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Con este trabajo escrito hace 15 años, cosa que hay que tener en cuenta, el comunista Ludo
Martens se atrevió a contradecir el pensamiento único. Bombardeados por la propaganda de
los reaccionarios, parecía difícil atreverse a cuestionar tantas mentiras. Sin embargo, el autor
expone su postura sobre la base de una colección completa de la información. El análisis de
clase se enfrenta a las mentiras y medias verdades del imperialismo, y también del imaginario
colectivo. Pero como dice el autor: "La arrogancia del imperialismo no nos impresiona, al
contrario, estamos seguros de que las personas que mantienen el espíritu lúcido, que no
padecen la histeria anti-socialista, se verán obligadas a pensar seriamente sobre lo correcto de
nuestras posiciones, después de escuchar nuestra evidencia y nuestros argumentos."
Seis meses antes de los sucesos tuvo lugar en Timisoara tuvieron lugar los de Tiananmen. Los
medios de comunicación del mundo "libre" que enseñaron su macabra fisonomía en el
momento de entrada en la fase de "osario de los 4.630 cadáveres horriblemente mutilados" en
Timisoara, una vez demostrada su prioridad política al servicio de la contrarrevolución, los
eventos de la Plaza de Tiananmen en mayo y junio de 1989. La noche de la intervención del
Ejército Rojo *, imágenes de televisión nos mostraron que los tanques chinos aplastaron a los
cientos de pacíficos de estudiantes en la Plaza de Tiananmen. El 5 de junio, Amnistía
Internacional, la máquina especializada para la creación de mentiras en lo que respecta a la
lucha nacionalista y los países socialistas, dio la cifra de un mínimo de 1.300 muertos, y
algunos estudiantes aplastados por los tanques sanguinarios mientras dormían apaciblemente
en sus tiendas.
Un año después de los sucesos de Tiananmen tenemos suficiente información fiable como
para elaborar un análisis de clase objetivo. Pero para entender los intereses políticos y
económicos protegidos por el "movimiento por la democracia", de abril a junio de 1989 en
Pekín, nos encontramos con tres fenómenos negativos que se han desarrollado entre 1979 y el
año fatal de 1989.
El ascenso del capitalismo y del revisionismo en China
Hablemos primero de la esfera económica. Los diez años de reformas de Deng Xiaoping
contribuyeron a un progreso material innegable. Pero también han aumentado la influencia
del capitalismo y el imperialismo en China, aumentando la base económica de las nuevas
clases sociales que aspiraban a una contra-revolución. La liberalización y desatar las fuerzas del
mercado, propulsaron fuerzas económicas que se oponen al socialismo que, tarde o temprano,
se lanzarán a una lucha por el poder. Sucedió con el supuesto "movimiento por la democracia"
en la plaza Tiananmen.
De Acuerdo con Beijing Information, China había firmado a finales de 1988 16.325 ofertas de
importación de capital extranjero por un total de 79,2 mil millones de dólares. De este monto
recibió préstamos de 33 millones de dólares y 11,5 millones de dólares en inversiones directas.
Los mayores inversores son Hong Kong, con 8 millones de dólares, Japón con 2 mil millones y
los Estados Unidos con 1,7 millones (1).
Con los inversores extranjeros, los ideales económicos del imperialismo mundial entraron en
China. Así, el 12 de septiembre de 1988, Zhao Zhiyang dio la bienvenida a Milton Friedman **
y elogió sus ideas económicas. Lee Laccoca, el presidente de Chrysler, impartió conferencias
sobre el espíritu empresarial en el Salón de la Asamblea del Pueblo (2). Según la agencia de
noticias china, la Comisión para la Reforma del Sistema Económico celebrada a finales de 1988:
"En el marco de la reforma económica de China, no hay nada que no esté abierto a la
participación extranjera, como el estudio de la transformación del sistema económico". En el
curso de ese año, la Comisión escuchó la opinión de 1.500 expertos extranjeros, y concluyó
que podía "aprender mucho del desarrollo económico de Occidente". A China fueron invitados
los expertos occidentales, especialmente en el campo de las finanzas, en el ámbito de la
gestión empresarial, de la formación de precios, de la política de inversión y del control de la
inflación. Sus puntos de vista "aportaron una contribución positiva tanto práctica como
teóricamente a la reforma económica." (3)
Durante los últimos diez años, decenas de miles de estudiantes chinos estudiaron en Estados
Unidos. El Partido Comunista de China extendió el culto de los logros tecnológicos de los
Estados Unidos y la sociedad de consumo estadounidense. Las consecuencias negativas no se
hicieron esperar. Cientos de miles de intelectuales comenzaron a escuchar las radios del
imperialismo: La Voz de América y la BBC.
Una política razonable para un limitado desarrollo de un sector capitalista en China se salió,
terminando en una marea salvaje de empresas capitalistas. Según las estadísticas oficiales, en
1988, el 22% de la inversión inmobiliaria fue realizado por sector privado por un importe de
100 mil millones de yuanes, un aumento del 25% respecto al año anterior. El valor de la
producción industrial en el sector privado registró un aumento del 46% en ese mismo año, la
producción de las empresas rurales, a menudo muy cerca de una empresa privada, se
incrementó en un 35%. (6)
La publicación Far Eastern Economy Review estimó que en 1988 el 37% de la producción
industrial se había llevado a cabo por los sectores de la propiedad privada y colectiva, un
porcentaje que tendría que pasar del 50% en 1993 (7). El Business Week, por su parte, saludó,
en el momento en que los hechos tenían lugar en Pekín, "la aparición de nuevos empresarios
prósperos en China. (...) Las empresas privadas por medios no autorizados para recaudar
dinero. (...) La nueva China está asfixiando a la China tradicional en el dominio de los capitales"
El segundo fenómeno que marcó la evolución de China entre 1979 y 1989 se encuentra en el
campo político, que vio el surgimiento de una nueva fuerza política contra-revolucionaria.
Wei Jing-Sheng es el hombre que, entre 1978 y 1979, sostuvo con más fuerza las concepciones
políticas del imperialismo. Logró cierta fama en la derecha occidental diciendo que China
necesitaba una quinta modernización: la democracia. Lo que se esconde la palabra
"democracia" es evidente cuando una persona se toma la molestia de leer el programa de Wei.
Ésta es su tesis: "las democracias burguesas occidentales permiten que los ciudadanos puedan
expresar su voluntad a través de las elecciones y decidir el futuro del país (...) Esta es la razón
por la que ningún político burgués puede ignorar las opiniones de la gente sobre cualquier
tema. (...) La base económica sobre la que se mantienen los gobiernos democráticos es el
sistema de libre empresa. (...) En Occidente, los trabajadores pudieron enviar delegados
obreros a los consejos de administración, ocupando allí la mitad de los puestos. (...) En la
rivalidad que opone el capital al trabajo, los trabajadores están, de hecho, en mejores
condiciones en un sistema donde la mayoría puede decidir la política. (...) Hago un
llamamiento a los que piensan así ponerse detrás de la bandera de la democracia. El socialismo
marxista es, sin excepción, una dictadura antidemocrática. (...) Tenemos que enfocar nuestra
ira contra el sistema de justicia criminal que trata al pueblo de esta forma tan en escandalosa"
(13).
Cuando, entre 1985 e 1986, un movimiento estudiantil se desarrolló en las grandes ciudades
chinas, "las emisiones de La Voz de América desempeñaron un papel determinante", como lo
confirmaría un periodista norteamericano expulsado de China por actividades de espionaje
(14). Con ocasión de estas primeras acciones estudiantiles, el profesor Fang Lizhi declaró que
China tenía que abandonar el marxismo, ropa vieja de segunda mano. Wang Ruowang reclamó
una "reevaluación completa del desastre creado por Mao Zedong". Lui Binyan denunció "la
dictadura feudal-fascista" del Partido Comunista y afirmó que el capitalismo era superior al
socialismo (15). Tales afirmaciones encontraron grande eco en la fracción de los estudiantes y
de los intelectuales que tenían como modelo a las elites dos países imperialistas e
neocoloniales.
Durante los años 1987 y 1988, estos elementos, alimentados diariamente por las emisiones de
La Voz de América, pudieron difundir ampliamente sus ideas en las universidades: el Partido
no hacía allí ningún trabajo político digno de tal nombre.
En el año 1988, los núcleos contra-revolucionarios prepararon acciones de masas para celebrar
los tres aniversarios que debían brillar el año siguiente: el 70 aniversario del Movimiento
Cuatro de Mayo***, el 200 aniversario de la Revolución Francesa y el 40 aniversario de la
Revolución china. Así, el 6 de enero de 1989, Fang Lizhi le escribió una carta a Deng Xiaoping
en la que mencionaba estas tres fechas y pedía que estos acontecimientos fuesen celebrados
con liberación de Wei Jing-sheng, indicando con claridad la plataforma política con la que
pensaba actuar. Siguiendo a Fang, 33 intelectuales repitieron en una carta abierta la
reivindicación de la liberación de Wei. Entre los firmantes, Su Shaozhi, que fue un alto cargo,
hasta 1987, del Instituto de Marxismo-Leninismo y del Pensamento Mao Zedong. A principios
de marzo de 1989, 42 personalidades de los medios científicos y académicos, entre los que se
encontraban varios miembros de la Asamblea Popular, firmaron otra carta abierta también
exigiendo la liberación de Wei. Esta marea de cartas, orientada sobre Wei y sus ideas políticas,
suscitó muchas discusiones entre los estudiantes. Así fue cómo comenzó la preparación
política de la protesta de abril y mayo de 1989.
El Partido al borde de la ruptura
Hu Yaobang, nombrado Secretario General del Partido en 1982, fue el representante más
destacado de esta corriente. En 1981, su grupo denunció "la teoría según la cual las clases y la
lucha de clases existen durante cada periodo socialista, existiendo burguesía en el interior del
Partido comunista" (16). Cuatro años más tarde, Hu declaraba: "tomamos la decisión de no
utilizar a partir de ahora la expresión de elemento anti-partido y anti-socialista" (17). Hu
aseguraba, con estas tesis, la tranquilidad a los elementos podridos, a los burócratas, a los
corrompidos y a los revisionistas. En 1988, Hu fue reemplazado por uno de sus cómplices en la
fracción revisionista, Zhao Zhiyang.
Para señalar el viraje ideológico, Beijing Infomation escribía en 1988: "Kruschev conoce un
resurgimiento de popularidad en China". Y: "Stalin fue un dictador, en absoluto un
revolucionario". Hubo un apogeo de las traducciones al chino de la literatura anti-estalinista
publicada esos últimos años en la URSS, entre las que figuraban Las memorias de la maestra de
Stalin. Cuando algunos comienzan a denigrar a Stalin es necesario tender el verdadero mensaje
que quieren dar.
Así, el profesor Lu Congming, de la Escuela del Partido que dependía del Comité Central,
aspiraba a que "la naturaleza de nuestra época cambie a medida que se pasa de la etapa
imperialista a la del capitalismo social" (18). ¡Es el peligro de la negación del imperialismo,
tanto para el Tercer Mundo como para China! Y proseguía: "el capitalismo desarrollado puede
producir elementos socialistas y pasar al socialismo de forma pacífica. (...) Tanto la economía
socialista como la economía capitalista son economías de mercado socializadas. (...) O
capitalismo contemporáneo es un buen modelo para el mercado socializado". Cando
escuchamos barbaridades como éstas, comprendemos el furor de Mao Zedong que, en plena
Revolución Cultural, criticaba las "mezclas de los revisionistas contra-revolucionarios" (19). El
profesor Lu lanza después de un panegírico del capitalismo: "Vemos allí un cambio de la
propiedad de los medios de producción, la propiedad social reemplaza a la propiedad privada.
Por otro lado, asistimos a la participación de los obreros en la gestión de su empresa. El
macrocontrol del Estado sobre la economía es, de hecho, el principio de la economía
planificada. La nueva repartición de las rentas por el gobierno y el desarrollo de la seguridad
social contribuyen a debilitar las diferencias entre ricos y pobres". Este revisionista presenta el
capitalismo como una sociedad que ya realizó las promesas del socialismo; después predica
para China una política capitalista como mejor forma de desarrollar el capitalismo... ¡Qué
curioso parentesco ideológico entre Wei, siempre en prisión, y el profesor Lu, que enseña a los
cuadros superiores del Partido!
La situación se vuelve más grave cuando la misma orientación política es expresada por Zhao
Zhiyang, que en 1988 afirma: "el Partido Comunista Chino va a trabajar conjuntamente con el
Kuomintang de China para la reunificación en el plazo más breve. Los dos lados del estrecho
(es decir, China y Taiwán) tienen muchísimo en común desde el punto de vista político,
económico y cultural. Ambos desean la cooperación, el desarrollo conjunto de la economía
nacional, mejorar el nivel de vida y una China próspera, poderosa y moderna" (20). Esta
concepción de la convergencia entre la China socialista y Taiwán, el reino de las
multinacionales y del capitalismo salvaje, muestra lo correcto de la observación de Milton
Friedman: los grandes capitalistas chinos de Taiwán, Hong Kong y Singapur empujan al
continente hacia la restauración capitalista.
La caída de Hu Yaobang debilitó al núcleo revisionista en la cabeza del Partido. Sin embargo,
Deng Xiaoping nombra a otro representante de la misma corriente, Zhao Zhiyang, como nuevo
Secretario General.
Pero en el curso de la lucha que lleva a la caída de Hu, las posiciones de la izquierda del Partido
reciben un eco crecente. Chen Yun declara: "la fuente de la liberalización burguesa se
encuentra en el sector económico. Una economía planificada es socialista, una economía de
mercado es capitalista y promover una economía de mercado es promover el capitalismo"
(23). Denunciando la vía capitalista, Chen Yu critica también la corrupción que lleva asociada:
"los dirigentes del Partido tienen que dar ejemplo al pueblo. Deben estar a la cabeza de la
lucha por la eliminación de la corrupción de la clase capitalista y las negativas tendencias que
provienen de la misma. Muchas empresas son dirigidas por familiares cercanos de dirigentes.
Éste es un problema muy grave" (24).
En 1988, Zhao Zhiyang, el nuevo Secretario General, continúa protegiendo a los grupos
revisionistas colocados por Hu Yaobang en la dirección de ciertas instituciones del Partido,
permitiéndoles, incluso, extender su influencia. En 1986, el colaborador más cercano de Zhao,
Bao Tong, autorizó la creación en Pekín dos Fondos para la reforma y la apertura de China,
financiado por Georges Soros, un importante hombre de negocios americano (25). El entorno
de Zhao Zhiyang defiende el siguiente punto de vista, expresado por intelectuales chinos
residentes en los Estados Unidos: "creemos que un cambio en el sistema de propiedad del
Estado no solo es una necesidad histórica sino que es realizable en la práctica. Nuestro
proyecto es este: organizar un programa global de privatización del sistema de propiedad
estatal" (26). En noviembre de 1988, Li Yining, profesor de laiu Universidad de Pekín y
colaborador próximo de Zhao, remarca: "El objetivo final es la creación de mercados bien
gestionados, de tipo capitalista, para bienes, finanzas, trabajo y vivienda" (27). Esta posición es
confirmada por un otro colaborador de Zhao, Chen Yi-zi: "Zhao estaba convencido de que una
economía planificada de tipo estalinista no podía hacer avanzar a China y que era necesario
una economía de mercado" (28).
A finales de diciembre de 1988, la lucha entre los revisionistas y los marxistas-leninistas conoce
un segundo auge. Una persona cercana a Zhao Zhiyang reúne a trescientos intelectuales en un
seminario en el que los "reformadores" célebres del Partido, como Yan Jiaqi e Su Shaozhi,
toman la palabra para denunciar las campañas pasadas contra el liberalismo burgués. Los
textos, una impetuosa defensa del capitalismo, son publicados posteriormente en el World
Economie Herald de Shangai. En su editorial, el periódico precisa: "hay que tomar
valientemente el ejemplo de las formas democráticas modernas desarrolladas en el
capitalismo occidental" (31). Esta agitación de derechas por parte dos intelectuales
reformadores del Partido influyó directamente sobre los medios estudiantiles de la capital.
Chen Yun declara en ese momento que "todo el frente ideológico está ocupado por la
burguesía, no queda nada proletario". Wang Zhen y Po Yipo insisten, por tres veces y en el
entorno de Deng Xiaoping, en la necesidad de reemplazar a Zhao Zhiyang del puesto de
Secretario General. En marzo de 1989, Li Sien-nien va a casa de Deng para insistir de nuevo en
la necesidad de esta dimisión, que podría realizarse en la cuarta sesión plenaria prevista para
las próximas semanas (32). El movimiento estudiantil se pone en marcha en abril en medio de
estas luchas dentro del Partido Comunista.
Nuestros medios de comunicación nos contaron que los estudiantes de Pekín se manifestaban
por reivindicaciones democráticas y contra la corrupción, y que de ninguna manera querían
derrumbar el régimen socialista. Como prueba hasta cantaban la Internacional. ¿Puede existir
confirmación más brillante de que bajo el socialismo la democracia es imposible? Una
camarilla de viejos burócratas, que se sintieron superados, destrozó en un baño de sangre un
movimiento inocente e ingenuo.
Toda la derecha, desde el PSC (Partido Social-Cristián) hasta el Vlaams Blok (Vlaams Belang
desde 2004), nos presentó esta versión. Los trotskistas desplegaron una actividad febril, tras la
represión del movimiento pro-imperialista, para conseguir que la izquierda belga defendiera a
los "estudiantes". Reclamaron el apoyo de centenares de progresistas a una petición que decía
que los estudiantes "exigían, de hecho, una democratización del socialismo" que también
declaraba que "el pretexto de que la contra-revolución está levantando la cabeza es
inaceptable" (33). Por el contra, nosotros afirmamos que actuando de esta forma los
trotskistas estaban comportándose como verdaderos agentes del imperialismo americano y
del fascismo de Taiwán. El lector juzgará si esta acusación es fundada o no.
Horas después de la intervención del ejército, el 4 de junio de 1989, Shaw Yuming, vocero del
gobierno de Taiwán, declara: "aunque que algunas personas crean que este movimiento
estudiantil representa solo una lucha en el seno del sistema y es un movimiento revolucionario
dirigido contra el Partido Comunista, tenemos que subrayar que, si se examinan bien las cosas,
vemos que su lema "la democracia o la muerte" y el hecho de erigir la estatua de la "diosa de
la libertad" sobre la Plaza de Tiananmen, prueban de manera evidente que luchan por una
democracia de estilo occidental." (34) Dos semanas más tarde, el vocero del gobierno de
Taiwán informa a un periodista japonés: "señor Yuan Mu, el vocero del gobierno de Pekín
afirmó que los manifestaban buscaban derrumbar el régimen socialista (...) Decía la verdad.
Ciertas personas, como Fang Lizhi y otros intelectuales, son perfectamente conscientes de lo
que exigen. Pero muchas personas pedían solo algunos cambios; no conocían las implicaciones
lógicas de lo que reclamaban (...). En una revolución unos son jefes y otros seguidores. Los
jefes saben lo que quieren, pero los seguidores tan solo tienen una vaga idea de lo que hacen.
Muchas personas que estaban en la Plaza de Tiananmen pensaban que pedían solo algunos
cambios, pero no sabían que se trataba de una revolución para salir del sistema." (35)
Por una vez, el Partido Comunista Chino y el partido fascista de Taiwán están de acuerdo en
una cuestión. Una cuestión importante: el movimiento "democrático" de Pekín tenía
absolutamente un carácter contra-revolucionario.
Para juzgar si esta estimación está fundamentada, es importante analizar, con toda
objetividad, el programa político preparado por el núcleo dirigente en la Plaza de Tiananmen.
El movimiento, previsto originalmente para el 4 de mayo de 1989, fue preparado durante todo
el año 1988. A comienzos del año 1989, Fang Lizhi, el padre espiritual indiscutible del
movimiento, visita las capitales occidentales con el objetivo de recabar apoyos para el
inminente movimiento.
En el Libération del 17 de enero de 1989, Fang Lizhi publica un artículo titulado "China necesita
democracia", consigna repetida después por el movimiento estudiantil de Pekín. Denigrando
los 40 últimos años de construcción socialista, Fang Lizhi declara: "la lógica solo lleva a una
conclusión: las desilusiones de los últimos 40 años deben ser atribuidas al sistema social (...). El
socialismo, en su modelo Lenin-Stalin-Mao, fue completamente desacreditado." Partidario de
la introducción de las leyes del capitalismo en China, añade: "¿Puede una economía libre ser
compatible con el modelo específicamente dictatorial del gobierno chino? Una mirada sobre la
China de 1988 prueba que la única respuesta es no. China difiere de otros países en que su
sistema de dictadura no es quién de soportar una economía totalmente libre. Y esto es porque
la dictadura socialista está íntimamente vinculada a un sistema de "propiedad colectiva" y a su
ideología fundamental es antagónica a los derechos de propiedad requeridos por una
economía libre."
Fang Lizhi continúa precisando que entiende la expresión "libertad de prensa" como la libertad
de expresión para la ascendente clase de los capitalistas chinos: "el editor de un periódico de
Cantón escribió recientemente que la función de su periódico era escribir, no en nombre del
PCCh, sino no de la clase media emergente de Cantón."
Y para rematar su artículo, Fang Lizhi precisa la táctica que hay que seguir, inspirada
ampliamente por las experiencias polaca y húngara: "la democracia es algo más que un
eslogan: ejerce una presión consustancial a ella. El fin de esta presión es obligar a las
autoridades, progresivamente a través de medios no violentos, a aceptar cambios en la
dirección de la democracia política y de la economía libre." (36) En el momento de que el
supuesto movimiento por la democracia fue lanzado sobre Pekín, sus diferentes voceros,
cuando negociaban perspectivas económicas y políticas de China, solo repetían estas
orientaciones.
Tres meses después de la represión del movimiento, sus principales líderes se reencuentran en
París para crear la Federación para la Democracia en China. Elijen su dirección: Yan Jiaqi,
principal dirigente de los intelectuales de la Plaza de Tiananmen, Wuer Kaixi, próximo a Zhao
Zhiyang y principal dirigente estudiantil y Wan Runnan, uno de los más importantes
capitalistas de la República Popular.
Desde el momento en que este programa fue publicado, el paralelismo entre la política de los
fascistas de Taiwán y los dirigentes de Tiananmen tenían que alarmar a todos los progresistas y
anti-imperialistas. Desde entonces, las posiciones de estos dos grupos anticomunistas no
hicieron otra cosa que plantearse.
Antes de un auditorio de San Francisco, Shaw Yuming, director general de información del
gobierno de Taiwán declara: "el gobierno de la República de China (Taiwán) siguió de cerca el
movimiento estudiantil desde un primer momento y estudió diversas contra-estrategias. Sin
embargo, para no dar ningún pretexto a los comunistas chinos para suprimir el movimiento,
debimos adoptar una actitud extremadamente prudente. (...) Nuestra esperanza es utilizar el
modelo de desarrollo de Taiwán como base para alcanzar nuestro objetivo: la reunificación de
China bajo un sistema libre e democrático. (...) Los Chinos del continente, de Taiwán, de Hong
Kong, de Macao, de los Estados Unidos, de Canadá, de Europa y de la región oriental de Asia
llegaron al consenso, después de la matanza de Tiananmen, de acabar con la tiranía de los
comunistas chinos." (40) Esta orientación política de Taiwán, es repetida prácticamente
palabra por palabra por el vocero de los intelectuales del movimiento de Pekín, Yan Jiaqi. El 28
de julio de 1989, con motivo de la primera sesión del Congreso de los Estudiantes Chinos en los
Estados Unidos, en Chicago, declara: "Las contribuciones deben venir de los chinos de ultra
mar. Los comunistas chinos pueden controlar al pueblo con tanques, pero no pueden suprimir
la empresa privada fuera de China. La democracia depende de la expansión económica. La
fórmula de que Taiwán tuviera un gobierno democrático bajo la dirección de la República de
China no es bienvenida. Lo importante no es que China esté dividida entre fuerzas socialistas e
capitalistas, sino que unas son dictatoriales y otras democráticas. Para nosotros, cualquiera
que apoye la dictadura es nuestro enemigo y cualquiera que se oponga a la dictadura es
nuestro amigo. El pueblo de Taiwán luce alta la bandera democrática. Esto, pienso, es la base
fundamental para la reunificación de Taiwán y de la China continental." (41)
Yan Jiaqi, el pensador del movimiento "democrático", fue a Taiwán el 8 de mayo de 1990, para
declarar esto: "Para la democratización de la China continental, la experiencia de Taiwán tiene
un gran valor de referencia." (48)
El segundo héroe de la Plaza de Tiananmen era Wuer Kaixi. El 29 enero solicitó una entrevista
con John Chang, el director del departamento de negocios chinos del Kuomintang, es decir, el
jefe de los servicios secretos de Taiwán en la República Popular. Nuestro demócrata le declaró
a los fascistas: "la comunicación entre los chinos anticomunistas es el primer paso de cara a la
unidad." (49)
Su Hsiao-kang, el célebre escritor, llegó a Taiwán a comienzos de enero acompañado por otros
cuatro escritores, militantes de la Plaza de Tiananmen. Allí denunció: "el totalitarismo de tipo
estalinista impuesto por Mao Zedong". Según la prensa de Taiwán, "criticó a Taiwan por la
poca contundencia de su apoyo al movimiento democrático del continente". Siempre según la
prensa del Kuomintang: "Su afirmaba que ciertos miembros de la Federación para la
Democracia en China pensaban que la acción sangrienta y la guerra civil eran inevitables en el
combate por la democracia." (50)
Yueh Wu, dirigente del Sindicato Obrero de Pekín, muy bien considerado por nuestros
trotskistas, llegó el 16 de enero a Taiwán, ¡invitado por la Liga Anticomunista Mundial! (51)
En enero, todos los dirigentes de la Federación, liderados por el Secretario General Wan
Runnan, así como cincuenta estudiantes y escritores del movimiento de Tiananmen, fueron
invitados a Taiwán. Un cuadro del Kuomintang declaraba: "hoy es un secreto público que todos
los grupos importantes del movimiento democrático reciben la mayor parte de sus fondos de
ayuda de Taiwán." (52)
Estas informaciones pueden provocar escalofrío a todos los que creyeron, en un momento u
otro, que los estudiantes de Tiananmen eran unos mozos ingenuos, políticamente vírgenes.
Ahora, las pruebas son contundentes: para toda la dirección de este movimiento, la "libertad"
es la libertad de la empresa capitalista y de la explotación, la "democracia" y el
multipartidismo es la vuelta del partido fascista del Kuomintang y de sus escuadrones de la
muerte a China. La gran campaña anticomunista que Amnistía Internacional lanzó en mayo de
1990 tenía por lema: "El año pasado, la primavera florecía en China llena de esperanzas". (53)
Una expresión claramente política que repite la versión difundida por los estrategas del
imperialismo: el movimiento por la democracia era una primavera llena de esperanzas. Ahora
bien, si Amnistía Internacional quiere hacer política (y la hace con gran refinamiento), no
puede impedir un debate abierto en sus filas sobre el análisis de este movimiento. Y un análisis
objetiva lleva a una conclusión indiscutible: este movimiento apuntaba hacia el
restablecimiento de la dominación neocolonial sobre China y al renacimiento de la dominación
fascista del Kuomintang. Y ésta es la orientación que defiende Amnistía Internacional-Bélgica
bajo el pretexto de "no hacer política".
Como respuesta, el Buró Político del Partido Comunista denuncia el 26 de abril "una
conspiración organizada" y "una agitación que intenta acabar con la dirección del Partido
Comunista y con el sistema socialista".
El 2 de mayo, el grupo estudiantil envía una petición al Partido en la que afirma responder a la
oferta de diálogo hecha por el gobierno. Cuando se estudia esto minuciosamente, se
comprueba que este grupo no busca de ningún modo el diálogo, sino el enfrentamiento y que
su fin último es la caída del Partido Comunista. En el primer punto, demandan "la igualdad
absoluta" entre las dos partes, los estudiantes y las autoridades nacionales, con la presencia de
los responsables más altos del Partido y del Estado. Los estudiantes deben ser representados
por la Federación Autónoma de los Estudiantes, lo que implica el reconocimiento oficial de las
organizaciones anti-socialistas. El grupo demanda también que el encuentro sea retransmitido
íntegramente por la televisión, facilitando así a implantación de la organización anticomunista
en el conjunto del país. (55) Comprendiendo perfectamente el sentido político de esta táctica,
una revista del gobierno norteamericano declara: "si esta petición fuese concedida, los
estudiantes obtendrían la legalización de la primera organización política completamente
independiente de la historia de la República Popular y la negación de los cuatro principios
fundamentales de Deng Xiaoping." (56)
Una revista del gobierno norteamericano hizo, poco después, el siguiente análisis de la
intervención de Zhao: "a pesar de la enorme dimensión de las manifestaciones, todavía no
constituyen una rebelión popular. Estas manifestaciones solo fueron posibles en el momento
en el que los manifestantes vieron que tenían la simpatía de una fracción del Partido y del
aparato gubernamental, que veían en las manifestaciones una ayuda en sus combates contra
los conservadores. Este proceso comenzó después del discurso del 4 de mayo de Zhao." (57)
Muchos miembros del Partido Comunista son desorientados por las apreciaciones sobre el
movimiento estudiantil que vienen de la dirección del Partido. Zhao da instrucciones a todos
los medios de comunicación para que apoyen el crecente movimiento. Gracias a los medios de
comunicación, el movimiento estudiantil se transforma en movimiento popular. Después de la
declaración de la ley marcial, el 20 de mayo, y hasta el 25 de mayo, la prensa, la radio y la
televisión llaman a la población a oponerse a la entrada del ejército en Pekín. (58)
El 17 de mayo, Yan Jiaqi, uno de los principales dirigentes del movimiento y colaborador
próximo de Zhao, publica el Manifiesto del 17 de Mayo. En él apoya a Zhao Zhiyang contra el
"emperador" Deng Xiaoping y contra "el gobierno bajo el control absoluto de un dictador". Yan
escribe: "¡Abajo la editorial del 26 de abril! ¡Abajo a dictadura! ¡Viva el espíritu de oposición a
la tiranía!" Su manifiesto es publicado el día siguiente por la prensa de Taiwán. (59) Desde ese
día, el núcleo dirigente del movimiento habla abiertamente de la eliminación de la izquierda
marxista del gobierno.
Pero terminando mayo de 1989, la gran mayoría del comité central del Partido, liderada por
Deng Xiaoping y Li Peng, se une contra la fracción pro-capitalista de Zhao Zhiyang. (62)
El 1 de junio, el cuartel general de los estudiantes en Tiananmen demanda el fin de la ley
marcial y la retirada de las tropas. Anunciando la violencia que llega, afirma: "si estas
reivindicaciones no son aceptadas, los estudiantes están preparados para sacrificar sus vidas."
(63)
Después de una campaña de información de dos semanas, durante la cual las autoridades no
aplicaron la ley marcial, deciden desocupar la Plaza por medio del ejército y de las fuerzas del
orden. El 2 de junio, envían soldados desarmados para hacer que los estudiantes se marchen.
No es de ningún modo una "provocación", como dice la prensa anticomunista. El envío de
soldados sin armas corresponde perfectamente con la fase de decadencia del movimiento y la
voluntad del Partido de acabar con los desórdenes sin violencia, política practicada desde hacía
seis semanas y absolutamente impensable en cualquier país imperialista. Este 2 de junio, los
soldados desarmados son atacados, golpeados y hechos prisioneros por estudiantes y
elementos desclasados.
Otro periódico mural del 23 de abril sigue textualmente la propaganda de Taiwán: "la
democracia y la libertad es el fin de nuestra huelga. La lucha es inevitable, hay que aceptarlo
sin temor. Habrá víctimas, pero el sacrificio vale la pena. ¿Podemos aceptar el dolor de haber
nacido en la esclavitud? Nacemos libres, ellos quieren hacernos esclavos." (66) Es una táctica
puesta a punto desde hace tiempo por la CIA para la lucha en los países socialistas: evitar tanto
tiempo como sea posible el enfrentamiento directo con los órganos de la dictadura del
proletariado; ganar una vasta influencia entre las masas vacilantes proclamando su voluntad
pacifista; preparar psicológicamente el enfrentamiento inevitable para, finalmente, destacar
que las autoridades pusieron en marcha la agresión y que los manifestantes tenían derecho a
la legítima defensa.
El 13 de mayo, los dirigentes deciden dramatizar la lucha comenzando una huelga de hambre
de 3.000 estudiantes. Preparando el enfrentamiento, hablan cada vez más a menudo de la
muerte. En la petición de la huelga de hambre, los estudiantes de la universidad de Pekín
hablan del momento crucial, de vida o muerte, que decidirá la supervivencia o el hundimiento
de la nación. "La muerte no es nuestro fin. Pero si la muerte de una persona puede mejorar la
vida de muchos otros, se puede conseguir una nación próspera y poderosa, entonces no
tenemos el derecho de actuar vilmente." (67) Un profesor chino de inglés explica a un
periodista de Libération la táctica seguida por el movimiento. "La dirección del Partido
comunista debe, primero, reconocer la asociación de estudiantes y la legitimidad de nuestro
movimiento. Pero estas son solo nuestras primeras demandas. Deben abandonar la plaza. Y si
utilizan la violencia, pasará en China como en la Francia de 1789, la toma da Bastilla." (68)
El martes, 30 de mayo, una bandera ondea sobre la Plaza de Tiananmen: "el 1789 de China",
abiertamente apelando a una revolución para derrocar al régimen. Wang declara a un
periodista de Libération: "la historia prueba que no se puede conquistar la libertad sin el
recurso de la violencia. Es lamentable, pero la sangre debe fluir. En China no llegó todavía el
momento. La violencia nos aislará de las masas. Primero tenemos que despertar al pueblo y
ganar su apoyo para la causa de la democracia." (70)
No será hasta las 21 horas del 3 de junio, antes da intervención das fuerzas del orden, cuando
Chai Ling demanda a los estudiantes de la plaza levantar la mano y jurar: "por el progreso de
nuestro país hacia la democracia, por la prosperidad de nuestro país y para impedir que un
millón de chinos mueran en la guerra, juro proteger la Plaza de Tiananmen y la República con
la vida. Nuestras cabezas pueden ser cortadas y puede derramarse nuestra sangre, pero la
plaza del pueblo no se puede perder. Estamos listos para pelear hasta el fin hasta el último de
nosotros." (71)
El periódico Libération describe los acontecimientos del viernes, 2 de junio, en estos términos:
"las masas se lanzaron encima de los militares, la inmensa mayoría muy nuevos y sin armas.
Miles de soldados fueron hechos prisioneros. Sus oficiales les ordenaban no resistir." (73) El
sábado, 3 de junio, a las 15 horas, el periodista de Libération anota que manifestantes
prendieron fuego a vehículos militares. Y continúa: "armas, recogidas de uno de los vehículos,
se presentan. Pekín tiene ya, esta tarde, un aire de motín." "Sin violencia no podemos lograr
cambios. Debemos prepararnos para eso. No tememos a la violencia", grita un obrero. Esta
violencia ya está en el aire. El sábado, a las cinco de la tarde, en el Palacio del Pueblo, jóvenes
patrullan con piedras y largos palos cogidos de las manos de los policías. "Estamos preparados
para el sacrificio", clama un orador improvisado. "Si cae un de nosotros, serán un millón los
que se levanten". Las masas gritan: ¡abajo el régimen fascista! Cada vez más gente habla de
"responder a la violencia del Estado." (74) Leemos en Le Soir: "a lo largo de kilómetros, tanto
en el oeste como en el este de la Plaza de Tiananmen, la avenida Chang'an no es más que una
sucesión de barricadas." (75) El periódico derechista The Far Eastern Economie Review escribe:
"En la tarde del 3 de junio, una nueva intervención de soldados a pie y desarmados fue parada
delante del Hotel de Pekín, pero esta vez, algunos soldados son golpeados brutalmente por
bandas de jóvenes criminales que aparecieron por vez primera en la Plaza de Tiananmen con
barras de hierro y palos. Durante varios incidentes, varios soldados perdieron la vida,
golpeados por manos y piedras. En Chong Wen Men, el cuerpo de un soldado fue quemado. En
otro incidente, manifestantes mutilaron el cuerpo de un soldado." (76) Un ciudadano belga en
Pekín declara por teléfono: "primero enviaron los tanques del 38º Ejército contra los
ocupantes de Tiananmen. Trataron de que no hubiese violencia. No lo consiguieron, hubo
murtos en sus filas." (77)
¿Quiénes son estos grupos de asesinos? Johan Galtung examinó los vídeos de la violencia y
escribió: "se mueven rápido y mucho, lanzan cócteles molotov, sabiendo exactamente cómo
destruir un vehículo, hasta un tanque. Aparentemente, tienen unos treinta años." (78)
Podemos razonablemente pensar en agentes venidos de Taiwán, esa base mundial de
escuadrones de la muerte, agentes que pudieron actuar desde hace tempo gracias a la
pasividad y la laxitud del gobierno, y tiene un papel importante en esta violencia. Taiwán tenía
intereses en que el movimiento rematara violentamente y tenga los medios para realizar las
provocaciones necesarias para este fin.
El 4 de junio, era urgente que el ejército interviniera para poner fin a las provocaciones
mortales y a la ocupación de la Plaza de Tiananmen.
Desde el 1 de junio, La Voz de América informaba sistemáticamente que unidades del ejército
estaban a punto de enfrentarse entre ellas, que los soldados se negaban a imponer la ley
marcial, que el gobierno no contaba con ningún apoyo. En otras palabras, la emisora de radio
de la CIA incitaba abiertamente a la insurrección.
El ejército no podía eclipsarse ante la violencia y los asesinatos, tampoco podía permitir que
los anticomunistas continuasen ocupando el corazón de la capital. Esto sería considerado por
todas las fuerzas anti-socialistas como una expresión de la impotencia del ejército ante las
fuerzas de la contra-revolución, como un indicador de la parálisis y la debilidad del gobierno y,
ya que luego, podía ser derrumbado.
La intervención del ejército para rematar el motín anticomunista se volvía necesaria, pero
constituía, al mismo tiempo, la prueba del fracaso de cierta política. La orientación pro-
capitalista, o pro-imperialista de Hu Yaobang y de Zhao Zhiyang provocó un descontento
justificado en la población, creando una gran confusión política. No comprendiendo el alcance
del programa del núcleo duro de Tiananmen, una parte de la población de Pekín se oponía a la
intervención del ejército.
Para combatir la violencia justificada con la que el país socialista se defendió contra el
imperialismo, los peores fascistas juran por el humanismo y el humanitarismo. Esto demuestra
que cuando una fuerza política comienza a hablar de humanismo es necesario hacer siempre
un análisis de clase. El vocero del gobierno fascista de Taiwán, en lo relativo a las injerencias
norteamericanas en la República Popular de China, comentó: "los Estados Unidos probaron
que eran dignos de ser los dirigentes del mundo libre al mantener muy altos los principios del
humanismo y de los derechos humanos." (80) Ahora, en los primeros meses de 1990, en El
Salvador, grupos fascistas enviados por Taiwán, bombardean ciegamente los barrios populares
da capital, masacrando a la población. En visita a Taiwán, el 21 de febrero de este año, el
presidente salvadoreño, Cristiani, declara: "Juntos seremos quiénes marchemos por el camino
de la libertad y de la democracia." (81) En el momento de la agresión contra Panamá, un
Estado independiente, los Estados Unidos mataron, según Eduardo Galeano, a 7.000 personas.
Todos los crímenes incalificables del imperialismo, sistemáticamente son borrados de la
memoria de nuestros pueblos, mientras que la represión justificada dirigida contra la
subversión imperialista, en Pekín, es recordada por la BBC, diariamente, semana tras semana
desde hace más de un año, como el crimen más grande contra la humanidad. No podemos
estar del lado de los pueblos de El Salvador, de Guatemala, de Granada, de Panamá, de
Argentina, de Filipinas, pueblos aterrorizados por los Estados Unidos y por Taiwán, y no estar
del lado del gobierno socialista chino que combate las tentativas de reconquista de China por
parte de Taiwán y los Estados Unidos.
¿Cómo pensar el futuro de este país inmenso que es China popular, un año después de la
represión del motín contra-revolucionario de Pekín?
Nosotros estamos en desacuerdo con los que hacen de la lucha por la "democracia" la cuestión
esencial. El ejemplo de Tiananmen demuestra claramente que la palabra "democracia",
supuestamente por encima de las clases, se utiliza para propagar el desarrollo libre de toda
clase de organizaciones anti-socialistas y pro-imperialistas. Así, la "democracia" es la consigna
en Taiwán y significa, en este caso, el derecho del partido fascista Kuomintang a regresar a
China. Defendemos el desarrollo de la democracia socialista, es decir, la participación activa y
constante de las masas populares en la edificación del socialismo, en su defensa y en el
perfeccionamiento de su sistema político y económico. El desarrollo de la democracia
socialista está condicionado por la revolucionarización del Partido. Un elevado grado de
democracia socialista depende del trabajo ejemplar de los comunistas, de sus lazos con las
masas, de su estilo de vida simple y de lucha dura, de su espíritu de sacrificio, de su fidelidad,
no en palabras sino en hechos, al marxismo-leninismo y de su capacidad de centralizar todas
las ideas progresistas de las masas.
Nos objetan, en ocasiones, que el Partido Comunista Chino cometió errores y fallos. Eso es
evidente. Pero, ¿cuáles son las conclusiones que se sacan de esta constatación? ¿Situarse en el
campo de la contra-revolución y del revisionismo es la cura para las enfermedades del
socialismo? Todas las corrientes demagógicas acentuaron siempre los errores y las debilidades
del Partido, para impulsar sus concepciones anti-socialistas y contra-revolucionarias.
Los que apoyaron a los héroes de la Plaza de Tiananmen pueden ahora constatar que
apoyaron a una dirección ferozmente anti-socialista y pro-taiwanesa. Los que apoyaron al
moderado, al reformador, al hombre que da pruebas de su flexibilidad y de su voluntad de
diálogo, Zhao Zhiyang, ven hoy que apoyaron una línea política de privatizaciones y mercado
libre. Luchar contra los errores y las debilidades del Partido desde una óptica revolucionaria, y
luchar por la depuración del Partido de los elementos burgueses, oportunistas, burocráticos y
podridos, es luchar por la conservación de los principios marxista-leninistas y por su desarrollo.
Los acontecimientos de China nos mostraron, más de una vez, que bajo el socialismo la lucha
de clases en el Partido es extremadamente compleja. Es necesario adoptar una actitud de
búsqueda, de estudio y de análisis para hallar los intereses reales de clase que se esconden
detrás de algunas proposiciones tentadoras.
Queremos desarrollar esta idea tomando el ejemplo de la demagogia de la prensa burguesa
contra la gerontocracia, los viejos despóticos, los viejos conservadores y corrompidos,
opuestos a la juventud democrática y desinteresada.
Primero, en China, entre los viejos del Partido, hay quienes son de izquierda, de derecha y de
centro. Comencemos por la derecha. En un documento del Partido Comunista Chino de 1984,
leemos: "hay un pequeño número de viejos miembros y personal del Partido que es incapaz de
respetar los principios del Partido. Cuando encuentran una tendencia malsana, la siguen". "En
el momento que se comprometió a hablar de abertura hacia el mundo exterior, ciertas
personas del gobierno y del Partido fueron atraídos por este tema como la miel llama a las
abejas". (82) En la lucha en el seno del Partido, estos viejos defendían las posiciones de Hu
Yaobang y de Zhao Zhiyang y ni el imperialismo ni Taiwan se inquietaron nunca por su edad, ya
que peleaban por la causa buena, la misma que la de estos buenos viejos: el papa de Roma,
Ronald Reagan y Willy Brandt.
Por el contrario, Deng Xiaoping era, para los ojos de Occidente, el prototipo de viejo tiránico y
retrógrado. Y, sin embargo, cuando Deng apoyó la política revisionista de Hu Yaobang y de
Zhao Zhiyang, Occidente no escatimó para él. Deng defendió la política nefasta de Zhao
Zhiyang hasta abril de 1989. Y hasta el momento del comienzo del movimiento estudiantil, la
prensa del Kuomintang mantuvo la esperanza de que Deng se posicionaría del lado de la
reforma y de la democracia. Una revista de Taiwán escribió: "el lugar de Deng en la historia
depende de esta decisión". (83) Durante diez años, el viejo Deng mantuvo una posición
centrista, aunque inclinada más ben hacia la derecha.
Otros viejos, como Chen Yun y Li Sien, criticaron desde hace años varios aspectos de la política
de Deng Xiaoping. Fue Chen Yun el que más fuerte combatió la orientación hacia el mercado
libre y el abandono de la planificación. También es -y vale la pena señalarlo, ya que Chen Yun
representa, a los ojos del imperialismo, a los conservadores y corrompidos- quien con más
constancia criticó todos los casos de corrupción en el seno del Partido.
Resumiendo, la lucha de clases afecta tanto a los viejos como a los jóvenes, a la población y al
Partido. Por tanto, hay que analizar el fondo y la coherencia de las diferentes corrientes
políticas.
¿Cuál es la conclusión que podemos sacar de dos meses de confrontación política en Pekín? La
lucha de clases que se desarrolló en la primavera de 1989 acabó en una importante derrota
para la derecha pro-capitalista del Partido Comunista Chino. Junto a Zhao Zhiyang, fueron
depurados toda una serie de intelectuales de derecha y de extrema derecha, como Yan Jiaqi.
En conjunto, la actual dirección se sitúa más a la izquierda. Las siguientes son algunas
indicaciones, la primera en el campo político e ideológico.
Hay una nueva conciencia del peligro de subversión y de infiltración, organizadas a gran escala
en China por el imperialismo y por Taiwán. El Partido Comunista retoma la concepción de Mao
según la cual la lucha de clases continúa bajo el socialismo, así como que persiste el peligro de
una restauración capitalista. Dentro del Partido Comunista Chino, la política revisionista de
Gorbachov es duramente criticada, lo mismo que su actitud de capitulación ante el
imperialismo. El Partido pone en primer plano el trabajo político e ideológico como principio
directivo. La necesidad de los intelectuales de fundirse con los campesinos y obreros es
reafirmada. Algunos redescubren las obras de Mao Zedong, en un intento de comprender las
características de la lucha de clases.
La importancia de informarse
Sin embargo, la lucha es compleja y su desenlace incierto. Es importante seguir los debates y
analizar los puntos de vista diferentes que se manifiestan en el seno del Partido Comunista
Chino. Queremos subrayar la importancia de obtener información de primera mano sobre las
posiciones de los comunistas chinos. Hay que decir que el desprecio de numerosos
progresistas occidentales a la experiencia socialista de mil millones de personas es
simplemente escandaloso. Los que ni siquiera se toman la molestia de leer los documentos del
Partido Comunista Chino, mantienen fijas, con absoluta arrogancia, sus críticas y sus recetas
infalibles para salvar el socialismo chino. La elemental honradez intelectual nos obliga a seguir
con atención e interés las publicaciones chinas. Allí encontramos tanto análisis pertinentes
como tesis discutibles y, también, puntos de vista revisionistas. Informarse objetivamente
sobre la política del Partido comunista es instructivo en sí mismo. Ni estamos obligados a
emitir un juicio sobre todas las medidas y todas las tesis ni debemos cambiar nuestras
opiniones demasiado rápido y demasiado categóricamente.
¿Podrá el Partido Comunista Chino continuar durante largo tiempo sus esfuerzos de
rectificación y profundizar sus críticas sobre los errores cometidos? Los especialistas de China
manejan varias hipótesis de futuro.
Algunos creen que los revisionistas en el Partido utilizarán un discurso "más a la izquierda"
aguardando el estallido de graves problemas económicos y sociales para volver al poder.
Otros consideran que la rectificación actual política e ideológica será superficial, que el
burocratismo, la corrupción y el parasitismo continuarán difundiéndose y que el proceso de
putrefacción proseguirá, como está sucediendo desde 1978. Los acontecimientos de junio de
1989 tan sólo serían una pausa en la marcha hacia el capitalismo.
La tercera escuela piensa que Deng Xiaoping va a virar de nuevo a la derecha para apoyar otra
tendencia en la línea de la de Hu Yaobang y Zhao Zhiyang. Recuerdan que en febrero de 1989,
Deng todavía afirmaba que el Partido no cometía errores importantes desde 1978. Esta
escuela piensa que Deng regresará a una línea de reformas de tipo capitalista.
Estas tres hipótesis hablan de una victoria final de las tendencias revisionistas en China.
Finalmente, podemos considerar que la dirección actual del Partido conseguirá hacer una
síntesis entre los principios políticos correctos que Mao elaboró en el momento de la
Revolución Cultural y la política económica más flexible puesta en práctica desde entonces.
Así, China podría encontrar un nuevo dinamismo tanto en el dominio político como en el
económico.
Durante la Revolución Cultural, Mao Zedong no dio con los métodos adecuados para resolver
el problema de la degeneración capitalista, aunque al menos abordó correctamente un
problema crucial. La evolución política de los últimos diez años confirma ampliamente algunos
de sus análisis.
Mao decía: "si nos apartamos de las masas, si no nos esforzamos en resolver sus problemas,
los campesinos levantarán sus azadas, los obreros saldrán a la calle a manifestarse, los
estudiantes provocarán disturbios. Hoy, hay gente que cree que con la conquista del poder del
Estado uno puede descansar así como actuar como un tirano. Si esta gente se encuentra con
las masas que los reciben a pedradas o a golpes de azada, considero que se lo merecen y no
tendría reparos en aplaudir. No podemos dejarnos contaminar por el estilo de trabajo
burocrático, formando una casta aristocrática apartada de las masas." "En el pasado, llevamos
la lucha al campo, a las fábricas y a los medios culturales, emprendimos el movimiento
educativo socialista, sin llegar por eso a resolver el problema; porque no encontrábamos la
forma de movilizar a las masas en todos los campos, a partir de la base, para que denunciaran
nuestro lado negativo."
"La sociedad socialista abarca un periodo bastante largo en el que continúan existiendo las
clases, las contradicciones de clase y la lucha de clases, lo mismo que la lucha entre la vía
socialista y la vía capitalista y el peligro de una restauración del capitalismo. Hay que
comprender que esta lucha será larga y compleja, redoblar la vigilancia y buscar la educación
socialista. Hay que resolver correctamente los problemas relativos a las contradicciones de
clase, distinguir las contradicciones entre el enemigo y nosotros, y las contradicciones en el
seno del pueblo, y después buscar una solución justa. De no ser así, un país socialista como el
nuestro pasará a ser lo contrario, cambiará de naturaleza y conocerá la restauración
capitalista."
El imperialismo en crisis lanzó una ofensiva planetaria para reconquistar tanto los países
nacionalistas del Tercer Mundo como los países socialistas, acentuando la explotación de los
obreros de la metrópoli.
Un internacionalista estará siempre del lado de los obreros y de los trabajadores en la lucha en
su propio país. Defenderá siempre los movimientos que, en el Tercer Mundo, combaten el
imperialismo y la reacción. Apoyará siempre a los países socialistas, en los éxitos y en las
dificultades, y aprenderá de sus victorias y de sus derrotas. En el clima actual triunfalista de la
derecha y del anticomunismo, es importante dar a conocer las experiencias y los puntos de
vista de los países que perseveran en la vía socialista. No hay que dejarse intimidar por la
arrogancia estúpida de la derecha, sino que hay que atreverse a defender el socialismo, atreve-
se a defender a China, a Cuba, a Albania o a República Popular Democrática de Corea.
Con motivo del primero aniversario del "movimiento democrático" de Pekín, tuvo lugar en la
Cámara un debate sobre este acontecimiento, el 29 de junio de 1990. Este debate nos enseñó,
una vez más, hasta qué punto el lavado de cerebro diario de los medios "libres" influye sobre
los medios que se consideran progresistas. En su intervención, hecha en nombre del grupo
ecologista Agalev-Ecolo, Xavier Winkel, conocido por sus posturas progresistas, defiende la
línea seguida por la derecha norteamericana. Viendo la marea de mentiras y de intoxicaciones
de la prensa "libre", es comprensible que militantes ecologistas honrados se dejaran engañar
por los voceros de las multinacionales. Buscamos el debate franco, apoyado por hechos
indiscutibles, por documentos y probas. Estamos seguros de nuestra causa. La arrogancia del
imperialismo no nos impresiona, al contrario, estamos seguros de que las personas que
mantienen el espíritu lúcido, que no padecen la histeria anti-socialista, se verán obligadas a
reflexionar seriamente sobre lo correcto de nuestras posturas, después de escuchar nuestras
pruebas y nuestros argumentos.
Xavier Winkel repite una tesis central del imperialismo norteamericano y europeo, cuando
reclama "una continuación de las reformas (en China) que hicieron posible la llegada de la
gente a los Estados democráticos". (85)
Este hecho demuestra cómo gente que se cree progresista, está, a veces, completamente
drogada por la propaganda imperialista. El Ejército Popular tuvo que intervenir en Pekín para
acabar con un motín violento que pretendía derrumbar el socialismo; hubo trescientos
muertos. Xavier Winkel piensa que todo encuentro con dirigentes chinos es censurable en lo
sucesivo y que hacen falta sanciones políticas y económicas contra este país del Tercer Mundo
que cuenta con mil millones de habitantes. Probablemente Xavier "olvide" que el ejército
norteamericano viene de cometer una agresión militar injustificable contra Panamá, en la que
fueron masacradas entre 5.000 e 7.000 personas. ¿Ecolo-Agalev reclamó que Bélgica acabara
con todos los contactos con el gobierno norteamericano y que aplicara sanciones políticas y
económicas contra los Estados Unidos? Sin embargo, estas medidas estarían justificadas ya
que la causa del imperialismo norteamericano es indefendible. Pero Ecolo-Agalev prefiere no
hacer nada contra el imperialismo norteamericano y continúa repitiendo ciegamente la
agitación anti-socialista que el conjunto de las fuerzas imperialistas manejan desde hace un
año contra las decisiones justificadas de China.
NOTAS
*** NdT. Movimiento de protesta dirigido por los estudiantes de Pekín que se da después de la
Segunda Guerra Mundial. Los manifestantes que llenaron la Pl0za de Tian An Men se quejaban
de que China no firmara el Tratado de Versalles.
(13) De papieren lente, Aula-paperback 64, Het Spectrum, 1981, p.96-97; 123; 128.
(24) The Mirror Monthly, abril de 1989, p.22-24, en Inside Mainland China, junio de 1989, p.7.
(26) Wide Angle Monthly, 16 de abril, p.62-65, en Inside Mainland China, junio de 1989,
p.14.(27) International Herald Tribune, 2 de noviembre de 1988.
(30) Pai-hsing Semi-monthly, 16 mayo de 1989, p.25 en Inside Mainland China, xullo de 1989,
p.22; Problems of Communism, septiembre-octubre de 1989, p.19.
(33) Petición contra a represión en China, Annemie Desmedts, Socialisme Sans Frontières.
(38) The Free China Journal, 22 de marzo de 1990, p.5; Echos de la République de Chine,
Ibídem.
(55) ?
(59) United Daily News, 18 de mayo, Taiwán, en Inside Mainland China, junio de 1989, p.3.
(60) Carta abierta a Deng Xiaoping, Inside Mainland China, agosto de 1989, p.7.
(62) Ming Pao, 22 de mayo de 1989, en Inside Mainland China, junio de 1989, p.1.
(82) Chen Yun, en Inside Mainland China, Taiwan, noviembre de 1985, p. 19-20.
(85) Cámara belga, reunión pública de la comisión, 29 de 1990, Informe analítico, p. 1235-1237