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El Verdadero Descubrimiento de América

de Louis Kervran

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INTRODUCCIÓN

Casi en todas partes se enseña que Cristóbal Colón descubrió América.


Los errores son muy persistentes y, muy a menudo, se continúa llamando
"Indios" a los indígenas de América porque Colón, creyendo haber llegado a
la India, les dio ese nombre.

Ahora bien, desde la Antigüedad, la India y sus habitantes eran conocidos


en el mundo mediterráneo, y recordemos que Alejandro Magno llegó hasta
la India. Sabido era por todos que los habitantes de dichas regiones no
eran mongoloides como los autóctonos de América, quienes, pintados de
rojo en ocasión de ciertas ceremonias, se han convertido, para nosotros, en
los "Pieles Rojas9'. Pero luego Colón se dijo que, después de todo, quizás
había llegado al Japón, cuyas islas estaban más al este que la India y que,
sin embargo, eran también conocidas.

El papa Inocencio IV, quien vivía en Lyon y no en Roma en donde no se


sentía a resguardo de un rapto del Emperador del Santo Imperio romano
germánico, había enviado una misión a Extremo Oriente en 1245, pues los
mongoles habían conquistado Asia y el este de Europa, lo cual hacía que el
papa se inquietara por la cristiandad. La misión papal dirigida por el
franciscano Jean du Plan de Carpin, por vía terrestre, llegó hasta la corte
del rey mongol, cerca de Karakorum, para sondear las intenciones del
conquistador cuyas hordas se encontraban ya próximas al Danubio. Otra
misión, dirigida por el hermano franciscano

Guillermo de Rubruk (en su manuscrito, él se llama: Willelmus de Rubruk;


es por ello que conservo esta grafía que emana de sí mismo, en tanto que,
por lo que sé, varias grafías han sido dadas, media docena a lo menos) fue
enviada por Luis XIV (San Luis) hacia esa misma región en 1253. De
Rubruk se separó de San Luis en Saint-Jean-díAcre, durante una cruzada,
y llegó al mar Negro el 7 de mayo de 1253. Se dirigió a Karakorum, que
Carpin no había visto. La misión papal había llegado en 1247 y de Rubruk
lo hizo en junio de 1255. Cincuenta años más tarde habría de producirse
el viaje de Marco Polo a China (habiendo partido de Venecia en 1274,
volvió en 1291). Estas regiones eran por lo tanto muy conocidas por los
europeos del Oeste en el siglo XIII, y aún mucho antes. Y Jean du Plan de
Carpin evoca la presencia, ya antigua en China, de monjes cristianos de la
secta de los nestorianos así como de algunos laicos: ¡un maestro orfebre,
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un jefe de cocina parisienses! De este modo, sin cometer grandes errores
de longitud y de latitud, se sabía situar a esos países con relación a
Europa. Mapas del siglo XIII, y luego, del siglo XIV, llegados hasta
nosotros, dan suficiente prueba de ello. Debemos hacer notar que en esta
época se viajaba relativamente rápido desde Europa al este de Asia: de
Rubruk indica que él recorría de 120 a 150 kilómetros por día, según los
caballos que pudiera procurarse en las postas, y utilizaba (¡los fatigaba! )
entre dos y cinco caballos por día. Sólo, en cierta manera, la resistencia de
los jinetes limitaba los trayectos en duración, siendo esas distancias
diarias recorridas en varios días, sin reposo y galopando de 5 a 7 horas por
día. Las postas de caballos no son en absoluto una ^creación" de Luis XI,
tal como a veces suele escribirse.

Como se sabía que la tierra era redonda y que giraba(1) como se conocía
con suficiente aproximación la longitud de su circunferencia, por los
grados de meridianos, medidos desde la Antigüedad, se sabía, en el siglo
XV, qué distancia aproximada separaba al Extremo Oriente de Europa, al
este de esta última. Por el contrario, para ir por el oeste, no se la
mencionaba, pues la distancia era inaccesible en línea recta para los
veleros de la época cuya velocidad máxima casi no sobrepasaba los 6 u 8
nudos siendo la velocidad media diaria cercana a los 3 nudos, mantenida
durante las veinticuatro horas, pues, desde la Antigüedad, en el Atlántico
se navegaba también de noche, con navios que no sobrepasaban los 22 o
23 metros de largo (72 pies).

(1) Es falso decir que fue Galileo el primero en reconocer que "sin embargo
gira": Nicole Oresme, nacido a comienzos del siglo XVI en los alrededores
de Caen, matemático célebre, se convirtió en maestro del Colegio de
Navarra en 1356, luego de haber sido preceptor del futuro rey Carlos V —
rey en 1364— fue obispo de Lisieux en 1377 y murió en 1382: éste había
calculado que la tierra gira sobre si misma, pues si así no fuera, si las
estrellas giraran alrededor de la tierra, existirían velocidades imposibles,
incluso para el sol. Oresme fue "retomado" en matemáticas por Descartes
a quien se atribuye, por error, la paternidad de diversos estudios sobre
álgebra, las funciones, la geometrfa, y es nuestra obligación recordar a
aquel olvidado precursor.

El velamen, en el siglo XV, se había perfeccionado; los navios avanzaban


un poco más rápido; pero los de Colón eran más pequeños, más cortos que
los navios cartagineses, bretones o nórdicos.
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¿Pero, qué había entre Europa y China, yendo hacia el oeste? ¿El mar
infinito? Claro que no. Había tierras conocidas por los navegantes
noruegos, daneses, escoceses, irlandeses, bretones, vascos y portugueses
sobre las cuales, sin embargo, los medios intelectuales, los "sabios" sabían
poca cosa, pues los marinos que explotaban dichas regiones eran avaros
en precisiones a fin de preservar su monopolio.

Colón aprovechó esta enseñanza. Trató de obtener fondos y un barco de la


corte de Portugal, país en el cual la navegación ocupaba el sitial de honor.
Los portugueses habían explorado durante todo el siglo XV las costas de
África y las islas atlánticas todo a lo ancho de ese continente; hasta las
Azores y Madera eran frecuentadas desde el siglo XIV. En la corte se tomó
conciencia de que Colón ignoraba la realidad, que, para su proyecto de ir
al Japón —o a la India—, se basaba en el mapamundi de Behaim. Este
alemán, que vivía en Portugal, "prolongaba" Asia hacia el este, exageraba
las distancias separando las islas de Japón del continente, así como
Indonesia, en tanto que colocaba demasiado al oeste —¿para evitar quizás
un vacío demasiado grande en su globo ? — las islas del Cabo Verde y las
Azores. Más al oeste aún, allí en donde realmente están las Antillas,
colocaba la isla de San Brandan, que dicho navegante habría descubierto,
según Behaim, hacia el año 565 (nosotros pensamos que fue hacia el año
545 y, para más detalles) remitimos al lector a nuestra obra, en la misma
colección: Brandan, el gran navegante celta del siglo VI).

Pero, en esta época, los portugueses se habían establecido en Brasil. Era


un secreto bien conservado y, dado que Colón se proponía seguir el
paralelo 28 de latitud norte, latitud del país que había descubierto en el
mapamundi de Behaim, que para él fue una revelación, se dirigió a la corte
de España. En esta última se había oído hablar de la instalación de los
portugueses en Brasil, por lo menos diez años antes, pero sin ninguna
precisión en cuanto a la latitud. Sólo se sabía que allá existían vastos
territorios, al oeste del Atlántico, pero accesibles por navegación.

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Se aceptó tomar a Colón como animador, aún cuando éste no conociera
nada de navegación. El capitán de la embarcación puso a Juan de La Cosa
a su disposición personal; excelente navegante, éste supo muy bien tomar
la altura en latitud y no se equivocó mucho sobre la longitud. Al atracar en
las islas Bahamas (San Salvador) en tanto que Colón creía estar en la
India, de La Cosa sabía muy bien que el iluminado Colón se equivocaba
por alrededor dé 10.000 km sobre la distancia que separaba a Europa del
oeste de la India: ¡un error de un cuarto de la circunferencia terrestre!

Inmediatamente comprendió que se encontraba frente a tierras


desconocidas de Europa latina. De este modo, por el informe de La Cosa,
la corte de España supo rápidamente que no se trataba de Japón, ni de la
India, ni de Malasia, y anexó esas tierras recientemente descubiertas.

Pero las pretensiones de España de anexar todas las tierras al oeste de las
Azores, que, en este caso, estaban ocupadas por Portugal desde varias
décadas antes y que, por otra parte, nadie reivindicaba, inquietaron a los
portugueses y se originó un conflicto entre los dos reyes católicos por la
repartición de las tierras al oeste del Atlántico. Ambos se sometieron al
arbitraje del papa Alejandro VI, sucesor de Martín V; primeramente
presentido, dicho arbitraje fue propuesto por el rey de España. El rey de
Portugal no pudo recusarse aunque temiera un arbitraje exento de

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imparcialidad por ser el papa elegido, y porque el poderoso rey de España
era su elector. Se produjeron ciertas componendas para que el meridiano
de repartición fuera llevado más hacia el oeste de fe que sugería el rey de
España y, finalmente, por una cota aproximada, la línea de demarcación
fue fijada en las proximidades del paralelo 65 de longitud oeste del
meridiano de Greenwich de nuestros mapas actuales. Sólo con alguna
protesta formal, el rey de Portugal se inclinó ante esta decisión, pues
constató que si el rey de España había aceptado hacer retroceder la línea
de demarcación a 270 leguas al oeste de la más occidental de las islas
Azores, en donde Colón había hecho escala, era porque estaba persuadido
de que ese lugar no tenía mucho interés. En 1493 dicha línea había sido
propuesta a Martín V por España, a 100 leguas al oeste de las islas del
Cabo Verde. El rey de España ignoraba la real posición de Brasil, al cual
imaginaba como una isla en alguna parte al sud de las islas del Cabo
Verde. Por ello estaba convencido de que su rival no pedía más que una
concesión de prestigio, ya que Colón, luego de su larga escala en las
Azores, no había visto ninguna tierra entre ese archipiélago y el que
acababa de descubrir. Al oeste de las Azores, a 700 leguas, había desviado
la ruta del paralelo 28 para tomar el paralelo 25. El rey de España
comprendió demasiado tarde que había sido engañado y Brasil fue
portugués. Algunos autores dicen que fue en 1479 cuando Martín V
obtuvo el reconocimiento de su soberanía sobre los territorios conocidos o
por descubrir al este del cabo Bojador (continente africano), lo cual incluía
la soberanía sobre Madera y las Azores; de allí el procedimiento comenzado
en 1493, ante las instancias del papa, por el rey de España para evitar la
concesión hecha a los portugueses.

De este modo, ya antes de Colón, los portugueses habían "descubierto"


América del Sud, y si lo mencionamos (no pudiendo dar aquí los detalles
de esta exploración) es porque existen, en este caso, hechos aún poco
conocidos para la mayoría y porque esto no figura en los manuales de
nuestras escuelas primarias, o de nuestros liceos, al menos por lo que yo
sé. El Brasil fue fortuitamente descubierto por los portugueses que se
dirigían hacia Guinea: a fin de aprovechar el mayor tiempo posible los
alisios, algunas embarcaciones fueron demasiado al oeste antes de torcer
hacia África, siguiendo la corriente ecuatoriana del norte. Lo señalizaron y
fue efectuada una toma de posesión, en el mayor de los secretos. En 1489,
un navegante, oriundo de Dieppe, también en viaje hacia Guinea, divisó

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estas tierras, las señaló en su libro de a bordo, las situó aproximadamente
en coordenadas, pero no atracó.

Mucho antes, más hacia el norte, los vascos y los bretones se dirigían a
pescar bacalaos y ballenas hacia las zonas de la actual Terranova.
Competían allí con pescadores del noroeste de la península ibérica, los de
Galicia y del norte de Portugal, pero todo esto era secreto: los reyes
ignoraban las rutas seguidas y sólo les interesaba la tasa impuesta al
desembarco de los barcos cargados de pescados. Estos pescadores habían
llegado hasta esas regiones en persecución de la ballena de Vizcaya (cuya
caza está prohibida en nuestros días, pues casi ha desaparecido).

Esta ballena venía a la bahía de Vizcaya para tener su cría; era, durante
su lenta partida con sus ballenatos, acechada por los pescadores ribereños
del golfo de Gascuña y perseguida hasta los bancos invernales de
Terranova en Groenlandia. Se cuenta con documentos escritos sobre este
período. Varios se refieren a las pescaderías y secaderos de bacalaos en
Bretaña, secaderos en general dirigidos por portugueses. Era ésta una
antigua industria, pues no olvidemos que en la Edad Media había
alrededor de 160 días de vigilia por año y el bacalao, desde el siglo XI o
comienzos del XII, constituía lo esencial de la "carne de cuaresma”. Se
sabía salar y conservar como otros pescados sólo una variedad de bacalao,
bastante rara, casi extinguida, que se encontraba sobre las costas de
Europa, así como los congrios y las merluzas (en el siglo XVI, según el
jurisconsulto Guy Coquille, sólo había 146 días de vigilia por año).

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Los vikingos, antes de esta época, tuvieron un contacto con América y,
hacia fines del siglo X, se instalaron definitivamente en Groenlandia. Esto
ya es conocido en la actualidad y, cada vez más, en la segunda mitad del
siglo XX se declara que fueron los vikingos, quienes, 500 años antes de
Colón, descubrieron América.

En la presente obra hemos de ver que dicha afirmación puede ser


reconsiderada y que antes de los vikingos, los celtas, irlandeses sobre
todo, pero también los bretones, luego los escoceses, estaban instalados
definitivamente en el continente, en tanto que los vikingos no hicieron más
que incursiones esporádicas y muy cortas (tomamos aquí el término
"celta^ en su acepción restringida de pueblos que pertenecen aún a la
cultura celta). Muy someramente, hemos expuesto este hecho en revistas:
Hombres y Mundos (fusionada luego con la Revista de los Dos Mundos,) en
abril de 1956, Planeta, no 8 (1963), artículo retomado en 1966 en la
antología Lo Mejor de Planeta.
8
No existe ninguna obra hasta hoy, en mi conocimiento, que se dedique a
este tema y es por ello que nos ha parecido útil exponer lo esencial de lo
que hemos recogido sobre esos hechos durante más de cincuenta años de
investigación. Algunos detalles han sido publicados con nuestra firma en
algunas revistas tales como La Revista marítima.

Damos aquí un panorama de conjunto y dejamos el estudio técnico de


ciertos aspectos para una segunda parte, a fin de no fragmentar el relato
con las justificaciones de nuestras conclusiones.

Existen varios índices de la presencia de los bretones en América Central a


partir del siglo VI de nuestra era, y esto merecería una obra que le fuera
especialmente dedicada. No hemos de abordar aquí ese tema tan
independiente pues las vías marítimas de acceso son diferentes. Sólo
hacemos alusión a ello en la obra publicada, consagrada a Brandan, el
monje navegante del siglo VI, según documentos que permiten desmitificar
los relatos de los viajes de ese "santo" (el término santo no existía en el
siglo VI). Dichos relatos, a menudo se lo ignora, fueron los "best-sellers" de
la Edad Media, manuscritos copiados en serie, en todas las lenguas, luego
impresos.. antes de Gutenberg, quien no ha descubierto la imprenta, así
como Colón tampoco ha descubierto América. Todo esto forma parte de las
"mentiras piadosas" transmitidas de generación en generación por
nuestros maestros: Gutenberg era obrero impresor cuando inventó un
perfeccionamiento para la ensambladura de los caracteres móviles (que
por lo tanto existían antes que él); se le había ocurrido practicar una
hendidura en un costado del carácter móvil, a fin de introducir en ella una
lengüeta que permitiera que los caracteres estuvieran en un mismo plano;
nos preguntamos cuándo y por qué se atribuyó a Gutenberg la invención
de la imprenta y quién ha sido el inventor de esta mentira, perpetuada por
nuestras obras clásicas; no ha hecho más que aportar un pequeño detalle
técnico que no habría merecido pasar a la posteridad, pues numerosos
inventores nos han hecho llegar obras mucho más importantes y han
seguido siendo desconocidos. Brandan también ha sido un desconocido,
por haberse referido a textos insospechados o siempre incomprendidos,
porque no se los había relacionado, agrupado por medio de una síntesis; y
nuestra obra, especialmente dedicada a Brandan, muestra que este último
ha descubierto América aproximadamente 950 años antes que Colón.

Se trata en este caso de una concepción muy nueva del descubrimiento de


América por los europeos. Sin embargo, a menudo citaremos a los vikingos
9
para establecer comparaciones y para mostrar lo que los mismos vikingos
dicen. Actualmente, y muy a menudo, se admite que América (sobre todo
del Norte) no ha sido descubierta por Colón, sino que dicho continente nos
ha sido revelado por los vikingos. Nosotros efectuaremos una puesta a
punto, evocaremos nuestras fuentes, científicamente establecidas, a fin de
que la historia no se extravíe nuevamente en una pista falsa. De este modo
pensamos justificar ampliamente nuestro título: El verdadero
descubrimiento de América del Norte por los Europeos; pues dicha historia
no debe nada a Colón; aproximadamente un milenio antes estaba ya en la
órbita del Noroeste de Europa.

Algunas obras, en general recientes, pretenden demostrar que los vikingos


han descubierto toda América, de norte a sur. Son interpretaciones de
índole variada, difíciles de fechar; no existen documentos escritos
convincentes, y es por ello, sin denegar el interés de tales obras, que
nosotros no haremos alusión a ninguno. Así como tampoco a las huellas
de instalación de "celtas” sobre la costa oriental de América, hacia las
fronteras Estados Unidos - Canadá. En esos territorios se destaca la
presencia de monumentos megalítícos de origen celta; pero en Europa los
monumentos megalíticos son 3.000 a 4.000 años anteriores a los celtas.

Ciertas inscripciones en caracteres rúnicos, atribuidas a los celtas, ¿serían


del siglo VIII hasta el siglo VI antes de Jesucristo? Pero recordemos que los
celtas sólo habían venido a Armórica a comienzos del siglo IV antes de
nuestra era. Nos podemos pues interrogar sobre el sentido del término
"celta" utilizado por el autor de esta propuesta. Tampoco en este caso,
carentes de documentos precisos, hemos de desarrollar esta implantación,
y nos atendremos a la que está históricamente establecida según
documentos escritos y muy anteriores al viaje de Colón1.

Hasta en América Central, Colón reconoció no haber sido el primer


Europeo en llegar a esas tierras, ya que en el informe que siguió a su
segundo viaje (1493) exploró mas al sud que en el primero y en Guadalupe
encontró el resto de una embarcación europea y un objeto de hierro.
Teniendo en cuenta su estado, dicho resto, sin duda alguna, se encontraba
allí desde muchos años antes. No era tampoco el resto de su Santa María
que, más al norte, había perdido el mismo Colón el año anterior. Otros
europeos habían venido, por lo tanto, muchos años antes. ¿Quiénes? No se
trató de identificar ese resto, lo cual constituye una pena para la historia.
Poco a poco, quizás, las excavaciones submarinas nos aportarán nuevos
10
datos. No parece que dicho resto sea el de un "barco anexo" de Alonso
Sánchez, quien, habiendo partido de las Azores, naufragó en las Antillas
en 1480. Su barco, La Atlanta, pesaba sólo 25 toneladas, la tripulación era
de 17 hombres. Logró reparar su embarcación pero, al regresar, una
tempestad lo arrojó sobre las costas de Madera; herido, murió poco más
tarde, luego de haber entregado un mapa de la isla en la que atracara y
que probablemente sería Haití. Según los indígenas, algunos blancos de la
tripulación de Sánchez llegaron hasta Cuba, en 1481. El viaje de Sánchez
fue conocido en Europa, incluso por Colón, según la biografía escrita por
su hijo.

Con ello no queremos de ningún modo disminuir todo el interés de la


documentación gráfica reunida por Fell con respecto a este tema, pero es
su interpretación, que debería ser matizada, y aún más, enriquecida con
datos de otro tipo.

I. AMÉRICA Y LA ANTIGÜEDAD

La "Carta" de Ptolomeo. Es uno de los más antiguos documentos


geográficos de que disponemos. Aun cuando no aporta ninguna indicación
concerniente a América, no es inútil detenernos un poco en él, a modo de
orientación. Aunque a menudo se hable de la "Carta" de Ptolomeo, en
realidad dicho geógrafo no ha hecho dicha carta: estableció "Tablas" sobre
las longitudes y las latitudes de los principales sitios conocidos; y han
existido innumerables "cartas de Ptolomeo" establecidas, hasta el siglo
XVI, según esas cartas. La primera pertenecería a Agathodaimón, de
Alejandría, en 420.

El origen de los meridianos, el meridiano O, parte de la más occidental de


las islas Canarias. Era el límite oeste de las tierras conocidas en el siglo II
de nuestra era. La "carta" representaba las tierras hasta Malasia y el este
de China, en donde Ptolomeo indicaba los 180°. Esta carta representaba
pues la mitad de la circunferencia de la tierra. El error en longitud no era
considerable, pues en realidad hay 140° desde la extremidad oeste de las
Canarias hasta el este de Asia, es decir 40° de más, o 22%

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aproximadamente en relación a los 180°. En cambio, en el siglo XV, Colón,
el místico, dejándose llevar por el mapamundi de Behaim, ¡se equivocó por
un cuarto de la circunferencia de la tierra! Señalemos sin embargo que el
mapamundi de Behaim sitúa a la isla de Brandan en un lugar que, con
toda evidencia, corresponde a la actual Santo Domingo, y la mayor parte
de los mapas anteriores a Colón (del siglo XIV y de la primera mitad del
siglo XV) indican dos grandes islas, llamadas de Brandan y que podrían
ser las actuales islas de Cuba y de Santo Domingo, distintas del
archipiélago llamado Antilia, que figura en esos mismos mqpas y que,
quizás, fuera las Bahamas (o las Lucayas).

De todos modos, parece ser que algunas islas de esta región del Atlántico
estaban bien situadas en relación a lo que conocemos ahora; eran por lo
tanto muy conocidas por los navegantes que habían señalado las
coordenadas. Puede parecer sorprendente constatar que el continente
situado más allá, y no demasiado lejos, no figurara en ningún mapa. O si
no, esas tierras eran conocidas y estaban representadas, pero por una
suerte de línea punteada: por líneas de islas. Los que hubieran visto esas
costas las habrían tomado por islas sucesivas y ninguna exploración
continua las habría unido. Veremos más de cerca el caso de una isla que
figura en tales mapas y que podría ser el norte de América, según el
desciframiento que proponemos. Sea lo que fuere, la cartografía de la que
se disponía en el siglo XV era rudimentaria y no permitía suponer la
existencia de un continente más allá del Atlántico; pero, bien hacia el oeste
de Europa, se conocían algunas islas.

Otros elementos además de los mapas. Numerosos escritos greco-romanos


muestran que aquellas tierras al oeste del Océano no eran todas ignoradas
por el mundo mediterráneo. Limitémonos a indicar sólo algunos jalones de
un tema demasiado amplio, objeto de estudio de nuevas obras en las
cuales la parte acordada a la deducción subjetiva es a veces demasiado
importante. Pues los documentos precisos no permiten localizaciones tan
exactas como lo imaginan los autores.

Hacia fines del siglo IV antes de nuestra era (alrededor de 310 antes de C.,
según nuestras consideraciones). Pitias, el navegante de la colonia fócense,
de Marsella, quiso reconocer la ruta del estaño de los cartagineses. Estos
últimos, al menos desde mediados del siglo VI antes de nuestra era,
poseían el monopolio del estaño proveniente del Atlántico. Los navegantes
guardaban discreción, las tripulaciones hablaban de esas tierras, los
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capitanes callaban conservando de este modo el secreto de sus rutas, sus
privilegios comerciales. En Grecia era sabido (Roma no se había afirmado
aún) que las embarcaciones iban a cargar a las islas Casitéridas, pero no
era conocida la ubicación exacta de esas islas. Un texto de Heródoto, de
alrededor de 450 antes de Jesucristo lo confirma. Un texto púnico
proporciona, algunos detalles sobre estas islas, pero nada dice sobre su
ubicación. Hemos podido reunir varios textos de la antigüedad que, juntos,
nos han permitido ver, sin embargo, que era posible fijar con precisión la
ubicación de dichas islas que, contrariamente a lo que se encuentra en
todos los diccionarios, no son en absoluto las Scilly (o Sorlingas) en el
extremo sud-oeste de Inglaterra. Son las islas comprendidas entre
Ouessant y la costa norte del Finisterre, islas actualmente anegadas en
gran parte por un hundimiento teutónico que se produjo durante todo el
siglo VII de nuestra era. De allí el error de nuestros historiadores
modernos que no comprendieron los textos antiguos y que quisieron
interpretarlos en función de la geografía actual. Pero los textos que hemos
citado no contienen ambigüedades (con respecto a ello ver nuestros
artículos: La Revue des Deux Mondes, sept. 1969, y aún más en detalle la
Revue Maritime, en ese entonces órgano de la marina nacional —hoy
museo de la Marina, palacio de Chaillot—, París, no de julio, 1971).

Pitias se dirigió luego a reconocer los puertos de embarque del ámbar, con
certeza en la costa oeste de la península de Jutlandia (no hay seguridad de
que haya penetrado en el Báltico). Este navegante, un siglo antes de
Eratóstenes, a quien sin embargo se atribuye prioridad, había medido la
longitud de la circunferencia terrestre: midió dos grados, remontando el
Ródano y midiendo la distancia a la que, a mediodía, se encuentra el sol 2°
más bajo por sobre el horizonte. No se cuenta con los textos auténticos de
Pitias, sino con copias de pasajes, y algunos autores piensan que se debe
interpretar los dos grados medidos como un grado a la ida y otro a la
vuelta. Para medir la altura del sol, se utilizaba una simple punta vertical
que proyecta sombra sobre una placa horizontal: el gnomon. Tomó el largo
medio de un grado. Conociendo el largo de un grado y ya que la tierra era
redonda, alcanzaba con multiplicar por 360, esto era conocido. El grado
había sido definido por los asirlos como la 360va. parte de una
circunferencia. Las distancias eran expresadas en estadios griegos,
medidas en pasos standards y se tomaba el promedio del número de pasos
del equipo encargado del trabajo. El hábito de dar pasos de longitud
conocida y constante (práctica aún en uso entre los militares quienes

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conservan una cadencia de marcha) producía sólo pequeños errores, que
se compensaban en grandes distancias; habida cuenta de estos medios
rudimentarios, el valor proporcionado por Pitias fue asombrosamente
preciso, ya que, en relación a nuestras medidas de hoy, sólo se equivocó
por algo más de 5 km sobre la posición exacta del círculo polar ártico.
Dicho círculo, según sus datos, debía atravesar a Islandia, la Thulé de
aquel entonces. Pues, siempre según sus cálculos, había una oblicuidad
de la eclíptica que se "materializa" por medio de dicho círculo polar. Yendo
a Islandia, podría verificar, por lo tanto, que durante el solsticio de verano
el sol no se ponía.

De allí uno de los objetivos de su viaje. Se dirigió a Escocia, y al norte de


ese país embarcó a un piloto escandinavo que se encontraba allí esperando
embarque, piloto que conocía Islandia. Esto prueba que los pueblos del
norte y del nordeste de Europa conocían bien esas regiones. Las
observaciones de Pitias fueron transmitidas y discutidas en el mundo
mediterráneo. En el siglo II de nuestra era, Ptolomeo, en sus tablas de
geografía, indica, para Thulé, una latitud que corresponde bastante
exactamente a la de Islandia, lo cual constituye una nueva comprobación
para decir Thulé= Islandia (por una lamentable aberración, ha sido creada
una base en la costa N.O. de Groenlandia y bautizada Thulé; es necesario
denunciar este error que sólo presta a confusión; así como se debe
denunciar, toda vez que ello sea posible, el error de colocar a las
Casitéridas en las Sorlingas, en tanto que se trata del actual archipiélago
de Moleña).

A mediados de este siglo fueron encontradas en Islandia 3 monedas


romanas del modelo de las antoniniani: una de Aurelio (270-275), una de
Probus (272-282), y otra de Dioclesiano (284-305). Estas tres monedas,
bastante contemporáneas, han sido llevadas, quizás, hasta los albores del
siglo IV de nuestra era, lo cual prueba que, en aquella época, seis siglos
después de Pitias, se seguía frecuentando Islandia, la cual no era de todos
desconocida (hacemos notar que también en Venezuela se ha descubierto
un tesoro de varios cientos de monedas romanas entre las cuales las más
recientes son del siglo IV de nuestra era). Es posible que Pitias viera —o
adivinara— Groenlandia, pues, con cielo claro, se la ve desde las alturas al
oeste de Islandia.

Se adivina la existencia de tierra más allá del horizonte por sus nubes,
por algunos pájaros que no se internan mucho en el mar, etc. Sin
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embargo, se trata, en este caso, de puras conjeturas, pues nada de lo que
se sabe de su relato (a través de sus críticos ya que su relato resultó
destruido durante el incendio de la biblioteca de Alejandría) da cuenta de
ello. Pero no olvidemos —y ya volveremos sobre ello— que la Groenlandia
actual era muy diferente en aquella época de lo que ella es en nuestros
días.

Además, encallados en las Hébridas, en las Orkneys, se encuentran


kayacs esquimales, a veces con los cadáveres bloqueados por el delantal
de piel que, puesto hacia adelante, protegía de las salpicaduras. Estas
embarcaciones volcadas fueron traídas desde América por las corrientes,
de tal modo que, al noroeste de las islas Británicas, se sabía que al oeste
del Atlántico existían poblaciones mongoloides. Sin embargo, no es seguro
que tales restos hayan sido encontrados en la antigüedad, pues los
esquimales habrían llegado a las costas de Groenlandia mucho más tarde,
hacia el siglo X de nuestra era probablemente. Pero otros indígenas de
América, de más al sud, podrían haber sido arrojados hacia las costas de
Europa, así como allí también se encuentran bosques de América
arrancados por los tornados, llevados por el mar, y luego a Europa por las
corrientes. En todas las épocas se ha señalado la llegada a Gran Bretaña
de restos de ese tipo. Para precisar el fenómeno, un oficial de la marina de
la U.S.A., en agosto de 1965, arrojó al mar una botella con un mensaje,
entre Cuba y la península de Florida (origen del Gulf Stream). Fue
encontrada en la costa de Quiberón el 6 de marzo de 1966. Por medio de
esos restos se sabía pues, de la existencia cierta de tierras al oeste del
Atlántico, pero sin situarlas en distancia, ni siquiera aproximadamente. En
nuestros días, en las costas bretonas se encuentran con bastante
frecuencia restos de algas de Sargazos, frutos de Allalea, palmera de
Brasil: en 1963, Bouxin, subdirector del laboratorio oceanógrafico del
Colegio de Francia en Concamó, señaló, en Concamó mismo, una
encalladura en masa; había también frutos de Dioclea cuyo origen se
encuentra en las Antillas, etc. Irlanda del Sud los recibe también (¿prueba
de que Irlanda del Sud, norte y sud de Bretaña se tocan con el Gulf
Stream?, datos, en todo caso) pues esos restos no tocan las costas de las
Oreadas ni de las Shetland, dado que una rama del Gula Stream remonta
hacia el norte, sino que se dirigen hacia el oeste de las costas N.O. de Gran
Bretaña, entre Islandia y Escocia, para luego torcer hacia el nordeste, bien
al norte de las Shetland.

15
Sea lo que fuere, tales índices no parecen haber sido identificados antes, y
lo más importante, para jalonar nuestros contactos con América, es pensar
en la escala que constituía Islandia, la cual era conocida desde la
Antigüedad. Veremos que no es posible frecuentar esta isla sin ser un día
sorprendido por una tempestad y arrastra-do hasta América bajo el efecto
del viento y de las corrientes, pues vientos y corrientes, en las latitudes de
Islandia, se dirigen hacia América una gran parte del año, mientras que en
el sentido oeste-este, vientos y corrientes son sobre todo favorables para
latitudes más meridionales.

Un relato, en irlandés antiguo, pero cuya autenticidad no puede ser


probada, destaca el caso de un irlandés que había pasado algunos años
más allá del Atlántico a comienzos del siglo V de nuestra era. Ciertos
relatos —posteriores— irlandeses y bretones ponen de relieve la existencia
de tierras al oeste del "mar océano", en el siglo VI. Parece pues que, tanto
al norte como al noroeste de Europa, ha sido muy viva la tradición sobre la
existencia de tierras al oeste del Atlántico. No pocos filólogos no han visto
en esos textos más que alusiones míticas pues, por ser demasiado
especializados, no poseen conocimientos sobre disciplinas positivas
relativas a esos territorios. Es comprensible que, habiéndose ubicado al
paraíso terrestre en América Central (Antillas sobre todo) y al purgatorio
en Islandia, se haya designado al más allá del Atlántico como el país de los
muertos, ya que numerosos marinos embarcados hacia aquellos países no
volvieron jamás. Pero junto a esta imaginación mística existen datos de tal
precisión que sería curioso que se produjeran tales coincidencias entre las
cuales varias podrían ser citadas.

La solicitación de los textos para atribuirles un contenido exclusivamente


mítico no es exclusiva de los filólogos celtas y se encuentra la misma
ocurrencia entre los filólogos estudiosos de los textos nórdicos o de la
antigüedad mediterránea. Así es como un pasaje de Plutarco dice que la
isla de Ogigia, de la cual habla Hornero, se encuentra a 5 días de vela al
oeste de la isla de Bretaña (Gran Bretaña). En este caso, sólo podría
tratarse de lo que más tarde fue llamado Thulé, y luego, con mucha
posterioridad, Islandia: ésta es dada por las sagas nórdicas como ubicada
a 5 días de vela de Irlanda del Norte, del sudoeste de Escocia. Plutarco
agrega que hacia el noroeste se encuentran tres islas alejadas entre sí
(¿Groenlandia? ¿Tierra de Baffin? ) y que, más al oeste, se encontraba
tierra firme: un gran continente, a 5.000 estadios (un poco más de 900
km) de Ogigia y que se extendía mucho hacia el norte. Ahora bien, dichos
16
valores son bastante exactos; los antiguos no se equivocaban por mucho;
pero los comentaristas de historia antigua se basaron en mitos. Se
comienza a ponerlos en duda. Es por ello que en nuestros días algunos
críticos admiten que la Odisea no es en absoluto un relato mítico en tierras
imaginarias, en el Mediterráneo, único mar suficientemente conocido por
los antiguos. Ulises habría venido hacia el Atlántico, pues algunas tierras
que nunca fueron vueltas a encontrar en el Mediterráneo corresponden a
lugares que se identifican, muy probablemente, con lugares atlánticos.
Llamo la atención sobre un pasaje donde declara haber sido arrastrado por
una fuerte tempestad que lo obligó a desembarcar en el país de los
Lestrigones. ¿No es posible ver en ese término una grafía de Estrigones
que, en el siglo V antes de nuestra era, designaba a los habitantes del
oeste de Armórica, en la época en que los "vecinos" de Ulises, los fenicios,
se dirigían a las Casitéridas a buscar estaño? (la grafía de OEstrygiens(1)
evolucionó a través de los siglos y se transformó en OEstrymiens, luego
Osismiens, Osismes que era el nombre vigente en el momento de la llegada
de los Romanos).

*(1) Término cuya traducción al castellano correspondería a "Estrigones", más


arriba citado. (N. del T.)*

Ulises, en su periplo de diez años, habría sido arrastrado por las


tempestades, quizás hasta América, pues, con bastante exactitud, da las
distancias entre Irlanda e Islandia, entre Islandia y Groenlandia y señala el
continente declarando al mismo tiempo que se encuentra "a una distancia
un poco menor de las demás islas". A nuestro modo de ver tales
precisiones no han nacido de visiones míticas, pues es muy cierto que la
distancia exacta entre Groenlandia o la Tierra de Baffin y el continente es
un poco inferior a la que separa a Islandia de Groenlandia. Plutarco ha
debido inspirarse en Hornero aún incomprendido por los literatos del siglo
XX...

Incomprendido también, seguramente, por los letrados romanos, quienes


han dejado este aporte de Grecia en el olvido. Luego de la caída de Roma,
hubo dos p tres siglos de desorden y de ignorancia que siguieron a las
invasiones bárbaras. Se produjo allí un largo hiato y, luego de una lenta y
tímida vuelta a la vida intelectual, ese pasado permanecerá ignorado, aun
para los escritores del Oeste. Sin embargo, algunos relatos orales se
transmitieron de generación en generación y fueron mas tarde
transmitidos por escrito. Fue el caso de los viajes de Brandan. Pero, en ese
17
caso, lo mítico predominaba, los historiadores no vieron que bajo un
espeso barniz bíblico se encontraban hechos tan precisos que no hubieran
podido ser inventados: escarbando con diversas disciplinas se descubre
sin esfuerzos la trama del relato original, adaptado sólo en lo superficial al
gusto del día.

Fue mucho más tarde también —recién en el siglo XVIII— que las sagas
nórdicas llamaron la atención. En la Edad Media sólo se escribía en latín,
la única lengua "seria" y sagrada. Todo lo que no era latín era desdeñado y
los monasterios no copiaban más que versiones latinas. A veces se
condescendía a copiar un poco de griego, pero se rechazaban con desdén
las lenguas vernáculas, profanas. Debemos llegar al siglo XII para
encontrar el primer relato de los viajes de Brandan en francés, texto
llegado hasta nosotros, y de allí su importancia pues es uno de los más
largos y de los más antiguos que nos permite conocer el francés arcaico.

Pero fue necesario esperar el año 1705 para que el danés Torfaens,
interesado por las sagas encontradas en su país, las relacionara. Se le
ocurrió entonces cierta unidad en aquellos relatos que pasaban como
imaginados. Llamó la atención de los letrados europeos sobre su
contenido, pero no encontró eco alguno, y fue cien años más tarde que fue
retomado el estudio crítico de esos textos. ¡Hasta el siglo XIX, hemos
ignorado la historia de los vikingos en Islandia y en Groenlandia! Dichas
sagas son de una importancia determinante para la historia. Nosotros
hemos de detenernos largamente en ellas, pues constituyen un jalón
indispensable para remontar más allá de aquellos viajes de los Nórdicos a
través del Atlántico Norte. Esto no había sido visto, lo cual me permite
proponer al lector una versión inédita de las travesías del Atlántico antes
de Colón. Pero no es imaginaria: se apoya en textos que -no habían sido
comprendidos y sólo cobran sentido con su síntesis.

II. LOS CELTAS EN AMÉRICA

Datos proporcionados por las sagas nórdicas

Si comenzamos por las sagas nórdicas, aunque aquellas se ubiquen hacia


los fines de la presencia celta en América del Norte, es porque nos

18
permiten dar fechas y localizar la región en la cual está señalada la
presencia de los celtas y obtener al mismo tiempo de los propios vikingos
la confirmación de que los celtas se habían implantado en el continente
americano antes de que ellos mismos llegaran a Groenlandia. Situemos
primeramente esas sagas. Son, de alguna manera, "relatos de familias".
Existen alrededor de 80: familias de Islandia y de Groenlandia se han
transmitido relatos de la vida de sus antepasados desde su instalación en
aquellas tierras alejadas de Noruega, la patria común.

Parecería que el primer relato —reproducido, copiado, en Islendigabók—


pudiera ser fechado entre 1122 y 1124; digamos que es aproximadamente
de 1123 (algunos autores dicen entre 1120 y 1130). Si dicho relato, escrito
en Islandia, se debe a Ari Thorgilson, nacido en 1067, emanaría de alguien
nacido alrededor de 60 años después de las primeras incursiones de los
vikingos en el continente americano, 38 años después del relato donde se
hace constar la presencia de los celtas en el continente. Se ha dicho a
veces que Ari Thorgilson habría sido el principal autor del Landnámabók,
pero es quizás sólo un error pues dicho compendio sería de fines del siglo
XII o comienzos del XIII. De todos modos, se podría admitir que allí se han
reproducido algunos relatos debidos a Ari Thorgilson. Algunos autores
sostienen que fue Ari Fródi, o Frode, quien escribiera el primer relato y que
una versión un poco posterior sería la que correspondería a Thorgilson;
volveremos sobre este punto cuando nos ocupemos de la saga de Ari
Marsen; existen tres versiones conocidas del Islendigabók —a menos que
Ari Frode y Ari Thorgilson sean el mismo personaje—. Sin embargo, según
numerosos datos, creo poder proponer la siguiente filiación: Gellir, nacido
hacia 980, acompaña a Leif poco después del año 1000; tiene un hijo,
Thorkell, hacia 1020; hacia 1040, Gellir

—quien tiene sesenta años— cuenta a su hijo Thorkell

—quien tiene veinte años— el relato de la vida de Leif; Ari Frode, nacido
hacia 1060, sobrino de Thorkell, escucha este relato de su tío; a los
sesenta años, o un poco más tarde, después de 1120, Ari Frode escribe
dicho relato, que así llega hasta nosotros.

Diversos relatos han sido transmitidos de generación en generación en las


familias que permanecieron agrupadas en Groenlandia o en Islandia o a
veces escindidas entre los dos territorios hermanos, lo cual era un
elemento más para relacionar los textos. Presentaban tal homogeneidad

19
que ello asombró a los "eruditos" quienes decidieron agruparlos,
relacionarlos. De ello resultaron dos grandes recopilaciones.

Una fue llamada el Flatehjarbók. Trata sobre familias de Islandia y


especialmente sobre la del primer pionero célebre de la isla, Erik el Rojo.
La otra es el Hauksbók, o libro de Hauk, pues fue compuesto por (o para)
Hauk Eriendson, antes de 1334, fecha conocida de su muerte. Como dicho
compendio ha agrupado relatos escritos anteriormente, dicha fecha no
puede ser la de la redacción de las sagas y se puede decir que el Hauksbók
es una suerte de antología de los textos de Groenlandia. Una versión,
escrita en islandés, fue intitulada: El relato de los groenlandeses; ha sido
transcripta al noruego moderno y a varias lenguas. En realidad estos dos
principales relatos comprenden partes que se encuentran entre Islandia y
Groenlandia, ya que los intercambios humanos entre estos territorios eran
constantes y las familias que se dispersaban, se instalaban en una u otra
isla.

Otras sagas han sido escritas en el siglo XIV y son contemporáneas de las
recopilaciones de textos más arriba citadas. A veces hay entre ellas ligeras
diferencias que en nada cambian el fondo de la cuestión. Se dice, a veces,
del Flateyjarbók (o Flatehjarbók) haber sido escrito entre 1385 y 1388 por
dos sacerdotes: Jon Thordarson y Magnus Thorhallson, según los
manuscritos que se encontraban en la abadía de Thingeyrar. Dicho texto
fue escrito en la isla Uaná de Flateys (fíat = llana) situada en el Brethi
Fjord, en Islandia, de allí su nombre. Algunos críticos piensan que se le
debe quitar un siglo a ese compendio, y que no fue escrito hasta los
últimos veinte años del siglo XV.

Se le conserva en la biblioteca Real de Copenhague (manuscrito 557). El


Hauksbók se encuentra en la biblioteca Arnamañán de Copenhague
(manuscrito 544). En la misma biblioteca se encuentra otro manuscrito
intitulado Saga de Erik el Rojo, que parece inspirarse del Hauskbók pues
su versión está mucho más próxima de éste que del texto del Flateyjarbók.
No es aquí nuestro propósito exponer ni analizar dichas sagas. Numerosas
obras ya les han sido consagradas.

Pero vamos a sacar de ellas algunas anécdotas relativas a los contactos


con los celtas, reuniendo de tal modo todos los datos dispersos. Ello
ilumina con una nueva luz esta presencia de los celtas en el continente
americano; conocida claro, ya que sólo basta con leer las sagas, pero, por

20
lo que nosotros sabemos, nunca había sido efectuada la relación de esos
datos, hasta el punto de permitir una síntesis que muestra una situación
puesta aquí en evidencia por primera vez en algunos de sus aspectos (no
tomamos en cuenta el pequeño ensayo que publicamos en abril de 1956 en
la revista Hommes & Monde, dicho ensayo dejó escapar algunos errores,
pero nos sirvió para recibir el aliento de algunos críticos literarios, lo cual
nos decidió a continuar nuestras Investigaciones; recordemos también
nuestra publicación, muy resumida, en la revista Plañóte no 8, 1963,
artículo reimpreso en Le Meilleur de Plañóte, 1966).

Una observación se impone: los textos agrupados de las sagas son en


general del siglo XVI y los recopiladores, para hacerlos "encajar", han
podido alterar un poco los textos de los siglos XII y XIII cuyos originales
están ahora perdidos. De tal manera que esta recomposición de
coordinación, en recopilaciones que llegan incluso hasta el siglo XV, ha
producido variantes de detalle. Por ser la última recopilación del siglo XV,
parece ser que los originales subsistían aún en aquella fecha y es
problable que hayan desaparecido en el incendio de los archivos de
Islandia, hecho que evocaremos también con respecto a los mapas de
Colón, desaparecidos en aquel momento y de los cuales no conservamos
más que copias.

Pero aun cuando las diferencias entre las recopilaciones sean molestas,
cuando se trata, ahora, de precisar ciertos puntos, no por ello el conjunto
es menos homogéneo en lo esencial, ni deja de coincidir con justeza. La
mayor dificultad, como veremos, ha sido la localización exacta de los
lugares descriptos, en el continente, por no haber tenido los vikingos más
que apariciones fugaces, y por no haber dejado ningún mapa; al menos
ninguno fechado con certeza en el siglo XI ha llegado hasta nosotros; aún
se duda con respecto al siglo XII, y los más antiguos no parecen ser
anteriores al siglo XIII.

1. La saga de Ari Marson

¡Prisionero de los celtas en América y bautizado!

En 983, Ari Marson parte hacia Islandia con su drakkar cargado, desde
Limerick, puerto irlandés del oeste (al fondo del "fjord" —o de la ría— que
forma la desembocadura del Shannon). Limerick figura en un mapa de
21
1339 con el nombre de Laymech; de Lamarch a comienzos del siglo XVI; en
la saga de Ari Marson, es Hlymrech.

Pero, en alta mar, es atrapado por un fuerte viento del noreste que lo
empuja hacia el sudoeste y finalmente encalla en una costa desconocida.
Allí es recogido por blancos que lo hacen prisionero y que "hablan el gael".

Ari Marson fue bautizado (lo cual muestra la presencia de sacerdotes


celtas). Pero en realidad ya lo había sido el año anterior en Noruega,
cuenta una versión, errónea según nosotros, la cual agrega que se trató en
ese caso de un bautismo puramente formal, en comisión de servicios,
siguiendo las órdenes del rey de Noruega (bautismos en serie impuestos en
ocasión de una fiesta). Los bautizados no habían recibido, antes, la menor
noción sobre la religión católica recientemente introducida en Noruega y
aún extraña para aquellos rudos comerciantes-marinos. Pero éstos
aceptaban cualquier cosa que proviniera de órdenes del rey, y en su
presencia, pues oponerse a él hubiera significado ser condenados a ser
decapitados o mutilados, ¡y primero los negocios!

Ari Marson, jurando por su dios Thor, e ignorando todo sobre los dogmas y
los ritos cristianos, fue tomado por un pagano y bautizado. Lo cual él
aceptó astuta y diplomáticamente. Sin embargo algunas versiones no
hablan de su bautismo anterior, y nosotros pensamos que son verdaderas.
Pues parece ser que fue a fines del 999 que el rey Olaf impuso el
catolicismo a Leif (hijo de Erik), el primer groenlandés que fue a verle y que
en el año 1000 llegó a Groenlandia.

Pero Ari Marson venía de Islandia, en donde la autoridad de Olaf


Tryggvason no era reconocida. Este rey, fuera de Noruega, sólo ejercía su
poder en las Oreadas y las Feroé, y, a través de Leif, quería concretar su
soberanía nominal en Groenlandia. Había invadido Inglaterra, y luego de
su victoria de Maldón, se convirtió al catolicismo en 999. En septiembre
del año 1000 fue muerto durante un combate naval. Pero en 982 no era
católico y por lo tanto no ha podido convertir a Ari. Además en Irlanda
tampoco el catolicismo fue restablecido hasta el siglo XI. Todo converge,
pues, para confirmar que Ari Marson no había sido bautizado en absoluto
el año anterior a su desembarco en América, y que las versiones
posteriores afirmando lo contrario han creado confusión.

De este modo, en el año 983, Ari desembarca en el continente y recibe el


bautismo. Pero su embarcación no está en condiciones de volver a zarpar
22
y, en realidad, él es prisionero, pues no le es permitido repararla. Los
celtas, ante las cualidades ciertas de aquel comerciante comandante de
navio, insisten para que permanezca con ellos, comparta su vida y hasta
para que se convierta en un jefe local. A mal tiempo buena cara, dice un
proverbio viejo como el mundo y el comerciante aceptó, de la boca para
afuera, pues no pensaba más que en volver con los suyos. Finalmente,
después de tres años de estadía en aquel "País de los Hombres Blancos",
éstos consintieron en dejarlo volver, pues se confirmaba que era
"inasimilable" y que aceptaba su presencia en ese lugar contra su
voluntad. Se dirigió directamente hacia Limerick (lo cual muestra que la
ruta a seguir era conocida, y con anterioridad a esta fecha, que los
marinos sabían orientarse).

Es éste el más antiguo relato que se posee, en las sagas, sobre la presencia
de los celtas en una costa desconocida para los vikingos, pero que estos
últimos conocían como el continente al oeste del Atlántico,
geográficamente mal situado para ellos, pero que sabían habitado por
blancos de origen celta.

Tres años después del desembarco involuntario de Ari Marson, fueron


proporcionados, por Bjarni, detalles de dicha costa a los vikingos. Por lo
tanto, el mismo año en que Ari Marson, ya liberado, podía retornar, Bjarni
también, a pesar de él, había llegado a las costas de América. Esto
muestra una frecuencia verdadera de esos desplazamientos por
tempestades, durante los viajes hacia Islandia, con vientos y corrientes
que empujaban preferentemente hacia aquella región del "País de los
Hombres Blancos". Ya volveremos a ello, así como al viaje de Bjarni en el
año 986.

La aventura de Ari Marson fue revelada en Noruega sólo a comienzos del


siglo XI por Rafn, poderoso comerciante vikingo establecido en Irlanda y
conocido con el nombre de "El Comerciante de Limerick"; pero el relato fue
consignado por escrito más tarde. Dicho texto se encuentra en el
manuscrito Landnamabók. Rafn figura allí como descendiente de Rolf, de
Noruega; su madre descendía de Steinof el Modesto. Lo cual hace que
estuviera emparentado con Leif Erikson y Ari Marson a la vez. La fecha
citada por el Landnamabók es el año 982, pero parece ser que se trata más
bien del año 983, fecha proporcionada por las sagas, y que conviene
retener.

23
Un dato sobre el mismo acontecimiento se encuentra en otro manuscrito
de Ari Frode (Ari el Sabio). Este cuenta los relatos que conocía gracias a su
tío Thorkell Gellirson. Este último, entre otros, habla de su abuelo, Ari
Marson, a quien no ha conocido. Pero Thorkell sabía por el viejo conde de
las Oreadas, Thorfinn, que Ari Marson había estado más allá del océano,
en el "País de los Hombres Blancos". Después del año 1120, fue referida
otra versión por Thorgilson quien murió a los ochenta años, en 1147 ó
1148, y que decía conocer el relato por Rafn (Hrafn), quien a su vez había
conocido a Ari Marson. Además Thorkell era el hijo de Gellir (Gellirson) que
fue compañero de Leif y éste poseía, de este modo, de primera mano, un
relato de los viajes de Leif. Había pues un solo intemediario entre Ari Frode
y uno de los protagonistas del viaje al país llamado más tarde Vinlanda.

En un manuscrito muy posterior (designado con el nombre de Codex 770,


página 124) aún se encuentra una alusión a Ari, hijo de Mar (Mar son) y
de Katia, de Reykjaness, en Islandia (se trata pues con certeza de un
vikingo y no de un irlandés tal como lo indican varios autores irlandeses
que olvidan que Limerick estaba en manos de los vikingos . . . Pero
después de todo, proclamamos a Clodoveo nuestro primer rey, ¡y era un
invasor germano! ).

Tales son pues las diferentes fuentes que ilustran este primer relato
nórdico sobre la presencia de los celtas en el continente norteamericano,
en tanto que, y es importante, los vikingos, llevados por vientos
desfavorables, han desembarcado allí cuando se dirigían hacia Islandia,
pues éstos últimos no iban en aquel entonces a Groenlandia en donde
recién se instalaron algo más tarde; ya lo veremos cuando tratemos sobre
la saga de Leif.

2. La saga de Bjarni

Se divisa el continente americano.

El joven islandés Bjarni parte de Nidaros (hoy Trondjheim) a bordo de un


drakkar que pensaba cargar de mercaderías para luego dirigirse al
encuentro de su padre Herjolf (o Herjulf), instalado en Islandia. Pero,
coincidencia, una vez en Islandia, supo que su padre se había ido de la isla
el mismo día en que él se iba de Noruega. Herjolf se había dirigido a
Groenlandia para comprobar las ventajas de aquel país, tan ponderado por
24
su amigo y compatriota Leif, quien volvía luego de haber pasado tres años
allí como exilado. Herjulf se había ido pues como pasajero en la
embarcación de Leif, ya que la suya se encontraba en Noruega al mando
de su hijo. Este conocía bien el mar al norte de Escocia, de Noruega a
Islandia, es decir el océano Caledoniano.

Al llegar a Eyrar, en Islandia, y al enterarse de la partida de su padre, sin


descargar la embarcación y a pesar de lo avanzado del otoño, decidió ir
inmediatamente a su encuentro. Aún sin conocer el recorrido y sin
escuchar los consejos de los demás, pero confiando en su talento de joven
navegante, no tomó ningún piloto; ¡pues un buen marino en el agua está
en todas partes en su elemento! Las descripciones y puntos de referencia
que los "capitanes" se transmiten entre sí les dan la posibilidad de ir con
seguridad al punto elegido.

Yendo hacia el oeste, fue tomado por la bruma y los hielos y debió huir
hacia el sudoeste; la corriente casi norte-sud que pasa entre Islandia y
Groenlandia le facilitó esta ruta hacia el sudoeste, pero esa corriente
también traía los hielos polares. Tuvo la suerte de contar, poco después,
con un viento favorable que le permitió llegar rápidamente a la región de
los hielos dejando de lado esta peligrosa zona. Pero pronto se dio cuenta de
que ello lo llevaba lejos de Groenlandia. Durante varios días se
prolongaron el cielo cubierto y el tortísimo viento nordeste. Sabía que, a
pesar de haber navegado con las velas desplegadas al mínimo, se había
dirigido demasiado al sur. La salida del sol le permitió establecer la latitud.
Ese ángulo de percepción del sol correspondía a un cambio del viento en
aquella latitud sud; pudo así corregir el rumbo y volver hacia el norte.

Al cabo de una jornada de navegación hacia el norte, la tripulación divisó


una costa. Pero, por la latitud, Bjarni sabía, gracias a las descripciones
que le habían sido hechas, que no se trataba de modo alguno de la costa
oriental de Groenlandia que habría bordeado a estribor. Había bosques,
caletas, playas; nada de la costa recortada y escarpada que debía bordear,
la tierra a "styribord" (a estribor), después de haber doblado el cabo
Fareweil. Cerca de la costa, el viento del continente le era favorable y
bordeó a distancia visible aquellas tierras desconocidas dejadas a babor,
escrutándolas con cuidado (los textos más antiguos llamaban al cabo
Fareweil el "Pico de la Desaparición": al dejar la costa oeste de Groenlandia
para hacerse a la vela hacia Islandia, allí estaba, a lo lejos, la última parte
visible de Groenlandia.)
25
La descripción que Bjarni ha hecho, con las distancias entre puntos de
referencia notorios, ha permitido, al parecer, volver a trazar
aproximadamente su itinerario. Había sido llevado por los vientos y
corrientes hasta la altura de Bostón, había logrado rectificar el rumbo
antes de ver la costa y, luego de una jornada de navegación, hacia el norte,
había divisado desde lejos una costa que bordeó, la región de Acadia
(Nueva Escocia) muy probablemente, luego Terranova; finalmente se dirigió
derecho hacia su puerto de destino en Groenlandia. Pues había
determinado su latitud con precisión y sabía que ya no estaba muy lejos
de la latitud de Groenlandia; al parecer también determinó
aproximadamente su longitud y presintió que continuando un poco más
hacia el norte debía encontrar Groenlandia.

Cuando ve sus costas no tiene ninguna dificultad en reconocer las señales


indicadas por sus colegas. De este modo llega directamente al puerto
descripto (el paso por el estrecho de Belle-Isle es una interpretación de
autores modernos que han analizado esos textos; dicha interpretación no
sólo debe ser tomada con grandes reservas sino además rechazada con
gran evidencia; ya volveremos más adelante sobre el movimiento tectónico
de la costa en ese lugar; no pocos autores se basan en los mapas
actuales).

Era en el año 986. Bjarni fue el primer vikingo que ha dejado rastros en
las sagas sobre una descripción del continente de América del Norte. Su
descripción parece ser lo bastante precisa como para poder reconocer las
costas que ha bordeado, localizarlas, encontrarlas; todo ello gracias a las
anotaciones hechas sobre la duración de los recorridos entre los puntos de
referencia. Es verdad que subsisten dudas, pero sólo sobre pequeños
detalles. Este incidente de navegación mucho dice sobre la capacidad de
los marinos de aquel entonces para orientarse en el mar, de una costa a
otra del Atlántico; y se la puede relacionar con la del cartaginés Himilcon,
más al sur, y 1500 años antes.

¡Pero Bjarni no recibió ninguna felicitación! No se trataba en ese caso de


una proeza. Era el trabajo normal de un marino, pero no era el trabajo de
un vikingo. Para él constituyó una crítica general por no haber
desembarcado, tomado posesión de aquellas tierras en nombre del rey de
Noruega, explorado los puntos de agua, los fondeaderos, los recursos, para
ver si allí había tierras que permitieran encontrar un abundante y fácil
botín. Quince años después, en 1001, Bjarni tuvo la oportunidad de ir a
26
Noruega. Allí narró el viaje durante el cual había divisado nuevas tierras.
Pero fue nuevamente tratado de mal vikingo por no haber tomado posesión
de aquellas tierras. Volvió a partir hacia Groenlandia en el verano del año
1002.

La tripulación, después del regreso, dio parte de los reproches dirigidos a


Bjarni por su conducta de 16 años antes. La falta, reprochada "en familia"
en Groenlandia, se había hecho pública y Noruega, el rey, no la olvidarían
jamás. Había habido afrenta pública por culpa de un groenlandés; todos
eran solidariamente responsables y era necesario reparar el ultraje. Era el
jefe de la colonia quien debía dar el ejemplo. Al menos era lo que pensaba
Leif Eriksen.

Sin embargo, este último, no pudo decidir a su viejo padre, Erik el Rojo, a
tomar el mando de la expedición, y fue él mismo quien partió para hacer,
en sentido contrario, el viaje efectuado por Bjarni Herjulfson 17 años
antes, pues ya corría el año 1003 (volveremos a encontrar este viaje más
adelante, en la saga de Leif).

¿Qué había sido de Bjarni? Buen marino, pero sobre todo buen
comerciante, no siendo la navegación más que un medio y el comercio el
fin, éste tenía los pies sobre la tierra... lo cual no es inconciliable. Dejó
hablar. No sentía tener el espíritu de un pionero que trata de descubrir, de
crear una riqueza: se contentaba con explotar las riquezas ya establecidas,
seguras: era de los que prefieren más "tener un pájaro en mano que cien
volando". Anónimo comerciante sin historia, se perdió luego de vista (sus
descendientes, poco orgullosos de él, hicieron silencio sobre el resto de su
vida).

Recordemos que si, más tarde, aún se encuentra el nombre de Bjarni, se


trata en realidad de otro Bjarni, hijo de Grimolf y cuya embarcación se
perdió en el mar (la saga de Karisefni es la que más habla de ello).
Habiendo salido de Brattahild en Groenlandia, para dirigirse a Vinlanda,
fue sorprendido en alta mar por un fuerte viento del oeste que terminó con
su viejo barco, muy agujereado por las tarazas.

El "eptibotr" (la barca), impregnado de aceite de foca. había resistido a


estos moluscos. Pero, puesta en el agua, sólo podía cargar la mitad de la
tripulación. Bjarni, que había permanecido a bordo con los demás
hombres, desapareció para siempre, en tanto que el "eptibotr" (de algún
modo la ballenera) logró llegar a Dublin, que era uno de los grandes
27
puertos vikingos: los puertos de Irlanda, a comienzos del siglo XI, estaban
en manos de los normandos, y desde mucho tiempo antes. No debemos
olvidar que hacía un siglo que estos últimos se habían instalado para
siempre en Francia: el tratado de Saint-Clair-sur-Epte es de 911.

Esta anécdota no tiene nada que ver, directamente, con la implantación


celta en América, pero, muy sucintamente, la hemos recordado:

— primeramente para mostrar que un barco en peligro entre Groenlandia


y la región de Bostón, un pequeño barco

—de 6 a 8 metros de largo— cargado al máximo de marinos, podía ir


directamente hasta Irlanda sin escalas intermedias, debido a los vientos y
las corrientes; privados de su "capitán", los tripulantes tenían "segundos"
capaces de gobernar, de atravesar todo el Atlántico (esos pequeños barcos,
los "eptibotr", a veces han sido llamados "snekkars" por algunos autores —
o barcos-serpientes— porque "el figurón de proa" era una cabeza de
serpiente, figura amovible, encajada en lo alto del estrave; sin embargo, ha
sido encontrada una embarcación muy larga, que nunca debe haber
navegado, y que se llamaba Gran Serpiente, de modo que snekkar no
significa necesariamente pequeño, y nosotros preferimos evitar la
confusión; sin embargo, hemos conservado la apelación "drakkar", término
que proviene de dragón pues generalmente es admitido para designar la
embarcación corriente de los vikingos: embarcación de 72 pies

—aproximadamente 23 m— de largo utilizada en el Mar del Norte desde el


siglo III hasta el XI, pero su ancho ha variado, ha ido aumentando a
medida que se alargaban las travesías, para poder hacer frente mejor al
Atlántico Norte; originariamente, estos barcos eran sobre todo de remo, y
navegaban en cabotaje; eran "finos" (relación largo sobre ancho = L/A
pasando de 5,5 a 5, luego a 4,5 hacia el siglo IX, el gran siglo vikingo),
pues entonces la embarcación se desplazaba sobre todo a vela;

— además esta anécdota es útil para recordar que los vikingos iban a
Dublin, que en aquel caso no se trataba de celtas, de navegantes oriundos
de Dublin, ello para corregir errores difundidos por los irlandeses; lo
hemos hecho notar también con respecto a Ari Marson, nacido en
Limerick, en la costa oeste de Irlanda, de padres vikingos.

Volvemos a encontrar este error, esta confusión entre Irlandeses e


Islandeses, en un manuscrito Codex 770 —c 8 vo— página 1 24. citada por
28
autores irlandeses: "Había en el sur de Groenlandia, que estaba habitado
por los normandos desde alrededor del año 985, regiones desiertas e
icebergs: el Helluland, el Skraelings, el Markiand, el Vinland el Bueno;
luego v algo hacia atrás, se encontraba Albania que es el País de los
Hombres Blancos. Antes, se viajaba hasta allí a vela desde Irlanda. Allá,
irlandeses e islandeses reconocieron a Ari Marson, de Reykjaness, de
quien nada se sabía desde hacía mucho tiempo y que había sido nombrado
jefe por los habitantes de aquel lugar". Pero este texto, muy posterior a las
sagas, cae en algunas confusiones, pues no fue Ari Marson quien
permaneció mucho tiempo en "Albania" y fue hecho jefe. Ya volveremos a
verlo más adelante: fue Bjorn. En cuanto a la saga de Bjarni, aun cuando
no haga alusión a los celtas, por cuanto éste no tocó el continente
americano, es indispensable para la coordinación del relato.

Señalemos además que el Landnámabók indica, como otros nombres de


Albania o del País de los Hombres Blancos, la "Gran Irlanda" o "Irland ad
—o ed— Mikia". Más adelante evocaremos ese texto contemporáneo de las
sagas, cuando citemos algunos datos sobre las travesías. En cuanto a
Groenlandia, a veces fue llamada Estofiland y dicha apelación subsistió en
algunos documentos hasta comienzos del siglo XVI; parece probado,
también, que a veces se daba ese nombre a una parte de Canadá en
mapas anteriores a Colón. Mercator, según el mapa de Zeno la identificó
con la Tierra de Baffin y no con el Labrador. En realidad, este nombre
figura en el mapa del siglo XII de El Idrisi (o Edresi), y algunos geógrafos
modernos, por un curioso error de semántica, creyeron que se trataba de
un país "nórdico", ¡Estonia! En el capítulo sobre los mapas, veremos que
es Islandia. Volveremos también sobre el verdadero sentido toponímico de
Albania (que, así como Albion, no tiene nada que ver con la raíz latina
"alba" —o más bien "albus" pues se trata de una palabra de origen celta y
no latino).

3. La saga de Erik

Primera implantación de los vikingos en Groenlandia.

La saga de Erik es una de las más importantes por sus desarrollos. Sin
embargo, sólo retendremos aquí algunos aspectos sobresalientes para la

29
cronología de los hechos, pues dicho navegante no estuvo en contacto con
los celtas en América.

La importancia de esta saga se debe al hecho de que él fue el fundador de


la colonia noruega de Groenlandia, el animador durante el proceso de
población que llegó a alcanzar a alrededor de 7.000 personas. Pelirrojo
apuesto, desde muy joven fue llamado "el Rojo". Era el hijo de Thorvaid
Asvaídson. Este último, luego de un asesinato, fue proscripto de Noruega.
Decidió ir hacia Islandia, con su familia y sus sirvientes. Abandonó
Jaederen y no encontrando otras tierras deshabitadas que no fueran las
del noroeste, hacia el año 960, se implantó en Drangar, región de clima
rudo y suelo ingrato.

Fue allí en donde creció Erik (nacido en Noruega). Siendo joven, se casó
con una joven viuda, Thorhild, quien poseía tierras más al sur (al oeste de
la isla). Dejó el domicilio paterno de Drangar para instalarse en aquella
zona más fértil, en Haukadal; allí tuvo tres varones y una nena.

Había heredado el carácter batallador de su padre. La ira era súbita entre


los vikingos, y las costumbres de la época muy crueles: ciertos vecinos
habían dado muerte a unos sirvientes de Erik, por haber éstos cometido
algunos estropicios. Ley del talión: Erik dio muerte a las asesinos. Pero la
justicia, calcada de la de Noruega, había sido instituida en Islandia y nadie
tenía derecho a substituir al tribunal del jefe, del "jari".

Erik, cuya causa era justa (? ), sólo fue condenado por "vicio de forma" a
tres años de destierro. Pero nos encontramos en el año 981. ¿Dónde ir a
instalarse en esta época del año y cómo preparar allí lo necesario para
invernar? Erik se decide a pasar sus años de exilio en aquellas tierras que
se divisan al alejarse hacia el oeste, altas y brillantes de hielo. Un vikingo,
Gunnbjorn, que muchos años antes, hacia 900, había sido alejado de su
rumbo, las había descripto a sus compatriotas islandeses. Nosotros hemos
de ver que las islas descriptas por Gunnbjorn se encontraban al este de
Groenlandia y que, en parte, desaparecieron en un cataclismo del siglo
XIV, en tanto que el glaciar avanzaba y que algunas partes rocosas de la
costa oriental actual son, en realidad, algunas de las islas envueltas por el
glaciar.

Pero es demasiado tarde para que Erik se vaya; los días son cortos, y corre
el riesgo de que su embarcación sea atrapada por los hielos. De tal modo,
decide ocultarse en una isla desierta del noroeste de Islandia para pasar el
30
invierno. Su escondite es revelado sólo a algunos amigos seguros que lo
abastecen. En la primavera del año 982, se dirige derecho hacia el oeste,
en dirección a aquellas tierras poco conocidas. La costa oriental con sus
altos glaciares que llegan hasta el mar no le parece habitable. Se dirige
hacia el sur, llevado por la corriente ártica, y explorando las costas.
Bordea el cabo Fareweil y remonta a lo largo de la costa oeste. Allí
encuentra profundas bahías, reparadas, sin hielos, rodeadas de verdes
pastos. Bautiza a aquella región el "País Verde", el "Green Land", el "Groen
Land". Ya volveremos más adelante sobre la posterior modificación del
clima, y no veamos en este nombre una broma, un señuelo para atraer a
sus conciudadanos, tal como han escrito algunos autores, ello al juzgar la
situación actual, pero ignorando ese rápido cambio de clima que se operó
algunos siglos más tarde y que ahora comienza a conocerse mejor.

Durante el resto del año 982 exploró la costa, pescó y cazó para
asegurarse la alimentación. Según algunas interpretaciones, sobre las
cuales tengo algunas reservas pues no he encontrado nada sobre el tema
en los más antiguos textos, Erik, en distintos puntos, habría notado la
existencia de carcazas de barcos, de ruinas de casas de piedra, de altares
(?) de piedra. Lo cierto es que, durante esos tres años de destierro, no
encontró a ningún ser humano; y sobre ese punto todas las versiones
están de acuerdo.

Su primer invierno, para su seguridad, lo pasó en una isla

(Tunugharfik) a la entrada de un fiord. Pero en la primavera siguiente,


pudo apreciar que las mejores tierras se encontraban hacia el fondo del
fiord. Fue allí que, cerca de una playa donde podía atracar su barco y
sobre un montículo desde donde se podía dominar y vigilar los
alrededores, ante la ausencia de seres humanos que le daba garantías de
seguridad, construyó una casa para pasar los dos inviernos siguientes.
Ese lugar habría de ser Brattahiid (= Las Pen-dientes Abruptas). Al
finalizar su destierro volvió a Islandia, pero, desde su llegada, entró en
querella con los que consideraba responsables de su exilio; fue vencido y
decidió partir para siempre de aquel país que ya le era hostil.

Sin embargo, hábil conductor de hombres, inteligente, orgulloso,


emprendió la tarea de llevar con él al máximo de amigos hacia aquellas
tierras libres que había explorado y que supo describir del modo más
favorable. En el año 986, una verdadera flotilla de 35 embarcaciones (otra

31
versión que no he podido recoger indica 25) partió de Islandia hacia
Groenlandia con familias, sirvientes, ganado, todos los bienes para un
viaje sin regreso. Más de 1.000 personas en total.

Desgraciadamente el dios Thor no estaba de acuerdo con esa despoblación


de Islandia. ¡Se vengó! La tempestad se arrojó sobre la flota
inmediatamente después de su partida. Algunos barcos pudieron dar
media vuelta, otros volcándose al querer dar media vuelta, desaparecieron
por completo, pues los drakkars, de fondo casi playo, sin quilla, no podían
hacer frente al mar con viento de costado. Sólo aquellos que huyeron, con
apenas la vela necesaria para maniobrar en ese mar enfurecido, llegaron a
buen puerto. No había más de 14 embarcaciones con 600 o 700 personas;
las embarcaciones que se hundieron fueron sobre todo las que estaban
cargadas con ganado y con muy pocos hombres para maniobrar lo
suficientemente rápido cuando la tempestad se abatió sob.re ellos; todas
las versiones coinciden sobre el número de 14 embarcaciones llegadas.

Las familias, guiadas por la afinidad, se agruparon en poblaciones


separadas a lo largo de la costa oeste. Otras que no habían podido partir
con las demás, y con el mar ya calmo, fueron a reunirse con ellas. Erik
había reencontrado su casa de Brattahiid. Le hizo algunos anexos,
establos de adobe y volvió a Islandia a buscar otras provisiones. Fue
entonces cuando, al alabar las cualidades de aquella tierra verde y
despoblada a su amigo Herjulf, éste lo acompañó; en tanto que el hijo de
Herjulf, Bjarni, se encontraba en viajes de negocios en Noruega con el
barco de su padre. Herjulf se sintió cautivado por el lugar, encontró tierras
convenientes al sur, cerca del cabo Fareweil y fundó allí un pueblo
naturalmente llamado Herjulf ness, al fondo de un fiord, Herjulf s fjord.

4. La saga de Leif

Primer reconocimiento del continente

Los hijos de Erik eran jóvenes todavía cuando llegaron a Groenlandia. El


mayor, Leif, llamado "el Feliz", creció más tarde en esta región de
Brattahiid. Joven vigoroso, inteligente, fue digno hijo de su padre cuya
obra continuó, haciendo de Groenlandia una colonia dinámica, en
constante expansión. Tal como su padre, fue el jefe indiscutido. La saga

32
que se le dedica es también una de las más importantes y viene después
de la que describe la vida de su padre Erik.

Sin embargo, sólo retendremos un pequeño resumen de ella para la


continuidad de los hechos, pues él tampoco tuvo contactos con los celtas,
pero fue él el primer vikingo que exploró el continente y su saga ha
permitido determinar localizaciones de importante interés histórico. Hemos
visto que en el año 986, año en que los islandeses, llevados por Erik, se
instalan en Groenlandia, Herjulf, padre de Bjarni, acompañó a Erik. A su
regreso a Islandia y al enterarse de esto, Bjarni continuó para reunirse con
su padre, pero empujado por la tormenta, llegó mucho más al sur, al
continente americano, al cual describió sin desembarcar en él.

Había allí una falta a las leyes tradicionales, y esta ausencia de "civismo"
de Bjarni que no tomó posesión de esas tierras fue objeto de reprobatorias
conversaciones. Esto dejó rastros en el joven Leif. De tal modo, cuando ese
recuerdo fue reavivado en ocasión del viaje de Bjarni a Noruega, finalizado
en 1002, es decir 16 años después de su periplo en el sur, Leif, ya mayor,
se levantó contra la afrenta. Además, era sensible a las cosas noruegas
debido a la misión de evangelización que el rey le había encargado dos
años antes. El honor de toda la colonia estaba en juego. No podía ser que
se dijera que los groenlandeses habían perdido el espíritu de pioneros (¿o
de conquista?) de sus predecesores: la era vikinga no había muerto en
Groenlandia.

Más vale tarde que nunca, y era necesario partir lo más rápidamente
posible a tomar posesión de aquellas tierras. No pudo decidir a su padre
para que se pusiera a la cabeza de la expedición. Este argumentaba estar
en edad demasiado avanzada. Además, era muy necesario que el gran jefe,
el "jar!" se quedara cerca de sus subditos; si no, ¿qué podría llegar a
ocurrir con gente tan pronta para la pelea? ¡Paso libre a los jóvenes! En
realidad, también Erik hacía enfurruñar a los suyos. Había enviado a su
hijo Leif a Noruega en el año 999. Ese viajero de un país que en realidad
escapaba al imperio del rey fue llevado a este último, a Nidaros
(Trondjheim) y Olaf lo convirtió al catolicismo, pues no se podía resistir al
rey sin correr grandes riesgos. Fue vuelto a enviar a su país en la
primavera siguiente con la orden de convertir a los groenlandeses.

A lo cual su padre, quien temía las enseñanzas demasiado pacíficas de


Cristo, se opuso: ello sólo serviría para anunciar el fin de la combatividad

33
de los vikingos. Fue quizás para probar que aquel ardor conquistador no
se había enmohecido por lo cual Leif se decidió a partir, aunque parece
haber aceptado mantener la palabra dada al rey, ya que logró convertir a
su madre. Una razón más para la hostilidad de Erik. Su madre, Thorhild,
hizo la promesa —la cual cumplió— de construir una pequeña iglesia cerca
de la granja de Brattahiid (región de Julianeshaab), en la región llamada
del OEsterbygd, o del este, del sudeste, más bien, en relación a la colonia
que se había establecido más al norte, más al noroeste, estando orientada
la costa de la región sur de Groenlandia en dirección sudeste-noroeste, al
oeste del cabo Fareweil. La colonia del noroeste, en la llamada región
Vesterbygd (alrededores de Godthaab) estaba también bordeando la costa
occidental de Groenlandia, pero ese grupo de poblados estaba separado del
otro por un pequeño glaciar que llegaba hasta el mar. Las dificultades en
las comunicaciones entre los dos grupos de poblados hicieron que poco a
poco éstos se administraran de manera autónoma, en federaciones, cada
región con su parlamento, pero Leif seguía siendo el jefe supremo.

La iglesia de Thorhild (o Tjodhilde) fue el punto de partida de un gran auge


religioso. Las ruinas de aquella edificación fueron encontradas,
casualmente, en 1961 e identificadas por el doctor Meidgaard, especialista
en arqueología escandinava; la iglesia dataría de los años 1001 o 1002. Ha
sido descubierto un cementerio cerca de esas ruinas y las excavaciones
han comenzado en 1962; las paredes, de turba (? ) o más bien de adobe,
han desaparecido, pero se habían hecho cimientos de piedra. En el
OEsterbygd, se han censado once iglesias, dirigidas por un obispo que,
más tarde, tuvo su catedral en Gardar. Fue un gran edificio, cuyas ruinas
fueron encontradas. Tenía aproximadamente 24 metros de largo por 14 de
ancho. La sala de audiencia del obispado tenía 15 metros de largo y 7 de
ancho. Las iglesias eran más amplias que las de Islandia, que las de
nuestra época merovingia y carolingia. Los archivos de Europa mencionan
el nombre de 17 obispos que se han sucedido en Groenlandia. Es decir que
si esas regiones estaban en relaciones comerciales continuas con Irlanda,
Escocia, Escandinavia, la Iglesia Católica, Roma, tampoco ignoraban nada
sobre esos países.

En los orígenes del desarrollo del cristianismo se encuentra Leif, de allí el


importante lugar reservado en las sagas a este eminente propagador de la
fe, las cuales fueron escritas más tarde por los cristianos. Con respecto al
primer viaje que Leif hizo a Noruega, es conveniente detenerse brevemente
sobre su desarrollo.
34
Erik lo había enviado a Noruega con el fin, por un lado, de poner a prueba
las aptitudes del joven para conducir una embarcación y, por otra parte,
de conseguir mercados pues era necesario procurarse muchos objetos en
Europa: herramientas, armas, utensilios de hierro, de madera, ropa de
tela; algunas vestimentas encontradas en tumbas han mostrado que
seguían la moda europea. Como intercambio, ellos exportaban pieles,
marfil de diente de morsa, etc. Pero apenas hubo dejado Brattahiid,
después de haber bordeado el cabo Farewel, Leif fue sorprendido por un
violento viento cruzado y por una corriente ártica. Peligroso balanceo, pues
el drakkar no tenía orza de deriva. Era necesario derivarse para recibir el
viento cruzado y dirigirse hacia el sudeste. Atracó en las Hébridas y
esperó, dijo, todo el verano, un viento balanceo, pues el drakkar no tenía
orza de deriva. Ya no se podía hacer escala en Islandia. Era necesario
desviarse para recibir el viento cruzado y dirigirse hacia el sudeste. Atracó
en las Hébridas y esperó, dijo, todo el verano, un viento oeste para
continuar hacia Noruega. ¿Un verano sin viento oeste en el Atlántico? En
realidad, se había demorado porque había sido llevado en otra dirección:
una relación amorosa con Thorgunna, ¡y que le costó romper!

Esta anécdota muestra cómo un joven capitán de embarcación, dejado en


libertad por primera vez, no duda, ante los imperativos del mar, en
atravesar todo el Atlántico, desde Groenlandia hasta las Hébridas sin
escalas, voluntariamente, y con perfecto conocimiento constante de su
posición. Esto confirma nuevamente lo que hemos dicho precedentemente:
las vías marítimas Europa - América del Norte eran bien conocidas y
frecuentadas cerca de 500 años antes de Colón ...

De regreso en el 1000 (en tanto que Bjarni partió hacia Noruega en el 1001
y volvió en el 1002), al volver Bjarni —cuando su tripulación dio parte de
la reprobación pública ante su falta de 986— fue entonces un Leif
perfectamente consciente de su dominio en el manejo de una embarcación
quien decide reparar esa falta que recayó sobre todos los groenlandeses.
En la primavera del 1003 deja Brattahiid para reencontrar su país, con
una tripulación de 35 hombres. Para aquel momento la colonia ya se había
desarrollado y contaba con alrededor de 2.000 personas. Allí se
encuentran aún, aptos, muchos hombres que acompañaban a Bjarni
durante su periplo hacia el sur 17 años antes. Leif toma a algunos de ellos
para estar más seguro de reconocer de bastante lejos las costas que esos
hombres ya habían reconocido. Es verdad, la descripción de Bjarni se

35
encuentra siempre presente en todas las memorias, pero más vale no
dudar en este reconocimiento que Leif quiere rápidamente.

Sin embargo, hace escala más al sur, en Herjulfsness (fundado, lo hemos


visto, por Herjulf, padre de Bjami) pues quiere ver por sí mismo, para
contar con más detalles, al poderoso comerciante y rico granjero en que se
convirtió Bjami. Para evitar cualquier error e ir rápido, quiere hacer,
exactamente en sentido inverso, la ruta de Bjami, declara Leif (algunos
autores han escrito que Bjarni acompañó a Leif; esto no se encuentra en
absoluto en el texto, y todo el texto lo desmiente). Al abandonar
Herjulfsfjord, enfiló en dirección sudsudoeste hasta la costa del continente.
Divisó primeramente una región desolada, llana, que llamó Helluland, o
País de las Rocas Chatas. Algunos autores han identificado Helluland con
el Labrador, interpretando, dicen, el Hausbók. Ahora bien, la saga de
Bjarni describe como última tierra a la vista, abandonada antes de
dirigirse hacia Groenlandia, una tierra que parece corresponder más bien
a Terranova, con sus montañas cubiertas de nieve. Serían los montes del
Morne Mayor y de San Gregorio, visibles desde la entrada del estrecho de
Bello-Isle (? ). Haciendo el viaje a la inversa, Leif habría atracado cerca del
extremo norte de Terranova, próximo a Rocas Chatas. En la Ensenada de
la Roca Chata (Fíat Rock Love), al parecer, que está aproximadamente a 28
km al norte de San Juan. Ello según las conclusiones de un estudio hecho
por Hjalmar R. Holand en su obra América 1295-1364. Más adelante,
veremos mapas que muestran que el Helluland no puede ser otra cosa que
la actual costa norte y e.ste de Terranova.

Las interpretaciones tendientes a asimilar Helluland = Labrador me


parecen falsificadas pues el estrecho de Belle-Isle no existía en aquella
época; Leif no ha podido pues bordear Terranova por el oeste, atravesar el
estrecho de Belle-Isle y dejar Terranova, que no era isla, a babor. Volveré
sobre el tema.

36
El análisis del Flateyjarbók da varias razones para que sea Terranova:
descripción, situación en dirección y en tiempo de navegación en relación a
Groenlandia, situación en dirección y en distancia en relación a la tierra
vista precedentemente por Bjarni, no pudiendo ésta ser otra que Nueva
Escocia. La parte explorada del norte de Terranova le pareció poco
atractiva y Leif se dirigió hacia la segunda descripta por Bjarni. Bordeó la
costa oriental de Terranova sin detenerse, por parecerle aquella región
demasiado hostil. Luego de haber sobrepasado Terranova, se desvió hacia
el sudoeste a fin de encontrar la costa descripta por Bjarni. Llegó a Nueva
Escocia un poco hacia el norte de Halifax, probablemente. La región,
cubierta de bosques demasiado cerrados, no pareció ser conveniente para
una implantación humana, pues no se encontraban en ella lugares de
pastoreo. La llamó Markiand, o País de los Bosques.

Hizo una segunda parada, al sudoeste de Nueva Escocia, quizás antes del
cabo Arena. Luego describió una curva hacia el oeste para ir al encuentro
de la costa que abordó, al parecer al sud del cabo Cod, a 110 km
37
aproximadamente al sudeste de Bostón. El lugar le pareció favorable y se
internó —realmente— en el enorme fiord de 8 km de largo que allí forma el
río Bass, aprovechando al mismo tiempo para pescar salmones.

En The last discouery, Frederick J. Pohl describe cómo, en 1951, llevó a


cabo esta l.ocalización y encontró los agujeros de amarre de las
embarcaciones: el drakkar y sus dos embarcaciones, la "ballenera" de
alrededor de 6 a 8 metros de largo y la pequeña barca de 3 m. Se inspiró
en la saga de Leif, que confirma la saga de Thorvaid, hermano de Leif (que
volveremos a encontrar). Pero para llegar a afirmar que, en efecto, aquel
fue dominio de Leif, será necesario descubrir otros datos además de esos
"agujeros" de amarre; sólo digamos, por el momento, que las deducciones
de Pohl son posibles; éste habría encontrado luego huellas de
construcciones, de la cerca; pero aún son necesarias más confirmaciones
de fechas propuestas; sin embargo, ya hemos de ver otras convergencias.

Fue allí en donde Leif construyó "refugios" para pasar el invierno de 1003-
1004. Algunos pantanos lo protegían. No vio ninguna huella de presencia
humana en los alrededores y se consideró seguro.

Una vez preparado el terreno, con la ballenera, algunos pequeños equipos


partieron de exploración, sobre todo hacia el sud, penetrando a veces en el
interior de las tierras. Era otoño y algunos miembros de su tripulación,
durante uno de esos recorridos de reconocimiento descubrieron sabrosas
bayas que el germano del sur, Tyrker, reconoció como uva salvaje.
Aquellas bayas habían sido descubiertas por dos gaels que algunos han
querido identificar con irlandeses, para llevar todo hacia Irlanda, en tanto
que la saga de Erik el Rojo indica que eran escoceses. Estos habían sido
capturados por los noruegos y ofrecidos como esclavos a Leif por el rey
Olaf, en recompensa de la promesa hecha por Leif al rey de propagar la fe
cristiana en Groenlandia, durante su viaje a Noruega en el año 999-1000.
Excelentes exploradores, caminadores infatigables, esos dos gaels
formaban parte del equipo de exploración y fueron ellos quienes llevaron
esas bayas desconocidas a Tyrker, quien las identificó.

Leif fue informado de ello, con muestras probatorias y, desde entonces, esa
región fue llamada Vinlanda (algunas versiones, equivocadamente, ubican
esta anécdota en la saga de Karisefni, pero ella pertenece sin duda alguna
a la saga de Leif; la confusión proviene de que la palabra Vinlanda no
figura en la primera versión, sino en otra posterior; pero se encuentra

38
igualmente en una versión de la saga de Thorvaid, mucho antes de que
Karisefni fuera a esas regiones). La fecha exacta del bautismo de esta
región con el nombre de Vinlanda sigue siendo objeto de controversias, ya
que en tres versiones llegadas hasta nosotros, en el Landnámabók, no se
atribuye a Leif el descubrimiento de Vinlanda; así como tampoco en la más
antigua versión conocida del Islendigabók, en irlandés antiguo; pero, por el
contrario, le es atribuida en la versión latina de dicha recopilación, y ésta
es anterior a la versión en irlandés antiguo. Pero fuera lo que fuere, si no
fue Leif el primero en llamar Vinlanda a aquel país, dicha denominación es
sólo algunos meses posterior, ya que se la encuentra, sin explicación, por
lo tanto ya admitida, en la saga de Thorvald. Es pues necesario rechazar la
versión nacida en el siglo XIX, en la cual se ha imaginado que ese nombre
provendría del antiguo danés "vin" que significaría "hierba", y que aquel
era el país de la hierba, el país del pastoreo y lo que sorprendió a Leif fue
que, en invierno, los pastos se conservaban verdes. Pero éste es
absolutamente otro aspecto. El invierno fue suave y la exploración
continuó, en dos equipos, uno que permanecía de guardia y otro que debía
volver todas las noches. Durante el invierno, el día más corto, Leif tomó
nota de las horas de salida y de puesta del sol. Esto ha permitido
circunscribir las investigaciones, eliminar ciertas interpretaciones que
ubican el terreno de Leif en Terranova, inspirándose de las ruinas allí
encontradas, pero ignorando totalmente las observaciones astronómicas de
Leif; pues aún en nuestros días, algunos siguen haciendo caso omiso de
esas capitales indicaciones, sin embargo. De este modo, un sitio
reconocido por Mallery en Terranova, en realidad y según diversas
comprobaciones, sólo ha sido habitado varios siglos más tarde. Lo mismo
ocurre con el que fue descubierto en 1960 por el doctor Ingstad, a 51°36'N
y 55°32'W, a aproximadamente 8 km WSW del cabo Baud, cerca de la
Ensenada de los Meadows, a 100 km del mar, en la bahía de las Epaves,
situada en la costa oriental de la Bahía Sagrada, hacia la actual entrada
del estrecho de Belle-Isle.

En 1831, Henry Wheaton calculaba que las horas indicadas por Leif
correspondían sensiblemente a la latitud de Bostón. En 1861, el R.P.
Abner Morse llegó sensiblemente a la misma localización. Poco después,
Andrew FOSUM indicó que se trataba de un punto muy próximo a los 41°
Norte, y el astrónomo Thomas Brugge indicó 41° 22', es decir un poco más
al sur de Bostón. El cabo Cod, lengua de tierra orientada en dirección
norte-sur, se encuentra comprendido entre los paralelos 41° y 42° Norte.

39
Pero al sud del cabo Cod, la costa se prolonga hacia el oeste y, debido a
pequeños cambios ocurridos en el nivel de algunos bancos de arena y que,
desde entonces, han modificado el perfil de las costas en ese lugar,
durante mucho tiempo se, dudó sobre el lugar exacto que correspondía a
la descripción de Leif. Tanto más que las dos palabras utilizadas en el
Relato de los groenlandeses, cap. III, apart. 18 son objeto de discusiones
entre filólogos especialistas en islandés antiguo. Me ha parecido que era
posible disipar toda duda y ya volveré sobre el tema en la II Parte, pues
este punto es muy importante. El río Bass sale del lago Follins y su orilla
sudeste se encuentra en los 41°22'20"N. Es allí donde Pohl, luego de más
de cien años de investigaciones en esos parajes, llevadas a cabo por
diversos arqueólogos, declaró haber encontrado los agujeros de amarre. Es
conveniente hacer notar que en ese lugar no se ha producido ningún
movimiento tectónico de las costas y que, si bien el nivel general medio del
mar ha aumentado, desde aquella época, alrededor de 80 centímetros, ello
es una consecuencia del aumento del nivel de los océanos, debido al
deshielo del casquete glaciar (parece que Pohl no había pensado en eso).

Leif pasó sólo un invierno en aquella región. Esta era muy interesante y
era necesario dar parte de ello. En la primavera de 1004, enfila hacia
Groenlandia, pero en pequeñas etapas, bordeando la costa para poder
conocer mejor el lugar. Sorpresa: el vigía divisó en tierra, sobre una roca,
unos hombres que hacían señas. Se acercaron a ellos. Echaron el bote al
mar. Eran blancos y, más de cerca, vieron que eran compatriotas: Thorer
(o Thori), su esposa Gudrid y su tripulación. Arrojados contra la costa, su
embarcación se había destrozado contra las rocas. Habiendo salido de
Islandia en dirección a Groenlandia, tal como Bjarni, habían sido
atrapados por la tormenta, pero con menos suerte (o menos prácticos) que
él, no habían podido evitar la costa.

Leif llegó hasta allí sólo providencialmente, y éste ha de ver en ello,


literalmente, la Providencia divina destinada a recompensar su fe.
Reconforta a los 15 náufragos y los sube a bordo, con el máximo de
provisiones que puede embarcar. La embarcación de Thorer no está en
condiciones de ser recuperada. La abandonan con todo lo que no cabe en
el drakkar de Leif, cargado al máximo. El regreso se efectúa sin
inconvenientes y, al llegar, se ponen viviendas a disposición de los
rescatados. Thorer y su esposa fueron alojados cerca de su salvador Leif.
Pero, en aquel invierno sobrevino una epidemia. Thorer y varios miembros
de su tripulación murieron.
40
Erik el Rojo también murió en aquel invierno. Esto cambiaba el destino de
Leif quien tuvo nuevas responsabilidades y que no podía volver más a
Vinlanda, en donde había pensado establecerse. Gudrid, esposa de Thorer,
vecina de la familia de Leif, llamó la atención del hermano más joven de
Leif, Thorstein, y se casaron.

Nota: No seríamos capaces de terminar con esta saga de Leif sin hacer
notar un error que se encuentra en algunas obras: en ellas se dice que Leif
era danés, porque había nacido en Islandia, y porque Islandia era territorio
danés (hasta su reciente independencia).

Decir esto es cometer un anacronismo, dado que los daneses habían


conquistado Islandia de manos de los noruegos recién más adelante.
Además, es olvidar que en aquella época Islandia estaba habitada sobre
todo por noruegos y que se encontraba bajo la soberanía del rey de
Noruega.

Nacido en Islandia, Leif era hijo indudable de Erik oí Rojo, noruego


desterrado. Luego fue nuevamente desterrado, lo cual le obligó a
abandonar Islandia para ir a instalarse a Groenlandia. Pero la sumisión de
Groenlandia a Noruega no era "oficial": se trataba allí de dominios —
vírgenes— de un fuera de la ley. Sin embargo, la colonia instalada en
Groenlandia reconocía implícitamente la soberanía de Noruega por haber
ido Leif, en 999, a la corte del rey de ese país.

El rey le ordenó introducir el catolicismo en Groenlandia, medio


complementario indirecto de afirmar allí su soberanía. La saga de Karisefni
(ver más adelante) indica que ciertos niños indígenas capturados,
probablemente en Nueva Escocia, fueron llevados a Escocia, luego a la
corte del rey de Noruega y es absolutamente cierto que Leif era noruego.
Fue más tarde, durante el siglo XI, que los noruegos fueron vencidos por
los daneses, con, además, algunos vuelcos de la situación. Fue recién en
1378 que la dominación danesa se afirmó por largo tiempo en Noruega.
Pero luego de que Noruega conquistara nuevamente su independencia, el
archipiélago Faer Oer, Islandia y Groenlandia siguieron siendo daneses.

41
5. La saga de Thorvaid

Fracaso del primer intento de implantación en el continente

Thorvaid había heredado el nombre de su abuelo. Era a Thorvaid Erickson


a quien correspondía ahora viajar ya que, su hermano mayor Leif estaba
encargado, en los comienzos de aquel año 1005, de gobernar a toda la
colonia de Groenlandia. En la primavera de 1005, el hermano menor de
Leif parte hacia Vinlanda a fin de preparar la implantación de un grupo. Lo
acompañan 30 hombres. No tuvieron ninguna dificultad para encontrar los
refugios de Leif; se instalaron en ellos y exploraron los alrededores, a pie o
en barco. Ellos tampoco vieron huella alguna de seres humanos y el
primer invierno transcurrió tranquilamente, sin problemas. Al año
siguiente —1006— llevaron la exploración más hacia el oeste, en dirección
de la actual New York, a lo largo de las islas y de los pasos costeros hasta
Long Island, utilizando su ballenera, su "eptibotr". En el curso de este
reconocimiento, hicieron una constatación que los intrigó, los inquietó
incluso. En una isla al oeste —y exactamente al oeste no se encuentra más
que la isla de Newport— encontraron una cabaña de madera
absolutamente similar a las construcciones europeas, y sin embargo ni
una huella de seres humanos. ¿Otros blancos andaban pues por allí?

Esto lo sabían seguramente por Ari Marson y por muchas otras fuentes,
pero ni él ni Leif los habían visto, de modo que la localización exacta de su
habitat no era conocida, salvo, sin embargo, por algunos pocos como
hemos de ver más adelante a través de la saga de Bjorn. La localización en
la isla de Rhode Island, en donde se encuentra Newport, parece la única
posible según la descripción de la saga; no es imposible que otras islas
muy bajas, tales como Martha's Vineyard, Nantukett estuvieran entonces
unidas al continente; en caso contrario éstas deben haber sido de difícil
abordaje debido a que los bancos de arena y las encalladuras condujeron a
los vikingos a alejarse de allí.

Hacemos notar que los vikingos conocían a los esquimales. Estos últimos,
alertados no se sabe cómo, comenzaron a entrar en contacto con los
vikingos desde la masiva instalación de éstos en Groenlandia. Aislado en
aquellas vastas regiones poco habitadas, o deshabitadas por completo,
Erik, desde 983 a 985, había pasado desapercibido para aquellos
seminómades. Pero la masa de "inmigrantes" en 986 fue rápidamente
advertida. Los esquimales, que los vikingos llamaron skraelings, no se
42
mostraron agresivos y hubo intercambio entre las dos comunidades
étnicas tan diferentes, aun cuando los vikingos desconfiaran de ellos
considerándolos taimados y merodeadores.

De todos modos la cabaña descubierta cerca de Newport no podía ser de


construcción esquimal. Era, sin duda alguna, obra de europeos. En
consecuencia, aquel era un acontecimiento lo bastante importante como
para pasar a la posteridad, y, por el momento, para crear desconcierto en
las mentes. Pues, además, ¿por qué aquella cabana estaba vacía, en buen
estado, abandonada, pues, desde hacía poco tiempo? Pasó el segundo
invierno. Pero el sentirse solos, tan lejos, produjo una nostalgia que nada
pudo vencer y que los obligó a retornar. Esto hicieron en 1007 en lugar de
implantarse, y contrariamente a la voluntad de Leif. Contrañámente a la
voluntad divina que se expresaba a través de la voz de Leif, el jefe, pues la
desgracia comenzó.

En el cabo Cod (? ), demasiado cerca de tierra, arrastrado por una ola,


Thorvaid no pudo evitar un banco de arena divisado demasiado tarde y
rompió la parte delantera de su quilla, parte demasiado vital de la
embarcación como para continuar de ese modo. Mal presagio, y fue
necesario resignarse a vaciar el barco de su cargamento de madera y
arrojarlo en una pequeña playa para luego hacer esa gran reparación. Era
necesario tallar e instalar una nueva quilla.

En cuanto a la quilla rota, fue clavada verticalmente en la arena del


promontorio, a modo de baliza señalando el peligro. Ese punto peligroso
fue llamado Kjalarness, o cabo de la Quilla (o Keel Ness). Algunos años
más tarde, Karisefni la divisó al pasar. Nos ha parecido que allí estaba,
probablemente, la prolongación arenosa actualmente inundada del cabo
Cod; varias sagas hablan de los bajos fondos arenosos de la entrada de la
zona de Leif.

Una vez el barco reparado, continuaron hacia el norte, siguiendo la costa.


Un lugar les pareció favorable y decidieron permanecer algún tiempo en él,
a fin de poder llevar a Groenlandia informaciones susceptibles de interesar
a aquellos que quisieran ir a instalarse en Vinlanda. Todo parecía indicar
que sería muy agradable vivir allí.

¿Era en realidad una isla que las descripciones de la saga de Thorvaid


permitirían identificar como la isla del monte Desierto, próxima a la costa
del golfo de Maine? . El fiord que les había llamado la atención sería el
43
Somes Sound, al sur de la isla (señalamos que fue en ese fiord en donde se
rodó una de las películas sobre los vikingos, y no en Noruega). Durante el
reconocimiento del fiord efectuado por una parte de la tripulación que
había desembarcado, fueron divisadas tres canoas que, vistas de lejos,
parecían ser canoas de piel del tipo de las de los esquimales. En realidad,
lo vieron después, el revestimiento estaba hecho con grandes planchas de
corteza de abedul. Pero esas embarcaciones eran más grandes, no
exactamente de la misma forma en las extremidades.

Nueve hombres dormían acostados en la arena. La curiosidad fue quizás el


único motivo por el cual los vikingos se aproximaron. Eran dieciséis y no
tenían nada que temer. Pero despertados por los pasos, los indígenas se
irguieron prestos a defenderse. Una flecha fue disparada contra Thorvaid,
cuenta una versión, éste la detuvo. Lo cierto es que los vikingos los
rodearon y, con sus hachas, los abatieron a todos, salvo uno que logró
llegar a su embarcación, hacerla deslizar hasta el mar y huir.

En una vuelta del camino, detrás de una cortina de árboles, Thorvaid y


sus compañeros divisaron un poblado de cabanas cónicas de corteza de
abedul y pieles. No eran carpas de esquimales. Además, los hombres con
quienes se habían encontrado eran más altos, más vigorosos, claramente
diferentes. Fue explorado el pueblo. Estaba vacío, pero cada fuego, en
medio de las cabanas, todavía despedía humo. La población se había ido,
pues, al aproximarse ellos; pero ni una huella de la dirección tomada. El
grupo descansaba cuando el vigía dio la alarma. Era necesario huir
rápidamente y ganar el barco. Una masa de indígenas armados se
aproximaba, en tanto que otros llegaban en numerosas canoas. Tuvieron
tiempo sólo de llegar a bordo y de cubrirse con sus escudos para
protegerse de las flechas. Pero una de ellas alcanzó a Thorvald.

El barco pudo ganar el mar. La herida de Thorvald era demasiado grave;


murió poco después. Su tripulación, para satisfacer los deseos del
moribundo, navegó el resto de la jornada y atracó en un lugar desierto.
Thorvald fue allí enterrado con, según sus deseos, una cruz en la cabeza y
otra en los pies. En aquel lugar pasaron el invierno sin incidentes. En la
primavera de 1008, la embarcación volvió sin su capitán, primera víctima
vikinga de los indígenas del continente.

Thorstein, su joven hermano, estimó que no se podía dejar allá, solo, el


cuerpo de Thorvald y que era necesario traerlo de vuelta.

44
Apresuradamente, con la embarcación de Thorvald, en el verano del mismo
año, Thorstein decidió partir con su esposa Gudrid y 25 hombres. Pero
habiendo partido con la estación ya demasiado avanzada, los vientos no
les fueron favorables y, debiendo aceptar el fracaso, se vieron obligados a
volver. Se encontraron en Lysa Fjord, en el Vesterbygd, en donde pasaron
el invierno. Este pueblo estaba mal aprovisionado, en vitaminas diríamos
hoy, y con 27 bocas más para alimentar durante todo un invierno, se
produjo el escorbuto. Thorstein estuvo entre los muertos. Gudrid volvió a
Eriksfjord en la primavera de 1009, en donde fue recibida por su cuñado
Leif quien, de ese modo, había perdido sus dos hermanos en dos años. Leif
se convirtió en el tutor de su cuñada, quien, a su vez, había sido golpeada
dos veces por el duelo en tres años. Poco después, llegó también a
Eriksfjord, desde Islandia, Thorfinn Karisefni. Era un islandés que venía
de Aipta Fjord, en Islandia, con su amigo Snorri y una tripulación de 40
hombres. Habiendo sido recibido por Leif, en casa de éste conoció a Gudrid
con la cual se casó luego. Pero Karisefni ha de ocupar nuestra atención
durante más tiempo.

6. La saga de Karisefni

Fracaso definitivo de la implantación vikingo en el continente.


Presencia de los celtas.

Hemos visto sagas sobre todo groenlandesas. Karisefni ocupa un lugar


importante en las sagas islandesas, tanto más cuanto que su
descendencia se ha perpetuado en Islandia, en tanto que la descendencia
de Erik el Rojo desaparecía, por razones que hemos de ver, en el siglo XIV.

Contamos con muchos detalles sobre Karisefni pues la recopilación de las


sagas, el Hauksbók ha sido redactado por (¿o para? ) Hauk Eriendson,
quien descendía de Karlsefni y ha reservado una gran parte a las sagas
que relataban la vida de su antepasado inmediato. La saga de Karisefni
nos proporciona la genealogía. La cuarta generación antes de Thorfinn
Karisefni fue la que se instaló en Islandia, en Hofdi. Este tatarabuelo se
había casado con la hija de Thori y de Fridgerb. Thori había capturado a la
rubia Fridgerb, hija del rey irlandés Kjarval (o Kerval —o Cear-bhall—) con
el fin de convertirla en su esposa. La palabra "rey" designaba entonces a

45
un jefe regional: había cinco reinos en Irlanda. El hijo de esta unión fue
Snorri, abuelo

de Karisefni. De tal modo que, por su tatarabuela, Karisefni tenía sangre


irlandesa en las venas. El padre de Karisefni, Thors (llamado el de Cabeza
de Caballo) era amigo de Erik el Rojo. Mantuvieron relaciones y hasta los
hijos, aproximadamente de la misma edad, se conocieron. De este modo,
Karisefni, de regreso de Groenlandia, fue a casa de Leif. Allí hablaron de
Vinlanda y comenzaron a encaminarse, además, hacia el casamiento con
Gudrid, casamiento que se realizó ese mismo invierno, a comienzos de
1010. El viaje de bodas sería a Vinlanda, en primavera, y la instalación en
una hermosa región de clima más moderado, con buenos pastos, rica en
madera, en peces y en todo tipo de animales para cazar. Por otra parte, la
saga dice que fue Gudrid quien presionó a su nuevo esposo para tener ese
regalo de bodas.

Karisefni preparó la partida de aquellos que irían allá para establecerse;


primer núcleo de la implantación en el continente. Ello con la ayuda de
Leif quien, ahora, considera a Karisefni un poco como su cuñado ya que
Gudrid ha sido su cuñada.

Parece que fue la ausencia de mujeres lo que causó la corta duración de la


estadía de Thorvald. En estas condiciones, no era cuestión de instalarse
definitivamente. No se podía considerar ir, desde allí, a saquear esposas
como lo hicieron sus antepasados de Islandia quienes, por la noche,
efectuaban "incursiones de grupos comando" en pueblos de la costa
irlandesa para llevarse las más hermosas mujeres. De Islandia a Irlanda es
posible. Pero, ¿dónde habría mujeres al alcance de los marinos de
Vinlanda? Era pues necesario evitar el error cometido al enviar a Thorvald
sólo con hombres. Karisefni tomó 160 hombres y 15 mujeres, entre las
cuales Freydis, la terrible y cruel hermana de Leif quien había exigido
participar en el viaje. Dicha proporción de mujeres era demasiado pequeña
y esto condujo rápidamente a rivalidades, a peleas. Sin embargo no fue la
causa directa de un nuevo fracaso y la expedición se enfrentó a problemas
más graves. En 1010, luego de un viaje sin dificultades, el equipo llegó a
los refugios de Leif y allí se instaló. El verano, luego el otoño se toman
sobre todo para los trabajos materiales de instalación, de constitución de
reservas de madera y de víveres para el invierno. Son necesarias nuevas
viviendas, pues el grupo es numeroso. Se trata de una residencia

46
permanente. Hay que organizaría, construir establos pues han sido
llevadas algunas vacas y un toro.

En otoño, Gudrid tiene un hijo, Snorri, primer vikingo nacido en


continente americano. Luego del primer invierno, se piensa en explorar la
región detalladamente. Pero la noticia sobre el regreso de los vikingos a la
región se ha difundido entre los indígenas quienes no ignoran quizás la
masacre de los suyos en el monte Desierto, hace tres años. Ahora
merodean alrededor del campamento; lo vigilan, desconfiados. Han sido
vistos. No atacan. Karlsefni quisiera entablar relaciones pacíficas con ellos,
como con los esquimales en Groenlandia. Se produjeron algunas tentativas
de intercambios de mercaderías. Telas y leche eran buscadas por los
indígenas. No había bovinos en sus dominios y veían a éstos por primera
vez; durante dichas tratativas, hubo algunos incidentes tragicómicos,
pues, estando cada uno en guardia y siendo ambos fácilmente irritables,
todo era motivo de choque. A veces hasta hubo batallas y fue necesario
rodear el campamento con una empalizada, estar siempre alerta.

Pero los efectivos eran suficientemente numerosos como para asegurar la


guardia del campamento y permitir al mismo tiempo a otros salir al mar.
Un grupo exploró la costa oeste, hasta el río Hudson, la región de la actual
New York, bajo el mando de Karisefni. Nos encontramos en 1011. Karisefni
volvió en otoño, pero dejó invernar (probablemente en la orilla oeste de la
desembocadura del Hudson, frente a la isla de Long Island) a la mayor
parte de ese grupo de exploración.

En 1012, Karisefni regresó a buscar a sus hombres y desde allí la


exploración fue llevada aún más al sur. Parece ser que ésta sobrepasó la
bahía Delaware-Filadelfia y que penetró en la bahía de Chesapeake en
donde se estableció un campamento. Esa región fue llamada "Hop", es
decir golfo profundo. Al parecer sería la región de Washington, de
Baltimore. Ahora bien, en 1013, se produce el abandono general de esta
región, el regreso definitivo hacia Groenlandia, el fracaso total de la
implantación vikinga en el continente. ¿Entonces que ocurrió?

A comienzos del invierno de 1011, y cuando hacía poco tiempo que


Karisefni había regresado de su exploración alrededor de la
desembocadura del Hudson, unos indígenas se presentaron en el
campamento con unos paquetes de pieles. Desconfiando, los vikingos
pidieron a las mujeres que los recibieran y que les entregaran los

47
productos de intercambio habituales, quedando los hombres a la
expectativa, bastante lejos, para evitar incidentes.

Gudrid no se había unido a las otras mujeres. Había permanecido en su


cabana cerca de la cuna de su hijo Snorri. Una mujer desconocida penetró
bruscamente. Tenía el tipo celta, pequeña, de cabellos pelirrojo claro
sujetos en la frente por una vincha. Tenía la piel muy pálida, como las
pelirrojas blancas. Su pollera era corta y negra. Esto según las
traducciones de la saga. Sin embargo, he podido procurarme una copia del
texto integral, en su versión original; la traducción literal del Relato,
capítulo VII, apart. 13 a 16 parecería indicar más bien (no soy especialista
en esas antiguas lenguas): "cabellos de un castaño claro"; "tez muy pálida";
la palabra "pollera" sería un adaptación moderna, pues el texto parece
poder traducirse mejor por "envuelta con una manta de paño negro". Un
día quizás los filólogos se pondrán de acuerdo, pero poco importan los
detalles, el conjunto es capital. Además, se puntualiza que la visitante a
quemarropa, preguntó a Gudrid su nombre, quien respondió:

"Mi nombre es Gudrid. Y tú, ¿cómo te llamas? "La extraña de grandes ojos
miró fijamente a Gudrid y, como en un sueño, repitió: "Mi nombre es
Gudrid". Pudrid le señaló un asiento. Pero en el mismo momento se oyeron
gritos y ruidos de lucha en el campamento; el ataque comenzaba. La
extraña dio un salto hacia afuera y se escapó sin que nadie lo notara.

De este modo, la saga de Karisefni nos aporta varias precisiones que no


parecen haber llamado la atención de los comentaristas precedentes.
Hemos encontrado un comentario curioso hecho por un filólogo: para él,
ese pasaje es una visión; él admite las afirmaciones de las sagas como
documentos históricos y ¡rechaza las frases que le molestan! Es poco serio.
Con toda evidencia, por su tez, sus cabellos, sus ojos, su vestimenta,
aquella mujer no era una indígena mongoloide. La descripción de Gudrid
es precisa y significativa. Además, sin dudar, y sin acento notado por
Gudrid, aquella repitió: "Mi nombre es Gudrid", luego de haber preguntado
a Gudrid al entrar: "¿Cuál es tu nombre? ", en lengua nórdica (esos
pueblos del noroeste de Europa: noruegos, daneses, irlandeses, escoceses,
islandeses, mezclados desde hace dos siglos, se comprendían entre ellos).
En aquel caso, no podía ser más que una celta, cómplice de los indígenas
¿quizá llegada hasta el campamento para tratar de secuestrar al hijo de
Karisefni? ¿Sólo una blanca podía pasar desapercibida en medio del
enloquecimiento de una lucha en el campamento?
48
Cuando preguntó a Gudrid se nombre, ¿no era para saber si era una
vecina, un sirvienta, una esclava? Se puede pensar que se sorprendió de
encontrar a una mujer allí, pues imaginaba a todas las mujeres "en el
frente", frente a los indígenas con quienes hacían intercambios. La
repetición de la frase, ¿no muestra también el interés que la visitante tenía
de encontrarse sola, cara a cara con la mujer del jefe enemigo, el vikingo,
enemigo de los celtas? Parece que casi se podría transcribir: " ¡Ah! ,
¡entonces tú eres Gudrid! ..."

Sea lo que fuere sobre todo lo que se pueda imaginar en cuanto a los
móviles de la acción de esta extraña que penetra en el campamento
vikingo, un hecho es cierto: en Vinlanda había celtas aliados con los
indígenas y esto, hasta nuestros días, no había sido puesto de relieve
claramente. Una saga vikinga lo dice expresamente. Nosotros hemos de
encontrar otras confirmaciones. Uno de esos combates fue mortal. La
versión que indica que había 160 hombres y 15 mujeres dice que, después
de ese combate, los vikingos se encontraron con 40 hombres menos que al
partir. Las mujeres también habían tomado las armas y 5 fueron muertas.
De este modo, los efectivos se vieron reducidos a 120 hombres y 10
mujeres.

Nacieron rivalidades por las mujeres que habían quedado viudas. De ello
resultaron riñas mortales. Fue necesario intervenir enérgicamente para
restablecer el orden; y el descontento, la impaciencia, el nerviosismo
aumentaban, tornando insostenible la vida en el campamento. Karisefni no
podía restablecer la necesaria cohesión ante los ataques de los indígenas.
Finalmente, vencido, se decidió a renunciar a fundar la colonia de
Vinlanda, en donde había nacido su hijo. A partir de la primavera de 1002,
replegó su grupo hacia el campamento en la desembocadura del Hudson,
pero Ja moral ya había decaído. Luego de otro invierno, en la primavera de
1013, fue tomada la ruta de regreso a Groenlandia. En lugar de seguir la
costa, como había hecho Thorvaid, Karisefni puso proa directamente hacia
Nueva Escocia, hacia Markiand, en donde atracó.

Cuando llegaba a la costa, la tripulación divisó, de lejos, y con bastante


dificultad, a un hombre que le pareció barbudo (¿un celta? , pues los
indígenas no tenían barba). Con él había dos mujeres y dos niños. Este
grupo, al ver a los vikingos, huyó bruscamente; los adultos desaparecieron
no se sabe dónde; en tanto que los niños, sorprendidos o curiosos, o sin
comprender lo que ocurría, dudaron y fueron capturados. Embarcados,
49
fueron llevados a Groenlandia, luego a Islandia y finalmente a la corte del
rey de Noruega, como testimonio de los contactos de los groenlandeses con
el continente americano.

Estos niños crecieron, aprendieron la lengua de los vikingos y contaron su


vida, lo que sabían. A través suyo, los vikingos supieron que ciertas tribus
indígenas vivían en contacto con blancos, llegados del este, del otro lado
del mar. Dichos blancos estaban establecidos "frente a sus dominios",
única traducción posible, la cual no es clara. Pues, habiendo sido
capturados al sud de Acadia, "en frente" significaba: del otro lado de la
bahía de Fundy, al norte de la bahía del Maine (? ). ¿O "en frente" en un
pueblo vecino? Esto no ha sido aclarado, pero la última suposición es la
más verosímil, tanto más cuanto que el hombre que se encontraba cerca
de las dos mujeres y de los dos niños parecería haber sido un blanco,
barbudo.

Aquellos niños contaron que algunos días "esos blancos, de vestimenta


clara", se agrupaban en desfiles, con hombres vestidos de blanco a la
cabeza, y que cantaban fuertemente, en tanto que otros llevaban grandes
paños de colores vivos en el extremo de largas varas" (ya que los niños
habían visto aquello ¿razón de más para pensar que los celtas se
encontraban al lado, muy cerca de ellos, y no del otro lado de la bahía de
Fundy? ).

Ninguna duda que tal descripción corresponde a una procesión católica


con sus banderas, sus sacerdotes con blancos sobrepellices, sus cánticos
coreados y que aquellos blancos eran los celtas de los cuales se conocía la
presencia en esa región, y más al sur, en lo que también se llamaba "La
Gran Irlanda", en tanto que los esquimales de Groenlandia y del Labrador
quienes tampoco ignoraban esta presencia blanca, designaban, de modo
general, a estas regiones como "El País de los Hombres Blancos". Kenney
emite la hipótesis gratuita de que esta última apelación sería imputable a
los vikingos quienes habrían llamado así a esa región, al oeste, hacia la
cual habrían huido los celtas de Islandia cuando invadieron esta isla.

Vemos la convergencia de los relatos que muestran que los vikingos


estaban instalados en Groenlandia; que éstos intentaron, en vano,
instalarse en el continente, de donde fueron echados por los indígenas, los
cuales, por su lado, estaban en buenas relaciones con los celtas,

50
establecidos para siempre y desde mucho tiempo antes en el continente
americano.

Una observación no me parece superflua. Los dos niños capturados


proporcionaron el nombre de sus "reyes", de dos jefes, cuando más tarde
comprendieron ese lenguaje común a las regiones del norte y del noroeste
de Europa y que era llamado "el normánico". Uno de esos jefes se llamaba
Avaldamon; el otro Avaldida. No soy filólogo, pero pregunto: ¿a qué dialecto
amerindio pertenecen estos dos términos? ¿Son algonquinos, hurones,
etc.? Pues hay una relación bastante curiosa y nunca notada, por lo que
yo sé, que se debe establecer: ¿esos términos no tienen una etimología
celta? Aval es el nombre bretón de la manzana (afall, en irlandés antiguo).
Ahora bien, la manzana ocupaba un lugar importante en los relatos de
navegación del siglo VI, pues nunca se embarcaba sin manzanas
(antiescorbuto y varias otras propiedades que no puedo citar aquí). No
existe, pues, sólo la evocación bíblica de Eva y de la manzana, sino que la
manzana es un don de Dios; se conserva todo el invierno y era la única
fruta de invierno de los países celtas (aún en mi juventud, a comienzos del
siglo XX). En consecuencia, ¿no es posible ver en eso un dato más de la
influencia de los monjes celtas sobre aquellas poblaciones a cuyos
miembros se llamaba con nombres de raíz celta? Me pareció que allí se
encontraba una importan- te convergencia, tanto más cuanto que no
parece haber sido notada nunca (¿pero se le podía escapar a un bretón? ).

Antes de abandonar a Karisefni, cuya saga narra la continuación de su


vida, demos algunos ejemplos de su exploración.

En la primavera de 1011 partió hacia el oeste, por el sur de Long Island,


con dos embarcaciones de 60 hombres. Su amigo Snorri comandaba el
segundo drakkar. Reconoció la bahía de New York y la desembocadura del
Hudson, al cual atravesó. Denominó a esta profunda bahía Straum Fjord,
el Fiord de las Corrientes, debido a las violentas corrientes de marea cerca
de la isla Straumey, e instaló su campamento al oeste de la bahía, frente a
la actual New York. Al menos, ésta es, al parecer, la única interpretación
posible, teniendo en cuenta sus descripciones. Allí dejó una de sus
embarcaciones y volvió con la otra a los refugios de Leif, en donde habían
permanecido su esposa y "diez veces diez hombres". Poco después de su
regreso es cuando se ubica la anécdota de la "visita" de la celta a Gudrid.
Esta tentativa de penetrar en el campamento por la astucia, a cubierto de
una transacción comercial que degenera en mortal batalla, los numerosos
51
enfrentamientos ocurridos a lo largo de todo el año, hacen que Karisefni se
inquiete y que considere al lugar muy poco seguro: no se puede vivir
siempre sitiado y en estado de alerta.

De este modo, hacia el fin del segundo invierno, es decir en la primavera


de 1012, decide evacuar los refugios de Leif y replegar toda la colonia hacia
el campamento situado a la entrada del Hudson en donde se encontraban
todos reunidos. Poco después, Karisefni, dejando a su mujer y a su hijo en
el campamento, se dirigió hacia el sur con dos embarcaciones y exploró
(quizás) la bahía de Chesapeake que él llamó "Hop", lo cual significa "bahía
profunda". Permaneció allí sólo dos meses y luego regresó al campamento
de Straum Fjord, dejando a una de las tripulaciones continuar la
exploración del Hop. Este drakkar encontró un grupo de canoas indígenas
pero supo evitar el combate.

Karisefni sólo permaneció pocos días en el campamento y, con 40


hombres, volvió a salir hacia el este, dobló el cabo Cod (al parecer), siguió
la costa de la bahía del Maine y exploró la bahía de Fundy (? ). Al acercarse
el invierno, regresó a Straum Fjord y, con la mitad del equipo, continuó
poco después hasta Hop en donde pasó su tercer invierno, cerca del otro
grupo allí instalado.

Pero los compañeros de Karisefni que habían visto a un número elevado de


indígenas en aquellas regiones no se sentían para nada seguros y, como
dice el Hausbók: "Sólo podrían habitar en aquella región, aparentemente
muy atractiva, viviendo con miedo y en guerra continua". En
consecuencia, decidieron regresar a Groenlandia en el año 1013. Desde
allí, Karisefni, su mujer Gudrid y su hijo Snorri, así como su amigo Snorri
Thorbrandson volvieron a partir hacia Islandia en donde se perpetuó su
descendencia. La localización de todos los puntos explorados por Karlsefni
sigue siendo difícil y damos con reservas las indicaciones que preceden.
Algunos comentadores han llegado a decir que Karisefni no encontró los
refugios de Leif y que se instaló en Markiand (en Nueva Escocia). No es
posible estar con ellos pues las sagas dicen expresamente que Leif fue a
Vinlanda. El Relato de los groenlandeses, capítulo VIII, ap. 1 y el mismo
relato, capítulo VII, apart. 4 indican con precisión que Karisefni y sus
compañeros llegaron sanos y salvos a las "Cabanas de Leif, en Vinlanda"
("Karisefni bath Leif húsa a Vinlandi..." —según la versión en mi poder).

52
7. La saga de Bjorn y la de Gudieif

Luces sobre la implantación celta

Bjorn Asbrandson causa intriga a su alrededor: recluta rápidamente una


pequeña tripulación y parte de Breidavik, en Islandia, a pesar de todos los
consejos, pues sopla un viento del nordeste que no lleva ni a Europa ni a
Groenlandia. Se dirige hacia la muerte, piensan los demás, pues no quiere
esperar que el viento cambie de rumbo. Además, esperaría quizás mucho
tiempo, pues ese es el viento habitual de verano, el que se utiliza para
volver de Europa. ¿Por qué esa ocurrencia? ¿Se habría vuelto loco? Nada lo
hace suponer. Con endiablada firmeza y con una voluntad fría y tenaz, se
prepara, ordena, conduce y se aleja, sin ninguna duda, sin una sola
maniobra para tomar el viento de costado. Esto en 999.

Pequeña saga que no dice nada más. Bjorn partió y jamás volvió.

Otra saga, la de Gudieif Gudiandson, nos informa que éste, cargado partió
de Dublin (en manos de los vikingos, ya lo hemos recordado) hacia Islandia
con buen viento en el año 1029 y ya bien entrado el verano. Pero en alta
mar el viento cambia hacia el nordeste y sopla muy fuerte, muy fuerte para
maniobrar. Debe dejarse llevar durante mucho tiempo, con el viento
aproximadamente atrás. No puede evitar un contacto muy duro con una
costa en donde su embarcación resulta averiada.

Súbitamente, junto con su tripulación, se ve rodeado por hombres que


parecen hablar un dialecto irlandés y es hecho prisionero. Comprende
algunas frases y sabe que va a ser conducido ante una asamblea para ser
juzgado. Eso no puede ser para él y para su tripulación, piensa, más que
la alternativa entre la muerte y la esclavitud. En efecto, en el pueblo
adonde son conducidos, se reúne la asamblea. Poco después, ven llegar a
un impresionante cortejo en medio del cual emerge una gran bandera bajo
la cual se encuentra un hombre de estatura elevada, digno porte, edad
avanzada y blancos cabellos.

Era, con toda evidencia, el jefe, a quien cada uno debía absoluta
obediencia, pues la suerte de los prisioneros le fue inmediatamente
confiada. Les dirigió la palabra en lengua nórdica y al enterarse de que
algunos eran islandeses, se inquirió sobre el nombre de los hombres más
conocidos de los distritos de los cuales decían ser originarios. Se volvió
entonces hacia su pueblo y le habló durante largo tiempo, pidiendo, como
53
conclusión, que el tribunal dejara entre sus manos el destino de los
prisioneros. La sentencia fue inmediatamente pronunciada: toda la
tripulación, incluso Gudleif, abandonarían lo más rápidamente posible la
Gran Irlanda.

Luego, dirigiéndose directamente a los vikingos en su lengua, le dio a


Gudieif un anillo de oro y "una buena espada", diciéndole: "Si el destino te
permite regresar a tu país de Islán da, lleva esta espada al gran granjero
Kyartan de Froda; pero entrega el anillo a Thurid, su madre." Los vientos y
las corrientes no permitían a Gudieif llegar directamente a Islandia y se
dirigió hacia Irlanda pues se acercaba el fin del verano. Pasó allí el invierno
y no partió hacia Islandia hasta el verano siguiente. Fiel a su promesa,
entregó los preciados presentes y la sorpresa fue enorme. Gudieif supo
entonces que el viejo jefe que le había salvado la vida y hecho posible su
regreso no era otro que Bjorn Asbrandson, de Breidavik quien se había
hecho tan precipitadamente a la vela treinta años antes, porque había
amado a Thurid "de manera no demasiado juiciosa, pero demasiado
intensa", para aceptar verla transformarse en la esposa de otro. Ese anillo
que le destinaba, que le había mostrado, pero que ella había rechazado, él
lo había conservado como único recuerdo de un amor en una sola
dirección. Thurid había reconocido también la espada de aquél que la
había amado tanto.

8. Aproximaciones, síntesis y comentarios

A través de la saga de Gudieif, podemos deducir que Bjorn, habiendo


salido de Islandia en 999, fue voluntariamente, con perfecto conocimiento
de la ruta a seguir, hacia los celtas del continente americano. Hacía trece
años que Bjarni había señalado esas costas y dieciséis que Ari Marson
había sido retenido por los celtas. La implantación celta en el continente
era pues conocida con precisión por los vikingos instalados en Islandia,
antes del año 1000. Cuando Leif, en 1003, va a "descubrir" Markiand,
Vinlanda, ya sabe que allí puede encontrar celtas.

Tanto más cuanto que los vikingos ocupaban los puertos de Irlanda desde
hacía cerca de 200 años (su primera implantación al norte de Irlanda data
de 795). Con ellos había tripulaciones en las cuales había irlandeses, a
veces prisioneros convertidos en esclavos. Pero había también mercenarios
de diferentes países (recordemos la anécdota de Tyrker, germano del sur,
54
que identificó la viña). Además, muchos vikingos, al comienzo de la
implantación en Islandia, hacia fines del siglo IX, eran proscriptos. Las
primeras incursiones de los vikingos en Islandia pertenecen a la segunda
mitad del siglo IX, pero su implantación definitiva, iniciada después de
860, recién se hizo sensible al finalizar el siglo, para huir de la excesiva
imposición fiscal ordenada en Noruega en 874.

Aquellos hombres no podían regresar a Noruega. Necesitaban mujeres y


fueron a buscarlas, en incursiones nocturnas llevadas a cabo en pueblos
de la costa de Irlanda, Irlanda que, por otra parte, no lo olvidemos, está
enteramente gobernada por otros vikingos desde el comienzo del siglo.
Todo ello contribuye para que la presencia de los irlandeses en "la Gran
Irlanda", situada en el continente al oeste del Atlántico no pudiera ser
ignorada por los vikingos. Las sagas de Islandia y de Groenlandia
coinciden de cerca con estos datos, además de precisar fechas y permitir
localizaciones. En algunas sagas hay algunas diferencias de fechas, pero
en general poco importantes, de alrededor de un año. La cronología dice
por ejemplo: "al invierno siguiente". A veces la cronología ha podido ser
históricamente fechada: la batalla que decidió al rey de Noruega a
convertirse al catolicismo, según las sagas, tuvo lugar en el mismo año en
que Leif fue a Noruega.

Pero "al invierno siguiente" es una expresión que puede querer decir el 28
de diciembre de 999, o el 24 de febrero del 1000 —tanto como para dar
fechas al azar— de modo que no se sabe todavía si se trata de 999 o del
1000, pero la falta de precisión sobre la fecha es de menos de un año, lo
cual es absolutamente secundario.

55
Pero un hecho importante y, en mi conocimiento, nunca señalado en la
literatura es que la saga de Gudieif muestra bien la coexistencia pacífica
entre indígenas y celtas, siendo estos últimos, probablemente, los jefes
espirituales y temporales escuchados. Esta saga relata también el
incidente del encuentro de Gudrid con una blanca "cómplice" de los,
indígenas, todos unidos en contra de un enemigo común, que no quieren
ver establecido en sus dominios al cruel vikingo que degollaba a los
sacerdotes, incendiaba las iglesias, saqueaba y luego destruía las abadías,
los monasterios, que había echado a los militantes católicos de Irlanda;
habiéndose refugiado en Islandia, un siglo más tarde eran nuevamente
masacrados y expulsados de allí y sólo pudieron salvarse huyendo hacia el
oeste, hacia un territorio que habría de convertirse en "La Gran Irlanda".
En el año 1000, la conversión de los noruegos al cristianismo era sólo
formal y muy superficial en la corte del autoritario rey Olaf. Como en
Islandia, en Groenlandia recién ha de llegar un poco más tarde, aunque,
oficialmente, en Islandia fue "decretada" también en el año 1000; más
tarde en Irlanda. La saga de Gudieif narra asimismo lo que dijeron los
niños indígenas capturados (saga de Karisefni): sus padres vivían "en
frente" de un grupo de hombres blancos, y lo que más parecía haber
asombrado a esos niños eran las procesiones, con banderas y cánticos,
muestras del poderío católico (la influencia, en las multitudes, de los ritos
y del ceremonial, siempre sensibles, en todas partes y en todo momento:
iglesia, ejército, etc.).

56
La saga de Thorvaid menciona una "cabana" de madera, en buen estado
pero vacía, encontrada en Vinlanda, en una isla al oeste de los refugios de
Leif. Cabana ciertamente de construcción europea, pues los indígenas no
hacían tales construcciones y son los vikingos quienes nos lo indican. Una
cabana de madera, abandonada, no dura mucho tiempo en pie. Todo
permite suponer que fue abandonada al acercarse los vikingos. Thorvaid
detalla que aquella construcción de madera se asemejaba un poco a las
que se hacían en Europa para almacenar el grano. Las indicaciones de
dirección que proporciona parecen establecer que esa cabana se
encontraba en la actual isla en donde se encuentra Newport y no es simple
coincidencia que encontremos a Newport en el capítulo sobre arqueología.
Mucho han discutido los filólogos sobre el sentido del antiguo término
islandés utilizado por las sagas: "kornbjalm af tré". Algunos han creído que
el sentido literal sólo podía traducirse por "construcción de troncos
rodeando una hacina de trigo". Pero todos están de acuerdo en reconocer
que los indígenas no utilizaban el trigo salvaje. Por lo tanto una hacina de
trigo habría implicado un uso europeo y con mayor razón su resguardo
circular con troncos. Los indígenas encontrados en aquel lugar sólo
edificaban tiendas de pieles o chozas de ramas. Jacques Cartier, en el siglo
XVI, confirmó la existencia de trigo salvaje en los alrededores del San
Lorenzo; da constancia de un "trigo salvaje que tiene la espiga como el
centeno y el grano como la avena" (relato de su segundo viaje, 1536).
¿Sería una variedad de escanda?

Los celtas huían en cuanto se acercaban los vikingos, lo cual ha hecho


decir a algunos que la Gran Irlanda estaba "algo hacia atrás" de la costa de
Vinlanda... ya que los vikingos no los encontraban en la costa. Sin
embargo, las sagas permiten matizar la situación. Aun en 1029, Gudieif
encuentra a los celtas en la costa, en donde es capturado en cuanto
desembarca. Así como Ari en 983, Bjorn, en 999, también se dirige
directamente hacia los celtas, pero no se cuenta con detalles sobre su
llegada.

Por lo tanto, cuando huían al acercarse los vikingos era porque se


escondían, muy cerca, protegidos por sus amigos indígenas. En realidad se
alejaban poco, espiaban los movimientos de los recién llegados de los
cuales desconfiaban. En 1011 Karisefni pudo constatarlo, o mejor dicho su
mujer Gudrid. Una embarcación comerciante solitaria era recibida de muy
buena gana: Ari y Gudieif son náufragos, sin intenciones belicosas; Bjorn
llega con una pequeña tripulación, y para rendirse. Pero se desconfía de
57
las expediciones numerosas y armadas que parecen querer explorar el
lugar, o instalarse en él. La estadía de los vikingos en el continente fue
esporádica y breve: reconocimientos más que implantaciones.

Leif se quedó sólo un invierno en Vinlanda, con 35 hombres, de 1003 a


1004. Thorvaid, hermano de Leif, se dirigió hacia allí en 1005, exploró la
región al oeste en 1006, pero a partir de 1007 abandonó Vinlanda y fue
muerto en un combate más al norte, cuando volvía a Groenlandia, lugar
hacia donde regresó la expedición en 1008. Karisefni permaneció allí de
1010 a 1013, pero después del segundo invierno, debió abandonar los
refugios de Leif, que se habían vuelto poco seguros. En 1014, hubo una
tentativa épico-trágica: ante el fracaso de Karisefni, Freydis, la violenta y
depravada hermana de Leif, quiso mostrar que las mujeres triunfarían.
Volvió a partir con algunas personas como ella, hombres y mujeres, no con
la seria intención de permanecer allí, sino para provocar un escándalo y
ella declaraba que iba para traer un cargamento de productos de Vinlanda.
Pero no se quedó allí mucho tiempo y tuvo que volver a embarcar, luego de
un sangriento combate contra los indígenas, combate que provocó muertos
de ambos bandos y, por ello, complicaciones sobre las cuales pasamos,
pero que condujeron a Freydis a hacer masacrar a una parte de sus
compañeros. De este modo, en 1013 los vikingos renunciaron
definitivamente a instalarse en el continente después de 10 años de vanas
tentativas. Un contacto más, aunque involuntario, se cita con Vinlanda:
Trond Halfdanson, quien en 1047 había zarpado de Noruega hacia
Groenlandia, fue arrastrado hasta Vinlanda por una tempestad, aunque
ésta no dañó a su embarcación; no se menciona ningún desembarco.

En la literatura nórdica, salvo cuando Adán de Bremen recuerda el


nombre hacia el año 1070, no se encuentran nuevas menciones de
Vinlanda hasta setenta y cuatro años más tarde, en 1112: un sacerdote de
Groenlandia, Eric Gnupson, ¿quiso ir a ver aquel país del cual tanto se
había hablado antes, para estar seguro de que no era una ficción? , ¿o
para tomar la evangelización en sus manos?

La implantación de los vikingos en Islandia y en Groenlandia era firme,


pero en el continente americano sólo hubo incursiones de exploración,
campamentos provisorios que finalizaron con fracasos, bajo los embates de
los indígenas, más susceptibles, más agresivos que los esquimales, con
quienes, en general, el entendimiento y la coexistencia pacífica habían sido

58
bastante simples. El último contacto, involuntario, de los vikingos en el
continente es el de Gudieif quien lo abandonó en 1029.

Por el contrario, los "Hombres Blancos", los celtas, estaban establecidos


para siempre, mezclados con sus prosélitos, con la población indígena a la
cual dirigían o, por lo menos, inspiraban respeto por su ascendiente. Los
vikingos, en sus sagas, dan cuenta de contactos con los celtas del
continente desde 983 a 1029, es decir durante cuarenta y dos años. ¿Qué
ocurrió con los celtas más tarde? ¿Desde cuándo estaban allí? Más
adelante intentaremos responder a estos interrogantes.

Pero hay un hecho capital que puede ser deducido del estudio de las
sagas. A través de diversos datos precedentemente reunidos, me parece
posible inducir que cuando los vikingos están en contacto con los celtas en
el continente, en realidad se trata de una época que corresponde a la
extinción de la raza celta. Desde aproximadamente doscientos años antes,
los ataques de los vikingos en Irlanda han ocasionado la destrucción de los
monasterios. Durante el siglo IX, aquellos ocupan de modo estable todos
los puertos de la isla. Desde hace quizás ciento cincuenta años, las salidas
de Irlanda hacia América han sido tomadas casi imposibles y desde hace
más de cien años, los vikingos están instalados en Islandia, la cual
constituía un punto intermedio en el viaje hacia ese continente. Su
primera implantación en ese país data de 860. En 874 es fundada

Reykjavik. A nivel marítimo, Islandia era una preciada escala desde


Europa hasta América. En sentido inverso pierde importancia (debido al
predominio de la corriente del Gulf Stream y de los vientos del oeste; ya
hemos visto que no se dudaba en hacer ese trayecto directo, más fácil, al
final del otoño, que desde Vinlanda a Islandia).

Groenlandia no era una escala. Además, los vikingos recién se instalaron


en 986, luego del reconocimiento del incomunicado Erik, durante su exilio
judicial entre 982 y 985. La implantación de los vikingos en Groenlandia
es pues posterior a la saga de Ari, la cual es la primera en señalar la
presencia de los celtas en el continente.

Las pequeñas colonias celtas, establecidas en varios puntos del continente,


tal como lo muestran las sagas, no reciben más "sangre joven" desde hace
más de un centenar de años. Viven por sí mismas. La consanguineidad
conduce a la degeneración. Es posible, y aún probable, que haya habido
mestizaje, pero, en todo caso, las colonias parecen carecer de "dirigentes".
59
Son conscientes de ello y es por ello que si un jefe vikingo llega
voluntariamente hasta ellos, tal como Bjorn, lo colocan de buen grado a la
cabeza. Asimismo, si atraca voluntaria y pacíficamente, como Ari Marson,
tratan de retenerlo. Recordemos además diversos lazos de sangre entre
vikingos instalados desde ciento cincuenta años antes en Irlanda y
muchas irlandesas, los raptos de esposas llevados a cabo por vikingos de
Islandia en pueblos de Irlanda. Contrariamente a ello, los celtas se oponen
a una instalación definitiva de colonias vikingas y no ha podido hacerse
ninguna implantación de tales colonias.

Algunos autores dicen que los vikingos han sido los primeros europeos que
se instalaron en América. Acabamos de mostrar que todos los documentos
invalidan la implantación de los nórdicos en el continente en los siglos X y
XI. Todas sus tentativas han fracasado y ya hemos de ver otras pruebas.
Otros autores declaran que Islandia ha sido descubierta casi
simultáneamente por el noruego Naddad, quien, alejado de su rumbo,
perdió las Feroé, adonde quería ir, y por el sueco Gardar Svalarsson, quien
las rodeó. Estos autores escandinavos declaran que luego fue hecha la
exploración de la isla por nórdicos "establecidos" en Escocia, que los
noruegos se establecieron en las Shetland hacia el año 700, etc.

Todo esto está impregnado de un dejo de chovinismo pues, hacía muchos


siglos que, desde Escocia, Irlanda, Bretaña, los celtas iban a Irlanda y que
se habían instalado en ese país. Por otra parte, aún sagas como las del
Landnámabók (de land ñama == toma de posesión de una tierra) citan
lugares habitados por los celtas así como la persecución que los vikingos
llevaron a cabo, degollando a aquellos que, al acercarse ellos, no pudieron
huir por mar. Lo cual permitió a las sagas decir que sus antepasados
descubrieron una tierra que no pertenecía a nadie y el Landnámabók da la
genealogía de las primeras familias que se instalaron en Islandia. De este
modo, indirectamente, las sagas confirman que Islandia no fue en absoluto
descubierta por nórdicos, y hemos visto en otra obra Brandan, el gran
navegante celta del siglo VI, que en aquella época, y desde mucho tiempo
antes, los viajes de Irlanda a Islandia eran rutina.

Por el contrario, Groenlandia seguramente no estaba habitada por celtas


cuando llegaron los vikingos. Algunos autores modernos declaran que esta
región "no estaba más" habitada por los celtas, pero que los primeros
vikingos llegados encontraron carcazas de embarcaciones, ruinas de
construcciones europeas, pero no habitantes, ni siquiera esquimales. Pero
60
nosotros no hemos encontrado en las sagas ninguna frase lo bastante
clara sobre el tema, y debemos albergar más de una duda sobre esta
implantación de los celtas en Groenlandia. Además, ¿qué era Groenlandia
en aquella época? ¿Qué parte vio Gungjorn cuando, desviado por una
tormenta, en viaje desde Noruega, no dio con Islandia, hacia el año 900 y
se dio cuenta de que había sido llevado demasiado al oeste al ver islas
desconocidas para sus compatriotas? Según él era un archipiélago, lo cual
hizo dudar, en el siglo XIX, de su descripción, cuando se disecaron las
sagas, olvidadas desde mucho tiempo antes. Ahora bien, se trataba con
certeza de un archipiélago; y recientes trabajos, que evocaremos más
adelante, muestran que esas islas, a las cuales bautizó con su nombre, al
este de la Groenlandia actual, se han inundado en el siglo XIV de nuestra
era. Fue probablemente en las islas Gungiorn (o Gunbjorn) en donde Leif,
desterrado, atracó primeramente, pero los hielos sobre la costa lo
obligaron a desviarse hacia el sur y luego bordeó el sur de Groenlandia,
exploró la costa oeste, al parecer hasta la actual isla de Disco.

Las sagas dan cuenta de esquimales en contacto con los vikingos.

Pero algunos especialistas discuten la presencia de los primeros en


Groenlandia antes del siglo XIII, por no haberse encontrado ninguna pieza
convincente más antigua. Este argumento es insuficiente: prueba que la
"industria local" de los esquimales del lugar está probada en esa fecha,
pero no es prueba de que no hubieran estado antes allí, el hecho de
encontrar o no objetos probatorios que han podido desaparecer por ser
biodegradables. En el siglo XI, los esquimales sólo conocían, para la caza,
el arpón. Las sagas muestran que en el continente, más al sur, Thorvaid
fue muerto por una flecha. Los amerindios conocían el arco y ello es un
índice para situar a los "Indios", pero no hay ninguna precisión sobre la
línea de separación entre aquellos dos primitivos pueblos. Nos parece muy
arbitrario fijarla,'-como algunos autores, en medio de Terranova.

Actualmente, las sagas son admitidas como dignas de fe. Ya no se las


considera como relatos imaginarios. Sin embargo, en algunos raros
"especialistas" de la literatura nórdica se encuentra una curiosa
ocurrencia: admiten a esos relatos como verídicos y por una especie de
"chovinismo literario"

61
—¿o de anteojeras de especialistas? — consideran que todo lo que dicen
las sagas es verdadero cuando hablan de los nórdicos, pero las
expresiones de las sagas en cuanto a los "encuentros" con celtas les
parecen sospechosas. No había celtas en Groenlandia cuando llegaron los
nórdicos y nunca

—por lo que sabemos— han dado cuenta las sagas de contactos con los
celtas en aquellas regiones. Es por ello que uno no puede dejar de
sorprenderse al leer, gracias a la pluma de algunos autores, que todo lo
que dicen las sagas sobre los contactos con celtas en el continente no
puede ser más que tabulaciones, sueños, etc. Ningún autor serio puede
apoyarlos: no se puede rechazar partes de relatos que molestan, cuando se
quiere sistemáticamente demostrar que los vikingos han sido los primeros
europeos en descubrir el continente americano y conservar otras, para su
tesis. Lo que ha sido conservado arbitrariamente no tiene más valor.
Dichos autores confiesan con desagrado que los nórdicos no eran los
únicos en aquellos parajes y esto los conduce a apartar, gratuitamente,
calificándolos de sueños, de ensoñaciones, los pasajes en los cuales las
sagas mencionan a los celtas. Ahora bien, éstos son mencionados sólo en
el continente y no en Groenlandia. Si no queremos truncar las sagas,
debemos reconocer que los nórdicos no encontraron celtas en Groenlandia,
pero que sí encontraron en el continente. Es a una falta de honestidad
literaria que debemos la ignorancia demasiado generalizada sobre la
presencia de los celtas en el continente americano antes del año 1000, y
pocas personas se han percatado de ello, pues pocas han podido disponer
de textos originales y aquellas que los han leído, obnubiladas por una idea
preconcebida, no los han comprendido. Pero los textos originales son
afirmativos y precisos. En ningún momento es posible pensar en
sobreagregados en ocasión de copias posteriores, así como tampoco en
hipotéticos, en evocaciones oníricas. A menudo ocurre que dichos
especialistas exponen y comentan sólo un texto, pero no es una excusa en
su favor. La síntesis de diferentes pasajes de varias sagas fue lo que hemos
proporcionado precedentemente, y esta convergencia, este encuentro de
varios textos separados aporta un pesado paquete de pruebas que nos
parecen irrefutables: no conociéndose, los diferentes autores de las sagas,
a veces no contemporáneos, en textos que sólo han sido relacionados
algunos siglos más tarde, dan cuenta de la presencia de los celtas en el
continente quienes se oponían a la instalación de los vikingos allí, estando
estos últimos, a su vez, instalados en Groenlandia. Sus textos son

62
coherentes, complementarios y es por ello que la presente obra no dejará
de sorprender, así lo espero, por esta unidad en la afirmación sobre la
presencia de los celtas en una región que numerosos datos —sobre los
cuales hemos de volver— permiten situar hacia el actual cabo Cod y aún
más al norte.

9. Confirmación de la existencia de Vinlanda a través de los


textos anteriores a las sagas

Adán, de Bremen, había vivido en la corte, en aque! entonces en Roeskilde,


y había vuelto a su ciudad natal, Bremen, para allí dirigir la escuela
Capitular. Sven Estrirthson, rey de Dinamarca (país mucho más grande en
aquella época que en nuestros días, llamado también Dacia y del cual
Bremen dependía) le encomendó la tarea de redactar la historia de los
iglesias nórdicas que provenían del arzobispado de Hamburgo, ciudad que
también pertenecía a Dacia.

Fue en esta gran obra, finalizada hacia 1070, en la cual insertó un Libro IV
intitulado Descriptio insularum Aquiloma, en donde, en el capítulo 38, cita
a Vinlanda: liPraeterea unam adhuc recitauit a multis in eo repertam
océano, qui dicitur Vinland eo quod ibi vites sponte nascantur uinum
optimum ferentes. Nam et fruges non seminitas habundare, non fabulosa
opinione, sed certa comperimus relatione Danorum; Toda la obra fue
finalizada hacia 1070, pero este Libro IV, ciertamente, ha sido escrito
antes de dicha fecha, en un momento que no se puede determinar con
exactitud por un error de un año, de tal modo que se puede, sin error,
fechar dicho libro IV en 1053 ± 16; pero varios datos parecen ubicarlo
preferentemente hacia 1060 ± 5.

De este modo, el rey de Dinamarca indica a Adán una isla llamada


Vinlanda en donde la vid crece espontáneamente (y desde esta época el
nombre está ligado al vino, y no a la hierba tal como lo han propuesto
algunos autores modernos) y se encuentra trigo salvaje. La isla ha sido
descubierta "por muchas personas" y, in fine Adán declara que, en cuanto
al trigo salvaje, él obtuvo el dato de una fuente danesa muy seria. La
presencia de dicho trigo salvaje también será mencionada en las sagas
escritas más tarde, y recordemos el episodio del "granero de trigo" de
troncos. Un escrito llegado hasta nosotros, muy anterior a las sagas, y

63
redactado menos de cuarenta años (quizás hasta menos de treinta años)
después del último relato que hacemos sobre la presencia de los celtas,
confirma pues, y con firmeza, que Vinlanda era conocida en la Europa
nórdica.

Este texto ha sido considerado como uno de los más importantes para
mostrar que las sagas tenían una sólida base histórica. Coincide, más de
medio siglo más tarde, con otros tres que se suceden desde 1120 a 1160
aproximadamente: los de Ari Frodi (primera saga) Ordericus Vitalis y
Nicolás Bergson.

a) Recordemos que Ari Frodi, hijo de Thorgil (de donde también el nombre
de Ari Thorgilson) escribió una de las tres versiones conocidas del
Islandijarbók (es la genealogía de los primeros islandeses llegados de
Noruega). Manifestó haber elaborado su relato en base a lo que le había
dicho su tío Thorkell en la segunda mitad del siglo XI. Thorkell era hijo de
Gellir (Gellirson) quien acompañó a Leif a Vinlanda. Adam de Bremen
manifestó también haber escuchado a Thorkell. El texto de Ari Frodi
podría ser de 1123 ±1.

b) Ordevicus Vitalis (1075-1143), monje inglés que ha pasado la mayor


parte de su vida en Normandía, menciona a Vinlanda, sin descripciones ni
detalles, en su manuscrito Historia E eclesiástica, hacia 1140. Allí
enumera las posesiones del rey de Noruega, lo cual ha permitido pensar
que esta parte ha sido escrita hacia 1125. Cita a Orkney, a Vinlanda
(ortografiada Finlandia, siendo f y u confundidas a menudo en aquel
entonces —y en nuestros días también, en alemán v se pronuncia
generalmente f) a Islandia, a Groenlandia, y dice que al norte de esta
última ya no había "ningún otro país".

c) El sacerdote Nicolás Bergson, del monasterio de Thvera, muerto en


1159, cita a Helluland, Markiand y Vinlanda indicando (¿hacia 1140? ) que
esta última había sido descubierta por Leif Erikson, luego por Thorfinn
Karisefni. Sin embargo, un filólogo ha estimado que ese pasaje, que se
encuentra en un itinerario para peregrinos, ha sido agregado al original,
tanto más cuanto que se ha encontrado otro ejemplar de dicho manuscrito
en donde no figura ese apartado; argumento sin embargo insuficiente,
pues ¿acaso algunos copistas no omitían a veces ciertos pasajes? De todos
modos, los otros dos escritos no han sido refutados, gracias a lo cual,
hacia 1070 y 1140 respectivamente, se encuentran dos textos que no son

64
sagas y que mencionan a Vinlanda, conocida de nombre de Bremen y en la
corte de Dinamarca así como en la corte normanda del rey de Inglaterra.
Será necesario esperar el siglo XIII y especialmente el siglo XIV para que
luego las sagas, reunidas en recopilaciones, proporcionen detalles sobre
aquella Vinlanda, de la cual casi no se ha de volver a hablar hasta el siglo
XIX, sin que ello signifique, sin embargo, el silencio absoluto.

Después del siglo XII, se encuentran alusiones sobre dicha región.


Ranulph Higden, hacia 1350, en su Polychronicon hace alusión a una
Geographia Uniuersalis cuyo autor desconocemos; ésta dataría del siglo
XIII. Allí se dice que la isla de Wyntlandia está situada lejos dentro del
océano. Citemos también a Kristini Saga que es la historia de la
introducción del cristianismo en Islandia y que está fechada, con no poca
incertidumbre, en el siglo XIII. En ella se encuentra casi el mismo texto
que en la Erbyggia Saga (de Islandia) pero este último relato proporciona
más detalles sobre los viajes de Karisefni, así como sobre los combates en
Vinlanda; generalmente se la ubica en el primer cuarto del siglo XIII.

Esta última sería también la fecha del relato de Snorri Sturluson que se
ubicaría entre 1220 y 1230 (sea 1225 ± 5). Menciona sólo brevemente el
viaje de Leif a Vinlanda y el salvataje que éste efectuó de Thorer, luego de
que este último hubiera naufragado. Dicho relato habría sido escrito en
Islandia. Allí se da cuenta también del viaje de Bjarni Herjulfson, viaje que
Leif Erikson tratará de hacer en sentido inverso.

Mencionemos además, bajo reserva, un texto que habría sido grabado en


una piedra que ha desaparecido, pero de la cual se habría encontrado una
copia en Bergen (? ). En ella se daba cuenta de una tentativa del rey de
Noruega, Arriad el Duro, para ir a Vinlanda en el año 1065. Pero, habiendo
partido demasiado hacia eJ norte, y luego derivado por los hielos al este de
Groenlandia, logró, con mucha dificultad, librarse de la situación y dar
media vuelta. Algunos autores declaran que Adán de Bremen habría
escrito que Arriad habría hecho esta tentativa hacia 1050, pero nosotros
no encontramos ningún rastro de dicha mención en los textos
(fragmentarios) que poseemos de Adán de Bremen. Aun cuando esto sea
controvertido, permanece en los límites de lo posible, pues es evidente que
en aquella época los viajes a Vinlanda estaban en las memorias, el relato
de Adán lo prueba. Recordemos que no hemos encontrado ningún relato
que diera cuenta de la presencia de los celtas en Vinlanda luego del año
1029-1030. La frustrada tentativa de Haraid se ubicaría entonces
65
alrededor de veinte a veinticinco años después de Gudieif, quien habiendo
sido hecho prisionero —después de su naufragio— por celtas comandados
por Bjorn Asbrandson, regresó luego a Islandia.

Hagamos notar finalmente que la "Carta de Vinlanda" lleva una inscripción


que declara que Erik fue a Vinlanda en el último año del pontificado del
papa Pascual. Sería entonces el año 1117. Se trata de Erik Upsi, obispo
que salió en búsqueda de Vinlanda en 1121, según los Anales Islandeses.
Existe una pequeña diferencia de fechas entre los dos textos (se desconoce
en qué fuentes se han inspirado sus autores), y se podría decir que ese
viaje del obispo Erik Upsi sería en 1118 ± 2.

La saga de Grettir, que se fecha aproximadamente en 1290, cita a


Vinlanda. Pero esos textos de fines del siglo XIII, y otros aún posteriores,
no son más que construcciones a partir de relatos anteriores, a veces de
varios siglos, y no se les puede acordar el mismo crédito que a las
primeras versiones.

Por el contrario, notamos que Frodi, Thorkell, Gellir y Adán de Bremen


están muy próximos a los hechos, habiendo sido Thorkell la principal
fuente de Ari Frodi y de Adán. Hemos visto que Gellir debía tener alrededor
de sesenta años en 1040, fecha en la cual cuenta su viaje a su hijo
Thorkell quien tenía entonces veinte años y no más de cincuenta en 1070,
fecha límite del texto de Adán de Bremen. Se trata pues en ese caso de un
relato recibido de boca de un actor directo en plena posesión de sus
facultades mentales, recibido por Thorkell quien, aún en plena madurez, lo
transmite a Ari Frodi y a Adán de Bremen. De allí la importancia de esos
testimonios, anteriores a la redacción de las sagas, textos que, por su
parte, son más detallados, más precisos, pero que confirman, reproducen
y desarrollan los primeros escritos sin jamás contradecirlos en lo esencial.

III. ANTES DEL 983

Antes del 983, la implantación celta en América del Norte, en la región de


la bahía del Maine y del Cabo Cod está indiscutiblemente establecida y
precisada por los vikingos quienes nunca han pretendido ser los primeros
europeos en descubrir América. Aquellos han reconocido la anterioridad

66
celta y han dado cuenta de ello en sus primeras sagas, aun antes de
instalarse en Groenlandia: el primer contacto (involuntario) de un vikingo
con el continente es el de Ari Marson, en el año 983, quien cae en manos
de los celtas y es bautizado por ellos; en tanto que la primera instalación
de los vikingos en Groenlandia es del 986, luego de una exploración
llevada a cabo por un desterrado, Erik, entre 982 y 985, el cual había
llegado de Islandia.

A. En Islandia y en Groenlandia

Erik el Rojo, expulsado de Islandia, se instaló en la costa sudoeste de


Groenlandia, en la primavera del 982. Este habría observado, dicen
algunos autores (¿imaginativos? , pues no dan cuenta de ninguna fuente
seria), carcazas de embarcaciones en diferentes lugares, así como mesas
de piedra semejantes a las de los países que han conservado la cultura
celta (Irlanda y Bretaña especialmente) y utilizadas con fines religiosos
(relacionemos esto con la mesa de piedra de North Salem). Habría visto
además restos de viviendas de piedra (? ). No encontró habitante alguno en
ellas. Recién más tarde conoció a los esquimales. Pero los barcos de éstos
son los llamados kayaks, livianas embarcaciones de piel de foca cosidas y
estiradas por costillas de foca y pelos de barba de ballena. Además, no
construían casas (sus barcos "de carga", los umiaks, son más recientes;
éstos están construidos también con pieles de foca estiradas pero sobre
una carcaza de madera, como los barcos celtas).

Serían pues europeos los que llegaron a Groenlandia, mucho antes, y


luego desaparecieron (? ). Pero es conveniente ser muy reservado sobre la
presencia de irlandeses o bretones en Groenlandia en aquel entonces; a mi
entender, dicha presencia no se basa en nada seguro. Ninguna de las más
antiguas sagas dan cuenta de ello.

Por el contrario, las sagas indican con toda claridad que, en Islandia, los
celtas han "desaparecido" con la llegada de los vikingos, abandonando en
el lugar pequeñas campanas, misales, etc. En este caso, se trata sin duda
de un eufemismo de parte de aquellos que, más tarde, habrían de asentar
esos relatos por escrito con el fin de que ellos, cristianos, no evocaran

67
demasiado las masacres de sacerdotes llevadas a cabo por sus terribles
antepasados.

Pues ellos los vieron, los capturaron, los interrogaron antes de


masacrarlos. Supieron que entre ellos se llamaban "padres", palabra que
era pronunciada "papae". Los principales pueblos edificados, al parecer, en
el siglo VIII, por monjes llegados del sudoeste de Escocia —entonces
reunida políticamente con Irlanda— y especialmente del monasterio de
Culdee, llevan, aun en nuestros días, un nombre deriva do de "papae".
Dichos pueblos se encuentran al sur y al este de la isla, lo cual muestra
que la implantación se llevaba a cabo sobre todo en la costa que recibía la
corriente marina cálida que va hacia el norte, bordeando a Islandia por el
este, y pasando entre esta isla y las costas de enfrente: Irlanda y Noruega
(prolongación del Gulf Stream, dicen unos, transgresión marina, dicen
otros). Han sido encontradas ruinas de pueblos de los Papae en Islandia,
anteriores —las sagas lo confirman— a la segunda mitad del siglo IX: es de
notar que existía también Papastour en las Shetland: Papawestreg en las
Oreadas en donde los vikingos recién se instalaron en 880. Ello prueba la
implantación celta en toda aquella región del noroeste de Europa antes de
que los vikingos fueran a destruirlos.

En Islandia, al sudeste, se encontraban Papey y Papaf Jórdur. El


nucleamiento más importante estaba en el sur, formado por los dos
centros vecinos: Papyli y Kirkjubaejarklaustur (granja de la iglesia del
claustro). Están al pie del volcán Katia, en el lado oeste. El nombre parece
mostrar que el pueblo poseía un claustro y la granja del monasterio,
además de una iglesia. Recordemos que la Iglesia celta —creación de los
sirios— no estaba calcada de la de Roma: en aquel momento no había
obispo en Islandia. El primer obispo mencionado en los archivos del
Vaticano fue John quien se instaló en Holar. Fue designado por el papa
Pascual II, a comienzos del siglo XII.

Sabemos —ver nuestro libro sobre Brandan, ya citadoque los monjes


celtas se dirigían habitualmente a Islandia a partir del siglo VI y que tales
viajes se efectuaron aún a partir del siglo V. Pero nada en estos relatos
permite pensar tampoco en cualquier tipo de frecuentación de
Groenlandia. La convergencia es entonces total, sean cuales fueren las
fuentes anteriores al año 1000. También sabemos que han sido
encontradas en Islandia monedas romanas entre las cuales las más
recientes pertenecen al comienzo del siglo IV de nuestra era. Pero de allí no
68
podemos deducir otra cosa fuera de la certeza sobre viajes a Islandia en
aquel entonces, sin poder afirmar ninguna implantación perpetua, en
tanto que a partir de la segunda mitad del siglo V, los monjes celtas
residen allí durante toda la primavera y el verano, a veces,
incidentalmente, pasan allí el invierno. Antes del siglo V, los viajes a
Islandia eran esencialmente atracamientos, en ocasión de la pesca de
bacalaos, de la caza de ballenas. Pitias iba a esas regiones en el siglo IV
antes de C. Es posible entonces —aunque no probado— que se conociera
la existencia de Groenlandia desde mucho tiempo antes, pero no ha sido
encontrado ningún indicio sobre descripción alguna hecha por un europeo
que permita afirmar que dicha isla hubiera sido ubicada de modo preciso:
la primera descripción conocida es de 900, y se refiere en realidad no a la
gran isla de Groenlandia, sino a un archipiélago, el de las Gunbjorn, más
al oeste, hoy en parte anegado, en parte cubierto por el glaciar Inlandsis.
En efecto, no tenemos ninguna razón para suponer que los celtas en viaje
hacia Islandia no hayan sido, de tanto en tanto, arrastrados por las
tempestades hasta las proximidades de Groenlandia, tal como lo fuera
Gunjborn (o Gunnbjorn) unos veinte años después de la toma de posesión
de Islandia llevada a cabo por los vikingos. Pero, sea lo que fuere, ningún
relato escrito ni tradición oral ha llegado hasta nosotros y que pueda ser
aplicado con certeza a Groenlandia; de allí nuestra reserva en cuanto a
esta presencia celta en Groenlandia antes de la llegada de los vikingos. No
puedo por ejemplo apoyar a G. Littie, cuya obra sobre Brandan muestra
una intención solícita y patriotera, a menudo discutible: este autor da
cuenta ampliamente de descripciones arqueológicas relativas a ruinas de
construcciones irlandesas; ello al evocar las sagas que precisamente, ¡no
hablan de ello! . . .

Naturalmente, no es evidente que sea necesario descartar a priori la


presencia de los celtas en Groenlandia antes del siglo X, pero
necesitaríamos al menos algunos elementos de prueba, escritos o
arqueológicos, desconocidos hasta hoy.

Una bula de Gregorio IV, fechada en 835, da cuenta de una implantación


cristiana en una isla del noroeste del Atlántico. G. Littie la ha identificado
en Groenlandia, sin la menor prueba. En cambio, he encontrado la misma
afirmación en otro autor irlandés, 0'Donoghue, el cual, en su conjunto, es
bastante positivo, pues en otros puntos he podido comprobarlo varias
veces, en tanto que la desbordante imaginación de Littie nos invita a la
ensoñación. . .
69
Se sabe que Gregorio IV, papa entre 828 y 844, sostuvo con fuerza a
Lotario contra Luis el Piadoso: pero no he podido encontrar el texto de la
bula de 835 y no puedo indicar con qué nombre llamaba a lo que se ha
transformado en Groenlandia —el Green Land—, nombre dado por Leif en
985-986. Para aquella fecha, en 835, los vikingos no eran aún cristianos,
¿pero la bula evoca realmente a Groenlandia o más bien a Islandia?
Necesitaríamos nuevos elementos para decidir.

La obra de Ducuil, De Mensura Orbis Terrae, no aporta tampoco ninguna


precisión sobre Groenlandia. Escrita en 825, Ducuil narra una
conversación que ha mantenido con un viejo monje irlandés en 795, a su
regreso de Islandia (lo cual confirma que en aquella época los viajes
Irianda-Islandia eran siempre hechos por los celtas). Ducuil estaba en lona
(Sudoeste de Escocia) antes de 772. Huyó de allí, probablemente cuando
se produjo el ataque de los vikingos, en 802, contra el monasterio de la
isla; el monasterio fue destruido durante otro ataque en 806. En 804,
Ducuil estaba en la corte de Carlomagno, pues, en aquel año, describe la
entrega de un elefante que, en concepto de presente, hace el califa de
Bagdad a Carlomagno.

Este monje le describió la lejana Thulé, 800 millas distante de Irlanda, le


dijo. Habló además de la vida de los monjes celtas en aquella isla. En
principio, le dijo, los monjes sólo residían desde el primero de febrero
hasta el primero de agosto de cada año, pues, en el momento más corto
del invierno —lo cual no ha podido ser conocido más que en una estadía—
la noche es continua. En cambio, en las proximidades del solsticio de
verano, el sol se pone sólo muy poco tiempo detrás de la montaña (los
celtas estaban en la costa sud y sudeste, recordémoslo, por lo tanto con
las montañas al norte, del lado del "sol de medianoche"). La oscuridad no
era total e incluso, decía el monje a Ducuil, "en ningún momento, si uno
así lo quería, se estaba impedido de ver hasta las más pequeñas cosas" . . .
Confesaba estar convencido de que, si alguien se hubiera encontrado en la
cima de la montaña, habría visto permanentemente el sol. Según Ducuil, 3
monjes fueron a esa región en febrero de 795 y allí permanecieron hasta
abril del año siguiente. En el solsticio de verano, y a un día de vela hacia el
norte de la isla, encontraron el mar helado aún cuando a medianoche no
estuviera completamente obscuro (De Mensura Orbis Terrae - VII - II). Por
lo tanto, en el siglo VIII, los navegantes ya rodeaban la isla y se dirigían
hacia el norte a aproximadamente 150 km más allá de la costa
septentrional.
70
Este detalle es importante ya que indica, sin equívocos, la latitud
alcanzada. Recordemos que Pitias, para verificar este fenómeno, fue más
allá de Thulé —Islandia— dirigiéndose por el noroeste, al parecer con el fin
de alcanzar el círculo polar durante el solsticio de junio y de constatar que
allí el sol no se ponía, lo cual confirmaría la oblicuidad de la eclíptica.

Pero dicho detalle confirma también la anécdota de la Navegación de


Brandan al hacer notar que Mermoc, a comienzos del siglo VI, no había
regresado de Islandia en la fecha habitual (lo cual confirma que a fines del
siglo V ya se efectuaba una comunicación periódica con Islandia). El monje
Barint (Barinthus) dio parte a Brandan quien reunió una tripulación de 16
hombres y a bordo de su barco partió en búsqueda de Mermoc, al cual
encontraría simplemente demorado . . . por un castigo suplementario que
él mismo se había infligido, pero no extraviado. La leyenda que da cuenta
de los viajes de Brandan fue escrita en Bretaña en el siglo IX; o al menos
copiada en esa fecha, pues dicho manuscrito, escrito en Alet, no sería más
que una copia de un texto perdido, ya que en realidad hay dos
manuscritos, paralelos en algunos capítulos, lo cual ha conducido a la
hipótesis de un manuscrito anterior desaparecido, fuente común de esos
dos textos llegados hasta nosotros. Todos estos datos son pues
convergentes, así como el de Beda el Venerable (672-735) que narra
frecuentes viajes entre islas bretonas e Islandia, en donde existen
establecimientos cristianos. Beda dice que en aquella lejana isla,
designada con el nombre de Thulé, las noches de invierno son
extremadamente largas en tanto que "los días se reducen a nada"; en
verano es a la inversa. Agreguemos que en el relato de Ducuil hay otro
detalle importante que nos interesa: el monje, al ser interrogado, hacía
remontar a 70 años antes de su conversación, es decir al 725, el momento
en el cual los monjes celtas se vieron obligados a abandonar las islas
Feroé, dejando todo en ellas, incluso sus rebaños de ovejas, debido a los
ataques de los vikingos. Se debe notar que en danés Faér Oer quiere decir
también "islas de los Carneros", pero existen varias versiones en cuanto al
origen de esta denominación.

Otro dato: Brandan hizo una escala en la isla de los Carneros en un viaje
hacia Islandia. Allí encontró carneros abandonados, semi-salvajes; por lo
tanto allí se había operado una implantación humana anterior. Pero
Brandan no encuentra habitantes y las primeras incursiones de los
normandos en aquellas islas no se realizaron hasta el siglo VIII; por lo
tanto existe convergencia en cuanto a la presencia de los carneros pero
71
divergencia en cuanto a la presencia de habitantes ... ¿o entonces la isla
de los Carneros de Brandan ya no sería la principal de las Feroé? ¿O no
existiría oposición? Antes del 725, según el testimonio relatado por Ducuil,
había celtas en las Feroé. Estos se habrían instalado luego del viaje de
Brandan, ya que de aquella época datan los numerosos viajes de los
monjes evangelizadores llegados de Irlanda, Escocia, Gales. Brandan fue el
gran propagador de esos viajes, pero él no fue el iniciador, ya que sabemos
que Mermoc había ido antes que él, y además. Brandan da cuenta de
monjes encontrados en diferentes islas, durante sus viajes a través del
Atlántico norte. Antes del paso de Brandan, algunos celtas, con carneros,
habrían llegado a las Feroé, pero la ocupación humana había cesado,
durante algunos decenios, por causas desconocidas.

La implantación celta en las islas que constituyen escalas para llegar


hasta Islandia se ve de este modo confirmada por diversas vías. Han sido
encontradas ruinas celtas en Clickimin, en una de las islas Shetland,
ocupadas al menos desde el siglo I antes de C. hasta el siglo V de nuestra
era. Todas pruebas irrefutables que, sin atestiguar una ocupación
continua son jalones que confirman los escritos —los hay desde el siglo VI
hasta el siglo VII— muestran que toda aquella región de los mares
nórdicos y del noroeste del Atlántico es bien conocida y frecuentada sin
largas interrupciones. Algunas leyendas escritas en el siglo IX han de
aportar nuevas confirmaciones complementarias. Aún antes, ya que
Adamnan, de lona, ha escrito en el siglo VII (Vita S. Columbae} que las
islas Faér Oer eran frecuentadas, y éstas se encuentran a mitad de camino
de Islandia.

Esta última isla no fue reconocida por los vikingos hasta poco después de
860. En el año 863, el normando Gardor declaró que los monjes, al verlo,
huían abandonando todo. Al parecer, no fue más que una incursión. En
874, Ingulf (o Ingolfur Arnason) se instaló en forma estable con varias
familias noruegas y también él persiguió a los celtas. En esta fecha, pues,
todavía se encuentran allí. Pero Ingulf se había instalado al oeste y de
ningún modo había "depurado" toda la isla, ya que la mayor densidad se
encontraba en el sud y en el sudeste. Entre esas fechas de 863 y 874,
contamos aún con otra referencia: un relato —que hemos podido encontrar
en su totalidad (es una saga)— da cuenta del viaje de Floki Vilgersson,
iniciado en Irlanda, desde una pequeña caleta, solitaria y no muy bien
indicada, para dirigirse a Islandia en el año 865 y llevando tres cuervos a
bordo. Estos servían, en la bruma, para ubicar la dirección de la costa
72
hacia la cual volaban. Se ha discutido en cuanto a la ascendencia del tal
Floki, hijo de una celta, han pretendido algunos autores... para luego, a
pesar de todo, hacer de él un vikingo por su padre. Pero Floki (o Floke) no
es nórdico, ni siquiera irlandés. Es galo o bretón (en francés = Le Page).

En aquel entonces, y desde mucho tiempo antes, los vikingos estaban


instalados en todos los puertos irlandeses. Floki (o Floke) habría partido
subrepticiamente desde una solitaria caleta de Irlanda (? ) hacia Islandia.
Pero es ésta la última fecha que poseemos sobre la partida de un celta
hacia Islandia.

Recordemos que en el 970 el proscripto, padre de Erik el Rojo, llega a


Islandia con sus violentos amigos. Pero aproximadamente un siglo antes,
los celtas ya han sido echados de Islandia. Es por ello que la saga de Erik
no los menciona. Su padre se instaló en el noroeste, única región en donde
aún había tierras disponibles, aunque poco fértiles, abandonadas por sus
compatriotas que estaban allí desde hacía aproximadamente un siglo, y en
cantidad desde fines del siglo IX, huyendo de Irlanda, en donde daneses y
noruego combatían por la dominación de la isla: muchos contingentes de
dichos combatientes, acorralados contra el mar, sólo pudieron salvarse
escapándose por él junto con sus familias y sus esclavos irlandeses; se
estima en 6.000 el número de personas, daneses, noruegos que, habiendo
partido de Irlanda, llegaron a la isla en los siglos IX y X. Recordemos que
los daneses atacaron los monasterios de Irlanda en el 797, se apoderaron
de Dublin en el 836 y proclamaron la anexión de toda la isla. Los noruegos
no los aceptaron, lucharon contra los daneses, fueron vencidos y
expulsados de Irlanda en el 853. Pero durante todo el siglo X siguieron
produciéndose varias luchas esporádicas.

Pero en Islandia, se puede decir que la implantación celta acabó hacia el


año 874, o muy poco después. Una saga nos dice que no fueron todos
masacrados, que muchos lograron darse a la mar y huir hacia "La Gran
Irlanda", en el continente americano, pues, evidentemente, no se trataba
de huir hacia Europa cuyas rutas marítimas del norte y del noroeste
estaban totalmente en manos de los vikingos.

Las sagas nórdicas nos han mostrado que los avalares del mar, de tanto
en tanto, arrojaban a los barcos hacia el continente americano cuando se
dirigían de Irlanda a Islandia; de allí la importancia de conocer Islandia en
73
aquella época. Algunos pasajes del relato de Brandan muestran que éste
llegó al menos hasta la longitud de Groenlandia, pero nada indica que la
haya visto. Anduvo en la zona de los icebergs y un capítulo por entero está
dedicado a un iceberg, maravillosa basílica de cristal en la cual se
reflejanlos fuegos cambiantes e iridiscentes del sol y cuyos cimientos
estaban en el agua. A través de diversos datos, hemos logrado, con un
error de 1°, en los 58° N y en 37° W, localizar ese iceberg descripto por
Brandan (hemos proporcionado este estudio detallado en la Revue
Maritime - febrero de 1970), pues se trata, en este caso, de una importante
referencia por varias razones, y nuestra obra sobre Brandan lo recuerda.

En las proximidades de Islandia, Brandan ha visto lo que nosotros


llamamos "le pact", el mar "pesado para el remo, como aceite, próximo a
congelarse", dice un relato: "espeso como cieno de pantanos" dice otra
versión. Sus descripciones son bastante precisas para situar a grosso
modo la región, pero raramente es posible determinar con certeza,
geográficamente, los lugares descriptos. En ningún caso, a mi entender,
hay, en ese relato, nada que sea aplicable a Groenlandia, y hasta parece
que no la hubiera divisado, así como tampoco al continente
norteamericano. Una descripción correspondería a la roca basáltica de
Rockall (? ). Sin embargo, Kenney piensa que la descripción se aplica
también con justeza a Bishop Island, cerca de Irlanda. Pero otros han
pensado en el curioso islote de "Skellig Michael(1) ", en el sudoeste de
Irlanda. En cambio, para Islandia es más preciso. El volcán que describe
no podría en ningún caso ser el Hecla tal como recientemente lo ha
pretendido el autor de una obra sobre Brandan. A veces se ha pensado en
el volcán Katia, más próximo al mar, pero todos esos autores olvidan —o
ignoran— la profunda transformación ocurrida en aquella isla. La costa ha
cambiado mucho desde la época de Brandan. Había otros volcanes, tal
como el Trolledynja, cuya lava, en 1340, llegaba hasta el mar, en tanto que
en aquel mismo año desaparecía el Sidijokul y es posible preguntarse si
uno de aquellos volcanes no es el descripto por Brandan, dado que varios
datos nos inducen a pensar, de modo más verosímil, que se trata de este
último.

(l) Esta "identificación" ha sido sugerida por el hecho de que hay sobre este islote
rocoso ruinas monásticas del siglo VII u VIII

—comparar skellig = islote rocoso con skerries que tiene el mismo sentido
en nórdico.
74
El viaje de Brandan a Islandia se sitúa hacia el 525. Pero recordemos que
en aquella fecha la isla estaba ya frecuentada: relato de Mermoc, monedas
romanas del siglo IV...

Por lo tanto, la posición de Groenlandia podría haber sido conocida antes


del año 525, pero como, a nuestro entender, en el relato de Brandan no se
hace mención de ello, tenemos nuevas razones para decir que en aquella
época Groenlandia es desconocida para los celtas. Cierto, Brandan va
hacia el oeste, o más bien hacia el sudoeste, ya que encuentra un iceberg a
alrededor de 1350 km al sudoeste de Islandia, a mitad de camino entre
Islandia y Terranova, cuando regresaba a Islandia. ¿Pero volviendo de
dónde? ¿Había sido arrastrado por una tormenta? El texto carece de
detalles con respecto al tema, pero de todos modos no se hace ninguna
alusión de tierra alguna encontrada al sudoeste de Islandia. Es poco
probable que la arqueología nos proporcione un día un aporte objetivo. Los
monjes celtas, llegados en su "coracle", lo arrojaban al suelo, lo levantaban
de un lado, sostenido por los remos y de este modo contaban
inmediatamente con un reparo contra el viento y la lluvia. Jacques Cartier
manifestó su sorpresa de ver a ciertas tribus costeras de los alrededores
del San Lorenzo conducirse de esa manera y no tener, en tierra, más que
ese reparo. ¿Práctica heredada de los celtas?

Evidentemente es imposible decirlo, sobre todo porque esa práctica no


parece ser de ningún modo eminentemente celta. Bajo aquel reparo
rápidamente armado, los monjes se envolvían con sus capas y dormían en
el suelo. Contaban además con mantas, de piel de oveja; numerosos textos
relativos al siglo VI dicen que a veces disponían una tienda que podía
llegar a ser su vela de repuesto. Pero en "coracles" más grandes, como los
utilizados para la travesía Irlanda-Islandia y no como los pequeños
"coracles" de las exploraciones costeras. Los grandes "coracles" eran
demasiado pesados para ser volcados y utilizados como reparo. Además,
para una estadía prolongada trataban de encontrar reparos naturales,
cavernas. A veces también hacían chozas de ramas, pequeñas "celdas" de
piedra seca, de adobe, etc., según los recursos locales. En principio,
aquellos monjes eran "ambulantes", nómades que trataban de convertir a
las poblaciones primitivas, también nómades. Fue más tarde, al tornarse
más numerosos, que experimentaron la necesidad de contar con
construcciones de nucleamiento para la plegaria, con campamentos a
modo de monasterio, a partir de los cuales se multiplicaban.

75
Ya Brandan, en un viaje ulterior —hacia América central— utilizó un gran
barco construido en madera, pues en aquel entonces partió de Bretaña,
región rica en grandes árboles, en madera de calidad; bien conocidos son
los navios bretones de alta mar: César manifiesta su sorpresa ante el
grosor de su entablado, impenetrable para las flechas y los arpones de sus
tropas en ocasión del combate naval contra los vénetos. Podemos afirmar
que esas grandes embarcaciones fueron utilizadas para la travesía del
Atlántico al menos desde el siglo VI. Sabemos, a través de Eginhard, que a
fines del siglo VIII, bajo Carlomagno, la flota bretona es aún poderosa y
resiste a los vikingos que huyen de ella, evitan el combate naval, pues sus
drakkares no son los bastante grandes como para resistir contra los
robustos "pontos" celtas: éstos, maniobrados para arrojarse contra los
drakkares, los vuelcan y los destrozan. Por lo tanto tratan de tomar los
puertos por sorpresa, con astucia. Aún a fines del siglo VIII, a pesar de los
vikingos, los convoyes comerciantes bretones siguen yendo a la Galia
Narbonense. El Cartulario de Redon (fines del siglo VIII y siglos
subsiguientes) indica importantes convoyes que llegan a Redon: hasta 150
barcos de una sola vez, en ocasión de la gran feria, que durante algunos
días transforman la ciudad en un inextricable depósito de mercancías.

Parece pues que al menos hasta mediados del siglo IX el comercio


marítimo se desarrolló sin grandes obstáculos: las incursiones normandas
eran súbitas, rápidas, cortas: probaban por sorpresa y si encontraban
demasiada resistencia, no insistían, la evitaban (lo que hoy sería llamado
operaciones comando). Hemos visto que fue luego de la primera mitad del
siglo IX cuando se llevaron a cabo las incursiones en Islandia y que la
implantación vikinga casi no comenzó hasta el último cuarto de siglo. Pero
los puertos irlandeses están ocupados para siempre por los vikingos desde
comienzos del siglo IX. Pocas salidas han podido efectuarse, desde caletas
solitarias, durante la primera mitad del siglo y fue poco después del 850
cuando debió interrumpirse todo el aporte de "sangre joven" para los celtas
de Irlanda. Poco después, alrededor del 875, todos deberán huir
nuevamente de esta isla y ya hemos de ver hacia dónde se dirigieron.

76
B. Hacia "Albania"

Hemos de encontrar a los celtas en el continente americano antes de aquel


año 983, primer contacto conocido de un vikingo con aquellos celtas de
América continental.

En el 874, una medida fiscal muy poco popular en Noruega impulsó una
importante emigración hacia Islandia, nueva "tierra prometida"
recientemente descubierta por los noruegos que comenzaban a instalarse
en ella. A partir de entonces, se desató la conquista de la isla, la
persecusión de los celtas cristianos (¿con el fin de satisfacer a Votan? ) y la
apropiación de las mejores tierras. Todos los celtas que lograron escaparse
huyeron hacia el continente americano, hacia las regiones en donde se
sabía que otros celtas vivían en paz. En efecto, no era cuestión de volver a
Europa que se encontraba bajo control vikingo; además, todos los puertos
de Irlanda estaban en manos de normandos, quienes, hacía ya tres
cuartos de siglo que ocupaban la isla. Esta ocupación, por otra parte,
había hecho huir a muchos irlandeses hacia Islandia y su regreso era
imposible. El ataque vikingo contra Islandia no les dejaba pues, como
huida, otra posibilidad que dirigirse hacia el continente americano, el cual,
en aquel entonces, era llamado "La Gran Irlanda".

No olvidemos que en aquella época había monasterios de hombres, de


mujeres o mixtos; que, además, el celibato del clero recién fue impuesto
por Hildebrand cuando se convirtió en papa, en el siglo IX. De Irlanda
huyeron no sólo los monjes, los curas, las monjas, las familias, sino
también todos aquellos que vivían por o para los monasterios: los
campesinos, los artesanos, los pescadores y sus familias. Sin embargo,
parece que había un gran predominio de solteros masculinos, tanto en la
huida de Irlanda hacia Islandia como luego de Islandia hacia "La Gran
Irlanda", a partir del año 874. Debido a ello, la expansión demográfica
habrá de ser negativa. . . "La Gran Irlanda" ha estado separada de Europa
durante todo el siglo X. Es cierto que en los albores del siglo XI aún
quedan algunas mujeres, hijas allí nacidas, ya que la saga de Karisefni da
cuenta de una mujer blanca, bastante joven, que astutamente penetra en
el campamento vikingo; pero dichas mujeres constituyen una pequeña
cantidad.

Varias crónicas dan cuenta de un posible aporte de bretones en ocasión de


la gran amenaza de los vikingos contra el norte de Bretaña desde el año

77
918 al 920. Pero parece que fueron esencialmente monjes que huyeron por
mar (los puertos bretones no estaban ocupados). Después del 945, al
parecer otros monjes también partieron por mar, desalentados por las
ruinas debidas a los normandos. Pero los relatos no son precisos y no se
puede afirmar que las salidas hayan sido hacia América. Los normandos
ahora instalados —desde el año 911— al este de la Bretaña, en las tierras
concedidas por el rey de Francia, permanecieron en lucha con los
bretones, quienes no aceptaban ciertas cesiones de territorios que les
pertenecían y de los cuales el rey de Francia no podía disponer. Los
normandos fueron vencidos por los bretones y, una vez firmada la paz,
ciertos monjes que se habían retirado lejos de las costas, demasiado
expuestas a las incursiones normandas, a veces bastante adentrados en la
Galia, retornaron a su país, pero ante la magnitud de las ruinas, y ya
demasiado desalentados y descorazonados, se alejaron por mar. Algunos
lograron permanecer, construyeron nuevamente los más grandes
monasterios y todo hace suponer que aquellos que partieron hacia
América (? ) fueron sólo algunos cientos, una gota de agua y ningún relato
da cuenta de mujeres ni de laicos con ellos. Ciertamente no hubo en aquel
caso un factor revitalizador para la colonia de más allá del Atlántico y
podemos concluir que el máximo poblamiento celta en el continente
americano ha debido situarse entre los 880 y 900 habitantes.

Localización geográfica

Es importante saber qué región de la actual América fue poblada por los
celtas. Algunos textos llegados hasta nosotros permiten dicha localización.
Determinados y antiguos textos celtas dicen que era el "Hvitra Mamaland",
con diversas grafías tales como Vitramannaland. Ello en los siglos X y XII.
Se decía también "Irían ad —o ed— Mikia" = La Gran Irlanda. Fue también
el "País de los Hombres Blancos", luego "Albania". Nosotros conservaremos
esta designación, fácil de retener, aunque más tardía (fue hecha en el siglo
XII) para designar a aquella región, en donde (¿coincidencia? ) se
encuentra además la actual ciudad de Albany. Era, a grosso modo,
"Vinlanda", así llamada por Leif en el siglo XI. Pero la palabra "Vinlanda"
ha tenido, al principio, un sentido preciso, limitado, y fue en versiones
posteriores que se le asignó un sentido extensivo, en el cual se incluía
además a Markiand y Helluland. Excluimos a Helluland pues nada indica
que allí haya habido celtas: era una región inhóspita, que comprendía las
actuales costas del Labrador y del norte de Terranova, entonces unida al

78
Labrador. Los vikingos bordearon aquellas costas pero tampoco se
establecieron en ellas.

La proximidad de las tierras y las dificultades de la navegación a vela


impidieron habitar Groenlandia sin conocer el continente. Los vikingos
hicieron la prueba y hasta las relaciones con Islandia condujeron a tomar
contacto con América del Norte. Hemos visto que Ari, habiendo salido de
Irlanda hacia Islandia, atracó a pesar suyo en el continente en donde fue
retenido por los celtas en el año 983. En el 986, Bjarni quiere dirigirse de
Islandia hacia Groenlandia: es arrastrado hasta proximidades del
continente, pero logra corregir el rumbo y llegar a su puerto de destino.
Del mismo modo dos veces en tres años, y ello habrá de volver a
producirse con algunas tripulaciones que, a pesar de ellas y yendo hacia
Islandia o hacia Groenlandia, son desviadas hacia Albania.

Thorer, en 1004, en viajes desde Islandia hacia Groenlandia, destrozó su


embarcación contra la costa de Albania. En 1029 Gudieif fue arrojado
también allí contra el continente cuando se dirigía de Islandia a
Groenlandia. Aún más tarde, con embarcaciones de mejor gobierno, el
mismo fenómeno se producía: en 1620, el Mayflower fue arrojado a la
costa en el cabo Cod, pero logró ponerse a salvo; al año siguiente, fue el
Sparrowhauk que allí se estrelló; estas dos embarcaciones querían

79
dirigirse a Virginia. Es pues normal que los celtas, por los mismos efectos
del mar, hayan tomado conocimiento de aquellas costas durante sus viajes
de Irlanda a Islandia, hechos de manera continua a partir del siglo VI e
incluso del siglo V. Vientos y corrientes los conducían hasta la altura del
sur de Terranova, hacia el cabo Bretón, Acadia, Maine, el cabo Cod.
Sabemos, por las sagas, que por lo menos en el 983 se encontraban en
aquellas regiones. Pero, ¿de qué relato anterior disponemos?

Los relatos relativos a Brandan no permiten afirmar que dicho navegante


haya visto las costas del continente norteamericano. Algunos autores
modernos dicen que ha visto Terranova. Luego de haberme remontado
hasta las más antiguas fuentes, no he encontrado nada que permita tal
interpretación. Debemos ser reservados con respecto a ciertos relatos
relativos a Brandan. Un gran número de autores desconoce que los más
importantes detalles relativos a Brandan así como los más antiguos, no se
encuentran en textos exclusivamente dedicados a ese gran navegante. Es
necesario buscarlos en otros manuscritos como por ejempo la Vida de San
Malo en donde se dice que Malo acompañó a su "padrino" Brandan. En
nuestro libro sobre Brandan —en la misma colección de la presente obra—
hemos mostrado que fue imposible, pero la celebridad de Brandan era tal
que se ha "enganchado" a Malo con su ilustre predecesor en Alet, en
Bretaña, en donde fue "sacerdote".

Fue de Alet de donde Brandan partió vía las Canarias —conocidas desde la
antigüedad— aprovechando los vientos alisios, también conocidos, para ir
hacia América por lo que aún hoy se llama "la vía del sur", pues vientos y
corrientes llevan por ella hacia las Antillas, hacia América central. No
podemos desarrollar aquí este viaje, que parece datar del año 545.
Recordemos que Isidoro de Sevilla (quien vivió desde 560 a 636) ha escrito:
"Hay otro continente además de los tres que conocemos. Se encuentra más
allá del Océano y allá el sol es más caliente que en nuestras regiones".
Existe pleno derecho para pensar que aquel continente es el descripto por
Brandan poco antes. Brandan murió en 574; Isidoro de Sevilla tenía
entonces catorce años; no ha conocido a Brandan, pero ambos son
contemporáneos, aunque no de la misma generación. En aquella época la
"literatura oral" estaba más desarrollada que la literatura escrita. La
alusión a América central —¿o al norte de América del Sur? — hecha por
Isidoro de Sevilla sería posterior a la muerte de Brandan sólo por algunos
decenios y el relato de su viaje estaba aún muy fresco en todas las
memorias.
80
Pero el relato del viaje de Brandan a Islandia es el más detallado. Las
localizaciones son tan concretas, tan realistas que ha sido posible la
localización de algunos puntos. Pero en los textos anteriores al año 1000,
los cuales evocan los viajes de Brandan, no hay nada que permita pensar
que este navegante haya visto Groenlandia, ni el continente americano,
contrariamente a algunas recientes afirmaciones: los relatos del siglo VI no
dan cuenta de ello y es necesario esperar a Isidoro de Sevilla hasta fines de
aquel siglo, o quizás hasta comienzos del siguiente para que el continente
al oeste del océano sea mencionado en un texto llegado hasta nosotros. Y
no se trata de la parte norte del continente americano. Veremos que
tampoco la arqueología ha logrado aportar datos precisos sobre las fechas
de llegada de los celtas al continente norteamericano; aún en nuestros
días —al menos es mi conclusión— las fechas siguen siendo imprecisas
por diferencias de un siglo.

Nos hemos visto llevados, a través de diversos datos, a proponer como


extremos el 625 ± 75, o quizás el 650 ± 50. Por el momento no contamos
con nada seguro para reducir esta diferencia. Sabemos que para ir a
Groenlandia hay que hacerlo voluntariamente, pues si el viento impide
tocar Islandia, las corrientes arrastran a las embarcaciones hacia el Golfo
de Maine, hacia el sur de la desembocadura del San Lorenzo. Sin embargo,
ningún relato hagiográfico bretón da cuenta, con suficiente precisión, de
un desvío de ese tipo, así como tampoco ningún relato irlandés, salvo uno
del siglo V que relata la estadía de un irlandés más allá del Atlántico,
durante algunos años. Fuera de ese caso aislado, pensamos que ningún
relato coherente, ninguna estadía prolongada de bretones o de irlandeses
puede ubicarse en el siglo VI en el continente norteamericano y hasta
llegamos a evocar con reservas una posible implantación de los celtas en
aquellos territorios en el siglo VII. Pero es conveniente insistir, ello
tampoco quiere decir que los celtas no hayan atracado en América del
Norte; sólo ocurre que no contamos con documentos exactos para
afirmarlo y quizás algún día se los encontrará.

Pues hemos visto que a fines del siglo X y a comienzos del XI, cuando los
vikingos iban frecuentemente a Islandia, les ocurrió ser desviados hacia el
continente. Pero los celtas iban habitualmente, al menos desde la segunda
mitad del siglo V, y durante todo el siglo VI y no hay ninguna razón para
pensar que los azares del mar hayan sido más favorables para los celtas
que para los normandos. Sus embarcaciones, fueran los drakkares o los
"coracles", no eran de mejor gobierno; aquellos barcos livianos —aunque
81
algunos drakkares pesaran 30 toneladas— no tenían quilla y por lo tanto
no podían navegar con viento cruzado; a fin de permitir el uso de remos,
sus lados eran demasiado bajos y las olas laterales podían entrar
fácilmente, el balanceo podía acusarse demasiado, corrían el riesgo de
zozobrar. Juguetes del oleaje desenfrenado, en caso de mal tiempo esas
embarcaciones eran arrastradas en las mismas condiciones, hacia las
mismas costas; y esto constituye un elemento más para comprender un
cierto paralelismo en la historia de aquellos dos pueblos marinos.

Conviene recordar (ver libro sobre Brandan) que cuando Brandan fue a
América central no utilizó el "coracle" irlandés, sino el "ponto" bretón
(designación que se encuentra en Julio César). Pues, para este viaje,
Brandan partió de Bretaña, en tanto que su viaje a Islandia se inició en
Irlanda. Este detalle sobre el "ponto bretón" se encuentra no en un texto
hagiográfico relativo a Brandan sino en la Vida de Santa Ita. Ita había sido
designada para ocuparse de la educación de Brandan y este último, ya
adulto, gustaba ir a consultarla. Pero no es éste nuestro tema. Hemos
debido estudiar con bastante profundidad los viajes de los vikingos a
Islandia y Groenlandia porque éstos nos hacen comprender cómo y por
qué era imposible ir hacia Islandia sin ser, alguna vez, arrastrado hacia el
continente americano. Pero no contamos con documentos escritos de los
celtas sobre el tema, de allí el gran interés de los textos nórdicos. Las
comparaciones han contribuido a precisar fechas y localizaciones muy
preciadas, pero sin contar con informaciones desarrolladas sobre el modo
de vida de los celtas en aquellas regiones.

Por el Landnámabók sabemos que, según un relato del siglo XII, estaba
declarado que al sur de Groenlandia "se encuentran los Skroelings, luego
Vinlanda la Buena. Junto a ella, pero más hacia atrás, se encuentra
Albania que es el Vitramannaland". Según dicho texto, Albania (ex
Vitramannaland) se extendía hacia el interior de la región, en tanto que
Vinlanda no era más que una faja costera, o hasta un "promontorio" tal
como lo muestran algunos mapas y tenemos poderosas razones para
pensar que en ese caso se trata del conjunto del promontorio, de la salida
de territorio que se termina en el actual cabo Cod. La interpretación del
texto muestra además que Albania es un término nuevo que tiene
necesidad de la evocación de la anterior apelación, más tradicional, la
única que se encuentra en las sagas relativas al primer tercio del siglo XI o
al final del siglo X: por ejemplo, en el 983, Ari Marson "fue arrastrado
hacia Vitramannaland".
82
Observaremos una diferencia entre el Landnámabók y la carta de
Stephenson: ésta ubica a la zona de los Skroelings al oeste de Markiand
(pues, no teniendo dichas cartas el norte en lo alto de la página, debe
corregirse la orientación). Probablemente es exacto, pero esa región de los
Skroelings se extendía además más al sur, hacia el oeste de Vinlanda, y
hacia el sur de esta última. Se trata de una confusión que se había
producido: las sagas llaman Skroelings a los "Indios" haciendo notar, sin
embargo, que éstos no son de la misma raza que los de Groenlandia, los
actuales esquimales, llamados también Skroelings. Las cartas que
evocamos —que veremos más adelante— no mencionan a Albania la cual,
según el Landnámabók, se encontraría al lado de Vinlanda "pero más
hacia atrás", queda sobreentendido que con relación a la costa. En
momentos de la confección de esas cartas, ¿Albania habría desaparecido?
En ese caso serían posteriores al siglo XIII. Existen dudas sobre la fecha
exacta de las originales pues las únicas cartas llegadas hasta nosotros son
en general copias del siglo XVI, lo cual hace suponer que los originales aún
existían en aquella época.

En la segunda parte de este libro, hemos de ver de modo científico la


localización bastante exacta de Vinlanda. Sabiendo dónde estaban los
vikingos, sabremos dónde han encontrado a los celtas, por lo tanto dónde
estaban instalados estos últimos. Diversos descubrimientos arqueológicos
han venido a reafirmar lo dicho por las sagas. Pero es necesario también
reconocer que eso es todo lo que sabemos con seguridad sobre la
implantación de los celtas, al menos por el momento. Estaban en esa
región que va desde la desembocadura del San Lorenzo hasta las
proximidades orientales de New York, hasta la zona de los grandes lagos,
con una población más densa, según parece, hacia el cabo Cod y Rhode
Island (de Bostón a New York) antes de 983. Poco sabemos sobre su vida,
salvo raras anécdotas a través de las sagas: procesiones, etc. No sabemos
mucho más tampoco sobre la fecha en que el poblamiento se tomó
permanente, ni sobre la importancia de dicho poblamiento: algunos
millares de personas, quizás, según ciertos índices arqueológicos (? ).

Sólo podemos decir que a fines del siglo IX parecen encontrarse en el


apogeo del poblamiento, gracias al aflujo de los refugiados expulsados de
Islandia por la conquista de los vikingos, en tanto que a fines del siglo X,
debido a la carencia de sangre joven y a un déficit de mujeres, dicho
poblamiento se encuentra en vías de franco envejecimiento; carece de
élites. Una gran cantidad de índices arquitectónicos han sido devastados
83
por la colonización americana que se implantó por la fuerza en esa región
en el siglo XVI y sobre todo en el XVII. De tal modo que ahora es
demasiado tarde para encontrar allí detalles sobre la vida económica y
social de los celtas. Es probable que ese período de la historia permanezca
obscuro y no podemos más que desear encontrar poco a poco algunos
elementos nuevos que aporten una tenue luz complementaria.

Pero lo esencial, creo, en esta obra, la primera en su género, era mostrar


primeramente que el poblamiento celta existió antes del año 1000, y
localizarlo, a partir de documentos auténticos coincidentes con algunos
índices arqueológicos. El tema se encuentra así circunscripto, lo cual
permitirá, esperemos, concentrar las investigaciones en una región
limitada, o bien hacerlas abocarse sobre otros aspectos.

IV. DESPUÉS DE 1029

Aun cuando dispongamos de algunos jalones para establecer la presencia


de los celtas en Albania desde el 983 hasta el 1029, luego de esta última
fecha caemos nuevamente en la ignorancia absoluta sobre la ulterior
evolución de esta sociedad, y ello durante un período de alrededor de 50
años.

Diversas tradiciones dan cuenta de viajes de pescadores bretones hacia


Islandia, Terranova y la entrada del San Lorenzo. Eran salidas para pescar
bacalaos y cazar ballenas, pero también establecían contactos con los
indígenas, intercambiaban mercancías y se llevaban raras pieles. Estos
relatos no indican con precisión las fechas ni las condiciones en las cuales
se retomaron tales viajes hacia América. Los mas antiguos parecen datar
de fines del siglo XI. Por otra parte es probable que el recuerdo de aquellos
viajes nunca haya abandonado a los bretones, los cuales, en cuanto
retomaron las condiciones favorables, volvieron a efectuar largas travesías.
Además, la tradición de Brandan se conservaba aún muy viva y el relato
de sus viajes se difundió hasta invadir toda Europa, especialmente en el
siglo XII. Los autores árabes de aquella época también los mencionan, pero
recordemos que los árabes eran dueños de España.

84
En el siglo X, luego del tratado de Saint-Clair-sur-Epte (911), los bretones
se encuentran en lucha contra los normandos, instalados, por una
decisión del rey de los francos en una parte del macizo armoricano. Dicho
de otro modo obsequió a los vikingos un territorio que le pertenecía sólo en
parte. Pero los bretones no reconocían la autoridad de los francos y por
ello no se sentían en absoluto concernidos por las decisiones de éstos. Fue
pues por las armas, y en combates que se prolongaron hasta la mitad del
siglo X, como poco a poco se fijó la frontera definitiva entre Bretaña y
Normandía. Una vez recuperada la paz, bretones y normandos se
entendieron. Fueron retomadas las expediciones marítimas, entre las
cuales la primera, hecha en común, fue la conquista de Inglaterra en
1066. Los años que siguieron fueron para consolidar la instalación en las
tierras de más allá de la Mancha, con numerosos convoyes marítimos,
florecientes astilleros en Normandía y Bretaña. Ello durante el último
cuarto del siglo XI.

Por lo tanto, recién hacia los últimos años del siglo XI la flota bretona se
torna nuevamente disponible. Con la paz ya instalada en las riberas celtas,
los marinos se lanzaron nuevamente hacia alta mar. Muy a comienzos del
siglo XII se dirigen en pos de las ballenas hasta América, así como también
pescan bacalaos en aquellas regiones. Por otra parte, no se encuentran
solos, pues, aproximadamente en la misma época, los marinos vascos, con
las mismas actividades marítimas, llegan a los mismos parajes, siguiendo
la misma variedad de ballena, hoy casi extinguida y cuya caza se
encuentra prohibida. Para tener su cría, ésta se llegaba hasta el golfo de
Gascuña, entre Bretaña y España; cuando el ballenato ya era lo bastante
fuerte, las manadas alcanzaban nuevamente la región que se extiende
desde Islandia a Terranova. En cuanto a Irlanda, aún no se había
recobrado de la ocupación normanda que destruyó sus monasterios, acabó
con su vida intelectual; su flota de mar queda en estado deficiente: está
ausente en el mar. Por otra parte, nunca fue comparable a la de los celtas
armoricanos y contamos, sobre el tema, con datos de los siglos IV y V.

Pero las ocupaciones activas, cautivantes, peligrosas, de personas


analfabetas, o casi, no interesaban a ningún escritor y los capitanes no
escribían sus Memorias. Es así como, sobre estos viajes, sólo contamos
con relatos posteriores, ya tradicionales, banales, sin historia; trabajo
cotidiano y rutinario. Además, en aquella época, la Iglesia es todopoderosa
y las cruzadas que comienzan al finalizar el siglo XI son tema de más fácil
publicidad para los literatos. Los escritores de fines de la Edad Media no
85
se interesaron en absoluto por aquellos humildes marinos de tan ruda
vida. Se encontraba mayor prestigio en exaltar las proezas de los
caballeros y los combates contra los infieles de Medio Oriente.

Estos son datos sueltos, encontrados en los archivos, que más tarde han
permitido reconstituir algunas etapas de esos contactos Europa-América a
partir del siglo XII. Con el desarrollo de la caza de ballenas y de la pesca de
bacalaos, así como con 'a llegada de pieles de valor que los pescadores
traían de Canadá, se tornaba indispensable la aplicación de "un impuesto
de origen" a aquel ingreso. No existían aduanas, pero fue posible la
percepción de impuestos a la importación: la abadía d? Beauport, en
Kerity (cerca de Paimpol) impuso un diezmo a sus productos. No son de mi
conocimiento ni el texto de dicha decisión de la abadía ni su fecha. Pero
contamos con lo esencial de su contenido extraído de ciertos manuscritos
(actualmente en los archivos del departamento de las Costas del Norte,
serie E, propiedad de la abadía de Beauport).

Los impuestos que se debían pagar a la abadía fueron rechazados por los
marinos y los de la isla de Bréhat no aceptaron dicho diezmo. De ello
resultó un proceso contra ese impuesto obligatorio para todos los
pescadores a partir de 18 años, impuesto a toda la pesca de mar, "tanto en
la costa de Bretaña, Terranova, Islandia, como en otra parte". Este diezmo
pertenecería quizás a la segunda mitad del siglo XV, anterior al viaje de
Colón (? ). De algún modo éste prueba que los pescadores bretones
frecuentaban Terranova. El proceso duró mucho tiempo y finalmente, en
1514, intervino una transacción (en aquella época los españoles acababan
de desembarcar en el continente americano pues permanecieron veinte
años en las Antillas antes de tomar contacto con el continente, que no
conocían, en tanto que mucho antes los bretones "explotaban" el
continente más hacia el norte). Sabemos, por las piezas de autos, aquello a
lo cual se aplicaba el "diezmo" para los habitantes "que se ocuparan de
pesca" y cuál fue la transacción aceptada por el sacerdote y por "los
hombres de la dicha isla que hubieren excedido la edad de dieciocho años
y que pescaren ... tanto congrios, bacalaos, merluzas como otros peces . . .
tanto en la costa de Bretaña, Terranova, Islandia como en otra parte ..."(1)
Contamos con ocho páginas de fotocopias de textos.

*(1) En francés antiguo en el original. (N. del T.)

86
Pero si en ese caso se trata de la transacción de 1514, en parte alguna se
menciona la fecha del diezmo (así como tampoco la carta real autorizando
a la abadía a percibir dicho diezmo. Tampoco conocemos la fecha de
comienzo del conflicto. Según diversos datos podemos pensar, según otros
documentos, que el conflicto nació, o se intensificó, en 1504, cuando los
bretones descubrieron la riqueza del "Banco de Terranova" en bacalaos.

La redacción del texto muestra que la pesca del bacalao era ya antigua en
1513 en las costas de Terranova. Existen otros datos tales como
numerosos actos relativos a los secaderos de bacalaos que se desarrollaron
sobre todo a partir del siglo XII, fecha también del desarrollo de la flota
bacaladera bretona. El bacalao era muy bien vendido debido a la
existencia de alrededor de 150 días de veda por año y a que se poseía un
buen conocimiento de la conservaciónde dicho pescado por el método de
doble salazón. Por lo tanto se encontraban capitales para construir las
embarcaciones. Los capitanes encontraban "préstamos al por mayor", pero
con intereses que llegaban hasta el 45%. Algunos navios partían
directamente desde los bancos de pesca de Terranova hacia el
Mediterráneo. En ese caso el bacalao era puesto en barriles para evitar que
probables pescados en descomposición hicieran perder todo el cargamento.
Se habían producido algunas fermentaciones al dirigirse hacia regiones
más cálidas. Las embarcaciones que iban a descargar a Bretaña llegaban
con su bodega cargada al ras de bacalaos. Pero no podemos entrar en
demasiados detalles. Es algo ya muy conocido actualmente y sobre lo cual
se han encontrado numerosos documentos. Lo evocamos aquí sólo para
mostrar que los bretones no esperaron a Cristóbal Colón para "explotar"
América. . .

Además hemos visto que no eran los únicos. Los vascos, a partir del siglo
XIII, en persecución de la ballena de Vizcaya hasta el noroeste del
Atlántico, tomaban contacto con Terranova y establecieron factorías, así
como los bretones, los gallegos, y los portugueses del norte. No sabemos
cuándo ha sido aplicada la denominación de "Terranova". Se ve que es
anterior a 1514. Pensamos que dicho nombre fue aplicado en la segunda
mitad del siglo XIV, luego del cataclismo que remodeló a aquella región,
separando a aquella península del continente para luego transformarse en
la isla así bautizada. El anegamiento de vastas regiones creó los "bancos"
de Islandia y de Terranova (mesetas submarinas poco profundas), modificó
el clima, la posición de los glaciares, abrió una grieta submarina y
desplazó la corriente polar ártica. En todo caso, el acta arriba mencionada
87
de 1514 cita a Terranova sin explicación ni alusión al antiguo nombre, lo
cual hace suponer que se la utilizaba desde poco tiempo antes. Se la
encuentra también en un mapa de Ruysch de 1507, con la grafía "Térra
Nova". Recordemos que fue también en 1507 cuando se encontró por
primera vez un mapa con la palabra "América", mapa confeccionado por
Walseemuller, geógrafo de la Academia de la corte del rey de la Lorena, en
aquel entonces en Saint-Dié.

La mayoría de los textos relativos a Terranova son del siglo XVI o más
tardíos. Cuando proporcionan fechas, éstas resultan de tradiciones, de
fuentes poco seguras y a veces contradictorias. Un tratado de hidrografía
de Fournier, en 1667, manifiesta que en 1504 fue cuando comenzó la gran
pesca en "la Costa de los Bacalaos". Ello resulta también de una obra de
Champlain que dice que fueron los bretones quienes en 1504 descubrieron
el Gran Banco, rico en bacalaos. Esto fue rápidamente conocido y algunos
años más tarde llegaron los normandos, especialmente desde Honfleur y
Dieppe. Sin embargo, la carta de Sebastián Caboto a Enrique VII, rey de
Inglaterra, da cuenta de pescas en unas islas que los vascos llamaban
Isles de Bacaleos (Terranova e islotes vecinos); éste es el nombre vasco del
bacalao (tal nombre se ha conservado para una pequeña isla en la costa
oriental de Terranova, entre las bahías de la Concepción y de la Trinidad).
El primer documento incontestado relativo a la pesca del bacalao por los
normandos en Terranova data de 1508. Según Vitet, fue en aquella fecha
que un tal Angot, de Dieppe, armó uno de sus navios, el Pensamiento para
ir a fundar un establecimiento en Terranova. Existen otros escritos,
anteriores. Se sabe que dos embarcaciones, una bretona, la otra de
Dieppe, en 1504 habían precedido a aquella embarcación de 1508. Otro
reconocimiento de Terranova fue hecho en 1506 por Jean Denys, de
Honfleur. El texto de Caboto es importante porque muestra que en 1497 la
pesca del bacalao era corriente para los franceses pero recién en 1504 los
bretones descubrieron el "Gran Banco". Un antiguo texto inglés de Wylflet
reconocía también que fueron los franceses quienes descubrieron América
del Norte y la explotaban mucho antes del viaje de Cristóbal Colón.

88
En este sentido existen diversos escritos de los siglos XVII y XVIII, pero
ante tal diferencia con respecto a los acontecimientos, sólo hemos de
retener como textos de valor el acta más arriba citada de 1504 y la carta
de S. Caboto (quien acompañaba a su padre, Juan Caboto) carta que cita
también la isla del cabo Bretón, al sudoeste de la isla de Bacaleos (actual
Terranova).

Son conocidos algunos puntos donde fueron establecidas algunas factorías


de pesca: en la costa norte (parte nordeste) hay poblados con nombres
bretones: Bréhat, Groix, Saint-Lunaire, Saint-Méen, etc. En la costa oeste,
eran los vascos y aun cuando los nombres actuales estén algo deformados,
aún se reconoce: Portuchua = pequeño puerto; Opporta = el jarro de leche;
Amuix = la higuera. También los portugueses llegaban a estos lugares y el
sudeste era la región de sus desembarcos. Existe además un curioso dato:

Casi siempre son portugueses quienes dirigen los secaderos de pescados


de Bretaña y en algún momento nos hemos preguntado si no poseían una
técnica secreta de conservación. En cuanto a los normandos (Dieppe,
luego Fécamp), éstos recién llegaron a comienzos del siglo XVI, ya lo hemos
visto —después de 1504— lo cual explica que la toponimia normanda esté
ausente en Terranova; la plaza ya estaba tomada.

Recordemos además que Verrázane, navegante francés nacido en Lión (de


ascendencia florentina) fue enviado por Francisco I a reconocer aquellos
parajes en 1504-1505. Su mapa menciona la isla del "c. bretón", así como
89
un "c. de bretón" que se encontraría según parece, en Acadia (esa "c" no es
la abreviatura de "cabo"; poseemos el negativo de una fotografía de un
mapa hecho poco después en Conquet —el original pertenece a un
coleccionista privado norteamericano— en el cual está escrito "rincón de
los bretones" ). Lo cual prueba que aquellas regiones eran conocidas a
comienzos del siglo XVI, que ya figuraban en los mapas y que los nombres
evocan sobre todo un predominio de los bretones. Las tierras se
encuentran ya bien localizadas y bautizadas antes del primer viaje de
Jacques Cartier. Verrazane abordó el continente americano probablemente
hacia el sur de Terranova, o en la isla del cabo Bretón. Luego, siguiendo la
costa hacia el sudoeste, indicó en el mapa el Puerto del Refugio, pues allí
se refugió durante una tempestad que duró mucho tiempo (¿costa del
departamento de Maine con la bahía de Fundy? ). Luego continuó para
luego detenerse en la bahía de New York, tocando tierra primeramente, al
parecer, en la península de Manhattan, a la cual llamó Angoulesme, en
honor a aquel que lo enviaba, Francisco I , que era duque de Angulema
cuando era delfín; su fragata se llamaba la Dauphine.

El viaje de Verrazane era una misión oficial del rey de Francia para
reconocer los territorios frecuentados por sus pescadores, y aun cuando él
hubiera salido de Dieppe, hemos visto que desde veinte años antes
muchas embarcaciones de Dieppe, luego de Fécamp, de Honfleur, se
dirigían a Terranova. Se trataba pues de una "línea" conocida por las
tripulaciones, no de un viaje a la aventura. Diez años después de aquel
viaje de exploración de Verrazane, Francisco I habría de enviar a Jacques
Cartier a fijar la bandera de la flor de lis en aquellas regiones que se
convirtieron en "la Nueva Francia", englobando el territorio más antiguo de
la "Nueva Bretaña". Una comparación: en 1532, dos años antes del viaje de
J. Cartier, fue cuando Francisco

I anexó Bretaña a Francia: en 1532 anexaba de este modo no sólo Bretaña,


sino, más allá del Atlántico, Nueva Bretaña, y esto los historiadores no
parecen haberlo visto.

La decisión de Francisco I de proceder a la anexión de Nueva Francia, tal


como fue reconocido por Cartier en 1534 y en 1536 tenía además como
finalidad afirmar a los ojos del mundo que aquél no reconocía el valor de la
bula del papa que otorgaba a España el oeste de la "línea de demarcación",
tanto más cuanto que hacía ya más de una generación que los "ocupantes"
de las regiones anexadas por el rey de Francia eran franceses (bretones y
90
vascos sobre todo, más de cuarenta años antes, normandos más de
treinta), dentro de lo que se podría llamar la parte histórica de los viajes
Francia-Cañada, que no hemos de ver aquí4, pues queremos limitar
nuestro tema a la "proto historia", menos conocida. Vemos entonces que
hay franceses establecidos desde la región de New York hasta Terranova,
en tanto que los españoles aún no han llegado al continente.

Fue sólo en 1511 que éstos pusieron el pie por primera vez en el
continente, en Yucatán, luego la Florida, donde desembarcaron algo más
tarde. Inglaterra casi no ha de interesarse en América en aquel entonces y
luego del viaje de Caboto, que dicho país financió en 1497, será necesario
esperar hasta 1527 para que John Rut von Ratchiff fuera enviado hacia
este continente. Recién en el siglo XVII ha de pensar en instalarse en
América, pero más al sur y compitiendo contra los holandeses, imbricados
con ellos, de lo cual han surgido ciertos conflictos.

En cambio, era una verdadera flotilla la que, desde Francia, se dirigía


hacia Terranova, al menos en la segunda mitad del siglo XV, ya que el rey
de Francia, recién salido de la guerra de los Cien Años y con escasez de
dinero, aplicó, al parecer, un diezmo a los productos provenientes del otro
lado del Atlántico. Si sólo hubiera habido un barco que hiciera viajes de
tanto en tanto, ello no habría justificado una carta autorizando a las
abadías bretonas a deducir un diezmo de los pescados provenientes de
Islandia, Terranova y otros lugares, pues, ya lo hemos visto, a fines del
siglo XV, Caboto constataba que aquella región de Terranova estaba
frecuentada por los bretones y por los vascos para la pesca del bacalao, lo
cual es una nueva confirmación para comprender la resistencia de los
habitantes de la isla de Bréhat contra el sacerdote de Kerity-Paimpol con
respecto a un impuesto a los pescados provenientes del otro lado del
Atlántico: aun cuando el comienzo del juicio se ubique recién a comienzos
del siglo XV —sólo conocemos la fecha del acuerdo final con intervención:
1514— queda pues probado, por un documento escrito llegado hasta
nosotros, que aquellos pescadores se dirigían hacia el otro lado del
Atlántico en el siglo XV.

Existen pues pruebas irrefutables como para no apoyar a ciertos autores


que han pretendido que Terranova fue descubierta por los portugueses a
comienzos del siglo XVI. Habiendo salido de Portugal para dirigirse hacia
las Azores fueron desviados por una tormenta. Se cita también a algunos
españoles tales como Vázquez de Ayllon quien, viniendo desde el sur,
91
habría sido desviado hasta el cabo Cod (? ). Fagúndez, por su parte, habría
"remontado" a lo largo de las costas hasta el San Lorenzo, en 1521. No hay
ninguna razón para no aceptar esos hechos, pero, a través de las fechas,
se ve que de todos modos se trata de viajes posteriores a los de los
bretones, vascos, normandos (de Francia). No existe toponimia portuguesa
alguna en Terranova. No es ésta razón suficiente como para rechazar una
presencia portuguesa mucho más antigua en Terranova, antes del siglo
XIV, antes de que resultaran anegados los territorios al sudeste de
Terranova, pues ciertos índices, indirectos es verdad, hacen suponer que
ésta se encontraba al sudeste de la península, transformada en isla de
Terranova y que las factorías hubieran desaparecido durante el cataclismo,
que ya hemos evocado, de mitad del siglo XIV. Debemos pensar además en
el rol de los portugueses, desde fines del siglo XI y comienzos del XII, en
las pesquerías de bacalao en Bretaña. Pero debemos tener presente el
mapa de esta región en aquella época: fue precisamente en el sudeste
donde con más fuerza se hizo sentir ese cataclismo de mitad del siglo XIV
que reestructuró tan profundamente a aquella región. Fue ese el lugar que,
al hundirse, hizo de Terranova una isla e inundó las factorías de los
portugueses. Las cimas que lograron emerger formaron las islas de San
Pedro, Miquelón, así como la isla de Anticosti en el golfo del San Lorenzo.
El movimento tectónico de hundimiento no parecería haber sido brutal,
como en Islandia pero podría haberse prolongado durante mucho tiempo:
aún en nuestros días se manifiesta de manera registrable, aunque muy
levemente, en tanto que la costa de toda aquella región tomaba lentamente
su fisonomía actual hacia fines del siglo XIV. Desde el siglo XV contamos
con algunos documentos escritos sobre la frecuentación de nuestros
marinos en los actuales "bancos", mesetas submarinas nacidas del
anegamiento del siglo XIV. En cambio, cualquier documento anterior
carece de precisión, no proporciona ninguna localización identificable con
certeza. El cataclismo del siglo XIV ha venido a complicar aún más tal
investigación, de tal modo que sólo podemos conservar la indicación
general, a grandes rasgos, de aquellas zonas de pesca.

Pero todos estos viajes muestran que si bien los latinos —y con ellos los
eruditos franceses, los únicos que escribían en aquella época y muy a
menudo en latín— no conocían América antes de Cristóbal Colón, los
pueblos del noroeste de Europa, que casi no escribían, tenían perfecto
conocimiento del nordeste de América y sabían aprovechar los recursos de
aquellas regiones. Se trataba sobre todo de los pueblos marinos que

92
bordean el golfo de Gascuña: hacia el norte los marinos de Bretaña; al
centro, hacia el fondo del golfo, los del País Vasco; y en el sur los marinos
del noroeste de la península ibérica, gallegos y portugueses del norte a
quienes la caza de la ballena había llevado a seguir hasta allá a su "presa",
la ballena de Vizcaya.

Pero, a falta de descripciones detalladas y precisas, disponemos a pesar de


todo de jalones escritos, diseminados, que permiten afirmar que el
comercio del bacalao existía. Así fue como un decreto de 1296 aseguraba a
los vascos de Bayona los secaderos de bacalao de Conquet. Como
conclusión de una lucha feudal, esta ciudad fue vendida al duque Juan el
Rojo "y el castillo y los molinos de la dicha ciudad"(1) así como los
secaderos de bacalao de San Mané (llamados también de San Mateo, o de
San Renán, pues los territorios de secado se extendían en varias
parroquias de aquella punta oeste de la Armórica).

*(1) En francés antiguo en el original. (N. del T.)

El acta de venta es de 1274. Escritos de más de doscientos años anteriores


al viaje de Colón prueban pues que los pescadores iban en búsqueda del
bacalao que sólo se encontraba en el noroeste del Atlántico, región
conocida por los pescadores de ballenas. Son conociddas varias actas del
siglo XIII relativas a secaderos de bacalao (u. Bol. de la Soc. Arqueol. de
Finisterre, 1966). Algunos han pretendido que el bacalao designado en
esas actas era una variedad más pequeña, pescada a lo largo de Bretaña y
desaparecida desde aquella época. Afirmación gratuita, sin posible
referencia, en tanto que nosotros hemos visto que ya en el siglo XV los
términos de bacalao y de Terranova se encuentran asociados y que la
convergencia de datos precedentes demuestra que nunca se ha dado
cuenta de la existencia de bacalaos en las costas bretonas; además la
región de Islandia, Terranova, grandes centros de pesca del bacalao, era
conocida desde los viajes de Brandan en el siglo VI (hemos dicho que éste
navegante describe un iceberg encontrado a mitad de camino entre
Terranova e Islandia, sin poder decir si había visto a Terranova).

¿Y desde el siglo XI al siglo XV?

Pero en todos estos textos relativos a los pescadores no vemos mención


alguna relativa a algunos contactos con "Hombres Blancos" instalados en
forma estable en las costas orientales de América del Norte. Más adelante
hemos de ver algunos relatos que indican que en el siglo XIV se viaja de
93
Escocia a Acadia, que existen factorías permanentes de intercambios con
los indígenas; pero tampoco allí ninguna señal sobre la existencia de los
celtas en el continente. ¿Han desaparecido todos los europeos del norte de
América? Los nórdicos no, en todo caso. Estos siguen estando en
Groenlandia, pero nuestros marinos pescadores no iban casi nunca hacia
aquel país. Hemos visto que el mar rechaza automáticamente a las
embarcaciones hacia Terranova o más exactamente hacia el sur de esta
isla. Ir a Groenlandia presupone condiciones de viento favorables que se
producen sólo muy pocas veces por año. Y además las sorpresas son
siempre posibles. ¿Entonces para qué ir, ya que la finalidad es la pesca y
no el comercio con un puerto groenlandés? El bacalao y la ballena se
encuentran cerca de Islandia y de Terranova; no se hacen viajes de
Bretaña a Groenlandia, pero sería muy interesante saber lo que ha
ocurrido con los vikingos de Groenlandia y si los pescadores celtas o de
otro origen no nos han aportado algo sobre él tema; hemos tenido algunos
datos. . . del Vaticano.

Resumamos brevemente la situación tal como la hemos expuesto hasta el


presente. El último contacto conocido de los vikingos con los celtas del
continente data de 1029, fecha en la cual Gudieif abandona Albania para
volver "al país". Debido a lo avanzado del año, éste no puede pensar en
poner proa directamente hacia Islandia y va directamente hacia Irlanda
más accesible en aquella época, la de la parte sur de los "vientos de la
depresión de Islandia", de nuestros partes meteorológicos modernos,
vientos que giran en sentido contrario al de las agujas del reloj, vientos
que, por lo tanto, en el sur, van de oeste a este, de las costas de América
hacia Irlanda, la Mancha . . . Fue recién en el verano siguiente cuando
Gudieif tuvo una estación favorable para ir desde Irlanda a Islandia en
donde dio a sus compatriotas noticias de Bjorn, convertido en jefe de los
celtas del continente, de la Gran Irlanda. Es por lo tanto en 1030 cuando
Islandia tiene las últimas noticias sobre Albania. Sabemos además que en
1047 Trond Halfdanson, que había salido de Noruega para dirigirse hacia
Groenlandia, fue arrastrado por la tempestad hasta Vinlanda, a la cual
divisó desde lejos, pero logró corregir su rumbo a tiempo, evitarla y
retomar su ruta hacia Groenlandia en donde naufragó al atracar. Herido
por causa de este accidente, muere sin decir si había visto habitantes en
las costas de Vinlanda.

Los vikingos, ante sus fracasos para instalarse en el continente, se


resignan a permanecer en Groenlandia, ¡en donde aquellos terribles
94
guerreros viven en paz! Pues los esquimales los dejan tranquilos.
Convertidos poco a poco al catolicismo, desde comienzos del siglo XI se
organizan en parroquias, luego en dos regiones, Vestrebygd (o Vesterbygd)
en la región de Godthaab, y OEstrebygd (o OEsterbygd), en los alrededores
de Brattalhlid. Entre estas dos regiones se encontraba una región
difícilmente accesible por vía terrestre, debido a un glaciar que llegaba
hasta el mar: era el Obygdyr. La distancia entre los dos grupos de
poblaciones era, según una saga, "para una barca de 6 remos y 6
hombres, de 6 días de navegación". Poco después un obispo administró la
vida religiosa del lugar. La sede episcopal fue fijada, un siglo más tarde, en
Gardar (actual Julianeshaab).

Durante el siglo XI, son frecuentes los viajes de intercambios comerciales


entre Islandia y Noruega. Su ritmo estaba regimentado por las estaciones,
pues la navegación a vela tiene sus imperativos y en aquellas regiones
frecuentemente perturbadas, en la cual se encuentra la célebre "depresión
atmosférica centrada a la altura de Islandia" (según los partes
meteorológicos) y muy frecuentemente centrada en el sudeste, entre
Islandia e Irlanda, es necesario andar en el sentido contrario de las agujas
del reloj, por lo tanto pasar por el norte para ir de Irlanda a Islandia, por el
sur para el trayecto inverso, pues con los veleros de la época no se podía
pensar en ir contra el viento, ni en barloventear, ni siquiera "navegar
ciñendo", así como tampoco "a palo seco". Hemos visto, en efecto, que las
embarcaciones utilizadas en aquella región eran los drakkares para los
vikingos, los "coracles" para los celtas y éstos no tenían más que un solo
mástil que, a lo sumo, permitían navegar "a un largo", es decir con
aproximadamente tres cuartos del viento detrás. Sólo con las
embarcaciones de mástil de dolon, con una vela de maniobras, la
cebadera, antepasada del foque, era posible ir contra el viento.

Pero para aquella época, no sólo se debe tomar en cuenta los vientos, pues
también hay obstáculos políticos. Groenlandeses e islandeses se
encontraron cada vez más aislados, ignorados, hasta por Noruega, en
lucha contra Dinamarca. La vida económica de esos dos últimos países de
Europa del Norte no se volcó en absoluto hacia las lejanas posesiones del
noroeste atlántico. Desde comienzos del siglo XII, distintos índices
muestran un aminoramiento de los intercambios. Ni siquiera parece que
Islandia estuviera en contacto con los pescadores bretones o vascos, pues
éstos permanecían en alta mar, lejos de la vista de las costas. Sin embargo
Islandia más poblada que Groenlandia, más rica en artesanos, ha
95
conservado una vida económica suficientemente activa como para
desarrollarse normalmente. Groenlandia, en cambio, es duramente
afectada por el aminoramiento de los intercambios con Europa. Su
expansión demográfica continúa y el siglo XIII ha de marcar el apogeo de
su desarrollo. Luego se opera una rápida decadencia. Se reducen los
mercados debido a las guerras entre Inglaterra, Noruega, Dinamarca que
tornan peligrosa la navegación pues uno u otro país puede capturar barcos
y tripulaciones y nadie quiere salir de Europa hacia esas regiones para lo
cual se necesita efectuar aleatorias travesías. Groenlandia ya no puede
recibir desde Europa los "tubérculos" (zanahorias, rábanos, etc.) que un
súbito enfriamiento del clima no permite cultivar más en el lugar. Dicho
país vive cada vez más replegado sobre sí mismo, abandonado, en una
miseria que se agrava rápidamente. Sin embargo en Europa el Vaticano se
inquieta por la suerte de los cristianos, ello promediando el siglo XIV, y en
esto hemos de detenernos.

V. PRECISIONES DEL VATICANO

No existen otros documentos escritos que no sean las sagas para probar la
presencia de europeos en América, unos siglos antes de Cristóbal Colón. El
Vaticano no puede desinteresarse de los cristianos dispersos en el mundo
y parece que sus archivos podrían ser de gran ayuda para colmar algunas
lagunas de la historia clásica. Sin embargo, dichos documentos no
resultan muy ricos con respecto a lo que podríamos llamar la cristiandad
celta primitiva. Lo cual no significa en absoluto que ésta no haya existido.
Pero el papado no se impuso en sólo algunos decenios. El obispo de Roma
no era más que el obispo de San Pedro, del fundador de la Iglesia de Roma
y por medio del poder político de Roma trató de ligar lo espiritual y lo
temporal para que la autoridad política y religiosa fuera patrimonio de
Roma. La obediencia a aquel que se proclamaba el primer obispo de la
cristiandad no fue rápidamente adquirida. Aún a fines del siglo VI el
término "papa" no se aplicaba al "obispo de San Pedro" —ver, por ejemplo,
Histoire des Francs, de Gregorio de Tours.

96
Más tarde, al afirmarse el papado con una jerarquía, la comunidad católica
celta permanecía separada de Roma. Esto es importante y es conveniente
no olvidar las razones por las cuales la iglesia romana ha querido ignorar
la organización católica celta que se había desarrollado fuera del dominio
de Roma, luego fuera del dominio de los francos, sucesores de los
romanos, aliados de la Iglesia. Los bretones sólo han de inclinarse más
tarde, en el último año del siglo XII. Hasta ese momento Roma nada ha de
decir sobre una organización que se le escapa. Esta es probablemente una
de las razones por las cuales no se encuentran en el Vaticano más que
algunos documentos relativos a aquel cuerpo extraño y rebelde.

Sin embargo, quizás algunos se han de encontrar, al menos a partir del


siglo IX pues no es seguro que haya sido desentrañado todo lo
concerniente a ese período. En todo caso, ocurre de otro modo en lo que
respecta a los cristianos de Groenlandia, los cuales, por su parte, se
habían convertido más tarde en los albores del siglo XI, cuando la Iglesia
de Roma ya había adquirido supremacía en la cristiandad y no era más
discutida.

La colonia groenlandesa se había desarrollado y, hacia fines del siglo XI, se


estima que allí se encontraban alrededor de 2.000 cristianos. Tal grupo de
fieles no podía ser ignorado en el plano espiritual y temporal, y Roma,
desde comienzos del siglo XII, decidió enviar un obispo. El primer enviado
del papa fue en realidad "un encargado de misión", un "legado pontificio",
designado en 1112. Se ha encontrado en los archivos el nombre de 17
obispos de Groenlandia. Poco se sabe sobre ellos y es probable que haya
aún algunos descubrimientos para hacer en los archivos del Vaticano.
1112 es una fecha aproximada: la saga de Einar Sokkason manifiesta que
Arnaid fue el primer sacerdote que residió en Groenlandia. Llegó en 1126 y
se instaló en Gardar (actual Igaliko) hacia 1131. Graves dificultades
habían surgido entre pescadores noruegos y groenlandeses; fue solicitado
el arbitraje del papa. Ya en 1124 se habría tomado la decisión de crear una
diócesis en Groenlandia, pero había pocos voluntarios para ir allá. En
1129 hubo una petición de los groenlandeses dirigida al rey de Noruega
para que la creación de la diócesis fuese hecha realidad. Todas estas
fechas son próximas pero cabalgan unas sobre otras, mostrando de este
modo las prórrogas del legado pontificio, no muy apresurado para hacerse
cargo de sus funciones, ni para instalarse. Un documento del Vaticano —
cuya autenticidad no ha sido establecida con certeza— dice que el primer
sacerdote fue Erik Gnupson, quien se hubo ordenado en 1112 o 1113.
97
Habiendo sido enviado en misión a Groenlandia, murió en 1122 cuando,
según ese texto del siglo XIII (poco claro en realidad), se dirigía en
búsqueda de Vinlanda. En cuanto a Arnaid, consagrado en 1124, en 1126
habría llegado a Groenlandia. Había sido propuesto por el rey de Noruega,
Sigur Jorsalfer, al papa Calixtus II, papa desde 1119. Como puede
apreciarse, los comienzos del episcopado en Groenlandia siguen siendo
algo imprecisos, pero diversos datos convergen para establecer que Roma
está representada en aquel lugar a partir del tercer decenio del siglo XII.

Nada hemos encontrado sobre la vida de los obispos que se sucedieron a lo


largo del siglo XII. El 13 de febrero de 1206, el papa Inocencio III, al
proceder al nombramiento de un nuevo arzobispo en Nidaros, Noruega, le
ordenó extender su autoridad hasta las islas del océano Caledoniano: Faer
Oer, Islandia, Groenlandia. Pero dicha organización se revela más formal
que real debido a ciertas dificultades prácticas. Groenlandia paga muy
irregularmente sus tributos. Debido a los imperativos del mar y a la corta
duración de los períodos anuales de vientos generalmente favorables, se
zarpa sólo entre límites de fechas precisas y muy próximas. Ni siquiera hay
seguridad de poder hacer un viaje de ida y vuelta en un mismo año, pues
es el verano época favorable para partir de Noruega y la primavera para
volver de Groenlandia. Pero un arzobispo debe ir a ver a sus sacerdotes
para recibir el diezmo en el propio lugar y con sus propias manos: esa es la
regla. Ahora bien, el arzobispo no puede ir a Groenlandia todos los años
arriesgando, quizás, permanecer allí bloqueado durante todo un invierno.

Sin embargo el obispado de Gardar no es desdeñable. La población ha


aumentado alcanzando la cifra de alrededor de 7.000 almas en el siglo XIII.
La catedral —cuyas ruinas han sido encontradas— es imponente con sus
80 metros de largo por 14 de ancho; más bien parece haberse tratado de
una serie de construcciones.

¿Qué ha ocurrido exactamente durante 60 años? No hemos encontrado


ningún indicio sobre ello pues el siguiente escrito parecería ser una carta
del 4 de diciembre de 1276 por medio de la cual el papa Juan XXI otorga
al arzobispo de Nidaros el poder de faltar a la regla y de designar
nominalmente a uno de sus colaboradores para ir a percibir dicho diezmo.
Una carta del papa Nicolás III, del 31 de enero de 1279, menciona las
dificultades encontradas para ir a Gardar a percibir ese diezmo pues el
comercio con Noruega se ha tornado escaso y no es seguro que todos los

98
años se pueda encontrar una embarcación para ir a Groenlandia, lo cual
muestra cuánto se ha reducido dicho comercio.

Sin embargo, luego de ochenta años de insistencia del Vaticano, el ingreso


del diezmo comienza a mejorar, ¿pero qué hacer con él? El papa Martín IV,
en una carta del 4 de marzo de 1282, hace notar los inconvenientes
surgidos del pago de dicho diezmo en especie, pues en Groenlandia no
existe el dinero y sólo existe el trueque. ¿Qué hacer con todas aquellas
pieles de foca, con todos esos dientes de ballena? ¿Quizá se podría
negociar el marfil de los dientes de morsa? Se exportaban también
"amarras" para los marinos de Europa, hechas con tiras de cuero de
ballena y de foca formando cordones, así como dientes de narvales.

Se aproxima el fin del siglo XIII y puede apreciarse que Groenlandia es


seguida de cerca por Roma. Y ahora, ¡las cuentas están en orden! Hubo un
año durante el cual los groenlandeses han entregado 2.600 libras de
dientes de morsa al papa en concepto de tributos. En 1329, el diezmo que
cada cristiano debía (medio de censo. . .) ha sido entregado a Juan XXII
por 6.912 personas agrupadas en 16 parroquias que administraban a
alrededor de 300 poblaciones. Había 12 parroquias en la región sur, 4 en
la región norte, de las cuales 9 y 3 respectivamente fueron descubiertas en
1930; sin embargo, se piensa que es probable que hubiera una parroquia
más aún no encontrada.

Luego fue 1342: luego nada más. ¿Qué ocurrió? ¿Un cisma? ¿La Iglesia de
Groenlandia se rebeló contra el papado? Los reyes son responsables a
nivel temporal, por lo tanto constituyen la garantía de la entrega del
diezmo a la Iglesia. El papa Clemente VI se vuelve pues hacia el rey de
Escandinavia el cual, en esa época, reina en Noruega y en Suecia que él ha
conquistado. Pero está tan lejos Groenlandia. Es necesario esperar la
primavera y también una embarcación que quiera partir hacia allá, cosa
que no ocurre todos los años. ¿Oponerle al papa la fuerza de la inercia? ;
¿dejar pasar las raras ocasiones de una partida por una misión que podría
oponer el enviado del arzobispo y del rey al obispo de Groenlandia? Quizás
es tentador, pero hay que resignarse. El Vaticano insiste y es necesario
decidirse a construir una embarcación especial, a designar una misión
constituida, además de un cortejo, por un enviado del rey y el delegado del
arzobispo a fin de recordar sus deberes cívicos y religiosos a los
recalcitrantes.

99
Ha sido encontrado el informe dirigido al arzobispo y redactado por el
sacerdote Ivar Bardasson, su enviado en misión. La misión sólo ha
recorrido una parte de Groenlandia. Ha visto las casas y los establos
intactos, pero ninguna señal de los habitantes que, supuestamente,
habrían abandonado el lugar, o que, habiéndose mestizado, se habrían
unido a los esquimales. Desalentada por aquel espectáculo y hasta
sumamente perturbada, la misión no insiste y retorna a Noruega. Ese
negativo informe de Ivar era embarazoso para el rey quien dudó en
transmitirlo al papa que seguía siendo Clemente VI. Difirió aquél su envío.
La peste negra, que causó estragos en Noruega entre 1349 y 1350, fue otra
causa del retraso.

Hacía doce años que el Vaticano se encontraba sin novedades sobre


Groenlandia. No le parecía serio, a él que asegura la perennidad temporal
a través de la sucesión a veces rápida de los papas, oír decir que 7.000
fieles habían desaparecido bruscamente. Ante la amenazadora insistencia
del papa, el rey Magnus Erikson tuvo que resignarse a enviar una nueva
expedición, aún más importante. Designó a Paúl Knutson como jefe a fines
de 1354 y se conserva la carta del rey que otorga poderes e instrucciones a
Paúl Knutson. En 1355 Inocencio VI fue advertido sobre los preparativos
de la expedición. Esta dejó Noruega, en Bergen, a bordo del navio La
Grincante (algunas versiones dan para el rey el nombre invertido de Erik
Magnuson; la misión habría partido en 1354, su 36° año de reinado). Se
da a Knutson como administrador de los bienes de la corona, miembro del
Consejo Real y Gran Juez; era el hombre de confianza del rey. Existe
incertidumbre y contradicciones sobre la duración de la travesía, y sobre
todo sobre la duración de las etapas sucesivas después de la llegada a
Groenlandia.

La expedición no pudo más que constatar la exactitud del informe de la


misión precedente, pero sus miembros no podían volver con las manos
vacías. Estos se dijeron que, con la desaparición de toda la población,
aquella misión debería haberse dirigido hacia una región más benigna,
pues, desde hacía ya varias décadas, el clima se enfriaba allá
considerablemente.

Sabido era, tanto más cuanto que en aquella época habían sido escritas
las sagas, que al oeste se encontraba el continente, y Markiand, región de
bosques en donde, a falta de campos y de zonas de pastoreo, la vida era
demasiado difícil. Estaba también, y especialmente, Vinlanda, de la cual se
100
conocían los recursos, la topografía de las costas e incluso, a grosso modo,
el interior del territorio. Fue por ello que, sin dudarlo, la misión abandonó
Groenlandia y desembarcó en Vinlanda (¿en los alrededores de Bostón? ).
En vano, tampoco allí había blancos.

Se conoce el nordeste del continente americano gracias a relatos


difundidos por los groenlandeses en Irlanda y Noruega. Se efectuaban
viajes a Markiand a buscar la madera de la cual Groenlandia carecía.
Sabido era también que partiendo desde Groenlandia hacia el oeste,
atravesando el estrecho de Hudson en verano, se encontraba, hacia el
noroeste, un paso hacia una amplia bahía que más tarde seria la bahía de
Hudson y que por allí se podía llegar hasta los grandes lagos.

Las tradiciones habían proporcionado datos sobre aquellas excursiones


que sólo eran salidas de caza, pesca, o para buscar madera, pero sin
implantación alguna. Los groenlandeses temían a los indígenas y no se
sentían seguros. Las incursiones en la bahía de Hudson sólo son
conocidas por esta expedición noruega del siglo XIV y ellas muestran que
la región ha sido antes recorrida y detallada geográficamente ya que la
misión se dirige con seguridad hacia regiones ya descriptas. Otra prueba
del paso de la misión por dicha región residiría en el hecho de haber sido
encontradas en Canadá —en el Ontario, cerca de Beardsmore, a 12 km del
lago Nipigón, situado a 100 km al norte del lago Superior—, enterradas,
una espada, un hacha y partes de un escudo. El armamento sería de un
vikingo pues correspondería al "estilo" de las armas en uso en las
proximidades del año 1000 (? ). ¿Combate, o muerte accidental, o natural,
durante una incursión? ¿O error de fechado, tratándose en ese caso de las
armas de un miembro de la expedición del siglo XIV cuando ésta pasó por
ese lugar? Habrían sido encontrados además fragmentos de objetos: trozos
de espadas, herramientas varias, cuchillos y un anillo, esparcidos en
Minnesota, Massachusetts, Nueva Escocia, Terranova e incluso en
Saskatchewan, atribuidos a los vikingos (? ).

La región de los grandes lagos era considerada importante. La misión salió


de Vinlanda a comienzos del verano de 1362, pero se desconoce cuándo
llegó pues hay un "hueco" de 7 años entre la decisión de la partida de
Noruega y la partida de Vinlanda. Como la vía acuática es más fácil que la
vía terrestre y como, además, se sabía que por el San Lorenzo no se podía
pasar más allá del lago Ontario (indicado en aquel entonces por los mapas

101
como fuente del río) fue elegido el barco para abandonar Vinlanda, rodear
el Labrador y llegar hasta el fondo, al sudeste, de la bahía de Hudson.

Existe sin embargo incertidumbre en cuanto a la geografía de esta región


en el momento de ese viaje. En efecto, es probable que en aquella época se
ubicara un movimiento tectónico que hizo oscilar a los grandes lagos,
movimiento que hizo de Terranova una isla y que remo délo la parte oeste
de Islandia. La fecha, según un texto del obispo de Islandia, sería 1340,
pero no se puede afirmar que se haya producido exactamente en esa fecha
en la parte oriental del continente norteamericano; es quizás un poco
posterior a 1340 pues no ha debido ser súbita sino que ha debido
repercutir durante algunas décadas. Es muy probable que en 1362, época
del viaje de la misión, los grandes lagos se volcaran siempre hacia el norte,
hacia la bahía de Hudson; su trazado no correspondía al de los grandes
lagos actuales; había una inmensa zona de agua dulce. El movimiento
oscilatorio creó el nacimiento de las caídas del Niágara, la formación de los
grandes lagos en su forma actual, pero no había ninguna comunicación
entre el San Lorenzo y los grandes lagos, únicamente el lago Ontario que
se volcaba en el río del cual era origen, según los mapas conocidos. No
había pues, para la misión, ninguna posibilidad de ir por vía acuática
hacia el norte y es por ello que se decidió bordear el norte de Canadá hasta
la bahía de Hudson.

Al parecer la misión llegó hasta el fondo de la bahía de Hudson e instaló su


campamento cerca de dos islotes de la ribera sudoeste, cerca de la
desembocadura del río Nelson. Un grupo salió de pesca dejando el
campamento al cuidado de 10 hombres. Al volver al anochecer
comprobaron que todos aquellos hombres habían sido masacrados. Fue
necesario reforzar la guardia y mantenerse en el mar, lejos de la costa,
para evitar las sorpresas. Veinte hombres permanecieron a bordo. Treinta
partieron con las canoas de a bordo (8 suecos y 22 noruegos), remontaron
el río Nelson, atravesaron el lago Winnipeg, luego continuaron hacia el sur
por el río Rojo. Se encontraban entonces "a 14 días de marcha" de su
barco. Se encontraban al noroeste de los grandes lagos y parecen haberse
detenido hacia el curso superior del Misisipi actual.

No se atrevieron a ir más lejos. Pues, en esas inmensas praderas llanas,


¿qué dirección elegir? Ninguna razón para ir más en un sentido que en
otro. Absolutamente ninguna huella de blancos y ¿por qué, por otra parte,
aquellos a quienes buscaban se habrían ido tan lejos?
102
La misión decidió volver. Pero en su último campamento, en la isla en
donde pasaban sus noches, quisieron dejar un indicio de su paso por allí;
en una piedra, una de cuyas caras era bastante plana y que medía 0,75 x
0,40 m, la cual formaba parte de un conjunto de rocas, fue grabada una
inscripción en caracteres rúnicos escandinavos (rúnico = misterioso; los
caracteres rúnicos son pues caracteres mágicos conocidos sólo por
algunos iniciados; ello según la etimología; a menudo se identifica rúnico y
escandinavo y un gran número de diccionarios son responsables de ello
pues hay caracteres rúnicos de varios países). El grabado sobre esta piedra
correspondería al año 1362 (? ). Sin embargo la autenticidad de dicha
inscripción es puesta en duda —así como la inscripción encontrada en
Dighton Rock; pero la piedra de Kensington —Minnesota— ahora
transferida al Museo Nacional de Washington, contendría una inscripción
que habría sido autentificada el 11 de marzo de 1948 por los arqueólogos
del Smithsonian Instituto.

No contamos con ningún argumento como para desempatar las críticas.


Sea lo que fuere, la misión se alejó de América del Norte en 1362, volvió a
Noruega, informó al rey y al papa Urbano V.

Todo converge para constatar que América del Norte, a partir del sur de
New York, de los alrededores de Filadelfia, de Baltimore y de Washington
hasta los grandes lagos y la bahía de Hudson parece ser bien conocida por
los escandinavos, así como por la corte de Noruega y del Vaticano,
establecida, esta última primeramente en Aviñón y luego en Roma. Se viaja
hacia esos lugares con seguridad; se sabe dónde se encuentran las
montañas, dónde están los cursos de agua que se comunican entre sí.
Informes escritos y detallados, probablemente hasta el Mississipí superior,
existen desde 130 años antes del viaje de Cristóbal Colón, aun cuando las
localizaciones exactas en relación con los lugares actuales permanezcan
sujetas a discusión. Algunos autores han puesto en duda la autenticidad
de los documentos relativos a esta exploración y piensan que ellos han
sido establecidos en el siglo XVII fpero, ¿según qué? ). Así como es puesta
en duda la autenticidad de una bula de 1448 del papa Nicolás V dirigida a
los obispos de Islandia (siempre es fácil negar, poner en duda, más difícil
es autentificar siglos más tarde). En dicha bula se trata de líinsule
Grenolandie que in ultimus finibus oceani ad septentrionalem plagam
Regni Norwegie dicitur situata". Contrariamente a la opinión de los
negadores sistemáticos, parece que esta bula hubiera sido establecida
según el relato de Bjorn el Rico quien se dirigió de Islandia a Groenlandia
103
en 1446 y pasó allí el invierno siguiente. Es éste un elemento más para
mostrar que aún en la primera mitad del siglo XV proseguían las travesías
hasta Groenlandia y nosotros hemos de ver que hasta se llegaba más lejos,
hasta la bahía de Hudson, en el siglo XV.

Las precisiones de orden religioso son limitadas, quizá porque la Iglesia


celta había conservado su autonomía (? ). Había existido el "cisma bretón"
que recién terminó en 1199, de tal modo que antes del siglo XIII casi nada
sabemos, por el Vaticano, acerca de la implantación de los celtas en
América. Los documentos sobre la vida religiosa nórdica sólo conciernen a
los vikingos, integrados en la iglesia romana desde los albores del siglo XI
con, sin embargo, no pocas lagunas, pues los archivos diocesanos nórdicos
se quemaron durante el incendio de la catedral de Islandia en 1630.

Luego del fracaso de la empresa de los daneses en Irlanda, en el siglo XI, el


arzobispo de Hamburgo, Adalberto, hacia fines de 1053 o comienzos de
1054, designó a un obispo-misionero, originario de Islandia, pero en ese
momento residente en Irlanda, para ir a ver lo que ocurría en Vinlanda de
la cual se encontraba sin noticias (un texto ortografía Wendiand, pero se
poseen copias con Windiand, Winland). Ese "enviado" habría salido de
Irlanda en 1054, directamente hacia Vinlanda en donde habría
desembarcado. Pero, capturado por los indígenas, quizás haya sido
muerto.

Sesenta y siete años más tarde partió otro obispo, esta vez desde
Groenlandia, para dirigirse hacia Vinlanda (1121). Obedecía igualmente al
arzobispo de Hamburgo. Se trataba de Erik Gnupson, originario de
Dinamarca. Al parecer, se encontraba desde hacía seis años en
Groenlandia cuando recibió esa misión de su arzobispo. Pero luego no se
sabe lo que con él ocurrió; la saga no es muy explícita. Algunos han creído
poder interpretarla diciendo que partió en búsqueda de Vinlanda, pero que
no la encontró, y que volvió hacia Europa en donde murió en 1122 (? ).

Un relato dice que, en Groenlandia, las costumbres son poco compatibles


con la fe cristiana y que en 1279 el conjunto de los groenlandeses habría
sido excomulgado por rehusarse a pagar el diezmo. Recordemos que en
1342, Gisle Oddson, enviado al lugar, no encontró más que casas y
establos vacíos y ningún compatriota. Los únicos seres humanos que vio
eran mestizos, integrados en la población indígena cuya religión habían
adoptado. En consecuencia fue aquel un momento de estancamiento en la

104
línea de interés que el papa mostraba por Groenlandia. Si aún había
cristianos, o si algunos cristianos iban nuevamente a instalarse allí, ellos
habrían de depender del obispo de las regiones árticas cuya sede estaba
instalada en las P'eroé, pues incluso en Islandia, el clima se había enfriado
demasiado y la organización religiosa se había replegado más al sur.
Algunos archivos fueron elaborados por el obispo Henry de Garda.

Las informaciones religiosas sobre aquellas regiones nórdicas nos han


proporcionado, es verdad, una magra cosecha, aunque no inútil.
Seguramente algunos textos no son auténticos y sólo son transcripciones
posteriores, con algunos anacronismos.

Es por ello que el papa, en 835, habría ratificado la decisión del arzobispo
de Hamburgo de administrar los obispados de Islandia y Groenlandia,
decisión, esta última, de 834. Ahora bien, en 834 Groenlandia era
desconocida para los daneses y asimismo en Dacia, de la cual Hamburgo
dependía. Los daneses estaban en Irlanda, no en Islandia. ¿Cómo un
arzobispo danés podría haber tenido autoridad sobre los celtas de
Islandia? ¿Una bula pontificia de 834 habría confirmado la unión de los
"pueblos nórdicos, incluidos islandeses y groenlandeses", con Hamburgo? .
Pero recién ciento cincuenta años más tarde es cuando los vikingos
descubren Groenlandia, y en 854 no se encuentran aún en Islandia. En
855, el papa Gregorio IV, en una carta, habría de recordar que Ansgar es
"su delegado ante los pueblos del Norte, incluyendo Iceland y Greenland",
palabras de consonancia inglesa y no nórdica. Constituyen éstos un
conjunto de textos que traducen una ulterior transposición. Iceland es un
nombre posible —o una grafía cercanapues dicho nombre había sido
utilizado por un sueco que había rodeado la isla, en aquel momento
cubierta de nieve; pero aún cuando ese nombre prevalece en nuestros
días, hagamos notar que los celtas que se dirigían regularmente, e incluso
ritualmente a esas regiones, desde el siglo V la llamaban isla de Ailbe, o de
Alba. En cambio, el término Groenlandia aparece por primera vez en boca
de Erik el Rojo en 986. Pero las confusiones y anacronismos continúan ya
que se ha dado constancia de una bula del papa Nicolás I que habría
confirmado nuevamente al arzobispo de Hamburgo la misma delegación de
poderes para todos los países nórdicos incluyendo a Iceland (esta vez, sin
embargo, no se menciona a Groenlandia, lo cual torna plausible la
autenticidad de esta bula, expresa reserva, sin embargo, de que en aquella
fecha los daneses no estaban siempre en Islandia y de que los noruegos
fueron quienes llegaron poco después).
105
Pues continuamos con la serie de textos apócrifos: en 872, el papa Adrián
II habría confirmado la competencia rationae loci del arzobispo de
Hamburgo. Ello habría sido luego confirmado por el papa Anastasio III en
enero de 912 y finalmente por el papa Juan X en octubre de 920. Estas
dos últimas decisiones son posibles, pero la de 872 debe ser considerada
con grandes reservas, pues sobre todo es en 874 cuando la implantación
vikinga se torna importante en Islandia; pero son noruegos, no daneses, y
no se ve claramente qué fue a hacer allí un arzobispo de Hamburgo. Tanto
más cuanto, y es muy importante, que en aquella época los vikingos no
eran católicos. Recién en el siglo XI es cuando el catolicismo es introducido
en Islandia. Y de allí, por parte nuestra, grandes reservas en cuanto a la
interpretación dada sobre esos textos del Vaticano. Los de 874 no parecen
referirse tampoco a los cristianos celtas de Islandia —que ellos mismos no
llamaban con ese nombre— y no se comprende por qué los cristianos
celtas de Islandia habrían estado bajo la obediencia del arzobispo de
Hamburgo, tanto más cuanto que la iglesia celta no era de inspiración
romana sino siríaca y que la jerarquía romana no era reconocida por los
pueblos de cultura celta. Hay demasiadas contradicciones como para dar
importancia a esos textos seguramente copiados más tarde por personas
totalmente ignorantes sobre el pasado real de aquellas regiones.

De todos modos, nada, en los textos del Vaticano, hace alusión a celtas
establecidos en el continente ¿quizás también por la razón de que esa
Iglesia no se dejaba atrapar por Roma? No fueron exterminados todos los
cristianos que se habían instalado algunos siglos antes en Islandia, y
sobre todo a comienzos del siglo IX cuando Irlanda fue conquistada por los
vikingos. En el Landnámabók, Ari Thorgillson declara que varios lograron
escapar y que singlaron hacia el oeste, por lo tanto hacia Vitramannaland,
la Gran Irlanda, la futura Albania, lo cual confirmaría un aporte de sangre
joven para aquella población en el último cuarto del siglo IX. Pero, cuando
llegaron los vikingos, no había ningún obispo entre los cristianos de
Islandia. Con más razón ningún arzobispo era reconocido. La única
autoridad reconocida era la del abate (jefe de la abadía). Recordemos que
fue aproximadamente en la época de la partida de los celtas de Islandia
cuando en Bretaña la Iglesia comenzó a identificarse con las mismas bases
de la Iglesia franca, unificada con Roma desde el acuerdo entre el obispo
Rémi y Clodoveo, en Reims.

Pero si la Iglesia bretona sigue entonces la organización romana es para


proclamar su autonomía y permanecer fuera del dominio carolingio,
106
ejercido indirectamente por la Iglesia, siendo los obispos propuestos por el
poder político del cual eran devotos auxiliares, y para los bretones, los
francos eran sus enemigos desde cuatro siglos antes: esos dos pueblos se
establecieron en la Galia, los primeros al oeste, los segundos al este,
dirigiéndose sin cesar unos contra otros, chocando entre ellos.

Recién en 1199 la Iglesia bretona acepta integrarse en el seno de la Iglesia


Romana y renuncia a su arzobispo. Es posible que esa sea una de las
razones por las cuales Roma ha ignorado a la Iglesia celta de América (? ).
Sin embargo, las alusiones a Islandia, poco anteriores a la conquista de los
vikingos, podrían ser ecos, mal transcriptos, de relatos de ataques de los
vikingos contra los cristianos de Islandia (? ). Roma habría de descubrir
entonces que en aquella lejana isla sus fieles eran masacrados, de allí la
necesidad de defenderlos dentro de lo posible, de colocarlos bajo la
protección del arzobispo de Ham burgo (? ). La vecindad de las fechas
torna a esta hipótesis plausible. Quizás, tampoco sea superfluo hacer
notar que por aquel entonces hay una especie de "toma de conciencia" en
Roma sobre el papel de los católicos celtas en la difusión de la fe en todo el
noroeste del Atlántico. Una gran "publicidad", a través de la difusión de
manuscritos tales como La Vida de San Malo, profusamente copiados en
serie, conocidos por todos, por lo tanto en Roma, acaba de hacerse sobre
los viajes de Brandan en el siglo VI, y la Vida de San Malo precede por
poco tiempo al ataque de los normandos en Islandia (ver nuestro libro
sobre Brandan, en la misma colección). Y existía un manuscrito anterior.

Estas convergencias de fechas nos han llevado a citar algunos fragmentos


de escritos del Vaticano relativos a Islandia, pero, más tarde, éstos fueron
mal interpretados y las alusiones de Groenlandia, tierra aún más lejana,
es quizás una extrapolación tardía relativa a Albania, pues evidentemente
Groenlandia era desconocida y no hubo allí cristianos antes de los albores
del siglo XI.

107
VI. LA MUERTE DE LA COLONIA GROENLANDESA
PARALELA A LOS CELTAS

La segunda misión enviada a Groenlandia por el rey de Noruega no había


encontrado verdaderos noruegos; sólo había visto nómades, esquimales y
mestizos. Hoy sabemos que no había explorado bien la región, que
subsistían pueblos habitados. Pero al encontrar a todos los pueblos vacíos,
se pensó que las poblaciones, para huir quizás del frío, intenso desde
hacía más de un siglo, se habían ido hacia el continente en búsqueda de
tierras más clementes. Sin embargo, fue necesario resignarse a confesar el
fracaso a Urbano V: no había sido encontrado ningún compatriota, aun en
el continente. ¿Qué había ocurrido? El misterio fue completo. Nuevas
hipótesis fueron lanzadas desde los comienzos de la segunda mitad del
siglo pasado. Ninguna parecía suficiente.

El descubrimiento, en 1898, cerca de Kensington, de la piedra grabada,


hizo que resurgieran las investigaciones. Las polémicas tomaron impulso,
y como siempre en circunstancias semejantes, fue puesta en duda la
autenticidad de la inscripción. Se creyó ver en ella palabras demasiado
recientes y se la tomó como una mistificación. Nosotros hemos visto que
esa no es la opinión de todos los expertos, y lo esencial es que hizo
resurgir el interés en retomar las investigaciones. Se dio libre curso a la
imaginación.

Fue necesario esperar hasta 1921 para que el misterio se aclarase un


poco. El arqueólogo Paúl Norlund encontró un cementerio y el examen de
algunos esqueletos mostró claros indicios de degeneramiento avanzado, de
enanismo, de escrófula. La pelvis de las mujeres se había estrechado
conduciendo a la esterilidad. El esqueleto del obispo Smyrril pudo ser
identificado pues conservaba su anillo y cerca de él estaba su báculo. Es
probable que la rápida muerte de los habitantes de la región sur, la más
próspera sin embargo, la más poblada, haya provenido, al menos en parte
—pues más adelante hemos de ver que también hubo un éxodo— de la
peste negra que en aquella época se encontraba en estado endémico en
Europa. La epidemia fue fulminante. Recordemos que siete años después
estalló en Noruega. Se ha pensado también que las malformaciones óseas
frecuentemente encontradas en los esqueletos podrían haber sido secuelas
en los sobrevivientes de la peste. Aquellos que pudieron, se fueron hacia el
108
norte, cerca de sus hermanos, a salvo por su aislamiento, al parecer.
Como en otro tiempo aquella era la región más poblada, las misiones, al
menos la última, dirigieron hacia allí sus búsquedas; en vano.

Pues el informe de 1345 de Ivar Bardasen parece indicar que él mismo se


dirigió hasta la colonia norte. Fue en aquel lugar en donde parecería haber
encontrado grupos de cretinos, de degenerados, idiotas o de mestizos
indignos del cuidado de Dios. Ya no son más cristianos, pensaba.
Agregaba incluso que aquel espectáculo era un castigo de Dios, que esos
seres mezclados con los indígenas, viviendo con ellos, como ellos, habían
experimentado un regeneramiento de cuerpos y almas. Habían sido
castigados por haber "renunciado a todas las buenas costumbres y a las
verdaderas virtudes", por haberse alejado "voluntariamente de la verdadera
fe y de la religión cristiana".

Habiendo sido excluidos por la Iglesia, la segunda misión no habrá de ir a


verlos y parece que la manera en que Ivar fue recibido no le había
permitido obtener ningún dato preciso. Aún cuando haya sido recibido por
la amenazadora multitud de idiotas, no todos se encontraban en ese
estado; ¿pero es posible recibir bien a un recaudador de impuestos que
venía a reclamarles años de diezmo, a ellos, tan miserables?

Hemos de encontrar varios datos que prueban que no toda la población de


origen normando habría desaparecido. En 1347, dos años después del
viaje de Ivar Bardasen, se da cuenta de la llegada a Islandia de un barco
proveniente de Groenlandia. Había pues marinos que sabían orientarse,
poner proa hacia Islandia y que no eran débiles mentales tal como
generalizaba Ivar Bardasen. La última embarcación real de conexión entre
Noruega y Groenlandia salió de Noruega en 1369, hacia Groenlandia, a la
cual no pudo llegar, pues los hielos bloqueaban los accesos y se acentuaba
el desmejoramiento del clima; por lo tanto, dicho barco no pudo
proporcionar datos sobre Groenlandia. Pero Islandia no estaba aislada de
Groenlandia. El informe del puerto de Reykjavik nos ha hedió saber que la
embarcación llegada en 1347, armada por groenlandeses, era "más
pequeña que la más pequeña de Islandia. Llegó al Straumfjord. Había
perdido un ancla. Tenía 17 hombres a bordo que habían estado en
Markiand, pero a su regreso habían sido desviados hasta aquí". Había
pues vikingos en Groenlandia que sabían poner proa hacia Islandia
cuando veían que el viento les impedía llegar directamente a Groenlandia y
que iban siempre a Markiand a buscar madera. Existe otro documento
109
islandés que cita un viaje hecho en 1408 desde Islandia hacia
Groenlandia, más de sesenta años después de la sentencia de Ivar
Bardasen.

Aquella colonia no estaba pues extinguida a comienzos del siglo XV, y es


nuevamente gracias al Vaticano que tendremos algunos datos precisos. En
1377 cesan las relaciones directas de la jerarquía católica, pues ante el
clima cada vez más frío, es suprimido el obispado de Groenlandia: por lo
tanto treinta y dos años después del informe de Ivar Bardasen, pero no fue
más que una formalidad ya que, aun cuando Bardasen fue. ya no había
ningún titular.

Una carta del papa Nicolás V (de Roma) manifiesta, en 1448. que su
plegaria se dirige a sus desgraciados hijos de Groenlandia que viven en un
terrible país. A fines del siglo, el papa Alejandro VI (Borgia —papa desde
1492 a 1503) evoca también a los lejanos hijos de Groenlandia. En su bula
de 1492 dice que el Vaticano no tiene noticias de ellos desde ochenta años
antes, lo cual significa 1412, fecha cercana al dato precedente relativo a la
escala, en 1408, de un navio groenlandés en Islandia. Es conveniente no
olvidar que en aquella época los conquistadores que siguieron la llegada de
Colón a las Bahamas aún no habían puesto el pie en el continente
americano: recién en 1519 Cortés toma México. Al oeste de las Antillas, los
primeros reconocimientos datan de 1511 en Yucatán, de 1515 en
Veracruz. Al norte, en Florida, fue Ponce de León quien, en 1513, intentó
la primera incursión de exploración, fracaso durante el cual fue muerto; y
los españoles no se instalaron hasta 1565 porque el francés Ribaut
acababa de desembarcar en aquel lugar. Aun a mediados del siglo XV los
españoles desconocen América al norte de la Florida, cortada, por otra
parte, del resto del continente por una zona de pantanos prácticamente
infranqueables en aquella época. Relacionemos esa fecha con la
transacción de 1514 que puso fin a un largo proceso entre los habitantes
de Bréhat y el sacerdote de Beauport, quien había instituido un impuesto
al bacalao pescado en Terranova, por lo tanto frecuentada por los marinos
bretones mucho antes de que los españoles hubieran desembarcado en el
continente en América central.

La alusión de Alejandro VI a los cristianos de Groenlandia corresponde a


los últimos años del siglo XV, al año del primer viaje de Colón, y es posible
preguntarse si, en los albores del siglo XVI, no quedaban aún algunos
pobladores dispersos que sobrevivían allá, aislados de Europa, mestizos o
110
no, viviendo como ellos; y podemos preguntarnos por qué, en aquella
época, el papa evoca un pasado de ochenta años. Esa colonia no podía
vivir de otro modo que en simbiosis con Europa. Pero, a partir del siglo XI,
comienzan algunas dificultades políticas con Noruega que no comprende
las necesidades de ese territorio, a tal punto que éste, en el siglo XII,
rehusa reconocer la soberanía de Noruega, pero se acerca nuevamente
ante las dificultades de la existencia y la imposibilidad de vivir
económicamente en "autonomía interna" inimaginable. Le faltan
demasiados cosas. El intercambio, el comercio le son indispensables. Pero
Noruega, en lucha contra Inglaterra y Dinamarca, prohibe el tráfico de
embarcaciones groenlandesas con los países nórdicos enemigos o aliados
de sus enemigos. Lo cual, al no poder tampoco las embarcaciones dirigirse
hacia Noruega debido a la presencia de las flotas inglesa y dinamarquesa,
da como resultado el aislamiento completo de Groenlandia que no tiene
otra salida que la de intensificar sus contactos con los esquimales, de vivir
como ellos. Estando en juego la consanguineidad, así como el mestizaje, el
pequeño grupo de Vesterbygt se aisla de más en más. Las relaciones con el
sur son breves, pues el paso sin hielos dura poco tiempo. De este modo,
ese grupo se desvanece poco a poco y parece que no dejó más huellas
desde el comienzo del siglo XVI. Aun antes quizás. Recordemos que la
interrupción de la navegación con Escandinavia fue total a partir de 1378,
fecha en la que Dinamarca venció a Noruega. Islandia y Groenlandia se
tornaban danesas.

Pero el vencedor estaba demasiado ocupado con la explotación de la


victoria, con la integración y la organización de la península escandinava
como para ocuparse de la pobre Groenlandia, en donde como
"notoriedades" no había más que un pequeño grupo de degenerados sin
interés. Cuando más adelante se ocupe de ellos, ya será demasiado tarde,
la colonia blanca habrá desaparecido. Fue iniciada una investigación por
expediciones danesas entre 1605 y 1607. El hielo les impidió desembarcar,
justo en el lugar que la tradición indicaba como al principal habitat, y
recordemos que en el siglo XVII fue cuando esa región soportó los fríos
más intensos.

Nos ha parecido útil ofrecer este panorama de conjunto con algunas


consideraciones no sólo porque el tema nos parezca poco conocido, sino
para enmendar algunos errores sobre la estadía de los vikingos en el
continente. Y especialmente, era éste un modo de ver si, luego de 1029, no

111
encontrábamos en la historia de Groenlandia algunas alusiones a
contactos con los celtas.

Pero nada en los relatos de los groenlandeses o de los islandeses, nada en


los archivos del Vaticano (conocido en aquel momento) menciona la
presencia de los vikingos en el continente americano. En lugar alguno hay
rastros de una estadía prolongada, de un habitat permanente. Sólo hubo
incursiones. Hemos visto los sucesivos y muy cortos viajes hacia "los
refugios de Leif", al sudoeste del cabo Cod, "refugios" a veces bautizados
"la granja de Leif", o "Leifbudir". Es verdad que fueron llevados algunos
bovinos, pero sólo fueron cortas experiencias; cualquier tipo de vida
agrícola que exigiera calma era imposible debido a la hostilidad de los
indígenas y todas las tentativas fueron fracasos.

Esto contradice, cierto, a mucha literatura, pero en vano buscaríamos una


prueba contraria, al menos por lo que sabemos hasta el presente. El hecho
de que Leif haya instalado un campamento en el continente, el hecho de
que en 1362 ciertos escandinavos hayan inscripto en una piedra que
habían pasado por allí (?) no significa en absoluto que por lo menos
durante tres siglos y medio hayan vivido en el continente. . . así como
tampoco ha habido franceses de modo continuo en tierra Adelia y desde
hace más de cien años porque Dumont d'Urville la vio y bautizó hace ya un
siglo.

El estudio sobre el fin de los vikingos no era tampoco inútil pues, en caso
necesario, la expedición de 1362 indica que no ha sido encontrado ningún
rastro de los celtas, pero dicho fin muestra cómo pueden extinguirse
ciertas colonias aisladas. Esto es quizás una consideración de lo que ha
podido ocurrir también a los celtas. Su número habría disminuido
progresivamente durante todo el siglo X para luego desaparecer
completamente en el siglo XI, o al menos en los albores del siglo XII, casi
en todos lados salvo, al parecer, en una limitada región; y ya volveremos
sobre ello. En conjunto, su presencia ha debido desvanecerse
completamente hacia el 1100 ± 50. En efecto, en 1054 ya no parece haber
más jefes blancos en Vinlanda ya que el obispo Jon que allí desembarcó
fue capturado y masacrado (¿pero cómo se ha sabido?, ¿y no se ha muerto
en el mar? ) en tanto que en 1029 aún se encuentran celtas gobernados
por Bjorn Asbrandson. Estas fechas llevan a concluir que el fin del mando
de los europeos se sitúa hacia 1042 ± 12. Hemos de ver también un punto
de referencia arqueológico que proporciona una nueva convergencia. En el
112
siglo XVII, en el emplazamiento de Newport, fueron observadas las ruinas
de un habitat europeo. Dicho habitat, así como la "torre", único vestigio en
pie, no ha podido ser construido antes de 1014, año de la última incursión
vikinga en la región, en donde antes había sido ubicada una cabana de
madera. Es decir que poco después de 1014 la ocupación celta marcaba
aún un dinamismo constructivo, al menos en Rhode-Island, y
probablemente en los alrededores, en Massachusetts, Maine, toda
"Albania", la ex-Vinlanda; es posible que se hayan extinguido antes en
Markiand pues las tripulaciones que se dirigían desde Groenlandia a
Markiand para traer de allí cargamentos de madera, hacia fines del siglo XI
y aún más tarde, nunca han hecho mención de un encuentro con celtas.

La ocupación de los puertos irlandeses se acabó aproximadamente a


mediados del siglo IX. Lo mismo ocurrió poco después con los de Cambria,
pero los de Bretaña no fueron ocupados de modo continuo. Hacia 865, aún
pasaban algunos navios celtas provenientes de Irlanda y de Bretaña, ello
hasta 920, pues la fuente de inmigrantes se agotó. La colonia es muy poco
numerosa, con muy pocas mujeres para desarrollarse y desde mediados
del siglo X se esbozan los primeros efectos de consanguineidad que han de
conducir a un sensible degeneramiento en 983; luego, los integrantes de
dicha colonia experimentan la necesidad de conservar como -jefe a un
enemigo de los celtas, al menos en un principio, pues Ari era sobre todo
comerciante, y poco belicoso.

De este modo en un siglo se produjo la muerte. En cuanto a los vikingos,


menos aislados, marcadamente más numerosos en Islandia y Groenlandia,
en parte se replegaron hacia Islandia; Groenlandia, en cambio, se
extinguió en tres siglos. No era inútil el paralelo, pues entre los nórdicos
encontramos explicaciones de las cuales carecemos para los celtas.

Cuando llegan los bretones y los vascos, probablemente en el siglo XII y


con certeza en el XIII, son sólo pescadores de paso y no personas con el
deseo de establecerse en aquellas tierras americanas, salvo para el cuidado
de las factorías de los pescadores, tema que ya hemos de ver más adelante.
Han pasado, desde hace mucho tiempo, la era del proselitismo religioso
para los celtas en aquellas regiones. La moda, la distracción religiosa, se
tornaron entonces, con las cruzadas, hacia Jerusalén.

Aquellos marinos bretones y vascos nunca dijeron haber encontrado


blancos. Las tradiciones sólo dan cuenta de intercambios con los

113
indígenas, lo cual parecería indicar, por otra parte, que en el siglo XIII la
colonia de Albania quizás había dejado de existir. Se puede, ciertamente,
objetar que esos pescadores iban sobre todo hacia Terranova y la entrada
del San Lorenzo, en tanto que el principal poblamiento se encontraba más
al sur. Pero es probable que hubieran sabido por los indígenas que por allí
había "hombres blancos" y lo habrían dicho.

Aquellos pescadores de bacalao y cazadores de ballenas no llegaban en


"coracles" sino en sólidas embarcaciones de madera de 72 pies de largo (23
m aproximadamente). Era también aproximadamente la longitud media de
los drakkares, pero en tanto que estos últimos sólo tenían alrededor de 5
m de ancho y de 1,60 a 2,20 m de profundidad, los barcos de pesca tenían
alrededor de 7,20 m de ancho y 3,20 m de profundidad. Sus cuadernas,
quillas, entablados eran macizos y pesaban más de 100 toneladas, en
tanto que los drakkares, mucho más livianos, apenas pasaban las 30
toneladas. Esos navios bretones y vascos eran del tipo clásico de los
barcos modernos, del tipo de los barcos atuneros por ejemplo —aún en
construcción hasta después de mediados del siglo XX. Su casco
prácticamente no ha evolucionado al menos desde antes de Julio César,
quien los describió. El velamen, en el siglo XII y a veces hasta en el XIV,
era el mismo que a comienzos de nuestra era. Tenían dos mástiles, de los
cuales uno muy inclinado hacia adelante (aproximadamente 60° sobre la
línea horizontal), llevaba una vela, la cebadera, que les permitía navegar
contra el viento. Muy profundos, con buen aguante en el mar, aún con
vientos laterales, eran barcos andadores, con mucha más vela que los
drakkares que sólo podían tener un mástil de altura igual a la mitad de la
longitud de la embarcación —por temor a volcarse con un golpe de viento
lateral— y no tenían quilla saliente. En cambio, los navios bretones y
vascos tenían un mástil cuya altura total era cercana a la longitud del
barco; así como en las embarcaciones de carga cartaginesas que,
recordemos, iban a Bretaña a cargar estaño en las islas Casitéridas, cerca
de las costas noroeste de Finisterre (y no en las islas Sorlingas tal como lo
imaginaron ciertos, autores modernos que no tomaron en cuenta la
geografía de la época). Aquellas embarcaciones eran resistentes en el mar,
y en caso de tempestad, de frente a las olas, la capeaban sin temor alguno.
Por lo tanto, muy raramente tenían que huir, salvo naturalmente si la
tempestad sorprendía a una tripulación demasiado negligente ... o
demasiado relajada . . . que no había podido, o sabido, ponerse a tiempo
de cara al viento; pues, cuando uno es sorprendido de costado, es

114
demasiado tarde para dar media vuelta, no puede uno quedar paralelo a
las olas, y el cuarto de vuelta efectuado in extremis puede llegar a
colocarnos con el viento detrás; entonces es necesario huir, con el mínimo
de vela indispensable para gobernar, la vela mayor arriada, la cebadera
cargada lo más posible. Con un viento en contra normal, aquellos
navegantes podían dirigirse hacia donde el capitán quisiera, y no el viento.
De tal modo, que esos barcos, al no tener nada que hacer en las costas del
Maine, no se dirigían hacia allí (salvo errores de conducción),
contrariamente a lo que ocurría con los drakkares, así como con los
coracles, desviados a pesar de sus tripulaciones.

Algunas excavaciones —o el azar— habrán de proporcionar quizás nuevos


datos, así como los fortuitos descubrimientos hechos en tierra congelada
en Groenlandia en 1961. Pero quizás existan documentos esparcidos en el
mundo que acaso algún día, serán hallados. Así fue como, por azar, ha
sido encontrado en unos archivos marítimos un escrito del siglo XVII que
en aquella época no había sido comprendido y que transcribe el relato de
un viaje efectuado en el siglo precedente, hacia 1540, por un islandés
llamado Jon el Groenlandés en una embarcación anseática. Desviado de
su ruta, este navegante desembarcó en Groenlandia en una pequeña isla
costera. Más tarde Jon contó haber encontrado allí un cadáver de un
europeo, boca abajo, con un gorro, ropas de lana burda y de piel de foca.
No había muerto pues mucho tiempo antes: ya que era una isla, abordable
en barco, y sin hielo en la costa. Había períodos de deshielo y sólo un
cadáver cubierto de hielo habría podido conservarse mucho tiempo. Luego,
en otros sitios, fueron encontrados otros cadáveres, aislados unos de otros
y que no habían sido enterrados, lo cual ha hecho decir que eran los
últimos sobrevivientes por no haber más nadie después de ellos para
hacerlo. Esos cadáveres o esqueletos encontrados eran de personas de una
edad media de 30 años; tenían los dientes gastados hasta la raíz y ello
llevó a preguntarse si no significaría que, para engañar el hambre,
mascaban cuero de foca.

Estos datos, descubiertos bastante recientemente, permiten retroceder un


poco la fecha de la total desaparición de los groenlandeses y fijarla en los
alrededores de 1540. Pero, en aquella época, ya Jacques Cartier exploraba
el vecino continente, aunque sin desembarcar en Groenlandia. Un mapa,
elaborado en 1543 en Bretaña según los viajes de J. Cartier, ignora a
Groenlandia. Dicho mapa muestra un "paso del noroeste" que termina de
modo incierto al norte de América. Podemos por lo tanto afirmar que a
115
pesar de todo fue el azar lo que hizo que el rompimiento total se haya
operado sin un solo testigo que hubiera sobrevivido a esta lenta muerte de
un pueblo que hasta 1347 aún navegaba, que aún iba a buscar madera a
Markiand y que 150 años después, cuando Caboto exploraba los
alrededores de Terranova, no había desaparecido totalmente. Aun cuando
Verrazane llega en 1524, a reconocer para el rey de Francia aquellas
costas frecuentadas por nuestros pescadores bretones y vascos, la
desaparición de los groenlandeses no es aún total. Pero esas
embarcaciones no tienen nada que hacer en Groenlandia, de la cual se
encuentran tan lejos. Otras embarcaciones han de pasar más cerca,
reconociendo la tierra de Baffin, el estrecho de Davis, pero tampoco ellos
nada verán, no desembarcarán en Groenlandia, visible y muy próxima.

En cuanto a los celtas de Albania, estamos mucho menos informados


sobre su desaparición. Ciertamente su decadencia es evidente a fines del
siglo X, pero la ascendencia de este grupo étnico es aún suficiente para
dominar a los indígenas sin hacer uso de armas; dominación por lo tanto
consentida, en el plano religioso, político y ello aproximadamente hasta
fines de la tercera década del siglo XI. Al parecer la influencia técnica,
económica ha sido poco importante: el impacto ha sido sobre todo
espiritual. Es conveniente sin embargo hacer notar la construcción de
casas de madera o sobre pilares de madera con cimientos de piedra, el uso
de la honda. Nada continuo sabemos luego del tercer decenio del siglo XI,
pero hemos de ver algunas indicaciones posteriores, difíciles de situar
geográficamente.

Pues no se excluye un relevo de los irlandeses hecho por los escoceses en


el siglo XII. Debido a una serie de guerras internas, algunos grupos de
escoceses que habían sido vencidos sólo pudieron salvarse huyendo por
mar. Ellos también se fueron —único refugio posible— hacia aquella región
de la Gran Irlanda, ¿y no es en ese momento cuando dicha región se
transforma en Albania? Nada seguro ha sido encontrado sobre la
localización de su instalación. Un mapa, muy posterior, menciona a
"Albania", pero dicho nombre era antiguo. Nuestro conocimiento sobre la
presencia blanca en aquellas regiones tiene aún muchas lagunas, pero es
probable que ese vacío se llene.

Ciertos textos dan cuenta de la salida de 700 a 1.000 personas que huían
de Islandia, como consecuencia de combates en dicho país. Eran sobre
todo descendientes de noruegos y de irlandeses saqueados por
116
"incursiones de grupos comando". Se fueron cuando los daneses,
vencedores de los noruegos, establecieron momentáneamente su
dominación en Islandia. Las rivalidades continuaron hasta el siglo XIII y
no terminaron hasta la victoria definitiva de los daneses en 1378. Es por
ello (volveremos con más detalles sobre el tema en el capítulo X, "Hagamos
un balance") que no es seguro que la población blanca de la Gran Irlanda
haya desaparecido totalmente en la segunda mitad del siglo XI. Pero no ha
sido posible establecer con precisión dónde fue a establecerse esa masiva
emigración. Diversos indicios conducen a pensar —por ruinas, armas—
que habría podido instalarse al norte de la actual Terranova, en aquel
entonces unida al Labrador. En ese caso habría permanecido
desconectada del Vitramannaland y transformado en Albania en el siglo
siguiente. ¿Podrían ser, ciertos hornos metalúrgicos encontrados en
Albania, y que al parecer se ubicarían entre los siglos XII a XIV, el
resultado del aporte de los escoceses en el siglo XII? Habría sido ubicado
también, por fotografía aérea en 1971, un "campamento fortificado", pero
no sabemos si ha sido objeto de excavaciones.

Cabe preguntarse si la apelación de "Albania" no sería consecutiva a la


masiva llegada, más arriba evocada, de "refugiados" expulsados de
Islandia, isla que, para los celtas, se llamaba isla de Ailbe, o de Albe, con el
nombre de aquel que comenzó el importante establecimiento de monjes
irlando-escoceses en la antigua Thulé de los griegos, a mediados del siglo
V. Más tarde, esta isla fue llamada Islandia (Ice Land) por los
escandinavos. Señalemos que en un manuscrito, tratado en nuestro libro
sobre Brandan, se dice (capítulo X de dicho manuscrito): "invenitio quoque
insulam . . . que uocatur Ínsula Ailbei. . .", o, según el caso gramatical (ver
capítulo XV): Ailbe. Otras versiones de la Navegación dan Albei, Albe ... En
todo caso Albania, Albión, etc., no tienen nada que ver con la fantasiosa
interpretación imaginada en el siglo XIX que atribuye dicha grafía a
acantilados blancos ... La raíz existía ya de modo cierto en los países celtas
en el siglo V de nuestra era y no tiene nada que ver con las raíces latinas
alba, albus, etc. (que por otra parte tiene distintos significados).

117
VII NUEVOS DATOS SOBRE LA INMIGRACIÓN DE LOS
VIKINGOS LLEGADOS DE LA COSTA OESTE DE
GROENLANDIA

Nuevos hechos han venido a esclarecer —probablemente- el éxodo de los


groenlandeses que la misión noruega de 1362 no había encontrado.
Jacques Rousseau, profesor de la Universidad de Quebec, en 1958,
descubrió ruinas de viviendas, de origen europeo al parecer, situadas en la
península de Ungava. Sin embargo, nadie había comprendido
inmediatamente la importancia de este descubrimiento; se había pensado
en estadías relativamente recientes de cazadores tramperos. Luego se
pensó en los nórdicos de Groenlandia que habrían ido a acampar en esos
territorios (? ). El centro de estudios nórdicos del instituto de geografía de
la universidad de Laval, en Quebec, decidió explorar el lugar señalado por
Rousseau. Fue hecho un primer reconocimiento en 1964 y fueron
reconocidos dos grupos de ruinas, estudiadas con más detalles en 1965.

Era conveniente, sin embargo, plantearse el siguiente interrogante: ¿por


qué los groenlandeses, si fueron ellos quienes llegaron hasta allí, no se
dirigieron más cerca, hacia la tierra de Baffin, o la costa del Labrador?
Pero la tierra de Baffin no era mucho más hospitalaria que la que
abandonaban. La costa del Labrador era rocosa, escarpada, árida, muy
pantanosa detrás de la franja rocosa costera, bañada por la corriente fría
que venia del polo, bordeando también la tierra de Baffin. En cambio, en
Ungava, el clima era más suave. En nuestros días, se encuentran
bosquecillos de arbustos enanos. Había por lo tanto madera para hacer
fuego.

Un río, el Payne, rico en truchas, atraviesa la península de oeste a este.


Además, las poblaciones encontradas estaban cerca de las rutas que
siguen los caribúes en ocasión de sus migraciones hacia el norte y hacia el
sur. También hay cotorras, patos salvajes. El alimento y la calefacción
estaban pues asegurados. Se ha encontrado un tronco de sauce de 6 m de
diámetro rodeado de brotes de 1,50 m de altura y 0,12 m de grosor en la
base. Parece pues que antes hubo allí grandes árboles, que el clima se
tornó muy frío. El árbol encontrado ha debido congelarse por encontrarse
por encima delwriívei del suelo, pero la base del tronco, enterrada,

118
protegida del frío, no murió y brotó (en la segunda parte, volveremos sobre
esta cuestión del clima).

Las ruinas de los poblados explorados en 1965 se encuentran a 50 km de


la costa, a lo largo del río Payne, cerca del lago que forma dicho río, y a
casi 60° de latitud norte (es decir casi a la misma latitud que el sur de
Noruega, que el norte de Escocia, que el extremo sur de Groenlandia).

El; mobiliario encontrado es sobre todo de piedra tallada y de huesos de


caribú; muy poco hierro, en cambio instrumentos de hueso, recipientes
hechos con piedras blandas, saponitas (no hay alfarería) y probablemente
con herramientas de hierro no encontradas. Pues sólo se han encontrado
algunos restos de hierro, lo cual parecería indicar que ese metal —el único
por otra parte— era escaso y que se usaba sobre todo para hacer otras
herramientas. Es un mobiliario que sugiere acaso la cohabitación, o el
mestizaje con esquimales. Se desconoce cómo terminaron esos pueblos. No
han sido encontrados esqueletos en aquel lugar y quizás eran sólo
campamentos provisorios para la caza y la pesca. Según las tradiciones
orales de los autóctonos Dorset y de varias tribus esquimales, esa región
se encontraba en el límite entre los esquimales y los amerindios Naskapi,
tribu agresiva que llevó a cabo varias incursiones en aquella región.
Algunas aproximaciones de fechas efectuadas con carbono 14 parecen
indicar una ocupación hacia 1300-1350, pero serán necesarias otras
confirmaciones pues con esta técnica son posibles los errores de más o de
menos de 200 años. Además, es delicado el fechado en aquellos lugares
que han sido testigos de sucesivas ocupaciones confirmadas por 'indicios
cercanos de chozas de esquimales, de estadías temporarias de europeos de
la Compañía de Hudson, etc.

119
En cambio, los resultados de la campaña de 1966 fueron más
interesantes. Estos han sido publicados con una diferencia de dos años,
habiéndose dedicado el año siguiente a la exploración, a los análisis y a la
explotación de las muestras, de las fotos, croquis, notas.

Los bordes del lago y del río Payne no parecen poder proporcionar
importantes índices complementarios y parecía que allí había existido una
zona de exploración adelantada para la búsqueda de recursos alimenticios.
No podía haber sido una región de implantación muy densa y muy
prolongada, y persistía el enigma sobre su origen. Pues aquel no podía ser
el lugar de retirada de los groenlandeses, debido al gran número de casas
y de establos abandonados por ellos en el siglo XIV. Ahora bien, una
partida tan súbita de los hombres y de los animales, sólo había podido
hacerse hacia una región de implantación previamente reconocida, no
demasiado alejada y hacia donde aquellos hombres se hubieran dirigido
para su establecimiento definitivo en tierras más clementes.

Un esquimal evolucionado, nacido en la región, manifestó que también


había "cairns" como los del río Payne, aun más numerosos, al norte de la
120
desembocadura de ese río. Incluso había algunos más grandes, y otros con
una piedra transversal larga en la parte superior, especie de "flecha
indicadora". Estos eran, sin duda alguna, jalones de itinerarios. Fue
encontrado incluso un monolito de cerca de 3 m de altura y de
aproximadamente 2 toneladas de peso, coronado por una de aquellas
"flechas". En consecuencia se decidió que la siguiente campaña se haría en
esta región que es una parte de la costa oeste de la bahía de Ungava,
frente al paso de Davis, inmediatamente al norte de la desembocadura del
río Payne, ahora llamado Arnaud.

Allí fueron descubiertas ruinas de pueblos similares a aquellos


encontrados precedentemente al sudoeste, aunque más numerosos, más
cuidados, mejor conservados, y con tumbas, lo cual constituyó el gran
acontecimiento de aquella época. Han sido encontradas ruinas de casas
que debían tener techo de cuero sostenido con postes inclinados de
madera y de los cuales se han encontrado los agujeros en donde habían
sido enterrados. ¿Había por lo tanto grandes árboles en el lugar? Eso no se
excluye, ya lo hemos visto. De todos modos, en nuestros días ya no hay
más y es necesario ir más al sur, a menos de 100 km por otra parte, para
poder procurárselos, y con los barcos para el transporte, no había en ello
problema grave alguno. Además los pueblos estaban muy cerca del mar, a
veces sólo a algunas decenas de metros.

Las investigaciones continúan, en el lugar y en laboratorios, sobre el


mobiliario encontrado, sobre los esqueletos y por el momento es prematuro
concluir con certeza. Th. Lee, de la universidad de Quebec, es el principal
animador de esta investigación. En una publicación anual, ilustrada, da
cuenta de cada campaña, llevada a cabo sólo en verano. Ahora bien, yo he
establecido una comparación que aquí entrego: en el no 97 (agosto de
1976) de la Revue Archéologia se ha hecho una publicación con el título
"La Casa con el frontón en ábside", de P. André y colab. describiendo las
subestructuras de viviendas rurales en Bretaña en el siglo XII. Una
ilustración (pág. 29) es sorprendentemente similar a una de las que Lee ha
encontrado en Ungava. A partir de allí, ¿es entonces la técnica de la
construcción rural de fines del siglo XII y comienzos del XIII idéntica a la
de los groenlandeses? ¿Ello constituiría una nueva convergencia que haría
pensar que los lugares estudiados por Lee son de origen europeo cierto y
que han sido construidos hacia el año 1300? En Great Beere (Devon), se
habría encontrado un habitat de disposición muy similar y que dataría del
siglo XIII —ver Medieval Archeology, 1958, pág. 119. Groenlandeses y
121
normandos de Europa estaban en contacto y sus técnicas eran las
mismas. El enfriamiento del clima había comenzado en los albores del
siglo XII; por lo tanto, a fines del XII y comienzos del XIII han podido
hacerse en Ungava los mismos tipos de habitat. Esta identidad del habitat
no permite decidir para saber si, dado que las técnicas en Bretaña y en
Ungava eran las mismas, fueron bretones, celtas o vikingos quienes
construyeron aquellos pueblos explorados hacia 1970. Tanto más cuanto
que los cairns, los monolitos, eran también construcciones familiares para
los celtas. Pero las tendencias parecen orientarse más bien hacia una
construcción hecha por los groenlandeses expulsados de su país por el
frío.

La localización del principal sitio explorado hasta ahora —pero hay otras
en esta región— permite comprender por qué la misión que buscó a los
groenlandeses hacia 1360 no los encontró. Dicha misión salió de la costa
oeste de Groenlandia, para dirigirse primeramente a Vinlanda; luego,
desde allí, se dirigiría hacia la bahía de Hudson por el estrecho de Davis (?
). Pero los pueblos hallados no se encuentran sobre esta costa. Están más
retirados, al norte de la desembocadura de un río o más hacia el interior,
hacia el lago Payne. Por lo tanto, a la ida, Knutson, bordeando la costa
bien de cerca, no los halló por lo menos por un error de 200 km. A la
vuelta se dirigió directamente mar adentro, probablemente más al norte.

Ciertas frases de sagas eran enigmáticas dado que ninguna localización


parecía corresponder a las descripciones de los textos. Ahora se piensa que
sería posible interpretar un pasaje de la saga llamada la Flecha Extraña
como refiriéndose a una exploración de los nórdicos junto a la bahía de
Ungava. El manuscrito original de ese texto parece corresponder al siglo
XIV; transcribe un relato oral que se ubica por lo menos en el siglo XIII, e
incluso en el XII. En dicha saga se hace mención de una gran casa,
sólidamente construida, la del jar! (jefe) Ogmund, en el borde del fiord
Skuggi, también llamado "El Lugar de las Brumas". Este fiord podría ser el
largo y amplio estuario del río Payne (ahora Arnaud) (? ).

Th. E. Lee piensa que las ruinas descubiertas en la isla Pamiok (cerca de la
costa, hacia esta desembocadura) podrían corresponder a la descripción de
esta saga. En 1968, a lo largo de la costa oeste de la bahía Ungava, fueron
encontradas seis ruinas de casas, todas muy largas, pero una sola, en la
isla Pamiok, por su sólida construcción parecía haber podido ser la
morada fortificada de Ogmund, en el Skuggifjord. Incluso se ha dicho que
122
dicha construcción podría pertenecer al siglo XI, dado que el fechado
proporcionado por un carbón encontrado en lugar parecía indicar 1050.
Pero seamos prudentes: con el carbono 14, es imposible obtener tal
precisión y ese carbón podría ser del siglo XII, « incluso del siglo XIII. Más
al oeste, cerca del lago Payne, en un pueblo similar, un fechado con
carbón indicaría 1200 (? ). En Brattahiid, Groenlandia, ha sido encontrada
una casa de técnica similar, fechada por su mobiliario entre los siglos XII y
XIII. Tenía 7 habitaciones consecutivas de las cuales 3 tenían pequeños
hogares, pues, en aquella época los nórdicos casi no utilizaban la madera,
salvo muy raramente: alumbrado, calefacción, cocción de los alimentos
eran hechos utilizando aceite de mamíferos marinos (focas, ballenas); se
habían integrado las técnicas de los esquimales.

El fechado más arriba evocado del siglo XI y factible de ser puesto en


duda, no nos parece digno de ser tenido en cuenta pues en aquella época
eran muy frecuentes los contactos con Europa y ninguna saga del siglo XI
menciona tales estadías más allá del estrecho de Davis. Todo intercambio
se hacía con Islandia y Europa; sin embargo, eran efectuados viajes para
tomar cargamentos de madera más al sur, hacia Markiand. Si bien al
tornarse difícil la cría de ganado, se han organizado incursiones de
exploración para procurarse, por ejemplo, animales de presa, ello no
ocurrió antes de fines del siglo XII y es por ello que pensamos que esos
campamentos en el Ungava pertenecen a una época no anterior a fines del
siglo XII.

La gran casa (o más bien una serie de departamentos) de la isla Pamiok


tenía 28 m de largo y 8 de ancho, en su parte exterior. Las paredes (de
piedra seca) tenían un metro de espesor y dejaban, de este modo, un
ancho interior de 6 m. Este ancho planteaba un problema no resuelto con
certeza en cuanto a la cobertura. Según las ruinas, parece que la pared
exterior sólo tenía un metro de altura y que estaba formada por pesadas
piedras (sin mezcla) cuyo objetivo esencial era el de sostener los postes.
Han sido encontrados agujeros de 0,25 m de profundidad, alineados a lo
largo de las paredes en su parte exterior (al menos para una de las paredes
longitudinales), siendo las marcas menos seguras para la otra pared
paralela. Bloqueados en una posición oblicua por las pesadas piedras,
dichos postes debían estar unidos entre sí por medio de un procedimiento
desconocido, y del mismo modo para el techo. Las paredes laterales y el
techo, quizás confundidos debido a la inclinación de hechos con cueros
estirados. La unión de los postes entre sí, cruzados en su parte superior,
123
sostenía probablemente a la "viga" longitudinal —o la prolongación de
varios postes— por medio de “sogas” de tiras de cuero de focas retorcidas o
trenzadas. La madera para los postes llegaba quizá por barco; en nuestros
días no hay en la región, aunque sí al sud de la bahía, a 100 km
aproximadamente; el clima, marcadamente más suave en aquella época
que en nuestros días, no permite afirmar que se haya cortado la madera
en el lugar, o en las proximidades. Existían con certeza los transportes por
barco. Para los cargamentos se utilizaban barcos más cortos que los
drakkares. Eran los "knorr" de alrededor de 12 m de largo (un drakkar de
18 m" ha sido encontrado en las Faer Oer, pero habitualmente aquellas
embarcaciones tenían una longitud de 72 pies, algo más de 22 m,
construidas sobre una quilla de aproximadamente 19 m de longitud). En la
isla Pamiok, en una cueva natural, ha sido encontrado un escondite con
aproximadamente veinte pinos; al no soportar ningún rigor físico, se
habían conservado en su disposición natural, pero se pulverizaban bajo la
presión de los dedos. Esto parecería confirmar que se trataba en ese caso
de un cargamento traído por un barco, cargamento que era necesario ir a
buscar, los pinos al menos, más al sur.

La colocación de "balizas" en la costa y en las islas proporcionaban puntos


de referencia para llegar al fiord. Estas balizas eran cairns,
amontonamientos de piedras, generalmente de 2 a 3 m de altura —uno
solo ha sido encontrado con más de 4 m. Algunos estaban coronados con
otra larga piedra ubicada transversalmente en su parte superior, tal como
una flecha indicando una dirección. Parece poco probable que estos
amontonamientos hayan sido construidos en ocasión de una simple
exploración, de una incursión. Sólo se explican por una navegación
practicada durante largo tiempo, durante varias generaciones quizás. Sin
embargo no se puede afirmar que la ocupación de la bahía Ungava se haya
prolongado más allá del siglo XIV, aunque su exploración no haya sido
finalizada.

La casa de Ogmund (?) no parece haber estado habitada durante mucho


tiempo. La saga narra que éste fue muerto por sus perseguidores. ¿Habrá
salido este último de Groenlandia luego de un crimen, recreando de este
modo el gesto del fundador de la colonia, Erik el Rojo? ¿Habría sido
recapturado después de su travesía? Aquella construcción se asemeja a las
ruinas encontradas en las Shetland, aunque en este caso éstas se
ubicarían en los siglos IX o X (? ). En Groenlandia, en los siglos XI y XII, se
encuentran algunas semejantes. Parece pues que se trata de un tipo
124
tradicional de construcciones nórdicas. Pero en Groenlandia las
construcciones eran más pequeñas: 23 m x 6 m en su parte exterior, pero
esto es sólo un detalle. Estas "casas" serían quizás una hilera de
departamentos de familias relacionadas, menos largas que la casa del jarl.
Este pueblo se encontraba cerca de una pequeña playa de desembarque de
aproximadamente 100 m de longitud en nuestros días, pero quizás más
ancha hace siete siglos, pues en ese lugar la tierra parece subir, en
nuestros días, aproximadamente 0,30 m por siglo.

Tampoco se excluye que ese pueblo haya sido una escala de verano para
los que venían a buscar madera para Groenlandia, pues la delgada capa
de detritus muestra una ocupación de corta duración. Hay pocas cenizas,
y sólo en la cocina, cuadrada; pero también pocos esqueletos de animales;
ninguno de hombre. Han sido encontradas dos entradas, una en cada
extremidad, y redondeadas (de allí el nombre, para Bretaña, de casas con
ábsides). Cada entrada cuenta con un través y desemboca en sentido
inverso al de los vientos dominantes. Pero quizás tan corta ocupación haya
sido consecuencia de una fuga precipitada que explicaría la saga de
Ogmund (? ).

O bien sólo se trataba de estadías temporarias, cada año renovadas


cuando el mar ya se había liberado de sus hielos (? ). De todos modos, sólo
fueron pequeños grupos. En algunos pueblos han sido encontrados
esqueletos de hombre —los vikingos no incineraban los cuerpos— pero,
por el momento ninguna necrópolis importante ha sido sacada a luz. Hay
en esto un aspecto en franca evolución y quizás pronto podremos hacernos
algunas ideas más precisas sobre lo que ha ocurrido con los habitantes
que huyeron de Groenlandia a comienzos del siglo XIV, expulsados por el
frío que se intensificaba desde hacía más de un siglo. Sabremos entonces
si se puede dar cuenta de una implantación europea en el norte de Canadá
a partir del siglo XIV; pero lo que se ha podido constatar hasta el presente
es que esta implantación fue interrumpida y no sabemos cuándo
desapareció, ni cómo. No se excluyen los ataques de ciertas tribus
amerindias, o el mestizaje, siendo también probables la cohabitación con
indígenas, la desaparición por esterilidad, consanguineidad, o por la peste.
Cuando a partir del siglo XVI los tramperos europeos recorrieron aquellas
regiones no notaron rastro alguno de poblaciones blancas; habiendo
llegado en el siglo XIV, esos blancos habrían desaparecido en el XV. Nos
encontramos ante un desplazamiento del problema de la desaparición de
los vikingos y sólo podemos decir que si se dirigieron hacia Ungava no fue
125
más que una breve etapa hacia la desaparición de una parte de la colonia
vikinga, que sin perpetuarse, no dejó ningún indicio de algún desarrollo
efectuado en aquellas regiones. Su tentativa de supervivencia merecía sin
embargo ser puesta de relieve, pues aún es poco conocida, por pocas
personas.

VIII. ULTIMO (?) VIAJE DE EXPLORACIÓN DE LOS


CELTAS EN ACADIA: CIEN AÑOS ANTES DE COLON

Los celtas escribían poco y muchas tradiciones orales se han perdido. Es


probable pues que numerosos contactos, voluntarios o no, de celtas con
América del Norte, entre la segunda mitad del siglo XI y fines del XV sean
desconocidos para nosotros.

Hay uno sin embargo que no podríamos dejar de mencionar aquí: aun
cuando no se refiera a una prolongada presencia celta en el territorio de
América del Norte, de todos modos muestra que han tenido lugar algunos
viajes, voluntariamente, entre las dos costas del norte del Atlántico.

No sólo había cazadores de ballenas y pescadores de bacalao que


establecieran ocasionales relaciones con los indígenas de las costas
occidentales del Atlántico Norte. Otras embarcaciones surcaban los mares.
Se comerciaba desde Irlanda, Gran Bretaña y Bretaña con el Mediterráneo,
y viceversa. Los barcos de comercio salían pues por el estrecho de
Gibraltar y luego de una súbita tempestad corrían el riesgo de ser
arrastrados hasta América central —lo cual fue el caso de los cartagineses.
Pero, más al norte, si se quería sobrepasar a Irlanda, una violenta
tempestad del este, del sudeste o del nordeste podía también desviar a las
embarcaciones hacia la ruta norte clásica conduciéndolas hacia la
corriente del Labrador o arrastrándolas hacia Terranova, Canadá o el norte
de los Estados Unidos. O bien la embarcación se encontraba súbitamente
apresada por la frecuente depresión centralizada en el sur de Islandia, y,
arrastrada en el sentido contrario al de las agujas del reloj, era llevada
hacia el norte de Irlanda, luego al sur de Islandia, proyectándola después
hacia el sudoeste.
126
Los italianos, que escribían más que los celtas, nos han dejado un relato
escrito sobre una de sus embarcaciones desviada de su curso por una
tempestad llevándola mucho más al norte de lo que querían sus
tripulantes. Este relato recién fue dado a conocer en 1558. Pero fue
redactado según cartas y relatos, así como apoyándose en un mapa que se
remonta a 140 años antes, papeles de familia conservados en poder de los
Zeno. El relato nos es narrado por Pohl (The Last Discouery) en el capítulo
"La Colina humeante". Pero existen otras obras sobre dicho relato, entre
ellos el de Mallery. Otros autores han dado cuenta de él con el fin de
reunir las críticas negativas, lo cual era inevitable debido a la fecha de la
difusión escrita del relato.

Resumámoslo.

Los documentos de base de la familia Zeno han sido escritos por dos de los
hermanos Zeno. Uno de ellos, Nicolo, en 1390 partió hacia Inglaterra. Fue
desviado por la tempestad y arrojado a la costa de una de las islas Feroé.
El azar quiso que en aquel momento, "en viaje de inspección", bloqueado
en la misma isla por la misma tempestad, se encontrara el "príncipe
Henry", de hecho el conde de las Oreadas, Henry Sinclair. Este gobernaba
las Oreadas, las Shetland, las Feroé y la parte norte de Escocia. Eran estas
regiones celtas, con aportes nórdicos en algunos lugares.

Para ello conviene recordar que los irlandeses llegaron a las islas y a la
costa de Escocia hacia el siglo V para evangelizar a aquellas regiones en
donde fundaron monasterios alrededor de los cuales fueron luego
establecidas colonias laicas irlandesas. Se produjo pues, rápidamente, en
las islas y a lo largo de las costas, una mezcla étnica de las ramas celtas
de Irlanda y de Escocia. El precoz poblamiento de las islas nórdicas ha
sido puesto en duda por no pocos autores. Para ellos los vikingos habrían
sido los primeros en instalarse en aquellas islas hasta entonces desiertas,
dicen, hacia fines del siglo VIII. Esto se contradice con varios elementos.
Un texto de Ducuil de 825 relata la partida, en el siglo precedente, de los
monjes celtas expulsados de las Feroé por los vikingos. Por lo tanto esas
islas estaban habitadas por los celtas antes de la llegada de los
normandos. Julio César da cuenta de islas al norte de Escocia en donde en
invierno casi siempre es de noche; por lo tanto eran conocidas desde
mucho tiempo antes.

127
Un descubrimiento relativamente reciente ha proporcionado nuevos datos.
En 1958, en la isla de San Ninian, en el archipiélago de las Shetland, ha
sido descubierto un lote de objetos celtas ocultos desde fines del siglo VIII.
Se trata del "tesoro" del jefe celta de aquellas islas; escondido quizás en
ocasión de aquellos ataques de los vikingos. Se encontraban allí varios
bols de plata, prendedores de plata, adornos de vainas y una empuñadura
(lo que era de hierro había desaparecido por completo). Pero una de
aquellas vainas estaba grabada con el nombre de su propietario, lo cual ha
permitido ver que se trataba de un celta.

Sabemos que en aquellas islas de poblamiento celta los monjes fueron


expulsados o muertos. Los jefes laicos que no lograron huir también
fueron exterminados. Pero no sabemos gran cosa sobre la población civil:
agricultores, criadores de ovejas, pescadores, artesanos, etc. No todos
fueron muertos. A través de diferentes relatos nórdicos, sabemos que los
vikingos obtuvieron allí marinos, esclavos remeros. Poco a poco se fueron
estableciendo, menos duras que al comienzo, relaciones de jefe a
subordinado y, en igualdad de clase social, fueron tendiendo hacia una
equidad que no distinguía entre celtas y vikingos, equidad que ya parece
adquirida bien al comienzo del siglo XI: hemos visto que en Vinlanda una
pareja celta se encontraba con los vikingos, esclavos tratados como los
demás miembros de la tripulación. Varios datos de las sagas muestran que
a comienzos del siglo XI los esclavos celtas son relativamente libres, al
menos más libres que los siervos de los señores feudales. Por lo tanto el
poblamiento celta no ha desaparecido de aquellas islas sino que se ha
mezclado, sobre todo en las Feroé, especialmente con el aporte noruego;
luego, habiendo sido Noruega vencida, fueron los daneses, más tarde los
escoceses, los cuales a su vez tomaron el mando. Tal era la situación en el
momento de la involuntaria llegada de Nicolo Zeno.

El conde de las Oreadas, al ver que debía ocuparse de una embarcación


veneciana, rodeó a aquel capitán-negociante de grandes atenciones,
deferencias, promesas, y lo nombró caballero. Obtuvo de Nicolo que
escribiera a su familia e hiciera venir a su hermano Antonio, en 1391, para
ayudarlo a equipar a los 13 navios "de guerra" de Sinclair. Los dos Zeno
intercambiaron correspondencia con su tercer hermano, Cario, poderoso
comerciante-armador de Venecia. Aquellas cartas habrían de ser las
encontradas en poder de un descendiente de Antonio, descendiente que
también se llamaba Nicolo. Este último las publicó con el título Relación
Zeno y con el subtítulo: "El descubrimiento de las islas de Frislandia,
128
Eslandia, Engroenlandia, Estotilandia e Icaria por dos hermanos de la
familia Zeno, a saber señor Nicolo, el caballero, y señor Antonio, con un
mapa de dichas islas" (una versión dice Engroenlandia, otra Engroenland);
parece que no puede ser otra que Groenlandia; Estotilandia sería la tierra
de Baffin, según Mercator, pero en el mapa de Zeno se encuentra mucho
más al sur y también se hubiera podido pensar en Terranova (? ). Sea lo
que fuere hay demasiadas islas en este mapa.

Estas cartas muestran que los marinos del Mediterráneo habían perdido
prácticamente toda tradición relativa a las regiones del otro lado del
Atlántico. En consecuencia, los hermanos Zeno, en las Feroé fueron muy
sorprendidos al conocer la existencia de aquellas regiones y pensaron,
como comerciantes, que era conveniente ver cuáles eran las posibilidades
de negociar con ellas.

La descripción de aquellas regiones del otro lado del Atlántico les había
sido hecha por un viejo marino pescador de la isla que acababa de volver
de allí y que veintiséis años antes, es decir en 1364, se había ido a vivir al
otro lado del Atlántico. Había residido un tiempo en Estotilandia, isla
grande y montañosa, tan grande como "Eslandia" (Islandia). Pero luego se
dirigió hacia otra gran isla, en una región que él llamaba "Drogio" cerca de
una zona muy amplia. Dicha isla es llamada Icaria; allí permaneció varios
años. Pero es muy posible que si aquellas tierras se le antojaron al marino
como una isla, fue porque no debe haber llegado hasta el itsmo, muy
estrecho: ¿sería Acadia, Nueva Escocia? Recordemos que poco antes un
cataclismo había separado a Terranova del continente; la bahía de Fundy
se había acentuado y Nueva Escocia habría acaso tomado
aproximadamente su forma de hoy. De este modo, a mediados del siglo
XIV, hacia 1364 viaja hacia América instalándose en ella. Para "situar"
esta fecha, recordemos que corresponde al comienzo de la Guerra de los
Cien Años, ocho años después de la derrota de Poitiers. Es la época del
reinado de Carlos V y 1364 el año en que, según las obras de la historia de
Bretaña, el "renegado" Duguesclin, indeseable para sus pares, rechazado
por todos por haber puesto su espada por despecho al servicio del eterno
enemigo de los bretones, el franco, es vencido en Auray: nadie es profeta
en su tierra. . . (su jefe, Charles de Blois, fue muerto y él hecho prisionero).

Recordemos que esto es por poco tiempo posterior a la expedición noruego-


sueca salida en búsqueda de los groenlandeses. Según este relato, había
pues relaciones continuas entre Europa y las regiones de la
129
desembocadura del San Lorenzo, Terranova, Acadia, en la segunda mitad
del siglo XIV. Los celtas residen, tienen factorías de intercambios con los
indígenas, factorías sobre todo establecidas por los pescadores para hacer
secar allí el bacalao y poner a resguardo, bajo vigilancia, el material dejado
en tierra durante el invierno. Un siglo más tarde, a lo sumo, una carta real
francesa habría dado a la abadía de "Beau Port" (Kerity-Paimpol) el
derecho de establecer un diezmo a las mercaderías desembarcadas en
Francia provenientes del otro lado del Atlántico;

¿no es sugestivo el nombre de esta abadía comenzada en 1202? Su sello


representa a un barco, pero esto no tiene ninguna relación con los viajes
más allá del Atlántico. Nosotros hemos de retener que más de 150 años
antes de Colón ya existían relaciones bien establecidas entre los países
celtas del noroeste y América. Varios datos convergentes muestran que se
trata de un-a anécdota con indicación de fecha pero que esas relaciones
entre nuestros pescadores y el este de América del Norte eran muy
anteriores.

Cuando aquel pescador que había residido en Acadia volvió a las Feroé,
Sinclair y los hermanos Zeno se pusieron de acuerdo para ir a ver a
aquellas regiones más de cerca y prepararon varias embarcaciones.
Sinclair quiso participar en el viaje, y, aún cuando el capitán fuera Antonio
Zeno, éste reconoció que el verdadero jefe, el que tomó todas las
decisiones, fue Sinclair (así como en 1492 Colón comandó a Juan de la
Cosa que era el capitán de la Santa María, fletada por el rey de España
para Colón). El "jefe-pescador" debía también hacer el viaje, pero murió
tres días antes de la partida. Otros hombres que formaban parte de la
tripulación llegada "de América" fueron embarcados para guiar la
exploración en tierra. En aquella época la navegación marítima se había
tornado más fácil, pues la embarcación encallada de Zeno tenía una
brújula y Sinclair equipó a sus embarcaciones con brújulas llegadas de
Italia.

Parece, sin embargo, que los barcos de Sinclair fueron arrastrados por las
corrientes más hacia el sur de lo previsto, y en lugar de ir hacia el sur de
Terranova, o al cabo Cod, desembarcaron en una región que los "guías" no
reconocían. Estos no tenían la experiencia —ni la inteligencia— del jefe
fallecido (? ).

130
Un grupo de un centenar de soldados salió en reconocimiento hacia una
colina en donde se divisaba humo, índice de presencia humana, pensaron.
Volvieron al cabo de ocho días diciendo que habían llegado nuevamente al
mar y que por lo tanto se encontraban en una isla. El humo era un
desprendimiento de una materia en llamas similar a la pez.

Habían visto seres humanos de estatura bastante pequeña, de apariencia


salvaje, tímidos, que vivían en cavernas en donde se refugiaron al
acercarse los soldados, quienes de todos modos no los persiguieron.

La región parecía ser de clima agradable, tierra fértil y con agua buena y
abundante. Por lo tanto Sinclair encaró la fundación de una colonia. Pero
sus hombres no estuvieron de acuerdo: era demasiado lejos de su país. Ni
siquiera quisieron esperar hasta el año siguiente para retornar junto a sus
familias e insistieron en volver antes del invierno. Sinclair pidió entonces
algunos voluntarios para que se quedaran con él y poder así reconocer
mejor la región. Envió de vuelta a los demás con las embarcaciones a vela
y para él sólo conservó pequeños barcos de remo. Los barcos que volvieron
fueron comandados por Antonio Zeno quien, sin embargo, hubiera
preferido quedarse. Navegó durante veinticinco días antes de llegar a la
isla de Neome, que estaba también bajo el mando de Sinclair, y tres días
más tarde llegaba a "Freslandia" (¿o Frislandia? ) pero sobre todo a la

131
principal isla de las Feroé (? ) (en su mapa hay grandes errores de
longitud).

Tal fue, someramente resumido, el viaje de Zeno en Acadia. La relación


que de él hizo dicho navegante fue lo suficientemente detallada como para
que su itinerario en tierra haya podido ser reconstituido. La "pez"
humeante era un yacimiento bituminoso cuyos gases se habían
incendiado. Tales yacimientos son raros y, a tres días y medio de marcha
de la costa, es decir a 80 ó 100 km, sólo hay uno conocido en América, con
el mar nuevamente más lejos.

Los numerosos detalles proporcionados por Zeno sobre las riberas, los
cursos de agua, confirman que no podría tratarse más que de Acadia; la
"colina humeante" no podría estar en otra parte. Se ha establecido que se
trata del yacimiento bituminoso de Stellarton, en donde (según Abraham
Gessner: Remarks on the Geology of Nova Scotia, 1835) hubo "grietas que
parecen proporcionar la prueba casi indiscutible de la existencia de
combustiones subterráneas en el pasado". La "pez", contaban los soldados
de Sinclair, llegaba hasta el mar. Ahora bien, la marea, precisamente, se
siente, en el East River (no la de New York . . .) hasta Stellarton.

Las cavernas indicadas también han sido encontradas. Así como el


excelente puerto que adoptaron y bautizaron "Trin", como abreviación de
Trinidad porque llegaron a ese lugar a comienzos de junio, vísperas de la
fiesta de la Trinidad. Zeno no indica la fecha de su viaje. Se sabe que es
posterior a 1391, fecha de la llegada de Antonio. Es posterior a 1394, fecha
en la cual murió Nicolo, por lo cual Antonio se encontró solo con Sinclair.
Es anterior a 1404, pues fue en aquel año cuando murió Sinclair y cuando
Antonio volvió a Venecia. Se recuerda que Sinclair fue muerto por los
ingleses que habían desembarcado para tratar de apoderarse del príncipe,
quien más tarde se convirtió en Jacobo I de Escocia y que estaba en las
Oreadas bajo la protección de Sinclair.

La embarcación ancló en la bahía "cuando llegó el mes de junio". Al día


siguiente, en nombre del rey de Escocia, oficialmente, Sinclair tomaba
posesión de "Nueva Escocia", era el domingo de Trinidad, 2 de junio, y
llamaba "Trin" a aquel puerto. El calendario muestra que, dentro de los
límites arriba indicados, 1398 corresponde al año en que Trinidad es el 2
de junio. Dicho puerto sería el actual Guysborough y el "cabo Trin" que
protege a la "bahía de Trin" de la Relación Zeno sería el actual cabo Canso,

132
al noreste de Nueva Escocia (Acadia). Al sur de Guysborough se encuentra
la colina de Salmón Hill desde la cual se divisa un vastísimo horizonte.
Desde allí, en el eje de Stellarton, se divisa una colina cerca del lago Edén,
lo cual habría hecho creer que había humo en aquella colina. Pero los
soldados de Sinclair comprendieron que el fuego estaba mucho más lejos y
hacia allí se dirigieron.

En cuanto a Sinclair, como la mayoría de los celtas, no ha escrito nada, o


por lo menos nada escrito por él ha llegado hasta nosotros hasta ahora, de
modo tal que nada sabemos sobre lo que hizo en Acadia, ni cómo volvió,
probablemente al año siguiente.

Es pues a través de italianos, en cierta manera indirectamente, que


nosotros contamos con algunas tenues luces sobre un viaje de exploración
de los celtas en América del Norte, alrededor de 1000 años antes del viaje
de Colón. Sabemos, también gracias a ellos, que había, al menos desde
varios decenios antes, "albergues" de pesca, factorías, en Terranova, Nueva
Escocia y probablemente en otras partes de esa región, atendidos por
tripulaciones que dependían de gobernadores escoceses; ello sin contar
otras factorías bretonas, vascas, etc., sobre las cuales no sabemos nada
preciso. Pero nada tampoco permite suponer que aquella voluntaria
estadía efectuada durante veintiséis años por un equipo llegado de las
Feroé haya sido en una zona aislada ya que, en el lugar eso parecía un
hecho banal y corriente . . . tan banal que algunas décadas más tarde, en
una fecha aun controvertida, fue instaurada la "aduana" en Francia, en
Kerity-Paimpol, para control de las mercaderías importadas de aquellas
regiones.

¿Qué eran aquellas factorías? Del relato sólo podemos deducir que un
marino se había quedado durante 26 años en esa región y que no se
trataba de colonias sedentarias con las familias. Eran pequeñas
tripulaciones que decidían permanecer en el lugar para servir como puntos
de contacto con los indígenas, ocupándose, al mismo tiempo y
especialmente, de los secaderos de pescado. La embarcación no era
abandonada. ¿Constituía ésta el domicilio del grupo? , ¿o bien había en las
proximidades un campamento con chozas o cabanas? Al parecer se puede
responder afirmativamente, ya que han sido encontradas construcciones
de piedra que habían servido como bases y que parecían relacionadas con
los secaderos de pescado. En invierno, dichas tripulaciones se convertían
en los ancestros de los futuros cazadores "tramperos" asegurando al
133
mismo tiempo el resguardo del material "en tierra" y que no podía ser
llevado a Europa al finalizar cada época de pesca, dado que los navios
debían recibir esencialmente "una carga útil", de flete remunerativo.
Ruinas de este tipo de campamentos han sido encontradas en Terranova;
éstas datarían del siglo XIV. Pero, que yo sepa, hasta la fecha no ha sido
encontrado nada similar en Acadia.

En caso alguno ha podido tratarse, en aquella época, de grupos de


europeos que constituyeran el origen de la torre-santuario de Newport y de
las viviendas vecinas. Además, en el siglo XIV, ya no se construían
edificios circulares como el de Newport. A través del relato de Zeno, vemos,
indirectamente, que en Acadia no había ningún indicio de un poblamiento
europeo anterior, al menos en el lugar en donde se estableció la expedición
durante pocos meses, por otra parte. Y tampoco ésta se dirigió más al sur.

El relato de Zeno ha sido puesto en duda, en cuanto a fechas, debido a que


recién fue publicado en el siglo XVI. Sin embargo, en él se encuentran
indicaciones que no han de ser verificadas hasta mucho tiempo después
de su publicación. Un estudio objetivo, habida cuenta de las localizaciones
correspondientes al texto, de ningún modo permite decir que todo ha sido
inventado en dicho relato y en el mapa que lo acompaña, mapa
evidentemente "retocado" en el momento de su publicación, en función de
los viajes hacia esas regiones correspondientes a fines del siglo XV y
comienzos del siglo XVI. Aún cuando se comprendan las reservas sobre la
134
manera de exponer este relato a destiempo, de todos modos es verdad que
proporciona indicaciones que luego se han revelado exactas y es por ello
que no podemos rechazarlo en su totalidad, y de allí el presente capítulo
que se le dedica por entero. Recordemos por ejemplo que algunos
"clásicos" declaran que Groenlandia fue "vuelta a descubrir" en 1576 por
Frobisher. Pero el mapa de Zeno fue publicado en 1558; éste es detallado y
bastante exacto, lo cual muestra claramente que es falso atribuir a
Frobisher el descubrimiento de Groenlandia, perfectamente conocida en
Europa poco antes del año 1000 tal como lo hemos visto desde el
comienzo; los intercambios comerciales con dicha isla encuentran un
seguro testimonio en los escritos producidos a lo largo de los siglos XI, XII
y XIII, e incluso una parte del XIV; ni las cortes de los reyes de Europa, ni
el Vaticano, ni muchos arzobispados han perdido de vista su existencia en
el siglo XIV, así como tampoco en el siglo XV. Otra cosa es que Frobisher
haya ido a explorar más en detalle algunas partes de las costas de
Groenlandia, pero él no ha "vuelto a descubrir" la isla cuyo emplazamiento
conocía muy bien por mapas difundidos desde muchos años antes.

IX. ALGUNOS JALONES EN AMÉRICA ANTES DE COLON

Si bien los escoceses, irlandeses, daneses, noruegos iban a Groenlandia o


a la costa nordeste de América del Norte a partir del siglo XI, los marinos-
pescadores bretones, vascos y portugueses iban también a aquellas
regiones del nordeste del Atlántico por lo menos a partir del siglo XIII.
Incluso los europeos practicaban allí la pesca, al menos en el siglo XII, ya
que se ha hecho conocer el arbitraje que ha tenido que ejercer el obispo de
Groenlandia ante la oposición de los groenlandeses para que los noruegos
fueran a pescar en sus costas. Hemos visto también las exploraciones
noruegas del siglo XIV que buscaban a algunos groenlandeses
desaparecidos y el viaje de Sinclair hacia Acadia se ubica a fines del siglo
XIV.

Pero disponemos de otros jalones para mostrar que la navegación entre


Europa y América del Norte no se ha interrumpido jamás. Han
desaparecido muchos indicios escritos sobre esos viajes. Otros duermen
quizás aún en archivos no clasificados, no inscriptos. Sin embargo,

135
aunque no se cuente con relatos detallados, han sido encontradas
sucintas evocaciones que prueban que las relaciones Europa-Estados
Unidos han sido continuas.

Sabemos que el navegante Hudson ha leído un relato danés del viaje de la


expedición Pining-Pothorst que tuvo lugar en 1476, es decir 16 años antes
de la primera travesía de Colón. Dicha expedición había salido para buscar
el paso del norte del Atlántico para dirigirse hacia Asia. Diversas
tradiciones orales daban cuenta de ese paso. Este ha debido existir hasta
el siglo XIV y algunos mapas lo indicaban (recordemos que en 1969
algunos rompehielos y un gran petrolero lo han vuelto a poner en práctica
... y no han vuelto jamás), por lo cual Hudson tuvo la idea de verificar ese
itinerario. Siguió la costa del Labrador y no pudo ir más allá de la gran
bahía a la cual dio su nombre, en 1611. El original del relato de la
expedición de Pining-Pothorst y del cual Hudson tuvo conocimiento no fue
encontrado y la breve alusión que éste hace no permite saber qué detalles
contenía. Veamos en él sin embargo una nueva confirmación de que
aquellos parajes eran conocidos y frecuentados, al menos 16 años antes de
la travesía de Colón, y aun antes.

Cuatro años antes (1472), otro danés había efectuado un viaje hacia
aquellas regiones: Jon Skoyis, que había salido de Islandia, habría hecho
escala en Groenlandia, luego habría alcanzado la región de la
desembocadura del San Lorenzo (? ). Pocos detalles hay sobre su escala (?)
en Groenlandia pues tampoco ha sido encontrado el original de ese viaje,
el cual resultaría de las referencias y coincidencias de varios escritos de
mediados del siglo XIV (Mercator, etc.) y de allí algunas reservas. Dicho
viaje habría sido financiado por Alfonso V, rey de Portugal (y sobrino de
Enrique el Navegante). A bordo se habría encontrado Josoa Vaz, navegante
portugués que, más tarde, exploró esta región junto con Corte Real (? ). Es
por ello que, sin pruebas suficientes, sólo por deducciones, se ha dicho
que Corte Real habría efectuado un viaje hasta las inmediaciones de
Terranova antes de 1492; pero Champlain lo ubica en 1500.

Aun cuando las sagas nos proporcionen algunos detalles,


aproximadamente sobre las tres primeras décadas del siglo XI, se cuenta
con pocos documentos — muy sucintos — sobre los siglos XII y XIII. En el
siglo XIV, en cambio, las referencias convergen, pues se establece que en
aquel entonces en el continente norteamericano hay por lo menos factorías
de pesca y de intercambio de pieles con los indígenas.
136
Contamos con el relato de Zeno en donde un pescador manifiesta haberse
establecido del otro lado del Atlántico desde 1364. Pero ya en 1362 la
misión enviada por el rey de Noruega en búsqueda de los groenlandeses
que habían dejado de pagar sus impuestos sale de Vinlanda y se dirige
hacia la bahía de Hudson (se desconoce la fecha exacta de su llegada a
Vinlanda, probablemente uno o dos años anterior, a lo sumo). Nótese la
coincidencia de fechas; ¿y no es posible pensar que el pescador de las Faer
Oer del relato de Zeno haya sido dejado en el lugar por dicha misión, junto
con otros, para instalar allí una factoría y un secadero de pescado?

De este modo 1362, 1364, 1398 serían hechos con fecha que probarían
que las relaciones con América del Norte fueron continuas a lo largo del
siglo XIV. En cambio, las relaciones con Groenlandia se pierden: hacia
1345 Ivar Bardason investiga a pedido del papa. En 1347 una
embarcación groenlandesa llega a Islandia y luego vuelve a partir.

Hay un viaje en sentido inverso que pertenece a 1408. Entre 1355 y 1362
tienen lugar las búsquedas de Knutson en el continente. En 1446 se
produce el viaje de Bjorn el Rico a Groenlandia; luego, misterio sobre el fin
de la colonia groenlandesa. Al parecer, el danés Jon Skoyis no habría
establecido ningún contacto con los groenlandeses en la escala que habría
hecho en aquel lugar en 1472. En 1476, la expedición Pining-Pothorst
pasa muy cerca de allí para internarse en el estrecho de Davis, en
dirección de la Tierra de Baffin, ignorante del drama de miseria en el
vecino territorio, privado de todo. Más tarde Caboto (1497), Verrazane
(1524), Cartier (1534) quienes habrían logrado dar la alarma y salvar a los
últimos sobrevivientes, no tuvieron dudas sobre la desgracia de los
groenlandeses; y fue en 1540 cuando un navegante europeo, al
desembarcar, involuntariamente, descubrió a un hombre muerto
recientemente, solo, nadie detrás de él para enterrarlo.

Es probable que no hayan muerto todos, que algunas familias hayan


partido hacia el oeste en fecha por el momento desconocida. Pero esto
pudo haber significado también su extinción, como resultado del mestizaje
en el archipiélago de Ungava (?). Los descubrimientos arqueológicos
recientes no han terminado. Hemos hecho alusión a ellos, pero es
prematuro concluir definitivamente.

137
X. HAGAMOS UN BALANCE
Diferentes indicios parecen mostrar claramente que los celtas fueron
tempranamente a América. Incluso se ha dicho —sin pruebas— que
embarcaciones vénetas, habiendo logrado escapar de la flota de Brutus,
pudieron llegar de noche a tierra y embarcar a sus familias para luego
llegar a Irlanda, desde donde continuaron quizás hacia América. Estos
vénetos iban a reunirse con "los tíos de América" y diferentes indicios
(hornos metalúrgicos, quizá megalitos) ¿podrían probar que, al menos dos
siglos antes de nuestra era, los celtas estaban establecidos en la región
que va desde los grandes lagos hasta el mar, sobre todo al sur del San
Lorenzo? Este es el tema de una obra de 1976, reeditada en 1977. Pero los
megalitos no son celtas; son más antiguos, a grosso modo alrededor de
1500 años antes de la expansión celta para los menhires, 3000 años para
los dólmenes. En consecuencia es dudoso que los megalitos de América
tengan alguna relación con los vénetos y los celtas no construían
megalitos. ¿Por qué habrían de importarlos en América?

Pero nada dice que hayan sido los celtas los primeros europeos en hacer
conocer América. La ruta que conduce a ese continente era conocida desde
mucho tiempo antes. El relato de Pitias, quien en los últimos veinticinco
años del siglo IV antes de nuestra era contrató a un piloto nórdico en
Escocia para efectuar un viaje alrededor de Islandia, lo muestra con toda
claridad. Otros relatos, posteriores, se refieren al descubrimiento de
hornos metalúrgicos que se remontan aproximadamente a esa época,
aunque con una posibilidad de error de alrededor de 200 años. Si ello
fuera confirmado, constituiría un índice sobre una presencia celta
ininterrumpida en una región de América. Todo esto pertenece de algún
modo al área de la protohistoria. Las precisiones son insuficientes; no
afirmemos nada, por el momento. En lo que a mí respecta, soy algo
escéptico en lo concerniente a una presencia europea continua en América
del Norte antes del siglo VI. Lo cual no excluye la anterioridad de las
incursiones, debidas probablemente a las tempestades. En cambio,
Islandia, las Azores son frecuentadas antes de esta fecha; las monedas
encontradas lo confirman.

En Irlanda, en Escocia del Noroeste (por entonces políticamente unida a


Irlanda), en Gales, en Bretaña (Armórica) vemos cómo, sólo con el estímulo
de la propagación de la fe cristiana, se define un movimiento de
intercambio entre aquellos celtas del oeste de Europa y los que están
138
establecidos en América del Norte, único tema aquí evocado (contamos con
una abundante documentación sobre la presencia y la influencia de los
celtas en América central, pero la consideraremos aún insuficiente como
para hacer una sólida síntesis).

Diferentes datos encontrados en Bretaña y en Irlanda dan cuenta de


precoces viajes efectuados entre Europa y América del Norte, aunque las
principales precisiones nos las proporcionan los propios vikingos. En sus
sagas, dan cuenta de la presencia de blancos que se encontraban
establecidos en el continente americano antes del año mil y nos hacen
saber que se trataba de católicos celtas. Una tripulación vikinga, desviada
por una tormenta, pero compuesta por comerciantes y no guerreros, que
desembarcó en 983, reconoció haber sido hecha prisionera por personas
que hablaban el celta, luego fueron dejados en libertad. Las indicaciones
proporcionadas por las sagas, confirmadas por mapas de la Edad Media,
coincidentes con algunos datos arqueológicos han permitido no sólo saber
dónde estaban establecidos los celtas, sino además conocer los sucesivos
nombres que éstos han dado a su tierra.

Al comienzo, era el Vitramannaland, según algunas grafías, en tanto que


otras daban Hvitramamaland, etc. La traducción de este vocablo sería
"País de los Hombres Blancos". Pero ha sido posible preguntarse también
si no fueron los indígenas quienes, en su lengua, designaban de ese modo
a aquellos europeos, que tradujeron. A los filólogos correspondería este
punto y quizás fueron los vikingos quienes así llamaron a aquellas tierras.

Es probable que el poblamiento haya comenzado recién en el siglo VI.


Luego, a comienzos del siglo IX, hubo una notoria afluencia de población,
debido a que los vikingos expulsaron a los monjes irlandeses y galeses de
sus monasterios. Los que lograron salvarse por mar pudieron dirigirse a
Vitramannaland, con las poblaciones civiles que vivían para — y por — los
monasterios, ellas también aterrorizadas por la llegada de los terribles
vikingos. Luego, a mediados de la segunda mitad del siglo IX, los celtas
(sobre todo irlandeses), instalados en Islandia, debieron huir ante la
invasión de su isla por los normandos, con una únicc; salida hacia el
oeste. A comienzos del siglo X, por la misma razón, tiene lugar,
probablemente, la llegada de un contingente de bretones, pero parece que
han sido poco numerosos. La mayoría está constituida por irlandeses, y
como la región es amplia, dicha mayoría la llama Irland Mikia (o Irland ad

139
Mikia), es decir Irlanda la Grande. Un relato de alrededor de 1125 todavía
dice Vitramannaland.

La apelación Irland ad Mikia sería quizás algo posterior y, hacia 1200,


sería Albania. Dicho nombre de Albania, era aplicado también a Escocia, lo
cual parecería mostrar que a fines del siglo XII se produjo una afluencia de
escoceses expulsados por las guerras y que éstos fueron dominantes, sea
en una colonia ya prácticamente extinguida, o mestizada, o que quizás
llegaron a instalarse en una nueva región de la costa no habitada por los
precedentes celtas (? ). Un horno metalúrgico, encontrado en el interior de
Albania, en el actual estado de Ohio, parecería celta y correspondería
aproximadamente al año 1200, con una imprecisión de alrededor de un
siglo. Pero, en aquella época, parece que Alba (o Alban, Albain, Albion), no
se aplicaba sólo a Escocia. Algunos especialistas de las lenguas "celtas-
medias", sobre todo entre los siglos XII y XV, manifiestan que a menudo
ese nombre tenía la amplia acepción de "islas del Norte" —pues no era
latino. Esta identificación de Albe con las islas del Norte es hecha también
con Islandia (nombre nórdico posterior), tanto más cuanto que un
sacerdote de idéntico nombre habría sido quien diera origen a la primera
implantación de monjes en aquella isla. Por lo tanto, Albania podía tener
como origen a aquel recuerdo irlando-escocés de las "islas" del Norte. Un
mapa que reproducimos esquemáticamente, y que se debe a Thordsen, da
el nombre de Albania y muestra sus límites, que es conveniente
interpretar. Se extendía hasta más allá del lago Ontario, en donde se ubica
la fuente del San Lorenzo. El lago Erié (no indicado) constituiría el límite
occidental de Albania, pero en el mapa éste llega al norte y al sur de lo que
hoy se puede identificar con el San Lorenzo; su paralelo sur se encontraría
visiblemente a la altura de la entrada de la bahía de Chesapeake.

Los vikingos no se instalaron en ese lugar. Ellos lo dicen. Expulsados por


los indígenas adiestrados por los celtas, no lograron establecerse allí. Lo
hicieron en un campamento provisorio bien al sur de esa región y la
llamaron Vinlanda (se escribía también Winlandia). La saga irlandesa de
Tir n'a fer Finn dice que Vitramannaland es una región de vinos. En el
siglo XVI, Jacques Cartier, habría encontrado también la viña al sur del
San Lorenzo y sin embargo, en aquella época, siglo XVI, el clima se había
tornado muy frío. No se puede decir que el nombre de Vinlanda haya sido
tomado prestado a los islandeses por los vikingos, aunque la palabra
"vino", "win" sea una raíz indoeuropea.

140
Los vikingos intentaron instalarse en el continente en el siglo XI, es decir
aproximadamente dos siglos después de haber conquistado Irlanda. En
aquella época las dos razas se habían fusionado en parte. Muchos
irlandeses, por obligación o no, habían debido colaborar con el invasor que
no podía ignorar la presencia de irlandeses del otro lado del Atlántico. En
Irlanda, en Escocia del Oeste, seguramente se sabía que aquellas eran
tierras de vino. Además la primera saga nórdica que evoca a Vinlanda
declara que dos gaéis (¿escoceses?, según una versión) esclavos más o
menos libres fueron quienes descubrieron la viña (identificación
conformada por un germano del sur, mercenario). Aun cuando la saga diga
que desde entonces aquella tierra fue llamada Vinlanda, cabe aún
preguntarse si no sería mejor traducir: y de este modo supieron que se
encontraban en Vinlanda.

Lo que ahora sabemos sobre la penetración celta hasta los grandes lagos
explica por qué aquella región fue recorrida a lo largo y a lo ancho, con
seguridad, siguiendo las rutas más fáciles, por la misión que, de 1355 a
1362, enviara el rey Magnus en búsqueda de un grupo de groenlandeses
desaparecidos. Paúl Knutson, que disponía del navio real Knaaren para
aquella expedición, sabía que podía llegar a los grandes lagos por la bahía
de Hudson, en tanto que por el San Lorenzo chocaría con el Niágara, o
sobre todo con un acantilado rocoso que aproximadamente en aquel
momento se derrumbó y constituyó el Niágara, invirtiendo más arriba el
vertedero de los lagos que, antes, iban a la bahía de Hudson, región que,
desde aquel momento, se eleva de modo lento pero continuo. ¿No
explicaría esto también que todos los antiguos mapas den al lago Notario
como fuente del San Lorenzo e ignoren a los demás grandes lagos? ¿o más
bien al otro gran lago, más grande que todos los grandes lagos reunidos, el
cual contribuía también para que se considerara a aquella región como un
mar?

Muchos puntos son aún poco claros. Especialmente la desaparición de los


celtas de Albania. Algunos autores han arriesgado la siguiente hipótesis:
viviendo en simbiosis con los indígenas y en marcada minoría, poco a poco
se han integrado con esos indígenas, se han mestizado, sin dejar de
influenciar, por otra parte, en diversos aspectos de la civilización y de la
lengua de aquellos indígenas.

Mallery estima que una epidemia de peste negra fue lo que diezmó a la
colonia celta, como aquella peste bubónica que diezmó a los vikingos en
141
Groenlandia en numerosas regiones de Europa en el siglo XIV. Los
sobrevivientes fueron absorbidos por los indígenas que quizás serían los
algonquinos. Sin embargo, hemos visto que la desaparición de la primera
implantación de los celtas se ubicaría aproximadamente en 1042 ± 12; es
decir hacia 1050, y por aquella época, no hay ningún indicio de peste, que
hubiera permanecido difícilmente localizada, debido a los viajes por mar.

Se ha dicho que cerca de 3000 tumbas en total habrían sido encontradas,


desde los grandes lagos hasta el mar. Habría también túmulos
(testimonios de un doblamiento celta muy anterior). En realidad en la
época "colonial" de América del Norte, la mayoría de esos testimonios
funerarios han desaparecido, destruidos sin que se haya procedido a
investigaciones científicas de ningún tipo, de tal modo que no se puede
más que mencionar esos hechos, bajo reserva, y sin ver en ellos pruebas
ciertas de origen celta.

Pero algunas casas subsistieron y los algonquinos, retomando los


procedimientos que les habían enseñado los celtas, construyeron idénticos
habitáis que fueron encontrados por Jacques Cartier en Hochelaga, cerca
de la actual Montreal, en el siglo XVI. Eran casas de madera de las mismas
formas, mismas dimensiones que las construcciones europeas. También
encontró algunas en una tribu iroquesa, la de los hurones, pero de tipo
arcaico, análogas a las que se encontraban en Islandia y pertenecientes al
siglo XIII. Algunos términos algonquinos han podido ser relacionados con
términos bretones; hubo allí celtas llegados de Bretañaña o de Gales cuyo
lenguaje es similar?. Para éstos la casa es llamada '"ty" —a veces tí— en
tanto que se ha observado, según una transcripción fonética de los
ingleses del siglo XVIII, tea entre los dakota; tih entre los yankton; tee
entre los osage; tía entre los quappes, etc., todas ellas tribus del grupo
algonquino (? ). En cuanto a hueso, es askorn en bretón (a veces askourn
en cornualla) y oskann entre los cree; achgun entre los delaware; ochgun
entre los mohicanos; askunia entre los milicites; askon entre los micmacs;
uskan entre los narragansett —región de Newport; todas tribus quizá
pertenecientes al mismo grupo.

Ello a título de ejemplo, pues se cita un centenar de palabras vecinas.


Pero, por otra parte, no desarrollaremos este punto, pues nada prueba que
esos términos comunes no resulten de los contactos de fines del siglo XV y
de comienzos del XVI, pues no han sido escritos hasta mucho más tarde.
Hay, es verdad, similitudes sumamente curiosas: en bretón, tenemos: isla
142
= enez, plural inisi; pero es inis entre los algonquinos; innis (Chippewa);
inistick (Cree), etc., y muchas otras alarmantes similitudes, si se aceptan
esos vocablos aquí citados según Mallery, quien nos indica sus fuentes.
Por nuestra parte, habiéndonos remontado a los originales, según Cartier
(1536), según Champlain (1607) y el hermano Recollet (franciscano)
Gabriel Sagar Théodat (1632), no hemos encontrado esos términos en los
cortos vocabularios que ellos citan. Lo cual nos ha inducido a pensar que
las palabras citadas por Mallery son quizás muy posteriores; según su
ortografía se puede pensar que son posteriores a la toma de Canadá por
los ingleses, es decir en el siglo XVIII (? ).

La civilización de los iroqueses recién se halla atestiguada a partir del siglo


XIV, y ésta se extendía desde los grandes lagos hasta la región de New
York. Es ésta el área geográfica de Albania y es de notar que esta
civilización nace en momentos en que ha desaparecido la influencia celta.
¿Será ella su heredera? ¿Han sido establecidas bastantes comparaciones,
incluyendo la presencia de numerosos individuos de facciones típicamente
europeas y no mongoloides, para ver una influencia celtonórdica en
aquellas poblaciones? Hay en ello un aspecto que no hemos profundizado
dado que nuestro objetivo era esencialmente mostrar que ciertos europeos
se habían instalado en América del Norte varios siglos antes del viaje de
Colón, que aquellas tierras eran bien conocidas por los pueblos del
noroeste de Europa, ignorado por los latinos —o más bien olvidadas por
ellos— y que antes de los vikingos, desde varios siglos antes, había celtas
que residían en ellas. De todo lo que precede, creemos poder concluir que
los celtas, como grupo étnico, han prácticamente desaparecido (¿por
mestizaje? ) en la segunda mitad del siglo XI y que allí se detiene su
historia en "Vinlanda", o más bien en la Gran Irlanda. Un aporte posterior
en una parte de "Albania" que recubre el final del siglo XI y todo el XII no
debe ser excluido, pero es incierta su localización.

Algunos historiadores admiten que una tribu indígena de los Estados


Unidos, los mandanes, "extinguida" en el siglo XIX, tenía absolutamente el
semblante europeo. Tenían (pero esto es controvertido) el tipo "alpino" que
es también el tipo autóctono del interior de Bretaña (por lo tanto precelta;
¿íbero? ). El tipo dolicocéfalo rubio (¿celta? ) habría llegado mucho más
tarde, y sobre todo a la costa. Los mandanes, en medio de las demás
tribus mongoloides, formaban un grupo de caracteres alógenos. Es de
notar también que habría existido un núcleo análogo en América central,
entre los olmecas.
143
En cuanto a los vikingos, en aquella época nunca han habitado una
colonia estable en el continente. Pero no se excluye que más tarde hayan
efectuado implantaciones de duración variable, ello entre los siglos XII y
XV para proceder a cortar madera y luego embarcarla. Recordemos que se
ha dado cuenta de una embarcación que, en el siglo XIV, había estado en
Markiand, proveniente de Groenlandia y que había sido llevada hacia
Islandia por un viento desfavorable; pero esto refuerza la convicción de que
el lugar de residencia es siempre Groenlandia, que al continente se llega
sólo por cortas estadías. Señalemos que en 1962, al noroeste de
Terranova, cerca de la ensenada de las Meadow, han sido encontradas las
ruinas de un pueblo y sepulturas muy probablemente vikingas; pero las
fechas son aún inciertas (¿siglo XIV? ). Hacia fines del siglo XI quizás, en el
XII con seguridad, comienza una nueva implantación europea, sólo en la
costa, debido a la instalación de los pescadores, pero, al parecer, para
cortas estadías. No hay población sedentaria, familias. Poco a poco
pescadores groenlandeses, bretones, vascos, portugueses se encuentran
en Terranova pero los indicios arqueológicos son poco claros:

algunos afirman, queriendo mostrar una presencia permanente de los


vikingos en Terranova, que las ruinas encontradas pertenecen al siglo XII.
Esto parece controvertido, pues las fechas en función del mobiliario
encontrado pertenecen al siglo XIV.

Es posible que estemos a punto de ver más claro en los indicios de la


influencia de los celto-nórdicos sobre las poblaciones autóctonas, al menos
al norte de la desembocadura del San Lorenzo en donde han persistido
algunos núcleos. En el sur, en cambio, el genocidio ha sido casi total, los
sobrevivientes han sido deportados y ubicados en "reservas", lejos de la
tierra ancestral. Tampoco se ha excluido que algunas poblaciones blancas
se hayan mantenido, de algún modo replegadas sobre sí mismas, viviendo
en medio de los indígenas, integradas a su cultura, al menos en parte, en
tanto que otros grupos, mixtos, mestizados, estaban también allí.

Ciertos textos algo posteriores a la llegada de los europeos al Canadá, a


comienzos del siglo XVI, hacen constar la existencia de grupos alógenos
blancos, o mixtos entre los "amerindios" autóctonos. Había hombres
blancos, barbudos; otros (¿mestizos?) blancos pero no barbudos. Los
primeros colonizadores europeos los distinguían de los esquimales del
nordeste de Canadá y de los demás autóctonos mongoloides situados más
al oeste pues tenían un nivel de vida diferente: vivían en pequeños pueblos
144
en construcciones a veces de piedra seca, generalmente de troncos (según
las regiones), en pueblos que en algunas ocasiones contaban con algunas
calles. Los informes escritos en el siglo XVI cuentan que aquellos blancos
eran altos, de cabellos enrulados (lo cual no constituía el caso de los
mongoloides) en tanto que las mujeres tenían largas cabelleras, que
llegaban hasta el suelo, eran muy prácticas en la costura. Uno de los
exploradores narró que al entrar en una cabana, la mujer le tomó la mano
y lo besó "a la francesa". Su hija, casada, hizo lo mismo. El hijo de esta
última era blanco, gordo y bien proporcionado. Pero es conveniente
recordar que hacía ya algunos decenios que tramperos y traficantes
franceses surcaban toda esta región y que ya hacía más de una generación
que los habitantes no carecían de contactos con franceses. Ha sido
reunido un vocabulario con las palabras indígenas más usuales, pero no
encontramos en él los términos citados por Mallery que, según hemos
visto, han sido reunidos más tarde.

En 1968, la Sociedad canadiense de arquelogía de la Costa Norte encontró,


cerca de Brador, construcciones de piedra en un pueblo con calles
(también se escribe Bradore; existe la bahía de Bradore, la Brador Bay ... y
la palabra Labrador parece corresponder al comienzo del siglo XVI). Brador
está situada en la entrada norte del estrecho de Belle-Isle, frente a
Terranova, en el límite de las provincias de Quebec y del Labrador. En
1969, su presidente, el señor R. Levesque, me ha transmitido, a la espera
de una publicación más completa, los resultados de sus investigaciones.
Las casas de piedra eran pequeñas celdas circulares, con la forma de las
antiguas casas de caña, es decir de alguna manera en forma de iglú. Han
sido encontradas ruinas de pueblos monásticos del mismo tipo en Irlanda,
petenecientes al siglo VII (en el capítulo de Arqueología hemos de ver que
han sido encontradas huellas de tales construcciones pequeñas y
circulares más al sur, en Acworth, actual territorio noroeste de los Estados
Unidos). Además, han sido encontrados esqueletos enterrados, envueltos
en cortezas de abedul cosidas, pero, cosa curiosa e inexplicable (¿robo o
ritual? ) ningún cráneo, de lo cual resulta que no ha sido posible
establecer medidas antropométricas para determinar si se trataba de
esquimales o de europeos. En toda esta región del cantón de Brest se
encuentran huellas de tales habitáis, anteriores al siglo XVI. Un dibujo,
que data de 1550, representa a un conjunto de aquellas viviendas de
indígenas, cerca del pueblo de Brest y que parece querer indicar que
aquellas construcciones no estaban en ruinas ya que el autor las llama

145
"casas de los salvajes", apelativo dado generalmente a todos los indígenas.
Se podría suponer que se trataba de esos blancos descriptos por otros
viajeros de esa época pues los esquimales no construían casas sino
chozas. Sin embargo, los Dorset tenían casas rectangulares de madera. Es
posible pues que hubieran existido, en algunos sitios, grupos de indígenas
blancos o mestizos, que hubieran adquirido la tradición de la construcción
de habitáis de tipo europeo, lo cual permitiría suponer un prolongado
contacto anterior con europeos.

Dicha influencia europea sería anterior al primer informe elaborado por


Courtemanche, pero las huellas de posteriores ocupaciones de europeos,
en el siglo XVI, son evidentes, lo cual no facilita ni la identificación ni el
fechado. Fueron creados, tempranamente, puestos militares destinados a
asegurar la custodia de los materiales de pesca dejados en el lugar durante
el invierno; vieja costumbre ésta, anterior a la ocupación militar.

Nada seguro sabemos sobre el origen de los primeros europeos que se


instalaron en aquellas regiones en el siglo XVI o bien a fines del XV.
Bretones, seguramente la toponimia lo prueba, pues pueblos como Brest
figuran en los primeros croquis cartográficos elaborados, aunque también
se encuentra el nombre de la región, llamada Nouvelle Bretaigne, en
mapas de la primera mitad del siglo XVI, en tanto que el nombre de tierra
de Baccalaos figura en otros mapas, posteriores por medio siglo, y prueba
una influencia vasca ya que se trata del nombre vasco del bacalao*(1) . A
fines del siglo XVI aún se encuentra tierra de Baccalaos, en tanto que en
los primeros años del mismo siglo en documentos bretones está escrito
Terre Neufve. No permite esto concluir que los vascos hayan llegado
cincuenta años más tarde que los bretones. La realidad es más compleja,
menos clara. Los primeros puestos militares franceses fueron instalados
por Courtemanche en las riberas del estrecho de Belle-Isle, pero él mismo
habría encontrado tejas de origen español en el lugar. ¿Hubo también allí
una implantación provisoria de ibéricos desde comienzos del siglo XVI o
antes?

*(1) "Morue" en francés. (N. del T.)

Cada vez parecen afirmarse más las huellas de un poblamiento blanco


anterior al siglo XV. Las primeras informaciones de comienzos del siglo XVI
nos dicen que había allí tribus blancas que vivían de modo bastante
autónomo, tomaron distancia con respecto a los europeos que llegaron

146
hacia fines del siglo XVI, pero sobre todo tenían pocos contactos con los
"salvajes" mongoloides más primitivos. Según las tradiciones recogidas por
los primeros llegados de fines del siglo XV, aquellos blancos se retiraban
en primavera a una pequeña isla del estrecho de Belle-Isle, frente al actual
pueblo de Sablón que se encuentra en el extremo sudeste de la bahía de
Brador. El profesor Levesque piensa hacer excavaciones en el lugar a fin de
buscar rastros antropológicos. Quizás se podrá saber quiénes eran
aquellos blancos que vivían replegados sobre sí mismos en el siglo XV, al
norte de la desembocadura del San Lorenzo. Cualquier especulación actual
sería en vano.

Cierto es que se puede pensar en sobrevivientes de grupos llegados al


lugar como pescadores o traficantes de pieles y que hubieran instalado
factorías permanentes. Hemos dejado constancia de un marino de las
Feroé que se habría quedado 26 años en una de tales factorías, poco
después de la primera mitad del siglo XVI. Esto parece haber sido rutina
en aquella época y cabe preguntarse si el origen de esta práctica no se
remonta al siglo XII, o aún antes, ya que a partir del siglo XII numerosos
son los datos que coinciden en mostrar que bretones y vascos se dirigían a
aquellos parajes a pescar bacalao y a cazar ballenas. Es probable que, al
comienzo, esas factorías fueran abandonadas en invierno. Se trataba de
pequeñas cabanas que servían para guardar el material de pesca
demasiado grande y que, al estar el barco cargado de bacalao, no podía ser
llevado de vuelta en otoño. Luego, poco a poco, por razones desconocidas
(¿robo de los indígenas? ) las factorías se hicieron permanentes.

La razón podría encontrarse también en el hecho de que esa estadía


permanente permitiera ganar tiempo, pues en cuanto comenzaba el buen
tiempo, en primavera, los hombres que se habían quedado en tierra podían
comenzar a pescar y a hacer secar los pescados antes de la llegada de los
barcos de Europa, los cuales tenían que esperar vientos favorables.
Asimismo, la estadía permanente facilitaba el intercambio con los
indígenas para procurarse pieles. Estas factorías, establecidas ya de modo
permanente, fueron seguidas, quizás, por la instalación de familias. Pueda
ser que las excavaciones lo confirmen.

Hasta la fecha, no ha podido ser establecida con certeza la fecha de


ninguna de esas construcciones encontradas, aun cuando en el centro de
algunas ruinas se han encontrado hogares con cenizas; pero el carbono 14
no permite fechar con diferencias menores de un siglo y serán necesarios
otros elementos de fechado, al menos para afirmar una presencia en
aquellos lugares en los siglos XII o XIII. Ni metales ni vasijas han sido
encontrados en el lugar; las herramientas de piedra eran de factura

147
esquimal. Nos encontramos en este caso en la misma situación que para
los habitáis de Ungava. Sin embargo, existen sitios pertenecientes a los
siglos XIV y XV, ubicados más fácilmente gracias a su moblaje. Han sido
encontrados allí instrumentos de pesca de hierro (arpones, anzuelos) y
hornos que, por su canaleta de tejas, parecen haber servido quizá para
extraer el aceite de cetáceos o de focas en caliente.

Han sido encontradas también ruinas de casas rectangulares de 6 a 10 m


de largo, pero no fechadas con precisión por el momento. Digamos sólo
que en el relato del hermano G. Sagard-Théodat que describe su estadía
con los Hurones (entre Quebec y los grandes lagos) en 1632 se deja
constancia de aquellas casas, pues los Hurones eran sedentarios y poseían
una agricultura rudimentaria. Aquel hermano franciscano dice también
que no hay diferencia físonómica entre los Hurones y los europeos.
Especialmente al nacer: los bebés son absolutamente parecidos a los
nuestros. Sólo de a poco se tornan bronceados y curtidos, bajo el efecto del
sol y de la intemperie, pues, aun en invierno, andan casi desnudos. Sin
embargo todos son morenos; dicho monje no ha visto rubios ni pelirrojos.
Los hombres no tienen barba (lo cual constituye a pesar de todo, y
contrariamente a lo que él dice, el indicio de una diferencia fisiológica con
los europeos; ¿o eran mestizos? ).

Ya aproximadamente cien años antes, Jacques Cartier, en su segundo


viaje en 1536, durante el cual se dirigió hasta Hochelaga (Montreal),
indicaba que en las proximidades de Tadoussac, en la confluencia de los
ríos Saguenay y San Lorenzo (en el límite del efecto de la marea, en el
lugar en donde se detenían los navios llegados de Europa) los algonquinos
(él escribía los algoumequins) pasaban por europeos: "los hombres son
blancos como en Francia, escribía. Están vestidos con telas, en tanto que
en todas las otras partes, aun entre los Hurones, las telas eran
desconocidas. Escribe que, al dirigirse hacia el mar "después de Hochelaga
se encuentra el Saguenay en donde la gente está vestida con telas como
los europeos". Sin embargo Cartier cuenta esto según los tramperos y no
fue a ver por sí mismo, de modo tal que su relato debe ser tomado con
cierta reserva sobre este punto. De Champlain, en su relato de 1608, ubica
Tadoussac y la desembocadura del río Saguenay con más precisión que
Cartier, pero no hace ninguana observación sobre las costumbres de los
algonquinos, tribu pobre y poco numerosa, dice, lo cual hace dudar sobre
su técnica de tejido. Pero si había ropa de lana tejida, ¿no era ello
consecuencia de intercambios con los tramperos europeos que llegaban a
esos lugares desde hacía varios decenios? Tanto más cuanto que nadie ha
indicado la presencia de ovejas en la región, y no se comprende de dónde
vendría la lana. En cambio, no sería imposible la existencia de tejidos de
tela, de fabricación local, pues Cartier hace notar que hay en el lugar
cáñamo salvaje (al menos según lo que le dicen los tramperos). A la altura
148
de Hochelaga (en las proximidades de la actual ciudad de Montreal) ha
visto casas rectangulares de "50 pies de largo, 12 a 15 de ancho, cubiertas
con grandes trozos de corteza tan anchos como una mesa y cosidos entre
sí."

Estas descripciones de los primeros viajeros del siglo XVI, e incluso del
siglo XVII, son por lo general poco precisas. Sólo pueden constituir vagos
jalones. A través de las metódicas excavaciones actualmente en proceso,
especialmente a través de ellas, podremos contar con datos capaces de
hacernos conocer mejor el estadio de la vivienda en aquellas regiones antes
del siglo XVI. Gracias a ellas, quizás, hemos de ver con más claridad la
esencia de aquel poblamiento blanco de América del Norte antes de ese
regreso de los franceses al noroeste de América, al menos en esa parte
limitada, aún no. totalmente saqueada arqueológicamente por la
"civilización" (? ) moderna. El "redescubrimiento" de América del Norte ha
sido hecho por los marinos franceses mucho antes de que Colón fuera a
las Antillas; esto está reconocido por muchos autores debido a la
convergencia de los datos. Pero subsisten vacíos. Es evidente la
explotación de esta parte de América del Norte en el siglo XV; pero hay
solución de continuidad: carecemos de puntos de referencia seguros para
afirmar que esa tradición de pesca en las costas americanas no era más
que la continuación del establecimiento de las primeras factorías en el
siglo XIV o antes. Además, no ha sido establecido que esos "gerentes" de
las factorías hayan encontrado descendientes de los celtas cuyo rastro
perdemos prácticamente al finalizar la tercera década del siglo XI.

Las luchas entre daneses y noruegos, en Islandia en el siglo XI, decidieron


a unas 700 a 1000 personas —se estima— a abandonar la isla para
dirigirse a Terranova (? ). Esta sería la interpretación hecha de un pasaje
contenido en el Canon de la catedral de Bremen que se refiere a una
declaración del rey de Dinamarca, Sweyn Estridssen (1036-1076),
declaración reproducida por Adán de Bremen. Este último dice que los
fugitivos se dirigieron hacia la isla de Winland, situada al oeste y lo cual
ha hecho decir a muchos autores modernos que se trataba de Terranova,
única isla (actual) en el oeste (esos autores son por ejemplo el danés
Joergen Melgaard, el noruego Haraid Instad, el americano Mallery, etc.).
Según estos autores esta inmigración en nuevas tierras habría sido la que
le dio el nombre de Terranova, identificadas además por ellos como
Vinlanda. Es ésta una extrapolación gratuita, basada en la geografía de
hoy. Pues existen mapas muy posteriores al texto de Adán de Bremen que
hacen figurar a Terranova (sin que ese nombre esté escrito) como si fuera
una península y Vinlanda (la cual sí está indicada) es también una
península. Esta confusión dejará de existir luego de haber descifrado los
mapas que serán estudiados en un capítulo posterior, y analizado la
latitud, tal como lo hemos mostrado en la Revue Maritime. Además, no se
149
debe atribuir al término isla su sentido a veces demasiado absoluto de
nuestros textos actuales. Numerosos textos, muy antiguos, relativos a
Bretaña, muestran que isla y península son a menudo utilizados
indiferentemente para un mismo lugar. Además, ¿cómo definirlos con
certeza? : una isla puede tornarse península con marea baja: así es como
la "isla" de Noirmoutiers es accesible en automóvil por Goa, salvo con
marea alta. A veces, debido al crecimiento del nivel de las aguas oceánicas,
o como consecuencia de un hundimiento del fondo, algunas penínsulas se
han transformado en islas.

No hemos de considerar la indicación de Adán de Bremen como una


prueba de que Vinlanda era una isla, término utilizado corrientemente
para designar a una región alcanzada en barco, pero cuyos límites se
desconocían. Pero el poblamiento celta ha debido ser más extenso que esta
región de Vinlanda sin que, sin embargo, se hayan podido precisar los
datos de los indicios arqueológicos encontrados en el borde del mar hacia
la desembocadura del río San Lorenzo. Quizás todas aquellas colonias
estaban formadas por pueblos de nórdicos, celtas, luego bretones, los de
vascos se habrían extinguido, como en Groenlandia, casi por completo,
bajo el efecto de la peste bubónica que se extendió por todo el mundo en el
siglo XIV. Habiendo sido indicada su presencia en China y en India, llegó a
Europa por el mar de Azov en 1346; a través del Mar Negro se volcó en el
Mediterráneo; en 1347 son alcanzadas Sicilia y Marsella; en 1349 el norte
de Europa; en 1351 Rusia del Norte. En Francia causa estragos y, declara
Froissart en sus Crónicas, entre 1347 y 1350 "la tercera parte del mundo
murió''. Este proporciona detalles sobre varias ciudades, sobre
comunidades religiosas aniquiladas. Ello unos diez años antes del
comienzo de la guerra de los Cien Años.

En el siglo XV no ha sido encontrado ningún indicio seguro sobre alguna


estadía de europeos en el nordeste de América del Norte. Al menos en la
segunda mitad. Algunos datos, aunque muy escasos, permiten suponer
que quizás había algunos durante la primera mitad de ese siglo: el moblaje
encontrado permite ubicar en aquella época a algunas herramientas de
hierro aún en uso hacia 1450, así como ciertos objetos de cobre. Si la
peste llegó a aquella región en la segunda mitad del siglo XIV —lo cual no
puede ser afirmado— una población muy diseminada —sean cuales fueren
las causas— habría sido la única que habría subsistido allí en aquel
entonces; y cabe preguntarse si los sobrevivientes no habrán sido
absorbidos por los algonquinos, los iroqueses, o por otros. En todo caso,
durante la segunda mitad del siglo XV desapareció todo indicio de
influencia de esos blancos, ya que, hacia fines del siglo XV, cuando los
bretones volvieron a esa región, mucho antes que Jacques Cartier, antes
que Caboto que en 1497 encontró a los bretones allí instalados, siendo la
toponimia bretona un hecho adquirido, no encontraron —los bretones—
150
más que poblaciones aún en la edad de piedra. El doblamiento celta,
manifiesto hasta mediados del siglo XI, probablemente reforzado en el XII,
aunque localmente, parece no dejar más rastros en la literatura a partir
del siglo XIII, pero ciertos indicios arqueológicos hacen pensar en una
supervivencia agonizante a lo largo de todo el siglo XIV, con total
desaparición de indicios en la segunda mitad del mismo siglo.

Tampoco es exacta la fecha del comienzo de la implantación celta. Existen


rastros arqueológicos pero no es seguro que los más antiguos sean
anteriores al siglo VII. Algunos autores han dado cuenta del
descubrimiento de hornos metalúrgicos entre los cuales muchos datarían
del siglo V de nuestra era; hornos del tipo celta, el cual se distinguía del
tipo nórdico. Las fechas obtenidas con carbono 14 para aquella época no
son seguras cuando son menores a un siglo. Aun cuando se hubiera
confirmado la presencia de hornos celtas, ¿hubo implantación celta? No es
seguro. La técnica de esos hornos ha podido ser enseñada a los indígenas
por "consejeros técnicos" en estadía temporaria. Tal es el caso de ese
marino-comerciante del cual trata un relato irlandés del siglo V, época en
la cual un irlandés habría vivido cierto tiempo al otro lado del Atlántico.

Recién a partir del 650 ± 50 comienzan a convergir algunos datos y a


mostrar la probabilidad de una estadía permanente de grupos celtas. Pero
esos puntos de referencia son aún muy escasos, incluso demasiado
inciertos como para constituir una base sólida a nivel histórico de aquella
región. Según algunos relatos hagiográficos, los viajes hacia América (más
allá del océano) habrían comenzado en el siglo VI, y ello con un fin
proselitista y no con fines materiales. Este aspecto de la implantación de
los celtas se mantuvo hasta el siglo IX pues las sagas nórdicas nos
muestran el papel de líderes espirituales ejercido por los celtas y su
impacto religioso sobre las poblaciones indígenas (procesiones, etc.). Por el
contrario, su acción material, económica, parece haber sido bastante débil.
Algunos edificios religiosos y hornos metalúrgicos son los únicos rastros
arqueológicos de aquella época. Pero, en cuanto a estos últimos, no
podemos afirmar quién los ha construido, ni siquiera quién los utilizaba.
Quizá fueran indígenas, iniciados por celtas, los cuales han continuado
construyendo y utilizando esos hornos durante siglos (? ). Los indicios
encontrados posteriormente, a nivel arqueológico, se deben quizás a la
influencia de los intercambios entre indígenas y pescadores bretones y
vascos a partir del siglo XII (? ). Jacques Cartier ha indicado la existencia
de casas de madera análogas a las de Europa en el siglo XIII. ¿Se puede de
ello deducir que en el siglo XIII la influencia de la implantación celta
primitiva era aún perceptible? ; ¿o que esta marca de la técnica europea se
debía a la llegada, en aquel entonces, de los pescadores del noroeste de
Europa?

151
Una observación de los vikingos podría quizá ser considerada como marca
de la influencia técnica de los celtas antes del siglo XI. En algunas sagas
expresan la sorpresa que han tenido al ver que los indígenas del
continente los atacaban con hondas. Pero los especialistas coinciden:
ninguna tribu salvaje, en el mundo, ha utilizado la honda. Esta sería
típicamente europea y en ese caso cabe pensar en un adiestramiento
hecho por los celtas. Este uso de la honda se conservó entre los indígenas
hasta después del siglo XI ya que J. Cartier manifestó su asombro de ver a
los algonquinos (ribera norte del San Lorenzo, entre Quebec y el mar)
utilizar la honda. Así como de que aquellos autóctonos tuvieran
vestimentas tejidas. Pero no ovidemos que Cartier proporciona datos de
segunda mano, que sus compañeros que fueron a explorar esta región
llegaron a ella más de 40 años después de que hubiera sido recorrida en
todos los sentidos por tramperos y traficantes, especialmente franceses. No
contamos con ningún relato directo de contactos entre europeos e
indígenas que date de fines del siglo XV. Cuando Cartier hizo su primer
viaje, la influencia europea era ya importante durante más de una
generación de intensas relaciones. Hagamos notar también que
Nordenskidd (J. S. A. P. —vol. XIII, no 2) da cuenta de la utilización, en el
continente, de la balanza romana en la época precolombina. Pero no
sabemos si ese instrumento era utilizado en las proximidades de la
frontera americano-canadiense del nordeste. Además no se puede de ello
deducir una necesaria importación europea dado que los autóctonos
pudieron haber descubierto su principio.

A través de esta síntesis, pensamos haber circunscripto el radio geográfico,


las fechas límites y los móviles del poblamiento celta, lo cual permitirá, así
lo esperamos, facilitar las investigaciones para llenar los vacíos que
subsisten, aún numerosos, ya que se nos produce un hiato entre el último
relato de fines de la tercera década del siglo XI y la llegada de escoceses a
Vitramannaland en Irland ad Mikia, la Gran Irlanda, que desde entonces
llamaron Albania. ¿Y qué ocurrió con los escoceses? A fines del siglo XIV,
el relato de Zeno, llegado con los escoceses, no hace alusión alguna
respecto a un poblamiento blanco quizá víctima de la peste a mediados de
ese siglo. No hay que olvidar a los 700 ó 1000 islandeses llegados a
Vinlanda en el siglo XI. Pero aun cuando los relatos históricos den cuenta
de esa salida, nada sabemos sobre su llegada, su lugar de establecimiento,
su vida, su desaparición. Sin embargo, se conocen huellas arqueológicas
de una implantación de pescadores bretones y vascos que se remonta
quizás al siglo XII o XIII. ¿Los "refugiados" islandeses llegados en el siglo XI
se habían establecido en Terranova? Habían desaparecido seguramente al
llegar nuestros pescadores. Nosotros hemos evocado dicha salida,
señalada por el rey de Dinamarca, narrada por Adán de Bremen. Es
anterior al año 1070, fecha límite de la redacción del texto de Adán de
152
Bremen y posterior a 1036, vale decir 1048 ± 22. O entonces, todos esos
fugitivos, al llegar a Vinlanda, fueron todos masacrados, o retenidos por la
fuerza hasta su extinción. Hemos visto que el fin de la dominación de los
celtas en Vinlanda podría ubicarse hacia 1042± 12. Esta época se sitúa en
la bifurcación precedente de la partida de Islandia hacia Vinlanda lo cual
explicaría también que luego no se haya oído hablar más de ellos. Un
obispo, que en aquella época había salido hacia Vinlanda, no volvió jamás
y se supone que él también fue capturado y masacrado.

Al finalizar este estudio, quizás no sea superfluo indicar que algunos


autores se obstinan aún en identificar a Vinlanda con Terranova. Pero, en
la segunda parte, hemos de ver que ha sido posible determinar la latitud
de Vinlanda, que corresponde a la del actual cabo Cod; los resultados de
un desciframiento de un mapa de Vinlanda se dirigen en el mismo sentido;
ya volveremos sobre ello en el capítulo sobre los mapas. La confusión de
algunos autores proviene de una interpretación de la saga de Bjarni: este
último habría seguido la costa oeste de Terranova y luego la costa este.
Según los interpretadores ello probaría que Terranova era una isla. Este
punto de vista es muy subjetivo. Bjarni se dirigió primeramente a lo largo
de la costa oeste pero llegó a un impase, al fondo de un fiord, fiord que
desembocaba en el San Lorenzo, que allí forma una amplia bahía. Algunas
ruinas han sido encontradas en Terranova, pero se ha de- mostrado que
aquellas cuyas fechas han podido ser determinadas con certeza pertenecen
al siglo XIV, Lo cual ha conducido a decir también que los vikingos se
instalaron allí a partir del siglo XI y que en el siglo XIV aún se encontraban
en el lugar.

Otros autores se basan en un mapa que declaran anterior a la mitad del


siglo XIV y, de modo equivocado, identifican a Terranova con el
"promontorio de Vinlanda" diciendo que ello explica lo que dicen las sagas:
Vinlanda estaba al sur de Groenlandia y enfrente, pero hacia atrás, estaba
el Vitramannaland de los Celtas. Se hace referencia especialmente al mapa
de Thordsen (pero ya hemos de ver otros). Dicho mapa no menciona a
Vitramannaland, pero lleva la indicación de Albania. Terranova no figura y
es por una interpretación reciente que está escrito "Península Winlandia".
No hay que olvidar que el original de este mapa ha desaparecido; las
copias llegadas hasta nosotros son posteriores y no se conoce con certeza
más que una copia del siglo XVII. La confusión proviene de la ignorancia
de muchos autores modernos debido a que en aquella época de las sagas
Terranova no era una isla. El San Lorenzo se volcaba en el mar al sur de la
península y el empalme con el continente era tal que la isla de Anticosti
era sólo una colina del continente, ribera norte (izquierda); del mismo
modo, las islas Saint Fierre y Miquelon eran mamelones de Terranova. La
desembocadura del San Lorenzo era mucho más estrecha en aquella época
y frente al sur de lo que más tarde se convirtió en Terranova luego del
153
anegamiento del siglo XIV, se encontraba Markiand que no puede ser otra
más que Acadia (Nueva Escocia) en aquel entonces también un poco más
extendida (consultar el capítulo sobre los mapas). Quedan por hacer
investigaciones precisas sobre la evolución de la costa en esta región, pero
nosotros hemos resumido lo esencial.

Hemos optado por la localización de Vinlanda, en el lugar en donde


desembarcaron esporádicamente los vikingos durante los tres primeros
decenios del siglo XI, como perteneciente a la costa de la región al sur de
Bostón, pues en este caso los argumentos son sólidos y convergentes. No
consideraremos como prueba concluyente el descubrimiento, hecho por
Pohl, de los agujeros de amarre de las embarcaciones, dado que su
ubicación cronológica es imposible, pero se trata de un dato interesante.
En cambio las alusiones a la duración del día para una fecha indicada, no
pueden corresponder a Terranova, y esto sí es determinante.

La frase del Landnámabók que dice que Vitramannaland está frente y


detrás de Vinlanda en ningún caso puede ser aplicada a Terranova. El
"Promontorio de Vinlanda" de diversos mapas de los cuales no tenemos
más que tardías copias, no podría ser otra cosa que la península del cabo
Cod. La "tierra enfrente y detrás" sería Rhode-Island y el Maine. El mapa
de Vincent de Beauvais tampoco podría ser interpretado de otra manera;
ya volveremos sobre el tema.

Hay un punto capital que parecen haber totalmente olvidado los demás
comentadores: los celtas estaban en el continente antes que los vikingos.
Fueron ellos mismos quienes dijeron que encontraron a los celtas y gracias
a ello contamos con elementos irrefutables para localizar la posición de los
celtas. Durante el siglo XI los vikingos no hicieron más que breves
apariciones en aquellas costas y es por ello que no han sido encontrados
rastros arqueológicos de su estada en aquella época. Los celtas, por el
contrario, han dejado edificios religiosos que hemos de ver más adelante, y
únicamente situados en esa región en donde situamos a Vinlanda. El
mapa de Stephansson —del cual sólo se cuenta con una copia posterior—
induce a pensar que en aquel lugar se encontraban también los feroces
"indios": es el "Skraelingi Land", inaccesible para los vikingos, en tanto que
más hacia el norte podían desembarcar para tomar cargamentos de
madera: es Markiand y recordemos que el clima era marcadamente más
suave que en nuestros días dado que el cambio de clima no comenzó hasta
los albores del siglo XIII para luego ir acentuándose durante más de un
siglo, rápidamente, luego más lentamente, ubicándose el paroxismo del
seísmo a mediados del siglo XIV; pero la temperatura descendió aún más,
hasta el siglo XVII.

154
De este modo todo es convergente, homogéneo, nada es contradictorio para
ubicar con precisión la localización de los celtas en el continente: sagas,
mapas, arqueología.

XI. RESUMAMOS

Algunos relatos, escritos en Bretaña en el siglo IX, dan cuenta de viajes al


oeste del Atlántico en el siglo VI. Estos relatos, a través de diferentes
convergencias, parecen indicar que se han inspirado en un manuscrito
anterior que diversos índices litúrgicos sitúan hacia 820. Dicho
manuscrito nos es desconocido actualmente; quizás ha desaparecido
definitivamente. Los relatos que corresponden con certeza al siglo IX dejan
constancia de antiguas tradiciones orales. Junto a partes banales,
absolutamente en la línea de los relatos hagiográficos de la época,
contienen indicaciones náuticas que no han podido ser inventadas, así
como tampoco ciertas descripciones geográficas. Sin embargo no son
suficientemente precisos para determinar todos los puntos alcanzados por
aquellos navegantes del siglo VI y debemos contentarnos con ciertos
jalones. Seguramente llegaron más allá de Islandia, conocida desde la
antigüedad. Aún cuando la palabra "Islandia" sea posterior, cierto es que
los numerosos y concordantes detalles prueban que el principal "héroe" de
esas navegaciones del siglo VI, el monje Brandan, fue a Islandia. Pero más
allá de esta isla, hacia el oeste, no hemos encontrado más que un punto
que pueda ser situado con bastante precisión en coordenadas: es el del
iceberg descripto en ese relato. Ha sido encontrado en un punto del
Atlántico que visiblemente se ubica a mitad de camino entre Terranova e
Islandia (puede verse nuestro cálculo de las coordenadas en la Reuue
maritime, febrero de 1970). No existe ninguna información escrita, precisa,
que permita decir que los escoceses, los irlandeses o los bretones hayan
llegado al continente americano antes del siglo X, pero la coincidencia de
diferentes escritos bastante sucintos, especialmente de los siglos VII y VIII,
proporciona grandes probabilidades para probar que ese continente era
conocido por nuestros marinos del noroeste de Europa, pero no podemos
aportar prueba alguna sobre una localización exacta.

155
Existen indicios arqueológicos atribuidos a los celtas en la parte del
continente americano que se extiende desde la región de Bostón hasta el
norte de la desembocadura del San Lorenzo, pero por el momento, las
fechas de menos de un siglo no son seguras. Los más antiguos
documentos para establecer una localización de la implantación de los
celtas son las sagas nórdicas y algunos otros documentos del siglo XI. A
través de esos documentos sabemos que unos navegantes noruegos, al
dirigirse hacia Islandia a fines del siglo X, y habiendo sido arrastrados por
las tempestades, fueron arrojados sobre las costas del oeste en donde
encontraron celtas que vivían en perfecta inteligencia con los autóctonos.
Estas sagas dan cuenta de tales naufragios involuntarios a lo largo de los
tres primeros decenios del siglo XI; y siempre encontrándose con celtas.

En cambio, muchos nórdicos salidos de Islandia fueron voluntariamente a


instalarse en Groenlandia a fines del siglo X. Habiendo sido informados, a
comienzos del siglo XI, por aquellos navegantes desviados de su ruta que
habían logrado volver a Groenlandia, acerca de la existencia, bastante
próxima, del continente, esos habitantes nórdicos decidieron explorarlo.
Sin embargo, en sus sagas, han reconocido —y es éste un punto capital ya
que ellos mismos lo dicen— que todas sus tentativas de implantación en el
continente, perseguidas durante un decenio, finalizaron en fracasos ante
la hostilidad de los indígenas a quienes distinguieron de los esquimales de
Groenlandia. Esos indígenas estaban adiestrados por los celtas,
especialmente irlandeses. Por otra parte, todos los escritos son
convergentes; se puede afirmar que muchos nórdicos se establecieron de
modo permanente en Groenlandia a fines del siglo X. Fundaron colonias
que, al comienzo, prosperaron hasta el punto de alcanzar un total que
156
sobrepasaba los 7000 habitantes. El clima, en aquellas regiones, era por
entonces mucho más suave que en nuestros días. A través de esos
groenlandeses han sido conocidos los puntos de la costa de América en los
cuales intentaron instalarse; nosotros hemos tratado de descifrar diversos
documentos que nos permitieran localizar a algunos de esos puntos con
suficiente precisión.

De este modo, la "colonización" de América del Norte efectuada por


europeos no comienza por la de los nórdicos. Ellos mismos lo dicen, pero
poca cosa sabemos sobre la implantación de los celtas en esa región antes
de que los escritos de los normandos nos hablen de ello. Sólo contamos
con algunos jalones, por ejemplo de evocaciones sobre la huida de
poblaciones de Islandia ante la llegada de los vikingos; luego, mucho más
tarde, islandeses expulsados por los combates entre daneses y noruegos,
hacia aquellas tierras bien al oeste, "La Gran Irlanda". Se mencionan aún
más salidas de escoceses hacia esos lugares luego de derrotas militares en
Escocia. Todo esto de modo no muy preciso. Sin embargo, los escasos
documentos encontrados muestran cierta convergencia que, aun cuando
no permitan una localización exacta, llevan a determinar la región en
donde se encontraban los celtas.

En Groenlandia, un rápido enfriamiento del clima, que comenzó casi al


finalizar el siglo XII, se aceleró durante todo el siglo XIII y produjo a
comienzos del XIV la esclerosis de la colonia, desconectada de Europa por
las guerras que libraban daneses, noruegos e ingleses. Algunos
documentos muestran que en la primera mitad del siglo XIV desapareció
una gran parte de la población. Se ha atribuido este hecho a la peste
negra, al degeneramiento por consanguineidad o por mestizaje, al hambre.
El descubrimiento de esqueletos prueba ciertas malformaciones que
podrían haber tenido esos orígenes. Pero parece también que importantes
grupos han abandonado, por mar, esas tierras de miseria hacia el
sudoeste, hacia tierras más clementes. Algunos descubrimientos
arqueológicos aún muy recientes para ser definitivos parecerían coincidir
con esta hipótesis. Pero no todos se fueron ya que han sido encontrados
rastros de algunos escasos sobrevivientes que se han mantenido hasta
fines del siglo XV e incluso hasta fines de la primera mitad del siglo XVI.
Pero Groenlandia, inhospitalaria, con su clima vuelto demasiado riguroso,
se encontraba lejos de cualquier ruta marítima y no era frecuentada de
modo continuo en el siglo XV. Algunas embarcaciones pasaron cerca de
allí a comienzos de la segunda mitad del siglo XV, pero sin desembarcar,
157
de tal modo que fue ignorada la dramática situación de los últimos
sobrevivientes.

De este modo se terminó una de las fases del poblamiento blanco de


América del Norte. Una segunda fase comenzó, probablemente, a partir de
fines del siglo XI. Esta se acentuó durante el siglo XII, se tornó más activa
en el XIII y el XIV para luego entrar en una fase de explotación intensiva
en el XV, mucho antes del viaje de Colón. Pero, en tanto que la primera
fase fue esencialmente espiritual y religiosa, la segunda fue económica.
Fue un contacto entre pescadores, bretones y vascos sobre todo, con
poblaciones indígenas de las regiones costeras que se extendían desde
Terranova hasta el San Lorenzo. Las implantaciones europeas se limitaron
a factorías de intercambio, en las cuales se trocaban productos de Europa
por pieles raras, pero sobre todo en donde se instalaban secaderos de
bacalao o talleres para la extracción del aceite de cetáceos o de focas en
caliente. Parece (relato de Zeno) que algunos auxiliares de pescadores
permanecían en el lugar hasta más de 20 años consecutivos para vigilar y
mantener las construcciones en donde estaba almacenado el material de
pesca demasiado grande que no era llevado a Europa al finalizar cada
época. Fueron construidos pueblos con cimientos de piedra, pero este
período que precede a los fines del siglo XV sigue siendo aún poco
conocido, pues los pescadores que hasta allí se dirigían no escribían.
Recién a comienzos del siglo XV los enviados oficiales comienzan a hacer
conocer de mejor manera a aquellas tierras. Desde hace poco tiempo,
sobre todo bajo el impulso canadiense, se están desarrollando algunas
investigaciones arqueológicas, y parece que deben ser bastante ricas en
descubrimientos en aquellas regiones poco pobladas, de naturaleza bien
conservada. En cambio más al sur, en los Estados Unidos, las costas han
sido pobladas por europeos a partir del siglo XVI y prácticamente todo
vestigio arqueológico ha desaparecido, de tal modo que la historia del
poblamiento blanco más antiguo que se haya efectuado aproximadamente
desde los alrededores de New York hasta la ribera sur del San Lorenzo,
corre el riesgo de permanecer con grandes vacíos.

Los relatos que han sido hechos por los primeros exploradores de la parte
norte de esas regiones, pertenecen sobre todo a franceses. Pero éstos
enmudecen, o casi, con respecto a las secuelas de contactos entre
europeos e indígenas antes del siglo XVI. Cartier construyó un pueblo al
cual llamó Stadaca (o Stadacone), nombre del pueblo indígena más
cercano, cerca de una pequeña isla a la cual bautizó "isla de Orleans" pero
158
que los indígenas designaban por el nombre de Quebec (o Kebec, ortografía
fonética aproximada) lo cual significaba "estrecho", pues en ese lugar el
San Lorenzo se angosta. Cartier remontó el San Lorenzo (al cual él había
llamado San Francisco, en memoria de Francisco I, quien le había
encargado esa misión de reconocimiento) y creó, antes de los rápidos, un
pueblo al cual llamó Moni Real (Mont Royal). Era cerca del pueblo indígena
de Hochelaga (un mapa, elaborado a su regreso, en base a sus
indicaciones, por el cartógrafo bretón —du Conquet— cerca de la costa,
correspondiente a 1543 y del cual poseemos el negativo de la fotografía y
positivos ampliados o no, indica Hochelaga pero no Mont Real). Hacía
aproximadamente 40 años que Caboto había visitado la desembocadura
del San Lorenzo. En aquellos parajes comerciaban y pescaban europeos
desde hacía más de una generación, de tal modo que ya era difícil, para
Jacques Cartier, desentrañar lo que, en los indígenas, resultaba de
contactos recientes o antiguos con blancos. Sobre este tema no contamos
con ningún relato escrito desde fines del siglo XV.

Cuando, setenta años más tarde, Champlain describe con más detalles
aquellas regiones y sus relaciones con los indígenas, evidentemente es más
difícil aún precisar a qué época se remonta tal o cual rasgo observado en la
vida social indígena, o si parece o no próximo a una práctica europea.
Aquel evoca, es verdad, pero con una diferencia próxima a las tres
generaciones, los relatos hechos por Caboto en 1497, por Corte Real hacia
1500. Da cuenta además de algunos relatos relativos a las estadías de
pescadores bretones que descubrieron la excepcional riqueza de bacalaos
del "Gran Banco" de Terranova en 1504, lo cual atrajo poco después a los
pescadores vascos y normandos (de Francia). En 1618, Champlain
estimaba en 600 a 700 el número de embarcaciones francesas que cada
año se dirigían a la pesca del bacalao. Ha recordado también los escritos
de Verrazane en 1524, de Cartier a partir de 1534, pero solamente gracias
a Champlain se conoce un poco mejor a La Cadie que él recorrió en 1603
(él mismo ha de escribir también: Acadie, Arcadie).

Además, es interesante tomar nota de los siguientes datos sobre sus


travesías: en 1603, parte del puerto de Gachepay (Gaspé en nuestros días,
en la desembocadura del San Lorenzo), dobla el cabo Race (Terranova) el 2
de setiembre; el 20 llega al Havre. De Terranova al Havre ha puesto 15
días. En su tercer viaje, deja Terranova el 18 de setiembre y echa anclas en
Conquet el 8 de octubre: 20 días de travesía oeste-este. En 1619, parte de
Honfleur el 24 de abril y llega a Tadoussac (límite de la marea, en el San
159
Lorenzo) el 23 de mayo, sin escalas, y es conveniente hacer notar que para
ir desde Terranova a Tadoussac (en donde se hacía el transbordo en
canoas para franquear los rápidos ubicados en ese entonces más arriba de
Quebec) eran necesarios 9 días.

En todos esos textos de Cartier, de Champlain, de Sagard, etc.,


pertenecientes a los siglos XVI y XVII hay muy pocos datos sobre los
anteriores contactos entre europeos e indígenas. Se puede comparar la
acción de Champlain a la de los celtas, seis o siete siglos antes. El llegaba
a aquellos lugares pura hacer conocer el "Verdadero Dios a los Salvajes".
Vivía en buenas relaciones con ellos, salvo con los iroqueses, pues
mientras vivía con los indígenas tomó parte, junto a hurones y
algonquinos, en una lucha contra los iroqueses. Champlain definió
largamente su objetivo de evangelización, sobre todo en los relatos de sus
viajes de 1619. En 1613 explicaba que trataba de proteger a los indígenas
contra la explotación de parte de los tramperos, de los "traficantes de
pieles", etc. Describió la coexistencia pacífica de sus compañeros y de los
indígenas y observó (tal como lo hemos visto seis o siete siglos antes) el
efecto de las ceremonias religiosas de gran pompa en las multitudes
indígenas. Pero hubo pocos impactos sobre su vida material, de ahí los
pocos rastros visibles y durables de esos contactos, salvo el uso de tejidos
y de viviendas. Hagamos notar sin embargo lo que había sorprendido a
Champlain en 1619. que los indígenas "no tienen más que dos tipos de
danza con algún ritmo, una de cuatro pasos y la otra de doce, como si se
bailara el Trioly de Bretaña". Ha proporcionado algunos detalles: danzas
en grupos de seis, tres filas de dos, ligeramente inclinados hacia adelante,
manos juntas, extendidas hacia el suelo, etc. No conozco al Trioly de
Bretaña, que, al menos con ese nombre, no debe existir, pero su
descripción recuerda algo a una antigua danza bretona (conservada en el
folklore), por la parte "marcha del baile de la gavota". ¿Pero de cuándo
databa esa danza entre los indígenas? ; ¿I 00 años, 500 años? ;
¿coincidencia? ; ¿o tradición de lejanos contactos celtas? Ha evocado
también (1604) ciertos lazos entre la muerte y el cuervo, concepto aún en
vigor en Bretaña a comienzos del siglo XX y que yo he conocido: los
indígenas "dicen que, después de su deceso, van a un lugar en donde
cantan como cuervos", escribe. En Bretaña, en algunas zonas, cuando
alguien estaba en agonía, se veía a los cuervos que venían a graznar cerca
de la casa. Su "canto" era un llamado para que el alma del moribundo
fuera a reunirse con ellos; viejos recuerdos de metemsicosis estaban aún

160
presentes ya que se decía que el alma del muerto se encarnaba en un
cuervo el cual, por ese hecho, era un animal sagrado: no se debía matarlos
pues no se sabía si en alguno estaba el alma de un pariente, de un amigo,
de un vecino desaparecido (este aspecto sagrado ha ejercido influencia
sobre la toponimia la homonimia... y de allí mi apellido, por otra parte).
Esta digresión muestra en todo caso un curioso acercamiento con Bretaña,
pero nada nos dice si esas creencias indígenas son 100 ó 500 años
anteriores a Champlain, si ha habido convergencia o interferencia.

Pero en total hay pocos hechos que permitan pensar en una influencia
muy antigua de los celtas sobre los indígenas del norte del San Lorenzo.
Estas comparaciones son insuficientes para decir que, tanto en el siglo XVI
como en el XVII, se han conservado seguros indicios de un contacto entre
europeos e indígenas antes de 1492. Los escritos conocidos no pueden
aportarnos nada seguro y será necesario esperar el descubrimiento de
textos, o bien que la arqueología nos proporcione nuevos datos. El uso de
la honda, ciertas disposiciones de la vivienda, algunos métodos de
agricultura de ciertas tribus, algunas observaciones étnicas forman, es
verdad, un conjunto importante y convergente, pero creemos que aún falta
la prueba científica formal.

Desde hace pocos años se ha desarrollado un gran movimiento de


curiosidad arqueológica en esta región de la desembocadura del San
Lorenzo. Son numerosas las investigaciones, de gran interés los hallazgos,
pero todos están fechados con una falta de precisión que impide una
conclusión exacta. Para toda esta región, contamos con índices
irrefutables sobre una presencia celta anterior al siglo XVI; es todo lo que
podemos afirmar. En cambio, más al sur, ya vamos a verlo, existen
testimonios arqueológicos que permiten confirmar una presencia celta
muy anterior. Pero en Canadá la intensificación de las investigaciones es
reciente y aún no podemos esperar una rica cosecha de nuevos hechos.

Para terminar y para resumir esta primera parte, cabe hacer notar que si
indiscutiblemente América latina ha debido su explotación intensa y
acelerada a europeos, españoles especialmente, debido al viaje de Colón,
en cambio el "Descubrimiento" de América del Norte, de las regiones
orientales de los Estados Unidos y del Canadá nada debe a Colón. Dicho
descubrimiento se ha operado sin él y ya aproximadamente un milenio
antes América del Norte estaba en la órbita de Europa del noroeste:

161
durante siglos tuvo fluctuaciones en las relaciones humanas y
económicas.

SEGUNDA PARTE

Precisiones técnicas sobre los puntos más


importantes.

XII. DATOS SOBRE LAS TRAVESÍAS

El Landnámabók (folio 107) cita a Albania, al País de los Hombres Blancos,


a la Gran Irlanda continental, designada también como Irland ad (o ed)
Mikia e indica que esa tierra "se encuentra al oeste del mar, cerca de
Vinlanda la Buena". Allí se encuentran algunos datos sobre la duración de
los viajes, con "buen viento a favor".

— De Reykjavik (Islandia del oeste) a Irlanda: 5 días;

— de Bergen (Noruega) hasta las proximidades de la costa oriental de


Islandia: 7 días;

— de Bergen al cabo Farvel (Groenlandia): 12 días;

— de Sjaefeidnes (oeste de Islandia) al punto más próximo de Groenlandia:


4 días.

El manuscrito de Rafn sobre Ari Marson narra que muy a menudo la


travesía desde Limerick (Irlanda oeste) hasta Irland ad Mikia tomaba seis
semanas, por "la ruta del norte". En sentido contrario, se volvía más
rápido, a veces tres semanas, utilizando el Gulf Stream y los vientos del
oeste, frecuentes y bastante fuertes en la latitud media de aquellas
travesías (45° N ±3°), en tanto que más al norte, los vientos del este, que se

162
debían aprovechar para ir a América, soplaban sólo en verano y durante
pocos meses.

En las sagas encontramos indicaciones bastante detalladas sobre las rutas


seguidas por las embarcaciones, lo cual ha facilitado las localizaciones,
confirmando las descripciones topográficas de los lugares abordados. En
primavera, el viento oeste permitía ir rápida y directamente de Groenlandia
a Noruega. El cabo Farvel y Bergen se encuentran visiblemente en los 60°
norte. Después de haber doblado el cabo Farvel, alcanzaba con poner proa
derecho hacia el este. Las eventuales rectificaciones de deriva eran hechas
tomando la altura con respecto al horizonte de la estrella polar—o más
bien de Cochab, más visible, en la constelación de la Osa menor— pero
generalmente se lo hacía con respecto al sol. Sólo se navegaba desde
primavera al comienzo del otoño.

Esa ruta, en principio, era simple. Pues había oscilaciones alrededor de


una posición media debido a la deriva, bastante sensible con los
drakkares: encontrándose muy raramente el viento en el eje de marcha y
siendo la quilla muy poco pronunciada, el barco se balanceaba mucho con
mar un poco agitado. Para facilitar el mando y permitir al timonel seguir
de algún modo esa línea media, los vikingos habían trazado sobre el
banco, delante del timonel, trazos transversales que correspondían a la
sombra, sobre ese banco, del borde superior del barco (la barandilla) o
para la latitud de 60°, y de acuerdo al mes en el que se hacía el viaje. A
pesar del balanceo, el "gobernante" llegaba a apreciar la posición media de
esa sombra continuamente en movimiento. Los inevitables errores de
navegación eran poco importantes y se corregían a ojo en cuanto se
divisaba la primera tierra que, normalmente, debía ser rodeada por el
norte: eran las Shetland. Se ha afirmado que los vikingos, que no conocían
la brújula, utilizaban, con cielo nublado, la "piedra del sol" que permite,
con bastante precisión, conocer la dirección del sol oculto por espesas
nubes. Estas dejan pasar una luz polarizada. Esta "piedra" habría sido un
cristal transparente de cordierita (similar al zafiro): cuando el eje óptico
(alineación de los cristales) es orientado hacia el sol oculto por una nube,
el cristal se torna amarillo, en tanto que al rotarlo 90° en relación al plano
de polarización de la luz, se torna azul oscuro. Sin embargo, no ha sido
probado que los vikingos hubieran conocido ese cristal, ni otro cristal
dicroico. Se trata de una especulación gratuita, y del siglo XX...

163
Para ir hacia Islandia o Groenlandia, debido al sentido giratorio de los
vientos predominantes en los alrededores de la depresión habitualmente
centralizada en el sudeste de Islandia, se recomendaba tomar la ruta al
norte de esa depresión, y ello al salir de Bergen. Se debía navegar de tal
modo que se conservara a las Shetland en el límite del horizonte sur, luego
al desaparecer las Shetland, poner directamente proa hacia el noroeste
hasta divisar las Feroé que debían ser dobladas por el sur, "a una
distancia tal que el horizonte cortara la montaña por el medio". Se
conservaba entonces la misma dirección hasta Islandia (es probable que
las Feroé hayan cambiado un poco desde entonces: el hundimiento del
siglo XIV parece haberse manifestado hasta en ese archipiélago).

Si no se quería hacer escala en Islandia y dirigirse directamente hacia


Groenlandia, luego de haber perdido de vista a las Feroé, se ponía proa al
oeste y se pasaba por el sur de Islandia a una distancia tal que ni siquiera
fuera posible ver sus montañas, pero "debía uno encontrarse con los
pájaros y las ballenas". La víspera del día en que se llegue a divisar el cabo
Farvel, erguido sobre el agua, "se divisará una alta montaña que se llama
Hvidserk; a sus pies se encuentra Herjulness. Ante ella se encuentra el
puerto denominado Sable". Luego de haber superado el sur de
Groenlandia, se bordeaba la costa hacia el noroeste durante un día y una
noche para luego llegar a Hvarf (la cual ha sido identificada con la actual
Kangek, en la isla Sermesok, 60° 10' N, a menos que sea el cabo de la
Desolación a 60° 40' N).

En Irlanda, los dos principales puertos que servían de puntos de partida,


eran especialmente Dublín, al este, y, menos frecuentemente, Limerick al
oeste. Se bordeaban las costas irlandesas hacia el norte. Las Hébridas
eran dejadas en el límite del horizonte oriental, luego, a veces, siguiendo
hacia el norte hasta reconocer a las Feroé, tal como al regresar de
Noruega, se seguía la misma ruta. Pero generalmente, desde el momento
en que las Hébridas desaparecían en el horizonte, se ponía proa al
noroeste, hacia Islandia, o al oeste-noroeste hacia el cabo Farvel. También
se efectuaban viajes desde Escocia, y, en nuestros días, los puntos más
cercanos entre Escocia e Islandia distan 850 km. Como promedio se
calculaban 5 días para ir desde Reykjavik, Islandia del oeste, hasta
Limerick, Irlanda del oeste, o a Jolduhaup, que probablemente sería
Oiderfleet, cerca de Léame. En cuanto a Helluland, se lo menciona a 5 días
oeste-sudoeste del extremo sur de Groenlandia.

164
Los barcos permitían una velocidad máxima de 6 nudos (11 km/hora) con
buen viento a favor. Debido a la carencia de orza de deriva y por tratarse
de barcos muy largos con respecto a su ancho, se producía una falta tal de
estabilidad lateral que, para navegar de otro modo que no fuera con viento
en popa, había sido necesario limitar el velamen y colocar muy bajo el
centro de empuje del viento para poder así reducir el tiempo de vuelco.
Respondiendo a esta necesidad de seguridad, la altura del mástil era sólo
la correspondiente a la mitad de la longitud de la embarcación. Los
drakkares, esencialmente concebidos para la navegación en el Mar del
Norte, en la Mancha, a lo largo de las costas y en los ríos, en alta mar se
encontraban sometidos a sujeciones que limitaban su uso. Hemos visto
que sus rutas estaban muy influenciadas por el mal tiempo. Soportaban
con dificultades las olas laterales u oblicuas y debían huir con viento de
popa, lo cual podía desviarlos a veces muy lejos. Otra de las razones de su
dificultad para maniobrar con oleaje de costado se debía a que su borda
era bastante baja, y esta escasa altura por encima del nivel del agua se
debía a que aquellas embarcaciones estaban concebidas para ser
impulsadas a remo (ausencia de viento y sobre todo posibilidad de
remontar los ríos).

Con vientos normales para la época, parece que los tiempos de las
travesías proporcionados por los documentos corresponden a una
velocidad media de 3,5 nudos aproximadamente, a veces un poco menos
pero siempre más de 3 nudos durante varios días consecutivos. Por lo
tanto, son aproximadamente entre 72 y 84 millas por jornadas de 24
horas, y podemos estimar que los valores citados en tiempos corresponden
con bastante aproximación a 80 millas/ día, es decir alrededor de 150
km/día. Esas distancias no son muy diferentes a las de las embarcaciones
mediterráneas, pues Heródoto, aproximadamente 450 años antes de
Jesucristo, da cuenta de distancias recorridas por día y que correspondían
a 65 u 80 millas marinas. Pero en el Mediterráneo, generalmente, se
navegaba en cabotaje, y durante la noche se echaba el ancla, a resguardo
en alguna tranquila caleta. La velocidad por hora era superior en las
embarcaciones mediterráneas pues tenían mayor superficie de vela. Por lo
que sabemos sobre el viaje de Pitias podemos decir que dicho navegante se
hizo a la mar a partir del extremo norte de Escocia y que navegó hasta
Thulé (Islandia) durante 6 días. Ahora bien, entre los dos puntos hay 480
millas. Se trata pues de una velocidad media de 80 millas por jornada de
24 horas, lo cual constituye un nuevo dato para identificar con toda

165
claridad un día de navegación con 80 millas. Plinio fue quien escribió,
según Timeo —historiador del siglo IV antes de C.—, que Thulé se
encuentra a 6 días de navegación a partir del norte de Gran Bretaña
(Escocia): "sex dierum nauigatione in septentrionem Britania distante".
Según Estrabón, Timeo poseía esta indicación por Pitias.

Los veleros modernos, con múltiples velas, dispuestas para aprovechar el


viento al máximo, llegan a desarrollar el doble de velocidad. Así fue como el
Gorch-Fock, barco-escuela alemán, recorrió las 4.000 millas que separan a
Lisboa de las Bermudas, por la ruta del sur (por lo tanto casi la ruta de
Cristóbal Colón) en 25 días, es decir a una velocidad media de 160
millas/día. Tabarly en un Pen-Duick ha hecho otro tanto, aunque solo, ya
sea en el Atlántico, ya sea en el Pacífico. Las embarcaciones de fines del
siglo XV y de comienzos del XVI eran muy superiores a las del X y XI por
su velocidad, dado que el velamen había cambiado completamente a partir
del siglo XIII (hacia fines de ese siglo). En el mismo siglo también fue
reemplazado el remo de mando por el timón de codaste.

Con viento favorable, las velocidades son entonces bastante altas. Un


documento, encontrado en 1956, revela que Juan Caboto en 1497 llegó de
Terranova a Bretaña en 15 días. En su primer viaje, Jacques Cartier puso
19 días para ir de San Malo a Terranova, desde el 21 de abril al 10 de
mayo de 1534, con dos embarcaciones de 60 toneladas cada una. En
general la travesía era más rápida en el sentido América-Europa debido a
los vientos y a las corrientes. En 1781, el duque de Lauzun, compañero de
La Fayette, fue encargado de llevar al rey de Francia la noticia sobre la
victoria de Yorktown, decisiva en la independencia de los Estados Unidos.
Puso 22 días para llegar a Brest, desde Newport. En Newport fue en donde
desembarcó Rochambeau con las primeras tropas francesas. Hay 2.800
millas desde Brest a Newport por la ruta ortodrómica, que es la más corta
(2.700 millas desde Newport a Cok, Irlanda). Dicha distancia ha sido pues
recorrida por de Lauzun a una velocidad media de 127 millas por día. En
cuanto a Jacques Cartier, al regresar de su primer viaje, puso 22 días para
ir de Blanc Sablón —bahía del San Lorenzo— a San Malo, desde el 15 de
agosto al 5 de setiembre de 1534. El regreso de su segundo viaje se efectuó
desde el cabo Race (Terranova) a San Malo en 17 días, desde el 19 de junio
al 6 de julio de 1536. Existe convergencia con la duración de los viajes de
Champlain, citados precedentemente.

166
Pequeños barcos como el utilizado por dos ingleses en 1880, sin puente,
han cruzado el Atlántico en 36 días. Un gran barco de tres mástiles,
1'Atlantique, al mando de Charles Barr, lo hacía por la ruta del norte, en
sentido EuropaAmérica, en 12 días y 4 horas, en 1905. En cambio los
drakkares previstos para la guerrilla a lo largo de las costas y para navegar
en ríos lograban performances mucho menores en alta mar. Esencialmente
previstos como embarcaciones a remo, no eran buenos veleros. Eran de
poco calado y, ya lo hemos visto, no podían soportar un fuerte oleaje, la
vela no era muy grande para no volcar con vientos de costado. Eran
embarcaciones angostas (elevada relación entre largo y ancho, cercana a 6
en el siglo VII). Sin embargo, esta alargada forma disminuyó a medida que
los navegantes normandos se internaban en alta mar. En los siglos IX y X,
aquella relación caía a 4,5 y luego a 4: para 22 m de largo, el ancho
llegaba a 5,50 m. Se tornaban también más profundos, aunque
moderadamente, pues tenían que seguir siendo impulsados a remo.

En cuanto a las embarcaciones utilizadas por los irlandeses, las


conocemos bastante bien a través de diversos relatos de César, Sidonio
Apolinar, etc.: eran los coracles. Existen descripciones más detalladas
provenientes de relatos tales como el de los viajes de Brandan. Nosotros no
nos ocupamos de ese aspecto (este tema es objeto de un capítulo de
nuestro libro sobre Brandan). Los bretones disponían de grandes árboles
propios para la construcción de grandes y sólidas embarcaciones, en tanto
que en Irlanda había muy pocos. Uno de los viajes de Brandan parece
haber sido, por diversos datos, desde Alet, Bretaña, hacia América central.
Esto también ha sido tratado en detalle en la obra precitada a la cual
remito para evitar repeticiones. Evidentemente esos barcos no tenían nada
en común —como lo ha sugerido Crestón— con los "sinagots" del golfo del
Morbihan que a los sumo datan del siglo XII, del XIII quizás, en tanto que
las grandes embarcaciones bretonas ya son descriptas por Julio César
quien las llama "pontos" (en sus obras, aparte de la Guerra de las Galios).
Contamos con descripciones de varios autores sobre ese tipo de barco de
carga. Personalmente he visto algunas, hechas en mosaicos en

Hipona, Túnez, y existen otras en otros lugares. Aun cuando los mosaicos
sean romanos debemos decir que los romanos copiaron sus embarcaciones
de las de los cartagineses, luego de haber sido vencidos por éstos en el
mar. Pero los cartagineses iban a Armórica en donde habían instalado
factorías permanentes para tratar la recolección de estaño (de aluvión) en
la parte noroeste de Finisterre, al menos desde 550 antes de C.: este
167
estaño recolectado en las islas Casitéridas (actual archipiélago de Moleña y
no las islas Scylly tal como han afirmado ignorantes geógrafos modernos
que no supieron encontrar los textos antiguos) era llevado en pequeños
barcos de fondo playo hacia el puerto de aguas profundas situado en la
desembocadura del Aber Wrach, en donde se hacía la descarga de las
embarcaciones cartaginesas. Durante siglos los marinos armoricanos de
esta región, los estrimnianos (luego osismianos, osismos) por lo tanto
alrededor de dos siglos antes de la llegada de los celtas, estuvieron en
contacto con los cartagineses y sus embarcaciones fueron las mismas. Los
celtas llegaron, aproximadamente en el 390 antes de C., a la región del
golfo de Morbihan. No eran marinos. Estos echaron a una parte de los
osismianos hacia el oeste, dominaron la franja oriental de las tierras de los
osismos y, poco a poco, fueron creando la marina véneta que se impuso,
dominó a la de los osismianos que, luego de las derrotas de los
cartagineses en el siglo II antes de nuestra era, perdía su razón de ser.
Pero también en ese caso las embarcaciones eran las mismas. De algún
modo, se trató de un tipo standard: el barco de carga apto para todo, y con
cualquier tiempo que fuera; puesto a punto por los cartagineses, adoptado
por los griegos, luego por los romanos; César no se sorprendió de
encontrarlos en Armórica. Aún en nuestros días hay barcos de ese tipo en
servicio: fue el modelo del atunero hasta mediados del siglo XX; y aún se
los construye.

Por diversas razones técnicas, esas embarcaciones tenían


aproximadamente el mismo largo, ya fueran los drakkares como los
"pontos" celtas. Recién en el siglo XVII pudieron liberarse de ciertos
imperativos técnicos y pasar entonces a ser embarcaciones más grandes.
Los barcos celtas tenían 72 pies (pies celtas de 0,3175 m) y un ancho
aproximado de 7,50 a la altura del bao maestro. Muy profundos —hasta
4,50 m con buena quilla—, demasiado pesados para ser impulsados a
remo (para su construcción se utilizaban alrededor de 100 toneladas de
roble). Gracias a ello podían poseer borda alta y navegar con viento de
costado sin riesgo de volcar. El mástil tenía como altura máxima la de la
embarcación (dos veces más, pues, que la del drakkar). La verga mayor
tenía como longitud total 2 veces el ancho de la embarcación, de lo cual
una vela cuadrada de alrededor de 300 m2, sin cargadora. Tenían 2
mástiles (pero no dos mástiles verticales como los "sinagots"): el mástil de
adelante tenía una inclinación de 60°, el mástil de bauprés con una vela,
la cebadera, por debajo, que de algún modo era una vela de maniobra, un

168
servomotor eolio, para hacer doblar la parte delantera de la embarcación,
lo cual facilitaba la maniobra, y el esfuerzo del remo de comando. Además
esta disposición permitía navegar contra el viento, cosa que no podía hacer
el drakkar con su única vela cuadrada (o preferentemente "subcuadrada").
La orza de deriva, en razón de una sólida quilla, era también menor en las
embarcaciones bretonas; pero en cambio los coracles irlandeses no eran
más gobernables que los drakkares y también ellos fueron desviados hacia
las mismas costas bajo los efectos de los mismos vientos y de las mismas
corrientes.

Cabe señalar que, cuando los vientos del nordeste hacen perder el rumbo
impidiendo llegar a Islandia y Groenlandia, vientos y corrientes impulsan
hacia la región del cabo Cod (Newport, Bostón). Asimismo, a partir de las
proximidades de Newport es de donde vientos y corrientes comienzan a
llevar hacia Europa. Aún en los siglos XVII y XVIII se viaja frecuentemente
desde Europa a Newport, ya que es la vía natural más rápida. Recordemos
además que la regata para navegantes solitarios se lleva a cabo desde la
Mancha hasta Newport. Por lo tanto no es por coincidencia que hayamos
encontrado los mismos itinerarios. Hemos citado las travesías de De
Lauzun, de Rochambeau; ya hemos de ver otras. Una mayor libertad de
navegación se produjo gracias a las modificaciones que experimentaron las
embarcaciones a partir del siglo XIII.

Contamos con algunos puntos de referencia sobre la navegación que


remontan por lo menos al siglo VI antes de nuestra era (menos detalles se
poseen más allá de esa fecha). Durante alrededor de 2.000 años la
navegación permaneció aproximadamente en el mismo estadio. Lo cual nos
permite válidas comparaciones y facilita el estudio de las travesías de
alrededor del año mil dado que las modificaciones de las embarcaciones
han sido muy posteriores. Por ejemplo Ducuil {De Mensura Orbis Terrae)
nos cuenta que en el siglo VIII y a comienzos del IX, cuando los vikingos
aún no habían expulsado a los celtas de las islas del norte de Escocia, en
general pasaban dos noches en el mar para dirigirse desde las Hébridas a
las Feroé. La distancia que separa a esas dos islas corresponde con justeza
a ese tiempo de viaje y coincide con la velocidad que hemos mencionado
precedentemente. Podemos pues, sin muchos errores, evaluar las
distancias según los tiempos indicados por las sagas, y ello permite evitar
localizaciones fantasiosas.

169
XIII. LAS VARIACIONES DEL CLIMA

Muchos han debido sorprenderse y hasta quizás bromear por haber sido
Groenlandia bautizada de ese modo: Green Land, el país verde, el país del
pastoreo. Pero, a fines del siglo X, cuando los vikingos descubrieron
aquellos grandes territorios nórdicos, ese nombre era exacto. El clima era
visiblemente más suave que en nuestros días. Las rutas marítimas del
norte de Canadá y de Liberia estaban libres una gran parte del año. Dando
crédito a las antiguas tradiciones, Jacques Cartier partió hacia el norte de
Canadá con la intención de reconocer eventualmente el "Paso del
Noroeste". Sabía que Cristóbal Colón no había llegado a las Indias, aun
cuando hubiera llamado "indios" a los autóctonos de los territorios de los
cuales había tomado posesión en nombre del rey de España. Cartier se
encontró con los hielos y con los "arpendes de nieve" de los cuales Voltaire
habló dos siglos más tarde. Esta exploración recién fue llevada a cabo en
su tercer viaje pues el primero y el segundo habían tenido como único
objetivo el de tomar posesión oficialmente en nombre del rey de Francia,
primeramente de Terranova, luego de las riberas del San Lorenzo, a fin de
mostrar por medio de un acto diplomático que Francia no quería reconocer
la pretensión del rey de España de anexar a toda América (reservada para
los portugueses al este del meridiano de Brasil). Ocurre que en aquellos
comienzos del siglo XVI el clima había cambiado desde hacía varios siglos.
El enfriamiento del noroeste del Atlántico comenzó hacia el siglo XIII, se
intensificó durante todo ese siglo y parece haber alcanzado su apogeo a
mediados del XIV, para luego atemperarse progresivamente desde el XVII.

Además de un enfriamiento general del globo en aquella época, esta región


fue particularmente afectada como consecuencia de un movimiento
tectónico que siguió la gran falla norte-sur pasando bajo la extremidad
oeste de Islandia, dislocación de la corteza terrestre acompañada de un
balanceo de grandes "placas" de esta corteza. El balanceo provocó el
anegamiento de una parte del archipiélago de las Gunbjorn, entre Islandia
y Groenlandia. Las partes sur y sudeste fueron las más sumergidas,
siendo el norte y el nordeste menos afectados. Pero el nuevo valle
submarino originado, por donde pasan las aguas frías más pesadas,
desviaba a la corriente polar ártica que pasó sobre las Gunbjorn
inundadas. Los islotes que emergían parcialmente fueron poco a poco
envueltos dentro del glaciar de Groenlandia que se extendió hacia el este,
170
dejando sin embargo, durante siglos, un largo fiord entre las partes sur del
glaciar, ello según los antiguos documentos encontrados e interpretados,
pues los comentadores de las sagas, ignorantes de ese fenómeno, habían
identificado a las Gunbjorn con Groenlandia. La parte emergente de las
Gunbjorn, en nuestros días, constituye el conjunto rocoso del centro de la
costa oriental de Groenlandia. Debido a ello Groenlandia se enfriaba
considerablemente.

Otra razón, además, ejercía su acción. Un croquis hecho según recientes


sondeos submarinos muestra que ha habido una grieta esteoeste, de fecha
incierta, de modo que la falla norte-sur se cortó en dos partes,
representando la translación varios cientos de kilómetros. Esto da una
idea de la violencia de ese movimiento tectónico. De resultas de ello, y bajo
el efecto del desplazamiento de la corriente fría hacia el sur, el Gulf Stream
era empujado más al sur. Bajo esa corriente cálida de superficie, de
dirección este-nordeste, existe, en profundidad, una corriente fría de
sentido inverso necesaria para el equilibrio de las aguas, y de allí la
existencia de una nueva vaguada para la corriente fría (todo esto
sistematizado, pues estudios recientes muestran la complejidad del
movimiento de las aguas de esa corriente). De este modo, el Gulf Stream
era apartado del sur de Groenlandia y del norte de Islandia, en tanto que,
al parecer, antes pasaba una rama entre Groenlandia e Islandia rodeada
por el norte. Contamos con documentos que permiten seguir la evolución
del clima de esta región, y siendo ello poco conocido, nos ha parecido útil
relacionar los diferentes indicios diseminados, que son conocidos, pero que
no habían sido objeto de síntesis alguna de nuestro conocimiento, de lo
cual se comprende la ignorancia general de ese fenómeno en nuestra
literatura.

En 870, la saga de Floki indica que ese navegante, que había salido de
Irlanda en 865, ha visto hielo en un fiord del norte de Islandia, cosa
suficientemente curiosa como para ser tomada en cuenta. Pero, en el siglo
XI, dos veces ha sido visto el mar congelado en la costa norte, y tres veces
en el siglo XII. Luego, bruscamente, después del 1200, los inviernos se
tornaron más rigurosos y algunos fiords de la costa norte quedaban
bloqueados por los hielos durante todo el año. En 1203, a mediados de
agosto no se había fundido aún el hielo en las riberas de la costa norte. En
1235, subsiste todo el verano. En 1258 todos los fiords se congelaron,
incluso en el oeste y el sur, y en 1261 toda la isla fue rodeada por los
hielos. En 1274 hicieron aparición los primeros osos polares en el lugar, lo
171
cual prueba la existencia de un puente de hielo ininterrumpido desde
Groenlandia. En 1275, 27 de aquellos osos eran cazados.

Comprendemos pues claramente que fue a partir de los comienzos del siglo
XIII cuando el frío se intensificó y que éste aumentó durante todo el siglo.
En 1340 el glaciar groenlandés ya ha recubierto enteramente a las islas
Gunbjorn que no habían sido anegadas. En consecuencia, Ivar Bardasson,
enviado del arzobispo noruego en misión de investigación en Groenlandia,
escribía:

"Quien quiera hacerse a la vela desde Islandia (para ir a Groenlandia)


partiendo de Snaefjeidness, debe navegar un día y una noche directamente
hacia el oeste, pero luego maniobrar hacia el sudoeste para evitar el hielo
adherido a las Gunniorn's Skerries". Este texto dataría de 1342. Y el
Landnámabók, que correspondería al siglo XIII, indica la ruta directa hacia
el oeste desde Snaefjeidness (Islandia) para Groenlandia. Este documento
recubre y confirma al que precede: durante el siglo XII, o a más tardar a
comienzos del XIV es cuando el avance del glaciar obliga a modificar la
ruta de las embarcaciones que se dirigen desde Islandia a Groenlandia.
Antes, dice Bardasson, había un largo fiord en el glaciar, entre
Groenlandia y las Skerries. Una gran isla llamada Korso emergía del
glaciar por el este. Aquello era una zona para caza de osos reservada, ya
que la isla que emergía del glaciar pertenecía al obispo groenlandés de
Gardar.

Hasta fines del siglo XII se cultivaba trigo al norte de la isla, pero a fines
del XIV ni siquiera se lo podía cultivar al sur.

En 1824, en la isla ahora llamada Kingiktorsnak, fue encontrada una


confirmación del recubrimiento de las islas Gunbjorn. La primera se halla
situada a 72° 58' N de la costa oriental de Groenlandia. Han sido
encontradas allí inscripciones de lectura incierta relativas a un viaje
efectuado el 25 de abril de 1135 o 1333 (existen dudas con respecto a dos
cifras casi borradas). Pero, en esta latitud y en nuestros días, es casi
imposible un abordaje por mar en esa época del año. Por lo tanto, en la
fecha de la inscripción, la isla no se encontraba dentro del banco de hielo.

Las "Gunnbiorn's Skerries" (= los islotes rocosos de Gunnbiorn o


Gunbjorn, del nombre del primero que las indicó, un vikingo, hacia el año
900) no desaparecieron inmediatamente, y todavía en 1600 algunos mapas
indicaban partes hoy inundadas. Esas islas a veces han sido llamadas
172
Gumbar, o Gombar; mientras que en 1776, en el sur, un banco
enteramente sumergido, en algunas partes a 60 metros, es sondeado por
de Kerguélen, quien quiso verificar la tradición del anegamiento y quien
luego llamó Gouberman a esta región; dicho investigador encontró turba
en el lugar.

El general enfriamiento de nuestro planeta en aquella época ha sido


comprobado por diversas investigaciones relativamente recientes. En 1966,
el doctor Bray publicaba un estudio hecho con carbono 14 sobre las
secoyas de California entre las cuales algunas tenían 3.000 años. A través
de 193 mediciones, ha explorado la actividad del carbono 14 —en períodos
que iban desde 1200 a 1860— a lo largo del radio de uno de esos árboles,
y la muestra recogida permitía comparar con las capas concéntricas de la
madera, de lo cual surgían fechas con diferencias de un año, precisión
fuera de alcance del carbono 14, pero que constituía un dato general
coincidente con el resto. Un año de clima rudo corresponde a una
actividad solar más intensa que tiene como efecto acrecentar la cantidad
de carbono 14 en la atmósfera, por lo tanto en el anillo de madera formado
en ese año. La intensidad de la radiación radioactiva de cada anillo
proporciona de este modo una indicación relativa del clima.

A partir de 1200 antes de C. hasta el comienzo de nuestra era, el clima se


atemperó. Alcanzó entonces un estado que corresponde aproximadamente
a nuestro clima actual. Luego se acentuó el atemperamiento hasta
aproximadamente el año 850 de nuestra era, momento en el cual fueron
alcanzadas las temperaturas más clementes. Estas permanecieron
aproximadamente en ese nivel hasta comienzos del siglo XIII. A partir de
esta fecha es cuando se prepara el enfriamiento, lentamente al comienzo,
luego se acelera para tornarse importante a partir de mediados del siglo
XIII y alcanzar su punto máximo entre el XV y el XVI (lo cual nos hace
evocar la serie casi ininterrumpida de inviernos largos y rigurosos de los
reinados de Luis XIII a Luis XV, causas de tantas miserias; algunos
historiadores han visto en ello una de las causas profundas de la
Revolución Francesa).

Luego de esta fecha la tierra se caldeó, hasta los alrededores de 1950, con
una ligera caída posterior, pero no hemos vuelto a tener el clima de los
años 850-1200, o aún más entre 500 y 1200, ya que 1200 es el plafond.
Sólo estamos en el clima de hace 2000 años. Por lo tanto no es
sorprendente que luego de largos siglos de clima moderado las condiciones
173
de navegación al noroeste del Atlántico, al norte de Canadá y alrededor de
Groenlandia no fueran para nada las que conocemos actualmente.

Esta variación del clima según los ciclos solares ha recibido una
confirmación, posterior a nuestras primeras publicaciones, por medio de
métodos completamente diferentes, debidos a E. Le Roy-Ladurie {Annales,
20e année, no 5, 1965) en donde este último ha estudiado, según diversos
documentos, las variaciones climáticas en el hemisferio norte desde el siglo
X al XVIII. Ha proporcionado varios detalles en una obra de 1967: Histoire
du climat depuis Van mil, Flammarion, édit., París. Confirma que desde el
siglo X al XII es el período de clima moderado, luego, que se instauran los
períodos de frío, sensibles en el siglo XIV, máximos hacia fines del XVI y
primera mitad del XVII. Dicho autor recurrió a convergencias económicas,
etc.

Las pruebas son pues numerosas y convergentes para mostrar que en el


siglo X el clima era más suave y que los grandes fríos llegaron casi tres
siglos más tarde. Un estudio hecho en 1970 ha confirmado esos datos
climáticos: una perforación de 1400 metros practicada en el hielo de
Groenlandia, hasta el zócalo rocoso, en la parte norte, ha mostrado, según
las variaciones isotópicas del hielo en hidrógeno pesado y en oxígeno 18,
que allí comenzó un período de frío en los albores del siglo XIII, alcanzó el
máximo en el XV, se calentó luego ligeramente con un máximo posterior
hacia 1550 y llegó a las temperaturas más bajas en dos épocas: fin del
siglo XVII y comienzos del XIX. El período más "caliente" de nuestros días
se ubica entre 1930 y 1940. Desde entonces comenzó un ligero
enfriamiento en esa región de Groenlandia.

Al nordeste de Canadá, el estudio de los pólenes fósiles ha mostrado que el


fin del clima moderado se produjo hacia el año 1200. Luego comenzó un
período frío que ha sido llamado "La Pequeña Edad Glaciar". Este alcanzó
el máximo hacia 1550 y persistió hasta 1850.

Un período moderado se había establecido hacia el 8000 antes de C. Este


habría permitido la ocupación humana de la región, amplio corredor libre
de hielos por el deshielo del glaciar nordeste canadiense (calota glaciar del
Laurentide). Dicho deshielo se prolongó hasta aproximadamente 5000
años antes de C. Durante esos tres milenios continuaron las migraciones
humanas llegadas de Asia. En el período glaciar, estando el agua en forma
de glaciares, el nivel de los océanos era 100 m más bajo que en el

174
presente, de modo tal que, por Alaska, América estaba en contacto con
Asia, dado que la región del estrecho de Behring emergía en varias decenas
de metros de altura y en algunas centenas de kilómetros de ancho. Las
migraciones que han constituido —se piensa generalmente, pero estoy
lejos de sentirme seguro de ello— el primitivo poblamiento de América, han
tenido lugar durante el período glaciar, por un ancho corredor que existía
entre dos glaciares al noroeste de Canadá, entre el centro de Alaska y la
corteza polar. Estos migrantes se dirigieron hacia el sur, por el este de las
Rocosas que se encontraban bajo hielo hasta el Pacífico. La implantación
humana en el norte de Canadá sólo fue posible durante ese período entre
el 8000 y el 5000 antes de C., pues la corteza glaciar se fundió en esa
época desde la bahía de Hudson hasta el Atlántico. Esta región fue
progresivamente ocupada por nómades que seguían las migraciones de los
caribúes. Poco a poco se produjo la sedentarización y parece que en todas
partes hubo islotes sedentarios a partir del 3500 antes de C. De este modo
entre el 3500 y el 5000 antes de C. es cuando conviene ubicar el comienzo
del neolítico para el norte del Canadá. Luego el clima se atemperó
progresivamente.

El período más cálido alcanzó el máximo hacia 850 y 1220 de nuestra era.
Sería éste el período de máximo poblamiento blanco: celtas en el
continente, sobre todo numerosos en el siglo IX, lo hemos visto, y nórdicos
en Groenlandia a fines del siglo X, con un clima templado, agradable. La
evolución del clima ha podido ser delimitada geográficamente, e incluso los
microclimas, por el estudio de los pólenes, pues se han producido
fluctuaciones regionales muy sensibles. Es por ello que el bosque de
Keewatten, al oeste de la bahía de Hudson, ha avanzado hacia el norte
alcanzando en el año 1000 los 62° de latitud. Es la latitud de Ungava, lo
cual explica que en aquel entonces los nórdicos hayan podido encontrar
allí los troncos que necesitaban. Se ha pensado, quizás, e"n una
transgresión marina; y se ha podido decir, sobre este clima moderado que
se extiende desde aproximadamente el 800 al 1200, que existió allí un
"Neoclima Atlántico". Siendo la bahía Ungava más cercana al Atlántico, y
más abierta sobre el mismo, es posible pensar que en aquel entonces el
bosque se extendía incluso hasta más allá del paralelo 62. Eventuales
investigaciones podrán dar precisiones sobre este punto.

Toda la parte norte de Canadá se ha visto liberada de la corteza glaciar


hacia el 5000 antes de C. y este inmenso deshielo produjo el crecimiento
del nivel de los océanos. Esta transgresión marina alcanzó el máximo de
175
su desarrollo hacia el 500 antes de C., recubrió lo que ahora forma el
apéndice sur de la bahía de Hudson (la bahía Saint-Jaimes), la cual
dataría de aquella época. Dicha bahía es poco profunda. Al sur de la bahía
de Hudson había una inmensa hondonada llena de agua conocida por el
nombre del que la estudió, Agassiz. Ese gran lago glaciar volcaba sus
aguas en la bahía de Hudson y en otro punto hacia abajo, ocupado por el
actual lago Superior. Otro gran lago glaciario, el de Barlow Ojibway,
comunicaba también, con la crecida de las aguas, con el lago Agassiz, así
como con el San Lorenzo, a través del río Ottawa (los primeros escritos
indican Ontaouais), en tanto que otras comunicaciones se establecían con
las extensiones este y norte de los actuales lagos Hurón, Erié, Ontario, así
como con la vasta extensión del San Lorenzo en la región de Quebec,
Montreal, conocida más tarde bajo el nombre de mar de Champlain,
profundo y ancho brazo de mar que comunica con el Atlántico. La bahía de
Hudson era mucho más amplia y se extendía más al sur. El actual lago
Saint Jean, en el río Saguenay era un gran golfo que fue llamado golfo
Laflamme. Los fondos demarcatorios de las aguas están poco marcados en
esta vasta región plana y toda su hidrografía ha evolucionado mucho. La
bahía de Hudson era más bien un estuario, exutorio de los grandes lagos,
tal como, por otra parte, los actuales lagos de los grupos Mistassini-
Albanel, Abitibi, etc., y el agua de estos lagos es aún un poco salada.

En el este canadiense, el período de clima moderado comenzó hacia el


6500 antes de C. y se acentuó entre el 3000 y el 1500 antes de C. El
bosque llegó hasta los 63° N. En algunos lugares el enfriamiento comenzó
nuevamente hacia el 300 antes de C. y se dejó sentir hasta los 48° N. En
otras partes, por razones aún desconocidas, seguía atemperándose. Así fue
como, en el distrito de Keewaten (oeste de la bahía de Hudson), a los 61°
N, se regeneraba un bosque, incendiado hacia el año 1500 antes de C. En
otros lugares, el estudio de los pólenes fósiles ha mostrado que el clima
moderado se mantuvo entre los años 1700 y 600 antes de C. En la zona
central de Quebec, a la altura del río Ruport, a los 51°28 y ese clima
moderado, con muestras de polen de pino blanco, llega incluso hasta el
500 antes de C., en una región en donde la regresión marina acaba de
finalizar. Estas indicaciones en latitudes no son más que promedios pues
no se excluye que el polen de los bosques del sur haya sido llevado por los
vientos más hacia el norte (recordemos que un grado equivale a 11 km en
un meridiano).

176
En lo que respecta a la región del estuario del San Lorenzo, que aquí nos
interesa sobremanera, parece ser que un enfriamiento y un aumento de
humedad se han hecho sensibles a partir del 5000 antes de C. Y hacia el
comienzo de nuestra era. dicho enfriamiento era de alrededor de 3°,
promedio anual, por encima de lo que es en la actualidad en esta región; y
es mucho. Sin embargo, volvió a atemperarse nuevamente alcanzando un
máximo que se mantuvo desde antes del 900 de nuestra era hasta el 1200;
luego se produjo un enfriamiento brusco hasta el siglo XIV; volvió a subir
ligeramente en el XV, cayó bruscamente en el XVI y conservó sus
"arpendes de nieve" (tal como desdeñosamente decía Voltaire) hasta el siglo
XIX. Ese clima "Nord-Boreal" que tiene su punto extremo más bajo entre
los años 1550 y 1850 aproximadamente, ha podido ser estudiado gracias a
los pólenes fósiles encontrados en las turberas en donde se han
conservado. Se ha podido establecer que, hacia el año mil, los pantanos
del Labrador se secaban, razón por la cual fue posible el cruce de esta
región por los nórdicos. Por lo tanto fue necesario aguardar hasta la
segunda mitad del siglo XIX para que el clima, moderado hasta el siglo
XIII, se tornara más clemente, aproximadamente lo que es en la
actualidad.

Hemos creído útil proceder a esta descripción detallada del clima para
hacer comprender por qué, algunos siglos antes y después del año 1000,
han podido instalarse europeos en regiones de clima por aquel entonces
acogedor. Comprendemos además las dramáticas causas que acabaron
con la presencia vikinga en Groenlandia.

XIV. LOS CAMBIOS EN LA GEOGRAFIA

Muchos viajes desde Europa hacia América anteriores al de Colón se han


convertido en enigmas de dudosa realidad porque la mayoría de los
autores desconoce el importante movimiento tectónico que ha
experimentado aquella región del Atlántico Norte y ha rechazado la
realidad con el pretexto de que contradecía a la geografía actual, la única
que conocen.

177
La catástrofe del siglo XIV, volcánica, rápida, ha sido el punto culminante
de un remodelado tectónico de esta región. El movimiento tectónico
comenzó hacia fines del siglo XII y se extendió hasta los albores del XVII.
Nuevos y diversos movimientos de dislocación de la corteza terrestre
acompañaron a ese brutal e importante cambio y aún prosiguen en
nuestros días, en esa región y en muchas más en el resto del globo.

No existen, en mi conocimiento, estudios detallados abocados a ese


problema poco conocido. Ha sido necesario confrontar múltiples fuentes,
proceder al examen de numerosos documentos arqueológicos, históricos,
marítimos, geológicos para esta región, así como para las costas del oeste
de Europa de donde partieron las embarcaciones hacia América. Pues para
comprender esos viajes es útil saber desde dónde partieron y la geografía
actual no permite satisfacer este interrogante. Algunos puertos han
desaparecido, otros se han modificado profundamente, pero en otra época.
Así fue como, en Bretaña, el cataclismo, que se había iniciado a partir del
siglo V (varios escritos contemporáneos lo confirman), se produjo a lo largo
del siglo VII de nuestra era; el mismo se prolongó hasta los albores del VIII.

En ese caso no hubo fase volcánica, sino un lento balanceo hacia el mar
con un hundimiento que, en el extremo noroeste de Finisterre, fue cercano
a los 10 m, de lo cual una sensible modificación de las costas. Seríamos
incapaces de resumir aquí esas búsquedas de documentos y, a veces, esas
constataciones en el propio lugar. Mencionemos sin embargo un texto poco
conocido del 417 y que relata el viaje del galo Rutilius Namatianus
efectuado en Armórica en el 408. Es importante para nosotros porque, al
comenzar el siglo V, este navegante nota las alteraciones de la costa en
Armórica. Namatianus da cuenta de la gran miseria en el campo debido a
las bandas armadas que han ocupado el lugar dejado por las legiones
romanas al abandonar la región. Pero tiempo después de su partida
estallan las revueltas; la miseria se acrecienta debido a las fuertes mareas,
a violentas tempestades que producen la inmersión de extensas regiones
costeras. Dicho texto es el relato de un viaje a lo largo de las costas de
Armórica; Namatianus no visitó el interior de las tierras. Observemos que
la leyenda señala el año 495 como fecha de la sumersión de la ciudad de
Is, en Finisterre. En cambio, diversos escritos correspondientes al siglo VI
tales como los de Gregorio de Tours proporcionan el nombre de pueblos
inundados, y en el texto de Bilí, del siglo IX, se enumeran varios pueblos
costeros de los alrededores de la desembocadura del Ranee que han
desaparecido al finalizar la tercera década del siglo VII. El movimiento de
178
hundimiento está entonces ubicado cronológicamente en sus límites. No se
debe olvidar el parcial anegamiento de lo que luego se transformó en el
Mont-Saint-Michel, igualmente del siglo VII, con interrupción del
movimiento tectónico en los primeros años del VIII.

Pero aquí nuestro propósito es ver la presencia de los europeos en América


del Norte antes de Colón y no estudiar los puertos de partida, ni las
embarcaciones utilizadas (todo lo cual ha sido brevemente comenzado en
la obra precedente sobre Brandan). Recordemos sin embargo que esta
investigación nos ha permitido resolver el enigma sobre la posición de las
islas Casitéridas que todos los diccionarios ubican en Inglaterra, en las
islas Scilly porque los historiadores no han tenido conocimiento de la
geografía de las costas del noroeste de Armórica antes del siglo VIII. Ello
los ha conducido a solicitar textos, sin embargo claros, para adaptarlos a
la geografía del siglo XX, a pesar de las flagrantes contradicciones que
desaparecen al situar esas islas en su única ubicación posible según los
más antiguos textos; comparación que nosotros hemos efectuado (este
tema desarrollado puede ser encontrado en la Reuue des deux mondes,
sept. 1969, y aún con más detalles en la Reuue maritime, julio de 1971).

Lento movimiento de crecimiento de los océanos. La Oficina internacional


de las mareas de Liverpool ha establecido que en la actualidad el nivel
medio del mar crece a razón de 1,2 mm por año, lo cual, multiplicado,
arrojaría alrededor de 12 cm por siglo. Algunos no han temido multiplicar
además por 20 para luego decir que eso da 2,40 m para los 20 siglos del
comienzo de nuestra era. Pero tal extrapolación es falsa pues el
crecimiento de las aguas debido al deshielo del casco glaciar disminuye a
medida que éste también lo hace, y en aquellos lugares en donde no hay
signos de movimiento vertical desde hace 2000 años parece, según
algunos puntos de referencia, que el crecimiento medio de las aguas
oceánicas ha sido cercano a 1,80 m.

Movimientos del suelo. En muchas regiones, el suelo puede elevarse o


descender, y ello debido a los movimientos isostáticos de múltiples causas.
A veces se trata de movimientos oscilatorios como resultado de grietas,
fallas. La resultante de esta elevación de las aguas y del movimiento
oscilatorio de las tierras al noroeste de Armórica es la que, en nuestros
días, hace que el nivel de agua sea aproximadamente 10 m más alto que a
comienzos de nuestra era. Es de alrededor de 5 m en la bahía del Mont-
Saint-Michel (sondeos de EDF para el estudio de una marea-motora de
179
gran poder) y en las proximidades del río Ranee en donde se encontraba el
puerto de Alet, de donde Brandan habría partido en el siglo VI en su viaje
hacia América central. Entre la isla de Ouessant y la costa es de alrededor
de 7 m; de 5 m en la rada de Brest, así como entre el archipiélago de
Quiberón y la desembocadura del Loira, etc.

Si las sagas han sido mal comprendidas, originando errores de


localización, es porque también las regiones del noroeste del Atlántico han
sufrido variaciones, sobre todo en el siglo XIV. Hubo un pronunciado
hundimiento en las proximidades de la actual Terranova, en tanto que
Canadá sube lentamente debido al retroceso del escudo glaciar que, por su
peso, hundía la corteza terrestre en el magma fluido del "manto" terrestre.
Se estima esta elevación isostática entre 2 y 5 mm por año, es decir entre
0,20 y 0,50 m por siglo. Pero es necesario tratar de no extrapolar
demasiado lejos y además multiplicar por 10 para establecer los niveles
que podían existir hace 1000 años, cuando los vikingos llegaron a esta
región, pues el movimiento de oscilación del siglo XIV ha interferido la
elevación del suelo y se necesitan mediciones en el propio lugar para
obtener valores más probables, de interpretación generalmente delicada,
pues nunca se está seguro de los niveles-testimonio de hace 1000 años.
Para períodos extensos sólo se cuenta con puntos de referencia más
cercanos, y la extrapolación no es segura. El estudio de esta región ha sido
llevado a cabo por los esposos Ternier en Trame géologique de Fhistoire
húmame. Según esos geógrafos, el hundimiento medio al este de Canadá
sería de 0,40 m por siglo, a lo largo de una falla en forma de V, uno de
cuyos brazos sigue aproximadamente el curso del San Lorenzo y el otro la
orilla nordeste de los lagos Hurón y Superior. Pero es sólo un promedio y si
la bahía del Hudson se eleva aproximadamente 1 m por siglo, en la
desembocadura del San Lorenzo la elevación es del orden de los 0,40 m
por siglo. A 100 km al sur de esta desembocadura, dicha elevación
correspondería a 0,20 m, en tanto que más al sur, aproximadamente 150
km, es decir en las proximidades del Maine, la variación isostática del
suelo es casi nula.

Gracias a ello vemos que la parte oriental de Canadá se eleva más en el


norte que en el sur. De esto surge una importante consecuencia: había
antes, en la región de los grandes lagos actuales, de aguas profundas, un
único lago muy extenso, llamado Agassiz. Este se volcaba en la bahía de
Hudson. La oscilación del continente lo ha hecho volcarse en el lago
Ontario por las caídas del Niágara, en tanto que en la época glaciar, hace
180
aproximadamente 7000 años, un lago glaciar unía el lago Ontario al lago
Hurón. La inversión parece haberse producido en el siglo XIV de nuestra
era, pero mucho antes de ese movimiento de oscilación hacia el sudeste,
ya había comenzado la elevación, ello bajo el efecto del retroceso glaciar
con una fractura transversal que separaba a los lagos Ontario del Hurón, o
preferentemente del lago Agassiz que llegaba hasta la bahía de Hudson a
volcar sus aguas, en tanto que el lago Ontario se dirigía al Atlántico por el
San Lorenzo. Es interesante hacer notar que todos los mapas anteriores a
Colón (e incluso después de esa fecha) ignoran a los grandes lagos y que
únicamente el Ontario figura (aunque no bautizado) como fuente del San
Lorenzo, primeramente llamado San Francisco en los documentos de
Jacques Cartier, quien exploró su curso y lo llamó de ese modo en honor a
su rey Francisco I (hagamos notar que cabe pensar también que fue a
consecuencia de ese movimiento oscilatorio que el Misuri, que se dirigía a
la bahía de Hudson, fuera en búsqueda del Misisipi).

El cataclismo del siglo XIV. Pero el cataclismo del siglo XIV será lo que ha
de retener particularmente nuestra atención pues es indispensable
conocerlo para poder comprender los viajes de los europeos a América en
aquella época. Diversos sondeos marítimos nos han permitido verificar,
comprobar datos, pero poseemos un importante documento que nos
describe dicho cataclismo.

En 1340, en los Anales del obispo Gisle Oddsson, ha sido encontrado: "Por
sexta vez consecutiva el Hecla comienza nuevamente con su terrible
rugido. Otros volcanes están en erupción: el reguero del Monte
Trolleydynja ha llegado al mar en las proximidades de Selvogur (al
noroeste de la isla). La península de Reykjaness ha sido reducida a la
mitad por la invasión de la lava y se hunde bajo el agua. Los altos
acantilados de Eideyhar ya no se ven. Las Geirfugle Skerries (islas rocosas
cercanas a la costa) han sido destruidas. El Sidujokul, al sur de la isla, y
varias montañas más están en erupción. Todas las provincias han sido
devastadas".

Hagamos notar que la parte sur de la isla era llamada Sidigrunn, allí se
encontraba el volcán Sidijokul, en la actualidad cubierto por las aguas. La
bahía de Reykjaness se formó en 1342, aproximadamente con la misma
configuración actual, por el súbito hundimiento de la mitad de la
península. El anegamiento de la provincia de Selvoge fue más lento y no
finalizó hasta 1607.
181
Es probable que el hundimiento se haya dejado sentir hasta las Feroé e
incluso en la costa noroeste de Irlanda en donde una isla descripta en
textos del siglo VIII ha desaparecido desde ese entonces. Dicho cataclismo
provocó una serie de maremotos, de temblores de tierra. Se piensa que
uno de esos maremotos originó la bahía de Zuyderzee, en Holanda. En la
misma época (siglos XIII y XIV) se produce la caída de una parte del monte
Granier, en los Alpes (Savoya). En Bretaña hubo cuantiosos daños en
1276; todo el año tembló allí la tierra y, durante ese tiempo, 40 días
consecutivos. En aquel momento es cuando se ubica la caída del menhir
más grande de Bretaña, en Locmariaquer. Según un monje bretón, A. el
Grande (no confundir con su homónimo), en 1379 se produjeron 33
maremotos en Bretaña, "cosa extraordinaria y contraria al curso normal de
este mar", dice el mismo monje.

Pero este largo período de seísmos se dejó sentir, especialmente, al oeste


de Islandia, y se prolongó hasta América, provocando el hundimiento de
Terranova que, en ese momento, se habría transformado en isla. Las
erupciones de lava, fechadas recientemente, parecen haber comenzado en
1211 en la península de Reykjaness, lo cual prueba que hubo otras antes
del gran agrietamiento de 1340 que hizo "escupir" a todos los volcanes.
Recordemos que en el siglo VI Brandan describe también una de esas
erupciones de Islandia, en el borde del mar. Es aquella, desde mucho
tiempo antes, una zona de inestabilidad, una gran falla de la corteza
terrestre.

Hemos podido apreciar las convergencias, constatadas, un poco hacia el


oeste de Islandia, con la desaparición del archipiélago rocoso de las
Gunnbjorn's Skerries situado, según un viejo texto vikingo de
instrucciones náuticas, a mitad de camino entre Groenlandia e Islandia.
Un valioso documento, que emana del obispo de Islandia, nos permite
ubicar el momento paroxístico del cataclismo. Sucesivos sondeos
efectuados por de Kerguelen en 1776, luego en una época muy reciente
por Mallery, por la marina americana, por las misiones polares francesas
conducidas por Paul-Emile Víctor han confirmado ciertas informaciones
llegadas hasta nosotros a través de las sagas. Volveremos a ver otros
aspectos al proceder al estudio de los mapas anteriores a Colón.

182
XV. LOS MAPAS

Los sondeos efectuados en las "Gunnbjom" (o Gunbiorn, etc.) por los


servicios hidrográficos americanos y una "recodificación" en coordenadas
modernas han permitido "restituir" ciertos croquis "p recoló niales"
inexplicables y por lo general considerados como fantasías sin ninguna
significación.

Gracias a esa "recodificación", se tomó entonces conciencia de que


aquellos eran mapas que revelaban, por ejemplo, el detalle de las costas de
América del Norte, desde Groenlandia hasta Alaska, así como desde
Escandinavia hasta el estrecho de Behring. Se podía antes pasar por esas
rutas marítimas puesto que figuran en esos documentos. Todo ello era
sospechoso para nuestros "modernos" que sólo juzgan en función de lo que
ven, de la situación presente.

Había otras razones que permiten ahora comprender por qué dichos
mapas fueron incomprensibles durante todo el siglo pasado: hechos por
marinos según otros marinos que no poseían brújula, lo que interesaba
era el ángulo bajo el cual, desde el barco, se veía una costa determinada,
una vez que había sido perfectamente reconocido un punto de referencia
descripto. Fue ésta también la técnica utilizada por los portulanos de los
siglos XV y XVI.

183
Una de las más antiguas, al parecer, fue descripta, en un mapa, hacia
1606, por Cristian Friseo, y se la designa por su nombre. Dicho mapa sería
copia de otro cuyo original habría sido acaso elaborado en Islandia varios
siglos antes.

Está dedicado al rey de Dinamarca. Existen otros del mismo tipo, lo cual
refuerza la idea de que todos son copia de un original desaparecido y con
fecha absolutamente desconocida; cualquier especulación al respecto es
pura fantasía y algunos autores no han dudado, gratuitamente, en
atribuirlo a los vikingos. Otro mapa se encuentra en un texto que se ubica
probablemente en 1605, escrito por Bjórn Jonson (1574-1655). Es éste
también una copia y el autor manifiesta que ese mapa fue obtenido en el
extranjero por Eriend Thordsen, sacerdote de la parroquia de Staden,
Islandia, en 1568. Pero no se cuenta con ninguna indicación sobre el
original. Se trata del denominado mapa de Albania "que está situada en
sentido opuesto a Vinlanda la Buena y que en otras épocas los
comerciantes llamaban Hibernia la Grande, o Irland Mikia".

184
Dado que no conocemos el original, no podemos apoyar a ciertos autores
que no dudan en remontar este mapa hasta los alrededores del año 800, lo
cual es seguramente falso ya que la palabra Albania, que allí figura, es
posterior al siglo XI; probablemente pertenece al siglo XII, y en la primera
parte hemos visto el origen de ese nombre.

El mapa de Zeno habría sido vuelto a copiar en Italia en 1402, según el


mapa prestado a Zeno por el obispo Henry de Garda cuando este último
fue a las Feroé en 1394 debido al traslado del obispado de Islandia hacia
una región menos afectada por el enfriamiento y por los seísmos de
mediados del siglo XIV.

En dicho mapa figura, entre Islandia y Groenlandia, un archipiélago que


quizás es el de las Gunnbjorn. Pero, habiendo sido vuelta a copiar en 1402
(otros dicen 1404) y publicado recién en 1558, se ha puesto en duda todo
su valor; es por ello que no lo hemos mencionado en la primera parte.
185
Los mapas de Friseo y de Thordsen se encontraban en los archivos
diocesanos de la catedral de Skalholten en Islandia. Los archivos se
quemaron en 1630 durante un incendio y poca cosa ha podido ser
salvada. Desaparecieron además los documentos relativos a la actividad de
la iglesia de Groenlandia transferida a Islandia a partir del siglo XIV debido
al rigor del clima groenlandés en donde ya no quedaba ningún obispo.
Parece pues que en 1394, cuando el obispado de Islandia fue transferido a
las Feroé, éstas habrían sido antes la sede del obispo aunque sus servicios
permanecieran en Islandia.

La catedral de Skalholten ¿estaba entonces privada de su obispo, quien se


habría "replegado" hacia un clima más moderado? Pero se habían
efectuado copias de aquellos dos mapas y de otro más, publicado en 1570
por Sigurdr Stephanson quien era entonces director de la escuela
diocesana de Skalholt, lo cual confirmaría con certeza que se había
mantenido cierta actividad episcopal en Islandia, que no todos los servicios
habían sido trasladados. También se ha perdido la copia de Sigurdr
Stephanson, pero la misma había sido reproducida por Thord Thorlakson
en 1606. Esta lleva indicaciones sobre Helleland, Markiand, Winland. Un
mapa, bastante próximo, del obispo Resen, sería de 1605. El mismo
manifiesta haberlo elaborado a partir de mapas que se remontan a varios
siglos antes, lo cual es vago.

Otro conjunto de mapas ha sido encontrado en las Feroé en 1508. El


obispado de Groenlandia había dejado de existir oficialmente en 1377 y los
archivos fueron transferidos a Islandia de donde, al menos en parte,
pasaron a las Feroé cuando la residencia del obispo fue llevada de Islandia
a las Feroé en 1394.

Todos estos mapas no llegaron a nuestro conocimiento hasta mucho


después de los viajes hacia el San Lorenzo, lo cual confirma que las rutas
marítimas hacia esa región nada deben a esos mapas. Juan Caboto,
Verrazane, Cartier sabían muy bien hacia dónde se dirigían y el ingeniero
americano Mallery, con respecto a cartas antiguas, evoca el viaje de J.
Cartier: "following a route suggested to him by Bretón fishermen..." Para
Mallery, esta ruta era conocida por los pescadores bretones mucho antes
de Colón y el estudio de los mapas antiguos fue para él una sorpresa.
Dicho investigador pensaba que, habiendo sido todos encontrados en
países nórdicos, le iban a revelar la ruta de los vikingos cuando él
emprendiera la tarea de descifrarlos. Pero, tenía la impresión de que
186
estaba descubriendo que esos documentos eran celtas y escribió: "To my
surprise, these charts aiso reuealed the startiing fací another white people,
the Celts, were crossing the Atlantic before the Vikings and more than
eighteen hundred years before Colomb". (Para mi sorpresa, esos mapas
revelaron además el asombroso hecho de que otro pueblo marítimo blanco,
los celtas, había cruzado el Atlántico antes que los vikingos y más de 1800
años antes que Colón.) Pero aquí Mallery extrapola y 1800 quizás sea un
lapsus. O si no se refiere a fechas, obtenidas con carbono 14, de los
denominados hornos celtas encontrados al este de los Estados Unidos,
hornos a los cuales consagra un largo capítulo de su obra (el cual me fue
comunicado por Paul-Emile Víctor). El hecho de atribuir hornos a los
celtas exigiría una confirmación; nunca he podido confirmar esas
afirmaciones.

Aun cuando haya sido por distracción que el autor escribió "eighteen" en
lugar de "eight", la reserva sigue siendo la misma. Seguramente se puede
pensar que 800 años antes de Colón los bretones se dirigían a América,
pero no es más que pura especulación atribuirles mapas de aquella época.
Ningún documento permite decir que elaboraran mapas en los siglos VI y
VII, ni siquiera en los siglos siguientes. Por el momento, no se ha conocido
ningún mapa auténticamente bretón anterior al siglo XVI (lo cual no quiere
decir que no hubieran existido).

187
Consideramos poco interesante, para lo que nos ocupa, detenernos en los
mapas cuyos originales ubicamos con certeza en el siglo XVI. Por ejemplo,
el "mapa" de Verrazane es más un croquis panorámico que un mapa. En
cambio se trata efectivamente de un mapa el que fue elaborado en
Bretaña, en Conquet, por el "hacedor de mapas" G. Brouscon en 1543
para Francisco I, según los viajes de J. Cartier, en donde, recordémoslo, el
San Lorenzo es denominado San Francisco. Este mapa es un planisferio,
actualmente propiedad de un coleccionista americano y cuyo negativo
poseemos. Presenta numerosos detalles interesantes que han sido
destacados por el doctor Desjardins, fallecido en la actualidad, en una
pequeña obra en donde muestra la significación de las rosas de los vientos
que figuran en ese mapa, posición e indicaciones de ningún modo
arbitrarias y que él -analiza.

Diversos mapas elaborados durante el siglo XVI, e incluso más tarde, y de


los cuales contamos con reproducciones en colores, indican islas que no
existen. ¿Es el resultado de confusiones entre datos transmitidos por los
navegantes? Fáciles confusiones debidas a la incertidumbre sobre las
longitudes, hasta la invención del cronómetro, en el siglo XVIII. Pero
también, probablemente, porque se ha seguido representando, sin
localización 'precisa, islas que luego han desaparecido en los cataclismos.
Recordemos que en el extremo de Bretaña las regiones costeras se han
hundido, desde fines del siglo V hasta comienzos del VIII de nuestra era,
entre 5 y 11 m, en partes; de lo cual surgió una profunda modificación de
las costas o de la superficie de las demás islas. Este fenómeno se ha
reproducido también más al norte, a lo largo de las costas de Irlanda y
Escocia. Así es como diversas tradiciones irlandesas, escritas hacia fines
de la Edad Media, dan cuenta de una isla Flanchair, en relatos que se
refieren a los siglos IV y V, ubicada entre Irlanda y Escocia. Ciertos textos
hagiográficos, a través de algunas indicaciones, permiten afirmar que otras
islas, hoy desaparecidas, se encontraban al oeste de las actuales islas
Hébridas.

Desconfiemos pues de la cartografía del siglo XX transpuesta en relatos


que se remontan a 1000 años o más, e incluso a 700 años para el noroeste
del Atlántico. Veamos algunos mapas auténticamente anteriores al primer
viaje de Colón. Sólo damos cuenta de los mapas relativos al noroeste del
Atlántico. El de Hereford sería el más antiguo: hacia 1280; pero no indica
nada sobre esa región, así como tampoco los mapamundis del siglo XIV

188
tales como los de Minorita, Vesconte, etc., y es por olio que es inútil
detenernos demasiado.

Un mapa de El Edrisi. Aun cuando no se refiera a América, sino a Islandia,


nos ha parecido de utilidad detenernos un poco en un mapa mal
interpretado y que ha sido útil a Piri Reís en el siglo XVI. Contamos con la
reproducción en colores de un fragmento de un mapa publicado en 1150
por el gran navegante y geógrafo árabe El Edrisi (también se escribe El
Idrisi, Al Idrisi, etc., dado que las vocales no se especifican en la escritura
árabe). Este vivió entre los años 1100 y 1180. Nacido en Marruecos, realizó
lo esencial de su obra en Bairam, Palermo, que era la capital del rey
normando Roger de Sicilia, reino creado en 1130 por la fusión del reino de
Ñapóles con el reino de Sicilia (de allí el nombre de reino normando de las
Dos Sicilias). En aquella época, las relaciones de los países nórdicos con
Groenlandia eran muy intensas. Los normandos de Sicilia, en contacto con
los del Mar del Norte, estaban por lo tanto muy al corriente de todos los
viajes al norte de Europa, lo cual permitió a El Edrisi elaborar mapas de
esa región según los documentos o las indicaciones verbales de los
noruegos. Sus mapas alcanzan a 70 y figuran en Tabula itineraria
edrisiana. Para sus mapas, adoptó la proyección cilindrica, más tarde
retomada por Mercator, aunque ya utilizada en la antigüedad. Dividió a la
tierra en 7 "husos" limitados por meridianos y cada parte entre dos
meridianos fue dividida en "regiones" por 10 paralelos, de lo cual surge un
mapa del mundo conocido en 70 hojas.

Para algunos, una de esas "regiones" eran una península o una parte de
una isla. Esta ha sido llamada Eslandia. Pero las inscripciones están en
árabe y esta interpretación es moderna. Hay algunos que han asimilado
esta consonancia a Estonia, que es también una península, rodeada de
algunas islas, tal como en el mapa de El Edrisi. Pero es necesario
desconfiar de las analogías fonéticas, bastante poco precisas por otra
parte, y tenemos la convicción de que se trata de "Esland", Islandia, en
tanto que en árabe algunos traducen por "Reslanda". Nuestra localización
se apoya en dos motivos: una de las islas vecinas a la costa lleva el nombre
de isla del "Culto del Fuego"; ¿no será ese un indicio a favor de una isla
poseedora de un volcán en actividad? ¿Y no será una de esas islas
descriptas como anegadas más tarde, en el siglo XIV, cuando se hundió el
volcán en el mar? Esto ya lo hemos visto. Ahora bien, en Estonia no hay
nada similar y, además, esta región es llana. Y El Edrisi hace figurar, en
forma oblicua, al centro, una cadena de montañas, lo cual es exactamente
189
el caso de Islandia. Otros índices tales como los cursos de agua estarían
además en favor de Islandia, así como un lago y la presencia de varios
volcanes. Por otra parte, el parecido con el sudoeste de Islandia es grande,
desde Cata a Eyrarba y Reykjaness y no olvidemos que la cartografía
actual es diferente de lo que era para aquella región en el siglo XII.
Además, he realizado un encuadre del mapa de Islandia, para esta parte
de la isla, basándome en el mapa de El Edrisi y tomando puntos de
referencia comunes a fin de tener la misma escala para los dos croquis y la
identidad de los lugares surge con toda evidencia (para estos croquis
consultar el libro de Brandan, en la misma colección).

Vemos de este modo que en el siglo XII habían sido elaborados mapas
nórdicos. El de El Edrisi parece ser el más antiguamente autentificado. No
deja de tener interés señalar que en la obra de El Edrisi, Descripción del
Mundo, se encuentra una alusión a la "Gran Irlanda" (Irland ad Mikia) que
él llama "Irlandah al Kabirah" (? ), lo cual muestra que América era
conocida por él, y lástima que no se haya podido contar con un mapa de él
sobre la región.

¿Un mapa de Vinlanda autentificado? El hecho de que Vinlanda sea


conocida, al menos de nombre, en Europa, no deja lugar a dudas, ya que
hemos visto que aquélla es mencionada por Adán de Bremen antes de
1070 en su manuscrito Description insularia aquilonia (recordemos que
Bremen dependía en ese entonces de la Gran Dinamarca la Dacia), pero
dicho autor no ha hecho ninguna descripción de aquellas tierras, ni
ningún mapa. Dice: "... unam . . . quae dicitur Windiand. . .". Los mapas
de las islas norte del Atlántico atribuidas a Adán de Bremen sus
elaboraciones posteriores confeccionadas según las escasas indicaciones
de posición que él proporciona, indicaciones poco precisas que el autor ha
podido dar libre curso a su fantasía y ubicar a esas islas en cualquier
lugar. Adán de Bremen manifiesta que más allá de las islas más nórdicas
tales como Groenlandia, las tierras son inhabitables, cubiertas por masas
de hielo y niebla. Cita además al País de los Hombres Blancos, sin entrar
en detalles. Constituye, sin embargo, un importante dato que certifica la
presencia de los blancos en América a través de un documento
incontestable.

Ningún documento gráfico auténtico anterior al siglo XVI y en donde


figurase Vinlanda ha llegado hasta nosotros, pues sólo se contaba con
copias posteriores de originales desaparecidos. Sin embargo se cuenta con
190
originales del siglo XV que representan a Groenlandia. Citemos los mapas
de los germanos (Germanus), Nicolás (hacia 1466) y Marcelo (hacia 1482).
Estos parecen inspirados en el del danés Clavus, confeccionado entre 1424
y 1430, al parecer. Este mapa se ha perdido pero su existencia se halla
autentificada por un manuscrito de Viena. Es bastante cercano al de Zeno
que habría sido copiado en 1404 (o 1403) según un documento anterior (la
autenticidad del mapa de Zeno ha sido puesta en duda sin pruebas
suficientes, a nuestro parecer). De todos modos, se puede admitir que
todos esos mapas provendrían de un prototipo anterior correspondiente
por lo menos al siglo XIV, pero ninguno de ellos indica a Vinlanda. Existen
tierras al oeste de Groenlandia indicadas en el mapa de Zeno. Mercator ha
pensado que podría tratarse de la Tierra de Baffin, conocida cuando fue
publicado el mapa de Zeno en 1558.

En cambio, mapas posteriores como los de Stephanson (fechado en 1570,


aunque se piensa que ha sido antedatado y que correspondería a 1590), de
Resen (1605), de Thorlakson (1606), etc., en donde figuran Helleland,
Markland, el Promontorium Winlandiae parecen haber sido confeccionados
según un prototipo común. Tienen un aire familiar con las costas sólo
indicadas, y trazadas, para esas regiones, con Groenlandia, a lo largo del
borde izquierdo de la hoja. El obispo Resen afirma haber contado con
mapas que se remontaban a varios siglos. Pero como nunca ha sido
encontrado ningún original, algunos espíritus, siempre negativos,
concluyeron que Resen mintió, que su mapa es una falsificación. Nosotros
hemos de ver que es conveniente dejar tal juicio de lado.

Dado que no se poseía ninguna copia efectivamente anterior al viaje de


Colón, los negadores sistemáticos no dejaban de decir que todos los mapas
de América, presentados como anteriores al siglo XVI, eran falsificaciones,
compuestos para las necesidades de un relato. Un nuevo hecho ocurrió en
1957, fecha en la cual fue hallada, en un negocio de antigüedades, la copia
de un manuscrito de Vincent de Beauvais. Este manuscrito fue comprado
en 1958 por la universidad norteamericana de Yaie que lo hizo objeto de
un estudio sistemático y que notó que en ese manuscrito se hallaba un
mapa cosido, el cual, a primera vista, no había llamado la atención, y cuya
importancia se hizo rápidamente evidente.

Recordaré brevemente que Vincent de Beauvais, nacido entre 1190 y 1200


(1195 ± 5), murió poco antes de 1264 (1262 ±1). Este dominicano es
célebre por su obra Speculum majus (el Gran Espejo) que es la más
191
completa de las enciclopedias del conocimiento científico en el siglo XIII.
Esta magna obra está dividida en tres partes (se le atribuye,
equivocadamente, una cuarta parte, Speculum mora/e). La primera parte,
Speculum naturale (el Espejo de la Naturaleza) describe las ciencias de la
naturaleza. La segunda Speculum doctrínale es un texto de teología y de
filosofía. La tercera, Speculum historíale (el Espejo de la historia) es la
historia del mundo, de la creación, en 1250, lo cual lleva a pensar que esta
obra fue terminada en ese año. Compuso una epístola de consuelo para el
rey de Francia, Luis IX (San Luis), de quien él era su lector, en ocasión de
la muerte del hijo mayor del rey (1260). Speculum majus fue impreso por
primera vez en Estrasburgo en 1473, luego en Augsburgo en 1474,
Speculum historíale fue traducido al francés a partir del siglo XIV por Jean
de Vignay y son sobre todo copias de Speculum historíale las que han
llegado hasta nosotros.

Otro elemento histórico: en 1241, los mongoles (llamados tártaros) se


encuentran en Polonia, Silesia, Hungría. Estos han anunciado que se
apoderarán de toda Europa. El papa Inocencio IV, inquieto, y residiendo en
ese momento en Lión, envió a una misión de hermanos franciscanos ante
el rey de los mongoles, en Karakorum, a fin de disuadirlo de continuar su
conquista, sus masacres. Esta misión fue dirigida por Carpini, más
conocido por su nombre francés: Jean du Plan de Carpin, o Jean du Plan.
Partió hacia Lión en 1245. Volvió en noviembre de 1247 y transmitió su
informe al papa. Este último, inquieto por ese documento que mostraba la
importancia del imperio tártaro, envió a Plan de Carpin, a comienzos de
1248, ante San Luis a fin de comunicarle dicho informe y de disuadirlo de
partir hacia la 7a. cruzada que preparaba, pero que de todos modos llevó a
cabo entre 1248 y 1252, ya que, estando sus preparativos demasiado
adelantados para abandonarlos, no quiso reconsiderar su decisión.
Vincent de Beauvais, lector del rey, tuvo conocimiento también del original
del informe del Plan de Carpin y resumió una parte de él en la última parte
de su Speculum historíale, adjuntado, al parecer, alrededor de 1254. De
este modo, en Francia, un manuscrito profusamente copiado y difundido
poco después, proporcionaba la descripción de un viaje a través de China
mucho antes que Marco Polo, el cual no volvió de China hasta 1291. Pero
además de este manuscrito de del Plan de Carpin, otro relato había sido
escrito sobre ese viaje en julio de 1247, es decir 4 meses antes del regreso
a Lión de del Plan de Carpin; dicho relato se debe a C. de Bridia, otro
hermano franciscano que había salido al encuentro de los misioneros, los

192
cuales, a su regreso, se habían retrasado un poco en Europa central, e
incluso dispersado. C. de Bridia los entrevistó por separado y obtuvo de
este modo una síntesis detallada de lo que él intituló Historia de los
Tártaros (que fue traducida también como Relación tártara).

El manuscrito científicamente estudiado por la universidad de Yaie, ha


sido objeto de una abultada obra, un-4" publicada en 1965. En dicho
manuscrito se encuentra una parte de Speculum historíale, pero el
copista, en lugar de poner el resumen de Vincent de Beauvais sobre el
informe de del Plan de Carpin, puso el texto del relato firmado por C. de
Bridia y este texto sería copia de otro manuscrito conteniendo la misma
yuxtaposición de Speculum historíale y de Historia tartorum. El mapa
anexado parece haber sido adjuntado para explicar el itinerario de del Plan
de Carpin y es muy posible que a su vez haya sido copiado de un modelo
inserto en un manuscrito precedente, según lo cual el manuscrito de Yaie
sería una copia de ese manuscrito anterior, desconocido por el momento . .
. ¿pero no ha sido acaso necesario esperar hasta 1957 para notar, por
casualidad, en una casa de antigüedades de Europa, la presencia de la
obra comprada en nombre de la universidad de Yaie? Quizás, en otras
partes, existen otras por descubrir.

El mapa del ejemplar de Yate ha sido identificado por los expertos; posee
los mismos materiales, la misma escritura, el mismo formato que el resto
del manuscrito. Sería pues contemporáneo al manuscrito y no adjuntado
más tarde; numerosos índices materiales lo prueban, según los expertos,
quienes enumeran esas pruebas, según ellos.

193
En conjunto, se percibe que guarda un gran parecido con los otros
planisferios conocidos pertenecientes a la primera mitad del siglo XIV,
tales como el de P. Minorita, hecho en Aviñón en 1321 por la cartografía
vaticana. Este mapa parece haberse inspirado de otros planisferios que
tienen un aire familiar, y ello hasta la mitad del siglo XV. Pero en ninguno
de esos planisferios se encuentra Groenlandia ni Vinlanda, lo cual ha
hecho decir a algunos que esos dos países han sido agregados en fecha
reciente.

Groenlandia, en relación a otros mapas conocidos de esas tierras, está


dibujada con bastante exactitud, con más exactitud incluso que muchos
países de Europa, incluyendo su costa norte. Ahora bien, la costa norte de
Groenlandia ya no era accesible desde, por lo menos, mediados del siglo
XIV y recién en el siglo XX fue posible, por medio de sondeos marítimos,
seguidos de perforaciones de control, encontrar a aquella costa
actualmente cubierta por los hielos. Este mapa constituiría un nuevo dato
para probar que antes el clima era más moderado y sería éste un
argumento para pensar que el copista ha podido disponer de un croquis
suficientemente exacto correspondiente a un dibujo muy anterior a
mediados del siglo XIV (hemos visto que El Edrisi disponía de datos
bastante precisos sobre esas regiones en el siglo XII como para

194
confeccionar un mapa de Islandia; pero Groenlandia era conocida por los
normandos de las Dos Sicilias).

En cuanto a Vinlanda, ¿se trataría de la única copia autentificada que la


hiciera figurar? Pues la universidad de Yaie, con la colaboración de
miembros del British Museum, especialmente Shelter, parece llegar a la
conclusión, luego de seis años de estudios científicos, que esa copia sería
de 1440. Por debajo de su encuademación tiene una flor de lis, y
recordemos, para ubicar a esta fecha, que la guerra de los Cien Años
acaba de terminar, que Carlos VII es rey de Francia. Los autores
americanos piensan que esa copia podría haber sido hecha en Basilea, con
papel fabricado en Colmar.

¿Pero de dónde se habría inspirado el copista para copiar ese mapa? No


poseemos ningún original idéntico. No figura en el original de Vincent de
Beauvais, pero ello no significa que no hubiese mapas en la
documentación dejada por Vincent de Beauvais y explotada con
posterioridad. Son vanas todas las conjeturas sobre la fecha del original,
pero constatemos un hecho certificado por los investigadores de Yaie: en
1440 era posible copiar un mapa de Vinlanda, indicando también a la
Groenlandia de antes del siglo XIV, libre de los hielos en su parte norte.
Pienso que allí se encuentra una fuente para los mapas de Piri Reís que
pertenecen al siglo XVI, y que la documentación de VA Edrisi {iasó de
Palermo a Conslantinopla en donde Piri Reis pudo disponer de ella.

Desciframiento del mapa de Vinlanda. A continuación sólo hemos de


abocarnos al mapa de Vinlanda y no a la totalidad del mapa que los
autores anglo-americanos de la obra de presentación han denominado
"Vinland Map", en tanto que se trata de un planisferio. Le han atribuido
ese nombre porque lo nuevo y lo que confiere importancia a ese documento
es la presencia de Vinlanda, de la cual, dicho mapa, constituye la primera
cartografía "detallada" conocida.

Vinlanda figura en forma de isla y Adán de Bremen también decía que era
una isla. Sin embargo las sagas nunca lo han dicho. Pero como se viajaba
hacia allí en barco, los interpretadores y dibujantes pensaron que era una
isla. Pero las sagas utilizan la denominación de "promontorio de Vinlanda".
Hay un punto importante que parece haber escapado a la sagacidad de los
expertos anglo-americanos, de tal modo que han dejado pasar lo esencial
de este descubrimiento. Sería un error creer que esta isla, denominada en

195
este mapa con el nombre de Viniland, está orientada en sentido norte-sur
sobre su eje mayor. En un planisferio las orientaciones de los meridianos
se encuentran falseadas con relación al norte (lo cual evita la proyección
de Mercator, habitualmente utilizada para algunos planisferios, a pesar de
presentar el grave inconveniente de indicar siempre la misma longitud en
el mapa para el ecuador que para el polo, detalle que es necesario no
olvidar, pero no existe ningún medio perfecto de proyectar una esfera en
una hoja plana y hay que adoptar ciertos compromisos). Si proyectamos a
todos los meridianos en el polo norte, indicado figurativamente en el mapa
por un punto al norte de Europa, en el extremo derecho del mapa el
meridiano correspondiente se encontrará muy encurvado, de lo cual se
produce una exagerada deformación de las islas del Japón. En su parte
izquierda también hay muchas inexactitudes y no se puede decir nada a
priori sobre la orientación. Incluso en el centro el meridiano de Francia e
Inglaterra muestra una inclinación hacia el noroeste (representándonos
mentalmente al meridiano no trazado en dicho mapa).

Existen, de tanto en tanto, errores de orientación inexplicables a primera


vista: el Báltico está en sentido oeste-este; la costa de Noruega también.
Las latitudes no son exactas y, por ejemplo, Dinamarca está demasiado al
norte en relación a Escocia, etc. Por lo tanto, no es posible admitir a priori
que únicamente Vinlanda está bien ubicada en longitud y latitud, así como
tampoco bien orientada. No ha sido tenida en cuenta una constatación que
hemos hecho para otros mapas: una costa es dibujada a lo largo del borde

196
del papel (o del pergamino) para ganar en longitud, de lo cual surge una
nueva orientación cambiante; ello explicaría que en este mapa la península
escandinava tenga su eje de izquierda a derecha.

Este mapa de Vinlanda pudo parecer, quizás, una representación


fantasiosa de algún dibujante. En absoluto. Hemos constatado que
haciendo girar a Vinlanda hacia la derecha (en el sentido de las agujas del
reloj) aproximadamente 75°, de pronto este mapa se torna elocuente.
Reconocíamos en él la costa, desde Terranova a New York
aproximadamente, tomando en cuenta la línea de la costa, de antes de
mediados del siglo XIV, cuando Terranova estaba unida al continente. La
escala, en relación a España, Francia, Italia, mostraba, que en el momento
en que este mapa había sido concebido, era sorprendentemente precisa, al
superponerla con un mapa moderno de igual escala, y más aún al seguir el
probable contorno de las costas de mediados del siglo XIV. De este modo el
copista del manuscrito de Vincent de Beauvais habría tenido a su
disposición un mapa de trazado más exacto que el de Noruega, Bretaña,
las Islas Británicas, etc. (? ).

En dicho mapa Vinlanda está representada en el lado izquierdo de la hoja,


lo cual no implica que el norte se encuentre en la parte superior, de donde
surge nuestra nueva orientación, como hemos hecho con mapas tales
como los de Stephanson, Resen, etc., que también tienen la misma
disposición para las mismas regiones. Gracias a la rotación de 75°,
podemos localizar a las 3 grandes penínsulas de las sagas: el Helluland (o
Helleland), que sería el Labrador-Terranova, en ese entonces unidos;
Vinlanda, que los últimos mapas mencionados llaman Promontorio de
Vinlanda y que sería el actual cabo Cod, en aquel momento ampliamente
prolongado hacia el este, y más tarde cubierto por las aguas. Por otra
parte, es probable que las tres islas, muy bajas, de Martha's Vineyard,
Nantuckett, etc., fueran en aquella época pequeños cerros del continente,
en tierras pantanosas, rodeadas de aguas poco profundas, peligrosas para
la navegación y que eran evitadas cuando se podíe hacerlo . . .: allí fue
donde Thorvaid encalló y rompió su quilla. El bautizó a aquel lugar el cabo
de la Quilla, luego de haber plantado su quilla rota a modo de baliza al
lograr construir otra con los medios de a bordo. Algunos años más tarde y
en la actual prolongación del cabo Cod, Karisefni habría divisado esa
baliza y logrado, gracias a ella, pasar sin incidentes algo más lejos de la
costa. Es posible que aquél haya sido también el lugar, las convergencias
son múltiples, en donde encallara Thorer, el cual, menos afortunado —
197
según lo hemos visto—, perdió allí su embarcación y fue luego salvado por
Leif.

La existencia de estos bancos ocasionó, en el siglo XVII, el encallamiento


del May Flower que llevaba a los primeros colonizadores que se instalaron
en aquella región; logró desencallar en la siguiente pleamar y, rodeando el
cabo de arena, prosiguió su viaje y luego atracó en la actual Bostón. Luego
fue el Sparrowhawk que, poco después, encalló en el mismo lugar, pero, al
parecer, en el período del reflujo, hecho por el cual en la marea siguiente,
más baja, no logró ponerse a flote. Fue necesario abandonar la
embarcación y partir a pie en la siguiente bajamar. El camino fue largo,
por la arena, para llegar a tierra firme, narra el relato. En el siglo XVII se
indicaba la existencia de una tal isla Nansat, al oeste del actual cabo Cod,
dicha isla se encuentra hoy cubierta por el agua. Dicen los relatos que en
los períodos de bajamar de equinoccio, según la dirección del viento —el
cual actúa sobre la altura de las mareas— se dejaban ver enormes
superficies.

Esto también puede encontrarse en una saga del Islendigabók (Relato de


los groenlandeses, III) cuando Leif buscaba el lugar más favorable para
instalar sus "refugios". "Con marea baja, nos encontramos con un banco y
la embarcación encalló; desde la embarcación, el mar parecía alejado". En
otro capítulo hacemos notar que esta parte de la costa no ha cambiado
mucho desde el siglo XI debido a la inexistencia de movimientos
tectónicos; pero, desde ese entonces, se ha producido una ligera elevación
del nivel del agua debido al movimiento general de crecimiento de los
océanos, cercano, durante estos últimos siglos, a un decímetro por siglo.
Por lo tanto es posible estimar aproximadamente un nivel 60 centímetros
más alto en el siglo XVII en relación al del siglo XI. Pero 60 centímetros de
desnivel en una región absolutamente llana cambia considerablemente el
panorama. Grandes extensiones, más amplias que en nuestros días,
aparecen con marea baja durante la época de los vikingos. Obsérvese que
en la costa de "enfrente" ocurría más o menos lo mismo, un poco menos
sin embargo debido un accidente más marcado: la punta sudoeste de la
península de Acadia (Nueva Inglaterra, luego Nueva Escocia) se encontraba
bastante adentrada y el actual cabo Sable se internaba varios kilómetros
mar adentro. Esa era la región de Markiand y Leif observó allí: "Por todos
lados no había más que enormes extensiones de arena blanca, las costas
eran bajas". Fue quizás en esta región en donde también encalló Gudieif
Gudiandson en 1029: ¿ribera norte del golfo del Maine, en los alrededores
198
del cabo Sable, o ribera sur, en la proximidad del cabo Cod? Esta saga no
proporciona detalles, pero podemos pensar en esta región en donde los
vientos y las corrientes arrastran a los navegantes, ya lo hemos visto con
respecto a los vikingos, e incluso en el siglo XVII, con respecto a
embarcaciones sin embargo más perfeccionadas que los drakkares. y que
querían dirigirse hacia Virginia.

Ello implica, quizás, que la entrada de la bahía del Maine, con sus
ramificaciones como la bahía de Fundy, era mucho más estrecha que en
nuestros días, y nuestro mapa, que considera el fondo, da cuenta de ello,
asemejándose de este modo al mal llamado mapa de Vinlanda ya que
también figuran, tal como lo hemos descifrado, Markiand y Helluland. Para
mayores detalles remitirse a nuestro estudio publicado en la Revue
marítime (nov. 1970). De este modo todo se aclara sobre los puntos en
donde han desembarcado los vikingos. Nosotros habíamos llegado a esta
localización a través de diversos datos coincidentes. Algunas opiniones
divergían, pero además de una irrefutable localización de latitud por la
longitud del día en el equinoccio de invierno y cuya existencia hemos
reseñado, existe una nueva convergencia proporcionada por ese mapa
denominado de Vinlanda. Los mapas de la serie de Stephanson, etc.,
indican también el Skroeling Land, la tierra de los Pieles Rojas, "detrás" de
Vinlanda, es decir más atrás de las costas de Rhode-Island, etc., hacia
New Hampshire, etc. Incluso se explica el hecho de que esas regiones estén
representadas por una isla; y Verrazane, en el siglo XVI, todavía representa
ese territorio como si fuera una isla.

Nuestro croquis muestra una sorprendente correspondencia entre la


"costa" noroeste y el curso del San Lorenzo del mapa descifrado de
Vinlanda.

Vemos en ello un dato más para aceptar la afirmación de los autores de las
copias tales como Friseo, Resen, etc., quienes declaran haber utilizado
documentos de varios siglos antes. El origen de esos mapas, que fueron
conocidos recién mucho más tarde en Europa, parecerían ser los archivos
del obispo de Islandia, y los mismos habrían sido llevados, en parte, a las
islas Feroé cuando en 1394 el obispo de Islandia, Henry de Garda, decidió
transferir la sede episcopal de las Tierras nórdicas a las Feroé, como
consecuencia de las condiciones climáticas demasiado rigurosas en
Groenlandia, y luego en Islandia debido al cataclismo que se acentuó
durante todo el siglo XIII. Como hemos visto, éste alcanzó su grado
199
máximo a mediados del siglo XIV pero, aunque disminuido, no dejó de
acumular sus efectos que recién se tornaron asintomáticos en las
proximidades del siglo XVII. Los mapas podían pues proporcionar el
trazado conocido antes del cataclismo; y a partir del siglo XV comenzaron
a circular en Europa las copias de esos mapas. Este podría ser el origen de
un documento que habría tenido a su disposición el anónimo copista del
manuscrito de Vincent de Beauvais, del mismo modo como circularon
copias utilizadas por Stephanson, Friseo, etc.

Hubiera sido "anormal" que no hubieran sido puestas en duda las


conclusiones de los expertos que durante años efectuaron meticulosos
análisis del mapa de Vinlanda. Es humano. . . Puede haber sido una
"broma", una copia hábilmente imitada, dicen: una "composición" cuya
tinta correspondería a 1922. Sin embargo, en mi conocimiento, no ha sido
indicado por medio de qué procedimiento científico se ha podido
determinar, 50 años más tarde, que una tinta pertenece a 1922. Si a pesar
de todo eso fuera probado algún día, convendría no olvidar los numerosos
datos coincidentes que muestran que dicho mapa es una síntesis de
documentos que pueden ser encontrados en otras partes. El conjunto sería
entonces apócrifo, pero no una falsificación completa. He mostrado
además (ver la Revue maritime, nov. 1970) que la parte inferior de
Vinlanda de ese mapa es muy similar a la Vinlanda del mapa de Resen,
citado precedentemente. Mantengo pues lo que precede, lo que he escrito
en 1970 hasta poder contar con una prueba real de que se trata de una
"broma", pues sea lo que fuere, el fondo sigue siendo válido; se trataría de
una composición hecha a partir de documentos convergentes. Aun cuando
se haya establecido que la tinta es con certeza de 1922, prueba difícil de
proporcionar, ¡tampoco ha sido dicho si la tinta de 1922 ha sido pasada
por encima del dibujo original que se encontraba algo borroso! . . .

XVI. PRUEBAS ARQUEOLÓGICAS

La arqueología probatoria de una presencia europea en América del Norte


antes de la llegada de los primeros colonizadores a comienzos del siglo
XVII, y aún antes de las exploraciones de fines del XV proseguidas durante
200
todo el XVI, ha sido en general mal interpretada porque se ha partido del
postulado que supone que los vikingos se habían instalado en aquellas
tierras en el siglo XI, lo cual es falso. Nosotros hemos de ver algunas de
esas pruebas arqueológicas.

1. Los hornos celtas. Han sido encontrados hornos de siderurgia en casi


todas partes de la región que hemos delimitado como aquella en donde
residieron los celtas, es decir, desde lo alto del San Lorenzo y de los
grandes lagos actuales hasta el mar, desde las proximidades de New Cork
hasta la desembocadura del San Lorenzo. Han sido establecidas algunas
fechas, con carbono 14, del carbón encontrado en el lugar. Estas coinciden
con el período que hemos visto. Sin embargo no podemos fiarnos en el
carbono 14 para obtener una fecha histórica válida por diversas razones
que no podemos detallar aquí: con él se "sitúa" aproximadamente a una
época, no a una fecha. A pesar de los recientes progresos hechos en el
conocimiento de las variaciones de la proporción de carbono 14 contenida
por el aire en el curso de las edades, en diferentes actividades biológicas
pueden ocasionar una mayor o menor asimilación de ese isótopo del
carbono (variable también con las especies). Es por ello que se debe ser
prudente y que una fecha obtenida con carbono 14 para una diferencia
menor de un siglo sólo puede ser considerada si coincide
aproximativamente con otros datos obtenidos por otros medios.

De este modo, en 1968, A. Cailleux, profesor de geología de la facultad de


ciencias de París, presentó a los especialistas en carbono 14 un pez,
pescado poco tiempo antes en el Antartico. La sanción del carbono 14 fue:
pez muerto y conservado en el hielo del Antartico desde hace
aproximadamente 1200 años . . . No ha podido ser descubierta la causa de
este "error", pero no extrapolemos; por lo general, salvo error en el
momento de toma de la muestra, la aproximación puede ser del orden de
un siglo, al menos para fechas no demasiado lejanas.

En Estados Unidos el ingeniero Mallery ha estudiado muy de cerca a esos


hornos que eran "hornos bajos" (del tipo utilizado en Europa aún en el
siglo pasado: hornos catalanes, etc.; se los encuentra, en gran cantidad, en
pueblos de África central; China durante un tiempo los había puesto en
uso para producir hierro en todas partes).

Se trata de hornos de cuba calentados con madera o carbón vegetal, en


donde el mineral (rico), llevado a un punto de incandescencia, se ablanda y

201
se reduce (pierde oxígeno); esta masa pastosa es luego golpeada para
extraerle las escorias; de este modo se obtiene hierro y no fundición.

Esos hornos "precoloniales" habían causado bastante intriga y fue el azar


lo que orientó a los investigadores para llegar a ellos. En Spruce Hill, a
3500 km al sur de Burneville, existían ruinas conocidas desde mucho
tiempo antes. Había un montículo que molestaba para dejar al descubierto
una larga pared que era objeto de las más fantasiosas hipótesis, pues si
era "precolonial" (anterior a la época durante la cual los colonizadores
europeos se establecieron más allá del Atlántico) no podía, con seguridad,
ser atribuida a los indígenas quienes no construían tales muros.

Dicho montículo, cubierto de vegetación, resultó ser un montón de


escorias de varios centenares de toneladas (se encuentran otros similares
en Bretaña en la actualidad). Estas escorias contienen aún entre 20 y 50%
de hierro en forma FeO (en Bretaña, Marcel Kervran hizo analizar escorias
de ese tipo y las muestras contenían entre 40 y 4-5% de FeO). El
procedimiento sólo permitía utilizar minerales ricos, de por lo menos 60%
de óxido de hierro. Sólo se extraía alrededor de un tercio, 20%, y de allí las
escorias con 40':', que serían recuperables en nuestros días (poseemos
minerales de la Lorena que sólo contienen el 35% de hierro).

202
Bajo las escorias, fueron encontrados dos hornos próximos uno de otro: un
horno de precalentamiento, luego el horno de reducción. Ese tipo de horno
era utilizado en Bretaña antes del siglo XIII, fecha en la cual fue
introducido el procedimiento de insuflación de aire para aumentar la
temperatura, obtener una colada más maleable, más fácil de trabajar con
el martillo, para mejorar el rendimiento.

El horno de Spruce Hill estaba en la ladera de una montaña, con los


agujeros de ventilación orientados hacia el lado de donde venían los
vientos predominantes (lo cual acelera el tiraje). Por alguna razón
desconocida la temperatura subió demasiado antes de que fueran tapadas
las aberturas con tapones de arcilla de tal modo que el hierro alcanzó
rápidamente el punto de fusión, se derramó en la tubería de ventilación
que desembocaba en el centro de la plaza. 30 kg de hierro se volcaron,
fijándose a sus paredes, en el canal de entrada de aire; el horno fue por lo
tanto puesto fuera de servicio. Los herreros trataron de despegar el lingote
con sus picos (ello según las huellas de las herramientas), pero no lo
203
consiguieron. Dejaron el horno de lado, construyeron otro y echaron luego
las escorias encima del horno inutilizable. También fue encontrada en el
lugar una pala que debía servir para pasar el mineral del horno de
precalentamiento al horno de reducción.

Todo ello según Mallery, quien proporciona detalles sobre varios hornos
celtas más, todos fechados con carbono 14. Este autor da cuenta también
de la existencia de varios hornos de tipo nórdico, aunque mas recientes y
que parecen indicar que Los nórdicos habrían llegado a ese lugar quizás en
el siglo XIV. Pero ese tipo de horno podría deberse a una influencia de los
aportes hechos en "Albania" por la llegada de escoceses, o de daneses que
huían de Islandia luego de que los noruegos reconquistaran la isla (? ).

Todos esos hornos son de pequeñas dimensiones. Los hornos celtas son
ovalados en corte horizontal y transversal, según los dos ejes que medían
2,50 x 1,50 m de promedio. El más grande encontrado tenía 4 x 2,40 m (en
Bretaña tenían las mismas formas y las mismas dimensiones medias, y
otros sin embargo mucho más pequeños aún). Los hornos nórdicos eran
un poco más grandes (uno de ellos medía 5,25 x 2,85 m); eran
rectangulares en el plano horizontal con la cuba en forma trapezoidal.

En Oak Hill (Virginia, entre Ohio y el mar, pues) en un horno de


precalentamiento celta, se ha encontrado mineral aún no reducido que,
por análisis, indicó poseer un 61% de FesOa, lo cual confirma con certeza
que se utilizaban minerales ricos. Varias decenas de hornos han sido
encontrados, todos en esta región y no en cualquier otra, lo cual parece
confirmar la presencia de celtas en esta región (entre los años 800 y 1200,
según el carbono 14), pero serían necesarios otros datos coincidentes para
precisar las fechas con mayor exactitud y al parecer no existen, al menos
por el momento. Por lo tanto, sólo podemos considerar a esos hornos
celtas, en calidad de pruebas arqueológicas, como un nuevo dato más,
como una probabilidad, pero teníamos la obligación de hacer estas
reservas, las cuales no fueron hechas por Mallery en su estudio, dedicado
a Paul-Emile Víctor, quien nos lo ha hecho llegar. El libro de Mallery,
editado en 1950, y poco después agotado, contenía fotos y numerosos
croquis. Deberá tenerse en cuenta que las fechas son algo sospechosas.

2. Habitáis. Hasta la actualidad, sólo han sido encontradas huellas de


habitáis en Terranova, y las más antiguas corresponden, al parecer, al
siglo XIV. Es posible que esas construcciones se deban a pescadores

204
bretones que iban a pescar allí desde el siglo XII probablemente, e incluso
quizás desde fines del XI. Aquellas ruinas fueron encontradas en su
totalidad en el norte de la isla, dominio de los bretones. Los vascos
también iban pero tenían sus campamentos en tierra, para secar el
pescado, en la parte sur de la actual isla y una parte de esos campamentos
habrían desaparecido bajo las aguas durante el cataclismo que separó a
Terranova del continente en el siglo XIV. Sin embargo, quedaron algunos
indicios toponímicos de aquella presencia vasca, con nombres de ciertos
lugares, y aún existe la Punta de los Vascos. En cuanto a los portugueses,
ellos tamb|ién presentes en el siglo XII al parecer, no han dejado rastro
alguno: la parte del territorio en donde, según las tradiciones, tenían sus
factorías de pesca se encontraba al oeste y al sud de la isla, en la región
totalmente devorada por el cataclismo que en ese entonces delimitaba a la
isla de Anticosti, ensanchaba la desembocadura del San Lorenzo, etc.

Hagamos notar también los rastros de poblaciones al norte de Quebec, en


el archipiélago de Ungava. Dichos rastros no han sido fechados con
exactitud. Pertenecen quizás al siglo XIV y habrían sido construidas por
los groenlandeses expulsados por el enfriamiento del clima.

Este enfriamiento había ocasionado la ruina del ganado, hambre, carencia


alimenticia, enfermedades. En esas regiones, así como en Groenlandia,
sólo se encuentran cimientos de piedra seca, a veces de un metro de
altura. Encima de esos cimientos, se construían paredes de motas de
turba, de pasto y un liviano techo de ramas. Debido a ello paredes y techos
han desaparecido sin dejar rastros. Sin embargo, en Ungava, que en
nuestros días sólo tiene algunos débiles arbustos enanos, parece que el
techado se hacía a veces con un enrejado de cuernos de caribú, recubierto
de pieles de esa variedad de renos, al menos para algunas poblaciones.
Pues, ya lo hemos recordado, en algunos lugares había probablemente
techados de tirantes de madera (¿fijados con lazos? ) formando un ángulo
diedro con postes inclinados, calzados contra los cimientos; y ello sobre
todo porque, en algunos lugares al menos, Ungava poseía en ese entonces
árboles que de algún modo no estaban lejos y que podían ser llevados en
barco.

205
Los indicios de habitáis nórdicos de los alrededores del norte de Terranova
o del sur del Labrador se deben quizás también a pescadores nórdicos. En
efecto se sabe que estallaron conflictos entre groenlandeses y noruegos,
debido a que los primeros no querían que los segundos pescaran en su
zona de "pesca reservada". Estos conflictos habían comenzado en el siglo
XII, de tal modo que el rey de Noruega se decidió a enviar a un obispo
legatario. Lo cual no fue suficiente y, siendo indispensable la permanente
presencia de su persona, fue nombrado obispo residente. Hemos visto que
el primer mediador fue el obispo Arnaldo, ello según la saga de Einar
Sokkason y el obispado fue instalado en Gardar en 1126. Pero los
conflictos continuaron y finalmente los noruegos se internaron un poco
más lejos en el continente. Allí instalaron sus secaderos cuyos vestigios
son encontrados en la actualidad.

Sea lo que fuere, si se encuentran ruinas, es sólo en las costas. Al parecer


hubo algunas granjas pues, probablemente, fueron instalados equipos
permanentes de vigilancia y sin duda se ha de recordar al pescador del
relato de Zeno que permaneció veintiséis años en Nueva Escocia (nuestra
ex Acadia). No ha sido encontrado ningún indicio seguro sobre habitáis de
nórdicos, ni de celtas, pertenecientes al siglo XI. Nada en el interior de los
206
territorios, de tal modo que esas ruinas confirman solamente que los
europeos llegaban a esas regiones mucho antes del viaje de Colón, pero no
podrían las mismas ser consideradas como pruebas arqueológicas de la
presencia de los celtas, así como tampoco, por otra parte, de los vikingos al
noreste de América en las proximidades del año mil.

3. Norlh Salom y Acworth. Las construcciones, a veces llamadas "druido-


cristianas" de " North 'Salem, en New Hampshire, a 75 km al norte de
Bostón han dado lugar a mucha literatura e imaginación. Dichas
construcciones han sido descriptas por Pohl en The Lost Discovery, por G.
Ashe en Lana to the West y en 1977 por Fell Barry en América B.C., con
abundante ilustración. Hemos obtenido una documentación con
fotografías gracias a los servicios culturales de la embajada francesa en
U.S.A.; a la Commission de developpement du New Hampshire en Concord
y a un amigo francés, profesor en Concord. La sociedad que explota esas
ruinas comercialmente, en el plano turístico, las ha bautizado "Mystery
Hill Caves" (Las misteriosas cavernas del diablo) y nos ha proporcionado
planos, folletos ilustrados.

Dichas ruinas a veces han sido presentadas como si se debieran a un


original habitante solitario del siglo XIX. Esto es imposible pues han sido
encontradas en el lugar mesas megalíticas que no han podido ser
instaladas por un solo hombre: hay un monolito de 4,80 m de largo, 2,95
de ancho y 1,20 m de espesor. Que haya habido "arreglos" de acceso en el
siglo XIX, es posible, pero en un lugar muy antiguo. Hay una construcción
derrumbada que parece haber sido una parte subterránea. Se trata de una
construcción del mismo tipo que el de algunos "refugios" (u oratoríos) de
Irlanda del siglo VII. Se puede consultar nuestro artículo en el no 8 de
Plañóte —reproducido además en le Meilleur de Flanéte. Diversas fotos
comparativas muestran el mismo aparejamiento de las piedras, el mismo
tipo de dintel. Se podría quizás, para algunas partes, establecer una
comparación con el monumento de los Siete Santos de la Vieja Feria, en
las Costas del norte, que podría pertenecer quizás al siglo VII, pero el
arreglo interior parece más bien pertenecer al siglo XIV. Lo encontrado en
Bretaña bajo túmulos sería la reproducción de sendas cubiertas, pero en
este caso se trata de 5000 años y naturalmente esto no tiene nada que ver
con los celtas llegados al oeste de Europa en el siglo IV antes de nuestra
era, y de allí nuestras reservas con respecto a Fell y a otros que atribuyen
esos megalitos de North Salem a celtas (o celtíberos).

207
No contamos con ningún elemento científico para establecer una
comparación entre ciertas partes de este conjunto y una construcción
irlandesa del siglo VII. Nos contentamos pues con evocar la comparación
efectuada por diversos autores aunque expresando, al mismo tiempo, muy
claras reservas, y a la espera de nuevos descubrimientos. De este modo, en
North Salem, habría sido encontrada una hoja de puñal de hierro que el
análisis muestra como perteneciente al mismo tipo de hierro que el
trabajado en la Edad Media en Europa, lo cual dejaría acaso suponer una
ocupación del lugar por europeos en aquel entonces. Pero la construcción
del lugar es un problema completamente diferente, aún no resuelto, a mi
entender, debido a demasiadas contradicciones. Han sido encontradas, por
ejemplo, inscripciones en caracteres gaéiicos, escritura celta. Pero los
megalitos no son celtas. Quedan pues no pocos enigmas por resolver en
ese lugar y es prematuro emitir un juicio "definitivo".

En Acworth, en la misma región de New Hampshire, en la colina Kennedy,


hay tres pequeñas cabanas de piedras secas, distantes aproximadamente
100 m unas de otras y que a veces han sido tomadas como pequeños
refugios individuales de monjes irlandeses. En Irlanda han sido
encontradas construcciones de piedra seca del mismo tipo, modestas
viviendas de monjes que se habían consagrado a la más primitiva vida
material por penitencia. Debe hacerse notar que dos eran circulares con
aproximadamente 4,30 m de diámetro y no se sabe si eran viviendas u
oratorios. En Bretaña, en las islas Lavret, Saint-Modez, etc., hay ruinas de
tales oratorios, de dimensiones similares, pertenecientes al siglo V en
Lavret, al VI en Saint-Modez, pero el aparejamiento de las paredes es
diferente. La tercera construcción, rectangular, al parecer es demasiado
pequeña para haber podido servir como refugio, como "cucheta", pues sólo
tiene 1,60 m de largo por 0,85 m de ancho y 0,93 m de alto. ¿Podría haber
sido una alacena para las provisiones? Tales construcciones, en forma de
antiguas colmenas de abejas, han sido señaladas hacia 1550 en los
alrededores de Brest (parte nordeste de la bahía de desembocadura del
San Lorenzo); hasta nuestros días, se desconoce su origen, aunque se
piensa que son "precoloniales" y que no se deberían a los indígenas para
quienes tales construcciones eran desconocidas.

Pero en Acworth, así como en North Salem, nada permite establecer una
fecha con seguridad. Nosotros las mencionamos sin entrar en detalles
descriptivos pues falta la prueba científica sobre una posibilidad de
atribuirlas a los monjes celtas del siglo VII, o de un poco más tarde. Por el
208
momento el origen celta de dichas construcciones queda sin establecer,
pero es una posibilidad que no debe ser descartada sin suficientes
pruebas. Puede constatarse que, nuevamente en este caso, esas ruinas se
encuentran en el mismo sector geográfico aquí estudiado. Muchas ruinas
del mismo tipo han sido destruidas por los "colonos", con el fin de utilizar
una piedra ya lista, pues la arqueología era una noción completamente
desconocida para aquellos "pioneros" ávidos de nuevas tierras, de gozo
inmediato, aun cuando fuera necesario exterminar al indígena; y recién en
el siglo pasado América experimentó la necesidad de estudiar su pasado,
de mirar con más distancia más allá del siglo XVI, fecha en la cual el
pasado de todos se encuentra en Europa. Muchas irreparables pérdidas se
han ocasionado, y debido a ello las actuales dificultades para encontrar
numerosas pruebas arqueológicas.

4. El santuario bretón de Newport. En el parque Turo, Newport, Rhode


Island, existe una construcción que era un enigma para los americanos,
divididos en dos grupos: para unos fue el primer molino de viento de los
colonos que desembarcaron en aquella región en el siglo XV 11; para otros
fue una iglesia vikinga de los siglos XII o XIII. Y de allí una abundante
literatura sobre aquella "torre" de Newport, y variadas controversias que
duran hace más de un siglo.

Creemos haber aportado la solución a este enigma y así es como en la


revista Plañóte, no 8 (1963), luego en le Meilleur de Plañóte (1966) una
página doble coloca frente a frente la "torre" de Newport y la foto de una
iglesia bretona de construcción muy similar. Desarrollemos un poco
nuestra argumentación, esperando que el lector verá en ello una prueba de
nuestra afirmación que dice que nos encontramos allí frente a una prueba
arqueológica de la presencia bretona en los Estados Unidos, en la región
de la "Albania", de la "Vinlanda" de los vikingos, antes del período
"colonial", antes de la llegada masiva de los europeos en los siglos XVI y
XVII.

No podemos aquí entrar en detalles sobre las largas investigaciones que


nos han sido indispensables dado que no podemos convertir a estas
páginas en una monografía de la iglesia de Newport, ni de la iglesia
bretona arqueológicamente tan cercana. Recordemos que en 1629 un
inglés exploró la isla de Newport e indicó las huellas de un antiguo habitat
europeo. Es lamentable que esto no le haya interesado algo más y que no
haya proporcionado ningún detalle. Así como tampoco, por otra parte, a
209
aquellos que le siguieron poco después en aquella búsqueda de nuevos
lugares para la inmigración. Tampoco se menciona el nombre de la isla en
esos documentos ingleses. Esta no había sido aún bautizada por los
cartógrafos de la época y está situada en relación a la actual isla de Long
Island y de New York (en ese entonces Nueva Amsterdam, en donde en
1614 acababan de establecerse los primeros colonos holandeses, 90 años
después del reconocimiento de ese lugar hecho para Francisco I por el
navegante Verrazane; la principal implantación holandesa tuvo lugar a
fines de 1620). En todo caso, en 1629 no hay nadie en la isla. Al menos el
primer relato inglés no da cuenta de ello: ese explorador no encontró a
nadie. Está más o menos establecido que fue en 1639 cuando llegaron los
primeros europeos para establecerse en aquel lugar y que éstos fundaron
Newport.

Pero ocurre que la mayoría de los americanos que han estudiado la "torre"
de Newport se ha pronunciado por un molino de viento construido en 1663
por colonos que acababan de llegar. Dan como explicación que fue
necesario construir rápidamente ese molino para moler el grano de la
primera cosecha. No han percibido la debilidad de ese argumento: hacía ya
24 años que los primeros colonos estaban en Newport y no han podido
esperar 24 años para moler el grano. . . Pero esos americanos encontraron
una "prueba irrefutable" en un testamento del 24 de diciembre de 1677 en
donde el firmante desea ser enterrado en un terreno "near ye line or path
from my dweiling house leading to my stone built wind miln". Hay otras
frases con "my stone built wind-miln". Pero la frase principal sólo puede
traducirse por "cerca de vuestro camino o sendero, que comienza en mi
morada y conduce a mi molino de viento construido en piedra".

El testador declara solamente que el molino de viento, construido en


piedra, es de él, nada más, y nosotros no comprendemos cómo tantas
personas han podido ver en ello una prueba de que fue ese propietario
quien construyó ese molino: el verbo está en voz pasiva.

Pero otros documentos, sobre los cuales no podemos insitir aquí (ver entre
otros: The Oíd Stone Mili, by Herbert Olin Brigham, Frankiin Printing
House, Newport, R. I. 1955) muestran que en aquella época es la "torre" de
Newport la que servía de molino de viento. O más exactamente que
sostenía a un molino de viento. Una nota marginal citando hechos de 1663
indica, con esa fecha: "this year we built the first windmill" y con la misma

210
escritura, en ese "memorial", con fecha de 1675 se encuentra: "our
windmill" fue destruido por una tempestad el 24 de agosto de 1675.

Brigham y muchos otros junto con él ven en esos textos la partida de


nacimiento de la "torre" de Newport: 1663. Pero ese texto no dice eso. Sólo
expresa que en 1663 fue construido un molino de viento. Pero fue un
trabajo de iniciado, una construcción provisoria hecha apresuradamente, y
ese molino de viento no resistió mucho tiempo: doce años más tarde se
derrumbaría... sin embargo la "torre" de Newport sigue siempre en pie.

Es pues evidente que fue el molino instalado sobre la "torre" lo derribado, y


que a esta última se la sigue llamando "mi molino" en el testamento de
1677, dos años después de su destrucción. En nuestros días aún se la
sigue llamando viejo molino de piedra.

La "torre" no es el molino. Torre y molino son dos cosas diferentes. Si


ambos han sido confundidos durante algunos años fue por una cuestión
de comodidad económica. Compartimos aquí la opinión de Pohl quien ha
constatado que esa "torre" no es exactamente redonda. Es claramente
ovalada con una diferencia aproximada de medio metro entre los dos ejes,
por un diámetro medio de 5,1 m en el medio del espesor de las paredes.
Pero cuando se trata de construir con forma redonda, los albañiles saben
perfectamente cómo hacer una base de banda de rodamiento con, a lo
sumo, algunos centímetros de diferencia con respecto al círculo perfecto.

Fue pues necesario instalar una banda de rodamiento circular para que la
parte superior del molino pudiera orientarse en función del viento; banda
de madera, colocada sobre una manipostería que de ningún modo estaba
hecha como para recibirla, lo cual explica que esta construcción
totalmente de madera, difícil de ajusfar con precisión, no haya podido
resistir a una fuerte tempestad. El molino no ha sido más que una
superestructura muy provisoria.

Además, ¿quién ha visto alguna vez un molino construido sobre ocho


columnas? Y no podemos hacer otra cosa más que interrogarnos sobre las
razones que han podido llevar a pensar que aquella construcción había
sido hecha como molino. Sólo fue, y estamos convencidos de ello, una
solución provisoria, rápida, ejecutada en ese lugar por tratarse del sitio
más favorable: la "torre" se encuentra sólo a dos metros del punto más
elevado de la meseta que domina la bahía.

211
De este modo creemos ver derrumbarse la capciosa argumentación de
aquellos que afirmaron que había allí una construcción de piedra
especialmente hecha para un molino de viento. Los escritos del siglo XVII
sólo indican que esta "torre" existía desde antes y que se ha querido
utilizarla. Con varios fines, por otra parte, pues otros escritos hacen ver su
posible utilización como faro, torre de vigilancia, etc., escritos éstos casi
todos contemporáneos, pues en ese momento es cuando los europeos se
instalan en Rhode Island, y cuando allí luchan ingleses contra holandeses.
Si a partir de la tercera década del siglo XVII todos los escritos dan cuenta
del "molino de viento" es porque se le ha atribuido esta denominación local
como consecuencia de su última utilización. En cambio, existen otros
relatos, anteriores, que mencionan a "la torre redonda de piedra", aunque
sin citar a Newport que aún no existía. Existe especialmente un
documento de 1632 referente a Long Island y que contiene una solicitud
de autorización para instalar en el lugar descripto a un grupo de 500
colonos. Dicho documento enumera las ventajas de dicho lugar. Menciona
que la vigilancia de la ribera oriental de Long Island podría ser cumplida
con mayor eficacia por una tropa que dispusiera de una torre redonda de
piedra. Para llegar allí, sería necesario "una pinaza preparada contra las
flechas". Se encontraba pues en otra isla, al este de Long Island, y la única
isla al este, con una "torre redonda de piedra" es Newport. El texto habla
de la obligación de residencia de la tropa, lo cual supone un alejamiento
que no permite el relevo cotidiano. Esta torre es pues anterior a 1632,
anterior a la implantación europea que recién se llevó a cabo 7 años más
tarde, anterior al molino de viento que fue construido recién 31 años
después. Seguramente se temían ataques de los "indios", de allí surge la
mención de que la pinaza debía estar preparada para resistir a sus flechas.

La isla mencionada no podía ser otra más que Newport, pues cabe
descartar a las demás islas al este de Long Island, todas de poblamiento
europeo aún más reciente, pues la llegada a ese lugar es difícil debido a los
bancos de arena, y hemos visto que incluso los vikingos encallaron allí a
pesar del escaso calado de sus embarcaciones. Al este de Long Island se
encuentra Block, isla llana con una depresión y una laguna en su parte
central; por lo tanto no puede ser la isla con una torre que domina la
región. Martha's Vineyrand y Nantuckett son sólo islas poco elevadas, de
difícil acceso, con bancos que en la actualidad se logra evitar gracias al
faro de Nantuckett. A veces, con marea baja y según los vientos, esos
bancos se dejan ver. Únicamente Rhode Island, en donde se encuentra

212
Newport, es, en esta región, una isla siempre accesible para la navegación.
Hemos dicho que un inglés, William Wood, exploró esta isla a partir de
1629 hasta 1634, pero si no proporcionó ningún detalle sobre rastros de
poblamiento europeo antiguo que él hubiera notado, podemos deducir que
no había ningún europeo instalado en la isla desde donde se domina la
bahía de Narragansett. De allí la proposición de instalar en el lugar a 500
colonos bajo la protección de una pequeña tropa que del mismo modo
flanquearía a Long Island.

¿De cuándo data la construcción de la "torre" de Newport? Es imposible,


ante los documentos precisos y convergentes con los que se cuenta,
sostener que la "torre" de Newport fue construida en 1663 para ser
utilizada como molino de viento. Por ello otros autores se han hecho eco de
otra versión: dicha "torre" habría sido construida por la tripulación de una
embarcación portuguesa que se había detenido en 1511 para reparar una
avería y que debió quedarse para pasar el invierno. Podemos responder
que no es verosímil que marineros, los cuales son más carpinteros que
albañiles, hayan podido construir una torre de vigilancia o un refugio de
piedra de un metro de espesor para protegerse durante algunos meses de
las flechas de los "indios". Esta versión debe ser descartada sin duda
alguna.

Los partidarios de una construcción "precolonial" piensan que se trata de


una iglesia redonda construida por los vikingos en los siglos XII o XIV pues
parten del postulado que afirma que los vikingos estaban allí desde el siglo
XI. Hemos visto que nada de eso ocurre y que ellos mismos lo declaran.
Pohl, quien se ha interesado mucho por ese monumento, pensó en una
torre de vigilancia y proporciona para ello numerosos argumentos. Sólo
hay una puerta en et primer piso, encima de las columnas; ventanas y
troneras están orientadas, sin simetría, en dirección de los posibles
accesos. Todo, ello es pura especulación, la imaginación siempre es libre . .
. Pero el mismo autor también pensó en las iglesias redondas en las cuales
faltaría el deambulatorio concéntrico exterior. Sin embargo, no hace de ello
más que una discreta alusión e insiste sobre todo en el rol de torre de
vigilancia de los vikingos. No contó con los elementos que nosotros hemos
reunido, y, antes de llevar más lejos el estudio sobre la fecha de su
construcción, debemos tomarun término de comparación: el santuario
bretón de Lanleff.

213
Paralelo con el "templo" de Lanleff. Es asombrosa una comparación de
fotos entre la "torre" de Newport y el "templo" de Lanleff; sin embargo esas
construcciones no son idénticas ni están construidas en la misma escala.

El grosor de las paredes es el mismo: 3 pies, y no pies ingleses, sino pies


celtas de 0,3175 m. En Lanleff el deambulatorio era de piedra, abovedado,
y aún quedan algunas partes. En Newport, ningún rastro aparente de
deambulatorio, y de allí el enigma de esta construcción. Tanto en Newport
como en Lanleff no existió cúpula de piedra recubriendo a la "torre". En las
dos construcciones, la altura bajo las arcadas, en el medio entre los dos
pilares, es la misma: 3,60 m desde el suelo actual. La construcción de
Lanleff fue comenzada por "gente del oficio". Hasta el primer piso, arcadas
y pilares están prolijamente realizados; pero el resto, así como en Newport,
está constituido por una albañilería muy tosca, de irregular aparej

214
amiento. En las dos el pegado está hecho con una cal muy sólida, mezcla
habitual en aquellas técnicas costeras en las cuales se utiliza arena de
conchillas. En la mezcla de un pilar de Lanleff, hemos encontrado dos
conchillas intactas de 4 cm de largo. Comparemos con la descripción que
hace Brigham de Newport: "The building material is rough hewn native
fiéis stone and beach stone joined by a mortar of lime, sand and shell".
Luego idéntica técnica, idéntico aspecto de la albañilería, visible en las
fotos.

En Newport cabe pensar que la construcción ha sido realizada por


"amateurs", por los monjes bretones y quizás por peones indígenas, según
el modelo existente en Bretaña, aunque simplificado. Las arcadas y los
pilares son sobre todo lo más tosco en Newport, aunque muy sólidos. Se
podría decir que Lanleff (para la parte inferior al menos) fue la prolija obra
de un arquitecto de valor y Newport una copia desprolija, pero sólida, de
oficial albañil.

En Newport fue seguramente un edificio de uso religioso, pero también


una construcción de vigilancia y de defensa que permitía, subiendo al
primer piso, y retirando la escala, ponerse a cubierto de los ataques por
sorpresa. Si, desde el exterior y con una escala, pasando por sobre el
deambulatorio, los asaltantes lograban alcanzar la única puerta, de todos
modos sólo podía pasar un hombre a la vez (en Lanleff también). Esta
abertura está construida con un marcado derrame y en la parte más
estrecha sólo tiene 0,60 cm de ancho. Además, su altura es insuficiente
para que un hombre pueda pasar por ella de pie: se debía pasar uno por
uno, inclinado, lo que los hacía mas vulnerables. En mi opinión esa
abertura era también una salida para subir al techo del deambulatorio,
para el mantenimiento y las reparaciones, pero naturalmente podía ser
utilizada también para vigilancia y para disparar con arco.

Fecha de Lanleff. Hemos reunido, sobre el santuario de Lanleff, una muy


abundante documentación arqueológica, histórica, gráfica, aún no
publicada, pero no podemos utilizar aquí más que lo necesario para fechar
el monumento. Este estudio ha sido muy prolongado. Hemos tomado
decenas de fotografías desde ángulos diferentes, de todo el recorrido,
interior y exterior. Además otras fotos y mediciones realizadas en el lugar
por nuestro hijo Marcel con el fin de verificar puntos particulares, se han
ido escalonando en la medida de los progresos del estudio. Esta búsqueda

215
detallada era indispensable ante las muy sensibles divergencias entre
especialistas.

Algunos de estos últimos fechan al monumento según el estilo de la


decoración de las bases y de los capiteles, por comparación con formas y
motivos análogos observados en edificios fechados con exactitud. Tal
manera de operar preserva de sorpresas y nosotros hemos debido
abocarnos a un amplio estudio comparativo de la arquitectura bretona
durante el período que aquí nos interesa, es decir desde el siglo VI al siglo
XI, pues no teníamos ninguna razón para aceptar más las conclusiones de
tal especialista que las de cualquier otro.

Han sido encontrados textos que prueban que bases y capiteles a menudo
no han sido más que copias de modelos anteriores, llegados a veces desde
lejos: se hacía una copia en tamaño natural en toba o en calcarlo blando y
ésta era la copia remitida al tallador de granito. Por ejemplo, en Rhuis —
siglo XI— las bases han sido copiadas de Avesniéres, cerca de Laval, por
monjes benedictinos. Los capiteles fueron esculpidos recién un siglo
después de las bases, según modelos copiados de las tumbas de los santos
Félix y Rioc en Nantes. En Quimperlé, así como en Lanleff, se observan
bases cuya escultura no ha sido jamás realizada. Dichos capiteles y bases
podían perfectamente ser esculpidos mucho tiempo después de ser
colocados (o nunca . . .). Sólo se los esculpía una vez empotrados, es decir
en su lugar, por una razón técnica: la dureza del granito hace que sea
necesario golpear muy fuerte en el buril. Ello puede ocasionar fisuras que
arruinan la obra del artista a último momento. Se prefiere pues —aún en
nuestros días— trabajar sobre un andamiaje (diversos grabados mayas,
egipcios, etc., muestran también esta técnica) pues la piedra empotrada,
correctamente apoyada como lo está la de un capitel o de una base,
transmite el golpe en lugar de absorberlo; menos sacudida, resiste mejor.

Es evidente que en Lanleff no podríamos basarnos en esas esculturas para


fechar al edificio pues hay otra razón que no ha llamado la atención de los
especialistas y que surge ante la evidencia de una observación en el lugar:
las columnas, con sus bases y sus capiteles, no han sido erigidas al mismo
tiempo que los pilares contra los cuales se encuentran adosadas. Son
columnas semicilíndricas de carácter puramente decorativo, pegadas con
mezcla a los pilares cuadrados, sin encadenado, sin "espiga" que penetre
en el pilar. Sin embargo, cada dos columnas, había una más alta que
servía de apoyo a los postes que sostenían el piso del primer piso. El
216
segundo piso estaba colocado sobre postes encastrados; los agujeros de los
travesanos se conservan intactos.

El estilo de la decoración estaba en boga en los siglos XI y XII lo cual ha


sido causa de error on la atribución de fechas. La fecha de las esculturas
no es válida más que para esta decoración, no para el edificio. Muchos
especialistas, aun en la actualidad, olvidan este importante punto, tales
como Waquet y otros. En cambio el más grande especialista del arte
románico en Bretaña, R. Grand, no había cometido ese error (ver R. Grand,
FArt román en Bretagne, obra financiada por el C.N.R.S.). Para él las
esculturas de los capiteles pertenecen al siglo XI y son muy posteriores a
la construcción del edificio, en tanto que Waquet y otros después de él han
visto en ellas esculturas del siglo XII y, generalizando, han deducido que
todo el edificio correspondía al siglo XII. Se basaron también en los
retoques efectuados en las absidiolas del deambulatorio que rodea a la
"torre" central: allí se practicaron ventanas complementarias, se
construyeron nichos, pues el oficio religioso se pronunciaba en el
deambulatorio, dado que el centro era una cripta, la tumba del santo a
quien estaba dedicada la iglesia. Esa "tumba" no albergaba a veces más
que un pequeño hueso, reliquia del santo; en ese entonces se iba, en
"operación comando", de noche, a robar una reliquia en la tumba del santo
para "sacramentar" una nueva iglesia. Los fieles "deambulaban" alrededor,
a cierta distancia, para evitar el robo de aquellos que hubieran querido
poseer un amuleto que les protegiera de tal o cual maleficio o de una
enfermedad. Es posible que, en el siglo XII, hubieran sido practicadas
pequeñas aberturas (del tamaño de una tronera), pero no es suficiente
para fechar el edificio y, R. Grand, que era miembro del Instituto,
proporciona una prueba irrecusable de una fecha anterior al siglo XII.

Lanleff era un priorato construido en el territorio de la antigua parroquia


de Dyvias (grafía de un inventario del siglo XVI —hoy Yvias). Esta
parroquia estaba en el feudo del señor de Chatelodrén, en el curso
superior del río Leff, a 18 km más arriba de Lanleff. Este señor, Trihan, en
el siglo XI, donó a la abadía de Lehon (un poco hacia el sur de Diñan) ese
priorato cuyos monjes estaban aprovisionados por la abadía de Lehon.
Este constituye el más antiguo acto que sobre este tema se posee.

Sería conveniente ubicar esta cesión en el contexto de la historia local,


pero seríamos incapaces de desarrollar aquí un capítulo de ese tipo.
Digamos simplemente que las construcciones de edificios religiosos en
217
Bretaña habían recibido un fuerte impulso obedeciendo a las órdenes de
los soberanos bretones, quienes rehusaban obedecer a los reyes de los
francos. Además, esta guerra política contra Francia se sumaba a una
guerra religiosa contra la iglesia galicana, aliada política de los francos
desde la época de Clodoveo: obispos y arzobispos son elegidos por los
príncipes. El jefe bretón Nominoe no podía admitir la ingerencia de la
Iglesia galicana en un país que rechaza la soberanía franca y constituyó
una Iglesia bretona calcada sobre la organización romana. Pues ella era
heredera de la Iglesia siria y no poseía obispados territoriales. Nominoe
creó los obispados bretones que subsistieron hasta la revolución. Fue
creado además un arzobispado bretón, pero desapareció en 1199, fecha en
la que la Iglesia bretona se integró a la Iglesia galicana. Los reyes bretones,
después de la muerte de Nominoe, continuaron su política de gran
expansión religiosa.

Pero en aquella época comenzaron las incursiones de los normandos y sus


destrucciones. Muchas iglesias bretonas fueron saqueadas, reconstruidas,
incendiadas nuevamente más tarde, dado que los normandos volvían a
pasar a veces cada 5 años, cada 10, 20 a lo sumo, por los mismos lugares.
Esta lucha se prolongó durante 100 años. En 911 el rey de los francos
puso fin a las incursiones de los vikingos cediéndoles un territorio
convertido más tarde en Normandía, territorio que comprendía al oeste
una parte que dependía de la soberanía bretona. Los reyes bretones no
aceptaron que se dispusiera de ese modo de sus tierras y la lucha
continuó, intensificada por el hecho de que las fuerzas normandas se
concentraban en el único punto de resistencia para ellos, Bretaña. Luego
de muy arduos combates, Bretaña triunfó y los normandos fueron
definitivamente expulsados en 944. Luego, poco a poco, durante la
segunda mitad del siglo X, los monjes, expulsados por los normandos,
retornaron y repararon las iglesias y los monasterios. Pero con
cuentagotas, pues el país, arruinado, ya no podía proveer el diezmo
suficiente, ni la prestación obligatoria para los edificios parroquiales de los
cuales el señor era responsable temporario.

Cabe pues pensar que el priorato de Lanleff, reparado lo mejor posible, no


tan bien en su parte superior la cual era utilizada como vivienda,
suscitaba no pocos reclamos de parte de los monjes que Lehon había
introducido allí. La parte superior debe haber sido destruida por el
incendio del techado central, hecho con armazón; el incendio de sus
tirantes y tablones. Fatigado por los reclamos y para ganarse el
218
agradecimiento del clero con un solo gesto, Trihán terminó donando el
priorato a la abadía de Lehon, la cual se había desarrollado mucho a fines
del siglo X y comienzos del XI. Gozaba de ciertos "beneficios" y podía hacer
frente a la reconstrucción de sus prioratos. La concentración prosiguió y la
abadía de San Magloira de Lehon se transformó en un beneficio de la
abadía de Marmutier en 1182. Un texto de Pedro, obispo de Alet (siempre
se dice el obispado de Alet, incluso en un inventario del siglo XVI, y no San
Malo) confirma que los bienes de Lehon están incluidos en el beneficio de
Marmutier. Pero a partir del siglo XII no se encuentran más escritos sobre
Lanleff, lo cual parece indicar que en esa época el priorato ya no da más
"beneficios". La rica abadía de Marmutier, convertida en propietaria en
1182, no se interesa más por él y poco a poco el santuario cae en el
abandono. Recién ha de llamar la atención en el siglo XIX pues, antes,
habiendo quedado inutilizable, había sido construida una capilla adosada
a la "torre" y el interior se había transformado en un cementerio, con un
tejo que ha de sobrepasar los 11,6 m de la rotonda. Poseemos antiguos
grabados, entre los cuales un aguafuerte del siglo XIX, que lo prueban.
Además hemos visto extraer osamentas de esa rotonda: nuestro estudio
sobre ese monumento es anterior a su restauración comenzada en 1961 y
las fotos que poseemos, de las cuales reproducimos una pequeña parte,
pertenecen al estado en el que se encontraba antes de la restauración.

Lo que precede confirma que en el siglo XI este edificio es prácticamente


abandonado y el propietario, el señor Trihán, se ha de desembarazar de él,
dado que no puede asumir los gastos de la restauración luego de los
destrozos causados por los normandos probablemente a fines del siglo IX,
ello según lo que sabemos sobre las incursiones normandas en esta
región. Pero los combates continuaban, sobre todo más al este, desde 920
hasta 939, lo cual no incitaba a la reconstrucción. No son éstas más que
posibilidades, a falta de documentos precisos. Parece, sin embargo,
haciendo coincidir algunos documentos, que la abadía de Lehon efectuó
algunos trabajos de restauración, algunos "retoques" hacia fines del siglo
XI y comienzos del XII. Pero el abandono se hizo total a partir de 1182,
cuando Lehon es "absorbido" por Marmutier.

R. Grand, según el estudio arqueológico del momento, ubica su


construcción a fines de la época carolingia. Esta se encuentra
históricamente determinada en 987. Según este especialista se trata pues
de una construcción anterior a esta fecha y perteneciente, quizás, al
comienzo de la segunda mitad del siglo X. Si hemos arriesgado una posible
219
fecha un siglo anterior es porque, con toda evidencia, la parte superior de
la rotonda central no es de la misma fabricación que la parte inferior. La
mitad superior es mucho más prolija. No ha sido construida por el mismo
equipo, el aparejamiento es diferente. Esto hace suponer que la parte
superior ha sido destruida, luego reparada de modo desprolijo, o bien que
no ha podido ser terminada inmediatamente después de la base y que no
habría podido ser retomada hasta mucho más tarde, con medios escasos y
no apropiados, lo cual lleva a pensar que la parte superior no ha podido
ser reconstruida hasta después de los últimos combates en 939, o incluso
después de la última batalla del norte de Bretaña, cerca de Dol, en 944. El
regreso de los monjes al oeste se produce bastante rápidamente, en 945.
La parte superior sería pues de fines del siglo IX, bajo el impulso dado por
Nominoe. De todos modos, estas convergencias confirman que la
construcción no puede pertenecer al siglo XII y, aun cuando algunos
trabajos de detalles pertenezcan a ese siglo, éstos deben ser anteriores a
1180.

Gracias a diversas comparaciones que no correspondería detallar aquí


hemos llegado a establecer esa fecha. Un escrito de la abadía de Ruis (o
Rhuys), reconstruida también luego de la partida de los normandos,
manifiesta que se adoptaba un tipo de construcción "de dos pisos de los
cuales el de abajo servía de iglesia y el de arriba como lugar de defensa
para proteger al monasterio en époc£ de guerra". Había que luchar contra
los normandos, luego contra los señores saqueadores, los campesinos
sublevados, etc. A menudo, los monjes eran rudos muchachones, incluso
soldados, de costumbres no muy refinadas (recordemos los escritos de
Abelardo, que fue sacerdote de Ruis —murió en 1142— y los relatos del
siglo IX de Ermoldo el Negro o de Ermentario, que probaban que no todos
los monjes eran. . . santos). Pero en Lanleff, así como en Newport, es muy
notorio el doble carácter de iglesia y de fortaleza; en Lanleff, todas las
aberturas del deambulatorio, vistas desde el exterior, parecen ser troneras.
Parece pues muy probable que el recuerdo de aquellos cien años de lucha
contra los vikingos haya sido decisivo para la construcción de ese tipo de
santuario, a fin de resistir, con un efectivo reducido, pues es
absolutamente válido pensar que los ocupantes de Lanleff, así como los de
Newport, no alcanzaban a una decena.

En Lanleff, el diámetro interior es de 10,40 m; en Newport, de 4,20 m.


Esas construcciones redondas son conocidas en Bretaña desde los siglos V
y VI, y en la isla de Modez se encuentran las ruinas de una construcción
220
de 7,40 m de diámetro exterior, con 5,80 m de diámetro interior, pero la
arquitectura es completamente diferente; se puede juzgar mejor según un
oratorio muy próximo, de la misma época y aún en pie; su techado fue
reconstruido en el siglo XII; tiene 4,37 (11 pies) de diámetro exterior por
2,80 m (7 pies) en su parte interior (en tales oratorios sólo entraba el
oficiante, los fieles permanecían en el atrio exterior). El tipo de Lanleff, y de
Newport, ha sido comparado con el Santo Sepulcro que fue imitado en
Europa especialmente luego de la primera cruzada, con ciertas variantes.
Por ejemplo en Cambridge, la "torre" es octogonal, pero el deambulatorio es
redondo. Otra iglesia existe en NeuvySaint-Sépulcre, construida por
decisión de Eudes, señor de Déols, cerca de Cháteauroux, al regresar de
un peregrinaje a Jerusalén en 1042, por lo tanto antes de las cruzadas. En
Saint-Bonnet-la-Riviére (Corréze) hay una iglesia redonda aún abierta al
culto; ésta dataría de fines del siglo XI o de comienzos del XII (la fecha de
924, establecida por Baluze, es controvertida). Dicha iglesia tiene un
diámetro interior inferior al de Lanleff en lo que respecta a la "torre"
central: 9,60 m en lugar de 10,40. En Saint-Bonnet hay 10 columnas, 12
en Lanleff, 8 en Newport. El deambulatorio es más ancho: 4,50 m en
Saint-Bonnet contra 2,50 en Lanleff. Pero los ejemplos de Neuvy-Saint-
Sépulcre, de Quimperlé también (ver el opúsculo Visite de 1'église Sainte-
Croix, de Marcel Kervran, Quimperlé) o incluso de Benevento (765), de Aix-
la-Chapelle (790) muestran que no todas las iglesias redondas son
posteriores a la primera cruzada; la de Quimperlé, por otra parte, no se
inspiró en absoluto del Santo Sepulcro; difiere marcadamente de la de
Lanleff y de la de Newport. Hay varias iglesias redondas del siglo XI y
algunas son incluso anteriores. R. Grand ubica a la de Lanleff en el siglo
X, pero hemos visto que esa sería probablemente la época de su
restauración. Nosotros ubicamos el comienzo de su construcción hacia el
año 870, con un posible error de 10 años, según los datos
precedentemente esbozados. Fue incendiada probablemente hacia el año
880 y reparada en el 950. En el 859 fue construida la abadía de Lehón
para albergar las reliquias que Nominoe había hecho conseguir. Ese es el
único grupo de monjes de la región en aquella época y a Lehon es adonde
ha de dirigirse el señor de Chatelodrén para conseguir los monjes que
deberán residir en el santuario de Lanleff, construido poco después.

Y de allí la posible bifurcación de fechas: 860, o a más tardar en 880,


cuando la región fue saqueada por los normandos. Es posible que esta
construcción se haya inspirado de la capilla palatina de Aix-laChapelle,

221
comenzada a fines del siglo VIII, terminada poco después del 800, gracias
a ciertas "contribuciones" solicitadas por Carlomagno luego de su
coronación en Roma, contribuciones efectuadas en Ravena.

Esta construcción fue consagrada por León III en 805. Las dimensiones de
Lanleff son aproximadamente la mitad de las de Aix, con un plan general
bastante similar, aunque con una construcción bastante más modesta.

De este modo vemos que el "secreto" de Newport se encuentra en Bretaña


en donde encontramos un santuario más o menos parecido, a grandes
rasgos. Mucho se ha divagado sobre la construcción americana, y ello
porque ya no existía más deambulatorio. Pero, éste existió y fue luego
destruido por un incendio, pues formaba una corona en escuadra,
adosada a la torre central, así como en SaintBonnet; en tanto que en
Lanleff el deambulatorio es de piedra y abovedado. Diversas excavaciones
hechas a su alrededor han permitido encontrar varios clavos para
construcción que han sido analizados por el Batelle Instituto: a juzgar por
la manera en que había sido forjada la cabeza, se ha hecho corresponder a
esos clavos con los que se conocieron en Europa antes del siglo XIV. Pero
debemos reconocer que esa técnica de inserción de la cabeza por forja se
remonta a los celtas, antes de nuestra era, y que había permanecido sin
cambios durante más de 2000 años. Por lo tanto no se ha podido decir si
esos clavos eran nórdicos o bretones ya que la técnica era la misma en

222
toda Europa occidental en la Edad Media. Los clavos de Newport habían
sido calcinados por el incendio, pero no cementados.

El interior de la torre de Newport tampoco ha proporcionado ningún


elemento, pues este edificio fue utilizado por los combatientes en el siglo
XVII (lucha de los ingleses para suplantar a los holandeses establecidos en
la región). Los ingleses, luego de haberse apoderado del edificio, lo
tornaron inutilizable para el enemigo destruyendo su parte interior. El
incendio destruyó todo lo que fuera viga, tirante, poste o piso, así como el
techo y las ventanas, el deambulatorio de modo tal que no quedaba más
que una corona de piedras sobre 8 columnas, tal como se lo ve hoy. En
realidad la historia es más compleja, pues los ingleses habían restaurado
el techo y los pisos para alojarse allí y fue en ese momento que debieron
retirarse y que hicieron saltar el interior, derribando trozos de la parte
superior de la rotonda que medían entre 2 y 3 pies. Ello ocurría antes de
que los colonos se instalaran allí y cuando éstos llegaron no había más
que la "torre" que fue reparada, más tarde, para instalar un molino de
viento.

Recordemos que la técnica de construcción de las paredes en Newport es


bretona y no nórdica, no sólo debido a la mezcla sino porque los nórdicos
ensamblaban las piedras yuxtaponiéndolas para obtener de ese modo
juntas verticales que se prolongaban cada dos hiladas, en tanto que los
bretones colocaban las piedras en bisel de manera que penetraran entre sí
sin superposición de juntas. De este modo no quedaba línea de menor
resistencia lo cual le concedió una solidez excepcional y permitió, a pesar
de los avalares, que la torre de Newport, así como Lanleff, casi mil años
después, estuvieran aún en pie.

A modo de conclusión sobre la fecha de construcción del santuario de


Newport. En 1006 Thorvaid emprende una excursión a una isla situada al
oeste de los Refugios de Leif, isla que, según hemos visto, no puede ser
otra que Newport, dado que las demás islas de esta región eran de difícil
acceso debido a los cordones de arena, a las piedras, a los bancos (e
incluso, en esa época, no eran islas, sino que formaban parte del
continente y recién se tornaron tales algunos siglos más tarde, como
consecuencia de la elevación de las aguas).

Fue en la isla de Newport en donde Thorvaid encontró una "cabana" de


madera de construcción europea que lo dejó pensativo. Se trataba,

223
realmente, de una construcción de madera que los celtas acababan de
abandonar, al divisar a los vikingos en la bahía, para ir a esconderse entre
los indígenas. Aquel fue su primer observatorio, y fue en ese lugar, desde
donde se dominaba la bahía, en donde ocho años más tarde se construyó
la torre ante la repetida continuidad de las incursiones hasta 1014.
Ninguna saga habla de la torre. No había sido pues comenzada en aquella
época, o quizás no era lo suficientemente alta como para ser visible desde
lejos. Pero no olvidemos que Freydis permaneció en los Refugios de Leif y
que no regresó a Newport. Sin embargo se puede deducir, por ese silencio,
que la torre no fue construida mucho antes de 1015. En caso contrario
Karisefni la habría visto.

No ha sido posible localizar el punto en donde Gudieif desembarcó en


1029. La saga no proporciona detalles y no se trata de la región de los
Refugios de Leif, pues se piensa que en ese caso la habría mencionado. La
decadencia de la colonia celta en esa época deja pensar que es poco
probable que el priorato de Newport haya sido construido después de esa
fecha, aun cuando no sepamos nada sobre su terminación en la región de
Newport.

Por lo tanto fue edificado, y sin duda alguna, entre 1015 y 1025 (o, con un
posible error de 5 años, en 1020). Si Lanleff fue construido —o

224
restaurado—, tal como lo ha escrito R. Grand, hacia el año 980 (? ), cabe
pensar que, alrededor de 40 años después, siguió Newport inspirada en
Lanleff (? ).

XVII. LOCALIZACION DE LOS "REFUGIOS DE LEIF" EN


VINLANDA

El desciframiento que he logrado efectuar del llamado mapa "de Vinlanda"


(en realidad extraído de un mapamundi de una copia de un manuscrito de
Vincent de Beauvais) deja ver que Vinlanda era la península casi
triangular que se encuentra por debajo de esa "isla"» del mapamundi, isla
que figura con el nombre de "Vinlandia Ínsula". Convenientemente
orientada y situada en coordenadas (latitud y longitud) tal como ha sido
indicado en otro capítulo, el borde sudoeste se aproxima a los 40° N. Hacia
su parte central, la latitud es cercana a los 41°. La amplia bahía que
separa a Vinlanda de Markiand y que sería la actual bahía del Maine se
encuentra alrededor de los 43°. Esto permite poner punto final a las tan
fantasiosas controversias que se suceden desde mediados del siglo pasado
y que han sido expresadas aún muy recientemente. Las múltiples
convergencias indican que nada cambiaría si se, probara que el mapa en
cuestión es producto de una broma, un "montaje" apócrifo, lo cual está
lejos de ser probado; y ya hemos dado cuenta de las diversas coincidencias
con otros mapas. La posición en coordenadas que he establecido, indicada
en este mapa, se confirma al relacionarla con un pasaje de una saga que
ha sido mal interpretada. Allí se encuentra una indicación sobre la
duración del día durante el solsticio de invierno, indicación suficiente para
determinar la latitud aproximada, para evitar pues los burdos errores por
los cuales algunos se empecinaron en ver a Terranova como a la Vinlanda
de los vikingos, en tanto que otros han afirmado que era el Labrador... o
Florida.

Este texto es conocido, pero se lo ha interpretado de modo tan


extravagante que los astrónomos no han logrado sacar ninguna
conclusión. El error se debe especialmente a ciertos filólogos que han
querido atribuir una interpretación "lógica" (según ellos mismos) a dos
225
palabras, sin comprender lo que significaban, y de allí una extrapolación
absolutamente arbitraria del texto literal que se proponían traducir
(tradditore. . .) en tanto que tendrían que haber dejado a otros la tarea de
interpretar contentándose ellos con el sentido literal, que por otra parte es
el correcto.

Retrocedí pues hasta la fuente, hasta el texto original de aquello que fue
traducido como el Relato de los groenlandeses, título por el cual se lo
conoce en la literatura nórdica. En el capítulo III, 18, he encontrado: "so/
hafdi thar eyktar stad ok dagmála stad um skammdegi". Las dos palabras
clave, con la cuales han tropezado los filólogos son eyktar y dagmála, a
menudo citadas por diversos autores, quienes las han aislado del contexto.

Un especialista francés en lenguas nórdicas traduce:

dagmála stad = ubicación del sol a las 9 h de la mañana.

eyktar stad == ubicación del sol a las 3.30 h de la tarde.

y así es como traduce la frase por: "el sol brillaba a las 9 h de la mañana y
a las 3.30 h en los días más cortos".

En skammdegi vemos a una palabra compuesta formada por deg = día, y


la desinencia dag (comparar con el anglosajón day y con el alemán tag}.
Del mismo modo descompondremos dag mala stad. Skammdegi es el día
más corto (durante el solsticio de invierno).

El especialista en cuestión reconoce que la traducción no es segura. En


efecto, no se puede exigir de todo filólogo que sea astrónomo, ni marino, ni
campesino. . . Pues en ese caso habría dudado en decir que el sol brillaba
a las 9 h de la mañana y a las 3.30 h de la tarde, sobreentendiendo que
había sol entre esos límites, que salía a las 9 h y que se ponía a las 3.30 h.
Sin embargo esto está explicitado en su comentario. Ahora bien, durante el
solsticio de invierno, el sol no sale 3 horas antes del mediodía para
ponerse 3 horas y media después: el mediodía se encuentra visiblemente
en medio del recorrido. En todo caso no hay una diferencia de media hora
entre la mañana y la tarde durante el solsticio de invierno (la pequeña
diferencia entre la mañana y la tarde se debe a la oblicuidad de la eclíptica
y varía según las estaciones).

Cualquiera no versado en el tema puede verificarlo sin tablas


astronómicas: basta con tomar el almanaque postal. Tomemos las horas
226
de salida y de puesta del sol el día del solsticio de invierno (el 21 o el 22 de
diciembre). Las horas indicadas son las del meridiano de Greenwich (o
tiempo universal, T.U.); se dice también la hora G.M.T. = Greenwich
meridian time y dicho meridiano se encuentra al oeste de París (es el del
observatorio de Londres, que hemos adoptado por ley, abandonando al
"meridiano de París" que aún figura en los mapas de comienzos de siglo).
Hay una diferencia de 9 min 21 seg entre la hora local de París y la hora
G.M.T. Es decir que para tener la hora solar real en París, se debe agregar
9 min 21 seg a la indicada por el calendario (no olvidar que desde 1940
Francia sigue la hora de Berlín y no la de Londres; es la hora "legal" en
Francia, una hora adelantada con respecto a la hora G.M.T., también legal
en Francia ya que ella resulta de una ley que rectifica un acuerdo
internacional que hemos firmado. Dicho de otro modo, desde 1940 Francia
se quedó en la "hora de verano" para todas las estaciones; el hecho de
haberla puesto, desde 1976, para la época de verano, según la hora de
Moscú es una falta grave a nivel biológico ya que nuestros ritmos
biológicos resultan así burlados con todas las consecuencias fisiológicas y
psíquicas que de ello resultan, pero que los tecnócratas ignoran ... y esto
está fuera de tema . . .).

El almanaque postal no indica los segundos. Dejaremos pues de lado los


21 segundos y el tiempo no será exacto por una diferencia de un minuto
para todo lo que sigue. París está a 48° 50' de latitud norte; leemos, según
el calendario de 1969 (solsticio del 21 de diciembre):

Salida del sol: 7.43 h + 9 min = 7.52 h.

Puesta del sol: 15.55 h + 9 min = 16.04 h.

De este modo, en el solsticio de invierno, el sol sale a:

12 h — 7.52 h = 4.8 h antes del mediodía y se pone a las:

4.4 h de la tarde.

Debido a que los tiempos han sido redondeados con una diferencia de un
minuto, puede haber una pequeña diferencia entre un año y otro, y
redondeando se obtiene una variación que puede acercarse al minuto: por
ejemplo en 1970 el solsticio era el 22 de diciembre, la salida a las 7.44 h,
la puesta a las 15.55 h. Dado que nuestros cálculos fueron hechos en
1969, conservemos los valores de ese año. Se puede apreciar que el día
dura 4.6 h ±2 min.
227
Por lo tanto es pura imaginación traducir eyktar por 3.30 h y dagmái por 9
h. El afijo stad de esas palabras compuestas (comparar con el anglosajón
stand) puede ser traducido por "ubicación, lugar, parte"; aquí en el sentido
de lugar o parte del cielo en la cual el sol brilla a eyktar y a dagmái.

Hemos encontrado las más fantasiosas versiones para traducir esas


palabras. Se ha escrito que las mismas serían una "este-sudeste", la otra
"oeste-sudoeste" por una interpretación (bastante libre . . .) de un texto de
Snorri Sturluson correspondiente aproximadamente a 1220, e incluso
dicho autor habría traducido por: dirección que forma un ángulo de 67°
30' con el meridiano. Pero como esto es imposible, habría sido encontrado
otro texto, más antiguo, un compendio de las antiguas leyes de Islandia
conocido con el título de Gnugans, correspondiente a 1122 y que indicaría
52° 30' como dirección (no he de narrar la discusión del problema que de
ese modo se generó: globalmente sería una modificación de la división de
los rumbos ocurrida después de 1122 y antes de 1220; no he intentado
llegar hasta los originales de los textos pues, evidentemente, esos dos
términos no podrían significar 52° 30', ni cualquier otro ángulo, ni este-
sudeste, ni 9 h y 3.30 h).

Aun cuando yo no cuente con detalles sobre el texto de Gnugans, de todos


modos el de Sturluson es más conocido. Este es muy breve y se lo ubica
entre 1220 y 1230. Sólo proporciona algunas indicaciones sobre el viaje de
Leif y con respecto al salvataje de Thorer, luego de que éste hubiera
encallado. Nada preciso hay en cuanto a una orientación y sólo una
imaginación a la deriva ha sido capaz de hacer las interpretaciones
citadas.

Pues esas dos palabras compuestas tienen un sentido mucho más


prosaico: dagmái es la comida de la mañana (del alba) y eyktar es la
comida de la puesta del sol, la cena. Los vikingos tenían dos comidas
principales por día, ninguna de ellas al mediodía. Nosotros hemos
conocido los cuarteles franceses en donde se comía a las 10 y a las 17 h.
Es conveniente también recordar que esas dos comidas, antes de
comenzar, daban lugar a un rito algo solemne, tradición ésta que se ha
mantenido hasta una época bastante reciente en el campo y que nosotros
hemos conocido en Bretaña; subsiste aún en nuestros días entre los más
tradicionalistas y especialmente la comida de la noche, en algunas partes,
aún es precedida por una plegaria pronunciada de pie antes que el padre,
aún un poco el jefe de clan, en un extremo de la mesa, dé el ejemplo de
228
sentarse. ¿Cómo entonces, en los países católicos, no evocar al ángelus
que indicaba el comienzo de la mañana y el final de la jornada?

Por lo tanto estas dos palabras esclarecen el sentido de la frase y podemos


traducir del modo siguiente: "El sol brillaba en el cielo a partir del
momento en que comenzaba la comida de la mañana hasta el momento en
que comenzaba la comida del atardecer". Y las tradiciones nórdicas narran
que dichas comidas tenían lugar a las 7.30 h y a las 4.30 h. Estos datos
son muy compatibles entre sí ya que hay 4 horas 30 minutos antes y
después de mediodía. De todos modos no son esas más que horas
aproximadas. Los vikingos no tenían reloj. Poseían el reloj de sol, y en sus
embarcaciones, otro tipo de reloj solar, el gnomónico que, con el extremo
de su sombra, en el momento en que ésta era más corta, indicaba que el
sol se encontraba en su punto culminante, es decir que era mediodía en el
lugar en donde se efectuaba la lectura. Cierto es que a la salida y a la
puesta del sol el resplandor de éste es demasiado débil como para que el
extremo del gnomo pueda proyectar una sombra lo bastante clara como
para leer la hora que, aún cuando el sol está alto y brilla con fuerza, sólo
puede ser leída luego de algunos minutos. Debido a ello el ángulo que, con
el meridiano, forma el sol al salir o al ponerse, tampoco puede ser
determinado en el gnomon con una aproximación de un grado en razón de
la inexistencia de una sombra proyectada. Pero se llegaba a extrapolar sin
errores demasiado grandes, pues, aún en la antigüedad, se había llegado a
medir la latitud a mediodía con un error de apenas medio grado, tomando
en cuenta el diámetro aparente del sol.

Pero se comprende que lo que se encuentra en la saga no puede ser una


observación astronómica de precisión. El contexto agrega que los vikingos
se sorprenden al ver, en el solsticio de invierno, que el sol sale y se pone
precisamente en las horas de sus dos comidas en tanto que en esa
estación, en Islandia y Groenlandia, en esos momentos es de noche. Es por
ello que lo han hecho notar en sus sagas, indicando de ese modo que se
encuentran bien al sur de Groenlandia, lugar de donde ellos habían
llegado. Pero esas horas han sido estimadas a ojo y no calculadas con
instrumentos de precisión. Cuando el sol era visible se podía conocer el
momento del mediodía local y por medio de relojes de arena de paso lento,
de varias ampolletas, se conocían las horas; otros relojes de arena
indicaban los medio minutos, para tomar la altura a bordo; pero no es
seguro que en el pueblo, en la cabana del jefe, del jari, fueran utilizados
todos los días, debiendo por lo tanto contentarse con los de paso lento. Es
229
en vano, pues, tratar de dar a estos términos un sentido preciso casi sin
margen de error calculando entonces la latitud con una aproximación de
un minuto de arco. Sin embargo hemos constatado tales pretensiones en
Th. Brugge quien había declarado que el lugar en donde se había llevado a
cabo esa observación se encontraba a 41° 22' de latitud. En cuanto a
Hjalmar H. Holland es aún más exacto e indica los segundos de arco pues
había calculado que estaba a 41° 22' 20".

Veamos más de cerca lo que puede aportar la saga. Constatamos que las
horas que allí se mencionan, con referencia a las comidas, corresponden a
una latitud inferior a la de París en donde el sol se pone a las 16.4 h.
Tomando sólo hasta los minutos, dado que aun cuando los vikingos
pudieran apreciar los medio minutos no se comienza una comida con una
aproximación de medio minuto, citaremos algunas tablas astronómicas
(sólo las puestas, la comparación con las salidas es paralela):

latitudes horas de puesta del sol

41° 4.31 h

42° 4.28 h

De este modo el sol se pone en una latitud algo superior a los 41° (no
diremos 41° 1/3 pues las horas arriba indicadas no toman en cuenta a los
segundos; en realidad hay cerca de 3 min 40 seg de diferencia, para un
grado de latitud en esta zona, pues ello varía con las latitudes). Se trata
pues de un valor cercano al de Brugge y al de Holland. Dicho valor figura
en todas las tablas astronómicas lo cual confirma que éstos han indicado
la latitud correctamente para 4.30 h, pero contrariamente a lo que dicen,
no la han calculado: son los valores inscriptos en las tablas modernas;
pero dichos valores son en realidad inexactos cuando se pretende dar los,
tiempos en segundos, habida cuenta de las diferentes correcciones
astronómicas que se debe tener en consideración debido a los movimientos
relativos de la tierra y del sol desde comienzos del siglo XI, hecho en el
cual no han pensado los autores arriba indicados.

Algunas operaciones de gran facilidad, a partir de las tablas actuales,


indican que una puesta del sol a Is 3.3 h de la tarde correspondería a una
latitud situada a 500 km al sur de Groenlandia. Los vikingos no habrían
hecho notar que los días eran mucho más largos en Vinlanda y ésta se
habría encontrado en la parte norte del Labrador. La salida del sol a las 9
230
h correspondería a una latitud de 58° 30', a 150 km aproximadamente de
la del extremo sur de Groenlandia. Hagamos notar que la puesta a las 3.33
h corresponde a la latitud de 55° y a las 3.27 h para 56° por un lado, y por
otro 8.56 h para 58° y 9.5 h para 59°. Por lo tanto no es posible especificar
las latitudes con una aproximación de un grado según indicaciones que
quizás no son exactas por un error de un grado.

De este modo vemos el inverosímil error de los filólogos al leer en el propio


texto que los días son mucho más largos en Groenlandia que en Islandia
durante el solsticio de invierno. Por lo tanto se contradicen pues para una
latitud de 59° (para la salida del sol alrededor de las 9 h) sólo habría una
diferencia de 10 min con el sur de Groenlandia y ante la falta de exactitud
en cuanto a la hora observada, no habría diferencia lo suficientemente
grande como para hablar de días más largos. Las latitudes de 55° o de 59°
según que se tomen en cuenta las horas proporcionadas por ciertos
filólogos para la salida o para la puesta del sol (horas que,
astronómicamente, no son compatibles entre sí) corresponderían a la parte
norte del Labrador que en ningún caso podría ser Vinlanda tal como se
describe en las sagas.

He pedido, como dato, a un amigo astrólogo aficionado, J. R. Gouriou,


retomar los cálculos, habida cuenta de la variación anual de la declinación
del sol, para el solsticio de invierno del año 1003 que corresponde a la
fecha de observación indicada en la saga. Varias páginas de cálculos,
habida cuenta del cambio de calendario, de la refracción solar durante la
puesta, etc., concluyeron en una diferencia aproximada de quince
segundos con respecto a lo que yo había calculado rápidamente según las
tablas (lo cual muestra que la indicación de Holland es inexacta en lo que
respecta a sus 20 segundos). El error aproximado de 1/4 de minuto en
relación a nuestro cálculo es poco importante y está más allá del que
resulta de la imprecisión de términos tales como "hora de la comida del
atardecer" que no era anunciada por ninguna campanada que indicase la
hora exacta con una aproximación menor a medio minuto. Era "alrededor
de las 4.30 h", quizás —y hasta probablemente—- con varios minutos de
incertidumbre. Si en realidad eran las 4.24 h, se encontraban a 43°, en
tanto que si era a las 4.35 h sería a los 40°.

Pero 40° es el extremo sur de Vinlanda (preferentemente del sudoeste). La


costa está orientada oblicuamente en relación a los paralelos, desde los
40° a los 41°, sobrepasando los 41° al este y los 43° en la bahía del Maine,
231
en las proximidades de Bostón. Por lo tanto, si las horas de las comidas
han sido ubicadas con una aproximación de 5 min, para Vinlanda nos
atenemos a los límites que surgen del mapa descifrado, aportando de este
modo una confirmación más a la postura que afirma que aquella es la
región descripta por las sagas.

Se puede apreciar, sin embargo, que es en vano buscar una aproximación


inferior a un grado para la latitud exacta del "Campamento de Leif" con
sólo ese punto de referencia. Sólo se puede decir que, muy probablemente,
se encuentre en una franja dé tierra comprendida entre los 40° y 43° N,
pero no se puede sacar mucho más de ese texto. De todos modos su
interés es de capital importancia ya que permite descartar los groseros
errores de localización cometidos. Sin embargo es posible acercar la
bifurcación de las diferencias de latitudes. En efecto, en este lugar, el
paralelo 40 se encuentra en el mar. El de 41° es el más cercano a la costa,
aunque de todos modos se encuentre en el mar.

La costa se encuentra visiblemente orientada en dirección este-oeste en


esta región. Las investigaciones arqueológicas pueden pues limitarse a una
zona entre los paralelos 41 y 43, salvo una pequeña región en el extremo
sudoeste (en las proximidades de la actual New York) en donde la costa se
encuentra entre los paralelos 40 y 41, pero el texto de la saga induce a
descartar a esta región ya que la costa, en las proximidades del
campamento, estaba rodeada de bancos de arena, lo cual lleva hacia el
este, hacia el cabo Cod. De este modo se puede afirmar, según el texto, que
las "cabanas" construidas por la tripulación de Leif en 1003 se
encontraban en los 42° ± 1°, y ello con toda verosimilitud. Si admitimos
que la indicación proporcionada es superior a un error de 5 minutos de
tiempo, hemos visto que se puede situar ese punto alrededor de los 41° 30
minutos de latitud norte, con un error que sería quizás inferior a los 10', lo
cual, habida cuenta de las indicaciones relativas a la costa, permite
circunscribir las investigaciones arqueológicas (si quedan muestras) a una
región algo más oeste del cabo Cod, en la desembocadura de un río,
bastante hacia arriba como para disponer de agua dulce (según se expresa
en la saga). Pero la localización exacta —si ésta puede hacerse- deberá
tener en cuenta un hecho que los prospectistas modernos no han
considerado: desde 1003 el nivel del mar ha crecido, en ese lugar,
alrededor de 0,80 m. No se excluye por lo tanto la posibilidad de que el
campamento de Leif hubiera sido establecido en un terreno hoy sumergido

232
por la alta mar o, al menos, a una distancia del mar en donde, en nuestros
días la marea se hace sentir y en donde quizá ya no hay más agua dulce.

Aun cuando no se encuentren nunca indicios arqueológicos seguros, se


puede ver que la región en donde acampó Leif en ocasión de su incursión
de 1003-1004, a partir de Groenlandia, en lo que luego fue llamado
Vinlanda, puede ser circunscripta con bastante exactitud. Puede asimismo
apreciarse que la convergencia de pruebas presentadas en esta obra
facilita grandes coincidencias que no dan lugar a grandes errores de
localización. Ello nos proporciona un preciso punto de referencia para
ubicar a una de las regiones en donde se encontraban los celtas en los
albores del siglo XI, pues allí es donde una saga ubica el incidente de la
mujer celta que se había introducido en el campamento de los vikingos, en
la cabana del jefe, llegando junto a su mujer y a su pequeño hijo.

233
BIBLIOGRAFÍA

Es enorme el número de obras que hemos consultado durante más de


cincuenta años. Sería fastidioso enumerarlas todas aquí. Tanto más
cuanto que al menos las nueve décimas partes no aportan nada seguro;
sólo son recopilaciones sin interés, o repeticiones, o divagaciones de la
imaginación que no se apoyan en ningún documento de gran precisión.

Naturalmente un documento antiguo, auténtico, no es una prueba. Pero se


puede apreciar la versión en ese momento y ello permite medir la
deformación introducida poco a poco, durante siglos, por agregados
destinados a amenizar el relato, a embellecerlo, etc., al menos en la
intención de sus autores o narradores. Los más antiguos manuscritos no
son a menudo más que la transcripción por escrito, por primera vez, de un
relato oral transmitido por tradición, a veces desde muchos siglos antes.

Hemos estimado conveniente proporcionar en esta bibliografía sólo las más


sobresalientes obras consultadas, sin que ello constituya una aceptación,
por nuestra parte, de lo que en ella escriba su autor. Algunas obras
citadas contienen abundantes bibliografías. No hemos proporcionado la
lista de todos los estudios, muy numerosos, hechos sobre la "torre" de
Newport, sobre el viaje de Zeno, sobre las sagas (obras y numerosos
artículos de periódicos, etc.). Aquí hay sólo un aspecto, voluntariamente
limitado, de una muy abundante literatura.

Tampoco se ha de encontrar aquí la bibliografía relativa a los viajes de


Brandan ya que ella figura en la obra dedicada a ese navegante del siglo
VI.

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Williamson, J. A.: The Cabot Voyages and Bristol Discouery under Henry
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238
ÍNDICE

Introducción

Primera Parte. Reseña de nuestros conocimientos sobre las relaciones


Europa-América del Norte antes de Cristóbal Colón

I. AMÉRICA Y LA ANTIGÜEDAD. La carta de Ptolomeo

II. LOS CELTAS EN AMÉRICA DEL NORTE. Datos proporcionados por


las sagas nórdicas

1. La saga de Ari Marson: Prisionero de los celtas en América y bautizado

2. La saga de Bjarni: Se divisa el continente americano

3. La saga de Erik: Primera implantación de los vikingos en Groenlandia

4. La saga de Leif: Primer reconocimiento del continente

5. La saga de Thorvaid: Fracaso del primer intento de implantación en el


continente

6. La saga de Karisefni: Fracaso definitivo de la implantación vikinga en el


continente — Presencia de los celtas

7. La saga de Bjorn y la de Gudieif: Luces sobre la implantación celta

8. Aproximaciones, síntesis y comentarios

9. Confirmación de la existencia de Vinlanda a través de los textos


anteriores a las sagas

III. ANTES DEL 983: A. En Islandia y en Groenlandia. -

B. Hacia "Albania"

IV. DESPUÉS DE 1029

V. PRECISIONES DEL VATICANO

VI. LA MUERTE DE LA COLONIA GROENLANDESA PARALELA A LA DE


LOS CELTAS

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VII. NUEVOS DATOS SOBRE LA INMIGRACIÓN DE LOS VIKINGOS
LLEGADOS DE LA COSTA OESTE DE GROENLANDIA

VIH. ULTIMO (?) VIAJE DE EXPLORACIÓN DE LOS CELTAS EN ACADIA:


CIEN AÑOS ANTES DE COLON

IX. ALGUNOS JALONES EN AMÉRICA ANTES DE COLON

X. HAGAMOS UN BALANCE

XI. RESUMAMOS

Segunda Parte. Precisiones más técnicas sobre los puntos más


importantes

XII. DATOS SOBRE LAS TRAVESÍAS

XIII. LAS VARIACIONES DEL CLIMA

XIV. LOS CAMBIOS EN LA GEOGRAFÍA: Lento movimiento de crecimiento


de los océanos. — Movimientos del suelo. — El cataclismo del siglo XIV

XV. LOS MAPAS: Un mapa de El Edrisi (o Idrisi). - Un mapa de Vinlanda


autentificado (? ). — Desciframiento del mapa de Vinlanda

XVI. PRUEBAS ARQUEOLÓGICAS

1. Los hornos celtas

2. Habitáis

3. North Salem y Acworth

4. El santuario bretón de Newport: La "torre" no es un molino. — ¿De


cuándo data la construcción de la "torre" de Newport? — Paralelo con el
"templo" de Lanleff. — Fecha de Lanleff. — A modo de conclusión sobre la
fecha de construcción del santuario de Newport

XVIIL LOCALIZACION DE LOS "REFUGIOS DE LEIF" EN VINLANDA

Bibliografía

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