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RESUMEN
ABSTRACT
This essay, that pretends to be a social-political cultural project, postulates the identity of
Latin America from an Andean category, namely, chakana („cosmic bridge‟). The study is
done into the horizon of the intercultural philosophy (initially forged by Raúl Fornet-
Betancourt), specifically from the author Josef Estermann, who has showed deep interest
regarding the question of the intercultural dialogue between Andes and Western world.
Besides, it uses authors as Javier Lajo and Mario Mejía Huamán to deepen the Andean
concept of chakana. To elucidate questions such as: What is the Latin American identity
based in? How does it has to be conceived? Why do we talk about Latin American
identity?, is the main worry of this essay. After some reflections, the author finishes
pointing some considerations related to the act of assuming the Latin-American identity
postulated.
Introducción
No cabe duda que perspectivas de estudio tales como lo son la globalización, la integración
cultural, el pensamiento mestizo, la postmodernidad, los estudios culturales (o estudios
subalternos), la postcolonialidad y la decolonialidad hacen alusión de una u otra forma,
directa o indirectamente, al problema de la identidad de Latinoamérica. Estas evidencias
hacen que sea de capital importancia detenernos a considerar nuevas formas de
pensamiento e interpretación de la realidad latinoamericana, para así responder a exigencias
actuales en el marco de la transdisciplinariedad propuesta tantas veces desde los horizontes
de investigación ya mencionados, de modo que ayuden a resolver la cuestión de la
identidad latinoamericana.
1. Marco histórico
Es innegable que el Ariel de José Enrique Rodó marca un hito en la tradición del
pensamiento de América Latina. Trabajo que consideramos „puerta‟ que da paso al siglo
XX, en cuanto a ejercicio del filosofar latinoamericano se refiere, denominado de diversas
formas: arielismo (Leopoldo Zea, Eduardo Devés Valdez), antipositivismo (Pablo
Guadarrama), nuevas generaciones (Carlos Beorlegui); en fin, cuya preocupación central
será la búsqueda de la identidad, lo que, asimismo, va a constituir un periodo en la historia
de las ideas denominado por algunos como “giro identitario”.
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Pensadores como José Vasconcelos1, Antonio Caso2, Pedro Henríquez Ureña3, Leopoldo
Zea4, Francisco Miró Quesada5, Ernesto Mayz Vallenilla6, Roberto Fernández Retamar7,
por citar algunos, han sido quienes de manera específica trataron el tema de la identidad
latinoamericana o, en todo caso, sus escritos muestran una clara preocupación por ese
problema.
¿Cuál es, en qué consiste y cómo debe concebirse la identidad latinoamericana? He aquí
nuestro interés fundamental. Sobre todo cuando evidenciamos, en la actualidad, que
América Latina está pasando por momentos de gran relevancia e interés mundial, desde
aspectos políticos y económicos hasta cuestiones de lucha social y afán integracionista. Lo
que fácilmente nos lleva a plantear preguntas como: ¿es posible postular una identidad para
América Latina?, ¿por qué hablar de identidad latinoamericana hoy? Interrogantes estos
que harían nuestra tarea sumamente exhaustiva si no tuviéramos en cuenta el marco
referencial en el que ha de circunscribirse el presente estudio: la filosofía intercultural.
2. La filosofía intercultural
1
José Vasconcelos (1882-1959): filósofo mexicano, autor de La raza cósmica.
2
Antonio Caso (1883-1946): filósofo mexicano, fundador del Ateneo de la Juventud con José Vasconcelos.
Su máxima obra es La existencia como economía, como desinterés y como caridad.
3
Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), estudioso y crítico dominicano, autor de La utopía de América.
4
Leopoldo Zea (1912-2004): filósofo mexicano, considerado uno de los forjadores de la filosofía de la
liberación. Entre sus obras figuran El positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia, La filosofía
americana como filosofía sin más y América como conciencia.
5
Francisco Miró Quesada (1918): filósofo y periodista peruano. En 1990 fue elegido presidente de la
Federación Internacional de Sociedades de Filosofía. Sus obras más conocidas son Despertar y proyecto del
filosofar latinoamericano y Proyecto y realización del filosofar latinoamericano.
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Ernesto Mayz Vallenilla (1925): filósofo venezolano, autor de El problema de América.
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Roberto Fernández Retamar (1930): poeta cubano nacido en La Habana. Autor del ya famoso y citado
ensayo Calibán, tantas veces reeditado.
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Como afirma el profesor Estermann: “[la filosofía intercultural] es una necesidad global a
comienzos del tercer milenio de la era cristiana. Sólo mediante múltiples diálogos (es decir:
„polílogos‟) podemos evitar conflictos y guerras entre etnias y culturas”8.
Recurrimos, por evitar esas perspectivas contextuales, a una filosofía intercultural como
enfoque, manera de ver, actitud de compromiso. Máxime, cuando el presente trabajo
pretende justificar la identidad latinoamericana desde una categoría andina: chakana. Desde
estos argumentos explica Estermann que la filosofía intercultural
no se comprende como una corriente entre muchas otras sino ante todo como una cierta
manera alternativa de hacer filosofía. Su tema principal es la interculturalidad, esta relación
sui generis entre culturas diferentes. Por lo tanto, no pretende sustituir a las filosofías
contextuales o inculturadas por una filosofía supra-cultural, sino articularlas de una manera
no-reduccionista, ni hegemónica10.
8
Como afirma Estermann: “Hablar de un „polílogo‟ significa que no se trata de una bidireccionalidad del
encuentro en el que la tradición occiental fuera nuevamente el único punto de referencia, sino de una
multidireccionalidad. Se trata de una diversidad (poly) de racionalidades o logoi que entran en contacto, sin la
dominación por el logos greco-occidental”.
En ESTERMANN, Josef, Filosofía Andina: Sabiduría indígena para un mundo nuevo, 2ª ed. ISEAT, La Paz,
2006, p. 7.
9
La crítica de términos como „Occidentalocentrismo‟ y „Eurocentrismo‟ ha sido realizada inicialmente por
pensadores como el economista neo-marxista Samir Amin y el filósofo de la liberación Enrique Dussel.
10
Op. cit. p. 36.
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3. Significado de „chakana‟
Siguiendo investigaciones de autores como Javier Lajo, Mario Mejía Huamán o Josef
Estermann, tenemos que el vocablo compuesto quechua chakana viene del verbo chakay
que significa “cruzar”, “trancar la puerta o entrada”, más el sufijo obligativo –na que le
convierte, añadido a un radical verbal, en sustantivo. Chakana entonces es el “cruce”, la
“transición” entre dos puntos, el “puente” como nexo entre dos regiones. Chaka (en
quechua) también significa “pierna” o “muslo” (en aimara es chara), el “puente” descansa
sobre dos “piernas” (pilares), Chaka en aimara es el “puente”. Además, chakana significa
escalera, esto es, lo que une dos puntos (es conocido el término tawa chakana, que
significaría cuatro escaleras o cruz escalonada). En este último sentido, chakana significa
puente a lo alto o grande, cruce superior o, simplemente, puente cósmico.
Para tener una idea de las constelaciones principales en la “cosmovisión andina”, se puede
estudiar el Altar Mayor de Qorikancha, como fue dibujado y descrito por Joan de Santa
Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua (1613). La representación gráfica del universo –el
famoso dibujo cosmológico o cosmogónico– tiene la forma de una casa, indicando de esta
manera la convicción andina de que todos/as y todo pertenecen a una sola familia bajo un
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solo techo. Fuera de la casa (universo o pacha11), no hay nada; y dentro de ella, todo está
relacionado a través de los ejes “espaciales” arriba/abajo y derecha/izquierda.
Llama la atención que en el cruce de estos dos ejes, en el centro del dibujo (o de la casa),
encontramos una chakana (puente) de cuatro estrellas en forma de una cruz que se dirigen a
los cuatro puntos cardinales de la casa12.
La chakana (puente cósmico) es, pues, el punto de transición, pero también el elemento de
conexión (elemento relacional) entre los principios de correspondencia (vertical) y
complementariedad (horizontal). “Evidentemente, el cruce de estas dos „zonas de
transición‟, con la forma de una cruz, es una chakana muy especial y tiene la función
primordial de „relacionar‟”14.
11
Pacha: espacio-tiempo, universo, cosmos; es decir, la totalidad de la realidad existente. Lo que significa que
pacha no se reduce al solo concepto de tierra como usualmente se cree.
12
Los principios “lógicos” andinos –señala Josef Estermann– subrayan la “relacionalidad” del
todo, la existencia de nexos entre todos los fenómenos y elementos de pacha. El problema
principal de la tradición occidental consiste en “mediar” o “relacionar” entidades y campos
ontológicos separados y desligados a priori, sobre la base de los principios lógicos de la
no-contradicción y del tercer excluido. Sobre todo este último es un obstáculo muy serio
para poder tender un “puente” desde un extremo al otro; este “puente” (mediación, relación,
nexo) justamente es el tertium que, en el fondo, no puede existir (non datur). Para la
filosofía andina (en especial la pachasofía15), el “puente” (chakana) tiene, en cierto sentido,
“prioridad ontológica” con respecto a los extremos conectados o relacionados.
Así tenemos que chakana, además de ser símbolo, es realmente lo simbolizado, o sea,
“puente”, lo que “con-centra” y “une” y, por ende, un canal importante de “conocimiento”.
En el pensamiento andino, “conocer algo” significa primordialmente realizarlo celebrativa
y simbólicamente.
Como subraya el pensador suizo: Todos los fenómenos de transición, por su precariedad y
peligrosidad, merecen una dedicación ritual y ceremonial especial por parte del ser humano.
Fenómenos de transición a nivel individual (personal), a nivel colectivo y cósmico.
Tenemos, por ejemplo, a propósito de chakanas principales de correspondencia: la lluvia, la
nube, el arco iris (símbolo universal de relación cósmica), el rayo, la neblina, las cumbres,
los nevados, el cóndor, la alpaca, la pachamama y el mismo runa/jaqi andino16.
4. La condición latinoamericana
Para justificar nuestra tesis necesitaremos realizar una salvedad de orden histórico-
geográfico, sobre todo si pensamos en los distintos nombres que se han postulado (o, mejor,
15
Pachasofía: neologismo quechua/aimara-griego utilizado por Fernando Manrique Enríquez, que traduce
cosmología andina.
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Runa/Jaqui andino: términos quechua y aimara que significan ser humano, pero no visto como mero sujeto,
sino como parte integrante, integral e integrada de pacha.
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impuesto) para esta parte del globo terráqueo: América, Nuevo Mundo, Las Indias; más aún
en el caso particular del subcontinente: América Latina, Latinoamérica, Indoamérica,
Hispanoamérica, Amerindia, entre otros.
Entonces, nos quedamos con lo que se nos ha enseñado a llamar generalmente como
América Latina o Latinoamérica (incluyendo el Caribe, claro está), no sin antes mencionar
los aportes significativos de la crítica postcolonial y de los estudios culturales.
Fue a partir de 1492 que las distintas culturas en esta parte del mundo se comienzan a sentir
–quizá sin saberlo– hermanadas por un proceso de transformación cultural abrupto, pero
común: la colonización y sus consecuencias, a partir del mal llamado “descubrimiento de
América”17.
En todo caso, no se puede soslayar fácilmente el hecho de que el proceso haya sido (y siga
siendo) doloroso. ¿Qué proceso? El que se generó desde el encuentro (¿o más bien
intromisión unilateral?) entre dos realidades culturales distintas. Europeos por un lado y,
del otro, culturas diversas que no hacían otra cosa que coexistir entre sí. Pero, dijimos, dos
realidades culturales distintas. En todo caso, habría que denominar o procurar denominar a
ambas, al menos a partir de la dimensión geográfico-cultural: está claro que la primera es
Europa, pero, ¿a la segunda cómo la llamamos?, ¿bajo qué término nativo podríamos
nombrarla, si es posible?
17
Confrontar el texto de Walter Mignolo La Idea de América Latina.
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Sin duda, no podemos señalar a aquellos hombres y mujeres de antaño como americanos,
puesto que el mismo término de América se debe al afán de eternizarse del conquistador
italiano Américo Vespucci. Preferimos –con diversos movimientos indígenas– el término
nativo de Abya-Yala, por ser el nombre con el que los Kuna (en Panamá) –que se
autodenominan Dule o Tule– nombran al continente americano en su totalidad. Optamos
por esta designación máxime si tenemos en cuenta que la elección de este nombre (que
significa “tierra en plena madurez”) fue sugerida por el líder aimara Takir Mamani, quien
propone que los indígenas18 lo utilicen en sus documentos y declaraciones orales. Además,
a propósito el líder afirma: “llamar con un nombre extranjero nuestras ciudades, pueblos y
continentes equivale a someter nuestra identidad a la voluntad de nuestros invasores y a la
de sus herederos”19.
18
Por cierto, “indígena” in(du)genitus o in(du)genita significa „nacido o nacida en‟; con lo que “indígena”
sería todo hermano nacido en un cierto ámbito geográfico y cultural.
19
En: Abya Yala Publicaciones, http://www.abyayala.org/presentacion.php?FAC_CODIGO=
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Principio de relacionalidad: también llamado „principio holístico‟ por Estermann. Afirma que todo está
relacionado (vinculado, conectado, unido) de una u otra manera con todo. Lo esencial no es el ente o ser
sustancial, sino la relación.
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5. Exigencia identitaria
Cada quien actúa de acuerdo a lo que realmente es, de acuerdo al mundo de relaciones en
que se desenvuelve cotidianamente; esto denota, asimismo, una exigencia ética, es decir, de
compromiso; lo cual significa que no se debería renunciar a aquello que nos identifica
como tales. Cómo imaginar a un médico que se niega atender a un paciente que lo necesita
con urgencia: o rehúsa atender al paciente por motivos e intereses egoístas, o simplemente
está demente. No se puede renunciar a lo que se es. Así también, no basta con ser tal o cual
cosa, es necesario también parecerlo. Los demás deben notar la diferencia, pues si no hay
diferencias tampoco hay identidad.
Esto último, de una u otra forma, evidencia el hecho de que muchos latinoamericanos no
sientan el gran peso de conciencia histórica que debieran sentir. Pero ahora, al ser
conscientes de aquello, las/los latinoamericanas/os estamos frente a una exigencia
identitaria que demanda una toma de actitud respaldada por acciones concretas:
- Saberse responsable directo de los conflictos internos que aquejan esta parte del
continente.
- Experimentarse “chakana” (puente) posibilitador/a de la integración
latinoamericana.
- Reconocerse “mediador” con fuerte compromiso histórico y cultural ante las
amenazas totalizadoras del mercado neoliberal y de la globalización.
- Ser y parecer ante los demás lo que la historia ha hecho de la/del latinoamericana/o:
“chakana” entre quienes le rodean, que reivindique los lazos relacionales de
comunión, solidaridad, cooperación, reciprocidad, complementariedad y
correspondencia a favor de aquello que conocemos con el nombre de humanidad.
Bibliografía
http://lengamer.org/admin/language_folders/quechuadecusco/user_uploaded_files/li
nks/File/Qhapaqkuna/Filosofia_Andina.pdf
Abya Yala Publicaciones,
http://www.abyayala.org/presentacion.php?FAC_CODIGO=