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JOSÉ FARIÑA
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JAVIER RIVERA
FERNANDO GAJA
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CONSEJO EDITORIAL
Antonio Allés Torres, Jesús A. Collado López,
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Santiago Hernández Fernández, Rafael Jimeno Almeida,
José Miguel Mateo Valerio, Carmen Monzonís Presentación,
Javier Muñoz Álvarez, Carlos Nárdiz Ortiz, Antonio Ortuño Alcaraz,
Francisco J. Ramírez Chasco, Pedro Rodríguez Herranz,
Pedro Sánchez Lagarejo y José Alfonso Vallejo Alonso. La ciudad habitable
CONSEJO DE REDACCIÓN
Lluís Agulló Fité, Antonio Allés Torres, Francisco Bueno Hernández,
Vicente Cerdá García de Leonardo, Jesús A. Collado López,
José María Coronado Tordesillas, Félix Cristóbal Sánchez,
Manuel Durán Fuentes, Pedro Ferrer Moreno,
Pedro Fabián Gómez Fernández, Juan Guillamón Álvarez,
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Pedro Pisa Menéndez, Francisco J. Ramírez Chasco,
Pedro Rodríguez Herranz, Pedro Sánchez Lagarejo,
Jesús Urarte García y Pere Ventayol March. INGENIERÍA Y TERRITORIO · 75
DIRECTOR
Ramiro Aurín Lopera
2 Editorial
SUBDIRECTOR
Joan Olmos Lloréns 4 Asimetría e incertidumbre en el paisaje de la ciudad sostenible
REDACTOR JEFE José Fariña Tojo
Juan Lara Coira
SECRETARIA DE REDACCIÓN 10 La recuperación del valor del paisaje urbano.
Chelo Cabanes Martín Una respuesta a la banalización desde las identidades del universo metropolitano
COORDINACIÓN DEL CONTENIDO
Ignacio Español Echaniz
Joan Olmos Lloréns
20 Lo verde
COLABORADORES
Rafael Rivera Herráez y Javier Rivera Linares
Carlos Corral Sáez, Ignacio Español Echaniz,
José Fariña Tojo, Fernando Gaja i Díaz, Pablo Gigosos,
Luis Francisco Herrero García, José Luis Miralles i Garcia, 28 Urbanismo y sostenibilidad ¿una contradicción en los términos?
Josep Montesinos i Martínez, Zaida Muxí Martínez, Fernando Gaja i Díaz
Javier Rivera Linares, Rafael Rivera Herráez,
Fernando Roch Peña, Manuel Saravia y Francesco Tonucci.
34 El último ciudadano
FOTOGRAFÍAS Pablo Gigosos y Manuel Saravia
Tony Blanco, Comisión de Fotografía de la Delegación
de Estudiantes de la ETSAB, Carlos Corral, Ignacio Español,
Fernando Fuentes, Rafael Rivera, Alberto Saiz y Zaida Muxí.
40 Epur si muove: movilidad sostenible para el siglo XXI
Carlos Corral Sáez
ILUSTRACIONES
Hiroshi Kitamura
50 Madrid se desborda. A propósito de las relaciones
MAQUETACIÓN entre lo local y lo global bajo la hegemonía inmobiliaria
Kame editors
Fernando Roch Peña
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Paipus, S.L. 60 La ciudad de los niños.
Avda. Corts Catalanes, 5-7 pl. baixa,
08190 Sant Cugat del Vallès ¿Por qué necesitamos de los niños para salvar las ciudades?
Tel. 679 364 482 Francesco Tonucci
E-mail: MarcelPA@blanquerna.url.edu
FOTOMECÁNICA 68 Ciudad próxima. Urbanismo sin género
Colornet Zaida Muxí Martínez
IMPRESIÓN
Índice, S. L. 78 El patrimonio rural periurbano: el caso de L’Horta de València
José Luis Miralles i Garcia
COORDINACIÓN Y PRODUCCIÓN
Juan Lara Coira
86 Vida en el barrio: Cabanyal, un conjunto histórico protegido... y amenazado
Luis Francisco Herrero García
EDITA
Colegio de Ingenieros 96 Ciudad, patrimonio y ciudadanía
de Caminos, Canales y Puertos Josep Montesinos i Martínez
REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y SUSCRIPCIONES
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DEPÓSITO LEGAL
B. 8.909-2003
ISSN
1695-9647
Foto: TONY BLANCO
En 1998, nuestra revista dedicó una monografía al Urbanismo. Desde entonces ha llovido lo su-
yo, muy poco por cierto, pero el fenómeno urbano ha experimentado una gran convulsión en
España. En su dimensión material, se ha acelerado el proceso, iniciado en los años setenta, de
dispersión o americanización de nuestras ciudades, diluyendo la tradición histórica europea ba-
sada en la compacidad. Un proceso favorecido en buena medida por una política de infraestruc-
turas del transporte basada en la construcción de extensas redes viarias que actúan como difuso-
res de lo urbano.
Pero ha sido en su dimensión socioeconómica donde se ha producido un auténtico seísmo, cu-
yos efectos están, en buena parte, pendientes de análisis sosegados: el llamado boom inmobilia-
rio, con la espectacular subida de los precios de la vivienda, no es más que uno de los efectos
perversos de esa situación. La destrucción de importantes áreas de nuestro patrimonio natural y
artístico, o el incremento sustancial de las necesidades de movilidad motorizada, son otros de los
efectos derivados.
La presente edición está planteada, no obstante, en clave positiva, empezando por el título ge-
neral: la ciudad habitable. Se intenta transmitir la idea de que la ciudad es, hoy por hoy, el ám-
bito esencial de progreso para la cultura, la solidaridad y el bienestar.
La mercantilización del espacio público, la agobiante motorización de la calle, la exclusión so-
cial o la suburbialización de las periferias son algunas de las amenazas para el bienestar urba-
no. La pérdida de protagonismo de la iniciativa pública en el proceso de ocupación del territorio
aparece como telón de fondo de esa situación. Recordemos, ahora que se cumplen cincuenta años
de la primera Ley del Suelo en España, que el Urbanismo fue en su momento una conquista de
las políticas reformistas, que trataba de poner límites a la propiedad privada del suelo mediante
mecanismos como el reparto igualitario de cargas y beneficios, o la participación de la sociedad
en las plusvalías generadas.
Recuperar el sentido culto de la ciudad, volver la mirada hacia la ciudad interior, inacabada,
fomentar la cohesión social y la compacidad, reconciliar la ciudad con la Naturaleza es, digá-
moslo de manera clara, la única posibilidad de supervivencia de la civilidad, valga la redundan-
cia etimológica. Para ello sería preciso comprender, de una vez por todas, que la tan pregonada
y manoseada noción de sostenibilidad no significa otra cosa que tomar en consideración la exis-
tencia de límites al crecimiento.
DESCRIPTORES
PAISAJE
SOSTENIBILIDAD
SUSTENTABILIDAD
URBANISMO
URBANIZACIÓN Y NATURALEZA
LÍMITE
PLANIFICACIÓN URBANA Y TERRITORIAL
ENTROPÍA
FRAGMENTACIÓN DEL TERRITORIO
ÁREAS DE INTERFASE
INCERTIDUMBRE
ASIMETRÍA
tema naturaleza. Es decir, es un subsistema en el cual el orden sible. Es decir, que la mayor parte de las actividades pudie-
estadístico es mayor (Fariña, 1995). Y en medio está el orden ran realizarse en el círculo cerrado de la aldea, con incursio-
agrícola y la utilización forestal y ganadera del territorio. nes esporádicas a centros de mayor nivel.
Para mantener el orden urbano solo hay dos soluciones: o Tenemos, por tanto, en este momento evolutivo, un territo-
bien conseguimos aportes adicionales de energía, o bien uti- rio rural caracterizado por pequeños asentamientos en el que
lizamos parte de la energía que se utiliza en conseguir el “or- los aldeanos realizaban la mayor parte de sus actividades con
den de la naturaleza”. La segunda es lo que en la literatura incursiones esporádicas a “la ciudad”, y con un modo de vida
ecológica se conoce como “ceder entropía positiva al medio”. en el que el reloj era un objeto casi inservible y donde el tiem-
Por ejemplo, dice Bettini (independientemente de la mezcla de po discurría con ritmos distintos a los urbanos (Lefevre, 1970).
conceptos que se produce en el párrafo): “un sistema abierto
(una ciudad) puede por lo tanto mantenerse en un estado or- Urbanización y naturaleza
denado cediendo entropía positiva al medio ambiente circun- Una de las carencias más significativas de la ciudad ha sido,
dante (es decir, desordenándolo) en forma de calor y de subs- evidentemente, el contacto con la naturaleza. Este problema se
tancias químicas degradadas, al tiempo que captura entropía ha concretado específicamente en una de las formas que se han
negativa” (Bettini, 1996). Algo parecido sucedía con el lla- inventado los urbanistas para construir la ciudad. Me estoy re-
mado “campo”, aunque con menor intensidad. firiendo al movimiento de las “ciudades jardín”. Esta orientación,
Como consecuencia se fueron consolidando dos modos de suficientemente conocida y utilizada hasta la actualidad por mu-
vida que han caracterizado nuestro territorio durante muchos chos urbanistas, presenta algunas características peculiares: las
años (en los lugares más desarrollados del planeta aproxi- bajas densidades, la descentralización y (aunque no tan espe-
madamente hasta mediados del siglo pasado): el modo de vi- cífica de este movimiento) la separación de funciones (Unwin,
da urbano por una parte, y el modo de vida rural, por otra, 1909). Es decir, la zonificación. Estas tendencias, originadas en
que servía de amortiguador entre la naturaleza y la ciudad. el último cuarto del siglo XIX y comienzos del XX, llevadas al lí-
El urbanita casi siempre ha considerado al campesino de una mite y deformadas convenientemente con las posibilidades pro-
forma idílica como el buen salvaje, que tenía una cierta rela- ducidas por la movilidad proporcionada por el automóvil pri-
ción con ese Paraíso de la Naturaleza que perdió al recluirse vado han dado lugar a lo que muchos autores llaman “ciudad
en la ciudad. Es lo que sucedía al principio: la sociedad rural difusa”, “ciudad a trozos” o, simplemente, “anti-ciudad”.
(a pesar de todo) como sociedad de solidaridad, y la socie- Hasta ahora, las ciudades se habían limitado a ocupar es-
dad urbana como sociedad alienada (Wirth, 1938). pacios más o menos concentrados, y más allá de los últimos
Para que esta sociedad de solidaridad funcionara era im- bloques o de los más lejanos suburbios, se extendía aquello
prescindible que se dieran, entre otras, dos condiciones: la que genéricamente era “el campo”. En esta nueva y perversa
primera, que tuviera un tamaño adecuado para que la ma- modalidad, la ciudad tiende a ocuparlo todo apoyándose en
yoría de sus miembros se pudieran conocer; y la segunda, las infraestructuras y basando su supervivencia en la movili-
que fuera una sociedad “completa” en la mayor medida po- dad originada por el automóvil.
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Publicaciones del Ministerio de Fomento, Madrid, 2003. – Wirth, L., “Urbanism as a Way of Life”, Am. Journ. Sociol., Nº 44, 1938.
DESCRIPTORES
PAISAJE
CIUDAD
URBANISMO
TRANSPORTE
PATRIMONIO CULTURAL
Los valores del paisaje urbano ninguna parte y al mismo tiempo de estar en todas, no en-
y la Convención de Florencia cuentra mecanismos que contenga su avance o que simple-
La Convención de Florencia (20 de octubre de 2000) del Con- mente lo module para evitar su degradación cultural.
sejo de Europa establece unas bases formales para la gestión El deseo de una ciudad habitable es una demanda que se
del paisaje como recurso de calidad. Define el paisaje como plantea desde las diferentes facetas que tiene el hecho de vivir
“cualquier parte del territorio tal como la percibe la pobla- en comunidad en un espacio compartido y restringido como es
ción, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interac- el del tejido urbano. El paisaje, la manera en la que apreciamos
ción de factores naturales y/o humanos”. La percepción indi- y entendemos nuestro medio, adopta en el caso urbano una es-
vidual y colectiva, marcada claro está por sus propios refe- pecial connotación que tiene que ver con cómo la comunidad
rentes socioculturales, es el filtro que interpreta y aprecia la acepta el hábitat que la mantiene viva y se ve reflejada en él.
realidad territorial que se muestra en el paisaje. Esta confrontación entre la demanda de paisaje de cali-
El concepto supera la visión clásica del paisaje que diso- dad y la realidad de la ciudad ocurre hoy día en un escena-
cia al observador del entorno que contempla. Una visión que rio urbano que ha superado la dimensión asequible de la pla-
se limitaba a la exclusividad de algunos territorios idealiza- za y la calle. Un paisaje que se extiende a todos los variados
dos y que sobrevaloraba lo visual frente a lo percibido. La espacios en los que transcurre la vida de los ciudadanos de
Convención de Florencia establece que todos los lugares tie- los grandes complejos metropolitanos. La demanda de cali-
nen un valor paisajístico, extendiendo así la necesidad de me- dad recae así con fuerza sobre los paisajes cada vez más
jora paisajística a todos los ámbitos del territorio. Se recono- simples y banales que se imponen en las diferentes áreas es-
ce el interés paisajístico por ejemplo de las áreas urbanas pecializadas que forman la ciudad región. La recuperación
densas, de las ciudades dormitorio, de los parques tecnológi- del paisaje urbano descansa en la revitalización de la diver-
cos de innovación o de las áreas agrícolas forzadas o inclu- sidad de identidades que se superponen y se mezclan en el
so de los ámbitos de las infraestructuras. universo metropolitano.
La preocupación que subyace bajo este tratado es la cre- Lo que sigue es una rápida y breve revisión de estos pro-
ciente banalización del paisaje, es decir, la pérdida del ca- cesos de banalización de las distintas escenas urbanas que
rácter e identidad de los territorios. Esta visión se traduce fá- componen hoy la jornada de los habitantes de los grandes te-
cilmente al paisaje urbano, un territorio donde la relación del rritorios urbanos.
individuo con su entorno cotidiano es estrecha, en el que no se
puede entender el paisaje como una escena física valiosa, ais- La percepción de la escena urbana
lada y distante del observador a la manera como lo hacían los La visión clásica del paisaje urbano basada en el disfrute de
viajeros románticos con los paisajes pintorescos. la escenografía de calles y plazas no consigue abarcar la
Grandes agentes de la dinámica urbana están reestructu- nueva dimensión física y perceptual que a lo largo de las úl-
rando las condiciones de las escenas de la ciudad. La estan- timas décadas han adquirido tanto las estructuras urbanas
darización del paisaje urbano, la sensación de no estar en como la propia actitud de los ciudadanos.
Foto: I. ESPAÑOL
nexión constituyen hoy día complejos sistemas metropolitanos.
Éstos no son meras organizaciones funcionales que combinan
una especialización de zonas diferenciadas, sino que también
poseen una dimensión paisajística propia. En ellas transcurre
la vida de las comunidades urbanas que se reflejan de distin-
tas maneras en estas grandes organizaciones espaciales.
Fig. 2. La Plaza Mayor de Tordesillas fue creada por un decreto de los Reyes
A estas pautas físicas hay que unir las nuevas lecturas que Católicos como un lugar para el encuentro entre las gentes. Las dimensiones y
recorren con la mirada estos espacios y que tienen que ver diseño de este espacio urbano y la relación que sus usuarios mantenían con él
en el pasado son hoy muy diferentes. El paisaje urbano no es sino la manera
con las nuevas actitudes culturales que gobiernan la vida ur- como se percibe el carácter del espacio colectivo de la aglomeración urbana.
bana. Estas actitudes proponen un nuevo entendimiento del
espacio urbano, una nueva percepción que es reflejo de las
Foto: I. ESPAÑOL
condiciones de nuestro momento cultural y que son la base
de este artículo.
La morfología urbana, es decir, el volumen, dimensión y
disposición de las edificaciones, proporciona la base física de
la escenografía que aprecia el observador. También propor-
ciona el contenedor para las actividades económicas y socia-
les de la ciudad, siempre más dinámicas y cambiantes que la
Fig. 3. Vista del entramado regular de la antigua ciudad de Dubrovnik (Croacia). El
realidad de lo edificado. La presencia de las personas y sus carácter del paisaje urbano resulta del entendimiento de la pauta de espacios co-
actividades tiene una doble repercusión paisajística pues for- lectivos y de las actividades que albergan con los que se relaciona el observador.
También de la actitud del observador y de las premisas culturales que gobiernan su
man parte tanto del escenario percibido como de la comuni- interpretación. Dubrovnik, un buen ejemplo de consumo de paisaje histórico urbano
dad que lo observa y aprecia.
Estas condiciones básicas de la escena directa pasan a
Foto: I. ESPAÑOL
definir el paisaje urbano según sea la percepción del obser-
vador y la comunidad. Las condiciones ambientales, es decir,
la naturalidad (jardines, fuentes, etc.), los niveles sonoros o el
grado de salubridad y contaminación atmosférica participan
también de esa percepción que es el paisaje.
La morfología urbana es tan heterogénea y variada como
las propias circunstancias históricas, sociales y económicas Fig. 4. Las viviendas multifamiliares en altura componen un mar de bloques
en el suroeste de Madrid. La densidad edificada, el hacinamiento y la con-
de cada área de la ciudad. La historia en el paisaje urbano gestión se mantienen como variables del marco de relación de los ciudada-
aparece superpuesta en numerosas capas que han dejado nos con su paisaje urbano.
confusos testigos en la organización y los elementos de la ciu-
dad. También la estructura social o la dinámica económica Por ejemplo, las áreas urbanas consolidadas que han que-
dejan rastros en el paisaje no siempre fáciles de interpretar. dado obsoletas y envejecidas (antiguas áreas industriales, cen-
La percepción aislada del individuo o colectiva de grupos (co- tros urbanos, etc.) y que se marginalizan produciendo paisajes
munidad local, visitantes, turistas, etc.) tiende a ser selectiva de rechazo, pero heterogéneos y culturalmente muy ricos. Algu-
pues aplica sus referentes a las condiciones que aprecia ge- nas áreas consolidadas y centrales se “gentrifican” con los nue-
nerando la sensación de carácter, el aprecio o el rechazo. vos activos sociales que proporcionan las nuevas pautas de uni-
Las distintas estructuras, sistemas y pautas de evolución dad familiar simplificada y de alto ingreso que las revitalizan.
del tejido urbano se muestran diferenciados en los paisajes Las áreas comerciales centrales sobrellevadas por las car-
urbanos que reflejan las condiciones de la comunidad que al- gas de tránsito se formalizan como áreas peatonales, vivien-
berga. Se indican algunos tipos de esta variedad. do regularizadas en los ciclos de la jornada comercial.
Foto: I. ESPAÑOL
tralidad y cierta densidad sobreviven alojando actividades re-
sidenciales y de servicios simultáneamente y recibiendo ele-
vadas cargas de tráfico. Otras áreas de antiguos extrarradios
han quedado hoy día más próximas al centro, manteniendo
una elevada concentración de viviendas pero escasos servi- Fig. 6. Calle de adosados en Albacete. La tipología de viviendas en adosado,
una derivación social de la ciudad jardín, es un modelo exclusivo de actividad
cios que se debaten en una transición forzada. residencial que por su especialización se encadena al medio de transporte pa-
La habitabilidad de la variedad de áreas urbanas y con ra resolver el resto de funciones urbanas (equipamientos, comercial, etc.), que
deben proporcionarle otras áreas.
ella el aprecio y satisfacción de sus habitantes (su valor como
paisaje) no han recibido la atención singularizada y selectiva
que necesitan sino que, por el contrario, han visto avanzar los Los paisajes de las nuevas
procesos de transformación que las degradaban. áreas residenciales
En este sentido hay que señalar la orientación que en las El paisaje de las áreas residenciales, en esencia el corazón vi-
últimas décadas han adoptado las políticas de gestión del te- tal de la ciudad, ha sufrido el proceso de especialización me-
jido urbano. El primer impulso reformista y voluntarioso de tropolitana, asistiendo a cambios en su estructura demográfi-
hace ya un cuarto de siglo fue sucedido por un progresivo ca y en los usos, con nuevas lecturas del paisaje urbano, y a
languidecimiento de la visión de la planificación, que fue la aparición de nuevas tipologías urbanas y residenciales.
abandonando sus ambiciones ordenadoras, según parece, En todas las áreas residenciales el aumento de los precios
ante la naturaleza compleja y cambiante de lo urbano. Pron- del suelo ha afectado a sus contenidos demográficos expulsan-
to la intervención planificadora se volvió modesta y se limitó do a la población más joven y en general de menores rentas
a plantear intervenciones puntuales en el complejo tejido ur- hacia lugares más distantes y periféricos. La terciarización ha
bano para pasar luego a explícitamente colaborar con los tomado lugar en las áreas mejor servidas, mientras se ha asis-
agentes y procesos espontáneos de la dinámica urbana, a tido a un proceso de marginalización de aquellas áreas urba-
los que finalmente se abandonó toda iniciativa y capacidad nas interiores de peor calidad, que han recibido la llegada de
de reforma o conducción. colectivos de emigrantes como principal agente dinamizador.
Hay que señalar, por tanto, una clara falta de operatividad El deterioro de la calidad de vida de las zonas urbanas con-
de los instrumentos de planeamiento en su hipotética capaci- solidadas ha favorecido la aparición de nuevos tipos de edifica-
dad ordenadora, mediadora o mediatizadora del desarrollo, ción en bloque de manzana cerrada que dan la espalda al es-
que ha sido criticada por los profesionales. El planeamiento y, pacio colectivo, se protegen de la calle, de sus ruidos y riesgos
en general, la política urbanística han acompañado a los pro- y se aíslan incorporando en su interior equipamientos deporti-
cesos libres del mercado en vez de contenerlos, canalizarlos o vos, de ocio y aparcamiento en el propio bloque de manzana.
simplemente mediatizarlos. A partir del modelo de ciudad jardín, es decir, de una
La expansión de las grandes ciudades y el encarecimien- morfología de baja densidad de edificación combinada con
to del suelo han dañado la calidad de la estructura urbana y amplios espacios abiertos surgen las promociones de urbani-
han hecho que el medio urbano se convierta aún más en un zaciones residenciales unifamiliares. Hay un modelo deriva-
paisaje adverso para el ciudadano medio, que ve su vida cor- do, el de las viviendas adosadas, que retoma una tipología
tapisada por la dureza de las condiciones en las que se ve de vivienda social del siglo XIX adaptándolo a las aspiracio-
obligado a convivir. nes contemporáneas.
Foto: I. ESPAÑOL
nes extensas de uso predominantemente residencial se han
dirigido a áreas nuevas donde era menor la disponibilidad
de servicios y equipamientos, generando una nueva identi-
dad urbana. Los barrios de adosados o las urbanizaciones de
chalets unifamiliares aparecen así como áreas residenciales
puras sometidas a los ciclos vitales de la jornada urbana y Fig. 8. El paisaje edificado de Benidorm (un paisaje de compensación de las
dependientes de centros comerciales distantes. grandes ciudades europeas), su repercusión es grave sobre otros territorios que
proporcionan los recursos necesarios para su vitalidad (agua, energía, consumo)
Finalmente, hay que hablar de las áreas residenciales no- o asumen sus voluminosos residuos (basuras, efluentes), lo que se conoce como
vísimas como un nuevo paisaje urbano. El crecimiento rápido ”la huella ecológica”, un deterioro que recae sobre sus “paisajes de trastienda”.
Fig. 9. Galería en el Centro Comercial Norte (Madrid). Un espacio colectivo urbano formado por calles y plazas de tiendas
y anuncios publicitarios, en esencia el paisaje urbano más contemporáneo.
Foto: I. ESPAÑOL
Fig. 10. La Estación de Príncipe Pío (Madrid), “adaptada” como centro comercial, completa la cubierta cerrándose al exterior con un elevado coste energético.
Foto: I. ESPAÑOL
mo incentivo para atraer a consumidores.
La concentración de la actividad de consumo en estos
grandes centros repercute también en otros paisajes urbanos,
por ejemplo, sobre los paisajes urbanos tradicionales donde
el pequeño comercio sufre su competencia o sobre los paisa-
jes de infraestructuras, escaparates de los mayores estableci-
mientos del extrarradio. Fig. 11. Intercambiador en la antigua estación de Príncipe Pío (Madrid). Un pai-
saje cultural en sí mismo que reúne la diversidad de personas que comparten
Este es un paisaje al servicio de las tiendas, cuya funcio- parte de sus viajes y una escenografía y estética funcionales que interpretan
nalidad se antepone a cualquier otro criterio. Aquí la publici- las dimensiones territoriales de la gran ciudad.
Foto: I. ESPAÑOL
do así las relaciones sociales. Es la sintomatología de la cul-
tura del consumo hecha paisaje.
Foto: I. ESPAÑOL
través de los paisajes urbanos metropolitanos.
La relación entre el observador que se desplaza y el entor-
no que atraviesa ha evolucionado hacia una relación muy fun-
cional y rápida pero también más aséptica, distanciada y des-
pegada. En términos perceptuales, en el viaje urbano de hoy, el
paisaje, es decir, la percepción del entorno, se ha ido alejando
y también simplificando. Al ganar velocidad, se asiste a un pro- Fig. 13. Avenida urbana en la ronda, Sevilla. Dotada de paseos peatonales la-
ceso de distanciamiento entre observador y paisaje. El medio, terales y mediana central ornamental que separa una dirección de la otra esti-
mulando mayor velocidad. El arbolado contiene y aísla las vistas desde la ron-
en este caso el complejo, variado y polifacético entorno urba- da al tiempo que protege los laterales peatonales.
no, se ha ido aplanando más y más para convertirse en una
mera imagen bidimensional que se recorre con la vista desde
Foto: I. ESPAÑOL
Fig. 15. El frente del Palacio de Oriente, la Catedral de la Almudena, la Basílica de San Francisco y el Seminario componen un paisaje icónico.
Espectacularidad, base histórica y reconocimiento popular se ligan en el aprecio de este conjunto.
Foto: I. ESPAÑOL
Fig. 16. El conjunto de La Defense (París), una actuación renovadora de la imagen de la ciudad,
hace una interpretación contemporánea de la escenografía urbana barroca trasladando los aspectos más duros de aquella monumentalidad.
La demanda de reflejo ciudadano y habitabilidad se supeditan a favor de los grandes agentes contemporáneos del paisaje urbano.
DESCRIPTORES
ZONA VERDE
PARQUE
JARDÍN
CRISIS MEDIOAMBIENTAL
URBANISMO
PAISAJISMO
ESPACIO PÚBLICO
CIUDAD
HUERTA
TAPIZANTES
Los principios
Los primeros homínidos que habitaron nuestro planeta recu- como una solución y se llega a plantear como elemento clave
rrieron a las arquitecturas cuando la naturaleza les era hostil y en la contraposición de la ciudad y el campo que trató de re-
necesitaban protegerse de ella, de su climatología, de su fau- solver Ebenezer Howard con su programa de Ciudad Jardín2
na. Pero con el transcurso de los siglos, muchos siglos, y cuan- (denominación que ha llegado hasta nuestros días completa-
do estos habitantes desarrollaron su poderío hasta las últimas mente vacía de su concepción original). De aquel debate que-
consecuencias, fue la naturaleza la que necesitó protegerse de dó la denominación de zona verde o pulmón verde como una
ellos. Sin embargo, y a pesar de sentirse los dueños de todo, vinculación evidente a la salud.
los humanos tuvieron que recurrir a retazos de la propia natu- Desde entonces, esa denominación es una referencia do-
raleza, domesticados, en forma de jardín, para mantener sus tacional y genérica de los parques y jardines, pero subra-
creencias, para garantizar la supervivencia de la especie que yando un concepto cromático ambiguo que puede abarcar
habitaba en esas arquitecturas. Por eso tiene el jardín un pa- desde un limitado macetero o jardinera hasta un parque me-
sado mitológico, mágico, resumen de paraíso y huerto, de pro- tropolitano, y ha dado pie a muchos trucos métricos para
ducción y sosiego, de cultura y naturaleza, de filosofía y juego. computar como equipamiento, regulado por la ley, aquello
Las aglomeraciones urbanas crecieron con la revolución que solo puede tener un limitado uso ornamental tanto por su
industrial, el penúltimo empujón de la llamada civilización, y tamaño como por su configuración o su morfología.
atraídos por el señuelo de más posibilidades, más riquezas, El Antiguo Reglamento de Planeamiento se detenía en es-
más éxitos, los hombres y mujeres acudieron a las urbes en te apartado y definía condiciones específicas para que una
busca de quimeras prometidas. Pronto los ciudadanos empe- porción de suelo pudiera considerarse jardín. Exigía una su-
zaron a darse cuenta de que había otras necesidades, como perficie no inferior a 1.000 m2 y en la que pudiera inscribir-
la higiene, la salud, el soleamiento, la convivencia, problemas se una circunferencia de 30 metros de diámetro, que tuviera
que eran parejos a las virtudes de la ciudad. En ese momen- condiciones apropiadas para la plantación de especies vege-
to, las llamadas zonas verdes empezaron a ejercer de medi- tales y que estuviera garantizado el soleamiento adecuado.3
camento contra algunos de los conflictos más conocidos y más Todo ello porque, con frecuencia, tanto los particulares co-
acuciantes. Fue en la carta de Atenas donde se subrayaba: mo la propia Administración entienden ese equipamiento, como
“La ciudad, históricamente, se ha diseñado en base a la es- otros, más como una carga (incluso así se le ha llamado du-
peculación, las desigualdades sociales y la falta de higiene”.1 rante mucho tiempo: carga urbanística) que como una pieza
A partir de esa revolución industrial y de la masificación imprescindible de la morfología urbana y del espacio público.
de las ciudades, empieza a entenderse el jardín como par- Habitualmente tratan de evitarla buscando atajos legales o
que, como dotación, como zona de uso y disfrute de los ciu- parcelas residuales que no pueden dedicarse a otros usos de
dadanos para desarrollar aquellas actividades que se consi- mayor rentabilidad. Pocas veces se asigna el uso de jardín a
deran necesarias pero no pueden llevarse a cabo dentro de una ubicación elegida precisamente por la adecuación del
las viviendas, dentro del espacio privado. El jardín aparece suelo, por el régimen de vientos o por el nivel de soleamiento.
El color verde
La denominación cromática a la que nos referimos es la úni-
ca de estas características en la terminología al uso. No hay
zonas marrones, amarillas o rojas. Y tiene tanta fuerza esa
denominación colorística, que se ha llegado a identificar el
color con el espacio, espacio verde, y, llegando mucho más
lejos, con el césped. Esto ha supuesto una simbiosis entre de-
nominación y elemento que, sorprendentemente, ha condicio-
nado el diseño de parques y jardines de los últimos tiempos
hasta el extremo de no percibirlos como tales si no contienen
praderas impolutas a modo de alfombra verde respondiendo
perfectamente a su denominación, todo esto importando una
imagen de jardín lejana a nuestra morfología que ha despla-
zado cualquier otra preexistencia, adaptada a las condicio-
nes de nuestro territorio.
Un territorio que día a día se va coloreando un poco más
al producirse esta masiva propagación del manto verde, no so-
lo en los citados parques y jardines sino también con los, cada
vez más extendidos, campos de golf. Campos de un deporte
con unas exigencias ajenas y opuestas a la mayor parte de
Fig. 3. Sobran las palabras… Campaña costas para Greenpeace
nuestros enclaves, los cuales pierden su razón de ser, su iden- de TIEMPO BBDO. Nominado Premios Laus 2004 Publicidad Gráfica
tidad, al serles impuestas unas necesidades impropias (Fig. 1). (Comunicación gráfica no comercial). Fuente: “ON Diseño”, 257/2004, p. 306.
Campos que ocultan tras de sí urbanizaciones, edificaciones
que complementan el desastre paisajístico, vendiéndolas en el siglo pasado, como paradigma de una nueva mirada sobre la
mismo lote verde (Fig. 2). Cada vez más este verde vende. naturaleza. Una mirada que no solo trata de conservarla, que
también, sino que actúa sobre ella considerando sus necesi-
La crisis dades, sus cualidades y su identidad. Se trata de buscar inter-
Pero si, después de la revolución industrial, la crisis de la ciu- locutores que hablen en su nombre, poniendo en primer pla-
dad dio origen a la necesidad urgente de crear jardines y no las especies vegetales y animales, subrayando que las pri-
equipamientos para tratar de paliarla mediante la acción pú- meras tienen muchos más años de vida sobre el planeta que
blica, la crisis medioambiental ha despertado las alarmas al- los humanos, son infinitamente más longevas y han sido ca-
rededor de las formas y los contenidos de los nuevos jardines. paces de adaptarse mucho mejor a los cambios que nosotros,
Esa crisis medioambiental es, sobre todo, una crisis de re- que ahora aparecemos como miopes depredadores.
lación con el medio, de incomprensión de nuestro papel en la Lo verde de pronto ya no es un color, sino una filosofía
historia del mundo, de intentar supeditar la naturaleza a nues- que pone en cuestión muchas prácticas habituales.
tras necesidades (reales o ficticias) sin poner límite alguno. Es Desde esa nueva filosofía las actuaciones sobre el litoral
por ello una crisis que se produce a nivel global, más allá de de nuestro territorio son objeto de múltiples críticas por lo que
ciudades y estados, y que obliga a replantear esos vínculos des- supone planificar sin ninguna perspectiva de futuro, sin con-
de las nuevas relaciones con el medio y la conciencia colectiva. siderar el medio sobre el que se actúa y buscando solo el en-
La nueva concepción sobre la manera de intervenir en el riquecimiento inmediato de unas minorías que son social-
entorno tiene una repercusión inmediata con la aparición del mente reconocidas y envidiadas. La imagen de nuestra costa
llamado Paisajismo, una disciplina con una larga experiencia colmatada hasta extremos insospechados es frecuente y la
en otros países, pero que aquí nada más aparece a finales del aceptamos sin inmutarnos (Fig. 3).
Nuevas miradas
Pero es necesario analizar con certeza el fenómeno. No cree-
mos que la solución esté en reivindicar solo especies autóctonas
y diseños casticistas que repiten modelos sin investigación algu-
na y sin revisar el progreso de la propia cultura durante siglos. Fig. 8. Jardín Zen en Kyoto, Japón. Foto: Rafael Rivera. Fuente: Propia.
Fig. 10. Proyecto de urbanización de la riera Canyadó en Badalona de la arqui- Fig. 11. Proyecto de urbanización de la riera Canyadó en Badalona de la arqui-
tecta Maria Isabel Bennasar. 1er premio de la 2ª edición del Premio Europeo de tecta Maria Isabel Bennasar. 1er premio de la 2ª edición del Premio Europeo de
Paisaje Rosa Barba. Foto: Aleix Bagué. Fuente: Jardines insurgentes, Arquíthe- Paisaje Rosa Barba. Foto: Aleix Bagué. Fuente: Jardines insurgentes, Arquíthe-
mas núm. 11, Barcelona, edición Fundación Caja de Arquitectos, 2002, p. 298. mas núm. 11, Barcelona, edición Fundación Caja de Arquitectos, 2002, p. 299.
Fig. 15. Árboles de hoja perenne entre arces rojos en otoño, Taunton, Massachussets. Foto: Alex S. Maclean.
Fuente: La fotografía del territorio, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 2003, p. 94.
DESCRIPTORES
URBANISMO
MODERNIDAD
RACIONALIDAD
DESARROLLISMO
REFORMISMO
ESTADO SOCIAL
CAMBIO DE PARADIGMA
SOSTENIBILIDAD
LÍMITES
HIPERURBANIZACIÓN
GRANDES PROYECTOS URBANOS
PLANEAMIENTO Y PLANIFICACIÓN
ESTADO ESTACIONARIO
DESCRIPTORES
URBANISMO Y DERECHOS HUMANOS
URBANISMO SOCIAL
REFERENTE URBANO
En una ciudad cualquiera, pongamos en orden a sus ciuda- tro, por ejemplo; pero solo como excepción. Y detrás, más
danos. Como en un cuartel (permítasenos ficción tan burda), atrás, al final, quienes ni siquiera pueden elegir ir en metro o
vamos a situarlos en sucesivas filas, de acuerdo con las pau- en autobús. Ni en bici, ni en taxi. Ni en coche propio. Ahí es-
tas que se utilizan en el urbanismo: con criterios de movilidad, tán, como caso crítico, evidente, muchos “sin techo”. Y tam-
equipamiento y servicio, vivienda, cultura, participación, etc. bién mucha gente mayor que no puede utilizar el autobús,
salvo si va acompañada. Gente que no tiene más que los pro-
Andar pios pies para moverse con autonomía por la ciudad.1
Por ejemplo, en función de su movilidad. Primero, delante de Hay casos especiales, mezclas de las anteriores situacio-
todos, un grupo (pequeño) de gente que, además de conser- nes o circunstancias más o menos singulares. ¿Dónde colocar
var intacta su capacidad de andar, se mueve en coche, pue- a los niños, que no tienen capacidad para viajar solos en me-
de moverse en moto, tomar un autobús o un metro, y si viene tro, pero que hasta no hace mucho podían ir andando solos
al caso montar en bici. De ciudad a ciudad viaja en tren, en al colegio? ¿Dónde los jóvenes en moto?2 ¿Y los ciclistas ma-
coche, en avión. Para ir de un sitio a otro dispone de todo un duros, que todavía pueblan tantas ciudades de otros países?
arsenal de medios técnicos de los que hacer uso. Puede ele- ¿Dónde colocar a los discapacitados? No importa. Son casos
gir, según sus conveniencias. que habría que ordenar bien, pero que no distorsionan lo
Detrás colocaremos otro grupo (mucho más numeroso) de fundamental del argumento o la imagen que se quiere pre-
quienes quizá podrían también moverse en coche para todo sentar aquí. Veamos: podemos tener una hilera bien ordena-
(tienen carné, tienen coche), pero prefieren utilizar casi siem- da en función de la capacidad de moverse en la ciudad, de
pre los transportes públicos, por su menor coste. No decimos elegir la forma de moverse.
que vayan en metro o en bici porque sean ecologistas (con lo
que literalmente serían “ecologistas en acción”), pues habla- Otras filas
mos de la capacidad de elegir. En este grupo incluimos a quie- La fila que acabamos de organizar nos sirve de ejemplo pa-
nes tienen limitado el campo de elección al transporte públi- ra otras muchas que podrían concebirse, igualmente útiles para
co, la bici o el andar, por razones económicas. Pero que un pensar el urbanismo. Por ejemplo, dependiendo de la capaci-
día pueden hacer una excepción, si viene al caso, y conducen. dad de los ciudadanos para elegir lugar de trabajo. No solo
Más atrás, aquéllos que en principio estarían entre los an- el tipo de trabajo, sino también el lugar donde desarrollarlo.
teriores, pero que no tienen carné o no tienen coche. No es Ahora estará delante ese grupo de gente que trabaja en lo
ninguna minucia: para ir en coche propio hay que tener co- que quiere, como quiere y donde quiere. En el despacho, en
che propio. Y para conducir, carné, y edad para tenerlo. So- el coche, en casa, incluso en el restaurante. Eligen empresa y
lo les queda, a los componentes de este grupo, para las ex- función. Detrás de ellos, quienes tienen una buena formación
cepciones, el recurso a la familia, los amigos (compartir co- (son técnicos superiores, hablan inglés, tienen masters) y están
che) o el taxi. Detrás, en esta misma “fila de la movilidad”, en el lugar y momento (en edad, en sazón) adecuados. Sus es-
pondríamos a quienes tienen dificultades para dedicar un pacios de trabajo tampoco suelen estar mal: laboran en par-
presupuesto regular al transporte público y han de resolver su ques tecnológicos, ciertas áreas urbanas centrales, espacios
movilidad preferentemente andando. En algún caso, en me- de calidad. Se distinguen bien porque utilizan mucho los ae-
nas que no cuentan más que con sus manos para trabajar. Sin
formación adecuada, entrados en años. Los “brazos” de que Una última fila. Distribuyamos a los ciudadanos de nues-
se hablaba años atrás.3 tra ciudad por su capacidad de participar en las decisiones
Una fila más, por favor. Ordenemos a los ciudadanos aho- públicas, en lo que atañe al urbanismo. Ordenados por su
ra simplemente por su salud y las posibilidades de elegir dón- capacidad de decidir, o al menos de influir. Es una fila algo
de mejorarla o cuidarla. Delante, los de siempre (hacen foo- diferente. Pues hay gente sin poder económico, pero con una
ting, squash, puenting, y en general deporting que les mantie- gran capacidad de incidir en la vida pública por medio de las
ne en forma). Pero ¿a quién vemos al final?4 Gente con la sa- asociaciones o los partidos. Pero no nos equivoquemos: los
lud quebrada, que no practica ningún deporte ni se cuida ade- poderosos están ineludiblemente delante. Y los marginados,
cuadamente. Seguramente con tripa. Si tiene que acudir al mé- casi todos y casi siempre, atrás, muy atrás. Entre los últimos
dico ha de hacerlo en la Seguridad Social y sus correspon- estaría ahora ese grupo de gente que ni tiene medios, ni tiem-
dientes colas (ahora sí, colas de verdad). Aunque para deter- po, ni conocimientos, y tampoco contactos útiles para partici-
minadas dolencias, como los problemas de salud mental, no par. Quizá ni siquiera habla suficientemente bien el idioma.
tiene remedio.5 Ha de ir a esos lugares donde todo hace patente
que no se acude a ellos por convicción, sino por necesidad. El último de todas las filas
Lo cual podría generalizarse en otras filas, a otros campos. Lo cierto es que hay un grupo reducido (pero evidente) de ciu-
Pues si ordenamos a los ciudadanos por sus posibilidades de dadanos que están al cabo de todas las filas.8 Su condición es
decidir los servicios (la educación, por ejemplo), al final esta- la pobreza. No solo, y quizá ni siquiera principalmente, eco-
rían quienes llevan a sus hijos a esos centros públicos llenos nómica. Pero desde luego un tipo de pobreza duro, durísimo,
de problemas que proclaman a gritos su condición de “centros que te consume. Pues bien, a esas personas que están detrás
públicos”. La Administración de empleo: ¿quién va allí? Etc. Es de todos en la mayoría de las filas urbanísticas que antes for-
verdad que hay ciertos equipamientos públicos que se esca- mamos les queremos llamar, con denominación genérica (una
pan del estigma, como las bibliotecas (su uso no marca) o las sinécdoque) un tanto cinematográfica, “el último ciudadano”.
universidades públicas (todavía muchas son objeto de deseo).6 Son “grupos enteros de personas que se encuentran parcial o
Desde luego la vivienda puede servir de pauta para hacer totalmente fuera del campo de aplicación efectiva de los dere-
una nueva y clamorosa fila urbanística. Delante estarían quie- chos humanos” debido precisamente a la pobreza, según re-
nes eligen vivienda, lugar, estilo de vida (casa alta, baja, en conoció ya en 1994 el Consejo de Europa. No hace falta acu-
barrio denso o jardín, complementada con otras en otras ciu- dir a las enormes bolsas de pobreza de África, Asia o Améri-
dades o parajes o países): hay gente que vive así. Detrás pon- ca. La opulenta Europa cuenta con 56 millones de pobres.9
dremos a quienes poseen una vivienda en condiciones que No se trata, insistimos, solo de una miseria “dickensiana”.
hoy puedan considerarse estándar o, simplemente, decentes. Sino la que destruye progresivamente las relaciones existentes
Más atrás, los rezagados que viven en barrios de los que mu- entre los individuos afectados y el resto de la sociedad. Esa
chos se marchan. Esos barrios de los años 1960 y 1970 que pobreza que presupone la confrontación del individuo a su
entonces eran jóvenes (los barrios, y también la gente que los impotencia, que conlleva el aislamiento real de las personas
habitaba) pero que ahora parecen estar fuera de juego. Con o grupos pauperizados; o quizá solo el sentimiento de aisla-
casas sin ascensor, aunque se viva en un quinto piso. Sin ca- miento. Pero tal sentimiento es suficiente. Implica numerosas y
lefacción adecuada, sin garaje. Y ni hablar de aire acondi- críticas situaciones de desamparo: largos períodos sin em-
cionado.7 Donde el entorno es problemático, o donde se con- pleo, escasos niveles de instrucción o un ánimo debilitado por
vive con ruinas y escombros. Y más atrás aún, quienes care- anteriores empleos “desanimadores”, ausencia de vivienda o
cen de cualquier espacio propio, para quienes aislarse o vi- malas condiciones de ella, salud arruinada, sentimiento de
vir la privacidad es un lujo inalcanzable. impotencia, de aislamiento, de abandono y desesperación.
rían afinarlo. Pues bien: ¿de qué les vale la ciudad que esta-
mos haciendo, la ciudad de las mayorías, a esos ciudadanos ma envenenada de pensar la ciudad a que nos lleva el actual
del final de las filas? sistema, que presenta como “natural” lo que es interesado.
Como se hace patente, por ejemplo, en tantas ciudades del
Una ciudad nueva, un urbanismo Tercer Mundo donde la mayoría de sus habitantes no tiene
de los derechos humanos coche, y sin embargo se hacen para el coche. Ciudades sin
Desde hace tiempo, aunque aún de forma incipiente, un gru- suficientes centros públicos y que privilegian la localización
po de arquitectos intentamos poner en circulación la necesi- de los hospitales privados. Ciudades donde la mayoría de los
dad de renovar radicalmente la ciudad. En el sentido, sobre empleos son informales y no se les hace sitio.
todo, de pensarla y construirla con un urbanismo de los de- Se trataría, además, de un signo de modernización del ur-
rechos humanos. Lo que supone cambiar de paradigma. Has- banismo acorde con los tiempos. El cambio sería coherente,
ta hace algunas décadas las ciudades se proyectaban para el por ejemplo, con esa “necesidad de modernizar el modelo
príncipe, la Iglesia o en función de otros poderosos. Desde los social europeo y desarrollar un Estado de bienestar activo”,
tiempos del Movimiento Moderno en la arquitectura y el ur- que se propuso como objetivo la Unión Europea en el Conse-
banismo la pauta es el ciudadano estándar, el ciudadano me- jo de Lisboa de 2000. De hecho, desde la administración eu-
dio, el hogar tipo, la familia tipo. ropea se considera que “la lucha contra la exclusión social y
Lo propio del urbanismo que queremos promover es pen- la pobreza ha pasado a ser uno de los elementos centrales de
sar la ciudad como un derecho. Pero no un derecho colectivo la modernización del modelo social europeo”.15
o general del conjunto de los ciudadanos, sino de cada uno Es preciso pensar nuevamente la ciudad, ahora como es-
de ellos. Lo que significa: la ciudad como derecho del último pacio de los derechos. Es decir: hecha para andar. Donde no
ciudadano. Este grupo de personas sería el elemento clave solo sea posible llegar a pie a los sitios, sino que el andar sea
para diseñar la ciudad, sustituyendo a esas mayorías de ciu- elemento fundamental, cardinal, integrador. Un derecho a la
dadanos-tipo que hasta ahora constituían la fuente principal movilidad que quedaría expresado en una serie de recorridos
del urbanismo.13 Es una cuestión de planteamiento, de para- o paseos estructurantes, centrales, prioritarios, que los coches
digma,14 que obliga a replantear las cosas para evitar esa for- rodearían o salvarían por arriba o por abajo, por donde fue-
Notas
1. Algunos datos: casi el 70% de los hogares disponen al menos de un vehículo (ex- en España. 1994-2001, Madrid, 2004): “Llama especialmente la atención la consi-
cluidas las motocicletas). El número medio de vehículos por hogar, en España, es derable diferencia que se produce en cuanto a la capacidad de tener una calefacción
de 0,95. (INE, Censos de Población y Vivienda 2001). No he encontrado el dato de adecuada para la vivienda, uno de los bienes que en principio podrían ser conside-
la población que no cuenta con vehículo para su movilidad. Pero sí sabemos algo rados de primera necesidad. Aproximadamente el 32% de los pobres podrían per-
de la incidencia de la marcha a pie. Según el Observatorio de la movilidad metro- mitírselo, frente al 67% de los no pobres”. Por otra parte, solo un 27% de los edifi-
politana 2003 (Ministerio de Medio Ambiente, Centro de Investigación del Trans- cios destinados principalmente a viviendas disponen de garaje (INE, Censos, cit.).
porte de la Universidad Politécnica de Madrid, 2004), la marcha a pie representa 8. No es fácil de cuantificar el tamaño de este grupo; pero podría estimarse, para las
en torno a una cuarta parte de los viajes al trabajo en ciudades como Barcelona, ciudades españolas, entre el 2 y el 5% de la población. En España se calcula que
Bilbao, Granada o Valencia (en torno al 25% del total de los viajes realizados o 528.200 personas (en 86.000 hogares) viven en la pobreza extrema. Y que estas ci-
más); y además constituye una etapa inevitable en los desplazamientos en trans- fras van en aumento. Sin llegar a esa pobreza extrema, pero sí severa, se habla de
porte público. Su incidencia es mucho más elevada en viajes distintos al trabajo más de 1.700.000 personas y unos 300.000 hogares. Esa “población pobre «aca-
(compras, ocio, etc.), pues el porcentaje aumenta hasta el 45-60%. para» en España la inmensa mayoría de los males, carencias y problemas sociales
2. En algunas ciudades constituyen un colectivo enorme y creciente. En América del existentes, como el paro, el analfabetismo, las toxicomanías, la delincuencia y la
Sur, por ejemplo, y como quiera que es más barato moverse en motocicleta que en marginalidad en general” (Fuentes: Informe Foessa y J. Subirats, dir., Pobreza y ex-
autobús, se asocia el reciente descenso en el uso del transporte colectivo a la ex- clusión social, Colección de Estudios Sociales de la Fundación “la Caixa”, 2004).
tensión de la motocicleta entre los jóvenes (según Ricardo Montezuma, ponencia 9. Datos de Eurostat, 2003. Sobre la pobreza urbana en otros continentes, ver R. del
en el Foro de Bogotá sobre “Ciudad latinoamericana y derechos humanos”, Bogo- Caz, P. Gigosos y M. Saravia, “Geografía urbana de la pobreza”, en “Archipiéla-
tá, mayo-junio 2006). go”, nº 62, septiembre 2004.
3. Los trabajadores que manipulan herramientas manuales suponen en España más 10. Nunca pensamos que este concepto pudiese sernos de alguna utilidad. ¿Cuál es
del 25% del total (según datos de la Encuesta Nacional de las Condiciones de Tra- el retrato? Seguramente “el último ciudadano” sea mujer: la probabilidad de las
bajo del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Ministerio de Trabajo y mujeres de ser pobres es en general mayor que la de los hombres. Con hijos: los
Asuntos Sociales). individuos que pertenecen a hogares con hijos tienen mayores tasas de pobreza
4. “Probablemente la salud humana ha mejorado más durante el pasado medio siglo que aquellos que no tienen hijos. Separada o viuda: el tipo de hogar más desfa-
que en los tres milenios anteriores (...). Sin embargo, prácticamente en todas par- vorecido es el monoparental con hijos. Mayor o muy joven: en España los dos gru-
tes, los pobres sufren de mala salud y los muy pobres la sufren de forma abruma- pos más débiles por sus propias características sociales, económicas y demo-
dora. Además, las diferencias entre ricos y pobres en materia de salud siguen sien- gráficas son los menores de 15 años y los mayores de 65, que soportan un ries-
do enormes”. Richard G. A. Feachem, “Pobreza e inequidad: un enfoque necesa- go de pobreza creciente. Con un nivel de estudios limitado: existe una relación in-
rio para el nuevo siglo”, en “Bulletin of the World Health Organization”, 78, de 2000. versa entre la probabilidad de ser pobre y el nivel educativo que se posee. Ade-
5. Según se recoge en el Informe titulado La pobreza y la exclusión social en Espa- más, los individuos que viven en hogares donde la persona de referencia del ho-
ña. Propuestas de actuación en el marco del Plan Nacional para la inclusión social gar ha realizado estudios superiores son los que se enfrentan a un menor riesgo
(Consejo Económico y Social, 2001), “persiste una importante necesidad de coor- de pobreza. En paro: el grupo más desfavorecido es el de hogares con todos los
dinación con los servicios sociales que debe solventarse mediante la definición del activos parados. Muy probablemente: inmigrante. (Fuente: INE, Pobreza y po-
modelo de atención sociosanitaria que tenga en cuenta las peculiaridades de las breza persistente en España. 1994-2001, cit. Informe elaborado por M. Adiego
personas en situación o en riesgo de exclusión, con especial atención a los pro- Estella y C. Moneo Ocaña). Un libro reciente, extraordinariamente expresivo, so-
blemas de salud mental”. Además –continúa–, “uno de cada tres hogares con ren- bre la vida y condición de los indigentes, Patrick Declerck, Los náufragos (Madrid,
tas por debajo del 50% de la renta media tiene como sustentador principal a una Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2006; or. de París, Plon, 2001).
persona enferma, sumándose al registro de problemas acumulados por las familias 11. De hecho, sobre el problema de la accesibilidad de los discapacitados hay mucha
en condiciones de pobreza”. mayor conciencia social y mayor dedicación pública para eliminar “barreras ar-
6. Es conocida la sentencia de que “los servicios para los pobres son unos pobres ser- quitectónicas”. Es un lugar común que la accesibilidad arquitectónica, urbanística
vicios”, que alude al hecho de que, al confinar los servicios sociales a los sectores y en el transporte es un derecho básico para las personas discapacitadas. Lo que
más bajos de la población, de escasa fuerza política y capacidad de ser escucha- ahora se propone es extender esa misma forma de pensar la ciudad hacia otros
dos, los centros públicos pueden atraer a los peores profesionales y administrado- grupos de ciudadanos.
res. Se marcan, además, con el estigma: solo harán uso de ellos (salvo resisten- 12. Lola dice: “¿Por qué no me cogen para un trabajo si tengo dos manos?”, en “Tes-
tes convencidos) quienes no puedan hacer otra cosa. Una gente que nos está di- timonios de tres madres de familia en Madrid”, recogidos en La pobreza en Es-
ciendo implícitamente, al beneficiarse de ellos, que han fracasado y no pueden vi- paña. Datos esenciales, en http://cuarto.mundo.free.fr/MundoParaTodos.
vir al nivel de la mayoría. Y no pueden elegir. Sabemos que en la sociedad actual 13. Habrían de ser sobre todo las mujeres, las personas mayores en general y, en es-
la elección es el metavalor, y el cultivo en el arte de elegir, el honor más codiciado. pecial, los mayores de 65 años que viven solos (unos colectivos especialmente
Lo que distingue a las personas (“la distinción” de que habla Bourdieu). Inversa- vulnerables) las personas de referencia para el nuevo urbanismo. Por el contra-
mente, no poder elegir es el antivalor, que lleva a una vida insatisfactoria, triste, rio, los grupos que hasta ahora han constituido esa misma referencia han sido las
aburrida y monótona. Ver Zygmunt Bauman, Trabajo, consumismo y nuevos po- personas de 16 a 44 años, y los hogares con adultos y uno o más niños: preci-
bres (Barcelona, Gedisa, 2000; or. inglés de 1998); y cap. 6, “Los edificios públi- samente los colectivos menos vulnerables socialmente.
cos”, en R. del Caz, P. Gigosos y M. Saravia, La ciudad y los derechos humanos 14. La necesidad de repensar radicalmente el urbanismo se viene planteando por
(Madrid, Talasa, 2002). otros grupos desde hace algún tiempo. Incluso desde algún ministerio se habla
7. Según el INE, en sus Censos de Población y Vivienda 2001, el 48% de las vivien- del asunto. Ver, por ejemplo, Acceplan. Plan de accesibilidad 2003-2010. Libro
das tiene calefacción (adecuada) frente a solo el 16% que dispone de refrigeración. Blanco. Por un nuevo paradigma, el Diseño para Todos, hacia la plena igualdad
Sin ningún medio de calefacción está el 14,5% de las viviendas. También se ha es- de oportunidades (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2003).
tudiado la “posibilidad” de instalar calefacción (INE, Pobreza y pobreza persistente 15. Boletín UE 3-2000.
DESCRIPTORES
CIUDAD
MOVILIDAD-ACCESIBILIDAD
AMBIENTE URBANO,
MODOS VERDES
ESPACIO PÚBLICO
Introducción
La movilidad se intenta organizar todavía hoy desde plantea- • La localización de áreas terciarias “fuera de escala” con
mientos estáticos, contradictorios con el término mismo, pen- gran dotación de aparcamiento, que si bien en algunos ca-
sando siempre en flujos, casi siempre motorizados, olvidando sos favorece la implantación de actividades también traen
que éstos se llevan a cabo en un espacio multifuncional donde consigo una presión insostenible para los residentes de los
se desarrollan múltiples actividades de la vida diaria. Poco han centros, que se ven sometidos por una parte a un fuerte de-
evolucionado los políticas y medidas que se intentan poner en terioro ambiental de las condiciones de vida y por otro a
práctica desde las administraciones, cada una preocupada de una presión económica por la subida de los precios del sue-
su responsabilidad más inmediata, sin tener en cuenta su ade- lo, que acaba por expulsarles a la periferia de la ciudad.
cuada integración con las diferentes redes de movilidad y con Las ciudades están cambiando en su morfología, cambian
el espacio urbano en el que coinciden modos y personas. las costumbres y los hábitos de los ciudadanos, y los trans-
A lo largo de las últimas décadas nuestras ciudades han su- portes y modos de movilidad deberán adaptarse a estos cam-
frido un proceso continuo de adaptación al automóvil. La ma- bios. Desde el urbanismo en la formación de nuevos desarro-
yor parte de sus calles y espacios libres han pasado a ser es- llos, desde la forma y ordenación de las calles y espacios pú-
pacios motorizados, con la idea de resolver problemas de blicos del barrio, desde la misma organización de las activi-
transporte y dar mayor accesibilidad a las actividades ciuda- dades urbanas se puede incidir en la potenciación de una mo-
danas. Pero realmente estas infraestructuras, diseñadas para vilidad equilibrada-intermodal y ambientalmente sostenible.
que circulen cada vez mayores flujos de automóviles a más ve-
locidad, no sirven para dar accesibilidad a la gran mayoría de La ciudad próxima
los ciudadanos, traen consigo enormes consumos energéticos y Los modelos de desarrollo urbano van cambiando en nuestras
costes ambientales, y nos van acercando cada vez más a un ciudades, con una constante tendencia a la descentralización
modo de vida “antiurbano”, al espacio cerrado y antisocial de de viviendas y actividades desde el centro hacia la periferia.
”la casa y el coche”. La construcción de nuevos proyectos urbanísticos en zonas ru-
Los problemas generados por el tráfico urbano y el apar- rales exteriores a la ciudad trae consigo aumentos del tráfico
camiento son inseparables de la problemática general de las y de las distancias recorridas”.1 Los cambios en los estilos de
áreas urbanas: vida, de consumo y de ocio, también inciden en la utilización
• La congestión y deficiente funcionamiento de los diversos del automóvil. Cada vez se encadenan más los motivos de los
tránsitos, por un exceso de utilización del automóvil, afec- viajes, los accesos al comercio y al ocio se ligan al viaje de
ta a la eficacia de las actividades y al acceso de los ciuda- trabajo, y a medida que la ciudad se “extiende” hay mayor
danos a las mismas. dispersión en los destinos, y en consecuencia mayores posibi-
• La degradación ambiental por la contaminación producida lidades de que el viaje se realice en automóvil.
por el transporte motorizado, la falta de adecuada infraes- Nuestra ”ciudad mediterránea”, con un centro urbano
tructura peatonal y de espacio libre en torno a las edifica- donde se localiza la mayor parte de las actividades de la vi-
ciones, que hace poco “amable” el acceso a pie a los equi- da diaria, el comercio especializado, los servicios adminis-
pamientos y centros de actividad. trativos, el ocio, el encuentro… todavía tiene la posibilidad de
encadenar los viajes que se producen por motivos diversos. ceder a pie. Este modelo, que poco a poco se va implantan-
Pero cómo, ¿en automóvil? No, sería insostenible que la ma- do en nuestras ciudades, de “consumo y ocio concentrados”,
yor parte de los ciudadanos que poseen automóvil se movie- del Centro Comercial y de Ocio (CCO), con su gran dotación
ran en la ciudad de un lugar a otro para realizar sus activi- de aparcamiento, y tan alejado de los hábitos de la ciudada-
dades, sobre todo en el centro; es un modelo de accesibilidad nía que habita nuestros barrios, con la calle “diversa” donde
imposible en nuestras ciudades. coexisten viviendas, locales comerciales, equipamientos y ser-
Hay que aprender de los errores que otros cometieron. vicios. La polarización de las actividades, su concentración en
Miremos a las ciudades norteuropeas, desarrolladas según el nodos bien comunicados de la red de carreteras, nos acaba-
“modelo americano” de la ciudad extendida, cuyos centros rá conduciendo al abandono de la calle-espacio libre, del
son barrios desiertos al atardecer, cuando se cierran las acti- consumo, ocio y encuentro.
vidades. Estas últimas no pueden organizarse de forma con- Diseñar la ciudad y el espacio público, ordenar la movili-
tinua, descentralizada y próxima, como en las calles comer- dad y localizar las actividades pensando en los automóviles
ciales de nuestros centros, pues no habría clientela para ac- trae consigo enormes consumos de suelo y energía, agravará
La planificación y proyectación de los sistemas de movili- • Proximidad. Localización y organización de las activida-
dad debe contar con los elementos de la ordenación urbanís- des en centros y ejes de barrio, integradas en espacios
tica. En la organización de la movilidad urbana la ingeniería públicos de calidad urbana, con sus accesos basados en
clásica trabaja con flujos motorizados, con criterios de capa- los “modos verdes” interconectando residencia-servicios-
cidad y conectividad, olvidándose o tratando insuficiente- equipamientos mediante le red del espacio colectivo “li-
mente la componente espacial y su entorno ambiental. El en- bre de coches”.
foque urbanístico de la movilidad, la accesibilidad, trata de
ordenar los espacios urbanos, las calles, como lugar de es- La movilidad de las redes
tancia, con el adecuado nivel de habitabilidad para sus usua- La organización de la movilidad urbana sobre la base de un
rios, además de servir como canal de comunicación. En esta modo de acceso único, como ocurre en los grandes centros
línea hay que tener en cuenta múltiples criterios de ordena- comerciales y de ocio (CCO) de los nudos de autopistas, o la
ción de la ciudad y de las actividades urbanas: construcción de aparcamientos en el centro urbano para los
• Habitabilidad. La interiorización en los desplazamientos que accedan desde la periferia de las ciudades, no resuelve
de actividades como el ocio, deporte-salud, que hacen la accesibilidad de la mayoría de la población. Se trata de or-
“amable” y competitivo el viaje en transporte colectivo o denar la movilidad sobre la base del funcionamiento adecua-
en los “no motorizados” frente al automóvil, sobre todo en do en cada ámbito urbano de las diversas redes que lo hacen
el acceso y en el interior de las áreas centrales y atractivas accesible a todos los que lo habitan o visitan. En cada ámbi-
de la ciudad. to del territorio de la “nueva ciudad”, desde la periferia ex-
• Intermodalidad. La ordenación simultánea de las diversas tensiva hasta el centro histórico, habrá uno o varios modos
redes de movilidad, la marcha a pie-bicicleta-transporte que resuelven la movilidad con mayor eficiencia y adecuada
colectivo-vehículo privado, con sus elementos de inter- integración en el entorno urbano.
cambio en diferentes ámbitos urbanos, desde el centro a La clave para que esas redes puedan dar satisfacción a la
la suburbanización, y la adecuada prioridad para los multiplicidad de “cadenas de modos de transporte” que pue-
“modos verdes”. de utilizar cada ciudadano, desde que sale de su casa hasta
• Calidad-Amabilidad. La introducción de nuevas tecnologías, que vuelve, a lo largo de todo un día, es la disponibilidad de
modernos sistemas de transporte colectivo de superficie en puntos de intercambio modal, que facilitan la elección co-
plataforma reservada, de fácil integración como alternativa rrecta del modo de transporte en cada ámbito urbano. Son
potente frente al automóvil; sistemas verticales que garanti- los denominados intercambiadores, las tradicionales estacio-
zan la continuidad de las redes peatonales-ciclistas y la “ac- nes, donde hoy pueden coincidir diversas combinaciones de
cesibilidad universal” en todos los barrios; sistemas de con- modos, tren, autobús, tranvía-metro ligero, automóvil, bicicle-
trol y uso del espacio por los modos de movilidad, peaje ur- ta, y a pie. En su diseño, en la planificación del viario de ac-
bano, prioridad a los medios públicos. ceso y del área urbana servida, hay que integrar las ade-
• Continuidad. El desarrollo de redes del “espacio colectivo” cuadas prioridades entre modos junto a las consideraciones
en la ciudad central y en los barrios ligadas a la movilidad ambientales y del espacio público. Los “espacios del trans-
peatonal-ciclista, extendidas a todos los ámbitos de la vida porte” son hoy elementos estratégicos de la ordenación de las
urbana, redes de espacios verdes y accesos a la naturale- ciudades, en muchos casos son “oportunidad de renovación”
za, que potencia la vida urbana saludable y amplía el ra- de enclaves urbanos y de los barrios del entorno, y han ser-
dio de acción de los modos no motorizados en su combi- vido para la modernización de las estructuras comerciales y
nación con los TCU. de actividad de los centros.
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8. Monheim, Rolf, “De la calle a la ciudad para los peatones. Coexistencia como sis-
dida que está desarrollando la ciudad de Sevilla, es también tema de tráfico: Modelo de una ciudad para peatones”, La Ciudad Peatonal, Paul-
una medida que apuesta por las políticas de proximidad y hans Peters (ed.), 1979.
9. Corral, Carlos, “La moderación del tráfico en el contexto de las políticas urbanas”,
ayuda a potenciar la intermodalidad de los modos sostenibles
Curso Movilidad y Accesibilidad. Las Políticas del Transporte desde la perspecti-
de movilidad urbana, ayudando a ampliar el radio de servi- va de la Sostenibilidad Urbana, Valsain, 2000.
cio de las mismas. 10. Monheim, Rolf, opus citada.
11. Corral, Carlos, “Pasos hacia la ciudad del Peatón”, III Conferencia Internacional
El recorrido que puede hacer una persona a pie durante WALK 21 en Donostia-San Sebastián. Revista “Diseño de la Ciudad”, 2002.
un tiempo razonable de 20 minutos se ampliaría a cinco ki- 12. Gunnarsson, Olaf, “Strategies for creating a pedestrian-friendly city”, Town and In-
fraestructure planning for safety and urban quality for pedestrians, Cost Action C6.
lómetros si se realiza en bicicleta (Cuadro 1). Esto hace posi- European Commission 2001.
ble considerar a la bicicleta como un modo de transporte cla- 13. Portas, Nuno, “Conferencia de clausura del Congreso Internacional Urbanismo y
Conservación de Ciudades Patrimonio de la Humanidad”, Cáceres, 1992.
ve para la intermodalidad y para la potenciación del TCU, so- 14. Corral, Carlos, “Movilidad y Calidad Ambiental en las Ciudades”, Jornadas Ener-
bre todo en las áreas periurbanas de la “nueva ciudad”. gía y Sociedad. Bilbao, 1999.
DESCRIPTORES
CRECIMIENTO URBANO
SISTEMA INMOBILIARIO
ESPACIO SOCIAL
RELACIONES GLOBAL-LOCAL
MODO DE DESARROLLO
MODELO ESPACIAL
El espacio social
como estructura de acumulación
Ya se ha señalado más arriba cómo el nuevo Madrid “globa-
lizado”, de forma similar a otras ciudades españolas que si-
guen este camino, ha cuadruplicado en 16 años el consumo de Fig. 1. La figura muestra los desarrollos inmobiliarios en marcha sobre los tres
energía y duplicado el de mercancías o el vertido de desechos, grandes orbitales (M-40, 45 y 50). Estos desarrollos son independientes de las
extensiones de los núcleos ribereños, y solo su capacidad residencial alcanza
mientras se descentralizaban sus industrias y se mantenía es- las 375.000 viviendas. Fuente: A partir de la tesis doctoral no publicada de
table su población,12 es decir, mientras transitaba a la socie- Eduardo de Santiago Rodríguez, y elaboración propia.
rarquía de precios. Rentas familiares y precios de la vivienda clos productivos y no tienen por qué reflejarse en los precios ni
coinciden en los mismos lugares. Da igual manejar el mapa en el espacio social que dibujan: ¿acaso no es una estructura a
de rentas familiares que el mapa de precios de las viviendas.14 salvo de las oscilaciones de los ciclos económicos?
Esto es fundamental porque solo el espacio, un espacio bien Lo importante es reconocer que este espacio sobredimen-
delimitado y compartimentado, ofrece esa capacidad de ex- sionado, esta hipertrofia productiva de viviendas no se corres-
cluir a los demás, a los que son de otra clase o estatus inferior, ponde con necesidades sociales de alojamiento que, por otra
y la forma de que sea operativo el procedimiento es forzar al parte, siguen sin cubrir, sino con necesidades socioeconómi-
límite la capacidad de adquisición de la vivienda propia: es lo cas de acumular beneficios productivos inmobiliarios y finan-
único que deja fuera a los de abajo en una sociedad en la que cieros, así como rentas familiares y empresariales. El cuerpo
todavía –habrá que esperar la evolución del modelo– es ilegí- vacío que se está formando es cada vez mayor, pero es difícil
timo sembrar las ciudades de murallas. Todo esto no hubiera precisar sus dimensiones. Una interpretación razonable del
pasado de crear un simple espacio segregado, como se hizo en censo de 2001 permite asegurar que en el municipio madrile-
otros momentos de la historia, si no fuera por la enorme capa- ño había entonces del orden de 300.000 viviendas vacías y
cidad diferencial de acumulación que disfrutan determinados que éstas podían alcanzar las 600.000 en el conjunto metro-
grupos de renta y las garantías que un espacio social e inmo- politano. Los datos de consumo de agua permitirían afinar es-
biliario de esta clase ofrece desde hace medio siglo. En el mo- tas cifras, pero no parece que la Comunidad de Madrid, de
mento álgido de la construcción del viejo sistema metropolitano quien depende el servicio, tenga interés en aclarar esta cues-
madrileño nunca se superaron las 70.500 viviendas en un año, tión, que echaría por tierra parte de sus argumentos para
pero en 2002 se alcanzaron las 71.817 y en 2003 las 78.793, mantener el crecimiento desmesurado del que se nutren sus
de las que solo el 6 % en el mejor de los casos corresponde a bases económicas y su hegemonía política.
rehabilitaciones. Claro que en toda España se construyen, aho- Todo lo contrario, la Comunidad de Madrid y sus ayunta-
ra mismo, más de 800.000 anuales, cuando en toda Francia mientos más importantes, cuya función primordial es mante-
se espera alcanzar las 400.000. En Madrid se han superado ner este proceso acumulativo en estado operativo, necesitan
las 80.000 anuales, pero en el último año hay un retroceso del argumentos para seguir invirtiendo en obras de infraestructu-
14 %, que siembra por primera vez en mucho tiempo algunas ras que amplíen y extiendan el espacio social lo más lejos po-
inquietudes, aunque estas oscilaciones sí son propias de los ci- sible, para alimentar la máquina inmobiliaria que ya ha pe-
netrado todas las instancias sociales, políticas y económicas afirmar el papel de sus elementos estructurantes. Uno de ellos,
de la región. Una expansión de dimensiones semejantes no y casi el paradigma de todo este despropósito, es la M-30. Su
puede hacerse sin reajustes territoriales importantes en las papel principal es conectar directamente el territorio regional
piezas existentes. A diferencia de otros modelos de suburba- con el centro de negocios y de servicios de la metrópoli: la al-
nización expansiva, esos que conocemos como sprawl y que mendra central, donde se concentra el 80 % de las funciones
desde los años treinta del pasado siglo protagonizaron el fe- terciarias de la región metropolitana, es decir, el corazón de
nómeno de urbanización en Estados Unidos, aquí no se podía esa sociedad de la gestión empresarial, de la comunicación,
sacrificar el viejo espacio central del sistema metropolitano, del ocio y del consumo mercantil y cultural. Si el sistema orbi-
porque para entonces ya era un patrimonio familiar extendi- tal se expande, hay que multiplicar su capacidad de enlace
do y cumplía un papel organizador y estabilizador del mo- con el centro desde el que se organiza el espacio social y fun-
saico de precios que es la estructura a preservar sobre la que cional de la aglomeración a través de corredores radiales con
se apoya todo el dispositivo de acumulación. Su hundimiento fuertes connotaciones sociales. Para ello se ha multiplicado por
hubiera significado el desmoronamiento del entero sistema en dos aproximadamente la capacidad de tráfico que soporta el
el que se basa este modelo inmobiliario. Por eso se ha refor- anillo. No importa el coste, que nunca conoceremos con exac-
zado en la operación más descomunal de infraestructuras ja- titud, presupuestado en 3.900 millones de euros en principio y
más acometida en la ciudad: la remodelación de la M-30. que, según estimaciones, terminará costando alrededor de
12.000 millones cuando se termine de pagar a mediados del
Algunas consideraciones finales sobre siglo, porque lo importante es que se trata de la mejor inver-
la M-30, el centro urbano y el territorio sión posible para extender de forma ordenada el campo de
Es imposible en estas apretadas líneas trazar los rasgos ana- precios –y de estatus– a los terrenos más alejados del núcleo
tómicos de este gigantesco espacio de acumulación y menos central, donde todavía hay muchas operaciones inmobiliarias
aún su fisiología depredadora de recursos, pero recordemos pendientes,15 de cuya persistencia y estabilidad depende todo
que, además del crecimiento, hay que preservar el orden, evi- el modelo. También se crea un mecanismo muy eficiente para
tar la entropía que disolvería el argumento principal del siste- trasladar a las empresas implicadas en su construcción16 una
ma de acumulación: su orden riguroso estable y jerarquizado. montaña de recursos que van del ahorro de las familias –se
A medida que se expande el territorio urbanizado, hay que re- calculaba unos 1.500 euros por habitante, pero se puede tri-
R-2
Centro
Comercial
Nueva Terminal
Aeropuerto
Gran Zona Verde
M-40
Campus de la Justicia
Hortaleza
plicar–, a los Fondos Europeos. En su momento, la M-30 actuó Las viejas periferias fordistas que en su día componían un
como infraestructura para la producción de espacio, como gradiente anular de componentes homogéneas para usuarios
ahora hacen la M-40 –que casi ha agotado el suelo que ver- uniformes, ahora remodelan su particular espacio social y re-
tebraba– o la M-45 –que intercala desarrollos– o la M-50, que producen dentro de él las mismas formas de diferenciación
va enhebrando operaciones al este y al sur de la metrópoli.17 social que dieron forma al mosaico central. Dentro del seg-
Sin embargo, ahora la M-30 adquiere papeles más complejos, mento de renta que les caracteriza por su posición en el siste-
como consolidar la estructura de acumulación desarrollada, el ma orbital regional, los que ocupan la parte alta del espectro
espacio patrimonial del que se alimenta el todo y facilitar al- se relocalizan en nuevas promociones locales, con tipologías
gunos reajustes. Y lo hace afianzando la conexión con los nue- a la moda, mientras los segmentos más bajos que se incorpo-
vos territorios, con las nuevas estructuras de acumulación so- ran –inmigrantes y otros perjudicados del cambio del modelo
cial en desarrollo o por desarrollar: aumentando la capacidad económico– se concentran en los alojamientos degradados de
de transporte, esto es, de contacto, pero sobre todo redise- la primera industrialización metropolitana.19 Un orden riguro-
ñando y desdoblando, con complicados nuevos tramos, todos so de exclusión social sellado por la connivencia de más del
los enlaces entre las diversas componentes de la almendra cen- 80 % de la población, que no perdona ningún rincón de la re-
tral, a través de su armazón viario, y las piezas que se incor- gión, ni estrato alguno de renta, sigue alimentando, aún no
poran a ese orden, como un catalizador que dirige la cristali- sabemos por cuánto tiempo, este gigante hipertrofiado. ■
zación diferenciada del espacio metropolitano, como un am-
plificador a la larga distancia del orden interno del tablero in-
mobiliario y social.18 Es irrelevante, aunque políticamente con-
veniente, si se presenta como una calle que jamás podrá ser o
como la recuperación, aún más imposible, del río Manzanares
al que, por cierto, destruye definitivamente para sustituirlo por
un cajón sellado de hormigón separado para siempre de su ál- Fernando Roch Peña
Doctor Arquitecto
veo, que se taladra con túneles de seis kilómetros, con jardines, Catedrático de Urbanística y Ordenación del Territorio
eso sí, para que pueda hablarse de un nuevo paisaje urbano. Universidad Politécnica de Madrid
DESCRIPTORES
URBANISMO
CIUDAD
NIÑOS
AUTONOMÍA
PARTICIPACIÓN
SEGURIDAD
AUTOMÓVIL
ESPACIO PÚBLICO
tuación, el centro rico es defendido por la policía, por las vi- fono o de enviar mensajes y fotos a través de Internet o del mó-
deocámaras de vigilancia y por las incontables empresas de vil. La casa acoge la ciudad entera en un único espacio. Ha de-
seguridad privada. jado de ser una parte de un complejo ecosistema y muestra una
La ciudad ya ha renunciado a ser lugar de encuentro y de clara tendencia a convertirse en un espacio autosuficiente, otra
intercambio y ha tomado como nuevos criterios de desarrollo característica destacada e inquietante de la ciudad moderna.
la segregación y la especialización. Imperan la segregación y la Esta tendencia es constante en la ciudad de hoy, en cohe-
especialización de los espacios y de las competencias, es decir, rencia con la lógica de la segregación y la especialización
espacios diferentes para personas diferentes y para funciones que genera servicios y estructuras cada vez más independien-
diferentes; el centro histórico para los bancos, los comercios de tes y autosuficientes aplicables al hospital, al estadio, a los
lujo y el ocio en general, y la periferia, para dormir. A partir grandes museos, al campus universitario y a la propia casa.
de ahí, se han ido estructurando otros espacios, por ejemplo, Todo ello se ha producido en un período muy breve. En los
para los niños: la guardería, el parque, la ludoteca, etc.; para últimos sesenta años, las ciudades han duplicado o triplicado
los ancianos: residencias, centros de día, etc.; para la ciencia el número de habitantes, de modo que se han modificado pro-
y el saber: desde la escuela hasta la universidad; para la ad- fundamente sus características. La ciudad, es decir, su admi-
quisición de bienes: el supermercado, el centro comercial, etc.; nistración, ha tomado como modelo de ciudadano a un hom-
y, cómo no, un espacio para los enfermos: el hospital.2 bre adulto y en edad de trabajar (tal como denunciaba Mum-
Años atrás, a los niños les parecía que nunca llegaba la ford), ha adecuado sus características a las necesidades de ese
hora de salir, puesto que lo más interesante estaba fuera. La ciudadano y ha intentado corresponder a sus exigencias para
casa era el ámbito de la seguridad, de las necesidades esen- ganarse su favor electoral. Tal vez se pensaba que al satisfa-
ciales, de los deberes…, pero había que salir para encon- cer las necesidades del cabeza de familia, automáticamente se
trarse con los amigos, para jugar, para ir al cine o a la bi- conseguía lo mismo con las de sus hijos, su mujer y sus padres.
blioteca. Y si había peligros –que los había–, había que ir con Sin embargo, no es así. Las mujeres han sido las primeras en
cuidado, tal como nos decían nuestros padres. denunciar este error de principio y han reivindicado horarios
Hoy, en cambio, lo que más esperan los niños es el mo- y servicios adaptados a sus necesidades. Efectivamente, la ciu-
mento de llegar a casa, porque el hogar es el lugar del des- dad ha olvidado a quienes no son varones ni adultos ni están
canso, de la cultura, de lo afectivo, de la comunicación… En en edad de trabajar, pero si sumamos estas tres categorías,
casa tenemos comida congelada que se conserva durante me- caeremos en la cuenta de que juntas constituyen la mayor par-
ses, tenemos la biblioteca, nuestra selección de discos, las pelí- te de la ciudadanía, lo que significa que la ciudad se ha trans-
culas que más nos gustan y la posibilidad de hablar por telé- formado en beneficio de una minoría.
Fig. 4. El Consejo de los niños. Los niños discuten entre ellos para preparar las propuestas
y los consejos para el alcalde y, una o dos veces por año, se encuentran con él para comunicárselas.
Fig. 6. La multa moral. Los niños escriben su nombre y su edad en la multa, en la que también aparece escrito lo siguiente:
“¡Vaya ejemplo! Usted ha aparcado en un lugar reservado a los peatones… ¿Por dónde voy a pasar?”.
La multa se sujeta con el limpiaparabrisas a los vehículos aparcados en las aceras o en los pasos cebra.
Figs. 7 y 8. Después de haber conseguido la modificación del artículo 6 del reglamento de la policía municipal,
el Consejo de los niños organizó una sentada en una plaza de la ciudad para ocupar los espacios públicos y poder jugar libremente.
La experiencia fue un gran éxito, ante la sorpresa y el agrado del resto de los ciudadanos.
DESCRIPTORES
FEMINISMO
GÉNERO
URBANISMO
CIUDAD GLOBAL
Introducción
Los cambios en la economía mundial han incidido sobre la for- dades con líneas, sin embargo, la ciudad es la vida cotidia-
ma y las dinámicas de nuestras ciudades y, también, sobre la na, el día a día. Las ciudades son cada una única e irrepeti-
variedad de origen y de modos de vida de los que las habita- ble, la ciudad como definición es una asociación de gentes
mos. Estas modificaciones nos plantean nuevos retos y para- diversas; esta aseveración nunca ha sido tan cierta como a
dójicamente la necesidad de retomar otros que se creían su- principios del siglo XXI: orígenes diversos, opciones de vidas
perados: el derecho a la ciudad para todas y todos… La com- diversas, intereses diversos… y sin embargo, los “renders”1
pleja realidad urbana que habitamos no debería posibilitar- que pretenden ser la realidad anticipada contienen todos los
nos el seguir trabajando solo desde la abstracción del dibujo, mismos personajes.
desde los conocimientos estrictamente técnico-profesionales, Es necesario, por supuesto, tener una idea o proyecto ge-
no podemos pretender creer que somos capaces de represen- neral, global, de ciudad, con sus respectivos planos y dibujos,
tar y entender las necesidades de una variedad de gentes y para poder incorporar variaciones y realidades que corres-
culturas cada vez más diversas (Figs. 1, 2, 3 y 4). Y no solo pondan a la proximidad y no a la lejanía. La ciudad del prín-
por la inmigración sino porque cada uno de nosotros ya no se cipe que domina a los otros es la de la maqueta o foto área,
corresponde estrictamente con el patrón ideal que hizo posible donde todos y todas somos fichas móviles según el capricho
la ciudad moderna en la que aún nos basamos en el proyec- de un juego que juega otro. El mapa es más puro que el te-
to de ciudad. Déjenme que me explique: la ciudad actual o rritorio, porque obedece al príncipe.2 Por ello, aunque se ac-
tardorracionalista es la ciudad de las funciones de la Carta de túe circunstancialmente como técnicos-técnicas y como políti-
Atenas con un decorado escenográfico que le da diversidad y cos-políticas, no se ha de olvidar que en primer lugar somos
“diversión” (Figs. 5 y 6) quitándole la solemnidad higienista ciudadanos y ciudadanas y en tanto que tales hemos de tra-
propia de la modernidad; y a la vez es también una ciudad bajar de manera participativa para proyectar el futuro de
infinitamente repetida, una igual a otra, sin referencias. nuestras ciudades.
Se trata de huir de un modelo de ciudad, comenzando Los retos futuros de las ciudades, tanto aquellos pertene-
por huir del término, ya que la idea de modelo comporta la cientes a las demandas de escala global como a las de esca-
definición de un ejemplo trasladable y repetible, y la ciudad la local, solo se llevarán a término de manera equilibrada y
está lejos de poder ser un elemento clónico. sostenible, es decir, que perdure y mejore en el futuro, al tiem-
Necesitamos un pensamiento y una práctica urbana de la po que se creen nuevos sentidos de pertenencia si se hace con
proximidad, de lo pequeño, no solo la ciudad del dibujo que la participación activa de toda la ciudadanía, políticos-políti-
es la ciudad de la distancia de un mundo perfecto a la medi- cas y técnicas-técnicos pero también, y fundamentalmente, las
da de nuestro papel o nuestra pantalla. Se confunden reali- gentes diversas que habitamos las ciudades.
Figs. 5 y 6. Ciudades divertidas: ciudadanas y ciudadanos no contamos sino como consumidores y turistas, ajenos a la vida real y cotidiana.
Notas
1. Representaciones en perspectiva hechas con medios informáticos que pretenden
ser miradas como reales. 11. Hayden, Dolores, The Grand Domestic Revolution, Cambridge, Massachusetts,
2. Corboz, Andre, “El territorio como palimpsesto”, en Martín Ramos, Ángel, ed., Lo The MIT Press, 1995, pp. 230 a 237.
urbano en 20 autores contemporáneos, Barcelona, Edicions UPC, 2004. 12. Idem.
3. Titulo tomado del libro de Rivera Garretas, María-Milagros, Nombrar el mundo en 13. Stimpson, Catharine; Dixler, Elsa; Nelson, Martha J. & Yatrakis, Kathryn B., Wo-
femenino. Pensamiento de mujeres y teoría feminista, Barcelona, ed. Icaria, 2003 men and the American City, Chicago, University of Chicago Press, 1981.
(1ª ed. 1994). Y explicado por ella de la siguiente manera: “Nombrar el mundo en 14. Traducción de la autora del artículo.
femenino se refiere a la obra de reconocimiento y de creación de significado de las 15. En esta línea de pensamiento: los estudios sobre el impacto social de la planifica-
relaciones sociales hecha a lo largo del tiempo por mujeres. A esta obra de crea- ción urbana realizados por Herbert Gans, The Urban Villagers: Group and Class
ción de significado, de reconocimiento del sentido del mundo en que vivimos, se le in the Life of Italian-Americans (New York, New Press, 1962) y The Levittoweners:
llama hoy día hacer orden simbólico. No es, sin embargo, un proyecto del siglo XX. Ways of Life and Politics in a New Suburban Community (London, Alllen Lane,
Pienso que en todas las épocas de la historia ha habido mujeres que han vivido y 1967). Otro importante texto americano fue La imagen de la ciudad, de Kevin
han dicho el mundo en femenino desde su experiencia personal. Unas, las genias, Lynch (1960), que mostraba que el diseño urbano tiene significados sociales que
como Eloísa, Margarita Porete, Teresa de Cartagena, Teresa de Jesús, Virginia van mucho más allá de lo que juzgan los profesionales.
Woolf o María Zambrano, nombraron el mundo a lo grande, acertando a consumar 16. Venturi, R., Izenour, S., Scott Brown, D., Aprendiendo de Las Vegas. El simbolis-
con su vida y su escritura una revolución, una revolución simbólica, que logró cap- mo olvidado de la forma arquitectónica. Prólogo a la edición revisada de 1977.
tar el sentido nuevo y clave de toda una época, su verdad particular…“ (yo aquí Barcelona, Editorial Gustavo Gili, GG Reprints, 1998.
añadiría a Christine de Pizan, Mary Wollstonecraft, Flora Tristán, y muchas que se- 17. Massey, Doreen, Space, Place and Gender, Cambridge, Polity Press, 1994. Tra-
guro olvidamos… –nótese a modo de ejemplo casual que en el corrector del pro- ducción tomada de la revista “Debate feminista”, año 9, volumen 17, abril 1998.
grama Microsoft Word la palabra genia no figura, si haciéndolo la palabra genio–). 18. Bofill Levi, Anna, “Planejament urbanístic, espais urbans i espais interiors des de
4. Rivera Garreta, María-Milagros, op. citada. Victoria Sau, Diccionario ideológico fe- la perspectiva de les dones”, Quaderns de l’Institut, Barcelona, Institut Català de
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5. Rivera Garretas, María-Milagros, Nombrar el mundo en femenino. Pensamiento ra las personas. Género y urbanismo: estado de la cuestión, Madrid, Instituto de
de las mujeres y teoría feminista, Barcelona, Icaria, 2003 (1ª ed. 1994) pp. 61-63. la Mujer, 2004.
6. Hablar de diferencia nunca es hablar de desigualdad. 21. En Valencia la Ciudad de las Artes y las Ciencias se llama ahora a sí misma “la
7. Rivera Garretas, María-Milagros, op.cit. ciutat”, en Barcelona la ciudad judicial, en Santiago de Compostela la ciudad de
8. Hayden, Dolores, The Grand Domestic Revolitio: a History of Feminist Designs for las artes, las ciudades con nombre de club de fútbol… y en Argentina, más con-
Americans, Homes, Neighborhoods, and Cities, Cambridge, Massachusetts and cretamente en Buenos Aires, Nordelta, la ciudad-pueblo, la ciudad privada, térmi-
London, England, The MIT Press, 1982. nos incompatibles y antagónicos formando un nuevo monstruo de segregación y
9. Ver Muxí Martínez, Zaida, “Mujeres y arquitectura: teoría y práctica de la vivien- fragmentación.
da”, Revista Arquitectura COAM, 340, Madrid, 2T 2005. 22. Ver artículo: Montaner, Josep Maria, Muxí, Zaida, “La ciudad tardoracionalista”,
10. Ebenezer Howard (1850-1928), autor de To-morrow. A paceful path to real reform, Revista Arquitextos, Nº 13, 2001, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Uni-
(La ciudad jardín del mañana). versidad Ricardo Palma, Lima, Perú.
DESCRIPTORES
PAISAJE PERIUBANO
PATRIMONIO RURAL
HUELLA ECOLÓGICA
URBANISMO
INFRAESTRUCTURAS
ADMINISTRACIÓN URBANÍSTICA
Fig. 2. L’Horta de València, un paisaje agrícola Fig. 3. L’Horta incluye un extenso patrimonio cultural
del entorno periurbano con un acentuado contenido cultural. y arquitectónico. Alquería del Magistre.
La problemática de la protección los años de 1960, en que empieza a extenderse el uso de pla-
del paisaje de L’Horta guicidas, pesticidas y abonos químicos, alterándose progresi-
Planteamiento vamente sus características esenciales, al mismo tiempo que
Para hablar de la problemática del paisaje hay que situar al se produce un proceso de desarrollo industrial y de servicios
paisaje desde sus múltiples perspectivas. El paisaje es una rea- en el área metropolitana que relega la agricultura del entor-
lidad global o una realidad horizontal y su tratamiento solo no de València a una actividad secundaria.
puede ser global. Pero además los diferentes paisajes que co- Pero en el imaginario se ha mantenido ese elemento co-
nocemos presentan una gran variabilidad de componentes y mo una seña de identidad histórica compuesta de todos los
relaciones que lo explican y que hacen que su tratamiento componentes de todo tipo que constituyen ese paisaje especí-
tenga que ser también, necesariamente, muy diverso. fico y especial hoy en peligro de desaparición tras unos
Pero el paisaje no se puede separar de su observador y, 1.000 años de historia. L’Horta es por tanto una realidad fí-
en consecuencia, el bagaje cultural del propio observador in- sica con un muy fuerte contenido cultural que existe en ese
fluye en la valoración y significación del paisaje. En este sen- observador general que es el conjunto de la sociedad del
tido, el paisaje es al mismo tiempo una realidad física y una área metropolitana de València. En este sentido, L’Horta cons-
creación de la mente del propio observador, una creación tituye un mito para los valencianos.
que el observador valora en función de sus propios conoci- Como reflejo de esta situación, su progresiva desapari-
mientos y de sus emociones generadas a lo largo de su vida. ción por la implementación de nuevas infraestructuras (auto-
Por ello cuando hablamos del paisaje como realidad he- vías, tren de alta velocidad, carreteras…) y el desarrollo de
mos de afrontar dicha realidad desde sus dos aspectos bási- nuevas urbanizaciones ha sido y sigue siendo motivo de de-
cos: una realidad física que podemos conservar, modificar, nuncia en la prensa diaria y motivo de noticia.
diseñar, generar o recrear, y una percepción del observador
como base de su valoración social. Ello nos lleva a otros dos De diseño
aspectos a considerar: la participación ciudadana en los pro- L’Horta es por tanto una realidad cultural agrícola y por eso
cesos de gestión del paisaje y la propia gestión de paisaje. El la intervención y el tratamiento de diseño de este paisaje es
ciudadano será uno de los observadores del paisaje, pero no motivo de una visión muy específica.
el único, y además tampoco el ciudadano que observa el pai- Sin embargo la problemática de su diseño no es la más di-
saje es único sino que existen distintos grupos sociales que fícil de abordar. Es cierto que el paisaje de L’Horta es el resul-
ven un mismo paisaje desde distintos significados. tado de una cultura agrícola que ha pervivido hasta los años
Vamos a tratar a continuación, muy resumidamente, la pro- de 1960 aproximadamente entrando en un proceso de degra-
blemática del paisaje de L’Horta desde estos puntos de vista. dación que hoy día la lleva al borde de la desaparición. Los
sistemas de producción agrícola que dieron origen a L’Horta
De percepción han ido desapareciendo progresivamente hasta la actualidad
La población valenciana en general siente el paisaje de L’Hor- y con ellos el paisaje asociado.
ta de València como algo propio. Desde el siglo XIX poco a Ahora bien, ese sistema de producción agrícola histórico
poco se ha ido generando un imaginario popular según el coincide prácticamente con lo que hoy conocemos como agri-
cual L’Horta de València se ha convertido progresivamente en cultura ecológica, que puede competir con la agricultura in-
un signo de identidad. dustrial en el mercado de producto fresco o de primor para
Recordemos que València es la capital de la nación va- su consumo en el propio entorno metropolitano.
lenciana, el antiguo Reino de València, pero también ha sido Por supuesto ello se puede complementar con actividades
durante siglos el centro urbano de un entorno agrícola ex- de ocio y esparcimiento, recuperación y diseño físico de pai-
traordinariamente fértil que ha mantenido sus propias carac- sajes, definición de itinerarios… Es decir, toda una planifica-
terísticas hasta épocas muy recientes. Concretamente hasta ción física e incluso un diseño proyectual de espacios asocia-
Fig. 11. Nuestro futuro común siguiendo las tendencias actuales. Autoservicio de paisaje en obra realizada ilegalmente: Barranco del Carraixet en L’Horta de València.
DESCRIPTORES
CONJUNTOS HISTÓRICOS
PROTECCIÓN-DESTRUCCIÓN
URBANISMO
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
mutua y subsiste mientras subsista uno de los condominantes. las superiores por escaleras particulares. El resultado es un
Pero al edificar la segunda casa puede hacerse en todo su te- conjunto especialmente saludable, bien soleado y ventilado
rreno, pues ya ha desaparecido la servidumbre de su vecino –situación que no es común en los conjuntos históricos–, don-
que, si quiere, vende sus tres palmos al otro para tener pared de las calles, poco jerarquizadas y, en general, con un tráfico
medianera (en caso contrario queda entre las dos casas un vecinal escaso y pacificado, encuentran su límite y su defini-
hueco de tres palmos). Toda esta prolija explicación viene al ción en el protagonismo que cada fachada de cada casa pre-
caso porque a la existencia de la “escalá” se deben los diver- tende para conseguir el marco adecuado a las relaciones so-
sos anchos de parcela existentes en la actualidad, provenien- ciales que se desarrollan en ellas.3
tes de un loteo supuestamente regular, como correspondería a Estas “fachadas-mobiliario urbano” reinterpretaron de ma-
unos terrenos ganados al mar, sin propietario previo. Así, to- nera popular los estilos cultos de las épocas en que se cons-
mando como punto de partida la barraca de 28 palmos de truyeron: el historicismo ecléctico, el modernismo y, a partir
anchura (640 cm), obtenemos parcelas desde los 320 centí- de 1930, el racionalismo. Además de fachadas enlucidas o
metros de la media barraca, hasta los más de nueve metros pintadas, algunas se construyen en ladrillo visto de buena
contando con las dos “escalás” laterales completas. factura y, sobre todo, fachadas revestidas de azulejos cerá-
La exitosa evolución hacia la casa se produce respetando micos al gusto de cada época y cada propietario, cuya im-
la estructura urbana de la época de las barracas, tanto del es- plicación en la construcción de sus casas otorga una calidad
pacio parcelado como del no parcelado. Buena parte del éxi- a los acabados impensable en otras circunstancias.
to de toda la operación se debe a esta sabia estructura, que Cuando en 1897 el municipio fue anexionado por Valen-
consigue, a lo largo del día, un rato de sol para todas las fa- cia, tenía totalmente consolidada su estructura urbana –here-
chadas y que todas las aceras tengan su rato de sombra. Ade- dera de la parcelación y las alineaciones de las antiguas ba-
más, la existencia del patio trasero, heredero del corral de las rracas– y construidas las casas que sobre ella se asientan.
barracas, permite la doble orientación, con lo que el régimen Mientras, la futura metrópoli apenas había comenzado la
de brisas marinas ventila las estancias de las casas. También construcción del primer ensanche, tras el derribo de las mu-
se mantiene la relación directa con la calle que tenían las ba- rallas que la encorsetaron hasta 1865.
rracas, pues la mayoría de las casas son unifamiliares o no Desde 1950, algunas de estas casas, principalmente en el
tienen elementos comunes tales como zaguán o escalera de Canyamelar, fueron derribadas y sustituidas por bloques en
vecinos, porque a la planta baja se entra desde la calle y a altura que desdibujan el paisaje del barrio. Pero estas agre-
siones no han podido con la potencia de la estructura urba- Si bien existe un proyecto fechado en 1861, trazado más
na, ni con el predominio de las casas bajas directamente re- al sur y ligeramente inclinado respecto al Camino del Grao, no
lacionadas con las calles que se mantiene,4 casi en su integri- es hasta inicios de 1883 cuando se manifiesta el interés muni-
dad, en el Cabanyal, precisamente en la zona más afectada cipal por la creación de una nueva vía de comunicación que
por el proyecto de prolongación de la avenida (Figs. 2, 3 y 4). aproxime Valencia a las playas, donde veranea su burguesía,
atraída por las nuevas teorías higienistas basadas en la tha-
El Paseo al Mar: orígenes y evolución lassoterapia y la helioterapia y, también, por la fiesta que se
Durante sus más de cien años de vida, la idea de “Paseo al produce alrededor de estas actividades. Se trata del “Camino-
Mar”, que hoy conocemos como avenida de Blasco Ibáñez, Paseo de Valencia al Mar”, ideado por Casimiro Meseguer.
ha condicionado de una u otra manera el desarrollo de los El trazado, coincidente en anchura y ubicación con la ac-
barrios marineros de Valencia, y en la actualidad supone el tual avenida de Blasco Ibáñez, queda reflejado en el plano di-
mayor motivo de su degradación y una amenaza inminente bujado por el arquitecto municipal J. M. Cortina en 1899, con
para su futuro (Fig. 5). el nombre de “Paseo de Valencia al Cabanyal” (Fig. 6), a la
Fig. 11. Plan Parcial 13, de 1975. La ampliación de un metro de anchura se conecta
con la autopista de Barcelona, que atraviesa la dársena interior mediante un paso elevado.
Mediterráneo, ensanchadas hasta 22 metros, una anchura Sin embargo, la decisión de desviar el paseo hacia el nor-
que se antoja máxima para evitar el desgarro del tejido. Pre- te y estrechar su sección comenzará enseguida a ser contes-
cisamente, el ensanche por retiro de la alineación norte de la tada por el Ayuntamiento de Valencia que, fascinado por una
avenida del Mediterráneo, consumado hoy casi en su totali- idea de progreso insensible hacia su propio patrimonio, apos-
dad, es la única huella palpable del proyecto de Pedrós en el taba por la continuación recta de 100 metros de anchura has-
Cabanyal. En su período de vigencia, se ejecutó el primer tra- ta el mar. Esta oposición aumentará a partir de la época del
mo de la actual avenida de Blasco Ibáñez, entre los jardines desarrollismo español en la década de los sesenta, cuya polí-
del Real y el camino de tránsitos, indudablemente el mejor. tica urbanística no estuvo caracterizada precisamente por el
A partir de aquí se suceden las determinaciones de los dis- respeto hacia las preexistencias ni culturales ni naturales.
tintos PGOUs. En efecto, en 1946 se aprueba el Plan General La respuesta a esta política se encuentra en el desarrollis-
de Valencia y su Cintura –redactado por el “Equipo de Ma- ta PGOU de 1966 (Fig. 10), que recoge el desvío del cauce
drid” y firmado por Valentín Gamazo– (Fig. 9), que mantuvo del río Turia –para evitar riadas como la de 1957– mediante
la calificación de Ciudad Jardín para la urbanización del pa- la solución sur. Un plan basado en la vialidad, con determi-
seo en el tramo que quedaba por ejecutar, entre el camino de naciones tan poco afortunadas como la utilización del viejo
tránsitos y el Cabanyal. El plan desvía la traza del paseo li- cauce como una autopista, la prolongación costera de la au-
geramente hacia el norte para hacer coincidir su eje con el topista de Barcelona atravesando la dársena interior con un
camino del Cabanyal, aprovechado la articulación natural de paso elevado y, por lo que atañe al tema que nos ocupa, la
la acequia de los Ángeles, evitando el paso por en medio del prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez hasta conectar
tejido urbano. Además, la sección del vial quedaba reducida con dicha autopista. El plan no deja rastro alguno de ciudad
a 30 metros. El PGOU de 1946 no tuvo ninguna incidencia jardín en las inmediaciones del paseo. La gestión del plan se
sobre el caserío de un barrio cuyos habitantes vivían sus vidas hace mediante planes parciales, y el que afecta a la zona de
dentro de los límites impuestos por el cinturón ferroviario que el Cabanyal es el plan parcial 13 (Fig. 11), que dibuja una
les rodeaba, con escasas relaciones con la ciudad central. ampliación de 100 metros de anchura, que, como veremos,
ellos y conjurando la advertencia recogida en la Memoria Jus- Protección y de Reforma Interior (PEPRI), y que, en el proceso
tificativa del PGOU de que una solución intermedia que trate de de tramitación, perdió la P y se quedó en el Plan Especial de
conjugar ambos intereses enfrentados es difícil y puede “aca- Reforma Interior del Cabanyal-Canyamelar (PERI) (Fig. 13).
bar teniendo efectos negativos en ambas piezas urbanas”. Un plan de reforma interior en el Cabanyal-Canyamelar
redactado a finales del siglo XX debería haber respetado en
El Plan Especial de Reforma Interior primer lugar la exquisita relación que existe entre la trama de
del Cabanyal-Canyamelar los edificios y la urdimbre de las calles longitudinales parale-
A pesar de la calificación de Conjunto Histórico Protegido y las al mar, es decir, la peculiaridad de su estructura urbana.12
de la declaración de Bien de Interés Cultural de buena parte En este tejido, la transversabilidad en dirección al mar es,
del barrio, el Ayuntamiento –incapaz de oponerse a la inercia simplemente, ausencia de edificación. En cambio, la incisión
de una idea madurada en sus despachos durante más de cien transversal que propone el plan acompaña a la desmesurada
años– encarga en 1997 la redacción de un Plan Especial que sección de un vial de 48 metros de anchura, la presencia de
debió ser de Protección11 (PEP), pero que empezó siendo de unas manzanas de planta rectangular de 20 metros de an-
chura13 y planta baja más cinco de altura (frente a las dos o más del 30 % del patrimonio edificado en el barrio del Caban-
tres plantas que tienen los edificios que atraviesa). Es decir, yal (en sus límites estrictos, es decir, entre la avenida del Medi-
unas manzanas cuasicúbicas que subvierten aquel principio terráneo y la calle Pintor Ferrandis); una reforma interior in-
de relación edificio-calle, por otro basado en la relación man- sensible hacia los valores de identidad de un numeroso grupo
zana-avenida. Ni el estrechamiento que intenta adecuar la social que se opone a sus efectos en defensa de un modo de
escala, ni el giro para incidir ortogonalmente, consiguen evi- habitar diferente, en defensa de su ambiente urbano.
tar la impresión de que es la avenida la que pasa, quedando
el barrio roto y oculto vergonzantemente tras los paños de las La plataforma “Salvem el Cabanyal”17
fachadas de las nuevas manzanas, propias de la avenida.14 Algunas de estas personas nos hemos organizado en una
Incluso admitiendo la idoneidad de la figura urbanística em- plataforma ciudadana que reivindica el derecho de la perso-
pleada, considero su redacción disciplinarmente incorrecta, na a “tomar parte libremente en la vida cultural de la comu-
pues responde a intereses ajenos al barrio (Fig. 14). nidad”, recogido en el artículo 27.1 de la Declaración Uni-
Considero que el PERI no es una reforma interior, sino la versal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea
imposición de las condiciones exteriores de la avenida sobre General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
el delicado tejido filoso de calles paralelas al mar, sobre la Es en la ciudad donde, con el paso del tiempo, se produ-
peculiar trama en retícula valorada en la declaración de BIC. cen con mayor intensidad las fusiones o diferenciaciones de
En su dibujo, lo único estable es la propia avenida, que pro- todas las culturas particulares que, por una u otra razón, con-
longa sus paños de fachada hasta su miserable conclusión en viven bajo su amparo y construyen el edificio cultural de un
una gran rotonda de tráfico, eso sí, cerca del mar. La presen- tiempo determinado. Es en la ciudad donde se producen los
cia de la avenida violenta la morfología basada en la lineali- conflictos y donde deben resolverse mediante el continuum
dad paralela al mar de las calles del barrio, seccionando la que supone la cultura,18 por lo que “la vida cultural de la co-
urdimbre de su tejido, cuyos restos pueden verse abocados a munidad” estará directamente relacionada con la forma de su
la ruina física y social. ciudad. El derecho recogido en el citado artículo 27.1 de la
Soy de la opinión de que el PERI del Cabanyal-Canyame- Declaración de 1948, debe entenderse como el derecho de
lar, además de ser disciplinarmente incorrecto, propone una re- los ciudadanos a participar en la creación urbana, en la de-
forma interior injustificada en un barrio que, como hemos vis- finición del estilo urbanístico de ciudad en que viven.
to, goza de unas condiciones envidiables de salubridad (venti- En la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, Es-
lación y soleamiento), lo que anula cualquier objeción de tipo paña, junto con casi doscientos países, suscribió la llamada
higienista; una reforma interior anacrónica en los albores del Agenda 21, un plan de acción hacia la sostenibilidad. En
siglo XXI, donde las ciudades valoran su patrimonio construido 1994, en la Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sos-
para proyectar a partir de él su futuro, un futuro que ponga en tenibles, se aprueba la Carta de Aalborg, documento funda-
valor sus diferencias características15; una reforma interior in- cional de la Agenda 21 Local, de la que es firmante el Ayun-
sostenible porque destruye el patrimonio edificado: más de tamiento de Valencia. En junio de 2004, la Conferencia Aal-
1.600 viviendas alojadas en unas 575 casas,16 lo que supone borg+10, aprobó el documento “Construyendo el Futuro”, con
Figs. 16, 17 y 18. Portadas de los catálogos de las tres últimas ediciones de "Cabanyal Portes Obertes".
Notas
1. El barrio del Cabanyal-Canyamelar está calificado en el vigente PGOU de 1988 co- 8. Este período de reflexión se ve favorecido por la ralentización de la actividad edi-
mo CHP (conjunto histórico protegido). ficadora provocada por la crisis desencadenada por el alza de los precios del pe-
2. En los años previos al derribo de las murallas en 1865, en la ciudad de Valencia se tróleo en 1973 y que se prolongará hasta 1987. Dará como resultado la nueva le-
hacina la población, que se ve sometida a sucesivas pestes que causan gran mor- gislación patrimonial de la que se hablará más adelante.
tandad. Las clases pudientes, en cuanto llega el calor, huyen del centro insano pa- 9. De norte a sur toda la superficie comprendida entre las calles Escalante y Dr.
ra instalarse primero en las estribaciones de la sierra Calderona y, al ponerse de Lluch. Esta delimitación es menor en superficie que la del expediente de incoa-
moda nuevas costumbres higiénicas –thalassoterapia y helioterapia–, en las cer- ción de 1978, pero supone que la calificación en el PGOU del resto del área co-
canías del mar. El nuevo municipio de Poble Nou del Mar se convierte así en un lu- mo Conjunto Histórico Protegido, permitirá su correcta protección.
gar de veraneo de la rica burguesía valenciana y emprende una gran actividad edi- 10. En el barrio conviven viviendas con pequeños talleres y negocios, estudios de ar-
ficadora, que culmina con la ejecución de la calle de la Reina, la única con trazado tistas y un comercio de proximidad suficiente.
totalmente recto, fruto de un proyecto unitario de 1840. 11. La Ley de Patrimonio Histórico Español establece, desde 1985, la articulación ur-
3. Hoy en día, la presencia constante de coches aparcados dificulta la función social que banística como una necesidad, y la especialización de la misma como una exi-
las calles han tenido en las relaciones entre los distintos grupos sociales que pueblan gencia. Surge así la obligatoriedad de la redacción de Planes Especiales de Pro-
el barrio. Este problema es, desde mi punto de vista, uno de los que más dificulta la tección como los instrumentos definitivos para gestionar (proteger, poner en valor
pervivencia de los valores de buena vecindad que han caracterizado al barrio. y enriquecer) los valores de los BIC y de los CHP, obligación que también recoge
4. La tesis de María José Teixidor de Otto (1986) recoge los siguientes datos: “del to- la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano de 1998.
tal de manzanas del barrio (288), el 11% de las mismas son de tan solo una altura, 12. Estructura urbana que, como hemos visto, es funcional en sí misma y con exce-
el 37% son de dos alturas, el 34% de tres alturas, el 6,5% son de cuatro alturas, el lentes posibilidades de futuro.
6,5% de cinco, el 3% de seis alturas y el 1% son de más de seis alturas. Es decir, 13. Para una afección total de más de cien metros de anchura.
de tres o menos alturas son el 82% de las manzanas del barrio”. El mismo estudio 14. El PERI contempla otras operaciones injustificables, como el bulevar San Pedro,
señala que las áreas de menor altura, es decir, las que mejor conservan las carac- en el extremo occidental del barrio, que elimina toda la edificación de los núme-
terísticas originales de la estructura urbana, se sitúan en el Cabanyal, precisamen- ros impares de esa calle.
te en la zona más afectada por el proyecto de prolongación de la avenida (como ve- 15. El PERI, apoyado en razones de incremento de la vialidad urbana, responde a as-
remos). En Boira Maiques, Josep V., Valencia barrio a barrio: El Cabanyal-Canya- piraciones de uniformidad.
melar, Valencia, ed. Excm. Ajuntament de València, 1987. ISBN 84-505-5858-5. 16. Algunas de ellas con algún nivel de protección en el catálogo del PGOU que el
5. Blasco Ibáñez, V. “La Revolución en Valencia”, diario El Pueblo, 6 de noviembre PERI deroga a su conveniencia.
de 1901. 17. Para más información, consultar www.cabanyal.com.
6. “… el nuevo ensanche que podríamos llamar del Este, (…) que podrá distribuirse 18. En el Informe Mundial sobre Cultura que, bajo las siglas de la UNESCO, se dio a
en manzanas rectangulares por medio de calles perpendiculares y paralelas a es- conocer en noviembre de 1999, se definía cultura como “un continuum, fruto de
tas vías principales”. Casimiro Meseguer en la Memoria del proyecto. la fusión o la diferenciación de culturas particulares o de alguno de sus elemen-
7. Casimiro Meseguer en la Memoria del proyecto. tos en épocas distintas”.
DESCRIPTORES
CENTROS HISTÓRICOS
REVITALIZACIÓN
PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
El centro histórico de una localidad es uno de los elementos El escenario, en esos momentos de los años setenta y prin-
más destacados de su paisaje, y una parte importante de su cipio de los ochenta, era en la Ciutat Vella de un gran espa-
propia imagen tanto interna como externa. En ese espacio ur- cio degradado y con una continua pérdida de población, fal-
bano conviven historia, arte, naturaleza, actividad comercial, ta de servicios, obsoleta estructura comercial… Hay que tener
producción artesanal, tráfico rodado… y personas. Las ac- en cuenta que las actuaciones desde la desastrosa riada de
tuaciones sobre estas áreas deberían realizarse desde la mul- 1957 habían sido mínimas cuando no inexistentes.
ti/interdisciplinaridad, pero sobre todo contando con la par- La caída y degradación del área no solo afecta a la des-
ticipación de los protagonistas residentes, esto es, de los veci- aparición de población, sino que la especulación arrastra la
nos. Ese espacio relata, explica, comprende, la historia mis- destrucción de patrimonio (mueble, inmueble, inmaterial, na-
ma de la ciudad; por ello su arrasamiento supone la elimina- tural), junto a la desaparición de las actividades productivas
ción de una parte importante de nuestra memoria colectiva.1 y comerciales tradicionales, y la pérdida de la memoria his-
Vamos a comentar en las siguientes páginas algunas tórica. Pérdida y envejecimiento de la población, problemas
muestras de acciones llevadas a cabo en un mismo espacio, de tráfico y accesibilidad, concentración de zonas de ocio y
la Ciutat Vella de Valencia, a lo largo del último decenio; ac- contaminación acústica… son algunos de los problemas de-
ciones que nos muestran unas formas y unos resultados que tectados en la zona en ese momento.
se encuentran lejos de los objetivos planteados en este tipo de En 1984 se establecen los Planes Especiales de Protección,
actuaciones. El área comprende el interior del antiguo traza- y los de Protección y Reforma Interior en 1991. Los proyectos
do de las murallas cristianas medievales; no obstante, la ciu- intentan identificar, y solucionar, la realidad de la Ciutat Ve-
dad tiene además otras zonas de protección externas a este lla. En este orden de cosas, se establece el convenio de cola-
centro histórico, sujetas asimismo a no pocas polémicas.2 boración entre la Generalitat y el Ayuntamiento de la ciudad
El centro histórico de la ciudad de Valencia se encontraba para el Plan Integral de Rehabilitación de Valencia, el deno-
en los finales del franquismo en un proceso de degradación minado Plan RIVA. En un primer plazo, se establece la actua-
tal que la ruina de muchos de sus edificios, el abandono del ción para el quinquenio 1992-1997, prolongado hasta 2002,
entorno de muchos de sus habitantes, la falta de inversiones, con añadidos presupuestarios. Después de más de 10 años de
hacían de este espacio de la ciudad un objetivo de primera Plan RIVA, ha habido una apuesta significativa por la rehabi-
magnitud ante tan negativa situación. La conquista de la de- litación privada, mediante ayudas a las comunidades de ve-
mocracia puso en uno de los primeros lugares las reivindica- cinos y a los propietarios de las viviendas. Con rehabilitacio-
ciones ciudadanas sobre diversos espacios de la ciudad: la nes parciales (fachada y cubierta) e integrales, las menos, y
puesta en valor para disfrute ciudadano del antiguo cauce del numerosas exclusivamente interiores, y se han generado, ade-
río Túria, la recuperación del Saler para el pueblo contra la más, dos unidades de actuación.
tendencia especuladora del espacio, la regeneración del cen- No obstante, estamos de acuerdo con la profesora Rosario
tro histórico… es decir, la ciudadanía, a través del movimien- Fernández-Coronado,3 quien apunta que, después de diez
to vecinal, recuperaba con todas estas reivindicaciones el pro- años de existencia del Plan RIVA, las zonas más problemáti-
tagonismo de los ciudadanos en la construcción de la ciudad. cas siguen siendo las mismas que a la firma del convenio: Ve-
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bre de 1975, en cuanto a la salvaguarda de los conjuntos históricos indicaba que 22. En este sentido, además de las reivindicaciones, los vecinos presentaron y colabo-
había que respetar: “… las actividades humanas (por modestas que sean), tienen, raron en alternativas al Plan de la Muralla, elaboradas por el taller de arquitectura
en relación con el conjunto, un significado que procede respetar”. de Jorge Palacios, por el Grupo Esfera y por la Asociación de Artesanos LaborArt.
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