Está en la página 1de 8

huellas

etruscas
en
Alicante
Manuel H. Olcina Doménech
EDITOR
PATRONATO DE LA FUNDACIÓN DE
LA COMUNITAT VALENCIANA – MARQ

Sr. Presidente
D. Carlos Mazón Guixot
Sra. Vicepresidenta
Dña. Julia Parra Aparicio

Sres. Patronos
D. Manuel H. Olcina Domenech
D. Jorge A. Soler Díaz
D. Rafael Azuar Ruiz
D. Andrés Carretero Pérez
D. Antonio J. Manresa Balboa
D. Pascual Martínez Ortiz
D. Juan Francisco Pérez Llorca
D. Sebastián Cañadas Gallardo
D. Alejandro Morant Climent
D. Antonio A. Francés Pérez
Dña. Patricia Maciá Andreu
D. José Antonio Amat Melgarejo
D. Francisco Ivorra Miralles
D. José Antonio Martínez García
D. Rafael Martinez Campillo
D. Pedro Romero Ponce
Dña. Asunción Llorens Ayela
Dña. Pilar Cabrera Bertomeu
D. Roberto Mira Fernández
D. Alberto José Lorrio Alvarado
Dña. Carolina Frías Castillejo

Director Gerente de la Fundación


Josep Albert Cortés i Garrido

Secretario del Patronato de la Fundación


Francisco Ibanco Llorca
HUELLAS ETRUSCAS EN ALICANTE
MARQ
agosto – diciembre
2021 FUNDACIÓN DE LA COMUNITAT VALENCIANA MARQ MUSEO ARQUEOLÓGICO PROVINCIAL DE
MARQ ALICANTE
Diputación Provincial de Alicante
Fundación C.V. MARQ Director Gerente Director
Josep Albert Cortés i Garrido Manuel H. Olcina Domènech

colaboran: Director de Exposiciones Jefe de la Unidad de Colecciones y Excavaciones


Museu Arqueològic i Etnografic Municipal de Xàbia Jorge A. Soler Díaz Rafael Azuar Ruiz
Ayuntamiento de Xàbia
Arquitecto Colaborador Jefa de la Unidad Administrativa y Económica
VilaMuseu Museu Municipal de la Vila Joiosa Rafael Pérez Jiménez Inmaculada Cartagena Marín
Ayuntamiento de Vila Joiosa
MAG Museo Arqueológico Municipal de Guardamar Secretario Jefa de la Unidad de Innovación y Nuevas
del Segura Francisco Ibanco Llorca Tecnologías
Ignacio Hernández Torregrosa
Ayuntamiento de Guardamar del Segura Coordinación Institucional
Dirección General de Patrimonio Cultural y Museos Pilar López Iglesias
de la Generalitat Valenciana

MARQ MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ALICANTE Y


EXPOSICIÓN FUNDACIÓN C.V. MARQ / MARQ CATÁLOGO

Comisario Ilustración Simposium ibérico Página Web del MARQ Museo Arqueológico de Biblioteca del MARQ Museo Arqueológico de Unidad de Atención al Público de la Fundación Textos
Manuel H. Olcina Domenech Irene Cano Rodríguez Alicante y Fundación C.V. MARQ Alicante C.V. MARQ Lorenzo Abad Casal
Ignacio Hernández Torregrosa Remedios Gómez Llopis Rubén Marín Soriano Antonio Espinosa Ruiz
Proyecto Expositivo Seguros Juan Seguí Compañ Cristina Agulló Zamora Miguel Ángel Aracil Ripoll Rafael Esteve Tébar
Julián Hinojosa. Stereográfica Hiscox Rosa Reyes Gómez Jaume Vives-Ferrándiz Sánchez
Redes sociales Fundación C.V. MARQ Unidad Administrativa y Económica del MARQ Antonio Guilabert Mas
Asesoramiento, Gestión y Mediación de los Museo Arqueológico de Alicante
Unidad de Exposiciones y Difusión MARQ Museo Gelen Brazal Vila Guías –Servicio de Atención al Visitante Enrique Llobregat Conesa
Arqueológico de Alicante y Fundación C.V. MARQ Seguros Inmaculada Cartagena Marín Fundación C.V. MARQ (ESATUR) Tatiana Martínez Riera
Juan Antonio López Padilla Willis Iberia, S.A Comunicación Rosario Masanet Rameta Henar Valor Angel Juan Antonio López Padilla
José Luis Menéndez Fueyo Gabinete de Comunicación de la Diputación de Olga Manresa Beviá Carlos Pérez Soler Jesús Moratalla Jávega
Mª Teresa Ximénez de Embún Sánchez Unidad Didáctica, Accesibilidad, Club LLumiq y Alicante Encarnación González Climent Anabel Castro Carbonell Manuel H. Olcina Doménech
Lorena Hernández Serrano Responsabilidad Social Fundación C.V. MARQ Davinia Llopis Martínez Pedro Ramón Baraza
Sara Herrero Marco Gema Sala Pérez Relaciones Institucionales, Atención al Público y Unidad Administrativa y Económica de la Beatriz Bueno Redondo Elisa Ruiz Segura
Rafael Moya Molina Comunicación Fundación C.V. MARQ Fundación C.V. MARQ Elena Noguera Terol Silvia Roca Alberola
Conservación preventiva MARQ Museo José María Galán Boluda Gloria Navarro Martínez Pilar López Iglesias Marina Rubio Romero Feliciana Sala Sellés
Arqueológico de Alicante Encarnación Hernández Pérez María José Varó García Pilar Giner Samper Enrique Verdú Parra
Silvia Roca Alberola Seguridad Francisco Praes González Sergio Coloma Lillo
Tatiana Martínez Riera Unidad de Colecciones y Excavaciones del Tomás Jiménez Pareja. Fundación CV-MARQ. Cristina González García Coordinación de la edición
Antonio Chumillas Sáez MARQ Museo Arqueológico de Alicante y de Diputación Provincial de Alicante. Secretaria de Dirección-Gerencia de la Fundación Mayte Marcos Jiménez Juan Antonio López Padilla
Silvia Sansano Colomina Excavaciones de la Fundación C.V. MARQ C.V. MARQ Irene Francisco Díaz
Marcelino Romero Bodí Miguel Benito Iborra Agradecimientos Yasmina Campello Carrasco Gema Mas Montes Diseño y Maquetación
Julio J. Ramón Sánchez Joaquim Bolufer Marques. Museu Arqueológic i Paula Devesa Santana Amanida
Montaje de piezas Consuelo Roca de Togores Muñoz Etnogràfic Municipal de Xàbia. Unidad de Comunicación y Difusión de la Mª Paz Gadea Climent
Sagrario Defez. Frasa2 Anna García Barrachina Antonio Espinosa Ruiz. VilaMuseu Museu Municipal Fundación C.V. MARQ Lorena Gomis Asín Impresión
Enric Verdú Parra de Vila JoiosaFrancisco Javier Parres. MAG Museo Aurora Cerdá Fuentes Alexis Becerro del Río Gráficas Azorín
Audiovisual Elisa Ruiz Segura Arqueológico Municipal de Guardamar del Segura. Macarena Gutiérrez Martínez Raúl Berenguer Herrera
Julián Hinojosa. Stereográfica Antonio Gilabert Mas I.S.B.N
Adoración Martínez Carmona Unidad de Mantenimiento de la Fundación C.V. Monitores- Servicio de Didáctica, Club Llumiq 978-84-09-33142-0
Guión y Documentación Audiovisual Eva Tendero Porras MARQ y Accesibilidad de la Fundación C.V. MARQ
Elisa Ruiz Segura Pedro Ramón Baraza Ricardo Valer Gosálbez (ESATUR) Depósito Legal
Irene Agües Escolano Ignacio Andreu Adsuar Sandra Berenguer Millia A 345-2021
Traducción Valenciano Daniel Moles Sevilla Francisco Martín Díaz Hugo Ortega Moral
Manuel H. Olcina Domenech Saioa Martínez Saavedra © Fundación C. V. MARQ – Diputación Provincial
Enrique Verdú Parra Fabricación objetos accesibilidad Régimen interior del MARQ Museo Arqueológico Marta Pastor Herrero de Alicante
4 True Models de Alicante y de la Fundación C.V. MARQ
Grafismo Juan Antonio Rubio Cuenca
Eventual Colabora Gonzalo Soler Lizón
CRE ONCE Alicante
Fundación FESORD
14 78
Acerca de la exposición Un colador etrusco para las exequias
“Huellas etruscas en Alicante” de una princesa
Manuel Olcina Doménech Jesús Moratalla Jávega
Amanda Marcos González
Diego Ruiz Alcalde
20 Antonio Espinosa Ruiz
Iberia y Etruria:
notas para una revision de las relaciones
Enrique A. Llobregat
86
El infundibulum etrusco de Xàbia
Jaime Vives-Ferrándiz Sánchez
40
Objetos y productos etruscos en la
península Ibérica 92
Jaime Vives-Ferrándiz Sánchez Ánfora etrusca depositada en el
MARQ
A. Guilabert Mas
54
Mapa de yacimientos y lugares
de la provincia de Alicante en 98
los que se han hallado objetos Diagnóstico, restauración y puesta
etruscos (VII a. C.-V a. C.) en valor de diversas piezas arqueo-
lógicas para la exposición temporal
“Huellas etruscas en Alicante”
56 Silvia Roca Alberola
Productos etruscos en el comercio Tatiana Martínez Riera
fenicio: Peña Negra y La Fonteta
(Alicante, España)
Rafael Esteve Tébar 106
Elisa Ruiz Segura Iberos en torno al vino etrusco. La
documentación para una ilustración
de la exposición “Huellas etruscas
70 en Alicante”
El poblado de El Oral (San Fulgencio, Manuel Olcina Doménech
Alicante) y sus materiales deorigen Enric Verdú Parra
etrusco Pedro Ramón Baraza
Juan Antonio López Padilla
Lorenzo Abad Casal
Feliciana Sala Sellés
El poblado de El Oral
(San Fulgencio, Alicante)
y sus materiales de
origen etrusco
Lorenzo Abad Casal
Feliciana Sala Sellés

Situado al borde del antiguo estuario del río Segura, el yacimiento se excavó en parte
entre los años 1981 y 1984 y en una segunda fase entre 1993 y 2004. Lo descubierto
corresponde aproximadamente a un tercio de su superficie, suficiente para dar a co-
nocer un pequeño enclave de algo menos de una hectárea, rodeado por un recinto
fortificado y organizado en manzanas de casas separadas por calles paralelas en
dirección norte-sur que se cruzan con otras en dirección este-oeste.
Lo excavado abarca sobre todo la parte norte, y aquí puede observarse la existencia
de edificaciones adosadas al recinto amurallado, que se abren a una de las calles
norte-sur y utilizan el lienzo de la muralla como pared trasera. La manzana central,
más amplia, se abre a cuatro calles, dejando una amplia plaza central con acceso
independiente y también a través de la trasera de alguna de las casas (Fig. 1).
Una de las cosas interesantes que se detectó fue la existencia de un planeamiento
urbanístico previo, pues al construir la primera hilada del zócalo de la muralla se
fue dejando el hueco para los desagües de los patios de las viviendas que se iban a
construir después adosadas al lienzo oriental de la fortificación.
La vida del poblado no fue muy larga, comenzó a finales del siglo VI a.C. y fue aban-
donado antes del último cuarto del siguiente. En algunas casas se observan recons-
trucciones, y sobre todo ampliaciones a costa de antiguos espacios comunes.
Su abandono se produjo de forma pacífica, lo que conllevó la desaparición de casi
todos los objetos de valor. Es un poblado ‘limpio’, apenas se constataron residuos de
la actividad cotidiana: una ligera capa grisácea alrededor de los hogares, vestigios
de los últimos días de ocupación, y algunos agrupamientos mayores de ceniza en
los viales.
La mayor parte de la superficie del poblado está ocupada por casas de distintas me-
didas y conformación. Predominan las de dos estancias, una exterior más grande y
otra interior más pequeña. En la primera se ubica el hogar y debía ser el lugar de vida
y actividad de la unidad familiar que residía en esa casa. Pero también hay casas
complejas, con varias habitaciones dispuestas en torno a un patio central.
Destaca ante todo la construcción con barro, con el que están hechos los alzados
de los edificios, sobre una base de piedra, pero también todo el equipamiento, como
< Figura 1. Planimetría general bancos, mesas de trabajo (en estos casos también sobre un núcleo de piedra) y prin-
del poblado de El Oral con cipalmente hogares. El Oral destaca por una amplia tipología de hogares: cuadra-
indicación de la vivienda IIIL.
dos, circulares, de tierra o de adobe, con guijarros y / o trozos de cerámica en su

70 71
El poblado de El Oral (San Fulgencio, Alicante) y sus materiales deorigen etrusco Lorenzo Abad Casal y Feliciana Sala Sellés

< Figura 3. Fragmento de


huevo de avestruz, copas
áticas y asador de bronce
hallados en la estancia IIIL2.

< Figura 2. Planta de la


vivienda IIIL y localización de
los objetos etruscos hallados
en la estancia IIIL4 (elaborada
a partir de Abad y Sala, 2001,
fig. 85).
Figura 4. Imagen del olpe en

<
el momento de su hallazgo
bien colocado sobre el
pavimento de la estancia.

interior, revestidos, con decoración de improntas de es- entrada la estancia IIIL2, con una especie de basamento en realidad eran dos habitaciones gemelas, con acceso
parto o de cilindros huecos en la superficie, etc. de piedra a su lado; en ella se habían ido acumulando independiente desde un vestíbulo común en el que se
sucesivas capas de ceniza separadas por lechadas de abría también la entrada a la capilla doméstica.
Algunas casas mostraban sin embargo huellas de una
cal de grosor irregular. Es precisamente en estas capas Cerca de ese banco en forma de L se produjo el hallaz-
actividad no meramente doméstica. Entre ellas la IIIJ,
de ceniza, y en sus inmediaciones, donde apareció la go más significativo e importante de todo el poblado:
en cuyo pavimento se encontró una decoración en for-
mayor parte de los elementos más valiosos del pobla- un jarro de bronce, perfectamente conservado, que se
ma de lingote chipriota (el primero documentado en un
do: fragmentos de huevos de avestruz y de ánade, éstos encontró colocado de lado, entibado con un fragmento
ámbito urbano en la península) con orientación aproxi- pintados de rojo, fragmentos de una copa ática de bar-
mada este-oeste, que, en conjunción con algunos otros de cerámica y cubierto en parte por un trozo del cuerpo
niz negro y otra de figuras negras y un asador de bronce de un ánfora1 (Fig. 4). Cerca de él aparecieron varios
rasgos, nos hizo pensar que nos encontrábamos ante (Fig. 3), indicio de ceremonias y rituales llevados a cabo
un edificio de representación, en el que se reuniría la en la estancia, cuyos restos, a diferencia de lo que ocu-
élite del poblado para llevar a cabo actividades de tipo rría en la mayoría de las casas del poblado, no fueron
1
religioso y administrativo. hechos desaparecer sino recogidos, depositados y sella- Algunos autores hacen referencia a la existencia de un olpe en La
Más al sur, en el edificio identificado como IIIL (Fig. 2), se dos en esa especie de capilla de uso continuado. Escuera y otro en El Oral. Pero solo existe uno, el de El Oral. La atribu-
ción a La Escuera realizada por Enrique Llobregat se debe a que en
encontró una habitación rectangular IIIL4, con un banco La habitación IIIL4, con la que esta ‘capilla’ se relacio- esos primeros momentos el yacimiento se identificaba todavía con el
en forma de L adosado al muro oriental, y frente a su naba, no difería en nada de las normales del poblado; topónimo general.

72 73
El poblado de El Oral (San Fulgencio, Alicante) y sus materiales deorigen etrusco Lorenzo Abad Casal y Feliciana Sala Sellés

< Figura 5. Objetos de bronce y


canto rodado hallados ocultos
junto al olpe en la habitación
IIIL4.

Figura 6. Estratigrafía de la habitación IIIL4 que recoge el Figura 7. Imagen del olpe ya

<

<
hoyo realizado tras el abandono del poblado buscando los restaurado.
objetos (elaborada a partir de Abad y Sala, 1993, fig. 88). Se
indica la posición del olpe sobre el pavimento y oculto por
el depósito de tierra encalado.

cunstancias de la ocultación, puesto que como hemos cultura ibérica, pues desaparece cuando se impone el
dicho el poblado se abandonó de manera pacífica y sus vaso caliciforme, que seguramente lo sustituyó en esta
habitantes se llevaron consigo prácticamente todos los función y se convirtió en el recipiente predominante a
objetos valiosos, pero quien realizó el hoyo sabía que partir del siglo IV.
estas piezas podían seguir ocultas en la estancia. En el momento en que estudiamos el jarro, dedicamos
El jarro de bronce es de boca circular, borde engro- atención especial a su técnica de fabricación. Todo el reci-
sado y asa sobreelevada que termina en una cabeza piente está fundido en una sola pieza, sin que exista huella
de ánade en el lugar de unión con el borde; un tipo de soldadura en ningún punto del vaso, ni siquiera en la
de olpe relacionado con jarros etruscos que tienen unión del asa con el galbo y el borde. Es una técnica que
su origen en la primera mitad del siglo VI y su flore- comparte con otros jarros de ese tipo y que lo diferencia de
cimiento en la segunda mitad de ese mismo siglo y los originales etruscos, que en su mayor parte están reali-
principios del V (Fig. 7). Todos ellos tienen figuras va- zados “a martello di una sola lamina de bronzo”.
rias en el extremo del asa, aunque solo unos pocos,
Los análisis revelaron que uno de los jarros del Museo
como uno de Tarento, dos del Museo Arqueológico
Arqueológico Nacional y el del Cabecico del Tesoro de
Nacional de Madrid, llegados a través del comercio
Murcia tenían una composición mineralógica casi idén-
objetos que sin duda formaban parte del mismo con- de antigüedades, el de El Oral, otro del Cabecico del
tica, aunque formalmente existían notables diferencias
junto: un posible mango de un recipiente, una varilla Tesoro de Murcia y al menos dos más, uno de Cór-
entre ellos; en cambio, los del Cabecico del Tesoro y El
de bronce y un canto rodado. Muy cerca se encontró un doba y otro de Cádiz, tienen ese remate de cabeza
Oral son muy parecidos formalmente, pero su compo-
rallador de bronce (Fig. 5). de ánade, además de una apariencia formal muy
sición difiere bastante, lo que obliga a pensar que pro-
Estas piezas habían sido objeto de una ocultación in- parecida.
ceden de distintas coladas de fundición.
tencionada, pues se hallaban directamente sobre el De los trabajos realizados en su momento, llegamos a
De ello se deduce que el taller o los talleres que fabri-
pavimento encalado y protegidos por un depósito de la conclusión de que este tipo de recipientes se encuen-
caron esos objetos trabajaron simultáneamente con
tierra de forma redondeada y revestido también de cal. tra íntimamente relacionado con ejemplares etruscos,
varios moldes, que dieron como resultado jarros mine-
Sobre éste se fue acumulando la capa producida por la posiblemente fabricados en Orvieto y datados en la pri-
ralógicamente idénticos pero formalmente diferentes.
desintegración de las paredes. Lo curioso es que algo mera mitad del siglo VI, aunque cuenta con elementos
También podría ser que en realidad fuera un taller de
más al oeste de donde apareció el olpe se detectó un suficientemente diferenciadores como para que no se
segunda mano, que trabajaba a partir de vasos rea-
hoyo que cortaba la capa de colmatación y el depósito le pueda adscribir sin más ese origen directo.
les, de diferente origen, que servían como molde. Ello
de tierra, hecho tras el abandono del poblado en un Su función debió ser lustral, a juzgar por lo que cono- podría explicar la diferencia mineralógica entre vasos
intento de localizar el jarro, intento que por suerte no cemos por otros recipiente de este tipo, con asa sobre- idénticamente formales y que, como se ha indicado, la
tuvo éxito (Fig. 6). No conocemos los motivos y las cir- elevada, y parece propio de un momento antiguo de la mayor parte de estos recipientes sean fundidos, mien-

74 75
El poblado de El Oral (San Fulgencio, Alicante) y sus materiales deorigen etrusco Lorenzo Abad Casal y Feliciana Sala Sellés

< Figura 8. Ánforas etrusca, ción para la navegación entre Ibiza y Gadir, explican la
massaliota, corintia B, quiota llegada de esos bienes cuyo punto de entrada y redistri-
y púnica halladas en El Oral y
sus porcentajes.
buidor fue La Fonteta. Sin embargo, el enclave colonial
se abandona a mediados del siglo VI a.C. y a finales de
la centuria el poblado ibérico de El Oral le sustituyó en
las funciones portuarias y comerciales.
Este enclave ibérico proporciona uno de los horizontes
de importaciones más completo para la época ibérica
antigua, con ánforas griegas del este -quiota y corintia
B-, ánforas massaliotas y etruscas del golfo de León y Bibliografía
ánforas de salazones del tipo T-11.2.1.3 de Ramón fa-
ABAD, L. (1988): Un tipo de olpe de bronce de yaci-
bricadas en alfares gaditanos y malagueños (Fig. 8),
mientos ibéricos levantinos, Homenaje a Domingo
además de vajilla fina ática de barniz negro y figuras
Fletcher Valls. Archivo de Prehistoria Levantina, XVIII:
negras tardías, escasa, como es normal durante el si-
329-346.
glo V a.C., y con algún objeto exótico como huevo de
avestruz. ABAD, L. y SALA, F. (1993): El poblado ibérico de El Oral
(San Fulgencio, Alicante). Trabajos Varios del Servicio
Los bronces y ánforas etruscos y las ánforas massalio-
El rallador ha pasado casi desapercibido, seguramente de Investigación Prehistórica, 90, Valencia.
tas de El Oral pudieron llegar a la desembocadura del
porque carece de la prestancia del jarro y por su carác- ABAD, L. y SALA, F. (1993): Reflexiones sobre la metalur-
Segura a través del comercio foceo, redirigido desde
ter utilitario (Fig. 5). Sin embargo, aparte de este uso
Ampurias, pero las ánforas más abundantes son las gia protohistórica: el poblado ibérico de El Oral (San
cotidiano, es un objeto frecuente en el ámbito funerario púnicas de salazones, dato que en principio podría se- Fulgencio, Alicante). En: Ramallo Asencio, S., Muñoz
y en el de la liturgia y ceremonial aristocrático. En este ñalar un peso mayor del circuito comercial con origen Amilibia, A.M., Ros Sala, M.M. y Arana Castillo, R.
ambiente, y según cuenta Homero (Iliada, XI, 628-643), en el área fenicio-púnica peninsular, así como mayor (coords.). Universidad de Murcia: 189-204.
servía para preparar una bebida especial a la que se le estabilidad, como da a entender la presencia conjunta ABAD, L. y SALA, F. (eds.) (2001): Poblamiento ibérico en
atribuía un efecto sanatorio de las heridas, elaborada de ánforas de factorías gaditanas y malagueñas. el Bajo Segura: El Oral (II) y La Escuera. Bibliotheca
con vino, harina blanca y queso de cabra rallado. Pa-
Las ánforas de salazones T-11.2.1.3 eran conocidas ini- Archaeologica Hispana, 12. Madrid: Real Academia
rece que los etruscos adoptaron esta bebida y es este
cialmente como ánforas Tagomago, por ser el carga- de la Historia.
uso “heroico” el que pensamos debió tener el rallador
de El Oral, vinculado a otros objetos de uso aristocrá- mento principal del pecio del siglo V a.C. hundido junto ABAD, L., GRAU, I., SALA, F. y MORATALLA J. (2003):
tico, como el olpe. El mango aparecido en sus inme- al famoso islote ibicenco. El paleoestuario del río Se- Ancient Trade in South-Eastern Iberia: the lower Se-
diaciones, con un orificio en su extremo y una pestaña gura debió ser el último punto de varado desde el que gura river as focus of Exchange activities. Ancient
naves cargadas con estas ánforas enfilarían hacia Ibiza West and East, 2, 2: 265-287.
doblada que debía servir para sujetar un recipiente des-
y, desde aquí, a través de las islas Eolias, llegarían a
aparecido, recuerda bastante el mango de coladores ABAD, L., SALA, F., GRAU, I. y MORATALLA, J. (2003): El
su destino en el puerto de Corinto, donde están atesti-
etruscos, por lo que no sería de extrañar que fuera esta Oral y La Escuera, dos lugares de intercambio en la
guadas en el conocido “Punic Amphora Building”. En el
su función y que con el olpe y el rallador sirviera para la desembocadura del río Segura (Alicante) en época
viaje de regreso, dichas naves podrían traer a El Oral las
preparación y el consumo del kykeión o de una bebida ibérica. En: Pascual, G. Y Pérez Ballester, J. (coords.):
ánforas quiota y corintia B y la vajilla fina ática, aunque
similar consumida en el ámbito ibérico. IV Jornadas de Arqueología Subacuática. Puertos
también pudieron ser redistribuidas hacia el sur por el
tras que buena parte de aquellos a los que se les puede Al otro extremo de la casa, la habitación IIIL2 o capilla comercio foceo-ampuritano. fluviales antiguos: ciudad, desarrollo e infraestruc-
atribuir una procedencia directamente etrusca estén a la que hemos hecho referencia, conservaba en las su- tura. Universitat de València: 81-98.
Así pues, los datos demuestran que durante el siglo V
hechos a partir de una lámina de bronce. cesivas capas de ceniza separadas por lechadas de cal ABAD, L. y SALA, F. (2009): La arquitectura y el urbanis-
a.C. confluyeron en la desembocadura del Segura di-
las huellas finales de estas ceremonias, incluido el asa- mo de El Oral (San Fulgencio, Alicante). Un ejemplo
En su momento valoramos que el taller original de este ferentes circuitos comerciales, y por ello hoy por hoy
dor de bronce que era sin duda pieza importante en el de asimilación de la arquitectura fenicia y púnica.
tipo de vasos que podemos llamar ibéricos estuviera es imposible identificar al responsable de la llegada de
ceremonial. Estas piezas conformarían el servicio bá- En: Helas, S. y Marzoli, D. (eds.): Phönizisches und
también en Etruria, aunque apuntábamos que, dada objetos etruscos a la costa entre el cabo de la Nau y el
sico con el que un grupo de etruscos o griegos hubie- punisches Städtewesen, Iberia Archaeologica Band
la concentración en el sur y este de Iberia y la proximi- Segura. El Oral se ocupó de garantizar la estabilidad
ran celebrado un banquete “heroico”, y seguramente lo 13. Deutsches Archäologisches Institut, Verlag Phili-
dad formal -y en algún caso también mineralógica-, de necesaria para que fructificasen los encuentros comer-
conformaron también en el ámbito contestano, aun- pp von Zabern, Mainz am Rhein: 499-514.
varios de ellos pudieran ser obra de un taller peninsular. ciales, y en un contexto así se explica por qué en la casa
que no tengamos datos suficientes para asegurarlo. IIIL aparece un juego casi completo de objetos de ban- SALA, F. y ABAD, L. (2014): El litoral de Alicante: un es-
En cualquier caso, se trata de una serie de jarros direc- Objetos etruscos de bronce aparecen en los siglos VI y V quete de origen etrusco. Serán seguramente testigos de pacio de encuentros en el sureste de la península
tamente vinculados con el mundo etrusco, vinculación a.C. en algunas áreas de la península. En nuestro caso, celebraciones realizadas según costumbres y rituales ibérica durante el I milenio a.C. En: Lemaire, A. y
que encontramos también en los otros objetos apare- las buenas condiciones del paleoestuario del Segura en de larga tradición mediterránea, en las que la comida Dufour, B. (eds.): Pheniciens d’Orient et d’Occident.
cidos en la misma vivienda, como son el rallador y el época protohistórica para el refugio de naves y como y el vino ocupaban un lugar destacado, independiente- Melanges Josette Elayi. Editions A. Maisonneuve-J.
mango de recipiente. punto de aguada, además de por su estratégica posi- mente de la procedencia de sus participantes. Maisonneuve, París: 601-618.

76 77

También podría gustarte