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REVOLUCIÓN E IRONÍA EN
LA FRANCIA DEL SIGLO XIX
Bibliografía p. 227-236
ISBN 978-84-16421-29-9
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8. Sandy Petrey, Realism and Revolution: Balzac, Stendhal, Zola, and the
Performances of History, 21. Todas las citas de obras en inglés que no están
previamente traducidas al español son mías.
9. Sandy Petrey, en Dennis Hollier, A New History of French Literature, 570.
10. Ibid.
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15. Allan Rodway, «Terms for Comedy», citado en D.C. Muecke, The Com-
pass of Irony, 29.
16. Ver, por ejemplo, Muecke, The Compass of Irony, 3.
17. Marike Finlay, The Romantic Irony of Semiotics: Friedrich Schlegel and
the Crisis of Representation, 267.
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18. Leonard Wessel, Karl Marx, Romantic Irony, and the Proletariat, 1. Tam-
bién ver sus comentarios en la página 183, por ejemplo: «Irony is, in short, the
form (viz. directing principle) of human activity».
19. Ver los estudios de Philippe Hamon, L’ironie littéraire: essai sur les for-
mes de l’écriture oblique, de Pierre Schoentjes, Silhouettes de l’ironie, y también
la colección de ensayos editada por Mustapha Trabelsi L’Ironie aujourd’hui:
Lectures d’un discours oblique. Hamon, por ejemplo, ofrece al lector un rigu-
roso estudio de los múltiples usos posibles de la ironía al tiempo que sugiere
que, a través del prisma de la catacresis, se pueden establecer fuertes vínculos
entre la ironía y la metáfora.
20. Ver Henri Bergson, La risa: ensayo sobre la significación de lo cómico.
21. Ver, por ejemplo, Alan Wilde quien, en Horizons of Assent, parece des-
contar de entrada las defensas teoréticas deconstructivas de la ironía.
22. Parafraseo aquí a Milan Kundera según citado en Linda Hutcheon,
Irony’s Edge: The Theory and Politics of Irony, 15.
23. Kevin Newmark, Irony on Occasion: From Schlegel and Kierkegaard to
Derrida and De Man, 8.
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26. Ibid.
27. Friedrich Schlegel, «Fragmento Crítico 108», Fragmentos, seguido de
Sobre la incomprehensibilidad, 49.
28. Roland Barthes, Crítica y verdad, 78.
29. Ibid., 77.
30. Ibid., 78.
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35. Ver Biographie des hommes vivants, ou histoire par ordre alphabétique de
la vie publique de tous les hommes qui se sont fait remarquer par leurs actions
ou leurs écrits, 330. Consultar también «Michelet et les écrivains allemands»,
de Irène Tieder en Michelet entre naissance et renaissance (1798-1998), editado
por Simone Bernard-Griffiths.
36. Michelet, Journal, III, 8 noviembre 1862, 153.
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39. Linda Hutcheon, Irony’s Edge: The Theory and Politics of Irony, 30.
40. Richard Terdiman, Discourse/Counterdiscourse, 76. Terdiman resume
la ironía en términos políticos: «In itself, as trope, it represents something like
a minimalist subversion, a zero-degree counter-discourse» (77). Al citar el tra-
bajo de Rainer Warning en Semiotics of Poetry, Terdiman también señala la
importancia del tipo de audiencia como una condición para la ironía: «[Ironic
discourse] presupposes a public that is prepared to exclude itself from domi-
nant value systems» (143).
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48. Linda Hutcheon, Irony’s Edge: The Theory and Politics of Irony, 63.
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Historiografías románticas
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Figuras de la historiografía
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25. Ver Hayden White, Metahistoria, 123. Mientras que la perspectiva his-
toriográfica de este libro debe en mucho al análisis retórico de la escritura de
la historia de Hayden White, mi análisis difiere de la opinión de White de que
el uso predominante de la metáfora en Michelet elimina esencialmente la po-
sibilidad de la ironía. Para un desarrollo detallado del argumento de White,
consultar Metahistory, 135-162.
26. Ver el capítulo de Gérard Genette, «Notes», en su Seuils.
27. Michel de Certeau, The Writing of History, xxvii. En su prefacio a la
versión inglesa de 1980 de este texto. Esta es una clarificación de lo que se lee
en el original: «[L’historien] travaille l’ambiguité même que désigne le nom de
sa discipline. Historie et Geschichte: ambiguité finalement riche de sens», 58.
28. En Our Knowledge of the Historical Past, Murray G. Murphey argumenta
que, para el historiador, «interpretation enters at every step along the way».
Murphey añade que «the attribution of meaning and reference to an inscription
is an interpretative or hypothetical process. Historical facts are not established
from pure data —they are postulated to explain characteristics of the data», 63.
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29. Ver Hayden White, «Historical Emplotment and the Problem of Truth»,
en Probing the Limits of Representation, de Friedlander, 37.
30. Hayden White, Content of the Form, 43.
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El sujeto de Michelet
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37. Genette sugiere que no existe tal cosa como un relato contado en terce-
ra persona: cada narrativa tiene un narrador. Lo que varía es el grado de invo-
lucramiento. Con Michelet, tenemos un «Yo» que corresponde indudablemente,
en primera instancia, al autor más que a ningún otro narrador como ocurriría
típicamente en la ficción.
38. Carrard, Poetics of New History, 103.
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Ma vie fut en ce livre, elle a passé en lui. Il a été mon seul événe-
ment. Mais cette identité du livre et de l’auteur n’a-t-elle pas un
danger? L’œuvre n’est-elle pas colorée des sentiments, du temps,
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41. Su referencia a revivir a los dioses debe ser vista a la luz de un texto
como su Bible de l’humanité más que el de Révolution. La «Introducción» a
Révolution se refiere de nuevo a lo que Michelet describe como su atributo
«mágico» cuando recuerda un momento íntimo: «Je m'assis, et, de mes yeux
obscurcis, des larmes, lentes, pénibles, commencèrent à s’exprimer une à une...
La nature m'avait trop rappelé l’histoire», 31. La «naturaleza» a la que se
puede estar refiriendo es o bien la naturaleza dentro de sí misma —el flujo de
sus sentimientos—, o bien el mundo natural externo que Michelet inspeccio-
na e integra al mismo tiempo. En cualquier caso, lo que sorprende aquí es el
hecho de que es a través de los «yeux obscurcis» de Michelet como la historia
se le revela. En un ejemplo bastante único de clarividencia, el historiador
gana acceso al pasado a través del filtro del dolor. En un nivel artístico, su
intento de compartir el dolor de aquellos que ahora están muertos se potencia
con su uso de la puntuación, que subraya el contenido de la anécdota con su
lenta y suave expresión de sufrimiento.
42. Ver Michelet, Journal, I, 378.
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La cuestión religiosa
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46. Ver por ejemplo: Jean-Marie Carré, Michelet et son temps; Mary-Eliza-
beth Johnson, Michelet et le Christianisme; Arthur Mitzman, Michelet, Histo-
rian: Rebirth and Romanticism in Nineteenth-Century France; y Jean-Louis
Cornuz, Jules Michelet; un aspect de la pensée religieuse au XIXe siècle.
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51. Ver The Jansenists and the Expulsion of the Jesuits from France, de Dale
Van Kley.
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54. Biblioteca histórica de la Ville de Paris. (A. 3800, folio 7.) Citado en
Viallaneix, 297.
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56. «Terribles points d’orgue où elle ne dit rien et qui sont ses accents les
plus tragiques». Journal, enero 30, 1842. Citado en Viallaneix, 324.
57. Viallaneix obtiene el título de su exhaustivo estudio del siguiente pa-
saje de Michelet: «De la methode et de l’esprit de ce livre»: «Pour nous, jo-
yeuse ou mélancolique, lumineuse ou obscure, la voie de l’histoire a été sim-
ple, directe; nous suivions la voie royale (ce mot pour nous veut dire popu-
laire)... Né peuple, nous allions au peuple», 282.
58. Ver Barthes, Michelet par lui-même, 158-161.
59. Gaëtan Picon, «Michelet et la parole historienne», en Jules Michelet,
L’Étudiant, 14.
60. Para un trato particularmente negativo de la mujer por parte de Miche-
let, ver Thérèse Moreau, Le Sang de l’histoire.
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D’autre part, j’ai pris parti ouvertement, vous le savez, contre l’église
actuelle pour l’église de l’avenir que je vois poindre à l’horizon. Il
m'était impossible de ne point combattre votre tolérance pour
l’ancienne église, la facilité avec laquelle vous passez sur la part
directe qu’elle eut, et aux crimes de l’ancien régime et aux coupables
résistances qui ont empêché le nouveau de porter ses fruits.64
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Vampiros en la Iglesia
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71. Consultar, por ejemplo, Juan 6, 56: «El que come mi carne y bebe mi
sangre en mí permanece, y yo en él».
72. Ver Anthony Masters, The Natural History of the Vampire, 15.
73. Ver Masters, 176, 178. Ver también Jean Marigny, Vampires. Marigny
escribe que, de acuerdo a la lógica cristiana, los vampiros «are literally “souls
in pain”, for they belong neither to the world of the living nor that of the
dead», 22. La perspectiva de Marigny es perfectamente compatible tanto con
la asociación que hace Michelet entre vampirismo y Cristiandad como con su
referencia a que la Iglesia no está «ni mort ni vivant».
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El vampiro-historiador de la Revolución
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79. Tony Thorne, Children of the Night: Of Vampires and Vampirism, 231-233.
80. Ver Masters, The Natural History of the Vampire, 196.
81. Ver Laurence A. Rickels, The Vampire Lectures, p. 15. Según Christo-
pher Frayling, la Edad de la Razón mostró un acusado interés en el vampiris-
mo (Vampyres: Lord Byron to Count Dracula, 23).
82. El primero de estos críticos fue el marqués de Sade: «Peut-être devrions
nous analyser ici ces romans nouveaux dont le sortilège et la fantasmagorie
composent à peu près tout le mérite [...] Convenons [...] que ce genre, quoi
qu’on puisse en dire, n’est assurément pas sans mérite; il devenait le fruit
indispensable des secousses révolutionnaires dont l’Europe entière se ressen-
tait», Marqués de Sade, citado en J.B. Boronian, Panorama de la littéraire fan-
tastique de langue française, 47.
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83. Para muchos parisinos, los vampiros no estaban limitados a las pági-
nas literarias y al escenario. Si en una carta al arzobispo de París, Rousseau se
había referido al vampirismo como un ejemplo de historia verdadera y garan-
tizada, el caso parisino más famoso de vampirismo ocurrió durante la década
de 1840, cuando los cementerios fueron atacados en y alrededor de París y
numerosas tumbas fueron profanadas. Los periódicos reprodujeron los ru-
mores de los hechos, y fantasías correspondientes, durante meses. Finalmen-
te, un miembro del ejército francés, un tal Sergent Bertrand, fue capturado en
un operativo en 1849 después de que hubiera dispersado cadáveres mutilados
en el cementerio de Montparnasse.
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84. Ver Mark Neocleous, «The Political Economy of the Dead: Marx’s Vam-
pires». Recogiendo lo que Franco Moretti argumenta sobre que el personaje
principal del Drácula de Bram Stoker es menos una metáfora de la aristocra-
cia terrateniente, como ha sido normalmente visto, que de un capital insacia-
ble impelido hacia el crecimiento continuo, Neocleous demuestra convincen-
temente que Marx usa la metáfora del vampiro «para ilustrar una de las diná-
micas centrales de la producción capitalista —la distinción entre trabajo vivo
y trabajo muerto, una contraposición que hace referencia a un tema más ge-
neral en su obra: el deseo de crear una sociedad basada en la vivencia de una
vida plena y creativa en lugar de una fundada en el imperio de los muertos».
Me gustaría dar las gracias a Gustavo Buster por su traducción del artículo de
Neocleous en la revista Sinpermiso, del 7 junio 2013.
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17. Ver, por ejemplo, Marx, Capital, vol. 1, y en particular el apéndice que
incluye la originalmente planeada Parte siete del volumen 1 titulada «Results
of the Immediate Process of Production», 163-177, 1003-1004, 1020-1022 y
1056-1058.
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20. CORR, junio 1, 1853, II, 339. Dos meses después, la repugnancia de
Flaubert hacia la resistencia de De Lisle a la prostitución dará lugar a la admi-
ración por el compromiso del poeta con la Belleza. Ver su carta a Colet, 14 de
agosto, 1853 (II, 394).
21. CORR, II, 339. Las itálicas son de Flaubert. Para una discusión detalla-
da de las categorías relativamente fluidas de la prostitución, ver el trabajo
seminal de Alain Corbin, Women for Hire: Prostitution and Sexuality in France
after 1850.
22. CORR, II, 340. Para Charles Bernheimer, lo que reside detrás de la
prostitución y lo que Flaubert niega del cuerpo sexual femenino es lo que él
«associated with animality, disease, castration, excrement, and decay» (Figures
of Ill Repute: Representing Prostitution in Nineteenth-Century France, 2).
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24. Richard Terdiman señala que «commodities determine, and are reci-
procally determined by, a systematic perturbation in the realm of memory.
Essentially, “reification” is a memory disturbance: the enigma of the commo-
dity is a memory disorder» (Present Past: Modernity and the Memory Crisis, 12,
énfasis de Terdiman).
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38. Como Edward Said señala, el recuerdo del joven del episodio aborti-
vo «is extremely fertile and wealthy: it produces much of the novel’s plot.
And this despite the fact that the memory is of something not done», Begin-
nings, 168.
39. Freud, Obras completas, vol. III, 2498.
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Figuras de prostitución
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Le Baron ajouta:
—Que devient-elle, cette brave Rose?... a-t-elle toujours
d’aussi jolies jambes? prouvant par ce mot qu’il la connaissait
intimement.
Frédéric fut contrarié de la découverte.
—Il n’y a pas de quoi rougir, reprit le baron; c’est une bonne
affaire!
Cisy claqua de la langue.
—Peuh! pas si bonne!
—Ah!
—Mon Dieu, oui! D’abord, moi, je ne lui trouve rien d’extra-
ordinaire, et puis on en récolte de pareilles tant qu’on veut, car
enfin... elle est à vendre!
—Pas pour tout le monde! reprit aigrement Frédéric.
—Il se croit différent des autres! répliqua Cisy, quelle farce!
Et un rire parcourut la table [OC, 88].
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50. Dado que el verbo traiter puede significar tanto «tratar» como «hacer
una transacción», el espacio homosocial retratado aquí da toda la impresión
de estar ateniéndose a la cuestión de comment on traite les femmes.
51. Evelyne Woestelandt los describe como «des zones de brume». Ver «Le
Corps vénal: Rosanette dans L’Éducation sentimentale», 122.
52. Citado en Jean-Louis Douchin, La Vie érotique de Flaubert, 191.
53. CORR, Marzo 12, 1850, I, 607.
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55. Alain Corbin, Women for Hire: Prostitution and Sexuality in France After
1850, viii.
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[...] est que cette forme situe l’instance du moi, dès avant sa déter-
mination sociale, dans une ligne de fiction, à jamais irréductible
pour le seul individu —ou plutôt, qui ne rejoindra qu’a symptoti-
quement le devenir du sujet, quel que soit le succès des synthèses
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65. Ver, por ejemplo, el estudio de Georges Zaragova titulado «Le Coffret
de Madame Arnoux ou l’achèvement d’une éducation».
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Les femmes font ruisseler dans leurs cheveux les essences parfu-
mées qu’elles trouvent sur les tables des princesses. Elles fardent
leurs joues, couvrent leurs épaules de dentelles et de fourrures,
ornent leurs têtes d’aigrettes, de bijoux, de fleurs; elles se compo-
sent avec un certain goût burlesque des parures extravagantes.
L’une d’elles, une pique à la main, le bonnet rouge sur la tète, se
place dans le grand vestibule et y demeure, pendant plusieurs
heures, immobile, les lèvres closes, l’œil fixe, dans l’attitude d’une
statue de la Liberté: c’est une fille de joie.67
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71. Neil Hertz, «Medusa’s Head», en The End of the Line, 161.
72. Hertz, 178.
73. Ibid.
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8. Ver, por ejemplo, Rimbaud’s Theater of the Self, de James Lawler, no solo
para la noción de teatralidad en la poesía de Rimbaud, sino también para la
idea de que el momento parabásico altera la tranquila superficie de lo que, de
otra forma, sería leído como la poesía lírica de Rimbaud.
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13. Jean-Joseph Goux, Symbolic Economies: After Marx and Freud, 10. Goux
extiende el análisis de Marx del capitalismo para incluir los procesos genéticos
de todos los sistemas simbólicos principales. Describe el proceso por el cual el
capitalismo se enraizó durante la transformación económica desde el trueque
básico hasta el altamente sofisticado sistema de la «forma general del valor»,
tomando una perspectiva tanto lógica como histórica. En la fase idealizada de
la economía capitalista, todos los modos de intercambio están determinados
por el papel de lo «universal» o lo «equivalente general». El establecimiento del
equivalente general como estándar universal sigue un curso claro: «what is in
the beginning simply one commodity among many is placed in an exclusive
position, set apart to serve as a unique measure of the values of all other com-
modities», 3. Goux afirma que «the genesis of every major symbol [...] is iso-
morphic to the discrete genetic phases of the money form», 20. Una extension
de la numismática teórica de Goux, con su énfasis en el papel jugado por el
equivalente general, hace posible distinguir, en otros sistemas simbólicos, «an
exemplary shift from the instrument to the fetish, from the fetish to the sym-
bol, and from the symbol to the simple sign: a movement toward idealization,
a shift from material prop to relation», 49. Esta distinción es particularmente
útil a la hora de llevar a cabo una revalorización de Rimbaud en relación con
la relativa posición del rey respecto de la de los trabajadores.
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14. Michelet, Histoire de la Révolution française, vol. II, 716 (el énfasis es
mío). Como Murphy dice: «c’est pour insister sur la “radicalisation des mas-
ses” que Rimbaud propose cette [deuxième] date, pour relire l’acte du boucher
Legendre dans une nouvelle perspective, déviante». Murphy, Rimbaud et la
ménagerie impériale, 212.
15. Marc Ascione, «“Le Forgeron” ou “dans la langue d’Esope”», Parade sau-
vage, 2, 1985, 14.
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Un herrero revolucionado
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31. Su uso aquí del término «razón» no debería, por supuesto, confundirse
con «pensamiento», y mucho menos con «filosofía».
32. Llegados a este punto debería estar claro que la obra de Rimbaud es
precisamente no unívoca. Ver, por ejemplo, el extremadamente útil estudio
sobre (des)interpretaciones en Le Mythe de Rimbaud.
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Transgresión de la voyance
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40. Esta despedida única también recibió una gran atención por parte de
Blanchot. Ver su L’Entretien infini, sobre todo el capítulo titulado «L’Œuvre
finale».
41. Blanchot, L’Entretien infini, 423.
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43. Ver el artículo de Jean-Luc Nancy «Posséder la vérité dans une âme et
un corps».
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Being beauteous
Devant une neige un Être de Beauté de haute taille. Des siffle-
ments de mort et des cercles de musique sourde font monter,
s’élargir et trembler comme un spectre ce corps adoré; des bles-
sures écarlates et noires éclatent dans les chairs superbes. Les
44. Bersani, A Future for Astyanax: Character and Desire in Literature, 241.
45. Para Bersani, esta conciencia revolucionada es un modelo particular-
mente rimbaldiano para la revolución cultural. Ver 243.
46. Ver, por ejemplo, el estudio de Claudia Nadine «Je est une phrase: the
subversion of Rimbaud’s “Being beauteous”», que investiga la relación entre la
articulación simbólica y la representación semiótica en el poema con un parti-
cular enfoque en el papel del proceso poético femenino y la formación del sujeto.
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47. Hay cierto debate sobre si el texto finaliza en los tres asteriscos de
Rimbaud o si continúa a lo largo de la siguiente estancia.
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49. «The beholder’s response to the vision has been erotic and the reference
[to the canon] is probably the physical manifestation of it». W.M. Frohock,
Rimbaud’s Poetic Practice, 188. Ver también las notas de Antoine Adam a la
edición de Pléiade de las Œuvres complètes de Rimbaud.
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AGRADECIMIENTOS ........................................................................ 9
INTRODUCCIÓN .............................................................................. 11
Historia revolucionaria e ironía .................................................. 15
La ironía romántica: de Jena a París .......................................... 21
Los funcionamientos de la ironía ............................................... 26
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