hace más de dos mil
años; sin embargo, basuras como las suyas no desaparecerán
solas si no las alcanza la escoba del proletariado [...]. Hemos
de llevar adelante de manera extensiva, profunda y persistente
la actual campaña de crítica a Lin Piao y Confucio, y ocupar con
el marxismo todas las posiciones».
Pero, entrando una vez más en el juego del interior som-
brío de los pasillos del ex palacio imperial, Chang trataba de
alabar al ejército y presentar en sociedad el posible nuevo
poder de la milicia popular, regresando a la formulación de
rechazo al partido, copado ya por la burocracia, en busca de
una alternativa armada: «Debemos fortalecer al Ejército Popu- .
lar de Liberación y la milicia popular, que son el pilar de la
dictadura del proletariado».

Contraataque

Cuando en todos los organismos de propaganda se desple-


gaba un alud de artículos en alabanza de la IV Asamblea Popu-
lar, el grupo maoísta intentó un nuevo contraataque el 9 de
febrero insertando un editorial en «Renmin Ribao», Estudiar
bien la teoría de la dictadura del proletariado, en el cual no se
mencionaba la Asamblea Popular, pero sí se decía lo siguiente:
«Lenin dijo: '"La pequeña producción engendra capitalismo y
burguesía constantemente, cada día, cada hora, de modo es-
pontáneo y en masa". Esto también ocurre en una parte de
los obreros y una parte de los miembros del partido. Tanto en
las filas del proletariado como entre los trabajadores de los
organismos oficiales hay personas que incurren en el estilo de
vida burgués. Todo esto va en sentido contrario al socialismo.

314
En nuestro estudio, debemos comprender a fondo que la dic-
tadura del proletariado no sólo debe reprimir la resistencia de
la clase terrateniente y la burguesía ya derribadas, y defenderse
de .la subversión y agresión del imperialismo y socialimperia-
lismo, sino también luchar contra los elementos burgueses re~
cién surgidos y vencer la acción corruptora y la influencia que
la burguesía y la fuerza de los hábitos de la vieja sociedad ejer-
cen sobre el proletariado [...]. Respecto a esta cuestión, algu-
nos de nuestros camaradas también tienen ideas confusas de
uno y otro tipo, y hasta toman ciertas cosas capitalistas por
socialistas [...]. Los comités del partido a los diversos niveles
deben ocuparse concienzudamente del estudio de la teoría sobre
la dictadura del proletariado conforme a la instrucción del pre-
sidente Mao [...]. Es necesario estudiar cómo subió al poder
el revisionismo en la Unión Soviética y cómo degeneró el primer
país socialista en un Estado socialimperialista. Debemos efec-
tuar investigaciones sociales, estudiar la situación actual de la
lucha entre las dos clases, los dos caminos y las dos líneas en
todos los dominios».
Era el toque de «a la carga» motivado por las siguientes
ideas:

a) La nueva clase opresora en un país socialista que ha comen-


zado a dejar de serlo trata de alienar por el trabajo o por la
«amenaza externa» al pueblo, para mantenerlo sumiso.
b) Eso es lo que hacen los burócratas civiles y militares re-
presentados por Chu En-lai y Teng Hsiao-ping al levantar la
bandera de transformar a China en una potencia económica y
prepararse para la guerra inmediata, haciendo del trabajo duro
una droga para poder gobernar a su antojo para «1os burgueses
recién surgidos».

Para dar olor de santidad a la campaña, el editorial recurría


al emperador-dios una vez más: «Nuestro gran líder el presi-
dente Mao impartió hace poco una importante instrucción acer-
ca de la cuestión de la teoría. El presidente Mao señaló: "¿Por
qué Lenin hablaba de la necesidad de ejercer la dictadura sobre
la burguesía? Es preciso tener una clara comprensión de esta
cuestión. La falta de claridad en esta cuestión conducirá al
revisionismo. Hay que hacerlo saber a toda la nación". El pre-
sidente Mao señaló: "China es un país socialista. Antes de la
liberación no difería mucho del capitalismo. Ahora todavía prac-

315
tica un sistema salarial de ocho grados, la distribución a cada
uno según su trabajo y el intercambio por medio del dinero, los
cuales apenas son distintos de aquellos existentes en la vieja
sociedad. Lo diferente es que el sistema de propiedad ha cam-
biado"».
El 22 de febrero, el mismo «Renmin Ribao» publicó en tres
páginas y media una recopilación de citas bajo el título Marx,
Engels y Lenin se refieren a la dictadura del proletariado, con
una nota de introducción que llamaba a todo el pueblo a estu-
diarIas. Poco después, en el número tres de «Hongqi» de 1975,
el miembro del buró político Yao Wen-yuan firmaba un lar-
guísimo artículo titulado Acerca de la base social de la cama-
rilla antipartido de Lin Piao. Dentro de las limitaciones teóricas
de que han hecho gala los escritores chinos de la etapa revo-
lucionaria comenzada en 1949, el artículo podría considerarse
como el más brillante esfuerzo hasta ese momento por expli-
carse el fenómeno de la aparición de un nuevo tipo de clase
opresora cuando una sociedad socialista fracasa en su intento
de caminar hacia el comunismo.
Indicaba que «la existencia de la influencia de la burguesía
y la influencia del imperialismo y el revisionismo internacionales
constituye la fuente política e ideológica del surgimiento de los
nuevos elementos burgueses, y la subsistencia del derecho bur-
gués es su importante base económica».
y agregaba una larga descripción que vale la pena repro-
ducir: «En la sociedad socialista existen dos tipos de propiedad
socialista: propiedad de todo el pueblo y propiedad colectiva.
Esto determina que nuestro país aplique el sistema de mercan-
cías en la actualidad. Los análisis hechos por Lenin y el presi-
dente Mao nos dicen que el derecho burgués que subsiste inevi-
tablemente en la distribución y en el intercambio bajo el régi-
men socialista debe ser restringido bajo la dictadura del prole-
tariado, de modo que en el prolongado transcurso de la revo-
lución socialista se disminuyan gradualmente las diferencias
entre obreros y campesinos, entre la ciudad y el campo, y entre
el trabajo manual y el intelectual y las diferencias de jerarquía,
y se creen gradualmente las condiciones materiales y espiritua-
les para eliminar tales diferencias. Si en vez de hacerlo así se
demanda en cambio consolidar, ampliar y reforzar el derecho
burgués y aquella parte de desigualdad acarreada por este dere-
cho [Yao se refiere a incentivar un gran aumento en la pro-
ducción. como lo planteaban Chu y Teng, "racionalizando" el

316
sistema productivo, es decir, pagando más salarios e incentivos
a los más capaces, eliminando el "empleo social", o sea, creando
paro; dedicar la masa de los recursos educacionales sólo para
los alumnos "más capaces", etc.], surgirá inevitablemente la
polarización, es decir, un reducido número de personas adqui-
rirá en la distribución una creciente cantidad de mercaderías
y dinero por ciertos canales legales y numerosos canales ilega-
les; cundirán las ideas capitalistas de enriquecerse y buscar
fama y lucro personales, ideas fomentadas por tal "incentivo
material"; tomarán cuerpo los fenómenos tales como convertir
lo público en privado, dedicarse a la especulación, incurrir en la
malversación y corrupción, y cometer robo y soborno; el prin-
cipio capitalista por el que se rige el intercambio de mercan-
cías invadirá la vida política y hasta la vida del partido y des-
compondrá la economía planificada socialista; se dará lugar a
actos de explotación capitalista de transformar la mercancía y
el dinero en capital y tomar la fuerza de trabajo como mercan-
cía; cambiará de carácter el sistema de propiedad en algunos
departamentos y entidades donde se aplique la línea revisio-
nista, y reaparecerán casos de opresión y explotación de los
trabajadores. Como resultado, surgirá entre los miembros del
partido, los obreros, los campesinos acomodados y los traba-
jadores de los organismos oficiales, un reducido número de
nuevos elementos burgueses y advenedizos que traicionan total-
mente el proletariado y al resto del pueblo trabajador. Nuestros
camaradas obreros han dicho muy bien: "Si no se restringe
el derecho burgués, éste restringirá el desarrollo del socialismo
y ayudará al del capitalismo". [En realidad, hasta ese punto
Yao estaba simplemente relatando 10 que ocurría en esos mo-
mentos en China, como producto de la dominación burocrá-
tica.] Cuando la fuerza económica de la burguesía crezca hasta
cierto punto, sus agentes procurarán la dominación política, el
derrocamiento de la dictadura del proletariado y el sistema so-
cialista, y un cambio total de la propiedad socialista, y restau-
rarán de modo abierto el sistema capitalista. Una vez tomado
el poder, la nueva burguesía, como primer paso, ahogará en
sangre al pueblo y restaurará el capitalismo en la superestruc-
tura, incluidos todos los dominios ideológicos y culturales;
luego efectuará la distribución conforme al volumen del capi-
tal y del poder que posea cada uno, reduc~endo a una mera
fórmula la distribución "a cada uno según su trabajo". Un
puñado de nuevos elementos burgueses que tengan monopoliza-

317
dos los medios de producción, monopolizarán, al mismo tiem-
po, el poder distribuir los artículos de consumo y otros pro-
ductos. J:!ste es el proceso de la restauración que ha ocurrido
hoy en la Unión Soviética».
En todo caso, se trata de la estructura de poder que maneja
la burocracia civil-militar china.
En el número 4 de «Hongqi» de 1975, el vicepresidente del
partido, Chang Chun-chiao, agregó potencia al motor de la cam-
paña con su artículo Acerca de la dictadura omnímoda del pro-
letariado», en donde demostraba, desde el punto de vista eco-
nómico cómo la base del socialismo chino era bastante débil y,
contrario sensu, una presa relativamente fácil para «la nueva
burguesía». Y advertía que «actualmente sopla otra clase de
viento, el viento "burgués"».
Vista superficialmente, la posición del maoísta Chang Chun-
chiao parecía haber mejorado desde febrero de ese año, al ser
nombrado director del departamento político general del EPL.
Pero este nombramiento estaba inserto en una realidad más
compleja: cuando en enero de 1975 el buró político decidió
rehabilitar a Teng Hsiao-ping y nombrarlo vicepresidente del
partido, se presentó el problema burocrático de «hacerle un
hueco» entre los cinco vicepresidentes. El buró político no tenía
capacidad legal para modificar el número de vicepresidencias,
pero sí para cambiar los ocupantes de tales cargos, por eso, se
rebajó al quinto vicepresidente, el general Li Te-sheng, a miem-
bro titular del buró, y su lugar fue ocupado por Teng. Pero en
las negociaciones se presentó el nuevo problema de reemplazar
a Li como director del departamento político general del EPL,
ya que no podía seguir manteniendo ese mismo cargo si había
descendido en la jerarquía. Chang Chun-chiao adquirió el car-
go... ¡al mismo tiempo que Teng Hsiao-ping era nombrado
jefe del estado mayor! En suma, no parece muy clara la ven-
taja supuestamente conseguida por la izquierda en estos cam-
bios.
El 2 de abril, cuando falleció Tung Pi-wu a los 90 años de
edad, comenzó una seguidilla de muertes que diezmaría al
comité permanente del buró político, y dejaría a Mao, muy
enfermo ya, sin el apoyo también de Kang Sheng, que fallece a
los 77 años de edad el 16 de diciembre de 1975, y Chu Te, a los
90 años, el 6 de julio de 1976.
El primero de mayo, día de los trabajadores, el comunicado
oficial de las celebraciones traía un párrafo clave que mostraba

318
que el equipo de Chu-Teng seguía avanzando hacia el poder
total: «Estudiando la teoría para promover con ímpetu el tra-
bajo, los obreroS' y campesinos [...] continuaron creando nuevos
éxitos en la construcción socialista». ¡Exactamente lo contrario
del núcleo de la campaña iniciada por la izquierda en febrero,
que era «estudiar la teoría» para vencer a la burguesía y, prin-
cipalmente, a la «nueva burguesía» entronizada en el poder!
Ahora, enfermo Chu En-lai e internado en un hospital del
lado sureste de la capital, era Teng Hsiao-ping quien se ocupaba
de las funciones de primer ministro y de lo que los chinos
definen como «el trabajo diario del comité central»... Es decir,
la dirección de China.
En agosto de 1975, mientras el equipo de gobierno, bajo la
dirección de Chu En-lai y Teng Hsiao-ping, redactaba tres in.
formes sobre la situación económica (Sobre el programa gene-
ral de los trabajos de todo el partido y todo el país, Esquema
de informe sobre el trabajo de la Academia de Ciencias de
China, y Algunos problemas sobre la aceleración del desarrollo
industrial) en los cuales se caracterizaba la realidad econó-
mica china como «catastrófica», el grupo maoísta concentraba
sus esfuerzos por intentar un levantamiento de masas en las
publicaciones de la revista «Estudio y Crítica» (fundada en
Shanghai en septiembre de 1973, como contrapartida a la revista
oficial del partido, «Hongqi») y en los artículos escritos por el
grupo de crítica masiva de las universidades de Pekín y Ching-
jua (organizado a comienzos de 1974, compuesto de un núcleo
central de 36 personas), que utilizaba el seudónimo Liang Hsiao.
Las masas chinas, principalmente los obreros, no parecían
tomar muy en serio esta campaña, tal vez no repuestos de la
frustración de 1968 cuando, insurreccionadas, fueron abando-
nadas en medio del combate por sus líderes, principalmente
Mao Tse-tung. Es decir, lo que el grupo maoísta pretendía con
su propaganda, provocar una campaña masiva política, no lo-
graba levantar el vuelo, y apenas era una especie de ritual coti-
diano de repetición de los artículos que se sucedían velozmente
en las páginas de «Renmin Ribao».
El 15 de septiembre de 1975 se inauguró en el distrito de
Siyang, provincia de Shansi, una conferencia nacional sobre
aprender de Tachai en la agricultura. Asistieron 3.700 delegados.
¡Presidió el encuentro el ministro de seguridad pública, Hua
Kuo-feng! Aunque Hua se había ganado el título de «experto
en sistemas de regadío», en el gobierno de la provincia de Junan,

319
sus calificaciones como campesino estaban muy por debajo, por
ejemplo, que las de Chen Yung-kui, miembro del buró político
y viceprimer ministro al igual que Hua. Así, el hecho de que
presidiera esta conferencia agrícola, la más importante realizada
desde 1964, contenía un mensaje específico: el aparato militar
del Estado quería dejar muy a la vista su presencia en la direc-
ción de la campaña por hacer caminar la economía del país. En
coincidencia con esto, el informe inaugural, «en nombre del
comité central y del Consejo de Estado» fue hecho el 15 de sep-
tiembrepor Teng Hsiao-ping, jefe del estado mayor general
del EPL, además de viceprimer ministro y vicepresidente del
partido.
La conferencia se c1ausuró el 19 de octubre por la tarde, en
Pekín. Durante su desarrollo, el grupo de Chu, a través de Teng,
Hua y Chen Yung-kui, impuso su punto de vista, que estaba
contenido en las siguientes premisas:

1) Las luchas políticas habidas desde 1965 habían puesto en


jaque el desarrollo económico de China, retrasando su creci-
miento agrícola, debilitando su producción industrial, desmo-
ronando su capacidad de producir nueva tecnología, colocando
al ejército al nivel profesional de la guerra de Corea.
2) De ahora en adelante había que rectificar esta situación,
haciendo del estudio político una herramienta para elevar la
producción en el campo y la ciudad, promover la. unidad y la
estabilidad en todo el país, principalmente en el interior del
partido, y crear una situación en la que, para defenderse de la
«amenaza de la guerra», los trabajadores se dedicasen a tra-
bajar y los cuadros a gobernar.

En la sesión plenaria del 15 de octubre, Hua Kuo-feng hizo


el informe de cierre de la conferencia, con el transparente título
de Movilizar todo el partido para desarrollar vigorosamente la
agricultura y luchar por generalizar distritos tipo Tachai. En su
introducción planteaba que esta movilización «responde a la
apremiante necesidad de hacer ascender la economía nacional
de modo que nuestro país se coloque en la primera fila del
mundo dentro del presente siglo, y responde asimismo a la apre-
miante necesidad de competir con el enemigo en materia de
tiempo y velocidad para realizar bien los preparativos para
enfrentar la guerra».

320
Agregaba: «Si no hacemos mayores esfuerzos por generali-
zar distritos tipo Tachai, y, por el contrario, nos contentamos
con el presente ritmo del desarrollo, será imposible realizar la
modernización de la agricultura, la industria, la defensa nacio-
nal, la ciencia y la tecnología en el presente siglo».
y en el retrato de la realidad agrícola indicaba que desde
1964 hasta 1975 había en todo el país «más de 300 distritos avan-
zados en aprender de Tachai» ¡lo cual ponía en claro el fracaso
de la campaña, porque en China hay más de 2.100 distritos, y
con ese ritmo se llegaría a la meta en el año 2008! Por eso de-
claraba Hua que «en todo el país hay todavía un considerable
número de distritos que no marchan con pasos gigantescos en
aprender de Tachai; además, algunos no han emprendido en
absoluto el aprendizaje».
Hay que considerar que en 1964, cuando se lanzó el movi-
miento por aprender de Tachai, la producción de cereales había
sido de 188 millones de toneladas para unos 720 millones de
habitantes, o sea, 0,26 tonelada per cápita. La meta fijada según
el plan nacional de desarrollo agrícola, consideraba un prome-
dio de 4,7 toneladas por hectáreas, o sea, unos 470 millones de
toneladas anuales... iY en 1974 se recogieron sólo 265 millones
de toneladas para poco más de 853 millones de habitantes, o
sea, 0,31 tonelada per cápita!
El informe de Hua indicaba que el centro del problema
estaba en los comités distritales del partido, a los cuales había
que rectificar porque «un buen número de cuerpos dirigentes
de los comités distritales del partido se encuentran en un estado
débil, flojo y perezoso... y entre los campesinos todavía sobre-
vive la influencia tradicional de la pequeña producción, y sub-
siste una tendencia espontánea capitalista relativamente seria
en un sector de los campesinos medios acomodados». Y enton-
ces hay que «llamar de regreso a la mano de obra que se ha
ido fuera por un trabajo individual; organizar a los artesanos
esparcidos con trabajo individual; reunir y entregar a la colec-
tividad parcelas de usufructo personal y la tierra roturada por
los campesinos que sobrepasan la norma establecida por la
política del partido [no más del 10 % de la superficie arable];
enmendar las tendencias erróneas en la distribución como la
de "sin hacer acumulaciones, repartirlo todo, comerlo todo", y
otras». Y combatir las «actividades de malversación y desfalco,
de especulación, acaparamiento y de reventa, haciendo que se
retribuya en lo económico y no permitir de manera alguna que

321
H.-CHINA
se viva impune después de haber hecho sabotajes a la economía
socialista».
Finalmente, la meta para realizar la mecanización agrícola
para 1980 se definía así: «A través de cinco años de lucha ardua,
es decir, hasta el año 1980, más de un tercio de los distritos
del país tendrán que transformarse en distritos tipo Tachai».
O sea, agregar a los 300 distritos tipo Tachai ya existentes un
promedio de 100 cada año.
Este informe encontró de inmediato, el mismo día 15 de
octubre, y en la propia conferencia, la oposición del grupo
maoísta. Encargada de hacer ver los puntos de vista de la mino-
ría fue Chiang Ching. Su juicio fue tajante: «El informe, por
no decir otra cosa peor, es revisionista».
y la explicación de su juicio fue así: «Este informe dice que
la situación en el campo es mala, que hay muestras de capi-
talismo, que hay corrupción y que el avance de nuestra econo-
mía no puede soportar el peso muerto de una agricultura retra-
sada. Estamos de acuerdo. Pero, con la hipocresía característica
de los revisionistas, el informe centra su ataque en los niveles
básicos y en las masas. Quiere rectificar a los comités distrita-
les del partido y a los campesinos. Desprecia a las masas. ¿Por
qué? Porque atacando a las gentes sencillas protege a los seño-
rones que sí realmente siguen el camino capitalista y sí son
corrompidos y están dentro del comité central. La solución a
nuestro problema agrícola no está en meter en la cárcel a per-
sonas sencillas que sólo se dejan llevar por el viento burgués
que sopla desde arriba. La solución está en derribar a los diri-
gentes en el comité central y en el buró político que siguen el
camino capitalista. Son, como dice el presidente Mao, la buro-
cracia que está en contradicción antagónica con los obreros y
los campesinos pobres. Y esta burocracia reina en el partido
hoy día. Reina en China. Tenemos que derribarla primero del
comité central, del ejército y del Gobierno. Después de eso, será
fácil resolver las tendencias erróneas que se desarrollan a nivel
básico. Por eso me opongo a la aprobación de este informe
resumen».
La mujer de Mao agregó que Hua Kuo-feng utilizaba la
tesis de estudiar la teoría para promover el trabajo, poniendo
de cabeza su significado marxista que es, afirmó, «estudiar la
teoría para derribar a los "nuevos burgueses" que han apare-
cido en el partido y la sociedad, se han apoderado de casi todo
el poder, y están transformando al presidente Mao en una sim-

322
pIe figura decorativa, valiéndose de su enfermedad que lo tiene
prisionero en Chungnanjai».
El presidente de la conferencia, Chen Yung-kui, se levantó
para decir que Chiang Ching había pronunciado un discurso
el 15 de septiembre, el día de la apertura de la conferencia, en
el que, «apartándose de nuestro blanco», había hablado de la
crítica a la novela A la orilla del agua, novela clásica china sobre
los levantamientos campesinos de la dinastía Sung del Norte,
años 960 a 1127, diciendo que esa crítica era necesaria para
descubrir a «los que hoy día en nuestro comité central capi-
tulan frente al imperialismo, apuntando su ataque contra nues-
tro querido primer ministro que está gravemente enfermo,
como todos saben». Chen Yung-kui agregó que ese discurso
había sido escuchado por el presidente Mao y prohibido. «Pro-
hibió su impresión y su divulgación.» Por lo tanto, estimaba,
como presidente de la conferencia, que las opiniones de Chiang
Ching no podían ser tomadas en cuenta.
El informe de Hua Kuo-feng fue aprobado por los dele-
gados.
En su discurso de clausura, Cheng Yung-kui dio por apro-
bada la tesis del grupo de Chu en definir la nueva línea a seguir
como «estudiar la teoría para combatir y prevenir el revisionis-
mo, promover la estabilidad y la unidad y hacer ascender la
economía nacional».
En realidad, esta conferencia de Tachai sólo había sido un
reflejo de lo que había ocurrido en septiembre, cuando, en
Pekín, Teng Hsiao-ping convocó a una reunión ampliada de la
comisión militar del comité central y del estado mayor general
del EPL. Asistieron más de 300 altos mandos del EPL. Teng
señaló que la capacidad defensiva de China era muy pobre, que
había que modernizar la capacidad de respuesta bélica, elevar
la tecnología bélica y que, para eso, hacían falta dos condi-
ciones básicas: hacer del ejército un todo estable y unido, dedi-
cado a «recuperar el tiempo perdido desde 1960» (alusión al
momento desde el cual se hace cargo de la jefatura máxima
Lin Piao), y hacer máximos esfuerzos por adquirir material de
guerra moderno y capaz de «detener a los soviéticos» en el mer-
cado occidental, principalmente Estados Unidos, Europa, y Ja-
pón. Teng aseguró que «la guerra la ganan los generales, no los
miembros del buró político, y los generales deben hacerse cargo
del ejército y el partido debe darles todo su apoyo, mientras
obedezcan la línea general del comité central».

323
El director del departamento político general, Chang Chun-
chiao, fue el encargado de oponerse a esta tesis por cuenta de
la minoría maoísta: dijo que cuando una clase quiere apode-
rarse de una sociedad, lo primero que debe hacer es apoyarse
en las armas para su intento. Que, por eso, en la sociedad
socialista, los viejos burgueses y la burocracia civil y militar
nacida del ejercicio del poder del proletariado, tratan de con-
quistar primero el dominio del ejército y del partido, antes de
lanzarse a dominar toda la sociedad. Que eso estaba ocurriendo
en China, que dentro del comité central y de los altos mandos
del ejército había «contrarrevolucionarios» a los cuales había
que derribar. Que levantar la bandera de la modernización mi-
litar con el fantasma de enfrentar la guerra,en estos momentos,
era levantar la bandera de la nueva burguesía. Que primero
había que limpiar los altos rangos militares de burócratas, al
mismo tiempo que hacer la limpieza de los altos rangos políti-
cos del comité central, y después dedicarse a la modernización.
Que cualquier intruso extranjero sería barrido por la guerra
popular, yeso era suficiente garantía de China como nación
mientras vencía en su lucha interna por derrocar a los buró-
cratas civiles y militares que en este momento tienen mayoría
en el comité central y en los organismos militares.
Aun cuando Chang Chun-chiao fue apoyado solamente por
un jefe de región militar y tres jefes de distritos militares, reci-
bió las simpatías de un buen número de generales de más bajo
nivel, lo cual, al parecer, provocó en muchos la sensación de
tendencia a la guerra civil. Fue en ese momento que Chiang
Ching dijo su discurso en la conferencia de Tachai, el de la
crítica a la novela A la orilla del agua, yeso pudo haber llevado
a Mao a prohibir la publicación de su discurso.
En todo caso, la mayoría chuenlaísta que se había impuesto
en la reunión militar de septiembre, se impuso en la agrícola
de octubre, y los periódicos se llenaron de artículos bajo el
título genérico «en marcha la batalla para generalizar distritos
tipo Tachai», y con la oración sagrada repetida hasta el infinito
de «todos los lugares organizan su estudio tomando como guía
las importantes instrucciones del presidente Mao sobre el estu-
dio de la teoría de la dictadura del proletariado para combatir
y prevenir el revisionismo, promover la estabilidad y la unidad
y hacer ascender la economía nacional».
El 26 de noviembre, en el comunicado de prensa de la agen-
cia Sinjua para informar de que China lanzaba con éxito otro

324
satélite artificial de la Tierra, se citaba íntegra la oración sa-
grada mencionada arriba, yeso parecía indicar que el grupo
maoísta había tenido que retirarse del combate.
El 2 de diciembre, Mao se entrevistaba con Ford, presidente
de Estados Unidos, y «luego de haber estrechado la mano a cada
uno de los huéspedes estadounidenses, el presidente Mao sos-
tuvo con el presidente Ford conversaciones serias y significati-
vas sobre amplios problemas en una atmósfera amistosa».

Gatos blancos y negros

El 16 de diciembre, sin embargo, hubo un movimiento de


inquietud entre los que seguían la evolución de la lucha polí-
tica a través de su reflejo en los textos de «Renmin Ribao»: el
comunicado sobre la muerte de Kang Sheng, el 16 de diciembre,
había cambiado el texto de la oración sagrada, y la «unidad y la
estabilidad» y «hacer ascender la economía nacional» habían
desaparecido reemplazados por «tomar como eslabón clave la
.
lucha de clases».
En cambio, en el editorial de Año Nuevo de 1976, una redac-
ción de compromiso: «Estudiar concienzudamente la teoría de
la dictadura del proletariado y, tomando como clave la lucha
de clases, continuar aplicando toda la serie de importantes
instrucciones del presidente Mao, promover la estabilidad y la
unidad», etc.
Sin embargo, en el número uno de 1976 de la revista teórica
«Hongqi», el artículo Aferrar la clave: la lucha de clases, fir-
mado con el seudónimo de Chi Jeng, señala por cuenta del
grupo de crítica masiva de la universidad de Pekín y la univer-
sidad Chingjua que «los burgueses [...] buscan la oportunidad
para lanzar contraofensivas de venganza con la intención de
revocar el justo veredicto de la gran revolución cultural prole-
taria. Una vez que ellos desataron el. viento derechista para
revocar este veredicto lanzando disparates revisionistas tales
como sus extrañas declaraciones en los círculos educacionales,
el proletariado y los otros revolucionarios, como es natural,
tienen que luchar contra ellos respondiendo medida por me-
dida». Y llamaba al pueblo a «realizar la lucha de clases en
primer lugar» para «ejercer la dictadura sobre la burguesía»
explicando que «necesitamos lograr la estabilidad y la unidad,
pero esto no significa renunciar a la lucha de clases [oo.]. Tene-

325
mos que trabajar duro por elevar nuestra economía nacional a
nuevas alturas, pero esto tampoco indica que renunciemos a la
lucha de clases».
La mención de los «disparates revisionistas» en los círculos
educacionales, dejaba claro para los estudiantes universitarios
de todo el país que se estaba montando una campaña contra
el grupo Chu-Teng, porque en julio de 1975, en reuniones de la
academia de ciencias de China, Teng había dicho que el sistema
educacional chino, después de la revolución cultural, se había
transformado «en un sistema de promoción de analfabetos»,
que la política de «investigación científica de puertas abiertas»
(es decir, de trabajar en laboratorios instalados en los centros
de trabajo agrícola e industrial, combinando, los científicos
profesionales, su trabajo propio con la participación en las
labores físicas, y haciendo investigaciones junto con las masas)
había transformado a la academia de ciencias china en «una
academia del estudio de las coles». Y había pronosticado que si
esto seguía así, «en cinco años más los graduados universitarios
saldrán de las aulas sin siquiera saber leer y escribir».
En realidad, desde diciembre de 1975, con la complicidad de
Mao Tse-tung, el grupo maoísta había iniciado una campaña
de crítica gradual a Teng y Chu, en la universidad Chingjua. La
aparición de dazibaos se hacía más numerosa por semanas, y
enero de 1976 prometía ser el mes de la explosión de las crí-
ticas.
Pero el 8 de enero, a las 9.57 de la mañana, a los 78 años de
edad, murió Chu En-lai. Le había vencido el cáncer. La noticia
fue dada en la madrugada del 9 de enero. Cuando llegué a mi
oficina, a las ocho de la mañana de ese día, el sonido de los
llantos y los gritos de angustia era insoportable. En realidad,
no exagero que ese día todo Pekín estaba destrozado de an-
gustia y dolor. No cabía duda que el pueblo chino quería mucho
a Chu.
El15 de enero, para la ceremonia fúnebre oficial, Teng Hsiao-
ping pronunció el discurso de despedida. Todo parecía normal,
es decir, que Teng era el sucesor lógico, como primer ministro,
de Chu. Pero las líneas finales de su discurso decían «debemos
transformar el dolor en fuerza [...], debemos unirnos como un
solo hombre, tomar la lucha de clases como clave, estudiar a con-
ciencia la teoría de la dictadura del proletariado», y nada de la
estabilidad y unidad. Es decir, su programa político no figuraba
en el discurso.

326
En la universidad Chingjua, la crítica a los «revocadores de
los justos veredictos sobre la revolución cultural» se reinició a
las 48 horas de la ceremonia fúnebre. La lucha en el seno del
buró político fue intensa, y el grupo Chu-Teng, ahora liderado
sólo por Teng, tuvo que retroceder y levantar como candidato
a primer ministro interino a un hombre prácticamente descono-
cido «para darnos tiempo -según habría dicho Mao- y llegar a
un acuerdo después de la campaña de crítica a las personas que,
como Teng, se han mostrado obstinadas».
El 3 de febrero se realizó una reunión del buró político para
resolver el problema de la vacante de primer ministro, dejada
por la muerte de Chu. A la reunión no asistieron Mao Tse-tung ni
Liu Po-cheng, ambos enfermos. El general Wang Tung-sing, jefe
de la guardia de palacio, y Hua Kuo-feng, ministro de seguridad
pública, informaron que traían un mensaje especial «del presi-
dente Mao». El mensaje, según ellos, constaba de dos elementos:
a) Mao proponía que se nombrara un ministro interino durante
todo el período que fuera necesario par desplegar la campaña
«contra el viento revocatorio de derecha», y que ese ministro
interino fuera Hua Kuo-feng; b) que la campaña se hiciera bajo
el comando directo de una comisión del buró político «en el que
participan los representantes de todas las opiniones, incluyendo
a Teng, que debe seguir en sus puestos».
Al parecer (las informaciones son escasas sobre esta reunión
en particular) la minoría no dejó oír su voz, y en la noche del
mismo día, Chang Chun-chiao escribió en su Diario (costumbre
de todos los dirigentes chinos) un corto comentario bajo el título
«Mis impresiones sobre el 3 de febrero de 1976». Su texto, revela-
do más tarde por los vencedores del golpe de Estado de octubre
de 1976, era éste: «He aquí otro documento N.o 1. El año pasa-
do se emitió un documento N.o 1 [se refiere al documento
00001/75, que contenía la rehabilitación política de Teng Hsiao-
ping, publicado ellO de enero por el buró político, al finalizar
la II sesión plenaria del comité central elegido en el X Congreso.
El documento N.o 1 que comenta Chang en este texto es el
00001/76, que señalaba que «a proposición del presidente Mao,
se nombra al camarada Hua Kuo-feng primer ministro interino
del Consejo de Estado», y estaba firmado por el buró político].
De veras te vuelves feroz cuando te impones. Subir tan rápida
y bruscamente significa caer igualmente rápido.
»Nunca es practicable la línea errónea. Él puede salirse con
la suya por un tiempo como si el mundo le perteneciera y empe-

327
zara una nueva "era". Ellos siempre sobreestiman su propia
fuerza. [Evidentemente, aquí Chang se refiere a Teng y a su
tesis de que había que comenzar de nuevo después de la
"catástrofe" de la revolución cultural. "Ellos" , son los del grupo
. Chu-Teng, y el texto prueba que Chang veía el nombramiento de
Hua como una derrota para el maoísmo y no como un paso
táctico, como parecía verlo Mao.] El pueblo es el factor decisivo.
Representar los intereses del pueblo, trabajar en beneficio de la
mayoría y colocarse en cualquier circunstancia al lado de las
masas populares y de los progresistas significa victoria. Será
fracaso inevitable actuar al contrario».23
El 24 de febrero, «Renmin Ribao» incluyó un editorial titula-
do Empeñarse en la lucha de clases y promover la labranza pri-
maveral, en el que por primera vez se indicaba a todo el pueblo
chino que el propio Mao Tse-tung estaba contra Teng, al in-
cluir este párrafo: «El presidente Mao nos ha enseñado: "¡Qué
es eso de tomar las tres instrucciones como clave! La estabili-
dad y la unidad no significan renunciar a la lucha de clases. La
lucha de clases es como la cuerda clave de una red, y todo lo
demás son mallas". Esta importante instrucción del presidente
Mao constituye una enérgica crítica directamente dirigida con-
tra la falacia de tomar las tres instrucciones como clave, prego-
nada por los recalcitrantes dirigentes seguidores del camino ca-
pitalista dentro del partido».
Como había sido Teng Hsiao-ping quien afirmara en su dis-
curso de septiembre de 1975, en la conferencia sobre Tachai,
que había que tomar las tres instrucciones de estudiar la teoría,
conseguir la unidad y la estabilidad y hacer ascender la eco-
nomía nacional, como clave, no existían dudas acerca de qué
dirigentes del partido estaban siendo atacados.
Sin embargo, todavía el centro del combate estaba en la uni-
versidad Chingjua, donde los alumnos desataron lo que más
tarde se llamó «1a lucha contra la línea revisionista». El día
20 de febrero, el grupo maoísta había decidido pasar por sobre
los reglamentos del partido que impiden nombrar «en la prensa»
a los criticados del comité central sin orden expresa del buró
político, y aparecieron dazibaos en la universidad de Pekín
y Chingjua, con el nombre de Teng. El jueves, 26 de febrero,
«los trabajadores extranjeros en Pekín» fuimos invitados a «leer
los dazibaos de la universidad de Pekín». Más tarde se supo que
esta invitación había tomado por sorpresa al buró político, que
no supo de ella hasta después de efectuarse la visita.

328
En los inmensos patios de la universidad había miles de
dazibaos, en una especie de recinto cerrado, con una sola entra-
da. Allí había un enorme letrero que anunciaba: «Citas de
Teng Hsiao-ping, cabecilla de los incorregibles dentro del par-
tido que toman el camino del capitalismo». Eran exactamente
100 extractos fechados desde 1949 hasta 1975. Divididos en
5 grupos que trataban de <<1osataques de Teng Hsiao-ping» al
presidente Mao, a la lucha de clases, a la aplicación de la política
en el ejército, a la política de cuadros, y a la construcción socia-
lista. Un segundo inmenso dazibao 4>e titulaba «Afirmaciones
del incorregible dentro del partido que toma el camino capita-
lista en contra de Marx, Engels, Lenin y Mao», consistente en
unas cincuenta citas de discursos de Teng contrapuestas a citas
de textos de los «cuatro grandes».
Era nítido el hecho de que todos los dazibaos puestos antes
del 20 de febrero no nombraban a Teng y estaban centrados
sobre combatir «la línea errónea» en la educación, la ciencia
y la tecnología. En cambio, todos los dazibaos fechados des-
pués del 20, y especialmente después del 23 de febrero, nombra-
ban a Teng y ponían en discusión la «línea revisionista de Teng
Hsiao-Ping y su camarilla, en todos los aspectos de la vida de
nuestra sociedad socialista». Todos ponían énfasis en la afir-
mación «Teng es el máximo exponente de la contrarrevolución
en el seno del partido». Según ellos, «el programa revisionista»
de Teng Hsiao-ping estaba compuesto de «tomar las tres direc-
tivas como el eslabón clave», porque Teng «truncó tres directivas
del presidente Mao, les sacó la componente de lucha de clases
como lo principal y las transformó en "estudiar la teoría y com-
batir y prevenir el revisionismo, fomentar la unidad y la esta-
bilidad y elevar la economía nacional" [...]. El programa del ar-
chicriminal Teng para el EPL está compuesto sólo de consoli-
dación y preparación bélica, nada de política». Para el partido,
«consolidar un núcleo dirigente de cuadros viejos con experien-
cia», y para todo el país, «dedicación total de las masas a la
producción... Los que trabajan con las manos son dirigidos, los
que trabajan con la cabeza deben dirigir». Algunos dazibaos
hablaban de Teng como «representante de la burguesía dentro
del partido, dentro del ejército y de la sociedad entera».
Dadas las normas de conducta política de la jerarquía, era
dable esperar que al día siguiente que esos dazibaos fueron
mostrados a ojos no chinos, el «Renmin Ribao» debería traer un
editorial repitiendo más o menos lo que se decía en la univer-

329
sidad de Pekín. Sin embargo, no ocurrió así. En cambio, hubo
una reunión minoritaria del buró político, sin el grupo maoísta,
en la que se acordó que «la lucha para combatir el viento re-
vocatorio de derecha se debe realizar bajo la dirección de los
comités del partido en sus distintas instancias, y queda prohibi-
do terminantemente establecer contactos y organizar grupos
de combate».
Es decir, quedaba fuera de la ley todo intento de las masas
por organizar grupos insurreccionales al estilo de los guardias
rojos de la cultural, y las «experiencias insurreccionales» no
podían ser publicadas ni comunicadas de un lugar a otro del
país. Dicho de otro modo: la campaña contra la burocracia
civil-militar quedaba bajo la dirección de esa burocracia, y se
cortaban todas las comunicaciones horizontales entre las masas.
El grupo maoísta contraatacó esta medida con un primer
intento por hacer participar a los obreros en la lucha: eligió
como «base de apoyo» el sistema de ferrocarriles. Wan Hung-
wen fue el encargado de hablar con algunos de los dirigentes de
los obreros ferroviarios para establecer un sistema de enlaces
interprovincial para llevar y traer información de la campaña
a nivel nacional. Las explicaciones de Wang fueron extremada-
mente precisas:

a) La nueva burguesía compuesta de cuadros corrompidos, de


ex elementos burgueses y ex terratenientes y campesinos
ricos, ha tomado desde dentro el comité central.
b) La única forma de derribar a esta nueva clase opresora es
por la fuerza de la insurrección popular. Las milicias deben
prepararse para la lucha porque el ejército también está
en manos de la nueva burguesía.
c) La campaña «por contragolpear el viento derechista» debe
desembocar en una guerra civil contra la nueva burguesía...
Una nueva revolución cultural en una etapa más alta.
d) Aunque Teng es el jefe, porque Chu En-lai ya murió, no es
contra él como persona que se debe dirigir la campaña, sino
contra la clase opresora que él representa. Actuando con la
táctica del presidente Mao, debemos dejar que Teng y sus
compinches sigan en sus puestos de responsables, para
que sus propias acciones los desenmascaren ante el pueblo.

En 10 de marzo, Yao Wen-yuan escribió un editorial en «Ren-


min Ribao» titulado Revocar veredictos justos va en contra de

330
la voluntad del pueblo, asegurando en su texto que Mao acababa
de decir esa frase para ser publicada en todo el país, y «llama
a todo el partido, todo el ejército y todo el pueblo para que
se incorporen con mayor entusiasmo a la lucha contra el viento
revocatorio derechista». Y en su texto se señalaba a Teng de este
modo: «El individuo que desató el viento revocatorio derechista
es justamente aquel seguidor del camino capitalista que había
seguido a Liu Shao-chi en la práctica del revisionismo y se había
opuesto a los movimientos revolucionarios socialistas antes de
la gran revolución cultural, y que fue criticado durante la
misma, pero rehúsa corregirse... Semejantes personas nunca
han sido marxistas, sino, como señaló el presidente Mao, elemen-
tos democrático-burgueses que ideológicamente aún permane-
cen en la etapa de la revolución democrática... Aunque nominal-
mente "militantes del partido comunista", representan en rea-
lidad a la nueva y vieja burguesía de dentro y fuera del par-
tido».
Advertía que hay que «mantenerse alerta contra la provoca-
ción de disturbios por parte de los enemigos de clase y frente
a los que minen la revolución medIante el sabotaje a la produc-
ción». Obligado por las circunstancias de ser minoría, el grupo
maoísta tuvo que incluir también en este editorial la orden del
partido de no organizar grupos de combate y realizar la cam-
paña bajo la dirección de los comités del partido.
Al día siguiente, 11 de marzo, la agencia central de noticias
Sinjua distribuyó la información China desencadena la lucha
contra la línea revisionista, en donde se decía: «En julio, agosto
y septiembre pasados, ellos llamaron negro a lo blanco y difa-
maron la situación interna diciendo que "el presente no es tan
bueno como el pasado", atacaron la revolución educacional cali-
ficándola de "rechazar los conocimientos" y "rechazar la edu-
cación" [...]. Todo esto muestra que las fal:3:cias en esos círculos
no son un asunto aislado, sino que ocurren paralelas a extra-'
ñas cosas sucedidas en otros campos... Muestran que hay una
línea revisionista que lanza ataques globales... Usando como.
pretexto la unidad y la estabilidad, tratan de reprimir la lucha
del pueblo de todo el país contra sus actividades. Utilizando
diversos pretextos han hostigado y atacado a los cuadros nuevos
y veteranos que siguen la línea revolucionaria del presidente
Mao, y han instalado en importantes cargos a aquellos que se
oponen a la gran revolución cultural, sembrando discordia entre
el partido y las masas y minado la estabilidad y la unidad».

331
El 17 de marzo se reunió de nuevo el buró político y nombró
una «comisión especial encargada de investigar los errores de los
dirigentes que han cometido errores». Jefe de esa comisión:
¡Hua Kuo-feng! Era un intento del grupo derechista por buro-
cratizar la campaña política e impedir su desbordamiento hacia
el exterior del partido.
Sin embargo, el grupo de izquierda contraatacó explicando a
los dirigentes sindicales ferroviarios de provincias que «cual-
quier represión de la actual campaña significa acción contrarre-
volucionaria», que «cualquier intento por impedir la insurrección
de los obreros y campesinos contra quienes han tomado el pala-
cio imperial, es una acción contrarrevolucionaria», y que «no po-
demos bajar nuestras banderas hasta haber limpiado el comité
central, especialmente su buró político, y el alto mando del
EPL». «Renmin Ribao» del 28 de marzo, en un editorial titulado
Contragolpear el viento revocatorio derechista, promover ta pro-
ducción industrial, dio a conocer una nueva «cita» de Mao cuyo
contenido ponía bajo crítica toda la política del Gobierno de
Chu En-lai y señalaba a Teng con absoluta claridad como ene-
migo de la revolución. Decía la cita: «Esa persona no toma la
lucha de clases como debe ser; nunca se ha referido a este esla-
bón clave. Todavía insiste en su tema de "'gato blanco, gato ne-
gro", con lo cual sigue sin distinguir entre imperialismo y mar-
xismo».
Después de la catástrofe económica de 1959, Teng Hsiao-ping,
como jefe máximo de la construcción económica y militar de
China en esa época, bajo el alero político de Liu Shao-chi, había
planteado que la recuperación del país se podía hacer recurrien-
do a cualquier medio, incluyendo el trabajo individual en el
campo, en parcelas privadas, y a las cooperativas de tipo capita-
lista en la ciudad, y «campesinó» su tesis afirmando: «No im-
porta que el gato sea negro o blanco, si c¡u:a ratones». Ese dicho
pasó a convertirse en una especie de marca de fábrica del pensa-
miento político de Liu, de Chu y de Teng. Ahora, al referirse Mao
a los gatos, estaba apuntando a algo más que a Teng, sobre
todo porque agregaba que eso era confundir el imperialismo con
el marxismo; es decir, estaba acusando al Gobierno de su país
de haber seguido una política imperialista en sus relacioin:5 ex-
ternas para poder construir la economía a gran velocidad. Que
esta afirmación del viejo líder viniera después que él mismo
había recibido a Nixon, a Ford y a Kissinger «amistosamente»
no importaba mucho, acostumbrado como está el pueblo chino

332
a las acrobacias políticas de sus líderes que con enorme facili-
dad niegan hoy lo que afirmaron ayer.
La publicación de esta cita tenía un alcance de tal magnitud,
que el editorial terminaba alertando: «Es esencial elevar la vigi-
lancia revolucionaria y guardarse contra las actividades de sabo-
taje de los enemigos de clase, contra los intentos de incitar a
las masas a luchar entre sí».
En realidad ya comenzaban a ocurrir incidentes en todo el
territorio chino -cuando las fuerzas de seguridad apresaban e
incluso asesinaban a algunos dirigentes sindicales de base-, y
algunos grupos de obreros habían respondido asaltando arsena-
les militares y contestando al ataque armado de la policía.
Parece ser que en este momento crucial, el grupo derechista
decidió montar un incidente político lo suficientemente grave
como para detener la campaña en ascenso y desviar el curso de
los acontecimientos.
El lunes 29 de marzo, cuando llegué por la mañana a las ofici-
nas de Ediciones en Lenguas Extranjeras en Pekín, vi que en
algunas de ellas había personas haciendo coronas fúnebres de
papel, con el retrato de Chu En-lai en el centro. Pregunté a mis
compañeros qué significaba eso. «El domingo próximo es 4 de
abril, el día de Qingming -me dijeron-, y algunos compañe-
ros van a rendir homenaje al querido primer ministro Chu.»
Me informaron que Qingming era el día de los difuntos, que en
el calendario anual campesino chino había 24 fechas, doce de
ellas según el calendario lunar y las otras doce según el solar,
que eran celebradas por todos en el campo. Que una de esas
fechas era el día de difuntos, y que ahora se aprovecharía para
rendir homenaje a Chu. Pregunté si era oficial esa ceremonia.
No, me contestaron, pero «los compañeros que van tienen per-
miso del partido».
Los portadores de coronas comenzaron a afluir hacia el mo-
numento a los Héroes del Pueblo, en el centro de la plaza Tienan-
men, en Pekín, desde el viernes 2 de abril. El domingo 4, la
fecha precisa, el monumento estaba cubierto de miles de coro-
nas. En la noche del 4, un destacamento de la guarnición del
EPL en Pekín retiró en camiones las coronas, «para mantener
el aseo de la plaza». A partir de la madrugada del lunes 5 de
abril comenzaron a llegar centenares de grupos con más coro-
nas, y se corrió la voz «los contrarrevolucionarios retiraron
las coronas anoche». Aparecieron líderes con megáfonos que
alertaban a los presentes a «elevar la vigilancia». A las ocho y

333
media de la mañana, un vehículo de la policía de Pekín, pro-
visto de altoparlante, desde el cual se pedía a los manifestantes
que se retiraran a sus casas, fue volcado. Comenzó el pande-
mónium.
Durante todo el día, la enorme plaza fue el centro de una
sublevación contra las autoridades. Fue incendiado el cuartel de
la policía al sur de la plaza. Hubo tres intentos de asaltar y
saquear el Gran Palacio del Pueblo, al lado oeste. Los soldados
de guardia fueron obligados a ponerse de rodillas y pedir per-
dón ante la muchedumbre «por haberlos reprimido». Cuatro
alumnos de la universidad Chingjua, que se identificaron como
tales mientras defendían a una miliciana del ataque de más de
cien personas, fueron golpeados, pateados y en seguida asesi-
nados a cuchilladas. Comenzaron a aparecer volantes impre-
sos, que tenían este poema escrito:

Cuando vierto mi pena, aúllan los diablos


y cuando lloro, ríen los chacales.
En homenaje al héroe ofrendo mi sangre y,
alzadas las cejas, desenvaino la espada.
China ya no es la del pasado,
ni tan ignorante el pueblo.
La sociedad feudal del primer emperador Chin 24
pertenece ya para siempre al pasado,
y nosotros creemos en el marxismo-leninismo.
¡Váyanse al diablo aquellos letrados que lo desvirtúan!
Lo que queremos es el marxismo-leninismo auténtico.
Para conseguirlo, no tenemos miedo a perder la cabeza,
ni a derramar la sangre nuestra;
y el día que se realicen las cuatro modernizaciones 25
volveremos a ofrecer libaciones y sacrificios.

Además, los organizadores de los disturbios pegaron en los


postes del alumbrado público carteles en los que se decía «mue-
ra la emperatriz viuda» o «no queremos el gobierno de Chiang
Ching».
El humo de los incendios del cuartel de policía y de los auto-
móviles volcados y destruidos se veía a kilómetros de distancia.
Unas cien mil personas iban y venían en la plaza, y dentro de
ella reinaba el gobierno de un llamado «comité de la población
capitalina para rendir homenaje al difunto primer ministro».

334
Inexplicablemente, dada la tremenda eficiencia policial de-
mostrada por la seguridad china desde 1949 en adelante, la bata-
lla campal siguió sin ningún intento por detenerla durante doce
horas, hasta las seis y media de la tarde, en que el presidente
del comité municipal de Pekín, Wu Te, habló por cadena ra-
dial conectada a los altoparlantes de la plaza y de la avenida
Changan para decir que los disturbios eran "jun vano intento de
cambiar el rumbo principal de crítica a la línea revisionista de
Teng H,siao-ping, seguidor del camino capitalista y reacio a
corregirse!» Y pedía que "las masas revolucionarias deben ale-
jarse inmediatamente de la plaza y no dejarse engañar».
Transcurrieron otras tres horas, y a las nueve y media de la
noche, cuando en la pJaza no quedaban más de cinco o seis mil
personas, convergieron hacia ella ¡cincuenta mil milicianos!, de
los cuales la mitad había sido traída desde otros lugares de la
provincia de Jobei. Un grupo de unos dos mil manifestantes,
entre los que había muchos armados de porras y cuchillos, ro-
dearon el monumento a los Héroes del Pueblo, y se quedaron
allí, haciendo frente a los cincuenta mil milicianos. No hay in-
formación sobre lo que ocurrió, pero los resultados sí se cono-
cen: los dos mil manifestantes fueron muertos a golpes de porra
en el mismo monumento, sus cadáveres incinerados, y las urnas
cinerarias enviadas a sus parientes con una cuenta del departa-
mento de Seguridad Pública: cinco yuanes por cada urna, a ser
pagados por los deudos. A la mañana siguiente, y durante diez
días, la plaza fue cerrada al tránsito público, y equipos de cin-
cuenta trabajadores municipales se sucedían las 24 horas del
día para lavar la sangre y consignas del monumento y sus alre-
dedores.
Evidentemente, el grupo con poder de decisión sobre la segu-
ridad en las calles de Pekín -Hua Kuo-feng, ministro de seguri-
dad pública y primer ministro interino; Wu Te, presidente del
comité municipal; Chen Si-lien, comandante de la región mili-
tar de Pekín, y Ye Chien-ying, ministro de defensa nacional-
había dejado pasar las horas sin aplastar el motín, dando tiempo
suficiente para que la noticia se esparciera por toda la capital y
alcanzara a todo el país a través del tráfico aéreo y ferroviario.
O sea, primer objetivo conseguido: crear inquietud pública.
Segundo objetivo conseguido: al permitir que Wu Te nombrara
en su llamada a la población a Teng Hsiao-ping, centrar el
fuego de la campaña en torno a la persona del dirigente y minar
las fuerzas de la izquierda, cuya única base se podía crear am-

335
pliando masivamente el movimiento en torno a la crítica a una
línea política y no a una persona.
El 6 de abril, «Renmin Ribao» aparecía con un editorial titu-
lado Mantener firmemente el rumbo principal de la lucha, di-
ciendo: «Hay que dirigir la punta de lanza de la lucha hacia
aquel dirigente seguidor del camino capitalista áentro del par-
tido que rehúsa enmendarse». Y, por supuesto, la panacea: «La
actual lucha... debe realizarse bajo la dirección unificada de
los comités del partido a los diversos niveles. No se deben esta-
blecer contactos entre entidades, organizar grupos de combate,
ni formar camarillas».
Al día siguiente, reunión del buró político q1!e acuerda,
bajo amenaza de que la guerra civil es inminente y sin abrir
debate sobre el tema, dos resoluciones que fueron comunicados
oficialmente así:
«A proposición del gran líder el presidente Mao, el buró
político del comité central del partido comunista ha aprobado
unánimemente el nombramiento del camarada Hua Kuo-feng
como primer vicepresidente del comité central del partido comu-
nista de China y primer ministro del Consejo de Estado de la
República Popular de China.
»Habiendo examinado el incidente contrarrevolucionario que
se produjo en la plaza Tienanmen, y él reciente comportamiento
de Teng Hsiao-ping, el buró político del comité central del par-
tido comunista de China considera que la naturaleza de la cues-
tión de Teng Hsiao-ping ya se ha convertido en la de contra-
dicción antagónica. De acuerdo con la proposición del gran líd'er
el presidente Mao, el buró político ha aprobado unánimemente
destituir a Teng Hsiao-ping de todos sus cargos de dentro y fuera
del partido, y conservar su militancia en el partido para obser-
var su comportamiento futuro.»
La derrota del grupo maoísta era monumental. Se había des-
tituido a Teng Hsiao-ping, pero, a pesar de que se le calificaba
de contrarrevolucionario (clave dada por las palabras «contra-
dicción antagónica» en el texto del comunicado), se le seguía
considerando un comunista «para observar su comportamiento
futuro». Es decir, para rehabilitarlo en el momento oportuno.
Y se había nombrado jefe del partido, jefe del Gobiecno, al
ministro de seguridad pública y mien,('ro del grupo de Chu-Teng,
Hua Kuo-feng.
En suma: se estructuró un esquema de poder para la buro-
cracia civil-militar cuya única tarea era esperar la muerte de

336
Mao para liquidar totalmente al grupo de izquierda en el partido
y todo el país.
Así, el sacrificio temporal de Teng, al provocar el incidente
del 4 y S de abril en la plaza de la Paz Celestial, ponía a los
derechistas en las puertas de dar jaque-mate.
El asesinato en masa de tres mil personas utilizadas como
piezas en un tablero de ajedrez había colocado a la burocracia
china en posición de obtener la victoria final. Todo era cuestión
de tiempo.
Sin embargo, los dirigentes maoístas no cejaron en su lucha
de agonía. Incluso forzaron la marcha de su propaganda, y tra-
taron de obtener apoyo entre los obreros de otros puntos del
país, aclarando, en volantes clandestinos, que el incidente de
Tiananmen había sido «fraguado por Teng y sus compinches
en el buró político», y repartiendo informaciones sobre el com-
portamiento político derechista de Hua Kuo-feng, Ye Chien-ying,
Teng Hsiao-ping, y otra docena de miembros del comité central
y jefes militares. Repetían en cada provincia que «existen ele-
mentos contrarrevolucionarios tipo Teng en el partido, y más
aún en el comité central, que dominan el buró político y están
al mando del ejército de liberación... Los revolucionarios no
somos más del treinta por ciento en el comité central y en el
ejército de liberación. Ellos, los contrarrevolucionarios del par-
tido, forman la columna vertebral de la burguesía nueva, son
la nueva burguesía en el partido».26
Durante esta etapa de la lucha por el poder, la burocracia
civil-militar se vio enfrentada a un serio problema: la imposi-
bilidad de silenciar la propaganda del grupo maoísta a través de
«Renmin Ribao», «Hongqi» y «Jiefangjun Bao,>, debido a que
Mao seguía vivo, y cualquier ataque contra los cuatro del buró
político tendría la oposiciól\ de Mao, enfermo y agonizante
como estaba. Por eso, durante este período se limitó a ejercer
su fuerza a través de la seguridad pública, acusando de contra-
rrevolucionarios a los obreros alzados en provincias y ejerciendo
control militar en el sistema de ferrocarriles.
La situación era tan inestable, de todos modos, que a fines de
abril de 1976 el grupo derechista envió a Saifudin, miembro su-
plente del buró político, a Shanghai para conversar con el jefe
de la guarnición militar de la ciudad, el general Chu Chu-lin,
a fin de ponerlo en antecedentes sobre la táctica a seguir.
El 27 de mayo fue la última vez que Mao pudo ser llevado
hasta su sillón de «recepción» y conversar con un estadista

337
extranjero. La entrevista con el primer ministro de Pakistán,
Bhutto, fue corta, penosa y difícil. Quince minutos de trágico
esfuerzo del anciano por expresar y comprender lo que le
hablaban.
«El paraguas protector» del grupo maoísta en el buró polí-
tico comenzaba a desmoronarse. En junio, el ministerio de rela-
ciones exteriores chino anunció que Mao no recibiría más visi-
tantes extranjeros.
El 1 de julio de 1976, en el editorial conjunto de «Renmin
Ribao», «Hongqi» y «Jiefangjun Bao», para celebrar el SS ani-
versario de la fundación del partido, la redacción del grupo de
izquierda fue nítida. Titularon el artículo Construir el partido
en medio de la lucha, y afirmaron: «El que nos atrevamos a
poner al descubierto a la burguesía que está dentro del partido
demuestra precisamente que nuestro partido tierie fuerza, con-
fianza y capacidad para derrotarla [...J. En 1964, en una direc-
tiva sobre el movimiento de educación socialista, el presidente
Mao señaló: '''La clase de los burócratas, de una parte, y la
clase obrera y los campesinos pobres y campesinos medios de
la capa inferior, constituyen dos clases en aguda oposición [...J.
Estos dirigentes seguidores del camino capitalista se han con-
vertido o están convirtiéndose en elementos burgueses que chu-
pan la sangre a los obreros. ¿Cómo es posible que tengan sufi-
ciente conciencia de la necesidad de la revolución socialista? Son
blanco de la lucha, blanco de la revolución, y de ningún modo
podemos apoyamos en ellos en el movimiento de educación
socialista. En los únicos que podemos apoyamos es en aquellos
cuadros que no abrigan odio hacia los obreros y que poseen
un espíritu revolucionario"».
El 6 de julio moría Chu Te, el mariscal presidente de la
Asamblea Popular Nacional y fiel apoyo de Mao, aunque sin
ninguna pretensión de ser marxista. La soledad de «1os cuatro»
en el buró político se hacía congelante, sobre todo porque no
lograban romper la distancia que hay entre el palacio imperial
y el pueblo chino para movilizarlo hacia la revolución contra la
nueva clase opresora.
El 13 de julio, una información oficial de Sinjua sobre la
muerte del general Pi Ting-chuan, jefe de la región militar de
Fuchou: «Miembro del X comité central del partido, delegado
a la IV Asamblea Popular Nacional, primer secretario del comité
del partido de las unidades de Fuchon de EPL y comandante de
las unidades de Fuchou, murió como un mártir en su puesto a

338
las 11.15 horas del 7 de julio de 1976, a la edad de 62 años [oo.].
Enviaron coronas Hua Kuo-feng», etc.
Un volante de la provincia de Fuchou, firmado por la liga
de la juventud en agosto de 1976, afirmaba que el general Pi
Ting-chuan, «que apoyaba la formación de la milicia popular [...],
que seguía las instrucciones revolucionarias del presidente
Mao [...], fue asesinado por los nuevos burgueses que gobier-
nan en Pekín».
A las 3.42 horas de la mañana del 28 de julio un terremoto
de grado 7,5 azotó el triángulo formado por las ciudades de
Tangshan-Pekín-Tientsin. El impacto sobre la ciudad minera de
Tangs"han y el puerto de Teintsin fue horrible. Alrededor de
650.000 muertos sólo en Tangshan.
El gobierno central ordenó la movilización de unidades mili-
tares y toda la provincia de Jobei fue puesta bajo control del
EPL. y la crítica a Teng Hsiao-ping fue puesta en segundo lugar
con respecto al trabajo de rehabilitar las zonas siniestradas por
el terremoto. La izquierda trató de combatir esto, pero sólo
consiguió continuar la publicación de artículos de propaganda,
resintiéndose enormemente el trabajo entre las masas.
Un reflejo del desaliento izquierdista lo dio el artículo Los
proletarios son optimistas revolucionarios, por Pi Sheng (un
seudónimo), incluido en el número 8 de «Hongqi» (agosto de
1976). Se quejaba de que «no es una actitud marxista [oo.] fas-
tidiarse de la lucha contra la burguesía en el seno del partido o
temerla», y advertía que <da caída de uno o dos cabecillas de
la línea revisionista no significa la derrota completa de la bur-
guesía de dentro del partido ni de la burguesía en su conjunto».
Al mismo tiempo, la propaganda de descrédito subterránea
contra Chiang Ching lanzada por el grupo Chu-Teng desde ¡975
comenzaba a surtir efecto. Todo lo que ocurrió después, hasta
el golpe de Estado de octubre de 1976, ya lo he relatado en el
primer capítulo.

El XI Congreso

A partir de noviembre de 1976 se inició una «caza de brujas»


en todo el territorio chino, al mismo tiempo que los persegui-
dos se las arreglaban para contragolpear formando grupos de
resistencia clandestina. Destruida la fracción maoísta en el co-
mité central, comenzó un forcejeo entre los partidarios de Teng

339
Hsiao-ping y quienes habían sido simplemente sus cómplices,
agrupados en torno a Hua Kuo-feng, por conseguir mejores posi-
ciones en el Gobierno del país. Li Sierl-nien, Wei Kuo-ching, Ye
Chien-ying, Li Te-sheng, Sü Shi-you, Liu Po-cheng, Su Chen-jua
y Ni Chi-fu formaban el núcleo de los partidarios de Teng en
el buró político, mientras Hua Kuo-feng, Chi Teng-kui, Wu Te,
Wang Tung-sing y Chen Yung-kui, con el dudoso apoyo de Chen
Si-lien, Saifudin y Wu kui-sien, formaban los «ocho traidores»
(denominación de los volantes clandestinos) «apoyadores del
traidor Hua». La lucha por mejorar posiciones entre los dos
grupos ha pasado a ser, desde diciembre de 1976 hasta hoy, la
riña principal en el interior del ala occidental del ex palacio
prohibido. Sin embargo, el poder de Hua se veía aumentado por
su control de Pekín, de Shanghai, y de las provincias de Kuang-
tung en el sur y de Liaoning, en el nordeste, además de la región
uigur de Sinkiang, donde están las instalaciones atómicas, y su
alianza con el líder campesino Chen Yung-kui.
En todo caso, ambos grupos se unieron sólidamente para
combatir los intentos de contragolpe de la izquierda. A partir de
enero de 1977 los milicianos volvieron a desaparecer de los tur-
nos de guardia de las calles de Pekín, y los centinelas del EPL
los reemplazaron, doblándose la cantidad de hombres en servicio
de vigilancia armada.
Los esfuerzos por rehabilitar a Teng Hsiao-ping encontraron
expresión pública el 9 de enero de 1977, cuando la jerarquía
gol pista organizó un «homenaje espontáneo» en el primer aniver-
sario de la muerte de Chu, enviando a grupos de personas a
depositar coronas en el frontis de la tribuna presidencial de
Tienanmen. Junto con las coronas, carteles escritos en grandes
caracteres. Cito fragmentos de tres de ellos:

«El corazón de Teng Hsiao-ping sangró cuando murió Chu


En-lai, y volvió a sangrar cuando Mao murió. El corazón de Teng
Hsiao-ping se llenó de gozo cuando el camarada Hua Kuo-feng
fue nombrado presidente de nuestro partido. El corazón de
Teng Hsiao-ping recibe todas las atenciones de las masas. ¿Cómo
se puede decir que el camarada Teng Hsiao-ping no es un buen
camarada?»
«El camarada Teng Hsiao-ping es un águila heroica y debe
retornar lo antes posible a su puesto de trabajo.»
«Todo el mundo puede acordarse que durante la época en
que el camarada Teng Hsiao-ping estaba encargado de centra-

340
lizar el trabajo cotidiano, la situación revolucionaria era exce-
lente.»

Estos dazibaos no fueron retirados por la policía militar. Era,


evidentemente, un sondeo de la opinión pública lo que se rea-
lizaba. El domingo 16 de enero, Radio Pekín radió un artículo
escrito por el grupo teórico del ministerio de seguridad pública,
en el que se pedía «revocar el veredicto sobre Teng Hsiao-ping»
ya que «él cuenta con el apoyo de todo el ejército». Eviden-
temente, era un esfuerzo del grupo de Hua Kuo-feng -quien
en ese momento era acusado de traidor en volantes clandestinos,
no sólo por los partidarios de la izquierda, sino también por
quienes querían el inmediato retorno de Teng- para mostrar
que la alianza Hua-Teng seguía siendo válida.
Enero de 1977 era un mes difícil. Había combates armados
esporádicos en provincias. Los militares estaban fusilando un
promedio de treinta personas mensuales en provincias, y en
Pekín había racionamiento de carbón (combustible esencial
en invierno), algunas fábricas habían tenido que parar su pro-
ducción y algunos grupos de obreros se negaban a trabajar pi-
diendo «explicaciones políticas de los sucesos de octubre». El
mercado negro del arroz, la carne y el azúcar florecía, y muchos
declaraban que estaban «almacenando comestibles para enfren-
tar los malos tiempos que vienen».
El 7 de marzo se anunció oficialmente, a nivel de partido,
que Teng volvía «a su puesto de trabajo», pero que había que
esperar el momento oportuno para su rehabilitación política.
Ese mismo día, el ministro de relaciones exteriores Juang Jua
comunicó al embajador francés en Pekín que Teng volvería a
sus antiguos puestos, que eso estaba ya acordado, y que sólo
faltaba la fecha para anunciarlo.
El día 8 de marzo, el presidente de la asociación de amistad
chino-japonesa, Liao Chang-chi, dijo lo mismo a una delegación
de Tokio, y la noticia se publicó en el «Diario de Consulta», pe-
riódico restringido para los funcionarios públicos chinos.
Finalmente, y cuando más de doscientos dirigentes sindica-
les y de asociaciones campesinas de nivel básico habían sido
fusilados en todo el país, el 21 de julio de 1977 se anunció el
regreso de Teng, totalmente rehabilitado, al finalizar la III se-
sión plenaria del X comité central, iniciada el 16 de julio.
La sesión, en realidad, tomó tres acuerdos:

341
Primero: Confirmación de la designación del camarada Hua
Kuo-feng como presidente del comité central y presidente de la
comisión militar del comité central.
Segundo: La sesión plenaria decidió unánimemente restituir
al camarada Teng Hsiao-ping sus cargos de miembro del comité
central, miembro del buró político, miembro del comité perma-
nente del buró político, vicepresidente del comité central, vice-
presidente de la comisión militar del comité central, viceprimer
ministro del Consejo de Estado, y jefe del estado mayor general
.
del Ejército Popular de Liberación de China.
Tercero: 1) Expulsar para siempre del partido a Wang Jung-
wen, arribista burgués, intrigante, elemento contrarrevoluciona-
rio de doble faz y nuevo elemento burgués, y destituido de todos
sus cargos de dentro y fuera del partido.
2) Expulsar para siempre del partido a Chang Chun-chiao,
arribista burgués, intrigante, elemento contrarrevolucionario de
doble faz y agente secreto del Kuomintang, y destituido de
todos sus cargos de dentro y fuera del partido.
3) Expulsar para siempre del partido a Chiang Ching, arri-
bista burguesa, intrigante, elemento contrarrevolucionario de
doble faz y renegada, y destituida de todos sus cargos de den-
tro y fuera del partido.
4) Expulsar para siempre del partido a Yao Wen-yuan, arri-
bista burgués, intrigante, elemento contrarrevolucionario de
doble faz y elemento de clase ajena, y destituido de todos sus
cargos de dentro y fuera del partido.

Al mismo tiempo, la sesión acordaba «anticipar la convoca-


toria del XI Congreso nacional» del partido. El texto completo
de este comunicado puede encontrarse en el número 31 de «Pe-
kín Informa», del 3 de agosto de 1977.
Tres semanas después, en el tiempo casi record de siete
días, desde el 12 al 18 de agosto, se realizó el XI Congreso del
partido (el X Congreso había durado sólo cinco días), que purgó
al comité central y reformó los estatutos del partido.
La purga fue masiva. 123 personas de los 310 miembros con
vida del X comité central; es decir, 40 %. Antes, en el X Con-
greso, habían sido eliminadas 78 personas; o sea, 28 % del total.
En el IX Congreso, de 1969, la purga había alcanzado a 83 per-
sonas, alrededor de 60 % del total del anterior comité central
elegido en 1956.
En detalle, la eliminación de partidarios de la izquierda fue

342
así: de los 186 titulares (nueve fallecidos durante el período),
71 fueron purgados y cinco rebajados. De ellos, 42 tenían car-
gos en provincias (de los cuales 18 pertenecían al ejército).
De los rebajados, tres de provincias (dos eran mandos militares).
De los 124 suplentes, 52 fueron purgados. De ellos, 42 tenían
cargos en provincias, incluyendo a siete comandantes de unida-
des del EPL.
El nuevo comité central aumentó su número en los titulares
de 195 a 201, quedando constituido por 110 personas que ya
estaban entre los titulares del X comité, 20 miembros suplentes
de ese mismo comité ascendidos ahora, y 71 nuevos.
En los suplentes, se aumentó su composición de 124 a 132,
y su estructura numérica se compone ahora de 52 suplentes del
X comité, cuatro titulares de ese mismo comité central que fue-
ron rebajados, y 76 nuevos miembros.
Una medida de la dirección de la purga la da el examen de
los nombres suprimidos entre los 124 suplentes del X comité
central:

De 20 dirigentes de federaciones de sindicatos, doce de ellos


fueron eliminados. Es decir, 60 % de los dirigentes obreros.
De 9 dirigentes de federaciones de mujeres, nueve elimina-
das, o sea, casi 67 % de dirigentes femeninas.
De 4 dirigentes de asociaciones de campesinos, dos elimina-
dos. Es decir, 50 %.
De 9 miembros del comité permanente de la Asamblea Popu-
lar Nacional, siete purgados. Casi 78 %.

Es decir, de 42 miembros suplentes del comité central que


eran a su vez dirigentes nacionales de organizaciones obreras
y campesinas o «representantes del pueblo», 27 fueron purga-
dos, más de 64 %.
En cambio, de 23 mandos de distritos o regiones militares
sólo fueron eliminados siete. Poco más de 30 %.
Un examen de los <muevos miembros» de más alto rango
entre los titulares de este XII comité central, deja en claro su
carácter de revancha contra la revolución cultural:
General v.'ang En-mao. Nacido en 1911 en la provincia de
Chiangsi. Durante la revolución cultural estaba al mando de la
región militar de Sinchiang y del Cuerpo de Ejército de Pro-
ducción y Construcción Militar. Se opuso con las armas al desa-
rrollo de la revolución cultural en 1966, 1967 y 1968. Dazibaos en

343
Pekín le acusaron de haber asesinado «cientos de guardias ro-
jos». Fue purgado en el IX Congreso del partido en 1969, y
rehabilitado «paso a paso» por Chu En-lai a partir de 1975,
cuando fue nombrado comisario político de la región militar
de Nanking... ¡que estaba bajo el comando del general Tin
Sheng, miembro titular de X comité central, partidario del
grupo maoísta, y posiblemente asesinado en la noche del 6 de
octubre de 1976!
General Yang Chen-wu. Nacido en 1912, elegido miembro su-
plente del comité central en 1956, fue designado jefe del coman-
do de la defensa aérea de China y comisario político en esa
rama militar. En 1968 fue arrestado bajo acusación de «conspi-
rar para asaltar el poden>, «asesinar al presidente Mao» y for-
mar parte del grupo contrarrevolucionario fascista 16 de Mayo.
Estuvo en prisión hasta 1971. A partir de 1974 comenzó a ser
rehabilitado, también paso a paso, por Chu En-lai, hasta con-
vertirse en vicejefe del estado mayor general.
General Hsiao Hua. Nacido en 1914. Director del departa-
mento político general del EPL en 1967 y vicejefe del grupo de
asuntos culturales del ejército. Fue arrestado en 1968, acusado
de pertenecer al grupo contrarrevolucionario 16 de Mayo, opo-
nerse a la revolución cultural y a la línea revolucionaria del
presidente Mao y de «apandillarse con enemigos de clase del
tipo Yang Chen-wu». Comenzó a ser rehabilitado bajo el Gobier-
no de Chu a partir de 1975.
Conviene recordar, en abono del surrealismo político utili-
zado por los jerarcas chinos actualmente en el poder, que la
banda de los cuatro en desgracia es acusada, ¡en estos momen-
tos!, de haber sido la organizadora del grupo contrarrevolucio-
nario 16 de Mayo durante la gran revolución cultural proletaria.
General Luo Rui-ching. Nació en 1906 en la provincia de
Sechuan, igual que Teng Hsiao-ping. Cuando estalló la revolución
cultural era jefe del estado mayor del ejército. En febrero de
1966 fue acusado de conspirar para montar un golpe de Estado
junto con Peng Chen, alcalde de Pekín, Liu Shao-chi, Teng Hsiao-
ping y Liu Ting-yi (entonces ministro de cultura). En 1967, en
un mitin de masas de crítica contra la «pandilla contrarrevolu-
cionaria de Liu-Teng», el general Luo Rui-cheng fue paseado
-con las manos atadas a la espalda, el rostro manchado de
hollín y un cartel colgando al pecho que decía «enemigo de
clase, conspirador y contrarrevolucionario>)- junto a Teng
Hsiao-ping y Liu Ting-yi luciendo los mismos carteles y también

344
amarrados y tiznados. Desde esa fecha hasta 1971 estuvo, junto
con los otros, bajo arresto preventino en una cárcel de Pekín.
Ahora, además de ser elegido miembro del XI comité central, el
general Luo es «responsable de la comisión militar del comité
central».
Los ejemplos son muchos entre la lista de nuevos miembros
del comité central, pero basten sólo los dados, para dejar sitio
a un examen del nuevo buró político, que aumentó el número
de sus integrantes de 25 a 26 y cambió la estructura.

Presidente del comité central y miembro del comité permanente

Hua Kuo-feng: criticado por los guardias rojos durante la revo-


lución cultural.

Vicepresidentes y miembros del comité permanente


(en orden de jerarquía)

Ye Chien-ying: mariscal.
Teng Hsiao-ping: derribado en la revolución cultural como «ene-
migo de clase», rehabilitado y vuelto a derribar en 1975, tam-
bién como «enemigo de clase».
Li Sien-nien: sobreviviente de todas las luchas políticas desde
1956. Encargado del trabajo económico y financiero.
Wang Tung-sing: general, jefe de la guardia de palacio, ascen-
dido.

Estos cinco miembros del comité permanente, los hombres


con más poder de China, dividen sus fuerzas en tres a dos a
favor de Teng en relación con Hua. Pero este último cuenta con
el poderoso jefe de la guardia de palacio, jefe de la inteligencia
militar y de la seguridad del comité central, el general Wang, as-
cendido, tal vez, como producto de un compromiso político.

Miembros titulares del buró político

General Wei Kuo-ching: director del depart~mento político-gene-


ral del EPL a partir de septiembre de 1977. Mantiene su
rango.
Ulanfu: purgado del comité central durante la revolución cultu-
ral, 71 años de edad, mongol, y expulsado de su cargo de

345
viceprimer ministro en 1966, también por la revolución cultu-
ral. Rehabilitado en 1973 por el grupo de Chu. Nuevo miem-
bro del buró político.
Fang Yi: nació en 1909, especialista en relaciones económicas
y financieras con el extranjero, nombrado presidente de la
academia de ciencias de China en 1977. Criticado por la re-
volución cultural, fue rehabilitado en 1973. Nuevo miembro.
Liu Po-cheng: mariscal. Mantiene su cargo.
Sü Shi-you: general. Mantiene su rango.
Chi Teng-kui: general. Mantiene su rango.
Su Chen-jua: jefe de la marina de guerra china, miembro su-
plente del comité central en 1956, purgado por la revolución
cultural y rehabilitado en 1973. Comandante en jefe de la
ocupación militar de Shanghai a partir de octubre de 1976,
responsable de «masacres de obreros», según los diarios
clandestinos. Ascendido desde su posición de suplente del
buró.
Li Te-sheng: general. Mantiene el rango.
Wu Te: presidente del comité municipal de Pekín. Mantiene el
rango.
Yu Chiu-li: 61 años de edad, ex general del EPL, economista.
Criticado en la revolución cultural por ser «experto pero no
rojo». Se le considera muy cercano a Teng Hsiao-ping. Nuevo
miembro. ,
Chang Tin-ta: general. Nuevo miembro tanto del comité central
como del buró político. Muy atacado durante la' crítica a
Un Piao y Confucio como «soldado profesional que no es
rojo». Reemplaza como jefe de la fuerza aérea al miembro
del X comité central, Ma Ning, purgado, y según algunas
informaciones, asesinado.
Cheng Yung-kui: el campesino de Tachai. Mantiene el rango.
Chen Si-lien: general. Mantiene el rango.
Keng Piao: 68 años de edad, ex embajador en Suecia, Pakistán,
Birmania y Albania. Miembro del comité central desde 1973.
Jefe del comité de enlace internacional del comité central
desde 1971. No fue criticado por la revolución cultural. Nuevo
miembro. Se le considera amigo de Teng.
Nie Yung-chen: mariscal, 78 años de edad, experto en investi-
gación tecnológica militar. Rebajado en 1968 por la revolu-
ción cultural desde su puesto de miembro del buró político.
Nuevo miembro. Se le considera cercano a Teng.
Ni Chi-tu: ex obrero, ascendido desde suplente del buró político.

346
Señalado por los diarios clandestinos como cómplice de
Su en las masacres de Shanghai.
Sü Siang-chen: mariscal, 75 años de edad, vicepresidente del
consejo de defensa nacional, fue rebajado de su puesto del
buró político por la revolución cultural. Se le considera pró-
ximo a Teng. Nuevo miembro.
Peng Chung: actualmente número tres de la jerarquía en Shan-
ghai. Elegido miembro suplente del comité central en 1969
y 1973. Nuevo miembro.

Miembros suplentes del buró político


(tres en vez de cuatro desde 1973)

Chen Mu-jua: actualmente ministro de relaciones económicas


con el extranjero, puesto en el que sucedió a Fang Yi en
enero de 1977. Ingresó en el comité central sólo en 1973, en el
grupo de «rehabilitados» después de la caída de Chen Yi en
1969. Nuevo miembro. La señora Chen está considerada como
una experta en su cargo.
Chao Tsi-yang: primer secretario del partido en la provincia de
Kuangtung desde 1965 a 1967. Fue derribado por la marea
de la revolución cultural, siendo acusado de «cómplice de
la camarilla Liu-Teng». Rehabilitado en 1973 por el grupo de
Chu. Nuevo miembro. Considerado cercano a Teng.
Saifudin: de nacionalidad uigur. Mantiene el rango.

Es decir, de los 11 nuevos miembros del buró político (in-


cluyendo a Teng), nueve fueron criticados o rebajados de catego-
ría durante la revolución cultural. Si consideramos las tenden-
cias políticas que se conocen de ellos, vemos que cinco de los
once parecen sumarse a las fuerzas originales de Teng en el buró
que dio el golpe de Estado de 1976; así, por lo menos, el viejo
líder heredero de las políticas' de Liu Shao-chi y Chu En-lai ten.
dría a 13 de los 26 miembros.27
Sólo un miembro del antiguo buró político, la señora Wu
Kui-sien, de la provincia de Sian, fue rebajado a miembro titu-
lar del comité central.
En todo caso, todo esto hace presumir que el XI Congreso
fue más bien una victoria para los hombres de Teng que quie-
ren un «rápido y veloz» cambio hacia «la racionalidad de nues-
tro sistema», y no un <dento proceso de transformación» hasta

347
conseguir borrar todo vestigio de lo que significó el maoísmo
militante en el desarrollo de China. Teng quiere la desmaoiza-
ción ahora... Hua teme que eso desencadene un terremoto políti-
co de grandes proporciones entre los obreros y grupos impor-
tantes de campesinos, y prefiere esperar.
La prisa por desmaoizar que motoriza a los seguidores de
Teng Hsiao-ping quedó dramáticamente en claro el S de sep-
tiembre de 1977, cuando apareció el número de ese mes de
«Hongqi» con un artículo firmado por el mariscal Nieh Yung-
chen, en su calidad de vicepresidente de la comisión milit~r del
comité central, en el que trataba de lo que ellos han bautizado
«la actitud correcta de buscar la verdad en los hechos».
Nieh Yung-chen afirma la «relatividad» del marxismo como
ciencia social y, en el típico lenguaje elíptico de los mandarines,
afirma: «El presidente Mao fue siempre consecuente contra
tomar el marxismo-leninismo como un dogma o llamar a la teo-
ría marxista-leninista "la cumbre" y la "autoridad absoluta"».
La primera parte de la frase se refiere a la afirmación teó-
rica marxista conocida por todos de que «el marxismo no es un
dogma, sino una herramienta para la acción (social) ». Nadie
pone en duda lo razonable de esta frase, pero el mariscal Nieh
pasa por sobre su único significado, para agregarle la idea de
que si esa herramienta (la teoría marxista-leninista) no es la
«cumbre» ni tiene «autoridad absoluta» (en el sentido de que
es la única herramienta del proletariado para imponer su punto
de vista en la sociedad y terminar con la explotación del hom-
bre por el hombre), entonces puede haber otras «teorías» (herra-
mientas) que no sean la marxista, y que son igualmente útiles
para la sociedad china en su lucha contra el retraso económico.
Si esto es así, entonces no es necesario ser «totalmente marxis-
ta» para hacer triunfar la revolución socialista, basta con ser
«un poco» marxista... mientras sea conveniente. Pero, ¿conve-
niente para quiénes? ¿Para los explotadores o para los explo-
tados? En suma, para el mariscal Nieh y quienes están ahora
en el poder no es seguir la teoría marxista sobre la revolución
mundial lo que cuenta, sino hacer de China una superpotencia.
y claro, para eso se puede usar «un poco» el marxismo, un poco
«el cinismo», un poco la alianza con los enemigos de los obre-
ros, un poco la complicidad con los consorcios transnacionales
de Estados Unidos, un poco con Dios y con el diablo, hasta ser
tan poderosos como amarrar a Dios y al diablo. Evidentemen-
te, ésta, la del mariscal Nieh, es la afirmación más clara de des-

348
maoización (en el sentido de antimarxismo) en la actual política
china.
y el mariscal no estaba solo en esta formulación aparecida en
«Hongqi». En el artículo Una gran empresa creadora en la his-
toria de la revolución proletaria; en memoria del gran líder y
maestro el presidente Mao, firmado por Lin Chin-yan, se afir-
maba que «los chinos [...], en primer lugar, debemos mantener
estrecha vigilancia contra la guerra, guardarnos de la agresión
foránea y defender la seguridad de nuestra patria socialista;
y, en segundo lugar, adherirnos a la línea revolucionaria proleta-
ria, combatir y prevenir el revisionismo, y asegurar que la di-
rección del partido y el Estado se mantenga firmemente en
las manos de los marxistas».
Bastante lejos de la formulación maoísta «empeñarse en la
revolución y promover la producción» y del orden de priori-
dades «la lucha de clases, la lucha por la producción y la lucha
por la experimentación científica», ambos apuntando al hecho
de que el desarrollo de la revolución proletaria está determinado
por las relaciones de producción imperantes en el sistema nuevo,
constantemente ajustadas en el curso de la lucha contra la bur-
guesía, para impedir que el desarrollo de las fuerzas produc-
tivas fuera de control del proletariado genere un sistema de
explotación de nuevo tipo.
y así, a ojos de los nuevos teóricos de Pekín que lograron
barrer de su sociedad la participación del proletariado como
clase en el manejo de su sistema social, la «lucha de clases» que-
da despojada de su contenido esencial de batalla dada por el
proletariado para derribar a la burguesía y eliminarla como sec-
tor social, y se convierte en un mero expediente ritual que man-
tiene el entusiasmo de los trabajadores por producir. La comi-
sión de planificación estatal en un artículo publicado el 12 de
septiembre de 1977 en «Renmin Ribao», Gran principio guía para
la construcción socialista; en conmemoración del 1 aniversario
del fallecimiento del gran líder y maestro el presidente Mao,
dice: «El principio de "empeñarse en la revolución y promover
la producción" planteado por el presidente Mao contestó de
manera sucinta a la cuestión de las relaciones entre la continua-
ción de la revolución bajo la dictadura del proletariado y el des-
pliegue de la construcción socialista. El presidente Mao paten-
tizó en una charla en 1964 que la lucha de clases, la lucha por
la producción y la experimentación científica deben integrarse.
Si uno se ocupa sólo de la lucha por la producción y la expe-

349
rimentación científica dejando de lado la lucha de clases, no
podrá inflamarse de alto entusiasmo y, por consiguiente, tampo-
co podrá llevar a buen término la lucha por la producción y la
experimentación. científica».
En suma, primero está el poderío de China como nación, y
después la revolución. Y para conseguir eso a pasos veloces, la
consolidación de la dictadura de la burocracia civil-militar que
embalsamó el cadáver de Mao es lo esencial. Por eso, como dijo
Hua Kuo-feng en su informe político al XI Congreso nacional
del partido, en agosto de 1977: «A nuestro Congreso le corres-
ponde una importantísima misión histórica [...] para conducir
al país a un gran orden asiendo la lucha de clases como clave, y
porque China se transforme, dentro del presente siglo, en un
grande y poderoso país socialista moderno».
y más cerca todavía del lenguaje de los dictadores clásicos
de la burguesía, estas frases: «En resumen, la situación es exce-
lente y el pueblo anhela el orden [...]. Gracias a la gran victo-
ria que supone el aplastamiento de esta banda [el grupo maoís-
ta], nuestro partido ha evitado una gran escisión; nuestro país,
un gran derramamiento de sangre preparado intencionadamente
por esta banda; nuestro pueblo, una enorme catástrofe [...].
Podemos hacer efectivas la estabilidad y la unidad para con-
seguir un gran orden en todo el país [...], un nuevo período de
desarrollo [...], administrar bien el país [...], conseguir la es-
tabilidad y la unidad [...], alcanzar un gran orden en todo el
país».
y para seguir hablando con sabor a personajes tan revolu-
cionarios como Hitler después de incendiar el Reichstag, o Pino-
chet después de asesinar al presidente Allende, el buen requi-
sito de «amor a la patria» para distinguir a los malos chinos de
los buenos chinos: «Con tal que amen a la patria, a nuestra
República Popular China, debemos unimos con ellos y permi-
tirles que hagan bien su trabajo»... Nadie podría acusar a Hitler
de no «amar a su patria», ni a Chiang Kai-shek de no «amar a
China»; pero ocurre que su brutalidad nace de su condición
de clase, cosa ya olvidada por los burócratas civiles y milita-
res de Pekín.
y claro, para conseguir todo eso «es imperativo reforzar el
trabajo de seguridad pública y el sistema de la legalidad socia-
lista», negra amenaza que cada ciertos días adquiere la dimen-
sión de decenas de obreros y campesinos fusilados en China.
y para que no haya dudas, una reiteración: «Con miras a

350
fortalecer el centralismo democrático es menester, además, com-
'batir todo desacato a la organización y la disciplina, y reafirmar
la disciplina del partido»,28 que en el lenguaje de los burócra-
tas chinos es la disciplina de los trabajadores de esa inmensa
nación.
Finalmente, el 6 de octubre de 1977, «Renmin Ribao», «Hong-
qÍ» y «Jiefangjun Bao», en un editorial conjunto para conme-
morar el primer aniversario del golpe de Estado, titulado Llevar
adelante la gran lucha para desenmascarar y criticar a la «banda
de los cuatro», dejaron nítidamente establecido el punto de vista
del grupo burócrata civil-militar vencedor en la lucha por el
poder, afirmando: «La banda de los cuatro inventó lo que llama-
ba "nuevos cambios en las relaciones de clase" [refiriéndose
al período 1949-1976], cocinó un programa político contrarrevo-
lucionario que calificó a todos los cuadros veteranos de "demó-
cratas" y a los "demócratas" de "seguidores del camino capi-
talista", esparciendo la tontería de que había una clase burgue-
sa dentro del partido y del ejército».
Es decir, la burocracia afirma que el partido es «intocable»
y el ejército es «igualmente» intocable en la sociedad socialista,
y que en ésta no hay cambios en las relaciones de clases. Una
sociedad inmutable, sin clases. Monolítica. Inexistente, por su-
puesto. Tal vez este tipo de confesiones de la burocracia ha
llevado más y más simpatizantes a las filas de los derrotados
maoístas. Algo de la preocupación de los nuevos gobernantes
ante la creciente resistencia armada y clandestina se puede
leer en el discurso de Hua Kuo-feng, del 23 de octubre de 1977,
en la cuarta sesión de la IV Asamblea Popular Nacional: «Algu-
nas personas malas se infiltraron en los comités revoluciona-
rios de provincias, municipalidades y regiones autónomas, y
algunos de los miembros de esos comités han cometido graves
errores en la lucha entre las dos líneas, pero ahora rehúsan co-
rregirse».
Es decir, se enfrentan a quienes tomaron el poder en 1976.
4

El pueblo y el marxismo ficción

Wang, Chang, Chiang y Yao y los otros, con la


revolución cultural se pusieron a caminar sobre
nubes azules [perdi-eron la cabeza]. Ellos olvidaron
las reglas, se separaron de las masas. No cabe duda
que ésas son las faltas y errores que están pagando
con su derrota. Pero Hua Kuo-feng es un camaleón,
un contrarrevolucionario de primera magnitud. Chi
Teng-kui es otro contrarrevolucionario, de segunda
magnitud. Ye Chien-yin es un viejo señor de la
guerra [caudillo militar]. Teng es un impenitente se-
guidor del camino capitalista. Si dejamos que esa
gente dirija nuestro partido y nuestro Estado, tarde
o temprano nuestro partido terminará por ser revi-
sionista y nuestro país cambiará de color...
Comité de la liga de la juventud de la ciudad
de Shanghai.
(De un volante clandestino repartido en Pekín en
septiembre de 1977, y publicado en "Politique-Hebdo"
de París el 6 de noviembre de 1977.)

El invierno es duro en Pekín, con 15 ó 20 grados centígrados


bajo cero. La época de frío dura desde octubre hasta marzo.
Ochenta por ciento de las habitaciones no tienen calefacción,
y los pekineses duermen vestidos en los meses de más intenso

353
12. - CHINA
frío. En la madrugada, los trabajadores que poseen bicicleta
pedalean una hora como promedio hasta sus lugares de empleo,
cortando las heladas con guantes de lana, pantalones de algodón
debajo de otro pantalón de lana protegido por otro de tela, y
un camiseta, una camisa, dos jerseys de lana y una chaqueta
forrada. Los que no poseen bicicleta -la mayoría- viajan en
autobuses y trolebuses, atestados, después de esperar haciendo
cola una o dos horas antes de la salida del sol, en las paradas.
y el pasaje no es barato. Los que viven lejos de su trabajo
gastan en pasajes lo mismo que en comida, cada día: unos
50 centavos de yuan. Chang An, la avenida central de Pekín, que
corre de este a oeste, se cubre de azul y verde -la tela de las
chaquetas- en la madrugada, cuando centenares de miles de
personas acuden a su trabajo en bicicleta o en transporte co-
lectivo. De vez en cuando, un triciclo con plataforma descu-
bierta rompe la monotonía del paisaje: es un enfermo de ur-
gencia que, envuelto en frazadas mientras su aliento se le con-
gela, es llevado a alguno de los hospitales de la ciudad. No hay
servicio de ambulancias, por lo menos visible. Cuando una vez
pregunté en el hospital La Capital, el mejor dotado de la ciudad,
el vicedirector Wang me dijo: «Somos un país pobre». Pero yo
vi ambulancias llevando oficiales del ejército o altos miembros
de la jerarquía del partido a ese mismo hospital.
China es un país pobre, donde ser propietario de una bici-
cleta, un reloj de pulsera, una radio a transistores o un aparato
de televisión constituye un lujo social. En la ciudad, la gente vive
de dos o tres personas por habitación, los servicios higiénicos
son compartidos por tres o cuatro familias cuando están den-
tro del edificio, o son colectivos para el grupo habitacional cuan-
do están en el exterior. Una medida de esa pobreza, relativa-
mente compartida, la puede dar el testimonio de la joven obrera
Kan Hsiao-jung -del astillero Jutung de Shanghai, donde traba-
jan más de 8.000 personas-, que vive con una familia de ocho
personas: «Además de dormitorios, tenemos una cocina, y com-
partimos un baño y un retrete con otra familia. El alquiler para
todo esto es de 3,36 yuanes por mes [lo que significa que
ocupan 16,8 metros cuadrados, a razón de 0,20 yuan de alquiler
por metro cuadrado; es decir: ¡2,1 metros cuadrados por per-
sona!] y pagamos menos de 4 yuanes en agua y electricidad.
[La omisión del gasto en gas licuado significa que cocinan con
carbón, como la mayoría de las familias chinas.] Estos gastos,
más los de alimentación, ropa y otras cosas de necesidad coti-

354
diana, totalizan unos 100 yuanes. Los ingresos mensuales de
nuestra familia sobrepasan los 200 yuanes. El dinero que sobra
lo depositamos en el banco».!
O, en 1966, el caso de Yeh Ching, 27 años de edad, periodista
de la agencia Sinjua y uno de mis intérpretes guardias rojos en
mis viajes por el país ese año. Una noche, en Kuangtung me
explicaba: «Gano 44 yuanes al mes. Gasto 12 en comer. Separo
5 yuanes para necesidades de todos los días, y más de 10 yuanes
para ropa. Ahorro un poco de dinero, no mucho, y envío a mi
madre, todos los meses, más de 10 yuanes... ¿Ve usted? Puedo
vivir bien como estoy... Si me hubiera casado no sería lo
mismo».
La historia se repite dondequiera que usted vaya en ese enor-
me país: vivir en dos metros cuadrados, comer arroz,verduras
y huevos todos los días, y carne una vez a la semana o cada
quince días, tener un traje para ponerse (el racionamiento de
1976 concedía cupones para 6 metros de tela de algodón al año
por adulto) con suficiente ropa de abrigo, es el «universo sa-
larial» del pueblo chino.
En el campo ocurre más o menos lo mismo, aunque el dine-
ro «sobrante» es menor que en la ciudad. El salario medio cam-
pesino es de 22 yuanes, y el salario medio urbano (obreros y
empleados, cifras para 1975) es de 60 yuanes. Si al salario cam-
pesino le restamos el valor de la ración mensual de comida, que
es de 3,12 yuanes, y al salario medio urbano le hacemos lo mismo
(aquí la ración mensual de comida vale unos 15 yuanes), tene-
mos que el dinero sobrante campesino es 18,88 yuanes mensua-
les, y el urbano, 46 yuanes. O sea, la relación de «dinero sobran-
te» entre los ingresos medios del campo y la ciudad es de
1 a 2,40.
Una razón que adquiere una dimensión más concreta si
calculamos a cuánto tiempo de trabajo equivale el valor de los
«lujos» en la sociedad china:
t
Una bicicleta ordinaria, que vale 169 yuanes (las de lujo:
190 yuanes):
7,68 meses para un campesino.
2,81 meses para un obrero.
Un reloj pulsera marca Shanghai, promedio de 130 yuanes
(los más baratos cuestan 82 yuanes):
5,9 meses para un campesino.
2,16 meses para un obrero.

355
Una radio de 8 transistores, a batería, marca Peonia, onda
larga y onda corta, vale 100 yuanes:
4,54 meses para un campesino.
1,66 meses para un obrero.

Un aparato de televisión de 16 pulgadas, blanco y negro, he-


cho en Shanghai, cuesta 240 yuanes en Pekín:
10,9 meses para un campesino.
4,0 meses para un obrero.

Tal vez estas cifras expliquen por qué en China, en 1975,


había un radiorreceptor por cada 12 familias, y un aparato de
televisión por cada 289 familias.
Pero no sólo los «lujos» cuestan mucho tiempo de trabajo en
ese país. Hay otros artículos necesarios que hacen sentir los
bajos salarios. Por ejemplo, un pantalón para hombre, de lana,
que vale 38 yuanes, significa 1,72 meses de salario para un cam-
pesino, y 19 días para un obrero o empleado. El mismo pantalón,
pero de sarga, que vale 25 yuanes, equivale a 1,13 meses para el
campesino y 12,5 días para el trabajador urbano. Un par de boti-
nes de cuero para varón se vende a 23 yuanes, o sea, un mes
de salario campesino, y 11,5 días de salario urbano. Por último,
un pantalón azul de trabajo vale 9 yuanes, es decir, 12,2 días de
salario campesino y 4,5 días de salario urbano.
Lo que quiero mostrar con todo este alarde de cifras es el
nivel de vida del pueblo en el cual se dieron las luchas por el
poder que he relatado en los capítulos anteriores. Y sobre todo
señalar que las condiciones de la vida de los chinos son condi-
ciones de supervivencia -«de prosperidad inicia!», como se-
ñalan los documentos editados por las autoridades de Pekín-
en las cuales están aseguradas la comida, el techo y la vesti-
menta, y, por eso mismo, toda diferencia de ingresos entre los
distintos grupos sociales se hace más notoria que en una
sociedad desarrollada.
Una medida que permite una visión general de la economía
china la da el producto nacional bruto por habitante, que en
1973 era de 258 dólares estadounidenses. Una escala compara-
tiva con otros países es ésta, sacada del World Bank:

República Popular China, 1973: $ USA 258


Estados Unidos de Brasil, 1973: 747
Chile, 1974 1.000

356
España, 1973 $ USA 1.668
Italia, 1973 2.423
Unión Soviética, 1973 2.018
Japón, 1973 3.573
Estados Unidos, 1974 6.573
Gran Bretaña, 1973 3.116

Ricos y pobres

En el informe político rendido por Hua Kuo-feng el 12 de


agosto de 1977 ante el XI Congreso nacional del partido se
lee, en la parte dedicada a la purga de la viuda de Mao y el
resto de los maoístas del comité central: «Por otra parte, la
"banda de los cuatro" tergiversó las instrucciones del presi-
dente Mao y armó una gran alharaca contrarrevolucionaria en-
cubriéndose con el estandarte de "restringir el derecho burgués".
Al igual que tomaba como criterio político para calificar de "di-
rigentes seguidores del camino capitalista" al hecho de haber
participado en la revolución democrática y desempeñar ahora
cargos dirigentes, consideraba absurdamente como criterio eco-
nómico para hacer la misma calificación el hecho de ser de
alta jerarquía y cobrar mayores sueldos. Presentando deliberada-
mente como explotación de clase la diferencia que, en materia
de distribución, existe entre los cuadros dirigentes del parti-
do, el Gobierno y el ejército por un lado, y las amplias masas
por el otro, sacó este argumento de tipo económico para jus-
tificar el absurdo, por ella cocinado, de que existía "una clase
burguesa" en el seno del partido y del ejército».
La propaganda de la burocracia china siempre ha negado
que existan «ricos y pobres» en su país. Por supuesto, «ricos»
al estilo de los países capitalistas no los hay. Pero «ricos» en
comparación con los niveles más bajos de la escala de ingresos
chinos, sí los hay. Y, además, ocurre que esas mismas personas
que ganan más dinero son las que mandan, las que tienen poder
de decisión sobre los medios de producción, sobre la forma de
distribución y sobre la organización de la sociedad. Esas perso-
nas conforman la cúpula con poder de la sociedad china, miem-
bros del comité central, generales y altos funcionarios de gobier-
no, la inmensa mayoría miembros del partido comunista.
Yo quiero demostrar aquí que sí existen ricos y pobres en
China, y que la burocracia civil-militar es la capa social privi-

357
legiada de ese país, tanto en el sentido político como económico,
y que su base social está compuesta por los sectores acomo-
dados del campo y la ciudad.
En la nota 17 del tercer capítulo se puede ver que en el
campo, entre brigadas de producción hay diferencias de ingre-
so de hasta 19 veces, lo cual hace suponer que hay diferencias
de ingresos entre familias mucho más altas, estadísticamente
posibles hasta 30 y 40 veces. No hay estudios sobre la diferen-
ciación de ingresos por familia en el campo chino, excepto los
procedentes de investigaciones personales en el terreno, como
la mía y, sobre todo, la de Charles Bettelheim, a quien ya cité
en el tercer capítulo. Sin embargo, bastan los datos ya mostra-
dos para afirmar que en el campo chino hay una pirámide de
diferencias de ingresos que va probablemente de uno a cuarenta.
Eso indica que, desde el punto de vista económico, hay allí cam-
pesinos ricos, medios y pobres. Ahora bien, como el ingreso pro-
medio per cápita campesino se acerca a los 100 yuanes anuales,
y hay brigadas de producción cuyo ingreso medio anual per
cápita detectado fluctúa entre 35 y 40 yuanes, y otras que se
eleva a 320 yuanes y más, una simple aproximación aritmética
permite suponer que alrededor de 50 % de los campesinos deben
estar en la categoría de «pobres», otro 40 % en la categoría de
medios, y alrededor de 10 % en la categoría de «ricos». Si la
clasificación de «medios» se subdivide en superior e inferior,
podría considerarse como muy aproximada a la realidad econó-
mica la clasificación que actualmente dan los chinos para las
clases sociales rurales:

73 %, campesinos pobres y «medios» de la capa inferior (lo que


equivale a 60 % de la población total en cifras de 1973).
20 %, pequeña burguesía rural compuesta de campesinos medios
de la capa superior (equivalente a casi 16 % de la población
total). .
7 %, burguesía, compuesta de los campesinos ricos (equivalente
a 6 % de la población total).

Considerando, además de estas diferencias de ingresos por


trabajo colectivo, las entradas por explotación de las parcelas
privadas, la diferencia entre ricos y pobres en el campo debe
ampliarse. Ahora bien, si sumamos la existencia de mercados
libres legales e ilegales, la extraordinaria mayor disponibilidad
de dinero de los campesinos ricos los hace aptos para sobornar,

358
malversar y cometer toda clase de negocios ilícitos, si están en
buenas relaciones con la burocracia civil-militar central. Y, por
lo mismo, son una base social de apoyo para esa burocracia civil-
militar en sus aventuras políticas por tomar el poder.
Por eso no resultó extraño un artículo de «Renmin Ribao»
del 8 de diciembre de 1976, en su tercera página, que denun-
ciaba «los crímenes de la "banda de los cuatro" contra las ocu-
paciones agrícolas secundarias y la organización de mercados
rurales». Para entender el sentido de esto hay que explicar que
«ocupaciones secundarias» en el campo quiere decir trabajos
anexos, no colectivos, de los comuneros, como piscicultura y
artesanía, incluyendo <das ocupaciones familiares» que corres-
ponden a la explotación de las parcelas privadas y los bienes
privados (herramientas agrícolas, animales de tiro privados,
etc.). El artículo decía que los cuatro se habían opuesto a las
ocupaciones secundarias y ocupaciones familiares porque eran
«tendencias capitalistas que se deben restringir urgentemente».
Eso no era cierto, afirmaba el artículo, y agregaba: «A condi-
ción de dar a la economía colectiva la prioridad, se debe per-
mitir y alentar el desarrollo de las ocupaciones familiares por
los miembros de las comunas populares [.o.]. Es verdad que
una buena parte de las actividades secundarias y familiares
provienen de la producción mercantil y son parte de las con-
diciones que engendran el capitalismo. Pero para evitar el naci-
miento del capitalismo no se pueden tomar otras medidas que
reforzar la dirección del partido sobre estas actividades... y
conducirlas progresivamente por el camino de la economía capi-
talista planificada [.o.]. Estamos por la revolución ininterrum-
pida, pero también por la revolución por etapas. En la fase
actual, y en la mayor parte de las prefecturas del país, la pro-
ducción y la vida de los miembros de las comunas populares
no pueden basarse en el comercio socialista rural. Ciertos pro-
ductos deben ser cambiados a través de los mercados rurales
para que los miembros de las comunas complementen recípro-
camente sus aprovisionamientos. Si no se ve eso, si no se tiene
en cuenta esta realidad objetiva, habrá inevitablemente conse-
cuencias malignas para el desarrollo de la economía rural». En
aquellos lugares donde se intentó suprimir los mercados rura-
les «cuando no existían las condiciones para su desaparición, se
logró eliminar los mercados legales, pero se vio aparecer mer-
cados clandestinos, lo que ha favorecido la especulación».
En abono de su tesis de fomentar la pequeña economía

359
capitalista «bajo control» (sic), el artículo decía que «las ocu-
paciones familiares de los miembros de las comunas populares
significan un cuarto de los productos agrícolas recibidos por
los departamentos de comercialización. Si no se hace lo nece-
sario para desarrollar esos productos, se reduce a consignas
vacías las campañas sobre el aumento de envío de materias
primas a la industria, sobre la necesidad de diversificar el
aprovisionamiento a los mercados, sobre el mejoramiento de la
vida del pueblo y el apoyo al comercio exterior». Para terminar,
y disipar dudas en los lectores, se afirmaba que "ésta es la polí-
tica del partido en el campo».
Dicho de otro modo, los campesinos ricos y medios recibían
de la burocracia civil-militar, que había asaltado el poder en
octubre con su apoyo, la seguridad de que sus «intereses eco-
nómicos» serían respetados y protegidos.
Los obreros tienen 8 categorías salariales, que, en 1975, iban
desde 32,5 yuanes mensuales a 125.
El personal técnico industrial (que ocupa más o menos 8 %
del personal que trabaja en la industria) tiene categorías que
van desde 60 yuanes mensuales a 300.
El personal administrativo, conocido como «cuadros» (que
supone más o menos 12 % del personal industrial; el 80 % res-
tante son obreros), tiene un abanico que cubre de 100 a 250
yuanes mensuales.
El personal militar tiene categorías que van desde 15 yuanes
mensuales a los reclutas (además, reciben gratis educación,
servicio médico, alojamiento, alimentación y entradas para es-
pectáculos públicos), pasando por 70 yuanes mensuales los te-
nientes coroneles, y 350 yuanes los generales (los oficiales ma-
yores reciben además beneficios extras como son el uso gratis
de automóviles con chófer o sin él, y habitaciones especiales).
La alta burocracia civil, por su parte, tiene más de treinta
grados, que van desde 150 yuanes mensuales hasta 350, y, en el
caso del presidente del partido, 450 yuanes (actualmente Hua-
Kuo-feng). Ellos también tienen derecho al uso de automóviles
con chófer o sin él, y a comida gratis en casos de «necesidades
del servicio». El alojamiento tiene metros cuadrados extra, para
cumplir con las tareas «encomendadas por el pueblo».
A primera vista, las diferencias de ingresos no parecen muy
grandes, pero ocurre que, normalmente, un esposo obrero suma
a su salario el de su esposa, obrera o empleada de baja cate-
goría. En cambio, un general, con absoluta seguridad, sumará

360
a su salario el de su esposa en un nivel alto de la administra-
ción pública, o en el propio comité central del partido. Con lo
cual la diferenciación se amplía. Pero no hay rasero seguro
para medir esto. Sí lo hay, en cambio, para cuantificar con las
cifras que tenemos:
Razón entre sueldo máximo técnico y salario medio obrero:

300/60 = 5,00 veces.


Razón entre sueldo máximo de cuadro y salario medio
obrero:

250/60 = 4,16 veces.

Razón entre sueldo máximo de alta burocracia (en realidad


hay casos de 380 y hasta 390 yuanes, pero elegimos el tope de
350 por ser más generalizado) yel salario medio obrero:

350/60 = 5,83 veces.

Razón entre el sueldo de general del EPL y el salario medio


obrero:

350/60 = 5,83 veces.

Razón entre el sueldo máximo de la alta buroc~acia y el


salario medio campesino:

350/22 = 15,9 veces.


Para poder comparar, voy a citar la razón que hay entre los
sueldos de los jefes ejecutivos de compañías capitalistas con
venta superior a 50 millones de libras esterlinas, y el salario
medio obrero, en 1974, según Selected Evidence to the Royal
Commission, citada por «The Sunday Times» de Londres, 31 de
julio de 1977. He elegido este ejemplo comparativo porque el
tamaño de las compañías elegidas las hace típicas del capitalis-
mo. Las razones están calculadas después de deducir los impues-
tos al ingreso personal:

Suecia 4,7 veces.


Reino Unido 5,7 veces.

361
Holanda 7,5 veces.
Alemania Federal : 11,3 veces.
EEUU : 11,3 veces.
Suiza : 11,5 veces.
Bélgica : 10,0 veces.
Italia : 13,2 veces.
Francia : 22,3 veces.
España : 22,1 veces.

Como mínimo se puede decir que la diferencia de ingresos


entre jefes ejecutivos y obreros en la industria china es similar
a la de Suecia y el Reino Unido (cuna del capitalismo, entre
otras cosas).
Pero hay otros métodos menos genéricos para acercarse a
las diferencias reales de ingresos. Por ejemplo, según confirmó
el viceprimer ministro Yu Chiu-li el 23 de octubre de 1977, en
su discurso ante la IV sesión del comité permanente de la
Asamblea Popular en Pekín, 46 % de los obreros y empleados
están en la escala mínima de salarios. Lo cual hace más ancho
el abismo económico entre los que mandan y los que son
mandados. Si tomamos 45 yuanes mensuales como promedio
para ese 46 % de los trabajadores urbanos, su relación con el
salario máximo de la alta burocracia civil-militar es:

350/45 = 7,7 veces.

Si lo calculamos descontando lo que se gasta en comida


mensualmente: 15 yuanes, tenemos esta otra razón:

335/30 = 11,16 veces.


Si nos acercamos más a la realidad, y además de la comida
descontamos los costos de la locomoción colectiva (0,15 yuan
por pasaje a distancia relativamente moderada en Pekín, dos
viajes por día, seis días a la semana, porque la semana de tra-
bajo en China tiene 48 horas), que son en promedio mínimo
7,20 yuanes, y agregamos que ni los generales ni la alta buro-
cracia gasta en locomoción porque dispone de automóvil gra-
tis, se llega a:

335/22,80 = 14,69 veces.

362
Entonces, efectivamente, hay una capa económicamente pri-
vilegiada que, además, compone el centro de decisión en la
sociedad china. En el segundo capítulo de este libro hicimos
un análisis del núcleo de esa capa, el que encontramos en el
comité central del partido, altos mandos del ejército y de la
administración. Y son sorprendentemente pocos, aunque no es
tanta la sorpresa si consideramos la verticalidad de este tipo
de sociedad. En diciembre de 1970, Mao Tse-tung, según cita
Hua Kuo-feng en el informe al XI Congreso nacional del par-
tido, dio una pista al contabilizar la «dirección central» reunida
en esa ocasión: «Mi opinión es que los 274 miembros del
comité central y los más de mil cuadros altos y medios en
desempeño de sus funciones, deben, de acuerdo al nivel que les
corresponda, leer y estudiar a conciencia y asimilar bien el
marxismo; sólo así podrán boicotear a estafadores de la calaña
de Wang Ming, Liu Shao-chi y Chen Po-ta».
Esos «más de mil» y aquellos 274 están incluidos entre los
5.000 ciudadanos chinos de la alta burocracia civil-militar que
ganan 350 yuanes mensuales y más. A primera vista no parece
mucho su equivalente: 179 dólares estadounidenses. Pero en una
sociedad donde el ingreso medio campesino es de poco más
de 11 dólares mensuales, y millones de obreros y empleados
ganan entre 13 y 17 dólares mensuales, la diferencia se hace
enorme. La pirámide de ingresos urbanos, de obreros y em-
pleados (categoría esta última que engloba a la burocracia
estatal, no industrial ni comercial, tanto civil como militar),
refleja lo que afirmamos. Está construida según datos oficiales
de Pekín, la abrumadora mayoría de los cuales todavía no han
sido publicados en su propaganda. Una síntesis de esa pirámide
es la siguiente:

363
INGRESOS DE TRABAJADORES URBANOS
(cifras válidas para 1973)

Porcentaje
Porcentaje Porcentaje del total de
Entradas de los de los trabajadores
en yuanes obreros empleados urbanos

(1) 26 5,55 21,66 12,00


(2) 32,5 36,10 33,33 35,00
(3) 40-45 6,38 4,91 5,80
(4) 50-60 5,00 2,50 4,00
(5) + 60-90 13,90 10,00 12,30
(6) + 90-125 33,00 13,16 25,10
(7) 130-150 5,75 2,30
(8) + 150-210 4,80 1,92
(9) +210-270 2,70 1,10
(10) + 270-300 0,70 0,27
(11) + 300-340 0,50 0,20
(12) + 340-350 y más 0,02 0,008

La suma de las columnas debe ser 100,00 en cada caso, pero


en realidad suman respectivamente 99,93, 100,03 Y 99,998, lo
cual no es un pecado grave en este tipo de estadísticas, aun
considerando lo errático de ciertas cifras proporcionadas por la
burocracia china. Así y todo, este cuadro debe tomarse sólo
como referencia, es decir, que permite hacer un cuadro general
del fenómeno que se estudia, pero en ningún caso sus cifras son
absolutamente exactas.
Es necesario explicar también que la categoría 1 corresponde
al salario de los «aprendices», que se aplica tanto a los obreros
como a los empleados, aunque no está considerada en las esca-
las de categorías de salarios. Es razonable incluirla, porque
en ella se contaban, en 1973, más de siete millones de jóvenes
trabajadores, de los cuales más de cinco millones tenían la cate-
goría de empleados, y dos millones la de obreros. La categoría 2
corresponde al salario mínimo de la escala industrial, que se
aplica también a los empleados estatales del comercio y de las
oficinas de gobierno.
Como dato adicional diremos que en el reajuste de salarios
ordenado a partir del 1. de octubre de 1977 fueron consideradas
solamente las categorías 2, 3 Y 4 para los reajustes escalonados,

364
y la categoría 5 para un reajuste mínimo, que en las palabras
del viceprimer ministro Yu Chiu-li, en la IV sesión del comité
permanente de la IV Asamblea Popular Nacional, se tradujo así:
«Cuarenta y seis por ciento del número total de obreros y em-
pleados elevarán su salario a partir del 1 de octubre [se refería
a las categorías 2, 3 Y 4]. Además, otro diez por ciento o más
tendrán un pequeño aumento de sus pagas [se refería a la cate-
goría 5]». Más tarde, el 9 de noviembre de 1977, según la agencia
Sinjua en su despacho 111012 de 1977, o sea, del día siguiente,
se aclaró por qué se dejaba fuera del reajuste a la categoría 1,
la de aprendices: «El énfasis [de este reajuste] se pone en
aquellos obreros y empleados con muchos años de experiencia
laboral que reciben pagas bajas. No están incluidos aquellos
que reciben 90 yuanes o más».
Además, para obtener el reajuste, los trabajadores elegidos
deben ser «recomendados por el comité del partido». O sea:
quien se oponga abiertamente a la política del actual Gobierno
del señor Hua no recibirá reajustes. El artículo mencionado
explica además que «tendrán prioridad en ser recomendados
para aumento de salarios aquellos que hagan mayores contribu-
ciones a la revolución y construcción socialista, ya sea en la
producción o en el trabajo, y aquellos que ~stán haciendo inves-
tigaciones científicas o trabajo técnico».
En suma, es evidente que el reajuste está dirigido con prio-
ridad hacia los «empleados». Vale la pena recordar que en la
categoría empleados, la burocracia civil-militar tuvo otra base
social de apoyo político muy importante en su camino a la
toma del poder y su golpe de Estado de octubre de 1976.
y ahora, esa categoría recibe su premio, empujándola hacia
arriba en la escala de salarios, sobre todo en las categorías
2 a 5, cuya posición económica era semejante a la de los
obreros.
Para el lector acucioso adelanto que la pirámide de ingresos
que he citado da como promedio de sueldos y salarios 66 yuanes,
lo cual no está de acuerdo con la cifra oficial de 60 yuanes
mensuales para los trabajadores urbanos. Para el propósito de
nuestro trabajo, que es probar la diferenciación entre ricos y
pobres en la sociedad china, esto más que un obstáculo es una
ayuda, porque indica que la pirámide se engrosa más hacia
abajo de lo que muestra; es decir, que para que el promedio
dé 60 yuanes habría que considerar la posibilidad de que los
que ganan menos salario fuesen más numerosos todavía.

365
Sin embargo, es el momento de volver a nuestro análisis
diferencial.
Según el cuadro, los «más de mil» y los 274 que están entre
los cinco mil de la categoría 12 tienen una disponibilidad de
dinero (descontando a cada uno lo necesario para comer: 15
yuanes mensuales) que es:

MAS DE TREINTA VECES superior a la de 12 % de la


fuerza de trabajo urbana, unos 7 millones de obreros y em-
pleados.
MAS DE DIECINUEVE VECES superior a 35 % de esa mis-
ma fuerza, unos 21 millones de personas en fábricas, empresas
y oficinas estatales.
MAS DE DOCE VECES superior a unos 3,5 millones de
obreros y empleados, 5,8 % de la fuerza laboral urbana.
MAS DE OCHO VECES superior a casi 2,5 millones de traba-
jadores de la ciudad, 4 % de obreros y empleados.
MAS DE CINCO VECES Y MEDIA superior a 12,3 % de la
fuerza laboral urbana, unos 7,4 millones de trabajadores.

Dicho de otro modo más impresionante: la cúpula de la


burocracia civil-militar de China, un infinitesimal porcentaje
de 0,008 de la fuerza de trabajo urbana, que agrega a su posi-
ción económica su poder político y social absoluto, dispone de
dinero entre CINCO VECES Y MEDIA Y TREINTA VECES
superior a 69,1 % de todos los obreros y empleados del país,
unos 42 millones de trabajadores... En fin, más de 24 millones
de obreros y más de 17 millones de empleados.
y esa gente de la categoría 12 controla todo lo que el pueblo
chino lee, aprende, escucha y sabe. En sus manos están la infor-
mación, la propaganda, las decisiones económicas, sociales y
políticas. Por último, si nos damos la libertad científicamente
posible de que en el campo se repita a grosso modo este tipo
de categorías, por lo menos en la parte más ancha de la pirá-
mide, tendríamos que el núcleo de esa burocracia civil-militar
posee la misma superioridad económica anterior con respecto
a más de 170 millones de trabajadores rurales, en cifras apro-
ximadas, con respecto a casi 600 millones de chinos según el
censo de 1973. ¡Y son sólo 5.000 personas... las del poder buro-
crático!
Me gustarí~ reiterar, a esta altura de mi libro, que no pre-
tendo afirmar que esta diferenciación entre ricos y pobres,

366
entre personas con poder y los gobernados, entre explotadores
de nuevo tipo y un pueblo explotado, se produzca a causa de la
implantación de un sistema socialista. Lo que trato de demos-
trar es que esta situación se produce cuando el proletariado
de un país que ha triunfado en la revolución contra sus explo-
tadores fracasa en su intento de impedir que ese sistema socia-
lista sea tomado desde dentro por una nueva clase social que
surge, como la maleza en los campos de trigo, de la propia es-
tructura socialista conocida hasta ahora, y da origen a una
burocracia civil-militar que comienza a manejar el país «en
nombre» del proletariado primero, y «en nombre» de «todo el
pueblo» después, destruyendo, de hecho, la revolución socialista.
Dicho de otro modo, esta diferenciación entre ricos y pobres
en China no es producto de su sistema socialista, sino, todo lo
contrario, producto de no haber logrado imponer el sistema so-
cialista durante todo el transcurso de la lucha por el poder
entre los representantes políticos de las distintas clases, como
he relatado en los capítulos anteriores.
Lo importante es comprender que en todos los años de lucha
por el poder, el pueblo chino vivía en estas condiciones, y a
partir de estas condiciones tomó partido en esa lucha, y tam-
bién a partir de esas condiciones los líderes políticos en riña
hicieron pro~aganda para ganar apoyo «de masas».

Contra la revolución

La propaganda del grupo liderado por Liu Shao-chi primero,


Teng Hsiao-ping y Chu En-lai más tarde, y ahora de nuevo
Teng en complicidad con Hua Kuo-feng, voceros todos de las
necesidades de la nueva clase opresora, se valió siempre de la
realidad de la economía china, de sus tensiones y sus fracasos,
para predicar que el grupo maoísta, invariablemente, había aten-
tado contra el desarrollo de la producción y, por consiguiente,
la longitud de la vida, pobre más que modesta, del pueblo
chino.
Es cierto que la República Popular China, con su sistema
socialista a medias y todo, en fiera lucha por nacer del vientre
de la revolución democrática de 1949, hizo milagros materia-
listas como, copiando las palabras de un dirigente chino de
hoy, el de que «nuestra industria de generación de electricidad
ha hecho en 28 años lo que los países capitalistas hicieron en

367
40 ó 50 años». O también, que en un país hambriento y desnudo
como era China hasta 1949, no por el nivel de su producción
agrícola, sino por el sistema de distribución capitalista, poco
después de la revolución ya todo el pueblo tenía asegurada «la
supervivencia», es decir, trabajo, techo y comida. Pero el nivel
de «supervivencia» es fácil de soportar unos pocos años, una
década tal vez, pero más de dos décadas comienzan a transfor-
mar el milagro de la revolución en «fardo de la revolución».
Vamos a mirar con más detalle esta situación. La República
Popular China es un país agrícola. No vale la pena demostrar
que la producción agrícola de un país es la viga maestra de su
economía, y más todavía si ese país tiene las características
socioeconómicas de China. Y de la producción agrícola, la de
cereales es su principal soporte.
La historia de la producción de cereales en ese país asiático
es la historia por despegar en un vuelo que la saque del nivel
de 1936, trece años antes de la victoria, y la historia de cómo
los esfuerzos del proletariado por vencer a la burocracia y las
clases explotadoras expropiadas la llenaron de altibajos que,
finalmente, sirvieron a esos enemigos del proletariado para
ganar opinión pública, incluso entre sectores del propio prole-
tariado, a favor del golpe de Estado anticomunista de octubre
de 1976. El cuadro de la página siguiente es fundamental para
nuestro análisis.

368
PRODUCC[QN CEREALERA DE CHINA
Producción Producción Porcentaje
Año Población en millones per cápita crecimiento
en millones (toneladas) (kilos) anual real a
partir de 1949

1936 416,0 138,6 333,17

1949 515,0 110,0 213,59


1950 528,0
1951 541,0
1952 554,0 152,0 274,46 8,71
1953 568,0
1954 583,0 157,1 269,46 4,75
1955 596,0 175,0 293,42 5,44
1956 610,0 182,0 298,36 4,89
1957 624,0 185,0 296,47 4,18
1958 638,0 250,0 391,84 6,97

1959 653,0 180,0 275,81 2,59


1960 668,0 150,0 224,68 0,46
1961 681,0 150,0 220,26 0,26
1962 695,0 152,0 218,83 0,19
1963 707,0 154,5 218,49 0,16

1964 720,0 188,0 261,18 1,36


1965 733,0 209,0 285,24 1,83

1966 746,0 210,0 281,57 1,64


1967 759,0 190,0 250,26 0,88
1968 774,0 190,0 245,38 0,73

1969 790,0 206,0 260,85 1,00


1970 802,0 240,0 299,13 1,62
1971 815,0 246,0 301,80 1,59
1972 828,0 240,0 289,82 1,34
1973 841,0 250,0 297,44 1,39
1974 853,0 265,0 310,58 1,51
1975 866,0 278,0 321,32 1,59
1976 879,0 260,0 295,89 1,22

369
Las cifras de producción para los años 1936, 1949, 1952, 1954,
1955, 1957, 1958, 1962, 1963, Y de 1971 a 1974, han sido publica-
das por los organismos de propaganda, incluyendo informes a
congresos del partido y números de la revista «Pekín Informa»,
además del informe de Chu En-lai a la I sesión de la IV Asam-
blea Popular. Advierto que las cifras de población y de produc-
ción han sido redondeadas, de modo que puede haber pequeñas
diferencias en la columna de producción per cápita, lo que, no
obstante, no altera el cuadro general. El resto de las cifras,
incluyendo las de población, pueden encontrarse en fuentes
chinas, aunque no necesariamente públicas.
Lo primero que surge de esta secuencia es que la produc-
ción per cápita de 1936 (333 kilos anuales), antes del triunfo
de la revolución, ha sido superada en la República Socialista
solamente una vez: en 1958.
He separado las columnas en cinco grupos, los cuales refle-
jan la manera corno el grupo de Chu-Teng analizaba el desarro-
llo de la producción cerealera.
El primer grupo, de 1949 a 1958, constituye lo que ellos
llamaban el de las «grandes zancadas». Comprende el primer
plan quinquenal, de 1953 a 1957, y el primer año del segundo,
1958. Es la época de la línea política que dibujó su expresión
más clara en el VIII Congreso del partido, en 1956, dominado
por Liu Shao-chi, Teng Hsiao-ping y Chu En-laL Durante esa
época, la producción cerealera saltó de 110 a 250 millones de
toneladas, marcando un crecimiento anual real (descontado el
crecimiento demográfico) de casi 7 %, lo cual era espectacular,
y la producción per cápita (contando toda la población, es
decir, midiendo la disponibilidad per cápita de granos) saltó
los límites del año cumbre de 1936, llegando a casi 400 kilos
anuales. El segundo plan quinquenal, aprobado en 1956 en el
VIII Congreso, había fijado corno meta para 1962 la obtención
de 250 millones de toneladas, para mantener una tasa de creci-
miento anual de más de 4 %.
El segundo grupo, llamado de «anarquía y calamidades na-
turales», desde 1959 a 1963, muestra que en el segundo año del
segundo plan quinquenal fracasaron las metas, y ya la tasa
anual se hundía al nivel de 2,6 %, siendo la más baja de todo
el período posterior a 1949. ¿Por qué? La respuesta del grupo
derechista es simple: el movimiento de las comunas populares,
tornado corno movilización política para transformar el sistema
de poder desde abajo hacia arriba en toda la nación y no sólo

370
en el campo. Es decir, la presión política ejercida por el grupo
maoísta había «anarquizado» la producción agrícola, a lo cual
se sumaron las sequías e inundaciones de 1960-1962, cuyos efec-
tos no se pudieron combatir bien, según el grupo Chu-Teng, por
la interferencia política en el trabajo productivo. Así, este
período termina en el fondo del pozo con apenas 218 kilos
anuales per cápita en 1963, y una tasa anual de crecimiento de
casi cero: 0,16. .
El tercer grupo, de 1964 y 1965, es el de «orden y recupera-
ción», en que el aparato estatal burocrático civil-militar maneja
«racionalmente» el país y el aislamiento político de Mao es
notorio. El especialista en asuntos chinos, Edgar Snow, cuenta,
después de charl'ar con Mao en 1970, que «hacia 1964 Mao había
perdido control efectivo sobre mucha de la jerarquía del partido,
armada por sus "sucesores", y también sobre el aparato admi-
nistrativo del Estado». Y agrega que en octubre de 1966, en un
discurso ante una reunión de trabajo político del comité central,
el líder chino afirmaba: «Teng Hsiao-ping es sordo [no oye
bien], pero en las reuniones se sienta muy lejos de mí. En los
seis años transcurridos desde 1959 no me ha informado nunca
de su trabajo. Se apoya sólo en Peng Chen [uno de los cons-
piradores que trataron de dar un golpe de Estado y matar a
Mao en febrero de 1966] para el trabajo de secretariado». En
este período, una vez más, la «administración racional» del país
y el abandono de poner en primer lugar la revolución en la
estructura estatal, eleva la tasa de producción anual a casi 2 %,
Y en la producción per cápita recupera el nivel de 1955.
Pero viene otro período de «anarquía», esta vez sin el acom-
pañamiento de «calamidades naturales».
El cuarto grupo, de 1966 a 1968, es el punto culminante de
la gran revolución cultural proletaria, donde el antagonismo
aparente entre revolución-producción desarma la base agrícola
del país y baja la tasa de crecimiento anual con respecto a 1949,
de casi 2 % a menos de 1 %, dejando la disponibilidad per
cápita en menos de 250 kilos anuales en 1968; cifra menor in-
cluso a la de 1952, tres años después del triunfo de la revolu-
ción. Son los años en que el grupo maoísta trata de barrer la
burocracia civil-militar desencadenando un gigantesco movi-
miento popular insurreccional que, como vimos en el tercer
capítulo, es abandonado a medio camino por sus líderes, con lo
cual la burocracia sale mucho más fortalecida y comienza a
gobernar el país a su manera a partir de 1969.

371
El quinto grupo, que empieza en 1969, es la etapa de «con-
solidación y reconstrucción» que logra hacer saltar la tasa anual
de crecimiento de la producción de menos de 1 % hasta 1,6 %
en 1975. Es la época de dominio del aparato estatal civil y mili-
tar por parte de Chu En-lai, a partir de 1970, y de Chu y Teng
Hsiao-ping a partir de 1973. El grupo maoísta, aislado en medio
de las riñas de palacio -decían los propagandistas de la dere-
cha-, había perdido mucho de su poder para interferir el «tra-
bajo ordenado», y China se recuperaba lenta pero con paso
seguro de las pasadas «anarquías». Por supuesto, esos períodos
de «anarquía» habían sido tan graves (es decir, la interferencia
de la línea de Mao), que incluso en 1975, 18 años después de
comenzar el segundo plan quinquenal, se estaba debajo de la
meta fijada para 1962: 360 kilos per cápita anual. La cifra de
1975 era casi 40 kilos más baja, o sea 11,1 % inferior. La pro-
ducción de cereales estaba veinte años atrasada. ¿Por qué? Por-
que, al decir del grupo Chu-Teng, el socialismo se construye
creando una base económica primero, y haciendo la revolución
después. En cambio, originando fallos y fracasos, la línea iz-
quierdista -agregaban- impulsaba la tesis de la revolución
primero y la producción en segundo lugar. Naturalmente, un
argumento de este tipo fácilmente calaba hondo en la mente
de muchos sectores de la población china.
Más todavía si, como ocurrió, se afirmaba que este fracaso
en el aumento de la producción cerealera tenía efectos nega-
tivos serios en la vida del pueblo en su conjunto, no sólo con
el racionamiento de cereales,2 sino con el nivel de salarios, por-
que la política estatal es mantener una mínima diferencia posi-
ble entre la ciudad y el campo, y, por eso mismo, mantener
bajos los salarios de la fuerza laboral urbana, «para disminuir
la agudeza de la contradicción entre la ciudad y el campo».

Los salarios
y en esta materia, el uso de las cifras probaba fácilmente lo
que los activistas políticas «del orden y el progreso» querían
decir. Por ejemplo, si tomamos el caso de los obreros indus-
triales, cuya escala de salarios ya conocemos, vemos que desde
1949 hasta 1976 (mismos salarios desde 1972, pues el último
reajuste, antes del de 1977, ocurrió en 1971), los niveles mínimo,
medio y superior se han comportado de este modo:

372
Año mínimo medio máximo

(en yuanes de 1973)

1949 16 20 26
1952 20 36 75
1965 29 54 112
1976 33 60 125

Porcentaje de crecimiento 1949-1976 106 200 381

Ahora bien, según los enemigos de la línea izquierdista, la


interferencia de la revolución en la producción había comenzado
en 1958 con el movimiento de las comunas populares no como
un intento de colectivización rural, sino como una campaña
para la colectivización socialista de todo el aparato estatal y
social del país. Cuando comenzó esa «interferencia», los salarios
obreros estaban fijados según el primer plan quinquenal, año
1957:

Salario mínimo: 26 yuanes.


Salario medio: 49 yuanes.
Salario máximo: 100 yuanes.

Si se hubieran cumplido las metas del segundo plan quin-


quenal, fracasado principalmente -según el razonamiento de la
derecha- por la anarquía provocada por el maoísmo, entonces,
a su término, en 1962, los salarios obreros habrían sido los si-
guientes:

Mínimo: 34 yuanes.
Medio: 62 yuanes.
Máximo: 129 yuanes.

Dicho de otro modo, las remuneraciones obreras, y por


extensión las de todos los trabajadores chinos, estaban en 1976
ligeramente bajo el nivel de lo que debían haber alcanzado
en 1962... O sea, ¡más de 15 años atrasadas!
Este argumento, basado en la realidad estadística, tuvo una
tremenda receptividad en importantes grupos de masas, ya que,
además, estaban viviendo otro tipo de realidad a causa de su

373
cercanía con el aparato de producción: la realidad de la injus-
ticia del desarrollo de las escalas de remuneraciones, donde los
que ganan más siempre obtienen mayores aumentos, y los que
ganan menos -la enorme mayoría de la población, como hemos
visto en los cuadros del apartado anterior en este mismo ca-
pítulo- siempre obtienen una porción menor.
El cuadro que vimos más arriba refleja parte de esa reali-
dad: el salario mínimo creció 106 % durante todo el período
revolucionario, y en cambio el salario máximo creció 381 %, la
diferencia es notable.
y algo más, si tomamos 1949 como base 100, la producción
industrial medida en valores constantes tendría en 1975 el índice
de 1.100, es decir, 1.000 % de crecimiento.
Si tomamos los mismos índices para medir el crecimiento
del salario medio obrero industrial, vemos que en el mismo
año 1975 ese índice sería 300, lo que supone 200 % de aumento.
Más claro, para triplicar su salario, en esta república de obre-
ros, los trabajadores industriales tuvieron que multiplicar por
once el valor de su producción.
En el campo tenemos también casos que reflejan esta pre-
sión sobre los hombros de un pueblo que ha luchado y traba-
jado con un coraje increíble para salir del atraso y el subdes-
arrollo sociales y económicos, y para tratar de implantar un
sistema de vida más justo.
En octubre de 1975, la secretaria de la célula del partido en
la brigada modelo de Tachai rindió un informe en la conferen-
cia nacional para aprender de esa brigada. Señaló que en 1974,
el ingreso bruto de la brigada había sido de 194.800 yuanes, y
que el ingreso anual per cápita había alcanzado 176 yuanes. La
brigada la componían 480 personas en total. Esto da un índice
de producción per cápita de 405 yuanes, de los cuales, entonces,
43,5 % forman el ingreso individual.
Para comparar, la secretaria Kuo Feng-lien explicaba que
en el año 1955 --en moneda del mismo valor, por supuesto- el
ingreso bruto de la brigada había sido de 17.400 yuanes, con
un ingreso anual per cápita de 66 yuanes. La brigada estaba
compuesta en esa época de 198 personas. Eso de un índice de
producción per cápita de 87,8 yuanes, de los cuales, entonces,
75,1 % formaban el ingreso individual.
Esto significa que los campesinos de la brigada han aumen-
tado su producción per cápita 361 %, Y sus ingresos individuales
sólo 166,6 %, lo cual, una vez más, refleja cómo el esfuerzo por

374
la producción en un país tan atrasado ha seguido manteniendo
a su pueblo al nivel de la supervivencia, al mismo tiempo que
su trabajo produce las condiciones para una acumulación ma-
siva que, a partir de hace seis o siete años, va en grandes pro-
porciones a engrosar el presupuesto militar, espacial y nuclear,
todo relacionado con las necesidades prioritarias puestas en
ejecución por la burocracia civil-militar.
En la misma conferencia, Wang Chin-tsi, vicesecretario del
comité distrital del partido en Siyang, provincia de Shansi, in-
formaba que su distrito, que tenía en 1974 unos 193.000 habi-
tantes, había alcanzado una producción de cereales de 119.500
toneladas, y que el ingreso anual per cápita llegó a 94 yuanes.
Esto inaica que la producción per cápita del distrito había al-
canzado a 619 kilos.
Las cifras comparativas, para 1966, eran de 170.000 habitan-
tes, una producción de 40.000 toneladas, con un ingreso per
cápita de 47,50 yuanes. La producción anual per cápita llegaba
entonces a 235 kilogramos.
Integrando ambos períodos, tenemos que. a un aumento de
la producción per cápita de 163,4 % correspondía una elevación
en el ingreso por persona de 98 %.
Esta presión hacia abajo en los ingresos campesinos tiene
una dimensión mucho más amplia que lo reflejado en estos
dos ejemplos, porque, por lo menos en el caso de Siyang, su
producción per cápita de 619 kilos anuales en 1974 lo ponía muy
por encima de la productividad media del campesinado de
todo el país, que era de 379 kilos. Esto, de paso, hace sospechar
el inmenso océano de campesinos pobres en China, en contra-
posición con una minoría extraordinariamente rica, ya que el
ingreso medio anual rural se contabilizaba en esa época en
casi 100 yuanes..., y el distrito de Siyang, con su producción
per cápita 63,3 % superior al promedio nacional, tenía un in-
greso por individuo de sólo 94 yuanes. Es decir, es dable supo-
ner un gigantesco número de brigadas de producción con in-
greso per cápita inferior a 58 yuanes al año, y por supuesto
(como encontré en mis propias investigaciones) con entradas
anuales del orden de los 40 yuanes. No hay que olvidar que de
este ingreso hay que descontar lo que se gasta en comida por
habitante en el campo, que bordea los 35 yuanes anuales, como
vimos antes. O sea, tenemos un enorme número de campesinos
que dispondrían de 5 a 10 yuanes al año como dinero para
invertir en ropa y otras necesidades vitales... ¡Menos de un

375
yuar¡ al mes! ¡Unos cincuenta centavos de dólar al mes! Eso
frente a otros ingresos individuales campesinos que, descon-
tando los 35 yuanes de comida, llegan, por lo menos en los
casos vistos por mí, a 300 yuanes anuales.
Sobre esta realidad económica, sobre este nivel de vida de
personas de la ciudad y el campo, sobre estas presiones en
contra del mejoramiento rápido y seguro de su situación ma-
terial, la burocracia civil-militar, y en mucha medida algunos
de los que figuraban como líderes políticos del proletariado
chino, construyeron una superestructura ideológica que llevó
a hacer del marxismo una especie particular de ficción.

El marxismo ficción

No parece muy necesario explicar qué clase de marxismo


ficción es el que ha impuesto la burocracia civil-militar china
en la estructura de pensamiento de su pueblo al lector que esté
familiarizado con los órganos de su propaganda: Radio Pekín,
Agencia de noticias Sinjua, y las revistas «Pekín Informa», «Chi-
na Ilustrada» y «China Reconstruye». Sus textos y fotografías
hablan por sí mismos. Sin embargo, me parece necesario dar
algunos ejemplos para aquellos lectores que no han seguido
muy de cerca el nacimiento, el desarrollo y el colapso de la
revolución china.
El intelectual más destacado de la cúpula de la burocracia
que gobierna China actualmente es el escritor o poeta Kuo
Mo-jo, miembro del comité central, ejemplo de «intelectual
revolucionario» para los actuales mandarines del palacio im-
perial. En septiembre de 1971, dijo al político francés Alain
Peyrefitte, jefe de un grupo de funcionarios del Gobierno fran-
cés de visita en China, lo siguiente: «¿Cuál es el núcleo del
pensamiento de Marx? Llegar al comunismo por la dialéctica,
El comunismo existía en la China antigua. Nuestro pueblo ha
estado siempre inclinado al comunismo. El más alto ideal de
toda nuestra tradición nos exige renunciar al egoísmo para fun-
dirnos en la comunidad; la más grande alegría de los chinos
es estar juntos. En cuanto a la dialéctica, las investigaciones
mostrarán tal vez que Marx la tomó de China. :Él la obtuvo
directamente de Hegel, quien, junto con Fichte y Schelling,
parece haberla sacado del pensamiento asiático».3
Este párrafo podría considerarse como una referencia para

376
entender qué es el marxismo para la pequeña burguesía china,
devenida en clase dominante a través de su expresión más con-
centrada en la burocracia civil-militar actual. En vez de enten-
der la esencia del comunismo como un sistema social de hom-
bres libres responsables cada uno en la misma medida de los
asuntos de todos, la concibe como que «existía en la China an-
tigua», es decir, el trabajo colectivo de hombres gobernados
por un rígido sistema social, bajo la férrea dirección de un
gobernante por derecho divino. Y pintando todo este grotesco
entendimiento del marxismo con los colores del nacionalismo
típicamente burgués, da a entender que realmente cree en que
«el territorio del centro» (del mundo), es decir, Chung-kuo (Chi-
na), lo es... Y, por supuesto, los pobres filósofos occidentales
como Hegel no tuvieron más que mirar hacia el «centro del
mundo» para escamotear la dialéctica y pasársela a Marx.
Este tipo de afiebrado nacionalismo ha sido cultivado siste-
máticamente por los gobernantes chinos de ayer y de hoy, basta
citar el folleto Breve historia de la China moderna, libro de
texto para la enseñanza secundaria, editado por primera vez en
1954. Bajo el título de «Territorios chinos anexados por los
imperialistas en la época de la Vieja Revolución Democrática
(1840-1919)>>, inserta un mapa del oriente asiático, en el que
señala 19 puntos geográficos de «territorios chinos anexados
por los imperialistas». Doy la lista:

1. El Gran Noroeste: anexado por la Rusia imperial en vir-


tud del tratado de Tchuguchak, en 1864. Comprende parte de
las actuales repúblicas soviéticas de Kazajtan, Kirgizia y Tadji-
kistan.
2. Pamir: repartido en secreto entre Inglaterra y Rusia,
en 1896. Comprende parte de la república soviética de Tadji-
kistan.
3. Nepal: convertido en inglés después de su <<Índepen-
cIencia» en 1898.
4. Sikkin: ocupado por Inglaterra en 1889.
5. Bhutan: convertido en inglés después de su «independen-
cia» en 1865.
6. Assam: cedido por Birmania a Inglaterra en 1826.
7. Birmania: integrado al imperio británico en 1886.
8. Archipiélago de las Andaman: convertido en posesión
inglesa. Al sur de Birmania.
9. Malasia: ocupada por los ingleses en 1895.

377
10. Tailandia: proclamado <<independiente» bajo control an-
glo-francés en 1904.
11. Annam: ocupado por Francia en 1885. Engloba lo que
hoy día son las repúblicas de Vietnam y Camboya (Kampuchea),
y Laos.
12. Formosa y el archipiélago de las Peng-Hou (Pescadores):
cedidos al Japón en el Tratado de Shimonoseki, en 1895.
13. Las islas Soulou: convertido en posesión inglesa. Estas
islas quedan al sur de Filipinas.
14. Territorio en el extremo norte de Birmania: región don-
de los británicos franquearon las fronteras, cometiendo un acto
de agresión.
15. Archipiélago de Ryu-Kyu (Okinawa): ocupado por el
Japón en 1879.
16. Corea: <<independiente» en 1895 y anexada por Japón en
1910.
17. El Gran Noreste: anexado por la Rusia imperial en vir-
tud del tratado de Aigoun, en 1858. Comprende 600.000 kilóme-
tros cuadrados del actual territorio soviético.
18. El Gran Noreste: anexado por la Rusia imperial envir-
tud del tratado de Pekín, en 1860. Comprende 400.000 kilómetros
cuadrados del actual territorio soviético.
19. Las islas de Sajalin: territorio repartido entre la Rusia
imperial y el Japón.

En suma, a los adolescentes chinos se les está enseñando


desde 1954, en la «república socialista» china, que más de
1.500.000 kilómetros cuadrados de territorio soviético es real-
mente chino, que Nepal, Sikkim, Bhutan, parte del territorio
de Birmania, toda Tailandia, además de Vietnam, Laos, Cam-
boya, Corea y parte del territorio de Filipinas, son en realidad
y como
«territorios chinos» anexados por «los imperialistas»...
los tratados imperialistas no son reconocidos por «el proleta-
riado chino», según dicen los políticos que gobiernan en su
nombre, la conclusión es sencilla...
Mucho más sencilla si uno mira el mapa oficial de China
de 1975, en el que «los límites del Estado», por el sur, llegan
hasta los arrecifes de Tsengmou, ¡que están a 1.500 kilómetros
al sur de la isla de Jainan, extremo meridional del territorio
continental chino, y a sólo 50 kilómetros de las costas de
Sarawak!
y los límites en la región del mar de la China Meridional

378
señalan que las fronteras chinas llegarían hasta 200 kilómetros
de las costas de Vietnam y de Filipinas, y del norte de Indone-
sia. En la región señalada en el texto escolar que citamos
como «el gran noreste» (números 17 y 18) Y Pamir, el mapa
dice: «Límites estatales todavía no definidos».
Al parecer, el sueño del «gran imperio chino» todavía está
presente en las mentes de los burócratas civiles y militares que
gobiernan ese país.
Tal vez este sueño les ha servido de motivación clave en su
lucha por aplastar la insurrección del proletariado.
Sin embargo, la característica más importante de este mar-
xismo-ficción que ha sumido por ahora al pueblo chino en las
cadenas de una contrarrevolución triunfante es su maestría para
hacer del cinismo político una especie de arte de gobernar.
Este arte ha alcanzado tal perfección, que incluso han falsifi-
cado las propias palabras de su héroe principal, Chu En-lai, para
hacer de él un «héroe sin miedo». Una sola muestra puede ser
suficiente.
En enero de 1977, todos los órganos de propaganda de la
burocracia se pusieron en movimiento para conmemorar el pri-
mer aniversario de la muerte de Chu. Uno de los artículos prin-
cipales se titulaba Inmortales contribuciones del primer minis-
tro Chu en la gran revolución cultural proletaria, que puede ser
consultado en «Pekín Informa» número 4 del 26 de enero de
1974. En ese artículo, entre otras muchas heroicidades «prole-
tarias» del ex primer ministro, se relataba un mitin público
en el Gran Palacio del Pueblo el 11 de agosto de 1967, en un
momento crítico para la revolución, cuando estaba a punto de
concretarse la alianza Lin-Chu, que echaría por tierra la in-
surrección popular. He aquí la parte que nos interesa: «Mien-
tras transcurría el acto [algunos guardias rojos] desataron un
asalto sorpresa violando las instrucciones que el primer minis-
tro Chu había emitido, en nombre del comité central del par-
tido, para ese mitin. Levantaron un lienzo con la consigna de
"derribar a Chen Yi", y la gritaron con frenesí e incluso trata-
ron de subir a la tribuna donde estaba Chen Yi para agredirle
físicamente. El primer ministro, que nunca cedía ni una pulgada
en los importantes problemas de principios, se retiró de la sala
en protesta, para desenmascarar a los enemigos y educar a un
exiguo número de personas engañadas, y ordenó a los guardias
que protegieran al camarada Chen Yi y lo escoltaron fuera».
Sin embargo, en 1971, ante 73 ciudadanos estadounidenses,

379
entre ellos e1 escritor William Hinton, el propio Chu En-lai
había relatado el incidente de otro modo, y esa versión había
quedado como oficial en los organismos de propaganda chinos.
:E:sta es la versión del propio Chu: «El 11 de agosto de 1967
hicimos un mitin para repudiar a Chen Yi [ministro de rela-
ciones exteriores]. Estuve de acuerdo en asistir al mitin [dán-
dole con ello legitimidad] en el entendido de que solamente
habría crítica a Chen Yi y no llamamientos a derribarlo... Pero
esos estudiantes rompieron su palabra. Tan pronto como co-
menzó el mitin descolgaron desde el segundo balcón un lienzo
con las palabras "derribar a Chen Yi". Desafiar ese acto ante
la enorme multitud habría echado a perder todo el asunto, por
eso preferí no decir nada... En cierto momento salí del recinto
para tomar un descanso. Entonces Liu [uno de los guardias
rojos que querían derribar a Chen Yi, y el primer ministro
no deseaba que hablara en el mitin] subió a la tarima y habló
de todos modos. El vicepresidente Sie Fu-chi, que todavía es-
taba en la tribuna presidencial, se intranquilizó. Salió a bus-
carme. Con nosotros dos fuera del gran salón, ciertos militan-
tes saltaron de inmediato al escenario para atacar a Chen Yi.
Pero todos los miembros de nuestro personal de servicio tienen
un alto nivel de conciencia política. Tan pronto como los estu-
diantes saltaron al escenario para golpear a Chen Yi, el perso-
nal de servicio cerró filas para protegerlo. Los estudiantes im-
precaban, pero los defensores de Chen dijeron: '''No pueden
llevarse a Chen Yi. Mao Tse-tung ha pedido que se le proteja".
Nadie se atrevió a cogerle».4
Es decir: Chu no protestó cuando se descolgó el lienzo con-
tra Chen Yi, y confesó haberse quedado en silencio. Chu no
estaba en el salón cuando ocurrieron los incidentes más graves,
estaba descansando en otro lugar del Gran Palacio del Pueblo.
Pero el arte del cinismo político siempre pasa sobre esos peque-
ños detalles, y ahora a los chinos se les relata el reverso de
lo que se les contó hace cinco o seis años... Y quien tenga la
dignidad intelectual de señalar esa contradicción será acusado
de contrarrevolucionario.
Las tergiversaciones de este tipo han estado en la orden
del día de las actividades políticas en la cúpula de Pekín, y de
ellas no se salvan ni siquiera los clásicos del marxismo.
El 14 de noviembre de 1976, en «Renmin Ribao», en el ar-
tículo de Ye Ping Una banda de bicharracos nocivos para el
país y el pueblo. (Crítica a los crímenes de la banda de los

380
cuatro por sabotear los esfuerzos de empeñarse en la revolución
y promover la producción) hay una falsificación de un discurso
de Federico Engels. Para demostrar que el grupo maoísta estaba
equivocado al poner la revolución en primer lugar y la pro-
ducción en segundo lugar, el artículo dice: «Engels dijo que el
hecho más sencillo en la historia humana es que el hombre
necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y ves-
tirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.;
que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos,
materiales, y, por consiguiente, la correspondiente fase econó-
mica de desarrollo de un pueblo o de una época, es la base».
Cuando tuve que revisar la traducción al castellano de este
artículo llamé a la secretaria de la célula del partido en mi
oficina y le expliqué que ese párrafo contenía una tergiversa-
ción de las palabras de Engels; que Engels había querido decir
otra cosa, y no lo que se pretendía, es decir, afirmar que la
producción es primero y la revolución después; que, para ser
francos, la tesis del Gobierno de Hua era antimarxista, y para
hacerla aparecer como legítima ante el pueblo se truncaban las
palabras de los clásicos marxistas. La respuesta fue tajante:
«Es cierto, la cita se trunca, pero eso no importa. Lo que
importa es su actitud, que es la actitud de un contrarrevolu-
cionario...». Un mes más tarde, y ciertamente no por este inci-
dente, sino por la suma de muchos otros del mismo tipo, a
partir de agosto de 1974, cuando llegué a Pekín, fui notificado
que debía dejar China. Dicho de otro modo, se me anunció
que sería expulsado del país cuando caducara el visado de mi
familia, el 6 de abril de 1977.
Pero volvamos a la cita de Engels. Su texto completo es éste:
«Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la natu-
raleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la his-
toria humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo
la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lu-
gar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder
hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la pro..
ducción de los medios de vida inmediatos, materiales, y, por con-
siguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de
un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han
desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurí-
dicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los
hombres, y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y
no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo».5

381
Como se ve, la referencia de Engels no tiene nada que ver
con el problema que abordaba el artículo: la contradicción que
se produce en una sociedad socialista entre la revolución y la
producción. Engels habla sólo del punto de vista de Marx acerca
de la ley del desarrollo de la historia humana. Es decir, cómo
comprender la formación de la superestructura en una sociedad
dada; pero nada que ver con el problema de China en 1977:
cómo comprender las leyes que rigen la acción de una super-
estructura dada sobre las relaciones de producción y el desarro-
llo de las fuerzas productivas y viceversa.
A partir de este pequeño incidente hice una encuesta mínima
entre mis compañeros de trabajo, todos procedentes de la uni-
versidad. Pregunté a cada uno, por separado: «¿Sabe que la
cita de Engels en ese artículo está cortada en la mitad, y con
ello se le ha cambiado el sentido?» Todos los encuestados me
respondieron que no lo sabían. Todos me contestaron que no
habían leído el discurso de Engels ante l¡¡¡.tumba de Marx. Todos
se negaron a ir conmigo a la biblioteca de la oficina para pro-
bar mis palabras. Todos me dijeron: "Si así salió en "Renmin
Ribao", así creo yo que debe haberlo dicho Engels».
Naturalmente, el miedo a la policía del ministerio de segu-
ridad provoca este tipo de razonamiento y crea esta nueva
especie de intelectuales que tienen que elegir entre renunciar a
su sentido crítico o ir a la cárcel.
y ese cinismo político no es reciente, sino más bien una
escuela antigua. El 1 de julio de 1966, cuando todas las masas
chinas estaban siendo movilizadas para demoler a la burocra-
cia, y el blanco del ataque eran Liu Shao-chi y Teng Hsiao-ping,
«Renmin Ribao» publicó un editorial en primera página titulado
Viva el pensamiento de Mao Tse-tung, en conmemoración del 45
aniversario de la fundación del partido comunista chino. Cito
los párrafos "cínicos»: «El VII Congreso nacional del partido,
celebrado en 1945, estableció el pensamiento de Mao Tse-tung
como guía de nuestro partido y de todo su trabajo. En dicho
Congreso, el camarada Liu Shao-chi señaló que el camarada
Mao Tse-tung"es un marxista genial y creador". El surgimiento
y desarrollo del pensamiento Mao Tse-tung, agregó, "son el fru-
to máximo y el mayor honor de nuestro partido y nuestro pue-
blo en sus prolongadas luchas, y beneficiarán a nuestra nación
por muchas generaciones venideras" [...]. El camarada Liu
Shao-chi señaló hace ya 21 años ante el partido que "la impor-
tante tarea de este momento es movilizar a todo el partido en

382
el estudio y difusión del pensamiento Mao Tse-tung, armar
con él a nuestros militantes y el pueblo revolucionario y conver-
tirIo en la práctica en una fuerza irresistible". [...] El camarada
Chu En-lai dijo: "Armar con el pensamiento Mao Tse-tung a
nuestros cuadros y trabajadores es un requisito vital para llevar
hasta el fin nuestra revolución socialista y hacer avanzar con
éxito nuestra construcción socialista. Es también el método
fundamental para vencer y prevenir la ideología burguesa, el
revisionismo y el dogma tismo". [...] El camarada Lin Piao se-
ñaló: "China es un gran Estado socialista de dictadura del pro-
letariado y su población alcanza a los 700 millones de habitan-
tes. Necesita un pensamiento unificado, un pensamiento revolu-
cionario, un pensamiento correcto. Éste es el pensamiento Mao
Tse-tung. Se hace imprescindible imbuir a los obreros y cam-
pesinos con el pensamiento del presidente Mao a través del
estudio y la aplicación en forma viva de sus obras. Solamente
de este modo puede ser transformada la ideología del pueblo
trabajador, y las fuerzas espirituales convertidas en formidable
fuerza material". [oo.] El camarada Teng Hsiao-ping manifestó:
"El mayor mérito de nuestro partido es el de tener una ideo-
logía guía representada por el pensamiento de Mao Tse-tung. El
pensamiento de Mao Tse-tung ha sido probado por la historia.
El pensamiento que llevó a la victoria la revolución china no
fue otro que el de Mao Tse-tung. Después de la victoria de la
revolución, precisamente bajo la guía de este pensamiento, la re-
volución y construcción socialistas de nuestro país lograron tan
grandes éxitos y continuarán avanzando victoriosamente"».
Este texto es de enorme interés porque muestra de qué
modo los más grandes líderes de la derecha en el partido comu-
nista chino (están los cuatro: Liu, Chu, Teng y Lin) se las arre-
glaban para fomentar el crecimiento del marxismo ficción y,
con ello, desviar a los obreros, principalmente, de su camino
revolucionario (desde el punto de vista marxista). Los cuatro
plantean «armar con el pensamiento Mao Tse-tung» al pueblo,
y omiten la esencia de la cuestión, que es armarIo con la
ciencia del proletariado, el marxismo, para que tome conciencia,
en el sentido intelectual del término, de la luchá que debe dar
y ganar contra la burguesía. Del modo de plantear el asunto por
parte de los cuatro líderes derechistas surge fácilmente el culto
a la personalidad hasta un punto que se toca con el idiotismo
político. Y el posible componente científico que pudiera tener
el llamado «pensamiento de Mao Tse-tung» se detiene en el

383
centro de un ritual que en ciertos momentos de la vida política
china ha llegado a tener características de locura colectiva.
Me parece que sobre esto hay claros ejemplos. Cito un párra-
fo del discurso de Wang Yi-ping, vicepresidente del ~omité
revolucionario municipal de Shanghai ante la 11 conferencia
nacional sobre aprender de Tachai, realizada en diciembre de
1976, y publicado en «Renmin Ribao»: «Chang Chun-chiao ca-
lumnió el pensamiento Mao Tse-tung de ser "anticuado" y dijo:
"Después de estudiar Análisis de las clases de la sociedad china,
del presidente Mao, aún no tengo en claro las clases de la so-
ciedad china". Incluso disparató que la línea fundamental for-
mulada por el presidente Mao para nuestro partido no había
resuelto el problema de los cambios de las relaciones de clases
en el período socialista. Vociferó con arrogancia que debería
tocarle a él escribir el libro Análisis de las clases de China en el
período socialista "como base para la elaboración de las polí-
ticas futuras". De hecho, trataba de alterar radicalmente la
línea fundamental de nuestro partido. Además, ellos tergiver-
saban y adulteraban arbitrariamente el pensamiento Mao Tse-
tung. Negaban las tesis expuestas por el presidente Mao y el
presidente Hua sobre la transición del sistema de propiedad
de la comuna popular, y argüían que esta transición podía
realizarse bajo cualesquiera condiciones económicas y políti-
cas».ó
Para cualquier aficionado al estudio del marxismo, este pá-
rrafo prueba que Chang Chun-chiao era marxista, y quienes
10 apresaron, antimarxistas. Ocurre que Chang quería hacer
un análisis de clases en la China socialista, para poder elaborar
«políticas futuras», es decir, la táctica de la revolución. No
necesita demostración esta idea absolutamente científica, desde
el ángulo marxista. En cambio, sus acusadores dicen que eso
significaba «calumniar» a Dios, o a Mao, que es 10 mismo (no
olvidar que muchos brutales dictadores contemporáneos masa-
cran a sus pueblos en nombre de Dios: Augusto Pinochet, en
Chile, por citar un ejemplo que me toca de cerca), porque Mao
había hecho ya un análisis de las clases en China. ¿Cuándo?
¡En marzo de 1926! Naturalmente, ya no era válido en 1974. En
la segunda parte de la acusación contra Chang, de nuevo se
demuestra que los vencidos tenían razón desde el punto de
vista marxista, y los vencedores los apresaron por eso. Efecti-
vamente, la meta de llegar a hacer de las comunas populares un
tipo de empresa rural gigante en donde los medios de produc-

384
ción sean propiedad del Estado, es una tarea que la puede
cumplir el capitalismo de Estado desarrollado, y también un
Estado socialista. La empresa colectiva en sí, de propiedad esta-
tal, no le da carácter socialista. Por eso Chang y los demás líde-
res del grupo de izquierda sustentaban la tesis de que sin cam-
biar la superestructura hacia un nuevo tipo de Estado proleta-
rio, los saltos adelante en la producción industrial y agrícola y
la colectivización de las empresas rurales y urbanas no garan-
tizaban por sí mismas el carácter socialista de la república
china.
En agosto de 1977, en su informe político al XI Congreso del
partido, Hua Kuo-feng dio carácter de «sagrada» a esta acusa-
ción contra los vencidos, diciendo: «La banda de los cuatro
negó rotundamente el análisis científico, hecho por el presi-
dente Mao, de las diversas clases sociales de nuestro país en el
período del socialismo, y lanzó una serie de tesis absurdas
sobre supuestas "nuevas mutaciones en las relaciones de clase
en el período del socialismo"».
Aquí hay una innovación por parte del señor Hua, habla de
«el análisis científico, hecho por el presidente Mao, de las diver-
sas clases de nuestro país en el período del socialismo».
y el propio señor Hua cita ese «análisis científico» en otra
parte de su informe político. Veamos: «El presidente Mao hizo
un análisis científico de las condiciones de la! diversas clases
en la sociedad china después de cumplida, en lo fundamental,
la transformación socialista de la propiedad sobre los medios
de producción [...]. Refiriéndose a la revolución socialista, el
presidente Mao habló en estos términos: "¿Entre qué clases se
libra esta lucha? Es una lucha entre el proletariado y los
trabajadores por él dirigidos, de un lado, y la burguesía, del
otro". [Bueno, esto es como descubrir que es de día porque
alumbra el sol. Una definición general que no resuelve el pro-
blema de saber exactamente dónde está la burguesía en ese
nuevo sistema social, de qué fuerzas dispone, cuáles son las ca-
racterísticas de su base social, etc.] La clase obrera debe unirse
estrechamente con su aliado más confiable -los campesinos
pobres y campesinos medios inferiores- y apoyarse en él, unir-
se con los intelectuales revolucionarios y apoyarse en ellos y,
al mismo tiempo, ganarse a la mayor parte de la capa superior
de la pequeña burguesía, a la mayoría de los intelectuales bur-
gueses, a aquellos integrantes de la burguesía nacional dis-
puestos a aceptar la transformación socialista, así como a otros

385
13.- CHINA
demócratas patriotas, y unirse con todos ellos para ejercer la
dictadura sobre las clases y elementos reaccionarios y sobre
aquellos que se oponen a las transformaciones socialistas y la
construcción socialista. [El señor Hua está hablando en 1977. Si
esto es así en las clases chinas actuales, entonces quiere decir
que estamos en medio de una revolución democrática nacional,
no socialista, y, por eso mismo, es evidente que siendo el par-
tido comunista una organización compuesta de elementos de
todos esos "aliados", tenemos un partido no comunista con
una clase burguesa dentro ejerciendo su poder de presión. Exac-
tamente la tesis de la llamada "banda de los cuatro".] De la
población total del país, quienes aprueban el socialismo repre-
sentan el 90 %, mientras que aquellos que lo desaprueban o se
le oponen constituyen el 10 % [...]. La serie de brillantes obras
escritas por el presidente Mao en 1957 sentaron el fundamento
científico para este análisis de clases. Más aún, a medida que
se profundizaba la revolución socialista, el presidente Mao fue
enriqueciendo y desarrollando este análisis. Señaló la necesidad
de unir a más de 95 % de los cuadros y las masas y formuló
una tesis integral sobre la lucha contra los dirigentes seguidores
del camino capitalista dentro del partido»...
En suma, ¡«hay que unir a más de 95 % de los cuadros y las
masas» es el análisis «científico» de clases de Mao, según el
señor Hua!
Parece ser mucho más razonable la tesis de la banda de los
cuatro, incluso en la forma caricaturesca en que la presenta
el señor Hua en su informe: [esa banda] «echó a rodar los dis-
parates de que eran "demócratas burgueses" los que habían
participado en la revolución democrática, de que "corresponde
a una inexorable ley objetiva la evolución de demócrata a diri-
gente seguidor del camino capitalista", y de que los dirigentes
seguidores del camino capitalista en el seno de nuestro partido
no eran un puñado, sino todo un montón y, lejos de representar
una ínfima minoría, conformaban "una clase burguesa dentro
del partido". Además, calumnió a la aplastante mayoría de los
cuadros veteranos del ejército tildándolos de "dirigentes segui-
dores del camino capitalista dentro del ejército", que integra-
ban''una clase burguesa en el ejército"».
Esta habilidad de los líderes de la burocracia china para
presentar ante el público un gato diciendo que es una liebre sólo
se puede explicar si uno piensa en el gigantesco aparato de
represión que manejan. Pero, dialécticamente, esta conducta

386
ha hecho que lo que conforma ¡a burocracia civil-militar, aun
en su nivel más bajo y pobre, tenga la misma forma de actuar.
Relato un par de anécdotas que tienen relación conmigo.
Fui notificado de mi expulsión de China el 21 de diciembre
de 1976. En febrero de 1977, las autoridades chinas comunica-
ron a algunos de los trabajadores extranjeros en Pekín que me
expulsaban por «pertenecer a la banda de los cuatro». En el
mismo mes, la policía de seguridad de Pekín revisó mis per-
tenencias en una de las aduanas de la capital, pieza por pieza,
hoja por hoja de un par de cientos de libros, fotografía por
fotografía de lps álbumes de mis hijas y mi esposa, hoja por
hoja de mis libretas de apuntes sobre la dictadura de Pinochet
en Chile. Y el día 4 de abril, en el aeropuerto de Pekín, los jefes
de Ediciones en Lenguas Extranjeras que fueron a verificar mi
salida de Pekín me dijeron: «Le deseamos buen viaje... Puede
volver cuando quiera a China. Somos amigos, y lamentamos que
se vaya. Podría haberse quedado en nuestro país todo el tiempo
que quisiera... Somos viejos amigos».
En otra ocasión pregunté a la secretaria de la célula política
de mi oficina cómo se podría explicar que acusaran a la banda
de los cuatro de complicidad con Lin Piao, cuando en los docu-
mentos del comité central que ella misma me había pasado a
fines de 1974 se decía que el complot de Lin Piao, escrito por
su puño y letra, señalaba que había que «neutralizan>, con «pri-
sión o acción drástica» a «B-52 [nombre en clave para Mao
Tse-tung], Chang Chun-chiao, Yao Wen-yuan y Chiang Ching».
«Esas palabras están en la página 71 de los documentos del
comité central que ustedes me pasaron», le dije. La secretaria
de la célula respondió: «No es cierto. Usted se equivocó al leer.
Lin Piao y los cuatro eran cómplices. Lo dice "Renmin Ribao"».
En otra ocasión, cuatro personas y yo fuimos a comer a un
restaurante de la ciudad, y para ello tomamos un taxi en la
oficina especial para ese efecto que hay en el Hotel de la Amis-
tad. El encargado de distribuir los taxis era un conocido nues-
tro, ya que le veíamos todos los días al viajar a nuestro tra-
bajos. Le dijimos: «Mire, somos cinco personas... Véalas... Los
automóviles sólo sirven para cuatro personas, pero no quere-
mos pagar un taxi extra sólo por una persona. ¿Nos permite
que vayamos cinco en el taxi?» La respuesta fue: «Muy bien,
camaradas». Nos extendió el recibo correspondiente y partimos
los cinco. Después de comer en el restaurante, dos horas más
tarde, llamamos al taxi para el viaje de regreso. El mismo. taxi,'

387
el mismo chófer, y con el mismo recibo de pago por viaje com-
pleto. El chófer nos dijo ante la puerta del restaurante: «Estos
taxis son sólo para cuatro personas y ustedes son cinco. Sólo
llevo a cuatro». Le explicamos el acuerdo previo. Ni caso. Los
cinco regresamos en locomoción colectiva al Hotel de la Amis-
tad y, claro, fuimos a reclamar al responsable de los taxis por
la actitud del chófer, al romper un compromiso. El responsable
-¡el mismo que nos había aceptado el trato original!- nos
dijo: «No sé nada de eso. Cuando ustedes salieron de aquí
eran cuatro, y ahora son cinco... Alguien se les reunió en el
restaurante. Es culpa de ustedes. Yo vi a cuatro». ¡Y en el bo-
leto de pago decía «cinco personas»! Pero ni siquiera eso... La
palabra definitiva fue: «Ustedes eran cuatro cuando salieron...
Yo lo afirmo».
El gato era liebre, aunque maullara, porque así lo decía «la
autoridad» del nivel respectivo.
Y cuando la autoridad es suprema, hay gato por liebre como
el del editorial del 23 de julio de 1977, publicado conjuntamen-
te por «Renmin Ribao», «Hongqi» y «Jiefangjun Bao», con el
título Una reunión histórica, saludando a la III sesión plenaria
del X comité central, que había rehabilitado a Teng Hsiao-ping
y expulsado a <<1oscuatro»: «La III sesión plenaria adoptó ade-
más la resolución sobre la restitución de los cargos al camarada
Teng Hsiao-ping. El presidente Mao había efectuado hace tiem-
po una apreciación explícita e integral del camarada Teng Hsiao-
pingo En la conferencia de trabajo del comité central que tuvo
lugar en marzo pasado, el presidente Hua señaló que la cama-
rilla antipartido de Wang-Chang-Chiang-Yao"lanzó ataques y
falsas acusaciones contra el camarada Teng Hsiao-ping. Esto
fue parte importante de su intriga destinada a usurpar la direc-
ción del partido y del Estado. Todas las calumnias y cargos
infundados hechos por la banda de los cuatro contra el cama-
rada Teng Hsiao-ping deben ser desmentidos"».
Un año antes nada más, el 26 de julio de 1976, en el banque-
te de recepción en Pekín al presidente de Bostwana, Seretse
Khama, «el primer ministro Hua Kuo-feng» decía: «La actual
situación interna de nuestro país también es excelente. Iniciada y
dirigida personalmente por el presidente Mao, la lucha para cri-
ticar la línea revisionista contrarrevolucionaria de Teng Hsiao-
ping y contragolpear el viento revocatorio derechista se profun-
diza victoriosamente en conexión con la realidad de la lucha
entre las dos líneas en los diversos frentes».

388
El 7 de abril de 1976, el comité central del partido comunista
de China comunicaba a todo el país que «a propuesta del gran.
líder el presidente Mao» se destituía de todos sus cargos, dentro
y fuera del partido, a Teng Hsiao-ping.
No voy a volver sobre las opiniones de Mao acerca de Teng,
ya anotados en los capítulos anteriores. Pero, a partir de agosto
de 1977, respecto a este político, de nuevo gato por liebre: lo que
dijo Mao, y todos los chinos se enteraron, ahora ocurre que...
no lo dijo. Peor, lo dijo al revés: allí donde expresó que «Teng
no es marxista», debió haberse entendido «Teng es un brillante
marxista». Y en cuanto al funcionario Hua Kuo-feng, allí donde
dijo «la línea revisionista contrarrevolucionaria de Teng Hsiao-
ping», debe entenderse por «la línea marxista revolucionaria de
Teng Hsiao-ping». Y allí donde el funcionario Hua dijo «iniciada
y dirigida personalmente por el presidente Mao», debe leerse
«combatida y criticada personalmente por el presidente Mao».
¿Queda claro?
Entonces todo cambia, y lo que antes fue rojo ahora es negro,
y viceversa. Y ocurre que en agosto de 1977, en el informe polí-
tico de Hua, leemos que en el verano de 1975 «de acuerdo con
las instrucciones del presidente Mao y bajo la presidencia del
camarada Teng Hsiao-ping, el buró político criticó seriamente
a la banda» de Wang, Chang, Chiang y Yao... Que a fines de
1975, y hasta octubre de 1976, esa banda, «violando las instruc-
ciones del presidente Mao y haciendo rancho aparte, atacó al
camarada Teng Hsiao-ping y le endilgó cargos falsos».
Todos los chinos saben que esto es mentira. Más todavía,
todos los que leen la propaganda china saben que esto es un
gato. Pero Hua, por mandato de la burocracia civil-militar, dice
que es liebre, y liebre queda en apoyo al funcionamiento del
marxismo ficción.

El ritual

El 7 de mayo de 1966, Mao Tse-tung envió una carta con


«instrucciones» a su entonces «camarada de armas» el maris-
cal Lin Piao, en la cual se bosquejaba un cambio total del
sistema de relaciones entre la educación y el trabajo, dentro de
la estructuración de comuna popular en todo el país, idea que
en febrero de 1967 sería abandonada por Mao ante la presión
de los militares, como ya hemos visto.7

389
Sin embargo, como conviene dentro del ritual del marxismo
ficción, la parte del texto de esa carta se siguió tomando
como «directiva del 7 de Mayo», o «la línea revolucionaria del
presidente Mao para la educación en el sistema socialista».
De ahí nacieron las escuelas de cuadros 7 de Mayo, desde
1968 hasta hoy, cuyo contenido teórico es hacer pasar por turnos
una temporada de un año, a lo menos, a todos los miembros de
la burocracia civil-militar en granjas colectivas donde «trabajan
como obreros y campesinos, aprenden del pueblo trabajador
y estudian marxismo a la luz de la práctica del trabajo produc-
tivo, para cambiar su visión del mundo y proletarizarla», según
me explicó Kang Sheng en una entrevista sostenida con él en
julio de 1970.
¿En qué se habían convertido las escuelas 7 de Mayo de 1977?
Una suma de un juicio acertado la puede dar Shü Hue, 27 años,
casado, un hijo, miembro de la célula del partido en la sección
de español de «Pekín Informa», que trabajó en equipo conmigo
desde agosto de 1974, hasta que se fue a una escuela 7 de Mayo
ellO de marzo de 1977. Cuando Shü me contó que «este año me
toca a mí ir a la escuela de cuadros», pretendí hacerle una bro-
ma, comentándole:
-Bueno, querido Shü, por fin va a tener que trabajar de
verdad.. .
Su respuesta fue tajante:
-No camarada. Ahora vaya descansar. Nosotros tomamos la
temporada en las escuelas de cuadros 7 de Mayo como vaca-
ciones. ..
-Pero, no entiendo, Shü, ahí ustedes van a trabajar como
campesinos, a vivir como ellos, a labrar la tierra..., yeso es duro.
-Eso es duro para los campesinos, pero no para nosotros.
Mire, en la escuela de cuadros, 10 personas hacen el trabajo nor-
mal de una persona, de modo que labrar la tierra es descan-
sado, se puede dormir la siesta larga, tomar mucho aire... Ade-
más, nosotros tenemos tractores... La comida es muy barata
y nos pagan el mismo sueldo que si trabajáramos aquí en la
oficina, así es que en un año ahorramos mucho dinero. No
tenemos que estudiar mucho... Sólo los artículos del «Renmin
Ribao» y de «Hongqi». Cada mes tenemos cuatro días de per-
miso para venir a la ciudad a ver a la familia, no gas~amos
en ropa, ni en locomoción y casi nada en comida. Podemos traer
fruta para casa, gratis. Créame, soy feliz, así tendré ahora un año
de vacaciones. Y la vida es muy cómoda; tenemos casas con cale-

390
facción... Con los campesinos, en la aldea cercana, sólo pasa-
mos un mes en todo el año, y no vivimos con ellos... Sólo vamos
a visitarles durante el día, para ayudarlas un poco en su tra-
bajo. ..
Me parece que estas palabras son suficientes para dibujar
uno de los modos en que <<1osgrandes frutos de la revolución
cultural» se transformaron en una especie de imitaciones de
material plástico de lo que pretendían ser.
Del mismo modo, a todo nivel, incluyendo la educación de
los adolescentes, se veía esta ritualización de las «nuevas cosas
socialistas». En muchas escuelas, la corrupción de la capa supe-
rior de la sociedad había alcanzado sus aulas, y en su interior
existían pandillas de jóvenes: <<1osdragones» y «los tigres»; los
primeros para designar a las pandillas de hijos de cuadros del
gobierno central, y los segundos para hijos de cuadros del go-
bierno municipal, que se dedicaban incluso a destruir material
de estudio «para matar el ocio». Naturalmente, esta situación fue
achacada «al error de poner la política en el primer lugar de la
enseñanza». Pero resultaba mucho más adecuado achacarla a la
realidad de cinismo político existente en todo lugar, a la verdad
de que ninguna palabra correspondía con los hechos, sino con
los intereses de ciertos individuos.
Un ejemplo de lo que estoy diciendo es el modo grotesco
como la propaganda, tanto para los chinos como para los países
extranjeros, informaba cotidianamente de lo que la burocracia
quería que el pueblo repitiera, aunque no lo creyera.
Veamos algunos despachos de la agencia de noticias Sinjua:

<<120S01-Shenyang, 5 de diciembre de 1976, SINJUA: Un equi-


po minero del noreste de China que ha terminado sus metas
para 1976 siete meses antes de plazo, hizo el trabajo de dos años
en diez meses y medio, hasta mediados de noviembre.»
Naturalmente, esta «extraordinaria» tarea del equipo había
sido cumplida a causa del «entusiasmo» provocado por «la crí-
tica a la banda de los cuatro». ¡Sólo que la banda de los cuatro
había comenzado a ser blanco de la crítica el 20 de octubre de
1976! O sea, que en menos de 30 días, estos mineros maravillosos
habían hecho el milagro.

«111607-Tsinan, 16 de noviembre de 1976, SINJUA: La prefec-


tura de Changwei en la provincia de Shantung, al este de China,
cumplió el plan estatal industrial para 1976 el 30 de octubre,

391
con una producción total 38 % mayor que en el mismo período
de 1975. Estos éxitos son atribuidos al nuevo impulso que ha
tomado en la provincia la campaña por "empeñarse en la revo-
lución y promover la producción" como resultado de la crítica
a la línea revisionista contrarrevolucionaria impulsada por la
banda de los cuatro antipartido.»
¡O sea que, desde el 20 al 30 de octubre, en diez días, los
obreros industriales de Changwei hicieron el trabajo de cua-
tro meses!

«111701-Jofei, 17 de noviembre de 1976, SINJUA: [...] la clase


obrera de la provincia de Anjui, en la parte este de China [...],
como expresión de solidaridad con los obreros de Shanghai y de
su odio por la banda de los cuatro... enviaron en octubre a Shan-
ghai 61,2 % más de mercaderías que lo planeado por el Estado.»
¡O sea, en 10 días hicieron el trabajo de 29 días!
Estos ejemplos prueban una de estas tres cosas:
a) Los obreros chinos trabajan normalmente a menos de la
mitad de su capacidad.
b) Los burócratas que fijan las metas de los planes no tienen
idea de su trabajo.
e) Los «éxitos» publicitados son falsos.

La tendencia es a escoger el punto e, sobre todo si uno ha


sido testigo, como también el propio pueblo chino, de un doble
juego interminable por parte de los líderes. Ejemplos del ci-
nismo del grupo de derecha los hemos citado muchas veces en
este libro, pero ocurre que los dirigentes de izquierda también
acudieron a ese arte en variadas ocasiones. Una, muy dramática,
fue para la ceremonia de condolencias a la viuda de Chu En-lai,
en enero de 1976, junto al cadáver de su marido. ¡El único miem-
bro del comité central que abrazó emocionado y con fuerza,
a la señora Teng Yin-chao, fue Chang Chun-chiao! ¡El único di-
rigente que tenía los ojos arrasados en lágrimas durante esa ce-
remonia era Wang Hung-wen! Y esa escena fue transmitida por
televisión cuatro días seguidos...
Pero ocurre que en enero de 1976, los líderes de la campaña
política contra Teng Hsiao-ping y Chu En-lai, «el Confucio de
nuestros días», eran Chang y Wang, las mismas personas que,
según acusan ahora sus vencedores, cubrieron el cadáver de
Chu En-lai Con la bandera del partido comunista en una posi-

392
ción incorrecta, es decir, con la hoz y el martillo hacia el lado
derecho del cadáver... Para señalar -agregan los acusadores-
que Chu era un traidor al partido (quienes se interesen por
verificar esto, pueden comparar alguna foto del cadáver de
Chu con la del cadáver de Mao Tse-tung, en la cual la hoz y el
martillo aparece en posición correcta, es decir, a la izquierda
del cadáver).
Esta coquetería con los símbolos y las mentiras cuando
sirven a su juego político, los actuales líderes chinos la trans-
formaron en una especie de locura furiosa en la campaña de
desprestigio a los cuatro jefes de la línea maoísta, al acusarles
-para hacer creíble que los vencedores actuaron en defensa
del pueblo chino- de haberse opuesto a todo avance de la
producción, del conocimiento y del desarrollo material de China.
Un ejemplo de referencia, aparecido en el número 11 de
«Pekín Informa» del 11 de marzo de 1977, señala que los cien-
tíficos chinos «contraatacando el sabotaje de la banda de los
cuatro, completaron en 18 meses de enormes esfuerzos... la
construcción de un sistema de telecomunicaciones de microon-
das de 960 canales (tipo 2) ».8
Una forma concentrada de este tipo de conducta de la nueva
clase gobernante en China puede ser también el método que uti-
lizan para «coordinar» lo que los portavoces de cada fábrica,
cada comuna popular, brigada de producción o sitio de interés
«visitable», están en situación de decir a los «amigos extran-
jeros» que son conducidos a esos lugares para mostrarles la
«nueva China».
Para el caso de Pekín existe un libro de tapas azules y
texto bilingüe (chino-español, chino-inglés, chino-francés, etc.),
en cuya tapa y primera página lleva los caracteres de «Uso in-
terno», y se titula Materiales de referencia para la enseñanza. De
recomendación para las entidades que visitan Pekín. Facultad
de (aquí pone el idioma de que se trata) del Instituto de Lenguas
Extranjeras de Pekín. La edición que yo copié (y cuyo texto
logré sacar de China por vías muy particulares) es la de diciem-
bre de 1975.
El libro contiene el texto de ¡lo que deben decir los anfitrio-
nes a los visitantes extranjeros! Hay textos, en el caso de Pekín,
para trece fábricas, cuatro comunas populares, dos embalses
con centrales hidroeléctricas, siete establecimientos educaciona-
les (incluyendo una escuela de cuadros 7 de Mayo), un hospi-
tal, un barrio residencial de la capital, un sistema de túneles

393
antiatómico, una división del Ejército Popular de Liberación, y
nueve lugares «históricos de interés».
Son exactamente los lugares que los chinos muestran a escri-
tores, periodistas, amigos, jefes de Estado, etc., sin variación.
Dicho de otro modo, si usted es un periodista y quisiera escribir
acerca de Pekín, le bastaría con copiar este texto y tendría un
trabajo de más de un centenar de cuartillas. Yo dediqué parte
de mi tiempo en Pekín para verificar si los <<informes» que nos
daban los responsables de los distintos lugares correspondían al
texto «de uso interno». No falló nunca... Siempre era el mismo.
Por último, y sólo como ilustración del grado de extensión
que había alcanzado en los últimos años la enfermedad del
cinismo político en el liderazgo chino, copio fragmentos de la
entrevista entre el presidente de Francia, Georges Pompidou,
con el entonces presidente del partido chino, Mao Tse-tung, cele-
brada en septiembre de 1973 en Pekín, según la versión de Pom-
pidou reproducida en «The Sunday Times Magazine» de Lon-
dres el 24 de octubre de 1976.

MAO: En cuanto a Nixon, su situación es difícil a causa del


«Watergate». Nosotros no entendemos por qué se hace tanto
ruido con ese asunto.
POMPIDOU: Tampoco yo. Hay demasiados técnicos y periodis-
tas en Estados Unidos. De todos modos, creo que el asunto está
terminado.
MAO: Nosotros no lo hemos mencionado en nuestros perió-
dicos.
POMPIDOU: La prensa francesa lo ha publicado relativamente
poco... No como, por ejemplo, la prensa británica e italiana.
Pero este asunto está provocando graves dificultades a Nixon
con el Congreso, el cual es bastante aislacionista.
MAO: Ese aislacionismo es desastroso para Europa, pero me-
nos preocupante para China.
Po MPIDOU:Por eso, cuando me entrevisté con el señor Nixon
en Islandia, le dije que las tropas estadounidenses debían per-
manecer en Europa...
MAO: A Kissinger le agrada hacer informes, y muy a menudo
sus proposiciones no son muy inteligentes...
MAO: «Los métodos de Napoleón eran los mejores. Disolvió
todos los congresos, y él mismo eligió a las personas con las
cuales gobernar...
MAO: ...Bueno, todavía no conozco las cifras exactas. No

394
estoy seguro de que seamos 800 millones. Hasta dudo que haya-
mos alcanzado los 700 millones. Los censos hacen aparecer a los
chinos siempre aumentando, y, por otro lado, muestran que
siempre disminuyen las cosechas. En todo caso, le doy un ejem-
plo de cómo funcionan los censos. Cuando mueren los abuelos,
no son tachados en las listas... particularmente en las áreas ru-
rales. Y muchas personas están registra'das varias veces debido
a los cambios de casa, sin ser sacados de las listas en el lugar
donde vivieron antes...
POMPlDOU: En cuanto a las cosechas, los campesinos fran-
ceses son tan astutos como los chinos; tienen siempre la tenden-
cia a disminuir el tamaño de la cosecha.
MAo: Aquí los campesinos la recortan por lo menos en diez
por ciento. Pero yo estoy de acuerdo con eso. Dejo que eso pase.
Ellos pueden, de verdad, esconder un quinto de sus cosechas.
Por supuesto, el tamaño oficial de las cosechas baja, pero los
cereales verdaderos siguen ahí. Por eso es que casi siempre
sugiero a los lideres de localidades que no sean muy estrictos
con -los campesinos si éstos esconden parte de sus cosechas.
Uno no debe interferir. ¿No cree usted?
POMPIDOU: Absolutamente de acuerdo. Yo vengo de una
familia campesina. Mi abuelo era campesino...
5
¡Burgueses y proletarios del mundo,
uníos!

Las calles de nuestro país están en agitación, las


universidades están llenas de estudiantes rebeldes
y alborotadores. Los comunistas tratan de destruir
nuestro país. Rusia nos amenaza con su poderío, y
la República está en peligro. Sí, peligro, interno
y externo. ¡Necesitamos ley y orden! Sin esto nues-
tra nación no podrá sobrevivir.

" Discurso
ADoLFOH:rrLER,
en Berlín, 1932.

No entiendo el grado de estupidez de los gober-


nantes chinos, al mismo tiempo que rompen con
Beethoven establecen relaciones diplomáticas con
el dictador Pinochet...
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ, 1974

El 15 de octubre de 1976, apenas nueve días después del


golpe de Estado en Pekín, el entonces consejero internacional
del Gobierno de Washington, Henry Kissinger, declaró en una
conferencia de prensa en la capital de Estados Unidos: «Estamos
convencidos de que la soberanía de China y su integridad territo-
rial desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del

397
equilibrio mundial, y nosotros consideraríamos como muy gra-
ves las amenazas que pudieran pesar sobre ellas por parte de
una potencia exterior».
El 24 de octubre, Kissinger fue más explícito: «Una agre-
sión contra Yugoslavia o contra China [...], modificáría el equi-
librio de fuerzas mundial y afectaría los cálculos estratégicos de
otros países, lo que podría tener como contraefecto consecuen-
cias infortunadas sobre la seguridad estadounidense, aun cuan-
do no fueran inmediatas [...]. Estados Unidos vería con mucha
preocupación una agresión armada o una simple presión militar
contra China».
El 12 de enero de 1977, la agencia oficial de noticias Sinjua
informaba de «huéspedes estadounidenses festejados en Pekín»,
explicando qUt:; «el instituto chino popular para asuntos exterio-
res dio un banquete en Pekín esta noche para David Rockefeller,
presidente del consejo del Chase Manhattan Bank de los Estados
Unidos, y sus acompañantes [...]. Presentes en la ocasión esta-
ban Ko Po-nien, vicepresidente de la organización anfitriona; Li
Chuan, vicepresidente del consejo chino para la promocióQ8'lel
comercio exterior; Tsui Ping, vicegerente general del Banco de
China; Tang Weng-sheng, vicedirectora de departamento en el
ministerio de relaciones exteriores; y Kang Tai-sha, subsecreta-
rio general de la organización anfitriona. También estaba pre-
sente Thomas Sovereign Gates, Jr., jefe de la misión de enlace
de Estados Unidos en China». Se explicaba que David Rocke-
feller había sido invitado por el instituto chino popular para
asuntos exteriores.
El 14 de enero, de nuevo la agencia Sinjua explicaba a sus
lectores: «Juang Jua, ministro chino de relaciones exteriores,
se entrevistó y tuvo una conversación amistosa aquí [en Pekín]
con David Rockefeller, presidente del consejo del Chase Man-
hattan Bank de Estados Unidos, y sus acompañantes. Después
de la entrevista, el ministro Juang Jua ofreció una comida en
honor de los huéspedes estadounidenses».
Al día siguiente, 15 de enero, «Li Sien-nien, viceprimer mi-
nistro del Consejo de Estado, se entrevistó y tuvo una conversa-
ción amistosa aquí [en Pekín], esta tarde, con David Rocke-
feller».
El 16 de enero: «David Rockefeller y sus acompañantes deja-
ron Pekín por avión esta mañana [...]. En Pekín, David Rocke-
feller y sus acompañantes tuvieron entrevistas separadas con
Chiao Pei-Sin, presidente del directorio del Banco d~ China;

398
Tsui Ping, director gerente y sub gerente general del Banco de
China; y Wang Yao-ting y Li Chuan, presidente y vicepresidente
del Consejo Chino para la promoción del comercio exterior».
En suma, conseguida la buena disposición del imperio nor-
teamericano para ayudar militarmente a los nuevos gobernantes
de Pekín al alba después del golpe de Estado, ahora se iniciaban
las negociaciones financieras para obtener préstamos a fin de
comprar las armas.
Como había dicho el jefe del partido y del Gobierno albane-
ses, Enver Roxha, en su informe al VII Congreso del partido del
trabajo de Albania, refiriéndose al Gobierno de Pekín, «la susti-
tución que ellos hacen del internacionalismo proletario por su
"solidaridad internacional" es un reflejo de su reemplazo de la
ideología proletaria por la ideología burguesa. Para los revi-
sionistas, solidaridad significa solidaridad con la burguesía y
lucha contra el proletariado, solidaridad con los imperialistas
y lucha contra los pueblos. En boca de los revisionistas, solidari-
dad es una fórmula de justificación que les permite unir fuerzas
con el diablo y sus hijos, ~ los socialdemócratas y el Vati-
cano, con las compañías transnacionales y los fascistas, con la
Organización del Tratado del Atlántico Norte y con el imperia-
lismo estadounidense».
En los mismos momentos que Rockefeller recibía el abrazo
amistoso de los jerarcas chinos, la publicación francesa «Le
Monde Diplomatique» informaba en su artículo La evolución de
las relaciones entre Estados Unidos y China (enero, 1977) que
«dos de los principales consejeros del señor Carter para asuntos
chinos se han pronunciado públicamente en favor de un "des-
lizamiento sutil" en dirección a China, a través de la venta de
material técnico susceptible de aplicaciones militares, y del desa-
rrollo de otras relaciones a nivel de defensa, a condición, sin
embargo, de que tales relaciones no comprometan la disten-
sión con la Unión Soviética [...]. La decisión tomada por el
Gobierno Ford de ceder a los chinos dos computadoras Cyber 172
de la firma Control Data, que pueden ser utilizadas con propósi-
tos militares, ha marcado el comienzo del "deslizamiento" hacia
China en lo que concierne a las ventas de material técnico
con aplicaciones militares... Tomada secretamente el 12 de oc-
tubre último por el presidente Ford y el Consejo de Seguridad
Nacional, esta decisión estaba clasificada de altamente confiden-
cial, pero fue divulgada por el semanario "Aviation Week" en se-
guida, al parecer debido a una indiscreción cometida por un

399
muy alto funcionario del Pentágono [...]. Hace más de un año
que los chinos hicieron sus primeras ofertas de compra para
esas computadoras y otros aparatos de alta tecnología que tienen
aplicación militar, pero el Gobierno estadounidense, aunque
había autorizado a los aliados de Estados Unidos a vender ar-
mamento a China, mantuvo en suspenso su respuesta. [oo.] La
decisión del Consejo de Seguridad Nacional aprobando la venta...
ocurrió menos de una semana después del arresto de los diri-
gentes radicales chinos que formaban la banda de los cuatro,
y tres días después de un encuentro privado en Nueva York
entre el señor Kissinger y el señor Chiao Kuan-jua... [Algunos
de los extranjeros que estábamos en Pekín, en esa fecha supi-
mos que Chiao, entonces ministro de relaciones exteriores de
China, había pedido una entrevista con Kissinger para 1\ misma
tarde del 6 de octubre -la madrugada del día 7 en PeJfín- en
Nueva York, a fin de informar sobre el arresto de los dirigentes
izquierdistas. Más tarde, una fuente del Consejo de Estado chino
me dijo que una de las acusaciones contra Chiao, cuando fue
purgado en noviembre de 1976, fue que "había divulgado el
secreto de la entrevista con Kissinger... para desprestigiar al pre-
sidente Hua".] La mayor parte de los especialistas estadouni-
denses pensaban en verdad que los dirigentes "radicales" se opo-
nían a que China se hiciera cada vez más dependiente de Esta-
dos Unidos en el dominio de la tecnología militar [oo.]. Las
computadoras estadounidenses, en la hipótesis de que fueran
utilizadas con fines militares, ayudarían notablemente a los chi-
nos a reducir su retraso con respecto a los soviéticos en el
campo de la tecnología militar [...]. Se sabe que esa compu-
tadora puede servir para el control de radares extremadamente
potentes capaces de detectar proyectiles balísticos intercontinen-
tales, y que el Pentágono los ha utilizado para programar armas
nucleares [oo.]. En septiembre de 1975 fue llevado al conocimien-
to público el debate sobre las relaciones militares entre Estados
Unidos y China. Michael Pillsbury, experto en política exterior
de la Rand Corporation, dijo ese mes: «Debemos adoptar una
política que admita de una manera explícita que Pekín tiene un
legítimo interés en mejorar su fuerza de disuasión para enfren-
tar la posibilidad de un ataque soviético" [oo.]. "The New York
Times", en septiembre de 1975, escribía: "The New York Times
ha logrado conocer un informe de la CIA que señalaba la exis-
tencia de discretos avances de China ante empresas estadouni-
denses". Según este documento, los chinos habían contactado

400
por medio de representantes con la Lockheed para los aviones
de transporte C141, con la sociedad ITEK para cámaras desti-
nadas a equipar satélites terrestres, con la RCA para material
de localización y de telecomunicación... y también con CON-
TROL DATA para las computadoras Cyber 172. "The New York
Times" recordaba que en 1973 Estados Unidos había ya vendido
a China diez aparatos Boeing 707 provistos de sistemas de pilo-
taje automático».
Según el artículo que estoy citando, de «Le Monde Diploma-
tique», algunos de los fines que tendría el Gobierno de Washing-
ton para su política nueva a partir del golpe de Estado en
Pekín serían: «impedir todo acercamiento entre China y URSS
cultivando todas las sospechas y las tensiones que dividen a
Moscú y Pekín y asoc\mdo el conjunto del alto mando militar
chino a la actual políti~a china de "deslizamiento" hacia Estados
Unidos [oo.], dar una especie de prima a los dirigentes chinos
por haber llevado a la práctica la apertura en dirección de Esta-
dos Unidos, y reforzar al mismo tiempo la posición de aque-
llos que defienden esta política en el seno de la dirección chi-
na [...]. Según ciertas informaciones publicadas en la prensa,
Estados Unidos habría pasado a China investigaciones sobre
la URSS, y los chinos le habrían comunicado, a cambio, infor-
mes de sus servicios de contraespionaje acerca de las activida-
des de los soviéticos. Entre las informaciones de naturaleza mili-
tar dadas a China por Estados Unidos figurarían destacadamen-
te documentos fotográficos de las fuerzas soviéticas estacio-
nadas en la frontera china, recogidos por las misiones de reco-
nocimiento estadounidenses, información de los movimientos
de los submarinos soviéticos y otros diversos datos obtenidos
gracias a las técnicas modernas del espionaje electrónico. Cier-
tas indicaciones permiten suponer que esos intercambios ha-
brían comenzado en seguida de la visita del señor Kissinger
a Pekín en el mes de julio de 1971... [Este tipo de informaciones
coincide notablemente con el alegato de algunos de los vencidos
en octubre de 1976 en China, que me contaron cómo Chu En-lai
y su gente se habían valido de '''documentos imperialistas" para
ganarse la simpatía de los generales del EPL en sus esfuerzos
por detener la revolución, y cómo "esos generales han traicio-
nado a China pasando documentos secretos a los imperialistas''',
para conseguir su protección.] En noviembre de 1975, los aliados
de Estados Unidos fueron autorizados para vender armamento
a China... Las relaciones de defensa entre China y los países oc-

401
cidentales entraron en una fase nueva con la conc1us~n de un
contrato de 200 millones de dólares entre China y la sociedad
Rolls Royce, según el cual la firma británica se ocuparía de
adaptar a los Mig anticuados de la fuerza aérea china motores
a reacción del mismo modelo de aquellos con que equiparon
la versión inglesa del Phantom F-IV estadounidense. El contra-
to estipularía que los reactores serían ulteriormente fabricados
en la propia China, lo que permitiría a los chinos dotarse de los
elementos primeros de una industria moderna de motores de
aviación. [Esto quedó totalmente confirmado en noviembre de
1977, cuando se anunció en Pekín el comienzo de la fabricación
en serie de este nuevo tipo de aviones Mig, supermodernos, en
sociedad con la Rolls Royce.] Ya en 1974, Francia había v~dido
a China helicópteros Super-Fleron, que tienen a la vez utiliza-
ción militar y comercial; en junio de 1976, en el momento de la
visita a China del jefe del estado mayor francés, el general Guy
Mery, corrió el rumor de que los chinos habían entrado en con-
versaciones con Francia para la compra de aviones a reacción
Mirage y carros AMX 30. China también ha comprado algunos
helicópteros a Alemania Occidental y estaría actualmente en con-
versaciones con Japón, para la compra de aparatos de recono-
cimiento. [Durante la visita del general Mery a Pekín, el 6 de
junio fue recibido por el primer ministro Hua Kuo-feng, y "Ren-
min Ribao" dijo que '"tuvieron una amistosa y amplia conversa-
ción", calificación que en el código chino del protocolo coloca-
ba al general Mery a la misma altura que los dirigentes revolu-
cionarios llamados "marxista-leninistas", o a la de Richard
Nixon y Henry Kissinger. También Mery fue recibido por Ye
Chien-ying, en su calidad de vicepresidente de la comisión mili-
tar del comité central y ministro de defensa. Al pueblo chino,
esa visita del general francés le fue presentada como la de ''un
luchador por la defensa de su pueblo y de su patria contra el
socialimperialismo".] Un tiempo después de la aprobación de
la venta de las computadoras Cyber 172, el semanario "Aviation
Week" revelaba que la mayor empresa de computadoras del
Japón, la compañía Fujitsu-Hitachi, estaba a punto de firmar un
contrato con China para la venta de computadoras Hitac M170
o M160, que tienen capacidades equivalentes a las de los modelos
IBM 370-158 y 370-148... De fuente diferente se ha sabido que
los chinos querían adquirir dos computadoras M170 y una M160
por una suma total de alrededor de 8 millones de dólares [o..].
En junio de 1976, la revista financiera estadounidense "Forbes"

402
señalaba la existencia de contactos "semioficiales" entre China
y Estados Unidos para la compra de equipos militares y tecnolo-
gía de fabricación. Según dijo un alto funcionario de los servi-
cios de inteligencia estadounidenses interrogado por "Forbes",
los chinos habrían tratado "de comprarnos helicópteros. Que-
rrían tener equipo de guerra antisubmarino de concepción esta-
dounidense. Siempre han manifestado interés por nuestros ar-
mamentos perfeccionados antitanques, sobre todo después de
la guerra de octubre"».
En verdad, son demasiadas coincidencias. El mismo día del
golpe de octubre de 1976, o al menos tres días después, Kissin-
ger es informado en detalle por un alto funcionario chino, y
tres días más tade, el presidente de Estados Unidos aprueba la
venta de armas de alta tecnología a Pekín. El 24 de octubre,
Kissinger señala ante el mundo que si China es atacada militar-
mente, Estados Unidos estará de su lado.
Un largo camino desde el «histórico» encuentro entre Chu
En-lai y Richard Nixon en 1972, cuando, en la cúspide del ci-
nismo político, el primer ministro chino borró con el codo lo
que su pueblo había escrito con sangre. Por otro lado, la visita
de Nixon a Pekín en 1972 dejó también al descubierto la forma
en que el grupo de izquierda derrotado en 1969 trataba de con-
tragolpear, incluso introduciendo en los organismos de propa-
ganda del partido artículos en contra de la política exterior
de Chu.
El 30 de enero de 1972, firmado por Comentarista, seudónimo
corrientemente utilizado por Mao Tse-tung en años anteriores,
apareció en «Renmin Ribao» un artículo titulado Comentario
sobre los mensajes del presidente de Estados Unidos, el cual
señalaba: «Nixon retrató a Estados Unidos como ''una fuerza
en favor de la justi~ia", "una fuerza en favor del progreso" y
''una fuerza en favor de la paz del mundo", alardeando una vez
más que él iba a "edificar una generación de paz". Pero los
mensajes mismos desenmascararon sus palabras melosas. En
estos dos mensajes, en particular por lo que se refiere a la polí-
tica exterior anunciada en ellos, se puede comprobar clara-
mente que la camarilla dominante norteamericana no se resig-
na a su derrota y persiste todavía en su política de agresión
y guerra».
El 21 de febrero del mismo año, en Pekín, el primer minis-
tro Chu En-lai, en su discurso de bienvenida a Richard Nixon,
planteó con claridad estremecedora la posición de su Gobierno

4.Q3
¡ij
de no ser enemigos del imperialismo: «Hemos notado que en
su discurso pronunciado antes de su partida para China, el presi-
dente Nixon dijo a su vez que .'10 que debemos hacer es encon-
trar una manera para que podamos tener discrepancias sin ser
enemigos en la guerra"».
Chu «notaba» estas palabras, y, por lo mismo, aceptaba que
entre el Gobierno del imperialismo norteamericano y el de Pekín
sólo había «discrepancias»; por eso podían no ser enemigos en
«la guerra».
Olvidadas quedaban las palabras escritas el 21 de abril de
1966, en el editorial de «Renmin Ribao» titulado Gran victoria
de la política externa de paz de China: «Les decimos francamen-
te: sea quien sea -los imperialistas de Estados Unidos o de
otros países, los expansionistas hindúes o los reaccionarios de
otros países-, mientras cometan agresión o se lancen a otras
actividades criminales contra los pueblos, al pueblo chino estará
decididamente junto a las naciones víctimas de agresión y los
pueblos que luchan por una causa justa, prestándoles su firme
apoyo. Cualesquiera que sean los riesgos y presiones, China no
cambiará esta posición bajo ninguna circunstancia».
En el mismo instante que Chu En-lai pronunciaba su discur-
so de bienvenida a Nixon en 1972, los bombarderos estratégicos
de Estados Unidos segaban las vidas de miles de mujeres y
niños en el suelo de Vietnam, Camboya y Laos, y el aparato de
poder del Pentágono y la CIA ponía en funcionamiento su plan
de «desestabilización» de la economía chilena para sumir al
pueblo de ese país, en un futuro próximo, en terribles sufri-
mientos.
Cuatro años más tarde, en 1976, Nixon fue invitado especial-
mente por el Gobierno chino a «celebrar» los cuatro años trans-
curridos desde su primera visita a Pekín. El 21 de febrero de
1976 llegó a Pekín en un avión especial del Gobierno chino que
había ido a buscarle a su país. El 23 de febrero se entrevistó con
Mao Tse-tung, ya agonizante, tembloroso, casi ciego y apenas
audible. La información de «Renmin Ribao» decía: «Durante
la entrevista, el presidente Mao estrechó la mano a cada uno de
los huéspedes estadounidenses, les expresó la bienvenida en su
visita a China, y sostuvo con el señor Nixon una conversación
amistosa sobre una amplia gama de cuestiones. Al concluir la
conversación, el presidente Mao rogó al señor Nixon que, de
regreso a su país, transmitiera los saludos de su parte al pre-
sidente Gerald R. Ford».

404
El día anterior, el entonces primer ministro interino Hua
Kuo-feng había ofrecido un banquete de bienvenida a Nixon, y
en su discurso le dijo: «Es cierto que China y Estados Unidos
tienen diferentes sistemas sociales e ideologías, y que existen
divergencias de principio sobre no pocos problemas, pero en
el mundo de hoy nuestros dos países tienen muchos puntos
comunes». y después de definir de esa m~nera tan palaciega las
contradicciones antagónicas entre imperialismo y socialismo,
Hua fue al núcleo de la cuestión: la alianza militar con Washing-
ton para derrotar a Moscú. «Aquel imperialismo con etiqueta de
"socialismo" ha tendido sus tentáculos por todas partes, convir-
tiéndose ya en el principal foco de guerra. Para los pueblos
del mundo, el único medio realista y eficaz para hacer frente
a esta situación es agudizar su vigilancia, reforzar su unidad y
hacer bien los preparativos para enfrentar la guerra. Se recuer-
da que en junio de 1972 el señor Nixon señaló que las ambicio-
nes agresivas no se frenan con el idealismo. Hay que notar que
ese expansionismo es miserable, siendo voraz en sus ambicio-
nes, pero carente de fuerzas».
Nixon, tal vez impresionado con la recepción de héroe que le
habían dado las autoridades chinas (300 funcionarios en el aero-
puerto, avión de puerta a puerta, próxima recepción con Mao),
coordinó un largo párrafo silvestre para dibujar la clase de «es-
trecha amistad» entre los gobiernos de Washington y Pekín:
«En sus observaciones hechas esta noche, el primer ministro in-
terino ha hablado con elocuencia de los plantones de secoya
que tuvimos el honor de plantar hace cuatro años en la hermo-
sa ciudad de Jangchou. Cuando mi hija Julie y su marido David
Eisenhower volvieron de su viaje a China, nos contaron que les
habían informado en Jangchou que más de 5.000 semillas habían
sido obtenidas ya de esos plantones y que serían sembradas
en toda China. Y cuando se les ofreció una cena al estar a
punto de dejar China desde Shanghai, su anfitrión chino declaró
que esas secoyas californianas constituían un símbolo de la
amistad siempre verde entre China y Estados Unidos. Y esta
noche espero y confío en que, en los años venideros, lo mismo
que las gigantescas secoyas californianas, China y Estados Uni-
dos crecerán fuertes y altos en su amistad».
Cuando el día 24 de febrero estaba en mi oficina traduciendo
este discurso del inglés al castellano para "Pekín Informa", no
pude contener mi cólera y grité con todas mis fuerzas un grueso
epíteto. Uno de mis colegas chinos me dijo: «No puede calificar

405
así a un huésped del Gobierno chino». Le expliqué que sí podía
calificarle así, porque Nixon representaba el imperialismo nor-
teamericano que había sumido a mi pueblo en un baño de san-
gre y terribles sufrimientos; que había ordenado asesinar con
napalm y una feroz maquinaria de guerra a millones de vietna-
mitas, camboyanos y laosianos; que me parecía terrible que
algún chino se enorgulleciera de que el más alto jerarca del
imperialismo hubiera plantado secoyas en suelo socialista; y que,
por último, me parecía inconcebible que ningún ciudadano chino
se diera cuenta de que el Gobierno de Pekín estaba aliándose con
todos los gobiernos más reaccionarios del mundo bajo la som-
brilla de Washington. Mis exabruptos provocaron algunos silen-
cios, pero después vino la explicación de mi compañero de tra-
bajo:
-Nixon es ahora amigo de China, por eso lo recibimos bien...
Además, él es un hombre que nació pobre y llegó a ser presi-
dente de Estados Unidos. Sus padres eran campesinos pobres...
Mi sorpresa fue tanta que perdí toda capacidad de continuar
encolerizado, y sólo atiné a preguntar de dónde había sacado
esa información... iEl ministerio de relaciones exteriores chino
había publicado un folleto con la «biografía» de Nixon en la
que se le retrataba, efectivamente, como hijo de campesino po-
bre, como honesto y «bien intencionado»; en fin, como «bur-
gués progresista»!
Los aparatos de prop;iganda controlados por la burocracia
civil-militar habían logradó convencer a millones de chinos de
que el imperialismo estadounidense ya no era un peligro, y que
su presidente, en 1972, era un «burgués progresista». Tal vez por
eso cuando Nixon dio un paseo por la plaza Tiananmen, y se
corrió la voz entre los transeúntes de que allí estaba, centenares
de chinos se arremolinaron a su alrededor para gritar: «¡Viva
Nixon! ¡Viva la amistad chino-norteamericana!» Y la mayoría:
«¡Bienvenido a China, presidente Nixon!» Gente del pueblo,
gente común, que se apresuraba a dar la mano a Nixon, a cam-
biar algunas frases de amistad con él. Un periodista norteame-
ricano que vio estas escenas dijo: «Ahora Nixon aparece como
en sus mejores tiempos de las campañas presidenciales».
Además de «campesino pobre», el señor Nixon era generoso,
y los funcionarios chinos me demostraron con hechos su gene-
rosidad. En febrero de 1976 trajo un regalo muy útil al pueblo
chino: una edición en dos tomos de English Through Pictures;
25.000 ejemplares que en su primera página dicen Special edition

406
for the People's Republic of China, pero que señala «Washington
Square Press, 1st. edition, 1948; 48th edition, june 1973».
El 29 de febrero, el corresponsal de United Press lnternatio-
nal, Charles R. Smith, describía así la despedida de Nixon:
«Cantón, China. El ex presidente Richard Nixon terminó su se-
gunda visita a China el domingo con una sesión de apretones de
mano en un parque público de Cantón [...]. Nixon saludó agi-
tando la mano a una enorme multitud reunida cerca de la en-
trada [del aeropuerto]. Dejó Cantón a las 3.58 p.m. a bordo
de un Boeing 707 de fabricación estadounidense perteneciente
a la flota de la aviación civil de China. Nixon había almorzado
en un hotel de Cantón antes de ir al parque popular Yue Siu
en el corazón de la más grande ciudad del sur de China, para
ver una exposición de flores de primavera. Los estrechos sen-
deros en el parque estaban flanqueados por espectadores, la
mayoría jóvenes, pero incluyendo a muchos padres con sus hijos
en brazos. Nixon pasó más tiempo estrechando manos y acari-
ciando las mejillas de algunos de los más pequeños que mirando
las flores... A pesar de que casi fue aplastado por la multitud el
sábado a su llegada, cuando trató de estrechar la mano a mu-
chos, Nixon no pudo resistir [el domingo] y se acercó a la
multitud para darles la mano... Nixon lucía mejor que en ningún
otro de los ocho días de su muy animada visita».

Los nuevos amigos

En el rígido código diplomático del lenguaje oficial chino


hay tres categorías para calificar las relaciones de su Gobierno
con los extranjeros: la primera es de «camaradas», y se refiere
a quienes los dirigentes chinos consideran marxistas; la segunda
es de «amistosas», y se refiere a quienes son considerados como
aliados en la lucha calificada por Pekín como revolucionaria anti-
capitalista; y la tercera es de «francas», haciendo referencia a
aquellos miembros de las clases enemigas del proletariado que
mantienen conversaciones en algún momento con el Gobierno de
Pekín.
Cuando en 1971 se iniciaron las conversaciones con Washing-
ton, con la visita de Kissinger, se utilizaba el calificativo de
«francas» para las conversaciones entre ambas partes, pero a
partir de 1973 se comenzó a utilizar la segunda categoría, «amis-
tosas», con lo cual el Gobierno de Washington pasó a tener, para

407
los chinos, la posición de_aliado en la lucha revolucionaria anti.
capitalista.
Más todavía. En 1976, el grado de amistad llegó al punto
de que el Gobierno de Pekín se sentía en libertad de ocultar
a su pueblo las características de las relaciones con Washington,
y de hacer informes confidenciales para los gobernantes de
Estados Unidos. El 13 de julio de 1976, por ejemplo, el corres-
ponsal de la agencia France Presse en Pekín informaba: «El
senador Hugh Scott, líder de la minoría republicana en el sena-
do de Estados Unidos, recibió de los líderes chinos la petición de
presentar al presidente Gerald Ford sus "puntos de vista con-
fidenciales" sobre las relaciones chino-estadounidenses... El se-
nador Scott, que llegó aquí [a Pekín] para sondear, en nombre
del presidente Ford, la actual posición china sobre puntos de in-
terés chino-estadounidenses, dijo hoy, en una conferencia de
prensa, que se había comprometido a no revelar los "detalles"
de las opiniones que había oído durante su visita. El senador
Scott, que hace su tercera visita a China, tuvo reuniones sepa-
radas hoy con dos líderes chinos: el viceprimer ministro Chang
Chun-chiao y el ministro de relaciones exteriores Chiao Kuan-
jua. Cada reunión duró dos horas... La agencia oficial Nueva
China describió esta noche la reunión de Scott con el señor
Chang como "franca" y '''amistosa''... Interrogado por reporte-
ros, el senador Scott dijo que sus conversaciones habían sido
"muy fructíferas e interesantes"».
A partir de la alianza militar entre Pekín y Washington, que
comenzó a desarrollarse desde fines de 1971, los ejemplos de
«acción conjunta» para impedir los movimientos de liberación
antiimperialista en el mundo son muchos. Quisiera examinar
más de cerca uno, que puede ser tomado como ejemplo típico:
el de las relaciones entre el Gobierno de Pekín y la junta mili-
tar chilena que derribó al Gobierno constitucional y asesinó al
presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
El 29 de noviembre de 1975, «The New York Times» publica-
ba una entrevista del general Augusto Pinochet con el periodista
estadounidense C. L. Sulzberger, en la cual el jerarca fascista
reconocía que el Gobierno de Pekín había ofrecido un préstamo
de 58 millones de dólares, y expresaba su confianza en '>lISami-
gos chinos: «Rusia y Cuba están tratando de recobrar su posi-
ción, para hacer de Chile la base sudamericana que fue durante
Allende. Este país era entonces el centro de todas sus actividades
a través del continente -para las guerrillas, para la distribu-

408
ción de fondos y para el envío de armas terroristas en toda
Sudamérica-. Pero China, eso es otra cosa. China no ha partici-
pado en esto. China se ha comportado bien».
El 22 de diciembre de 1976, la agencia de noticias AFP infor-
maba desde Bogotá, Colombia, de una entrevista televisada de
Pin.ochet en el canal nacional de televisión, en la cual el direc-
tor chileno había dicho: «Las democracias tradicionales están
anticuadas. Ha aparecido un gigante que se llama marxismo-
leninismo. En consecuencia, si no se actúa con solidez y unidad,
el marxismo se infiltra y se acaba la democracia».
E inmediatamente después, el despacho de AFP agregaba:
"Pinochet también defendió las relaciones con China comunista
y dijo que son ampliamente satisfactorias para ambos países,
especialmente por el respeto de Pekín a los asuntos internos chi-
lenos y el alto volumen del intercambio comercial, que permitió
el año pasado a Chile exportar 12 millones de dólares a los mer-
cados chinos».
El 23 de abril de 1977, el diario chileno «El Mercurio», por-
tavoz semioficial de la junta militar chilena y órgano de expre-
sión de los monopolios industriales y comerciales del país in-
formaba: «Un crédito por aproximadamente 62 millones de
dólares [moneda actual] concedió la República Popular China al
Gobierno de Chile, mediante un convenio aaprecido en el "Diario
Oficial". El préstamo se materializó dentro del marco de un con-
venio de cooperación económica y técnica suscrito por el Go-
bierno pasado, el 8 de junio de 1972... El préstamo es "libre de
interés y sin ninguna condición adicional ni privilegio". "El Go-
bierno de la República Popular China -señala el documento
conocido ayer- proporciona el mencionado préstamo con el ob-
jeto de ayudar al Gobierno de la República de Chile en la cons-
trucción de plantas completas, para realizar la cooperación téc-
nica y para el suministro de maquinaria y equipos. Las opera-
ciones concretas serán acordadas posteriormente mediante con-
sultas entre ambos gobiernos. El Gobiernp de la República de
Chile devolverá por cuotas el monto utilizado del préstamo en
diez años, comprendidos entre el primero de julio de 1982 y
el 30 de junio de 1992, mediante la entrega de mercancías de
exportación chilenas acordadas por los dos gobiernos, reinte-
grando por año una décima parte del monto del préstamo utili-
zado... En caso de dificultades para el cumplimiento de las
amortizaciones en los plazos estipulados, éstos podrían ser pro-
rrogados, previas consultas mutuas entre ambos gobiernos". El

409
acuerdo establece además que, según sea necesario, China envia-
rá personal técnico a Chile para prestar asistencia en la eje-
cución de los programas que se financien con estos recursos.
Por otra parte, el nuevo embajador de Chile en Pekín, Sergio
Huidobro, había reconocido que existen conversaciones para una
nueva operación crediticia con el país oriental, por un monto de
SO millones de dólares».
Estos préstamos de Pekín a la dictadura anticomunista, anti-
democrática y proimperialista de Pinochet, hacían un marcado
contraste con la actitud del mismo Gobierno de Pekín con el
Gobierno constitucional, democrático, izquierdista y antiimpe-
rialista de Salvador Allende en 1973. El 3 de febrero de ese
año, el primer ministro Chu En-lai escribió una carta a Salvador
Allende en la cual se negaba a prestar ayuda adicional al Go-
bierno chileno (que la había pedido porque el cerco económico
impuesto por Washington estaba poniendo en peligro la estabi-
lidad sociopolítica del país), diciendo que China no podía ayudar
a Chile por «los compromisos adquiridos de ayudar a los pue-
blos de Vietnam e lndochina en su lucha liberadora, así como
de algunos otros compromisos». La carta iba más allá, y Chu
«sugería» a Allende que no tomara apresuradamente medidas
anticapitalistas (es decir, antiimperialistas para el caso chileno)
porque «solamente actuando en una forma preparada y gra-
dual se puede alcanzar paso por paso el objetivo de cambiar la
fisonomía de economía atrasada y mejorar las condiciones de
vida del pueblo. Es muy peligroso apoyarse en la ayuda exterior,
particularmente en los créditos que conceden las grandes poten-
cias». Esta carta fue publicada por el Gobierno chileno de la
época, el 23 de julio de 1973, junto con una respuesta de Salva-
dor Allende.
Este incidente epistolar parece confirmar las sospechas de
que el golpe militar del 11 de septiembre no cogió de sorpresa
a la embajada china en Santiago, la cual, al parecer, ya tenía
instrucciones de Pekín de cómo comportarse cuando ocurriera el
golpe militar. Lo que quiero decir es que el Gobierno de Chu
En-lai se unió a la campaña de «desestabilización» de la eco-
nomía chilena planificada por el Pentágono y la Casa Blanca,
para provocar la caída del régimen Allende a manos de una dic-
tadura militar que asegurara el dominio de su aliado, Estados
Unidos, en el sur del continente latinoamericano.
Por eso, cuando después del 11 de septiembre de 1973 la
embajada china en Santiago cerró sus puertas a los refugiados,

410
su actitud de apoyo a los militares que estaban asesinando al
pueblo chileno fue tan clara que, como ya dije, fue la única em-
bajada en la capital chilena que permaneció sin custodia mili-
tar. Incluso más, los funcionarios diplomáticos de la «repú-
blica popular» se negaron a prestar ayuda a decenas de izquier-
distas chilenos que se la solicitaron para salvar la vida.
La condena a muerte de muchos de los que golpearon vana-
mente las puertas de la embajada china en busca de ayuda
y fueron empujados contras las bayonetas fascistas, tuvo en
Pekín una dimensión mucho más cínica de parte de las autori-
dades chinas. El 11 de octubre, la agencia Reuter informaba des-
de la capital china: «El embajador Armando Uribe, que la se-
mana pasada declaró, lanzando un reto al Gobierno militar en
Santiago, que conservaría aquí la embajada, fue llamado ayer
por la tarde al ministerio de asuntos exteriores, donde le notifi-
caron que ya no le consideraban embajador de Chile en China.
Hubo que suspender la ceremonia de homenaje que debía tener
lugar hoy en la embajada, un mes después de haber perecido
el presidente Salvador Allende en las ruinas llameantes del pala-
cio presidencial en Santiago».
El 18 de octubre, el periódico checoslovaco «Rude Pravo»
escribía: «El embajador de la República de Chile en la RPCH,
Armando Uribe, ha abandonado Pekín porque las autoridades
maoístas anularon sus credenciales. Mejor dicho, han expulsa-
do del país al embajador; caso muy raro en las relaciones inter-
nacionales. Por lo general, los gobiernos recurren a tales medi-
das en casos extremos. El supuesto motivo de su expulsión fue
una conferencia de prensa que Uribe dio en Pekín el 6 de octu-
bre, donde caracterizó los sucesos de Chile como golpe fascista.
De su declaración, la prensa china no publicó ni una sola línea...
Después, las instancias. maoístas reconocieron como represen-
tante de Chile en China a un diplomático que se había pasado
al lado de los putchistas. Por supuesto, los maoístas aprove-
charon la conferencia de prensa del embajador A. Uribe como
pretexto para expulsarle, puesto que la verdadera causa de
esa acción es la actitud hacia los putchistas, con quienes Pekín
es tan solidario como Washington o Londres... La Junta siente
cada día más el profundo aislamiento internacional en que se
encuentra. Por eso los fascistas chilenos saludan con tanta
satisfacción ese gesto de los maoístas, gesto que denota la hipo-
cresía maoísta, pues no hace mucho juraban en sus declaracio-
nes solidaridad con el Gobierno de Allende. Un gesto que de

411
hecho es una puñalada por la espalda a la revolución chilena».
En la misma fecha, el Gobierno de Pekín ya estaba ofrecien-
do decididamente su apoyo político a la junta militar, cuando
en Ginebra, en una reunión de las Naciones Unidas, se votaba
la aprobación de una resolución para ayudar a los refugiados
chilenos... ¡Las delegaciones de China y Estados Unidos se
retiraron de la sala!
Un año más tarde, el 24 de octubre de 1974, cuando en Nueva
York la Asamblea de la ONU aprobó por 83 votos a favor,
9 en contra y 21 abstenciones (entre ellas la de Estados Unidos),
una resolución sobre «protección de los derechos humanos en
Chile», el delegado chino abandonó la sala para no votar, di-
ciendo a los periodistas que no votaba porque «Chile está situa-
do en una zona de confrontación de las dos superpotencias»,
aludiendo a la Unión Soviética y Estados Unidos.
El 3 de noviembre, en el diario «El Mercurio», el delegado
chileno ante las Naciones Unidas, Onofre Jarpa (jefe del partido
nacional, ex miembro del partido nazi chileno que se disolvió
en 1942, ultraderechista), declaraba que «es muy significativo
que la República Popular China haya declarado que no se pres-
taba para estas comedias».
El 1 de junio de 1975, el diario «El Mercurio» entrevistó al
general Pinochet, el cual dijo que «el Gobierno de Chile es cate-
góricamente anticomunista... Pero ello no nos impide, por ejem-
plo, mantener cordiales relaciones con la China Popular, o con
Rumania, sobre la base de que ni ellas pretenden alterar nues-
tra definición doctrinaria, ni nosotros nos entrometeremos en
la suya».
Naturalmente, en septiembre de 1975 la delegación china vol-
vió a ausentarse de la asamblea de las Naciones Unidas cuando
se trató de condenar a la junta militar chilena por sus reiteradas
violaciones de los derechos humanos, que tienen la forma de
prisión, tortura y muerte para decenas de miles de ciudadanos
acusados de... marxistas. Y así lo ha hecho hasta ahora, dando
total apoyo a Pinochet en los organismos mundiales.
Sin duda, el momento mejor del apoyo de Pekín a Pinochet
se dio en septiembre de 1975, cuando una misión económica
especialmente designada por los dictadores militares viajó a la
capital china, encabezada por Ricardo Claro. En el primer núme-
ro de octubre de 1975 del semanario fascista chileno «Qué Pasa»,
con el título La «Misión Marca Polo», se publicó una entrevista
a Claro:

412
-Viajé a China con mi señora y Octavio Errazuriz, subdirec-
tor de la Academia Andrés Bello, quien colaboró muy eficaz-
mente [con fecha 31 de julio, el presidente Pinochet había de-
signado a Ricardo Claro embajador extraordinario y plenipo-
tenciario ante la República Popular China]. Fui recibido en
forma realmente extraordinaria, siendo declarado huésped ofi-
cial por el ministerio de comercio exterior. Me dieron una suite
de grandes dimensiones, con televisión y refrigerador, en el
Hotel Pekín International. Pusieron a mi disposición un auto-
móvil y una intérprete, y lo mismo hicieron con mi señora. Los
chinos son extraordinariamente cordiales y caballerosos... Cabe
señalar que el presidente De Gaulle es allí tal vez el occidental
más admirado, y que Strauss, el líder de la Unión Social Cris-
tiana Alemana, tuvo un éxito resonante en su reciente gira a
Pekín... Con la franqueza es fácil conversar y negociar con los
dirigentes de la República Popular China. En mis entrevistas en
el ministerio de comercio exterior, en el ministerio de relacio-
nes exteriores y en el ministerio de relaciones económicas con
el exterior, siempre empecé diciendo: «A pesar de que nuestros
sistemas políticos y nuestra ideología son muy diferentes, sobre
la base de un auténtico respeto mutuo podemos hacer tales o
cuales cosas».
PREGUNTA:Pero, ¿usted cree que los chinos respetan el prin-
cipio de la no intervención?
RICARDOCLARO: Absolutamente. No se puede confundir la ac-
titud detestable de los rusos, de sus satélites europeos y de los
títeres que tienen en el Caribe con la posición seria y definida
de China en esta materia. Usted ha podido observar cómo en la
reciente presentación de credenciales de la delegación chilena
en la ONU, Rusia y uno de sus lacayos rechazaron a nuestros
delegados, mientras la República Popular China votaba en forma
favorable.
PREGUNTA:¿Es realmente efectiva la pugna entre los soviéticos
y los seguidores de Mao?
RICARDOCLARO: No cabe ninguna duda. Las expresiones que
emplea, con justa razón, el general Pinochet con respecto a los
rusos, son suaves comparadas con las que se utilizan en Pekín...
Lo que pasa es que los rusos son hipócritas, practican la inter-
vención en los asuntos internos de otros países y financian la
subversión a escala mundial, mientras que China cree en la
coexistencia pacífica y practica, entre otros, el principio de no
intervención ya citado y el de respeto mutuo.

413
PREGUNTA:¿La diferencia estaría en que los rusos son imperia-
listas y los chinos no?
RICARDO CLARO: Efectivamente, los rusos constituyen el más
podrido imperialismo, denominado en Pekín, en tono burlesco,
el «socialimperialismo». Los chinos tienen un estilo enteramente
diferente... El ministerio de comercio' exterior chino ofreció
durante las negociaciones aumentar las importaciones de cobre
y de salitre... Por otra parte, como nuestro comercio exterior
funciona actualmente sobre la base de empresarios privados,
obtuve una invitación abierta para que personeros de este sec-
tor -y del sector estatal- visiten la feria de Cantón. Estoy
cierto que conociendo la buena calidad de los productos chinos
se podrán concretar importaciones de interés para ambas na-
ciones.

El 26 de octubre, Claro dio una conferencia de prensa en San-


tiago, para señalar los resultados de la misión a China. El diario
«El Mercurio», en su edición del día 27, explicaba: «Cobre, sali.
tre y varios productos químicos y manufacturados se venderán
a China, como resultado de la misión. "'Esta misión económica
se preocupó, además, de estrechar vínculos económicos, cultura-
les y deportivos y no, como equivocadamente se ha dicho, de res-
tablecerlos, ya que las relaciones entre Chile y la República Po-
pular China se han mantenido excelentes", dijo Claro. Precisó,
asimismo, que en esta oportunidad se examinaron con diversas
autoridades del Gobierno de Pekín las fórmulas y medios para
intensificar y diversificar el contacto económico y comercial
entre ambas naciones. "'Los resultados de ese examen son muy
alentadores", agregó... Por otra parte, Ricardo Claro dijo tam-
bién que durante su permanencia en Pekín tuvo oportunidad
de comprobar el excelente estado en que se encuentran las rela-
ciones diplomáticas bilaterales. Citó como ejemplo el hecho de
que los boletines de prensa oficiales de la República Popular
China no se hacen eco de las campañas antichilenas desatadas
en Moscú, sino que, por el contrario, acusan a la Unión Soviéti-
ca de movilizar tropas en la frontera ruso-china y de enviar acti-
vistas a su territorio».
Y, en realidad, Claro tenía razón al estar optimista. El mismo
día de su llegada a Chile, el 25 de octubre, el Gobierno de Pino-
chet anunciaba que «un convenio para la venta a la República
Popular China de 20 mil toneladas de salitre fue firmado en la
tarde de ayer [...], la República Popular China pagará en mo-

414
neda dura [...]. China continental envía un barco especial para
transportar el salitre desde territorio chileno a ese país [...].
La empresa salitrera [chilena] había debido restringir sus pro-
gramas de ampliación de la producción debido a las dificulta-
des recientes del mercado mundial de fertilizantes».!
. El jueves, 20 de noviembre, otra gran noticia: «La República
Popular China aumentará sus compras de cobre en Chile el
próximo año, de acuerdo con lo que informó ayer... El gerente
general de Corporación del Cobre, Gastón Frenz, señaló que este
año China adquirió 8.000 toneladas, y que se propone comprar
14.000 en el primer semestre de 1976 y 20.000 en el segundo».
En suma:

a) El Gobierno de Pekín, para ayudar al Gobierno de Pinochet


en el aspecto económico, triplicó sus compras de cobre; dupli-
có sus compras de salitre; permitió una balanza de pagos favo-
rable a Chile de 12 millones de dólares en 1976, y concedió prés-
tamos por 120 millones de dólares a largo plazo y sin interés
y una promesa por 50 millones de dólares más... Medidas estas
que negó al Gobierno de Allende en 1973, cuando ese régimen
necesitaba ese tipo de apoyo como cuestión de vida o muerte
frente a la embestida de los grandes consorcios imperialistas
y el Pentágono.

b) En apoyo político, el Gobierno de Pekín ha defendido en


todos los organismos internacionales al Gobierno de la junta
militar contra los esfuerzos de otros gobiernos por ayudar de
algún modo a los ciudadanos chilenos que sufren por la política
de genocidio antimarxista desatada por los generales golpistas.

Sin embargo, toda esta historia no la conoce el pueblo chino.


Durante todo el tiempo que se han desarrollado felizmente las
relaciones Pekín-fascismo chileno, yo viví en China, y ninguna
información se dio al pueblo de ese país. Incluso más, cada vez
que yo me entrevistaba con responsables del consejo de gobier-
no o del comité central del partido comunista para exigirles ex-
plicación por los acuerdos comerciales con la junta o su con-
ducta en los organismos internacionales, la respuesta era invaria-
ble: «Eso no es cierto... No tenemos ningún trato especial con el
Gobierno de Santiago... No hemos aumentado el comercio...
Nuestra actitud ante las votaciones en las Naciones Unidas es
una actitud de principios».

415
En julio de 1975 fue a visitarme al hospital donde estuve
internado dos meses, el ex embajador en Santiago, Lin Ping,
actual director del departamento de asuntos americanos y de
Oceanía del ministerio de relaciones exteriores. Conversamos
más de dos horas sobre el tema obligado. Volví a repetirle lo
que ya les había dicho a otros dirigentes chinos de más alto
nivel: que me parecía que el apoyo a Pinochet era un apOyo a
la contrarrevolución en Chile; que así como habían apoyado
a Sihanouk, por motivos geopolíticos, y señalaban que el recono-
cimiento soviético al grupo militar de Lon Nol era una traición
al pueblo camboyano, yo creía que el apoyo al grupo militar
de Pinochet era una traición a mi pueblo. En este punto, Lin
Ping me dio una respuesta sorprendente:
-Si Allende hubiera huido de Chile y hubiera formado un
Gobierno en el exilio, seguramente nuestro Gobierno le hubiera
reconocido a él y le habría ayudado a derribar la junta.
Lo que más se acercó a una explicación racional en sus pala-
bras fue su afirmación de que «la política exterior es muy com-
pleja; necesitamos aislar a los socialimperialistas en el mundo,
y parece que debemos unirnos con príncipes y demonios». «Y,
mientras tanto, ¿qué pasa con los pueblos que luchan por su
libertad?», pregunté. «Bueno, en el futuro esos pueblos com-
prend~rán nuestra actitud», respondió. Nunca más volví a reci-
bir la visita del señor Lin Ping, con el cual me unía una amis-
tad de diez años, hasta la víspera de año nuevo de 1977, en el
banquete anual ofrecido a los «trabajadores extranjeros», esa vez
por Li Sien-nien. Allí, al pasar, me prometió una visita para el
futuro... :Él ya sabía que me habían notificado la expulsión, pero
no mencionó el hecho. Tampoco me acompañó en un brindis
que hicieron una amiga italiana y un amigo norteamericano «por
el triunfo de la revolución chilena contra el imperialismo yanqui
y el fascismo de Pinochet».
Lo más interesante de esa conversación con el señor Lin
Ping en el hospital «La Capital» de Pekín, fue que él me sugirió
que no tuviera ningún contacto epistolar con los dirigentes de la
Unidad Popular en el exilio, con los miembros de los partidos
«revisionistas» chilenos. Yo le expliqué que no me parecía
un buen consejo, porque si Pekín justifica aliarse con prínCipes
y demonios, yo justificaba mucho más tratar de ayudar a mi
pueblo teniendo contactos con quienes estaban luchando contra
el fascismo y el imperialismo. Lin Ping reiteró que tomara en
serio su sugerencia, y agregó: «Por ejemplo, Armando Uribe es

416
una mala persona» (se refería al ex embajador en Pekín, nom-
brado por Allende). Yo respondí: «Para mí, Armando Uribe es
un patriota que luchó por su pueblo».
Al mes siguiente, en agosto, ya convaleciente en mi casa, re-
cibí la visita de la comisión de enlace internacional del comité
central del partido, en la cual me fue comunicado que para
ellos yo había dejado de ser «camarada» y pasaba a integrar la
categoría de «amigo». Pregunté por qué, y me dijeron que por
mi actitud hacia la política exterior del Gobierno chino.
El 12 de septiembre de 1975 (que corresponde al día 11 en el
hemisferio occidental) estábamos mi esposa y yo escuchando por
la radio, en mi oficina, el programa «Escucha, Chile», de Radio
Moscú, cuando la puerta se abrió y entró la directora de las edi-
ciones en lenguas extranjeras de «Pekín Informa» (Bei Jing Zhou
Bao), para damos un ultimátum: «He sabido que usted ha esta-
do escuchando Radio Moscú. Eso es considerado por la direc-
ción de Ediciones en Lenguas Extranjeras una actitud inamis-
tosa hacia China». Expliqué que estaba escuchando un progra-
ma sobre Chile, que me interesaba conocer las noticias de la
lucha de mi pueblo contra el imperialismo y el fascismo. La
seca respuesta fue: «Usted conoce perfectamente bien cuál es
nuestra línea política en relaciones exteriores. Le reitero que
ésta será la última vez que toleraremos que usted escuche
Radio Moscú en su oficina. Y repito que la dirección considera
su actitud como inamistosa hacia China».
Naturalmente, como resultaba oficialmente inamistoso tratar
siquiera de saber noticias sobre la lucha del pueblo chileno
contra los dictadores y sus patrones internacionales, mi esposa
y yo vimos reforzada nuestra decisión tomada el año anterior,
y rechazamos sistemáticamente toda invitación del Gobierno
chino a actos, oficiales o no, programados para «estrechar la
amistad».
Esta especie de locura furiosa por tratar de justificar las rela-
ciones entre la dictadura militar chilena y Pekín por parte
de la burocracia civil-militar llegó a un punto increíble en junio
de 1976. Ese día, la agencia Sinjua, en su despacho 060103, trans-
mitía lo siguiente: «El Gobierno de Kampuchea y el Gobierno
del Perú han decidido establecer relaciones diplomáticas a nivel
de embajador desde el 31 de mayo de 1976, según un comuni-
cado de prensa difundido ayer por Radio Kampuchea Democrá-
tica. Las relaciones diplomáticas fueron establecidas de acuerdo
con los principios de igualdad, respeto mutuo por la indepen-

417
14.- CHINA
dencia, soberanía e integridad territorial y no intervención en
los asuntos internos de cada parte, y de acuerdo con el desa-
rrollo de las relaciones y el fortalecimiento de la amistad y
cooperación entre los países del tercer mundo y no alineados.
El Gobierno de Kampuchea y el Gobierno de Chile también esta-
blecieron relaciones diplomáticas a nivel de embajadores de
acuerdo con los mismos principios, dice otra información».
El 7 de junio, el boletín editado en Argel, «Resistance», afir-
maba: «Los ministros de relaciones exteriores de los 17 países
miembros del buró de coordinación de los países no alineados,
así como también las numerosas delegaciones que han asistido
como observadores a las sesiones que terminaron en la madru-
gada del 3 de junio, tomaron conocimiento de una nueva manio-
bra imperialista que afecta al Gobierno revolucionario de Cam-
boya Democrática y al pueblo chileno.
.
»Dna información difundida por las agencias de prensa occi-
dentales llegó al Hotel Aurassi, donde tuvieron lugar los debates.
»Esa información precisa que el Gobierno de Phnom Penh
habría establecido relaciones diplomáticas con el Perú y la junta
fascista chilena.
»Dn cable de la agencia France Presse, reproducido por el
diario "Le Monde" habría recibido esta información por un telex
de la Agencia Sinjua (Nueva China), que a su vez afirma haberla
escuchado en Radio Phnom Penh.
»La falsa información ha obligado al jefe de la delegación de
Camboya Democrática, Thioun Prasith, a pedir la palabra du-
rante la sesión plenaria de la mañana para desmentirla enérgi-
camente. Declaró: "La delegación de Camboya Democrática no
tenía la intención de tomar la palabra en la reunión del buró de
cQordinación, dado que su posición en lo que concierne a las
cuestiones inscritas en el orden del día es ya conocida por todos.
Pero frente a la campaña de denigración lanzada contra la
lucha de nuestro pueblo y fomentada por ciertas agencias occi-
dentales de información, nuestra delegación querría aprovechar
esta ocasión para desmentir formalmente una reciente informa-
ción de esas agencias de prensa según la cual el Gobierno de
Camboya Democrática habría establecido relaciones diplomá-
ticas con el régimen actual de Chile. Precisamos una vez más
que nuestro Gobierno y nuestro pueblo rompieron relaciones
con ese régimen traidor al día siguiente del golpe de Estado fas-
cista, y no hemos tenido después ningún contacto. Queremos
renovar la solidaridad efectiva y fraternal del pueblo de Cam-

418
boya Democrática con la valerosa lucha librada actualmente
por el pueblo chileno hacia la restauración del régimen democrá-
tico y progresista en Chile. El pueblo de Camboya Democrá-
tica ha apoyado siempre la lucha del pueblo chileno conside-
rándola como parte integrante de la lucha de los pueblos con-
tra el imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el racis-
mo y el sionismo. Nuestro pueblo, que ha hecho grandes sacri-
ficios y que ha dado su sangre para liberarse de la junta [la
de Lon Nol], del imperialismo estadounidense durante la guerra
de liberación nacional, ha condenado resueltamente al imperia-
lismo, que derribó al Gobierno del presidente Allende e impuso
el actual régimen fascista del pueblo chileno.
»El representante de Camboya De:rp.ocrática concedió una
entrevista cordial, en seguida, al jefe de la delegación de la
resistencia chilena, que asistía como observador a la reunión del
buró de coordinación de los países no alineados. En el curso
de esa entrevista, Orlando Letelier [que más tarde sería ase-
sinado en Washington por agentes de la policía secreta de Pino-
chet], ex ministro de relaciones exteriores y último ministro de
defensa del Gobierno de Allende, señaló que la resistencia chilena
no había dado ningún crédito a esa noticia tomando en conside-
ración la larga solidaridad mutua entre los dos pueblos. Lete-
lier recordó que él había recibido, en su calidad de ministro de
relaciones exteriores, al primer embajador de Camboya Demo-
crática en Chile después del establecimiento de relaciones entre
el Gobierno popular chileno con el Gobierno revolucionario pro-
visional de Camboya mucho antes de la victoria final. Thioun
Prasith señaló a su vez que esta mentira era parte de la campa-
ña del imperialismo contra Camboya Democrática, que podía
establecer relaciones con el Gobierno progresista de Perú, pero
no con regímenes títeres como el de Pinochet, que sirve a los
mismos intereses imperialistas que la camarilla de títeres aplas-
tada por el pueblo camboyano».
Naturalmente, estos duros comentarios del delegado cambo-
yano no aparecieron en la prensa china. La agencia Sinjua, en
todo caso, se limitó a poner, al final de su transmisión por tele-
tipo para sus oficinas en el exterior, el día del despacho de su
información falsa: «Correction, correction: please cancel item
060103 rpt 060103 and correction».
Cuando días después pregunté a mis compañeros chinos
cómo se podía explicar una noticia así en la agencia oficial.
Me contestaron: «Sabotaje de los enemigos de clase». Yo comen-

419
té: «Entonces la relaciones del Gobierno chino con Pinochet
también se podría decir que son sabotaje de los enemigos de
clase». No hubo comentarios.
El 9 de septiembre de 1976, el dictador chileno enviaba un
mensaje de condolencias a Hua Kuo-feng, cuyo texto daba la di-
mensión exacta del camino recorrido por el Gobierno chino en
la renuncia de los principios proletarios a cambio de sentirse
bajo la protección del paraguas nuclear estadounidense: «Ante
el sensible fallecimiento del ilustre estadista Mao Tse-tung, reci-
ba vuestra excelencia nuestras expresiones de sinceras condolen-
cias, en nombre del pueblo y Gobierno de Chile, como en el mío
propio.
»La preclara figura del gobernante fallecido que proyectó en
vuestra nación una trayectoria de prosperidad y desarrollo, ha
pasado ahora a la historia de la humanidad».
Pero en muy mala compañía, podría agregarse, aunque cons-
tituya una irreverencia con los difuntos.
Pinochet declaró tres días de duelo nacional, y los homena-
jes oficiales en Santiago fueron magnos.
Para el ciudadano común de China, estos homenajes de Pino-
chet a Mao, difundidos en «Renmin Ribao», la televisión y Radio
Pekín, no eran más que parte de los homenajes que «los ami-
gos» de China hacían ~ su líder. Desde 1973, la burocracia civil-
militar de Pekín había cuidado de no informar absolutamente
nada de lo que había ocurrido en Chile, y mis rastreos de opi-
nión pública me llevaron a descubrir tres categorías de cono-
cimientos acerca de Chile:

a) Los que no tenían la menor idea de que Allende había sido


derribado del Gobierno, los cuales constituían una minoría.
b) Los que conocían el golpe de Estado, el asesinato de Allen-
de, y el carácter fascista, anticomunista y proimperialista del
Gobierno de Pinochet. Éstos eran una Ínfima minoría que,
además, no se atrevían a expresar su opinión sobre el tema
en presencia de otro ciudadano chino.
e) Los que afirmaban que el Gobierno de Pinochet era mejor
que el Gobierno de Allende, porque «liberó al pueblo chi-
leno del yugo del socialimperialismo». Ésta era la abruma-
dora mayoría.

Está de más decir que en todas las revistas y periódicos no


chinos llegados a los departamentos de propaganda centrales

420
eran censurados los artículos que tenían que ver con el apoyo de
China. a los gobiernos más reaccionarios de la Tierra.

Los tres mundos

Uno de los puntos de referencia que más luz proyecta sobre


la política «pragmática» de la burocracia civil-militar seguida
en las relaciones exteriores de su nación, aun a costa de la
libertad, el sufrimiento y el asesinato masivo de otros pueblos,
es el desarrollo de la amistad de los líderes de Pekín con el
ex presidente Nixon y con su ex ministro de defensa, James
Schlesinger.2
Con ambos y con Henry Kissinger, Chu En-lai y su grupo
discutieron y pusieron en práctica uno de los planes de «gran
política global» más siniestros de la historia contemporánea:
forzar al Gobierno de la República Democrática de Vietnam a ir
a la mesa de conversaciones en París para que Estados Unidos
realizara su proyecto de «vietnamización» de la guerra en esa
parte de Indochina, y así pudiera dedicar la parte principal de
su peso militar y económico a «contener» a la Unión Soviética
en Europa.
Para Chu En-lai y quienes pensaban como él, el centro de la
alianza con Estados Unidos consistía en equilibrar las fuerzas
chinas con la Unión Soviética. Para conseguir eso necesitaba
que la Unión Soviética no tuviera pretexto para centrar su
poderío militar hacia el oriente. La guerra de Indochina, con la
presencia masiva de tropas estadounidenses en el sur de Viet-
nam y en Camboya, era ese pretexto. Ambos pueblos, el vietna-
mita y el camboyano, sostenían la tesis de una guerra de libe-
ración hasta el fin. Para la burocracia de Pekín, entonces, el
primer paso era obligar a las partes indochinas a que se senta-
ran a la mesa de negociciones. Su ofrecimiento a Nixon fue claro
después de febrero de 1972: Pekín ejercía su influencia diplomá-
tica sobre Hanoi y Sihanouk, dejaba las manos libres a Estados
Unidos para que aplastara los movimientos democráticos en
América latina (principalmente en Chile y Uruguay), apoyaba a
los movimientos políticos satélites de Washington en África, y
permitía que Estados Unidos concentrara su presión antisovié-
tica en Europa. En suma, el traslado del centro de la disputa
desde Asia oriental a Europa.
Por su parte, el Gobierno de Washington, a fin de «empujar

421
a Hanoi» a París, se comprometía a utilizar el máximo su pode-
río bélico para «quebrar la columna vertebral de la resistencia
viEtnamita».
Cuando Nixon dejó Pekín en febrero de 1972, los abrazos de
amistad con Chu En-lai eran el prólogo de la muerte para cen-
tenares de miles de indochinos.
16 de abril: se desatan ataques aéreos masivos de Estados
Unidos contra Hanoi y Jaiphong, esta última bombardeada por
aparatos estratégicos B-52.
8 de mayo: Richard Nixon da la orden de minar y bloquear
todos los puertos marítimos de la República Democrática de
Vietnam.
15 de mayo: un portavoz del Pentágono declara que Estados
Unidos ha minado (es decir, sembrado de minas lanzadas desde
aviones) también los ríos principales de la parte norte de
Vietnam.
11 de octubre: ataque aéreo masivo contra Hanoi, en el cual
es demolido el edificio que ocupa la delegación general de la
república francesa.
18 de diciembre: Nixon ordena bombardeos masivos sobre
Hanoi, Jaiphong y otras localidades del norte de Vietnam. Del
18 al 19 de diciembre, las misiones de ataque de las fuerzas
armadas estadounidenses están compuestas de 500 a 700 aviones
tácticos, y de 130 a 150 bombarderos estratégicos B-52... diaria-
mente. Los más brutales ataques aéreos sobre poblaciones ci-
viles vistos desde la segunda guerra mundial. Escuelas, hospi-
tales, barrios obreros y aldeas campesinas son borrados del
mapa.
27 de enero, 1973: se firma solemnemente en París el acuer-
do sobre el fin de . la guerra y el restablecimiento de la paz en
Vietnam.
26 de febrero: se abre en París la primera sesión de la Confe-
rencia internacional sobre Vietnam.
2 de marzo: se firma el acta de la Conferencia internacional
de París.
29 de marzo: el último soldado de las fuerzas expediciona-
rias de Estados Unidos deja el sur de Vietnam.
La amistad forjada en Pekín en febrero de 1972 había dado
sus frutos un año después de sellada. A costa de la casi demoli-
ción de todo un país, República Democrática de Vietnam, el
grupo de Chu había conseguido preparar las condiciones para
que el centro de «la disputa por la hegemonía entre USA y la

422
URSS» comenzara a trasladarse a Europa y la presión en sus
fronteras con la Unión Soviética se aliviara.
Conseguido el primer objetivo, el grupo de Chu tenía que
cumplir también su parte del compromiso de Shanghai (Comu-
nicado de Shanghai, como ha pasado a formar parte de la
historia china el compromiso firmado en esa ciudad por Richard
Nixon y Chu En-lai en febrero de 1972) y, entre otros muchos
actos semejantes, se sumó al cerco económico que Washington
ejercía sobre el Gobierno de Allende para derribarlo y reempla-
zarlo por una dictadura títere. Al mismo tiempo, comenzó un
rápido acercamiento a los gobiernos de Brasil, México, Venezue-
la, Argentina, Uruguay y Bolivia, bajo la línea general de «con
Washington en contra de Moscú»... línea que, automáticamente,
ponía al Gobierno de Pekín en la lucha antipopular y antico-
munista en todo el continente.
En Africa también han cumplido su compromiso. El caso
más destacado es el de su posición en la lucha de liberación del
pueblo angoleño.
En junio de 1974, la agencia France Presse informaba que
«un equipo de instructores militares chinos llegó a esta ciudad
[Kinshasa, la capital de Zaire, gobernada por el dictador Mobu-
tu, asesino del patriota congoleño Patrice Lumumba a comienzos
de los años sesenta] para comenzar el adiestramiento . de uni-
dades del Frente Nacional de Liberación de Angola».3
En la lucha por la liberación de Angola había tres movimien-
tos: el MPLA, dirigido por Agostinho Neto, que había tenido
asistencia china hasta antes de la alianza militar Pekín-Washing-
ton; el FNLA, dirigido por Holden Roberto, que tenía asistencia
de la CIA de Estados Unidos, incluyendo sueldo mensual para
Roberto; y el UNITA, dirigido por Jonas Savimbi, también con
apoyo de la CIA, como fue demostrado en las investigaciones del
senado norteamericano en 1976. Tanto el FNLA como el UNITA
se definieron desde un comienzo como «anticomunistas». El
Gobierno de Pekín comenzó a apoyar a estos dos grupos, militar
y financieramente, sin reservas, desde 1973.
«The Manchester Guardian Weekly», en su edición del 7 de
junio de 1975, afirmaba que «hay instructores chinos adiestran-
do al declarado antimarxista FNLA en la ciudad de Kinkusu,
con la esperanza de contrabalancear la influencia de un MPLA
prosoviético». Informaciones aparecidas en abril de 1975, en la
revista «Jeune Afrique», indicaban que los chinos también esta-
ban adiestrando tropas del FNLA en la capital de Tanzania,

423
Dar-es-Salaam. El «Washington Post», el 4 de septiembre de
1975, decía que los chinos «han enviado tanques y artillería
pesada tanto para el FNLA como para el UNITA». Lo mismo
afirmaba «The New York Times» el 14 de noviembre del mismo
año. Según una información de este mismo periódico, el 24 de
agosto de 1975, dirigentes del FNLA habrían declarado que China
incluso había proporcionado pilotos para manejar sus aviones de
combate Mirage entregados por Francia.
El 5 de diciembre de 1975, el diario francés «Le Monde»
citaba a funcionarios norteamericanos que daban testimonio del
apoyo de China al FNLA y la UNITA: «Desde la primavera no-
sotros [:Éstados Unidos] hemos dado una ayuda mínima a los
movimientos anticomunistas [en Angola], porque nos sentimos
seguros dejando que los chinos hagan el trabajo en el terreno».
El 14 de diciembre del mismo año, «The New York Times»
citaba declaraciones de Holden Roberto, el jefe del FNLA:
«Todas mis tropas han sido adiestradas por los chinos». Hay
que recordar que un mes antes, el mismo Holden Roberto había
declarado que el FNLA «jura exterminar a todos los comunistas
de Angola» (ver «African Development», número de noviembre
de 1975).
El 26 de enero de 1976, lonas Savimbi, jefe del UNITA, apa-
recía en «The New York Times» diciendo que estaba seguro de
que derrotaría a «las tropas mercenarias cubanas» porque «te-
nemos expertos adiestrados en China concentrados en el desa-
rrollo de nuestras tácticas guerrilleras». .
En Asia Ocidental, el pivote de la estructura militar de Was-
hington es la monarquía en Irán. El Sha de Irán es una especie
de «gendarme por presencia» en la zona, una pieza de la maqui-
naria militar del Pentágono. No necesito caracterizar el Gobier-
no del Sha, que se compara con honores con el de Pinochet en
Chile, por lo menos en el grado de brutalidad contra el pueblo.
Pues bien, el Gobierno de Pekín cultiva la amistad más estrecha
con el Sha para cumplir su compromiso con Nixon.
A poco más de un mes del asesinato del mariscal Un Piao,
en octubre de 1971, Chu En-Iai recibía el Sha en Pekín y le expre-
saba su apoyo en «su justa lucha por salvaguardar la indepen-
dencia nacional y la soberanía estatal y proteger sus recursos
naturales».
En junio de 1973, el ministro de relaciones exteriores chino,
Chi Peng-fei, era recibido en Teherán por el Sha. El funcionario
chino decía en el banquete ofrecido en su honor: «Irán tiene

424
que fortalecer su defensa frente a la actual situación en la re-
gión. Es necesario y justificado para Irán que tome medidas [oo.]
para salvaguardar su seguridad, independencia y soberanía...
Nosotros [los chinos... del palacio imperial de Pekín] esperamos
y tenemos el convencimiento de que nuestro país, bajo la direc-
ción de su majestad imperial el Shahanshah, se desarrollará en
un próspero y poderoso país».
No está de más recordar que, inmediatamente después de
esta visita, el Sha de Irán hizo muy útiles contribuciones a la
estrategia mundial china y proporcionó aviones de caza al Go-
bierno de Thieu en Saigón, como una manera de aliviar el peso
sobre los hombros de Washington en la vietnamización de la
guerra en esa zona.
Tampoco está de más no olvidar que a partir de fines de
ese mismo año, el Gobierno de Pekín dejó de ayudar al Frente
Popular de Liberación de Omán, grupo nacionalista que luchaba
contra el régimen feudal omaní. La clave estaba en que el sheik
omaní recibía el apoyo militar (8.000 hombres de infantería, más
apoyo táctico aéreo y blindado) de las fuerzas armadas del Sha.
El 25 de junio de 1974, el diario «Le Monde» informaba que el
Sha de Irán había expresado con gran satisfacción su recono-
cimiento porque China había «cesado toda ayuda a los rebeldes».
En Europa, el grupo de Chu En-lai también ha cumplido su
compromiso con el Gobierno de Washington: apoyo a la OTAN,
a los gobiernos y partidos políticos más reaccionarios del conti-
nente, e instrucciones a los grupos y organizaciones políticas lla-
madas ('pekinistas» a hacer frente común con el ala derecha del
espectro político contra ola «amenaza socialimperialista», in-
cluyendo claros episodios de alianzas con la CIA, como en el
caso de Portugal con el partido comunista de Portugal (M-L).
Del 12 al 17 de enero de 1975, el jefe de la unión demócrata
cristiana de la República Federal de Alemania, Franz-Josef
Strauss, visitó China y fue recibido por Mao Tse-tung, Chu En-lai
y Teng Hsiao-ping. Este último le dijo al líder de la extrema de-
recha alemana: «El enemigo del mundo es la Unión Soviética.
Si en el mundo hubiera más líderes como usted o yo, la lucha
contra el socialimperialismo podría triunfar mucho más rápido».
El 15 de enero, Strauss dio una conferencia de prensa en la
capital china, y aseguró que Chu En-Iai le había dicho: «La segu-
ridad de Europa occidental se puede asegurar con el apoyo mi-
litar de Estados Unidos».
Ya en 1973, en el comunicado chino-francés del 14 de septiem-

425
,
bre, con motivo de la visita de Pompidou a Pekín, se dice: (,Las
dos partes examinaron la situación en Europa. China respalda
los esfuerzos hechos por los pueblos europeos con miras a sal-
vaguardar la independencia y la seguridad de sus respectivos
países y, sobre esta base, unirse para preservar su seguridad
común». Clara alusión a fortalecer la OTAN bajo la hegemonía
de Washington. Alusión que queda más clara cuando inmediata-
mente la parte francesa establece su punto de vista contrario:
«Francia sigue con fidelidad a sus alianzas, una política enca-
minada a la distensión, el entendimiento y la cooperación entre
'odos los pueblos del continente». O sea, Europa oriental tam-
.:>ién.
El '~1 de diciembre del mismo año, "Pekín Informa» traducía
del,:"enmin Ribao» un artículo claramente en pro del fortale-
cimiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte:
OTAN, necesidad de mejorar sus fuerzas militares.
Durante todo 1975, la prensa china estuvo casi cotidiana-
mente publicando artículos que comentaban favorablemente la
insistencia del entonces ministro de defensa norteamericano
James Schlesinger acerca de que los niveles de tropas de Esta-
dos Unidos en Europa debían ser mantenidos, y que Estados
Unidos tiene un vital interés en "proteger» a Europa, Oriente
Próximo, el golfo Pérsico y Asia. El 24 de abril de 1975, "Chris-
tian Science Monitor» informaba que el primer ministro belga,
Leo Tindemans, había expresado su asombro, después de su visi-
ta a China, por las reiteradas referencias de los gobernantes
chinos favorables al informe de James Schlesinger, al congreso
de Estados Unidos, y su calificación de que "era un buen punto
de vista sobre el mundo», No hay que olvidar que muchos polí-
ticos burgueses habían calificado este informe de "guerrerista».
Cuando a fines de 1975 el presidente Ford echó del ministe-
rio de defensa a James Schlesinger, la agencia Sinjua publicó
un despacho en el que criticaba este paso dado por Ford "como
una concesión» a la Unión Soviética y como un peligroso debi-
litamiento de las fuerzas estadounidenses. Y citó en el despacho
-suscribiendo sus palabras- lo dicho por el senador ultra-
derechista Henry Jackson en el sentido de que la salida de Schle-
singer era "una pérdida para la nación, por su tarea de pruden-
te política de defensa y de relaciones exteriores».
Naturalmente, James Schlesinger fue invitado a visitar China,
y llegó a Pekín el 6 de septiembre de 1976, sólo tres días antes de
la muerte de Mao. El 13 de septiembre, quienes todavía justi-

426
ficaban la política exterior reaccionaria de la burocracia civil-
militar de Pekín, quedaron atónitos ante un despacho de la
agencia Sinjua aparecido en «Renmin Ribao», que daba cuenta
de los homenajes fúnebres al cadáver de Mao. El despacho
tenía un largo título: Amigos y enviados diplomáticos en la capi-
tal china se unen al pueblo de Pekín en el duelo y presentación
de respetos a los restos del presidente Mao. Y en el texto, el
siguiente párrafo: «Entre los amigos extranjeros que fueron al
Gran Palacio del Pueblo a presentar sus últimos respetos al
presidente Mao Tse-tung estaban: el grupo de trabajadores me-
talúrgicos de Albania dirigido por el viceministro de industrias
y minas, Mago Bleta; el ministro de relaciones exteriores de
Pakistán, Agha Shahi; la delegación del Consejo Cultural Nacio-
nal de Venezuela; el ex ministro de defensa de Estados Unidos,
James R. Schlesinger; y amigos de los círculos deportivos de
Japón, Tanzania y Egipto».
Es decir, en su rígido código diplomático, el Gobierno de
Pekín consideraba a un funcionario que había sido jefe de las
fuerzas militares estadounidenses dadas a la tarea de quebrarle
el espinazo a los pueblos indochinos, al pueblo de Angola y al
pueblo de Chile, entre otros, como amigo de China. Y peor toda-
vía, ponía a J ames Schlesinger al mismo nivel de amistad con
un grupo de obreros de Albania. Tan amigo, que en el banquete
que el ministro de relaciones exteriores Chiao Juan-jua ofreció
a James R. Schlesinger, el 7 de septiembre, el discurso del fun-
cionario chino no hizo mención al imperialismo norteamericano,
y en cambio expresó: «La potencia imperialista que se autoti-
tula"socialista" utiliza la retórica de la "distensión", tanto más
vociferante cuanto más enérgicamente expande su armamento y
prepara la guerra. Como ha señalado correctamente el doctor
Schlesinger, "habla de paz, pero practica la guerra". Enfrentadas
con las ambiciones expansionistas de esta superpotencia, algunas
personas recurren al apaciguamiento y la concesión, y hasta el
sacrificio de terceros, en un intento de protegerse a sí mismos.
Esto es, por supuesto, confundir los deseos con la realidad. En
nuestra opinión, la política correcta debería ser enfrentar la
realidad, movilizar al pueblo y apoyarse en él, y unirse con todas
las fuerzas susceptibles de ser unidas para luchar medida por
medida contra ella»,
El 28 de septiembre, a menos de diez días del golpe de Esta-
do, según un despacho de Sinjua, «el primer ministro chino Hua
Kuo-feng se entrevistó y tuvo una amistosa conversación aquí

427
[en Pekín], esta noche, con James R. Schlesinger, ex ministro de
defensa de Estados Unidos».
Para tender una cortina de justificación ideológica al com-
promiso a nivel mundial adquirido por el grupo de Chu al co-
menzar a desarrollar una alianza militar y política con el Gobier-
no de Washington, los teóricos de la burocracia civil-militar es-
tructuraron, a partir de 1974, su conocida «teoría de los tres
mundos». Fue expuesta por primera vez en público por el enton-
ces viceprimer ministro «sin cartera» (sería confirmado en enero
de 1975) Teng Hsiao-ping, en su discurso del 10 de abril de 1974
en la sesión extraordinaria de la asamblea general de las Nacio-
nes Unidas para estudiar los problemas de las materias primas
y del desarrollo.
Desde el punto de vista marxista, esta teoría es claramente un
abandono de los principios básicos de lo que se llama marxismo-
leninismo, y encuentra su puesto en la categoría de antirrevolu-
donaria. En realidad, la teoría cubre la necesidad de los gober-
nantes chinos de echar por la borda lo que en lenguaje marxista
se llama <<lalucha de clases a nivel internacionah>, y así tener
las manos libres ideológicamente para justificar sus alianzas
con los gobiernos más reaccionarios del mundo y su posición de
abandonar a su suerte a los movimientos democráticos o prole-
tarios.
Así, el núcleo de la teoría de los tres mundos se reduce a
tomar las contradicciones interburguesas o interclasistas domi-
nantes, como las únicas existentes a nivel mundial. El mundo
estaría solicitado por las contradicciones interburguesas o inter-
clasistas dominantes que existen entre las «burguesías» imperia-
listas (EEUU y URSS), las burguesías capitalistas desarrolladas
(los países de Europa Occidental, Canadá, Australia, Japón, etc.)
y las burguesías dominantes en los países colonizados o depen-
dientes (los llamados países en desarrollo o en vías de desarro-
llo). Las tres categorías corresponderían a «primer», «segundo»
y «tercer» mundos.
Entonces, tomando las contradicciones interburguesas como
la fuerza motriz de la revolución actual, resulta lo que afirma
Teng Hsiao-ping: «Los numerosos países en desarrollo abarcan
un vasto territorio, cuentan con una población numerosa y abun-
dan en recursos naturales, son la fuerza motriz revolucionaria
que impulsa la rueda de la historia mundial y constituyen la
fuerza principal en la lucha contra el colonialismo, el imperia-
lismo y, especialmente, contra las superpotencias».

428
Es fácil notar que se habla de «países»; es decir, de conjun-
tos homogéneos donde aparentemente no habría clases en lucha.
En seguida se agregan las condiciones necesarias y suficientes
para que esos países constituyan una fuerza motriz: muy ex-
tensos, muy poblados, muy ricos en recursos naturales. Natu-
ralmente, este análisis está utilizando parámetros económicos
no dialéctico s al manejar conceptos desprovistos de su dinámi-
ca interna según el punto de vista marxista. Porque no dice de
qué están poblados esos países: si de burgueses o proletarios,
si de ambos a la vez y en lucha por sus intereses socioeconómi-
cos antagónicos. Esto deriva hacia una tesis contraria a la sus-
tentada por todos los que siguen el punto de vista marxista, la
de que la época del imperialismo es la época de la revolución
proletaria. De acuerdo con la teoría de los tres mundos, la época
del imperialismo sería la época de las revoluciones dirigidas por
la burguesía, ya que sólo de ese modo se puede hablar de «paí-
ses», o sea, entidades sociales con una estructura de clases ya
definitiva, por lo menos en cuanto a que el Gobierno chino la
acepta como definitiva. Por último, por omisión, ya no es el pro-
letariado la fuerza motriz, la fuerza principal en la lucha contra
el colonialismo, el imperialismo; en el sentido de que, teórica-
mente, desde la posición marxista, los frp!ltes únicos antiimpe-
rialistas y anticolonialistas deben ser dirigidos por el proleta-
riado para que puedan desembocar en la etapa siguiente del
desarrollo social, la etapa socialista, y, en seguida, la comunista.
Para los chinos no es así. Para ellos resulta posible que sec-
tores de la burguesía luchen contra otros sectores de la burgue-
sía, yeso sea el punto esencial del progreso social de la humani-
dad. Dicho de otro modo, está claro que en la concepción china
de los tres mundos priva el punto de vista de que la ley del
movimiento histórico es la ley de los diversos grupos que se
suceden en el poder sobre el resto de la sociedad.
Para dar una especie de punto de apoyo al edificio trimun-
dista, Teng afirma que: a) «El campo socialista, que existió du-
rante un tiempo después de la segunda guerra mundial, ya ha
dejado de existir debido al surgimiento del socialimperialismo»;
b) «China es un país socialista, y al mismo tiempo un país en
vías de desarrollo».
j)e aquí resulta que si a es verdad, entonces no hay ningún
país en la actualidad que sea socialista, porque en el concepto
marxista la definición de «campo socialista» se refiere a un
sistema social, no a una suma de países socialistas. En fin, si a

429
es verdad, entonces, a lo menos, el Gobierno de Pekín estaría
haciendo una confesión, lo cual nos relevaría a muchos del tra-
bajo de demostrar que ya no es socialista, que es una revolución
en agonía. Pero hay más. Si la segunda parte de la formulación a
es verdad, entonces tendríamos que concluir que basta que un
país socialista deje de serlo para que todos los demás se desmo-
ronen en cadena. Esta tesis es como el revés de la tesis mecani-
cista de que basta que un pueblo de un país realice la revolución
proletaria para que todos los demás, como por magia, tengan
que transformarse en socialistas, imitándolo.
En cuanto al punto b, ya es un poco el decir sin decir. Tene-
mos que, según las definiciones marxistas (cuando hablo de
«marxista» no me refiero solamente a lo planeado por Marx en
sus análisis económicos, sociales y políticos, sino también al
desarrollo de su teoría tal como está ahora, en nuestro tiempo,
pasando por Engels, Lenin, Stalin, Mao... por citar sólo las figu-
ras de mausoleo), un país en vías de desarrollo es una mala
definición para un modelo social donde el proletariado todavía
está sometido a la dominación de la burguesía; que depende, a
su vez, de la dominación del imperio central (en el sentido de
dominio económico, tecnológico, ideológico, y dependiente en lo
militar), y en el cual ese dominio imperial, o dependencia del
imperio, hace posible el saqueo de los recursos naturales o la
plusvalía producida en ese país, lo que, por último, es la causa
orgánica de su bajo nivel de desarrollo, absoluto o relativo. De
esta definición se desprende, siempre utilizando los puntos de
vista marxistas para el análisis, que de la condición de subdesa-
rrollo (o en vías de desarrollo) sólo se puede salir si se cortan
definitivamente los lazos con el centro imperial. Para lograr esto,
naturalmente, hay que cambiar el modelo social, ya que la bur-
guesía dependiente no puede cortar esos lazos. De ahí sigue que
sólo la revolución proletaria que pone al proletariado como clase
dominante en alianza con los sectores más empobrecidos de la
pequeña burguesía (los campesinos), y con los demás sectores
de la burguesía que traicionan a su clase, puede hacer esta tarea.
El sistema al cual se ha arribado, para salir de la categoría defi-
nida como «en vías de desarrollo», es, pues, el socialista. Así,
¿cómo podría ser China al mismo tiempo «socialista» y «en vías
de desarrollo»? ¿Al mismo tiempo un país con dictadura del pro-
letariado y un país con dictadura de la burguesía dependiente?
Se podría pensar que lo que hay en la definición de Teng es
una falta de claridad en la construcción de la frase, y que lo que

430
él quiso decir es que China es al mismo tiempo «socialista» y
«pobre». Pero no es así, a juzgar por las palabras de Teng pro-
nunciadas más tarde en su discurso. Él quiso decir «en vías de
desarrollo» con el contenido de dictadura de la burguesía de-
pendiente. Esto queda claro cuando habla del <<Ínternacionalis-
mo proletario» según lo ven los gobernantes de esa China a la
vez burguesa y proletaria: «Como es lógico, un verdadero país
socialista debe seguir el principio de internacionalismo, y pres-
tar sincero apoyo y asistencia a los países y naciones oprimidos,
y ayudarlos a desarrollar su economía nacional».
La claridad de esta declaración de principios es asombrosa.
En este punto yo debería agradecer al señor Teng, en nombre
de las decenas de miles de chilenos asesinados, torturados y
apresados en las mazmorras de la dictadura de Pinochet, en
nombre del millón de exiliado s de un país que tiene 10 millones
de habitantes, en nombre de tres millones de chilenos que en
este momento no tienen nada que comer a causa del desempleo
provocado por la política económica de la dictadura, el «Ínter-
nacionalismo» de que ha dado muestra su Gobierno al ayudar
al «país Chile» a «desarrollar su economía nacional» con tan
generosos préstamos y tan conveniente intercambio comercial.
Pero sigamos con el texto de Teng: «Los países en vías de
desarrollo cuentan con ingentes potenciales para el desarrollo
independiente de su economía. Es plenamente factible que
lleguen gradualmente a un elevado nivel de producción en la mo-
dernización de la industria y la agricultura -nivel nunca alcan-
zado por las generaciones anteriores -siempre y cuando hagan
constantes e incansables esfuerzos en consonancia con los rasgos
característicos y las condiciones de sus respectivos países, y
marchen por el camino de la independencia y del autososteni-
miento.
»El imperialismo, y particularmente las superpotencias, están
aprovechándose de algunas discrepancias temporales existentes
entre nosotros, los países en desarrollo, para sembrar cizaña,
provocar escisiones entre nosotros y torpedear nuestra unidad,
con el objetivo de continuar su manipulación, su control y ex-
poliación».
En suma, de lo que se trata en la época del imperialismo es
de «desarrollar la economía nacional». A juzgar de cómo están
las relaciones de clases en los países del tercer mundo, según
la clasificación de los chinos, se trata de desarrollar <da econo-
mía nacional burguesa». O sea, para decirlo de una manera ale-

431
gre, habría que cambiar el lema del Manifiesto Comunista por
este otro texto: ¡Burgueses y proletarios del mundo, uníos para
luchar por el desarrollo económico!
Para asegurar mejor este concepto, Teng define sólo como
«temporales» las discrepancias existentes entre los gobiernos de
los diferentes países «del tercer mundo». Claro, discrepancias
apenas, y temporales, las existentes entre el Gobierno cubano y
el Gobierno de Pinochet, o del Gobierno albanés y el Gobierno
del Sha de Irán, o entre el Gobierno de Angola y el de Zaire.
Si entendemos el texto de Teng a la luz de que son tempora-
les las discrepancias entre las burguesías dominantes en los paí-
ses dependientes del imperialismo (me refiero al imperialismo
en su definición científica de exportación de capitales), y por
eso mismo temporales entre la burocracia civil-militar china
y ellos, entonces el párrafo tiene una lógica perfecta.
Naturalmente, esa teoría que borra del mundo el concepto
de lucha por el poder entre clases antagónicas, y por lo mismo
borra el concepto de la revolución socialista, ha recibido bastan-
tes ataques incluso de los propios seguidores de la política de
Pekín y de partidos políticos que se definen como «marxista-
leninistas», membrete que hasta hace poco era equivalente de
«pekinista» o «maoísta», pero que comienza a no serio tanto.
En agosto de 1977, el partido comunista revolucionario (ML)
de Chile emitía una declaración internacional para refutar la
teoría de los tres mundos, con el propósito de «continuar y pro-
fundizar la crítica y el desenmascaramiento del revisionismo
moderno y de las nuevas corrientes oportunistas y revisionistas
que hoy, en una nueva etapa y bajo "nuevas formas", pretenden
liquidar la lucha combativa y resuelta del proletariado inter-
nacional y atar a los revolucionarios proletarios al carro de las
burguesías, e incluso del imperialismo [...]. Refutamos aquí la
formulación programática de la denominada "teoría de los tres
mundos" enunciada por Teng Hsiao-ping [...]. Es una reaccio-
naria formulación burguesa [que] no corresponde a los intereses
del proletariado, sino a los intereses de la burguesía y el impe-
rialismo. Sus formuladores representan una nueva corriente
oportunista disfrazada de "antirrevisionista" y "marxista-leninis-
ta" que pretenden hacer pasar por "revolucionaria y científica",
una tesis que en los hechos liquida la formulación leninista
sobre las características fundamentales de nuestra época y se
opone al socialismo y a las revoluciones proletarias [...]. Es una
corriente hostil al marxismo en el seno de éste».4

432
En realidad, el primer partido «aliado» del chino que co-
menzó a oponerse públicamente a la teoría de los tres mundos
fue el albanés. que ya a fines de 1975 comenzó a criticada de
manera oblicua, comentando las declaraciones acerca de ella
del grupo pekinista francés, el partido comunista ML de Francia.
A estas críticas se unió el partido comunista ML de España, que
sufrió las primeras represalias de los chinos, hasta convertirse
en un grupo escindido que originó después los llamados parti-
do del trabajo y organización revolucionaria de trabajadores.
En noviembre de 1976, el jefe del partido albanés, en su in-
forme al VII Congreso, hizo una fuerte crítica a la teoría china
de que «el peor imperialismo es el soviético», diciendo que
«nuestro partido sostiene consecuentemente que el imperialis-
mo estadounidense es agresivo y lo seguirá siendo mientras le
quede aunque sea un solo diente». Y como aguda memoria
para las cuentas alegres de la burocracia civil-militar agregaba
que «fue el imperialismo estadounidense el que desató la bárba-
ra agresión en Corea y en Vietnam, cometiendo algunos de los
más horribles crímenes que haya visto la humanidad. Fue el
imperialismo de Estados Unidos el que intervino en el Congo,
que estranguló la revolución dominicana, que llevó la guerra
hasta Laos y Camboya, que incendió el Medio Oriente y que
organizó los golpes fascistas en Chile y Argentina», y advirtió:
«Al mismo tiempo que hay que rechazar la demagogia y las
tácticas engañosas del "antiimperialismo" predicado por los re-
visionistas soviéticos, es necesario también rechazar el "anti-
socialimperialismo" que están propagando los Estados Unidos
de América y la burguesía monopolista mundial. Los pueblos
no pueden permitirse caer víctimas de la rivalidad de Estados
Unidos con la Unión Soviética y transformarse en peones de las
maniobras imperialistas». Lo cual constituyó una elegante forma
de señalar al Gobierno de Pekín su calidad de cómplice-peón del
Gobierno de Washington.
Por último, definiendo a los actuales dirigentes de Pekín,
aunque sin nombrados, Hoxha expresó que «según ellos, hacer
"política" significa cambiar de bandera a cada rato y en toda
ocasión, tener buenas relaciones con uno y otro, no hacer el
bien a otro, sino aprovecharse de él, y, por otra parte, crear
la falsa y muy dañina opinión de que aquellos que defienden
abiertamente los derechos de los pueblos, que no esconden las
opiniones que tienen sobre Estados y sus dirigentes, no son polí-
ticos hábiles, sino personas inflexibles y sectarias».

433
Creo que este párrafo de Hoxha define con precisión lo que
'es el cinismo político de la burocracia civil-militar china, y que
ha venido utilizando desde hace tanto tiempo hasta terminar en
cómplices de quienes dicen combatir en su propaganda, en
enemigos de quienes dicen apoyar, y en rígidos explotadores de
un pueblo, para llegar a ser una potencia mundial que domine al
resto de los pueblos del planeta.
Pero a medida que la realidad oculta tras las fronteras de
China y tras el cinismo político de sus dirigentes actuales ha
ido saliendo a la luz, su «influencia» en las organizaciones polí-
ticas que utilizaban el apellido de «marxistas-leninistas» para
diferenciarse de otras que se titulan comunistas, han ido abando-
nando la nave y ahora, después del XI Congreso del partido,
se ha revelado una fuerte tendencia a la ruptura con la capital
«roja», la capital que tiene el cadáver de Mao Tse-tung embalsa-
mado para que lo alaben los Pinochet chilenos, los Videla ar-
gentinos, los Strauss alemanes, los Nixon estadounidenses y los
emperadores asiáticos y africanos.
Si hacemos una comparación de la lista oficial de organiza-
ciones políticas reconocidas por Pekín que enviaron cablegramas
de pésame por la muerte de Mao, y la lista oficial de las mismas
organizaciones reconocidas por Pekín que enviaron mensajes de
felicitación por el XI Congreso en 1977, tendremos un mal balan-
ce para Hua Kuo-feng y sus aliados en el golpe de Estado que
terminó de afianzar el dominio de la burocracia civil-militar en
China. Veamos un examen por continentes:
América latina: en septiembre de 1976, las organizaciones
«pekinistas» eran veinticinco. En septiembre de 1977, sólo ocho
enviaron felicitaciones a los nuevos dirigentes elegidos por el
XI Congreso. Para equilibrar un poco el déficit, han aparecido
cuatro organizaciones nuevas. En todo caso, la bancarrota es
seria.
Asia: en septiembre de 1976 eran dieciocho. Enviaron felici-
taciones al XI Congreso trece (en realidad doce, porque el par-
tido comunista de Kampuchea no aparece en la lista oficial chi-
na, pero como después una delegación de ese partido fue a
Pekín, lo he contabilizado. En realidad, Kampuchea nos tiene
acostumbrados a estos misterios. En 1976, el ex príncipe Siha-
nouk no envió cable de condolencia por la muerte de Mao, y
hubo toda clase de especulaciones, incluyendo la de que había
sido asesinado por su esposa Monique -que es mujer real-
mente hermosa-, aun cuando algunos dirigentes chinos me ase-

434
guraron entonces que Sihanouk vivía «dedicado al cultivo de
arroz» en las afueras de Phnom Penh. De pronto, el partido de
Kampuchea no aparece en las listas oficiales, pero después va
una delegación a Pekín... y Sihanouk recupera la vida a través
de una carta de felicitación al dirigente PoI Pot, que enca-
bezó la delegación a Pekín, a fines de 1977). Dos organizaciones
nuevas surgen para equilibrar el balan("~.
Oceanía: dos organizaciones, una de Australia y otra de Nueva
Zelanda, formaban parte de los pésames al Gobierno por la
muerte de Mao. Ahora sólo la de Australia felicita la celebra-
ción del XI Congreso.
Europa: 47 organizaciones «pekinistas» en septiembre de
1976. En la misma fecha de 1977 sólo permanecían fieles 27.
Pero el número de grupos «nuevos» es bastante grande: nueve.
En suma, de los 92 grupos o partidos políticos en el mundo
que seguían a Pekín, sólo 49 se mantenían fieles después del
golpe de Estado de octubre de 1976. Una pérdida neta de 47 %,
lo cual es bastante negativo en cualquier clase de negocio, in-
cluyendo el político. Por otro lado, habían surgido 15 organiza-
ciones nuevas, lo cual, de todos modos, no equilibra la balanza,
y deja a la burocracia civil-militar de Pekín con muchos amigos
a nivel de asociados de Washington, y muy pocos a nivel de lu-
chadores antiimperialistas.
Notas

Capitulo 1
1. He elegido esta expresión para definir una capa social en China
que goza de privilegios especiales y, lo principal, cuya relación con los
medios de producción es distinta a la que tiene el proletariado. Más
todavía: una clase social nueva desarrollada durante la instauración del
socialismo en ese país. Así, corresponde a lo que los textos chinos actua-
les definen como "la nueva burguesía",
2. El 13 de septiembre de 1971, un avión chino entró en el espacio
aéreo de la República Popular de Mongolia por la frontera norte de China,
y poco después se estrelló cerca de Khentiiaimit. Todos los pasajeros
murieron y sus cadáveres quedaron carbonizados. Uno de los muertos era
el mariscal Lin Piao, hasta ese momento "íntimo camarada de armas del
presidente Mao Tse-tung" y su "sucesor" designado en el IX Congreso del
partido de 1969. Esa pérdida marcó el fin de la pugna por el poder entre
Chu En-lai y Lin Piao. Marcó también el comienzo de una investigación
policial, en parte dirigida por el actual poseedor del poder total, Hua
Kuo-feng, y encabezada por el propio Chu En-lai, cuyo propósito principal
era encubrir el asesinato del mariscal a manos de la policía de seguridad
en Pekín, y demostrar su conspiración para asesinar a Mao Tse-tung
y hacerse con todo el poder. Este suceso policial es dramáticamente im-
portante en la historia contemporánea de China porque marca el comienzo
del fin de la revolución socialista en ese país.
3. Campesinos que antes de la liberación en 1949 eran asalariados agrí-
colas y no poseían tierras, y propietarios de pequeñas parcelas que para
poder sobrevivir tenían que arrendar su fuerza de trabajo parte del año
a los terratenientes. Esta capa social ocupa actualmente 60 % de la pobla-
ción total y 70 % de la rural.
4. Desde fines de 1974 hasta mayo de 1976, los organismos centrales de
propaganda pusieron especial cuidado en publicar fotos de Mao Tse-tung en
las que éste aparecía con la boca abierta, la vista perdida y encogido, en
un intento, al parecer, de pasar el mensaje al pueblo chino de que el
líder ya no era más que un guiñapo humano. Ese tipo de fotos, en reali-

447
dad, formó parte de otro tipo de preparación: la de asesinar la revolu-
ción maoísta sin excesivo desorden social.
5. Al oeste del río Amarillo, en la provincia de Shensi, está la ciudad
de Yenán. En octubre de 1934, el ejército rojo, cercado por las fuerzas de
Chiang Kai-shek, rompe el cerco y se refugia en Yenán, que a partir de
entonces será el cuartel general de la revolución hasta 1947. Hoy se le
conoce en China como "el lugar sagrado de la revolución".
6. Los miembros titulares del buró politico, Wei Kuo-ching y Sü Shi-
you, jefes políticos y militares del sur de China alrededor de la provin-
cia de Kuantung, poco después del terremoto de julio de 1976 plantearon
que la historia de la república después del VIII Congreso en 1956 debía
ser "revisada", que no todo lo que había hecho, escrito o "enseñado"
Mao Tse-tung después de esa fecha era correcto, y que, principalmente,
las penurias económicas, más exactamente la lentitud del desarrollo agrí-
cola chino, eran causa directa de las erróneas directivas de Mao. Y basán-
dose en esa tesis principal replantearon el punto de vista del hasta
entonces caído Teng Hsiao-ping: la condición económica es materia de
técnicos y no de políticos, el orden social necesario para haber poderosa
a China consiste en que los obreros se dediquen a producir, los campesi-
nos a cultivar la tierra, los estudiantes a estudiar y los responsables del
Gobierno a gobernar. La difusión del marxismo-leninismo-pensamiento
Mao Tse-tung es tarea del partido, y la defensa del territorio y del mante-
nimiento del orden interno de la sociedad est~ a cargo del ejército. Y todo
eso con una meta: hacer de China una superpotencia en 25 años. La ex-
presión teórica primaria para esto es: primero hay que desarrollar una
base económica fuerte y después desarrollar la revolución socialista.
Dicho de otro modo: primero hay que convertir a China en superpotencia,
y en seguida hacerla una superpotencia socialista. La tesis es exactamente
contraria a la de Mao y sobre todo a la de Lenin, en el sentido de que
ambos afirmaban que el desarrollo económico en una sociedad socialista
tiende a producir burguesía, "capitalismo", a cada minuto que pasa, por-
que todavía existe la pequeña producción y todavía hay clases antagónicas
en el sistema socialista. Por ello hay que hacer la revolución socialista
constantemente durante la construcción económica, para destruir en su
nacimiento las nuevas hierbas "burguesas". En suma, planteaban la exis-
tencia de la contradicción desarrollo económico/revolución socialista como
una unidad dialéctica, de contrarios, cuyo forcejeo hacía avanzar el sistema
en su conjunto. De ahí la formulación maoísta "empeñarse en la revolu-
ción y promover la producción".
7. Todos los miembros del comité central, del Consejo de Estado y
del comité permanente de la Asamblea Popular Nacional, además de sus
familiares directos, están siempre bajo la protección de los servicios de
seguridad de cada lugar que visitan. En el Hotel de la Amistad, ese ser.
vicio está a cargo de la milicia obrera de Pekín.
8. Desde comienzos del siglo XIX las grandes potencias industriales tra-
taron de transformar China en un mercado para sus productos. Para con-
seguirlo, se introdujeron en el territorio del imperio de dos modos: con
el ejército negro de los eclesiásticos y con fuerzas armadas invasoras.
Todas estas invasiones y humillaciones sucesivas provocaron un fuerte
sentimiento contra los extranjeros, el cual en 1900 tuvo una expresión
violenta con la rebelión de los bóxers, movimiento nacionalista. Ocho
potencias extranjeras, incluida Japón, se unieron para invadir China, que
una vez más fue derrotada y debió pagar fuertes compensaciones y abrir

448
su economía al occidente industrializado. Todo ese tiempo que va desde
1840 sirvió para alentar la xenofobia china que generó, como denomina-
ción normal para los no chinos, la de "demonio extranjero". Incluso ahora,
en lugares apartados de Pekín y en muchas provincias, bastantes personas
denominan "demonios extranjeros" a los visitantes de otros países. Y el
aislamiento en que se tiene a los no chinos en cualquier parte del terri.
torio, incluyendo el barrio diplomático de San Li Tun en la capital, es
realmente de una magnitud tal que uno tiene la sensación de vivir per-
manentemente dentro de una especie de jaula invisible.
9. Es fantástico cómo de esta historia se sacó material para atacar a
Chiang Ching casi copiando a la letra el episodio: dazibaos (carteles que
se pegan en los muros y se escriben en grandes caracteres) en Shanghai
y en Pekín contaban, en octubre de 1976, que "cuando el presidente Mao
agonizaba, Chiang Ching le dio la vuelta en su lecho para hacerle pre-
guntas, sin importarle que con eso estaba acelerando su muerte... Chiang
Ching quiso obtener del presidente Mao poderes a su favor, maltratán-
dolo en su lecho de muerte, e incluso llegó a empujarlo en la cama para
que se diera la vuelta".
10. La campaña de denigración moral contra Chiang Ching incluso
copió el sitio exacto de las aventuras eróticas de la emperatriz Tseu-Hi,
para asegurar que en el Palacio de Verano la esposa de Mao daba rienda
suelta a su "depr2 vac'ión, haciendo cerrar el paseo público en ocasiones
para embelesarse c m sus amigotes y cómplices en vicios, los cuales mere-
cen mil muertes" texto de un dazibao en la imprenta de Ediciones en
Lenguas Extranjeras).
11. En esencia, el motín del 5 de abril buscaba obligar a las autori-
dades centrales a destituir a Teng Hsiao-ping, para así evitar que la
campaña de crítica contra él tomara las características de un movimiento
político de masas que constituyera un punto de apoyo para los maoístas
en su plan de lanzar una segunda revolución cultural contra la burocracia
civil-militar. La destitución de Teng Hsiao-ping tuvo el efecto de desa-
celerar la campaña de crític,..., impedir que se expandiera a todas las
capas de la sociedad e hiz( perder tiempo al maoísmo tratando de
explicar a los obreros y los campesinos que aun cuando Teng Hsiao-ping
había caído, la meta de la can. paña no había cambiado y había que seguir
adelante en la lucha contra "la burguesía de dentro y de fuera del partido".
12. A mediados de 1976, en el número 28 de la revista "Pekín Informa"
los izquierdistas hicieron pública, de manera oblicua, su preocupación y su
impotencia porque Mao Tse-tung estaba rodeado de un muro impenetra-
ble compuesto principalmente por la unidad 8341 del EPL, bajo el mando
de Wang Tung-sing, y por el sector derechista del buró político, encabezado
por Hua Kuo-feng.
13. Dos puntos esenciales separan a los dos grupos dentro de la buro-
cracia civil-militar: la construcción del ejército y la crítica a lo que los
chinos llaman el "pensamiento Mao Tse-tung". Para Hua Kuo-feng y
sus seguidores, la modernización del ejército no debe significar una dis-
minución sustantiva de sus efectivos a cambio de alta tecnología nuclear,
electrónica y coheteril. Para Teng Hsiao-ping y sus simpatizantes, hay que
reducir los efectivos del ejército en cerca de un millón de hombres (ac-
tualmente son un total de tres millones), lo cual sería el primer paso
inevitable para transformar las fuerzas armadas en un brazo militar alta-
mente técnico sin afectar demasiado al resto de la economía. Esta dife-
rencia de opiniones puso a muchos jefes militares de provincia y a parte

449
15. - CHINA
importante de la burocracia civil de parte de Hua. En cuanto a la crítica
al "pensamiento Mao Tse-tung", la ~nea Hua postula un proceso lento, de
años, paso por paso, y referida esencialmente al desarrollo económico
del país. Teng, por su parte, señala que la crítica es "global" y debe comen-
zarse de inmediato, para impedir que siga impulsando hacia el camino
"incorrecto" a gran número de obreros y campesinos chinos. Afirma Teng
que poniendo como ejemplo típico el "éxito de la política de relaciones
exteriores a partir de 1972" -que se contrapone totalmente al maoísmo de
los años sesenta en cuanto al papel que debe desempeñar China en apoyo a
las revoluciones en el mundo- se puede decir que "en los aspectos prác-
ticos" el "pensamiento Mao Tse-tung" se demostró como inadecuado para
la seguridad y el desarrollo de China como nación. En este sentido, aunque
las dos líneas son derechistas y buscan la desmaoización, la de Teng es
más audaz, rupturista y, por lo mismo, más arriesgada. La de Hua se ciñe
mejor a los cánones clásicos de la política oriental, en la que la lentitud
es el núcleo del triunfo.
14. A fines de septiembre fue conocido por algunos extranjeros, entre
ellos estaba yo. Al parecer, estas publicaciones clandestinas fueron conse-
cuencia del esfuerzo de Chiang Ching por dar a conocer los documentos
más importantes de Mao respecto a la lucha contra "la burguesía de dentro
del partido". Se cuenta que ellO de septiembre de 1976, o sea, 24 horas
después de la muerte de Mao, su viuda fue a la oficina general del comité
central para retirar del archivo las transcripciones taquigráficas de las
conversaciones de Mao sobre el tema, y parte de sus artículos sobre lo
mismo. Como Wang Tung-sing, el jefe de la unidad 8341, era también
director de la oficina general y uno de los conspiradores para el golpe,
este incidente se transformó después en parte de la "evidencia" contra los
cuatro. Se dijo que Wang Tung-sing comunicó a Hua Kuo-feng el retiro de
los documentos por parte de Chiang Ching, y que éste la llamó por teléfono
para convencerla que devolviera los originales. Más tarde, Hua afirmó que
aunque Chiang Ching había devuelto los papeles, lo hizo después de "alte-
rar" dos de ellos. Otra versión, que corresponde más al carácter de los
personajes, dice que Chiang Ching respondió a Hua, por teléfono, más
o menos así: "El cadáver de mi esposo todavía está tibio y tú ya quieres
romperme los huesos. ¿Así pagas la bondad del presidente Mao, que te
hizo lo que eres ahora?". A lo cual habría replicado Hua: "Nunca podré
olvidar la bondad del gran líder el presidente Mao... Y no tengo la
menor intención de dañarte... Si vives tranquilamente en tu casa nadie se
atreverá a hacerse daño". Esta última frase parece más una advertencia
que una gentileza. Una versión de estos sucesos apareció en el "Washington
Post" del 29 de octubre de 1976.
15. En aquellos momentos, de los nueve miembros originales del comité
permanente del buró político elegido en el X Congreso (1973), sólo queda-
ban cinco. Tres (Chu En-lai, Kang Sheng y Tung Pi-wu) habían fallecido,
y uno había sido rebajado de categoría: Li Te-sheng (comandante de la
región militar de Shenyang). A ese grupo original de cinco había sido agre-
gado, en abril de 1976, Hua Kuo-feng. Los seis se repartían así: con Mao
Tse-tung, tres personas: Chu Te, Wang Hung-wen y Chang Chun-chiao;
derechistas, Hua Kuo-feng y Ye Chien-ying. Pero, de los doce miembros
titulares del buró político, sólo dos estaban en la línea maoísta (Chiang
Ching y Yao Wen-yuan) y los diez restantes con la derecha. Los suplentes
del buró político estaban todos con la derecha. Esto hacía, para el total de

450
veintidós miembros del máximo cuerpo dirigente del partido y de China,
la cuenta de seis para la línea maoísta y dieciséis para la derecha.
16. Mao se refería al fundador de la dinastía Chin, el primer empera-
dor que unificó los diferdbtes estados del territorio en un solo reino en el
y oponentes
año 221 antes de nuestra era. Frecuentemente, simpatizantes
dentro del país se referían a Mao Tse-tung como el Chin Shi Huang ycon-
temporáneo. En la lucha contra el pensamiento confuciano esclavista an-
tifeudal de la época, Chin Shi Huang persiguió ferozmente a la intelectua-
lidad confuciana, y fue notorio que durante su gobierno "quemó libros
e hizo enterrar vivos a cuatrocientos sabios confucianos". Los oponentes
a Mao lo comparaban con él en su política con los intelectuales. Es clá-
sica la respuesta del líder chino a esta acusación, el 8 de marzo de 1958,
en uno de sus discursos en la segunda sesión plenaria del VIII Congreso
del partido: "¿Cuál era la importancia del primer emperador de los Chin?
Se contentó con enterrar vivos cuatrocientos sabios confucianos. Nosotros,
en cambio, hemos enterrado ya cuarenta y seis mil [...]. Si ustedes me
acusan de ser el primer emperador de los Chin, están equivocados, yo he
sobrepasado en cien codos al primer emperador de los Chin".
17. S. ScHRAM, Mao Tse-tung Unrehearsed, Talks and Letters: 1956-
1971, Penguin Books, Londres, 1974, pp. 131-146. Este tipo de expresiones
era habitual en los escritos, incluso los poemas, de Mao Tse-tung.
18. En 1973, cuando la derecha encabezada por Chu En-lai se esforzaba
por justificar con citas de Lenin y del propio Mao el viraje hacia una alian-
za con Estados Unidos y el abandono del apoyo a los movimientos revo-
lucionarios mundiales, se publicó un artículo que afirmaba que Mao se
habría opuesto a esta política de "golpear con los dos puños". En el núme-
ro 52 de "Pekín Informa", de 31 de diciembre de 1973, el artículo titula-
do Distinguir entre los dos tipos fundamentalmente diferentes de compro-
miso decía: "El presidente Mao también ha criticado la práctica errónea
de "golpear con los dos puños" en dos direcciones al mismo tiempo. En
un período determinado, hay siempre enemigos principales y secunda-
rios. Para aislar al máximo el enemigo principal y concentrar todas las
fuerzas para atacado, las fuerzas revolucionarias llegan, en un momento
dado, a ciertos compromisos necesarios con otros enemigos".
19. Una antigua costumbre permitía a la gente "común" protestar
frente al cadáver del emperador por los errores e injusticias que éste
hubiera cometido durante su mandato.
20. Algunas fuentes maoístas en Pekín señalan que, al parecer, el texto
es incompleto, y aquí debería seguir con... "y nosotros, siendo BOOmillones,
¿cómo podríamos avanzar sin lucha? La unidad y la estabilidad que algu-
nas personas quieren no debe ponerse como meta. Debe alcanzarse en
medio de la lucha de clases...".
21. En el informe de Chen Yung-kui ante la 11 Conferencia nacional
sobre aprender de Tachai respecto a la agricultura (20 de diciembre de
1976) se lee en su punto segundo que cuando en la I Conferencia nacio-
nal sobre el mismo tema, en octubre de 1975, Hua Kuo-feng rindió su
informe y, "apenas concluido, Chiang Ching saltó a endilgarnos con fiereza
al camarada Hua Kuo-feng y a mí: 'El informe, por no decir otra cosa
peor, es revisionista', etiquetándolo así con un epíteto pesado..." ("Pekín
Informa" del 12 de enero de 1977). Y de inmediato agrega algo notable: "Sin
embargo, el gran líder el presidente Mao estuvo muy satisfecho con la con-
ferencia. Ratificó el informe del camarada Hua Kuo-feng la misma noche
en que se lo enviaron". Pero ocurre que en aquel tiempo Mao Tse-tung sólo

451
podía leer textos especialmente impresos para él, en caracteres de enorme
tamaño, debido a un agudizado defecto visual. Incluso los artículos de
los periódicos tenían que ser impresos especialmente para él. Además,
afectado ya seriamente por el mal de Parkinson, su lectura cotidiana se
.reducía a unos cuantos centenares de palabras. ¡El informe' de Hua
Kuo-feng tenia casi 6.000 palabras, y lo aprobó "la misma noche en que
se lo enviaron"! Por otra parte, el texto de Chen Yung-kui demuestra al
menos que Chiang Ching hacia sus críticas en público y delante de las
personas a quienes criticaba. En cambio, Hua Kuo-feng tenía otro método:
el de la policía secreta, la unidad 8341 y el encarcelamiento previo; des-
pués la crítica.
22. General de la línea de Teng Hsiao-ping, parte del grupo de altos
mandos militares que siguieron a Chu En-lai en el asesinato de Un Piao
en septiembre de 1971. En julio de 1970 fue nombrado comandante de la
guarnición de Shanghai para servir de contrapeso a las <>.ctividades de los
maoístas en el municipio y controlar la milicia popular. En 1973 fue
ascendido a miembro del comité central, como parte del equipo de diri-
gentes puestos en esa categoría bajo presión de Chu En-lai y el mariscal
Ye Chien-ying.
23. Miembro suplente del buró político, simpatizante de Teng Hsiao-
ping, criticado en 1967 por la izquierda, rehabilitado en 1972 por el grupo
del primer ministro Chu y elegido para su cargo del buró político en
1973 durante lo que la derecha llamó "nuevo período de reajuste y conso-
lidación".
24. Mien,oro del comité central elegido por primera vez en el IX Con-
greso en 1969, y ratificado después en el X Congreso en 1973. Cinco se-
manas después de los sucesos que estoy relatando aparecería como pri-
sionero en el Estadio de los Obreros de Pekín. El 16 de noviembre de 1976,
en ese estadio fueron exhibidos "ante las masas" alrededor de 80 presos
políticos, incluidos miembros del comité central y altos funcionarios. Los
presentaron con las manos amarradas a la espalda, con cucurucho s de
papel en la cabeza y la mirada fija en el suelo. Cada cierto tiempo eran
golpeados con palos por los guardias, insultados a gritos por grupos de
espectadores y obligados a recitar confesiones en voz alta. A petición
de los espectadores les sacaron las ropas de abrigo (en noviembre hace
mucho frío en Pekín) para "que los golpes sean efectivos". Los de Shan-
ghai fueron forzados a decir cosas como ésta: "Hace muchos meses nos
reunimos y los cuatro nos dijeron que comenzarían la crítica a Teng
pero que después esta crítica se desarrollaría a una etapa superior para
dirigir el ataque "contra alguien de más arriba"". Nosotros fuimos enga-
ñados porque los cuatro eran elementos muy malvados". El 17 de noviem-
bre de 1976, en el mismo estadio fue criticado, con igual coreografía, el
ministro de cultura, Yu Jui-yung.
25. Según la exégesis de la. señora Wang Chi "actuar de acuerdo con
los principios del pasado" (versión de Hua Kuo-feng) significa que Mao
recomendaba al primer ministro "resolver los problemas de las provin-
cias según el método de paso a paso que ya estaba en uso". En cambio
"actuar de acuerdo con los principios ya establecidos" (versión de "la
banda de los cuatro") era una "trampa política" (sic). La versión de Hua
Kuo-feng asegura que esa frase, y otras cuatro, las escribió Mao para
Hua en la noche del 30 de abril de 1976, después de la visita del primer
ministro de Nueva Zelanda, Muldoon. El 1 de noviembre de 1976 las auto-
ridades de la capital china mostraron a los trabajadores extranjeros una

452
fotocopia del papel supuestamente escrito por el líder chino. Es una sola
hoja, con cinco líneas de caracteres muy grandes, muy temblorosos y nada
parecidos a la conocida caligrafía de Mao, además de la frase anterior,
se lee:

Chian Ching se ocupa demasiado de los asuntos.


Anda lentamente, no te inquietes.
Si tú te ocupas de los asuntos, estoy tranquilo.
Ocúpate sobre todo de los asuntos internos.

Para comprender las circunstancias en que Mao Tse-tung habría escrito


estas crípticas frases que ahora se presentan como "la demostración" de
que Mao nombró a Hua como su sucesor, cito de un artículo de Roland
Berger aparecido en "Le Monde Diplomatique" de enero de 1977: "El 30 de
abril de 1976, Mao Tse-tung, teniendo a su lado a Hua Kuo-feng, recibió al
señor Muldoon, primer ministro de Nueva Zelanda, que dijo más tarde que
había encontrado al presidente envejecido y debilitado". "Le Monde" del
7 de mayo de 1976 informa que el señor Muldoon había afirmado que
durante ciertos momentos Mao Tse-tung tenía dificultades para expresarse,
y que se había visto obligado a "escribir ciertas respuestas". La última en-
trevista con jefes de Estado que Mao pudo soportar fue el 'l:l de mayo
de 1976, cuando recibió a Ali Bhutto, primer ministro de la República
Islámica de Pakistán. La entrevista tuvo que suspenderse a los 15 minutos
de comenzada, porque el líder chino no estaba en condiciones ni siquiera
de escribir sus respuestas.
26. En China están prohibidas las propinas porque se consideran una
ofensa a los trabajadores. Preguntó por qué Chu En-lai podía dar pro-
pinas y además ser elogiado. Nunca obtuve una respuesta satisfactoria.
'l:l. Los comités por Chiang Ching nacieron, al parecer, de la necesi-
dad de formar organismos de resistencia clandestinos contra el golpe
de Estado, y su presencia se extendió rápidamente a todo el territorio
chino a partir de noviembre-diciembre de 1976. En cierto sentido, estos
comités equivalen a las primitivas células del partido comunista chino en
los años veinte, cuando una cincuentena de comunistas se organizó para
llegar a establecer la "dictadura del proletariado" en un país de 500 millo-
nes de habitantes... ¡Y lo consiguió transitoriamente una veintena de años
después! La diferencia está en que en los años veinte el proletariado chino
se disponía a conquistar el poder por primera vez en su historia, y en
cambio ahora, en los setenta, se dispone a reconquistado.
28. Y la segunda fue la recomendación del jefe de mi grupo de trabajo:
"No se le olvide cerrar con llave todos los muebles de su casa, sobre
todo si guarda dinero. Lo mejor que puede hacer con el dinero es guar-
dado en el banco, no conviene tenerlo en casa". Yeso era un contraste,
porque la primera vez que viví en China (1965-1966) jamás tuve que cerrar
con llave las puertas de mi casa y las de los muebles: era inconcebible
que algo fuera robado por los trabajadores chinos. Una década más tarde,
la situación era la opuesta.
29. En mi primer libro sobre el tema (La guardia roja conquista China,
Ediciones ML, Santiago de Chile, 1968), dedico un capítulo completo a
"Las prostitutas de Shanghai", en el que explico cómo desde 1949 hasta
1957 el departamento contra la prostitución, de la municipalidad de Shan-
ghai, resolvió el problema de las 30.000 prostitutas que existían en esa in-
mensa ciudad en el momento de la liberación. Yang Tsi-chen, 48 años

453
en 1966, responsable de ese trabajo, me dijo entonces: "Quiero explicarle,
por mi propia experiencia personal, algunas ventajas de la nueva sociedad.
Sólo en ella podemos resolver de verdad el problema de la prostitución
y la delincuencia. Porque ocurre que el pueblo toma todo el poder y es el
dictador. Y como tal, el pueblo inicia y cuida una campaña nacional de
moralidad revolucionaria. Con el desarrollo económico y el cambio de
la propiedad, cada persona en China tiene una salida para sus problemas
económicos. Antes eso no era así, por eso algunos buscaban una salida
en la prostitución o la delincuencia".
30. On exercising all-round dictatorship over the bourgeoisie, "Foreign
Languages Press", Pekín, 1975, p. 23.
31. "Pekín Informa", núm. 47, 24 de noviembre de 1976, pp. 7, 8 Y 13.
32. Importantes documentos de la gran revolución cultural proletaria,
Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1970, pp. 129 y 130.

Capitulo 2

1. El 30 de abril de 1967, Yao Teng-shan y Sü Yen llegaron al aeropuer-


to de Pekín desde Yakarta. Fueron recibidos por cien mil personas, entre
ellas mile!) de guardias rojos. A la mañana siguiente se entrevistaron
con Mao Tse-tung y Lin Piao. Y acusó a Chen Yi, ministro de relaciones
exteriores, de "tres capitulaciones y un aniquilamiento": capitulación
frente a los imperialistas, los reaccionarios y los revisionistas, y de asistir
pasivamente al proceso de aniquilamiento de los movimientos revolucio-
narios en los países vecinos del continente. En realidad, la crítica a
Chen Yi había empezado en enero de 1967. Yao se convirtió en una espe-
cie de líder de "la línea roja" en las relacions exteriores, presionando por
romper "con los blancos" y "luchar al mismo tiempo contra las dos
superpotencias". En agosto de 1967, Yao y Sü habían logrado de hecho apo-
derarse del ministerio de relaciones exteriores, y las masas chinas los lla-
maban "los diplomáticos rojos". El 22 de agosto, bajo la dirección perso-
nal de Sü, la embajada británica en Pekín fue rodeada por cien mil guar-
dias rojos e incendiada. La "insurrección" de Yao y Sü duró hasta princi-
pios de 1968, cuando las tropas del EPL, bajo el mando de Lin Piao, y de
acuerdo con Chu En-lai ocuparon militarmente Pekín y apresaron a Yao,
Sü y otros dirigentes acusados de "ultraizquierdistas".
2. Este atentado ha pasado a formar parte de la larga lista de sucesos
que no tienen explicación en la política china. Sin embargo, a juicio de
muchas personas en Pekín, su objetivo era "desestabilizar" el resto de
poder detentado por el maoísmo, provocando un gravísimo incidente con
la Unión Soviética, obligando al alto mando militar a entrar en acción
"para poner orden" a fin de mantener "la seguridad nacional". Desde
este ángulo, la posibilidad mayor era que el atentado fuese montado por
las propias fuerzas de seguridad de la capital, que estaban bajo las órdenes
directas del ministro de seguridad pública, Hua Kuo-feng.
3. Texto agregado, en el siglo III antes de nuestra era, a los Anales
de primavera y otoño, atribuido a Confucio.
4. Este documento parece que fue producto de un grupo de disidentes
del partido comunista en la provincia de Kuangtung, que sostenía la tesis
de que la revolución socialista en China no se podía hacer saltándose la
etapa capitalista de la sociedad, y por eso enarbolaban un programa de
"llevar el capitalismo al campo" para "sentar las bases sociales" para

454
hacer "la revolución socialista". Evidentemente, desde este punto de vista
su programa aparecía como anticomunista. Pero, de hecho, sus críticas
a la "carícaturización" del socialismo en China son, hasta ahora, las más
certeras que hemos logrado leer en ese país.
y Chu En-lai, que
5. En este contexto, se refiere claramente a Un Piao
estaban públicamente a cargo del partido, del Estado y del ejército.
6. Caudillo militar (señor de la guerra, según la terminología china)
que sirvió a la dinastía manchú y luego se transformó en comandante en
jefe del Nuevo Ejército Republicano durante la revolución de 1911 dirigida
por Sun Yat-sen. En febrero de 1912 dio un golpe de Estado contra
Sun Yat-sen, siendo asesorado por agentes de grandes consorcios capita-
y
listas de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Japón, Alemania
Rusia. Murió de un ataque al corazón durante la guerra civil, en junio
de 1916.
7. El 12 de junio de 1974, seis obreros de Pekín, encabezados por Lu
Wen-che, que había sido miembro del comité revolucionario de Pekín
en 1967 y purgado por la ocupación militar de 1968, fijaron un dazibao en
la municipalidad de la capital, señalando que a partir de 1971 (después
del golpe de Estado encabezado por Chu En-lai, que terminó con el ase-
sinato de Un Piao) el nuevo comité municipal no había tenido ni una sola
reunión, y que había nombrado de nuevo en sus puestos a "todos los
burócratas" derribados durante la revolución cultural. Lo interesante de
este dazibao era que reivindicaba un lema político aparecido en 1966, el
cual, al definir que la revolución cultural era para combatir "a los diri-
gentes seguidores del camino capitalista", señalaba que el verdadero
blanco de la revolución cultural es el partido, para "limpiado de su
lado negro, su lado burgués". Dieciséis días después, "Beijing Ribao"
publicaba un artículo titulado Lin Piao y la revolución cultural, señalando
que para hacerse con el poder, este conspirador lanzó el lema, en 1966, de
y
"debemos consideramos como una parte de las fuerzas revolucionarias
como el blanco de la revolución", con lo cual "quería deliberadamente
desencadenar ataques contra el partido comunista y provocar divisiones
y violencia en los rangos revolucionarios", Evidentemente, la derecha china
quería vender en el mercado político chino la mercadería de la "incorrup-
tibilidad" del partido, algo diametralmente opuesto a las tesis del maoísmo,
y, de paso, diametralmente contrario también al hecho real en la sociedad
china. Esta tesis fue potenciada con la mayor fuerza posible a partir del
golpe de Estado de Hua Kuo-feng y Teng Hsiao-ping. Los dazibaos de
1974, del tipo que hemos citado, se repitieron en Shanghai, Sechuan y
Junan, y después, por la imposibilidad física de seguir poniéndolos a
causa de la vigilancia militar, se transformaron en volantes clandestinos
que aún hoy día pasan de mano en mano en China.
8. Parcialmente porque lo ha hecho sólo en sociedades agrarias atra-
sadas o con relativo atraso en su desarrollo campesino, y no en socie-
dades de alto desarrollo capitalista (Checoslovaquia no anula mi afirma-
ción, porque el sistema social actual allí fue impuesto desde fuera de los
mecanismos propios de su sociedad).
9. En este tipo de modelo social no es necesaria la propiedad privada
de los medios de producción para generar una estructura de poder en
que una minoría explota a la mayoría. Ahora es la "gerencia" de los
medios de producción, que pasan a ser propiedad de "todos" (lo que
en términos prácticos viene a ser como de nadie), la que genera una
capa social de "gerentes" ideológicos y económicos del conjunto de la

455
sociedad. En China, esta capa social de "gerentes" está constituida por
los miembros del partido, más la burocracia propiamente dicha, como
son los asalariados del Estado que no participan en el trabajo produc-
tivo: la suma de estos grupos, o más bien su integración, conforma lo
que llamo burocracia civil-militar. Este fenómeno se puede detectar
también en modelos capitalistas contemporáneos, donde la burguesía
clásica comienza a dejar el campo de batalla a otro tipo de burguesía:
los gerentes de los grandes consorcios transnacionales o los consorcios
monopolistas intranacionales, que son propietarios en ínfima proporción
de los inmensos medios de producción que gerencian, y sin embargo los
hacen producir para sus intereses. En este sentido pareceria haber un
punto de convergencia en el futuro del desarrollo histórico del modo
de producción generado por las revoluciones socialistas fracasadas -es-
tructurando un nuevo modelo de explotación- y la tendencia al cambio
en el modo de producción capitalista en la etapa del imperialismo.
10. A comienzos de 1975, en un esfuerzo por hacer comprender la
dinámica interna de este problema, los maoístas en el buró político publi-
caron una recopilación de citas titulada Marx, Engels y Lenin sobre la
dictadura del proletariado, la cual fue retirada de circulación después
del golpe de Estado de octubre de 1976. Voy a reproducir algunas, por
su importancia como punto de apoyo intelectual para visualizar la si-
tuación.

"La clase de los explotadores, los terratenientes y capitalistas no ha


desaparecido ni puede desaparecer de golpe bajo la dictadura del pro-
letariado. Los explotadores han sido derrotados, pero no aniquilados. Aún
tienen una base internacional, el capital internacional, del cual son una
sucursal; aún tienen, en parte, algunos medios de producción; aún tienen
dinero; aún tienen amplios vínculos sociales. Precisamente a causa de
su derrota, se ha multiplicado en cien y mil veces su fuerza de resis-
tencia. El 'arte' de la administración estatal, militar y económica les
da una superioridad, una superioridad muy grande, de modo que su
importancia es inconmensurablemente mayor que su proporción numé-
rica en la población. La lucha de clases que libran los explotadores
derrocados contra la victoriosa vanguardia de los explotados, es decir,
cOlltra el proletariado, se ha vuelto incomparablemente más encarnizada.
y no puede ser de otra manera, si se trata de una revolución, si no se
reemplaza este concepto (como lo hacen todos los héroes de la 11 Inter-
nacional) por ilusiones reformistas" (LHNIN, Economía y polttica en la
época de la dictadura del proletariado, oCtubre de 1919).

"Claro, la clase obrera no se halla separada de la vieja sociedad


burguesa por una muralla china. Y cuando llega la revolución las cosas
no ocuren como en el caso de la muerte de un individuo, en que se lleva
el difunto afuera. Cuando perece la vieja sociedad, no es posible encerrar
su cadáver en un ataúd y enterrarIo. Este cadáver se descompone en
nuestro medio, se pudre y nos contamina" (LBNIN, sesión conjunta del
CEC de Toda Rusia, del Soviet de Moscú, de diputados obreros, campe-
sinos y soldados del ejército rojo, y de los sindicatos obreros, junio
de 1918).

"De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se haya


desarrollado sobre su propia base, sino, por el contrario, de una que

456
acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto,
presenta todavía en todos los aspectos, en lo económico, 10 moral y lo
intelectual, los estigmas de la vieja sociedad de cuya entraña procede.
Congruentemente con esto, en ella el productor individual obtiene -des-
pués de hechas las deducciones- exactamente lo que ha dado a la socie-
dad. Lo que el productor ha dado a la sociedad es su cuota individual
de trabajo. Así, por ejemplo, la jornada social de trabajo se compone de
la suma de horas de trabajado individual; el tiempo de trabajo indi-
vidual de cada productor por separado es la parte de la jornada social
de trabajo que él aporta, su participación en ella. Obtiene de la sociedad
un bono consignando que ha rendido talo cual cantidad de trabajo
(después de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con
ese bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte
equivalente a la cantidad de trabajo que ha rendido. La misma cantidad
de trabajo que ha dado a la sociedad bajo una forma, la recobra de ella
bajo la otra.
"Aquí reina, evidentemente, el mismo principio que rige el intercambio
de mercancías, en cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado
el contenido y la forma, porque bajo las nuevas condiciones nadie puede
dar sino su trabajo, y porque, por otra parte, ahora nada puede pasar
a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de con-
sumo. Pero, en 10 que se refiere a la distribución de éstos entre los dis-
tintos productores, rige el mismo principio que en el intercambio de
mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una
forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma.
"Por eso, el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el derecho
burgués, aunque ahora el principio y la práctica ya no se tiran de los
pelos, mientras que el intercambio de equivalentes en el intercambio
mercantil existe sólo en el término medio y no en el caso individual.
"A pesar de este progreso, este dlerecho igual sigue adoleciendo de una
limitación burguesa. El derecho de los productores es proporcional al
trabajo que han rendido; la igualdad, aquí, consiste en que se mide por
el mismo rasero, por el trabajo.
"Pero unos individuos son superiores física o intelectualmente a otros
y rinden, en el mismo tiempo, más trabajo, o pueden trabajar más
tiempo, y el trabajo, para servir de medida, tiene que determinarse
según su duración o intensidad, de otro modo deja de ser una medida.
Este derecho igual es un derecho desigual para trabajo desigual. No
reconoce ninguna distinción de clase, porque aquí cada individuo no es
más que un obrero como los demás; pero reconoce, tácitamente, como
privilegios naturales, las desiguales dotes de los trabajadores, y, por con-
siguiente, la desigual capacidad de rendimiento. En el fondo es, por
tanto, como todo derecho, el derecho de la desigualdad. El derecho sólo
puede consistir, por naturaleza, en la aplicación de una medida igual;
pero los individuos desiguales (y no serían distintos individuos si no
fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida siempre y
cuando se los enfoque desde un punto de vista igual, siempre y cuando
se los mire solamente en un aspecto determinado, cuando, por ejemplo
en el caso presente, se los considere sólo obreros, sin ver en ellos ninguna
otra cosa, prescindiendo de todo lo demás. Más aún, un obrero está
casado y otro no; uno tiene más hijos que otro, etc., etc. Por igual
trabajo, y, en consecuencia, por igual participación en el fondo social de
consumo, el uno obtiene de hecho más que el otro, el uno es más rico

457
que el otro, etc. Para evitar todos estos defectos, el derecho no tendría
que ser igual, sino desigual.
"Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad
comunista, tal y como acaba de brotar de la sociedad capitalista después
de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca
superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad
condicionado por aquélla" (MARX, Crítica del programa de Gotha, abril-
mayo de 1875).

"Marx no sólo tiene en cuenta del modo más preciso la inevitable


desigualdad de los hombres, sino que tiene también en cuenta que la
sola transformación de los medios de producción en propiedad común
de toda la sociedad (corrientemente llamada 'socialismo') no suprime
los defectos de la distribución y la desigualdad del 'derecho burgués', el
cual sigue prevaleciendo, mientras los productos se distribuyan 'según
el trabajo'.
"El derecho burgués respecto a la distribución de los artículos de
consumo presupone, inevitablemente también, un Estado burgués, pues
el derecho no es nada sin un aparato capaz de obligar a respetar las
normas de ese derecho.
"De donde se deduce que bajo el comunismo subsiste durante cierto
tiempo no sólo el derecho burgués, sino ¡incluso el Estado burgués, sin
burguesía!" (LENIN, El Estado y la revolución, agosto-septiembre de 1917).

"La burguesía nace de la producción mercantil; en estas condiciones


de producción mercantil, ¿qué es el campesino que tiene un excedente
de cientos de puds de trigo, que no necesita para su familia y no loy
entrega a crédito al Estado obrero para ayudar al obrero hambriento,
especula? ¿No es esto burguesía? ¿No nace aquí la burguesía?" (LENIN,
VII Congreso de los Soviets de Toda Rusia. Diciembre de 1919).
y a la burguesía limpiamos el
"Sí, al derrocar a los terratenientes
camino, pero no hemos construido el edificio del socialismo. Y sobre el
suelo que hemos limpiado de una generación aparecen constantemente
en la historia nuevas generaciones, porque el suelo produjo y produce
burgueses en gran número. Y en cuanto a los que miran la victoria sobre
los capitalistas a la manera como la miran los pequeños propietarios
-'ellos agarraron su tajada, ahora me toca a mí'-, en verdad cada uno
de ellos es la fuente de una nueva generación de burgueses" (LENIN,
Reunión del CEC de Toda Rusia, abril de 1918).

"El camarada Rikov, que conoce muy bien los hechos en el terreno
económico, nos hablaba de la nueva burguesía que existe en nuestro país.
y esto es verdad. La nueva burguesía no sólo surge entre nuestros
empleados soviéticos -ella puede nacer también de allí en un número
insignificante-, sino entre los campesinos y artesanos liberados del yugo
de los bancos capitalistas y que ahora están aislados del transporte
ferroviario... Ésta nos muestra que, incluso en Rusia, la economía mer-
cantil capitalista vive, actúa, se desarrolla y engendra una burguesía
como en toda sociedad capitalista" (LENIN, VIII Congreso del PC(b )R,
marzo de 1919).

"Entre los ingenieros soviéticos, entre los maestros soviéticos y entre

458
los obreros privilegiados, es decir, los más calificados y colocados en las
mejores condiciones, en las fábricas soviéticas, observamos un constante
renacimiento de absolutamente todos los rasgos negativos propios del
parlamentarismo burgués, y sólo mediante una lucha repetida, incan-
sable, prolongada y tenaz basada en la organización y la disciplina pro-
létarias estamos venciendo -poco a poco- este mal" (LENIN, La enfer-
medad infantil del "izquierdismo" en el comunismo, abril-mayo de 1920).

"Los obreros jamás estuvieron separados de la vieja sociedad por una


muralla china. Han conservado en buena medida la psicología tradicional
de la sociedad capitalista. Los obreros están construyendo la nueva so-
ciedad sin haberse transformado en hombres nuevos, purificados del lodo
del viejo mundo, y estando hundidos todavía hasta las rodillas en ese
lodo. Sólo podemos soñar con librarnos de ese lodo. Seria completamente
utópico pensar que ello puede lograrse en seguida. Sería una utopía que en
la práctica no haría más que postergar el dominio del socialismo hasta
la llegada del reino de los cielos.
"No, no nos dedicamos a la construcción del socialismo en esa forma.
Lo hacemos encontrándonos en el suelo de la sociedad capitalista, lu-
chando contra todas aquellas debilidades y defectos que también tienen
los trabajadores y que arrastran hacia abajo al proletariado" (LENIN, In-
forme en el 11 Congreso de Sindicatos de Toda Rusia, enero de 1919).

"El oportunismo es nuestro enemigo principal. El oportunismo de las


capas superiores del movimiento obrero no es un socialismo proletario,
sino burgués. Se ha demostrado prácticamente que los activistas del
movimiento obrero que pertenecen a la tendencia oportunista son mejores
defensores de la burguesía que los propios burguc:ses" (LENIN, 11 Congreso
de la Internacional Comunista, julio-agosto de 1920).

"Existe una tendencia pequeño burguesa de transformar a los miem-


bros de los soviets en «parlamentarios» o, por otra parte, en burócratas.
Es preciso luchar contra esto atrayendo a todas los miembros de los
soviets a la participación práctica en la administración. En muchos
lugares las secciones de los soviets se fusionan de modo paulatino con
los comisariados.
"Nuestro objetivo es atraer a todas los pobres a la participación prác-
tica en la administración; y todos los pasos encaminados hacia el logro
de este objetivo -cuanto más variados, tanto mejor- deben ser cuida-
dosamente registrados, estudiados y sistematizados, deben ser probados
con una experiencia más amplia, deben convertirse en leyes. Nuestro
objetivo es asegurar el cumplimiento gratuita de las obligaciones esta-
tales por cada trabajador después de realizada la 'tarea' de ocho horas
de trabajo productivo. El paso a esto es particularmente difícil, pero sólo
en él reside la garantía de la consolidación definitiva del socialismo"
(LENIN, Las tareas inmediatas del poder soviético, marzo-abril de 1918).

"La burguesía está vencida en nuestro país, pero todavía no está


extirpada, no está aniquilada, ni siquiera del todo destrozada. Por eso
se plantea en el orden del día una nueva y más alta forma de lucha
contra la burguesía, la transición de la tarea más sencilla de la expro-
piación ulterior de los capitalistas a la tarea más compleja y difícil de
crear las condiciones que imposibiliten la existencia y el resurgimiento

459
de la burguesía. Es evidente que ésta es una tarea incomparablemente
superior y que sin cumplida no hay todavia socialismo" (LmuN, Las
tareas inmediatas del poder soviético, marzo-abril de 1918).
11. Obras escogidas de Mao Tse-tung, Ediciones en Lenguas Extran-
jeras, Pekín, 1972. Edición en español, p. 436.
12. Robinson ROJAS, La guardia roja ccnquista China, Ediciones ML,
Santiago de Chile, 1968, pp. 341 a 343.
13. Informe de Chu En-lai al X Congreso del partido (1973). Esta for-
mulación fue hecha por Mao el 30 de enero de 1962 en una sesión am-
pliada de la conferencia sobre el trabajo central.
14. De la colección de documentos sobre "el caso Lin Piao", que me
fueron mostrados por las autoridades del partido comunista chino a fines
de 1974.
15. Las citas están sacados de Importantes documentos de la gran
revolución cultural proletaria, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín,
1970, pp. 1()C)a 130.
16. Revocar veredictos justos va en contra de la voluntad del pueblo,
"Renmin Ribao", 10 de marzo de 1976. Traducido al español en "Pekín
Informa", del 17 de marzo de 1976.
17. Obras escogidas de Mao Tse-tung, "La situación actual y nuestras
tareas", Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1972, t. IV, p. 169.
18. Sobre la producción en el ejército para su autoabastecimiento y la
importancia de las dos grandes campañas por la rectificación del estilo
de trabajo y por la producción, editorial escrito por Mao Tse-tung para
"Diario de la Liberación", de Yenán. Obras escogidas de Mao Tse-tung,
t. 111, p. 289. En noviembre de 1943, Mao decía al comité central de su
partido: "Aunque el burocratismo en nuestro trabajo civil y el caudi-
llismo militar en nuestro trabajo dentro del ejército han' sido esencial-
mente superados, estas nocivas tendencias pueden volver a surgir. Estamos
rodeados por todos lados por el imperialismo japonés y las fuerzas reac-
cionarias de China, y vivimos en medio de la pequeña burguesía, reacia
a la disciplina; de ahí que la polvareda extremadamente nociva del bure-
cratismo y del caudillismo militar llegue cada día a nuestra cara" (Ibíd.,
p. 160).
19. Citado del informe de Teng Hsiao-ping Sobre la reforma de los
estatutos del partido al VIII Congreso nacional, según la versión francesa
de Editions en Langues :J!trangeres, Pekín, 1956. En lo que sigue, todos
los datos referentes a 1956 tienen como fuente este informe de Teng y los
de Chu En-lai y Liu Shao-chi. Los referentes a 1973 son los obtenidos por
mí en Pekín, procedentes de la oficina general del comité central del
partido.
20. Editions Stock, París, 1967, p. 29. ,
21. The Long Revolution, Vintage Books, 1971, pp. 168 y 169.
22. STUART ScHRAM, Mao Tse-tung Unrehearsed. Talks and Letters:
1956-1971, Penguin Books, Londres, 1974, pp. 184 y 185.
23. Reproducido también en "The New York Review of Books", 9 de
junio de 1977, pp. 20 y 21.
24. Obras escogidas de Mao Tse-tung, t. 111, p. 9.
25. Ibíd., pp. 14-16 y 18.
26. Ibíd., p. 29.
27. Ibíd., pp. 32, 34, 39, 41 y 45.
28. Ibíd., pp. 50-52, 54 y 58.
29. Ibíd., p. 94.

460
30. Ibid., p. 159. Todas estas críticas de Mao Tse-tung aparecen tan
duras como las hechas por Wang Shih-wei en Yenán, pero, a diferencia
de él, no fue fusilado por la maquinaria de seguridad del partido. Natu-
ralmente, mientras las críticas a la burocratización del partido se circuns-
cribieran a la minoría, no había problemas. Las cabezas rodaban sola-
mente cuando el río de la "proletarización" amenazaba desbordarse.
31. Un despacho de la agencia oficial de noticias de China, Sinjua,
del 28 de julio de 1~7, titulado Tangshan, un año después del terremoto,
ofrece un atisbo de la trágica dimensión del sismo: "Casas sencillas con
un total de 44O.00CIpiezas han sido construidas para la ciudad desde el
último invierno. Las casas tienen una altura entre 2,5 a 3 metros, de
ladrillos hasta la mitad, y la parte superior y el techo son de madera o
material ligero... Las piezas, con una superficie que varía entre 12 y 16
metros cuadrados, pueden acomodar de dos a tres personas". ¡Es decir,
refugios para un grupo poblacional entre 880.000 a 1.100.00CI personas, en
una ciudad que tenía alrededor de 1.500.000 habitantes en el momento
del terremoto!
32. y lo que pasaba en el campo era esto otro: "Durante los últimos
años, las fuerzas espontáneas del capitalismo han venido aumentando
diariamente en el campo; en todas partes han surgido nuevos campesinos
ricos, y muchos campesinos medios acomodados procuran hacerse campe-
sinos ricos. Por otro lado, multitud de campesinos pobres sigue en la
miseria por escasez de medios de producción: algunos se han endeudado
y otros han vendido su tierra o la han arrendado. Si se deja que esta
tendencia siga su curso, se irá agravando día a día la polarización en el
campo. Los campesinos que hayan perdido su tierra y los que continwm
en la pobreza se quejarán de que hacemos poco para salvarlos de la ruina
o para ayudarlos a salir de las dificultades. También se sentirán descon-
tentos con nosotros los campesinos medios acomodados que se dirigen
hacia el capitalimo, pues jamás podremos satisfacer sus demandas, a me-
nos que queramos emprender el camino capitalista. ¿Puede permanecer
sólida la alianza obrero-campesina en tales circunstancias? Claro que no.
Este problema sólo puede resolverse sobre una base nueva, 10 cual sig-
nifica efectuar paso a paso la transformación socialista de toda la agri-
cultura, simultáneamente con la realización gradual de la industrialización
socialista y de la transformación socialista de la artesanía y de la indus-
tria y el comercio capitalistas. En otras palabras, significa realizar la
cooperativización y eliminar en el campo la economía de los campesinos
ricos y la economía individual, para que prospere conjuntamente toda
la población rural. Sostenemos que ésta es la única manera de consolidar
la alianza obrero-campesina" (Mao TSE-TUNG, "Sobre el problema de la
cooPfrativización agrícola", 31 de julio de 1955; extraído de Citas del
presÜlente Mao Tse-tung, edición en español, 1~2, pp. 35-36). Este texto
agrega racionalidad a 10 intentado en 1958 por el maoísmo con el movi-
miento de las comunas populares agrícolas y urbanas, movimiento que
fracasó en su aspecto fundamental: generar un tipo totalmente nuevo
de organización social socialista.
33. Documentos del IX Congreso nacional del partido comunista de
China, Ed. en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1969, pp. 22-23. Lo fantástico es
que esta formulación se adoptó como la línea básica del partido a partir
de 1966... pero su rico contenido dialéctico para explicar el contenido
esencial de la lucha entre la "proletarización" y la "burocratización" del
partido fue convertido en letra muerta, en un ritual, y esta formulación

461
básica pasó a servir de "legalización" de las acciones policiales del grupo
de poder dentro del comité central para liquidar cualquier intento de
insurrección. Dicho de otro modo, "la lucha de clases en la etapa, del
socialismo" sirvió para legalizar la dictadura de una minoría burócrata
civil-militar sobre todo el resto de la sociedad... y, así, la formulación
"fortalecer la dictadura del proletariado" sirvió para justificar el endure-
cimiento de la dictadura de un grupo, de un sector minoritario de clase,
sobre toda la nación china.
34. Citas del presidente Mao Tse-tung, edición en español, 1972,
pp. 43-44.
35. En 1963, durante el movimiento de educación socialista, cuya punta
de lanza desde el punto de vista del maoísmo debía ser dirigida contra la
burocracia comunista que ya estaba cubriendo de una capa ca1cárea casi
todo el cuerpo del partido, el segundo en la jerarquía, Liu Shao-chi,
impuso su propio método de acción: diferenciar a los cuadros entre
"limpios en cuatro aspectos" y "no limpios en cuatro aspectos" -los
cuatro aspectos eran lo económico, lo' político, lo organizativo y lo
ideológico-. Cualquier cuadro que fuera encontrado "no limpio" en uno
de los aspectos, fuera miembro del partido o no, debería ser destituido.
Este programa, evidentemente, tendía a transformar la lucha iniciada
por el maoísmo en una campaña contra la "corrupción", escamoteando
el contenido de lucha contra la "burocracia" como nueva capa social
opresora. En las ciudades, esta misma campaña se conoció como "los
cinco anti". El texto que estoy citando in extenso en estas páginas está
sacado de la compilación de textos por organizaciones de guardias rojos
en los años 1967 y 1969, llamada genéricamente por ellos Mao Tse-tung sü
siang wan sue (Viva el pensamiento' Mao Tse-tung) y que fue editada sin
autorización oficial en dos volúmenes de alrededor de 1.000 páginas en
total. Una versión en inglés de algunos de estos documentos se encuentra
en Miscellany oi Mao Tse-tung Thought (1949-1968), Joint Publications
Research Service, Arlington, Virginia, 1974. La versión del texto que
estoy reproduciendo puede encontrarse en las páginas 408-426.
36. El sistema de "puntos de trabajo" para remunerar a los campe-
sinos significa que se les paga por trabajo efectivamente realizado cada
día. En este sentido, en el campo chino adquiere toda su dimensión el
principio de que "quien no trabaja no come". Dicho de otro modo, las
enfermedades, la debilidad física y cualquier otro motivo que impida
ir a los campos de cultivo a hacer trabajo efectivo, hace ganar menos
a los campesinos. En general, en las comunas populares ricas, los puntos
de trabajo tienen un valor que remunera a cada labrador con un yuan
por jornada diaria (ocho horas de labor efectiva). Un yuan, en 1977,
equivalía más o menos a 52 centavos de dólar norteamericano. El prome-
dio anual de jornadas de trabajo es aproximadamente 250.
37. General mahometano, gobernador de la provincia de Kansu en
1937, por nombramiento del Gobierno de Chiang Kai-shek. Miembro de
una familia de sátrapas que tuvo bajo su dominio Chingjai, Ninghsia y
el norte de Kansu por décadas, manejando esa zona como un sultanato
medieval. El pueblo de la región llamaba a los cuatro hermanos "los
caballos del demonio", por su cruel comportamiento. En idioma chino,
el carácter ma significa caballo, y de ahí el sobrenombre.
38. El estilo de trabajo de "tres y ocho" hace referencia a tres frases
y ocho caracteres chinos. Las tres frases son: a) una firme y correcta
orientación política; b) un abnegado y sencillo estilo de trabajo; y e) una

462
estrategia y una táctica flexibles y ágiles. Los ocho caracteres chinos
significan estas cuatro ideas: unidad, vigor, seriedad y vivacidad. Los
"cuatro primeros" significa: poner en primer lugar el factor humano al
tratar la relación entre las armas y el hombre; poner en primer lugar
el trabajo político al tratar la relación entre el trabajo político y los
demás trabajos; poner en primer lugar el trabajo ideológico al tratar la
relación entre el trabajo ideológico y el rutinario en el trabajo político;
y poner en primer lugar las ideas vivas al tratar la relación entre las
ideas vivas y las librescas en el trabajo ideológico.
39. Hay fragmentos de discusiones posteriores que apuntan al pro-
blema, bastante serio, de cómo tratar "el origen de clase" en lo que al
comportamiento político se refiere. En diciembre de 1964, en una confe-
rencia de trabajo en Pekín, Mao dijo que "los grandes funcionarios pro-
vienen de los pequeños funcionarios, y éstos del pueblo. Todos nosotros
venimos del pueblo, ¡y seguimos siendo gente común! El 'generalísimo
Chiang' (Kai-shek) no tenía el apellido Chiang, su apellido verdadero
era Cheng y se llamaba Cheng San Fa-tzu. Era nativo de Jonan. Conocía
solamente quién era su madre, pero no su padre. ¿Acaso él no proviene
también del pueblo?" (Miscellany of Mao Tse-tung Thought, p. 428). En
una fecha posterior no determinada, pero que por su contexto puede
colocarse en 1966, el mismo Mao decía: "Es necesario determinar la posi-
ción de clase. Aunque los malos elementQs están en minoría, sin embargo
ocupan algunos de los departamentos clave y tienen autoridad... Hay que
distinguir entre el componente de clase de una persona y su actuación,
primordialmente esta última. Trazar la división de clases es para desen-
mascarar a los malos elementos. Es también importante distinguir entre
el origen de clase y la actuación de la persona, con énfasis en la última.
La teoría de sólo su origen es incorrecta. La cuestión es si uno toma
la posición de su clase de origen o adopta una posición de otra clase,
esto es, si toma el lado de los obreros y de los campesinos pobres y cam-
pesinos medios de la capa inferior. Más todavía, se supone que no debe-
mos ser sectarios, porque debemos unimos con la mayoría, incluso con
los terratenientes y campesinos ricos, y con sus hijos... Pero si considera-
mos solamente el origen de clase, entonces serían inaceptables incluso
Marx, Engels, Lenin y Stalin. Por ejemplo, Marx estudió idealismo pri-
mero y materialismo después antes que desarrollara el marxismo. Tanto
Hegel como Feuerbach fueron sus mentores en el campo de la filosofía...
Al determinar el origen de clase en las fábricas, nuestro propósito es
básicamente encontrar funcionarios del Kuomintang, oficiales reacciona-
rios, terratenientes escapados, y terratenientes, campesinos ricos, con-
trarrevolucionarios y malos elementos. Como en la fábrica Pai-yin, es
para comprobar a los malos elementos, no a todos, y no al personal
técnico que proviene de las clases explotadoras. Algunos de ellos servían
a la clase explotadora. Si su actuación actual es buena debemos confiar
en ellos, y aunque no sea tan buena deben ser transformados. Algunos
de ellos provienen de las clases explotadoras, y con eso en mente debemos
calificar su actuación... Para producir teoría socialista se necesita que
los intelectuales estudien los fenómenos existentes de la lucha de clases,
elevar teóricamente los resultados de su estudio, y reclutarlos, cambiando
de este modo a la clase trabajadora de dispersa en organizada, y de ser
una clase que se auto desarrolla en una clase con conciencia de sí misma.
Debido a que los obreros tienen que trabajar y ganarse su vida cada
día bajo la explotación y la opresión, no pueden producir el marxismo

463
por sí mismos. Marx no era obrero, pero pudo percibir la tendencia del
desarrollo, y después de estudiar analíticamente pu~o cambiar la filo-
sofía burguesa en filosoña proletaria, y la economía política burguesa en
economía política proletaria, educando de este modo a los obreros. Es
un hecho que resulta imposible para un obrero leer tantos libros, o leer
volúmenes enormes, aunque tal vez los avanzados puedan leer más... Yo
mismo también aprendí de la clase terrateniente, estudiando durante seis
años libros de Confucio y asistiendo a escuelas burguesas siete años, lo
que suma un total de trece años. Sólo tenía veinte años de edad entonces,
e ignoraba a Marx. Fue sólo después de la revolución rusa de octubre
que oí hablar de Marx y leí sus libros" (lbíd., pp. 433-434).
40. Mao Tse-tung Unrehearsed. TaIks and Letters, pp. 182, 184, 179,
Y ISO.
41. ¡bid., pp. 183-185.
42. El resto del comité permanente lo componían entonces 144 miem-
bros, de los crlales 30 eran miembros del comité central (21 titulares,
entre ellos la esposa de Kang Sheng, la señora Tsao Yi-ou, y la esposa
de Chu En-lai, la señora Teng Ying-chao, y 9 suplentes), y otro miembro
era la señora Kang Ke-ching, esposa del mariscal Chu Te, el presidente
de la Asamblea. Es decir, 20 % del total.
43. Los otros 14 ministerios son: agricultura y silvicultura, industria
metalúrgica, tercer ministerio de industria mecánica, quinto ministerio
de industria mecánica, sexto ministerio de industria mecánica, séptimo
ministerio de industria mecánica, industria hullera, industrias petrolera
y química, ferrocarriles, transportes, correos y telecomunicaciones, ha-
cienda, comercio, y educación.
44. Las 11 regiones militares son las siguientes:
Kuangchou, cotnprende las provincias de Kuangtung, Junan y Región
Autónoma de Kuangsi. Población combinada en 1976: 126.920.000 habi-
tantes.
Chengtu, comprende Sechuan y parte oriental del Tíbet. Población com-
binada: 98.450.000 habitantes.
Fuchou, comprende Fuchien y Kiangsi. Población: 45.260.000 habitantes.
Enfrenta a la provincia de Formosa, en poder del Kuomintang.
Kunming, comprende Yunnan y Kueichou. Población: 48.780.000 habi-
tantes.
Lanchou, abarca Kansu, Chingjai, Shensi, región autónoma de Ningsia
y la parte occidental de la región autónoma de Mongolia Interior. Pobla-
ción 50.890.000.
Nanking, abarca Chiangsu, Chekiang, Anjui y la municipalidad de
Shanghai. Población combinada: 150.830.000.
Pekín, comprende Shansi, parte central de la región autónoma de
Mongolia Interior, Jobei y las municipalidades de Pekín y Tientsin. Pobla-
ción combinada: 93.700.000. .
Shenyang, abarca Liaoning, Chilin, Jeilungchiang y parte oriental de la
región autónoma de Mongolia Interior. Población combinada: 74.460.000.
Sinkiang, comprende la región autónoma de Sinkiang y parte occiden-
tal de la región ~tónoma del Tíbet. Población combinada: 8.520.000. Aquí
están las instalaciones atómicas y coheteriles.
Tsinan, abarca sólo Shantung. Población: 73.480.000.
Wu;an, comprende Jupei y Jonan. Población combinada: 107.850.000.
45. Por ejemplo, la publicación de los nombres del comité de los

464
funerales de Mao Tse-tung, ellO de septiembre de 1976, tiene 16 categorías
absolutamente claras:
l."' grupo: los 4 miembros del comité permanente del BP del partido.
2.° grupo: 12 miembros titulares del BP.
3."' grupo: los 4 miembros suplentes del BP.
4.° grupo: 16 vicepresidentes de la Asamblea Popular Nacional.
5.° grupo: 4 viceprímeros ministros del Consejo de Estado.
6.° grupo: un viceministro de defensa, dos miembros del presidium de
la IV Asamblea Popular Nacional, y el presidente del Tribunal Popular
Supremo.
7.° grupo: 141 miembros titulares del comité central (con la ausencia
de seis nombres, indicativo de una purga).
8.° grupo: 121 miembros suplentes del comité central.
9.° grupo: un secretario de Mao Tse-tung.
10.° grupo: dos hijas y un sobrino de Mao Tse-tung (el sobrino y una
hija fueron a dar a la cárcel después del golpe de octubre de 1976).
11.° grupo: 9 responsables de los medios de propaganda.
12.° grupo: 13 ministros titulares y 4 suplentes.
13.° grupo: 7 miembros del estado mayor general del EPL.
14.° grupo: 12 viceministros.
15.° grupo: 15 vicepresidentes de departamentos de gobierno.
16.° grupo: 4 "representantes" del Kuomintang, entre ellos Huang Wei,
general de Chiang Kai-shek, liberado después de 26 años de presidio en
febrero de 1975.
Tal vez resulte ocioso decir que de los 3Q6 personajes de los 8 grupos
más altos de la jerarquía, sólo 5 personas no pertenecían al comité cen-
tral del partido.
46. "Pekín Informa", núm. 13, 31 de marzo de 1976, pp. 5 a 8.
47. Edgar SNOW, The Long Revolution, Vintage Books 1973, p. 123.
48. Todas estas cifras deben tomarse como referencia, y no conside-
radas totalmente exactas. En todo caso, reflejan la realidad.

Capítulo 3

1. Contraatacar la tendencia derechista a revocar veredictos justos y


promover la producción industrial, editorial de "Renmin Ribao" del 28
de marzo de 1976.
2. Una versión en inglés de estos textos puede encontrarse en Mis-
cellany oi Mao Tse-tung Thought (1949-1968) Part 1, Joint Publications
Research Service, Arlington, Virginia, pp. 72-76. Los textos citados más
adelante sobre la conferencia de Nanning pueden consultarse en el mismo
libro, pp. 77-84.
3. Mao Tse-tung Unrehearsed, op. cit., pp. 92-94.
4. Esta resolución fue publicada íntegramente en "Renmin Ribao"
del 19 de diciembre de 1958, y traducida al inglés, francés y español por
Ediciones en Lenguas Extranjeras.
5. Documentos de la 1 sesión de la IV Asamblea Popular Nacional de
la República Popular China, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín,
1975, p. 42.
6. Ibid., p. 56.
7. Ibid., p. 66.

465
8. Mao Tse-tung Unrehearsed, op. cit., p. 278.
9. Miscellany 01 Mao Tse-tung Thought, Part Il, pp. 453-454. Esta
"Directiva sobre la Gran Revolución Cultural en Shanghai", publicada por
los guardias rojos en 1%8, relatando la conversación de Mao con Yao
y Chang sostenida el 12 de febrero, tiene la siguiente nota de sus editores
chinos no oficiales: "Este artículo está basado en una grabación del
camarada Cheng Chun-chiao para preparar su discurso en la Plaza del
Pueblo de Shanghai el 24 de febrero, y en algunos apuntes tomados por
él. Por eso es difícil asegurar que cada palabra sea exactamente la
usada por el presidente Mao, y de ahí que este documento sea sólo para
referencia". El documento agrega reflexiones de Mao que son muy útiles
conocer para medir la confusión política en que se encontraba el líder, al
punto de sumirse en un conservadurismo que, finalmente, sería factor
principal del desmoronamiento de la revolución cultural: "Debemos apo-
yamos en el noventa y cinco por ciento de las masas, y así el noventa y
cinco por ciento de los cuadros nos seguirán. China tiene una enorme
pequeña burguesía, y el número de campesinos medios es bastante grande.
En las áreas urbanas, el número de pequeña burguesía, artesanos, inclu-
yendo los propietarios de pequeños negocios, es considerable. Si probamos
ser versados en el trabajo de dirección, ellos no seguirán. Debemos apo-
yamos en la vasta mayoría...
"La Comuna de París. ¿No decimos todos que instaurar una Comuna
de París es instaurar un nuevo poder político? La Comuna de París fue
fundada en 1871, casi % años atrás. Si la Comuna de París no hubie¡;a
fracasado entonces, ahora, según mi opinión, ya estaría transformada en
una comuna burguesa. Esto es así porque la burguesía francesa no podía
permitir que la clase obrera de Francia tuviera tanto poder político. :';;ste
es el caso de la Comuna de París. En cuanto a la forma soviética de
poder político, tan pronto como se materializó, Lenin estaba tan entusias-
mado que la juzgó como una notable creación de los obreros, campesinos
y soldados, así como también una nueva forma de dictadura proletaria.
Sin embargo, Lenin entonces no tenía la menor idea de que aunque los
obreros, campesinos y soldados podían usar esa forma de poder político,
también podía ser usada por la burguesía, y por Jruschov. Así, el actual
soviet ha sido transformado de soviet de Lenin a soviet de Jruschov".
Estas reflexiones de Mao lo muestran como un hombre tan descora-
zonado que incluso no puede razonar en términos dialéctico s y, en cam-
bio, hace gala de un fatalismo derrotista que lo empuja a pensar que
la revolución parece ser imposible.
y en su afán de impedir la formación de comunas populares a partir
de la insurrección de Shanghai, llega a formular esta errática tesis: "Las
experiencias principales son la Comuna de París y el soviet. Creemos que
el nombre de República Popular China puede ser usado por ambas clases.
Si nos derribaran y la burguesía llegase al poder, no tendrían necesidad
de cambiar el nombre y la llamarían siempre República Popular China.
El asunto principal es qué clase tomaría el poder político. :';;sa es la cues-
tión fundamental, y no qué nombre tendría".
La trampa de Mao es evidente: lo que ocurría en Shanghai era que los
obreros organizados habían tomado el poder y querían cambiar el apa-
rato estatal allí para poder ejercer su hegemonía política, y habían bus-
cado el nombre de comuna para su nuevo estado. Mao se oponía a eso,
y argumentaba en contra del nombre elegido, para impedir que los
obreros mantuvieran su poder y la insurrección incendiara toda China...

466
Naturalmente, en contra de los conservadores y su ejército, el ejército
popular. Era guerra civil, pero guerra civil revolucionaria. Y contra eso
estaba Mao, claramente, en esos momentos. Y desesperado, aferrado a
argumentos falaces: "Pienso que debemos ser más estables y no cambiar
todos los nombres. Es así porque esto daría nacimiento a la cuestión de
y al asunto
cambiar el sistema político, a la cuestión del sistema estatal,
del nombre del país. ¿Quieren cambiado por el de Comuna Popular
China? ¿El presidente de la República Popular China tendrá que llamarse
director o jefe comunal? No sólo éste, también otro problema se origi-
nará. El de que, si hay un cambio, seguirá el problema del reconocimiento
o no reconocimiento de los países extranjeros. Cuando el nombre de
un país es cambiado, los embajadores extranjeros pierden sus creden-
ciales, hay que intercambiar de nuevo embajadores y darse nuevo reco-
nocimiento. Sospecho que la Unión Soviética no nos reconocerá. No se
atreverá a reconocemos, puesto que el reconocimiento causaría problemas
a los soviéticos. ¿Cómo podría haber una Comuna Popular China? Sería
embarazoso para ellos, pero las naciones burguesas nos reconocerían".
El temor a la fuerza militar de Lin Piao, su socio inestable en la lucha
contra la burocracia civil, y al desencadenamiento de una guerra civil
revolucionaria había rebajado el nivel de la argumentación a un punto
difícil de superar.
10. Wu Fa-sien fue apresado en septiembre de 1971, junto con la ma-
yoría del estado mayor general, después de ser asesinado Lin Piao.
11. "Pekín Informa" núm. 17, 30 de abril de 1973, p. 20.
12. Edgar SNOW, The Long Revoluti'On, p. 141.
13. La guardia roja conquista China, op. cit.
14. Ed. ERA, México, 1966, pp. 97 y ss.
15. Movilizar todo el partido para desarrollar vigorosamente la agri-
cultura y luchar por generalizar distritos tipo Tachai, Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Pekín, 1976, p. 59. Discurso de Wang Chin-tsi, vicesecretario del
comité distrital del partido en Siyang, provincia de Shansi.
16. [bid., p. 33. Discurso de Kuo Feng-lien, secretaria de la célula del
partido de la brigada de Tachai, promovida a miembro suplente del
comité central en agosto de 1977, en el XI Congreso nacional del partido.
Durante mis investigaciones en 1966 en el campo chino, descubrí que la
brigada de producción Octu'bre", en la comuna popular Lago Occidental,
"
tuvo una entrada per cápita en 1%5 de poco más de 187 yuanes. En la
provincia de Changsa, la comuna popular "Flor Amarilla", que agrupaba
a 4.400 familias, sostenía que la entrada anual per cápita, para 1966, era
de 320 yuanes. En la provincia de Kuangtung, la brigada de producción
Sa Chi "Riachuelo de Arena", en la comuna popular "Gran Piedra", tenía
una entrada per cápita anual de 200 yuanes.
17. En 1966 encontré que el ingreso per cápita más bajo detectado en
las comunas populares fue de 47 yuanes. Haciendo la comparación con
el ingreso de 320 yuanes de la brigada más rica encontrada (ver nota
anterior), tenemos esta diferencia entre ricos y pobres en el campesi-
nado:

Brigada mds pobre.

Ingreso en especie 32,12 yuanes


Ingreso en dinero 14,88 yuanes
TOTALper cápita 47,00 yuanes

467
Brigada más rica.
Ingreso en especie 37,90 yuanes
Ingreso en dinero 282,10 yuanes

TOTAL per cápita 320,00 yuanes

Diferencia de ingreso en dinero entre los más pobres y los más ricos:
de 14,88 yuanes contra 282,10 yuanes. O sea, diecinueve veces. Una cifra
bastante más alta que la encontrada por Bettelheim, y al mismo tiempo
un reflejo de la diferencia real entre campesinos pobres y campesinos
ricos en la China de hoy.
18. El documento interno de la reunión de Lushan, fechado el 16 de
agosto de 1959, dejaba más en claro la dimensión de la actitud del maris-
cal Peng Te-juai. Cito algunos extractos:
"En el período anterior a la convocación por el comité central del par-
tido de una reunión ampliada del buró político en Lushan en julio de
1959, y durante la reunión de Lushan, la camarilla antipartido oportunista
de derecha acaudillada por Peng Te-juai [oo.] desató dentro de nuestro
partido una feroz ofensiva contra la línea general del partido, contra el
Gran Salto Adelante y contra las comunas populares. Esta ofensiva se
produjo en momentos.en que las fuerzas reaccionarias de dentro y fuera
del país estaban aprovechando ciertos defectos transitorios y parciales
en los grandes movimientos de nuestro país -el Gran Salto Adelante y
las comunas populares-, para intensificar su ataque contra nuestro par-
tido y nuestro pueblo. Un ataque desencadenado en circunstancias tales
desde dentro del partido, especialmente dentro del comité central del
partido, es obviamente más peligroso que un ataque desde fuera del par-
tido [...]. Las actividades encaminadas a dividir el partido cometidas por
la camarilla antipartido acaudillada por Peng Te-juai han venido efec-
tuándose durante largo tiempo. La carta que expone sus opiniones, diri-
gida al camarada Mao Tse-tung por Peng Te-juai el 14 de julio de 1959,
en la primera etapa de la reunión de Lushan, junto con algunos de sus
discursos e intervenciones en el transcurso de la reunión, representa el
programa de los oportunistas de derecha para su ataque contra el partido.
A pesar de todas sus pretensiones de aparente apoyo a la línea general
y al camarada Mao Tse-tung, su carta, discursos e intervenciones fueron
esencialmente concebidos para incitar a los elementos dentro de nuestro
partido que tienen ideas derechistas, a los que tienen quejas contra el
partido, a los especuladores políticos, y los elementos .ajenos al prole-
tariado infiltrados en el partido para que, haciendo eco a las calumnias
de los reaccionarios nacionales y extranjeros, lanzaran feroz acometida
contra la línea general del partido y contra la dirección del comité central
del partido y del camarada Mao Tse-tung [...]. Peng Te-juai recogió las
deficiencias transitorias y parciales que desde hace mucho fueron supe-
radas, o que lo están siendo rápidamente, las exageró fuera de toda
medida y pintó el más negro cuadro sobre la situación actual de nuestro
país. En esencia, negó la victoria de la línea general y los éxitos del Gran
Salto Adelante, y se opuso al desarrollo a ritmo acelerado de la economía
nacional, al movimiento para el logro de elevados rendimientos en el
frente agrícola, a la campaña de masas para producir en gran escala
hierro y acero, al movimiento de la comuna popular, a los movimientos
de masas en la construcción económica y a la dirección del partido en la

468
edificación del socialismo, es decir, 'a colocar la política en el mando'.
En su carta calumnia descaradamente el fervor revolucionario del partido
y de los cientos de millones de seres que integran nuestro pueblo, cali-
ficándolo de 'fanatismo pequeñoburgués'. Aún más, en sus observaciones
expresó reiteradamente que 'si los obreros y los campesinos chinos no
fueran tan buenos como son, hace tiempo que en China habría ocurrido
un inci-iente como el de Hungría y habría sido necesario llamar tropas
soviéticas'. Resulta evidente que los errores cometidos por él no son de
carácter aislado, sino que son errores de una lí".ea oportunista de derecha,
que por su naturaleza son antipartido, antipopulares y antisocialistas [...].
Con el fin de realizar sus ambiciones personales, Peng Te-juai ha venido
atacando y calumniando con furia desde hace tiempo dentro del partido
y el ejército al camarada Mao Tse-tung, el líder del partido, y a otros
camaradas dirigentes del comité central y de la comisión militar de éste.
En sus actividades fraccionalistas encaminadas a dividir el partido ha
recurrido a métodos tales como promesas de ascensos oficiales, tráfico en
el halago y la adulación, ataque primero y atracción después, siembra
de discordias, creación de rumores y difusión de mentiras y calumnias [...].
Debido a su posición en el comité central del partido y en el Ejército
Popular de Liberación, y debido también a su táctica de fingir franqueza
y sencillez, las actividades de Peng Te-juai podían extraviar, y en efecto
extraviaron, a algunas personas; por eso entrañan grave peligro para el
futuro del partido y del Ejército Popular de Liberación. Por eso es que
necesariamente ha llegado a constituir tarea importante del partido, y de
todos los que son leales al partido, al Ejército Popular de Liberación y a
la causa del socialismo, desenmascarar la verdadera fisonomía de este
hipócrita, arribista y conspirador, y poner fin a sus actividades divisionis-
tas antipartido [...]. El actual error de Peng Te-juai no es fortuito. Tiene
hondas raíces sociales, históricas e ideológicas. El y sus cómplices y se-
guidores son esencialmente representantes de la burguesía que ingresaron
en nuestro partido durante la revolución democrática. Peng Te-juai se in-
corporó al partido y al ejército revolucionario dirigido por el partido con
la idea de 'hacer una inversión'. Sólo quiere mandar a los demás, a la
colectividad, pero no le gusta ser dirigido por otros, por la colectividad
No considera los éxitos en el trabajo revolucionario bajo su responsabili-
dad como éxitos de la lucha sostenida por el partido y el pueblo; en
lugar de ello, se atribuye todo el mérito para sí. Sus actividades anti-
partido reflejan precisamente esta lucha de clases; la burguesía china se
opone a la revolución socialista del proletariado e intenta amoldar el
partido, el ejército y el mundo a su propia imagen burguesa. Puesto que
la concepción del mundo de Peng Te-juai es incompatible con el marxismo-
leninismo del proletariado revolucionario y está diametralmente contra
él, es natural que dentro del partido no quiera aceptar la dirección mar-
xista-leninista representada por el camarada Mao Tse-tung [...]. En varias
coyunturas decisivas de la historia de nuestro partido [...] Peng Te-juai
se puso invariablemente al lado de la línea errónea, en contra de la línea
correcta representada por el camarada Mao Tse-tung. Después de la
reunión de Tsunyi, efectuada en enero de 1935, en donde se estableció
definitivamente la dirección del camarada Mao Ts-tung en todo el partido
y el ejército, Peng Te-juai siguió oponiéndose a dicha dirección y se em-
peñó en actividades escisionistas en el seno del partido y del ejército.
Durante la guerra de resistencia contra el Japón consideró la zona a su
cargo como propio feudo independiente, y lo utilizó como capital para

469
asegurar su 'independencia' del comité central del partido [...]. Aunque
el comité central del partido denunció y criticó en 1945 los graves errores
políticos y organizativos que él cometió cuando trabajaba en el norte de
China, Peng Te-juai jamás los reconoció ni corrigió [...]. El partido exige
que Peng Te-juai, Juang Ke-cheng, Chang Wen-tien, Chu Siao-chu y
otros
reconozcan y revelen completamente sus propios errores ante el partido
y los corrijan totalmente en la acción. No existe para ellos ninguna otra
salida. La VIII sesión plenaria del comité central elegido en el VIII Con-
greso nacional del partido estima que el partido debe seguir manteniendo
una actitud de profunda y afectuosa sinceridad hacia Peng Te-juai con el
propósito de ayudarlo a reconocer y rectificar sus errores. Por supuesto,
es absolutamente necesario apartar a Peng Te-juai, Juang Ke-cheng, Chang
Wen-tien, Chu Siao-chu y otros de los cargos de Defensa Nacional y de
Relaciones Exteriores, así como del cargo de primer secretario del comité
provincial del partido y de otros cargos. Pero ellos todavía pueden con-
servar sus calidades de miembros suplentes del comité central o del buró
político, y observaremos cuál es su comportamiento en el futuro. La his-
toria ha probado muchas veces la total justeza de la política sobre la
lucha interna del partido seguida por el gran partido comunista de China
bajo la dirección del comité central encabezado por el camarada Mao
Tse-tung."
El apoyo con que se sentía Peng Te-juai cuando intervino en esta
sesión que le condenó a la oscuridad pero no al ostracismo político, se
puede ver en la forma en que se comportó frente a Mao Tse-tung, según
relata el propio líder chino en su discurso en la X sesión plenaria del
VIII comité central, en la mañana del 24 de septiembre de 1%2. Dijo:
"Sobre el problema del trabajo, camaradas, por favor, cuídense de que
la lucha de clases no interfiera nuestro trabajo. La primera conferencia
de Lushan en 1959 estaba dedicada originalmente a hablar del trabajo.
Entonces, Peng Te-juai se puso de pie de un saIto y dijo: 'Usted se ha
cagado en mi madre durante cuarenta días, ¿permite cagarme en la suya
durante veinte días?' Todo este asunto de cagar desordenó la conferencia
y el trabajo fue afectado". (Mao Tse-tung Unrehearsed, op. cit., p. 194).
19. Mao Tse-tung Unrehearsed, op. cit., pp. 145 y 146.
20. La destitución de Jai Rui dramatizaba la situación de un funciona-
rio de la dinastía Ming que tuvo el valor de criticar al emperador por
su política, ganándose la enemistad de éste. El funcionario fue expulsado
de su cargo "erróneamente", y por eso más tarde reinstalado en él con
honores de patriota. El drama fue estrenado en 1%1, y el propio Wu, bajo
crítica, confesó más tarde que intentó hacer un paralelo entre el perso-
naje Jai Rui y el mariscal Peng Te-juai.
21. Joint Publications Research Service, Arlington, Virginia, pp. 456 y
ss.
22. Estos textos figuran en los "documentos confidenciales" del comité
central de diciembre de 1976, editados bajo el subtítulo de Materiales de
referencia sobre las actividades antipartido de la banda de los cuatro.
A partir de febrero de 1975, cuando el grupo maoísta comenzó a hacer
circular "materiales confidenciales" sobre los miembros del buró político
que se oponían a lanzar la segunda revolución cultural en la lucha contra
la burocracia, se comenzó a llamar a Chu En-lai con el seudónimo de Li
Jung-chang, el nombre de un político chino nacido en 1823 y
1901, que había sido ministro a fines de la dinastía Ching. Los manualesen muerto
de historia de las escuelas primarias chinas lo definen así: "Cabecilla de
la escuela de 'la occidentalización' del país. Abogaba siempre por la

470
capitulación y el entreguismo ante los extranjeros, y fue uno de los que
dictaron la política de ese tiempo. Sirvió para quitar los obstáculos al
camino en la invasión imperialista de China". -En un artículo del diario
de Shanghai "Wenjui Bao", de febrero de 1975, se puso el siguiente párrafo:
"Las llamadas 'cuatro modernizaciones' se originan en la farmacia 'ex-
tranjera' patrocinada por Li Jung-chang y sus socios", Lo más importante,
sin embargo, era que el grupo izquierdista trazaba la historia de los
líderes "demócratas burgueses" desde sus orígenes en los años veinte.
Hablaba de los "franceses", señalando a Chu En-lai, Chen Yi, Li Fu-chun
(ya fallecido), Teng Hsiao-ping, Tsai Chang (la viuda de Li Fu-chun y vice-
presidenta de la APN), al mariscal Nieh Yung-chen y otros que habían
estado en Francia, e "inevitablemente se han opuesto a la línea proletaria
en el partido". Refrescaban la memoria de los jóvenes chinos, diciendo
que en abril de 1927 se había celebrado el V Congreso del partido, que
ya tenía 58.000 miembros, y que Mao Tse-tung se había opuesto a la
línea de derecha de Chen Tu-siu y había sido privado de su derecho a
voz, obligado a retirarse y expulsado del comité central, y que en agosto
del mismo año, cuando se expulsó a Chen Tu-siu, se formó un buró
político 'provisional "que mantuvo fuera del comité central al presidente
Mao". En ese buró político figuraban Chiu Chu-pai, Li Li-san, Li Wei-jan,
Liu Shao-chi, Chu En-lai, Siang Chung-fa, Chang Kuo-tao, y cinco su-
plentes. "Desde esa fecha viene la alianza de Liu con Chu -aseguraban
los documentos-, actuando siempre a espaldas del presidente Mao." Se
agregaba que en julio y septiembre de 1928, "fuera de China" (es decir,
en Moscú), se realiza el VI Congreso del partido, al que asisten 84 dele-
gados representando teóricamente a 41.000 comunistas. Eligen un buró
político en el que están Chang Kuo-tao, Chu En-lai, Chiu Chu-pai, Siang
Chung-fa, Ju Wen-chieng, Li Li-san y Tsai Jo-shen. El nuevo buró elige
miembro del comité central de nuevo a Mao Tse-tung, pero critica los
"movimientos campesinos de Jupei y Junan como desviaciones pequeño-
burguesas", y se autocritica diciendo que "esos movimientos campesinos
habían sido sobrestimados por la dirección del partido". Chu En-lai es
encargado de las "cuestiones militares" del comité central, y como tal
redacta un informe el 11 de junio de 1930 criticando a Mao Tse-tung y
Chu Te por sostener "desviaciones aventureras de derecha". "Sólo una
autocrítica hipócrita hecha más tarde -aseguraban los documentos- le
permitió a Chu infiltrarse en la dirección del partido dirigida por el
presidente Mao, que le perdonó para corregirlo, y le nombró miembro
adjunto de la comisión militar de la República Soviética China fundada
el 27 de noviembre de 1931 por el propio presidente Mao." "Nunca se
corrigió -dicen los escritos clandestinos de la izquierda-, y después Chu
apoyó secretamente a Liu Shao-chi, a Teng Hsiao-ping y a Peng Te-juai."
"Es el Confucio de nuestros días, el gran dignatario Chu, que se aÍía con
monstruos y demonios a fin de mantenerse en el poder."
23. "Pekín Informa" núm. 5 del 2 de febrero de 1977.
24. Referencia a Mao Tse-tung.
25. Alusión al programa político Chu-Teng.
26. Volante clandestino firmado por la liga de la juventud, aparecido
el 29 de abril de 1976 en la provincia de Chechiang.
27. No está de más tampoco poner atención a que 13 de los 26 miem-
bros son militares, y que de cinco mariscales todavía vivos, cuatro están
en el buró político. El quinto es Peng Te-juai, que bordea los 90 años de
edad, y está en la sombra política desde 1959.

471
28. Todas las citas del informe de Hua proceden del número 35 de
"Pekín Informa" del 31 de agosto de 1m.

Capítulo 4
1. "Pekín Informa" núm. 4, 31 de enero de 1973.
2. El racionamiento de arroz, el alimento principal junto con la soya
y las verduras, en 1977 era así:
Para un intelectual adulto: 17 kilos mensuales.
Para un niño de 1 año: 3 kilos al mes. (Por cada año de edad adicional,
hasta los seis años, medio kilo de aumento. O sea, a los 6 años de edad,
5,5 kilos al mes. Hasta los 14 años, aumenta 1 kilo por año. Es decir,
a los 14 años, 13,5 kilos al mes.)
Para un adolescente de 15 años: ración completa.
Para un obrero: 20 kilos al mes.
Para un obrero con trabajo pesado: 22,5 kilos al mes.

El racionamiento se controla por medio de cupones que, generalmente,


son válidos por un año. En algunos organismos del Estado, los cupones
tienen validez mensual, como era el caso de Ediciones en Lenguas Extran-
jeras, donde yo trabajaba. Hay algunos que no consumen su ración, y los
cupones que les sobran los regalan a "compañeros más necesitados", o, en
casos que pude detectar, son vendidos a quienes necesitan, e ingresan en
el circuito del mercado negro.
Una medida de las tensiones producidas por la falta de buenas cose-
chas agrícolas la da la proyección de 1962 a 1976, por ejemplo, si se hu-
biera cumplido el plan de 4 % de crecimiento anual de la cantidad per
cápita: 622 kilos per cápita en 1976, o sea, una cosecha de 546,5 millones
de toneladas... ¡Más del doble de lo efectivamente cosechado en 1976!
Recordemos también que en 1958, en el documento sobre las comunas
populares, se decía: "Debemos hacer cuanto podamos para alcanzar un
promedio anual de dos o tres mil jines o de una tonelada a una tonelada
y media de grano per cápita, dentro de un plazo relativamente breve".
Dieciocho años más tarde, en vez de estar entre 1.000 y 1.500 kilos, la
producción per cápita de la población campesina estaba solamente en
379 kilos per cápita; un atraso espectacular respecto a las expectativas de
los dirigentes en 1958.
Para conocer más de cerca lo que significa esta "economía de super-
vivencia", cito aquí de la propaganda oficial china ("Pekín Informa"
núm. 13 de 1966). Cuentas anuales del segundo equipo de producción de
la brigada Baching, compuesto por 42 familias -es decir, 182 personas,
de las cuales eran fuerza de trabajo 87, y poseían 35 animales de tiro--.
Pertenecía a la comuna popular Yangtan, provincia de Shansi:

472
INGRESO Y DISTRIBUCI6N EN 1964 (en yuanes)
Gastos de producción 13.124 38,6%
Impuesto agrícola 2.2fJ1 6,5%
Fondos de reserva 1.697 5.0%
Fondos de bienestar 330 1,0%
Reservas de cereales 1.488 4,4%
Distribuido a los miembros 15.104 44,5%

Ingreso bruto 33.950 100,0 %

Esto daba un promedio de ingreso per cápita de 83 yuanes, de los


cuales sólo 40 eran en dinero: "Cada miembro que participa en el trabajo
puede recibir alrededor de 52 % de su ingreso personal en especies y
48 % en dinero".

PRODUCCI6N y DISTRIBUCI6N DE LA COSECHA DE VERANO


DE 1965 (en jines: un jin = ~dio ki'lo)
Impuesto agrícola 13.764 11,1 %
Venta al Estado 25.636 20,0%
Para semillas, reservas, etc. 28.560 23,0%
Distribuido a los miembros 56.330 45,3%

Total 124.290 100,0 %

De este total, 116.340 jines eran de trigo y el resto de cebada.


En "Pekín Informa" núm. 14, 6 de abril de 1966, vienen las cuentas
personales, anuales, de la familia del campesino Chang, compuesta dI¡
8 personas. Es un campesino acomodado. ];tI, su esposa y una hija viven
en 3 habitaciones. Su hijo, su nuera y tres nietos viven en 2 habita-
ciones.

GASTOS DE LA FAMILIA CHANG EN 1964 (cuentas anuales)

Granos 3.200 jines 352,00 yuanes


Algodón (desmotado) 16 .. 13,60
Aceite comestible 32 22,40 "
Tallos de algodón para combustible 4.500 4,30
Compra de carrito de mano 70,00
Gastos individuales y para niños 153,70

616,00
Ahorro en el banco 302,00
Pt
Ingreso total de la familia 918,00

De aquí vemos que la familia tiene un ingreso per cápita de 115 yuanes
más o menos, y que su vida durante el año se desarrolló al nivel de 1,6
yuanes de gasto por persona en cosas que no fueran comida; es decir,
90 centavos de dólar... y sin embargo ahorran. El jefe de la familia
declaraba: "En 1961 compramos una bicicleta 'Paloma Voladora' por

473
165 yuanes. En 1962, una máquina de coser por 140 yuanes. En 1964, un
carrito de mano que nos costó 100 yuanes".
3. Quand la Chine s'eveillera... le monde tremblera, libro colectivo
firmado por Peyrefitte, Ed. Fayard, París, 1973, p. 48.
4. Reproducido de "China Now", diciembre de 1975.
5. Discurso ante la tumba de Marx, copiado de Marx, Engels, Obras
Escogidas, Ed. Progreso, Moscú, p. 165.
6. "Pekín Informa" núm. 6, 9 de febrero de 1977.
7. El texto de Mao era éste: "El Ejército Popular de Liberación debe
ser una gran escuela. En esta gran escuela, los miembros del ejército
deben estudiar política y asuntos militares y adquirir cultura general;
pueden dedicarse también a la producción agrícola y a las ocupaciones
secundarias, administrar algunas fábricas medianas o pequeñas, y pro.
ducir ciertos artículos para satisfacer sus propias necesidades o hacer
trueque con el Estado según el principio de intercambio de valores iguales.
Los miembros del ejército deben, además, estar en condiciones de dedi-
carse al trabajo de masas y participar en el movimiento de educación
socialista en las fábricas y en el campo. Cuando haya terminado este
movimiento, siempre tendrán trabajo que hacer entre las masas, de modo
que el ejército se funda definitivamente con el pueblo.
"Asimismo, deben participar en toda ocasión en las luchas de la revo-
lución cultural para criticar a la burguesía.
"Los obreros, aunque tienen como actividad principal la industria,
deben estudiar asuntos militares y política y adquirir cultura general.
Además, deben participar en el movimiento de educación socialista y cri-
ticar a la burguesía. Donde las condiciones 10 permitan, deben dedicarse
a la producción agrícola y a ocupaciones secundarias, tal como 10 han
venido haciendo en el campo petrolífero de Taching.
"Los campesinos de las comunas tienen como actividad principal la
agricultura (que incluye la silvicultura, ganaderia, ocupaciones secundarias
y piscicultura), pero también deben estudiar asuntos militares y política
y adquirir cultura general. Cuando las condiciones lo permitan, deben
administrar colectivamente pequeñas fábricas. Igualmente deben criticar
a la burguesía.
"Esto también es válido para los estudiantes. Siendo el estudio su acti-
vidad principal, deben aprender otras cosas, es decir, no sólo cultura
general, sino también industria, agricultura y asuntos militares. Asimismo,
deben criticar a la burguesia. Hay que acortar el periodo de estudio y
hacer una revolución en la educación, y no permitir el fenómeno de que
los intelectuales burgueses dominen nuestras escuelas.
y de los
"Los trabajadores del comercio, de las ramas de servicios
organismos del partido y del Gobierno deben actuar de la misma manera,
siempre que las condiciones lo permitan",
Este texto de Mao subraya la necesidad de formar una especie de ciuda-
danos obreros-campesinos-soldados, 10 cual inmediatamente supone la nece-
sidad de cambiar la estructura de relaciones sociales del sistema (tal vez
en el esquema de comunas populares, como primitivamente se pensó en
1958), Sobre todo, apunta a dos cosas: la primera, fundir el ejército con
el pueblo, es decir, borrar las diferencias de hecho existentes entre sol-
dados y civiles; y segundo, tal vez lo más importante, impedir el fenómeno
vastamente difundido en China de la "alienación por el trabajo". Es decir,
la forma sutil en que la burocracia gobernante escamotea el derecho a
gobernar colectivamente que tienen los trabajadores, alienándolos por me-

474
dio del trabajo, "de la construcción del socialismo". Es decir, del mismo
modo que en las sociedades burguesas la clase dominante aliena a la in-
mensa mayoría del pueblo de los asuntos del Estado por medio del
deporte comercializado, los juegos de azar, la subliteratura, la pornogra-
fía, la moda, etc. Estos Estados como el chino, que de socialistas pasan
a ser burocráticos, alienan al pueblo por medio del culto al trabajo, hasta
llegar a meter en la ideología de vastas mayorías populares la idea de que
el "orden socialista" significa: el pueblo trabaja con todas sus fuerzas, y
los gobernantes gobiernan. Cada cual en su tarea. Y desaparece el derecho
a crítica, incluso el derecho a examinar científicamente las tareas que
están cumpliendo los gobernantes.
8. Un análisis somero de los artículos que se publicaron en los pri-
meros meses después del golpe de Estado de octubre de 1966 revela este
tipo de marxismo ficción aplicado a los cuatro, como oponiéndose a todo
progreso en China. Cito algunos de los títulos de las informaciones de la
agencia Sinjua:
9 de marzo de 1977: "Academia de Ciencias de China condena a la banda
de los cuatro por sabotear el trabajo científico y técnico".
30 de enero de 1977: "Artículo del ministerio de educación sobre el sabo-
taje de la banda de los cuatro contra la investigación básica teórica en las
ciencias naturales".
18 de diciembre de 1976: "Comité provincial del partido critica a la banda
de los cuatro por sabotear la revolución cultural".
10 de diciembre de 1976: "La banda de los cuatro intentó sabotear el co-
mercioexterior" .
27 de noviembre de 1976: ... "la industria petrolera"; 27 de noviembre de
1976: ..."la política educacional"; 25 de noviembre de 1976: ..."sabotearon
la agricultura"; 22 de noviembre de 1976: ..."distorsionar y sabotear el
principio de apoyarse en sus propias fuerzas y la independencia"; 18 de
noviembre de 1976: ..."la revolución en la literatura y el arte"; 14 de no-
viembre de 1976: ... "el trabajo en la minería"; 13 de noviembre de 1976:
... "el trabajo de socorro para el terremoto en la zona de Pekín-Tangshan-
Fengnan"; 6 de noviembre de 1976: ... "la industria fílmica"; 24 de marzo
de 1977: ... "las bellas artes"; 17 de marzo de 1977 : ... "la ciencia y la
técnica"; 16 de .marzo de 1977: ..."el doctor Sun Yat-sen"; 16 de febrero
de 1977: ..."la producción de hierro y acero"; 22 de febrero de 1977: ..."la
administración de las empresas"; 23 de febrero de 1977: ..."la artesanía";
2S de febrero de 1977: ..."lapolítica del partido sobre los intelectuales";
4 de marzo de 1977: ..."los ferrocarriles".
Pero lo que llega al colmo del cinismo político es la información del
29 de marzo de 1977, titulada La banda de los cuatro manipula fotos perio-
dísticas en su complot antipartido, donde señalaba que "en otra foto
que muestra al camarada Hua Kuo-feng [el día 18 de septiembre de 1976
en la Plaza Tiananmen] pronunciando el discurso fúnebre, la banda de los
cuatro insertó a Wang Hung-wen, Chang Chun-chiao y Chiang Ching en la
fotografía con Wang Hung-wen en la posición central". ¡Toda China vio
por televisión esta ceremonia, y vio que los lugares de los líderes chinos
estaban ocupados según el orden jerárquico, y Wang Hung-wen, por su-
puesto, estaba en la posición central, porque fue quien presidió el acto,
abriendo y cerrando la ceremonia fúnebre! Después, la propaganda china
publicó las fotografías de la ceremonia borrando simplemente las figuras
de los cuatro, y afirmando que así había ocurrido! La revista "China Ilus-
trada", en su número 11 de 1976, por ejemplo, inserta estas fotos falsifi-

475
cadas en sus páginas 4, 5 y 11. En general, todas las fotos de los funerales
de Mao han sido falsificadas después del golpe, y también, en los museos
chinos, todas las fotos de la historia de la revolución en que aparecían los
purgados.

Capitulo 5

1. El sábado 25 de octubre de 1975, el diario "El Mercurio", bajo el


titular Cancelan permiso a dos agencias de notkias comunistas, publicaba
esta información: "El Gobierno procedió ayer a cancelar el permiso de
operar en Chile a dos agencias internacionales comunistas. 'Por no existir
reciprocidad con esos países', según informó el director de informaciones
del Gobierno, Gastón Acuña. Las agencias afectadas, y que sólo mantenían
corresponsales en Santiago, son la CTK, de Checoslovaquia, y la ADN, de
Alemania Oriental". Lo que no decía la información era que en Santiago
quedaba "otra agencia de noticias comunista", pero perteneciente a los
comunistas "buenos" a ojos de Pinochet, y no a los comunistas "malos".
Era la agencia Sinjua, de la República Popular China, que durante y des-
pués del golpe de Estado de 1973 ha tenido una "respetuosa conducta"
hacia el Gobierno de Chile (la dictadura de Pinochet), según el mismo
Gastón Acuña. La agencia Sinjua sigue hasta ahora manteniendo su ofi-
cina en Santiago y sus corresponsales de nacionalidad china, y su silencio
en apoyo de Pinochet.
2. La "amistad" entre Nixon y Chu, forjada a partir de las primeras
visitas exploratorias de Kissinger en 1971, y que garantizaron a Pekín la
entrada en las Naciones Unidaos por un lado, y la protección militar de
Washington por otro, a cambio de apoyo total a la política global de Esta-
dos Unidos frente a los movimientos democráticos y de liberación en
América latina, África y Asia, llegó a tales extremos de protección de la
reputación del gobernante norteamericano, que Chu y el propio Mao no
dejaron que el pueblo chino se enterara del asunto "Watergate", y en
cambio le informaron asegurando que Nixon había renunciado por "manio-
bras" de quienes se inclinan "ante la fuerza del socialimperialismo sovié-
tico". Ya en noviembre de 1973, Chu informaba a C. L. Sulzberger, perio-
dista de "The New York Times", que "nunca hemos publicado nada
acerca de eso [del escándalo 'Watergate'] en nuestra prensa". Mao ya
lo había dicho a Pompidou. Según "The New York Times" del 4 de diciem-
bre de 1975, Chu envío un mensaje y un ramo de flores al alicaído Nixon,
ya fuera de la Casa Blanca, para reconfortado. Inmediatamente, el propio
Mao firmaba un mensaje de invitación a Nixon para febrero de 1976.
Cuando el primer ministro de Tailandia, Kukrit Pramoj, se entrevistó con
Mao en su visita a Pekín en julio de 1975, Mao le dijo que apreciaba mucho
a Nixon y que el escándalo "Watergate" era el desafortunado resultado
de "demasiada libertad en Estados Unidos" ("The New York Times", 10 de
julio de 1975). Mao habría dicho también: "¿Qué hay de malo en grabar
una conversación si uno anda con una grabadora. La mayoría de la gente
en Estados Unidos gusta de jugar con grabadoras". Este tipo de declara-
ciones de Mao frente a jefes de Estado, es decir, declaraciones que inevi-
tablemente serían hechas públicas más tarde, hace pensar por lo menos
en dos posibilidades: 1) que en los últimos tres años de su vida el líder
chino estaba tan afectado por el mal de Parkinson que había perdido
toda capacidad de sentido crítico -una característica de quienes tienen

476
ese tipo de afecciones cerebrales-; 2) que el anciano dirigente se había
sumado a la línea política anticomunista del grupo de Chu, lo cual no
es difícil de creer, si uno recuerda cómo durante las diferentes luchas
por el poder, Mao pasó de un bando a otro buscando alianzas increíbles
para "después" intentar "proletarizar" la revolución. Por último, cabe
la posibiildad alternativa, es decir, que por efectos del mal de Parkin-
sin se sumara a la posición de la burocracia civil-militar . que estaba gober-
nando su país.
3. Citado de "A Capital", Lisboa, 3 de junio de 1974.
4. "Renmin Ribao" del 1 de noviembre de 1977 publicó un larguísimo
artículo firmado por su "departamento editorial" titulado La teoría del
presidente Mao sobre los tres mundos constituye una gran contribucián
al marxismo-leninismo". Según ese artículo, Mao habría formulado la
teoría "en febrero de 1974, en conversación sostenida con un dirigente de
un pais del tercer mundo", al decir: "A mi juicio, EEUU y la Unión Sovié-
tica constituyen el primer mundo; fuerzas intermedias como el Japón,
Europa y Canadá integran el segundo mundo, y nosotro~ formamos parte
del tercero. El tercer mundo comprende una gran población. Toda Asia,
excepto el Japón, pertenece al tercer mundo. África entera pertenece tam-
bién a éste, e igualmente América latina". En febrero de 1974 Mao se
entrevistó con Kenneth David Kaunda, presidente de la República de
Zambia, el día 22, y según la noticia oficial "estuvieron presentes en la
ocasión el primer ministro Chu En-lai, el vicepresidente Wank Hung-wen,
la ministro adjunta de RREE Wang Jai-yung [que es sobrina de Mao]"...
y otros. El día 25 se entrevistó con Huari Bumedián, presidente del con-
sejo de la revolución de la República Popular Democrática de Argelia.
Asistieron los mismos altos funcionarios chinos que en la ocasión anterior.
El artículo que estamos citando agrega que en la misma ocasión Mao
habría dicho: "China pertenece al tercer mundo porque en los planos
político y económico, así como en otros terrenos, no se puede comparar
a los países ricos, a las grandes potencias; sólo puede ubicarse junto a los
paises relativamente pobres". Si estas palabras de Mao son auténticas (hay
que recordar que la burocracia civil-militar china es maestra en la falsi-
ficación de textos, incluyendo los de Engels, en el arreglo de fotografías
y en torcerle la nariz a los hechos), no cabe otra posibilidad que pensar
que en 1974 Mao había llegado a un punto tal de .separación entre su
ideología y la ideología marxista, que le hacía afirmar cosas tan anti-
marxistas como que "políticamente" un país supuestamente socialista
estaría junto a, por ejemplo, Amin en Uganda, Pinochet en Chile, Mobutu
en Zaire, Videla en Argentina, los dictadores en Uruguay, Banzer en
Bolivia, Stroessner en Paraguay, Geisel en Brasil, Duvalier en Haiti, el
Sha en Irán, Ne Win en Birmania, Marcos en Filipinas, Franco en España,
la dictadura en Portugal... y tantos otros "países relativamente pobres"
puestos al mismo nivel que ~los países socialistas" por el líder chino.

.
Indice

Una explicación necesaria. 7

1 ¡Viva Mao Tse-tung, muera la revolución! . 13


2 La burocracia civil-militar. 69
3 La lucha por el poder. 185
4 El pueblo y el marxismo ficción. 353
5 ¡Burgueses y proletarios del mundo, uníos! . 397

Tabla cronológica de la historia de China. 437

Notas 447
Si usted desea estar al corriente de nuestras publicaciones. sírvase
escribirnos y recibirá gratuitamente nuestro boletín ilustrado con
las novedades que usted puede encontrar en su librería habitual.
Si desea recibir información complementaria sobre las siguientes
materias:
Ciencia ficción Novela
Ajedrez Novela juvenil
Divulgación científica Sociología
Ocultismo Historia
Reportaje Memorias
solicítela a nuestro Servicio de Información Bibliográfica.

ediciones martínez roca, s.a.


Av, José Antonio, 774, 7,°. Barcelona-13
Tabla cronológica de la historia de China

Comunidad primitiva (aproximadamente 600000-4000 antes de


nuestra era).
Sociedad esclavista (2100-475 antes de nuestra era).
2100-1600 Dinastía Hia.
1600-1050 Dinastía Chango
1050-770 Dinastía Cheu del Oeste.
770-475 Período de Primavera y Otoño. -Época de los filó-
sofos Lao Tse (604-531) y Confucio (551-479). -China
ya era conocida como «el país de la seda».

Sociedad feudal (475 antes de nuestra era a 1840).


475-221 Período de los Reinos Combatientes. -Época del
filósofo Mencio (372-289).
221-207 Dinastía Chino -El «primer emperador amarillo»,
Chin Shi Huang, con el que a menudo se comparaba
Mao, unifica el país, lo divide en 36 provincias, uni-
fica pesos y medidas, y dicta un código de leyes, ini-
ciando una matanza de filósofos confucianos. -Ter-
mina de construir la Gran Muralla.
206-24n.e. Dinastía Huan del Oeste.
25-220 Dinastía Huan del Este. -Invención del papel y de

437
la tinta. -En el año 64 se da reconocimiento oficial
al budismo.
220-265 Período de los Tres Reinos.
265-316 Dinastía Tsin del Oeste.
316-420 Dinastía Tsin del Este.
420-589 Dinastía del Sur y Norte.
589-618 Dinastía Sui.
618-907 Dinastía Tang.
907-960 Las Cinco Dinastías. -Invención de la imprenta.
960-1279 Dinastía Songo -Invención de la pólvora, de la brú-
jula y su utilización como compás marítimo.
916-1125 Dinastía Liao.
1115-1234 Dinastía Kin. -Dominio ju-chen o tártaros dorados.
1271-1368 Dinastía Yuan. -Dominación de los mongoles. -Mar-
co Polo llega al imperio y reside allí 18 años (1275-
1292).
1368-1644 Dinastía Ming.
1644-1840 Dinastía 'Ching, hasta el año vigésimo del emperador
Tao Kuang.

Sociedad semifeudal, semicapitalista y colonial (1841-1911).


1841-1850 Dinastía Ching, últimos diez años del emperador
Tao Kuang.
1840-1841 Primera Guerra del Opio. -En Cantón, las autori-
dades chinas se rebelan contra el tráfico del opio que
hacían los ingleses: unos 30.000 cajones al año, de
140 a 160 libras cada uno. -Gran Bretaña ataca Chi-
na para imponer ese tráfico. -China es derrotada.
1842 Tratado de Nankin, primero de una serie de humi-
llantes tratados impuestos a China por las potencias
marítimas; esta vez por Gran Bretaña. -Hong Kong
pasa a manos británicas, y se les abren ios puertos de
Cantón, Fuchou, Amoy, Ningpo y Shanghai. -China
debe pagar todos los gastos militares de los britá-
nicos en la guerra.
1851-1861 Emperador Sien Feng.
1851 Comienza la revolución de los Taiping (reino celestial
de la gran paz) contra los señores feudales más pode-
rosos. -Levantamiento campesino de Chintien.
1853 Nankin cae en poder de los Taiplng, que la estable-
cen como capital de su reino. -Proclaman la ley
agraria con el lema de «donde haya tierra la trabaja-

438
remos juntos, donde haya arroz 10 comeremos juntos,
donde haya dinero lo gastaremos juntos; ningún lugar
sin igualdad, nadie con frío ni hambre».
1856-1860 Segunda Guerra del Opio. -Gran Bretaña y Francia,
junto con Estados Unidos, atacan el norte, territorio
de la dinastía Ching, para obtener la revisión de los
tratados de la primera Guerra del Opio. -Los solda-
dos invasores incendian y saquean Pekín, y se entre-
gan a la violación de las mujeres. chinas. -Se obtie-
nen mayores franquicias comerciales.
1862-1874 Emperador Tong Tsi.
1864 Cae Nankin y se termina el reino de los Taiping,
acosado por la alianza militar entre las autoridades
imperiales chinas y las potencias extranjeras inva-
soras.
1875-1908 Emperador Kuang Sü.
1884-1885 Guerra chino-francesa.
1894-1895 Guerra chino-japonesa. -En ambas guerras China
tuvo que ceder más territorio a los vencedores y acep-
tar «esferas de influencia».
1895 El doctor Sun Yat-sen dirige el levantamiento de
Cantón contra la monarquía imperial y en pro de
la fundación de la república.
1898 Las masas campesinas se alzan en lucha espontánea
bajo la bandera del Yi Je Tuan (bautizado por los in-
gleses como «movimiento de los bóxers»).
1900 En junio, Estados Unidos, Inglaterra, Japón, Francia,
Alemania, Rusia, Austria-Hungría e Italia envían tro-
pas a China para «defender la civilización». -El 14 de
agosto los invasores entran en Pekín y la saquean
salvajemente. -La monarquía traiciona a los cam-
pesinos del Yi Je Tuan y se entrega a los invasores
eXtranjeros.
1901 China es obligada a pagar como «indemnización»
450 millones de taels de plata (onzas chinas), y el
país queda repartido en estas esferas de influencia:
Gran Bretaña en las provincias del valle bajo y medio
del río Yangtze; Francia en las provincias de Yunnan,
Guandong y Kuangsi; Alemania en la provincia de
Shantung; Japón en la provincia de Fuchien; Rusia
en las provincias de Liaoning, Chilin, J eilungchiang
(hasta 1905, cuando, después de ganar la guerra ruso-

439
japonesa, el Japón se las apropió para formar la
Manchuria) .
1903-1905 Más de 220 alzamientos de campesinos y habitantes
de las ciudades contra los abusos de los ocupantes ex-
tranjeros y el Gobierno imperial chino.
1905 Sun Yat Sen funda en Tokio la liga revolucionaria
para «liberarse de los agresores extranjeros, hacer re-
surgir a China, establecer una república, y llevar ade-
lante una equitativa distribución de la tierra».
1909-1911 Emperador Süan Tong. -EllO de octubre de 1911
se subleva la guarnición de Sun Yat Seno -En tres
semanas, 17 de las 21 provincias chinas proclaman
su independencia y la dinastía Ching se desmorona.

l1poca de la república y las guerras civiles (1912-1949).


1912 En Nankin se proclama el Gobierno provisional de la
república china, con Sun Yat Sen como presidente
provisional, y cae la dinastía manchú. -Estados
Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Japón amenazan
al Gobierno provisional. -Sun Yat Sen renuncia en
favor del general Yuan Shi-kai, quien suspende la
constitución y el parlamento provisionales y se trans-
forma en dictador, bajo el mando del Gobierno japo-
nés, el cual impone «21 exigencias» que reducen a
China en un Estado vasallo.
1916 Se inicia la segunda revolución republicana. -Una
revuelta de generales derriba a Yuan Shi-kai, que se
había proclamado emperador, y forma un Gobierno
que anula las «21 exigencias» de Japón. -Comienza el
período de los «caudillos militares».
1919 Movimiento 4 de Mayo. Se inicia en China un movi-
miento revolucionario contra el imperialismo y el
feudalismo; 3.000 estudiantes de la universidad de
Pekín se sublevan.
1920 En marzo llegan a China representantes de la Inter-
nacional Comunista. -Mao Tse-tung ya era dirigente
de un grupo comunista en la provincia de Junan.
1921 En julio, I Congreso nacional del partido comunista
de China, celebrado en Shanghai. -Mao participa y es
elegido secretario del comité del partido en la pro-
vincia de Junan. -Chu En-lai y otros forman la liga

440
de la juventud comunista en París. -El partido
contaba con unos sesenta miembros.
1922 11 Congreso del partido. -El enviado especia! del
partido comunista soviético convence a los miembros
chinos de que deben unirse al Kuomintang (partido
nacionalista), dirigido por Sun Yat Sen, para formar
un «frente único democrático». -Estallan decenas de
huelgas en todo el país. -Sun Yat Sen acepta la
alianza.
1923 Wu Pei-fu, caudillo militar del norte, reprime una
huelga ferroviaria de la línea Pekín-J angchou, el 7 de
febrero: cuarenta obreros son asesínados y centena-
res heridos. -111 Congreso del partido comunista.
1924 El Kuomintang, con ayuda del partido comunista
chino, realiza en Cantón su primer Congreso nacio-
nal. -Varios comunistas (Mao Tse-tung, Lin Po-chu
y U Ta-chao, entre otros) son elegidos miembros
del comité central del Kuomintang. -Muere Lenin.
1925 El 12 de marzo fallece Sun Yat Seno -En Shanghai se
celebra el IV Congreso del partido. -Los asesores
soviéticos del Kuomintang eligen a Chiang Kai-shek
comandante en jefe de las fuerzas militares republi-
canas que deben marchar hacia el norte para «liberar
al país».
1926 El Gobierno revolucionario de Cantón, una vez libe-
rada la provincia, envia el ejército al norte para de-
rribar a los caudillos militares. -Derrotan a Wu
Pei-fu, del norte, y a Sun Chuan-fang, del este, ambos
apoyados por Estados Unidos y Gran Bretaña.
1927 En abril, Chiang Kai-shek, jefe de las fuerzas triun-
fantes, da un golpe de Estado y comienza una matan-
za de comunistas: de los 50.000 miembros del parti-
do, 40.000 son asesinados. -V Congreso del partido.
-Mao es expulsado del comité central y se va a las
montañas, donde organiza el ejército rojo de obreros
y campesinos. El 1 de agosto, Chu Te, Chu En-lai,
Chen Yi, Jo Lung, Un Piao y otros sublevan a
30.000 soldados del ejército regular en Nanchang.
1928 VI Congreso del partido. Mao vuelve a! comité cen-
tral.
1930-1931 Chiang Kai-shek lanza tres campañas de «cerco y ani-
quilamiento» contra las fuerzas comunistas: las tres

441
son derrotadas. -Los japoneses atacan el nordeste
y se apoderan de la ex Manchuria. -Se funda la «re-
pública soviética china» en las montañas de Ching-
kan: Mao es elegido presidente.
1932 Los japoneses atacan Shanghai. -Chiang Kai-shek
elude el combate con los japoneses y lanza la cuarta
campaña de «cerco y aniquilamiento» contra los co-
munistas.
1933 Quinta campaña de «cerco y aniquilamiento».
1934 La quinta campaña, compuesta por 700.000 soldados,
con asesores alemanes, amenaza con liquidar la re-
sistencia comunista. -El 15,de octubre, las unidades
comandadas por Un Piao rompen el cerco y comien-
zan lo que se llamó La Gran Marcha. -Durante un
año cubrirán más de 10.000 km.
1935 De los 100.000 soldados que iniciaron La Gran Mar-
cha, sólo 20.000 llegan a la provincia de Shensi. -Se-
sión ampliada del buró político en la ciudad de Tsu-
nyi, que elige un comité central encabezado por Mao;
situación que durará hasta septiembre de 1976.
1936 Chiang Kai-shek es arrestado por sus propios gene-
rales en Sian para obligarle a luchar contra los japo-
neses y no contra los comunistas chinos. -Chu En-
lai, en representación del partido, vuela a Sian y con-
vence a los generales para que no fusilen a Chiang,
que lo liberen y que formen un frente único antija-
ponés.
1937-1945 Guerra de resistencia contra el Japón.
1945 VII Congreso del partido.
1946-1949 La guerra popular de liberación.
1949 El 1 de octubre, en la plaza Tienanmen de Pekín,
Mao proclama la fundación de la República Popular
China.

Período de la república popular (1949-?)


1949 En noviembre, los nacionalistas de Chiang Kai-shek
huyen a la isla de Formosa, provincia china, protegi-
dos por la flota de los Estados Unidos. -Desde el
16 de diciembre al 14 de febrero de 1950, conferencia
en Moscú entre Stalin y Mao. -Pacto de alianza y
ayuda mutua chino-soviético.
1950 El 25 de octubre, un millón de soldados voluntarios

442
chinos pasan el río Yalu e intervienen en la guerra
de Corea, primero bajo el mando de Lin Piao, y de
Peng Te-juai después.
1951-1952 Reforma agraria. -Período de restauración de la
economía china.
1952 En diciembre, la Unión Soviética restituye los ferro-
carriles de la ex Manchuria, que estaban en su poder
desde finales de la segunda guerra mundial.
1953-1957 Primer plan quinquenal. -Consolidación de la refor-
ma agraria, equipos de ayuda mutua, cooperativas
agrícolas avanzadas. -Socialización de la industria
nacional y creación de una infraestructura industrial.
1954 En septiembre, I asamblea popular nacional. -Se
proclama la constitución. -Consultas Mao-Jruschov
en Pekín. -En octubre, acuerdo chino soviético sobre
la restitución de Port Arthur (Liuta), concesión de
un crédito, retiro de la Unión Soviética de las socie-
dades mixtas.
1956 Toda la industria china es socializada. En febrero,
XX Congreso del partido comunista de la Unión So-
viética. -Comienza la desestalinización. -En abril,
Pekín publica el artículo Sobre la experiencia hist6-
rica de la dictadura del proletariado, comienzo de
la polémica chino-soviética que terminaría en la rup-
tura de 1960. -En septiembre, VIII Congreso del
partido. -Se aprueban nuevos estatutos y el segundo
plan quinquenal; informan Liu Shao-chi, Chu En-lai
y Teng Hsiao-ping.
1957 Campaña de rectificación contra «los elementos de la
derecha». -En noviembre, visita de Mao a Moscú.
1958 De enero a marzo, conferencia de Jangchou. -Mao
propone el Gran Salto Adelante. -De mayo a julio,
conferencia ampliada de la comisión militar para
criticar «la imitación ciega de las prácticas soviéti-
cas en un sector del EPL». -En julio aparece la
primera comuna popular. -Jruschov visita Pekín.
-En agosto, el buró político aprueba el movimiento
de las comunas populares. En diciembre, Mao re-
nuncia a la presidencia de la república y es elegido
Lui Shao chi.
1958-1962 Segundo plan quinquenal: fracasará en la mayoría de
sus metas a causa de la lucha por el poder en torno

443
a las comunas populares, de las sequías y las inun-
daciones de 1960 a 1962, y el retiro de la ayuda y los
técnicos soviéticos en agosto de 1960.
1959 En agosto, VIII sesión plenaria del VIII Congreso del
partido. -Purga del mariscal Peng Te-juai y nombra-
miento del mariscal Lin Piao en sus cargos. -Luo
Rui-ching es nombrado jefe del estado mayor. -Se
reconoce la «falsificación y exageración» de las cifras
económicas en 1958.
1961 En septiembre se organizan las comunas popula-
res para dar mayor «amplitud» a la iniciativa «pri-
vada».
1962 En septiembre, X sesión plenaria del VIII Congreso.
-Resolución sobre el movimiento de educación so-
cialista y ataques de Mao «al revisionismo».
1963-1965 Período de «reajuste y consolidación» económico.
-Mao prepara, por medio de su alianza con el ma-
riscal Lin Piao, la utilización del ejército como punto
de apoyo para lanzar la revolución cultural, que co-
mienza en 1965 con un artículo de Yao Wen-yuan pu-
blicado en Shanghai.
1966-1970 Tercer plan quinquenal.
1966 Se lanza la revolución cultural como insurrección
de las masas contra la burocracia civil-militar según
el lema «derribar a los dirigentes seguidores del ca-
mino capitalista». -Se crean los cuerpos de guardias
rojos. -El 23 de octubre se autocritica Liu Shao-
chi, blanco principal de la insurrección, junto con
Teng Hsiao-ping.
1967 El mariscal Lin Piao rompe su alianza con Mao y se
une a Chu En-lai «para poner orden en el país». -El
ejército interviene en la revolución cultural. -En
febrero, Mao abandona el liderazgo oponiéndose a la
creación de la comuna de Shanghai. -En abril, vio-
lentas batallas en varias ciudades para llevar adelante
la revolución cultural; el ejército utiliza sus armas.
1968 La nueva alianza Lin-Chu logra desmoronar la revo-
lución cultural, y las masas de estudiantes, obreros
y campesinos son reprimidas con palizas, cárcel, tor-
turas y a veces la muerte. -En octubre, XII sesión
plenaria del VIII Congreso: condena a Liu Shao-
chi, pero no menciona a Teng Hsiao-ping.

444
1969 IX Congreso del partido. -Fin de la revolución cultu.
ral, orientación hacia una línea pragmática. -Lin
Piao es designado sucesor de Mao: comienza una lu-
cha por el poder entre Chu y Lin, con la izquierda de
Mao totalmente desarticulada. -En marzo, los inci-
dentes fronterizos con los soviéticos desencadenan
una psicosis de guerra inminente, y los altos mandos
militares y el grupo de Chu aprovechan la ocasión
para aplastar el «izquierdismo» de Mao y su grupo.
1970 Lin Piao trata de ser nombrado presidente de la repú-
blica en lugar del purgado Liu; Mao se opone. -Co-
mienza la crítica a éste por medio de la purga de
Chen Po-ta.
1971 Polémica interna por aliarse con Estados Unidos
o entibiar las relaciones con la Unión Soviética.
-Triunfa la tesis de Chu: en julio llega Kissinger.
-En septiembre, el grupo de Chu asesina al mariscal
Lin Piao, y se resuelve la pugna Chu-Lin.
1972 En febrero, Nixon viaja a China. -Acuerdo Chu-
Nixon, con el asentimiento de Mao, de aliviar la
presión norteamericana en Asia para fortalecerla en
Europa, obligando a Vietnam a que acuda a la mesa
de negociaciones en París.
1973 En agosto, X Congreso del partido: el grupo de Mao
queda en minoría de un tercio y Teng Hsiao-ping es
elegido miembro del comité central, pero no del buró
político. -En septiembre, el grupo de izquierda, más
tarde calificado como da banda de los cuatro», crea
en Shanghai la revista teórica «Estudio y Crítica»,
que será c1ausurada en octubre de 1976.
1974 El grupo de izquierda intenta un contragolpe utili-
zando el movimiento de crítica a Lin Piao y Confucio
para atacar a Chu y el alto mando del EPL.
1975 En enero, 11 sesión plenaria del X Congreso: Teng
Hsiao-ping es rehabilitado totalmente; la revolución
cultural ha pasado a ser un cadáver. -IV Asamblea
Popular Nacional. -Nueva constitución de la repúbli-
ca. -Se suprime el cargo de presidente de la repú-
blica. -Mueren Tung Pi-wu y Kang Sheng. -A fines
de año, el grupo de izquierda inicia una campaña de
crítica contra Teng Hsiao-ping «para lanzar una nue-
va revolución cultural».

445
1976 En enero muere Chu En-lai. -En abril cae Teng
Hsiao-ping. -Hua Kuo-feng, nuevo primer ministro.
-Muere Chu Te. -En septiembre muere Mao Tse-
tung. -El 6 de octubre, la alianza Teng-Hua y los
altos mandos del EPL da un golpe de Estado y apresa
a los componentes de la banda de los cuatro y a más
de setenta miembros del comité central. -Se inicia
una purga masiva de izquierdistas y el fusilamiento
de los «rebeldes,..
1977 En julio, III sesión plenaria del X comité central.
-Teng Hsiao-ping es rehabilitado, y Wang Hung-wen,
Chang Chun-chiao, Chiang Ching y Yao Wen-yuan son
expulsados del partido. -En agosto, XI Congreso del
partido. -Purga de 40 % del comité central, y rehabi-
litación de todos los dirigentes condenados durante la
revolución cultural, excepto Liu y Peng Chen; la reha-
bilitación más notable es la del general Luo Rui-ching,
que conspiró para asesinar a Mao en febrero de 1966.
-Se inicia un proceso de «derechización" de la revo-
lución china desde los niveles básicos.

.,

También podría gustarte