Está en la página 1de 3

Por donde empiezo? En que momento empezó todo?

En qué momento dejamos de vivir la


vida y empezamos a sobrevivirla? Hicimos lo que pudimos, eso está claro. Y tocamos fondo,
eso también está claro. Pero quedan los pedacitos rotos adentro de nosotros. Es hora de
empezar a contruirnos y a destruir lo que quede por destruir.

En estos últimos años hemos pasado muchísimas cosas, cosas que ustedes ni se imaginan. Han
pasado demasiados pensamientos por nuestra mente. Nos ha costado mantener relaciones
humanas, comprometernos con algo, comprometernos con nosotros mismos, querernos,
querer a otras personas, salir a la calle, sonreír, disfrutar plenamente y tantas otras cosas más.
Cosas de las que se trata vivir, cosas que nosotros dábamos por sentadas. Es que vivimos tanto
tiempo en una realidad tan sesgada, tan chiquita y oscura, que nos estábamos perdiendo de lo
que el mundo nos estaba mostrando

Saben cuantas veces pensé que era mala? Que no servía para nada? Que ya no tenía fuerzas
para vivir, para levantarme de la cama? Y ojo, no agarré por ningún mal camino porque creo
que ni para eso tenía fuerzas. Es que a veces el dormir es lo único que alivia. Pero pensás que
te vas a dormir y al otro día te vas a levantar con fuerzas, como una persona normal. Pero ese
día no llega, y pasan los años esperando a que llegue la noche o la siesta para dormir y poder
descanzar si quiera un rato de todos los sentimientos que llevás adentro.

Y duele, no se imaginan como duele adentro, como duele el alma. El cuerpo siempre cansado,
agotado, sin fuerzas. Llega un momento que se te hace tan doloroso el fingir la sonrisa que ya
no lo podés hacer más y te empezás a aislar de todos, de tus amigos, de los que te quieren, de
tu propia familia. Y empezás a vivir todos tus días mirando a un rincón, esperando que haya un
botón que te saque de ese estado tan de mierda.

Pero no, cuesta. Es un proceso de tanto desgaste que ya tu cerebro no se puede concentrar,
intentás entablar conversaciones con gente, pero ves que no las podés mantener, que no hay
nada que te cause satisfacción como para contarlo en una charla, o nada que te interese, o una
nueva noticia, o algo nuevo que hayamos hecho. Ya no se puede ser real. Porque ser real
implica mostrarse tan roto que nadie puede entendernos.

No saben lo que es estar adentro de uno mismo cuando no te podés aceptar, cuando no te
logras querer, cuando no te poder erguir ante la vida (he aquí el porqué de mi dolor de
espalda). Y ojo, ahora estoy mejor que antes. Veo la luz, veo el ccamino por donde ir. Veo de
qué va la vida. Pero duele tanto dejar atrás todo lo que pasó. Duele porque toda la historia
familiar ha acompañado todos los días de nuestras vidas. Cuesta porque lamentablemente fue
lo que nos formó, lo que mamamos desde que nacimos.

Se que no es fácil ser padres, pero también se que para ser padres hay que sanar antes todas
las heridas del pasado. Heridas que siento que ustedes tienen abiertas, muy metidas en el
fondo de su inconsciente. Tan profundas que creo que no se dan cuenta. No lo pueden ver y lo
comprendo. No pueden ver la forma en la que han vivido la vida. Están tan enagenados que no
logran ser conscientes de todo lo que han pasado.

Nunca he visto una persona tan enojada con la vida como vos, papá. Ni una persona tan
perdida como vos, mamá. Teniéndolo todo a mano, han vivido de una forma tan compleja que
no los entiendo, no los acepto viviendo así, pero los quiero. Aún con el corazón quebrado los
quiero. Y escribo como me sale, sin palabras lindas, escribo abriéndome a ustedes para ver si
logran ver la vida tal cual es.

Y no quiero que esto suene a vomitarles culpas. Ya somos grandes y ahora, lo que uno haga
con su historia y con su presente, es responsabilidad de cada uno. Sólo que si no lo suelto va a
quedar para siempre en mi.

Si me pongo a enumerar los momentos traumáticos que hemos vivido, desde incluso antes de
nacer, vuelvo a abrir heridas que he trabajado para cerrar. Pero no entiendo como no se
dieron cuenta de lo que estaban haciendo, de las cosas que nos estaban pasando, de lo
bloqueados que estábamos, de lo tristes que éramos. Entiendo perfectamente que no
pudieron, pero algo que dijo Agus hace unos días es la clave para que yo les pida que porfavor
fueran a terapia. Y es que si les preguntamos que hicieron mal,seguramente no lo sepan. Y eso
es lo que más me inquieta. Que siento que no han hecho su propio análisis. Se olvidaron de
ustedes en el camino un poco.

Escribo todo entreverado porque recién estoy aprendiendo a ordenarlo todo en mi cabeza.
Estoy aprendiendo a soltar y a darle a todo la trascendencia que tiene. Estoy entendiendo que
la vida es otra a la que estaba acostumbrada o a lo que pensaba que era. Largo todo lo que me
va saliendo de esta forma porque es la que siento, y la que puedo.

El bloqueo fue tan grande que perdí la sensibilidad, la capacidad de razonar, de ser crítica, de
luchar, de tener objetivos y metas claras. Me perdí adentro mio. Algo de lo que me pasó fue
que ya no podía hablar, no podía comunicarme y hasta ahora me cuesta. Me agarran esos
momentos donde no puedo si quiera mandar un texto para avisar que sigo viva. Y no se
asusten, no estoy depresiva. O si, nose ya a esta altura. Lo que les puedo decir es que aún rota,
estoy en proceso de construcción. Estoy con ganas, estoy con fuerzas, y eso es gracias a
haberme alejado un poco. El alejarse ayuda a ver las cosas mejor.

He pasado momentos de no poder salir a la calle, de odiarme, de no poder respirar por los
ataques de ansiedad, (que no sabía como calmar), he pasado por momentos de no poder leer
ni el título de un diario, porque mi cerebro no podía procesar más información que las cosas
que pasaban en mi casa. El dolor me hundió, me carcomió, me limitó. El dolor y el miedo. Mas
que nada el miedo. El miedo tan grande que tiene mamá estaba patente en mi. Habia mamado
eso. Saben que un niño siente la música desde la pansa de su madre? Imaginen el desamor
que sentimos nosotros con las peleas, los gritos, el destrato, la falta de armonía, lo
entreverado que fue todo. Imaginen lo solos que nos sentimos todo este tiempo, aún siendo 5
personas. Eramos 5 individuos que no nos conocíamos.

MAGDALENA DESCUBRIÓ DE GRANDE QUE YO ERA SU HERMANA. Así de loco era todo. Agustín
pobrecito solo en un cuarto, preso de sus miedos. Ay si pudiera volver para atrás, lo abrazaría
tanto! Yo con los miedos de mamá tan metidos adentros que estuve a punto de convertirme
en ella, repitiendo los mismos errores y la falta de amor propio.
Yo que se, son tantas cosas que siento que hoy no puedo seguir escribiendo. Sólo le pido que
bajen la pelota al piso. Que vayan a terapia. Que vuelvan sobre sus pasos. No para echarse
culpas, sino para no volver a repetirlos y para soltar lo que haya que soltar.

De a poco voy a ir escribiendo cosas, como las pueda escribir. No pidan mucha fluidez literaria
porque me van saliendo sentimientos como borbotones. Y los armo como puedo, como me
sale.

Hablamos en cuanto pueda.

También podría gustarte