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VIAJES DE CRISTÓBAL COLON Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA

EL VIAJE DEL DESCUBRIMIENTO: 1492


El primero y trascendental de los viajes a América se inició en el puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492
formando una flota de tres naves, la Santa María (a bordo de la cual iba Colón), la Pinta y la Niña.
La primera etapa terminó en las Islas Canarias donde se hicieron algunas reparaciones y desde donde no partieron las naves
hasta el día 6 de septiembre. El propósito de Colón al viajar hacia el sur fue evitar los vientos del oeste que soplan en
latitudes mayores. Entre los paralelos 25 y 30 estos vientos contrarios no se dan, sino que la navegación hacia el oeste se
beneficia de los vientos alisios que impulsan hacia el oeste, en dirección a lo que Colón pensaba que era el Extremo Oriente
de Asia.
Este viaje (de Canarias a América) duró poco más de cinco semanas casi siempre con vientos favorables. Un auténtico
“paseo” comparado con el casi un año que invirtió Vasco de Gama en llegar a la India. Y sin embargo el viaje de Colón
incluía no pocos aspectos admirables.

Dejando de lado el mérito de Colón para poner en marcha una expedición rechazada por los expertos como inviable y que,
de hecho, Colón estaba muy equivocado en las distancias (eran mucho mayores) que separaban España de las costas de
Asia; hay que valorar lo que supone en aquellos tiempos navegar por mar abierto, por rutas desconocidas y sin ser capaz de
medir la longitud, ni la latitud con demasiada precisión. Prácticamente el único instrumento del que disponía Colón era la
brújula con el cual se podía sólo fijar el rumbo, es decir, en su caso podría mantener las naves en dirección oeste de una
manera razonablemente precisa. Los navegantes averiguaban el paralelo en el que se encontraban (la latitud) mediante la
observación y calculo del ángulo de visión de ciertos astros como la estrella Polar. La distancia recorrida era calculada de
manera aproximada. En función de esa distancia los navegantes podrían hacerse una idea de sobre que meridiano (la
longitud) se encontraba la nave. Conocidas ambas coordenadas se podría fijar la posición de la nave, aunque en los siglos
XV y XVI el cálculo de la longitud era tan aproximado, que se cometían enormes errores a la hora de fijar la posición de un
barco o un accidente geográfico.

Estas condiciones de navegación tan difíciles están probablemente en el origen de muchas de las leyendas surgidas en torno
al viaje de Colón. Se ha dicho que Colón no se hubiera aventurado de no disponer de más información de la que confesaba,
llegándose incluso a decir que ya conocía la existencia de tierra al otro lado del Atlántico por la confesión de algún
misterioso navegante arrastrado al otro lado del Atlántico por tempestades.

La realidad es que quienes se oponían al proyecto de Colón no lo hacían porque pensasen que la dirección fuese incorrecta,
de hecho, muchos reconocerían que supuesto que la tierra es una esfera podría llegarse al este viajando hacia el oeste; sino
porque consideraban que la distancia entre las costas ibéricas y las del extremo oriente eran insuperables para los barcos de
la época. Se dice que Colón pensaba que entre las costas españolas y las de Asia habría sobre cinco mil kilómetros, cuando
la realidad es que esa cantidad hay que multiplicarla por cuatro. Por suerte para el proyecto castellano en medio estaba
América, donde llegó Colón el 12 de octubre de 1492.

En América Colón recorrió el mar Caribe llegando a Cuba o lo que es hoy la República Dominicana. En esos viajes se
perdió la nave Santa María, con cuyos restos se construyó un fuerte en el que se quedaron unos pocos voluntarios. El 15 de
enero de 1493 la expedición inició su regreso a España, y aunque habían encontrado poco de lo que buscaban (no habían
aparecido ni las especias, ni las ricas ciudades asiáticas), el Almirante procuró darle un aspecto interesante a los
descubrimientos realizados cuando tras llegar a Palos se trasladó a Barcelona para informar personalmente a los Reyes
Católicos de sus descubrimientos. Además fue cuando se público la conocida Carta de Colón que sería reimpresa en
multitud de ocasiones y daría fama a su descubridor por toda Europa.

EL SEGUNDO VIAJE: LA COLONIZACIÓN


El 25 de septiembre de 1493 se iniciaba el segundo viaje de Colón. Las prisas por organizar esta segunda travesía hay que
atribuirlas a los deseos del Almirante de demostrar que había llegado a Asia y al temor de los Reyes Católicos a que sus
rivales portugueses intentasen algún tipo de exploración por los nuevos territorios, ya que según el Tratado de Alcaçovas les
pertenecería cualquier descubrimiento realizado al sur de las Islas Canarias.

Esta nueva expedición no era ya sólo un viaje de descubrimiento, sino de conquista: con los marineros iban colonos
ansiosos por encontrar las riquezas que había descrito Colón, religiosos para convertir a los nativos, animales domésticos y
plantas para poner aquellas tierras en producción.
En cuanto a los descubrimientos de este segundo viaje merece destacar la llegada a Puerto Rico y Jamaica, y el
descubrimiento de que los voluntarios que se quedaron en el primer viaje estaban todos muertos como resultados de luchas
internas y de las venganzas de los nativos a los cuales los españoles habían robado y maltratado.
Este segundo viaje provocó muchas tensiones entre los españoles que no encontraron las riquezas fáciles que buscaban (oro
y especias) y las primeras revueltas de los nativos contra los invasores. Además Colón fue incapaz, por supuesto, de
encontrar el más mínimo rastro de las ricas y poderosas civilizaciones asiáticas. Algunos españoles muy descontentos
escaparon hacia la península de manera que cuando Colón regresó a España tuvo que enfrentarse a los relatos contrarios a
su persona que estos habían difundido.

EL TERCER VIAJE: EL PARAÍSO TERRENAL


En mayo de 1496 partió una tercera tentativa de Colón, al mando de una flota de seis barcos, para demostrar que había
llegado a Asia viajando hacia el oeste. Además de encontrarse con que los españoles de América se habían rebelado contra
su autoridad, quizás el mayor descubrimiento de este viaje fuese la desembocadura del río Orinoco. Al ser una corriente de
agua dulce tan poderosa sólo podría provenir no de una isla, sino de una enorme extensión, de un nuevo continente, ya que
era evidente que no era Asia. Pero en la cabeza de Colón sólo cabía la geografía clásica que afirmaba que las tierras no
cubiertas por el mar (África, Asia y Europa) estaban unidas formando un todo sólo separadas por mares y por un gran
océano que es el que había cruzado por tercera vez entre Europa y Asia. Colón concluyó que estas nuevas tierras no eran
otra cosa sino el Paraíso Terrenal descrito en la Biblia.

Este viaje termina sin que el Almirante encuentre Cipango (Japón) ni las costa de China, e incluso ante las noticias de
rebeliones y abusos, los reyes enviarán desde España a poner orden a Francisco de Bobadilla, quien empezó por retirarle a
Colón toda su autoridad en aquellas tierras y terminó por encarcelar a Colón y sus hermanos. De hecho, el viaje de vuelta a
la península en el año 1500 lo hizo Colón preso y encadenado.

EL CUARTO VIAJE. MUERTE DE COLÓN


A pesar del desastroso final del tercer viaje Colón vio cambiar su situación y, aunque los reyes no le devolvieron los
poderes y privilegios que le concedieron en las Capitulaciones de Santa Fe, le encargaron un cuarto viaje iniciado en 1502
con el objetivo de descubrir el paso hacia Asia. Colón llegará a tocar tierra en la zona de Panamá, pero una vez más tuvo
que regresar sin cumplir sus objetivos. Morirá en Valladolid en 1506 sin haber conseguido su objetivo, desposeído de sus
cargos y sin saber que había descubierto para los europeos el “Nuevo Mundo”.

Las desgracias de Colón no acabaron con su muerte, pues al año siguiente de su fallecimiento se publicó un libro de
geografía que incluía un mapa del cartógrafo alemán Waldseemüller donde se recogían los relatos de un navegante
florentino, Américo Vespucio (o Amerigo Vespucci, o Americus Vesputius), que afirmaba que los descubrimientos hechos
tras 1492 (él mismo había participado en alguna de las muchas expediciones españolas) no eran tierras asiáticas sino un
nuevo continente. En ese mapa de 1507 las nuevas tierras aparecen denominadas como América en su honor, y aunque en
España se siguieron llamando Indias durante siglos, el nuevo nombre se hizo pronto muy popular en otros países.

EL TRATADO DE TORDECILLAS Y LA LÍNEA ALEJANDRINA PARA EL REPARTO DE


AMERICA
Se conoce como Tratado de Tordesillas al compromiso suscrito en Tordesillas (actualmente en la provincia de Valladolid,
en el noroeste de España) el 7 de junio de 1494 entre Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, y Juan II rey de
Portugal, en virtud del cual se establecía un reparto de las zonas de conquista y anexión del nuevo mundo mediante una
línea divisora del Océano Atlántico y de los territorios adyacentes. El tratado se firmó para evitar conflictos entre las
coronas de España y Portugal interesadas en el control de los mares y tierras exploradas por sus marineros.

LAS BULAS ALEJANDRINAS


En demanda y confirmación de la plena soberanía castellana sobre los recién hallados territorios, Isabel y Fernando
acudieron al veredicto papal. La arraigada tradición teocrática de los pontífices romanos imponía la aceptación de su
arbitraje en el mundo cristiano en estos asuntos territoriales. Le correspondió pues al valenciano Rodrigo Borgia, a la sazón
titular de la sede de San Pedro como Alejandro VI, proceder al reparto de las tierras y los océanos del Nuevo Mundo entre
las dos potencias que optaban a su descubrimiento, colonización y dominio: Castilla y Portugal.

En las cuatro bulas Alejandrinas de mayo a septiembre de 1493 (las dos Inter Cœtera, Eximiœ Devotionis y Dudum
Siquidem) dictadas con tal ocasión, se fijó el meridiano divisorio de las zonas de influencia española y portuguesa a 100
leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde, siendo la zona occidental la correspondiente a Castilla y Aragón y la oriental a
Portugal. Se dejó notar el origen eclesiástico de dichos documentos, pues se decretaba la excomunión para todos aquellos
que osasen viajar a las Indias sin autorización de los reyes de Castilla.

NEGOCIACIÓN FINAL Y FIRMA


Las prerrogativas derivadas de las bulas Alejandrinas, en especial de la última Inter Caetera muy favorables a los Reyes
Católicos, no satisficieron a Juan II de Portugal, quien quedaba excluido en la práctica de las empresas americanas, toda vez
que la línea imaginaria de demarcación trazada por designio papal le relegaba a las costas africanas, quedando el Nuevo
Mundo de forma privativa para el rey y la reina de Castilla, de León, de Aragón, de Sevilla, de Granada, etc. Las
circunstancias internas y externas del momento político aconsejaron a los Reyes Católicos pactar con el lusitano unas
nuevas condiciones. Los pactos se recogieron en el Tratado de Tordesillas, firmado en esa localidad vallisoletana el 7 de
junio de 1494 por los delegados de ambas monarquías. Por parte de los Reyes Católicos firmaron Enrique Enríquez de
Guzmán, mayordomo mayor de los reyes, Gutierre de Cárdenas, comendador mayor de Santiago y contador real, y el doctor
Francisco Maldonado; por el lado portugués firmaron Ruy de Sousa, su hijo Juan de Sousa y el magistrado Arias de
Almadana. Se fijó un plazo de cien días para su ratificación por los respectivos monarcas; los Reyes Católicos lo
refrendaron el 2 de julio de 1494 en Arévalo, y Juan II lo hizo el 5 de septiembre siguiente en Setúbal. Los originales del
tratado se conservan en el Archivo General de Indias en Sevilla (España) y en el Arquivo Nacional da Torre do Tombo en
Lisboa (Portugal).

El Tratado indicaba que se solicitaría su confirmación por la Santa Sede pero también estipulaba claramente que ninguna de
las partes podría ser dispensada de cumplirlo alegando el «motu proprio» papal.[2] El papa Alejandro VI nunca confirmó el
Tratado y hubo que esperar a que Julio II lo hiciese por medio de la bula Ea quae pro bono pacis en 1506.
PRIMEROS CONTACTOS CON EL TERRITORIO MEXICANO (LAS EXPEDICIONES ESPAÑOLA
A AMERICA DE FRANCISCO HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, JUAN DE GRIJALVA Y HERNÁN
CORTES)
Francisco Hernández de Córdoba era uno de los encomenderos más ricos asentados en la isla de Cuba a raíz de su
conquista en 1511. Fue nombrado por el Gobernador de la isla, Diego Velázquez de Cuéllar, jefe de la expedición que debía
explorar los mares al occidente de Cuba y sus posibles islas o costas continentales.
Partió de Cuba en febrero de 1517 y halló la costa de lo que hoy es la península de Yucatán. Saliendo del puerto de Ajaruco,
en la banda norte de la provincia de La Habana, según Díaz del Castillo, o de Santiago según algunos autores modernos,[1] la
flota fue sorprendida por una tormenta que la llevó a tierra. Observaron cómo se acercaban los pobladores del lugar, con
cara alegre y muestras de paz. Cuando los españoles preguntaron con señas por el nombre del lugar, los mayas respondieron
"in ca wotoch", que quiere decir esta es mi casa. Por esta causa le pusieron a esa tierra Punta de Catoche, hoy Cabo
Catoche.
Durante su desarrollo, los españoles tuvieron por primera vez constancia de la presencia en América de culturas avanzadas
(los mayas), con casas de cal y canto y organización social de complejidad más próxima a la del Viejo Mundo, y se tuvo
también esperanza de existencia de oro.
Halló muchos poblados habitados y entabló en ellos contactos puntuales, pero generalmente hostiles, al punto que resultó
para los españoles muy difícil el acopio de agua, por los ataques de que eran objeto. En uno de ellos, en el lugar que
llamaron Champotón, el ataque fue mucho más fiero de lo normal y causó muchos muertos a los expedicionarios, siendo
casi todos, incluido Hernández de Córdoba, heridos por arma arrojadiza: flechas y azagayas.
El piloto Antón de Alaminos decidió levar anclas y dirigir sus barcos a Florida, lugar que conocía por haber participado en
la expedición de Juan Ponce de León en 1512. Allí recalaron lo justo para recoger víveres y agua y regresar a Cuba.
Pero Hernández no vivió la continuidad de su obra: murió en aquel mismo año de 1517, apenas dos semanas después de
regresar de su desgraciada expedición, como resultado de las heridas y la sed sufridas durante el viaje, y decepcionado al
saber que Diego Velázquez había preferido a Juan de Grijalva como capitán de la siguiente expedición a Yucatán.
Las noticias de la expedición alentaron a Velázquez, que presumió la presencia de oro en poblaciones como las descubiertas
y organizó otras dos expediciones, al mando primero de Juan de Grijalva, en 1518, y luego de Hernán Cortés, en 1519, que
finalmente terminó de explorar y poblar (o, si se prefiere, invadir) Mesoamérica durante la Conquista de México.
Este artículo se centra en la expedición del descubrimiento de Yucatán, que es por otro lado lo único que puede incluir una
biografía de Hernández de Córdoba, dado que de su vida anterior sólo se sabe que residía en Cuba en 1517, por lo que
seguramente habría participado en su conquista, y que era un hacendado rico que tenía un poblado de indios, así como
amistades con suficiente capacidad económica como para ayudarle a financiar la expedición que le daría a la vez la
inmortalidad y la muerte.
JUAN DE GRIJALVA
YUCATÁN, MÉXICO
Los expedicionarios salieron del puerto de Matanzas Cuba el 8 de abril de 1518 y descubrieron las costas de la isla de
Cozumel el día 3 de mayo, a la que llamaron Santa Cruz de Puerta Latina. El piloto de la escuadra Antón de Alaminos
pensó que estaba navegando entre dos islas y nombró a la península de Yucatán Isla Rica.
Exploraron todo el litoral norte de Yucatán y parte del Golfo de México. En uno de los desembarcos, Grijalva y sus
compañeros mantuvieron un sangriento combate y vencieron a los nativos de Chakán Putum (Champotón), el mismo lugar
donde había sido diezmada la expedición de Hernández de Córdoba un año antes.
Durante el viaje tuvieron necesidad de arreglar algunos desperfectos de los navíos por lo que se desviaron y cruzaron un
estrecho.
TABASCO, MÉXICO
En el recorrido descubrieron el 8 de junio de 1518 lo que más tarde sería la provincia de Tabasco y el río que lleva su
nombre en Tabasco (Río Grijalva), que pasa en medio de la ciudad de Villahermosa. Grijalva decidió entrar en él, y
desembarcó en la ciudad maya de Potonchan capital del señorío de Tabscoob cacique al que saludó e incluso se dice que le
regaló su jubón de terciopelo verde.[cita requerida]
Siguieron su expedición hacia el norte y descubrieron el Río de Dos Bocas al que le pusieron así por "desagüar al mar por
dos bocas" luego descubrieron una población india en donde "sus habitantes portaban rodelas que brillaban con el sol y le
pusimos por nombre La Rambla, y así esta en las cartas de marear..." después descubireron el río Tonalá al que bautizaron
con el nombre de Santo Antón, "por ser su descubridor" y finalmente recalaron en Veracruz. Grijalva nombró a la lengua de
tierra que abre la bahía como San Juan de Ulúa, por haber llegado allí el día de San Juan de junio de 1518. De ahí siguió
navegando hasta el Río Pánuco ubicado en el hoy estado de Tamaulipas México, cerca de la frontera entre México y
Estados Unidos.
Enfrentado Grijalva a Pedro de Alvarado, uno de sus lugartenientes, por haberse separado de la expedición, le envió de
vuelta a Cuba, mientras continuaba su aventura.
IMPERIO AZTECA
Durante el viaje de exploración por las costas mexicanas del Golfo de México, tuvieron noticias del imperio azteca,
gobernado por Moctezuma II, sin embargo, llevaban más de cinco meses de viaje y las provisiones escaseaban, por lo tanto
Juan de Grijalva decidió regresar a Cuba.

LA EXPEDICION DE HERNAN CORTES


Adelantándose a que le cesase Diego Velázquez, la armada de Cortés partió precipitadamente del puerto de Santiago de
Cuba el 18 de noviembre de 1518. Como iba escasa de bastimentos, tuvo que aprovisionarse de éstos en el puerto de
Trinidad y otros lugares.
Finalmente, el 10 de febrero de 1519, la flota abandonó las costas de Cuba. Consistía aquella armada en 11 naves, con 518
infantes, 16 jinetes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 indios y negros como auxiliares de tropa.
Llevaban 32 caballos, 10 cañones de bronce y 4 falconetes. Por capitanes iban Alonso Hernández Portocarrero (al que
entregaría más tarde la india doña Marina), Alonso Dávila, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla,
Francisco de Saucedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León (pariente del gobernador), Cristóbal de Olid, Gonzalo de
Sandoval y Pedro de Alvarado. Muchos de éstos eran veteranos de la guerra de Italia. Por piloto principal iba Antón de
Alaminos con experiencia en las dos expediciones anteriores de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva.
PRIMEROS CONTACTOS CON LOS POBLADORES
El primer contacto con las civilizaciones mesoamericanas lo tuvo en la isla de Cozumel, un importante puerto naviero y
centro religioso maya que formaba parte de la jurisdicción de Ecab, y donde se encontraba el santuario dedicado a Ixchel,
diosa de la fertilidad. Los españoles llegaron durante el Período Posclásico de la Cultura maya poco después de la caída de
Mayapán en 1480, que llevó a la fragmentación de la península de Yucatán en 16 pequeños estados, cada uno con su propio
gobernante denominado «halach uinik», y en constante conflicto entre sí.
Inmediatamente después de presentarse al «batab» (gobernante local de la ciudad) Cortés le pidió que dejaran su religión y
adoptaran el cristianismo mandando a sus hombres a destruir los ídolos religiosos mayas y poner cruces e imágenes de la
Virgen María en el templo. Una biografía del rey Carlos I escrita en 1603 relata el momento así:
Espantáronse los isleños de ver aquella flota y metiéronse al monte, dejando desamparadas sus casas y haciendas. Entraron
algunos españoles la tierra adentro y hallaron cuatro mujeres con tres criaturas y trajéronlas a Cortés, y por señas de los
indios que consigo llevaba, entendió que la una dellas era la señora de aquella tierra y madre de los niños. Hízole Cortés
buen tratamiento, y ella hizo venir allí a su marido, el cual mandó dar a los españoles buenas posadas y regalarlos mucho. Y
cuando vio Cortés que ya estaban asegurados y contentos, comenzó a predicarles la fe de Cristo. Mandó a la lengua que
llevaba, que les dijese que les quería dar otro mejor Dios que el que tenían. Rogóles que adorasen la Cruz y una imagen de
Nuestra Señora, y dijeron que les placía. Llevólos a su templo y quebrantóles los ídolos y puso en lugar dellos cruces y
imágines de Nuestra Señora, lo cual todo tuvieron los indios por bueno. Estando allí Cortés nunca sacrificaron hombres, que
lo solían hacer cada día.
Hernán Cortés utilizaba de intérprete a un joven maya tomado prisionero en la Isla Mujeres, cuyo nombre ningún cronista
de Indias recogió pero al que los españoles apodaban «Melchorejo». A través de él tuvo noticias de la existencia de unos
hombres barbudos en poder de un cacicazgo maya cercano y envió emisarios a rescatarlos. En 1519 encontraron a
Gerónimo de Aguilar superviviente del naufragio del buque Santa María de la Barca. Aguilar entonces, se dirigió a buscar
a otro sobreviviente, Gonzalo Guerrero, quien vivía en Chetumal y donde había logrado escapar de la esclavitud ganándose
la confianza del cacique Nachán Can, para volverse él mismo un nacom o jefe militar maya y casarse con la princesa maya
Zazil Há, con la que había tenido varios hijos, hoy considerados los primeros mexicanos modernos. Aguilar decidió volver
con Cortés convirtiéndose en uno de sus intérpretes de mayense, pero Guerrero decidió quedarse con los mayas y murió
hacia 1536. Algunos historiadores creen que peleó contra los conquistadores españoles.

LAS ACCIONES POLÍTICAS Y MILITARES DE HERNÁN CORTES PARA CONQUISTAR MÉXICO


En los días de recuperación en Tlaxcala, después de la derrota de la Noche Triste, Cortés se replanteó a fondo su situación y
la estrategia definitiva que debía seguir en la conquista de la ciudad. Después de asegurar con la “pacificación” de Tepeaca
el paso franco hacia la costa de Veracruz, comienza por hacer un balance y una reorganización de sus recursos militares.
Encuentra que sólo tiene 40 soldados de a caballo, 550 peones o infantería, 80 de ellos escopeteros y ballesteros, y 8 o 9
cañones de campo. Era necesario pues aumentar sus escasos recursos para la Conquista de la Ciudad de México-
Tenochtitlán. Asimismo, comprende que debe transformar aquella banda animosa e indisciplinada de sus soldados en algo
más cercano a un verdadero ejército y redacta y hace pregonar en Tlaxcala unas ordenanzas militares.
Las ordenanzas dictadas por Hernán Cortés tienen como finalidad establecer una organización y una disciplina en sus filas,
evitando las acciones personales. Las ordenanzas prohibían también las riñas entre españoles y las burlas de unos grupos
con otros, probablemente por cuestiones de regionalismos tan frecuentes. En materia de instrucción militar, dispone que los
soldados se organicen por capitanías y estas en cuadrillas de 20 hombres con sus respectivos cabos. Especial énfasis se pone
en los servicios de vela. Prohíbe el robo, ordena que los botines se reúnan y manifiesten ante el capitán general. Cada una de
las prohibiciones tiene señalados castigos.
Al mismo tiempo, aunque no lo consigne expresamente, Cortés estableció ciertas reglas para los miles de soldados
indígenas aliados, principalmente tlaxcaltecas, aunque también había de Cholula y Huejotzingo, a los que además encargó
de su manejo e instrucción militar a Alonso de Ojeda y a Juan Márquez, para que concertaran sus acciones de choque con
las de las armas españolas. La nueva regla era la de permitirles el saqueo e incendio de las poblaciones conquistadas. Es
decir, la venganza de antiguos agravios.
Además, a partir de estas campañas, aunque Cortés no lo reconozca explícitamente se pone en práctica – y sea Bernal Díaz
del Castillo el que se refiera a ellas con detalle -, el tomar esclavos de los lugares conquistados y herrarlos con la letra “G”
que significaba prisionero de guerra. La experiencia de la derrota del 30 de junio de 1520, en que tantos de sus soldados y
caballos perecieron en los cortes de las calzadas, enseño a Cortés que sólo podía atacar con éxito la ciudad lacustre mediante
dos estrategias de tipo militar:
1.- Sitiar la ciudad para cortar todo suministro logístico
2.- Enfrentar a los mexicas mediante un combate combinado por tierra y por agua, en donde el combate naval sería decisivo
para penetrar a tierra firme.
SUCESOS HISTÓRICOS QUE OCASIONARON LA CAÍDA DE MÉXICO-TENOCHTITLAN

• Alianza con los totonacas e inicio de la guerra • Campañas militares al sur de Tenochtitlan
política • Sitio de Tenochtitlan
• Destrucción de naves y conato de deserción • Caída de Tenochtitlan
• Alianza con los tlaxcaltecas • Restauración de la ciudad y tormento de
• Matanza de Cholula Cuauhtémoc
• Entrada y estancia en Tenochtitlan • Rendición de Michoacán
• Entrevista de los procuradores con el rey y el • Campañas en Tuxtepec y Coatzacoalcos
Consejo de Castilla • Campaña en Zacatula y Colima
• Expedición de Narváez • Campaña de Oaxaca, Tehuantepec y Tututepec
• Matanza del Templo Mayor • Campaña en río Pánuco
• La Noche Triste • Campaña de Guatemala
• Batalla de Otumba • Campaña de Cristóbal de Olid a las Hibueras
• Reagrupamiento de los españoles y • Campaña en Chiapas
abastecimiento de Cortés • Campaña contra los zapotecas
• Avance hacia Tenochtitlan por el oriente • Campaña en Tabasco
• Campañas militares al norte y occidente de • Viaje de Cortés a las Hibueras y muerte de
Tenochtitlan Cuauhtémoc
LA CONQUISTA DE MÉXICO TENOCHTITLAN.
En agosto de 1519, Cortés y sus hombres emprendieron la marcha al interior del país. Llegaron a territorio de los
tlaxcaltecas, contra quienes libraron diversas batallas que demostraron la superioridad militar española; los jefes tlaxcaltecas
decidieron someterse a los españoles y darles su apoyo militar para enfrentar a los mexicas.
En Cholula, con el pretexto de una supuesta emboscada organizada por Moctezuma, el ejército de Cortés y sus aliados
tlaxcaltecas mataron entre 3 000 y 6 000 habitantes y arrasaron la ciudad y los templos. Ahí comenzó el horror de la conqu
ista. Después de recibir el apoyo de Ixtlilxóchitl, quien aspiraba a ocupar el trono de Texcoco, los españoles se dirigieron a
Tenochtitlan. Allí fuer on recibidos con honores por Moctezuma el 8 de noviembre de 1519. El monarca los alojó en el
palacio de Axayácatl, su padre y antecesor. Una semana después de su llegada a Tenochtitlan, Cortés capturó como rehén a
Moctezuma, quien no opuso resistencia.
LA ENTRADA A TENOCHTITLAN
En mayo de 1520, Hernán Cortés se enteró de que una expedición dirigida por Pánfilo Narváez había desembarcado en
Veracruz. N arváez venía de Cuba con órdenes de Diego Velázquez de someter a Cortés y llevarlo prisionero a la isla.
La Noche triste
Durante la ausencia de Cortés, los mexicas celebraron la fiesta en honor de Huitzilopochtli y Tezcatlipoca; poco más de 700
nobles y altos funcionarios, ricamente ataviados, se reunieron en la Plaza Mayor para participar en la ceremonia.

Con el pretexto de que los mexicas planeaban atacar a los españoles, Pedro de Alvarado ordenó a sus soldados asaltar la
Plaza Mayor y masacrar a los allí reunidos; los asesinaron y despojaron de sus ornamentos de oro y plata. Cuando los
habitantes de Tenochtitlan se enteraron de la matanza, se sublevaron y cercaron el palacio donde residían los españoles.
Cuando Cortés regresó a Tenochtitlan trató de utilizar a Moctezuma para apaciguar a los mexicas, pero éstos ya no le
hicieron caso. Una lluvia de piedras cayó sobre el monarca azteca ocasionándole la muerte. Cuitláhuac, nuevo jefe de los
mexicas, y Cuauhtémoc, sobrino de Moctezuma y señor de Tlatelolco, dirigieron la rebelión contra los españoles.

Cortés decidió salir cautelosamente de Tenochtitlan para establecerse en territorio tlaxcalteca. La noche del 30 de junio de
1520, los españoles trataban de escapar cuando fueron sorprendidos y derrotados por los guerreros mexicas; murieron más
de 400 españoles y unos 4 mil indios aliados. Cortés regresó a Tlaxcala a reponerse del desastre y a prepararse para la
conquista de Tenochtitlan.En diciembre de 1520, Cortés emprendió la marcha hacia el Valle de México. Los españoles y sus
aliados indígenas fueron conquistando las poblaciones de los alrededores de Tenochtitlan y los pueblos ribereños, de tal
manera que la gran ciudad quedó aislada.

El sitio de Tenochtitlan comenzó el 30 de mayo de 1521. Cortés dirigió contra la capital mexica un ejército de varias
decenas de miles de hombres; las fuerzas principales estaban integradas por los tlaxcaltecas y los texcocanos de
Ixtlilxóchit1. Los mexicas, dirigidos por Cuauhtémoc, resistieron durante varias semanas los ataques de indígenas y
españoles.

Cientos de cadáveres se amontonaban en las calles de la ciudad; la viruela y la falta de agua y alimentos debilitaron de
manera considerable al ejército mexica. E113 de agosto de 1521, después de 75 días de sitio, los españoles capturaron a
Cuauhtémoc y se apoderaron de la ciudad de México-Tenochtitlan y de los territorios del imperio.

Los pueblos aliados que veían en Cortés a su libertador. no se beneficiaron con el derrumbe de los aztecas. Consumada la
conquista de Tenochtitlan, Cortés organizó políticamente los nuevos territorios nombrando autoridades y distribuyendo
tierras entre sus capitanes y soldados. Las tierras incluían a los indígenas que las habitaban. Los indígenas se liberaron del
dominio mexica, pero quedaron sometidos al despotismo de los españoles.
DESPUÉS DE LA CONQUISTA
Después de la caída de México-Tenochtitlan en 1521, los españoles emprendieron la conquista de otros señoríos. Algunos
grupos indígenas, como el tarasco (que habitaba en el actual estado de Michoacán) y los de la zona de Tehuantepec,
prefirieron pactar con los conquistadores. En otros casos, como el de los mayas, la resistencia a la dominación española
duró más de dos décadas. Hacia 1524, los españoles controlaban Oaxaca, Chiapas, el Soconusco y Guatemala.
La conquista del norte de lo que hoyes México fue lenta, ya que en esa zona los grupos de chichimecas seminómadas
resistieron los ataques de los españoles por largo tiempo y sólo fueron sometidos hasta bien entrado el siglo XVIII.
Con la conquista de Tenochtitlan se inició la época colonial que duró tres siglos (1521 - 1821). En 1535, las tierras
conquistadas se convirtieron en el virreinato de Nueva España

La Viruela
En esos días se desencadenó en Tenochtitlan una epidemia de viruela, propagada al parecer por un negro de la expedición
de Narváez. Como consecuencia de esta epidemia, miles de indígenas murieron, entre ellos Cuitláhuac, quien fue sustituido
por Cuauhtémoc.

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